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2° parcial Victimología

Abuso sexual infantil. Las secuelas en adultos. (Claudia Rubins)

Las secuelas de este tipo de experiencia son muy graves, afectan diversas áreas de la
vida cotidiana e implican diferentes discapacidades.
La revelación de este tipo de experiencias en terapia, sólo exepcionalmente fueron el
motivo de consulta de personas que llegan solicitando una entrevista.
En general sólo pudieron ser verbalizados luego de transcurrido largo tiempo de
tratamiento, luego de haber logrado mucha confianza en el analista; o se confiesa debido
a una situación actual que evoca aquello acontecido en la infancia.
En ningún caso la patología presentada es leve. Los hombres presentan patologías
severas como esquizofrenia, graves enfermedades psicosomáticas, trastornos en la
identidad sexual, etc. Se destacan graves perturbaciones relativas a la autoestima que
interfiere profundamente en la vida cotidiana, pero fundamentalmente en las relaciones
interpersonales y la vida sexual.
Se trata de fenómenos de stress, que a diferencia de otros, se prolongan en eltiempo y
favorecen la aparición de mecanismos defensivos que le darán curso crónico a la
patología.

La familia: respecto de la constelación familiar, resulta perturbador y confusionante a


desorganización que esta situación produce en la configuración del complejo de edipo, el
camino de las identificaciones y la internalización de pautas sociales que fracturan la ley
social y la prohibición del incesto.
Si tenemos en cuenta que el abusador en el 95% de los casos es alguien perteneciente al
grupo familiar más próximo, resulta que para la vida de estos niños se ha violado el tabú
del incesto.
Los adultos que concurren a consulta han transcurrido su infancia y adolescencia con el
abusador, quien desde su figura de poder, ha producido distorciones en la percepción del
niño de las imagines de autoridad, los cuidados y graves perturbaciones en la
interpretación del afecto. Esto provocaría que la capacidad del adulto que atravesó estas
situaciones de abuso, para la construcción de relaciones integradas resulta distorcionada,
atravesando todos los aspectos de su identidad.

Los factores de resiliencia (capacidad para reponerse de situaciones traumáticas) se


deben:
 al cuidado y protección que recibieron de otros adultos
 la posibilidad de haber develado los hechosy ser protegidos por el agresor
 ser creidos (nos desmentidos)
 lo constitucional del sujeto

Algunos podrán tomar de la cultura lo que no han recibido del grupo primario, otros
repetirán estos modelos (los menos), otros necesitarán “fugarse” de esta realidad
normativa o descubrirán mecanismos que le provean de realidades alternativas.

Los sentimientos de vacío: existe un gran sentimiento de culpa que las acompaña. Se
trata de un tipo de vivencia que los pacientes relatan como antiguo, arcaico, proveniente
de la infancia y relacionado con un “no ser”, disociado de la situación abusiva, es decir,
“era como que yo me iba de mi cuerpo, lo dejaba vacío y ese vació es el que siento
ahora”.
Estos sentimientos de vacío crónico son los que muchas veces, conducen a los intentos
de suicidio en otras etapas de la vida.

Los síntomas disociativos: los mecanismo disociativos como los de escición han
constribuido a la supervivencia de estos sujetos durante la infancia.
Según el estadio evolutivo, las características del niño y el impacto en su psiquismo de las
vivencias abusivas, se instalará uno u otro de estos mecanismos de manera privilegiada.
Los mecanismos disociativos utilizados privilegiadamente en la infancia, llegan para
quedarse e irrumpir en el psiquismo en diferentes ámbitos de la vida. Aparecen en la
sexualidad como ideación fóbica u obsesiva, como síntomas conversivos, etc.
Cuando un paciente consigue ir armando su rompecabezas, conectando las vivencias de
aniquilación y desvalimiento de entonces, esta modalidad defensiva adquiere
proporciones menos nocivas para su calidad de vida.
Los rescuerdos, escindidos de la memoria son recobrados, dándole sentido a las
conductas, sensaciones, percepciones y aliviando en parte, el peso de los síntomas y el
secreto.

La vida sexual: las máximas populares “el niño abusado será un futuro violador” no han
sido comprobadas. La secuela en la vida sexual de adultos que fueron víctimas de abuso
sexual son las disfunciones sexuales, desde la anhedonia (incapacidad para sentir placer)
hasta la frigidez e impotencia.
Por otra parte, en muchas ocasiones, la eleeción de pareja, ha incluido de forma
inconciente, una persona con características perversas, que provocará daños a sus niños.
Esto de sebe a que la disociación no ha dejado ver el peligro que corren los hijos.

La patología: las patologías seculares de ASI que más se han observado en la clínica son
los trastornos psicóticos y de personalidad. En menores escalas se observa trastornos
alimentarios, trastorno disociativo, enfermedades psicosompaticas graves, trastornos en
la identidad sexual, disfunsiones sexuales, abuso de sustancias.

Los vínculos: en el 95% de los casos es un integrante del grupo familiar (padre, tío,
abuelo); en menos casos son las madres, abuelas y otras mujeres de la familia.
La modalidad de abuso físico y emocional que es exclusivo de las mujeres es el síndrome
de munchaussen por poderes.
Mientras están sucediendo los ASI el niño se expone al agresor de manera altamente
nociva ya que el mismo sujeto que abusa es quien debe cuidarlo, y abusa así de su
confianza através del abuso de poder. El niño se encuentra atrapado en una trama
perversa que incluye el secreto y la seducción.
La telaraña relacional determinará en el futuro complicadas experiencias vinculares que
van desde el mayor nivel de confianza hasta la consufusión y la extrema dependencia.
Además están en juego el temor, la sujeción, la culpa.
Por alguna razón, en las situaciones de elección de una pareja, el nacimiento de un hijo o
en la vejez, estas situaciones antiguas se actualizan, permitiendo el develamiento por
primera vez de estas situaciones de abuso.
Los mecanismos disociativos utilizados para defenderse de estas situaciones, repercuten
en los vínculos que se establecen.
Es muy diferente el pronóstico en los casos en que ese niño ha sido creido y protegido de
estas situaciones, lo que posibilita un mayor grado de confianza en los otros en el futuro.
Violación seguida de infanticidio (Miotto)

El enfoque de este texto se centra en el rol que asume la madre frente al maltrato (físico,
emocional y sexual) ejercido por su pareja (padre o padrastro del niño) que culmina en el
homicidio del infante.

Muchos autores han insistido en el rol pasivo que acepta la mujer de estos hechos.
Se alude a mujeres que han sido rechazadas por las madres y expuestas a situaciones de
alto riesgo, puedan asumir una actitud hostil hacia sus hijos. Por este motivo, son muy
importantes las experiencias de vinculación y calidad de las relaciones establecidas con
las figuras primitivas. Dichas experiencias tempranas constituyen la base sobre la que
progresivamente se va construyendo y estructurando un sentido de sí mismo y de
realidad.

La victimización temprana, con consecuencias esperables a los largo del permite, podrían
permitir la transformación de victica a victimario. Entonces, es esperable que el patrón
vicnular anómalo pueda ser entendido como una estructura asimilable de relaciones que
el individuo construye, fruto de una historia de interacciones patológicas y patologizantes,
y que por lo tanto, va a configurar una modalidad que a va a surgir y se va a expresar en
las relaciones con los otros.

En este tipo de casos, se trataría de vínculos en donde existe una confianza o dependecia
indiscriminada en el hombre por parte de la mujer, o la reinstalación de la misma luego de
reiterados quiebres (infidelidad, maltratos, en cuyos casos el incesto se inscribe como una
continuidad de esa actividad sexual conquistadora y sin objeto diferenciado) y la negación
o minimización del padecer del niño.
El incesto puede ser así definido como un fenómeno relacional, con raices
transgeneracionales que se vincula con las experiencias de abandono, maltrato y
carencias afectivas tempranas de los adultos involucrados (agresor y madre).
Aceptar abiertamente que él es el abusador o maltratador, implica no sólo aceptar la
destrucción de lo familiar sino también aceptar una parte relevante de sus propios
reaseguros. Entran en juego mecanismos como la negación, la minimización y la
justificación de la conducta patológica, a través de la inculpación del niño.
Así la mujer es pasible de aceptar dos posiciones: el de víctima por su condición dentro
de la pareja, y el de victimaria pasiva.

La mujer pasiva, dependiente y sometida al hombre, ante el temor de ser ella misma
maltratada, termina aceptando su participación pasiva ante la conducta abusiva ejercida
sobre los niños.
Se observa un desvalimiento psíquico en estas mujeres ligada a una fijación temprana
que ponen de manifiesto la indiferenciación extrema que caracteriza en cuadro.

Rasgos:
 la realidad aparece como una masa uniforme carentes de cualidades diferenciales.
La percepción que tiene es la de mantener un vínculo patólogico con el agresor
activo sin poder dar cuenta de ello, y en este sentido, el niño no aprece inscripto en
el lugar de figura filiar y ello da cuenta de la profunda incapacidad para el ejercicio
respondable y adulto del rol materno.
 Discurso inconsistente, en un intento de decir lo que cree que el otro desea
escuchar; disociado, fragmentado y carente de afectividad; catpartico pero sin
culpa; especulador depositando la culpa en el otro.
 Fijación yoica al narcisismo
Como consecuencia de la fijación temprana, se establece un grado de dependencia
extrema hacia otro cuya particularidad consisten en presentarse como carente de
empatía.
Es de esperar que este tipo de mujeres mantengan vículos de apego con un otro:
 arbitrario que sólo responde a sus propias necesidades
 déspota y sádico que esgrime un poder absoluto frente al desvalimiento de la mujer
 psicopático ya que reconoce la realidad pero la desestima

Las manifestaciones de violencia por acción u omisión remiten a situaciones de abandono


o graves dificultades en la constitución de la subjetividad, en la constitución narcisística
del yo, y de las identificaciones que otorguen una filiación y pertenencia y sean marcas de
diferencias de generaciones, así como de la diferencia de lso sexos.

Violencia familiar (Varela)

La familia es la institución donde se forja la personalidad del sujeto, la cual puede


transformarse en un mal modelo cuando las relaciones entre sus miembros son
indadecuadas. El maltrato contra los niños es un fenómeno que puede catalogarse de
“invisible”.
Hasta no hace mucho tiempo la violencia familiar se la atribuía sólo a personas con serios
trastornos psicopatológicos. A partir de la concientización a nivel social de que esta es una
problemática que afecta a todos los estratossociales, se ha requerido de la intervención
de la justicia. En 1994 se promulga la ley de protección contra la violencia familiar, y en
1999 se realizan modificaciones en el código penal de los delitos contra la integridad
sexual.

Definición de violencia familiar: toda forma de abuso que tiene lugar en las relaciones
entre los miembros de una familia. Se denomina relación de abuso a toda conducta que
por acción u omisión ocasiona un daño físico y/o sicológico a otro miembro de la familia.

Formas en las que se expresa la violencia: no es sólo física, también se violenta a otro a
través de las palabras o gestos en que se lo descalifica o humilla. Además dentro de la
violencia verbal y psicológica está el abuso económico o financiero.
Otra forma es la violencia sexual.
Y otra es el abandono o no dar los cuidados a los otros que necesitan (ancianos o niños
por ejemplo).

Violencia hacia los hijos:


aquellos padres que ejercen la violencia hacia sus hijos presentan falencias en el ejercicio
del rol parental.
 Se desentienden de sus obligaciones (no concurren al colegio, no los llevan al
médico, etc)
 niegan conflictos familiares o con el niño o por el contrario reniegan de su conducta
 autorizan a terceros a ejercer sobre el hijo acciones violentas si se porta mal
 hablan con menosprecio de ellos
 exigen que tengan rendimientos físicos o intelectuales no acordes a la capacidad
del niño
 los padres pudieron haber sido maltratados en su infancia
 padecen alcoholismo u otra adiccón
 son extremadamente protectores limitando sus relaciones interpersonales
 mantienen relaciones de pareja violentas
 padecen trastornos mentales

Factores relacionados con el maltrato infantil:


 repetición de una generación a otro de conductas violentas, negligencia o privación
física y/o emocional por parte de los padres.
 El niño es considerado indigno y así los padres perciben de manera distorcionada
lo que deben ser sus hijos, y consideran el castigo físico como la mejor manera de
corregirlos.
 Tratan de lograr por medio de la violencia el cumplimiento de un ideal
 desplazar en el hijo el conflicto conyugal
 miedo a perder la autoridad frente al niño
 agreden porque los culpabilizan de no poder desarrollarse en otros aspectos de la
vida y así tratan a los hijos como cosas sobre los cuales ejercen la sensación de
capacidad y potencia sobre otros seres humanos
 no desear tener un hijo

Se espresa de diferentes formas la violencia hacia los niños:


 abuso o maltrato físico
 abandono físico: hay dos formas, una directa (el adulto rechaza abiertamente al
niño) y una indirecta, en donde no se expresa este no deseo parental, sino que se
expresa atraves de la omisión de ciertos cuidados tales como la higiene, la
vestimenta inadecuada, protección, etc.
Los indicadores de este tipo de violencia son: quemaduras, mordeduras, fracturas,
dolores en el niño sin explicación, miedo exagerado a que se cite a sus padres en el
colegio, cambios de comportamiento repentino en su rendimiento escolar, etc.

 abandono emocional: falta de respuestas a señales, emociones y conductas del


niño, flata de contacto e interacción con ellos.
 Abuso emocional: insultos, desprecios, rechazos, indiferencia, es decir, toda clase
de hostilidad verbal hacia el niño. Esto ocasiona que el niño en sus primeros años
no pueda desarrollar el apego adecuado y en los últimos años que se sienta
excluido del entorno familiar y social, afectando su autoestima y sus habilidades
sociales.
Los indicadores de este tipo de maltratos son: trastornos del desarrollo, deformaciones del
lenguaje, retraso mental, enuresis, ecopresis, trastornos del sueño, aislamiento,
retraimiento, falta de confianza en sí mismo, agresividad, pasividad, falta de logros en el
rendimiento escolar.

 Negligencia: es una falta de responsabilidad parental que ocasiona una omisión


ante aquellas necesidades de supervivencia del niño y que no son satisfechas
permanente o temporalmente.
Las causas pueden ser por: depresion, enfermedad mental, alcoholismo y drogadicción,
carencia educativas, pobreza extrema, por parte de la madre o padre.
Los indicadores de negligencia son: suciedad, fata de higiene, vestimenta inapropiada,
déficit nutricional, falta de aprendizaje escolar, faltas recurrentes a la escuela, problemas
físicos o médicos no atendidas, retraso en el crecimiento.

 Síndrome de Munchanssen por poderes: consiste en la simulación de síntomas


físicos y/o psicológicos en terceras personas. Se puede manifestar a través de la
administración o inoculación de sustancias o la manipulación de excrementos para
dar cuenta de una sintomatología que no se evidencia en el paciente examinado
por profesionales de la salud. Es una forma de abuso infantil en la que uno de los
padres induce al niño síntomas reales o aparentes de una enfermedad. Es general
es la madre, buscando atención médica innecesaria.
La simulación de la enfermedad puede ser lograda a partir de añadir sangre u orina
o heces, no alimentarlo, falsificando fiebres, provocar vómitos o diarrea. Los niños
suelen ser hospitalizados y en situación de internación los profesionales denotan
de una excesiva colaboración de la madre con ellos respecto a los cuidados del
niño, y en general no quieren ayuda de los profesionales. Así, los cambios
sintomatológicos nunca son vistos por los médicosy siempre suceden en presencia
de la madre.
Este síndrome ocurre por problemas psicólogicos en los adultos, cuya finalidad en
la mayoría de los casos es buscar llamar la atención de los demás. Este tipo de
abuso puede atentar contra la vida del niño.

 Abuso sexual: contacto sexual en un menor de 18 años por parte de un familiar,


tutor adulto, desde la posición de poder o autoridad sobre él, agravado por el hecho
de que el niño confía plenamente en este adulto. Consiste en la utilización de un
menor para satisfacer deseos sexuales de un adulto. Incluye distintas formas de
acercamiento tales como manoseos, exhibiciones obsenas, manipulación de los
genitales del niño, induccion a que el niño manipule los genitales adultos,
penetración, prostitución, participación de niños en fotografías o filmaciones.
El abuso sexual no es sinómino de violación. El abuso es proceso crónico y cuando se lo
denuncia, ya tiene larga data.
Los efectos psicológicos varían dependiendo del vínculo entre en el niño el adulto, siendo
los graves los abusos incestuosos, teniendo en cuenta la edad de la víctima y la duración
en el tiempo. Los indicadores de ASI son: cambios bruscos en el comportamiento,
hostilidad hacia el agresor, miendo, llanto inexplicable, pesadillas, baja autoestima,
condctas autodestructivas, resistencia a regresar al hogar, conductas masturbatorias,
regresivas (enurecis, ecopresis); como asi también a largo plazo se observa depresión,
alteraciones psicológicas, fracaso escolar, trastornos en la sexualidad, conductas
antisociales, intentos de suicidio, etc.

 maltrato perinatal: son aquellas circunstancias de vida de la madre durante la


gestación, siempre que sea voluntaria o por negligencia, tales como rechazo del
embarazo, falta de controles médicos, consumo de sustancias tóxicas, mala
alimentación, etc. Estos factores ponen en peligro la supervivencia del bebé
cuando nace y puede llegar a dejar secuelas en el niño durante su desarrollo.

Violencia conyugal
suele manifestarse de las siguientes maneras:ataques cruzados, relaciones
sadomasoquistas, mujer golpeada y hombre goleado.

De acuerdo a la adjudicación y asunción de roles dentro de la pareja conyugal será el tipo


de violencia que se de.
Hay dos tipos de adjudicación y asunción de roles que conformaran distintos tipos de
parejas.
 Complementaria: roles bien diferenciados entre ambos (hasta no hace muchos
años, el hombre era el proveedor económica y la mujer se encargaba del hogar.
Acá la violencia es ejercida por el hombre quien considera que tiene derecho a
ejercer el poder debido a la provisión económica del hogar. La violencia acá se
ejerce a modo de castigo y supone la inferioridad de uno de los parteneire. La
violencia se manifiesta por lo general a través de golpes hacia la mujer. Se da el
ciclo de violencia.
 Simpetrica: ambos trabajan y asumen las responsabilidades del hogar. Y por esta
igualdad de roles, también la violencia es ejercida por ambos. Acá se experimenta
el ataque cruzado, en donde ambos ejercen la agresión de igual a igual, o se dan
las relaciones sadomasoquistas. No se da el ciclo de violencia como en las parejas
complementarias.

Ciclo de violencia: se da en tres fases.


1) Fase de acumulación de tensión: golpes menores, hostilidad y tensión en aumento
hasta la explosión de violencia. En este momento es cuando la víctima puede pedir
ayuda para prevenir la agudeza del problema.
2) Fase del golpe: golpes graves, aborto e incluso la muerte de la víctima.
3) Fase del arrepentimiento o luna de miel: aparecen las disculpas y las promesas de
que no volverá a suceder produciendose la ambivalencia afectiva.

Caracterísiticas de la mujer golpeada: es un grupo heterogéneo, ya que encontramos de


todas las edades, de todas las clases sociales, niveles de ingreso y grupo étnicos. En
general se aferran a estas relaciones por la intensidad de los sentimientos, llamadas
adictivas. Creen en el cambio de su pareja y sienten que sin ellos no podrían vivir
emocionalmente; tienen muy baja autoestima, crecieron en hogares violentos o abusivos y
fueron testigos o víctimas de abuso sexual. Algunas razones para no disolver este vínculo
violento podria ser temor a enfrentar financieramente la vida, miedo a las reacciones de
su esposo, miedo a que el esposo se haga algo a sí mismo, otras niegan la realidad, otras
creen ser merecedoras de ese maltrato, no quieren dañar la imagen de su marido, etc.

Características del hombre golpeador: son inseguros y esto les genera intensos celos de
su mujer y por eso la necesidad de controlarlas al extremo; mostrarse sencibles es una
expresión de debilidad; pufieron haber sido abusados en su niñez o haber sido testigos de
abusos hacia la madre. Recurren a la violencia por carecer de herramientas internas para
enfrentar problemas dialogando y justifican su comportamiento responsabilizando a la
esposa. Muchos padecen de adicciones.

Violencia hacia los padres:


Rara vez es denunciada por las víctimas y sólo se denuncian una vez que las agresiones
provocan daños tales, que la víctima necesita ser hospitalizada. Generalemente la víctima
es la madre y en la mayoría de los casos el victimario es el hijo varón, que sólo le interesa
satisfacer sus deseos.

Tipos de perfiles:
1) Hedonistas Nihilistas: son los más comunes, su pensamiento es “prmero yo y luego
yo”, “yo no pedí venir al mundo, vos me trajiste, ahora bancatelá”. Utilizan la casa
como hotel, desaparecen varios días sin avisar, creen que los padres tienen la
obigación de alimentarlos, lavarles la ropa y acceder a todas sus demandas. Ante
el menor intento de ponerles límites, surge la agresión. Duermen todo el día, no
estudian ni trabajan. Hacen lo que quieren, llevan amigos a casa sin consultar y
esperan que atiendas a sus amigos también.
2) Patológicos: relacion amor odio entre madre hijo. Otro causante es la adicción, que
lleva a estos hijos a robar desde dinero hasta electrodomésticos.
3) Violencia aprendida: el menor internalizó conductas de padre que desde siempre
golpea a su madre o fue maltratado el mismo. O es hijo único o sus hermanos no
viven con él. No hay roles diferenciados en esta familia y todos tienen derechos y
obligaciones.

Violencia hacia los padres de la tercera edad:


Es maltrato todo acto que por acción u omisión genere un daño tanto físico como
psicológico por parte de las personas responsables de su cuidado.
Las manifestaciones de violencia son:
 abuso físico: acción no accidental que provoca daño o enfermedad. Incluye desde
la agresión física más leve como pellizcos hasta agresiones físicas más
importantes. Teniendo en cuenta que los ancianos tienen reducida su capacidad
motriz, el encierro es una forma de abuso físico.
 Abandono físico: falta de atención, descuido en las comidas, el abrigo, la higiene y
los cuidados médicos.
 Abuso emocional: se lo humilla a través de insultos, amenazas, intimidaciones
 abandono emocional: no tener en cuenta las necesidades afectivas del anciano, no
cominucarse con él, no establecer vícnulo. Esto provoca el aislamiento del anciano,
que puede derivar en una depresión.
 Abuso financiero: usar los recursos económicos del anciano que son para su
cuidado, para uso personal.
 Abuso sexual: manoseos, exhibiciones, falta de intimidad, etc.

Marco legal
1) Fuero civil- ley 24.417: cuando se evidencian lesiones, se hace además la
denuncia en el fuero penal, lo que atañe una sanción para el agregor por un delito
imputado. En el fuero civil se trata de un trámite para que a víctima reciba auxilio.
El juez civil no determina la imputabilidad del agresor ya que eso es tarea del fuero
penal. Acá solo se brindan las medidas necesarias para la protección de la víctima
llamadas medidas cautelares, tales como alejamiento del hogar, restricciones de
acercamiento del agresor, tenencia de hijos, etc.
La ley plante la obligatoriedad de denunciar hechos de violencia ejercidia haci
niños, ancianos, incapacitados y discapacitados. Es obligación también de los
profesionales de la salud, maestras, directores de escuela, etc. el profesional que
no denuncia incurre en el delito de abandono de persona o mala praxis por
inobservancia de los deberes a su cargo. El denunciante no tiene que probar el
maltrato, una vez hecha la denuncia, será la justicia encargada de probar los
hechos. Si la víctima es menor adulto (mayor de 14 años) puede realizar la
denuncia también.
2) Fuero penal: la violencia familiar aparece contemplada en los títulos del código
penal llamados “delitos contra las personas” Cap. I, II y VI (art 80, 89, 90, 91,
92, 106, 107); y “delitos contra la integridad sexual” (art. 119, 120, 125 y 125
bis).

Antígona (desde Lacan, Fariña y apuntes de clase)

La Antígona se inicia con un cuchicheo entre Antígona e Ismene. Antígona relata a Ismene
los sucedos recientes: el desenlace de la batalla, la muerte de sus hermanos, el contenido
del edicto que prepara Creonte. Pero ella sabe que no se trata de sucesos gratuitos. Es la
desgracia familiar iniciada por su padre Edipo la que ahora se cierne sobre ellas.
Tal vez por ello se muestra intolerable cuando Ismene decide no acompañarla en su
decisión. Los argumentos de Ismene si bien conservadores, son perfectamente
comprensibles. Sin enbargo Antígona se muestra inplacable con ella.
Muertos los dos hijos varones de Edipo, Creonte es el nuevo rey. Pero algo anda
tramando, pues acaba de convocar a una asamblea de ancianos.
Así preparado el Croro, Creonte hace su ingreso y lanza por fin los términos de su edicto:
a Eteocles, que murió defendiendo su tierra, le serán reservadas las exequias reales; a
Polinices, en cambio, que murió peleando contra los suyos, no le será provisto rito
funerario alguno y su cuerpo quedará insepulto a merced de los perros y los pájaros
carniceros. Luego completa el edicto amenazando con privar de la vida a quien ose
desobedecerlo.
El edicto de Creonte tiene un particularismo ya que lo alcanza más allá de la muerte,
privándolo del derecho a una tumba. El no dice “como Polinises fue un traidor, no tendrá
sepultura” si así lo fuera, nada podríamos reprocharle desde la perspectiva ética. Será en
todo caso una cuestión moral.
El derecho a una tumba es un derecho inalienable de la especie humana.
Volviendo al texto, los guardias traen la noticia de que alguien esparció una fina capa de
polvo sobre el cuerpo de olinices, cumpliendo así con el antiguo rito. El edicto se ha
burlado y Creonte ordena que se encuentre al culpable.
Antes de salir, el guardia le dice a Creonte “yo lastimo sus oidos, el que realizó esta
acción lastima su corazón”.
Entra en guardia llevando detenida a Antígona. Creonte le pregunta si fue ella, y ella dice
Sí! Y que no reniega de su acto. (hacerse cargo no es sinónimo de responsabilidad
subjetiva).
Cuando Creonte la interroga por su accionar, Antígona dice conocer el edicto, pero aclara
que son otras las leyes que ella obedeció al enterrar a su hermano, la de los dioses.
Pero no hay que incurrir en el error de que la polémica es entre el derecho natural y el
derecho divino.
Creonte decide enterrarla viva como castigo.
La dimensión ética que debe buscarse es en el carácter mismo de la sepultura. Una
sepultura es un acto simbólico por excelencia.
Finalmente, Creonte asesorado, decide sacar a Antígona de esa tumba y a darle sepultura
a Polinesis. Movido por la culpa, primero da sepultura a Polinesis y luego se dirige a la
tumba de Antígona para liberarla. Pero Creonte tarda, y se encuentra no sólo con que la
muchacha se ha colgado, sino que su hijo, el prometido de Antígona también se ha
matado. Y en el palacio, su esposa, también se quita la vida.
Este y no otro es el tema de Antígona. Se trata del valor que adquiere el rito funerario, en
tanto sirve de base para el proceso de duelo.
El enfrentamiento de ambos se debe a que responden a distintas legalidades, Antígona a
la de los dioses, Creonte a la de la cuidad.
Lo que en el discurso de Creón está en juego es el aplastamiento de la subjetividad
misma. Un sujeto puede ser despojado de muchas cosas, pero si de algo no puede serlo,
jamás, es de su nombre. El nombre tiene un lugar de fundación y cuando ese lugar es
abolido, es abolida la subjetividad misma.
Lacan tiene la concepción tiene la concepción del nombre, en tanto registro del ser.
Cuando el significante muerde al sujeto, cuando el orden simbólico introduce a un sujeto a
la cultura, no lo abandona ni aún después de muerto. Porque después de muerto es
necesario preservar algo del registro de ese ser, que es un nombre en una lápida.
Antígona expresa que valor tiene su hermano para ella; dice que esa pérdida la afecta
más intenso que lo que la afectaría perder un marido y hasta un hijo; señala que no
hubiera hecho lo mismo por objetos de amor como esos, y sus razones son porque
marido, podría tener otro, hijo, también, pero muerto su padre y su madre no tendrá otro
hermano.
Polinises tiene para ella todas las marcas del objeto irreparable. No hay subrogado de
objeto. No tiene posibilidades de simbolizar esta pérdida y queda prisionera de una
terrible herencia.
no hay cosa más natural y que seguramente es una bisagra en la cultura y que inaugura
la civilización y nos saca de lo animal, de nuestras ceremonias fúnebres. Todos en el
mundo tienen ceremonias fúnebres: quemar a los muertos, tirarlos al río, dejarlos flotar en
témpanos esquimales, todos tienen ceremonias porque son el tránsito de la vida hacia la
muerte, tiempo que se necesita para elaborar la muerte. Para eso necesitamos el cuerpo,
sobre él se hace la ceremonia, el rito sobre el cuerpo permite simbolizar su pérdida.
Antígona ni siquiera quiere enterrarlo, quiere taparlo un poco para que no se le vea la
podredumbre, que no se lo coman las bestias. Quiere hacerle los honores al muerto.
Antígona era hija de Edipo, y Edipo no muere, se disuelve en medio de una cosa de luz y
desaparece. Antígona necesita hacer el duelo, y transitar la zona de dolor para poder
empezar a elaborar la pérdida. ¿Cómo hicieron los familiares de los desaparecidos sin
cuerpo para elaborar la muerte? Hubo que tener primero una figura judicial, la de
presunción de muerte, después hubo que modificar el código penal. La presunción de
muerte permitía dar muerto a alguien aunque no se hubiera encontrado el cuerpo. Porque
había problemas filiatorios, de sucesiones, económicas, porque si alguien no estaba
muerto pero tampoco estaba vivo no se podía disponer de muchas cosas. Después hubo
que modificar el código penal porque el código para liberar a alguien muerto necesita el
cuerpo. La figura que se inventó fue la de desaparición forzada seguida de muerte. Con
todo esto se empieza a armar un trabajo simbólico. Algunas organizaciones o figuras
prefirieron no entrar y quedar cristalizadas en la figura de víctima eterna. La idea de
Antígona no hay tomarla tanto como al defensa del derecho divino sino por la idea del
tránsito de lo vivo hacia lo muerto, la elaboración de la pérdida y el proceso de duelo. El
drama de Antígona es un drama que hasta nuestros días sucede.
Hay que pensar a Antígona como la primera figura que instaura desde la tragedia la
necesidad del duelo. El duelo de por sí no es malo, es una instancia lógica que debe
atravesarse a través de una pérdida. La pérdida de un ser querido es una de las dos
situaciones más estresantes del mundo (mudanza, divorcio y pérdida de un ser querido).
El proceso del duelo es normal y puede durar hasta dos años, más de dos años es
patológico (melancólico).

Neuman, Victimología

Victimidad: concepto general, sinónimo de “actitud victimal”, fenómeno específico común


que caracteriza todas las categorías de víctimas cualquiera que sea la causa de su situación.

La pareja penal. Víctima-victimario. No es en nada armónica sino contrapuesta. En algún


caso puede comenzar siendo armónica, pero lo que interesa al delincuente es causar al final
esa desarmonía que determina y destaca los roles a que estaban destinados en el acto
delictual: victimario y víctima.
La pareja penal se ve superada por los crímenes no convencionales. Por ej. No es fácil
determinar, en los casos de abuso de poder político, la corrupción, etc. quien victimizó a la/s
víctima/s. En oportunidades es todo un pueblo el victimizado. También es difícil hallar la pareja
penal en hechos cometidos mediante técnicas modernas por computadoras.

Cifra negra. Hay cantidad de delitos convencionales que no son denunciados por sus
víctimas, las razones son:

1. El temor a ser victimizado nuevamente. Miedo al autor del delito.

2. Por considerar que no es grave la conducta lesiva.

3. No confiar en la justicia.
4. Temor a perjudicar al autor porque es miembro de la familia.

5. La pérdida de tiempo que implican la denuncia y los trámites judiciales.

6. La víctima agredió al autor y se sabe tan responsable del delito como éste.

7. La denuncia la perjudica: violación, estafa, etc.

8. La víctima no tiene pruebas o desconoce al autor.

9. Para evitar ser victimizado nuevamente por la policía, peritos, jueces.

10. Por la presión fliar y social al ser identificada como víctima de ciertos delitos que la
marginan y humillan.

Bleichman. Clínica psicoanalítica ante catástrofes sociales

Uno de los problemas más graves que estamos padeciendo es la naturalización de las
catástrofes sociales e históricas. Aún en catástrofes naturales el hecho de que se
produzcan como la gravedad de sus efectos son producto del descuido, negligencia y la
falta de responsabilidad de los gobiernos. En ellos inciden los factores sociales.
Diferencia catástrofes naturales (producidas por la fuerza de la naturaleza) de las
histórico-sociales (son los seres humanos quienes la producen). El carácter general de
una catástrofe se define por la forma en que su incidencia traumática impone riesgos y
efectos en la subjetividad de quienes la padecen. El traumatismo es efecto de la
incidencia singular de estas catástrofes, que atacan la subjetividad o impactan de manera
diferente en los que la padecen.
Diferencia la teoría del traumatismo de la teoría frente al traumatismo (teoría con relación
al impacto de lo real en el sujeto psíquico). 2 opciones:
1. Clásica: lo traumático como desencadenante de algo que ya está preformado en el
sujeto.
2. Novedosa: lo traumático es constitutivo y constituyente del funcionamiento
psíquico. (sería la teoría traumática). Desde esta perceptiva el traumatismo es lo
que introduce un desequilibrio que obliga a encontrar nuevas formas de
equilibriamiento no presentes en el modo de funcionamiento de la estructura de
partida.

Lo traumático obliga a procesos de elaboración psíquica inéditos. El yo es afectado por la


incidencia atacante de lo real. El yo es una organización defensiva, el impacto de lo
traumático sobre el yo pone en riesgo 2 aspectos de su organización y su función:
- Autoconservación: la forma con la que el yo se representa la conservación de la vida
- Autopreservación: las formas en las que el yo se siente en riesgo respecto de los
enunciados identificatorios que lo constituyen.
En tiempos de paz la autoconservación y la autopreservación van juntas, uno puede
sostener la identidad y al mismo tiempo conservar la vida. Es en las catástrofes históricas
donde se hace evidente la diferencia entre estos aspectos del yo. Las grandes catástrofes
históricas no solo ponen en riesgo la autoconservación sino que afectan constantemente
los enunciados identitarios constitutivos del yo: para conservar el trabajo se renuncia a la
solidaridad con el compañero, el sujeto se descubre rival e incluso insensible ante los
efectos de procesos de hambreamiento y despido de sus pares, se aceptan condiciones
de trabajo que atentan contra la dignidad, todo poniendo en riesgo la autoestima y
llevando procesos de desidentificación. En este proceso los seres humanos se ven
obligados a contraponer la identidad a la autoconservación, hay que dejar de ser quien
era para poder seguir ganándose la vida, seguir existiendo.
El caso más extremo de la contradicción entre la autopreservación y la autoconservación
lo han marcado las situaciones históricas de terror, en las cuales muchos seres humanos
han tenido que elegir vivir a costa de renunciar a los enunciados de base que los
constituyen, o morir para poder seguir siendo quienes eran en tanto sujetos simbólicos,
sosteniendo el valor representacional de su propio ser. El psiquismo es definido por su
capacidad representacional respecto de la vida y la muerte. Las cadenas traumáticas se
organizan desde una perspectiva en la cual el sujeto está implicado subjetiva e
ideológicamente (torres gemelas no tuvieron incidencia en la vida argentina). Cuando un
sujeto recibe un susto que produce un acontecimiento destinado a devenir traumático
emerge la angustia y luego organiza el miedo, es decir que estructura defensas para
poder enfrentarse a lo temido y darle sentido, para no ser tomado por la ausencia de
representación de lo que le puede ocurrir. El terror se caracteriza por que sabe a qué se le
teme pero no se sabe cómo defenderse. Cada sujeto estructura, respecto del
traumatismo, una organización que le permite posicionarse en relación con la
comprensión simbólica del mismo, pero esta comprensión simbólica está tejida con la
materialidad representacional, ideológica del horizonte que le ofrece su historia en el
marco de la sociedad de pertenencia. Cuando fue el atentado a la AMIA, x ej., algunas
personas engarzaron el hecho con la guerra de Medio Oriente. Eran aquellos que tenían
una raigambre más vinculada al Estado de Israel, y la serie psíquica. Incluía, x supuesto,
el anterior atentado a la embajada de Israel y el Holocausto. El problema de lo traumático
es que juega en el borde de lo conocido-desconocido; alude, por una parte, a un conjunto
de representaciones que se conocen, y por otra parte, entra en el límite de lo desconocido
y libera representaciones y un aflujo económico que el aparato no puede simbolizar. Para
resolverlo hay varias maneras, una es el intento de evacuación, (proceso traumático),
retorno de imágenes, intento e evacuación para evitar los procesos de desestructuración
traumatismos violentos. El intento del sujeto de recomponer la membrana del yo lleva a
que esta acción psíquica., que se características por el repliegue, se confunda, en los
1ros momentos postraumáticos, con una depresión, porque estando apático,
desconectado de lo que lo rodea el sujeto se ve replegado sobre sí mismo y ausente; pero
no hay depresión, porque no hay cc aun de lo perdido.
El aflujo traumático lleva a una disminución de los intercambios con el exterior, se produce
una suerte de rigidización de los intercambios, con empobrecimientos. Este es el
momento más improductivo, porque es el momento en el cual el psiquismo entra en
riesgo, como entran en riesgo también las posibilidades de construcción de cualquier
perspectiva, compartida o individual. La reconstrucción de la memoria ocupa un lugar
central, una memoria identitaria que le devuelva al sujeto una noción de su propia
existencia.
Lo real ingresa, produce algo que nosotros tenemos que ayudar a organizar y significar
mediante simbolizaciones de transición. Y, por supuesto, lo que puede posibilitar esto es
la ausencia, en el analista, de la convicción respecto de la interpretación como saber
previo, y el hecho de considerar su intervención como una propuesta de enlace transitorio
en el pasaje para la construcción de nuevas resimbolizaciones.

Berenstein

Catástrofe y cotidianeidad. Las catástrofes son sucesos que alteran un orden


supuestamente regular y producen un efecto grave. Esta irrupción contradice “lo
cotidiano”, que supone un curso regular, previsible, rutinario, una serie de hechos que
pueden ser pensados y previstos en tanto coincidan con lo representado.
La catástrofe es caracterizada como aquellos exterior a lo psíquica, de surgimiento
brusco, imprevisible e impensable, suerte de interrupción del suceder, y en su
exterioridad, así como en su cualidad imprevisible e impensable, radica lo que se
considera, erróneamente, como imposibilidad de representar y de ser asimilada por la
mente. En realidad, las catástrofes no son del orden de la imposibilidad sino de lo que no
tiene lugar.
Las catástrofes le ocurren por lo general a un conjunto de personas, pero aunque muchos
son los afectados, c/u lo es de una manera particular.
Cuando sobreviene la catástrofe se establece un corte en la regularidad de la vida, lo que
hace que adquiera un sentido nuevo. Genera otra vida, otra subjetividad.
En las catástrofes sociales es imposible excluir el accionar de los sujetos, ya que son
inducidas por algunos de ellos, quienes a través de sus creencias y convicciones
instrumentan medidas que afectan seriamente a aquellos que se instituyeron como “los
otros”.
El mundo social, los otros y el sujeto. Como sujetos nos movemos en situaciones y
actividades posibles de caracterizar o ubicar en 3 áreas: el espacio público, el espacio fliar
y el espacio individual.
En el espacio público habitamos con otros y allí nuestro cuerpo o nuestra actitud
psíquica no tiene relevancia individual, salvo como soporte para formar parte del conjunto
cuya determinación se da predominantemente por relaciones de poder.
Ocurre a veces que un subconjunto de sujetos del espacio público modifica la vida de
otros pero no son modificados a su vez por éstos. Allí se impone un exceso de poder: no
hay relación de partes, sino dominio de uno por el otro.
En el ámbito público se exterioriza el sentimiento de pertenencia social y casi se paga el
criterio de identidad.
En el espacio familiar ocupamos un lugar determinado por el parentesco, lugar que
antecede a quien lo ocupa. El espacio fliar tiene la particularidad de reunir 2 tipos de
vincularidades: x un lado, la de 2 sujetos instituidos reunidos en una situación de
encuentro, de la que surge un vínculo que los instituye novedosamente como sujetos. X
otro lado, entre ambos pueden dar origen a otro ser humano.
El espacio fliar está marcado por el espacio público en algunos de los modos culturales de
mostrar la pertenencia, pero la flia puede creer que es posible suspender la pertenencia
social cuando ésta conmueve la estructura de parentesco.
El espacio individual, el de los sueños y las fantasías, el del deseo icc, el del aparato
psíquico, remite a los sujeto, cuya semejanza radica en la diferencia de uno con otro.
Todos nosotros somos sujeto diferentes y en eso reside nuestra semejanza.

Rol terapéutico: ver su hay demanda, escuchar. El sujeto viene a relatar s experiencia
sobre la vivencia. Esta va cambiando con el tiempo (como en los sueños). Hay que
contener sin victimizar.

Violencia de Estado y Psicoanálisis – Janine Puget y René Kaës


Capítulo I. Violencia Social y Psicoanálisis. De lo ajeno estructurante a lo ajeno-
ajenizante (Janine Puget)

 Introducción
Es factible encontrar en todas las circunstancias de violencia social que llevan a emplear
la desmentida y la alienación, razones psíquicas y políticas.
La violencia social y su representación mental serán el punto de partida de nuestras
reflexiones en este libro, en lo concerniente al terrorismo de estado en Argentina. La
violencia social existente en el mundo tiene muchos puntos en común, por lo cual habrá
algunas variables universales.
Un mecanismo inherente al aparato psíquico es procurar deshacerse de aquello que lo
perturba. La expulsión, la proyección y la automutilación son modalidades primarias
empleadas con el fin de poder soportar lo que podrá exponer la mente al surgimiento de
una vivencia insoportable.
La violencia ejercida por el estado es paradigma de la violencia social, ya q aquellos
encargados de proteger e imponer la ley son quienes detentan un poder mortífero. El
terrorismo de estado buscó desarticular a todo grupo pensante q pudiera oponerse al
Régimen. Para ello, combatieron 1° a los líderes políticos, luego a los potenciales y por
último a cualquiera. La dictadura, se ocupó de utilizar una política económica q acarreó el
empobrecimiento de una gran parte de la población. Se sabe q un pueblo q se muere de
hambre tiene menos capacidad de pensar y de organizar movimientos de oposición.

 Dificultades Teóricas
Puede q la teoría psicoanalítica nos haya llevado a pensar q pudiera ser factible
establecer un encuadre sin tomar en cuenta el contexto social. El PSA nació bajo el
amparo de una ideología burguesa. Se apoyaba en una teoría pulsional, para la cual el
contexto parecía de importancia secundaria. prevaleciendo la realidad psíquica. ¿Es
posible pensar que la realidad externa social, en no-yo, carece de representación en la
realidad psíquica?
Hay teorías q sostienen q el PSA no tienen qué hacer con el contexto social y otras que
sostienen lo contrario.
La catástrofe social se produce cuando la violencia social es imperante. La violencia
social logra una desarticulación, desorganización. Y otra dificultad para conceptualizar el
estado de catástrofe social y su instrumentación psicoanalítica se debe al hecho de q
pacientes y analistas están inmersos en el mismo contexto social, requeridos por los
mismos miedos y dificultades para percibir los datos, este fenómeno se denomina
Mundos Superpuestos. Los datos provenientes de una realidad traumática común
compartida, serán fuente de distorsiones en la escucha analítica y en su función analítica,
promueve una tendencia especial a participar, a “compartir”. A veces se produce una
inundación en el encuadre. El mundo de lo cotidiano viola el campo analítico debido a su
fuerza traumática. Estas condiciones se transforman en amenaza para el rol profesional
imposibilitando la interpretación de la transf. Y la contra. El analista se apropiará
inconscientemente de los hechos anecdóticos, perdiendo todo interés analítico. La
omisión del material, es uno de los efectos posibles de la desmentida de su paciente, q lo
llevará a establecer un pacto de complicidad y “olvidar” el mundo exterior. Activa en él 2
perturbaciones q revertirán el proceso analítico:

 Un efecto traumático: se produce cuando un evento de cualquier origen perturba


brusca y sorpresivamente la comunicación analítica. El vínculo analítico no ofrecerá
al analista la posibilidad de disponer de un espacio-tiempo necesario para la
elaboración de un acontecimiento q le es personal y solo podrá resolver en la
intimidad. Su vida privada se superpone con la de su paciente, por lo cual sufre una
microsituación traumática, con síntomas de malestar, angustia, desestructuración
psicótica, reactivación de angustias paranoides o confusionales. Es posible q
aparezca un estado regido por lo sensorial con abolición del pensamiento y de la
función analítica. Este estado inconsciente invadirá el encuadre y la interpretación.

 Un trastorno narcisista: el narcisismo analítico proveniente de la sublimación es


reemplazado por el narcisismo de la vida cotidiana, personal. El analista sentirá la
necesidad de ser nombrado, querido. El analista se transformará en un objeto
desvalido y el paciente en su protector. Es probable q producto de este
funcionamiento megalomaníaco se produzcan excesos de interpretación de la
transferencia.
Kaës afirma q existe un “apuntalamiento múltiple” de la representación social. La inserción
social no se deriva de la estructura familiar, la cual se encuentra marcada por el Edipo.
Ésta y la estructura social marcada por el complejo social tienen cada una leyes propias.
La familia, la organización de la castración y la estructura social, las reglas y la institución.
En una lo prohibido es el parricidio y el incesto; en la otra, la anomia y el asesinato de
cualquier otro. El discurso de las figuras parentales y el discurso social proponen al yo
diferentes diálogos. Del discurso social depende la identidad como individuo y del
discurso edípico, la identidad como S.

 Violencia Social
Violencia ejercida desde el contexto social por una estructura de poder dictatorial y en
especial por el terrorismo de estado. Su significante es el TERROR, q es desmentido,
creando un estado de terrorismo con su equivalente en el aparato psíquico. La violencia
social, tiene una manifestación disruptiva, tendiente a reforzar un par amparo-desamparo,
con posible aniquilación del más débil. Se basa en una transgresión de la ley q reduce el
espacio vincular y de socialización a su mínima expresión, impone algo ajeno al YO, anula
al S deseante, lo desconoce, desarticula los ejes de pertenencia social. Lo q está en
peligro es la vida. El pensar se restringe a zonas q reafirmen la existencia. Cualquiera en
cualquier momento, puede ser un significante, q desde el terrorismo de estado es
necesario aniquilar.

 Catástrofe social
El período de la dictadura militar se llamó catástrofe social, estado cuya representación
mental es la de desarticulación en un contexto de violencia social de algunos de los
parámetros q hacen al “contrato narcisista” individuo-sociedad. Se va perdiendo el
conocimiento de las reglas q rigen la interacción social sobre la vida y la muerte, el delito y
su penalización. El contexto social se vuelve incoherente, incomprensible.
El discurso autoritario del poder promueve un accionar corrupto. Como consecuencia, los
grupos de pertenencia se desorganizan o incrementan una cohesión defensiva, y los de
referencia se pierden:

 Gran parte de la población entró en estado de enajenación, modalidad patológica


en la cual el S se identifica con la fuerza enajenante.

 Otra parte pudo conservar la capacidad de pensar y percibir los datos de la


realidad con cierto sufrimiento.

 Otros apoyaron abiertamente la dictadura, plenamente identificados con ésta.

 Alienación
Para quien ejerce la violencia, el otro es concebido tan solo como un objeto q debe ser
neutralizado, cosificado, para lo cual la pulsión de dominio es instrumentada con medios
violentos y perversos. Violencia y perversión definen la acción del terrorismo de estado.
La pertenencia a un grupo representante del conjunto de la colectividad es condición
necesaria para la vida. La opción es binaria: aliarse o ser segregado, el 2º es vivido como
no perteneciendo a la estructura social (autoexilio). En condiciones de violencia social se
produce una alianza forzada por funcionamientos paranoicos.

 Estado de Amenaza
La violencia social prolongada crea un estado de amenaza social. Es una condición
mental donde el Yo pierde la posibilidad de reconocer índices para discriminar
jerárquicamente el peligro proveniente del mundo exterior. Se produce un estado de
confusión y paralización. Confunde realidad interna con realidad externa, cuando intenta
detectar si el ataque es imaginario o real. No puede implementar estrategias para
defenderse porque no conoce al enemigo. No se conoce el nuevo código ni las reglas. El
yo siente cuestionados aquellos puntos de certezas en los cuales basa su identidad
social. La incertidumbre y la angustia desorganizan.
La amenaza se instala como estado, produce un incremento de ansiedades confusionales
y esquizoparanoides. La mente está invadida por una vivencia de peligro y un
pensamiento circular asociado a ideas de máximo sufrimiento futuro o muerte. Cuando el
estado de amenaza es compartido por un grupo, se produce un efecto multiplicador, una
inhibición del pensamiento. El estado de amenaza puede llevar a desear estar muerto
para recuperar una certeza. Ya no sería la muerte lo temido sino la incertidumbre.
La estructura de poder de la dictadura buscó aniquilar física y mentalmente a las
personas, intentando crear un espacio vacío de significación. Se ocupó de utilizar el
miedo y pánico como instrumento y transformar la información en información perversa, a
través de los mensajes paradojales. Como por ejemplo: proteger a las familias y crear un
nuevo orden.
Inscripción mental del estado de amenaza social

 Impone restricciones al yo.

 Produce un estado de inhibición, obnubilación e hiperlucidez.


 Perturbación de la función de predicción y anticipación.

 Invade el espacio mental con emociones q no pueden ser traducidas en palabras.

 Interrumpe o modifica bruscamente los vínculos sociales de pertenencia y


referencia.
Mentalización del estado de amenaza
El proceso pasa por varias etapas:

 Derrumbe de la organización mental cercana al pánico o terror.

 Se busca dar un nombre o encontrar signos para semantizar la amenaza, para


resolverla, evitarla, controlarla, etc.

 Oscilación entre denegación y concientización. Los mecanismos de adaptación


imponen la vida a cualquier precio (algunos torturados se entregaron a los
torturadores en un intento de salvar sus vidas)

 Efectos sobre diferentes encuadres


Población dividida entre:

 directamente afectada: familias de desaparecidos, adolescentes, estudiantes y


personas que corrían riesgo

 no directamente afectada: enajenada o preocupada.


El espacio más dañado ha sido la estructura familiar y de pareja y en 2º lugar el espacio
somático.
Análisis individual: En el encuadre individual, la desmentida fue el mecanismo más
empleado. En muchos casos tuvo q ser el analista la memoria del paciente para
reencontrar lo q quedaba en silencio, como si la realidad exterior no existiera. En el
encuadre analítico se implementaron 2 modalidades opuestas: A) la exclusión del
contexto social y una tendencia a la idealización del analista sostenida por la idea de q un
analizado es “invulnerable”. B) puesta en escena de ciertas estructuras provenientes del
contexto social, en las cuales aparecía la violencia bajo diferentes formas como el
autoritarismo (control y dominio) y la sumisión (dependencia extrema).
Psicoanálisis de pareja: En este encuadre la repercusión de las diferentes ideologías fue
un eje importante. Las diferencias aunque mínimas, se transformaron en catastróficas
producto del contexto de amenaza permanente. Se produjo una exacerbación de la
violencia, un clima de irritación y un vínculo adhesivo, ya q el nuevo tabú era la vida
política q suplantaba el tabú de la sexualidad.
Psicoanálisis de grupo: En este encuadre la influencia del contexto social fue más
evidente, sin embargo, la tendencia al silencio y la desmentida también se hizo presente.
El grupo es el lugar privilegiado donde se produce la articulación de la diferencia, espacio
de las intersubjetividades. Durante este periodo de catástrofe social, la vida de los grupos
y en los grupos, pudo haber sido la fuerza para luchar contra el terrorismo de estado y por
ello fueron los más combatidos.
 Sesión de grupo: creación de un desaparecido: un miembro del grupo relató q
“habían venido a buscar” a su lugar de trabajo a un amigo, lo cual generó pánico e
invadió al resto del grupo, como si no quisieran oír hablar de esa realidad. “Tener
algo que ver” había sido interpretado como una 1ª manera de defenderse del
pánico, estableciendo un orden causal para un fenómeno desconocido, “la
desaparición”. Ella reaccionó violentamente diciéndoles cobardes y traidores. El
grupo entro en pánico diciendo “no hagas nada, no te metas”. De a poco la
paciente entró en silencio y ausencia, desinteresándose por el grupo. El grupo le
pedía silencio y la reducía al silencio porque eso pedía la dictadura. La paciente
estaba empezando a desaparecer. La identificación con los torturadores transformó
al grupo en productor activo de un desaparecido, miembro excluido, sin derecho a
hablar.

 Sesión de grupo: un “buen ciudadano”: años después durante la democracia era


difícil pensar las diferencias entre por un lado, las nociones de asesino, torturador y
por otro lado, discurso agresivo y mentira. La sesión se produjo después de un
discurso de Alfonsín, q se había enojado e irritado públicamente, mostrándose
agresivo con cierto grupo de izquierda q había intentado interrumpir su discurso y
había dicho en tono amenazante q no iba a “torcer el brazo”. La discusión del
sentido de la frase afloró el miedo a un nuevo golpe de estado. Se preguntan cómo
no ser cómplices de la mentira y defender sus derechos de “buenos ciudadanos”.
Finalmente, reducen el problema a una relación padre-hijo, y deciden q el gobierno
es el encargado de arreglar las cosas, pues no es incumbencia de ellos. La
decepción e inquietud en cuanto al futuro les ha hecho reducir el problema a
comprar o no comprar si algunos productos están caros.
Comparación en los diferentes encuadres y acuerdos inconscientes: Conservar
mudas e Icc algunas cuestiones solo tenderá a transformarse en alienación, psicosis o
perversión. Los acuerdos y los pactos Icc sellan la pertenencia al conjunto. El acuerdo
ubica al S en una posición de sometimiento y obediencia ante un omnipoder, q lo
transforma en S sin defensa y anulado. Puget propone diversas modalidades de acuerdos
Icc de duplicación: perseguidor-perseguido, pervertidor-pervertido. En estos acuerdos, el
S puede ubicarse reconociendo su posición activa en la red social compleja.
El encuadre bipersonal permitió reconocer el acuerdo narcisista con el conjunto, sostenido
por el silencio comparable con la necesidad de pertenecer a cualquier precio. La
necesidad de pertenecer se transforma en reducción de intereses significados peligrosos.
Para lograr este objetivo, el aparato psíquico debe amputarse una parte de sus
percepciones, esto se denomina, acuerdos narcisistas. Los acuerdos de silencio tienen 2
orígenes: desmentida “nada sucede” y complicidad “si desapareció, por algo será”. El
conjunto pedía la complicidad de todos, la anulación de la ley. Ello creó acuerdos
perversos. Estos dieron lugar a vínculos donde circulaban agresión y violencia.

 Lo impensable y lo impensado
Lo impensable: Es del orden del vacío, del desecho, de la herida. Se trata de
percepciones q pueden despertar emociones intolerables y no encuentran traducciones
en palabras. Hay 3 categorías de lo impensable: ligado al conocimiento imposible; al no-
conocimiento no vivido aún (ej.: la muerte); y el conocimiento posible pero no tolerable,
cuando pensar está asociado a lo siniestro, causa de una angustia sin límite. De esta
categoría nos ocupamos cuando la realidad va más allá de la imaginación en cuanto a su
cualidad terrorífica. Las torturas sufridas o contadas por otros sobrepasan la posibilidad
de tolerar el sufrimiento y el dolor. Además, lo siniestro aparece cuando ciertos actos de
barbarie se transforman en normales para el Yo. Se incorpora su cualidad terrorífica. Esto
sucede en guerras, catástrofes, etc. Una zona q contenga caos y perversión nos permitirá
ubicar lo impensable. Se trata del horror en estado puro. No se puede poner en
palabras, no es elaborable.
Lo impensado: Hay percepciones o ideas alojadas en el aparato psíquico q solo podrán
adquirir significación y ser transformadas en pensamiento cuando lo permita el contexto.
Es decir que es elaborable. Ocupan un lugar en la memoria. Durante la dictadura se han
desmentido y reprimido algunas experiencias.

 Conclusiones
En lo previamente analizado, un significante de la violencia social fue el silencio y el
silenciar, su símbolo máximo, el desaparecido. La representación mental del desaparecido
es una herida abierta. La violencia de estado produce una ruptura en los intercambios
sociales de todo tipo y lleva al aislamiento, al silencio. La necesidad de crear baluartes
está directamente relacionada con la desmentida y el terror. Hay estados emocionales
producidos por la amenaza, la tortura y la desaparición brusca, q tal vez nunca puedan
ser traducidos en palabras y formarán parte de lo impensado. Hay otros q podrán
encontrar un marco para su transformación y semantización.

Capítulo II. Violencia social y realidad en psicoanálisis (Marcelo Viñar)


Se puede afirmar q el PSA encuentra en la clínica las marcas de las reliquias infantiles en
la actualidad del sufrimiento y del destino, y q el horror del fascismo es también propicio y
eficaz para el surgimiento de lo más patógeno y lo menos resuelto de c/u.
Hay una dicotomía entre el adentro y el afuera del espacio social y el espacio subjetivo.
En la disociación necesaria para la construcción de la experiencia analítica, lo social y
psicológico pueden desconectarse creando una antinomia o anulando su diferencia,
creando una continuidad. La realidad de la experiencia analítica debe asumir la paradoja
de q, lo q aparentemente es externo aparece en el núcleo más íntimo del sujeto, y lo más
íntimo se proyecta y prosigue en la construcción de la realidad más externa.
La experiencia de la tortura no es reductible a un hecho de violencia o agresión física y
psicológica, ya q estos son los medios de un sistema bien articulado q apunta a destruir
las creencias de la víctima, a despojarla como S de la relación consigo mismo, con sus
ideales y su memoria. En el trabajo clínico, costó años y esfuerzo poder discernir un rasgo
del horror, una zona de silencio q no atraviesa ningún testimonio, ninguna confidencia, ni
con el ser amado, ni consigo mismo, ni con el analista. Esta zona de silencio es crucial. Lo
inconfesable no es lo q no se confiesa, sino cuando no hay confesiones q lo revelen
(decían: “ustedes no pueden saber”). La travesía del desastre me ha hecho otro, la
pregunta q me instituye como S no es ya la misma, y de ese mundo iré dando cuenta por
indicios para siempre, como migajas de una inscripción de mi ser q me hace otro del q fui.
El compromiso ético de hablar, de acompañar el testimonio y la denuncia, de matar el
silencio, es punto de partida e ineludible del analista. Pero el analista sabe q el acto de
hablar no es inocente, q convocar el espanto al espacio de lo hablable no está exento de
peligros. Debemos tratar de sustituir la reminiscencia por la rememoración.
Cuando la angustia proviene de lo social en su violencia y horror, estamos con el paciente
en una equidistancia q amenaza el soporte simbólico del encuadre. Sorprende q haya
analistas q saben con certeza, q ese horror y violencia social, no atraviesa la sesión, y q la
división entre el adentro y afuera es nítida. Y q no hay marcas del horror en el psiquismo
de esta década negra.
“Ustedes no pueden saber”
Frase simple pero lapidaria. Suena como la distancia de un silencio q separa dos
universos de experiencias q no tienen una común medida. Ese ustesdes no pueden saber,
tiene que ver con que no pueden saber algo del orden de lo incofesable, si no puedo
saber es porque algo no puede ser puesto en palabras, cosa que provoca la ruptura de la
regla fundamental. Y si no se comparte ese saber, queda como escotoma de mi ser, como
una parte no elaborable ni simbolizable. Entonces, si los pacientes no es que no quieras
decirlo todo, sino que no pueden, como hacemos? Interpretamos. Hay mecanismos
arcaicos, primarios, que se establecen en las catástrofes sociales. Es ahí donde el
terapeuta tiene que interpretar a estos mecanismos arcaicos para que se puedan
simbolizar. Esto se logra con cierta distancia ejercida por el terapeuto, en un intento de no
superponer su mundo con el del paciente.
Cuando este tipo de acontecer inunda la vida cotidiana y su irrupción distorsiona el código
de convivencia, el funcionamiento subjetivo se disloca. La propuesta es estar en sumisión
o en rebelión. La nueva lógica impone una discriminación: una manera de pensar es
inocente y la otra culpable o peligrosa.
El psiquismo sometido al estado de amenaza, la impostura de la ley y el desfallecimiento
de la palabra, paga el tributo de una marca. La transmisión del patrimonio mortífero es
herencia de todos. Lo imposible de transmitir crea una ruptura entre generaciones.

Capítulo III. El autoritarismo en la sociedad argentina y su papel en la determinación


de patologías graves (Lía Ricón).
Autoritarismo: grave distorsión de la autoridad. Ambos son modalidades del ejercicio del
poder q se diferencian en 4 puntos: fines, tipo de poder q permite su efectivización,
condiciones para su afianzamiento y consecuencias.

 Fines: el ejercicio del autoritarismo se centra en la satisfacción de mezquinas


aspiraciones narcisistas de quienes lo ejercen. La autoridad, se concede cuando
quien la posee organiza sus objetivos pensando en los intereses comunes de la
humanidad.

 Poder: autoritarismo lo recibe de la imposición del mando. Autoridad, el poder es


concedido por aquellos sobre los q se ejerce.

 Modalidad de establecimiento: autoridad, necesita de un intercambio permanente y


por igual con los interlocutores a los cuales debe demostrarles q piensa en los
intereses de la humanidad. Autoritarismo, no incluye este intercambio, sino q se
establece de entrada y de golpe, por adjudicación de mando.

 Consecuencias: autoritarismo exige obediencia ciega, limita, anula y destruye las


capacidades individuales, homogeniza con la propuesta de un orden falso.
Autoridad, reconoce al otro, promueve el desarrollo autónomo y la creatividad. El
intercambio de relaciones humanas se da en individuos discriminados, no
masificados.

 El poder militar en Argentina


En Argentina desde 1930 ningún presidente constitucional completó su mandato de 6
años, los militares gobernaron el país 28 de 42 años.
Una característica de las organizaciones militares es el respeto y consideración q se tiene
por la obediencia, q era considerada por la sociedad civil como una cualidad. A través de
la obediencia y el sometimiento militar se privilegia obedecer y se desestima pensar.
Los gobiernos militares a través de sus discursos presidenciales fueron penetrando en la
estructura lingüística, penetrando en el registro simbólico. El discurso autoritario no ve al
otro como semejante, como un interlocutor válido, toma precauciones permanentes contra
el caos prometiendo orden y seguridad, e intenta aparecer como expresión de una pulsión
de vida q lucha con los instintos tanáticos. Este discurso crea un falso estado de paz.

 El caso Schreber y los efectos del discurso autoritario en la familia y en la


escuela
Freud ilustra en este caso como puede influir en la estructuración de la personalidad, el
discurso autoritario, generando graves patologías.
Las pautas de educación determinaron la patología de Schreber, q fue un delirante clínico.
El padre de Schreber y médico grafica esto en una frase de su libro “llegar a convertirse
en dueño del niño para siempre”. Esta frase muestra como el juego identificatorio con las
figuras parentales se organiza desde el terror al castigo, por la desobediencia a una ley
personificada para siempre, en la figura de un padre prohibidor q inhibe la creatividad, el
disenso, la autonomía. Obedecer se instala como expresión de sometimiento

 La estructuración del psiquismo bajo un estado autoritario


Triangulación edípica de Lacan: el niño al comienzo de su vida está inmerso en una
relación diádica con su madre, quien posibilita la introducción del padre, el cual establece
las primeras prohibiciones. La 1ª ley es vivida como creada y puesta por él. Este padre
como amo absoluto q dicta la ley, reemplaza al poder especular de la madre. En un 3º
tiempo, el padre será visto como alguien q debe reconocer él mismo la existencia de una
ley q ha sido convenida y aceptada por todos, y a la q él mismo se someterá junto con su
hijo. Esta ley fue elaborada pensando en los intereses comunes de la humanidad.
Esta evolución esperada del vínculo edípico puede producirse en una sociedad donde
están presentes las garantías constitucionales.
En una sociedad donde la vida familiar y escolar está presidida por un discurso autoritario,
el 3º tiempo del Edipo, no tiene posibilidades de efectivizarse. Ya q no hay leyes
elaboradas por todos, sino solo un grupo q erige la ley, y es representante de un padre
arbitrario q no puede permitir autonomía y disenso
La identidad aparece tan vulnerable y frágil, q hay q cuidarla de las agresiones externas.
Cualquier resonancia emocional excesiva pone en peligro las inestables condiciones de
equilibrio q dependen de ese orden y esa paz falsos.

 Las patologías graves, los “psicóticos de la cultura”


El atoritarismo genera psicóticos de la cultura que son funcionales al régimen autoritario.
La primera institucion generadora de psicoticos de la cultura es la familia y en segundo
lugar la escuela (Schreber). Cuando la sociedad se vuelve autoritaria, favorece la
aparición de psi. De la cultura. No son psicítocos en sentido psicopatologic, sino que son
psicóticos funcionales a un régimen totalitario. El ejemplo máximo son los torturadores.
Para que puedan llevar a cabo sus tareas, necesitan dos mecanismo: disociación (un
torturador es eso, y además puede ser buen padre, es decir, cumple diferentes roles y
muy antagónicos); y ademas necesita sacar al otro la condición de humano;
desconocimiento del otro como semejante. No hay adversarios sino enemigos; todo lo que
hacen es en pos de la paz y el orden social.
La diferencia entre las estructuras borderline y los psicóticos de la cultura, es q estos
últimos desarrollan su existencia sin presentar descompensaciones. Su estructuración
aparece más rígida, tienen cierta coherencia interna, y han estructurado su psiquismo
según sus juicios de valor. Carecen de la posibilidad de reconocer a un semejante en
alguien q no tiene sus mismas pautas de vida, son carismáticos, atractivos y capaces de
seducir. Utilizan todas las formas de aniquilamiento de las personas en cumplimiento de
órdenes emanadas de ellos mismos o de otros, sustentadas en ideologías de elites del
“sumo bien”. Se sienten autorizados a juzgar a los S, y no tienen ningún escrúpulo para
destruir el “supuesto mal” en los q no comparten su ideología. Desconocen los
sentimientos de la humanidad como asco, compasión, ternura.
Hipótesis sobre su estructuración: lo nuclear en estas personas es la incapacidad de
desarrollo autónomo por no haber salido de una etapa edípica en la que el padre aparece
como una ley en sí misma y no como quien tiene que hacerla cumplir.

Capitulo IV: Las vicisitudes de la pulsión de saber en ciertos duelos especiales.


Braun, Pelento
1- Fenómeno de la desaparición:
La desaparición empleada como método de represión implicó el secuestro, la detención
clandestina y posterior asesinato de adultos, adolescentes y niños de distinta clase socio
cultural y política. Realizados mediante procedimientos cruentos, efectuados por personas
uniformadas o de civil, q podían identificarse o no, como pertenecientes a fuerzas de
seguridad, llevándose a cabo en las casas, los lugares de trabajo o en la vía pública. La
característica esencial fue la pérdida, después el secuestro, de toda referencia acerca del
secuestrado y el secuestrador. Ninguna autoridad competente daba a cuenta del hecho, ni
lo reconocía y menos aun se hacía responsable de este.
2- El discurso autoritario implementado por el terrorismo de estado:
Al principio la respuesta habitual fue negativa: "aquí no está", "no sabemos nada", etc.
Luego el discurso oficial se expresó mediante los siguientes enunciados: "los
desaparecidos son autodesaparecidos o exiliados", "han sido asesinados por sus propios
correligionarios o se han suicidado", "están siendo rehabilitados en establecimientos
especiales para ser reinsertados en la sociedad", "se ha vivido una guerra, y como en
toda guerra hay desaparecidos".
Todas estas prácticas se constituyen en técnicas de solicitación y manipulación del
psiquismo. ¿Cual fue la reacción de la sociedad? Una parte de ésta por razones de
supervivencia, y para evitar el dolor q provoca percibir y pensar el sistema social represivo
en el q se está inmerso, optó por adosarse al discurso del poder, alineándose a él. Otro
sector formó parte del mismo sistema represivo. Y por último, otros grupos advirtieron con
mayor claridad la política implementada por el terrorismo de estado o fueron bruscamente
sacados del estado de alienación.
3- El proceso de duelo en familiares de desaparecidos: Un duelo especial.
Los acontecimientos mencionados impidieron el cumplimiento de ciertas premisas q
damos por sentadas en duelos habituales, y q son las q permiten q el proceso de duelo se
ponga en marcha, a saber:
◦ el conocimiento directo o la información adecuada de la muerte de la
persona y su causa.
◦ la existencia de ciertos elementos simbólicos, como los rituales funerarios, las
prácticas comunitarias y una respuesta social.
La 1ª de estas condiciones se vincula con lo q Freud denominó examen de realidad. El
duelo se genera bajo el influjo del examen de realidad q exige categóricamente separarse
del objeto porque este ya no existe más. El yo tiende en un 1º momento a negar una parte
significativa de la realidad, las expresiones vertidas por los deudos en esta circunstancia
tales como "¿cómo puede ser?", "no lo puedo creer", dan cuenta de lo q denominó la
comprensible renuncia del yo a seguir la exhortación del examen de realidad, q exige
quitar la libido del objeto porque este no existe más. En los duelos q estamos
comentando, tanto los juicios de atribución como los de negación, están obstaculizados.
El examen de realidad solo puede dar cuenta de q el objeto fue secuestrado, si los
familiares fueron testigos; o q desapareció, si no presenciaron el secuestro, pero no
pueden afirmar si la ausencia es momentánea o reversible, si es secuestro o asesinato.
La incertidumbre reemplaza en estos casos los juicios de atribución y negación. Hay
elementos simbólicos necesarios como premisas para poner en marcha y sostener el
proceso de duelo, entre estos los rituales funerarios, íntimamente asociados con el
cuidado por el cadáver. En estos duelos, el terrorismo de estado crea situaciones en las q
ninguno de estos elementos puede estar presente. Al desaparecer el cadáver e impedir de
este modo los rituales funerarios, se priva a los deudos del soporte brindado por ellos, y al
mismo tiempo se los obliga a tolerar en el espacio de la mente, un muerto sin sepultura.
4- El problema del saber
Uno de los objetivos esenciales de la metodología de desaparición es emprender
acciones genocidas y borrar luego todo rastro. Este borramiento implica la creación de un
dispositivo q impida el acceso a cualquier tipo de información verdadera sobre dichas
acciones. Esto produce en los familiares tales efectos: al comienzo y como consecuencia
de su potencialidad traumática, rompe puntos de certeza elementales, al mismo tiempo q
intensifica el deseo del saber. Por lo tanto, en un 1º momento la búsqueda de un saber
opera rescatando mínimamente al S de la destrucción. De este modo la pulsión de saber
se convierte en una exigencia de obtener certezas y evidencias, lo q origina la búsqueda
imparable de información, q va dejando como residuos ciertos indicios y datos, q al ser
organizados y sistematizados le permiten construir cierta escenificación imaginaria de los
hechos. Un momento clave lo constituye aquel en el q el S está en condiciones de
procesar dichos indicios y admitir la posibilidad de q su familiar esté siendo torturado, o ya
lo haya sido. La necesidad de creer q "eso" no le puede estar pasando, alterna con
momentos en q la vivencia de lo siniestro ocupa el centro de la escena psíquica. El
mutismo en sesión o la dificultad de encontrar palabras q describen el horror, atestiguan el
impacto de lo siniestro sobre el aparato psíquico. Si el S logra sostener esta idea acerca
del sufrimiento de su familiar a pesar de su alto potencial traumático, cambia la
representación de objeto y esto prepara al aparato psíquico para admitir la idea del objeto
asesinado. Librado el S a sus propias fuerzas, sin el sostén del discurso institucional y
social, sin posibilidades de ver el cadáver, con información fragmentaria, debe llegar a
pesar de todo a la certeza de q ese objeto fue asesinado. Y como para el Icc la cuestión
de la muerte está indisolublemente ligada al deseo de muerte, este juicio de la realidad
conduce al S a experimentar sentimientos de culpa, ya q darlo por muerto es como
haberlo matado. Este proceso moviliza nuevamente los elementos de la pulsión de saber.
Surge la necesidad de conocer las últimas circunstancias vividas del objeto perdido.
Habitualmente este deseo luego se esfuma, y al esfumarse revela la aceptación de un
límite al saber posible en el deudo. En este tipo de duelo especial, este impulso es mucho
más prolongado e intenso, y expone al familiar a sentimientos muy profundos de dolor e
impotencia por no haberlo podido amparar. Esta pulsión de saber se haya intensificada
por la existencia misma de un asesinato sin muerte y sin sepultura.
5- Magia, regresión, omnipotencia.
Un fenómeno observado y promovido por la obturación del saber es la necesidad ilusoria
y regresiva de obtener, a través de la magia, la información q no se puede lograr por
canales institucionales correspondientes: las consultas a videntes efectuadas dentro y
fuera del país. Otro fenómeno registrado, como fantasía o como hecho, gira en torno a la
cuestión de dar dinero a cambio de información sobre la víctima. Este funcionamiento
regresivo crea una esperanza ilusoria, q cae bruscamente en el momento en q el S
descubre el engaño. La punzante herida q esta decepción produce, disminuye aun más la
autoestima, exigiéndole al S un nuevo duelo por las partes perdidas de su propio yo.
6- Características del trabajo psíquico en los duelos especiales.
A la dificultad para la aceptación de la muerte por causas internas se le superpone la
dificultad proveniente de los datos contradictorios emanados del discurso social "el objeto
está vivo, está muerto, está escondido, esta exiliado, está preso, etc.". Es posible q una
vez rescatada la capacidad de pensar, q implica renunciar a la búsqueda de certezas, se
abre un camino q puede conducir a la elaboración y por ende al encuentro de una verdad
singular. Son condiciones necesarias, aunque no suficientes q el yo tolere la idea de
tortura del ser querido, el sufrimiento del objeto, y su propio sufrimiento, y q pueda
contener en el espacio de su mente la idea de asesinato y de muerte sin cadáver y sin
sepultura. Este encuentro con la verdad dolorosa puede tener varios destinos posibles:
 La verdad puede resultar intolerante para el yo: la búsqueda de la verdad se
obtura y el yo transforma prematuramente este duelo especial en un duelo normal,
apelando a la renegación, o bien el yo puede tomar el camino regresivo de
búsqueda compulsiva de certezas.

 La búsqueda de la verdad puede llevar a un saber culpable: se produce una


elaboración melancólica del duelo.

 La búsqueda de la verdad puede asumir formas paranoides: cuando el yo se


amuralla en certezas desde el inicio o no puede cesar en su búsqueda.

 El yo puede tolerar la verdad: construyendo representaciones de lo sucedido.

Capitulo V. Recuperar la vergüenza. Silvia Sas


En la realidad externa en nuestro medio ambiente inmediato, depositamos o apuntalamos
obligatoriamente los aspectos más indiferenciados, los menos discriminados y
desconocidos de nosotros mismos. En base a ello todo medio ambiente, toda realidad,
puede parecernos familiar y contenedora, aun cuando no lo sea. En este nivel de la
personalidad existe una independencia obligatoria e Icc con el medio ambiente, somos
vulnerables y susceptibles de ser poseídos y manipulados sin percatarnos de ello. ¿Cómo
es posible q aceptemos lo inaceptable, q toleremos cualquier cosa? ¿Qué mecanismo
psíquico permite cosas graves como si fueran obvias? El único ser humano q está
absolutamente obligado a adaptarse a lo q encuentra es el bebe, cuando nace, ya q no
tiene posibilidad alguna de elección. Luego de un complejo juego de identificaciones con
sus objetos privilegiados, adquirirá una personalidad diferente de los otros y el sentimiento
de su propia identidad, así como también la posibilidad de elegir su escala de valores. El
ser humano entonces sigue un camino q va de no tener elección hasta llegar a poder
elegir. Sin embargo, siempre quedará en su Icc un residuo del momento de
indiferenciación primaria. En este nivel va a quedar para siempre obligado psíquicamente
a encontrar su seguridad en el mundo exterior. El psiquismo vuelve siempre a los diques
postulados por Freud, pero estos sujetos están en la etapa previa a instauración de los
diques porque no hay una diferenciación yo no-yo.
Tomando como marco de referencia el modelo teórico de Bleger decimos q estos
pacientes han sufrido una regresión hacia la ambigüedad y una ocupación de su mundo
interno por el sistema torturante y el victimario q lo representa. El clivaje y la denegación
son diques q el yo más maduro opone a la invasión de la ambigüedad. Cuando como
consecuencia de cambios bruscos en el mundo exterior, la ambigüedad invade al yo (una
especie de retorno de lo clivado), se producen síntomas diversos cuyo denominador
común es la obnubilación del pensamiento, y la pérdida momentánea o permanente de las
facultades más elaboradas del individuo. La regresión hacia la ambigüedad puede jugar a
la vez el rol de una defensa contra la angustia, y de un mecanismo de adaptación q
vuelve el mundo exterior familiar y bienhechor, aun cuando no lo es. Es decir, la
ambigüedad, con su calidad de imprecisión de los afectos y de los valores, puede
transformar en familiar lo q es siniestro. La tortura y otras formas extremas de violencia
social están dirigidas para provocar masiva e insidiosamente la movilización de los
aspectos más miméticos, oportunistas y conformistas del ser humano, aquellos donde
somos "adaptables a cualquier cosa". Estos métodos sirven para conseguir q la víctima
llegue a un estado de regresión a la posición ambigua. La tortura obtiene una regresión
traumática hacia la ambigüedad q comporta una pérdida momentánea o permanente de
las adquisiciones de maduración.
Con vergüenza nos referimos a recordar frases tales como no te metas, algo habrán
hecho. Cuando termino el terrorismo de estado esta vergüenza genera culpa porque se
sienten cómplices de esta Estado autoritario. Una puede preguntarse muchas cosas Por
qué pensaba así? Es ahí donde se recupera la vergüenza y esta se recupera en análisis.
En nuestro trabajo de psicoanalistas psicoterapeutas, aceptamos el desafío q esta
situación social nos plantea, y emprendemos una batalla para luchar por la identidad de
nuestros pacientes y por la propia. Para el paciente, el proceso terapéutico es
necesariamente doloroso y comporta una exigencia extrema, pues debe explorar y
comprender los aspectos q en condiciones habituales de su vida no hubiera tenido q
conocer, ni aun sospechar. El psicoanalista no conoce tampoco a priori sus propias
respuestas a la complejidad del trabajo q le espera, pero percibe con claridad el lugar q
ocupa su persona en tanto encuadre terapéutico; de esta manera, si a veces es necesario
modificar los parámetros temporales o económicos del encuadre, o aquellos de su
comprensión teórica, la más estricta continuidad y coherencia son exigidas a su persona
moral.
El paciente debe restablecer su línea identificatoria, su identidad y su proyecto vital. Para
ello debe buscar sentido de los avatares existenciales por él sufridos y encontrar en sí
mismo la significación de su contexto familiar y social, así como del destino histórico de su
propia generación.
El PSA va a ser entonces el "portador" o el depositario de un paquete muy pesado y
ambiguo, cuyo contenido (culpabilidad, vergüenza, rabia, incertidumbres, temores e
impotencia) no puede resolverse solo relatando episodios o testimonios. Como en todo
proceso, cada imagen rememorada o soñada contiene situaciones emocionales
complejas. Pero el "paquete" contiene también el deseo de "sobrevivir como persona",
recuperarse, salvarse y reparar objetos destruidos.
El rigor técnico no pasa, en este proceso, por la fijeza habitual del encuadre, sino por el
intenso trabajo elaborativo al cual es sometido el par terapéutico, para intentar poner en
palabras situaciones "inéditas o impensadas". El terapeuta funciona como historiador del
paciente, es decir, puede estar desorientado, desorganizado y el analista va a intentar
instaurar un orden al discurso. No sólo funcionara como historiador, sino como un otro con
el que puede contar y reflejarse para volver a construir su sibjetividad. Debe saber
manejar la transf y la contrat. Entra en juego la noción de mundos superpuestos.
Los sentimientos de vergüenza son otra señal de la resistencia q el yo opone a la
corrupción q se le quiso imponer. Se encuentran tanto en el terapeuta como en el
paciente. Hablar de hechos humanos tan degradantes significa siempre una perturbación
para los interlocutores, aun si son psicoanalistas: esto implica obligarlos a escuchar lo q
no quieren saber, obligarlos a inscribirse en un siglo infame, donde la violencia tomó
formas específicas difíciles de asumir.
Si la vergüenza vivida por el psicoanalista puede ser interpretada como un fenómeno de
contratransferencia, indica entonces el intenso sentimiento de disociación y de conflicto
vivido por el paciente, entre la experiencia traumática q "lo ocupa", y la realidad actual
entre lo q pudo percibir de sí mismo en el momento de la experiencia, y la idea q del
mismo tenía antes de ella.
En estos procesos psicoterapéuticos el sentimiento de vergüenza aparece cuando el
paciente está saliendo de su simbiosis con el mundo concentracionario q lo ha ocupado
en el momento en el cual el paciente recupera el sentimiento de poder elegir su propio
comportamiento, y llegar a la evidencia de los aspectos de su propia pasividad, haber
aceptado lo q no quería, o sea, haberse "adaptado a cualquier cosa".
En nuestro trabajo terapéutico, no se trata de eliminar los sentimientos de vergüenza, sino
de darles todo su valor en la reconstrucción y la afirmación de la propia identidad. Es la
señal de un deseo profundo de incorruptibilidad y de coherencia y, por lo tanto, es
estructurante. Los sentimientos de vergüenza vividos por el paciente se comprenden
como la expresión de un deseo profundo de incorruptibilidad y de coherencia.

Capítulo VI. La transmisión del horror. Viñar


La extrema violencia y la agresión sufrida no posibilitaron q ésta sea pensada y
simbolizada por aquellos q la vivieron. Solo retroactivamente a través del trabajo analítico
en el adulto hemos podido descubrir lo que quedo del traumatismo y que actuó como
repetición o como destino de la segunda generación. Las marcas del horror pueden actuar
más allá de la primera generación para dar un curso y orientar un destino.
EL HORROR es incluido en el psiquismo como cuerpo extraño, se expresa en el gesto, la
mirada, el síntoma, lo físico: son aquellas marcas no significables que se transmitirán a
los niños.
En la EXPERIENCIA CLINICA, la historia del horror sufrido no aparece en el relato, sino
en la discontinuidad del discurso, la banalización de los hechos, en los síntomas en el
cuerpo, en las fracturas de los proyectos vitales, en los duelos y los vacíos dejados por los
muertos y los desaparecidos.
Los MEDIOS DE CONTROL están al servicio de silenciar la muerta, de no significarla en
tanto estructura simbólica que diera acceso a la transmisión. Se imposibilitan las
ceremonias como los ritos de la muerte y de nacimiento, así como la destrucción de la
palabra, obedeciendo al mandato del silencio y borramiento de las huellas del asesinato.
El trauma es el desconocimiento, la no inscripción del individuo en la historia, en el
lenguaje.
Los familiares de los desaparecidos solo pueden, al no poder enterrar los cuerpos,
ofrecerse ellos mismos como tumbas. Puede muy bien ser un niño el que va a tomar el
cargo del familiar, en herencia, la proyección del objeto muerto-vivo pero esto es una
inscripción fragmentada y nada resolverá la ausencia de una inscrpción simbólica y de
ceremonia.
El reconocimiento colectivo del horror y su inscripción son necesarios a la elaboración
psíquica individual para que la experiencia sirva al trabajo de la memoria (rememoración
– elaboración – olvido), necesita ser inscripta en el registro del lenguaje, de las
representaciones.
¿Hay transmisión del horror? Cuando no hay elaboración ni representación de la violencia
sufrida se produce por una parte, una rupttura y pérdida de la transmisión de la historia
familiar y social, y por la otra, el horror se inscribe como un exceso innombrable en el
psiquismo de los padres, lo que forzará su inscripción en el cuerpo y psiquismo de la
generación siguiente y actuará como destino. El niño, obligado a tomar a su cargo el
exceso de sufrimiento de la madre, va a ser llevado a telescopar (capacidad de transmitir
generacionalmente cuestiones que no han sido habladas; cuestiones relacionadas con el
horror) en la fantasmática de la madre. Una investidura vital para el niño supone que los
padres representantes del mundo exterior abran para él un nuevo espacio y que él sea
reconocido como diferente y separado. Este nuevo espacio está en peligro si los padres,
no llegan a concluir sus duelos y abandonar su pasado. El niño tendrá varias funciones
para los padres: servir de continente, de borde, de las angustias excesivas del adulto,
suerte de inversión de las líneas de parentesco donde se transformara padre de sus
padres; y acoger los contenidos insoportables de la fantasmática de los padres que no
han sido articulados. Esta “transposición” donde el niño esta sumergido se expresará en
la forma de síntoma, de terror.
El crimen realizado impunemente (genocidio y desaparición) es un atentado a las
capacidades de parentalidad de aquellos que sobreviven: hay dificultades en el padre
genitor para asumir la representación de la ley e imponer las prohibiciones después de
haber sido el mismo víctima de un proyecto perverso y mortífero del Estado.
ANALISTA: para que la marca proveniente de la generación precedente pueda ser
elaborada por el paciente y la denegación levantada, paciente y analista deben poder
reconocer juntos y nombrar el traumatismo proveniente de un agresor externo real. Debe
despojarse de su saber habitual para poder acompañar el deseo de análisis del paciente,
deseo de desprenderse de la repetición mortífera que lo apresa, deseo de reencontrar
confianza en la vida y en el otro. No debe participar ni de la denegación ni del silencio de
la amenaza a la vida, cultura y humanidad.
El ANALISIS consistirá en develar el secreto de los restos, las cifras, que atraviesan a
esos hijos para que estos puedan separarse, desapegarse de ese lugar asignado de por
vida, como si fuera una tumba (como en el caso del análisis de Margarita).
Las marcas de un traumatismo no elaborado ni por lo colectivo ni por la genealogía. se
transmiten como compulsión a la repetición.

Capítulo VII. Trabajo clínico, terrorismo de Estado y futuro de los psicoanalistas.


Galli
Las historias sociales, individuales y los contextos actuales se entrecruzan y se enlazan
convirtiéndose en causas eficientes icc: deseos, identificaciones, desidentificaciones,
transmisión de sentimientos y valores, etc.
El trabajo clínico = “ningún analista llega en sus tratamientos más allá del límite que le
impongan sus propios complejos y resistencias interiores “(Freud). En el vínculo con el
analizado, el psicoanalista no solo elabora los retornos y las repeticiones generados en el
enlace transferencial de la historia de este sujeto, sino que además trasmite retornos y
repeticiones propias, activados por esa relación.
Terrorismo de estado es “ejercicio criminal del poder, mediante la represión clandestina y
al margen de toda norma jurídica”. Genera efectos terribles a sus víctimas directas y por
extensión, a la totalidad del tejido social, en toda la población. Los sistemas tiránicos
dominan por la fuerza de armas, torturas, desapariciones y por su infiltración en todas las
relaciones sociales e interpersonales, a través del efecto intimidatorio con la repetición de
pautas de violencia y silenciamiento. Emiten un doble mensaje confusionante: no hacer ni
pensar nada diferente; protege la vida pero daña silenciosamente ideales, proyectos y
autoestima.
En este sentido, las categorías psicoanalíticas habituales son utilizables pero resultan
insuficientes. Son conceptualizaciones carentes que no incluyen el contexto macrosocial
actual como causalidad en relación con lo histórico, sexual, fantasmático y lingüístico de
cada historia individual.
Se trata de construir un recuerdo y la única manera de recordad es que el paciente logre
experimentar esas experiencias pasadas en el presente transferencial .
Al analista y al paciente, cuando comparten la misma realidad social, que rompe
referentes reaseguradores habitaules se les superponen sus mundos. Inseguridades,
persecuciones reales, desconfianza sobre el secreto profesional, dificultad para
diferenciar silencios necesarios de silencios cómplices, etc.
En época poca de catástrofe perduran efectos en todas las instituciones sociales, también
en la clínica psicoanalítica.
El futuro de los psicoanalistas: la catástrofe social vivida nos ayudó a incrementar la
conciencia sobre limitaciones teóricas y a buscar caminos alternativos para nuevos
problemas, generando efectos en la totalidad de nuestro quehacer.
Las experiencias del terrorismo de Estado han hecho más fuerte el registro de la trama
social en la dialéctica: psiquismo individual – organizaciones culturales. Por un lado están
los confirmadores de teorizaciones (los que se continúan desarrollando en instituciones
circulares, sostenidos por modelos teóricos y rasgos de identidad idealizados) y por el otro
los elaboradores de cultura (entienden el psa como teorías y practicas sobre el
funcionamiento psíquico, que al mismo tiempo elaboran realidades sociales. Serán
productores de cambio en los grupos humanos por la búsqueda de la verdad y salida de
repeticiones. Valoraran las transformaciones y diferencias que en el analista y sus
intereses generan los contextos históricos específicos en que vivan y participen.)
Se intenta la restitución del grupo como método para enfrentar la violencia de Estado.

VIII. Rupturas catastrófics y trabajo de la memoria. René Kaes


La catástrofe social se produce cuando el sujeto pierde la confianza en las instituciones y
deja desprovisto al sujeto de identificaciones. La catástrofe social deriva en una catástrofe
psíquica. El sujeto queda anulado en sus identificaciones, no tiene con qué definirse a sí
mismo, cómo nombrarse. Hay pensamiento concreto.
El ataque terrorista ataca justamente a los grupos por esto, porque rompe con los lazos
identificatorios, anulando la posibilidad de definirse. Ataca así porque un sujeto individual
es más fácil de dominar que a un grupo, y por eso hay que eliminarlos.
Estos grupos pueden estar unidos por tres formaciones intermediarias que son icc:
4) comunidad de derecho (renuncia pulsional en pos del ingreso a la cultura. La
aceptación de una ley que nos rige a todos por igual permitiendo la organización en
comunidad)
5) contrato narcisista (se trata del rol que ocupamos dentro de un grupo, la posición,
el lugar que nos espera. El grupo nos asigna ese lugar, que ya estaba generado
como mito fundador del grupo y nosotros debemos responder con coherencia a ese
rol)
6) pacto denegativo (es un pacto subjetivo e icc en el cual pactamos entre todos
negar la maldad de los otros, rechazamos lo negativo del otro, sino, no habría lazo
posible)
Estas formaciones intermediarias coexisten y son sobre las cuales el terrorismo de estado
va a atacar.
Cuando estas tres formaciones están dadas, se conforman los grupos
TRANSUBJETIVOS, que es un nivel mas, no sólo se trata de las relaciones
interpersonales, sino que cada uno está conformado por la historia familiar, por la propia,
por la que culturamente nos dice que hacer, interviene en nuestra constitución subjetiva la
familia, lo social, lo cultural, otras sociedades, lo propio. Así, cada miembro de un grupo
se enlaza a otro con toda esta suma de historias de cada uno.
Las catástrofes sociales provocan la dislocación de dichas alianzas y tienen
consecuencias sobre la vida psíquica y la social. El contexto social deviene incoherente,
incomprensible e inasible; las reglas que gobiernan la interdependencia grupal alrededor
de la vida y de la muerte, del delito y su penalización no son más reconocidos.
El trabajo de la memoria: distinguimos tres: la singular, la arcaica y la transubjetiva.
Cuando la rememoración de los acontecimientos o fantasías de la infancia no son
posibles, el analista puede proponer una construcción conjeturable, hipotética, capaz de
suplir la falta de memoria histórica.
La falta de memoria no se inscribe como algo reprimido sino como algo negado, y la
función del terapeuta es la de función como un espejo, en donde el sujeto pueda reflejarse
y construir esos restos de memoria negados para que no se produzca la repetición
psíquica. El analsta se transforma en la memoria de su paciente para reconstruir lo que
quedó en silencio.
Se trata de dos funciones, una, la mencionada en el párrafo anterior, es decir, la de
construir una historia; y la otra, la de funcionar como signo, es decir, funcionar como un
otro, donde el sujeto puede identificarse o no, y que surja la transferencia.
Memoria colectiva: no es posible considerar el trabajo de la memoria individual solo desde
ángulo de la memoria individual. La memoria colectiva esta relacionada con la historia de
un grupo. Aquellos que no han compartido esa historia en comun no puede transmitir esa
memoria. El grupo establece sus referentes memoriales comunes para lograr la mantener
la necesidad narcisistica del vínculo entre sus miembros y el pacto denegativo;
contribuyen a la identidad indivdual de sus miembros; señala lo que debemos reprimir y
qué debemos desear (cultura).
En catástrofes sociales, se libera el pasado silenciado construyendo la memoria. Estos
traumatismos transforma a sus víctimas en extranjeras de una historia de la cual no
puede apropiarse. Sólo entonces la memoria colectiva podrá porteger al sujeto del
surgimiento del horror y el silencio de la muerte y ofrecer algunos apoyos para poder
decir con palabras prestados algo de su verdad.

Sobre la Responsabilida Criminal (Segui)

Agresividad y violencia:
Capítulo 1.
agresividad y violencia son cosas diferentes. A veces, la agresividad verbal precede al
pasaje al acto violento, otras, la violencia llega después de una etapa más o menos
prolongada de insultos, amenazas o de lo que erróneamente se define como violencia
psicológica. Y desde luego, existen situaciones en las que no se produce el pasaje al
acto, aunque las víctimas padezcan un ambiente en el que la agresividad verbal es
constante. La agresividad es común a todos los seres vivos.
La violencia es otra cosa, es imposible de erradicar. Nuestro mundo se caracteriza por
producir más malestar del que puede consumir. El malestar no desemboca
necesariamente en violencia, a menos que alcance una masa crítica que desborde la
capacidad individual o colectiva para evitar que la agresividad se convierta en pasajes al
acto violentos.
La violencia aparece como el común denominador del malestar. Freud postula tres
fuentes principales de sufrimiento: la fragilidad del hombre, la hiperpotencia de la
naturaleza y las limitaciones de las normas reguladoras de las relaciones entre los
individuos, con la familia, el Estado y la sociedad.
Acerca de las dos primeras constataba la impotencia del sujeto para dominarlas. En
cuanto a la insuficiencia de las normas jurídicas para controlar y sublimar las pulsiones,
también apunta como un factor de desengaño al hecho de que el prójimo no es solamente
un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión,
explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento,
humillarlo, inflingirle dolores, martirizarlo y asesinarlo.
Las características que asumen los nuevos malestares viene dadas por el solapamiento
de dos fenómenos: los desplazamientos que se operan en los significantes amo, y los
nuevos síntomas derivados de tales desplazamientos. Dicho de otro modo, el discurso
capitalista es el que exige definir las diversas formas en que se presenta el síntoma y el
síntoma en nuestras sociedades se denomina precariedad, un concepto que engloba a los
excluidos, a los que el cinismo del poder los denomina transgresores sociales y
criminales. El Estado en su lógica de buena conciencia trata de encerrar el malestar social
en los protocolos de la enfermedad social, siendo funcionales a esto algunos médicos,
psicólogos conductistas y asistentes sociales con el fin de proteger una sociedad “sana”.
Mientras que el psa opera desde la singularidad del paciente, el discurso científico
(cooperador del discurso capitalista) procura universalizar un diagnóstico a través del
biologicismo, las neurociencias y la genética, porque es tranquilizador identificar a los
objetos claramente en la medida en que las sociedades actuales tienden a la uniformidad
del goce.
Consumir es un modo de gozar, y quienes no pueden hacerlo agreden, se violentan. La
violencia emerge así, como una forma perversa de lazo social.

Capítulo 2.
Erradicar la violencia por completo es imposible por el simple hecho de que para
combatirla ha de emplearse la violencia con lo cual esta se realimenta a sí misma y el
proceso se convierte en interminable. Que la violencia empleada por las autoridades se
revista de legitimidad no impide que esa violencia sea vista como una forma de venganza.
Todas las sociedades la padecen, unas más que otras, como es también diferente la
voluntad política de combatirla.
No sólo que es imposible combatir la violencia por completo, sino que en ciertas
circunstancias es necesaria: lo importa es determinar quién la ejerce, de qué manera, bajo
qué circunstancias.
Identificar la violencia con el terrorismo es un error y una manipulación del discurso
capitalista. Todo terrorismo es violento, pero no toda violencia es terrorista.
Cuando la violencia alcanza en una sociedad a la masa genera crisis institucional y
entonces la violencia deviene en protesta social. Deja de ser un problema judicial y policial
para convertirse en un problema político. Y la responsabilidad subjetiva y objetiva de sus
protagonistas no es la misma en tales circunstancias.
Existe cada vez una tendencia a privatizar el ejercicio de la violencia contratando
empresas privadas en las que delegar el uso de la violencia.

Hay dos tipos de violencia: la objetiva que es la simbólica, encarnada en el lenguaje; y las
sistémica que son las consecuencias del funcionamiento del sistema económico y político.

La primera violencia emerge de las propias instituciones. Por este motivo conviene
diferenciar entre terrorismo (utilizado por los más débiles en una lucha politica) y el terror
(cuando los encargados de aplicar la ley la emplean abusivamente contra los ciudadanos
provocando respuestas de los mismos que son violentas).
Existe una violencia abierta, directa, pero en ocasiones existen situaciones que
desencadenan situaciones violentas. Son situaciones que se mantienen como una
constante amenaza, latente, incluso cuando la violencia directa haya cedido. Se producen
en sociedades sonde existe mucha brecha en la desigualdad o en la arbitrariedad del
poder y se convierten en realidad cotidiana

Capítulo 3:

Lo que ha puesto de actualidad el terrorismo son la emergencia de nuevas modalidades


de ejecución: la manipulación dirigida a identificarlo con el mal absoluto, relacionándolo
con la xenofobia, el racismo y especialmente la islamofobia, es evidente que el fanatismo
y el fundamentalismo no son sólo de los islamistas. Tanto el fundamentalismo religioso,
como el laico potencian el odio al Otro-diferente y justifican el empleo de la violencia en
nombre de la verdad. El fin terrorista es sembrar terror y el efecto multiplicador se
consigue mostrando que nadie, por inocente que sea, está excluido de ser víctima.
En la violencia está presente una cierta despersonalización del autor director de la
violencia, en cuanto que entre el ejecutor y la victima no hay nada personal. La victima
representa el mal al que hay que exorcizar, en tanto es la encarnación del infiel, o porque
es un explotador, o un Estado opresor.
Cuando son los Estados los que ejecutan actos terroristas dirigidos a quienes consideran
enemigos internos o externos, la determinación de la responsabilidad objetiva tiene más
dificultades.
Sin embargo, la cuestión de la responsabilidad subjetiva es la misma que se plantea en
los casos de violencia puesta en acto como consecuencia de patologías individuales,
ajenas a cualquier intencionalidad política. Pero es más probable que un asesino de los
“comunes” asuma la responsabilidad subjetiva por su acto que lo haga alguno de los
grandes criminales políticos: generalmente estos apelan a nobles objetivos para
justificarse.
El poder político, ha utilizado históricamente a criminales comunes y organizaciones
delictivas como ejecutores subcontratados para llevar a cabo acciones ilegales que
denominaban como “operaciones encubiertas”.

Capítulo 4: Patologías del acto

Como ha señalado Irene Greiser, las denominadas patologías del acto se corresponden
con una descripción fenoménica ajena a las clasificaciones psicoanalíticas (de todas
formas son útiles para examinar ciertas formas de violencia cada vez más generalizadas
en nuestras sociedades así como de determinadas modalidades del pasaje al acto, y de
sus consecuencias sobre la subjetividad). La subjetividad de nuestra época es proclive a
la multiplicación de las distintas formas de violencia y el ejercicio de ésta influye sobre la
posición subjetiva de los sujetos y también del conjunto social.
Lo anterior, invita a preguntarse acerca de la relación existente entre la declinación de la
figura paterna y el declive del discurso del amo y su fracaso para entronizarse como
padre social. La cuestión clave se encuentra en las diversas modalidades de hacer, o no,
lazo social.
Por momentos, en estos tiempos de hegemonía del discurso capitalista, en ciertas
situaciones criticas el Estado y lo que él representa parece desvanecerse en una especie
de afanisis de lo colectivo: la sociedad se psicotiza y emerge una sensación de
desamparo que genera angustia y que cuando la angustia alcanza una masa critica, se
convierte en pánico: la “angustia pánica”.
La multiplicación de conductas violentas protagonizadas por niños y adolescentes es un
fenómeno cada vez más frecuente. Se agrede o se mata en muchos casos sin pasar
antes por la palabra, se asesina por una desafección imaginaria, para atraer la mirada del
otro, o para “ver que se siente”. Pasajes al acto aparentemente vacíos de significación
seguidos por intentos de resignificación por parte de los autores, explicaciones carentes
de cualquier posibilidad de interpretación lógica para las autoridades, los especialistas, y
para el entorno social.
Hay una tendencia a la manía clasificatoria y esto produce efectos perversos producto del
etiquetamiento, es decir, la etiqueta de delincuentes o criminales. Esta etiqueta opera en
un doble aspecto: el sujeto es estigmatizado por el entorno social e institucional. O bien,
se reconoce en su situación y la utiliza para reforzar su identidad, integrándose en el
grupo con el que comparte la etiqueta. Lo que significa identificarse con su síntoma, en
este caso en relación al goce que le proporciona la trasgresión. Este efecto de
etiquetamiento se multiplica cuando se aplica a los niños y jóvenes transgresores.
La inmensa mayoría de los comportamientos transgresores llevados a cabo por menores
no tienen trascendencia penal, estos quedan impunes: por que se los considera simples
travesuras, porque se les aplica por parte de los adultos un trato benevolente y
paternalista o por que son inimputables por ser menores de catorce años. Sin embargo,
en estas situaciones, se ignora que el adolescente transita un momento en el que se
enfrenta con la falta de un saber sobre la relación entre los sexos bajo el imperio de un
real que empuja al encuentro y donde algo debe inventar. Por otro lado, la crisis de la
familia y la caida de las referencias ideales tradicionales alientan la instauración de
referentes sustitutivos. La imposición del discurso “nada es imposible todo está al
alcance” plantea que la satisfacción debe ser colmada. De esta manera, los padres
ofrecen objetos para combatir la angustia de castración inclusive antes de que sus hijos
manifiesten sus deseos. La función de transmisión de valores antes depositada en los
padres y la escuela viene siendo cuestionada por el consumo constante de mensajes que
llegan del escenario virtual y que exhiben una canalización de la violencia y la muerte.
En los últimos veinte años, los episodios de violencia homicida que tienen como
ejecutores niños y jóvenes y como víctimas familiares o compañeros se han multiplicado
cada vez más- También cada vez más casos de chicas que pegan a sus madres, que se
pegan con otras chicas, de padres que soportan agresiones de sus hijos y no las
denuncian, en parte porque no quieren exhibir la humillación que implica la pérdida de
autoridad y en parte porque reconocer la intervención de una institución equivale a
reconocer su fracaso como progenitores. Se plantea una visión de lo familiar, lo próximo a
su vez como lo siniestro. En estas situaciones aparecen en escena los medios más
sensacionalistas y a su vez ciertos grupos políticos que pretenden el llamado populismo
jurídico: endurecimiento de las penas, rebaja de la edad y otras similares cuya eficacia se
ha mostrado más que dudosa. Las autoridades políticas reclaman explicaciones
científicas que den razón a las causas de violencia entre los menores y al que se apremia
para que aporte soluciones. En este caso, conviene detenerse en las propuestas que
apuntan a “construir modelos que integren variables de personalidad y factores biológicos
con factores psicosociales y socioculturales” se trata de superar la tradicional oposición
entre las teorías ambientalistas y los estudios genéticos para explicar las causas que
están en el origen del “débil autocontrol”. En todas estas corrientes está presente la
preocupación por la “propensión antisocial” que se caracteriza por factores de “baja
inteligencia, altos niveles de atrevimiento, impulsividad, actividad y fortaleza física”. Sin
embargo, todas estas corrientes no parecen tener en cuenta ese elemento subjetivo que
cada sujeto posee y que remite a la responsabilidad subjetiva que les permitiría salvarse
de la repetición y de quedar siempre etiquetados como criminal.

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