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Diario El Mercurio

Apuntes para un debate sobre la pena de


muerte
"...La discusión se desató tras un crimen particularmente atroz acaecido en Puerto
Montt. Es decir, los legisladores reaccionan ex post facto (nótese que no agregamos
espasmódicamente). No para prevenir, ni siquiera para sancionar el hecho reciente, sino
para hipotéticos casos futuros, lo cual es comprensible en cuanto el derecho siempre ha
sido escolta y no heraldo de la realidad..:"

Jueves, 22 de febrero de 2018 a las 9:16

Cinco diputados de la UDI lanzaron a la arena política la propuesta de restablecer la pena de muerte.
En la carta que enviaron al presidente electo Sebastián Piñera asestaron “que hay seres humanos que
no merecen ser alimentados y encarcelados, porque la maldad y el nulo respeto a la vida no permiten
otra opción que la de pagar con su vida los atroces delitos cometidos. La pena de muerte y su
reposición es un concepto que debe ser discutido por los chilenos”.

Como era de preverse, una vez echada la idea a la arena, los gladiadores y hasta las fieras no
demoraron en saltar. Los cuestionamientos arribaron tanto desde la futura oposición como incluso de
correligionarios de la UDI. Sea porque, como Felipe Harboe (PPD), interpretan que el art. 5, segundo
párrafo de la Constitución prohíbe la pena de muerte; porque, como Vlado Mirosevic (FA), opinan
que dicha sanción constituye una venganza. o porque la vida es un derecho absoluto, tanto frente al
Estado como en el caso del aborto, según criterio de Guillermo Ramírez (UDI).

La discusión se desató tras un crimen particularmente atroz acaecido en Puerto Montt. Es decir, los
legisladores reaccionan ex post facto (nótese que no agregamos espasmódicamente). No para
prevenir, ni siquiera para sancionar el hecho reciente, sino para hipotéticos casos futuros, lo cual es
comprensible en cuanto el derecho siempre ha sido escolta y no heraldo de la realidad. La pena de
muerte rigió en la legislación chilena moderna desde el Código Penal de 1874 hasta 2001. En ese
lapso se dictaron 58 condenas a muerte. La última fue en 1981.

El iluminismo penal o escuela liberal, de Beccaria a Carrara, abominó la pena de muerte. En especial
porque los clásicos la vieron aplicada por motivos políticos, tanto por parte de la Revolución Francesa
como de la Restauración. No obstante, la doctrina sudamericana decimonónica le era por lo general
favorable. Por ejemplo, Robustiano Vera, uno de los primeros comentaristas del Código Penal
chileno, escribió que “negar el perfecto derecho que le asiste a los poderes constituidos del Estado
para decretar su imposición, es arrancar temerariamente a la justicia y a la soberanía uno de sus
principales atributos. Tratar de borrarla del catálogo de las penas de que se puede hacer uso, es dar
carta blanca a ciertos delitos atroces y tan peligrosos, que necesitan expiarse con sangre para que cese
la alarma que despiertan en todas las clases de la sociedad”1. Estas palabras se actualizan por el
fenómeno de los asesinatos seriales, cada vez más comunes en todo el mundo, y de crímenes que
combinan el peor ensañamiento contra la vida, con brutales ataques sexuales.

Tal como ocurrió en la UDI, la pena de muerte desata desencuentros entre miembros de una misma
institución o corriente de pensamiento. Así, la Iglesia Católica suele presentarse como acérrima
contraria a la pena de muerte. El Papa Francisco definió el año pasado que “la pena debe tener un
horizonte de esperanza”. La admonición presupone que hay esperanza u horizonte para todos los
criminales. Cuando ello es evidentemente erróneo: el delincuente psíquica y socialmente
irrecuperable existe.

En ese sentido, los 2265 y 2266 del Catecismo de la Iglesia Católica prescriben que “la legítima
defensa puede ser no solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la vida
de otro, del bien común de la familia o de la sociedad... La preservación del bien común de la sociedad
exige colocar al agresor en estado de no poder causar perjuicio. Por este motivo la enseñanza
tradicional de la Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y deber de la legítima
autoridad pública para aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de
extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte. Por motivos análogos quienes poseen la autoridad
tienen el derecho de rechazar por medio de las armas a los agresores de la sociedad que tienen a su
cargo”.
Una falacia ingeniosa es la de Miguel Reale, que al definir la pena como una experiencia, rechaza la
pena de muerte pues pone fin a toda experiencia para el ajusticiado2. A lo cual se puede contestar
también que las experiencias del delincuente poco importan a la sociedad y a las víctimas; las penas
no son una experiencia, como puede serlo un viaje de placer, sino un modo de brindar seguridad y
protección a la comunidad. Además, la pérdida de ciertos individuos resulta a veces una ganancia
para la sociedad o incluso para el mundo (ejemplos son los juicios de Núremberg y Tokio) y, además,
un acto de justicia. Un listado completo de las teorías acerca de la pena excedería, y en mucho, la
pretensión de esta nota. Por ello enumeramos al fin, pasados en limpio, los que creemos son los
principales argumentos en pro y en contra.

Los abolicionistas censuran que la pena de muerte:

1. Una vez aplicada, es irreparable ante el error judicial.


2. Es indivisible.
3. Es anacrónica y primitiva (ley del talión).
4. Es cruel e inhumana.
5. Requiere la creación del cargo de verdugo y de modernas y costosas técnicas de ejecución.
6. No ataca las causas del delito, sino a la persona del delincuente.
7. El derecho a la vida es inalienable e indisponible en el ser humano.
8. No es ejemplar ni intimidante.
9. Las legislaciones extranjeras tienden cada vez más al abolicionismo.
10. La implementación de la pena de muerte requiere la denuncia de tratados internacionales y aun
así sería de dudosa constitucionalidad.

Y para los partidarios de la pena de muerte:

1. Es justa y proporcional para ciertos delitos especialmente graves y reprobables.


2. Asegura que el delincuente irrecuperable y que cometió un delito gravísimo, no reincidirá.
3. Protege permanentemente a la sociedad de individuos peligrosos y evita nuevas víctimas inocentes.
4. Existen métodos que aseguran su ejecución instantánea e indolora. Por lo contrario, el
encarcelamiento prolongado es cruel e inhumano las más de las veces.
5. Es más económica que la manutención de reos por décadas.
6. Es ejemplar e intimidante.
7. Coopera a mantener el orden público.
8. La mayor parte de la población mundial vive en países cuyas leyes contemplan la pena de muerte;
incluidos países desarrollados (Estados Unidos, Japón) que la mantienen y aplican.

Sin perjuicio del resultado o del arduo camino legislativo que sería necesario para reimplantarse, la
discusión política y jurídica sobre la pena de muerte es otra oportunidad para la participación y
maduración de la sociedad. Una última idea para el debate: de restablecerse la pena de muerte debería
serlo como pena alternativa al presidio y no como pena única (art. 61, inc. 3 del Código Penal).

* Julio E. Chiappini es abogado penalista y profesor de Alemán Jurídico en la Universidad Nacional


de Rosario, Argentina.
1
Robustano Vera, Código Penal de la República de Chile comentado, Cadot, Santiago, 1883, p. 162.
También, y con gracejo, Pedro Muñoz Ortiz, Curso breve de derecho penal, Zambrano, Santiago de
Chile, 1947, p. 208: “Se discute si se agrega la pena de muerte; y como los señores asesinos no la han
suprimido aún para sus víctimas, en los países de más avanzada civilización se mantiene”.
2 Miguel Reale, O direito como experiência, Saraiva, San Pablo, 1968, p. 277. Hay una edición ampliada en italiano: Il
dirrito come esperienza, Giuffrè, Milán, 1973.
Revista online Scielo
Ius et Praxis
versión On-line ISSN 0718-0012

Ius et Praxis v.15 n.2 Talca 2009

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-00122009000200011

Revista Ius et Praxis, 15 (2):307-316, 2009

DOCUMENTOS

INFORME SOBRE RESTABLECIMIENTO DE LA PENA DE


MUERTE POR PROYECTO DE LEY (BOLETÍN N° 6642-07)
Humberto Nogueira Alcalá

Doctor en Derecho por la Universidad Católica de Lovaina la Nueva, Bélgica. Profesor


Titular de Derecho Constitucional y Director del Centro de Estudios Constitucionales de
Chile, de la Universidad de Talca, Chile. Presidente de la Asociación Chilena de Derecho
Constitucional y Vicepresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal
Constitucional. Correo electrónico: nogueira@utalca.cl.

La Comisión de Constitución; Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados me ha


solicitado informe sobre la moción presentada que modifica el Código Penal y restituye
en casos calificados la pena de muerte (Boletín N° 6642-07).

De acuerdo con el proyecto de ley planteado, se restablece la pena de muerte para


delitos respecto de los cuales dicha pena ha sido eliminada por la ley N° 19.734, por
medio del proyecto de ley consignado en el Boletín N° 6642-07, que introduce
modificaciones al Código penal, en sus artículos 59 y 82 a 85.

El proyecto tiene un fundamento y argumentos que serán objeto de análisis jurídico


constitucional en el presente informe.

El fundamento del proyecto afirma correctamente que la pena de muerte no ha sido


abolida en Chile, ella subsiste para delitos establecidos en el Código de Justicia Militar
en tiempo de guerra y se mantiene la norma constitucional del artículo 19 N° 1, inciso 3
o
, la que posibilita establecer por ley de quorum calificado la pena de muerte.

La delimitación y configuración del derecho a la vida en nuestro


ordenamiento jurídico.

La Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) en su artículo 4, asegura el


derecho a la vida de las personas y el derecho a la vida del que está por nacer,
generalmente, desde la concepción. El derecho a la vida en sus atributos asegurados y
garantizados en dicha Convención Internacional de Derechos Humanos que constituyen
derechos esenciales enriquecen los atributos del derecho a la vida asegurados por el
artículo 19 de la Constitución, en el caso en análisis, todo ello de acuerdo al principio
básico de interpretación constitucional favor persona o pro homine y al principio de
progresividad, de acuerdo a la jurisprudencia tanto de nuestro Tribunal Constitucional,
como de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Así los atributos del derecho a la vida asegurados por la Constitución como los contenidos
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos constituyen atributos que emanan
de la dignidad humana y constituyen derechos esenciales, los cuales, de acuerdo a lo
que determina imperativamente el artículo 5o inciso 2o de la Constitución, limitan el
ejercicio de la soberanía, por tanto, la potestad legislativa ejercida por los órganos
colegisladores del Estado Chileno. Por tanto una disposición legal que actuara en tales
términos sería inconstitucional, además de vulnerar un derecho humano esencial en los
términos que el Estado de Chile, libre y voluntariamente se ha comprometido a respetar
y promover, como dispone el mismo inciso 2o del artículo 5o de la Constitución. Cabe
señalar, por tanto, que dichos atributos constituyen parte del parámetro de control de
constitucionalidad, como ya fue utilizada la Convención sobre Derechos del Niño por el
Tribunal Constitucional en su sentencia sobre "responsabilidad penal adolescente" (Rol
N° 786-2007, de fecha trece de junio de 2007) y en el caso de la "Pildora del día
después", se aplica el mismo artículo 4o de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (sentencia Rol N° 740-07, de fecha 18 de abril de 2008).

El aseguramiento del derecho a la vida en nuestro ordenamiento jurídico ha integrado el


contenido mínimo asegurado por el artículo 4o de la CADH, cuyo párrafo 2o asegura en
su parte final que "No se extenderá la aplicación de ¡apena de muerte a delitos a ¡os
cuales no se la aplica actualmente ".

Esta disposición junto con ser parte de la CADH y del derecho internacional, es parte de
nuestro ordenamiento jurídico y de aplicación preferente respecto de los preceptos
legales internos, debiendo ser interpretada y aplicada de acuerdo con el objeto y fin de
protección de los derechos a que se obligó el Estado de Chile de buena fe al incorporar
tal disposición de aseguramiento y garantía del derecho a la vida. Así, el artículo 4.2 de
la CADH establece un límite definitivo a la pena de muerte para todos los delitos que
actualmente no contempla nuestro ordenamiento jurídico, prohibiendo la extensión de
su uso hacia el futuro. Sobre ello ya se pronunció y dictaminó la Corte Interamericana
en su Opinión Consultiva 3/83 de 8 de septiembre de 1983.

El Derecho Internacional de los Derechos Humanos es fuente del Derecho Interno cuando
contiene elementos que enriquecen al Derecho Interno, cuando agregan un "plus " al
contenido normativo de los derechos fundamentales delimitados y configurados en el
derecho interno y viceversa, el sistema nacional de derecho enriquece al derecho
Internacional de derechos humanos, buscando siempre la integralidad maximizadora del
sistema de derechos esenciales o humanos, todo lo que está reconocido en el artículo
29 de la Convención Americana de Derecho Humanos y en el artículo 5o del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas.

El intérprete constitucional debe entender que existe una retroalimentación recíproca


entre fuente interna y fuente internacional recepcionada internamente en materia de
derechos fundamentales. En la misma perspectiva debe existir una retroalimentación
entre el intérprete final del derecho interno y el intérprete final del derecho regional o
internacional de derechos humanos, especialmente, de aquel que el Estado se ha
comprometido a respetar y garantizar ante la comunidad internacional.

La doctrina constitucional sobre la limitación del ejercicio de la


soberanía por los derechos esenciales.

Dicha perspectiva ha sido asumida también por don Alejandro Silva Bascuñan en su
Tratado de Derecho Constitucional, donde afirma que el exacto alcance del artículo 5 o,
inciso segundo, oración final, es que "la obligación que impone al Estado tiene como
ámbito todos esos derechos esenciales y por lo tanto, no solo aquellos que
explícitamente están reconocidos por la Ley Fundamental"1.

El profesor Silva Bascuñan concuerda con Cecilia Medina, además, en que "Si la
comunidad internacional, o la nacional, se ponen de acuerdo en que ciertos derechos
son 'humanos'o 'esenciales', ellos podrán ser invocados por sus titulares sin necesidad
de verse expuestos a probar su naturaleza; ella ya está determinada de antemano y en
forma fehaciente"2. Criterios que son reafirmados en el tomo XI del tratado, publicado
en 2006, donde hace referencia a la materia en los párrafos 83 a 86 del Tomo IV3.

El profesor Francisco Cumplido, ha señalado sobre la reforma constitucional de 1989 al


artículo 5o, inciso 2o:

"Para nosotros habría sido mucho mas técnicamente preciso incorporar a la Constitución
todos los derechos humanos asegurados por tratados internacionales. Pero nos
encontramos con que debíamos concordar la reforma en un tiempo muy breve. Por
consiguiente, nos pusimos de acuerdo para que en ¡a aprobación de esta reforma al
artículo 5 °, los derechos esenciales contenidos en los tratados internacionales
ratificados por chile y vigentes, que conocía el constituyente - La junta de Gobierno en
ese momento - y que conocían los negociadores, se entendiera que pasaban a formar
parte de la Constitución Política de 1980,4.
Así lo entiende también José Luis Cea Egaña, Ministro y ex Presidente del Tribunal
Constitucional, en su obra Derecho Constitucional Chileno, donde afirma:

"En virtud del artículo 5 o inciso 2 o, modificado en 1989, la Constitución hace parte
formal y sustantiva de su texto los derechos, deberes, acciones y recursos contemplados
en los tratados internacionales ratificados por Chile y vigentes en nuestro país que
versen sobre los atributos esenciales de la persona humana. "Existe complementación,
y no oposición, por ende, entre el Estatuto de la Persona en el derecho interno y en el
derecho supranacional. Consecuentemente también, se ha vigorizado aquel estatuto por
la conjugación o armonía de ambos sistemas jurídicos. Trátese de una evidencia más
acerca de la nueva concepción de la soberanía, limitada y ¡imitable por el respeto que
debe al ejercicio de aquellos derechos"5.

De acuerdo a tal perspectiva, los derechos de fuente directamente constitucional, como


asimismo, los derechos implícitos y los derechos de fuente internacional, constituyen un
único bloque de derechos que se retroalimenta recíprocamente, en un sentido de
progresividad y aplicando el principio favor persona, lo que posibilita que dimensiones o
atributos de los derechos considerados inherentes a la persona o derivados de su
dignidad humana que se encuentran asegurados por fuente internacional, sin derogar
los derechos directamente constitucionales, pueden incorporarse como parte de ellos si
aseguran o garantizan ámbitos de tales derechos que no estaban asegurados
explícitamente por la norma constitucional.

Así este bloque de derechos esenciales, interpretados de acuerdo a las reglas y


postulados de interpretación de los derechos humanos, constituyen parámetro de control
de constitucionalidad de las normas internas infraconstitucionales. Así lo comprendió
también el profesor Jaime Guzmán Errázuriz, el cual sostuvo en la Comisión de Estudios
de la Nueva Constitución que tales derechos posibilitaban el desarrollo de un recurso de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad.

La jurisprudencia de la Corte Suprema y del Tribunal


Constitucional sobre la materia.

La Corte Suprema de Justicia afirma con claridad que la soberanía, incluido el poder
constituyente y todo órgano o autoridad, está limitada por los derechos esenciales de la
persona humana, a través de diversos fallos:

"Que en la historia fidedigna del establecimiento de ¡a norma constitucional del artículo


5o inciso segundo, queda claramente establecido que ¡a soberanía interna del Estado de
Chile reconoce como límite los derechos que emanan de la naturaleza humana; valores
que son superiores a toda norma que puedan imponer las autoridades del Estado,
incluido el propio Poder Constituyente, lo que impiden sean desconocidos (Fallos del Mes
N° 446, sección criminal, página 2066, considerando 40)"6.

"Que, como lo ha señalado esta misma Corte Suprema en reiteradas sentencias, de la


historia fidedigna del establecimiento de la norma fundamental contenida en el artículo
5o déla Carta Fundamental, queda claramente establecido que la soberanía interna del
Estado de Chile reconoce su límite en los derechos que emanan de la naturaleza humana,
'valores que son superiores a toda norma que puedan disponer las autoridades del
Estado, incluido el propio poder constituyente, lo que impide sean desconocidos' (S.C.S.
30.1.2006)"7.

En la materia existe una larga lista de precedentes establecidos por la Corte Suprema
de Justicia, entre ellos el siguiente:

"Trigésimonono: [...] En definitiva los derechos humanos asegurados en un tratado se


incorporan al ordenamiento jurídico interno, formando parte de la Constitución material
adquiriendo plena vigencia, validez y eficacia jurídica, no pudiendo ningún órgano del
Estado desconocerlos y debiendo todos ellos respetarlos y promoverlos, como asimismo,
protegerlos a través del conjunto de garantías constitucionales destinadas a asegurar el
pleno respeto de los derechos. Esta obligación no sólo deriva del mentado artículo 5 °,
sino también del 1 °, incisos primero y cuarto, y 19, N° 26°, de la Carta Magna y de los
mismos tratados internacionales, entre éstos del artículo 1 ° común a los Cuatro
Convenios de Ginebra, que establece el deber de los Estados Partes de respetar y hacer
respetar el derecho internacional humanitario.

Este carácter amplio de protección se desprende de la historia fidedigna del


establecimiento del precepto aludido, puesto que su integrante Jaime Guzmán Errázuriz
al recalcar que los derechos que arrancan de la naturaleza humana era "el único límite
a la soberanía desde un ángulo objetivo, habida consideración que el debe proyectarse
conceptualmente con la noción de bien común ", de tal suerte que aun cuando esos
derechos no estén en el texto constitucional "no por eso una disposición jurídica
cualquiera que atentara indebidamente en contra de ellos, dejaría de ser ilegítima "
(Actas de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, sesión 49 de veintisiete de
junio de mil novecientos setenta y cuatro) "8.

En materia de otro derecho esencial, la Corte Suprema ha utilizado la misma línea


argumental:

Décimo: Que, a lo anterior, y conforme la norma de reenvío contenida en el artículo 5o


de la Constitución, debe extenderse el reconocimiento con rango constitucional del
derecho de defensa, también a los derechos garantizados por ¡os tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes como son los artículos
11.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos [...]; el artículo 14.3 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos [...]; el artículo 8.2 de la Convención
Americana de Derechos Humanos [...] "9.

Esta misma línea argumental ha sido desarrollada por nuestro Tribunal Constitucional,
el cual precisa que:

"[...] el respeto y promoción de los derechos esenciales del hombre, que son superiores
y anteriores al Estado y ala Constitución, que no los crea sino que reconoce y asegura",
agregando que "estos preceptos no son meramente declarativos sino que constituyen
disposiciones expresas que obligan a gobernantes y gobernados tanto en si mismas,
como también, en cuanto normas rectoras y vitales que coadyuvan a desentrañar el
verdadero sentido y espíritu de las disposiciones de la Constitución " 10.

Como el mismo Tribunal Constitucional ha explicitado:

55° [...] "Como ha señalado el Comité de Derechos Humanos de la Organización de las


Naciones Unidas, en su Observación General sobre el artículo 6o del Pacto Internacional
sobre Derechos Civiles y Políticos, el derecho a la vida es "el derecho supremo respecto
del cual no se autoriza suspensión alguna, ni siquiera en situaciones que pongan en
peligro la vida de la nación ". Ha agregado, asimismo, que "el derecho a la vida es el
más esencial de estos derechos ". "56°: Que el derecho a la vida asegurado por el
artículo 19 N° 1 de la Constitución, en consonancia con el artículo 3 o déla Declaración
Universal de ¡os Derechos Humanos; el artículo 6.1 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos; el artículo Io de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, y el artículo 4o déla Convención A mericana de Derechos Humanos, asegura
a toda persona -incluyendo al nasciturus- el derecho a mantener la vida y a conservarla
frente a los demás hombres. Si se quiere, "es el derecho a que nadie nos la quite, y a
que no pueda suprimirla ni cercenarla su propio sujeto " (José Joaquín Ugarte Godoy El
derecho a la vida y la Constitución. Revista Chilena de Derecho, Volumen 33, N°33,
2006, p. 514). "11.

Obligación de adecuar el ordenamiento jurídico nacional al


respeto y promoción de los derechos asegurados por la CADH.

Cabe explicitar que el artículo 2° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


establece el deber del Estado Parte de adecuar su ordenamiento jurídico, a partir de la
Constitución, y siguiendo por las leyes, a los derechos que se ha comprometido respetar
de acuerdo al artículo Io de la misma Convención, derechos que como lo ha sostenido la
jurisprudencia uniforme de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, son de
ejecución directa e inmediata, especialmente, en el caso del derecho a la vida.

Reforma constitucional de 2005 en materia de tratados


internacionales.

Por otra parte, en el plano del derecho interno, debe explicitarse que, de acuerdo con la
reforma constitucional de 2005, el artículo 54, en su inciso sexto del texto reformado
introduce un principio de grandes repercusiones en el derecho interno y que es
plenamente armónico con las obligaciones internacionales asumidas por el Estado
Chileno en la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969, ratificada en
1981 ypublicadaenjuniode 1981. Dicho inciso precisa:
"Las disposiciones de un tratado sólo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas
en ¡a forma prevista en ¡os propios tratados o de acuerdo a ¡as normas generales de
Derecho Internacional. "

De acuerdo con esta disposición constitucional el Estado chileno no deja ninguna duda
sobre la voluntad de hacer efectivas las obligaciones de ius cogens de cumplir de buena
fe las obligaciones internacionales contenidas en los artículos 26y 27 de la Convención
de Viena sobre Derecho de los Tratados (principios Pacta Sunt Servando y Bonna Fide),
como asimismo la obligación de no oponer obstáculos de derecho interno al
cumplimiento de las obligaciones internacionales voluntaria y libremente aceptadas,
generando responsabilidad internacional por ello.

Una vez que el tratado internacional se encuentra aprobado por el Congreso Nacional y
ratificado por el Presidente de la República, genera inmediatamente las obligaciones
pertinentes para el Estado si tales tratados están vigentes en el derecho internacional,
ellos pasan a ser derecho interno sin dejar de ser derecho internacional, pero, a
diferencia de las normas generadas por fuente interna no son susceptibles de derogación
por voluntad unilateral del Estado, teniendo aplicación preferente sobre el derecho
interno de acuerdo a lo que el Estado ha consentido libre y voluntariamente. Dicha
perspectiva fue expresamente asumida por el gobierno y los diversos sectores
representados en el Senado en el primer trámite constitucional de la reforma
constitucional de 200512.

El Tribunal Constitucional en sentencia Rol N° 288 de 24 de junio de 1999, respecto del


requerimiento formulado respecto del Acuerdo entre Chile y Argentina sobre límites
desde el monte Fitz Roy hasta el cerro Daudet, determinó que "el tratado y la ley son
fuentes del derecho diferentes " (considerando 6o), asimismo ha afirmado que "después
de la ratificación formal, el Estado se encuentra obligado a respetar sus cláusulas"
{considerando 14°).

La Corte Suprema de Justicia, en fallo de fecha 26 de octubre de 1995, ha afirmado que


la prescindencia de aplicación de normas de derechos humanos contenidas en tratados
internacionales compromete la seguridad y honor del Estado de Chile y debilita el Estado
de Derecho, no pudiendo invocarse el derecho interno para incumplir obligaciones
internacionales:

"Que se comprometería la seguridad y honor del Estado de Chile ante la comunidad


internacional, como se destaca en la sentencia recurrida, si este Tribunal efectivamente
prescindiera de aplicar ¡as normas internacionales cuando ello fuera procedente. Pues,
es un principio reconocido umversalmente que las naciones civilizadas no pueden invocar
su derecho interno para eludir ¡as obligaciones y compromisos internacionales asumidos
por dichos tratados, ¡o que, ciertamente, de producirse debilitaría el Estado de Derecho
"13.

A su vez, la desvinculación de Chile de un tratado internacional está específicamente


señalado por la Constitución en el mismo artículo 44 N° 1, inciso 7o:

"Corresponde al Presidente de la República la facultad exclusiva para denunciar un


tratado o retirarse de el, para lo cual pedirá la opinión de ambas Cámaras del Congreso,
en el caso de tratados que hayan sido aprobados por éste. Una vez que la denuncia o el
retiro produzca sus efectos en conformidad a lo establecido en el tratado internacional,
éste dejará de tener efecto en el orden jurídico chileno."

En efecto, de acuerdo con esta disposición queda meridianamente claro que el Estado
sólo puede desvincularse de cumplir sus obligaciones internacionales convertidas
también en derecho interno obligatorio para todos los órganos estatales y los particulares
a través de la denuncia del tratado en la medida que su propia naturaleza lo permita, y
una vez cumplidas todas las etapas exigidas por el derecho internacional, sólo una vez
que el derecho internacional y sus órganos jurisdiccionales de aplicación en su caso,
determinen la liberación del Estado chileno de las obligaciones contenidas en el tratado,
este podrá dejar de ser aplicado en el derecho interno.

Conclusiones.

El restablecimiento de la pena de muerte para determinados delitos por el proyecto de


ley en análisis, respecto de los cuales se eliminó de nuestro ordenamiento jurídico dicha
pena, implica violar los artículos 1, 2 y 4 de la CADH, con la consiguiente responsabilidad
internacional, además de las decisiones jurisprudenciales vinculantes de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, como asimismo, implicaría violar el contenido
del derecho a la vida constitucionalmente garantizado por los artículos 19 n° 1; 5 o inciso
2o; y 19 N° 26, en armonía con el artículo 4o de la CADH, lo que afectaría la
constitucionalidad de tal disposición legal.

La única posibilidad de dar curso constitucional al proyecto de ley en análisis implica la


previa denuncia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, esperando luego
el curso de un año exigido desde el momento de la desvinculación, para poder concretar
la tramitación válida y legítima del proyecto, todo ello sin perjuicio de las otras
obligaciones internacionales aprobadas por el Estado de Chile referentes a la misma
materia, entre ellas las convenciones sobre proscripción de la pena de muerte.

Es cuanto puedo informar a vuestra Comisión.

NOTAS

1.- Silva Bascuñan, Alejandro. Tratado de derecho Constitucional. Tomo IV. Ed. Jurídica
de Chile, Santiago, 1997, p. 111. [ Links ]

2.- Silva Bascuñan, Alejandro. Tratado de Derecho Constitucional. Tomo IV. Ed. Jurídica
de Chile, Santiago, 1997, p. 111. [ Links ]

3.- Silva Bascuñan, Alejandro. Tratado de Derecho Constitucional. Tomo XI. Ed. Jurídica
de Chile, Santiago, 2006, p. 15. [ Links ]

4.- Cumplido Cereceda, Francisco. "Los Tratados Internacionales y el artículo 5o de la


Constitución.", en Revista Ius et Praxis, Año 2 N° 2, 1997, Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales, Universidad de Talca, Talca, Chile, pp. 95-96. [ Links ]

5.- Cea Egaña, José Luis. Derecho constitucional chileno. Tomo I. Ed. Universidad
Católica de Chile, Santiago. 2002. p. 113. [ Links ]

6.-Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 469-98, de fecha 9 de septiembre de 1998,


citado por Cea Egaña, José Luis. Derecho Constitucional Chileno. Tomo I, página 236.

7.- Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 559-04, de fecha 13 de diciembre de 2006,


considerando 22°.

8.-Sentencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Rol N° 3125 - 04, de fecha 13
de marzo de 2007. Las negritas son nuestras.

9.- Sentencia de la Corte Suprema de Justicia de 18 de abril de 2007. Rol N° 4.183 -06,
considerandos noveno y décimo. Las negritas son nuestras.

10.-Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N° 943-07-INA, de 10 de junio de 2008,


considerando 16°.

11.- Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N° 740-07, de fecha 18 de abril de 2008,
considerandos 55° y 56°.

12.-Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado,


pp. 188 y siguientes.

13.- Sentencia de la Corte Suprema de Justicia, considerando 14°


https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/pena-
de-muerte/

El Informe Global de condenas a muerte y ejecuciones en 2017 de Amnistía


Internacional resalta los grandes pasos que África subsahariana ha dado en la lucha
mundial por la abolición de la pena capital, con un considerable descenso en el
número de condenas a muerte en toda la región.

Las ejecuciones y las condenas a muerte han disminuido en todo el mundo tras haber
alcanzado máximos históricos en años anteriores.

Durante 2017 se registraron 993 ejecuciones en 23 países. Se trata de una reducción del
4% respecto a 2016, con 1.032 ejecuciones, y del 39% respecto a 2015, cuando la
organización informó de la cifra más elevada desde 1989.

Amnistía Internacional registró 2.591 condenas a muerte en 53 países en 2017, lo que


supone un descenso considerable con respecto a la cifra récord de 3.117 condenas a muerte
registrada en 2016.

Información por países

La mayoría de las ejecuciones tuvieron lugar en China, Irán, Arabia Saudí, Irak y
Pakistán, por este orden.

China siguió siendo el mayor ejecutor del mundo, aunque se desconoce la verdadera
magnitud del uso de la pena de muerte en ese país, pues los datos al respecto están
clasificados como secreto de Estado. En la citada cifra global de al menos 993 ejecuciones
no están incluidas las miles que se cree que se han llevado a cabo en China.

Excluyendo a China, el 84% de las ejecuciones conocidas tuvieron lugar en tan sólo
cuatro países: Arabia Saudí, Irán, Irak y Pakistán.

Irán ejecutó al menos a 507 personas, el 60% del total de ejecuciones confirmadas en Oriente
Medio y el Norte de África. Al menos cinco personas fueron ejecutadas por delitos cometidos
cuando eran menores de 18 años, y otras 80, como mínimo, permanecían condenadas a
muerte.

Arabia Saudí ejecutó a 146 personas, el 17% del total de ejecuciones confirmadas en la
región y un número levemente inferior al alcanzado en 2015 (158), que constituyó la cifra
más alta registrada en ese país desde 1995.

Estados Unidos siguió siendo el único país de América que llevó a cabo ejecuciones por
noveno año consecutivo. El número de ejecuciones (23) y condenas a muerte (41) en Estados
Unidos aumentó ligeramente respecto a 2016, pero siguió estando dentro de las tendencias
históricamente bajas de los últimos años.

Como métodos de ejecución se utilizaron la decapitación, el ahorcamiento, la inyección


letal y muerte por arma de fuego.

En Irán se llevaron a cabo al menos 31 ejecuciones públicas.

En muchos países donde hubo condenas a muerte o ejecuciones, los procedimientos


judiciales no cumplían las normas internacionales sobre juicios justos. Tal incumplimiento
supuso la obtención de “confesiones” mediante tortura u otros malos tratos; esto sucedió,
entre otros lugares, en Arabia Saudí, Bahréin, China, Irak e Irán.
© Amnistía
Internacional

© AI

Herman Lindsey, exonerado de la pena de muerte, abraza a una activista de Amnistía Internacional.
Ambos estaban entre el grupo de personas que se manifestaban contra la ejecución de John Ruthell
Henry. © AP Photo/Phil Sandlin

Existen 142 estados abolicionistas

© Amnistía Internacional

Algunos motivos para el optimismo

Se han observado avances en toda África subsahariana, donde Guinea se ha convertido


en el 20º Estado abolicionista, las condenas a muerte han disminuido sustancialmente y ha
habido iniciativas legislativas constantes. Amnistía Internacional ha registrado un descenso
en el número de países de África subsahariana que consuman ejecuciones: de cinco en 2016
a dos en 2017 —Somalia y Sudán del Sur— .
Dos países —Guinea y Mongolia— abolieron la pena de muerte en la ley para todos los
delitos. Guatemala se convirtió en abolicionista para los delitos comunes. en-que-
estamos/blog/historia/articulo/x/Gambia firmó un tratado internacional por el que se
comprometió a no llevar a cabo ejecuciones y a adoptar las medidas necesarias para abolir la
pena de muerte en su legislación.

Amnistía Internacional registró conmutaciones o indultos de la pena de muerte en 21 países


y se registraron 55 exoneraciones de presos condenados a muerte en seis países. Además no
se registraron ejecuciones en cinco países —Botsuana, Indonesia, Nigeria, Sudán y
Taiwán— que sí las habían llevado a cabo en 2016.

Las ejecuciones experimentaron un descenso notable en Bielorrusia (50%), Pakistán (31%),


Egipto (20%) Irán (11%) y Arabia Saudí (5%).

Al terminar 2017, 106 países (la mayoría de los Estados del mundo) habían abolido la pena
de muerte en la ley para todos los delitos, y 142 (más de dos tercios) la habían abolido en la
ley o en la práctica.

Mucho por hacer contra la pena de muerte

A pesar de la mejora de los datos, el informe nos muestra que queda mucho por hacer:
numerosos países siguen poniendo en práctica la pena de muerte sin restricciones y, al final
de 2017, se tenía constancia de que había al menos 21.919 personas condenadas a muerte.

Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Kuwait reanudaron las ejecuciones en


2017. Se duplicaron, o casi se duplicaron, en el Estado de Palestina, de tres en 2016 a seis
en 2017; en Singapur, de cuatro a ocho; y en Somalia de 14 a 24.

El número de estados de Estados Unidos que llevaban a cabo ejecuciones aumentó de cinco
en 2016 a ocho, al reanudar Arkansas, Ohio y Virginia las ejecuciones tras una pausa de
varios años.

En 15 países se condenó a muerte o ejecutó a personas por delitos de drogas, contraviniendo


así el derecho internacional. La región de Oriente Medio y norte de África registró la cifra
más alta de ejecuciones relacionadas con las drogas en 2017, mientras que Asia y Oceanía
fue la región con mayor número de países que utilizaron la pena capital para ese tipo de
delitos (10 países de 16).

En muchos países donde hubo condenas a muerte o ejecuciones, los procedimientos


judiciales no cumplían las normas internacionales sobre juicios justos. Tal incumplimiento
supuso la obtención de “confesiones” mediante tortura u otros malos tratos; esto sucedió,
entre otros lugares, en Arabia Saudí, Bahréin, China, Irak e Irán.
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Nacional

A 33 años de la última pena de muerte en


Chile: Los casos más emblemáticos de su
aplicación
Los últimos fusilados fueron los ex carabineros Jorge Sagredo y Alberto
Topp, conocidos como los "sicópatas de Viña del Mar".

29 de Enero de 2018 13:42

2.82K

Este lunes 29 de enero se cumplen exactos 33 años desde la última aplicación de la pena
de muerte en Chile. Esta sentencia fue utilizada en 58 oportunidades por los Tribunales de
Justicia entre 1875 -cuando fue incluida al ordenamiento jurídico- y el 3 de abril de 2001,
cuando fue derogada por el entonces Presidente Ricardo Lagos y reemplazada por la pena
de presidio perpetuo.

No obstante el año en que fue promulgada, la pena capital se aplicó por primera vez el 3 de
febrero de 1890, cuando un sujeto que fue declarado culpable del delito de robo con
homicidio, fue ejecutado por el pelotón desigando para su fusilamiento.

Como él, otras 28 personas fueron condenadas y matadas por este delito; 24 por
homicidio calificado, uno por asalto con homicidio, uno por homicidio con incendio y
tres por homicidio por violación. Paralelamente, según los registros de los gobiernos desde
1964 hasta la fecha, fue bajo el mandato de Carlos Ibañez del Campo donde se produjo la
mayor cantidad de fusilamientos por pena de muerte, con ocho condenados.

CHACAL DE NAHUELTORO

Un caso emblemático de la aplicación de este precepto legal fue la condena de Jorge del
Carmen Valenzuela Torres, conocido como "el Chacal de Nahueltoro", quien fue
condenado por el asesinato de su pareja, Rosa Rivas, y de sus cinco hijos, en el año 1960.

El caso se tornó polémico debido a que durante su reclusión de tres años, mientras esperaba
su fusilamiento, experimentó cambios significativos en su conducta, aprendiendo a leer,
escribir y fabricar guitarras, al mismo tiempo en que se acercó a la religión católica.
Paralelamente, argumentaba que estaba arrepentido de lo realizado, sosteniendo que, en el
momento, no contaba con las herramientas para tener conciencia de lo que hizo.

Finalmente, el 30 de abril de 1963, un pelotón de Gendarmería procedió a fusilar a


Valenzuela, pese a los esfuerzos del sacerdote católico Eloy Parra, quien solicitó
encarecidamente un indulto presidencial al entonces Mandatario Jorge Alessandri.

SICÓPATAS DE VIÑA DEL MAR

Otro caso que acaparó las portadas de los medios de comunicación fue, precisamente, la
última condena a muerte dictada por un tribunal chileno. Fue el 29 de enero de 1985 cuando
fueron ejecutados los ex funcionarios de Carabineros Jorge Sagredo y Alberto Topp
Collins, más conocidos como los "Sicópatas de Viña del Mar".

Los ex uniformados fueron declarados culpables del asesinato de una decena de mujeres.
Pese a que lo solicitaron en reiteradas oportunidades, el dictador Augusto Pinochet les negó
el indulto presidencial, dando luz verde a su fusilamiento.
ARGUMENTOS A FAVOR
Hemos visto ya que la pena de muerte es una realidad en el mundo de nuestros días. Sin
embargo, para que sea una realidad hace falta que haya unas ideas que la sustenten o la
derriben.

A FAVOR

Para hacer más entendedor este apartado iremos enumerando las diferentes ideas:

1) Razón de Justicia: esta idea se sustenta por un lado, por fundamentaciones religiosas, cuya
máxima expresión se encuentra en el Antiguo Testamento, como puede ser la Ley de Talión:
"Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente"; También cabe destacar desde
fundamentaciones religiosas, que las penas deben tener como base la necesidad de expiación.
En definitiva, el castigo supremo siempre ha estado presente en la sociedad.

Por otro lado, se fundamenta en las Teorías Absolutas de la pena, cuya máxima era la pena
justa (punitur quia peccatum est). Estas teorías se basan en la libertad e igualdad naturales de
todos los hombres. Por lo tanto, cuando un hombre comete un delito, se ha de retribuir al
autor del delito con una pena equivalente al mal que ha ocasionado.

2) Utilidad Social: A diferencia de las Teorías absolutas, que respondían al interrogante de


porqué castigar, las Teorías Relativas, responden al de para qué castigar. Precisamente, una
de las respuestas a esta pregunta, da fundamentación a la pena de muerte. Concretamente,
dentro de las Teorías relativas, se encuentran las Teorías de la Prevención General y en
concreto de la Prevención General Negativa. Éstas, se basan en la idea de crear ciertas
contramotivaciones en los transgresores potenciales. Es decir, dotan la pena de un carácter
disuasorio e intimidatoria. Sin duda alguna, si el individuo es racional, y hace un balance
sobre las ventajas y desventajas de cometer un crimen, la pena de muerte, evitaría que el
crimen tuviera beneficio alguno. Sin embargo, como veremos más adelante en las
argumentaciones en contra, esto no ha sido aún demostrado.

3) Ejercicio de la legítima Defensa: esta argumentación se basa en la idea de que el sujeto,


víctima del delito, no ha podido ejercer su Derecho a la Legítima defensa, y por lo tanto, es
la sociedad quien debe llevarla a cabo. La pena de muerte, sería pues, un asesinato en legítima
defensa. Esta idea se resume bien con la cuestión planteada por Jacques Légaré en un ejemplo
de disertación filosófica sobre la pena de muerte: "En plus, si nous acceptons la légitime
défense qui nous excuse de tuer notre agresseur, pourquoi refuserions-nous le même droit au
tribunal qui représente la société tout entière?".

4) Miedo a la fuga o a la reincidencia: este sentimiento de pánico y temor, conlleva, apoyar


la pena de muerte, puesto que si el sujeto delincuente consiguiera escapar del control
penitenciario, podría cometer los mismos delitos. Este tipo de argumentación fue utilizada
por las teorias positivistas, especialmente por Lombroso. Cabe recordar que en la tipología
de delincuentes de este autor, introdujo la del delincuente nato, el cual padecía de algún tipo
de patología. Ello suponía, que no era posible la resocialización de dicho delincuente, y por
lo tanto, la única política criminal viable era la eliminación del sujeto.

5) No existe riesgo de sentenciar a un inocente: la existencia de garantías jurídicas, tales


como las apelaciones, la revisión obligatoria de la sentencia de muerte, etc..., impide que sólo
se condene a los culpables reales de los hechos delictivos. No existe pues, riesgo de errores.

6) Costes económicos: Los partidarios de la pena de muerte sostienen que la pena de muerte
es, en términos económicos, más rentable, que las alternativas que se presentan a dicha
sanción.
ARGUMENTOS en contra
Volveremos a estructurar este apartado como el anterior, es decir, enumerando las diferentes
ideas. Además, podemos ver que la mayoría de las argumentaciones, son las réplicas a las
anteriores.

1)Razón de Justicia: Recordábamos antes, que había dos fundamentaciones a esta


argumentación. Ahora, al igual que antes, ahora también. Por un lado, des de un punto de
vista religioso, si bien es cierto que en el Antiguo Testamento se profesan ideas tales como
la ley del Talión, como apunta Albert Camus: "Se trata de un sentimiento, particularmente
violento, no de un principio. El Talión pertenece al orden de la naturaleza y del instinto (...)
Si el crimen pertenece a la naturaleza humana, la ley no pretende imitar o reproducir tal
naturaleza. Está hecha para corregirla."; por otro lado caben confrontar otras consideraciones
dogmáticas religiosas, como el amor al prójimo, el perdón, entre otras. Sin embargo, dichas
consideraciones dogmáticas religiosas, no son suficientes para esclarecer la cuestión de la
pena de muerte. Sería necesario acudir a los datos que nos proporcionan las ciencias sociales
(criminología, sociología, psicología, etc...).

En segundo lugar, por lo que se refiere ya a argumentaciones de tipo filosófico-jurídicas, no


cabe fundamentar la pena justa. Pues como apunta Roxin, al mal del delito se le suma el mal
de la pena. Éste es uno de los ejemplos críticos a las Teorías Absolutas. Y también cabe
destacar la crítica realizada por Mir Puig, que apunta a que no es propia del estado moderno
la aspiración por la realización de la justicia absoluta sobre la tierra, puesto que el Estado
mantiene una clara distinción entre moral, religión y derecho. En definitiva que las sentencias
no se pronuncian en nombre de Dios, sino en el del pueblo.

Por último, cabe recordar también la Teoría del Intercambio de Homans, en la que el autor,
apunta: " Cuanto más golpea uno, más golpea el otro, pues resulta satisfactorio lastimar a
quien nos lastima". Quizás, bajo el supuesto de la realización de justicia, se esconda el placer,
como apunta Homans. Ello es debido al intercambio de castigos.

2) Utilidad Social: No está demostrado, que la pena cumpla una función de prevención
general negativa, o sea de intimidación a los potenciales infractores. Prueba de ello, es que
si fuera así, en primer lugar, ya no existirían delitos. Y en segundo lugar, se parte de que el
delito es una acto racional, en el que el delincuente evalúa los costes y beneficios. Esta
premisa puede ser falsa, pero en el caso de que fuera cierta, el sujeto delincuente, espera o
bien que no lo descubran, o bien, salir mejor parado del proceso judicial.

También cabe destacar la argumentación de que, en contra de obtener una prevención, se


genera una espiral de violencia. El hecho de asesinar a una persona, por parte del Estado,
puede conllevar que ese acto se copie y provoque así, la violencia que quería disminuir.

Por último, cabe destacar que, como afirman los partidarios de la pena de muerte, sea posible
que en algunos países en los que la pena de muerte ha sido abolida se haya producido un
incremento en la criminalidad registrada. Pero esta afirmación hay que matizarla, en el
sentido de que es posible que una parte de esta criminalidad fuera anteriormente oculta ( no
registrada), o bien, que este aumento sea debido a la consecución de delitos menos graves.
Por tanto, se puede afirmar que la función intimidatoria de la pena capital, está aún por
demostrar.

4) En relación con la legítima defensa o la venganza de la víctima, se le suponen unas


intenciones que no pueden ser demostradas. Puede ser posible, que si la víctima pudiera
expresarse, no pidiera su venganza, sino el perdón: "Les victimes auraient-elles toutes
souhaiter qu’on les venge? On peut le supposer à voir le pape pardonner publiquement à son
agresseur qui attenta à sa vie."

5)Irreversibilidad de la pena de muerte respecto del error judicial: Si bien cada día más, los
errores judiciales son menos frecuentes, hay riesgo de condenar a un inocente. Pero además
con el agravante de que en el caso de la pena de muerte no se puede compensar al sujeto por
el error.
6)Costes económicos: En los costes sobre la pena de muerte, no sólo hay que computar el
coste que tiene en si misma la ejecución, sino también, el coste de todo el proceso judicial,
es decir, apelaciones, jueces, y, además, los costes sociales de esta sentencia. Estos costes
sociales, deberían ser estimados, para ver si realmente, la pena de muerte es rentable o no. El
argumento de los costes económicos, lleva consigo una parte oculta, se pueden computar dos
veces los mismos costes, etc...Además, diferentes estudios realizados revelan que la pena de
muerte es menos rentable que el mantenimiento en prisión del sujeto. Las diferencias entre
los diferentes estudios cabría analizarlas, pero además se debería computar, como hemos
dicho los costes sociales.

Por ello, creemos que este tipo de argumentaciones no deberían ser tenidas en cuenta, aunque
sin duda, en la sociedad en la que vivimos actualmente, tiene, para el sistema político y los
ciudadanos un gran interés.

7)Discriminación de la pena de muerte: Los Tribunales ejercen una selección entre los
autores de los delitos, ya sea por motivos económicos o étnico-raciales. Así, por ejemplo, la
diferencia de recursos económicos que existe entre los que poseen un buen nivel adquisitivo
y las clases más desfavorecidas, provoca que frente a un mismo hecho delictivo, los primeros
puedan ser asistidos por profesionales con mayor rigor, que los otros. Este factor es
especialemente importante en EE.UU, en donde el coste de defensa es muy elevado y las
clases bajas no pueden costearlo, lo que significa, con mucha probabilidad una sentencia
condenatoria. Por lo que se refiere al factor étnico, también en EE.UU, determinados sectores
son más propicios a obtener este tipo de sentencias. Así, los chicanos, negros, etc... son los
delincuentes sobre los que recae la pena de muerte

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