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Dedico esta tesina:

A mi madre, especialmente,

y a todas las madres reales o simbólicas que tuvieron la osadía de soñarnos libres.

A las personas que sueñan y trabajan para que otro mundo sea posible.

A mi padre que formaba parte de estas personas.

A mis hijos con la esperanza de que vivan un poquito de justicia y libertad.

A Carmela.

Agradezco: a Pilar, José, Concha, Fernando y Ruth por el apoyo que recibo de ellas/os.

A la gente de Moiras, del Espacio de Género, del Achuri y de GPyF.

Da gusto estar rodeada de gente tan honrada, tan valiente y tan lista.

A las personas a las que acompaño con todo mi reconocimiento.

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ÍNDICE:

Presentación. .............................................................................................................................- 5 -

Introducción: .............................................................................................................................- 7 -

1. La Perspectiva Feminista. ...................................................................................................- 10 -

1.1. Breve recorrido por la historia de la teoría y práctica Feminista. ................................- 13 -

1.2. ¿Qué es el Género? ......................................................................................................- 19 -

1.3. Género como categoría de análisis. .............................................................................- 22 -

1.4. Identidad de Género. ....................................................................................................- 26 -

1.5. La construcción del sexo. Acabando con los dualismos. .............................................- 30 -

2. ¿Qué es la Gestalt y qué aporta a la Perspectiva Feminista? ...............................................- 38 -


Un poco de historia………………………………………………………………..- 39 -

La Gestalt como terapia de la autenticidad………………………………………..- 41 -

Fundamentos teóricos de la Gestalt……………………………………………….- 43 -

El procedimiento terapéutico……………………………………………………..- 53 -

2.1. Consideraciones previas al concepto de Identidades. ..................................................- 60 -

2.2. Enfoque Fenomenológico. ...........................................................................................- 62 -

2.3. El concepto del sí mismo (Paul Goodman). .................................................................- 65 -

2.4. La Ampliación del Auto-Concepto. .............................................................................- 69 -


El trabajo de polaridades………………………………………………………….- 70 -

Ciclo de las necesidades…………………………………………………………..- 72 -

El trabajo de introyectos…………………………………………………………..- 73 -

Las emociones y el cuerpo………………………………………………………..- 74 -

3. Claudio Naranjo. Una mirada gestáltica al patriarcado. ......................................................- 78 -

4. ¿Qué aporta la Perspectiva Feminista a la Psicoterapia? ....................................................- 83 -

4.1. Interrogar a otros referentes conceptuales. ..................................................................- 88 -

4.2. Aportación de otros modelos al tema. Feminismo y Psicoanálisis. .............................- 90 -

4.3. El género como categoría de análisis. Hay dolores que no pueden ser nombrados. ....- 99 -
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4.4. La incorporación de las estructuras sociales en la construcción de la subjetividad.. - 101 -

4.5. El constructo teórico de las identidades de género. ...................................................- 107 -

4.6. Trabajo con problemáticas concretas. ........................................................................- 115 -

5. Algunos ejemplos de la Práctica Terapéutica Gestáltica con Perspectiva Feminista. .......- 118 -

Bibliografía: ..........................................................................................................................- 130 -

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PRESENTACIÓN.

Los desplazamientos son intraducibles

pero no por ello menos eficaces.

(Frase en la pared de Moiras)

Yo llegué a la Gestalt desde el feminismo. Mi práctica política y mi formación


académica en este sentido se habían convertido con el tiempo en una forma de ganarme
la vida. Comencé a llevar proyectos de mujeres y programas de coeducación; los
primeros con el objetivo de tomar conciencia de la discriminación; los segundos para
educar para la igualdad poniendo en cuestión los estereotipos de género.

Posteriormente estos trabajos se convirtieron también en sensibilizar a personal técnico


(profesorado, funcionariado, trabajadoras/es sociales…) en perspectiva de género
(violencia, políticas de igualdad…); educar para la salud desde la perspectiva de
género… Me hice terapeuta gestáltica para dotarme de herramientas con las que llevar
grupos formativos y de desarrollo personal.

Todo eso ocurrió dentro de un grupo, Moiras, donde se construía el pensamiento y la


práctica colectivamente; nos queríamos, reíamos e imaginábamos que nuestro trabajo
algún día daría su fruto… Aquellos momentos en los que la intervención social todavía
importaba (o nunca importó pero se pagaba)…

Ahora el trabajo terapéutico es central en mi profesión y la mirada feminista forma parte


de mí, me conforma como persona y como terapeuta.

También ahora pienso, me río y me quiero con otra gente con el pretexto de cambiar el
mundo desde otro lugar, desde la psicoterapia; y en este mundo el feminismo es poco
entendido por algunas personas y mirado en ocasiones con recelo.

Esta tesina es un intento de aunar estos dos mundos tan queridos por mí.

También me conforman otras prácticas políticas, soy hija de la autogestión.

Todo ello espero que se note en lo que viene a continuación porque me enorgullece
tener esta mirada del mundo y porque no existe ningún lugar desde el que nombrar que

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no lleve nuestra historia detrás. Si no es así es que me he remitido en exceso a marcos
teóricos y pido disculpas.

Espero que algún día, en algún momento, a alguien le sirva una frase o una reflexión de
las que aquí dejo escritas.

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INTRODUCCIÓN:

Esta tesina aborda el tema de la Perspectiva Feminista y su relación con la terapia


Gestalt.

Pretendo mostrar en ella un poco del marco teórico y la práctica del feminismo y la
importancia que tiene en nuestra forma actual de estar en el mundo.

También el concepto de género que ha sido muy importante en este marco teórico, y
recogido en muchos ámbitos aunque se ha tendido a invisibilizar su genealogía. Se
utiliza a veces como sinónimo de diferencia sexual sin marcar la consideración más
importante del término como categoría de análisis: la jerarquización que formula y
define. Eso es lo que hace la teoría crítica feminista, visibilizar y darle un valor a lo
observado en cuanto a su contribución a la opresión que lleva implícita el patriarcado.

No sólo el género es una construcción, también el sexo se construye. Sabemos de la


importancia del cuerpo como depósito de lo cultural y sin embargo le otorgamos mucha
más esencia de la que, desde un marco teórico constructivista, sería esperable. Este es
uno de los dualismos puestos en cuestión aquí.

También trato de abordar los cambios pendientes con respecto a la igualdad:


redistribución, reciprocidad y reconocimiento que atañen a la estructura social, las
relaciones y los estereotipos y roles de género que configuran nuestra identidad.

Considero que la terapia Gestalt puede aportar un cómo importante, el que atañe a los
cambios internos con respecto a las llamadas identidades de género. El marco teórico de
la Gestalt como terapia de la autenticidad y el procedimiento terapéutico son
especialmente adecuados para flexibilizar el auto-concepto. En la mirada gestáltica el
género es neurosis puesto que limita nuestras potencialidades como seres humanos.

Deseo sexual y género son construcciones sociales producto de las estructuras de


parentesco. Se establecen como disposiciones que marcan, entre otras cosas, el auto-
concepto, la construcción del ego frente a la amplitud del sí mismo.

La perspectiva feminista aporta a la psicoterapia un marco teórico desde el que formular


el concepto del sujeto con una mirada más amplia e inclusiva. Si los procesos de
sexuación son fundamentales en la construcción de la identidad hemos de entenderlos

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escapándonos en lo posible de la mirada androcéntrica y permitiendo que
“normalidades” y “patologías” sean siempre puestas en cuestión para incluir y hacer
posible la vida en todas las formas creativas que sea posible.

En la tesina aparecen el Feminismo y la Gestalt entrelazados, aunque no


suficientemente. Creo que falta una crítica profunda a la Gestalt desde esta perspectiva;
no en cuanto a lo que dice, que en mi opinión es poco criticable, más bien con respecto
a lo que no dice.

Digo crítica en el mejor de los sentidos porque yo creo en los planteamientos teóricos y
prácticos de la Gestalt. Pienso que si alguien acometiese tamaña empresa podríamos
hablar de un feminismo gestáltico, que se sirviera de la Gestalt para, por un lado,
entender cómo se producen las identidades desde una lógica dualista y cómo se
reproducen e incorporan (hacen cuerpo) las estructuras de dominación y, por otro, ser
utilizada como una herramienta práctica con la que combatirlo.

Mi intención es que ambas cosas se junten, se contagien. Espero que la tesina aporte un
granito de arena en este sentido.

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1. LA PERSPECTIVA FEMINISTA.

“No conozco casi nada que sea de sentido común. Cada cosa que se dice que es de
sentido común ha sido producto de esfuerzos y luchas de alguna gente por ella”.

Amelia Varcárcel

Cuando hablamos de la posibilidad de igualdad entre mujeres y hombres en la


actualidad prácticamente todo el mundo “bien pensante” se muestra plenamente de
acuerdo, otro tipo de opiniones quedan lejos de nuestro entendimiento y son
consideradas barbaridades relativas al pasado.

Otra cosa muy diferente es cuando nos referimos al feminismo… No tiene tan buena
prensa como el concepto de igualdad.

Sin embargo, los cambios que se han producido desde que se inició este camino hacia la
igualdad se han desarrollado en base a las prácticas y reflexiones feministas. Estas
últimas desde diferentes disciplinas, dando como resultado una producción de marcos
teóricos indispensables para los logros que se han ido alcanzando.

Los avances, en la historia más reciente de nuestra sociedad (hablo de las sociedades
occidentales, no porque solo se hayan producido transformaciones en ellas sino por
acotar un marco de referencia), no pasan desapercibidos.

Se puede comparar la vida de muchas mujeres actualmente en relación a nuestras


antepasadas y hay un consenso en percibir una mayor autonomía con respecto a los
roles asumidos y a la identificación con modelos más flexibles.

La visibilización de las relaciones y prácticas sexuales de lesbianas y gais también se


abre camino, no tanto la bisexualidad y la transexualidad que, no olvidemos, esta última
sigue patologizada en el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales, American Psychiatric Association).

Hay que tener presente que hasta la revisión del DSM-III (DSM-III-R, 1986) no
desapareció de manera definitiva cualquier mención a la homosexualidad como
trastorno mental. En la actualidad hay un movimiento político trabajando por la

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despatologización de la transexualidad1, esperemos que el activismo, en este caso, tenga
éxito lo antes posible y pueda contar con el apoyo de los ámbitos de la psicoterapia.

Tampoco se puede olvidar que los cambios que ha incorporado el feminismo benefician
también a los hombres, sobre todo en relación a los procesos de identificación que
igualmente se hacen más flexibles.

Algunos cambios, pues, están presentes, aunque referidos fundamentalmente a la


igualdad legal y jurídica.

También ciertamente, junto con los movimientos de liberación de las mujeres, los
logros acaecidos han sido posibles gracias a un conjunto de factores entre los que
destacan cambios sociales y políticos que tienen su base en el pensamiento filosófico,
psicológico y de las ciencias sociales y la incorporación de estos cambios en el marco
normativo de Instituciones Internacionales y Nacionales2.

La perspectiva feminista permite y ha permitido:

 Visibilizar lo que antes resultaba obvio y derivado de un principio


“natural”. Por ejemplo, las diferencias en comportamientos, capacidades y
actitudes de mujeres y hombres no son naturales sino aprendidas en los
discursos de las sociedades que reproducen esas diferencias.

 Darle un valor a lo observado en cuanto a su contribución a la opresión y


explotación de las mujeres. Siguiendo con el ejemplo, las asignaciones
relativas a la diferenciación sexual no son neutras sino que están en la base de un
sistema de dominación económica y social.

 Interrogar a otros referentes conceptuales para incorporar la realidad de


las mujeres en ellos. Con el pensamiento patriarcal se consolida lo que se ha
dado en llamar el modelo social androcéntrico que toma como elemento neutro,
no marcado, lo masculino y que impregna el pensamiento científico. Desvelar el
androcentrismo de la ciencia permite ampliar el conocimiento, hacerlo menos
sesgado.
1
Ver más información en esta página http://www.stp2012.info/old/es
2
Es importante resaltar entre estos factores la teoría y doctrina de los derechos
humanos.

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Esta teoría crítica está ya (o al menos de momento si somos más prudentes o pesimistas)
presente en las universidades.

De la misma manera que se observan cambios relativos a la igualdad legal y jurídica en


cuanto a la posición social de las mujeres en nuestra sociedad o en relación a las
libertades sexuales se observa que la igualdad real dista mucho de ser efectiva y los
mecanismos de opresión siguen estando presentes.

En este sentido me parece aclaratoria la mirada de Nancy Fraser3 sobre la idea de


justicia social, que habla de dos paradigmas: la redistribución y el reconocimiento.

Son formulados para responder a dos discriminaciones que generan injusticia:

 Injusticia socioeconómica arraigada en la estructura político-económica de la


sociedad. Para combatirla sería necesaria la redistribución.

 Injusticia arraigada en los patrones sociales de representación, interpretación y


comunicación: dominación cultural, no reconocimiento, e irrespeto. Para
combatirla sería necesario el reconocimiento.

Al analizar las realidades de injusticia utiliza cuatro categorías que son: la clase social,
el género, la raza y la orientación sexual.

La clase social es el ejemplo más puro en cuanto a injusticias socioeconómicas y por lo


tanto se busca la des-diferenciación del grupo a través de la redistribución. La
orientación sexual es el ejemplo más claro de injusticias de reconocimiento donde se
marca la diferenciación del grupo para su reconocimiento social. En este continuo, las
cuatro categorías, aunque sobre todo género y raza son afectadas por la falta de ambos
aspectos.

La justicia social requiere tanto de la redistribución como del reconocimiento, ninguna


de las dos vías (que se presentan en ocasiones como opuestas) es suficiente por sí sola.
Se trata de combinar la igualdad social con el reconocimiento de la diferencia.

El reconocimiento se plantea, por tanto, como un problema de justicia y no como una


cuestión de autorrealización. La falta de reconocimiento no es solamente una cuestión
de actitudes culturales que llevan a daños psicológicos sino que es un problema de

3
Fraser, N., Iustitia Interupta. Siglo del Hombre Editores. Santafé de Bogotá. 1997.

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estructuras sociales de interpretación y valoración que impiden la participación
equitativa en la vida social y un desarrollo del potencial humano en condiciones de
igualdad.

Los modelos culturales dominantes de interpretación degradan la feminidad, el no ser


blanco y la no heterosexualidad normativa y todo lo culturalmente ligado a ello; y están
insertos en nuestra mirada del mundo.

Los CAMBIOS PENDIENTES EN LA ACTUALIDAD, algunos, por supuesto estructurales,


y más en estos momentos dónde la desigualdad y la opresión económica están
marcando la vida de tantas personas (la involución con respecto a derechos sociales
es por desgracia un hecho) y otros, más relativos al reconocimiento de los que
trataremos de hablar aquí, que tienen relación con los patrones de interpretación
culturales y los procesos de incorporación de las estructuras sociales en la
construcción de las subjetividades, son fundamentales para que la igualdad entre
mujeres y hombres deje de ser una utopía y ayude al avance de otras luchas por una
mayor justicia social.

En el siguiente apartado se recoge una breve historia de los feminismos para poder
entender algunas de estas consideraciones y trazar un pequeño mapa que nos permita
situarnos.

1.1. BREVE RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA TEORÍA Y PRÁCTICA


FEMINISTA.
“…la memoria es de suyo emancipatoria.

Los oprimidos no pueden desactivarla sin tirar piedras contra su propio tejado”.

Celia Amorós y Ana de Miguel Álvarez4

Es muy difícil resumir siglos de teoría y práctica feminista en unas pocas páginas, más
que resumen podemos hablar de pinceladas que nos ayuden a entender lo complejo del

4
Amorós C., de Miguel A. (eds.) Teoría feminista de la Ilustración a la globalización.
Vol 1. Minerva Ediciones. Madrid 2005. Pag 34

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tema e inviten a la profundización. Es importante, aún lo osado del intento, ya que es
una historia tan fructífera como invisibilizada.

Los movimientos de liberación de las mujeres, es decir la lucha feminista, se basan en


un proyecto emancipatorio que algunas autoras sitúan INICIALMENTE EN LOS
PARÁMETROS ILUSTRADOS de autonomía, igualdad y solidaridad.

La tradición ilustrada en el feminismo no surge de la nada, tiene sus ANTECEDENTES


históricos. Uno de ellos es el “Memorial de Agravios”, recogido en la obra La ciudad y
las damas (1405) de la renacentista Christine de Pizan que da paso a su intervención en
la Querella de las mujeres.

La Querella es el nombre con el que se conoce el debate histórico que tuvo lugar en
Europa desde finales de la Edad Media hasta la Revolución Francesa. En el discurrir
histórico de la Querella se discutió, básicamente, la valía y las capacidades de las
mujeres y la naturaleza del cuerpo femenino.

En este debate se barajan diferentes teorías: la teoría de la unidad de los sexos (mujeres
y hombres son iguales, no hay diferencias significativas), la teoría de la
complementariedad de los sexos (mujeres y hombres son diferentes pero iguales en
valor) y la teoría de la polaridad entre los sexos (mujeres y hombres son diferentes y los
hombres son superiores). Esta última, claramente hostil hacia las mujeres, se basa en la
obra de Aristóteles y se impone frente a las demás, fuertemente legitimada a mediados
del siglo XIII al convertirse las obras de este autor en lecturas obligatorias en la
Universidad de París en 1.255, desde la que se divulgó a otras universidades europeas.

Desde mediados del siglo XIII y hasta el siglo XV, son hombres los que intervienen en
ella. La Querella toma un giro importante con la intervención pública de las mujeres que
inició Christine de Pizan. Esta autora le añadió a la Querella de las mujeres contenidos
feministas que se mantuvieron vigentes hasta finales del siglo XVIII.

Otro antecedente se sitúa en la tradición filosófica basada en la obra de René Descartes,


que se inicia en el siglo XVII. Esta tradición es fundamental en el pensamiento
igualitarista. El movimiento ilustrado que se desarrolla en Europa a partir del siglo
XVIII, está influido por este autor recogiendo la universalización del sujeto del
conocimiento. El racionalismo de Descartes favoreció especialmente el desarrollo

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teórico del proyecto de igualdad entre los sexos que había comenzado (o recomenzado)
durante el Humanismo en Europa.

Poullain de la Barre, filósofo de influencia cartesiana, fundamentará la igualdad política


de las mujeres en la idea de que el conocimiento es coextensivo a la especie, universal.
Mientras que Descartes limita su objeto de estudio al conocimiento científico y excluye
la moral, Poullain de la Barre da una inflexión al cartesianismo configurándolo como
una ética y como un programa de crítica política y social en sus obras como Sobre la
igualdad de los dos sexos (1673).

La Ilustración, el proyecto de la razón nítida y clara, libre de los prejuicios, no tuvo un


recorrido afortunado y progresivo para las mujeres.

Encontramos una fisura en las pretensiones universalistas de igualdad. Se va a


establecer (en base a la obra de Kant) la relación recíproca entre los sexos en paralelo
con “lo bello” y “lo sublime”, donde los caracteres sublimes despiertan admiración, los
bellos sólo ternura. Esta dualidad adquiere plenamente el rango de desigualdad cuando
se aplica a las relaciones de los sexos, como dice Luisa Posada5, esta diferencia sería
para Kant de raíz natural, y, según esto, la educación, una de las preocupaciones
ilustradas para conseguir la igualdad, debe ir encaminada a “embellecer” al sexo bello y
“ennoblecer” al sexo noble.

A Kant le parece difícil que el bello sexo sea capaz de principios morales, por lo que la
pretensión kantiana de que la ley moral alcance a todos los sujetos y de que, al mismo
tiempo cada uno de esos sujetos sea su propio legislador no alcanza a las mujeres. En su
célebre ensayo ¿Qué es la Ilustración? (1784) define la “minoría de edad” como
“incapacidad del sujeto para servirse de su entendimiento sin la guía del otro” y para
Kant las mujeres son menores de edad que necesitan un tutor o un marido. Entonces, la
“mayoría de edad”, necesaria para la igualdad entre los pares, estaría restringida a los
varones.

Los fundamentos de la Modernidad hicieron de la igualdad uno de sus principios más


significativos, consolidando el término en base al pensamiento de Kant, excluyendo a

5
Posada Kubissa L. Razón y conocimiento en Kant: sobre los sentidos de lo inteligible
y lo sensible. Barcelona. 2008

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las mujeres del ámbito de la autonomía moral y del derecho de ciudadanía y
permitiéndose la incoherencia de dos ámbitos de relaciones humanas: el público y el
privado. En el primero prevalecían los principios de igualdad y libertad y en el segundo
prevalecía la jerarquía y la autoridad masculina.

Desde entonces, la vindicación de la igualdad entre mujeres y hombres se convertirá en


la práctica política clave del movimiento de emancipación de las mujeres.

La revolución francesa marca en occidente un cambio en el panorama intelectual y


social. Antes de que se produjeran las revoluciones norteamericana y francesa las
pensadoras humanistas e ilustradas de la Querella habían buscado soporte teórico en el
principio que decía que las mujeres eran tan dignas y valiosas como los hombres. Desde
el último cuarto del siglo XVIII, este pensamiento se desarrolla para fomentar y
reivindicar el cambio social a través de la acción, en las instituciones de poder social y
en la calle.

Exponente de este cambio son las obras y la militancia política de Olympe de Gouges
con su obra Los derechos de la mujer y de la ciudadana (1791) y de Mary
Wollstonecraft con su obra Vindicación de los derechos de la mujer (1792), este último,
dando soporte ético a la declaración de derechos de De Gouges.

Vindicación de los derechos de la mujer es un libro clave en la historia del movimiento


feminista, recoge y desarrolla muchos argumentos teóricos que las humanistas e
ilustradas habían formulado desde el siglo XV, en defensa del sexo femenino. El
argumento fundamental es que atribuye la subordinación, la ignorancia y la escasa
presencia pública de las mujeres en la sociedad a los intereses y a la ambición de poder
de los hombres que colman a costa de las mujeres. Las mujeres vivirían engañadas,
educadas para creer que la subordinación en todos los aspectos de la vida social es una
prueba de amor y no de explotación. El futuro deseable sería la participación libre de las
mujeres convertidas legalmente en sujetos políticos. Este proyecto fue llevado a un
desarrollo impresionante un siglo después, con el MOVIMIENTO SUFRAGISTA.

Son obras básicas que van a dar sustento teórico a la PRIMERA OLA DEL FEMINISMO
que basa sus reivindicaciones en tres palabras clave: derechos, igualdad y ciudadanía.
Esta primera etapa organizó a miles de mujeres en pro del sufragio y del acceso a la
educación.

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En esta etapa muchas mujeres se identificaron con los ideales democráticos de las
revoluciones norteamericana y francesa y lucharon por su reconocimiento para el
colectivo femenino. Intentaron introducirse en las instituciones políticas, con el
propósito de modificar desde dentro el funcionamiento del Estado y de las relaciones
sociales más masculinizadas, se trataba de un proyecto titánico, que nunca ha perdido de
vista que el principal problema a resolver es el de la subordinación social de las mujeres
a los hombres.

Al movimiento sufragista le debe la política democrática dos grandes aportaciones, tal y


como explica Amelia Valcárcel. Una es la palabra solidaridad que va a sustituir el
concepto de fraternidad (hermandad entre varones) y, otra las formas de luchas cívicas
actuales. El sufragismo se inventó las manifestaciones, las interrupciones de oradores
con preguntas sistemáticas, la huelga de hambre, el auto-encadenamiento, los panfletos
reivindicativos... que luego siguieron el sindicalismo y los movimientos Pro Derechos
Civiles.

Algunas teóricas importantes de este periodo son: Flora Tristán, John Stuart Mill y
Harriet Taylor-Mill en el siglo XIX y Concepción Arenal, Rosa Luxemburgo,
Alexandra Kollontain y Emma Goldman a principios del XX. En EEUU se realizó la
primera declaración del feminismo norteamericano elaborada en Seneca Falls (Nueva
York) en 1848, el mismo año que salía a la luz el Manifiesto Comunista.

La SEGUNDA OLA DEL FEMINISMO comienza con la obra El segundo sexo de Simone
de Beauvoir. Esta obra supone la inflexión entre el feminismo ilustrado y el nuevo
feminismo que tiene su auge en las décadas de los sesenta y los setenta. La mística de la
feminidad de Betty Friedan (1963), Política sexual de Kate Millet (1969), La dialéctica
del sexo de Shulamith Firestone (1970), El enemigo principal de Christine Delphy
(1970) y Escupamos sobre Hegel de Carla Lonzi (1972) son algunas de las obras que
dan soporte teórico a esta nueva fase.

Las reivindicaciones de la segunda Ola se estructuran frente a un hecho inesperado, los


cambios legales y los derechos de ciudadanía no dan como resultado la igualdad
prevista. Se empieza a hablar entonces de “lo personal es político” dando cuenta de la
dimensión social de la experiencia subjetiva. Se pone nombre al patriarcado
(dominación masculina de efectos sistémicos) y al androcentrismo (el solapamiento de
lo masculino como genéricamente humano).
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El llamado feminismo radical que surge en esta época formula, por primera vez, la
concepción del feminismo como una práctica política no subsidiaria a otras luchas.

Silvia Gil resume así una etapa que está plagada de producción teórica y activismo
político.

“Hacer una crítica a la organización del poder sobre la vida en las sociedades
capitalistas y patriarcales, dando forma a una nueva manera de entender la
revolución en la que todos los rincones de la existencia debían ser sacudidos (el
cuerpo, la sexualidad, las relaciones, las actitudes en lo doméstico, los valores,
la moral). Esta dimensión contracultural del feminismo de la Segunda Ola fue
producto, en gran medida, de las posiciones anticapitalistas y antiimperialistas
y de la formación marxista de muchas de las mujeres del movimiento”.6

Silvia Gil (2012)

La crítica al androcentrismo lleva a la revisión radical de las ideologías emancipatorias


más importantes de la época: el psicoanálisis y el marxismo. Teorías tan familiares para
las feministas de la época, pasando de tematizar tomando prestadas herramientas
conceptuales del freudo-marxismo a instituirse como referente desde el que formular la
teoría crítica estableciendo el marco teórico adecuado.

La práctica feminista incorpora una forma nueva hasta el momento, los grupos de
encuentro. Donde se practica la autoconciencia y se produce una reinterpretación
política de la propia vida.

La producción teórica de esta época nos permite hablar de diversos feminismos: radical,
cultural, de la diferencia, feminismo materialista, las liberales…

Con la TERCERA OLA DEL FEMINISMO aparecen nuevas temáticas, se fragmentan los
grupos, emergen otras prácticas, se expanden las diferencias, se cuestionan las
identidades y se asiste al final del sujeto político único.

“La diferencia entre la Segunda y la Tercera Ola del feminismo no es


meramente histórica, temporal. La cuestión clave es que mientras el feminismo
de la Segunda Ola se organizaba en torno a la unidad de todas las mujeres, los
6
Gil S. Nuevos feminismos. Sentidos comunes en la dispersión. Traficantes de Sueños.
Madrid. 2012

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nuevos feminismos parten de la diferencia como condición inherente a la
práctica política. La identidad se comienza a comprender como un proceso
múltiple en el que se articulan el género, la clase, la raza, la etnia y la edad,
formando una subjetividad compleja, incluso contradictoria, que no puede ser
reducida en ningún caso a una sola de estas categorías”.7

Silvia Gil (2012)

El concepto de igualdad en términos abstractos, por tanto, se complejiza teniendo en


cuenta las diversas realidades culturales, interpersonales e intra-psíquicas que aspiran a
ser tratadas como iguales.

En esta tercera Ola se pone en cuestión la naturalización del sexo, la necesidad de un


sujeto político que no contemple la diferencia, las múltiples intersecciones que
atraviesan a las personas en la construcción de la subjetividad… Exponentes claros son
el feminismo postcolonial, algunos aspectos de la teoría queer y teóricas post-
estructuralistas desde posiciones diferenciadas como veremos más adelante.

Los marcos teóricos de algunas de estas autoras de la segunda y tercera ola del
feminismo, que abordan la construcción de la subjetividad en una sociedad patriarcal,
serán explicados en la tesina.

1.2. ¿QUÉ ES EL GÉNERO?


¿Qué es un niño?
Una persona pequeña
¿Qué es una niña?
Una persona pequeña con coletas.
Juan8

7
Ibídem. La negrita no está en el original.
8
Contestación de un niño de 4 años a las preguntas formuladas por una adulta. Se
observa que la conciencia del género es previa al conocimiento de las diferencias
corporales relativas al sexo.

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Una aportación fundamental del feminismo radical de la segunda ola del feminismo es
el concepto de género que en la actualidad es profusamente usado. Se trata de un
constructo teórico que ha sido muy importante a la hora de mirar y entender la realidad
social relativa a la discriminación de las mujeres.

Lo primero que se debe considerar es que, tal y como lo vamos a utilizar aquí, el
concepto de género no tiene una traducción en el diccionario de la Real Academia de la
lengua española.

Es un término que se traduce literalmente del inglés gender, idioma en el que tiene un
significado gramatical y otro referido al sexo. En castellano su significado ha estado
relacionado únicamente con el género gramatical hasta que se ha desarrollado la teoría
de género en el ámbito académico.

Es necesario tenerlo en cuenta ya que inicialmente genera polémica en algunas personas


expertas en lingüística que cuestionan su traducción y se pueden producir debates
interminables. No vamos a valorar la idoneidad de la traducción pero queremos explicar
un constructo teórico que ha sido fundamental a la hora de mirar y entender la realidad
social relativa a la discriminación de las mujeres.

En 1949, Simone de Beauvoir enuncia la frase que inicia la reflexión sobre el género:
"No se nace mujer, se llega a serlo", con la que abre el segundo volumen de su obra El
segundo sexo9.

Es importante también, en esos momentos, la obra de la antropóloga Margaret Mead, El


sexo y el temperamento en tres sociedades primitivas10 en la que analizó la personalidad
asignada a cada sexo en tres sociedades. La autora parte, en otros estudios previos, de la
importancia de la cultura en la personalidad y en este caso se fija en los rasgos de
personalidad que en occidente se consideran masculinos y femeninos, afirmando que
están tan unidos al sexo biológico como la vestimenta, los modales… esto es,

9
De Beauvoir S.; El segundo sexo. Volumen dos: la experiencia vivida. Ediciones Siglo
XX. Buenos Aires. 1975
10
Mead M., El sexo y el temperamento en tres sociedades primitivas. Editorial Paidós.
2006

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establecidos según la sociedad y la época. También recoge la valoración social que se
hace de las diferencias:

"hagan lo que hagan los hombres, aunque sea vestir muñecos para una
ceremonia, ello aparece siempre dotado de mayor valor".

Margaret Meed (1935)

Sin embargo, el término como tal, se utiliza por primera vez desde la medicina, en 1955,
por John Money, psicólogo y sexólogo de la unidad de Comportamiento Sexual de la
Universidad Johns Hopkins, en la que desarrolló su investigación y actividad práctica en
los procesos de reasignación sexual de bebés intersexuados (“hermafroditas”). En un
artículo de 1955, que se convertiría en un clásico del desarrollo sexual, Money
extrapoló sus conclusiones sobre los intersexuales a todos los bebés con desarrollo
“normal”:

"Las pruebas sobre hermafroditismo prestan apoyo a la concepción de que


psicológicamente la sexualidad está indiferenciada al nacer y se diferencia en
masculina o femenina en el curso de diversas experiencias de crecimiento"

(Money, 1963, citado en Diamond y Sigmundson, 1997)

Durante sus investigaciones, desarrolló la idea de que el sexo tiene cinco componentes
biológicos (Money y Ehrhardt): sexo genético: cromosomas X e Y; sexo hormonal: el
balance estrógenos-andrógenos; sexo gonadal: presencia de testículos u ovarios;
morfología de los órganos reproductivos internos; morfología de los órganos
reproductivos externos.

Money, en su práctica profesional, tenía que determinar, según estas características, si la


persona era niño o niña. En ocasiones sucedía que, a pesar de que los cinco
componentes biológicos apuntaban a un sexo, se equivocaba y el recién nacido
desarrollaba un cuerpo sexuado distinto al que Money esperaba. Estos parámetros le
llevaron a pensar que existía un componente no biológico y lo llamó género. El género
(lo que se ha puesto en esa persona al considerarla de un determinado sexo) tiene más
fuerza, en la construcción de la subjetividad de la persona, que todos los aspectos
anteriormente nombrados.

- 21 -
El psiquiatra inglés Robert Stoller utilizó por primera vez el término identidad de
género en el Congreso Internacional de Psicoanálisis celebrado en 1963

Los procesos que intervienen en la configuración y desarrollo de la identidad de género


consisten en mecanismos por los que determinadas características psicológicas y
culturales son asignadas socialmente a las personas en función del sexo (que también se
configura y construye como veremos más adelante). Estos mecanismos son las
creencias, los estereotipos de género y los valores prescritos relativos a lo que se espera
de un niño o una niña, y que construyen así los conceptos de masculinidad y feminidad.

Para Stoller, la identidad de género es la primaria del ser humano, la que antes se
adquiere (18 meses) y la de mayor alcance y duración.

El concepto de género define, aquí, una dimensión básica que influye en nuestras
emociones, pensamientos, motivaciones y acciones: el conjunto de normas, valores y
expectativas que desde que comenzamos a vivir en sociedad nos son presentadas
como “lógicas” y “naturales” para unas y otros, e interiorizamos en el proceso de
construcción de nuestra subjetividad.

La concreción del género depende del momento histórico y del lugar. Los géneros son
continuamente redefinidos, no son estables sino que están en interacción con factores
socioeconómicos y psico-sociales.

1.3. GÉNERO COMO CATEGORÍA DE ANÁLISIS.


“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos
pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado”.

Margaret Mead

El término pasó de la medicina a las Ciencias Sociales y a la teoría feminista. Tuvo


inicialmente una importancia fundamental en las teorías que estaban en contra del
determinismo biológico. La discriminación se justificaba históricamente explicando los
diferentes comportamientos, capacidades y actitudes de mujeres y hombres en base a las
diferencias biológicas entre los sexos.

El género permitió ver que el tipo de actividades y aptitudes asignados en cada sociedad
a varones y mujeres varía de una a otra. Para ser una mujer hoy en día no se reciben los
- 22 -
mismos mensajes de hace 100 años, tampoco se reciben los mismos mensajes en
Madrid que en Hanoi o Mauritania Esto significa que las diferencias no están
establecidas por la biología, sino por la creencia de que la biología determina los
atributos de los individuos y la sociedad. (Como ya había puesto en evidencia Margaret
Mead, sin acuñar el término).

En este sentido el concepto de género se formuló como sexo/género y sirvió para


distinguir los hechos biológicos (sexo) de los culturales (género). Esta división no está
tan clara en la actualidad ya que se han desarrollado líneas teóricas y políticas sobre la
construcción cultural del sexo, como veremos en el apartado 1.5.

La idea de género fue recogida por Kate Millet en su obra Política sexual11 (1970)
dándole un carácter político a esta división que conlleva una diferenciación en las
posiciones ocupadas por mujeres y hombres. La diferencia de poder que caracteriza al
patriarcado.

Gayle Rubin, desde el campo académico feminista, acuña el concepto sistema


sexo/género y lo define como:

“El conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad


biológica en productos de la actividad humana y en el que se satisfacen esas
necesidades humanas transformadas”12

Gayle Rubin (1975)

Rubin define este sistema como el único medio que posee la sociedad para establecer la
división del trabajo, localizando en la familia monogámica heterosexual la unidad más
pequeña de la economía de producción. Deseo sexual y género son productos sociales
relacionados con las estructuras económicas y de parentesco que se convierten en la
base de lo que se ha denominado sistema patriarcal.

Cuando aparece género en la teoría feminista, lo hace vinculado a patriarcado y división


de poder. Las relaciones de género como producto de fuerzas sociales históricas y
culturales.
11
Millet, K., Política sexual. Ed. Cátedra. Instituto de la Mujer. Madrid. 1995
12
Rubin, G., “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”, en
Nueva Antropología, núm. 30. 1986

- 23 -
Entre las manifestaciones de la existencia del sistema sexo/género se encuentra el hecho
de que las mujeres, las “otras”, aparecen definidas por su negatividad, esto es, por la
exclusión comparativa con el elemento supuestamente neutral, no marcado. Así lo
femenino se entiende como lo específico, lo particular, frente al pretendido
universalismo del “uno” masculino.

El sistema sexo/género ha permitido visibilizar que la subordinación de las mujeres es


producto de las relaciones sociales que organizan y producen el sexo y el género.

A la formulación de esta teoría han contribuido disciplinas como la biología, la


antropología, la sociología, el psicoanálisis o la lingüística.

En la actualidad el término género parece deslizarse hacia el eufemismo, ya que de las


nociones implicadas en el término: diferencias construidas socialmente en base al
sexo y la jerarquía y dominación que las producen, se pone el peso en la primera,
apareciendo el término como casi sinónimo de sexo o diferencia sexual.

Es importante tener en cuenta esta consideración ya que genera confusión. Por ejemplo,
cuando se habla de la violencia de género siempre hay que aclarar el significado para
que no aparezcan frases como: “es la violencia de hombres hacía mujeres y al revés…”
Sin el significado claro del término, en el sentido de visibilizar también la jerarquía, es
preferible usar otras formas de nombrar. Siguiendo con el ejemplo es preferible decir
violencia contra las mujeres.

Los principales conceptos de la teoría de género pueden resumirse en los siguientes


puntos:

 Los contenidos del género varían mucho de unas culturas a otras aunque el
predominio de lo masculino sea una constante transcultural. También cambian
dentro de una misma cultura de una época a otra.

 El género se asigna a las personas al nacer mediante el criterio de su apariencia


física.

 Las identidades masculina y femenina, los contenidos de cada identidad de


género, se inculcan mediante la socialización

- 24 -
 Distinción entre datos biológicos y género, se denomina sexo/género, distinción
entre naturaleza y cultura (es el aspecto más cuestionado de esta teoría dentro
del feminismo).

 El género es, en todas las sociedades conocidas, un principio básico de


organización social.

 El principio de organización social que es el género no opera de manera neutra,


sino ligado al principio de jerarquía.

 El género como categoría de análisis es inseparable del parentesco. El


parentesco tendría así poco que ver con la procreación y mucho con una amplia
gama de dominios culturales, incluidos los de la religión, nacionalidad, etnia,
clase social y el concepto de persona.

 En una formación social concreta, suele existir un modelo general de género


femenino y otro de género masculino. Sin contemplar variantes importantes
dentro de cada uno de ellos, como la clase social, la raza, la etnia, las
preferencias eróticas...

El concepto de género ha resultado muy interesante para conocer los procesos que
encubren la desigualdad social entre mujeres y hombres, y además es muy útil en el
trabajo de sensibilización para personas que se acercan por primera vez a esta
problemática desde un marco conceptual pues permite llevar al sentir y al hacer desde la
propia construcción de la llamada identidad de género.

Sin embargo, no está exenta de críticas que observan sus limitaciones ni debe ser el
único referente teórico para visibilizar la discriminación; tampoco se debe invisibilizar
detrás de este término todo el constructo teórico feminista.

La propia Gayle Rubin, en la actualidad, considera absolutamente necesario elaborar


una teoría radical sobre el sexo, rechazando las ideas esencialistas de inmutabilidad que
lo definían como pre-discursivo, asocial y trans-histórico. Lo que supone el rechazo
definitivo al determinismo biológico.

- 25 -
1.4. IDENTIDAD DE GÉNERO.

Todos nacemos desnudos y sin saber.

Martín13

Como ya hemos visto en un apartado anterior, Robert Stoller utilizó por primera vez el
término “identidad de género” en los años sesenta del pasado siglo.

Una posible definición de las identidades de género: las actitudes, creencias y


valoraciones con respecto a una/o misma/o y a las demás personas, establecidas
desde la asunción del género que se asigna socialmente y se reproduce en el ámbito
de las relaciones.

En este apartado no nos proponemos definir el resultado de las identidades de género,


más que en aspectos básicos claramente consensuados, sino, más bien, dar cuenta del
proceso por el que se construye la subjetividad en este sentido.

Todas las culturas proponen una definición de la naturaleza humana, una ética a partir
de la cual se ordena la experiencia de los actores y se constituye su subjetividad.

El desarrollo de la identidad resulta un mecanismo básico que permite al ser humano


orientarse en el mundo, saber quién es y cómo es la realidad para, así, poder
desenvolverse en ella.

Las personas más que percibir la realidad la constituyen, todos los datos sensoriales son
filtrados a través de las neuronas y organizados de nuevo para proporcionarnos una
imagen que llamamos realidad pero que, de hecho, es sólo una quimera.

Los contenidos concretos que configuran la subjetividad no vienen dados de modo


innato. Salvo en los casos de diversidad funcional, todas las personas nacemos con las
mismas capacidades cognitivas y afectivas en potencia, todas podemos desarrollar el
mismo tipo de emociones y de sentido lógico. Ya hemos visto que las identidades no
son creadas espontáneamente por cada persona en el vacío social, ni tampoco vienen
fijadas de modo natural, sino que son construidas: son productos de las sociedades y las
culturas concretas que conforman a los sujetos que las aprenden y reproducen. Es decir,

13
Niño de 9 años que habla de las diferencias entre niñas y niños.

- 26 -
son el resultado de un proceso de construcción simbólica14 y de la interacción de los
individuos con el medio que les rodea.

Vamos a poner ahora la mirada en la estructura social para hablar de cuáles son los
mandatos de género que influyen en la construcción de nuestra subjetividad, para ello
vamos a utilizar el término sexismo.

El sexismo se basa en estereotipos aplicados a mujeres y hombres y da lugar a una


diferenciación en los roles sociales.

“El término sexismo se utiliza en las ciencias sociales para designar aquellas
actitudes que introducen la desigualdad y la jerarquización en el trato que
reciben los individuos, sobre la base de la diferenciación de sexo15”.

Marina Subirats (1994)

Los estereotipos de género son creencias colectivas sobre qué cualidades, formas de
comportamiento y razonamiento se consideran apropiadas y típicas de mujeres y
hombres. Parten de las categorías: femenino y masculino y son asignadas en función del
sexo biológico que se supone natural y no problematizado.

En los estereotipos de género, según Deaux y Lewis (1984) se encuentran cuatro


componentes16:

Rasgos de personalidad: las mujeres débiles, pasivas, dependientes, sumisas,


intuitivas, con bajo apetito sexual…; los hombres fuertes, activos,
independientes, inconformistas, racionales, con fuerte impulso sexual…

14
Por construcción simbólica entendemos, en este contexto, la estructura por la que
representamos la realidad y organizamos el pensamiento. Son puntos de vista que, al
formar parte del sentido común de nuestra cultura, se disfrazan de normales y lógicos.
15
Definición de Marina Subirats Martori. Conquistar la igualdad: la coeducación hoy.
Revista Iberoamericana de Educación Número 6 Género y Educación. Septiembre-
Diciembre 1994
16
Los ejemplos que se proponen a continuación de las cuatro categorías tienen que ser
leídos en clave histórica y cultural.

- 27 -
Apariencia física: las mujeres pequeñas, livianas, suaves en las formas…; los
hombres grandes, contundentes, rudos en las formas…

Comportamientos asociados a los roles: las mujeres cuidan mejor, a las/os


niñas/os, a las personas ancianas; los hombres sirven mejor para lo público, el
empleo, la militancia política…

Ocupaciones laborales: las mujeres maestras, enfermeras… los hombres


trabajadores de la construcción, mineros…

Los estereotipos son construcciones sociales y no suelen coincidir con la realidad. Son
prejuicios sobre los que establecer diferencias a la vez que se configuran en un elemento
de evaluación por comparación: soy una mujer o un hombre en la medida que alcanzo el
estereotipo construido por la cultura a la que pertenezco.

Como vemos, las cualidades, tareas y destrezas asignadas a las mujeres y los hombres
están definidas por un modelo bipolar (que propone dos polos opuestos) y jerárquico
(valora más un polo que otro). Este modelo utiliza como eje principal los valores
asignados a la masculinidad definiendo por oposición los valores asociados con lo
femenino.

El sexismo comporta consecuencias negativas, limitando nuestro potencial como


personas. Por ejemplo, la diferencia en la educación emocional de niñas y niños que
penaliza la expresión del enfado en las niñas y la expresión de la tristeza o el miedo en
los niños, hace que se pierdan habilidades relativas a aspectos emocionales básicos.

En palabras de Marina Subirats:

“Se trata, por tanto, de indicaciones sexistas, que generalmente son asumidas
como comportamientos prohibidos, dado que su práctica suele ir acompañada
de una reprimenda o sanción negativa. Al niño que llora se le reprocha no ser
bastante hombre, adoptar conductas «de niña», observación que, dada la
jerarquía vista anteriormente, reviste un carácter despectivo. A la niña que
habla quizás groseramente o que pone pasión en el deporte, e incluso a la que
destaca en los estudios, se la ha amenazado durante mucho tiempo con un
desprestigio de su feminidad, que obstaculizará su desarrollo como objeto del
deseo masculino. Es cierto, sin embargo, que los cambios sociales que se han
operado en la situación de las mujeres han anulado muchas de las prohibiciones
- 28 -
explícitas a que éstas estaban sometidas tradicionalmente, pero hoy siguen
transmitiéndose mensajes sexistas que básicamente suponen revestir de una
carga agresiva los estereotipos anteriores”17.

Marina Subirats (1994)

Aunque el sexismo limite el desarrollo de todas las personas, las consecuencias


negativas son mucho mayores en las mujeres, ya que la plusvalía simbólica de lo
masculino caracteriza todas las tareas, rasgos y estereotipos que en cada momento y
cultura específica se adjudican a lo masculino, independientemente de las características
y contenidos de los mismos. Por tanto los estereotipos asignados a las mujeres limitan y
colocan en un lugar de infra-valor; los estereotipos asignados a los hombres limitan pero
proporcionan más poder sobre el entorno y las estructuras sociales.

Algunas investigaciones muestran que la reprobación de los niños que exhiben


conductas valoradas como femeninas es mayor y más contundente que cuando ocurre al
contrario.

Los estereotipos se materializan, en las conductas cotidianas en lo que se denomina


roles de género.

La sociedad en general y el entorno inmediato en el que se socializan las niñas y los


niños les van a trasmitir mensajes claros de lo que es y debe ser, de lo que resulta
apropiado y de lo que se espera de unas y otros. Han de aprender a asumir las
diferencias en el proceso de construcción de su subjetividad y mostrar un
comportamiento adecuado, ajustado socialmente a lo que se espera de la diferencia
sexual, esto es, actuando los roles de género.

Los roles de género son la ejecución del conjunto de conductas y comportamientos que
se consideran ajustadas y apropiadas a mujeres y hombres dentro de una sociedad o
cultura determinadas.

El orden patriarcal ha estructurado dos tipos fundamentales de roles:

 Roles expresivos y afectivos orientados al logro de respuestas emocionales


inmediatas, para conseguir las cuales es necesario dar respuestas complacientes
y gratificantes. Desarrollados principalmente por mujeres.
17
Ibídem

- 29 -
 Roles instrumentales orientados hacia metas que transcienden la interacción
inmediata, lo que exige una capacidad para tolerar la hostilidad que esto puede
provocar. Desarrollados principalmente por varones.

¿Cómo se incorporan los estereotipos y roles sexistas? Se transmiten socialmente


mediante los mandatos de género, es decir, a través del conjunto de elementos
desplegados por la sociedad que nos dicen qué sentir, qué pensar y cómo comportarnos.

Debemos percibirnos e identificarnos interna y externamente como personas masculinas


o femeninas.

La identificación se produce con lo que cada grupo entiende por masculinidad o


feminidad, en relación fundamentalmente a: la observación de modelos del entorno y la
aprobación social.

La observación de modelos del entorno tiene que ver con las conductas sexualmente
tipificadas que están presentes en la sociedad y en los adultos que rodean a las/os
niñas/os desde el nacimiento; algunas de las personas adultas son especialmente
importantes en esa identificación que está mediada por el afecto y la emotividad.

Además, cada grupo recompensa el seguimiento de los mandatos de género haciendo


que los individuos que se adecuan a ese modelo dominante disfruten de las ventajas que
conlleva su personalidad y comportamiento “normal” (en el sentido de normativo)
dentro del grupo. La aprobación social proveniente de las personas adultas y de los
grupos de iguales es esencial en el aprendizaje y desarrollo de los roles de género.

1.5. LA CONSTRUCCIÓN DEL SEXO. ACABANDO CON LOS DUALISMOS.

“El sujeto no es más que materia. Cuerpo. Una materia que se transforma.

Una materia que se transforma en sonido. Una materia que se transforma en emoción.

Una materia que se transforma en deseo…”

Mari Luz Esteban18

18
Esteban, M. L., Crítica del pensamiento amoroso. Edicions Bellaterra. Barcelona.
2011

- 30 -
Algunas autoras contemporáneas ponen en cuestión la supuesta raíz natural del sexo y
hablan de él como una construcción. Por tanto complejizan la mirada del sistema sexo-
género en el sentido de la distinción que conlleva entre lo natural (sexo) y lo construido-
cultural (género).

Como hemos visto la propia Gayle Rubin encabeza la lista de autoras que problematizan
la categoría sexo.

Otra de estas autoras es ANNE FAUSTO-STERLING19, bióloga, feminista e historiadora


de la ciencia.

Fausto-Sterling considera que etiquetar a alguien como varón o mujer es una decisión
social. Los cuerpos son demasiado complejos para proporcionar respuestas definidas
sobre las diferencias sexuales. Cuanto más se busca una base física para el sexo más
claro resulta que el sexo no es una categoría puramente física.

Toma como ejemplo las pruebas físicas que se llevan a cabo en el Comité Olímpico
Internacional para determinar el sexo de las/os atletas y sobre esta base afirma:

La elección de los criterios para determinar el sexo, y la voluntad misma de


determinarlo, son decisiones sociales para las que los científicos no pueden
ofrecer guías absolutas.20

Anne Fausto-Sterling (2000)

Las señales y funciones corporales que definimos como masculinas y femeninas están
ya imbricadas en nuestra concepción del género, no pudiéndose diferenciar de ellas.

Defiende en su libro que las verdades sobre la sexualidad humana creadas por la ciencia
forman parte de los discursos de nuestras culturas y economías, y estos debates a su vez
se incorporan en un sentido muy literal a nuestro ser fisiológico. Por tanto, el cuerpo no
es una esencia sino un armazón desnudo sobre el que, el actuar y el discurso, modelan
un ser absolutamente cultural.

Los cuerpos que no responden a una norma son modificados médicamente para
mantener la división de los géneros. Los cuerpos intersexuales se controlan con

19
Fausto-Sterling A., Cuerpos Sexuados. Ed. Melusina. 2006
20
Ibídem pag.20

- 31 -
procesos de “normalización” (inclusión en la norma) ya que su existencia debilita las
convicciones sobre las diferencias sexuales.

El construccionismo contempla, en mayor o menor medida, la influencia de la cultura


en la construcción de la subjetividad aunque se asume una distinción entre naturaleza y
cultura. Desde una posición de-construccionista, en la que podemos situar a estas
autoras, las experiencias corporales son el resultado del desarrollo a través del lenguaje
y las prácticas culturales; se construye el cuerpo, incorporando la experiencia en nuestra
propia carne.

Fausto-Sterling, desde su formación como bióloga, concreta el argumento con la


descripción de los procesos físicos concretos que se llevan a cabo en esta incorporación.
No voy a entrar aquí en esa profundidad, sí resalto el marco que ella propone:

“Los estudios del proceso de materialización del género deben basarse en tres
principios. Primero: el binomio naturaleza/crianza es indivisible. Segundo: los
organismos (humanos o no) son procesos activos, blancos móviles, desde la
concepción hasta la muerte. Tercero: ninguna disciplina académica o clínica
sola puede proporcionarnos una manera infalible o mejor que ninguna otra de
entender la sexualidad humana”.21

Anne Fausto-Sterling (2000)

La última autora que voy a citar en este punto es JUDITH BUTLER22, filósofa feminista,
que pone en cuestión la dicotomía clásica sexo-género y da paso a una tendencia muy
de moda en la actualidad, la teoría queer.

La autora, nos advierte de su punto de partida, afirma que su empeño por


“desnaturalizar” el sexo surge del deseo intenso de contrarrestar la violencia normativa
que traen consigo las morfologías ideales del sexo, así como de desarraigar las
suposiciones dominantes acerca de la heterosexualidad natural. Obedece, dice, a un
deseo de vivir, de hacer la vida posible, y de replantear lo posible en cuanto tal.

21
Ibídem, pag. 281
22
Butler, J., El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.
México, Paidós, 2001.

- 32 -
Para Butler, tanto el sexo como el género actúan y forman parte de un cuerpo que, desde
su origen mismo, es ya una construcción.

Es en este sentido en el que Butler nos habla de una “matriz de inteligibilidad” o especie
de ideal regulativo desde el cual nuestros cuerpos adquieren sentido como cuerpos
sexuados-generizados.

No podemos afirmar que existan cuerpos que no hayan sido interpretados desde siempre
a través de significaciones culturales, no hay cuerpos que existan en un emplazamiento
pre-discursivo; los cuerpos son “construcciones”, se hacen, se modelan y estilizan a
través de los discursos y las prácticas.

Sexo-género es el ideal, la “matriz de inteligibilidad” o modelo de discurso hegemónico


que se materializa en los cuerpos imponiendo como imperativo de coherencia el
binarismo heterosexual. Materialización es para Butler sinónimo de sedimentación, de
acumulación de citas que van dando forma al cuerpo sexuado.

Tanto el género como el sexo se construyen en una red de discursos. Y, si consideramos


esta producción como prácticas discursivas, afirma Butler, sexo y género se producen de
forma performativa.

Para Butler, el performativo es un hacer, pero que no funciona de forma teológica, no


es un acto singular. El performativo no origina ni produce por sí mismo la ley, sino que
la “cita”, la reinvoca, la repite en contextos distintos. Esta es para Butler una de las
mayores potencialidades del performativo: que actúa como un imperativo pero siempre
con carácter ritual. Una práctica ritualizada que necesita, continuamente, de la
repetición y de la citación para tener éxito. Dicho éxito, además, es siempre provisional
y precario y no puede entenderse fuera de un proceso de iteración.

Una de las prácticas más ritualizadas y reiterativas la encontramos, precisamente, en el


proceso de sexualización y generización de un cuerpo determinado. Desde el primer
momento que se nos interpela, que se nos denomina como “niño” o “niña” no se está
describiendo con ello un estado de cosas “naturales”, sino que se produce algo social-
corpóreo, al tiempo que se ponen en marcha una cadena de repeticiones, rituales,
citaciones e invocaciones que irán configurando nuestra masculinidad o feminidad
(desde la forma de vestir, hasta la de hablar, sentarnos, dirigirnos a otras personas,
mirar, modular nuestra voz, etc.) Y es aquí donde el performativo adquiere un aspecto

- 33 -
teatral, puesto que en cada citación de la norma cada cuerpo lleva a cabo cierta
performance: siendo nuestros cuerpos una especie de teatro anatómico en el que se
representan los distintos imperativos que se nos van imponiendo.

Butler afirmará que el género es la estilización repetida del cuerpo. Mediante la


repetición de gestos, movimientos, estilos y costumbres el cuerpo se va estilizando, va
cobrando forma, estructurándose como perteneciente al orden de lo masculino o de lo
femenino, órdenes que se presentan como categorías unitarias y sustanciales. La
supuesta unidad del género exige y requiere continuamente de esa repetición constante
que garantice su estabilidad.

No hay original posible porque toda identidad de género no es sino una sedimentación
de innumerables citas que se han ido materializando en nuestros cuerpos. La
construcción se va produciendo a lo largo del tiempo, a través de un proceso obligatorio
y necesario de repetición. Si consideramos que lo “masculino” y lo “femenino”
funcionan ya como citas y repeticiones de una serie de significaciones distintas, que son
repeticiones de cadenas de performativos que nos han ido dando forma a lo largo de
nuestra vida (que han modelado nuestros cuerpos) y no originales constituyentes, si todo
es repetición, si no hay origen ideal posible que no esté ya contaminado por esta fuerza
iterativa, podemos afirmar que en el origen fue la copia, la repetición, la mascarada, la
parodia.

El deseo, para esta matriz, tiene que ver con la unidad y la continuidad entre sexo y
género. En este sentido, el deseo es siempre heterosexual (refleja al género, el cual a su
vez, es el espejo cultural de un hecho anatómico). Esto es lo que Butler pone en cuestión
de manera primordial.

Desestabilizar esta continuidad daría lugar a matrices subversivas, a desordenes


desconocidos. Como todas aquellas identidades o subjetividades que desafían los
binarismos establecidos: pensemos en el caso de mujeres heterosexuales
hipermasculinas, en hombres que desean a mujeres pero poseen un género feminizado,
en la cultura butch/fem, en chicos gais pertenecientes a movimientos que defienden la
masculinidad extrema, como los osos o los leather, pero que, a su vez, no renuncian a la
pluma, en el travestismo heterosexual, en la transexualidad que descubre un deseo
homosexual (hay muchos casos de chicos transexuales que al devenir mujeres se han
visto atraídos por lesbianas o, al revés, chicas que han transformado su cuerpo en el de
- 34 -
un hombre y han comenzado a explorar los ambientes de ligue gay), en los
intersexuales, los transgéneros, las operaciones quirúrgicas seleccionadas que no tienen
como finalidad única la modificación completa hacia el sexo contrario; cientos de
combinaciones, de deseos y placeres, de transformaciones corporales que no pueden ser
reducidas a la violencia de un binarismo hegemónico. Los cruces queer son líneas de
fuga, desterritorializaciones que desbaratan y desordenan la supuesta matriz
heterosexual.

La performatividad es un acto, afirma Butler con dos dimensiones: teatral y lingüística.


El acto discursivo es a la vez algo ejecutado.

El performativo es un hacer, un acto que construye identidad, que da forma y regula. Es


un acto repetitivo, también, a la vez que violento y normativo. Y si bien en la repetición
se da cierto aspecto teatral, no se reduce sin más a la simple performance. Es un hacer,
un ejecutar en los cuerpos. La estilización se da en los cuerpos mismos. Se materializa.
Y es en ese cruce entre el lenguaje y la carne, entre los actos de habla y sus
consecuencias corporales donde lo performativo se enlaza con lo teatral.

En la performance como representación paródica, ve Butler un claro exponente de la


desestabilización de las normas de género. Para Butler, la actuación hiperbólica de
ciertos parámetros de heterosexualidad lleva a desplazar, en el interior mismo del
proceso iterativo, las significaciones que ésta produce. Evidentemente, lo político no se
reducirá a lo teatral, pero resulta imposible oponer lo teatral a lo político dentro de la
teoría queer.

Si las categorías ontológicas de identidad utilizadas hasta ahora no sólo son


insuficientes, sino que encierran en su interior una violencia radical hacia lo otro, hacia
aquello que no se define según sus parámetros, es entonces necesario un
replanteamiento completo de estas construcciones. En este sentido, Butler va a
reivindicar un espacio de lo político, un lugar para la política cuyo punto de partida no
sea ya la consabida unidad identitaria, sino la diferencia, lo otro, lo distinto, todo
aquello que desde un discurso de lo Mismo se pretendió excluir, callar, olvidar,
marginar.

El problema fundamental al que nos enfrentamos con Butler es aprender a pensar de


manera diferente la subjetividad humana y la alteridad.

- 35 -
Butler apela a una política que permita a las diferentes subjetividades y a aquellas vidas
hasta ahora ilegibles cobrar sentido y adquirir consistencia política. Nos incita a pensar,
ya no en un sujeto político, sino en múltiples “subjetividades” o “subjetivaciones”, en
nuevas posibilidades de vida, en modos distintos de existencia, en otras filiaciones o
formas de ser-en-común.

Estas “subjetividades” o identidades periféricas no vienen sin más a suplantar al sujeto


moderno. Como si bastara con invertir los términos colocando allí donde se situaba lo
Mismo y lo idéntico, lo excéntrico y marginal, lo otro. Se trata de un desplazamiento
más profundo que cuestiona los límites de toda identidad, que re-articula los discursos y
las relaciones sociales desde sus fronteras mismas. Lo negado, reprimido y oprimido, es
decir, lo otro, lo diferente, lo excluido y marginado, los monstruos que dice Haraway o
los “fantasmas de la incoherencia” (las malas copias o simulacros) de Butler, apelan a
su legitimidad precisamente para demostrar que no hay coherencia posible, que no hay
identidad o subjetividad que no esté atravesada por múltiples discursos, prácticas
sociales y políticas, dispositivos de saber-poder, etc.23

23
Los apuntes a la lectura de Butler han sido tomados de una conferencia/charla/clase
de Carolina Meloni en el Espacio de Género, Traficantes de Sueños. Madrid 2008.

- 36 -
- 37 -
2. ¿QUÉ ES LA GESTALT Y QUÉ APORTA A LA
PERSPECTIVA FEMINISTA?

Todas las personas construimos nuestra subjetividad con respecto a una identidad social
marcada por el género; no es, desde luego, la única característica que la marca (clase,
raza, orientación sexual…), pero es una de las características fundamentales de:

 cómo construimos el auto-concepto, lo que F. Perls entiende por ego,

 e interpretamos la realidad en la que vivimos.

De lo visto hasta el momento, yo recojo de la perspectiva feminista en la actualidad tres


cuestiones fundamentales:

 Es necesario para la igualdad deshacer el orden establecido en el sentido de


cambiar las coordenadas de lo posible.

 La vida humana es en sí misma una práctica política, al igual que las relaciones
sociales, y está atravesada por relaciones de poder “lo personal es político”. El
cuerpo es el principal depositario de los eventos externos.

 Las llamadas identidades de género limitan las potencialidades humanas


ajustándose a mandatos que perpetúan la desigualdad, dejando fuera de la matriz
de significado muchos cuerpos y vidas.

Cambiar las coordenadas de lo posible implica empujar lo de fuera, hacer un “campo”


más flexible y también darnos permiso en la búsqueda de la autenticidad de lo que
somos frente a la limitación del auto-concepto.

Lo personal es político y los cambios internos influyen en el entorno. Muchas mujeres


están buscando, ya desde los años 60, en los llamados “grupos de encuentro”
herramientas psicológicas para romper con las limitaciones del auto-concepto con
respecto al género y utilizar su propia vida para cambiar también lo de fuera en una
búsqueda de la autenticidad del sí mismo. A esta práctica se están incorporando algunos
hombres en las últimas décadas.

El proceso es costoso. Las discriminaciones se naturalizan y aparecen como “normales”,


forman parte de nuestra perspectiva subjetiva. El trabajo con respecto al género se

- 38 -
establece como un discurso de lo no-ajeno, que nos toca de un modo u otro ya que tiene
relación con nuestra vida, nuestra historia generacional y, con todo nuestro ser.

Las discriminaciones de género, se siguen reproduciendo e incorporando en nuestra


percepción de nosotras/os mismas/os y del mundo. Los roles de género han ido
cambiando, los estereotipos sexistas se van modificando pero faltan GRANDES
CAMBIOS EN CUANTO A CONSTRUIRNOS OBLIGATORIAMENTE EN UNA DUALIDAD
MARCADA POR EL SEXO.

Es preciso para acometer los cambios pendientes darnos cuenta de cómo la


discriminación de género se incorpora (en el sentido literal de hacer cuerpo) en la
construcción de la subjetividad y cómo el sexismo distorsiona la mirada interna y
externa.

EN ESTE SENTIDO CREO QUE LA GESTALT APORTA UN CÓMO CONSOLIDAR LOS


CAMBIOS PENDIENTES CON RESPECTO A LA CAPACIDAD DE TRANSFORMACIÓN DE
LAS IDENTIDADES.

En primer lugar porque los fundamentos teóricos de la Gestalt están en consonancia


con esta perspectiva; desde mi punto de vista no hay nada en el marco teórico de la
Gestalt, en cuanto a la concepción del sujeto, que deje fuera la experiencia de las
mujeres. Si queremos ser críticas/os podemos decir que tampoco se incluye esta
perspectiva de una manera sistemática (lo que puede ser peligroso en el sentido de
reproducir ideología dominante) pero también que son cada vez más las/os autoras/es
gestálticos que la tienen en cuenta.

Y, en segundo lugar, porque la metodología empleada es especialmente útil también


aquí, en este tipo especial de sufrimiento que está relacionado con la sujeción a los
introyectos/mandatos de género.

UN POCO DE HISTORIA.

La terapia Gestalt se fundamenta en una visión organicista, fenomenológica, holística y


existencial. Nace en oposición al psicoanálisis y afiliándose a nuevos movimientos
científico-filosóficos como la física cuántica, la teoría de sistemas y la idea
sujeto/ambiente. En la actualidad se encuadra en la llamada tercera fuerza o Psicología
Humanista.

- 39 -
La primera generación de gestaltistas es conocida como el grupo de los siete: Paul
Goodman, Isadore From, Paul Weisz, Elliot Shapiro, Sylvester Eastman, Fritz Perls y
Laura Perls.

Sin embargo, se considera que el fundador de la terapia Gestalt es Fritz Perls; este
enfoque no existiría sin sus aportaciones. Es indudable que la terapia Gestalt le debe
igualmente todo a Laura Perls, y como no podría ser de otra manera, aquí vamos a
destacar ese hecho, ya que como veremos, en el apartado 4 de la tesina, también en el
ámbito de la psicología las mujeres han sido invisibilizadas en sus aportes teóricos y
prácticos.

Parece que en el caso de Laura Perls esto no era motivo de enojo, como señala Carmen
Vázquez Bandín24: “…nunca fue una mujer que buscara la fama y disfrutaba con lo
que hacía”.

Aún así señalo una cita de la Tesina25 de Mª Cruz García Enterría.

"Yo, hambre y agresión fue escrita… [cuando] Fritz y Lore habían compartido
tantas experiencias e influido uno en el otro de tantas maneras que sería difícil
precisar cuáles ideas pertenecían a ella o a él. Fritz fue un genio impaciente. Su
anclaje en las ideas nunca era profundo, pero sabía al instante lo que podía
servirle de las teorías de los otros. Confiaba en su intuición para seleccionar,
rara vez molestándose en sistematizar las ideas ajenas. Lore, en cambio, era
una auténtica intelectual. Probablemente, incluso, menos inclinada a teorizar
que él, pero con un conocimiento más profundo de los movimientos filosóficos -
fenomenología, existencialismo, psicología gestáltica, religiones orientales,
psicoanálisis- que Fritz arrebató para su nueva teoría."26

Mª Cruz García Enterría (2001)

24
Vázquez Badín C., Laura Perls (1905-1990) Co-fundador de la Terapia Gestalt en
psicomundo.org
25
García Enterría M.C., Tesina: Las polaridades y/en terapia Gestalt. XVI Jornadas
Nacionales AETG (2001)
26
Taylor Stoehr, Aquí, ahora y lo que viene, Paul Goodman y la psicoterapia en
tiempos de crisis mundial. Santiago de Chile, Ed. Cuatro Vientos, 1998., pp. 39- 40.

- 40 -
Otra cita recogida en la misma tesina.

“Se estaba celebrando en esas fechas los 25 años de la fundación del Instituto
de Gestalt de New York, y no es raro que, en la entrevista, el recuerdo de los
que colaboraron para escribir el texto básico de la Teoría de la Terapia Gestalt
apareciese con frecuencia…:

ER.- ¿Cómo se realizó el libro Gestalt Therapy?

LP.- Existía un manuscrito de Fritz en el que también había trabajado yo, pero
en aquel momento estuve contenta de dejarle toda la gloria…"27

Mª Cruz García Enterría (2001)

En esta tesina voy a recoger sobre todo los aportes teóricos de F. Perls, puesto que son
más numerosos, sabiendo que están impregnados de las ideas y aportaciones de Laura
Perls y de las/os gestaltistas ya citados, puesto que ningún aporte teórico se construye en
solitario.

LA GESTALT COMO TERAPIA DE LA AUTENTICIDAD.

Dependiendo a qué gestaltista sigamos se puede poner el acento en diferentes aspectos


de este modelo terapéutico. Para Marie Petit la Gestalt es la terapia del aquí, ahora; para
Paco Peñarrubia la vía del vacío fértil; para Yontef el proceso dialógico…

Con el género de por medio yo hago figura aquí la visión de Pedro de Casso, en su libro
Gestalt. Terapia de la autenticidad28.

En la introducción al libro señala que tras la lectura sistemática de las obras de F. Perls
y de algunos de los principales gestaltistas el CONCEPTO DE

IDENTIFICACIÓN/ALIENACIÓN fue desvelándose como el parámetro explicativo


fundamental de la teoría y la praxis gestáltica. Un concepto que da luz a los elementos
gestálticos más relevantes.

27
Ibídem. Las palabras de Laura Perls están tomadas del Doc. 135 del CTP.
28
Pedro de Casso. Gestalt. Terapia de la autenticidad. Ed. Kairós. 2003

- 41 -
La neurosis es entendida como una confusión de identificación, “quién soy yo” y “quién
no soy yo”, lo propio y lo ajeno.

La importancia de la terapia de la identificación/alienación deriva de concebir ambos


conceptos como funciones del EGO29, formas de expresión del mismo y establecedoras
de sus límites.

La primera obra de Fritz Perls Yo, hambre y agresión parte de una oposición al
psicoanálisis, se subtitula inicialmente Revisión de la teoría y el método de Freud.
Aunque posteriormente (1947) esta obra es considerada Los comienzos de la terapia
gestáltica. En esta revisión al psicoanálisis uno de los principales aspectos (junto con
necesidad frente a instintos) es la importancia que F. Perls concede al ego en detrimento
de la concedida al inconsciente.

El ego aparece como una limitación del sí mismo, como un “símbolo de identificación”
establecido fundamentalmente a través de los introyectos. La identificación no tiene un
lugar previo desde la cual se establece, no hay un suelo al modelo de identificación.

A la vez el ego es activo y elástico, capaz de mover la frontera entre lo identificado y lo


alienado.

La terapia Gestalt, en este sentido, pone el énfasis en desarrollar las propias


potencialidades, en la autorrealización, recogiendo las partes alienadas. Se trata de
distinguir las verdaderas fronteras de lo propio de las fronteras o límites del ego,
ensanchando la propia identidad.

“…una visión de la gestalt como una forma de terapia que, como ninguna otra,
persigue como finalidad la autenticidad de la persona. Y esto por dos razones:
en primer lugar, porque ninguna como ella apunta a ese horizonte desde la
totalidad de sus presupuestos, desde su estrategia terapéutica, y sobre todo
desde la actitud que requiere en el terapeuta y promueve en el paciente; y, por
otro lado, porque ninguna otra forma de terapia cubre como ella, por la

29
Auto-concepto y ego aparecen como sinónimos.

- 42 -
intencionalidad escalonada de sus objetivos, los diferentes niveles o grados que
comprende el espectro completo de la autenticidad”30.

Pedro de Casso. Gestalt (2003)

La terapia Gestalt es la búsqueda de la autenticidad del sí mismo, frente a la limitación


del ego, un sí mismo que se basa en adquirir el alfabeto de sentirse y se sitúa, como
veremos más adelante en el límite o frontera del contacto entre el organismo y el
ambiente y no pertenece a ninguno de los dos sino que es el contacto mismo.

FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA GESTALT:

En su obra El enfoque gestáltico31 F. Perls32 recoge cuatro premisas que son una
condensación de los principios básicos característicos de la visión holística y gestáltica
de la concepción del sujeto: PSICOLOGÍA DE LA GESTALT, HOMEOSTASIS, LA
DOCTRINA HOLÍSTICA y el LÍMITE (O FRONTERA) DE CONTACTO:

1. PSICOLOGÍA DE LA GESTALT:

Este concepto fue desarrollado originalmente por un grupo de psicólogos alemanes que
trabajaban en el campo de la percepción.

La persona no percibe las cosas como entidades sin relación y aisladas, sino que más
bien las organiza, mediante el proceso perceptivo, en totalidades significativas.

Una gestalt es una configuración, una forma, la forma particular en que se organizan las
partes individuales que la constituyen. La premisa básica de la psicología de la Gestalt
es que la naturaleza humana se organiza en formas o totalidades y es vivenciada por la

30
Ibídem. Pag. 17
31
Pedro de Casso en su obra Gestalt terapia de autenticidad (2003) considera este libro
como el mayor esfuerzo de sistematización teórica realizado por F. Perls.
32
Perls, F.S. El enfoque gestáltico. Testimonios de terapia. Cuatro Vientos editorial.
Santiago de Chile. 1974

- 43 -
persona en estos términos y puede ser comprendida únicamente en función de las
formas o totalidades de las cuales se compone.

Gestalten que se configuran en FIGURA Y FONDO de acuerdo a la percepción que parte


del interés de la persona.

“La figura es aquello que se percibe como sobresaliente en el campo perceptual


y que tiene una forma definida, mientras que el fondo es algo indefinido que le
sirve de base envolvente… La figura que sobresale del fondo va a depender de
lo que para cada persona es significativo en el aquí y ahora y de su centro de
interés”.33

Carmela Ruiz de la Rosa (2010)

2. HOMEOSTASIS:

La vida, en todas sus formas, se rige por la búsqueda del equilibrio a través de la
AUTORREGULACIÓN ORGANÍSMICA.

El proceso homeostático o de adaptación es el proceso mediante el cual el organismo


mantiene su equilibrio y por tanto su salud, en medio de condiciones que varían. Es el
proceso mediante el cual el organismo satisface sus necesidades, interactúa con su
ambiente.

Existen para el organismo NECESIDADES básicas, como el alimento, pero hay también
otras necesidades no tan relacionadas con asuntos de vida o muerte donde la
homeostasis también funciona. Las necesidades de contacto y las necesidades
psicológicas y los mecanismos homeostáticos que las regulan, constituyen parte de la
materia de la psicología (si bien, los procesos psicológicos no pueden divorciarse de los
fisiológicos, cada uno contiene elementos del otro).

Este concepto sustituye a la teoría freudiana de la represión de los instintos. Freud


consideraba que los dos más básicos e importantes eran: Eros (sexo o vida) y Thanatos
(muerte). Y F. Perls dice que:

33
Ruiz de la Rosa C., Formación de Terapeutas en Gestalt. Básico. Colección de GPyF.
Madrid. 2010

- 44 -
 Si pudiésemos clasificar todas las posibles perturbaciones del equilibrio
organísmico podríamos encontrar que hay miles de instintos y que serían
diferentes entre sí en intensidad.

 La teoría de los instintos tiende a confundir las necesidades con sus síntomas, o
con los medios que usamos para satisfacerlas. Y es de esta confusión de donde
surgió el concepto de la represión de los instintos.

Porque los instintos (si es que existen) no pueden ser reprimidos. Están fuera del
alcance de nuestra capacidad de darnos cuenta y por lo tanto fuera del alcance de
nuestra acción deliberada. No podemos reprimir nuestra necesidad de sobrevivir,
pero podemos interferir con sus síntomas y señales (interrumpiendo el proceso,
impidiéndonos llevar a cabo la acción apropiada).

Si varias necesidades se hacen presentes de forma simultánea el organismo sano se


dedicará a atender la necesidad dominante.

La necesidad dominante del organismo, en cualquier momento, se convierte en la figura


en primer plano y las demás necesidades retroceden, al menos temporalmente, al fondo.

Para que la persona satisfaga sus necesidades, para crear o completar la Gestalt, para
pasar a otro asunto, tiene que ser capaz de sentir lo que necesita y debe saber cómo
manejarse a sí misma y a su ambiente, ya que incluso las necesidades puramente
fisiológicas pueden ser satisfechas únicamente mediante la interacción del organismo y
el ambiente.

3. LA DOCTRINA HOLÍSTICA:

F. Perls critica la separación que la psicología clásica hace del cuerpo y de la mente.
Entiende a la persona como un organismo unificado. Actuar y pensar, cuerpo y mente
son niveles energéticos diferentes de un mismo orden de realidad.

Pensar es manejar la realidad por medio de símbolos y abstracciones; aprender y


manejar estos símbolos es una habilidad inherente a la persona y parece estar
relacionada con la complejidad y desarrollo del cerebro.

- 45 -
Si el ser humano tiene una tendencia innata para usar símbolos y para abstraer, ¿qué está
haciendo cuándo la utiliza? Actuar en efigie, es decir, está haciendo simbólicamente lo
que podría estar haciendo físicamente.

Pensar no es la única actividad mental a la cual nos dedicamos. La mente tiene además
otras funciones:

 la función de atención, concentración sensorial sobre algún punto,

 la voluntad, cuando la atención persigue algún objetivo y,

 la capacidad de DARSE CUENTA (awareness). Es más difusa que la atención,


implica una percepción relajada en lugar de una percepción tensa.

En cada una de estas actividades mentales la relación entre lo que hacemos


(corporalmente) y lo que pensamos es muy clara.

Siguiendo con el área del pensar, F. Perls considera que el pensar incluye toda una gama
de actividades: soñar, imaginar, teorizar, anticipar… utilizar al máximo la capacidad de
manejar símbolos. Propone llamar a toda esta actividad fantasía en lugar de pensar.
Tenemos la tendencia a darle la connotación de racional al pensar y de irracional al
soñar y sin embargo ambas actividades son muy semejantes.

Define fantasía como: aquella actividad del ser humano, que mediante el uso de
símbolos, tiende a reproducir la realidad en una escala disminuida. Es así entonces que
la actividad mental actúa como ahorrador de tiempo, energía y trabajo.

Se puede enunciar por tanto, una definición de las funciones de la mente y de la


actividad mental como parte del organismo total que llamamos ser humano. Sería la
actividad de la persona total que se lleva a cabo en un nivel energético inferior al de
aquellas actividades que denominamos físicas.

El ahorro de energía que significa para la persona el pensar las cosas, en lugar de
hacerlas, puede usarse para enriquecer su vida. La capacidad de abstraer, combinar las
abstracciones e inventar símbolos, de crear arte y ciencia, están íntimamente
relacionadas con la capacidad de fantasear. La habilidad básica para crear y usar
símbolos se fomenta con los productos reales del uso de símbolos. Cada generación
hereda las fantasías de las generaciones anteriores y por lo tanto acumula mayor
conocimiento y entendimiento.

- 46 -
Esta concepción de la vida humana y de la conducta que se considera compuesta de
niveles de actividad, contempla al ser humano como un todo y examina su
comportamiento como se manifiesta en el nivel aparente de la actividad física y en el
nivel inaparente de la actividad mental. Una vez reconocido que los pensamientos y las
acciones son hechas del mismo material, podemos traducirlos y transponerlos de un
nivel a otro.

Es la base del concepto del CAMPO UNIFICADO, del concepto holístico.

Así, ni la/el paciente ni la/el terapeuta están limitados a lo que dice o piensa la/el
paciente, ambos pueden tomar en cuenta lo que de hecho hace. Lo que hace es una clave
de lo que piensa y lo que piensa da claves de lo que hace y lo que le gusta hacer. Entre
estos dos niveles hay una etapa intermedia, la etapa de “jugar a” (representar roles).

Por medio de la experiencia de sí en los tres niveles descritos, del fantasear, del
representar roles y del hacer, la persona irá llegando a un entendimiento de sí misma. La
terapia se convierte así en una experiencia de vivir en el presente.

4. LÍMITE (O FRONTERA) DE CONTACTO:

El organismo y el ambiente forman también un CAMPO UNIFICADO.

Ninguna persona es autosuficiente, solo puede existir en un campo ambiental. Es


inevitablemente, en todo momento, parte de algún campo. Su comportamiento es
función del campo total que lo incluye, tanto a ella como a su ambiente.

La naturaleza de la relación entre la persona y su ambiente determina su conducta. Si la


relación es mutuamente satisfactoria, el comportamiento es “normal”. Si la relación es
conflictiva el comportamiento es descrito como anormal.

F. Perls dice que el ambiente no crea al individuo, ni este al ambiente. Cada uno de ellos
es lo que es: cada cual tiene su carácter particular debido a su relación consigo mismo,
con el otro y con el todo.

En este sentido, lo psicológico es aquello que ocurre en el límite del contacto entre
persona y ambiente. Es en este límite de contacto donde ocurren los eventos
psicológicos. Nuestros pensamientos, nuestras acciones, nuestra conducta y nuestras

- 47 -
emociones son nuestro modo de vivenciar y enfrentar los acontecimientos de límite de
contacto.

El ambiente y el organismo están en una relación de reciprocidad. Todos los organismos


vivos son notoriamente capaces de percibir cuáles son los objetos externos que les
satisfarán sus necesidades. El organismo dispone de un sistema sensorial, que
proporciona orientación y un sistema motor para llevar a cabo la manipulación necesaria
de tal modo que el balance organísmico se restablezca, la gestalt se complete.

Estos conceptos también son significativos en psicoterapia:

1º. El concepto de que la acción efectiva es acción dirigida hacía la satisfacción


de la necesidad dominante, nos da una clave acerca del significado de las formas
específicas del comportamiento.

2º. Nos da una herramienta más para entender la neurosis. Si ocurre que por
alguna perturbación del proceso homeostático, la persona es incapaz de percibir
sus necesidades dominantes o de manipular el ambiente para satisfacerlas,
entonces se comportará de un modo desorganizado e inefectivo. Intentará hacer
demasiadas cosas a la vez.

Al haber dos situaciones que requieren de nuestra atención hablamos de un conflicto. Si


además éstas son permanentes y aparentemente irresolubles, los consideramos
conflictos neuróticos.

El neurótico ha perdido (o tal vez nunca tuvo como señala F. Perls) la capacidad de
organizar su comportamiento de acuerdo a una jerarquía indispensable de necesidades.
Tiene que aprender a descubrir y a identificarse con sus necesidades.

Además de necesidades y un sistema de orientación y manipulación, la persona tiene


actitudes hacía aquellas cosas existentes en el ambiente que pueden facilitar o
entorpecer su búsqueda de satisfacción. Freud habla de catexis.

En Gestalt diríamos que estos objetos de convierten en figuras; los deseables porque
ayudan a satisfacer las necesidades de la persona y a restaurar su equilibrio perturbado
se dice que poseen una catexis positiva; los indeseables por amenazantes o por
perturbar el equilibrio de las personas o por no lograr satisfacer sus necesidades se dice
que tienen catexis negativa.

- 48 -
La persona vive suspendida entre la impaciencia y el miedo. La primera forma
emocional que asume la excitación, generada por la presencia de una necesidad y su
perturbación del balance, es la impaciencia (es la base de la catexis positiva). El miedo
es la base de todas las catexis negativas, es la experiencia que va en contra de la
supervivencia.

La catexis positiva apunta hacia los elementos que sustentan la vida.

La catexis negativa apunta hacia el peligro, hacia el apoyo disminuido, o incluso hacia
la muerte.

Contactar y retraerse son descripciones de cómo enfrentamos los objetos en el campo,


según sus diferentes catexis.

El escotoma, el punto ciego, es la aniquilación mágica para evitar, por no poder destruir,
aquellos objetos o situaciones que pudieran tener catexis negativa (no ver lo que no se
quiere ver, no escuchar lo que no se quiere escuchar, no sentir lo que no se quiere
sentir).

Cuando el objeto catexial ha sido apropiado o aniquilado, contactado o alejado, o


tratado de alguna manera satisfactoria para la persona, tanto éste como la necesidad con
la cual está asociado desaparecen del ambiente, se dice que la gestalt está cerrada.

El contacto, por tanto, también puede ser enfermo cuando es excesivo, cuando no se
produce la separación.

Este “contactarse con” y “retirarse del”, son las funciones más importantes de la
personalidad integral. Son aspectos diferentes de la misma cosa: la capacidad de
discriminar. En su forma rítmica, son nuestros medios de satisfacer nuestras
necesidades, de continuar los procesos siempre en transcurso que constituyen la vida
misma.

Ya tenemos:

 la jerarquía de necesidades

 el equipo necesario, sensorial y motor

 las catexis positivas y negativas

 la impaciencia y el miedo.

- 49 -
Nos falta la fuerza básica que energetiza toda nuestra acción:

 la emoción.

Las emociones son nuestra vida misma. Son el lenguaje mismo del organismo;
modifican la excitación básica de acuerdo con la situación. La excitación se transforma
en emociones específicas y a su vez las emociones son transformadas en acciones
sensoriales y motoras. Las emociones energetizan la catexis y movilizan los medios
para satisfacer necesidades.

Y por último, algunos apuntes más que pueden ayudar a entender el límite del contacto.

En la persona neurótica el ritmo contacto-retirada está descompuesto.

“…toda neurosis, todo mecanismo neurótico es una perturbación del límite del
contacto, confusión entre el límite de lo propio y de lo ajeno, confusión de
identificación, en una palabra”.34

Pedro de Casso (2003)

La persona nace con un sentido del equilibrio social y psicológico tan agudo como su
sentido de equilibrio físico. Cada movimiento que realiza en el plano psicológico o
social es un movimiento dirigido a encontrar ese balance, a establecer el equilibrio entre
sus necesidades personales y las exigencias de la sociedad. Sus dificultades no surgen
de su deseo de rechazar el equilibrio, sino de movimientos mal dirigidos a hallarlo y
mantenerlo.

El desbalance surge cuando persona y grupo experimentan, simultáneamente,


necesidades diferentes y la persona es incapaz de distinguir cuál es la necesidad
dominante.

En la situación de conflicto de necesidades la persona tiene que ser capaz de tomar una
decisión precisa. Si hace esto, o se queda en contacto o se retira, sacrifica
temporalmente la necesidad menos apremiante por la más apremiante. Ni la persona, ni
el ambiente sufren consecuencias muy severas.

F. Perls habla de la tendencia innata de la persona hacia lo ritual. El rito hace que las
experiencias cobren orden, forma y objetivo. También tiene una función social, refuerza

34
Ibídem. Pag. 462

- 50 -
el valor de supervivencia que tiene la vida en grupo. Por ejemplo la magia,
manipulación fantaseada del ambiente, sirve para atraer la catexis positiva de los
poderes benéficos y aniquilar poderes amenazadores (catexis negativa). El valor que
tiene para el grupo el ritual interrumpirá algunos de los procesos espontáneos y
personales de los individuos que conforman el grupo.

Todas las perturbaciones neuróticas surgen de la incapacidad de la persona por


encontrar y mantener el balance adecuado entre ella misma y el resto del mundo. La
persona neurótica es aquella sobre la que la sociedad actúa con demasiada fuerza. La
neurosis es entonces una maniobra defensiva con la que la persona se protege a sí
misma de la amenaza de ser aplastada por un mundo avasallador. Es la técnica más
efectiva, encontrada por la persona, para mantener su balance y su sentido de
autorregulación en situaciones de conflictos de necesidades con el entorno.

F. Perls distingue 4 mecanismos neuróticos:

Introyección:

Es el mecanismo neurótico mediante el cual incorporamos dentro de nosotros/as


mismos/as, patrones, actitudes, modos de actuar y pensar que no son
verdaderamente nuestros.

El peligro de la introyección es doble:

1º. La persona que introyecta nunca tiene la posibilidad de desarrollar su propia


personalidad porque está ocupada asegurando los cuerpos extraños alojados
dentro de su sistema. Mientras mayor sea el número de introyectos con que se ha
aparejado, menos lugar hay para que se exprese y descubra lo que ella misma es.

2º. Contribuye a la desintegración de la personalidad. Si nos tragamos enteros


dos conceptos incompatibles, una/o podrá encontrarse a sí misma/o hecha/o
pedazos en el proceso de tratar de reconciliarlos. Y esta es hoy en día una
experiencia relativamente frecuente.

La persona que introyecta dice “yo pienso” cuando quiere decir “ellos piensan”.

Proyección:

Es el reverso de la introyección. Es la tendencia a hacer responsable al ambiente


de lo que se origina en el sí mismo.
- 51 -
La paranoia es el caso extremo de la proyección.

F. Perls distingue entre las suposiciones basadas en la observación, lo cual es


normal y sano y las suposiciones basadas en la fantasía de la persona que no
reconoce que son solamente suposiciones.

En la proyección trasladamos el límite entre nosotras/os y el resto del mundo un


poco demasiado a nuestro favor, de un modo que nos hace posible desposeer y
renunciar a aquellos aspectos de nuestra personalidad difíciles, ofensivos y poco
atractivos. Por lo general son nuestros introyectos los que nos llevan a los
sentimientos de poca aceptación del sí-mismo y de auto-alienación que producen
las proyecciones.

Cuando la persona que proyecta dice ellos, por lo general quiere decir yo.

Confluencia:

Cuando la persona no siente ningún límite entre ella misma y el ambiente que le
rodea, cuando siente que es una con él.

Los recién nacidos viven en confluencia y en algunos momentos la persona


adulta se puede sentir en confluencia con el grupo (por ejemplo en el ritual).

En la confluencia patológica la persona hace un ovillo de sus necesidades, sus


emociones y sus actividades, resultando una confusión tal que ya no se da cuenta
de qué es lo que quiere hacer ni cómo se lo está impidiendo. Este mecanismo
subyace tras muchas de las enfermedades ahora reconocidas como
psicosomáticas.

También tiene consecuencias sociales, se exige similitud y se niega la tolerancia


de las diferencias.

Cuando la persona en confluencia dice nosotras/os, no sabemos de que está


hablando si de sí misma o del resto del mundo.

Retroflexión:

Literalmente significa “volverse atrás intensamente en contra”.

La persona que retroflecta se hace a sí misma lo que le gustaría hacer a otras/os.


Deja de dirigir sus energías hacia afuera en un intento de manipular el ambiente,

- 52 -
más bien reorienta su actividad hacia adentro y se sustituye a sí misma por el
ambiente como objetivo del comportamiento. Divide su personalidad en
“hacedor” y “hecho a”. Literalmente llega a constituirse en la peor enemiga de sí
misma.

La confusión entre el self y el otro que está en la base de la neurosis se muestra


en la confusión total acerca de sí mismo. El sí mismo es una bestia o un ángel,
pero nunca es yo mismo.

El retroflector pareciera estar actuando de acuerdo a la imagen freudiana de la


persona, ego, id y súper-ego.

La persona que retroflecta utiliza el reflejo “yo mismo”.

Hasta aquí he intentado explicar, lo que es casi imposible en unas pocas páginas, la
concepción del sujeto en la Gestalt. En lo referente al límite del contacto será ampliada
la explicación en el punto 2.3. de esta tesina: El concepto del sí mismo (Paul Goodman).

Veamos ahora unas pinceladas de la práctica terapéutica.

EL PROCEDIMIENTO TERAPÉUTICO.

F. Perls recoge a lo largo de su obra la idea de crecimiento: “El objetivo es vivir una
vida más plena y más rica”.35

Habla de crecer como proceso de comprender, de la comprensión del sí mismo.

Podemos recoger cuatro conceptos fundamentales36 del procedimiento terapéutico:


AMPLIACIÓN DEL AUTO-CONCEPTO, DARSE CUENTA, AQUÍ AHORA Y
RESPONSABILIDAD.

35
En De Casso, P., Gestalt. Terapia de la Autenticidad. Ed. Kaidós. 2003. Pag. 452
36
Perls, F.S. El enfoque gestáltico. Testimonios de terapia. Cuatro Vientos editorial.
Santiago de Chile. 1974

- 53 -
La persona neurótica que acude a terapia viene porque hay una parte de sus necesidades
que no puede cubrir, y ello le hace sufrir; las causas pueden ser muy diversas pero busca
apoyo externo para satisfacer sus necesidades.

Viene a terapia con sus medios de manipulación, sus estrategias para movilizar al
ambiente para que haga por ella lo que le corresponde hacer.

El problema no es que no pueda manipular, sino que sus manipulaciones están dirigidas
hacia la preservación y el cultivo de su impedimento, en lugar de estar dirigidas a
deshacerse de él. Sus medios de manipulación son múltiples y variados. Básicamente lo
hace con disociaciones y con preguntas.

La catexis negativa hacía la terapia está relacionada con el fenómeno de la resistencia


(voluntad negativa). La resistencia en muchos casos se asocia a preservar el propio auto-
concepto, la trampa fundamental en la que la persona neurótica viene envuelta.

Muchas veces el AUTO-CONCEPTO es un concepto completamente erróneo del sí


mismo. Al faltar el apoyo provisto por la auto-apreciación el resultado es una constante
necesidad de apoyo externo, la necesidad de ser estimado y apreciado por los/as demás.
Debido a que este apoyo ambiental es buscado por el auto-concepto nunca puede llegar
a contribuir al crecimiento del sí mismo. La persona se trasciende únicamente por la vía
de su verdadera naturaleza que es la integridad, recogiendo las partes negadas del ego,
identificándose con las partes alienadas del sí mismo.

En la mayoría de las formas de terapia no se le presta suficiente atención al estrato de


confusión que existe entre el sí mismo y el auto-concepto.

Si la/el paciente aprende el cómo de sus propias interrupciones, si realmente llega a


vivenciarse interrumpiéndose a sí mismo y siente los modos como lo está haciendo,
puede, conectarse con su verdadero sí mismo y llegar hasta las actividades que quiere
realizar. Este es el acompañamiento fundamental en terapia Gestalt, del apoyo
ambiental al auto-apoyo, con la ampliación del auto-concepto a través del darse cuenta.

En Gestalt, en lugar de inconsciente, hablamos de lo que en este momento no nos damos


cuenta. Tal como lo consciente es de naturaleza puramente mental, lo es también lo
inconsciente. Sin embargo, la capacidad de DARSE CUENTA y la incapacidad de darse
cuenta no son exclusivamente procesos mentales. F. Perls dice que ambas son
propiedades de protoplasma que a su vez es constituyente de todas las criaturas vivas.
- 54 -
En Gestalt hacemos hincapié en lo que sabe la/el paciente, en las áreas en las que se da
cuenta, en lugar de aquellas en las cuales no se da cuenta. Nuestra esperanza es
aumentar progresivamente su capacidad de darse cuenta en todos los niveles.

Para la/el terapeuta en el psicoanálisis la transferencia es la explicación del proceso


terapéutico. La persona neurótica le trasfiere al terapeuta una serie de respuestas
emocionales y actitudes que la/el paciente alguna vez tuvo en sus relaciones con alguna
persona del pasado. Lo que cree que es un contacto personal con la/el terapeuta en
verdad es un evento intraorganísmico de su propia fabricación. No es contacto, sino más
bien algo que evita el contacto. Porque el contacto implica percibir lo que el otro
realmente es, no lo que uno lo hace ser. Es en este sentido que se trabaja en la terapia
Gestalt la propia relación terapéutica, desde la autenticidad del encuentro en el que se
ponen en juego dos personas enteras con tareas distintas.

Para F. Perls lo que es activo en terapia no es lo que ha sido, por el contrario, es


precisamente lo que no ha sido, un déficit o algo que falta. La situación inconclusa, que
es el fracaso del progreso desde tener apoyo ambiental al auto apoyo, es la herencia del
pasado que se queda en el presente.

Nuestra historia es el trasfondo de nuestra existencia, no es una acumulación de datos


sino el registro de cómo llegamos a ser lo que somos, únicamente las perturbaciones en
el fondo, que interfieren con el apoyo de nuestras vidas presentes, terminan empujando
hacia delante y tienen que pasar a primer plano para que puedan ser atendidas. Sólo
entonces pueden transformarse de un déficit a funciones de apoyo.

La persona neurótica no es la que una vez tuvo un problema, es una persona que tiene
un problema continuado, AQUÍ Y AHORA, en el presente.

El objetivo de la terapia, ya hemos dicho, es el auto-apoyo. Si la/el paciente logra llegar


a darse cuenta plenamente en todo instante de sí misma/o y de sus acciones en todos los
niveles, fantasía, roles… podrá ver cómo se produce sus propias dificultades y tomar la
RESPONSABILIDAD de sí. Podrá ver cuáles son sus dificultades del momento y
resolverlas en el presente, en el aquí y ahora. Cada problema solucionado hace más fácil
la resolución del próximo ya que cada solución aumenta su auto-apoyo.

Un resumen que encuadra teóricamente el modelo terapéutico de la Gestalt:

- 55 -
“…el buen manejo que una persona –terapeuta y paciente, en nuestro caso-
hace de su identificación/alienación se manifiesta en una buena “orientación” –
por la que discrimina adecuadamente cuál es la necesidad más urgente en cada
situación- y en una buena capacidad de “manipulación” de sí mismo y del
entorno –discriminando y eligiendo, también adecuadamente, las acciones
conducentes a la satisfacción de esa necesidad-. Todo ello, teniendo en cuenta el
“campo total”, es decir la apreciación total de los intereses en juego, y no solo
el propio capricho o deseo. Todo el arte terapéutico estriba, pues, en
desarrollar la “capacidad de discriminar”, de modo que el terapeuta utilice su
propia capacidad, que se supone más desarrollada, como instrumento y como
referencia de contraste para que el paciente pueda desarrollar la suya”37.

Pedro de Casso (2003)

Recojo aquí otros conceptos que me parecen importantes para entender el


procedimiento terapéutico38 de la Gestalt: CAPAS DE LA NEUROSIS, VACÍO FÉRTIL,
LAS TRES ZONAS DEL DARSE CUENTA y el trabajo con los SUEÑOS (más adelante
hablaré de las polaridades, el ciclo de las necesidades y las emociones y el cuerpo
en el apartado 2.4.).

F. Perls habla así de la estructura de la neurosis.

Cinco CAPAS o estratos DE LA NEUROSIS:

 La primera capa es la de los clichés: todas las señas sin significado, propias de
un encuentro casual.

 La segunda capa: capa donde jugamos juegos y representamos roles (la persona
muy importante, el matón, el bebé llorón, la niña encantadora, el niño bueno).
Estratos superficiales, sociales, los estratos del “como sí”. Nos hacemos los que
somos mejores, más recias/os, más débiles, más corteses... de lo que realmente
somos.

37
Ibídem. Pag. 472
38
Perls F. Sueños y existencia. Santiago de Chile, Cuatro Vientos editorial, 1974

- 56 -
Esta capa, sintética, tiene que ser primero trabajada. Se llama capa sintética
porque calza bien dentro del pensamiento dialéctico. Si traducimos la dialéctica,
tesis, antítesis y síntesis, en términos de existencia, podemos decir: existencia,
anti existencia y existencia sintética.

 La tercera capa es la nada, la vaciedad. Este es el impasse, está marcado por una
actitud fóbica: la evitación.

Evitamos el sufrimiento, especialmente el sufrimiento de la frustración.

 La cuarta capa es la de la muerte o implosiva. Aparece como la muerte o como


el temor a la muerte. Parálisis catatónica: nos encogemos, nos contraemos y
comprimimos, en una palabra: implotamos. Una vez que logramos un contacto
verdadero con lo muerto de este estrato implosivo, entonces ocurre algo muy
interesante.

 La implosión se convierte en explosión. La capa de la muerte retorna a la vida, y


esta explosión es el nexo con lo auténtico de la persona, que es capaz de
vivenciar y expresar sus emociones.

Hay cuatro tipos fundamentales de explosiones desde la capa de la muerte. La


pena genuina, el orgasmo (en las personas bloqueadas sexualmente), la ira y la
alegría. Estas explosiones conectan con la personalidad auténtica, con el
verdadero yo-mismo (self).

La mayor parte de nuestro representar roles está diseñado para controlar justamente esas
explosiones. La capa de la muerte, el temor de la muerte es que si explotamos, entonces
creemos que ya no podemos sobrevivir (nos moriremos, seremos perseguidas/os,
seremos castigadas/os, no nos querrán ya más...). De modo que todo el ensayo y el
juego de auto-tortura continúan, nos retenemos y nos controlamos.

F. Perls dice que la filosofía de la nada es fascinante. Cuando nosotras/os decimos nada,
hay un vacío. Cuando una persona del Este dice nada la llama ninguna cosa, no hay
cosas ahí. Hay únicamente proceso, transcurso. Nada equivale a real, verdadero.

Otra importante técnica terapéutica es la aproximación a las áreas de confusión vía las
interrupciones manifiestas. Es muy frecuente que los problemas de la/el paciente se
pongan en evidencia en sus zonas de confusión.

- 57 -
La vivencia de la confusión es extremadamente desagradable y al igual que con la
angustia, la vergüenza y el desagrado, habitualmente sentimos un intenso deseo de
aniquilarlos, mediante la evitación, el verbalismo o cualquier otro tipo de interrupción.

Y sin embargo, una buena parte de la lucha contra la neurosis se gana con el solo hecho
de ayudar al paciente a darse cuenta de su confusión, a tolerarla y a quedarse con ella y
su correlativo, los momentos en blanco.

A pesar de que la confusión es desagradable su único verdadero peligro es interrumpirla


y por lo tanto confundirse en la acción. Si se la deja desarrollarse no quedará como
confusión, se transformará en una sensación que se vivencia más positivamente y que
podrá generar la acción más apropiada.

La confusión por lo general se asocia a una falta de comprensión acompañada por una
necesidad de comprender. La única garantía verdadera para librarse de la confusión es la
completa despreocupación por el comprender. Por lo general resulta de un esforzarse
para contactar en un área donde el contacto no es posible.

En terapia, cada “eh” y “ah”, cada quiebro en una frase cubre un área pequeña o grande
de confusión. Cada una es un intento de aferrarse, mantener contacto, cuando la
necesidad verdadera es de retirarse.

El paso final, al tratar las áreas de confusión cuando ocurre por primera vez, es una
experiencia sobrecogedora. Eventualmente se convierte en algo rutinario y pierde su
novedad. Nosotros/as denominamos a esta experiencia retraerse al VACÍO FÉRTIL.

LAS TRES ZONAS DEL DARSE CUENTA. El darse cuenta cubre tres estratos:

1. el darse cuenta de sí mismo/a.

2. el darse cuenta del mundo.

3. el darse cuenta de lo que está en medio, la zona intermedia de la fantasía.

Hay algo entre medias de una/o y el mundo. La pérdida de contacto entre nuestro yo
auténtico y el mundo se debe a esta zona intermedia. Esta gran área de actividad
fantasiosa se apodera en tal medida de nuestra excitación, energía y fuerza vital que nos
deja muy poca energía para estar en contacto con el mundo. Si queremos lograr que una
persona sea entera, en primer lugar tenemos que discernir lo que es meramente fantasía
e irracionalidad y descubrir dónde está en contacto y con qué.
- 58 -
El objetivo de la terapia, del crecimiento está en olvidar cada vez más la mente y
despertar a los sentidos.

Hay solo una manera de llegar a este estado de espontaneidad sana, de salvar lo genuino
del ser humano, la paradoja es que para lograr esta espontaneidad necesitamos de una
disciplina férrea. La disciplina es simplemente el entender las palabras ahora y cómo.
La técnica está en establecer un continuum del darse cuenta de sí y del mundo.

Lo que está, está. La terapia gestáltica es estar en contacto con lo obvio.

Freud llamó a los SUEÑOS la Vía Regia, el camino real hacia el inconsciente. F. Perls
cree que es el camino real hacia la integración.

El sueño es la producción más espontánea que tenemos. Todas las partes diferentes del
sueño son fragmentos de nuestra personalidad. Ya que nuestro objetivo es hacer de cada
uno de nosotros/as una persona entera, unificada, sin conflictos; lo que debemos hacer
es juntar todos los fragmentos del sueño. Debemos re-poseer estas partes proyectadas,
las partes fragmentadas de nuestra personalidad. Debemos reapropiarnos el potencial
escondido que aparece en el sueño.

Un modo de re-asimilar, recuperar lo proyectado, es proyectándonos completamente en


la cosa o persona. El modo de hacer esto es revivir el sueño tal como si estuviese
ocurriendo ahora. En vez de relatar el sueño como un episodio del pasado, lo actuamos
en el presente de modo que se convierte en parte de uno y así posibilitamos un
compromiso verdadero.

Es una excelente oportunidad para encontrar los hoyos en la personalidad. Aparecen


como vacíos, como espacios huecos, y al acercarse a estos hoyos, vienen la confusión y
el nerviosismo. La experiencia espantosa, la expectación: “Si me acerco a esto habrá
una catástrofe. Seré una nada”.

Vuelve a ser el vacío que produce la desidentificación o la no actuación de roles que


construyen el ego.

En los siguientes puntos voy a recoger las cuestiones más relevantes, por útiles en mi
práctica formativa y terapéutica, que la Gestalt aporta a esta mirada del feminismo.

- 59 -
2.1. CONSIDERACIONES PREVIAS AL CONCEPTO DE IDENTIDADES.
La identidad es sinónimo de auto-concepto y de ego; en algunos manuales de
personalidad aparece también como sinónimo de sí mismo o self pero ya hemos visto
que en la Gestalt son cuestiones diferentes.

Kate Millett39 utilizó el concepto de identidad para enfatizar la dimensión social de la


experiencia subjetiva y lo asoció con los procesos de socialización de género como base
ideológica del poder patriarcal, recogiendo el lema de Beauvoir “la mujer no nace se
hace”.

Almudena Hernando40 define la identidad como:

“La idea que cada uno tiene sobre quién es y cómo es la gente que le rodea,
cómo es la realidad en la que se inserta y cuál es el vínculo que le une a cada
uno de los aspectos dinámicos o estáticos del mundo en el que vive”.

Almudena Hernando (2002)

La definición de la identidad parte de la consideración de que las personas somos


construidas por la socialización y producto de la internalización de los elementos
estables del sistema socio-económico en el que vivimos.

La identidad es, por tanto, la vertiente subjetiva de la integración, la manera como se


interiorizan los roles que son impuestos y que se adquieren y a los cuales se somete la
personalidad del individuo.

Una segunda consideración que es fundamental para entender su uso en los


movimientos sociales, es que la identidad no se define solo por la internalización de
reglas y normas sino también por la capacidad estratégica de construirse en ella para
lograr ciertos fines, lo cual le permite transformarse en un recurso para la acción.

Un tercer componente, que se pone de manifiesto con el existencialismo francés de


mayo del 68, es que la identidad puede definirse por compromisos conflictivos, por la
acción sobre sí misma.

39
Millet, K., Política sexual. Ed. Cátedra. Instituto de la Mujer. Madrid. 1995
40
Hernando, A., Arqueología de la identidad. Ed. Akal Arqueología. Madrid. 2002

- 60 -
Estos tres niveles conforman la identidad de manera simultánea con diversos grados de
intensidad según las condiciones externas e internas de la persona.

Las identidades sociales, en la actualidad, marcan sujetos que reivindican cada vez más
la diversidad de ser quienes son, destacando las diferencias de personalidad y de
experiencias de vida. Cada sujeto que organiza la identidad está culturalmente definido,
cada cultura define a la naturaleza humana como realidad y como norma. La
preocupación por la afirmación subjetiva de una identidad personal propia y diferente es
la tendencia de la norma actual hacia el individualismo por lo que las identidades
sociales son cada vez más múltiples y diversas.

En estos momentos los actores se movilizan en nombre de la autonomía personal, de no


ser más marcados por una identidad social, ya no se trata, entonces, de defender una
identidad sino del derecho a construirla.

Cuando trabajamos las identidades en relación a la atribución sexo/género partimos de


tres premisas que nos dan mucha fuerza para el cambio:

1. Nuestro lugar de partida es que ningún sistema de clasificación de los seres


humanos es neutro, sino que se establece una jerarquía de poder en torno a la cual
se distribuyen los polos de identificación: semejanza y diversidad (yo soy semejante
a… por tanto diferente de…), afirmación y negación (yo soy esto luego no soy lo
otro).

En nuestro trabajo personal o en el planteamiento o desarrollo del trabajo con otras


personas, se trata de modernizar y complejizar los procesos de semejanza y
diversidad, de afirmación y negación, para dotar a las personas de mayores
posibilidades de desarrollo personal y de una matriz de significado legible. La
intervención trata de resignificar los polos que resultan cuando el sistema de
clasificación es el sexo, tendiendo a diluir la jerarquización y dotar de mirada crítica
en relación a las asignaciones sociales referidas al género.

Contrarrestar la violencia normativa que traen consigo las morfologías ideales del
sexo, así como de desarraigar las suposiciones dominantes acerca de la
heterosexualidad natural.

2. Asumir identidades sexo-género rígidamente construidas conlleva dificultades y


limitaciones para el desarrollo saludable de todas las personas; nos neurotiza.
- 61 -
3. Un aspecto esencial de la identidad es el cambio porque se va modificando a lo
largo de nuestra vida y, por lo tanto, es un proceso. En su dimensión de cambio, no
es estática ni coherente, ni se corresponde mecánicamente con los estereotipos; ya
hemos visto que puede ser, en su dimensión más social, un recurso para la acción
y/o definirse por la acción sobre sí misma. Cada persona reacciona de manera
creativa al resolver su vida y, al resolverla, reelabora los contenidos asignados.

Asumimos e incorporamos los mandatos sociales que nos permiten vivir y


relacionarnos lo mejor posible con el entorno. No obstante, en un proceso de
asignación/asunción, cada persona resuelve de una manera diferente, crea su propia
versión identitaria y se constituye en una persona única en proceso permanente de
construcción.

La idea de identificación/alienación y la práctica terapéutica que establece el enfoque


gestáltico posibilitan la ampliación del auto-concepto con respecto al sexo/género.
Entendiendo la identidad establecida como una falsa identidad que se puede ampliar
recogiendo las partes negadas.

En Gestalt buscamos que las/os pacientes se den cuenta de los roles que actúan. No
darse cuenta de que vivimos de cierta manera implica vivir compulsivamente parte de
nuestro propio guión vital, sin saber que es una forma patológica de vivir.

Una pregunta típica cuando se habla de identidad es ¿quién soy? y ¿qué soy?,
suponiendo que existiera algo sustancial e inmutable que respondiera a tales
inquietudes. Estas preguntas podrían formularse mejor para lograr respuestas más
enriquecedoras, por ejemplo: ¿quién voy siendo?, en un sentido constructivista…
¿Quién voy siendo yo en relación al sexo/género? ¿Qué quiero conservar y qué
interrumpe mi desarrollo?

2.2. ENFOQUE FENOMENOLÓGICO.

Porque vivimos a golpes

Porque apenas sí nos dejan

Decir que somos quién somos

Gabriel Celaya
- 62 -
Los discursos de género nos cuestionan, nos sublevan, nos ponen en relación con
nuestra condición de discriminadas o privilegiados en una sociedad construida y
marcada por el patriarcado.

Es por eso que los discursos de género movilizan emociones ya que tomamos
conciencia de nuestra posición social y personal en cuanto a la discriminación.
Aparecen entonces diferentes reacciones, podemos sentirnos cuestionadas/os utilizando
la negación como defensa, podemos movilizar diferentes emociones, el enfado, el
miedo, la tristeza…

Hay que dejar espacio para que salgan todos estos aspectos y cuidar el proceso de darse
cuenta de actitudes y mecanismos propios que están automatizados y por tanto no son
visibles y explícitos en nuestra cotidianeidad.

Este hecho choca de frente con que, en muchos casos, las teorías que pretenden la
libertad de las personas son formuladas con rotundidad marcando claramente lo que
“debería” ser, qué cosas son adecuadas o no en eso que se considera la “liberación”.

Cuando, como hemos visto, las identidades son propiamente un recurso para la acción y
lo personal es político en ocasiones no damos la talla en nuestra vivencia de aquello que
consideramos cognitivamente como deseable, generando nuevos mandatos o introyectos
que nos obligan de nuevo a identificarnos y alienar partes de los discursos que
teóricamente compartimos.

Al responder a los “debería”, la persona juega un rol que no se basa en necesidades


genuinas, se torna falsa y fóbica. Construye un ideal imaginario de cómo “debería” ser y
no como realmente está siendo.

Al volver sus exigencias perfeccionistas hacía sí misma, la persona neurótica se


destroza con el objeto de ajustarse a su ideal irreal. Ahora no marcado por una sociedad
patriarcal sino por los propios discursos emancipatorios.

EL ENFOQUE FENOMENOLÓGICO EVITA EL DEBERÍA. Por que aspira al conocimiento


estricto de los fenómenos, es decir, las cosas tal y como se van mostrando, tal y como se
ofrecen a la conciencia. El lema es plegarse a las cosas mismas, ser fiel a lo que
realmente se experimenta, de ahí que propugne la intuición como instrumento
fundamental de conocimiento.

- 63 -
El sí mismo en un sentido fenomenológico se basa en la observación, no se trata de
alcanzar el sí mismo ideal sino más bien un sentimiento de sí. Adquirir el alfabeto de
sentirse. Y desde ahí poder experimentar el crecimiento con la integración de las partes
negadas, las partes con las que necesariamente no nos hemos podido identificar por
reconocernos o ser reconocidas/os en un determinado cuerpo sexuado.

La fenomenología estima que todo lo que sucede dentro de una persona, sensaciones,
percepciones, cogniciones (su experiencia) constituye datos psicológicos válidos y es a
partir de aquí desde donde se establece el proceso de desidentificación.

Trabajar las llamadas identidades con respecto al sexo y al género desde una perspectiva
gestáltica supone partir de la experiencia vivida, de la realidad sentida, procurando el
darse cuenta de cómo nos afecta el género en:

 la construcción del propio auto-concepto,

 el desarrollo de las relaciones que mantenemos y,

 la mirada que aplicamos a la realidad que nos circunda.

 cómo se deposita en el cuerpo e influye en emociones, pensamientos,


motivaciones y acciones.

Para, desde ese lugar observado, interrogarnos acerca de qué cosas queremos o no
modificar y cómo hacerlo.

Arnold R. Beisser41 formula lo que denomina LA TEORÍA PARADÓJICA DEL CAMBIO.

Este autor considera que en el conflicto que mantuvo F. Perls con el orden vigente se
halla la simiente de su teoría del cambio. Esta teoría formaría el sustrato de gran parte
de su obra y está implícita en la práctica de las técnicas gestálticas.

La llama teoría paradójica del cambio, dice así: el cambio se produce cuando uno se
convierte en lo que es, no cuando trata de convertirse en lo que no es.

41
En Joen Fagan e Irma Shepherd (comps.) Teoría y técnica de la Psicoterapia
Guestáltica. Ed. Amorrortu. 2003

- 64 -
El cambio no tiene lugar por el intento, la coacción o la persuasión, ni tampoco merced
al insight, la interpretación o algún otro medio semejante; el cambio se produce cuando
la persona abandona, siquiera por un momento, la idea de lo que quisiera llegar a ser, e
intenta ser lo que es. La premisa es que uno debe pararse en un lugar con el fin de tener
una buena base para moverse, y que sin esa base es difícil o imposible todo movimiento.

La persona que acude a terapia en busca de cambio está en conflicto con dos fuerzas
intrapsíquicas antagónicas, por lo menos. Se desplaza constantemente entre lo que él
“debería ser” y lo que supone que “es”, sin identificarse cabalmente con ninguno de los
dos aspectos.

La persona va a terapia porque desea cambiar. Muchos/as terapeutas aceptan la tentativa


de cambiarla, estableciendo así la dicotomía del opresor y el oprimido.

La Gestalt supone que la dicotomía mencionada ya existe dentro del sujeto, que una de
las partes trata de cambiar a la otra y que la/el terapeuta debe evitar verse atrapado en
uno de esos roles. Con el fin de eludir esta trampa, estimula al paciente para que acepte
ambos roles como propios, en forma sucesiva.

La/el terapeuta gestaltista concibe el cambio como una posibilidad cuando las
estructuras son trasformadas en procesos. En tal circunstancia la persona está abierta a
un intercambio participante con su ambiente.

2.3. EL CONCEPTO DEL SÍ MISMO (PAUL GOODMAN).


Algunas/os gestálticas consideran el libro Terapia Gestalt: Excitación y Crecimiento de
la Personalidad Humana42 (1951) el libro base de la Gestalt. Este libro se basa en un
manuscrito de F. Perls y recoge mucho de lo ya formulado por él en su obra Yo, hambre
y agresión (1947).

42
Goodman, P., Perls, F.S., Hefferline, R.F., Terapia Gestalt: Excitación y Crecimiento
de la Personalidad Humana. Los Libros del CTP, Madrid, 2002

- 65 -
En esta obra Paul Goodman formula la teoría del self, distinguiendo sus funciones y
aportando la idea del ajuste creativo y el egotismo como un mecanismo neurótico más
de interrupción del contacto.

En la obra de Goodman el objetivo de su propuesta teórica parece ir más allá de lo


puramente terapéutico tratando de ofrecer desde los presupuestos de la terapia gestáltica
una concepción del sujeto basada en su visión anarquista y libertaria de las relaciones
humanas en el ámbito social, político y comunitario. Lo cual resulta terriblemente
interesante para esta tesina.

Formula que el sí mismo o SELF es el complejo sistema de contactos necesarios en el


campo; se sitúa en la frontera del organismo y del campo y pertenece a ambos; se
establece en el límite del contacto.

No es una institución fija, sino que existe en donde y cuando existe una interacción en la
frontera, en el límite del contacto. Es siempre temporal dinámico y cambiante.

La inhibición del self, en la neurosis, se produce por la incapacidad de concebir una


situación como cambiante, es el resultado de un ego alienado de una parte de sí. La
función del sí mismo es algo más que aceptar las posibilidades, es también identificarlas
y rechazarlas, como en el ego. La diferencia entre ambos estriba en la capacidad
creativa del self de llegar a una nueva figura, poder distinguir entre las “respuestas
obsoletas” (del ego) y el comportamiento único y nuevo, que requiere cada situación.

El proceso terapéutico consiste en transitar del ego al self, que, como hemos visto en F.
Perls, sería el sentimiento de sí mismo, la sensación de sí mismo que permite distinguir
en el contacto lo que soy yo de lo que no soy en un presente concreto.

El AJUSTE CREATIVO es todo contacto entre organismo y ambiente, la función esencial


del self, o mejor dicho: el self es el sistema de ajustes creativos, puesto que el self solo
se descubre y se realiza a sí mismo en el entorno.

De este modo, se considera al self como la función de contactar en el presente, real y


efímero, teniendo en cuenta que el self es el contacto.

Para Goodman la psicología es el estudio de los ajustes creativos, la neurosis es la


interrupción, inhibición u otras complicaciones en el desarrollo de estos ajustes. Los

- 66 -
comportamientos neuróticos son los ajustes creativos de un campo en el que hay
represiones.

LAS FUNCIONES DEL SELF. De las etapas del proceso de hacer y retirarse del contacto
se deducen las tres principales funciones del self.

La función Ello: correspondería a la fase de Pre-contacto, incluye las


excitaciones orgánicas, las sensaciones, las situaciones inacabadas del pasado
que se vuelven conscientes, el entorno vagamente percibido y los incipientes
sentimientos que conectan al organismo con el entorno.

La función Yo: correspondería a la fase de Toma de Contacto, la identificación


con y la alienación de las posibilidades, la limitación o el acrecentamiento del
contacto en curso. Es la aceptación o el rechazo de las posibilidades de la
situación presente y real. Incluye el comportamiento motor, la agresión, la
orientación y la manipulación.

La función Personalidad: correspondería a las fases de Contacto Final y Post-


contacto, y es el sistema de actitudes asumido en las relaciones interpersonales,
es la asunción de lo que uno es.

La diferencia entre los diversos tipos de personalidad está relacionada con el momento
en el que se produce la interrupción del contacto.

Antes de la nueva excitación primaria: confluencia.

Durante la excitación: introyección.

Al enfrentarse al entorno: proyección.

Durante el conflicto y la destrucción: retroflexión.

Y añade un nuevo mecanismo de defensa a los formulados por F. Perls.

En el contacto final: egotismo.

El egotismo es no retirarse del contacto, la persona se preocupa más de las propias


fronteras y la propia identidad que del objeto del contacto. El egótico se apodera del
ambiente y lo hace suyo, al servicio de su visión de grandeza y su sensación de poder.

El egotismo se parece a lo que Hugo Bleichmar considera el narcisismo patológico que


está detrás de muchos hombres que ejercen violencia contra las mujeres.

- 67 -
Esta concepción del sí mismo, es especialmente interesante para trabajar las identidades
establecidas con respecto al sexo; además, la mirada feminista que yo propongo en esta
tesina trata de poner en relación los procesos internos con el marco de la construcción
social, que en el caso del género parte de un sistema de dominación de los hombres
sobre las mujeres, con su reproducción en el ámbito relacional.

El self en mujeres y hombres se desarrolla dentro de una estructura social en la que


existe discriminación de género, por tanto en la identidad (el auto-concepto), la
discriminación se internaliza, con la identificación/alienación de roles y estereotipos
sexistas que se asignan a través de los mandatos de género en los procesos de
socialización. Esto influye en las tres funciones del self:

i. las pulsiones internas y las necesidades vitales; tiene también una traducción
corporal;

ii. la representación que cada persona tiene de sí misma y que la permite


reconocerse como tal;

iii. el funcionamiento activo, el comportamiento en relación a los dos aspectos


anteriores.

La discriminación estructural (todas las discriminaciones estructurales) se reproducen


también a un nivel relacional:

iv. en relaciones de oposición y dominación (en el caso que nos ocupa entre
mujeres y hombres);

v. y en la representación que cada persona hace de su entorno y de sus


relaciones inter-subjetivas.

Para entender la incorporación de las estructuras vamos a recurrir al sociólogo francés


Pierre Bourdieu43 con el concepto de habitus en el punto 4.4. de la tesina.

43
Bourdieu, P., La dominación masculina, Barcelona, Anagrama, 2000.

- 68 -
2.4. LA AMPLIACIÓN DEL AUTO-CONCEPTO.

“Y entonces pregunté, no sé si a mi padre o a mi madre,


si había que ser siempre lo que ya se era,
si siendo yo una niña no podía ser nunca un caballero,
por ser una mujer.
Y esto se me quedó en el alma,
flotando, porque yo quería ser un caballero
y quería no dejar de ser mujer, eso no;
yo no quería rechazar, yo quería encontrar,
no quería renegar y menos aún mi condición femenina,
porque era la que se me había dado y yo la aceptaba,
pero quería hacerla compatible con un caballero,
y precisamente templario”.
María Zambrano

El auto-concepto está formado por la selección de algunos aspectos de la personalidad


con los que nos identificamos, quedando fuera de él todos los rasgos opuestos que
quedan alienados. La terapia Gestalt es la búsqueda de la autenticidad del sí mismo,
frente a la limitación del auto-concepto.

Como se recoge en el punto 1.4. de la tesina, las cualidades, tareas y destrezas asignadas
a las personas en función de un sexo biológico no problematizado, están definidas por
un modelo bipolar (que propone dos polos opuestos) y jerárquico (valora más un polo
que otro). Este modelo utiliza como eje principal los valores asignados a la
masculinidad definiendo por oposición los valores asociados con lo femenino.

La masculinidad y la feminidad como contrarios no son propiedades inherentes a las


personas (tampoco la traducción de lo femenino como correspondiente a las mujeres, lo
masculino como correspondiente a los hombres) aunque sí son propiedades inherentes o
estructurales de nuestra sociedad.

- 69 -
“Las niñas y los niños, al aprender las prácticas discursivas de su sociedad,
aprenden a ponerse a sí mismas/os como varones o mujeres, puesto que se les
exige poseer una identidad reconocible”.44

Davies Bronwyn (1982)

Parafraseando a Judith Butler (2001), la ambigüedad no forma parte de las estructuras


de inteligibilidad social, las personas han de poder ser entendidas y clasificadas como
mujeres y hombres.

Y aquí la identificación/alienación se marca de una manera rígida. El reconocimiento de


sí pasa por identificarse con los estereotipos correspondientes a un cuerpo leído como
matriz de significados nada más nacer.

El ego y el alejamiento del sí mismo van parejos a tener que identificarse sólo con una
parte de nuestra verdadera potencialidad como seres humanos.

Ya hemos visto que para la Gestalt, al menos como terapia de la autenticidad, el


objetivo es llegar al sí mismo aumentando y haciendo flexible el auto-concepto,
recogiendo las partes negadas de la personalidad. También hemos visto algunos de los
aspectos más importantes de procedimiento terapéutico. No voy a hablar de todas las
herramientas concretas pero sí de algunas especialmente importantes: el trabajo de
polaridades, el ciclo de las necesidades, el trabajo de introyectos, las emociones y el
cuerpo.

EL TRABAJO DE POLARIDADES.

El trabajo con las polaridades pretende superar el reduccionismo en la identificación.

El primer paso es reconocer que podemos sentir cosas opuestas, que la vida está llena de
opuestos, y establecer un diálogo que posibilite la integración o el entendimiento entre
los aspectos opuestos o conflictivos.

44
Bronwyn, D., Sapos y culebras y cuentos feministas: los niños de preescolar y el
género, Madrid, Cátedra, 1994.

- 70 -
De acuerdo con F. Perls no existe la incompatibilidad entre opuestos, sino que al mirar
las cosas desde un único polo limitamos nuestra capacidad de darnos cuenta. Busca la
solución para el problema de las polaridades afirmando:

"Todo evento se relaciona con un punto cero, a partir del cual se realiza una
diferenciación en opuestos. Estos opuestos manifiestan, en su concepto
específico, una gran afinidad entre sí. Al permanecer atentos al centro, podemos
adquirir una capacidad creativa para ver ambas partes de un suceso y
completar una mitad incompleta. Al evitar una visión unilateral logramos una
comprensión mucho más profunda de la estructura y función del organismo".45

Fritz Perls (1947)

Esta actitud de situarse en el centro la toma de Salomo Friedlaender. El objetivo es


aceptar ambas partes como propias. El trabajo con las polaridades requiere un proceso
de identificación con la parte negada que resulta en una recuperación de la fuerza y
creatividad de nuestra personalidad.

Las polaridades más importantes son:

Cuerpo-mente: conflicto entre la parte racional y la emocional de la persona.

Masculino-femenino: ambos son componentes de las personas


independientemente de su sexo.

Apoyo personal-relación con el entorno: la armonía entre ambas permite


conjugar el auto-apoyo personal y la relación con el entorno.

Amor-odio: no son dicotómicos ni incompatibles. Puedo amar a una persona


por alguna de sus características y odiarla por otras.

Perro de arriba-perro de abajo: esta última se relaciona con el mecanismo de


la introyección. Es la polaridad más representativa de la Gestalt. Representa el
concepto de poder, la lucha entre un amo y un esclavo, un opresor y un
oprimido, etc.; el conflicto entre las partes sumisa y autoritaria de la persona.
Provocando así el gran juego neurótico principal causante de mucho sufrimiento.
La voz del perro de arriba estaría orientada a la amenaza, crítica, exigente: diría

45
Perls F. Yo, hambre y agresión…, México, Fondo de Cultura Económica, 1975 p.17.

- 71 -
“tienes que”, mientras que la voz del perro de abajo es suave, aduladora, aniñada
con justificaciones y diría: “sí, sí, mañana si puedo”. Es el intento de controlar
de cada uno de ellos lo que desemboca y mantiene la auto-tortura, impidiendo
así el crecimiento de la persona.

Estas son las polaridades básicas, si bien cada persona se relaciona con algunas en
concreto. La técnica fundamental para trabajar las polaridades en Gestalt es la silla
vacía.

“Ante una polaridad hay que tratar siempre de establecer una diferenciación
clara entre opuestos, hacer que ambos polos se definan (si no lo están no cabe
ni dialéctica, ni darse cuenta, ni integración); es necesario que extremen sus
posiciones para poder reconocer quiénes son los contendientes, cuáles son sus
cualidades, qué necesidades y deseos tienen, etc…

… El trabajo terapéutico permite observar ambos lados de la polaridad, oscilar


y dialogar entre ambos polos, sin apegarse y sin negar ninguno de ellos y así
poder construir una verdadera identidad, más completa, menos dividida, más
real y más acorde con nuestras potencialidades y nuestra realidad”.46

Carmela Ruiz de la Rosa (2010)

Las polaridades más importantes para trabajar las identidades con respecto al género
serían: la polaridad masculino/femenino, y el perro de arriba y perro de abajo. Si bien
todas son tratables desde esta perspectiva puesto que cada una de ellas tiene una
traducción relativa a lo que se espera de unas y otros.

CICLO DE LAS NECESIDADES.

Los organismos vivos tienden a su propia regulación y a la regulación con el medio en


que se desarrollan. Una manera de entender la forma en que esto se produce es atender
al ciclo gestáltico o ciclo de las necesidades.

La necesidad es experimentada como una tensión que rompe el equilibrio en el


organismo y moviliza a la satisfacción, en un intercambio con el ambiente (se coge de él

46
Ibídem. Pag.108

- 72 -
o se expulsa hacía él). La satisfacción de la necesidad hace que la persona recupere el
estado de equilibrio que da lugar a la formación de nuevas gestalts. Es la base de la
regulación organísmica.

Muchas de las necesidades de las personas se contraponen a las necesidades de la


sociedad. De este trasfondo emerge la causa de nuestra conducta social neurótica; la
persona es incapaz de disolver sus propios conflictos internos y lograr una integración.

Con el objeto de ser aceptado por la sociedad, la persona responde con una serie de
respuestas fijas. Llega a estas respuestas computando lo que considera que es la
reacción apropiada. Para estar de acuerdo con los “deberías” exigidos por la sociedad,
aprende a pasar por alto sus propios sentimientos, deseos y emociones (que por
supuesto no se producen en un vacío social sino que son el resultado de este). Ocurre,
entonces, que también se separa de su propia autorregulación.

El ciclo de las necesidades es interrumpido por los mecanismos de defensa que hemos
visto a lo largo del texto.

La traducción del ciclo de las necesidades a una mirada de género es casi obvia. Para ser
aceptado por la sociedad y legibles como personas el sexo y el género se establecen
como la primera criba desde la que modelarnos. Mujeres y hombres diferenciados y
exigidos con representaciones antagónicas.

EL TRABAJO DE INTROYECTOS.

Y aquí aparece la importancia de los introyectos, el mecanismo de construcción


fundamental del Ego. En mucha de la teoría feminista son llamados mandatos de
género. Estos mandatos, ya hemos visto, cambian histórica y temporalmente.

En las sociedades occidentales, desde la Revolución Industrial, encontramos dos


modelos tradicionales:

El modelo de feminidad tradicional gira en torno al papel de las mujeres como


madres y esposas. Es un rol centrado en la relación, el cuidado y la satisfacción
de los deseos de las demás personas.

La identidad femenina tradicional está basada en ser para los otros (Lagarde,
2000), ser en función y para el cuidado de las demás personas, estructuradas para

- 73 -
dar vida, sentido y cuidado. La dependencia marcaría aquí la subjetividad de las
mujeres, cuyo sentido de la vida y cuyos límites personales están en las otras y
los otros.

El modelo de masculinidad tradicional se define como instrumental porque es


el que establece el estatus y la posición social de la familia. Se le ha asignado
asumir el mundo de lo público y tomar decisiones en él.

La identidad masculina tradicional está basada en ser para sí (Lagarde, 2000).


Los pilares que la definen son: búsqueda de poder y alejamiento y desprecio de
lo femenino.

Los mandatos de género más importantes para los hombres son: ser importante y
autosuficiente; ser racional y no emocional; la fuerza física; cierta relación con
la violencia, legitimada en este caso socialmente; y la libertad: sexual, social y
de movimiento (Bonino, 2002).

Para ambos modelos: una traducción corporal del género, una actuación de roles acorde
a los mandatos introyectados y una sexualidad restringida a la heterosexualidad.

Como ya hemos dicho, actualmente no existe un solo modelo de ser hombre y mujer (sí
la necesidad de representarnos sin ambigüedad). Se van produciendo algunos cambios
que flexibilizan los roles y permiten una mayor integración de lo masculino y femenino,
pero queda mucho camino por recorrer. Los modelos actuales de masculinidad y
feminidad sólo pueden entenderse desde su puesta en relación con el modelo
tradicional. Y esto se observa en nuestro trabajo como terapeutas en mucha mayor
medida de lo esperado.

Nuestra meta como terapeutas es incrementar el potencial humano a través del proceso
de integración. Hacemos esto apoyando los intereses, deseos y necesidades genuinos de
la persona.

LAS EMOCIONES Y EL CUERPO.

En terapia Gestalt se pone la atención en la dimensión emocional de las personas, tiene


que ver con el darse cuenta de sí mismo, se atiende también al correlato de las
emociones en el cuerpo.

- 74 -
La emoción es sentida en el cuerpo y se le supone una función adaptativa, sentimos de
acuerdo a lo que pasa en el campo, la emoción identifica lo que es significativo para
el bienestar y moviliza para la acción.

Las emociones son comunes a todas las personas y en su sentido adaptativo (primarias)
no son problemáticas. Sin embargo hay otros niveles de la vivencia de las emociones en
las que la construcción cultural es clave.

 La emociones desadaptativas que surgen de aprendizajes traumáticos.

 Las emociones secundarias: la emoción que genera la propia emoción. Por


ejemplo: sentir vergüenza por enfadarse; sentir enfado por estar triste…

 Las emociones instrumentales que resultan del deseo de controlar/manipular


mostrando una emoción determinada.

En este sentido la lectura de género es necesaria en el proceso terapéutico porque


podríamos decir que introyectamos una manera de sentir, un modo peculiar de
emocionarnos que responde igualmente a mandatos de género. Es desde aquí que se
puede afirmar que las emociones se educan de forma sexista.

Actuar y pensar, cuerpo y mente son niveles energéticos diferentes de un mismo


orden de realidad. En Gestalt se trabaja siempre con el cuerpo, teniéndolo en cuenta en
todas sus dimensiones, en muchos casos leído como depositario del carácter47.

El cuerpo no es sólo un espacio material; es la cobertura simbólica con la que nos


recubrimos e interaccionamos. Es el conjunto de significados que le atribuimos y bajo
los cuales nos reconocemos. Por ello, no nos referimos sólo a una materia física que nos
venga dada con el nacimiento: nos referimos a una matriz de significados en
permanente construcción que confluyen en ese lugar físico que llamamos cuerpo.

El feminismo le añade alguna cosa. La manera en la que percibimos sus diferentes


partes y la actitud que desarrollamos ante cada una de ellas es indisociable del conjunto
de relaciones sociales a través de las que aprehendemos su existencia, a la par que
adquirimos conciencia de su significado y de su valor. La posición que ocupa la persona
en las redes que conforman la estructura y la dinámica social nos ayuda a dar cuenta de
47
Véase: Albert Gutiérrez J. J., Ternura y Agresividad. Carácter: Gestalt,
Bioenergética y Eneagrama. Mandala Ediciones. 2009

- 75 -
los significados a través de los cuales se construye el cuerpo. Es decir, para entender el
cuerpo necesitamos aproximarnos al contexto sociocultural en un sentido amplio: la
posición socioeconómica, el estatus social, el carácter rural o urbano del medio que
habitamos o las concepciones dominantes acerca de cuestiones tales como la belleza y
la sexualidad. El poder o la diferencia no son ajenos a ello.

En el contexto de las sociedades capitalistas contemporáneas, el modelo de éxito social


se define por la acumulación y el consumo de bienes materiales y simbólicos. Se trata
de un referente que, en conjunto, propone un ideal de vida sobre aquello que debemos
alcanzar para comenzar a ser, para lograr niveles de reconocimiento críticos para la
existencia. Pero, como ideal, se compone de un rasgo fundamental: es inalcanzable, de
modo que la insatisfacción queda garantizada.

En el caso de las chicas, hasta ahora de una forma más rígida, para quienes el ideal de
ser mujer aparece estrechamente vinculado a la adecuación a un modelo estético único
que restringe la diversidad, la insatisfacción halla frecuentemente en el cuerpo un lugar
de expresión privilegiado.

De este modo, potenciar la adopción de una mirada crítica del modelo social dominante,
así como orientar esa mirada al cambio y la invención de alternativas, es una vía para
incidir sobre los vínculos de poder y violencia que sostienen la actual configuración de
las relaciones.

Tanto las mujeres como los hombres se beneficiarían de un mundo en el que las
cualidades supuestamente masculinas y femeninas que merecieran ser ensalzadas
pudieran seguir siéndolo, sin las restricciones que hoy pesan en cuanto a tener que ser,
exclusiva y primordialmente, lo uno o lo otro.

Igualmente, la mirada de las y los terapeutas se enriquecería si pudieran incorporar a su


práctica dicha visión. No “obligando” a su paciente a que se defina como algo rígido,
sino que, atendiendo a conceptos insertos en la filosofía gestáltica, tuviera la
oportunidad desde la libertad, la flexibilidad, la originalidad, de ser quien
verdaderamente es o de ser quien va siendo en cada etapa de su vida.

En el siguiente capítulo se plantea algunos aspectos de la visión de Claudio Naranjo


acerca del patriarcado.
- 76 -
- 77 -
3. CLAUDIO NARANJO. UNA MIRADA GESTÁLTICA AL
PATRIARCADO.

"No es difícil concebir la noción de que todos fuimos heridos y, tal vez
inconscientemente, martirizados por el mundo durante nuestra infancia, y de
esa manera nosotros nos tornamos un eslabón en la transmisión de lo que
Wilhelm Reich acostumbraba llamar una "plaga emocional" que infectaba la
sociedad como un todo."

Claudio Naranjo

Claudio Naranjo hace tiempo que habla del patriarcado48. Su compromiso con la no
naturalización del fenómeno me parece especialmente útil dentro del ámbito teórico y
práctico de la Gestalt.

No me propongo hablar de la extensa mirada de este autor al fenómeno de la


dominación patriarcal (es casi imposible resumir sus ideas), pero me gustaría recoger
algunas consideraciones que son interesantes para mí, en el desarrollo de mi práctica
profesional. Fundamentalmente el trabajar con tres instancias psíquicas que permitan
recoger aspectos negados del auto-concepto y reequilibrar el peso que cada una de ellas
tiene en nuestra psique. También, reequilibrar las relaciones parentales/marentales en la
práctica terapéutica.

Claudio Naranjo considera que el mal de la civilización es la mente patriarcal, el mal


fundamental, la problemática central de la neurosis.

Ya en su libro La agonía del patriarcado propone como imperiosa la necesidad de


terminar con la estructura social patriarcal para que el desarrollo humano sea posible.

Tiene una mirada optimista ya que entiende que es un fenómeno (el final del
patriarcado) que ya se ha puesto en marcha y que seguramente no tiene vuelta atrás.

48
Naranjo C. La agonía del patriarcado. Kairós, 1993;

- La mente patriarcal. Barcelona, RBA Libros, 2010

- 78 -
Con el concepto de mente patriarcal se refiere a: el hecho de la dominación de los
hombres sobre las mujeres en todas las esferas, sobre todo en los mecanismos de poder
y acceso a la economía y, también, a una mentalidad compartida por todas/os basada en
la pasión por la autoridad.

“… (pasión) por el ego, el ego patrístico, un complejo de violencia, desmesura,


voracidad, conciencia insular y egoísta, insensibilidad y pérdida de contacto
con una identidad más profunda” 49.

Claudio Naranjo (2012)

Para este autor, la mente patriarcal no es inherente a la naturaleza humana sino que se
estructura en una forma concreta de civilización. Coloca el inicio del patriarcado en el
Neolítico, con el paso de una sociedad de cazadores recolectores a la conformación de
sociedades agrícolas basadas en la propiedad privada (en esto coincide con Almudena
Hernando que hace un desarrollo histórico de las identidades de género, como veremos
más adelante).

La mente patriarcal se manifiesta en relaciones de poder, de dominio-sumisión y de


paternalismo-dependencia, que interfieren en la capacidad de establecer otro tipo de
vínculos más solidarios y fraternales. Como si los primeros se debiesen a la
“naturaleza” humana y los otros fuesen producto de una mayor civilización; cuando en
realidad son una manera de conformarse colectivamente y ambas se sitúan en el origen
de las sociedades humanas. Las dinámicas de cooperación se encuentran en la
filogénesis de la especie.

“Sin embargo, al hablar de una mente patriarcal generalizada que informa


nuestra cultura, no quiero decir que cada individuo sea una especie de clon del
espíritu patriarcal prototípico. Aunque una proporción apreciativa de los
varones exhiba lo que se ha llamado el Modelo de la Masculinidad Tradicional

49
Entrevista publicada por Zahir el 18 de mayo de 2012, ver en:
http://stopsecrets.ning.com/profiles/blogs/claudio-naranjo-el-mal-de-la-civilizacion-es-
la-mente-patriarcal

- 79 -
Hegemónica (MMTH)50, agresivo, dominador e insensible, que se trasmite a
través de su socialización, muchas mujeres exhiben un síndrome contrastante,
que se ha designado como (MFTH) o Modelo de Feminidad Tradicional
Hegemónica, aunque se pueda decir que aún este último sea parte de la
estructura de la sociedad patriarcal y de su correspondiente mente. En términos
más generales, podemos decir que lo materno y lo filial en nosotros se rinden
ante el Padre Absoluto y que, más o menos inconscientemente, se rebelan y
resisten su opresión con la disfunción”51.

Claudio Naranjo (2010)

El funcionamiento de la mente patriarcal se da en todas las personas ya que somos seres


tricerebrados. Poseemos un cerebro instintivo, que compartimos con todos los reptiles;
emocional, como el resto de los mamíferos, y el racional, que es el último que se ha
desarrollado y, sin embargo, ha acabado imponiéndose a los otros dos.

Como si en nuestro interior lleváramos tres instancias: una de tipo intelectual-


normativo; una emocional, que representa el principio del amor, y una instintiva.

Pues bien, en la sociedad actual, lo que denominamos la civilización, predomina el


cerebro racional y tiene lugar el imperialismo de la razón sobre lo emocional y lo
instintivo.

Tres instancias representadas por tres arquetipos52: padre, madre, hija/o que están dentro
de cada persona.

Esta idea la recoge de uno de sus maestros, Totila Albert, que desde un lugar místico-
poético habla del patriarcado. Toma de él, también, la idea de que el cambio exterior no
es posible sin un cambio interior, un proceso interno de liberación que pasa por
equilibrar estas tres figuras dentro de cada una/o de nosotras/os.

50
En el texto cita en este punto a: Cornell, R. (1995): Masculinities. Cambridge, Polity
Press.
51
Naranjo C., La mente patriarcal. Editorial ya citada.
52
En el sentido de: imágenes o esquemas congénitos con valor simbólico que forman
parte del inconsciente colectivo.

- 80 -
“Buscando la causa de la falta de unidad entre los seres humanos y de la gran
confusión en que se encuentra sumida la mayor parte de la humanidad, se
critica como culpables a la Iglesia y al Estado, pero nunca se da el último paso:
trasladar la responsabilidad al creador de tales instituciones, quien haciendo
uso del poder se ha dado a sí mismo valor absoluto y se ha arrogado el derecho
de vida o muerte sobre la familia, considerándola de su propiedad y
apoderándose de sus bienes. Hora es de que no nos ocupemos solamente de los
síntomas sino de la enfermedad como tal, reconociendo en el patriarcado el
origen de nuestras imperfecciones y de la artificialidad de nuestra forma de
vida”.

Totila Albert

La familia disfuncional que llevamos dentro es la idea fundamental de su libro La mente


patriarcal. En las tres instancias freudianas serían:

 El súper yo: padre crítico.

 El ello: la parte instintiva, representada por la niñez.

 Yo o ego: la madre que trata de abrazar y conciliar las dos partes.

En el interior de cada ser humano se establece un vínculo paterno-filial que se basa en


relaciones de poder, de autoridad y dependencia con la tiranía del padre sobre la madre
y las hijas e hijos.

Establece una cuarta instancia, la espiritual que considera el espacio de síntesis de todas
las demás.

La neurosis es la desintegración de las tres partes, una familia interior conflictiva.

Trabajar individualmente tendrá como resultado una modificación en la estructura


social. A este autor le parece fundamental la educación emocional, que no solo influya
en los conocimientos cognitivos sino sobre todo en los valores, rescatando el amor
como base que acompañe el proceso educativo y terapéutico.

- 81 -
- 82 -
4. ¿QUÉ APORTA LA PERSPECTIVA FEMINISTA A LA
PSICOTERAPIA?

“Estar en (con) el feminismo, está claro, no te hace inmune a las


consecuencias de una cultura amorosa que funciona como un rodillo de
diferenciación y desigualdad y empuja a las mujeres a la abnegación; no
es condición suficiente para impedir que mujeres y hombres establezcan
o permanezcan en relaciones no satisfactorias, o para no sentirse menos
por no tener pareja o amor.

Pero sí promueve la introspección, la discusión y la


experimentación”.

Mari Luz Esteban53.

He elegido esta cita para iniciar este punto de la tesina porque, aparte de lo bonito que
escribe Mari Luz Esteban, creo que la perspectiva feminista se vive muchas veces como
una amenaza, como un cuestionamiento a la profesionalidad o la vivencia de las
personas que están poco familiarizadas con ella. Ha sido y es tan difícil que se tome en
serio, tan cuestionada, que los discursos en ocasiones son muy defensivos y/o cerrados.

Al igual que pasa en el trabajo terapéutico, a veces aparecemos en un rol que nos da un
cierto aire de superioridad… “yo ya estoy libre de esto”… del desajuste neurótico en un
caso, de los condicionamientos de género en otro… Y ya sabemos que ni lo uno ni lo
otro es cierto. Aunque sí en cierta manera hemos experimentado, discutido y hecho
introspección y eso nos permite acompañar otros procesos. Las personas, feministas y/o
terapeutas, no somos ajenas a los dolores que nombramos y acompañamos.

¿Qué aporta la perspectiva feminista a la psicoterapia? Fundamentalmente una mirada;


y dentro de la casa común de esa mirada muchas derivaciones de ella puesto que los
feminismos son variados. Tanto que no nos pondríamos de acuerdo en qué decir aquí.

53
Esteban, M. L., Crítica del pensamiento amoroso. Edicions Bellaterra. Barcelona.
2011

- 83 -
Por eso, he recogido las ideas que yo comparto y los puntos que para mí tienen peso en
cuanto a mi mirada feminista. Espero que este mosaico os resulte interesante.

El feminismo como teoría crítica ha analizado54:

 La situación de las mujeres en la psicología, como sujetos y objetos de


conocimiento;

 Cómo los conocimientos psicológicos han contribuido a la opresión o liberación


de las mujeres;

Y también, lo que más nos interesa aquí, la teoría crítica feminista:

 Ha contribuido (y contribuye) a una mejor psicología con los discursos y


prácticas derivados de ella.

Hay que empezar por el principio y lo primero es ciertamente muy básico, la primera
ola del feminismo, herencia como hemos visto del feminismo ilustrado, posibilitó a
finales del siglo XIX la existencia de las primeras generaciones de mujeres
psicólogas por la extensión de la educación universitaria a las mujeres,
fundamentalmente de clase media, y la posibilidad material y simbólica de que las
mujeres ejercieran profesiones cualificadas.

La sola presencia de mujeres en este ámbito derrumbaba de por sí algunos mitos


psicológicos sobre la incapacidad mental de las mujeres y su inferioridad y vinculación
natural a lo doméstico, emocional, maternal…

Las primeras psicólogas, aunque no se reconocieran como feministas, se vieron en la


necesidad de desmontar mitos sexistas para nombrarse a sí mismas y defender sus
planteamientos teóricos y prácticos.

…al ser interpeladas por este tipo de discursos algunas se vieron en la


necesidad de desmontar mitos sobre las diferencias sexuales utilizando sus
conocimientos en la naciente psicología empírica y apelando a una psicología

54
Recojo el esquema de Silvia García Dauder en su tesina: García Dauder S. Psicología
y Feminismo: una aproximación desde la psicología social de la ciencia y las
epistemologías feministas. Tesis doctoral. Facultad de Psicología. Universidad
Complutense de Madrid. 2003

- 84 -
científica no sesgada. En el contexto cientificista de finales del XIX que
enarbolaba los conocimientos científicos como pensamientos críticos y
liberadores frente a tradiciones autoritarias, las pioneras psicólogas acudieron
a una psicología “neutra y objetiva” como un ámbito posible de emancipación
de las “falsas creencias” victorianas que las encorsetaban o negaban.55

Silvia García Dauder (2003)

Gracias a ellas, al producir un cuestionamiento de los planteamientos hegemónicos, la


psicología aparecía como una ciencia un poco menos distorsionada, dando cabida a
otras maneras de entender a las mujeres como objeto del conocimiento psicológico.

A principios del siglo XX las psicólogas feministas desempeñaron un papel


fundamental en la transición de una psicología biológica o hereditaria a una más
ambientalista.

A partir de los años 70 del pasado siglo, con la llamada segunda ola del feminismo, se
estableció una curiosa relación entre psicología y feminismo. Por un lado, se recelaba de
la psicología por los discursos misóginos y su contribución a construir un concepto de
feminidad opresivo, y por otro, muchas autoras se valieron de conceptos psicológicos
para explicar los aspectos subjetivos de la opresión patriarcal. En estos momentos en
que la lucha por la igualdad se había topado con una realidad no esperada, como hemos
visto, los cambios legales no habían producido una igualdad real.

“Kate Millett (1969/1995) utilizó el concepto de identidad para enfatizar la


dimensión social de la experiencia subjetiva y lo asoció con los procesos de
socialización de género como base ideológica del poder patriarcal –recogiendo
el lema de Beauvoir “la mujer no nace se hace”-. Millet criticó los escasos
trabajos desde la psicología sobre las repercusiones psicosociales de la
supremacía masculina. Otro ejemplo fueron las tesis humanistas de Betty
Friedan (1963/1974) sobre “el problema que no tiene nombre” en las mujeres
estadounidenses blancas de clase media, producto del sacrificio de su
autorrealización al servicio de los demás; o los presupuestos psicológico-
humanistas implícitos en los grupos de concienciación a partir del lema “lo

55
Ibídem

- 85 -
personal es político” (Kate Millet 1969/1995). Por último, las psicólogas
sociales feministas del momento generaron estudios sobre los estereotipos y
prejuicios de género, analizaron el poder y la influencia del contexto social
(Unger, 1998)”.56

Silvia García Dauder (2010)

Betty Friedan es autora de La mística de la feminidad (1963)57, obra en la que analiza el


rol de las mujeres de clase media estadounidenses, “convertidas por la sociedad en
amas de casa sin recursos propios” en palabras de Friedan.

Analiza las implicaciones psíquicas de este hecho para las mujeres de su generación.

“existía una extraña discrepancia entre la realidad de nuestras vidas como


mujeres y la imagen a la que intentábamos ajustarnos, la imagen que denominé
la “mística de la feminidad”. La mística femenina no es más que una forma de
la sociedad de embaucar a las mujeres, vendiéndoles una serie de bienes que las
dejan vacías, padeciendo “del problema que no tiene nombre”. Una mujer debe
poder decir, y no sentirse culpable al hacerlo, “¿Quién soy? y ¿Qué quiero
hacer en mi vida?” No se debe sentir como una persona egoísta y neurótica si
quiere alcanzar metas propias, que no estén relacionadas con su esposo e
hijos”.

Betty Friedan (1963)

En los años inmediatos a su publicación, La mística de la feminidad, que obtuvo el


premio Pulitzer en 1964, se convirtió en un auténtico best-seller (las ventas superaron
los tres millones de ejemplares).

Katte Millet no tuvo tanta suerte. Esta autora es un referente indispensable para la
configuración del movimiento feminista de la década de 1970. En su obra Política
Sexual58 (1969), que en mi opinión sigue siendo absolutamente reveladora, lo dijo casi

56
García Dauder S. (Quaderns de Psicología, Vol. 12, 2010). La negrita no está en el
texto original.
57
Friedan Betty, La mística de la feminidad. Ed. Cátedra. 2009
58
Millet, K., Política sexual. Ed. Aguilar. México. 1975

- 86 -
todo. Ya hemos visto algunas de sus aportaciones teóricas. Señalar aquí que en la obra
formuló una defensa teórica de la homosexualidad y al poco tiempo de su publicación
declaró que esta era también su opción personal. Esto le ocasionó muchas críticas y el
rechazo por parte de su familia que la hizo ingresar en un sanatorio psiquiátrico
(experiencia que relató en Flying obra publicada en 1974).

Desde luego la historia de las pioneras ha sido muy pocas veces un camino de rosas…

Kate Millet, basándose en la obra de Stoller Sex and Gender (1968) inicia la corriente
de estudios sobre género que ha tenido una influencia crucial en los medios
académicos y también en psicología.

“…aun considerando la tendencia sexual de los seres humanos como un


impulso, es preciso señalar que esta importantísima faceta de nuestras vidas que
llamamos “conducta sexual” es el fruto de un aprendizaje que comienza con la
temprana “socialización” del individuo y queda reforzado por las experiencias
del adulto. Bajo la égida de las normas patriarcales, cada persona se limita a
alcanzar poco más, o incluso menos, de la mitad de su potencialidad
humana”.59

Kate Millet (1969)

En el tema que nos ocupa podemos afirmar que los ámbitos aplicados de la psicología
(social y clínica) han sido tradicionalmente más flexibles y receptivos a combinar
rigurosidad con subjetividad y activismo, porque desde lo particular, desde las prácticas,
se puede comprender mejor cómo “se hace el género”.

Las cuestiones más relevantes que aporta la perspectiva feminista a la psicoterapia en


cuanto a la concepción del sujeto, que nos permita ver/entender, en la práctica clínica, a
la persona que tenemos delante en un marco más flexible y amplio de entendimiento,
son:

 El poder y el contexto social es problemático (la existencia de mecanismos de


opresión, hablar del patriarcado).

59
Ibídem

- 87 -
 Lo personal es político; con el uso del término identidad, dando cuenta de la
dimensión social de la experiencia subjetiva.

 Género y deseo sexual (en cuanto a la heterosexualidad obligatoria) son


construcciones sociales relacionadas con las estructuras de parentesco.

 El cuestionamiento de los dualismos, de la mirada dicotómica del pensamiento


cartesiano.

 Las diferencias y la consideración de patologías o normalidades son


construcciones sociales; no hay una ciencia objetiva y hasta ahora el
androcentrismo está presente en ella.

 Las teorías sobre los mecanismos psíquicos del poder, con influencia del
psicoanálisis, que atienden a dimensiones emocionales e inconscientes.

 En la actualidad, la problematización del sexo como variable dicotómica y


excluyente. Que deja fuera de lo legible la experiencia y la vida de muchas
personas.

En los siguientes apartados me propongo explicar algunos de los discursos y prácticas


que incluyen los puntos recogidos anteriormente. Para finalizar este capítulo
expondré algunas temáticas que atañen a la salud física y psíquica especialmente
desarrolladas desde la perspectiva feminista.

4.1. INTERROGAR A OTROS REFERENTES CONCEPTUALES.


“…la teoría feminista, en cuanto teoría, se relaciona con el sentido
originario del vocablo teoría: hacer ver. Pero en cuanto teoría crítica, su
hacer ver es a la vez un irracionalizar, o, si se quiere, se trata de un
hacer ver que está en función del irracionalizar mismo”.

Celia Amorós y Ana de Miguel Álvarez60

60
Amorós C., de Miguel A. (eds.) Teoría feminista de la Ilustración a la globalización.
Vol 1. Minerva Ediciones. Madrid 2005. Pag 34

- 88 -
La teoría crítica feminista ha permitido interrogar a otros referentes conceptuales para
incorporar la realidad de las mujeres en ellos y cuestionar las relaciones de dominación.

En el patriarcado se consolida lo que se ha dado en llamar el modelo social


androcéntrico que toma como elemento neutro, no marcado, lo masculino y que
impregna el pensamiento científico. Se estructura en torno a un pensamiento, unos
valores y unas relaciones patriarcales, donde lo relativo a lo masculino, que se coloca en
los hombres está por encima de lo femenino asignado a las mujeres. El grupo dominante
se concede a sí mismo poder para regular el universo y articular normas según sus
pensamientos y sus intereses.

La crítica al androcentrismo de la ciencia es fundamental en el feminismo teórico de los


años 60 y 70 y en este sentido Política Sexual, de Kate Millet, es una obra
especialmente relevante, haciendo una revisión, entre otros, de los planteamientos del
psicoanálisis freudiano y de Erik Erikson.

Lo que nos enseña la crítica feminista es que la supuesta objetividad de la ciencia es en


realidad androcentrismo y plantea un conjunto de dualismos (como necesarios o
naturales): cultura frente a naturaleza; mente racional frente a cuerpo pre-racional,
emociones y valores irracionales; objetividad frente a subjetividad; público frente a
privado. Relacionando a los hombres y la masculinidad con los primeros de cada par y a
las mujeres y la feminidad con los segundos.

Las críticas feministas sostienen que esta dicotomización constituye una ideología en el
sentido fuerte del término. La pregunta es si puede haber una alternativa a la búsqueda
del saber que no estuviese estructurada mediante los dualismos cartesianos que están en
la base ideológica de la ciencia heredada de la Ilustración (en este sentido la lectura de
Vergüenza y Soledad61 plantea una interesante salida al paradigma del individualismo y
recoge lo que el feminismo y los movimientos de liberación LGTB62 han aportado a una
teoría del campo unificado que propone un cambio de paradigma).

61
Wheeler, G., Vergüenza y Soledad. El legado del individualismo. Cuatro Vientos
Editorial. Santiago de Chile. 2005
62
Lesbianas, gais, bisexuales y transexuales y transgénero.

- 89 -
Debe resultar ya evidente a estas alturas que el recurso a las diferencias biológicas no
puede explicar similares dicotomías. El problema radica en las tendencias deterministas
biológicas, no sólo presentes en el pensamiento sexista, sino también, por la dificultad
de salirse de la lógica dualista, en el feminista.

Somos, en realidad, personas sociales encarnadas y no mentes asociales desencarnadas


como sostiene la tradición cartesiana. Pero aún no sabemos cómo conceptuar el modo
en que estas discrepancias biológicas limitan la experiencia y, por tanto, la creencia.

“En tiempos de igualdad”, nos movemos en un momento paradójico en el que,


mientras se deconstruye y problematiza tanto el objeto de estudio de la
psicología de las mujeres o de género, como el sujeto de conocimiento de la
psicología feminista -su dualidad y su homogeneización interna que excluye
diferentes diferencias-, sigue siendo necesario nombrarlo y recuperarlo para
abordar desigualdades. Y siguen siendo necesarias las comillas.

Silvia García Dauder (2010)63

Algunas autoras feministas han estudiado la cuestión de la ciencia y si es posible una


ciencia feminista fuera de la lógica del patriarcado. Parece que no es fácil salir de este
esquema de pensamiento64. Lo que sí podemos es tener en cuenta nuestra visión sesgada
y en lo posible tratar de problematizar lo que deje fuera la posibilidad de nombrar el
dolor o la vida y la experiencia de las personas.

Es importante tener esto en cuenta porque que si no nos podemos convertir, sin
querer, en meras/os reproductoras/es de la ideología dominante.

4.2. APORTACIÓN DE OTROS MODELOS AL TEMA. FEMINISMO Y

PSICOANÁLISIS.
Ya hemos visto que la crítica al androcentrismo se produjo en un momento histórico en
que las grandes teorías emancipatorias del momento eran el psicoanálisis y el marxismo

63
Ibídem
64
Puede verse en Harding, S., Ciencia y feminismo. Madrid, Morata, 1996.

- 90 -
y que muchas de las feministas de la época llevaban una doble militancia (no hay que
olvidar que el feminismo siempre ha ido de la mano de otras luchas).

Las mujeres feministas dentro del marxismo y el psicoanálisis comenzaron a analizar el


modelo que sostenían y que las dejaba fuera.

En el presente punto trataré de explicar la relación entre FEMINISMO y PSICOANÁLISIS.


Este último criticado por la visión androcéntrica de la concepción del sujeto y usado en
algunos términos para explicar la construcción de las subjetividades con respecto al
género.

La crítica al psicoanálisis la planteo a través de la figura de Karen Horney que es


especialmente relevante para la Gestalt como veremos a continuación. Por último trazo
un perfil de las escuelas del feminismo psicoanalítico, nombrando algunas de sus ideas
principales y autoras representativas de dichas escuelas.

KAREN HORNEY y Clara Thompson fueron las primeras psicoanalistas que intentaron
corregir algunos postulados de la teoría freudiana a la luz del condicionamiento social
de los sexos.

Karen Horney junto a Eric Fromm y Harry S. Sullivan inicia el enfoque culturalista
del psicoanálisis que rechaza la teoría pulsional a favor de la determinación socio-
cultural en el desarrollo humano. Este enfoque propicia el desarrollo de procesos
terapéuticos más cortos y activos en los que se focaliza la atención en los conflictos del
presente y la relación con la/el paciente se torna esencial.

Abraham Maslow reconoce a Horney, junto a otros autores, como una de las
precursoras de la psicología humanista.

Karen Horney fue la primera analista de F. Perls y una de las personas que más
influencia directa tuvo sobre él; estos puntos65 de la teoría de la neurosis de la autora
son recogidos en Gestalt:

65
http://gestalt-terapia.blogspot.com.es/2009/02/perls-y-karen-horney.html; en esta
página estos puntos, junto a otros ya recogidos en el presente texto, se le adjudican a
Paco Peñarrubia en su libro La vía del vacío fértil.

- 91 -
 "Existen dos características de la neurosis: primero cierta rigidez en las
reacciones (ausencia de flexibilidad) y segundo, una estimable discrepancia
entre las capacidades del individuo y sus realizaciones".

 Le dio igual importancia a la voluntad de poder que a la necesidad neurótica de


amor, resaltando el aspecto enfermizo de ambas búsquedas.

 Afirma que el paciente está enfermo no sólo por lo que le sucedió en el pasado
sino también porque al luchar contra ello, se fija metas que le conducen a tratar
de alcanzar falsos valores.

 Definió la "imagen idealizada" (que para Perls es el "autoconcepto"), que se


convierte en el "yo idealizado". En esta búsqueda, la persona pierde el centro,
cambia "ser por parecer". Al tomar este camino el individuo pierde realmente
su alma, su verdadero yo.

 Horney disiente de la concepción freudiana de la transferencia y de la


compulsión de repetición. Relativizó la importancia de los primeros años de la
infancia: consideraba que hablar del pasado podía servir como resistencia a
enfrentar los problemas más actuales e insistía en que el recuerdo no era la
meta de la terapia.

 También destacaba la responsabilidad que el paciente tiene en sus dificultades.

 En relación con la Gestalt, hay que resaltar la resonancia que tiene el concepto
perlsiano de top-dog (y juego de autotortura) con lo que K. Horney llama "la
tiranía del debiera".

 Lo que Fromm define como el problema del hombre: "La relación específica que
el individuo guarda con el mundo y consigo mismo", y que Sullivan enfocó como
"problema de relaciones interpersonales", no se diferencia demasiado de la
noción gestáltica de neurosis.

Entre 1922 y 1935 Horney escribe 14 trabajos en los cuales refutaba la tendencia
antifeminista de Freud y enfatizaba determinantes sociales en lugar de biológicos en las
diferencias de sexos y en la psicología femenina.

“Horney rechazó la explicación freudiana de la psicología femenina a partir de


la envidia del pene y el subsiguiente complejo de castración, defendiendo como

- 92 -
alternativa que la personalidad de la mujer se originaría por la identificación
de la hija con la madre, llamando la atención sobre la envidia del varón por la
maternidad, idea que fue muy bien acogida por las feministas.

…En cuanto a la batalla en el territorio de la psicología femenina, se inició tras


la comunicación de Abraham en el VI Congreso Internacional de Psicoanálisis
celebrado en La Haya en 1920, bajo el título de “Manifestaciones del complejo
de castración femenino” (Abraham, 1921), donde afirmó, en parte con base a lo
recogido en el análisis de la propia Horney, que muchas mujeres tienen el deseo
reprimido de ser varones y rechazan su identidad sexual, cosa que se muestra en
múltiples contenidos oníricos y en variados síntomas neuróticos, conjunto que
confirmaba la presencia de la envidia del pene y el subsiguiente complejo de
castración que Freud había señalado como núcleo de la psicología de la mujer.
Abraham indicó que las menstruaciones, las relaciones sexuales y el parto
reavivaban el latente complejo de castración y que el frecuente odio a los
hombres, sobre todo al padre, expresaría el resentimiento por no haber recibido
un pene, de lo que también surgiría la frigidez, la prostitución, el lesbianismo, el
feminismo, la fobia a ver heridas y el afán vindicativo de muchas mujeres.

Estas ideas indignaron a Horney, que abandonó su análisis66 y se opuso a


Abraham con la aportación que hizo en el siguiente Congreso Psicoanalítico
Internacional celebrado en Berlín en 1922, donde presentó “Sobre la génesis
del complejo de castración de las mujeres” (Horney, 1923). Aquí defendió que
la feminidad se desarrollaba a partir de influencias innatas y a través de la
identificación hija-madre, proceso que estimaba tan fuerte y primario que
incluso creaba la fantasía de haber vivido junto a la madre el acto sexual con el
padre. Estas aportaciones de Horney fueron favorablemente acogidas por un
grupo de profesionales que se oponían al biologicismo freudiano, haciendo que
su prestigio fuese en aumento, siendo invitada en 1925 a dar una conferencia en
la Universidad de Humboldt sobre psicología femenina, así como hacerse cargo
de un curso sobre sexualidad de la mujer en el Instituto Psicoanalítico de
Berlín.

66
Karl Abraham era su analista en ese momento.

- 93 -
En 1926, Horney plantea un ataque aun más frontal a las ideas freudianas,
precisamente en un volumen del International Zeitchscrift für Psychoanalyse
dedicado a la celebración del 70 aniversario de Freud. En su trabajo, aún
reconociendo la importancia de la envidia del pene, Horney (1926a) mantuvo
que la identidad femenina era primaria, así como lo era el deseo de estar junto
a la madre cuando ésta tiene relaciones sexuales con el padre, lo que la niña
fantasearía como una especie de violación. En cuanto a los consabidos
sentimientos de inferioridad de la mujer, negó su relación con los atributos
anatómico-genitales, defendiendo su origen cultural, en lo que estaba influida
por el filósofo Georg Simmel.

En cuanto a la envidia de la maternidad del varón, idea que había sido

concebida por Groddeck, Horney insistió en que veía confirmado este deseo en

los fenómenos transferenciales de sus pacientes masculinos, en los que

registraba claras muestras de envidia del embarazo, del amamantamiento, etc.

En el trabajo que comentamos, “La huida de la feminidad” (1926a), Horney

sugirió que la negligencia de los psicoanalistas por este tema se debía a que la

envidia de la maternidad de los varones es prontamente reprimida o sublimada

en una sociedad dominada por los hombres, lo que no puede ocurrir, por la

misma razón, con la envidia del pene en las mujeres…”67

Reyes Vallejo Orellana (2002)

Esto es solo el principio de la crítica que plantea Horney al psicoanálisis en cuanto a la


concepción freudiana de la psicología femenina68.

67
Vallejo Orellana R., “Karen Horney, una pionera de la ruptura con el modelo
freudiano para explicar la psicología femenina y el desarrollo humano sano y
neurótico”. Apuntes de Psicología, ISSN 0213-3334, Vol. 20, Nº. 2. 2002
68
Se recomienda leer el artículo completo.

- 94 -
Como vemos, sostuvo una teoría de la construcción del género basada en la existencia
de dos sexos, esto es que, además de la envidia del pene que tienen las niñas debido al
supuesto socialmente dominante de que el deseo de la madre es heterosexual, los niños
tienen envidia del útero por la capacidad de reproducción de las mujeres. En contra de
las ideas freudianas de que en la fase clitoridiana la niña es un pequeño hombrecito, ella
junto a otras revisionistas consideran que el varón comienza siendo una niña.

Horney critica también el psicoanálisis por su excesiva orientación biologicista, la


ignorancia de las variables antropológicas y sociológicas y el dualismo cuerpo-mente.

Karen Horney creó la Asociación para el Avance (Progreso) del Psicoanálisis (AAP),
que no fue reconocida por la Asociación Psicoanalítica Americana (APA), a pesar de
que formaban parte de ella figuras como Erich Fromm, Harry S. Sullivan y Clara
Thompson o que asistieran a dictar cursos y conferencias Margaret Mead69, Franz
Alexander, Abram Kardiner, Maslow y otras figuras del momento.

Esta autora junto a Melanie Klein (1975) dio paso al feminismo psicoanalítico de las
relaciones objetales.

Karen Horney es precursora de muchas cosas, su lectura de la neurosis70 es


especialmente interesante.

Hay tres escuelas fundamentales del pensamiento feminista psicoanalítico:

 Las teorías feministas dentro del enfoque lacaniano.

Juliet Mitchell (1974) fue una de las primeras feministas de la segunda ola que realiza
una relectura del psicoanálisis como teoría de los procesos de sexuación dentro de la
institución patriarcal.

Junto con Gayle Rubin (1975) recurre al psicoanálisis lacaniano para argumentar que la
“ley del Padre” y la heterosexualidad obligatoria que esta implica es una construcción

69
Resalto en negrita, en este apartado, las autoras que han sido citadas en otros puntos
de la tesina.
70
Horney K., La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Editorial Paidós.
Barcelona. 1993

- 95 -
social del género y de la sexualidad que ha llegado a ser casi universal pero se puede
modificar ya que se trata de una construcción histórica. Ambas suponen que los
orígenes universales de la diferenciación psicológica del género tienen sus orígenes en
las estructuras de parentesco.

Mitchell considera que las relaciones de parentesco dentro del capitalismo se modifican
y que esto puede implicar una contradicción que ponga en entredicho al patriarcado
como modo de reproducción ideológica.

Rubin formula la teoría sexo-género y plantea que el feminismo, en su calidad de


revolución cultural, lleve a cabo una revolución en las relaciones de parentesco.

 El pensamiento de la diferencia sexual.

El feminismo de la diferencia mantiene algunos principios del psicoanálisis lacaniano


pero se aparta de él en la medida que entiende que existe un imaginario femenino en el
plano también imaginario de la formación del sujeto y éste, en contra a lo dicho por
Lacan, se puede incorporar al lenguaje, al orden de lo consciente y por tanto generar
otro orden simbólico. Es el orden simbólico de la madre, reprimido hasta el momento en
la sociedad como resultado de la construcción patriarcal de la subjetividad. Tiene su
núcleo en la relación de la hija con su madre, una relación elemental que falta en el
patriarcado, falta de la que este orden se nutre.

Destacan, en el feminismo de la diferencia, tres pensadoras clásicas: Luce Irigaray en el


frente ontológico, Julia Kristeva en el análisis del cuerpo materno y Hélène Cixous en la
exploración literaria del cuerpo femenino; hay que añadir a autoras de la librería de
mujeres de Milán, con Luisa Muraro a la cabeza y a Rosi Braidotti.

Luce Irigaray dice que la relación con la madre nos ha sido negada sistemáticamente a
las mujeres en las sociedades patriarcales. En estas sociedades la relación privilegiada
es la de la madre con el hijo. Considera fundamental para las mujeres recuperar esa
relación originaria y original con la madre. El eslabón que une la relación con la madre
y la configuración del orden simbólico es la palabra, el don de la madre, ésta nos enseña
a hablar.

La práctica política de la diferencia femenina rechaza lo que el feminismo tiene de


dependencia del modo en que los hombres han definido el mundo. La diferencia sexual
se refiere al cuerpo sexuado, un cuerpo que es un "hecho desnudo y crudo", sin
- 96 -
cobertura simbólica, que no ha sido mínimamente humanizado. El sujeto pensante,
histórico, de conocimiento, que se declara universal, es sexuado: es masculino. Las
mujeres no nos podríamos reconocer en este sujeto universal masculino. Los hombres
habrían construido la identidad masculina como la única posible, negando a las mujeres
una subjetividad propia. Por tanto, lo que conocemos como femenino en el patriarcado
no sería lo que las mujeres son o han sido, sino lo que los hombres han construido para
ellas. Las mujeres son, en una relación especular con lo masculino, vacías de contenidos
independientes. Esta carencia de subjetividad femenina independiente sería necesaria
para la perpetuación del patriarcado.

La cancelación de la genealogía materna habría traído consigo la de la subjetividad


femenina. La relación de affidamento es una relación de mediación entre mujeres, una
relación política que desplaza el flujo de energía femenina de los hombres hacia las
mujeres. A la mujer con quien entro en relación de affidamento le reconozco autoridad
femenina como medida del mundo, como mediadora con lo real.

La práctica de la diferencia se apoya en un modo de relacionarse con la realidad que


nació en algunos grupos de autoconciencia de los años 60 y 70, el partir de sí, el partir
de lo que cada una tiene en su estar en el mundo, que es principalmente su experiencia
femenina personal.

 La escuela de las relaciones objetales.

Tiene sus raíces iniciales en los primeros trabajos de Karen Horney y Melanie Klein, a
partir de estas pioneras teóricos varones como Fairn y Winnicott crean la escuela
freudiana de las relaciones objetales.

Autoras destacadas de esta escuela en el pensamiento psicoanalítico feminista son


Dorothy Dinnerstein y Nancy Chodorow.

Ya hemos señalado algunas críticas a la teoría freudiana de la construcción del sujeto,


que desplazan fundamentalmente la importancia de la fase edípica tal y como se concibe
en el psicoanálisis clásico a la fase del apego.

Para Chodorow la crisis en el desarrollo del género no tiene su origen en el acceso


edípico a la masculinidad sino en la separación preedípica de la madre.

- 97 -
Mantiene que los fundamentos psicológicos de la dominación masculina se basan en
que los niños aprenden a alejarse de la feminidad y menospreciarla para acceder a la
masculinidad y que las niñas aprenden a identificarse demasiado con las necesidades de
los y las demás.

Estos estudios han desarrollado marcos teóricos con respecto a las identidades de
género. También están enmarcados en este ámbito (fundamentalmente) lo que en estos
momentos se conoce como teorías masculinas pro-feministas o estudio de las
masculinidades.

La mayor parte de las psicoanalistas feministas han ignorado o tratado como


secundarias las diferencias entre las mujeres como resultado de condicionamientos de
clase, raza, deseo sexual… todas ellas importantes intersecciones que configuran las
identidades y también las identidades con respecto al género.

Es el cuestionamiento que se produce con la tercera ola del feminismo. Hay algunas
psicoanalistas en el ámbito epistemológico del post-estructuralismo que están
intentando ampliar ese marco para abordar las diferencias entre las mujeres. Algunas de
estas autoras de las escuelas ya citadas como Rosi Braidotti.

Judith Butler ha desarrollado también una variedad importante del feminismo


psicoanalítico (aporte teórico comentado, en parte, en el punto 1.5. de la tesina)
combinando la teoría de la sexuación de Lacan con las consideraciones de Foucault
sobre la imposición del poder a/en los cuerpos.

Rosi Braidotti y Judith Butler polemizan en sus textos entre ellas. En el feminismo post-
estructuralista de la diferencia sexual (Braidotti), el materialismo está ligado tanto a la
encarnación como a la diferencia sexual: el materialismo es repensado como
materialidad encarnada donde la sexualidad es entendida como un proceso y un
elemento constitutivo. El feminismo post-estructuralista como crítica al dualismo sexo-
género (Butler) ha repensado el materialismo a partir de la deconstrucción del cuerpo-
materia así como mediante una redefinición radical del constructivismo que implica
revisar las nociones de referencialidad y performatividad. La polémica está llena de
sugerentes interrogantes que nos permitirán entender mejor los procesos de sexuación.

- 98 -
Una psicoanalista feminista especialmente relevante para mí es JESSICA BENJAMIN71, la
podríamos considerar dentro de la escuela de las relaciones objetales. Esta autora con
sus escritos fundamenta una parte de lo que en estos momentos es el pensamiento
relacional en psicoanálisis.

Sus artículos han sido publicados en periódicos feministas y psicoanalíticos, es


conocida por sus esfuerzos en explicar los aspectos clásicos del psicoanálisis usando la
teoría de las relaciones de objeto, la psicología del Yo, el pensamiento feminista y el
psicoanálisis relacional. Ha hecho contribuciones muy significativas al concepto de
intersubjetividad en psicoanálisis (en el siguiente punto se recoge su idea del “tercero”
en terapia).

4.3. EL GÉNERO COMO CATEGORÍA DE ANÁLISIS. HAY DOLORES QUE NO

PUEDEN SER NOMBRADOS.

“Nombrar el mundo no es un pasatiempo dorado que sirve para


que se sienta mejor la gente privilegiada. Es una necesidad
común de vida que ayuda a que cada una o cada uno de nosotras
tenga a raya la insensatez que, acumulada, marca o puede
marcar el umbral de la locura”.

María-Milagros Rivera Garretas (1994)

Ya hemos visto cómo se ha utilizado el género como categoría de análisis para


promover la extrañeza frente al discurso común.

“…la tematización del sistema de género-sexo como matriz que configura la


identidad, así como la inserción en lo real de hombres y mujeres, es inseparable
de su puesta en cuestión como sistema normativo: sus mecanismos, como los
de todo sistema de dominación, solamente se hacen visibles a la mirada crítica

71
Benjamín, J., Los lazos del amor. Psicoanálisis, feminismo y el problema de la
dominación. Ed. Paidós. Buenos Aires. 1996

- 99 -
extrañada; la mirada conforme y no distanciada los percibe como lo obvio…
es decir, ni siquiera los percibe”.72

Celia Amorós y Ana de Miguel (2005)

Es especialmente importante en los procesos terapéuticos proporcionar un marco


interpretativo lo suficientemente amplio y comprometido con el sufrimiento de las
personas que pueda establecer un horizonte de visibilidad para muchas cosas que
aparecen como naturales y son el resultado de un co-crear el campo en el que estamos
insertas las personas.

Sabemos que las intuiciones sin concepto son ciegas. Lo no categorizado se trivializa y
se dispersa como insignificante. El feminismo dentro de la psicología y la práctica
terapéutica ha hecho visible lo invisible, dando nombre a hechos y situaciones hasta el
momento innombrados y en este acto de nombrar determina la visibilidad y la
constitución en hechos relevantes de fenómenos y aconteceres que no son pertinentes ni
significativos desde otras orientaciones de la atención.

En ocasiones estamos delante de pacientes que están “queriendo decir lo que no se


puede”. Es nuestra tarea y nuestro compromiso apoyar la búsqueda de sentido para
aquellos dolores que no pueden ser nombrados, los que se establecen al margen de un
universo teórico que puede “sujetar” el crecimiento de las personas o cronificar su
sufrimiento.

Un decir que primero tiene que encontrar capacidad de expresión (a través del lenguaje
fundamentalmente aunque también y de una manera primaria en el propio cuerpo) y
después encontrar un espacio en el que el reconocimiento sea lo posible.

Jessica Benjamin habla del “tercero” en el proceso terapéutico en un artículo que


resume así la propia autora:

“Este artículo es una exploración de la importancia del reconocimiento, y


completa clínicamente algunas ideas previas que he desarrollado sobre el
reconocimiento, el tercero y la intersubjetividad. Pongo énfasis en el papel que
juega el reconocimiento en la ruptura y la reparación. Trato de mostrar por qué

72
Amorós C., de Miguel A. (eds.) Teoría feminista de la Ilustración a la globalización.
Vol 1. Minerva Ediciones. Madrid 2005. Pag 16

- 100 -
la comprensión explícita del terapeuta sobre su propia contribución es vital
para recuperar la regulación de estado en ambos miembros de la diada y para
restaurar el rol del terapeuta como testigo. El reconocimiento del daño sufrido,
o incluso causado por uno mismo, restablece la posición del testigo que puede
soportar el conocimiento de lo que es el dolor. Esta postura es esencial para
recrear el sentido de un universo lícito en el que sabemos que algunas cosas no
están bien, si bien ocurren. Es increíble lo tranquilizador que resulta y cuánto
más cohesionado se siente uno, cuando se valida que nuestro sentimiento es
correcto, o que algo mal no está precisamente bien. Pero además, el testigo
sirve como un representante de lo que yo llamo el tercero lícito, que
contrarresta la pérdida desesperanzada de agencia, la impotencia, que una
víctima siente cuando está rodeada de negación o disociación, y es incapaz de
tener algún impacto en o de ser escuchada por un otro. Ya sea el testigo fallido
un miembro de la familia, como en un trauma personal, o la comunidad
mundial, como en los traumas colectivos, este fracaso puede contribuir tanto a
la impotencia post-traumática como lo hacen los propios eventos”.73

Jessica Benjamin (2012)

4.4. LA INCORPORACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS SOCIALES EN LA

CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD.

Las estructuras sociales se sufren (en ocasiones de una manera aterradora, tanto que
llevan a la destrucción psíquica de las personas) y también se incorporan en la
construcción de la subjetividad.

Para explicar este punto voy a recurrir a la lectura del sociólogo francés Pierre
Bourdieu74 y su noción de HABITUS, simplemente porque la explicación es muy sencilla
de entender tratándose de un asunto tan complejo.

73
Benjamín, J., El tercero. Reconocimiento. Clínica e investigación relacional. Revista
electrónica de Psicoterapia. Vol. 6 (2) – Junio 2012; pp. 169‐179
74
Bourdieu, P., La dominación masculina, Barcelona, Anagrama, 2000.

- 101 -
Bourdieu explica que la permanencia y la reproducción de las relaciones de dominación,
de sus privilegios y sus injusticias, se debe a la violencia simbólica que se ejerce sobre
las personas dominadas.

Este tipo de violencia se manifiesta de un modo más o menos difuso e invisible (esto es,
simbólico) a través de diversos campos como la comunicación, el conocimiento, el
reconocimiento o los sentimientos, provocando que los sujetos dominados acepten y
naturalicen unas condiciones de existencia intolerables, como el control sobre sus vidas
o la desvalorización de sus opiniones.

El autor ve en la dominación masculina el mejor ejemplo de sumisión paradójica (con


“aceptación” de los dominados), consecuencia de lo que denomina violencia simbólica.

Presenta la violencia simbólica como eje de la dominación masculina y considera que


las diferencias sexuales están inmersas en el conjunto de oposiciones que organizan
todo el cosmos, la división de las tareas y actividades y los papeles sociales.

Relaciona dos vertientes:

 por un lado, la más estructuralista, atiende a la objetivación de la dominación en


las estructuras sociales.

 Por otro lado, concede al proceso de subjetivación la explicación de la


construcción de las estructuras cognitivas que escapan a la conciencia.

 Ambas se encuentran en la noción de HABITUS: las estructuras sociales aparecen


interiorizadas como disposiciones para el ser, el hacer y el sentir.

El autor habla de la lógica de la dominación ejercida en nombre de un principio


simbólico conocido y admitido tanto por el dominador como por el dominado, un
idioma, un estilo de vida y, una característica distintiva (corporal arbitraria).

Bourdieu expone que hay que preguntarse cuáles son los mecanismos históricos
responsables de la deshistorización y de la eternización relativas a las estructuras de la
división sexual y de sus principios correspondientes.

Hay que recordar que lo que en la historia aparece como eterno sólo es el producto de
un trabajo de eternización. Hay que reinsertar en la historia, y devolver, por tanto, a la
acción histórica, la relación entre los sexos que la visión esencialista les niega.

- 102 -
Se propone devolver la paradoja de ese planteamiento y denunciar los procesos
responsables de la transformación de la historia en naturaleza, y de la
arbitrariedad en cultura natural.

Para tratar el tema objeto de estudio se va a basar en el análisis etnográfico de las


estructuras objetivas y de las formas cognitivas de una sociedad histórica concreta, la de
los bereberes de Cabilia.

Sistematiza su trabajo etnográfico para realizar la investigación a través de un socio-


análisis del inconsciente androcéntrico capaz de operar la objetivación de las categorías
de ese inconsciente.

Los bereberes representan para él una forma paradigmática de la visión “falonarcisista”


y de la cosmología androcéntrica, que considera comunes a todas las sociedades
mediterráneas, y que su visión y cosmología sobreviven hoy en día a nuestras
estructuras cognitivas y a las estructuras sociales de las culturas europeas.

Bourdieu recoge y desarrolla parte del trabajo de Mauss, autor que aborda el tema del
cuerpo en los años treinta. Mauss propone por primera vez la utilización del término
habitus.

Violencia simbólica en la dominación masculina:

La naturalización de la diferencia sexual; operación histórica por la que se genera un


sistema dicotómico de oposición inscrito en la biología de los cuerpos aunque no
reductible a estos, reserva los mismos instrumentos de conocimiento para ambos
extremos de la relación. Siendo así que dominador y dominada comparten los mismos
elementos de percepción y clasificación de la realidad, de modo que la contribución a la
subordinación que ejercen las mujeres se vuelve tan sustancial como la labor de
sometimiento que despliegan los varones en tanto tales. De hecho puede afirmarse su
co-dependiencia.

Es por ello que Bourdieu insiste en la invisibilidad que acompaña a la violencia


simbólica resultado de la objetivación de las relaciones de dominación que cursa con la
adhesión (in)voluntaria de las dominadas.

Es precisamente este carácter difuso e interiorizado el que explica la gran eficacia de la


violencia simbólica, al aceptarse la ideología de la opresión, se confunden las

- 103 -
diferencias entre hombres y mujeres con las desigualdades entre superiores e inferiores,
naturalizándose la situación de dominación. En este sentido, la violencia contra las
mujeres se inscribe en su misma subjetividad: en la construcción de la identidad
femenina entra en juego la incorporación de una fuerte carga de violencia simbólica, a
través de la cual se adquiere e interioriza la conciencia de dominadas como conciencia
de sí.

La simbolización de esta dominación se realiza a través de la representación de la


masculinidad y la feminidad. La idea de jerarquía sexual y la identificación de la
virilidad con la superioridad masculina están intrínsecamente relacionadas con la idea
de que es legítimo imponer la autoridad sobre las mujeres. A pesar de que los
comportamientos, tareas, roles, etcétera, concretos asignados en cada época y sociedad a
varones y mujeres varían enormemente, todas las sociedades elaboran una construcción
dicotómica de los sexos. El límite de esta variación socio-histórica se sitúa en la llamada
plusvalía simbólica de lo masculino, esto es, la consideración de todas las actividades
asignadas y realizadas por los varones ―sean estas cuales sean― como más
importantes, de mayor prestigio social.

Esta violencia simbólica está fuertemente imbricada en las relaciones sociales y en las
manifestaciones culturales cotidianas. Supone la base ideológica que mantiene la
dominación y permite que no sea necesario ejercer en todo momento la violencia activa
y directa (ya sea física, psíquica o sexual), pero legitima la violencia como
instrumento de control.

El ejercicio de esta violencia simbólica se realiza desde todas las instituciones sociales:
la familia, como agente de socialización primario, pero también la escuela y la
comunidad. Se transmiten estas pautas culturales de dominación de generación en
generación, adaptándose a las condiciones socio-históricas del momento. La violencia
simbólica hace posible la violencia estructural e institucionalizada, esto es, permite la
manifestación de múltiples formas de violencia cotidiana que pasan desapercibidas,
incluso para sus propias víctimas.

Habitus:

Para entender cómo se produce esta interiorización y naturalización de la dominación,


resulta útil recurrir al concepto de habitus. Se trata de un sistema integral de

- 104 -
disposiciones incorporadas que configuran las prácticas de los sujetos de tal modo que
se adecuen a las condiciones sociales.

El habitus es la subjetividad socializada y con este término se refiere al conjunto de


relaciones históricas que van siendo depositadas en los cuerpos individuales y se
conforman en esquemas mentales y corporales de percepción, apreciación y acción.

Las personas aprenden la división, basada en la oposición entre lo femenino y lo


masculino, mediante las actividades cotidianas cargadas de sentido simbólico, o sea,
mediante la práctica. Los conceptos cotidianos sobre lo femenino y lo masculino,
establecidos como referencias objetivas, estructuran la percepción y la organización
concreta y simbólica de toda la vida social.

Bourdieu ofrece, con la investigación de los bereberes de Cabilia, ejemplos de analogías


de lo femenino/masculino: húmedo/seco, frío/caliente, claro/oscuro, alto/bajo,
estirado/encogido... Bajo la forma de hexeis corporales opuestos y complementarios;
corresponde a los hombres situados en el campo de lo exterior, de lo oficial, de lo
público, del derecho, de lo seco, de lo alto, de lo discontinuo, realizar todos los actos a
la vez breves, peligrosos y espectaculares. Corresponde a las mujeres situadas en el
campo de lo interno, de lo húmedo, de abajo, de la curva y de lo continuo, la atribución
de los trabajos domésticos, privados y ocultos, invisibles y vergonzosos, el cuidado,
tareas asignadas por la razón mítica, relacionadas con la hierba, el agua, lo verde, la
leche, los trabajos sucios, monótonos y humildes.

Estos habitus, esquemas no pensados del pensamiento, son producto de la


encarnación de la relación de poder, que lleva a conceptualizar la relación
dominante/dominado como natural.

El habitus no sólo aúna las dimensiones cognitivas y orgánicas, individuales y sociales,


sino que, además, es incorporado, se inscribe en los cuerpos transformando esas
condiciones sociales (en este caso, la dominación y violencia) en automatismos
corporales que se aplican a todas las cosas del mundo, lo que proporciona su eficacia
para la autoperpetuación.

Bourdieu dirá que las inclinaciones (habitus) son inseparables de las estructuras. Así
pues, existe una asimetría radical entre el hombre, sujeto, y la mujer, objeto del

- 105 -
intercambio; entre el hombre responsable y dueño de la producción y de la
reproducción, y la mujer, producto transformado de ese trabajo.

La división sexual está inscrita, por un lado, en la visión de las actividades productivas a
las que asociamos la idea de trabajo, y en un sentido más amplio, en la división del
trabajo de mantenimiento del capital social y del capital simbólico que atribuye a los
hombres el monopolio de todas las actividades oficiales, públicas, de representación, y
en especial de todos los intercambios de honor, intercambios de palabras, intercambios
de regalos, intercambios de mujeres, intercambios de desafío y de muertes. La división
sexual está inscrita, en las disposiciones (los habitus) de los protagonistas de la
economía de los bienes simbólicos: las disposiciones de las mujeres, que esa economía
reduce al estado de objetos de intercambio.

La dominación masculina, convierte a las mujeres en objetos simbólicos, cuyo ser es un


ser percibido, tiene el efecto de colocarlas en un estado permanente de inseguridad
corporal o, mejor dicho, de dependencia simbólica. Existen fundamentalmente por y
para la mirada de los demás, en cuanto objetos acogedores, atractivos, disponibles. Se
espera de ellas que sean femeninas, es decir, sonrientes, simpáticas, atentas, sumisas,
discretas, contenidas, por no decir difuminadas. Y la supuesta feminidad sólo es, a
menudo, una forma de complacencia respecto a las expectativas masculinas, reales o
supuestas, especialmente en materia de incremento del ego; la relación de dependencia
respecto a las/os demás tiende a convertirse en constitutiva de su ser.

Me quedo con las propuestas de Bourdieu en cuanto herramientas de análisis del orden
simbólico dominante: la violencia simbólica como eje de la dominación masculina y el
concepto de habitus para entender y explicar las relaciones de dominación, nuestra
subjetividad y nuestro propio cuerpo.

Recojo también su propuesta de una revolución simbólica que cuestione los


fundamentos de la producción y reproducción del capital simbólico. Bourdieu señala
que la liberación de las mujeres sólo se podrá realizar mediante una acción colectiva,
una lucha simbólica capaz de desafiar en la práctica el acuerdo inmediato de las
estructuras encarnadas y objetivas.

- 106 -
4.5. EL CONSTRUCTO TEÓRICO DE LAS IDENTIDADES DE GÉNERO.

“Todo lo que ha sido construido históricamente

puede ser destruido políticamente”.

Michel Foucault

El lenguaje es el principal medio a través del cual se construye el sujeto. Las personas
no somos palabras ni cosas. Que no somos palabras significa que la experiencia humana
no es una mera forma de pensar, de interpretar la realidad; que no somos cosas significa
que la experiencia humana no es algo natural. Las personas somos más consistentes que
las palabras y más evanescentes que las cosas naturales.

Además, el lenguaje, al transmitir la idea del poder masculino sobre las mujeres,
convierte este poder en parte constituyente de nuestros cuerpos, no sólo a través de las
prácticas físicas que afectan a la musculatura, sino a través de las actitudes que las
personas desarrollan hacia sí mismas.

Decimos que el lenguaje siempre es social y político, nunca es neutro, porque


transmite las relaciones de dominación que atraviesan la estructura social.

Hablamos de “uso sexista del lenguaje” para referirnos al uso discriminatorio del mismo
hacia las mujeres. Esto puede suceder de varias maneras, todas las cuales nos parecen
“normales”, porque normal nos parece la discriminación: invisibilizando la presencia de
las mujeres al nombrar la realidad en masculino (cuando decimos “todos” en lugar de
“todos y todas”) o al aplicar, para una misma situación, términos cargados de distinto
valor según nos refiramos a niñas o a niños (por ejemplo una misma situación en la que
“ella es mala” pero “él es travieso”). Así, necesitaremos hacernos conscientes de la
ideología del lenguaje, del conjunto de ideas y creencias que transmitimos cuando
comunicamos.

Y aquí se nos presenta la paradoja que vamos a observar también en el constructo


teórico de las identidades de género. Por un lado, a través del lenguaje se trata de
extender la visibilidad de las mujeres y la experiencia femenina y, por otro con su
función productiva, a través del lenguaje, construimos el dualismo mujeres/hombres.

- 107 -
De la misma manera, en el constructo teórico de las identidades de género el feminismo
produce al sujeto que define. De este modo, la “representación” consiste en la
construcción y no en el reflejo de aquello que se dice representar.

Butler, en este sentido, se cuestiona básicamente los siguientes interrogantes ¿qué es lo


que vincula a las mujeres?, ¿nacen después de la opresión o ya existían antes?, ¿hay una
autonomía de lo femenino? La construcción de la categoría “mujeres” como un sujeto
coherente y estable ¿es una opción del feminismo o una reificación involuntaria de las
categorías del patriarcado? ¿En qué medida el sujeto “mujeres” sólo adquiere
estabilidad y coherencia dentro de la matriz heterosexual? ¿Qué relaciones de
dominación y exclusión se mantienen involuntariamente cuando la representación se
convierte en el único interés de la política?

Butler advierte incluso sobre el riesgo que pudiera acarrear la eventual utilización
estratégica de recurrir a las categorías de mujeres y hombres (lo que se ha llamado
esencialismos estratégicos que servirían para situarse en la paradoja), se entiende que
cuando, hacerlo, implica cierto tipo de presunciones inocentes acerca del lenguaje.

“Este problema no mejora si se apela a la categoría de mujer sólo con fines


estratégicos, porque las estrategias siempre tienen significados que exceden los
objetivos para los que se crearon”. 75

Judith Butler (1995)

El “exceso” que el lenguaje contiene por el cual el/la hablante moviliza un corpus de
significados y vínculos políticos más allá de sus intenciones impone fuertes límites al
control consciente de las categorías que situamos en circulación.76

Yo me voy a situar en este punto dentro del esencialismo estratégico. En la práctica


terapéutica me sirve para hacer visibles algunas de las problemáticas que acompaño y es
verdad, para mí, que las teorías que cuestionan las categorías pueden errar al ignorar en
qué medida el género, aunque construido culturalmente, se crea en la infancia y

75
Butler, J., El género en disputa. Ed. Paidós. Madrid. 1995
76
La cuestión es que estamos en el lenguaje y no que utilizamos el lenguaje. Adquirir
significado en el lenguaje, adoptar una existencia inteligible, implica no poder
abandonarlo para jugar libremente con los significantes.

- 108 -
configura el propio cuerpo. Incluso como fantasía de identificaciones queda
determinado en nuestras acciones y son bases reales para ellas.

No es fácil salirse del género construido ni siquiera a través de la práctica subversiva


que propone Butler.

Por tanto voy a proponer algunas de las teorías que hablan de las identidades de género,
inconclusas porque no dan cuenta de todas las intersecciones que construyen la
subjetividad y acompañándolas de la introducción que las puede poner en cuestión. Es
mi posición personal dentro de la paradoja… Ya veremos con el tiempo.

Almudena Hernando77 (2000) recoge el carácter histórico de las identidades, es decir,


las diferentes maneras de construir identidad en función de los diferentes momentos
históricos.

Cuando los grupos humanos tienen escasa complejidad socioeconómica, se caracterizan


por la relativa ausencia de individualización y por la no objetivación del mundo externo.
La reducida especialización de tareas y el bajo grado de división y jerarquías implican
una identidad relacional o adscrita, esto es, basada fundamentalmente en la semejanza
con los demás miembros del grupo. La naturaleza no humana, más que una realidad
objetiva externa, se interpreta en clave de interrelación personal, otorgándole las
características del propio comportamiento y entablando una relación mítica y ritual con
ella. En esta relación, el poder y el riesgo potencial se sitúan en la naturaleza,
desconocida e incontrolada, ante la que los seres humanos se sitúan en la posición de
objeto. El grupo de semejantes, por el contrario, no supone una amenaza ni una fuente
de poder y, de modo colectivo, se sitúa en la posición de objeto frente a la naturaleza
personificada.

77
Hernando, A., Arqueología de la identidad. Ed. Akal Arqueología. Madrid. 2002

―, “Factores estructurales asociados a la identidad de género femenina. La no-


inocencia de una construcción sociocultural”, en A. Hernando (ed.), La construcción de
la subjetividad femenina, Madrid, Instituto de Investigaciones Feministas de la
Universidad Complutense de Madrid, 2000

- 109 -
El aumento del control y conocimiento sobre la naturaleza no humana implica la
progresiva objetivación y desconexión emocional de esta. La relación mítica pierde peso
y se desarrolla en los humanos una posición de sujeto frente a la naturaleza.
Paralelamente, el incremento de la complejidad socioeconómica y la consecuente
especialización del trabajo y las funciones sitúan el poder y la amenaza de riesgo no ya
en la naturaleza, sino en el grupo humano. Esta identidad individualizada, centrada en la
posición de sujeto individual y en el aumento del grado de poder, se desarrolla
gradualmente en los varones, posibilitada de modo directo por la mayor movilidad de
estos.

Dada la adscripción tradicional de las mujeres a las tareas de crianza y la consecuente


restricción de su movilidad, no es hasta la edad moderna cuando las mujeres empiezan a
asumir una identidad individualizada, basada en la conciencia de los deseos individuales
y en la capacidad de satisfacerlos.

En resumen, a lo largo de la historia de la especie, las condiciones materiales de


existencia y la desvinculación de las tareas asociadas a la crianza han fomentado en los
varones el desarrollo de una identidad individualizada (conciencia del yo en oposición
al grupo y a la naturaleza, asociada al aumento de control y poder). Para las mujeres,
este tipo de construcción de la identidad se produce en un momento muy posterior, y
todavía en la actualidad está muy presente la identidad relacional (basada en la
identificación emocional con el grupo y con la naturaleza, con un nivel bajo de control y
poder).

El modelo de feminidad tradicional gira en torno al papel de las mujeres como madres y
esposas. Es un rol centrado en la relación, el cuidado y la satisfacción de los deseos de
las demás personas. Se puede ejemplificar en: “para ser una buena mujer” debes ser una
buena madre, debes sacrificarte por las demás personas, debes cuidar, debes...

Carol Gilligan (1986) relaciona la ética del cuidado con la llamada identidad de género
femenina: esta ética se basa en el cuidado y la relación. Indica una visión del poder más
horizontal, necesita incluir la relación emocional, la valoración y el reconocimiento de
las demás personas para generar autoestima.

Por tanto, la llamada identidad de género femenina establece condiciones muy poco
favorables para el ejercicio del poder público.

- 110 -
 Se ejerce satisfactoriamente sólo cuando implica relaciones satisfactorias.

 Se buscan consensos y acuerdos.

 Se frena la competitividad.

 Si hay eficacia con hostilidad, se produce la herida narcisista.

 Las mujeres que desean el poder son calificadas de masculinas y sufren el


rechazo social.

El poder se entiende, siguiendo la definición de Norbert Elias (1990), como expresión


de una posibilidad particularmente grande de influir sobre la autodirección de otras
personas y de participar en la determinación de su destino. Para lo cual es necesario:

 tener claros tus deseos y darles más importancia que a los deseos de las demás
personas;

 cierta individuación (conciencia de los deseos propios);

 objetivar al “otro” sobre el que se impone el poder.

Desde el modelo tradicional, la educación de las mujeres va dirigida a desarrollar y


potenciar cualidades necesarias para desempeñar los roles a los cuales están destinadas:
ser esposas y después madres. Tienen que encontrar al hombre que va a satisfacer sus
necesidades y dar sentido a su existencia. Para ello, se debe potenciar en las mujeres el
cuidado del aspecto físico, la belleza, la capacidad de seducción, el atractivo sexual,
saber agradar y complacer a un “otro” masculino.

Se les asigna el papel y la responsabilidad de cuidar la armonía de la pareja y la familia.


Los mandatos de género en este sentido son: estar siempre disponible, ser sacrificada y
abnegada, y priorizar las necesidades de las demás personas frente a las propias.

La identidad femenina tradicional está basada en ser para los otros (Lagarde,
2000), ser en función y para el cuidado de las demás personas, estructuradas para
dar vida, sentido y cuidado. La dependencia marcaría aquí la subjetividad de las
mujeres, cuyo sentido de la vida y cuyos límites personales están en las otras y los
otros.

- 111 -
Actualmente, ninguna mujer vive en total correspondencia con los estereotipos
tradicionales. Como ya hemos dicho, la modernidad ha significado cambios profundos
en la feminidad y en la vida cotidiana de las mujeres.

Sin embargo, con esta base de identidad tradicional las mujeres salen en la actualidad a
la esfera pública, donde se supone que deben ser competitivas profesionalmente. Se
produce lo que se denomina el sincretismo de género (Lagarde, 2000), y estos mandatos
contradictorios con los que viven actualmente cobran especial relevancia en momentos
críticos: ¿qué pasa cuando una criatura enferma o cuando las personas mayores
envejecen y necesitan cuidados?...

Las niñas que nacen hoy serán educadas como mujeres domésticas y públicas,
madresposasciudadanas (Covas, 2005), mientras que las adultas definen su vida en
torno a maternidades de entrega, conyugalidades asimétricas, cargas familiares y
comunitarias.

Las mujeres, en este sentido, han desarrollado con mucha fuerza el cuidado llevando
esto a la esfera pública (pensemos en las formas de participación política que
desarrollan muchas mujeres o en los trabajos que mayoritariamente eligen).

El modelo de masculinidad tradicional se define como instrumental porque es el que


establece el estatus y la posición social de la familia. Se le ha asignado asumir el mundo
de lo público y tomar decisiones en él.

En el núcleo de la idea de la masculinidad tradicional parece encontrarse la idea de


poder, entendido como poder masculino; las mujeres sólo pueden hacerse con él en el
ámbito de lo doméstico en tanto que colaboradoras de los hombres en la esfera pública.
Desde este modelo “para ser un hombre” debes ser importante, debes ser él más fuerte,
debes no expresar afecto, debes...

Carol Gilligan (1986) relaciona la ética del logro con la identidad de género masculina:
en ella se puede considerar el poder como un fin en sí mismo. Se valora como positiva
una posición jerárquica, con relaciones de poder verticales y que exige una distancia
emocional.

Los hombres en el proceso de socialización se encuentran en el centro de lo social (lo


que se denomina modelo social androcéntrico).

- 112 -
La identidad masculina tradicional está basada en ser para sí (Lagarde, 2000). Los
pilares que la definen son: búsqueda de poder y alejamiento y desprecio de lo
femenino.

Los mandatos de género más importantes para los hombres son: ser importante y
autosuficiente; ser racional y no emocional; la fuerza física; cierta relación con la
violencia, legitimada en este caso socialmente; y la libertad: sexual, social y de
movimiento (Bonino, 2002).

Entonces, las identidades de los varones serían más individualizadas y tendrían el


dominio y la autodefensa como mecanismos esenciales. Desarrollan, así, la capacidad
de autoafirmación, de saber quiénes son y saber lo que quieren por sí mismos,
orientando sus discursos y sus acciones a sus propios intereses.

La identidad masculina se caracteriza por el desarrollo de roles “instrumentales”


dirigidos hacia metas que trascienden la acción inmediata. La identidad se basa en el yo
(mayor capacidad de abstracción, se alimenta a sí misma y crece...). Existe tolerancia a
la frustración (en las relaciones con las demás personas que no sean satisfactorias) y al
conflicto.

Algunas autoras y autores afirman que las masculinidades se aprenden a través de


mecanismos ya estructurados socialmente (fútbol, servicio militar, etcétera) y deben ser
demostradas constantemente, han de ser muy visibles. Judith Butler (1995) lo explica
como la hiperbolización de la masculinidad, es decir, la imitación exagerada de un ideal
inalcanzable, que produce una búsqueda ilimitada. Los rasgos femeninos son una
amenaza constante que no puede formar parte del desarrollo de su identidad. La
demostración de heterosexualidad es fundamental en este proceso.

Como en el caso de las mujeres, no todos los hombres en la actualidad asumen


identitariamente el mandato social tradicional de la masculinidad. Cada hombre es un
individuo y, por ende, tiene su manera particular de interpretar, interiorizar y manifestar
los mandatos de género. Es importante diferenciar entre la identidad masculina asignada
y la identidad masculina asumida.

Sin embargo, su base identitaria tradicional es la que va a influir en su desarrollo


personal y en su comportamiento, tanto en lo íntimo como en lo público.

- 113 -
No es fácil, tampoco para los hombres, salirse del mandato de género tradicional. Por un
lado, implica renunciar a los privilegios: no hay muchos modelos de hombres
igualitarios que funcionen como referencias positivas de cambio. Por otro, quienes
representan la masculinidad patriarcal no soportan que algunos hombres abandonen sus
filas para sumarse a otras más igualitarias. Estos hombres suelen ser ridiculizados como
fracasados, “afeminados” (con toda la carga negativa que en la sociedad patriarcal tiene
lo femenino). Una polaridad fundamental para los varones es el poder y la impotencia.

Ambos modelos tradicionales presentan dificultades, ya que no nos permiten


desarrollarnos y nos limitan como personas. Es importante, por tanto, tomar conciencia
de hasta qué punto hemos adoptado los roles asignados y en qué aspectos nos limita la
pertenencia al género femenino o al masculino para poder superarlas.

Como ya hemos dicho, actualmente no existe un solo modelo de ser hombre y mujer. Se
van produciendo algunos cambios que flexibilizan los roles y permiten una mayor
integración de lo masculino y femenino, pero queda mucho camino por recorrer. Los
modelos actuales de masculinidad y feminidad sólo pueden entenderse desde su puesta
en relación con el modelo tradicional.

En efecto, las mujeres, en general, siguen ocupándose del ámbito doméstico y de la


familia, así como del cuidado de las y los demás, de la educación y crianza de nuestras
hijas e hijos. Los hombres siguen permaneciendo en el espacio público.

Esto hace, entre otras muchas cosas, que las posibilidades de desarrollo personal de las
mujeres se vean más limitadas que las de los varones. Las limitaciones van a influir en
la valoración que hacen de sí mismas y de su bienestar.

Cuando las mujeres se incorporan al trabajo remunerado y al ámbito público, lo hacen,


en general, sin abandonar los supuestos en los que se asientan los roles tradicionales.
Nos encontramos ante el modelo de la doble jornada y la doble exigencia, donde las
mujeres deben cumplir todos los papeles al mismo tiempo, cubrir el ámbito público y
privado. Esto conlleva la doble presencia/ausencia78 porque supone estar y no estar en
los dos sitios. Esta nueva exigencia ante la que se encuentran un número grande de
mujeres acarrea consecuencias físicas (estrés, sobrecarga), consecuencias psicológicas

78
Término acuñado por Laura Balbo en 1978.

- 114 -
(angustia, culpabilidad), pero también sociales (infravaloración del trabajo de las
mujeres). Las consecuencias físicas, en ocasiones, han originado síndromes
categorizados como femeninos. Sin embargo, lejos de encontrarse asociados a factores
endógenos de las mujeres, se tratan de la proyección física y/o psicológica de la
violencia que se ejerce contra ellas. Es decir, las mujeres interiorizan la violencia y su
expresión toma la forma de diversos síntomas.

Ante el cambio en las mujeres, los varones responden de maneras diversas. Algunos
defienden los valores tradicionales asignados a los sexos, otros “colaboran” en casa ante
los cambios de sus compañeras y, finalmente, algunos empiezan a reflexionar sobre la
situación de injusticia en la que participan al aceptar los privilegios que les otorga la
sociedad patriarcal.

Estos últimos entienden que los supuestos en los que se asienta la masculinidad
tradicional reproducen la discriminación hacia las mujeres con las que se relacionan, y
que el cambio es una condición de justicia que equilibra y mejora los vínculos
interpersonales. Aceptan el reto que les plantea el compromiso con una sociedad más
justa para todas y todos.

Las llamadas identidades de género, aquí formuladas, dan cuenta de mandatos sociales
que son introyectados. Dejan fuera las diferencias que se dan dentro de cada uno de
estos grupos y están armadas (no por casualidad) dentro de la lógica heterosexual y
referidas histórica y geográficamente (las culturas occidentales del siglo XX).

4.6. TRABAJO CON PROBLEMÁTICAS CONCRETAS.

En la actualidad la investigación feminista ha abierto campos que no habían sido


considerados hasta el momento en la comunidad científica en torno a la salud psíquica.

Es importante cuando trabajamos con mujeres tener en cuenta que la psicología y la


psiquiatría feministas han permitido la redefinición y la descripción de la construcción
social y cultural de las patologías asignadas a las mujeres, de las prácticas diagnósticas
y de los tratamientos, así como del abuso de la prescripción de psicofármacos para
silenciar el malestar de las mujeres.

- 115 -
Otros campos son los marcos teóricos en torno a la violencia contra las mujeres, los
vínculos afectivos, el amor romántico. El trabajo doméstico y los malestares que
conlleva. Algunas/os psicoterapeutas están trabajando las masculinidades, en
problemáticas concretas: cómo trabajar con los hombres que ejercen violencia o, en
trabajos de masculinidades con el objetivo de modificar la identidad masculina en sus
aspectos tradicionales. En la actualidad están empezando a formarse grupos de hombres
que se plantean esta cuestión. También, como hemos visto a lo largo de la tesina se ha
teorizado mucho sobre el deseo sexual y la problemática de la transexualidad por la
dificultad que conlleva vivir con una violencia estructural que genera malestar en
muchos cuerpos y psiques. También es interesante la concepción del amor como eje de
la identidad femenina que establece la plusvalía del cuidado de las mujeres como algo
naturalizado y que se observa en maternidades mistificadas, escondidas en ocasiones
en discursos “progres”.

Hay, en la actualidad dentro del Estado Español, psicoterapeutas abordando estos temas
en concreto, desde una perspectiva feminista. Destaco unas/os pocas/os cuyo trabajo
teórico y/o práctico me parece especialmente significativo:

Cristina Garaizabal que trabaja en el marco de la despatologización de la transexualidad


con identidades sexuales.

Emilce Dio Bleichmar psicoanalista, de las primeras en este país que conversa con el
feminismo, en la actualidad mucho de su trabajo se refiere al fenómeno de la violencia
contra las mujeres dentro de las relaciones afectivas.

Nora Levinton que es discípula de la anterior.

Fina Sanz en el marco de la Psicoterapia del Reencuentro.

Ana Távora que trabaja con grupos de mujeres y tiene escritos especialmente
interesantes en torno al amor y las identidades femeninas.

Susana Covas que habla de los cambios pendientes con respecto a las identidades de
género.

Luis Bonino con el planteamiento del trabajo de masculinidades.

Hay muchas más, cada vez más. Siento que solo pueda nombrar unas pocas pero es una
muestra representativa del trabajo de las/os demás.

- 116 -
- 117 -
5. ALGUNOS EJEMPLOS DE LA PRÁCTICA TERAPÉUTICA
GESTÁLTICA CON PERSPECTIVA FEMINISTA.

“Tendríamos que empezar a hacer

las preguntas que han sido

definidas como no preguntas”.

Adrienne Rich

Llevo grupos desde el año 2001, hasta ahora siempre con la perspectiva feminista como
base de la intervención. Unos con carácter formativo y otros con carácter terapéutico;
estos últimos en tres intervenciones fundamentales: grupos mixtos en el ámbito de la
educación para la salud, en prevención ambulatoria (con la intención de evitar
medicación excesiva, con enfermas/os crónicas/os); grupos de mujeres que han sufrido
violencia de género, en su mayor parte en el ámbito de la pareja; grupos de mujeres para
el empoderamiento y/o el desarrollo personal.

La duración de los talleres depende de la administración que contrata el servicio, la


mayor parte, y también el ideal, es de un año escolar completo con posibilidades de
seguir trabajando en ediciones sucesivas del programa.

También desde hace unos años llevo casos en terapia individual, como terapeuta
gestáltica experta en perspectiva feminista.

Aún así no me resulta sencillo explicar en la práctica qué significado específico tiene
este bagaje, primero porque las problemáticas y/o vivencias de las personas son poco
aprehensibles en palabras y segundo porque en el ámbito de la terapia Gestalt ponerse
frente a una persona significa olvidar todo lo preconcebido y llevarlo al fondo.

Por tanto, más que citar casos concretos trataré de hablar de los desajustes,
problemáticas, sufrimientos que yo me he encontrado con respecto al tema que nos
ocupa. Lo haré poniendo ejemplos sencillos y teniendo en cuenta:

a) los puntos recogidos en cuanto a qué aporta la perspectiva feminista a la psicoterapia.


Recordemos la estructura:

- 118 -
 El poder y el contexto social es problemático (la existencia de mecanismos de
opresión, hablar del patriarcado).

 Lo personal es político; con el uso del término identidad, dando cuenta de la


dimensión social de la experiencia subjetiva.

 Género y deseo sexual (en cuanto a la heterosexualidad obligatoria) son


construcciones sociales relacionadas con las estructuras de parentesco.

 El cuestionamiento de los dualismos, de la mirada dicotómica del pensamiento


cartesiano.

 Las diferencias y la consideración de patologías o normalidades son


construcciones sociales; no hay una ciencia objetiva y hasta ahora el
androcentrismo está presente en ella.

 Las teorías sobre los mecanismos psíquicos del poder, con influencia del
psicoanálisis, que atienden a dimensiones emocionales e inconscientes.

 En la actualidad, la problematización del sexo como variable dicotómica y


excluyente. Que deja fuera de lo legible la experiencia y la vida de muchas
personas.

b) algunas apreciaciones con respecto al marco terapéutico:

Casi todas las personas viven LAS IMPOSICIONES ESTRUCTURALES COMO


DIFICULTADES PROPIAS, el ajuste creativo que se realiza es el propio ego, el auto-
concepto, la identidad.

Con la identidad construimos la ventana a través de la cual miramos el mundo. Es una


ventana que nos permite observarlo y tener a la vez sensación de control sobre él, e
interpretarnos e interpretar la realidad en una estructura.

Es, por tanto, necesaria (lo contrario puede ser la falta de estructura en algunas psiques)
y también limitante puesto que se realiza en función de un medio que normativiza el
auto-concepto y lo limita.

La búsqueda del sí mismo, de sentirse a sí, yo lo planteo en términos de hacer más


grande la ventana o mejor aún, una casa llena de ventanales. Necesitamos contarnos a
nosotras/os y observar el mundo sin que nos aplaste; también necesitamos hacer esto de

- 119 -
la manera menos rígida y neurotizante posible, experimentando en ocasiones el placer
del contacto profundo de sí.

Los ejemplos se muestran a continuación:

 Las violencias estructurales generan en ocasiones sensaciones de desorden


interno.

Trabajo con una mujer joven cuya dificultad inicial era la falta de estima, yo no sé, yo
no sirvo, yo no… Siempre que hacía una intervención en el taller lo acompañaba de
dichos comentarios. La relación con el encuadre en el grupo siempre ha sido
problemática, falta de asistencia, falta de puntualidad. La vida de la chica en cuanto a
vínculos ha sido siempre problemática, su padre ha estado ausente en su vida y su
madre, con un poco de retraso intelectual, las recogía del orfanato, donde se criaron ella
y su hermana, los fines de semana. No acabó los estudios y ha tenido dos parejas (con
una hija y un hijo de cada uno de ellos), la situación socio-económica es muy precaria,
llegando casi a niveles de exclusión.

Ella lo vive y lo refiere como desorden interno y ese desorden (que apareció en el
desarrollo de una técnica) lo experimenta con una profunda vergüenza. No sé… no
sirvo… porque no puedo poner orden en mi vida.

He abierto el encuadre con ella porque me di cuenta que por vergüenza en la dificultad
de seguirlo estuvo a punto de abandonar el grupo.

Trabaja, se ordena un poquito y el desorden aparece en una vuelta a la dificultad de


adaptarse al medio, por nuevas violencias estructurales (ahora hay trabajo, ahora no…).
Su pareja acaba de ingresar en la cárcel (básicamente por pobre)…

¿Cómo se trabaja con una persona que sufre corporal y psíquicamente tanto varapalo?
En el grupo recibe la valoración y el reconocimiento de las demás; mucho cariño en los
momentos duros.

También, la suficiente flexibilidad del encuadre para no repetir la vergüenza de su


dificultad para llevar el control sobre su vida. En él se siente incluida y el desorden ha
pasado a ser algo menos vergonzante; esperemos, aunque no está del todo en nuestra

- 120 -
mano, que la estructura socioeconómica le permita algún día colocarse en un lugar
desde el que poder adueñarse de su vida, desde luego está trabajando para encontrarlo.

 He trabajado con algunas mujeres con hijas/os adolescentes o en el inicio de la


juventud, en parejas heterosexuales tradicionales en los que ambos miembros tienen un
empleo. Estas mujeres refieren inicialmente sentirse muy culpables porque consideran
que hacen la vida de su familia insufrible por sus inexplicables ataques de ira. Se
avergüenzan y se sienten sobre todo culpables por eso que viven como un
comportamiento “histérico”. Vienen a trabajar para cambiarse, tomarse las cosas con
mayor sentido del humor y poder mostrar el amor que sienten sin interrumpirlo con su
“carácter” tan poco armonioso.

El perfil es parecido, sus parejas, hombres, más o menos ausentes de la vida familiar se
muestran tranquilos, haciendo en muchos casos de “poli bueno” en el trato con las/os
hijas/os.

En estos casos, cuando se inicia el trabajo terapéutico, las mujeres narran una
sobrecarga de trabajo que en ocasiones ralla lo insoportable. El trabajo doméstico y
de cuidados está soportado por ellas y el tiempo dedicado a lo propio es inexistente.

Estas mujeres están muy enfadadas porque son abusadas por las personas a las que
aman y no se lo pueden contar. Retroflectan el enfado que se convierte en sentimiento
de culpa y cargan con él todo el tiempo que pueden hasta que explota con más o menos
ruido; normalmente este enfado no va acompañado de puesta de límites con lo que el
ciclo vuelve a comenzar recibiendo del exterior la idea de inadecuación o de falta de
capacidad para disfrutar de la vida (estás amargada es una frase que se repite).

Poner conciencia del enfado sentido y colocarlo en el lugar que corresponde es el primer
paso, desde ahí los límites más o menos conflictivos empiezan a ser un desarrollo
lógico. Y aunque la cosa parece de sentido común un reparto más igualitario del trabajo
se convierte en una dolorosa negociación con las parejas e hijas/os ya que está presente
la idea de que las mujeres que aman cuidan y trabajan por las personas con las que
viven.

Para este perfil de mujeres recuperar un poco del tiempo para sí viene cargado de culpa,
también de una sensación interna de “soy una egoísta”.
- 121 -
 El ideal de la maternidad es otro lugar en el que las mujeres están viviendo con
dificultades los mensajes sincréticos con respecto al género79. Si en algún sitio
permanecen casi intactos los mandatos tradicionales hacia las mujeres, en cuanto a ser
para otros, es en el ámbito de la maternidad.

He tenido en terapia mujeres jóvenes con hijas/os pequeñas/os que son el ejemplo claro
de la culpa como mecanismo de auto-tortura.

Todas ellas con una concepción de sí mismas como personas que quieren desarrollarse
en todos los aspectos de su vida, profesional, afectiva, personalmente... Este concepto
de sí se topa de bruces con las maternidades de entrega que se presentan, también en su
versión “progre” como la manera más adecuada de ser madre.

Es importante con estas mujeres trabajar el planteamiento del apego de Jesica Benjamin.
Esta autora considera que los deseos y necesidades de la madre, en edades clave como
los 18 meses (lo que denomina la edad del deambulante), no son un impedimento que se
contrapone a los deseos y necesidades de la o el bebé, sino que benefician a ambas
partes. Atender las propias necesidades ayuda a entender a las madres como sujetos,
cosa que vendrá bien en un futuro para establecer relaciones más sanas con las personas
y sobre todo con las mujeres (entendiendo a éstas como personas con deseos y
necesidades propias).

 Hay veces que lo estructural pega tan duro que el trabajo terapéutico se hace
poco viable, al menos en el sentido que lo entendemos.

He trabajado con grupos de mujeres cuyas necesidades básicas en cuanto a alimento y


vivienda estaban amenazadas o no cubiertas. Han sido en su mayoría mujeres migrantes
que no tienen un colchón familiar que soporte los momentos más críticos.

Cuando la amenaza es tan básica se puede contener, acompañar… ¿Darse cuenta?


¿Responsabilidad? Es casi repetir violencia devolverles eso de “estar lo mejor posible
con las circunstancias que nos rodean”. El darse cuenta está también difícil puesto que
cuando las circunstancias son tan duras la disociación es un mecanismo a la orden del
79
El sincretismo de género que refiere Marcela Lagarde.

- 122 -
día, como el recurso a lo mítico-mágico para tener una cierta sensación de control de la
propia vida.

Los grupos en estas situaciones se convierten en espacios de denuncia y en redes de


apoyo informales desde las que conseguir las cosas básicas.

En estos casos se ve claramente eso que proponía Abraham Maslow con la pirámide de
las necesidades: no se puede pasar a otra cuando la previa no está cubierta.

La terapeuta en estos casos, además de soportar el dolor y la impotencia propia, puede


facilitar el encuadre que permita la red, la denuncia (también en lugares más públicos),
la cohesión en el grupo y establecer dinámicas de reconocimiento.

 He trabajado con mujeres que estaban sufriendo situaciones de violencia por


parte de sus parejas o ex parejas.

Todas llegan con un sentimiento de culpa muy claro. Los maltratadores utilizan la
“proyección masiva” como mecanismo de defensa para no responsabilizarse de la
agresión y objetivar (convertir en objeto) a la persona que tienen delante. Estas mujeres
suelen recoger la proyección en la medida que muchas de ellas (como hemos visto en el
constructo teórico de las identidades de género) tienen el auto-concepto y el narcisismo
colocado en el sostenimiento de las relaciones, en el “ser para otros”.

El síndrome de estrés post-traumático es también una constante. En menos ocasiones,


aunque en número significativo, adicciones al alcohol o a algunos fármacos utilizados
como vía de escape a la conciencia de la situación.

Trabajada esta primera fase, el resto del trabajo es, en mi opinión, muy delicado. Por un
lado está la necesidad de seguridad física y cuando esta está más o menos garantizada
(nunca del todo) la necesidad de desalojar psíquicamente el espacio que ocupa el
maltratador en la psique de la mujer que ha sufrido la violencia.

Se me ha dado el caso de una mujer cuyo maltratador había muerto hacía siete años que
todavía le temía, puesto que pensaba (cosa que tardó mucho tiempo en reconocer dentro
del proceso) que todavía le podía hacer daño a través de su hijo y le imaginaba en forma
de energía negativa a su alrededor. Tal es el poder que consigue el maltratador en
algunos casos.

- 123 -
La seguridad física depende de tener presente la amenaza, la seguridad psíquica
depende de deshacerse de ella, o al menos de que deje de ocupar todo el espacio y
organizar la vida de las mujeres hasta el punto de dejarles sin capacidad de hacer.

En los casos menos graves en cuanto a amenaza (¿pero cuándo lo es? es una variable
muy poco medible) trabajar la culpa, el estrés post-traumático y salirse en lo posible del
lugar de víctima recuperando la propia agencia, es fundamental.

 En otras relaciones afectivas (casi siempre heterosexuales, aunque no solo)


existen relaciones de maltrato que pasan más desapercibidas.

Las dinámicas de fusión propias de la fase inicial de enamoramiento en ocasiones


derivan en relaciones de dominación/sometimiento; otras en un intento desesperado de
mantener la fusión que invisibiliza el conflicto y suelen establecerse en base a las
necesidades de una de las personas de la pareja; y, por último en relaciones de
interdependencia que aparecen como la manera más sana de establecer el vínculo. En
las dos primeras el maltrato puede ser una constante.

Si tenemos en cuenta, además, que las mujeres entienden el amor como un bien escaso,
sobre todo a determinadas edades, y que uno de los lugares privilegiados donde se
consolidan los mandatos de género es en las ideas de amor (entendido sobre todo como
amor romántico) que parecen estimular a las mujeres para ocupar lugares de sumisión
dentro de la pareja, podremos entender cómo se establece y reproduce a un nivel
relacional la violencia estructural.

Por supuesto que no podemos trasladar la violencia estructural a las relaciones sin tener
en cuenta otros factores (otras intersecciones). No siempre el maltrato en las relaciones
se produce de unos a otras. Sí podemos fijarnos en los hilos que nos llevan desde las
dinámicas afectivas, pasando por los introyectos en relación al amor como plusvalía de
lo femenino, hasta las posibles vivencias de maltrato y/o sometimiento.

- 124 -
 También es posible mirarlo desde su opuesto, el buen trato80 y observar en qué
medida nos tratamos bien y tratamos bien en las relaciones que establecemos (no solo
de pareja) parando así la violencia simbólica estructural.

Por ejemplo, en terapia hay muchas chicas jóvenes que sufren por tener el cuerpo que
tienen, sin que se observe nada especialmente desproporcionado o patológico.

La violencia estructural es el mandato de un modelo de belleza irreal e


inasumible.

En el ámbito relacional este mandato se reproduce en cuanto a las posibilidades


de ligar o no.

En el ámbito interno el odio al propio cuerpo se reproduce dañándolo con planes


rígidos de modificación corporal (dietas exageradas, planes marciales de
ejercicio físico…).

En el caso de los chicos jóvenes, por ejemplo, el miedo físico es algo vivido con
vergüenza.

La violencia estructural es el mandato de los hombres como garantes de la


seguridad física de las personas que les rodean.

En el ámbito de las relaciones los chicos jóvenes van a ser tachados de cobardes
cuando ante situaciones de violencia no sepan responder.

En el ámbito interno la vivencia de miedo es rechazada, llevándoles a prácticas


de riesgo o a asumir un auto-concepto de cobardes que les daña psíquicamente.

Son dos ejemplos muy simples que nos pueden ayudar a entender algunas actitudes que
se presentan de manera más compleja en personas adultas en estos tres ámbitos:
maltrato estructural, relacional e interno.

 Puede ser interesante en algunas problemáticas observar los vínculos afectivos


que generan sufrimiento entendiendo el amor de pareja y las relaciones en general como
dinámicas de dependencia y reconocimiento.

80
Término acuñado por Fina Sanz y base importante de su planteamiento terapéutico en
la Psicoterapia del Reencuentro

- 125 -
La dependencia, en este momento histórico en el que en Occidente el individualismo es
el ideal, suele aparecer como una necesidad vivida como una deficiencia de sí.

Nadie parece querer depender y es algo muy necesario para la vida. Necesitamos de
las/os demás. Suele observarse cómo las personas que se muestran más autónomas e
independientes tienen a la vez vínculos de dependencia muy fuertes, sus necesidades
están bien cubiertas en ese sentido.

Tranquiliza la posibilidad de depender, asegura y genera arraigo.

Las dependencias materiales son las más desvalorizadas, por lo que yo he observado.
Para muchas personas (más mujeres que hombres si se observa la dificultad de las
mujeres para entrar en el mercado de trabajo o el fenómeno de la feminización de la
pobreza) es algo de vital importancia y oculto a la mirada de los demás y en ocasiones a
la propia.

Creo que hay que darle su lugar de valor a la dependencia económica y/o material. Nos
sujeta en ocasiones a relaciones que no queremos sostener pero no es trivial en la
manera de entenderlas o proponerse salir o quedarse en ellas.

El reconocimiento se establece en las relaciones (sobre todo de pareja aunque no solo)


como el poder que colocamos en las/os otras/os para reconocernos. Las dinámicas de
reconocimiento son, por tanto, dobles. Yo, te pongo el reconocimiento de reconocerme.
Es lo más doloroso de trabajar en los duelos de las relaciones afectivas que terminan, y
es peligroso cuando solo está colocado en un lugar, si es así el duelo se puede vivir
como una desintegración de la propia identidad, una ruptura del sentido de sí.

 En el trabajo con hombres he observado también algunas características comunes.

Los que aparecen con una identidad masculina poco cuestionada (heterosexuales en
todos los casos) llegan con un poco más de justificación, vergüenza, desconcierto… por
acudir a terapia que el resto de las personas.

En tres de estos casos la problemática que generaba sufrimiento tenía que ver con la
identificación con la madre y su parte femenina en momentos de crisis vital, desde ese
lugar les resultaba muy complicado contarse quienes eran y no tener sentimientos de
rechazo hacia esa parte de sí.

- 126 -
Los que vienen a trabajar su masculinidad, en un compromiso político con
posicionamientos feministas, vienen normalmente un poco confundidos. Llevan la
violencia estructural con la que se construyen las llamadas identidades de género al
plano de las relaciones sin tener en cuenta otras intersecciones que afectan a los
mecanismos de poder en el plano de dichas relaciones.

También caen /caemos en una arbitrariedad a la hora de nombrar las violencias que hace
mucho daño. Si todos los hombres son agresores sexuales, ¿no se invisibilizan las
prácticas más violentas? Me parece sumamente importante comenzar a nombrar cada
violencia o microviolencia de una manera específica. Si no, identificarse con la
masculinidad en un intento de modificarla puede llevar a un sufrimiento psíquico
absurdo: Todo lo que sale de mí es malo… Todo lo que siento, todo lo que deseo, es
patriarcal y por tanto violento.

Es bueno para estos hombres hacer un duelo de expectativas por el hecho de tener que
renunciar a una posición marcada por el privilegio, también es positivo una fase de
culpa (entendida en su función adaptativa: la culpa que sirve para reparar; en su función
desadaptativa solamente tortura). Y entender que lo que se siente es lo que es, nos sirve
para orientarnos en el mundo, otra cosa muy diferente es lo que hacemos con lo que
sentimos, eso sí está en nuestra mano de forma inmediata.

 Algunas personas vienen confundidas en relación al deseo sexual.

Se suele entender la heterosexualidad como la práctica sexual “normal” y la


homosexualidad y el lesbianismo como una interrupción del desarrollo sexual esperado.
En la actualidad, en nuestras sociedades, el deseo no heterosexual es tolerado y cada vez
menos perseguido, pero aún entendido como una disfunción.

Ya hemos visto, en el primer capítulo de la tesina, cómo ha estado catalogado dentro de


las patologías psíquicas hasta hace muy poco tiempo.

En la práctica terapéutica yo me he encontrado identidades de gais y lesbianas cada vez


más reforzadas, con poca problemática con respecto a nombrarse. Si bien, en ocasiones
las familias de origen son poco acogedoras, el recurso de organizar familias afectivas
fuertes suple las deficiencias en ese sentido. Imagino que seguirá habiendo casos en los

- 127 -
que el sufrimiento con respecto a la identidad sexual seguirá siendo muy fuerte, a mí no
se me ha dado ningún caso.

He observado más desconcierto en personas que cambian su deseo sexual a lo largo de


la vida, ya que se entiende éste como un continuo. Yo creo que cuando se habla de
bisexualidad en realidad se está nombrando una realidad presente para todas y todos. El
deseo sexual si no está limitado por los mandatos sociales se manifiesta en todos los
sentidos.

Este desconcierto se produce más en personas que han tenido prácticas heterosexuales
hasta el momento y de repente tratan de resignificar toda su vida en función de una
posible homosexualidad encubierta. Como si lo vivido hasta entonces fuese una
impostación de sí y por fin “saliesen del armario” (he escuchado también a terapeutas
que lo entienden de esta manera). El relato de irrealidad y la justificación es, en estos
casos, permanente.

También las identidades de gais y lesbianas se resienten en estos casos. Es la lógica del
dualismo. Si bien, el desajuste es menor ya que, en general, son personas más
habituadas a darse sentido fuera de los mandatos de género con respecto a su propia
sexualidad.

 En la transexualidad nos encontramos con una presión social que genera mucha
ansiedad y sentimientos profundos de inadecuación. En estos casos la estructura social
golpea duro y también mucho del mundo relacional. Es una profunda injusticia.
Personas que viven sus identificaciones sexuales con una explícita condena social.

He tenido algunos casos en terapia. La norma (entendida como normalidad) está en el


centro de su búsqueda. Acercarse lo más posible a la referencia de lo femenino o
masculino. De esta forma el propio cuerpo queda establecido como el lugar modificable
por inadecuado, el campo de la batalla con la norma social.

El sufrimiento psíquico es grande en estos casos.

Por suerte, cada vez prolifera más la práctica transgénero, identidades que subvierten los
lugares legibles del cuerpo con respecto al sexo. Suelen ser prácticas mas elegidas,

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desde un lugar fronterizo de las identidades, y con menos presión con respecto a la
modificación corporal.

Son solamente unos pocos ejemplos que pretendo sirvan para ilustrar. Este es un punto
inacabado por inabarcable en esta tesina. Queda pendiente para mí recoger y ordenar las
experiencias en este sentido.

Quiero terminar resaltando, de nuevo, los puntos recogidos en el inicio del capítulo 2:

 Es necesario para la igualdad deshacer el orden establecido en el sentido de


cambiar las coordenadas de lo posible.

 La vida humana es en sí misma una práctica política, al igual que las relaciones
sociales, y está atravesada por relaciones de poder “lo personal es político”. El
cuerpo es el principal depositario de los eventos externos.

 Las llamadas identidades de género limitan las potencialidades humanas


ajustándose a mandatos que perpetúan la desigualdad, dejando fuera de la matriz
de significado muchos cuerpos y vidas.

Todo ello pasa por articular la vida, la justicia y, en este caso la práctica terapéutica en
términos de: redistribución, reciprocidad y reconocimiento.

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