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Literatura y talleres de
Educación Sexual Integral
en la escuela primaria
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De habíaunaveztruz / mayo 7, 2013 / Derechos Humanos, Experiencias en la escuela, Género y
literatura, Una vuelta de tuerca a los clásicos / 5 comentarios
Este artículo da cuenta de experiencias realizadas durante 2012 en la escuela N° 96
“Florentino Ameghino” respecto de la Educación Sexual Integral y el trabajo con textos
literarios. Se publicó en la revista escolar en el mes de diciembre pasado y fue escrito por la
Prof. Beatriz Argiroffo, que participó como asesora en equipos de trabajo con lxs docentes
y también en la implementación de las propuestas con lxs chicxs de Nivel Inicial a 7mo.
Grado. Este relato se integra a la serie de experiencias pedagógicas que este blog se propone
compartir, tanto en el terreno de la ESI como respecto a todas las prácticas valiosas que se
generan en las aulas respecto a la literatura. En cuanto a la ESI, sigue siendo un campo
bastante inexplorado y de cuya obligatoriedad no hay un correlato real en la mayoría de las
escuelas, por eso, la socialización de estas experiencias es menester y se torna
imprescindible.

Al final, agrego enlaces para acceder a “La Cenicienta que no quería comer perdices” y
“Gatopato y la princesa Monilda”, disponibles en archivo pdf y un pequeño fragmento
de “Mi mamá es taxista”.
L. U.

ESI, Educación Sexual Integral en la Escuela

En la segunda mitad del año retomamos los talleres de Educación Sexual Integral.

El concepto de sexualidad que proponemos —en consonancia con la Ley de Educación


Sexual Integral—excede ampliamente la noción de “genitalidad” o de “relación sexual”.
Consideramos a la sexualidad como una de las dimensiones constitutivas de la
persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida, que abarca tanto
aspectos biológicos, como psicológicos, sociales, afectivos y éticos. Esta concepción es
la sostenida por la Organización Mundial de la Salud.

Este año nos hemos propuesto trabajar los contenidos de la ESI transversalmente,
utilizando como herramienta privilegiada la literatura. Los libros constituyen un
instrumento de socialización básico en el ámbito educativo. Es por esto que se prioriza
trabajar con libros de cuentos pertinentes a la edad de chicos y chicas con el objetivo de
reflexionar sobre el sexismo en la cultura, el cuidado del cuerpo, la prevención del
abuso, distintos modos de familias, la diversidad en su sentido más amplio. Nuestro
horizonte es construir un camino tendiente a desterrar la homofobia, el sexismo, el
abuso, la discriminación, a respetar la diversidad y, en definitiva, a ejercer
nuestros derechos.

Las actividades del taller son de distintos tipos, según las posibilidades y necesidades de
cada grupo. Básicamente consisten en lectura y análisis de cuentos.
Con esta modalidad hemos abordado asuntos como la discriminación laboral según
estereotipos de género, el reconocimiento de situaciones a las que quiero decir que
si y a las que quiero decir que no, la discriminación, las expectativas de
género presentes en nuestra cultura, el buen trato y la circulación de la palabra. Si
bien son ejes que, implícita o explícitamente, están presentes en el quehacer cotidiano
de las y los docentes de la Ameghino, desde la ESI encontramos ocasión de reforzar
estas prácticas y encauzarlas hacia el ejercicio de derechos para niñas, niños y
adolescentes que nos permite la ley de Educación Sexual Integral.
ALGUNAS EXPERIENCIAS:
En un 6º grado y en un 7º grado estamos revisando los estereotipos de la literatura
tradicional: princesas en apuros, dóciles y pasivas, príncipes decididos, aventureros e
intrépidos. Luego reescribimos el cuento elegido cambiando las características de los
personajes e inventamos otro final, con personajes más ligados a lo real, a la vida actual
y a los desafíos que nos impone. Terminaremos haciendo una dramatización de los
nuevos cuentos escritos por los chicos y las chicas.

También con estos grados estamos trabajando con la película Billy Elliot, para
reflexionar sobre la homofobia y los distintos modos de vivir la masculinidad.
En nivel inicial y primer ciclo trabajamos con cuentos como “El Gatopato y la
Princesa Monilda” de María Elena Walsh. A partir de la lectura reflexionamos sobre
la discriminación, sobre qué trato nos hace sentir mal y cómo nos gusta que nos traten.
También trabajamos con los siguientes cuentos:
“Mi mamá es albañil”, “Mi mamá es taxista”, “Mi mamá es electricista” (de Diego
Peluffo); “El libro de los Cerdos” (de Anthony Browne) y ” La Cenicienta que no
quería comer perdices”.
En este caso la intención es desnaturalizar la idea de que hay trabajos adecuados para
mujeres y para varones, y superar la discriminación que circula en nuestra cultura en
torno a las posibilidades y potencialidades de varones y mujeres.
Beatriz Argiroffo

Publicado en Revista “96% Ameghino”, Año 1, Nro. 1, Diciembre 2012, Rosario.


Algunos textos:
* “La Cenicienta que no quería comer perdices”, en
http://www.mujeresenred.net/IMG/pdf/lacenicientaquenoqueriacom
erperdices.pdf
* “Mi mamá es taxista”, “Mi mamá es electricista”, “Mi mamá es
albañil”, “Mi mamá conduce un subte”, “Mi mamá es cirujana”,
“Mi mamá es referí”pertenecen a la serie “Yo soy igual”, cuyo autor
es Diego Peluffo y han sido editados por Librería de Mujeres
Editoras desde 2009.
Comparto un fragmento del primer título:

” Todas las tardes, la mamá de Sofía pasa a buscarla por el colegio


en su auto amarillo y negro. Claro, Claudia maneja un taxi. Aunque
tiene que trabajar mucho, siempre consigue hacerse tiempo para
llevar a su hija hasta la casa, donde la espera su papá Jorge. A los
compañeros de tercer grado de Sofía les parece raro, porque dicen
que hay pocas mujeres taxistas y hasta bromean sobre eso.’

‘Las mujeres no saben manejar”, dicen algunos. ”Mujer al volante,


peligro andante”, repiten otros aquella frase que más de una vez le
han escuchado a sus papás. Pero a la pequeña Sofía no le importa lo
que digan porque sabe bien que la habilidad para manejar no tiene
nada que ver con ser mujer o varón. (…)”
Algunos títulos de la colección de Diego Peluffo, Librería de Mujeres Editoras

*Y aquí se cuenta la maravillosa historia del Gatopato y la princesa


Monilda
Una vez,en el bosque de Gululú, apareció un Gatopato.
¿Cómo era?
Bueno,con pico de pato y cola de gato.Con un poco de plumas
y otro poco de pelo.Y tenía cuatro patas,pero en las cuatro calzaba
zapatones de pato.
¿Y cómo hablaba?
Lunes,miércoles y viernes decia miau.
Martes,jueves y sabados decia cuac.
¿Y los domingos?
Los domingos,el pobre Gatopato se quedaba turulato sin saber que decir.
Una mañana calurosa tuvo ganas de darse un baño
y fue hasta la laguna de Gululú.
Toda la patería lo recibio indignada.
-¿Qué es esto?-decian los patos-,¿un pato con cola de gato?
Y como era lunes, el Gatopato contestó miau.
¡Imagínense!
¿Se imaginaron?
Los patos se reunieron en patota y le pidieron amablemente que se marchara,
porque los gatos suelen dañar a los patitos.
Y el pobre Gatopato se fue muy callado,porque si protestaba le iba a salir otro miau.
Camino hasta un rincón del bosque donde los gatos estaban en
asamblea de ronron, al solcito.
Y como el Gatopato los saludó diciendo miau,lo dejaron estar un rato con ellos,
pero sin dejar de mirarlo fijamente y con desconfianza.
El pobre Gatopato se sintio muy incomodo entre gente tan distinguida.
Muchos días pasó el pobre completamente turulato y llorando
a cada rato adentro de un zapato.Hasta que una tarde paso por el bosque
la princesa Monilda,toda vestida de organdí,
y lo vio,llorando sin consuelo,a la sombra de un maní.
-¡Qué precioso Gatopato!-dijo la princesa.
-¿De veras te parezco lindo,Princesa?-pregunto el Gatopato ilusionado.
-¡Precioso, ya te dije!-contestó la princesa.
-Sin embargo,aquí en el bosque nadie me quiere-se lamentó el Gatopato.
-Si quieres, yo te puedo querer-le dijo la princesa cariñosa.
-Sí, quiero que me quieras-dijo el Gatopato-,siempre que tu quieras
que yo quiera que me quieras,Princesa.
-Yo sí que quiero que quieras que yo te quiera-respondió la Princesa.
-¡Qué suerte!-dijo Gatopato.
-Hacía años que quería tener un Gatopato en mi palacio,dijo la Princesa.
Y lo alzó delicadamente,le hizo mimos y se lo llevó al palacio,
donde el Gatopato jugó,trabajó, estudió y finalmente se casó con una sabia Gatapata.
La princesa cuidó a toda la familia Gatipatil, dándoles todos los días una rica
papilla de tapioca con crema Chantilly.
Y todos vivieron felices hasta la edad de 99 años y pico.
Y de este modo tan grato
se acaba el cuento del Gatopato.

María Elena Walsh

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