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Por orden real…
Se requiere su presencia…
Había estudiado todo lo que había que saber para ser un rey, y
había mucho. Cualquier otra cosa vendría de la experiencia. Incluso
renunció a la vida que había querido para poder liderar a su gente y ser
rey. Y aún así, el consejo no estaba satisfecho. Si fuese por él, Críostóir
destituiría a cada miembro del consejo de su puesto y les mandaría
empacar. Estaba tan cansado de su interferencia como su padre había
estado. Desafortunadamente, parecían ser un mal necesario.
—Sí, señor.
Perfecto.
—Sí, señor.
—¿Señor?
—¿Señor?
Echándose hacia delante, puso los codos sobre sus rodillas y se frotó
las manos. —Voy a tomar parte en el desafío y no quiero que el resto de
los hombres sepa quien soy.
Crístóir rodó los ojos hacia el cielo. Su meta no era ganar. Sólo
quería tener la oportunidad de conocer a sus posibles compañeros sin que
conociesen su verdadera identidad.
—Habla con el consejo mientras que empaco mis cosas. Me
inscribiré hoy en el desafío de apareamiento.
Crístóir caminó por el salón del trono, mirando las pinturas colgadas
en las paredes. Cada cuadro representaba a un rey antiguo. El último
cuadro fue añadido recientemente. Su padre. Miró fijamente el rostro del
hombre, sus ojos, una pequeña sonrisa, y anchos hombros. El padre de
Críostóir había sido un rey poderoso.
Críostóir sonrió.
—Llámame Círan.
—¿Círan, señor?
—Ya no soy el rey, Torcuil. Soy sólo Círan, un hombre que aspira a
convertirse en el consorte del rey.
—Necesitamos salir del castillo sin ser vistos y llegar con el resto de
concursantes. Edorís está hablando con el consejo en este momento. 12
También hablará con quienes conozcan mi verdadera identidad para
asegurarnos de que guarden silencio.
—Estoy a su servicio.
—No he vivido realmente nunca una vida de lujo. —Se había criado
en el castillo, pero ser el segundo hijo le dio mucha más libertad que su
hermano mayor no tuvo. Críostóir no había sido preparado como el
heredero del rey. Fue libre de ir y venir. Aedan pasó mucho de su tiempo
aprendiendo todo lo necesario para ser rey—. Estuve en el ejército
muchos años. He vivido en los barracones antes. 13
—Es cierto —Neill asintió—. Yo no podría renunciar a mi habitación
en el castillo por los barracones.
—Gracias.
Se ruega su presencia …
—Hola, Kurgan.
—Dioses… —Kurgan negó con la cabeza, aún sin poder creer que el
hombre estaba realmente frente a él.
Kurgan bajó sus manos y tiró del cordón que sujetaba los 17
pantalones de Círan. Un fuerte tirón y el tejido desapareció.
Conectando sus labios, Kurgan deseaba que las cosas pudieran ser
diferentes, pero sabía que era imposible. La vida era como era. Apartó
todos aquéllos pensamientos, concentrándose en el aquí y ahora, y el
hombre bajo él.
Kurgan llevó una mano bajo el culo de Círan y agarró una de las
rollizas mejillas, masajeando la firme carne. Círan comenzó a mover sus
caderas, restregando su polla contra el estómago de Kurgan. Su polla
estaba ya dura y rogaba por la atención de Kurgan. Pero esta vez Kurgan
iba a hacer esperar a su amante. Iba a conducir a Círan hasta el borde una
y otra vez.
Volteando a su amante, Kurgan puso a Círan sobre sus manos y
rodillas, y el hombre gimió profundo en su garganta. Círan trató de
moverse, pero Kurgan lo sujetó.
—No quiero ser consorte del rey. —Círan quería echarse a reír, pero
no lo hizo. Esta no era una situación divertida. —Quería estar aquí contigo.
—Kurgan del territorio del rey contra el tributo dragón del territorio
del norte, Teodoir. 27
Círan maldijo para sí. Los dragones azules eran una feroz nidada
liderada por Daineal. Kurgan definitivamente tendría una buena lucha en
sus manos. Afortunadamente, Kurgan era un experto espadachín. De otra
manera, Círan estaría verdaderamente preocupado por el resultado.
—Pueden retirarse.
Círan hizo una reverencia junto a los otros hombres y se giró para
dirigirse al campo de entrenamiento. Kurgan iba a su lado. Sus manos se
tocaban mientras se movían, un leve roce de sus dedos. No eran
necesarias las palabras, pero nuevamente, no lo necesitaban. Habían ido
ya antes a la batalla.
El aire cargado del olor de la testosterona y masculinidad, según se
acercaban al campo de entrenamiento. La agresividad parecía aumentar
en los otros hombres. Comenzaron a moverse más rápido, contrayendo
los músculos y gruñendo. Círan se quedó junto a Kurgan, tratando de
mandar al dragón toda su fuerza.
Círan se puso tras una de las barreras con Torcuil. Frunció el ceño
cuando vio a Kurgan sujetar la empuñadura. Miró a Círan y sus ojos se
encontraron y sostuvieron la mirada un momento. Círan inclinó su cabeza
animándole silenciosamente antes de que Kurgan regresara la atención de
nuevo a su oponente. 30
—No puedo mirar —Círan murmuró, desviando la mirada al suelo.
Torcuil elevó una ceja y simplemente negó con la cabeza. —No diré
nada.
Y aún esperaban.
—Lo dudo.
—Dudo que veamos al nuevo rey porque no creo que los deseos del
heredero tengan ninguna relevancia en este proceso. El consejo elegirá a 33
quien ellos quieran que tome la posición, el desafío de apareamiento, ni
de coña.
—No parece tener una muy buena opinión del consejo consultivo
del rey, Sir Kurgan. —El pelo rubio platino de Edorís rozó sus orejas
puntiagudas cuando inclinó su cabeza a un lado, un ceño estropeando sus
de otra forma facciones perfectas—. ¿A qué se debe?
—¿De verdad?
—Santo.
Tal vez…
—¿No me digas?
—Nos veremos ahí fuera —Santo sonrió a Círan antes de salir del
salón principal.
—¿Y tú?
Kurgan rodó los ojos cuando vio a Círan saltar a sus pies. La multitud
se volvió salvaje, coreando el nombre de Círan como si ya hubiese ganado
el desafío de apareamiento. Círan no pareció escuchar una sola palabra.
Se acercó y agachó al lado de Santo, tirando del hombre hasta una
posición de sentado para revisar su lesión. Kurgan no sabía lo que Círan
dijo cuando se inclinó y susurró al oído de Santo, pero los ojos del hombre
se redondearon tan ampliamente, que por poco se le salieron de la cara.
Círan rió cuando Santo asintió rápidamente. Se puso de pie y ayudó a
Santo a levantarse y lo entregó a los curanderos al salir del campo.
1
Be in traction es la frase original: Tiene doble sentido. Primero se refiere a sanar las heridas, ir a la sala
de curas. Después, se refiere a la fricción de un cuerpo. A intimar.
CAPÍTULO 5
La lucha era como las caricias previas al sexo por lo que respectaba
a Círan, dos hermosos hombres andando en círculos el uno alrededor del
otro, el sudor goteando por sus caras, y la ropa rasgada, exponiendo la
carne desnuda. Ver a Kurgan luchar contra Izo era suficiente para ponerle
duro. Presionó su polla, esperando que ninguno de los otros que le
rodeaban pudiese ver lo afectado que realmente estaba.
Cuando Izo soltó una patada, Kurgan la agarró y retuvo con ambas
manos. Los brazos de Izo se sacudieron dando golpes en vano cuando
saltó, tratando de acercarse lo suficiente para poder alcanzar a su
adversario. Kurgan usó su pie, pateando a Izo en las pelotas, y el hombre
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cayó. Kurgan soltó el pie de Izo y el hombre se retorció de dolor por el
suelo del campo. Kurgan se giró entonces. Miró fijamente a Círan e hizo
una reverencia.
—Más…dame más.
—¿Atacado?
—Pero la gente también necesita ver a su rey y saber que está ahí
realmente. Al esconderse de las masas, ha dado origen a conjeturas y 49
rumores. Eso asusta a la gente. El rey tiene una responsabilidad con su
gente. Necesita cumplir esa responsabilidad, con o sin corona.
—¿Eso es todo?
Círan sonrió, acercándose hasta que sus pechos se rozaron.
Girando sobre sus talones, Círan abrió las puertas del salón del
trono y marchó pasillo abajo. Los guardias reales a su lado, manteniendo
el ritmo cuando marchó con determinación hacia la arena. No sabía como
su padre manejó tratar con el consejo y sus insulsas discusiones. Estaba
enfermo y cansado de ellos ya. Quizás las cosas cambiarían cuando fuese
coronado oficialmente. Si no, siempre podía designar un nuevo alto
consejo.
Sabía que no era normal que un rey luchara, pero había sido un
segundo hijo toda su vida, dándole la oportunidad de unirse al ejército y
defender su reino. Esa vida sólo se detuvo cuando su padre murió y se
convirtió en rey. Su nuevo estatus no cambiaba el hecho de que fue
entrenado para luchar. Círan esperó hasta que sus guerreros vaciaron la
arena antes de girar y dirigirse a los aposentos. Torcuil y Neill estaban
esperándole tal y como sabía que harían. Ahora que su secreto se sabía,
dudaba que los dos guerreros abandonaran su lado.
Sería una bendición, pero Círan no dijo eso. Trataría con su pena en
privado, después de haberse asegurado de que su reino estuviese a salvo.
—Pero, señor…
Había luchado.
Había matado.
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CAPÍTULO 7
—¡Dragones!
Tan pronto como la palabra salió de los labios de Círan, dejó caer su
espada y salió corriendo. El hombre cambió mientras avanzaba, y Kurgan
se quedó con la boca abierta cuando un hermoso dragón dorado tomó
vuelo. Se quedó mirando, asombrado, sin creer lo que sus ojos veían.
Sabía que Círan era de la realeza, pero verlo de cerca en su forma dragón 59
fue una sorpresa.
Con las garras listas, Kurgan alzó la cara y soltó un grito de batalla.
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Para cuando el último dragón cayó del cielo, Círan estaba tan
exhausto que sus globos oculares dolían. Pero la lucha no había
terminado, no aún. Los dragones que les habían atacado ya no vagaban
por el cielo, y los soldados en tierra habían sido acorralados o matados.
Círan sólo conocía una forma para asegurarse de que Kurgan tuviera
una plena y completa recuperación. Era un riesgo, y algo que sólo alguien
de sangre real podía hacer, pero era un riesgo que estaba más que
dispuesto a tomar. Kurgan podría no quererle más, pero Círan no quería
vivir en un mundo en que no habitase su amante.
No lo haría.
Círan apretó los dientes con fuerza, negándose a dar voz a la agonía
que se extendía por cada centímetro de su cuerpo. Sabía a lo que se
enfrentaba cuando entró en esto, pero aún así sabía que merecía la pena,
especialmente cuando los ojos de Kurgan se abrieron y el hombre le miró.
—¿Estás bien?
Lo único que Círan podía ver que había salido de esta batalla era
que ahora sabía que tenía el pleno apoyo de los hombres que había
puesto a cargo de sus fronteras. Incluso ahora, dragones de azul, verde,
rojo, y negro se elevaban a lo alto en el cielo, protegiendo su reino. Círan
había escogido bien a los hombres que eligió para proteger sus fronteras.
¿Testarudo?
Sí.
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CAPÍTULO 8
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y yo custodiamos el territorio del este.
—El Rey Críostoir querría darles las gracias por tan oportuna ayuda,
pero le necesitaban en el castillo—Kurgan no permitiría que nadie
cuestionase a su rey ni su comportamiento.
Lo que ocurrió entre los dos hombres quedaría entre ellos. Por lo
que respecta a los demás, el rey tenía su absoluto apoyo.
—Suena bien.
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Triage: proceso mediante el cual un paciente es valorado a su llegada para determinar la urgencia del
problema y asignar el recurso de salud apropiado para el cuidado del problema identificado.
—No. Te necesito aquí. Sabes lo que hay que hacer y eres lo
bastante testarudo para asegurarte de que se haga.
—Cómetelos.
Kurgan se echó a reír. —Si alguien tiene un problema, dile que las
órdenes vienen de mí. Si aún tiene un problema, puede venir a buscarme y
yo le aclararé las cosas.
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Necesitaba regresar al castillo lo más rápido posible.
—Edorís —Kurgan gritó tan pronto como entró al gran salón y vio al
consejero atravesar la sala. —¿Dónde está el rey Críostóir?
—¿Perdón?
Kurgan gruñó cuando una ira que nunca antes había experimentado
salió a la superficie. —Me pertenece.
—Soy el consorte del rey Críostóir. —Kurgan apretó los puños y los
sostuvo firmemente a sus costados para evitar golpear el muro más
cercano. —Y tú vas a ayudarme a asegurar de que sea así.
CAPÍTULO 9
—Domhnall del norte. Tomiji del este. Y Barentsev del oeste. Los
tres hacen honor a sus líderes y a su entrenamiento. No sólo han llegado
hasta aquí en el desafío de apareamiento, sino que han ayudado a
defender esta ciudad y a su gente. Por eso, y sólo por eso, deben estar
orgullosos. Cualquier rey estaría orgulloso de llamarles compañero.
Escuchó el ruido metálico al abrirse las puertas al otro lado del salón
del trono cuando avanzaba hacia el hombre que trataba de alejarse a
rastras. Abriendo su boca, mordió la pierna y lo levantó en el aire. Estuvo
tentado a lanzar al hombre por el aire y después tragárselo entero, pero
seguramente sabría repugnante.
—¿Quién eres?—Gruñó con una voz salvaje. —¿Por qué has tratado
matarme?
—Tienes razón, desde luego—Círan dijo y abrió los ojos. Rezaba por
mantener ocultas sus emociones. No necesitaba que Kurgan supiera
cuánto dolían sus palabras. —Sir Kurgan, me gustaría que llevara a este
hombre a la mazmorra. Quiero interrogarle hasta que hable. Quiero saber
quien lo envía.
—¿Qué has hecho? —Círan no podía creer que Kurgan los había
emparejado de verdad. ¿No quería el dragón librarse de él?
—Joder —gruñó.
Estaba orgulloso de ser el consorte del rey, pero más que eso,
Kurgan se sentía feliz por finalmente poder reclamar al hombre que
siempre había amado. Después de todos los años ocultando su relación,
Kurgan y Círan podían acoplarse y estar juntos en público. Eso era algo
sobre lo que Kurgan sólo había fantaseado hasta el momento.
¿Cuánto tiempo había orado por que Círan fuese suyo? ¿Toda la
vida? Sentía que había estado esperando que llegase este momento desde
que conoció a Círan hace tantos años. Aún tenían obstáculos que superar,
más de uno. Pero puede que, con el enlace consolidado, superar los
tiempos difíciles fuese un poco más fácil.
—Extiende tus piernas sobre las mías —Kurgan mandó. —Dame ese
culo. 89
Kurgan casi se vino encima cuando Círan levantó sus piernas,
plantando una a cada lado de la cintura de Kurgan. Las piernas del hombre
estaban tan altas que sus rodillas casi tocaban las axilas de Kurgan. Las
mejillas de su culo extendidas para la misión de los dedos de Kurgan.
Kurgan acarició con sus dedos a Círan una vez más, antes de apoyarse y
buscar por el cuarto de baño, hasta que sus ojos cayeron sobre la botella
de aceite aromático que había vertido en el baño antes. Un poco floreado,
pero les sacaría del apuro. Kurgan cogió la botella y quitó la tapa antes de
verter una generosa cantidad en sus dedos.
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CAPÍTULO 11
—Eres mi compañero.
—Por favor.
La sonrisa de Kurgan podía ser tanto buena como mala. Círan no
podía imaginarse cuál era. Estuvo cerca de tragarse la lengua cuando el
hombre caminó hasta la cama con un pavoneo que mostraba lo seguro de
sí mismo que era el hombre. Cuando Kurgan subió a la cama y se puso a
horcajadas sobre su regazo, Círan olvidó de lo que había estado hablando
hasta que el hombre le sonrió. —Entonces, jódeme ya.
—¿No te molesta?
—¿No te gusta la idea de que los dos llevemos el huevo del otro al
mismo tiempo?
No.
Círan llevó sus caderas hacia atrás y luego embistió hacia adelante,
enterrándose una vez más. Se movió despacio al principio y después
estableció un ritmo más rápido. Embistió más duro. El placer era intenso, y
Círan no podía esperar para hacerlo una y otra vez.
—Desafió mi honor.
Círan suspiró.
—¿Quién ha muerto?
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—El asesino.
—¿Interrogaste al guardia?
—Hay tres reservas que sirven al rey. —Círan señaló los tres puntos
aislados en el mapa, todos a diferentes distancias del castillo—. Si
hacemos algunos acuerdos comerciales con los territorios de la periferia,
no sólo generará ingresos para nosotros, sino que traerá artículos que de
normal no tenemos aquí en la ciudad.
—Será mejor que empiece —Kurgan gruñó. Dio un paso hacia atrás,
manteniendo una mano en la puerta.
La siguiente vez que sintió a alguien golpearla, Kurgan simplemente
retrocedió y caminó hasta pararse tras el rey, su mano descansando en el
hombro de Círan. Quería que no hubiese dudas de que el dragón le
pertenecía. La puerta se abrió y un hombre con una larga vaporosa túnica
dorada entró enfurecido a la sala. Dio un traspié, agarrándose a la mesa
justo a tiempo.
—¿Él?
Kurgan gruñó.
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silla, y por encima del escritorio agarró la garganta del anciano a la
velocidad del rayo.
—¿Y?
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CAPÍTULO 13
—Kurgan.
—¿Señor?
—Eso apesta.
—Nop—Círan sonrió.
—¿Tienes enemigos?
—Tiene que ser alguien de dentro, alguien que tenga acceso a los
calabozos y que conozca el funcionamiento interior del castillo. —¿Puedes
pensar en alguien?
Kurgan alzó una mano. —No quiero faltarle al respeto, Círan. Aedan
es tu hermano. No lo conozco bien, pero sé que es un buen hombre. Salvó
tu vida. Pero creo que el consejo está involucrado de algún modo.
—Puede que tenga razón —se restregó una mano por su cara y se
sentó nuevamente. —Estoy exhausto. Aunque estoy seguro que no quiere
escuchar eso —rió. —¿Y qué le trae a la enfermería hoy, Señor?
Círan no dijo una palabra, así que Kurgan mantuvo su boca cerrada.
No haría preguntas, por si alguien pudiese llegar a escucharlos. Según
seguía a su compañero, el aire en el interior del pasaje se volvía apestoso,
e hizo una mueca. Era obvio que el pasaje no se había usado en mucho
tiempo. La curiosidad de Kurgan estaba en alerta cuando Círan se detuvo y
fue hasta un pequeño trozo de madera en la pared. Sus cejas se
dispararon hacia arriba cuando Círan apagó la vela y luego tiró del borde
de la madera.
—¿Y cuánto tiempo crees que va a pasar hasta que el Rey Críostóir
comience a sospechar que nosotros lo matamos? ¿Hmm?
Era demasiado.
—Sí.
—Pensaba que no podías hacer eso. —¿No le había dicho eso Círan?
A Kurgan comenzaba a gustarle este plan cada vez menos con cada
pedacito que escuchaba. Maldita sea, ni siquiera estaba seguro de que
tuvieran un plan. Parecía que Círan iba improvisando en el camino.
—Círan, ¿de verdad crees…?
—¿El qué?
—En un suspiro.
La respiración de Círan se entrecortó al imaginárselo, y el brillo había
comenzado a regresar a sus ojos. —Una faja dorada, ¿eh?
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CAPÍTULO 15
Círan alzó sus cejas. —¿Qué te hace pensar que esos puntos van a
estar en mi cara?
La sonrisa de Kurgan era pura sensualidad masculina. —Porque te
gusta tener mi verga en tu culo.
—De acuerdo, estoy de acuerdo con ello, pero no voy a ser el único
que lleve un huevo aquí.
Perfecto.
Los ojos de Círan se desviaron a las puertas cerradas al otro lado del
salón. —Vamos a esperar a mi hermano y después explicaré por qué he
pedido que asistan hoy.
Círan juntó sus manos y las puso al frente. —Mientras que sé que no
todo ha sido fácil, me alegra ver que vuestros acoplamientos han salido
bien. Es de buen agüero para el futuro de nuestro reino. Yo…
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Círan sonrió cuando las puertas se abrieron y Aedan y Edorís entraron.
Círan capturó los ojos de Kurgan con los suyos. —Eres el siguiente.
—Pero…
—La mayoría de los soldados que invadieron nuestra tierra han sido
asesinados o capturados, e incluso ahora ocupan nuestro calabozo.
Imagino que habrá rezagados y serán perseguidos hasta que tengamos
hasta el último de ellos. Pero eso es deber de mis soldados. Necesito que
me ayudéis a acabar con los ancianos. Quiero que sean castigados por lo
que han hecho, por lo que han tomado de nosotros, de nuestra gente.
Círan respiró profundamente cuando cada uno de los hombres allí
se dejó caer sobre una rodilla, su brazo cruzando su pecho, sus puños
sobre sus corazones.
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CAPÍTULO 16
—Señor.
— No estoy incapacitado.
—No, desde luego que no, mi amor, pero… —Había tanta súplica en
los ojos del dragón que Kurgan tuvo que apartar la mirada.
—Oh, pero…
—Los aposentos personales del rey están justo tras esas puertas —
Kurgan señaló el fondo del salón. Aedan y Edorís estaban entrando ya al
cuarto y los guardias estaban tomando sus posiciones en la puerta.
Círan hizo una pausa, pero no lo bastante larga para que alguien le
contestase. —No querían que el plan de mi padre tuviera éxito. No
querían que los dragones y humanos se unieran debido a su avaricia, y
mucha gente perdió la vida. Mi padre era un buen hombre, y sufrió en las
manos de ustedes por ello. Nuestra gente ha sufrido en sus manos y eso
va a terminar, ¡hoy!
Quería matarlo.
Kurgan sí.
Dio un paso adelante y se dejó caer sobre una rodilla antes de que
el hombre mucho más pequeño, inclinase su cabeza respetuosamente.
—Oh, yo no… —Isei lamió sus labios y miró al hombre alto que
estaba junto a él. Y—o…uh…
Kurgan sonrió mientras trazaba sus dedos sobre los tres pequeños
puntos marrones sobre la mejilla izquierda de Círan. A excepción de ver a
su amante en la cúspide de la pasión, no creía haber visto algo tan
maravilloso. Su compañero llevaba su huevo. Pronto, tendrían la prueba
palpable de su enlace.
Como hoy…
Ojos del color del oro hilado parpadearon al mirarle hacia arriba, las
pestañas oscuras de Círan agitándose contra sus mejillas. Kurgan estuvo a
punto de tragarse la lengua cuando Círan se movió, arqueando su pecho
bronceado mientras estiraba los brazos por encima de su cabeza. Sus
piernas desnudas se rozaron, entrelazándose cuando Círan se arrimó más
cerca. La polla de Kurgan tomó un profundo interés en el cuerpo que se
presionaba junto al suyo, endureciéndose inmediatamente. Gotas de pre
semen se esparcían por el abdomen de Círan.
Círan sonrió cuando pasó su dedo sobre los puntos dorados en el
rostro de Kurgan. Sus ojos se iluminaron de la emoción, resplandeciendo.
La risa de Círan era pura felicidad. —Te sientes mejor con tu verga
dentro de mi culo.
—¿Quejándote, mi amor?
FIN
Sobre los Autores
Stormy cree que la única cosa más sexy que un hombre en botas de
vaquero es dos o tres hombres en botas de vaquero. Ella también cree en
el amor a primera vista, compañeros del alma, el verdadero amor y los
finales felices.
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Me enamoré de las novelas románticas hace años y leía todo lo que podría
tener en mis manos, de alternativa a Menaje y todo entre medio. Miles de
libros más tarde, sigo siendo una ávida lectora en la búsqueda de un buen
libro.
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