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Las secuelas de este tipo de experiencia son muy graves, afectan diversas áreas de la
vida cotidiana e implican diferentes discapacidades.
La revelación de este tipo de experiencias en terapia, sólo exepcionalmente fueron el
motivo de consulta de personas que llegan solicitando una entrevista.
En general sólo pudieron ser verbalizados luego de transcurrido largo tiempo de
tratamiento, luego de haber logrado mucha confianza en el analista; o se confiesa debido
a una situación actual que evoca aquello acontecido en la infancia.
En ningún caso la patología presentada es leve. Los hombres presentan patologías
severas como esquizofrenia, graves enfermedades psicosomáticas, trastornos en la
identidad sexual, etc. Se destacan graves perturbaciones relativas a la autoestima que
interfiere profundamente en la vida cotidiana, pero fundamentalmente en las relaciones
interpersonales y la vida sexual.
Se trata de fenómenos de stress, que a diferencia de otros, se prolongan en eltiempo y
favorecen la aparición de mecanismos defensivos que le darán curso crónico a la
patología.
Algunos podrán tomar de la cultura lo que no han recibido del grupo primario, otros
repetirán estos modelos (los menos), otros necesitarán “fugarse” de esta realidad
normativa o descubrirán mecanismos que le provean de realidades alternativas.
Los sentimientos de vacío: existe un gran sentimiento de culpa que las acompaña. Se
trata de un tipo de vivencia que los pacientes relatan como antiguo, arcaico, proveniente
de la infancia y relacionado con un “no ser”, disociado de la situación abusiva, es decir,
“era como que yo me iba de mi cuerpo, lo dejaba vacío y ese vació es el que siento
ahora”.
Estos sentimientos de vacío crónico son los que muchas veces, conducen a los intentos
de suicidio en otras etapas de la vida.
Los síntomas disociativos: los mecanismo disociativos como los de escición han
constribuido a la supervivencia de estos sujetos durante la infancia.
Según el estadio evolutivo, las características del niño y el impacto en su psiquismo de las
vivencias abusivas, se instalará uno u otro de estos mecanismos de manera privilegiada.
Los mecanismos disociativos utilizados privilegiadamente en la infancia, llegan para
quedarse e irrumpir en el psiquismo en diferentes ámbitos de la vida. Aparecen en la
sexualidad como ideación fóbica u obsesiva, como síntomas conversivos, etc.
Cuando un paciente consigue ir armando su rompecabezas, conectando las vivencias de
aniquilación y desvalimiento de entonces, esta modalidad defensiva adquiere
proporciones menos nocivas para su calidad de vida.
Los rescuerdos, escindidos de la memoria son recobrados, dándole sentido a las
conductas, sensaciones, percepciones y aliviando en parte, el peso de los síntomas y el
secreto.
La vida sexual: las máximas populares “el niño abusado será un futuro violador” no han
sido comprobadas. La secuela en la vida sexual de adultos que fueron víctimas de abuso
sexual son las disfunciones sexuales, desde la anhedonia (incapacidad para sentir placer)
hasta la frigidez e impotencia.
Por otra parte, en muchas ocasiones, la eleeción de pareja, ha incluido de forma
inconciente, una persona con características perversas, que provocará daños a sus niños.
Esto de sebe a que la disociación no ha dejado ver el peligro que corren los hijos.
La patología: las patologías seculares de ASI que más se han observado en la clínica son
los trastornos psicóticos y de personalidad. En menores escalas se observa trastornos
alimentarios, trastorno disociativo, enfermedades psicosompaticas graves, trastornos en
la identidad sexual, disfunsiones sexuales, abuso de sustancias.
Los vínculos: en el 95% de los casos es un integrante del grupo familiar (padre, tío,
abuelo); en menos casos son las madres, abuelas y otras mujeres de la familia.
La modalidad de abuso físico y emocional que es exclusivo de las mujeres es el síndrome
de munchaussen por poderes.
Mientras están sucediendo los ASI el niño se expone al agresor de manera altamente
nociva ya que el mismo sujeto que abusa es quien debe cuidarlo, y abusa así de su
confianza através del abuso de poder. El niño se encuentra atrapado en una trama
perversa que incluye el secreto y la seducción.
La telaraña relacional determinará en el futuro complicadas experiencias vinculares que
van desde el mayor nivel de confianza hasta la consufusión y la extrema dependencia.
Además están en juego el temor, la sujeción, la culpa.
Por alguna razón, en las situaciones de elección de una pareja, el nacimiento de un hijo o
en la vejez, estas situaciones antiguas se actualizan, permitiendo el develamiento por
primera vez de estas situaciones de abuso.
Los mecanismos disociativos utilizados para defenderse de estas situaciones, repercuten
en los vínculos que se establecen.
Es muy diferente el pronóstico en los casos en que ese niño ha sido creido y protegido de
estas situaciones, lo que posibilita un mayor grado de confianza en los otros en el futuro.
Violación seguida de infanticidio (Miotto)
El enfoque de este texto se centra en el rol que asume la madre frente al maltrato (físico,
emocional y sexual) ejercido por su pareja (padre o padrastro del niño) que culmina en el
homicidio del infante.
Muchos autores han insistido en el rol pasivo que acepta la mujer de estos hechos.
Se alude a mujeres que han sido rechazadas por las madres y expuestas a situaciones de
alto riesgo, puedan asumir una actitud hostil hacia sus hijos. Por este motivo, son muy
importantes las experiencias de vinculación y calidad de las relaciones establecidas con
las figuras primitivas. Dichas experiencias tempranas constituyen la base sobre la que
progresivamente se va construyendo y estructurando un sentido de sí mismo y de
realidad.
La victimización temprana, con consecuencias esperables a los largo del permite, podrían
permitir la transformación de victica a victimario. Entonces, es esperable que el patrón
vicnular anómalo pueda ser entendido como una estructura asimilable de relaciones que
el individuo construye, fruto de una historia de interacciones patológicas y patologizantes,
y que por lo tanto, va a configurar una modalidad que a va a surgir y se va a expresar en
las relaciones con los otros.
En este tipo de casos, se trataría de vínculos en donde existe una confianza o dependecia
indiscriminada en el hombre por parte de la mujer, o la reinstalación de la misma luego de
reiterados quiebres (infidelidad, maltratos, en cuyos casos el incesto se inscribe como una
continuidad de esa actividad sexual conquistadora y sin objeto diferenciado) y la negación
o minimización del padecer del niño.
El incesto puede ser así definido como un fenómeno relacional, con raices
transgeneracionales que se vincula con las experiencias de abandono, maltrato y
carencias afectivas tempranas de los adultos involucrados (agresor y madre).
Aceptar abiertamente que él es el abusador o maltratador, implica no sólo aceptar la
destrucción de lo familiar sino también aceptar una parte relevante de sus propios
reaseguros. Entran en juego mecanismos como la negación, la minimización y la
justificación de la conducta patológica, a través de la inculpación del niño.
Así la mujer es pasible de aceptar dos posiciones: el de víctima por su condición dentro
de la pareja, y el de victimaria pasiva.
La mujer pasiva, dependiente y sometida al hombre, ante el temor de ser ella misma
maltratada, termina aceptando su participación pasiva ante la conducta abusiva ejercida
sobre los niños.
Se observa un desvalimiento psíquico en estas mujeres ligada a una fijación temprana
que ponen de manifiesto la indiferenciación extrema que caracteriza en cuadro.
Rasgos:
la realidad aparece como una masa uniforme carentes de cualidades diferenciales.
La percepción que tiene es la de mantener un vínculo patólogico con el agresor
activo sin poder dar cuenta de ello, y en este sentido, el niño no aprece inscripto en
el lugar de figura filiar y ello da cuenta de la profunda incapacidad para el ejercicio
respondable y adulto del rol materno.
Discurso inconsistente, en un intento de decir lo que cree que el otro desea
escuchar; disociado, fragmentado y carente de afectividad; catpartico pero sin
culpa; especulador depositando la culpa en el otro.
Fijación yoica al narcisismo
Como consecuencia de la fijación temprana, se establece un grado de dependencia
extrema hacia otro cuya particularidad consisten en presentarse como carente de
empatía.
Es de esperar que este tipo de mujeres mantengan vículos de apego con un otro:
arbitrario que sólo responde a sus propias necesidades
déspota y sádico que esgrime un poder absoluto frente al desvalimiento de la mujer
psicopático ya que reconoce la realidad pero la desestima
Definición de violencia familiar: toda forma de abuso que tiene lugar en las relaciones
entre los miembros de una familia. Se denomina relación de abuso a toda conducta que
por acción u omisión ocasiona un daño físico y/o sicológico a otro miembro de la familia.
Formas en las que se expresa la violencia: no es sólo física, también se violenta a otro a
través de las palabras o gestos en que se lo descalifica o humilla. Además dentro de la
violencia verbal y psicológica está el abuso económico o financiero.
Otra forma es la violencia sexual.
Y otra es el abandono o no dar los cuidados a los otros que necesitan (ancianos o niños
por ejemplo).
Violencia conyugal
suele manifestarse de las siguientes maneras:ataques cruzados, relaciones
sadomasoquistas, mujer golpeada y hombre goleado.
Características del hombre golpeador: son inseguros y esto les genera intensos celos de
su mujer y por eso la necesidad de controlarlas al extremo; mostrarse sencibles es una
expresión de debilidad; pufieron haber sido abusados en su niñez o haber sido testigos de
abusos hacia la madre. Recurren a la violencia por carecer de herramientas internas para
enfrentar problemas dialogando y justifican su comportamiento responsabilizando a la
esposa. Muchos padecen de adicciones.
Tipos de perfiles:
1) Hedonistas Nihilistas: son los más comunes, su pensamiento es “prmero yo y luego
yo”, “yo no pedí venir al mundo, vos me trajiste, ahora bancatelá”. Utilizan la casa
como hotel, desaparecen varios días sin avisar, creen que los padres tienen la
obigación de alimentarlos, lavarles la ropa y acceder a todas sus demandas. Ante
el menor intento de ponerles límites, surge la agresión. Duermen todo el día, no
estudian ni trabajan. Hacen lo que quieren, llevan amigos a casa sin consultar y
esperan que atiendas a sus amigos también.
2) Patológicos: relacion amor odio entre madre hijo. Otro causante es la adicción, que
lleva a estos hijos a robar desde dinero hasta electrodomésticos.
3) Violencia aprendida: el menor internalizó conductas de padre que desde siempre
golpea a su madre o fue maltratado el mismo. O es hijo único o sus hermanos no
viven con él. No hay roles diferenciados en esta familia y todos tienen derechos y
obligaciones.
Marco legal
1) Fuero civil- ley 24.417: cuando se evidencian lesiones, se hace además la
denuncia en el fuero penal, lo que atañe una sanción para el agregor por un delito
imputado. En el fuero civil se trata de un trámite para que a víctima reciba auxilio.
El juez civil no determina la imputabilidad del agresor ya que eso es tarea del fuero
penal. Acá solo se brindan las medidas necesarias para la protección de la víctima
llamadas medidas cautelares, tales como alejamiento del hogar, restricciones de
acercamiento del agresor, tenencia de hijos, etc.
La ley plante la obligatoriedad de denunciar hechos de violencia ejercidia haci
niños, ancianos, incapacitados y discapacitados. Es obligación también de los
profesionales de la salud, maestras, directores de escuela, etc. el profesional que
no denuncia incurre en el delito de abandono de persona o mala praxis por
inobservancia de los deberes a su cargo. El denunciante no tiene que probar el
maltrato, una vez hecha la denuncia, será la justicia encargada de probar los
hechos. Si la víctima es menor adulto (mayor de 14 años) puede realizar la
denuncia también.
2) Fuero penal: la violencia familiar aparece contemplada en los títulos del código
penal llamados “delitos contra las personas” Cap. I, II y VI (art 80, 89, 90, 91,
92, 106, 107); y “delitos contra la integridad sexual” (art. 119, 120, 125 y 125
bis).
La Antígona se inicia con un cuchicheo entre Antígona e Ismene. Antígona relata a Ismene
los sucedos recientes: el desenlace de la batalla, la muerte de sus hermanos, el contenido
del edicto que prepara Creonte. Pero ella sabe que no se trata de sucesos gratuitos. Es la
desgracia familiar iniciada por su padre Edipo la que ahora se cierne sobre ellas.
Tal vez por ello se muestra intolerable cuando Ismene decide no acompañarla en su
decisión. Los argumentos de Ismene si bien conservadores, son perfectamente
comprensibles. Sin enbargo Antígona se muestra inplacable con ella.
Muertos los dos hijos varones de Edipo, Creonte es el nuevo rey. Pero algo anda
tramando, pues acaba de convocar a una asamblea de ancianos.
Así preparado el Croro, Creonte hace su ingreso y lanza por fin los términos de su edicto:
a Eteocles, que murió defendiendo su tierra, le serán reservadas las exequias reales; a
Polinices, en cambio, que murió peleando contra los suyos, no le será provisto rito
funerario alguno y su cuerpo quedará insepulto a merced de los perros y los pájaros
carniceros. Luego completa el edicto amenazando con privar de la vida a quien ose
desobedecerlo.
El edicto de Creonte tiene un particularismo ya que lo alcanza más allá de la muerte,
privándolo del derecho a una tumba. El no dice “como Polinises fue un traidor, no tendrá
sepultura” si así lo fuera, nada podríamos reprocharle desde la perspectiva ética. Será en
todo caso una cuestión moral.
El derecho a una tumba es un derecho inalienable de la especie humana.
Volviendo al texto, los guardias traen la noticia de que alguien esparció una fina capa de
polvo sobre el cuerpo de olinices, cumpliendo así con el antiguo rito. El edicto se ha
burlado y Creonte ordena que se encuentre al culpable.
Antes de salir, el guardia le dice a Creonte “yo lastimo sus oidos, el que realizó esta
acción lastima su corazón”.
Entra en guardia llevando detenida a Antígona. Creonte le pregunta si fue ella, y ella dice
Sí! Y que no reniega de su acto. (hacerse cargo no es sinónimo de responsabilidad
subjetiva).
Cuando Creonte la interroga por su accionar, Antígona dice conocer el edicto, pero aclara
que son otras las leyes que ella obedeció al enterrar a su hermano, la de los dioses.
Pero no hay que incurrir en el error de que la polémica es entre el derecho natural y el
derecho divino.
Creonte decide enterrarla viva como castigo.
La dimensión ética que debe buscarse es en el carácter mismo de la sepultura. Una
sepultura es un acto simbólico por excelencia.
Finalmente, Creonte asesorado, decide sacar a Antígona de esa tumba y a darle sepultura
a Polinesis. Movido por la culpa, primero da sepultura a Polinesis y luego se dirige a la
tumba de Antígona para liberarla. Pero Creonte tarda, y se encuentra no sólo con que la
muchacha se ha colgado, sino que su hijo, el prometido de Antígona también se ha
matado. Y en el palacio, su esposa, también se quita la vida.
Este y no otro es el tema de Antígona. Se trata del valor que adquiere el rito funerario, en
tanto sirve de base para el proceso de duelo.
El enfrentamiento de ambos se debe a que responden a distintas legalidades, Antígona a
la de los dioses, Creonte a la de la cuidad.
Lo que en el discurso de Creón está en juego es el aplastamiento de la subjetividad
misma. Un sujeto puede ser despojado de muchas cosas, pero si de algo no puede serlo,
jamás, es de su nombre. El nombre tiene un lugar de fundación y cuando ese lugar es
abolido, es abolida la subjetividad misma.
Lacan tiene la concepción tiene la concepción del nombre, en tanto registro del ser.
Cuando el significante muerde al sujeto, cuando el orden simbólico introduce a un sujeto a
la cultura, no lo abandona ni aún después de muerto. Porque después de muerto es
necesario preservar algo del registro de ese ser, que es un nombre en una lápida.
Antígona expresa que valor tiene su hermano para ella; dice que esa pérdida la afecta
más intenso que lo que la afectaría perder un marido y hasta un hijo; señala que no
hubiera hecho lo mismo por objetos de amor como esos, y sus razones son porque
marido, podría tener otro, hijo, también, pero muerto su padre y su madre no tendrá otro
hermano.
Polinises tiene para ella todas las marcas del objeto irreparable. No hay subrogado de
objeto. No tiene posibilidades de simbolizar esta pérdida y queda prisionera de una
terrible herencia.
no hay cosa más natural y que seguramente es una bisagra en la cultura y que inaugura
la civilización y nos saca de lo animal, de nuestras ceremonias fúnebres. Todos en el
mundo tienen ceremonias fúnebres: quemar a los muertos, tirarlos al río, dejarlos flotar en
témpanos esquimales, todos tienen ceremonias porque son el tránsito de la vida hacia la
muerte, tiempo que se necesita para elaborar la muerte. Para eso necesitamos el cuerpo,
sobre él se hace la ceremonia, el rito sobre el cuerpo permite simbolizar su pérdida.
Antígona ni siquiera quiere enterrarlo, quiere taparlo un poco para que no se le vea la
podredumbre, que no se lo coman las bestias. Quiere hacerle los honores al muerto.
Antígona era hija de Edipo, y Edipo no muere, se disuelve en medio de una cosa de luz y
desaparece. Antígona necesita hacer el duelo, y transitar la zona de dolor para poder
empezar a elaborar la pérdida. ¿Cómo hicieron los familiares de los desaparecidos sin
cuerpo para elaborar la muerte? Hubo que tener primero una figura judicial, la de
presunción de muerte, después hubo que modificar el código penal. La presunción de
muerte permitía dar muerto a alguien aunque no se hubiera encontrado el cuerpo. Porque
había problemas filiatorios, de sucesiones, económicas, porque si alguien no estaba
muerto pero tampoco estaba vivo no se podía disponer de muchas cosas. Después hubo
que modificar el código penal porque el código para liberar a alguien muerto necesita el
cuerpo. La figura que se inventó fue la de desaparición forzada seguida de muerte. Con
todo esto se empieza a armar un trabajo simbólico. Algunas organizaciones o figuras
prefirieron no entrar y quedar cristalizadas en la figura de víctima eterna. La idea de
Antígona no hay tomarla tanto como al defensa del derecho divino sino por la idea del
tránsito de lo vivo hacia lo muerto, la elaboración de la pérdida y el proceso de duelo. El
drama de Antígona es un drama que hasta nuestros días sucede.
Hay que pensar a Antígona como la primera figura que instaura desde la tragedia la
necesidad del duelo. El duelo de por sí no es malo, es una instancia lógica que debe
atravesarse a través de una pérdida. La pérdida de un ser querido es una de las dos
situaciones más estresantes del mundo (mudanza, divorcio y pérdida de un ser querido).
El proceso del duelo es normal y puede durar hasta dos años, más de dos años es
patológico (melancólico).
Neuman, Victimología
Cifra negra. Hay cantidad de delitos convencionales que no son denunciados por sus
víctimas, las razones son:
3. No confiar en la justicia.
4. Temor a perjudicar al autor porque es miembro de la familia.
6. La víctima agredió al autor y se sabe tan responsable del delito como éste.
10. Por la presión fliar y social al ser identificada como víctima de ciertos delitos que la
marginan y humillan.
Uno de los problemas más graves que estamos padeciendo es la naturalización de las
catástrofes sociales e históricas. Aún en catástrofes naturales el hecho de que se
produzcan como la gravedad de sus efectos son producto del descuido, negligencia y la
falta de responsabilidad de los gobiernos. En ellos inciden los factores sociales.
Diferencia catástrofes naturales (producidas por la fuerza de la naturaleza) de las
histórico-sociales (son los seres humanos quienes la producen). El carácter general de
una catástrofe se define por la forma en que su incidencia traumática impone riesgos y
efectos en la subjetividad de quienes la padecen. El traumatismo es efecto de la
incidencia singular de estas catástrofes, que atacan la subjetividad o impactan de manera
diferente en los que la padecen.
Diferencia la teoría del traumatismo de la teoría frente al traumatismo (teoría con relación
al impacto de lo real en el sujeto psíquico). 2 opciones:
1. Clásica: lo traumático como desencadenante de algo que ya está preformado en el
sujeto.
2. Novedosa: lo traumático es constitutivo y constituyente del funcionamiento
psíquico. (sería la teoría traumática). Desde esta perceptiva el traumatismo es lo
que introduce un desequilibrio que obliga a encontrar nuevas formas de
equilibriamiento no presentes en el modo de funcionamiento de la estructura de
partida.
Berenstein
Rol terapéutico: ver su hay demanda, escuchar. El sujeto viene a relatar s experiencia
sobre la vivencia. Esta va cambiando con el tiempo (como en los sueños). Hay que
contener sin victimizar.
Introducción
Es factible encontrar en todas las circunstancias de violencia social que llevan a emplear
la desmentida y la alienación, razones psíquicas y políticas.
La violencia social y su representación mental serán el punto de partida de nuestras
reflexiones en este libro, en lo concerniente al terrorismo de estado en Argentina. La
violencia social existente en el mundo tiene muchos puntos en común, por lo cual habrá
algunas variables universales.
Un mecanismo inherente al aparato psíquico es procurar deshacerse de aquello que lo
perturba. La expulsión, la proyección y la automutilación son modalidades primarias
empleadas con el fin de poder soportar lo que podrá exponer la mente al surgimiento de
una vivencia insoportable.
La violencia ejercida por el estado es paradigma de la violencia social, ya q aquellos
encargados de proteger e imponer la ley son quienes detentan un poder mortífero. El
terrorismo de estado buscó desarticular a todo grupo pensante q pudiera oponerse al
Régimen. Para ello, combatieron 1° a los líderes políticos, luego a los potenciales y por
último a cualquiera. La dictadura, se ocupó de utilizar una política económica q acarreó el
empobrecimiento de una gran parte de la población. Se sabe q un pueblo q se muere de
hambre tiene menos capacidad de pensar y de organizar movimientos de oposición.
Dificultades Teóricas
Puede q la teoría psicoanalítica nos haya llevado a pensar q pudiera ser factible
establecer un encuadre sin tomar en cuenta el contexto social. El PSA nació bajo el
amparo de una ideología burguesa. Se apoyaba en una teoría pulsional, para la cual el
contexto parecía de importancia secundaria. prevaleciendo la realidad psíquica. ¿Es
posible pensar que la realidad externa social, en no-yo, carece de representación en la
realidad psíquica?
Hay teorías q sostienen q el PSA no tienen qué hacer con el contexto social y otras que
sostienen lo contrario.
La catástrofe social se produce cuando la violencia social es imperante. La violencia
social logra una desarticulación, desorganización. Y otra dificultad para conceptualizar el
estado de catástrofe social y su instrumentación psicoanalítica se debe al hecho de q
pacientes y analistas están inmersos en el mismo contexto social, requeridos por los
mismos miedos y dificultades para percibir los datos, este fenómeno se denomina
Mundos Superpuestos. Los datos provenientes de una realidad traumática común
compartida, serán fuente de distorsiones en la escucha analítica y en su función analítica,
promueve una tendencia especial a participar, a “compartir”. A veces se produce una
inundación en el encuadre. El mundo de lo cotidiano viola el campo analítico debido a su
fuerza traumática. Estas condiciones se transforman en amenaza para el rol profesional
imposibilitando la interpretación de la transf. Y la contra. El analista se apropiará
inconscientemente de los hechos anecdóticos, perdiendo todo interés analítico. La
omisión del material, es uno de los efectos posibles de la desmentida de su paciente, q lo
llevará a establecer un pacto de complicidad y “olvidar” el mundo exterior. Activa en él 2
perturbaciones q revertirán el proceso analítico:
Violencia Social
Violencia ejercida desde el contexto social por una estructura de poder dictatorial y en
especial por el terrorismo de estado. Su significante es el TERROR, q es desmentido,
creando un estado de terrorismo con su equivalente en el aparato psíquico. La violencia
social, tiene una manifestación disruptiva, tendiente a reforzar un par amparo-desamparo,
con posible aniquilación del más débil. Se basa en una transgresión de la ley q reduce el
espacio vincular y de socialización a su mínima expresión, impone algo ajeno al YO, anula
al S deseante, lo desconoce, desarticula los ejes de pertenencia social. Lo q está en
peligro es la vida. El pensar se restringe a zonas q reafirmen la existencia. Cualquiera en
cualquier momento, puede ser un significante, q desde el terrorismo de estado es
necesario aniquilar.
Catástrofe social
El período de la dictadura militar se llamó catástrofe social, estado cuya representación
mental es la de desarticulación en un contexto de violencia social de algunos de los
parámetros q hacen al “contrato narcisista” individuo-sociedad. Se va perdiendo el
conocimiento de las reglas q rigen la interacción social sobre la vida y la muerte, el delito y
su penalización. El contexto social se vuelve incoherente, incomprensible.
El discurso autoritario del poder promueve un accionar corrupto. Como consecuencia, los
grupos de pertenencia se desorganizan o incrementan una cohesión defensiva, y los de
referencia se pierden:
Alienación
Para quien ejerce la violencia, el otro es concebido tan solo como un objeto q debe ser
neutralizado, cosificado, para lo cual la pulsión de dominio es instrumentada con medios
violentos y perversos. Violencia y perversión definen la acción del terrorismo de estado.
La pertenencia a un grupo representante del conjunto de la colectividad es condición
necesaria para la vida. La opción es binaria: aliarse o ser segregado, el 2º es vivido como
no perteneciendo a la estructura social (autoexilio). En condiciones de violencia social se
produce una alianza forzada por funcionamientos paranoicos.
Estado de Amenaza
La violencia social prolongada crea un estado de amenaza social. Es una condición
mental donde el Yo pierde la posibilidad de reconocer índices para discriminar
jerárquicamente el peligro proveniente del mundo exterior. Se produce un estado de
confusión y paralización. Confunde realidad interna con realidad externa, cuando intenta
detectar si el ataque es imaginario o real. No puede implementar estrategias para
defenderse porque no conoce al enemigo. No se conoce el nuevo código ni las reglas. El
yo siente cuestionados aquellos puntos de certezas en los cuales basa su identidad
social. La incertidumbre y la angustia desorganizan.
La amenaza se instala como estado, produce un incremento de ansiedades confusionales
y esquizoparanoides. La mente está invadida por una vivencia de peligro y un
pensamiento circular asociado a ideas de máximo sufrimiento futuro o muerte. Cuando el
estado de amenaza es compartido por un grupo, se produce un efecto multiplicador, una
inhibición del pensamiento. El estado de amenaza puede llevar a desear estar muerto
para recuperar una certeza. Ya no sería la muerte lo temido sino la incertidumbre.
La estructura de poder de la dictadura buscó aniquilar física y mentalmente a las
personas, intentando crear un espacio vacío de significación. Se ocupó de utilizar el
miedo y pánico como instrumento y transformar la información en información perversa, a
través de los mensajes paradojales. Como por ejemplo: proteger a las familias y crear un
nuevo orden.
Inscripción mental del estado de amenaza social
Lo impensable y lo impensado
Lo impensable: Es del orden del vacío, del desecho, de la herida. Se trata de
percepciones q pueden despertar emociones intolerables y no encuentran traducciones
en palabras. Hay 3 categorías de lo impensable: ligado al conocimiento imposible; al no-
conocimiento no vivido aún (ej.: la muerte); y el conocimiento posible pero no tolerable,
cuando pensar está asociado a lo siniestro, causa de una angustia sin límite. De esta
categoría nos ocupamos cuando la realidad va más allá de la imaginación en cuanto a su
cualidad terrorífica. Las torturas sufridas o contadas por otros sobrepasan la posibilidad
de tolerar el sufrimiento y el dolor. Además, lo siniestro aparece cuando ciertos actos de
barbarie se transforman en normales para el Yo. Se incorpora su cualidad terrorífica. Esto
sucede en guerras, catástrofes, etc. Una zona q contenga caos y perversión nos permitirá
ubicar lo impensable. Se trata del horror en estado puro. No se puede poner en
palabras, no es elaborable.
Lo impensado: Hay percepciones o ideas alojadas en el aparato psíquico q solo podrán
adquirir significación y ser transformadas en pensamiento cuando lo permita el contexto.
Es decir que es elaborable. Ocupan un lugar en la memoria. Durante la dictadura se han
desmentido y reprimido algunas experiencias.
Conclusiones
En lo previamente analizado, un significante de la violencia social fue el silencio y el
silenciar, su símbolo máximo, el desaparecido. La representación mental del desaparecido
es una herida abierta. La violencia de estado produce una ruptura en los intercambios
sociales de todo tipo y lleva al aislamiento, al silencio. La necesidad de crear baluartes
está directamente relacionada con la desmentida y el terror. Hay estados emocionales
producidos por la amenaza, la tortura y la desaparición brusca, q tal vez nunca puedan
ser traducidos en palabras y formarán parte de lo impensado. Hay otros q podrán
encontrar un marco para su transformación y semantización.
Agresividad y violencia:
Capítulo 1.
agresividad y violencia son cosas diferentes. A veces, la agresividad verbal precede al
pasaje al acto violento, otras, la violencia llega después de una etapa más o menos
prolongada de insultos, amenazas o de lo que erróneamente se define como violencia
psicológica. Y desde luego, existen situaciones en las que no se produce el pasaje al
acto, aunque las víctimas padezcan un ambiente en el que la agresividad verbal es
constante. La agresividad es común a todos los seres vivos.
La violencia es otra cosa, es imposible de erradicar. Nuestro mundo se caracteriza por
producir más malestar del que puede consumir. El malestar no desemboca
necesariamente en violencia, a menos que alcance una masa crítica que desborde la
capacidad individual o colectiva para evitar que la agresividad se convierta en pasajes al
acto violentos.
La violencia aparece como el común denominador del malestar. Freud postula tres
fuentes principales de sufrimiento: la fragilidad del hombre, la hiperpotencia de la
naturaleza y las limitaciones de las normas reguladoras de las relaciones entre los
individuos, con la familia, el Estado y la sociedad.
Acerca de las dos primeras constataba la impotencia del sujeto para dominarlas. En
cuanto a la insuficiencia de las normas jurídicas para controlar y sublimar las pulsiones,
también apunta como un factor de desengaño al hecho de que el prójimo no es solamente
un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión,
explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento,
humillarlo, inflingirle dolores, martirizarlo y asesinarlo.
Las características que asumen los nuevos malestares viene dadas por el solapamiento
de dos fenómenos: los desplazamientos que se operan en los significantes amo, y los
nuevos síntomas derivados de tales desplazamientos. Dicho de otro modo, el discurso
capitalista es el que exige definir las diversas formas en que se presenta el síntoma y el
síntoma en nuestras sociedades se denomina precariedad, un concepto que engloba a los
excluidos, a los que el cinismo del poder los denomina transgresores sociales y
criminales. El Estado en su lógica de buena conciencia trata de encerrar el malestar social
en los protocolos de la enfermedad social, siendo funcionales a esto algunos médicos,
psicólogos conductistas y asistentes sociales con el fin de proteger una sociedad “sana”.
Mientras que el psa opera desde la singularidad del paciente, el discurso científico
(cooperador del discurso capitalista) procura universalizar un diagnóstico a través del
biologicismo, las neurociencias y la genética, porque es tranquilizador identificar a los
objetos claramente en la medida en que las sociedades actuales tienden a la uniformidad
del goce.
Consumir es un modo de gozar, y quienes no pueden hacerlo agreden, se violentan. La
violencia emerge así, como una forma perversa de lazo social.
Capítulo 2.
Erradicar la violencia por completo es imposible por el simple hecho de que para
combatirla ha de emplearse la violencia con lo cual esta se realimenta a sí misma y el
proceso se convierte en interminable. Que la violencia empleada por las autoridades se
revista de legitimidad no impide que esa violencia sea vista como una forma de venganza.
Todas las sociedades la padecen, unas más que otras, como es también diferente la
voluntad política de combatirla.
No sólo que es imposible combatir la violencia por completo, sino que en ciertas
circunstancias es necesaria: lo importa es determinar quién la ejerce, de qué manera, bajo
qué circunstancias.
Identificar la violencia con el terrorismo es un error y una manipulación del discurso
capitalista. Todo terrorismo es violento, pero no toda violencia es terrorista.
Cuando la violencia alcanza en una sociedad a la masa genera crisis institucional y
entonces la violencia deviene en protesta social. Deja de ser un problema judicial y policial
para convertirse en un problema político. Y la responsabilidad subjetiva y objetiva de sus
protagonistas no es la misma en tales circunstancias.
Existe cada vez una tendencia a privatizar el ejercicio de la violencia contratando
empresas privadas en las que delegar el uso de la violencia.
Hay dos tipos de violencia: la objetiva que es la simbólica, encarnada en el lenguaje; y las
sistémica que son las consecuencias del funcionamiento del sistema económico y político.
La primera violencia emerge de las propias instituciones. Por este motivo conviene
diferenciar entre terrorismo (utilizado por los más débiles en una lucha politica) y el terror
(cuando los encargados de aplicar la ley la emplean abusivamente contra los ciudadanos
provocando respuestas de los mismos que son violentas).
Existe una violencia abierta, directa, pero en ocasiones existen situaciones que
desencadenan situaciones violentas. Son situaciones que se mantienen como una
constante amenaza, latente, incluso cuando la violencia directa haya cedido. Se producen
en sociedades sonde existe mucha brecha en la desigualdad o en la arbitrariedad del
poder y se convierten en realidad cotidiana
Capítulo 3:
Como ha señalado Irene Greiser, las denominadas patologías del acto se corresponden
con una descripción fenoménica ajena a las clasificaciones psicoanalíticas (de todas
formas son útiles para examinar ciertas formas de violencia cada vez más generalizadas
en nuestras sociedades así como de determinadas modalidades del pasaje al acto, y de
sus consecuencias sobre la subjetividad). La subjetividad de nuestra época es proclive a
la multiplicación de las distintas formas de violencia y el ejercicio de ésta influye sobre la
posición subjetiva de los sujetos y también del conjunto social.
Lo anterior, invita a preguntarse acerca de la relación existente entre la declinación de la
figura paterna y el declive del discurso del amo y su fracaso para entronizarse como
padre social. La cuestión clave se encuentra en las diversas modalidades de hacer, o no,
lazo social.
Por momentos, en estos tiempos de hegemonía del discurso capitalista, en ciertas
situaciones criticas el Estado y lo que él representa parece desvanecerse en una especie
de afanisis de lo colectivo: la sociedad se psicotiza y emerge una sensación de
desamparo que genera angustia y que cuando la angustia alcanza una masa critica, se
convierte en pánico: la “angustia pánica”.
La multiplicación de conductas violentas protagonizadas por niños y adolescentes es un
fenómeno cada vez más frecuente. Se agrede o se mata en muchos casos sin pasar
antes por la palabra, se asesina por una desafección imaginaria, para atraer la mirada del
otro, o para “ver que se siente”. Pasajes al acto aparentemente vacíos de significación
seguidos por intentos de resignificación por parte de los autores, explicaciones carentes
de cualquier posibilidad de interpretación lógica para las autoridades, los especialistas, y
para el entorno social.
Hay una tendencia a la manía clasificatoria y esto produce efectos perversos producto del
etiquetamiento, es decir, la etiqueta de delincuentes o criminales. Esta etiqueta opera en
un doble aspecto: el sujeto es estigmatizado por el entorno social e institucional. O bien,
se reconoce en su situación y la utiliza para reforzar su identidad, integrándose en el
grupo con el que comparte la etiqueta. Lo que significa identificarse con su síntoma, en
este caso en relación al goce que le proporciona la trasgresión. Este efecto de
etiquetamiento se multiplica cuando se aplica a los niños y jóvenes transgresores.
La inmensa mayoría de los comportamientos transgresores llevados a cabo por menores
no tienen trascendencia penal, estos quedan impunes: por que se los considera simples
travesuras, porque se les aplica por parte de los adultos un trato benevolente y
paternalista o por que son inimputables por ser menores de catorce años. Sin embargo,
en estas situaciones, se ignora que el adolescente transita un momento en el que se
enfrenta con la falta de un saber sobre la relación entre los sexos bajo el imperio de un
real que empuja al encuentro y donde algo debe inventar. Por otro lado, la crisis de la
familia y la caida de las referencias ideales tradicionales alientan la instauración de
referentes sustitutivos. La imposición del discurso “nada es imposible todo está al
alcance” plantea que la satisfacción debe ser colmada. De esta manera, los padres
ofrecen objetos para combatir la angustia de castración inclusive antes de que sus hijos
manifiesten sus deseos. La función de transmisión de valores antes depositada en los
padres y la escuela viene siendo cuestionada por el consumo constante de mensajes que
llegan del escenario virtual y que exhiben una canalización de la violencia y la muerte.
En los últimos veinte años, los episodios de violencia homicida que tienen como
ejecutores niños y jóvenes y como víctimas familiares o compañeros se han multiplicado
cada vez más- También cada vez más casos de chicas que pegan a sus madres, que se
pegan con otras chicas, de padres que soportan agresiones de sus hijos y no las
denuncian, en parte porque no quieren exhibir la humillación que implica la pérdida de
autoridad y en parte porque reconocer la intervención de una institución equivale a
reconocer su fracaso como progenitores. Se plantea una visión de lo familiar, lo próximo a
su vez como lo siniestro. En estas situaciones aparecen en escena los medios más
sensacionalistas y a su vez ciertos grupos políticos que pretenden el llamado populismo
jurídico: endurecimiento de las penas, rebaja de la edad y otras similares cuya eficacia se
ha mostrado más que dudosa. Las autoridades políticas reclaman explicaciones
científicas que den razón a las causas de violencia entre los menores y al que se apremia
para que aporte soluciones. En este caso, conviene detenerse en las propuestas que
apuntan a “construir modelos que integren variables de personalidad y factores biológicos
con factores psicosociales y socioculturales” se trata de superar la tradicional oposición
entre las teorías ambientalistas y los estudios genéticos para explicar las causas que
están en el origen del “débil autocontrol”. En todas estas corrientes está presente la
preocupación por la “propensión antisocial” que se caracteriza por factores de “baja
inteligencia, altos niveles de atrevimiento, impulsividad, actividad y fortaleza física”. Sin
embargo, todas estas corrientes no parecen tener en cuenta ese elemento subjetivo que
cada sujeto posee y que remite a la responsabilidad subjetiva que les permitiría salvarse
de la repetición y de quedar siempre etiquetados como criminal.