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Existen varios métodos para el tratamiento del párkinson

 Farmacología
 Cirugía
 Tratamientos síntomas no motores
 Terapias no farmacológicas
Actualmente la enfermedad de Parkinson no tiene cura, pero sí se puede
controlar eficazmente. Se conocen muchos aspectos del proceso
neurodegenerativo subyacente a la enfermedad, pero los tratamientos que lo
modifican todavía están en fase experimental. Por lo tanto, el tratamiento de
la enfermedad de Parkinson actual se dirige únicamente a mejorar los
síntomas derivados de la pérdida y muerte neuronal. Como consecuencia de
esto, los afectados de párkinson deben ingerir estos fármacos
antiparkinsonianos de por vida, según la dosis y combinación de
medicamentos que su neurólogo considere más adecuado para su caso en
particular.

En la enfermedad de Parkinson el tratamiento va dirigido tanto el control de


los síntomas motores como al de los no motores pues a veces estos últimos
son incluso más incapacitantes. Al inicio de la enfermedad, predominan los
síntomas motores que responden a levodopa pero, en el caso de la
enfermedad de Parkinson avanzada, los problemas a resolver son los
relacionados con los efectos secundarios a largo plazo de la medicación
dopaminérgica así como síntomas motores y no motores que no responden a
levodopa.

Farmacología
A continuación presentamos, sólo a título orientativo, un resumen de los
principales grupos de medicamentos útiles en el tratamiento de la
enfermedad de Parkinson. Estos tratamientos mejoran solamente los
síntomas motores derivados del déficit dopaminérgico (en particular: temblor,
rigidez y bradicinesia). Además se revisan los principales grupos de
fármacos para el control de los síntomas no motores de la enfermedad.

Medicamentos basados en la dopamina


La utilización a partir de los años 60 de la levodopa (sustancia que se
transforma en dopamina una vez llega al cerebro) significó un gran avance
en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Las medicinas que aportan
levodopa al organismo mejoran todos los síntomas motores cardinales, ya
que tienen la virtud de suplir el déficit del neurotransmisor dopamina que
padecen las personas con párkinson. En muchos pacientes el tratamiento
con levodopa mejora de forma importante los síntomas relacionados de la
enfermedad.

Se suele añadir a la levodopa un inhibidor periférico de dopamina, unas


veces carbidopa y otras veces benserazida, para aumentar la eficacia y
disminuir los efectos secundarios de los mismos al evitar su degradación
fuera del cerebro. Se ha desarrollado un nuevo compuesto en el que, junto a
levodopa-carbidopa se administran un inhibidor de la COMT, entacapone,
mejorando de esta forma la biodisponibilidad de la levodopa en el cerebro y
logrando disminuir los síntomas de deterioro de fin de dosis y mejorando, en
algunos casos, el control de la sintomatología motora de los pacientes.

Los pacientes reciben un importante beneficio con el tratamiento de


levodopa durante unos 5-7 años, pero luego aparecen complicaciones
motoras derivadas del tratamiento:

 Fenómenos on/off (desaparición/aparición muy brusca de los síntomas


propios del párkinson).
 Off matutino: retardo en hacer efecto la primera dosis de mañana.
 Deterioro fin de dosis (wearing off): disminución del efecto de la medicación
entre tomas.
 Discinesias (movimientos involuntarios anormales): que suelen aparecer
durante el máximo efecto de la levodopa.
 Distonías fin de dosis (contracciones involuntarias y sostenidas de grupos
musculares).
Como efectos secundarios propios de la medicación con levodopa se p ueden
citar: hipotensión, náuseas y vómitos, depresión, insomnio, psicosis tóxica
(delirios, alucinaciones, confusión), estreñimiento, hipo y edema. Además en
algunos pacientes pueden aparecer conductas estereotipadas repetitivas
(limpieza, bricolaje, estar con el ordenador) así como abuso de la mediación
a deshoras. Estos últimos síntomas detectados de forma precoz por el
neurólogo pueden mejorar.

Composición química Nombre comercial


Sinemet Normal®, Sinemet retard®, Sinemet Plus®,
Levodopa + Carbidopa
Sinemet Plus retard®
Levadopa + Benserazida Madopar®, Madopar Retard®
Levodopa+ Carbidopa +
Stalevo®
Entacapone

Agonistas dopaminérgicos
Son fármacos que estimulan los receptores dopaminérgicos. Estos fármacos
aparte de estimular estos receptores, tienen actividad sobre otros sistemas
neuroquímicos, principales responsables de sus efectos secundarios o de la
mejoría de síntomas no motores, como la depresión.

Son el tratamiento de elección de muchos neurólogos en el paciente con


enfermedad de Parkinson de inicio temprano, sobre todo en pacientes
jóvenes. Aunque finalmente será necesario asociar levodopa para el control
de los síntomas motores en casi todos los pacientes, estos fármacos
retrasan el inicio del tratamiento con levodopa y, por tanto, sus
complicaciones a largo plazo. Los agonistas, aunque en menor grado que la
levodopa, producen complicaciones motoras a largo plazo aunque también
son menos eficaces en el control de los síntomas. El avance de estos
fármacos ha sido el conseguir una estimulación dopaminérgica continua, lo
que permite en pacientes de inicio temprano una estimulación más
fisiológica (teóricamente, a la largo plazo evitaría la aparición de
complicaciones del tratamiento) y, en pacientes más avanzados, permite
controlar de forma más eficaz las fluctuaciones motoras.

Estos fármacos se administran vía oral, transdérmica o subcutánea. Los dos


agonistas orales de primera elección son el pramipexol y el ropirinol. Ambos
tienen contrastada eficacia y de ambos hay comercializada una form a de
liberación prolongada que permite una sola administración diaria. Esta nueva
forma de administración permite una estimulación dopaminérgica continua y
una mayor comodidad en la posología.

La administración transdérmica de agonistas es posible con la rotigotina en


parches que permite una estimulación dopaminérgica continua y, en
pacientes con disfagia o en ayunas, es una forma de poder administrar
tratamiento (por ejemplo en pacientes sometidos a intervenciones
quirúrgicas….).

La apomorfina es el agonista más potente que existe en la práctica clínica.


Cuando se administra en una única dosis su efecto empieza muy rápido y
dura muy poco. Solo es posible su administración subcutánea. El tratamiento
intermitente con apomorfina administrada con un bolígrafo vía subcutánea se
utiliza para mejorar de forma rápida los fenómenos off en determinados
pacientes.

Los efectos secundarios de los agonistas dopaminérgicos son similares a los


de la levodopa pero más frecuentes.

Los derivados de la estimulación periférica (no cerebral) de los receptores


dopaminérgicos son náuseas, vómitos, hipotensión ortostática, mareo y, los
derivados de la estimulación cerebral son alucinaciones, psicosis y
somnolencia excesiva. Es de destacar que en determinados pacientes estos
fármacos pueden producir trastorno de control de impulsos (hiperfagia,
hipersexualidad, ludopatía y compras compulsivas). Estos síntomas
detectados precozmente pueden desaparecer al reducir la dosis de los
fármacos. Hay que destacar que el grupo de agonistas derivados de
ergóticos (bromocriptina, pergolida, caberglina) producen fibrosis
pleuropulmonares, retroperitoneales así como fibrosis valvular cardíaca, lo
que ha hecho que no se recomienden como tratamiento de primera elección
en la enfermedad de Parkinson. En los fármacos administrados de forma
transdérmica puede existir además fenómenos de irritación local.

Composición química Nombre comercial


Pergolida Pharken®
Bromocriptina Parlodel®
Cabergolina Sogilen®
Ropirinol Requip®
Pramipexol Mirapexin®
Rotigotina Neupro®
Apomorfina Apo-go PEN®

Otros medicamentos
IMAO-B. Inhiben una enzima que degrada la dopamina llamada mono-
amino-oxidasa, por lo que mantienen activa la dopamina más tiempo en el
cerebro. Estos son eficaces en todos los estadios de la enfermedad, desde
la monoterapia en la enfermedad de Parkinson incipiente al tratamiento
complementario en los pacientes con enfermedad avanzada y con
fluctuaciones motoras.

Sus efectos positivos sobre los síntomas parkinsonianos son solo leves pero
se le atribuye un efecto neuroprotector, aunque este efecto no está
demostrado. Se usan de forma frecuente en monoterapia en la enfermedad
de Parkinson incipiente que no produce discapacidad al paciente.

Son fármacos bien tolerados, con mínimos efectos secundarios y pueden


aumentar los efectos secundarios de la levodopa cuando se administran
conjuntamente. La selegilina, al degradarse, produce un derivado de las
anfetaminas que puede producir insomnio cuando no se administra a
primeras horas del día; con la rasagilina no existe este problema.

Composición química Nombre comercial


Selegilina Plurimen®
Rasagilina Azilect®
Safinamida Xadago®
ICOMT. Bloquean otra enzima que degrada la dopamina llamada catecol -o-
metil-transferasa. No tienen efectos administrados solos, hay siempre que
administrarlos asociados a levodopa. Mejora sensiblemente los síntomas
antiparkinsonianos, lo que permite reducir a veces notablemente la dosis
diaria de levodopa.

Hay dos tipos de ICOMT: el entacapone y el tolcapone. Este último es más


potente, aunque solo se puede administrar si al paciente se le somete a
vigilancia estricta debido al riesgo de daño hepático grave que puede ocurrir
en los primeros meses de de la administración.

Los efectos secundarios de levodopa pueden aumentar al asociar estos


fármacos, además está descrito diarrea.

Composición química Nombre comercial


Entacapone Comtan®
Tolcapone Tasmar®
AMANTADINA. Es un antiguo fármaco antiviral, al que se le descubrió que
tenía un discreto efecto antiparkinsoniano y un llamativo efecto reductor de
las molestas discinesias.

Composición química Nombre comercial


Amantadina Amantadina®

Medicamentos anticolinérgicos
Este grupo de fármacos inhiben la actividad de otro neurotransmisor
conocido como acetilcolina, cuyos efectos son opuestos a la dopamina. Son
efectivos sobre el temblor, menos sobre la rigidez, y poco sobre la
bradicinesia. Los numerosos efectos secundarios los hacen poco atractivos
para las personas mayores: visión borrosa, estreñimiento, pérdida de
memoria, sequedad de boca, ginecomastia, edema y desorientación. Estos
fármacos se suelen reservar para pacientes jóvenes en los que predomina el
temblor o la distonia.

Composición química Nombre comercial


Trihexifenidilo Artane®, Artane retard®
Prociclidina Kemadren
Biperideno Akineton®, Akineton retard®

Sistemas de infusión farmacológica continua


Los pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada padecen
fluctuaciones motoras complejas y discinesias graves. Los fármacos
administrados mediante infusores suponen una aproximación a la
estimulación dopaminérgica continua, que es la mejor estrategia en el
tratamiento de la enfermedad de Parkinson con fluctuaciones motoras. La
reducción de la variabilidad de los niveles de levodopa en sangre produce
una reducción de las fluctuaciones motoras y una mejoría de las discinesias,
según los resultados de los ensayos clínicos disponibles.

Estos fármacos reducen considerablemente el tiempo off diurno y permiten


reducir o retirar del todo la medicación antiparkinsoniana.

Existen dos sistemas disponibles en la actualidad:

 Infusión subcutánea de apomorfina. Al paciente se le administra de forma


continua apomorfina, mediante un perfusor programable, a través de una
aguja subcutánea. Los efectos secundarios son los de los agonistas
dopaminérgicos. Hay que vigilar los glóbulos rojos y enseñar al paciente
para evitar nódulos subcutáneos en el sitio de punción de la aguja.
 Infusión intraduodenal de levodopa. Se administra a través de un perfusor
programable levodopa al duodeno de forma continua, mediante una
gastrostomía. Los efectos secundarios son los de la levodopa y los
derivados de la técnica (PEG).

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