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Nombre de la Materia

Doctorado en Ciencias de la Educación

Nombre del Alumno (a)

Claudia Alexandra Casas Trujillo

MDCO19705

Nombre de la Tarea
Unidad 1 – Factores Biologicos y Afectivos

Nombre del Profesor (a)

Dra. Mabel Guadalupe Haro Peralta


Fecha Mayo 19 de 2019
La Influencias de Factores Biológicos, Cognitivo y Afectivo en la Evolución del
Comportamiento del Ser Humano

La principal tarea del ser humano en la vida es darse a luz a sí


mismo, para convertirse en lo que realmente es. El producto
más importante de su esfuerzo es su propia personalidad.
Erich Fromm

En el presente ensayo se expondrá cómo ha evolucionado el comportamiento del


ser humano de acuerdo a la interacción de factores biológicos, cognitivos y afectivos
con el medio que lo rodea, se abordarán autores especialistas en el tema como
Ciompi, L. (2007), Gámez, E., & Marrero, H. (2005), Polo, L. (1998), entre otros, desde
la mirada de cada uno de ellos se explicara cómo el comportamiento y la conducta
del ser humano ha ido evolucionando y adaptándose según sus necesidades y la
interacción con el contexto, para ello se ha formulado la siguiente pregunta ¿Cómo
el comportamiento del hombre ha evolucionado a partir de la interacción de factores
internos con su medio y la necesidad de adaptación a él?.
El comportamiento del ser humano está claramente influenciado por factores
biológicos, cognitivos y afectivos, además de la interacción que tienen con el
contexto en el que se encuentra inmerso. No se puede desconocer que, a partir de
aspectos familiares, culturales y sociales, el individuo construye parámetros de
conducta y comportamiento. Por lo anterior es necesario abordar antecedentes
filogenéticos y ontogenéticos, ubicando al homo ergaster que, según (Arsuaga y
Martínez, 1998; Cela y Ayala 2001), es el más parecido al homo sapiens actual,
presentando un patrón de desarrollo más prolongado que los anteriores. Esto quiere
decir que, su entorno social es más protector desde la aparición de la madre y la
participación por primera vez, de los machos en el cuidado y la alimentación de sus
crías.
De esta manera el cerebro humano cambia y responde a las exigencias del medio
de desempeño empezando a asumir conductas y comportamientos como respuesta
a los mismos. Dentro de algunas comunidades indígenas aún se llevan a cabo
técnicas de supervivencia como: la caza, la cocina y la recolección de plantas entre
otras, las cuales son aprendidas a través de la interacción social, dejando claridad
sobre lo complejo y diferenciado de la capacidad humana para relacionarse.
Desde la perspectiva evolucionista, el desarrollo de capacidades del cerebro se
empareja a partir de las relaciones, las vivencias cotidianas con los otros y los
aportes de las generaciones anteriores. Sumado a esto, se puede agregar el
concepto de “altruismo reciproco” definido por Cosmides y Tooby (1992) como “la
cooperación entre dos o más individuos para el beneficio mutuo” el cual evidencia
claramente cómo, a partir de la colaboración entre individuos, se genera una
reacción de recompensa que activa zonas como: el córtex cingulado anterior, el
núcleo caudado y el córtex ventromedial entre otros.
En lo referente a las actividades sociales, estas se hallan presentes en la vida del
ser humano desde los primeros instantes de su vida, esto puede sustentarse a partir
de lo planteado por Bateson,1979; Perinat,1993; Trevarthen;1982, cuando plantean
la precocidad y complejidad de las habilidades comunicativas del recién nacido y su
madre, siendo muy receptivos a las manifestaciones de afecto de su madre,
reconociéndola cuando la tiene frente a él y cuya satisfacción se expresa en
“sonrisas, miradas y balbuceos”; estableciéndose así, las proto conversaciones que,
según Bateson, anteceden a la comunicación verbal, concluyéndose así, que los
niños cuentan con un mecanismo especial para comunicarse con el otro, que les
permite conocer y responder a los fenómenos sociales.
De allí que el lenguaje se convierta en el medio natural de compartir a medida que
el niño va creciendo. Es de esta manera como se expresan los estados
motivacionales, representaciones, gustos y preferencias, permitiendo así ampliar
sus relaciones interpersonales. De esta manera, se puede entender que el ser
humano viene programado para entenderse comunicarse y compartir con los
demás. Algunos psicólogos mencionan que el niño nace ya con un conocimiento de
los individuos que lo rodean.
En relación con lo anteriormente descrito, la psicología humanista asume que las
personas nacen con una tendencia innata con la información sobre los otros
individuos o grupos. De la misma manera, se presentan factores socioculturales que
infieren el desarrollo de la conducta y el comportamiento de los hombres
dependiendo de la consolidación o fragmentación del self de cada individuo en
función de las condiciones de su entorno social.
Sin embargo, el comportamiento no está supeditado únicamente a las respuestas
que el individuo debe dar a las exigencias del entorno puesto que también existen
deseos, proyectos y satisfacción propia. Es por ello que se ha de tener en cuenta el
planteamiento por la teoría de la autodeterminación, el cual radica en organizar los
contextos a partir de la satisfacción de la necesidad de competencia, vinculación y
autonomía. De esta manera las personas tendrán una autorealización. Así mismo,
es importante conocer el contenido de las expectativas de las personas implicadas
en una relación, dándose así una activación de los “esquemas relacionales”, citados
por Read y Collins (1992, 1994), los cuales se dan a partir de escenarios mentales
interpersonales que las personas construyen para comprender los episodios
conductuales que se integran en los esquemas propios y de los otros. Desde las
metas, los planes y los objetivos en los cuales se dan las relaciones humanas.
De acuerdo a lo anteriormente dicho, queda claro que la capacidad humana para
establecer relaciones interpersonales es compleja pero primitiva. A su vez, tienen
que dar respuesta a las necesidades psicológicas, sociológicas y básicas propias,
así como a otras referidas a la vinculación, autonomía y competencia para que las
personas funcionen óptimamente en términos de salud física y psicológica en la
búsqueda de su propio bienestar y el interpersonal.
Habría que decir también que los sentimientos en la época moderna suelen
relacionarse con la consecución de lo material, encontrando también la posibilidad
de disfrutar de algunos placeres de la vida como los viajes y las comodidades.
Por otra parte, es importante que el individuo piense y se construya a sí mismo
dándole importancia a la verdad y a los sentimientos profundos con los cuales se
nutre. Como afirma Polo (1998) “el amor a la verdad es propio de la inteligencia y
es acompañado por sentimientos profundos, con los cuales se incrementa y se
ratifica. El que no ama la verdad ignora esos sentimientos que lo acontecerán”. El
que no ama la verdad, experimentará la sensibilidad como un aspecto material de
valor por las cosas que no hacen valor por la dignidad del ser humano, ni alusión a
su carácter de persona.

En consecuencia a lo anteriormente expuesto, se puede afirmar que los


comportamientos y conductas que asume el ser humano ante cualquier situación
que se presente están claramente marcados por patrones que se han ido
construyendo a partir de la interacción que tiene con su contexto en cada etapa de
la vida, además de la madurez que va adquiriendo a través de las experiencias
vividas, por ello no se debe dar un valor sobrepuesto a cada uno de los factores
influyentes, pues todos cobran la misma importancia en el proceso de madurez y
construcción de patrones que enmarcan el comportamiento y la conducta del ser
humano.
BIBLIOGRAFIA

Ciompi, L. (2007). Sentimientos, afectos y lógica afectiva: Su lugar en nuestra comprensión


del otro y del mundo. España: Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 425-
443.
Gámez, E., & Marrero, H. (2005). Bases cognitivas y motivacionales de la capacidad
humana para las relaciones interpersonales. Anuario de Psicología de La Universidad de
La Laguna, 239 - 260.
Ochando, M. D. (2002). E-Prints Complutense. Obtenido de Genes y comportamiento de
género: azar o necesidad: http://eprints.ucm.es/5993/
Polo, L. (1998). Los sentimientos humanos. Piura.

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