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IBR
La rinotraqueítis infecciosa bovina (IBR) es una enfermedad respiratoria aguda y contagiosa del
ganado bovino causada por el herpesvirus de tipo 1 (BHV-1). Afecta fundamentalmente al aparato
respiratorio y al reproductor.
ETIOLOGIA
SIGNOS
El IBR, en animales jóvenes puede cursar con diversos signos (p. ej. fiebre hasta 41,7 ºC, letargo,
pérdida de apetito, abatimiento general), aunque suele afectar al aparato respiratorio (tos,
secreción nasal, rinotraqueítis necrotizante y, en los casos mortales, presencia de
pseudomembranas fibrinonecróticas)
DIAGNÓSTICO
TRATAMIENTO
PREVENCIÓN
Evitar que el virus entre en la explotación y vacunar a los animales constituye la base de la
prevención de la IBR. Existen vacunas eficaces que ofrecen una buena protección.
DIARREA VIRAL BOVINA (DVB)
La diarrea viral bovina (DVB) es una infección del ganado bovino causada por un pestivirus que
presenta varias formas clínicas, desde casos subclínicos a casos agudos que pueden provocar
abortos, infertilidad, inmunosupresión y, de forma más espectacular, la enfermedad de las
mucosas que es mortal
Etiología
El virus de la diarrea viral bovina (VDVB) es un pestivirus de la familia Flaviviridae relacionado con
el virus de la peste porcina clásica y el virus de la enfermedad de la frontera del ganado ovino. El
virus presenta múltiples cepas que se pueden clasificar en dos grandes serotipos: serotipo 1 y
serotipo 2. Ambos pueden provocar cuadros agudos de gravedad variable.
Se pueden distinguir asimismo los biotipos citopatógeno (CP) y no citopatógeno (NCP) en función
de los efectos del virus sobre los cultivos de tejidos. Las cepas pueden mutar del biotipo NCP al CP.
El VDVB presenta un grado muy alto de variabilidad genética y pueden producirse
recombinaciones entre cepas.
Signos
La enfermedad puede provocar síntomas comunes (fiebre, falta de apetito, letargo) y afectar
además a los sistemas inmunitario, respiratorio, reproductor y digestivo.
Diagnóstico
Tratamiento
Los factores más importantes en los programas para reducir o eliminar el VDVB son las vacunas,
los análisis y la bioseguridad. El objetivo principal de la vacunación de los animales reproductores
contra el VDVB es prevenir el nacimiento de terneros persistentemente infectados (PI) , por el
riesgo epidemiológico que estos terneros representan para los otros animales del rebaño
Impacto económico
La infección por VDVB está muy extendida y provoca pérdidas económicas que a menudo se
subestiman porque no siempre se pueden atribuir de forma clara a esta enfermedad.
Los animales infectados de forma persistente son una fuente de pérdidas por sí
mismos. Estos animales no suelen alcanzar todo su potencial genético y en general
presentan una menor ganancia de peso, una mayor sensibilidad a las
enfermedades y una disminución de la fertilidad. Excretan el virus continuamente
durante toda su vida, lo que provoca pérdidas relacionadas con la reproducción en
los animales del rebaño que no están inmunizados. Por esta razón, los animales PI,
deberían identificarse y eliminarse del rebaño.
Las infecciones por VDVB también tienen consecuencias nefastas para la fertilidad
puesto que provocan un mayor riesgo de muerte fetal y embrionaria, lo que se
traduce en unas tasas de concepción y gestación menores, así como en una
disminución del rendimiento reproductivo.
La Leptospirosis bovina
Enfermedad causada por la leptospira, una bacteria aeróbica de tipo Gram negativo. Se trata de la
zoonosis de mayor distribución en el mundo, que ocasionado casos de mortalidad; por
consiguiente el sector pecuario debe aplicar medidas de control para evitar la transmisión entre
animales de producción y el ser humano, teniendo en cuenta que esta enfermedad se presenta
más frecuentemente en los trabajadores asociados al sector. Por ser sistemática afecta varios
órganos y se caracteriza por fiebre, insuficiencia renal y hepática, además de presentar
manifestaciones respiratorias y reproductivas.
Los problemas reproductivos se manifiestan en infertilidad en las vacas,aborto de la vaca,
mortinatos, momificación fetal y agalactia.
Para cada especie se han caracterizado varios serovares y genotipos. Aunque cada especie se
caracteriza por tener un serovar adaptado (huésped de mantenimiento), también puede ser
infectada por otros serovares (huésped incidental). Para el ganado bovino, las especies adaptadas
son las especies interrogans y borgpetersenii.
En los bovinos se caracteriza por provocar aborto, infertilidad, agalactia, nefritis, anemia
hemolítica y mastitis de la vaca, entre otros signos.
Las enfermedades clínicas son más frecuentes cuando el animal se infecta con un serovar no
adaptado, pero las infecciones crónicas del serovar adaptado son las que generan pérdidas
económicas mayores y también son las más importantes en términos de zoonosis.
Entre las serovariedades más comunes que afectan al ganado bovino en México,
están: icterohaemorrhagiae, hebdomadis, bratislava, pyrogenes, grippotyphosa, pomona, panama,
wolffi, hardjo (exclusiva del ganado bovino) y tarassovi.
La Leptospira interrogans, serovariedad hardjo, se excreta por el aparato genital durante el aborto
e, incluso, hasta 8 días después de que se produce. Aunque la tasa de mortalidad es baja en
bovinos (5%), la morbilidad suele ser elevada, según datos clínicos y serológicos, pudiendo llegar a
100% de los animales expuestos.
Los animales susceptibles adquieren la infección por contacto directo de tejidos infectados con la
bacteria, como productos de aborto, y también por el consumo de agua contaminada con orina de
animales portadores y eliminadores de la bacteria. Los roedores son huéspedes y reservorios de la
bacteria que contaminan frecuentemente el agua de bebida y los alimentos almacenados
inadecuadamente (Figura 8).
El componente más crítico en la transmisión de la enfermedad es el portador renal que elimina
crónicamente la bacteria a través de la orina. Esta bacteria es muy resistente en condiciones
adecuadas para su supervivencia, como aguas estancadas o áreas bajas donde hay gran humedad
con baja luminosidad, con temperatura templada (25°C en promedio), pH neutro o ligeramente
alcalino y presencia de materia orgánica. Por tanto, los focos de leptospirosis más importantes son
las lagunas, riachuelos y bebederos en general, que congregan un gran número de animales.
Durante el periodo temprano de septicemia puede producirse suficiente hemolisina para causar
hemoglobinuria, producto de la hemólisis intravascular extensa, esto es frecuente en terneros, no
así en animales adultos.
Si el animal sobrevive a esta fase, es probable el inicio de un proceso infeccioso en el riñón. El
hecho de que se produzca o no hemólisis, depende de que el serotipo particular produzca
hemolisina. El daño capilar es común a todos los serotipos y, durante la fase septicémica, las
hemorragias petequiales en la mucosa constituyen la expresión de ese daño.
Por otra parte, también ocurre daño vascular en el riñón cuando la hemólisis es intensa. Se suman
a esta lesión vascular básica, anemia y nefrosis hemoglobinúrica.
La lesión renal se debe a que la infección persiste en este órgano tiempo después de haber
desaparecido en otras localizaciones tisulares. En la fase aguda, el animal puede morir de
septicemia, anemia hemolítica o por combinación de ambas. La muerte se deberá a
una uremia causada por nefritis intersticial.
Una secuela frecuente, después de la invasión generalizada, es el aborto provocado por la muerte
del feto, con degeneración placentaria o sin ella; en ambos casos, se trata de los efectos
resultantes de la invasión al producto durante la fase septicémica de la enfermedad.
El aborto ocurre con mayor frecuencia en la segunda mitad de la preñez —quizá porque es más
fácil la invasión de la placenta en esta etapa— pero puede ocurrir en cualquier momento, a partir
de los cuatro meses de la gestación.
Los signos clínicos en la leptospirosis son muy parecidos en todas las especies animales (no
varían mucho, independientemente de la especie de Leptospira de que se trate) salvo que la
infección por L. interrogans, serovariedad icterohaemorrhagiae, produce septicemia grave.
Además, algunos serotipos también tienen la capacidad de producir hemólisis.
Son más susceptibles a contraer la enfermedad los terneros de un mes o menos. Esta
enfermedad se caracteriza por septicemia, fiebre de 40.5 a 41.5 °C, anorexia, congestión
pulmonar, petequias en mucosas, depresión y anemia hemolítica con hemoglobinuria, ictericia y
palidez de la mucosa; ocasionalmente, meningitis, en la cual el animal muestra incoordinación,
sialorrea, conjuntivitis y rigidez muscular.
Como consecuencia de la anemia, se registra un aumento en la frecuencia cardiaca y de la
intensidad absoluta de los ruidos cardiacos, siendo más fácil percibir el latido de punta. La disnea
es manifiesta. Con frecuencia, el aborto se debe a la reacción general en la etapa aguda del
padecimiento.
En vacas adultas, los signos adicionales guardan relación con la ubre y el nivel de producción de
leche, esta última casi cesa y la secreción es de color rojo o contiene coágulos de sangre, dándole
un aspecto parecido al del calostro.
Síntomas reproductivos
Cuando la bacteria entra al organismo se produce una bacteremia (migración de la bacteria hacia
sus tejidos afines) que dura aproximadamente siete días (Figura 9). En los tejidos donde se localiza
genera lesión a nivel de los capilares, evitando que llegue adecuada irrigación a los órganos donde
se encuentran, principalmente musculo, riñón, hígado, pulmón, tracto reproductivo (incluyendo
macho y el útero gestante) y meninges.
Los signos clínicos varían desde cuadros agudos hasta crónicos. El cuadro agudo se caracteriza por
fiebre, anorexia, depresión, dificultad respiratoria, ictericia (hepatitis), mastitis, reducción de la
producción de leche (puede ser total mientras hay signos clínicos), neumonías (sobre todo en
terneros) y signos nerviosos.
Los terneros menores de un mes son los más susceptibles, con tasa de mortalidad alta (Hudson,
1996). Además, las novillas muestran una mayor tasa de aborto si la infección entra por primera
vez cuando se encuentran gestantes. Una vez el animal se recupera de la enfermedad y se vuelve
un portador crónico, los signos ya no son claros y se observan repeticiones de calores, mortalidad
embrionaria y aborto ocasionales. Estos signos se pueden presentar en muchas otras
enfermedades.
Los toros también son fuentes importantes de infección, ya sea por ser eliminadores de la bacteria
a través de la orina como cualquier otro animal, pero también por la eliminación que se presenta
por el semen, instituyéndose una forma venérea de infección.
NEOSPOROSIS
Es una enfermedad causada por Neospora caninum, un protozoario con una amplia gama de
hospederos pero con una preferencia por el ganado y los perros. Se ha convertido en una
enfermedad de importancia internacional, ya que es una de las principales causas de aborto en el
ganado bovino, y por lo tanto una enfermedad de gran importancia económica en la ganadería
lechera. Las pérdidas económicas se atribuyen a un alargado intervalo entre partos, menor
producción de leche y una tasa de sacrificio elevado. Actualmente, no existe ningún tratamiento o
vacuna eficaz.
En un estudio realizado por Bjerkas et al. (1984), se reportó en seis perros una enfermedad
parecida a la Toxoplasmosis. En el estudio histopatológico, se encontraron estructuras parasitarias
parecidas al Toxoplasma gondii (T. gondii) en el cerebro y músculos, sin embargo no se
encontraron anticuerpos contra T. gondii en el suero. Posteriormente, en Estados Unidos, Dubey
et al. (1988), encontraron un parásito similar al T. gondii, pero lograron diferenciarlo y lo
clasificaron en un nuevo género al que denominaron Neospora, donde hasta el momento N.
caninum es la única especie representativa.
El interés en el campo veterinario por este protozoo, se incrementó cuando Thilsted y Dubey, en
1989, identificaron por primera vez a la N. caninum como agente etiológico de aborto en ganado
bovino. Poco tiempo después, se confirmó que este protozoo era la primera causa de aborto en el
ganado lechero de California. En 1992, se puso de manifiesto experimentalmente la transmisión
vertical del parásito en la especie bovina y, en 1993, se consiguió el primer aislado procedente de
un feto bovino abortado.
CICLO BIOLÓGICO
En el ciclo biológico, puede diferenciarse una fase sexual o gametogonia (perros y cánidos
silvestres), y otra asexual o merogonia (vacas, cánidos y équidos), con formación de taquizoitos y
quistes tisulares conteniendo bradizoitos. El perro inicia la infección porque contamina el alimento
de las vacas con las heces, pero a su vez el perro como hospedador definitivo, se va a infectar al
ingerir los quistes que se hallan en la placenta del ganado infectado, restos de fetos abortados y
en las descargas uterinas o líquidos fetales. El perro elimina al medio ambiente los ooquistes
mediante las heces, y luego de 24 horas aproximadamente estos esporulan y se vuelven infectivos,
contaminan el medio ambiente y las vacas quedan infectadas al ingerir alimentos y agua
contaminados.
En la vaca los ooquistes ingeridos llegan al intestino, se liberan los esporozoítos y penetran en las
células intestinales, transformándose en taquizoitos (fase de multiplicación rápida). Los taquizoitos
penetran a las células por invasión activa, y se localizan en el citoplasma dentro de una vacuola
parasitófora. En ausencia de respuesta inmune por parte del hospedador, los taquizoitos
continúan multiplicándose y causando progresivamente destrucción celular. Posteriormente, los
taquizoitos se diferencian en braquizoitos (fase de multiplicación lenta), y la persistencia de los
quistes tisulares determina que la infección quede establecida. La enfermedad depende de los
taquizoitos y su capacidad de penetrar y multiplicarse en las células de la vaca, y la respuesta
inmune para inhibir la multiplicación del parásito. En las vacas, los taquizoitos pueden localizarse
en el útero grávido y de ahí, pasar directamente a la placenta y al feto. Esta vía de infección es
conocida como transmisión vertical, y es la principal ruta de infección en el ganado bovino;
habiéndose demostrado bien en ovejas, cabras, ratones, perros, gatos, monos y cerdos.
EPIDEMIOLOGÍA
Estudios realizados demuestran que la Neosporosis afecta tanto a razas lecheras como de carne.
Aunque existen escasos estudios de Neosporosis en ganado bovino de carne, se ha encontrado
una mayor seroprevalencia de Neosporosis en ganado de leche que de carne. La principal vía de
contagio en los vacunos que mantienen la infección es la vía transplacentaria (transmisión vertical)
de madre a hijo. La vía horizontal, donde interviene el perro como hospedador definitivo, es de
importancia cada vez menor para mantener la infección en el sector pecuario, pero no se descarta
su importancia. Estudios recientes indican que la presencia de perros en el hato, es un factor de
riesgo para la ocurrencia de abortos por Neospora en vacunos, y que el riesgo de infección es
mayor cuando existe tres a más perros. Existen datos que la Neosporosis afecta a bovinos lecheros
de explotaciones de mediano y gran tamaño. Se sabe que la infección es más frecuente en los
rebaños considerados “abiertos” (por compra) que en los “cerrados” (que no compra).
Parece ser que muchos abortos endémicos y esporádicos son resultado de la activación de una
infección crónica, donde las vacas seropositivas a Neospora tienen un enorme riesgo de abortos.
Las vaquillonas congénitamente infectadas, tienen más posibilidad de riesgo de abortos durante
su primera preñez comparada con vaquillonas seronegativas, aunque el efecto de seropositividad
es más marcado en vacas de dos a más gestaciones. Las vacas seropositivas en un hato infectado
tienen de 2 a 3 veces más riesgo de abortos, que las vacas seronegativas.
Se tiene que considerar la existencia de infecciones concurrentes por otros patógenos, agentes
inmunodepresores infecciosos y no infecciosos, que pueden predisponer al aborto de fetos
infectados por N. caninum. En general, en fetos abortados por causa de N. caninum, se ha
detectado en pocas ocasiones la presencia de otros agentes que pueden ser también causa de
aborto, pero el VBVD está relacionado con N. caninum por la inmunosupresión.
SIGNOS CLÍNICOS
En el ganado bovino, el aborto puede producirse en el tercer y el noveno mes de gestación con
una media en torno a los 5-6 meses de gestación. La momificación es uno de los hallazgos clínicos
que se observa con frecuencia, así como muerte fetal, reabsorción, autolisis, nacidos enfermos,
nacidos aparentemente normales pero crónicamente afectados. Las lesiones se dan más en SNC,
hígado y músculo esquelético. Los terneros pueden nacer con menor peso de lo normal, débil e
incapaz de levantarse. Las extremidades anteriores y posteriores pueden presentar flexión o
hiperextensión; los signos neurológicos pueden revelar ataxia, reflejo patelar decreciente, reflejo
retrospectivo lento, también puede presentar exoftalmia y asimetría ocular aparente.
DIAGNÓSTICO
La historia clínica y los datos epidemiológicos pueden ser orientativos para el diagnóstico de la
Neosporosis, como causa de aborto bovino. Pero el diagnóstico definitivo, precisa del examen del
feto en un laboratorio de diagnóstico equipado adecuadamente, además de pruebas
complementarias: Serológicas y no serológicas. La colección de muestras para cada uno de los
análisis debe hacerse lo antes posible, después de producido el aborto. Lo correcto es el envío del
feto completo, pero si no es posible las muestras a remitir serían el cerebro, corazón, hígado y
placenta, ya que son las localizaciones más frecuentes donde se ha observado las lesiones y el
parásito. Estas muestras deben ser recogidas para el examen histológico e inmunohistoquímico,
fijándose en formol salino tamponado al 10% y almacenándose a temperatura ambiente hasta su
utilización.
El examen histológico se puede realizar en los tejidos de fetos abortados, teñidos con
hematoxilina-eosina. Los órganos más importantes para el examen son el cerebro, corazón y el
hígado. Cuando se observan lesiones típicas de las infecciones por protozoos, se puede emitir un
diagnóstico presuntivo de Neosporosis.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El aborto tiene múltiples causas, por lo que todas las enfermedades infecciosas y no infecciosas
que llevan a aborto estarán consideradas dentro del diagnóstico diferencial, siendo necesaria
siempre la participación de los laboratorios para dilucidar las causas reales de aborto.
TRATAMIENTO
Existen dos problemas importantes para dar un tratamiento eficaz contra el parásito: el primero es
atacar directamente a los bradizoitos que se encuentran en los quistes tisulares, y el segundo es el
tiempo de retiro de la leche hasta la eliminación del fármaco. No hay droga que cumpla con estos
requisitos y por ello, hasta el momento de elaborar este artículo, se considera que es una
enfermedad no tratable.
CONTROL Y PREVENCIÓN
Siendo una enfermedad cuya transmisión principal que supera el 60% es de tipo vertical (madre-
feto), hace poco viable la aplicación de sistemas de control y erradicación; si sumamos a ello que
los animales seropositivos no siempre terminan en aborto, la situación ya no resulta tan
dramática. Se puede tener las más brillantes de las ideas y planes de control y erradicación, pero
esto choca con la realidad de la ganadería peruana, donde la relación costo/beneficio no permite
avizorar métodos de control eficientes, al punto que la diseminación de la Neosporosis es a nivel
nacional, mientras tanto aquí van algunas ideas:
El control se debe basar en el manejo adecuado del ganado bovino, así como el manejo de perros,
dado que hasta el momento las vacunas en desarrollo aún muestran dificultades para inducir
inmunidad protectora en el ganado.
En vacas donde sí se ha diagnosticado que el aborto es causado por N. caninum, se debe empezar
con la identificación de los animales, el aislamiento de las vacas con antecedentes de aborto, la
utilización de pruebas serológicas, y la realización de exámenes para el feto abortado para
identificar su seropositividad. Una buena medida de control debe iniciarse por determinar la
prevalencia en el hato con un 10% de las vacas sanas, paridas y en ordeño, a fin de conocer el nivel
de seropositividad y el riesgo de abortos.
Se debe hacer una correcta y detallada identificación de las vacas abortadas seropositivas, así
como de las terneras que hayan nacido anteriormente de esas vacas.
El objetivo de esta identificación es para no utilizar estos animales en la reposición, puesto que las
vaquillonas congénitamente infectadas tienen 7 veces más posibilidades de riesgo de aborto
durante su primera preñez, comparada con vaquillonas seronegativas.
La reposición de los animales se debe efectuar con terneras seronegativas. Lo ideal es realizar una
prueba serológica antes de la ingesta de calostro o a los 5-6 meses de vida del ternero, cuando los
anticuerpos calostrales maternos han desaparecido.
Las terneras positivas deberán destinarse a engorde y su posterior sacrificio. Lo ideal es la
eliminación de animales seropositivos con antecedentes de aborto, pero solo se podría realizar en
hatos con prevalencia baja. Sin embargo, se debe utilizar hembras de reemplazo seronegativas
para minimizar los riesgos de infección en el hato, ya sea propias y/o compradas.
Para evitar la transmisión vertical, se debe impedir el acceso de perros a lugares destinados al
depósito de alimento para el ganado (depósitos de granos, galpones, silos, etc.) y pastizales.
Asimismo, se debe realizar el examen serológico de los perros a fin de asegurar su negatividad. Por
último, se debe evitar que los perros consuman material abortado (feto, placenta), y se les debe
alimentar con carne vacuna previamente cocinada.
CAMPILOBACTERIOSIS BOVINA
Campilobacter fetus var. venerealis, es parásito obligado del tracto reproductor de las vacas y del
prepucio de los toros. Tras la infectar la vagina, el organismo produce una metritis en la
vaca persistente durante semanas o meses. También puede darse la salpingitis.
Durante la monta natural, los toros jóvenes podrían comportarse como portadores mecánicos de
la infección, afectando desde novillas hasta vacas. Comúnmente se descubren toros adultos
(mayores de 5 años) con infección crónica, que albergan al organismo en el prepucio,
presentándose la contaminación del semen.
La endometritis relacionada con C. fetus, var. venerealis, generalmente es subclínica y rara vez
produce indicios de infección identificables por exploración rectal. Puede haber indicios de
secreción purulenta.
Con el tiempo, se producen inmunoglobulinas del tipo IgO que se ubican en el útero de las
hembras curados, mientras que los anticuerpos del tipo IgA se localizan en la vagina.
En las vacas infectadas, la esterilidad puede ser evidente ya que se cubren varias veces a intervalos
regulares o irregulares; los intervalos irregulares están relacionados con la muerte embriónica.
También puede presentarse aborto de la vaca y, aunque la mayoría de los abortos ocurren de los 4
a los 7 meses de gestación de la vaca, probablemente existe una incidencia mayor en gestaciones
de menos de 4 meses, pasando desapercibido o solamente se sospecha después de la repetición
del celo de la vaca.
Esta se hace persistente más comúnmente en toros mayores de tres años que en los toros jóvenes
debido a que la profundidad de las criptas del prepucio aumenta con la edad, lo cual genera un
microambiente ideal para mantenimiento y supervivencia del patógeno, por lo cual se ha
postulado que existe una relación directa entre la edad y algunos cambios anatómicos en la
superficie del epitelio prepucial (Figura 11).
Los toros transmiten la infección durante la monta natural a las vacas. Además, los toros pueden
eventualmente infectarse de camas contaminadas que hayan sido utilizadas anteriormente por
toros infectados. Las hembras generalmente eliminan la infección en periodos variables de 3 a 6
meses posteriores a la exposición, pero eventualmente pueden albergar el organismo en el tracto
reproductivo por periodos superiores a un año.
Repeticiones de calores.
Los fetos abortados pueden presentar condiciones variables y contener exudación fibrinosa en las
cavidades torácica o peritoneal, o en el pericardio.
El diagnóstico requiere del cultivo del organismo a partir del moco vaginal o de las secreciones del
tracto reproductor de las vacas infectadas, de los fetos abortados (pulmones y contenido del
estomago), o a partir de los aspirados del prepucio de los toros.
En el caso de las muestras de prepucio o de moco vaginal craneal, el material se puede recoger
con pipetas de inseminación estériles introducidas a través de una paja o de un espéculo.
Para la colección de moco vaginal, también se han empleado tampones para evaluar los niveles de
anticuerpos en el moco mediante pruebas de aglutinación. Cuando se opta por las pruebas de
aglutinación, se debe sospechar que las vacas tienen la infección por más de 30 días, y no se deben
recoger muestras de vacas en estro o recién paridas, ya que los niveles de anticuerpos pueden
estar diluidos dada la gran cantidad de moco en estos momentos.
Se deben recoger muestras en varios animales. Es más probable que los cultivos sean útiles para el
diagnóstico al principio de la infección y que las pruebas con anticuerpos aglutinantes lo sean al
final de las infecciones o en animales curados.
El tiempo que trascurre hasta que las vacas eliminan la infección genera un impacto negativo en
los intervalos entre partos debido al retraso en alcanzar una nueva concepción y la eventual
presentación de abortos. Algunos animales tardan hasta un año para eliminar definitivamente la
infección, lo cual los constituye en fuente de reinfección para el resto del hato. Una proporción de
hembras infectadas puede mostrar signos permanentes de infertilidad y por ende aumentar la
tasa de descarte.
De manera adicional, hay un efecto negativo sobre la producción de terneros y terneras. Según
estudios económicos, esta enfermedad puede disminuir el ingreso en un 35%.
Prevención y control
🐄 Realizar pruebas de diagnóstico antes de comprar e introducir animales nuevos en los hatos.
🐄 En el caso de las hembras, comprar animales de remplazo únicamente en hatos con excelentes
parámetros de eficiencia reproductiva, como medida para reducir el riesgo de introducir un animal
infectado.
🐄 Realizar cuarentenas y pruebas de diagnóstico tanto en hembras como a toros comprados antes
de tener contacto con los animales residentes en los hatos, con el fin de minimizar la introducción
del patógeno a la finca.
Contra Campylobacter existe una bacteriana en base oleosa, eficaz para prevenir el aborto en las
hembras y la infección crónica en los toros.
La vacuna contra Campylobacter se pueden encontrar solas o en asociación con otros patógenos
en forma multivalente. En cualquier caso, en las fincas que utilizan toros para el programa de cría,
se recomienda que estos sean inmunizados antes de iniciar su periodo de monta, los animales
primo-vacunos deberán recibir un refuerzo hacia las tres o cuatro semanas y luego un refuerzo
anual.
Cuando se tiene un loto de toros sirviendo vacas y al acceso del toro a las hembras es menos
controlado, se recomienda la vacunación de machos y hembras. Es muy importante consultar al
médico veterinario para la correcta elección de la vacuna, establecer luego de un adecuado
diagnóstico la pertinencia y necesidad de la misma y por supuesto realizar el diseño del programa
considerando los factores y periodos de riesgo, otros patógenos y los diferentes tipos de vacunas o
cepas a utilizar.
Los datos de ensayos de campo sugieren que la vacunación es eficaz para reducir el efecto de la
enfermedad en el hato. De este modo, la vacunación debe ser realizada anualmente e idealmente
se debe aplicar cerca al inicio de los periodos de reproducción, debido a que la duración de la
protección efectiva es relativamente corta (4 a 8 meses).
Se recuerda, además, que es importante racionalizar el uso de toros por monta natural para
prevenir la trasmisión de enfermedades venéreas y que existen otras especies de Campylobacter
que puede causar signos clínicos similares. Finalmente, el impacto positivo en las tasas de
concepción y de natalidad será un buen reflejo del éxito del control de esta entidad.
BRUCELOSIS
La brucelosis bovina es una enfermedad contagiosa del ganado que también puede infectar a las
personas. La enfermedad se conoce como aborto infeccioso o “Bangs” en el ganado y como fiebre
ondulante en las personas a causa de las fiebres intermitentes que acompañan la infección. Es una
enfermedad grave que ha sido erradicada en los Estados Unidos en la mayoría del ganado. El único
reservorio de la infección es en manadas de alces y bisontes en la región del Grand Yellowstone,
con esporádicas transmisiones de la infección a ganado vacuno.
INCUBACIÓN
El período de incubación en el ganado oscila entre dos semanas a varios meses dependiendo del
estado reproductivo cuando se infectan. Las terneras se pueden infectar pero no muestran signos
de la infección hasta que abortan como vacas adultas. Algunas vacas pueden convertirse en
portadores de la enfermedad y excretan la bacteria sin signos de enfermedad.
SIGNOS
Los signos más evidentes en vacas preñadas incluyen aborto, nacimiento de terneros débiles y
descargas vaginales. No todas las vacas infectadas abortan, pero las que abortan lo hacen
generalmente entre el quinto y séptimo mes de gestación. A pesar de que sus terneros pueden
parecer saludables, las vacas infectadas continúan albergando la infección y excretan organismos
infecciosos en la leche y en las descargas uterinas por toda la vida. Otros signos incluyen la
retención de placenta, infecciones uterinas, tasas de concepción bajas y disminución en la
producción de leche en las vacas, y orquitis en los toros (inflamación de uno o ambos testículos).
¿COMO SE DIAGNOSTICA LA ENFERMEDAD?
Las pruebas de laboratorio permiten confirmar el diagnóstico de Brucelosis en forma directa con
intento de aislamiento bacteriológico y/o a través de pruebas que confirmen la presencia de
anticuerpos en suero o leche. Las pruebas utilizadas para dicho diagnostico, son:
1. Pruebas bacteriológicas: Para estas pruebas se debe enviar al laboratorio fetos abortados
frescos y/o muestras de placenta en refrigeración
2. Pruebas en suero sanguíneo: Las más utilizadas en Colombia son: Rosa de Bengala,
Fluorescencia Polarizada y Elisa indirecta. Para tal efecto se debe tomar de 7 a 10 cc de
sangre en tubos al vacío, sin preservativo o aditivo alguno, remitiéndolos en el menor
tiempo al laboratorio.
3. Pruebas en suero de leche: Se utilizan para conocer la situación colectiva del hato. Se
puede realizar la prueba de Elisa indirecta para leche, la cual detecta la presencia de
anticuerpos a brucella en la leche de vacas infectadas. Para tal propósito se toman las
muestras de cantinas o de tanques de leche en tubos estériles y se envían refrigeradas al
laboratorio.
Vacune todas sus terneras entre los 3 y 8 meses de edad, con las vacunas autorizadas por
el ICA (Cepa 19 o Cepa RB 51), bajo responsabilidad preferiblemente de veterinarios.
Realice exámenes periódicos a su hato para conocer el estado sanitario de los animales.
Separe, identifique y lleve a la planta de beneficio los animales positivos a brucelosis, para
evitar el riesgo de infectar a los sanos.
No vacune machos de ninguna edad, ni hembras adultas con cepa 19.B. Abortus
¡NO COMPRE BRUCELOSIS! Si compra animales sin conocer su estado sanitario, no los
reúna con los de su finca, manténgalos en un potrero separado, hasta que se compruebe
por exámenes de laboratorio que son negativos a brucelosis.
Registre la vacunación en la oficina del ICA o ante la entidad autorizada para tal fin.
No existe duda de que la brucelosis ocasiona perdidas económicas significativas, algunas de las
mas comunes son:
Pérdida de crías.
Repetición de servicios.
Pérdidas de lactancias.
Autor/es: Gladys Bilbao, Aldana Pinto de Almeida Castro, Cristina Monteavaro. Facultad de
Ciencias Veterinarias, UNCPBA.
La diarrea neonatal del ternero de tambo, es una enfermedad multifactorial, causal de muerte y
pérdidas económicas tanto directas como indirectas en la producción primaria ganadera. Entre las
pérdidas directas se incluyen los gastos de tratamiento medicamentosos y, fundamentalmente la
mortalidad. Entre las pérdidas indirectas, cabe destacar la pérdida de mejora genética por la
mortalidad y el retraso en el crecimiento. Sumado a estas pérdidas se debe tener en cuenta el
tiempo de dedicación del personal para atender los terneros enfermos.
Los tipos de diarreas más frecuentes en los sistemas de crianza artificial de terneros pueden ser de
origen nutricional o infeccioso. La diarrea infecciosa se origina por la infección de agentes virales,
bacterianos y/o protozoos. Generalmente la presencia de estos agentes es simultánea, generando
infecciones mixtas.
Entre los agentes bacterianos se pueden mencionar Escherichia coli y Salmonellas, como los más
importantes; dentro de los virales se pueden considerar Rotavirus y Coronavirus y entre los
agentes parasitarios se encuentran Coccidios y Cryptosporidium.
Los terneros se pueden infectar al nacimiento cuando toman contacto con la madre, ellas no
presentan los síntomas pero eliminan el Cryptosporidium con sus heces. Otra forma de contagio es
a través del contacto con terneros infectados o la materia fecal y secreciones respiratorias de los
mismos que puede contaminar el suelo y los elementos utilizados en la crianza de los terneros.
Una vez que el Cryptosporidium llega al intestino entran en las células del mismo, se multiplican y
salen de ella infectando nuevas células una y otra vez destruyendo así el epitelio intestinal.
Los terneros enfermos pueden eliminar, en forma intermitente, al protozoario en la materia fecal
durante 3 a 13 días quedando éstos disponibles durante meses para contagiar a otros terneros.
Este ciclo tan particular le da al parásito una gran capacidad para reproducirse, diseminarse y
permanecer en el ambiente por mucho tiempo.
Los terneros de 1 a 3 semanas de edad son los más afectados, sobre todo los de la segunda
semana de vida. Se observan terneros infectados hasta la 8 semana de vida con síntomas menos
severos o prolongados y los mayores a esta edad adquieren cierta resistencia a la infección.
Diagnóstico
En los casos de criptosporidiosis clínica es difícil llegar a un diagnóstico a través de los síntomas, ya
que el síndrome diarreico, en términos generales, cursa con cambios en el color, consistencia y
presencia de moco y estrias de sangre que pueden ser comunes a varios de los agentes causales
del síndrome.
Se han evaluado un extenso rango de medicamentos en los animales infectados, pero solo la
halofuginona está registrada para el tratamiento preventivo y curativo de la cryptosporidiosis;
permitiendo una disminución del parásito en el medio ambiente.
Si los terneros tienen condiciones favorables y estado corporal saludable se recuperarán solos. Sin
embargo en los casos de observarse diarrea severa es necesario prevenir la deshidratación con la
administración de soluciones rehidratantes.
Cambiar de lugar la guachera al menos una vez al año. Dejar el suelo desnudo expuesto a
los rayos solares o arar el terreno.
En casos de crianzas bajo tinglados con piso de cemento y/o paja, se recomienda que al
término del ciclo de producción, se lleve a cabo una desinfección del local en forma
rigurosa, con formalina al 10% o con amoníaco al 2 a 5% teniendo la precaución de
ventilar los lugares cerrados por los vapores que estos desinfectantes emanan.
Suministrar una dieta adecuada a la edad y peso corporal del ternero. Un ternero bien
alimentado puede superar el desafío del parásito e evitar su replicación y diseminación al
medio.
Los animales muertos deben ser eliminados para evitar que animales de vida silvestre
actúen como diseminadores del parásito
BIBLIOGRAFIA
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https://zoovetesmipasion.com/ganaderia/enfermedades-bovinas/leptospirosis-bovina/
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https://www.ica.gov.co/areas/pecuaria/servicios/enfermedades-animales/brucelosis-
bovina-1/actualizacion-programa-brucelosis.aspx
https://www.engormix.com/ganaderia-leche/articulos/cryptosporidium-causal-diarreas-
terneros-t30060.htm