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FREDDY A. GUERRERO
DIRECTOR
ARTICULO 23 de la
Resolución No. 13 del 6 de
Julio de 1946, del Reglamento
de la Pontificia Universidad
Javeriana.
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................ 11
1. Planteamiento del Problema.......................................................................................................... 12
2. Objetivos ........................................................................................................................................... 25
2.1. Objetivo General ........................................................................................................................ 25
2.2. Objetivos Específicos................................................................................................................. 25
3. Estado del Arte.................................................................................................................................. 26
3.1. Desaparición forzada en contextos de frontera .......................................................................... 28
3.2. Documentación y denuncia de la desaparición forzada ............................................................. 31
3.3. Desaparición forzada, memoria y reparación............................................................................. 35
4. Marco Conceptual ............................................................................................................................. 42
4.1. Recuento de una práctica del horror: la desaparición forzada ................................................... 42
4.2. La desaparición forzada en el marco del sistema universal e interamericano de los Derechos
Humanos ........................................................................................................................................... 46
4.3. Una mirada crítica del concepto de desaparición forzada .......................................................... 50
4.4. Denuncia pública: una mirada desde la sociología de la acción ................................................ 53
4.5. La lucha contra el olvido: algunas aproximaciones a la noción de memoria ............................. 58
4.6. Muerte hermenéutica ................................................................................................................. 61
4.7. Memoria colectiva ..................................................................................................................... 62
5. Diseño Metodológico .................................................................................................................... 65
5.1. Tipo de Investigación ................................................................................................................. 65
5.1.1. Lugar de la investigación e instrumentos. .......................................................................... 65
5.2 Etapas de la investigación ........................................................................................................... 66
5.2.1 Fase 1: Recolección de información de fuentes primarias y secundarias. ........................... 67
5.2.2. Fase 2: Organización y sistematización de información obtenida a partir de fuentes
primarias y secundarias. ................................................................................................................ 67
5.3 Fase 3: Triangulación y análisis de la información .............................................................. 73
5.4. Consideraciones éticas .............................................................................................................. 74
6. Resultados ......................................................................................................................................... 76
6.1. La desaparición forzada transfronteriza: contexto, víctimas y victimarios ................................ 76
6.1.1. Particularidades del contexto. ............................................................................................. 76
6.1.2 Las regiones fronterizas en contexto. ................................................................................... 77
6.1.3 Desmovilización y denominación de nuevas estructuras. .................................................... 78
6.1.4. Génesis neoparamilitar en Norte de Santander posterior a la desmovilización. ................ 81
6.1.5. Dinámicas propias de los grupos neoparamilitares. ............................................................ 86
6.2. Acciones de documentación y denuncia .................................................................................... 98
6.2.1. Las víctimas y el aporte en la documentación de los casos de desaparición forzada.......... 99
6.2.2. Documentación de casos de desaparición forzada en Norte de Santander........................ 102
7
Índice de tablas
Tabla 1. Matriz de casos de desaparición forzada transfronteriza, periodo 2010-2016……. 61
Índice de figuras
Figura No. 1. Línea de tiempo con los antecedentes más emblemáticos de desaparición
forzada en el contexto mundial y latinoamericano
………………………………..……………..…..10
Figura 6. Autores señalados como responsables en las denuncias presentadas por los
familiares de las víctimas de desaparición forzada transfronteriza en los 43 casos
documentados por la Organización Verdad y Justicia
……………………………...…………………………..….89
Figura 7. Este esquema ilustra, de manera resumida, los pasos que se siguen dentro de la
Organización Verdad y Justicia para atender un proceso de denuncia y documentación de
casos de desaparición forzada ocurridos en Norte de Santander
………………………………..…95
Figura 10. Artículo publicado por periódico local de Cúcuta, el 14 de mayo de 2018, sobre la
desaparición de un joven cucuteño en la frontera con San Antonio del Táchira (Venezuela)
…………………………………………………………………………………………….106
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
De esta manera, y con el ánimo de ilustrar cronológicamente los hitos que dieron
lugar a la desaparición forzada en Latinoamérica, se presenta la siguiente línea de tiempo:
1
En México, la denominada “Guerra sucia” se conoce como el periodo comprendido entre las décadas del 70 y
80 en las que el Estado intentó frenar el avance de movimientos sociales, políticos y estudiantiles con tendencias
de izquierda, mediante una serie de prácticas que rebasaron los límites de la legalidad. Las detenciones masivas
e ilegales, el enclaustramiento en cárceles clandestinas, el destierro, la persecución, la tortura y las
desapariciones forzadas fueron el denominador común de las acciones estatales.
14
Figura No. 1. Línea de tiempo con los antecedentes emblemáticos de desaparición forzada en el contexto mundial y latinoamericano.
Fuente: Elaboración propia
15
1982 – 1990: esta práctica aumenta y se extiende a lo largo del territorio nacional. El
mayor impacto se presenta en las zonas de movilización social o donde la izquierda–en el
marco de los acuerdos de La Uribe en 19842- logra ascender políticamente. De esta manera,
esta práctica se efectuaba con el ánimo de detener la popularidad de sectores de izquierda.
2
En 1984 el gobierno firmó un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC-EP, donde se pactó un cese
bilateral al fuego. En el marco de este proceso se conformó el partido político Unión Patriótica, liderado no solo
por ex combatientes, sino por líderes y dirigentes de diferentes vertientes ideológicas del Partido Comunista
Colombiano y el MOIR. Esto fue parte de lo acordado, pues las FARC, tenían un brazo político, tal como en su
momento lo fue Batasuna el brazo sociopolítico de ETA o Sinn Fein que constituía el partido político del grupo
armado IRA.
16
como perpetradores de esta práctica y el aumento de este delito por parte de las guerrillas,
quienes se preparaban para continuar con la confrontación armada.
1996 - 2005: este periodo se constituye como “el más crítico de la generalización de
la desaparición forzada en el conflicto armado” (Centro Nacional de Memoria Histórica,
2016, p. 118) lo cual tiene una estrecha relación con la consolidación paramilitar en el país -
bajo la aquiescencia del Estado- cuya finalidad era sembrar terror y ejercer pleno control
sobre el territorio. Esto, sin desconocer que la guerrilla, mediante el secuestro y el
reclutamiento forzado también adoptó este tipo de violencia. En este contexto, esta práctica
estuvo dirigida a las organizaciones sociales y campesinas que se oponían al despojo de
tierras para la instauración de proyectos económicos de envergadura. Así, se registraron
masacres precedidas por actos de desaparición forzada y tortura, relacionadas con la disputa
de tierras y la lucha contrainsurgente. De esta manera la expansión territorial de las AUC “no
se disocia de la territorialización de la Política de Seguridad Democrática del gobierno Uribe,
en particular el Plan Patriota, en el suroriente del país”. (CNMH, 2016, p.132).
3
La connotación de Falsos Positivos se le atribuyó al asesinato de inocentes para que las fuerzas militares, y en
su defecto el Gobierno, las mostrara como guerrilleros caídos en combate. Así, el decreto 029 de 2005 firmado
por el ministro de Defensa y el embajador de Colombia ante la OEA, Camilo Ospina, el 17 de noviembre de
2005 tuvo como objetivo, reglamentar el pago de las recompensas y evitar equivocaciones por parte de la Fuerza
Pública lo cual trajo como consecuencia alianzas entre grupos criminales y militares con el fin de cobrar dichas
recompensas. Asimismo, el decreto 1400 de 2006 crea la Bonificación por Operaciones de Importancia
Nacional – BOINA el cual en su artículo No 1 establece la creación de la Bonificación por Operaciones de
Importancia Nacional - BOINA, para los Miembros de la Fuerza Pública y funcionarios del Departamento
Administrativo de Segundad - DAS, que participen en una operación de importancia nacional, la cual se
otorgará por cada ocasión. Estos decretos incentivaron las operaciones militares lo cual redundó en asesinatos de
personas inocentes.
.
17
que vieron sucumbir cuerpos en los ríos, cementerios, fosas comunes y en el caso particular
de Norte de Santander, en hornos crematorios4 construidos por los paramilitares en el
corregimiento de Juan Frio del municipio de Villa del Rosario y en la finca Pacolandia
ubicada en Puerto Santander. La dimensión de la desaparición forzada en el país está
estrechamente relacionada con la intención de los perpetradores de ocultar los crímenes,
generar terror e intimidar a la población, aunado a las pocas o nulas prácticas sobre el trato
digno a los cuerpos en morgues y cementerios del país. La siguiente línea de tiempo, refleja
una aproximación a la historia de la desaparición forzada en Colombia:
4
Los hornos crematorios fueron construidos en el 2001 por Iván Laverde alias “Iguano” y Armando Mejía, alias
“Hernán”, bajo las órdenes de Salvatore Mancuso. El objetivo con estos lugares era desaparecer los cadáveres
de las personas asesinadas con el fin de minimizar las tasas de homicidios y desapariciones en la región. Se
estima que en el horno de Juan Frio fueron incineradas alrededor de 200 personas y en el de la finca Pacolandia,
alrededor de 70. Además en una de las sentencias proferidas contra Salvatore Mancuso, este paramilitar
reconoció que no solo los hornos fueron los lugares para la ejecución de esta práctica ya que la incineración de
las víctimas se realizó también en espacios abiertos utilizando llantas de vehículos y materiales inflamables.
18
Figura 2. Línea de tiempo con la descripción de los periodos en los que la práctica de desaparición forzada se ha evidenciado en el
contexto colombiano. Se describen las características de cada periodo, víctimas, victimarios y un caso emblemático, a partir del informe ‘Hasta
encontrarlos’, del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Fuente: Elaboración propia.
19
5
Organización No Gubernamental que ha efectuado los mayores acercamientos a la comprensión del fenómeno
de desaparición forzada en Norte de Santander. Por medio del libro: “Tantas Vidas Arrebatadas: la desaparición
forzada de personas: Una estrategia de guerra sucia aplicada sistemáticamente en Norte de Santander”,
publicado en el 2010, ha sido posible identificar las prácticas de desaparición forzada empleada por los grupos
paramilitares en territorio nortesatandereano. Este texto constituye uno de los principales referentes en el
desarrollo del planteamiento del problema de investigación. Esta ONG proporcionó información en materia de
documentación de víctimas de este delito, lo cual fue insumo fundamental para el desarrollo de la investigación.
Teniendo en cuenta consideraciones éticas y el principio de confidencialidad, no se develará la identidad de la
ONG en mención a lo largo del documento.
6
Norte de Santander pertenece a la zona nororiental de Colombia y limita por el oriente con la República
Bolivariana de Venezuela.
20
departamento se dio especialmente en Cúcuta, Villa del Rosario, Tibú y Ocaña, mediante tres
prácticas:
Figura 3. Línea de tiempo con la descripción de los hitos de la desaparición en Norte de Santander.
Fuente: Elaboración propia.
23
7
El concepto de paz que tomamos como referencia es el desarrollado por Fernando Harto de Vera, denominado
la paz imperfecta, que se desmarca de las categorías de Galtung de Paz positiva y negativa al asumir que es
posible encontrar un modelo de paz que alcance un término medio, en donde un mismo escenario puedan
albergar de manera simultánea experiencias de paz con experiencias de violencia estructural y/o directa pero
manteniendo vigente el propósito de reducir este último contexto a su mínima expresión. En palabras del autor,
la paz imperfecta lo que pretende es ser la operacionalización de la paz positiva, es decir, establecer medidas
para hacer posible gradualmente la erradicación de la violencia estructural.
8
Dichas organizaciones son: Organización Verdad y Justicia, el Centro Nacional de Memoria Histórica,
Corporación Cultural Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, Secretaría de Víctimas de la Gobernación de Norte
de Santander, Diócesis de Tibú, Fundación Semillas de Pandora y Fundación Sofía Gallardo, Fundación
Cultural y Social, 5ta con 5ta Crew, del Norte Bravos Hijos; Asociación de población desplazada de la provincia
de Ocaña, ASODEPO, entre otras.
9
Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, esta iniciativa ha sido liderada por la Asociación de población
desplazada de la provincia de Ocaña (ASODEPO) y consiste “en el levantamiento de un monumento construido
en cemento con la figura de varios bocachicos, para recordar las masacres y los cadáveres que bajaban flotando
por el río Magdalena en medio de la confrontación armada en los 80 y 90. En los relatos sobre las agresiones y
las masacres contra la población civil por cuenta del conflicto armado, estas personas comparten la imagen
dolorosa de ver los cadáveres flotando en los ríos. Se trata de un ícono de destrucción y muerte. Estas personas
derivan su subsistencia de la pesca y los cadáveres simbolizan un río contaminado en el cual no se puede
pescar”.
Recuperado de:
http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/multimedias/MemoriasExpresivasRecientes/Memoria_H/nortedes
antander/monumentoa/index.html, consultado el 5 de agosto de 2018.
10
En: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/iniciativas-de-memoria/acciones-e-iniciativas-de-
memoria-CNMH-30-09-15.pdf
24
memoria otorgan otros significados al pasado, dotándolo de nuevos sentidos (Gómez, 2008),
contribuyendo a la reparación, reconstrucción y dignificación de las personas. (Alcalá, 2005).
Dado lo anterior, se espera que la presente investigación permita desarrollar una
caracterización del fenómeno de la desaparición forzada transfronteriza que delimite los
elementos que subyacen de esta práctica en Norte de Santander (víctimas, victimarios,
intencionalidades) y a la vez contribuya a identificar las acciones de documentación y
denuncia que se generan en torno a este delito y la manera como han contribuido a la
reparación y a la construcción de memoria de las víctimas, considerando que es una práctica
vigente en esta zona del país caracterizada por las nuevas dinámicas de la violencia asociadas
al tráfico de drogas, economía ilegal y contrabando propias de zonas fronterizas. La presente
propuesta de investigación busca responder a dos cuestionamientos con el ánimo de abordar
las diferentes categorías de estudio:
2. Objetivos
Para desarrollar este apartado, se analizaron las investigaciones que han abordado las
categorías que se incluyen en esta investigación: registro y documentación de la desaparición
forzada y la relación con la construcción de memoria y la reparación a las víctimas. Las
mismas fueron consultadas en diferentes bases de datos académicas como Scielo, Eric,
Academia, y en artículos publicados en revistas indexadas y repositorios de universidades
nacionales y latinoamericanas. El periodo consultado abarca la década 2007 – 2017. En
primer lugar, se mencionan de manera general algunas investigaciones sobre desaparición
forzada, dando un énfasis especial en aquellas enmarcadas en contextos de frontera. A
renglón seguido, se hace mención de aquellas que profundizan en los procesos de
documentación y denuncia de este fenómeno. Finalmente, se señalan algunos trabajos que, a
partir del estudio de este delito, dan cuenta de los procesos de memoria y reparación,
especialmente simbólica, que se han construido para las víctimas.
forzada estuvo relacionada con causas políticas en las que el Estado o particulares, con
aquiescencia de este, se constituían como los principales perpetradores. Esta práctica,
empleada como estrategia de terror, sirvió para frenar el avance de movimientos y
organizaciones políticas y sociales de tendencias contrarias al orden establecido en el sistema
de gobierno imperante. Aunque Argentina y Chile son los dos principales referentes, México
también ha desarrollado importantes trabajos en relación con el estudio de este fenómeno.
Adicional a lo anterior, destaca la importancia que ha tenido para los familiares de las
víctimas el sentirse vinculados a un colectivo o asociación que les ha abierto las puertas hacia
la “reivindicación de los desaparecidos y sus luchas (y les ha permitido) alcanzar un
reconocimiento social por parte del Estado y la sociedad para que la pérdida individual
adquiera un sentido y sus ritos puedan ser entendidos y acogidos por la sociedad”. (Gómez
Lvoff, 2012, p.192). Los familiares de las víctimas han logrado no solo un apoyo en este tipo
de organizaciones para seguir trabajando en la búsqueda de sus seres queridos, sino que
perciben un mutuo reconocimiento que emerge del colectivo y que ha logrado darle “sentido
tanto a la vida de esas mujeres como al mismo comité”. (Gómez Lvoff, 2012, p.194).
Al igual que las investigaciones sobre desaparición forzada en las que prima el
enfoque estadocéntrico; también, se evidencia que esta perspectiva ha predominado en los
estudios de frontera. Como lo mencionan Trejos Fernando y Puentes Manuel (2016), la
mayoría de trabajos sobre asuntos fronterizos se centra en temas de seguridad, economía y
presencia de actores armados, pero de manera aislada, desconociendo que las fronteras son
espacios vivos, que constituyen construcciones sociales en permanente transformación.
28
(Trejos Rosero & Puente, 2016). En esta línea, resulta necesario analizar si en otros contextos
la ocurrencia de este delito ha estado ligada a otro tipo de causas, diferentes a políticas o
ideológicas. Esta necesidad surge debido a que la práctica de desaparición forzada que se
pretende estudiar, se enmarca en un contexto de frontera donde convergen actores armados
ilegales que se disputan el control de un territorio estratégico para actividades delictivas y de
economía ilegal.
Tal y como lo señala Calloni (2016), la Operación Cóndor se estructuró en tres fases.
Primera, referida al intercambio de información y actividades de cooperación de los servicios
de inteligencia de policías y fuerzas militares de cada país, para conformar una base de datos
de militantes políticos y de organizaciones de izquierda. Segunda, relacionada con la
ejecución de acciones encubiertas y operaciones transfronterizas con el fin de secuestrar,
trasladar o desaparecer a opositores originarios de algunos de estos países y exiliados en otro
de los países miembros. Es decir, mediante esta operación “aparecían cadáveres de personas
uruguayas o argentinas en Chile o viceversa”. (Vidal, 2005). En esta fase de la operación,
cuando una víctima se encontraba en manos de los secuestradores de inmediato “era
trasladada [a su país de origen] sin pasaporte o documentos a través de la frontera, mediante
29
el uso de vehículos sin placas [o] vuelos sin registro” (Cárdenas López, 2017), para luego ser
llevada a sitios clandestinos, sin dejar huella alguna del paradero.
Al respecto, Ruiz Núñez (2015) efectúa un análisis comparativo entre los elementos
relacionados con esta práctica delictiva –víctimas, victimarios, motivaciones- a partir del
estudio de casos ocurridos en Chile y Argentina, y casos particulares del contexto mexicano.
En el análisis establece que “no se repiten en México ni las causas ni las consecuencias que
llevaron al fenómeno de la desaparición forzada de personas en el Cono Sur, ni en términos
políticos ni en términos socioculturales”. (Ruiz Núñez, 2015). De esta manera, el autor da
cuenta de nuevos elementos que reconfiguran las dinámicas de desaparición forzada en
contextos de frontera y que tiene que ver con la participación de otros actores, en este caso
grupos organizados al margen de la ley que entran a la escena de la ejecución del delito en
calidad de victimarios.
En esta línea resulta necesario mencionar que la participación de los nuevos actores
ilegales como victimarios no desliga la responsabilidad del Estado en la ejecución de estos
hechos, en especial, en escenarios como el colombiano, donde grupos organizados ilegales
han surgido como consecuencia de las dinámicas históricas del conflicto. En este contexto es
necesario resaltar “la responsabilidad estatal de no transformar, hacia una definitiva solución
del conflicto, la pasada y la actual situación política del país en esta materia.” (Vestri, 2015,
p. 284)
Sin embargo, y a pesar de esas limitaciones, las organizaciones de víctimas han hecho
valiosos esfuerzos por documentar los casos de familiares desaparecidos, registrando
testimonios y pruebas que se han constituido en bases de datos y se han convertido en
“verdaderos proyectos de preservación de las memorias del conflicto, recopilados a lo largo
de los años por algunas organizaciones y movimientos sociales”. (Centro Nacional de
Memoria Histórica, 2009, p.39).
En este mismo sentido, Giraldo Lopera (2017) destaca la importancia de los archivos,
no solo como herramientas de preservación documental y testimonial de los hechos de
violencia denunciados, sino que estos, a su vez, se constituyen como lugares y objetos
simbólicos de la memoria, esenciales en procesos de búsqueda de justicia y reparación. En
ocasiones la información y la documentación adelantadas por organizaciones de víctimas son
insumo fundamental en el marco de procesos de justicia transicional y esclarecimiento de la
verdad.
Resalta la importancia de estos y la relación con las luchas sociales por la memoria,
en las que “los documentos, además de proporcionar las evidencias de las atrocidades, son
estudiados como espacios de conmemoración y recuerdo” (Giraldo Lopera, 2017, p.138).
Desde una perspectiva similar, Guatame García (2015) hace énfasis en la importancia que
tiene el vínculo que se establece entre la víctima y la organización, el cual imprime un grado
de calidad y veracidad a “los datos y documentación de casos que no son denunciados ante
entidades públicas, dada la cercanía de estas organizaciones con las víctimas, las relaciones
de confianza establecidas y la posibilidad de generar procesos de largo plazo más allá del
episodio de documentación” (Guatame García, 2015, pág. 7) . La documentación de los casos
32
También, cabe resaltar la manera en que se han construido los espacios alrededor de
los cuales se cimienta la memoria como lugar de relevancia no solo para las víctimas, sino
para la sociedad. Díaz Mansilla (2011) enfatiza en el sentido de la memoria “como la
capacidad de reconstruir y significar el pasado de periodos represivos para luego incorporarse
en espacios de lucha política –el espacio de la memoria- en los que se debate la legitimidad
de los mismos”. (Diaz Mansilla, 2011). En el artículo otorga mayor importancia a los medios
de comunicación y memoria, y establece la relación que tienen con la construcción de
conocimiento y movilización de la memoria, en especial, cuando esa construcción facilita la
interpretación de un pasado vinculado a acontecimientos traumáticos, permitiendo al mismo
tiempo la reconstrucción de sociedades que han enfrentado periodos de violencia.
Resulta importante destacar el bajo nivel de importancia que dan los medios en
Colombia a estos hechos de violencia, lo que traduce, según la autora, apoyada en Jelin, que:
como el indigenismo, feminismo, entre otros, y Clandestina, como memoria marcada por el
secreto al estar vinculada a organizaciones estigmatizadas en el ámbito político.
primero, mediante decisiones judiciales que aclaren quiénes fueron los responsables de los
hechos para evitar la impunidad. El segundo, relacionado con el conocimiento y la
verificación de las condiciones de tiempo, modo, lugar de la desaparición, sumado a la
asistencia permanente para la recuperación y el entierro de los cuerpos. Otras medidas
señaladas corresponden a la construcción de monumentos y difusión de los hechos, como
parte del tipo de reparación simbólica y la construcción de memoria histórica para que la
sociedad en conjunto conozca y evite la repetición de este tipo de hechos.
11
La indemnización, según los principios y las directrices básicos de la ONU, debe ser proporcional a la
gravedad del delito, considerando: el daño físico, la pérdida de oportunidades en educación, empleo,
prestaciones sociales, daños materiales y pérdida de ingresos, perjuicios orales, gastos de asistencia jurídica o de
expertos, medicamentos, servicios médicos y psicológicos. ONU Doc, A/HRC/22/45, cit,., nota 51 supra, párr.
58. Citado por Calvet, Martínez, 2015.
12
Según la ONU, “El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que los Estados
deben respetar. Al pasar a ser partes en los tratados internacionales, los Estados asumen las obligaciones y los
deberes, en virtud del derecho internacional, de respetar, proteger y realizar los derechos humanos. La
obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos
humanos, o de limitarlos. La obligación de protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos
humanos contra individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar
medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos”.
Recuperado de: http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/InternationalLaw.aspx.
El DIDH difiere del DIH, ya que este último opera solo en escenarios de conflicto armado, mientras que el
primero funciona tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra.
39
Ahora bien, en los planos regional y nacional, la Ley 1448 de 2011 reconoce a las
víctimas del conflicto armado colombiano y establece que tienen derecho a la reparación
integral por parte del Estado. En la ley se mencionan las medidas de reparación: i)
Restitución, cuyo principio es buscar el restablecimiento de las víctimas a la situación
anterior al hecho victimizante. ii) Indemnización, busca otorgar una compensación
económica por los daños ocasionados en razón al conflicto armado. iii) Rehabilitación,
centrada en la atención psicológica, médica y jurídica a las víctimas, para restablecer la
situación física y psicológica. iv) Medidas de satisfacción, buscan restablecer la dignidad de
las víctimas y difundir la verdad sobre lo sucedido. v) Garantías de no repetición, el Estado
debe garantizar que no se repitan las violaciones a los derechos humanos.
psicosocial, aplicación del plan nacional de búsqueda de personas, apoyo funerario, entre
otros, estas medidas, y en general la Ley 1448 de 2011, “no reconoce, ni determina unos
criterios de reparación integral, diferenciado y focalizado sobre las víctimas de desaparición
forzada en Colombia”. (Mejía Alfonso, 2017).
4. Marco Conceptual
enemigo. De este modo, en los juicios de Núremberg se dictó el primer fallo contra un oficial
nazi por desaparición forzada. (CNMH, 2014, pág. 69).
Colombia, a pesar de no haber sido escenario de una dictadura militar como sí ocurría
en gran parte del territorio latinoamericano, no fue ajena a la ejecución de esta práctica. Para
1965, mediante el Decreto 3398 el Estado colombiano desarrolló la Doctrina
Contrainsurgente “para la conformación de grupos de ‘defensa nacional’, a los que dota de
armas y entrenamiento para que actúen en zonas de conflicto en contra de la insurgencia, el
comunismo y los ‘auxiliadores de la guerrilla” (Carrillo Sánchez, 2011, p.64).
44
Es asi que, se hicieron comunes las detenciones arbitrarias de personas que por su
filiación a algún tipo de colectivo social fueran señaladas como sospechosas de poner en
peligro la institucionalidad. La inexistencia de garantías judiciales facilitaba “las torturas
físicas y psíquicas a los detenidos en las brigadas militares cuando el procedimiento legal
exigía su traslado a la cárcel, así como la desaparición forzada de ciudadanos especialmente
en las zonas rurales”, (Jiménez Jiménez, 2009, p.90) elementos que se constituyen como
claras violaciones a los derechos fundamentales durante este periodo.
45
Así como el estatuto de seguridad nace bajo el contexto de la guerra fría ante el temor
del avance comunista a los países del hemisferio, la política de seguridad democrática
implementada por Álvaro Uribe Vélez también se encuentra enmarcada en un contexto
mundial particular y éste tuvo que ver con la sensación de amenaza terrorista a partir de lo
ocurrido en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. En ese sentido, el discurso
institucional empieza hacer uso del término terroristas para denominar a los grupos armados
ilegales, a quienes el Estado debía enfrentar.
Esta política emergió como estrategia contra el terrorismo y planteó como objetivo
“reforzar y garantizar el Estado de Derecho en todo el territorio, mediante el fortalecimiento
de la autoridad democrática: del libre ejercicio de la autoridad de las instituciones, del
imperio de la ley y de la participación activa de los ciudadanos en los asuntos de interés
común” (Ministerio de Defensa Nacional, 2003).
como método para reprimir y causar temor entre la población. Tal como lo establece el
Centro Nacional de Memoria Histórica, esta práctica “es una forma de violencia capaz de
producir terror, de causar sufrimiento prolongado, de alterar la vida de familias por
generaciones y de paralizar a comunidades y sociedades enteras” (Centro Nacional de
Memoria Histórica, 2016, p.25).
A pesar de que la desaparición forzada ha sido empleada, desde antes de 1930, como
mecanismo de represión, sólo hasta el periodo 1970 – 1982, la ONU expidió tres resoluciones
47
relativas a ese fenómeno. La primera, en 1975 (sobre Chipre); en 1977, se publicó la segunda,
relacionada con los casos conocidos bajo la dictadura de Augusto Pinochet, y la tercera, en
1978, menciona de manera general el grave problema de la desaparición forzada en el mundo
y la urgente necesidad de tomar medidas al respecto. (CNMH, 2014 Normas y Dimensiones
Tomo I).
Se arreste, detenga o traslade contra su voluntad a las personas, o que estas resulten
privadas de la libertad de alguna por agentes gubernamentales de cualquier sector o nivel, por
13
El Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos (SUDH) corresponde a un conjunto de normas
sustantivas y procesales, así como a organismos internacionales que pertenecen a la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), cuyo objetivo es la promoción y la protección de los derechos humanos universales.
Recuperado de: http://observatorioderechoshumanos.minjus.gob.pe/jmla25/index.php/sistemas-de-proteccion-
de-derechos-humanos2/sistema-universal-de-derechos-humanos
48
grupos organizados o por particulares que actúan en nombre del Gobierno o con su apoyo
directo o indirecto, su autorización o su asentimiento, y que luego se niegan a revelar la
suerte o el paradero de esas personas o a reconocer que están privadas de la libertad,
sustrayéndolas así a la protección de la ley. (Organización de las Naciones Unidas, 1992, p.
1).
este último instrumento concibe otros delitos como “el arresto, la detención y el secuestro,
además de la descripción genérica de la libertad, como elementos de la desaparición forzada
de personas, siempre que de su comisión se siga la negativa de reconocer el paradero”:
(CNMH, 2014, p. 171).
Dado lo anterior, Gómez Camacho (2016) establece que, según este marco jurídico,
pueden identificarse cinco elementos comunes: 1) Privación de libertad. 2) Participación del
Estado (o de un grupo político según el Estatuto de Roma). 3) Ocultamiento de la víctima. 4)
Coparticipación. 5) Intencionalidad. (Gómez Camacho, 2006, p. 33). En el contexto
colombiano la desaparición forzada se prohíbe por primera vez en la Constitución Política de
1991, que en el artículo 12 establece que: “nadie será sometido a desaparición forzada, a
torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes” (Const., 1991, art. 12), un
elemento vigente en el Código Penal del 2000, bajo la Ley 589 del 24 de julio de 2000,
(Ambos &Bohm, 2009). Luego, por medio de la Ley 707 del 1 de diciembre de 2001, se
aprueba la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas. (CNMH,
2014, Tomo I, pág 117).
14
El nombre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia" (FARC) aparece en la Segunda
Conferencia Guerrillera, que se realiza en abril de 1966. En ella planean la expansión en diferentes áreas del
país. Más adelante, “en la Séptima Conferencia realizada entre el 4 y el 14 de mayo de 1982, en la Uribe, Meta,
deciden llamarse Ejército del Pueblo FARC-EP”. (García, 2009).
50
15
El Instituto Kroc, institución asignada por el Gobierno de Colombia para realizar el seguimiento y análisis del
estado efectivo de la implementación del Acuerdo Final firmado entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP,
entregó a Mayo de 2018 el respectivo informe en donde da cuenta del estado de implementación de cada uno de
los puntos pactados en el Acuerdo de Paz. Frente a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por
desaparecidas, el Instituto estableció que de las 13 disposiciones que cubren su implementación, sólo 1 se
encuentra completada; 1 en fase intermedia; 1 en fase mínima y 10 aún no han sido iniciadas, lo que representa
un 77% de disposiciones aún pendientes de iniciar su proceso de implementación. El informe señala como
principal avance de esta unidad, el nombramiento y posesión de su directora y como principal tema pendiente de
implementación, la asignación de recursos para apoyar financieramente la Unidad. Destaca además que los
retrasos en la puesta en marcha de la UBPD han despertado la preocupación de organizaciones de víctimas que
han expresado que ésta situación se constituye como un incumplimiento de los compromisos y obligaciones del
Estado con las víctimas de desaparición en Colombia y además han manifestado que la lentitud en su puesta en
marcha genera desconfianza por parte de la sociedad frente a la voluntad del Estado para atender a las víctimas
de este delito.
51
cuales se ejecuta. Según el autor, se observan dos tendencias: una que busca la construcción
de una narrativa universal y un “sentido unificador” de los procesos (marco normativo), y
otra que insiste en el riesgo de sobre utilizar el concepto por lo cual propende por una
definición que separe “los verdaderos casos de desaparición de aquellos en los que el término
responde a un uso popular erróneo”. (Gatti, 2011 citado por Jonah Rubin).
Así, más allá de definir un solo concepto sobre la categoría de desaparición, surge la
necesidad de cuestionar las maneras en las que “los desaparecidos son visibles en la esfera
pública, tanto en representaciones como en concentraciones y exposiciones que portan los
rostros” (Rubin, 2015) o los cuerpos sin identidad. El punto de quiebre consiste no en
construir una narrativa universal de la desaparición forzada, sino en “desentrañar los
mecanismos que crean y sostienen la identidad del cuerpo y sus efectos en el ámbito político,
social y familiar y considerar lo que significa clasificar esos cuerpos ausentes como
desaparecidos en su propio entorno histórico y biográfico”. (S. Rubin, 2015). Esta apuesta
solo puede hacerse efectiva en la medida en la que se recurra a la voz de los familiares de las
víctimas para conocer la manera en que visibilizan y traen al presente a los desaparecidos y
cómo en la cotidianidad y en sus prácticas construyen narrativas e identidades alrededor de la
desaparición y de la ausencia.
En esta línea, Gabriel Gatti establece que no es posible construir una historia lineal de
la noción de desaparecido. En consonancia con lo antes dicho, el concepto debe interpretarse
a la luz de contextos y prácticas particulares de las cuales no da cuenta el derecho
internacional. Trae a colación el lugar de la víctima, en términos de considerarla como una
noción más funcional que sustantiva. Refiere que la víctima es un lugar necesario para definir
la humanidad que señala, a su vez, el borde y la frontera de lo humano. “Víctima es un
referente en el que encaja el detenido desaparecido, pues esta figura posee un efecto, las
credenciales adecuadas para tomar buenas posiciones en la contemporánea jerarquía de la
desdicha”. (Gatti, 2011, p. 525). El autor expresa que la víctima de desaparición forzada
representa el extremo de lo humano vulnerado.
estos escenarios. Sumado a ello, han sido un mecanismo de presión para los Estados en
términos de reconocer la absoluta gravedad de esta práctica además de verse obligados a
judicializar a los victimarios, reconocer los daños y reparar a las víctimas.
Por otra parte, cuestionar los límites del marco normativo constituye una apuesta por
desafiar conceptos inamovibles y conocer e indagar las construcciones sociales que han
elaborado las víctimas sobre el fenómeno, lo que posibilita darle el lugar que tienen y
comprender las formas en que han hecho visible los cuerpos ausentes en ámbitos privados y
públicos y la manera en la que se han relacionado con las nuevas identidades que implica
sobrellevar la desaparición de un ser querido.
Para desarrollar esta idea Boltanski hace un análisis de las cartas enviadas por
ciudadanos del común a la sección de sociedad del periódico Le Monde, de París,
relacionadas con feminismo, regionalismo, homosexualidad, temas laborales, entre otros. En
las cartas se evidencia la presencia de una víctima de una injusticia que busca establecer una
denuncia de su caso. Así, su reflexión parte de la manera en que “se construyen las causas
formadas alrededor de la denuncia de una injusticia y la relación entre las causas y la
formación de grupos (...) pues las causas constituidas están siempre asociadas a grupos”
(Boltanski, Luc, 1990, p. 240).
Latour (1984), mencionado por el autor, para denominar a quienes de manera individual o
colectiva intervienen en la denuncia. En este sentido establece un sistema de relaciones entre
cuatro actantes: 1) El que denuncia. 2) La persona a favor de quien se hace la denuncia. 3)
Contra quien se presenta. 4) A quien se dirige la denuncia. Para simplificar el asunto, el autor
denomina al primero como: denunciante, el segundo como víctima, el tercero como
perseguidor, y el cuarto como juez. En el caso planteado, el cuarto actante es -para todos los
casos estudiados- un diario de opinión que ocupa una posición de carácter cívico de juicio
pues decide si publica las denuncias. En este modelo del sistema actancial Boltanski le otorga
a cada actante o actor un “tamaño” sobre un eje singular – general. Así mismo, entre estos,
puede haber distintos grados de proximidad: “desde la identidad completa (cuando la víctima
y el denunciante son una misma persona), hasta la alteridad total (cuando víctima y
denunciante nunca tuvieron ninguna relación previa a la situación de injusticia que los reúne).
(Guerrero & Ramírez Arcos, 2011)
escandaloso” (Guerrero & Ramírez Arcos, 2011) al interior de la sociedad, es decir, es dentro
de ella, en donde se determinan los criterios que validan y/o admiten la denuncia.
Boltanski delimita unos criterios adicionales para tener en cuenta y que permiten
reforzar el significado de admisibilidad de la denuncia. El juicio de normalidad o no de esta
acción depende de la relación entre los cuatro actantes (denunciante, víctima, perseguidor y
juez), y de la posición de estos entre “lo singular y lo colectivo, lo particular y lo general”.
(Boltanski, 1990, p. 260). De esta manera, la denuncia en sí misma no representa algo
anormal, pues la injusticia puede expresarse en diferentes escenarios: en lo cotidiano, en una
plaza pública, con la familia, amigos, colegas, etcétera. Lo anormal en este caso sería
denunciar la injusticia sufrida en situaciones que no se prestan a ello y ante personas,
individuales o colectivas, inapropiadas.
El autor menciona que el sentido de normalidad con el cual se analiza una denuncia
depende, además de la manera en que –en palabras de Boltanski- cada “orden político
construye la relación de lo particular con lo general”, de los intereses individuales con los
colectivos. De igual manera, la posibilidad que una denuncia tiene de ser percibida como
normal o no, obedece al grado de involucramiento de los individuos.
En esta línea, para que una denuncia pueda tener validez es necesaria la intervención
de dos actantes: la víctima y el denunciante. Este último se encarga de dar a conocer la
injusticia a la opinión lo que genera que los intereses reclamados no son exclusivos del orden
individual. Sin embargo, cuando el denunciante tiene un vínculo, por ejemplo, familiar con la
víctima la denuncia no adquiere un efecto de movilización. Para que esto suceda es necesario
que no existan estos nexos, salvo el “objetivo del bien común”. (Boltanski, 1990, p.264)
En síntesis, se plantea que cuando una persona efectúa una denuncia pública está
manifestándose en contra de un orden establecido que se hace sobre la idea de un principio de
equivalencia distinto al orden del hecho que ocasiona la denuncia. Un principio de
equivalencia está asociado a principios superiores comunes o grandes principios de
legitimidad de la sociedad sobre los cuales las personas llegan a acuerdos. De esta manera, al
ser la denuncia expresión de una injusticia, Boltanski resalta que la justicia se ubica en el
plano de la disputa en el que se confrontan diferentes sentidos de equivalencia.
16
Este término, así como ausencia, paradoja, vacío incertidumbre e imposibilidad, son algunos de los nombres
que Gabriel Gatti señala como las acepciones más instaladas del fenómeno de la desaparición forzada en la
actualidad
59
El autor establece el marco de una justicia memorial o anamnética la cual debe ser
pensada desde la noción de verdad. La justicia anamnética intenta extraer un secreto
olvidado. Aquí refiere que no existe un único pasado: el pasado presente, que se reconstruye
a partir de la historiografía, y un pasado ausente, sometido al olvido y que solo puede ser
recuperado por la memoria. (Sucasas, 2010). La justicia memorial, por su parte, se centra en
la construcción de la realidad y corresponde a lo epistémico. “Es como la reorganización de
una realidad que ha sufrido una alteración” (Mate, 2011, p. 238). Así, la justicia consiste en
hacer del mundo un bien, entender la convivencia y el bienestar común.
Como lo plantea Mate, “se trata de encontrar el lugar de cada cual en la construcción
de la realidad, de ahí la importancia que tiene visibilizar lo oculto en la construcción fáctica
de la historia. Esa visibilización de los sin – nombre (tarea de la memoria) es el supuesto de
una construcción justa”. (Mate, 2011, p. 239). Esto es posible gracias a la memoria, pues es
60
esta la que convoca y evidencia las injusticias. A partir de ahí, es posible empezar a hablar de
justicia. Partiendo de este planteamiento, Mate encuentra la relación y la “complicidad” entre
memoria y justicia.
Frente a esta relación traza el interrogante ¿qué significa hacer justicia a las víctimas?
Una pregunta para la que plantea como respuesta, “hacer justicia a las víctimas del crimen
significa reconocer una deuda no reparable respecto a ella [que] debe mantenerse”. (Reyes
Mate, 2012, p. 105). Y ese reconocimiento permite poner sobre la mesa los hechos de una
injusticia pasada que aún demanda una acción de justicia, pero al mismo tiempo que pretende
develar a esa víctima a la que se buscó invisibilizar con el olvido. Es el reconocimiento,
traducido en memoria, “lo que da existencia a la injusticia pasada. No solamente la memoria
recuerda, sino que da naturaleza a la injusticia y permite hablar de [ella]”. (Reyes Mate, 2012,
p. 105)
las organizaciones de víctimas, más allá de un reclamo de justicia retributiva, lo que hace es
una exigencia de memoria y reconocimiento de aquellos a quienes con su desaparición se les
confinó al plano de la irrepresentabilidad. Es así que esa acción colectiva facilita el llamado
de las víctimas a no ser relegadas al olvido, pero reconociendo que de ese proceso de
memorialización subyace un reclamo de justicia que al hacerse efectivo lograría que se
devuelva, a quien denuncia, la confianza de que su caso no quedó impune, ni relegado al
olvido. Esto, reafirma el postulado de Reyes Mate que establece que la memoria no solo
recuerda, sino que da naturaleza a la injusticia y permite hablar de ella.
Esta invisibilización de las víctimas se logra por medio de discursos que legitiman la
acción de los perpetradores. “La gravedad de esta estrategia hermenéutica no proviene del
hecho de imponer la interpretación del vencedor sobre la del vencido, sino de ocultar gracias
a estrategias interpretativas que lo esencial es el hecho de ser víctima”. (Reyes Mate, 2011, p.
217). Aquí, también, cobra gran relevancia Boltanski, pues se entiende que si los actos de
desaparición forzada en la frontera se pueden conocer gracias a las denuncias públicas, desde
la perspectiva de este autor el perpetrador en la línea del ocultamiento que trae implícita este
delito limita e impide el acto de denunciar y, aunque esta se efectúe, se intenta deslegitimar al
referir una justificación sobre ella. Esto constituye una manera de volver la denuncia como
anormal y carente de pertinencia pues la demanda de justicia no tiene un referente de
injusticia desde la perspectiva del responsable. De esta manera, la justicia se constituye en
campo en disputa entre perpetradores que buscan reducirla, negarla y limitarla, y las víctimas
que aspiran, por diferentes medios, a reivindicarla, hacerla visible y legítima ante la sociedad.
víctimas que reclaman justicia sin olvido, aun cuando “la memoria de la injusticia, (…) no
conlleve reparación material del daño causado”. (Reyes Mate, 2012, p.292).
Para Reyes Mate, decir memoria significa que todo discurso debe empezar por lo
ausente, por lo olvidado del presente y es así que se puede lograr que los crímenes cometidos
contra otros solo puedan sobrevivir una vez que han sido perpetrados, dentro de la conciencia
humana que los recuerda y se extinguen con el olvido. (Reyes Mate, 2012, p.204)
17
La definición de estas tres nociones de memoria las desarrolla Pipper Shafir en el artículo ‘Espacios y
narrativas: construcciones del pasado reciente en el Chile de la posdictadura’, en el que define la memoria
histórica como la memoria de un acontecimiento histórico; la memoria social, como la memoria de los hechos
sociales, y la memoria colectiva, utilizando la definición de Halbwachs que en el documento se referencia.
63
Pero no solo los museos y los lugares físicos son los que han hecho parte de esa
construcción de memoria; también, el testimonio oral y las narrativas de las víctimas y los
familiares se constituyen en piezas que contribuyen a la construcción de esa memoria
colectiva que busca establecerse en el contexto social en el que ocurrieron los hechos. Es por
medio de las narrativas de las víctimas, en las que todos los objetos materiales articulados en
torno a ella adquieren significación, porque por medio del relato de quienes afrontaron los
hechos violentos y/o sus familiares, las imágenes y los objetos utilizados como elementos de
construcción de memoria se naturalizan y representan la tragedia particular de un ser humano.
Para las víctimas el lenguaje se constituye como esa herramienta de memoria que les
permite exteriorizar su dolor y al mismo tiempo mantener presente una experiencia pasada
que ellos buscan que sea actual. La narración de esa historia de violencia es asumida por las
64
víctimas y/o por sus familiares como una manera de exteriorizar ese punto de quiebre que el
hecho violento produjo en su historia familiar y personal.
A pesar de ello, y aun cuando recordar para quienes han sido víctimas y para los
familiares resulta ser un hecho que revive los sentimientos de dolor y frustración, el dar
testimonio ha sido una de las herramientas que articulan la construcción de una memoria
colectiva de hechos de violencia tan traumáticos como la desaparición forzada.
65
5. Diseño Metodológico
18
La Organización Verdad y Justicia ha destacado por el acompañamiento en la última década a familiares de
víctimas de desaparición forzada en Norte de Santander.
66
Las actividades ilegales que se desarrollan en esta zona de frontera les imprimen
características particulares a las dinámicas de violencia, porque allí coexisten economías
legales e ilegales que si bien se han transformado según las nuevas dinámicas de la violencia,
permanecen en el tiempo (Avila, 2012). Es así que este territorio adquiere características
particulares en donde la desaparición forzada transfronteriza ha sido un hecho recurrente en
los últimos años, lo cual genera gran interés para su comprensión y análisis a partir de los
sentidos y los significados que sobre este fenómeno y la relación con la memoria histórica
como medida de reparación han establecido las víctimas.
Para la aplicación de este instrumento se diseñaron tres guiones que incluían las
categorías principales delimitadas para la investigación: Desaparición forzada transfronteriza;
acciones de documentación y denuncia; iniciativas de memoria y medidas de reparación.
Antes de la aplicación, el guion fue revisado por el director de la tesis y posteriormente por el
docente Vladimir Montaña Mestizo, como parte del proceso de validación del instrumento.
De las sugerencias dadas en cada una de las revisiones se ajustaron las preguntas planteadas y
se estructuró el guion definitivo. La aplicación de las entrevistas tuvo una duración
aproximada de una hora por participante. Los criterios para la selección de la población y los
lineamientos para el desarrollo del proceso metodológico se describen en las etapas de la
investigación que se detallan a continuación.
Tabla 1.
Tabla 2.
Matriz de casos de desaparición forzada en Norte de Santander, documentados por el
CINEP, periodo 2010-2016
No se publica la matriz en su totalidad por contener casos que siguen siendo objeto de investigación.
Fuente: Elaboración propia
71
Fecha: Fecha de la ocurrencia del hecho, de acuerdo con lo publicado. Este era un
dato relevante teniendo en cuenta que la investigación está enmarcada dentro de una
temporalidad específica.
Nombre: Nombre de la víctima del hecho. En este caso los nombres no fueron
cambiados. Estos se dejaron tal y como aparecen en el banco de datos.
Sitio de ocurrencia: Lugar en el que se dieron los hechos. Este era un dato
significativo puesto que era necesario seleccionar solo aquellos casos en los que su contexto
de ocurrencia estuviera delimitado por la zona de frontera entre Cúcuta y Venezuela.
Responsables: Nombre del grupo o la persona señalada por el denunciante de ser el
autor del hecho. Se tomó para tener un indicador de cuáles eran los mayores victimarios
señalados de ejecutar desapariciones en la frontera en el periodo delimitado.
Hechos: Descripción detallada según lo consignado en el banco de datos del hecho en
particular. Esta información permitiría la comprensión del caso y su ubicación dentro del
fenómeno delictivo abordado en la investigación.
De esta manera, este tipo de diseño fue útil dado que permitió evidenciar y
comprender la conexión, diferencias y esencia, percepciones, sentimientos y experiencias
sentidas y vividas de los familiares de las víctimas de desaparición en relación con denuncia,
acciones de documentación y memoria.
Es así que como parte del segundo momento de esta fase se estableció contacto con
los familiares de las víctimas de desaparición forzada para conocer sus puntos de vista,
72
este precepto la población muestra para esta investigación, a quien se invitó a participar, se
definió así:
1. Alta participación en espacios organizativos y de movilización social dirigidos (aunque no
necesariamente) por la Organización Verdad y Justicia.
2. Mayores de 18 años.
3. Se tuvieron en cuenta los siguientes aspectos relacionados con el trabajo que ha adelantado
la Organización Verdad y Justicia en términos de documentación, asesoría y sistematización
de estos casos:
Casos con suficiente documentación que facilitara el análisis
Casos que tuvieran procesos judiciales avanzados
Casos que hayan sido sujetos de reparación estatal
Casos que hayan sido vinculados a alguna iniciativa de memoria.
La selección de esta muestra bajo estos criterios permitió que el ejercicio de análisis
se desarrollara en torno a las categorías delimitadas para la investigación.
Información cualitativa:
Si bien no existe un diseño lineal para el análisis y la sistematización de la
información, sí se toma como referencia la propuesta de Sampieri (2014):
El primer paso después de aplicar las técnicas mencionadas consistió en la
transcripción literal de la información.
1) Revisión de la información transcrita para definir si había información incompleta o
incompresible, que permitiera determinar si era necesario recolectar mayor información
primaria o no. En este aspecto, se buscó establecer el punto de saturación.
2) Organización y clasificación con precisión de los datos.
Categorización de la información suministrada en las entrevistas mediante el software
Atlas ti, herramienta propia de la investigación cualitativa que facilita el análisis de grandes
cuerpos de datos textuales a partir de la organización, reagrupación y codificación de la
información.
3) Triangulación de la información obtenida y sistematizada la cual partió de confrontar
las fuentes de información descritas entre sí mismas y a la luz del marco teórico planteado. Es
decir, se relacionó la información suministrada por las víctimas, por los miembros de la
Organización Verdad y Justicia, funcionarios a la luz de los referentes teóricos y el análisis
particular de las investigadoras, producto de la observación participante en el desarrollo de la
investigación.
4) Elaboración de informe final, resultados y conclusiones.
6. Resultados
La incursión paramilitar empleó como estrategia para tomar el control de esta zona
“aterrorizar a la población civil, por medio de incursiones violentas a los municipios,
asesinatos y desaparición de personas” (Verdad Abierta, 2013). Por más de una década, el
Bloque Catatumbo y el Frente Fronteras efectuaron alrededor de 18 incursiones en diferentes
municipios del departamento. Las más cruentas fueron las ocurridas en Tibú y el
corregimiento La Gabarra, en 1999.
Es así como un espacio fronterizo, como el que hay entre Cúcuta y Venezuela, se
convirtió en escenario idóneo para la operación de grupos al margen de la ley, principalmente
porque este tipo de territorios poseía elementos que facilitaban su operación, tales como “las
carencias económicas y penurias sociales [de la población que allí habita], así como una
marcada debilidad institucional que obedece a la corrupción y disminución de la confianza en
las instituciones del Estado”. (Morffe Peraza, 2016, p. 60).
naturaleza y surgimiento de los grupos, que puede ser: i) Disidentes, que se refiere a grupos
que eran de la AUC y no quisieron ingresar al proceso de DDR, pero decidieron retomar las
armas. ii) Rearmados, que corresponde a personas que se desmovilizaron, pero después se
vincularon a otras estructuras existentes o conformaron otras. iii) Emergentes, que
corresponde a grupos dedicados de manera especial a la delincuencia organizada o al control
del narcotráfico. Estos grupos existían antes del proceso de DDR y eran imperceptibles; sin
embargo, aprovecharon el "vacío de poder territorial dejados por las AUC”. (Comisión
Nacional de Reparación y Reconciliación, 2007).
Según las categorías anteriores, el CERAC establece que Los Rastrojos corresponde a
un tipo neoparamilitar con estructura híbrida, mientras que las Águilas Negras tienen una
estructura en red que se reproduce en el territorio.
3) Objetivos de influencia: Según el estudio del CERAC, hay cuatro elementos bajo
los cuales los grupos neoparamilitares intentan establecer influencia: i) Criminalidad
organizada, busca generar control sobre la base y estructura económica de la ilegalidad
mediante la violencia y con "estructuras organizadas en formas de empresas de protección
81
privada ilegal". (Granada, Restrepo, & Tobón García , 2009, pág. 480). ii) Control de la
población. iii) Captura del Estado. iv) Contrainsurgencia.
La fuerza con la que inició actividades esta estructura criminal empezó a debilitarse
hacia finales de 2006 y comienzos de 2007 con la muerte de varios comandantes,
principalmente por disputas internas, como es el caso de los alias ‘Camilo’ y ‘Omega’,
hechos que se constituyeron en el “preámbulo de la derrota de las Águilas Negras en Cúcuta
y su Área Metropolitana” (Ávila, 2012, p. 286).
19
El proceso de desmovilización paramilitar estuvo marcado por una serie de irregularidades. Tal y como lo
señala el CNHM en su informe Desmovilización y reintegración paramilitar, en dicho proceso no hubo claridad
sobre las estructuras que realmente existían y se produjeron creaciones, recomposiciones, confrontaciones
armadas entre las estructuras, negociaciones de poder e incluso las llamadas “venta de franquicias” que se
atribuye a narcotraficantes que ingresaron en calidad de jefes y voceros en el curso de la negociación con el
gobierno. El informe señala además, que sólo 15.000 de los 30.000 desmovilizados pertenecían a la estructura
armada de las AUC, además que alrededor de 4.000 armas no fueron entregadas.
82
Para 2008 y 2009, ingresó a Norte de Santander el grupo Los Rastrojos, organización
neoparamilitar que, según el CERAC, responde a una estructura híbrida creada en el norte del
Valle de Cauca, en 2002, por Wilber Varela, alias ‘Jabón’. En Norte de Santander tuvieron
como fin apoderarse del territorio dominado por las debilitadas Águilas Negras. Sin
embargo, este no fue el único actor armado que quiso apropiarse de las ventajas que ofrecía
esta zona de frontera. Otra organización criminal, Los Urabeños, incursionó en este territorio
con el fin de apoderarse del control de actividades ilícitas predominantes en la zona, que
generan alta rentabilidad, como el tráfico de droga, el contrabando de bienes y gasolina, y las
extorsiones a grandes y pequeños comerciantes de la región.
12
10
8
6
4
2
0
Año Año Año Año Año Año Año
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Figura 4: Casos de desaparición forzada transfronteriza documentados por la Organización
Verdad y Justicia, de Cúcuta, durante el periodo 2010-2016.
Fuente: Elaboración propia
Esta práctica de desaparición forzada empezó a ser utilizada por los grupos
paramilitares como estrategia de ocultamiento de las víctimas con el fin principal de
minimizar los índices de violencia en los territorios donde operaban. La Sentencia del 20 de
noviembre de 2014, de la Sala de Justicia y Paz, señalada en el informe Hasta Encontrarlos,
del Centro Nacional de Memoria Histórica, afirma que:
20
Fuente Delitos SPOA 2011 Fiscalía General de la Nación
85
Pero no solo fue esta la estrategia utilizada por los grupos para desaparecer las
evidencias de los homicidios que cometían. Uno de los primeros métodos usados por el
Frente Fronteras, durante el periodo 2001-2003, para eliminar el rastro de los crímenes
perpetrados lo constituyó el uso del horno crematorio en el corregimiento Juan Frío (Villa
del Rosario), en donde fueron incinerados “más de 560 cadáveres (…) de los cuales Jorge
Iván Laverde Zapata, más conocido en la región como “El Iguano”, confesó en versión libre
ante la Fiscalía [su responsabilidad en la incineración] de 98 cadáveres en este corregimiento
de Villa del Rosario”. (Osuna, 2015, P. 37).
En el 2013, como producto de esta cruenta disputa por el control del territorio
nortesantandereano, Los Rastrojos quedan debilitados y son obligados a replegar el campo de
operación solo a la zona rural de Puerto Santander. A pesar de ello, “se han venido
fortaleciendo con integrantes venezolanos y en territorio venezolano en la zona de El
Guayabo, La Fría, La Grita y Vigilancia”. (Fundación Ideas para la paz, 2017, p. 84).
Los Urabeños, también denominados Clan Úsuga y recientemente, Clan del Golfo21,
acentuaron el campo de operación en Cúcuta y el Área Metropolitana, en especial en Los
Patios, El Zulia y Villa del Rosario. Este último sector ofrecía a la organización criminal
ventajas para las dinámicas de financiamiento, especialmente porque en este municipio se
han creado pasos ilegales para el contrabando de combustibles y mercancías que se
distribuyen en el territorio colombiano.
21
Hacia el 2010, fecha en la que la prensa empieza hacer mención de las acciones de esta banda criminal, las
autoridades las denominan Los Urabeños, debido al principal lugar de acción: la región de Urabá. En el 2014,
resultado de la presión de los habitantes de esa zona, el Gobierno decidió cambiar la denominación y empieza a
referirse a la organización como Clan Úsuga, debido al apellido de varios de los líderes. Sin embargo, producto
de una tutela interpuesta por una ciudadana que manifestó cómo la nueva denominación estigmatizaba a los
colombianos con ese apellido, el Gobierno, en el 2016, decide asignar un nuevo nombre al grupo armado ilegal,
denominándolo a partir de esa fecha como El Clan del Golfo, nombre que conserva.
87
Infografía que señala pasos ilegales o trochas identificadas en Norte de Santander, en donde
se desarrollan actividades relacionadas con contrabando por parte de los grupos armados
ilegales que operan en el departamento.
Recuperado de: https://www.laopinion.com.co/judicial/cortan-el-paso-en-trochas-fronterizas-
150455.
El control del contrabando de gasolina es uno de los negocios lucrativos para estas
organizaciones criminales, en especial, porque el precio irrisorio del combustible en
88
El control de los pasos ilegales es una actividad que deja dividendos a las bandas
criminales en todas las proporciones. No solo las ganancias se obtienen del contrabando a
gran escala, también imponen tarifas e impuestos a los vendedores informales de
combustible, denominados ‘pimpineros’, que “debían pagar 10.000 pesos semanales por el
derecho a revender esta gasolina”. (Ávila, 2012, p. 332).
Así mismo, y como lo denunció la Organización Verdad y Justicia, este dirigente fue
víctima de los grupos, en enero de 2013. “Fue retenido violentamente por algunas horas en el
puente Francisco de Paula Santander ubicado en el Sector El Escobal (Cúcuta) y llevado a la
fuerza a territorio venezolano, por hombres armados que se identificaron como
Urabeños”.(Corporación Colombia Informa, 2013).
Bajo estas medidas, las personas que se dedicaban al contrabando de esta clase de
artículos se veían abocadas a pagar este ‘impuesto’ por el ingreso de la mercancía a
Colombia. En ocasiones, ese pago no solo era exigido por el grupo que controlaba el paso
ilegal, sino que también el grupo contrario exigía al mismo tiempo que se le pagara.
Estos cobros por diversas bandas criminales a una sola persona desencadenaban
reacciones de rechazo por parte de la víctima que, en ocasiones, se negaba a cumplir con las
exigencias de los grupos armados ilegales. A partir de estos hechos empiezan a ocurrir
homicidios y desapariciones forzadas de personas dedicadas a esta labor, especialmente en el
Área Metropolitana de Cúcuta. El mayor número de pasos ilegales está en Villa del Rosario,
La Parada, Juan Frío y los cruces fronterizos legales entre Colombia y Venezuela, por San
Antonio del Táchira y Ureña.
Como producto del no pago de estos ‘impuestos’ las bandas criminales perfilan un
nuevo tipo de víctima para los delitos. Este hecho se refleja en los perfiles de los casos
denunciados por el CINEP y la Organización Verdad y Justicia (ver cuadros anexos: Matriz
de casos Organización Verdad y Justicia y CINEP) en los que las víctimas de desaparición
90
Uno de los casos documentados por la Organización Verdad y Justicia que refleja
abiertamente este fenómeno es el de *Carlos Martínez22, desaparecido por autores
“desconocidos”, en el 2008, y quien se desempeñaba como pasante de mercancía de
Venezuela hacia Cúcuta. En comunicación con su madre, el 5 de diciembre de ese año, le
informó que “había tenido problemas con quienes le cobraban la vacuna por pasar la
mercancía, puesto que les había dicho que no les iba a pagar más”. Desde esa fecha el joven
desapareció y aún no se conoce información de su paradero.
Otro caso denunciado ante la ONG Verdad y Justicia y reseñado en esta investigación
que evidencia el perfil de las víctimas de desaparición transfronteriza, es el de *Nicolás
Jiménez, desaparecido en el 2014, por autores “desconocidos”. Se dedicaba al contrabando de
cerveza venezolana que traía en motocicleta desde Ureña (Venezuela) para ser vendida en
Cúcuta. El familiar que denunció la desaparición presume que las razones de este hecho
tienen que ver con la omisión que el joven hizo ante una amenaza recibida por un grupo
delincuencial que controlaba el contrabando en la zona, al advertirle que la cerveza no se la
podía comprar a la guardia venezolana, sino que tenía que comprársela a ellos.
Aunque en estos dos casos aún no hay elementos que permitan dar con el paradero de
la víctima, otros, documentados por el CINEP, dan cuenta de la modalidad de traspaso de
frontera utilizado por las bandas criminales para ocultar los delitos cometidos. Tal es el caso
*Carlos Pérez, *Rafael Medina, *Josué Guerra y *Camilo Ramírez, dedicados al contrabando
de productos venezolanos, desaparecidos y ejecutados por miembros de bandas criminales
que arrojaron los cuerpos con signos de tortura a la finca Urapa, en territorio venezolano, a 50
metros del río Táchira.
22
* Nombres cambiados respetando el principio de confidencialidad
91
Este amplio contexto permite comprender la importancia que tienen las zonas
fronterizas para los grupos armados y la manera en que estos pueden reconfigurarse
rápidamente logrando imponer sus intereses e involucrar a ciudadanos que, finalmente,
pasarán a ser víctimas de desaparición forzada. Es posible evidenciar las profundas amenazas
que ofrece este escenario a quienes intentan denunciar este tipo de hechos, pues se verán
enfrentados a actores de gran poder que controlan de manera violenta el territorio y los
negocios. Esta situación justifica que los familiares de las víctimas deban buscar respaldo de
organizaciones y colectivos que contribuyan a visibilizar sus causas y demandas de justicia,
mediante mecanismos o acciones, principalmente, colectivas.
analiza desde un marco histórico, este concepto tenía alcance general por las circunstancias
en las que este delito se daba en contextos latinoamericanos, especialmente durante los años
70, 80 y 90, cuando el temor ante el ascenso político de ideologías de izquierda facilitaba el
uso de esta práctica criminal como mecanismo coercitivo, de terror y de aniquilamiento
contra aquellos que manejaran discursos sociales y lideraran colectivos contradictores del
sistema de gobierno establecido.
Durante este periodo, como lo establece el Centro Nacional de Memoria Histórica, los
perfiles de las víctimas de desaparición forzada lo conformaban militantes políticos,
93
23
Movimiento político creado en el marco del proceso de paz entre el grupo guerrillero Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) y el gobierno del presidente Belisario Betancur.
24
Según el Observatorio de Memoria y conflicto del CNMH, durante el periodo 1982-1990, los responsables del
38,8 % de las víctimas de desaparición eran los grupos paramilitares; el 26,2 %, las guerrillas; el 21,8 %,
agentes del Estado, y el 10,5 % grupos paramilitares en asocio con agentes del Estado.
94
grupos seguían acudiendo a la desaparición forzada como mecanismo para acceder a sus
intereses y para sacar del escenario a quien osara interponerse en el desarrollo de sus
actividades ilícitas, principalmente relacionadas con el narcotráfico y el contrabando.
Asimismo, aun cuando los grupos armados ilegales emergentes de este proceso no
transmitían un discurso político tan marcado como sí lo hicieron en sus primeras fases antes
de la desmovilización, las relaciones de éstos con los poderes políticos regionales siguen
siendo vigentes. Zelik (2015), citando a Romero y Arias resalta que, estos vínculos entre
neoparamilitares y élites políticas les permite mantener la capacidad de coerción, que facilita
a testaferros y patrocinadores de estos grupos proteger lo ganado y continuar con el control
de territorios para mantener sus actividades ilícitas como narcotráfico y contrabando.
Esto sumado a que gran parte de los integrantes de estas organizaciones estaban
conformados no solo por desmovilizados de las antiguas AUC, sino también por miembros de
ejércitos privados al servicio del narcotráfico, cuyo interés central se concentraba en
apoderarse de las economías ilegales de financiamiento de los paramilitares, y a la vez
“proteger los cultivos y las tierras que adquirieron mediante diferentes modalidades ilegales,
así como (...) controlar las rutas y puertos para la exportación de droga, lo que hoy en día
constituye, en gran medida, la razón de ser de los grupos criminales (Echandía, 2013).
Las dinámicas de economía ilegal sobre las que empezaron a operar estos grupos
desencadenaron una reconfiguración de la violencia en todos los territorios en donde existían
intereses geoestratégicos para sus operaciones, tales como el Cauca, por su ruta por el
Pacífico, así como la región del Catatumbo y Cúcuta y su Área Metropolitana, que, por ser
zona de frontera con Venezuela, representa una de las principales rutas de salida de cocaína
hacia México y los Estados Unidos. Así pues, la lucha territorial representó un componente
político, que siguió vigente pese a la desmovilización de las estructuras paramilitares.
Las dinámicas de economía ilegal sobre las que empezaron a operar estos grupos
desencadenaron una oleada de violencia en los territorios en donde existían intereses
geoestratégicos para sus operaciones, tales como Cauca, por la ruta por el Pacífico, El
Catatumbo, Cúcuta y el Área Metropolitana, que por ser zona de frontera con Venezuela
representa una de las principales rutas de salida de cocaína hacia México y Estados Unidos.
95
Así como los intereses de los grupos armados se reconfiguraron durante este periodo
en torno a su única intención de apoderarse de negocios altamente rentables como el
narcotráfico, el contrabando de gasolina y otro tipo de bienes, la desaparición forzada se
transformó a partir de tres elementos: víctimas, victimarios e intencionalidades. En este
contexto de frontera la desaparición forzada empezó a ser utilizada por los grupos armados
ilegales como mecanismo para eliminar a aquellos que se negaran a pagar las cuotas
impuestas dentro del control territorial.
Para hacer uso de las rutas los grupos ilegales han establecido el cobro de ‘vacunas’ o
de ‘impuestos’, que quienes se dedican al contrabando deben pagar al que ejerza el control de
la trocha por donde se quieren ingresar las mercancías o la gasolina. Negarse a pagarlas
representa para quien lo hace la sentencia de muerte. A partir de estas nuevas dinámicas se
empieza a configurar un nuevo perfil para los victimarios, aunado a la reconfiguración del
perfil de la víctima y de las intencionalidades con las que se comete esta práctica.
La matriz da cuenta del perfil del victimario en la que los denunciantes de cada caso
atribuyen la responsabilidad de la desaparición del familiar a un actor particular del conflicto:
neoparamilitares, AUC, paramilitares, Los Rastrojos, desconocidos y FARC. Aunque el
número de casos vinculados a un autor señalado como ‘Desconocido’, como lo muestra la
gráfica, representa el porcentaje mayor de responsabilidad, al leer los testimonios dejados
como evidencia en esta matriz por los familiares denunciantes se puede inferir que la
responsabilidad del hecho recae sobre grupos armados ilegales que operan en la zona donde
se presntó el caso de desaparición forzada.
97
por los grupos armados ilegales y carteles del narcotráfico, en alianza con las autoridades,
para controlar negocios que en algunos casos han resultado ser más lucrativos que el tráfico
de droga, como los secuestros y la trata de personas, especialmente de migrantes
centroamericanos que circulan por ese territorio con el fin de cruzar la frontera hacia Estados
Unidos.
También, existe una equivalencia entre la colusión que se ha dado entre los grupos
armados ilegales con miembros de las autoridades colombianas y venezolanas para la
ejecución de las actividades delictivas y el asocio de los grupos criminales mexicanos con
funcionarios y miembros de la fuerza pública de ese país.
Tomando como base esta definición y los planteamientos teóricos de Luc Boltanski
frente a la categoría de denuncia, en el siguiente capítulo se describirán las características
propias de las acciones de documentación y denuncia desarrolladas por la Organización
Verdad y Justicia a la luz del trabajo en los casos de desaparición forzada transfronteriza.
Una de las fases llevadas a cabo por este tipo de organizaciones tiene que ver con los
procesos de documentación de los casos denunciados por familiares de víctimas, que buscan
el apoyo y el acompañamiento de alguna entidad que facilite la gestión de la denuncia ante
estamentos judiciales estatales y, a la vez, gestione los mecanismos de reparación a los que,
por su calidad de víctimas, tienen derecho.
25
Subrayado propio
100
Como resultado del reconocimiento del acervo documental que han recopilado estas
instituciones y su relevancia para adelantar procesos judiciales de los casos, se crea en 1982
HURIDOCS (Sistemas de Documentación y de Información sobre Derechos Humanos
Internacional), como red global de organizaciones de derechos humanos, (cuyo) objetivo fue
establecer “un sistema universal de comunicación de la información sobre los derechos
humanos, (...) centrado en mejorar el acceso y la difusión de información pública sobre
derechos humanos entre otras formas, mediante la provisión de herramientas apropiadas y de
servicios de capacitación”. (HURIDOCS, 2007).
Es así que, esta organización define las acciones de documentación como “el proceso
mediante el cual se registran sistemáticamente los resultados de una investigación en relación
con uno o varios eventos (violaciones a derechos humanos) [por ende], la investigación y la
documentación están relacionadas orgánicamente y no deben ser consideradas como dos
procesos separados” (HURIDOCS, 2007, p.16).
jurídicos, médicos o forenses necesarios para identificar a los presuntos responsables y lograr
la reparación de las víctimas. (Espacio Público, 2017)
Otro aporte representativo tiene que ver con el trabajo desarrollado por el Banco de
Derechos Humanos y Violencia Política del CINEP, el cual documenta casos relacionados
con este delito y se describen de manera concisa los hechos ocurridos, los presuntos autores y
la identidad y el perfil de las víctimas; información que posteriormente es publicada en la
revista Noche y Niebla.
26
Nombre cambiado respetando el principio de confidencialidad
103
Figura 7. Este esquema ilustra de manera resumida los pasos que se siguen dentro de
la Organización Verdad y Justicia para atender el proceso de denuncia y documentación de
casos de desaparición forzada ocurridos en Norte de Santander.
Fuente: Elaboración propia
104
Para este proceso el punto de partida se establece cuando la persona que llega
manifiesta que ha sido víctima del hecho. Es atendida por un abogado quien escucha la
versión e inicia el proceso de documentación del caso mediante una ficha técnica que recopila
la información de la víctima, los datos de quien denuncia y la descripción del hecho como tal.
Frente a esta declaración, uno de los abogados verifica con la víctima si el hecho fue
denunciado judicialmente y si se ha activado el mecanismo de búsqueda urgente. Si no se ha
hecho, se procede a comenzar este proceso. Respecto al particular, se resalta que en los
últimos años las víctimas tienen más conocimiento sobre sus derechos y saben que en las
entidades judiciales no les pueden decir que esperen 72 horas para iniciar el proceso de
búsqueda del desaparecido, puesto que esta acción se debe empezar de manera inmediata con
el mecanismo de búsqueda urgente, reglamentado por la Ley 971 de 2005. Posterior a esto
continúan con la documentación del caso con información suministrada por el familiar
denunciante, y con las acciones legales que desde la organización se emprendan para
gestionar la búsqueda de la persona reportada como desaparecida.
Por su parte, la víctima, que en el sistema actancial se configura como aquella que ha
sufrido la injusticia y en cuyo favor se adelanta la denuncia, también cuenta con una doble
acepción dentro de las desapariciones transfronterizas. Esta tiene que ver, principalmente,
con el hecho que víctima es la que afronta en su persona el hecho de la desaparición. La
normativa internacional desarrollada en el marco de este delito establece que esta categoría
también incluye a todo aquel que haya sufrido perjuicio directo como consecuencia de una
desaparición forzada, incluyendo de esta manera a los familiares del desaparecido.
Es así que, las denuncias presentadas esgrimen de manera tácita la responsabilidad del
Estado en la ejecución de estos hechos de desaparición en la frontera. Gran parte de los
testimonios presentados por los denunciantes, reseñados en los 43 expedientes analizados
para esta investigación, dan cuenta de la ocurrencia de estos hechos en territorios donde la
ausencia del Estado frente a su obligación de garantizar la seguridad de los ciudadanos ha
facilitado el dominio territorial de organizaciones armadas ilegales a las que se les atribuye la
responsabilidad directa de las desapariciones.
El sistema actancial delimita un cuarto actante, el juez, que para Boltanski es aquel a
quien se dirige la denuncia de injusticia, que debe decidir quién la repara y cómo. Este
último actante adquiere dos dimensiones según el tipo de denuncia de los familiares de las
víctimas. Si es una denuncia de tipo penal o judicial el actante que actúa como juez lo
constituyen los organismos judiciales estatales, competentes de atender estos delitos, y tienen
106
el deber de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de los hechos y a la vez facilitar
la reparación de las víctimas. No obstante, cuando la denuncia involucra a un colectivo y sus
acciones se desarrollan en el ámbito público, el papel del juez lo adquieren la sociedad civil y
la opinión, pues son los que validarán dichas denuncias por medio del acompañamiento, la
difusión, la visibilización, el apoyo y la movilización en torno a las exigencias y
reivindicación de los derechos de las víctimas.
Bajo estas premisas, se puede evidenciar cómo en la desaparición forzada el papel del
Estado tiene una función dual, de perseguidor y juez, porque este delito en particular ocurre
principalmente como consecuencia de las acciones emprendidas por organizaciones
criminales en la disputa por el control territorial en donde actúan con aquiescencia o
ausencia de la autoridad estatal; es decir, que en este hecho victimizante el Estado es
responsable por omisión y tiene, además, la obligación de investigar y sancionar a los autores
materiales de cometer este delito.
Esa responsabilidad por omisión del Estado colombiano, ha sido también señalada por
la Organización Verdad y Justicia como factor que ha perpetuado en este territorio prácticas
ilegales como el contrabando, lo que ha facilitado un escenario propicio para la ejecución de
este tipo de hechos.
Por otra parte, y enmarcando el análisis de los 43 casos tomados como referencia para
esta investigación en la gramática de la denuncia de Boltanski, es posible establecer que la
denuncia para estos casos de desaparición forzada puede tener dos vías que hacen que su
sentido de normalidad también tenga una variación. Una, está relacionada con el proceso
judicial que busca que el Estado asuma y/o ejecute su responsabilidad de implementar todas
las acciones necesarias para dar con el paradero del desaparecido. Este deber parte de la
obligación que tiene el Estado de garantizar la seguridad de los ciudadanos y, en especial,
“cuando se comprueba que en el hecho haya una coautoría por colaboración que le preste las
108
La denuncia que hacen los familiares de las víctimas de desaparición forzada ante
estas entidades hace parte del proceso penal mediante el cual se busca activar los
instrumentos que permitan hallar al desaparecido (mecanismo de búsqueda urgente), iniciar el
proceso judicial para sancionar a los responsables de la comisión de este delito y acceder a
los mecanismos de reparación administrativa a los que tiene derecho la víctima, al ser la
desaparición forzada uno de los hechos victimizantes sujetos de reparación dentro de la Ley
1448 de 2011. En este sentido, resulta pertinente aclarar que las denuncias ante entidades
109
estatales buscan activar el sistema de justicia retributiva; sin embargo, las denuncias llevadas
por familiares de las víctimas ante organizaciones de derechos humanos y demás colectivos,
aun cuando estas desarrollen todo un trabajo de acompañamiento jurídico para los procesos
judiciales, se constituyen más como un proceso que busca la reivindicación por la dignidad y
la memoria del desaparecido y, al mismo tiempo, como parte de una estrategia para
posicionar en un plano colectivo el reconocimiento de un delito permeado por la indiferencia
y la impunidad.
Señaló que la entidad, con el ánimo de difundir el registro de los casos en el país,
publica las cifras mensuales por territorial de los hechos victimizantes que se encuentran bajo
su jurisdicción, contemplados en la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de
2011) reseñados en el sistema Red Nacional de Información de la página web de la Unidad de
Víctimas. Según este aplicativo, a corte del 1 de mayo de 2018, se reportan 16. 277 víctimas
directas de desaparición forzada y 122.647 víctimas indirectas que se refiere a los familiares,
para esta zona del país. (Unidad de Víctimas, 2018). Sin embargo, a pesar de desarrollar
estadísticas mensuales de los casos no hace una distinción entre desapariciones simples y
modalidad transfronteriza.
Finalmente, señaló que con el ánimo de difundir el registro de los casos en el país,
publica las cifras mensuales por territorial de los hechos victimizantes que se encuentran bajo
su jurisdicción, contemplados en la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras y reseñados en
el sistema Red Nacional de Información de la página web de la Unidad de Víctimas. Según
este aplicativo, a corte del 1 de mayo de 2018, se reportan 16. 277 víctimas directas de
desaparición forzada y 122.647 víctimas indirectas que se refiere a los familiares, para esta
zona del país. (Unidad de Víctimas, 2018). Sin embargo, a pesar de desarrollar estadísticas
mensuales de los casos no hace una distinción entre desapariciones simples y modalidad
transfronteriza.
110
Esta gráfica tomada del aplicativo web de la Unidad de Víctimas refleja las tendencias
en la ejecución de este hecho victimizante en el departamento, en donde se muestra en el
periodo 1999-2002, el recrudecimiento del delito durante la consolidación del
111
paramilitarismo en esta zona, así como una leve disminución y homogeneidad en sus tasas a
partir del periodo 2004-2006, años enmarcados por la desmovilización del Bloque Catatumbo
y la reorganización de nuevas estructuras criminales, denominadas neoparamilitares.
Sin embargo, este fenómeno no ha sido solo objeto de estudio por esta organización
colombiana, también desde el territorio venezolano la ONG Redes, fundada en 1998, trabaja
desde el 2009 en la documentación de casos de desaparición forzada transfronteriza, porque
ciudadanos venezolanos son desaparecidos en suelo venezolano y, en algunos casos, han sido
hallados en fosas comunes en territorio colombiano. Al respecto, el director Miguel
Sánchez27 dijo que la Fundación Redes adelanta un trabajo de visibilizar y documentar
denuncias de la actuación de los grupos irregulares colombianos en territorio venezolano, de
los grupos guerrilleros y los paramilitares “quienes han llegado [a este territorio] a continuar
con su actuación ilegal de manera permanente y con la complicidad de las autoridades del
gobierno venezolano”. (M. Sánchez, Entrevista personal, 5 de mayo de 2018)
27
El nombre fue cambiado respetando el principio de confidencialidad.
112
cualquier instancia del Estado venezolano, entonces en algunos casos, incluso estos
familiares [prefieren acudir] al Estado colombiano a buscarlos en la morgue de Norte de
Santander, o en los distintos espacios donde pudiese existir la presencia de un cadáver de un
venezolano”. (M. Sánchez, Entrevista personal, 5 de mayo de 2018)
28
Es importante mencionar que el gobierno y el sector castrense también denominaron estos grupos como
BACRIM, (Bandas Criminales), después fueron llamadas GAO (grupos armados organizados). Con estos
calificativos, se buscaba invisibilizar la presencia y permanencia del fenómeno paramilitar.
113
narcotráfico. Sánchez señala, además, que estas prácticas ilegales son el caldo de cultivo para
la ejecución de delitos como la desaparición transfronteriza, aunado a la ausencia de Estado
en este territorio, hecho que se refleja no solo con la carencia de presencia y control militar en
esta zona, sino también en la falta de la garantía de otros derechos. “La ausencia del Estado
en garantía de servicios públicos, en garantías de educación, salud y eso hace que, digamos
los ciudadanos de frontera, vean la trocha, el espacio limítrofe como una oportunidad que
desde lo ilegal me permite vivir y acceder a lo que formalmente no puedo”. (M. Sánchez,
Entrevista personal, 5 de mayo de 2018).
Así, organizaciones como Verdad y Justicia, también han procurado coordinar con
las víctimas de desaparición forzada en Norte de Santander actividades para visibilizar este
delito ante la sociedad. Durante el 2015, y con periodicidad mensual, la organización
desarrolló plantones frente a la Fiscalía en Cúcuta, en los que los denunciantes de casos de
desaparición forzada, con carteles que incluían la foto del familiar desaparecido, exigían
respuestas por parte de este órgano judicial.
114
Por su parte,
Figura los familiares
9. Fotografía de lascon
de plantón víctimas dededesaparición
víctimas desapariciónforzada
forzada,transfronteriza,
frente a la Fiscalía
buscan porseccional
otro tipoCúcuta.
de medios, visibilizar su tragedia con el fin de ser escuchados y poder
General, Fuente: http://fundacionprogresarcuc.blogspot.com/2015/07/planton-no-
encontrar alguna respuesta a su denuncia.
mas-desaparicion-forzada.html
Figura 10. Artículo publicado por el Figura 11. Fotografía de pendón con
periódico local de Cúcuta, el 14 de mayo información de joven desaparecido, el 8
de 2018, sobre la desaparición de un de mayo de 2018, en la zona de frontera
joven cucuteño en la frontera con San con San Antonio del Táchira, en el
Antonio del Táchira puente internacional Simón Bolívar. Este
caso evidencia que el problema sigue
vigente.
Fuente: Propia
Estas organizaciones han diseñado proyectos que pretenden visibilizar este tipo de
delitos, pero que van más allá de la búsqueda de una respuesta judicial. Estas iniciativas han
sido diseñadas como acciones de denuncia que buscan mostrar un fenómeno desconocido y/o
ignorado, como lo es la desaparición forzada en esta zona de frontera. Un ejemplo fue la
galería Rostros de la desaparición29, que consistió en la exposición fotográfica desarrollada
por la Organización Verdad y Justicia y financiada por el PNUD, en la que se mostró el rostro
humano de la desaparición forzada en Norte de Santander, con retratos de familiares que
narraban la historia de la víctima desaparecida.
Frente a esta iniciativa, la asesora jurídica de la Organización afirma que esta galería:
“Es una acción relacionada con la reivindicación del derecho. Es un espacio
que no permite olvidar que existen familiares que buscan a sus hijos, a sus
hermanos, a sus esposos desparecidos y entonces es definitivamente algo que
quedó allí y que quedó marcado tanto en la vida de estos familiares, de esa
sociedad que tuvo la oportunidad de verla y de nosotros como organización de
derechos humanos, que está allí activa en esa defensa y que por primera vez se
tomó la parte sensible de un hecho tan duro como es la desaparición
forzada”(S. Jimeno, entrevista personal, 3 de mayo de 2018)
Esta galería nunca ha sido considerada por los promotores como una iniciativa de
memoria, porque para esta ONG la memoria solo es posible cuando en el escenario de los
hechos se hayan generado acciones de justicia y reparación. Sin embargo, ante esta
afirmación es necesario considerar los planteamientos propuestos por Reyes Mate frente a la
categoría de memoria como elemento que facilita la justicia de las víctimas.
29
El nombre de la Galería fue cambiado para proteger la identidad de la Organización ejecutora
117
este delito, haciendo de manera simultánea una demanda de justicia y de memoria por la
dignidad de las víctimas.
Las acciones de denuncia pública son una manera de protesta contra el olvido y por
tanto son acciones de memoria que pueden llegar a contribuir en esa búsqueda de justicia,
pero, principalmente, evitan que crímenes como el de la desaparición forzada transfronteriza
implique para las víctimas una doble muerte: física y hermenéutica, como señala Reyes Mate.
Es decir, la perversidad de esta doble muerte no está en el hecho único del crimen
físico, que en sí reviste de gravedad, lo repudiable de esta acción está asociado con la
intención de minimizar el hecho, de restarle importancia al desaparecido, en algunos casos,
incluso, justificando la desaparición, restándole significación y valor como persona y
presentándola como un ser desprovisto de dignidad. “Por eso es importante la memoria de la
118
injusticia, porque, aunque no conlleve reparación material del daño, reconoce la vigencia del
derecho de las víctimas a pedir justicia”. (Reyes Mate, 2011, p.292).
Es por esta razón que las denuncias públicas emprendidas por estas organizaciones no
gubernamentales y organizaciones de víctimas plantean de manera implícita la búsqueda de la
respuesta al interrogante que presenta Reyes Mate: ¿cómo hacer presente a esos ausentes que
no están, no porque se hayan ido, sino porque han sido desaparecidos?
Y una posible respuesta a esta cuestión son todas las acciones de denuncia y
documentación que estos familiares de víctimas de desaparición forzada transfronteriza han
desarrollado, en los que la denuncia pública expresada por medio de acciones de memoria
persigue una reivindicación de la víctima, pero al mismo tiempo clama por justicia. Esto
evidencia la triada denuncia-memoria-justicia, conceptos que se entrelazan a partir de un
mismo problema, pero que se establecen para un mismo fin. La importancia de esas
denuncias públicas como acciones de memoria para alcanzar la justicia las resume Reyes
Mate en la interpretación del planteamiento de Max Horkheimer así: “la memoria es lo que
da existencia a la injusticia pasada. No solamente la memoria recuerda, sino que da
naturaleza a la injusticia y permite hablar de injusticia”. (Krell, 2014, p. 15)
Al indagar por esta categoría en relación con la denuncia de los casos de desaparición
forzada ocasionados en la frontera con Venezuela, los entrevistados coinciden en que es
importante y necesario denunciar los hechos, pues representa el primer paso hacia la justicia
en la medida en que se conozcan y se visibilicen.
Es así que los familiares de las víctimas entrevistados refieren:
“Es importante denunciar, para que no quede el caso en la impunidad”, “Hace
falta denunciar por si de pronto caen los culpables”. “Yo lo digo porque las
estadísticas muestran que hay mucha desaparición y si uno denuncia, ellos
pueden hacer algo y que no quede impune”, “es mejor denunciar, si queremos
conseguir algo y el problema es que aquí en el Norte de Santander no hay
120
justicia la justicia la hacen los mismos que están cometiendo los errores”,
“Creo que sí es importante denunciar porque el gobierno tiene que interesarse
qué es lo que están haciendo por acá y así nos pueden ayudar”. (Entrevistas
realizadas entre el 11 y 12 de mayo de 2018).
En este sentido, cinco de las víctimas entrevistadas reflejan en sus respuestas una
fuerte demanda de justicia y resaltan la necesidad de materializarla mediante la denuncia, la
cual, por tratarse de un hecho ocurrido en zona de frontera debe ser tramitada ante instancias
oficiales colombianas, como la Fiscalía General de la Nación, y ante organismos venezolanos
encargados de atender este tipo de denuncias, como la Policía Técnica Judicial –PTJ- de San
Cristóbal (capital del estado Táchira, Venezuela).
La noción de justicia expresada por los denunciantes, está principalmente asociada a un tipo
de justicia punitivo retributiva relacionada con el juzgamiento y el castigo de los responsables
de los hechos. “Para que empiecen a hacer algo”, “para que nos ayuden”, “para que el caso no
quede impune”, son algunas expresiones que denotan la angustia y la incertidumbre que
caracteriza ciertos procesos de exclusión, que subyacen a la intención de denunciar. Las
denuncias no solo se adelantaron ante estos organismos judiciales tanto de Colombia como
de Venezuela, sino que además se acudió a medios escritos y visuales que permitieran dar
fuerza a este proceso, como lo menciona una de las madres de un desaparecido:
puede expresar en escenarios cotidianos, entre personas cercanas, en familia, a solas, etcétera,
y aunque se presente por una sola persona, no se constituye como limitante para adquirir el
carácter de normalidad, porque las entidades mencionadas son las que de manera legítima y
aceptada en la sociedad están encargadas de esclarecer los hechos e impartir justicia.
“En las denuncias a una le toca irse a asolear, a aguantar hambre, a aguantarse
que a veces la demás gente le grita: ¡están locos! Hacen chifladas, hay gente
que se ha portado mal”. (B. Sánchez, entrevista personal 11 de mayo de 2018)
Aquí entra en juego el sentido de justicia que tienen los funcionarios y que se
contrapone al de las víctimas. Estas últimas consideran que su caso es de una magnitud tal
que merece reconocimiento y atención por parte de los demás. Los funcionarios, que según el
122
sistema actancial ocupan el papel de el juez, lo asumen con indiferencia, como un caso
atípico que no merece, en principio, una atención prioritaria pues no afecta a un colectivo de
grandes dimensiones.
tiene una historia y una identidad que lo caracterizan y sobre las cuales se sustentan las
denuncias, los reclamos y las exigencias que lo hacen volver al presente. De esta manera la
desaparición forzada, en el escenario público, denota una permanente disputa entre quienes
pretenden legitimar no solo el ocultamiento del cuerpo, sino, aún más, la muerte histórica y
política de ese sujeto y entre quienes intentan reivindicar la vida política, social y afectiva del
cuerpo, convirtiéndolo en un actor que continúa ahí.
En este sentido, el análisis de las entrevistas permite inferir que las acciones
colectivas les han otorgado a las víctimas mayor fortaleza en las demandas y las denuncias,
aunque estas no tengan el impacto de movilización deseado. En este punto es acertado
retomar al autor cuando establece que una de las maneras de visibilizar y reconocer a las
víctimas es “ligar su caso a una causa constituida y reconocida”, pues una causa de grupo se
instala en un lugar intermedio entre la singularidad (el caso particular) y la mayor generalidad
(por ejemplo, la sociedad). Para lograr esto se invocan principios de gran alcance como los
son los derechos y la justicia. (Boltanski, Luc, 1990, pág. 248).
“Denunciar es duro, a uno le da mucha tristeza, pero a la vez fuerza para que
la gente se entere de que hay mucha gente desaparecida, pero uno tiene que
luchar mucho” (silencio). (C. Gutiérrez, entrevista personal 11 de mayo de
2018).
Otro participante afirma: “En las actividades de denuncia se siente un alivio. Allá
íbamos a gritar ‘vivos se los llevaron, vivos los queremos’”. (C. Gutiérrez, entrevista personal
11 de mayo de 2018).
Entrev
Entrevista 1 Entrevista 2 Entrevista 3 Entrevista 4 Entrevista 5
ista 6
“la Organización nos “Pues en este “La Organización en “En mi mente y “Hay un No se
aporta mucho en el momento todavía sí es buena, con el en mi corazón me apoyo mencio
sentido que siente no veo resultados. apoyo para los dice que ellos no psicológico, na nada
como un apoyo, no Lo único es que plantones siento que están haciendo apoyo de ir, al
lo dejan a uno solo hasta vamos a estoy haciendo algo nada contra ellos hacer un respect
para seguir luchando. hacer despedidas el por mi hijo y que hay viven de las plantón, o.
“Las acciones de fin de año; invitan a gente que se víctimas y eso hacerse sentir
denuncia visibilizan las víctimas y preocupaba también dejémonos de y escuchar, y
y con esto, han hacen una por lo que me estaba decir mentiras que sepan
aparecido como tres celebración. pasando a mí, pero lo porque eso es así quienes son
vivos porque nos que no entiendo es por eso es así señorita los familiares
veían a nosotros en la qué viven cambiando o sea nosotros de los
televisión”. el personal, entonces estamos desaparecidos.
uno queda otra vez en perdiendo el
cero. tiempo ahí con
ellos, con ir a
reuniones cuando
nos llamen”.
seguridad, confianza para denunciar y “luchar”. Además, coinciden en que el apoyo moral del
colectivo es significativo, pues compartir una experiencia, entre varias personas, otorga y
fortalece sentimientos de solidaridad y comprensión. Sumado a esto, la vinculación a este
grupo permite consolidar la denuncia, porque con la información obtenida con los relatos de
la víctima, esta se presenta de manera detallada, contextualizada y ordenada
cronológicamente ante las instancias judiciales locales y la sociedad, logrando que las causas
sean de alto nivel de movilización y difusión, principalmente, en el aspecto local. Así pues, se
confirma que la manera en la que se presenta la denuncia incide, según Boltanski, en la
capacidad de resonancia que pueda tener.
Aquí es posible identificar a la luz del sistema actancial de la denuncia propuesto por
Boltanski, que la víctima de las injusticias tiene que buscar des singularizar la denuncia, lo
cual implica demostrar que su causa no es solo suya, sino que afecta a un grupo, a un
colectivo y que tiene una dimensión mayor de lo que los demás consideran. De esta manera,
se puede identificar que las víctimas acuden a la ONG con el ánimo de buscar apoyo para
visibilizar y denunciar las injusticias que han sufrido, así como orientación sobre el trámite
que se debe surtir para la exigencia de los derechos. Sin embargo, la denuncia ante las
autoridades judiciales no la hacen por intermedio de la Organización, sino por mecanismos
propios. De esta manera se establece que, en un principio, el primer actante que es la víctima
es la misma que pone la denuncia ante organismos judiciales. En este caso víctima y
denunciante son la misma persona.
El límite fronterizo que separa a Cúcuta (Colombia) del estado Táchira (Venezuela)
posee estas características que le han permitido ser el escenario en donde la desaparición
transfronteriza emerge como instrumento propio de la violencia que caracteriza a las dos
regiones, aunado a la mínima importancia que sobre estas zonas han tenido las agendas
127
“He ido a San Antonio y me entregaron el expediente. Tengo que volver a que
me acaben de entregar como 50 hojas con avances en la investigación. Pero
me da miedo ir allá, porque no hay garantías, me miran raro y me da un poco
de temor no estar en el territorio de uno. Cuando fuimos estaba cerrada la
carretera y fuimos varios. Ahorita me he demorado más en volver por la
seguridad”. (A. Hurtado, entrevista personal 11 de mayo de 2018).
afectar la imagen del Gobierno. De ahí que sea complejo establecer cuántos son realmente los
casos [de víctimas de desaparición forzada] que se presentan.
Pese a las dificultades que implica la zona fronteriza para denunciar y para intentar
avanzar en el esclarecimiento del caso, se evidencia que esos sentimientos de desespero, y a
la vez de esperanza, han llevado a que los familiares de las víctimas no solo recurran a la
denuncia ante entidades judiciales y en escenarios públicos, sino que emprendan de manera
arriesgada la búsqueda de hijos o hermanos, por sus medios. Así una de las entrevistadas
refiere:
30
La Playita es una de las trochas que utilizan los grupos ilegales que desarrollan actividades delictivas en esta
zona fronteriza y se encuentra en el corregimiento La Parada (Villa del Rosario). Este ha sido uno de los lugares
en los que ocurre con mayor frecuencia el hallazgo de cuerpos de víctimas de los grupos ilegales que dominan
estan zona.
130
agudizan el riesgo a la vida de los familiares cuando intentan indagar por el paradero de las
víctimas.
“Cuando uno vive acá en la frontera la ventaja más que todo es como la
economía, porque uno se va más adentro del país y todo es más costoso (…) A
mí siempre me ha gustado vivir acá, pero después de lo que me pasó tuve la
intención de irme, pero es difícil”. (Luz Marina, comunicación personal, 17 de
mayo de 2018)”.
“(…) y esta es la hora que para mí pasar el puente (se refiere al puente
internacional Simón Bolívar que comunica a Colombia con Venezuela31) es
un martirio. Cuando eso pasó, estaba lloviendo muchísimo y llovió todo el
mes y yo me pregunto si a él le hicieron daño. Yo me paro en ese puente y
miro, yo digo que tal si... (llanto). (E. Carrillo entrevista personal 14 de mayo
de 2018)
31
Resaltado propio
131
convierte en un “lugar de excepción, donde un sujeto fue absorbido, -abducido casi – por la
maquinaria desaparecedora” (Gatti, 2011, pág. 99).
Las acciones de denuncia del lado venezolano a las que se pudo acceder en la
investigación provienen, principalmente, de organizaciones de derechos humanos que
atienden este tipo de casos con el fin de brindar acompañamiento jurídico a las víctimas, que
por temor prefieren no denunciar a título individual.
Este espacio territorial que pareciera tener límites y restricciones para las víctimas y
sus denuncias, pero no para los victimarios, que continúan ejerciendo esta práctica, pone en
tensión la capacidad que pueda llegar a tener un colectivo para conseguir adeptos a su causa,
cuando el contexto de violencia es adverso y restringe la posibilidad de seguimiento a los
casos y de exigibilidad de los derechos a las entidades competentes.
Acudir a los escenarios públicos con apoyo de un grupo de personas que también han
sufrido el drama de la desaparición le otorga a esta experiencia un sentido colectivo del dolor,
del sufrimiento, de la angustia, del recuerdo, del desespero, pero también de la esperanza y la
fortaleza para continuar reivindicando el derecho a la verdad y a la justicia. En este punto,
vale la pena citar como referencia los planteamientos de Charles Tilly quien, en el marco de
las teorías del cambio social, desarrolla la noción de repertorios de la acción colectiva, las
cuales de acuerdo con la interpretación de Calleja (2009), se constituyen como estrategias de
enfrentamiento y creaciones culturales que se aprenden a lo largo de las experiencias
reivindicatorias, y que, a su vez, dependen de una red de relaciones sociales y de los
significados que comparten las partes de la interacción.
De este modo, las relaciones que se tejen entre los familiares de las víctimas alrededor
de una experiencia en común, como la desaparición forzada, los ha llevado a emprender
acciones justificadas en su vulneración al respeto de la dignidad humana, y que no son el
resultado de acciones individuales, sino de la interacción entre diferentes actores como la
Organización Verdad y Justicia, la cual les ha proporcionado la posibilidad de organizarse
alrededor de un objetivo: la lucha por la justicia.
En párrafos anteriores se pudo evidenciar que la denuncia pública era una demanda de
justicia y que, para ello, se requería la constitución de una causa colectiva. Ahora bien, las
133
entrevistas a los familiares de las víctimas de esta práctica permiten llevar la reflexión al
plano de la memoria y de los repertorios de la acción colectiva. Al preguntarles por el sentido
y el significado que adquieren acciones de denuncia, como plantones, movilizaciones,
exposiciones fotográficas de rostros de los desaparecidos, se menciona que: “para mí
significa mucho. Siento que estaba haciendo algo por mi hijo y que había gente que se
preocupaba también por lo que me estaba pasando a mí”. (L. Gutiérrez, 11 de mayo de 2018).
Otra madre expresa:
“Las actividades son buenas, porque íbamos con los carteles. Se siente bien
cuando uno va allá a gritar. Está uno participando y se desahoga de tanta cosa
que uno piensa, porque uno puede hablar, reírse, pero, así sean ocho años, uno
todo lo lleva aquí y acá. Uno se acuerda cómo era mi hijo, qué decía, cómo le
decía a uno cuando me ponía brava, ‘ay Rosita, no se ponga brava, eso es malo
no hablarles a los hijitos”. (R. Flórez, entrevista personal 14 de mayo de
2018).
Charles Tilly hace un análisis de las formas que han tomado los repertorios de la
acción social a lo largo de la historia, como parte de las expresiones de protesta y
movilización justificadas en derechos reclamados que nunca fueron establecidos o que, si lo
134
De esta manera, las acciones adelantadas por las víctimas de desaparición forzada con
apoyo de la Organización Verdad y Justicia se enmarcan en un repertorio de acción social,
ocasionado por una exigencia de derechos no disfrutados. En este caso, la imposibilidad de
conocer la verdad sobre los hechos ocurridos con sus familiares, ni la identificación y
judicialización de los autores lo cual da lugar a una acción colectiva organizada y expresada
en huelgas, manifestaciones, pronunciamientos y denuncias públicas. Así, esta experiencia
contiene tres características importantes de los repertorios contemporáneos de la acción
colectiva:
1) Un esfuerzo público sostenido para dirigir los reclamos a las autoridades, pues
por medio de la Organización Verdad y Justicia muchas víctimas han incursionado en
espacios nacionales que los vinculan y los relacionan a otras experiencias de lucha por causas
similares, lo que ha permitido trascender el ámbito local y escalar sus demandas al escenario
público y dirigirlas de manera directa a las autoridades competentes tanto en el municipio
como en el país.
Tilly reconoce que los nuevos repertorios de acción colectiva tienden a ser generales y
flexibles y modulares. “Las mismas rutinas clave de acción podían ser esgrimidas por una
gran variedad de actores sobre abanico de casos y en muy diversas circunstancias)”
(González Calleja, y otros, 2011, pág. 9), lo que ayuda a comprender que si bien las acciones
emprendidas por las víctimas de desaparición forzada asociadas en la Organización Verdad y
Justicia buscan reivindicar sus derechos, no significa que este sea el único campo que
moviliza a la organización, pues su misionalidad incluye a víctimas de violaciones de
derechos humanos y no exclusivamente a víctimas de desaparición forzada. Adicional, los
repertorios pueden sumarse a otras causas de carácter regional o nacional, lo cual hace que
permanezcan vínculos e intereses comunes que trasciendan los espacios local y regional.
Ahora bien, Pipper también advierte que al ser la memoria una acción social, es
necesario comprenderla en relación con los efectos sociales y políticos que la memoria
permite construir. Para ello, considera su relación con el lenguaje. Esta afirmación cobra
gran relevancia en el presente ejercicio investigativo, pues, es mediante la acción discursiva
que los familiares de las víctimas tejen sus relatos, reconstruyen y comparten las historias del
pasado, pero también del presente. De esta manera, las narraciones que se usan para hablar de
su historia juegan un papel esencial en la construcción de memoria.
“No creo que esto nos ayude a quitar ese dolor, pero sí es para que no se
olvide. Allá, con la fundación, también se han sembrado los árboles en el río
Táchira, hemos puesto en piedras el nombre de cada persona, hemos botado
bombas al aire con el nombre de ellos, hemos hecho carteleras en el Palacio de
138
Justicia, hemos llevado claveles. Yo participo en todo eso, que es triste, pero
bonito” (R. Flórez, entrevista personal 14 de mayo de 2018).
“Sigo viviendo aquí, porque espero todos los días a que llegue o a que no
llegue aquí, porque no sabe dónde vivo. (…) Espero todos los días a que
lleguen los tíos y me digan ‘mire, aquí llegó su hijo; aquí está Jhonier’
(nombre cambiado). Todos los días vivo en ese enfoque, con esa mentalidad,
esperando. Eso es lo que me tiene aquí, pero estoy aburrida, porque me matan
los recuerdos. Todas las cosas que me rodean me matan”. (E. Carrillo
entrevista 14 de mayo de 2018).
139
Frases como “la tristeza más grande es que uno diga: se me desapareció mi hija”;
“desde que sucedió, yo los miro (mira una foto ubicada en la sala de la casa) y pienso qué
les harían, si les hicieron algo, qué sintieron los dos: papá e hijo. Eso es una tortura para mí”,
representan el quiebre, una interrupción, una ruptura en la historia de vida personal y familiar
y el inicio de un sufrimiento que no termina. A partir de estos hechos, los familiares se ven
obligados a construir otra realidad que nunca imaginaron vivir y que tendrán que sostener y
sobrellevar con una herida que se instala y que convierte la vida en algo menos que eso.
Los relatos del pasado parecían tener un norte, cierta linealidad y continuidad. Sin
embargo, esa ruptura hace que nada haya vuelto a ser igual, como lo era antes de dicha
experiencia. Esa huella, ese quiebre, articula las narraciones del pasado y del presente lo cual
genera que las personas cambien y pasen a ser víctimas, es decir, personas que ahora están
marcadas por vivencias de absoluto dolor y sufrimiento. En ese sentido, Pipper considera que
la experiencia de la violencia se construye en el recuerdo como una causa de lo que el
colectivo o la persona es ahora y, además, incide en el tipo de relaciones que se establece con
otros y otras, “ya sea por las dificultades de relacionarse con dicha herida, o ya sea por el
estigma que implica”. (Pipper Shafir, 2014, p. 59).
La huella que queda a partir de un hecho como la desaparición forzada define una
frontera, una línea entre un antes y un después en la cotidianidad de los familiares. Los
relatos de vida se ordenan, incluso, cronológicamente a partir del hecho. Cada madre y cada
familiar de la víctima desaparecida tienen el recuerdo intacto de fecha, hora, lugar en el que
vieron por última vez al ser querido. La ropa, las palabras, las expresiones frecuentes, los
gestos y la relación con ellos fundamentan el recuerdo alrededor de las sensaciones de
140
angustia, soledad, tristeza, miedo, desasosiego los cuales expresan que los relatos giran
alrededor de una trama que tiene su lógica, la de los afectos, como diría Silvia Pipper (2014).
En este sentido, los afectos constituyen un hilo invisible que entrelaza y une el
recuerdo con los elementos físicos, los lugares, las experiencias vividas, los símbolos, las
relaciones y los sentimientos entre el familiar y la víctima desaparecida. Los afectos parecen
ser, entonces, un marco colectivo de la memoria, pues como lo menciona Halbawachs citado
por Pipper, los afectos “no se reúnen en torno a los datos, ni los nombres, ni las fórmulas,
sino que representan corrientes de pensamiento y de experiencia, [y] solo encontraremos
nuestro pasado allí donde ellas lo hayan atravesado”. (Halbwachs, 1968, 1950, p. 52).
El relato de las víctimas sobre la vida cotidiana no puede pensarse o hablarse sin
remitirse al hecho de la desaparición forzada. Es decir, no es posible comprender el presente
sin volver al pasado, a los acontecimientos que originaron lo que hoy son como madres,
como mujeres, como amigas. Todos esos cambios y transformaciones que sufren la vida y el
devenir cotidiano de cada familiar pueden considerarse en términos de Gabriel Gatti como
una “catástrofe social”. Para explicarlo el autor menciona que existen hechos disociados
completamente de sentido, y cuando esta disociación se estabiliza, es decir cuando la
inestabilidad es estable, se está ante una catástrofe social. “La causa de la catástrofe no se
retira: es la excepción permanente, es la anormalidad de la norma, es un duelo perpetuo…
trauma que no se resuelve; acontecimiento que dura. Es en sí, la ambivalencia hecha norma”.
(Gatti, 2011, p. 92).
Precisamente, esta idea de un nuevo estado del ser, es lo que profundiza el dolor y el
sufrimiento que causa el recuerdo de los familiares, lo que se evidencia en frases como: “yo
espero todos los días a que él llegue, verlo entrar por esa puerta”, “me he mudado varias
veces de casa por miedo y trato de que mis hijos no salgan”, “por lo menos el niño chiquitico
a veces me dice, ‘pero abuela, tú no eres normal, porqué tú no eres normal como las otras
141
abuelas’, y yo le digo, pero cómo así. Me dice, ‘no, porque es que tú a toda hora estás con
miedo’. O sea, yo estoy molestándoles a ellos la tranquilidad, pero no es mi culpa”, “ya no
soy la mitad de mujer de lo que era antes para nada”. (Entrevistas personales adelantadas
entre el 17 y el 19 de mayo de 2018).
Ante las dificultades que tienen que enfrentar las víctimas para ser escuchadas por
parte de la justicia, estas hacen uso de las narrativas del relato como vía de sanación y
estrategia de memoria para que el hecho de dolor ante la desaparición del ser querido no
quede en el olvido.
Es así como los familiares recurren al relato como una manera de mantener viva no
solo la esperanza de encontrar al pariente, sino que fortalece su capacidad reivindicatoria.
Las narrativas con las que se construye la memoria hacen parte de una articulación del
diálogo entre los hechos violentos que ocurrieron, la manera como se viven esos recuerdos en
el presente y cómo a partir de ellos las víctimas construyen la realidad y trazan perspectivas
de futuro:
“Nosotros así tuviéramos que comer arroz y una papita éramos felices, pero
después de lo que pasó fue muy duro. La casa no volvió a ser igual. No volví
a ser la misma, porque por más que uno trate de ver la alegría, no puede, no
puede. Por ejemplo, la gente lo ve a uno y no sabe del dolor que uno siente.
Antes, en la casa poníamos música los fines de semana y ahora no se hace. Ya
no es igual”.
El testimonio o relato de la experiencia es una de las estrategias de memoria más
usadas por las víctimas y los familiares. Así, durante las entrevistas las personas refieren:
alegre, a los sobrinos les hablaba duro (…) si él podía, él colaboraba, si uno
llegaba y él estaba comiendo decía dele comida, él era muy bueno, él fue muy
buen hijo, él era muy bueno. Como hermano, como amigo, él fue muy bueno
para qué… son muchas cosas que uno recuerda de él. (A. Hurtado, entrevista
personal 12 de mayo de 2018).
Los relatos de los familiares se enmarcan en torno a los recuerdos de la relación con el
desaparecido y aunque estos hagan parte de un hecho pasado, la experiencia que cada uno
vive al momento de evocar ese recuerdo no deja de ser actual. Y en esas narrativas el
elemento que está vigente es el reclamo de justicia y de saber qué pasó.
La justicia para estos casos hace parte de uno de los componentes de un sistema
integral de reparación que tiene lugar en escenarios de justicia transicional.
Tradicionalmente, los elementos que hacen parte de este sistema abarcan los preceptos de
verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición, y se constituyen como fines
que se persiguen para proporcionar a las víctimas el acceso a un modelo de justicia que
sancione los responsables del delito y en la medida de lo posible, facilite la restauración de la
situación anterior en la que esta se encontraba antes de los hechos de violencia.
dejando una tensión en la sociedad debido a que algunos delitos serán juzgados y reparados
atendiendo al criterio de priorización que bajo ese modelo de justicia se delimite.
Sin embargo, este panorama tiene una connotación distinta cuando lo que se busca es
acceder a la justicia y reparar a víctimas que hacen parte de un proceso de justicia transicional
en el que no ha habido una total transición como el caso colombiano; es decir, cuando las
negociaciones entre Estado y grupos al margen de la ley no se ha efectuado con todos los
actores del conflicto y, en particular, cuando las organizaciones al margen de la ley que
hicieron parte de un acuerdo, como es el caso de los grupos paramilitares, al poco tiempo se
reconfiguraron y conformaron nuevas estructuras que dieron continuidad a la ejecución de
actividades ilícitas y hechos victimizantes como la desaparición forzada.
Bajo este contexto, uno de los elementos que complejiza un proceso de reparación ha
tenido que ver con el hecho que muchas de las estructuras criminales emergentes del proceso
de desmovilización paramilitar, a los que se señala de ser responsables de gran número de
desapariciones forzadas ocurridas en la región fronteriza entre Cúcuta y Venezuela. El
Gobierno ha buscado darles una denominación de bandas criminales (aunque los académicos
sobre estudios del conflicto los denominan neoparamilitares), esto con el fin de desligarlas
del contexto del conflicto armado y/o de la responsabilidad del Estado.
Es así que, aunque existe un ordenamiento interno para la tipificación del delito de la
desaparición forzada en Colombia que se ampara en la normativa internacional y que ha sido
144
ampliado para incluir otros actores, una de las principales limitantes que encuentran los
familiares de víctimas de desaparición forzada que denuncian es la poca efectividad en la
resolución de su caso por parte de la justicia lo cual permite que el grado de impunidad siga
manteniéndose como una constante en los hechos que se denuncian. Este hecho obedece a
varios factores señalados por la Mesa sobre Desapariciones Forzadas de la Coordinación
Colombia – Europa – Estados Unidos, entre los que destacan: i) Que las autoridades
judiciales no están investigando todos los casos de desapariciones forzadas, ni tratan como
desapariciones forzadas muchos casos sobre los cuales tienen claros indicios que
corresponden a esta modalidad de crimen de Estado. ii) La enorme recarga de trabajo de los
fiscales, puesto que cada fiscal lleva un promedio de 1356 casos y no cuenta con recursos
técnicos ni humanos para atender la complejidad y el volumen, lo que deja como
consecuencia una tasa del 98 % de casos en la impunidad y en las fases preliminares de
investigación. iii) Los riesgos y las amenazas de quienes denuncian.
(…) debía ir a poner el denuncio y fui a la Fiscalía, pero la Fiscalía del centro
de Cúcuta. Entonces acá en Villa del Rosario tenía que ir a denunciar y luego
de allá me mandaban para acá y a la Personería de allá y al Gaula. Duraron
dos años, que venga dentro de tres meses que venga dentro de dos meses que
venga dentro de cuatro meses y así me tenían, dos años completicos yendo y
viniendo. ¡Al fin se me colmó la paciencia!”. (C. López, entrevista personal 11
de mayo de 2018).
“La indolencia o yo no sé, la mentalidad de una fiscal que tiene tantos casos y
encuentra tantas fosas comunes. Ella saca el álbum y empieza a decir, ‘mire
los huesos, mire cómo uno consigue una fosa’. Entonces me quedé mirándola,
ella me dice ‘ya no busques más eso, ellos ya están muertos’. Entonces el
dolor de familiar y la esperanza de uno es esperar al familiar vivo o
conseguirlo”. (L. Gutiérrez, entrevista personal 11 de mayo de 2018).
Este testimonio refleja lo expuesto por Graciela Guilis: “el sufrimiento de la víctima
es entonces sufrimiento por el daño concreto y es, además, el sufrimiento insoportable de no
ser escuchado, ni reconocido por ninguna instancia capaz de hacer justicia”. (Corporación
Avre, 2015, p.109).
Reyes Mate afirma que la justicia actual debe hacer frente a los daños que las
violaciones a los derechos humanos producen en la sociedad. Para ello, plantea el
interrogante ¿cómo hacer justicia al daño personal? Y en la misma línea responde: la clave es
la reparación, reparando lo reparable y haciendo memoria de lo irreparable. Sin embargo,
frente a esto, surge también el interrogante de ¿cómo reparar cuando en un caso no ha habido
justicia? ¿Cómo se puede reparar en un escenario de impunidad?
La reparación integral pretende el resarcimiento del total de los daños y los perjuicios
sufridos por la víctima, por medio del derecho de restitución, indemnización y rehabilitación,
así como medidas colectivas de satisfacción de alcance general. (Organización de Naciones
Unidas, 1997). En Colombia la ley más reciente y de mayor envergadura sobre este asunto es
la 1448 de 2011, denominada Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que en el artículo 25
establece que:
“Hasta donde tengo entendido, es que se los pagan a uno, eso es lo que tengo
entendido, pero cómo le explicara, eso de que se lo pagan a uno, eso suena tan duro, pero toca
a veces aceptar la realidad. Pero uno, más que todo en el caso mío, yo no iba a hacer eso, pero
me aconsejaron por ella (la hija del joven desaparecido, que en este caso es una menor de
edad) para un futuro mejor para ella. Para mí, eso que nos vayan a dar no es mucho porque la
vida de él no vale eso, pero también es algo que para que no quede eso tan en la impunidad”.
(B, Sánchez, entrevista personal 11 de mayo de 2018).
La reparación económica ha sido una de las medidas mayormente utilizadas por los
Estados cuando buscan la reparación de las víctimas; sin embargo, para muchas una
indemnización económica nunca podrá mitigar el daño y el sufrimiento al que fueron
148
sometidas con la desaparición del ser querido. Además, porque tratar de devolver a la víctima
a la situación en la que se encontraba antes de los hechos de desaparición resulta ser una tarea
compleja en tanto el desaparecido aparezca.
Por esta razón, muchas víctimas en esta zona de frontera ven la reparación como algo
que trasciende lo económico. Es decir, la única manera de sentirse plenamente reparadas es
con el hecho de encontrar al ser querido, aun si está muerto, con el fin de tener la certeza de
su condición y llevar a cabo el proceso de duelo.
“Lo mejor es que volviera mi hermano. Volver a ver la persona, eso sería lo
mejor, porque el dinero usted sabe que nunca va a remplazarlo, de ninguna
manera. Mejor dicho, así lo reparen con dinero, siempre se va a tener el
dolor”. (C, López, entrevista personal 12 de mayo de 2018).
La reparación para los crímenes de lesa humanidad y para las violaciones de los
derechos humanos en general siempre resultan ser procesos difíciles, puesto que tienen que
ver con la dignidad del ser humano afectado. Sin embargo, la desaparición forzada reviste un
mayor grado de complejidad al momento de la reparación cuando se desconoce el paradero
de la víctima, porque, además del daño sufrido, el familiar tiene la incertidumbre constante de
no saber si se encuentra vivo o no, lo que imposibilita el proceso de duelo. “La permanente
incertidumbre sobre el destino final de las víctimas [permite] que se mantenga abierta la
esperanza de familiares y amigos sobre un destino distinto de la muerte”. (Gatti, 2017, p. 62)
respondieron: “Para mí es una recompensa... Que llegara mejor, 10 veces”. (B. Sánchez,
entrevista personal 11 de mayo de 2018).
“Que me lo encontraran, así fuera como fuera. Le dije a Dios que como sea
me lo entregue, porque Él es el único que sabe cómo está. Como Él lo tenga,
me lo entregue que yo soporto lo que sea. Soporté ocho años que no sé nada
de él (llanto)”. (L. Gutiérrez, entrevista personal 12 de mayo de 2018).
En este sentido, en la Ley 1448 de 2011, que reconoce a las víctimas del conflicto
armado colombiano, se entiende por reparación simbólica lo establecido en su artículo 141:
“Creo que quizá tiene un valor grande, pero quizás de pronto para que no sean
olvidadas. Eso hace que no sean olvidadas porque de pronto la sociedad vea
que en Colombia hay un problema grande de desaparición”. (R. Flórez,
entrevista personal 14 de mayo de 2018).
Varios de los participantes reflejan en sus testimonios que más allá de una reparación
económica, el verdadero sentido de esta palabra lo encontrarían al tener respuestas positivas
151
por parte de la justicia colombiana frente al paradero de los seres queridos. Es en ese sentido
que perciben la reparación, más que por el juzgamiento de los responsables desde un modelo
de justicia retributiva, como una acción por parte del Estado que propicie mecanismos
efectivos para dar respuesta por la ubicación de sus familiares. Así, algunos de los
entrevistados, frente a la pregunta de cómo se sentirían plenamente reparados, respondieron:
“Que los encontraran, que hicieran todos los esfuerzos para que pudieran
encontrarlos. Que nos ayudaran en eso de encontrarlos para darles una
sepultura digna”. (A. Hurtado, entrevista personal 11 de mayo de 2018).
“Yo creo que nunca me sentiría reparada, de ninguna manera. Yo a sabiendas
de que ese grupo que estuvo ahí en el barrio, que todo el mundo dice que ellos
fueron los que se llevaron mi hijo y que mataron gente de acá ellos ya
murieron ¿si me entiende?” (L. Gutiérrez, entrevista personal 11 de mayo de
2018).
Por los relatos de los familiares se infiere que no puede haber reparación cuando no
ha habido justicia; sin embargo, los testimonios reflejan que sí puede haber memoria aun
cuando no haya habido justicia y, aún mejor, que la memoria puede ser, como afirma Reyes
Mate, una manera de hacer justicia para aquellas víctimas a las que los perpetradores
quisieron condenar a doble muerte, la física y la hermenéutica, esta última con la
invisibilización del crimen y la condena a la indiferencia y el olvido.
Aunque justicia y memoria son categorías que se complementan, reparación y justicia
son categorías que dependen la una de la otra. Pensar en la posibilidad de reparar
integralmente a una víctima cuando no ha habido una respuesta por parte de la justicia,
resulta una tarea difícil, puesto que la víctima busca un mecanismo de reparación integral que
trascienda lo económico y que a la vez dignifique la identidad del desaparecido. En palabras
de Guilis:
En las entrevistas, una de las víctimas participantes ante la pregunta de si con las
iniciativas de memoria podría sentirse en alguna medida reparada, respondió:
“No, para mí no. Para mí, es como abrir más la herida y que ellos (el
Gobierno) queden bien. (…) El día ese que hicieron ahí (…) que colocaron
todas las fotos de los desaparecidos yo fui y no fui capaz. Yo no más de verlo
ahí no fui capaz (…)”. (L. Gutiérrez, entrevista personal 12 de mayo de 2018).
Bajo este panorama, los procesos de reparación integral que integren no solo lo
pecuniario, sino también lo simbólico, resultan una meta difícil de alcanzar para los casos de
víctimas de desaparición en la frontera. En el contexto fronterizo, el panorama es aún más
desalentador, y a la lentitud de la justicia en Colombia se suman la inoperancia y la
153
indiferencia de estos casos por parte de las autoridades de Venezuela, país que está
directamente involucrado en estos hechos, porque la mayoría de las víctimas de casos
denunciados han sido desaparecidas en zonas limítrofes entre Cúcuta y ese país, lo que hace
presumir que pudieron ser trasladadas a territorio venezolano con el fin de entorpecer y
dificultar las labores de judicialización y búsqueda por parte de las autoridades en Colombia.
Sin una respuesta de la justicia, la reparación se hace como un escaño al que no se puede
llegar. Esta medida busca más allá de reconocer la dignidad de las víctimas, permitir a
familiares o a quienes denuncian desarrollar un proceso de duelo.
Al faltar una pieza central de la experiencia vital de los sujetos (el modo y momento
de su desaparición y muerte), todo balance tiende a quedar trunco, en función de aquellas
piezas faltantes que dificultan los procesos de reconstrucción y reapropiación de las
identidades desaparecidas. (Gatti, 2017, p.63)
154
En este punto es importante mencionar que los límites para comprender esta práctica
no solo están relacionados con el concepto de la desaparición, pues lo mismo sucede con los
estudios de memoria, porque la mayoría está fundamentada en contextos dictatoriales o de
conflicto armado; sin embargo, el reto es pensar la memoria en contextos fronterizos, con
características diferentes, donde el otro es anulado y suprimido en todas sus dimensiones,
cayendo en una especie de vacío en el que ni las autoridades venezolanas ni las colombianas
deciden intervenir, y los hechos, podría decirse, no son parte del pasado, sino del presente.
Cuál es el papel entonces de la memoria en estos escenarios ¿reivindicar también el presente?
Esta acción por parte de este organismo estatal desconoce que existe una relación de
conexidad entre los hechos ocurridos y el conflicto armado, pues la génesis de estas
estructuras criminales está relacionada con las fallas del proceso de desarme y
desmovilización de las antiguas AUC lo que facilitó la atomización y reconfiguración. En
este sentido, el fenómeno particular de la desaparición forzada que se da en contextos como
el fronterizo, cooptados por estructuras neoparamilitares, se incluye dentro de la categoría de
contexto de conflicto que debe ser analizada y ponderada por los organismos del Estado que
atienden estas demandas de justicia y reparación. Este criterio puede tener sustento en la
Sentencia C-781 de 2012 en la que la Corte concluye que:
El segundo elemento que dificulta este proceso, está asociado a que los casos
denunciados involucran a dos países: Colombia y Venezuela, en la medida en que algunas
víctimas han sido desaparecidas en Cúcuta o municipios del Área Metropolitana y los
cuerpos han sido trasladados a territorio venezolano, en donde opera otra jurisdicción
diferente a la colombiana.
el efecto reparador y simbólico aun cuando la memoria sea entendida por los teóricos como
una manera de hacerles justicia.
8. Recomendaciones
El desarrollo de esta investigación permitió evidenciar que la práctica de la
desaparición forzada transfronteriza es un fenómeno que sigue vigente. Aunque la
temporalidad del trabajo está delimitada en el periodo 2010-2016, al consultar las fuentes de
información fue posible evidenciar que, a la fecha de elaboración del presente informe, esta
práctica sigue repitiéndose en las mismas zonas fronterizas y casi con los mismos perfiles de
las víctimas.
En este sentido, resultaría relevante analizar los factores que han dado continuidad a
esta práctica e identificar si el fenómeno migratorio que se vive en esta zona del país ha
incrementado la ejecución de la desaparición forzada tanto de ciudadanos venezolanos como
de colombianos. Dado el contexto actual, el asunto fronterizo debería ser prioritario en la
agenda pública de ambos países para atender de manera integral a los cientos de familiares de
víctimas que aún no han logrado acceder a verdaderos mecanismos de justicia y reparación.
160
32
Esta entidad se creó en el marco del proceso de paz firmado entre el gobierno colombiano y el grupo FARC -
EP.
161
Estado, pues este último debe propender por la garantía de los derechos de las víctimas y
evitar a toda costa que estos hechos continúen presentándose.
De esta manera, cabe preguntarse: en la actual coyuntura del país mediada por la
finalización del conflicto armado entre las FARC – EP y el Estado colombiano ¿cuál es el
papel del Estado en la atención a este delito que involucra actores diferentes a las FARC –
EP?
¿Cómo se ha reconfigurado la violencia en esta zona fronteriza a partir de la desmovilización
del grupo armado FARC – EP que históricamente hizo presencia en este territorio y cómo ha
incidido esto en la práctica de la desaparición forzada?
Para finalizar, la revisión documental tomada para este trabajo permitió dar cuenta de
que las desapariciones transfronterizas no son solo un problema en Colombia, sino que
también ciudadanos venezolanos son desaparecidos en su país y luego han sido hallados en
fosas comunes en territorio colombiano. En este sentido, resultaría pertinente analizar ¿qué
elementos se configuran en torno a este delito? ¿Los victimarios son los mismos grupos
neoparamilitares que actúan como victimarios en Colombia? ¿Cuáles son las características o
los perfiles de las víctimas venezolanas?
Así pues, la desaparición forzada en la frontera con Venezuela deberá seguir siendo
objeto de estudio por parte de la academia, no solo en la comprensión de estos nuevos y
complejos problemas que varían de manera tan rápida, sino en la formulación de mecanismos
que permitan su transformación. Derribar las barreras de la Universidad para vincularse a
realidades locales, generalmente olvidadas, constituye un reto de grandes dimensiones que
significaría un aporte incalculable para quienes siguen en la lucha de hacerse visibles.
162
9. Bibliografía
ACNUR. (2007). Diagnóstico departamental de Norte de Santander. Obtenido de
http://www.acnur.org/t3/uploads/pics/2182.pdf?view=1
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Ambos , K., & Bohm, M. (2009).
https://www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a_20100617_03.pdf. Obtenido de
EL TIPO PENAL DE LA DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS. Análisis
comparativo internacional y propuesta legislativa.
Avila, A. (2012). La Frontera Caliente entre Colombia y Venezuela. Arco Iris.
Ayala Osorio, G. (2011). Paramilitarismo en Colombia: Más allá de un fenómeno de
violencia política. Cali.
Boltanski, Luc. (1990). El Amor y la Justicia como competencia: tres ensayos de sociología
de la acción. Paris: Metaillie.
Calloni, S. (2016). Operación Cóndor, Pacto criminal. Caracas: Fundación editorial El perro
y la rana.
Calvet Martínez, E. (2015). Desapariciones forzadas y justicia transicional. La búsqueda de
respuestas a través del derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación. Barcelona.
Cárdenas López, C. M. (2017). La desaparición forzada de personas en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos: studio de su evolución, concepto y
reparación a las víctimas. Madrid.
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http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/guatemala-memoria-
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Centro Internacional para la Justicia Transicional. (2015). Estudio sobre la implementación
del Programa de Recuperación Individual en Colombia.
Centro Nacional de Memoria Histórica. (2014). Normas y Dimensiones de la Desaparición
Forzada en Colombia. Tomo I. Bogota.
Centro Nacional de Memoria Histórica, C. (2013). Recordar y Narrar el Conflicto.
Herramientas para reconstruir memoria histórica. Bogotá.
Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH. (2016). Hasta Encontrarlos. El Drama de la
Desaparición Forzada en Colombia. Bogotá.
CIDF, C. I. (1994). Brasil: Recuperado de:
http://www.oas.org/es/cidh/mandato/Basicos/desaparicion.asp.
CNMH, C. N. (2014). Normas y Dimensiones de la Desaparición forzada en Colombia.
Tomo I. Bogotá.
163
10. Anexos
10.1. Consentimiento informado expedientes
Con base en los reglamentos establecidos en la Resolución Nº 008430 del 4 de octubre de 1993 por la
cual se establecen las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud en
Colombia y según el artículo 15 relacionado con el Consentimiento Informado, es necesario que usted
conozca de forma completa y clara los aspectos de la investigación. Usted ha sido invitado a participar
en este proyecto, en la etapa de recolección de información, por cuanto a partir de sus aportes se
construirá una matriz para el análisis del delito de la desaparición forzada transfronteriza, de acuerdo
con los casos documentados por la Fundación.
Tenga en cuenta que su participación en este proyecto es absolutamente voluntaria. Por favor lea con
cuidado el documento y haga todas las preguntas que desee hasta su total comprensión.
OBJETIVO:
Identificar el aporte de las acciones de documentación y denuncia de los hechos de la desaparición
forzada transfronteriza en Norte de Santander frente a los procesos de construcción de memoria y
reparación simbólica de las víctimas de este delito.
DESCRIPCIÓN:
Para esta investigación se elaborará una matriz que contiene las siguientes variables: Fecha de la
desaparición, nombre de la víctima, posibles victimarios, lugar de la desaparición y hechos, según lo
expresado por el denunciante en el expediente que responsa en la Fundación Progresar.
Esta matriz se constituirá como el insumo necesario para analizar las características propias de este
delito en Norte de Santander de cuyo resultado se desarrollará el primer capítulo de la investigación
con el cual se busca responder al cumplimiento del primer objetivo específico planteado. Igualmente
con este consentimiento se busca la aprobación de la Fundación Progresar para realizar el contacto
con los familiares de las víctimas seleccionadas como muestra para el desarrollo de los objetivos 2 y
3.
Al participar en este estudio, la Fundación Progresar no tendrá que pagar ningún dinero.
RIESGOS
La Resolución No. 008430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia, teniendo como referente el
artículo 11, la presente investigación se clasifica en la categoría: investigación sin riesgo, por cuanto
se emplearán técnicas y métodos de investigación documental retrospectivos y aquellos en los que no
se realiza ninguna intervención o modificación intencionada de las variables biológicas, fisiológicas,
sicológicas o sociales de los individuos que participan en el estudio, la técnica de recolección de
información será el análisis documental, dentro de la cual no se identifican ni se tratarán aspectos
sensitivos de la conducta de los participantes.
CONFIDENCIALIDAD
La información recolectada a partir del análisis documental de los expedientes, será manejada por las
investigadoras; por lo anterior, su nombre o el de otros participantes no serán divulgados en forma
alguna. A menos que Usted dé una autorización específica cuando la ley lo permita, sus resultados
168
Por lo anterior afirmo tener conocimiento del estudio por realizar, además he tenido la oportunidad de
resolver mis inquietudes en relación con su desarrollo e implicaciones.
Entiendo que mi participación es voluntaria y que soy libre de retirarme del estudio, sin necesidad de
dar alguna explicación adicional. Por otro lado, me han garantizado la confidencialidad, justicia,
equidad y autonomía en la participación y manejo de toda la información que aquí se recolecte.
La información obtenida podrá ser divulgada con fines científicos, mediante presentaciones en
congresos o publicaciones en revistas científicas, protegiendo la identidad de los participantes y
garantizando la confidencialidad en el manejo de toda la información recolectada.
_____________________________
_________________________________
__________________________ __________________________
Nombre del investigador 1 Nombre investigador 2
__________________________
Director tesis
*La firma puede ser sustituida por la huella digital en los casos que se amerite
Fecha: ________________________________
169
Contacto Comité de Ética: Para preguntas o aclaraciones acerca de los aspectos éticos de esta
investigación pueden comunicarse con el Comité de Ética para la Investigación de la Universidad
Javeriana Cali, o con cualquiera de los miembros del Comité, al teléfono 6344000 Extensión 8762 o
al correo andresfelipe.lopez@javerianacali.edu.co
Contacto del investigador: Para preguntas o aclaraciones respecto del manejo de la información
recabada a partir de la aplicación del instrumento, a los teléfonos: 3117732539- 3156638563
El objetivo de esta investigación es: Analizar las acciones de documentación y denuncia de los
hechos de la desaparición forzada transfronteriza en Norte de Santander durante el periodo 2010 -
2016 y su contribución a la construcción de memoria y reparación de las víctimas de este delito.
Si usted accede a participar en este estudio, se le pedirá responder preguntas en una entrevista
semiestructurada. Esto tomará aproximadamente 2 horas de su tiempo. Lo que conversemos durante
esta sesión se grabará, de modo que el investigador pueda transcribir después las ideas que usted haya
expresado.
Si tiene alguna duda sobre este proyecto, puede hacer preguntas en cualquier momento durante su
participación en él. Igualmente, puede retirarse del proyecto en cualquier momento sin que eso lo
perjudique en ninguna forma. Si alguna de las preguntas durante la entrevista le parecen incómodas,
tiene usted el derecho de hacérselo saber al investigador o de no responderlas.
Desde ya le agradecemos su participación.
Confirmo haber sido informado (a) del objeto de la investigación y de los fines que tendrá la
información acá suministrada.
Reconozco que la información que yo provea en el curso de esta investigación es estrictamente
confidencial y no será usada para ningún otro propósito fuera de los de este estudio sin mi
consentimiento. He sido informado de que puedo hacer preguntas sobre el proyecto en cualquier
momento y que puedo retirarme del mismo cuando así lo decida, sin que esto acarree perjuicio alguno
para mi persona.
170
Entiendo que una copia de esta ficha de consentimiento me será entregada, y que puedo pedir
información sobre los resultados de este estudio cuando éste haya concluido. Para esto, puedo
contactar a Sandra Eliana Patiño o Sandra Milena Páez a los teléfonos abajo señalados.
_____________________________ ___________________________
Nombre del Participante Firma del Investigador
_____________________________
Nombre del director Tesis
*La firma puede ser sustituida por la huella digital en los casos que se amerite
Fecha: ________________________________
Contacto Comité de Ética: Para preguntas o aclaraciones acerca de los aspectos éticos de ésta
investigación pueden comunicarse con el Comité de Ética para la Investigación de la Universidad
Javeriana Cali, o con cualquiera de los miembros del Comité, al teléfono 6344000 Extensión 8762 o
al correo andresfelipe.lopez@javerianacali.edu.co
Contacto del investigador: Para preguntas o aclaraciones respecto del manejo de la información
recabada a partir de la aplicación del instrumento, a los teléfonos: 3117732539- 3156638563
violencia?
La práctica de la desaparición forzada, en
especial, la transfronteriza, ¿ha variado en
el tiempo con las nuevas dinámicas del
conflicto? Si es así, ¿cómo?
¿Cómo han contribuido o acentuado la
práctica de la desaparición forzada
transfronteriza las actividades ilegales
propias de esta zona de frontera?
¿En qué consiste la práctica desaparición
forzada transfronteriza?
¿En qué periodo se han presentado más
casos de desaparición forzada
transfronteriza?
¿De qué fecha es el último caso de
desaparición forzada transfronteriza
atendido por la Fundación?
Desaparición forzada
¿A partir de qué fecha, empieza
Organización Verdad y Justicia recibir
denuncias de casos de desaparición
forzada transfronteriza?
¿Cuándo es hallada una víctima de esta
práctica en Venezuela, ¿qué proceso se
adelanta para repatriar el cadáver?
Muchas gracias por el tiempo y la entereza que mostró al contarnos su experiencia. Es una
persona valiente y fuerte al haber afrontado una situación tan dolorosa. Gracias por su tiempo
y por habernos permitido conocer su caso.