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En este ensayo expondré los rasgos esenciales de la poesía de Amado Nervo que se ven
reflejados en su narrativa, a fin de mostrar que en novela su prosa es enteramente poética,
aunque esto no niega de ninguna forma que en ambos géneros literarios sus obras
alcanzaran un valor artístico excepcional. Para llevar a cabo este análisis me serviré de su
novela El donador de almas, así como de sus poemas Transmigración, Deidad y En paz,
todo esto con el propósito ya dicho de resaltar las ideas que expresa en estos tres poemas
que se encuentran presentes en su magnífica novela.
Es preciso, antes de comenzar el análisis como tal, referir los rasgos fundamentales
del movimiento literario bajo el cual le tocó escribir a Amado Nervo, el Modernismo. En
este época los escritores hispanoamericanos buscaban una identidad propia, por lo que
tomaron indudablemente muchos elementos de la tradición literaria europea,
particularmente de los movimientos más recientes, sin embargo todo se lo apropiaron y lo
transformaron, incluso lo mezclaron con determinadas características de las culturas
propias de América.
Por tanto, los escritores modernistas renovaron enteramente los recursos retóricos a
fin de encontrar maneras únicas de expresar su sentir, aunque lo que más se pretendía era
ser uno mismo, manifestar las ideas con suma sinceridad y acorde, lo más que fuera
posible, a la inspiración individual de cada literato, por tales cuestiones en cada país de
Latinoamérica surgió un modernismo particular, esto se puede comparar ciertamente con
los dialectos de una misma lengua. Esto fue lo que sucedió con este movimiento que poco a
poco adquirió asombrosa fuerza, puesto que dentro de su estética tan audaz había un toque
de universalidad, por la cual los escritores se interesaban por todas las culturas, sobre todo
las orientales.
Desde luego, el escritor que alcanzó la expresión más pura y majestuosa del
Modernismo fue Rubén Darío, incluso su fama y su reconocimiento en Europa fueron
realmente impresionantes, ya que nunca se había vuelto la mirada con tanto interés y
admiración a la literatura hispanoamericana hasta ese momento. No obstante Amado Nervo
se encuentra entre los mejores modernistas, puesto que su estilo va acorde con lo novedoso
de la época, sin embargo tiene un sello inconfundible, sobre todo por ese anhelo de explorar
el alma humana, revelar la realidad del interior más que la del exterior y reflexionar
hondamente sobre cuestiones universales, en cuanto al aspecto ideológico, tal vez alcanzó
mayor profundidad la poesía de Nervo que la de Darío, pero éste último tocó las mayores
alturas en cuanto a las cuestiones estéticas sin ninguna duda.
Ahora bien, para comenzar con la comparación ya referida, podemos hablar sobre
los rasgos esenciales del estilo de Nervo en general, a fin de lograr una mejor comprensión
del análisis postrero. En su poesía podemos hallar un muy diverso número de métricas,
metáforas tradicionales así como otras más novedosas construidas con objetos propios de la
época y las ciudades modernas, aunque también hallamos elementos de siempre
combinados de un modo original. Los temas que trata comúnmente se relacionan con ideas
espirituales, su atención gira en torno al hombre y su alma y su inquebrantable unión con la
naturaleza y la divinidad, por lo cual llega a adquirir un tono religioso y filosófico a lo largo
de su obra.
Aquí podemos ver reflejada esa idea ancestral de que el alma al morir abandona el
cuerpo inerte para ir a introducirse a otro cuerpo y así volver a la tierra y vivir otra vez,
vemos en el poema un recorrido a través de diferentes época en que el alma aprende
determinadas cuestiones y todo se va acumulando vida tras vida, por eso refiere a la
civilización egipcia, luego los judíos en los tiempos de Jesús, enseguida al imperio
germánico fijándose en la profeta Velleda y la dinastía de los merovngios, después a los
trovadores de la Edad Media y por último a un sacerdote de una época más cercana al siglo
XIX.
El poema concluye afirmando que por todos los lugares en que estuvo su alma y las
circunstancias bajo las cuales vivió, en su existencia actual tiene determinadas cualidades,
anhelos y pensamientos. Podemos ver claramente esas ideas un tanto místicas y hasta
esotéricas que interesan al poeta mexicano. En el siguiente poema podemos apreciar que
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Amado Nervo, Transmigración, Biblioteca Digital Ciudad Seva.
esta clase de ideas se hallan presentes, aunque esta vez de una manera más humana, ya que
se habla de una actitud más acorde con la vida y sus sucesos cotidianos:
Aquí podemos observar esa idea de que el hombre determina su destino por medio
de sus propias acciones, vemos entonces cómo el yo lírico reconoce sus aciertos y sus fallas
y se muestra responsable de todo esto, lo cual lo hace contemplar de un modo más nítido la
generosidad con que la vida lo ha tratado, lo cual lo hace exclamar el último verso.
Evidentemente Nervo exalta en este poema la actitud que puede tener el hombre ante la
vida de recibir, con el mismo agrado y la misma serenidad, los momentos prósperos y
adversos, puesto que al fin y al cabo lo que cosechamos proviene de lo que nosotros
mismos hemos sembrado.
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Amado Nervo, En paz, Biblioteca Digital Ciudad Seva.
Finalmente tenemos el tercer poema, en el cual podremos encontrar una de las ideas
más esenciales que el poeta trata durante toda su literatura, helo aquí:
Aquí podemos apreciar esa idea de que en el interior humano hay una chispa divina
que lo purifica a través de los momentos difíciles de la vida, puesto que en ellos el hombre
se va obligado a sacar lo mejor de sí. Este poema tiene, así en los rasgos del primero por la
alusión a lo divino dentro del ser humano como en los elementos del segundo, en cuanto a
la virtud que se fortalece ante el rigor de las adversidades.
Así pues, tenemos a un poeta que contempla a la divinidad dentro del hombre, que
se interesa por lo que siente el alma y no tanto por lo que experimentan los sentidos
corporales, ya que fija su mirada en la realidad interior del ser humano más que en la
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Amado Nervo, Deidad, Biblioteca Digital Ciudad Seva.
realidad que existe en el mundo como tal, aunque no condena ni le quita importancia a los
sucesos del mundo exterior, halla más trascendental lo que provocan los acontecimientos en
el alma y la manera en que ésta los puede enfrentar y triunfar sobre ellos.
Ahora bien, las ideas que se han expresado en los poemas anteriores, podemos
hallarlas en la novela del Donador de almas, sin embargo, antes de mostrar aquellos pasajes
en que están referidas, es preciso recordar, de manera sumamente general, la trama de dicha
obra. Tenemos primeramente a Rafael, un médico exitoso cuyas inclinaciones van muy por
el lado de lo empírico, esto debido evidentemente a la ciencia de su profesión y a las ideas
positivistas muy difundidas en aquella época y admiradas por Rafael, aunque a pesar de
todo se siente vacío y hastiado por su vida y su visión de las cosas, por lo que solamente
anhela tener un alma a quien amar y por quien ser amado.
Aquí podemos ver esa idea central del poema que se refiere a que el alma del
hombre representa a la divinidad, puesto que comparten rasgos esenciales como la
sustancia espiritual, un estado plenamente consciente y la inmortalidad. También está esa
exaltación del espíritu por encima de la materia, precisamente cuando se pone al alma por
encima del cuerpo en esa respuesta de Andrés, lo cual en el poema aparece en la estrofa
final, puesto que se dice que no importan mucho las penas que padecemos en este mundo
material si nuestro interior se purifica en esos momentos duros por virtud de lo divino que
hay en nosotros.
Veamos ahora el siguiente pasaje de la novela, el cual refleja aquello que se expresa
en el poema Transmigración, aquí lo tenemos: “¡Sor Teresa ha muerto! -¿Y quién es Sor
Teresa? -Sor Teresa soy yo... -¡Ha muerto! –Recuerda que no debías retenerme mucho tiempo a tu
lado y que hace veinticuatro horas que no te abandono... -Pero... ¡esto no debe ser! torna a ese
cuerpo y anímalo.”5
En este diálogo entre Alda y Rafael podemos observar la idea de que el alma puede
abandonar el cuerpo y después de la muerte puede introducirse en otro cuerpo y animarlo, y
de esta manera, vivir en otra época y en otra nación. Esto es precisamente es lo que refiere
el poema, el cual muestra el viaje que hace un alma de cuerpo en cuerpo por el antiguo
Egipto, el viejo imperio germánico, Israel en los tiempos de Jesús, la Edad Media hasta el
siglo XIX.
4
Amado Nervo, El donador de almas. P. 5.
5
Ibidem. P. 19.
Tenemos ahora un fragmento de la parte final de la novela, en el cual Rafael, a pesar
del vigor de sus deseos, consiente en que Alda se marche y vaya hacia donde debe estar, he
aquí el pasaje: “Rafael callaba, cautivado a su pesar por aquel patetismo insensato. -Ennoblece tu
amor con el martirio -añadió Andrés-. La vida es breve... La muerte habrá de redimirte de tu
soledad y de tu angustia. Consiente, Rafael -repitió. Rafael hizo acopio de toda su energía y
murmuró con voz ahogada: -Sea, pues...”6
Aquí podemos encontrar aquella idea que se expresa en el poema En paz, la cual
refleja una resignación ante lo inevitable que al paso de los años provoca paz precisamente.
En esta situación Rafael, pese a la vehemencia de su afán, es persuadido por las razones
conmovedoras de un poeta, y así también el poema, por medio de motivos conmovedores,
intenta persuadir al lector de que al fin y al cabo es mejor mostrar resignación ante todo lo
que vivimos, puesto que, por nuestro libre albedrío, nosotros mismos elegimos gran parte
de lo que nos sucede, y además por eso mismo podemos escoger qué actitud tomar ante las
circunstancias de la vida y tomar lo bueno de todo.
Respecto a las ideas de Nervo, podemos decir que son más cercanas al mundo
espiritual que al material, puesto que su mirada se concentra en lo que sucede en el interior
del hombre bajo las diversas circunstancias de la vida y no tanto en lo que acontece en el
mundo como tal. No podemos afirmar que toda su obra se inclina enteramente a cuestiones
puramente metafísicas, ya que desde luego hallamos también alusiones al mundo en que
vivimos, Nervo no aborrece ni condena la materia, pero sí tenemos que admitir que a lo
largo de su obra se le da mayor peso al espíritu, lo interior por encima de lo exterior, lo
divino sobre todas las cosas y el hombre como medio por el cual se manifiesta Dios.
6
Ibidem. P. 48.
Bibliografía: