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CS. ANTROPOLOGICAS
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LAS FURIAS Y LAS PENAS.
O DE CÓMO FUE Y PODRÍA SER LA ANTROPOLOGÍA
CONFERENCIA INAUGURAL DE LA CONMEMORACIÓN DEL 50° ANIVERSARIO
DE LA CARRERA DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS, REALIZADA EL 3 DE ABRIL DE 2008
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mera anécdota tiene que ver con su sociedad, a través de procesos que
título, el cual trataré de aclarar dado condujeron no solo a nuestra masiva
que varias personas me han pregunta- –y a mi juicio, equivocada– renuncia a
do sobre su significado. Creo que elegí la universidad luego de la denomina-
ese título por tres razones complemen- da “noche de los bastones largos”, sino
tarias. Primero, porque quería citar uno también al dominio de la carrera por
de los grandes textos de Pablo Neruda, profesores y proyectos, que salvo
Las furias y las penas, para subrayar que excepción, se caracterizaron por su
en la época en que contribuimos a cre- baja calidad académica y por repre-
ar la carrera de Antropología, a varios sentar concepciones antipopulares. Y,
compañeros y especialmente a mí –y sobre todo, por la desaparición, muer-
esto lo quiero subrayar– nos interesaba te y exilio de compañeros en distintas
mucho más la poesía que los textos etapas de esa trayectoria.
antropológicos, incluidos los marxistas Señalado lo anterior, aclaro que
y fenomenológicos por los cuales yo en esta plática voy a hablar de tres
estaba bastante influido. En segundo aspectos más o menos complemen-
lugar porque, dada su ambigüedad, el tarios. Primero presentaré algunos
título podía atraer a algunos compa- comentarios algo personales sobre
ñeros –y especialmente a los más el origen y desarrollo inicial de la
jóvenes– a escucharme, ya que temía carrera de Ciencias Antropológicas
que fuéramos muy pocos. Y tal vez en la Universidad Nacional de Bue-
ese sea uno de los factores que ha nos Aires, como se llamaba en aque-
convocado a tantos asistentes a esta llos tiempos. Después plantearé
reunión donde la mayoría son jóvenes algunas ideas sobre lo que era,
estudiantes y egresados. debía o podía ser la antropología
Y, por último, porque dicho título social en ese primer lapso, para
no solo tiene que ver con lo que voy nosotros. Y, por último, me detendré
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aniversario
en algunas consideraciones sobre la tendencias más o menos liberales en
situación actual de la antropología términos sociales y políticos –como
social que contrastan, a mi juicio, Rosenwasser o Cortazar. Pero, y es el
con aquello que nosotros pensába- punto que más me interesa aclarar,
mos que “debía ser” la antropología. los docentes que, más tarde nos
Comenzando, entonces, con el pri- enteramos, tenían un pasado nazi-
mero de los temas señalados, quiero fascista no incluían estas perspecti-
especificar que la carrera de Ciencias vas en el desarrollo de sus clases ni
Antropológicas que se creó en 1958 fuera de ellas, por lo menos en los
fue exclusivamente un proyecto de primeros años. Es decir, la dimensión
varios profesores de la carrera de His- ideológica no aparecía inicialmente
toria y, especialmente, de uno de como un factor de antagonismo ni
ellos: Marcelo Bórmida. Es Bórmida –y de proselitismo.
muy en segundo lugar otros profeso- Más aún, es importante recordar
res– quien propone a los alumnos de que la principal figura teórica de la
Historia la posibilidad de crear dicha carrera, es decir, Marcelo Bórmida,
carrera. Y un pequeño número de cuya materia Etnología General era el
esos alumnos, caracterizados porque núcleo teórico fuerte de la misma, no
éramos buenos alumnos, estudiosos, solo no hablaba ni recomendaba
y también activistas, resolvimos apo- bibliografía relacionada con posicio-
yar dicha creación y formamos parte nes fascistas o de extrema derecha
del proyecto. Pero el plan inicial sino que el autor que más recomen-
–quiero subrayarlo– fue formulado daba y con el cual él se identificaba
exclusivamente por los docentes y, en era Ernesto De Martino. Y De Martino,
ese momento, no hubo ningún plan para los que no lo conocen, les
alternativo de los alumnos. Solo más recuerdo que era –y para mí sigue
tarde, entre 1962 y 1964, vamos a siendo– el principal antropólogo
comenzar a proponer modificaciones gramsciano italiano.
al plan de estudios a partir de objeti- Nosotros comenzábamos nuestra
vos propios. formación teórico/metodológica
Ahora bien, se ha hablado mucho leyendo un texto de De Martino que
sobre la ideología fascista y nacionalista se llamaba Naturalismo e storicismo,
de derecha del cuerpo docente de la que era una crítica a las teorías positi-
carrera de Ciencias Antropológicas en vistas y funcionalistas y coincidía en
sus inicios. Además, varias personas han gran medida con nuestras lecturas
señalado su asombro y desconcierto marxistas y de otras corrientes críticas
por el apoyo que inicialmente los alum- respecto justamente de posiciones
nos dimos al plan propuesto por dicho positivistas y funcionalistas. Seguía-
cuerpo docente. Y, por lo tanto, yo creo mos con la lectura de Il mondo
que hay que hacer algunas precisiones mágico, donde si bien De Martino uti-
y aclaraciones. liza las ideas de Benedetto Croce,
Lo primero a recordar para algu- cuestiona algunas de las principales
nos o de informar para otros, es que propuestas neohegelianas de este
ciertos docentes iniciales no eran ni autor, que en ese momento tenía una
fascistas ni nacionalistas de derecha influencia muy notable, y no solo en la
sino, por el contrario, estaban cerca carrera de Antropología. Y, lo que más
de lo que podríamos llamar posicio- me interesa subrayar, es que en textos
nes socialdemócratas –como Fernan- ulteriores, como Muerte y llanto ritual o
do Márquez Miranda y más tarde La terra del rimorso, De Martino no solo
Enrique Palavecino– o pertenecían a se distancia radicalmente de Croce,
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país, en los cuales participaron com- Son estos y otros aspectos los que
pañeros universitarios, como saben a mi juicio van a generar realmente el
algunos de ustedes. distanciamiento cada vez más fuerte
–La denuncia del “Proyecto Camelot” con Bórmida y otros miembros del
y de otros realizados en América equipo docente y que nos van a con-
Latina dirigidos y/o concretados por ducir a nosotros como grupo a “des-
antropólogos y sociólogos, y de los cubrir” el nazismo de Menghin y a
cuales el más significativo para cuestionar su permanencia en la uni-
nosotros fue la investigación sobre versidad. Que nos va a llevar a propo-
violencia social en el medio rural ner una modificación del plan de
realizada en cuatro países de la estudios –ahora sí, propuesta por
región, incluida la Argentina, y en la nosotros– centrada en la defensa e
que participaron activamente soció- inclusión de la antropología social. Y
logos y antropólogos de izquierda esto, más allá de nuestras críticas a la
de la Universidad de Buenos Aires. antropología social estructural-funcio-
–El golpe militar encabezado por el nalista, que en esos momentos era
general Onganía y la renuncia masiva una de las tendencias dominantes a
de universitarios –que se calcula fui- nivel internacional.
mos mil trescientos– como expresión Debemos reconocer a la distan-
de oposición al mismo. cia –cosa que no ocurría en ese
–La realización del Congreso de Ame- momento– que nuestras críticas a la
ricanistas en la Argentina, que inicial- antropología social coincidían con
mente cuestionamos, proponiendo varias de las críticas formuladas por
que era incongruente que hubiéra- Bórmida, aunque desde diferentes
mos renunciado mil trescientos perspectivas. Por eso, desde mi
docentes a la universidad y se tuvie- interpretación, la “fenomenología”
ra una participación activa en dicho adoptada por Bórmida y la “antropo-
Congreso sin denunciar la situación logía social” adoptada por nosotros
que estaba atravesando el país y la constituían algo así como máscaras
universidad. Por lo cual solicitamos ideológicas y no solo oposiciones
que el Congreso de Americanistas teórico-metodológicas. Los elemen-
planteara una denuncia del golpe tos de fondo del distanciamiento se
militar de Onganía, lo que no se hizo referían a los aspectos que ya seña-
y por lo tanto no solo lo cuestiona- lé, aun cuando se expresaran a tra-
mos sino que no participamos. vés de estos enmascaramientos teó-
–Hay otros procesos que ocurrieron rico-metodológicos. Es decir, fue
en ese lapso, y de los cuales solo nuestro proceso ideológico y de
voy a citar dos más, porque eran, de politización y nuestras nuevas pro-
alguna manera, muy decisivos al puestas sobre los temas y proble-
interior del movimiento estudiantil y mas que la antropología social
universitario en general durante los debía estudiar, los que condujeron
cincuenta, y sobre todo durante los al distanciamiento, mucho más que
sesenta: la discusión sobre si el tra- las “posiciones teóricas y metodoló-
bajo político debía reducirse a la uni- gicas” en torno a la fenomenología o
versidad o si debía realizarse básica- a la antropología social.
mente fuera de ella. Subrayo que ésta es mi interpreta-
–El papel del saber, del conocimiento, ción del proceso y no pretendo que
en los procesos que, utópicamente o otros compañeros que vivieron dicho
no, nos planteábamos en términos de proceso lo registren e interpreten en la
transformación social. misma forma que estoy proponiendo.
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Y es justamente cuando ocurren papel del sujeto; pero ocurre que Fou-
estos procesos que nuestra antropolo- cault constituye una de las expresiones
gía no solo se dedica a estudiar casi más importantes e influyentes de la
exclusivamente lo simbólico, sino que negación del sujeto. Más aún, toda una
deja de hablar de clases sociales, de serie de trabajos hablan del papel acti-
lucha de clases, de explotación, de vo del sujeto e invocan simultáneamen-
imperialismo y hasta de ideología. Más te a Foucault.
aún, algunos comienzan a hablar en Y una última situación se refiere a
términos gramscianos, pero de un que nuestra antropología se ocupará
Gramsci totalmente culturalizado. cada vez más de la etnicidad, lo cual
Quiero aclarar que no estoy negan- nos parece importante, pero al mismo
do la importancia de la dimensión sim- tiempo hablará y estudiará poco el
bólica, sino subrayando su focalización racismo, pese a que nuestros grupos
casi exclusiva durante un período en indígenas constituyen tal vez el princi-
que justamente se agudizan determina- pal sujeto del racismo. Esta omisión es
dos problemas sociales y económico- realmente incomprensible dado que no
políticos. No negamos tampoco el solo sabemos de la existencia normali-
cuestionamiento y abandono de todos zada de los diferentes racismos cotidia-
o algunos de los conceptos señalados, nos, sino que ocurrió una serie de
que en su mayoría son de origen mar- hechos masivos que la sociedad civil
xista, pero la cuestión es que no fueron ignoró y que los antropólogos no asu-
reemplazados por otros conceptos. Y mieron en toda su significación.
no fueron reemplazados porque la reali- En la década de los noventa en
dad dejó de ser pensada no sólo en tér- Perú fueron esterilizadas por el Sector
minos económico-políticos, sino inclusi- Salud 250.000 mujeres casi en su totali-
ve en términos simbólicos como queda dad son origen indígena. Pero este
claramente evidenciado con la exclu- fenómeno no ocurrió solamente en
sión del campo ideológico. Perú, sino que también ocurrió en Bra-
Como lo he señalado en varios tra- sil, en Guatemala, en México, donde
bajos, el lapso analizado se caracteriza además de esterilización de mujeres
porque los antropólogos van a utilizar hubo una política de esterilización de
básicamente teorías que no son produ- varones indígenas. Si bien esto fue
cidas por antropólogos, sino por soció- denunciado por antropólogos, si bien
logos y sobre todo por filósofos. De tal algunos escasos antropólogos estudia-
manera que Ricouer, Derrida, Foucault ron esta problemática, si bien algunas
o Wittgenstein pasan a ser algunos de estudiosas de género se preocuparon
los autores de referencia junto con por estos procesos, sin embargo la
Geertz y Bourdieu. Cada vez que llego a mayoría de nuestra profesión y de las
Buenos Aires me tengo que acostum- diferentes tendencias y campos no tra-
brar a que no solo los antropólogos bajaron seriamente esta problemática
sino los mozos de café me hablen de pese al auge de los estudios de etnici-
deconstrucción. dad, interculturalidad y género.
Pero al mismo tiempo los antropólo- Las situaciones que presenté expre-
gos “descubren” al sujeto y especial- san algunos de los procesos paradojales
mente al sujeto como agente, ocurrien- de la antropología social actual, y espe-
do un hecho interesante en términos cialmente lo que evidencian son las ten-
epistemológicos y de sentido común. dencias a excluir y omitir determinados
Y es que pasa a primer plano un autor aspectos significativos en términos teó-
como Foucault en el mismo período en ricos y etnográficos y lacerantes en tér-
que los antropólogos recuperan el minos de derechos humanos.
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LA ENSEÑANZA DE LA ANTROPOLOGÍA
EN BUENOS AIRES (1958-1966).
DE LOS CURSOS AL CAMPO
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Había otras instancias de aprendi- Fondo de las Artes financiaran los dos
zaje: en alguna materia se aprendía a viajes siguientes, a lo que ella, Car-
confeccionar fichas eruditas, las horas men Muñoz y Celina Gorbak respon-
de adscripción al Museo permitían dieron con un informe minucioso y
hundirse en el pasado de los estilos un artículo publicado en la prestigio-
cerámicos de la zona andina, propia y sa Revista del Museo Nacional de Lima.
del Perú, conocer las colecciones de Recuerda la colega que la guía Mur-
cráneos o momias que allí se guarda- dock era la orientación principal:
ban. Flotando en el aire había mucho “Describíamos todo, una suma de cul-
de exotismo y una fuerte convicción turalismo más hiperempirismo…”.
en torno a que el trabajo de campo Entre enero y febrero de 1961 nos
era la verdadera “iniciación” en la trasladamos a la provincia de Kanas y
antropología. recorrimos varias localidades con el
Estaban muy principalmente las fin de observar y recoger todo lo rela-
bibliotecas, la de la Facultad (en el tivo a las fiestas y rituales de San
edificio de Viamonte, actualmente Sebastián y el Carnaval. Fue entonces
ocupado por el Rectorado) y la del cuando presenciamos las batallas de
Museo Etnográfico: completas, con las Chiaraje del 20 de enero y del jueves
revistas al día, que abrían a una varie- de compadres. Esto incluía la descrip-
dad de temáticas y enfoques que ción de las batallas, el análisis del
superaban en mucho a los docentes y contexto socioeconómico en el que
mentores locales. se ubican los acontecimiento, la
Y la experiencia que se podía “determinación y el análisis de las
adquirir trabajando –como muchos lo motivaciones y funciones que cum-
hicieron– en encuestas organizadas plen estas ceremonias, origen de
desde el Departamento de Sociolo- estas batallas según los informantes y
gía, especialmente en la investigación la bibliografía…”.
llevada a cabo en la Isla Maciel (en La descripción es minuciosa y res-
torno a la migración rural-urbana que petuosa: “la muerte de un luchador
había constituido desde hacía enton- es señal de prosperidad. En caso de
ces una década las villas-miseria, y en haber víctimas, el grupo se presenta
general las grandes ciudades). ante el juez, acusa a uno de sus inte-
En realidad algunos habían tenido grantes, aunque sea inocente, que es
previamente, oportunidades vincula- quien pagará la pena colectiva.
das con el acompañamiento a algún Cuando este es encarcelado, organi-
profesor en sus “viajes de campo”. O zan una cooperativa que sostiene a
bien, las salidas sorprendentemente su familia…”.
autogestionadas, sin más acompaña- El texto reconoce que “la estratifi-
miento que las ganas, la guía Mur- cación social en la sierra sur del Perú
dock para la clasificación de datos está íntimamente relacionada con la
culturales, de lo más autónomos. La diferenciación racial y cultural desde
colega y amiga Mirtha Lischetti la implantación de la colonia. Se
recuerda que comenzaron a viajar a habla de “la masa campesina”, los
Perú en 1960, aún estudiantes, y en mestizos y los criollos (los grandes
ese momento vieron, en el Cuzco, terratenientes).
una película acerca de las batallas “En el análisis de las motivaciones
rituales, con piedras. Alentadas por el y en la determinación de las funcio-
Dr. Cortazar y gracias a la buena rela- nes que se señalan en la conducta
ción de ese momento con Bórmida, de las personas que participan en las
consiguió que el CNICT (Conicet) y el batallas que estamos analizando,
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2. Adolescentes de esa población.
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1. Una habitante de Quitilipi. 3. La escuela de Quitilipi.
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4. Tareas agrícolas. 5. Chozas típicas.
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6. Los investigadores durante la comida en la escuela. 7. Conversación con un habitante del pueblo.
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8. Choza cupuliforme en Salta.
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9. Cocinando en la escuela de Quitilipi. 10. Notas y esquemas de los investigadores.
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11, 12 y 13. Los traslados y paseos se realizaban a caballo o en sulky.
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14 y 15. Chozas de Quitilipi.
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16. Familia lugareña. 17. Una clase al aire libre.
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18. Otra entrevista en el marco de la investigación.
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19. Alfarería. 20. Un niño de Quitilipi.
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que en esos mismos años, en los fla- dejó en unas fichas amarillas, en tra-
mantes contextos en los que se mos casi ilegibles, las clases y los
enseñaba antropología en la Argenti- materiales que los flamantes gradua-
na eran posibles otras experiencias: dos, concursados en ese momento,
en 1963 se publicaba Tradicionalismo preparaban para los prácticos de los
y cambio social. Estudio de Área en el que se estaban haciendo cargo des-
Valle de Santa María, que daba cuen- pués de los concursos de 1965. Una
ta de un emprendimiento colectivo de esas fichas era “Colonialismo, neo-
de docentes y estudiantes de Rosa- colonialismo, racismo”, de Eduardo
rio, dirigidos por A. Meister –iniciado Menéndez, que hoy todavía utilizan
en 1960– y que unió, para el “estudio nuestros alumnos. Este texto antici-
integral del valle de Santa María”, en paba, entre nosotros, la crítica de la
Catamarca, los enfoques de la socio- antropología y sus miradas confor-
logía y la antropología social rosari- madas por la situación colonial que
nas (que allí no era palabra prohibida las antropologías metropolitanas
casi, como en la formación porteña. comenzaban a desarrollar en esos
En esta historia la caída de Illia y la mismos años. No nos corresponde
posterior Noche de los Bastones Lar- imaginar lo que no sucedió, pero sí
gos (1966) establecen un quiebre real podemos señalar, como lo diría
y brutal, que incidió en nuestras Gluckman, cuáles eran en esos días,
vidas, en más o en menos, y que las “líneas de clivaje”.
Referencias bibliográficas
Gorbak, Celina; Lischetti, Mirtha y Muñoz, Carmen, “Batallas rituales del Chiaraje y del Tocto de la provincia
de Canas (Cuzco, Perú)”, en Revista del Museo Nacional, Tomo XXXI, Lima, Perú, 1962, pp. 245-304.
Meister, Albert; Petruzzi, Susana y Sonzogni, Élida, Tradicionalismo y cambio social. Estudio de Área en el Valle de
Santa María, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional del Litoral, 1963.
Menéndez, Eduardo Luis, “Colonialismo, neocolonialismo, racismo”. Mimeo. Comisión de Publicaciones,
Estudiantes de Ciencias Antropológicas, CEFYL, FUBA, 1964.
Palavecino, Enrique. “Mecanismos del cambio cultural”, Mimeo. Comisión de Publicaciones, Estudiantes
de Ciencias Antropológicas, CEFYL, FUBA, 1964.
Wissler, Clark, Indians of the United States, Doubleday, 1940; en español Los indios de los Estados Unidos de
América, Paidós 1966.
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Para la exposición, opté por escribir solo haya sido a título generacional– la
unas frases breves que oficiaran como representación circunstancial de los 1. La denominación del boletín era Antropología. Bole-
guía pero que, a la vez, no obstaculiza- ´60, los ´70 y los ´80, en algún momen- tín de los estudiantes y se editaron diez números entre
ran hacerse –como dice Benjamin– to de nuestro discurrir, lo hicimos des- abril de 1985 y marzo de 1988. No he chequeado si
con un recuerdo tal como relampa- de la mirada de ex estudiantes. Estu- hubo un número 11, recuerdo algo de su elaboración
guea en un instante de peligro o vaci- diantes-militantes o al revés. Fórmulas, pero no sé si la “dinámica”electoral (en octubre fueron
lación. Por otra parte, si iba a tratarse sin duda, cuya densidad y montaje la elecciones parar constituir la primera Junta departa-
de una rememoración, esto exigía el variaron mucho en estos cuarenta o mental desde 1966) absorbió su concreción.
desafío de incluir, aunque por un des- cincuenta años transcurridos desde la 2. Entre ellos el documento “Más vale tarde que
vío inactual, lo colectivo. Pensé enton- institución de la carrera pero que, en el nunca. Lista Clave-Antropología”, octubre de 1990,
ces que la relectura de los viejos docu- caso antropológico mostraron, con vai- firmado por Juan Besse, María Inés Pacecca y Josefi-
mentos que amarilleaban en el archivo venes, una pervivencia casi estructural. na Martínez. Balance crítico de la gestión de la
podría morigerar el declive encubridor En algún sentido, los relatos acerca mayoría estudiantil en la primera Junta departamen-
que entraña recordar. Así leí o revisé, del pasado ofrecidos por los exposito- tal constituida luego de la normalización de las jun-
luego de muchos años, los escritos res –me incluyo– entrelazaron el estu- tas producida en 1988.
que sintetizaban las conclusiones de dio antropológico con una memoria 3. Entre otros, tres cuestionamientos, con estilos,
las jornadas de estudiantes llevadas a de la militancia. Memoria esta última fundamentos y calidades argumentativas distintas,
cabo en 1987, las convocatorias a los siempre proclive a adquirir otro color si han tomado una distancia en ocasiones crítica o, por
encuentros previos a esas jornadas, se la enuncia o se la acopla a un térmi- párrafos, de principio, respecto del papel que fun-
una parte de los diez números del no en boga y afectado de cierta ena- gen en la construcción de conocimiento las llama-
Boletín,1 panfletos de las que habían morodiación: “memorias militantes”. Al das memorias militantes. Vezzetti, en su libro Pasado
y Presente, hace referencia a las “memorias de la mili-
sido mis agrupaciones políticas de per- respecto, cabe decir brevemente que,
tenencia, minutas de las sesiones de en los últimos años, la expresión misma tancia” como memorias ideológicas. En otro trabajo,
junta, notas burocráticas y otros escri- “memorias militantes” viene siendo posterior, se refiere a ellas como “memorias militan-
tos, algunos, difíciles de clasificar.2 puesta en entredicho.3 Un entredicho tes”. En ese segundo artículo, una clasificación –ope-
rada a partir del concepto formaciones de memo-
Por otra parte, atento a que reme- que, conjeturo, no se deriva del ejerci-
ria– propone cuatro tipos de memoria: 1) familiar, 2)
morar es re-inscribir pero también a cio de la función crítica que supone la
ideológica, 3) intelectual y 4) pública/política. Vezzet-
que el análisis de una determinada duda metódica o la sospecha epistémi-
ti, Hugo, (2003) [2002], Pasado y presente. Guerra, dic-
actuación política en un campo disci- ca sino que muestra hebras de una
tadura y sociedad en la Argentina, Buenos Aires, Siglo
plinar requiere de la historiografía de sospecha existencial. Es cierto, o si no
ese campo y de la labor que dicha lo es podría pensarse así, que el sustan- XXI Editores y Vezzetti, Hugo, (2004) “Políticas de la
reconstrucción histórica comporta en tivo militante deja lugar a la memoria y memoria: el Museo de la ESMA” en Punto de vista, N°
la retrospección configurante de esos es esta entonces la que se adjetiva 79, Buenos Aires, agosto. Romero, Luis A. (2007), “La
actos, tomé contacto con produccio- como militante. Como resultado de violencia en la historia argentina reciente: un estado
nes recientes que escrutaban el perío- este último movimiento de la lengua, de la cuestión”, en Pérotin-Dumon, Anne, Historizar el
do que me proponía relatar. Los cruces el adjetivo militante con el que se pasado vivo en América Latina. Publicación electróni-
de esas fuentes promovieron un nove- caracteriza a estas formaciones de ca Universidad Alberto Hurtado. Centro de Ética.
doso estar ante el recuerdo que, en memoria queda recubierto por el parti- Santiago, Chile. Véanse especialmente las Conclusio-
parte, fue a contrapelo de muchas de cipio presente del verbo militar; lo cual nes del citado trabajo ordenadas según las pregun-
las identificaciones establecidas a lo no deja de pintar un cuadro afectado tas “¿El fin de la violencia política? ¿qué estudiar del
largo de años que no podría situar con de cierta recursividad. Así, pareciera pasado reciente? ¿Cómo estudiarlo?”, pp. 128-137 y
precisión pero que, inadvertida e insis- que las memorias de la militancia al Romero, Luis A. (2008), “Memoria de El proceso” en
tentemente, se revelaban estagnadas seguir siendo forjadas por ex militantes Lucha Armada, Año IV, N° 10. Asimismo, Altamirano
por el inevitable maridaje entre el que –a su vez– parecieran conservar ubica una parte sustantiva de esos relatos que ‘estili-
tiempo y el ideal. una cierta condición militante (aunque zan’ la militancia en el terreno de la construcción de
A su vez, la invitación a rememorar esto no sea estrictamente así), o que ingentes “interpretaciones facciosas”. Altamirano, Car-
en un coloquio por los cincuenta años sencillamente no reniegan de esa los, (2007) “Pasado presente” en Lida, Clara E.; Crespo,
convocaba a hablar desde distintos experiencia, quedan marcadas por una Horacio y Yankelevich, Pablo (comps.), Argentina,
lugares. Tres de los presentes, los expo- cierta impureza de “origen” traspuesta 1976. Estudios en torno al golpe de Estado, México, El
sitores que “encarnábamos” –aunque en el alerta de riesgo que supone la Colegio de México, p. 30.
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Estas palabras dieron con cierto Difícil trazar un panorama del mun-
espesor de lo que, muchos de los estu- do que constituía por entonces el
diantes militantes sentíamos, e incluso estudiantado de la carrera y, en espe-
pensábamos con cierto ahínco, al ini- cial, el espacio de la militancia. A modo
cio de la democracia: nuestra opción de imágenes, sin duda difusas, algunas
por la Antropología era una opción tal vez erróneas o imprecisas, afectadas
política. El campo antropológico local, por cierta hipóstasis de rasgos, en los
por los avatares que lo constituyeron, párrafos que siguen, intentaré trazar
era un terreno a desmalezar y construir un bosquejo de algunos atributos de
de nuevo, no había padres, acaso solo ese espacio. Tal vez más densos cuan-
hermanos mayores. do se refieren a la militancia de extrac-
ción peronista o filo-peronista porque
*** se nutren de un mayor caudal de
recuerdos o de evidencias plasmado
Una vez transcurrida la etapa de en las fuentes disponibles. Por ejem-
parición del nuevo plan de estudio, lo plo, en la JUP7 sostuvimos entre 1986
que aconteció hacia finales de 1984, la y 1988 largos, imposibles, y a la vez
entrada en vigencia en 1985 –está por proteicos debates acerca de la especi-
cumplir sus bodas de plata–, debía ini- ficidad de la militancia universitaria
ciarse el período de implementación y que bordeaban la copla, imposible,
prueba del plan. De forma, en el caso entre el nombre peronista y el nombre
de la carrera de Ciencias Antropológi- universitario. Eran tiempos en que, a la
cas son cinco los años que el novel saga de las figuras del compromiso y
diseño curricular requería para estar, la implicación política, para muchos de
según la jerga de la gestión universita- nosotros, era inconcebible pensar la
ria, ”a régimen”. Sin embargo, entre la actividad intelectual o, en términos
militancia estudiantil los cuestiona- más modestos, el quehacer universita-
mientos al nuevo plan fueron inmedia- rio más allá de la actividad militante.
tos.6 Por una parte, un cuestionamien- Algunos de los militantes universitarios 6. Los cuestionamientos eran esperables, lo que
to de los tiempos en los que el nuevo peronistas sosteníamos que la relación quizás no lo era tanto es que fueran tan diversos,
diseño curricular fue discutido y apro- entre política y universidad requería extendidos y cruzaran a las diferentes agrupacio-
bado. Por otro flanco, se produjo una cuestionar una militancia sin anclaje nes políticas.
crítica en relación con ciertas ausen- sustantivo en los temas y los proble- 7. En la agrupación Juventud Universitaria Pero-
cias tanto desde el punto de vista del mas de la Universidad. nista-Capital que fuera, junto con la JUI (Juventud
contenido del plan como de la escasa Universitaria Intransigente), uno de los pilares de
flexibilidad curricular. El contenido y la *** la alianza electoral FUNAP, hacia 1986 y en 1987
estructura, ambos tópicos sentidos se realizaron plenarios de articulación con la JUP-
como limitaciones surgidas de la corta Quienes formaban parte de la Regional en el marco de los cuales la discusión
duración del tiempo en que se llevó a Comisión de estudiantes de antropolo- sobre la especificidad de la militancia peronista
cabo la discusión fueron, a lo largo de gía o de las distintas comisiones de universitaria tuvo algún lugar. La JUP-Capital era
1985, 1986 y 1987 objeto de debate trabajo que la constituían con una una expresión política que databa de finales de la
tanto en las asambleas como en el lógica de agrupamientos ad hoc eran dictadura y en los inicios de los ´80 estuvo asocia-
interior de las agrupaciones políticas mayoritariamente parte de la especies da a la muy reciente manifestación que cobijaba
con anclaje en la carrera. Un órgano (si el orden dice algo) militantes-estu- el término renovador, un peronismo de modo
enlazado al CEFyL, la Comisión de diantes y estudiantes-militantes. No más o menos conciente expurgado de sus sueños
estudiantes de Antropología, se consti- recuerdo casi ninguno solo militante. revolucionarios, mientras que la Regional conser-
tuyó en la manifestación institucional Tampoco, como decíamos entonces, la vaba en su misma denominación algo de aquel
de ese malestar. presencia permanente de estudiantes sueño. Sin embargo, es notable el significante no
“crónicos”. Participar de ese espacio cualquiera que nuestra agrupación ostentaba
*** suponía, ya, no concebirse como un para particularizarse: capital.
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III. Salidas
La experiencia de las jornadas del sacarnos una foto donde se vieran Integrantes de la lista “La Clave”.
87, las restringidas del 19 y 20 de las caras. Fue como salir de un cierto
septiembre y las ampliadas de cada goce militante que ya no nos perte-
día, como también el trabajo de for- necía, el de la clandestinidad. Una
mación que nos impusimos a lo largo ruptura con las tradiciones que nos
del ´88 hizo de nosotros algo así habían constituido, donde los signos
como unos convencidos responsa- podían co-existir sin la tensión del
bles y encauzó los esfuerzos de la pasado.
militancia hacia la obtención de una Rémond plantea “uno llega a pre-
representación en el co-gobierno guntarse si la transmisión de aquello
departamental. que constituye lo más valioso de la
Un conjunto de compañeros con experiencia de una generación no
distintas extracciones políticas consti- estará irremediablemente condena-
tuimos una lista, la Clave, con el fin do a desaparecer; en otras palabras,
de construir una plataforma que pro- si la comunicación entre generacio-
yectara nuestro trabajo en la carrera, nes es realmente posible”.18 No sé si
en la gestión académica de la misma. fuimos algo tan contundente y con-
Había que afrontar también la com- sistente como el concepto que pre-
pulsa electoral. Esa, aunque fogueada tende despuntar el término genera-
en estas lides, es otra historia y ameri- ción, una generación. Tampoco si la
ta pensar el trabajo realizado según singularidad inherente a una expe-
otras coordenadas. riencia colectiva puede “comunicar-
Sin embargo, quisiera dar salida a se”, y si lo hace, tal vez solo sea por
estas notas con una breve semblan- el desvío del malentendido. Sin
za sobre un gesto colectivo. Luego embargo, pienso que la transmisión 18. Rémond, René, (1999) “La transmisión de la
de debatirlo internamente decidi- es posible, no-toda. memoria” en AA.VV. ¿Por qué recordar?, Foro Inter-
mos que, como agrupación política nacional Memoria e Historia, Unesco, 1998, Barcelo-
con aspiraciones públicas, debíamos na/Buenos Aires/México, Granica, 2002, pp. 70-71.
1 2
1 y 2. Creación y primeros años, 1958-1966.
3 5
3. Construyendo memorias: estudiantes, docentes y graduados detenidos, desapareci- 4 y 5. Debates internos y éxodo de profesionales, 1967-1972.
dos y asesinados de la carrera de Cs. Antropológicas de la UBA, 1974-1983.
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6 7
6 y 7. La Ciencias Antropológicas y el proyecto de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, 1973-1974.
8 9
8. La Ciencias Antropológicas y el proyecto de la Universidad Nacional y Popular de 9. El impacto de las políticas neoliberales en la producción antropológica, 1992-2001.
Buenos Aires, 1973-1974.
10 11
10. Dictadura y resistencia, 1975-1983.
CONSTRUYENDO MEMORIAS:
DETENIDOS-DESAPARECIDOS DE LA CARRERA
DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS (1974-1983)
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los partidos políticos e instauración ambiente principalmente conforma- 4. Entre los miembros fundadores de las “Cátedras
de la doctrina de seguridad nacio- do por clases medias urbanas. El Nacionales” se destacaron, entre otros, Gonzalo
nal), las casas de altos estudios se momento de esplendor de las “Cáte- Cárdenas, Guillermo Gutiérrez, Roberto Carri, Alci-
convirtieron en uno de los epicen- dras Nacionales” se produjo entre ra Argumedo, Blas Alberti, Amelia Podetti, Horacio
tros del proceso de radicalización 1967 y 1971 (Malimacci y Giorgi, González, Jorge Carpio, Conrado Eggers Lan y
política de la época. 2007; Recalde, 2007). Los órganos de Gunnar Olson.
Ya a principios de la década de difusión fueron las revistas Envido y
1970, los intentos de las autoridades Antropología del Tercer Mundo, dirigi-
universitarias de morigerar los con- das por Arturo Armada y Guillermo
flictos internos aplicando sanciones Gutiérrez, respectivamente.
presuntamente ejemplificadoras El 31 de mayo de 1973, días des-
(denuncias policiales, sanciones disci- pués de la asunción presidencial de
plinarias, persecución de dirigentes Héctor Cámpora y de los nombra-
estudiantiles) se vieron desbordados mientos de Jorge Taiana como minis-
por la fuerza de los acontecimientos. tro de Educación y del historiador
Corrían los años en que el compromi- Rodolfo Puiggrós como rector de la
so declarativo comenzaba a ceder Universidad Nacional y Popular de
espacio a las medidas de acción con- Buenos Aires, el sacerdote Justino
cretas y en que grupos mayoritarios O’Farrell era designado “delegado
de estudiantes iniciaban un masivo interventor” de la Facultad de Filoso-
tránsito al nacionalismo y la resisten- fía y Letras. La designación de O’Fa-
cia peronista, en simbiosis con el rrell, un cuadro identificado con las
marxismo, el catolicismo postconci- corrientes del catolicismo postconci-
liar y el tercermundismo. En ese con- liar, coronaba un breve aunque inten-
texto, las “Cátedras Nacionales”4 so derrotero académico-intelectual.
cobrarían enorme protagonismo, Mentor de las llamadas “Cátedras
transformándose en itinerario y brú- Nacionales”, director del Departamen-
jula de una parte por demás significa- to de Sociología desde 1969 y hábil
tiva del frente universitario. articulador de idearios teórico-ideoló-
De difícil encuadre, las “Cátedras gicos hasta entonces poco menos
Nacionales” emergieron de una alian-
za entre un sector del estudiantado
en proceso de radicalización política
y un grupo de profesores que había
accedido a cargos universitarios en la
UBA luego de la intervención de
1966 (Recalde, 2007). En términos
muy esquemáticos, implicaban la
introducción de teorías marxistas, del
revisionismo histórico (por oposición
a la historiografía liberal), de escrito-
res y ensayistas del pensamiento
nacional, y de literatura peronista y
tercermundista. Con sus matices, la
nueva oferta bibliográfica y concep-
tual, hasta entonces predominante-
mente atada a las corrientes acadé-
micas metropolitanas, contribuyó al
proceso de peronización de amplios
sectores del ambiente universitario,
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Referencias bibliográficas
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la Argentina. La revista Antropología 3er. Mundo, 1968-1973”, en Sociohistórica. Cuadernos del CISH
(Universidad Nacional de La Plata), Nº 8, 2do. semestre de 2000.
Barletta, Ana M., “Una izquierda peronista universitaria. Entre la demanda académica y la demanda políti-
ca, 1968-1973”, en Prismas. Revista de Historia Intelectual, Universidad Nacional de Quilmes, Nº 6, 2000.
Malimacci, Fortunato y Giorgi, Guido, 50 aniversario de la carrera. VII Jornadas de Sociología. Pasado, Presen-
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21. Anguita, Eduardo y Caparrós, Martín, Recalde, Aritz, Universidad y liberación nacional, Nuevos Tiempos, Buenos Aires, 2007.
La voluntad II, Buenos Aires, Norma, 1998. Villarroel, María Jimena, Universidad Nacional de Salta: Creación, procesos y crisis. Mimeo.
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íbamos recorriendo. Porque eso estaba no fue nada fácil enterarme de cómo
tan encubierto y a la vez tan naturali- funcionaban las relaciones sociales en
zado en los propios trabajadores que la Facultad entre docentes y alumnos,
era una dádiva, un beneficio que la y creo que fue, no solo para mí sino
patronal les daba, un gesto de buena para todo ese grupo, la figura de San-
onda de dejarlos tomar cerveza duran- tiago la que nos mostró que había una
te el horario de trabajo, que incluso en forma directa, campechana, a veces un
las entrevistas era todo un arte llevar- tanto cabrona también, un poco chica-
los a ese tema y tratar de identificar nera incluso, de comunicarse, discutir y
concretamente cómo había sido el pelear entre profesores y estudiantes, y
proceso por el cual se había llegado a eso no formaba parte de los cánones.
esa situación, no solo en el marco En eso era excepcional, era una figura
general de la fábrica, sino también en que se destacaba.
el marco general de cada uno de los Me parece que para todo este gru-
sectores de trabajadores donde había po en la primera mitad de la década
modalidades distintas de la patronal. del ‘80, Santiago fue eso, la posibilidad
De esa experiencia de investigación de acercarse a un profesor al que uno
creo que se desprende una de las se podía aproximar y contarle cual-
características de Santiago, que por lo quier proyecto, aunque fuera delirante,
menos a los estudiantes de aquella y él iba a tener el tiempo y la capaci-
época nos quedó muy marcada y que dad para escucharlo y después orien-
tenía que ver con la pasión y la dedica- tar en la medida de las posibilidades,
ción por la búsqueda de datos en un de una forma abierta y democrática.
tema tan complejo como este de ana- Me parece que esa es una de sus prin-
lizar las relaciones dentro de la fábrica cipales características.
desde el punto de vista etnográfico, La segunda es que, como estudian-
cosa que no es sencilla, creo que sigue tes de Antropología, tuvimos la posibi-
siendo bastante complejo, incluso des- lidad de tener un contacto directo con
de el punto de vista metodológico; y, el hacer, con la práctica profesional de
por otro lado, pone también de relieve la investigación, a partir de este campo
la forma en la que encaraba esta inves- de Antropología y trabajadores, y eso,
tigación, el compromiso político con como sabemos, deja un recuerdo
esos actores sociales. imborrable, es la primera experiencia
Creo que de esta experiencia de de campo, el primer acercamiento a
investigación esas fueron dos cosas un tema de investigación.
que a mí me marcaron absolutamente Si lo miro desde ahora, como
las líneas, las posibilidades de investi- docente, hay algunas cosas risueñas
gación en Antropología Social. en la forma que Santiago tenía para
Para recalcar esta dimensión huma- estimular en el trabajo, porque en
na de lo que significó Santiago para general cuando uno le preguntaba, le
los estudiantes de aquella época quie- decía, bueno, vos podés resolver esto,
ro poner énfasis en tres momentos qué te parece, y era una pelea cons-
que me parece que pintan de cuerpo tante porque él lo que quería era que
entero su práctica, no como investiga- uno tuviera cada vez más autonomía
dor, sino como docente y como for- y se hiciera cargo de las cosas, mien-
mador de gente durante la carrera, lo tras que uno a mitad de la carrera lo
que yo considero que es su legado. que quería era que le dijeran lo que
Una es que, como chica del interior tenía que hacer y cómo hacerlo. Ese
trasplantada a Buenos Aires, para mí me parece que era otro rasgo que
en los tres primeros años de la carrera configuraba su forma de relacionarse
con los estudiantes o con los que tra- un lugar, porque cada uno de los estu-
bajábamos con él en este tema de la diantes interesados pudiera acercarse,
investigación. este abrir la puerta de muchos lugares
Por último, algo para abrirme del y considerar al estudiante como un
tema de la investigación. Ya hacia el compañero, para mí constituyen el
final de la carrera se hacía evidente legado de la figura de Santiago para
que yo no iba a seguir investigando todos nosotros.
en el tema de Antropología y Salud. Por eso, muchas veces, cuando se
Entonces, me acuerdo que para ese acercan estudiantes a pedir orienta-
momento Santiago, con esa caracte- ción y cuentan que tuvieron antes
rística de acortar las distancias y acer- alguna entrevista y los trataron mal, los
car a la gente a los grupos de traba- trataron con desprecio, con cierto des-
jos, me había presentado a Mirta Lis- dén, yo les digo, es cierto, te puede
chietti y había empezado a dar clase pasar, forma parte de la vida académi-
en el CBC y en Sistemática I. En esa ca. Lo único que te pido es que no te
época yo empecé a estudiar Derecho olvides de eso, así cuando vos seas
y le dije que lo que me interesaba era profesor no lo repetís, vos tratá de
la Antropología y el Derecho, enton- acordarte de lo que pensás ahora, para
ces Santiago, así, con ese estilo direc- luego tener una actitud inclusiva,
to y sin poner ningún obstáculo, me generosa y abierta, y sin decirlo, pien-
dijo: “Vos tenés que hablar con Sofía so, como Santiago Wallace, que creo
Tiscornia”, y ahí mismo propició una que fue el que tuvo visiblemente una
reunión con ella. Lo risueño, es que actitud así.
después, en los años siguientes, el
chiste constante de Santiago hacia CRISTINA CRAVINO
Sofía fue “Me la robaste”, cuando él en Lo conocí a Santiago como profesor,
realidad había propiciado eso porque no tengo recuerdos muy precisos, pero
era mi mayor interés, pero eso forma- lo que sí me acuerdo es de ese Congre-
ba parte del estilo de Santiago. so del ‘86, cuando era estudiante y
En síntesis, lo que yo quiero mar- escuché la ponencia de Santiago. Me
car con estos recuerdos, con esta for- acuerdo que muchos nos quedamos
ma de ser profesor y establecer las fascinados con su trabajo, con su línea.
relaciones entre profesores y estu- Yo empecé medio de casualidad a
diantes, es la actitud generosa y abier- trabajar con él, aunque no fue casuali-
ta que siempre tuvo para recibir a dad sino la generosidad de Santiago,
todos los estudiantes que se acerca- porque yo estaba recibida, estaba
ban con alguna inquietud, chicanean- haciendo una Maestría. Me acerqué al
do, peleando, provocando muchas Departamento a hablar con él para ver
veces, pero siempre con una actitud quién le parecía que podía dirigirme
inclusiva, y eso en esa época era un una beca. Tenía bien en claro el tema
factor muy importante para ir crean- que quería investigar, que estaba vin-
do circuitos de institucionalización y culado a una parte del trabajo de San-
de inclusión en el trabajo antropoló- tiago, que era el de los movimientos
gico que todavía no estaban hechos, sociales, y que por ahí no es lo que
porque la normalización estaba en más se conoce de él, pero el artículo
curso y los circuitos institucionales no que escribió sobre eso me parece muy
estaban tan definidos como ahora. interesante como mirada crítica. Des-
Entonces, me parece que estas pués se dijeron muchas cosas que ahí
características de la preocupación por Santiago las planteaba muy incipiente-
incluir, por orientar, por formar, por dar mente pero con mucha claridad.
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Y ahí vimos esa cuestión que pensó como una materia sino como
Josefina remarcaba, es decir, inme- un espacio para hacer trabajo de
diatamente un feedback muy fuerte campo, para hacer actividades apli-
que para nosotros se mantuvo cadas, y entonces obviamente Nilda
durante los ocho años que estuvo en salía a terreno y nos llevaba a todos
nuestra Universidad. nosotros y un poco así nos iba
Obviamente, la materia que él empujando, con todas sus ganas.
daba, que era Antropología Urbana, Yo recuerdo que a ella le moles-
por el contexto particular de la Facul- taba mucho el frío y sin embargo
tad no era solo de Antropología Urba- nos empujaba todo el tiempo, era la
na, sino que Santiago mezclaba otras que salía primero, la que llamaba a
cosas y las clases se alargaban, a veces todas las salas de primeros auxilios,
seguían en la casa de alguno de noso- la que nos impulsaba para que hicié-
tros, se mezclaban con otras charlas, y ramos entrevistas.
eso fue generando un vínculo bastan- Y así, cara a cara, fuimos haciendo
te interesante, que fue la base para un vínculo que no fue único, porque
que después, al año siguiente, comen- lo tuvimos con muchos de los profe-
zara con un Seminario de Antropolo- sores pero, en cierto modo, en parti-
gía Médica, donde directamente nos cular con ellos, era indistinguible
planteó una cuestión, lo que refuerza estudiar Antropología de otras cosas,
lo que decían quienes me precedieron era indistinguible de nuestras vidas
respecto de cómo concebía la activi- personales, indistinguible de una
dad académica. posición política que teníamos en la
Para él ese seminario tenía que ser ciudad, una ciudad fundamentalmen-
abierto a la comunidad, entonces, te reaccionaria y dominada por las
había que invitar a los médicos, a las fábricas cementeras.
enfermeras, y como Olavarría era una Ahí Santiago nos marcó que había
ciudad muy chata en ese momento, un campo muy interesante para trabajar
en cierta medida lo sigue siendo, con la salud, con los problemas de las
nosotros le dijimos que eso no iba a enfermedades laborales, con las cuestio-
andar. Y Santiago dijo que igual invi- nes de la subjetividad de los trabajado-
táramos a todos, que mantenía su res, y también nos fue empujando un
idea original. poco a trabajar, con mucha rigurosidad,
El día que se inauguró el seminario mezclando muchas veces cierta impa-
había 30 médicos y un montón de ciencia, porque nosotros teníamos los
personas. Para Olavarría, que en ese datos de la investigación ahí adelante y
momento tenía 80.000 personas, era a veces no los podíamos ni siquiera ver,
un hecho inédito. Y así arrancó la pri- entonces Santiago a veces perdía la
mera experiencia del Seminario, con paciencia y nos retaba también, y a los
un diálogo constante de nosotros que que éramos hinchas de Boca, él siendo
estudiábamos Antropología, Santiago hincha de River, nos criticaba mucho
que coordinaba las clases, y lo que era más duramente.
el afuera de la Facultad en ese enton- A Nilda le interesaban otras cosas,
ces, que como era una Facultad en for- pero recuerdo, por ejemplo, que a las
mación, todos éramos conejitos de compañeras les encantaba salir con
Indias de esa experiencia, los docentes Nilda porque las protegía de una
también, por supuesto, y funcionába- manera que nosotros no podíamos
mos a ensayo y error. entender casi.
Al año siguiente, en el ‘92, Nilda La cuestión es que de a poco fui-
empezó a dar un Taller, que ya no se mos avanzando. Yo tuve la suerte de
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