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CS. ANTROPOLOGICAS

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LAS FURIAS Y LAS PENAS.
O DE CÓMO FUE Y PODRÍA SER LA ANTROPOLOGÍA
CONFERENCIA INAUGURAL DE LA CONMEMORACIÓN DEL 50° ANIVERSARIO
DE LA CARRERA DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS, REALIZADA EL 3 DE ABRIL DE 2008

EDUARDO LUIS MENÉNDEZ a exponer sino que constituye una


Graduado y ex docente, FFyL, UBA. especie de metáfora, y tal vez una sín-
Prof. e investigador del Centro de Investigaciones tesis, de lo que fue la trayectoria de la
y Estudios Superiores en Antropología Social carrera de Ciencias Antropológicas de
(CIESAS) de México. Fundador de la carrera la Universidad Nacional de Buenos
de Antropología de la Universidad de Mar del Plata. entre 1958 y 1976. Una trayectoria en
la que, justamente, las furias y las
Mi conferencia será un tanto dis- penas fueron constituyéndose en
persa e, inclusive, anecdótica. Y la pri- características básicas de nuestra

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mera anécdota tiene que ver con su sociedad, a través de procesos que
título, el cual trataré de aclarar dado condujeron no solo a nuestra masiva
que varias personas me han pregunta- –y a mi juicio, equivocada– renuncia a
do sobre su significado. Creo que elegí la universidad luego de la denomina-
ese título por tres razones complemen- da “noche de los bastones largos”, sino
tarias. Primero, porque quería citar uno también al dominio de la carrera por
de los grandes textos de Pablo Neruda, profesores y proyectos, que salvo
Las furias y las penas, para subrayar que excepción, se caracterizaron por su
en la época en que contribuimos a cre- baja calidad académica y por repre-
ar la carrera de Antropología, a varios sentar concepciones antipopulares. Y,
compañeros y especialmente a mí –y sobre todo, por la desaparición, muer-
esto lo quiero subrayar– nos interesaba te y exilio de compañeros en distintas
mucho más la poesía que los textos etapas de esa trayectoria.
antropológicos, incluidos los marxistas Señalado lo anterior, aclaro que
y fenomenológicos por los cuales yo en esta plática voy a hablar de tres
estaba bastante influido. En segundo aspectos más o menos complemen-
lugar porque, dada su ambigüedad, el tarios. Primero presentaré algunos
título podía atraer a algunos compa- comentarios algo personales sobre
ñeros –y especialmente a los más el origen y desarrollo inicial de la
jóvenes– a escucharme, ya que temía carrera de Ciencias Antropológicas
que fuéramos muy pocos. Y tal vez en la Universidad Nacional de Bue-
ese sea uno de los factores que ha nos Aires, como se llamaba en aque-
convocado a tantos asistentes a esta llos tiempos. Después plantearé
reunión donde la mayoría son jóvenes algunas ideas sobre lo que era,
estudiantes y egresados. debía o podía ser la antropología
Y, por último, porque dicho título social en ese primer lapso, para
no solo tiene que ver con lo que voy nosotros. Y, por último, me detendré

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aniversario
en algunas consideraciones sobre la tendencias más o menos liberales en
situación actual de la antropología términos sociales y políticos –como
social que contrastan, a mi juicio, Rosenwasser o Cortazar. Pero, y es el
con aquello que nosotros pensába- punto que más me interesa aclarar,
mos que “debía ser” la antropología. los docentes que, más tarde nos
Comenzando, entonces, con el pri- enteramos, tenían un pasado nazi-
mero de los temas señalados, quiero fascista no incluían estas perspecti-
especificar que la carrera de Ciencias vas en el desarrollo de sus clases ni
Antropológicas que se creó en 1958 fuera de ellas, por lo menos en los
fue exclusivamente un proyecto de primeros años. Es decir, la dimensión
varios profesores de la carrera de His- ideológica no aparecía inicialmente
toria y, especialmente, de uno de como un factor de antagonismo ni
ellos: Marcelo Bórmida. Es Bórmida –y de proselitismo.
muy en segundo lugar otros profeso- Más aún, es importante recordar
res– quien propone a los alumnos de que la principal figura teórica de la
Historia la posibilidad de crear dicha carrera, es decir, Marcelo Bórmida,
carrera. Y un pequeño número de cuya materia Etnología General era el
esos alumnos, caracterizados porque núcleo teórico fuerte de la misma, no
éramos buenos alumnos, estudiosos, solo no hablaba ni recomendaba
y también activistas, resolvimos apo- bibliografía relacionada con posicio-
yar dicha creación y formamos parte nes fascistas o de extrema derecha
del proyecto. Pero el plan inicial sino que el autor que más recomen-
–quiero subrayarlo– fue formulado daba y con el cual él se identificaba
exclusivamente por los docentes y, en era Ernesto De Martino. Y De Martino,
ese momento, no hubo ningún plan para los que no lo conocen, les
alternativo de los alumnos. Solo más recuerdo que era –y para mí sigue
tarde, entre 1962 y 1964, vamos a siendo– el principal antropólogo
comenzar a proponer modificaciones gramsciano italiano.
al plan de estudios a partir de objeti- Nosotros comenzábamos nuestra
vos propios. formación teórico/metodológica
Ahora bien, se ha hablado mucho leyendo un texto de De Martino que
sobre la ideología fascista y nacionalista se llamaba Naturalismo e storicismo,
de derecha del cuerpo docente de la que era una crítica a las teorías positi-
carrera de Ciencias Antropológicas en vistas y funcionalistas y coincidía en
sus inicios. Además, varias personas han gran medida con nuestras lecturas
señalado su asombro y desconcierto marxistas y de otras corrientes críticas
por el apoyo que inicialmente los alum- respecto justamente de posiciones
nos dimos al plan propuesto por dicho positivistas y funcionalistas. Seguía-
cuerpo docente. Y, por lo tanto, yo creo mos con la lectura de Il mondo
que hay que hacer algunas precisiones mágico, donde si bien De Martino uti-
y aclaraciones. liza las ideas de Benedetto Croce,
Lo primero a recordar para algu- cuestiona algunas de las principales
nos o de informar para otros, es que propuestas neohegelianas de este
ciertos docentes iniciales no eran ni autor, que en ese momento tenía una
fascistas ni nacionalistas de derecha influencia muy notable, y no solo en la
sino, por el contrario, estaban cerca carrera de Antropología. Y, lo que más
de lo que podríamos llamar posicio- me interesa subrayar, es que en textos
nes socialdemócratas –como Fernan- ulteriores, como Muerte y llanto ritual o
do Márquez Miranda y más tarde La terra del rimorso, De Martino no solo
Enrique Palavecino– o pertenecían a se distancia radicalmente de Croce,

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sino que establece una especie de comienza a preocuparse por determi-


programa de estudio de las clases nados problemas sociales actuales, y
subalternas italianas, y en particular de que es la que va a impulsar cada vez
los sectores campesinos localizados más una parte de nosotros. Y cuando
en el sur de Italia, basado en gran par- digo “nosotros”, me refiero al alumnado
te en las concepciones de Gramsci. de esta primera época.
Pero además, De Martino trabaja El proceso de politización de nues-
con una serie de antropólogos y psi- tro país, y especialmente el que se
quiatras jóvenes que, como Tulio Sepilli generó en el movimiento estudiantil a
y Giovani Jervis, se caracterizarán no fines de los cincuenta y durante los
solo por su filiación marxista sino tam- sesenta, condujo a nuestro propio
bién por su activismo profesional y polí- proceso de politización e ideologiza-
tico. Más aún, De Martino era miembro ción. Esto nos llevó, a parte de los
del ala izquierda del Partido Socialista estudiantes de antropología o recién
Italiano que dirigía Pietro Nenni y había graduados, a recuperar problemáticas
participado activamente en la lucha que no eran tratadas por los docentes
contra el fascismo. de antropología y de las cuales las
Y esto Bórmida lo sabía mejor que más importantes en aquel momento
nosotros, y sin embargo en aquellos pri- eran la situación y la explotación
meros años rescataba positivamente el colonial, el racismo especialmente
pasaje de De Martino desde posiciones referido a nuestras poblaciones indí-
croceanas a una posición a la que no genas y afroamericanas, los movi-
daba nombre pero que era la gramscia- mientos sociales de liberación y las
na, la que se expresa en La tierra del desigualdades socioeconómicas pen-
remordimiento, en Muerte y llanto ritual, sadas en términos de clases sociales.
en Sur y magia y, especialmente, en el Ahora bien, no pueden entenderse
texto de De Martino En torno al mundo estos procesos si no se los refiere al con-
popular subalterno. texto económico, político e ideológico
Estas propuestas y posiciones no del lapso que estamos comentando,
solo posibilitaron inicialmente una pero que no tenemos tiempo de desa-
convivencia teórico-ideológica sino rrollar ni de analizar. Dicho contexto
que, en mi caso, contribuyeron a debe referir, además, no solo a procesos
introducirme en la lectura de De Mar- económico-políticos sino a los específi-
tino y de Gramsci. Paradojalmente, camente universitarios o a aquellos en
fuimos uno de los primeros grupos los cuales los universitarios tendremos
que, en la Universidad de Buenos una participación activa. Y subrayo lo de
Aires, comenzamos a manejar en for- universitarios porque en ese momento
ma directa o indirecta a Gramsci, gran parte de la vida política la refería-
antes de que se produjera ulterior- mos casi exclusivamente a la situación
mente su expansión. Yo rescato fuer- interna de la universidad.
temente estos aspectos, que más Considero que durante el lapso que
adelante van casi a desaparecer, estamos presentando, algunos de los
cuando Bórmida gire cada vez más principales procesos de este último tipo
hacia determinadas posiciones feno- fueron los siguientes:
menológicas. –La lucha en torno a lo que se denomi-
Pero para mí el eje del distancia- nó la “laica/libre”, que fue importante
miento no está tanto en la adhesión de en el proceso de ideologización y
Bórmida a la fenomenología, sino en el politización de muchos de nosotros.
alejamiento y crítica que él establece –El inicio de episodios de lucha
respecto de una antropología que armada en el noroeste de nuestro

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país, en los cuales participaron com- Son estos y otros aspectos los que
pañeros universitarios, como saben a mi juicio van a generar realmente el
algunos de ustedes. distanciamiento cada vez más fuerte
–La denuncia del “Proyecto Camelot” con Bórmida y otros miembros del
y de otros realizados en América equipo docente y que nos van a con-
Latina dirigidos y/o concretados por ducir a nosotros como grupo a “des-
antropólogos y sociólogos, y de los cubrir” el nazismo de Menghin y a
cuales el más significativo para cuestionar su permanencia en la uni-
nosotros fue la investigación sobre versidad. Que nos va a llevar a propo-
violencia social en el medio rural ner una modificación del plan de
realizada en cuatro países de la estudios –ahora sí, propuesta por
región, incluida la Argentina, y en la nosotros– centrada en la defensa e
que participaron activamente soció- inclusión de la antropología social. Y
logos y antropólogos de izquierda esto, más allá de nuestras críticas a la
de la Universidad de Buenos Aires. antropología social estructural-funcio-
–El golpe militar encabezado por el nalista, que en esos momentos era
general Onganía y la renuncia masiva una de las tendencias dominantes a
de universitarios –que se calcula fui- nivel internacional.
mos mil trescientos– como expresión Debemos reconocer a la distan-
de oposición al mismo. cia –cosa que no ocurría en ese
–La realización del Congreso de Ame- momento– que nuestras críticas a la
ricanistas en la Argentina, que inicial- antropología social coincidían con
mente cuestionamos, proponiendo varias de las críticas formuladas por
que era incongruente que hubiéra- Bórmida, aunque desde diferentes
mos renunciado mil trescientos perspectivas. Por eso, desde mi
docentes a la universidad y se tuvie- interpretación, la “fenomenología”
ra una participación activa en dicho adoptada por Bórmida y la “antropo-
Congreso sin denunciar la situación logía social” adoptada por nosotros
que estaba atravesando el país y la constituían algo así como máscaras
universidad. Por lo cual solicitamos ideológicas y no solo oposiciones
que el Congreso de Americanistas teórico-metodológicas. Los elemen-
planteara una denuncia del golpe tos de fondo del distanciamiento se
militar de Onganía, lo que no se hizo referían a los aspectos que ya seña-
y por lo tanto no solo lo cuestiona- lé, aun cuando se expresaran a tra-
mos sino que no participamos. vés de estos enmascaramientos teó-
–Hay otros procesos que ocurrieron rico-metodológicos. Es decir, fue
en ese lapso, y de los cuales solo nuestro proceso ideológico y de
voy a citar dos más, porque eran, de politización y nuestras nuevas pro-
alguna manera, muy decisivos al puestas sobre los temas y proble-
interior del movimiento estudiantil y mas que la antropología social
universitario en general durante los debía estudiar, los que condujeron
cincuenta, y sobre todo durante los al distanciamiento, mucho más que
sesenta: la discusión sobre si el tra- las “posiciones teóricas y metodoló-
bajo político debía reducirse a la uni- gicas” en torno a la fenomenología o
versidad o si debía realizarse básica- a la antropología social.
mente fuera de ella. Subrayo que ésta es mi interpreta-
–El papel del saber, del conocimiento, ción del proceso y no pretendo que
en los procesos que, utópicamente o otros compañeros que vivieron dicho
no, nos planteábamos en términos de proceso lo registren e interpreten en la
transformación social. misma forma que estoy proponiendo.

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Lo que la Antropología podía pensábamos debía realizarse son casi


o debía ser obvias, pero me interesa presentar y
El segundo aspecto que voy a desa- comentar al menos algunas de esas
rrollar brevemente y que complementa obviedades.
lo dicho hasta ahora tiene que ver con La primera de esas características –y
la idea que teníamos respecto de lo no en orden de importancia– es que
que la antropología debía y podía ser. nos interesaba estudiar y comprender
El primer aspecto a señalar es que la problemas y grupos sociales latinoame-
casi totalidad de los alumnos que ini- ricanos. Esto suponía dos cuestiones
cialmente apoyamos e impulsamos la centrales. La primera, que teníamos una
creación de la carrera de Antropología fuerte visión latinoamericana, y no solo
teníamos una visión nebulosa, deshilva- nacional. Creo que este es uno de los
nada, con motivaciones difusas de lo elementos que, más allá de que algu-
que era y lo que podía ser la antropolo- nas tendencias peronistas lo rescaten
gía. Para ser más correcto impulsamos como un elemento propio, estaba prác-
este proyecto sin tener muy claro en ticamente en casi todos los grupos,
qué consistía, incluidos los objetivos y vinieran de donde vinieran. Es decir que
posibilidades de la Antropología. entre fines de los cincuenta y durante la
Y este aspecto lo considero muy década de los sesenta, pensar en térmi-
importante porque nuestras ideas nos latinoamericanos constituía una
sobre el quehacer antropológico se manera común de pensar nuestro país,
fueron construyendo en la práctica, y lo cual es una de las características que
en función tanto de procesos teóricos más rescato de ese período.
y metodológicos específicos como de Y segundo, un hecho que al princi-
los procesos políticos e ideológicos pio era borroso –como la mayoría de
desarrollados dentro y fuera de los los hechos de este tipo para nosotros–
ámbitos universitarios. Es dentro de pero que luego se fue precisando en la
estos ámbitos que vamos a ir preci- práctica y en las reflexiones sobre el
sando nuestros objetivos intelectuales misma. Y así comenzamos a proponer
en torno a eso que al principio tenía- que si nos íbamos a dedicar a la antro-
mos bastante confuso y difuso. Y no lo pología social, era para estudiar sujetos
planteo en términos peyorativos ni y procesos que pertenecieran a nuestra
negativos sino en términos de descrip- propia sociedad, aún trabajando con
ción fenomenológica. grupos étnicos. Es decir con grupos que
Si bien la politización y la ideologiza- más allá de sus radicales diferencias cul-
ción fueron básicas para precisar y esta- turales, no eran ajenos a nosotros,
blecer nuestra manera de pensar y como podían serlo para un antropólo-
hacer antropología, eso no significa que go europeo o para uno norteamerica-
nosotros pensáramos en una determi- no, sino que nuestra situacionalidad era
nación económico-política e ideológica radicalmente distinta y teníamos que
del conocimiento. Desde nuestra for- reflexionar a partir de ella. Esta posición
mación historicista y en menor medida supuso varios cuestionamientos, entre
existencialista e interaccionista simbóli- los cuales subrayo nuestro rechazo al
ca, considerábamos el saber, por lo exotismo y a la exotización del sujeto
menos en parte, como una construc- de trabajo antropológico, así como un
ción social, pero nunca como un proce- cuestionamiento del relativismo cultu-
so determinado, y menos determinado ral en términos de irresponsabilidad
desde afuera del propio saber. epistemológica y social. Proponíamos
Ahora bien, las principales caracte- pensar y actuar la realidad a través de
rísticas de la antropología social que nuestros intereses y objetivos y no de

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modas teóricas y epistemológicas de significativos es que comenzamos a


turno. Y, además, acompañar el acto pensar la antropología social como un
intelectual por una suerte de apasiona- estudio de lo evidente y manifiesto
miento que nos movilizara y movilizara pero, además, como la descripción y
a los otros sin reducir por ello nuestra descubrimiento de lo obvio y de lo
rigurosidad intelectual. paradojal. En última instancia no deja
Algunos compañeros con los que de ser una paradoja que yo, como
he hablado a lo largo del tiempo estudiante avanzado y luego como
recuerdan justamente esa característi- joven profesor recibido y asumido
ca en comparación con otros momen- como marxista, me enterara a fines de
tos del desarrollo de nuestra Antropo- los ‘50 que existía Gramsci como teóri-
logía social. Es decir recuerdan el gra- co de la cultura, y lo leyera a través de
do de “belicosidad afectiva” con que las recomendaciones de un profesor
nosotros planteábamos los problemas, de orientación fascista.
sin que hubiera ninguna estrategia Como parte de esa apropiación
metodológica y/o ideológica, sino que gramsciana aprendimos que en las
lo dominante era el intento de trans- sociedades actuales existe siempre
mitir problemas e interpretaciones que hegemonía junto con dominación; y
en ese momento considerábamos que parte de nuestro trabajo debía
básicas. Y de ahí el grado de afectivi- estar dedicado a cuestionar y deteriorar
dad que aplicábamos a nuestros cur- las hegemonías vigentes, y a
sos, a nuestras discusiones, a nuestros buscar/pensar/ impulsar otras alternati-
proyectos. Y esto es algo que nos vas contrahegemónicas. Y esto no solo
caracterizaba a todos como grupo, respecto del campo profesional antro-
más allá de nuestras diferencias. pológico sino del campo social.
Era la época –y me da casi pudor Y aprendimos toda una serie de
decir las siguientes palabras dada la necesidades, posibilidades y objetivos,
suma de críticas y autocríticas más o de los que voy a recuperar uno, que tie-
menos banales que existen respecto de ne que ver con una suerte de lucha
las mismas– en que, como recordarán, constante contra el “olvido”; contra la
no solamente hablábamos de que íba- desmemoria de nuestros pasados,
mos a cambiar la sociedad sino de que inclusive inmediatos.
íbamos a cambiar la vida. Y más allá de Yo, por ejemplo –y lo he escrito en
lo utópico –y también banal– de esa y un libro mío–, había descubierto en mi
otras consignas, las mismas tenían que adolescencia un libro titulado La Pata-
ver, sin embargo, con las propuestas de gonia trágica, que describía, entre otras
múltiples autores y, especialmente, de cosas, la exterminación intencional por
un autor que también nos influenció los dueños de la tierra de onas, yaga-
profundamente como generación. Y nes, alacalufes y, en menor medida, de
me refiero a Wright Mills, cuando nos personas de otros grupos étnicos. Pero
planteaba que nuestro conocimiento –y es la cuestión– en nuestra carrera
debía incluir como un elemento esen- de Ciencias Antropológicas ningún
cial el “imaginario sociológico”. Por lo profesor hablaba de este tipo de epi-
tanto también rescato estas propuestas sodios, de estos asesinatos intenciona-
como parte de esa antropología que les de grupos étnicos. Pese a que, por
intentamos desarrollar. ejemplo, Menghin y Bórmida se dedi-
Junto a estos aspectos, hay otros caban a investigaciones arqueológicas
que íbamos aprendiendo y propo- y etnológicas en la Patagonia. Pero –y
niendo, y de los cuales solamente voy lo subrayo– tampoco se refería a esos
a nombrar algunos. Uno de los más episodios ninguno de los profesores

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social-demócratas ni de los liberales. Es que cuestionamos, el trabajo de antro-


decir, el silencio sobre el exterminio pólogos como Richard Adams, quien
intencional de nuestros grupos indíge- estuvo estrechamente relacionado con
nas era común a nuestros profesores Esther Hermite y otros antropólogos
de derecha, de centro y (más o menos) argentinos, pese a haber sido denun-
de izquierda. O sea, no había una ciado como agente de la CIA en varios
conspiración de silencio: directamente países latinoamericanos, y especial-
no aparecía como problema en el hori- mente en Guatemala donde trabajó
zonte de aquellos que nos enseñaban durante varios años.
antropología, estudiaran o no estudia- Es decir, en función de buscar deter-
ran esos sujetos y problemas. minado tipo de coherencia dentro de
Más aún, los que se especializaban nuestras enormes incoherencias, tratá-
en grupos del Chaco, de Misiones o del bamos de no jugar exclusivamente al
Noroeste argentino, lo más que hacían fascismo o al antifascismo porque nos
era nombrar la existencia de racismo parecía que era jugar a esquematizacio-
pero sin estudiarlo en términos antro- nes que no permitían entender la reali-
pológicos. Y esta es una de las grandes dad social, pero tampoco la producción
omisiones de nuestra disciplina, que se teórico-metodológica.
expresó en nuestros programas de En mi caso –y esto sí ya es más
estudio, en las investigaciones etnológi- estrictamente personal– el descubri-
cas pero también de Antropología miento de lo que fue el nazismo me lle-
Social donde esta problemática no exis- vó a usarlo como una especie de límite
tía. Y frente a esta omisión primero para pensar la teoría y la práctica, y no
como estudiantes, y más tarde como solo de la antropología. De esto tampo-
docentes tratamos de incluir el racismo co he hablado demasiado, solo en mi
como parte de la “nueva agenda” que libro La parte negada de la cultura, pero
debía estudiarse, que debía preocupar no mucho más. Creo que mi interés por
a nuestra antropología. el nazismo se debió a varias razones,
Complementariamente asumimos entre las cuales rescato algunas:
que la antropología social había sido –El hecho de que varios de mis com-
parte importante de la empresa colo- pañeros y de mis mejores amigos
nial, de lo cual no hablaban tampoco desde el colegio nacional sean de ori-
los profesores social-demócratas ni los gen judío, y la mayoría de ellos per-
fascistas. Y descubrimos que las cien- diera familiares bajo el régimen nazi.
cias antropológicas habían sido impor- –El hecho de que el nazismo impulsó y
tantes no tanto como proveedoras de usó la antropología como ningún otro
información sino como algo mucho sistema sociopolítico. Y la usó con el
más significativo, ya que generaron objetivo de llevar a cabo algunos de
gran parte de las teorías y de los con- sus objetivos ideológicos y sociales.
ceptos que favorecían y justificaban la –El hecho de que el nazismo llevó,
hegemonía de las sociedades occiden- además, hasta sus últimas conse-
tales respecto de los pueblos colonia- cuencias algunos de los grandes pro-
les y colonizados. blemas teóricos que caracterizaron a
El descubrimiento de estos la antropología, como ser el de las
hechos lo aplicamos a nuestra propia relaciones entre lo cultural y lo bioló-
antropología, y por eso durante los ‘60 gico, o el del papel de la cultura y de
y ‘70 no sólo cuestionamos a Bórmida los rituales en la construcción de
y a la Escuela Histórico Cultural tanto a hegemonía y dominación. Más aún
nivel teórico como a nivel político/ide- problematizaron radicalmente ciertas
ológico dado su pasado fascista; sino problemáticas que duran hasta la

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actualidad dado que la cuestión de la Como señalé al principio, Bórmida


prioridad de lo biológico o la cuestión había focalizado siempre sus trabajos y
racista reaparecen constantemente, sus intereses en el campo de lo simbóli-
como podemos observarlo a través co, excluyendo toda otra dimensión, y
de la discusión sobre la cuestión cuando más tarde adhiere a la fenome-
genética o el desarrollo del racismo, nología, coincide con las propuestas
especialmente en países europeos. que a nivel internacional habían pasado
–Pero el aspecto del nazismo –o mejor a ser hegemónicas, especialmente a
dicho de la reflexión sobre el nazis- través de la figura de C. Geertz y más
mo– que más influyó en mi manera tarde de determinadas corrientes post.
de hacer antropología es la necesidad Se desarrolla por lo tanto una
de plantear los problemas en térmi- antropología que desplaza o directa-
nos de verdad/no verdad, que cues- mente elimina las problemáticas que
tiona las diferentes variantes de relati- nos interesaban especialmente a noso-
vismo cultural y/o de las epistemolo- tros. Pero dicho desarrollo es en gran
gías post que han dominado la antro- medida paradojal sobre todo mirado
pología actual, que niegan la cuestión desde una situación latinoamericana, y
de la verdad/no verdad, como una en particular argentina. Y la primera
cuestión exclusivamente ideológica. paradoja se refiere a que la hegemonía
Estas son algunas de las característi- de lo simbólico y la secundarización o
cas de la antropología que proponía- exclusión de lo económico-político
mos e íbamos aprendiendo a desarro- ocurren en un momento en que a
llar. Y, por supuesto, existían otros nivel de América Latina se agudizan
aspectos de los que no hablé, de los algunos de nuestros más graves pro-
cuales varios tuvieron consecuencias blemas económico-políticos, que ade-
negativas mientras que otros siguen más tendrán como una de sus principa-
siendo rescatables. les consecuencias negativas el recaer
sobre el sujeto clásico de estudio de
Diferencias y contrastres los antropólogos, es decir nuestros
La última temática que trataré tiene grupos indígenas.
que ver con algunas características de Porque la orientación hacia lo sim-
la antropología social actual que con- bólico operó durante el lapso que la
trastan fuertemente con lo que noso- CEPAL llamó de las dos “décadas per-
tros pensábamos respecto de lo que didas”. Y fueron dos décadas perdidas
podía ser la antropología social. Y aclaro porque América Latina entró en un
que cuando hablo de antropología espiral de pobreza y extrema pobreza
social actual, me estoy refiriendo a la que convirtió en pobre o hundió aun
que pasó a ser hegemónica a mediados más en la pobreza a la mayoría de la
de los años ‘70 y dominó la antropolo- población de nuestros países. Pero
gía durante las décadas del ‘80 y del ‘90 además durante los ‘80 y los ‘90 se
a nivel internacional. profundizaron las desigualdades
El primer punto a señalar es que hay socio-económicas para convertir a
una serie de aspectos paradojales en la nuestra región en el área con mayo-
antropología social actual, de los cuales res desigualdades socioeconómicas a
solo mencionaré algunos a manera de nivel internacional. Y conjuntamente
ejemplos. Una antropología que expre- se generon en términos económico-
sa o tácitamente rescata muchas de las políticos, algunos de los períodos
orientaciones que planteaba Bórmida y más negativos y sangrientos en tér-
que elimina muchos de los objetivos minos de dictaduras políticas y de
que proponíamos nosotros. sus consecuencias .

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Y es justamente cuando ocurren papel del sujeto; pero ocurre que Fou-
estos procesos que nuestra antropolo- cault constituye una de las expresiones
gía no solo se dedica a estudiar casi más importantes e influyentes de la
exclusivamente lo simbólico, sino que negación del sujeto. Más aún, toda una
deja de hablar de clases sociales, de serie de trabajos hablan del papel acti-
lucha de clases, de explotación, de vo del sujeto e invocan simultáneamen-
imperialismo y hasta de ideología. Más te a Foucault.
aún, algunos comienzan a hablar en Y una última situación se refiere a
términos gramscianos, pero de un que nuestra antropología se ocupará
Gramsci totalmente culturalizado. cada vez más de la etnicidad, lo cual
Quiero aclarar que no estoy negan- nos parece importante, pero al mismo
do la importancia de la dimensión sim- tiempo hablará y estudiará poco el
bólica, sino subrayando su focalización racismo, pese a que nuestros grupos
casi exclusiva durante un período en indígenas constituyen tal vez el princi-
que justamente se agudizan determina- pal sujeto del racismo. Esta omisión es
dos problemas sociales y económico- realmente incomprensible dado que no
políticos. No negamos tampoco el solo sabemos de la existencia normali-
cuestionamiento y abandono de todos zada de los diferentes racismos cotidia-
o algunos de los conceptos señalados, nos, sino que ocurrió una serie de
que en su mayoría son de origen mar- hechos masivos que la sociedad civil
xista, pero la cuestión es que no fueron ignoró y que los antropólogos no asu-
reemplazados por otros conceptos. Y mieron en toda su significación.
no fueron reemplazados porque la reali- En la década de los noventa en
dad dejó de ser pensada no sólo en tér- Perú fueron esterilizadas por el Sector
minos económico-políticos, sino inclusi- Salud 250.000 mujeres casi en su totali-
ve en términos simbólicos como queda dad son origen indígena. Pero este
claramente evidenciado con la exclu- fenómeno no ocurrió solamente en
sión del campo ideológico. Perú, sino que también ocurrió en Bra-
Como lo he señalado en varios tra- sil, en Guatemala, en México, donde
bajos, el lapso analizado se caracteriza además de esterilización de mujeres
porque los antropólogos van a utilizar hubo una política de esterilización de
básicamente teorías que no son produ- varones indígenas. Si bien esto fue
cidas por antropólogos, sino por soció- denunciado por antropólogos, si bien
logos y sobre todo por filósofos. De tal algunos escasos antropólogos estudia-
manera que Ricouer, Derrida, Foucault ron esta problemática, si bien algunas
o Wittgenstein pasan a ser algunos de estudiosas de género se preocuparon
los autores de referencia junto con por estos procesos, sin embargo la
Geertz y Bourdieu. Cada vez que llego a mayoría de nuestra profesión y de las
Buenos Aires me tengo que acostum- diferentes tendencias y campos no tra-
brar a que no solo los antropólogos bajaron seriamente esta problemática
sino los mozos de café me hablen de pese al auge de los estudios de etnici-
deconstrucción. dad, interculturalidad y género.
Pero al mismo tiempo los antropólo- Las situaciones que presenté expre-
gos “descubren” al sujeto y especial- san algunos de los procesos paradojales
mente al sujeto como agente, ocurrien- de la antropología social actual, y espe-
do un hecho interesante en términos cialmente lo que evidencian son las ten-
epistemológicos y de sentido común. dencias a excluir y omitir determinados
Y es que pasa a primer plano un autor aspectos significativos en términos teó-
como Foucault en el mismo período en ricos y etnográficos y lacerantes en tér-
que los antropólogos recuperan el minos de derechos humanos.

96 ESPACIOS
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Señalados estos aspectos paradoja- taciones sociales. Es decir, la antropolo-


les, y para ya entrar en la curva final de gía constituye una especie de estadio
mi exposición, quisiera señalar rápida- donde los hinchas de River y los de
mente algunas de las características de Boca se enfrentan a partir de posiciones
la antropología actual que entran fuer- ya establecidas. Esto expresa, tanto en
temente en contradicción con lo que la actualidad como en el pasado, el
nosotros pensábamos. Posiblemente el dominio de tendencias que promueven
área de mayor contraste está en algo el distanciamiento y no la articulación,
que ya señalé, y es el abandono de la subrayando que yo también participé
preocupación por describir los procesos –y seguramente sigo participando– en
en términos de verdad/no verdad, dado alimentar diferentes polarizaciones.
que todo se convierte en narrativas Creo que ya he hablado demasiado,
donde lo único que interesa son las sig- y voy a tratar de concluir con algunos
nificaciones y resignificaciones de los comentarios finales, que no son
actores y sujetos, pero sin evidenciar comentarios sino más bien despedidas.
dichas significaciones en términos de En principio, pienso que por lo menos
verdad/no verdad. una parte del trabajo antropológico,
Un segundo aspecto relevante es la intencional o funcionalmente, es un tra-
tendencia de las ciencias actuales, bajo de tipo autobiográfico. Nuestros
incluida la antropología, al “productivis- trabajos expresan no solo nuestra capa-
mo” que entra en conflicto y contradic- cidad o posibilidad etnográfica y reflexi-
ción con las formas tradicionales de tra- va sino aspectos de nuestra propia
bajo antropológico. La producción y existencia, que a veces aparecen ocul-
publicación de artículos, la concurren- tos, larvados, poco expresados, pero
cia a congresos, la producción de que “están ahí”. Si esto fue posible hasta
ponencias se convierten cada vez más ahora, a mi juicio, es debido a una
en objetivos centrales de nuestro traba- antropología basada en tiempos lentos
jo que tienden en los hechos a reducir y profundos en todos los pasos del
justamente las características y calidad quehacer antropológico, cuya continui-
del trabajo antropológico. El invento de dad pongo en duda por algunos de los
las etnografías rápidas o la aplicación procesos señalados.
de grupos focales tiene que ver con Por último considero, como dice una
esta orientación. de mis más queridas y antiguas amigas
Y el último aspecto corresponde no –y me refiero a Mirta Lischetti–, que si
solamente a la antropología actual sino algo caracterizaba a la antropología de
a la antropología que también practicá- los primeros años era el desarrollo de
bamos en los primeros años de nuestra amistades profundas. En el fondo, y más
carrera. Y me refiero a la tendencia, tan- allá de las diferencias, nos gustaba estar
to en el pasado como ahora, a plantear juntos –y Hugo Ratier lo sabe bien por-
los problemas, su descripción e inter- que él generalmente cantaba ciertas
pretaciones en términos de polarizacio- canciones en nuestras asiduas reunio-
nes extremas. En términos no de nego- nes. Yo no sé si este gusto por estar jun-
ciaciones o transacciones o articulacio- tos en nombre o por culpa de la antro-
nes o el nombre que ustedes quieran pología tiene algún valor, lo cual en este
darle, sino fundamentalmente en térmi- momento me preocupa poco, y rescato
nos de oposición: o estudiamos lo eco- el peso que esas relaciones tuvieron para
nómico-político o estudiamos lo sim- mi vida. Podría concluir diciendo que
bólico; o estudiamos la estructura o durante algunos años, el Museo Etno-
estudiamos el sujeto; o estudiamos las gráfico, donde realmente vivíamos, era
experiencias o estudiamos las represen- –como diría Hemingway– una fiesta.

Cs. Antropológicas 97
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PANEL “50 AÑOS EN LA FORMACIÓN DE ANTROPÓLOGOS. ARTICULACIONES ENTRE DOCENCIA E INVESTIGACIÓN”.


SECCIÓN ANTROPOLOGÍA SOCIAL, 21 DE MAYO DE 2008

COLOQUIO “50 AÑOS EN LA FORMACIÓN


DE ANTROPÓLOGAS/OS. ARTICULACIONES ENTRE
DOCENCIA E INVESTIGACIÓN”

MABEL GRIMBERG diantil en las actividades de docencia e


Directora de la Sección de Antropología investigación; el vínculo entre “política” y
Social – ICA, FFyL, UBA “antropología” y, por supuesto, toda otra
cuestión relevante para los expositores.
Este año la Sección de Antropología El Coloquio, coordinado por Josefina
Social del Inst. de Cs. Antropológicas Martínez, contó con la participación de
colocó el conjunto de sus actividades María Rosa Neufeld, Mauricio Boivin,1
en el marco de la conmemoración de Pablo Perazzi y Juan Besse. Sus presen-
los 50 años de nuestra carrera organi- taciones abarcaron las décadas de los
zando actividades especificas. Una es el ‘60, los ‘70 y los ‘80, y se refirieron al perí-
Coloquio que titulamos “50 años en la odo que va desde la creación de la
formación de antropólogas/os. Articula- carrera hasta la intervención de la Uni-
ciones entre docencia e investigación”, versidad en 1966; al proceso de 1973
(21/05), y el Grupo de Trabajo 1 Historia en adelante incluyendo la Dictadura
de la Antropología: formación universita- Militar, y a la reorganización de la carre-
ria y práctica profesional, coordinado por ra, el cambio de plan de estudios y las
Susana Margulies y Alicia Martín, en las prácticas militantes estudiantiles de la
V Jornadas de Investigación en Antro- segunda parte de los ‘80. Presentamos a
pología Social (19-21/11). continuación las exposiciones en el
A partir de la recuperación de activi- orden en que fueron realizadas:
dades como la Mesa Redonda sobre La enseñanza de la antropología en
Antropología y Dictadura con la que Buenos Aires (1958-1966). De los cursos al
cerramos las IV Jornadas de Investiga- campo, María Rosa Neufeld.
ción en Antropología Social en 2006, Una pasión antropolítica: las cien-
este Coloquio se propuso como un cias antropológicas en los años sesenta,
espacio de debate que, centrado en la Pablo Perazzi.
historia de la Antropología en Bs. As., Ante el recuerdo. Estudiantes-militan-
promoviera la reflexión en torno de las tes de la carrera de antropología en nues-
vinculaciones y tensiones entre docen- tros años ’80, Juan Besse.
cia e investigación. Se buscó acotar las Esperamos poder contribuir, junto
exposiciones a ciertos hitos y momen- con el Depto. de Cs. Antropológicas, a
tos de la disciplina privilegiando en cada este proceso en curso de construcción
una el análisis de las orientaciones teóri- de memoria y de recuperación de tra-
cas y metodológicas dominantes; las yectorias y propuestas académicas y
relaciones con las antropologías de otras políticas en el marco de un análisis críti-
universidades del país y del exterior; las co de nuestra historia. Como Sección de
trayectorias y preocupaciones de Antropología Social, buscamos fortale-
1. La exposición del Prof. Boivin tiene docentes e investigadores; las principa- cer un campo de estudios –el de la his-
comprometida su publicación en un artículo les discusiones y polémicas; la relación toria de la antropología en nuestro país–
de próxima aparición. docente-alumno y el movimiento estu- en desarrollo en nuestra Universidad.

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LA ENSEÑANZA DE LA ANTROPOLOGÍA
EN BUENOS AIRES (1958-1966).
DE LOS CURSOS AL CAMPO

MARÍA ROSA NEUFELD exponentes centrales, Marcelo Bór-


Profesora Titular de Antropología Sistemática I, mida y Oswald Menghin, se dedica-
carrera de Ciencias Antropológicas, Directora del ban en esos tiempos a la arqueología
Depto. de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA de Pampa y Patagonia. Reinaba total
desprecio por las investigaciones
Este escrito intenta reconstruir –a –supuestamente neoevolucionistas–
partir de recuerdos propios y ajenos y llevadas adelante por Rex González.
la revisión de algunos textos–, los Los criterios teóricos de la escuela
contenidos y ausencias que caracteri- histórico-cultural –la existencia de
zaron la formación recibida por quie- “ciclos” culturales (en los cuales los
nes pertenecieron a las primeras sujetos sociales desaparecían) capa-
generaciones de egresados de la ces de expandirse y migrar, así como
Licenciatura en Ciencias Antropológi- las precisiones difusionistas–, se
cas de la Facultad de Filosofía y combinaban con la impronta de los
Letras y los procedimientos por “curadores” de museos: esa era una
medio de los cuales se buscaba vertiente próxima a la experiencia
aprender algo así como una metodo- de algunos docentes conspicuos de
logía que permitiera plantear y abor- ese momento.
dar problemas de la sociedad con- La propuesta metodológica era
temporánea (y de paso o por la magia coherente con el cuadro anterior: la
de esa apropiación, convertirse en antropología que presentaban era
antropólogas y antropólogos). “una”, por tanto “una y única y para
¿Qué significó, en términos de todos” era la metodología que se le
formación, esa ya lejana carrera de dictaba a cada cohorte: en el caso
antropología? Podemos suponer que de quien escribe, recibió por toda
hubo un proyecto compuesto por metodología un cuatrimestre desti-
ingredientes contradictorios: la nado a arqueología que, a su vez,
presencia aparentemente sólida y consistió en la clasificación de un
hegemónica de la escuela histórico- heterogéneo conjunto de utensilios
cultural mezclada con posturas difu- de piedra entre los que había que
sionistas limitadas. Nos referimos a la distinguir raederas de raspadores y
aplicación de las “áreas de cultura” luego numerarlos. Obviamente,
planteadas por Clark Wissler (1940) a “otros” habían decidido antes que
América del Norte, adaptada para eran artefactos y no producto de la
nuestro país por Enrique Palavecino, erosión, y los habían recogido en
e ingredientes del estructural-fun- playas remotas de la Patagonia. En
cionalismo de la época. otros casos, se dictaría metodología
La presencia de la escuela históri- folclórica o etnológica, las otras
co-cultural era muy fuerte en el cam- orientaciones posibles previstas por
po de la antropología porteña, cuyos el plan de estudios.

Cs. Antropológicas 99
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Había otras instancias de aprendi- Fondo de las Artes financiaran los dos
zaje: en alguna materia se aprendía a viajes siguientes, a lo que ella, Car-
confeccionar fichas eruditas, las horas men Muñoz y Celina Gorbak respon-
de adscripción al Museo permitían dieron con un informe minucioso y
hundirse en el pasado de los estilos un artículo publicado en la prestigio-
cerámicos de la zona andina, propia y sa Revista del Museo Nacional de Lima.
del Perú, conocer las colecciones de Recuerda la colega que la guía Mur-
cráneos o momias que allí se guarda- dock era la orientación principal:
ban. Flotando en el aire había mucho “Describíamos todo, una suma de cul-
de exotismo y una fuerte convicción turalismo más hiperempirismo…”.
en torno a que el trabajo de campo Entre enero y febrero de 1961 nos
era la verdadera “iniciación” en la trasladamos a la provincia de Kanas y
antropología. recorrimos varias localidades con el
Estaban muy principalmente las fin de observar y recoger todo lo rela-
bibliotecas, la de la Facultad (en el tivo a las fiestas y rituales de San
edificio de Viamonte, actualmente Sebastián y el Carnaval. Fue entonces
ocupado por el Rectorado) y la del cuando presenciamos las batallas de
Museo Etnográfico: completas, con las Chiaraje del 20 de enero y del jueves
revistas al día, que abrían a una varie- de compadres. Esto incluía la descrip-
dad de temáticas y enfoques que ción de las batallas, el análisis del
superaban en mucho a los docentes y contexto socioeconómico en el que
mentores locales. se ubican los acontecimiento, la
Y la experiencia que se podía “determinación y el análisis de las
adquirir trabajando –como muchos lo motivaciones y funciones que cum-
hicieron– en encuestas organizadas plen estas ceremonias, origen de
desde el Departamento de Sociolo- estas batallas según los informantes y
gía, especialmente en la investigación la bibliografía…”.
llevada a cabo en la Isla Maciel (en La descripción es minuciosa y res-
torno a la migración rural-urbana que petuosa: “la muerte de un luchador
había constituido desde hacía enton- es señal de prosperidad. En caso de
ces una década las villas-miseria, y en haber víctimas, el grupo se presenta
general las grandes ciudades). ante el juez, acusa a uno de sus inte-
En realidad algunos habían tenido grantes, aunque sea inocente, que es
previamente, oportunidades vincula- quien pagará la pena colectiva.
das con el acompañamiento a algún Cuando este es encarcelado, organi-
profesor en sus “viajes de campo”. O zan una cooperativa que sostiene a
bien, las salidas sorprendentemente su familia…”.
autogestionadas, sin más acompaña- El texto reconoce que “la estratifi-
miento que las ganas, la guía Mur- cación social en la sierra sur del Perú
dock para la clasificación de datos está íntimamente relacionada con la
culturales, de lo más autónomos. La diferenciación racial y cultural desde
colega y amiga Mirtha Lischetti la implantación de la colonia. Se
recuerda que comenzaron a viajar a habla de “la masa campesina”, los
Perú en 1960, aún estudiantes, y en mestizos y los criollos (los grandes
ese momento vieron, en el Cuzco, terratenientes).
una película acerca de las batallas “En el análisis de las motivaciones
rituales, con piedras. Alentadas por el y en la determinación de las funcio-
Dr. Cortazar y gracias a la buena rela- nes que se señalan en la conducta
ción de ese momento con Bórmida, de las personas que participan en las
consiguió que el CNICT (Conicet) y el batallas que estamos analizando,

100 ESPACIOS
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seguimos en lo fundamental, en cacería y recolección de cháguar y de


cuanto a la metodología, el paradig- frutos del monte, las “picadas” de
ma para el análisis funcional en cien- exploración de YPF, por las que se
cias sociales de R. K. Merton”… desplazaban los vehículos. ¿Qué
“podemos decir que la función pro- aprendí? La entrada a chozas abando-
piciatoria tiene, en el Tocto, plena nadas durante el día por sus dueños,
vigencia, mientras que en el Chiaraje, tarea que me correspondía como
tal vez por la mayor proporción de “asistente”, con el objeto de “hacer la
elementos mestizos, la función pro- ergología” (“museologismo” que signi-
piciatoria comparte el primer puesto ficaba hacer el inventario de “la cultu-
con otras complementarias, para los ra material”.1 Junto a esto, el desinte-
miembros de la parcialidad de Ban- rés de mi profesor por la problemática
gui en particular (la codicia por el que a sola vista sugerían esos (a mi
botín, la función de cohesión o soli- mirada) patéticos conjuntos de perso-
daridad o la lucha por terrenos) la nas que, también por su indicación,
función recreativa…”. iba fotografiando a medida que el
Luego se realiza un minucioso camión avanzaba de un caserío a
análisis de las fuentes históricas acer- otro. Más interés le despertaba la
ca de aymaras e incas. Y un final “de “choza cupuliforme” habitada por un
época”: “otras instituciones que com- viejo que la situación del mismo viejo,
parten con estas ceremonias la fun- flaquísimo, sin abrigo en el desapaci-
ción de cohesión de los grupos dis- ble invierno del monte. Porque la
persos reemplazarán paulatinamente choza era un mensaje decodificable:
las sangrientas batallas, disfuncionales permitía confirmar la adscripción de
para la estructura social”. sus dueños a los más primitivos caza-
En mi caso, la primera “salida de dores-recolectores del Chaco, así
campo” consistió en acompañar a como afirmar que las sandalias de
uno de los profesores, Enrique Palave- cuero que calzaba ese hombre eran
cino y a su esposa, en un viaje que un préstamo cultural que testimoniaba
debía llevarnos desde Embarcación, la influencia andina (lo cual iba pro-
en un camión, hasta el río Pilcomayo, duciéndome oleadas de indignación,
(en la época de pesca en la que cho- en tanto vivía internamente conmo-
rotes, chulupís y matacos [sic] como cionada por toda esa experiencia).
se les decía aún, confluían junto al Finalmente, el cursillo de Especiali-
río). Recorrido que quedó trunco, por- zación (que cumplía las funciones de
que el camión se rompió en el mon- una tesis). Aunque los trabajos eran
te y nunca fue reemplazado por otro individuales, daba lugar a la forma-
que nos llevara al río. Sé que pernoc- ción de grupos de afinidad personal,
tamos más de una noche en un claro que se combinaron con la mayor o
que abrieron los indígenas que nos menor cercanía a uno u otro profesor,
acompañaban, varados igual que lo cual significaba también asociarse a
nosotros en sus expectativas de llegar las áreas geográficas y a las temáticas
rápidamente a destino. Ese viaje signi- que estos abordaban.
ficó una serie de descubrimientos: el Cuenta Mirtha Lischetti (comuni- 1. Décadas después, cada vez que releo el Prólo-
monte del Chaco Salteño, atravesado cación personal, 2008): “En el año go de Los Argonautas, de Malinowski, que en su
a la noche por bagualas desgarrado- 1964 realizamos el trabajo correspon- p. 22 dice que “…para empezar con temas que no
ras, cantadas por quién sabe quién, diente al cursillo de Especialización, pudieran despertar suspicacias, comencé a ‘hacer’
cruzado por sendas de los wichi, usa- en San Martín del Tabacal. Fui con tecnología. Unos cuantos indígenas se pusieron a
das en sus recorridas habituales como Gorita. Nos alojamos, durante tres fabricar diversos objetos…”, recuerdo la demanda
hacheros o en sus actividades de meses en casa de un lotero, que era de “hacé la ergología” de Palavecino.

Cs. Antropológicas 101


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Trabajo de campo de los arqueólogos

2
2. Adolescentes de esa población.

1 3
1. Una habitante de Quitilipi. 3. La escuela de Quitilipi.

4 5
4. Tareas agrícolas. 5. Chozas típicas.

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6 7
6. Los investigadores durante la comida en la escuela. 7. Conversación con un habitante del pueblo.

8
8. Choza cupuliforme en Salta.

9 10
9. Cocinando en la escuela de Quitilipi. 10. Notas y esquemas de los investigadores.

Cs. Antropológicas 103


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12

11 13
11, 12 y 13. Los traslados y paseos se realizaban a caballo o en sulky.

14 15
14 y 15. Chozas de Quitilipi.

104 ESPACIOS
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16 17
16. Familia lugareña. 17. Una clase al aire libre.

18
18. Otra entrevista en el marco de la investigación.

19 20
19. Alfarería. 20. Un niño de Quitilipi.

Cs. Antropológicas 105


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pariente de Enrique Gorostiaga. Era el compartiendo ahí sí, la comida, las


lote Sarita. La guía seguía siendo la rutinas, las conversaciones.
Murdock pero el trabajo estaba más Mientras estuvimos en grupo,
planificado, centrado en la vida coti- recorríamos a pie la Colonia. Cuando
diana, las costumbres del grupo, tam- podíamos obtener en préstamo un
bién lo exótico. Pero también registrá- sulky, se acortaban las distancias. De
bamos la presencia del almacén, en ese trabajo queda, además de la ver-
donde se endeudaban los trabajado- sión definitiva, parte de los informes
res, y las leyendas del “familiar”. No colectivos que “decíamos” a la noche,
aparecía todavía lo que esto significa- delante del voluminoso grabador que
ba como parte de una estructura de habíamos comprado con el premio
dominación. Sí como una unidad del Fondo Nacional de las Artes, y
social, local y total. también fragmentos correspondien-
Luego, los archivos de Tarija. Fue- tes a las conversaciones ya fluidas que
ron a conventos e iglesias, y registra- sosteníamos una vez roto el hielo de
ban lo que tuviera que ver con las los primeros encuentros, acerca de los
migraciones de trabajadores a los médicos hechiceros, la curación tradi-
ingenios. cional por el canto, y sin solución de
Como parte de lo que anotaban, continuidad, la curación por el canto
registraron muchos mitos (no por a cargo de “los evangelistas”.
“mitos” sino como parte de “la totali- Releo las notas originales, previas
dad”. Y cuando tuvo que hacer su a los “recortes” inducidos por el uso
monografía, pretendió analizarlos des- de la guía Murdock: habíamos con-
de el Lévi-Strauss recién conocido en versado con tobas y mocovíes que
el seminario de Eliseo Verón: “Tardes recordaban el proceso de reducción
enteras de sentarse a trabajar, no los del que habían sido objeto sus
podía analizar con lo que había padres o abuelos, cómo se habían
aprendido de Lévi-Strauss. Me produ- ido moviendo a medida que se cons-
cía una enorme frustración personal”, truía el ferrocarril y nuestras notas
reconstruye. todavía recogen esa historia hecha
En mi caso, Quitilipi fue el lugar de antepasados muertos (en la
elegido para el trabajo de campo de mariscada, al desplazarse de un pun-
un mes y medio, durante el verano. to al otro), de otros que fueron
Llegamos a la Colonia Aborigen, cer- baqueanos del ejército. Pudimos
cana a Sáenz Peña, después de con- registrarlo, así como los recuerdos de
tactarnos con los maestros de esa la rebelión de Napalpí y la tremenda
población y Machagai, uno de los represión de la que fue objeto. Nos
cuales, René Sotelo, había organiza- dábamos cuenta de la enorme
do la Asociación Amigos del Abori- importancia de estos hechos y su
gen, que un año antes había realiza- conocimiento nos transformó. Conta-
do una encuesta. Ellos nos habilita- mos lo mejor posible lo que se nos
ron, como vivienda, una escuela que había confiado, buscamos confrontar
por ser verano, estaba vacía… de fuentes (el relato de la “Cacica
personas, no así de murciélagos. Éra- Dominga”, una de las protagonistas
mos cuatro: Celia Mashnek, Eliana que aún vivía, con lo que recordaban
Carreira, Ariel Thisted y yo, los que los “colonos” italianos vecinos a la
compartimos quince días en la colonia), y documentos de la época.
escuela, tras los cuales yo quedaría Seguramente, hoy hubiéramos traba-
sola, en una casita del grupo jado con los mocovíes en la recupe-
mocoví que había en la colonia, ración de “su” historia…

106 ESPACIOS
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Sin embargo, el conocimiento de flujo de la moda y, en modo singular-


los líderes de la rebelión de 1924, así mente sugerente, las variaciones
como la importancia del pentecostalis- espaciales que se observan dentro de
mo, quedaron subsumidos en lo que un ámbito cultural determinado (un
era el esquema teórico-metodológico área cultural).”
que habíamos logrado construir en Discutía las secuencias de Morgan,
ese momento: una mezcla entre la se interesaba en Gordon Childe por-
sociología de Germani y la antropolo- que reconocía la “entrada en acción
gía del “continuum folk-urbano” ya criti- de la difusión”; calificaba de biologi-
cado por Lewis. Sin embargo, no podía cista, etnocéntrico y antropomorfizan-
en ese momento incorporarlos como te a Frobenius –“la cultura como ser
problemas en sí mismos, y a esto se viviente, dotado de un desarrollo en
agregaba el esfuerzo de construcción tres etapas: niñez, adolescencia, adul-
del “presente etnográfico”, que tampo- tez. No es la voluntad del hombre la
co ayudaba. que produce las culturas, sino la cul-
A este buceo emprendido en la tura vive sobre el hombre…” Y evalua-
“memoria ampliada” por la conversa- ba que “en el campo puramente etno-
ción con Mirtha Lischetti, agregare- lógico, el evolucionismo multilineal
mos algún comentario, producto de ha hecho una aparición espectacular
una búsqueda en la biblioteca –en los (el reciente libro de Steward Theory of
textos y materiales conservados de culture change) donde se afirma que
esa época que permiten reconstruir ciertos tipos básicos de cultura pue-
algo del horizonte teórico y las discu- den desarrollarse de similar manera
siones del momento. bajo condiciones similares, pero reco-
No puedo citar más que unos noce también el peso de la difusión y
pocos ejemplos, algunos que remiten singularidades locales”. Bajo el título
a quiénes eran los profesores. Como siguiente, La teoría ciclo cultural, reali-
ejemplo: en esta búsqueda de biblio- dad y falacia, decía que “tendríamos
teca fue posible recuperar un texto que reprochar a los miembros de la
de Palavecino que se atrevía (parape- escuela histórico-cultural el haber
tado en Julian Steward), a hacerle descuidado un tanto el desarrollo de
frente desde lo teórico a Menghin y a la idea del cambio cultural. Citaba a
Bórmida, que hegemonizaban los Bórmida, “tocante a la temporalidad
espacios más prestigiosos: en “Meca- del ciclo, sostiene que el ciclo cultural
nismos del cambio cultural”, publica- es extratemporal y en ello reside su
do por la Comisión de Publicaciones verdadero valor…”. Se posicionaba
de los Estudiantes de Ciencias Antro- frente a él, “formulando algunas apre-
pológicas, CEFYL, FUBA, 1964 decía: ciaciones”: “ningún ciclo es anterior o
“Cualquier cambio cultural es prin- posterior a las culturas a través de las
cipalmente, el fruto de la propagación cuales se manifiesta…”. Y plantea la
de invenciones producidas dentro del “tentativa brillante de Menghin…
grupo o fuera de él, y se cumple en como que no pasa de ser un desidera-
función de… la posibilidad de acep- tum por ahora de difícil alcance…”.
tación psicológica/ posibilidad de También siguen en la biblioteca
ajuste morfológico-funcional/ posibili- los “otros textos”, los que reemplaza-
dad de funcionamiento en el hábitat.” ban, más bien complementaban y
“…nos es dado observar como desafiaban a esa particular formación
testimonio del cambio gradual el que brindaban los profesores de la
conflicto de las generaciones, el lento carrera de antropología de esos días.
variar de las pautas de conducta, el Uno de ellos nos permite recordar

Cs. Antropológicas 107


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que en esos mismos años, en los fla- dejó en unas fichas amarillas, en tra-
mantes contextos en los que se mos casi ilegibles, las clases y los
enseñaba antropología en la Argenti- materiales que los flamantes gradua-
na eran posibles otras experiencias: dos, concursados en ese momento,
en 1963 se publicaba Tradicionalismo preparaban para los prácticos de los
y cambio social. Estudio de Área en el que se estaban haciendo cargo des-
Valle de Santa María, que daba cuen- pués de los concursos de 1965. Una
ta de un emprendimiento colectivo de esas fichas era “Colonialismo, neo-
de docentes y estudiantes de Rosa- colonialismo, racismo”, de Eduardo
rio, dirigidos por A. Meister –iniciado Menéndez, que hoy todavía utilizan
en 1960– y que unió, para el “estudio nuestros alumnos. Este texto antici-
integral del valle de Santa María”, en paba, entre nosotros, la crítica de la
Catamarca, los enfoques de la socio- antropología y sus miradas confor-
logía y la antropología social rosari- madas por la situación colonial que
nas (que allí no era palabra prohibida las antropologías metropolitanas
casi, como en la formación porteña. comenzaban a desarrollar en esos
En esta historia la caída de Illia y la mismos años. No nos corresponde
posterior Noche de los Bastones Lar- imaginar lo que no sucedió, pero sí
gos (1966) establecen un quiebre real podemos señalar, como lo diría
y brutal, que incidió en nuestras Gluckman, cuáles eran en esos días,
vidas, en más o en menos, y que las “líneas de clivaje”.

Referencias bibliográficas
Gorbak, Celina; Lischetti, Mirtha y Muñoz, Carmen, “Batallas rituales del Chiaraje y del Tocto de la provincia
de Canas (Cuzco, Perú)”, en Revista del Museo Nacional, Tomo XXXI, Lima, Perú, 1962, pp. 245-304.
Meister, Albert; Petruzzi, Susana y Sonzogni, Élida, Tradicionalismo y cambio social. Estudio de Área en el Valle de
Santa María, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional del Litoral, 1963.
Menéndez, Eduardo Luis, “Colonialismo, neocolonialismo, racismo”. Mimeo. Comisión de Publicaciones,
Estudiantes de Ciencias Antropológicas, CEFYL, FUBA, 1964.
Palavecino, Enrique. “Mecanismos del cambio cultural”, Mimeo. Comisión de Publicaciones, Estudiantes
de Ciencias Antropológicas, CEFYL, FUBA, 1964.
Wissler, Clark, Indians of the United States, Doubleday, 1940; en español Los indios de los Estados Unidos de
América, Paidós 1966.

108 ESPACIOS
88-144 Antropologia BN_final 11/10/08 5:40 PM Page 109

UNA PASIÓN ANTROPOLÍTICA: LAS CIENCIAS


ANTROPOLÓGICAS EN LOS AÑOS SESENTA

PABLO PERAZZI territorial y exotismo temático, se tra-


Becario doctoral del CONICET. Docente de la maría la socialización universitaria de
cátedra Historia de la Teoría Antropológica, los antropólogos porteños en los
carrera de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA años sesenta.

La sociabilidad intelectual de la Pueblo, colecciones y fusiles: el


generación de antropólogos forma- Museo Etnográfico en la encrucijada
dos en la década de 1960 no fue aje- Uno de los primeros emprendi-
na a los dilemas, complejidades y sin- mientos del grupo fundacional fue la
gularidades de una época. Revolu- creación de Anthropologica. Revista de
ción cubana, Vietnam, guerra fría, los estudiantes de la Carrera de Ciencias
descolonización, nueva izquierda, Antropológicas de la Universidad
movimientos de liberación, violencia Nacional de Buenos Aires.
política, fueron tópicos que, directa o Corría el año 1962, algunos deja-
indirectamente, cruzaron de un extre- ban atrás su condición de estudian-
mo al otro el devenir de la disciplina. tes, en las elecciones de junta y
Aunque educarse “al otro lado de la asamblea departamentales el Movi-
Plaza de Mayo”,1 en el Museo Etno- miento Universitario Reformista obte-
gráfico, tal vez aislaba de las discusio- nía 28 votos contra 14 en blanco y 2
nes y novedades de Viamonte, Florida anulados, Carmen Muñoz, Mirtha Lis-
y Reconquista, el debate y la práctica chetti, Hugo Ratier, Celina Gorbak,
política parecen haber sido preocu- María Aitana Alberti, María Rosa Neu-
paciones tempranas. feld y Blas Alberti hacían sus primeras
Externamente, sin embargo, la incursiones en el terreno de la políti-
antropología todavía era percibida ca universitaria,3 el mundo salía lenta-
como una rutina de anticuario, una mente de la “crisis de los misiles”, y las
ciencia dedicada al estudio de “cosas librerías porteñas ponían en circula- 1. Boletín de la Facultad de Filosofía y Letras, N° 18,
hermosas, sugestivas, horrorosas, ción las últimas novedades antropo- diciembre de 1962, p. 11.
extrañas, caprichosas, crueles, enemi- lógicas: La civilización maya de Mor- 2. Ibid., p. 32.
gas, tiernas”.2 Así, en torno de este ley, Las antiguas culturas mexicanas 3. Boletín de la Facultad de Filosofía y Letras, N° 17,
doble condicionamiento, aislamiento de Krickeberg, Antropología de la marzo-julio de 1962, p. 8.

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pobreza de Lewis y Tipos humanos mantuvieron un encuentro con el


de Firth.4 profesor Marcelo Bórmida para
En su primera entrega, Anthropo- comentarle los detalles de una
logica recogía un pormenorizado supuesta expedición etnográfica
reclamo sobre “el estado actual del y solicitarle el aval institucional.
Museo Etnográfico”. Lo interesante Lo cierto es que, una vez enterado
del reclamo, además de la referencia del engaño y acaso para despegarse
a las pésimas condiciones edilicias, del asunto, Bórmida haría público
era su alusión, un poco al pasar, al en una sesión del consejo directivo
“legítimo propietario” de Moreno 350: su “elogio y agradecimiento” a la
“el pueblo”.5 ¿Quién era el “pueblo” “función civilizadora” de la Gendar-
para aquellos antropólogos? mería Nacional.8
A juzgar por ciertos tópicos, el El 13 de agosto de 1965 el diario
“pueblo” se presentaba bajo la forma Clarín titulaba: “Dieron muerte a un
de grupos afroamericanos (Ratier), estudiante”. Se trataba de Hernán
del folklore bahiano (Bilbao), de pas- Spangenberg, alumno de la carrera
tores de puna (Gorbak, Lischetti, de Ciencias Antropológicas. La noti-
Muñoz), o bien de adhesiones al cia apareció en los principales matu-
“imparable proceso de cambio que se tinos y llegó a ocupar un editorial de
desarrolla en nuestro continente” La Prensa (“La infiltración subversiva
(Anthropologica). en la Universidad”, 02/09/65).
En su conferencia de inaugura- El sostenido bombardeo periodís-
ción de los cursos de 1964, el enton- tico obligó al rector a ofrecer una
ces decano de la Facultad de Filoso- ronda de prensa, en la que un cro-
fía y Letras, José Luis Romero, expre- nista sugirió la necesidad de efec-
saba su preocupación por el avance tuar una investigación, “desde el
de “una peligrosa y casi amenazante punto de vista científico”, sobre las
sensación de descontento”.6 “motivaciones políticas” de los “acti-
Pocos días después, el rector Julio vistas extremistas”.9
Olivera le solicitaba la elevación de Según Clarín (13/08/65), los pri-
un informe dando cuenta de las meros indicios hablaban de un ajus-
declaraciones del centro de estu- te de cuentas: Spangenberg era un
diantes acerca de los alumnos de “conocido militante anticomunista”.
antropología asesinados durante los Luego se sabría que Spangenberg
enfrentamientos entre la Gendarme- había denunciado un robo de colec-
ría y el Ejército Guerrillero del Pueblo. ciones arqueológicas del Museo
Aunque acorralado por los trascendi- Etnográfico y su supuesta coloca-
dos de la prensa, Romero buscaría ción en el mercado negro para una
4. Correo del Centro de Estudiantes de Filosofía y atenuar las presiones señalando que no menos supuesta compra de
Letras, N° 1, año 1, junio de 1962, p. 12. solo se trataba de manifestaciones armamento por cuenta del Ejército
5. Anthropologica, n° 1, octubre, noviembre, propias del sentir generacional: Guerrillero del Pueblo. Los medios
diciembre de 1962, p. 30. aprovecharon el revuelo y acusaron
6. Romero, José Luis, La experiencia argentina y “Morir por una causa desinteresada a la UBA de oficiar de semillero de
otros ensayos, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, es cosa que siempre conmueve a los insurgentes.
1980, p. 389. espíritus juveniles, y por cierto cabe En su declaración judicial, el
7. Gaceta de Filosofía y Letras, N° 5, año 2, 8 de julio preguntarse si esta reacción no es director del Museo, Ciro Lafón, sos-
de 1964, p. 8. más noble que la contraria”.7 tuvo que la desaparición de 30 pie-
8. Ibid., p. 9. zas de una colección cercana a las
9. Boletín Universidad de Buenos Aires, N° 57, octu- Hay quienes recuerdan que, antes 120.000 “podía considerarse natural”
bre 1965, pp. 24-25. de partir a Salta, aquellos estudiantes (La Prensa, 26/08/65). Aunque el

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daño estaba hecho y las sospechas de actualidad (colonialismo, neocolo-


sobre la UBA no desaparecerían, nialismo, racismo).
Clarín (27/08/65) terminaría admi- En una línea ligeramente parecida,
tiendo que, valuaciones mediante, Blas Alberti agregaría literatura antro-
el robo denunciado por Spangen- pológica no culturalista, como
berg apenas representaba una cifra Human Types de Firth, Fundamentos
infinitesimal. de antropología social de Nadel y
“Panorama de l’Ethnologie” de Lévi-
Des-exotizar la antropología: Strauss.12
desafíos y dilemas de una En el orden de los estudios empí-
disciplina indisciplinada ricos, los trabajos de Hugo Ratier
En 1968, Eduardo Menéndez atri- abrirían nuevas áreas de análisis en
buía a la presencia privilegiada de antropología urbana y procesos
las distintas vertientes del historicis- migratorios. Estas experiencias consti-
mo cultural la causa del escaso desa- tuirían tendencia a principios de la
rrollo de la antropología social en la década siguiente, a través de diversas
Argentina.10 publicaciones:
El hecho de que las investigacio- –El cabecita negra y Villeros y villas
nes sobre las comunidades indíge- miseria de Hugo Ratier (1971),
nas estuvieran claramente identifica-
–La cultura de la pobreza de Carlos
das con dichas corrientes condujo a
Herrán (1972),
los antropólogos no culturalistas a la
búsqueda de un objeto que estuvie- –Movimientos prepolíticos en el siglo
ra a la medida de sus apetencias XX. Mesianismos y milenarismos de
intelectuales. No se trataba de una Mirta Lischetti (1972),
búsqueda caprichosa –Menéndez se
–Movimientos campesinos contempo-
había desempeñado como represen-
ráneos de María Rosa Neufeld
tante de la Universidad de Buenos
(1972), y
Aires ante el Consejo Asesor Honora-
rio del Primer Censo Indígena Nacio- –Racismo, colonialismo y violencia
nal– sino fundada en elecciones científica de Eduardo Menéndez
disciplinares y posicionamientos (1972).
ideológicos concretos.
En su caso, priorizar la “crítica
epistemológica” a la “práctica etno-
***
gráfica”11 suponía terciar en el deba-
te sobre las herencias científicas reci-
bidas (historicismos culturales),
debate que, como cualquier contro- Las búsquedas de los antropólogos
versia teórica, no podía resolverse en formados en los años sesenta estuvie- 10. Actualidad Antropológica, N° 3, julio-diciembre
otro medio –ni con otra audiencia– ron signadas por las fluctuaciones de de 1968, p. 48.
que el propiamente intelectual. una época convulsionada y por las 11. Guber, Rosana, “Antropólogos-ciudadanos (y
La apuesta teórica de Menéndez mediaciones que, frente a ello, propo- comprometidos) en la Argentina. Las dos caras de
se inscribía en un doble propósito: nían las ciencias sociales. Doblemente la ‘antropología social’ en 1960-70”, en Journal of
por un lado, oxigenar el abigarrado condicionada, entre el aislamiento the World Anthropology Network, N° 3, 2008, p. 90.
panorama conceptual de la disciplina territorial y el exotismo temático, la 12. La disponibilidad de bibliografía no culturalis-
introduciendo comentarios y lecturas aventura intelectual de los primeros ta se hace evidente, a su vez, en los ingresos regis-
de obras sociológicas (George H. antropólogos porteños se resolvió en trados en la Biblioteca del Museo Etnográfico. Ver:
Mead, Wright Mills) y, por el otro, el desafío de ofrecer una salida alterna- Novedades de la Biblioteca, catálogos 1 al 21,
incorporar temáticas y discusiones tiva al legado recibido. Biblioteca del Museo Etnográfico, FFyL-UBA.

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ANTE EL RECUERDO. ESTUDIANTES-MILITANTES DE LA


CARRERA DE ANTROPOLOGÍA EN NUESTROS AÑOS ‘80

JUAN BESSE En torno a ese foco se arracimaron


Profesor Adjunto regular de Metodología de la preguntas sobre muchos tópicos insi-
investigación, Depto. de Geografía, FFyL, UBA tos en el espesor histórico –tal vez
debiera escribir político– que esa rela-
ción tenía en las encrucijadas de los
I. Entradas años ´80, entre ellas, preguntas acerca
de algunas figuras que entiendo fue-
LapsusdeBataille,ayer,enunadiscusión ron constituyendo a la antropología
durante la cual me trató de ‘idealista’ como disciplina y, en especial, a la
y de ‘kantiano’: ‘el aperitivo categórico’. antropología social; pero también
sobre el lugar, cuando no el papel, de
Michel Leiris. Diario 1922-1989
nuestra carrera en la construcción de
la política universitaria durante el
Las notas que siguen son un recor- escampado pasaje de la dictadura a la
te de otras más extensas que fueron democracia. Preguntas acerca de las
soltando forma después de mi partici- preguntas que nutrían nuestro queha-
pación en el coloquio por los 50 años cer militante y nuestro tránsito estu-
de la carrera de Ciencias Antropológi- diantil en una disciplina cuyo estatuto
cas de la UBA, organizado por la SEAN- social y profesional, en la Argentina y
SO. En la exposición quise hacer hinca- por aquellos años, era una cuestión en
pié en la experiencia de la militancia sí misma. Estudiar antropología y
estudiantil en la carrera “de antropolo- enunciarse como antropólogos socia-
gía” durante la segunda mitad de los les suponía preguntarse en qué con-
años ´80 y, de modo particular, en sistía hacer antropología. Sin duda, la
cómo esa militancia pensaba, imagina- práctica de investigación y la investi-
ba y concebía la relación entre la for- gación aplicada a, por ejemplo, el
mación recibida y la apertura hacia desempeño en la gestión pública era
nuevos estilos de profesionalización, en ese entonces una de las marcas
entre los cuales el entrenamiento para que caracterizaban el nuevo horizonte
la investigación en el campo específico de profesionalización que se abriría
era visualizado como un asunto clave. después de 1983.

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Para la exposición, opté por escribir solo haya sido a título generacional– la
unas frases breves que oficiaran como representación circunstancial de los 1. La denominación del boletín era Antropología. Bole-

guía pero que, a la vez, no obstaculiza- ´60, los ´70 y los ´80, en algún momen- tín de los estudiantes y se editaron diez números entre

ran hacerse –como dice Benjamin– to de nuestro discurrir, lo hicimos des- abril de 1985 y marzo de 1988. No he chequeado si

con un recuerdo tal como relampa- de la mirada de ex estudiantes. Estu- hubo un número 11, recuerdo algo de su elaboración

guea en un instante de peligro o vaci- diantes-militantes o al revés. Fórmulas, pero no sé si la “dinámica”electoral (en octubre fueron

lación. Por otra parte, si iba a tratarse sin duda, cuya densidad y montaje la elecciones parar constituir la primera Junta departa-

de una rememoración, esto exigía el variaron mucho en estos cuarenta o mental desde 1966) absorbió su concreción.

desafío de incluir, aunque por un des- cincuenta años transcurridos desde la 2. Entre ellos el documento “Más vale tarde que

vío inactual, lo colectivo. Pensé enton- institución de la carrera pero que, en el nunca. Lista Clave-Antropología”, octubre de 1990,

ces que la relectura de los viejos docu- caso antropológico mostraron, con vai- firmado por Juan Besse, María Inés Pacecca y Josefi-

mentos que amarilleaban en el archivo venes, una pervivencia casi estructural. na Martínez. Balance crítico de la gestión de la

podría morigerar el declive encubridor En algún sentido, los relatos acerca mayoría estudiantil en la primera Junta departamen-

que entraña recordar. Así leí o revisé, del pasado ofrecidos por los exposito- tal constituida luego de la normalización de las jun-

luego de muchos años, los escritos res –me incluyo– entrelazaron el estu- tas producida en 1988.

que sintetizaban las conclusiones de dio antropológico con una memoria 3. Entre otros, tres cuestionamientos, con estilos,

las jornadas de estudiantes llevadas a de la militancia. Memoria esta última fundamentos y calidades argumentativas distintas,

cabo en 1987, las convocatorias a los siempre proclive a adquirir otro color si han tomado una distancia en ocasiones crítica o, por

encuentros previos a esas jornadas, se la enuncia o se la acopla a un térmi- párrafos, de principio, respecto del papel que fun-

una parte de los diez números del no en boga y afectado de cierta ena- gen en la construcción de conocimiento las llama-

Boletín,1 panfletos de las que habían morodiación: “memorias militantes”. Al das memorias militantes. Vezzetti, en su libro Pasado
y Presente, hace referencia a las “memorias de la mili-
sido mis agrupaciones políticas de per- respecto, cabe decir brevemente que,
tenencia, minutas de las sesiones de en los últimos años, la expresión misma tancia” como memorias ideológicas. En otro trabajo,

junta, notas burocráticas y otros escri- “memorias militantes” viene siendo posterior, se refiere a ellas como “memorias militan-

tos, algunos, difíciles de clasificar.2 puesta en entredicho.3 Un entredicho tes”. En ese segundo artículo, una clasificación –ope-
rada a partir del concepto formaciones de memo-
Por otra parte, atento a que reme- que, conjeturo, no se deriva del ejerci-
ria– propone cuatro tipos de memoria: 1) familiar, 2)
morar es re-inscribir pero también a cio de la función crítica que supone la
ideológica, 3) intelectual y 4) pública/política. Vezzet-
que el análisis de una determinada duda metódica o la sospecha epistémi-
ti, Hugo, (2003) [2002], Pasado y presente. Guerra, dic-
actuación política en un campo disci- ca sino que muestra hebras de una
tadura y sociedad en la Argentina, Buenos Aires, Siglo
plinar requiere de la historiografía de sospecha existencial. Es cierto, o si no
ese campo y de la labor que dicha lo es podría pensarse así, que el sustan- XXI Editores y Vezzetti, Hugo, (2004) “Políticas de la

reconstrucción histórica comporta en tivo militante deja lugar a la memoria y memoria: el Museo de la ESMA” en Punto de vista, N°

la retrospección configurante de esos es esta entonces la que se adjetiva 79, Buenos Aires, agosto. Romero, Luis A. (2007), “La

actos, tomé contacto con produccio- como militante. Como resultado de violencia en la historia argentina reciente: un estado

nes recientes que escrutaban el perío- este último movimiento de la lengua, de la cuestión”, en Pérotin-Dumon, Anne, Historizar el

do que me proponía relatar. Los cruces el adjetivo militante con el que se pasado vivo en América Latina. Publicación electróni-

de esas fuentes promovieron un nove- caracteriza a estas formaciones de ca Universidad Alberto Hurtado. Centro de Ética.

doso estar ante el recuerdo que, en memoria queda recubierto por el parti- Santiago, Chile. Véanse especialmente las Conclusio-

parte, fue a contrapelo de muchas de cipio presente del verbo militar; lo cual nes del citado trabajo ordenadas según las pregun-

las identificaciones establecidas a lo no deja de pintar un cuadro afectado tas “¿El fin de la violencia política? ¿qué estudiar del

largo de años que no podría situar con de cierta recursividad. Así, pareciera pasado reciente? ¿Cómo estudiarlo?”, pp. 128-137 y

precisión pero que, inadvertida e insis- que las memorias de la militancia al Romero, Luis A. (2008), “Memoria de El proceso” en

tentemente, se revelaban estagnadas seguir siendo forjadas por ex militantes Lucha Armada, Año IV, N° 10. Asimismo, Altamirano

por el inevitable maridaje entre el que –a su vez– parecieran conservar ubica una parte sustantiva de esos relatos que ‘estili-

tiempo y el ideal. una cierta condición militante (aunque zan’ la militancia en el terreno de la construcción de

A su vez, la invitación a rememorar esto no sea estrictamente así), o que ingentes “interpretaciones facciosas”. Altamirano, Car-

en un coloquio por los cincuenta años sencillamente no reniegan de esa los, (2007) “Pasado presente” en Lida, Clara E.; Crespo,

convocaba a hablar desde distintos experiencia, quedan marcadas por una Horacio y Yankelevich, Pablo (comps.), Argentina,

lugares. Tres de los presentes, los expo- cierta impureza de “origen” traspuesta 1976. Estudios en torno al golpe de Estado, México, El

sitores que “encarnábamos” –aunque en el alerta de riesgo que supone la Colegio de México, p. 30.

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ausencia de un contralor exterior que hacer de y con la antropología después


sopese y puntúe las asunciones inco- de la dictadura.
rregibles del individuo o el grupo mili- Un trabajo de Guber y Visacovsky
tante en cuestión. trazó una semblanza que en parte hice
Por esa razón, la denominación mía. Coincidencias y discrepancias par-
memorias de la militancia es más ama- ciales coexistían en la lectura con cierta
ble y menos ríspida a la razón acadé- distancia respecto de algunos puntos.
mica que la figura de una memoria Este trabajo, que leí en los días previos
militante; ya que las memorias de la al Coloquio, me suscitó una sensación
militancia, por derecho, lo son de la de incómoda coincidencia. El texto toca
política, y al hallarse bajo el signo de hebras sensibles de la constitución
cualquier memoria de la política pue- antropológica porteña. Se entromete
den ser revisadas a la luz de otras exi- en el fantasma de cada uno y de casi
gencias lógicas y éticas como las que todos los que nos reconocemos bajo el
promueven desde la academia los estu- nombre de antropología y de antropo-
dios de memoria o desde un espacio logía social particularmente.4
más gris, por sus contornos y sus prácti- En el cierre de dicho trabajo, los
cas, entre el saber y el hacer público, las autores señalan que hacia finales de la
llamadas políticas de la memoria. última dictadura “la Antropología
Así, estas notas quieren acompañar Social se definía, pues, como una disci-
el ejercicio de la memoria que supuso plina principalmente política abocada
dejarme llevar por el recuerdo de aque- a la actividad académica, perseguida
llos años que, ni tan exigentemente por los regímenes autoritarios, y defen-
dorados como los ´60, ni tan trágicos e dida por jóvenes comprometidos con
intensos como los ´70, estuvieron mar- la transformación social, los ‘antropólo-
cados por una deriva deseante donde, gos sociales’. Estos rasgos, comunes a
queriendo ser imperativos, muchos las juventudes y al campo universitario
pudimos recrear colectivamente un argentinos hasta fines del PRN, perme-
“mundo” antropológico, diezmado o aron más hondamente a la Antropolo-
casi inexistente con la euforia, y el valor, gía que, a diferencia de otras Ciencias
4. Guber, Rosana y Visacovsky, Sergio (1998), “Con- de un aperitivo categórico. Sociales, no logró construir un plantel
troversias filiales. La imposibilidad genealógica de A pesar de las precauciones antes de profesores y de escuelas distintivo.
la antropología social de Buenos Aires”, en Relacio- expuestas o de los intentos de fundar Si, como en otros órdenes, la Antropo-
nes de la Sociedad Argentina de Antropología XXII- este escrito en fuentes documentales logía intenta replicar desde la Acade-
XXIII. Asimismo, el cierre del trabajo de Rosana o citas conceptuales al pie de página, mia la vida y las voces nativas, no es
Guber, “Crisis de presencia, universidad y política en es decir en algo más que el esfuerzo menos cierto que en la Argentina los
el nacimiento de la antropología social de Buenos de memoria, pienso que es razonable antropólogos en general, y los antro-
Aires, Argentina”, en Revista Colombiana de Antro- considerar a estas notas, y esto más pólogos sociales en particular, consi-
pología, n° 43, pp. 263-298. Fui más atrás, a otros allá de la decisión de no conservar en guieron replicar los movimientos
textos de Guber, de Visacovsky, de Perazzi, a la su escritura el sello coloquial de la socio-políticos también en sus patro-
polémica desatada por la letra de Reynoso en tor- exposición, como un testimonio. nes de historización. Edificaron una
no a la “muerte” de la antropología. Separadas por memoria generacional fragmentada
una coma me escuché fraseando: el deseo de Bór- temporal y espacialmente, incluso al
mida, el deseo de Germani. La antropología porte- II. La institucionalización política interior de la generación misma, forja-
ña (si el constructo soporta la referencia, está, hoy y académica de la carrera: da en múltiples y esperados regresos.
todavía, entre el deseo de Bórmida y el de Germa- estudiantes- militantes en las Recurrentemente amenazada pero
ni. La antropología porteña se constituyó, pensaba, encrucijadas de los nuevos repartos siempre apasionada y joven, la Antro-
en la hendidura de esas filiaciones italianas. La institucionalización de la carrera pología Social de Buenos Aires debió
5. Guber, Rosana y Visacovsky, Sergio (1998), tomó cuerpo a través de controversias negar su genealogía para asegurar la
op. cit, p. 54. políticas y epistémicas en torno a qué legitimidad de su ilegítima filiación”.5

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Estas palabras dieron con cierto Difícil trazar un panorama del mun-
espesor de lo que, muchos de los estu- do que constituía por entonces el
diantes militantes sentíamos, e incluso estudiantado de la carrera y, en espe-
pensábamos con cierto ahínco, al ini- cial, el espacio de la militancia. A modo
cio de la democracia: nuestra opción de imágenes, sin duda difusas, algunas
por la Antropología era una opción tal vez erróneas o imprecisas, afectadas
política. El campo antropológico local, por cierta hipóstasis de rasgos, en los
por los avatares que lo constituyeron, párrafos que siguen, intentaré trazar
era un terreno a desmalezar y construir un bosquejo de algunos atributos de
de nuevo, no había padres, acaso solo ese espacio. Tal vez más densos cuan-
hermanos mayores. do se refieren a la militancia de extrac-
ción peronista o filo-peronista porque
*** se nutren de un mayor caudal de
recuerdos o de evidencias plasmado
Una vez transcurrida la etapa de en las fuentes disponibles. Por ejem-
parición del nuevo plan de estudio, lo plo, en la JUP7 sostuvimos entre 1986
que aconteció hacia finales de 1984, la y 1988 largos, imposibles, y a la vez
entrada en vigencia en 1985 –está por proteicos debates acerca de la especi-
cumplir sus bodas de plata–, debía ini- ficidad de la militancia universitaria
ciarse el período de implementación y que bordeaban la copla, imposible,
prueba del plan. De forma, en el caso entre el nombre peronista y el nombre
de la carrera de Ciencias Antropológi- universitario. Eran tiempos en que, a la
cas son cinco los años que el novel saga de las figuras del compromiso y
diseño curricular requería para estar, la implicación política, para muchos de
según la jerga de la gestión universita- nosotros, era inconcebible pensar la
ria, ”a régimen”. Sin embargo, entre la actividad intelectual o, en términos
militancia estudiantil los cuestiona- más modestos, el quehacer universita-
mientos al nuevo plan fueron inmedia- rio más allá de la actividad militante.
tos.6 Por una parte, un cuestionamien- Algunos de los militantes universitarios 6. Los cuestionamientos eran esperables, lo que
to de los tiempos en los que el nuevo peronistas sosteníamos que la relación quizás no lo era tanto es que fueran tan diversos,
diseño curricular fue discutido y apro- entre política y universidad requería extendidos y cruzaran a las diferentes agrupacio-
bado. Por otro flanco, se produjo una cuestionar una militancia sin anclaje nes políticas.
crítica en relación con ciertas ausen- sustantivo en los temas y los proble- 7. En la agrupación Juventud Universitaria Pero-
cias tanto desde el punto de vista del mas de la Universidad. nista-Capital que fuera, junto con la JUI (Juventud
contenido del plan como de la escasa Universitaria Intransigente), uno de los pilares de
flexibilidad curricular. El contenido y la *** la alianza electoral FUNAP, hacia 1986 y en 1987
estructura, ambos tópicos sentidos se realizaron plenarios de articulación con la JUP-
como limitaciones surgidas de la corta Quienes formaban parte de la Regional en el marco de los cuales la discusión
duración del tiempo en que se llevó a Comisión de estudiantes de antropolo- sobre la especificidad de la militancia peronista
cabo la discusión fueron, a lo largo de gía o de las distintas comisiones de universitaria tuvo algún lugar. La JUP-Capital era
1985, 1986 y 1987 objeto de debate trabajo que la constituían con una una expresión política que databa de finales de la
tanto en las asambleas como en el lógica de agrupamientos ad hoc eran dictadura y en los inicios de los ´80 estuvo asocia-
interior de las agrupaciones políticas mayoritariamente parte de la especies da a la muy reciente manifestación que cobijaba
con anclaje en la carrera. Un órgano (si el orden dice algo) militantes-estu- el término renovador, un peronismo de modo
enlazado al CEFyL, la Comisión de diantes y estudiantes-militantes. No más o menos conciente expurgado de sus sueños
estudiantes de Antropología, se consti- recuerdo casi ninguno solo militante. revolucionarios, mientras que la Regional conser-
tuyó en la manifestación institucional Tampoco, como decíamos entonces, la vaba en su misma denominación algo de aquel
de ese malestar. presencia permanente de estudiantes sueño. Sin embargo, es notable el significante no
“crónicos”. Participar de ese espacio cualquiera que nuestra agrupación ostentaba
*** suponía, ya, no concebirse como un para particularizarse: capital.

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estudiante “puro” pero también cues- La enunciación de ese carácter


tionar al militante político sin anclaje político intrínseco a la condición antro-
específico en la carrera. pológica estaba presente en muy
diversas declaraciones y panfletos de
*** las agrupaciones, basta con consultar
las fuentes documentales supervivien-
Estudiantes y militantes.8 La “y” gra- tes. Sin embargo, en el interior de los
matical junta y separa. Los discursos debates propuestos por la militancia
políticos de la militancia estudiantil en antropológica, dos figuras, casi dos
los ‘80 mostraban una sintaxis de las muletillas en el habla nuestra de aque-
categorías políticas, o de los meros tér- llos días, se anudaban de manera
minos, construida al ritmo de la percu- intrincada y no siempre lineal o autoe-
sión de discursos constituidos en la vidente; eran estas: “el rol del antropó-
lengua militante de las izquierdas y de logo” y “la devolución a la sociedad”.
sus variaciones y articulaciones con el Dejo en suspenso el alcance de este
peronismo durante las dos décadas “nosotros”. Por momentos me incluyo y
anteriores. Sin duda, una lengua más por otros me pregunto hasta dónde
antigua que una veintena de años, para mí, y para algunos –tal vez
pero que se forjó con contornos más o muchos– otros, esas figuras ya enton-
menos precisos en los ´60 y los ´70. En ces estaban en el borde de un cliché
los años ‘80 el espacio discursivo mili- políticamente eficaz, pero epistémica-
tante de la Facultad de Filosofía y mente insostenible.9
Letras incluía también la existencia de
la Franja Morada cuya presencia en los ***
vaivenes de la carrera de Antropología
durante esos años era escasa o nula. La En más de un sentido, la eficacia
conjugación entre militancia y estudio discursiva de dichas figuras era mayor
con anclaje en las cuestiones propias cuanto menos significaban y en la jus-
que permitía anidar el continente de ta medida en que eran usadas para
8. Los términos no se recubren el uno al otro. La lo antropológico, pienso, era transver- constituir lazos políticos constituyen-
interacción no concluye en una dialectización sal a todas las filiaciones políticas e tes de la, pienso que cabe el término,
dado que hay un núcleo de imposibilidad. Porge ideológicas que constituían el universo comunidad militante. Así, con relación
dice que “ese losange –el punzón– se presta a militante. Si como se ha dicho la antro- a las figuras de “el rol” y “la devolución”
equívocos que nada tienen que envidiar a los pología, y de modo muy particular, la cabe decir que circulaban y eran con-
equívocos significantes. ‘Está hecho para permitir antropología social se concebía como vocantes mientras no se avanzara
veinte y cien lecturas diferentes’, afirma Lacan (...) una disciplina política, es dable pensar demasiado sobre definiciones. El inten-
luego será de buena gana descompuesto (como que, contra reembolso de esa asun- to de definir ambos (emb)lemas mos-
los caracteres chinos) en ‘<’ y ‘>’ e identificado con ción compartida por amplios grupos, traba el orillo de imposibilidad que
la división del Otro y la Demanda, de la S y a son surgiera una política de la Antropolo- destilaban y, en consecuencia, explicar
respectivamente el cociente y el resto; (...); la dis- gía, o al menos el pensamiento de que demasiado en qué consistían tornaba
yunción/conjunción; el más grande/el más la Antropología podía ser el espacio de las discusiones algo triviales. Habría
pequeño; el vel de la alienación y el borde de la una práctica política específica ten- que rastrear y reconstruir los escritos
separación en la intersección y la reunión de con- diente a instalar la disciplina más allá del momento para avanzar con rigor
juntos; la implicación y la exclusión”. Porge, Erik, de los claustros universitarios, como literal en interpretaciones menos intui-
(2005) Transmitir la clínica psicoanalítica, Buenos una profesión comprometida con el tivas sobre la relación entre esas con-
Aires, Eudeba, 2007, p. 63. cambio social o, según las opciones, o signas y la cuestión antropológica que
9. Recuerdo risas, léase en vez de ironía mera dis- las preferencias discursivas, con la movía a los estudiantes. Solo diré que
tancia, en torno no al lema mismo pero sí a su ins- transformación revolucionaria. intentando pensar en lo que pensába-
cripción en algunas fervorosas argumentaciones mos entonces, sobrevino como una
de asamblea. *** ráfaga, la escritura en el cuerpo del

116 ESPACIOS
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recuerdo de un cierto gusto colectivo deflación de la primavera democrática,


afincado en nuestra, ya por entonces, pienso que la práctica militante estu-
advertida excepcionalidad que se diantil en la carrera había entrado, sin
prorrateaba entre un cierto esoteris- saberlo, en el andarivel de una razona-
mo teórico disciplinar con prestigio ble sutura entre convicción y responsa-
trasnacional (la resonancia exotérica bilidad. Como si en ese quiebre de fines 10. Recordé las disquisiciones de Lévi-Strauss en
de ese esoterismo)10 y un estilo de de los ‘80, el imperativo revolucionario el capítulo “Cómo se llega a ser etnógrafo” de Tris-
relación solidario entre docentes y (politicista) pero también el imperativo tes trópicos.
estudiantes, como también entre reformista (cientificista) hubieran entra- 11. El término mutualismo da cuenta de un cier-
estudiantes, intermitentemente tenta- do en reversa. Por un lado, porque las to efecto de degradación, sin espíritu trágico, de
do por el ‘mutualismo’.11 prácticas militantes se hicieron más fle- la solidaridad en asociación mutual, donde la
xibles, y porque junto a la sensación experiencia de estar en grupo viene entonces a
*** aperitiva, de que la copa antecede a la compensar, o incluso a desmentir, la experiencia
concreción de un deseo más nuestro de estar en situación de, para el caso antropoló-
Levantamiento militar de Semana que prestado, se extendía el espíritu de gico, estudio, investigación o labor profesional,
Santa, 1987, señales inequívocas del fin un cierto aburrimiento.15 Empezar a Jacques-Alain Miller (2000) “Intervención sobre el
de la primavera alfonsinista. Mientras pensar la política universitaria y la políti- mutualismo” y “Apertura” en La erótica del tiempo y
tanto, y desde 1984, la dinámica mili- ca a nivel de la carrera suponía la res- otros textos, Buenos Aires, Tres haches, pp. 71 y 84.
tante del estudiantado antropológico ponsabilidad de conocer el funciona- 12. Véase, por ejemplo, “Nuestra memoria (I)”, en
se ordenaba por el asunto Califano.12 miento del sistema de educación supe- Antropología. Boletín de los estudiantes, N° 5, mayo
En rigor, Califano era, más allá de sus rior y, al menos, el de la institución uni- de 1986, pp. 31-33. A principios de septiembre de
responsabilidades en la represión versitaria. En esos días política y gestión 1986 (Resolución N° 96 con fecha 11 de septiem-
interna y de las acusaciones puntuales comenzaron a aparecer en nuestros dis- bre) el CONICET deja sin efecto el convenio sus-
contra su persona, el nombre propio cursos anudadas de un modo novedo- cripto con el Centro Argentino de Etnología Ame-
que subsumía el trabajo y la lucha so (a la manera de un entre-dos que no ricana (CAEA) en 1977; fue tal vez la última medi-
contra lo que había sido la antropolo- hace dos). Parafraseando a Kant, la polí- da política tomada por el CONICET respecto de
gía prevalente durante la dictadura. tica sin gestión estaba vacía y la gestión los docentes activamente involucrados en el jue-
Las diferencias políticas e ideológicas sin política estaba ciega. Y así las segun- go universitario de la dictadura.
entre los estudiantes encontraban en das jornadas que convocamos ese año 13. No recuerdo qué sucedió con su materia en
esa lucha una común medida. En rela- tuvieron el horizonte político, a fines de 1984. Luego de aprobado el plan 1985 la materia
ción con el asunto Califano, cualquier 1987 todavía no muy tangible, de la que había concursado en 1982 durante la dicta-
diferencia de otro orden era una con- normalización departamental.16 Nor- dura militar, “Antropología”, quedó en suspenso.
tradicción secundaria. malizar el departamento y obtener una Califano recurrió a la justicia la que en 1988 obligó
Así, hasta que la Justicia se expidió representación estudiantil era visualiza- a la Universidad a darle ubicación. Creo que la
en 1988 autorizando a Domingo Mario do como un modo de anudar el sueño cátedra A (Califano) de Historia de la teoría antro-
Califano y Anatilde Idoyaga Molina a político al despertar de la gestión. No pológica se dictó por primera vez en 1989. En la
dictar Historia de la teoría antropológica, sabíamos que, en ocasiones, iba a ser al junta debatimos con circunloquios (su JTP M. C.
y durante, los boicots a las inscripciones revés: el despertar político iba a sumirse Dasso formaba parte de la minoría de graduados
a la materia esa lucha fue el pivote de la en el sueño de la gestión. en la primera junta departamental) qué hacer.
militancia antropológica, un punto de 14. Véanse las notas “Sobre la Antropología, el
encuentro que nos permitía a los mili- *** Funcionalismo, los cajones y Herminio”, S. Mar-
tantes hablar y conocernos con menos kendorf; “De antropologías, funerales y funciona-
reservas políticas o ideológicas.13 Un poco antes de la primavera, lismos”, Gabriela y “Acerca del funeral de la Antro-
hacia mediados del año, se decidió la pología funcionalista”, Marcelo y Hugo, en Antro-
*** convocatoria a las “II Jornadas de Estu- pología. Boletín de los estudiantes, N° 9, agosto-
diantes de Antropología de la Universi- octubre 1987.
Así como hacia fines del 87, el año dad de Buenos Aires”. Con fecha 13 de 15. Evoqué la frase de W. H. Auden: “El aburrimien-
en que se hizo en la sede de Marcelo T. agosto se cursaron las invitaciones para to no necesariamente implica desaprobación”.
el “controvertido” funeral de la antropo- participar en dos pre-jornadas que sir- 16. La resolución para normalización departamen-
logía funcionalista,14 era evidente la vieran para pre-calentar el ambiente del tal databa de 1986, pero no se concretó hasta 1988.

Cs. Antropológicas 117


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debate. Fueron invitados los integrantes Las jornadas se realizaron el 19 y el


de todos los claustros, como así tam- 20 de septiembre en un clima de tra-
bién profesores de otras carreras, miem- bajo que recuerdo basculante entre
bros de organismos de promoción de monástico e hilarante. Las jornadas se
la ciencia y la tecnología, dirigentes gre- dividieron en dos etapas, según la
miales del sector de ciencia y técnica y segunda gacetilla que circuló “el sába-
miembros del Colegio de graduados de do 19 debatiremos bajo la consigna
Antropología, algunos de los cuales ofi- Evaluación del plan ´85, y el domingo
ciaron de expositores. 20 lo haremos con la de proponer”.17
La primera pre-jornada se realizó el Entre los temas más relevantes que
9 de septiembre y llevó como título “La se expresaron en las segundas jorna-
planificación de la investigación social”. das pueden reseñarse puntos vincula-
El temario que se anticipaba en la invi- dos específicamente al plan de estu-
tación a los expositores decía: dios y su diseño y otros de carácter
“1) ¿Qué prioridades se tienen en más político. Según la misma estructu-
cuenta para la planificación de la ra del documento final, con relación al
investigación en la institución en la plan de estudios, la inclusión de la for-
que Ud. está inserto? mación sistemática en investigación
¿Qué objetivos guían a la investiga- propuso junto con un Área de forma-
ción social? ción básica y un Área de especializa-
¿Qué aplicación tiene? ción la conformación de un Área Taller
2) ¿Cómo podría implementarse una que vertebrara la articulación entre
vinculación entre las distintas institu- materias teóricas y metodológicas. Un
ciones que tienen a su cargo la plani- de las perlas era el enlace entre ense-
ficación de la investigación? ñanza y transmisión: cursantes egresa-
¿Cuáles instituciones tendrían un papel dos del último taller participarían junto
preponderante en esta planificación? con los docentes en el trabajo del pri-
17. II Jornadas de Estudiantes de Antropología ¿Esta vinculación permitiría la imple- mer taller.
UBA, Gacetilla N° 2. El copete de la gacetilla decía mentación de una política global de El documento contenía también
“En cuanto a la evolución, la propuesta es analizar investigación?” una Propuesta política. Brevemente, los
los objetivos alcanzados por el plan 85, las limita- puntos destacados fueron: a) la política
ciones en sus estructuras y en sus contenidos, así La segunda pre-jornada se realizó de concursos; b) la relación con la
como las carencias. En ese sentido, queremos el 14 de septiembre y llevó como títu- comunidad, textualmente “la tan men-
explicitar el perfil del antropólogo que surge de lo “El plan de estudios y la investiga- tada relación con la comunidad”; c) la
éste plan y las dificultades que surgen al querer ción”. El temario que se anticipaba en política de regionalización, donde se
intentar introducir la investigación en la curricula. la invitación a los expositores decía: desplegaban argumentos acerca del
Se propone contextualizar el debate en la pers- “1) ¿Qué antropólogo está formando el rol de la Antropología y de la coopera-
pectiva de la regionalización de la Universidad. Se plan actual y qué papel tiene la inves- ción inter-universitaria; d) la normaliza-
propone tomar como base el plan actual, que- tigación en dicho plan? ción departamental y su relación con
dando abierta la posibilidad de una transforma- 2) ¿Qué plan de estudios permitiría la articulación Departamento/Institu-
ción estructural en tanto se considere necesario. vincular la teoría y la práctica y qué to/Museo Etnográfico.
Creemos imperativo avanzar en la especificación modificaciones deberían implemen- En cuanto al espíritu de la propues-
de los contenidos, agregando los que faltan y rea- tarse para la incorporación de la ta, dos asunciones a destacar. En primer
lizando las reformas curriculares necesarias para investigación dentro de dicho plan?” lugar que el impulso del nuevo plan
introducir la investigación de manera tal que En este caso los invitados eran repre- debía inscribirse en el impulso de un
acompañe todo el proceso de aprendizaje. Tanto sentantes del Departamento y el Institu- nuevo modelo de universidad articula-
el sábado como el domingo trabajaremos prime- to de Ciencias Antropológicas y estudian- do con las políticas públicas. En segun-
ro en una reunión general de información para tes becados con becas de investigación. do lugar que la discusión del plan solo
luego trasladar el debate a las comisiones, cada tenía futuro si se llevaba a cabo
una de las cuales debatirá el temario completo”. *** mediante una política interclaustros.

118 ESPACIOS
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III. Salidas

Ante una imagen –tan antigua como sea–,


el presente no cesa jamás de reconfigurarse por
poco que el desasimiento de la mirada no
haya cedido del todo el lugar a la costumbre
infatuada del “especialista”. Ante una imagen
–tan reciente, tan contemporánea como sea-,
el pasado no cesa nunca de reconfigurarse,
dado que esta imagen solo deviene pensable en
una construcción de memoria, cuando no de
obsesión. En fin, ante una imagen, tenemos
humildemente que reconocer lo siguiente: que
probablemente ella nos sobrevivirá, que ante
ella somos el elemento frágil, el elemento de
paso, y que ante nosotros ella es el elemento del
futuro, el elemento de la duración. La imagen
a menudo tiene más de memoria y más
de porvenir que el ser que la mira.

GEORGES DIDI-HUBERMAN. Ante el tiempo

La experiencia de las jornadas del sacarnos una foto donde se vieran Integrantes de la lista “La Clave”.
87, las restringidas del 19 y 20 de las caras. Fue como salir de un cierto
septiembre y las ampliadas de cada goce militante que ya no nos perte-
día, como también el trabajo de for- necía, el de la clandestinidad. Una
mación que nos impusimos a lo largo ruptura con las tradiciones que nos
del ´88 hizo de nosotros algo así habían constituido, donde los signos
como unos convencidos responsa- podían co-existir sin la tensión del
bles y encauzó los esfuerzos de la pasado.
militancia hacia la obtención de una Rémond plantea “uno llega a pre-
representación en el co-gobierno guntarse si la transmisión de aquello
departamental. que constituye lo más valioso de la
Un conjunto de compañeros con experiencia de una generación no
distintas extracciones políticas consti- estará irremediablemente condena-
tuimos una lista, la Clave, con el fin do a desaparecer; en otras palabras,
de construir una plataforma que pro- si la comunicación entre generacio-
yectara nuestro trabajo en la carrera, nes es realmente posible”.18 No sé si
en la gestión académica de la misma. fuimos algo tan contundente y con-
Había que afrontar también la com- sistente como el concepto que pre-
pulsa electoral. Esa, aunque fogueada tende despuntar el término genera-
en estas lides, es otra historia y ameri- ción, una generación. Tampoco si la
ta pensar el trabajo realizado según singularidad inherente a una expe-
otras coordenadas. riencia colectiva puede “comunicar-
Sin embargo, quisiera dar salida a se”, y si lo hace, tal vez solo sea por
estas notas con una breve semblan- el desvío del malentendido. Sin
za sobre un gesto colectivo. Luego embargo, pienso que la transmisión 18. Rémond, René, (1999) “La transmisión de la
de debatirlo internamente decidi- es posible, no-toda. memoria” en AA.VV. ¿Por qué recordar?, Foro Inter-
mos que, como agrupación política nacional Memoria e Historia, Unesco, 1998, Barcelo-
con aspiraciones públicas, debíamos na/Buenos Aires/México, Granica, 2002, pp. 70-71.

Cs. Antropológicas 119


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Jornadas “50 años de antropología en Buenos Aires, 1958-2008

1 2
1 y 2. Creación y primeros años, 1958-1966.

3 5
3. Construyendo memorias: estudiantes, docentes y graduados detenidos, desapareci- 4 y 5. Debates internos y éxodo de profesionales, 1967-1972.
dos y asesinados de la carrera de Cs. Antropológicas de la UBA, 1974-1983.

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6 7
6 y 7. La Ciencias Antropológicas y el proyecto de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, 1973-1974.

8 9
8. La Ciencias Antropológicas y el proyecto de la Universidad Nacional y Popular de 9. El impacto de las políticas neoliberales en la producción antropológica, 1992-2001.
Buenos Aires, 1973-1974.

10 11
10. Dictadura y resistencia, 1975-1983.

Cs. Antropológicas 121


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CONSTRUYENDO MEMORIAS:
DETENIDOS-DESAPARECIDOS DE LA CARRERA
DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS (1974-1983)

M. EUGENIA MOREY / PABLO PERAZZI complementarios, así como de las


CECILIA VARELA derivas e interrogantes surgidos a
Becarios doctorales de CONICET. propósito de ello. En la segunda par-
Docentes de la cátedra Antropología Sistemática I, te, sobre la base de la reconstruc-
Depto. de Ciencias Antropológias, FFyL, UBA ción de la trama burocrático-admi-
nistrativa de resoluciones y expedien-
El presente trabajo se desprende tes y sus lagunas, el análisis de docu-
de una investigación enmarcada en mentación de la época y la realiza-
las actividades conmemorativas de ción de algunas entrevistas con infor-
los 50 años de la carrera de Ciencias mantes clave nos proponemos apor-
Antropológicas, cuyo objetivo con- tar elementos para la discusión de un
siste en la reconstrucción del listado período poco explorado de la historia
de estudiantes, profesores y gradua- de la carrera de Ciencias Antropológi-
dos detenidos-desaparecidos duran- cas que, esperamos, puedan echar
te la última dictadura militar. A partir alguna luz sobre el pasado y presente
del trabajo de revisión de los legajos de nuestra disciplina.
académicos surgió la necesidad de
reconstruir algunos aspectos de las Trastienda de una investigación
condiciones de cursada entre mayo Hace poco más de un año, un
de 1973 y septiembre de 1974. En grupo de graduados nos propusimos
ese sentido, los cursos de verano de reactualizar el listado de detenidos-
1974, así como el plan de estudios desaparecidos y asesinados de la
aprobado meses después, indican carrera de Ciencias Antropológicas
un cambio de orientación de los retomando experiencias anteriores.
contenidos curriculares que se ins- De este modo, el desarrollo del tra-
criben en el nuevo ideario de la Uni- bajo comenzó articulando experien-
versidad Nacional y Popular de Bue- cias de otras carreras y áreas de la
nos Aires. En la primera parte, nos Facultad (Cátedra Libre de Derechos
proponemos una presentación preli- Humanos, Programa Historia y Cine
minar del proceso de armado del lis- de la Secretaría de Extensión Univer-
tado y de búsqueda de materiales sitaria), así como la de la Facultad de

122 ESPACIOS
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Arquitectura, Diseño y Urbanismo. sino más bien en un continuo proce-


Contando con tales antecedentes, so de enriquecimiento, ampliación y
decidimos revisar fichas académicas y profundización. Al tiempo que escri-
legajos radicados en la Dirección Téc- bimos estas líneas y gracias a la difu-
nica de Alumnos y en la Dirección de sión preliminar que realizamos, algu-
Personal. nos compañeros acercan nuevos
Comenzamos con un listado de nombres que serán próximamente
14 personas, que fuimos ampliando a cotejados con las fuentes documen-
través del trabajo articulado con tales. A continuación presentamos
organismos de Derechos Humanos, algunas referencias respecto de algu-
así como a través de informaciones nos casos que nos encontramos
brindadas por quienes fueron docen- reconstruyendo.
tes y estudiantes durante los años Tres compañeras, Gemma Fer-
setenta. En julio de 2008 ya habíamos nández Arcieri, Graciela Muscariello
digitalizado el material correspon- y María Inés Cortes, se graduaron en
diente a 26 estudiantes, graduados y esta casa de estudios. A través de los
docentes detenidos-desaparecidos. datos recogidos en el archivo del
La documentación consiste en plani- Departamento de Ciencias Antropo-
llas de inscripción con formatos lógicas y en la Dirección de Personal,
diversos –según los años– que con- supimos que las dos primeras ejer-
tienen datos personales, títulos cieron la docencia en Introducción
secundarios, parciales, permisos de a las Ciencias Sociales, en 1973.
viaje, solicitudes de títulos, materias
aprobadas, referencias temporales y
calificaciones. Aunque fragmentario
(en la medida en que muchas veces
parte de los legajos se ha perdido en
las sucesivas mudanzas y traslados, o
no ha podido aún ser hallada) y en
proceso de análisis, el material reuni-
do constituyen piezas de los múlti-
ples recorridos de dichos compañe-
ros durante sus años universitarios.
Asimismo, el trabajo coordinado con
organismos de DD.HH. (Equipo
Argentino de Antropología Forense y
Abuelas de Plaza de Mayo) y con
colegas que desenvuelven su activi-
dad en áreas de gobierno abocadas
al desarrollo de políticas de DD.HH. y
memoria, nos permitió formalizar
contactos con algunos familiares y
compañeros e incorporar informa-
ción sobre afiliaciones políticas, regis-
tros laborales, participación en pro-
yectos académicos, etc.
El listado que presentamos es el
resultado de una primera etapa de
trabajo. Por sus propias característi-
cas, no puede considerarse cerrado,

Cs. Antropológicas 123


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la militancia estudiantil. Ella fue


secuestrada junto con su marido, Jor-
ge Calvo, en la puerta del cine Ritz
de Belgrano en septiembre de 1977.
Lucrecia Avellaneda ingresó a la
carrera en 1969. En su caso no hemos
podido hallar la ficha académica don-
de constan las materias aprobadas,
pero los testimonios de sus compa-
ñeros indican que estaba a punto de
graduarse hacia 1976. Hay testimo-
nios que señalan que su secuestro
ocurrió en el Instituto Nacional de
Antropología y Pensamiento Latinoa-
mericano, su ámbito laboral, y otros
que refieren que su detención se pro-
dujo el 13 de enero de 1977 en el
barrio de Congreso, donde trabajaba.
El nombre de Carlos Augusto
Cortes surgió de algunos de los lista-
dos con los que estábamos trabajan-
Testimonios de quienes entonces do y, si bien todo indicaba que per-
eran sus compañeros refieren que, en tenecía a la carrera, no conseguía-
algún momento entre 1974 y 1975, mos dar con su legajo. Un día, mien-
partieron con destino a la provincia tras nos encontrábamos en la Direc-
de Salta para integrarse al equipo ción Técnica de Alumnos, una profe-
organizador de la carrera de Ciencias sora se nos acercó, comenzó a revisar
Antropológicas en la UNSa (Universi- los papeles y, tras consultarla sobre
dad Nacional de Salta). Ambas resis- Cortes, nos señaló que había sido
tieron el proceso de cesantías1 y, una uno de sus compañeros de estudio.
vez producido el golpe de estado, Insistimos, pues, con la búsqueda del
fueron asesinadas por grupos de legajo y, aunque dimos con una ver-
tareas: Muscariello en julio y Fernán- sión incompleta, descubrimos azaro-
dez Arcieri en septiembre de 1976. samente su ficha académica en un
Por su parte, Laura Pérez Rey, antiguo mueble de documentación
Estela Lamaison, Alejandra Lapacó y de egresados. “Esta ficha está fuera de
María del Carmen Reyes, las más sitio, esta persona no recibió el título,
jóvenes del grupo, se inscribieron en esto está mal ordenado”, dijo enfática-
la carrera entre los años 1975 y 1976 mente una empleada de la Direc-
y desarrollaron su militancia en la JUP ción. Miramos detenidamente la
(Juventud Universitaria Peronista). A ficha y advertimos que Cortes había
través de las informaciones de Abue- cumplido con la totalidad de las
las de Plaza de Mayo y el EAAF sabe- materias. No obstante, escrito en
mos que las cuatro fueron detenidas lápiz, en un extremo del documento,
y desaparecidas con pocos días de surgía la siguiente inscripción: “Ojo,
diferencia, entre el 17 y el 19 de mar- no corresponde Historia de las luchas
1. Solicitada publicada en El Tribuno, el 28 de zo de 1977. populares”. Se trataba de una asigna-
diciembre de 1974, p. 9 y Villarroel, María Jimena, Algunos compañeros recuerdan tura aprobada en marzo de 1974. En
“Universidad Nacional de Salta: Creación, procesos con mucho afecto a Adriana Franco- el ángulo superior derecho aparecía
y crisis”. Mimeo. netti y subrayan su protagonismo en otra leyenda: “4/8/76. Atendió la

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mamá, grave problema”. El 1 de junio comenzamos a abrir los primeros


de 1976, dos meses antes de aquella cajones percibimos que se trataba de
fecha, Carlos Cortes era detenido y un extraordinario reservorio de
desaparecido. Una de las versiones memoria institucional. Así, nos topa-
que recogimos señala que esto ocu- mos con viejos programas y, aunque
rrió mientras se dirigía desde su tra- a través de ciertos relatos suponía-
bajo en el Instituto de Ciencias mos que íbamos a encontrarnos con
Antropológicas hacia el edificio de la contenidos sugestivos, la sorpresa
Facultad de Filosofía y Letras a los fue mayor a la esperada. El de “Antro-
fines de realizar un trámite. pología Social” del profesor Guiller-
Dedujimos, entonces, que Cortes mo Gutiérrez (2° cuatrimestre de
había dado por sentado que estaba 1973) llevaba por subtítulo “La antro-
en condiciones de solicitar el título. pología social y los problemas de la
De ahí que su ficha se hallara traspa- planificación cultural en la etapa de
pelada entre las de los egresados. El la transición revolucionaria”,2 y el de
hecho de que la solicitud no prospe- “Folklore Argentino” del profesor
rase tal vez obedecía a aquella dene- Rodolfo David Ortega Peña proponía
gación de la materia Historia de las un recorrido histórico desde la “caída
luchas populares. Nos dispusimos, de Rosas” hasta la “rebelión armada:
pues, a reunir información y hallamos del Uturunco a FAP, FAR y Montone-
que dicha asignatura no constaba en ros”.3 No menos sugestivo fue el
el Plan de Estudios de Ciencias Antro- hallazgo de la resolución 198 (22 de
pológicas. Consultamos luego a un febrero de 1974) del Consejo Supe-
profesor de activa participación en el rior. Esta establecía un Ciclo de Ini-
Departamento en aquella época y a ciación común a todas las carreras de
algunos de quienes habían sido com- la FFyL-UBA, vigente desde el 1° cua-
pañeros de cursada, pero nadie trimestre de 1974, comprendiendo
recordaba nada. Sospechamos que las siguientes asignaturas: Introduc-
quizás correspondía a la carrera de ción a la Realidad Nacional, Historia
Historia, pero en el Departamento de las Luchas Populares por la Libe-
respectivo tampoco conseguimos ración y Teoría y Método. Si bien la
saldar nuestra inquietud. segunda parecía coincidir con la cur-
La Biblioteca Central de la FFyL- sada por Cortes, no creímos que se
UBA conserva gran parte de los pro- tratara de la misma: Cortes había
gramas. Consultamos las carpetas y, aprobado su materia en marzo de
curiosamente, descubrimos que la 1974 y la resolución 198, en cambio,
sección correspondiente al 2° cuatri- hablaba de una asignatura de dura-
mestre de 1973 y al 1° de 1974 no ción anual.
contenía programa alguno. El regis- Unas semanas después, en otra
tro se detiene en el 1° cuatrimestre visita al Archivo del Departamento
de 1973 –existe una carpeta de Cien- de Ciencias Antropológicas, encon-
cias de la Educación (2° cuatrimestre tramos un viejo cuadernillo titulado
de 1973) y otra de 1974 común a la “Actividades de verano en la Facultad
diferentes licenciaturas– y se reanu- de Filosofía y Letras. Año 1974”, cuyo
da en 1975. contenido resultaría esclarecedor. Su
Fue así como resolvimos consul- encabezado decía: “A partir de la
tar el hasta entonces poco explora- necesidad de ofrecer a los estudiantes 2. Carpeta “Programas”, Archivo del Departamento
do, en cuanto a investigaciones se la posibilidad de trabajar para la de Ciencias Antropológicas.
refiere, Archivo del Departamento de Reconstrucción Nacional durante todo 3. Carpeta “Programas”, Archivo del Departamento
Ciencias Antropológicas. Ni bien el año y a la espera de un ordenamiento de Ciencias Antropológicas.

Cs. Antropológicas 125


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uniforme para toda la Universidad res- en la reforma del plan de estudios y


pecto al uso y distribución de los doce en la transformación de los conteni-
meses del año, esta Facultad considera dos curriculares?, ¿cómo articularon
las siguientes tareas estivales…”, tareas educación formal con militancia estu-
que serían desarrolladas por los dife- diantil y profesional?, ¿qué significado
rentes departamentos entre el 7 de tuvieron –en este contexto– los cur-
enero y el 8 de marzo de 1974. De la sos de verano de 1974?
amplia oferta, dos cursos concitaron
nuestra atención: “Migraciones y Fragmentos de una época
vivienda popular en la Argentina” a La década de 1970 ha estado suje-
cargo de los profesores Hugo Ratier y ta a interpretaciones dicotómicas –de
Alfredo Lattes, bajo la órbita compar- lo encomiástico y apologético a la
tida de los departamentos de Cien- detracción cínica– que parecen
cias Antropológicas y Geografía, e reproducir antiguos enfrentamientos,
“Historia de las luchas populares” a obturando de ese modo investigacio-
cargo de los profesores Juan Pablo nes y debates que, aunque situados,
Franco y Fernando Álvarez, bajo la intenten echar luz sobre una etapa
órbita del Departamento de Sociolo- compleja de la historia reciente. En
gía. Fue entonces cuando consegui- los últimos años, sin embargo, han
mos despejar nuestra duda respecto aparecido estudios que, combinando
de la materia de Cortes: se trataba, herramientas de la historia de los
efectivamente, de una de las asigna- intelectuales y la historia política con
turas dictadas durante aquel verano la sociología y la antropología del
de 1974. poder y los campos académicos,
Si bien el objetivo original del pro- comenzaron a poner en cuestiona-
yecto consistía en la reactualización miento las lecturas normativas y a
del listado de estudiantes, graduados ofrecer nuevos materiales de estudio.
y docentes detenidos desaparecidos Este acercamiento todavía preliminar
y asesinados, nuestras erráticas y aza- y fragmentario a través de la búsque-
rosas pesquisas nos llevaron a plante- da, selección y análisis de fuentes
arnos la necesidad de contextualizar documentales de variada índole, des-
las condiciones de cursada entre de resoluciones del Rectorado, el
mayo de 1973 y septiembre de 1974. Decanato y el Consejo Directivo has-
Las conversaciones de pasillo y los ta volantes de organizaciones estu-
primeros escarceos bibliográficos diantiles, legajos docentes y archivos
empezaron a dotar de encarnadura personales, nos introdujo en los reco-
real a aquellos de los que entonces dos e intersticios de una época
solo sabíamos sus nombres. Ya no se sumamente compleja.
trataba únicamente de documentos, El golpe del año 1966 significó un
fotografías y datos aislados sino de punto de inflexión en la historia de
estudiantes y militantes que, poco a las universidades argentinas: inter-
poco, comenzaban a adquirir presen- venciones, renuncias y cesantías,
cia. Así se nos fueron apareciendo limitación de la libertad de cátedra,
algunos interrogantes: ¿en qué pro- dependencia de las universidades
yectos de universidad realizaron sus del Ministerio de Interior, represión
recorridos?, ¿qué expectativas depo- estudiantil. Pese al avasallamiento de
sitaron en su(s) elección(es) discipli- la autonomía universitaria y, en tér-
naria(s)?, ¿qué tipo de formación reci- minos generales, al cierre de los cana-
bieron?, ¿qué lecturas paralelas efec- les de participación política (disolu-
tuaron?, ¿qué participación tuvieron ción del parlamento, prohibición de

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los partidos políticos e instauración ambiente principalmente conforma- 4. Entre los miembros fundadores de las “Cátedras
de la doctrina de seguridad nacio- do por clases medias urbanas. El Nacionales” se destacaron, entre otros, Gonzalo
nal), las casas de altos estudios se momento de esplendor de las “Cáte- Cárdenas, Guillermo Gutiérrez, Roberto Carri, Alci-
convirtieron en uno de los epicen- dras Nacionales” se produjo entre ra Argumedo, Blas Alberti, Amelia Podetti, Horacio
tros del proceso de radicalización 1967 y 1971 (Malimacci y Giorgi, González, Jorge Carpio, Conrado Eggers Lan y
política de la época. 2007; Recalde, 2007). Los órganos de Gunnar Olson.
Ya a principios de la década de difusión fueron las revistas Envido y
1970, los intentos de las autoridades Antropología del Tercer Mundo, dirigi-
universitarias de morigerar los con- das por Arturo Armada y Guillermo
flictos internos aplicando sanciones Gutiérrez, respectivamente.
presuntamente ejemplificadoras El 31 de mayo de 1973, días des-
(denuncias policiales, sanciones disci- pués de la asunción presidencial de
plinarias, persecución de dirigentes Héctor Cámpora y de los nombra-
estudiantiles) se vieron desbordados mientos de Jorge Taiana como minis-
por la fuerza de los acontecimientos. tro de Educación y del historiador
Corrían los años en que el compromi- Rodolfo Puiggrós como rector de la
so declarativo comenzaba a ceder Universidad Nacional y Popular de
espacio a las medidas de acción con- Buenos Aires, el sacerdote Justino
cretas y en que grupos mayoritarios O’Farrell era designado “delegado
de estudiantes iniciaban un masivo interventor” de la Facultad de Filoso-
tránsito al nacionalismo y la resisten- fía y Letras. La designación de O’Fa-
cia peronista, en simbiosis con el rrell, un cuadro identificado con las
marxismo, el catolicismo postconci- corrientes del catolicismo postconci-
liar y el tercermundismo. En ese con- liar, coronaba un breve aunque inten-
texto, las “Cátedras Nacionales”4 so derrotero académico-intelectual.
cobrarían enorme protagonismo, Mentor de las llamadas “Cátedras
transformándose en itinerario y brú- Nacionales”, director del Departamen-
jula de una parte por demás significa- to de Sociología desde 1969 y hábil
tiva del frente universitario. articulador de idearios teórico-ideoló-
De difícil encuadre, las “Cátedras gicos hasta entonces poco menos
Nacionales” emergieron de una alian-
za entre un sector del estudiantado
en proceso de radicalización política
y un grupo de profesores que había
accedido a cargos universitarios en la
UBA luego de la intervención de
1966 (Recalde, 2007). En términos
muy esquemáticos, implicaban la
introducción de teorías marxistas, del
revisionismo histórico (por oposición
a la historiografía liberal), de escrito-
res y ensayistas del pensamiento
nacional, y de literatura peronista y
tercermundista. Con sus matices, la
nueva oferta bibliográfica y concep-
tual, hasta entonces predominante-
mente atada a las corrientes acadé-
micas metropolitanas, contribuyó al
proceso de peronización de amplios
sectores del ambiente universitario,

Cs. Antropológicas 127


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que insospechados, se convertiría en y 3) Departamento de Ciencias Antro-


figura emblemática del frente univer- pológicas “John William Cooke”. 11
sitario y en artífice visible de la aper- Según el “Informe de las activida-
tura de cátedras, departamentos e des desarrolladas y los proyectos de
institutos a docentes, intelectuales, ejecución por parte del Departamen-
investigadores y militantes vincula- to de Ciencias Antropológicas ‘John
dos al peronismo de izquierda. William Cooke’”, el segundo cuatri-
La administración de O’Farrell no mestre de 1973 fue declarado de
supuso, sin embargo, ninguna dis- “Transición y reestructuración de la
continuidad con las herramientas carrera” con el objetivo de “redefinir
político-institucionales desplegadas los objetivos de la antropología y
durante las sucesivas intervenciones englobarla dentro de una ciencia histó-
de las universidades argentinas: rico-social única junto con el resto de
1) solicitud de renuncia a funciona- las carreras afines (sociología, psicolo-
rios, docentes e investigadores 5, gía, etc).”12 De este modo, se propo-
2) juicios académicos a ex decanos nía un perfil de científico social que
(Ángel Castellán y Antonio Serrano debía “dejar de ser un agente de la
Redonnet),6 3) supresión transitoria colonización cultural para pasar a ser
5. Resolución 13 del Delegado Interventor FFyL- de los órganos de decisión (consejo un trabajador de la cultura comprome-
UBA (4 de junio de 1973). directivo), 4) declaraciones de com- tido con la realidad social del país”,13 y
6. Resoluciones 209 y 210 del Delegado Interven- promiso con las autoridades entran- cuyo rol consistiría en brindar ele-
tor FFyL-UBA (12 de julio de 1973). tes, 5) suspensión de las sanciones mentos para la planificación en áreas
7. Resolución 110 del Delegado Interventor FFyL- aplicadas por motivos políticos, gre- de gobierno consideradas prioritarias
UBA (27 de junio de 1973). miales, sociales y estudiantiles7, (salud, vivienda, educación). La aspi-
8. Por resolución 206 del Delegado Interventor 6) actos reivindicativos y de homena- ración de máxima era “rescatar y recre-
FFyL-UBA (11 de julio de 1973) se rindió homenaje jes8 y 7) armado de un programa de ar la autentica cultura nacional y popu-
al empleado y estudiante Juan Pablo Maestre, ase- recambio y normalización, así como lar, es decir, las pautas culturales que
sinado el 13 de julio de 1971, y por resolución 332 de “planes de transición” para las surgen de la lucha por la liberación
del Delegado Interventor FFyL-UBA (20 de julio de diferentes carreras de la facultad. nacional y social en los marcos de la
1973) se declaró “profesor emérito” de la FFyL-UBA En ese sentido, entre las primeras unidad nacional y latinoamericana”.14
al doctor Rodolfo Puiggrós. medidas, se dispuso la remoción de La intención de producir modifi-
9. Resoluciones 5, 6 y 7 del Delegado Interventor los directores de los departamentos, caciones sustantivas en la formación
FFyL, UBA (1 de junio de 1973). institutos y centros, designándose a disciplinar se hace visible, a su vez,
10. 30 años de Antropología en Buenos Aires, sus respectivos reemplazos. En cuan- en el ingreso de nuevos nombres a
1958-1988, Jornadas de Antropología, Buenos to al Departamento de Ciencias la planta docente y en cambios sig-
Aires, 24 y 25 de noviembre de 1988, FFyL, UBA. El Antropológicas, Guillermo Gutiérrez nificativos de los contenidos curricu-
7 de mayo, Hugo Ratier, de acuerdo con el nuevo ocuparía su dirección, así como la del lares, ingreso y cambios que empe-
reordenamiento del organigrama de los Departa- Instituto de Antropología y el Museo zarían a advertirse en el segundo
mentos Docentes, es designado como Coordina- Etnográfico,9 hasta la designación de cuatrimestre de 1973, aún antes de
dor del Departamento de Ciencias Antropológicas Hugo Ratier el 26 de noviembre de la aprobación del nuevo plan de
por intermedio de la Resolución 40 de la Decana 1973.10 A través de un pedido eleva- estudio. Ratificado por el Consejo
Normalizadora, FFyL-UBA. do por Gutiérrez al delegado inter- Superior el 15 de marzo de 1974, el
11. Resolución 697 del Delegado interventor ventor O´Farrell, se dispondría la flamante plan entraría en vigencia a
FFyL, UBA (28 de agosto de 1973). redenominación de los espacios insti- partir del primer cuatrimestre de
12. Carpeta “Facultad Disposiciones”, Archivo del tucionales disciplinarios 1) el Instituto 1974.15 Dentro del ciclo de orienta-
Departamento de Ciencias Antropológicas. de Antropología por el Centro de ción sociocultural se incluían espe-
13. Op. cit., p. 2. Acción e Investigación Cultural “Raúl cializaciones en antropología sanita-
14. Op. cit., p. 2. Scalabrini Ortiz”, 2) el Museo Etnográ- ria, antropología de la vivienda,
15. Resolución CS UBA 375 y Resolución 255 Dele- fico por el Centro de Recuperación antropología de la educación, antro-
gado Interventor FFyL, UBA (14 de marzo de 1974). de la Cultura Popular “José Imbelloni” pología indígena, antropología rural.

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Entre las innovaciones del nuevo


plan –por comparación con los ante-
riores–, aparece la asignatura “Princi-
pios de planificación social”, la cual,
según algunas entrevistas, conlleva-
ba la intención de dotar al perfil pro-
fesional de herramientas de interven-
ción en la gestión pública.
La intervención del presbítero Raúl
Sánchez Abelenda en septiembre de
197416 decretará la suspensión del
esquema propuesto, circunscribiendo
su existencia a un único cuatrimestre
y declarando la caducidad de todas
las reformas introducidas.17 La deci-
sión de disolver institutos y centros
fue fundamentada en que “los mismos
servían para la difusión de la ideología
comunista que se expandía en todos los
ámbitos de la Facultad”.18 El cierre de
la facultad dispuesto por el rector
interventor Alberto Ottalagano y el
pase a disponibilidad de todo el per-
sonal docente determinarían la inte-
rrupción de una intensa y agitada
experiencia generacional.19
¿Cuál fue –en este nuevo contex-
to– el destino de los cursos de vera-
no de 1974? La documentación
hallada no es del todo unívoca al res-
pecto. Por un lado, en el archivo del
Departamento de Ciencias Antropo-
lógicas existen carpetas que contie-
nen notas que deniegan u otorgan
validez a estos cursos, caso por caso. declarados “actos administrativos ine-
El seminario “Migraciones y vivienda xistentes, emitidos por funcionarios de
popular” fue en líneas generales vali- hecho, fuera de todo ámbito de com-
dado por las nuevas autoridades, petencia asignada”.20 Según esta mis-
mientras que el seminario “Historia ma resolución, la estrategia de la
de las Luchas Populares” no parece nueva gestión parece haber sido
haber corrido la misma suerte. Quie- acceder –para el caso de los estu-
nes se desempeñaron como perso- diantes que hubiesen asistido a los 16. Resolución CS UBA 17 (24 de septiembre de
nal administrativo en aquella época mimos– a reducir a una la cantidad 1974).
señalan que el profesor Bórmida de materias requeridas (como optati- 17. Resolución Delegado Interventor 91 FFyL, UBA
tomaba las decisiones personalmen- vas) según el Plan de Estudios. Así, (27 de diciembre de 1974).
te en cada caso. Por otro lado, la en algunos casos, se reconocía de 18. Resolución Delegado Interventor 83 FFyL, UBA
Resolución 731 del Delegado Inter- hecho la participación en los cursos, (27 de diciembre de 1974).
ventor Sánchez Abelenda indica que pero, a su vez, se garantizaba que 19. Resolución CS UBA 34 y 35/74.
la validez de los cursos de verano fue estos no constaran en los certifica- 20. Resolución Delegado Interventor 731 FFyL, UBA
revisada, siendo algunos de ellos dos analíticos de los alumnos. (18 de julio de 1975).

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En un contexto de radicalización algunos en materias obligatorias del


de las luchas políticas al interior del “ciclo de iniciación” (“Historia de las
peronismo, las universidades se con- luchas populares”), constituyeron los
virtieron entre 1973 y 1974 en un antecedentes de futuras carreras
espacio clave para la rápida moviliza- (“Introducción a los medios masivos
ción de la militancia estudiantil. En de comunicación” en relación a la
ese sentido –según los testimonios Licenciatura en Comunicación
recogidos–, los cursos del verano de Social)21 y de nuevas perspectivas
1974 pueden leerse como una estra- disciplinarias (“Migraciones y vivien-
tegia destinada a garantizar la ocu- da popular” en relación con antropo-
pación efectiva del territorio acadé- logía rural y antropología urbana).
mico, ante el avance de sectores Es entonces en el replanteo
“duros” que aspiraban al control de general de los programas de estu-
los resortes institucionales. Sin dio, de los contenidos curriculares,
embargo, también pueden interpre- de los regímenes de cursada y eva-
tarse en sintonía con la necesidad de luación, del esquema de funciona-
acelerar las transformaciones opera- miento de los institutos y centros de
das en los contenidos curriculares. investigación, y de los modos de
Retomando la experiencia de las participación y acción política de las
“Cátedras Nacionales”, dichos cursos organizaciones estudiantiles, donde
implicaron un principio de renova- el período revela cabalmente las
ción de la oferta de cátedras y de los peculiaridades, ambigüedades y
registros bibliográficos. Convertidos tipicidades de una época.

Referencias bibliográficas
Anguita, Eduardo y Caparrós, Martín, La voluntad II. Buenos Aires, Norma, 1998.
Barletta, Ana M. y Lenci, Laura, “Las revistas de la ‘Nueva Izquierda’. Politización de las Ciencias Sociales en
la Argentina. La revista Antropología 3er. Mundo, 1968-1973”, en Sociohistórica. Cuadernos del CISH
(Universidad Nacional de La Plata), Nº 8, 2do. semestre de 2000.
Barletta, Ana M., “Una izquierda peronista universitaria. Entre la demanda académica y la demanda políti-
ca, 1968-1973”, en Prismas. Revista de Historia Intelectual, Universidad Nacional de Quilmes, Nº 6, 2000.
Malimacci, Fortunato y Giorgi, Guido, 50 aniversario de la carrera. VII Jornadas de Sociología. Pasado, Presen-
te y Futuro. Carrera de Sociología, UBA, 2007.
21. Anguita, Eduardo y Caparrós, Martín, Recalde, Aritz, Universidad y liberación nacional, Nuevos Tiempos, Buenos Aires, 2007.
La voluntad II, Buenos Aires, Norma, 1998. Villarroel, María Jimena, Universidad Nacional de Salta: Creación, procesos y crisis. Mimeo.

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HOMENAJE A SANTIAGO WALLACE Y NILDA ZUBIETA


50° ANIVERSARIO DE LA CARRERA DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS
PANEL: ANTROPOLOGÍA, SALUD Y TRABAJADORES

Presentación a cargo de Susana Salud; ella va a comentar la trayectoria


Margulies académica de Santiago Wallace.
Este panel ha sido organizado En segundo lugar hablará María
como homenaje a dos compañeros Josefina Martínez, docente del Depar-
fallecidos en un lamentable accidente tamento e investigadora del Progra-
el 26 de marzo de 1998. Santiago ma de Antropología Jurídica de la
Wallace, que en el momento de morir Sección de Antropología Social, quien
era profesor regular del Departamento presentará su experiencia como asis-
de Ciencias Antropológicas, director de tente de Santiago Wallace en una
proyecto UBACyT en el marco del Pro- investigación sobre salud y trabajo, en
grama de Antropología y Salud de la la obra social de los cerveceros de la
Sección de Antropología Social, y ade- empresa Quilmes.
más consejero directivo por el Claustro Luego, hará su presentación Cristi-
de Profesores. na Cravino, profesora e investigadora
Su compañera, Nilda Zubieta, que de la Universidad de General Sarmien-
muere con él, había sido durante to, que fue becaria de Santiago en el
algunos años ayudante en la cátedra momento en que él falleció. El
de Antropología Biológica y Paleoan- siguiente será Raúl Carnese, profesor
tropología y, en el momento de consulto de la Universidad y director
morir, era investigadora y JTP en la de la Sección de Antropología Bioló-
Sección de Antropología Biológica y gica y Paleoantropología, quien nos
Paleoantropología. hablará de la trayectoria de Nilda
Para este panel se ha invitado a Zubieta. Finalmente, y sintetizando de
colegas que tuvieron contacto con alguna manera su vínculo con ambos,
ellos en distintos momentos de sus nos hablará Marcelo Sarlingo que es
trayectorias. La primera expositora es director del Departamento de Antro-
Mabel Grimberg, profesora de Antro- pología Social de la Facultad de Cien-
pología Sistemática I, directora de la cias Sociales de la Universidad del
Sección de Antropología Social y direc- Centro de la Provincia de Buenos
tora del Programa de Antropología y Aires, con sede en Olavarría.

Cs. Antropológicas 131


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MABEL GRIMBERG base, discutíamos sobre la coyuntura,


Primero, un agradecimiento al la etapa, la experiencia anterior, e
Departamento por la idea de que la incorporábamos ciertas historias per-
segunda actividad de conmemoración sonales que tenían que ver con la cár-
por los 50 años de la carrera de Antro- cel, el exilio externo y el interno, los
pología sea una recordación, un trabajos y las carreras.
homenaje, a Santiago Wallace y a Nilda En ese grupo, una de las personas,
Zubieta. Y agradezco, por supuesto, en el año ‘83, cuenta que hay dos
que me hayan invitado. compañeros antropólogos de La Plata,
Siempre estos períodos, fechas que que van a ir al Primer Congreso de
rememoran acontecimientos que de Antropología Social de Misiones; otro
alguna manera han sido significativos, dice que también hay una amiga
implican un trabajo de memoria, en el antropóloga de Buenos Aires, y se ofre-
que a veces es difícil deslindar lo cen a presentarnos. Entonces, en
colectivo, los procesos grupales, el tipo Misiones, conozco a los dos compañe-
de experiencia grupal, de los aportes ros antropólogos, que eran Santiago y
de cada una de las personas en esos Nilda, y a esta amiga, compañera de
grupos. otro, que era Susana Margulis.
En este caso, para mí preparar esto El segundo escenario es en la cáte-
fue realmente una experiencia emo- dra de Sistemática durante el año ‘85.
cional difícil y un duro ejercicio para En ese momento, además del entu-
poder tratar de no hablar de mí. No sé siasmo por todo lo que se abría y
si lo lograré, la idea es presentar el pro- todas las posibilidades de articulación
ceso que hicimos juntos con Santiago de la historia, de ciertas fortalezas per-
y, en un segundo momento, precisar didas, de derechos expropiados, etc.,
los aportes originales que él hizo res- se daban becas, y recuerdo que un
pecto del trabajo colectivo en el que compañero hacía propaganda, insistía,
estábamos inmersos. para que nos presentáramos a la beca.
En lo que voy a contar hay una Yo, por una militancia anterior en la
serie de situaciones que, a lo largo del CGT de los Argentinos, estaba inten-
tiempo, remiten a circunstancias ante- tando desde el ‘83 hacer una historia
riores. Este proceso que voy a explicar de la CGT de los Argentinos. Intentaba
se desarrolló en distintos momentos y hacerlo, pero estaba absolutamente
tiene que ver con una serie de eleccio- empantanada porque parte de mi his-
nes, de afinidades electivas, que per- toria personal estaba muy comprome-
mitieron que nos juntáramos. tida en eso, por lo que no podía real-
Los ámbitos en los que coincidi- mente llevar a cabo el proyecto.
mos, que compartimos en esta Facul- En esa reunión de Sistemática I,
tad, fueron la cátedra Sistemática I y el Santiago dice: “Pero vos podés hacer
Programa Antropología y Salud. Me un proyecto sobre salud de los trabaja-
quiero referir específicamente al traba- dores.” “¿Cómo?”, respondo yo. Y me da
jo que desarrollamos en esa confluen- un libro que tenía un prólogo de
cia en un área que habíamos formado Eduardo Menéndez sobre la salud de
y que se llamaba Salud de los trabaja- los trabajadores. Era un libro que anali-
dores, desde el año ‘86 al ‘98. zaba la experiencia italiana.
Para contextualizar mínimamente, Leer ese libro cambió las dos vidas,
voy a plantear en términos históricos podría decir, y permitió que trabajara
tres escenarios. El primero, durante los más o menos, en el mismo lugar; por-
años ‘82 y ‘83, en un grupo político de que era un trabajo sobre trabajadores
gente que provenía del peronismo de gráficos y la CGT de los Argentinos

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conducida por el Secretario General de poder y derechos que durante la


de los trabajadores gráficos, que dictadura se habían perdido.
era Ongaro. Fíjense que el objetivo no era solo
El tercer escenario es el año ‘86, ya entrar con un objeto de estudio que
con las becas conseguidas. Y en fun- había estado separado por años y
ción del Segundo Congreso de Antro- dejado de lado. En gráficos se decía, la
pología Social surge la posibilidad de salud es lo último que se demanda y
armar un área de salud dentro del Ins- lo primero que se negocia. Negociar
tituto. ¿Quiénes estaban en este área? en el sentido de resignar.
Santiago, Susana y otros compañeros Un objeto, la salud de los trabaja-
más. La formamos e iniciamos un pro- dores, que a nosotros nos permitía
ceso de discusión profunda que llevó a incluir los aportes de Marx, Thompson,
la creación del Programa de Antropo- Gramsci, Williams, viendo cómo eran
logía y Salud en el año ‘88 y a la pre- esas relaciones de clase en una expe-
sentación y primera convocatoria de riencia cotidiana de trabajo; y cómo
UBACyT, es decir, de subsidios para los efectos de la dominación, de la
proyectos colectivos de investigación opresión, se transformaban en sufri-
de la UBA. miento, malestar, desgaste corporal;
El proyecto que presentamos era cómo la experiencia de clase obrera
colectivo, con tres áreas de trabajo, era cotidiana, se marcaba y se hacía
una de salud de los trabajadores, en la con el cuerpo.
que Santiago investigaba con trabaja- Este objeto es el que trabajamos en
dores cerveceros de Quilmes y en la conjunto, y lo hicimos tratando de
que también estaba yo, que trabajaba acompañar, aportando herramientas,
con gráficos; un área de atención pri- para que las mismas y el proceso se
maria y participación social, que la lle- transformaran en un mutuo aporte
vaba Susana Margulis; y un área de para el conflicto o para una negocia-
enfermedades de transmisión sexual. ción. En el caso de Santiago, el sindica-
Este proceso implicaba un ida y to cervecero estaba llevando adelante
vuelta entre la cátedra, la investiga- una serie de demandas en las que él
ción y una reformulación de la prácti- mismo participó.
ca, que intentaba salir de la dicotomía Ahora, ese objeto salud de los tra-
entre práctica antropológica, académi- bajadores, en este tipo de práctica
ca, profesional, docente e investiga- que uno diría de una Antropología
ción y práctica política. La propuesta crítica, una Antropología politizada,
básica era articular los recursos de la se transformó en otro objeto. Ya no
antropología y capitalizar y recuperar solo como salud de los trabajadores,
nuestra experiencia política previa en sino en términos del control por par-
un solo camino que permitiera el te de los trabajadores de las condi-
compromiso, en este caso, con proce- ciones que desgastan, enferman y
sos políticos que se estaban llevando matan, porque ellas son parte de un
a cabo, porque los trabajadores, tanto proceso de disputa entre los trabaja-
cerveceros como gráficos, más otros dores y las patronales.
sindicatos y agrupaciones que habían En este marco me puse a ver el
participado de la CGT de los Argenti- aporte específico de Santiago. Cuando
nos, en ese marco del ‘85 al ‘87, busca- uno trabaja en grupo y son varios pro-
ban recuperar sus conquistas, sus yectos juntos que se llevan a cabo en
armas de negociación, estaban desa- un marco teórico y metodológico
rrollando una serie de demandas o común, no puede estar saliendo todo
sea, intentaban recuperar posiciones lo mismo, o sea, hay que encontrarle

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una especificidad. Y yo creo que hay proceso macro, de competencia inter


dos aportes que diferencian lo que empresaria por el mercado, que en ese
hacía Santiago de lo que hacíamos momento de principios de la década
Susana o yo. del ‘90 está avanzando sobre el vino en
Pero antes de eso, una síntesis del los sectores populares y está avanzan-
programa. Era un programa de investi- do en los jóvenes desplazando a las
gación, docencia, transferencia y cons- gaseosas también.
trucción. Lo que pretendíamos era A su vez, analiza las transformacio-
recuperar la experiencia, los saberes y nes más generales en los procesos de
las prácticas de los trabajadores; y tam- trabajo de la década y las estrategias
bién sus demandas, los modos de pro- empresarias en relación con los traba-
blematizar y de resolver colectivamen- jadores; así como los cambios en la
te. En los dos casos hubo equipos conformación y el papel del Estado
donde los trabajadores o los activistas que se iban dando.
sindicales tuvieron un rol importante Santiago dice que la ingesta de
en la investigación. cerveza es el principal componente
Para apreciar los aportes originales de un conjunto de transacciones per-
de Santiago veo dos momentos que manentes entre los trabajadores y los
se expresan en términos de publica- empresarios, entre los trabajadores y
ción, uno de estos va del ‘89 al ‘93. Me los médicos del trabajo, entre el sindi-
falta un trabajo que lo leí en su cato y la empresa. Él ve que esto no
momento pero ahora no lo pude solo es constitutivo del proceso de
encontrar, de Cuadernos Médicos Socia- trabajo, muestra cómo este tipo de
les de Rosario, y me falta otro que es transacciones en torno a la cerveza
anterior, del grupo editor de Quilmes. no solo surge del proceso sino que a
Ahí hay un trabajo importante. Yo sí su vez lo está modelando, le está dan-
tenía “Tras las huellas de 100 años, la do una particularidad.
cerveza y los trabajadores cerveceros”, Para ello, además, este trabajo, que
que se publicó en Cuadernos de Antro- lo recomiendo, va a recuperar los apor-
pología Social en el año ‘91, y otro que tes de Eduardo Menéndez sobre el
se llama “El proceso del trabajo cerve- proceso de alcoholización, las funcio-
cero, una mirada desde los riesgos”, nes sociales manifiestas y latentes,
que apareció en una compilación de pero dándole esta particularidad que
Berrotarán y Pozzi que se llamó Ensa- tiene que ver con este proceso de rela-
yos inconformistas sobre la clase obrera. ciones obrero-patronales, de llevar
¿Cuál es el aporte de Santiago? bien al ras las relaciones de clase en la
Estudiábamos el proceso de trabajo, vida cotidiana en una empresa.
hacíamos un análisis a partir de lo que El segundo aporte, que para mí lo
ellos nos decían que eran sus riesgos, empezó a trabajar a partir del ‘93, lo
sus problemas de salud, observába- hizo solo, es su línea particular, es un
mos todas las relaciones y las mesas pasaje coherente de buscar aproximar-
de negociación, si podíamos estába- se a las clases, a la hegemonía, de suje-
mos adentro. Pero, ¿qué hacía Santia- tos concretos, como eran los trabaja-
go? Le encuentra una especificidad al dores y sus relaciones, va a dar un nue-
proceso de trabajo cervecero y a las vo paso en su preocupación ya no en
modalidades de relaciones obrero- términos de sujetos solamente, sino de
patronales, que era justamente la subjetividad. Sobre esto hay dos traba-
ingesta de cerveza, un tipo particular jos que yo tengo, uno es en colabora-
de ingesta. Y él lo que hace es contex- ción con Pablo Pozzi, Miriam Wlosco y
tualizarla en un proceso mayor, en un Cecilia Ros, y se llamó “Trabajo, cultura

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y subjetividad: un estudio acerca de las eran cómo impactaba la reforma del


transformaciones en la significación Estado y el cambio en la legislación.
del trabajo”, y está en un libo que se Se preguntaba por los cambios en
llama Reconversión y Movimiento Obre- el peso social, el papel y los sentidos
ro, publicado en el año ‘94. del trabajo; así como por las transfor-
El otro artículo es una ponencia maciones que se pudieran estar dando
para la Segunda Jornada de la Cuenca en las identidades colectivas o por la
del Plata, del año ‘97, publicada en el configuración de nuevas estructuras
libro que hizo Antropología Sistemática de sentimientos que están en la base
en el ‘98, titulado Antropología Social y de las culturas laborales.
Política, hegemonía y poder. El mundo en Más en particular, se preguntaba
movimiento, publicado por Eudeba. por las expectativas, los proyectos de
Estos trabajos analizan los cambios vida de los trabajadores y los signifi-
producidos a partir de la crisis del cados del trabajo para los desocupa-
modelo taylorista-fordista, y muestran dos, para los que ya venían con una
cómo se sustituye el esquema de pro- segunda generación sin trabajar,
ducción rígido y masivo por esquemas para los jóvenes, los jubilados y los
de función flexibles, los mercados seg- nuevos pobres.
mentados, las nuevas tecnologías, las En este marco está su aporte espe-
nuevas formas de gestión de la organi- cífico. Por un lado, articular estos pro-
zación del trabajo y de la fuerza de tra- cesos macro sociales, historizar, ver
bajo, todo eso en busca, a su vez, de la estructuras y al mismo tiempo aproxi-
historicidad y la particularidad de las marse a la subjetividad; y cómo se
relaciones obrero-patronales en la acerca también, porque dice que hay
Argentina y el rol de Estado. En ese que ir más allá de las identidades, pro-
sentido hace una serie de considera- pone trabajar con ciertas dimensiones
ciones interesantes con respecto a que relacionadas con el deseo, las emocio-
los sindicatos se desarrollaron discu- nes, los afectos. O sea, que no va a
tiendo y disputando el precio de la pensar la subjetividad solo en térmi-
fuerza de trabajo, no el modo de uso, nos de la identidad, si uno es trabaja-
de gestión, de esta fuerza. dor, afiliado a un sindicato, etc. Sino
Analiza también otros elementos, que va a ir más allá para poder tomar
los contrasta con la búsqueda de en profundidad estas dimensiones.
datos del conurbano y, en particular, Entonces, dice que el problema del
se dedica a Quilmes con trabajadores deseo permite aproximarse a los idea-
metalúrgicos, cerveceros y una empre- les, a la búsqueda de conocimiento, a
sa privatizada de servicios públicos. estas estructuras de sentimiento, es
Él aquí plantea dos niveles de análi- decir, a toda la trama simbólica que
sis, trabajar lo colectivo, el proceso, y muestra que el significado del trabajo
trabajar a nivel de la singularidad y los no es solo idea.
cambios en la subjetividad en relación Con respecto a la segunda línea, a
con estas nuevas formas de trabajo. Va la subjetividad, dice así: “Pensar las his-
dando datos concretos de cómo este torias individuales como historias
cambio en el caso que analiza significa sociales”. Y cita una frase muy sugeren-
desocupación, desindustrialización, te de Emiliano Galende que para mí es
precarización salarial, con un avance un descubrimiento: “El sujeto no devie-
impresionante del trabajo en negro; ne histórico, lo es desde su origen, y
que la implementación de las nuevas en este ser histórico se hace abordable
tecnologías y las nuevas formas de y define su singularidad.” Santiago
gestión no eran lo relevante pero sí lo agrega a esto: “La historicidad no es

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una construcción lineal de lo vivido, es auxiliar de él, pero de todas maneras


una reconstrucción y una resignifica- creo que esto puede complementar la
ción sometidas a la fuerza del deseo”. presentación que hizo Mabel de lo
Y lo último, dice en el artículo que fue el trabajo con los cerveceros.
publicado en el libro que editamos en Como dato biográfico, yo había
el año ‘98: “Trabajar de esta manera ingresado a la carrera en el año ‘84, y
[con la subjetividad] permitiría ver que no lo tuve a Santiago de profesor en
lo que aparece como carencia o falta ninguna de las materias que él daba,
en términos de conciencia, solidaridad de hecho, no lo conocía.
y participación halla a nivel subjetivo Hacia el año ‘87, a mitad de la carre-
una expresión a través del sufrimiento, ra, me empecé a preguntar qué voy a
entendido como una forma de resis- hacer, qué temas me interesan para
tencia a las nuevas modalidades de poder trabajar, y algunos amigos que
dominación. El estudio de la subjetivi- eran amigos de Santiago, me acerca-
dad permitirá entonces escapar a cier- ron a él, lo conocí y empecé a trabajar
tas visiones que conciben la relación con él. Concretamente, la convocatoria
dominación-resistencia en términos de era para trabajar en el relevamiento de
conciencia o de falta de ella. La sumi- datos en la Obra Social del Sindicato
sión y la resistencia se desarrollan tam- de Cerveceros de la Cervecería Quil-
bién, y quizás prioritariamente, en el mes. Fue mi primera aproximación a la
campo de las prácticas, en el del sufri- investigación, y fue bastante intensa
miento psíquico y corporal, en el cam- porque esa tarea de auxiliar implicaba
po de un sufrimiento las más de las ir a Quilmes dos veces por semana
veces silencioso. Es en este nivel, que junto con él, hacer relevamientos de
muchas veces no tiene expresión ver- las historias clínicas de la Obra Social,
bal, ideológica ni política, en el que participar de las reuniones de la Comi-
quizás se están gestando espacios sión Interna del Sindicato, entrevistar a
posibles de resistencia.” Y se estaban trabajadores cerveceros y revisar expe-
gestando… dientes de la justicia laboral iniciados
por accidentes de trabajo por parte de
JOSEFINA MARTÍNEZ muchos trabajadores cerveceros que
Voy a tratar de que lo mío sea muy formaban parte de este núcleo.
breve y muy centrado en lo que fue Lo cuento desde el registro anec-
una corta, pero para mí muy importan- dótico, pero quiero rescatar una cues-
te experiencia como auxiliar de investi- tión, que es que esta experiencia de
gación, porque yo ni siquiera fui beca- investigación refleja para mí una de las
ria de Santiago. Yo trabajé con él, con- características más importantes de lo
cretamente, en el relevamiento de que significó Santiago para todo un
datos en la cervecería Quilmes y en la grupo de estudiantes, básicamente, los
Obra Social de la cervecería durante que habíamos entrado en el ‘84 y el
dos años y medio, del ‘87 al ‘89. ‘85, y es que era una persona, mirada
Lo que voy a hacer es algo que no desde la estudiante de veintipico de
sé si existe pero gira entre una refle- años, muy comprometida con el tema
xión testimonial y un testimonio refle- que trabajaba.
xivo. No soy especialista en el tema, no Esta cuestión de averiguar de qué
seguí trabajando en Antropología, manera la cerveza llegaba a los traba-
salud y trabajadores, más allá de que jadores día a día, cotidianamente, den-
me parece muy interesante y sigo tri- tro de la fábrica, era una especie de
butando muchas de las cosas que obsesión, y era un dato que perseguía-
incorporé en ese momento como mos en cada una de las fuentes que

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íbamos recorriendo. Porque eso estaba no fue nada fácil enterarme de cómo
tan encubierto y a la vez tan naturali- funcionaban las relaciones sociales en
zado en los propios trabajadores que la Facultad entre docentes y alumnos,
era una dádiva, un beneficio que la y creo que fue, no solo para mí sino
patronal les daba, un gesto de buena para todo ese grupo, la figura de San-
onda de dejarlos tomar cerveza duran- tiago la que nos mostró que había una
te el horario de trabajo, que incluso en forma directa, campechana, a veces un
las entrevistas era todo un arte llevar- tanto cabrona también, un poco chica-
los a ese tema y tratar de identificar nera incluso, de comunicarse, discutir y
concretamente cómo había sido el pelear entre profesores y estudiantes, y
proceso por el cual se había llegado a eso no formaba parte de los cánones.
esa situación, no solo en el marco En eso era excepcional, era una figura
general de la fábrica, sino también en que se destacaba.
el marco general de cada uno de los Me parece que para todo este gru-
sectores de trabajadores donde había po en la primera mitad de la década
modalidades distintas de la patronal. del ‘80, Santiago fue eso, la posibilidad
De esa experiencia de investigación de acercarse a un profesor al que uno
creo que se desprende una de las se podía aproximar y contarle cual-
características de Santiago, que por lo quier proyecto, aunque fuera delirante,
menos a los estudiantes de aquella y él iba a tener el tiempo y la capaci-
época nos quedó muy marcada y que dad para escucharlo y después orien-
tenía que ver con la pasión y la dedica- tar en la medida de las posibilidades,
ción por la búsqueda de datos en un de una forma abierta y democrática.
tema tan complejo como este de ana- Me parece que esa es una de sus prin-
lizar las relaciones dentro de la fábrica cipales características.
desde el punto de vista etnográfico, La segunda es que, como estudian-
cosa que no es sencilla, creo que sigue tes de Antropología, tuvimos la posibi-
siendo bastante complejo, incluso des- lidad de tener un contacto directo con
de el punto de vista metodológico; y, el hacer, con la práctica profesional de
por otro lado, pone también de relieve la investigación, a partir de este campo
la forma en la que encaraba esta inves- de Antropología y trabajadores, y eso,
tigación, el compromiso político con como sabemos, deja un recuerdo
esos actores sociales. imborrable, es la primera experiencia
Creo que de esta experiencia de de campo, el primer acercamiento a
investigación esas fueron dos cosas un tema de investigación.
que a mí me marcaron absolutamente Si lo miro desde ahora, como
las líneas, las posibilidades de investi- docente, hay algunas cosas risueñas
gación en Antropología Social. en la forma que Santiago tenía para
Para recalcar esta dimensión huma- estimular en el trabajo, porque en
na de lo que significó Santiago para general cuando uno le preguntaba, le
los estudiantes de aquella época quie- decía, bueno, vos podés resolver esto,
ro poner énfasis en tres momentos qué te parece, y era una pelea cons-
que me parece que pintan de cuerpo tante porque él lo que quería era que
entero su práctica, no como investiga- uno tuviera cada vez más autonomía
dor, sino como docente y como for- y se hiciera cargo de las cosas, mien-
mador de gente durante la carrera, lo tras que uno a mitad de la carrera lo
que yo considero que es su legado. que quería era que le dijeran lo que
Una es que, como chica del interior tenía que hacer y cómo hacerlo. Ese
trasplantada a Buenos Aires, para mí me parece que era otro rasgo que
en los tres primeros años de la carrera configuraba su forma de relacionarse

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con los estudiantes o con los que tra- un lugar, porque cada uno de los estu-
bajábamos con él en este tema de la diantes interesados pudiera acercarse,
investigación. este abrir la puerta de muchos lugares
Por último, algo para abrirme del y considerar al estudiante como un
tema de la investigación. Ya hacia el compañero, para mí constituyen el
final de la carrera se hacía evidente legado de la figura de Santiago para
que yo no iba a seguir investigando todos nosotros.
en el tema de Antropología y Salud. Por eso, muchas veces, cuando se
Entonces, me acuerdo que para ese acercan estudiantes a pedir orienta-
momento Santiago, con esa caracte- ción y cuentan que tuvieron antes
rística de acortar las distancias y acer- alguna entrevista y los trataron mal, los
car a la gente a los grupos de traba- trataron con desprecio, con cierto des-
jos, me había presentado a Mirta Lis- dén, yo les digo, es cierto, te puede
chietti y había empezado a dar clase pasar, forma parte de la vida académi-
en el CBC y en Sistemática I. En esa ca. Lo único que te pido es que no te
época yo empecé a estudiar Derecho olvides de eso, así cuando vos seas
y le dije que lo que me interesaba era profesor no lo repetís, vos tratá de
la Antropología y el Derecho, enton- acordarte de lo que pensás ahora, para
ces Santiago, así, con ese estilo direc- luego tener una actitud inclusiva,
to y sin poner ningún obstáculo, me generosa y abierta, y sin decirlo, pien-
dijo: “Vos tenés que hablar con Sofía so, como Santiago Wallace, que creo
Tiscornia”, y ahí mismo propició una que fue el que tuvo visiblemente una
reunión con ella. Lo risueño, es que actitud así.
después, en los años siguientes, el
chiste constante de Santiago hacia CRISTINA CRAVINO
Sofía fue “Me la robaste”, cuando él en Lo conocí a Santiago como profesor,
realidad había propiciado eso porque no tengo recuerdos muy precisos, pero
era mi mayor interés, pero eso forma- lo que sí me acuerdo es de ese Congre-
ba parte del estilo de Santiago. so del ‘86, cuando era estudiante y
En síntesis, lo que yo quiero mar- escuché la ponencia de Santiago. Me
car con estos recuerdos, con esta for- acuerdo que muchos nos quedamos
ma de ser profesor y establecer las fascinados con su trabajo, con su línea.
relaciones entre profesores y estu- Yo empecé medio de casualidad a
diantes, es la actitud generosa y abier- trabajar con él, aunque no fue casuali-
ta que siempre tuvo para recibir a dad sino la generosidad de Santiago,
todos los estudiantes que se acerca- porque yo estaba recibida, estaba
ban con alguna inquietud, chicanean- haciendo una Maestría. Me acerqué al
do, peleando, provocando muchas Departamento a hablar con él para ver
veces, pero siempre con una actitud quién le parecía que podía dirigirme
inclusiva, y eso en esa época era un una beca. Tenía bien en claro el tema
factor muy importante para ir crean- que quería investigar, que estaba vin-
do circuitos de institucionalización y culado a una parte del trabajo de San-
de inclusión en el trabajo antropoló- tiago, que era el de los movimientos
gico que todavía no estaban hechos, sociales, y que por ahí no es lo que
porque la normalización estaba en más se conoce de él, pero el artículo
curso y los circuitos institucionales no que escribió sobre eso me parece muy
estaban tan definidos como ahora. interesante como mirada crítica. Des-
Entonces, me parece que estas pués se dijeron muchas cosas que ahí
características de la preocupación por Santiago las planteaba muy incipiente-
incluir, por orientar, por formar, por dar mente pero con mucha claridad.

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Finalmente, me dijo: “No sé quién sentido, Gustavo de Quilmes era el


puede ser, pero no te preocupes, yo te personaje, el cual leía el informe de
dirijo.” Fue así, Y me acuerdo de cuan- investigación, discutíamos horas, y
do preparé el proyecto, fueron millo- muchas cosas que me decía me servían
nes de veces, idas y venidas de correc- y viceversa. Era una práctica de traba-
ción. Y yo lo que agregaría a lo que se jo, Santiago estaba involucrado en
planteó antes, es lo del compromiso eso y me lo transmitía siempre, no
político, querría reforzar un poco eso, escapar al posicionamiento político e
porque me parece que ahora está muy ir de frente en lo que uno pensaba,
vapuleada esa palabra, está de vuelta que eso no significaba ciertas debili-
casi de moda, en el sentido de que era dades en la forma de trabajar, sino
un posicionamiento, no era una distor- todo lo contrario.
sión política o una cosa más superfi- Y yo creo que esa es una de las
cial, era una coherencia absoluta en cosas que siempre recuerdo; una per-
todas sus instancias, y eso es lo que yo sona que siempre actuaba como con-
más rescataría de Santiago. Coherencia sejero en todos los aspectos, incluso
como docente; recuerdo que sus cla- en mi vida. Me “estrenaba” como
ses nunca terminaban con los alum- madre y me recuerdo hablando horas
nos yéndose rápidamente, sino juntán- con él por teléfono.
dose alrededor de él para preguntarle
cosas; y su posicionamiento político en RAÚL CARNESE
los temas que elegía y en cómo articu- En principio, deseo agradecer a los
laba con los actores fue lo que me organizadores de este evento que me
transmitió y lo que me dejó, como hayan invitado a participar de este
dice Josefina, de legado. Yo siempre homenaje a nuestros compañeros Nil-
intento y quisiera ser coherente como da Zubieta y Santiago Wallace. De
lo era Santiago en ese sentido. acuerdo con lo convenido, describiré
Empecé a trabajar el tema de toma sucintamente lo que entiendo fueron
de tierras y también Santiago tenía las características más relevantes de la
contactos políticos por todos lados. personalidad de Nilda.
Por supuesto, también tenía en la Dividiré la exposición en tres par-
empresa Quilmes con Gustavo, y ya el tes, que se corresponden con tres
traspaso al vínculo con Gustavo tenía épocas: la primera es cuando nos
desde el vamos este compromiso polí- conocimos en la Universidad Nacio-
tico. Esto tiene que ver también con nal de La Plata, a mediados de la
cómo se construye el objeto de estu- década del ‘60. Ella comenzaba sus
dio en el sentido en que uno trabaja estudios en la carrera de Antropolo-
con sujetos, ese es su objeto de estu- gía y yo era su ayudante diplomado
dio; pero desde el vamos uno veía que en la Cátedra de Fundamentos de
eso para Santiago significaba que la Antropología, en la Facultad de Cien-
cosa era de igual a igual, porque hay cias Naturales y Museo de la UNLP;
en ciertos sectores esta cosa de poner una segunda etapa que se extiende
al sujeto objeto de estudio en un lugar desde octubre del ‘74 al ‘83, que abar-
distinto que el del respeto absoluto ca la última parte del gobierno de
hacia un igual a nosotros, un igual con Isabel Perón y la larga noche de la
el cual uno va a intercambiar. dictadura cívico-militar, período en el
Intercambiar en el mejor sentido cual dejamos de vernos; y la tercera,
de la palabra, porque a veces escucho que se corresponde con nuestro
que no se sabe muy bien qué implica reencuentro en la Universidad de
eso. Un intercambio de ideas. En ese Buenos Aires en la década de los ‘80,

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después del advenimiento de la del exterior, procedentes de Bolivia,


democracia en nuestro país. Perú, Paraguay, Venezuela, etc. Cada
No hay que olvidar que a mediados uno de estos grupos tenía sus peñas,
de los ’60, que es cuando Nilda ingresa donde se bailaba, se cantaba, se discu-
a la Facultad de Ciencias Naturales y tía de arte, de política... en fin, todas las
Museo de la UNLP, el país y la Universi- cosas que se hacían en nuestra juven-
dad se vieron conmovidos por el gol- tud. Además, era el lugar de encuentro
pe militar de Onganía. La dictadura de los estudiantes y donde, también,
intervino las universidades y hubo se organizaban las asambleas universi-
renuncias masivas de profesores. En la tarias. En todas esas movidas estaba
UNLP el movimiento estudiantil y Nilda, con su presencia.
organizaciones gremiales de profeso- En la Facultad, participó de la lucha
res y no docentes se organizaron para contra la intervención, por el mejora-
resistir el embate de la dictadura. No miento de los contenidos de la ense-
voy a analizar aquí ese nefasto aconte- ñanza, por los cambios del plan de
cimiento, porque no es el motivo de estudio de la carrera de Antropología,
esta charla, solo lo señalo para contex- donde se logró incorporar como mate-
tualizar el ambiente en que se desarro- ria Antropología Social. En ese
lló gran parte de la actividad universi- momento se dictaba Etnología, siendo
taria nacional. la bibliografía básica Epítome de Cultu-
Sin embargo, a pesar de ese con- rología de Imbelloni; no se estudiaba,
texto opresivo, se continuaron gene- por ejemplo, a autores como Levi
rando y contrastando proyectos de Strauss, Gordon Childe, Steward y
cambios para la Universidad y el país. White. Era una época que en nuestra
La actividad científica, cultural, social y disciplina predominaba el paradigma
política se continuó desarrollando hiperdifusionista de la Escuela Históri-
pese a la persecución y represión polí- co-Cultural.
tica. En esa época, el movimiento estu- En otros espacios, también, hacía
diantil, las organizaciones políticas sentir su presencia. Valga una digresión
populares y los movimientos sociales de carácter anecdótico. El cine Select
estaban muy motivados por los logros de la Plata era la versión platense del
de la revolución cubana, de la lucha Lorraine de Buenos Aires. Una de las
del pueblo argelino por su liberación diferencias era que en el Select se exhi-
del colonialismo francés, del mayo bían casi siempre tres películas, recuer-
francés, de la lucha vietnamita contra do las de Fellini, Bergman, Visconti, las
el imperialismo yanki y del cordobazo. rusas más famosas como el Acorazado
La década del ‘60 fue la incubadora del Potemkin y Alexander Nevsky de Eisens-
setentismo. tein, Pasaron la grullas y tantas otras.
Intentaré ubicar a Nilda dentro del En el Select se daba un hecho muy
contexto social y político de esa épo- interesante, como si hubiera existido
ca. En la ciudad de La Plata funcionaba un acuerdo tácito entre el operador y
un comedor estudiantil, dependiente el público, siempre los intervalos entre
de la Universidad, que cumplió una películas se extendían entre 15 y 20
función social extraordinaria. Llegó a minutos y en ellos se discutía. Recuer-
cubrir diariamente el almuerzo y cena do ver a Nilda, también allí discutien-
de 15000 estudiantes con un pago do, participando, siempre con su vena
simbólico que, estimo, serían hoy diez irónica pero no agresiva.
pesos anuales. Eso posibilitó la conver- Hacia fines de los años ‘60, comen-
gencia hacia la UNLP de estudiantes zó a desarrollar tareas de investigación
de clases humildes del país y también y docencia. Entre el ’69 y el ‘71 fue

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miembro estudiante del equipo de En 1985 se incorporó como Ayu-


investigación del Dr. Mario Margulis, en dante de Primera en la cátedra de
la Facultad de Ciencias Naturales y Antropología Biológica y Paleoantro-
Museo de la UNLP, con quien desarro- pología de la Facultad de Filosofía y
lló estudios en poblaciones carencia- Letras de la UBA. Además, entre el ‘91 y
das del conurbano bonaerense. La el ‘97 fue docente en la cátedra de
docencia, también la atraía; y fue ayu- Antropología Social II de la Escuela
dante alumna en las Cátedras de Superior de Trabajo Social de la UNLP,
Antropología Social de la UNLP con los a cargo de la profesora Liliana Tamag-
profesores Floreal Palanca y Guillermo no y fue profesora adjunta en el Taller
Gutiérrez. Esta tarea la desarrolló III de Planificación y Formulación de
durante el ’74. Proyectos en la UNCPBA.
El 8 de octubre de ese año la Tri- Paralelamente a esas tareas
ple A asesinó a dos compañeros de la docentes se desempeñó como aseso-
UNLP, Rodolfo Achem y Carlos ra, coordinadora e investigadora en
Miguel, Secretario Administrativo y diversos proyectos de investigación
de Planificación, respectivamente, de sobre salud en las Municipalidades
la UNLP y el gobierno de Isabel Perón de Quilmes y Berazategui. Esas activi-
intervino la Universidad. Muchos pro- dades le posibilitaron tener un con-
fesores, estudiantes y trabajadores tacto personal con los problemas de
debieron abandonar la Universidad, los barrios carenciados del conurba-
la persecución política se había con- no bonaerense, lo que le permitió
vertido en una verdadera pesadilla. visualizar los graves problemas exis-
En ella participaron activamente inte- tentes sobre el aborto y sus conse-
grantes de la Concentración Naciona- cuencias para la mujer y la salud
lista Universitaria (CNU) que era fuer- pública. Comenzó, entonces, a abor-
te en algunas Facultades y represen- dar ese tema, participando como
taba la versión nazi-fascista del codirectora en dos proyectos de
Comando de Organización. El CNU investigación en la Escuela Superior
pasó a incorporarse, posteriormente, de Trabajo Social de la UNLP. Esos
a los grupos de tarea de la dictadura estudios los comunicó en diversos
cívico-militar. Congresos y publicó dos artículos
Debido a esa situación no pudo “Aborto: en busca de un sentido” y
concluir sus estudios universitarios. A “Médicos y legos. Convergencias y
partir de esa época muchos de noso- divergencias respecto del aborto”.
tros dejamos de vernos, con Nilda Entre los años ’89 y ‘98 participó
habíamos generado una gran amistad, como investigadora en un UBACyT,
aunque militábamos en diferentes gru- que se desarrolló en la Sección de
pos políticos. Antropología Biológica del Instituto
Con el advenimiento de la demo- de Ciencias Antropológicas (FFyL-
cracia en el año 1983 volvimos a reen- UBA). En él se incluían proyectos de
contrarnos. Lo primero que hizo fue investigación sobre genética de
recibirse de antropóloga en marzo del poblaciones, epidemiología y creci-
‘84 y luego comenzó a desarrollar una miento y desarrollo en poblaciones
intensa actividad profesional, como indígenas del país.
para recuperar el tiempo perdido. Para la concreción de esos proyec-
Realizó cursos y seminarios sobre tos, realizó varios viajes de campaña a
salud y antropología con Eduardo la provincia de Río Negro para trabajar
Menéndez, Luis F. Dias Duarte y Paulo con las comunidades mapuches de las
Alves, entre otros. localidades de Cerro Policía y Aguada

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Guzmán. Tenía una predisposición Estos proyectos los intentó desarro-


natural para establecer relaciones con llar, también, en poblaciones indígenas
los miembros de las comunidades y, de Santa Victoria Este en la provincia
además, aptitud para resolver los pro- de Salta, pero lamentablemente no
blemas de convivencia que, a veces, pudo concretarlo.
suelen presentarse entre los miembros En síntesis, desde sus comienzos
de un grupo de investigación, que como estudiante demostró poseer un
pasa varias semanas de trabajo de pensamiento crítico y una profunda
campo, en lugares inhóspitos de la preocupación por lo social, que la
meseta patagónica. canalizó a través de su práctica profe-
Una de las preocupaciones cen- sional y política.
trales en esas comunidades era la Nilda fue mi amiga y también de
hidatidosis, que es una enfermedad mi familia, tenía un fuerte compromiso
endémica de esas regiones. Con el afectivo con sus amigos. En este
médico del equipo de investigación y homenaje quise rescatar parte de su
el agente sanitario de la zona trabajó personalidad, espero que lo haya
en la elaboración de las historias clí- logrado, y decirle Nilda, flaca como la
nicas y, además, participó de las char- llamábamos, te extrañamos mucho.
las a los miembros de las comunida- Muchas gracias.
des para explicar la forma de transmi-
sión de la enfermedad. MARCELO SARLINGO
Paralelamente, participó en la ela- Cuando Susana hizo la presenta-
boración de tablas de valores norma- ción aclaró que yo venía de la ciudad
les de crecimiento de niños de de Olavarría. La experiencia de hacer
ambos sexos de 6-12 años de edad, Antropología en Olavarría era bastan-
de las poblaciones mapuches de te particular cuando se fundó la carre-
Aguada Guzmán y Cerro Policía. Adi- ra en el año ‘88. Santiago empezó a
cionalmente, evaluó el estado nutri- dar clases allí en el año ‘90, lo convo-
cional de los mismos mediante el có Hugo Ratier, que en ese momento
análisis de sus historias clínicas. El era el Coordinador, y yo era parte de
aporte de Nilda en esos estudios ha la primera promoción junto con ocho
sido significativo, más aún, si consi- compañeros. Éramos nueve personas,
deramos que esas tablas fueron todas muy distintas, de diferentes
empleadas por los médicos de las edades, situaciones, con distintas
unidades sanitarias de la región para experiencias, pero que más o menos
el seguimiento y control nutricional funcionábamos sin entender dema-
de los niños y adolescentes de esas siado todavía qué era la Antropología.
comunidades. La primera imagen que tuvimos
Estos estudios los comunicó en de Santiago fue que él viene, da la
congresos de la especialidad y, poste- primera clase y dice: “Bueno, ahora
riormente, con otros autores, los ustedes me dan clase a mí, quiero
publicó en Extensión Universitaria Nº 1 que me hagan conocer la ciudad”, y
(FFyL-UBA,1995) “Estándares de Creci- como ninguno de nosotros tenía
miento Normal para la Población auto ni nada, lo subimos a un colecti-
Mapuche de Río Negro” y en la Revis- vo y recorrimos algunas cosas, así
ta Argentina de Antropología Biológica que en la charla él nos iba pregun-
(1996) “Perfil Infectológico de Pobla- tando algunas cuestiones y nos con-
ciones Mapuches de Cerro Policía y taba cosas de él, que se crió en un
Aguada Guzmán de la Provincia de pueblo chico, que hacía tal cosa, tal
Río Negro”. otra, siempre cerca del campo.

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Y ahí vimos esa cuestión que pensó como una materia sino como
Josefina remarcaba, es decir, inme- un espacio para hacer trabajo de
diatamente un feedback muy fuerte campo, para hacer actividades apli-
que para nosotros se mantuvo cadas, y entonces obviamente Nilda
durante los ocho años que estuvo en salía a terreno y nos llevaba a todos
nuestra Universidad. nosotros y un poco así nos iba
Obviamente, la materia que él empujando, con todas sus ganas.
daba, que era Antropología Urbana, Yo recuerdo que a ella le moles-
por el contexto particular de la Facul- taba mucho el frío y sin embargo
tad no era solo de Antropología Urba- nos empujaba todo el tiempo, era la
na, sino que Santiago mezclaba otras que salía primero, la que llamaba a
cosas y las clases se alargaban, a veces todas las salas de primeros auxilios,
seguían en la casa de alguno de noso- la que nos impulsaba para que hicié-
tros, se mezclaban con otras charlas, y ramos entrevistas.
eso fue generando un vínculo bastan- Y así, cara a cara, fuimos haciendo
te interesante, que fue la base para un vínculo que no fue único, porque
que después, al año siguiente, comen- lo tuvimos con muchos de los profe-
zara con un Seminario de Antropolo- sores pero, en cierto modo, en parti-
gía Médica, donde directamente nos cular con ellos, era indistinguible
planteó una cuestión, lo que refuerza estudiar Antropología de otras cosas,
lo que decían quienes me precedieron era indistinguible de nuestras vidas
respecto de cómo concebía la activi- personales, indistinguible de una
dad académica. posición política que teníamos en la
Para él ese seminario tenía que ser ciudad, una ciudad fundamentalmen-
abierto a la comunidad, entonces, te reaccionaria y dominada por las
había que invitar a los médicos, a las fábricas cementeras.
enfermeras, y como Olavarría era una Ahí Santiago nos marcó que había
ciudad muy chata en ese momento, un campo muy interesante para trabajar
en cierta medida lo sigue siendo, con la salud, con los problemas de las
nosotros le dijimos que eso no iba a enfermedades laborales, con las cuestio-
andar. Y Santiago dijo que igual invi- nes de la subjetividad de los trabajado-
táramos a todos, que mantenía su res, y también nos fue empujando un
idea original. poco a trabajar, con mucha rigurosidad,
El día que se inauguró el seminario mezclando muchas veces cierta impa-
había 30 médicos y un montón de ciencia, porque nosotros teníamos los
personas. Para Olavarría, que en ese datos de la investigación ahí adelante y
momento tenía 80.000 personas, era a veces no los podíamos ni siquiera ver,
un hecho inédito. Y así arrancó la pri- entonces Santiago a veces perdía la
mera experiencia del Seminario, con paciencia y nos retaba también, y a los
un diálogo constante de nosotros que que éramos hinchas de Boca, él siendo
estudiábamos Antropología, Santiago hincha de River, nos criticaba mucho
que coordinaba las clases, y lo que era más duramente.
el afuera de la Facultad en ese enton- A Nilda le interesaban otras cosas,
ces, que como era una Facultad en for- pero recuerdo, por ejemplo, que a las
mación, todos éramos conejitos de compañeras les encantaba salir con
Indias de esa experiencia, los docentes Nilda porque las protegía de una
también, por supuesto, y funcionába- manera que nosotros no podíamos
mos a ensayo y error. entender casi.
Al año siguiente, en el ‘92, Nilda La cuestión es que de a poco fui-
empezó a dar un Taller, que ya no se mos avanzando. Yo tuve la suerte de

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que Santiago aceptara dirigirme. existía nosotros teníamos la Antropo-


Recuerdo las primeras correcciones, logía delante de nuestros ojos y cami-
donde no había una sola palabra que nando por la ciudad uno ya hacía
estuviera bien. Yo venía con los borra- muchas cosas.
dores y tenía que rehacer todo nueva- En la medida en que después fui-
mente, y de a poco iba avanzando. mos completando las tesis, encaran-
Yo quería trabajar otros temas y do los posgrados, siempre Santiago
hasta tenía miedo de planteárselo y aparecía como una referencia, pero
finalmente cuando lo hice, de la no solo en términos académicos, sino
manera más abierta, me dice: “bueno, también en términos humanos. Él
vos metele para adelante y la semana nos fue ayudando a varios de noso-
que viene me traés algo escrito”. O sea, tros, a algunos con mucha generosi-
era como un motor que nos impedía a dad les abrió las puertas para que
nosotros caernos, porque siempre hicieran posgrados en Brasil, y él mis-
estaba empujando a su manera. mo en el año ‘97 tenía pensado ir a
Obviamente, siempre había chispa- México, a hacer algunas cosas, y yo
zos con algún compañero también, recuerdo que una vez, en ese
porque él no aceptaba que nosotros momento, recién arrancábamos a
no cumpliéramos con ciertas cosas, y usar los e-mails con frecuencia, las
menos entendía, por ejemplo, que computadoras más modernas eran
teniendo una realidad tan rica y tan las AT y las XT, y entonces en esa
compleja, cómo alguno decidía dejar época él le había escrito un correo a
la carrera o perderse en temas más Eduardo Menéndez a México, y
posmodernos. Pero esas cosas siempre Menéndez le contesta, y recuerdo
se resolvían con él, se charlaba y de que un día, tomando un café en Ola-
nuevo se avanzaba. varría, me dice: “Mirá la respuesta que
Esa experiencia en el caso de Ola- me da Menéndez”, y Menéndez le
varría no solo se daba con él sino decía: “¿Para qué vas a venir a México
también con otras personas que aún si vos sabes más que nosotros?” Y
siguen yendo, y esto nos marcó profe- bueno, un poco esa cercanía que
sionalmente y nos llevó a una manera tenía con todos nosotros nos hacía
de entender la Antropología, y tam- perder justamente que él realmente
bién nos ubicó, de la misma manera había hecho un camino, y nosotros
que lo plantearon las chicas, que después recién nos dimos cuenta de
explicaron esa mezcla de compromi- que éramos herederos de algo que
so, de posición política clara, de en ese momento no sabíamos.
muchas veces sostener una idea y no Algunas cosas de lo que Santiago
volver atrás, con lo cual el interlocutor y Nilda dejaron estamos de alguna
tenía que fundamentar con la misma manera recuperando, y haciendo
rigurosidad. Realmente los años en otras cosas, por supuesto, porque el
los que se pudo trabajar en el semina- mundo cambió en estos diez años,
rio, que se fue articulando con otro hay otras situaciones, otros proble-
seminario de Antropología del Traba- mas, algunos mucho peores, y ellos
jo, fueron bastante brillantes. Coinci- siguen siendo una referencia impor-
dieron justo con lo peor de los ‘90, es tante para todos los que hacemos
decir, para el caso de Olavarría, la Antropología, incluso para los chicos
reestructuración de toda la dinámica que sin conocerlos nos preguntan
fabril dejó miles de obreros en la quiénes eran cuando se paran frente
calle, una depresión económica muy a la placa del aula que en la Facultad
fuerte, y ante ese tipo de clima que lleva sus nombres.

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