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Con la llegada de la cuarta revolución industrial, la preocupación por los empleos que podrían

ser sustituidos por las máquinas pasó de centrarse en el trabajo no cualificado o mecánico, para

hacer énfasis en trabajos cada vez más especializados, llegando así a reemplazar a empleados de

carreras profesionales (Perasso, 2016). El futuro del profesional en la contaduría se ve enfrentado

ante la interrogante del desplazamiento de sus funciones ejercidas hasta la llegada de la

tecnología, lo que conlleva a la pregunta ¿Pone en peligro la tecnología a la profesión del

contador?

“Donald Trump advirtió a los votantes que mexicanos y chinos les quitarían el trabajo y (…)

nunca advirtió a los votantes que los algoritmos les quitarían el trabajo” ​(Harari & Ros, 2018).

En 21 lecciones para el siglo 21 se habla de que las nuevas revueltas populistas ya no se verán

obligadas a revelarse en contra de élites burguesas que exploten a los trabajadores, o a mostrarse

en contra de la plusvalía. Deberán revelarse en contra de una élite económica que ya no

necesitará de su trabajo.

La cuarta revolución representa un enorme crecimiento para la economía. En 2015 la consultora

Accenture aseguró que una versión a escala industrial de esta revolución podría agregar US$14,2

billones a la economía mundial en los próximos 15 años ​(Perasso, 2016).

Prescindir de trabajadores humanos y reemplazar a estos por máquinas se traduce en ahorros para

las grandes compañías como lo son: maquinarias que únicamente necesitarán de un primer pago

grande por la adquisición y una inversión periódica por mantenimiento. Estas cifras en

comparación a un empleado el cual requiere de un pago que se regirá al salario mínimo legal

vigente, primas, vacaciones, pagos de seguros médicos e implementos para el trabajo. Quién
además trabajará por un máximo de ocho horas, y si realiza una tarea especializada como la de

un contador, también requerirá de un gasto en dinero y tiempo en actualización de sus

conocimientos. Tomando en cuenta también, que si un trabajador decide o debe dejar el puesto

en la empresa todos sus conocimientos se irán con él, y se deberá iniciar desde cero con la

experiencia de quién entre a ocupar el cargo nuevamente. (Editorial La República S.A.S, 2014).

Las máquinas tienen dos capacidades de gran importancia, la conectividad y la capacidad de

actualización. ​(Harari & Ros, 2018). También se puede agregar a los dos aspectos que los autores

plantean, el trabajo ininterrumpido.

Si bien resulta tentador utilizar ejemplos como el Estado de Bienestar Nórdico, en específico

situarse en Escandinavia donde el lema de los diferentes gobiernos ha sido “Proteger a los

obreros, no los empleos” (Alarcon, 2014) se incurriría a optar por una búsqueda casi idílica que

espera de grandes empresas (muchas de las cuales nunca han mostrado verdadero interés por la

condición de trabajo de sus empleados) un cambio repentino de visión de una ganancia

monetaria a un enfoque social, en donde se debería escoger entre una u otra.

Por tales razones, negarse al cambio resulta inútil puesto que es un futuro inevitable. Las grandes

compañías buscarán la mayor ganancia posible y en cuanto puedan reemplazar empleados,

quienes no serán vistos como personas sino como partes del engranaje por maquinaria más

económica, eficiente y con menos complicaciones, lo harán.

Aunque lo anterior pueda entenderse como una profecía inevitable hacia el fin de los trabajos,

también es importante entender que de esta revolución tendrán que surgir nuevos cargos, en el

caso de la contaduría, todos los programas y ​softwares ​que podrían reemplazar las funciones que
hoy cumplen profesionales dentro de las empresas tendrán que ser diseñados por expertos en la

materia. La contabilidad no acabará por la llegada de la tecnología, pero sí deben cambiar

quienes la ejercen, por tanto, los nuevos profesionales deben adaptarse y evolucionar con esta.

Para entender cuáles de los servicios que el contador ejerce actualmente pueden ser

reemplazados con mayor facilidad, cuáles serán más necesarios en el futuro que ahora y cuáles

deberán agudizarse en función de un contador-programador, que conozca y entienda tan a

profundidad sus funciones que sea el desarrollador de los programas y no quién sea reemplazado

por estos, es importante entender el ejercicio actual del contador.

Aquellas tareas monótonas y repetitivas que pueden consistir en llenar tablas, escribir y

reproducir datos son y serán tarea más asignada hacia las máquinas que un oficio principal para

los contadores, pero esto, antes que ser visto como una señal de alarma, puede significar una

herramienta de agilización y eficacia hacia la tarea. (Universidad ORT Uruguay, 2018)

Sumado a lo anterior, si bien se elimina un servicio dentro de las funciones del profesional, pude

crear otro, el monitoreo de la tecnología. Si un computador realiza una falla en una de las tablas,

cálculos o reproducción de datos, probablemente este lo seguirá multiplicando en los siguientes

elementos dentro del trabajo creado. Es por esto que no se puede prescindir del profesional de

contaduría que entienda, logre reconocer errores y corregirlos. Aunque se precisa de menos gente

a cargo de ejercer una supervisión de creadores de contenido contable que pueda ser reproducido

bajo unos mismos estándares y guías. (Universidad Autónoma de occidente, 2019)

De tal manera que la evolución en el trabajo del contador se verá más reflejada en el impacto que

este tendrá directamente relacionado con la empresa, dado que más allá de establecer
documentos y las funciones que ya se definieron como reemplazables, este tendrá en su poder la

toma de decisiones.

Para los contadores que se encuentran en la actual ​cuarta revolución ​(Perasso, 2016), la continua

educación abierta a las transformaciones y desarrollos que se presentan con el paso del tiempo es

un punto fundamental para poder ofrecer un valor agregado frente a las máquinas, pues, como se

habló anteriormente, estas cuentan con la ventaja de ser actualizadas automáticamente además de

aprender y evolucionar técnicas en cuestión de segundos ​(Harari & Ros, 2018)​, de tal manera

que si la máquina comete un error, es posible que al ser reparada esta aplique la corrección si se

llega a presentar alguna falla, y que del mismo modo, esta se conecte con los demás servidores y

así los​ softwares d​ e las diferentes funciones reparen el error.

Lo que en una empresa podría significar horas de arreglos y cambios en cada uno de los

departamentos, en las máquinas puede ser cuestión de minutos en reparar. Es por esto que, para

un contador detener la adquisición de conocimiento y educación puede significar quedarse atrás

tan rápido como los computadores y sistemas avancen, siendo así un posible desconocimiento de

cómo resolver una falla que se pudiese presentar a futuro, puesto que la codificación y avance en

la resolución de problemas podría superar lo que ya se había establecido.

El contador no puede reducirse únicamente a las funciones económicas o legales, la

interdisciplinaridad del profesional representa un punto clave para el servicio que este puede

llegar a prestar, para que la tecnología se vea reflejada como una herramienta y no como una

posible enemiga. La contaduría debe servir de base para que las funciones sean desplegadas a los

diferentes elementos que pueden ser de utilidad en la empresa, desde ser quien dirige las
finanzas, la administración y control de impuestos de la compañía, hasta la parte social y que

puede representar el mayor punto de inflexión frente a los programas inteligentes, como lo son

los recursos humanos y el área comercial. Entre más amplio sea el abanico de habilidades que el

profesional pueda ofrecer, mayor será el rango de servicios y espacios que puede ocupar, por eso

la interdisciplinaridad resulta crucial (Gómez & Ospina, 2009).

La llegada de la cuarta revolución industria (Perasso, 2016) puede implicar dos lecturas para la

profesión ejercida desde la contabilidad, una amenaza o una oportunidad. La globalización es

una de esas lecturas. (Puerto, 2010)

Los negocios son cada vez más globales, lo que antes se pensaba únicamente para un mercado

local, y en grandes miras podría ser nacional -en los más grandes casos se podría llegar a pensar

como conexiones multinacionales-, hoy gracias al acceso a ​Internet​, los negocios entre

microempresas y grandes compañías al otro lado del mundo se dan fácilmente y son

transacciones y acciones más que comunes. Si bien antes de la era informática eran necesarios

más intermediarios entre proveedores y empresas, en la actualidad con fenómenos como ​Alibabá

(Aliexpres), ​simplifican todo el proceso (Puerto, 2010). Esto no solo reduce significativamente

costos, sino que también simplifica la tarea del contador al tener un acceso más directo a las

cuentas realizadas con el proveedor, a los impuestos que se deducen y a la tarea contable en

general.

Sumado a lo anterior, ahora profesionales desde cualquier parte del mundo pueden llevar la

contabilidad de las empresas, sin la necesidad de que estos se encuentren físicamente las

instalaciones u oficinas. La libertad que la tecnología brinda a los profesionales en contaduría en


tanto el acceso a la red promete disponibilidad a mejores profesionales sin la limitación de la

distancia. Las empresas podrían acceder a empleados más cualificados sin que estos deban estar

necesariamente presentes. Y para quienes ejercen la profesión, esto también puede significar la

posibilidad de trabajar para más de una empresa a la vez, de tal manera que los ingresos para los

profesionales se vean maximizados. (Universidad ORT Uruguay, 2018)

El Estado regulador es una tendencia que puede enmarcar una lectura hacia una mayor

empleabilidad para quienes llevan la contabilidad de las empresas, dado que la sociedad cada vez

exige más servicios de control a los gobiernos, lo que a su vez genera mayor gasto para estos, por

lo tanto, los impuestos se ven incrementados en tanto las funciones que el mismo realice lo

hagan.​ ​Sumado a eso, existe una tendencia a regular toda actividad de impacto social.

(Universidad ORT Uruguay, 2018) Todo esto trae como consecuencia más actividad dentro de

las empresas y compañías para los profesionales en contaduría, ya que los cambios en las

normativas y leyes de los gobiernos provocan en cada uno la búsqueda de asesoramiento en

quienes tienen conocimiento de la materia, es decir, los contadores.

Aquellos que tengan formación en conocimientos de programación, ciberseguridad, que

entiendan las herramientas tecnológicas y pueda hablar con el encargado de producir los

programas y las máquinas serán ampliamente valorados, dado que cuando se asuma y entienda la

importancia de la tecnología como una pieza de la cual no se puede ignorar y además se hace

casi obligatoria para el funcionamiento de las compañías, y combine los diferentes saberes no

tendrán únicamente la capacidad de ejercer soluciones para una sola compañía, sino que tendrán

la oportunidad de crear diferentes servicios como podrían ser la creación de una ampliación o
programa que podrá ser usado para resolver los mismos problemas estándares a diferentes

empresas (Actualícese, 2019).

El desarrollo de las ​habilidades blandas​ (Hernandez, 2018) resulta ser un tema clave para los

contadores del futuro, pues más que una evaluación a una cuestión técnica -que resulta ser

reemplazable por las máquinas más fácilmente-, las habilidades en comunicación y proactividad

serán mucho más necesarias, y son temas que deben tener más enfoque dentro de las facultades

que educan hoy a los contadores que harán frente a la cuarta revolución industrial (Perasso,

2016).

Las empresas de telecomunicaciones también forman gran parte del futuro de la profesión, dado

que, si bien muchos de los cálculos que los programas contables puedan llegar a hacer estén

basados en información suministrada por medios de comunicación como la tasa de cambio del

dólar, el precio del barril de petróleo o la situación sociopolítica de los países proveedores, una

de las mayores problemáticas que afectan al mundo tecnológico hoy son las noticias falsas

(Sánchez, 2019), y aunque se podrían crear algoritmos con la función de mitigar en la medida de

lo posible el uso de esta desinformación como fuente para los cálculos que el programa podría

efectuar para la compañía, que el agente humano que sea capaz de examinar y descifrar si los

datos son correctos o no, será de gran importancia para el correcto funcionamiento de la

empresa, de este modo, si la información con la que se trabaja es falsa, podría llevar a grandes

errores y por consiguiente, pérdidas para la compañía.

Para ​Harari y Ros, 2018, el futuro podría ser afectado por tasas de desempleo elevadas y escasez

de mano de obra especializada, en donde personal altamente cualificado será difícil de conseguir
y muchas de las profesiones tal como son impartidas ahora resultarán inútiles. En el caso de lo

que se está exigiendo hoy en día a los contadores del futuro resulta muy difícil de conseguir, ya

que no se está pidiendo lo que el empleo como lo conocemos en la actualidad está ejerciendo, se

pide alta capacidad para cumplir y entregar grandes resultados en diferentes áreas muy

especializadas. Lograr que los empleados consigan tan altos niveles de educación resulta

complicado si se buscan profesionales jóvenes y con experiencia. En el futuro la profesión se

podría ver enfrentada a una gran cantidad de contadores que no cumplen con las expectativas

para el cargo.

Además, si se tiene en cuenta la velocidad con la que se producen los cambios, podríamos hablar

de necesidades que crean especialidades de contadores que deberán surgir tan rápido como

deberán desaparecer, probablemente muchos de estos empleos tendrán la duración de una década

(Harari & Ros, 2018), por lo que resultará muy complicado para los profesionales en contaduría

crear sindicatos y hacer exigencias de derechos laborales. El cambio es estresante, y podría

resultar muy difícil reeducar a miles de contadores para que se reinventen totalmente sobre cada

nuevo cambio.

Y si bien hasta ahora se ha hecho una lectura global de los problemas de la profesión, su

enfrentamiento a la tecnología y preocupación por el posible desplazamiento tecnológico, no es

posible separar la contaduría del contexto colombiano y sus implicaciones en la sociedad actual.

Aunque la cuarta revolución industrial parezca ser un elemento que llegará al mundo de la

misma manera, se trata de un hecho que abarca profundas desigualdades sociales, que no traerá

los mismos beneficios y daños para todos, y que entre más desarrollado se encuentre un país,
más obtendrá de los primeros y dejará para los países en vía de desarrollo lo segundo (Perasso,

2016).

Países como Estados Unidos, China y gran parte de Europa podrán hablar primero de los

beneficios que esta revolución traerá para ellos (Perasso, 2016), sin embargo, para países como

Colombia y el resto de Sur América, las cosas no quedan únicamente en compañías que hacen

más dinero gracias a la industrialización de sí mismas, el impacto llegará después y afectará a

con más fuerza a las poblaciones de los países en vía de desarrollo.

No es lo mismo ser desempleado en Canadá que en Colombia, y no se tienen las mismas

oportunidades de acceso a educación en nuestro país que en Finlandia. Esto, sumado a lo

anteriormente comentado con la globalización de las empresas y la fácil contratación de

profesionales contables de cualquier parte del mundo, sitúa a los aspirantes y actuales contadores

en una carrera injusta donde parece estar compitiendo contra múltiples contendores con muchos

más privilegios.

La automatización de gran parte de la profesión se está dando, y entre más mecánicos sean los

procesos más fácilmente serán realizados por computadoras en menos tiempo, de tal manera que

el contador deberá apropiarse de estas herramientas para facilitar su trabajo y de este modo

empezar a diversificar sus conocimientos y campos de acción. Si se empieza a entender estas

tecnologías como un posible impulso, la carrera de contaduría podría hacerse más imprescindible

que nunca antes, brindando más servicios y mejores que alguna vez en la historia.
Las empresas deberán a empezar a apoyar y fomentar la mayor educación de los profesionales en

contaduría si no se quieren ver enfrentadas con una tecnología y programas tan sofisticados que

no contarán con quiénes puedan realizar las lecturas y manejarlos.

La tecnología no pone en peligro a la contaduría como tal, ya que esta se seguirá necesitando e

implementando en todas las empresas, y bajo este orden de ideas, los contadores seguirán siendo

necesarios. Pero si se quiere conservar a los profesionales con la integridad humana es necesario

que se faciliten las herramientas para hacer de estos empleados más cualificados, con enfoque

social y una perspectiva global de la situación.

La historia de la contabilidad ha puesto en evidencia que resulta parte fundamental del desarrollo

económico, por tanto, es necesario tener en conocimiento cuales son las características a

implementar para potenciar esta disciplina y que esta siga haciendo un servicio a la sociedad. Si

la contabilidad contribuye con el desarrollo económico, entonces debe dar respuestas a los

procesos de sostenibilidad vigentes hoy (Sánchez, 2019).

La sostenibilidad del planeta cada vez se ve más amenazada, por lo que la contabilidad como un

sistema de toma de decisiones y previsión a futuro tiene una gran responsabilidad.


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