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EL RETO DEL CRÍTICO

La crítica se define como la máxima expresión de pensamiento y libertad. En la


sociedad, un critico debe expresarse sin temores y con libertad, teniendo en cuenta que en
ningún momento debe de estar prestando sus servicios a algún poder político; además debe
de tener una disposición para aceptar y respetar las opiniones o quejas de los demás.

El concepto de libertad ha ido poco a poco reemplazando el de verdad, la cultura se


ha ido estructurando alrededor de la idea de libertad, idea que plantea que cada cual puede
soñar, pensar y vivir como le plazca. Mientras que la verdad se esta alejando cada vez mas
y con ella el conocido autoritarismo.

Hay momentos en los cuales el desempeño profesional de las figuras del crítico, el
intelectual, el escritor, el académico y el docente se confunden. De hecho, la crítica es
obligación y derecho de estos profesionales, el cual les pertenece quizás, porque ellos son
los únicos que pueden ver hechos y cosas con una amplia perspectiva. Entonces la ciencia
que tiene una función de sustrato en casi todas las ciencias profesionales es ciega e
irresponsable. La ciencia y la tecnología responden al interrogante del “¿Cómo?, mientras
que la critica se centra mas en los interrogantes del “¿Qué? y el “¿Por qué?

El papel del critico esta siendo orientado a crear de manera más o menos rigurosa,
un marco interpretativo que permite ordenar, analizar, explicar los elementos de una
sociedad. El crítico en la sociedad moderna es quizás el único que piensa, el único que se
supondría que ejercería su capacidad creadora e inquisidora; debe estar dispuesto a hacer
algunos sacrificios económicos, debe actuar por principios claros y concientizarse en ellos.

El crítico debería poder participar en la vida diaria y política de su comunidad sin


perder su capacidad de pensar, pero en el mundo actual un critico solo tiene dos
posibilidades: participa o se margina, es decir no está totalmente libre.

La critica es una de tales actitudes: actitud de comprensión al otro, de proyección


hacia la sociedad. De ahí el hondo sentido del sistema dialógico socrático de la antigüedad:
la verdad surge en el dialogo, no como una imposición u orden del mas sabio o del de mayor
autoridad, sino como una revelación, un impulso, u convencimiento de cada uno.

Pero en Colombia muchos creadores e intelectuales se ven claudicados frente al


poder, adentrándose en la burocracia ya sea oficial o privada y a la tan conocida diplomacia,
llevándolos al silencio de sus voces. Lo que conocemos o llamamos “critica” en Colombia
es mas bien una farsa, una mentira, un engaño, un discurso amañado que con excepciones,
solo ha servido de mecanismo para el debate político. El periodismo es otro factor que
tampoco está cumpliendo con el papel crítico que necesita la sociedad, los periodistas se
han centrado en llevarle al publico noticias que produzcan ventas, que aumenten el tan
anhelado “rating”, en noticias que no atenten contra los poderes establecidos en la
sociedad; quizás por miedo o simple complicidad.

Con esto se ve que muchas veces existen críticas en ambientes o a ciertos temas
que son más comerciales y con el fin de buscar un mercadeo delante, de despertar
conciencia en los integrantes de una comunidad sobre temas de su desarrollo social, con
lo que se enfatiza en la creación de seres capaces de desarrollar críticas y ser libres de
pensamiento.

Un verdadero escritor, debe de ser como un cóndor que vuela sobre las majestuosas
cordilleras, no está mirando hacia atrás para comprobar que sus actuaciones están siendo
admiradas por los demás, sino que se concentra en el amplio camino que tiene por delante.

Luis Eduardo Montalvo Galvis – Daniel Tuirán Paternina

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