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Jeroboam pecó y ha hecho pecar a Israel - 1 Reyes 14:16

Introducción.

A. No hay otro personaje bíblico que recibiera tanto honor tan de repente,
y no hay otro que fallara tan completamente que el rey Jeroboam.

B. ¿Quién era? ¿por qué y cómo se exaltó? ¿por qué y cómo cayó?

I. El principio de la historia.

A. Jeroboam era un líder fuerte (valiente, esforzado, activo). 1 Reyes


11:28, “Y este varón Jeroboam era valiente y esforzado; y viendo Salomón al
joven que era hombre activo, le encomendó todo el cargo de la casa de José”.

B. Dios le dio el trono. 1 Reyes 11:29, “Aconteció, pues, en aquel tiempo,


que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías
silonita, y éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos
en el campo. 30 Y tomando Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió
en doce pedazos, 31 y dijo a Jeroboam: Toma para ti los diez pedazos;
porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la
mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus”.

1. Dios iba a romper el reino de la mano de Salomón porque (1 Reyes


11:4), “cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras
dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el
corazón de su padre David. 5 Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los
sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. 6 E hizo Salomón lo
malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como
David su padre”.

2. El profeta Ahías lo repite. 1 Reyes 11:33, “por cuanto me han dejado,


y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a
Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer
lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David
su padre”.

C. Por causa de esta profecía acerca de Jeroboam dice 1 Reyes 11:40,


“Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó
y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de
Salomón”.

D. Cuando Roboam, el hijo de Salomón, reinó en el lugar de su padre, el


pueblo le pidió que bajara los impuestos (1 Reyes 12:4), pero no les escuchó.
El menospreció el reino como si no tuviera valor alguno. Lo que este hijo de
Salomón hizo fue un acto insensato casi sin paralelo. Entonces Jeroboam era
el hombre más prominente y, por eso, como dice 1 Reyes 12:20, “aconteció
que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la
congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel”. De esa manera Jeroboam
ascendió al trono. Solamente las tribus de Judá y Benjamín se quedaron con
Roboam.

E. Todo esto “era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová
había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat” (1 Reyes
12:15).

F. Dios prometió bendecir el reino de Jeroboam. A través de Ahías, Dios le


había dicho a Jeroboam, “si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y
anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando
mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo estaré
contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y yo te entregaré a
Israel” (1 Reyes 11:38). Así fue que Jeroboam tuvo la oportunidad de tener un
reinado “firme” como lo era el de David.

II. Pero Jeroboam no era fiel a Dios.

A. No era fiel porque era mucho más político que religioso. 1 Reyes
12:26, “Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de
David, 27 si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en
Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey
de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá. 28 Y
habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo:
Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te
hicieron subir de la tierra de Egipto. 29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en
Dan. 30 Y esto fue causa de pecado”.

1. Si hubiera sido fiel a Dios, habría tenido la plena seguridad de un


reinado firme, pero por su falta de fe en Dios y pensando humanamente, buscó
la manera de confirmar su reino.
2. Tantos hombres simplemente no pueden aprender que los caminos de
Dios son perfectos y los humanos son muy defectuosos.

B. Por ser completamente profano, no sólo hizo los dos becerros de oro,
sino que “Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de
entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví. 32 Entonces instituyó
Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes,
conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un
altar”; es decir, instituyó una religión idólatra pero trató de más o menos
imitar las prácticas de la ley de Moisés para satisfacer al pueblo.

C. Por lo tanto, catorce veces el historiador registra que “Jeroboam, hijo de


Nabat, pecó, y ha hecho pecar a Israel”. Tuvo grandes cualidades de liderazgo.
Era valiente, esforzado y activo. Era muy popular con el pueblo. Pero ¿a
dónde guió al pueblo?

D. Dice el texto, “Jeroboam … ha hecho”. ¿Qué hizo? ¿Qué logró durante


su reinado de 22 años? Pecó … y ha hecho pecar a Israel.

E. Llegó a ser el ejemplo, el modelo, de los reyes desobedientes y


rebeldes, pues otros reyes siguieron el ejemplo de Jeroboam. Ha hecho pecar
a Israel. Ha hecho pecar a otros reyes.

III. Otros ejemplos de los que pecaron (o pecan) e hicieron (o hacen)


pecar a otros.

A. Balaam. Apoc. 2:14, “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes
ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner
tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a
cometer fornicación”. Véanse Núm. 25:1-3; 31:15, 16. Dice 2 Ped. 2:15,
“Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad”; es decir, él quería
aceptar el dinero del rey Balac para maldecir a Israel, pero cada vez que abrió
su boca para maldecirles, habló más bien palabras de bendición, porque él era
profeta y Dios estaba con su boca. Fallando eso, entonces enseñó a los
moabitas a seducir a los israelitas a cometer fornicación e idolatría con ellos y
de esa manera Dios mismo mató a muchos miles de ellos (los israelitas), como
explica Núm. 25.

B. Todos los falsos maestros. Mal. 2:8, “Mas vosotros (sacerdotes, v. 1) os


habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis
corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos”. Mat. 15:14,
“Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos
caerán en el hoyo”. En este texto Jesús condena las tradiciones de los hombres
(v. 8, 9). Los maestros caen en el hoyo, pero llevan consigo a sus seguidores.
Sant. 3:1, “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros,
sabiendo que recibiremos mayor condenación”.

C. Los líderes infieles hacen que el pueblo peque. 1 Sam. 2:22, “Pero Elí
era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo
dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.
23 Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este
pueblo vuestros malos procederes. 24 No, hijos míos, porque no es buena
fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová”.

1. ¿Por qué eran así los hijos de Elí? V. 29, Dios dijo a Elí, “has honrado
a tus hijos más que a mí”. Pero ¿cómo? 1 Sam. 3:13, “porque sus hijos han
blasfemado a Dios, y él no los reprendió”.

2. Por lo tanto, Elí compartió la culpa de sus hijos. Los padres que no
disciplinan a sus hijos los hacen pecar. Es reacción en cadena: los padres no
disciplinan a sus hijos, entonces los hijos son rebeldes y pecan, y hacen pecar
a otros (“hacéis pecar al pueblo de Jehová”).

3. El ejemplo malo de los padres “hace pecar” a los hijos. La enseñanza


mala o la falta de enseñanza buena “hace pecar” a los hijos. Efes. 6:4, “Y
vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor”.

D. Los que causan divisiones. Hechos 20:30, “de vosotros mismos se


levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los
discípulos”. Rom. 16:17, “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que
causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis
aprendido, y que os apartéis de ellos”. Para los tales los miembros de la iglesia
son pura mercancía. 2 Ped. 2:3, “por avaricia harán mercadería de vosotros
con palabras fingidas”. 3 Jn. 10, Diótrefes “no recibe a los hermanos, y a los
que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia”. Tales
hombres pecan y hacen pecar a otros.

E. Mujeres que usan ropa deshonesta. Mat. 5:28, “Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón”. Es cierto que el hombre puede codiciar a la mujer más modesta,
pero las mujeres que visten ropa indecente provocan a los hombres a
codiciarlas. 1 Tim. 2:9, “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa
decorosa, con pudor y modestia”. Tales mujeres no “hacen pecar” a los
hombres. Hermanas, nunca tengan vergüenza de ser mujeres castas,
respetuosas, modestas, como mujeres que profesan piedad.

F. Mat. 5:32, “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por
causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada,
comete adulterio”. Desde luego, si ella comete adulterio, ella tiene culpa, pero
el que la repudió a no ser por causa de fornicación comparte su culpa.

G. Rom. 14:20, “No destruyas la obra de Dios por causa de la comida.


Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga
tropezar a otros con lo que come. 21 Bueno es no comer carne, ni beber vino,
ni nada en que tu hermano tropiece”. Hay cosas que son inocentes en sí que
los cristianos pueden practicar sin pecar, pero si tal práctica hace pecar a otro
hermano, es pecado para los dos. 1 Cor. 9:19, “Por lo cual, siendo libre de
todos, me he hecho siervo de todospara ganar a mayor número. 20 Me he
hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos
a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a
los que están sujetos a la ley; 21 a los que están sin ley, como si yo estuviera
sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a
los que están sin ley. 22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los
débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a
algunos”. Hagamos todo lo posible por no “hacer pecar” a otros.

H. Mat. 18:6, “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños


que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de
molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. 7 ¡Ay del
mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay
de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” Si alguno tropiezo por causa de
su propia ignorancia y debilidad, es desastroso, pero es doblemente desastroso
cuando alguien causa que otro tropiece.

Conclusión.

A. Jeroboam, Balaam, los hijos de Elí, etc. pecaron y “han hecho pecar” a
otros. Es lo que hacen todos los falsos maestros, el que repudia a su cónyuge a
no ser por fornicación, y en realidad es lo que hacen todos los que son malos
ejemplos para otros.
C. Lev. 19:14, “delante del ciego no pondrás tropiezo”. Isa. 57:14,
“Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi
pueblo”.

D. Satanás obra a través de todos los que se presten para su servicio para
hacernos caer, pero todo cristiano debe anhelar ayudar, edificar y
salvar almas, y nunca ser tropiezo para otros. Tampoco debemos regocijarnos
cuando alguien tropieza: Prov. 24:17, “Cuando cayere tu enemigo, no te
regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón”. 1 Jn. 2:10, “El que
ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo”.

E. 1 Tim. 4:16, “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello,


pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. 2 Cor. 6:3,
“No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo”.

Jeroboam
EnciCato

(Sept. `Ieroboám), nombre de dos reyes Israelitas.

Jeroboam I fue el primer gobernante del Reino del Norte


después del cisma de las Diez Tribus. Era hijo de Nathan un
Efraimita, y el nombre de su madre era Sarua. Cuando aún era
joven fue colocado por el Rey Salomón a cargo de los tributos
de Efraín y Manasés (III Reyes, xi, 28). En esa calidad él
vigilaba los trabajos de los miembros de su tribu en la
construcción de la fortaleza Mello en Jerusalén y de otras obras
públicas, y naturalmente llegó a ser conocedor del descontento
general causado por las extravagancias que marcaron el reinado
de Salomón. Antes de finalizar el reinado de éste, Jeroboam
recibió del Profeta Ahías una insinuación de que estaba
destinado a reinar sobre diez de las tribus que en castigo de la
idolatría de Salomón estaban a punto de romper su fidelidad a
él y a su casa. Al mismo tiempo fue prometido que si Jeroboam
era fiel al Señor su casa sería confirmada en autoridad sobre
Israel (III Reyes, xi, 38). No satisfecho a esperar la muerte del
rey, el tiempo establecido por el profeta para el cumplimiento de
la promesa, Jeroboam instigó una revuelta que no tuvo éxito, y
fue obligado a huir, refugiándose con el Rey Sesac en Egipto,
donde permaneció hasta la muerte de Salomón en 975 a.c. (o
938 de acuerdo con la cronología Asiria). Después de este
suceso regresó a Palestina, y fue hecho líder de la delegación
enviada por los elementos insatisfechos de la población para
pedir al nuevo rey Roboam aliviar las cargas que su padre había
colocado sobre ellos. Apenas había Roboam imprudente y
ásperamente rechazado su petición cuando diez de las tribus
retiraron su lealtad a la casa de David y proclamaron a
Jeroboam su rey, permaneciendo fieles a Roboam solamente las
tribus de Judá y Benjamín. Jeroboam estableció su cuartel
general en Siquén, y pronto agregó al político también un cisma
religioso. Temiendo que los peregrinajes al templo en Jerusalén
prescritos por la Ley pudieran ser ocasión para que la gente del
Reino del Norte regresara a su vieja fidelidad, decidió proveerles
algunos lugares de culto dentro de sus propias fronteras, y para
este propósito erigió dos becerros dorados para ser adorados,
uno en Bethel y el otro en Dan. También construyó templos en
los altos lugares y los hizo servir por sacerdotes sacados de lo
más bajo del pueblo (III Reyes, xii). El profeta Ahías anunció la
venganza Divina que iba a venir sobre la casa de Jeroboam a
causa de estas acciones malvadas (III Reyes, xiv), y en la
continuación de la historia Israelita los peores hechos de los
reyes son siempre referidos a la maldad de Jeroboam, el hijo de
Nabat, quien indujo a Israel a pecar. Murió en 954 (o en 917)
después de un reinado de veintidos años.

Jeroboam II fue el duodécimo sucesor del anterior y el cuarto


rey de la dinastía de Jehú. Sucedió a su padre Joás en 824 (o
783) y reinó cuarenta y un años. En 802 Rammanirar III, Rey
de Asiria, emprendió una campaña a las “Tierras de Occidente”,
y el Reino de Israel (País de Amri), junto con Siria y Fenicia, fue
puesto bajo un opresivo tributo. Jeroboam, sin embargo,
tomando ventaja de la condición debilitada de Siria, restableció
hacia el norte y en otras direcciones los antiguos confines de
Israel (IV Reyes, xiv, 25). Los éxitos militares y patrióticos de
Jeroboam habían sido pronosticados por Jonás, hijo de Amathi
(ibid.), y el Escritor Sagrado agrega que el Señor salvó a los
Israelitas por la mano de Jeroboam, hijo de Joás. Desde el
punto de vista político, Jeroboam fue un gobernante inteligente
y enérgico, pero respecto a sus actividades religiosas, su
reinado se resume en estas palabras: “Obró mal delante del
Señor. En nada se apartó de todos los pecados de Jeroboam,
hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel” (IV Reyes, xiv, 24).
Evidencias de la decadencia religiosa durante su reinado,
próspero por otros aspectos, se encuentran en los escritos de
los profetas Amós y Oseas, sus contemporáneos, quienes
frecuentemente lanzan invectivas contra la idolatría y sus
muchos males y degradación moral concomitantes. Jeroboam II
murió en 783 (o 743).
1. Nombre del 1er, rey del reino norteño de Israel, a quien generalmente se llama
Jeroboam I (c 931-c 910 a.C.). Era un efraimita de Sereda, hijo de Nabat y de Zerúa (1
R. 11:26). Mientras era jefe de una compañía constructora durante la edificación de
Milo,* en Jerusalén, en tiempos de David, el profeta Ahías de Silo le dijo que sería rey
sobre 10 tribus de Israel (vs 27-39). Jeroboam no era hombre de esperar con paciencia,
en circunstancias semejantes, que Dios pusiera en marcha sus planes de darle el reino
prometido. En cambio, habría comenzado enseguida a complotar contra Salomón (v
27). Cuando se descubrió su plan, Salomón intentó matarlo, pero huyó a Egipto (v 40).
Allí encontró refugio con el faraón Sisac, fundador de la dinastía 22ª, quien habría
interrumpido la política de amistad de sus predecesores hacia Salomón. Cuando a
Jeroboam le llegó la noticia de su muerte y de que el nuevo rey de Israel sería
coronado en Siquem, regresó a Palestina (12:1-3). De inmediato fue el vocero del
pueblo y exigió una promesa de Roboam, el hijo de Salomón, de que la carga pública
fuera aliviada (vs 3-5). Pero Roboam, descarriado por el necio consejo de consejeros
inexpertos, rehusó atender las justas reclamaciones del pueblo. Como resultado, las
10 tribus del norte declararon su independencia de la casa de David y proclamaron a
Jeroboam como su rey (vs 6-20). Este inmediatamente tomó drásticas medidas para
impedir que los 2 reinos se volvieran a unir. Fundó 2 nuevos templos: uno en Dan, en la
frontera norte del país; y otro en Bet-el, en la frontera sur, no muy lejos del camino
principal hacia Jerusalén. En ambos lugares puso imágenes de terneros o becerros
como símbolos visibles del culto a Yahweh (1 R. 12:26-30). En su proclama que invitaba
al pueblo a adorar en esos lugares, Jeroboam repitió como un eco las palabras que
Aarón había pronunciado en el monte Sinai para reunir al pueblo para la adoración del
becerro de oro (cf 1 R. 12:28 con Ex. 32:4). Este culto, probable imitación del rendido
por los cananeos a Él, bajo la imagen de un buey, llegó a ser el "pecado de Jeroboam",
que fue seguido prácticamente por cada gobernante del territorio del norte (1 R. 15:26,
34; 16:19; 22:52; etc.). También designó como sacerdotes a hombres que no eran de la
tribu de Leví, y ordenó que las principales fiestas se celebrasen durante el 8º mes en
vez del 7º, como se hacía en Judá (12:31, 32). También parece haber puesto el día de
Año Nuevo en la primavera, que en Judá se celebraba en el otoño; y haber adoptado la
forma egipcia de computar los años de los reyes -el sistema "sin año de ascensión" al
trono- para ser diferente de los reyes de Judá 619 (que según parece contaban sus
años de acuerdo con el sistema "con año de ascensión" al trono). Con estas medidas
esperaba alinear las 10 tribus del reino del sur y establecer una brecha permanente e
irreparable entre las 2 naciones. En eso tuvo éxito, pero trajo la maldición de Dios
sobre sí mismo y sobre su pueblo. Un anónimo "hombre de Dios" de Judá lo reprendió
severamente por sus actos (13:1-6 ), como también lo hizo Ahías, que había predicho el
establecimiento de su reinado (14:6-18). Véase Cronología (I,C). Parece que Jeroboam
eligió y fortificó Siquem como primera capital de su reino. Más tarde se mudó a
Penuel, en la Transjordania (1 R. 12:25), tal vez cuando ocurrió la invasión de Sisac
(véase más abajo), y edificó allí. Finalmente se estableció en Tirsa, al noreste de
Siquem, la que fue su capital y residencia real (14:17). Esta ciudad siguió siendo la
capital de Israel hasta el tiempo del rey Omri (16:23). La intervención divina impidió el
estallido de una guerra inmediata entre el norte, que se separó, y Judá (1 R. 12:21-24; 2
Cr. 11:1-4); sin embargo, debieron haber ocurrido repetidos choques militares entre los
reinos, ya que "hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días" (1 R. 14:30; cf
15:6), y también "entre Abiam [Abías] y Jeroboam" (1 R. 15:7; 2 Cr. 13:3-20). En estas
guerras Jeroboam perdió temporalmente las ciudades meridionales de Jeshana, Efrón
y aun el nuevo templo de Bet-el (2 Cr. 13:19). Israel también sufrió la invasión del
faraón Sisac en el 5º año después de separarse de Judá. La Biblia no dice nada acerca
de ella (1 R. 14:25, 26; 2 Cr. 12:2-4), pero las inscripciones de victoria de Sisac en las
paredes del templo de Karnak mencionan ciudades bien conocidas del reino de
Jeroboam entre los lugares conquistados: Taanac, Sunem, Rehob, Mahanim, Meguido
(fig 476). Esta no era una jactancia hueca, porque un fragmento de un monumento
recordativo de la victoria con el nombre de Sisac fue descubierto durante las
excavaciones en Meguido. Sisac pudo haber pensado que la debilidad política de
Palestina, creada por la guerra civil entre el norte y el sur, le facilitaría reconstruir el
imperio egipcio en Asia, perdido desde la era de Amarna.* Uno de los hijos de
Jeroboam murió en su infancia (1 R. 14:1, 17); otro, Nadab, siguió a su padre en el trono
de Israel (v 20). 2. Decimocuarto rey del reino norteño de Israel (si se incluye a Tibni
en el cómputo). Era hijo de Joás, y a veces fue llamado Jeroboam II para distinguirlo
de Jeroboam I. Su reinado duró 41 años (c 793-c 753 a.C.), incluyendo una corregencia
de 11 con su padre (c 793-c 782 a.C.), como parecen indicarlo los sincronismos
cronológicos. Ya sea antes del reinado de Jeroboam o durante los primeros años de su
gobierno, el profeta Jonás* predijo que el nuevo rey recuperaría los territorios del
norte y del este que en tiempos anteriores habían pertenecido a Israel (2 R. 14:25).
Jeroboam cumplió esta profecía. Llegó a ser el rey más fuerte de la dinastía de Jehú,
si no de todos los reyes que ocuparon el trono del reino del norte. El registro bíblico
acerca de este reinado es sumamente breve, y consiste sólo de 7 versículos (vs 23-29).
Sin embargo, el corto informe de sus éxitos militares muestran claramente que ningún
gobernante del reino del norte, antes o después de él, pudo señalar mayores
realizaciones que Jeroboam II. Conquistó Damasco y Hamat sobre el Orontes, y
recuperó la mayoría de los territorios de Siria y Transjordania hasta el Mar Muerto; de
modo que su reino incluyó todo lo que David y Salomón habían dominado, con
excepción de Judá. Fue afortunado para él que Asiria estuviera experimentando un
período de debilidad durante su reinado, y así no pudiera impedir sus actividades
expansionistas. Véase Cronología (V, B). 277. Impresión de un sello encontrado en
Meguido. La leyenda dice: "Shema, el ministro de Jeroboam" (tamaño aproximado).
Mientras el reino de Israel gozaba de prestigio político y prosperidad económica, el
estado moral y religioso era bajísimo. El triste cuadro que pintan los profetas Amós y
Oseas de las condiciones que prevalecían bajo Jeroboam II muestra que, a pesar de
los sacrificios extravagantes y la celebración de las fiestas religiosas, el país estaba
moralmente corrompido (Am. 5:21, 22; 2:6-8; Os. 6:6-10). Sólo 6 meses después de la
muerte de Jeroboam II su dinastía finalizó con el asesinato de su hijo Zacarías (2 R.
15:8-11). Es sorprendente cómo, a pesar de la grosera maldad prevaleciente, existía
cierta medida de tolerancia religiosa. Cuando Amós, un ciudadano del reino del sur,
pronunció sus profecías de mal contra la casa de Jeroboam en la ciudad del santuario
de Bet-el, su sacerdote informó al rey, pero nada se hizo contra Amós, excepto que se
le pidió que saliera del territorio del reino (Am. 7:10-17). 620 Durante las excavaciones
de Meguido en 1904 se encontró un hermoso sello de jaspe con la figura de un león
rugiente y la siguiente inscripción en hebreo: lshm{ {bd yrb{m. "Perteneciente a
Shema, el siervo [es decir, el ministro] de Jeroboam". Generalmente se cree que este
sello, que ahora está en Estambul, perteneció a uno de los altos oficiales de Jeroboam
(fig 277). Leer mas: http://www.wikicristiano.org/diccionario-
biblico/significado/jeroboam/

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