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octubre de 1864 –Bandol, 7 de junio de 1948) fueron los inventores del proyector cinematográfico.
Ambos nacieron en Besançon, Francia, pero crecieron en Lyon. Su padre, Antoine Lumière, tenía un taller fotográfico y ambos hermanos trabajaban con él,
Louis como físico y Auguste como administrador. Louis hizo algunas mejoras en el proceso de fotografías estáticas.
A partir de 1892 los hermanos empezaron a trabajar en la posibilidad de fotografiar imágenes en movimiento. Patentaron un número significativo de progresos
notables.
Crearon un aparato que servía como cámara y como proyector: el cinematógrafo, que se basaba en el efecto de la persistencia retiniana de las imágenes
sobre el ojo humano. Al comienzo ellos mismos cargaban las piezas de la cámara filmadora en un cajón para su traslado de un lugar a otro.
Cartel de 1895.
El cinematógrafo fue patentado el 13 de febrero de 1894. En ese año, rodaron su primera película. El 22 de marzo de 1895 fue mostrada en París en una
sesión de la Société d'Encouragement à l'Industrie Nacional La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir («Salida de los obreros de la fábrica
Lumière en Lyon Monplaisir»), rodada tres días antes.
Tras diversas presentaciones en sociedades científicas, en la Universidad de la Sorbona, en Bruselas y otros lugares, se procedió a su explotación en la
primera sesión exhibida para un público comercial, como primer espectáculo de pago (Marcando Oficialmente el inicio del cine) el 28 de
diciembre de 1895 en París, en el Salon indien du Grand Café, en el Boulevard des Capucines, donde se proyectaron varias cintas entre las que destacaban,
aparte de la ya citada Salida de la fábrica Lumière, otras como Llegada de un tren a la estación de la Ciotat o El regador regado. Así, con este catálogo, el cine
comenzó su historia a modo de documental, como testigo objetivo de la vida cotidiana.
Los hermanos dijeron «el cine es una invención sin ningún futuro»; pero aprovecharon todo lo que el nuevo invento les ofreció para montar un negocio
rentable. Los Lumière enviaban un cinematógrafo y un operador allá donde era requerido, por ejemplo a la Coronación del zar Nicolás, etc. Con estas cintas
rodadas en los lugares más exóticos del planeta surge el montaje.
Su posición económica y el interés que mostraban hacia la ciencia les hizo menospreciar las posibilidades comerciales de su invento, por lo que finalmente
abandonaron la producción cinematográfica.
En 1903 patentaron un proceso para realizar fotografías en color, el Autochrome Lumière, lanzado al mercado en 1907.
Los primeros
La primera
sesión
Las diez
brevísimas películas
de diecisiete metros
que componían los
primeros programas
presentados por los
Lumiére mostraban
imágenes
absolutamente
vulgares e inocentes.
Películas que,
barajando unas pocas
variantes, ofrecían
temas bien prosaicos:
La salida de los
obreros de la fábrica
Lumiére
Riña de niños
Los fosos de las
Tullerías
La llegada del
tren
El regimiento
El herrero
Partida de
naipes
Destrucción de
las malas hierbas
La demolición
de un muro
El mar
Como puede
verse, nada nuevo ni
nada extraordinario
ofrecían estos temas,
propios del repertorio
de cualquier fotógrafo
aficionado de la
época. Pero, a pesar
de ello, el impacto que
causaron aquellas
cintas en el ánimo de
los espectadores fue
tan grande que al día
siguiente los diarios
parisinos se deshacían
en elogios ante aquel
invento y un cronista,
víctima de una
alucinación, elogiaba
la autenticidad de los
colores de las
imágenes.
El segundo
Arriba
Porter y el primer montaje en el cine
Edwin S. Porter