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ISBN 978-607-02-6322-4
Responsables del cuidado de la edición: Rodolfo Gamiño Muñoz, Yllich Escamilla Santiago,
Rigoberto Reyes Sánchez y Fabián Campos Hernández
Diseño de portada: Alberto Saldaña Trujillo
ISBN: 978-607-02-6322-4
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del
titular de los derechos patrimoniales
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
rodolfo gamiño, yllich escamilla,
rigoberto reyes y fabián campos
1
américa latina. guerra fría
y conflicto armado
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
fabián campos hernández
2
méxico: quiebre generacional,
violencia y resistencia
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
yllich escamilla
3
historias de la liga comunista 23 de septiembre
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
rodolfo gamiño
4
alcances y límites de la fiscalía especial para los
delitos federales cometidos directa e indirectamente
por servidores públicos en contra de personas vinculadas
a movimientos sociales y políticos del pasado (femospp)
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 373
rodolfo gamiño
5
literatura y memorias de la liga
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 455
rigoberto reyes sánchez
10
11
1
Pérez-Sales, Pau y Susana Navarro García. (2010). Resistencias contra el olvido. Trabajo psico-
social en procesos de exhumaciones. Barcelona: Gedisa.
12
13
américa latina.
guerra fría y conflicto armado
Fabián campos hernández
A mi padre
17
muy contemporáneas y llega más lejos al afirmar que pasará mucho tiempo
antes de que logremos como sociedad erradicar el discurso contrainsurgente
de los años setenta.
El segundo artículo es el de Ricardo Domínguez quien nos da un docu-
mentado recorrido por la política cubana respecto a los grupos revolucionarios
latinoamericanos, o como él la llama su diplomacia alternativa. El contagio
cubano fue reiteradamente utilizado por los Estados Unidos como la justifica-
ción de la externalidad de los movimientos revolucionarios latinoamericanos
y presentado como un proceso sin rupturas ni discontinuidades. Esta falsa idea
la destruye completamente en su artículo. Cuba, afirma el autor, no exportó
ni dirigió la revolución latinoamericana ya que, desde su postura, no puede
señalarse un intervencionismo en asuntos internos de los países de la región,
sino que la diplomacia alternativa cubana fue una forma defensiva del Estado
cubano y siempre respetuosa de los propios procesos locales. Pero, además
—y en la idea de cómo concebimos el “contexto internacional”— nos muestra
claramente una coincidencia temporal fundamental. Mientras en México la
Liga Comunista 23 de Septiembre se gestaba y alcanzaba el punto más álgido de
su actividad armada (1968-1974), en Cuba se había producido un cambio en
su diplomacia alternativa: la Isla redujo su apoyo a los movimientos armados
y centró su apoyo a los movimientos de frente amplio y a los gobiernos enca-
bezados por los militares progresistas en el subcontinente. Lo que nos ayuda a
problematizar a la LC23S como una organización a contrapelo de la coyuntura
latinoamericana.
En cierta manera la contribución de Fabián Campos completa lo pre-
sentado anteriormente. Partiendo de señalar que hubo una mitificación de la
estrategia armada triunfante en Cuba, su artículo nos propone concebir una
estrategia revolucionaria latinoamericana, constituida por un debate intenso
—aunque no tan explicito— entre las distintas organizaciones revolucionarias
y del que formó parte la Liga Comunista 23 de Septiembre. Preguntarse los por
qué de decidirse por la lucha urbana, por la insurrección, y por su concepción
de las alianzas le permite señalar dos temas que cuestionan la historia de la
LC23S: ¿Estaban realmente dadas las condiciones objetivas y subjetivas para la
lucha armada en el país? ¿Era posible tener un movimiento armado fuerte y
con capacidad de tomar el poder sin alianzas internacionales? La respuesta es
negativa para ambas. La capacidad de hegemonía del Estado mexicano hizo de
la LC23S una organización muy sola al interior del país. Por otro lado, el acuerdo
entre el gobierno cubano y el mexicano en contra de apoyar a los revoluciona-
rios mexicanos —a lo que se sumó la radicalidad del planteamiento de la Liga
respecto a la Revolución Cubana— la aislaron internacionalmente. Tanto el
18
19
Lorenzo Meyer*
E n los años finales del decenio de 1950 e inicio del siguiente, era común
encontrar en pequeños engomados fijados en las puertas de las casas o en
las ventanas de colonias de clase media de las ciudades mexicanas este lema:
“cristianismo si, comunismo no”. Detrás de ese peculiar esfuerzo por deslegitimar
a las corrientes políticas de izquierda usando a la religión mayoritaria, estaban
el Secretariado Social Mexicano y la Conferencia de Organizaciones Nacionales,
dos organizaciones católicas a través de las cuales la jerarquía de esa iglesia se
empeñaba en movilizar a sus miembros para neutralizar los esfuerzos políticos
de la izquierda por ampliar su base social, caracterizando a esa corriente como
el instrumento de un movimiento internacional comunista —una fuerza atea,
enemiga de la propiedad privada— cuyo objetivo era implantar ese sistema en
México y en el mundo.1 Y es que la iglesia católica en México hacía su parte en
una campaña que era parte de otra mucho más amplia.
En México el esfuerzo anticomunista de la jerarquía católica era sólo uno
de los más notorios de una gama que en diferentes grados y con diferentes ins-
trumentos, participaban lo mismo los aparatos de seguridad de los gobierno
federal y local, que el partido de Estado —el pri— y otros partidos menores,
las organizaciones empresariales, los sindicatos, las universidades, los medios
21
2
Orwell, George. (1945).“You and the atomic bomb”. The Tribune. Londres: 19 de octubre.
22
Una tesis muy extendida sostiene que las semillas del magno conflicto que marcó
toda la segunda mitad del siglo xx, se sembraron justamente al negociarse la
Paz de Versalles en 1918 y los términos en que operaria el sistema internacional
a partir de entonces.3 La transformación de Rusia en la Unión Soviética signi-
ficó un desafío al sistema capitalista centrado en Estados Unidos y la Europa
Occidental y donde el resto del mundo era la gran periferia.
El historiador estadounidense Ronald Steel advirtió que desde el inicio
de la Guerra Fría esa lucha por el poder mundial se convirtió para Estados
Unidos en una cruzada moral. Es más, “[c]onvencidos de la justicia de nuestra
causa, [los estadounidenses] nos intoxicamos con el descubrimientos de nuevas
responsabilidades a las que consideramos un mandato para lograr un mundo
mejor que tanto deseábamos”. Esa sensación de haber asumido una “responsa-
bilidad mundial” llevó, dice Steel, a que Estados Unidos instaurara una política
de intervencionismo global a la que muy pronto se llegó a considerar no como
un peso sino como un gusto, al punto que se llegó a disfrutarla.4
Thomas J. McCormick, otro estudioso estadounidense del tema, divide el
período que corre entre 1945 y 1989 en dos grandes etapas. La primera va de
la derrota de Alemania a la intervención estadounidense en Vietnam; en ese
período la fuerza dominante en el escenario internacional fue Estados Unidos,
la única potencia que salió fortalecida de la ii Guerra Mundial y a cuyas po-
líticas respondía la Unión Soviética. El inicio de la segunda etapa lo marcó el
descalabro estadounidense en la antigua Indochina, (1961-1973). En esta etapa,
tanto Estados Unidos como la urss empezaron a perder poder relativo en el
sistema internacional. Para la urss la derrota de su intervención en Afganistán,
(1979-1989) fue equivalente a la estadounidense en Vietnam. Para entonces la
dinámica del sistema internacional la marcaba cada vez menos al choque Es-
tados Unidos-Unión Soviética y más la aparición de una pluralidad de actores
con independencias relativas. La hegemonía de los dos súper poderes en sus
respectivas zonas de hegemonía y en sus intersticios, encontró resistencias e
iniciativas independientes que terminaron por dar forma a un sistema inter-
nacional con mayor pluralidad.5
3
Judt, Tony. (2011). Postguerra. Una historia de Europa desde 1945. México: Taurus. pp. 164-
165.
4
Steel, Ronald. (1967) Pax Americana. (1967). Nueva York: Viking Press. p. 5.
5
McCormik, Thomas J. (1995). America´s half-century. United States Foreign policy in the Cold
War and after. Baltimore: The Johns Hopkings University Press. p. 1.
23
Higgs, Robert. (1994). “The Cold War economy. Opportunity costs, ideology, and the politics
6
24
pugna Estados Unidos-urss que tuvieron lugar entre 1945 y 1989 en Europa,
Asia, África y América Latina, la cifra estimada de muertes es de 10 millones,
772 mil.7
El escenario mexicano
7
Los conflictos son la guerra civil en Grecia, la guerra civil en China, las diferentes fases de
la guerra de Vietnam, la de Corea, las guerras civiles de Cambodia, Angola, Guatemala, El
Salvador, Nicaragua, la represión en Argentina, la invasión soviética a Afganistán y la lucha
contra “Sendero Luminoso” en Perú, Piero Scaruffi, “Wars and casualties in the 20th and 21st
centuries”. en: http://www.scaruffi.com/politics/massacre.html, consultado el 18 de febrero,
2014.
8
Brands Hal. (2010). Latin America´s Cold War. Cambridge, Mass: Harvard University Press.
9
García Sudo, Alejandro. (2010). Origen y consolidación de dos sistemas internacionales ame-
ricanos: una propuesta para replantear el estudio de las relaciones políticas en América durante
el siglo xix, tesis de licenciatura, México: El Colegio de México, Centro de Estudios Interna-
cionales.
10
La literatura en este campo es basta, al respecto pueden verse: Katz, Friedrich. (2000). La
guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, 2ª. ed., México:
Ediciones Era; Meyer, Lorenzo. (1991). Su Majestad Británica contra la Revolución Mexicana,
1900-1950: el fin de un imperio informal. México: El Colegio de México.
25
11
Torres, Blanca. (1979). México en la segunda guerra mundial. Historia de la Revolución Mexi-
cana. México: El Colegio de México.
12
Una elaboración teórica sobre el grado de independencia que México tuvo frente a Estados
Unidos durante la Guerra Fría se encuentra en: Ojeda Gómez, Mario. (1976). Alcances y límites
de la política exterior de México. México: El Colegio de México.
26
13
Torres, Blanca. (1984). Historia de la Revolución Mexicana, 1940-1952. Hacia la Utopía indus-
trial, V.21. México: El Colegio de México.
14
Servín, Elisa. (2001). Ruptura y oposición: el movimiento henriquista, 1945-1954. México: Cal
y Arena.
27
15
Valdés Ugalde, José Luis. (2004). Estados Unidos: intervención y poder mesiánico. La guerra
fría en Guatemala, 1954. México: unam.
16
La bibliografía en torno al surgimiento y represión del sindicalismo independiente en un ambien-
te anticomunista es abundante. Entre estas investigaciones destacan la de Loyo, Aurora. (1979).
El movimiento magisterial de 1958 en México. México: Era, y la de Alonso, Antonio. (1979). El
movimiento ferrocarrilero en México, 1958-1959. México: Era; Reyna, José Luis. (1978). Historia
de la Revolución Mexicana. El afianzamiento de la estabilidad política. T.22. México: El Colegio
de México. La obra de Poniatowska, Elena. (2006). El tren pasa primero. México: Alfaguara,
28
es otra forma, muy efectiva, de explorar el tema de la lucha social de 1958 en el ámbito del
sindicato ferrocarrilero: el de la novela histórica.
17
El asesinato del líder agrarista y por un tiempo guerrillero, Rubén Jaramillo y su familia en
Morelos, fue el caso extremo de represión más notorio del gobierno de López Mateos, Gloc-
kner, Fritz. (2010). Sembrar las armas. La vida de Rubén Jaramillo. México: Fundación Rosa
Luxemburgo. El ambiente de protesta, cooptación, control y represión de los movimientos
independientes durante el gobierno de López Mateos está bien captado en la crónica de esos
años elaborada por Agustín, José. (1991). Tragicomedia mexicana. V. 1. México: Planeta.
29
18
Ojeda, Mario. (1984). Alcances y límites de la política exterior de México. 2a. ed. México: El
Colegio de México. pp. 93-94.
19
Revista Política. 15 de julio 1960.
20
Ver al respecto el análisis de la prensa estadounidense en Aguayo, Sergio. (1988). El panteón
de los mitos. Estados Unidos y el nacionalismo mexicano. México: Grijalbo. Revisar particu-
larmente el capítulo 10.
21
Un buen análisis de la manera como el gobierno mexicano jugó sus cartas para lograr más
beneficios que costos frente a Estados Unidos en el caso de Cuba, ver a Pellicer, Olga. (1972).
México y la Revolución Cubana. México: El Colegio de México, y Covarrubias Velasco, Ana.
(1994). Mexican-Cuban relations, 1959-1988. Tesis doctoral. Inglaterra: Universidad de Oxford.
30
22
El estudio clásico del movimiento médico es el de Pozas Horcasitas, Ricardo. (1993). La de-
mocracia en blanco: el movimiento médico en México, 1964-1965. México: Siglo xxi.
23
La literatura sobre la represión del movimiento estudiantil de 1968 es abundante. En esa bi-
bliografía destacan las obras de Poniatowska, Elena. (1971). La noche de Tlatelolco: testimonios
de historia oral. México: Era; Carrión, Jorge. (1969). Tres culturas en agonía, México: Nuestro
Tiempo; Álvarez Garín, Raúl. (1998). La estela de Tlatelolco: una reconstrucción histórica del
movimiento estudiantil del 68, México: Grijalbo; González de Alba, Luis. (2008). Los días y los
años. México: Planeta; Monsiváis, Carlos y Julio Scherer. (1999). Parte de guerra. Tlatelolco,
1968. México: Aguilar; Aguayo, Sergio. (1998). 1968: los archivos de la violencia. México:
Grijalbo. Desde el lado estadounidense un esfuerzo temprano por explicar el movimiento de
1968 por la naturaleza misma del régimen y no como producto de maquinaciones externas
ligadas a la Guerra Fría se encuentra en Stevens, Evelyn P. (1974). Protest and response in
Mexico. Cambridge. Mass: mit Press. pp. 185-262.
24
El Día, 4 y 5 de octubre, 1968.
31
después llevó a un estudioso de la cia en México a concluir que los agentes de esa
famosa agencia de espionaje ¡fueron manipulados por el gobierno mexicano!25
En la oficina central de la cia en Virginia, los encargados de evaluar los datos
provenientes de México sometieron a crítica la interpretación de su agente en
México y tres días después de la represión, el presidente Lyndon Johnson recibió
un memorándum de su consejero de seguridad que decía:
25
Morley, Jefferson. (2008). Our man in Mexico. Winston Scott and the hidden history of cia.
Lawrence, Kansas: University of Kansas Press. pp. 266-271.
26
Memorándum del consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, Walt Rostow al presi-
dente Johnson, 5 de octubre, 1968, Kate Doyle, National Security Archive Electronic Briefing
Book. No. 10 en http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/nsaebb/nsaebb10/intro.htm
27
Memorándum de S.W. Lewis al consejero de seguridad nacional Walt Rostow con copia del
cable de la embajada en México, 12 de octubre, 1968. Ibíd.
28
Los documentos publicados por Monsiváis y Scherer, provenientes de los archivos del secre-
tario de Defensa en 1968, general Marcelino García Barragán, son una de las pruebas docu-
mentales más claras del cómo y por qué el Estado Mayor Presidencial organizó la represión
de Tlatelolco, Op. Cit. Un trabajo con amplia documentación sobre el 68 es el de Aguayo.
(1998). Op. Cit.
32
La guerra sucia
Tras las represiones de 1968 y 1971, la oposición radical, cada vez más confinada
a la izquierda revolucionaria, decidió que no había más camino para enfrentar al
régimen que el de las armas: la fórmula cubana o una variante inspirada en China,
Argelia o Vietnam.30 En realidad, la opción guerrillera se inició desde antes pero
aquella ligada al entorno de la confrontación Este-Oeste, socialismo-capitalismo,
se puede datar a mediados de 1960 o más exactamente el 23 de septiembre de
1965, cuando una docena de profesores, estudiantes y campesinos que formaron
el Grupo Popular Guerrillero encabezado por el profesor rural Arturo Gámiz,
atacó, sin éxito, el cuartel militar en Ciudad Madera, Chihuahua.31 Poco después,
en Guerrero, y también conformado por profesores rurales como dirigentes y
campesinos como base, se formaron y empezaron a actuar como guerrilla —en
realidad como auto defensas— entre 1967 y 1968, los grupos encabezados por
29
Ortega, Orlando. ed. (2011). Jueves de Corpus. México: Diógenes; Ortega, Joel. (2013). 10 de
junio: ¡ganamos la calle!. México: Ediciones de Educación y Cultura; Cano, Arturo. (2011).
Los Halcones, nunca más. Memoria contra la impunidad. México: Porrúa.
30
Herrera Calderón, Fernando y Adela Cedillo. eds. (2012). Challenging authoritarianism.
revolutionary struggles and the dirty war, 1964-1982. Nueva York: Routledge. p. 6.
31
Carlos Montemayor, que conoció a los miembros del grupo que atacó el cuartel de Ciudad
Madera, recreó los hechos en una novela que es, también, una de las mejores explicaciones
de ese arranque de la guerrilla revolucionaria. (2003). Las armas del alba. México: Mortiz.
33
32
Carlos Montemayor vuelve a recrear mediante la novela histórica, la naturaleza de la guerra
sucia en Guerrero, (2009). Guerra en el paraíso. México: De bolsillo. Un análisis más socio-
lógico y una bibliografía adecuada se encuentra en Aviña, Alexander. (2012). “Seizing hold of
memories in moments of danger”, en Herrera y Cedillo, Op. Cit., pp. 40-59.
33
Uno de los estudiosos que primero tuvo acceso a los documentos del cisen sobre la represión
a la Liga 23 de Septiembre y elaboró un estudio al respecto fue Aguayo, Sergio. (2001). La
charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México. México: Grijalbo. Estudios más
recientes son los de Herrera Calderón, Fernando. “From books to bullets” y Robinet, Romain.
“A revolutionary group fighting a revolutionary state” en Herrera y Cedillo. (2012). Op. Cit.
34
Herrera y Cedillo. (2012). Op. Cit. p. 8.
34
De nuevo Centroamérica
35
El discurso neozapatista fue abundante y muy bien registrado, véase: sin autor. (1995). La
palabra de los armados de verdad y fuego. Entrevistas, cartas y comunicados del ezln. 3 Vols.
México: Editorial Fuenteovejuna.
36
La bibliografía nacional, norteamericana y europea sobre el movimiento insurgente del ezln
es abundante, un ejemplo de cada uno de ellos se tiene en: Montemayor Carlos. (1997). La
rebelión indígena de México. México: Mortiz; Harvey, Neil. (2000). La rebelión de Chiapas.
Chiapas la lucha por la tierra y la democracia. México: Era y Vázquez Montalban, Manuel.
(2000). Marcos: el señor de los sueños. México: Aguilar.
35
37
Smith, Christian. (1996). Resisting Reagan. The U.S. Central America Peace Movement. Chicago:
The University of Chicago Press. Véanse particularmente los capítulos 2 y 3. pp. 18 y ss.
38
Ojeda, Mario. (2007). Retrospección de Contadora. Los esfuerzos de México para la paz en
Centroamérica, 1983-1985. México: El Colegio de México. Una visión desde dentro del
aparato diplomático mexicano de los esfuerzos de la cancillería por actuar en el conflicto
centroamericano de 1970 y 1980, se tiene en: Toussaint, Mónica. (2013). Diplomacia en
tiempos de guerra. Memorias del embajador Gustavo Iruegas. México: Instituto Mora-cialc-
La Jornada.
36
39
Un buen ejemplo de esta posición intransigente y absolutamente contraria a la del gobierno
mexicano se tiene en Menges, Constatine C. (1988). Inside the National Security Council. The
true story of the making and unmaking of Reagan’s foreign policy. Nueva York: Simon & Schuter.
p. 118.
40
Harmer, Tanya. (2011). Allende’s Chile and the Inter-American Cold War. Chapel Hill: University
of North Carolina Press.
41
La política del gobierno mexicano ante el golpe militar que derrocó a Salvador Allende, fue
examinada por un testigo privilegiado: el embajador mexicano en esa época en Chile, Martínez
Corbalá Gonzalo. (2003). La historia que viví. México: Colegio Mexiquense.
37
La Herencia
38
Referencias
Aguayo, Sergio. (1988). El panteón de los mitos. Estados Unidos y el nacionalismo mexi-
cano. México: Grijalbo.
. (1998). 1968: los archivos de la violencia. México: Grijalbo.
. (2001). La charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México.
México: Grijalbo.
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Harvey, Neil. (2000). La rebelión de Chiapas. La lucha por la tierra y la democracia,
México: Era.
39
40
Stevens, Evelyn P. (1974). Protest and response in Mexico, Cambridge. Mass: mit Press.
Torres, Blanca. (1979). México en la segunda guerra mundial. Historia de la Revolución
Mexicana. México: El Colegio de México.
. (1984). Historia de la Revolución Mexicana, 1940-1952. Hacia la Utopía indus-
trial. México: El Colegio de México.
Toussaint, Mónica. (2013). Diplomacia en tiempos de guerra. Memorias del embajador
Gustavo Iruegas. México: Instituto Mora-cialc-La Jornada.
Valdés Ugalde, José Luis. (2004). Estados Unidos: intervención y poder mesiánico. La
guerra fría en Guatemala, 1954. México: unam.
Vázquez Montalbán, Manuel. (2000). Marcos: el señor de los sueños. México: Aguilar.
Artículos y Tesis
41
43
44
la única vía para transformar las relaciones sociales en los países de la región,
sino que a partir de entonces podrían provocarse desde el gobierno, a través de
elecciones y al lado de los militares y no contra ellos. Se abrió así una etapa de
reformismo a la que Cuba debió también sumarse, sobre todo porque inició un
periodo de restablecimiento de relaciones diplomáticas de varios países con la
Isla, que se ampliaría con la resolución de la oea en 1975, al dejar en libertad
a los países de establecer relaciones con Cuba de acuerdo con sus intereses. El
papel jugado por México entonces había sido de importancia para ese cambio
regional.
2
“Nota del gobierno de Cuba al gobierno de los Estados Unidos, 19 de julio de 1963”. en
D´Estéfano Pisani, Miguel A. (1988). Cuba en lo internacional. La Habana: Editorial de Ciencias
Sociales. p. 258.
3
“Respuesta a EE.UU Cuba es soberana por derecho no por merced”, Departamento de Rela-
ciones Públicas, Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, 1960, pp. 6-10.
Ver específicamente: “Declaración del presidente de la República, doctor Osvaldo Dorticós
Torrado, en respuesta al presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, formula-
das el 27 de enero de 1960”. Tomado de Bell, José, Delia Luisa López y Tania Caram. (2007).
Documentos de la Revolución Cubana 1960. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. pp.
147-151.
45
4
Fabbri, Carlos Andrés. (2006). “La Política Exterior de Cuba hacia América Latina. Reflexiones
en torno a la exportación del Comunismo”. Nueva Sociedad. Venezuela. octubre-diciembre,
pp. 39-44.
46
que algún día pueden llevar un cambio radical a América Latina y que deben
hacerlo”.5
5
Department of States, Policy Planning Council, “Caribbean: Cuba”, 13 de febrero de 1964, p.
6, nsfc, caja 26/29, lbjl, citado por Gleijeses, Piero (2004). Misiones en conflicto. La Habana,
Washington y África. 1959-1976. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. 2 ed., p. 72. De
hecho el texto es un ejercicio fundamental que da claves insoslayables para conocer las motiva-
ciones de la política exterior cubana, especialmente documentado a partir de la participación
de Cuba en África.
6
Castañeda, Jorge. (1995). La utopía desarmada. México: Joaquín Mortiz. 2 ed., pp. 25-28
7
Para conocer las bases del método de análisis cubano, ver Piñeiro Losada, Manuel. (2008). “La
crisis actual del imperialismo y los procesos revolucionarios en América Latina y el Caribe”,
en Contexto Latinoamericano Revista de Análisis Político. No. 10. Ocean Sur. pp. 47-74.
47
8
Piero Gleijeses. (2004). Misiones en conflicto. La Habana, Washington y África. 1959-1976.
La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. p. 55. También entrevista del autor con el Dr. Luis
Suárez Salazar (2010), La Habana, Cuba, 22 de diciembre. Algunos datos biográficos de Manuel
“Barbarroja” Piñeiro Losada: Piñeiro llegó a la Sierra Maestra en mayo de 1957 donde integró
la columna 1 comandada por Fidel Castro. En marzo de 1958 pasó con Raúl Castro al ii Frente
Oriental “Frank País”, donde le asignaron la Dirección de Personal e Inspección Territorial, la
del Servicio de Inteligencia y la Policía Rebelde. Luego del triunfo de la Revolución, participó
en la fundación del Ministerio del Interior (minin) en 1961 al que perteneció hasta 1975 como
Viceministro Técnico y luego como Director de la Dirección General de Liberación Nacional.
De manera paralela a esos cargos, fue miembro del Comité Central del Partido Comunista
desde 1965. A partir de 1975 fue director del Departamento América del Partido Comunista de
Cuba. Sobre la fecha de su muerte existen diversas versiones desde las que señalan que murió
el 12 de marzo de 1998, otras marcan el 2001 y unas más el 2003, aunque la más recurrente
es la primera.
48
9
De acuerdo con la práctica diplomática, los agentes que pertenecen a los aparatos de la segu-
ridad del Estado son nombrados por lo general como agregados diplomáticos, comerciales,
políticos o culturales, con niveles de primer, segundo o hasta tercer secretario y actúan de
manera independiente dentro de las embajadas, guardando toda apariencia en la cotidianidad.
10
Monroy, Juan. (1997). “La insurgencia democrática en Nicaragua: conservadores, liberales
y maristas”. en Sosa, Ignacio. Insurrección y democracia en el Circuncaribe. México: unam.
pp-143-144.
49
En el resto de los países, más que el ejercicio directo de los agentes diplomá-
ticos alternativos cubanos fue el efecto psico-social del triunfo revolucionario lo
que impactó en la sociedad y política latinoamericana. Incluso, el argumento se
puede sostener si consideramos que Cuba para estos primeros años no contaba
ni con los recursos humanos o financieros, ni con una estructura institucional
definida para impulsar de lleno su actividad de apoyo a los movimientos sociales,
revolucionarios o no. Además, las condiciones objetivas y subjetivas en la región
pudieron no ser tan claras en los primeros años de la Revolución.
Con frecuencia se señala que en los ocho meses posteriores al triunfo de la revo-
lución, veintenas de cubanos se unieron a las expediciones que salieron de Cuba
para derrocar a los gobiernos de Panamá, República Dominicana y Haití, así como
para invadir Nicaragua a través de Honduras. Solo las expediciones contra Trujillo
en Dominicana y Somoza en Nicaragua contaron con el apoyo de Fidel Castro.11
Suárez Salazar, Luis. (1999). Barbaroja: selección de testimonios y discursos del Comandante
11
50
En los primeros meses del triunfo revolucionario, Cuba dio a conocer a través
de sus legaciones y embajadas en América Latina el significado de la Revolución
y sus proyecciones para estimular el respeto mutuo, su amistad, reciprocidad y
solidaridad con la causa de los pueblos y gobiernos de la región. Paralelamente,
se dio a la tarea de estimular, conformar o reforzar los comités pro-Cuba en la
región. El ejercicio diplomático cubano también se dio a la tarea de contrarrestar
la información negativa sobre el proceso revolucionario en los medios de comu-
nicación de Estados Unidos y los regionales.13
La gira del presidente de Cuba sirvió para calibrar el estado de presión que
existía por parte de Estados Unidos sobre los países visitados, y para evaluar
cómo andaban las confrontaciones entre los diversos sectores en cada país. Un
par de cosas quedaron claras; la presión de Estados Unidos en contra de esos
países se incrementaría, prueba de ello fue que en medio de la gira presidencial
los gobiernos de Nicaragua y Panamá rompieron relaciones diplomáticas con
Cuba, ambos el 1 de junio de 1960. Esa acción dejó en claro que el margen de
acercamientos oficiales posibles era poco y se reduciría aún más; la segunda
es que, en efecto, la Revolución había reavivado los sentimientos de liberación
nacional de parte de diversos sectores de la sociedad latinoamericana; comu-
nidad estudiantil, obrera, campesina, intelectual y política, ahí estuvo, quizá, el
escenario propicio para la defensa de la Revolución, por un lado, y las posibili-
dades de contrarrestar la hegemonía estadounidenses, por el otro.
Esa situación, seguramente valorada por los dirigentes cubanos, fue de-
finiendo los niveles de actuación diplomática que estableció hacia la región,
guardando, por un lado, los compromisos oficiales y formales que había anun-
ciado como objetivos, sobre todo con respecto al derecho internacional y a los
países del Tercer Mundo y, por el otro, fijar la postura que asumiría frente a los
12
Domínguez, Ricardo. (2014). Revolución cubana; política exterior hacia América Latina y el
Caribe. México: cialc-unam. pp. 59-63.
13
Allende karam, Isabel. (2009). “La vigencia de los principios en la política exterior y la actuación
de la diplomacia revolucionaria 50 años después”. Política Internacional. No. xiii. La Habana:
Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Julio-diciembre. p. 66.
51
14
Puig, Juan Carlos. (1984). América Latina: Políticas Exteriores Comparadas. T II. Argentina:
Grupo Editorial Latinoamericano. p. 294.
15
Ibíd. p. 323.
52
16
Buch Rodríguez, Luis M. y Reinaldo Suárez S. (2002). Otros pasos del gobierno revolucionario
cubano. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. pp. 448-449.
17
Ibíd. p. 454.
53
18
En medio de la invasión estadounidense a Cuba el 16 de abril de 1961, Fidel Castro declaró
el carácter socialista de la Revolución. Véase el Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz
en las honras fúnebres de las víctimas del bombardeo a distintos puntos de la república, efec-
tuado en 23 y 12, frente al cementerio de Colón, el día 16 de abril de 1961. http://www.cuba.
cu/gobierno/discursos/1961/esp/f160461e.html
19
S. A. (1962). “La Farsa de la Organización de Estados Americanos en Punta del Este”, Cuba
Socialista, año 2. no. 6. Marzo. Sección “Comentarios del mes”, pp. 91-102. La Habana. Cuba
socialista era el Órgano Oficial del Partido Socialista Unido de Cuba.
54
general que impediría las elecciones, elabora el llamado “Plan Caracas”, que con-
sistía en un levantamiento general y el ataque a las principales tropas del gobierno
en la capital. Contaba para ello con el suministro de armas de alto poder, pero el
gobierno venezolano las descubre y comprueba que provienen de Cuba. A raíz
de la acusación derivada de ello, la oea, expulsa a Cuba de su seno.20
Dicha resolución no fue acatada por Chile, Bolivia, Brasil, México y Uruguay. La
fuerte presión de Estados Unidos, sin embargo, provocó que los países sudame-
ricanos cortaran sus lazos diplomáticos con La Habana; sólo México mantuvo
su posición. Estados Unidos, por su parte, cumplió la resolución extendiendo
el bloqueo contra Cuba a medicinas y alimentos.
El gobierno de Cuba fijó su postura política en la Segunda Declaración de
La Habana (4 de febrero de 1962)21 y definió los lineamientos de su diplomacia
alternativa en la conferencia que el Che Guevara ofreció el 18 de mayo de 1962
a los miembros del Departamento de la Seguridad del Estado (g2) y a los miem-
bros de la Dirección para las Relaciones con los Movimientos Revolucionarios de
América Latina y África.22 La región fue dividida en subregiones con distintas
características que propiciaban también distintas estrategias de acercamiento
con los distintos grupos de izquierda y liberación nacional, sobre la base de las
siguientes premisas:
Existe una unificación total del dominio económico de América Latina, que ha
provocado una tendencia a la unidad entre las fuerzas que luchan contra el im-
perialismo; la necesidad de estar hermanados en la lucha, porque es una lucha
común que se expresa en la solidaridad de todos los pueblos con respecto a Cuba,
y hay un solo enemigo que es el imperialismo norteamericano.
20
Retana Ramírez, Ruperto. (1997). “De la críticas de las armadas a las armas de la crítica: la
insurrección en Venezuela”. en Sosa. Op. Cit. pp. 125-126.
21
Bell. (2007). Op. Cit. pp. 506-532.
22
Guevara Ernesto (2007). “La influencia de la Revolución Cubana en la América Latina”, Confe-
rencia ofrecida el 18 de mayo de 1962 a miembros del Departamento de Seguridad del Estado.
e Ibíd. pp. 486-505. En adelante las siguientes citas fueron extraídas de este documento.
55
Cada país y cada partido dentro de su país, debe buscar las fórmulas de lucha
que la experiencia histórica le aconseje. En esos países la ultraizquierda trata de
implantar la experiencia cubana sin ponerse a razonar mucho si es o no el lugar
adecuado, lo que provoca fricciones con otras fuerzas de la izquierda. En ese caso
Cuba se ha visto mezclada sin pretenderlo, en el medio de la polémica. Cuba
no debe aspirar nunca a dirigir en cada país la política y la forma de realizar las
revoluciones, la forma de llegar al poder.
Paraguay, un país muy pobre donde hay guerrillas, es un lugar idóneo para la
guerra de guerrillas, donde se mantiene una dictadura, donde están todos los gér-
menes de una lucha popular que puede realizarse intensamente en el corto plazo.
Perú es un país que tiene una gran extensión agrícola donde los partidos de iz-
quierda tienen una influencia decisiva. Es una de las zonas donde hay esperanzas
de una revolución en América. Los Andes de extrema pobreza y opresión están
intensamente poblada y es también un factor de conducción de la revolución.
Perú, Bolivia, Ecuador, comparten nacionalidades étnicas que llegan hasta
Colombia y las condiciones que padecen son factores para la lucha armada. En
Colombia ya hay experiencia desde hace algunos años, pero carece de conducción
ideológica, hay una dispersión de las guerrillas. No obstante, el movimiento gue-
rrillero en ese país ha vuelto a surgir bajo la influencia absoluta de la Revolución
Cubana. Líderes de Ecuador y Colombia han estado ya en Cuba. El problema,
56
Para el Che Guevara se estarían dando las condiciones subjetivas para el desa-
rrollo de la Revolución.
Nosotros hemos centrado nuestra atención sobre los países que han entrado en
contradicciones con nosotros más abruptamente y en los cuales se han creado
condiciones especiales para la lucha. Hemos respondido a la agresión con nuestros
medios de difusión, hemos explicado a las masas lo que pudimos con nuestro
lenguaje, lo que se podía hacer y estamos esperando. El destino de las revoluciones
populares en América está íntimamente ligado al desarrollo de nuestra Revolu-
ción. Ante las presiones de Estados Unidos, es muy importante luchar contra
eso, porque nuestro contacto con América depende también de la forma en que
el pueblo de América reaccione frente a los ataques del imperialismo, y de esta
forma de reacciones depende una buena parte de nuestra seguridad.
57
23
Marambio, Max. (2008). Las Armas de ayer. La Habana: Editorial José Martí p. 84. El autor
fue guerrillero preparado en Cuba.
24
Esta caracterización de los lineamientos cubanos para América Latina en los años sesenta
puede ser confrontada con la posición de Fabián Campos expresada en este mismo libro. Él
afirma que “el modelo cubano” durante los años sesenta sostenía que la Dirección Revolucio-
naria estaba conformada solamente por los guerrilleros y que se rechazaban expresamente
las alianzas con otros sectores políticos. Por lo tanto, Campos arguye que la caracterización
hecha en este artículo es posterior al triunfo sandinista.
25
Castañeda. (1995). Op. Cit. pp. 74-75. El autor no especifica el órgano interno dentro del Mi-
nisterio del Interior cubano que se encargó del apoyo a las guerrillas y asume que en general
la Dirección General de Inteligencia conocida como G2, fue la que organizó, administró y
envió agentes para apoyar a los guerrilleros latinoamericanos. No obstante, se asume que
hace referencia a la Dirección para las Relaciones con los Movimientos Revolucionarios de
América Latina y África.
58
26
Arboleya Cervera, Jesús. (2008). La Revolución del otro mundo. Un análisis histórico de la
Revolución Cubana. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. pp. 186-187.
27
cia. “Actividades subversivas cubanas en América Latina, 1959-1968”, feb 16, 1968. Expedientes
de Seguridad Nacional del País (nsfcf), box 19, lbjl. Citado en Gleijeses, Piero. (2009). La
epopeya cubana. La visión de mundo de Fidel Castro. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
p. 14. El mismo dato lo destaca Gleijeses. (2004). Op. cit. p. 40.
28
Mercier Vega, Luis. (1969). Las guerrillas en América Latina: La técnica del contra-Estado.
Buenos Aires: Editorial Paidós. pp. 153-164.
29
Blanco Muñoz, Agustín. (1981). La lucha armada: hablan 6 comandantes. Caracas: Universidad
Central de Venezuela. p. 349.
59
segunda mitad de los años sesenta, ahora mediante la lucha armada urbana o
rural, combinada con otras formas.
La protesta social también encontró apoyo intelectual en Cuba a partir de
la Conferencia Tricontinental, que se celebró en La Habana en enero de 1966,
en la que se reunieron representantes de los movimientos revolucionarios de
todo el mundo. Entre sus acuerdos estuvo: la creación de la Organización de
Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina (ospaaal) y la
Organización Latinoamericana de Solidaridad (olas). En esa misma reunión,
el entonces Senador Salvador Allende propuso realizar en agosto de 1967, en
La Habana, la primera Conferencia de Solidaridad con los Pueblos de América
Latina. Tanto en la Tricontinental como en la Conferencia de Solidaridad se
expresaron, no obstante, diversas contradicciones entre Rusia y China, así como
entre las plurales organizaciones populares acerca de la estrategia y la táctica
de las luchas revolucionarias en los distintos países; la ecuación se diluyó entre
las armas o las vías pacíficas para obtener el poder, reformas o transformación
estructural, quizá el eterno problema latinoamericano de las guerrillas y mo-
vimientos de izquierda.
La falta de compromiso de los comunistas soviéticos en las luchas re-
volucionarias en América Latina, por ejemplo, y la posición pacífica de los
comunistas en su lucha contra las dictaduras, llevaron a un nuevo distancia-
miento de Cuba con la urss y con los comunistas,30 aunque para estimular la
unidad y las alianzas entre las distintas izquierdas y guerrillas, Cuba se avocó
a disipar las diferencias entre los grupos latinoamericanos a través de olas,
en particular con aquellas organizaciones que desarrollaban las formas más
radicales de lucha, como el Ejército de Liberación Nacional (eln) de reciente
creación en Bolivia, comandado por el Che Guevara, quien habría instado a los
guerrilleros a crear “dos, tres, muchos Vietnam”31 en la región para enfrentar al
imperialismo a través de la estrategia del foco que se había practicado en Cuba
y que se desarrollaba en Bolivia.
30
El primer enfriamiento entre Cuba y la urss fue provocado por el resultado de las negocia-
ciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos en octubre de 1962, para dar fin a la crisis
de los misiles. Una nueva confrontación política entre cubanos y rusos se registró en los años
setenta, pues Cuba optó por instrumentar su propio socialismo, alejado de la ortodoxia rusa a
pesar de haber recibido apoyo técnico y financiero de la Unión Soviética. Finalmente, en 1986
Fidel Castro manifestó su desacuerdo con las reformas de Mijail Gorvachov, que llevaron a la
desaparición de la urss.
31
Guevara, Ernesto. (1985). “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”.
Escritos y Discursos. T., ix. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. p.355.
60
En esta etapa, la tesis guevarista de crear uno, dos muchos Vietnam, desempeñó
un importante papel. El imperialismo fue considerado el enemigo común y las
luchas nacionales se escalaron en nivel internacional. Desde esta perspectiva,
no se trató ya de pequeños grupos, en alejadas regiones, con demandas locales.
Todo se hizo aparecer como un movimiento orquestado y, por tanto, la caída
de uno de los escenarios locales repercutiría, inevitablemente, en los restantes.
La internacionalización de la represión, de los argumentos y de los escenarios
dominó los procesos.32
Para 1968, sin embargo, las guerrillas habían sido derrotadas en Bolivia, Gua-
temala, Colombia y Venezuela.
Por otra parte, la idea que tenía el gobierno cubano sobre México, no sólo estaba
mediada por la imposibilidad de una insurrección de gran calado en el país, a
pesar de que las condiciones económicas habían provocado una crisis de repre-
32
Sosa. (1997). Op. Cit. p. 14
33
Gleijeses. (2004). Op. Cit. pp. 339-340. Para estos datos, el autor cita a Báez, Luis. (1996).
Secretos de generales. Desclasificado. La Habana: Editorial Si-Mar. pp. 107-109 y 498-499.
34
Petkoff. (1976). Op. Cit. p. 64.
61
35
Un resumen sintético sobre la problemática en México en los años sesenta del siglo xx, se
encuentra en González Gómez, Francisco. (1990). Historia de México 2. Del Porfirismo al
Neoliberalismo. México: Ediciones Quinto Sol. pp. 150-157.
36
Domínguez Guadarrama, Ricardo. (2007). La nueva política exterior de México y el cambio en
las relaciones bilaterales con Cuba. México: Tesis de Maestría, fcpys, unam. pp. 79-80.
62
37
Ojeda, Mario. (2008). México y Cuba revolucionaria: cincuenta años de relación. México: El
Colegio de México. p. 81.
38
La neutralidad Cubana, incluso, que puede verse como cierta indiferencia a la masacre de
estudiantes mexicanos en 1968, quedó demostrada cuando Cuba envió a su delegación de-
portiva para participar en los Juegos Olímpicos inaugurados días después de la matanza de
Tlatelolco. Tampoco se tiene conocimiento de que Cuba haya siquiera brindado apoyo moral
al movimiento estudiantil. Ojeda. Ibíd. p.80.
39
El día, 29 de septiembre de 1967. Primera plana.
63
Poco tiempo después, en una alusión que parecía dirigida al nuevo gobierno
militar revolucionario peruano, Castro declaró que el apoyo cubano no necesa-
riamente tenía que ser en favor de los movimientos guerrilleros y que cualquier
gobierno latinoamericano que esté sincera y consistentemente comprometido
con el desarrollo económico y social de su país y con su liberación del yugo del
imperialismo yanqui, podrá contar con el apoyo de nuestro pueblo y nuestra
Revolución.42
El triunfo en estos países de las fuerzas progresistas significó también una rei-
vindicación de la Revolución Cubana, en tanto que sus programas contenían
aspiraciones promovidas por Cuba y otros grupos nacionalistas. Por ejemplo,
Cuba prestó ayuda hasta en cuestiones de seguridad personal al presidente
electo en Chile en 1970, Salvador Allende, hasta que en 1973 fue derrocado por
un golpe de Estado organizado por Estados Unidos y ejecutado por el General
Augusto Pinochet de las Fuerzas Armadas chilenas.
Hay que destacar que si bien los esfuerzos cubanos por apoyar a los gru-
pos revolucionarios fue importante, aunque selectiva con el paso del tiempo,
40
Ojeda. Op. Cit. pp. 79-89.
41
Martínez, José de Jesús. (1987). Mi general Torrijos. La Habana: Casa de las Américas. pp. 35-41.
42
Ojeda. (2008). Op. Cit. p. 78.
64
Castro era suficientemente astuto para mantener sus riesgos a la mínima expresión
en el traspatio estadounidense. Ello responde a que menos de cuarenta cubanos
hayan peleado en América Latina en los años sesenta y porque Cuba era demasiado
cautelosa en el envío de armas a los rebeldes latinoamericanos”.43
Para otros analistas, sin embargo, el fracaso de las luchas guerrilleras en América
Latina fue rotundo y se debió a las divisiones internas, a errores políticos en su
concepción y en su aplicación o a la escasa madurez y las vacilaciones de sus
dirigentes, enfrentados a una intensa y globalizada ofensiva contrainsurgente
estadounidense. Como consecuencia de esos resultados se puso en duda la
efectividad de la estrategia del foquismo y la ola revolucionaria fue decreciendo
hasta tener su peor momento con la muerte del Che.
43
Especial nie, “Cuba: los problemas y perspectivas para el año próximo”, 27 de junio de 1968,
nsf, nie, box 8/9, lbjl. Citado en Gleijeses. (2009). Op. Cit. p. 21. En cambio, en África par-
ticiparon entre 12 y 15,000 combatientes cubanos Para un recuento detallado de la política
exterior de Cuba en África véase a Gleijeses, Piero, Jorge Risquet y Fernando Ramírez (2008).
Cuba y África. Historia común de lucha y sangre. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
44
Sosa. Op. Cit. pp. 14-15.
65
66
del Sur Venezuela, Ecuador, Perú (que sufrió un golpe de la derecha en 1975)
y Colombia. 13 en total.
Cabe destacar también que entre 1972 y 1975, año en el que la oea aprobó
la resolución que permitió el restablecimiento de relaciones diplomáticas con
Cuba, once países ya lo habían hecho: en América del Sur Argentina, Chile
—que las rompió nuevamente en septiembre de 1973—, Colombia, Perú y
Venezuela (50%); en el Caribe cuatro de los nueve independientes (43%); y en
Centroamérica sólo Panamá.
Ese hecho implicó modificar las relaciones de Cuba con las fuerzas re-
volucionarias. Con los países que restablecieron relaciones diplomáticas con
la Isla, el gobierno privilegió el contacto con funcionarios, líderes políticos y
empresarios, y multiplicó las visitas de diversos funcionarios a universidades
para dictar conferencias y explicar el proceso interno en la Isla, entre otras
formas de acercamiento con los gobiernos y las sociedades.
Ese quehacer político tenía amplias ventajas, porque había organizacio-
nes civiles pro cubanas no necesariamente insurreccionales, que apoyaban la
Revolución por medio de manifestaciones sociales. Muchas de ellas fueron
establecidas con el apoyo de la Dirección para las Relaciones con los Movimien-
tos Revolucionarios de América Latina y África hasta 1974, cuando sus labores
fueron absorbidas por el Comité Central del Partido Comunista (ccpcc), órgano
que estableció dos unidades: el Departamento de América, dedicado a estrechar
las relaciones del Partido con sus similares latinos y caribeños, y por el otro, la
Dirección General de Liberación Nacional.45 Otros investigadores, como Mario
Vásquez de la unam, han destacado que el ente principal cubano que dio apoyo
a los grupos guerrilleros en los años ochenta fue precisamente el Departamento
América. De la Dirección General de Liberación Nacional poco se sabe.46 Otros,
incluso, han señalado que en realidad el Ministerio del Interior continuó al
frente de las acciones de apoyo a los grupos insurreccionales en la región y no
el Comité Central del Partido.47
Lo cierto es que, mientras el estatus quo en algún país no implicó una
ruptura constitucional, la diplomacia cubana siguió una estrategia de acerca-
mientos oficiales.48
45
Entrevista del autor con el Dr. Luis Suárez Salazar. La Habana, Cuba. 22 de diciembre de 2010.
46
Entrevista del autor con el Mtro. Mario Vázquez Olivera. cialc-unam. Ciudad de México. 24
de febrero de 2012.
47
Intervención del Consejero Político de la Embajada de Cuba en México, diciembre de 2011.
48
Suárez Salazar, Luis. (1986). “La política de la Revolución Cubana hacia América Latina y
el Caribe: notas para una periodización”. Cuadernos de Nuestra América. no. 6. La Habana.
julio-diciembre. p. 170
67
49
bíd. El mismo autor utiliza el concepto de “Triángulos Dinámicos”, EU, América Latina y Cuba;
“en la medida que América Latina y el Caribe se acercan a la política de Estados Unidos hay
un distanciamiento de sus relaciones con Cuba y viceversa”. Entrevista con el Dr. Luis Suárez
en las instalaciones del Instituto Superior de Relaciones Internacionales del Ministerio de
Relaciones Exteriores, La Habana, Cuba, 21 de diciembre de 2010.
50
Rodríguez, Rodríguez, Carlos R. (1981). “Fundamentos estratégicos de la política exterior
cubana”. en Cuba socialista. No. 1. La Habana. Diciembre. pp.13-14.
51
Castañeda. (1995). Op. Cit. pp. 71-72.
68
Conclusiones
69
70
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Mesografía
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Salazar, Luis, Ivette Zuazo y Ana Marí. Cuba: Entrevista al Comandante Manuel
Piñeiro Losada, [en línea], La Habana, Cuba, 10 de octubre de 2003, Dirección
url: http://pr.indymedia.org/news/2003/10/393.php.
72
Introducción
* Este artículo fue realizado en el marco del Proyecto papiit ir400512 “México ante el conflicto
centroamericano, 1976-1996. Una perspectiva histórica” de la Dirección General del Personal
Académico, que se desarrolla en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe
de la unam.
** Licenciado y Maestro en Estudios Latinoamericanos por la unam. Actualmente cursa el
Doctorado en Estudios Latinoamericanos en la misma institución. Sus líneas de investiga-
ción son: Relaciones internacionales latinoamericanas, guerra sucia y movimientos armados
centroamericanos en el siglo xx. Correo electrónico: fabiancamposh@gmail.com
73
1
Fulgencio Batista fue presidente de Cuba en tres ocasiones. Primero de manera constitucional
entre 1940-1944. En 1952 dio un golpe de Estado previo a las elecciones asumiendo el poder
de facto hasta 1954 cuando fue electo presidente.
2
Entre los intentos que habría que destacar están los realizados por el Directorio Revolucionario
(dr). El dr realizó durante el periodo diversas acciones armadas y en diciembre de 1956 llevó
a cabo una huelga azucarera que golpeaba el sector económico estratégico del régimen y que
obligó a Batista a ceder ante las demandas laborales.
74
Es que, desde el primer día, Fidel impuso una clara estrategia, aún más clari-
vidente porque las fuerzas del 26 de Julio eran mucho más numerosas y mejor
3
Los elementos definitorios del putsch fueron tomamos del escrito de Mao Tse Tung (1968),
Obras Escogidas. Tomo I. Pekín: Editorial de Lenguas Extranjeras. “Sobre la rectificación
de las ideas erróneas del Partido”, en el cual señala “durante un breve período después de la
derrota de la revolución en 1927 surgió en el Partido Comunista una tendencia putchista
de “izquierda”. Considerando que la revolución china era, por su carácter, una “revolución
permanente”, la cual que se encontraba en una situación de “ascenso ininterrumpido”, los
putchistas se negaron a organizar una retirada ordenada, adoptando métodos autoritarios y
confiando sólo en un pequeño número de miembros del Partido y un pequeño sector de las
masas, trataron erróneamente de realizar en todo el país una serie de levantamientos locales
que no tenían perspectiva alguna de éxito. Tales acciones putchistas se extendieron a fines
de 1927, pero fueron cesando hacia comienzos de 1928, aunque entre algunos militantes
subsistieron sentimientos en favor del putchismo.” p. 113.
75
Los resultados de Frank en la labor de reorientar a los grupos de acción del movi-
miento así como la lucha en el sector obrero y la estructuración de la resistencia
cívica fueron óptimos. Una de las prioridades de la actividad de Frank durante las
últimas semanas de su vida fue el impulso de la sección obrera del Movimiento, la
cual, dentro de nuestra concepción revolucionaria, cuando el ataque al Moneada
debía ser la estocada final contra la tiranía después que levantáramos y armáramos
la ciudad de Santiago de Cuba. La guerra en las montañas sería la alternativa si
el llamado a la huelga no tenía éxito.5
4
Debray, Regis. (1967). ¿Revolución en la Revolución?, Cuba: Casa de las Américas. p. 62.
5
Castro, Fidel. (2010). La victoria estratégica. Por todos los caminos de la sierra. Cuba: Consejo
de Estado. p. 2.
76
Rebelde. Éste fue acompañado por una intensa movilización social así como
de acciones armadas en las urbes. Ambos despliegues asfixiaron el gobierno a
grado tal hacerlo insostenible para Batista, orillando a que éste huyera de la isla
el 31 de diciembre de 1958.
77
Para completar el análisis que Duchesne hace sobre las elecciones de Ernesto
Guevara habría que decir que estas tienen un referente concreto, las dificultades
del joven gobierno revolucionario. Los libros de el Che fueron escritos mientras
se iban decantando las fuerzas que habían derrocado a Batista, el abandono del
gobierno y del país de organizaciones y personalidades no revolucionarias y re-
formistas —como Hubert Matos en 1959—, el origen de la oposición antifidelista
en Florida, Estados Unidos, el combate a los guerrilleros del Escambray y las
continuas acciones organizadas desde Estados Unidos en contra del gobierno.7 Es
decir, que las elecciones narrativas de el Che tienen un origen histórico concreto
y estratégico para la revolución cubana en vías de su institucionalización. Poner
en el centro de su narración el triunfo de la guerrilla de la montaña, minimizó
el trabajo en las ciudades realizado por el Movimiento 26 de Julio y obscureció
las acciones emprendidas por movimiento antibatistiano, y su ausencia fungió
como factor de legitimidad al gobierno de Fidel y sus allegados, pues estos eran
los únicos dirigentes de la revolución, y por ende, los únicos capaces de llevar
a cabo las transformaciones radicales planteadas.
El tema se complica cuando los factores que legitimaron al gobierno de
Castro en la isla fueron adoptados como una ruta que forzosamente debían
tomar otros países latinoamericanos que comenzaban sus propias moviliza-
ciones armadas.
Al respecto, Ernesto Guevara postuló tres grandes enseñanzas de la Revo-
lución Cubana a los revolucionarios latinoamericanos: 1. Las fuerzas populares
6
Duchesne, Juan. (2010). La guerrilla narrada: acción, acontecimiento, sujeto. Puerto Rico:
Ediciones Callejón. pp. 23-24.
7
Para dar una idea de la cantidad de recursos humanos y materiales que tuvo que invertir
el gobierno cubano para combatir a las guerrillas que se levantaron en contra de él, habría
que considerar los datos que aporta Elizabeth Burgos: durante los primeros cinco años del
gobierno revolucionario se movilizaron a 100 mil hombres para combatir a los 200 grupos
contrarrevolucionarios, ocasionándoles 3000 bajas entre muertos, heridos y fusilados con un
costo de mil millones de dólares. Burgos, Elizabeth. (2005-2006). “Plantados: el cuerpo como
territorio de resistencia y afirmación” en Encuentro de Cultura Cubana. Núm. 30. (invierno).
p. 170.
78
podían ganar una guerra contra el ejército; 2. No siempre había que esperar a
que se dieran todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional
podía desarrollar las condiciones subjetivas sobre la base de condiciones ob-
jetivas dadas; 3. En la América subdesarrollada el terreno de la lucha armada
debía ser fundamentalmente el campo.8
Estas lecciones se volvieron piedra de toque para la lucha ideológica dentro
de las filas revolucionarias y guía práctica para deslindar a los revolucionarios
de los reformistas.
Siguiendo con este análisis, es importante decir que los anteriores postu-
lados son reflexiones propias de el Che Guevara y no necesariamente corres-
pondieron con los sucesos históricos ocurridos en la lucha armada cubana.
En efecto, la lucha armada cubana demostró que las fuerzas populares podían
ganar una guerra contra el ejército gubernamental. Empero, la veracidad de
esta afirmación no se extiende a las dos siguientes.
La segunda afirmación fue rechazada, en su momento, por los comunistas
de vieja cepa, y fue considerada como un voluntarismo o aventurerismo. Más
allá de esta categorización, habría que recordar que las condiciones subjetivas
en el caso cubano ya estaban dadas. Como ya dijimos, durante el periodo que
va entre 1952 y la primera mitad de 1957 el movimiento urbano era mucho
mayor en su número, más combativo y con altas perspectivas de conseguir el
derrocamiento de Batista. Las condiciones subjetivas ya estaban dadas, no fueron
creadas por el foco guerrillero y el paso del foco guerrillero al Ejército Rebelde
fue posibilitado por los ánimos insurreccionales en las ciudades.
La tercera afirmación se desecha con lo anteriormente aludido. Gran parte
del desgaste del régimen de Batista fue generado por las estructuras urbanas.
Aunque militarmente la derrota al ejército batistiano fue en el campo, su derrota
política se llevó a cabo en las ciudades. A esto último habría que añadirle algo
que tuvo un peso fundamental: el desgaste político y el aislamiento militar que
los diplomáticos del movimiento antidictatorial consiguieron al lograr que el
gobierno estadounidense dejara de apoyar al que hasta ese momento era su
testaferro. Todos estos sucesos relativizan las afirmaciones de el Che.
Pero el aporte de el Che al pensamiento revolucionario latinoamericano
no se quedó solamente en el plano estratégico sino que también fue llevado al
terreno de la táctica. Es el caso de las llamadas “7 reglas de oro de la guerrilla”:
8
Guevara, Ernesto. (2009). La guerra de guerrillas. Cuba: Editorial de Ciencias Sociales. p. 6.
79
Hasta aquí se puede argumentar que el planteamiento del foco puede ser
leído como un proyecto personal emanado de un actor principal del proceso
revolucionario, lo cual generó un amplio convencimiento entre sus lectores
y escuchas, pero no podemos sostener que se trate de un planteamiento
institucional que fuera respaldado por la totalidad del gobierno cubano. Sin
embargo, esto mismo no se puede decir después de la Segunda Declaración
de La Habana.
A la toma del poder el 1 de enero de 1959 siguieron tres años de intensos cam-
bios sociales en Cuba. La instauración de reformas como la agraria y la urbana
se correspondían con un modelo reformista liberal y de un profundo carácter
nacionalista. En el plano internacional el gobierno cubano comenzó a apoyar
a grupos latinoamericanos, en especial a los caribeños en sus intentos por de-
rrocar a sus respectivos gobiernos tiranos. Empero, algunas reformas afectaron
directamente los intereses estadounidenses en el país y el apoyo cubano a otros
revolucionarios les hicieron prever una posible regionalización: el peligro del
contagio. Por lo que el gobierno y la sociedad estadounidenses, que hasta el
triunfo habían mostrado simpatías y apoyo a los revolucionarios cubanos fueron
cambiando su posición y empezaron a agredir al naciente gobierno.
Respondiendo a las agresiones, en especial a la invasión mercenaria de
Playa Girón, el gobierno cubano decidió declarar el 4 de febrero de 1962 que
la revolución cubana era socialista, apostándole su sobrevivencia a una alianza
9
Villegas, Harry Pombo. (2009). “Prologo” en Guevara. Op. Cit. p. 13.
80
con la Unión Soviética. Una vez más un acto que respondía a las condiciones
políticas internas se convirtió en un elemento de gran impacto en América La-
tina. Ahora de manera abierta los planteamientos hechos por Ernesto Guevara
se unieron al discurso gubernamental de cómo se tenía que hacer la revolución
en el subcontinente, trocándose en los ejes de acción y concepción política para
las jóvenes generaciones latinoamericanas.
La primera referencia en el discurso de Fidel Castro hacía América Latina
fue que la lucha debía de ser antiimperialista en su sentido mundial, antiesta-
dounidense por su concreción latinoamericana.
Ya los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América con la fuerza de
Cuba, pero en cambio, dominando a la mayoría de los demás Estados de América
Latina, Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América. ¿Qué
es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la historia de
América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la historia
de todos estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel
del imperialismo en el mundo entero?10
Cuba duele de manera especial a los imperialistas. ¿Qué es lo que se esconde tras
el odio yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica racionalmente la conjura
que reúne en el mismo propósito agresivo a la potencia imperialista más rica y
poderosa del mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo un continente,
que juntos suponen representar una población de trescientos cincuenta millones
de seres humanos, contra un pequeño pueblo de sólo siete millones de habitan-
tes, económicamente subdesarrollado, sin recursos financieros ni militares para
amenazar ni la seguridad ni la economía de ningún país? Los une y los concita el
miedo. Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana; el miedo a la
10
Castro, Fidel. (1962). Segunda declaración de La Habana, en: http://www.ciudadseva.com/
textos/otros/2declara.htm
11
Este término hace referencia a los indios que participaban en los gobiernos bajo el dominio
inglés en la India.
81
Ante esta situación sólo podía haber, desde la perspectiva cubana, un impera-
tivo categórico: El deber de todo revolucionario es hacer la Revolución. Y así lo
entendieron los jóvenes revolucionarios latinoamericanos: tenían que hacer la
revolución tal como la postulaban los comandantes Castro y Guevara.
12
Ibíd.
13
Ibíd.
82
14
Debray, Regis. (1967). El Castrismo: la larga marcha de América Latina. Montevideo: Editorial
Sandino. pp. 15-19, citado por Duchesne. (2010). Op. Cit. pp. 32-33.
15
Guevara, Ernesto. (1971). “Prologo”, en Vo Nguyen Giap. (1971). Guerra del Pueblo, Ejército
del Pueblo (Dien Bien Fu). México: Era p. 10.
83
84
85
El terrible abandono en que han tenido que vivir numerosos focos durante meses,
a veces años, no se explica tanto por el sabotaje larvado, el desinterés o la traición
de sus aparatos de superficie como por una diferencia irreductible de condiciones
de vida, luego de pensamiento y comportamiento, entre unos y otros. El mejor
de los camaradas, en la capital o en el extranjero, aun destacado en misiones im-
portantes, dedicado a su trabajo, cae bajo el golpe de esa diferencia, que vale por
una “traición objetiva”. Muchos de ellos lo saben. Cuando una guerrilla habla con
sus responsables urbanos o en el extranjero, trata con “su” burguesía. Aun si tiene
necesidad de una burguesía —como de un pulmón artificial para los momentos
de asfixia—, no puede perder de vista esa diferencia de intereses y de medio: los
dos no respiran el mismo aire. Fidel Castro ha tenido la experiencia de ello y no
ha vacilado, aun a riesgo de quedar solo en momentos muy difíciles, en condenar
y repudiar a “su” burguesía, inclinada a hacer alianzas sin principios.19
18
Ibíd. p. 56.
19
Ibíd. p. 58.
86
en ciertos momentos, las nuevas guerrillas, alzadas bajo la dirección del partido
estaban todavía en lugares en los cuales la penetración francesa era muy fuerte
y la población estaba aterrorizada; en esos casos, practicaban constantemente
lo que los vietnamitas llaman la “propaganda armada”. La propaganda armada
es simplemente la presencia de fuerzas de liberación en determinados lugares,
que van mostrando su poderío y su imbatibilidad (sic), sumidas en el gran mar
del pueblo como el pez en el agua. La propaganda armada, al perpetuarse en la
zona, catalizaba las masas con su presencia y revolucionaba inmediatamente la
región, agregando nuevos territorios a los ya obtenidos por el ejército del pueblo.
Es así como proliferaron las bases y las zonas guerrilleras en todo el territorio
vietnamita.20
20
Guevara. “Prologo”. en Giap. Op. Cit. p. 13.
87
testimonio sirvió de base para las denuncias hechas por Venezuela contra la
intervención cubana en el subcontinente. Este fue el modelo de revolución que
se aprobó en la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad de
los Pueblos, olas, sección latinoamericana de la Tricontinental realizado en La
Habana en julio de 1967. Estas fueron las ideas con las que el Che se dirigió a
Bolivia en lo que se concibió como el inicio de una ofensiva continental contra
el imperialismo.
En parte por el enorme costo político que el incidente de Machurucutu
representó, y en parte por la muerte misma de Ernesto Guevara de la Serna,
fue que el gobierno cubano decidió dar marcha atrás en su apoyo a la revolu-
ción latinoamericana. Por lo menos entre 1968 y 1972 Cuba no brindó apoyo
a ninguna experiencia guerrillera en América Latina y durante ese periodo
el gobierno cubano retiró todas las publicaciones de el Che de las bibliotecas
cubanas, al mismo tiempo canceló las cátedras en la Universidad de La Habana
sobre su pensamiento.
88
El ideario de la revolución mexicana, vuelto casi religión laica por parte del
binomio gobierno-partido de Estado, es sin duda, uno de los primeros pun-
tos a señalar. Desde los años cincuenta, ya la izquierda había cuestionado la
vigencia misma de la revolución mexicana, señalando las traiciones hechas
desde el poder a las corrientes más radicales del periodo armado y advirtien-
do el cambio el cambio estructural que representó el llamado “Desarrollo
estabilizador”: La corrupción creciente en los aparatos estatales y lo venial se
sus funcionarios.
¿Acaso la Revolución Mexicana había muerto y era hora de hacer otra
revolución? En 1947 Daniel Cosío Villegas concluía que la crisis de México era
mortal, debido al agotamiento de las metas de la Revolución, afirmando que
el término mismo carecía ya de sentido.21 Silva Hérzog confirmaba lo anterior.
Hace algo más de seis años escribí que la revolución, uno de los tres acontecimien-
tos de mayor profundidad en la historia del México independiente, sufría una
crisis moral e ideológica de suma gravedad. Creía entonces que podría salvarse
y continuar su marcha hacia adelante en provecho del pueblo mexicano. Ahora,
después del tiempo transcurrido, pienso con cierta tristeza y siento con claridad
que la Revolución Mexicana ya no existe; dejó de ser, murió calladamente, sin que
nadie lo advirtiera; sin que nadie, o casi nadie lo advirtiera todavía.22
Era cierto que las metas de la revolución mexicana en su vertiente más radical
fueron abandonadas, que bajo el amparo del discurso se estaba implementando
en muchos sentidos una contrarrevolución. Sin embargo, el discurso no estaba
aún hueco, aglutinaba y daba sentido a una buena parte de la población sobre la
base de la capacidad estructural del Estado para ampliar el Estado de bienestar.
21
Cosio Villegas, Daniel. 1978). “La crisis de México”, Cuadernos Americanos, xxxii, marzo-abril
1947, en R. Ross Stanley (Compilador). ¿Ha muerto la revolución mexicana? México: Premia
Editora. p. 95.
22
Silva Hérzog, Jesús (1978). “La Revolución mexicana es ya un hecho histórico”, Cuadernos
Americanos, xlvii, septiembre-octubre 1949 en Ross. Op. Cit. p. 113.
89
Muchos de los que se rebelaron contra del Estado fueron en buena medida
estudiantes, muchos de ellos pertenecientes a la primera generación de familias
emergentes del milagro mexicano, por ende, con posibilidades económicas que
facilitaron la asistencia de sus hijos a la universidad. Esos jóvenes eran benefi-
ciarios directos y a la vez producto del sistema que estaban cuestionando. En
último de los casos, aceptando que el modelo económico priísta del desarrollo
estabilizador estaba llegando a sus límites estructurales muy rápidamente, un
diagnóstico acertado de aquellos que se incorporaron a la lucha armada, no fue
sino a partir de 1982, con el cambio de modelo y el posterior desmantelamiento
del sistema de bienestar, que esto fue perceptible para la mayoría de la población.
Aquellos que se lanzaron a las armas buscando radicalizar las contradic-
ciones, no sólo dejaron de lado el análisis de las capacidades reales del Estado
para hegemonizar la idea social de transformación y lograr consensos en la
sociedad,23 sino que incluso desconocieron la premisa de Ernesto Che Guevara:
claro está que, en los países en que todas las condiciones estén dadas, sería hasta
criminal no actuar para la toma del poder. En aquellos otros en que esto no ocurre
es lícito que aparezcan distintas alternativas y que de la discusión teórica surja
la decisión aplicable a cada país. Lo único que la historia no admite es que los
analistas y ejecutores de la política del proletariado se equivoquen.24
Los pueblos deciden entrar a la lucha armada cuando las condiciones internas
de sus países no dejan otra opción para lograr transformaciones de sus estruc-
turas. En este sentido, las revoluciones no se exportan ni pueden surgir, crecer
y consolidarse únicamente por la idea y los intereses de otros países. Pero ¿Era
posible hacer crecer y consolidar un proyecto armado sin alianzas internacio-
nales? Las capacidades técnicas y tecnológicas del ejército mexicano, el apoyo
constante y el giro contrainsurgente que le imprimió el gobierno estadounidense
mediante sus planes de modernización, tanto al ejército como a las policías hacen
que la respuesta sea un no rotundo. Los proyectos revolucionarios latinoame-
23
Como bien lo señaló Gramsci en Cuadernos de la cárcel, el dominio del Estado sobre la socie-
dad es producto de la coacción, pero, también de la generación de consensos. La ausencia de
la capacidad de generar consensos por parte de la Sociedad Política es uno de los elementos
centrales para posibilitar una situación revolucionaria.
24
Guevara. Op. Cit. p. 156.
90
ricanos que alcanzaron en el siglo pasado los más altos niveles de capacidad
técnica y tecnológica, mismos que se tradujeron en una mayor capacidad de
enfrentamiento con los ejércitos nacionales y como en el caso nicaragüense,
la posibilidad real de tomar el poder, contaron con el apoyo material de otras
organizaciones. En este sentido, resulta particularmente importante establecer
el papel que desempeñó el gobierno revolucionario y socialista de Cuba en la
historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Desde el año de 1959 el gobierno revolucionario apoyó a una considerable
cantidad de movimientos armados latinoamericanos, brindó entrenamiento a
jóvenes de distintos países en instalaciones militares cubanas, los capacitó en
técnicas de inteligencia, contrainteligencia y en fuerzas especiales, también for-
mó combatientes y oficiales. Apoyó con armamento, dinero y oficiales cubanos
diversos intentos de lucha armada en el continente. Brindó su territorio como
retaguardia, en donde dirigentes podía encontrar refugio y apoyo para desarro-
llar sus proyectos revolucionarios e incluso replantearlos. Su territorio fue lugar
de encuentro entre los distintos movimientos revolucionarios latinoamericanos
y de éstos con otros movimientos y gobiernos revolucionarios en el mundo. En
Cuba estaba la meca de la revolución continental. Pero estos apoyos no se los
brindó a los revolucionarios mexicanos, mucho menos a la Liga Comunista 23
de Septiembre. ¿Por qué?
Es de sobra conocida la historia de los exiliados del cuartel Moncada
en México. Fue en territorio mexicano donde Fidel Castro pudo aglutinar,
entrenar y pertrechar a la fuerza expedicionaria del Granma. Fue en México
donde Fidel Castro volvió a caer preso junto con los otros integrantes del grupo
expedicionario. Fue en esa ocasión que el Comandante entabló amistad con
Fernando Gutiérrez Barrios, el hombre fuerte de los servicios mexicanos de
inteligencia y, por ende, uno de los responsables de la lucha contrainsurgente.
Paradójicamente, Gutiérrez Barrios fue la puerta a los revolucionarios cubanos
con el gobierno mexicano y les garantizó poder continuar los preparativos que
llevaron al desembarco del Granma.
Es conocida también la postura del gobierno mexicano de defensa de la
revolución cubana ante los embates de los Estados Unidos. Es recordada con
respeto la negativa reiterada de los gobiernos mexicanos a romper relaciones
con la isla, lo que les permitió tener un respiro casi único en el subcontinente
durante las más de cinco décadas que ha durado el embargo estadounidense a
la economía cubana. Uno de los acuerdos de la real-politik fue que el gobierno
revolucionario cubano se comprometió a no apoyar movimientos armados en
México.
91
25
Carta de Juan José Meza al presidente Manuel Ávila Camacho, en Archivo General de la Na-
ción. Galería 3, dgipys, caja 784, expediente 5. Juan José Meza fue el tesorero de la Unión
Democrática Centroamericana en los años cuarenta en México. Bajo las siglas de la udc se
agrupaban todos los centroamericanos que buscaban derrocar a sus respectivos regímenes y
eran la sección en México de la Legión del Caribe.
92
con la aprehensión de que aquí casi siempre toleran, o por lo menos no persiguen
intensamente las publicaciones revolucionarias de otros países, siempre que no
se metan en nada de este país.26
Todavía más, cuando llegaron a existir contactos entre las guerrillas latinoameri-
canas y las mexicanas, los primeros fueron presionados por el gobierno cubano
para desistir en la relación. El 8 de enero de 1975 Manuel Piñeiro, Comandante
Barbarroja, encargado cubano de la relación con los movimientos revolucio-
narios latinoamericanos vino a México a entrevistarse con el responsable de
la sección en México del egp, “en esa ocasión (J) me advirtió que si me estaba
relacionando con los residentes, acabarían partiéndome el trasero”.27
Es difícil establecer la existencia de contactos entre la Liga Comunista 23 de
Septiembre y revolucionarios latinoamericanos radicados en México, pero en todo
caso estos no se tradujeron en un robustecimiento de las estrategias políticas o
militares de la Liga o de otros grupos armados locales. El acuerdo pactado entre
el gobierno cubano y el gobierno mexicano en relación al apoyo de las moviliza-
ciones armadas arrojó importantes resultados, obviamente a favor del gobierno
mexicano. Posteriormente, ya en el periodo de la descomposición de la Liga el
apoyo por parte del gobierno cubano fue prácticamente imposible. Cuba no
rompería el acuerdo con el gobierno mexicano, no apoyaría ninguna guerrilla,
que a sus ojos, no tuviera ninguna posibilidad de éxito.
Por otro lado, las guerrillas centroamericanas, que durante la segunda
mitad de los setenta tuvieron su momento de auge y mayores posibilidades de
triunfo, estaban más interesadas en aprovechar la puerta abierta por José López
Portillo para que vieran en sus gobierno un aliado internacional, que apoyaba
fuertemente sus posibilidades de triunfo, reeditando el papel asumido con la
revolución cubana, teniendo en mente reeditar el acuerdo. Desde 1977, con
matices y altibajos, las guerrillas centroamericanas también ayudaron a guardar
a México del contagio guerrillero.
Si hasta 1979 el interés de los guerrilleros centroamericanos estuvo
centrado en obtener un modus vivendi que les permitiera tener una base de
retaguardia y logística y el apoyo político de parte del gobierno mexicano,
después del triunfo sandinista en Nicaragua, cuando se generalizó el imagina-
rio de un triunfo rápido y que se sintetizó en Si Nicaragua venció, El Salvador
26
Sebastián. “Opiniones ante la Comisión Ejecutiva sobre el Boletín de Bethania”. 25 de mayo
de 1975. Archivo personal del autor.
27
Sebastián. “Carta de Sebastián a Casimiro y Compañeros de la Comisión Ejecutiva”. 20 de
enero de 1975. Archivo personal del autor.
93
El modelo militar cubano establecido entre 1959 y 1967 fue una heterodoxia
respecto al pensamiento militar marxista y a las definiciones de la lucha por
el socialismo establecidas por la urss. El traslado de la ciudad al campo del
lugar de la lucha armada, el señalar al campesino y, posteriormente a la alianza
obrero-campesina como el sujeto de la revolución y el rechazo a la insurrección,
primordialmente urbana, representaban heterodoxias a la ortodoxia militar
marxista. Además, preconizar la lucha armada inmediata, el paso mediato
de sociedades semicoloniales, subdesarrolladas y dependientes a sociedades
socialistas eran heterodoxias a las etapas históricas definidas por el marxismo
clásico y se contraponían a la política global de la Unión Soviética de la co-
existencia pacífica.
Por lo tanto, analizar la construcción del modelo militar cubano para Amé-
rica Latina tiene que partir de considerarlo una heterodoxia del pensamiento
94
95
96
La huelga política
Pero también respondía a una visión más clásica del marxismo y de la estrategia
militar de los partidos comunistas en el mundo. En la 10 Sesión Plenaria del
Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, celebrada en París en julio
de 1929 se definió como el objetivo central a las grandes huelgas políticas, cuya
organización, según decisiones adoptadas,
Ibíd. p. 63.
29
97
El sujeto revolucionario
Sentadas estas premisas nada más natural que de ellas se dedujeran concepciones
como la que caracterizaba al movimiento estudiantil del 68 como una lucha cuya
fuerza principal, su carácter y contenido eran proletarios, una lucha revolucionaria
del proletariado que solo el oportunismo, la miopía y la cobardía de los demócratas
había impedido que se proyectara a sí misma de acuerdo a su verdadera naturaleza
y, por tanto, que se convirtiera en una insurrección armada por la destrucción
del poder burgués.31
Citado por Esteve Díaz, Hugo (2013). Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado
socialista en México (1960-1990). Guadalajara: Taller Editorial la Casa del Mago. p. 463.
98
Las alianzas
en cuanto a la política de alianzas, hay alianzas duraderas para toda una etapa
estratégica de la revolución y alianzas temporarias para un período determinado
de una etapa revolucionaria. Hay también alianzas para la acción y alianzas para
la neutralización.
99
32
Troug, Ching. (1972). El marxismo vietnamita. México: Grijalbo. pp.89-90.
100
A pesar del análisis realizado, la Liga no pudo ver en las pugnas intermo-
nopólicas una posibilidad de diezmar a la gran burguesía ni al Estado mexicano.
Antes bien, en concordancia con la radicalización del modelo cubano, plantearon
la necesidad de separar en dos bloques a la sociedad mexicana, burguesía-Estado
contra la alianza obrero-campesina.34 Y más aún, antes que una alianza con
sectores democráticos de la pequeña y mediana burguesías, los constituyeron
en su principal e inmediato enemigo. Al referirse a las tareas fundamentales de
la lucha armada Salas Obregón escribió: “En segundo lugar, va dirigida a dar
muerte a los ‘agentes’, ‘orejas’, ‘charros’, y funcionarios que permiten el desarrollo
de la labor de la policía política. Y junto a ello, a liquidar directamente a los
cuerpos militares de la burguesía.”35
De tal manera que, para la Liga 23 de Septiembre la política de alianzas
fue muy restringida. Buscando el purismo de la victoria propuso un sujeto
revolucionario que en la práctica sólo existía en la mitad del país, permitió que
la burguesía y el Estado se unieran en contra de un enemigo plenamente identi-
ficado —superando parcialmente sus pugnas—, que ellos mismos consolidaran
su dominio sobre la pequeña y media burguesía y obtuvo la imposibilidad de
llevar a cabo su propia definición estratégica de lucha armada: la huelga política
y la insurrección que llevaran a la generalización de la guerra en México.
33
Salas. (2003). Op. Cit. p. 23.
34
Para Ignacio Salas Obregón “El desarrollo del aparato burocrático y militar, el crecimiento
cada vez más complejo de las tareas de dirección técnica y despótica del capital en el proceso
productivo, la necesidad política de consolidar su dominio sobre el proletariado, asegurando
la alianza de un puñado de obreros aristocratizados que devienen en pequeña burguesía
en sentido estricto; la posibilidad que el desarrollo monopólico le da a la burguesía para
obtener ganancias extraordinarias, una parte de las cuales puede destinar a la corrupción
de una amplía capa de burócratas, obreros aristocratizados, funcionarios, administradores y
gerentes, todo esto hace crecer incesantemente a una capa pequeñoburguesa, que se somete
incondicionalmente a la política de la burguesía financiera. Claro está que al mismo tiempo,
por su ubicación en las relaciones de producción se encuentra en peligro de ser desplazada;
aunque lo anterior, más que impulsarla a la lucha contra la burguesía, la condiciona a una
sumisión cada vez más servil. Se trata de las más serviles y reaccionarias capas de la pequeña
burguesía, de ahí salen los charritos y los capataces”. Ibíd. p. 24.
35
Ibíd. p. 76.
101
A manera de cierre
102
Referencias
103
104
107
108
109
1
La crisis del paradigma soviético comenzó con la muerte de Stalin en 1953. A su muerte le
sucedió NIkita Kruschev -1955- quien inició un proceso de desestalinización e impulsó la
coexistencia pacífica como su política internacional. La debacle de su gobierno inició posterior
a la crisis de los misiles en 1962, hasta llegar a su remoción en el año de 1964.
2
El Pacto de Varsovia, contra parte de la otan fue firmado en 1955 y era una política inter-
nacional de defensa militar de países comunistas pro-soviéticos, los cuales, en caso de una
agresión a cualquier país miembro responderían en bloque. Se encontraba conformado por
Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, República Democrática de Alemania,
Rumania, y por supuesto, la urss.
3
Algunos estudiantes de la Juventud Comunista Mexicana inconformes con la política del pcus
decidieron tomar partido ideológico por China, Corea del Norte y Albania. Algunos de estos
jóvenes se adiestrarían militarmente en Corea del Norte, para formar un grupo guerrillero
llamado Movimiento de Acción Revolucionaria (mar). Castañeda, Salvador. (1980). ¿Por qué
no lo dijiste todo?. Grijalbo. México. pp. 42-46.
4
La pugna chino-soviética comenzó con la gestión de Nikita Kruschev a principios de la década
de los sesenta. El proceso de des-stalinización y la coexistencia pacífica fueron motivos ideoló-
110
gicos para el rompimiento entre ambas potencias, aunque también hubo razones pragmáticas,
por ejemplo: la negativa de la Unión Soviética a compartir los secretos de la bomba atómica
con sus “camaradas” chinos. Esto desencadenó varias disputas y desencuentros: apoyo de la
urss a la India por una franja tibetana; acusaciones de Mao Tse-tung hacia el pcus y Kruschev
de ser revisionistas y capitulacionistas, tras su papel en la crisis de los misiles; hasta su punto
cúspide en 1969, los incidentes armados fronterizos en el río Ussuri, los cuales estuvieron a
punto de desatar una guerra entre ambas naciones cual estuvo a punto de desatar una guerra
entre ambas naciones comunistas.
111
tregua en las vísperas, ante ello, muchos soldados del Ejército Vietnamita del
Sur les fue otorgado permiso de descanso; el Viet Cong rompió la tregua el 21
de enero, comenzó así el sitio a Khe Sanh. Esto fue parte de una estratagema,
ya que semanas previas, el Viet Cong había infiltrado Hanói.
El 30 de enero comenzó la ofensiva de más alta escala hasta ese momento.
La guerra en Vietnam se volvió un baño de sangre; los horrores de la guerra, los
llamados “excesos” y la violencia tuvieron una caja de resonancia, la televisión.
El conflicto en Vietnam fue la primera guerra televisada, el poder adquisitivo
de las clases medias europeas y americanas les permitió tener acceso a la televi-
sión; la educación superior también fue una constante en dicho estrato, lo cual
convirtió a muchos televidentes en férreos críticos contra la guerra. Estados
Unidos comenzó a ser derrotado moralmente.
En esos mismos días, pero en Checoslovaquia, llegó a la dirección del
Partido Comunista el eslovaco Alexander Dubcek, éste emprendió una serie de
reformas graduales de corte económica, política e internacional, distanciándose
de la férrea política soviética. De esta forma, comenzó el periodo conocido como
la Primavera de Praga, en la cual las medidas adoptadas por Dubcek pretendían
crear un socialismo con rostro humano.
En marzo, el gobierno checoslovaco quitó la mordaza a los medios de
comunicación y fueron aprobadas las reformas en un compendio llamado Plan
de Acción, que entre sus objetivos estaban: crear partidos políticos, siempre y
cuando éstos tuvieran como plataforma política e ideológica el socialismo;
igualdad entre checos y eslovacos; liberación de presos políticos; derecho a
huelga y libertad religiosa.5
La Primavera de Praga duró hasta el 20 de agosto, esa noche las fuerzas
del Pacto de Varsovia ocuparon Checoslovaquia, la entrada de tanques fue algo
más que el lenguaje del poderío soviético, fue el aplastamiento simbólico que
el socialismo real hizo al socialismo con rostro humano. La resistencia callejera
de los jóvenes fracasó, más no su sentencia histórica. Sus proclamas en los
muros señalaron para siempre la ilegitimidad de sus invasores, dictando una
sentencia histórica: ¡Americanos abandonen Vietnam, soviéticos, abandonen
Checoslovaquia!; no se construye el socialismo con tanques; Lenin, despierta,
Brézhnev se ha vuelto loco.6
También en Francia los jóvenes se encontraban activos, críticos e influidos
no sólo por el marxismo clásico, sino también por las propuestas de la intelec-
5
femospp. (2008). Informe Histórico presentado a la Sociedad Mexicana. Fiscalía Especial México:
femospp. p 91.
6
Hobsbawm, Eric. (2007). Historia del siglo xx. Barcelona: Crítica. pp. 397-399.
112
7
Bartra, Armando. (2001). 1968 el mayo de la revolución. México: Fundación Rosa de Luxem-
burgo- Stiftung. Para leer en libertad A.C. p.21.
8
Ibíd. 25.
113
9
Consultado en: http://enriquegri.blogspot.mx/2007/03/frases-del-mayo-frances-1968.html
10
El viaje de Charles de Gaulle fue hacia Alemania Occidental, ahí se entrevistó con el general
de las fuerzas galas, se especuló un posible golpe militar. A su regreso, el día 30 de mayo,
Gaulle anunció que en un periodo mayor de 40 días se realizarían las elecciones, no dimitió
formalmente.
114
11
Los grupos de animación de una y otra institución se les conoció como porras, y a sus integran-
tes como porros. En un sistema autoritario ninguna participación puede ser independiente,
por lo cual, el Partido Revolucionario Institucional (pri) comenzó a cooptarlas. Las porras
degeneraron su objetivo inicial, convirtiéndose en grupos de choque del pri a cambio de tener
cierta permisividad para controlar escuelas y cometer actos delincuenciales; estos grupos,
asentados en el sector popular del partido, controlaban e impedían cualquier otro tipo de
organización independiente, fuera de izquierda u otras denominadas democráticas.
115
12
Condés Lara, Enrique. (1998). “Recuento”. en Arechiga Robles, Rubén et.al. Asalto al cielo. Lo
que no se ha dicho del 68. México: Océano. p. 69.
13
Enrique Krauze en su libro, La presidencia imperial hace más de veinte referencias a su fealdad,
por ejemplo: “Era como si por su complejo de fealdad, por sus inseguridades […] pusiera
siempre la voz por delante” (281); “En la Cámara de Senadores, Díaz Ordaz formó un dúo con
un hombre que parecía su reverso exacto: Adolfo López Mateos. Uno era feo, hosco, cerrado
[…] El otro era guapo, simpático, abierto” (286); “Soy lo suficientemente feo como para que
me tengan miedo” (291); “Alguien dijo que los poblanos teníamos fama de ‘dos caras’ a lo que
contestó: ¿usted cree que si yo tuviera otra cara saldría a la calle con ésta?” (293); “las frases e
imágenes crueles, que multiplicaban hasta el infinito la llaga mayor, original: la fealdad per-
sonal del Señor Presidente” (328). Krauze, Enrique. (1997). La presidencia Imperial. México:
Tus Quets Editores.
14
Meyer, Lorenzo. (2013). Nuestra tragedia persistente. La democracia autoritaria en México.
México: Debate. p. 207.
116
15
Los puntos del pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga fueron: 1.-Libertad de todos
los presos políticos; 2.-Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal; 3.-Des-
aparición del Cuerpo de Granaderos; 4.- Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl
Mendiolea y A. Frías; 5.-Indemnización a todos los familiares de fallecidos y heridos desde el
inicio del conflicto; 6.-Deslindamiento de responsabilidades de funcionarios públicos culpables
de hechos sangrientos.
16
Mario Stoppino define autoritarismo como un sistema político donde se “privilegian el aspecto
del mando y menosprecian de un modo más o menos radical el del consenso, concentrando el
poder político en un hombre o en un solo órgano y restando valor a las instituciones represen-
tativas”. En Bobbio, Norberto, Nicola Matteucci y Gian Franco Pasquino. (1998). Diccionario
de política. México: Siglo xxi Editores. p. 125.
117
Gestación
17
fnet: Federación Nacional de Estudiantes Técnicos. Organización nacida en el ipn y afiliada
al partido oficial, pronto funcionó como órgano de control interno al servicio del pri y de los
intereses de los directores de cada escuela; la fnet sigue siendo un grupo porril que se encarga
de golpear, amedrentar, extorsionar y sobre todo, de bloquear la participación democrática o
política ajena a la Federación, al Partido o los interese políticos de los gobernantes en turno.
18
Cabe destacar que hasta el año de 1968 no se podían realizar manifestaciones en la Plaza de la
Constitución, sí no se contaba con la avenencia del gobierno. Actualmente hay una tendencia
regresiva a los preceptos autoritarios y antidemocráticos en el gobierno capitalino encabezado
por el Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera.
19
Martínez, Arturo. (2013). El 68. Conspiración Comunista. México: unam. p. 47-48. femospp.
(2008). Op. Cit. pp. 93-96.
20
El embajador estadounidense Winston Scott aseguraba que los estudiantes estaban montan-
do desordenes gracias a “la capacidad de los comunistas para convertir una manifestación
118
Consolidación
pacífica en disturbio.” En Morley, Jefferson. (2010). Nuestro hombre en México. Wisnton Scott
y la historia oculta de la cia. México: Taurus. p. 352.
21
Las detenciones preventivas tuvieron su origen durante la presidencia de Adolfo López Mateos
(1954-1960). Esta estrategia tenía como objetivo encarcelar a aquellos personajes considerados
incómodos durante las visita de algún mandatario extranjero al país. Ver Montemayor, Carlos.
(2010). La violencia de Estado en México. Antes y después de 1968. México: Debate. pp. 24,25.
22
También se plantearon demandas que posteriormente fueron matizadas en el pliego petitorio
del Movimiento. En esta asamblea, se propuso la desaparición de la fnet, la expulsión de
alumnos priístas, el pago de una indemnización a los familiares de los heridos o muertos,
libertad a los detenidos por el conflicto, desaparición del Cuerpo de Granaderos y la deroga-
ción del delito de Disolución Social, tipificado en el artículo 145 y 145 bis del Código Penal.
Poniatowska, Elena. (2001). La noche de Tlatelolco. México: era. p. 276.
119
120
ticos del Pasado (femospp): el izamiento de una bandera rojinegra en el asta del
Zócalo; el toque de campanas en la catedral metropolitana; y la acampada en la
Plancha de la Constitución, cuyo fin era presionar a Díaz Ordaz para que dialo-
gara con los estudiantes el día de su informe de gobierno, el 1 de septiembre.25
Detengámonos un poco para entender la implicación de estos tres hechos,
los cuales “legitimaron” al gobierno para emprender acciones contra los “albo-
rotadores”, mismas que fueron aplaudidas por la opinión pública. Lo sucedido
esa noche en la plancha del Zócalo, fueron elementos que simbólicamente
transgredieron los límites permitidos en la cultura política de entonces: la igle-
sia, la bandera y la figura presidencial —que fungía como una figura simbólica
macropatriarcal— eran temas tabús.
El repique de campanas, exaltado por los medios de difusión, provocó un
efecto negativo en un país donde la gran mayoría de su población se adscribía
como católica. La iza de bandera rojinegra alimentó las teorías conspiracionistas
del comunismo, eso sin soslayar que para ese entonces, la bandera mexicana era
tan intocable como la Virgen de Guadalupe.26 La provocación más artera fue la
de Sócrates Campus Lemus — hoy señalado como infiltrado—, aprovechando el
ánimo de la multitud “propuso” pernoctar en la plancha de la Constitución hasta
que el presidente diera su informe de gobierno. En la cultura política mexicana,
todavía hasta hace unos sexenios, el día del Informe era considerado el día del
presidente, así que la respuesta obvia fue la represión.
En la madrugada del 28 de agosto nuevamente la fuerza del Estado se hizo
presente. El ejército, la policía y hasta los bomberos, procedieron al desalojo
violento de los estudiantes, mientras tanto, la lista de heridos y detenidos se
engrosaba cada vez más. Al amanecer, ya limpio el Zócalo, el Departamento
del Distrito Federal (hoy el Gobierno de la Ciudad de México) convocó a su
burocracia a realizar un acto de “desagravio” a la bandera. Pero debido a que
la represión ya había tocado a los hijos de la extensa plana burocrática, éstos
respondieron con un acto de desobediencia, inesperado en los tradicionalmente
dóciles trabajadores del Estado. Ello derivó en un nuevo enfrentamiento, ahora
con su propia planta laboral.
25
Ibíd. pp. 116-188.
26
La primera plana del periódico El Sol de México del 28 de agosto nos muestra rasgos de la
cultura política de la época, ahí se lee: “Profanaron el Asta de la Enseña Patria”; “Invadieron
Catedral y Tapizaron Palacio con la Efigie del Che”; “Deportistas e intelectuales Condenan
con Energía la Agitación Entre los Estudiantes”. en Del Castillo, Troncoso, Alberto. (2012). La
fotografía y la construcción de un imaginario. Ensayo sobre el movimiento estudiantil de 1968.
México: Instituto Mora. p. 109.
121
Cerco al movimiento
“El Ejército, creado para la salvaguarda de nuestra independencia, nuestra soberanía y nuestra
27
integridad territorial, cumple también, con eficacia, la importante tarea que la Constitución le
asigna de conservar la paz y el orden […] Los desórdenes juveniles que ha habido en el mun-
do han coincidido con frecuencia con la celebración de un acto de importancia en la ciudad
que ocurren: en Punta del Este, Uruguay, ante el anuncio de la reunión de los presidentes de
América, se aprovechó la juventud estudiantil para provocar conflictos; la Bienal de Pintura
de Venecia, muy reciente, de la que estaba pendiente el mundo de la cultura, fue interrumpida
con actos violentos; las pláticas de París, para tratar de lograr la paz en Vietnam, que habían
concentrado las miradas del mundo entero, fueron oscurecidos por la llamada ‘revolución de
mayo’ […] Habíamos estado provincianamente orgullosos y candorosamente satisfechos de
que, en un mundo de disturbios juveniles, México fuera un islote intocado”. IV Informe de
Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. en: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1968_87/
Mensaje_del_Cuarto_Informe_que_rindi_al_H_Congreso_293.shtml
122
28
Martínez, Arturo. coord. (2014). La izquierda mexicana del siglo xx. Libro 1. “Cronología”.
México: unam-Gobierno del Estado de Morelos. p 315.
29
Grupo especial encargado del resguardo de la seguridad de las Olimpiadas, procedió a
actuar como un grupo paramilitar. El Batallón Olimpia fue creado por Gutiérrez Barrios
y estaba integrado, según la femospp, por miembros de diferentes agrupamientos del
ejército, de la dfs, Policía Judicial Federal y del df e Inspección Fiscal Federal. Informe.
Op.Cit. 150.
30
femospp. (2008). Op .Cit. pp. 138-139.
123
31
La toma del Casco de Santo Tomás. Muñoz, Evangelista. (2011). Agustín. p. 6. en, re-incidente.
Historia, Sociología, Ciencias y otras cosas. N° 22. segunda quincena de septiembre.
32
Del Castillo. Op. Cit. pp. 237,239, 241 y 242.
33
Montemayor, Carlos. (2000). “Rehacer la historia. Análisis de los nuevos documentos de 1968
en Tlatelolco”. México: Planeta. p. 14.
124
1.-Actuar con suma prudencia al contacto con las masas; 2.-Si el ataque es con
piedras, varillas o bombas molotov, buscar el combate cuerpo a cuerpo sin emplear
bayoneta; 3.-Aunque haya disparos de parte de los estudiantes, no se hará fuego
hasta no tener 5 bajas causadas por bala; 4.-Si atacaran con fuego aislado y sin
consecuencias, contestar solamente al aire, solamente oficiales; 5.- Si la situación
lo requiera, contestar como sea necesario.34
El ejército no sólo fue recibido a tiros, sino que fue agredido por el propio
Estado Mayor Presidencial, quienes en coordinación con el Batallón Olimpia,
generalizaron el fuego. La tropa en la plaza no sólo tuvo cinco bajas, sino que el
propio general Toledo fue herido, el ejército sin mando disparaba a los balcones
de los edificios tratando de ubicar al agresor; por el lado del Batallón Olimpia,
ellos de civiles —la única forma de identificarse fue por medio del famoso
guante blanco— disparó indiscriminadamente contra todo lo que se moviera.
Minutos después, al grito de ¡Somos Batallón Olimpia, No disparen!, se
identificaron con el ejército, coordinaron el operativo y capturaron a todos
los líderes del cnh, sin embargo, el fuego de algunos francotiradores siguió
durante la noche. La matanza de Tlatelolco fue la punta cúspide de la violencia
del Estado, cuerpos sanguinolentos y sin vida de mujeres, niños y hombres
yacían esparcidos por toda la plaza, la fuerte lluvia que caía en ese momento
nunca borraría la sangre derramada; hubo toque de queda en la zona, cientos
de detenidos en los ministerios públicos y en el Campo Militar N°1, decenas
de heridos y un número indeterminado de muertos.35
Nada, no había pasado nada, Televisa calló, la radió calló, los medios impresos
tergiversaban los hechos,36 la clase política aplaudió la determinación del Sr.
34
Scherer García, Julio y Carlos Monsiváis. (1999). Parte de Guerra. Tlatelolco 1968. Documentos
del general Marcelino García Barragán. Los hechos y la historia. México: Aguilar Nuevo Siglo.
p. 41.
35
Algunas versiones indican hasta 350 muertos, Gutiérrez Barrios sólo reportó 26, entre ellos
el de un soldado. femospp (2008). Op. Cit. p. 164.
36
El contenido de las notas periodísticas al día siguiente de los sucesos del 2 de octubre sostenían:
“Recio Combate al Dispersar el Ejército un Mitin de Huelguistas”, Excélsior; “Balacera entre
Francotiradores y el Ejército en Ciudad de Tlatelolco”, Novedades; “Muchos Muertos y Heri-
dos; habla García Barragán”, “Durante Varias Horas Terroristas y Soldados Sostuvieron Rudo
Combate”, El Universal; Muchos Muertos y Heridos; habla García Barragán”, en Poniatowska.
125
Op. Cit. pp. 164-165. En días posteriores aparecieron publicados encabezados en los diarios
que eran subsecuentes con la visión conjurista promovida por Díaz Ordaz: “Preso el que
Armó a los Terroristas”, El Sol de México; “conjura contra los mexicanos. terroristas
extranjeros los culpables”, ¡Extra!; “terroristas extranjeros”, La Prensa. Del Castillo.
Op Cit. pp. 268, 269,301.
37
Condés. (2001). Op. Cit. pp. 90,91.
38
Ibíd. 94.
126
39
Martínez. (2014). Op. Cit. pp. 316-317.
40
Sergio Zermeño lo definió como un rito disciplinario del partido al presidente, que le daba la
autoridad para decidir quién sería su sucesor. en (1998). México: Una democracia utópica. El
movimiento estudiantil del 68. México: Siglo xxi. 1998. P. 83.
41
Castañeda, Jorge G. (1999). La herencia. Arqueología de la sucesión presidencial en México.
Alfaguara. México: pp. 27-65.
42
Martínez. (2014). Op. Cit.
127
43
De 1946 a 1961 el pri tuvo un crecimiento del 266%; de 1964 a 1976 sólo creció un 65%. En
ese mismo periodo, la oposición creció un 77%. En 1964 el pri obtuvo el 86.3% de los votos
para diputados, mientras que el pan sólo el 11.5%. En las elecciones de 1970, el pri alcanzó
el 80.1%, mientras que el pan llegó al 13.9%. Molinar Horcasitas, Juan. (1993). El tiempo de
la legitimidad. Elecciones, autoritarismo y democracia en México. México: Cal y Arena. pp.
129,163.
44
Discurso de toma de protesta de Luis Echeverría Álvarez como presidente de los Estados Unidos
Mexicano. En: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1970_85/Discurso_de_Toma_de_
128
Protesta_de_Luis_Echeverr_a_lvarez_como_Presidente_de_los_Estados_Unidos_Mexicanos.
shtml
45
femospp (2008). Op. Cit. pp. 204-206.
129
A pesar que el eje de lucha era la solidaridad con la uanl y que lo sucedido
en dicho estado era considerado un triunfo, en el df, el CoCo tenía demandas
de índole general y local que debían ser exigidas, ello significó una prueba a la
apertura democrática de Echeverría. El 68 volvió a ser visible, era hora de tomar
las calles nuevamente, era el momento de hacer valer el derecho a la protesta,
esa lucha tuvo una fecha con la historia: 10 de junio, jueves de corpus.
La marcha del Casco de Santo Tomás con destino al Zócalo salió aproxi-
madamente a las 17:00 horas. El contingente estuvo nutrido por estudiantes del
ipn, la unam, la ibero y el colmex. Desde 1968, era la primera vez que una
marcha tomaba las calles. Al salir el contingente a la avenida Maestro Rural,
fue bloqueado en un primer momento por el cuerpo de granaderos; entre ul-
timátums y amenazas de represión a los manifestantes les fue abierto el paso,
en medio de un ambiente enrarecido llegaron a la Avenida México-Tacuba,
donde un bloque de cientos de hombres apareció corriendo con kendos y palos
en dirección a la marcha. Al grito unísono de ¡Che, Che-Guevara!, iniciaron la
agresión contra la manifestación, eran los Halcones.48
46
Ortega Juárez, Joel. (2013). Libertad de manifestación: movimiento del 10 de junio de 1971.
Testimonios de un hecho histórico. México: unam. p. 31.
47
Condés Lara, Enrique. (2001). 10 de junio, ¡No se olvida! México: Buap. p. 18.
48
Ortega. (2013) Op. Cit. pp. 33-36. Los Halcones fueron un grupo paramilitar entrenado por
la Defensa Nacional y conformado por jóvenes con perfil delincuencial, porros y algunos ex
130
militares. Los Halcones ya habían actuado con anterioridad: en el 68 fue el grupo que ametralló
la Vocacional 7, en Tlatelolco; el Casco en 1968 y 1969, así lo documenta Condés Lara en su
libro (2001). Op. Cit. pp. 30-31. El sacrificado político fue el jefe del Departamento del Distrito
Federal, Alfonso Corona del Rosal, otrora competidor de Echeverría en la sucesión de 1969;
a pesar de que la “justicia” mexicana exoneró de toda responsabilidad a Luis Echeverría por
los sucesos del 10 de junio, el juicio de la historia dio su veredicto: ¡Culpable!
49
Montemayor, Carlos. (1999). La guerrilla recurrente. México: Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez. pp. 9-10.
131
50
La primera ola guerrillera mexicana de la segunda mitad del siglo xx estuvo conformada por
el Grupo Popular Guerrillero encabezado por Pablo Gómez y Arturo Gámiz, 1964-1965; la
acnr de Genaro Vázquez, 1968-1972; y el pdpl de Lucio Cabañas, 1967-1974.
51
Olivera, Luis. comp. (1992). Impresos sueltos del movimiento estudiantil mexicano, 1968. México:
unam. pp. 26-27.
132
Decir que con el 68 nació la guerrilla también es caer en esa visión centralista de
la historia, la cual desdeña contextos locales y regionales, que sin necesidad de un
movimiento venido del centro, algunos se lanzaron a las armas, casos concretos
los de Jalisco y Sinaloa. El control absoluto de la Federación de Estudiantes de
Guadalajara impidió que el 68 tuviera eco en la entidad, y sin embargo nació
el Frente Estudiantil Revolucionario (fer); en el caso de los Enfermos, ellos
respondieron armadamente a la violencia interna desatada en la Universidad
Autónoma de Sinaloa.
52
Aranda Flores, Antonio. (1979). Los Cívicos Guerrerenses. México: s.e. pp. 129-132.
53
Entrevista con Carlos Salcedo, México DF, 6 de septiembre de 2013.
54
Poo, Jorge. (1998). “Los protagonistas olvidados” en Arechiga. Op. Cit. p. 129.
55
Olivera. (1992). Op. Cit. p. 43.
133
56
Raúl Ramos Zavala no fue propiamente miembro de la LC23S, murió en un enfrentamiento
el 6 de febrero de 1972, casi un año antes de la fundación de la organización. Sin embargo, su
papel para la unificación de los grupos armados en el país le fue reconocida.
57
Ignacio Salas Obregón provenía de la vertiente católica militante, se circunscribió a los Procesos.
Tras la muerte de Raúl, David u Oseas asumió la dirección de la organización, primero como
la Partidaria y después como la LC23S; fue apresado y desaparecido en 1974.
58
Ramos Zavala, Raúl. (2003). “El tiempo que nos tocó vivir” en Ramos Zavala, Raúl y Arturo
Gámiz García. El tiempo que nos tocó…y otros documentos de la guerrilla en México. México:
Huasipungo-Editorial Tierra Roja. pp. 12-14, 28.
134
lo cual: “la acción de las masas en México deberá encontrar entre los grupos
revolucionarios a un conductor y orientador de sus luchas”.59 Raúl Ramos deja
ver la crítica y ruptura con el pcm, va implícita la afirmación de la construcción
de un nuevo organismo revolucionario, en ese tránsito, la autodefensa es me-
nester, pero el núcleo de éste debe estar inserto en el movimiento de masas.60
El núcleo de autodefensa se encuentra dentro de la masa, según su visión,
debía ser un detonador de la conciencia política, para que el núcleo fuese una
“avanzadilla armada del movimiento revolucionario”.61 Al cierre de su texto se
hilvana la necesidad de la guerrilla, como parte fundamental para la existencia
de la Liga y su perfil ideológico, de examinar, redefinir y unificar.
El examinar y redefinir implicaba un tránsito de la lucha política a la lu-
cha armada, esto como consecuencia de la burocratización del pcm. Para Raúl
el punto auténtico de los cambios al interior era la decisión colectiva; para él
existía la necesidad de la redefinición política, de las formas de lucha y de la
instrumentalización de la autodefensa.62 La perspectiva de Raúl Ramos Zavala
iba contra el dogmatismo y la ortodoxia de los partidos comunistas, ello le
permitió una visión frentista, por decirlo de algún modo:
Existe en el país una clara tendencia unificadora de opiniones. Para ello tenemos
como indicadores suficientes, tales como el Grupo Comunista Internacional (tros-
kista): así como los católicos que sostienen un proyecto revolucionario autentico
(camilistas, guevaristas, etc.) […] Este proceso de afirmación revolucionaria no
ha sido sencillo. Todo lo contrario; ha sido resultado de luchas internas y aproxi-
maciones sucesivas hacia planteamientos comunes, derivados de la necesidad de
operar cambios reales de acción y concepción de la izquierda revolucionaria en
México. El efecto catalizador de este proceso es indudablemente, lo ha sido, la
acción de 1968.63
59
Ibíd. 52.
60
Ibíd. 55.
61
Ibíd. 56.
62
Ibíd. 58.
63
Ibíd. 61.
64
Salas Obregón, Ignacio Arturo. (2003). Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario
o el Manifiesto al Proletariado. México: Huazipungo. pp.53-57.
135
los estudiantes contra la policía y el ejército, fueron muestra que la huelga po-
lítica del 68 —tal y como lo dice el propio Oseas— era el embrión de la huelga
general y de la guerra de guerrillas.65
Sí el movimiento del 68 era una huelga política, sus protagonistas eran
proletarios, de acuerdo con la teoría de la universidad fabrica, lo que sentaría
las bases para generalizar los hostigamientos al Estado burgués.66 Oseas pone
énfasis en los combates callejeros, para él, lo vivido en ese año eran actividades
militares de una guerra de guerrillas embrionaria:
65
Ibíd. 59.
66
Ibíd. 63.
67
Ibíd. 65.
136
Referencias
68
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137
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138
Electrónicas
Si lo queréis no será más que un Blog…“Frases del mayo francés (1968)”. en: http://
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blish/1968_87/Mensaje_del_Cuarto_Informe_que_rindi_al_H_Congreso_293.
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Biblioteca Garay. 500 años de México en documentos. “Discurso de toma de protesta
de Luis Echeverría Álvarez como presidente de los Estados Unidos Mexicanos”.
en: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1970_85/Discurso_de_Toma_de_
Protesta_de_Luis_Echeverr_a_lvarez_como_Presidente_de_los_Estados_Uni-
dos_Mexicanos.shtml (29 de mayo de 2014).
139
Introducción
1
Montemayor, Carlos. (2007). La Guerrilla Recurrente. México: Debate.
2
Bloch, Marc. (1990). Introducción a la historia. México: fce. p.31.
141
La historia de las regiones del país tiene variantes. Si bien existen procesos his-
tóricos nacionales, éstos se manifiestan en cada región a partir de su realidad
concreta. La historia local genera una identidad particular, una forma de ver y
transformar el mundo. Desde esta perspectiva, considero que en la historia de
Monterrey se encuentran presentes algunos rasgos particulares que señalaré
de forma sintética.
Uno de estos rasgos tiene que ver con la aparente ausencia del elemento
étnico indígena, hecho que encubre el exterminio del cual fueron objeto sus
habitantes originarios durante la colonización española. La encomienda signi-
ficó la captura, esclavización y venta de sus habitantes originarios para trabajos
forzados en las minas. Los más de 250 grupos nómadas y seminómadas que
habitaron la zona, fueron beligerantes y reacios a ser esclavos de los españoles,
por lo que se optó por importar indígenas tlaxcaltecas para trabajar e influir en
la sedentarización, sin éxito, de los nativos. En la zona la conquista espiritual
resultó ineficaz para los fines de los conquistadores, por lo que decidieron ex-
terminar a los aborígenes.6
3
Nació en Torreón, Coahuila, en 1945 o 46, estudió en la secundaria no. 1 de Monterrey, en la
Preparatoria no. 1 y en la Facultad de Economía de la unl. Miembro de la Juventud Comunista.
Fue maestro adjunto en la Facultad de Economía de la unam y en la Universidad Autónoma
de Puebla. Datos de Benjamín Hernández Palacios.
4
Nació en Aguascalientes en 1948, estudió la preparatoria y la carrera de Ingeniería Civil en el
Tecnológico de Monterrey donde participó activamente.
5
Nuncio, Abraham. (1982). El Grupo Monterrey, Monterrey: oidmo.
6
Borrados, mezcaleros, huachichiles, hualahuises, agualeguas y otros grupos más fueron ex-
terminados.
142
Otro rasgo importante de la zona tiene que ver con su ubicación geográfica.
A mediados del siglo xix los tratados de Guadalupe-Hidalgo (1848) —resultado
de la guerra contra Estados Unidos— hicieron que Nuevo León ocupara un
espacio geográfico casi fronterizo, acercándolo a Estados Unidos. Esta cercanía
generó en la élite la búsqueda e imitación de un modelo de desarrollo y pro-
pició que la ciudad se convirtiera en un centro de comercio e introducción de
contrabando fronterizo al interior del país.7
A finales del siglo xix se “logró exterminar a los bárbaros”, a los que se
consideraban como un obstáculo al progreso de la región. Las élites norteñas
en la llamada “Guerra Viva” combatieron a los nativos que aún quedaban,
apaches y comanches que merodeaban las llanuras norteñas empujados por la
colonización estadounidense. Con el exterminio de los moradores originales
se estableció la creencia de que ese territorio se encontraba despoblado hasta
antes de la llegada de los españoles.8
La Guerra de Secesión en Estados Unidos (1861-1866) trajo importantes
ganancias a los hombres de negocios norteños. Ante el bloqueo marítimo
que impedía el comercio de algodón de los sureños con Europa, los comer-
ciantes de los estados del noreste mexicano, a pesar de que México se opuso
a la esclavitud, comerciaron con los esclavistas y les brindaron una salida al
Golfo para el comercio del algodón —su principal producto— a través de la
ruta Monterrey-Matamoros por el río Bravo, que entonces era navegable. Los
historiadores coinciden en que este comercio generó considerables fortunas
a algunos miembros de lo que años después se conocería como el Grupo
Monterrey.9
La Invasión Francesa a México se vivió de otra forma para la élite local.
Santiago Vidaurri, Gobernador del Estado de Nuevo León entre 1855 y 1864,
fue un importante miembro de la naciente burguesía y suegro del inglés Patricio
Milmo. Además de establecer un cacicazgo en la zona, decidió anexar Coahui-
la a Nuevo León. Este personaje se convirtió en aliado de los invasores galos,
incluso llegando a formar parte del gabinete de Maximiliano. Con la expulsión
de los franceses, el gobierno de Benito Juárez mandó fusilar a Vidaurri por el
cargo de traición a la patria en 1867.10
7
Cerutti, Mario. (1984). Burguesía y capitalismo en Monterrey 1850-1910. México: Claves
Latinoamericanas. p. 17.
8
Ibíd. pp. 37-41.
9
Ibíd. pp. 30-32.
10
inehrm. Expedientes Digitales: “Espinosa de los Monteros, Roberto, Santiago Vidaurri. Ca-
cique del Noreste”.
143
La Ciudad Metalúrgica
11
Cerutti. (1984). Op. Cit. p. 14-17.
12
Ibíd. 42.
13
Ibíd. 11.
14
Ibíd. 119.
15
Ibíd.
144
México: enah.
145
17
Ibíd.
18
La Ley reglamentaria del artículo 123 y la Ley Federal del Trabajo se publicaron hasta 1931.
19
Nuncio. (1982). Op. Cit. pp. 79-86.
146
20
Catedrático de la Facultad de Economía de la unam cuyo profesor adjunto fue Raúl Ramos
Zavala.
147
148
Actuamos en la gran convulsión sin tener un sentido realista del destino de ésa
insurgencia esencialmente estudiantil. Luego se culpó de todo a la represión y
al reflujo del movimiento sin reconocer la incapacidad para definir los linea-
mientos para la acción y las perspectivas a seguir. Nuevamente se ignoraron las
preguntas que lanzó el movimiento, que fueron las mismas que el movimiento del
56-59. La izquierda revolucionaria no pudo contestar. No había una concepción
consecuente para la acción de masas en México ni tampoco la consciencia de
que son éstas y no las vanguardias y pre-vanguardias las que marcan el ritmo
de la acción.21
Poco tiempo después del 2 de octubre, entre fines de 1968 y 1972, en Monterrey
se registraron intensos movimientos sociales que se caracterizaron por su inicial
espontaneísmo, su radicalidad, organización y articulación los que sustentaron
los cuestionamientos de los disidentes e hicieron pensar a muchos jóvenes que
la revolución no sólo era posible, sino necesaria.
Los actores centrales de estos movimientos fueron los estudiantes de
la Universidad de Nuevo León y del Tecnológico de Monterrey, los maestros
y estudiantes de la Escuela Normal Superior del estado, los profesores de la
Sección 50, el sindicato de trabajadores de la Universidad de Nuevo León, los
mineros de las secciones 66 y 67 (Aceros Planos y Fundidora Monterrey), los
ferrocarrileros de la Sección 19, los posesionarios de las colonias proletarias de
la ciudad y los cristianos que apoyaron las causas de los pobres. Las demandas
centrales se pueden resumir en: autonomía, autogestión, democracia sindical,
cese a la represión, paridad, justicia, vivienda y trato y salario digno.
Ramos Zavala, Raúl. (2003). “El tiempo que nos tocó vivir” en Ramos Zavala, Raúl y Arturo
21
Gámiz García. El tiempo que nos tocó…y otros documentos de la guerrilla en México. México:
Huasipungo-Editorial Tierra Roja. pp. 12-13.
149
Los universitarios
150
151
Los Sindicatos
152
Raúl Macín en su ensayo sobre “Las luchas de los Cristianos en los Movimientos
Sociales de Monterrey 1968-1983”, informa que en esta ciudad fue el Secreta-
riado Social —fundado en 1962— una de las organizaciones católicas que más
se preocuparon por los problemas sociales.
Explica que entre 1969 y 1973 se crearon secretariados sociales en 20
diócesis que se convirtieron en organizaciones de apoyo a las luchas populares
de colonos, sindicatos, posesionarios, cooperativas y comunidades cristianas de
base. Incluyendo en este campo a la organización laboral Frente Auténtico del
Trabajo y a la Escuela de Trabajo Social “Pablo Cervantes”, que bajo la dirección
de la religiosa Beatriz de la Vega, formó trabajadoras sociales con materias como
el materialismo dialéctico y marxismo.
En esa época hubo también organizaciones católicas estudiantiles muy
activas, entre las que estaba la Obra Cultural Universitaria (ocu), apoyada por
jesuitas, donde se sabe que militaron Ignacio Salas Obregón, Ignacio Olivares
Torres y José Luis Sierra Villareal, quienes mediante la Federación de Estudiantes
del Tecnológico, encabezaron la primera huelga estudiantil en el Tecnológico
de Monterrey.
Los cristianos protestantes no se quedaron atrás, ellos, a través del
Movimiento Estudiantil Cristiano —movimiento ecuménico fundado en
1895— tuvo un desarrollo paralelo a las iglesias, trabajaron intensamente
entre 1967 a 1971 con el apoyo de la Iglesia metodista “La Trinidad”, entre
cuyos dirigentes estaban el propio Raúl Macín, José Antonio Gutiérrez, José
Reyna, Julia Teresa Zamarrón y los hermanos Aguirre que después optarían
por la lucha armada.
Entre estos grupos se menciona también al Movimiento de la Iglesia y la
Sociedad en América Latina (isal), que inició sus trabajos en Monterrey en
febrero de 1970. En 1969 se publicó en la revista isal-México el artículo: “San
Ché Guevara”, del sacerdote episcopal Sergio Carranza. Este autor también
señala que adquirieron notoriedad e influencia a nivel de personas y familias
la “Conferencia Cristiana por la paz”, un movimiento ecuménico promovido
por las iglesias cristianas de los países socialistas de Europa.
En aquellos años, numerosos estudiantes cristianos establecieron un com-
promiso moral con los pobres de la ciudad. Formaron brigadas de atención mé-
dica y asesorías legales, sanitarias, psicológicas, técnicas, entre otras, lanzándose
a los lugares más pobres de la ciudad y del estado, en apoyo de sus pobladores.
Fue una manera de llevar la universidad al pueblo, de transformar la sociedad
153
Algunas Conclusiones
154
Referencias
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Ramos Zavala, Raúl y Arturo Gámiz García. (2003). El tiempo que nos tocó vivir…y
otros documentos de la guerrilla en México. México: Editorial Huasipungo/Edi-
torial Tierra Roja.
22
Ramos Zavala. (2003). Op. Cit. p.13.
155
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Vizcaya Canales, Isidro. (1988). Un siglo de Monterrey. Desde el Grito de Dolores hasta
el Plan de San Luis. Monterrey: Tiempo-Región.
156
E ste testimonio tiene por objetivo explicar porqué los jóvenes de las décadas
de 1960 y 1970 asumimos una posición política radical y porqué, poste-
riormente, conformamos organizaciones guerrilleras, como la Liga Comunista
23 de Septiembre. Para hacerlo, es menester situarse en ese contexto histórico y
enumerar, aunque sea sólo de manera general, algunos elementos que incidieron
en nosotros para llegar a la conclusión de que la toma de las armas constituía
el único camino posible en la dirección para lograr un cambio en las injustas
estructuras económicas, políticas y sociales en que nos encontrábamos.
Primeramente, es importante tener presente que en nuestro país el modelo
de Estado benefactor, surgido de la revolución mexicana, había llegado a su fin.
Que terminado el régimen cardenista y con la llegada de Ávila Camacho al go-
bierno de la república, se dio marcha atrás a un conjunto de reformas y decretos
gubernamentales, que en cierta medida habían beneficiado a amplios sectores
de la población. Por ejemplo, el reparto de tierras y junto con ello, la institu-
cionalización de la propiedad comunal mediante la forma de ejido. Al mismo
tiempo, la propia expropiación petrolera sufrió un retroceso cuando el gobierno
en turno, decidió restituir una parte de las áreas de explotación y producción
petrolera a las grandes compañías extranjeras y aumentar significativamente la
indemnización económica de aquellas empresas que efectivamente se habían
expropiado y de las que el Estado mexicano se hacía cargo a través de Pemex.
Aunado a esto, la creciente tendencia de la burguesía mexicana a invertir
sus capitales en la gran industria, significó un paulatino abandono del campo,
* Ex miembro del grupo de los Vikingos, del Frente Estudiantil Revolucionario (fer) y de la
Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S). Actualmente es miembro y cofundador del Co-
lectivo Rodolfo Reyes Crespo en Guadalajara. Es además autor del libro La fuga de oblatos.
Una historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Publicado por el Taller Editorial La casa
del Mago. Guadalajara. 2009.
157
Con la anuencia y hasta cierto apoyo de parte del gobierno se permitió la crea-
ción y conformación de sindicatos, confederaciones campesinas y centrales de
trabajadores, todo ello bajo el argumento de crear condiciones para plantear
de forma más ordenada y concreta las diversas demandas y peticiones de los
sectores de trabajadores hacia la clase patronal, aderezado desde luego en una
cantaleta machacona que exhortaba a mantener un clima de armonía social y
entendimiento entre los diferentes sectores de la producción y, desde luego,
dentro del marco estricto de lo que permitía la ley. Pero, al mismo tiempo, con
el propósito de la clase en el poder de mantener un absoluto control y dominio
político e ideológico sobre tales organizaciones, primero a través de la imposi-
ción de sus dirigencias, y posteriormente, incorporándolas a la estructura del
partido oficial, primero Partido Nacional Revolucionario (pnr), Partido de
la Revolución Mexicana (prm) y, posteriormente, al Partido Revolucionario
Institucional (pri).
A lo anterior se sumó, sin lugar a dudas, que en el plano internacional
y en un ambiente de preguerra ante la amenaza que significaba el fascismo, la
Tercera Internacional, por medio de su dirección, orientó e instruyó a todos los
partidos comunistas del mundo a establecer pactos y alianzas con los sectores
de las burguesías nacionalistas y progresistas para enfrentar dicha amenaza,
lo que tomó cuerpo en los Frentes Populares. En los hechos esto se tradujo
—cuando menos en México— en el abandono de las consignas y demandas
centrales contra el sistema capitalista y la entrega en brazos de la burguesía de
varios dirigentes, líderes y camarillas de partidos de izquierda. Situación que
evidentemente favoreció a la burguesía, que mediante la utilización demagógica
del discurso de la revolución mexicana, logró afianzarse aún más en el dominio
ideológico y político sobre las masas campesinas, obreras y populares del país.
158
El contexto internacional
159
160
161
162
1
En este aspecto no podemos dejar de reconocer que los compañeros de las fln tenían razón
cuando rechazaron ser parte del proyecto y se abocaron a la construcción en silencio de su
fuerza.
163
sótanos del campo militar número uno, lugar al que después de ingresar fueron
desaparecidos. Otros fueron aventados al mar desde el conocido “avión de la
muerte”, cuya base se encontraba —según testimonios militares— en la base
militar de Pie de la Cuesta en Acapulco, Guerrero.
Sin embargo, es importante puntualizar que a pesar de los errores cometi-
dos por causas concretas tienen una explicación. La inmensa mayoría de jóvenes
que integramos las filas de la guerrilla y en particular las de la Liga Comunista
23 de Septiembre fuimos y algunos seguimos siendo hombres y mujeres abso-
lutamente íntegros y revolucionarios, seguimos al lado de las luchas de nuestro
pueblo, tratando de aportar y seguir aprendiendo de tales luchas.
Que nadie, absolutamente nadie nos puede regatear que surgimos rom-
piendo y deslindando campos políticos e ideológicos con aquellos que desde
entonces propugnaban la nauseabunda conciliación entre los antagónicos inte-
reses entre los explotados y los explotadores, entre la burguesía y el proletariado.
Algunos de los cuales, siguen ahí autonombrándose luchadores de izquierda,
siendo en los hechos, aliados de la oligarquía y vendiendo sus servicios por un
plato de lentejas.
Nadie puede negar que en diversos enfrentamientos militares en con-
tra de los cuerpos policíacos y castrenses, en los momentos de agonía en las
mesas de tortura a manos de nuestros verdugos cientos de compañeras y
compañeros, fuimos consecuentes hasta el final, es decir, fuimos consecuentes
con nuestras planteamientos radicales y nos morimos en la raya convencidos
plenamente de nuestros ideales y reafirmando nuestra determinación de no
ceder ante el enemigo ni un centímetro, y no porque no apreciáramos la vida
y nos influenciara una mentalidad de mártires, como algunos historiadores
identificados con el sistema nos han querido atribuir, sino, nuestra firmeza
y convencimiento pleno de que la lucha de clases entre los que se encuentra
arriba y los que nos encontramos abajo es definitivamente a muerte, muy a
pesar de los cantos y rezos de la lucha pacifista y electorera que se repitieron
y se siguen repitiendo en la actualidad, llegando incluso a la desfachatez de
reivindicarse como admiradores de Ricardo Flores Magón.
Los enemigos de nuestro pueblo, nuestros enemigos y verdugos de entonces
siguen ahí y solamente los muy miopes o ciegos intencionales pueden dejar de
atribuirles la total responsabilidad en la catástrofe y tragedia económica política
y social en la que nos encontramos como sociedad y como país.
Nadie puede negar que esos son los responsables del saqueo y entrega de
las riquezas nacionales a los intereses extranjeros de las transnacionales, y que a
la par, han conducido a amplios sectores de la población a la pobreza y miseria
más indignante y, que además algunos de aquellos que estuvieron al frente de las
164
165
167
2
Topete, Miguel. (2012). “Origen y desarrollo del fer”. en Topete, Miguel, et.al. coords. Memoria
Guerrillera, represión y contrainsurgencia en Jalisco. Guadalajara: Grietas Editoriales. p. 27.
168
Las madres en el barrio con sus familias tenían la ilusión de que sus hijos se
prepararan en la escuela y asistieran a la universidad. Sin embargo, esas ilusiones
se convirtieron posteriormente en la angustia de encontrar a sus hijos y esposos,
asesinados o detenidos-desaparecidos.
Estas madres cuestionaron al Estado y enfrentaron al poder autoritario,
“Doña Chavelita” Cuevas, madre de Efraín González Cuevas, “El Borrego”,
cuenta que al reclamar el cadáver de su hijo, asesinado por el ejército, un fun-
cionario de la pgr le dijo: “no sé qué decirle señora, me avergüenza estar frente
a usted, siquiera su hijo tenía un ideal, pero nosotros cuál, ni eso tenemos”. A lo
que Chavelita repuso: “claro que si licenciado: el de matar”.
3
Cárdenas Montaño, Macrina. (2006). “La participación de las mujeres en los movimientos
armados” en Movimientos armados de México, siglo xx, vol. II, El Colegio de Michoacán,
ciesas, p. 613.
4
Queremos hacer una mención especial a las Señoras: María Isabel Román de Mayoral quien
falleció el 26 de agosto de 2012. Ella fue una “doña”, guerrera y digna, ejemplo de lucha. Otra
mujer sobresaliente fue Doña Mariquita Mora de Pérez, madre de Enrique Pérez Mora, quien
murió recientemente, la lista es muy amplia, sería imposible nombrarlas a todas.
5
Orozco Michel, Antonio. (2009). La fuga de Oblatos. Una historia de la LC23 de Septiembre,
Guadalajara, Taller Editorial Casa del Mago. p. 86
169
así las veía en la fila para ingresar a la Penitenciaría de Oblatos, con sus bolsas
de comida, solidarias, porque no sólo era la comida para el hijo, sino además para
compartir, hasta donde su precaria situación económica les permitía. La ropa
limpia, el libro encargado y muy oculta entre sus pertenencias la carta del correo
clandestino, incluyendo de vez en cuando el último periódico Madera y en una
ocasión muy especial, con la osadía de que sólo el amor incondicional es capaz:
las pistolas que habrían de contribuir a la fuga de esa prisión, al fondo de una
olla de pozole o de caldo de res.6
¿Cómo negar al hijo esa oportunidad de liberarse para continuar con su lucha?
Al respecto Bertha Lilia recuerda:
En el barrio de San Andrés recreó la manera en que nos ofrecían algo de comer, el
vaso de agua, sus buenos deseos, su afecto y su apoyo permanente. Con ese ejemplo
crecimos. De la niñez a la juventud el barrio cobijó amistades y amores. Algunas
mujeres nos involucramos, en mayor o menor medida en ese movimiento, ¿quién
puede calificar grados, cuando el riesgo era casi el mismo? Advertimos, cómo se iba
gestando la inconformidad, la exclusión, la represión, la injusticia. Con Los Vikingos
conocimos la osadía, el temple del guerrero y no sólo aprendimos de ellos, sino que
hicimos nuestras propias aportaciones como mujeres.
Recuerdo con tristeza que esos espacios que debieran ampliarse en la participación
política, por el contrario, se fueron restringiendo. Los Vikingos, en un claro intento
por sacudirse la etiqueta de pandilleros, se asumieron como Juventudes Juaristas,
organizaron campañas de alfabetización, reforestación, etc., pero todo fue en vano,
resultaron excluidos de la política partidista local.7
6
Orozco Michel, Toño. (2009). La Fuga de Oblatos. Guadalajara: Taller Editorial la Casa del
Mago. p. 29
7
Para distinguir en el texto los fragmentos del testimonio de la Maestra Berta Lilia Gutiérrez
Campos hemos optado por señalarlos con una sangría y en cursivas. En adelante, todos los
testimonios tendrán el mismo formato. Las autoras.
170
hubo varias compañeras que participaron con Los Vikingos en algunas prepara-
torias donde hubo candidatos a presidentes o vicepresidentes de las sociedades de
alumnos: Rosa María González Carranza y Martha Estrella Macías Rivera, entre
otras, en la Prepa 4.
Pese a que Los Vikingos buscaron un espacio, éste no fue posible, ya que el siste-
ma de candidato único de la feg no permitía la menor negociación. Asimismo,
ellos se habían ganado el rechazo de una gran parte del estudiantado por sus
prácticas gansteriles empleadas para ejercer el control absoluto. Como producto
de lo anterior, el fer nació con el propósito de democratizar la Universidad de
Guadalajara. Retomamos las palabras de Ramón Gil Olivo para describir cómo
estaba integrado el fer:
Eran Los Vikingos, junto con otras pandillas o grupos de barrios como: Analco,
Santa Teresita, San Onofre, las colonias Morelos y del Fresno, incluso la colonia
Chapalita que era residencial, etc. Todos con experiencia en autodefensa de su
territorio. Otro grupo importante era llamado “El Núcleo”, encabezado por los
hermanos Campaña López, provenientes de la Juventud Comunista (Derecho),
con René Delgado (Ciencias Químicas), Manuel Rodríguez Moreno “Clark”
(Administración y Comercio) y Felipe Zermeño (Economía).
171
La primera guardia ante el ataúd (del presidente de la feg) fue montada por dos
jefes militares, el gobernador y el rector de la Universidad de Guadalajara, Ignacio
Maciel Salcedo, lo que da una idea de las fuerzas coludidas en apoyo a la “mafia”
fegista, que se desataron en contra del fer. La prensa tergiversó los hechos (las
víctimas quedaron como victimarios y viceversa). Dio inicio una cacería contra los
miembros del fer y tuvimos así los primeros presos políticos. Muchos compañeros
se vieron obligados a dejar la ciudad, mientras que otros se reorganizaron en la
clandestinidad. Se intensificaron las razzias en los barrios y los enfrentamientos
(armados) fueron constantes en las calles de la ciudad.
172
A estas alturas, ustedes se preguntarán: ¿y las mujeres del fer cómo par-
ticipaban?
Íbamos a las gaseras a pintar camiones urbanos que circulaban por toda la ciudad y
fueron nuestros mejores propagandistas de muy diversas consignas para reivindicar
el movimiento: “feg asesina”, “fer =dignidad”.
8
González Rosa, María. (s.f.). “Una historia de vida envuelta en color Azul”. en. Aguilar Terrés,
María de la Luz. ed. Memorias del Primer Encuentro Nacional de Mujeres Ex guerrilleras.
México: s/e. p. 60.
173
Conocí dos o tres brigadas de mujeres, supongo que había más, principalmente
integradas por hombres y algunas debieron ser mixtas. La nuestra se llamaba
Mujeres Proletarias.
Antes de los eventos, vendíamos casi todos los boletos de entrada; las hacíamos por el
rumbo donde vivíamos todos, en el sector Libertad o Reforma, en casas grandes que
nos prestaba gente conocida; el día de la tardeada se bailaba, se vendía la bebida;
empezaban a las 5 de la tarde y terminaban entre 10 y 11 de la noche.
Con ese dinero se compraba papel imprenta por kilos y esténciles, tinta para el
mimeógrafo, rollos para engomados, hojas de papel cebolla y papel carbón para
diseñar volantes en el que se difundían los hechos de represión hacia el fer:
Además las mujeres realizaban funciones de correo entre los presos políticos y
los compañeros del exterior:
En una ocasión, junto con los compañeros, nosotras nos encargábamos de reunir
material hemerográfico para formar un expediente, muy amplio, de todos los hechos
9
Flores, Óscar. (2006). “Del movimiento universitario a la guerrilla”. En Oikión Solano, Verónica
y Marta Eugenia García, Ugarte. (coord.). Movimientos armados de México, siglo xx. vol. II.
Zamora: El Colegio de Michoacán-ciesas. p. 463
174
A los más pobres ¡No los podemos dejar abajo!, cuándo se podía compartíamos la
comida, los quehaceres cotidianos y hasta los viajes y paseos.
“Intervención de Bertha Lilia Gutiérrez Campos”. en. Aguilar. Terrez- (s.f). Op. Cit. pp. 72-73.
10
Gamiño Muñoz, Rodolfo y Mónica Patricia, Toledo González. (2011). “Origen de la Liga
11
175
El barrio era muy seguro. La gente muy hospitalaria, tenían valores del medio rural,
cuidaban las casas y a los niños que jugaban en la calle. Era un ambiente muy cálido
y entre los vecinos nos sentíamos cobijados.
Me gustaba mucho la escuela, había que aprobar, para lo que tenías que aprender,
era muy esmerada, mi mamá se refería a mí como que me gustaba leer.
los cuentos del puesto de revistas eran el material al que teníamos acceso, leíamos
de todo tipo, esta fue mi primera incursión a la literatura, ya que en casa sólo había
libros técnicos de mi papá y revistas de mi mamá.
176
Existía un prejuicio sobre los seguidores de esta ideología, creo que había un prejuicio
sobre el mismo término, dudo mucho que ellas supieran qué significaba”. Posible-
mente porque Xóchitl, la joven que fue atacada, era hermana de Cuauhtémoc, quien
había estudiado en Rusia, en la Universidad Patrice Lumumba: a ella asistía gente
de América Latina, se estudiaban ciencias, humanidades, letras, etc. Además de la
carrera que cursaban también los formaban ideológicamente.
Admiraba a mis maestras, era una imagen ideal. Todas eran buenas maestras,
revisaban las tareas, nos llamaban por nuestros nombres, era una relación más
cercana.
Hobsbawn, Eric. (1998). Historia del Siglo xx. Buenos Aíres: Grijalbo-Mondadori. p. 435.
12
177
Todos éramos amigos, compañeros, teníamos una historia común, pero ya habíamos
comprendido que la lucha rebasaba la democratización de la universidad. Aunque
anteriormente había ideas de revolución, eso se veía a más largo plazo, algún día
nuestro movimiento llegaría a ser más radical. Pero eso se aceleró con la represión
y la persecución de los militantes. Por eso en el año de 1973 se da la transición y el
grupo se fusionó a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
La Liga absorbió a una parte importante del fer, en cada escuela había gente
que no se sometía a la feg. A este proceso se le conoce como “la transformación
de los movimientos universitarios y sociales en guerrilla”, como Gamiño refiere
en Del barrio a la guerrilla.14
La Liga tenía como principal objetivo consolidar la guerrilla, “crear una
estructura desde la clandestinidad”, ya que sus miembros operaban principal-
mente en las ciudades y carecían de una base social amplia que los protegiera
y los apoyara. Se organizaban a través de células que realizaban actividades de
propaganda, reclutamiento y vinculación con la población.
A partir de la Guerra Fría en México se crearon dos discursos ideológi-
cos-políticos, por un lado el que legitimó a los grupos que desde el Estado se
13
Robles, Martha. (2009). Educación y sociedad en la historia de México. México: Siglo xxi
Editores. p. 220.
14
Gamiño Muñoz, Rodolfo. (2006). Del barrio a la guerrilla. cedema. en http://www.cedema.
org/ver.php?id=1442
178
No puede ser que un señor tan famoso se haya vuelto famoso por malo, y empecé
a investigar quien era Fidel Castro. En ese inter descubrí también quién era el
(Ernesto) Che (Guevara). Cuando estaba en la secundaria, un día llegué a casa y
le reclamé a mi mamá por mentirosa sobre Fidel Castro, si era todo un señor.16
Muchos de los miembros del fer pasaron a la Liga, que a nivel nacional hizo el
mayor intento por aglutinar algunos grupos que estaban dispersos. Los líderes
de esos grupos negociaron su inclusión en este movimiento armado y cuando
lograban gestionar la unión de sus fuerzas, sus miembros siempre tuvieron la
posibilidad de continuar o apartarse de este conglomerado.
15
Sánchez Parra, Sergio Arturo. (2012). Estudiantes en Armas. Una historia política y cultural
del movimiento estudiantil de los Enfermos (1972-1978). México: Universidad Autónoma de
Sinaloa. pp. 292-293.
16
González. (s.f). Op.Cit. p. 83.
179
En las brigadas o los pequeños círculos de estudio se discutía alguno de los diversos
textos marxistas básicos como El Manifiesto del Partido Comunista, el ¿Qué hacer?
o algún documento de los elaborados por la Liga. Posteriormente surge el órgano
informativo Madera, era nuestro periódico. En éste se comentaban temas que se
estaban presentando en ese momento por ejemplo, era la posición del grupo respecto
al 1 de mayo, qué significa mundialmente, ciertos antecedentes históricos, y cuáles
eran la condiciones de los obreros en el país, eran llamamientos a adherirse al gru-
po y a la revolución. Los Maderas se distribuían entre los miembros de los círculos
de estudio o brigadas, les preguntaba cuántos necesitaban para distribuir, si ellos
estaban en la escuela, podían decirme: dame 2 o 3 para mis amigos.
En las escuelas de humanidades la gente eran más sensible, en la Facultad de Filo-
sofía y Letras había algunas brigadas y un grupo de simpatizantes. Cada brigada
no se comunicaba con otra, pero todas tenían un coordinador o representante y ellos
tenían el vínculo con la dirección.
Ya después entendimos que la feg era un brazo armado del Estado que servía de
control para el estudiantado. Me costó mucho trabajo entender eso porque yo nada
más quería limitar mi participación al ámbito universitario, pero cuando te explican,
no te puedes sustraer de esa realidad.
Si estabas contra la feg, estabas en contra de todo lo que ellos representaban, o sea
el sistema. Lo comprendí gracias a algunas lecturas marxistas. Mis compañeros
eran muy pacientes, me explicaban las cosas, una y otra vez; algunos de ellos for-
maban parte de la Juventud Comunista y tenían muchos años leyendo marxismo,
no sólo te daban la lección, sino que te prestaban algún libro y te decían que luego
lo comentábamos, cuando nos volvíamos a ver preguntaban qué me había parecido
el libro, a lo que yo contestaba que tenía algunas preguntas, esa era otra forma
de analizar y de estudiar de manera informal, fuera de la brigada, porque era la
iniciativa de cada quien, según lo que tú leyeras y según tu compromiso, porque
había quienes leían mucho, otros que leían menos y gente que de plano nunca le
interesó leer.
El trabajo político sobre todo la propaganda, cada vez se tornaba más difícil para
la difusión, se arriesgaba la vida en esa tarea. Algunos de los presos políticos
leían mucho durante su encarcelamiento.
Eso lo aprendimos del Che Guevara, de los Tupamaros, de Fidel Castro, ellos decían
que el tiempo de la cárcel era tiempo para prepararse, no para lamentarse, ni estar
descansando, era tiempo para fortalecerse.
180
Referencias
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Mujeres Ex guerrilleras. México: s.e.
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Topete, Miguel, et.al. coords. (2012). Memoria Guerrillera, represión y contrainsurgencia,
en Jalisco. Guadalajara: Grietas Editoriales.
181
183
4
Revueltas, José. (1982). Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Obras completas. Tomo 17.
México: Ediciones Era.
184
Pero esos modos atrasados de producción no eran los que le daban la ca-
racterística fundamental a la economía del país, que aquellos eran subsumidos
por el modo capitalista de producción, fundamentalmente por su comercializa-
ción. Que la burguesía mexicana se había consolidado a la sombra de un Estado
protector y con el apoyo del imperialismo, desarrollando incluso un sector
financiero. Que el gobierno estaba al servicio de la burguesía y el imperialismo
a través de las instituciones creadas por los gobiernos del pri.
La crisis social del país se debía al cada día mayor empobrecimientos de la
mayoría de la población, las capas medias se estaban adelgazando, de ahí que el
estudiantado, capa de la pequeña burguesía en lo fundamental, se incorporara
a la lucha.
La segunda parte del documento analizaba la situación internacional,
un mundo dividido en dos partes, con un bloque socialista dirigido por la
Unión Soviética, con un país como China que venía empujando fuerte, y un
imperialismo decadente, aferrado a sus intereses mezquinos y explotadores.
La gran experiencia y el ejemplo que ponía Cuba al establecer el socialismo a
unos cuantos kilómetros de los Estados Unidos, la lucha heroica de Vietnam,
y la situación explosiva de varios pueblos que luchaban con gobiernos títeres,
algunos incluso ascendidos al poder por un golpe de Estado, como sucedió
en: Argentina, Uruguay, Perú, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Brasil, entre
muchos otros. La situación imponía luchar contra el imperialismo combatiendo
el capitalismo en el país, haciendo la revolución.
El documento manifestaba de cómo la revolución de 1910 fue usurpada
por Carranza y tuvo una definición democrático burgués, de la larga lucha de
la clase obrera y la larga trayectoria del gobierno burgués en reprimir al pueblo,
no se creía en la existencia de una burguesía nacionalista y antiimperialista, que
en el fondo toda la clase burguesa era pro estadounidense, de cómo el Estado
había impedido el desarrollo de la organización proletaria, arrojándola a la
clandestinidad y la proscripción, haciéndola víctima de la represión. Por tal
razón, el documento llamaba a luchar contra todo oportunismo de izquierda
que buscará aliarse a “sectores de burguesía nacionalista”, como lo proclamó
abiertamente el Partido Popular Socialista con Vicente Lombardo Toledano, y
en su momento los bandazos políticos del Partido Comunista.
Que el Estado burgués mexicano había mediatizado a los obreros y
campesinos mediante la corporativización de sus sindicatos, imponiéndoles
dirigentes espurios y traidores a los intereses de su clase, los líderes charros
que estaban al servicio del Estado. Situación que así mantenía y conservaba a
través de guardias blancas o por el apoyo policiaco-militar que se requiriera en
determinado momento.
185
186
187
5
agn. dfs 1-III-73. Forma C.6 2-A. Expediente 28-15-1-73-L-4-H-30-38. Citado.
6
agn. dfs. Expediente 29-15-1-73-H-225-L-2.
188
Explicaron que los comandos de ataque tienen como misión la de consumar asaltos
y atentados en contra de instituciones oficiales. Los otros están integrados por
personas que se filtran en sindicatos con el fin de repartir propaganda subversiva
y de agitar durante mítines y manifestaciones.7
En esta ocasión fueron detenidos Miguel Domínguez Rodríguez y sus dos her-
manos menores, José y Alberto, así como Benjamín Pérez Aragón, Joel Chávez
Treviño, Carlos Jiménez Sarmiento, Valente Irena Estrada, Salvador Alfaro
Martínez, Olivia Ledesma Flores, Isaías Ench Fregoso, María América Villavi-
cencio Salgado, Roberto Ench Fregoso, Concepción Hinojosa Carrillo, Javier
Hernández Espejo, Armando Ramírez Coronado, María Esther Acosta Díaz y
Ernesto León Zempoaltecalt. La detención fue realizada por la Dirección de
Policía y Tránsito, a través de la División de Investigaciones para la Prevención
de la Delincuencia (dipd).
El tercer grupo, conformado por María Eugenia Calzada Flores, Javier
Núñez Navarrete, Sergio Villalobos Navarrete, Jesús Calderón Esquivel, Víctor
Manuel Velasco Damián, David Vásquez Flores, Heriberto Días Coutiño, Ro-
lando Morán, Ismael Díaz Coutiño y Raúl Fabela Guerrero señalado como el
proveedor de armas. Este grupo fue presentado a la prensa el día primero de
febrero de 1973, la prensa de la ciudad apuntaba en sus notas:
Agregaron que el producto de las expropiaciones era utilizado para la causa y que
la mayoría del dinero se ocupó en la adquisición de departamentos, automóviles y
la compra de armas y parque. Una mínima parte era usada por ellos para subsistir,
empleado en comida y habitación.8
7
El Heraldo de México. México. DF. 8 de noviembre de 1972.
8
El Universal. México DF. 1 de febrero de 1973.
189
9
Moreno Borbolla, José Luis. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista en diciembre de
2004.
10
De Dios Corona, Sergio René. (2004). La historia que no pudieron borrar. Guadalajara: Taller
Editorial La Casa del Mago. p. 71.
11
Rivas Jiménez, Arturo Alejandro. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista en diciembre
de 2004.
190
12
El Universal, México, DF. 2 de mayo de 1973.
191
13
Ulloa Bornemann, Alberto. (2004). Sendero en tinieblas. México: Ediciones Cal y Arena. pp.
240-246.
14
García, José Luis. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista el 6 de mayo de 2005.
192
15
De Dios Corona. (2004). Op. Cit. pp. 299-300.
193
194
La lucha de los comunistas por realizar la revolución socialista era una pre-
misa, México estaba gobernado por un régimen autoritario, presidencialista,
dominado por un solo partido, el pri, que la disidencia que se permitía era la
perfectamente controlable, aliado a los Estados Unidos, vecino y socio principal,
gobierno que en foros internacionales sostenía un discurso pretendidamente
independiente y hasta antiimperialista, pero en los hechos, incondicional al
imperialismo que mantenía a los sectores de la sociedad organizados bajo su
tutela, sometiendo a sindicalizados y representaciones de trabajadores a una
efectiva corporativización al Estado, ya fueran campesinos, obreros, burócratas,
vendedores, comerciantes, estudiantes, reprimiendo cualquier manifestación de
autonomía. Los medios y el poder estatal mantenían una constante campaña
de desprestigio y satanización sobre todos aquellos que pretendieran reformas
democráticas efectivas y desde luego transformadoras del país.
Las principales luchas por mejoras económicas y democratizadoras en las
décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, fueron reprimidas, fueron constantes
las intervenciones de la policía y el ejército para disolver protestas, desalojar
huelguistas de sus centros de trabajo o a estudiantes de sus escuelas, o a cam-
pesinos de sus campos y parcelas, estas acciones del Estado fueron dejando sus
secuelas en golpeados, lesionados, presos políticos y desde luego muertos. El
gobierno se esforzaba por desprestigiar a los movimientos lo que contribuía a
sentir aún más un clima de control y de opresión.
En México casi todos los movimientos guerrilleros tuvieron una inspira-
ción socialista, profesaron fervientemente el marxismo y estudiaron acuciosa-
mente a los ideólogos comunistas, el gobierno priísta combatió con extensas e
intensas campañas anticomunistas contra los subversivos y opositores, a veces
con argumentos infantiles, pero que utilizados masivamente contribuyeron a
desprestigiar a los luchadores sociales, como: los comunistas no creen en Dios,
quieren cerrar las iglesias, “Cristianismo Si Comunismo No”, quieren quitarte y
educar a tus hijos, los comunistas no creen en la libertad, quieren abolir la libre
empresa, no creen en la democracia, detrás de los comunistas mexicanos están
Condés Lara, Enrique. (2007). Represión y rebelión en México (1959-1985). La guerra fría en
16
195
los soviéticos y los chinos que quieren invadir nuestro país, quieren prohibir la
religión y la adoración a la Virgen de Guadalupe. La campaña anticomunista
no tuvo límites.
El “Cuerpo”17 del Estado hizo sentir su materialidad sobre todo aquel ciu-
dadano que fuese capaz de desafiarlo y exigirle justicia y democracia; acorraló
en lo fundamental a los jóvenes activistas, de los que se apoderó la impotencia
y la frustración, tomaron conciencia de la abyección y la ignominia y se llena-
ron de indignación. A los jóvenes guerrilleros no les bastó estudiar y discutir
la situación del país, sus principales contradicciones y el carácter del Estado,
ellos entendieron que había que ser consecuentes y responsables, creyeron en
su esencia en las famosas Tesis de Carlos Marx sobre Feurbach escritas en la
primavera de 1845:
Los jóvenes tomaron las armas por una gran indignación, por el “pathos de
la indignación”, llevaron su crítica a la práctica, desde luego con pasión, lo
arriesgaron todo, no se trató de una crítica de salón de clase o de café de in-
telectuales, sino de transformar a la sociedad. Dice el filósofo argentino José
Pablo Feinman que:
17
“Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un
maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan relaciones de poder que no
son la proyección pura y simple del gran poder del soberano sobre los individuos; son más
bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se incardina, las condiciones de
posibilidad de su funcionamiento. La familia, incluso, hasta nuestros días, no es el simple
reflejo, el prolongamiento del poder del Estado, no es la representante del Estado respecto a
los niños, del mismo modo que el macho no es el representante del Estado para las mujeres.
Para que el Estado funcione como funciona es necesario que haya del hombre a la mujer o del
adulto al niño relaciones de dominación bien específicas que tienen su configuración propia
y su relativa autonomía”. Foucault, Michel. (1992). Microfísica del poder. España: Ediciones
La Piqueta. p. 157, 158.
18
Marx, Carlos. (1980). Tesis sobre Feurbach. Obras escogidas, Carlos Marx y Federico Engels.
T. I. Moscú: Edición Progreso. pp. 2-3.
196
19
Feinman, José Pablo. Programa de Filosofía por Televisión “Aquí y Ahora”. Encuentro 9. La
Modernidad Desbocada. I.- ¿Qué es el pathos de la indignación? Canal Encuentro. Ministerio
de educación de la Nación. República de Argentina. www.encuentro.gov.ar/filosofía.
197
20
Huacuja, Mario y José Woldenberg. (1976). Estado y lucha política en el México actual. México:
Ed. El Caballito. Ver sobre todo capítulo vi. “Las guerrillas y el Estado”. pp. 135-152.
21
Castñeda, Jorge. (1995). La utopía desarmada. El futuro de la izquierda en América Latina.
México: Joaquín Mortíz. 1995.
22
Tecla Jiménez, Alfonso. (1976). Universidad, burguesía y proletariado. México: Ediciones de
Cultura Popular.
23
Huacuja y Woldemberg. (1976). Op. Cit. p. 149.
198
199
25
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fico. Publicado en Clío, Revista de la Facultad de Historia de la uas. Culiacán-. Nueva Época.
Vol. 6, núm. 35. Pp. 123-146.
26
Cabrera López, Patricia y Alba Teresa Estrada. (2012). Con las armas de la ficción. El imaginario
novelesco de la guerrilla en México. (Vol. I). México: Centro de Investigaciones Interdiscipli-
narias en Ciencias y Humanidades. unam.
200
Referencias
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imaginario novelesco de la guerrilla en México. (Vol. I). México: Centro de Inves-
tigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. unam.
27
Rangel Hernández, Lucio. (2011). La Liga Comunista 23 de Septiembre. Historia de la orga-
nización y sus militantes. Tesis para obtener el grado de Doctor en Historia. Morelia, Mi-
choacán: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo e Instituto de Investigaciones
Históricas.
201
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54 de junio de 1982.
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Sánchez Parra, Sergio Arturo. (2006). La guerrilla en México: un intento de balance
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Feinman, José Pablo. Programa de Filosofía por Televisión “Aquí y Ahora”. Encuentro
9. La Modernidad Desbocada. I.- Que es el pathos de la indignación? Canal En-
cuentro. Ministerio de educación de la Nación. República de Argentina. www.
encuentro.gov.ar/filosofía.
202
Archivos
Entrevistas
203
Esto tiene sus antecedentes en una tradición de la lucha del pueblo sinaloense que
deviene desde la Revolución Mexicana… lucha que sus orígenes y causas contra
* Ex combatiente en El Salvador con el grado de Mayor del Frente Farabundo Martí de Libera-
ción Nacional. Actualmente logró el grado de Doctor por la Escuela Nacional de Antropología
e Historia. Dentro de sus publicaciones destacan: Pensar la guerrilla en México y Juventud
Rebelde e Insurgencia estudiantil.
205
1
Entrevista a Camilo Valenzuela (octubre de 2013) realizada por Héctor Ibarra en el Distrito
Federal. p.1.
206
Hacía los años sesenta, los valles del noroeste eran los más productivos del
país, ya que contaban con tierras de primera clase y de alta productividad. La
productividad se debía principalmente al apoyo que estos capitalistas recibieron
del Estado, principalmente, inversión en sistemas de riego, tecnificación de la
agricultura y exención en pago de aranceles.
En este contexto, los valles del noroeste se convirtieron en la “la joya de
la corona” de la oligarquía terrateniente y de inversionistas extranjeros, que
hicieron de esas tierras un vergel. Sólo que este objetivo se logró a base del aca-
paramiento de amplias extensiones de tierra y una explotación indiscriminada
de la mano de obra campesina.
Por esta situación, la lucha por la tierra adquirió en Sinaloa una intensi-
dad especial debido a que este movimiento se enfrentaba a un régimen muy
atrasado, sustentado por un lado en la política autoritaria del pri-Gobierno y
a la ideología anticomunista y macarthista que se promovió desde los Estados
Unidos; mientras que, en las ciudades se comenzó a articular un importante
movimiento estudiantil que pugnó por cambios democráticos en las universi-
dades, así como un movimiento urbano-popular y sindical que se enfrentó a
las tradicionales organizaciones empresariales y oficiales como la ctm y la cnc.
En este contexto, iniciaron las luchas estudiantiles en la Universidad Autónoma
de Sinaloa, así lo relata Camilo Valenzuela:
207
En los primeros años de los sesenta en que da inicio la lucha por la reforma
universitaria (1966), yo estudiaba secundaria en la prepa de Guasave. Esto me
parece fue en tiempos del rector priísta Julio Ibarra. Y es que en estos años
coinciden dos importantes procesos: la lucha por la Ley orgánica y la demo-
cratización de las estructuras estudiantiles y académicas, ya que se inicia la
lucha por la reforma universitaria y una disputa por el control de la Federación
de Estudiantes Universitarios de la uas, porque en esos años estas estructuras
estaban bajo el control corporativo del pri. Y en esa lucha hay un cierto prota-
gonismo del pcm y de las pandillas. Porque este movimiento nace muy ligado a
las pandillas de los “rebeldes sin causa” que vienen de la influencia gringa de los
años sesenta, y son estas bandas de barriada las más organizadas y aguerridas
en esos años al ser las únicas que actúan con espíritu de cuerpo y con capacidad
de reaccionar contra los grupos de porros organizados y controlados por los
gobiernos de los estados.
Son entonces estos grupos los que se enfrenta a los porros y logaran ganarle la
dirección de La feus al pri. Y fíjate, irónicamente el primer presidente demo-
crático de la feus era un muchacho medio lumpen y de una familia burguesa,
jefe de una de estas pandillas, que conocíamos como “el Hitler”. Y que luego fue
un compa abogado de los primeros defensores de los Derechos Humanos de
Sinaloa… Entonces yo llego a Culiacán en 1969, y cuando entro a la feus ésta se
ha democratizado y hay toda una acumulación importante de experiencias con
influencia de las corrientes marxistas. Porque ahí estaban las corrientes comunistas
del pcm, de los “espartacos” y de otras tendencias pro-cubanas ligadas a los comités
de solidaridad con Cuba, además de otra raza muy académica encabezada por
José Luis Ceceña Cervantes que era director de la Facultad de Economía de la uas
y muy metidos en la línea de la teoría de la dependencia. [Es ahí cuando Camilo
Valenzuela se inicia como activista estudiantil]… Efectivamente, cuando llegó a
la Casa de Estudiantes “Rafael Buelna” en 1969. Un año en el que la raza ya estaba
muy involucrada en un activismo en torno a la feus y muy ligados a las tendencias
marxistas que te mencioné. Además que el movimiento estudiantil sinaloense
estaba ya muy ligado al movimiento nacional, porque teníamos representantes en
la cned que era la organización nacional que se constituyó al calor de las luchas
por la reforma universitaria y la defensa del rector por Eli de Gortari en Morelia
en los años 60 y además estuvimos ligados y representados en el movimiento
estudiantil nacional que surge en 1968. Porque ahí tuvimos representatividad en
el Consejo Nacional de Huelga a través de compañeros como Eduardo Valle “el
Búho” y Gilberto Guevara Niebla que fue gente nombrada en asamblea general
para el cnh y además hubo otra raza sinaloense destacada como Salvador Martínez
de la Roca “el Pino”, el “Flaco Osuna” y Pedro Castillo. Entonces estas influencias
208
El director era Rito Terán que pertenecía a la jc, y su hermano Liberato era el
presidente de la feus. Pero esa era un tipo de dirección con una orientación
muy pequeño-burguesa que mantenía una dinámica muy conservadora, porque
además no atendían los problemas concretos de la raza estudiantil. Entonces
en las casas había problemas urgentes como el del subsidio y la alimentación y
había necesidad de formar brigadas para salir a pedir apoyo a los mercados para
cubrir las necesidades de alimentación. Entonces, viendo que ellos no atendían
esos problemas, en 1970 convocamos a la elección de una nueva dirección para
la Casa del Estudiante, ahí se inicia un primer enfrentamiento con la jc, porque
les ganamos la dirección con una planilla independiente a cuya cabeza iba un
compa de Mazatlán y un buen número de guasavenses que éramos los más nu-
merosos en la casa. En esta planilla yo iba como tesorero, sólo que el problema
de esa planilla es que la raza que queda en los cargos directivos es medio lum-
pen, entonces, luego hubo que destituirlos porque hacían mucho desmadre y
no dejaban estudiar a la raza, y ese fue otro enfrentamiento donde a mí me tocó
encabezar la lucha. Entonces ganamos esas primeras batallas internas, y luego
llegué a ser director de la Casa del Estudiante, ya en ese proceso nos volvimos a
aliar con la raza de la jc porque ellos se comprometieron a entrarle a las tareas,
y fue así como se volvieron a reivindicar con la raza. Y ya en ese proceso se dio
2
Ibíd.
209
Para 1967 se dan otras luchas populares contra el alza al transporte público y por
otros servicios. Todo esto al amparo de la cned que en ese momento está jugando
un papel protagónico en el movimiento estudiantil nacional y que desaparece tras
de la represión generalizada contra el movimiento estudiantil de 1968 cuando
surgen otros actores con propuestas más radicales y consecuentes en la lucha por
los cambios. Para 1969 se dan luchas estudiantiles y populares como la reforma
universitaria encabezada por la feus, y se toman tierras encabezadas por el Frente
de Defensa Popular pero contando con el apoyo del estudiantado, a la vez que da
inicio la lucha por la caída del rector Gonzalo Armienta Calderón que se prolonga
por varios meses en 1970, porque éste es un rector impuesto por el gobernador
del estado (Valdés Montoya), y que es además un sinaloense desarraigado del
Estado y que desconoce la problemática universitaria. Particularmente la lucha
se radicaliza porque se opone a la aprobación de la Ley orgánica y porque impone
una especie de estado de sitio en el Estado, en lugar de buscar una solución po-
lítica al conflicto. En fin, el gobierno del Estado abre la vía de la represión contra
el estudiantado apoyándose en grupos de porros al servicio de funcionarios del
gobierno. Grupos paramilitares que por cierto eran entrenados en el Pentatlón.
Y eso provocó una despiadada represión que en marzo de 1971 nos obliga a
3
Ibíd.
210
declarar la huelga estudiantil. Huelga que por cierto estalla unos pocos meses
antes de la masacre del 10 de junio en San Cosme. Entonces, estamos frente a
un gobierno federal y estatal represivo, y un movimiento estudiantil nacional en
efervescencia. Y en esta lógica, el estudiantado sinaloense se está radicalizando.
Luego viene el intento del gobierno del Estado y de una parte de la izquierda tibia
por darle entrada a Luis Echeverría a la universidad, y quiero hacerlo lanzando
como punta de lanza a Víctor Bravo Aguja, en los momentos en que Echeverría
acababa de ordenar la masacre estudiantil en San Cosme. Y ese intento de meter
a Bravo Aguja a la universidad polarizó a las fuerzas del movimiento estudiantil
universitario. Y es que por un lado estaba el enfrentamiento contra el Estado y
sus grupos paramilitares, y por otro con la izquierda “tibia”, dentro de los cuales
destacaba el grupo José María Morelos, “los chemones” y el Partido Comunista
que estaban en la lógica “aperturista” de Echeverría, y éstos apoyaban la entrada
del secretario de la sep a la universidad; mientras que la mayoría de la base estu-
diantil representada en la feus nos oponíamos a esto...4
En ese año se inició una lucha contra el alza de las tarifas del transporte público,
la uas se convirtió en la cabeza de la movilización popular, a la vez que se exigía
la renuncia de un rector espurio (Gonzalo Armienta Calderón), impuesto por
el gobernador del estado. Movimiento que se prolongó por seis meses, con sus
respectivas secuelas represivas por parte del gobierno estatal y federal.5
4
Entrevista a Pablo Quiroz (septiembre de 2006) realizada por Héctor Ibarra en Ciudad Madera
Chihuahua. p.1
5
Durante esta coyuntura, Luis Echeverría había asumido la presidencia de la república y pro-
movía una supuesta “reconciliación” con el estudiantado, así como una “reforma educativa” y
“apertura democrática”, a la vez que desplegaba la llamada “guerra sucia” contra el emergente
movimiento armado urbano, así la política de contrainsurgencia de factura estadounidense en
las zonas rurales donde ya operaban las guerrillas de los profesores Genaro Vázquez y Lucio
Cabañas.
211
Algo parecido, pero no tanto de las barriadas, sino de raza que venía del campo
y que se caracterizaba por una disciplina de trabajo, aunque si había una buena
raza de urbanos que principalmente eran de Culiacán, Mazatlán y de la fronte-
ra norte de Baja California y Sonora. Entonces, con este nuevo contingente se
comienza a reestructurar la feus, y se constituyen el Consejo Estatal de Sinaloa
con las escuelas, donde ya están los Comités de lucha y las brigadas estudiantiles
que son uno de los grandes aportes del Movimiento Estudiantil de 1968. Por otro
lado, se crean otras dos casas de estudiantes y dos prepas populares ya durante la
lucha de los años setenta. Porque surge la preparatoria diurna “Emiliano Zapata”
creada por la raza de la jc y la raza de economistas de que te hablaba, que dirigía
José Luis Ceceña y Burgueño Lomeli quien después fue director de esa prepa, y
también estaba la prepa nocturna que había sido creada por los espataquistas.
6
Una modalidad de esta política de terrorismo de Estado es la cancelación de los derechos y
las garantías constitucionales que se traduce en la ocupación del recinto universitario por las
fuerzas públicas el 30 de marzo de 1972, el asesinato de dos estudiantes preparatorianos a las
puertas de la máxima casa de estudios el 7 de abril del mismo año, y una “cacería de brujas”
contra el estudiantado que irónicamente se radicaliza frente a esta política represiva.
212
Bueno, eso fue poco antes de mi primera entrada a la cárcel, cuando se realiza en
1972 el Foro Estudiantil en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, donde
nos re-contactamos con los compas de Nuevo León que venían trabajando un
proceso de coordinaciones con otros proyectos armados en otros estados. Y que
era un proyecto que se había iniciado en Monterrey durante el Congreso de la jc
de 1970 donde se encontraba a la cabeza Raúl Ramos Zavala. Porque acuérdate
que antes de 1972 se dieron acontecimientos que influyeron mucho en el desarrollo
de ese movimiento armado. Como fue el surgimiento de diversas organizaciones
armadas urbanas y rurales, y luego a inicios de 1972 mueren en combate Diego
Lucero, Genaro Vázquez Rojas y Raúl Ramos Zavala. Ejecuciones que se dan en
el transcurso de un mes (enero y febrero). Y aunque menos conocida la figura
de Raúl, éste encabezaba desde 1969 un proceso de discusión y elaboración
teórica para construir los cimientos de un proyecto armado nacional, que luego
desemboco en la Liga Comunista 23 de Septiembre. Y aunque era gente muy
joven, eran ya militantes políticos y revolucionarios con mucha experiencia y
con un gran potencial. Desafortunadamente, la represión de ese año de 1972 los
alcanzó, como también alcanzó a otros núcleos revolucionarios en Chihuahua,
Durango y Aguascalientes.
Entonces, mientras se viven todos esos proceso yo llego a Culiacán en 1969 y
asumo la dirección de la Casa del Estudiante, y luego los compas de la jc se rein-
tegran al activismo con nosotros, y ahí se restablece la relaciones con ellos. Pero
la relación no se da con la anterior dirección de la jc donde dominan los Terán,
sino con otros compas que vienen de la UdeG como Antonio Pacheco y Antonio
Medina de Anda que habían salido huyendo de Guadalajara ante el peligro que
los matara el grupo porril de la feg, y ésta era raza experimentada, porque Me-
dina de Anda había sido presidente de la Escuela de Agricultura en la UdeG, y la
dirección del pc lo trasladó a la uas para darle seguridad y para que apoyara el
activismo estudiantil sinaloense que estaba en ascenso en ese momento. Entonces,
esta gente llegó con otra actitud, y con ellos logramos reactivar la relación con
la raza del pc, porque ellos llegaron con una gran disposición de incorporarse a
las lucha por la tierra durante el movimiento contra una Ley de Catastro que en
esos días era encabezada por el pan, y la que participaban compas como “el viejo”
Alfonso Barraza. Este compa, era un cuadro histórico del pcm que había sido
expulsado del Estado en los años 40 por grupos de esquiroles de los tiempos en
que se comenzaba a consolidar el “charrismo” de la ctm en el Estado. Entonces el
213
viejo regresó al Estado con una enorme acumulación de experiencias y una gran
capacidad política, porque había andado por diferentes estados y había pasado
cursos en las escuelas de cuadros de la urss. Entonces él nos ayudó a arrebatarle
la dirección de ese movimiento a los panistas, porque además representaba el ala
izquierda del pcm que planteaba una vinculación del partido con el sector más
radicalizado del Movimiento Estudiantil Sinaloense. Entonces yo me integro por
esa vertiente que es una corriente crítica que cuestiona las posiciones conservado-
ras y quietistas del pcm, porque en ese tiempo la jc estaba controlada por la clase
media acomodada. Y ellos lo que hacían era imprimirle una posición pequeño-
burguesa al movimiento. Entonces, Barraza que era un hombre muy irónico, les
daba una lucha ideológica con un lenguaje muy popular —les decía- “Con esta
dirección cuando vamos a hacer la revolución… salen a repartir un volante y se
les ruedan las lágrimas”. Y con ese discurso el viejo nos ganó al pcm, y fue como
algunos nos integramos a la jc.7
7
Entrevista a Camilo. Citada. pp. 2-3.
214
mientras que en el norte se evidenciaron las invasiones del Valle del Mayo y
Yaqui, así como sus secuelas represivas como la masacre de Río Muerto en las
inmediaciones del Valle de Guaymas. Movimientos a los que de forma regular
confluyó la solidaridad del movimiento estudiantil. En dicho contexto se dio
la lucha por la tierra en los valles de Mazatlán, Culiacán y Guasave, cuya causa
principal fue el deterioro de las condiciones de vida de las mayorías pobres de
la ciudad y el campo; traduciéndose en luchas por tierras, mejoras salariales y
más y mejores servicios. Específicamente en los campos agrícolas de Sinaloa se
dio la lucha contra la explotación indiscriminada y abuso de mujeres por parte
de los patrones, capataces y autoridades venales.
Se ha tenido la impresión de que el movimiento de Los Enfermos fue un
movimiento al margen de la lucha social y que incluso la llamada “izquierda
civilizadora” los acusó de “porros” y “provocadores”. Eleazar Salinas ha sostenido
que ello es falso, ya que el movimiento de los Enfermos:
215
controlaban esos ejidos. Y eso no era todo, porque además teníamos influencia
en el movimiento obrero que yo atendía, donde me tocaba asesorar a la sección
14 del Sindicato de Ferrocarrileros donde teníamos experimentados dirigentes
como José Rodríguez, a quien usted conoció después en Nacozari ¡Que esos
eran luchadores sociales que venían desde la huelga del 58!, y también teníamos
una importante influencia entre los trabajadores de la construcción ligados a
la ctm. Y entre los jornaleros estábamos trabajando por crear un sindicato de
obreros agrícolas de los cortadores de la flor y jitomate, y en esa lucha llegamos
a constituir por vía de los hechos el sindicato, porque hicimos todos los trámites
legales, solo que la represión nos alcanzó y ya no pudimos legalizarlo. Y fíjate,
en el momento más intenso de la lucha, se organizó un paro en todo el Valle de
Culiacán, que se inició en el campo del Toro por los frecuentes abusos cometidos
por los patrones y capataces contra las compañeras trabajadoras. Y en ese mo-
vimiento llegamos a parar a 15 mil cortadores que afectó la producción de 150
mil trabajadores del campo. Ahora fíjate: una de las acciones más radicales que
se hicieron por la Comisión Coordinadora Clandestina de la feus fue en 1972,
cuando quemamos la oficina de caades y del pri en Culiacán, y esto se hizo
para aflojar el cerco militar del Tajito en un momento en que los niños se estaban
ya muriendo de hambre y sed. Entonces la raza indignada salió en una marcha
hacia esas oficinas y las quemó. Y eso fue de cierta forma el primer experimentó
de ensayo insurreccional, de lo que sería el llamado “Asalto al cielo” de enero de
1974 convocado y protagonizado después por la feus.8
8
Entrevista de Héctor Ibarra a Eleazar Salinas, Ciudad Madera Chihuahua, septiembre de 2006.
p. 3.
216
Las redadas brutales y sangrientas del gobierno del Estado… Porque ya por esas
fechas nos vimos obligados a pasar a la clandestinidad y constituimos en la Co-
CoClan de la feus e hicimos la declaración aquella de ¡Sí estamos enfermos del
virus rojo de la revolución comunista! De ahí nos vino el mote de “Los enfermos”. Y
fue por ese mismo tiempo que se sacaron las tesis de la Universidad-Fábrica, que
fue un documento elaborado por Francisco Rivera “el Chicano”, Salvador Corral
y el “Pachis”, pero que era un documento en proceso de elaboración. Porque no
era algo muy acabado, sólo que mucha raza lo adoptó de manera cuadrada. Y lo
que pasó es que por esos años, a nosotros nos sacó la Liga del Estado y todos los
primeros dirigentes naturales del movimiento de los enfermos fuimos descentra-
lizados. A mí la organización me mandó como responsable del Comité Militar a
Chihuahua, porque, además, era uno de los dos responsables más importantes
del movimiento de los Enfermos ante la Coordinadora Nacional Guerrillera, y
9
Reyes Peláez, Juan Fernando, Ensayo para el Asalto al cielo: notas sobre el Movimiento Re-
volucionario en Sinaloa, Revista Expediente Abierto (Para romper el Silencio), diciembre de
1984-Enero de 1995. pp. 8-9.
10
Ibíd. p.11.
217
El movimiento de Los Enfermos surgió en Sinaloa entre los años de 1972 a 1974
en una coyuntura histórica de efervescencia revolucionaria del movimiento
estudiantil nacional, así como en el marco de una represión encabezada por el
Gobierno del estado. Esto significa que entraron al proyecto armado antes de
crearse la Liga:
En efecto, porque nosotros comenzamos a coordinar con la raza del norte cuan-
do aún no había una coordinación nacional. Y lo que paso es que la entrada
a la Liga coincidió con la represión y la radicalización del movimiento en el
218
En este sentido, fue preponderante cuestionar a Eleazar Salinas qué pasó con
la gente después del Asalto al cielo:
Eso no lo sé. Eso requiere un trabajo de investigación para analizar los errores
que se cometieron. Pero por ejemplo, el “Asalto al cielo” fue dirigido casi pura
gente de fuera, y fue un fracaso, porque fue una derrota militar aplastante
contra uno de los movimientos de masas más importantes que tenía la Liga, ya
que muchos compas fueron capturados y algunos desaparecidos en esa acción.
Entonces al desarticularse este movimiento que era uno de los más organizado
y radicales del país, la Liga sufre un gran golpe. Porque luego de eso empezó la
debacle no sólo de los Enfermos sino también de la Liga. Se podría decir que ahí
comenzó la metamorfosis hacia el militarismo, sino es que un poco antes. Porque
todavía en el 73 yo participé en la primera Reunión del Comité Militar donde
se discutieron aspectos generales de línea militar, en la que se dieron algunas
conferencias sobre las experiencias de procesos revolucionarios como la Guerra
Popular Prolongada de los Chinos o la Guerra Revolucionaria del Pueblo de los
219
12
Este programa de lucha es la síntesis de los Periódicos Madera 1,2.3, 3 bis y 4 (primera épo-
ca) que luego fueron plasmados por Ignacio Salas Obregón en el documento de Cuestiones
fundamentales del movimiento revolucionario.
220
En este tenor, resultó imperante cuestionar a Eleazar Salinas qué pasó con la
gente después del Asalto al cielo:
Lo que pasó fue que en esa acción se desbordó la violencia, porque el ejército
primero se dejó ir contra los paros en los campos del Valle de Culiacán que estaban
ya insurreccionándose, y luego se dejaron venir contra el movimiento estudiantil
en el que se incluía un contingente como de 600 obreros de la construcción que
participaron en las acciones de la ciudad. Y fíjate, en esas acciones fueron cientos
los detenidos, se calculan en varias decenas los desaparecidos y muertos. Después
de eso, se dio la dispersión del movimiento porque también vino la debacle de
la Liga en 1974. Esta, es una parte de la historia muy crítica y muy triste para
mí… —Se le cortó el habla y después de un rato continuo su narración— No me
siento todavía muy capacitado para hablar de eso. Pero voy a contarte algunas
cosas: …después de eso se dio la dispersión del movimiento porque también vino
la debacle de la Liga que se inició en abril de 1974 tras de aquella última reunión
de la dirección Nacional “histórica” cuando es capturado y desaparecido Salas
Obregón (Oseas) en el Estado de México. Y fíjate lo irónico del caso, es que la
debacle de la Liga no comenzó sólo por la persecución del Estado que en esos
días se hizo feroz, sino que mucho antes nosotros mismos fuimos artífices de esa
debacle. Y pienso que la mayor causa de esa debacle fue cuando comenzamos a
aislarnos del movimiento de masas y comenzamos a ver enemigos entre nuestros
Esta línea política comenzó a ser instrumentada tras de la publicación del periódico Madera
13
No 3 de junio de 1973 y supuestamente fue elaboradas por Ignacio Salas Obregón “Oseas”
bajo el título de Del desarrollo de la lucha teórico e ideológica.
221
222
“Julio” y por eso le dieron piso. El caso es que en esa reunión a mí me deslindó,
y de no ser porque salió en ese momento a una cita “muy importante” de la que
ya nunca regresó, no te estaría contando el cuento. Me hubieran dado piso tam-
bién. Porque lo que recuerdo, es que a mitad de la reunión salió y suspendimos
la reunión, y como ya nunca regresó, después el comité de redacción se tomó la
conducción de la organización sin que nadie los nombrara, a manera como de un
golpe de Estado. Porque para nombrar esa dirección no se consultó a la dirección
histórica, no hubo consultas a los comités regionales, y prácticamente el Comité de
Redacción se auto-designó como relevo de la anterior Dirección Nacional donde
la mayoría de compas habían caído, estaban presos o habían sido deslindados.
Así que al caer Oseas se perdió del todo el rumbo de la organización y se entró
en un proceso acelerado de descomposición interna, porque de ahí se profundi-
zaron las líneas militaristas, donde ya lo más importante era vengar a los compas
caídos ejecutando militares, policías y esbirros, y luego se entró en una lógica de
deslindes contra el “oportunismo” donde se sentenciaba a la muerte a cualquier
compañero por la simple sospecha de mantener relaciones con alguna instancia
institucional, dígase sindicato, organización campesina o de cualquier otra tipo de
organización legal que no residiera en el trabajo de la Liga. La cosa es que de ahí
vinieron los deslindes a diestra y siniestra. En ese momento, los dirigentes de Los
Enfermos ya no estábamos en el Estado, algunos estaban presos, porque Camilo
que era parte de esa dirección estaba preso junto a otros dirigentes; el “Negro”
Mendivil habían sido trasladados a la guerrilla rural de Sonora; Guangorena ya
se había ido del Estado por la represión; y Francisco Rivera “el Chicano” que
fue uno de los dirigentes más destacados del movimiento enfermo había sido
capturado junto a Gustavo Hirales cumpliendo tareas para la organización. Y
el caso del Chicano es bien jodido porque al ser capturado, Nazar Haro lo dejó
ir sin motivo alguno, pero con la idea de que los compas desconfiaran de él y
creyeran que era un infiltrado. ¿Al menos esa es la versión que yo tengo? Habrá
que investigar más los detalles del caso, porque eso requiere consultar algunas
fuentes de la dfs o de algún compa sobrevivientes que estuvieron con él en los
días de su vida… Lo que sé es que al final el compa andaba escondiéndose en la
sierra a la altura de Guasave, pero ya su vida se había convertido en un infierno
(se le cortó el habla y se le nublaron los ojos)… El problema es que lo buscaban
los compas y el enemigo para matarlo… Al final no se supo quién lo mató, porque
despareció, y no se sabe si lo mató el enemigo o lo mataron los mismos compas…
Porque después sólo despareció14
14
Entrevista a Eleazar. Citada. p.4.
223
224
Por ejemplo, de los obreros de la construcción se integraron a las acciones unos 300
que fuimos arrastrando durante las arengas y eran obreros conscientes de info-
navit, porque ahí teníamos una célula que dirigía a esa raza, y esos nos siguieron
hasta el centro donde hicimos algunas tomas y requisamos armas y recuperamos
dinero de las casetas. Pero de ahí no pasó. Como íbamos a insurreccionar a las
masas así con unos cuanto mosquetones y sin experiencia militar alguna. Lo otro
es que el compa que iba como mando militar (Guadalupe Yáñez) se jaló, porque
por puro sentido común ordenó el repliegue al momento que vio que aquello iba
a ser una masacre, a lo que en ese momento yo me opuse y hasta lo amenacé con
la pistola, pero que sin embargo hoy entiendo que fue lo mejor. Nos hubiera ido
peor, porque para la una de la tarde ya estaba el ejército madreando a los obreros
agrícolas en el Valle y los helicópteros nos rondaban y ya nos tenían ubicados,
el ejército se hubiera dejado venir en contra nuestra con todo. Entonces, tras de
ese repliegue ordenado, la raza se dispersó y al final dimos la orden de retirada,
aunque hubo como a unos 20 obreros que se quedaron con nosotros hasta el final.
Pero al menos fuimos los dueños de la calle durante unas 5 horas. ¿Cuándo se
ha vuelto dar eso en la historia de este país? Algunos consideran que eso no fue
un ensayo de insurrección, si acaso una incipiente operación militar sobre una
dirección de ataque. Pues si vato… Pero se le llamó “Ensayo de Insurrección”…
Que no vez que luego llegó el ejército y comenzaron las capturas y la mayoría de
los que dirigimos esa acción fuimos a parar a la cárcel.
Sí, claro que nos deslindaron y en la cárcel nos hicieron un juicio donde unos
pedían nuestra cabeza y compas como Camilo nos pedían un “arrepentimiento”
por haber desobedecido la orden. Pero pues yo al menos no les di ese gusto.
Porque a pesar de haber desobedecido la orden dada por la dirección nacional,
hoy creo fue lo mejor. Tan nos deslindaron que a mí me expulsaron, para no
ajusticiarme dentro de la cárcel. Si hasta el mismo Oseas hizo una carta que dio
en llamar “Carta al Movimiento Revolucionario en Sinaloa” o “Carta Enferma”,
en el que nos tachaba de agentes infiltrados del Estado Burgués y de lo menos que
nos acusaba era de pequeños-burgueses. Pero en ese tiempo ¡Eso era suficiente
para que te dieran mecha!15
Entrevista a Andrés Ayala Nevares (octubre de 2013) realizado por Héctor Ibarra en el Distrito
15
Federal. p.1.
225
Tras del fracaso del “Asalto al cielo” y la derrota militar de la Liga Co-
munista 23 de Septiembre, el Estado desplegó una persecución contra todo el
movimiento armado y muy particularmente contra la Liga. En el caso específico
de Sinaloa, una vez pasadas las “acciones insurreccionales” de enero de 1974,
desapareció prácticamente el movimiento de Los Enfermos a medida que se
instrumentaron los planes de contrainsurgencia como “el Cóndor” y “Canador”.
Planes que se desplegaron so pretexto del “Combate al narcotráfico”.
Ante todo lo expuesto, es imperante realizar un balance sobre los saldos que
quedaron del movimiento de Los Enfermos. Camilo Valenzuela al respecto externó:
Bueno, fue un problema del movimiento armado en general. Porque debe tomarse
en cuenta que éste surge en momento histórico concreto de enrarecimiento de la
política nacional debido a la instrumentación del terrorismo de Estado. Ambiente
que coincide con un proceso de radicalización que se está dando en varios esta-
dos de la república y particularmente en Sinaloa donde nosotros ya estábamos
operando como comités de autodefensa armada con alguna raza de la sierra que
era diestra en el uso de armas, y donde la propuesta armada una vez que llega
nos viene como mandada a hacer. Pero sin esa insurgencia y esa radicalidad que
adquirió el movimiento nunca hubiera habido reforma política en este país, ni la
oposición democrática hubiera podido trascender hacia la vida política nacional.
Porque después de la Ley de amnistía de 1978, fue cuando se dio el registro al
Partido Comunista que siempre estuvo en la ilegalidad y que por primera vez en
la historia la izquierda pudo participar en un proceso electoral. Y que el fracaso
de la opción armada no lo fue tanto desde el punto de vista político, porque sin
ella no hubiera sido posible la reforma política y la entrada de la oposición a la
vida política nacional. Aunque en la estrategia militar se hayan cometido varios
errores: uno de ellos fue que hicimos una análisis subjetivo de las condiciones
reales que prevalecían en el país en un momento en que la represión arreciaba y
se profundizaba la política de terrorismo de Estado, como fue el hecho de haber
asumido que en el país existía una situación pre-insurreccional que nos llevó a
plantear líneas que no correspondían con el ánimo de las masas. Posición que
además nos fue apartando poco a poco de ese movimiento que habíamos cons-
truido durante los años sesenta y parte de los setenta, y lo otro fue haber caído
en una definición errónea al haber considerado que todos aquellos sectores que
no estaban en la lógica de la Liga eran pequeño-burguesas, llevándonos esa defi-
nición a ubicar en el campo enemigo a sectores democráticos y nacionalistas que
estaban en la vertiente del cambio. Y eso fue uno de los peores desaciertos en los
que caímos como Liga Comunista 23 de septiembre, y en esa lógica el Movimiento
de los Enfermos fue parte de esa problemática, porque todavía hasta 1973 éramos
226
por que como a mí me había deslindado Oseas fui objeto de varios atentados por
compas de la misma célula militar a la que pertenecía. Fíjate, por ejemplo, una
vez me quiso matar a balazos un compa mientras descansaba en un cuartito que
teníamos como casa de seguridad, pero creo que le faltó valor para enfrentarme;
y la segunda vez, ese mismo compa me aventó a la autopista para hacer pasar mi
muerte como un accidente. Entonces regresé a Sinaloa por el lado donde tenía
unas bases obreras que había reclutado entre trabajadores de la construcción, y ahí
trabajé como albañil más de un año. Entonces ya para 1977 que me re-contacto
con la raza y me propusieron entrar como obrero en la industria minera, que fue
cuando me fui para Monclova a trabajar a la sección 147 del Sindicato Minero.
Luego constituimos la “corriente socialista” en 1979. ¡Ahí te conocí! Pero eso ya
es otra historia.16.
227
Referencias
Revistas
Reyes Pelaez, Juan Fernando, (noviembre 1994-enero 1995), “Balance del Ensayo para
el Asalto al cielo: Notas para el movimiento revolucionario en Sinaloa” de la
Revista Expediente Abierto. No. 3. México: Centro de Investigaciones Históricas
del Movimiento Armado (cihma).
Entrevistas
Ayala, Andrés, Miembro del Grupo “Los Macías” de la Liga Comunista 23 de sep-
tiembre, Responsable del Comité Obrero Regional de Sinaloa, Preso Político,
Miembro de la Dirección Nacional de la Corriente Socialista y actualmente
capacitador de la snte.
Quiroz, Pablo, Dirigente estudiantil de “Los Enfermos”, miembro del Comité Militar
de Durango por la Liga Comunista 23 de Septiembre y profesor de enseñanza
elemental en Los ángeles, Cal.
Salinas, Eleazar, Dirigente de la Casa del Estudiante “Rafael Buelna” y del Movimiento
de “Los Enfermos”, representante ante la Liga Comunista 23 de Septiembre por
“Los Enfermos” y del Comité Militar de Chihuahua por la LC23S.
Valenzuela, Camilo, Dirigente de la Casa del Estudiante “Rafael Buelna”, presidente
de la feus “Clandestina”, dirigente del Movimiento de “Los Enfermos”, miembro
de la Liga Comunista 23 de Septiembre, preso político, Secretario General de la
“Corriente socialista”, miembro fundador de fnd y del prd, actual representante
de la redir y Presidente del Consejo Nacional del prd.
228
231
político que definió la praxis de la organización, las diferentes etapas por las
que atravesó, las cuales, estuvieron marcadas por los liderazgos a la que estuvo
sujeta. Además de los sugerentes aportes de este escrito, Borbolla nos presenta
en un apartado de anexos en el cual enlista los nombres de los miembros que
conformaron la Brigada Roja entre 1973 y 1981, así como una cronología mí-
nima de las detenciones, muertes y escisiones.
Después del artículo de Moreno Borbolla, los coordinadores de este li-
bro optamos por presentar al lector el testimonio de Gustavo Hirales Moran,
polémico exmilitante de la Liga Comunista 23 de Septiembre quien comenzó
a encabezar las posiciones rectificadoras. En este testimonio Hirales Moran
reflexiona a 40 años de distancia, uno de sus argumentos centrales que el lector
encontrará en este testimonio consiste en que la Liga Comunista 23 de Septiem-
bre fue una organización política militar que estaba destinada al fracaso, en
primera instancia por que era una guerrilla en orfandad, y en segundo instancia,
porque era una organización que no sólo tenía como enemigo al Estado, sino
a todo el mundo.
El último artículo de este apartado es el de Adela Cedillo, el cual lleva por
título “Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23
de Septiembre”. Aquí Adela Cedillo analiza los discursos predominantes en la
producción historiográfica sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre. Analiza
únicamente las obras impresas que han servido como base para la historiografía
de la última década. El argumento central de Cedillo apunta que los conflictos
ético-ideológicos en torno a la memoria, la tabuización de la violencia, la deuda
con las víctimas del terror de Estado y el remordimiento respecto a las víctimas
de la ultraizquierda, han obstaculizado análisis más profundos sobre la violencia
tanto revolucionaria como contrainsurgente.
232
* Es autor de diversos libros, destacan: “Memoria Roja. Historia de la Guerrilla en México (1943-
1968)”; “20 de Cobre”; “Memoria de la clandestinidad”; “Cementerio de papel”; “Se nos hizo
tarde”; “El barco de la ilusión” y “Un pueblo en campaña”.
233
234
con la idea de las armas como opción, los referentes de Genaro y de Lucio en
Guerrero se les antoja viable.
Una de las primeras expresiones la lleva a cabo en soledad Jesús Anaya
Rosique, al secuestrar el 10 de enero de 1969 un avión en Guayaquil, Ecuador,
para evitar su aterrizaje en Miami, como dictaba la bitácora y se lo lleva a Cuba,
como acto de protesta por lo que sucediera en México dos meses antes.
Los estudiantes mexicanos de la universidad Patricio Lumumba en la en-
tonces urss, con Fabricio Gómez Sousa a la cabeza, han logrado para ese mismo
año el apoyo y la complicidad del gobierno de Corea del Norte y envían a un
total de 53 jóvenes a instruirse sobre tácticas de guerra de guerrilla entre 1969
y 1970 para congregarse en el Movimiento de Acción Revolucionaria (mar).
Por su parte varios jóvenes brigadistas del 68, han comenzado ya a mani-
pular alguna que otra arma, la fabricación de bombas molotov se les ha dado de
manera natural, Carlos Salcedo y Miguel Domínguez coordinan los impulsos
del naciente grupo denominado por la policía como “Lacandones” y se aprestan
desde los días fríos de 1969 a comenzar a realizar diversos actos expropiatorios
a pequeños comercios. En la misma ciudad de México Francisco Uranga hace
un análisis de la situación en el país y no visualiza otra opción que la lucha ar-
mada, de ahí que con un capital inicial aportado por su tocaya Paquita Calva,
se inaugura el actuar del Frente Urbano Zapatista (fuz).
En provincia también existen dados para ser lanzados al aire; para el caso
de Monterrey, cuyo Cerro de la Silla bien podría cuidar las conciencias de la
juventud, un grupo de próximos profesionistas ligados a difundir los beneficios
de la revolución cubana, se inquietan y optan por construir su propia arteria
revolucionaria fundando el 6 de agosto de 1969 las Fuerzas de Liberación
Nacional, con Cesar Yáñez como líder indiscutible. En la sierra de Durango
la incursión a la sierra desde 1967 se personifica en dos jóvenes entusiastas:
Mónico Rentería y Salvador Domínguez, quienes cuentan con la inocencia de
suponer lo fácil que sería la implantación de un foco guerrillero, la realidad
derrota su intento, pero no su determinación, por lo que el grupo llamado Los
Macías, van a sumarse tiempo después a distintas expresiones compartiendo
causa ideológica y revolucionaria.
De otras ciudades de México hacen su arribo por distintos medios, causas,
razones, lógicas y hasta ambiciones tres jóvenes a la capital del país, a pesar de
que sus intereses pronto van a coincidir: dos de ellos de Monterrey, quienes
antes en la Sultana del Norte nunca entretejieron sus pasos hasta el Distrito
Federal; el primero Raúl Ramos Zavala, miembro de las Juventudes del Partido
Comunista Mexicano, con quienes rompe lazos en diciembre de 1970, para
constituir su grupo de autodefensa denominado como Los Procesos; el segun-
235
236
237
238
salvo el punto tres de las demandas, el resto se satisfacen y así vuelve a su hogar
Castrejón Díez el 1 de diciembre, momento a partir del cual las montañas de
Guerrero se pintan de verde militar, la campaña en contra de Genaro es deses-
perada y excesiva, la rabia de haber concedido a sus peticiones colocando en
situación de fragilidad el autoritarismo gubernamental, provoca la detención
arbitraria de unas sesenta personas, incluidos varios miembros de su familia.
Para principios de 1972 el gobierno mexicano está dispuesto a tomar re-
vancha en el juego de ajedrez opta por salir con las blancas, la guerrilla urbana
con el fuz y la rural con la acnr han asestado dos golpes certeros y esa afrenta
debe de lavarse.
En enero Procesos, Guajiros y algunos elementos de los cristianos deciden
también llevar a cabo su presentación espectacular, por lo que organizan media
docena de asaltos bancarios en dos ciudades: Monterrey para el 14 de enero y
Chihuahua al día siguiente; en el primer caso la preparación de triple asalto se
limita a un par de sucursales bancarias, por ausencia del tercer comando que
no arriba a la ciudad, en una de las operaciones fallece uno de los vigilantes, a
pesar de ello ambas obtienen lo deseado; la ingenuidad de los actores lleva a la
policía hasta sus escondites el mismo día y provoca un enfrentamiento armado
el 17 de enero con la muerte de un activista y la aprehensión de la mayoría
de los participantes. Las investigaciones policíacas llevan hasta las huellas de
Raúl Ramos el 6 de febrero en el parque México, donde en una emboscada es
asesinado.
En Chihuahua se cumple con los tres objetivos, pero en uno de los bancos
los activistas son sorprendidos por una unidad militar y en el enfrentamiento
fallecen una guerrillera y un guerrillero y los demás son heridos y detenidos,
como consecuencia de aquel fracaso paulatinamente van cayendo presos los
integrantes de los otros dos comandos, a quienes se les tortura y en el caso de
Diego Lucero, Ramiro Díaz y Juan Flores son asesinados luego de ser detenidos.
Para el 24 de enero las pesquisas llevan al descubrimiento de los integran-
tes del fuz y su consecuente detención en la ciudad de México, por su parte
Genaro ha logrado romper el cerco en la sierra de Guerrero y ahora transita de
Puebla, al df o Cuernavaca, en uno de aquellos trayectos el 2 de febrero en un
accidente automovilístico en la carretera México-Morelia su cuerpo es levan-
tado con vida, para anunciarse horas después de su inminente fallecimiento en
manos del ejército.
En escasos 23 días los movimientos ajedrecísticos del gobierno, envueltos
en la mal llamada “guerra sucia” logra el encarcelamiento o asesinato de los
principales líderes revolucionarios tanto del campo como de la ciudad de las
incipientes acciones guerrilleras.
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242
Son dos semanas a partir del lunes 5 de marzo, días en los que los se analiza
a profundidad el documento elaborado por Salas Obregón titulado “Cuestio-
nes Fundamentales del Movimiento Revolucionario”, además de compartir los
distintos planteamientos, las ideas, las estrategias, la creación de estructura, la
división del territorio, los planes, todo esto se lleva a cabo con la participación de
aquellos que asisten al encuentro con sus respectivas experiencias, pero también
con el tatuaje de las bajas, que se expresa en las rejas o bajo tierra.
Las organizaciones participantes son: Los Procesos, Los Guajiros, Los
Lacandones, El fer, mar-23 de Septiembre, Los Enfermos, Los Macías, La Liga
Comunista Espartaco de Monterrey y El Movimiento Estudiantil Profesional
estos últimos son quienes lideran y coordinan los trabajos con la dirección de
Ignacio Salas Obregón, quién será nombrado como la cabeza del máximo órgano
denominado Coordinadora Nacional, con su órgano ejecutivo que será el Buró
de Dirección, dentro del cual también cuenta con un asiento Salas Obregón y el
Comité Militar cuya responsabilidad recae en Leopoldo Angulo Luken y David
Jiménez Sarmiento, para el trabajo territorial en los estados de la república se
fundan los Comités Coordinadores Zonales Políticos-Militares y se plantea la
apertura de tres frentes guerrilleros rurales en el denominado “Cuadrilátero de
Oro” comprendido por los estados de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango,
así como también abrir uno más en la zona de Oaxaca; por último se decide
la edición de su órgano informativo y de educación al cual nombran como el
periódico “Madera”.
Se invierten exclusivamente cuatro minutos para llevar a cabo la presen-
tación en público de la nueva organización, luego de realizarse la expropiación
a la empresa Industria Eléctrica de México (iem) la mañana del jueves 12 de
abril, en el Estado de México, operativo en el que fallecen dos policías y además
de la gran cantidad económica alcanzada se deja en el lugar de los hechos el
primer volante firmado por la Liga Comunista 23 de Septiembre. Las autorida-
des habrán sabido controlar su estupor, esperando alcanzar nuevas pistas para
iniciar su desarticulación.
Aquellos que no aceptan su inscripción a la Liga, provenientes del fer, han
determinado que continúan en la lucha bajo su propia responsabilidad y fundan
las llamadas Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (frap), bajo la tutela
de Francisco Juventino Campaña López, quien con su grupo logra superar las
expectativas de los secuestros de sus antecesores.
Es el viernes 4 de mayo, están por dar las siete de la noche y el auto que
arriba a la esquina de Managua y Colomos es interceptado por tres vehículos,
de los cuales descienden hombres armados y se llevan con ellos al cónsul de
los Estados Unidos en Guadalajara: Terrance George Leonhardy. A los pocos
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245
La consigna del diente por diente, ojo por ojo, no podría ser de mejor
manera aplicada por el Estado mexicano, si los asesinatos de Garza Sada en
Monterrey y de Aranguren en Guadalajara habían sido dos afrentas irreparables
para los empresarios del país, y éstos habían culpado a Echeverría de enclen-
que ante la actividad de la guerrilla, había llegado el momento de saciar la sed
de venganza, de demostrarles a los hombres del dinero de lo que era capaz el
gobierno, es así como el sábado 2 de febrero en un cruce de la colonia Álamo,
en la ciudad de Guadalajara, a pocas cuadras de la familia Aranguren, yace
un cuerpo sin vida y con grandes señas de tortura, al mismo tiempo pero a
varios kilómetros de ahí, en la ciudad de Monterrey, otro cuerpo se ubica con
las mismas características en un terreno baldío, cercano a la residencia de los
Garza Sada, en la colonia Fuentes del Valle, ambos son una ofrenda para los
empresarios ejecutados en los secuestros.
El arribo de 1974 trae como consecuencia el desgranamiento de aquel
grupo que no había dado de que hablar, las fln, debido a que su estrategia
era contraria a los actos de expropiación, secuestros o cualquier actividad que
les pudiera acarrear la sentencia de delincuentes, a pesar de ello, varios de los
integrantes fundadores desde julio de 1971 han ingresado a las fichas de la
dfs, por lo que de alguna manera se les ha estado buscando. Con la caída de
la casa de seguridad en Monterrey el 13 de febrero, se despliega un operativo
policíaco militar sin precedente alguno para el siguiente día, con la toma de la
llamada Casa Grande en la población de Nepantla, Estado de México, donde
se produce un inusitado asalto militar con saldo de 5 guerrilleros muertos,
más dos detenidos, para llegar a un total de 21 detenidos y torturados de dicha
organización, de ambos sexos.
La caída de la Casa Grande lleva las pesquisas hasta el estado de Chiapas,
donde la organización cuenta con un asentamiento guerrillero, el operativo
militar denominado “Diamante” lleva a la persecución de los seis miembros de
las fln, hasta lograr la captura y posterior desaparición de tres de ellos y alcan-
zar la muerte de otros tres, donde destaca el número uno de la organización, el
famoso “Hermano Pedro”, Cesar Yáñez.
Dicha organización será el germen de la guerrilla que dos décadas después
aparecerá en el escenario revolucionario bajo las siglas del ezln, y coloque de
nueva cuenta en la conciencia nacional la existencia de grupos armados con
tintes ideológicos, políticos y sociales, agregándose en este caso al indígena
como motivo de lucha.
Las aristas de la historia llegan al límite, un auto transita pasada la media
noche del jueves 25 de abril por las calles de Tlalnepantla, Estado de México,
sabe que le quedan unas cuantas cuadras para llegar a su casa de seguridad,
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El legado de Madera.
* Hugo Esteve Díaz es licenciado en Derecho, con especialidades en Ciencia Política y Desarrollo
Humano. Es investigador, analista y autor de Las Corrientes sindicales en México (1992). Los
nuevos movimientos sociales. Un reto para la modernización (1994); Las armas de la utopía.
La tercera ola de los movimientos guerrilleros en México (1996); y Amargo lugar sin nombre.
Crónica del movimiento armado socialista en México 1960-1990 (2013).
251
ción. Así, el intento de asalto al cuartel de Madera, que bien podría considerarse
como un fracaso en el terreno militar, en el político ha venido a constituir no
sólo un éxito en el sentido de que intentó evidenciar las condiciones de injusticia,
sino que además constituyó el modelo ejemplar a seguir por un amplio sector
de combatientes que a partir de entonces optaron por la vía armada como la
última y única alternativa para instaurar un sistema socialista en nuestro país.
Del grupo de sobrevivientes del asalto a Madera surgió una nueva orga-
nización que en sus inicios se denominó Grupo Popular Guerrillero “Arturo
Gámiz”. Al frente de éste estaba Oscar González Eguiarte y lo acompañaban
aquellos que experimentaron en carne propia el intento de hacer de Madera un
nuevo Moncada, como Antonio Gaytán, Arturo Barboa Estrada y Guadalupe
Escobel Gaytán.
La lucha de Oscar fue igualmente corta, como la mayoría de los dirigentes
de los movimientos armados. A finales de 1967 subió a la sierra de Chihuahua
y en unos cuantos meses ajustició al terrateniente Ramón Molina, dinamitó un
aserradero en Tomochic, tomó un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana y
coordinó desde “arriba” los movimientos de masas entre los grupos populares y
estudiantiles, en los que ya figuraba desde entonces Diego Lucero Martínez. No
obstante, sus esfuerzos fueron vanos por construir una base de apoyo entre las
comunidades campesinas e indígenas de la región, quienes por no conocerlo ni
a él ni a su lucha no sólo no lo ayudaron sino que finalmente acabaron denun-
ciándolo. Oscar cayó preso y herido junto con el resto de sus compañeros el 9
de septiembre de 1968 en Tesopaco, Sonora, después de un enfrentamiento con
el Ejército, quien según algunas versiones fue fusilado por órdenes que llegaron
desde la capital del país. En escaramuzas anteriores perdieron la vida dos de sus
elementos, entre ellos un joven de apenas 17 años llamado Carlos Armendáriz
Ponce (Diego), el único miliciano que murió en combate, además del segundo
en la jerarquía del grupo armado, José Luis Guzmán Villa.
El objetivo táctico de Oscar era construir una ruta de enlace entre las
sierras de Chihuahua y Sonora a fin de crear un corredor estratégico con una
base de apoyo campesino que facilitara la operación de la guerrilla y bloqueara
el paso al enemigo. Por eso sus operaciones se dirigían hacia los valles de Sonora
a través del poblado de Quiriego, lo que además serviría como vía de escape.
Con esos antecedentes la guerrilla rural no parecía tener muchas alter-
nativas de desarrollo, todavía después de Oscar González siguieron en píe de
lucha un reducido grupo de sobrevivientes que de Chihuahua se movieron
hacia Vicam, en Sonora, y establecieron un nuevo foco guerrillero; este grupo
estaba dirigido por Raúl Duarte junto con Enrique Ángeles y Jorge Villa, que
habían pertenecido al grupo de Oscar, quienes se dieron a la tarea de sembrar
252
las semillas de un nuevo movimiento social y armado que en poco tiempo fue
retomado por nuevos dirigentes, en especial por los hermanos Eleazar y Manuel
Gámez Rascón, cuya influencia en el Valle del Yaqui fue muy importante para
la fundación del nuevo movimiento.
Este aspecto es muy significativo dado que en su proceso de estructuración
de la Liga Comunista 23 de Septiembre, ésta intentó en distintos momentos y
lugares establecer diferentes focos guerrilleros en las zonas rurales; sin consi-
derar, desde luego, su fallido intento por hegemonizar al Partido de los Pobres,
en el estado de Guerrero.
Un proyecto muy importante —como veremos más adelante— en ese
sentido fue el denominado Cuadrilátero de Oro, el que en un principio estuvo
dirigido por Manuel Gámez y más tarde fue encabezado por Leopoldo Angulo
Luken, el General, en su carácter de jefe militar. Casi en paralelo se desarro-
lló otro intento en el estado de Oaxaca a través de la Brigada Revolucionaria
Emiliano Zapata (brez), dirigida en sus inicios por Samuel. Mientras que en el
estado de Guerrero el intento de cooptar a Lucio Cabañas y atraerlo hacia la Liga
concluyó en un estrepitoso fracaso que culminó con la formación de la Brigada
“Genaro Vázquez”, cuyos resultados se quedaron muy lejos de las expectativas.
De manera que luego de la expulsión de los miembros de la Liga que se
encontraban en las filas de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, su direc-
ción determinó la formación de un foco que operó de manera independiente
en la sierra de Guerrero, su centro de operaciones se ubicó en la región de
Petatlán hasta la Costa Grande. En su fase inicial la Brigada “Genaro Vázquez”
estuvo dirigida por el propio Sam y cuando éste es trasladado a Oaxaca para
dirigir las operaciones de la brez, el mando recayó en Paulino Peña Peña (Ra-
món) y Tomás Lizárraga Tirado (el temido Tom de Analco). Al tiempo, ante a
la inoperancia y los fracasos en este frente, la Liga decidió retirar al Tom de la
zona y enviarlo a reforzar el mando del Sam en Oaxaca, mientas que Ramón es
destituido del mando de la Brigada y poco después fue deslindado hasta que
se decretó su expulsión.
Desde finales de 1967 los restos tanto del grupo de Arturo Gámiz como de la
columna que encabezaba Oscar González Eguiarte, habían logrado influir al
interior de las organizaciones campesinas del Valle del Yaqui y al frente de esta
organización destacaba el liderazgo de Eleazar Gámez Rascón, quien al mismo
tiempo había logrado crear un frente ciudadano en contra del candidato a
253
254
además de estar atravesando por una confusión ideológica que se debatió entre
el estalinismo más recalcitrante y el idealismo guevarista, entonces en tan boga.
Por otra parte, existía el antecedente de que Oscar González Eguiarte
había estudiado en la unam y por ello tenían en la Ciudad de México algunos
contactos, como en el caso de Salvador Gaytán, uno de los sobrevivientes del
asalto al cuartel de Madera y que por entonces vivía en el Distrito Federal. Fue
a través del propio Salvador como Eleazar y Manuel entraron en contacto hacia
finales de 1970 con Fabricio Gómez Souza, principal dirigente del Movimiento
de Acción Revolucionaria (mar).
Fruto de esa relación, el mar acordó el envío de un comando de exploración
al mando del M-23 como el intento de reinstalación de una columna guerrillera
en la sierra de Sonora; cuya pretensión era que lograra coordinarse con la otra
columna que los marinos previamente habían enviado por esas mismas fechas
a la sierra de Chihuahua.
Otra relación muy importante fue la establecida desde finales de los años
sesenta con un sector del estudiantado en la Universidad de Guadalajara, en
donde Manuel Gámez y Rodolfo García —dos de los principales dirigentes del
M-23- habían estudiado, logrando desde entonces la incorporación al movi-
miento de varios jóvenes, sobre todo procedentes de Sonora y Sinaloa, y que
desde un par de años atrás se habían logrado instalar en la Casa de Estudiantes
de la Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente (feso).
De ahí que no resulte extraño el que, cuando se llevó a cabo el asalto al
edificio de la feso el 23 de septiembre de 1970, varios de esos estudiantes faci-
litaron el operativo desde el interior mismo del inmueble. Además, y como es
conocido, esa fecha marcó el nacimiento de Frente Estudiantil Revolucionario
(fer) y el inicio de sus actividades, cuyo eje central fue el enfrentamiento frontal
en contra de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (feg) a la que intentó
disputarle —a sangre y fuego— la hegemonía que había logrado establecer a
través de un esquema abiertamente gansteril.
Para entonces uno de los principales representantes del M-23 en Gua-
dalajara era Fernando Salinas Mora (Richard), originario también de Sonora,
quien destacó por su incansable y muy efectiva capacidad operativa; a él se
debió no sólo el éxito en la articulación de las células al interior del feso, sino
que además jugará un papel muy importante en el proceso de incorporación
del fer a la Organización Partidaria, primero, y más tarde en la fundación de
la Liga Comunista 23 de Septiembre, precisamente en la ciudad de Guadalajara
en marzo de 1973.
En el accionar no sólo de la Liga, sino en la vorágine en la que se dio el
surgimiento de las otras dos expresiones armadas que se derivaron del fer
255
256
La Organización Partidaria
1
Para el caso véase: “La Liga y Lucio Cabañas” en Hugo Esteve Díaz. (2013). Amargo lugar sin
nombre. Crónica del movimiento armado socialista en México (1960-1990). Guadalajara: Taller
Editorial La Casa el Mago.
257
dirigía desde Ciudad Obregón los comités clandestinos que operaban entre
la comunidad de los Valles. El propósito de esas exploraciones tenían como
objetivo principal mapear las zonas sobre las que se ubicarían los nuevos focos
que operarían en los linderos que iban desde Vícam hasta la parte superior de
la sierra de Sonora y cubriendo también la serranía de Chihuahua, en conexión
con Sinaloa y Durango, estados que comprendían la zona denominada como
el Cuadrilátero de Oro.
Después de un trabajo poco fructífero de “exploración” Fermín bajó de
la sierra y llegó a Obregón, donde entró en conflicto con Andrés. Allá Julio lo
convenció de trasladarse a Sinaloa para apoyar la conducción del movimiento
de insurgencia que venía en ascenso, a lo que aquel accedió previo acuerdo
con Oseas.2
Fue hasta varios meses después cuando aquel píe de guerrilla rural logró
asentarse nuevamente en la zona, lo que fue el origen del Comité Político-Militar
“Arturo Gámiz” que en un principio quedó bajo el mando don Arturo Barboa
(El León de la Sierra), como un nuevo intento por darle continuidad a la lucha
iniciada por quienes osaron tomar por asalto el cuartel militar de Ciudad Ma-
dera en 1965, así como a la gesta encabezada por la columna de Oscar González
Eguiarte en 1968. También, de algún modo, era una forma de honrar y vengar
a los caídos. Así, una vez concretado el deslinde definitivo de Lucio Cabañas
con la Partidaria se decidió la consolidación del núcleo guerrillero que se venía
desarrollando en el norte del país, cuyas bases iniciales eran los contingentes
campesinos dirigidos anteriormente por el Movimiento 23 de Septiembre,
principalmente en la parte baja de la sierra de Sonora, lo que denominaban la
“subsierra”, hasta los linderos de los valles, particularmente en la zona formada
por los municipios de Quiriego, San Rafael de Urivo, Chínipas, Urique, Mori,
Témoris y Loreto, hasta alcanzar la parte alta de la sierra de Chihuahua, región
en la que actuaba el Comité Político-Militar “Oscar González Eguiarte”, al mando
de Carlos Ceballos Loya (Julián) y Miguel Topete Díaz (Navor).
Allá fue enviado como principal responsable de todos los focos guerri-
lleros y como representante de la Coordinadora Nacional de la Liga el General
Leopoldo Angulo Luken (Melchor), luego de haber pasado junto con Fermín
una temporada en el infierno de las calles de Culiacán, que entonces ardían
víctimas de la “enfermedad”.
Desde la fundación de la Liga el General defendió la propuesta de formar
un foco guerrillero en la zona baja de la sierra de Sonora, en el municipio de
2
Hirales Morán, Gustavo. (1996). Memoria de la Guerra de los Justos. México: Editorial Cal y
Arena.
258
3
Para el caso véase: Topete Díaz, Miguel. (2009). Los ojos de la noche. Guadalajara: Taller Edi-
torial La Casa del Mago; y José Luis Alonso Vargas. (2006). La Historia por Siete Guerrilleros
mexicalenses. s.e. Obra inédita.
259
4
Para el caso véase: Pineda Ochoa, Fernando. (2003). En las profundidades del mar. El oro no
llegó de Moscú. México: Plaza & Valdés Editores.
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262
263
264
265
266
5
Payán, Víctor y M. Campos Díaz y Sánchez. Consigna la Procuraduría a Veinte “Guerrilleros”
entrenados en Corea. Periódico Excélsior. México 16 de marzo.
267
6
Barron, John. (1976). Conjura para destruir México. En kgb. La labor clandestina de los agentes
secretos soviéticos. México: Editorial Diana.
268
269
Entre los nuevos dirigentes que asumieron el mando del movimiento estaban:
Leonardo Mendoza Sosa (Sergio), José Luis Guerrero Moreno (Andrés), Octavio
Márquez Vázquez (César), Wenceslao José García (Samuel), José Luis Martínez
Pérez (Néstor), Armado Gaytán Saldivar (Oscar) y Marta Maldonado Zepeda
(Lázara).
A partir de entonces y con un nuevo enfoque se reforzaron los contactos
que tenían en la sierra de Chihuahua y Sonora con el Movimiento 23 de Sep-
tiembre (M-23). El principal contacto de los marinos era Javier Gaytán Saldivar
(Jacobo) quien había participado en los Encuentros de la Sierra en 1963 al lado
de Arturo Gámiz; posteriormente, hacia finales de 1968 se había integrado al
Movimiento 23 de Septiembre y en 1970 se había pasado a las filas del mar.
Su hermano Armando (Oscar) formaba parte del tercer contingente que había
viajado a Corea del Norte y luego de la caída de la plana mayor del movimiento
había pasado a un puesto de dirección, por lo que a través de Jacobo y Oscar se
reiniciaron los contactos con los dirigentes del M-23.
Los acercamientos se iniciaron desde enero de 1971, pero con las primeras
caídas se tuvo la necesidad de suspender temporalmente las negociaciones con
vías a discutir la probable fusión entre ambas agrupaciones; estaba programada
una reunión en Acapulco los primeros días de febrero de ese año pero al tener
noticia de las caídas de Jalapa se canceló la mencionada reunión hasta nuevo
aviso.
Tuvieron que pasar casi seis meses para que por fin se retomara el proyecto
y se concretara el tan anhelado esfuerzo; de esa manera, en el mes de junio de
aquel año, finalmente se concretó la unificación entre ambas organizaciones
guerrilleras dando origen a lo que denominaron Movimiento de Acción Revo-
lucionaria 23 de Septiembre (mar-23).
En este proceso la Dirección Nacional quedó conformada por nueve
elementos: los seis ya en funciones del mar: Sergio, Andrés, Samuel, Néstor,
Oscar, Lázara y César; además por parte del M-23 sus tres principales jefes:
los hermanos Manuel (Julio) y Eleazar (Andrés) Gámez Rascón, más Rodolfo
Gómez García (El Viejito o Matusalén).
Por esas mismas fechas se decidió formalizar los contactos con la Brigada
Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres que desde hacía más de
cuatro años Lucio Cabañas mantenía levantada en armas en la sierra de Guerrero.
Después de la caída de Víctor la dirección nombró a Sam como responsa-
ble del reclutamiento de los nuevos cuadros por lo que éste se dio a la tarea de
recorrer varios lugares del país buscando nuevos adeptos y establecer contactos
270
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s.a (16 de febrero de 1972) Caen cuatro jefes del mar entrenados en Corea. Periódico Últimas
7
272
273
futura unificación. Este sector lo encabezó José Luis Martínez Pérez (Néstor),
quien constituyó un nuevo comité directivo del que formaron parte: Horacio
Arroyo Souza (Palafox), Alejandro Peñaloza García (Elías), Ramón Cardona
Medel (Antonio), Armando Gaytán Saldivar (Oscar), José Antonio Castillo Vi-
loria (Marcos), Elín Santiago Muñoz (Martín), y el legendario César quien junto
con Néstor ocupó el mando del mar, hasta su desaparición definitiva en 1979.
Para el mes de agosto de 1973 ya habían salido prácticamente la tota-
lidad de los militantes urbanos de la sierra de Guerrero, la mayoría de ellos
acabaron integrándose a los distintos frentes que la recién fundada Liga les
indicó. Por esas mismas fechas los dirigentes del mar, actuando ya de manera
independiente, determinaron que con el fin de mantener un frente guerrillero
en la zona rural algunos de los que participaron en la Brigada Campesina de
Ajusticiamiento se trasladaron a la Huasteca hidalguense; allá enviaron a Pa-
lafox al mando de una pequeña columna que inició las tareas de exploración
y empezó por establecer contactos entre los grupos de base, en donde Fabián
había desarrollado un trabajo previo, por lo que éste fue designado como el
responsable militar de la avanzada, mientras que Palafox fue nombrado como
“comisario político”.
Además de Fabián y Palafox la columna la integraron: Remigio, un profesor
rural con una importante influencia en la región, Teodoro que era el que mejor
conocía la sierra y ejercía las funciones de guía; Darío quien fungió como enlace
con el mando y Miguel Ángel, el médico de la columna; este fue el equipo básico
cuya labor fue determinante en la configuración y desarrollo de la guerrilla en
aquella franja de la Huasteca.
Con el tiempo se incorporaron otros elementos hasta integrar un frente de
quince insurgentes compuesto de doce hombres y tres mujeres; se formaron co-
misiones para la ejecución de las faenas propias de la guerrilla y se fortalecieron
los contactos con las comunidades. Todo pareció marchar de la mejor manera
hasta que se presentó la expulsión de uno de los elementos de la columna, con
quien parece se marchó también la buena surte.
En los primeros días del mes de octubre de ese año la policía tomó por
asalto una casa de seguridad que el mar tenía en la Colonia Rubén Jaramillo,
en el estado de Morelos, en ese lugar detuvieron a varios guerrilleros, entre los
que podría estar Luis. Por tal motivo, y como medida de seguridad se determinó
el abandono de las demás casas de seguridad, como la que tenían en un barrio
popular del Distrito Federal, casa en la que más tarde también fueron detenidos
por la policía algunos de sus cuadros, entre ellos Braulio, precisamente en el
momento que realizaban la mudanza luego de ser advertidos sobre la caída de
los de la colonia Jaramillo.
274
Braulio fue llevado a los separos de la dfs y ahí confundido con su hermano
Luis. En los separos le mostraron una foto de su hermano al lado nada menos
que de otro líder guerrillero en la zona de Morelos al que conocían como El
Güero Medrano. Frente a la presión y la tortura Braulio terminó por confesar su
verdadera identidad y señaló al único de los dirigentes que él conocía, a Marcos,
quien era miembro de la dirección del mar y del que bajo su responsabilidad se
encontraba la coordinación con otras organizaciones. En poco tiempo Marcos
también fue detenido y presa del pánico a la segunda bofetada delató de la ma-
nera más humillante a todos los dirigentes, las bases de operación y los planes
de acción, además del foco guerrillero instalado en la Huasteca; el resultado:
26 personas detenidas y varios muertos más. Ésta fue la caída más importante
desde aquel fatídico 16 de marzo de 1971.
Entre algunos de los detenidos del 26 de octubre de 1973 podemos men-
cionar al propio José Antonio Castillo Viloria (Marcos), Minerva Armendáriz
Ponce, René Arredondo Silva, José Luis Chagoya Remigio (Marcial), Juan Bosco
García de León, José Luis González Carrillo (Salomón), Saúl López de la Torre
(Fox), Alma Gómez Caballero y Herminia Gómez Carrasco —la hija y sobrina,
respectivamente, del doctor Pablo Gómez— entre algunos más.
En el interrogatorio Marcos reveló el lugar a donde regularmente llegaban
los enlaces del destacamento hidalguense cuando viajaban a la capital del país; se
trataba la casa de los hermanos Jaime, Ezequiel y Noé González. De inmediato
la policía tomó el lugar, los mantienen varios días como rehenes en su propia
casa y esperan hasta que finalmente se presentan en el domicilio Laura y Mauro,
quienes desconociendo las circunstancias caen con facilidad en la trampa. De
ahí se desencadenó todo: Mauro “avienta” a Darío y éste a su vez se ve obligado
a ubicar la zona en donde se tenía instalado el campamento guerrillero.
No obstante, la información que proporcionó Darío no fue suficiente como
para ubicar el lugar preciso del mencionado campamento, además de que por
otros medios Fabián se enteró de la detención de sus demás compañeros. En
consecuencia se extendió un cerco militar que duró casi diez meses hasta que
finalmente fue ubicada y envuelta la columna insurgente. En cuestión de días se
montó un cerco que los obligó a replegarse en un sitio del que ya difícilmente
podrían salir; entonces, tratando de romper el cerco decidieron abrir una salida
dividiendo al grupo: un comando de cinco elementos encabezado por Fabián
provocó al enemigo obligándolo a seguirlos, mientras que Palafox y el resto de
la columna aprovecharon el momento para buscar una salida e intentar huir.
La táctica no resultó, el Ejército adivinó la jugada y sólo envió un pequeño
pelotón tras el grupo de Fabián, mismos que contando con mejor suerte final-
mente lograron sobrevivir a la emboscada; mientras que el grueso del destaca-
275
mento militar prosiguió en el cerco y estrangulando todas las salidas cayó sobre
el grupo guerrillero cerca de la mina conocida como El Chico.
Lo que pasó ahí después hasta la fecha no está muy claro, algunos creen
que Palafox al verse vencido se rindió, que fueron detenidos y luego traslada-
dos al Cuartel Militar de Pachuca; otros aseguran —como Fabián— que por
el contrario, que resistieron el combate hasta el final y que los sobrevivientes
fueron ahí mismo fusilados. Como sea que hayan sido las cosas lo único cierto
es que ni Horacio Arroyo Souza (Palafox), ni Ana Luz y Sara Mendoza Sosa
(hermanas de uno de los fundadores del mar), ni Juan, ni Teodoro, ni Darío,
o su esposa y sus dos hijos, ni ninguno otro de los combatientes del El Chico
volvieron a aparecer después de aquellos días del mes de agosto de 1974. Mien-
tras tanto, en los medios se anunció a la opinión pública de un enfrentamiento
entre campesinos en la zona de la huasteca hidalguense.
A raíz de estos acontecimientos el mar entró en una nueva etapa de reflujo,
varios de sus miembros buscaron el cobijo de la Liga y emprendieron algunas
acciones a nombre de ésta dentro de la Brigada Roja que operaba principalmente
en el Distrito Federal; mientras que algunos de sus cuadros intimidados por la
represión optaron por el retiro con lo que se presentaron varias deserciones; en
tanto, lo que restaba de la dirección del movimiento fijó la línea de establecer
un receso y emprender el trabajo de masas, lográndose vincular principalmente
con la disidencia del sector magisterial y en algunas agrupaciones populares y
campesinas.
Hacia finales de 1974 una noticia estremeció las estructuras del movimiento
armado en su conjunto: La muerte de Lucio Cabañas. Su caída vino a representar
no sólo la completa desarticulación de la Brigada Campesina de Ajusticiamien-
to sino la práctica desaparición del único frente guerrillero rural de auténtica
consideración.
El Partido de los Pobres se había constituido como el brazo político de
masas a nivel nacional y estaba dirigido por Lucio desde la Brigada Campesina
de Ajusticiamiento; en su seno existían agrupaciones que no necesariamente
participaban en la lucha armada y por lo mismo contaban con una mayor pre-
sencia dentro de las bases populares y campesinas. Esta característica permitió
que luego de eliminada la bca el partido lograra sobrevivir, aunque a partir
de entonces se sumergió completamente en la clandestinidad, lo que explica
su posterior permanencia todavía por un periodo más o menos considerable.
276
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Guillermo López, Limón Alberto. (s/f). Siempre presente compañero: José Luis Martínez Pérez.
8
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cilio con Elías y con ellos fue su hermana Teresa, que está embarazada, lo que
de momento los puso a salvo.
Pasados los nueve meses de embarazo Teresa decidió visitar la casa de
sus padres para presentarles a su primogénito. No es cuestión de suerte —sino
de persistencia— el hecho de que en ese momento fuera aprehendida por la
policía. Sin embargo, a ella no es a la que estaba esperando, pero sirve muy
bien para localizar a Elías luego de que les proporcionó la dirección en donde
éste se encontraba.
Lo que siguió fue la consecuencia lógica de los hechos. Después de cuatro
días de tortura Elías finalmente reveló a la policía sobre una reunión de la Di-
rección Nacional del mar que debió realizarse tres días después de su detención,
es decir, que habla sólo después del tiempo suficiente como para que sus com-
pañeros se hubieran percatado de su desaparición. Tras lo anterior fue obligado
a llevar a los judiciales hasta la ciudad de Torreón, Coahuila, esperando que
sus compañeros luego de ser advertidos sobre su probable detención hubieran
abandonado la casa de seguridad, pero no fue así. Allá fueron detenidos dos
miembros de la dirección guerrillera: Armado Gaytán Saldívar (Oscar) y Elda
Nevarez Flores (Hilda) además de Berta Alicia López García (Licha), Humberto
Zazueta Aguilar (Jesús) y Lorena, la hermana de éste último. Era el 9 de abril
de 1979.
El instinto llevó a la policía hasta el lugar en donde los dirigentes debían
haberse reunido apenas unos días antes esperando la posibilidad de que alguien
hubiera regresado… y así sucedió. Nunca se sabrá si por desconocer el paradero
de sus compañeros o por un exceso de confianza Néstor y Martín regresaron a la
casa de seguridad en donde ya se encontraba apostada la policía. Al darse cuenta
de su presencia intentaron escapar a punta de pistola pero el factor sorpresa, la
superioridad numérica y la capacidad de fuego no les permitió ninguna posi-
bilidad alguna de escaparse y ambos murieron acribillados en ese mismo lugar.
Néstor y Martín venían de Tulpetlac, en el Estado de México, en donde
habían participado en una reunión de coordinación del movimiento democrá-
tico del magisterio del Valle de México, en el que empezaban a destacar Juan
Carlos Mendoza Galoz y Misael Núñez Acosta —el primero detenido y luego
desaparecido por la dfs a finales de 1981 y el segundo asesinado poco tiempo
después por unos desconocidos sin que a la fecha se haya podido esclarecer su
homicidio— lo que podría explicar su aparente desconocimiento de los hechos
y que al perder contacto acudieran con el único enlace que tenían con el resto
de la dirección.
El proceso de desmantelamiento de la organización guerrillera prosiguió en
Morelia, Michoacán, en donde detuvieron a Laura Gaytán Saldivar, la segunda
280
Referencias
Alonso Vargas, José Luis. (2006). La Historia por Siete Guerrilleros mexicalenses. s.e.
Obra inédita.
Barron John. (1976). Conjura para destruir México. en kgb. La labor clandestina de los
agentes secretos soviéticos. México: Editorial Diana.
Esteve Díaz, Hugo. (2013). Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado
socialista en México (1960-1990). Guadalajara: Taller Editorial La Casa el Mago.
Hirales Morán, Gustavo. (1996). Memoria de la Guerra de los Justos. México: Editorial
Cal y Arena.
López Limón Alberto G. s/f. “Siempre presente compañero: José Luis Martínez Pérez”.
Texto.
Pineda Ochoa, Fernando. (2003). En las profundidades del mar. El oro no llegó de Moscú.
México: Plaza & Valdés Editores.
Topete Díaz, Miguel. (2009). Los ojos de la noche. Guadalajara: Taller Editorial La
Casa del Mago.
281
Prensa
282
Introducción
Antecedentes
283
Chihuahua. Sus principales dirigentes fueron Diego Lucero Martínez, José Luis Pallares y
Marco Antonio Pizarro Chávez, los cuales, habían sido activistas estudiantiles de las nor-
males rurales de la Federación de Estudiantes y Campesinos Socialistas de México (fecsm),
formando parte de una red urbana constituida por los jefes guerrilleros chihuahuenses
Arturo Gámiz García y Oscar González E. En 1967, Diego se convirtió en el principal
dirigente de la escuela de Ingeniería de Chihuahua; colaboró activamente con el gpgag,
participó activamente en el movimiento estudiantil de 1968. Lucero y Leopoldo Angulo
L. organizaron, a mediados de la década de los setenta varios grupos de estudio en el d.f.,
Chihuahua y Oaxaca.
3
Su origen estuvo integrado por dos corrientes: las juventudes del espartaquismo (y activistas
del movimiento del 68 provenientes de Chihuahua), constituido por estudiantes de la unam,
ipn y de trabajadores de los sectores de transporte —ferrocarriles y tranviarios-, correos y
electricistas. Grupo surgido del activismo estudiantil de 1968, nutriéndose de los Comités de
lucha del ipn, la unam y otras Escuelas Superiores sus centros de operación estuvieron en
Ciudad Juárez, Chihuahua y el Distrito Federal, dirigidos por: Carlos salcedo García y Miguel
Domínguez Rodríguez.
4
Ramos Zavala, Raúl (2003). El tiempo que nos tocó vivir. México: Huasipungo. p. 55
5
Salcedo García, Carlos (2013). La luz que no se acaba, Grupo Guerrillero Lacandones. México:
Inédito. p. 69
6
Gámiz García, Arturo (1965). Quinta resolución, II Encuentro de la sierra “Eraclio Bernal.
México: Ediciones Línea Revolucionaria. en: http://www.madera1965.com.mx.
7
Diego y Raúl no vieron la culminación de su obra, el primero fue asesinado el 15 de enero de
1972 y Raúl murió a la edad de 24 años en un enfrentamiento el 6 de febrero de 1972, en la
Ciudad de México. Cuatro días antes el Ejército asesinó en la carretera México-Michoacán,
el 2 de febrero, al profesor Genaro Vázquez Rojas, dirigente de la acnr. En el transcurso de
13 días el movimiento armado perdió a tres de sus dirigentes. En una interpretación más
amplia, podemos extender este periodo hasta marzo de 1973, cuando organizaciones como
Lacandones, les detuvieron al grueso de militantes en tres ocasiones, casi desmantelando a
esta organización.
284
8
Moreno Borbolla, José Luis. (2004). “Los orígenes del Movimiento Armado Socialista en
México”, Revista Filo y Causas. No. 3. (octubre de 2004 México). p 41
9
Rangel Hernández, Lucio. (2011). “La Liga Comunista 23 de Septiembre 1973-1981”, tesis de
doctorado. Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. p. 113
10
Los documentos llevaban el nombre en memoria al asalto al Cuartel Madera en Chihuahua,
acción desarrollada el 23 de septiembre de 1965 por el Grupo Popular Guerrillero.
11
Entrevista realizada a Gustavo Hirales Moran, por José Luis Moreno Borbolla. 04 de julio de
2013.
12
Entrevista realizada a Carlos Salcedo García, por José Luis Moreno Borbolla. 07 septiembre
de 2013.
285
la tarea central del proletariado no puede ser otra cosa que la destrucción del
Estado burgués y la consolidación de la dictadura del Proletariado. Esta tarea
adquiere el carácter de una tarea estratégica, sobre todo porque las mismas con-
diciones de lucha hacen que cada vez más el objetivo inmediato sea realizable solo
como resultado de una guerra de carácter prolongado. Lenin había comentado
al respecto: “Es completamente natural e inevitable que la insurrección revista
las formas más altas y complicadas de una larga guerra civil, extensiva a todo el
país, es decir, de una lucha armada entre dos partes del pueblo.16
13
V.I. Lenin, “El programa militar de la revolución proletaria”, p.7, en www.marxists.org/espanol/
lenin/1910s/1916milhtm
14
Consejo de Redacción. (1978). “El truco continua”. “Nuevos partidos obtienen su registro”,
Periódico Madera No.37. (Editorial Brigada Roja, Junio de 1978).
15
Ver también Rangel Hernández, Lucio. (2011). Op.Cit.
16
Salas Obregón, Ignacio Arturo. (2003). Cuestiones Fundamentales del Movmiento Revoluciario.
México: Huasipungo/Tierra Roja. p. 24
286
La lucha sindical
El 68 y el movimiento estudiantil
Salas Obregón calificó el movimiento del 68 como una “gran huelga política”,
en donde a su desarrollo aparecieron formas auxiliares de lucha como: el com-
bate callejero, el mitin relámpago y la huelga económica. Esta huelga, según
17
Consejo de Redacción. (1975). Editorial, Periódico Madera, No. 8. (Editorial Brigada Roja,
enero de 1975).
18
Autoría colectiva (1972). Madera 1. (Mayo de 1972). P. 19, http://members.fortunecity.com/
liga23/madera1.htm
19
Consejo de Editorial. (1976). “¿Por qué los obreros no deben organizarse en sindicatos?”
Periódico Madera, No. 21. (Editorial Brigada Roja, abril de 1976).
20
Rangel. (2011) Op.Cit. p. 135.
287
Universidad Fábrica
21
Salas. (1973). Op.Cit. pp. 24-59
22
Ibíd. P. 68
23
Ibíd. p. 137
24
También está el documento elaborado por José Ignacio Olivares Torres, que contiene las tesis
de la Universidad-fábrica, pero es de una elaboración teórica más elevada. Consultar, archivo
particular del cihmsac.
25
“Documento de la Universidad de Sinaloa”, en Tecla Jiménez, Alfredo. (1976). Universidad,
burguesía y proletariado. México: Ediciones de Cultura Popular. pp. 183-194.
288
La estrategia y la táctica
26
Ibíd.
27
Ibíd.
28
Salas. (1973). Op.Cit. p. 66
29
Ibíd. p. 147
30
Consejo de Redacción. (1974). “Organicemos un verdadero periódico revolucionario”, Perió-
dico Madera, No. 4. (Editorial Brigada Roja, mayo de 1974).
289
Puestas así las cosas, la lucha era frontal contra el sistema capitalista y todo lo
que la desviara era catalogado como oportunismo; pasando por la negación
del papel que los sindicatos jugaban en la lucha de clases, estos son sustituidos
por los comités.
Los comités de lucha aparecen desde el período actual, como verdaderos embrio-
nes del Ejército Revolucionario. La organización de los elementos avanzados de
la clase en la medida en que las tareas que impone el desarrollo del movimiento
lo hacen indispensable, no pueden ser sino una organización político-militar.
Los comités de lucha.31
31
Salas. (1973). Op.Cit. p.74.
290
En las reuniones periódicas del Buró Político se consideró necesario realizar una
segunda reunión, que en realidad era la primera, de la Coordinadora Nacional.
Ésta se celebró en julio de 1973, nuevamente en la ciudad de Guadalajara; se
revisó y evaluaron las actividades desarrolladas por los Comités Zonales en
donde surgen opiniones encontradas en relación a la importancia y el peso que
tenían en el proceso revolucionario los sectores sociales.
32
Los representantes de Los Lacandones (Gabriel Domínguez Rodríguez, David Jiménez
Sarmiento y José Alfonso Rojas Díaz) y de Los Macías (Salvador Corral García y Edmundo
Medina Flores) no estuvieron presentes en la reunión fundacional. Ellos se reunieron con
Salas Obregón aproximadamente quince días después para sumarse formalmente a la Liga
Comunista 23 de Septiembre. Declaración de Ignacio Arturo Salas Obregón, 6 de mayo de
1974, agn, dfs Exp. 11-235- 74 L 11 foja 290. Y Declaración Gustavo Hirales Morán, agn, dfs
Exp. 11-235-73 L1 fojas 1-10. Salcedo García, Carlos. Op.Cit. p.31. Otros autores mencionan:
al Comité Político-Militar “Arturo Gámiz“, al Grupo Comunista de Chihuahua, La Brigada
Revolucionaria Emiliano Zapata, como Laguna Berber, Mauricio (s/f); Cronología de la Liga
Comunista 23de Septiembre. México: obra inédita. pp. 1-8. Sólo que existe una discrepancia,
la Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata se formó después de creada la Liga, por tal motivo
se tomó la información del libro de Salcedo.
33
Datos tomados de Pozzi Pablo, Claudio Pérez (eds). (2012). Por los caminos del Che, Las
guerrillas latinoamericanas 1959-1990. Buenos Aires: Ediciones Imago Mundi. p. 53-95.
291
A sólo cuatro meses de existir la Liga, las purgas se realizaron aislando o incluso
ajusticiando a miembros que se considerarían infiltrados o con “desviaciones
pequeño burguesas”, sobre todo después de los fracasos en los secuestros de
Garza Sada y Fernando Aranguren. Al interior de la organización, se hicieron
presentes las diferentes posiciones políticas y métodos de trabajo que cada
organización fundadora sostenía antes de la fusión, hecho inevitable, las cua-
les en vez de ser debatidas se trató de liquidar por métodos más militares que
partidarios, preludio de las futuras escisiones.
El Buró Político se reunió en agosto de 1973 en Guadalajara y llegó a los
siguientes acuerdos: ajusticiar al mayor número posible de miembros de la
policía y del ejército, no como venganza sino para minar la fuerza enemiga y
hacerse de armas; realización de actividades militares para apoyar el movimiento
de masas; recuperar u obtener armas; “expropiar” todos los recursos materiales
y monetarios necesarios para la lucha; y liberar miembros de la organización
que se encontraban presos en diferentes cárceles del país, para lo cual se planteó
el secuestro de personas importantes.35
En base a estas resoluciones se llevaron a cabo los secuestros de Eugenio
Garza Sada (17 de septiembre de 1973) y del Cónsul Anthony Duncan Williams
y del industrial Fernando Aranguren Castiello (10 de octubre de 1973), los
34
Consejo de Redacción. (1974). “Organicemos un verdadero periódico revolucionario”, Perió-
dico Madera, No. 3. (Editorial Brigada Roja, mayo de 1974). p. 6
35
Declaración de Ignacio Arturo Salas Obregón.
292
cuales dieron por resultado serios descalabros para la organización. Los medios
de comunicación se encargaron de realizar una vasta campaña contra ésta, los
empresarios exigieron mano dura por parte del Estado contra los “terroristas” y
se cerró la posibilidad de liberar a los guerrilleros presos por la vía del secuestro.
La respuesta del Estado fue contundente: “El gobierno y el pueblo de México
no pacta con criminales”36
36
Ver periódicos nacionales, declaración del Procurador General de la República, Pedro Ojeda
Paullada. 13 de octubre de 1973.
37
agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-74 L 11 F 290; agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235 L 46.
38
Entrevista realizada a Arturo Rivas Jiménez, por Cristina Tamariz. 19/05/2005.
39
Entrevista realizada a Gustavo Hirales Moran, por José Luis Moreno Borbolla, 04/07/2013.
293
294
femospp. Op. Cit. p. 232; y Alberto G. López Limón, Op.Cit. pp. 51-53.
40
295
La Comisión Nacional fue integrada por Salas Obregón, Luis Miguel Corral
García y José Luis Martínez Pérez. Es de notar que José Ángel García, Rodolfo
Gómez, Manuel Gámiz García fueron excluidos de la comisión, quedando sólo
aquellos que eran partidarios de las tesis de Salas Obregón.
Las expulsiones e incluso ejecuciones internas que recayeron sobre algunos
militantes acusados de infiltrados o de “oportunistas” provocaron inconformi-
dad en las filas de la Liga. Sin embargo, la mayoría se materializaron después
de la aprehensión y desaparición de Ignacio Salas el 26 de abril de 1974. Así se
inauguró un largo período de escisiones, rectificaciones y de reestructuración.
Es importante subrayar que esta fue la última reunión nacional antes de las
fracturas sufridas por la organización.
A comienzos de 1975 la Liga vivió un fuerte debate interno, causado entre
otros temas, por las críticas al creciente militarismo de la organización y el divor-
cio de ésta con los sectores sociales que pretendía organizar. Como consecuencia
la organización se fracturó en varios grupos. Quedó por un lado: la Fracción
Bolchevique encabezada por José Ángel García; la Vinculación Partidaria y la
Brigada Revolucionaria “Emiliano Zapata”, los cuales rompieron con la Liga y,
por el otro, los que se adhieren al proyecto original dirigidos, entre otros, por:
David Jiménez Sarmiento, Luis Miguel Corral García, Adolfo Lozano Pérez y
Miguel Ángel Barraza.41
41
Cfr. Laguna Berber, M. (s/f); Cronología. Op.Cit. p.18
42
Ibíd.
296
1. Dar estructura orgánica a los militantes de los tres grupos que operaban en la
región bajo su responsabilidad.
2. Difundir entre la militancia las definiciones surgidas de la reunión de fusión
por medio de conferencias para homogenizar la actividad política. Donde se
discutían los documentos: Madera 1, 2, 3 y 3 bis, además de la Universidad
fábrica y el tema de los sindicatos.
3. Preparación militar teórica y práctica.
4. Definición de las zonas donde se desarrollaría la actividad: unam, ipn, Vallejo,
Marina Nacional y Ecatepec.43
43
Entrevista realizada a un militante de la BR, por José Luis Moreno Borbolla, 10/10/2013.
44
Se les dio ese nombre a raíz de la forma en que se organizó el movimiento del 68, a propuesta
de Salas Obregón. Lo cual dificulta muchas veces entender la estructura de la organización
por los investigadores.
45
Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo, agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-75 H107 L
27.
297
46
Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo. Citado. p. 5. Hay hacer notar que todos pro-
vienen de los Lacandones.
47
Entrevista realizada a un militante de la BR, por José Luis Moreno Borbolla, 10/10/2013.
298
48
Domínguez Rodríguez, José (s/f). “Testimonio familia Domínguez”. México: Inédito. P. 35
49
Datos tomados del Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo. Citado. p. 6.
50
“Plan Nacional de Trabajo” en Laguna Berber, Mauricio. (1997). La prensa clandestina en
México. Caso del Periódico Madera 1973-1981. Tesis de Licenciatura en Ciencias de la Comu-
nicación. México; Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, unam. pp. 54-57 y 65-70.
299
“José Alfonso Rojas Díaz” que a su vez se subdividió en dos brigadas: “Pedro
Orozco Guzmán” y “Pedro Miguel Morón Chiclayo”, el Comité Poniente “José
Luis Pacheco Aragón” y el Comité Oriente. Además del Comité de Impresión.51
Entre los meses de abril a julio de 1975 la Brigada Roja perdió destacados
militantes y a todo el primer Comité de Impresión. 52 El 15 de junio mueren en
un enfrentamiento Teresa Hernández Antonio (dirección de la br) y Adolfo
Lozano Pérez (miembro del Comité Nacional de la Liga);53 Mario Domínguez
Ávila fue detenido el 26 de julio de ese mismo año.54
La “caída” de todos estos activistas,55 así como el decomiso de las imprentas
significó una gran pérdida para la Liga en su labor de propaganda. Margarita
Andrade Vallejo asumió la dirección política de la Brigada y el Consejo de
Redacción conformó un segundo Comité de Impresión con Olivia Ledezma
Flores, Ángel Delgado Sarmiento, Lázaro Torralba Álvarez y Concepción
Hernández García, quienes tuvieron que regresar temporalmente al empleo de
mimeógrafos manuales.
Este comité permaneció activo hasta el 6 de julio de 1977,56 durante ese
periodo se publicaron los números del 13 al 31 del periódico Madera. Hacien-
do una revisión del contenido del periódico se puede observar que a partir del
número 15 se reduce el número de páginas y los artículos están más relaciona-
dos con el movimiento social (al cual se trataba de dar dirección) y la política
nacional, dejando de lado los artículos referidos a las contradicciones internas o
el debate con las corrientes discrepantes de la línea oficial. La dirección definió
nuevas zonas para repartir el Madera: “Naucalpan, Tlanepantla y Vallejo”, sin
dejar a la unam y el ipn.57
El 11 de agosto de 1976, David Jiménez Sarmiento, el principal dirigente
nacional de la Liga perdió la vida en el intento de secuestro de Margarita López
Portillo, hermana de José López Portillo Pacheco. Este periodo se caracterizó
por la consolidación del periódico Madera (se editaron 23 números) y un in-
51
Datos tomados del Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo. Citado.
52
El 7 de mayo fue detenido todo el primer Comité de Impresión con excepción de Concepción
Hernández García. agn dfs Exp. 11-235-75 L 29 fojas 252-259.
53
Informe sobre la muerte de “Alejandra” y “Mariano”, 15 de junio de 1975, agn dfs Exp. 11-
235-75 L 30 fojas 72-76.
54
agn dfs Exp. 11-235-75, L 32H 90 folio 200001 al 200004. 26-VII-75
55
En ese periodo también fueron detenidos otros militantes de la BR ver agn dfs Exp. 11-235-
75, H 125, L 30. Para las acciones militares ver anexo Acciones militares de la Brigada Roja.
56
Agentes de la Brigada Blanca cercan la casa y mueren en el enfrentamiento Olivia Ledezma
Flores y Ángel Delgado Sarmiento. agn dfs Exp. 11-235-77 H 186 L 45.
57
Entrevista realizada a José Luis Esparza Flores. Citada.
300
Él es quien se pone como dirigente o como comándate militar, entonces como que
la Liga suavizó su línea (militarista) de decir para qué tanta farsa, mejor vamos
a darles donde les duela y vamos a actuar más inteligentemente, menos violento
pero más efectivo. Por ejemplo, hubo el secuestro de Antonino Fernández de la
cervecería Modelo, hubo 25 millones que jamás la Liga había soñado con tener
tanto dinero…59
58
A decir de Mario Álvaro Cartagena: Caían más militantes en las repartizas del Madera que
en las acciones militares. Testimonio 11/03/13.
59
Ibíd.
60
agn dfs Exp. 11-235-77, H 144, L 45. 24/06/77.
61
Datos obtenidos del “Libro Blanco” (dfs), México, 1976.
301
Con respecto a las experiencias con los obreros, José Luis Esparza narra
que es muy similar a la que vivieron otros militantes en la zona industrial de
Vallejo, en particular los trabadores de la fábrica Olivetti en 1974; en los dos
casos los obreros no se proponían conformar Comités Clandestinos Armados
como planteaba la Liga, sino rescatar su sindicato en manos de los líderes charros.
62
Entrevista realizada a José Luis Esparza Flores. Citada.
302
Con la muerte de Corral García la Liga sufrió otro duro golpe, especial-
mente en el nivel de la dirección, las muertes de Luis Miguel Corral García,
Ángel Delgado Sarmiento y Olivia Ledezma Flores obligan a la organización
a la restructuración de un nuevo Consejo de Redacción, quedando Miguel
Ángel Barraza García y José Grijalva Galaviz a la cabeza, esto a mediados de
julio de 1977.
El nuevo Consejo63 decidió la descentralización de la edición del periódico,
para ser publicado en Monterrey, Guadalajara y Chihuahua como ediciones
locales. En el Distrito Federal la responsabilidad de la publicación del perió-
dico recayó en las brigadas, editándose los números 31 al 33 esto entre julio y
noviembre de 1977.
En el primer trimestre de 1978 se editan los Madera 34 y 35, para ese
momento, la Brigada Roja estaba conformada por cinco Brigadas: “Ignacio
Arturo Salas Obregón”, “Margarita Andrade Vallejo”, “José Luis Pacheco Aragón,
“Once de Febrero” y “Wenceslao García Martínez”.64 En promedio cada brigada
contaba con 3 militantes.65
Para el 28 de abril el Consejo de Redacción se reestructuró nuevamente,
ello debido a las detenciones, quedando de la siguiente manera: Miguel Ángel
Barraza García, José Grijalva Galaviz y Rosa Elena Carrillo Saucedo, el Comité
Militar lo dirige Francisco Medina Rodríguez. Se editan los números 35 (marzo
de 1978) al 56 (diciembre de 1980), promediando 0.58 por mes o un número
cada 2 meses. El Comité Militar quedó bajo la responsabilidad de Francisco
Medina Rodríguez.66
La BR se conforma de un Comité Coordinador integrado por representan-
tes de las brigadas presidido por Miguel Ángel Barraza García, que coordinaba
las brigadas “Wenceslao Ochoa Martínez, “Ignacio Arturo Salas Obregón” y
“Once de Febrero.
De agosto de 1976 a abril de 1978 la Brigada Roja cambia su estructura
quedando de la siguiente manera:
63
El Consejo de Redacción estaba integrado por: Miguel Ángel Barraza García, César Antonio
Solís Rodríguez, José Grijalba Galaviz y Ofelia Contreras Ortiz. El Comité Militar: Alicia de
los Ríos Merino (responsable), “Jerónimo”, “Eddy”.
64
Interrogatorio de Alicia de los Ríos Merino, Exp. 11-235-78 L-50 H-4; Exp. 11-235-78 L-49
65
Datos tomados de López Limón, Alberto (2013). “La Cronología de la Liga Comunista 23 de
Septiembre”. México; Inédito. p. 100.
66
Ibíd.
303
67
agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-76 L 38 Fs. 46-57 del 76/06/07. También femospp (2005);
Informe histórico a la sociedad, ¡Qué no vuelva a suceder! México: cihmsac. Capítulo 6. p.244
68
Entrevista realizada a Heladio Torres Flores, por Mauricio Laguna Berber.
304
A manera de conclusión
La Brigada Roja fue más conocida por sus acciones militares, difundidas prin-
cipalmente en las notas rojas de los periódicos nacionales como de los estados.
En realidad, la actividad fundamental de la Brigada Roja fue la publicación
del periódico Madera, cumpliendo con ello la tesis de Lenin: “el periódico es
el educador y organizador de la clase proletaria.”70 Las acciones militares de
recuperación económica tuvieron la finalidad de financiar la publicación del
periódico como su tarea prioritaria.
No es casual que la dirección política, cuando la Brigada Roja se hace
heredera de los planteamientos de Ignacio Salas, fuera sustituida de una Co-
misión Nacional a un Consejo de Redacción, otorgándole así el papel prota-
gónico a la elaboración del periódico, el esfuerzo de publicar 58 números fue
la praxis de ello. La desviación militarista no era causada por la realización de
las acciones militares, eran más bien el efecto, por las concepciones teóricas
contenidas en el Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario y
en los lineamientos políticos contenidos en Acerca de los sindicatos y la Uni-
versidad Fábrica.
La derrota fue tanto política como militar, la Brigada Roja se enfrentó a
toda la maquinaria represiva del Estado en una correlación de fuerzas total-
mente desfavorable, como también a la ilegalidad con que la combatió. Y no
sólo a esa maquinaria sino también a los medios de comunicación, al poder
judicial, el legislativo, las organizaciones empresariales, etcétera. Como diría
Ignacio en el prólogo del Cuestiones: Todas las fuerzas que tratan de sostener
el podrido orden burgués en la formación social mexicana se han lanzado en
Santa Cruzada contra ese fantasma.
69
femospp (2005); Informe histórico a la sociedad, ¡Qué no vuelva a suceder! México: cihmsac.
Capítulo 6. p. 238
70
Ilich Uliánov, Vladimir (2000-2001). ¡Qué Hacer? Marxists Internet Archive. http://marxists.
anu.edu.au/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/index.htm.
305
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Ramos Zavala, Raúl (2003). El tiempo que nos tocó vivir. México: Huasipungo.
306
Hemerográfia
Revistas
Moreno Borbolla, José Luis (2004). “Los orígenes del Movimiento Armado Socialista
en México”, Revista Filo y Causas. No. 3. (Octubre de 2004 México).
307
Documentos
Archivos
308
Testimonios orales
Entrevista realizada a Arturo Rivas Jiménez, por Enrique Condés Lara, 02/03/2001.
México.
Entrevista realizada a Carlos Salcedo García, por José Luis Moreno Borbolla, 07/09/2013.
Entrevista realizada a Gustavo Hirales Moran, por José Luis Moreno Borbolla,
04/07/2013.
Entrevista realizada a Heladio Torres Flores, por Mauricio Laguna Berber.
Entrevista realizada a José Luis Esparza Flores, por Alberto López Limón. 09/06/2007.
Entrevista realizada a un militante de la BR, por José Luis Moreno Borbolla, 10/10/2013.
Enlaces
http://marxists.anu.edu.au/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/index.ht
http://www.madera1965.com.mx.
http://members.fortunecity.com/liga23/madera1.htm.
http://members.fortunecity.com/liga23/madera2.htm
http:www.contralinea.com.mx/archivo/2004/html/portada/madera.htm.
www.cedema.org www.cihmsac.blogspot.com
www.cihmsac.blogspot.com
309
Anexo 1
Miembros de Brigada Roja (1973 a 1981)
310
311
Anexo 2
Detenciones, muertes y escisiones
71
Alberto G. López Limón, David…., p. 34-35.
72
agn, dfs, Exp. 11-235-74 L-5 H- 1; la detención de todos ellos fue dada a conocer hasta el 16
de enero, véase La Prensa, jueves 17 de Enero de 1974, “Caen Cuatro Activistas: Son miembros
de la Liga Comunista 23 de Septiembre y de la Brigada Roja”.
73
“Comunicado de prensa, presos políticos de la crujía “M”. en Punto Crítico No. 28, mayo de
1974, p. 3.
312
El 15 junio de 1975 la Brigada Roja perdió a dos de sus más valiosos diri-
gentes, Teresa Hernández Antonio y Adolfo Lozano Pérez. Teresa era la principal
reclutadora de la organización, para ello frecuentaba las diversas escuelas del
ipn y de la unam principalmente; mientras que Adolfo Lozano Pérez era uno
de los mejores instructores militares.74
El 19 de junio fueron puestos a disposición del Juzgado Cuarto de Distrito:
Licenco Antonio Licea Verdugo (detenido 25 de abril), el comité de impresión:
Juan Escamilla Escobedo, Jorge Manuel Torres Cedillo, Norma Martínez Wata-
nabe, Trinidad León Zempoaltecatl Sandra” (detenidos el 7 de mayo), José Luis
Moreno Borbolla (detenido el 19 de mayo, ex miembro del Comité Militar de
la b.r.), Alfredo Tecla Parra (detenido el 2 de junio, miembro del Comité Mi-
litar de la b.r.), Manuel Anzaldo Meneses (simpatizante de la Liga); miembros
de la Fracción Bolchevique: Ignacio Abel Chávez Velázquez, Víctor Mendoza
Sánchez, Carlos Conde López, David Zaragoza Jiménez (Comité de Impresión
de Guadalajara), Ricardo Ocampo Moronati y Arcadio Iturbide Hernández.75
De hecho esta fue la última vez que el Estado presentaba públicamente a un
grupo de guerrilleros, en adelante esta sería la excepción dentro de la regla que
marcaba la ejecución de los capturados con vida, presentándolos como muertos
en combate.
El 26 julio fue capturado Mario Domínguez Ávila (miembro del Comité
Político de La b.r.)
El 8 de marzo de 1976, José de Jesús Corral García, miembro del Consejo
de Redacción y responsable de la brigada “15 de Junio” fue detenido en la ciudad
de Puebla, a donde se había trasladado por órdenes de David Jiménez, junto con
“Roberto” y “Elba” para investigar las instituciones bancarias de esa localidad y
determinar cuál presentaba más facilidades de ser “expropiada”76
El 7 de agosto, un comando de la Brigada Blanca lesionó de varios im-
pactos de bala a un individuo, que al ser requerido para identificarse, cuando
se encontraba en el interior de un auto estacionado, en una de las calles de la
Colonia Casas Alemán, respondió accionando un arma de fuego. Fue trasladado
al Hospital Militar donde horas más tarde expiró. Entre los documentos que se le
decomisaron, además de propaganda de la Liga, se encontraron identificaciones
que lo acreditaban como Armando Torres Solís, Blas Claudio Aguilar Sánchez
74
Rangel. (2011). Op.Cit. p. 269; y en: Ultimas Noticias, Sábado 16 de Junio de 1975, “Los Gue-
rrilleros Provocaron a la Policía: Castellanos; Fueron Rematados Reveló la Autopsia”.
75
agn, dfs, Exp. 11-235-75 L-30 H-253.
76
Interrogatorio de José de Jesús Corral García. Citado. También en agn, dfs, Exp. 11-235-76
L-36 H-75- Hasta la fecha desde aquellos días José de Jesús sigue desaparecido.
313
77
Informe del Director Federal de Seguridad, Javier García Paniagua, 14 de abril de 1977, agn,
dfs, Expediente Luis Miguel Corral García, Versión Pública, fs. 271-274.
78
agn, dfs, Exp. 11-235-77 L-45 H-144.
314
Ledezma Flores. Ahí fue decomisada una máquina Lito-Offset (con la cual
se podía imprimir 5 mil ejemplares diarios del Madera), diversos aparatos de
impresión, una reveladora, armas, automóviles y $ 1,000,000.00.79
El 22 de enero de 1981, como a las 14:00 horas a Jesús Manuel Arana
Murillo,80 quien después de abandonar en el baño de hombres de la Facultad
de Economía el número 56 del periódico clandestino, se encaminó hacia la
salida del campus universitario hasta llegar a un jardín cercano en las calles de
Odontología y Copilco. Ahí se encontró con su hermano Marco Antonio, Miguel
Ángel Barraza García y otro miembro de la Organización. En ese momento, los
agentes secretos intentaron detenerlos y se dio un enfrentamiento a balazos. En
medio de la batalla lograron escapar Marco Antonio81 y el otro acompañante,
mientras que Miguel Ángel y Jesús Manuel cayeron gravemente heridos.82
Miguel Ángel Barraza García era, como lo fueron en su momento David
Jiménez Sarmiento y Luis Miguel Corral García el hombre más buscado por
la policía mexicana. Con su caída, la Liga se enfiló hacia su extinción. El 16 de
febrero del mismo año, José Grijalba Galaviz “El Güero” quien había asumido
el mando, fue víctima de la delación de un empleado bancario con el que in-
tentaba concretar una operación de cambio de unos centenarios por moneda
de curso corriente, muriendo acribillado por agentes de la dfs en una casa de
la colonia San Rafael.83
79
agn, dfs, Exp. 11-235-77 L-45 H-186.
80
Jesús Manuel estuvo prisionero en Hermosillo, Sonora, desde el 25 de noviembre de 1976 por
sus actividades clandestinas como miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre, hasta el
18 de noviembre de 1978, fecha en que salió en libertad, beneficiado por la Ley de Amnistía,
pero en la primera oportunidad que tuvo se reincorporó a la actividad guerrillera, agn, dfs,
Exp. 11-235-76 L-40 H-282 y Exp. 11-235-78 L-54 H-88.
81
Marco Antonio Arana Murillo “Ariel” de 19 años, finalmente cayó en manos de los agentes de
la Brigada Especial, comandada por los temidos Miguel Nazar Haro, Arturo Durazo Moreno y
Francisco Sahagún Baca. Fue detenido el 17 de mayo de 1981 junto con dos de sus compañeros
de la Normal del Quinto, Sonora. De aquí “Ariel” había sido expulsado por haber dirigido
una huelga estudiantil entre agosto y septiembre del año anterior, desde entonces están des-
aparecidos, véase http://www.cndh.org.mx/lacndh/espec/desap70s/expedientes/urbana los
expedientes: cndh/pds/91/c00016.00; cndh/pds/90/df/c00010.000; y cndh/pds/90/mex/
c00015.000.
82
El informe de la dfs señala que tanto Miguel Ángel como Jesús Manuel murieron en el mo-
mento del enfrentamiento, agn, dfs, Exp. 009-011-007.
83
David Cilia Olmos, “Los últimos hombres de Madera”. en: http:www.contralinea.com.mx/
archivo/2004/html/portada/madera.htm
315
E l siguiente testimonio forma parte de una entrevista realizada por los coor-
dinadores del presente libro1 a Gustavo Adolfo Hirales Morán, fundador
de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Coor.
¿Cómo la Liga Comunista concebía el poder y cómo lo ejercería si obtendría el
triunfo militar y político?
GH.
¡Qué bueno que no obtuvo el triunfo!
Coor.
Este dato lo consideramos relevante, porque en ningún documento como el
Cuestiones Fundamentales, la Tesis de la Universidad Fábrica o en los
Madera ese tema queda explícito.
GH.
Es muy sencillo. La Liga no tenía una concepción distinta del poder que la plan-
teada por Lenin en la Revolución Proletaria y el renegado Kautsky, era el
poder para arrasar con todo. La Liga veía el poder como los clásicos del
marxismo, no como Marx y Engels lo miraban, más bien como Lenin, así
lo miraban. ¿Qué es el Estado? el Estado es una maquinaria que sostiene la
dominación de una clase sobre otra, ahorita hay que destruir este Estado
porque es el Estado creado para la opresión del proletariado, etcétera. Una
vez que tomemos el poder vamos a utilizar esa misma máquina de poder
del Estado para aplastar a los reaccionarios, a los contra-revolucionarios,
contra los enemigos etc. Eso nunca lo pusimos por escrito, nunca se puso
porque nadie entre la capa dirigente de la Liga tenía una concepción
distinta. No era necesario, todo era… cómo se dice… puntos de vista
1
La entrevista fue realizada el 15 de mayo de 2014 en la Ciudad de México
317
318
Coor.
En ese tenor Gustavo, la Tesis de la Universidad Fábrica y los Madera, los viejos
Madera fueron elaborados bajo una influencia o perspectivas de realida-
des locales o fueron redactados pensando en el movimiento nacional. Por
ejemplo la Tesis, en el contexto de los conflictos estudiantiles en Sinaloa.
GH.
No, no, cállense la boca. La Tesis de la Universidad Fábrica pretendía modificar la
visión del marxismo no sólo a nivel nacional, sino internacional. No sé si
se acuerdan, pero yo en La Memoria de la Guerra de los Justos planteo que
en una discusión que hubo en Guadalajara allá por mayo del 73, yo planteé
que la Tesis de la Universidad Fábrica no era tan importante, que esa tesis
nos alejaba de la izquierda y nos impedía discutir las cosas en un terreno
más político, yo pensando, precisamente en la Universidad de Sinaloa y
las broncas que teníamos con la izquierda, yo decía que la Tesis de la Uni-
versidad Fábrica te llevaba, además de otras cosas, en cuestiones prácticas
a arrasar con todos los bienes de la universidad porque supuestamente los
ibas a dedicar a la lucha revolucionaria. Entonces cuando yo planteo eso,
“Nacho” se encabronó y me contestó que yo estaba mal, porque la Tesis de
la Universidad Fábrica era lo que distinguía a la Liga de todos los demás
grupos no sólo a nivel nacional, sino a nivel internacional. Entonces me
aplastó, sin convencerme, porque yo seguí pensando que no era así, por
mi propia experiencia con los Enfermos de Sinaloa. Ahora ¿de dónde sacó
Nacho la Tesis de la Universidad Fábrica? Pues la sacó de un escrito suelto
de Marx, donde decía que un profesor produce, no recuerdo ni cuál, ni
dónde está esa frase, pero está en el Capital, es realmente una analogía de
lo que hace un profesor en la escuela y lo que hace un salchichonero que
hace salchichas en la fábrica, y ahí dice Marx, sin darle mucha atención,
que es comparable el trabajo de moldear las mentes de los alumnos con
el trabajo del salchichonero que hace salchichas, lo cual era totalmente
jalado, pero de ahí se agarró para darle forma a la Tesis de la Universidad
Fábrica, también se inspiró en las partes de El Capital que hablan de las
subsunción de formas precapitalistas de producción por el capital; porque
“Nacho” tenía una gran perspectiva y una formación teórica muy sólida.
Entonces ¿cuál era el punto, o de qué se trataba? ¿A Dónde quería llegar
con esa tesis? Que los estudiantes eran proletarios, que la gran distribución
del capital del trabajo, los estudiantes y los maestros producían plusvalía,
la parte que teóricamente creaba la plusvalía eran los estudiantes. Por lo
tanto, la universidad era una institución burguesa más que contribuía no
sólo a la producción de una ideología que mantuviera un sistema, sino
319
también con cosas que eran, que servían para producir plusvalía, por lo
tanto, la universidad era un terreno de la lucha del proletariado donde
la administración y eventualmente los maestros eran enemigos de los
estudiantes, eran parte del destacamento del proletariado. Me acuerdo
de algunos documentos, como uno que yo hice en Sinaloa, que era algo
así como Manifiesto al destacamento estudiantil del Proletariado, ese era
el fundamento, el fundamento era la Tesis de la Universidad Fábrica, en-
tonces no sólo no era un asunto local, desde el punto de vista de la Liga
era lo más universal que aportábamos.
Coor.
¿Pero hacía adentro tuvo sus limitantes la Tesis?
GH.
Fue muy poco comprendida, pero seguida a píe juntillas donde quiera que
estuviéramos, en la órbita universitaria, lo cual nos llevo a enfrentarnos
durísimo con otras organizaciones de la izquierda, para no decir de la
derecha que actuaban en el seno de las universidades. Eran enfrenta-
mientos brutales que llegaron a la agresión física y a las víctimas fatales,
por ejemplo la muerte de Guevara Reinaga en Sinaloa, que por cierto la
leyenda es que los Enfermos acorralaron a Guevara Reinaga y lo mataron,
lo que no se dice por que no es políticamente correcto es que Guevara
Reinaga también andaba armado y mató a un Enfermo antes de que lo
mataran a él. Eran broncas permanentes porque los Enfermos querían
apoderarse de los bienes de la universidad, pero los Enfermos por ejemplo,
tenían mucha fuerza en las casas del estudiante y entonces iban, presio-
naban y secuestraban entre comillas a los rectores, a las autoridades para
obligarlas a que soltaran la lana a las casas, que ellos no querían soltarlas
y eso determinaba enfrentamientos muy violentos entre autoridades y
la gente que apoyaba a las autoridades contra los Enfermos. Eso fue, y
además, Guevara Reinaga como se sabe, era muy aventado, muy duro, él
se enfrentaba a los Enfermos y producto de ese antagonismo fue producto
de este intercambio de disparos, que por cierto, Guevara Niebla todavía
no me perdona eso, como si yo hubiera estado ahí.
Coor.
Muchos de los documentos fundacionales son atribuidos a un autor particular,
pero si uno los lee no están firmados por alguien, por ello nos gustaría
saber ¿Cómo eran los procesos de escritura de estos textos, había debates,
por ejemplo nos viene a la mente el “Comunicado al Partido de los Po-
bres” que los firman como parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
(far), incluso en el cuerpo del texto viene así.
320
GH.
Eso no tiene ningún misterio, los textos, todos los escribía Ignacio Salas Obre-
gón excepto algunos que escribí yo por ejemplo ese del Manifiesto al
Estudiantado Revolucionario que eran firmados por la Coordinadora
Clandestina de la feus, casi ahí la mayoría los escribí yo, pero si quitan
esos y algunos otros menores, la inmensa mayoría, el 95% los escribió
Ignacio, las respuestas a Lucio, todo eso lo escribió Ignacio, porque había
otros que también escribían pero cuando se trataba de fijar posición, el
único que la podía fijar era “Nacho”.
Coor.
Regresando a Sinaloa, particularmente a los Enfermos, cuándo se da el debi-
litamiento de esta organización, cuando a los teóricos los comienzan a
mandar a otros estados. Cómo inicia el proceso de debate y la vinculación
Enfermos-Liga.
GH.
La descomposición comienza con el aferramiento de Oseas, de Nacho, por
mantener una línea de golpear y golpear, más bien, de querer golpear
cuando cada golpe se te revertía y agarraban a gente, te mataban gente
y yo lo dije en otras ocasiones, a ver, según nosotros estábamos en un
periodo de acumulación de fuerzas, pues cuál acumulación de fuerzas,
pues si cada que dábamos un manotazo nos reviraban y nos desbarataban
las posiciones que teníamos, como ocurrió con lo de Garza Sada, lo de
Aranguren, como ocurrió con muchas otras cosas. Entonces la descom-
posición empieza con la incapacidad de Oseas y la plena incapacidad de
todos los demás que estábamos atrás de Oseas y a un lado para corregir.
Ese fue el inicio de la descomposición. Porque cuando en la imaginación
del núcleo dirigente se pensaba que íbamos a trascender, pues cuál tras-
cender, íbamos a la lona, lo de Garza Sada fue el epítome de todo esto
y después nos seguimos aferrando a la misma estrategia, secuestrando,
matando, etc., cuando eso no sólo nos aislaba espantosamente, sino que
nos ponía en la mira directa de las fuerzas de seguridad, los cuales tenían
además licencia de hacer con nosotros lo que quisieran y nadie se los iba
a reclamar, tal como ocurrió.
Coor.
Quisiéramos preguntarte sobre el logo que se usa en los Madera, el logotipo
con el que se identifica a la Liga, el sujeto con la metralleta, etc., cómo
se decidió elegir esta imagen, de dónde salió, si tenía importancia en ese
momento o era algo marginal?
321
GH.
No, miren, yo no sé de dónde salió esa imagen, pero si les digo una cosa, es una
imagen que no tiene nada que ver con la realidad mexicana, es una imagen
que viene de los tiempo de la Internacional Comunista. Es una imagen
que tiene una impronta de cuando se creía que la revolución estaba a la
orden del día. Esa imagen no es mexicana, es rusa o alemana, de por allá
y de los años veintes, no es moderna pues, lo que porta el militante ése no
es una metralleta y si la tiene es una composición, lo que originalmente
tenía era un rifle con bayoneta, de los que se usaron en la primera guerra
mundial y así se quedó. Pero además, eso no fue del primer Madera, fue
ya después, incluso después de la caída de “Oseas”.
Coor.
Ahora que lo mencionas Gustavo ¿Cuál fue la influencia de los religiosos en
la Liga, es decir, esas concepciones del profeta, del mesías, existió un
paralelismo de esto con “Oseas”, en el sentido teórico de “Oseas” y su
cercanía con la formación religiosa a concebir una estructura clerical,
muy vertical o cómo podría leerse esta influencia?
GH
Yo creo que influyó de manera negativa, pero no en un sentido de ego, sino en
un sentido, cómo les diré… Lo planteo incluso en el libro de la Memo-
ria, digo que “Oseas” de repente parecía cuando hablaba, como poseído,
como poseído de una misión. Que en ese tiempo no se veía tan raro,
pues todos de alguna manera nos sentíamos misioneros, pero ya visto
en retrospectiva, yo creo que sí influía su original bagaje cristiano de la
Teología de la Liberación y todo eso. Yo, conviví mucho con “Oseas” en
el tiempo antes de la formación de la Liga cuando éramos él y yo en el
DF contra el mundo, ya después comenzaron a llegar otros, el “Gordo”,
este y otros, y no le descubría, yo no le descubría así un rollo ideológico
cristiano fuerte, ciertos modos, ciertos matices. Pero ya después cuando
era jefe de la Liga sí se le veía como poseído de su papel, de su misión,
pero no lo expresaba en términos cristianos. De repente decía cosas
como…(Silencio) cuando yo planteaba eso de que había que conducir
el movimiento de Sinaloa hacía un aspecto menos confrontativo con la
izquierda y con la administración él decía “no padre, no es por ahí, esta
chingadera no se va a resolver sin muchos madrazos y sin mucha sangre”,
entonces yo decía, ¡ay cabrón!… y en ese tiempo eran expresiones, yo
digo ahora, aunque en ese momento no se le notaba tanto, se asomaba
esa visión un tanto apocalíptica, de sacrificio, y no tanto de uno, sino
322
también de los otros ¿no?, eso por un lado, y por el otro, entre algunos
cuates que venían de la corriente de “Oseas”, cristianos de Monterrey y
otros lados de manera muy franca decía, no, nosotros seguimos siendo
cristianos y creyentes y yo que era ultra marxista les decía cómo van a
poder seguir creyendo en dios ¿qué no han leído materialismo y empi-
riocriticismo? y ahí se daban unas discusiones medias bizantinas. Pero
así que ustedes digan, qué tanto pesó el rollo ideológico cristiano, pues
no, ni en la cuestión organizativa, pues éramos comités clandestinos, en
todos lados donde se pudiera, y armados etcétera.
Coor.
En qué momento “Oseas” adopta ese sobrenombre de “Oseas” que es un profeta
del antiguo testamento, pues hay algunas versiones que sostienen que
fue en el 1972?
GH.
Nosotros, cada cierto tiempo cambiábamos de seudónimo o de alias, nombres
de pila, no recuerdo exactamente cuándo, pero supongo que ha de haber
sido cuando se fundó la Liga, porque antes no recuerdo ni cuál era su
nombre de guerra, “Camilo”, creo, creo que era “Camilo”, pero la verdad
no recuerdo. Pero sí estoy seguro, que después de la fundación de la Liga
ya todos le decían “Oseas” y sí, es un profeta bíblico, menor, por cierto.
Coor.
¿Desde la posición teórica de la Liga, cuál fue la discusión para conformar al suje-
to revolucionario”, cómo se asimiló, quién sería ese sujeto revolucionario?
GH.
No hubo ninguna discusión, “Oseas” planteó su rollo asumiendo que todos
éramos así ¿saben quién le discutía un poco en ese sentido? El “Gordo”,
José Ángel, pero, era muy resbaloso, nunca planteó posiciones claras,
discutía en el sí pero no, y terminaba yéndose por la tangente, eso impe-
día a uno saber que tanto estaba el “Gordo” oponiéndose o luciéndose
para que todos viéramos su conocimiento del marxismo. Recuerdo que
cuando llegamos a la reunión de la formación de la Liga, el Gordo llegó
un poco con la cabeza agachada porque no había sido muy participativo
en el periodo previo, el periodo de la organización partidaria, pero en
la reunión se lució con el conocimiento que él tenía del marxismo y de
economía, y entonces yo por ejemplo, era el segundo de “Oseas” al llegar a
la fundación de nuestro grupo y los otros jefes pues eran Julio, el “viejito”,
era este… X y Z, y yo quedé totalmente opacado en la organización de la
fundación de la Liga, yo era el secretario de actas, el que estaba anotando
323
324
325
326
sobre todo porque él ya traía el rollo del frap con otros remanentes, entre
otros con el “Chelis”, el “Chelis” (José Luis Alonso Vargas) desde el bote
allá en Chihuahua estaba en contacto con todos estos pelados. David
López fue a ver al “Chelis” allá a Chihuahua, y “Chelis” le dijo: mándalos
a la chíngada, o sea a nosotros, y entonces, pos yo dejé al Richard, este
¿cómo se llama? Fernando Salinas Mora como encargado de seguir la
negociación con este grupo. Y un día que llego a Guadalajara, él me
dice, no esos cabrones no más nos están dando atole con el dedo, ya me
dijeron que no quieren nada con nosotros y que ni nos pongamos muy
alzados, porque nos andan atorando, dije, pos mándalos a la chingada, y
así rompimos contacto con ellos. Ya después, en mayo del 73 que tenía-
mos una reunión plenaria de la Dirección de la Liga donde había como
25 pelados, estaba el “Chano” y los del fer y todo el mundo, estaban Los
Macías que se acababan de anexar a la Liga, y los del frap hacen su jale
de León Hardy y nos ponen en jaque, en peligro pues porque nosotros
también estábamos ahí, porque lo hacen en Guadalajara, y nosotros
estábamos ahí en reunión. Recuerdo que ese día estábamos el Julio y
yo tomándonos un café en una de las principales avenidas y de repente
todo el restaurant se llena de gente del Estado Mayor y nosotros todos
espantados no sabíamos que estaba pasando y es que Echeverría había
llegado a Guadalajara e iba con todo su convoy en la avenida, y no sé si
eso ocurrió un día después o un día antes del secuestro, eso complicó la
salida de Guadalajara.
Después de este proceso, muchas de las vinculaciones se fueron perdien-
do, incluso ahí en Guadalajara un grupo de cuates del Partido Comunista
me busca a través de sus múltiples contactos y yo no quería ni verlos,
porque dije, pos si son del Partido Comunista no tenemos nada que
hablar, para qué vernos, es que como eran cuates míos desde tiempo
atrás, incluso con alguno de ellos estuve un tiempo allá en la Alemania
Oriental, dije, a ver, vamos a ver qué pasa, y nos vimos y los batos muy
amables conmigo, y me dicen que también quieren participar en la lucha
armada, yo le dije ¿Cómo quieren participar en la lucha armada si siguen
siendo del Partido Comunista? Total, no llegamos a ningún acuerdo.
Los vi como amigos, sobre todo por Gilberto Enríquez, un amigo muy
querido, que, era por cierto, hijo de un policía de Guadalajara que era
un perro contra los comunistas. Recuerdo que Gilberto Enríquez me
platicaba que su papá le decía: Pendejo, cómo te quieres poner en contra
del supremo gobierno… Nosotros decíamos, si no estamos en la época
de Plutarco Elías Calles.
327
Coor.
Eso mismo impide la vinculación con Lucio.
GH.
Claro, pues nosotros teníamos una línea muy clara de que todo mundo debía
someterse al proletariado y nosotros éramos los representantes del
proletariado y Lucio, evidentemente, era el representante de la pequeña
burguesía rural, claro, revolucionaria, pero con todos sus perjuicios, su
caudillismo. Nosotros le hicimos labor de zapa a Lucio dentro de la Bri-
gada, pero ¿apoco Lucio era pendejo? Lucio estaba muy jodido de salud, y
cada rato bajaba a curarse, y nosotros aprovechábamos cuando no estaba
para hacer grilla, nos aventábamos nuestro rollito ahí, y nada más llegaba
y “pum” daba un manotazo y desbarataba todo, toda la conspiración.
Hasta que un día se hartó y dijo ¿Saben qué? ¡Estos cabrones se me bajan,
si no quieren que los fusile! No, pues nos bajamos cabrón, antes de que
nos fusilen. Y ahí andan, por ejemplo el “Rami”, ustedes lo conocen, él
estuvo allá con Lucio. Escamilla Lira era otro, de hecho alguien me dijo
un día: ¡oye que cabrón eres! tú mandaste a Escamilla Lira y a su mujer a
la sierra, y yo me quedé pensando y dije: ¡hijo de su pinche madre, si es
cierto! ¿Por qué mandé a Escamilla Lira y a su mujer a la sierra? Porque
eran muy conflictivos y muy desordenados y muy paranoicos. Una vez
nos salimos de una casa porque la mujer de Escamilla dijo que un carro
tenía no sé cuantas horas ahí vigilándonos, y dejamos todo y nos fuimos,
mi compañera de entonces, yo, Escamilla Lira y su mujer ahí andábamos
trotando por los hoteles de paso del centro, entonces me pregunta Oseas
¿qué hacemos con Escamilla Lira? Pos hay que mandarlo la sierra, dije,
y que lo mandamos a la sierra. Además el Escamilla Lira estaba sordo,
no escuchaba, entonces, como no escuchaba, gritaba, porque pensaba
que no lo escuchaban, imagínate, entonces, van en la noche, en la sierra,
una columna y grita, pues es para… los cuates de la brigada, los viejos,
estaban encabronadísimos. Y luego la mujer, la mujer era una chava en
aquel tiempo un tanto gorda con los tobillos muy frágiles y cada rato se
caía en las caminatas de la sierra, entonces era un desastre por todos lados.
A ellos los corrieron antes, pero se bajaron junto con todos. Entonces
reconozco que yo cometí el error de mandarlos, pero los mandé porque
no hallaba dónde ponerlos, y así pasaba con varios compañeros. Pues eso
de Lucio fue un desastre, de ahí salieron otros grupos como el de Carmelo
Cortés que nunca finalmente se alió con nosotros, una brigadita nuestra
que teníamos ahí en Acapulco, toda inestable y que se fue a Oaxaca,
donde estuvo “Rami” también, y ellos son los que relato ahí en mi libro
328
que hicieron toda una ceremonia cuando enterraron las armas, como si
estuvieran enterrando a sus parientes. Y ahí se integraron a la vida civil, ya
en plena rectificación. Ahora, este… la rectificación comenzó lentamente
mucho después, y después de que dijeron que yo era un pinche traidor,
por haber iniciado la rectificación, pero poco tiempo después muchos
comenzaron a decir, ¡pues éste no está tan errado!, y comenzaron a… por
ejemplo los de la Corriente Socialista se declararon partido legal o grupo
legal, o corriente legal, y al mismo tiempo seguían haciendo acciones,
entonces que no digan que ellos se me adelantaron a la rectificación, pos
cuándo. Ellos creían que todavía se podía mantener dos caretas durante
un largo periodo, hasta cuando las cosas se pusieron más peligrosas.
Todo esto un poco antes de la amnistía, porque mi hermano, y otros, el
“Rami” y otros cuates estuvieron ahí en la corriente, con Camilo, con
Zambrano, con muchos más.
Coor.
Es ese tenor ya que lo mencionaste, son bien conocidas las desavenencias que
hubo entre la Liga y el Partido de los Pobres, pero nos gustaría conocer
más sobre por qué tampoco se integran o se adhieren a la Liga por ejemplo
las Fuerzas de Liberación Nacional o por Ejemplo la up.
GH.
…Miren, con las Fuerzas de Liberación Nacional nunca hubo relación orgánica,
relación de conocimiento porque, tanto los principales dirigentes de los
Procesos, luego de la Liga como de las Fuerzas de Liberación Nacional
surgieron del mismo núcleo de jóvenes socialistas de Monterrey, nada
que más que los de las fln se orientaron claramente hacía el rollo cuba-
no, cubanófilo y los otros dirigidos por Raúl Ramos, por Rhi Sausi, por
Rosalbina Garavito, por el propio “Nacho”, por José Luís Sierra Villareal,
se orientaron a una posición crítica hacía el cubanismo, la castrofilia.
Por eso nunca pudieron embonar, nunca hubo más allá de contactos…
cómo les diré… de alianzas convenencieras, de objetivos comunes, pero
no había empatía. Con la Unión del Pueblo fue peor, por qué éstos de la
Unión del Pueblo para empezar eran muy misteriosos y, segundo, estaban
enajenados con lo de poner bombas, y nosotros teníamos un profundo
malestar y despreció por aquellos que creían que la revolución se iba a
hacer poniendo bombitas aquí y allá. En aquel tiempo, nosotros a ellos los
llamábamos “los bomberos”. Y nos los encontrábamos en cada esquina,
por ejemplo yo platico en mi libro, en el de la Memoria, que una vez, allá
en Guadalajara, en una casa de seguridad del fer me encuentro al “Ti-
burón”, yo conocí al “Tiburón” Jorge Meléndrez, porque era hermano de
329
330
331
nosotros eran malos, bien sea porque eran malos ideológicamente, bien
sea porque eran agentes del gobierno o militaristas, pequeño burgueses
o lo que ustedes quieran.
Coor.
¿Ya a 40 años de distancia de la formación de la Liga Gustavo, qué podrías abonar
sobre porqué la organización fracasó en lo militar y fracasó en lo político?
GH.
Miren más bien, yo no diferenciaría lo militar de lo político, yo creo que fracasó
porque la concepción política, incluyendo la militar estaba equivocada,
o sea nosotros partimos ¿de qué? De que en México ya estaban dadas
las condiciones para la lucha directa por la revolución, y que el error de
nuestros izquierdistas era no admitirlo… Nosotros partíamos de una
concepción equivocada en cuanto a qué ya estaban dadas las condiciones
para el asalto directo al Palacio de Invierno; ahora ¿por qué estaban dadas
las condiciones? Pues porque había una represión espantosa en el 68, en
el 71, impunidad, indignación, porque la gente vivía en la pobreza, la
mayoría, porque había opresión y represión política, porque el gobierno
no respetaba la constitución, porque se pasaba la constitución por el arco
del triunfo, cuando de reprimir o de hacer prevalecer muchos intereses
se trataba, y cuál era la bronca con la izquierda según nosotros, pues de
que la izquierda no se daba cuenta de esto, de que ya estaban dadas las
condiciones y posponía el momento de la definición diciendo que en
las actuales condiciones la lucha era por una revolución democrática y
socialista, cuando para nosotros era claro que la única lucha posible era
por la revolución socialista directamente y luego nos pitorreábamos de
las consignas de la izquierda, particularmente las del Partido Comunista
que luchaba por la reforma democrática de la enseñanza, por la reforma
electoral democrática, por la reforma educativa, por la reforma campesina,
por la reforma laboral, etc. Nosotros decíamos: pendejos, este ya no es el
momento, ya pasó el tiempo de la lucha política por las reformas, hay que
pasar a luchar directamente por la revolución y lo que hay que hacer aho-
rita, en vez de estarnos desgastando en reformas es luchar por construir los
núcleos revolucionarios en todas las instancias y todos los lugares, en todas
las instituciones que permitan desarrollar la lucha revolucionaria, en las
universidades, en los campos agrícolas, en las fábricas, en esto, aquello, en
el más allá, sin mediaciones. Mediaciones que tenía el Partido Comunista
y la izquierda, tenían un conjunto de mediaciones para luchar por las re-
formas y nosotros decíamos que la lucha era sin mediaciones, estábamos
bien pendejos, ni en China, ni en Rusia, ni en ningún otro lugar ha habido
332
333
334
decíamos en ese tiempo, sin querer decir que la lucha legal era la única,
porque nunca lo dijimos, pero muchos lo dedujeron, así lo entendieron,
que nosotros no queríamos saber nada de la lucha armada, y en parte era
cierto, nosotros no queríamos saber nada de la lucha armada, para nada.
Otros coqueteaban con ambas ideas, decía: si pero no, es que depende,
nosotros decíamos que no, definitivamente no a la vía armada. Nosotros
decíamos que el camino de la lucha armada se había chingado. Era y
hablaba nuestra experiencia, me acuerdo que en aquel tiempo decían;
estos lo que quieren —decían— en vez de hacer la carta a Campa lo que
debieron hacer era una manta que dijera ¡déjenos salir! y pos sí, pero no
nos dejaron salir, yo después de la carta a Campa estuve cuatro años
encerrado, así que no fue el pasaporte esa carta a Campa.
Coor.
¿A 40 años cuáles fueron los aportes de la Liga a la reforma política, a la ley
de amnistía, a la democracia, a los derechos humanos, a la alternancia
política?
GH.
Ningún aporte directo, puros aportes indirectos, o sea, la Liga y en general
las organizaciones que hicieron la lucha armada contribuyeron a la de-
mocratización no por lo que planteaban, sino por lo que hacían y por
lo que mostraban ¿Qué mostraban? Mostraron que después de 1970,
de las represiones y de los abusos del poder, que un sector importante
vio cerrados todos los caminos y en su desesperación apeló a la última
instancia, la lucha armada, sin darse cuenta que no estaba a la orden del
día la última instancia, porque la última instancia, como su nombre lo
indica es cuando no hay otra opción y evidentemente en este país había
muchas opciones, como la lucha democrática, la lucha sindical, la lucha
campesina y obrera, etc. Estas luchas se siguieron desenvolviendo al
margen y hasta en contra de nosotros. Ahora bien, mi punto ¿para qué
sirvió la lucha armada? No conquistó nada directamente, pero sirvió
para mostrar la desesperación, exasperación y asfixia de amplios secto-
res de la juventud sobre todo, contra un régimen muy cerrado, que no
abría espacios y no tenía válvulas de escape, por así decirlo, y sectores, o
grupos más perspicaces y visionarios de los gobernantes que dijeron ¡ah
cabrón! esto está de la chingada o empezamos a abrir o se va a reproducir
el fenómeno. En ese sentido yo digo, y no sólo yo, la lucha armada y la
guerrilla contribuyeron a romper el cascarón, como se ha visto, ha sido,
un proceso interminable, romper una parte del cascarón, luego otra capa,
y otra capa, hasta llegar al punto donde estamos, donde hubo alternancia
335
336
GH.
Miren, yo creo que el ezln fue un movimiento que tardó mucho tiempo en
incubarse, mucho más de lo que ellos tenían pensado y que dio lugar a
un fenómeno que ellos no tenían pensado tampoco. Ellos tenían pensado
en implantar su columna guerrillera en el lugar estratégico adecuado que
era Chiapas y dentro de Chiapas, X o Z sierras, pero al estar ahí, fueron
creando otra cosa que al momento de explotar era otra cosa distinta al
viejo esquema guerrillero, nada que ver, era un ejército con un perfil y
una seña de identidad muy particulares que fueron la causa de su gran
pacto y su gran impacto y su gran éxito cuando apareció. Pero esto
mismo, que le dio tanto impulso, tanto efecto, finalmente se ha venido
convirtiendo en las causas de su opacamiento, es decir, el carácter in-
dígena, el carácter aislado, o sea, el ezln tenía una estrategia que tenía
que ver con sus éxitos militares y su conversión en parte beligerante,
sujeto de las leyes de Ginebra, pero como eso no se logró, o sea, nunca
pensó en tomar el poder directamente, claro que no, nadie está tan loco,
pero sí trataron de convertirse en un actor beligerante según las leyes
de Ginebra, pero eso no se logró y a partir de que no se logró entraron
en situaciones que tenían que ver con las conversaciones de paz, con la
demanda de la autonomía indígena, etcétera. Y después de eso, de que
se rompe la continuidad de su horizonte programático, pues lo que ha
venido ocurriendo, hasta dónde puedo ver, es una especie de ensimis-
mamiento donde se conforman, quizá porque no pueden más, con las
cositas ¿qué son las cositas? Que la escuela indígena, que la vida de los
Caracoles, que invitan a los del extranjero para que hagan una crónica,
¿y eso que tiene que ver con los sueños de transformar el entorno y que
los que manden estén al servicio de los mandados, y que esto y lo otro?,
No quedó nada, más que el ejemplo, o sea, ustedes van a Chiapas, salen
del Caracol y van al ejido dominado por el prd, el pri o quien sea y nada
cambió, digo mejoraron, las preocupaciones del país se voltearon a Chia-
pas, pero nada cambió en cuanto a transformaciones cualitativas en el
modo de gobernar, de producir, nada. O sea, las comunidades zapatistas
son particularmente comunidades de autoconsumo, se sostienen en base
a lo que producen, intercambian y de lo que reciben de afuera. Compara
eso con lo que ocurrió el primero de enero de 1994 y hay una tremenda
desproporción, máxime, si las noticias, de buenas fuentes, dicen que están
jodidos, al igual que los demás en México. Eso explica porqué un cuate
que siempre salía y decía que declaraba la guerra, dure años sin decir
nada. Yo sí creo que está tocado. Jaime Martínez Veloz es mi cuate, y él
337
tenía buena relación con Marcos, en algún momento, por algunas riñas
se perdió la buena relación, siempre tuve contacto con él, que a su vez
tenía contacto con Marcos, hace tres o cuatro años que Marcos estaba
jodido, que no sabía exactamente de qué, pero mucho se temía que fuera
un rollo feo, el páncreas, o algo así, incluso organizaron apoyos, buscaron
organizar apoyos para asistirlo, pero aparentemente hubo negativa de él,
de dejarse atender.
Coor.
¿Y sobre el epr cuál sería tu lectura?
GH.
No esos son… yo el epr lo veo así: lo veo, como… bueno, siempre hay razones
para inconformarse, para demandar, pelear, por injusticias, etc. Pero a
estos vatos del epr yo los ubico como aquellos soldados japoneses que
se quedaron perdidos en islas del pacífico y que nunca nadie les dijo que
ya había terminado la guerra y que cuando llegaron, X o Z navegantes,
barcos, los encontraron armados y les preguntaron ¿qué pasó? ¿Qué es-
tán haciendo? No, pos estamos en guerra ¿Cuál guerra cabrón? si terminó
hace 20 años, No sí seguimos en guerra, el emperador no ha dicho que ya
terminó. Así estos pelados, yo los miro como náufragos del tiempo. Ellos
creen que están en la guerra, pero ellos saben que más vale no sacar la
cabeza porque se las cortan, yo tengo vínculos con ellos indirectos, amigos
míos tienen parientes que están todavía en la clandestinidad y cuando
salió el caso de los desaparecidos, cuando les desparecieron a dos de sus
dirigentes a mí me llamaron de Gobernación, pues para que aconsejara
qué hacer, pidiendo consejo, yo les dije: pos no hay otra cosa más que
presentarlos, cabrones, de otra manera nunca se van a conformar ¿no? pero
nunca pudieron presentarlos ¿porqué? Pues porque el ejército los tenía…
o el ejército se había hecho cargo de ellos. Entonces Mouriño, no pudo
hacer nada, topó con pared, ya no me volvieron a llamar, me llamaron a
mí y al traductor de Fox, él es mi cuate, ahí nos hicimos cuates, cuando
nos llamaron juntos. Y después le pregunté a mi cuate, cómo ves ¡Se los
chingaron o todo parece indicar que se los chingaron!... Porque nosotros
creíamos que si no había sido el ejercito habría chanza de una negocia-
ción, pero ni madres, nada.
Coor.
Qué ha pasado con la Liga a 40 años con su memoria, pues cada vez más jóve-
nes se interesan por investigar ese pasado. Por qué crees que se ha dado
este fenómeno.
338
GH.
Primero, porque fue el grupo más característico de la etapa de la lucha ar-
mada, el más amplio, el más cabrón en cierto sentido, junto con Lucio,
eran los dos grupos que polarizaban, que tuvieron además contacto y
luego rompieron, esto por un lado. Por el otro, porque era muy radical
en sus posiciones, no daba lugar a matices ni puntos intermedios y
porque sigue siendo un misterio ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Porqué
hicieron esto, aquello? ¿Por qué se enfrentaron a la izquierda? Además,
porque no hay muchos objetos de investigación ¿no? o agarras al pri,
agarras al pan o al ezln que es otro de los sujetos de investigación o la
Liga, y la Liga tiene la ventaja de que está más remontada en el tiempo,
agarras ahora al ezln y si quieres ser crítico pues te puedes bronquear
con mucha gente.
Coor.
¿Cómo evaluar la situación actual de la Liga en el plano público, porqué no
han logrado constituirse como un pasaje de la historia reciente, tomando
en cuenta las dimensiones que tuvo la organización, su impacto, y cuál
crees que debe ser su lugar, cómo debe de ubicarse en la historia del país,
particularmente en el siglo xx mexicano?
GH.
Miren, lo he dicho y lo repito, creo que fue una expresión de lucha de la juventud
consciente, que se consideraba revolucionaria pero que fue ganada por el
voluntarismo y no por la… era un sector de la juventud que no tenía ex-
periencia más allá de las luchas estudiantiles y otras y que creíamos saber
todo lo necesario de la lucha revolucionaria, y evidentemente no sabíamos
nada. A partir de eso aprendimos, sobre todo los que sobrevivimos, que no
era por ahí. Ahora ¿Por qué esta ubicación un tanto turbia de la Liga en el
referente histórico? Por la misma razón que Sendero Luminoso tiene una
ubicación no sólo un tanto turbia, sino turbísima en el referente peruano,
porque eran unos hijos de la chingada, la Liga no tanto, pero por ahí, es
muy difícil asumirla, defenderla, proclamarla. Incluso hasta para los que
se quedaron. He platicado con cuates, con cuates que se quedaron y ¡hay
cabrón! son duros, incluso con cuates que a mí me detestaban por haber
sido de los que dije desde el inicio ¡la Liga ya no existe! y ellos dijeron:
¿cómo qué no cabrón, entonces nosotros luego qué somos? Pues sí, pero ya
murió, se acabó. Esa fue mi valoración, ahora qué hacer para que tenga
otra, para que genere otra imagen, lo único que se puede hacer es lo que
ustedes están haciendo, verificar, indagar, reconstruir y dar a conocer, y
no sé si los resultados sean mejores o peores, pero de algo servirá.
339
Coor.
Para ti, como ex militante es necesario, importante, sano que exista una memoria
de la Liga, una memoria echa por ex militantes.
GH.
Si.
Coor.
Y entonces ¿por qué ha sido tan difícil para los ex militantes hacer ejercicios
de memoria, consensar el pasado, hacer un uso de él, elegir qué se debe
y qué no se debe recordar?
GH.
No sé, supongo que porque no están muy orgullosos de lo que pasó. Y hay
razones para no estar orgullosos de lo que pasó. O sea, yo me acuerdo
que… que… cuando empecé la rectificación, cuando empezamos la
rectificación, pues recibimos muchas replicas, gente que decía que estaba
bien rectificar, pero no tanto, otros decían que estábamos apoyando al
Partido Comunista, otros decían que rectificar es traicionar. Imagino que
ahora todavía en algunos pesa eso de que rectificar es traicionar y se van
a morir con esa bandera como muchos militantes comunistas se van a
morir agarrando la bandera roja comunista sin ver que el comunismo ya
no existe, no, ni como ideología que esté en algún lugar de la realidad,
ni como símbolo ni como nada. No me digan que Cuba es lo que queda
del comunismo, que China es lo que queda del comunismo, es un capi-
talismo salvaje el chino, cuáles derechos obreros. Ahorita están subiendo
los salarios gracias a que en muchos lugares se están levantando, pero,
si por los dirigentes chinos fuera, seguirían con la bota sobre la cabeza
de los obreros.
Coor.
¿Sigue entonces pesando el asunto de las posiciones, el asunto del militarismo,
sectarismo, caudillismo para construir una memoria desde los ex mili-
tantes?
GH.
No. Lo que yo creo es que muchos militantes tienen vergüenza de muchas cosas
que se hicieron, ahora a la luz de todo lo que ha pasado y todo lo que ha
cambiado el país y no quieran hablar de ello para no ensuciar una me-
moria que ellos consideran intocable, la parte de la memoria que habla
de lo que para ellos significó la entrega, la valentía, el riesgo, el sacrificio,
todo eso. Entonces creen que si dicen la verdad, tal como la conocen y
la vivieron, ensucian el legado.
340
Coor.
¿Entonces no se ha logrado porque no hay interés de algunos ex militantes por
rescatar las memorias privadas, las memorias individuales, sino la me-
moria colectiva. Es mejor entonces un silencio estratégico sobre muchos
acontecimientos del pasado?
GH.
No. No creo que ni siquiera se hayan puesto de acuerdo, que haya habido un
consenso, es algo que les nace. Algunos que hemos hablado, que hemos
dicho, nos pusimos fuera de la herencia, a mi la verdad no me preocupa
estar fuera de la herencia, y es más, lo digo abiertamente y honestamente,
no me gustaría estar en las reuniones donde se discute esto. Porque en
primero, me apabullarían entre todos y, segundo, porque no creo que
tengamos un terreno común de discusión. Ahora alguno de ellos son mis
cuates y nos vemos, etc. A mí me da risa que hoy el principal defensor
de la Liga sea un cabrón, mi cuate el “Chelis”, que nunca fue de la Liga.
No sólo no fue de la Liga, hizo campaña en contra de la Liga, cuando la
Liga se estaba formando, él hizo campaña contra de la Liga, les dijo a los
del frap: nunca se junten con esos cabrones ¿Así cómo?...
Coor.
Por último Gustavo, sabemos que has estado al tanto de la mayoría de cosas que
se producen sobre la Liga, a tu parecer ¿Qué es lo que falta por historizar,
qué vacíos analíticos encuentras sobre este fenómeno?
GH.
Yo creo que lo que falta historizar es no tanto la Liga, sino las condiciones en las
que surge, es decir, a ver ¿qué era lo que se producía teóricamente en el
campo del marxismo, en el campo de la sociología, en el capo de la teoría?
Ese es un aspecto. Otro; ¿quiénes eran los líderes morales e intelectuales de
la juventud en ese tiempo? ¿Cuál es mi posición al respecto?, que no había
líderes, y que justamente, ante la ausencia de liderazgo intelectual y moral
es que nosotros nos fuimos de hocico, y nadie nos dijo que estábamos
mal, además, nos divorciamos de todos, justamente por eso, porque no
reconocíamos ningún liderazgo intelectual y moral. Teníamos enfrente
a Valentín Campa, a Arnoldo y les mentamos la madre, suponíamos que
ellos no sabían ni madres. Nosotros éramos unos chamacos bravucones
hace cuarenta años. Imagínense, hace 44 años pedorreando a Valentín
Campa en el Tercer Congreso de la Juventud Comunista y si alguien que-
ría levantarse a defenderlo todos nos le dejábamos ir, y Valentín Campa
acababa de salir de la cárcel, a nosotros nos valía madre, asumíamos que
nadie tenía autoridad sobre nosotros. Sin esos contextos, no se explica la
341
342
Adela Cedillo*
Introducción
343
mo, a nivel local se produjeron otros episodios violentos, que por su impacto
y trascendencia se convirtieron en nudos de memoria, tales como la matanza
de sinarquistas en León, Gto., (1946), el asesinato de la familia Jaramillo, en
Xochicalco, Morelos. (1962), las masacres de Iguala, Guerrero, (1962), Atoyac,
Guerrero. (1967), Tlatelolco, df (1968) y San Cosme, df (1971), por citar sólo
los más emblemáticos.2 Lejos de analizar estas rebeliones y matanzas como el
resultado de tradiciones de violencia política de larga duración, la historiografía
del siglo xx mexicano ha tendido a presentarlas de forma inconexa, como si
se tratase de eventos periféricos que no guardaran ninguna relación entre si y
que tuvieron escaso o nulo impacto en la vida política nacional.3 Además, hay
otros factores que han desalentado las iniciativas académicas para estudiar la
violencia política que aconteció después de la revolución que dejó un millón de
muertos: por un lado, el poderoso mito de la pax priísta que fue cuidadosamente
alimentado por el partido de Estado y su intelectualidad orgánica a lo largo de
setenta y un años de gobierno ininterrumpido (de 1929 al 2000, ya sea como
Partido Nacional Revolucionario, Partido de la Revolución Mexicana, o Partido
Revolucionario Institucional). Por otro lado, la idea de que los hechos violentos
de México no eran nada en comparación con la violencia espectacular que ex-
perimentaron América del Sur y otras regiones del sur global en el siglo xx y,
por último, la tendencia de la propia sociedad mexicana a tabuizar la violencia,
lo cual ha contribuido a negarla, minimizarla, o incluso a normalizarla como
un recurso para silenciarla.4
plos de narrativas tradicionales sobre estas rebeliones se encuentran en los primeros veinte
volúmenes de la Historia de la revolución mexicana de El Colegio de México.
2
No todas las masacres que acontecieron durante la Guerra Fría se convirtieron en nudos de
memoria. Lo que tienen en común los acontecimientos referidos es que hasta el día de hoy
siguen siendo rememorados a través de rituales cívicos. Retomo el concepto de “nudos de
memoria” de Steve J. Stern, quien lo emplea para describir los eventos, lugares o actores que
interrumpen el flujo normal de hábitos y reflejos “no pensados” en el cuerpo social y llevan al
dominio público asuntos cargados de memoria y olvido. Stern, Steve J. (2004). Remembering
Pinochet’s Chile. On the Eve of London 1998. Durham: Duke University Press. p. 120.
3
Algunos de los trabajos que intenta poner estos acontecimientos en una perspectiva de larga
duración son la obra de Padilla Tanalis. (2008). Rural Resistance in the Land of Zapata. The
Jaramillista Movement and the Myth of the Pax Priista, 1940-1962. Durham: Duke University
Press. Y el libro próximo a publicarse de Aviña Alexander. (2014). Specters of Revolution:
Peasant Guerrillas in the Cold War Mexican Countryside. (en imprenta).
4
El alcance del mito ha sido tan profundo que incluso un historiador experto en historia
mexicana como Alan Knight afirmó que en el siglo xx México se convirtió paulatinamente
en un país libre de violencia política. Knight Alan. “Political Violence in Postrevolutionary
Mexico”, Koonings Kees y Dirt Krujit eds. Societies of Fear: The Legacy of Civil War, Violence
344
and Terror in Latin America. New York: Zed Books. 1999. p. 105. El prestigiado mexicanista
Friedrich Katz aceptaba que hubo una “guerra sucia” en México pero consideró que la repre-
sión había sido más diferenciada y menor en comparación con el Cono Sur. Katz, “La guerra
fría en América Latina”. en Spencer Daniela. coord. (2004). Espejos de la guerra fría: México,
América Central y el Caribe. México: Miguel Ángel Porrúa. p. 25.
5
Véase Padilla, Tanalis y Louise E. Walker. eds. “Spy Reports: Content, Methodology, and
Historiography in Mexico’s Secret Police Archive.” Dossier, Journal of Iberian and Latin
American Research 19, no. 1 (July 2013): 1-103; Gilbert Joseph y Daniela Spencer. (2008). In
From the Cold: Latin America’s New Encounter with the Cold War. London: Duke University
Press, 2008.
6
Las discusiones sobre el concepto mismo de “guerra sucia” han sido escasas y poco profun-
das, y oscilan entre la perspectiva de quienes rechazan que haya habido algo semejante a las
guerras sucias del Cono Sur, y quienes se refieren al periodo como “terrorismo de estado” por
considerar que debe ser observado desde el punto de vista de las víctimas. Véase por ejemplo:
Radilla Andres y Claudia Rangel. eds. (2012). Desaparición forzada y terrorismo de Estado en
México. Memorias de la represión en Atoyac, Guerrero durante la década de los setenta. México:
Universidad Autónoma de Guerrero. He optado por preservar el concepto de guerra sucia
porque si bien es cierto que en Argentina éste fue empleado y popularizado por la dictadura
militar, en México los exguerrilleros han defendido su uso para enfatizar: 1) que hubo una
guerra asimétrica y de baja intensidad; 2) que no se respetaron las convenciones de Ginebra
sobre el derecho internacional humanitario de guerra, y 3) que las violaciones a los derechos
345
346
en común tanto las monografías que se enfocan en los actores políticos como
las que adoptan enfoques estructuralistas es que la reflexión teórica sobre la
violencia está prácticamente ausente.
El Partido de los Pobres (PdlP) de Guerrero ha sido la organización polí-
tico-militar que ha despertado mayor interés académico, pues fue la única que
ejerció algún tipo de control territorial, y es también la que cuenta con el mayor
número de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas,
tortura y prisión política irregular.10 No obstante, el ejemplo de esta guerrilla
rural, encabezada por el respetado profesor normalista Lucio Cabañas ha sido
utilizado para deslegitimar a la guerrilla urbana, cuyo máximo representante
fue la LC23S. Bajo esta perspectiva dicotómica el PdlP, que había surgido en el
estado más pobre de la república, tenía razón de ser porque contaba con una
base social en la sierra de Atoyac, podía desplazarse territorialmente por gozar
de la simpatía campesina, estaba próximo al paradigma cubano del puñado de
hombres intrépidos que avanzaron desde la sierra para tomar el poder del Estado,
movilizaba imaginarios de esperanza y heroísmo y era visto como el heredero
del zapatismo.11 En cambio, al haber surgido en las ciudades más modernas y
prósperas del país, la Liga no podía ser más que la expresión del aventurerismo
pequeñoburgués y suicida; sus seguidores (en su mayoría estudiantes) no eran
más que fanáticos voluntaristas y desesperados sin base social; ninguna razón
de fondo motivaba su lucha y los resultados de sus acciones se diluyeron en esa
misma nada. Si la LC23S contaba con cientos de víctimas era porque se había in-
sertado en una lógica de vendetta y ella misma había propiciado el escalamiento
de la violencia.12 Así, pese a que en México hubo más de cuarenta organizaciones
y comandos armados, los ataques se han concentrado principalmente en la LC23S,
desde su aparición en 1973 hasta la fecha. Yo sostengo que el discurso sobre la
inadmisibilidad de la Liga se basa precisamente en su poder de transgresión.
La memoria de la Liga implica el recuerdo de la violencia llevada a los espacios
Grande de Guerrero. México: Editorial Posada. Y Henson Elizabeth. “Madera 1965: Primeros
Vientos”. en Cedillo y Calderón. Op. Cit. p. 19-39.
10
Sotelo José. coord. Informe Histórico a la Sociedad Mexicana ¡Qué no vuelva a suceder! México,
Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado. 2006. (borrador). en lo
sucesivo ihsm.
11
Muchos militantes del Partido Comunista Mexicano simpatizaban con Cabañas por el hecho
de haber sido él mismo militante comunista. Véase: Arturo Martínez Nateras. (1986). El
secuestro de Lucio Cabañas México: Atlalena.
12
Más adelante se analizan detenidamente estos anatemas, pero cabe hacer notar que también
fueron difundidos a través de la literatura en novelas como la de Aguilar Camín, Héctor.
(1990). La guerra de Galio. México: Cal y Arena.
347
Las estrategias discursivas a través de las cuales el Estado llevó a cabo la guerra
psicológica contra el movimiento armado socialista se desplegaron en los medios
de comunicación de masas de forma sistemática, durante todos los años que duró
el conflicto.14 Los responsables de la seguridad nacional negaban públicamente
la existencia de organizaciones guerrilleras, poniéndolas al mismo nivel del
hampa, el terrorismo o la subversión, pero sin conceder ninguna motivación
política a sus acciones.15 Tanto la guerra psicológica como las manifestaciones
13
Para entender la complejidad de las luchas hegemónicas por la memoria, véanse las obras de
Jelin Elizabeth. (2002). Los trabajos de la memoria.Madrid: Siglo xxi. y de Stern Steve J. (2006).
Battling for Hearts and Minds: Memory Struggles in Pinochet’s Chile, 1973-1988. Durham: Duke
University Press.
14
Paradójicamente, el gobierno no hizo nada por impedir la difusión del marxismo en las
universidades, como lo hizo notar Friedrich Katz. Sin embargo, eso no significa que no se
emplearan otras estrategias de disuasión dirigidas hacia el público educado y escéptico de la
propaganda gubernamental, como se verá más adelante.
15
Véase: Gamiño Rodolfo. (2011). Guerrilla, represión y prensa en la década de los setenta en
México. Invisibilidad y olvido. México: Intituto Mora; Jorge Mendoza. (2001). Op. Cit. y Jorge
Mendoza, “Los medios de información y el trato a la guerrilla. Una mirada psicopolítica”, en
Okión Verónica y Marta Eugenia García. eds. Op. Cit., vol. 1, p. 145-180. En 1978 el presidente
348
visibles del terror estatal (que eran tan sólo la punta del iceberg) convencie-
ron a la población de que la lucha armada era un tema sobre el que había que
guardar silencio. Se formó un sentido común según el cual una persona con
cualquier tipo de vinculación con un elemento subversivo era, simultáneamente,
un criminal y una víctima en potencia, por lo tanto se le debía señalar y aislar.
El terror estatal se justificaba bajo la sospecha de que la suerte que las víctimas
corrían “por algo habría sido, algo habrían hecho”. Miles de familiares, amigos,
vecinos, o compañeros de trabajo de los guerrilleros no tuvieron más opción
que aceptar pasivamente el estigma y el silencio. Por su parte, los defensores de
la idea del México autoritario pero estable (tanto domésticos como extranjeros)
minimizaron por completo los hechos sorprendentes que aparecían día a día en
la nota roja de todos los diarios de circulación nacional, así como las denuncias
de los familiares de los desaparecidos políticos, que empezaron a organizarse
a partir de 1974.
El único libro que da cuenta de la visión de las fuerzas de seguridad sobre
el “enemigo interno” es el del general brigadier Mario Acosta Chaparro Movi-
miento subversivo en México (1990), el cual circuló solamente al interior de las
fuerzas armadas. Se trata de un manual de ambientación para los elementos
de la sección de inteligencia militar (S-2), en el que se describe a las organiza-
ciones clandestinas mexicanas de los años sesenta, setenta y ochenta presunta
base de un nuevo movimiento subversivo que se anticipaba a comienzo de los
noventa y que, en efecto, ocurrió. El libro tiene un enmarcado fundamental-
mente ideológico, ofrece información inexacta e incoherente y está lejos de ser
un análisis de inteligencia de “alto nivel”. Acosta Chaparro señala que las causas
de la subversión eran:
José López Portillo decretó una amnistía para los delincuentes “impulsados por móviles po-
líticos”; oficialmente nunca se reconoció el carácter de grupo beligerante a los guerrilleros.
349
Acosta manifiesta que la Liga y otros grupos “fueron casi exterminados por
las fuerzas del gobierno” de forma efectiva y digna de admiración,21 pero no
menciona nada acerca de los métodos empleados para tal fin, probablemente
porque su audiencia los sobreentendía. El general consigna los nombres de
392 militantes y personas vinculadas a la LC23S, probablemente reunidos por la
Dirección Federal de Seguridad y la S-2.22 A la fecha se ignora cuántos de ellos
16
Acosta Chaparro, Mario. (1990). Movimiento subversivo en México. México: s.ed. pp. 9-45.
Acosta insiste en que en que las sedes diplomáticas eran los centros desde los que se promovía
la subversión, pero no ofrece ninguna evidencia.
17
Aguayo Sergio. (2001). La charola: una historia de los servicios de inteligencia en México. México:
Grijalbo. p. 312.
18
El citado ihsm ha sido la única iniciativa para cuantificar a las víctimas, pero ofrece cifras tan
confusas que no ha podido constituirse como una referencia central.
19
Acosta. (1999). Op. Cit. p. 43.
20
Ibíd. p. 46.
21
Ibíd. pp. 13 y 48.
22
Ibíd. pp. 161-171. Es importante señalar que los servicios de inteligencia registraron más
nombres de personas asociadas con la Liga que con el PdlP, pese a lo indiscriminado de las
campañas contrainsurgentes en Guerrero. La difusión de esta obra disuadió de hacer público
su testimonio a muchas personas cercanas a la Liga, que habían permanecido en el anonimato.
350
23
Después de años de trabajar en los archivos de la SEGOB, estoy convencida de que el gobierno
se sentía amenazado tanto por la multiplicación de los grupos armados como por la presión
de los movimientos sociales, pero confiaba ampliamente en su propia capacidad para contro-
larlos. Disiento de la interpretación conspiracionista de Aguayo, según la cual las fuerzas de
seguridad exageraron la importancia de los grupos armados y los dejaron crecer para prolongar
el conflicto y asegurar privilegios para sus corporaciones. Aguayo. (2001). Op.Cit. p. 204.
24
Pese a ser una obra de mediana calidad, Bajo la metralla ganó el Ariel a la mejor película
mexicana de 1983, un hecho excepcional dada la poca atención que recibía el drama político
en aquellos años, pero sobre todo, porque el tema de la guerrilla había sido un tema censurado
durante los tres sexenios anteriores.
351
25
Los partidos de izquierda en México cuando se produjeron las discusiones sobre la reforma
electoral en 1977, los distintos organismos de la izquierda reformista no hicieron ningún tipo
de denuncia sobre los episodios de terror estatal, ni incluyeron demandas de verdad y justicia
por las víctimas de desaparición forzada en sus negociaciones con el gobierno.
26
El autor tenía una comprensible animadversión personal hacia los Enfermos de Sinaloa, quienes
ajusticiaron a su primo Carlos Guevara Reynaga en 1973. “Secuelas en la izquierda, entrevista
con Gilberto Guevara Niebla”, Nexos, 1 de enero de 1988, versión electrónica: http://www.
nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=267405, fecha de consulta 3 de diciembre de 2013;
Guevara Niebla, Gilberto. (1988). La democracia en la calle: crónica del movimiento estudiantil
mexicano. México: Siglo xxi.
27
Huacuja Mario y José Woldenberg. (1976). Estado y lucha política en el México actual. México:
El Caballito. p. 149-152.
352
28
El rumor de que las guerrillas mexicanas eran creación de la cia fue originalmente promovido
por el gobierno, pero tuvo eco entre muchos otros sectores. Los autores basaban sus dichos
únicamente en notas de periódicos, que a su vez estaban controlados por la segob. Sobre los
métodos a través de los cuales el gobierno dominaba a la prensa, véase: Rodríguez Munguía,
Jacinto. (2007). La otra guerra secreta. Los archivos secretos de la prensa y el poder. México:
Debate.
29
En 1998 José Woldenberg reiteró que la LC23S era un instrumento de provocación contra la
izquierda demócrata, y que su conducta era desquiciada. Extrañamente, uno de los episodios
que narra es el de dos militantes de la Liga asesinados a quemarropa en una exposición canina
en el campus de Ciudad Universitaria de la unam en 1975, de la que fue testigo indirecto, algo
que no hizo en la obra de 1976. en Woldember José. (1998). Memoria de la Izquierda. México.
Cal y Arena.
30
Carlos Monsiváis, “La izquierda mexicana: lo uno y lo diverso”, Fractal, no. 5, 1997, versión
electrónica: http://www.mxfractal.org/F5monsiv.html, fecha de consulta 5 de diciembre de
2013.
31
En diversos ensayos, el escritor Carlos Montemayor también elaboraría reflexiones sobre la
violencia política Mexicana en un arco largo de tiempo, particularmente en sus obras (2012).
La guerrilla recurrente. México: Debate y (2010) La violencia de Estado en México antes y
después de 1968. México: Debate.
353
32
Monsiváis Carlos y Julio Scherer. (2004). Los Patriotas. De Tlatelolco a la guerra sucia. México:
Aguilar. p. 188. Si Monsiváis hubiera estudiado la Liga un poco más a fondo, se hubiera dado
cuenta de que sus militantes estaban incluso en contra de Fidel Castro y Che Guevara, pues
“la Liga era antitodo”.
33
Ibíd. p. 189.
34
Scherer fue fiel a la línea editorial que adoptó como director del periódico Excélsior (hasta antes
de su destitución forzada en 1976), que en el tema de la lucha guerrillera era completamente
afín al gobierno. Sin embargo, ya como editor del semanario Proceso a partir de 1977 Scherer
pasó de la mera condena de los grupos armados hacia una postura en que también criticaba
al Estado por el ejercicio desmedido de la violencia contra la oposición.
354
guerra sucia, las visiones de esta izquierda no sólo cumplieron con su propósito
de estigmatizar y marginar políticamente a los partidarios de la lucha armada,
también los hicieron más vulnerables ante el terror estatal, pues fomentaron el
silencio y la indiferencia social ante el destino de lo que consideraban un pu-
ñado insignificante de individuos terriblemente equivocados, por más trágico
que éste fuese.35 Tales ideas, que dieron forma a las memorias de muchos sobre
aquellos años, siguen teniendo un eco muy fuerte en el presente e incluso se
han filtrado a las investigaciones académicas.
35
Es paradójico que sea el mismo Monsiváis el que señalara que lo más relevante de la guerra
fue la lejanía emocional de la sociedad respecto a las graves violaciones a los derechos huma-
nos, y que de hecho, si ésta alcanzó proporciones tan devastadoras fue en gran medida por la
ausencia de reacciones de la sociedad civil. Monsiváis y Scherer. (2004).Op.Cit. p. 197
36
En el lenguaje de la época la enfermedad aludía al izquierdismo, que de acuerdo con una
célebre obra de Lenin, era la enfermedad infantil del comunismo. Uno de los contingentes
estudiantiles más numerosos que pasó a la lucha armada fue el de los autodenominados En-
fermos de Sinaloa, quienes se ufanaban de estar “infectados por el virus rojo del comunismo”,
para el cual no había cura. Hirales Gustavo, “La guerra secreta”, Nexos, no. 54, julio de 1982,
p. 40.
37
Cabe hacer notar que tras siete años en prisión (1973-1980), Hirales se incorporó al Partido
Comunista Mexicano, de donde alguna vez salió para tomar las armas. Su visión sobre su
propia militancia guerrillera estaba contaminada por la línea del partido.
355
38
En mi investigación de archivo sobre la LC23S he encontrado alrededor de siete casos probados
de ejecuciones internas y cinco casos de activistas demócratas asesinados por la organización.
Probablemente fueron más, pero tendría que hacerse un estudio acucioso para dimensionar
correctamente los hechos.
39
Hubo incluso militantes que actuaron bajo las siglas de la LC23S hasta 1990, pero sus testi-
monios son objeto de intensa polémica por parte de otros sobrevivientes. Ramírez Cuevas,
Jesús (28 e3 marzo de 2004). “La Liga Comunista 23 de Septiembre. Historia del exterminio”,
Masiosare, no. 327. Versión electrónica: http://www.jornada.unam.mx/2004/03/28/mas-
historia.html
40
En la obra pionera sobre la guerra sucia editada por Verónica Oikión y Marta Eugenia García.
(2002). Op. Cit. la mayoría de los textos sobre la LC23S fue escrita por exguerrilleros. Entre otros
exmilitantes que han llevado a cabo una gran labor de rescate documental y elaboración de
ensayos y memorias, destacan: Miguel Topete Díaz, José Luis Moreno Borbolla, José Fernando
Reyes Peláez, Jaime Laguna Berber y Antonio Orozco Michel.
356
41
Carr Barry. (1996). La izquierda mexicana a través del siglo xx. México: Era. p. 273. La obra
de Carr se ha convertido en un manual de referencia indispensable para los estudiosos de
la izquierda mexicana, por eso el que conceda tan poca importancia a la ultraizquierda y la
retrate como algo próximo a un conjunto de pequeños organismos de terroristas facinerosos
es muy controversial.
42
Una de las primera obras en inglés en abordar el tema de las guerrillas fue la de Hudges Donal
C. (1995). Mexican Anarchism ofter Revolution. Austin: University of Texas Press. Al igual
que Carr, Hudges no hace más que reproducir la visión de Hirales sobre la LC23S y la de otras
fuentes muy cuestionables, que eran las únicas disponibles sobre el tema.
357
43
La confusión se deriva del hecho de que la dfs denominaba “informantes”, “contactos” y
“colaboradores” tanto a los presuntos infiltrados como a los militantes que, después de ser
detenidos y torturados, brindaban información para la localización de otros guerrilleros.
Puesto que este tema me interesa sobremanera, he analizado cuidadosamente muchos de los
documentos que han sido presentados como pruebas de que había informantes infiltrados
en las organizaciones. He encontrado que en la mayoría de los casos los “informantes” no
tenían ninguna relación con la dfs antes de su detención; en otros casos, se trataba de gente
con vínculos muy periféricos con la guerrilla y, en unos más, por el manejo del lenguaje, es
imposible determinar en qué momento se inició la presunta colaboración. Introducir estos
matices es fundamental, pues obras como la de Meléndez Jorge. (2006). Nadie supo nada. La
verdadera historia del asesinato de Eugenio Garza Sada. México: Grijalbo. derivan conclusiones
sensacionalistas de los documentos, para reafirmar los prejuicios y estereotipos comunes sobre
la Liga.
44
Aguayo. (2001). Op.Cit. p. 186. El autor sólo refiere la ejecución de un presunto traidor a manos
de sus excompañeros al interior de un penal. En el terreno de la especulación, afirma que:
“Tal vez la misma dfs difundía información en ese sentido para desorientar a sus enemigos y
provocar que se mataran entre sí”. Me parece que Aguayo estaba influido por la memoria de
la “guerrilla ajusticiadora”, aún sin haber encontrado datos específicos al respecto.
45
Véase por ejemplo el trabajo de López Limón, Alberto. (2006). David Jiménez Sarmiento: por
la senda de la revolución. México: Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos
Sociales A.C. que se basa enteramente en los informes policiacos para narrar la historia de la
Liga pero eliminando el lenguaje cargado y difamatorio de los agentes de la dfs.
46
A la fecha hay muy pocos investigadores empecinados en señalar que la Liga fue tan violenta
como el gobierno, entre ellos Ángeles Magdaleno, que aún cuando no cuenta en su haber con
358
publicaciones, ganó mucha influencia en los medios por haber sido la primera encargada del
área de investigación histórica de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos
del Pasado (femospp) en 2002. Ella filtró generosamente información a varios periódicos y
revistas, incluso la obra de Scherer arriba citada está basada en su investigación; a cambio
recibió una cobertura considerable en la prensa. Magdaleno encontró un caso en que los
Enfermos torturaron a un policía judicial, lo que a su parecer era evidencia irrecusable de
que los guerrilleros, en su conjunto, habían sido torturadores. La postura de Magdaleno es
sorprendente, porque mientras su comisión era encontrar evidencias de las graves viola-
ciones a los derechos humanos cometidas por servidores públicos, ella tomó el partido de
los acusados, debido a que interpretó los documentos de la dfs como la revelación de la
verdad. Los represores y sus defensores le han agradecido públicamente su colaboración.
Véase por ejemplo, Luis de la Solórzano Barreda. (2008). El pequeño inquisidor. México:
Ócenao.
359
47
Palacios Hernández, Benjamín. (2009). Héroes y fantasmas. La guerrilla Mexicana de los años
70. Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León. p. 81. La obra de Palacios es relevante
porque es la única que recrea con cierto detalle las discusiones teórico-políticas que dieron
origen a la LC23S, en donde se puede apreciar que la dirección del grupo luchaba contra las
tendencias de militarismo, terrorismo, y otras desviaciones que había detectado en su seno.
Es claro que muchos de los episodios armados que protagonizaron los militantes de la Liga no
fueron parte de ningún plan ni estrategia, sino que derivaron de la pérdida de control sobre
el terreno de guerra, debido a una lógica de acción-reacción-acción.
48
Aunque la LC23S y Sendero Luminoso son organizaciones sumamente distintas, el tipo de
misticismo teórico que abrazaron -o la “revolución de manual” como la llamó Carlos I. De-
gregori- es muy semejante. Véase Degregori, Carlos I. (2012). How Difficult it is to Be God.
Shining Path’s Politics of War in Peru, 1980-1999. Madison: University of Wisconsin.
360
49
La actividad de la LC23S en regiones en las que formó núcleos de guerrilla rural desató campañas
de tierra arrasada, específicamente en el llamado Cuadrilátero de Oro (que comprende los es-
tados de Sinaloa, Durango, Sonora y Chihuahua) y en Jamiltepec, Oaxaca. Los acontecimientos
en la sierra baja Tarahumara de Sonora son narrados en el testimonio de Topete Miguel. (2009).
Los ojos de la noche. El Comando Guerrillero Oscar González. Guadalajara: Taller Editorial la
Casa del Mago. No existe nada escrito sobre Jamiltepec, pese a las dimensiones que alcanzó
el conflicto en la región.
50
La crónica de Lagarda trajo a mi mente la obra de Mallon Florencia, E. (2006). Courage tastes
of blood. The Mapuche Community of Nicolás Ailío and the Chilean State, 1906-2001, en lo
relativo a las relaciones entre el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (mir) y los mapuches
de una región marginal. Ambos casos modifican las percepciones tradicionales que tenemos
sobre tales organizaciones armadas, mostrándolas menos dogmáticas y más negociadoras en
su encuentro con la otredad etno-cultural. en: Lagarda Ignacio. (2007). El color de las amapas.
Crónica de la guerrilla en la sierra de Sonora. Hermosillo: uts/itesca/Liceo Tecnológico de
Sonora.
361
The September 23rd Communist League Against the pri/State (1973-1975)”, en Calderón y
Cedillo. (2011). Op.Cit. p. 129.
362
52
Gamiño toma los informes de la dfs como fuente principal para cuantificar la actividad de
la LC23S. Sin embargo, no repara en que los registros entre 1977 y 1979 son parcos porque
la Brigada Blanca fue la encargada de la contrainsurgencia urbana y su documentación no
fue incorporada en los archivos que la SEGOB depositó en el Archivo General de la Nación,
aduciéndose el extravío de tales materiales. Así, Gamiño se basa en la poca información dis-
ponible para determinar que la organización fue exterminada por completo en 1979, lo cual
ocurrió en realidad en 1981 con la eliminación de la última Dirección Nacional. en. Gamiño
Rodolfo. (2011). Op. Cit.
363
Conclusiones
53
Sánchez Parra Arturo. (2012). Estudiantes en armas. Una historia política y cultural del movi-
miento estudiantil de los Enfermos (1972-1978). Culiacán: Universidad Autónoma de Sinaloa/
Academia de Historia de Sinaloa A.C.
364
365
Referencias
54
Véase por ejemplo: Grandin Greg y Gilberto Joseph. ed. (2010). Insurgent and Counterinsurgent
Violence During Latin America’s Long Cold War. Durham: Duke University Press.
366
367
368
369
373
Moreno Soto. En este escrito Héctor Moreno sitúa a la femospp como una ins-
titución encomendada a la búsqueda de la verdad histórica y como herramienta
jurídica a través de la cual se pondría a escrutinio la violencia política ejercida por
el Estado mexicano durante las décadas de 1960 y 1970 en México. En primera
instancia, Moreno nos alerta de las limitadas estrategias metodológicas de la
Fiscalía para auscultar el pasado, la falsación y tergiversación de la información
y conceptos, aunado a ello, destaca la cortina de humo que permeó las diversas
versiones que giraron en torno al informe final y su presentación a la sociedad
mexicana. En conclusión, esta institución no logró establecer a pesar de los altos
costos de sus operaciones ni verdad, ni justicia, ni reparación.
Por último, a manera de réplica, se presentan las reflexiones de Ángeles
Magdaleno, historiadora que fungió como directora de información y análisis
de la femospp. Magdaleno nos habla sobre los usos y la manipulación del pa-
sado de acuerdo a los intereses de grupos, los cuales, a raíz de la apertura de
los archivos policiales de los años sesenta y setenta. Para ella, los ex militantes
han hecho un abuso de la historia, han hecho con la documentación “oficial”
hagiográficas de algunos líderes con pretensiones de verdad. Para Magdaleno,
los exmilitantes han usado perversamente la documentación, pues ésta suele
ser válida cuando convienen a sus intereses, pero cuando la documentación
es o manifiesta acusaciones en su contra —por ejemplo las acusaciones sobre
ejecuciones entre compañeros— éstos sostienen que es inválida. Magdaleno
concluye sentenciado que, para realizar una historia objetiva de los movimientos
armados es necesario ser objetivo y dejar de lado los intereses en la selección
informativa, que es necesario eliminar las visiones estrechas que limitan la in-
terpretación histórica entre buenos y malos— arguye que son unidades políticas
en pugna y en ese sentido se tendría que explicar.
374
Nota preliminar
* El Colegio de Michoacán.
1
Eugenia Allier Montaño se pregunta: “¿Por qué la violencia ejercida desde el Estado, primero
en contra de los estudiantes en 1968 y en 1971, y luego en contra de militantes de izquierda
en los años setenta y ochenta —la guerra sucia- no han despertado las pasiones de los de-
bates públicos conocidos en otros países de América Latina? ¿Qué similitudes y diferencias
existieron en la violencia política en México y en el Cono Sur? ¿Qué similitudes y diferencias
han existido en las luchas memoriales por el pasado reciente?”, en Eugenia Allier Montaño.
(2010). Batallas por la memoria. Los usos políticos del pasado reciente en Uruguay. Montevideo:
Ediciones Trilce e Instituto de Investigaciones Sociales de la unam. p. 21.
2
Lazo Fuentes y Rey Tristán acotan la justicia transicional “como aquellos procesos relativos a
la rendición de cuentas, al enjuiciamiento, al conocimiento de la verdad, a las reformas institu-
cionales o a la reparación moral o económica de las víctimas de la represión político-social, que
se dan a raíz de transiciones políticas efectivas de un régimen dictatorial [y/o autoritario] a uno
375
democrático”. A la vez también señalan que desde el campo de la Historia, se constata el interés
que la memoria y la justicia transicional han suscitado en los historiadores —a partir del estudio
de la historia reciente— y para ello ofrecen dos impulsos: “la participación en proyectos oficiales
de investigación sobre las violaciones de derechos humanos” y el desarrollo más frecuente de
“actividades científicas nacionales e internacionales” con debates puntuales sobre la justicia
transicional, en Xiomara E. Lazo Fuentes y Eduardo Rey Tristán, “¿Es la justicia el precio de la
paz? Logros y limitaciones en el proceso de paz salvadoreño”, en Rey Tristán, Eduardo y Pilar
Cagiao Vila. Coord. (2011). Conflicto, memoria y pasados traumáticos: El Salvador contempo-
ráneo. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela. pp. 213-215.
3
Allier Montaño. (2010). Op.Cit., p. 47.
4
A través de sus investigaciones Rodolfo Gamiño constató que la coerción del Estado “fue una
operación con objetivos puntuales que se ejecutarían a corto y largo plazos, un laboratorio
con cambios instrumentales apoyados por múltiples socios activos y diversas instituciones
gubernamentales y no gubernamentales”, en Rodolfo Gamiño. (2011). Guerrilla, represión y
prensa en la década de los setenta en México. Invisibilidad y olvido. Prólogo de Verónica Oikión.
México: Instituto Mora. p. 15.
376
Para erradicar la represión selectiva como norma de acción política del Estado,
y para configurar un proceso sólido de recuperación y esclarecimiento de un
pasado inmerso en la violencia terrorista del régimen autoritario, es menester
evaluar las posibilidades reales de la justicia transicional en la hasta ahora per-
manente debilidad democrática de la realidad mexicana.
De acuerdo con el reconocido sociólogo guatemalteco Edelberto Torres-
Rivas, para llevar a efecto la justicia transicional de manera contundente y pe-
rentoria, debería considerarse “la naturaleza de la transición política y el tipo de
justicia que es dable aplicar”,6 pues con frecuencia podemos encontrar ejemplos
5
Reyes Mate, Rupérez. (2008). Justicia de las víctimas. Terrorismo, memoria, reconciliación,
Barcelona. Fundación Alternativas y Anthropos Editorial. (Huellas, 31). pp. 17-21.
6
Torres-Rivas, Edelberto. Prólogo. (2009). “La justicia, la verdad, el castigo y las estrategias del
mal”, en Comisión para el esclarecimiento histórico. Conflicto armado interno y denegación
de justicia. Guatemala memoria del Silencio. Guatemala: F&G Editores. p. 12.
377
donde existe transición sin justicia, y con mayor dificultad, por supuesto, habrá
casos de justicia sin alternativa democrática. Resulta entonces que la transfor-
mación y el cambio político se convierten en “transacción dolosa en que no hay
ni justicia ni verdad integral”,7 debido a la falta de voluntad del régimen político
para enjuiciar, sancionar y castigar a los culpables de violaciones graves a los de-
rechos humanos, y para compensar a las víctimas por haber sufrido crímenes de
Estado: detención arbitraria, tortura física y psicológica, ejecución extrajudicial
y desaparición forzada, que dicho sea de paso todo ello en conjunto redunda
en la deshumanización del castigo y la violación extrema contra los derechos
humanos de las personas. Hasta el día de hoy, la autoridad en México a través
de los poderes establecidos y en sus tres órdenes de gobierno no ha aplicado
ningún ingrediente de justicia transicional en un régimen político que se dice
democrático, pues “Se transó el cambio y la justicia se pospuso”.8 Amén de los
numerosos y prolongados intentos gubernamentales por decretar el olvido del
pasado hasta el día de hoy.
Esto quiere decir que para enfocar con claridad los procesos de justicia
transicional es menester identificar sus ejes de acción: el legal, el político y el
administrativo, pues cada uno de ellos engloba numerosos elementos a con-
siderar, como la identificación de funcionarios y servidores públicos civiles y
militares —mediante la depuración de los cargos en la administración públi-
ca— que en el ejercicio de sus funciones cometieron violaciones graves a los
derechos humanos de los perseguidos políticos, identificando su complicidad,
encubrimiento y responsabilidad penal. En el colmo del cinismo y del contuber-
nio encontramos funcionarios públicos que no sólo desaparecieron personas,
sino también las pruebas documentales “de las operaciones de seguimiento,
secuestro, interrogatorio, cerco, aniquilación y confinamiento de luchadores
sociales” con el afán de esconder los actos criminales ejecutados por el Estado,9
haciendo aún más complicadas las eventuales investigaciones por la ausencia
de indicios para rehacer las cadenas de mando.10
7
Ibíd. p. 13.
8
Ibíd.
9
Cilia Olmos, David. (2002). Carpizo y la cndh. La otra cara de la guerra sucia. México: Centro
de Derechos Humanos Yax’kin A.C. y Editorial Comuna y Servicios. a.c. p. 71.
10
Dutrénit y Varela confirman que: “La organización criminal especializada en represión po-
lítica y asociada al Estado se caracteriza por ser una estructura cerrada con cierto grado de
autonomía operativa, aunque sometida a controles jerárquicos por la propia lógica del plan
delictivo y por su faceta institucional, dado que la componen funcionarios actuando dentro de
una escala jerárquica, con ciertas reglas escritas y otras no escritas”. Ver Dutrénit Bielous, Silvia
y Gonzalo Varela Petito. (2010). Tramitando el pasado. Violaciones de los derechos humanos
378
379
la Tempestad. p. 36. Por ejemplo, el Estado argentino suscribió en 1999 compromisos con las
víctimas y sus familiares garantizando el derecho a la verdad, reconociendo su jurisprudencia
como tal y declarándolo imprescriptible. Véase: s.a. (2010). Derechos humanos en Argentina.
Informe. Buenos Aires: Centro de Estudios Legales y Sociales/Siglo xxi. p. 63.
13
Véase la transcripción del acuerdo en Salvador Tinajero Esquivel, “Verdad y Justicia”, capítulo
xi, en Martin, Claudia, Diego Rodríguez-Pinzón y José A. Guevara B. comp. (2006). Derecho
Internacional de los Derechos Humanos. México: Universidad Iberoamericana/Distribuciones
Fontamara. p. 383.
380
hay que tener claro que, más allá de los cambios electorales, el aparato de poder
responsable de las desapariciones forzadas, de las ejecuciones extrajudiciales y de
otros delitos graves, es sustancialmente el mismo que gobierna en nuestro país.
Además, en las estructuras militares y policiacas tampoco ha habido cambios
profundos.15
A la fecha, y frente a esta realidad es evidente que se ha hecho muy poco, por no
decir que sólo se han dado los pasos mínimos, y las consecuencias están a la vista,
restricción absoluta en la indagación de la verdad y la aplicación de la justicia.
Sólo en una verdadera y efectiva transición democrática podría encajar
la eventual creación de una Comisión de la Verdad,16 como un organismo de
investigación creado para enfrentar críticamente al pasado —“su cometido
consiste en identificar las estructuras del terror y sus implicaciones sociales
14
Véase: Derechos humanos en Argentina. (2010). Op. Cit. p. 65.
15
González Ruiz, José Enrique. “Viabilidad de la Comisión de la Verdad”, en http://www.des-
deabajo.org.mx/wordpress/?p=7076. En el Informe sobre la desaparición forzada en México
2011 se asegura que: “En el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa no ha habido señal alguna
de voluntad política para abordar el tema de las desapariciones forzadas que se produjeron en
décadas pasadas. Más aún, pese a la presión que aún mantienen los comités de familiares de
desaparecidos, el gobierno ha llegado a alegar la presunta pérdida de interés de los familiares
como un motivo para no avanzar en la materia, pese a que se trata de delitos que se persiguen
de oficio y que, por ser de lesa humanidad, son imprescriptibles”. Informe presentado por las
organizaciones integrantes de la Campaña Nacional contra la Desaparición Forzada ante el
Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la Organización de las
Naciones Unidas. 2011. p. 7. en http://espora.org/desaparecidos/spip.php?article206
16
Rodolfo Gamiño Muñoz asegura que para el caso del Cono Sur las Comisiones de la Verdad son
“instituciones que pugnan por transparentar, acceder a la información y hacer rendir cuentas
ante los delitos sociales y políticos del pasado cometidos durante los regímenes autoritarios-
militares”, y desde su punto de vista los logros alcanzados “son evidentes y aleccionadores,
pues han modificado los canales de participación ciudadana, […] han conseguido empoderar
el derecho humano y la impartición de justicia. En cuanto a la rendición de cuentas, han evi-
denciado a los culpables, elaborado juicios políticos y reparado los daños”, en Gamiño, Rodolfo
“La guerrilla en la década de 1970. La violencia del Estado mexicano y la izquierda partidista:
entre el perdón y el olvido”, en Verónica Oikión Solano. ed. (2010). Violencia y sociedad. Un
hito en la historia de las izquierdas en América Latina. Morelia: Instituto de Investigaciones
Históricas de la Universidad Michoacana y El Colegio de Michoacán. p. 183.
381
(de las Fuerzas Armadas, de la policía, de los jueces, iglesias, etc.); en cuanti-
ficar las víctimas o determinar la suerte de los desaparecidos”17—, y a partir
de ese balance encauzar el esclarecimiento de los hechos, el castigo penal a los
culpables y el resarcimiento a las víctimas y sus familiares, lo que se traduce en
“verdad, justicia y reparación”.18 Es decir, la reparación de los perjuicios, daños
y lesiones personales y sociales causadas a cada individuo; la indagación de la
verdad acerca de las violaciones a los derechos humanos; la aplicación de la
justicia contra los criminales, y la rememoración de lo sucedido. Todas ellas
como exigencias legítimas para que
17
Mate, Rupérez. (2008). Op.Cit. p. 47.
18
Sánchez Gómez, Gonzalo. (2009). “Presentación” a la obra de Ceballos Medina, Marcela,
Comisiones de la verdad y transiciones de paz. Guatemala, El Salvador, Sudáfrica. Perspectivas
para Colombia. Medellín: La Carreta Editores E.U. p. 7.
19
Informe sobre la desaparición forzada en México. (2011). Op. Cit. p. 13.
20
Mendoza García, Jorge. (2007). “Discursos y silencios en torno a la guerra sucia en México:
Entre memoria colectiva y olvido social”. en Aguiluz Ibargüen, Maya y Gilda Waldman M.
coord. Memorias (in) cógnitas. Contiendas en la Historia. México: Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la unam. (Colección Debate y Reflexión,
No. 12). p. 311.
21
Sánchez Gómez, Gonzalo. (2009). Op.Cit. pp. 8-9. Para González Ruiz. op. cit., a pesar de las
varias limitaciones que tienen las comisiones de la verdad, resultan deseables por encima de
las fiscalías especiales, porque no dependen de la estructura del poder del Estado y no están
sujetas a los ordenamientos de sus autoridades; por tanto, deben ser imbuidas de autoridad
y su vinculación con organismos de derechos humanos nacionales e internacionales les debe
trasmitir la fuerza “para que sus resoluciones se cumplan”, y de esta manera identifiquen y lleven
382
a juicio a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad. En última instancia, una Comisión
de la Verdad para México rescataría su memoria histórica “y la hará del conocimiento de la
nación y del mundo” prestando “un servicio invaluable a la causa de los derechos humanos”.
22
Cazés Menache, Daniel. “Epílogo. Delitos políticos: verdad jurídica, verdad histórica”, en Ruiz
Guerra, Rubén, coord. (2005). Entre la memoria y la justicia. Experiencias latinoamericanas
sobre Guerra Sucia y defensa de Derechos Humanos. México: Centro Coordinador y Difusor
de Estudios Latinoamericanos de la unam. pp. 240-241.
23
Derechos humanos en Argentina. (2010). Op.Cit. p. 121.
24
Cilia. (2002). Op.Cit. p. 79.
383
uno de los crímenes más infames que pueden cometerse. Es un delito que la co-
munidad internacional ha calificado de lesa humanidad, pues atenta contra toda
la comunidad humana. Es un crimen que causa una tortura continua y prolongada
para la víctima directa y su familia,27
25
Carlos Montemayor. (2010). La violencia de Estado en México. Antes y después de 1968. México:
Editorial Random House Mondadori. p. 21.
26
Allier. (2010). Op. Cit. p. 119.
27
Romo Cedano, Pablo y Yaiza Ariana Rodríguez. Comp. (2011). Desapariciones forzadas en
México. Documentos del proceso de Mediación entre el pdpr-epr y gobierno federal. 2ª ed.
Introducción de Miguel Ángel Granados Chapa. México: serapaz. p. 19.
28
Dutrénit y Varela. (2010). Op.Cit. p. 76.
384
violaciones a sus derechos humanos, por el solo hecho de serlo, con afectaciones
físicas y psicológicas y hasta blanco de amenazas al denunciar el secuestro y
ocultamiento de los detenidos-desaparecidos (término que indica el origen de
la desaparición de personas, primero como detenidas y en cualquier momento
ocultadas y desaparecidas). Y aunque los familiares o más cercanos a los desapa-
recidos presumieran su cautiverio, se vieron impedidos de localizar el centro de
detención, y por ende, estuvieron desprovistos de toda representación espacial
sobre él. El secretismo ilegal de los centros clandestinos de detención separó a
los cautivos del mundo exterior, favoreciendo su olvido, restringiendo la soli-
daridad y la querella, y permitiendo el tormento continuado del preso político
y su ejecución al arbitrio y voluntad del represor. Por su parte, los desapare-
cidos fueron obligados a mantener manos atadas, ojos vendados, prohibición
de articular palabras, coaccionados en sus movimientos, es decir, humillados
y sometidos a una privación sensorial y motriz generalizada, impidiéndoles
interactuar con el medio exterior, del cual ignoraban todo, perdiendo la noción
del tiempo.29 Si el desenlace último devino en la ejecución de la víctima y el
ocultamiento de su cuerpo, no fueron gratuitas estas acciones porque lo que se
pretendía era eliminar y no dejar rastro del recuerdo sobre el desaparecido. La
muerte así concebida tras la detención-desaparición no resulta un fallecimiento
privado, sino que es una muerte arrancada de su identidad. Por tanto, mientras
la víctima no aparezca con vida, se mantiene en curso el delito, es decir, perdura
su imprescriptibilidad. Así como también se mantiene el derecho inalienable
de su familia a descubrir y a enterarse de qué forma fue desaparecida y serle
revelada su ubicación. Hasta ahora, y con respecto a esta deuda social, en el
espacio público de la sociedad mexicana se transita por un complejo periodo
de reminiscencia-desmemoria, acusación-omisión.
29
Estas condiciones carcelarias se repiten en distintos escenarios latinoamericanos con historial
de violencia terrorista de Estado. Así lo constata Emilio Crenzel para el caso argentino. Ver:
(2008). La Historia Política del Nunca más. La memoria de las desapariciones en la Argentina.
Buenos Aires: Siglo xxi y Editores Argentina. (Historia y Cultura. Serie El Pasado Presente).
pp. 34-35. También para el caso argentino figuran los trabajos de Pilar Calveiro. En su estudio
“Argentina, las suturas de la memoria” plasma las atrocidades del proceso de desaparición
de personas: “se les asignaba un número que reemplazaba al nombre, se les colocaba una
‘capucha’ que desaparecía los rostros, esposas y grilletes que impedían el movimiento y se las
sometía a un aislamiento radical que cancelaba toda posibilidad de comunicación; la persona
se transformaba así en ‘algo’ indefinido, en un ‘chupado’ dentro del ‘chupadero’”, en Eduardo
Rey Tristán. dir. (2007). Memorias de la violencia en Uruguay y Argentina. Golpes, dictaduras,
exilios (1973-2006). Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela. p. 293.
Puede verse una perspectiva comparada entre México, Argentina, Chile y Uruguay en Dutrénit
y Varela. (2010). Op. Cit.
385
30
Sierra Guzmán, Jorge Luis. (2003). El enemigo interno. Contrainsurgencia y fuerzas armadas
en México. México: Centro de Estudios Estratégicos de América del Norte, Departamento de
Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana y Plaza y Valdés Editores.
31
Las sesiones de tortura prolongada tienen objetivos y son “administradas” bajo control médico
para humillar a la víctima, conseguir de ella toda la información posible y ya “amansada” y
sometida utilizarla en una segunda etapa como informante o infiltrado en su organización
de militancia original. Pero también fueron muchas las víctimas que fueron asesinadas du-
rante la tortura. “La tortura contiene así distintas fases: infligir dolor, extraer información,
exterminar física o sicológicamente al ser humano y, a veces volverlo un instrumento del
sistema represivo”. La tortura psicológica se propone directamente destruir moralmente para
obtener de la víctima su coaccionada cooperación. Ver: Dutrénit y Varela. (2010). Op.Cit.
pp. 76-77.
386
Sin olvidar el papel ominoso jugado por la prensa y otros medios de comu-
nicación. Ya Rodolfo Gamiño ha demostrado palmariamente en sus investiga-
ciones que aquéllos acabaron siendo un soporte y un respaldo para el gobierno
represor contra la LC23S y otros grupos armados, ya fuese por su silencio y su
manipulación, o por sus sesgos informativos, a la vez también por sus medias
verdades y mentiras.34 Todo enfilado a desvanecer y encubrir la complicidad
de todos los órdenes de gobierno, prolongando la impunidad.
Esta abigarrada historia del horror de la guerra sucia fue denunciada
tempranamente en 1976 en una conferencia de prensa convocada por fami-
liares de presos políticos y agrupaciones de la izquierda socialista semilegal,
como la Unión Campesina Independiente, la Liga Socialista, la Liga Comu-
nista Internacionalista, el Partido Mexicano de los Trabajadores y el Partido
Comunista Mexicano, representadas por Lourdes Rodríguez, Félix de Hoyos,
Ricardo Hernández, Manuel Aguilar Mora, Eduardo Valle y Ramón Sosamontes,
respectivamente. A lo largo de sus intervenciones se demandó amnistía para
los centenares de militantes en cautiverio y para los perseguidos políticos. Se
denunció la detención-desaparición de cientos de civiles en cárceles clandes-
tinas, con “violaciones extremas a la Constitución, a los derechos humanos y
a los derechos civiles de la gente procesada, perseguida y presa por motivos
políticos”. De manera pública, además, se intentó configurar una iniciativa de
memoria para sacar del silencio y del olvido a los caídos y darles visibilidad:
32
Oikión Solano, Verónica. (2007). “El Estado mexicano frente a los levantamientos armados en
Guerrero. El caso del Plan Telaraña”, en Tzintzun. Revista de Estudios Históricos del Instituto
de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. No. 45.
Morelia: enero-junio. pp. 65-82.
33
Martínez Nateras, Arturo. (1978). El tema de la amnistía. México: Ediciones de Cultura Popular.
pp. 102-103.
34
Gamiño. (2011). Op. Cit.
387
35
Informe de Investigaciones Políticas y Sociales. Secretaría de Gobernación. México, D.F., 21
de junio de 1976. 19.20 horas, en Archivo General de la Nación, Dirección General de Inves-
tigaciones Políticas y Sociales, caja 1949-B.
36
López Miramontes, Álvaro. (2008). “Presentación” a la obra de Radilla Martínez, Andrea.
Voces acalladas. (Vidas truncadas). Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco, 2ª ed. Méxi-
co: Secretaría de la Mujer del Gobierno del Estado de Guerrero y Universidad Autónoma de
Guerrero. p. 16.
37
Cedillo, Adela y Fernando H. Calderón. (2014). “Análisis de la producción historiográfica
en torno a la guerra sucia mexicana”. en Verónica Oikión, Eduardo Rey y Martín López. ed.
(2014). El Estudio de las luchas revolucionarias en América Latina (1959-1996): Estado de
la Cuestión. Zamora y Santiago de Compostela: El Colegio de Michoacán y Universidad de
Santiago de Compostela.
388
38
Un desafío a superar es revertir la decisión del Estado mexicano “de impedir el registro de
sobrevivientes en el padrón de víctimas con acceso a las medidas de reparación del daño”. Ver
Petrich, Blanche. “Obstaculizan autoridades pesquisas sobre la guerra sucia en Guerrero. Pilar
Noriega exige al Estado mexicano que ‘opte por un compromiso con la verdad’”, en el dossier
México y los Derechos Humanos. periódico La Jornada. viernes 28 de marzo de 2014. p. 3.
39
Cedillo y Calderón (2014). Op. cit.
40
López Miramontes. (2008). Op. cit. p. 16.
41
Turati, Marcela. (2001). “Saldos de la ‘Guerra Sucia’. en el periódico Reforma. México, D.F., 23
de septiembre de 2001.
389
Me llevaron a una celda totalmente vacía. Ahí estaba otro sujeto con una mirada
de sádico y psicópata, en la mano llevaba una picana para aplicar toques eléctricos.
Me la puso en la cara, en los ojos, nunca había visto estrellas tan grandes, en la boca
y por todos lados. Ahí me oriné en los pantalones por segunda ocasión. Entre dos
me sujetaban, porque cada vez que aplican los toques te caes, sin control alguno.
Por eso la celda estaba vacía porque después llegan a lavarla, de vómitos, mierda,
orines o sangre, con una manguera de agua, así queda lista para el siguiente.44
Para aquellos que sufrieron represalias y tortura esa vivencia atroz resulta una
verdadera encrucijada y un parteaguas en su vida con “un cúmulo de experien-
cias, ansiedades, temores e inquietudes”.45
42
Pilar Calveiro agrega: “La disolución del crimen colectivo en la historia individual, su banali-
zación desde las perspectivas maniqueas o su clausura como algo de un pasado muy remoto,
desvanecen las responsabilidades que le competen al Estado, en el presente, así como a los
distintos miembros del sistema político de entonces y de ahora”, en “Argentina, las suturas de
la memoria”. en Rey Tristán. Eduardo. (2014). Op. cit. p. 303.
43
“A manera de presentación” (suscrita por Editorial Tierra Roja. Ciudad de México. 22 de
mayo de 2003) de la obra de González Ruiz, José Enrique. (2003). El banquito de la foto del
recuerdo. El chino y el invidente (Dos cuentos de la guerra sucia). México: Editorial Tierra Roja
y Comisión Estatal de Derechos Humanos de Querétaro. p. 8.
44
Robles Garnica, Héctor Guillermo. (2013). La Guerrilla Olvidada. La historia de una página
manchada con sangre de estudiantes de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara: Taller
Editorial La Casa del Mago. p. 154.
45
Campaña López, Francisco Juventino. “Condiciones de reclusión. Testimonio revolucionario”,
suscrito por…, Preso Político en el Centro de Readaptación Social del Estado de Jalisco. Gua-
dalajara, Jal. México, noviembre 7 de 1979, 58 p., en Mandeville Special Collections Library.
University of California, San Diego. Armed Revolutionary Organizations of Mexico. Docu-
ments and Publications. MSS 0523, Series 13, Reel 3, folder 12, p. 10. En torno al testimonio
de Campaña López, véase: Oikión Solano, Verónica. “Represión y tortura en México en la
década de 1970. Un testimonio político”, en el dossier Sin contrincante en el frente. El poder en
el México contemporáneo, Historia y Grafía. Revista semestral del Departamento de Historia
de la Universidad Iberoamericana. año 19. No. 37. julio-diciembre 2011. pp. 115-148.
390
46
Campaña López. Citado. p. 14. Véase el documentado apartado sobre el llamado “método del
terror” aplicado a los disidentes políticos en Cedillo, Adela. (2008). El Fuego y el Silencio. His-
toria de las Fuerzas de Liberación Nacional. México: Comité 68 Pro Libertades Democráticas,
a.c. pp. 306-339.
47
Allier Montaño (2010). Op.Cit. pp. 134 y 239.
48
“Intervención de Martha Alicia Camacho Loaiza”. en Aguilar Terrés, María de la Luz. comp.
Memoria del Primer Encuentro Nacional de Mujeres ex guerrilleras. Análisis y reflexión sobre
la participación de las mujeres en el Movimiento Armado Socialista. México: s.e. 2007.
391
Con la llegada de su esposo se desató una balacera en la que cayó Alapizco Li-
zárraga gravemente herido. Fueron trasladados a la Zona Militar en Culiacán,
en cuyos separos obligaron a Martha Alicia Camacho a reconocer a su esposo:
Después fue asesinado de un tiro en la nuca. Semanas más tarde, nació su hijo
en condiciones carcelarias infrahumanas.50 Adela Cedillo explica que:
49
Ibíd. pp. 75-78.
50
Ibíd., p. 77. Así como en Camacho Loaiza, Martha Alicia. La guerra sucia en Sinaloa. El rescate
de la historia no oficial (1972-1982). Tesis de maestría en Historia. Culiacán: Universidad
Autónoma de Sinaloa. enero 2010. p. 76.
51
Cedilla, Adela. “Mujeres, guerrilla y terror de Estado en la época de la revoltura en México”,
en http://guerrasuciamexicana.blogspot.com/2010/03/mujeres-guerrilla-y-terror-de-estado.
html Para corroborar estos planteamientos, ver el valiente testimonio y las consideraciones de
Cárdenas Montaño, Macrina. “La participación de las mujeres en los movimientos armados”.
en Oikión Solano, Verónica y Marta Eugenia García Ugarte. ed. (2006). Movimientos armados
en México, siglo xx. 3 v. Zamora: El Colegio de Michoacán y ciesas. T.II. pp. 609-624.
392
52
Castañeda, Salvador. (2004). Diario Bastardo. (Diario desde la Cárcel). 2ª ed. México: Instituto
Coahuilense de Cultura del Gobierno del Estado de Coahuila. (La República de las Letras). p.
127.
53
Ibíd. p. 79.
54
Hernández Rosales, Agustín. fragmento del poema titulado “Carcelero”. Lecumberri, 1976.
en Anzaldo Meneses, Manuel y David Zaragoza Jiménez. (1998). Sobreviviremos al hielo.
Literatura de presos políticos. recop. México: Costa-Amic Editores. p. 190.
55
López Portillo, José. (1988). Mis tiempos. Biografía y testimonio político. 2v. México: Fernández
Editores. T.I p. 581.
56
Ibíd. T. II. pp. 678-679.
57
Ibíd. T. II. pp. 734 y 746.
58
Sánchez Cárdenas, Carlos. (1971). Reforma Política [Estrategia y táctica]. México: Editorial
Extemporáneos. p. 91.
393
Epílogo
59
Castañeda, Salvador. (2006). La negación del número. (La guerrilla en México, 1965-1996: una
aproximación crítica). México: Conaculta/Ediciones Sin Nombre. p. 83.
60
Pilar Noriega, investigadora de la Comisión de la Verdad en Guerrero (ComVerdad), denunció
el 27 de marzo de 2014 ante la cidh de la oea que repetidamente se han obstaculizado las
averiguaciones de la Comisión de la Verdad desde por lo menos hace dos años “para esclarecer
cientos de crímenes cometidos por el Ejército y las policías federal y local contra la población
civil durante la guerra contrainsurgente (1969-1979) en esa entidad […]. Apenas el lunes 24
de marzo, la Procuraduría General de la República (pgr) accedió a levantar la restricción y
reserva para que Comisión de la Verdad pueda estudiar la documentación [sobre la guerra
sucia en Guerrero]. Aun así, […] habrá dificultades para un acceso íntegro [luego de que
tanto la femospp como la cndh] ‘pudieron constatar que esos expedientes están incomple-
tos, dispersos, ocultos, bajo reserva, mutilados o alterados […]. El Estado mexicano tiene los
elementos suficientes para dar a conocer el destino de las personas desaparecidas, y tiene la
obligación de informar a sus familiares y a los sobrevivientes si éstas fueron tiradas al mar
o fueron enterradas’”. Blanche Petrich, “Obstaculizan autoridades pesquisas sobre la guerra
sucia en Guerrero. Pilar Noriega exige al Estado mexicano que ‘opte por un compromiso con
la verdad’, en el dossier México y los Derechos Humanos, periódico La Jornada, viernes 28 de
marzo de 2014. p. 3.
61
“Condiciones de Reclusión. Testimonio revolucionario”. Op. Cit. p. 55.
62
Cilia Olmos. (2002). Op.Cit. p. 91.
394
Referencias
63
Calveiro. (2007). Op.Cit. p. 308.
64
Allier. (2010). Op. Cit. p. 47.
65
Es urgente que la impunidad sea abatida, porque en sí misma abarca una intensa polarización
de la sociedad mexicana, así como evidentemente la carencia de una democracia inclusiva, y
en última instancia, también una justicia largamente postergada.
66
Cazés Menache, “Epílogo. Delitos Políticos: verdad jurídica, verdad histórica”, en Ruiz Guerra,
coord. Op.Cit. p. 242.
67
Allier. (2010). Op.Cit. p. 260.
395
Allier Montaño, Eugenia. (2010). Batallas por la memoria. Los usos políticos del pasado
reciente en Uruguay. Montevideo: Ediciones Trilce e Instituto de Investigaciones
Sociales de la unam.
Camacho Loaiza, Martha Alicia. “La guerra sucia en Sinaloa. El rescate de la historia
no oficial (1972-1982)”. Tesis de maestría en Historia. Culiacán: Universidad
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Campaña López, Francisco Juventino. “Condiciones de reclusión. Testimonio revolu-
cionario”. suscrito por…, Preso Político en el Centro de Readaptación Social del
Estado de Jalisco, Guadalajara, Jal. México. Noviembre 7 de 1979. 58 p. en Man-
deville Special Collections Library. University of California, San Diego. Armed
Revolutionary Organizations of Mexico. Documents and Publications. MSS 0523,
Series 13. Reel 3. folder 12.
. (2006). La negación del número. (La guerrilla en México, 1965-1996: una aproxi-
mación crítica). México: Conaculta y Ediciones Sin Nombre.
Cedillo, Adela. (2008). El Fuego y el Silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación
Nacional. México: Comité 68 Pro Libertades Democráticas, A.C.
, “Mujeres, guerrilla y terror de Estado en la época de la revoltura en México”,
en http://guerrasuciamexicana.blogspot.com/2010/03/mujeres-guerrilla-y-terror-
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y Fernando H. Calderón. (2014). “Análisis de la producción historiográfica en
torno a la guerra sucia mexicana”, en Verónica Oikión, Eduardo Rey Tristán y
Martín López Ávalos, editores, El Estudio de las luchas revolucionarias en América
Latina (1959-1996): Estado de la Cuestión Zamora y Santiago de Compostela: El
Colegio de Michoacán/Universidad de Santiago de Compostela.
Cilia Olmos, David. (2002). Carpizo y la cndh. La otra cara de la guerra sucia. México:
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de Organismos Civiles de Derechos Humanos/afadem/Comité de Madres de
Desaparecidos Políticos de Chihuahua/Nacidos en la Tempestad.
Derechos humanos en Argentina. Informe 2010. Buenos Aires: Centro de Estudios Legales
y Sociales/Siglo xxi Editores.
Dutrénit Bielous, Silvia y Gonzalo Varela Petito. (2010). Tramitando el pasado. Violacio-
nes de los derechos humanos y agendas gubernamentales en casos latinoamericanos.
396
397
398
399
401
1
Dutrénit Bielous, Silvia y Gonzalo Varela Petito. (2010). Tramitar el pasado. Violaciones a los
derechos humanos y agendas gubernamentales en casos latinoamericanos. México: flacso/
clacso, México. p 243.
2
Borbolla Carlos. (2007). La guerra sucia; hechos y testimonios. México: Universidad de Colima/
Club Primera Plana.
402
3
El gobierno transicional organizó el foro público “Comisiones de la Verdad: perspectivas y
alcances. El caso de México”, llevado a cabo en el Distrito Federal los días 18 y 19 de julio de
2002.
4
Mariclaire Acosta. “Submission to the Universal Periodic Review of the UN Human Rights
Council Fourth Session”, International Center for Transitional Justice (ictj), February 2-13,
2009. En: http://www.ictj.org/static/Americas/Mexico/upR_Mexico_-_ictj_Submission_-_
September_2008_-_Spanish_-_Final__2_%5B1%5D.pdf
5
Mariclaire Acosta. (2006). “The “Mexican solution” to transitional justice”, en Roth and Ma-
riezcurrena. Transitional justice in the twenty-first century. New York: Cambridge University
Press. p. 97
403
6
Memoria. Seminario Internacional Comisiones de la Verdad: tortura, reparación y prevención/
Foro público Comisiones de la Verdad: perspectivas y alcances. El caso de México. Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal/Asociación para la Prevención de la Tortura/Centro
de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez/Cooperación de Promoción y Defensa de
Derechos Humanos del Pueblo, México, 2004. p.6
7
Mariclaire. (2006). Op. Cit. p.100
8
Aguayo Sergio y Treviño Rangel. (2007). “Fox y el pasado: la anatomía de una capitulación”,
Foro Internacional. vol. xlvii. No. 4. octubre/diciembre. El Colegio de México. p.717
9
Sotelo Marbán, José. coor. (2005). “Qué no vuelva a suceder”. Informe de la Comisión de Tra-
bajo para el Esclarecimiento de la Verdad Histórica de la femospp. México: diciembre. p.6. El
reporte de las desapariciones fue realizado principalmente por organismos de la sociedad civil:
el Comité Eureka y el Comité de Madres de Desparecidos Políticos. Trabajo que comenzaron
a realizar a finales de la década de los años setenta.
10
Institución a cargo del General en activo Rafael Macedo de la Concha. Contradictoria situa-
ción, ya que el ejército era la institución con mayor responsabilidad en las violaciones a los
derechos humanos.
11
La Fiscalía no operaría de forma autónoma sino que estaría supeditada a la Procuraduría
General de la República. Cfr. Pimentel, Ramírez, Julio. (2004). “Fiscalía Especial; alcances y
límites”, Filo y Causas. Política, Historia, arte y ciencia. México: Año 1. No.1 julio.
404
12
Mariclaire. (2010). Op.Cit.
13
Es importante destacar que la información otorgada para su resguardo al Archivo General de
la Nación sería un elemento importante para la determinación de la verdad y la justicia, pero
su acceso siempre estuvo restringido y custodiado por un ex integrante de la ex Dirección
Federal de Seguridad quien siempre manejó l institución a discrecionalidad a pesar de la im-
plementación de la Ley Federal de Acceso a la Información Pública y Gubernamental (lfaipg).
Cfr. Gamiño Rodolfo. (2009). “La Ley Federal de Transparencia y la Galería Número uno del
Archivo General de la Nación: asignaturas pendientes”, en: Memoria del segundo encuentro
de archivos del Distrito Federal. México: Secretaría de Cultura del df/Instituto Politécnico
Nacional/unam.
14
Glockner Fritz. (2007). Cementerio de papel. México: Ediciones B. p. 105.
15
Es importante destacar que la verdad debería ser más que un relato coherente de los hechos,
requeriría de un marco interpretativo que sea acorde con el momento histórico referido y nos
permita entender, en la actualidad, esos acontecimientos y explicar porqué sucedieron. Cfr.
Marbán. (2005). Op.Cit.
16
Ibíd.
405
17
En el año de 2006 se reformó el Código Penal Federal permitiendo que una persona mayor
de 70 cumpla su condena desde su hogar. Cfr. Mariclaire (2010). Op.Cit. p.3
18
Paul Selis. (2004). A promise unfulfilled? The Especial Prosecutor‘s Office in México, The Inter-
national Center for Transitional Justice. junio. p. 39
19
Karina Ansolabehere. “Cuando la independencia no garantiza la justicia: el poder judicial ante
los crímenes del pasado en México”. Ponencia dictada en el Congreso de Lasa. Octubre, 2010.
20
Junto a este oficio se entregó a la pgr el informe final llamado ¡Qué no vuelva a suceder! Éste
antes de hacerse público, fue modificado, deslindando de las responsabilidades de los crímenes
a las fuerzas castrenses.
406
21
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla, realizada por Rodolfo Gamiño Muñoz el 14 de abril
de 2012. México, DF.
22
Conversación informal sostenida con Julio Pimentel, a 12 de marzo de 2003, Guadalajara, Jalisco.
23
Es importante destacar que durante esta segunda etapa los ex militantes que se adhirieron al
área de investigación histórica fue López Limón (ex militante de Asociación Cívica Nacio-
407
nal Revolucionaria) y José Luis Moreno Borbolla (Ex miembro de la Liga Comunista 23 de
Septiembre), acompañando a Julio Pimentel (Ex miembro de la Unión del Pueblo), el cual ya
“laboraba” para la Fiscalía sin goce de sueldo.
24
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.
25
Entrevista a Alberto G. López Limón, realizada por Rodolfo Gamiño a 11 de abril de 2012,
México DF.
26
Entrevista a Alberto G. López Limón. Citada.
408
27
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.
409
28
Entrevista a Alberto López Limón. Citada.
29
Medellín, Jorge Alejandro. “Responsabilizan a Estado y Ejército de “la guerra sucia””. El Uni-
versal. 28 de febrero de 2006.
410
defensor de los derechos humanos al aceptar que uno de los periódicos más
influyentes a nivel global lo publicara como una muestra de un acto generoso,
al revelar al mundo y a los mexicanos una información aún “desconocida”, en
la que se exponía la barbarie de las fuerzas armadas así como la omisión del
Estado mexicano sobre el tema.
El informe fue publicado bajo el pretexto del derecho ciudadano a la
información en el National Security Archive (nsa).30 Kate Doyle, Directora del
Proyecto México del nsa declaró:
Estamos publicando el borrador del informe porque las familias de las víctimas
de la «guerra sucia» así como el resto de los ciudadanos mexicanos, tienen el
derecho a saber… El hecho de que una versión del informe final de la Fiscalía
Especial se encuentre circulando entre un puñado de ciudadanos prominen-
tes (Elena Poniatowska, Carlos Montemayor y Carlos Monsiváis)31 —y sin
embargo siga cerrado e inaccesible para aquellos que fueron más afectados
por la violencia— es una situación que evoca al pasado en México, cuando los
ciudadanos eran rutinariamente excluidos de participar cívicamente por parte
de un gobierno determinado a mantenerlos en la oscuridad. La información
era poder y el derecho a la información no existía para ciudadanos ordinarios.
El compromiso del National Security Archive en favor de la apertura nos ha
incitado a hacer pública esta versión del reporte para la opinión pública en
México y el mundo.32
30
Doyle, Kate. “Informe documenta sobre 18 años de Guerra Sucia en México”. En www.gwu.
edu/narachiv/. Febrero 26 de2006.
31
El hecho de que el informe hubiera estado en manos de diversos intelectuales, activistas y
periodistas mexicanos, era debido a que fueron elegidos por la Fiscalía como lectores ex-
ternos, para verter, sus comentarios y sugerencias antes de que el informe fuera presentado
públicamente. Destaca también: Julio Scherer, Gilberto Guevara Niebla, Salvador Martínez
della Roca, Rodolfo Echeverría Martínez, Carlos Garza Falla, Alejandra Cárdenas Santana,
Octavio Santiago Dionisio, Antonio Hernández Fernández, Arturo Gallegos Nájera, Zohélio
Jaimes Chávez, Juan Islas Martínez, Salvador Bello Flores, Pedro Martínez, Guillermina Ca-
bañas Alvarado, Fernando Pineda Ochoa, Andrés Nájera Piedra, Arturo Miranda Ramírez y
Josafath Quiroz Alvarado. Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.
32
Ibíd.
411
33
Cfr. Horowitz, David y Richard Poe. (2006). The Shadow Party. How George Soros, Hillary
Clinton, and sixties radicals seized control on the Democratic Party. Nashville, Tennessee:
Thomas Nelson.
34
Kate Doyle. en www.sourcewatch.org
35
Thompson, Ginger y Weiner, Tim. “When Promises to bring justice in Mexico come to naught”.
en New York Times. 26 de Julio de 2004.
36
Thompson, Ginger y Mireya Navarro. “Una investigación de organizaciones de E.U revela
algunos misterios de Centroamérica”. El País Digital. 21 de mayo de 1999 o en www.udel.edu
37
Ibíd.
38
Edna Ovalle. Documento inédito. Archivo Particular.
39
Fenton, Anthony y Dennis Bernstein. “Denial in Haiti: Has the Associated Press and the New
York Times go to the bed with The National Endowment for Democracy?,” en www.haitiaction.
net. 29 de diciembre de 2005.
40
Méndez, Alfredo. “Díaz Ordaz engañó a la cia”. En La Jornada. 3 de octubre de 2008.
41
Ibíd.
412
42
Ver: Aguayo (2007). Op.Cit. En este texto Doyle da su opinión basada en el informe que le
fue filtrado desde la Femospp, y no en una interpretación sustentada en sus investigaciones,
como sugieren Aguayo y Treviño.
43
Doyle, Kate. “Los Muertos de Tlatelolco”, en www.gwu.edu/nsarchiv
44
Licona, Sandra y Medellín, Jorge. “Filtró copia ex coordinador de investigación”. El Universal.
2 de marzo de 2006.
45
Ibarra, Carlos. “Califica fiscal de venganza filtración de informe sobre “guerra sucia”, en http//
oncetv-ipn.net/noticias
413
46
Castillo, Gustavo. “Se deslinda fiscal de filtración de datos sobre la guerra sucia”, en La Jornada
2 de marzo de 2006.
47
“Auténtico informe de guerra sucia, en El Economista. eleconomista.com.mx/artícu-
los/2206/03-01-8684
48
“Duro informe sobre la guerra sucia, en www.elclarin.com/diario/2006/03/03/elmundo
49
Sesión de preguntas y respuestas de la conferencia de prensa conjunta que ofrecieron el pro-
curador general de la república, Daniel Cabeza de Vaca Hernández y el fiscal Ignacio Carrillo
Prieto, en www.pgr.gob.mx.1de marzo de 2006.
50
Ibíd.
51
“Desacredita Presidencia informe sobre la “guerra sucia”, en Agencia Apro. www.proceso.com.
mx/noticias 1 de marzo de 2006.
52
Castillo, Gustavo. “El fiscal Carrillo Prieto ocultó informe definitivo sobre sus investigaciones”.
El 1o., de marzo afirmó en la pgr que no había “un documento definitivo, sólo borradores”,
en La Jornada 12 de abril de 2006.
414
415
416
54
femospp. (2006). ¡Que esto no vuelva a suceder! Introducción p. 1.
55
Ibíd. Cap. 6. p.1.
56
La Gira por la Verdad, como anteriormente se aludió, abarcó cuatro ciudades: Distrito Federal,
Guadalajara, Morelia y Chilpancingo. En el Distrito Federal se llevó a cabo en el centro Cultural
José Martí y contó con la presencia de académicos e intelectuales como: Raúl Álvarez Garín
y Condés Lara. En Guadalajara se reunieron en la Universidad de Guadalajara, espacio que
fue negociado por el colectivo Rodolfo Reyes Crespo. En Morelia la reunión se llevó a cabo
en la Universidad Nicolaita, el cual fue gestionado por la familia Cruz (la cual ha interpuesto
demandas por la desaparición forzada de algunos de sus miembros). En Guerrero, la reunión
se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de Guerrero en Chilpancingo, con el apoyo de
diversos ex militantes de los grupos armados que fungían como profesores-investigadores en
dicha universidad.
417
57
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.
58
Las referencias vertidas en este trabajo durante la gira de la verdad son sólo algunos de los
elementos que el cihmsac logró conservar de las más de 30 cuartillas que fueron realizadas
por los ex militantes que laboraron en la Fiscalía. La información está en posición del cihmsac
y de la ex militante y académica Edna Ovalle, del cual me permití referir una parte.
59
Femospp. Op. Cit. p. 1.
60
Ibíd.
418
61
Ibíd. Cap. 8. pp. 3 y 4.
62
Ex capitán testigo protegido de la pgr.
63
Ibíd. Cap. 9. pp. 35 y 36.
419
Los detenidos por el ejército no eran entregados a la autoridad civil, sino tras-
ladados al cuartel militar, que servía de “campo de concentración”, donde eran
interrogadas con fines de que dieran información. Allí podían tener varios des-
tinos: a) Morir en los interrogatorios, por lo salvaje y despiadados que eran, y
su cuerpo ser desechado (enterrado, dejado a que se lo comieran los animales,
tirado a algún foso o al mar, entre los destinos referidos); b) ser utilizados como
‘madrinas’ en las correrías militares o en los retenes a los que eran obligados a
participar; c) quedarse en ese cuartel por tiempo indefinido; d) ser conducidos
a la Zona Militar de Pie de la Cuesta en Acapulco; e) ser conducidos ante alguna
autoridad civil para ser consignados y; f) ser conducidos al Campo Militar Número
Uno en la Ciudad de México.64
64
Ibíd.
65
Ibíd. p. 40.
66
Con el alias de “Edil” Gallegos participó en la Brigada Campesina de Ajusticiamiento. Fun-
dador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (far), organización escindida del Partido de
los Pobres, comandado por Lucio Cabañas. Participó en 1972 en el secuestro del estudiante
Cuauhtémoc García Terán, y en 1974 en el de Vicente Rueca Saucedo. Miembro del prt y
candidato a acalde en el Puerto de Acapulco, renunció a favor de Alberto López Rosas del
prd en 2001.
67
femospp: Op. Cit. Cap. 9. pp. 62 y 63.
68
Ibíd.
420
Hermanos les escribo esta carta esperando que se encuentren bien de salud,
que de la que de mí se despide es buena gracias a Dios, ahora paso a decirles
lo siguiente. Hermanos quiero que en cuanto reciban esta carta me contesten,
mándenme decir si ya les mandaron decir de la casa que la “Guera” (nicolaza)
se fue con su novio y que Raquel y Paz se andan metiendo en problemas muy
serios, que se andan metiendo de guerrilleras, digo problemas serios porque me
ha tocado ver como acaban lo que se dicen guerrilleros, digo que me ha tocado
ver porque yo participé cuando rodíamos a Lucio Cabañas y a su gente y murie-
ron muchos y a los que agarramos vivos (fueron varios) a mí me tocó subirlos
a un helicóptero amarrarlos de pies y manos y atados a unas barras de fiero e
irlos a tirar al mar y entre ellos iban dos muchachas, por eso yo temo que ellas
lleguen a caer en manos de la policía y tengan el mismo fin, de mis compañeros
69
Por homicidio calificado. En medio de otras acusaciones por narcotráfico de las cuales ambos
fueron exonerados en junio de 2007.
70
Ibíd. 17 de octubre de 2002, pero la fecha es 27 de octubre del 2002.
421
del batallón mataron nada mas a uno, y a nosotros nos toco matar a Lucio Ca-
bañas, yo lo alcance a conocer vivo ya que yo como soldado de confianza de un
capitán me dijo que no me separara de él, me dijo a mí y a otros dos soldados
más que llegamos cerquita de Lucio como a 30 metros pero nos descubrieron
y nos tiraron varias ráfagas, pero a un compañero nada más le pegaron en la
cabeza ya que estábamos tendidos e inmediatamente abrimos fuego yo solo se
que allí tiré tres cargadores, no sé si mate a alguien, o a nadie, yo estaba medio
tonto en esos momentos yo era como un autómata, nada más me dejaba llevar
por instinto ya que en esos momentos con tantos disparos me quede aturdido
pero Lucio Cabañas únicamente estaba herido y grito “Hasta que se les hizo,
pero les aseguro que no les voy a dar el gusto de que me maten ustedes”, y el
mismo se mato, pero el capitán que iba conmigo le dio el tiro de gracia. Yo creí
que nos iban a premiar pero nada más al capitán lo ascendieron a mayor y a
nosotros nada mas recibimos felicitaciones y fue todo..Y quede medio sordo de
un oído es todo lo que les cuento por ahora. Su hermano que desea mas verlos
que escribirles. Benito Tafoya Barrón. Mi domicilio es Plan Mayor. 19/o. Batallón
de Infantería. Petatlán Guerrero.
71
femospp. Op. Cit. Cap. 8. p. 9
72
pgr-femospp. Acta de entrega recepción de la Dirección de Análisis e Investigación Docu-
mental. Anexo No.6 Amparando 109 carpetas en original y copia. 31 de mayo de 2004. Esta
documentación es distinta de la que se integró en las averiguaciones previas.
422
423
parece que esa muestra simbólica de “justicia” fue el real “efecto demoledor”
del informe de la femospp.
Los ex militantes, en cada una de las localidades en las que se presentó la
Gira por la Verdad, concluyeron respondiendo una de las preguntas más fre-
cuentes realizadas por el público asistente: “¿Cuáles son realmente los objetivos
y los alcances de la Gira por la Verdad?”
En diversas ocasiones ellos argumentaron que uno de los objetivos fun-
damentales era la generación de un debate público, ya que por parte de algunos
medios de comunicación e intelectuales existía la preocupación por conocer el
verdadero informe, no el informe filtrado ni el informe publicado en la página
de la pgr. Parte de esos objetivos era necesario convencer a sus ex compañeros
de armas que su labor en la Fiscalía no limitó su capacidad crítica y que no so-
metieron sus capacidades investigativas y metodológicas a las simulaciones que
los grupos cercanos al Fiscal osaban imponer. Que ellos no habían vendido sus
principios ideológicos y políticos a una institución que en todo momento rega-
teó la aplicación de la justicia ante las documentadas violaciones a los derechos
humanos en el pasado. Los ex militantes sostuvieron “que trabajaron ahí porque
a pesar de que el informe no estuviera bien, como sucedió, ellos argumentan que
al estar en contacto con la información ya era ganancia, era un logro, entrar a
los expedientes, conocerlos, revisarlos, analizarlos, eso ya era una ganancia para
el movimiento armado, y que ese era el sustento para promover y defender el
verdadero informe, el redactado por ellos y el grupo del área histórica”.75
Algunas de las críticas que fueron vertidas en la Gira de la Verdad consis-
tieron preguntar en porqué no habían ellos redactado en el informe los argu-
mentos para saber dónde estaban los desaparecidos, a lo que respondían que ese
trabajo no le correspondía al área histórica, sino al área ministerial. Pero que el
informe en su conjunto tenía información valiosísima para elaborar las pruebas
necesarias y fincar responsabilidades ante algunas desapariciones realizadas por
el Estado durante las décadas de los sesenta y setenta. Tal como sucedió con el
caso de Rosendo Radilla, cuando Juan y Tita Radilla revisaron el informe negado
y se convirtió en el documento base para mostrar las pruebas de la desaparición.
“Ése —explican— ha sido uno de los grandes aportes de nuestro trabajo en la
Fiscalía y de la Gira por la Verdad”. Aunque no se logró difundir ampliamente
por cuestiones de recursos.76 “Lamentablemente para el Fiscal Carrillo Prieto
y para el Estado mexicano, el informe logró a pesar de sus limitaciones econó-
micas llegar a mucha gente, logró cosas importantes, tal es el caso de Rosendo
424
Reflexión final
77
Entrevista a Alberto López Limón. Citada.
425
utilizar estos conceptos, más allá del interés jurídico, tenía un interés político,
es decir —como anteriormente se subrayó— exonerar a las fuerzas armadas de
los delitos de lesa humanidad cometidos contra población civil y los opositores
sociales y políticos en el pasado.
Una de las propuestas de memoria que los ex militantes presentaron du-
rante la rueda de prensa en la Ciudad de México, antes de iniciar la Gira por la
Verdad, consistió en evidenciar que la Fiscalía operó con dos grupos antagó-
nicos —el área ministerial y el área histórica—los cuales sorteaban tensiones
permanentes, cuyo resultado fue la tergiversación del informe histórico. Un
informe que nunca fue presentado de manera oficial a la sociedad mexicana,
un informe que fue blindado ante el escrutinio público, ya que primero fue
“filtrado” y, posteriormente, publicado discrecionalmente en la página oficial
de la pgr. Tales decisiones fueron consensadas desde el gobierno federal con
el objetivo de crear una cortina de humo para ocultar el contenido “no oficial”
y reducir el impacto político y social del informe, como una estrategia que
permitió al Estado tener el tiempo suficiente para modificar el contenido según
sus intereses. Motivo por el cual el gobierno asumió una posición ambivalente,
ya que primero aprobaba el informe “filtrado”, después lo desaprobaba, bajo el
argumento de que había sido gente cercana al pri la que se había encargado de
filtrarlo para estropear el trabajo de la Fiscalía, del Fiscal, del Procurador y del
Presidente de la República. En este juego político ni el informe “filtrado” ni el
informe “oficial” presentado en la página de la pgr tuvieron la atención histórica
y jurídica que ameritaba. Discursivamente, el informe fue utilizado mediática y
políticamente —en momentos coyunturales de la vida política nacional— para
señalar que las violaciones a los derechos humanos cometidas en el pasado eran
responsabilidad de los gobiernos del pri, sin darse cuenta que indirectamente
mostraban que los anclajes de este partido no habían podido ser desmontados
por el pan al mando de la presidencia.
En la rueda de prensa los ex militantes dejaron en claro que el documento
“filtrado” a Doyle, a pesar de estar incompleto se trataba del documento que fue
elaborado por la Fiscalía durante sus cuatro años de investigación, pero a pesar
de ellos fue tomado como un documento apócrifo. Mientras que el informe
publicado en la página de la pgr, aunque fue tergiversado se presentó como el
informe “oficial” elaborado por la femospp. Estas anomalías fueron el elemento
que motivó la organización de los ex militantes del movimiento armado y de
algunos miembros del área histórica para hacer una defensa pública del informe
histórico a través de las Gira por la Verdad.
Es relevante subrayar que las memorias establecidas durante la Gira por la
Verdad —como anteriormente se explicitó— contaron con el apoyo de diversos
426
actores que se incorporaron a esta iniciativa, entre los que destacan: estudian-
tes, académicos, periodistas, intelectuales, miembros de partidos de izquierda,
organizaciones no gubernamentales, y dos diarios locales y nacionales.
Las fuentes documentales que dieron soporte a esta iniciativa fueron el
informe no oficial entregado a Carrillo Prieto antes de la filtración y el infor-
me “oficial” publicado en la página de la pgr, así como una vasta compilación
de fuentes documentales que fueron consultadas en el Archivo General de la
Nación.
Las memorias establecidas por los ex militantes durante la Gira por la
Verdad están compuestas por múltiples narrativas a través de las cuales este
grupo manifiesta sus preocupaciones en materia de verdad y justicia. La narra-
tiva que ocupa un lugar central en la iniciativa de memoria establecida por este
grupo consiste en evidenciar que en el informe “oficial” presentado a la sociedad
mexicana a través de la página de la pgr se omitieron múltiples conceptos clave
que impiden entender los tipos de violencia política utilizados por el Estado
contra la oposición política y social, también obstaculiza conocer la identidad
de los culpables de las violaciones a los derechos humanos y para fundamentar
los delitos de lesa humanidad.
En el informe “oficial” se sometieron al Código Penal mexicano diversos
conceptos clave, a pesar de su vigencia en la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, así crímenes de lesa humanidad fue sustituido por crímenes de
guerra, Campos de concentración por estado de sitio. Se eliminaron también
algunos conceptos como: aldea vietnamita, genocidio, desaparición forzada y
torturas sistemáticas.
Esta narrativa fue complementada con el argumento de que las fuerzas
castrenses fueron deslindadas de toda responsabilidad de los sucesos, y de que
las violaciones a los derechos humanos cometidas en el pasado fueron principal-
mente por fuerzas policiales (y no bajo los cargos señalados por los ex militantes)
fueron catalogadas como: acciones contrarias al honor, la ética y el derecho.
La narrativa recurrente en la Gira de la Verdad vertida por los ex militantes
consistió en mostrar las pruebas de la “verdad” negada institucionalmente, esa
verdad sustituida de manera discrecional a través de una memoria complemen-
taria, una memoria a través de la cual se compruebe que del informe “oficial”
se eliminaron conceptos clave y que hubo una tergiversación deliberada de la
información, y que el informe presentado como “oficial” careció de un rigor
metodológico, y adoleció de un sustento documental.
La Gira por la Verdad también mostró a la sociedad mexicana que el
gobierno de la “transición democrática”, la femospp, el Fiscal Carrillo Prieto
y sus colaboradores no estaban interesados por establecer la verdad histórica,
427
Referencias
428
Archivos
Aguayo, Sergio, Treviño Rangel. (2007). “Fox y el pasado: la anatomía de una capitu-
lación”. Foro Internacional. Vol. XLVII. No. 4. octubre/diciembre. El Colegio de
México.
Ansolabehere, Karina. (2010). “Cuando la independencia no garantiza la justicia: el
poder judicial ante los crímenes del pasado en México”. Ponencia dictada en el
Congreso de Lasa. Octubre.
Edna Ovalle, Documento inédito. Archivo Particular.
429
Hemerográficas
Cibergrafía
430
Entrevistas
431
433
(femospp), la cual fue creada como una de las promesas de campaña del en-
tonces presidente Vicente Fox durante el año 2001. Dicho organismo comenzó
sus trabajos en enero del 2002. Esta institución tuvo como antecedente directo
el informe especial sobre las quejas en materia de desapariciones forzadas
ocurridas en la década de los 70 y principios de los 80, la cual fue realizada por
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Esta institución entregó el
informe a la femospp a finales de noviembre del 2001.1
En este sentido, la fiscalía surgió como un proyecto que buscaba rebasar
la figura de una comisión de la verdad, sin embargo, no dejó de ser un ejercicio
de investigación del pasado. Su mandato señaló que la fiscalía fue creada para
“la búsqueda ineludible de la verdad, lo que implica, necesariamente, una revi-
sión de los hechos pretéritos para sentar las condiciones de una reconciliación
nacional como requisito fundamental para fortalecer nuestras instituciones, el
Estado de Derecho y la legitimidad democrática”.2
La creación de la femospp se dio como una verdadera innovación teniendo
en cuenta que las distintas cv en América Latina se habían establecido con la
idea de una búsqueda de la “verdad”. La experiencia mexicana se definió como
un instrumento de rendición de cuentas, no sólo en términos históricos, sino
también judiciales. Esta extraña combinación generó demasiadas expectativas.
Los ejes de trabajo de la fiscalía se establecieron a partir de un ejercicio in-
terdisciplinario de investigación documental, bibliográfica y hemerográfica. Para
este fin la fiscalía se dividió en dos grandes áreas, una de carácter ministerial y una
de carácter histórico. La primera a cargo del Ministerio Publico de la Federación
que tuvo como encargado a Américo Meléndez, y a cargo de la segundo estuvo
la historiadora Ángeles Magdaleno, quien comentó: “la Fiscalía nació de cero,
me refiero a la inexistencia de una estructura jurídica, de una estructura de
participación ciudadana y de una estructura de análisis documental e histórico”.3
Creada con la finalidad de analizar pruebas desde un punto de vista jurí-
dico, se generaron entrevistas, análisis y algunos careos a personas relacionadas
con las investigaciones. Pese a todos los obstáculos presentados, la fiscalía logró
por primera vez citar a compadecer el 2 de julio del 2002 a un ex presidente de la
1
Véase Informe Nº 65/05 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Petición
777/01. Admisibilidad, párr.3. Consultar en: http://www.cidh.oas.org/annualrep/2005sp/
Mexico777.01sp.htm. El trámite de comunicaciones entre el Estado y los peticionarios inició
el 14 de enero de 2002.
2
Introducción del Informe Histórico a la Sociedad Mexicana. Fiscalía Especial para Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado (femospp).
3
Ruiz Guerra, Rubén. ed. (2005). Entre la memoria y la justicia: experiencias latinoamericanas
sobre Guerra Sucia y defensa de Derechos Humanos. México: ccydel, unam. p. 229.
434
4
Publicado en “la revista”, suplemento de El Universal el día 15 de mayo del 2006.
5
Comunicado de prensa 1473/06 emitido por la pgr. www.pgr.gob.mx/
6
http://www.jornada.unam.mx/2007/08/28/index.php?section=politica&article=011n1pol La
jornada martes 28 de agosto 2007.
435
la entrega del informe final fuera la única versión existente (para la mayoría
de la población). Sin embargo, durante el año 2009 algunos de los miembros
del equipo encargado de la parte histórica de la fiscalía publicaron el informe
titulado: La verdad Negada. Informe sobre La Guerra Sucia del Estado Mexicano
entre los años 60´s a los 80´s, editado por el Centro de Investigaciones Históricas
de los Movimientos Sociales, de los cuales algunos fueron miembros de la Liga
Comunista 23 de Septiembre.7
Esto nos lleva a considerar la existencia, no de dos, sino de tres distintas
versiones del informe, por un lado tenemos el informe llevado a cabo por el
equipo encargado de la parte histórica y entregado a la fiscalía durante el mes
de diciembre del 2005 titulado Que No Vuelva a Suceder, mismo que fue filtrado
el 26 de febrero del 2006,8 con evidencias claras de censura; por otro lado tene-
mos el informe oficial entregado al Procurador en noviembre del 2006 titulado
Informe Histórico a La Sociedad Mexicana, el cual estuvo en la red dos semanas
y después se declaro perdido; por último, tenemos el trabajo llamado La Verdad
Negada del 2009, el cual es una reedición del primero, pero sin la edición y la
censura que llevó a cabo la oficina del fiscal.
Dicha censura ayuda mucho a entender la visión que tuvo la femospp sobre
la historia de la liga, ya que pareciera que éstas fueron diseñadas para restarle
responsabilidad al aparato de Estado. En el informe final entregado al presidente
se eliminó el capítulo referido a “Conclusiones y Recomendaciones” (capitulo
14 inexistente en el informe oficial), el cual a partir de la revisión hecha de los
otros dos informes se señalan las propuestas a seguir para alcanzar la justicia y
sobre todo se incluye un apartado donde se profundizan temas relevantes como
“Los Motivos de la Rebelión”, “La violencia estructural”, y “El uso innecesario,
excesivo y criminal por parte del Estado”.
Por otro lado, la oficina del fiscal suprimió porciones de otros capítulos
que sí se encuentran dentro de las dos versiones no oficiales, temas como la
persecución política que sufrió la oposición dentro del capítulo 10, los mecanismo
que el Estado utilizó para corromper el poder dentro del capítulo 11 y algunos
fragmentos de capítulos 12 y 13 también fueron suprimidos.
7
Dicho centro fue creado por ex miembros de grupos armados en un intento de recopilar
información sobre la llamada guerra sucia, en una primera publicación que data del año
1991, llamada Expediente Abierto, su director Salvador Castañeda señala: “pretendemos que
Expediente Abierto sea una tribuna donde se combinen el testimonio, la tesis, el análisis y el
debate, para llenar el vacío existente”. Editorial, Para romper el silencio, expediente abierto,
Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados, cihma, a.c., noviembre
1994-enero 1995. No 1.
8
http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nsaebb/nsaebb180/index2.htm
436
La investigación histórica
La femospp logró algo inédito en la historia de México, que los archivos de las
extintas policías políticas como la Dirección Federal de Seguridad y la Dirección
General de Investigaciones Políticas y Sociales, así como parte del Archivo de la
Defensa Nacional se transfirieran al Archivo General de la Nación (agn) para
su uso documental.
Una característica de estos archivos, de acuerdo con las personas encarga-
das de la investigación histórica se desprende de los informes puntuales de las
acciones que ejecutaban las corporaciones policiacas, las cuales se dedicaban a
informar sobre las actividades de los grupos bajo su investigación: “una misma
persona seguía a un sujeto, lo investigaba y tomaba la decisión final”.10
De acuerdo a la investigadora Ángeles Magdaleno, un problema inicial se
dio con la clasificación de los materiales, para después dar paso a su análisis, lo
cual implicó una lentitud que puso en problemas las fechas establecidas para la
entrega del informe final (15 de abril del 2006). “Sin embargo la información
que nos han ofrecido tiene en términos jurídicos un grado probatorio menor,
9
Dicho documento fue firmado por José Sotelo Marbán, Coordinador General, Razhy González
Rodríguez, José Martínez Cruz, Rosa María Ortega Corona y Pablo Martín Tasso Carvajal.
http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/nsaebb/nsaebb209/Reaccion_al_Informe_del_Fiscal.pdf
revisado el 14 de marzo de 2014.
10
Ruiz Guerra. (2005). Op. Cit. p. 222-223.
437
ibíd. p. 224.
11
Ibíd. p.227.
12
438
qué no, hasta clandestino del Estado estuvo en la posibilidad de ser interrogado
por los investigadores, así como la evidencia de la política antisubversiva, de las
cadenas de mando y sobre todo el probable documento incriminatorio.
Los informes depositados en la agn daban cuenta de “confesiones” de
detenidos, documentos expropiados durante la detención, en otras palabras,
una serie de objetos de individuos, familias y organizaciones, que de algún
modo ilustran las acciones de todos aquellos a quienes el Estado declaro como
enemigos a combatir.
Fritz Glockner señala un problema fundamental en el momento de
valorar algunos de los documentos encontrados: “son archivos policiales, no
históricos”.13 Ya que los agentes encargados de acumular la información vertida
en el agn, la consiguieron por medios legales y sobre todo extralegales, utili-
zando la tortura, la desaparición forzada, el asesinato y la intimidación para
conseguir la información necesaria para la captura de más elementos subver-
sivos. En estos archivos y otros similares en América Latina encontramos que
los informes confidenciales y confesiones bajo tortura los podemos considerar
como testimonios involuntarios, que tienen que ser tomados con mucho cuidado
y no darlos por validos, o como la prueba histórica por excelencia.
Aunado a la dificultad que representaron la gran cantidad de documentos
y su nula organización, la historiadora Ángeles Magdaleno señaló en un co-
loquio reciente, que el trabajo de organización y selección de documentos era
en sí, un trabajo que requirió la mayoría del tiempo dejando casi nada para la
investigación.14
13
Glockner, Fritz. (2008). Memoria Roja: Historia de la Guerrilla en México, 1943-1968. México:
Ediciones B, Grupo Z. p. 14
14
Coloquio organizado y coordinado por Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes, Fabián Campos y
Rodolfo Gamiño e intitulado: “La Liga Comunista 23 de Septiembre a 40 años de su funda-
ción: memorias, archivo y balance histórico”. Celebrado en Ciudad Universitaria los días 14
y 15 de marzo de 2013 en Sala Fernando Benítez, Edificio “F”. Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales de la unam.
439
15
Informe Histórico a la Sociedad Mexicana, Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y
Políticos del Pasado (femospp) p. 6.
16
Ibíd.
17
Linares, Jorge Enrique. “El Triunfo de la Muerte: Genocidios y Otras Matanzas Masivas en
el Siglo xx”. En Barbosa, Mario y Yébenes, Zenia. Coor. (2009). Silencios, discursos y miradas
sobre la violencia. Barcelona: Anthropos/uam-Cuajimalpa. p. 153.
18
Ibíd.
19
Informe Histórico. Op.Cit. p. 10.
440
actos subversivos a los que el régimen trató con violencia”, “cuando los sectores
más radicalizados optaron por la violencia como respuesta a la represión fue
por que llegaron a la conclusión de que habían agotado las vías pacificas para
lograr sus propósitos”, de ahí que la “violencia guerrillera” haya sido tratada
como violencia común por el estado, mientras que la “violencia estatal” cuando
ha trascendido los límites del derecho, se convierte en ilegal y acreedora a un
ajuste de cuentas.20
De acuerdo con la fiscalía, “el desarrollo de la guerrilla, que se convirtió
en una especie de “epidemia” social que emergió por todo el país y que llenó los
huecos de esperanza que muchos jóvenes estudiantes se plantearon por instaurar
un país más justo”.21 De este contagio, se crearon un sin número de grupos los
cuales “decidieron enfrentar con la violencia física, la violencia estructural”22
señalando que la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre se dio como
una unión de la mayor parte de estas organizaciones, la cual buscaba el “camino
más directo de asalto al poder, como la Liga le llamaba, El asalto al cielo.23
El capítulo referido a la historia de la liga divide cronológicamente su
desarrollo en tres momentos donde diversos descalabros determinaron su fin.
El primer apartado “La decisión de unirse orgánicamente”, la investigación enu-
mera los grupos que inicialmente fundaron la liga: Los Procesos, la Federación
de Estudiantes Universitarios de Sinaloa ‘Los Enfermos’, el Frente Estudiantil
Revolucionario, el Movimiento Estudiantil Profesional, Los Lacandones, Los
Macías, el Movimiento de Acción Revolucionaria-23 de Septiembre, Los Gua-
jiros, Los Lacandones y la Liga Comunista Espartaco Monterrey.24
La investigación señala con una frase, el triste destino de la organización
guerrillera, “La liga comunista 23 de septiembre nace infiltrada”,25 este dato
resalta de manera muy especial ya que la infiltración policiaca se dio hasta los
niveles más altos de la dirección y será una constante en la historia de la liga,
desde sus inicios hasta su fin. “Por lo menos dos agentes de la policía política
participan dentro de su reunión constitutiva, uno de ellos llega a formar parte
del Buró Político de la Dirección de la Coordinadora Nacional de la Liga”.
La organización adoptó una estructura piramidal donde la cadena de man-
do se circunscribía a una dirección la cuales determinaron las líneas generales
20
Ibíd. p. 14.
21
Ibíd. p. 196.
22
Ibíd. p. 187.
23
Ibíd. p. 197.
24
Ibíd. p. 461.
25
Ibíd. p. 463
441
26
Ibíd. p. 470.
27
Ibíd.
28
De acuerdo a la fiscalía la liga operaba en: Baja California, Coahuila, Nuevo León, Jalisco,
Chihuahua, Chiapas, Veracruz, Sinaloa, Sonora, Distrito Federal y Oaxaca.
29
Ibíd. p.476
30
Ibíd. p.478.
442
En realidad las principales fuentes fueron las documentales, sobre todo los
reportes “elaborados en tiempo y lugar por las policías políticas, así como las
confesiones, declaraciones y relatos de quienes estuvieron vinculados a los
hechos”.31 Una tercera fuente, fueron libros y documentos, los cuales fueron
utilizados metodológicamente mediante un método histórico de valoración
de las mimas.
Aunque dentro del apartado metodológico se anunció el uso del testimonio
como uno de los dos ejes fundamentales, este no formó parte dentro del corpus
del informe. A pesar de los miles de testimonios recibidos por la fiscalía, estos no
figuran dentro de la reconstrucción de los hechos, dejando solo los documentos
como la voz única del relato. Un ejemplo de esta operación se evidencia en el
uso de citas, donde se convoca a la fuente a hablar por sí misma. En el apartado
destinado al periodo de 1968, de 330 citas, 8 son de información general sobre
el periodo, 121 de bibliografía y fuentes hemerográficas, 198 del archivo del
agn, y tan sólo 3 de los testimonios recabados.
Del apartado sobre los orígenes de la Guerrilla en México de 962 citas, 12
son de información general sobre el periodo, 99 de bibliografía y fuentes heme-
rográficas, 843 del archivo del agn y tan sólo 8 de los testimonios recabados.
El mismo patrón se encuentra en los demás apartados, siendo el referente a La
Guerra Sucia en Guerrero el más extremo al sólo citar un testimonio de las más
de 1500 citas utilizadas.
Un súbito final
31
Ibíd. p. 8.
32
Aguayo Quezada, Sergio. (2010). La transición en México. Una historia documental 1910-2010.
México.fce. p. 531
443
Conclusiones
33
“Tú también Fox”. Proceso. No. 1306. 11 de noviembre de 2001. P 39
34
Ibíd. p. 534
35
http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB180/
36
Kate Doyle. “Una verdad en construcción”. Proceso. No. 1545. 11 de junio de 2006. pp. 52-53.
37
Ibíd
444
Referencias
445
446
Ángeles Magdaleno**
I nevitablemente las preguntas que nos hacemos sobre quiénes somos individual
o socialmente nos conducen al pasado. Como individuos, todos somos, al
menos en parte, productos de nuestras historias personales, conformadas, eso
sí, por variados elementos que van desde la geografía, la clase social a la que
pertenecemos y hasta el tiempo en el que nos tocó vivir. En lo social acontece
el mismo fenómeno, lo que constata que la historia nos ayuda a entendernos
y debería ayudarnos a entender a los otros. Además del hecho, insoslayable de
que la historia no será jamás letra muerta. Por esa razón debemos explorar las
muchas y distintas formas en las cuales la historia nos afecta a todos, incluyendo
los usos y abusos que de ella se hacen.
Con mucha más frecuencia de la que percibimos, incluso pensamos, la
historia ha sido usada consciente e inconscientemente para justificar e imponer
determinadas ideas, tanto en la esfera privada como pública, en ese sentido, la
historia puede resultar peligrosa y deberíamos tratarla con respeto, pero sobre
todo con mucho cuidado.
La manipulación que de la historia han hecho y hacen las elites de los países,
en cualquier periodo es una constante. Los líderes políticos, por ejemplo, movi-
lizan a la gente a partir de sus ideas, de sus agendas, de sus particulares intereses
económicos y una lista interminable de motivos que sólo por excepción corres-
447
ponden a los intereses colectivos. Sin esa manipulación, las elecciones del 2006
en México, por ejemplo, serían ininteligibles. Los mexicanos fuimos espectadores
de una lucha política en la que tuvimos que tomar partido por cualquiera de los
grupos en pugna. Todos los contendientes, formales e informales abusaron de
la historia, escogiendo y recortando pasajes de la misma fuera del contexto en
el que se originaron, con el objetivo de descalificar y adjetivar a sus contrarios.
Así mismo, vimos desfilar en todos los medios de comunicación masiva y esos
intersticios libres de internet a Musolini, Victoriano Huerta, Carlos Salinas de
Gortari, Hugo Chávez, Evo Morales y un largo etcétera.
A través de este escrito se pretende mostrar el uso y abuso que de la his-
toria reciente se hace, me refiero, particularmente, a los acontecimientos que
tuvieron lugar en México durante los años 60 y 70 del siglo xx. Comenzaré
con la creación en el 2001 de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y
Políticos del Pasado femospp durante el gobierno de Vicente Vox. Esta fue la
instancia creada exprofeso para investigar hechos históricos como los del 2 de
octubre del 68 en Tlatelolco, el 10 de junio del 72 y la mal llamada Guerra Sucia.1
Iniciaré mencionando la guerrilla de Monterrey, porque me parece que es
en esa industrializada ciudad donde está el meollo del asunto. Laura Castellanos
tiene razón cuando dice que al revisar el periódico podemos saber lo que está
pasando en un país. Si revisamos la prensa a finales de los 60 y hasta principios
de los 80, fueron la violencia guerrillera y la violencia de Estado las noticias que
dominaron las páginas. Ahí se narra lo que sucedía en el país. A partir del 84 y
hasta el día de hoy se puede observar que los sujetos y los objetos de la violencia
son los narcotraficantes y el trasiego de estupefacientes.
Monterrey, Nuevo León, fue cuna y escenario de diversos grupos armados
durante los años 70, en su mayoría, esos grupos se vieron así mismos como
ejércitos populares que aspiraban a la liberación nacional; en el caso de Mon-
terrey la guerrilla no actuó inicialmente contra objetivos policiales y militares,
sino contra bancos y empresas para recabar fondos, recurrió al secuestro para
obtener además de dinero propaganda política, operó en células pequeñas de 4
a 8 hombres y no presentó un frente definido de batalla. La guerrilla es contraria
a todo proceso ordenador, fundamentalmente, porque su sistema de operación
e información así lo exige. Ello ha dificultado su estudio, sin embargo, no ha
sido imposible poder dar cuenta de los principales rasgos de la guerrilla.
En la industrializada ciudad de Monterrey la guerrilla urbana estuvo
vinculada de manera estrecha a los grupos de sacerdotes jesuitas que hacían
1
La autora aclara que en su texto estos acontecimientos aparecen en orden cronológico, pero
en atención al espacio no va a relatar lo sucedido en Tlatelolco.
448
por esas fechas en la cafetería Samborns de San Ángel, y enterado en líneas gene-
rales, no al detalle de sus ideales, sus logros y algunos de sus planes, enfrente el
inconmovible talante Gramsciano de Raúl, y le dije parafraseando un latiguillo
449
450
total, en primer lugar las deformaciones pueden surgir desde cuestiones como
el miedo en una amplia gama que puede ir hasta la vanidad. Si no se confrontan
contra el criterio histórico, que es el criterio de verdad, entonces resulta muy
conveniente que cualquier persona puede decir lo que quiere y después sus
propios compañeros lo refutan, allí está el libro de Álvarez Garín sobre el 68, el
cual fue objetado por Arturo Martínez Nateras, quien sostuvo que en ese libro
había una sarta de mentiras. Otro aspecto que se ha negado hablar en la Liga
es sobre las ejecuciones entre compañeros, hay casos que son verdaderamente
inauditos y esto también habla del sectarismo de la Liga.
Sin embargo, en lo que si estoy de acuerdo con los ex militantes de la
Liga, es que no es deseable un Estado que actúe como guerrillero. El Estado
tenía todos los instrumentos legales para procesarlos, no había porque des-
aparecer a la gente. Este es el punto central para mí, no puedo tomar partido,
porque yo no soy parte de ese proceso, yo lo estoy viendo a tono pasado; es un
proceso que tiene casi 50 años y que tendríamos que traducirlo en lo que es:
es pasado, traduzcámoslo en historia. Ciertos líderes de la llamada izquierda,
independientemente de lo que eso signifique, deben dejar de legitimarse a
partir de estos movimientos; cuando esto suceda podremos sentarnos a ver
qué está pasando con el petróleo, antes no. Es muy importante recordar lo que
ha pasado en el país, pero es importante saberlo desde todos los ángulos no
sólo desde un grupo.
En este sentido, es que hablo de los abusos de la historia, si se aspira a ser
objetivo hay que usar todos estos criterios. Insisto, el documento en el que se
consigna a Miguel Nazar Haro es significativo, y ahora se descalifica los archivos
que les han servido para las mínimas pretensiones de justicia; sin embargo, todos
aquellos denunciantes se quedaron callados de que el director de Investigación
de Averiguaciones Previas en la Fiscalía, me refiero a Américo Meléndez Reyna,
abogado de oscurísimos antecedentes, fuera quien puso en la cárcel a los chavos
del Movimiento Acción Revolucionaria, pero nadie dijo nada, entonces de qué
estamos hablando, ¿es cuándo me conviene?. No saben a cuantos exguerrilleros
escuche mentir, pedir dinero, hablan de sus muertos a los que hace muchos
vendieron, se suman a otras luchas con la pretensión para estar vigentes, en ese
sentido han abusado de la historia. Conocemos a unos cuantos desaparecidos
¿y todos los de Guerrero?, no sabemos ni sus nombres ¿Eso es legitimar un
movimiento? Sólo es la historia y los documentos, insisto, la que nos otorga esa
lista. Y también la de los soldados y los policías, porque no olvidemos que son
el último eslabón, son el pueblo uniformado ¿Qué acto de justicia hay en llegar
a un crucero y matar a un policía? Ninguno. Ahora reniegan del militarismo de
la Liga pero éstos también ejecutaron a diestra y siniestra.
451
452
literatura y memorias
de la liga
1
Didi-Huberman, Georges. (2012). Supervivencia de las luciérnagas. Madrid: Abada Editores.
p. 105.
455
2
Jelin, Elizabeth. (2012). Los trabajos de la memoria. Lima: Instituto de Estudios Peruanos (iep).
456
* Este estudio incluye versiones preliminares del examen de algunas novelas que aparecerá en
el volumen II de Con las armas de la ficción de Patricia Cabrera López y Alba Teresa Estrada
(2012).
** Investigadora en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(ceiich) de la unam. Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas y Doctora en Literatura,
Facultad de Filosofía y Letras, unam. Además, estudios de Sociología de la literatura en la
École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París, y de Semiótica en la Università degli
Studi, de Bolonia.
1
La noción de discurso empleada aquí es la de una forma específica de uso del lenguaje (en
este caso impreso) para comunicarse e interactuar socialmente en un contexto también muy
preciso. Cfr. Dijk, Teun A. van (2003) “El estudio del discurso”. En El discurso como estructura
y proceso. Estudios sobre el discurso I. Una introducción multidisciplinaria, 2ª reimp. Barcelona.
Gedisa. El estudio del discurso implica concebir las narraciones como actos locutorios (de un
emisor) cuya fuerza ilocutoria reside en referirse a ciertos hechos sociohistóricos de modo
que su intencionalidad perlocutiva sea influir en el alocutario o receptor. Cfr. Prada Oropeza,
Renato (2001) El discurso testimonio y otros ensayos. México. unam/cdc. pp. 13-15.
457
Elizabeth Jelin esclarece que las acciones de memoria tienen sentido para sus
agentes en tanto que ellos son parte de una comunidad cultural y política. Al
comprometerse en la construcción del sentido del pasado, ellos reinterpretan la
memoria a la luz del cuestionamiento de su propia identidad grupal, y la con-
secuencia es que la memoria se vuelva, además, un espacio de lucha política.4
Como parte de las acciones de memoria en torno al movimiento armado
socialista (mas), también se han venido produciendo narraciones “de frontera”.
Aunque estas no se sujeten a las normas del objeto literario —pues sus propósitos
son testimoniales o rememorativos—, con frecuencia emplean recursos compo-
sitivos y hasta retóricos que convencionalmente caracterizan al texto literario.
2
Cfr. Llebot Cazalis, Amaya (1998) “La memoria: ¿Un recurso ideológico?”. En ii Congreso
Internacional. Literatura y Política en América latina. Caracas. Ediciones la Casa de Bello. p.
244.
3
Cabrera López, Patricia y Alba Teresa Estrada (2012) Con las armas de la ficción. El imaginario
novelesco de la guerrilla en México (vol. 1). México. unam/ceiich. p. 181.
4
Jelin, Elizabeth (2005) “Las luchas por las memorias”. En Telar. Revista del iiela, núm. 2-3,
año 2. Argentina. Universidad Nacional de Tucumán. p. 20.
458
En defensa de la ficción
5
En la literatura, las relaciones dialógicas se perciben “como ciertas posiciones de sentido”;
se caracterizan porque la palabra posee “una doble orientación”: hacia el objeto del discurso
pero también hacia el discurso ajeno; es decir, un discurso no explícito en el texto. El narrador
trabaja no solo con los objetos involucrados en su relato, sino continuamente estiliza, parodia,
transforma en habla oral y replica mediante diálogos, a discursos sociales, culturales, políticos;
en fin, a voces ajenas, afines u opuestas al punto de vista del narrador. Cfr. Bajtín, Mijaíl (1986)
Problemas de la poética de Dostoievski. Cap. V. México. fce.
6
Recordemos que en el marco de la literatura latinoamericana, el testimonio es el relato emitido
por un “actor testigo” (sujeto) de un hecho socio-histórico y violento que ha afectado a una
colectividad; hecho silenciado por los actores dominantes (anti-sujeto) —adversarios de la
colectividad— o relatado por ellos en función de sus intereses. Por tanto el testimonio consti-
tuye la verdad en la perspectiva de las víctimas y se contrapone a la versión de los victimarios.
Cfr. Prada Oropeza, Renato (2001) Op. Cit. pp. 11-18. Otra característica del testimonio es la
urgencia de sus sujetos para darlo a conocer; urgencia evidenciada en el lapso que transcurre
entre el hecho referido y su testimonio correlativo. Cuando ese lapso es muy largo, el testimo-
nio pierde exactitud y se vuelve rememoración. Cfr. Peris Blanes, Jaume (2008) Historia del
testimonio chileno. De las estrategias de denuncia a las políticas de memoria. Valencia, España.
Universitat de València/Facultat de Filologia, Traducció y Comunicació. pp. 15-16.
459
dad: la nueva manera de contar historias que es primero, una manera de asignar
sentido al universo ‘empírico’ de acciones oscuras y de objetos cualesquiera”.7
Por su parte el escritor mexicano Carlos Montemayor definió la ficción como
la versión literaria de la realidad, puesto que la “realidad” que percibimos en el
texto literario es de naturaleza simbólica.
A través de diversos lenguajes la ficcionalización exige que conceptos
abstractos con que se interpretan fenómenos sociales empíricos sean figurados;
asigna sentido a las historias narradas, a los personajes, al espacio, al tiempo,
al acto mismo de narrar, orientando tal sentido a la interpretación (política, si
es el caso) de los acontecimientos sociohistóricos seleccionados por el escritor.
En la creación literaria la ficción se conjuga con el diseño retórico y el respaldo
en los géneros legitimados en la tradición literaria occidental.
El predominio de la ficción es también el de la subjetividad narradora, pues
la disposición de todos los elementos compositivos en las narraciones responde
a la configuración de la coherencia y cohesión interna del relato, al imaginario
que tal obra produzca, no a la imitación de la realidad empírica o a la crónica
de acciones. La subjetividad de la voz —o las voces— narradora se explaya en
la mirada que penetra en sentimientos y emociones y no se limita a la objeti-
vidad de lo factual. La reticencia a ficcionalizar y —sin embargo— el empleo
de recursos literarios (figuras retóricas, arquitectura de ciertos géneros) para
favorecer la inteligibilidad de lo relatado, provoca que muchas narraciones con
intención testimonial se vuelvan ‘textos de frontera’, heterodiscursos oscilantes
entre la ficción y el testimonio de hechos objetivos.
Este título de un libro voluminoso aparecido en 1987, está firmado por el Co-
mandante Eleazar Campos Gómez, de incierta existencia empírica; de lo cual
se deduce que puede tratarse del seudónimo adoptado por un colectivo o por
el editor de los testimonios. El libro se propone aportar información verídica
sobre el pdlp, conjurar las calumnias sobre algunos de sus integrantes y desmentir
las versiones al respecto del estado mexicano y de algunos periodistas; es un
texto ‘de frontera’, donde guerrilleros sobrevivientes a la muerte de Cabañas
reconstruyen los orígenes del pdlp, sus fundamentos ideológicos y su trabajo
7
Rancière, Jacques (2000) Le partage du sensible. Esthétique et politique. París. La Fabrique-
Éditions. pp. 56-57 (traducción propia).
460
La guerra de Galio
8
Cfr. Campos Gómez, Eleazar Comandante. (1987) Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres.
México. Editorial Nuestra América. pp. 32, 64-68.
461
9
“Sirvió una cuba y empezó a caminar por el pequeño espacio, entre sillones y el librero. Des-
hizo un ejemplar de La educación sentimental...” Aguilar Camín, Héctor (1991) La guerra de
Galio. México. Cal y Arena. p. 41.
10
Ibíd. p. 234. Galio atribuye la sentencia a Francisco Villa.
11
Ibíd. pp. 265-267.
12
Ibíd. p. 21.
462
13
La reconstrucción busca mimetizarse con el referente; no así la recreación. Cfr. Rodríguez-Luis,
Julio (1997) El enfoque documental en la narrativa hispanoamericana. Estudio taxonómico.
México. fce.
14
Aguilar Camín (1991) Op. Cit. p. 81.
463
464
Guerra en El Paraíso20
17
Ibíd. pp. 344-345.
18
Ibíd. pp. 585-586.
19
Véase la página: www.literaturaypolitica.info
20
El examen más detallado de esta novela aparece en Cabrera López, Patricia y Estrada, Alba
Teresa (2012) Op. Cit. pp. 223-245.
465
siglo xx, se rebelaron contra las prácticas autoritarias y criminales aplicadas por
el estado mexicano a todos aquellos que quisieran organizarse contra los abusos
del poder y para superar su miseria. Relata la trayectoria de Lucio Cabañas y
el hostigamiento militar y aniquilamiento que él y muchos campesinos de su
región sufrieron por parte del estado mexicano; asimismo, la etapa más intensa
de los enfrentamientos entre guerrilleros y ejército mexicano, de 1972 a 1974.
Finalmente incluye algunos datos acerca de la continuidad de la represión contra
campesinos y sobrevivientes del pdlp hasta 1976.
La Liga 23 de Septiembre aparece en Guerra en El Paraíso protagonizando
la larga escena de la “asamblea de brigada”,21 donde integrantes de aquella son
juzgados por sus opiniones negativas sobre el pdlp. Cabañas se confronta con
ellos en torno a las diferentes concepciones que cada organización tiene sobre la
ideología, la composición de los grupos armados y otras organizaciones izquier-
distas. Además de provocar suspenso —dada la posibilidad de que el pdlp decida
fusilar a los de la Liga—, la escena es una oportunidad para que el narrador de
la novela tematice dramáticamente las descalificaciones mutuas y las respectivas
concepciones. Cabañas defiende el derecho de su gente a hacer la revolución
aunque carezca de teoría y se opone a romper relaciones con el pcm, mientras
Renato —el personaje de la Liga con más voz en la escena— postula que para ser
guerrilleros, marxistas y verdaderos revolucionarios hay que estudiar. Por eso
él mismo se aplica en enseñar el código marxista a los integrantes de la bca. La
figuración de Renato confirma la percepción de Cabañas acerca del teoricismo
a ultranza de los militantes de la Liga. En el contexto novelesco, el desencuentro
del pdlp con la LC23S ilustra las dificultades intraizquierdistas para unificar la
lucha armada y que varias organizaciones necesitaban al primero como aliado.
El referente de esta escena ya había sido relatado en Lucio cabañas y el
Partido… La diferencia cualitativa entre este libro y Guerra en El Paraíso estriba
en que el primero solo aspira a ser testimonio y la segunda es una novela… testi-
monial. La escenificación del incidente permite que la figuración de personajes y
argumentos sea equilibrada, de modo que no haya juicios. El narrador es discreto
y desliza su coincidencia con Cabañas al figurar en Renato precisamente los
defectos que el exmaestro rural había expresado en párrafos anteriores. Como
en la novela la oposición principal se ubica entre el estado mexicano y el pdlp,
el narrador no da más importancia a las diferencias intraizquierdistas.
Así pues desde el enclave simbólico de su producción literaria, Montema-
yor erigió su posición política: no oculta su admiración hacia el movimiento
Cfr. Montemayor, Carlos (2006) Obras reunidas I. Guerra en El Paraíso. Las armas del alba.
21
466
A mediados de los años noventa del siglo xx —acaso estimulada por la irrup-
ción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln)— arranca o aumenta
la publicación de libros de rememoraciones de exintegrantes de la LC23S. Una
muestra es Un poco nada más de Ricardo Morales Pinal, excombatiente y preso
político de 1972 a 1979 en el penal de Topo Chico de la ciudad de Monterrey.
Hay rasgos de este relato que se reafirmarán en obras publicadas por
excombatientes en el siglo xxi: su lugar ideológico de enunciación es la identi-
ficación con los ideales de la LC23S y su propósito principal es rememorar acon-
tecimientos importantes de la organización. Son obras-vehículos de memoria
para reivindicar a aquella. En ellas la función referencial del texto se impone
sobre su potencialidad expresiva, de modo que destaquen nóminas, topónimos,
fechas y otros datos veraces propios del testimonio. Los peritextos (cuarta de
forros y dedicatorias) son explícitos en cuanto a la vida política del autor, y por
eso es fácil identificarlo con el protagonista de la narración.
El título Un poco nada más significa que el libro es apenas una parte de
lo escrito por el protagonista, Román, acerca de su militancia, pues la historia
narrada se reduce a los primeros años de prisión, la planeación de la fuga y el
fracaso de esta. En el relato progresivo, la voz narradora va entremezclando la
rutina carcelaria (que para los presos políticos incluye las torturas frecuentes en
función de las acciones armadas que suceden afuera) con información sobre los
actos que precedieron a la LC23S en Monterrey; sobre César Germán Yáñez y su
negativa a unirse a grupos guerrilleros fuera del suyo; 22 con los informes traídos
por las visitas, también militantes, y las diligencias de los presos para preparar
la fuga. Román no vive directamente las vicisitudes de su organización (p. e.,
la detención de Ignacio Salas Obregón) sino se las cuenta Mara (quien morirá
22
Cfr. Morales Pinal, Ricardo (1995) Un poco nada más. Monterrey, México. Oficio Editores.
p. 30. Yáñez fue de los fundadores de las Fuerzas de Liberación Nacional, otra organización
armada.
467
23
Ibíd. p. 69.
468
continuamente discuten entre ellos sobre todo tipo de asuntos; son amnistiados
a finales de los años setenta; rompen con la lucha armada y se acercan al pcm, y
a inicios de los ochenta empiezan a alejarse de la izquierda. El más importante
del grupo es “el G” (angloparlante, improvisado maestro de inglés, seductor, líder
y teorizante de cierto rango en la LC23S, etc.) porque relata con más frecuencia
en primera persona, aunque pueda desdoblarse en la segunda y hasta hacerlo
en tercera persona para efectos en la composición narrativa.
Por la naturaleza clandestina de la LC23S, los personajes —incluso el G—
tienen varios alias cada uno, usados —y acaso compartidos— en acciones y
etapas diferentes; lo que dificulta establecer con base en un discurso denotativo,
relaciones de causa y efecto entre los capítulos de la novela. Estos no se interre-
lacionan de modo secuencial; son relatos de los acontecimientos que marcaron
hitos en el desarrollo de la LC23S.24
La índole heterodiscursiva del texto es notable: por una parte su configu-
ración es literaria; es decir, su arquitectura, su diseño retórico y las estrategias
narrativas exhiben la manipulación temporal de la historia narrada, la violencia
verbal coloquial como característica distintiva de las instancias narradoras, la
incorporación de géneros argumentativos como el ensayo en la novela; el hu-
morismo expresado a través de la ironía, la burla o el sarcasmo; la focalización
interna del narrador orientada a dar relieve a su subjetividad.
Pero por la otra, la toponimia, las fechas, las nóminas oficiales o de apodos
de algunos guerrilleros o de sus represores o de luchadores sociales, los títulos
de las organizaciones políticas o armadas, los episodios tales como enfrenta-
mientos con la policía, rebeliones sociales, huelgas de hambre, pronunciamientos
públicos, acciones en pro de la liberación de los presos políticos, etc. tienen sus
referentes documentados.
En los peritextos iniciales (título principal y epígrafes) y en el primer
capítulo de Memoria... se asientan sus relaciones intertextuales estrictamente
literarias. La primera relación opera con el drama Los justos de Albert Camus.
Hay dos razones para ello: en Memoria... los militantes armados dialogan con
frecuencia entre ellos, tanto como lo hacen los personajes (“terroristas” perte-
necientes al Partido Socialista Revolucionario, en la Rusia zarista) de Camus, en
torno a la ética dudosa de sus decisiones. La segunda razón es que en Los justos
prima la subjetividad individual para entender el sustento ético de la violencia
armada y la vida de los militantes; y así procede la novela de Hirales.
24
Los especialistas en la lc23s probablemente puedan establecer la lógica secuencial de los
capítulos, identificar a personas específicas detrás de los alias y detectar si los referentes son
reconstruidos o recreados; no así los lectores ajenos al asunto.
469
Otra relación se establece con la obra de Henry Miller, a través de dos epí-
grafes. Según Edith Negrín, estos connotan los propósitos de combatir el olvido
y de equiparar las revoluciones política y sexual, puesto que Miller fue militante
de la última.25 La tercera relación consiste en que el narrador autodiegético de
Memoria… se automodela estilizando un canon: Katow (personaje de La con-
dición humana de André Malraux), pues tanto ese como el G se encuentran en
una circunstancia semejante, que es su caída en la cárcel.
La significación de la intertextualidad es insistir en que los propósitos del
libro son literarios, no sujetos a normas testimoniales. Por eso predomina la
perspectiva del G, que se expresa a través de la violencia verbal frecuente, los
regionalismos —incluidos los pochismos— y la ironía en el empleo abundan-
te de las siglas sic. Por ejemplo, en la frase “…las radiantes (sic) expectativas
revolucionarias”, el “sicazo” (palabra inventada por el narrador) connota que
desde el presente de la enunciación del relato, el G se mofa de lo que creía en
otro tiempo. El humorismo se empareja con aquella violencia hasta el grado de
atenuar la atrocidad de la tematización descriptiva de la tortura26 (tópico de las
narraciones sobre la guerrilla).
Cuando dialogan personajes con posiciones encontradas en torno a las
coyunturas de la trama o cuando el narrador introduce breves interpretaciones
políticas de ciertas acciones de la LC23S (p. e., el caso del Valle de Culiacán), la
polifonía asoma unos instantes en opiniones y juicios de valor que connotan
cierta estima de aquella empresa y del valor de los combatientes que intervi-
nieron. También ocurre cuando el narrador menciona a combatientes de toda
la vida, como Salvador Gaytán.27 En esos momentos pierde intensidad la mofa,
pero pronto el narrador recupera el tono irónico de descalificación al acotar o
completar la información de algunos excombatientes, por ejemplo, los editores
del periódico Madera de la LC23S.
En el capítulo “Los enfermos de Chainola”,28 la voz narradora interrumpe
su retórica impregnada del existencialismo light de Sex & Drugs & Rock & Roll
y adquiere el ritmo de un relato analítico, con citas, de las condiciones políticas
locales del Valle de Culiacán en la primera mitad de los años setenta; comple-
25
Cfr. Negrín, Edith (2004) “Tres novelas de la guerrilla en México”. En Cabrera López, Patricia
(coord.), Pensamiento, cultura y literatura en América Latina. México. unam/ceiich-Plaza y
Valdés. p. 246
26
Hirales, Gustavo (1996) Memoria de la guerra de los justos. México. Cal y Arena. pp. 16-17 y
18
27
Este combatiente chihuahuense había pertenecido al Grupo Popular Guerrillero (1964-1965)
y después apoyó a otros grupos armados.
28
Aparentemente aquella es la designación común del grupo izquierdista los Enfermos de Sinaloa.
470
29
Hirales, Gustavo (1996) Op. Cit. pp. 193, 194. Itálicas del original. ¿”Jodidos” = pueblo?
471
En este caso la dialogización involucra discursos divergentes, por lo cual la parodia es cam-
30
biante dentro de un mismo texto y se despliega bajo diversas formas. Cfr. Bajtín, Mijaíl (1986)
Op. Cit. pp. 278-279.
472
Sin duda el libro de Hirales desató reacciones adversas; más aún entre excom-
batientes. De ahí que podría haber estimulado la producción testimonial de
estos para rebatir su versión de la LC23S.
Puesto que hemos limitado nuestro dominio de estudio a ediciones im-
presas y con un sello editorial que garantice la circulación por lo menos local,
examinaremos La fuga de Oblatos de Antonio Orozco Michel, de 2007. Es
otro texto de frontera, rememoración con las mismas características generales
asentadas en el segundo párrafo del apartado “Un poco nada más”, y también
semejante en la configuración de un narratario ubicado en la misma comunidad
pragmática del escritor.
Su autor y la edición proceden de Guadalajara, sede de otro de los frentes
de la LC23S. La denotación exenta de ambigüedades, la agilidad del ritmo y la
claridad de su propósito facilitan la lectura de La fuga de Oblatos, nombre este
de la cárcel donde estuvieron Orozco Michel y otros compañeros de 1974 a 1976.
El relato es progresivo y el narrador, autodiegético (él mismo participa de lo
narrado); pero con frecuencia aparece el “nosotros” para insistir en el carácter
colectivo del sujeto de la enunciación.
La claridad del título delimita la historia narrada, aunque el narrador ini-
cie el relato al modo casi autobiográfico. Ello muestra el cuidado positivista en
informar al lector las causas de que los personajes estén encarcelados, y favorece
la crónica concisa de la organización de movimientos juveniles, críticos y po-
litizados en Guadalajara, previos a la integración con la LC23S. A partir de este
acontecimiento cambia la vida del narrador porque se incorpora en la Brigada
10 de Junio, cuyos miembros participan en expropiaciones, exponen su vida,
ven caer en prisión o muertos a varios de sus compañeros y finalmente ellos
mismos son detenidos, torturados y recluidos en Oblatos. Este pasaje del relato
da testimonio de la tortura y el asesinato de algunos combatientes.
El espacio carcelario es narrado sin enconos, de modo conciso y con una
perspectiva que selecciona aspectos que muestren la disciplina de los presos
políticos (incluidos los de organizaciones diferentes de la LC23S), su trabajo
productivo y la lectura y estudio de textos clásicos del izquierdismo en el siglo
xx. Al igual que Román (el narrador de Un poco nada más), el de La fuga de
Oblatos está en prisión cuando es desaparecido Salas Obregón, mientras la LC23S
había iniciado un proceso interno para combatir el oportunismo causante de
errores y deficiencias, y hasta de la vulnerabilidad del conjunto. El narrador
reconoce que se cometieron excesos contra los militantes “deslindados” pero
asegura que la debilidad más grave de la LC23S fue haber intentado “fortalecerse
473
31
Cfr. Orozco Michel, Antonio (2009) La fuga de Oblatos. Una historia de la LC23S. Guadalajara,
México. Taller Editorial la Casa del Mago. pp. 74-75.
32
Ibíd. p. 128. Un aludido podría ser Hirales, quien trabajó en la Procuraduría General de la
República y en la Secretaría de Gobernación. “En la pgr estuve un mes, como Director Gene-
ral de Ubicación y Erradicación de Cultivos Ilícitos; en Gobernación 11 meses, como asesor
del secretario; en ambos casos, con mucho orgullo, a las órdenes de Jorge Carpizo”: Hirales,
Gustavo (2007) “De Gustavo Hirales”. Carpizo —rector de la unam de 1985 a 1989— fue
titular de la pgr de 1993 a 1994, y de la Segob en 1994.
474
Cfr. Topete, Miguel (2009) Los ojos de la noche. El comando guerrillero Óscar González. Gua-
33
dalajara, México. Taller Editorial la Casa del Mago. p. 174. Este autor también incursionó en
el ámbito de la poesía.
475
Septiembre35
Esta novela de Francisco Pérez Arce, publicada en 2010, es la última que alude
a la LC23S. Su tema general es el de la desaparición forzada, aunque no exclusi-
vamente por causas políticas, y sus secuelas de sufrimiento en las familias. Es la
novela de aprendizaje de Juan Minera, nacido en los años setenta, impactado por
varias desapariciones a lo largo de la historia narrada y empeñado en investigar la
verdad sobre su padre. El argumento es más amplio que la parte registrada aquí.
El escritor eligió un tema de la guerra sucia poco abordado en la narrativa
literaria, pero para figurar a la víctima política y a su organización reproduce
el estereotipo del guerrillero narrado desde las novelas respectivas de Aguilar
Camín y de Hirales, y hasta por algunos exmilitantes de la LC23S.36 Considerando
que Septiembre apareció en el siglo xxi, es indudable que Pérez Arce tuvo a su
alcance muchísima literatura sobre el mas, pero optó por recrear y condensar
en un solo personaje datos que insinúan que el referente es la LC23S.
34
Ibíd. pp. 72, 187-188.
35
El examen más detallado de esta novela aparece en Cabrera López, Patricia y Alba Teresa
Estrada. (2012) Op. Cit. pp. 280-289.
36
De tanto repetirse que para la LC23S “la revolución estaba a la vuelta de la esquina”, esta idea
se volvió “la historia oficial”, “verdadera” de la organización y hasta sustento “teórico” para su
denuesto. Cfr. Cilia Olmos, David (2013) “Oseas y al (sic) análisis de los movimientos sociales”.
476
Pérez Arce, Francisco (2010) Septiembre. México. Ítaca. pp. 26, 130.
37
477
***
Ibíd. p. 25
39
478
que en relación con la LC23S, las acciones de memoria pueden llegar a detonar
si no luchas, por lo menos debates entre las izquierdas mexicanas. En la produc-
ción literaria los debates (réplicas, parodias, polémicas) se expresan a través del
dialogismo entre los libros.
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479
480
481
reciente trabajo de Patricia Cabrera y Alba Teresa Estrada que saca a la luz una
serie de novelas poco atendidas que, desde la década de los setenta, abordaron
el fenómeno de la lucha armada y configuraron desde el ámbito literario el
imaginario guerrillero, como señalan las autoras.2
Sin embargo, poco se ha profundizado en los textos testimoniales y litera-
rios producidos por los participantes de los movimientos armados. Este artículo
analiza la antología de poesía Sobreviviremos al hielo. Literatura de presos políticos
(1988) de Manuel Anzaldo y David Zaragoza, producida en el confinamiento
carcelario por los presos políticos que participaron en la guerrilla y el modo en
el que al apropiarse del ámbito literario plantean el problema de representación
en su doble connotación política y literaria.
Aunque los textos literarios producidos por participantes de la guerrilla
ha sido menor que los textos testimoniales, destaca que en ambos casos su
circulación y recepción ha sido eclipsada por el ciclo de la “narrativa tlatelolca”
como la llamó Aralia López. Asimismo, con excepción de la obra de Monte-
mayor, las novelas que abordan el tema de la guerrilla difícilmente formaron
parte del canon de la literatura mexicana. Se puede observar así cierta reticen-
cia de la institución literaria para incorporar el tema guerrillero, a la vez que
se ha operado una borradura en la memoria oficial por distintas razones que
planteo brevemente.
El movimiento estudiantil del 1968 y particularmente la masacre de Tla-
telolco tuvo mayor visibilidad que los movimientos armados, así la represión
del movimiento estudiantil causó indignación y rechazo rotundo en la opinión
pública, ya que se trató de una manifestación pacífica en donde perecieron es-
tudiantes, trabajadores y familias de los barrios aledaños. En contraste, la lucha
armada fue vista con reservas no solamente por el uso de la violencia a través de
expropiaciones, secuestros y bombas, sino porque la campaña gubernamental
echó cortina de humo sobre la violencia estructural que originó la emergencia
y recurrencia de la guerrilla, encubriendo así su carácter político. Muestra de
ello es la negativa del gobierno para aceptar la existencia de la guerrilla al usar
2
Entre la obra de Montemayor destacan las novelas Guerra en el Paraíso (1991), Las armas del
alba (2003), La fuga (2007) y la novela póstuma Las mujeres del alba (2009), sin mencionar la
obra crítica que abordó la violencia de estado y el fenómeno de la guerrilla con La guerrilla
recurrente (1999) y La violencia de estado en México antes y después del 68 (2010) por citar
algunos ejemplos. Por otro lado, el amplio estudio interdisciplinario de Cabrera y Estrada
traza un deslinde de la narrativa sobre Tlatelolco y la novela política rescatando, un corpus
significativo de novelas que abordaron la lucha armada pero que fueron soslayadas por la
crítica literaria. Véase Con las armas de la ficción. Configuración novelesca de la guerrilla en
México Vol. I (2012).
482
3
Para un análisis de la violencia estructural del Estado y el fenómeno de recurrencia de la lucha
armada, véase Montemayor, Carlos (2010) La violencia de estado en México antes y después
del 68. México. Debate.
4
Escalante, Evodio (2004) Prólogo a Diario bastardo. México. Gobierno del Estado de Coahuila.
p. xii.
483
5
El concepto de espacio de “entre medio” es tomado de Homi Bhabha que, aunque alude a la
producción de la obra fronteriza posmoderna, me parece muy útil para localizar las prácticas
escriturarias de los presos políticos de la guerrilla: “Estos espacios ‘entre medio’ proveen el
terreno para elaborar estrategias de identidad (singular o comunitaria) que inician nuevos
signos de identidad, y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto de
definir la idea misma de sociedad.” Bhabha, Homi (2002). El lugar de la cultura. Buenos Aires;
Manantial, p. 18.
6
Saumell Muñoz, Rafael E. (1993). “El otro testimonio: literatura carcelaria en América Latina.”
En Revista Iberoamericana no. 164-165. p.499.
484
7
La práctica de la tortura fue encarnizada en las cárceles clandestinas y en el Campo Militar
Número Uno; no obstante, algunos sobrevivientes señalan que también se llevó a cabo en la
cárcel de Lecumberri. Cabe señalar que aunque la tortura aparece en la novela ¿Por qué no
dijiste todo? (1980) y el diario de prisión Los diques del tiempo (1991) de Salvador Castañeda
o bien se alude a ella en la antología Sobreviviremos al hielo, la denuncia explícita por parte
de los sobrevivientes aparece tardíamente en los textos testimoniales Lucio Cabañas y el pdlp:
una experiencia guerrillera (1987) de Eleazar Campos, Sendero en tinieblas (2004) de Alberto
Ulloa Bornemann y Testimonios de la guerra sucia (2006) de David Cilia y Enrique González
Ruiz (comps.).
8
Los autores compilados pertenecen a siete grupos guerrilleros de alrededor de la treintena que
estuvo activa durante la década de los setenta. La mayoría estuvieron encarcelados entre 1971 y
1978 y algunos comenzaron a ser excarcelados a partir de 1975, otros salieron tardíamente de
prisión inclusive hasta 1980. La estancia carcelaria, en su mayoría fue de aproximadamente seis
años, sin embargo algunos estuvieron solamente por tres años mientras otros permanecieron
en la cárcel hasta por más de ocho años. Entre 1971 y mediados de 1976 estuvieron concen-
trados, para la zona metropolitana, en Lecumberri y tras su clausura fueron distribuidos en
los reclusorios Norte y Oriente. Una vez dictada su sentencia fueron trasladados a la cárcel
de Santa Martha Acatitla. Cabe destacar que la antología no incluye a los presos políticos de
la cárcel de Oblatos en Jalisco ni de Topochico en Chihuahua. A continuación incluyo a los
autores y las agrupaciones a las que pertenecieron. Liga Comunista 23 de Septiembre: (David
Zaragoza Jiménez, Trinidad León Zempoaltécatl, Manuel Anzaldo Meneses); Lacandones
(Roberto Sánchez Ensch, Carlos Salcedo García), Partido de los Pobres (Ricardo Rodríguez,
Pedro Estrada Gámiz), Movimiento Acción Revolucionaria (Fernando Pineda Ochoa, Saúl
López de la Torre, Agustín Hernández Rosales, Salvador Castañeda, José Luis Chagolla Re-
migio), Unión del Pueblo (Jesús Tomás Licea Hernández, Javier Almaraz Olvera), Asociación
Cívica Nacional Revolucionaria (Alfredo de la Rosa Olguín, Jesús Gutiérrez Sierra) y Frente
Urbano Zapatista (Roberto Tello Alarcón).
485
Creemos que esta etapa fue definitiva para la historia del país y que no debe ser
ocultada ni minimizada y mucho menos olvidada, para que el imperio del terror
no vuelta a ensombrecernos como a veces parece que quiere, a juzgar por los
últimos acontecimientos.10
9
Samuell Muñoz, Rafael E. (1993).Op.Cit. p.499.
10
Anzaldo Meneses, Manuel y Zaragoza Jiménez, David (1988) Sobreviviremos al hielo. Literatura
de presos políticos. México. Costa Amic. p. 19.
11
Casi todos los grabados son de Alfredo de la Rosa, preso político de la acnr, y Alfonso
Anzaldo, hermano de uno de los coordinadores de la antología, que sin embargo no estuvo
encarcelado.
486
Un ejemplo de ello es que algunos fragmentos fueron publicados en diversas revistas en San
12
Francisco, Karlsruhe o Milán antes que en México, como señala Anzaldo en la nota introduc-
toria de Sobreviviremos al hielo. Anzaldo Meneses, Manuel y David Zaragoza Jiménez. (1988)
Op. Cit. p.14.
487
Pineda Ochoa, Fernando. (1988). Lecumberri, 1976. En Anzaldo Meneses, Manuel y David
13
488
14
Ibíd. 86-87.
15
Salcedo, Carlos (Lacandones) (1988). “Lecumberri 28 junio 1975”. En Anzaldo Meneses,
Manuel y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. pp. 53-55.
16
Saúl López de la Torre (mar) (1988). “Reclusorio Norte 1976”. En Anzaldo Meneses, Manuel
y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 113.
489
Espera que lo piense,/ Espera que mis padres/ Espera que me duele/ Espera,
despacito/ Espera que nos ven.”17
El poema registra la espera desde la infancia hasta la pubertad y, aunque
no aparece explícitamente el registro de lo carcelario, se puede deducir de cierto
modo un efecto de minimización y sentido lúdico del confinamiento carcelario
como un tiempo más de espera.
Cabe destacar el uso relativamente libre del espacio de la hoja en la mayoría
de los poemas que, si bien no es sistemático, en algunas ocasiones tiene efectos
interesantes. Por ejemplo en otro poema de David Zaragoza, el formato del título
y el uso del espacio de la hoja crea el efecto de un rectángulo, que no solamente
atrapa el espacio sino que sugiere posibilidades combinatorias entre el juego
de opuestos desesperación/ tranquilidad en sus formas adjetivas y adverbiales.
Este juego espacial manifiesta tanto un sentido lúdico de la escritura como la
circularidad del pensamiento en el encierro carcelario.
TRANQUILAMENTE DESESPERADO
Y Y
DESESPERADAMENTE TRANQUILO
Asimismo pueden observarse los efectos del poder carcelario en las di-
ferentes reacciones o momentos por los que transita el preso político que van
desde la rabia a la impotencia, decepción y derrota del proyecto revolucionario.
Los poemas no desarrollan explícitamente los debates y posturas que hubo en
relación con el proceso de rectificación y el balance de la lucha armada en el
marco tanto de su derrota militar, como de las negociaciones y presiones del
estado para resolver la problemática de la guerrilla y el estatus del preso políti-
co. Sin embargo, aunque los poemas no funcionan a un nivel de discursividad
narrativa sino de figuras o instantáneas poéticas, es posible apreciar en algunos
poemas las tensiones y división de posturas de la lucha armada en la articu-
lación de un imaginario de la venganza y la derrota, así como la denuncia del
oportunismo y enajenación.
17
Ibíd. pp. 34-35.
18
López de la Torre, Saúl. (1988). “Reclusorio Norte, 1976”. En Anzaldo Meneses, Manuel y
David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 116.
490
El primer poema de Saúl López de la Torre, “Yo soy tu enemigo”, augura un tiem-
po de venganza en el que el yo poético, responde a un principio de retribución
con su enemigo basado en la ley del talión. Asumiendo que el yo poético es el
sujeto torturado y su enemigo el torturador, el poema invierte los lugares del
torturador y torturado pero en esencia reproduce la misma lógica de violencia,
creando un efecto de despolitización de la lucha armada.
El segundo poema, “Ilusos”, también de López de la Torre, presenta a la
lucha armada como un espejismo al contraponer imágenes líquidas con elemen-
tos desérticos: “nadar por la estepa arenosa”, “arena fresca”, “cactus jugoso”. A
través de esta yuxtaposición, el poema subraya la ingenuidad de los guerrilleros
al confundir la obvia diferencia entre aridez y humedad, como efecto del espe-
jismo o sueño del cual se despiertan cuando las espinas del cactus atraviesan
su carne. Es decir que el dolor físico, la represión y tortura, rompen el hechizo
y devuelven al guerrillero al ámbito de lo “racional” que le permite ahora dis-
tinguir la diferencia básica entre agua y arena. A pesar de que estos dos poemas
parecen estar en las antípodas, uno reafirmando la ‘vocación guerrillera’ y otro
estableciendo la guerrilla como un delirio, ambos operan en el mismo sentido,
al insertarse y reproducir los imaginarios oficiales sobre la guerrilla.
Por otro lado, el poema de Manuel Anzaldo muestra el desencanto en que
cayeron, así como la carrera de obstáculos en la que “los blandengues fuimos
descalificados”. Así la derrota en Anzaldo parece multiplicarse no solamente por
la derrota de la guerrilla y el hecho de estar en prisión sino por una especie de
auto culpabilidad por la debilidad de sus integrantes. No obstante, es interesante
observar que a su vez destaca el oportunismo que envolvió en determinado
momento a los guerrilleros durante su periodo carcelario.
Cabe señalar que la política gubernamental tanto de practicar la tortura,
cuyo objetivo no solamente era obtener información sino el quebrar al sujeto
y sus lazos de solidaridad con el grupo, como la segregación y aislamiento de
19
Ibid. p. 123.
20
Anzaldo Meneses, Manuel (LC23S) (1988). “Reclusorio Norte, julio 1977”. En Anzaldo Meneses,
Manuel y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 285.
491
los presos políticos agudizó las diferencias insalvables entre los guerrilleros
que ya estaban latentes desde la formación de los grupos armados.21 Sin em-
bargo, se puede observar que estas diferencias se diluyen frente a la amenaza
de la represión, como lo describe otro poema de Saúl López de la Torre: “La
puerta comienza a rechinar./ Los viejos goznes gimen/ Nosotros escuchamos
con oídos adiestrados/ Deliberamos en grupos/ Por primera vez coincidimos/
La puerta se abre”.22
Como en toda literatura carcelaria, otro de los temas recurrentes en la
antología es la afirmación de las convicciones revolucionarias que se apuestan
hacia el futuro y la certeza de un tiempo de justicia. Es decir, frente a la incerti-
dumbre y lento transcurrir del tiempo carcelario, la promesa de un cambio se
articula en muchos casos a través de los elementos de la naturaleza.
Cada átomo de mi cuerpo, ha sido mil y mil veces transferido/ de una generación
a otra/ sin pensar que el día termina y vuelve a principiar/ quién me dijera sin
engaños/ si los siglos que hoy quiero mirar/ hace mil años dulces palabras le oí
murmurar/ porque una gota de lluvia cayó en mi frente/ y yo sé que mañana
puede venir a mí nuevamente.23
21
Las divisiones en la guerrilla emergen casi en el momento de su formación, como señalan
muchos de los testimonios de ex guerrilleros, véase Salvador Castañeda y Candelario Pacheco,
Gustavo Hirales, Fernando Pineda Ochoa, Mario Ramírez, por citar algunos ejemplos. Entre
los problemas que se destacan están el protagonismo o caudillismo de sus líderes, el foquismo,
militarismo, inmediatez para realizar acciones sin fortalecer sus bases de apoyo o el trabajo
político, excesivo teoricismo, aislamiento de las masas, entre otros. Aunque en el balance de la
lucha armada estas fisuras se atribuyen a problemas internos, tras la tortura, el hacinamiento
carcelario y la presión del gobierno para que los guerrilleros optaran por la rectificación de
la lucha armada, las divisiones entre grupos guerrilleros así como entre compañeros de un
mismo grupo, se volvieron situaciones insostenibles. Para un análisis de la práctica de la tortura
véase Elaine Scarry (1987) y Pilar Calveiro (2006).
22
Ibid. p. 133.
23
León Zempoaltécatl, Trinidad (LC23S). (1988). “Santa Martha Acatitla, diciembre 1977”. En
Anzaldo Meneses, Manuel y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 167.
492
Biografía de fantasma… Nadie notará que estuviste ahí/ donde eras necesario/
otros caminarán sobre tu esfuerzo/ embarrados de estiércol/ para obligar a tu
madre a partirte de nuevo/ regresarás tolerante/ a perderte por la fatiga y morirte
diez veces para creer/ para arrastrar cuerpos desalentados/ desnudar ídolos de
plástico/ rescatar la palabra/ de gargantas injertadas con timbres impostados/
entonces aprenderás a ser canto/ a medir el tiempo por fragmentos/ a no deses-
perar/ de nacerte de vez en cuando. 24
24
Colectivo El Yacaré, “Lecumberri crujía “O” 28 de octubre 1973”. Ibíd. p.208. El colectivo El
Yacaré estuvo integrado por Alfredo de la Rosa Olguín (acnr), Roberto Tello Alarcón (fuz) y
Pedro Estrada Gámiz (pdlp). Los poemas producidos formaron parte de un periódico mural
en la crujía “O” en Lecumberri en 1973.
25
Licea, Hernández, Jesús Tomás (up), “Reclusorio Oriente, abril 1977”. Ibíd. p. 151.
26
Salcedo, Carlos, “Lecumberri, 5 de Septiembre 1975”. Ibíd. p. 63-64.
493
Las paredes/ los asientos/ y las mesas/ con su agobiante cercanía/ atornillada al
piso./ Un montón de libros/ con sus teorías dormidas/ asfixiadas/ en un lecho
de letras apretadas./ Un cenicero victorioso de colillas./ Es la celda de todos los
días/ forrada de sombras y silencios/ limitada y comprimida/ por pulidas y rígidas
aristas./ Impecable y exacta simetría/ cuajada de callejones sin salida/ de acrílicos
y duros horizontes/ donde se doblan y escurren asqueados/ el grito y la mirada…29
Son tantos ya/ los cercos de concreto/ los anillos de hierro./ Que pedazos de
ladrillos/ entre rostros retorcidos/ no son nada30
27
Ibíd. p. 65.
28
Íbid. p.67.
29
Hernández Rosales, Agustín, “Lecumberri 1976”. Ibíd. p. 177.
30
López de la Torre, Saúl, “Reclusorio Norte 1976”. Ibíd. p. 130.
494
Cabe destacar que los últimos dos poemas pertenecen al periodo posterior a
Lecumberri que se caracterizó por la disminución del castigo físico. Sin em-
bargo, se puede observar en el poema “Muro O”, perteneciente a los últimos
meses en Lecumberri, el propósito de expandir los múltiples significados y lo
que representa el muro de la cárcel.
Opacadora de soles
sol de los opacados […]
Degeneradora de dioses
Diosa de los degenerados33
31
Licea Hernández, Jesús Tomás. “Reclusorio Oriente, enero 1977”. Ibíd. p. 146.
32
Hernández Rosales, Agustín. “Lecumberri, marzo 1976”, Ibíd. p. 179.
33
Zaragoza, David, “julio 1977”. Ibíd. 29
495
La cárcel está definida de este modo, por la relación que se establece entre
ésta y el sujeto, por sus interacciones y devenir, mas no a partir de característi-
cas prefijadas. Por ejemplo, en el primer verso la cárcel no es un espacio físico
sino un mecanismo que ejerce efectos sobre el sujeto, “opacadora de soles”, en
el segundo verso, que se complementa con el primero a través de la figura retó-
rica del retruécano, la cárcel no está definida ya como creadora de efectos sino
que está articulada como un sustantivo, aunque siempre acompañado de un
complemento que indique una acción posesiva: “sol de los opacados”. Es decir,
la construcción retórica de la cárcel está dada a partir de los efectos que el me-
canismo del poder carcelario impone sobre el sujeto, la cárcel cobra existencia
y adquiere significación en su devenir, en sus efectos de opresión más que en
su definición como espacio físico. Más adelante, se puede observar la misma
operación aunque ahora en el sentido inverso: “Frustración de los creadores,
creadora de los frustrados, refugio de los castrados, castradora de blandengues”.
Ibid. p.29.
34
Loc. Cit.
35
496
En este sentido, el poema expone la falacia del objetivo correctivo del aparato
carcelario que, lejos de ‘reintegrar’ o ‘rehabilitar’ en realidad transforma al sujeto
en despojo humano.
Ibid. p. 29-30.
36
Ibíd. p. 30.
37
497
Dime pinche carcelero / entre tus llaves / ¿hay alguna para abrir flores? […]
¿o que cerrando los ojos y las puertas / cierras el venero de las primaveras?
¡Pobres mañanas! / ¡qué grises serían / si fueras tú el encargado de abrirlas!38
Loc. Cit.
39
498
A los de tu estirpe […] solo les queda el placer/ del acoplamiento de metales
el regocijo enfermo de acariciar orificios y candados y ondularse maricones/ con
el penetrar morboso de las llaves.40
40
Ibid. p. 191.
499
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Ulloa Bornemann, Alberto. (2004). Sendero en tinieblas. 1. ed. México. Ediciones Cal
y Arena.
501
* enah/uach.
503
(…) los que aquí nacimos, los que aquí nos desarrollamos, nuestra opción era
el Tec, porque era económico, porque bueno, era lo que teníamos a la mano. A
lo mejor no nos llamaba mucho la cuestión de sembrar la tierra y la escuela de
agricultura no nos llamó la atención a muchos, muy poquitos se iban ahí a la es-
504
cuela de agricultura. (…) Entonces aquí nuestra inclinación propia era ¡Terminar
la carrera e ir a trabajar a la maquila, eso era lo esperado para todo el mundo!2
2
Entrevista a Francisco Javier Aguirre Meraz, realizada por Alicia De Los Ríos el 20 de abril
de 2011 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
505
…Una cuestión muy importante era lo que se hacía en los camiones, las rutas. Has
de cuenta decíamos: bueno, ahorita vamos a salir, es la llegada de las muchachas
de las maquiladoras, vamos a subirnos a los camiones y empezar a hablar. Ya el
movimiento estudiantil empieza a romper su situación meramente estudiantil
(…) En las manifestaciones nuestras no eran unas cosas muy grandes, no, pero
veíamos muchachas con la batita esa de trabajo de rca, de Convertors, de General
Instruments, las maquilas que empezaron en aquel entonces (…) caso particular,
les puedo hablar del grupo de obreras que va al Tecnológico en busca de orien-
tación porque quieren algo: ¿sabes qué? nos tratan mal, el gerente de personal
es esto, la supervisora de personal es esto, la de calidad es aquello ¿qué podemos
hacer? (…) Hay otra fábrica muy importante que era la Nielsen (…) de ahí se
genera una inconformidad muy grande, surge todo un comité, todo un grupito de
obreras(...) y ya, se nos unen, son parte de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Son parte integral, así, como un comité.
Por ese entonces Amanda y Dulce laboraban como obreras en la rca y la Nielsen,
respectivamente. Los relatos de ambas en relación a la apertura de la industria
maquiladora y las impresiones de la cotidianidad laboral son optimistas: la
contratación de personal no implicaba mayores requisitos, incluso se omitía
la minoría de edad o se alteraba; cuentan que vivían un buen ambiente al lado
3
Entrevista a “Miguel” realizada por Alicia De Los Ríos Merino el 21 de abril de 2011 en Ciudad
Juárez, Chihuahua.
506
sus compañeras, percibían un sueldo del que recuerdan les alcanzaba suficien-
te, incluso para consumir mercancías en la vecina ciudad estadounidense del
Paso, Texas. Dulce narra los escapes a los salones de música en Ciudad Juárez
los fines de semana:
Tenía que haber diversión también, para no llegar uno toda neurótica al trabajo.
Y era un ambiente bonito, no había mucho, yo trabajé muy a gusto. Y yo veía a
las muchachas muy contentas y todo, porque casi fue de las primeras maquilas
que había.4
Ellos iban con camiones a recoger gratis a las obreras en la tarde y los que iban
en la noche pues en la noche. Entonces ya se empezaban a echar los rollitos, que
porqué el movimiento de huelga y hasta cierto punto despertar la conciencia de
las obreras de la maquila, algunos se echaban algún rollito sobre el manifiesto
comunista.5
En ese tiempo andaban los muchachos, sobre todo casi más muchachos jóvenes,
andaban haciendo pintas y fueron y pintaron allá la maquila, la Nielsen y luego
iban y nos llevaban volantes y quién sabe qué. A mí me daba mucha risa porque
decían: Que la explotación, que quién sabe qué. Y decían las muchachas: ¿Y a
mí que chingados me importa la explotación? Unas los aventaban (los volantes)
otras si los guardaban y así ¿verdad? Pues yo nada más me quedaba viendo qué
estaban pintando y decía yo: ah, pues ¿qué van a poner?
4
Entrevista a Dulce realizada por Alicia de los Ríos Merino. Ciudad Juárez, Chihuahua. Miér-
coles 10 de agosto de 2011.
5
Entrevista a Amanda Arciniega realizada por Alicia de los Ríos Merino. Ciudad Juárez, Chih.
Sábado 23 de abril de 2011.
507
a una naciente conciencia de clase que las condujo a una organización de tipo
político militar. A ambas se les preguntó sobre los agravios más sentidos en
sus jornadas laborales, aquellas denuncias que otras obreras exponían frente a
los activistas estudiantiles. Las dos recuerdan la famosa “cuota de producción”
que era la cantidad estándar de productos que debían maquilarse en la línea. El
terminarlos antes o a tiempo significaba que para la próxima jornada laboral, “el
número se incrementaría al medirse con records el rendimiento de las obreras
en la banda de producción”. Dulce recuerda cómo ello ocasionaba competencia
entre las obreras para incrementar la producción. Entre las quejas más recu-
rrentes y cotidianas Amanda relata la falta de permisos para ir al sanitario, así
como los exámenes de embarazo y el acoso sexual. Además, ya que tanto Dulce
como Amanda iniciaron sus empleos en la primera etapa en que se instaló la
industria manufacturera en la ciudad, recuerdan que no existían hasta entonces
los comedores ni servicio de transporte a las plantas.
Las experiencias de Amanda y Dulce fueron distintas en la forma de
organizarse colectivamente ante esos agravios. Amanda actuó en contra del
sindicalismo oficial sin militar aun en la Liga Comunista 23 de Septiembre,
aunque acepta que era simpatizante: “Yo hice un paro en la rca ¡pero completa-
mente independiente de todo el mundo! ¡Un paro! Y en nuestro departamento:
control de calidad”, recuerda Amanda. Trabajando ya en la maquiladora Toko,
de capital japonés, ella y otras obreras organizaron un paro y posteriormente
una huelga por el despido injustificado de compañeras. Además, defendían su
derecho de ser independientes del sindicalismo corporativista representado por
la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (croc) y la Confe-
deración de Trabajadores de México (ctm), ambas en pugna por los contratos
de trabajo. Las obreras como Amanda recibieron la asesoría de un abogado
laboral independiente, Gustavo de la Rosa, y de un sacerdote, Rogelio Macías:
Nosotras íbamos a la Iglesia del Carmen donde había un cura que era progresista,
que tenía un hermano que era del mir6 chileno, que en ese tiempo estaba acá (…)
entonces, cuando estábamos en el rollo de la huelga, ya el cura nos daba pláticas
de marxismo.
6
El Movimiento de Izquierda Revolucionaria, organización marxista leninista fundada en 1965
en Chile.
508
Me acuerdo que conocí primero a Toña, que dejó unos librillos ahí que se me
hicieron muy avanzados y dije: má, pos de estas viejas ¿Cuál será? Ya se regresó y
le digo ¿a poco tú lees estos libros? Dijo: si. Como que me sorprendí, dije: ¿cómo
esta mocosa? Y luego, yo ya cuando salí, pues ¡ya me le pegué! Para platicar con
ella y fue cuando conocí a Elba, a Vero, a Cecilia (...) Las muchachas estaban estu-
diando, entonces cuando a mi me hablaban pues parecía que me estaban hablando
en chino, nomás me les quedaba viendo: y que la plusvalía, y que aquello, muchas
cosas (…) empezaron los muchachos allá en la maquila: que no había trabajo,
que la explotación, que la plusvalía, que no se qué, todas esas cosas económicas
¿verdad? Y que Carlos Marx, que Federico Engels.
Andaban como muy misteriosas y como que no me querían decir por qué. Hasta
que una vez les dije: ¿Pos ustedes que traen? Yo ya no voy a seguir si ustedes se
ponen en esa actitud. Me dieron libritos chiquitos de Marx y Engels. (…) me
regalaron unos, los otros yo iba y los compraba. Los otros, como El Capital, pos
los leían yo creo ellos, que tenían chanza de leerlos. (…) Al final jóvenes, pos
me imagino que para ellos como que sentirse inteligentes y maduros era muy
importante ¿si me entiende cómo?
509
Cuando Dulce se refiere a “Ellos”, se refiere a los varones que las atendían
en su brigada, que eran su dirección y sus parejas en la mayoría de los casos.
Las visiones de género y de clase son una de las aportaciones más valiosas de su
testimonio, así como la diferencia entre ser estudiante o trabajadora de la línea
de producción, la seriedad en torno al quehacer de transformar el mundo y su
posicionamiento como una obrera sin agravios trascendentales.
De que se cortan los dedos, de que no sé qué tanto, que está muy feo. Esas maqui-
ladoras apenas las acababan de abrir, que son las del (kilómetro) cinco. Entonces
yo dije: a no, a mí que no me platiquen, yo quiero ir a ver. Y fui y me metí a la
Almirat de Juárez, donde se producían chasises de refrigeradores.
510
Al mismo tiempo que el trabajador fabril agota el sistema nervioso hasta el límite,
acaba con la interacción multilateral de los músculos y confisca cada átomo de
libertad, tanto en las actividades corporales como en las intelectuales (…) Cada
órgano de percepción se daña en la misma proporción por el aumento artificial
de la temperatura, la atmósfera llena de polvo, el ruido ensordecedor, sin men-
cionar el peligro de perder la vida o un miembro entre la máquina atestada que,
con la regularidad de las estaciones, produce su lista de muertos y heridos en la
batalla industrial.7
A Dulce, sin embargo, ya como militante y obrera, le costaba creer que se les
explotaba:
7
Carlos Marx citado en: Berger, John (2011) Un séptimo hombre. México: Sur + Ediciones, pp.
118-119.
511
De 200 que empezamos llegamos a hacer 440 y así llegó un momento en que
después ya querían que también en la noche (…) por lo pronto el que quisiera y
podía. Luego por ejemplo muchas no querían porque pues no: “yo tengo mis hijos
chiquitos” y así. Entonces como que querían más producción y más producción y
ya no les interesaba si querían o no, si les gusta bien y si no, váyase a otra donde
le convenga y así. Entonces ahí como que comenzó el descontento de la gente,
de que ya los estaban presionando mucho. Fue cuando les empecé a platicar y ya:
pues qué suave, que a hacer un volante y órale, lo llevamos.
Cuando Dulce recuerda las discusiones con sus compañeras se hacen notorias
las dificultades que tuvo tanto para generar la reflexión sobre la conciencia de
clase con las otras obreras, así como para ampliar el trabajo de difusión y la
nueva militancia de la Liga en las plantas maquiladoras:
Fue precisamente “La Chapis”, Rosario Carrillo Saucedo, quien invitó a Amanda
incorporarse a la Liga. Ambas eran amigas desde que habitaron en la entonces
reciente y moderna colonia Satélite en la década de los sesenta. Eran estudiantes
de la preparatoria Villa. Rosario no era obrera de maquiladora, sino vendedora
en Decor, una tienda para turistas que se encontraba en la zona pronaf. Rosario,
“Chayito” o “La Chapis”, como se le conoce, fue una de las principales promotoras
de la célula obrera. En la Liga de Ciudad Juárez prácticamente fue la dirigente
de dicho comité hasta que la trasladaron al Distrito Federal, como se hacía con
aquellos militantes que no podían permanecer en la localidad. Rosario inició el
acercamiento con Amanda dejándole para su discusión el periódico clandestino
“Madera”, publicación de la Liga. Era 1975 y la organización había atravesado
512
la primera gran crisis frente al Estado así como en su interior se vivió un gran
conflicto entre sus integrantes. En plena “Reconstrucción” de la Liga, período
a partir del cual las y los obreros de maquiladora fueron quienes sostuvieron
la organización en Ciudad Juárez, “La Chapis” invitó a Amanda a militar. Ella
recuerda que aceptó desde el primer momento:
Para mí fue muy fácil, así me incorporé, sin remordimientos. Para mí fue, ha sido
la aventura más grande de mi vida (...) yo de alguna u otra forma ya había estado
en etapa del descontento porque yo fui obrera. Entonces cuando a mí me tiró
el rollo me pareció una aventura, una aventura muy interesante para cambiar el
mundo ¿Imagínate cambiar un sistema? Como éste donde no te permiten traba-
jar, porque a nosotros después de la huelga nos pusieron bola negra, que en ese
tiempo era cuando te quemaban en las otras maquilas, y no había tanta maquila
además. Te “quemaban” para que ya no te dieran trabajo. Entonces en ese tiempo
yo ya no conseguía trabajo ni nada, creo que me pareció la salida más idónea: Ah,
pos voy a luchar por un cambio social, qué padre.
513
Costaba muy caro, tanta gente, tanta sangre ¿para nada? ¿Dónde está por lo
que luchábamos? Y caer en esa cosa ¿cómo dicen? Sueño guajiro (…) yo sentía
no que no valiera la pena, sino que se me hacía inútil esas muertes, que cambie
el sistema ¿cómo? ¿Nomás porque nosotros queremos? No sé, era como un
sueño, ilusión, pero yo siento que cuando está uno joven cree que puede con
el mundo y no sé qué cosa, entonces cuando yo vi que eso costaba muy caro
y que no valía la pena, créame que la mera verdad no, de ese modo no, es que
era gente tan joven …
514
El aspecto de cómo los y las militantes de la Liga establecían relaciones con otros
trabajadores ha sido muy poco abordado en las investigaciones. La acción de
“atenderlos”, como le llamaban los militantes a la estrategia política de entablar
relaciones con trabajadores de diversas industrias para su organización en briga-
das, es un problema de investigación ausente en gran parte de los estudios de los
movimientos armados. Las reflexiones de cómo los militantes interpretaron los
agravios sufridos a través de la teoría marxista e invitaron a otros a organizarse
en un partido comunista, armado y clandestino han quedado rezagadas ante
cronologías de acciones espectaculares.
Por ello, además de indagar con los militantes sobrevivientes sobre el
trabajo de difusión y organización del proyecto revolucionario emprendido
en la década de los setenta y el balance sobre dicha experiencia, es pertinente
y necesario explorar a la comunidad receptora, es decir, aquellos obreros y
trabajadores que laboraban en la ciudad fronteriza en la década de los setenta
para conocer por qué la invitación a una transformación del mundo no tuvo
recepción en ellos. Si bien es cierto que el panorama era adverso para la organi-
zación radical de trabajadores disidentes (corporaciones policiacas, sindicatos
oficialistas bajo órdenes gubernamentales, empleados industriales convertidos
en vigilantes de los organizados y un capital extranjero que chantajea hasta hoy
a gobiernos locales con el cierre de sus actividades a cambio de favores fiscales
y la ausencia de conflictos sociales, entre otros) es necesario preguntarle a quie-
nes se empleaban en la maquila o en otras fábricas cómo observaron esa etapa
de radicalidad política de otros obreros y obreras y los motivos por los cuáles
no participaron. Por ejemplo, en un par de entrevistas a obreros sin militancia
política en los setenta, el miedo es una de las respuestas inmediatas. Sin embar-
go es posible encontrar réplicas de lo narrado por Dulce: lo deseable era tener
trabajo, conservarlo y no meterse en problemas. Por ello es comprensible que
lograr la toma de conciencia hacia una acción política de transformación, el
generar una reflexión revolucionaria en medio de un estado marginal de vida,
considerado además normal o natural, no es una cuestión fácil. Tal dificultad de
desarrollar una conciencia de clase es observable en la relación que se produjo
entre estudiantes politizados del Tecnológico, recién estrenados en la izquierda
radical, y las obreras de maquila, novatas en el mundo del capitalismo indus-
trial. La teoría, base para su acción, les indicó a “los muchachos” que el trabajo
industrial se basaba en la explotación de la mano de obra y la degeneración
de cuerpo y mente. La propia Dulce lo constató décadas posteriores. Sin em-
bargo, los estudiantes no se percataron de la constitución de una comunidad
515
Referencias
Fuentes primarias.
Entrevista a Francisco Javier Aguirre Meraz, realizada por Alicia de los Ríos el 20 de
abril de 2011 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entrevista a “Miguel”, realizada por Alicia de los Ríos Merino el 21 de abril de 2011 en
Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entrevista a Amanda Arciniega, realizada por Alicia de los Ríos Merino el 23 de abril
de 2011 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entrevista a Dulce, realizada por Alicia de los Ríos Merino el 10 de agosto de 2011 en
Ciudad Juárez, Chihuahua.
8
Ibíd. pp. 107-108.
516
517
4
Ibíd. p. 14.
5
A este respecto ver: Gamiño, Rodolfo. (2008) Análisis del movimiento armado en México en la
década de 1970 a través de la prensa: el caso de la Liga comunista 23 de septiembre (1973-1979).
Tesis de Maestría en Sociología Política. México: Instituto Mora.
6
Ver por ejemplo las revistas Proceso No. 7 (18 de diciembre de 1976) y No. 13 (29 de enero
de 1977). Esto cambió al poco tiempo en el caso de esta publicación en la cual se incluyeron
reportajes y entrevistas en las que se complejizaba más la realidad de “la Liga” (Ver por ejemplo
revista Proceso No. 17, 26 de febrero de 1977).
7
Para un estado de la cuestión bastante completo ver el capitulo introductorio de: Rangel
Hernández, Lucio (2011) La Liga Comunista 23 de Septiembre 1973-1981. Historia de la or-
ganización y sus militantes. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia. México: Instituto
de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
518
Castellanos, Laura. (2008) México Armado. 1943-1981. México: Ediciones era. p. 171.
8
519
9
Es importante resaltar que esta no fue su única publicación, existieron otras como “La voz
proletaria” o “la revolución obrera” y una serie de cuadernillos de difusión y formación, además
de los panfletos y constantes reediciones de su Manifiesto.
10
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974) Op. Cit. p. 1. Estas dedicatorias cambian ligeramente
en las distintas versiones el manifiesto.
520
11
Menéndez Rodríguez, Mario. (1984b) “Oseas, ‘el terrorista’ desaparecido”, En Revista Por Esto!
No.93. México. p. 8.
12
Menéndez Rodríguez, Mario (1984) “Los cristianos y la Liga Comunista ’23 de Septiembre’”.
En Revista Por Esto! No. 92. México p. 8.
13
Escritos a mediados de 1972 en su mayoría por Raúl Ramos Zavala, salvo el No. 4 firmado
por el Frente Estudiantil Revolucionario (fer) de Guadalajara.
14
Firmado por la Liga Comunista 23 Septiembre pero redactado fundamentalmente por Ignacio
Arturo Salas Obregón, sus primeras versiones datan de 1973. Ver Menéndez Rodríguez, Mario
(1984b) Op.Cit.
15
En la versión revisada aparece la palabra “Manifiesto” tachada por lo que se decidió mantener
esta huella gráfica que denota la intencionalidad del documento.
521
16
Madera No. 1 (1972), en línea.
17
Ver Madera No. 1 (1972) y Consejo de Redacción “Madera” (1974) “Prólogo”. En Manifiesto
al Proletariado de la Liga Comunista 23 de septiembre. México: Autoeditado.
18
Todorov, Tzvetan. (2008) Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidós. p. 49.
522
19
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974) Op.Cit. p. 65.
20
Ibíd.
21
Liga Comunista 23 de Septiembre (1975) Al proletariado agrícola, a los campesinos sin tierra,
a los pobres del campo. México: Autoeditado.
22
Ibíd. p. 1.
23
Ibíd.
523
venir, sino que era inminente según el análisis de las “condiciones objetivas”
de un país en el que el capitalismo se habría impuesto con una fuerza y una
velocidad apabullantes.
24
Olivares Torres, Ignacio y Pedro Orozco Guzmán. (1973) “Acerca del movimiento revolucio-
nario del proletariado estudiantil”. México: Autoeditado. p. 20.
25
Ibíd. p. 21.
26
Ibíd.
27
Ibíd. p. 22.
524
28
Ibíd.
29
Ibíd. p. 23.
30
Ibíd. p. 22.
31
Una parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (1972) “Comunicado al Partido de los
Pobres”, p. 2.
32
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op.Cit. p. 43.
525
La experiencia política del 58-59 con los “ferrocas” deja bien en claro que la
burguesía no está dispuesta por ningún motivo a permitir que el proletariado
recupere para sí sus organizaciones de resistencia y que por lo tanto el proletariado
sólo puede desarrollar su poder frente a la burguesía, desarrollando su lucha de
resistencia en lucha política y ambas en lucha revolucionaria y esto sólo puede
lograrse al margen y en contradicción con los sindicatos mismos, y de ninguna
manera quedarse estancado en los marcos estrechos del sindicalismo y del eco-
nomismo, como pretenden los demócratas. Definitivamente no son los Galván
ni los Vallejos los portadores de una alternativa orgánico-política que coincida
con los intereses de los obreros mismos.35
33
Madera!. No. 1. —Borrador-(1972). p. 21.
34
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 43.
35
Madera No. 4 (1972). en línea.
36
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 31.
526
Su muerte física no implica para la LC23S el fin de sus ideas y estrategias, al con-
trario, la mejor manera de rendirles homenaje a “los combatientes caídos” será
continuar con la insurrección armada llevando su memoria como estandarte.
…y si la historia del proletariado mexicano parecía ser, hasta hace poco, la historia
de sus ilusiones, de sus pequeños avances y grandes retrocesos, de sus vacilaciones
y, más que todo, la historia de sus derrotas, la lucha del 68 aparece en su horizonte
como ese momento cualitativo en el cual se condensa todo el desarrollo anterior
y se crean las condiciones para el nacimiento de una nueva historia; la de su
transformación revolucionaria.38
37
Consejo de redacción “Madera” (1974) Op. Cit. p. 8.
38
Comisión Coordinadora de la feus (1972) “Manifiesto al estudiantado proletario”. México.
Autoeditado. p. 1.
527
ser otra cosa que el réquiem por un luchador, el entierro de las pretensiones
revolucionarias del proletariado”,39 sin embargo, el efecto de la represión estatal
giró al lado contrario, pues el proletariado y los estudiantes habrían aprendido
con sangre que el movimiento tendría que ser en adelante organizado y dirigido
por ellos mismos a través de la lucha armada, así lo que pretendió ser “el telón
que cierra la obra, se convierte apenas en el final del primer acto”.40
El documento conocido como “Madera viejo” No. 2 incluye un diagnóstico
de la situación que atravesaban las organizaciones y movimientos de masas en
el país en ese momento. Según este diagnóstico, es a partir de 1968 “que se de-
sarrolla, como tendencia particular del movimiento estudiantil la necesidad de
someter sus intereses particulares a los intereses generales del proletariado en su
conjunto”,41 teniendo como antecedentes inmediatos los intentos emprendidos
en las movilizaciones estudiantiles de Morelia (1966), Sonora (1967) y Durango
(1966-1967). Destacan además la capacidad que tuvo este movimiento de crear
vínculos sociales que alcanzaron “un punto de desarrollo capaz de dar un im-
pulso real a las relaciones entre el movimiento estudiantil y los demás sectores
proletarios”,42 dotando al movimiento de una diversidad de voces y luchas que
se alejaron progresivamente de los seis puntos planteados por el c.n.h (Consejo
Nacional de Huelga). También en este documento se resalta la formación de
líderes en proceso de radicalización, “los elementos más destacados entienden
que es el momento de afirmar las condiciones orgánicas para el desarrollo de
la lucha por el socialismo”.43 Según esta lectura el trabajo que estos activistas
desarrollaron primero de manera abierta y posteriormente en la clandestinidad
redundó en el surgimiento de una “diversidad de grupos guerrilleros”.
En su Manifiesto la Liga insiste en la relevancia histórica del movimiento de
1968 en el que observa “una ampliación y profundización —la más importante
hasta ahora— de la experiencia más importante del movimiento de los ferrocas.
El 68 es de principio a fin una gran huelga política”,44 una estrategia central que
“por su extensión —adquirió— el carácter embrionario de una huelga general;
por su forma de una incipiente guerra de guerrillas que tendía a generalizarse”.45
El uso de la huelga política se volvió un aprendizaje social sedimentado que
“continúa apareciendo en las manifestaciones posteriores, pero principalmente
39
Ibíd. p. 1.
40
Ibíd.
41
Madera No. 2 (1972), en línea.
42
Ibíd.
43
Ibíd.
44
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op.Cit. p. 23.
45
Ibíd.
528
en las del 72 y lo que va del 73”.46 Otras formas de lucha que la Liga ve aparecer
en este movimiento son el combate en las calles, el mitin relámpago y la huelga
económica, de hecho en su interpretación la llamada “huelga política del 68”
contenía ya elementos propios de la táctica guerrillera observables, por ejemplo,
en la defensa del Casco de Santo Tomás. Según tal interpretación el violento
desenlace del movimiento del 68 sólo aceleró un proceso de radicalización y
clandestinaje que ya comenzaba a gestarse antes de la arremetida estatal del 2
de octubre.
La memoria que se tiene de los dirigentes visibles de 1968 es completamen-
te distinta: los llamados “héroes del 68” son descritos en todos los documentos
como una “dirigencia oportunista” y burguesa incapaz de entender y apoyar el
sentir del movimiento: “mientras la gente combatía en la calle, el pcm confe-
renciaba con el simio presidente”.47 Por último, la Liga observa que a pesar de
las intenciones del gobierno y la dirigencia los aprendizajes tanto teóricos como
estratégicos que dejó 1968 se fueron perfeccionando durante los años siguientes,
reapareciendo de manera cada vez más sistemática en los movimientos y orga-
nizaciones estudiantiles de Ciudad Juárez, Guadalajara, Sinaloa y Monterrey en
dónde, según la feus “el despliegue represivo es apocalíptico; el susto burgués
mayúsculo”.48 Una violencia estatal que no logrará detener la efervescencia social,
por ello aseveran que “el periodo que va del 68 a la fecha es a todas luces, un
periodo de consolidación de la conciencia socialista de las masas”.49
La dimensión latinoamericana
La lectura del marco histórico hecha por la entonces naciente Liga evidencia
que la organización era altamente localista, pues se concentró en México sin
mostrar esfuerzo alguno por revisar los contextos regionales e internacionales.
Es notoria la ausencia de reflexiones en torno a la relación histórica con Esta-
dos Unidos en el marco de una Guerra Fría que en el frente latinoamericano se
expresó principalmente a través de la llamada Doctrina de Seguridad Nacio-
nal impulsada por Estados Unidos con el fin de vigilar, controlar y combatir
movimientos, organizaciones y gobiernos que “pudieran favorecer o apoyar al
46
Ibíd.
47
Ibíd. p. 45.
48
Comisión Coordinadora de la feus (1972). Op. Cit. p. 6.
49
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 59.
529
50
Monsanto, Pablo. (2013). Somos los jóvenes rebeldes. Guatemala insurgente. Guatemala: F &
G Editores. p. 6.
51
Roitman Rosenmann, Marcos. (2013). Tiempos de oscuridad. Historia de los Golpes de Estado
en América Latina. Madrid: Akal.
52
Madera No. 4 (1972) Op. Cit. En línea.
53
Madera No.1 (1972) Op. Cit. En línea.
54
Madera No. 3-bis (1972) en línea.
55
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 26.
530
56
Consejo de redacción “Madera” (1974). Op. Cit. p. 3.
57
Ibíd.
58
Madera No. 1 (1972) Op. Cit. En línea. Para matizar es necesario mencionar que en un texto
posterior los autores reconocen que “en un momento determinado, las revoluciones demo-
cráticas-burguesas y un conjunto de movimientos de ‘liberación nacional’ se desarrollaron
como movimientos revolucionarios”. Consejo de redacción “Madera” (1974). Op. Cit. p. 3.
59
Consejo de redacción “Madera” (1974). Op. Cit. p.3.
531
Ante tal panorama, es posible sostener que en este periodo de conformación las
historias internacionales no eran de gran relevancia para la LC23S, salvo cuándo
tenían expresiones o resonancias locales. Tal notable desinterés por la historia y
el presente regional explicaría, al menos en parte, el aislamiento internacional
que tuvo a lo largo de su historia esta organización.
Fantasmas
60
Ibíd.
61
Ibíd. p. 11.
62
Derrida, Jacques (1998) Espectros de Marx. Estado de deuda, trabajo de duelo y la nueva in-
ternacional. España: Trotta. p. 143.
532
Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espec-
tro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa
y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontesalemanes…63
…se han lanzado en santa cruzada contra ese fantasma: desde los Echeverrías
hasta los míseros charros; desde los Legorretas, Alemanes, y Garza Sadas hasta
los representantes de la pequeña burguesía sometida a la oligarquía financiera;
del pri al pc y todos sus satélites; de Fidel a Vallejo; de Excélsior y el Sol, hasta
63
Marx, Karl y Engels, Friedrich (1998) Manifiesto del partido Comunista. En línea: http://www.
anticapitalistas.org/img/pdf/MarxEngels-ElManifiestoDelPartidoComunista.pdf (revisado en
enero de 2014). p. 9.
64
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 1.
65
Derrida, Jacques (1998). Op. Cit.p. 12.
533
Para la Liga los cruzados parecían una legión conformada por todas aquellas
voces que despreciaban la lucha guerrillera quienes se alistaban para una ba-
talla que aún estaba por venir pero que ya se perfilaba: “la burguesía olfatea el
espectro de la revolución”.67 En efecto la desconfianza y el resquemor que generó
esta organización entre buena parte de la izquierda —incluida la prensa— y el
Partido Comunista fue mayúscula, llegando en ocasiones al llano desprecio.
En un documento anterior también aparecen los fantasmas como ecos
lánguidos de fuerzas del pasado en proceso de descomposición. Se trata de “re-
siduos fantasmagóricos” de las actitudes de organizaciones demócratas o ligadas
al pcm que se resistían a desaparecer y a pasar al olvido, por ello, sostenían: “no
puede pues asombrarnos el hecho de que estos residuos del pasado militante,
aparezcan aún como fantasmas que generan malos tratos”68 al interior de las
propias organizaciones armadas.
66
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op.Cit. p. 1.
67
Ibíd. p. 56.
68
Madera 3 bis (1972), en línea.
69
Rufer, Mario (2013) “Politics of Memory”, en Social and political Key terms of the Americas.
En: http://wiki.elearning.uni-bielefeld.de/wikifarm/fields/ges_cias/field.php/Main/Unterka-
pitel162.
534
de una razón más por la cual debían luchar: la reivindicación de la causa de los
muertos que sentían como suyos, muertos que eran completamente ignorados
por la historia oficial.
La Liga fue una organización que nació marcada por el estigma, sus integrantes
fueron caracterizados por las fuerzas del Estado y buena parte de la prensa como
sujetos anómalos que debían ser exterminados, su cacería no fue siempre una
práctica oculta a la opinión pública, en abril de 1977 el general Arturo Durazo,
en ese entonces director de Policía y Tránsito del Distrito Federal, declaró a la
prensa que en su “guerra” contra la Liga “los seguiremos como perros hasta que
no quede uno y así lograr su exterminio”.70
A pesar de los intentos de llegar a la población a través de la propaganda
y la publicación periódica de Madera. Periódico clandestino, la organización
fue incapaz de contrarrestar la imagen negativa difundida por el gobierno y los
medios masivos, en general no logró base social sustancial, de tal suerte que su
inscripción en el campo público fue bastante negativa, a sus integrantes se les
caracterizó como lo que Louis Althusser denominó “malos sujetos”, es decir,
sujetos anómalos que no aceptan ni la legitimidad del Estado ni del orden social
imperante llevando a cabo acciones inaceptables que “provocan la intervención
de tal o cual sección del aparato (represivo) del estado”.71 Tal caracterización
estigmatizadora de la Liga fue también alimentada en su momento por no pocos
exmilitantes que tras su “rectificación” y, sobre todo ante la posibilidad de la
amnistía, lanzaron duras críticas a la teoría y práctica de la organización a la que
algunos acusaron de no ser siquiera marxista.72 En buena medida el conjunto
de declaraciones públicas de representantes del Estado sumado a las notas de
prensa y a algunas declaraciones de exmilitantes compusieron la “versión oficial”
de esta organización durante su existencia, una caracterización estereotipada y
coyuntural que obedecía a la urgencia de nombrar desde el poder en la que se
mezclaba lo espectacular con lo aterrador. Tal versión de la Liga sólo le concedía
una existencia efímera para luego condenarla al olvido.
70
Cabildo, Miguel (1977) “Durazo perseguirá como perros a los guerrilleros” en Revista Proceso
No. 25, 23 de abril de 1977. Ciudad de México. p. 19.
71
Althusser, Louis (2005) La filosofía como arma de la revolución. México: Siglo xxi. p. 147.
72
Proceso (1978) “La amnistía, esperanza de exmilitantes de la Liga 23 de septiembre”. p. 26.
535
Calveiro, Pilar (2006) “Testimonio y memoria en el relato histórico” En Acta Poética Vol. 27,
74
536
75
Un trabajo muy temprano fue el libro La Liga Comunista 23 de Septiembre, orígenes y naufragio
(1977) de Gustavo Hirales. A finales de los setenta ante la posibilidad de una Ley de Amnistía
(finalmente aprobada en 1978) otros exmilitantes también hicieron públicos sus testimonios
críticos sobre la Liga. Otros textos relevantes en los que se destacan pasajes de la historia de
la organización fueron los artículos publicados por Mario Menéndez Rodríguez en la revista
Por Esto! a principios de 1984.
76
http://investigacionesrubenjaramillomenez.blogspot.com/
537
77
http://documentosmovimientoarmadosocialista.blogspot.com
78
Un caso excepcional de difusión de la memoria histórica fuera del país es la serie de reportajes
hechos recientemente por la cadena de televisión venezolana Telesur titulada “La guerrilla en
México” en estos reportajes se dedica un espacio importante a la historia de la Liga Comunista
23 de Septiembre. Los reportajes fueron conjuntados además en un sitio web interactivo:
http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/afondo/especiales/Guerrillas_en_Mexico/swf/Gue-
rrillaMexico.swf
79
A este respecto ver: Gamiño, Muñoz Rodolfo (2013) Resistir al olvido. Iniciativas no oficiales
de memoria implementadas por ex militantes del movimiento armado socialista en la ciudad de
México y en Guadalajara (2000-2011). Tesis para optar al grado de Doctor en Antropología.
Centro de investigación y Estudios Superiores en Antropología Social sede Distrito Federal
(ciesas-DF). México.
538
80
Un desafío que fue respondido con un despliegue de violencias Estatales que se alejaron
completamente de los causes legales.
81
Magdaleno Cárdenas, María de los Ángeles (2014) “Los otros muertos”. En Boletín del Instituto
de Investigaciones Históricas No. 99, enero-abril. Ciudad de México. iie-unam. pp. 2-14.
539
82
Texto extraído de la página oficial de la empresa: http://www.femsa.com.
83
Aguiluz, Maya (2009) El lejano próximo. Estudios sociológicos sobre extrañeidad. España:
Anthropos. p. 107.
540
trabajos cuyo discurso se abre desde una subjetividad sensible que busca en este
pasado historias personales o reivindicaciones políticas. Tales trabajos en general
circulan en espacios y circuitos distintos a los producidos por las “comunidades
de memoria” antes mencionadas, por lo que llegan a otros públicos. Aún se trata
de casos aislados pero significativos, por ejemplo en el plano musical reciente-
mente la banda de punk rock “Totaldeterminación” autoeditó su primer disco
titulado Música contra el poder (2013) que incluye la canción “Asalto al cielo”,
en ella se relata al ritmo de un ska-punk acelerado la historia del primer intento
insurreccional organizado por la LC23S —en particular por “Los enfermos”— con
el apoyo de campesinos y obreros el 16 de enero de 1974 en Culiacán, Sinaloa.
La letra escrita por el vocalista Ricardo, un estudiante de la unam que conoció
esta historia a través de artículos periodísticos,84 termina con un llamado a la
rememoración: “ni las derrotas ni el sufrimiento podrán callar el grito de rabia,
¡contra el olvido un nuevo futuro para el que lucha y nunca se calla!”. Otro caso
similar es la canción “heridas en la memoria” del grupo Los Cargas, que también
está dedicada a la Liga. Son aún casos excepcionales pues la producción musical al
respecto es prácticamente inexistente, salvo algunas composiciones como las del
cantautor José de Molina,85 además de las grabadas por el conjunto “Los Madera”86
conformado por militantes de la Liga durante su reclusión en el Penal de Oblatos.
En las artes visuales también se ha aludido, aunque de manera marginal,
a la LC23S,87 un caso de proyección internacional es la serie gráfica que el artista
Abraham Cruzvillegas presentó primero en la Segunda Trienal Poli/Gráfica
de Puerto Rico (2010)88 posteriormente en la Bienal de Estambul (2011) y
84
Entrevista con Ricardo Mendoza Limón. Marzo del 2014.
85
Me refiero en particular al texto “Deudas de Sangre” incluido en el disco Historia de un verda-
dero sex-senio Vol. 2 (1996) y a la canción “Se acabó” contenida en el disco homónimo (1976)
en la que el cantautor lanza vivas a algunas organizaciones coaligadas en la 23 de Septiembre.
86
Según la investigación de Rodolfo Gamiño este grupo estuvo integrado por “Mario Álvaro
Cartagena (Guaymas): primera voz y guitarra. José Natividad Villela Vargas (Villela): Segun-
da voz, guitarra armónica y requinto. Armando Rentería Castillo (Chato): requinto. Arturo
Bustamante Zarate: requinto. Guillermo Enrique Pérez Mora (Tenebras): claves y voz. Antonio
Orozco Michel: claves y coros. Francisco Mercado Espinoza: coros. Armando Escalante Mo-
rales: coros. Raúl López Meléndez (Petros): bajo y Manuel Cholico Cisneros: coros.” Gamiño,
Muñoz Rodolfo- (2013). Op.Cit. pp. 190.
87
Más que alusiones propiamente a la Liga existen trabajos y acciones que mencionan a sus
asesinados y desaparecidos, incluyéndolos dentro de las víctimas de la llamada “guerra sucia”
emprendida por el Estado contra todo tipo de disidencia social y política, tal es el caso del
trabajo “1,549 crímenes de Estado” de Santiago Sierra (2007) y de diversas acciones perfor-
máticas del colectivo h.i.j.o.s. México.
88
Agradezco esta información a la curadora Carmen Cebreros Urzaiz.
541
89
Entrevista con José Luis Moreno Borbolla, marzo de 2014.
542
Teatro
Hay tres obras teatrales montadas en los últimos 10 años que han tenido una
proyección más o menos amplia y cierta resonancia mediática, son, en orden
cronológico: “DeSazón” (2003), “La guerrilla en guanatos” (2007) y “Rumor de
incendio” (2010). La primera, definitivamente la de mayor prestigio nacional
pues ha sido montada por la Compañía Nacional de Teatro, es una obra del
reconocido dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda compuesta por los monó-
logos de tres mujeres que viven del estado de Chihuahua, cada una describe
la preparación de algunos platillos tradicionales locales, entre estas recetas de
cocina también cuentan fragmentos de sus historias personales: Consuelo es
una maestra rural, María una menonita afectada por el llamado “progreso na-
cional” mientras que Amanda Campos, es una mujer “vestida de tarahumara”
quien entre recetas para preparar tejuino, pinole y carne seca va relatando poco
a poco trazas de su historia clandestina: de pronto descubre al espectador que
perteneció a la Liga y participó en asaltos bancarios y ejecuciones, por lo que
tuvo que huir a la sierra en donde conoció a un hombre tarahumara con quien
estableció una nueva vida, su relato termina con una frase de incertidumbre
pura: “yo no sé si todavía me buscan, yo creo que no…¡han pasado desde
entonces tantos años!”. Se trata de una obra sobria e íntima en la que cada
una de las historias es contada con familiaridad y un lenguaje franco, apela a
una cercanía cómplice con el espectador quien termina siendo una suerte de
confidente de las historias que le confían estas tres mujeres. La segunda obra,
con un claro interés localista, es “La guerrilla en guanatos” de José Lira Ro-
bles, su trama situada en la Guadalajara contemporánea aborda el tema de los
movimientos estudiantiles en la ciudad y su relación con la Liga, para lograr
relatar estos pasajes de la historia reciente el autor compuso una narración en
la que se describe un encuentro generacional entre el joven Tristán y Román,
un profesor universitario, exmilitante de la LC23S quien le cuenta pasajes de su
historia y finalmente lo pone en contacto con una organización armada actual,
la historia incluye además una trama amorosa que pone a prueba la decisión de
Tristán de unirse a un movimiento armado. La última puesta en escena, “Rumor
de incendio” es definitivamente la más experimental, se trata de un proyecto
multidisciplinario emprendido por el joven grupo teatral llamado Lagartijas
tiradas al sol, este proyecto llamado “La rebeldía” está articulado por tres pla-
taformas de documentación y representación: la primera es un blog titulado
“El rumor del oleaje. Historias de las luchas armadas en México”90 en el que
90
http://elrumordeloleaje.wordpress.com
543
Producción fílmica
91
Se trata, según la ficha técnica de la cinta, de una reelaboración a partir de otros dos trabajos
suyos: “Los años duros” (1973) y “Los bandidos” (1974). Ya en un trabajo anterior (“Bandera
Rota. Historia de un crimen”,1978) el director abordaba el tema de los usos políticos de las
acciones guerrilleras tomando como punto de partida la historia de un crimen común que
toma caminos políticos a lo largo de la trama.
544
su familia por una causa “fracasada”. Dos años más tarde se estrenó “Francisca
(…y tú de qué lado estás?)” (2002) un filme de corte dramático en el que la
directora Eva López-Sánchez busca acercarse a los dilemas políticos y éticos de
un infiltrado del gobierno en una célula pro guerrillera, la trama se complica
cuando el infiltrado se enamora de Adela, una joven militante universitaria. Por
su parte el thriller “Cementerio de papel” (2008) basado en la novela homónima
de Fritz Glockner y dirigido por Mario Hernández teje una historia en la que
los archivos de la dfs (Dirección Federal de Seguridad) contenidos en el agn
se convierten en el centro de una trama detectivesca, en esta cinta aparecen
el propio Glockner y Rosario Ibarra de Piedra, fisurando la división artificial
entre ficción cinematográfica y realidad documental. Por último, otra cinta de
ficción que resulta relevante para este mapeo es “Las Armas. La primera Gue-
rrilla” (2014), una película dirigida por José Luis Urquieta en la que se recrea la
historia del asalto al Cuartel Madera a partir de la conocida novela Las Armas
del Alba de Carlos Montemayor.
La producción documental ha abordado recientemente de manera mucho
más específica el tema de la Liga, por ejemplo en el documental “La guerrilla
y la esperanza: Lucio Cabañas” (2005) dirigido por Gerardo Trot se relatan los
avatares de los intentos fallidos emprendidos por la Liga y otras organizaciones
de formar una alianza (subordinada) con la guerrilla rural. A través de testimo-
nios el documental pone en superficie los resquemores y diferencias existentes
entre los militantes de estas organizaciones que desembocaron en la expulsión
de los guerrilleros urbanos del campamento liderado por Cabañas Barrientos.
Otros trabajos recientes se han concentrado en abordar historias más intimas
de personas cuya vida está marcada por la desigual guerra entre la Liga y el Es-
tado, devolviéndole a esta historia su dimensión humana y afectiva: eso sucede
en “Vivos los llevaron; vivos los queremos” (2007),92 dirigido por la profesora
Cecilia Serna con apoyo de estudiantes de la uanl (Universidad Autónoma de
Nuevo León), se trata de una obra en la que se recogen los testimonios de ex
militantes de la guerrilla detenidos y de las luchas de madres en busca de sus
hijos desaparecidos por el Estado. El discurso visual es sencillo, se presentan
los testimonios acompañados por breves recreaciones actuadas, fotografías y
documentos. Entre los testimonios que conforman este extenso documental
se encuentra el de Mario Álvaro Cartagena, “El Guaymas”, ex militante de la
Liga Comunista 23 de Septiembre quien relata cómo fue su acercamiento a la
92
Un título que al recuperar una proclama del movimiento recuerda a un documental muy
temprano de Salvador Díaz Sánchez llamado “¡Los encontraremos! (Represión política en
México)” (1982).
545
lucha armada y las torturas a las que fue sometido durante su detención ilegal.
Otra producción reciente es la de Christiane Burkhard quien en 2007 presentó
“Trazando a Aleida” trabajo en el que recoge la compleja historia de Aleida
Gallangos una joven cuyos padres fueron desaparecidos en 1975 cuando ella
apenas contaba con 2 años de edad, siendo adoptada de manera clandestina
por una hermana de Carlos Gorostiola (militante de la Liga asesinado también
en los setenta). Aleida se enteró recientemente de su historia y que además
tiene un hermano, el documental sigue los pasos que ella da para encontrar-
lo. Otro relato íntimo de una lucha por la verdad es el contado en “Rosario”
(2013) documental en el que la directora Shula Eremberg muestra pasajes de
la vida y la lucha que ha dado a lo largo de décadas Rosario Ibarra de Piedra
(fundadora del Comité ¡Eureka!) cuyo hijo Jesús Piedra Ibarra, militante de
la Liga Comunista 23 de Septiembre fue desaparecido en 1974. Para finalizar
este breve mapeo vale mencionar el documental “En algún sitio”, un trabajo
que aún no ha sido estrenado en el que la directora Daniela Rea pone en co-
nexión las historias personales de dos mujeres que han sufrido la desaparición
forzada de un familiar en contextos históricos distantes y distintos pero que
en sus relatos encuentran vasos comunicantes; una de esas historias es la de
Alicia de Los Ríos cuya madre, Alicia de los Ríos Merino, militante de la Liga
Comunista 23 de Septiembre se encuentra desaparecida desde 1978. La otra
historia pertenece a Liliana Gutiérrez, esposo fue desaparecido en San Fer-
nando Tamaulipas en 2010 en el marco del clima de violencias desbordadas
que vive el país.
Este breve panorama —que desde luego no se pretende definitivo— de
trabajos estéticos o representaciones de la memoria en torno a la Liga Comunista
23 de Septiembre da cuenta de la diversidad de interpretaciones y apropiacio-
nes que se han hecho de ella a lo largo de los últimos años. Es evidente que
su historia resulta aún relevante y significativa para personas pertenecientes
a nuevas generaciones que no la vivieron y que no estuvieron vinculadas con
ella, acaso esto es un signo de los tiempos que corren y que urgen a repensar las
posibles funciones de la memoria colectiva más allá de lo que Todorov llamó
su dimensión de literalidad.
Comentario final
546
93
Yerushalmi, Yosef (2006) “Reflexiones sobre el olvido”. en vv.aa., Usos del olvido. Buenos Aires:
Ediciones Nueva Visión. p. 17.
94
Yerushalmi, Yosef (2006). Op. Cit. pp. 26.
95
Guattari, Félix y Rolnik, Suely (2006) Micropolítica. Cartografías del deseo. Madrid: Traficantes
de sueños.
547
Referencias
548
(1984b) “Oseas, ‘el terrorista’ desaparecido”. En Revista Por Esto! No.93. México.
Monsanto, Pablo. (2013). Somos los jóvenes rebeldes. Guatemala insurgente. Guatemala:
F & G Editores.
Proceso. (1978). “La amnistía, esperanza de exmilitantes de la Liga 23 de septiembre”.
En revista Proceso No. 95, 26 de agosto de 1978. México.
Roitman, Rosenmann, Marcos. (2013). Tiempos de oscuridad. Historia de los Golpes
de Estado en América Latina. Madrid, España: Akal.
Rufer, Mario. (2013). “Politics of Memory”. En Social and political Key terms of the
Americas. En: http://wiki.elearning.uni-bielefeld.de/wikifarm/fields/ges_cias/
field.php/Main/Unterkapitel162
Todorov, Tzvetan. (2008). Los abusos de la memoria. Barcelona, España. Paidós Ibérica.
Yerushalmi, Yosef Hayim. (2006). “Reflexiones sobre el olvido”. En vv.aa., Usos del
olvido. Buenos Aires, Argentina. Ediciones Nueva Visión.
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549
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http://www.femsa.com
http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/afondo/especiales/Guerrillas_en_Mexico/swf/
GuerrillaMexico.swf
http://elrumordeloleaje.wordpress.com/