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Evaluación
(Material extraído de la guía de didáctica I del Semipresencial)
Introducción.
La evaluación se inscribe entre los temas de la didáctica que ofrecen múltiples desarrollos
y que se encuentran en debate abierto en función de sus complejidades.
Su conceptualización atiende a diferentes aspectos y funciones ya que por un lado se
vincula inevitablemente con los fundamentos epistemológicos de la evolución de las
diferentes líneas pedagógicas y por otra parte, ofrece directas derivaciones al ámbito
social a partir del reconocimiento y validación de los aprendizajes de los alumnos en su
recorrido por el sistema educativo formal.
Se percibe entonces, en la evaluación, tres aspectos que a veces se confunden y que
conviene diferenciar claramente.
El primero de ellos corresponde a la valoración que el docente realiza de los procesos de
aprendizaje –los que a pesar de ser específicos deben considerarse vinculados a los
modos y contextos de enseñanza- permitiéndole emitir juicios y opiniones fundadas en
relación con aspectos a modificar o superar y logros obtenidos por los alumnos en los
itinerarios curriculares.
Una segunda consideración refiere a la certificación de los aprendizajes y se vincula con la
regulación y gestión de esos itinerarios: asignación de calificaciones que determinan
suficiencia/insuficiencia, pasaje de grado, aprobación reprobación. Por esto “la
acreditación se relaciona con la necesidad institucional de certificar los conocimientos”
(Díaz Barriga, 1998, 165).
Finalmente la instancia de parcial o examen (también relacionada con los procesos
institucionales de acreditación), corresponde en general a la evaluación de un curso
semestral o anual es decir, se trata de evaluar una unidad educativa.
Vemos de esta manera que evaluar no es una tarea sencilla sino que, por el contrario, se
presenta como un ámbito atravesado por variadas significaciones y concepciones: implica
posturas diferentes, está ligada a formas tradicionales que, en ocasiones, le han atribuido
funciones de control y castigo y que nada tienen que ver con su naturaleza intrínseca y
además, se suele confundir evaluación con acreditación.
M. Zabalza comenta este estado de situación en los siguientes términos:
Zabalza, Miguel. Diseño y desarrollo curricular. Pág. 235. Ed. Narcea. Madrid. 1997
Objetivos:
El desarrollo de estos contenidos le permitirá:
Comprender la evaluación no como un tópico externo, sino formando parte del
proceso de enseñanza y de aprendizaje.
Tipos de evaluación:
A los efectos de valorar los diferentes aspectos que los objetivos expresivos permiten
trabajar y desarrollar en la educación artística, este autor propone considerar tres
dimensiones centrales en la evaluación: el dominio productivo, el crítico y el
cultural.
GARDNER, H. Educación artística y desarrollo humano. Ed. Paidós. Bs.As. 1994. Pag.
83,84.
“Se trata de una evaluación que se realiza sobre las producciones de los alumnos. Al modo
en que un profesional presenta su trabajo y se presenta a sí mismo en una situación de
búsqueda de empleo o similar, el alumno selecciona sus mejores trabajos y los pone a
disposición del análisis del docente. Para el docente y para el alumno, esta carpeta o
portafolio de trabajos tiene la función de representar los aprendizajes que el alumno ha
realizado a lo largo de su curso. Esta estrategia de evaluación se apoya sobre varias
ideas: la evaluación de certificación o promoción no se efectúa sobre la base del
desempeño del alumno en una instancia desarrollada en un lapso breve. Los trabajos son
los que se han ido produciendo durante el transcurso de todo el curso. El alumno hace una
evaluación de sus propios trabajos, debiendo analizarlos en sus logros, sus errores y sus
dificultades.
La forma de presentación de los trabajos puede ser variada, incluyéndose producciones
escritas, gráficas, grabadas, videos, objetos, etcétera. El alumno puede mostrar la
evolución de su desempeño, su mejoramiento progresivo, discutir los problemas y
aspectos que no ha podido resolver todavía. Quienes utilizan esta modalidad de evaluación
señalan la importancia pedagógica de que la evaluación en una situación no genera los
niveles de ansiedad típicos de las situaciones de examen, el valor que se da a la
responsabilidad del alumno, su papel en la puesta en juego de los mecanismos de
autoevaluación que acompañan a todo el proceso de producción y la autoestima que
contribuye a desarrollar en el alumno al reconocerlo como participante necesario y no
como objeto del proceso de evaluación. El logro de estas características positivas depende
de la actitud con la que el docente asuma su función evaluadora y de la relación que, en
consecuencia, entable con sus alumnos. Como forma única de decidir la certificación de
los aprendizajes o como complementaria de otras modalidades, la evaluación de portafolio
es insustituible a la hora de evaluar la producción de los alumnos. A las otras ventajas que
ya mencionamos debemos agregar que es un factor determinante en la programación de
actividades de aprendizaje, ya que requiere que los alumnos cuenten con trabajos
realizados por ellos, esto es, con una carpeta o portafolio de trabajos, lo cual estimula la
adopción de un modo de enseñar y de aprender centrados en tareas productivas, no
rutinarias. Esto por sí mismo es bueno desde la perspectiva de la formación que la escuela
debe brindar”.
Camilloni, Alicia et al... La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico
contemporáneo.
Ed. Paidós. Bs. As. 1998. Pág. 173-4
garantizar la promoción y
graduación de los alumnos.
4. Un elemento de importancia
para proporcionar mejores
oportunidades a los intereses
vocacionales del alumno
Lecturas ampliatorias:
Eisner, Elliot. Educar la visión artística. Ed. Paidós. Bs. As. 1995. ¿“Por qué enseñar arte?
Cap.1
Santos Guerra, Miguel. Evaluación educativa V. 1 y 2. Ed. Mag. Del Río de la Plata. Bs.As.
1996.