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La Liga Comunista 23 de Septiembre
Cuatro décadas a debate:
historia, memoria, testimonio y literatura

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Universidad Nacional Autónoma de México

Dr. José Narro Robles


Rector

Dr. Eduardo Bárzana García


Secretario General

Dr. Francisco José Trigo Tavera


Secretario de Desarrollo Institucional

Dr. César Iván Astudillo Reyes


Abogado General

Dra. Estela Morales Campos


Coordinadora de Humanidades

Dr. Juan Pedro Laclette San Román


Coordinador de Estudios de Posgrado

Dra. Imelda López Villaseñor


Secretaria Académica de la Coordinación de Estudios de Posgrado

Programa de Posgrado en Estudios latinoamericanos

Dra. Guadalupe Valencia García


Coordinadora del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos

Dr. José Guadalupe Gandarilla Salgado


Secretario Académico del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos

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La Liga Comunista 23 de Septiembre
Cuatro décadas a debate:
historia, memoria, testimonio y literatura

Rodolfo Gamiño Muñoz • Yllich Escamilla Santiago


Rigoberto Reyes Sánchez
Fabián Campos Hernández
(coordinadores)

Universidad Nacional Autónoma de México


Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos
Universidad Autónoma de Tlaxcala
México, 2014

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La Liga Comunista 23 de Septiembre: cuatro décadas a debate: historia, memoria, testimonio
y literatura / Rodolfo Gamiño Muñoz, Yllich Escamilla Santiago, Rigoberto Reyes Sánchez,
Fabián Campos Hernández (coordinadores). – Primera edición
250 páginas

ISBN 978-607-02-6322-4

1. Liga Comunista 23 de Septiembre – Historia. 2. Comunistas – México – Historia – Siglo


XX I. Gamiño Muñoz, Rodolfo, editor de la compilación. II. Escamilla Santiago, Yllich,
editor de la compilación. III. Reyes Sánchez, Rigoberto, editor de la compilación. IV. Campos
Hernández, Fabián, editor de la compilación
HX113.5.L54 2014
LIBRUNAM 1693709

Primera edición: noviembre 2014

D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México


Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos
  Unidad de Posgrado, Edificio H, 1er. Piso, Circuito de Posgrados, Zona Cultural,
  Ciudad Universitaria
  Coyoacán, México, 04510, D. F.
  www.latinoamericanos.posgrado.unam.mx

© Universidad Autónoma de Tlaxcala


  Av. Universidad No. 1
  Colonia La Loma Xicohténcatl
  Tlaxcala, Tlaxcala, C.P. 90000

Responsables del cuidado de la edición: Rodolfo Gamiño Muñoz, Yllich Escamilla Santiago,
Rigoberto Reyes Sánchez y Fabián Campos Hernández
Diseño de portada: Alberto Saldaña Trujillo

ISBN: 978-607-02-6322-4

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del
titular de los derechos patrimoniales

Impreso y hecho en México


Printed and made in Mexico

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Contenido

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
rodolfo gamiño, yllich escamilla,
rigoberto reyes y fabián campos

1
américa latina. guerra fría
y conflicto armado

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
fabián campos hernández

El Frente mexicano de la guerra fría. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21


lorenzo meyer

Cuba; revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina y el Caribe. . . . . . . 43


ricardo domínguez guadarrama

La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre. . . . . . . . . . 73


fabián campos hernández

2
méxico: quiebre generacional,
violencia y resistencia

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
yllich escamilla

Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109


yllich escamilla santiago

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Contenido

Historia, movimientos sociales y participación política-juvenil


en Monterrey (1968-1972). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
edna ovalle

Ayer y hoy. La vida por un ideal (Testimonio). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157


antonio orozco michel

Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre


en Guadalajara, Jalisco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
laura g. gómez santana y bertha lilia gutiérrez campos

Grupo Los Lacandones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183


carlos salcedo garcía

Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense


en los años setenta: el movimiento de Los Enfermos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
héctor a. ibarra chávez

3
historias de la liga comunista 23 de septiembre

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
rodolfo gamiño

La piel de la memoria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233


fritz glockner corte

Crónica del mar-23 de Septiembre. Origen, evolución y proceso


de incorporación a la Liga Comunista 23 de Septiembre . . . . . . . . . . . . . . . . . 251
hugo esteve díaz

La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre. . . . . . . 283


josé luis moreno borbolla

Una guerrilla en orfandad y contra el mundo.


Conversación con Gustavo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
hirales morán, rodolfo gamiño, yllich escamilla,
rigoberto reyes y fabián campos

Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la


Liga Comunista 23 de Septiembre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343
adela cedillo

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Contenido

4
alcances y límites de la fiscalía especial para los
delitos federales cometidos directa e indirectamente
por servidores públicos en contra de personas vinculadas
a movimientos sociales y políticos del pasado (femospp)

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 373
rodolfo gamiño

Verdad, Justicia y Reparación contra el Terrorismo de Estado


en México durante La Guerra Sucia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 375
verónica oikión solano

La memoria ante las políticas de olvido. Los informes de la


femospp según ex militantes del movimiento armado socialista. . . . . . . . . . . 401
rodolfo gamiño muñoz

El país del olvido: la historia de la Liga Comunista 23


de Septiembre dentro del informe femospp. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 433
héctor moreno soto

Los abusos de la historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 447


ángeles magdaleno

5
literatura y memorias de la liga

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 455
rigoberto reyes sánchez

La Liga Comunista 23 de Septiembre en la literatura. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 457


patricia cabrera lópez

Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos


de la guerrilla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 481
aurelia gómez unamuno

“La clase obrera va al paraíso”. El recuerdo en obreras de la


maquiladora sobre su militancia en la Liga Comunista 23
de Septiembre. Ciudad Juárez, Chihuahua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 503
alicia de los ríos merino

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Contenido

Imágenes del pasado presente. Un panorama de memorias


en y sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 517
rigoberto reyes sánchez

10

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Presentación

L os días 14 y 15 de marzo del año 2013 se llevó a cabo en la Ciudad de México


el Coloquio La Liga Comunista 23 de Septiembre a 40 años de su fundación:
memoria, archivo y balance histórico, auspiciado por el Posgrado en Estudios
Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam).
La gestación, coordinación y convocatoria del evento se hizo a través de Yllich
Escamilla Santiago y el naciente grupo de investigación sobre movimientos
armados, violencia política y memoria en México y América Latina.
Producto de ese encuentro los coordinadores nos dimos a la tarea de im-
pulsar el libro que el lector tiene ahora en sus manos, publicado por la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de Tlaxcala.
Para ello invitamos a algunos de los participantes y a otros investigadores con
el ánimo de que no se publicara una memoria del evento, sino como una obra
colectiva especializada que pretende llenar un vacío historiográfico significativo
sobre un fenómeno que resulta ser fundamental para el análisis del Estado, la
democracia, la justicia, los derechos humanos, el estado de derecho, los movi-
mientos sociales y la violencia política.
Los coordinadores de este libro consideramos importante reflexionar sobre
los movimientos armados en México durante la década de los setenta, particu-
larmente, sobre la Liga Comunista 23 de septiembre a la luz del contexto reciente
de México. Máxime, cuando los enclaves del poder político del régimen que
perpetuó los delitos de lesa humanidad en el pasado nunca se fueron y siguen
teniendo presencia en la escena política nacional, a pesar de las alternancias
políticas. Este grupo ha regresado a la presidencia de la república con un nuevo
conjunto de partidarios del olvido y el borrón y cuenta nueva. Perpetuando
así la impunidad que durante décadas han gozado aquellos que asesinaron en
nombre de su régimen.
Es necesario analizar esta organización y las formas de violencia política
con la que fue combatida para mostrar a la sociedad que ha vivido ante un

11

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Presentación

efecto de impostura y de una mentira oficial, que durante generaciones ha sido


trasmitida.
Estamos asistiendo a la conformación de una sociedad que ha negado
el crimen y la impunidad, una sociedad que sabe de los transgresiones que se
comenten, que sabe de los horrores ejecutados por el Estado mexicano en de-
trimento de la ciudadanía, pero que no los admite porque persiste la idea de la
inocencia y de la buenaventura por el porvenir, aun cuando es consciente que
no se puede dar vuelta a la página y borrar el pasado. Estamos ante una socie-
dad que ha padecido una trasmisión activa de la negación, de la trivialización
y naturalización de la violencia, el crimen y el horror, ese que muchos conocen
desde la cotidianeidad y del que nadie quiere hablar.
Seguimos viviendo y escuchando cada vez más cercanos los ecos de aquello
que Walter Benjamin aludió en torno a los soldados de Verdún: el espanto de la
guerra no produce experiencia, sino silencio. Los soldados de Verdún volvían
mudos de la guerra, no traían experiencias que pudieran ser compartidas. In-
discutiblemente, analizar a la Liga Comunista 23 de Septiembre desde su historia,
sus testimonios, sus memorias, sus relatos y sus novelas es necesario no sólo
para recordar, reconstruir el pasado y fincar públicamente esas memorias, sino
para construir futuros saludables tanto individual como comunitariamente. En
este sentido, nos resultan aleccionadoras las palabras de Marcelo Viñar, cuando
se trata de exhumar los restos del pasado nos alerta: “no es tiempo de rencores
ni de venganzas, pero la justicia ante la ley y sobre todo ante la memoria, es un
requisito ineludible para revertir el pesimismo, la amargura y la desidia que
impregnaba nuestra convivencia reciente; para lograr tejer un lazo social que
nos habilite a volver a ser una comunidad orgullosa de su pasado y anhelante
de su porvenir”.1
Los coordinadores de este libro invitamos al afable lector a elaborar una
reflexión conjunta, atentamente sobre ¿Cómo los olvidos y silencios del ayer
nos cobran réditos hoy?
Para incentivar la reflexión, este libro fue dividido en cinco apartados,
cada uno de ellos fue escrito por diversos especialistas en el tema, académicos
que han analizado el fenómeno armado y los problemas sociales y políticos del
México contemporáneo, así como también novelistas, ensayistas y ex militantes
del movimiento armado socialista, los cuales contribuyeron a enriquecer los
debates a través de sus testimonios y escritos. La compilación de este vasto ma-
terial fue ordenado a partir de temáticas, a decir: El contexto de la guerra fría y

1
Pérez-Sales, Pau y Susana Navarro García. (2010). Resistencias contra el olvido. Trabajo psico-
social en procesos de exhumaciones. Barcelona: Gedisa.

12

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Presentación

su efecto en México, los movimientos armados latinoamericanos y su relación


con la Liga Comunista 23 de Septiembre; México y el quiebre generacional y
la emergencia de la movilización juvenil-estudiantil y las historias que se han
tejido sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre. Posteriormente, los temas de
la verdad y la justicia ante el terrorismo de Estado durante la guerra sucia así
como los alcances y límites de la Fiscalía Especial para los Delitos Sociales y
Políticos del Pasado (femospp). Por último, la Liga Comunista 23 de Septiembre
a través de la literatura y la memoria. El lector encontrará en cada uno de los
apartados una breve introducción.
Vaya nuestra gratitud a cada una de las autoras y autores que confiaron
en este proyecto y de manera desinteresada nos permitieron plasmar sus ideas
y reflexiones en este libro.
Es menester hacer un reconocimiento también a todas y todos los colegas
y personas cercanas que con generosidad y nobleza nos ayudaron de muchas
maneras en la ardua tarea de coordinar este trabajo. Esperamos haber alcanzado
el objetivo prometido.
Para llevar a buen puerto la publicación del libro se requirió también del
apoyo institucional del Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México a través de su coordinadora la Doctora
Guadalupe Valencia García y de la Facultad de Ciencias para el Desarrollo
Humano de la Universidad Autónoma de Tlaxcala a través del maestro Raúl
Jiménez Guillén. Para ambos nuestro testimonio de agradecimiento por confiar
en la validez y en la importancia de la publicación de la obra.

Tlaxcala. Tlax., a 08 de octubre de 2014.


(Coordinadores)

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1

américa latina.
guerra fría y conflicto armado

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00A-Completo LC23S.indb 16 02/03/2015 03:33:58 p.m.
Introducción

Fabián campos hernández 

A mi padre

D esde 1492, año de la invención de América según O’Gorman, la Historia del


continente no puede desligarse de los procesos mundiales. Su Historia es
una historia entretejida de mutuas correspondencias. Es, en muchos sentidos,
una historia global de la cual no escapa ninguno de los aspectos de la actividad
latinoamericana. Por lo tanto, cualquier intento de hacer la historia de un grupo
revolucionario latinoamericano no puede dejar de lado su estrecha vinculación
con el mundo. Estos son los principios de los cuales partimos para proponer
un apartado exclusivamente al “contexto internacional” en el que se desarrolló
la actividad armada de la Liga Comunista 23 de Septiembre durante los años
setenta del siglo pasado. Concebido de esta manera el “contexto internacional”
deja de ser un mero referente temporal o procesos que no tienen una repercusión
práctica en la historia de la Organización sino que aporta elementos sustanciales
para entender, problematizar e, incluso, cuestionar dicha historia.
En el primer artículo Lorenzo Meyer nos presenta nuestra guerra fría,
proponiéndonos entender que el discurso anticomunista —propio de ella—
tuvo una forma concreta y específica en nuestro país, que sirvió de legitima-
ción ideológica a la guerra sucia que el Estado desató en contra de los grupos
revolucionarios y que cumplió ampliamente su objetivo. Al bombardear a la
sociedad mexicana con un discurso maniqueo, esquizoide y hasta caricaturesco,
el gobierno mexicano consiguió que la persecución, desaparición y asesinato de
los revolucionarios mexicanos fueran vistos con indiferencia por la mayoría de
la población y aplaudidos por los sectores más reaccionarios. La Liga Comunista
23 de Septiembre fue aislada y aniquilada con la aquiescencia de aquellos de
los que sus militantes decían ser su vanguardia. Meyer nos advierte sobre que
nuestra guerra fría, lejos de ser un suceso en el pasado, presenta consecuencias

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Fabián Campos Hernández

muy contemporáneas y llega más lejos al afirmar que pasará mucho tiempo
antes de que logremos como sociedad erradicar el discurso contrainsurgente
de los años setenta.
El segundo artículo es el de Ricardo Domínguez quien nos da un docu-
mentado recorrido por la política cubana respecto a los grupos revolucionarios
latinoamericanos, o como él la llama su diplomacia alternativa. El contagio
cubano fue reiteradamente utilizado por los Estados Unidos como la justifica-
ción de la externalidad de los movimientos revolucionarios latinoamericanos
y presentado como un proceso sin rupturas ni discontinuidades. Esta falsa idea
la destruye completamente en su artículo. Cuba, afirma el autor, no exportó
ni dirigió la revolución latinoamericana ya que, desde su postura, no puede
señalarse un intervencionismo en asuntos internos de los países de la región,
sino que la diplomacia alternativa cubana fue una forma defensiva del Estado
cubano y siempre respetuosa de los propios procesos locales. Pero, además
—y en la idea de cómo concebimos el “contexto internacional”— nos muestra
claramente una coincidencia temporal fundamental. Mientras en México la
Liga Comunista 23 de Septiembre se gestaba y alcanzaba el punto más álgido de
su actividad armada (1968-1974), en Cuba se había producido un cambio en
su diplomacia alternativa: la Isla redujo su apoyo a los movimientos armados
y centró su apoyo a los movimientos de frente amplio y a los gobiernos enca-
bezados por los militares progresistas en el subcontinente. Lo que nos ayuda a
problematizar a la LC23S como una organización a contrapelo de la coyuntura
latinoamericana.
En cierta manera la contribución de Fabián Campos completa lo pre-
sentado anteriormente. Partiendo de señalar que hubo una mitificación de la
estrategia armada triunfante en Cuba, su artículo nos propone concebir una
estrategia revolucionaria latinoamericana, constituida por un debate intenso
—aunque no tan explicito— entre las distintas organizaciones revolucionarias
y del que formó parte la Liga Comunista 23 de Septiembre. Preguntarse los por
qué de decidirse por la lucha urbana, por la insurrección, y por su concepción
de las alianzas le permite señalar dos temas que cuestionan la historia de la
LC23S: ¿Estaban realmente dadas las condiciones objetivas y subjetivas para la
lucha armada en el país? ¿Era posible tener un movimiento armado fuerte y
con capacidad de tomar el poder sin alianzas internacionales? La respuesta es
negativa para ambas. La capacidad de hegemonía del Estado mexicano hizo de
la LC23S una organización muy sola al interior del país. Por otro lado, el acuerdo
entre el gobierno cubano y el mexicano en contra de apoyar a los revoluciona-
rios mexicanos —a lo que se sumó la radicalidad del planteamiento de la Liga
respecto a la Revolución Cubana— la aislaron internacionalmente. Tanto el

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Introducción

aislamiento interno como externo son elementos fundamentales para entender


el desarrollo de la LC23S y la forma en cómo concluyó.
Obviamente los elementos aportados en los tres artículos de este apartado
no son todos con los que se entrelaza la historia de la Liga Comunista 23 de
Septiembre y el “contexto internacional”. Pero, en correspondencia con la idea
general del libro, deben de servir al debate y a la posibilidad de una historia
crítica de la LC23S y su impacto en la actualidad de nuestro país. Completarlos,
profundizarlos y sobre todo entrelazarlos con los trabajos de las demás secciones
del libro será tarea de ustedes, con una idea en mente, que se pueda hacer una
historia de la LC23S que nos permita como sociedad valorar su impacto en nuestra
actualidad. La historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre es fundamental
para entender al México contemporáneo.

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El frente mexicano de la guerra fría

Lorenzo Meyer* 

En contexto. La gran confrontación

E n los años finales del decenio de 1950 e inicio del siguiente, era común
encontrar en pequeños engomados fijados en las puertas de las casas o en
las ventanas de colonias de clase media de las ciudades mexicanas este lema:
“cristianismo si, comunismo no”. Detrás de ese peculiar esfuerzo por deslegitimar
a las corrientes políticas de izquierda usando a la religión mayoritaria, estaban
el Secretariado Social Mexicano y la Conferencia de Organizaciones Nacionales,
dos organizaciones católicas a través de las cuales la jerarquía de esa iglesia se
empeñaba en movilizar a sus miembros para neutralizar los esfuerzos políticos
de la izquierda por ampliar su base social, caracterizando a esa corriente como
el instrumento de un movimiento internacional comunista —una fuerza atea,
enemiga de la propiedad privada— cuyo objetivo era implantar ese sistema en
México y en el mundo.1 Y es que la iglesia católica en México hacía su parte en
una campaña que era parte de otra mucho más amplia.
En México el esfuerzo anticomunista de la jerarquía católica era sólo uno
de los más notorios de una gama que en diferentes grados y con diferentes ins-
trumentos, participaban lo mismo los aparatos de seguridad de los gobierno
federal y local, que el partido de Estado —el pri— y otros partidos menores,
las organizaciones empresariales, los sindicatos, las universidades, los medios

* Historiador y analista político del México contemporáneo. Egresado de El Colegio de México,


donde obtuvo la licenciatura y un doctorado en relaciones internacionales. Posteriormente,
realizó estudios de posdoctorado en ciencia política en la Universidad de Chicago. Su publi-
cación más reciente es el libro: (2013) Nuestra tragedia persistente. La democracia autoritaria
en México. México: Random House Mondadori.
1
Pacheco, María Martha. (2002). “¡Cristianismo sí, comunismo no! Anticomunismo eclesiástico
en México” en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México. Vol. 24. México:
unam- Instituto de Investigaciones Históricas. pp. 143-170.

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Lorenzo Meyer

masivos de comunicación y personajes del mundo intelectual. Pero eso no era


todo, lo que entonces tenía lugar en México era sólo un capítulo, y relativamente
secundario, de otros muchos que entonces se escribían en los cinco continentes.
Se trataba de escenarios nacionales o regionales de lo que era una enorme pugna
política, económica, militar y cultural entre las dos superpotencias nucleares
de la época —Estados Unidos y la Unión Soviética— y sus respectivos sistemas
políticos e ideológicos: el capitalismo y el socialismo. Ese antagonismo mundial,
que se desarrolló entre el final de la ii Guerra Mundial —las semillas se habían
sembrado desde antes— y la caída del “Muro de Berlín” en noviembre de 1989,
es lo que conocemos como la Guerra Fría, en realidad una peculiar iii Guerra
Mundial, que si bien no llegó al choque directo entre las superpotencias sí se
prolongó por casi nueve lustros y en ciertos escenarios nacionales adquirió el
carácter de guerra abierta, civil o internacional. En tales casos se trató de guerras
en países que conformaban la ancha periferia del sistema mundial y que, en
ciertas coyunturas, corrieron el riesgo de rebasar el ámbito nacional o regional
y derivar en la temida, por lo inimaginable de sus consecuencias, tercera gran
guerra global del siglo xx. Justo porque un nuevo conflicto armado mundial
tendría que ser atómico, la Guerra Fría nunca se transformó en guerra clásica.
En 1945, cuando George Orwell publicó una de las obras que le harían
mundialmente famoso —Rebelión en la granja—, también publicó un artículo
donde sostuvo que debido a la existencia de la bomba atómica, las condiciones
en que se iban a desarrollar las relaciones futuras entre las potencias habían
cambiado de raíz. Para Orwell, era inevitable que en poco tiempo la urss desa-
rrollara su propia arma nuclear y que, a partir de ese momento, la guerra entre
las dos grandes potencias vencedoras de el Eje sería imposible, pero tan peculiar
circunstancia daría lugar a la existencia de “dos o tres estados monstruosos”
que concentrarían el poder mundial, los pueblos de los Estados no atómicos
serían tratados como subordinados y, finalmente, la humanidad viviría “una
paz que no sería paz”.2 Como en otras cosas, Orwell, que moriría cuatro años
más tarde, fue un auténtico visionario.
La Guerra Fría resultó ser una donde el objetivo inmediato de las dos
superpotencias nucleares sería confrontarse a lo largo y ancho del globo para
contenerse mutuamente usando todos los medios disponibles salvo los nuclea-
res, pues en tal caso no podría haber un ganador sino sólo diferentes grados
de perdedores. Sin embargo, la meta última de cada superpotencia siempre fue
lograr echar abajo el proyecto mundial de la otra.

2
Orwell, George. (1945).“You and the atomic bomb”. The Tribune. Londres: 19 de octubre.

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El frente mexicano de la guerra fría

Las Etapas de la Guerra Fría

Una tesis muy extendida sostiene que las semillas del magno conflicto que marcó
toda la segunda mitad del siglo xx, se sembraron justamente al negociarse la
Paz de Versalles en 1918 y los términos en que operaria el sistema internacional
a partir de entonces.3 La transformación de Rusia en la Unión Soviética signi-
ficó un desafío al sistema capitalista centrado en Estados Unidos y la Europa
Occidental y donde el resto del mundo era la gran periferia.
El historiador estadounidense Ronald Steel advirtió que desde el inicio
de la Guerra Fría esa lucha por el poder mundial se convirtió para Estados
Unidos en una cruzada moral. Es más, “[c]onvencidos de la justicia de nuestra
causa, [los estadounidenses] nos intoxicamos con el descubrimientos de nuevas
responsabilidades a las que consideramos un mandato para lograr un mundo
mejor que tanto deseábamos”. Esa sensación de haber asumido una “responsa-
bilidad mundial” llevó, dice Steel, a que Estados Unidos instaurara una política
de intervencionismo global a la que muy pronto se llegó a considerar no como
un peso sino como un gusto, al punto que se llegó a disfrutarla.4
Thomas J. McCormick, otro estudioso estadounidense del tema, divide el
período que corre entre 1945 y 1989 en dos grandes etapas. La primera va de
la derrota de Alemania a la intervención estadounidense en Vietnam; en ese
período la fuerza dominante en el escenario internacional fue Estados Unidos,
la única potencia que salió fortalecida de la ii Guerra Mundial y a cuyas po-
líticas respondía la Unión Soviética. El inicio de la segunda etapa lo marcó el
descalabro estadounidense en la antigua Indochina, (1961-1973). En esta etapa,
tanto Estados Unidos como la urss empezaron a perder poder relativo en el
sistema internacional. Para la urss la derrota de su intervención en Afganistán,
(1979-1989) fue equivalente a la estadounidense en Vietnam. Para entonces la
dinámica del sistema internacional la marcaba cada vez menos al choque Es-
tados Unidos-Unión Soviética y más la aparición de una pluralidad de actores
con independencias relativas. La hegemonía de los dos súper poderes en sus
respectivas zonas de hegemonía y en sus intersticios, encontró resistencias e
iniciativas independientes que terminaron por dar forma a un sistema inter-
nacional con mayor pluralidad.5

3
Judt, Tony. (2011). Postguerra. Una historia de Europa desde 1945. México: Taurus. pp. 164-
165.
4
Steel, Ronald. (1967) Pax Americana. (1967). Nueva York: Viking Press. p. 5.
5
McCormik, Thomas J. (1995). America´s half-century. United States Foreign policy in the Cold
War and after. Baltimore: The Johns Hopkings University Press. p. 1.

23

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Lorenzo Meyer

La primera de las dos etapas se puede subdividir según las variaciones


en la intensidad del choque Este-Oeste. De 1947 a 1953 tuvo lugar la conso-
lidación soviética en la Europa del Este y la estadounidense en la occidental,
el bloqueo de Berlín (1948-1949), la creación de la otan, (1949), la guerra en
Corea (1950-1953), el desarrollo de la bomba de hidrógeno por las dos poten-
cias rivales (1952-1953) y el Pacto de Varsovia (1955). A este período le siguió
otro de deshielo y coexistencia relativamente pacífica que sin embargo tuvo un
momento de gran peligro durante la confrontación de las dos superpotencias en
Cuba (la crisis de los misiles de octubre de 1962). Superada esa crisis, el sistema
bipolar entró de nuevo en un período de distención.
La segunda y última etapa de la Guerra Fría se inició con los acuerdos
soviético-americanos de limitación de armas estratégicas de 1972 (salt), y
que significó la aceptación formal de la paridad de armas nucleares entre los
dos súper poderes. El final de la Guerra Fría fue precedido por un deterioro de
todo el sistema económico soviético y por una agresiva política armamentista
estadounidense —la Iniciativa de Defensa Estratégica de 1983— que llevó a
que Washington se desvinculara en 1986 de los acuerdos salt y calificar a
la Unión Soviética como “El Imperio del Mal”. Para entonces era evidente el
deterioro interno de la urss, en buena medida producto de su enorme gasto
en armamentos. El esfuerzo de Mijail Gorvachov a partir de 1985 por llevar
adelante la renovación del sistema soviético (la Glásnost [apertura] y la Peres-
troika [transformación de la economía]) terminó por acelerar el deterioro y
desembocar en el desmembramiento del bloque socialista del Este de Europa
y la disolución de la urss.
La Guerra Fría concluyó con la sorprende victoria estadounidense. Lo
sorprendente fue que ese triunfo no implicó el temido choque nuclear con la
urss sino el desmoronamiento interno de ésta. Lo anterior no significa que ese
tercer gran choque mundial fuera realmente “frío”, es decir, incruento; la parte
“caliente” de la Guerra Fría tuvo lugar en el ancho mundo periférico, donde
murieron millones en combate, asesinados en “guerras sucias” o en las prisiones.
Hasta hoy, el costo total en recursos y vidas de la Guerra Fría resulta muy difícil
de estipular pero, vale la pena destacar que sólo en gasto militar, Estados Unidos
invirtió en promedio anual entre 1948 y 1989, 168 mil millones de dólares a
precios de 1982.6 Podemos suponer un costo similar para los soviéticos, más
los gastos de los aliados de ambas potencias. Y por lo que se refiere al costo en
vidas, si sólo se toman en cuenta once de los principales conflictos ligados a la

Higgs, Robert. (1994). “The Cold War economy. Opportunity costs, ideology, and the politics
6

of crisis” en Explorations in Economic History. V.31. julio. pp. 283-312.

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El frente mexicano de la guerra fría

pugna Estados Unidos-urss que tuvieron lugar entre 1945 y 1989 en Europa,
Asia, África y América Latina, la cifra estimada de muertes es de 10 millones,
772 mil.7

El escenario mexicano

La lucha antisoviética y anticomunista conducida por Estados Unidos fue


secundada con mayor o menor enjundia y efectividad por los gobiernos y las
élites del poder del mundo occidental y de sus zonas de influencia. En este
sentido se trató de un conflicto más extendido que las dos anteriores del siglo
xx y que afectó a todos los países latinoamericanos, aunque con diferentes
grados de intensidad.8
A partir de mediados del siglo xix y a querer que no pero como resul-
tado inevitable de su localización geográfica, México se convirtió en parte del
subsistema político informal pero efectivo creado por Estados Unidos en la
América del Norte.9 A inicios del siguiente siglo y a partir de la confrontación
entre Estados Unidos y las potencias europeas en torno a cómo enfrentar los
efectos sobre sus respectivos intereses de la Revolución Mexicana, el gobierno de
Washington logró subordinar la acción política en México de los países europeos
a la definición de lo que en cada coyuntura fuera el interés estadounidense. Con
el carácter de gran potencia que Estados Unidos adquirió en las negociaciones
de Versalles en 1918, esa misma subordinación se exigió a cualquier otro posible
actor internacional con intereses en México, ya firmemente encuadrado en su
zona de influencia exclusiva.10 Al entrar Estados Unidos a la ii Guerra Mundial,

7
Los conflictos son la guerra civil en Grecia, la guerra civil en China, las diferentes fases de
la guerra de Vietnam, la de Corea, las guerras civiles de Cambodia, Angola, Guatemala, El
Salvador, Nicaragua, la represión en Argentina, la invasión soviética a Afganistán y la lucha
contra “Sendero Luminoso” en Perú, Piero Scaruffi, “Wars and casualties in the 20th and 21st
centuries”. en: http://www.scaruffi.com/politics/massacre.html, consultado el 18 de febrero,
2014.
8
Brands Hal. (2010). Latin America´s Cold War. Cambridge, Mass: Harvard University Press.
9
García Sudo, Alejandro. (2010). Origen y consolidación de dos sistemas internacionales ame-
ricanos: una propuesta para replantear el estudio de las relaciones políticas en América durante
el siglo xix, tesis de licenciatura, México: El Colegio de México, Centro de Estudios Interna-
cionales.
10
La literatura en este campo es basta, al respecto pueden verse: Katz, Friedrich. (2000). La
guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, 2ª. ed., México:
Ediciones Era; Meyer, Lorenzo. (1991). Su Majestad Británica contra la Revolución Mexicana,
1900-1950: el fin de un imperio informal. México: El Colegio de México.

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Lorenzo Meyer

México no tuvo, como en el conflicto anterior, la opción de permanecer neutral


sino que formalmente se convirtió en un aliado de Estados Unidos.11
México, como parte histórica de un subsistema internacional de facto,
dominado dese el siglo anterior por la influencia estadounidense y situado en
la zona geográfica de seguridad inmediata de Estados Unidos, simplemente no
tuvo alternativa y fue arrastrado a la Guerra Fría desde el inicio. Sin embargo,
la clase política mexicana intentó mantener un cierto grado de independencia
relativa frente a su poderoso vecino, especialmente en asuntos que le resultaron
relativamente secundarios a los formuladores de la política de Washington pero
que fueron presentados como prioritarios para los dirigentes mexicanos.12 El
examen de cómo, cuándo, por qué y con qué resultados jugó sus cartas la élite
política mexicana —y la élite del poder en general— frente a Estados Unidos,
frente a los varios actores organizados internos y frente la sociedad en general
la Guerra Fría, hace que el enfoque que liga el examen de los procesos internos
con externos de la época, provea una explicación parcial pero importante, del
desarrollo político, económico, social y cultural de México en la segunda mitad
del siglo xx.

El Frente Mexicano. La Etapa Inicial: la Guerra Fría estalla


en la frontera sur y el Caribe

Winston Churchill dio un discurso el 5 de marzo de 1946 en el Westminster


College en Estados Unidos, donde el ex primer ministro británico anunció
que los soviéticos habían hecho caer una “cortina de hierro” desde Szczecin
en el Báltico hasta Trieste en el Adriático para dividir a Europa y construir su
esfera de influencia. Si se toma ese discurso como la declaración del inicio de
la Guerra Fría, entonces resulta que ese arranque coincidió casi exactamente
en México con la elección de Miguel Alemán —ex secretario de Gobernación
y encargado del control político del país— como presidente, con el fin de la
Revolución Mexicana y con el inicio de la postrevolución.
El sexenio de Alemán se significó, entre otras cosas, por la marginación
de las diversas corrientes de izquierda, especialmente la cardenista, dentro del

11
Torres, Blanca. (1979). México en la segunda guerra mundial. Historia de la Revolución Mexi-
cana. México: El Colegio de México.
12
Una elaboración teórica sobre el grado de independencia que México tuvo frente a Estados
Unidos durante la Guerra Fría se encuentra en: Ojeda Gómez, Mario. (1976). Alcances y límites
de la política exterior de México. México: El Colegio de México.

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El frente mexicano de la guerra fría

aparato de gobierno y del partido de Estado —el pri— y por un acercamiento


notable entre los gobiernos de México y Estados Unidos pero ya no en función
del esfuerzo bélico contra el Eje, sino de la Guerra Fría, de una estrecha relación
económica y por una aceptación y puesta en práctica en el plano interno mexi-
cano de la política de neutralización de cualquier manifestación significativa
de la izquierda.13
Fue en este sexenio de 1946 a 1952 cuando la reforma agraria empezó a
revertirse en favor de dar seguridad a la propiedad privada, el pri se declaró
abiertamente anticomunista, la Confederación de Trabajadores de México ex-
pulsó de sus filas a su ex dirigente, Vicente Lombardo Toledano —a quien los
estadounidenses consideraban agente soviético— y el aparato de seguridad del
Estado —básicamente la Dirección Federal de Seguridad— se dedicó a vigilar
y actuar en contra del Partido Comunista Mexicano y de otras organizaciones
o intentos de organización, de la izquierda.
La coyuntura electoral de 1952 permitió el surgimiento, desde dentro del
propio grupo gobernante, de un movimiento de oposición electoral como no
se volvería a ver en los siguientes 35 años: el encabezado por el general Miguel
Henríquez Guzmán o henriquismo. No se trató de una oposición de izquierda
pero si contó con el apoyo de una parte de la izquierda y de lo que quedaba del
cardenismo. Una combinación de buen manejo de las bases masivas priístas,
fraude y represión, puso fin al desafío henriquista.14 La derrota del henriquismo
consolidó la naturaleza presidencialista y autoritaria del México postrevolucio-
nario, y en ese proceso colgarle la etiqueta de izquierda a los opositores, le resultó
útil a Alemán y al candidato oficial, el ex secretario de Gobernación Adolfo Ruiz
Cortines. La Guerra Fría se convirtió así en una muy efectiva justificación del
autoritarismo presidencial.
Ruiz Cortines pronto tomó distancia de Alemán y movió la naturaleza de
su gobierno un tanto al centro, pero justo entonces la Guerra Fría llegó abrup-
tamente a la frontera sur de México. Y ahí se iba a instalar como respuesta al
proyecto nacionalista y populista de la llamada “Revolución del 20 de Octubre”
de Guatemala.
Los gobiernos guatemaltecos que siguieron a la caída del dictador Ubico
en 1944 —los presididos por Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz sucesivamen-
te—, se embarcaron en una política democrática, nacionalista y reformista en

13
Torres, Blanca. (1984). Historia de la Revolución Mexicana, 1940-1952. Hacia la Utopía indus-
trial, V.21. México: El Colegio de México.
14
Servín, Elisa. (2001). Ruptura y oposición: el movimiento henriquista, 1945-1954. México: Cal
y Arena.

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Lorenzo Meyer

materia social —derecho de huelga, legalización del Partido Comunista (pgt),


reforma agraria—, que llevó a que Washington los considerara inaceptables
y echara a andar secretamente un golpe en su contra. Ese golpe implicó una
intervención poco velada y decisiva de la Agencia Central de Inteligencia (cia)
y del Departamento de Estado, que culminó en 1954 con una invasión de mer-
cenarios encabezada por el coronel Carlos Castillo Armas, el derrocamiento de
Árbenz, su exilio en México y la instauración al sur de Suchiate de una dictadura
de derecha, abiertamente anticomunista y dependiente de Estados Unidos.15
Para el gobierno mexicano la acción de Estados Unidos en Guatemala
implicó, entre otras cosas, el fin definitivo de la política de “Buena Vecindad” y
no intervención de la época de Franklin D. Roosevelt, —una de las bases fun-
damentales de la política exterior mexicana de la post revolución—, el uso de la
Organización de Estados Americanos (oea) como un instrumento estadouni-
dense de la Guerra Fría. Para el gobierno mexicano lo aconsejable para evitar
las presiones de unos Estados Unidos completamente determinados a juzgar
cualquier proceso político en América Latina en función de su conformidad o
desvío respecto de la política anticomunista de Washington, era mantener un
bajo perfil internacional y un gran control sobre los actores políticos internos,
especialmente los de izquierda: el cardenismo, el Partido Popular de Lombardo
Toledano, el Partido Comunista Mexicano (pcm) y, naturalmente, las moviliza-
ciones de organizaciones campesinas, estudiantiles y sindicales que pudieran
ser vistas no como reclamo a agravios concretos sino como pretextos para que
“el comunismo internacional”, una “ideología exótica” echara raíces en México.
El inicio de la segunda mitad del siglo xx en México significó, en términos
políticos, el afianzamiento del presidencialismo y el inicio del “período clásico”
del autoritarismo mexicano. El control presidencial de los sectores de masas
del pri, la ilegalización de lo que quedaba del henriquismo y la represión en
contra de los movimientos estudiantiles y sindicales, resultaron acciones acordes
con el papel que Estados Unidos deseaba que los gobiernos latinoamericanos
desempeñaran como responsables del control de los actores y movimientos de
centro e izquierda locales.16 La designación del secretario del Trabajo, Adolfo

15
Valdés Ugalde, José Luis. (2004). Estados Unidos: intervención y poder mesiánico. La guerra
fría en Guatemala, 1954. México: unam.
16
La bibliografía en torno al surgimiento y represión del sindicalismo independiente en un ambien-
te anticomunista es abundante. Entre estas investigaciones destacan la de Loyo, Aurora. (1979).
El movimiento magisterial de 1958 en México. México: Era, y la de Alonso, Antonio. (1979). El
movimiento ferrocarrilero en México, 1958-1959. México: Era; Reyna, José Luis. (1978). Historia
de la Revolución Mexicana. El afianzamiento de la estabilidad política. T.22. México: El Colegio
de México. La obra de Poniatowska, Elena. (2006). El tren pasa primero. México: Alfaguara,

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El frente mexicano de la guerra fría

López Mateos como presidente para el sexenio 1958-1964, mantuvo la nor-


malidad autoritaria pero debió enfrentar de nuevo las turbulencias que trajo
el surgimiento de otro escenario externo pero muy cercano de la Guerra Fría,
similar en su origen al de Guatemala aunque con consecuencias más profundas
y duraderas: la Revolución Cubana, cuyo triunfo en 1959 desembocó en 1960
en un choque abierto con Estados Unidos y que Washington intentó resolver al
estilo Guatemala, pero sin éxito. La invasión de contrarrevolucionarios cubanos
organizada por la cia en 1961 fracasó rotundamente y el régimen cubano se
proclamó socialista y obtuvo el apoyo de la Unión Soviética.
Al inicio de 1960, el gobierno mexicano, con la ya habitual mezcla de
cooptación y represión, mantuvo el control sobre los movimientos que en
diferentes grados representaron un desafío para la disciplina del autoritarismo
presidencial y que tenían connotaciones de izquierda: los ferrocarrileros, elec-
tricistas, petroleros, maestros, estudiantes, agraristas, más el Movimiento de
Liberación Nacional, de corte cardenista y antiimperialista con participación
del pcm.17 Sin embargo, en México como en otros países latinoamericanos, “el
factor cubano” alentó las posibilidades de la oposición revolucionaria, aunque
la estabilidad mexicana se mostró mucho más fuerte que en otros países del
hemisferio para enfrentar el desafío.
Fue en el plano internacional más que en el interno donde la Revolución
Cubana representó un reto mayor pero, a la vez, una oportunidad de ganar
apoyo local para el sistema político mexicano. López Mateos debió hilar muy
fino para que Washington comprendiera y aceptara que el grupo en el poder
en México requería mostrarse relativamente independiente de la dura política
estadounidense hacia Cuba para reafirmar su legitimidad interna —la que
generaba el “nacionalismo revolucionario”— pero sin interferir seriamente e
incluso colaborar discretamente con Estados Unidos en su política anticubana
y anticomunista. Así, México en la oea mantuvo una posición diferente de la de
Washington y del resto de la región, no rompió con el gobierno revolucionario
cubano y sostuvo el principio de no intervención. Sin embargo, en la práctica
puso en prisión a miembros de la izquierda —notablemente al muralista David

es otra forma, muy efectiva, de explorar el tema de la lucha social de 1958 en el ámbito del
sindicato ferrocarrilero: el de la novela histórica.
17
El asesinato del líder agrarista y por un tiempo guerrillero, Rubén Jaramillo y su familia en
Morelos, fue el caso extremo de represión más notorio del gobierno de López Mateos, Gloc-
kner, Fritz. (2010). Sembrar las armas. La vida de Rubén Jaramillo. México: Fundación Rosa
Luxemburgo. El ambiente de protesta, cooptación, control y represión de los movimientos
independientes durante el gobierno de López Mateos está bien captado en la crónica de esos
años elaborada por Agustín, José. (1991). Tragicomedia mexicana. V. 1. México: Planeta.

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Lorenzo Meyer

Alfaro Siqueiros— y acató el bloqueo económico de la isla y durante la “crisis


de los misiles” de 1962 apoyó el bloqueo naval estadounidense para impedir
el ingreso de nuevos cohetes soviéticos a Cuba y exigir el retiro de los que ya
estaban ahí. Se trató, como lo señalara Mario Ojeda, de una política que se arries-
gaba a disentir de Estados Unidos en temas importantes para México —temas
simbólicos— pero sin contrariarle en asuntos sustantivos y que Washington
considerara centrales para su interés nacional.18
Al final, para el gobierno de López Mateos y para el sistema político
mexicano, la relación con Cuba arrojó más beneficios que costos. Y es que el
presidente pudo ganar estatura como estadista ante una parte del público mexi-
cano e internacional, por haber resistido la presión de Washington en torno a
la ruptura diplomática con Cuba y sostenido la validez del principio central de
la política exterior mexicana, el de no intervención. Por otra parte, el gobierno
cubano nunca dio ayuda material a quienes en México quisieron seguir su
ejemplo, lo que constituyó un apoyo importante al régimen mexicano. Además,
no fue poca cosa que en plena Guerra Fría, el gobierno mexicano se hubiera
atrevido a declararse de “extrema izquierda dentro de la Constitución”.19 Para
Estados Unidos, esas formas del gobierno del país vecino del sur de emplear su
política exterior para legitimarse no eran los ideales y por ello México recibió
muchas y duras críticas en la prensa de aquel país,20 pero finalmente resultaron
tolerables para quienes tomaban las decisiones en Washington en la medida que
las autoridades mexicanas controlaban con efectividad a la izquierda radical y
garantizaban la estabilidad interna.21 Durante la visita del presidente John F.
Kennedy a México en julio de 1962 —visita muy bien orquestada por el gobierno
de López Mateos—, el invitado llegó a contrastar a la Revolución Mexicana con
la cubana y puso a la primera como un ejemplo a emular en América Latina. Es
difícil exagerar el éxito de López Mateos en el uso de la Guerra Fría para hacer
pasar por nacionalista a un sistema que tenía las características propias de uno
dependiente y por democrático cuando en la práctica era autoritario.

18
Ojeda, Mario. (1984). Alcances y límites de la política exterior de México. 2a. ed. México: El
Colegio de México. pp. 93-94.
19
Revista Política. 15 de julio 1960.
20
Ver al respecto el análisis de la prensa estadounidense en Aguayo, Sergio. (1988). El panteón
de los mitos. Estados Unidos y el nacionalismo mexicano. México: Grijalbo. Revisar particu-
larmente el capítulo 10.
21
Un buen análisis de la manera como el gobierno mexicano jugó sus cartas para lograr más
beneficios que costos frente a Estados Unidos en el caso de Cuba, ver a Pellicer, Olga. (1972).
México y la Revolución Cubana. México: El Colegio de México, y Covarrubias Velasco, Ana.
(1994). Mexican-Cuban relations, 1959-1988. Tesis doctoral. Inglaterra: Universidad de Oxford.

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El frente mexicano de la guerra fría

Tlatelolco o la Guerra Fría como Justificación


de la Represión Autoritaria

El siguiente gobierno, el de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) ya no supo ni


quiso hilar tan fino como el de su antecesor. La manera tan innecesariamente
dura como Díaz Ordaz enfrentó en 1964-1965 las demandas de los médicos que
laboraban en el sistema estatal de salud —rechazó negociar y terminó echando
mano de la represión— sólo fue el inicio de un capítulo que terminaría con una
tragedia mayor tres años más tarde.22 El inesperado surgimiento a mediados
de 1968 —año en que México sería sede de los juegos olímpicos y mostraría
ante el mundo su progreso y capacidad de organización— de un movimiento
estudiantil que persistió pese a la represión inicial y que terminó cuestionando
el carácter antidemocrático de un sistema de partido de Estado y presidencia
sin contrapesos, concluyó con la matanza de estudiantes y simpatizantes la tarde
del 2 de octubre en la plaza de Tlatelolco en el centro mismo de la capital.23
La justificación oficial de la matanza del 68 —hasta ahora el número de
víctimas sigue sin establecerse— y la represión que le siguió, se centró en la
teoría de la conspiración comunista que usó al movimiento estudiantil para
dar un golpe al gobierno de Díaz Ordaz. Desde esta perspectiva, expresada
públicamente por las dos cámaras en el Congreso, la Guerra Fría había llegado
directamente a México y la drástica acción gubernamental fue la respuesta dura
pero necesaria para salvar de una conspiración comunista a las instituciones
democráticas mexicanas.24 La oficina de la cia en la Ciudad de México dio su
aval a esta interpretación: los estudiantes estaban armados, era el principio de
una insurrección. Ahora bien, esa información inicial de la inteligencia esta-
dounidense provenía de las fuentes gubernamentales mexicanas, lo que años

22
El estudio clásico del movimiento médico es el de Pozas Horcasitas, Ricardo. (1993). La de-
mocracia en blanco: el movimiento médico en México, 1964-1965. México: Siglo xxi.
23
La literatura sobre la represión del movimiento estudiantil de 1968 es abundante. En esa bi-
bliografía destacan las obras de Poniatowska, Elena. (1971). La noche de Tlatelolco: testimonios
de historia oral. México: Era; Carrión, Jorge. (1969). Tres culturas en agonía, México: Nuestro
Tiempo; Álvarez Garín, Raúl. (1998). La estela de Tlatelolco: una reconstrucción histórica del
movimiento estudiantil del 68, México: Grijalbo; González de Alba, Luis. (2008). Los días y los
años. México: Planeta; Monsiváis, Carlos y Julio Scherer. (1999). Parte de guerra. Tlatelolco,
1968. México: Aguilar; Aguayo, Sergio. (1998). 1968: los archivos de la violencia. México:
Grijalbo. Desde el lado estadounidense un esfuerzo temprano por explicar el movimiento de
1968 por la naturaleza misma del régimen y no como producto de maquinaciones externas
ligadas a la Guerra Fría se encuentra en Stevens, Evelyn P. (1974). Protest and response in
Mexico. Cambridge. Mass: mit Press. pp. 185-262.
24
El Día, 4 y 5 de octubre, 1968.

31

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Lorenzo Meyer

después llevó a un estudioso de la cia en México a concluir que los agentes de esa
famosa agencia de espionaje ¡fueron manipulados por el gobierno mexicano!25
En la oficina central de la cia en Virginia, los encargados de evaluar los datos
provenientes de México sometieron a crítica la interpretación de su agente en
México y tres días después de la represión, el presidente Lyndon Johnson recibió
un memorándum de su consejero de seguridad que decía:

El análisis adjunto de la cia (anexo 1) concluye que las manifestaciones estudian-


tiles tuvieron su origen en problemas políticos locales, no fueron resultado de
maquinaciones cubanas o soviéticas. El papel de éstos [cubanos o soviéticos] se
concretó a proporcionar algún dinero a grupos estudiantiles.26

Una semana más tarde, el 12 de octubre, un cable de la embajada Estados Unidos


en la Ciudad de México sostenía ya el punto de vista anterior: la izquierda está
en el corazón del movimiento pero no Cuba o la urss. El embajador Freeman
hizo ver que era habitual que las autoridades mexicanas culparan a fuerzas
externas de problemas que tenían un origen interno.27
Con el paso del tiempo la documentación mostró que lo sucedido en el 68
no fue resultado de acciones llevadas a cabo por la izquierda —nacional o inter-
nacional— sino de una operación político-militar del gobierno para terminar de
tajo con un movimiento de protesta inaceptable para un régimen autoritario en
cualquier momento pero aún más al convertirse en un proceso prolongado que
amenazaba con interferir con el desarrollo de los juegos olímpicos que, como
se ha dicho, se habían planeado como una muestra del desarrollo material y
madurez política y social del México post revolucionario.28 Como quiera, para
el momento, la mano del comunismo internacional, es decir, la Guerra Fría, fue
la justificación aceptada de la represión.

25
Morley, Jefferson. (2008). Our man in Mexico. Winston Scott and the hidden history of cia.
Lawrence, Kansas: University of Kansas Press. pp. 266-271.
26
Memorándum del consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, Walt Rostow al presi-
dente Johnson, 5 de octubre, 1968, Kate Doyle, National Security Archive Electronic Briefing
Book. No. 10 en http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/nsaebb/nsaebb10/intro.htm
27
Memorándum de S.W. Lewis al consejero de seguridad nacional Walt Rostow con copia del
cable de la embajada en México, 12 de octubre, 1968. Ibíd.
28
Los documentos publicados por Monsiváis y Scherer, provenientes de los archivos del secre-
tario de Defensa en 1968, general Marcelino García Barragán, son una de las pruebas docu-
mentales más claras del cómo y por qué el Estado Mayor Presidencial organizó la represión
de Tlatelolco, Op. Cit. Un trabajo con amplia documentación sobre el 68 es el de Aguayo.
(1998). Op. Cit.

32

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El frente mexicano de la guerra fría

A la matanza de estudiantes de 1968 le siguió otra, la de la marcha de los


estudiantes en la Ciudad de México el 10 de junio de 1971. Quienes organiza-
ron la movilización confiaron en que “la apertura democrática” anunciada por
el presidente Luis Echeverría (1970-1976) realmente significaba un cambio
en la esencia del sistema político. Se equivocaron trágicamente. La lógica de
esta segunda represión estudiantil, llevada a cabo ya no por el ejército sino por
un grupo paramilitar —los Halcones—, fue la misma que la del 68: el sistema
autoritario no podía permitir movilizaciones políticas independientes y donde
la cooptación no pudiera operar. Ahora bien, en 1971 ya no se recurrió a la
Guerra Fría como explicación, a la defensa del gobierno frente a la subversión
comunista, sino a un conflicto entre grupos “civiles”.
Un resultado de lo ocurrido en 1968 y 1971, fue que a la izquierda mexi-
cana le quedó claro que insistir por la vía de la protesta pública y ciudadana
ya no era viable si es que alguna vez lo había sido. A partir de entonces, los
“revolucionarios profesionales” optaron por la vía armada.29

La guerra sucia

Tras las represiones de 1968 y 1971, la oposición radical, cada vez más confinada
a la izquierda revolucionaria, decidió que no había más camino para enfrentar al
régimen que el de las armas: la fórmula cubana o una variante inspirada en China,
Argelia o Vietnam.30 En realidad, la opción guerrillera se inició desde antes pero
aquella ligada al entorno de la confrontación Este-Oeste, socialismo-capitalismo,
se puede datar a mediados de 1960 o más exactamente el 23 de septiembre de
1965, cuando una docena de profesores, estudiantes y campesinos que formaron
el Grupo Popular Guerrillero encabezado por el profesor rural Arturo Gámiz,
atacó, sin éxito, el cuartel militar en Ciudad Madera, Chihuahua.31 Poco después,
en Guerrero, y también conformado por profesores rurales como dirigentes y
campesinos como base, se formaron y empezaron a actuar como guerrilla —en
realidad como auto defensas— entre 1967 y 1968, los grupos encabezados por

29
Ortega, Orlando. ed. (2011). Jueves de Corpus. México: Diógenes; Ortega, Joel. (2013). 10 de
junio: ¡ganamos la calle!. México: Ediciones de Educación y Cultura; Cano, Arturo. (2011).
Los Halcones, nunca más. Memoria contra la impunidad. México: Porrúa.
30
Herrera Calderón, Fernando y Adela Cedillo. eds. (2012). Challenging authoritarianism.
revolutionary struggles and the dirty war, 1964-1982. Nueva York: Routledge. p. 6.
31
Carlos Montemayor, que conoció a los miembros del grupo que atacó el cuartel de Ciudad
Madera, recreó los hechos en una novela que es, también, una de las mejores explicaciones
de ese arranque de la guerrilla revolucionaria. (2003). Las armas del alba. México: Mortiz.

33

00A-Completo LC23S.indb 33 02/03/2015 03:34:02 p.m.


Lorenzo Meyer

Lucio Cabañas Barrientos —Partido de los Pobres— y Genaro Vázquez Rojas


—Asociación Cívica Nacional Revolucionaria. La etapa más violenta de la lucha
en la sierra de Guerrero —la guerra sucia rural—, se desarrolló de fines de 1960
a inicio de 1970. La muerte de Vázquez Rojas en 1972 y de Cabañas Barrientos
en 1974 y la dureza de la campaña antiguerrillera llevada a cabo por el ejército
en la sierra de Guerrero, significó el fin de ambos movimientos.32
Las acciones guerrilleras rurales en Chihuahua y Guerrero pronto tuvieron
su contraparte urbana en 1970, donde básicamente estos movimientos se nutrie-
ron de estudiantes universitarios con programas ideológicos más acusadamente
comprometidos con la detonación de un movimiento revolucionario antiim-
perialista y anticapitalista. El Movimiento de Acción Revolucionaria se formó
a finales de la década de los sesenta con estudiantes mexicanos en la urss que
luego buscaron entrenamiento militar en Corea del Norte porque los soviéticos
no se los proporcionaron. Sin embargo, el grupo más importante apareció en
1973: La Liga Comunista 23 de septiembre, conformada muy señaladamente
pero no exclusivamente, por estudiantes universitarios y en buena medida del
occidente y norte de México. Esta organización operó entre 1973 y los primeros
años de la década de 1980.33
La guerra sucia mexicana llevada a cabo por el régimen contra la oposi-
ción armada de izquierda, básicamente durante los años setenta, implicó una
represión donde las fuerzas policíacas y militares del Estado mexicano tuvieron
carta blanca respecto de los métodos que emplearon para terminar con el reto
de esa oposición frontal y donde la justificación principal de la violación de
los derechos humanos fue la lucha contra la subversión comunista. El costo
humano que pagó entonces la oposición se ha calculado en tres mil ejecutados
y desaparecidos y más del doble de capturados y torturados.34 Esta fase arma-
da de lo que fue una mezcla de elementos de la Guerra Fría con la defensa del
autoritarismo mexicano, concluyó con un triunfo del aparato de seguridad del
régimen sobre la oposición radical, aunque sus rescoldos permanecieron. Uno de

32
Carlos Montemayor vuelve a recrear mediante la novela histórica, la naturaleza de la guerra
sucia en Guerrero, (2009). Guerra en el paraíso. México: De bolsillo. Un análisis más socio-
lógico y una bibliografía adecuada se encuentra en Aviña, Alexander. (2012). “Seizing hold of
memories in moments of danger”, en Herrera y Cedillo, Op. Cit., pp. 40-59.
33
Uno de los estudiosos que primero tuvo acceso a los documentos del cisen sobre la represión
a la Liga 23 de Septiembre y elaboró un estudio al respecto fue Aguayo, Sergio. (2001). La
charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México. México: Grijalbo. Estudios más
recientes son los de Herrera Calderón, Fernando. “From books to bullets” y Robinet, Romain.
“A revolutionary group fighting a revolutionary state” en Herrera y Cedillo. (2012). Op. Cit.
34
Herrera y Cedillo. (2012). Op. Cit. p. 8.

34

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El frente mexicano de la guerra fría

esos rescoldos se iba a refugiar en Chiapas y resurgiría en un ambiente donde ya


no había Guerra Fría y de forma espectacular, con el levantamiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (ezln) en enero de 1994.
La insurgencia neozapatista ya no recurrió al discurso tradicional de la
izquierda porque tuvo lugar en un contexto mundial donde el “socialismo real”
había fracasado. El discurso de los nuevos insurgentes dejó de lado el lenguaje
del marxismo-leninismo para adoptar uno donde la inspiración provenía de
los revolucionarios populares nacionales de inicios del siglo y la lucha contra el
sistema político y económico se legitimó a través de la lucha por los derechos
de las comunidades más pobres y explotadas: las indígenas. Ese cambio de
estrategia y de las condiciones internacionales, hizo imposible que el gobierno
pudiera volver a emplear la justificación del anticomunismo como defensa y
justificación para el uso a fondo de la fuerza para suprimir a los rebeldes.35 Esas
condiciones también permitieron que muy pronto surgiera una fuerte corriente
de simpatía nacional e internacional por la causa del ezln. Todo lo cual llevó
primero y en pocos días a una tregua y posteriormente a la negociación entre
los rebeldes y el gobierno con intervención de mediadores, notablemente la
Iglesia Católica. El resultado ha sido una prolongación indefinida de la tregua
inicial y a la aceptación de la legitimidad del reclamo del ezln y a la institucio-
nalización —y encapsulamiento— de su presencia armada en una parte de la
geografía chiapaneca.36

De nuevo Centroamérica

A partir de la disminución hasta casi la desaparición del desafío guerrillero,


para México la guerra fría volvió a asumir básicamente el carácter que tuvo
en los 1950 y 1960: los efectos disruptivos del enfrentamiento en su entorno
internacional inmediato. De nuevo el foco de tensión fue Centroamérica.
Para el gobierno mexicano la prolongada y brutal guerra civil que tenía
lugar en Guatemala desde 1960 y que sólo se daría por concluida tras los

35
El discurso neozapatista fue abundante y muy bien registrado, véase: sin autor. (1995). La
palabra de los armados de verdad y fuego. Entrevistas, cartas y comunicados del ezln. 3 Vols.
México: Editorial Fuenteovejuna.
36
La bibliografía nacional, norteamericana y europea sobre el movimiento insurgente del ezln
es abundante, un ejemplo de cada uno de ellos se tiene en: Montemayor Carlos. (1997). La
rebelión indígena de México. México: Mortiz; Harvey, Neil. (2000). La rebelión de Chiapas.
Chiapas la lucha por la tierra y la democracia. México: Era y Vázquez Montalban, Manuel.
(2000). Marcos: el señor de los sueños. México: Aguilar.

35

00A-Completo LC23S.indb 35 02/03/2015 03:34:03 p.m.


Lorenzo Meyer

acuerdos de 1996, se complicó con las que estallaron en Nicaragua tras la


caída del gobierno dictatorial de Anastasio Somoza Debayle, (1979-1990) y
en El Salvador, (1979-1992). El gobierno estadounidense, en particular tras la
llegada al poder de Ronald Reagan y los republicanos, definió los conflictos
centroamericanos como parte de la Guerra Fría y dio un apoyo abierto y sus-
tantivo a los contrarrevolucionarios nicaragüenses y al gobierno salvadoreño
y guatemalteco. Formalmente, en 1977 el presidente Jimmy Carter había sus-
pendió la ayuda militar estadounidense a El Salvador por sus violaciones a los
derechos humanos, aunque disminuida y por otras vías, Reagan hizo que esa
ayuda volviera a fluir.37
En términos generales, la política mexicana al sur del Suchiate buscó la
solución negociada de los conflictos civiles auspiciando los contactos entre las
partes para evitar la prolongación de guerras civiles que aumentaban la inter-
vención de los gobiernos estadounidense y cubano en la región —una situación
que minaba el principio fundamental de la política exterior mexicana— y que,
además, podían extender el conflicto al sur de México. De ahí el empeño del
gobierno de López Portillo por apoyar y moderar a los sandinistas tras su triunfo
en 1979, involucrar a Francia en una fallida mediación entre el gobierno y la
guerrilla salvadoreña y, finalmente y a pesar de su crisis económica, el esfuerzo
del presidente Miguel de la Madrid por convocar en 1983 al “Grupo de Conta-
dora” —México, Venezuela, Colombia y Panamá— para intentar la mediación
colectiva entre las posiciones de Washington, los gobiernos centroamericanos
y los insurgentes revolucionarios y contrarrevolucionarios. En 1985 se unieron,
como apoyo a este grupo, los gobiernos de Brasil, Argentina, Perú y Uruguay.38
Para Estados Unidos, en particular para la derecha, la posición mexicana resultó
inaceptable, pues pretendía evitar la aniquilación de la izquierda, un objetivo
posible y deseable para los radicales de la Guerra Fría. Para esa derecha, la
posición mexicana sólo se podía explicar como un esfuerzo del gobierno de
De la Madrid para mantener la política cubana de no apoyar a una izquierda
mexicana que, aunque por el momento bajo control, con ayuda externa podría
reanimarse y prosperar, dadas las condiciones de crisis y descomposición del

37
Smith, Christian. (1996). Resisting Reagan. The U.S. Central America Peace Movement. Chicago:
The University of Chicago Press. Véanse particularmente los capítulos 2 y 3. pp. 18 y ss.
38
Ojeda, Mario. (2007). Retrospección de Contadora. Los esfuerzos de México para la paz en
Centroamérica, 1983-1985. México: El Colegio de México. Una visión desde dentro del
aparato diplomático mexicano de los esfuerzos de la cancillería por actuar en el conflicto
centroamericano de 1970 y 1980, se tiene en: Toussaint, Mónica. (2013). Diplomacia en
tiempos de guerra. Memorias del embajador Gustavo Iruegas. México: Instituto Mora-cialc-
La Jornada.

36

00A-Completo LC23S.indb 36 02/03/2015 03:34:03 p.m.


El frente mexicano de la guerra fría

sistema político mexicano.39 El surgimiento del ezln en enero de 1994 en Chia-


pas, mostró que los temores del gobierno mexicano sobre un posible “contagio”
centroamericano, no estaban totalmente equivocados: las raíces históricas y el
atraso en las condiciones sociales y políticas del sur mexicano no eran muy
diferentes de las que existían al sur de la frontera.
El gobierno de Ronald Reagan concluyó justo cuando cayó el Muro de
Berlín y uno de los efectos de las reverberaciones de tan monumental hecho fue
hacer posible que las guerras civiles en Centroamérica concluyeran mediante
negociaciones y que, finalmente, la Guerra Fría se convirtiera en historia para
la agenda internacional del gobierno mexicano.
Un área latinoamericana, pero mucho más al sur, donde la Guerra Fría
también se dejó sentir y tuvo efectos sobre la política exterior mexicana, fue
Chile. El gobierno de Luis Echeverría, tan duro con la izquierda revolucionaria
mexicana, se mostró muy cercano a la izquierda chilena que se proponía llegar
y sostenerse en el poder por la vía electoral e institucional y no por la armada ni
por la dictadura de clase, es decir, la izquierda encabezada por Salvador Allende y
la Unidad Popular. El gobierno mexicano tuvo gestos de apoyo político e incluso
material para la presidencia de Allende no obstante que era evidentemente que
ese gobierno no contaba con la simpatía estadounidense por su identificación
con un proyecto socialista. En septiembre de 1973, Washington echó todo su
peso en apoyo del golpe que dio el ejército chileno y que acabó con ese novedoso
intento latinoamericano de construir una opción de izquierda caminando por
el sendero de las urnas y no de las armas.40 Echeverría se sirvió muy bien del
derrocamiento y muerte de Allende para mostrar la solidaridad de su gobierno
con el exilio chileno y, sin gran costo político, marcar de nuevo, como lo hiciera
López Mateos en 1960, una independencia relativa frente a Estados Unidos
mientras, dentro de México, la guerra sucia iba en ascenso.41

39
Un buen ejemplo de esta posición intransigente y absolutamente contraria a la del gobierno
mexicano se tiene en Menges, Constatine C. (1988). Inside the National Security Council. The
true story of the making and unmaking of Reagan’s foreign policy. Nueva York: Simon & Schuter.
p. 118.
40
Harmer, Tanya. (2011). Allende’s Chile and the Inter-American Cold War. Chapel Hill: University
of North Carolina Press.
41
La política del gobierno mexicano ante el golpe militar que derrocó a Salvador Allende, fue
examinada por un testigo privilegiado: el embajador mexicano en esa época en Chile, Martínez
Corbalá Gonzalo. (2003). La historia que viví. México: Colegio Mexiquense.

37

00A-Completo LC23S.indb 37 02/03/2015 03:34:03 p.m.


Lorenzo Meyer

La Herencia

Oficialmente la Guerra Fría inició su proceso de conclusión con la caída del


Muro de Berlín la noche del jueves 9 de noviembre de 1989 y ese proceso llegó
a su fin con la disolución de la urss entre marzo de 1990 y diciembre de 1991,
aunque sus reverberaciones aún no cesan en el sistema internacional o al interior
de ciertos países. Y esas persistencias se pueden comprobar lo mismo en la divi-
sión de la península de Corea que en lo áspero de las relaciones políticas entre
Estados Unidos y la Federación Rusa, en la tensión entre la República Popular
de China y Taiwán, en el mantenimiento del bloqueo económico de Cuba por
parte del gobierno estadounidense o en el conflicto interno de Ucrania.
En el caso de México es evidente que, al final de cuentas, su sistema au-
toritario surgido de la Revolución Mexicana y consolidado a partir de 1940, se
benefició por una doble vía de ese prolongado conflicto Este-Oeste. La estabi-
lidad lograda por una presidencia fuerte montada en un partido de Estado —el
pri— resultó funcional para la política estadounidense posterior al final de la ii
Guerra Mundial, al asegurarle la estabilidad política en su frontera sur y el com-
bate por medios legales e ilegales a la izquierda radical mexicana. Washington,
pese a definirse como el líder de las democracias en una lucha global contra el
totalitarismo soviético, nunca hizo hincapié en la naturaleza antidemocrática
del sistema del país vecino del sur sino que, al contrario, lo avaló como una de-
mocracia bona fide. Por otro lado, ese papel de garante de la estabilidad política
a lo largo de los tres mil kilómetros de la frontera México-Estados Unidos, le
permitió al grupo gobernante mexicano disentir públicamente en varias oca-
siones de los lineamientos de Washington sin pagar un gran costo a cambio de
ganar en legitimidad interna explotando los sentimientos nacionalistas y externa
mostrando rasgos de independencia y soberanía. Esos rasgos de independencia
también le ganaron al gobierno mexicano la neutralidad del cubano en relación
a los movimientos guerrilleros mexicanos. Finalmente, ese apoyo o tolerancia
de Washington a un autoritarismo mexicano muy funcional para su política de
Guerra Fría, fue un factor en el retraso del cambio político mexicano y de la
mala calidad de ese cambio.
Obviamente, el desarrollo de la izquierda en México, parte de una zona
dominada por el enorme peso de la hegemonía estadounidense, resultó un factor
decisivo, aunque no el único, en la explicación de la debilidad de esta corriente
política. Pese a que el Partido Comunista Mexicano dejó de existir en 1981
para fusionarse con otras organizaciones, el anti izquierdismo sigue siendo un
elemento que explica en buena medida porque una sociedad tan inequitativa
y desequilibrada como la mexicana, mantiene una cultura cívica notablemen-

38

00A-Completo LC23S.indb 38 02/03/2015 03:34:04 p.m.


El frente mexicano de la guerra fría

te conservadora. El éxito de Carlos Salinas en consolidar su gobierno con el


apoyo de la derecha mexicana y del gobierno estadounidense (el Acuerdo de
Libre Comercio de la América del Norte) pese a lo cuestionado de su supuesta
victoria sobre Cuauhtémoc Cárdenas en la elección de 1988, tiene un compo-
nente anti izquierdista arraigado en el anticomunismo de la Guerra Fría. Y lo
mismo se puede sostener en relación al eslogan que contribuyó a la derrota de
Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la izquierda no revolucionaria
en la elección presidencial del 2006 al ser calificado por sus adversarios como
un radical y “un peligro para México”.
Para concluir, aún deberá correr el tiempo antes de que las herencias po-
líticas, económicas y culturales de la Guerra Fría queden superadas en México
y en el sistema internacional.

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00A-Completo LC23S.indb 42 02/03/2015 03:34:05 p.m.
Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla)
en América Latina y el Caribe

Ricardo Domínguez Guadarrama*

E l triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, tuvo diversos


impactos en la región. Entre ellos, la definición de una larga disputa de
liderazgo entre comunistas y nacionalistas, y entre reforma o revolución. Al
mismo tiempo, planteó diversas aristas jurídicas, al inaugurar el debate sobre
los compromisos del Estado Cubano como sujeto de derecho y su relación con
grupos revolucionarios que actuaban al margen de la ley. De hecho, el gobierno
cubano amplió el ejercicio diplomático a espacios no convencionales y mucho
menos reconocidos, al institucionalizar el ejercicio oficial de su política exterior
con grupos no reconocidos por el derecho, en lo que se ha llamado diplomacia
guerrillera, informal o alternativa.1
La Revolución Cubana mostró las posibilidades de lograr una recomposi-
ción de las relaciones sociales de producción, a partir de la organización popular,
la defensa de sus derechos y la lucha social frente a los factores de poder que
habían dominado el escenario nacional sobre los intereses del pueblo. El movi-
miento revolucionario cubano, incentivó también a la sociedad latinoamericana

* Investigador de la Unidad Académica de Estudios Regionales de la Coordinación de Huma-


nidades, unam. Doctor en Estudios Latinoamericanos. Correo electrónico: rdominguez@
humanidades.unam.mx
1
Cabe como acotación el hecho de que históricamente diversos países desarrollados han brin-
dado apoyo o bien han creado movimientos en distintos países para provocar el derrumbe
de gobiernos contrarios a sus intereses. Por ejemplo, en la actualidad el apoyo de Estados
Unidos y Francia a grupos contrarios al gobierno de Libia, ha sido manifiesto. Así, queda
claro que la diplomacia informal o alternativa ha sido una práctica constante en las relaciones
internacionales, sólo que en el caso de Cuba ha sido abierta y en el de los países desarrolla-
dos clandestina. Además, entre la práctica diplomática cubana y la de Estados Unidos las
diferencias son abismales; Cuba no participa sin invitación, no lidera y no interviene en los
asuntos internos de los grupos que piden su apoyo, su interés es la defensa de los derechos de
los pueblos. Estados Unidos, por su parte, actúa en favor de sus intereses y pasa por encima
de derecho de la sociedad.

43

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Ricardo Domínguez Guadarrama

a enfrentarse a los poderes extranjeros, particularmente, a los estadounidenses,


asociados fuertemente con los nacionales.
Pero los efectos de la Revolución Cubana en la región, pueden dividirse en
tres etapas bien diferenciadas entre 1959 y 1975. Entre 1959 y 1961, el gobierno
revolucionario practicó dos de sus premisas históricas aprendidas en un largo
proceso de lucha por su independencia. Mostró su compromiso internacional
apegado a derecho, al promover relaciones formales de cooperación y amistad
con los veinte países de América Latina y el Caribe que entonces formaban
parte de la Organización de los Estados Americanos (oea) y que reconocie-
ron al nuevo gobierno y, por otro lado, promovió el respeto a los pueblos, a
sus demandas y su derecho de emancipación. El gobierno de Cuba también
anunció desde muy temprano la búsqueda de la reciprocidad en las relaciones
internacionales, a fin de combatir la preponderancia de unas pocas potencias
en el concierto de naciones.
Entre 1962 y 1967, la política exterior cubana vivió la etapa de mayor
apoyo a los movimientos sociales en la región, con características muy parti-
culares para cada caso. No sólo por el hecho de que en esos años, el gobierno
cubano había ya transitado hacia la transformación política, económica y social
en su territorio, sobre la base de la justicia social, conveniente y fuertemente
identificada con el socialismo, sino porque institucionalmente el gobierno
estaba más consolidado, que en los primeros tres años. No está claro si todos
los movimientos sociales armados que se conocieron en la década de los años
sesenta del siglo veinte en la región latinoamericana y caribeña contaron con
la ayuda cubana, pero lo que sí es un hecho, es que el apoyo cubano dependía
de diversos factores, tales como el cumplimiento de las condiciones objetivas y
subjetivas en cada país, el grado de unidad entre los distintos movimientos y la
vinculación que tenían con el resto del pueblo. En esta etapa, también se da el
mayor aislamiento político-diplomático de Cuba, pues sólo México mantuvo
sus vínculos con la Isla. Esa situación, obligó realizar ajustes al ejercicio de su
diplomacia, aunque no los principios, valores e intereses de su política exterior
que han sido permanentes en el tiempo. La diplomacia alternativa cubana pri-
vilegió la cooperación hacia los pueblos de América Latina y el Caribe —como
lo había hecho José Martí a partir de 1892—, pero contrastó con la relación
oficial que mantuvo con México todo el tiempo.
Entre 1968 y 1975 la situación regional observó cambios trascendentales
que incidieron en la diplomacia cubana. La muerte del Che Guevara en Bolivia
en octubre de 1967 terminó con la estrategia de la lucha guerrillera del foquis-
mo e inauguró una etapa de lucha por el poder desde el gobierno, encabezado
en algunos casos, incluso, por militares nacionalistas. Las armas no serían más

44

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

la única vía para transformar las relaciones sociales en los países de la región,
sino que a partir de entonces podrían provocarse desde el gobierno, a través de
elecciones y al lado de los militares y no contra ellos. Se abrió así una etapa de
reformismo a la que Cuba debió también sumarse, sobre todo porque inició un
periodo de restablecimiento de relaciones diplomáticas de varios países con la
Isla, que se ampliaría con la resolución de la oea en 1975, al dejar en libertad
a los países de establecer relaciones con Cuba de acuerdo con sus intereses. El
papel jugado por México entonces había sido de importancia para ese cambio
regional.

Objetivos y principios de la política exterior cubana; aspectos generales

Al triunfo de la Revolución, los principios, objetivos e intereses de la política


exterior quedaron definidos en tres vertientes; a) reflejaron la experiencia secular
de la historia cubana; b) adquirieron jerarquía constitucional, y c) situaron a
Cuba a la vanguardia de los principios que enarbolan los pueblos en demanda
de sus derechos. De tal manera, dichos principios fueron: 1) el respeto a la
soberanía territorial entre Estados independientes; 2) la igualdad soberana o
igualdad jurídica de los Estados; 3) la libre autodeterminación de los pueblos; 4)
la no intervención en los asuntos internos de los Estados; 5) solución mediante
negociaciones de los litigios internacionales y en la coexistencia pacífica con
todos los países.2
Cuba se comprometió a colaborar, además, activamente en la Organización
de las Naciones Unidas (onu) para promover la paz mundial, sobre la base del
respeto mutuo y del derecho inalienable de cada Nación a decidir libremente
su propio camino político, económico y social. Rechazó el desarrollo econó-
mico desigual, factor de inestabilidad. Promovió la cooperación económica y
la asistencia técnica para superar el subdesarrollo.3

2
“Nota del gobierno de Cuba al gobierno de los Estados Unidos, 19 de julio de 1963”. en
D´Estéfano Pisani, Miguel A. (1988). Cuba en lo internacional. La Habana: Editorial de Ciencias
Sociales. p. 258.
3
“Respuesta a EE.UU Cuba es soberana por derecho no por merced”, Departamento de Rela-
ciones Públicas, Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, 1960, pp. 6-10.
Ver específicamente: “Declaración del presidente de la República, doctor Osvaldo Dorticós
Torrado, en respuesta al presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, formula-
das el 27 de enero de 1960”. Tomado de Bell, José, Delia Luisa López y Tania Caram. (2007).
Documentos de la Revolución Cubana 1960. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. pp.
147-151.

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Ricardo Domínguez Guadarrama

Las relaciones internacionales con la Unión de Repúblicas Socialistas


Soviéticas (urss) y sus aliados, por un lado, y los conflictos con Estados Uni-
dos y los suyos, por el otro, representaron factores reales de incidencia en la
definición de la estrategia que permitiría el despliegue de la política exterior
cubana,4 algo que por cierto fue motivo de equivocadas lecturas. La enemistad
con los Estados Unidos y la alianza con la urss fueron interpretadas como ele-
mentos determinantes del quehacer internacional cubano, aunque lo cierto es
que mantuvo signos de autonomía, si bien limitada, también propia de acuerdo
a sus intereses. La búsqueda del equilibrio de las fuerzas mundiales, ha sido
para la política exterior cubana una condición que le ha otorgado márgenes de
negociación y que, al mismo tiempo, favorece a los países subdesarrollados en
defensa de su soberanía y libre determinación.
Si bien la política exterior mantuvo su continuidad, la diplomacia se adecuó
como consecuencia de los cambios en las relaciones internacionales de la Isla.
Las formas de lograr los objetivos internacionales cubanos más que cambiar se
adicionaron; al quehacer oficial se sumó el quehacer alternativo, la diplomacia
alternativa, es decir; el apoyo institucional a los movimientos revolucionarios
y sociales en América Latina y el Caribe. El quehacer internacional de Cuba,
entonces, mantuvo sus propósitos políticos de cooperación internacional oficial
y extraoficial; propaganda, ayuda militar, logística y asesoría a los movimientos
sociales y nacionalistas.
La diplomacia cubana aceptó la dialéctica como método de acción en
sus relaciones internacionales; mantener relaciones diplomáticas, de amistad,
colaboración y entendimiento con cualquier gobierno sobre la base del respeto
a la soberanía, la libertad de decisión, la igualdad jurídica y la no injerencia,
por un lado; y alentar el equilibrio en el mundo a través de promover la
ruptura de los lazos de dominio y control de las naciones tercermundistas
o subdesarrolladas que ejercen en su contra las potencias, por el otro. Aquí
se pueden rescatar un par de elementos de la política exterior cubana: 1) su
sentido de autodefensa a través de la liberación nacional en el tercer mundo
y 2) su idealismo inscrito en la promoción de la justicia social para dar fin al
sistema capitalista.
Tal como lo dijo el director de la Oficina de Inteligencia e Investigación del
Departamento de Estado de Estados Unidos, Thomas Hughes, “Fidel Castro y
sus compañeros eran revolucionarios dedicados, enteramente convencidos de

4
Fabbri, Carlos Andrés. (2006). “La Política Exterior de Cuba hacia América Latina. Reflexiones
en torno a la exportación del Comunismo”. Nueva Sociedad. Venezuela. octubre-diciembre,
pp. 39-44.

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

que algún día pueden llevar un cambio radical a América Latina y que deben
hacerlo”.5

Primera Etapa; 1959-1961

Entre 1920 y 1960 fueron reiteradas las manifestaciones de la izquierda en


América Latina, incluso a través de las armas, para promover cambios políticos
y sociales aunque sólo fueran reformistas y no necesariamente de estructura
como en la URSS y Cuba. En esos años, las contradicciones entre comunistas
y popular-nacionalistas fueron profundizándose a tal grado de disputarse el
proceso de la lucha social; ¿que debía prevalecer; las armas o las elecciones?
¿Qué era lo fundamental, promover los cambios sociales desde el poder o fuera
de él? El tema fundamental, en todo caso, era resolver la disputa; la jerarquía, la
igualdad-conflicto o colaboración entre las fuerzas de la izquierda.6 La Revolu-
ción Cubana resolvió esa disputa teórica y práctica con el triunfo de las armas.
Una segunda consecuencia del triunfo revolucionario, fue demostrar que el
objetivo de toda revolución era promover un cambio estructural en las relacio-
nes sociales y no sólo un esfuerzo reformador. Al mismo tiempo, fue evidente
la importancia de las alianzas de todas las fuerzas progresistas en la lucha por
alcanzar el poder y que en aras de conseguir su objetivo, debía necesariamente
aprenderse que a mayor radicalización en el discurso, menores las posibilidades
de alcanzar la victoria.
Parte de esta otra dimensión de la diplomacia cubana era, entonces, ir
descubriendo o estimulando estos lineamientos entre los distintos sectores
sociales latinoamericanos; su recepción, sus opiniones y sus compromisos con
las causas nacionales.7 Un elemento adicional para la diplomacia alternativa
fue el aislamiento cubano. En realidad muchas de las tácticas y estrategias de
esta diplomacia fueron definiéndose a partir de las circunstancias regionales y

5
Department of States, Policy Planning Council, “Caribbean: Cuba”, 13 de febrero de 1964, p.
6, nsfc, caja 26/29, lbjl, citado por Gleijeses, Piero (2004). Misiones en conflicto. La Habana,
Washington y África. 1959-1976. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. 2 ed., p. 72. De
hecho el texto es un ejercicio fundamental que da claves insoslayables para conocer las motiva-
ciones de la política exterior cubana, especialmente documentado a partir de la participación
de Cuba en África.
6
Castañeda, Jorge. (1995). La utopía desarmada. México: Joaquín Mortiz. 2 ed., pp. 25-28
7
Para conocer las bases del método de análisis cubano, ver Piñeiro Losada, Manuel. (2008). “La
crisis actual del imperialismo y los procesos revolucionarios en América Latina y el Caribe”,
en Contexto Latinoamericano Revista de Análisis Político. No. 10. Ocean Sur. pp. 47-74.

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Ricardo Domínguez Guadarrama

de las valoraciones que de ella hacía la dirigencia, de lo cual dependía el éxito


de ese ejercicio internacional.
Para el despliegue de la diplomacia alternativa, el gobierno creó en 1959
el Departamento M, dirigido por el colaborador más cercano al Che Guevara,
Manuel Piñeiro Losada, quien sería también el director de la Dirección Gene-
ral de Inteligencia (g2), que de hecho, fue el órgano de espionaje y seguridad
nacional reestructurado que venía fungiendo en la Isla desde hacía muchos
años, creado al amparo y semejanza de los órganos de seguridad y espionaje
de Estados Unidos. El g2 fue remozado en 1962 y encargado de la seguridad
interna y externa de Cuba, subordinada al Ministerio del Interior, creado éste
último en 1961. El Departamento M, que se encargaba específicamente del apoyo
a las guerrillas revolucionarias de América Latina y el Caribe, fue absorbido
por el Ministerio del Interior el 6 de junio de 1961, para llamarse, a partir de
entonces, Dirección para las Relaciones con los Movimientos Revolucionarios de
América Latina y África.8
La diplomacia alternativa no obstante, no sólo cubría la parte de apoyo
militar, logístico o de otra índole que Cuba prestaba, también comprendía el
ejercicio de sus agentes desde las embajadas cubanas. Al igual que la diplomacia
formal u oficial, la alternativa tenía sus propios colaboradores cuyos cuadros
contaban con una instrucción específica, cuyas características debían pasar por
la tolerancia, la convicción y el compromiso solidario con sus contrapartes.
Un principio era evitar el mercenarismo; Cuba no pagaba por la información
obtenida ni intervenía para la mejora laboral de sus informantes, quizá porque
tampoco podía hacerlo. Ayudar a Cuba era ayudar a la liberación nacional de los
países y de la región. Además de dotes diplomáticas y de conocimientos teóricos
sobre la región, los agentes cubanos debían tener instrucciones psicológicas, de

8
Piero Gleijeses. (2004). Misiones en conflicto. La Habana, Washington y África. 1959-1976.
La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. p. 55. También entrevista del autor con el Dr. Luis
Suárez Salazar (2010), La Habana, Cuba, 22 de diciembre. Algunos datos biográficos de Manuel
“Barbarroja” Piñeiro Losada: Piñeiro llegó a la Sierra Maestra en mayo de 1957 donde integró
la columna 1 comandada por Fidel Castro. En marzo de 1958 pasó con Raúl Castro al ii Frente
Oriental “Frank País”, donde le asignaron la Dirección de Personal e Inspección Territorial, la
del Servicio de Inteligencia y la Policía Rebelde. Luego del triunfo de la Revolución, participó
en la fundación del Ministerio del Interior (minin) en 1961 al que perteneció hasta 1975 como
Viceministro Técnico y luego como Director de la Dirección General de Liberación Nacional.
De manera paralela a esos cargos, fue miembro del Comité Central del Partido Comunista
desde 1965. A partir de 1975 fue director del Departamento América del Partido Comunista de
Cuba. Sobre la fecha de su muerte existen diversas versiones desde las que señalan que murió
el 12 de marzo de 1998, otras marcan el 2001 y unas más el 2003, aunque la más recurrente
es la primera.

48

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

espionaje y militares. Generalmente eran adscritos como funcionarios de las


embajadas cubanas, una práctica clásica en la diplomacia de cualquier país.9
El espectro de los contactos cubanos se fue ampliando con el paso del
tiempo en cada país, incluyó a obreros, estudiantes, profesionistas, ejecutivos,
empresarios y funcionarios de casi todos los niveles, en fin, se convirtió en una
red de contactos amplia y efectiva en muchos de los casos. Por otro lado, los
agentes adscritos a la Dirección para las Relaciones con los Movimientos Revo-
lucionarios de América Latina y África, actuaban generalmente bajo los prin-
cipios y mandato de la dirección cubana, que los colocaba bajo los límites que
las organizaciones de terceros países les imponían, aunque por su experiencia,
su participación era requerida de manera mucho más activa de la que quizá
muchos hubieran querido.
Hasta la fecha, los archivos cubanos no se han abierto sobre esta diploma-
cia, pero se puede suponer que entre 1959 y 1961 vivió un proceso de definición
tanto institucional como humana, cuya actividad se puede reducir para estos
años a los casos de Nicaragua y República Dominicana, cuyos revolucionarios
viajaron expresamente a Cuba para recibir apoyo de ese gobierno, ocasión en
la que seguramente el Departamento M, tuvo sus primeras actividades.

A partir de 1959, los movimientos armados contra el régimen de Luis Somoza


se intensificaron. El triunfo de la revolución cubana alentó y estimuló las luchas
populares y revolucionarias en Latinoamérica. En Nicaragua surgió el movimiento
reformista conservador, inspirado por el carácter antidictatorial de la revolución
cubana (…) La incursión en territorio nicaragüense se realizó a través de dos
frentes... De manera simultánea se gestó otro movimiento guerrillero en la región
del Chaparral, dentro del territorio hondureño, que contó con el apoyo cubano y
la aceptación secreta de Villada, entonces presidente de Honduras. En los últimos
días de junio de 1959, la columna recibió armas provenientes de Cuba…el movi-
miento fue aniquilado el 23 de junio con un saldo de nueve muertos, doce heridos
y la aprehensión de algunos rebeldes. Entre los herido se hallaba Carlos Fonseca,
quien fue hospitalizado en Honduras, donde posteriormente escapó hacia Cuba.
Al año siguiente creció el clima de efervescencia insurgente.10

9
De acuerdo con la práctica diplomática, los agentes que pertenecen a los aparatos de la segu-
ridad del Estado son nombrados por lo general como agregados diplomáticos, comerciales,
políticos o culturales, con niveles de primer, segundo o hasta tercer secretario y actúan de
manera independiente dentro de las embajadas, guardando toda apariencia en la cotidianidad.
10
Monroy, Juan. (1997). “La insurgencia democrática en Nicaragua: conservadores, liberales
y maristas”. en Sosa, Ignacio. Insurrección y democracia en el Circuncaribe. México: unam.
pp-143-144.

49

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Ricardo Domínguez Guadarrama

En el resto de los países, más que el ejercicio directo de los agentes diplomá-
ticos alternativos cubanos fue el efecto psico-social del triunfo revolucionario lo
que impactó en la sociedad y política latinoamericana. Incluso, el argumento se
puede sostener si consideramos que Cuba para estos primeros años no contaba
ni con los recursos humanos o financieros, ni con una estructura institucional
definida para impulsar de lleno su actividad de apoyo a los movimientos sociales,
revolucionarios o no. Además, las condiciones objetivas y subjetivas en la región
pudieron no ser tan claras en los primeros años de la Revolución.

Con frecuencia se señala que en los ocho meses posteriores al triunfo de la revo-
lución, veintenas de cubanos se unieron a las expediciones que salieron de Cuba
para derrocar a los gobiernos de Panamá, República Dominicana y Haití, así como
para invadir Nicaragua a través de Honduras. Solo las expediciones contra Trujillo
en Dominicana y Somoza en Nicaragua contaron con el apoyo de Fidel Castro.11

Un factor adicional que limitó la acción de la diplomacia alternativa cubana en


esta primera etapa, fue el reconocimiento oficial que recibió de los veinte países
de la región que participaban en la Organización de los Estados Americanos
(oea) y que por consiguiente establecieron relaciones diplomáticas con Cuba. En
atención a ello, el gobierno cubano realizó declaraciones y llevó a cabo diversas
acciones que no dejarían duda de su apego al derecho internacional.
En principio reafirmó que el gobierno promovería relaciones con todos
los países bajo los principios del derecho internacional y cooperaría con la
Organización de las Naciones Unidas (onu) en todo proyecto que coadyu-
vara al desarrollo de los pueblos. En ese sentido, el entonces Comandante de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Fidel Castro Ruz, visitó Venezuela en
enero de 1959 para agradecer el envío de armas, que en octubre de 1958 había
hecho llegar el presidente interino Wolfang Larrazábal a los revolucionarios
cubanos. El mismo Fidel Castro ya en su carácter de Primer Ministro, realizó
una visita a Estados Unidos en abril de 1959, donde destacó al Vicepresidente
Richard Nixon las intenciones cubanas de mantener relaciones cordiales con
Estados Unidos, sobre la base de la igualdad de las naciones y el respeto a la
soberanía de los países.
Adicionalmente, el Gobierno de Cuba propuso, a finales de 1959 ante la
onu, realizar una “Conferencia de Países Subindustrializados”. Para ello, varios
funcionarios cubanos realizaron una gira por todo el mundo a fin de promover

Suárez Salazar, Luis. (1999). Barbaroja: selección de testimonios y discursos del Comandante
11

Manuel Piñeiro Losada. La Habana: Editorial Tri-continental Si-mar. p. 23-47.

50

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

el evento. De la misma manera, se registró la primera gira internacional de un


presidente de Cuba a distintos países de América Latina. Entre el 23 de mayo
y el 14 de junio de 1960, Osvaldo Dorticós visitó Argentina, Uruguay, Brasil,
Perú, Venezuela y México, en respuesta a las invitaciones que le giraron los
gobiernos de esos países.12

En los primeros meses del triunfo revolucionario, Cuba dio a conocer a través
de sus legaciones y embajadas en América Latina el significado de la Revolución
y sus proyecciones para estimular el respeto mutuo, su amistad, reciprocidad y
solidaridad con la causa de los pueblos y gobiernos de la región. Paralelamente,
se dio a la tarea de estimular, conformar o reforzar los comités pro-Cuba en la
región. El ejercicio diplomático cubano también se dio a la tarea de contrarrestar
la información negativa sobre el proceso revolucionario en los medios de comu-
nicación de Estados Unidos y los regionales.13

La gira del presidente de Cuba sirvió para calibrar el estado de presión que
existía por parte de Estados Unidos sobre los países visitados, y para evaluar
cómo andaban las confrontaciones entre los diversos sectores en cada país. Un
par de cosas quedaron claras; la presión de Estados Unidos en contra de esos
países se incrementaría, prueba de ello fue que en medio de la gira presidencial
los gobiernos de Nicaragua y Panamá rompieron relaciones diplomáticas con
Cuba, ambos el 1 de junio de 1960. Esa acción dejó en claro que el margen de
acercamientos oficiales posibles era poco y se reduciría aún más; la segunda
es que, en efecto, la Revolución había reavivado los sentimientos de liberación
nacional de parte de diversos sectores de la sociedad latinoamericana; comu-
nidad estudiantil, obrera, campesina, intelectual y política, ahí estuvo, quizá, el
escenario propicio para la defensa de la Revolución, por un lado, y las posibili-
dades de contrarrestar la hegemonía estadounidenses, por el otro.
Esa situación, seguramente valorada por los dirigentes cubanos, fue de-
finiendo los niveles de actuación diplomática que estableció hacia la región,
guardando, por un lado, los compromisos oficiales y formales que había anun-
ciado como objetivos, sobre todo con respecto al derecho internacional y a los
países del Tercer Mundo y, por el otro, fijar la postura que asumiría frente a los

12
Domínguez, Ricardo. (2014). Revolución cubana; política exterior hacia América Latina y el
Caribe. México: cialc-unam. pp. 59-63.
13
Allende karam, Isabel. (2009). “La vigencia de los principios en la política exterior y la actuación
de la diplomacia revolucionaria 50 años después”. Política Internacional. No. xiii. La Habana:
Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Julio-diciembre. p. 66.

51

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Ricardo Domínguez Guadarrama

pueblos que habían encontrado en la Revolución un nuevo aliciente de lucha.


La disyuntiva diplomática quizá, se antojó en ese momento no muy fácil de
descifrar; ¿cómo combinar los dos compromisos internacionales cubanos; uno
con los gobiernos, otro con los pueblos?
La concreción de sus compromisos en términos de táctica y estrategia se
fueron resolviendo al paso de las circunstancias internacionales/nacionales,
por cierto, en el muy corto plazo. Habría que recordar que dos meses después
de la gira cubana por América Latina se llevó a cabo la Séptima Reunión de
Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, en San José, Costa Rica (22 de
agosto de 1960), donde se revisó el tema de “La intervención del comunismo
internacional en América Latina”. Como resultado, se emitió una declaración
de condena contra Cuba que contó con el apoyo de 17 países. Venezuela no la
suscribió. Cuba la rechazó por supuesto. México, si bien la apoyó, puso una
reserva en el sentido de que dicha declaración no representaba la libertad para
invadir a Cuba.
Ante esa situación, la Primera Declaración de La Habana —2 de septiem-
bre de 1960— fue contundente sobre la conducción que tendría la diplomacia
cubana hacia la región; Cuba refrendó entonces su compromiso con la lucha
revolucionaria. Como una reacción a la declaración, los gobiernos de Paraguay y
Perú anunciaron la ruptura de relaciones con Cuba el 30 de diciembre de 1960.
Esos países se unieron a Nicaragua, Guatemala, Panamá, Haití y República Do-
minicana. El Salvador lo hizo el 1 de marzo de 1961 y Honduras el 25 de abril de
ese año, en un contexto en que dominaban las aspiraciones centroamericanas
por su integración económica bajo la cooperación financiera de Estados Uni-
dos.14 A estos países les siguieron, Venezuela el 11 de noviembre y Colombia
el 9 de diciembre de 1961.

Colombia, alumno ejemplar de la Alianza para el Progreso; Colombia, el socio


preferido por los bancos de desarrollo para el financiamiento de la moderniza-
ción, el partenaire solidario de los Estados Unidos en las disputas contra la Unión
Soviética y Cuba”.15

La actuación de México en la oea fue congruente con lo manifestado durante la


visita del Presidente Dorticós en junio de 1960. El presidente mexicano Adolfo
López Mateos en su discurso de bienvenida, señaló que México saludaba a Dor-

14
Puig, Juan Carlos. (1984). América Latina: Políticas Exteriores Comparadas. T II. Argentina:
Grupo Editorial Latinoamericano. p. 294.
15
Ibíd. p. 323.

52

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

ticós, al representante de una nación amiga con la que se estaba vinculado no


sólo por lazos históricos, sino por una comunidad de aspiraciones nacionales;
México sería respetuoso del derecho de autodeterminación de los pueblos y
miraba atenta y compresivamente, con interés fraternal, los acontecimientos en
Cuba, cuya suerte no le podría ser extraña. El presidente remató diciendo que
confiaba en que hallarían los mejores caminos para conseguir las aspiraciones
nacionales en medio de la mutación inevitable que significaba la Revolución, a la
que deseó se convirtiera, como la Revolución Mexicana, en un paso de la gran-
deza americana. La respuesta del presidente cubano fue más que esclarecedora
de lo que serían las relaciones entre México y Cuba; “nuestra Revolución, por
la profundidad de su calado y sus hondas y vastas proyecciones americanistas,
será hermana de la Revolución Mexicana de 1910”.16
Además de distintas muestras de respeto y apoyo a Cuba, la visita fue
ampliamente difundida en la prensa mexicana y en toda Latinoamérica. Aun-
que nadie supuso que durante la estancia en México del mandatario cubano,
se definió la regla de oro que, sin ser formal en ningún sentido, condujo las
relaciones bilaterales entre México y Cuba hasta la década de los años noventa
del siglo pasado; Cuba no entrenaría a guerrilleros mexicanos en su territorio
ni estimularía la guerrilla en el país, tampoco criticaría las relaciones con Es-
tados Unidos, mientras que México no criticaría el acercamiento de Cuba con
la urss y se pronunciaría en todos los foros regionales e internacionales contra
la injerencia en los asuntos internos de los Estados y a favor de la libre autode-
terminación de los pueblos. Incluso, para la delegación cubana había quedado
clara una cosa: “sabía que en el pleito histórico con los Estados Unidos, visible,
profundo y presente, México sería hermano. Sería el único Estado Latinoame-
ricano que en la hora de los hornos no nos diera la espalda”.17
De los 20 países de la región que participaron en la oea entre 1959 y 1961,
sólo siete mantuvieron relaciones diplomáticas con Cuba después de 1961.
De ellos, sólo cinco mostraron voluntad política de mantener una relación de
acercamiento relativo y en distintos grados con Cuba: Argentina, Brasil, Chile,
Uruguay y México; es decir, sólo el 25% del total de países de la región. El 60%
de los países rompieron relaciones diplomáticas con Cuba en este periodo de
tres años, y de estos, el 58% lo hizo antes que Estados Unidos, la mayoría con
regímenes dictatoriales o muy comprometidos con los intereses de Washington
y dependientes de sus finanzas a través de préstamos o de inversiones.

16
Buch Rodríguez, Luis M. y Reinaldo Suárez S. (2002). Otros pasos del gobierno revolucionario
cubano. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. pp. 448­-449.
17
Ibíd. p. 454.

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Ricardo Domínguez Guadarrama

Segunda Etapa; 1962-1967

El 31 de enero de 1962 se realizó en Punta del Este, Uruguay, la Octava Re-


unión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la oea, en la que
se condenó al comunismo y se destacó que la adhesión de cualquier miembro
de la organización al marxismo-leninismo era incompatible con el Sistema
Interamericano, y el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista
quebrantaba la unidad y solidaridad del hemisferio, por tanto, el gobierno de
Cuba quedó excluido de participar en él.18
La resolución fue adoptada por catorce países, uno en contra (Cuba) y seis
abstenciones (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México), seis de los
siete países que en ese momento mantenían relaciones diplomáticas con Cuba.
Uruguay, a pesar de mantener vínculos diplomáticos con la Isla, votó a favor de
la expulsión. Por su parte, el 8 de febrero de 1962, el gobierno argentino enca-
bezado por el presidente Arturo Frondizi se vio obligado a romper relaciones
diplomáticas con Cuba, y dos meses después, sufrió un golpe de Estado. Ecuador
rompió relaciones con la Isla el 4 de abril de 1962.
Dos años después la posición contra Cuba fue más allá de la expulsión
del Sistema Interamericano. En la Novena Reunión de Consulta de Ministros
de Relaciones Exteriores, realizada en julio de 1964 en Washington —previa
acusación de Venezuela contra Cuba por actos de intervención y agresión—
Estados Unidos logró una resolución por la que se comprometieron los Estados
miembros a romper relaciones diplomáticas con la Isla, a no comerciar con ella y
a prohibir los embarques hacia territorio cubano. Además, la misma resolución
advirtió que en caso de que Cuba persistiera en actos como los de Venezuela,
los Estados Americanos actuarían contra la Isla, individual o colectivamente,
incluso, empleando la fuerza armada.19

Ante la proximidad de las elecciones del 1 de diciembre de 1963, el Partido


Comunista de Venezuela (pcv), considera que una crisis política vendría como
resultado de las elecciones y opta por la abstención militante. Prepara una huelga

18
En medio de la invasión estadounidense a Cuba el 16 de abril de 1961, Fidel Castro declaró
el carácter socialista de la Revolución. Véase el Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz
en las honras fúnebres de las víctimas del bombardeo a distintos puntos de la república, efec-
tuado en 23 y 12, frente al cementerio de Colón, el día 16 de abril de 1961. http://www.cuba.
cu/gobierno/discursos/1961/esp/f160461e.html
19
S. A. (1962). “La Farsa de la Organización de Estados Americanos en Punta del Este”, Cuba
Socialista, año 2. no. 6. Marzo. Sección “Comentarios del mes”, pp. 91-102. La Habana. Cuba
socialista era el Órgano Oficial del Partido Socialista Unido de Cuba.

54

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

general que impediría las elecciones, elabora el llamado “Plan Caracas”, que con-
sistía en un levantamiento general y el ataque a las principales tropas del gobierno
en la capital. Contaba para ello con el suministro de armas de alto poder, pero el
gobierno venezolano las descubre y comprueba que provienen de Cuba. A raíz
de la acusación derivada de ello, la oea, expulsa a Cuba de su seno.20

Dicha resolución no fue acatada por Chile, Bolivia, Brasil, México y Uruguay. La
fuerte presión de Estados Unidos, sin embargo, provocó que los países sudame-
ricanos cortaran sus lazos diplomáticos con La Habana; sólo México mantuvo
su posición. Estados Unidos, por su parte, cumplió la resolución extendiendo
el bloqueo contra Cuba a medicinas y alimentos.
El gobierno de Cuba fijó su postura política en la Segunda Declaración de
La Habana (4 de febrero de 1962)21 y definió los lineamientos de su diplomacia
alternativa en la conferencia que el Che Guevara ofreció el 18 de mayo de 1962
a los miembros del Departamento de la Seguridad del Estado (g2) y a los miem-
bros de la Dirección para las Relaciones con los Movimientos Revolucionarios de
América Latina y África.22 La región fue dividida en subregiones con distintas
características que propiciaban también distintas estrategias de acercamiento
con los distintos grupos de izquierda y liberación nacional, sobre la base de las
siguientes premisas:

Existe una unificación total del dominio económico de América Latina, que ha
provocado una tendencia a la unidad entre las fuerzas que luchan contra el im-
perialismo; la necesidad de estar hermanados en la lucha, porque es una lucha
común que se expresa en la solidaridad de todos los pueblos con respecto a Cuba,
y hay un solo enemigo que es el imperialismo norteamericano.

De acuerdo con el análisis, se reconoce que la Revolución Cubana había tenido


una influencia enorme en América, aunque no en la misma medida en cada
país, por lo que uno de los trabajos de la Seguridad del Estado era analizar en
cada uno de los casos por qué se daba ese nivel de receptividad, para lo cual
se requería analizar la vida política de cada país y la actitud de los partidos

20
Retana Ramírez, Ruperto. (1997). “De la críticas de las armadas a las armas de la crítica: la
insurrección en Venezuela”. en Sosa. Op. Cit. pp. 125-126.
21
Bell. (2007). Op. Cit. pp. 506-532.
22
Guevara Ernesto (2007). “La influencia de la Revolución Cubana en la América Latina”, Confe-
rencia ofrecida el 18 de mayo de 1962 a miembros del Departamento de Seguridad del Estado.
e Ibíd. pp. 486-505. En adelante las siguientes citas fueron extraídas de este documento.

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progresistas, sin inmiscuirse en los asuntos internos de cada uno de ellos. El


Che Guevara agrupó a los países de la región en tres bloques de acuerdo con
la influencia que la Revolución Cubana había tenido en ellos: 1) en los que se
agudizaron las luchas populares; 2) en los que la lucha popular se frenó, y 3) en
los cuales Cuba era símbolo de un movimiento liberador.
En el primer grupo estaban Argentina, Uruguay y Chile, donde se contaba
con un gran predominio de la clase obrera que se había planteado más o menos
directa y explícitamente la toma del poder en un futuro inmediato mediante
elecciones o en una forma pacífica. La situación creada por los golpes derechis-
tas y la filosofía de la toma del poder mediante frentes populares y elecciones,
provocaba cierta apatía frente a la Revolución Cubana.
En los países, en cambio, donde se había decidido tomar el poder mediante
las armas, la Revolución Cubana tenía más simpatía, sin embargo, por directriz
del gobierno revolucionario no se debía tener una participación directa.

Cada país y cada partido dentro de su país, debe buscar las fórmulas de lucha
que la experiencia histórica le aconseje. En esos países la ultraizquierda trata de
implantar la experiencia cubana sin ponerse a razonar mucho si es o no el lugar
adecuado, lo que provoca fricciones con otras fuerzas de la izquierda. En ese caso
Cuba se ha visto mezclada sin pretenderlo, en el medio de la polémica. Cuba
no debe aspirar nunca a dirigir en cada país la política y la forma de realizar las
revoluciones, la forma de llegar al poder.

Así, en un segundo grupo de países, donde la revolución cubana fue un faro


para los pueblos, se destacaron las siguientes características:

Paraguay, un país muy pobre donde hay guerrillas, es un lugar idóneo para la
guerra de guerrillas, donde se mantiene una dictadura, donde están todos los gér-
menes de una lucha popular que puede realizarse intensamente en el corto plazo.
Perú es un país que tiene una gran extensión agrícola donde los partidos de iz-
quierda tienen una influencia decisiva. Es una de las zonas donde hay esperanzas
de una revolución en América. Los Andes de extrema pobreza y opresión están
intensamente poblada y es también un factor de conducción de la revolución.
Perú, Bolivia, Ecuador, comparten nacionalidades étnicas que llegan hasta
Colombia y las condiciones que padecen son factores para la lucha armada. En
Colombia ya hay experiencia desde hace algunos años, pero carece de conducción
ideológica, hay una dispersión de las guerrillas. No obstante, el movimiento gue-
rrillero en ese país ha vuelto a surgir bajo la influencia absoluta de la Revolución
Cubana. Líderes de Ecuador y Colombia han estado ya en Cuba. El problema,

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

principalmente en Colombia es la tendencia al reformismo y a la lucha electoral,


totalmente absurda para tomar el poder.
En Venezuela la situación es mucho más activa, el Partido Comunista y el Mo-
vimiento de Izquierda Revolucionario, están a la cabeza de un movimiento de
liberación por las armas y prácticamente la guerra civil está establecida. Nos debe
interesar mucho el movimiento venezolano, verlo con mucha atención y simpatía.
El problema sin embargo, es la tendencia de ciertos sectores de la izquierda a
aplicar reformas y en esas condiciones no se puede hacer una revolución. Brasil
vive una situación parecida entre reformismo y revolución.

Para el Che Guevara se estarían dando las condiciones subjetivas para el desa-
rrollo de la Revolución.

Esas condiciones subjetivas son dos fundamentalmente: la conciencia de la nece-


sidad de realizar un cambio social, urgente, para liquidar la situación de injusticia,
y la certeza de la posibilidad de realizar ese cambio. Todo el pueblo de América
se está entrenando para realizarlo.
Un tercer grupo lo conforman los países centroamericanos. Centroamérica es
un solo país, donde la lucha popular ha alcanzado ya un clímax, pero donde los
resultados son difíciles de precisar y no se ven muy halagüeños en el corto plazo,
por el dominio tan grande de Estados Unidos. En Guatemala se ha visto un rela-
tivo fracaso de las fuerzas progresistas y México está cayendo a pasos agigantados
en una colonia yanqui. Es un país difícil que ha sido profundamente maleado
por la llamada Revolución mexicana y en el cual no se puede prever acciones
importantes contra su Gobierno.

En el análisis citado destaca la valoración sobre la atención diferenciada que


aplicó el gobierno cubano:

Nosotros hemos centrado nuestra atención sobre los países que han entrado en
contradicciones con nosotros más abruptamente y en los cuales se han creado
condiciones especiales para la lucha. Hemos respondido a la agresión con nuestros
medios de difusión, hemos explicado a las masas lo que pudimos con nuestro
lenguaje, lo que se podía hacer y estamos esperando. El destino de las revoluciones
populares en América está íntimamente ligado al desarrollo de nuestra Revolu-
ción. Ante las presiones de Estados Unidos, es muy importante luchar contra
eso, porque nuestro contacto con América depende también de la forma en que
el pueblo de América reaccione frente a los ataques del imperialismo, y de esta
forma de reacciones depende una buena parte de nuestra seguridad.

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Ricardo Domínguez Guadarrama

Para entonces se decía que en Cuba todo el mundo conspiraba. La ayuda


a los movimientos de liberación constituía la política oficial del gobierno. Cuba
era el vórtice del movimiento revolucionario latinoamericano, pero esa Cuba
revolucionaria tenía sus principios hacia la libre determinación y las decisiones
soberanas; nunca participaron los cubanos si no era una solicitud expresa, era
una clara determinación de Fidel Castro que fue inamovible.23
De acuerdo con esta caracterización de la región y las valoraciones
que había hecho el gobierno cubano, sobre las condiciones económicas y de
consciencia social que se habían alcanzado, la Dirección para las Relaciones
con los Movimientos Revolucionarios de América Latina y África diseñó, como
lineamientos de sus relaciones con los grupos insurreccionales de la región tres
premisas teóricas, a decir de Jorge G. Castañeda: las armas, la unidad y las masas,
de las que derivaban la consideración de que la lucha armada era crucial para la
revolución latinoamericana; que era necesaria la estrecha cooperación de todas
las fuerzas revolucionarias bajo un solo mando como garantía del triunfo, y que
las alianzas internas y externas, así como los términos de los pactos, eran fun-
damentales para la lucha.24 “Sin el apoyo de amplios sectores de la clase media,
de una parte del sector privado y de la comunidad internacional, la revolución
en Latinoamérica era imposible”.25
No está claro, sí todos los grupos revolucionarios o todas las luchas so-
ciales que se dieron en la década de los sesenta del siglo pasado, fueron una
creación de la Dirección para las Relaciones con los Movimientos Revolucionarios
de América Latina y África, pero lo cierto es, que en esos años, según Jorge
Arboleya “Se entrenaba a combatientes de casi todos los países de la región y
para mediados de la década existían movimientos guerrilleros en Venezuela,

23
Marambio, Max. (2008). Las Armas de ayer. La Habana: Editorial José Martí p. 84. El autor
fue guerrillero preparado en Cuba.
24
Esta caracterización de los lineamientos cubanos para América Latina en los años sesenta
puede ser confrontada con la posición de Fabián Campos expresada en este mismo libro. Él
afirma que “el modelo cubano” durante los años sesenta sostenía que la Dirección Revolucio-
naria estaba conformada solamente por los guerrilleros y que se rechazaban expresamente
las alianzas con otros sectores políticos. Por lo tanto, Campos arguye que la caracterización
hecha en este artículo es posterior al triunfo sandinista.
25
Castañeda. (1995). Op. Cit. pp. 74-75. El autor no especifica el órgano interno dentro del Mi-
nisterio del Interior cubano que se encargó del apoyo a las guerrillas y asume que en general
la Dirección General de Inteligencia conocida como G2, fue la que organizó, administró y
envió agentes para apoyar a los guerrilleros latinoamericanos. No obstante, se asume que
hace referencia a la Dirección para las Relaciones con los Movimientos Revolucionarios de
América Latina y África.

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

Perú, Colombia, Ecuador y Guatemala”.26 De hecho, esta aseveración encuen-


tra respaldo en informaciones de la cia, que señalan que entre 1961 y 1964 al
menos de 1,500 a 2,000 latinoamericanos recibieron entrenamiento de guerra
de guerrillas o adoctrinamiento político en Cuba.27 La tesis que se desprende
al respecto por algunos autores es, que realidad muy pocos cubanos se unieron
a las guerrillas latinoamericanas para no atizar el fuego en la confrontación
con Estados Unidos y darle un pretexto para una intervención armada; la
presencia de guerrilleros cubanos sería una provocación mucho mayor que la
llegada de cientos de latinoamericanos para que se entrenaran en la Isla, por
ello, “sólo dos cubanos combatieron en América Latina entre 1961 y 1964,
ambos en Argentina”.28
Lo cierto es que, a pesar de este apoyo y del impulso que por sí misma
había dado la Revolución, los distintos grupos de la izquierda latinoamericana
sufrieron en el primer quinquenio de los años sesenta fuertes derrotas.29 Durante
este periodo, las luchas populares se caracterizaron por su desenvolvimiento en
las zonas rurales en los países señalados, a los que habría que añadir a Nicaragua,
República Dominicana, Argentina, Paraguay, Brasil y Chile. Aunque, a decir
verdad, los primeros eran los casos más representativos, porque en el resto de
la región se observaban acciones intermitentes de insurrección. El fracaso más
notable fue sin duda el de Venezuela, país en donde de acuerdo con el análisis
del Che, la izquierda y los movimientos revolucionarios tenía amplias posibili-
dades de avanzar de manera importante, sin embargo, no pudieron ni siquiera
desestabilizar el proceso electoral de diciembre de 1963.
A pesar de esas derrotas, las condiciones creadas por los gobiernos dic-
tatoriales con políticas económicas orientadas a la penetración de capitales
extranjeros, que en realidad fueron los que aprovecharon la política de la sus-
titución de importaciones, y que provocaron el cierre de pequeñas y medianas
empresas, desempleo y grados agudos de explotación de la mano de obra,
las luchas sociales aparecieron, reaparecieron o se fortalecieron a partir de la

26
Arboleya Cervera, Jesús. (2008). La Revolución del otro mundo. Un análisis histórico de la
Revolución Cubana. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. pp. 186-187.
27
cia. “Actividades subversivas cubanas en América Latina, 1959-1968”, feb 16, 1968. Expedientes
de Seguridad Nacional del País (nsfcf), box 19, lbjl. Citado en Gleijeses, Piero. (2009). La
epopeya cubana. La visión de mundo de Fidel Castro. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
p. 14. El mismo dato lo destaca Gleijeses. (2004). Op. cit. p. 40.
28
Mercier Vega, Luis. (1969). Las guerrillas en América Latina: La técnica del contra-Estado.
Buenos Aires: Editorial Paidós. pp. 153-164.
29
Blanco Muñoz, Agustín. (1981). La lucha armada: hablan 6 comandantes. Caracas: Universidad
Central de Venezuela. p. 349.

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segunda mitad de los años sesenta, ahora mediante la lucha armada urbana o
rural, combinada con otras formas.
La protesta social también encontró apoyo intelectual en Cuba a partir de
la Conferencia Tricontinental, que se celebró en La Habana en enero de 1966,
en la que se reunieron representantes de los movimientos revolucionarios de
todo el mundo. Entre sus acuerdos estuvo: la creación de la Organización de
Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina (ospaaal) y la
Organización Latinoamericana de Solidaridad (olas). En esa misma reunión,
el entonces Senador Salvador Allende propuso realizar en agosto de 1967, en
La Habana, la primera Conferencia de Solidaridad con los Pueblos de América
Latina. Tanto en la Tricontinental como en la Conferencia de Solidaridad se
expresaron, no obstante, diversas contradicciones entre Rusia y China, así como
entre las plurales organizaciones populares acerca de la estrategia y la táctica
de las luchas revolucionarias en los distintos países; la ecuación se diluyó entre
las armas o las vías pacíficas para obtener el poder, reformas o transformación
estructural, quizá el eterno problema latinoamericano de las guerrillas y mo-
vimientos de izquierda.
La falta de compromiso de los comunistas soviéticos en las luchas re-
volucionarias en América Latina, por ejemplo, y la posición pacífica de los
comunistas en su lucha contra las dictaduras, llevaron a un nuevo distancia-
miento de Cuba con la urss y con los comunistas,30 aunque para estimular la
unidad y las alianzas entre las distintas izquierdas y guerrillas, Cuba se avocó
a disipar las diferencias entre los grupos latinoamericanos a través de olas,
en particular con aquellas organizaciones que desarrollaban las formas más
radicales de lucha, como el Ejército de Liberación Nacional (eln) de reciente
creación en Bolivia, comandado por el Che Guevara, quien habría instado a los
guerrilleros a crear “dos, tres, muchos Vietnam”31 en la región para enfrentar al
imperialismo a través de la estrategia del foco que se había practicado en Cuba
y que se desarrollaba en Bolivia.

30
El primer enfriamiento entre Cuba y la urss fue provocado por el resultado de las negocia-
ciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos en octubre de 1962, para dar fin a la crisis
de los misiles. Una nueva confrontación política entre cubanos y rusos se registró en los años
setenta, pues Cuba optó por instrumentar su propio socialismo, alejado de la ortodoxia rusa a
pesar de haber recibido apoyo técnico y financiero de la Unión Soviética. Finalmente, en 1986
Fidel Castro manifestó su desacuerdo con las reformas de Mijail Gorvachov, que llevaron a la
desaparición de la urss.
31
Guevara, Ernesto. (1985). “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”.
Escritos y Discursos. T., ix. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. p.355.

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

En esta etapa, la tesis guevarista de crear uno, dos muchos Vietnam, desempeñó
un importante papel. El imperialismo fue considerado el enemigo común y las
luchas nacionales se escalaron en nivel internacional. Desde esta perspectiva,
no se trató ya de pequeños grupos, en alejadas regiones, con demandas locales.
Todo se hizo aparecer como un movimiento orquestado y, por tanto, la caída
de uno de los escenarios locales repercutiría, inevitablemente, en los restantes.
La internacionalización de la represión, de los argumentos y de los escenarios
dominó los procesos.32

La táctica y estrategia del guevarismo sufrieron un duro golpe el 9 de octubre


de 1967 cuando fue asesinado el Comandante Ernesto Guevara en La Higuera,
Bolivia. Según la cia entre 1966 y 1967, Cuba realizó su más fuerte intento de
promover la lucha armada en el hemisferio, concentrada en: Venezuela, Guate-
mala, Colombia y Bolivia. La Habana inició una nueva estrategia de enviar un
grupo selecto de cubanos a los países con mayores posibilidades de acciones
revolucionarias, los cuales servirían como cuadros para el desarrollo de movi-
mientos guerrilleros. En ese sentido:

Cuatro oficiales cubanos desembarcaron en Venezuela en julio de 1966; siguieron


otros en mayo de 1967. Eran los primeros cubanos que combatían en América
Latina después de la fallida operación en Argentina, a principios de 1964. Y die-
ciséis cubanos fueron a Bolivia con el Che”.33

Para 1968, sin embargo, las guerrillas habían sido derrotadas en Bolivia, Gua-
temala, Colombia y Venezuela.

En estas circunstancias, la muerte del Che en Bolivia, que simbólicamente cerraba


el ciclo de la revolución castrista en Latinoamérica, no fue una gran sorpresa para
los comunistas de Venezuela; algunos interpretan el hecho como una confirmación
de que el movimiento guerrillero no era capaz de crearlo todo.34

Por otra parte, la idea que tenía el gobierno cubano sobre México, no sólo estaba
mediada por la imposibilidad de una insurrección de gran calado en el país, a
pesar de que las condiciones económicas habían provocado una crisis de repre-

32
Sosa. (1997). Op. Cit. p. 14
33
Gleijeses. (2004). Op. Cit. pp. 339-340. Para estos datos, el autor cita a Báez, Luis. (1996).
Secretos de generales. Desclasificado. La Habana: Editorial Si-Mar. pp. 107-109 y 498-499.
34
Petkoff. (1976). Op. Cit. p. 64.

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sentatividad, credibilidad y legitimidad en el gobierno, y con ello la creación


de diversos movimientos de lucha social, incluida la guerrilla, los secuestros y
los bombazos en la capital del país,35 sino que también influía sobre manera el
mantenimiento de relaciones diplomáticas y oficiales con Cuba.
La represión del gobierno mexicano contra esos grupos y contra las ma-
nifestaciones pacíficas como fue el caso del movimiento de 1968, dejó en claro
la falta de condiciones subjetivas prevalecientes en México que imposibilitaban
el estímulo y apoyo de los distintos frentes de lucha latinoamericanos, parti-
cularmente de Cuba. Por otro lado, si bien el gobierno había demostrado su
eficacia para controlar y combatir la inestabilidad política, por cierto, que nunca
corrió un riesgo serio, mantuvo como táctica y estrategia no romper con Cuba,
no sólo como un elemento que le permitía mantener vigente el principio de la
no intervención en los asuntos internos de los estados, cosa muy conveniente
para la situación nacional, sino porque de esa manera se seguía garantizando el
acuerdo no escrito con los cubanos, que en los hechos significaba una posición
neutral de parte de ambos países; sobre la actuación de Cuba en la región y sobre
los acontecimientos en México.

No es casual en este sentido, que durante el gobierno de Gustavo Días Ordaz


(1964-1970) las relaciones entre México y Cuba registraran la actitud más fría
desde el triunfo revolucionario, y es que los movimientos sociales en México
hacían peligrar al régimen en momentos en que la efervescencia social (crisis de
representatividad política sufrida por el partido y el gobierno frente a la sociedad)
podía fácilmente encontrar eco tanto en Cuba, en su calidad de promotor de la
liberación nacional, como en el resto de las naciones latinoamericanas y caribe-
ñas que estaban viviendo brotes de emancipación. Además, el autoritarismo y la
represión utilizada por el gobierno mexicano en contra de los movimientos estu-
diantiles, obreros y campesinos, comulgaban poco con el régimen de La Habana.
El necesario acercamiento de la clase revolucionaría en México con la burguesía
financiera del país, ante la crisis del modelo de sustitución de importaciones y del
desarrollo estabilizador, imponía también sus propias condiciones a la política
exterior mexicana.36

35
Un resumen sintético sobre la problemática en México en los años sesenta del siglo xx, se
encuentra en González Gómez, Francisco. (1990). Historia de México 2. Del Porfirismo al
Neoliberalismo. México: Ediciones Quinto Sol. pp. 150-157.
36
Domínguez Guadarrama, Ricardo. (2007). La nueva política exterior de México y el cambio en
las relaciones bilaterales con Cuba. México: Tesis de Maestría, fcpys, unam. pp. 79-80.

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

Existen, sin embargo, suposiciones contrarias sobre la actuación del go-


bierno cubano frente a los acontecimientos en México, aunque nada escrito que
las respalde. Dichas versiones sostiene que, bajo suma discreción, varios líderes
sociales fueron apoyados por Cuba para salir de México e instalarse en territorio
de la Isla bajo la figura de asilo político o bien llevados de manera clandestina
a ese país. Otros autores también han sugerido cierta participación cubana en
los movimientos guerrilleros en México.

En México también ha hecho su aparición el fenómeno de la guerrilla inducida


y estimulada a control remoto desde La Habana…Sin embargo, México ha sido
tan aislacionista y a ratos tan altanero, que ha considerado siempre que es una
buena posición dada la estabilidad de sus instituciones, mantenerse al margen de
la acción interamericana en defensa de las instituciones y de los gobiernos, frente
a las agresiones procedentes de La Habana.37

Un elemento adicional que mantuvo intacto el acuerdo informal entre los


gobierno de Cuba y México, fue la defensa del derecho internacional a favor
de Cuba que constantemente promovió México ante los foros internacionales,
aún cuando había una sana y fría distancia, y hasta confrontación entre Fidel
Castro y Gustavo Díaz Ordaz, particularmente entre 1968 y 1970.38 El gobierno
cubano fue también constante en reconocer la actitud del gobierno mexicano
frente a las presiones recibidas en el marco de las reuniones de consulta de los
cancilleres de la oea. Por ejemplo, al hacer referencia al rechazo de México de
suscribir una nueva resolución de condena contra Cuba durante la Décimo
Segunda Reunión de Consulta de Cancilleres de la oea (septiembre de 1967),
Fidel Castro reiteró que México, una vez más, “fue el único que tuvo una acti-
tud digna…Es por eso que el gobierno mexicano es el único Estado por cuyos
gobernantes el gobierno de nuestro país siente un profundo respeto”.39
Sin embargo, no debe dejarse de anotar, que si bien las relaciones de Cuba
con México observaron la actitud ya destacada, lo cierto es que entre 1968 y
1970 las relaciones bilaterales pasaron por uno de los momentos de mayor

37
Ojeda, Mario. (2008). México y Cuba revolucionaria: cincuenta años de relación. México: El
Colegio de México. p. 81.
38
La neutralidad Cubana, incluso, que puede verse como cierta indiferencia a la masacre de
estudiantes mexicanos en 1968, quedó demostrada cuando Cuba envió a su delegación de-
portiva para participar en los Juegos Olímpicos inaugurados días después de la matanza de
Tlatelolco. Tampoco se tiene conocimiento de que Cuba haya siquiera brindado apoyo moral
al movimiento estudiantil. Ojeda. Ibíd. p.80.
39
El día, 29 de septiembre de 1967. Primera plana.

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confrontación política que pudo canalizarse a través de la vía diplomática.


No sólo estaba el frecuente secuestro de aviones comerciales mexicanos que
eran desviados hacia La Habana por luchadores sociales mexicanos —si bien
México solicitaba la extradición, Cuba no siempre la concedió otorgando asilo
político— sino también está el caso de la supuesta red de espionaje de la cia
que existía en la Embajada de México en Cuba, denunciada por el gobierno de
la Isla y escasamente atendida por el gobierno mexicano.40

Tercera Etapa; 1968-1975

El arribo al poder gubernamental de militares nacionalistas a partir de 1968,


por ejemplo en Perú y Panamá, luego Bolivia y otros países, dejaron renovada
la posibilidad de que las revoluciones populares y antiimperialistas en América
Latina y el Caribe pudieran desarrollarse con el ejército y no al margen del ejér-
cito ni contra el ejército;41 una transformación o avance novedoso en la lucha
de liberación nacional en la región que marcaría los próximos años.

Poco tiempo después, en una alusión que parecía dirigida al nuevo gobierno
militar revolucionario peruano, Castro declaró que el apoyo cubano no necesa-
riamente tenía que ser en favor de los movimientos guerrilleros y que cualquier
gobierno latinoamericano que esté sincera y consistentemente comprometido
con el desarrollo económico y social de su país y con su liberación del yugo del
imperialismo yanqui, podrá contar con el apoyo de nuestro pueblo y nuestra
Revolución.42

El triunfo en estos países de las fuerzas progresistas significó también una rei-
vindicación de la Revolución Cubana, en tanto que sus programas contenían
aspiraciones promovidas por Cuba y otros grupos nacionalistas. Por ejemplo,
Cuba prestó ayuda hasta en cuestiones de seguridad personal al presidente
electo en Chile en 1970, Salvador Allende, hasta que en 1973 fue derrocado por
un golpe de Estado organizado por Estados Unidos y ejecutado por el General
Augusto Pinochet de las Fuerzas Armadas chilenas.
Hay que destacar que si bien los esfuerzos cubanos por apoyar a los gru-
pos revolucionarios fue importante, aunque selectiva con el paso del tiempo,

40
Ojeda. Op. Cit. pp. 79-89.
41
Martínez, José de Jesús. (1987). Mi general Torrijos. La Habana: Casa de las Américas. pp. 35-41.
42
Ojeda. (2008). Op. Cit. p. 78.

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

ello respondió no sólo al cúmulo de problemáticas propias de cada sector de


la izquierda y su actividad efectiva, sino además, a las circunstancias propias
cubanas, sobre todo a su dinámica política y económica, así como a la latente
preocupación en su confrontación con Estados Unidos. Incluso, las agencias
de seguridad nacional estadounidenses destacaron que

Castro era suficientemente astuto para mantener sus riesgos a la mínima expresión
en el traspatio estadounidense. Ello responde a que menos de cuarenta cubanos
hayan peleado en América Latina en los años sesenta y porque Cuba era demasiado
cautelosa en el envío de armas a los rebeldes latinoamericanos”.43

Para otros analistas, sin embargo, el fracaso de las luchas guerrilleras en América
Latina fue rotundo y se debió a las divisiones internas, a errores políticos en su
concepción y en su aplicación o a la escasa madurez y las vacilaciones de sus
dirigentes, enfrentados a una intensa y globalizada ofensiva contrainsurgente
estadounidense. Como consecuencia de esos resultados se puso en duda la
efectividad de la estrategia del foquismo y la ola revolucionaria fue decreciendo
hasta tener su peor momento con la muerte del Che.

La tercera etapa (de las insurrecciones) 1967-1980, se caracterizó por la respuesta


de distintos grupos a los severos fracasos de las ideas foquistas y a su descuido en la
organización popular. El foco guevarista y su tesis de vía única cedieron su lugar a
un complejo organizacional de múltiples variantes: estudiantil, obrero, campesino
y popular que incluían en algunos casos alianzas con sectores de la burguesía.44

Una respuesta al retraimiento guerrillero que la diplomacia informal cubana


observó luego de la muerte del Che Guevara, fue su expansión ideológica a
partir de un renovado acercamiento con la intelectualidad latinoamericana.
Varios fueron los factores que retroalimentaron esta simbiótica relación entre
Revolución y pensamiento. Por un lado, las visitas constantes a Cuba por parte
de los pensadores de izquierda de los más diversos campos, sirvió para constatar
no sólo los objetivos sociales, nacionalistas, independentistas y de participación

43
Especial nie, “Cuba: los problemas y perspectivas para el año próximo”, 27 de junio de 1968,
nsf, nie, box 8/9, lbjl. Citado en Gleijeses. (2009). Op. Cit. p. 21. En cambio, en África par-
ticiparon entre 12 y 15,000 combatientes cubanos Para un recuento detallado de la política
exterior de Cuba en África véase a Gleijeses, Piero, Jorge Risquet y Fernando Ramírez (2008).
Cuba y África. Historia común de lucha y sangre. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
44
Sosa. Op. Cit. pp. 14-15.

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Ricardo Domínguez Guadarrama

de las masas en la toma de decisiones de la más variada circunstancia cubana,


sino para avanzar en la escala social de sus respectivos países a partir de las
aportaciones teóricas o de la expansión de la idea revolucionaria en escenarios
de corrupción, autoritarismo, represión, injerencia, dominio económico ex-
tranjero y violación constante a las más mínimas garantías de libre expresión,
participación política y reparto de las riquezas en sus respectivos países.
Una de las instituciones de mayor importancia para la difusión sobre la
producción intelectual progresista y que ha sido una de las de mayor relevancia
para construir conocimiento sobre la realidad latinoamericana y caribeña, fue la
Casa de las Américas, creada en La Habana el 28 de abril de 1959, dependiente
del Ministerio de Cultura, junto con su principal órgano de difusión desde 1960,
la Revista Casa de las Américas, que se publica hasta la fecha. Otro órgano pro-
motor, difusor y de educación revolucionaria fue la revista Pensamiento Crítico,
creada en 1967 y cerrada en 1971. Un tercer componente de esta estrategia, fue
el Instituto de Amistad con los Pueblos creado el 7 de octubre de 1960 y que ha
mantenido lazos culturales con la región, desde donde también se hacían sentir
las directrices de la Diplomacia Alternativa cubana.
La caída del Che Guevara y la consecuente desmoralización de las fuerzas
revolucionarias en la región, la llegada de gobiernos progresistas y nacionalis-
tas, la crisis económica y productiva que se vivía en Cuba a finales de los años
sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, más la recuperación de los
lazos diplomáticos con diversos países latinoamericanos y caribeños, obligaron
a la diplomacia alternativa cubana a vivir un nuevo periodo de replanteamiento.
Diversos acontecimientos de orden mundial fueron fundamentales para que
las posiciones de los gobiernos nacionalistas lograran en conjunto modifica-
ciones importantes en las relaciones interamericanas a partir del enfoque de la
Seguridad Económica Colectiva y del Pluralismo Político Ideológico, promovido
por México en el seno de la oea, una lucha política y diplomática que se dio
precisamente entre 1973 y 1975, y que derivó en una resolución de la oea en la
que se dejó en libertad a todos los países de la región de conducir sus relaciones
con Cuba de acuerdo con sus intereses, es decir; se levantó la prohibición de
mantener relaciones diplomáticas con la Isla.
Para ese momento (1973-1975), la región podía dividirse en dos bloques:
en el primero estaban los gobiernos con dictaduras militares; Argentina, Bolivia,
Brasil, Chile, Haití, Uruguay, Paraguay, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y
República Dominicana; 11 en total. En el segundo con tendencias nacionalistas,
tercermundistas y anti injerencistas, militares o civiles; México, por un lado, y
en Centroamérica Honduras y Panamá, por el otro. En el Caribe estaban Tri-
nidad y Tobago, Granada, Guyana, Surinam, Jamaica y Barbados. En América

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

del Sur Venezuela, Ecuador, Perú (que sufrió un golpe de la derecha en 1975)
y Colombia. 13 en total.
Cabe destacar también que entre 1972 y 1975, año en el que la oea aprobó
la resolución que permitió el restablecimiento de relaciones diplomáticas con
Cuba, once países ya lo habían hecho: en América del Sur Argentina, Chile
—que las rompió nuevamente en septiembre de 1973—, Colombia, Perú y
Venezuela (50%); en el Caribe cuatro de los nueve independientes (43%); y en
Centroamérica sólo Panamá.
Ese hecho implicó modificar las relaciones de Cuba con las fuerzas re-
volucionarias. Con los países que restablecieron relaciones diplomáticas con
la Isla, el gobierno privilegió el contacto con funcionarios, líderes políticos y
empresarios, y multiplicó las visitas de diversos funcionarios a universidades
para dictar conferencias y explicar el proceso interno en la Isla, entre otras
formas de acercamiento con los gobiernos y las sociedades.
Ese quehacer político tenía amplias ventajas, porque había organizacio-
nes civiles pro cubanas no necesariamente insurreccionales, que apoyaban la
Revolución por medio de manifestaciones sociales. Muchas de ellas fueron
establecidas con el apoyo de la Dirección para las Relaciones con los Movimien-
tos Revolucionarios de América Latina y África hasta 1974, cuando sus labores
fueron absorbidas por el Comité Central del Partido Comunista (ccpcc), órgano
que estableció dos unidades: el Departamento de América, dedicado a estrechar
las relaciones del Partido con sus similares latinos y caribeños, y por el otro, la
Dirección General de Liberación Nacional.45 Otros investigadores, como Mario
Vásquez de la unam, han destacado que el ente principal cubano que dio apoyo
a los grupos guerrilleros en los años ochenta fue precisamente el Departamento
América. De la Dirección General de Liberación Nacional poco se sabe.46 Otros,
incluso, han señalado que en realidad el Ministerio del Interior continuó al
frente de las acciones de apoyo a los grupos insurreccionales en la región y no
el Comité Central del Partido.47
Lo cierto es que, mientras el estatus quo en algún país no implicó una
ruptura constitucional, la diplomacia cubana siguió una estrategia de acerca-
mientos oficiales.48

45
Entrevista del autor con el Dr. Luis Suárez Salazar. La Habana, Cuba. 22 de diciembre de 2010.
46
Entrevista del autor con el Mtro. Mario Vázquez Olivera. cialc-unam. Ciudad de México. 24
de febrero de 2012.
47
Intervención del Consejero Político de la Embajada de Cuba en México, diciembre de 2011.
48
Suárez Salazar, Luis. (1986). “La política de la Revolución Cubana hacia América Latina y
el Caribe: notas para una periodización”. Cuadernos de Nuestra América. no. 6. La Habana.
julio-diciembre. p. 170

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Ricardo Domínguez Guadarrama

En aquellas circunstancias en que la conflictividad de los procesos internos pueda


colocar en cuestión el respeto de Cuba a las normas del derecho internacional,
Cuba se ha abstenido de establecer vínculos oficiales. La formalización de los
mismos, por demás, siempre ha estado condicionada a la convivencia de los
procesos de cambio interno y externo que desarrollan los países en cuestión.49

En ese sentido, el apoyo de Cuba a los grupos revolucionarios tuvo mayor


importancia para el caso de Nicaragua, Granada, El Salvador y Guatemala. De
hecho, toda esta política y diplomacia cubana quedó claramente establecida
en la Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba —diciembre de
1975—, adoptada durante su Primer Congreso y contenidos en la Constitución
de la República a partir de 1976.

Se declara el propósito de Cuba de participar en la lucha contra el imperialismo


y de contribuir a eliminar todas las formas de colonialismo, neocolonialismo y
otras manifestaciones de opresión y sojuzgamiento de los pueblos y los hombres
así como el de unir a todas las fuerzas que combaten por el logro de similares
objetivos.50

A finales de la década de los años setenta y durante la primera mitad de los


años ochenta, cuando las condiciones económicas en la región y la política
estadounidense agudizó sus acciones represivas contra los grupos de oposi-
ción y de izquierda, se dinamizó la lucha armada en la región y abrió nuevos
espacios para la cooperación cubana. Aunque su apoyo se enfocó a Granada,
El Salvador y Guatemala, relajando su actividad en Argentina, Uruguay y Bra-
sil, mientras que su apoyo al gobierno revolucionario de Nicaragua continuó
dinámicamente.51
En el caso de las relaciones de México con Cuba, a partir de 1971 se inició
un periodo de “desenfriamiento”. Ambos países firmaron un acuerdo aéreo en
1971 y suscribieron otros acuerdos en materia de intercambio de información
financiera y de reparación de barcos pesqueros cubanos en astilleros en Vera-

49
bíd. El mismo autor utiliza el concepto de “Triángulos Dinámicos”, EU, América Latina y Cuba;
“en la medida que América Latina y el Caribe se acercan a la política de Estados Unidos hay
un distanciamiento de sus relaciones con Cuba y viceversa”. Entrevista con el Dr. Luis Suárez
en las instalaciones del Instituto Superior de Relaciones Internacionales del Ministerio de
Relaciones Exteriores, La Habana, Cuba, 21 de diciembre de 2010.
50
Rodríguez, Rodríguez, Carlos R. (1981). “Fundamentos estratégicos de la política exterior
cubana”. en Cuba socialista. No. 1. La Habana. Diciembre. pp.13-14.
51
Castañeda. (1995). Op. Cit. pp. 71-72.

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

cruz. Además, diversos funcionarios mexicanos visitaron la Isla. Incluso, por


petición de México en 1971 el gobierno de Cuba recibió bajo la figura de asilo
político a un grupo de revolucionarios mexicanos que estaban encarcelados y
que pertenecían al movimiento guerrillero de Genaro Vázquez. La demanda
la hicieron sus copartidarios, quienes habían secuestrado al Rector de la Uni-
versidad. Sin embargo, no fue la única ocasión en que militantes mexicanos
buscaron asilo político en Cuba, incluso, a través del secuestro de aeronaves,
lo que derivó en la renovación del acuerdo de extradición que ambos países
habían suscrito en 1925.
En resumen, las relaciones entre México y Cuba, mejoradas sustancialmen-
te a partir de la llegada al gobierno de Luis Echeverría (1970-1976), siguieron
su curso cálido y de cooperación hasta por lo menos la década de 1990, cuando
México observó cambios en su política hacia Cuba y que, a la postre, terminaron
con el acuerdo informal pactado en la década de los años sesenta.

Conclusiones

El apoyo de Cuba a los movimientos revolucionarios en América Latina y el


Caribe, forma parte de los principios, objetivos e intereses de su política exterior
antiimperialista, anticolonialista y antidictatorial. Por otro lado, esa misma po-
lítica exterior ha estado circunscrita a los principios del derecho internacional,
de ahí que unas de las primeras acciones cubanas luego del triunfo de la Revo-
lución fue confirmar su propósito de cooperación, amistas y reciprocidad. Las
circunstancias regionales derivadas por la confrontación con Estados Unidos,
llevaron al gobierno de Cuba a diseñar nuevas formas de defensa, que incluyó
el despliegue de un ejercicio internacional con los pueblos de la región, más
allá de las relaciones con los gobiernos.
En ese sentido, a mayor distanciamiento de los gobiernos, mayor acerca-
miento con los pueblos, nada nuevo para Cuba si se atiende a su experiencia
internacional independentista. La diplomacia alternativa, al igual que la oficial,
debió irse definiendo con el paso de los años y la adquisición de experiencia. De
ahí que se observen etapas bien diferenciadas en su ejercicio, y que en realidad
es una historia de apoyo revolucionario que terminó prácticamente en 1990,
cuando la Revolución Sandinista fue derrotada electoralmente. Lo destacable
es el hecho de que las dos diplomacias cubanas han sido claras y abiertas. Ex-
puestas a su sociedad y a los pueblos y gobiernos de América Latina y el Caribe.
Los ideales cubanos que impulsaron su apoyo a las guerrillas no han su-
cumbido, por el contrario, parecen tener amplia permanencia ante la llegada de

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Ricardo Domínguez Guadarrama

gobiernos progresistas en los que distintos países de América Latina y el Caribe,


en los que hay una lucha importante por conquistar el poder una vez logrado el
gobierno. No obstante, la misma Cuba se encuentra en un importante y cons-
tante proceso de transformaciones para perfeccionar su socialismo; el término
de una nueva etapa que provoca expectación internacional.
Por otro lado, el gobierno revolucionario de Cuba mantuvo intacto su
compromiso con el derecho internacional, al mantener relaciones oficiales
con los países que respetaban su derecho a la libre determinación. En el caso
de América Latina y el Caribe, resalta México, cuyo gobierno dejó claramente
establecida su posición de respeto a la soberanía cubana. Las relaciones oficiales
entre Cuba y México fueron, más allá de signos de hermandad y fraternidad
entre los pueblos de ambos gobiernos, políticamente muy útiles para ambos. A
Cuba le permitió mostrar su firme convicción de conducirse bajo los cánones
oficiales sin importar las diferencias ideológicas o de sistemas entre los go-
biernos; a México, le permitió mantener siempre vigente los principios de su
política exterior, particularmente el de la no injerencia en los asuntos internos
de los Estados. Ambos propósitos se inscriben entre los objetivos, principios e
intereses de sus respectivas políticas exteriores.
Finalmente, la relación que se dio entre Cuba y los movimientos populares
y revolucionarios mexicanos entre 1960 y 1970, es un tema del que poco se sabe,
y del que por supuesto muy poco o casi nada se ha escrito. No sería extraño que
en algún momento de la historia salga a la luz, el vínculo que para muchos sí
existió entre luchadores mexicanos y agentes cubanos adscritos a su embajada
en México. El tipo de apoyo que recibieron entonces es difícil saberlo, pero, lo
más probable es que por lo menos recibieron asesoramiento logístico, psico-
lógico, político, táctico y estratégico. No resultaría extraño tampoco, conocer
el probable apoyo tradicional que el gobierno de Cuba habría ofrecido a los
luchadores sociales mexicanos para, incluso, liberarlos y ofrecerles estancia en
la Isla. Podría ser igualmente probable que exista hoy un consenso de que no
es el momento de abrir los viejos expedientes, entre el gobierno de Cuba, los
distintos revolucionarios e integrantes de movimientos populares mexicanos
que recibieron apoyo cubano, así como para los funcionarios que han apoyado
a la Revolución Cubana de distintas maneras. Este mutuo acuerdo, también
tácito y no escrito entre los mexicanos que han apoyado la Revolución y que
han recibido de Cuba sus enseñanzas, ha sido fundamental para no entorpecer
los vínculos entre ambos gobiernos y no obstaculizar los beneficios que de ello
deriva para ambos países.

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Cuba; Revolución, diplomacia (y guerrilla) en América Latina

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La revolución latinoamericana
y la Liga Comunista 23 de Septiembre*

Fabián Campos Hernández**

Introducción

E n el presente trabajo haremos un primer acercamiento a las relaciones


existentes entre la teoría militar revolucionaria latinoamericana y la estra-
tegia militar de la Liga Comunista 23 de septiembre, partiendo de que la forma
específica, es decir, la estrategia militar con que la Liga tomó las armas en su
búsqueda por construir una sociedad socialista en México, fue parte de un debate
subcontinental. Esta posición ha sido soslayada o minimizada en lo que hasta
ahora se ha escrito respecto a la Liga, dándole prioridad a otros aspectos, como
la memoria de los sobrevivientes de esa experiencia guerrillera.
La primacía en la vivencia, el recuerdo, la memoria ha permitido resca-
tar voces que han sido silenciadas por la historia oficial, incluso en la historia
oficial de la izquierda, por lo que ha cumplido un papel fundamental en cómo
se está construyendo la historia de la Liga. Sin embargo, estas no alcanzan un
nivel explicativo de sí mismas ni del proceso. De ahí la necesidad e importancia
de leerlas desde los planteamientos estratégicos de tipo político-militar de la
organización y sus relaciones con la teoría y la práctica revolucionaria latinoa-
mericana. Sólo así podremos hacer nuevas preguntas a esas fuentes y avanzar
en el conocimiento histórico con el objetivo de encarar el debate en torno al

* Este artículo fue realizado en el marco del Proyecto papiit ir400512 “México ante el conflicto
centroamericano, 1976-1996. Una perspectiva histórica” de la Dirección General del Personal
Académico, que se desarrolla en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe
de la unam.
** Licenciado y Maestro en Estudios Latinoamericanos por la unam. Actualmente cursa el
Doctorado en Estudios Latinoamericanos en la misma institución. Sus líneas de investiga-
ción son: Relaciones internacionales latinoamericanas, guerra sucia y movimientos armados
centroamericanos en el siglo xx. Correo electrónico: fabiancamposh@gmail.com

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Fabián Campos Hernández

significado histórico de la Liga para la izquierda revolucionaria, el resto de la


izquierda y la sociedad mexicana en su conjunto. Para alcanzar este objetivo
hemos dividido el trabajo en tres apartados: 1. El triunfo de la revolución cubana
y la conformación de ella como modelo de revolución para América Latina. 2.
Definiciones estructurales para entender la lucha armada en México entre 1959
y 1982. 3. La teoría política militar de la Liga en debate con el modelo cubano.

La revolución cubana y la versión de Ernesto Guevara “El Che”

El triunfo de la revolución cubana

Uno de los errores más comunes que se comenten al hablar de la revolución


cubana es asimilar el movimiento antidictatorial con el Movimiento 26 de Julio.
A partir de 1952 en Cuba gradualmente se consolidó un amplio movimiento
político con el objetivo de derrocar al gobierno de Fulgencio Batista,1 el cual
fue considerado doblemente ilegítimo, primero por asumir al poder a través
de un golpe de Estado y porque en las elecciones de 1954 fue nombrado presi-
dente en un escenario donde la oposición fue anulada de la contienda electoral.
Ante estos sucesos, el Movimiento 26 de Julio representaba sólo una vertiente
de las múltiples resistencias, pues existían otras organizaciones, por ejemplo:
la Acción Nacional Revolucionaria dirigida por Frank País, el Directorio Revo-
lucionario comandado por José Antonio Echeverría, el Movimiento Nacional
Revolucionario dirigido por Rafael García Barcena y la Organización Auténtica
de Carlos Prío Socarras.
Otro de los errores consiste en afirmar que el único movimiento arma-
do conspirativo contra el régimen de Batista fue el dirigido por Fidel Castro.
Ante tal aseveración es importante recordar que durante siete años —de 1952
a 1958— hubo intentos por derrocar a Batista a través de una acción militar,
entre ellos destacó la acción realizada el 26 de julio en 1953 bajo la dirección
de Fidel Castro Ruz.2 El ataque al Cuartel Moncada estuvo diseñado bajo una
concepción putchista, es decir, una acción armada organizada por un pequeño

1
Fulgencio Batista fue presidente de Cuba en tres ocasiones. Primero de manera constitucional
entre 1940-1944. En 1952 dio un golpe de Estado previo a las elecciones asumiendo el poder
de facto hasta 1954 cuando fue electo presidente.
2
Entre los intentos que habría que destacar están los realizados por el Directorio Revolucionario
(dr). El dr realizó durante el periodo diversas acciones armadas y en diciembre de 1956 llevó
a cabo una huelga azucarera que golpeaba el sector económico estratégico del régimen y que
obligó a Batista a ceder ante las demandas laborales.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

grupo dirigente que buscaba alzamientos locales con el apoyo de un reducido


número de participantes de las masas locales como vía para conseguir la caída
del régimen.3 Este ataque no era único, sino que se completaba con otra em-
bestida, aquella que fue realizada contra cuartel “Juan Manuel de Cespedes”.
En la estrategia diseñada en esa ocasión la incorporación e insurrección de
las masas de las dos ciudades, Santiago de Cuba y Bayamo, eran el elemento
definitorio para conseguir el derrocamiento del gobierno. Después de fracasar
el ataque, Fidel Castro y otros integrantes del 26 de Julio fueron encarcelados y
posteriormente exiliados. Ante tal situación, los exiliados asumieron que la única
forma en que podían retornar a la isla y reiniciar la lucha armada era a través
de un desembarco, alternativa empleada el 2 de diciembre de 1956 a través del
conocido desembarco del Granma. Este suceso a pesar de haber inaugurado un
breve periodo —dos años— cambió la correlación al interior del movimiento
antidictatorial cubano.
Durante el primer semestre del año de 1957, el movimiento antidictatorial
en la ciudad fue el encargado de organizar y coordinar acciones en contra Batista.
En ese movimiento, que estaba conformado por distintos grupos con ideologías
divergentes, y en algunos casos contradictorias entre sí respecto a lo que debería
seguir una vez derrocado el gobierno, el Movimiento 26 de julio no era el grupo
dominante. Incluso, al interior del mismo había posiciones encontradas. Por
un lado, Frank País, dirigiendo al movimiento en las ciudades, apostaba por
una huelga general como el elemento definitorio de la crisis nacional, mientras
que Fidel Castro pugnaba por el fortalecimiento de su guerrilla y por asumir el
control desde la sierra del grueso del M-26-7.

Es que, desde el primer día, Fidel impuso una clara estrategia, aún más clari-
vidente porque las fuerzas del 26 de Julio eran mucho más numerosas y mejor

3
Los elementos definitorios del putsch fueron tomamos del escrito de Mao Tse Tung (1968),
Obras Escogidas. Tomo I. Pekín: Editorial de Lenguas Extranjeras. “Sobre la rectificación
de las ideas erróneas del Partido”, en el cual señala “durante un breve período después de la
derrota de la revolución en 1927 surgió en el Partido Comunista una tendencia putchista
de “izquierda”. Considerando que la revolución china era, por su carácter, una “revolución
permanente”, la cual que se encontraba en una situación de “ascenso ininterrumpido”, los
putchistas se negaron a organizar una retirada ordenada, adoptando métodos autoritarios y
confiando sólo en un pequeño número de miembros del Partido y un pequeño sector de las
masas, trataron erróneamente de realizar en todo el país una serie de levantamientos locales
que no tenían perspectiva alguna de éxito. Tales acciones putchistas se extendieron a fines
de 1927, pero fueron cesando hacia comienzos de 1928, aunque entre algunos militantes
subsistieron sentimientos en favor del putchismo.” p. 113.

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Fabián Campos Hernández

organizadas en las ciudades (Santiago, La Habana) que en la Sierra, en esa época


de lucha. El acento principal debía ponerse en la consolidación de la guerrilla
rural, en el Ejército Rebelde; a éste correspondía la dirección del Movimiento,
aquí estaba la cabeza de todo el país. Después del desembarco, Fidel delegó en
Faustino Pérez la reorganización del Movimiento en La Habana, dándole plenos
poderes para ponerlo bajo la dirección de una fuerza que, como se sabe, reunía
20 hombres (enero del 57). Todas las armas disponibles debían ser enviadas a la
Sierra Maestra y ni un solo fusil distraído para la resistencia urbana, directiva que
podía parecer escandalosa, dado el desarrollo de esa resistencia y sus reales nece-
sidades en armas; directiva que engendró más de un conflicto con el ala urbana
del Movimiento, más de un resentimiento, pero que permitió en un mínimo de
tiempo la constitución de “la fuerza móvil estratégica”, el Ejército Rebelde, en el
primer frente de la Sierra Maestra.4

En otras palabras, la guerrilla rural y Fidel Castro no tenían el control del


movimiento. En ese ambiente sucedió el debate sobre el llamado a la Huelga
Nacional; fue con el fracaso de la huelga y la muerte de Frank País, ocurrida el
30 de julio de 1957 y en medio de las protestas urbanas que Fidel Castro inició
su ascenso como dirigente máximo de la lucha armada.

Los resultados de Frank en la labor de reorientar a los grupos de acción del movi-
miento así como la lucha en el sector obrero y la estructuración de la resistencia
cívica fueron óptimos. Una de las prioridades de la actividad de Frank durante las
últimas semanas de su vida fue el impulso de la sección obrera del Movimiento, la
cual, dentro de nuestra concepción revolucionaria, cuando el ataque al Moneada
debía ser la estocada final contra la tiranía después que levantáramos y armáramos
la ciudad de Santiago de Cuba. La guerra en las montañas sería la alternativa si
el llamado a la huelga no tenía éxito.5

Después del fracaso de la Huelga General, el ejército batistiano inició una


ofensiva en contra de la guerrilla. El hecho de hacer fracasar la ofensiva gu-
bernamental, en lo que Fidel Castro llamó la victoria estratégica, llevó a un
cambio sustancial en la dinámica del conflicto armado cubano, el paso en muy
poco tiempo de la lucha de guerrillas a la guerra de posiciones con un ejército
en conformación con un aumento considerable de sus efectivos: el Ejército

4
Debray, Regis. (1967). ¿Revolución en la Revolución?, Cuba: Casa de las Américas. p. 62.
5
Castro, Fidel. (2010). La victoria estratégica. Por todos los caminos de la sierra. Cuba: Consejo
de Estado. p. 2.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Rebelde. Éste fue acompañado por una intensa movilización social así como
de acciones armadas en las urbes. Ambos despliegues asfixiaron el gobierno a
grado tal hacerlo insostenible para Batista, orillando a que éste huyera de la isla
el 31 de diciembre de 1958.

La mitificación de El Che sobre el triunfo armado

A partir de 1959 Ernesto Guevara de la Serna empezó a realizar su propia lec-


tura del triunfo armado en Cuba. Esta versión se fue construyendo a partir de
numerosos artículos publicados en revistas y en las pláticas sostenidas por el
Che con numerosos latinoamericanos que desde enero de ese año, arribaron a
la isla y consolidada en dos libros: Pasajes de la guerra revolucionaria y Guerra
de guerrillas. Un método. En ambos textos, Ernesto Guevara postuló al foco
guerrillero como el elemento central de la estrategia triunfante en Cuba y como
el método ideal para hacer triunfar otras revoluciones en América Latina. En
esta versión se destacan dos elementos: a. Coloca como un momento funda-
cional de la lucha armada y como foco guerrillero el desembarco del Granma.
Ello reduce y oculta las amplias movilizaciones sociales y políticas acaecías en
Cuba antes de aquel 2 de diciembre de 1956. b. Minimiza el trabajo urbano del
propio Movimiento 26 de Julio y el papel de desventaja que en ese momento
tenía la dirigencia guerrillera al interior del M-26-7.
¿Qué motivos tenía Ernesto Guevara para hacer estas elecciones en su
narración? Para Juan Duchesne los motivos fueron estratégicos:

El lector se extraña de las reiteradas referencias despectivas al Movimiento 26


de Julio que hace Guevara en sus escritos sobre la experiencia cubana. A veces
parecería que habla de una organización ajena, en vez del movimiento creado
por el propio Comandante en Jefe de la guerrilla. El Che expresa confianza sólo
en gente muy cercana a Fidel, como Celia Sánchez, y registra una admiración
reservada hacía Frank País. Ni que decir de su recelo hacía otros actores insurgen-
tes ajenos tanto a la guerrilla de la Sierra como al M-26-7: es transparente. Pero
ello responde al entendido del autor de Pasajes, de que la misma amplitud que
potenciaba la insurrección general, también amenazaba con diluir su capacidad
para forzar un cambio radical. Aparte de la guerrilla de la Sierra, ninguna de
las entidades insurgentes, incluyendo a los núcleos urbanos del propio M-26-7,
demostraba poseer motivaciones más profundas que el simple derrocamiento de
la dictadura y la captura continuista del régimen neocolonial; las más amplias,
como el Directorio, ni siquiera eran claramente reformistas, ni que decir revolu-

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Fabián Campos Hernández

cionarias. Guevara anticipa el efecto retardatario que el pluralismo liberal puede


ejercer contra el cambio profundo en las etapas definitorias de una revolución. En
consecuencia, por razones estratégicas de largo alcance, él repudia la autonomía
y el pluralismo político manifestado por el M-26-7 en sus instancias urbanas y
propugna el desarrollo de la empresa guerrillera fidelista como núcleo dirigente
de la revolución cubana tal cual su narrativa lo configura.6

Para completar el análisis que Duchesne hace sobre las elecciones de Ernesto
Guevara habría que decir que estas tienen un referente concreto, las dificultades
del joven gobierno revolucionario. Los libros de el Che fueron escritos mientras
se iban decantando las fuerzas que habían derrocado a Batista, el abandono del
gobierno y del país de organizaciones y personalidades no revolucionarias y re-
formistas —como Hubert Matos en 1959—, el origen de la oposición antifidelista
en Florida, Estados Unidos, el combate a los guerrilleros del Escambray y las
continuas acciones organizadas desde Estados Unidos en contra del gobierno.7 Es
decir, que las elecciones narrativas de el Che tienen un origen histórico concreto
y estratégico para la revolución cubana en vías de su institucionalización. Poner
en el centro de su narración el triunfo de la guerrilla de la montaña, minimizó
el trabajo en las ciudades realizado por el Movimiento 26 de Julio y obscureció
las acciones emprendidas por movimiento antibatistiano, y su ausencia fungió
como factor de legitimidad al gobierno de Fidel y sus allegados, pues estos eran
los únicos dirigentes de la revolución, y por ende, los únicos capaces de llevar
a cabo las transformaciones radicales planteadas.
El tema se complica cuando los factores que legitimaron al gobierno de
Castro en la isla fueron adoptados como una ruta que forzosamente debían
tomar otros países latinoamericanos que comenzaban sus propias moviliza-
ciones armadas.
Al respecto, Ernesto Guevara postuló tres grandes enseñanzas de la Revo-
lución Cubana a los revolucionarios latinoamericanos: 1. Las fuerzas populares

6
Duchesne, Juan. (2010). La guerrilla narrada: acción, acontecimiento, sujeto. Puerto Rico:
Ediciones Callejón. pp. 23-24.
7
Para dar una idea de la cantidad de recursos humanos y materiales que tuvo que invertir
el gobierno cubano para combatir a las guerrillas que se levantaron en contra de él, habría
que considerar los datos que aporta Elizabeth Burgos: durante los primeros cinco años del
gobierno revolucionario se movilizaron a 100 mil hombres para combatir a los 200 grupos
contrarrevolucionarios, ocasionándoles 3000 bajas entre muertos, heridos y fusilados con un
costo de mil millones de dólares. Burgos, Elizabeth. (2005-2006). “Plantados: el cuerpo como
territorio de resistencia y afirmación” en Encuentro de Cultura Cubana. Núm. 30. (invierno).
p. 170.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

podían ganar una guerra contra el ejército; 2. No siempre había que esperar a
que se dieran todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional
podía desarrollar las condiciones subjetivas sobre la base de condiciones ob-
jetivas dadas; 3. En la América subdesarrollada el terreno de la lucha armada
debía ser fundamentalmente el campo.8
Estas lecciones se volvieron piedra de toque para la lucha ideológica dentro
de las filas revolucionarias y guía práctica para deslindar a los revolucionarios
de los reformistas.
Siguiendo con este análisis, es importante decir que los anteriores postu-
lados son reflexiones propias de el Che Guevara y no necesariamente corres-
pondieron con los sucesos históricos ocurridos en la lucha armada cubana.
En efecto, la lucha armada cubana demostró que las fuerzas populares podían
ganar una guerra contra el ejército gubernamental. Empero, la veracidad de
esta afirmación no se extiende a las dos siguientes.
La segunda afirmación fue rechazada, en su momento, por los comunistas
de vieja cepa, y fue considerada como un voluntarismo o aventurerismo. Más
allá de esta categorización, habría que recordar que las condiciones subjetivas
en el caso cubano ya estaban dadas. Como ya dijimos, durante el periodo que
va entre 1952 y la primera mitad de 1957 el movimiento urbano era mucho
mayor en su número, más combativo y con altas perspectivas de conseguir el
derrocamiento de Batista. Las condiciones subjetivas ya estaban dadas, no fueron
creadas por el foco guerrillero y el paso del foco guerrillero al Ejército Rebelde
fue posibilitado por los ánimos insurreccionales en las ciudades.
La tercera afirmación se desecha con lo anteriormente aludido. Gran parte
del desgaste del régimen de Batista fue generado por las estructuras urbanas.
Aunque militarmente la derrota al ejército batistiano fue en el campo, su derrota
política se llevó a cabo en las ciudades. A esto último habría que añadirle algo
que tuvo un peso fundamental: el desgaste político y el aislamiento militar que
los diplomáticos del movimiento antidictatorial consiguieron al lograr que el
gobierno estadounidense dejara de apoyar al que hasta ese momento era su
testaferro. Todos estos sucesos relativizan las afirmaciones de el Che.
Pero el aporte de el Che al pensamiento revolucionario latinoamericano
no se quedó solamente en el plano estratégico sino que también fue llevado al
terreno de la táctica. Es el caso de las llamadas “7 reglas de oro de la guerrilla”:

• No dar un combate que no se gane.


• El continuo movimiento, muerde y huye.

8
Guevara, Ernesto. (2009). La guerra de guerrillas. Cuba: Editorial de Ciencias Sociales. p. 6.

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• El principal abastecedor de armas es el enemigo.


• El movimiento oculto.
• La sorpresa de las acciones.
• La formación de nuevas columnas, una vez alcanzado un poderío
respetable.
• Debe tener, en general, tres momentos: defensiva estratégica, equilibrio
entre las posibilidades de acción del enemigo y de la guerrilla y por
último el aniquilamiento total del adversario.9

Hasta aquí se puede argumentar que el planteamiento del foco puede ser
leído como un proyecto personal emanado de un actor principal del proceso
revolucionario, lo cual generó un amplio convencimiento entre sus lectores
y escuchas, pero no podemos sostener que se trate de un planteamiento
institucional que fuera respaldado por la totalidad del gobierno cubano. Sin
embargo, esto mismo no se puede decir después de la Segunda Declaración
de La Habana.

El llamado a la revolución continental y la radicalización


del foco guerrillero

La Segunda Declaración de La Habana

A la toma del poder el 1 de enero de 1959 siguieron tres años de intensos cam-
bios sociales en Cuba. La instauración de reformas como la agraria y la urbana
se correspondían con un modelo reformista liberal y de un profundo carácter
nacionalista. En el plano internacional el gobierno cubano comenzó a apoyar
a grupos latinoamericanos, en especial a los caribeños en sus intentos por de-
rrocar a sus respectivos gobiernos tiranos. Empero, algunas reformas afectaron
directamente los intereses estadounidenses en el país y el apoyo cubano a otros
revolucionarios les hicieron prever una posible regionalización: el peligro del
contagio. Por lo que el gobierno y la sociedad estadounidenses, que hasta el
triunfo habían mostrado simpatías y apoyo a los revolucionarios cubanos fueron
cambiando su posición y empezaron a agredir al naciente gobierno.
Respondiendo a las agresiones, en especial a la invasión mercenaria de
Playa Girón, el gobierno cubano decidió declarar el 4 de febrero de 1962 que
la revolución cubana era socialista, apostándole su sobrevivencia a una alianza

9
Villegas, Harry Pombo. (2009). “Prologo” en Guevara. Op. Cit. p. 13.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

con la Unión Soviética. Una vez más un acto que respondía a las condiciones
políticas internas se convirtió en un elemento de gran impacto en América La-
tina. Ahora de manera abierta los planteamientos hechos por Ernesto Guevara
se unieron al discurso gubernamental de cómo se tenía que hacer la revolución
en el subcontinente, trocándose en los ejes de acción y concepción política para
las jóvenes generaciones latinoamericanas.
La primera referencia en el discurso de Fidel Castro hacía América Latina
fue que la lucha debía de ser antiimperialista en su sentido mundial, antiesta-
dounidense por su concreción latinoamericana.

Ya los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América con la fuerza de
Cuba, pero en cambio, dominando a la mayoría de los demás Estados de América
Latina, Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América. ¿Qué
es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la historia de
América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la historia
de todos estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel
del imperialismo en el mundo entero?10

Si la lucha no tenía estas características era imposible el desarrollo económico


y social de los pueblos latinoamericanos y estaban condenados al atraso, a la
miseria y a la ausencia de cualquier dignidad nacional. Pero además, decía Fidel
Castro, estaba demostrado que las burguesías nacionales eran incapaces de hacer
la revolución democrático burguesa por sus lazos dependientes con el impe-
rialismo, la lucha era también contra las burguesías y las oligarquías cipayas.11

Cuba duele de manera especial a los imperialistas. ¿Qué es lo que se esconde tras
el odio yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica racionalmente la conjura
que reúne en el mismo propósito agresivo a la potencia imperialista más rica y
poderosa del mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo un continente,
que juntos suponen representar una población de trescientos cincuenta millones
de seres humanos, contra un pequeño pueblo de sólo siete millones de habitan-
tes, económicamente subdesarrollado, sin recursos financieros ni militares para
amenazar ni la seguridad ni la economía de ningún país? Los une y los concita el
miedo. Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana; el miedo a la

10
Castro, Fidel. (1962). Segunda declaración de La Habana, en: http://www.ciudadseva.com/
textos/otros/2declara.htm
11
Este término hace referencia a los indios que participaban en los gobiernos bajo el dominio
inglés en la India.

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Fabián Campos Hernández

revolución latinoamericana. No el miedo a los obreros, campesinos, estudiantes,


intelectuales y sectores progresistas de las capas medias que han tomado revo-
lucionariamente el poder en Cuba; sino el miedo a que los obreros, campesinos,
estudiantes, intelectuales y sectores progresistas de las capas medias tomen re-
volucionariamente el poder en los pueblos oprimidos, hambrientos y explotados
por los monopolios yanquis y la oligarquía reaccionaria de América; el miedo a
que los pueblos saqueados del continente arrebaten las armas a sus opresores y
se declaren, como Cuba, pueblos libres de América.12

Para el dirigente cubano las condiciones objetivas para la revolución latinoa-


mericana estaban dadas, de hecho, era inevitable e históricamente parte de la
lucha final contra el imperialismo

En muchos países de América Latina la revolución es hoy inevitable. Ese hecho


no lo determina la voluntad de nadie. Está determinado por las espantosas
condiciones de explotación en que vive el hombre americano, el desarrollo de la
conciencia revolucionaria de las masas, la crisis mundial del imperialismo y el
movimiento universal de lucha de los pueblos subyugados…
Y ¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible, que los pue-
blos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de
impedir el movimiento de liberación de los pueblos.13

Ante esta situación sólo podía haber, desde la perspectiva cubana, un impera-
tivo categórico: El deber de todo revolucionario es hacer la Revolución. Y así lo
entendieron los jóvenes revolucionarios latinoamericanos: tenían que hacer la
revolución tal como la postulaban los comandantes Castro y Guevara.

La Tricontinental y la radicalización del foco guerrillero

Bajo el mandato emanado desde la comandancia cubana se realizaron varios


intentos de instalar focos guerrilleros en diversas partes de América Latina,
todos fracasados. Régis Debray nos proporciona una lista parcial de ellos:

El levantamiento de los Uturuncos en Argentina (diciembre 1959); el aniquila-


miento del 14 de Mayo en Paraguay (noviembre 1959); el exterminio del 14 de

12
Ibíd.
13
Ibíd.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Junio en República Dominicana (verano de 1960); la derrota del Movimiento


Obrero Estudiantil Campesino en Colombia (principios de 1962); fin fatal del
Frente Unido de Liberación Nacional en Paraguay (principios de 1962); captura
de la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana (marzo de 1962); derro-
ta de primeros núcleos guerrilleros en Mérida y Yaracuy, en Venezuela (marzo
de 1962); desaparición del Ejército Guerrillero del Pueblo, en Salta, Argentina
(marzo de 1964)14

A las consideraciones realizadas por la comandancia cubana a partir de los


fracasos iniciales del foco guerrillero se sumó una nueva experiencia que estaba
siendo incorporada al pensamiento militar revolucionario latinoamericano, la
lucha vietnamita y su teorización realizada por el General Vo Nguyen Giap, la
guerra del pueblo. Ambos elementos se cristalizaron en una nueva etapa del
pensamiento militar revolucionario cubano para América Latina. Para Ernesto
Guevara los aportes de los vietnamitas pueden resumirse de la siguiente manera:

la factibilidad de la lucha armada, en condiciones especiales en que hayan fraca-


sado los métodos pacíficos de lucha de liberación; el tipo que debe tener ésta, en
lugares con grandes extensiones de terreno favorable a la guerra de guerrillas y
con población campesina mayoritaria o importante…Era una guerra de caracte-
rísticas campesinas, por los lugares fundamentales de acción y por la composición
fundamental del ejército, pero estaba dirigida por la ideología del proletariado,
haciendo válida una vez más la alianza obrero-campesina como factor funda-
mental de la victoria. Aunque en los primeros momentos, por la característica
de la lucha anticolonialista y antiimperialista, era una guerra de todo el pueblo
y una gran cantidad de gentes cuya extracción no respondía exactamente a las
definiciones clásicas de campesino pobre o de obrero, se incorporaba también
a la lucha de liberación, poco a poco se definían los campos y comenzaba la
lucha antifeudal, logrando entonces su verdadero carácter de antiimperialista,
anticolonialista, antifeudal, dando como resultado el establecimiento de una
revolución socialista15

Guevara recuperaba así la estrategia vietnamita en aquella parte que concor-


daba con sus propias aseveraciones iniciales y establecía un elemento nuevo:

14
Debray, Regis. (1967). El Castrismo: la larga marcha de América Latina. Montevideo: Editorial
Sandino. pp. 15-19, citado por Duchesne. (2010). Op. Cit. pp. 32-33.
15
Guevara, Ernesto. (1971). “Prologo”, en Vo Nguyen Giap. (1971). Guerra del Pueblo, Ejército
del Pueblo (Dien Bien Fu). México: Era p. 10.

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la alianza obrero-campesina como el sujeto de la revolución en medio de otros


sectores.
En enero de 1966 se llevó a cabo la Primera Conferencia de la Organización
de Solidaridad de los Pueblos de Asía, África y América Latina, mejor conoci-
da como la Tricontinental. A ella acudieron dirigentes y representantes de los
movimientos de liberación nacional y organizaciones guerrilleras que luchaban
en los tres continentes. Las discusiones se centraron en la coyuntura que vivían
en cada continente las luchas por lograr la independencia de las metrópolis, y,
en el caso de América Latina, si la lucha armada era el camino para lograr la
plena independencia y el desarrollo de los países y las sociedades.
Dentro de los resolutivos más importantes de esa conferencia podemos
señalar los siguientes: 1) el mundo vivía una época de liberación respecto a los
imperialismos; 2) ante la lucha de los pueblos por su liberación, los imperialis-
mos se encontraban en retirada y en algunos casos derrotados militarmente;
3) como lo demostraba palpablemente los casos de la resistencia vietnamita y
cubana, el imperialismo no iba a permitir el triunfo de los pueblos sin luchar
por lo que había que prepararse para la intervención militar directa o indirecta
en una lucha prolongada en el tiempo y costosa en vidas y materialmente; 4)
ante la agresión imperialista la respuesta debía de ser la solidaridad política
y material de los pueblos, incluida la ayuda militar. Estos resolutivos estaban
respaldados por el Estado cubano.

Desgraciadamente, las fuerzas de Cuba son limitadas. Pero en la medida de esas


fuerzas, y de la manera óptima posible, y de la manera más decidida, a la vez que
más adecuada a las circunstancias, presta y prestará a la Revolución su máximo
apoyo.16

Y se reflejaban en la consigna lanzada por El Che en esa oportunidad, crear


dos, tres Vietnam. El momento de la ofensiva de los pueblos había llegado, pero
resultaba necesario un replanteamiento crítico del foco guerrillero.
Dicho replanteamiento tuvo como autor a Regis Debray, aunque en la
discusión participaron múltiples dirigentes revolucionarios latinoamericanos,
entre ellos Ricardo Ramírez de León y el propio Ernesto Guevara. En el libro
¿Revolución en la Revolución? editado en enero de 1967 por Casa de las Américas,
se nota un endurecimiento y radicalización de los planteamientos estratégicos

Castro, Fidel. (1966). “Discurso pronunciado en el Teatro Chaplin durante la clausura de la


16

Tricontinental” en Rodríguez, Armando. (1984). Guatemala 1966: Troskismo y revolución.


(Teoría y práctica del aventurerismo político). p. 64.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

respecto a lo escrito por el Che anteriormente y una crítica a lecturas simples a


lo que fue históricamente la Revolución Cubana.

El desconocimiento de la Revolución Cubana ha podido desempeñar también su


papel; revolución de la cual se ha tomado la envoltura externa, pero cuyo conte-
nido no ha sido estudiada todavía suficientemente. La formación de un ejército
popular en el campo, a fin de cercar y galvanizar las ciudades, ha cometido tal vez
el error de ligarse al nombre de foco. Una especie de interpretación biológica ha
ligado espontáneamente a la idea de foco las de contagio: propagación espontánea,
irradiación microbiana en los tejidos sociales vecinos por simple efecto mágico de
contacto o vecindad. Un centenar de hombres inflama la montaña de discursos; el
régimen, aterrorizado, se desploma bajo los gritos, y las aclamaciones populares
reciben a los barbudos. Se habría confundido así foco militar —motor de una
guerra total— y foco de agitación política.17

Entre los elementos de esta radicalización a destacar con fines de estrategia y


táctica armada están: 1) no era necesaria, como condición previa, la existencia
de un partido comunista que dirigiera la revolución, el foco guerrillero era el
germen del verdadero partido comunista. Esto en reacción a las posiciones
antiguerrilleras de la mayoría de los partidos comunistas latinoamericanos
y que no se comprometían a la lucha armada como el único camino para la
revolución socialista; 2) la conducción del proceso revolucionario tenía que
ser político-militar. Esto para salir de la dicotomía existente entre los pc’s y el
movimiento armado, en la cual la política dirigía la guerra pero los políticos
no eran militares. En el libro se llegó a sugerir que la situación ideal era que la
conducción político-militar recayera en un solo hombre, teniendo como ejemplo
paradigmático y obvio a Fidel Castro; 3) la lucha armada debía tener un carácter
eminentemente ofensivo, por lo que se reducía o eliminaba el periodo defensivo
estratégico; 4) la guerrilla debía de ser completamente clandestina, incluso de
la población civil que habitaba el área de operaciones. Esto era una respuesta
a que varios de los intentos de foco fueron frustrados y aniquilados por una
delación de los lugareños; 5) como desprendimiento de lo anterior, se declaraba
a la propaganda armada como una táctica antirrevolucionaria. Obviamente, esto
fue respuesta a que durante las propagandas armadas, la población —y por lo
tanto, también los agentes del gobierno y el ejército— obtenían información
sobre la situación real del foco guerrillero. Por lo tanto, además de delatar su
presencia, se exponía a los simpatizantes y redes de apoyo locales a la represión

Debray. (1967). Op. Cit. p. 47.


17

85

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gubernamental; 6) pasó de señalar al campo como el lugar fundamental de la


lucha revolucionaria, a señalar a la ciudad como la tumba de los revolucionarios.
“La ciudad —dice Fidel— es un cementerio de revolucionarios y recursos”18 y,
aún más, el verdadero revolucionario era aquel que se encontraba en la montaña,
por encima del que hacía trabajo en la ciudad o en el extranjero.

El terrible abandono en que han tenido que vivir numerosos focos durante meses,
a veces años, no se explica tanto por el sabotaje larvado, el desinterés o la traición
de sus aparatos de superficie como por una diferencia irreductible de condiciones
de vida, luego de pensamiento y comportamiento, entre unos y otros. El mejor
de los camaradas, en la capital o en el extranjero, aun destacado en misiones im-
portantes, dedicado a su trabajo, cae bajo el golpe de esa diferencia, que vale por
una “traición objetiva”. Muchos de ellos lo saben. Cuando una guerrilla habla con
sus responsables urbanos o en el extranjero, trata con “su” burguesía. Aun si tiene
necesidad de una burguesía —como de un pulmón artificial para los momentos
de asfixia—, no puede perder de vista esa diferencia de intereses y de medio: los
dos no respiran el mismo aire. Fidel Castro ha tenido la experiencia de ello y no
ha vacilado, aun a riesgo de quedar solo en momentos muy difíciles, en condenar
y repudiar a “su” burguesía, inclinada a hacer alianzas sin principios.19

Consolidación y fin del modelo militar cubano de revolución


para América Latina

A manera de resumen, durante el periodo que va de 1959 a 1967 se constituyó


un modelo de revolución con una estrategia y tácticas para América Latina
que puede sintetizarse de la siguiente manera: En el Tercer Mundo, y con ello
en América Latina, estaban dadas las condiciones objetivas para la revolución;
condiciones mismas que se veían fortalecidas por el hecho de que el imperia-
lismo se encontraba en retirada. Era el momento de la ofensiva de los pueblos
para conseguir su liberación definitiva. La revolución tenía que ser socialista en
sus fines y materialista histórica en sus fundamentos, misma que se tenía que
hacer a pesar y contra las posiciones de los Partidos Comunistas nacionales y
de la propia política de la Unión Soviética, que en ese momento mantenía la
posición de la Entente y de la coexistencia pacífica. La lucha debía de empezar
mediante la instalación de un foco guerrillero en el campo —de manera prefe-

18
Ibíd. p. 56.
19
Ibíd. p. 58.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

rente en las montañas inaccesibles de cada país—, la montaña era el espacio de


la revolución, de ahí surgiría la dirección revolucionaria, se sumaría el pueblo
a una lucha armada prolongada y se podría constituir el ejército popular.
A estas sentencias afirmativas se deben de sumar algunas que estipulaban
como no debía de hacerse la revolución y quienes no cumplían con las carac-
terísticas del revolucionario: La lucha armada no podía llevarse a cabo en las
ciudades, la ciudad era un espacio de retaguardia donde acechaban peligros que
podrían hacer fracasar la revolución. En la ciudad se encontraban los burgueses,
los políticos y los aliados de la guerrilla, pero ellos no eran revolucionarios,
ellos eran traidores o potencialmente traidores de la revolución. En la ciudad el
movimiento popular no podía ser considerado como un actor de la revolución,
inmerso en lógicas economicistas de demandas concretas, su valor estratégico se
veía reducido o eliminado; con ese movimiento, en el mejor de los casos, habría
que esperar a que el foco estuviera consolidado para iniciar el trabajo con ellos.
En el campo la cosa, según este planteamiento radicalizado, no era diferente. El
foco debía de estar aislado de los mismos campesinos, renunciando a la propa-
ganda armada. Sería en etapas superiores en el que el trabajo semiclandestino
con la población abierta sería posible. Este punto resulta sorprendente por ser
uno de los aspectos que introdujo el pensamiento militar vietnamita. Según el
propio Ernesto Guevara la experiencia vietnamita

en ciertos momentos, las nuevas guerrillas, alzadas bajo la dirección del partido
estaban todavía en lugares en los cuales la penetración francesa era muy fuerte
y la población estaba aterrorizada; en esos casos, practicaban constantemente
lo que los vietnamitas llaman la “propaganda armada”. La propaganda armada
es simplemente la presencia de fuerzas de liberación en determinados lugares,
que van mostrando su poderío y su imbatibilidad (sic), sumidas en el gran mar
del pueblo como el pez en el agua. La propaganda armada, al perpetuarse en la
zona, catalizaba las masas con su presencia y revolucionaba inmediatamente la
región, agregando nuevos territorios a los ya obtenidos por el ejército del pueblo.
Es así como proliferaron las bases y las zonas guerrilleras en todo el territorio
vietnamita.20

Con este modelo en mente el gobierno cubano apoyó el 8 de mayo de 1967


un intento de desembarco desde Cuba en Machurucutu, estado de Miranda
Venezuela. En ese intento participaron junto con los revolucionarios vene-
zolanos oficiales del ejército cubano, uno de los cuales fue apresado y cuyo

20
Guevara. “Prologo”. en Giap. Op. Cit. p. 13.

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Fabián Campos Hernández

testimonio sirvió de base para las denuncias hechas por Venezuela contra la
intervención cubana en el subcontinente. Este fue el modelo de revolución que
se aprobó en la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad de
los Pueblos, olas, sección latinoamericana de la Tricontinental realizado en La
Habana en julio de 1967. Estas fueron las ideas con las que el Che se dirigió a
Bolivia en lo que se concibió como el inicio de una ofensiva continental contra
el imperialismo.
En parte por el enorme costo político que el incidente de Machurucutu
representó, y en parte por la muerte misma de Ernesto Guevara de la Serna,
fue que el gobierno cubano decidió dar marcha atrás en su apoyo a la revolu-
ción latinoamericana. Por lo menos entre 1968 y 1972 Cuba no brindó apoyo
a ninguna experiencia guerrillera en América Latina y durante ese periodo
el gobierno cubano retiró todas las publicaciones de el Che de las bibliotecas
cubanas, al mismo tiempo canceló las cátedras en la Universidad de La Habana
sobre su pensamiento.

Dos elementos estructurales para estudiar la guerrilla


en México entre 1959 y 1982

En el apartado anterior describimos la forma en cómo se fue conformando el


modelo cubano de revolución. Este modelo, debemos aclarar, no fue impuesto
por el gobierno cubano a los revolucionarios latinoamericanos ni tampoco la
necesidad de transformaciones en el subcontinente fue inventada por ellos. Es
decir, Cuba no exportó la revolución. Sin embargo, la aureola de triunfo de los
barbudos de la Sierra Maestra, significó para los revolucionarios latinoameri-
canos una fuerte impronta a la hora de decidir entre las posibles estrategias de
la lucha armada, por otro lado, es comprensible que aquellos que mostraban
mayor afinidad ideológica con ellos tuvieran un mejor recibimiento.
Pero, cada guerrilla se enfrentó a problemas concretos que eran difí-
cilmente equiparables a los que tuvieron los cubanos. Cada grupo tuvo que
lidiar con las características especiales de su propia organización, de su propia
historia y de su país. En este sentido, creemos que para estudiar la actividad
guerrillera en México entre el periodo de 1959 a 1982 es necesario tener en
cuenta dos cuestiones: 1. La capacidad real del gobierno mexicano para lo-
grar construir una hegemonía sobre la sociedad mexicana y por lo tanto para
contener las posibilidades de una guerra civil generalizada y, 2. La relación
establecida entre el gobierno cubano y el mexicano respecto a las actividades
guerrilleras en el país.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Estos elementos fueron aspectos estructurales que determinaron el pro-


ceso de la lucha armada en general y de la Liga Comunista 23 de Septiembre
en particular.

¿Hacer la revolución contra un Estado revolucionario?

El ideario de la revolución mexicana, vuelto casi religión laica por parte del
binomio gobierno-partido de Estado, es sin duda, uno de los primeros pun-
tos a señalar. Desde los años cincuenta, ya la izquierda había cuestionado la
vigencia misma de la revolución mexicana, señalando las traiciones hechas
desde el poder a las corrientes más radicales del periodo armado y advirtien-
do el cambio el cambio estructural que representó el llamado “Desarrollo
estabilizador”: La corrupción creciente en los aparatos estatales y lo venial se
sus funcionarios.
¿Acaso la Revolución Mexicana había muerto y era hora de hacer otra
revolución? En 1947 Daniel Cosío Villegas concluía que la crisis de México era
mortal, debido al agotamiento de las metas de la Revolución, afirmando que
el término mismo carecía ya de sentido.21 Silva Hérzog confirmaba lo anterior.

Hace algo más de seis años escribí que la revolución, uno de los tres acontecimien-
tos de mayor profundidad en la historia del México independiente, sufría una
crisis moral e ideológica de suma gravedad. Creía entonces que podría salvarse
y continuar su marcha hacia adelante en provecho del pueblo mexicano. Ahora,
después del tiempo transcurrido, pienso con cierta tristeza y siento con claridad
que la Revolución Mexicana ya no existe; dejó de ser, murió calladamente, sin que
nadie lo advirtiera; sin que nadie, o casi nadie lo advirtiera todavía.22

Era cierto que las metas de la revolución mexicana en su vertiente más radical
fueron abandonadas, que bajo el amparo del discurso se estaba implementando
en muchos sentidos una contrarrevolución. Sin embargo, el discurso no estaba
aún hueco, aglutinaba y daba sentido a una buena parte de la población sobre la
base de la capacidad estructural del Estado para ampliar el Estado de bienestar.

21
Cosio Villegas, Daniel. 1978). “La crisis de México”, Cuadernos Americanos, xxxii, marzo-abril
1947, en R. Ross Stanley (Compilador). ¿Ha muerto la revolución mexicana? México: Premia
Editora. p. 95.
22
Silva Hérzog, Jesús (1978). “La Revolución mexicana es ya un hecho histórico”, Cuadernos
Americanos, xlvii, septiembre-octubre 1949 en Ross. Op. Cit. p. 113.

89

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Fabián Campos Hernández

Muchos de los que se rebelaron contra del Estado fueron en buena medida
estudiantes, muchos de ellos pertenecientes a la primera generación de familias
emergentes del milagro mexicano, por ende, con posibilidades económicas que
facilitaron la asistencia de sus hijos a la universidad. Esos jóvenes eran benefi-
ciarios directos y a la vez producto del sistema que estaban cuestionando. En
último de los casos, aceptando que el modelo económico priísta del desarrollo
estabilizador estaba llegando a sus límites estructurales muy rápidamente, un
diagnóstico acertado de aquellos que se incorporaron a la lucha armada, no fue
sino a partir de 1982, con el cambio de modelo y el posterior desmantelamiento
del sistema de bienestar, que esto fue perceptible para la mayoría de la población.
Aquellos que se lanzaron a las armas buscando radicalizar las contradic-
ciones, no sólo dejaron de lado el análisis de las capacidades reales del Estado
para hegemonizar la idea social de transformación y lograr consensos en la
sociedad,23 sino que incluso desconocieron la premisa de Ernesto Che Guevara:

claro está que, en los países en que todas las condiciones estén dadas, sería hasta
criminal no actuar para la toma del poder. En aquellos otros en que esto no ocurre
es lícito que aparezcan distintas alternativas y que de la discusión teórica surja
la decisión aplicable a cada país. Lo único que la historia no admite es que los
analistas y ejecutores de la política del proletariado se equivoquen.24

¿Hacer la revolución sin alianzas con otras organizaciones revolucionarias?

Los pueblos deciden entrar a la lucha armada cuando las condiciones internas
de sus países no dejan otra opción para lograr transformaciones de sus estruc-
turas. En este sentido, las revoluciones no se exportan ni pueden surgir, crecer
y consolidarse únicamente por la idea y los intereses de otros países. Pero ¿Era
posible hacer crecer y consolidar un proyecto armado sin alianzas internacio-
nales? Las capacidades técnicas y tecnológicas del ejército mexicano, el apoyo
constante y el giro contrainsurgente que le imprimió el gobierno estadounidense
mediante sus planes de modernización, tanto al ejército como a las policías hacen
que la respuesta sea un no rotundo. Los proyectos revolucionarios latinoame-

23
Como bien lo señaló Gramsci en Cuadernos de la cárcel, el dominio del Estado sobre la socie-
dad es producto de la coacción, pero, también de la generación de consensos. La ausencia de
la capacidad de generar consensos por parte de la Sociedad Política es uno de los elementos
centrales para posibilitar una situación revolucionaria.
24
Guevara. Op. Cit. p. 156.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

ricanos que alcanzaron en el siglo pasado los más altos niveles de capacidad
técnica y tecnológica, mismos que se tradujeron en una mayor capacidad de
enfrentamiento con los ejércitos nacionales y como en el caso nicaragüense,
la posibilidad real de tomar el poder, contaron con el apoyo material de otras
organizaciones. En este sentido, resulta particularmente importante establecer
el papel que desempeñó el gobierno revolucionario y socialista de Cuba en la
historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Desde el año de 1959 el gobierno revolucionario apoyó a una considerable
cantidad de movimientos armados latinoamericanos, brindó entrenamiento a
jóvenes de distintos países en instalaciones militares cubanas, los capacitó en
técnicas de inteligencia, contrainteligencia y en fuerzas especiales, también for-
mó combatientes y oficiales. Apoyó con armamento, dinero y oficiales cubanos
diversos intentos de lucha armada en el continente. Brindó su territorio como
retaguardia, en donde dirigentes podía encontrar refugio y apoyo para desarro-
llar sus proyectos revolucionarios e incluso replantearlos. Su territorio fue lugar
de encuentro entre los distintos movimientos revolucionarios latinoamericanos
y de éstos con otros movimientos y gobiernos revolucionarios en el mundo. En
Cuba estaba la meca de la revolución continental. Pero estos apoyos no se los
brindó a los revolucionarios mexicanos, mucho menos a la Liga Comunista 23
de Septiembre. ¿Por qué?
Es de sobra conocida la historia de los exiliados del cuartel Moncada
en México. Fue en territorio mexicano donde Fidel Castro pudo aglutinar,
entrenar y pertrechar a la fuerza expedicionaria del Granma. Fue en México
donde Fidel Castro volvió a caer preso junto con los otros integrantes del grupo
expedicionario. Fue en esa ocasión que el Comandante entabló amistad con
Fernando Gutiérrez Barrios, el hombre fuerte de los servicios mexicanos de
inteligencia y, por ende, uno de los responsables de la lucha contrainsurgente.
Paradójicamente, Gutiérrez Barrios fue la puerta a los revolucionarios cubanos
con el gobierno mexicano y les garantizó poder continuar los preparativos que
llevaron al desembarco del Granma.
Es conocida también la postura del gobierno mexicano de defensa de la
revolución cubana ante los embates de los Estados Unidos. Es recordada con
respeto la negativa reiterada de los gobiernos mexicanos a romper relaciones
con la isla, lo que les permitió tener un respiro casi único en el subcontinente
durante las más de cinco décadas que ha durado el embargo estadounidense a
la economía cubana. Uno de los acuerdos de la real-politik fue que el gobierno
revolucionario cubano se comprometió a no apoyar movimientos armados en
México.

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Fabián Campos Hernández

Pero había otras posibilidades. México desde el triunfo de la revolución


en 1921 se convirtió en referente de los revolucionarios latinoamericanos.

México es la gran tribuna del Continente en donde tradicionalmente se ha acogido


a los hombres libres, de ideas libres, perseguidos por los déspotas de sus patrias;
y ellos siempre se sintieron seguros al amparo del respeto que involucran los
principios revolucionarios de este país, al que siempre hemos considerado como
una segunda patria.25

Al territorio nacional llegó un permanente flujo de exiliados latinoamericanos,


buena parte de ellos ligados a los procesos armados en sus países. En especial
para los centroamericanos de los años sesenta, México fue un lugar de refugio
pero también de avituallamiento, organización y preparación de los intentos
revolucionarios. ¿Por qué teniendo posibilidades de contactos con aquellos
revolucionarios latinoamericanos que contaban con el apoyo cubano no se
vieron reflejadas en el desarrollo de las capacidades bélicas de los revoluciona-
rios mexicanos?
Obviamente que los contactos entre revolucionarios mexicanos y lati-
noamericanos en territorio nacional sí existieron. El papel desempeñado por
el guatemalteco José María Ortiz Vides en la conformación de la Unión del
Pueblo (1972) es un ejemplo de ello. Pero los revolucionarios latinoamericanos
estaban muy conscientes de los límites de la relación sí querían mantener un
bajo perfil ante la seguridad mexicana. Por ejemplo, Sebastián —responsable
de la sección en México del Ejército Guerrillero de los Pobres de Guatemala— al
respecto arguyó:

Pero además, la problemática interna, me impidió dedicarme al trabajo de preparar


el boletín, y entonces pensé completarlo con otros materiales que yo mismo había
escrito antes con propósitos de esclarecimiento interno de la militancia. Pero yo
mismo advertí que el material sobre los sandinistas debía redactársele de nuevo
en una versión de boletín y no en una de esclarecimiento interno y que para dar
un panorama de área, habría entonces que redactar, algo relativo a la lucha en El
Salvador. Y entonces pensé también en completar el material sobre Cabañas, aún

25
Carta de Juan José Meza al presidente Manuel Ávila Camacho, en Archivo General de la Na-
ción. Galería 3, dgipys, caja 784, expediente 5. Juan José Meza fue el tesorero de la Unión
Democrática Centroamericana en los años cuarenta en México. Bajo las siglas de la udc se
agrupaban todos los centroamericanos que buscaban derrocar a sus respectivos regímenes y
eran la sección en México de la Legión del Caribe.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

con la aprehensión de que aquí casi siempre toleran, o por lo menos no persiguen
intensamente las publicaciones revolucionarias de otros países, siempre que no
se metan en nada de este país.26

Todavía más, cuando llegaron a existir contactos entre las guerrillas latinoameri-
canas y las mexicanas, los primeros fueron presionados por el gobierno cubano
para desistir en la relación. El 8 de enero de 1975 Manuel Piñeiro, Comandante
Barbarroja, encargado cubano de la relación con los movimientos revolucio-
narios latinoamericanos vino a México a entrevistarse con el responsable de
la sección en México del egp, “en esa ocasión (J) me advirtió que si me estaba
relacionando con los residentes, acabarían partiéndome el trasero”.27
Es difícil establecer la existencia de contactos entre la Liga Comunista 23 de
Septiembre y revolucionarios latinoamericanos radicados en México, pero en todo
caso estos no se tradujeron en un robustecimiento de las estrategias políticas o
militares de la Liga o de otros grupos armados locales. El acuerdo pactado entre
el gobierno cubano y el gobierno mexicano en relación al apoyo de las moviliza-
ciones armadas arrojó importantes resultados, obviamente a favor del gobierno
mexicano. Posteriormente, ya en el periodo de la descomposición de la Liga el
apoyo por parte del gobierno cubano fue prácticamente imposible. Cuba no
rompería el acuerdo con el gobierno mexicano, no apoyaría ninguna guerrilla,
que a sus ojos, no tuviera ninguna posibilidad de éxito.
Por otro lado, las guerrillas centroamericanas, que durante la segunda
mitad de los setenta tuvieron su momento de auge y mayores posibilidades de
triunfo, estaban más interesadas en aprovechar la puerta abierta por José López
Portillo para que vieran en sus gobierno un aliado internacional, que apoyaba
fuertemente sus posibilidades de triunfo, reeditando el papel asumido con la
revolución cubana, teniendo en mente reeditar el acuerdo. Desde 1977, con
matices y altibajos, las guerrillas centroamericanas también ayudaron a guardar
a México del contagio guerrillero.
Si hasta 1979 el interés de los guerrilleros centroamericanos estuvo
centrado en obtener un modus vivendi que les permitiera tener una base de
retaguardia y logística y el apoyo político de parte del gobierno mexicano,
después del triunfo sandinista en Nicaragua, cuando se generalizó el imagina-
rio de un triunfo rápido y que se sintetizó en Si Nicaragua venció, El Salvador

26
Sebastián. “Opiniones ante la Comisión Ejecutiva sobre el Boletín de Bethania”. 25 de mayo
de 1975. Archivo personal del autor.
27
Sebastián. “Carta de Sebastián a Casimiro y Compañeros de la Comisión Ejecutiva”. 20 de
enero de 1975. Archivo personal del autor.

93

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Fabián Campos Hernández

vencerá y Guatemala le seguirá, empezó a gravitar en los dirigentes guerrilleros


la posibilidad de tener en México un gobierno que respaldara políticamente a
los próximos gobiernos revolucionarios, que fuera un dique ante la previsible
intervención estadounidense y el respaldo económico de la potencia petrolera,
que para consolidar su proyecto sub-imperial buscaba garantizar los mercados
centroamericanos. En aras del juego costo-beneficio quedo sacrificada la so-
lidaridad proletaria y el internacionalismo revolucionario, por lo menos con
respecto a los revolucionarios mexicanos.
Por lo tanto, en cualquier intento de hacer la historia de la guerrilla en
México de los años sesenta y setenta, debe, de tomarse en cuenta tanto las
capacidades estructurales y sobre el imaginario de la sociedad mexicana del
gobierno para garantizar cierto nivel de bienestar económico y su representación
como gobierno revolucionario, como los acuerdos que éste estableció con los
movimientos revolucionarios latinoamericanos. Estos dos elementos son fun-
damentales para entender los límites de la actividad guerrillera mexicana. No
tomarlos en cuenta implica un serio riesgo de distorsión y limita la capacidad
de análisis y comprensión. Obviamente, estos dos elementos no se presenta-
ron, ni influyeron de la misma manera todo el tiempo ni en todos los casos. El
examen detallado de las interrelaciones entre estos elementos estructurales y
los movimientos armados es todavía, en buena parte, un vacío en la historia de
la guerrilla mexicana.

La Liga Comunista 23 de Septiembre ante el debate


y la práctica revolucionaria latinoamericana

El modelo militar cubano establecido entre 1959 y 1967 fue una heterodoxia
respecto al pensamiento militar marxista y a las definiciones de la lucha por
el socialismo establecidas por la urss. El traslado de la ciudad al campo del
lugar de la lucha armada, el señalar al campesino y, posteriormente a la alianza
obrero-campesina como el sujeto de la revolución y el rechazo a la insurrección,
primordialmente urbana, representaban heterodoxias a la ortodoxia militar
marxista. Además, preconizar la lucha armada inmediata, el paso mediato
de sociedades semicoloniales, subdesarrolladas y dependientes a sociedades
socialistas eran heterodoxias a las etapas históricas definidas por el marxismo
clásico y se contraponían a la política global de la Unión Soviética de la co-
existencia pacífica.
Por lo tanto, analizar la construcción del modelo militar cubano para Amé-
rica Latina tiene que partir de considerarlo una heterodoxia del pensamiento

94

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

marxista en múltiples aristas, que sin embargo no se presentó como un debate


teórico sino como una práctica que buscaba y construía su teoría en su desarro-
llo mismo, constituyéndose en una ortodoxia. Y en esos mismos términos fue
cuestionado. Por razones de argumentación hemos presentado la construcción
del modelo cubano como una práctica lineal, sin embargo, este modelo, salvo
los primeros intentos que ya hemos enlistado, no fue seguido a pie juntillas por
los jóvenes revolucionarios latinoamericanos. El debate latinoamericano sobre
el camino de la revolución se construyó en la práctica realizando heterodoxias
a la ortodoxia cubana.
Distintos grupos latinoamericanos fueron cuestionando partes o la totali-
dad del modelo cubano que tenía en el foco guerrillero su núcleo principal. Se
cuestionó al campo como el lugar de la revolución implementando guerrillas
urbanas, como los Tupamaros en el Uruguay; se cuestionó que los citadinos,
burgueses y pequeño burgueses no tenían espacio en las organizaciones político
militares, como los mismos Tupamaros o los Terceristas del Frente Sandinista
de Liberación Nacional de Nicaragua; se negó que las armas fueran el único
camino para la instauración de un gobierno socialista, con la elección de la
Unidad Popular en Chile; se negó que la guerrilla tuviera que estar aislada de
las masas, como las Fuerzas Populares de Liberación de El Salvador y se incluyó
a los cristianos en la revolución. Estos ejemplos son indicadores de un intenso
debate práctico que cuestionó el modelo militar cubano para América Latina.
¿Por qué debatieron con el Che? La razón fundamental fue la imposibilidad
fáctica del traslado literal de las ideas. Si en un debate exclusivamente teórico
esto resulta difícil por la imposibilidad de que dos personas lean exactamente
igual un texto debido a sus distintas experiencias de vida, esto es mucho más
evidente cuando se trata de poner en práctica un modelo en una realidad dis-
tinta o, incluso, en el mismo espacio pero en una temporalidad diferente. Los
revolucionarios latinoamericanos tuvieron, al tratar de implementar la lucha
armada según los planteamientos cubanos, que enfrentarse con realidades
totalmente distintas que los llevaron a hacer ciertas adecuaciones o de plano
negar la ortodoxia de la Isla.
Esto es lo que configura lo que nosotros llamamos el debate latinoameri-
cano sobre la estrategia revolucionaria y su análisis debe de ser en tres planos:
debate latinoamericano-definición político militar de cada organización-práctica
político-militar de la misma. Y, por su naturaleza dialéctica, regresar al inicio:
cada definición de las distintas organizaciones político-militares latinoameri-
canas, plasmada teórica y prácticamente, nutrió el debate latinoamericano. Y
es en este modelo de análisis que postulamos que debe de estudiarse a la Liga
Comunista 23 de Septiembre y sus definiciones estratégicas.

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Fabián Campos Hernández

Los materiales teóricos de la Liga no fueron numerosos, no así las reflexio-


nes teóricas y las prácticas de las distintas organizaciones que la conformaron.
He aquí una veta descuidada hasta el momento: la teoría política militar de la
Liga y las distintas prácticas de ella según cada organización que la conformó,
misma que es posible verla analíticamente sólo a partir de nuestra propuesta
metodológica. De tal manera, que para elaborar la historia de la Liga el méto-
do seleccionado quedó de la siguiente manera: Modelo cubano de revolución,
debate latinoamericano, teoría político militar de la Liga, prácticas de cada
organización adherida a la Liga, teoría político militar de la Liga y debate lati-
noamericano.
En esta ocasión, por tratarse apenas de una propuesta en construcción
y por las limitaciones de espacio, privilegiaremos el análisis de dos partes:
el modelo cubano de revolución y la estrategia político militar escrita de
la Liga Comunista 23 de Septiembre. Además, en este primer intento, nos
centraremos en Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario o
Manifiesto al Proletariado, escrito por Ignacio Salas Obregón (Oseas), que, a
decir de los propios exmilitantes, fue el documento teórico más importante
de la organización.

El foco desde la perspectiva de la Liga 23 de septiembre

Como ya hemos dicho, el papel de Cuba fue fundamental en las posibilidades


de consolidación de la Liga. La ausencia de apoyo de la isla a la organización
limitó sus posibilidades en múltiples aspectos. Empero, esta relación no fue
responsabilidad única de Cuba, los dirigentes de la Liga se separaron drásti-
camente de la ortodoxia cubana criticándola fuertemente, reduciendo así las
posibilidades de un acercamiento.
La Liga negó tajantemente que fuera el foco guerrillero el método para
conseguir el triunfo armado: “La huelga política y no el ‘foco’, es lo que crea
condiciones para el desarrollo de la lucha guerrillera”.28 Definirse en sentido
contrario a la ortodoxia cubana y la idea que en buena parte generaba consenso
en América Latina implicó un fuerte aislamiento para la Liga, pero también
generó la necesidad de apostar por una estrategia político militar diferente, la
insurrección mediante la huelga política.

Salas Obregón, Ignacio. (2003). Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario.


28

México: Huasipungo. México. p. 67.

96

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

La huelga política

Los teóricos de la Liga eligieron la insurrección y la huelga política, entre otras


razones, por la propia historia de la cual eran deudores: las experiencias gue-
rrilleras previas y el movimiento de 1968.

La huelga política que alcanza su expresión más desarrollada en el 68, es el medio


a través del cual, las masas se colocan en condiciones de movilizarse. Cuando el
más simple paro de actividades se transforma en actividad política intensa, las
masas se colocan en condiciones de movilizarse. Cuando el simple paro de activi-
dades, se transforma en actividad política intensa, las masas cumplen vastas tareas
ligadas al desarrollo de la lucha revolucionaria; durante el 68 la huelga política
permitió un despliegue gigantesco de la actividad de agitación y propaganda, los
nuevos sectores que se incorporaban a la lucha asumían y desarrollaban estas
tareas; pero también y en la medida en que las simples manifestaciones daban
paso a las ofensivas de hostigamiento al Estado burgués, en éste último sentido la
huelga política se convierte no sólo en el principal instrumento para la extensión
y generalización de la agitación y propaganda, sino también, en el principal ins-
trumento para el desarrollo del hostigamiento; es por estas razones que la huelga
política aparece como preludio de la insurrección armada.29

Pero también respondía a una visión más clásica del marxismo y de la estrategia
militar de los partidos comunistas en el mundo. En la 10 Sesión Plenaria del
Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, celebrada en París en julio
de 1929 se definió como el objetivo central a las grandes huelgas políticas, cuya
organización, según decisiones adoptadas,

ayudará a los partidos comunistas a unificar más las intervenciones económicas


dispersas de la clase obrera, a operar una amplia movilización de las masas pro-
letarias y a enriquecer su experiencia política, conduciéndolas así hasta la lucha
inmediata por la dictadura del proletariado.30

La decisión político-militar-estratégica de percibir a la huelga política como


el motor de la revolución, en contraposición al foco guerrillero, implicó una
decisión acertada. Como ya vimos, la revolución en Cuba no triunfó por el foco
guerrillero sino que el foco estaba inmerso en un amplio movimiento social
y político que, en su parte urbana, puede definirse como huelga política que

Ibíd. p. 63.
29

Nueberg. (1973). La insurrección armada. México: Ediciones de Cultura Popular. p. 7.


30

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Fabián Campos Hernández

preparó las condiciones subjetivas para la insurrección y el triunfo militar del


ejército popular formado en el campo.

El sujeto revolucionario

No adscribirse al modelo foquista y decidirse por la huelga política y la insurrec-


ción implicó —además de cambiar el lugar fundamental de la guerra pasándola
del campo a la ciudad— construir un sujeto revolucionario completamente dis-
tinto. Como hemos dicho, el modelo cubano de revolución en América Latina
postuló al campesino como el sujeto de la revolución, después vinieron críticas
que reivindicaron a la ciudad y sus pobladores como sujetos revolucionarios y
en el extremo se encontraron aquellos que le asignaron un papel revolucionario
a algunos sectores de las clases medias de la burguesía. Por su parte, la Liga
Comunista 23 de Septiembre asumió como una postura teórica que guiaba su
práctica el concepto de Universidad-fabrica.
La Tesis de la Universidad-Fábrica fue un documento elaborado por Fran-
cisco Rivera “el Chicano”, Salvador Corral y Sergio Hirales “el Pachis”, militantes
de los Enfermos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que hacía un análisis
marxista del papel de la Universidad y de quienes la conforman dentro del sistema
capitalista. La idea principal del documento es que concibe a la universidad como
un espacio donde se genera el conocimiento técnico necesario para la reproduc-
ción del capital y, como consecuencia de esto, concibe al estudiante como un
generador de plusvalía y por lo tanto un obrero. Si la lucha era proletaria, la Liga
había construido a su proletario particular. Enmarcado en las luchas estudiantiles,
el documento impulsó a la Liga a considerar que en ellos tenían al sujeto revolu-
cionario y que estaba ya dispuesto a pasar a la lucha armada. A sus ojos, estaban
dadas las condiciones objetivas y subjetivas de la revolución socialista en México.

Sentadas estas premisas nada más natural que de ellas se dedujeran concepciones
como la que caracterizaba al movimiento estudiantil del 68 como una lucha cuya
fuerza principal, su carácter y contenido eran proletarios, una lucha revolucionaria
del proletariado que solo el oportunismo, la miopía y la cobardía de los demócratas
había impedido que se proyectara a sí misma de acuerdo a su verdadera naturaleza
y, por tanto, que se convirtiera en una insurrección armada por la destrucción
del poder burgués.31

Hirales Morán, Gustavo. (1977). La Liga Comunista 23 de Septiembre. Orígenes y Naufragio.


31

Citado por Esteve Díaz, Hugo (2013). Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado
socialista en México (1960-1990). Guadalajara: Taller Editorial la Casa del Mago. p. 463.

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Pero la Liga no fue una organización político militar exclusivamente urbana ni


estudiantil, aunque estas pueden señalarse como características de la mayoría de
sus militantes. La Liga tuvo como sujeto revolucionario teórico la alianza obrero-
campesina, en este sentido mucho más cercana a la postura china o vietnamita
y en concordancia con lo postulado por Cuba después de la Tricontinental.
A lo largo de Cuestiones fundamentales, Oseas postula la alianza obrero
campesina como el sujeto revolucionario, además de que es conocido el frus-
trado intento de establecer una alianza con la guerrilla campesina de guerrero.
¿Qué entendía Oseas por campesino? Salas Obregón era una persona urbana
por excelencia y en ello puede que hayan radicado varias de sus definiciones
al respecto. Para él, el campesino de la alianza era el obrero agrícola, funda-
mentalmente, y el campesino pobre. Es por ello que ve en sus posibles aliados
a aquellos campesinos de las zonas más industrializadas del campo mexicano,
el del centro-norte del país. Eso nos lleva a considerar dicha definición como
central en la capacidad real de generalizar la huelga política y la insurrección.
Oseas no presentó un discurso sobre los indígenas mexicanos, muy cercano a
los planteamientos marxistas clásicos podríamos inferir que para él, las nacio-
nalidades era un problema que se iba a resolver con el socialismo instaurado
y, más aún, a que podría considerar a los indígenas como sujetos ahistóricos
incapaces de desarrollar la revolución. Norteño, urbano, moderno y marxista,
no resulta extraño que su planteamiento estuviera dirigido al centro-norte del
país y que en él el centro-sur no tuviera un peso específico en su planteamiento
político y militar.

Las alianzas

Ligado al concepto de sujeto revolucionario se encuentra el tema de las alian-


zas con otras clases y segmentos. Como vimos, durante la radicalización del
modelo cubano se postuló al citadino, pequeño burgués como un traidor o un
traidor en potencia. Uno de los referentes de esos años respecto a la práctica
y la teoría de la política de alianzas en una coyuntura determinada fueron los
vietnamitas. Además del análisis de el Che al respecto, misma que citamos más
arriba, Trouh Ching señaló:

en cuanto a la política de alianzas, hay alianzas duraderas para toda una etapa
estratégica de la revolución y alianzas temporarias para un período determinado
de una etapa revolucionaria. Hay también alianzas para la acción y alianzas para
la neutralización.

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Fabián Campos Hernández

El frente nacional unido antiimperialista en nuestro país es una forma de unión


de las fuerzas revolucionarias y al mismo tiempo una forma de alianza duradera
entre las diversas capas de la población, los diferentes partidos democráticos, las
organizaciones de masas y personalidades democráticas para la realización de la
unidad de acción sobre la base del programa político del frente.
La experiencia de nuestra revolución demuestra que es mejor tener un amplio
frente nacional unido; pero lo esencial es que el frente disponga de un programa
político explícito y sea capaz de realizar la unidad de acción entre sus diversos
miembros para poner en práctica ese programa, y que tenga que apoyarse sobre
una sólida alianza obrero-campesina y someterse a la dirección estrecha del Par-
tido marxista-leninista. Sólo con esas condiciones es posible asegurar la victoria
de la revolución.32

El Frente Nacional vietnamita partía de un análisis marxista de las relaciones de


clase en un momento determinado de la lucha armada. Así por ejemplo, en su
etapa anticolonial la alianza con sectores inconformes de los señores feudales
era una alianza temporal de neutralización que usaba a favor de la lucha las
pugnas entre señores feudales y poder colonial. Una vez conseguida la derrota
de los franceses dicha alianza se redujo a aquellos señores feudales que mantu-
vieron una posición nacionalista, utilizando las pugnas interfeudales en la etapa
antifeudal de la lucha armada.
De lo anterior, puede deducirse que este modelo de alianzas operó durante
la lucha armada en Cuba. Distintas clases sociales dispuestas a luchar en contra
de un dictador sobre la base de las pugnas al interior de las clases dirigentes y de
la burguesía nacional, sin embargo no hay constancia de que los revolucionarios
cubanos hayan partido de ese análisis. Y, como ya vimos, durante el periodo de
1959 a 1967 se negó esta conformación de los sectores antibatistianos. Los que
de manera intencional aplicaron dicho modelo fueron los que consiguieron la
segunda llegada al poder de una guerrilla en América Latina, los terceristas del
Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En el caso concreto de la Liga Comunista 23 de Septiembre y, en particular
de Oseas, se realizó un análisis marxista que les permitió ver las contradicciones
interburguesas.

Los distintos grupos monopólicos nacionales, en combinación y competencia con


los grupos monopólicos extranjeros, se reparten el territorio nacional, la tierra,
los recursos naturales (directamente o a través de un conjunto de concesiones del

32
Troug, Ching. (1972). El marxismo vietnamita. México: Grijalbo. pp.89-90.

100

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

Estado), las áreas de influencia, las distintas ramas de la producción, el mercado


nacional y el mercado de exportación… Las “diferencias” políticas entre los re-
presentantes de tales intereses, son de manera principal, la manifestación de las
pugnas intermonopólicas a las que nos referimos.33

A pesar del análisis realizado, la Liga no pudo ver en las pugnas intermo-
nopólicas una posibilidad de diezmar a la gran burguesía ni al Estado mexicano.
Antes bien, en concordancia con la radicalización del modelo cubano, plantearon
la necesidad de separar en dos bloques a la sociedad mexicana, burguesía-Estado
contra la alianza obrero-campesina.34 Y más aún, antes que una alianza con
sectores democráticos de la pequeña y mediana burguesías, los constituyeron
en su principal e inmediato enemigo. Al referirse a las tareas fundamentales de
la lucha armada Salas Obregón escribió: “En segundo lugar, va dirigida a dar
muerte a los ‘agentes’, ‘orejas’, ‘charros’, y funcionarios que permiten el desarrollo
de la labor de la policía política. Y junto a ello, a liquidar directamente a los
cuerpos militares de la burguesía.”35
De tal manera que, para la Liga 23 de Septiembre la política de alianzas
fue muy restringida. Buscando el purismo de la victoria propuso un sujeto
revolucionario que en la práctica sólo existía en la mitad del país, permitió que
la burguesía y el Estado se unieran en contra de un enemigo plenamente identi-
ficado —superando parcialmente sus pugnas—, que ellos mismos consolidaran
su dominio sobre la pequeña y media burguesía y obtuvo la imposibilidad de
llevar a cabo su propia definición estratégica de lucha armada: la huelga política
y la insurrección que llevaran a la generalización de la guerra en México.

33
Salas. (2003). Op. Cit. p. 23.
34
Para Ignacio Salas Obregón “El desarrollo del aparato burocrático y militar, el crecimiento
cada vez más complejo de las tareas de dirección técnica y despótica del capital en el proceso
productivo, la necesidad política de consolidar su dominio sobre el proletariado, asegurando
la alianza de un puñado de obreros aristocratizados que devienen en pequeña burguesía
en sentido estricto; la posibilidad que el desarrollo monopólico le da a la burguesía para
obtener ganancias extraordinarias, una parte de las cuales puede destinar a la corrupción
de una amplía capa de burócratas, obreros aristocratizados, funcionarios, administradores y
gerentes, todo esto hace crecer incesantemente a una capa pequeñoburguesa, que se somete
incondicionalmente a la política de la burguesía financiera. Claro está que al mismo tiempo,
por su ubicación en las relaciones de producción se encuentra en peligro de ser desplazada;
aunque lo anterior, más que impulsarla a la lucha contra la burguesía, la condiciona a una
sumisión cada vez más servil. Se trata de las más serviles y reaccionarias capas de la pequeña
burguesía, de ahí salen los charritos y los capataces”. Ibíd. p. 24.
35
Ibíd. p. 76.

101

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Fabián Campos Hernández

Pero, además, logró su aislamiento internacional. Cuba, por su acuerdo


con el Estado mexicano y por las diferencias de concepción político-militar, no
apoyó el esfuerzo de la Liga. Pero, es importante subrayar que la Liga también
se aisló de otras organizaciones armadas latinoamericanas con las cuales podría
poner en práctica el internacionalismo proletario.
Pero para aquellos grupos latinoamericanos en los que el pobre y el
campesino era el sujeto revolucionario concebir —como lo hacía la Liga— al
estudiante como proletario y sujeto revolucionario no era más que un intento
revolucionario de pequeños burgueses aventureros que no llegarían a ser au-
ténticos revolucionarios. Por tanto, no se arriesgarían a tener algún vínculo con
ellos. Para otros, como las FPL de El Salvador, quienes desarrollaron un trabajo
intenso en las ciudades y entre los estudiantes, estos eran un aliado pero no el
sujeto revolucionario. Ni entre los menos ortodoxos existió una posibilidad de
acercamiento ideológico que posibilitara el afincamiento de relaciones político-
militares.
Además, como correlato de su negativa a usar las pugnas interburguesas
nacionales y a concebir a la pequeña y mediana burguesías como objetivos de
guerra, también se negaron la posibilidad de utilizar las pugnas interimperia-
listas y las alianzas con movimientos democráticos en el mundo. Factor éste
fundamental en el triunfo vietnamita contra Francia y Estados Unidos, en el
triunfo en Cuba contra Batista y, finalmente, en el triunfo sandinista. La Liga
Comunista 23 de Septiembre nació y murió muy sola.

A manera de cierre

Evidentemente que faltan muchos elementos a analizar en lo que se refiere al


debate entre el modelo cubano de revolución y la teoría político militar de la
Liga. Además de que faltaría el análisis entre el debate latinoamericano y la
Liga, la relación entre teoría militar y práctica revolucionaria de las distintas
organizaciones que la conformaron. Sin embargo, creemos que con lo expuesto
aquí es posible trazar tres importantes líneas: 1) el estudio de las definiciones
estratégicas de la LC-23S abren una veta de análisis que enriquece la historia al
posibilitar otro tipo de dialogo con los testimonios de los exmilitantes y con
los documentos producidos por la organización. 2) un estudio de esta manera
permitiría un debate sobre la naturaleza misma de la guerra sucia en México
y, 3) implicaría la necesidad de una revisión histórica sobre la importancia de
la organización en el periodo mismo de sus actividades y de su impacto en la
conformación del México actual. Si nuestra propuesta se traduce en un debate

102

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La revolución latinoamericana y la Liga Comunista 23 de Septiembre

entre los exmilitantes de esta organización, entre los académicos especialistas


en su historia y, finalmente, entre la sociedad mexicana, habremos cumplido
nuestro objetivo.

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presentado ante la Tricontinental, en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/
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00A-Completo LC23S.indb 103 02/03/2015 03:34:21 p.m.


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00A-Completo LC23S.indb 104 02/03/2015 03:34:21 p.m.


2

méxico: quiebre generacional,


violencia y resistencia

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Introducción

Yllich escamilla santiago

C omo el titulo lo refiere, la juventud rebelde de finales de los sesenta fue un


verdadero quiebre generacional, el cual puso al límite al régimen autori-
tario del Partido Revolucionario Institucional (pri); estos jóvenes, habidos de
democracia y con el hartazgo de la cultura autoritaria ejercida por el gobierno,
buscaron abrir canales de participación social, los cuales fueron taponados
violentamente por los gobiernos priístas.
La represión a los movimientos estudiantiles de aquella época, lejos de
sofocar la resistencia, avivó el fuego de la lucha armada, larvado desde media-
dos del siglo xx. Algunos jóvenes radicalizados por los agravios del régimen
decidieron tomar las armas en busca de un ideal socialista. A la variable de la
juventud rebelde se añadió otro elemento fundamental, el espacio geográfico;
la modernidad violenta, junto con los cacicazgos emanados de la Revolución
Mexicana y la formación de nuevas élites posrevolucionarias, provocaron que
los principales centros de desarrollo del país —Ciudad de México, Jalisco, Si-
naloa y Nuevo León—se convirtieran en los epicentros de la guerrilla urbana.
Sucesos como las masacres de Tlatelolco y San Cosme en el DF, fueron una
lección para algunos estudiantes, el camino de la política legal estaba cerrado,
había que abrirlo con el fusil en la mano; el uso de la violencia de Estado no
fue privativo para movimientos estudiantiles como el de 1968 y 1971, también
el régimen aplicó la violencia institucional contra todo tipo de organización
que mostrara algún tipo de independencia o autonomía. Tal fue el caso de los
Vikingos, pandilla barrial de San Andrés, Guadalajara, quienes ante la constante
violencia del grupo gansteril de la Federación de Estudiantes de Guadalajara
(feg), se vieron obligados a la autodefensa, transitando por lucha política
mediante el Frente Estudiantil Revolucionario (fer), hasta ser empujados a la
lucha armada.
Mientras que en el noroeste de México, la pugna por los espacios de go-
bierno y de representatividad de la Universidad Autónoma de Sinaloa llevaron

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Yllich Escamilla Santiago

a la polarización y radicalización del Frente de Estudiantil Universitarios de


Sinaloa (feus), no sólo contra los grupos de choque del pri, sino entre la mis-
ma izquierda. Los Enfermos fueron resultado de la álgida disputa por el poder
dentro de la universidad, la expresión más radical de esa lucha fue la toma de
las armas y la clandestinidad.
Nuevo León era sede de un nuevo modelo de industrialización, también
fue la cuna de una oligarquía de mano de hierro. Monterrey fue escenario de
luchas obreras y estudiantiles, la radicalidad de la lucha de clases era cuestión
de tiempo. La sublevación y la rebeldía no se gestaron al interior del proleta-
riado, sino de los estudiantes universitarios, en algunos casos, jóvenes radicales
provenientes del seno de la pequeña burguesía regiomontana.
El trabajo realizado en este capítulo por las y los autores —la mayoría
testigos y protagonistas de los hechos—, coadyuva a la comprensión de las
circunstancias y contextos que dieron surgimiento a la guerrilla urbana, y en
específico, el de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

Yllich Escamilla Santiago*

D espués de la Segunda Guerra los sistemas mundiales tuvieron dos décadas


de estabilidad y crecimiento a través de una economía liberal o dirigida,
situación que favoreció el desarrollo de las clases medias y con ello su acceso
a la educación profesional. Los paradigmas culturales estructurados de la pos-
guerra no pudieron contener la constante pujanza de una generación de jóvenes
más preparados que demandaban inclusión política y social. El devenir del
movimiento de 1968 implica la elaboración de una lectura global del mismo,
ya que, éste formó parte de un fenómeno mundial. En el artículo se concebirá a
los movimientos del 68 como revoluciones, ya que, transformaron la política, la
cultura, el arte y la sociedad, no sólo en los lugares en los que se desarrollaron,
sino en todo el mundo.
El siguiente trabajo presenta un esbozo de los contextos internacionales,
los cuales directa e indirectamente, impactaron en el movimiento estudiantil
de 1968 en México. Al mismo tiempo, se muestra la respuesta autoritaria del
Estado mexicano a la movilización estudiantil, derivando en constantes usos
desmedidos de la fuerza pública, lo cual obligó a los estudiantes a crear estrategias
de autodefensa, y en algunos casos, desplegar acciones clandestinas y armadas
contra la policía y el ejército.
El movimiento estudiantil del 68, en este trabajo, será entendido como
un proceso histórico-político-coyuntural más que una categoría temporal. Por
lo tanto, el artículo parte del año 1966, particularmente, con el descontento
de los jóvenes comunistas hacia el burocratismo del Partido Comunista de la
Unión Soviética (pcus) y su política de coexistencia pacífica, y culminando con
la represión del Estado mexicano a la movilización estudiantil de 1971.

* Doctorante del Posgrado en Estudios Latinoamericanos unam; Maestro en Estudios Lati-


noamericanos unam; Licenciado en Ciencia Política Universidad Autónoma Metropolitana-
Iztapalapa. Líneas de investigación: Movimientos armados, violencia y memoria.

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Yllich Escamilla Santiago

Contradicciones en el bloque comunista

Brézhnev tomó el timonel de la urss en los años 1964-1982, su gestión no sólo


fue la del estancamiento económico, sino la de una nueva era oscurantista en
la filosofía marxista, el proyecto soviético estaba en franca crisis.1 De hecho,
la URSS asumió como “razón de Estado” la invasión a países satélite si éstos
desplegaban una política independiente. La relaciones exteriores de la Unión
Soviética con las naciones del Pacto de Varsovia2 se redujeron a un llano ex-
pansionismo; a esas alturas de la guerra fría ya no había tanta diferencia entre
imperios capitalistas y “comunistas”.
En 1966, en Moscú hubo una rebelión intestina en la Universidad Patricio
Lumumba. Una marcha organizada por los becarios internacionalistas contra
la invasión a Vietnam que se dirigiría a la embajada de Estados Unidos, fue
reprimida por la caballería e infantería del Ejército Rojo; la reacción exacerbó
la protesta y los enfrentamientos contra la burocracia del pcus y su política de
coexistencia pacífica, es decir: se volvió una pequeña —pero significativa— re-
belión antisoviética protagonizada por los jóvenes becarios comunistas.3
En ese mismo año, Mao Tse-tung inició la Revolución Cultural China
(1966-1969), estrategia ideológica y política para radicalizar la revolución y
apropiarse de los aparatos ideológicos del Estado burgués, con la finalidad de
evitar el regreso del capitalismo; también fue una política internacional para
disputarle la hegemonía a la urss, y lograr ser el nuevo paradigma del comu-
nismo internacional. Estas vertientes impactaron y dividieron a la izquierda en
dos grandes bloques: pro-soviético y pro-Chino.4

1
La crisis del paradigma soviético comenzó con la muerte de Stalin en 1953. A su muerte le
sucedió NIkita Kruschev -1955- quien inició un proceso de desestalinización e impulsó la
coexistencia pacífica como su política internacional. La debacle de su gobierno inició posterior
a la crisis de los misiles en 1962, hasta llegar a su remoción en el año de 1964.
2
El Pacto de Varsovia, contra parte de la otan fue firmado en 1955 y era una política inter-
nacional de defensa militar de países comunistas pro-soviéticos, los cuales, en caso de una
agresión a cualquier país miembro responderían en bloque. Se encontraba conformado por
Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, República Democrática de Alemania,
Rumania, y por supuesto, la urss.
3
Algunos estudiantes de la Juventud Comunista Mexicana inconformes con la política del pcus
decidieron tomar partido ideológico por China, Corea del Norte y Albania. Algunos de estos
jóvenes se adiestrarían militarmente en Corea del Norte, para formar un grupo guerrillero
llamado Movimiento de Acción Revolucionaria (mar). Castañeda, Salvador. (1980). ¿Por qué
no lo dijiste todo?. Grijalbo. México. pp. 42-46.
4
La pugna chino-soviética comenzó con la gestión de Nikita Kruschev a principios de la década
de los sesenta. El proceso de des-stalinización y la coexistencia pacífica fueron motivos ideoló-

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

De la Primavera de Praga, al otoño rojo mexicano

El año de 1968 puede ser resumido en cuatro eventos significativos: la ofensiva


del Tet, la Primavera de Praga, el Mayo Francés y las Olimpiadas en México.
Eventos por cuya importancia impactaron a nivel global. El 68 se conformó
como una revolución cultural y juvenil en contra de valores conservadores y
autoritarios. Una de las razones principales de estas rebeliones, se debió a la
crisis del modelo económico e ideológico-cultural emergido de la segunda
posguerra.
La guerra de Vietnam fue un conflicto que se generó en el siglo xviii
como parte del colonialismo francés asentado en la península de Indochina
(Vietnam, Laos y Camboya).
Después de la Segunda Guerra Mundial, los territorios ocupados por los
franceses comenzaron un proceso tortuoso de descolonización, para 1950, el
ejército galo ya no pudo contener la resistencia guerrillera del Viet Minh —en-
cabezada por Ho Chi Minh— por lo cual, comenzó a recibir apoyo financiero y
bélico por parte de Estados Unidos. Tras constantes derrotas y errores militares,
y a pesar del apoyo estadounidense, en 1954 se firmaron los acuerdos que le
dieron independencia a Camboya y Laos, mientras que Vietnam fue dividido
en dos: en Norte y Sur.
En Vietnam del Sur siguió asentado el dominio colonial francés, con la
salvedad de llevar a cabo un referéndum en 1958: unificación o división. Sin
embargo, en 1955 se instauró una dictadura militar en el territorio del sur,
apoyada por Estados Unidos. Cada vez era mayor la injerencia estadouniden-
se, para 1959 comenzó a actuar la guerrilla comunista llamada Viet Cong, la
polarización de la guerra interna llevó a Washington a tomar una decisión en
1965: la ocupación.
A finales de enero de 1968, el Viet Cong decidió emprender una opera-
ción militar a gran escala, la ofensiva del Tet, la cual fue una compleja acción
táctica y estratégica de engaños y oportunismos militares. La celebración del
Tet es la fiesta del año nuevo vietnamita, por lo cual el Viet Cong declaró una

gicos para el rompimiento entre ambas potencias, aunque también hubo razones pragmáticas,
por ejemplo: la negativa de la Unión Soviética a compartir los secretos de la bomba atómica
con sus “camaradas” chinos. Esto desencadenó varias disputas y desencuentros: apoyo de la
urss a la India por una franja tibetana; acusaciones de Mao Tse-tung hacia el pcus y Kruschev
de ser revisionistas y capitulacionistas, tras su papel en la crisis de los misiles; hasta su punto
cúspide en 1969, los incidentes armados fronterizos en el río Ussuri, los cuales estuvieron a
punto de desatar una guerra entre ambas naciones cual estuvo a punto de desatar una guerra
entre ambas naciones comunistas.

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Yllich Escamilla Santiago

tregua en las vísperas, ante ello, muchos soldados del Ejército Vietnamita del
Sur les fue otorgado permiso de descanso; el Viet Cong rompió la tregua el 21
de enero, comenzó así el sitio a Khe Sanh. Esto fue parte de una estratagema,
ya que semanas previas, el Viet Cong había infiltrado Hanói.
El 30 de enero comenzó la ofensiva de más alta escala hasta ese momento.
La guerra en Vietnam se volvió un baño de sangre; los horrores de la guerra, los
llamados “excesos” y la violencia tuvieron una caja de resonancia, la televisión.
El conflicto en Vietnam fue la primera guerra televisada, el poder adquisitivo
de las clases medias europeas y americanas les permitió tener acceso a la televi-
sión; la educación superior también fue una constante en dicho estrato, lo cual
convirtió a muchos televidentes en férreos críticos contra la guerra. Estados
Unidos comenzó a ser derrotado moralmente.
En esos mismos días, pero en Checoslovaquia, llegó a la dirección del
Partido Comunista el eslovaco Alexander Dubcek, éste emprendió una serie de
reformas graduales de corte económica, política e internacional, distanciándose
de la férrea política soviética. De esta forma, comenzó el periodo conocido como
la Primavera de Praga, en la cual las medidas adoptadas por Dubcek pretendían
crear un socialismo con rostro humano.
En marzo, el gobierno checoslovaco quitó la mordaza a los medios de
comunicación y fueron aprobadas las reformas en un compendio llamado Plan
de Acción, que entre sus objetivos estaban: crear partidos políticos, siempre y
cuando éstos tuvieran como plataforma política e ideológica el socialismo;
igualdad entre checos y eslovacos; liberación de presos políticos; derecho a
huelga y libertad religiosa.5
La Primavera de Praga duró hasta el 20 de agosto, esa noche las fuerzas
del Pacto de Varsovia ocuparon Checoslovaquia, la entrada de tanques fue algo
más que el lenguaje del poderío soviético, fue el aplastamiento simbólico que
el socialismo real hizo al socialismo con rostro humano. La resistencia callejera
de los jóvenes fracasó, más no su sentencia histórica. Sus proclamas en los
muros señalaron para siempre la ilegitimidad de sus invasores, dictando una
sentencia histórica: ¡Americanos abandonen Vietnam, soviéticos, abandonen
Checoslovaquia!; no se construye el socialismo con tanques; Lenin, despierta,
Brézhnev se ha vuelto loco.6
También en Francia los jóvenes se encontraban activos, críticos e influidos
no sólo por el marxismo clásico, sino también por las propuestas de la intelec-

5
femospp. (2008). Informe Histórico presentado a la Sociedad Mexicana. Fiscalía Especial México:
femospp. p 91.
6
Hobsbawm, Eric. (2007). Historia del siglo xx. Barcelona: Crítica. pp. 397-399.

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

tualidad contemporánea como las de Sartre, Foucault, Althusser. Estas corrientes


de pensamiento crítico y ruptura epistemológica, chocaron directamente contra
el conservadurismo de la época y con el estilo personal de gobernar de Charles
De Gaulle, cuyas mieles de la Segunda Guerra Mundial comenzaron hacerse
hieles. El 68 francés desembocó en una crisis institucional y un conflicto social
que rebasó, por mucho, cualquier cálculo político.
El origen del Mayo Francés se incubó desde noviembre de 1967 con la
huelga estudiantil de la Universidad de Nanterre, a la que se sumaron más de
10 mil universitarios. Las manifestaciones siguieron hasta iniciado el año de
1968. En este tenor, la protesta del 22 de marzo fue determinante para el rumbo
del movimiento, pues estudiantes de la misma universidad exigieron acceso a la
representación política en los órganos de gobierno universitario, los manifes-
tantes fueron agredidos por un grupo fascista y posteriormente por la policía,
como respuesta, los agredidos, tomaron la universidad. Esta acción bautizó al
Movimiento 22 de Marzo.7
La guerra de Vietnam fue otro de los fenómenos que impactaron en el
movimiento francés. Durante el mes de abril las protestas contra las atrocidades
cometidas por el ejército de ocupación estadounidense, alimentaron la rabia
e indignación de la juventud que manifestó su descontento a través de boicots
y sabotajes a negocios estadounidenses. Estos sucesos desencadenaron agudos
enfrentamientos entre estudiantes y cuerpos policiacos, dejando como saldo
varios heridos y detenidos; debido a esto, el día 2 de mayo la rectoría de la Uni-
versidad de Nanterre optó por cerrar la universidad, acción que desencadenó
otro enfrentamiento entre la policía y los estudiantes.8
El 3 de mayo el conflicto se trasladó de Nanterre a la Sorbona, estudian-
tes refugiados en la universidad intentaron participar en las manifestaciones
obreras programadas para ese día; ante dicha situación, el rector de la Sorbona
mandó desalojar a los estudiantes con el uso de la fuerza pública. A partir de ese
momento, se sucedieron enfrentamientos en las calles parisinas, especialmente
en el barrio latino.
El movimiento generó simpatías en amplios sectores, en las barricadas
estaban estudiantes, obreros y sectores progresistas de la pequeña burguesía,
además de contar con el apoyo moral de los intelectuales, también afectados
por la represión. Los jóvenes no fueron apoyados por el Partido Comunista
Francés, lo cual le dio peculiaridad al movimiento. La filosofía de su 68 se podía

7
Bartra, Armando. (2001). 1968 el mayo de la revolución. México: Fundación Rosa de Luxem-
burgo- Stiftung. Para leer en libertad A.C. p.21.
8
Ibíd. 25.

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Yllich Escamilla Santiago

leer claramente en sus consignas: La imaginación al poder; ¡Abajo el realismo


socialista!, ¡Viva el surrealismo! y; Diga no a la Revolución con corbata.9
Tras dos días de enfrentamientos contra la policía, el 13 de mayo la
Confederación General del Trabajo y la Confederación Francesa Democrática
de Trabajadores emplazaron a la Huelga General, el punto neurálgico de los
manifestantes fue la Sorbona, así comenzó una nueva etapa del movimiento
estudiantil-juvenil en Francia. La Huelga General tuvo tanta fuerza que entre
los días 13 y 20 de mayo, París quedó paralizado, provocando la escases de
productos de primera necesidad, incluso se llegó a hablar de una insurrección
y la deposición de De Gaulle.
El sistema político francés entró en crisis, el vacío de poder fue gradual-
mente ocupado por el Primer Ministro Goerges Pompidou, quien negoció
con las cúpulas sindicales ciertas concesiones laborales. Para el 27 de mayo se
desarticuló el apoyo de las centrales obreras al movimiento, dos días después,
mientras las bases obreras y los estudiantes luchaban en las barricadas, De Gaulle
dejó París, disolviendo la Asamblea Nacional para llamar a nuevas elecciones.10
La revolución francesa del 68 fue tan rápida y vertiginosa que para finales
de mayo comenzó a notarse un desgaste. En junio la represión siguió, el día 10
cayó en combate un estudiante, a causa de ello, los enfrentamientos se recrude-
cieron. El 12 de junio, De Gaulle declaró ilegales las protestas y a los grupos de
“extrema izquierda”. Las elecciones realizadas a finales de mes arrojaron resul-
tados diferidos: la Asamblea para los partidarios de De Gaulle y la presidencia
para Pompidou. El movimiento poco a poco perdió fuerza, las polarizaciones
al interior y el desgaste de la sociedad parisina dieron por concluido el movi-
miento más transgresor y radical hasta ese momento; la influencia de los jóvenes
franceses llegó a todas partes del planeta, hablar de cualquier movimiento del
68 tiene que referirse por fuerza a lo sucedido en París.
Llegó un momento de calma, era tiempo de voltear a otro lado, los ojos
del mundo veían hacia México, sede de las Olimpiadas. Las cuales fueron la
vitrina ideal para mostrar los logros y la justicia de la revolución instituciona-
lizada, oportunidad para presentar al mundo los alcances de la modernidad y
presumir el milagro mexicano. La Ciudad de México, lugar cosmopolita y reflejo
del alemanismo consumado, presumía la Villa Olímpica, sus rascacielos, sus

9
Consultado en: http://enriquegri.blogspot.mx/2007/03/frases-del-mayo-frances-1968.html
10
El viaje de Charles de Gaulle fue hacia Alemania Occidental, ahí se entrevistó con el general
de las fuerzas galas, se especuló un posible golpe militar. A su regreso, el día 30 de mayo,
Gaulle anunció que en un periodo mayor de 40 días se realizarían las elecciones, no dimitió
formalmente.

114

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

grandes complejos habitacionales como la Unidad Tlatelolco, el Multifamiliar


o la Unidad Latinoamericana. Todo, bajo una retórica modernizadora.
Atletas, políticos y turistas pudieron constatar los logros de la modernidad,
la cultura y educación, contemplaron una Ciudad Universitaria, nueva sede de
la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), cubierta de murales
de Diego Rivera, Siqueiros y O´ Gorman, entre otros. Ciudad Universitaria era
la joya de la corona del sexenio de Miguel Alemán, pero la Ciudad de México
contaba con otro centro educativo que formaba a especialistas técnicos, el Ins-
titutito Politécnico Nacional (ipn), obra del cardenismo. Ambas instituciones
educativas nacionales se disputaban el prestigio e influencia social, generando
una fuerte rivalidad, muchas veces avivada por intereses ajenos a los educativos.
La unam y el ipn antagonizaron en todo. La primera al sur y la segunda al
norte de la ciudad, competían en el nivel educativo, profesionalización y sobre
todo en lo atlético. El deporte fue la arena para dirimir la supremacía de una u
otra institución, situación que se trasladó hasta las porras.11 Estas rivalidades
se daban desde los altos estratos, hasta en un simple juego callejero, pretextos
sobraban para liarse a puños en “defensa” de los colores de su alma mater.
Una de esas tantas riñas tuvo lugar el 22 de julio. La Ciudadela, tristemente
celebré por la Decena Trágica, fue escenario del inicio del 68 mexicano, el más
sangriento de todos los movimientos de ese año. En dicho lugar, se encontraban
tres escuelas de nivel media superior: las Vocacionales 2 y 5, adscritas al ipn;
y la preparatoria Isaac Ochoterena, que no era propiamente de la unam, pues
sólo incorporaba su plan de estudios. Una mezcla de rivalidades estudiantiles
y pandilleriles desataron una gresca entre los Ciudadelos, las Arañas y alumnos
de los tres planteles; los preparatorianos sacaron la peor parte, su recinto fue
apedreado por los politécnicos, pero la gresca no terminó ahí.
Al día siguiente, alumnos de las preparatorias 2 y 6 de la unam apedrearon
las vocacionales, la plaza de la Ciudadela fue un campo de batalla, todo ante
los ojos complacientes del cuerpo de granaderos. Una vez culminada la gresca,
cada grupo se replegó a su escuela de procedencia; fue en ese momento en
que la policía arremetió contra los alumnos de la Vocacional 5, dicho cuerpo
policiaco se ensañó con la represión, golpeando en el interior a alumnos, pro-

11
Los grupos de animación de una y otra institución se les conoció como porras, y a sus integran-
tes como porros. En un sistema autoritario ninguna participación puede ser independiente,
por lo cual, el Partido Revolucionario Institucional (pri) comenzó a cooptarlas. Las porras
degeneraron su objetivo inicial, convirtiéndose en grupos de choque del pri a cambio de tener
cierta permisividad para controlar escuelas y cometer actos delincuenciales; estos grupos,
asentados en el sector popular del partido, controlaban e impedían cualquier otro tipo de
organización independiente, fuera de izquierda u otras denominadas democráticas.

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Yllich Escamilla Santiago

fesores y personal administrativo, quienes ni siquiera habían intervenido en


los enfrentamientos antes señalados. La actuación desmedida de este cuerpo
policial, personificó la violencia institucional del pri como forma de gobierno.12
La represión y el autoritarismo no pudieron contener la fractura que pro-
vocó un choque generacional entre la juventud rebelde y contestaría, y el orden
conservador y autoritario de la sociedad mexicana. Los jóvenes y estudiantes,
así como algunos sectores de la izquierda radical, respondieron al agravio pri-
mero con la protesta callejera y posteriormente con la autodefensa en contra
de los abusos policiales; el movimiento del 68 es la crónica de más de 150 días
de violencia de Estado, cuya cúspide fue el 2 de octubre.
Debemos comprender que la masacre de Tlatelolco no fue un hecho aisla-
do, producto de un trauma psicológico derivado de la fealdad de Gustavo Díaz
Ordaz,13 sino un conjunto de hechos, resultado de una serie de violencias siste-
matizadas de un régimen autoritario y cerrado, que impondría a sangre y fuego
de ser necesario, el principio de autoridad del partido y del presidencialismo.

El movimiento estudiantil del 68 y los límites del régimen

El movimiento estudiantil de 1968 ¿antisistema o reformista? ¿cuál era su verda-


dera peligrosidad? ambas interrogantes son pertinentes. Partamos del hecho que
un movimiento social, por esencia, es la protesta organizada, y por ende, chocará
con una serie de estructuras gubernamentales establecidas, estas expresiones
de inconformidad cuestionan la legitimidad del Estado. Rudolf Heberle define
a los movimientos sociales como: “intentos colectivos por lograr un cambio en
ciertas instituciones sociales o por crear un orden [social] enteramente nuevo”.14

12
Condés Lara, Enrique. (1998). “Recuento”. en Arechiga Robles, Rubén et.al. Asalto al cielo. Lo
que no se ha dicho del 68. México: Océano. p. 69.
13
Enrique Krauze en su libro, La presidencia imperial hace más de veinte referencias a su fealdad,
por ejemplo: “Era como si por su complejo de fealdad, por sus inseguridades […] pusiera
siempre la voz por delante” (281); “En la Cámara de Senadores, Díaz Ordaz formó un dúo con
un hombre que parecía su reverso exacto: Adolfo López Mateos. Uno era feo, hosco, cerrado
[…] El otro era guapo, simpático, abierto” (286); “Soy lo suficientemente feo como para que
me tengan miedo” (291); “Alguien dijo que los poblanos teníamos fama de ‘dos caras’ a lo que
contestó: ¿usted cree que si yo tuviera otra cara saldría a la calle con ésta?” (293); “las frases e
imágenes crueles, que multiplicaban hasta el infinito la llaga mayor, original: la fealdad per-
sonal del Señor Presidente” (328). Krauze, Enrique. (1997). La presidencia Imperial. México:
Tus Quets Editores.
14
Meyer, Lorenzo. (2013). Nuestra tragedia persistente. La democracia autoritaria en México.
México: Debate. p. 207.

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

El movimiento del 68 y sus demandas plasmadas en el pliego petitorio,15


trataron de impulsar reformas políticas, democráticas y jurídicas moderadas.
Dichas peticiones no pretendían trastocar el modo de producción o transformar
la superestructura del Estado. Sin embargo, un movimiento con los estandartes
que enarbolaban los jóvenes estudiantes de 1968, sin lugar a dudas, era per se
anti-sistema, al menos para un régimen autoritario;16 en ese sentido, para el pri
y su sistema de partido único —con democracia de forma, pero no de fondo—
era obvia la amenaza latente que representó ver a miles de estudiantes tomando
las calles increpando a las figuras de autoridad.
El 68 mexicano fue un movimiento que lo motivó la violencia del sistema y lo
cerró la violencia del Estado. A partir, no de esa represión policial, sino de la orga-
nización de la protesta a esa violencia se proponen cuatro etapas del movimiento:

• Gestación: Que va del 26 de julio, fecha en que estudiantes de la unam,


ipn y de la Escuela Normal se organizaron para protestar por la repre-
sión, hasta el día 29, cuando el ejército intervino en el conflicto y cuyo
primer acto de poder fue volar de un bazukazo la puerta colonial de la
Escuela Nacional Preparatoria número 1.
• Consolidación: Legitimización del movimiento a raíz de la marcha del
primero de agosto, encabezada por el rector Barrios Sierra. Creación
del Consejo General de Huelga (cnh); concluye con el desalojo de
campistas en Zócalo por parte del ejército el día 28 de agosto.
• Cerco al movimiento: del informe presidencial, pasando por la ocu-
pación militar de Ciudad Universitaria y del Instituto Politécnico
Nacional, hasta la matanza de Tlatelolco.
• Invisibilización del movimiento: del silencio del 2 de octubre, cruzando
por las Olimpiadas, y culminando en diciembre con la formal desapa-
rición del cnh.

15
Los puntos del pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga fueron: 1.-Libertad de todos
los presos políticos; 2.-Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal; 3.-Des-
aparición del Cuerpo de Granaderos; 4.- Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl
Mendiolea y A. Frías; 5.-Indemnización a todos los familiares de fallecidos y heridos desde el
inicio del conflicto; 6.-Deslindamiento de responsabilidades de funcionarios públicos culpables
de hechos sangrientos.
16
Mario Stoppino define autoritarismo como un sistema político donde se “privilegian el aspecto
del mando y menosprecian de un modo más o menos radical el del consenso, concentrando el
poder político en un hombre o en un solo órgano y restando valor a las instituciones represen-
tativas”. En Bobbio, Norberto, Nicola Matteucci y Gian Franco Pasquino. (1998). Diccionario
de política. México: Siglo xxi Editores. p. 125.

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Yllich Escamilla Santiago

Gestación

Derivado de los sucesos de la plaza de La Ciudadela, la fnet17 organizó una


marcha en protesta por la represión policiaca el 26 de julio. Esta moviliza-
ción coincidió con la manifestación a favor de la Revolución Cubana. Ambas
marchas tenían rutas distintas, la fnet se dirigió hacia la zona politécnica del
Casco de Santo Tomás; mientras que la marcha procubana se encaminó hacia
el Hemiciclo a Juárez.
Muchos de los asistentes en la marcha convocada por la fnet no se sentían
representados, ni identificados con dicha organización porril, por lo que un
contingente se desprendió para realizar una movilización rumbo al Zócalo.18 A
los alumnos del ipn les fue cerrado el paso en las calles de Palma y 5 de Mayo,
desatando el primer enfrentamiento entre estudiantes y granaderos con saldo
rojo: muertos, heridos y detenidos.19
Los estudiantes del ipn se replegaron hasta la concentración del Hemi-
ciclo, los jóvenes comunistas, en su mayoría de la unam, se solidarizaron con
los agredidos. Nació ahí la unidad estudiantil y el 68 mexicano. Paralelamente,
a partir de este suceso, comenzó también a propagarse la teoría y el discurso
de la conjura comunista, cuyo “objetivo” era desestabilizar la realización de las
Olimpiadas. Este movimiento espontáneo alimentó la exacerbada paranoia
anticomunista del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Dicho conjunto de elementos fueron capitalizados por el pragmático y
utilitario secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez. El movimiento
fue re-dimensionado por la Secretaría de Gobernación y colocado como un
asunto de Seguridad Nacional; ello produjo que los órganos de seguridad, tanto
mexicanos como extranjeros, centraran su atención al desarrollo de los hechos
violentos.20

17
fnet: Federación Nacional de Estudiantes Técnicos. Organización nacida en el ipn y afiliada
al partido oficial, pronto funcionó como órgano de control interno al servicio del pri y de los
intereses de los directores de cada escuela; la fnet sigue siendo un grupo porril que se encarga
de golpear, amedrentar, extorsionar y sobre todo, de bloquear la participación democrática o
política ajena a la Federación, al Partido o los interese políticos de los gobernantes en turno.
18
Cabe destacar que hasta el año de 1968 no se podían realizar manifestaciones en la Plaza de la
Constitución, sí no se contaba con la avenencia del gobierno. Actualmente hay una tendencia
regresiva a los preceptos autoritarios y antidemocráticos en el gobierno capitalino encabezado
por el Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera.
19
Martínez, Arturo. (2013). El 68. Conspiración Comunista. México: unam. p. 47-48. femospp.
(2008). Op. Cit. pp. 93-96.
20
El embajador estadounidense Winston Scott aseguraba que los estudiantes estaban montan-
do desordenes gracias a “la capacidad de los comunistas para convertir una manifestación

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

El conflicto escaló el 27 de julio. Durante el transcurso del día hubo múl-


tiples enfrentamientos entre policías y estudiantes, aumentando las detenciones
arbitrarias y “preventivas” de aquellos que el gobierno consideraba cabecillas
comunistas.21 Un día después, representantes de las escuelas del ipn, unam, la
Normal de Maestros y la Nacional de Agricultura (Chapingo) se reunieron en
la Escuela Superior de Economía del ipn para planear una Huelga General.22
Los días 29 y 30 de julio fueron, probablemente, las fechas cruciales
para el desarrollo del movimiento y la subsecuente respuesta del gobierno.
Principalmente por dos eventos: los combates callejeros, que se extendieron
desde Tlatelolco hasta la Viga; y la intervención directa del ejército. El punto
neurálgico de los enfrentamientos siguió siendo el primer cuadro de la ciudad.
La policía fue replegada y prácticamente neutralizada hasta la llegada de los
miembros del ejército. Los estudiantes al percibir la intervención de las fuerzas
castrenses optaron por parapetarse en la Escuela Nacional Preparatoria, en
San Idelfonso.
En la madrugada del día 30, elementos del Batallón de Fusileros Paracai-
distas apostados a las afueras de San Idelfonso, recibieron órdenes de entrar a
cualquier costo. Con el disparo de una bazuca se destruyó una puerta colonial
con más de dos siglos de existencia. Lo cual fue reflejo simbólico de la lógica del
régimen. En protesta por la violación a la autonomía universitaria el rector de la
unam, Javier Barros Sierra izó la bandera a media asta en Ciudad Universitaria.

Consolidación

La intervención del ejército no inhibió los enfrentamientos, por el contrario,


se recrudecieron. La Ciudadela volvió a ser testigo de enfrentamientos entre

pacífica en disturbio.” En Morley, Jefferson. (2010). Nuestro hombre en México. Wisnton Scott
y la historia oculta de la cia. México: Taurus. p. 352.
21
Las detenciones preventivas tuvieron su origen durante la presidencia de Adolfo López Mateos
(1954-1960). Esta estrategia tenía como objetivo encarcelar a aquellos personajes considerados
incómodos durante las visita de algún mandatario extranjero al país. Ver Montemayor, Carlos.
(2010). La violencia de Estado en México. Antes y después de 1968. México: Debate. pp. 24,25.
22
También se plantearon demandas que posteriormente fueron matizadas en el pliego petitorio
del Movimiento. En esta asamblea, se propuso la desaparición de la fnet, la expulsión de
alumnos priístas, el pago de una indemnización a los familiares de los heridos o muertos,
libertad a los detenidos por el conflicto, desaparición del Cuerpo de Granaderos y la deroga-
ción del delito de Disolución Social, tipificado en el artículo 145 y 145 bis del Código Penal.
Poniatowska, Elena. (2001). La noche de Tlatelolco. México: era. p. 276.

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Yllich Escamilla Santiago

estudiantes, policías y ahora, militares.23 Esto orilló a que los estudiantes de la


unam se adhirieran a la huelga del ipn, y junto con ellos, un actor no contem-
plado, el cual dotó de legitimidad a los jóvenes movilizados: el rector Javier
Barros Sierra. El 1 de agosto, el rector encabezó una marcha, secundado por
universitarios y politécnicos; desde Guadalajara, Díaz Ordaz declaró que tenía
la mano tendida a los estudiantes, la respuesta de estos últimos fue organizar
y unificar la lucha. El 4 de agosto se dieron a conocer los seis puntos del pliego
petitorio y para el día 8 se formalizó el Consejo Nacional de Huelga (cnh).24
A la huelga estudiantil se unieron las universidades de Chapingo, Nuevo
León, Sinaloa, Baja California, Tabasco, Veracruz, Oaxaca, entre otras; fue sig-
nificativa la adhesión al movimiento de algunas escuelas que albergaban a la
pequeña burguesía y a las nuevas élites culturales, como El Colegio de México
y la jesuita Universidad Iberoamericana. El espacio público bajo el régimen
priísta no era tal, éste era monopolizado por el Partido para demostrar su
fuerza corporativa. Esos usos y costumbres fueron desconocidos por el cnh el
13 de agosto; por primera vez en la historia del México contemporáneo, una
movilización multitudinaria (se manejan cifras desde 150mil hasta 200mil)
ajena al pri, tomó el Zócalo, lo cual representó un novedoso ejercicio político
de ciudadanía y democracia.
Fue en esta etapa que el cnh y los comités de lucha de cada escuela
institucionalizaron su participación política, ello redujo los enfrentamientos,
más no la persecución del régimen. Los activistas dieron prioridad al trabajo
político y a la difusión de su lucha, las células de información a través de los
mítines relámpago fueron efectivas, produciendo simpatías por el movimiento
a niveles micro-locales. Entre el 23 y 26 de agosto la fuerza del movimiento
estudiantil forzó al gobierno a buscar una interlocución; el cnh pidió un
diálogo directo y público, el gobierno comenzó a desplegar otro tipo de es-
trategia, el secretario de Gobernación, Luis Echeverría, ofreció una ambigua
disposición al diálogo.
El cnh llevaba una dinámica constante. La marcha del 27 de agosto fue
paradigmática para la legitimidad de su movimiento; la gran marcha, que partió
del Casco de Santo Tomás, aglutinó aproximadamente 400mil personas, lo cual
fue un golpe mediático contundente a legitimidad e imagen del gobierno. Dicho
logro duró hasta que se hilvanaron tres elementos anómalos —a los cuales puede
dárseles una lectura de provocaciones e infiltraciones del gobierno— que son
señalados en el informe de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Polí-

femospp. (2008). Op. Cit. pp. 99-102.


23

Ibíd. pp. 107-108.


24

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

ticos del Pasado (femospp): el izamiento de una bandera rojinegra en el asta del
Zócalo; el toque de campanas en la catedral metropolitana; y la acampada en la
Plancha de la Constitución, cuyo fin era presionar a Díaz Ordaz para que dialo-
gara con los estudiantes el día de su informe de gobierno, el 1 de septiembre.25
Detengámonos un poco para entender la implicación de estos tres hechos,
los cuales “legitimaron” al gobierno para emprender acciones contra los “albo-
rotadores”, mismas que fueron aplaudidas por la opinión pública. Lo sucedido
esa noche en la plancha del Zócalo, fueron elementos que simbólicamente
transgredieron los límites permitidos en la cultura política de entonces: la igle-
sia, la bandera y la figura presidencial —que fungía como una figura simbólica
macropatriarcal— eran temas tabús.
El repique de campanas, exaltado por los medios de difusión, provocó un
efecto negativo en un país donde la gran mayoría de su población se adscribía
como católica. La iza de bandera rojinegra alimentó las teorías conspiracionistas
del comunismo, eso sin soslayar que para ese entonces, la bandera mexicana era
tan intocable como la Virgen de Guadalupe.26 La provocación más artera fue la
de Sócrates Campus Lemus — hoy señalado como infiltrado—, aprovechando el
ánimo de la multitud “propuso” pernoctar en la plancha de la Constitución hasta
que el presidente diera su informe de gobierno. En la cultura política mexicana,
todavía hasta hace unos sexenios, el día del Informe era considerado el día del
presidente, así que la respuesta obvia fue la represión.
En la madrugada del 28 de agosto nuevamente la fuerza del Estado se hizo
presente. El ejército, la policía y hasta los bomberos, procedieron al desalojo
violento de los estudiantes, mientras tanto, la lista de heridos y detenidos se
engrosaba cada vez más. Al amanecer, ya limpio el Zócalo, el Departamento
del Distrito Federal (hoy el Gobierno de la Ciudad de México) convocó a su
burocracia a realizar un acto de “desagravio” a la bandera. Pero debido a que
la represión ya había tocado a los hijos de la extensa plana burocrática, éstos
respondieron con un acto de desobediencia, inesperado en los tradicionalmente
dóciles trabajadores del Estado. Ello derivó en un nuevo enfrentamiento, ahora
con su propia planta laboral.

25
Ibíd. pp. 116-188.
26
La primera plana del periódico El Sol de México del 28 de agosto nos muestra rasgos de la
cultura política de la época, ahí se lee: “Profanaron el Asta de la Enseña Patria”; “Invadieron
Catedral y Tapizaron Palacio con la Efigie del Che”; “Deportistas e intelectuales Condenan
con Energía la Agitación Entre los Estudiantes”. en Del Castillo, Troncoso, Alberto. (2012). La
fotografía y la construcción de un imaginario. Ensayo sobre el movimiento estudiantil de 1968.
México: Instituto Mora. p. 109.

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Yllich Escamilla Santiago

Cerco al movimiento

El IV Informe de Gobierno de Díaz Ordaz fue dedicado en gran parte a increpar


las peticiones del cnh, así mismo, la teoría de la conspiración fue el leitmotiv de
su discurso.27 De esta manera, justificó la imposición del principio de autoridad,
para poder mantener ese “islote” intocable llamado México. El cnh, a través
de un Manifiesto a la Nación, mostró disponibilidad al dialogo para resolver
el conflicto. Entre sus peticiones se encontraban el retiro del ejército de las ca-
lles, además de la resolución del pliego petitorio, diálogo entre el gobierno sin
intermediarios y el cual debería ser televisado. Demandas elocuentes para un
ejercicio democrático, pero poco realista solicitarlo en un régimen autoritario.
El día 13 de septiembre Díaz Ordaz inauguró el Palacio de los Deportes,
el hecho fue intrascendente, ya que la noticia que acaparó la atención fue la
convocatoria a la denominada marcha del silencio. Movilización motivada por
la negativa del gobierno al dialogo, esta marcha fue simbólicamente la más
representativa del movimiento. Como presagio de la próxima tempestad, el
silencio calló la algarabía de las marchas anteriores, se calcula que fueron 250mil
asistentes; un día después, el rector Barros Sierra exhortó a los huelguistas a
regresar a clases, pues a mayor cercanía de las Olimpiadas, mayor sería el riesgo
de que el Estado incrementara sus estrategias represivas.
La lucha simbólica de los jóvenes del 68 puso en crisis los paradigmas de
la cultura política mexicana. El 15 de septiembre el representante de la Nación,
desde el palco presidencial, llevó a cabo el ritual litúrgico de cada año, para
celebrar a los héroes de la independencia; mientras que en la unam y en el ipn
se celebraban verbenas populares y noches mexicanas, el desgaste y la represión
no les habían robado la alegría, aún.

“El Ejército, creado para la salvaguarda de nuestra independencia, nuestra soberanía y nuestra
27

integridad territorial, cumple también, con eficacia, la importante tarea que la Constitución le
asigna de conservar la paz y el orden […] Los desórdenes juveniles que ha habido en el mun-
do han coincidido con frecuencia con la celebración de un acto de importancia en la ciudad
que ocurren: en Punta del Este, Uruguay, ante el anuncio de la reunión de los presidentes de
América, se aprovechó la juventud estudiantil para provocar conflictos; la Bienal de Pintura
de Venecia, muy reciente, de la que estaba pendiente el mundo de la cultura, fue interrumpida
con actos violentos; las pláticas de París, para tratar de lograr la paz en Vietnam, que habían
concentrado las miradas del mundo entero, fueron oscurecidos por la llamada ‘revolución de
mayo’ […] Habíamos estado provincianamente orgullosos y candorosamente satisfechos de
que, en un mundo de disturbios juveniles, México fuera un islote intocado”. IV Informe de
Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. en: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1968_87/
Mensaje_del_Cuarto_Informe_que_rindi_al_H_Congreso_293.shtml

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

El día 18 de septiembre la bota militar pisó Ciudad Universitaria, la entra-


da del ejército al campus se realizó en relativa calma por dos factores: no tuvo
ninguna resistencia y fue silenciosa, ya que la Villa Olímpica, se encontraba a
no más de 2 km de distancia. Tras la ocupación militar de la unam, el rector
Barros Sierra presentó su renuncia y a su vez, Chapingo entregó las instalaciones
a las autoridades ante la inminente entrada del ejército.
Tras la toma del campus universitario regresaron los enfrentamientos ca-
llejeros, entre el 19 y 23 de septiembre se dieron fuertes choques en las afueras
de la Vocacional 7. En Tlatelolco los estudiantes fueron apoyados no sólo por
los vecinos de la unidad habitacional, sino también por barrios aledaños como
Tepito y Peralvillo.28 La embestida del gobierno rayó en lo criminal el día 23 de
septiembre, cuando elementos del Batallón Olimpia29 ametrallaron la Vocacional
7, lo cual mostró una coordinación entre aparatos represivos legales y de facto.
Al mismo tiempo, en los alrededores del Casco de Santo Tomás, se preparaban
para comenzar una batalla contra el cuerpo de granaderos.
El ipn, nacido bajo una concepción de clase trabajadora, siempre hizo
parte de su historia la resistencia y en muchos casos el enfrentamiento contra
agravios de las autoridades. El 23 de septiembre no fue la excepción, la batalla
del Casco de Santo Tomás comenzó desde las primeras horas, los alumnos del
Politécnico enfrentaron a policías de diferentes corporaciones; durante horas
el cuerpo de granaderos fue rechazado y replegado con barricadas, bombas
molotov, cohetones y todo tipo de objetos usados como proyectil. Por lo cual,
le fue cedido el turno al ejército.
La entrada del ejército al Casco de Santo Tomás no fue tan fácil como en
Ciudad Universitaria, los enfrentamientos siguieron las primeras horas del día
24 de septiembre, esto en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas. Hubo
saldo rojo: una ejecución extrajudicial, un fallecido por los combates, así como
una lista indeterminada de heridos; del lado de las autoridades se reportaron
gravemente heridos un capitán y dos granaderos.30 Los combates se extendieron

28
Martínez, Arturo. coord. (2014). La izquierda mexicana del siglo xx. Libro 1. “Cronología”.
México: unam-Gobierno del Estado de Morelos. p 315.
29
Grupo especial encargado del resguardo de la seguridad de las Olimpiadas, procedió a
actuar como un grupo paramilitar. El Batallón Olimpia fue creado por Gutiérrez Barrios
y estaba integrado, según la femospp, por miembros de diferentes agrupamientos del
ejército, de la dfs, Policía Judicial Federal y del df e Inspección Fiscal Federal. Informe.
Op.Cit. 150.
30
femospp. (2008). Op .Cit. pp. 138-139.

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Yllich Escamilla Santiago

hasta la unidad de Zacatenco,31 al final también cayó y la suerte estaba echada


para el cnh y el movimiento en su conjunto.
Así se leía en la prensa nacional mexicana al otro día de la refriega: “No-
che de Violencia y Terror en Santo Tomás”, “Cunden los Desmanes y los Actos
de Provocación Armadas”, decía El Sol de México; “corrió sangre”, “temor
en la ciudad”, publicó La Prensa; “En Nada Dañan los Conflictos al Prestigio
Mundial de México”, tituló Excélsior.32 El clima de linchamiento mediático, la
manipulación informativa y el ocultamiento de hechos prepararon las condi-
ciones para el acto final; el día 25 el Consejo Universitario rechazó la renuncia
de Barros Sierra, a su vez, comenzó el proceso de entrega de escuelas a las
autoridades universitarias.
La rabia, el ultraje, el valor, pero también la falta de lectura política impi-
dieron salir al movimiento de la inercia en que lo metió el gobierno, ahora era
el régimen quien marcaba los tiempos. El cnh convocó a un mitin en un lugar
que se había convertido representativo y estratégico: La Plaza de las Tres Cul-
turas. La cita sería el 2 de octubre, sólo faltaban diez días para la inauguración
de los Juegos Olímpicos; el gobierno jugó uno de tantos comodines, plasmó un
espejismo de diálogo con los estudiantes, situación la cual el cnh no previó, la
marcha de Tlatelolco-Casco de Santo Tomás se canceló en aras de propiciar un
clima para el dialogo.
Durante toda la mañana de ese 2 de octubre hubo movimientos militares,
sobre todo en la avenida Manuel González, La Raza y Buenavista, al norte de la
ciudad.33 Gente ajena a los condóminos de Tlatelolco merodeaba y se apostaba
en lugares altos de los edificios, así como en la ermita de la plaza; alrededor
de las 18 horas, él helicóptero que sobrevolaba la zona arrojó dos bengalas, lo
cual dio señal a los militares para avanzar. Inició la Operación Galeana, cuya
finalidad era desmantelar la organización del cnh y apresar a sus principales
dirigentes.
Un segundo par de bengalas cayeron, y con ello un hecho desconcertante,
tanto para los asistentes al mitin como para los propios militares, el inicio del
tiroteo en la plaza. El responsable del operativo fue el general Hernández Toledo,
quien tenía órdenes estrictas:

31
La toma del Casco de Santo Tomás. Muñoz, Evangelista. (2011). Agustín. p. 6. en, re-incidente.
Historia, Sociología, Ciencias y otras cosas. N° 22. segunda quincena de septiembre.
32
Del Castillo. Op. Cit. pp. 237,239, 241 y 242.
33
Montemayor, Carlos. (2000). “Rehacer la historia. Análisis de los nuevos documentos de 1968
en Tlatelolco”. México: Planeta. p. 14.

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

1.-Actuar con suma prudencia al contacto con las masas; 2.-Si el ataque es con
piedras, varillas o bombas molotov, buscar el combate cuerpo a cuerpo sin emplear
bayoneta; 3.-Aunque haya disparos de parte de los estudiantes, no se hará fuego
hasta no tener 5 bajas causadas por bala; 4.-Si atacaran con fuego aislado y sin
consecuencias, contestar solamente al aire, solamente oficiales; 5.- Si la situación
lo requiera, contestar como sea necesario.34

El ejército no sólo fue recibido a tiros, sino que fue agredido por el propio
Estado Mayor Presidencial, quienes en coordinación con el Batallón Olimpia,
generalizaron el fuego. La tropa en la plaza no sólo tuvo cinco bajas, sino que el
propio general Toledo fue herido, el ejército sin mando disparaba a los balcones
de los edificios tratando de ubicar al agresor; por el lado del Batallón Olimpia,
ellos de civiles —la única forma de identificarse fue por medio del famoso
guante blanco— disparó indiscriminadamente contra todo lo que se moviera.
Minutos después, al grito de ¡Somos Batallón Olimpia, No disparen!, se
identificaron con el ejército, coordinaron el operativo y capturaron a todos
los líderes del cnh, sin embargo, el fuego de algunos francotiradores siguió
durante la noche. La matanza de Tlatelolco fue la punta cúspide de la violencia
del Estado, cuerpos sanguinolentos y sin vida de mujeres, niños y hombres
yacían esparcidos por toda la plaza, la fuerte lluvia que caía en ese momento
nunca borraría la sangre derramada; hubo toque de queda en la zona, cientos
de detenidos en los ministerios públicos y en el Campo Militar N°1, decenas
de heridos y un número indeterminado de muertos.35

Invisibilización del movimiento

Nada, no había pasado nada, Televisa calló, la radió calló, los medios impresos
tergiversaban los hechos,36 la clase política aplaudió la determinación del Sr.

34
Scherer García, Julio y Carlos Monsiváis. (1999). Parte de Guerra. Tlatelolco 1968. Documentos
del general Marcelino García Barragán. Los hechos y la historia. México: Aguilar Nuevo Siglo.
p. 41.
35
Algunas versiones indican hasta 350 muertos, Gutiérrez Barrios sólo reportó 26, entre ellos
el de un soldado. femospp (2008). Op. Cit. p. 164.
36
El contenido de las notas periodísticas al día siguiente de los sucesos del 2 de octubre sostenían:
“Recio Combate al Dispersar el Ejército un Mitin de Huelguistas”, Excélsior; “Balacera entre
Francotiradores y el Ejército en Ciudad de Tlatelolco”, Novedades; “Muchos Muertos y Heri-
dos; habla García Barragán”, “Durante Varias Horas Terroristas y Soldados Sostuvieron Rudo
Combate”, El Universal; Muchos Muertos y Heridos; habla García Barragán”, en Poniatowska.

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Yllich Escamilla Santiago

Presidente y el ejército custodió los lugares públicos en los cuales pudieran


reorganizarse el cnh. Una facción del Consejo buscaba aún el dialogo, el 9 de
octubre se confirmaron encuentros entre las partes y se establecieron tres con-
diciones: Libertad a los presos políticos; salida del ejército del Casco de Santo
Tomás; y el cese a la represión.37
Las Olimpiadas celebradas en la Ciudad de México fueron las primeras
en realizarse en América, otra peculiaridad de estos juegos fue que el fuego
olímpico lo encendió Norma Enriqueta Basilio Sotelo, la primera mujer en
hacerlo en toda la historia de las Olimpiadas modernas. El 12 de octubre de
1968, Díaz Ordaz inauguró en tiempo y forma la justa atlética, el mundo era
testigo de tan magno evento, lo de Tlatelolco no empañaría la fiesta deportiva.
Ese mismo día, fue dictado auto de formal prisión a quienes fueron detenidos
el 2 de octubre.
La masacre de Tlatelolco no pudo ser escondida del todo, muchos noticie-
ros mundiales, a través de sus corresponsales enviados para cubrir las Olimpiadas
transmitieron imágenes de lo sucedido, situación por la cual el embajador de
México en la India, Octavio Paz, presentó su renuncia a la Secretaria de Rela-
ciones Exteriores, esta fue concedida el día 18 de octubre. Semanas después,
declaró al periódico Le Monde: “Se trató de un acto de terrorismo puro y simple
del Estado”.38
Al término de octubre el cnh discutió sobre levantar formalmente la huel-
ga. Aunque el ejército retiró a sus elementos del ipn, la represión e intimidación
siguió en las calles. La policía amedrentó un acto luctuoso llevado a cabo el 1 y
2 de noviembre (día de muertos) en la plaza de Las Tres Culturas.
Para finales de noviembre el movimiento se encontraba maltrecho,
desgastado y dividido. El dilema era regresar a clases hasta ser cumplidas
las demandas del pliego, frente a los que optaban por la opción de regresar a
clases y desde ahí reorganizarse. El 21 de noviembre, Barros Sierra llamó a la
reintegración de la vida académica para el día 25 de noviembre; la discusión
entre mantener al cnh siguió, pero cada vez predominaba la tendencia de
regresar a las aulas.

Op. Cit. pp. 164-165. En días posteriores aparecieron publicados encabezados en los diarios
que eran subsecuentes con la visión conjurista promovida por Díaz Ordaz: “Preso el que
Armó a los Terroristas”, El Sol de México; “conjura contra los mexicanos. terroristas
extranjeros los culpables”, ¡Extra!; “terroristas extranjeros”, La Prensa. Del Castillo.
Op Cit. pp. 268, 269,301.
37
Condés. (2001). Op. Cit. pp. 90,91.
38
Ibíd. 94.

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

El día 4, en la unidad Zacatenco del ipn, se leyó la Declaración de Tlatelol-


co. Dos días después, en la asamblea llevada en la politécnica Escuela Superior
de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (esime), la mayoría votó por la disolución
del cnh, el sueño había terminado.39

De la noche de Tlatelolco al jueves de corpus,


la reafirmación de las armas

Para la izquierda mexicana el año de 1969 fue un periodo de shock, mientras


que para la clase política fue de cambios y reacomodos, era el año del “dedazo”
presidencial.40 Como es sabido, la competencia por la presidencia no se daba por
vía electoral, sino a través de un ritual a manera de pasarela de los funcionarios
del gabinete del presidente en turno; entender este entramado de golpes bajo la
mesa, nos permite dar ciertas lecturas de lo sucedido el 2 de octubre.
Los presidenciables dentro del pri eran: General Alfonso Corona del
Rosal, Jefe del Departamento del Distrito Federal de 1966 a 1970; Emilio Mar-
tínez Manatou, Secretario de Presidencia; Antonio Ortiz Mena, Secretario de
Hacienda y Crédito Público de 1958 a 1970; Alfonso Martínez, diputado de la
xlvi Legislatura —1964-1967— y designado en febrero de 1968 como presidente
del pri; y Luis Echeverría, Secretario de Gobernación, el cual fue postulado por
el sector campesino del pri el 8 de noviembre.41
El movimiento del 68 estaba aplastado, gran parte del cnh purgaba penas
en prisión, otros vivían escondidos por temor a represalias y otros tantos se
exiliaron. La única forma de reactivar al movimiento era desde la cárcel, el
10 de diciembre, los presos políticos recluidos en Lecumberri iniciaron una
huelga de hambre, entre ellos estaban: José Revueltas, Raúl Álvarez Garín,
Luis González de Alba y Gilberto Guevara Niebla.42 El 1 de enero de 1970,
varios presos comunes agredieron a los huelguistas, esto era una estrategia de
ablandamiento aplicada a todos los presos políticos.
Una reforma electoral publicada el 29 de enero, redujo la mayoría de edad,
de los 21 a los 18 años. El mensaje era muy sutil, otorgar la facultad a los muy

39
Martínez. (2014). Op. Cit. pp. 316-317.
40
Sergio Zermeño lo definió como un rito disciplinario del partido al presidente, que le daba la
autoridad para decidir quién sería su sucesor. en (1998). México: Una democracia utópica. El
movimiento estudiantil del 68. México: Siglo xxi. 1998. P. 83.
41
Castañeda, Jorge G. (1999). La herencia. Arqueología de la sucesión presidencial en México.
Alfaguara. México: pp. 27-65.
42
Martínez. (2014). Op. Cit.

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Yllich Escamilla Santiago

jóvenes de participar por canales electorales, o en su defecto, poder ser sujetos


a normas punitivas de derecho penal, pues muchos jóvenes del movimiento no
fueron encarcelados por ser menores de edad.
El año de 1970 representó para México un año clave en dos sentidos: la
realización del Mundial en los meses de mayo y junio, y las elecciones presi-
denciales en julio. El Mundial México 70 fue todo un éxito, bajo el mando del
Rey Pelé la selección brasileña se coronó campeona. En terreno de la política
interna, las elecciones en realidad sólo eran un trámite burocrático, sin embar-
go, la crisis de legitimidad expuso al régimen y a su candidato; Echeverría fue
postulado por una coalición electoral entre el pri, el Partido Popular Socialista
(pps) y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (parm) y cuyo único
contrincante fue Efraín González Morfín de Acción Nacional. Los resultados
de esa elección arrojaron un descenso en la preferencia electoral por el pri, y
en contraparte la oposición ganaba espacios.43
Entre tanto, el centro del país seguía aletargado por aquella ignominiosa
noche de Tlatelolco, en otros espacios nacionales comenzó un hervidero po-
lítico. En Jalisco, por ejemplo, emergió una organización independiente, que
hizo frente al yugo gansteril de la Federación de Estudiantes de Guadalajara
(feg), esta fue el Frente Estudiantil Revolucionario (fer); rumbo al noroeste,
las cosas estaban a punto de estallar en la Universidad Autónoma de Sinaloa,
la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa (feus) fue protagonista
de las disputas políticas dentro de la universidad, y más al norte, el movimiento
estudiantil en Monterrey tomó fuerza, la Universidad Autónoma de Nuevo León
fue el punto neurálgico post 68.
Como cada seis años, el ritual de la figura omnipotente del presidencialis-
mo mexicano se refrendó el 1° de diciembre. Luis Echeverría se presentó como
un personaje progresista, en su toma de poder pronunció un discurso renovador
en el sentido de alianzas internacionales, lanzó un proyecto latinoamericanista
que, a la postre, cerró a la izquierda local cualquier apoyo internacional. En con-
tra posición a Díaz Ordaz y su visión del islote mexicano, Echeverría presentó
un discurso en el cual México no era un país amurallado.44

43
De 1946 a 1961 el pri tuvo un crecimiento del 266%; de 1964 a 1976 sólo creció un 65%. En
ese mismo periodo, la oposición creció un 77%. En 1964 el pri obtuvo el 86.3% de los votos
para diputados, mientras que el pan sólo el 11.5%. En las elecciones de 1970, el pri alcanzó
el 80.1%, mientras que el pan llegó al 13.9%. Molinar Horcasitas, Juan. (1993). El tiempo de
la legitimidad. Elecciones, autoritarismo y democracia en México. México: Cal y Arena. pp.
129,163.
44
Discurso de toma de protesta de Luis Echeverría Álvarez como presidente de los Estados Unidos
Mexicano. En: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1970_85/Discurso_de_Toma_de_

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

Para 1971 se conjugaron varios factores para que el movimiento estu-


diantil del 68 comenzara a reorganizarse: el discurso de la aparente “Apertura
democrática” de Echeverría; la salida gradual de los presos políticos; el regreso
de exiliados; y la reactivación del Comité Coordinador de Comités de Lucha
(CoCo), órgano sucesor del cnh.
Sí el antiguo Consejo Nacional de Huelga había sido de masas, ecléctico
y horizontal, el CoCo era una organización de cuadros, militante e ideológica-
mente más definido. Las discusiones en torno al papel del Partido Comunista
Mexicano (pcm) comenzaron a generar rupturas entre las izquierdas; los Comités
de Lucha suplieron la doctrina del partido por círculos de estudio, donde se
discutía sobre marxismo y revolución.
El resurgimiento del movimiento estudiantil no se dio en el centro políti-
co del país — ya que ahí se concentró la represión— sino en el industrializado
Nuevo León, situación que dio cierto margen de movilidad a los CoCo en el
interior de la uanl. El conflicto en la universidad neoleonesa se venía gestando
desde 1969 con el tema de la autonomía, misma que la comunidad universitaria
se proponían profundizar a través de un proyecto democrático de Ley Orgánica.
La llegada de Héctor Ulises Leal Flores como rector fue un punto con-
trovertido, propuso una Ley Orgánica centralista, antidemocrática y poco au-
tónoma, la cual facultaba a una Asamblea Popular de Gobierno Universitario
para destinar recursos y personal a discreción. Dicha Asamblea estaba colocada
jurídicamente por encima del Congreso Universitario, la Junta de Gobierno y
del mismo rector. Bajo ese régimen, el gobernador Elizondo Lozano y el presi-
dente Echeverría, podían tener injerencia directa en las decisiones de la uanl.
El régimen priísta reaccionó fiel a su naturaleza. A partir de marzo co-
menzaron las movilizaciones y concentraciones, lo que provocó la destitución
del rector Ulises Leal, siendo designado desde el centro —es decir, por Eche-
verría— el Coronel Treviño Garza. Entre abril y mayo, el ex rector de la uanl
pidió apoyo a la Asamblea Universitaria, para que la unam y el ipn apoyaran
las demandas estudiantiles; la exigencia de democracia de los CoCo en Nuevo
León comenzó a generar muchos adeptos, el 31 de mayo se tomó la Rectoría y
se expulsó al rector-coronel Treviño.45
Los primeros días de junio fueron parte de un capítulo en la dolorosa
historia del México contemporáneo. El 4 de junio, el Congreso de Nuevo León
aprobó una nueva Ley Orgánica en la cual facultaba a la Junta de Gobierno para

Protesta_de_Luis_Echeverr_a_lvarez_como_Presidente_de_los_Estados_Unidos_Mexicanos.
shtml
45
femospp (2008). Op. Cit. pp. 204-206.

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Yllich Escamilla Santiago

elegir rector y directores, en consecuencia, el coronel Treviño “renunció”. Ante


la crisis generada, el día 5 el gobernador Elizondo Lozano presentó su renuncia
ante el Congreso local; Luis Echeverría había echado mano de mecanismos
políticos para desactivar el resurgimiento del movimiento estudiantil, y en
cierta medida estaba funcionando. Dos posiciones se confrontaron al interior:
los que vieron esta situación como el triunfo del movimiento y por lo tanto,
marchar sería una provocación; y los que querían tomar las calles como un acto
reivindicativo post-68. Ganó la segunda postura.46
¿Y qué era propiamente tomar las calles? Después del 2 de octubre, cual-
quier tentativa de marcha fue reprimida, la lucha de los CoCo en el ipn, la unam
y la ibero se reorganizó y se reconstruyó alrededor de la solidaridad con las
demandas del movimiento de la uanl:

1.-Apoyo a la Ley Orgánica de alumnos y maestros de la uanl; 2.-Democratiza-


ción de la enseñanza (dicho punto era petición especifica del ipn); 3.-Contra la
reforma educativa antidemocrática; 4.-Democracia sindical; 5.-Libertad a todos
los presos políticos.47

A pesar que el eje de lucha era la solidaridad con la uanl y que lo sucedido
en dicho estado era considerado un triunfo, en el df, el CoCo tenía demandas
de índole general y local que debían ser exigidas, ello significó una prueba a la
apertura democrática de Echeverría. El 68 volvió a ser visible, era hora de tomar
las calles nuevamente, era el momento de hacer valer el derecho a la protesta,
esa lucha tuvo una fecha con la historia: 10 de junio, jueves de corpus.
La marcha del Casco de Santo Tomás con destino al Zócalo salió aproxi-
madamente a las 17:00 horas. El contingente estuvo nutrido por estudiantes del
ipn, la unam, la ibero y el colmex. Desde 1968, era la primera vez que una
marcha tomaba las calles. Al salir el contingente a la avenida Maestro Rural,
fue bloqueado en un primer momento por el cuerpo de granaderos; entre ul-
timátums y amenazas de represión a los manifestantes les fue abierto el paso,
en medio de un ambiente enrarecido llegaron a la Avenida México-Tacuba,
donde un bloque de cientos de hombres apareció corriendo con kendos y palos
en dirección a la marcha. Al grito unísono de ¡Che, Che-Guevara!, iniciaron la
agresión contra la manifestación, eran los Halcones.48

46
Ortega Juárez, Joel. (2013). Libertad de manifestación: movimiento del 10 de junio de 1971.
Testimonios de un hecho histórico. México: unam. p. 31.
47
Condés Lara, Enrique. (2001). 10 de junio, ¡No se olvida! México: Buap. p. 18.
48
Ortega. (2013) Op. Cit. pp. 33-36. Los Halcones fueron un grupo paramilitar entrenado por
la Defensa Nacional y conformado por jóvenes con perfil delincuencial, porros y algunos ex

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

El primer contingente en enfrentar a los Halcones fue el de Economía de


la unam, la arremetida contra periodistas y transeúntes fue brutal, sin embar-
go, en un primer momento la batalla fue equilibrada. Los estudiantes lograron
replegar a los agresores, hasta que estos contraatacaron con armas de grueso
calibre. El combate se transformó en una nueva masacre; decenas de muertos
y cientos de heridos por parte de los estudiantes quedaron en las calles de San
Cosme, los hospitalizados fueron sustraídos o rematados en los nosocomios.
Las reacciones de los actores, ante esta experiencia, fueron diversas: mu-
chos siguieron luchando en organizaciones políticas o sindicales, otros tantos se
desentendieron de la política estudiantil o se incorporaron a la burocracia y una
gran franja se enfrasco en el movimiento hippie, las drogas y la contracultura.
Unos pocos, una minoría, con rabia acumulada, con el duelo de sus compañe-
ros caídos, decidieron optar por la política, pero por otros medios: la guerra.
Para ellos, el halconazo del 10 de junio fue la confirmación de que en México,
los cauces legales estaban cerrados, el único camino para ellos fue la guerrilla.

A manera de conclusión: Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

Carlos Montemayor, destacado estudioso del tema, hizo aportaciones muy


valiosas para el debate en torno a la guerrilla en México. Una de sus últimas
hipótesis se centró en explicar el surgimiento y las diferencias entre la guerrilla
urbana y rural.49 Dicho postulado menciona que la motivación de la guerrilla
urbana es una radicalización ideológica; mientras que la guerrilla rural, es una
necesidad contextual. Esto no es del todo cierto, o al menos no homogéneamente.
La hipótesis de Montemayor aplicaría a ciertos grupos como la Asociación
Cívica Nacional Revolucionaria (acnr) encabezada por Genaro Vázquez y el
Partido de los Pobres (pdpl) de Lucio Cabañas, en lo rural, y el Movimiento
Acción Revolucionaria (mar) en lo urbano; también es cierto que no todos
los grupos armados en México respondieron a esta fórmula, de hecho, en esta

militares. Los Halcones ya habían actuado con anterioridad: en el 68 fue el grupo que ametralló
la Vocacional 7, en Tlatelolco; el Casco en 1968 y 1969, así lo documenta Condés Lara en su
libro (2001). Op. Cit. pp. 30-31. El sacrificado político fue el jefe del Departamento del Distrito
Federal, Alfonso Corona del Rosal, otrora competidor de Echeverría en la sucesión de 1969;
a pesar de que la “justicia” mexicana exoneró de toda responsabilidad a Luis Echeverría por
los sucesos del 10 de junio, el juicio de la historia dio su veredicto: ¡Culpable!
49
Montemayor, Carlos. (1999). La guerrilla recurrente. México: Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez. pp. 9-10.

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Yllich Escamilla Santiago

segunda oleada guerrillera,50 la mayoría respondieron a agravios locales y


violencias del régimen, sólo algunos cuadros ya ideologizados decidieron irse
a la lucha armada.
Los combates callejeros del 68 mexicano fueron los más violentos de
todos los movimientos de ese año, los estudiantes respondieron eficazmente a
la violencia institucionalizada, logrando organizar resistencias prolongadas y
mantener a raya al cuerpo de granaderos, a tal grado, que el ejército tuvo que
hacerse cargo del conflicto. Los jóvenes combatientes del movimiento del 68
lograron convertir escuelas en verdaderos fuertes, las barricadas fueron muchas
veces infranqueables, las bombas molotov y todo tipo de proyectiles replegaron
a la policía.
La autodefensa causo un ambiente de insurrección popular, incluso logran-
do articular resistencias barriales, recordemos el caso de Tlatelolco, donde a los
combates se sumaron la gente de los barrios aledaños. La idea de la insurrección
iba cada vez más de la mano con algunos estudiantes movilizados, comenza-
ban abiertas simpatías entre grupos guerrilleros y activistas, así lo muestra un
impreso de la Preparatoria 6 fechado en agosto:

Pueblo de México. A la verdadera Revolución…Analiza la situación de explotación


que había sufrido el pueblo durante siglos, por lo que “hay que hacer una verdadera
revolución derrocando al gobierno”. Da como ejemplo a Genaro Vázquez Rojas
y al grupo guerrillero “Arturo Gamíz” de Chihuahua”.51

En ese sentido, también hubo simpatía de la guerrilla de Genaro Vázquez al


movimiento, como lo menciona en el comunicado del 1° de septiembre de 1968:

El Movimiento Estudiantil está vinculado a la Lucha de Clases en el País, siendo


obligación de los revolucionarios alertarlos acerca del camino correcto a seguir
[…] la conducta de los revolucionarios ante el combate de los estudiantes,
asuma un criterio analítico y de mayor atención […] tres fueron en esencia
las directivas propuestas por nuestra fuerza revolucionaria, a saber: primera:
profundizar la lucha estudiantil e integrarla con el Movimiento Revolucionario
Popular. segunda: Deslindar los campos de lucha e integrar una Dirección Po-

50
La primera ola guerrillera mexicana de la segunda mitad del siglo xx estuvo conformada por
el Grupo Popular Guerrillero encabezado por Pablo Gómez y Arturo Gámiz, 1964-1965; la
acnr de Genaro Vázquez, 1968-1972; y el pdpl de Lucio Cabañas, 1967-1974.
51
Olivera, Luis. comp. (1992). Impresos sueltos del movimiento estudiantil mexicano, 1968. México:
unam. pp. 26-27.

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

lítica común a las fuerzas revolucionarias, y tercera: Crear una organización


de Combate Armado.52

La idea de la autodefensa en el 68 generalmente era de los grupos políticos más


organizados y radicales, caso concreto el de los Lacandones, un desprendimiento
de la Liga Comunista Espartaco. Su trabajo político nació en el ipn y se extendió
en la unam, así como con algunos ferrocarrileros y obreros de la Olivetti. Uno
de sus dirigentes, Carlos Salcedo, testimonió que sí comenzaban estar armados,
aunque tenían la orden estricta de no hacerlo en actos públicos.53 Jorge Poo,
miembro de la organización, mencionó que: “Hay brigadas que buscan como
responder, se consigue una pistola y con ella se llevan a cabo requisas de armas
entre aquellos tradicionales veladores”.54
Si bien es cierto que con la violencia desatada en ese año influyó para que
algunos núcleos radicales se fueran a la guerrilla, también es cierto que hay una
sentencia simplista al decir que con el 68 nació la guerrilla en México. El germen
de la lucha armada ya estaba en el país, recordemos los casos de Chihuahua
y Guerrero. El caso del mar es paradigmático, la idea de las armas se dio dos
años antes del 68; e incluso, previo al movimiento ya había la intención latente
de usarlas, en algunos impresos de la Facultad de Ciencias Políticas, a través de
un “Comité Coordinador para las Acciones Revolucionarias”, expresaba:

comité coordinador para las acciones revolucionarias. ¡Romper con el


legalismo! Nuevas formas de lucha para los estudiantes revolucionarios, abril de
1968 […] Avisa que en caso de represión se actuaría de acuerdo a la concepción
guerrillera que da Mao.55

Decir que con el 68 nació la guerrilla también es caer en esa visión centralista de
la historia, la cual desdeña contextos locales y regionales, que sin necesidad de un
movimiento venido del centro, algunos se lanzaron a las armas, casos concretos
los de Jalisco y Sinaloa. El control absoluto de la Federación de Estudiantes de
Guadalajara impidió que el 68 tuviera eco en la entidad, y sin embargo nació
el Frente Estudiantil Revolucionario (fer); en el caso de los Enfermos, ellos
respondieron armadamente a la violencia interna desatada en la Universidad
Autónoma de Sinaloa.

52
Aranda Flores, Antonio. (1979). Los Cívicos Guerrerenses. México: s.e. pp. 129-132.
53
Entrevista con Carlos Salcedo, México DF, 6 de septiembre de 2013.
54
Poo, Jorge. (1998). “Los protagonistas olvidados” en Arechiga. Op. Cit. p. 129.
55
Olivera. (1992). Op. Cit. p. 43.

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Yllich Escamilla Santiago

El nacimiento de la guerrilla en México no fue un acto reflejo de lo suce-


dido a lo largo del 68, el nacimiento de las guerrillas en México respondieron
a agravios locales y a necesidades específicas. Los agravios locales de la capital,
sobre todo después de Tlatelolco, dieron nacimiento al Frente Urbano Zapatista,
al Comando Armado del Pueblo y término de empujar a los Lacandones.
La gente de Monterrey fue muy activa en el cnh, por ello, Tlatelolco y
en sí, todos los hechos del 68 si les provocaron un agravio directo. El papel de
la izquierda moderada (incluido el pcm), conllevó a organizaciones como los
Procesos, el Movimiento Estudiantil Profesional (mep) y las Fuerzas de Liberación
Nacional (fln) a una redefinición política y de estrategia de lucha.
Las dos figuras más emblemáticas de la Liga Comunista 23 de Septiembre,
Raúl Ramos Zavala56 e Ignacio Salas Obregón (Oseas)57 hicieron un análisis
sobre la necesidad de la revolución armada, con base a la experiencia del 68,
ambos pensamientos fueron plasmadas en dos textos: El tiempo que nos tocó
vivir, escrito en 1970 y Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario,
escrito en 1974. En su origen, ambas visiones son convergentes, pero conforme
se desarrolla el análisis, podemos darnos cuenta que se distancian, Raúl enfatiza
la necesidad de la autodefensa, de la politización de la masa a través del núcleo
armado y de la necesidad de un órgano de unidad revolucionaria; en cambio en
Oseas, su visión del 68 es militarista, ya que esta se refuerza por la experiencia
del 10 de junio, para él la insurrección estaba germinada.
En El tiempo que nos tocó vivir, Raúl escribió que los combates en los que se
vieron inmersos los estudiantes brindaron una gran experiencia revolucionaria
sensibilizadora, sin embargo, no se planteó, ni en la izquierda, ni en el pcm, el
“qué hacer” ante la represión; la crisis al interior de la izquierda, derivada de las
posturas en los grandes bloques comunistas, generaron en las organizaciones
una incapacidad de revolución sólida, siendo el espontaneísmo y la explosividad
del movimiento su mayor defecto.58
Posteriormente, en su análisis resalta la sorpresiva aparición del movi-
miento, situación que tomó desprevenidos al gobierno y a las izquierdas, por

56
Raúl Ramos Zavala no fue propiamente miembro de la LC23S, murió en un enfrentamiento
el 6 de febrero de 1972, casi un año antes de la fundación de la organización. Sin embargo, su
papel para la unificación de los grupos armados en el país le fue reconocida.
57
Ignacio Salas Obregón provenía de la vertiente católica militante, se circunscribió a los Procesos.
Tras la muerte de Raúl, David u Oseas asumió la dirección de la organización, primero como
la Partidaria y después como la LC23S; fue apresado y desaparecido en 1974.
58
Ramos Zavala, Raúl. (2003). “El tiempo que nos tocó vivir” en Ramos Zavala, Raúl y Arturo
Gámiz García. El tiempo que nos tocó…y otros documentos de la guerrilla en México. México:
Huasipungo-Editorial Tierra Roja. pp. 12-14, 28.

134

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

lo cual: “la acción de las masas en México deberá encontrar entre los grupos
revolucionarios a un conductor y orientador de sus luchas”.59 Raúl Ramos deja
ver la crítica y ruptura con el pcm, va implícita la afirmación de la construcción
de un nuevo organismo revolucionario, en ese tránsito, la autodefensa es me-
nester, pero el núcleo de éste debe estar inserto en el movimiento de masas.60
El núcleo de autodefensa se encuentra dentro de la masa, según su visión,
debía ser un detonador de la conciencia política, para que el núcleo fuese una
“avanzadilla armada del movimiento revolucionario”.61 Al cierre de su texto se
hilvana la necesidad de la guerrilla, como parte fundamental para la existencia
de la Liga y su perfil ideológico, de examinar, redefinir y unificar.
El examinar y redefinir implicaba un tránsito de la lucha política a la lu-
cha armada, esto como consecuencia de la burocratización del pcm. Para Raúl
el punto auténtico de los cambios al interior era la decisión colectiva; para él
existía la necesidad de la redefinición política, de las formas de lucha y de la
instrumentalización de la autodefensa.62 La perspectiva de Raúl Ramos Zavala
iba contra el dogmatismo y la ortodoxia de los partidos comunistas, ello le
permitió una visión frentista, por decirlo de algún modo:

Existe en el país una clara tendencia unificadora de opiniones. Para ello tenemos
como indicadores suficientes, tales como el Grupo Comunista Internacional (tros-
kista): así como los católicos que sostienen un proyecto revolucionario autentico
(camilistas, guevaristas, etc.) […] Este proceso de afirmación revolucionaria no
ha sido sencillo. Todo lo contrario; ha sido resultado de luchas internas y aproxi-
maciones sucesivas hacia planteamientos comunes, derivados de la necesidad de
operar cambios reales de acción y concepción de la izquierda revolucionaria en
México. El efecto catalizador de este proceso es indudablemente, lo ha sido, la
acción de 1968.63

En Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario, (también llamado


Manifiesto al proletariado. Liga Comunista 23 de septiembre), Salas Obregón vio
al movimiento del 68 como una huelga política y una ofensiva no generalizada
contra la burguesía, con tendencias a la guerra civil.64 Los enfrentamientos de

59
Ibíd. 52.
60
Ibíd. 55.
61
Ibíd. 56.
62
Ibíd. 58.
63
Ibíd. 61.
64
Salas Obregón, Ignacio Arturo. (2003). Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario
o el Manifiesto al Proletariado. México: Huazipungo. pp.53-57.

135

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Yllich Escamilla Santiago

los estudiantes contra la policía y el ejército, fueron muestra que la huelga po-
lítica del 68 —tal y como lo dice el propio Oseas— era el embrión de la huelga
general y de la guerra de guerrillas.65
Sí el movimiento del 68 era una huelga política, sus protagonistas eran
proletarios, de acuerdo con la teoría de la universidad fabrica, lo que sentaría
las bases para generalizar los hostigamientos al Estado burgués.66 Oseas pone
énfasis en los combates callejeros, para él, lo vivido en ese año eran actividades
militares de una guerra de guerrillas embrionaria:

En éste contexto la manifestación política se convierte indefectiblemente en cada


vez más en una actividad militar. Es de éste modo que la manifestación pacífica, se
transforma en combate de calle, el mitin masivo da paso a los mítines relámpagos,
las operaciones militares defensivas a las operaciones militares ofensivas y a las
operaciones militares como actividad de agitación y propaganda (propaganda
armada en el sentido vietnamita).67

La estrategia comunicacional de los mítines relámpago del 68 fueron el referente


de Oseas para la estrategia que aplicó la Liga en su propaganda armada deno-
minada repartizas, que fue el modo de dar a conocer su órgano de difusión, el
periódico Madera. La huelga política que Oseas vio en el movimiento fue la de
una posible insurrección general, esquema militar que se trató de implementar
en 1974 en Sinaloa durante el llamado Asalto al Cielo.
¿Desde dónde escribían Raúl Ramos e Ignacio Salas?, Raúl se encontraba
en un proceso político post-68 semiclandestino, pero con cierta posibilidad
para discutir y consensar con otras organizaciones que habían experimentado
la represión. En cambio, Salas Obregón escribió desde la clandestinidad de la
guerra, desde el encierro, desde una organización que a un año de fundada,
había sido golpeada duramente, los contextos espacio/temporales fueron fun-
damentales para el desarrollo de dichos pensamientos.
Para concluir, hablar del 68 representa un gran problema, la idolatría
y el culto a una lucha presentada como políticamente correcta. La memoria
histórica del movimiento ha sido reproducida con una pureza moral, dando
la impresión de que los estudiantes sólo fueron jóvenes eufóricos, una masa
inerte sin posibilidad de autodefensa, nos muestran un 68 con vocación al
martirologio.

65
Ibíd. 59.
66
Ibíd. 63.
67
Ibíd. 65.

136

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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

En los debates de la memoria se encuentran dos vertientes: ¿qué queremos


recordar? y ¿qué queremos olvidar? La visión ciudadanizada del 68 —que incluye
a los partidos de la izquierda electoral, las instituciones educativas e incluso al
propio gobierno— evidentemente quieren olvidar y extirpar la parte subversiva
del movimiento que de él emanó. La parte “incomoda” del movimiento, ha sido
colocada por la historia oficial del 68 en la memoria subterránea, en una me-
moria silenciada por la historia de bronce. Una historia que ha sido silenciada
hasta por la propia izquierda que reniega de su pasado.
Entender que el movimiento del 68 fue un catalizador de la lucha armada
en ciertos contextos geográficos y entender al halconazo como la reafirmación
general de la guerrilla en los años setenta, es reiterar que la violencia del régimen
ha sido una constante, olvidar es repetir. Como conclusión cito a Vidal Naquet:
“Los asesinos de la memoria han elegido bien su objetivo: quieren golpear una
comunidad sobre las mil fibras aún dolorosas que la ligan a su propio pasado”.68

Referencias

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68
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Tlatelolco, San Cosme y la guerrilla urbana

Electrónicas

Si lo queréis no será más que un Blog…“Frases del mayo francés (1968)”. en: http://
enriquegri.blogspot.mx/2007/03/frases-del-mayo-frances-1968.html (24 de abril
de 2014).
Biblioteca Garay. 500 años de México en documentos. “Cuarto informe de Gobierno
del presidente Gustavo Díaz Ordaz”. en: http://www.biblioteca.tv/artman2/pu-
blish/1968_87/Mensaje_del_Cuarto_Informe_que_rindi_al_H_Congreso_293.
shtml (23 de mayo de 2014).
Biblioteca Garay. 500 años de México en documentos. “Discurso de toma de protesta
de Luis Echeverría Álvarez como presidente de los Estados Unidos Mexicanos”.
en: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1970_85/Discurso_de_Toma_de_
Protesta_de_Luis_Echeverr_a_lvarez_como_Presidente_de_los_Estados_Uni-
dos_Mexicanos.shtml (29 de mayo de 2014).

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Historia, movimientos sociales y participación
política juvenil en Monterrey (1968-1972)

Edna Ovalle Rodríguez*

Introducción

E n este trabajo se realiza un sintético recorrido por momentos claves de la


historia de la ciudad de Monterrey. En él se destacan las especificidades
de esta ciudad que favorecieron el desarrollo de los movimientos sociales y las
opciones políticas que tuvieron los jóvenes regiomontanos entre los años de
1968 y 1972. Se plantea que la historia y la economía regiomontana, así como
los movimientos sociales que se registraron en esta ciudad en estos años, influ-
yeron de forma importante en la configuración ideológica y el accionar político
militar de los fundadores de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Como muchos regiomontanos, estudié durante los años setenta en la
Universidad de Nuevo León, formé parte de los movimientos sociales de
aquellos años, cuya huella quedó en los participantes con diferentes niveles
de profundidad. Estos movimientos constituyeron un antecedente importante
para algunos miembros de las organizaciones político-militares que actuaron
en México desde mediados de los años sesenta del siglo pasado.
La historia, la ideología y las acciones que desarrollaron estas organizacio-
nes hoy forman parte de la realidad latinoamericana. Se trata de un fenómeno
que se ha presentado a nivel mundial, pero que en México ha sido recurrente,1
al tiempo que en varios países de América Latina ha permanecido por décadas.
Por su importancia, permanencia y consecuencias, se trata de un fenómeno que
debe ser estudiado en todos sus aspectos, más allá de cualquier filiación política.
Para realizar este trabajo retomé algunas reflexiones de Marc Bloch,2
particularmente, el planteamiento de que un fenómeno histórico nunca puede
ser explicado en su totalidad y fuera de su momento histórico. Por ello, consi-

1
Montemayor, Carlos. (2007). La Guerrilla Recurrente. México: Debate.
2
Bloch, Marc. (1990). Introducción a la historia. México: fce. p.31.

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Edna Ovalle Rodríguez

dero que la fundación y el accionar de la Liga Comunista 23 de Septiembre no


puede ser comprendida ampliamente si no se toma en cuenta que dos de los
fundadores de la organización: Raúl Ramos Zavala3 e Ignacio Salas Obregón4
así como algunos de sus primeros militantes, vivieron, participaron y se for-
maron profesionalmente en Monterrey, ciudad industrial en la que durante la
mayor parte del siglo xx predominó la industria pesada. Ciudad que posee una
historia peculiar, por ser sede y origen de “una burguesía militante”,5 así como
el escenario en el que se desarrollaron intensas luchas obreras y movimientos
sociales en los cuales participaron estos fundadores.

Monterrey Preindustrial: Exterminio, Frontera y Cacicazgo

La historia de las regiones del país tiene variantes. Si bien existen procesos his-
tóricos nacionales, éstos se manifiestan en cada región a partir de su realidad
concreta. La historia local genera una identidad particular, una forma de ver y
transformar el mundo. Desde esta perspectiva, considero que en la historia de
Monterrey se encuentran presentes algunos rasgos particulares que señalaré
de forma sintética.
Uno de estos rasgos tiene que ver con la aparente ausencia del elemento
étnico indígena, hecho que encubre el exterminio del cual fueron objeto sus
habitantes originarios durante la colonización española. La encomienda signi-
ficó la captura, esclavización y venta de sus habitantes originarios para trabajos
forzados en las minas. Los más de 250 grupos nómadas y seminómadas que
habitaron la zona, fueron beligerantes y reacios a ser esclavos de los españoles,
por lo que se optó por importar indígenas tlaxcaltecas para trabajar e influir en
la sedentarización, sin éxito, de los nativos. En la zona la conquista espiritual
resultó ineficaz para los fines de los conquistadores, por lo que decidieron ex-
terminar a los aborígenes.6

3
Nació en Torreón, Coahuila, en 1945 o 46, estudió en la secundaria no. 1 de Monterrey, en la
Preparatoria no. 1 y en la Facultad de Economía de la unl. Miembro de la Juventud Comunista.
Fue maestro adjunto en la Facultad de Economía de la unam y en la Universidad Autónoma
de Puebla. Datos de Benjamín Hernández Palacios.
4
Nació en Aguascalientes en 1948, estudió la preparatoria y la carrera de Ingeniería Civil en el
Tecnológico de Monterrey donde participó activamente.
5
Nuncio, Abraham. (1982). El Grupo Monterrey, Monterrey: oidmo.
6
Borrados, mezcaleros, huachichiles, hualahuises, agualeguas y otros grupos más fueron ex-
terminados.

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Historia, movimientos sociales y participación política juvenil en Monterrey

Otro rasgo importante de la zona tiene que ver con su ubicación geográfica.
A mediados del siglo xix los tratados de Guadalupe-Hidalgo (1848) —resultado
de la guerra contra Estados Unidos— hicieron que Nuevo León ocupara un
espacio geográfico casi fronterizo, acercándolo a Estados Unidos. Esta cercanía
generó en la élite la búsqueda e imitación de un modelo de desarrollo y pro-
pició que la ciudad se convirtiera en un centro de comercio e introducción de
contrabando fronterizo al interior del país.7
A finales del siglo xix se “logró exterminar a los bárbaros”, a los que se
consideraban como un obstáculo al progreso de la región. Las élites norteñas
en la llamada “Guerra Viva” combatieron a los nativos que aún quedaban,
apaches y comanches que merodeaban las llanuras norteñas empujados por la
colonización estadounidense. Con el exterminio de los moradores originales
se estableció la creencia de que ese territorio se encontraba despoblado hasta
antes de la llegada de los españoles.8
La Guerra de Secesión en Estados Unidos (1861-1866) trajo importantes
ganancias a los hombres de negocios norteños. Ante el bloqueo marítimo
que impedía el comercio de algodón de los sureños con Europa, los comer-
ciantes de los estados del noreste mexicano, a pesar de que México se opuso
a la esclavitud, comerciaron con los esclavistas y les brindaron una salida al
Golfo para el comercio del algodón —su principal producto— a través de la
ruta Monterrey-Matamoros por el río Bravo, que entonces era navegable. Los
historiadores coinciden en que este comercio generó considerables fortunas
a algunos miembros de lo que años después se conocería como el Grupo
Monterrey.9
La Invasión Francesa a México se vivió de otra forma para la élite local.
Santiago Vidaurri, Gobernador del Estado de Nuevo León entre 1855 y 1864,
fue un importante miembro de la naciente burguesía y suegro del inglés Patricio
Milmo. Además de establecer un cacicazgo en la zona, decidió anexar Coahui-
la a Nuevo León. Este personaje se convirtió en aliado de los invasores galos,
incluso llegando a formar parte del gabinete de Maximiliano. Con la expulsión
de los franceses, el gobierno de Benito Juárez mandó fusilar a Vidaurri por el
cargo de traición a la patria en 1867.10

7
Cerutti, Mario. (1984). Burguesía y capitalismo en Monterrey 1850-1910. México: Claves
Latinoamericanas. p. 17.
8
Ibíd. pp. 37-41.
9
Ibíd. pp. 30-32.
10
inehrm. Expedientes Digitales: “Espinosa de los Monteros, Roberto, Santiago Vidaurri. Ca-
cique del Noreste”.

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Edna Ovalle Rodríguez

El historiador Mario Cerutti11 sostiene que entre 1850 y 1890, un reduci-


do grupo de familias asentadas en Monterrey: los Milmo, Madero, Zambrano,
Hernández, Armendaiz, Belden, Calderón-Muguerza, Ferrara, Rivero, Sada-
Muguerza gozarían de enormes fortunas que posteriormente serían invertidas
en la industria. La formación de estos capitales se logró por medios legales e
ilegales: el comercio, préstamos especulativos, préstamos onerosos al gobierno,
apropiación de tierras, contrabando de mercancías, entre las principales.
Un momento clave en la circulación de capitales y su orientación hacia
la industria fue el establecimiento de las líneas ferroviarias (1882), las cuales
reforzaron el acercamiento de Monterrey con Estados Unidos e intensificó sus
intercambios. Paradójicamente, el ferrocarril hizo entrar en crisis el comercio
local, lo que permitió orientar los capitales hacia nuevas actividades que podrían
resultar más redituables, como la industria.

La Ciudad Metalúrgica

Monterrey creció y se industrializó aceleradamente entre 1890 y 1910, especial-


mente bajo el gobierno de Bernardo Reyes, fiel representante de Porfirio Díaz. En
este proceso industrial adquirió especial importancia la industria metalúrgica,
debido a la gran demanda mundial de metales industriales y al impuesto Mac
Kinley que estableció el gobierno de Estados Unidos a la importación de meta-
les. Esta política favoreció a las familias pudientes de la ciudad que invirtieron
sus capitales a través de sociedades anónimas,12 en la instalación de empresas
metalúrgicas que les garantizaron ganancias a sus inversionistas, fueran locales
o extranjeros. A partir de 1890 la producción industrial regiomontana empezó
a predominar sobre cualquier otra.13 En la ciudad se instalaron además de las
dos plantas de la Cervecería Cuauhtémoc y 150 industrias14 del área de servi-
cios, la Gran Fundición Mexicana llamada posteriormente American Smelting
and Reffinning Co. (asarco),15 la Compañía Minera Fundidora y Afinadora
Monterrey (después Compañía Peñoles S.A.), la Nuevo León Smelting cono-
cida como la Fundición “Juárez” o Número 1. Finalmente, en 1900 se fundó
la primera siderúrgica de América Latina: La Compañía Fundidora de Fierro

11
Cerutti. (1984). Op. Cit. p. 14-17.
12
Ibíd. 42.
13
Ibíd. 11.
14
Ibíd. 119.
15
Ibíd.

144

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Historia, movimientos sociales y participación política juvenil en Monterrey

y Acero Monterrey, S.A. donde en 1903 se realizó la primera colada de acero


a nivel industrial. En 1905 Nuevo León ocupó el primer lugar en producción
industrial seguido del Distrito Federal y el Estado de México.
La burguesía regiomontana se protegió y consolidó mediante inversiones
conjuntas y conservando sus fortunas a través de enlaces matrimoniales. La
revolución los encontró poderosos y nucleados. Las fortunas y empresas de
este grupo de comerciantes, banqueros e industriales no fueron afectadas por
los revolucionarios, a excepción de la Cervecería Cuauhtémoc.
Esto fue posible gracias a los acuerdos y negociaciones que sostuvieron
con los “vencedores”, ya que ambos consideraban que el empresario era el motor
creador de riqueza y que la industria generaría progreso y desarrollo del país. Así,
este grupo nacido y enriquecido durante el porfiriato, sortearía la turbulencia
revolucionaria gracias a sus fortunas y a su capacidad de negociación con los
representantes del nuevo régimen.

Monterrey, ciudad proletaria

Con la industrialización, la ciudad se fue convirtiendo en una ciudad proletaria.


Numerosos barrios obreros surgieron a la par de las industrias. Desde 1850 se
unieron a los artesanos, los obreros textiles, cerveceros, ferrocarrileros, metalúr-
gicos y acereros. A la estación de tren de la ciudad llegaban diariamente cientos
de futuros proletarios provenientes de San Luis Potosí, Durango, Coahuila y
Zacatecas, los cuales se empleaban al lado de numerosos técnicos extranjeros
contratados para hacer funcionar la moderna maquinaria y capacitar a los
nuevos obreros.16
Con una robusta burguesía en ascenso y ávida de ganancias, las luchas
proletarias iniciaron temprano. Se sabe que desde 1903 circuló en medios
obreros el periódico Regeneración; también en ese año se registró una de las
primeras huelgas, esta fue en la fábrica de cristal en la que laboraban obreros
alemanes para producir botellas para la Cervecería Cuauhtémoc. La empresa
incumplió el contrato prometido a los obreros y éstos se declararon en huelga.
En respuesta la empresa cerró, los trabajadores y sus familias tuvieron que
regresar a Alemania. Entretanto, la empresa reabrió sus puertas sólo cuando
pudo sustituir la mano de obra por la máquina Owens, que fabricaba botellas
y de la cual adquirió la patente. Este fue un ejemplo temprano de la actitud

Ovalle, Edna. (1994). La Formación de la clase obrera en Monterrey. Tesis de licenciatura.


16

México: enah.

145

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Edna Ovalle Rodríguez

empresarial frente a las demandas obreras, que caracterizó la política laboral


de los empresarios regiomontanos en el futuro.
Los años revolucionarios fueron aprovechados por los obreros para or-
ganizarse al interior de las fábricas. Abundaron mutualidades, cooperativas,
organizaciones de oficio y sindicatos. También formaron partidos como el
Obrero-Estudiantil que luchaba por la Autonomía de la Universidad, el Partido
Socialista, el Partido Comunista (1919), las logias masónicas y organizaciones
políticas de diverso tipo.
En la ciudad se construyó una fuerte solidaridad obrera. Existieron orga-
nizaciones que agruparon a varios sindicatos de diferentes empresas como la
Federación de Sociedades Gremiales Ferrocarrileras y la Federación Regional
de Sociedades Obreras de Nuevo León, las cuales protagonizaron entre 1918
y 1923 tres huelgas generales en las que participaron más de 12 mil obreros.
Sus demandas centrales eran materializar los derechos obtenidos en el artículo
123 Constitucional, a los cuales los empresarios locales se mostraban reacios a
ceder.17 En estas luchas se obtuvieron victorias y reveses, pero lo más importante
fue el protagonismo obrero que quedó inscrito en acuerdos, contratos y mejora
de los niveles de vida.18
En la ciudad existieron células del Partido Comunista casi desde su fun-
dación en 1919, éstas operaron en diversas fábricas. El Partido fue muy activo
en la zona, destacándose la figura de Valentín Campa, comunista originario de
la ciudad, el cual fue obrero de Fundidora Monterrey y luego de Ferrocarriles
Nacionales.
Con una clase obrera a la ofensiva, la burguesía regia también creó sus
organizaciones: la Cámara de Comercio (1908), la Cámara Nacional de Comer-
cio, Industria y Minería del Estado de Nuevo León (1921) y la Confederación
Patronal de la República Mexicana (1929). Ésta última fue prácticamente un
sindicato patronal que nació en oposición a la Ley Federal del Trabajo que
reglamentaba el artículo 123.
La temprana articulación de estas organizaciones permitió que la fracción
regiomontana de la burguesía encabezara el primer paro patronal que hubo en
el país (1936) contra el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas. En un choque
frontal entre la gran burguesía regiomontana y el gobierno de Cárdenas sur-
gieron los 12 puntos que establecerían a futuro las relaciones entre el gobierno
y los empresarios.19

17
Ibíd.
18
La Ley reglamentaria del artículo 123 y la Ley Federal del Trabajo se publicaron hasta 1931.
19
Nuncio. (1982). Op. Cit. pp. 79-86.

146

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Historia, movimientos sociales y participación política juvenil en Monterrey

Los empresarios garantizaron el control de sus trabajadores mediante la


creación de sindicatos blancos o patronales en cada una de sus empresas. Los
sindicatos blancos crecieron incesantemente y en 1936 fundaron la Federación
de Sindicatos Independientes de Nuevo León, la cual hoy es nacional y agrupa
a más de 350 mil trabajadores en 14 estados. En 1936, ante la emergencia de
los llamados Sindicatos Rojos (ctm), los empresarios impulsaron la creación
de grupos paramilitares llamados Asociación Cívica Nacionalista, para luchar
contra el movimiento obrero local con una estructura cercana a la falange
española.
Es muy conocido que hijos de esta élite estudiaban carreras gerenciales
en universidades estadounidenses, mientras que para sus técnicos medios y
cuerpos directivos a menor escala crearon el Tecnológico de Monterrey en 1943,
fundado por el empresario Eugenio Garza Sada.
Los empresarios, con un discurso paternalista intervinieron en todos los
espacios de la ciudad. Siempre anhelaron que las empresas fueran consideradas
por sus trabajadores como una extensión de la familia. Este grupo, en alianza
con la jerarquía católica, en los años sesentas llegó a reunir a más de 25 mil
manifestantes en una marcha de La Unión de Padres de Familia en contra de
los libros de texto gratuitos. Algunos de sus miembros invirtieron fortunas en
nuevas empresas, tal es el caso de la familia Milmo, que incursionó en los me-
dios de comunicación: periódico, radio y televisión llegando a tener un gran
dominio en los medios.

Los años sesentas y setentas del siglo xx

Para la década de 1960 México era un país predominantemente urbano. En


1966 Monterrey tenía casi un millón de habitantes y era la segunda ciudad
industrial del país, producía más del 10% de la industria nacional, el 36% de
la población se ocupaba del sector manufacturero, 17% del comercio y el 31%
del sector servicios. El destacado economista Jesús Puente Leyva,20 sostiene en
su libro Distribución del Ingreso en Monterrey, que cerca del 40% de los traba-
jadores no recibían ni siquiera el salario mínimo y que cerca del 68% de los
habitantes de la ciudad no consumían el mínimo recomendable de nutrientes.
Existía una distribución sumamente inequitativa del ingreso y la peor parte era
para los sectores más humildes de la población. El año de 1970 fue de recesión

20
Catedrático de la Facultad de Economía de la unam cuyo profesor adjunto fue Raúl Ramos
Zavala.

147

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Edna Ovalle Rodríguez

económica y alza de precios, el déficit de vivienda obrera era muy elevado y la


ciudad crecía desordenadamente.
En ese tiempo los jóvenes creían tener un futuro. La educación universitaria
se extendía y aún funcionaba como mecanismo de ascenso social, al tiempo
que también se manifestaba un replanteamiento de papeles y responsabilidades
laborales, sociales y familiares, se empezaba a hablar del control natal, de la
píldora anticonceptiva, el rock se popularizaba a través de la radio y la televi-
sión que era cada vez más común. Los jóvenes conocían del campo socialista
como una forma alternativa de sociedad, ya que existía en la ciudad el Centro
Cultural Cubano José Martí, el cual difundía los logros de la Revolución y una
sede de la Embajada Rusa que hacía lo propio, al tiempo que los militantes del
Partido y la Juventud Comunista organizaban actividades proclives a difundir
la existencia del campo socialista.
En aquellos años, los jóvenes que pretendían un cambio social se ubicaban
sobre todo en la Universidad, aunque también en la Normal Básica y Superior,
estos fueron centro de discusión y organización opositora. En las diferentes
escuelas y facultades de la Universidad coexistían las mesas directivas estu-
diantiles de carácter oficial y los comités de lucha estudiantiles opositores a las
autoridades. En éstos últimos se agrupaban los jóvenes de izquierda.
Los jóvenes universitarios que querían transformar la realidad tenían
varias opciones de participación política organizada: la Juventud Comunista,
el Movimiento Espartaquista Revolucionario (una escisión del pc), el Partido
Socialista, la Obra Cultural Universitaria de tendencia cristiana, las logias ma-
sónicas y algunos grupos de protestantes, entre las más conocidas.
En el medio universitario era frecuente la participación en los aniversa-
rios de la Revolución Cubana, en las marchas de protesta por la Guerra de Viet
Nam (1964-1975) y en apoyo a la lucha por los derechos civiles que enarboló
Martin Luther King. Estos hechos inquietaron profundamente a los jóvenes y
a los partidos de la izquierda tradicional.
Al interior de los partidos de izquierda, el levantamiento de Arturo Gámiz
y de Oscar González en Chihuahua (1965) obligaron a la militancia de estas
organizaciones a discutir en torno a tres ejes fundamentales: cuál sería el ca-
rácter de la revolución, (socialista, democrático burguesa, antifeudal); cuáles
serían las vías de la revolución (la guerra popular prolongada, la vía electoral,
la huelga general, la insurrección armada); y cuál sería el sujeto central de la
misma (el campesino, el obrero, el proletario agrícola). Estas discusiones, al
calor de los movimientos sociales y estudiantiles celebrados a nivel nacional
derivarían en escisiones.

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Historia, movimientos sociales y participación política juvenil en Monterrey

1968: La izquierda revolucionaria no pudo contestar.

Los acontecimientos sucedidos en 1968 con el movimiento estudiantil-popular


en la Ciudad de México, constituyeron un parteaguas en la definición de muchos
futuros militantes de las organizaciones político-militares que cuestionaron a
sus direcciones de la vieja izquierda. El 68 hizo entrar en crisis a las organiza-
ciones políticas de izquierda. Raúl Ramos Zavala como militante de la Juventud
Comunista fue uno de los primeros en cuestionar al partido.

Actuamos en la gran convulsión sin tener un sentido realista del destino de ésa
insurgencia esencialmente estudiantil. Luego se culpó de todo a la represión y
al reflujo del movimiento sin reconocer la incapacidad para definir los linea-
mientos para la acción y las perspectivas a seguir. Nuevamente se ignoraron las
preguntas que lanzó el movimiento, que fueron las mismas que el movimiento del
56-59. La izquierda revolucionaria no pudo contestar. No había una concepción
consecuente para la acción de masas en México ni tampoco la consciencia de
que son éstas y no las vanguardias y pre-vanguardias las que marcan el ritmo
de la acción.21

Poco tiempo después del 2 de octubre, entre fines de 1968 y 1972, en Monterrey
se registraron intensos movimientos sociales que se caracterizaron por su inicial
espontaneísmo, su radicalidad, organización y articulación los que sustentaron
los cuestionamientos de los disidentes e hicieron pensar a muchos jóvenes que
la revolución no sólo era posible, sino necesaria.
Los actores centrales de estos movimientos fueron los estudiantes de
la Universidad de Nuevo León y del Tecnológico de Monterrey, los maestros
y estudiantes de la Escuela Normal Superior del estado, los profesores de la
Sección 50, el sindicato de trabajadores de la Universidad de Nuevo León, los
mineros de las secciones 66 y 67 (Aceros Planos y Fundidora Monterrey), los
ferrocarrileros de la Sección 19, los posesionarios de las colonias proletarias de
la ciudad y los cristianos que apoyaron las causas de los pobres. Las demandas
centrales se pueden resumir en: autonomía, autogestión, democracia sindical,
cese a la represión, paridad, justicia, vivienda y trato y salario digno.

Ramos Zavala, Raúl. (2003). “El tiempo que nos tocó vivir” en Ramos Zavala, Raúl y Arturo
21

Gámiz García. El tiempo que nos tocó…y otros documentos de la guerrilla en México. México:
Huasipungo-Editorial Tierra Roja. pp. 12-13.

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Edna Ovalle Rodríguez

Los universitarios

El apoyo al movimiento estudiantil de la Ciudad de México convocó masivamen-


te a los universitarios regiomontanos desde el 26 de julio de 1968. Se apoyaron
sus demandas sin dejar de reivindicar la problemática local. En particular se
rechazó el Plan Elizondo que planteaba el aumento de cuotas en los estudios
universitarios. Entre las más activas participaciones estuvieron las de los mili-
tantes de la Juventud Comunista, la ocu y el Movimiento Espartaquista, quienes
formaron, junto con estudiantes de base, brigadas estudiantiles que informaban
a la población de las acciones de los estudiantes de la unam y pedían su apoyo
para sus propias demandas. Estas brigadas fueron las encargadas de enlazar al
movimiento estudiantil con las luchas de los maestros, los obreros, empleados
y posesionarios de la ciudad.
El movimiento estudiantil adquirió estructura propia y al aumentar la
represión en el df el Consejo Estudiantil de la Universidad cambió de tono
y reivindicaciones: se denunció la represión del Estado, la antidemocracia
económica existente en el país y se convocó a obreros y sectores populares de
Monterrey a unirse en defensa de las libertades democráticas. A partir de ese
momento, entraron en paro general la Escuela Normal Superior del estado,
los estudiantes y trabajadores de la Universidad de Nuevo León. Por primera
vez marcharon juntos maestros, estudiantes y sindicalizados de la unl con los
estudiantes del Tecnológico de Monterrey, escuela que se consideraba elitista
formadora de cuadros para el grupo empresarial regiomontano.
Miles de universitarios tomaron las calles de la ciudad y el movimiento
adquirió múltiples formas de lucha: brigadas a barrios y colonias, tomas de es-
cuelas y de camiones, mítines, manifestaciones, charlas, asambleas permanentes
y volanteo en fábricas. La protesta por la represión al movimiento estudiantil
de la Ciudad de México fue lo que unió por primera vez a los estudiantes y tra-
bajadores de la Universidad, del Tecnológico y de la Normal Superior. En este
movimiento, varios fundadores y militantes de la Liga Comunista participaron
activamente.
Después de la masacre del 2 de octubre de 1968, el Consejo Estudiantil
de la unl publicó un desplegado en el que planteó que “se requiere cambiar de
métodos de lucha, se acerca una nueva etapa y el movimiento no es exclusivo
de los estudiantes”.
En el año de 1969 inició el movimiento por la Autonomía de la Universidad.
Por esta demanda los universitarios realizaron huelgas de hambre, establecieron
campamentos afuera de edificios públicos y realizaron brigadas de servicio social
en las comunidades pobres del estado.

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Historia, movimientos sociales y participación política juvenil en Monterrey

Mientras se discutía la iniciativa de Ley para la Autonomía que envió el


gobernador, el movimiento demandó paridad en la representación y en la toma
de decisiones. Los estudiantes solicitaron el apoyo de los obreros para que la
universidad fuera reformada y puesta al servicio del pueblo, al mismo tiempo los
universitarios integraron una comisión encargada de redactar la Ley Orgánica
de la Universidad. En la elaboración de este escrito participaron estudiantes y
profesores universitarios, por ejemplo: Nora Rivero, Alfonso Reyes Aurrecochea,
Horacio Salazar y Miguel Capó, entre otros.
El clímax se presentó en los primeros meses de 1971, cuando el gobernador
Eduardo Elizondo —fiel representante de la burguesía regia— promulgó una Ley
Orgánica de la Universidad encabezada por una Asamblea Popular de Gobierno
integrada por 31 miembros: 8 representantes de los medios de comunicación,
10 representantes de obreros y empleados organizados, 4 representantes de las
Ligas de Comunidades Agrarias, 1 representante del Patronato pro-laboratorios,
3 alumnos, 3 profesores, 1 representante de la industria y 1 del comercio.
La posición estatal se endureció cada vez más, mientras la Junta de Go-
bierno, inédita en la vida universitaria del país, nombró como rector a un mi-
litar: el coronel Arnulfo Treviño Garza. Entretanto, la policía tomó por asalto
la preparatoria 1 en la que golpearon y detuvieron a numerosos estudiantes.
La situación se agudizó cuando los estudiantes optaron solidarizarse con la
huelga sostenida por trabajadores universitarios, los cuales protestaban por el
retraso hasta por dos meses de su sueldo. Las fuerzas policiales intervinieron
para establecer el “orden” y tomar el control de las escuelas, arrojando un saldo
de cientos de detenidos y golpeados.
Al día siguiente, los diputados federales en el Congreso de la Unión denun-
ciaron la represión universitaria, acción que crispó los ánimos de la sociedad e
inspiró a la elaboración de una marcha multitudinaria de estudiantes, profesores,
obreros y padres de familia. Ante la presión y el descontento intervino el secre-
tario de Educación Pública y se reformó la Ley Orgánica. Hecho que orilló al
gobernador del estado a renunciar, ya que se negó a la aprobación de dicha ley.
Entretanto, los estudiantes de la Ciudad de México no escatimaron soli-
daridad a los estudiantes de Nuevo León, organizando una marcha de apoyo el
10 de junio. La marcha de la Ciudad de México fue reprimida con un saldo aun
no establecido de muertos y heridos. En Monterrey, a pesar de los problemas
y la represión estatal y no sin altibajos, el movimiento se mantuvo siempre a
la ofensiva y ejercitando variadas formas de participación, la cual permitió el
apoyo de los obreros, empleados, maestros y población en general, por lo que
se podría afirmar que los saldos del movimiento no fueron negativos.

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Edna Ovalle Rodríguez

Los Sindicatos

En este movimiento también resultó fortalecido el Sindicato de la Universidad


de Nuevo León, un sindicato unitario y horizontal que siempre apoyó al movi-
miento estudiantil y mantuvo el paro. En los hechos, los trabajadores ejercieron
coadministración en varias actividades que les fueron otorgadas.
Un logro también fue la alianza que sostuvieron los estudiantes con los
ferrocarrileros de la sección 19 y los mineros de las secciones 67 de Fundidora
Monterrey y 66 de Acero Planos. Esta alianza se vio reflejada en la formación
del Frente Democrático Obrero Estudiantil (fdoe), cuya tarea fue la coordina-
ción y apoyo mutuo en las luchas por la democracia y el mejoramiento de las
condiciones de vida de los trabajadores.
Los frutos de este frente se vieron reflejados en 1971, cuando se evitó un
reajuste de personal que dejaría sin trabajo a más de 500 siderúrgicos. En las
elecciones fueron derrotados los charros y ganó las elecciones la planilla demo-
crática “Regeneración”, convirtiéndose la sección 67 de Fundidora Monterrey
en la primera sección democrática del sindicato minero.
A fines de abril de 1971 se integró el Movimiento Sindical Ferrocarrilero
de la sección 19, con Demetrio Vallejo a la cabeza, demandando la reincorpora-
ción de 40 trabajadores despedidos en las huelgas de 1959. Vallejo fue detenido
y en respuesta los trabajadores de muchas secciones tomaron las instalaciones
sindicales.
En Monterrey el 7 de enero de 1972, 800 trabajadores ferrocarrileros,
apoyados por estudiantes de la Normal Superior y de la Universidad, tomaron
la instalación sindical de la Sección 19. Convocaron a una asamblea a la que
asistieron 3 mil ferrocarrileros. En esa asamblea fue electo un comité ejecutivo
democrático. El 10 de marzo de 1972 el local fue atacado por miembros del
grupo Halcones que fueron llevados desde la Ciudad de México. Los obreros
resistieron y como resultado de los enfrentamientos murieron 3 personas: un
obrero, un halcón y un estudiante preparatoriano. Además de 50 heridos de
bala, 65 trabajadores fueron detenidos.
También los estudiantes se vincularon con choferes de varias rutas
de camiones de la ciudad, los cuales eran tradicionalmente explotados. Lo
mismo sucedió con los posesionarios, pobladores pobres llamados también
paracaidistas, con los cuales se entró en contacto a través de las brigadas
universitarias. Con ellos se inició un trabajo de organización en varias co-
lonias de la ciudad, que con el tiempo dio píe a la creación del campamento
“Tierra y Libertad”.

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Historia, movimientos sociales y participación política juvenil en Monterrey

Los cristianos progresistas

Raúl Macín en su ensayo sobre “Las luchas de los Cristianos en los Movimientos
Sociales de Monterrey 1968-1983”, informa que en esta ciudad fue el Secreta-
riado Social —fundado en 1962— una de las organizaciones católicas que más
se preocuparon por los problemas sociales.
Explica que entre 1969 y 1973 se crearon secretariados sociales en 20
diócesis que se convirtieron en organizaciones de apoyo a las luchas populares
de colonos, sindicatos, posesionarios, cooperativas y comunidades cristianas de
base. Incluyendo en este campo a la organización laboral Frente Auténtico del
Trabajo y a la Escuela de Trabajo Social “Pablo Cervantes”, que bajo la dirección
de la religiosa Beatriz de la Vega, formó trabajadoras sociales con materias como
el materialismo dialéctico y marxismo.
En esa época hubo también organizaciones católicas estudiantiles muy
activas, entre las que estaba la Obra Cultural Universitaria (ocu), apoyada por
jesuitas, donde se sabe que militaron Ignacio Salas Obregón, Ignacio Olivares
Torres y José Luis Sierra Villareal, quienes mediante la Federación de Estudiantes
del Tecnológico, encabezaron la primera huelga estudiantil en el Tecnológico
de Monterrey.
Los cristianos protestantes no se quedaron atrás, ellos, a través del
Movimiento Estudiantil Cristiano —movimiento ecuménico fundado en
1895— tuvo un desarrollo paralelo a las iglesias, trabajaron intensamente
entre 1967 a 1971 con el apoyo de la Iglesia metodista “La Trinidad”, entre
cuyos dirigentes estaban el propio Raúl Macín, José Antonio Gutiérrez, José
Reyna, Julia Teresa Zamarrón y los hermanos Aguirre que después optarían
por la lucha armada.
Entre estos grupos se menciona también al Movimiento de la Iglesia y la
Sociedad en América Latina (isal), que inició sus trabajos en Monterrey en
febrero de 1970. En 1969 se publicó en la revista isal-México el artículo: “San
Ché Guevara”, del sacerdote episcopal Sergio Carranza. Este autor también
señala que adquirieron notoriedad e influencia a nivel de personas y familias
la “Conferencia Cristiana por la paz”, un movimiento ecuménico promovido
por las iglesias cristianas de los países socialistas de Europa.
En aquellos años, numerosos estudiantes cristianos establecieron un com-
promiso moral con los pobres de la ciudad. Formaron brigadas de atención mé-
dica y asesorías legales, sanitarias, psicológicas, técnicas, entre otras, lanzándose
a los lugares más pobres de la ciudad y del estado, en apoyo de sus pobladores.
Fue una manera de llevar la universidad al pueblo, de transformar la sociedad

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00A-Completo LC23S.indb 153 02/03/2015 03:34:34 p.m.


Edna Ovalle Rodríguez

Algunas Conclusiones

La historia de la ciudad de Monterrey resulta peculiar, ya que en cierta medida,


comparte la historia del norte de México, pero su desarrollo económico basa-
do en la industria metalúrgica y siderúrgica la hace diferente al resto de los
estados norteños. Esa historia la convierte en sede de una burguesía local de
cuño porfirista, cuyo modelo de desarrollo es el de Estados Unidos. También,
es sede de una antigua clase obrera industrial con gran tradición de lucha, pero
controlada por el corporativismo de la ctm-crom y por los Sindicatos Blancos
de las empresas de la burguesía local.
En esta ciudad la polarización de las luchas es algo común y corriente,
debido a que la negociación de los conflictos no es una práctica muy socorrida.
No obstante, en los años sesenta y setenta, los maestros normalistas, algunas
secciones siderúrgicas y los trabajadores universitarios, lograron escapar al
control corporativo, coordinaron sus luchas y ejercieron con creatividad otras
iniciativas.
Los movimientos sociales que se registraron en esos años, configuraron
una coyuntura que generó movilizaciones en amplios sectores de la población. El
movimiento fue encabezado inicialmente por los estudiantes de la Universidad,
se les sumaron los del Tecnológico y la Normal Superior del estado, después el
movimiento se convirtió de trabajadores por la democracia sindical y poste-
riormente de pobladores por mejores condiciones de vivienda.
En este movimiento se implementaron diferentes formas de vinculación
con la población y se lograron alianzas nunca antes establecidas. La movilización
social permitió un encadenamiento de objetivos y logros como nunca antes.
Se trató de una especie de “insurrección” estudiantil, seguida de una obrera
que sorprendió a todas las organizaciones por su inicial espontaneísmo. Con
la caída del gobernador del estado, el movimiento universitario mostró que a
pesar de la represión fue posible mantener las movilizaciones y las demandas
incluso durante años y que la alianza entre los diferentes sectores resultó clave
en ese avance.
Estos movimientos politizaron a muchos de sus participantes, y a los que
ya eran militantes, les proporcionaron elementos de reflexión, particularmente,
en la importancia de la movilización social, en específico, las formas de brigadas,
el papel de la huelga de masas, la importancia de las alianzas entre diferentes
sectores de la población para la satisfacción de las demandas, principalmente la
alianza obrero-estudiantil y la alianza estudiantil-popular. Por otro lado, tam-
bién fue evidente la necesidad de ejercitar la autodefensa de las masas ante la
represión gubernamental. Al respecto, Raúl Ramos Zavala, escribió: “No había

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Historia, movimientos sociales y participación política juvenil en Monterrey

una concepción consecuente para la acción de masas en México, ni tampoco


la conciencia de qué son éstas y no las vanguardias o “prevanguardias” las que
marcan el ritmo de la acción”.22

Referencias

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Ramos Zavala, Raúl y Arturo Gámiz García. (2003). El tiempo que nos tocó vivir…y
otros documentos de la guerrilla en México. México: Editorial Huasipungo/Edi-
torial Tierra Roja.

22
Ramos Zavala. (2003). Op. Cit. p.13.

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00A-Completo LC23S.indb 155 02/03/2015 03:34:34 p.m.


Edna Ovalle Rodríguez

Ruiz Cabrera, Carlos. (1990). Poder y lucha sindical en la uanl, 1949-1971. Monterrey.
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Salas Obregón, Ignacio Arturo. (2003). Cuestiones Fundamentales del Movimiento
Revolucionario. México: Huasipungo-Tierra Roja.
Vizcaya Canales, Isidro. (1988). Un siglo de Monterrey. Desde el Grito de Dolores hasta
el Plan de San Luis. Monterrey: Tiempo-Región.

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Ayer y hoy. La vida por un ideal
(Testimonio)

Antonio Orozco Michel*

E ste testimonio tiene por objetivo explicar porqué los jóvenes de las décadas
de 1960 y 1970 asumimos una posición política radical y porqué, poste-
riormente, conformamos organizaciones guerrilleras, como la Liga Comunista
23 de Septiembre. Para hacerlo, es menester situarse en ese contexto histórico y
enumerar, aunque sea sólo de manera general, algunos elementos que incidieron
en nosotros para llegar a la conclusión de que la toma de las armas constituía
el único camino posible en la dirección para lograr un cambio en las injustas
estructuras económicas, políticas y sociales en que nos encontrábamos.
Primeramente, es importante tener presente que en nuestro país el modelo
de Estado benefactor, surgido de la revolución mexicana, había llegado a su fin.
Que terminado el régimen cardenista y con la llegada de Ávila Camacho al go-
bierno de la república, se dio marcha atrás a un conjunto de reformas y decretos
gubernamentales, que en cierta medida habían beneficiado a amplios sectores
de la población. Por ejemplo, el reparto de tierras y junto con ello, la institu-
cionalización de la propiedad comunal mediante la forma de ejido. Al mismo
tiempo, la propia expropiación petrolera sufrió un retroceso cuando el gobierno
en turno, decidió restituir una parte de las áreas de explotación y producción
petrolera a las grandes compañías extranjeras y aumentar significativamente la
indemnización económica de aquellas empresas que efectivamente se habían
expropiado y de las que el Estado mexicano se hacía cargo a través de Pemex.
Aunado a esto, la creciente tendencia de la burguesía mexicana a invertir
sus capitales en la gran industria, significó un paulatino abandono del campo,

* Ex miembro del grupo de los Vikingos, del Frente Estudiantil Revolucionario (fer) y de la
Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S). Actualmente es miembro y cofundador del Co-
lectivo Rodolfo Reyes Crespo en Guadalajara. Es además autor del libro La fuga de oblatos.
Una historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Publicado por el Taller Editorial La casa
del Mago. Guadalajara. 2009.

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Antonio Orozco Michel

y por consiguiente, un deterioro de las condiciones de vida de millones de


campesinos que optaron por emigrar hacia las grandes ciudades o hacia Esta-
dos Unidos. Conformando en las primeras cinturones de pobreza y miseria,
en asentamientos urbanos carentes de los más elementales servicios; y en el
segundo de los casos, dando inicio al vía crucis del migrante, que en busca de
mejores condiciones para sostener a su familia llega al “otro lado”, sólo para
ser sometido a condiciones de vida y de trabajo absolutamente degradantes y
esclavizantes.

El control gubernamental de las organizaciones obreras,


campesinas y populares

Con la anuencia y hasta cierto apoyo de parte del gobierno se permitió la crea-
ción y conformación de sindicatos, confederaciones campesinas y centrales de
trabajadores, todo ello bajo el argumento de crear condiciones para plantear
de forma más ordenada y concreta las diversas demandas y peticiones de los
sectores de trabajadores hacia la clase patronal, aderezado desde luego en una
cantaleta machacona que exhortaba a mantener un clima de armonía social y
entendimiento entre los diferentes sectores de la producción y, desde luego,
dentro del marco estricto de lo que permitía la ley. Pero, al mismo tiempo, con
el propósito de la clase en el poder de mantener un absoluto control y dominio
político e ideológico sobre tales organizaciones, primero a través de la imposi-
ción de sus dirigencias, y posteriormente, incorporándolas a la estructura del
partido oficial, primero Partido Nacional Revolucionario (pnr), Partido de
la Revolución Mexicana (prm) y, posteriormente, al Partido Revolucionario
Institucional (pri).
A lo anterior se sumó, sin lugar a dudas, que en el plano internacional
y en un ambiente de preguerra ante la amenaza que significaba el fascismo, la
Tercera Internacional, por medio de su dirección, orientó e instruyó a todos los
partidos comunistas del mundo a establecer pactos y alianzas con los sectores
de las burguesías nacionalistas y progresistas para enfrentar dicha amenaza,
lo que tomó cuerpo en los Frentes Populares. En los hechos esto se tradujo
—cuando menos en México— en el abandono de las consignas y demandas
centrales contra el sistema capitalista y la entrega en brazos de la burguesía de
varios dirigentes, líderes y camarillas de partidos de izquierda. Situación que
evidentemente favoreció a la burguesía, que mediante la utilización demagógica
del discurso de la revolución mexicana, logró afianzarse aún más en el dominio
ideológico y político sobre las masas campesinas, obreras y populares del país.

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Ayer y hoy. La vida por un ideal (Testimonio)

Es importante subrayar que desde entonces la clase en el poder y todo


tipo de corifeos repetían hasta el hartazgo que los intereses de los patrones
y de los trabajadores eran exactamente los mismos. Por lo tanto, el discurso
oficial consistió en pregonar el progreso y el desarrollo del país, así como la
modernización a través de la industrialización, lo cual, en conjunto, generaría
mejores empleos.
Lo anterior sirvió de argumento a líderes oportunistas y convenencieros
que junto con sus partidos supuestamente de izquierda, conformaron corrientes
de apoyo a personajes pertenecientes al gobierno y al pnr, dado que, según ellos,
representaban el sector revolucionario dentro de éstos y por lo tanto habría que
brindarles todo el apoyo.

El contexto internacional

A todo lo anterior se sumó, sin lugar a dudas, que el Partido Comunista de la


Unión Soviética entre los resolutivos más importantes de su xx Congreso cele-
brado en febrero de 1956, presentó una nueva tesis en torno a la lucha de clases
en los países capitalistas, planteando la “Tercera Vía” (es decir la vía electoral)
como una alternativa más para la toma del poder por el proletariado y demás
sectores explotados, transitando pacíficamente del sistema capitalista al sistema
socialista. Además, concluyó que en esos contextos era posible la coexistencia
pacífica con los países imperialistas, abocándose pues a distender el conjunto
de contradicciones que provocaban constantes choques y confrontaciones en
varias regiones del mundo.

El carácter represivo y autoritario del régimen

El resultado de la aplicación de un conjunto de medidas gubernamentales re-


caló de forma directa en las condiciones de vida de amplios sectores del pueblo
trabajador endureciendo además el carácter autoritario del régimen.
La respuesta del gobierno hacia las justas y legítimas demandas obreras,
campesinas y estudiantiles no fue otra que, primero: la complicación de los
trámites burocráticos y la dilación por años de la resolución y respuesta de las
distintas dependencias gubernamentales hacia tales demandas. Y cuando esto ya
no fue suficiente para frenar y acabar con las luchas, protestas y manifestaciones
populares, entonces descargó de manera directa y brutal la represión policial y
militar en varios estados de la república mexicana, para ilustrar lo anterior sólo

159

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Antonio Orozco Michel

enumeraré las más significativas: La huelga de los estudiantes del Politécnico


y otras universidades del interior del país en el año de 1956; la huelga de los
trabajadores ferrocarrileros que demandaban mejores condiciones de trabajo,
particularmente el aumento salarial y la posibilidad de conformar un sindicato
independiente, alejado del corporativismo; la luchas de los maestros en 1963,
las de los médicos en 1965 y en ese mismo año el incremento de las luchas
campesinas contra los latifundistas, terratenientes y caciques sobre todo en los
estados de Guerrero y Chihuahua. Por último, la generalización de las luchas
estudiantiles tanto en el DF como en varias universidades, movimientos que
fueron sofocados y paralizados en la masacre del 2 de octubre en la plaza de las
Tres Culturas en Tlatelolco y el 10 de junio de 1971 en la Escuela Normal de la
Ciudad de México, represión conocida como halconazo.
A esto último, es necesario agregar que los regímenes burgueses imple-
mentaron y aplicaron una campaña sistemática y permanente de persecución
encarcelamiento, asesinatos y desapariciones forzadas contra un gran número
de líderes y luchadores sociales, por ejemplo: Rubén Jaramillo, líder histórico
que fue integrante del Ejercito de Sur comandado por Emiliano Zapata y du-
rante las últimas décadas de su vida se puso al frente de las luchas campesinas
y comunitarias, unas veces en el plano legal y otras con las armas en la mano.
Incluso en el momento de su asesinato había sido indultado por el gobierno
de Adolfo López Mateos, y sin embargo, fue detenido junto con su familia por
elementos castrenses disfrazados de campesinos en un operativo planeado y
coordinado (después se supo) por la policía judicial del Estado de Morelos,
para posteriormente, ser ultimados a un costado de las ruinas arqueológicas
de Xochicalco.
Carlos Ríos y Francisco Luján Adame, líderes de las luchas campesinas y
estudiantiles del Estado de Chihuahua, encabezaron junto con Arturo Gámiz
García y Pablo Gómez las luchas y demandas agrarias en el marco legal, durante
años acumulando expedientes tras expedientes en las oficinas de la reforma
agraria; cuando llevaron a cabo tomas de tierra para ejercer presión, ambos
fueron asesinados por pistoleros pagados por terratenientes y caciques de la
familia Ibarra, obviamente, en complicidad con el gobernador Giner Duran.
Genaro Vázquez Rojas, de igual manera dirigió durante años una lucha
en estricto apego a los marcos jurídicos y legales a través de la Asociación Cí-
vica Guerrerense (acg), demandó mejores precios en la compra de productos
agrícolas en la región, los terratenientes e intermediarios trataron de eliminarlo.
Caballero Aburto, gobernador del estado, aprobó la aniquilación del movimiento
a través del plomo —con la venía de los gobiernos de Adolfo López Mateos y
Gustavo Díaz Ordaz— desatando así una masacre en contra una manifestación

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Ayer y hoy. La vida por un ideal (Testimonio)

de ciudadanos desarmados en la Ciudad de Iguala. Mediáticamente, el gobierno


local responsabilizó de los hechos a los dirigentes de la acg, consecuentemente,
las policías locales los persiguieron y encarcelaron, principalmente a su gran
líder: Genaro Vázquez Rojas.
Por otra parte, la actitud de la izquierda reformista y tradicional ante
tales hechos, principalmente el Partido Comunista Mexicano (pcm), el cual
como consecuencia de las nuevas tesis emitidas en el xx Congreso del pcus,
asumió una actitud capitulacionista y de conciliación de clases con la burguesía
mexicana, renunciando a la instauración del socialismo a través de la lucha
revolucionaria, es decir, por la vía armada.
Todo lo anterior fue absolutamente inaceptable y ello quedó expresado
claramente en los análisis y conclusiones a las que llegaron los dirigentes revo-
lucionarios del momento: Arturo Gámiz García, Pablo Gómez, Genaro Váz-
quez Rojas, Raúl Ramos Zavala, Diego Lucero, Oscar González, Ignacio Salas
Obregón, Ignacio Olivares Torres, David Jiménez Sarmiento, Miguel Corral
García y Miguel Ángel Barraza, por citar a algunos de los más representativos
de quienes militamos en la Liga Comunista 23 de Septiembre y reivindicamos
como herederos y continuadores de sus planteamientos y posiciones políticas
e ideológicas.
Consecuentemente, el proyecto de la Liga Comunista 23 de Septiembre al
conformarse en marzo de 1973 como resultado de la fusión de diferentes grupos
político militares, se planteó superar la dispersión de los revolucionarios y con-
vertirse en el embrión del Partido y el Ejército Revolucionario del Proletariado,
el cual constituye un instrumento absolutamente indispensable y necesario en
la lucha de los explotados para derogar la dominación de la clase burguesa y
para la transformación revolucionaria de la sociedad.
Sin embargo, a 40 años de su constitución, la Liga Comunista 23 de Sep-
tiembre y, en concreto, los que pertenecimos a la tendencia de la Brigada Roja,
organización que a la postre sostuvo la actividad de la organización durante
ocho años, así como la publicación del Periódico Madera —propaganda con
tiraje de aproximadamente 40 mil ejemplares—, los cuales se distribuían en
diversos estados de la república y, cuya repartición costó la muerte de varios
compañeros, pocos tenemos la oportunidad de contarlo.
Algunos de los sobrevivientes (muy pocos por cierto) que no terminamos
como renegados, ni arrepentidos, ni mucho menos del lado del enemigo, somos
los que de alguna u otra manera hemos llevado a cabo un balance general del
proceso que nos tocó vivir como participes directos en la experiencia armada.
Algunos hemos elaborado ciertos análisis reflexivos y autocríticos con el propó-
sito fundamental de aportar nuestra experiencia, nuestras enseñanzas de dicho

161

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Antonio Orozco Michel

periodo a las luchas revolucionarias de nuestro pueblo y a los luchadores sociales


y militantes revolucionarios actuales y futuros. Ello, convencidos plenamente
de que no somos pasado y, sobre todo, seguros de que no tuviéramos nada que
aportar si no hubiéramos recorrido ese camino (solamente no se equivoca quien
no hace nada), sólo en la mente obtusa y estrecha de los arrepentidos y quebrados
cabe la idea de que la sangre vertida por cientos de compañeras y compañeros
en las calles y montañas de nuestra patria fue en vano.
Por lo anterior, reclamamos nuestro lugar en la historia como parte de
las luchas de nuestro pueblo por su liberación definitiva, lugar que nos ha sido
negado y no sólo por los representantes de los intereses de los poderosos, sino
además, por algunos intelectuales y distorsionadores de la historia quienes
obligados por las pruebas de los crímenes cometidos por el régimen burgués en
contra de las luchas populares de entonces, sólo aceptan mencionar la masacre
del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971 y eluden referirse a la lucha
armada que como resultado de tales acciones desarrollamos miles de jóvenes
revolucionarios a lo largo y ancho del país por un poco más de dos décadas.
Primeramente, quiero subrayar que la utilización de la violencia por
parte de la izquierda revolucionaria de entonces y de la Liga Comunista 23
de Septiembre, en particular, está absolutamente legitimada ante las acciones
criminales de los regímenes priístas como anteriormente se aludió. Represión
ejercida contra las justas luchas y demandas de los oprimidos, respondiendo
con la misma estrategia represiva: asesinatos, cárcel y desapariciones.
Sin embargo, tuvimos y tenemos que reconocer que en el análisis de la
situación de la lucha de clases en México, del nivel que habían adquirido las
luchas de los diversos sectores y movimientos, del estado de ánimo que privaba
al seno de tales luchas, que fue apreciado de manera errónea como una situación
pre-insurreccional, producto de una visión subjetiva y por lo tanto irreal, sobre
todo en la correlación de fuerzas entre la burguesía y sus aliados por un lado,
y las masas proletarias y sus aliados por el otro.
Lo anterior nos condujo de forma directa al diseño y elaboración de una
táctica y una estrategia totalmente errónea, al abocarnos a la consolidación
del Partido y el Ejército Revolucionario del proletariado, a la par que nos
planteamos desarrollar una actividad militar de vanguardia mediante un
hostigamiento y un desgaste del estado burgués y en particular de sus cuerpos
policiacos y militares. Lo que nos plantó de inmediato en choque frontal con
dicho aparato.
Los errores y desviaciones en que (reconocemos) incurrimos como or-
ganización no podemos atribuirlas a otro factor que no sea a la incomprensión
y escasa asimilación de la teoría marxista-leninista, al de haber interpretado a

162

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Ayer y hoy. La vida por un ideal (Testimonio)

esta de manera dogmática y sobre todo, el de haber querido trasladar y aplicar


de manera mecánica las experiencias de otras revoluciones y las situaciones de
las luchas de otros pueblos a la situación del país, el de haber tomado como
elementos generales y dominantes en nuestro análisis, factores aislados y par-
ticulares para concluir de manera equivocada que la guerra civil revolucionaria
la teníamos a la vuelta de la esquina.
Cierto fue que nuestro mayor esfuerzo como organización estuvo dedicado
a mantener con vida y circulando el periódico Madera, que éste como nuestro
órgano central lo consideramos un instrumento, propagandístico, agitador y
organizador colectivo. Sin embargo, el contenido de sus artículos y el carácter
de nuestras consignas y orientaciones hacia los trabajadores y nuestras acciones
militares no fueron en su mayoría aceptadas y por lo tanto acatadas por los
trabajadores, que éstas en lugar de generar conciencia política, conciencia de
clase como ingenuamente lo esperábamos, generaron recelo y desconfianza y,
en no pocas ocasiones, un absoluto rechazo.
A poco tiempo de habernos conformado como organización guerrillera y
de haber expuesto más o menos de manera ordenada y sistematizada nuestros
planteamientos y objetivos, nos vimos aislados y al margen de las luchas de las
masas. En lugar de abocarnos a una labor de construcción organizativa al seno
de ellas y en lugar del desarrollo de una actividad dirigida a elevar de manera
efectiva su nivel de conciencia política, en otras palabras, en lugar de ganarnos
el corazón y la mente de nuestro pueblo, que de lograrlo se hubiera traducido
realmente en una fuerza invencible.1
Quedamos expuestos ante una contraofensiva rabiosa e implacable del
régimen burgués que aplicó una guerra de exterminio total en contra de la Liga
Comunista 23 de Septiembre, que hoy se le conoce como operación “Rosa de
los vientos”. Estrategia militar que siguió los lineamientos del imperio estado-
unidense, desencadenando así, un genocidio en contra de las luchas sociales y
revolucionarias del continente. Decisión y acción violatoria de los tratados y
compromisos contraídos en el plano internacional en materia de respeto a las
garantías individuales —respaldadas por la propia constitución— y la violación
sistemática y generalizada de los derechos humanos de los guerrilleros detenidos,
de sus familiares y amigos. Una estrategia en donde decenas y decenas de com-
pañeras y compañeros fueron torturados hasta la muerte y cientos más fueron
mantenidos prisioneros durante años en cárceles clandestinas, por ejemplo, los

1
En este aspecto no podemos dejar de reconocer que los compañeros de las fln tenían razón
cuando rechazaron ser parte del proyecto y se abocaron a la construcción en silencio de su
fuerza.

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Antonio Orozco Michel

sótanos del campo militar número uno, lugar al que después de ingresar fueron
desaparecidos. Otros fueron aventados al mar desde el conocido “avión de la
muerte”, cuya base se encontraba —según testimonios militares— en la base
militar de Pie de la Cuesta en Acapulco, Guerrero.
Sin embargo, es importante puntualizar que a pesar de los errores cometi-
dos por causas concretas tienen una explicación. La inmensa mayoría de jóvenes
que integramos las filas de la guerrilla y en particular las de la Liga Comunista
23 de Septiembre fuimos y algunos seguimos siendo hombres y mujeres abso-
lutamente íntegros y revolucionarios, seguimos al lado de las luchas de nuestro
pueblo, tratando de aportar y seguir aprendiendo de tales luchas.
Que nadie, absolutamente nadie nos puede regatear que surgimos rom-
piendo y deslindando campos políticos e ideológicos con aquellos que desde
entonces propugnaban la nauseabunda conciliación entre los antagónicos inte-
reses entre los explotados y los explotadores, entre la burguesía y el proletariado.
Algunos de los cuales, siguen ahí autonombrándose luchadores de izquierda,
siendo en los hechos, aliados de la oligarquía y vendiendo sus servicios por un
plato de lentejas.
Nadie puede negar que en diversos enfrentamientos militares en con-
tra de los cuerpos policíacos y castrenses, en los momentos de agonía en las
mesas de tortura a manos de nuestros verdugos cientos de compañeras y
compañeros, fuimos consecuentes hasta el final, es decir, fuimos consecuentes
con nuestras planteamientos radicales y nos morimos en la raya convencidos
plenamente de nuestros ideales y reafirmando nuestra determinación de no
ceder ante el enemigo ni un centímetro, y no porque no apreciáramos la vida
y nos influenciara una mentalidad de mártires, como algunos historiadores
identificados con el sistema nos han querido atribuir, sino, nuestra firmeza
y convencimiento pleno de que la lucha de clases entre los que se encuentra
arriba y los que nos encontramos abajo es definitivamente a muerte, muy a
pesar de los cantos y rezos de la lucha pacifista y electorera que se repitieron
y se siguen repitiendo en la actualidad, llegando incluso a la desfachatez de
reivindicarse como admiradores de Ricardo Flores Magón.
Los enemigos de nuestro pueblo, nuestros enemigos y verdugos de entonces
siguen ahí y solamente los muy miopes o ciegos intencionales pueden dejar de
atribuirles la total responsabilidad en la catástrofe y tragedia económica política
y social en la que nos encontramos como sociedad y como país.
Nadie puede negar que esos son los responsables del saqueo y entrega de
las riquezas nacionales a los intereses extranjeros de las transnacionales, y que a
la par, han conducido a amplios sectores de la población a la pobreza y miseria
más indignante y, que además algunos de aquellos que estuvieron al frente de las

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Ayer y hoy. La vida por un ideal (Testimonio)

grupos paramilitares como la Brigada Blanca y la dfs, terminaron vinculados a


los carteles del narcotráfico o actividades delictivas como el robo de vehículos
en Estados Unidos para venderlos aquí en nuestro país.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar y destacar que efectivamente,
entramos a un juego de suma cero, lo queríamos todo o no queríamos nada.
Entendimos que la búsqueda de una transformación revolucionaria tenía y tiene
que ser a fondo y que no queríamos, como tampoco hoy lo queremos, algunos
de quienes seguimos respirando de aquella experiencia, un remozamiento del
sistema capitalista que deje intactas las injustas estructuras de explotación y
de injusticia que lo caracterizan, lo que no vamos a poder desmantelar sino
es con la participación de millones o lo más seguro de cientos de millones de
habitantes de los pueblos hermanos del continente dado que nuestro principal
enemigo es el imperialismo estadounidense y los gobernantes lacayos que
mantiene a su servicio.
Que en la realidad que vivimos como país en medio de la tragedia eco-
nómica y social en que vivimos la inmensa mayoría, se agrega un terrorífico
clima de violencia e inseguridad creado y promovido de manera intencional por
los actuales gobiernos tanto panistas como priistas que fieles a los dictados del
imperialismo gringo bajo el argumento de la lucha contra el narcotráfico y las
organizaciones criminales que lo controlan aplican e implementan a diario un
plan de contrainsurgencia diseñado y financiado casi en su totalidad por este.
Que nadie que tenga un mínimo de capacidad de razonamiento puede
dejar de ver que el gobierno títere en turno, impone de forma cínica y autoritaria
las actuales contrarreformas a la constitución para abrir totalmente las puertas
al saqueo y la depredación por parte de la empresas transnacionales, de lo que
queda de nuestras riquezas naturales y energéticas comprometiendo gravemente
con el propio futuro como nación.
Quienes seguimos reivindicando la posibilidad de un mundo nuevo, que
a pesar de las amargas experiencias en el plano internacional, seguimos con-
vencidos del ideal socialista. Que tendrá que ser un socialismo a la mexicana,
apegado a nuestras condiciones y nuestra idiosincrasia y cultura como pueblo.
Que en ese cometido junto con otras y con otros dedicamos nuestro
esfuerzo en el presente a la construcción y conformación de una fuerza po-
pular organizada de izquierda anticapitalista y desde abajo, es decir en cada
comunidad, en cada fabrica, en cada escuela en cada barrio y colonia buscando
coincidir y converger con todos aquellos arroyuelos de lucha de nuestro pueblo
que estamos convencidos plenamente que cuando este adquiera las dimensiones
de un verdadero caudal de conciencia y digna rabia nada ni nadie lo detendrá.

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre
en Guadalajara, Jalisco

Laura G. Gómez Santana


Bertha Lilia Gutiérrez Campos*

E l Movimiento Estudiantil de 1968 en México tuvo como resultado la apari-


ción de grupos armados en diversos lugares del país, algunos jóvenes respon-
dieron a la violencia del Estado y sus instituciones con acciones violentas. Fue
así que el 15 de marzo de 1973 se fundó la Liga Comunista 23 de Septiembre en
la ciudad de Guadalajara, la cual congregó a distintas agrupaciones de izquierda
y de corte político-militar, procedentes de Chihuahua, Durango, Jalisco, Nuevo
León y Sinaloa, entre otros estados.
En este artículo se pretende reconstruir la memoria de una sobreviviente
de la guerra sucia de los años setenta, con el objetivo de comprender el papel
de las mujeres en la lucha, que generalmente ha sido invisibilizado, debemos
considerar que sin ellas no hubiera sido posible ningún movimiento social.
Para explicar la decisión y la acción de ella hay que partir del entorno familiar
y barrial, posteriormente, revisar su formación profesional. Ello nos permite
explicar el por qué de su participación en una de las agrupaciones clandestinas
que surgieron en el México hace 40 años: la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Recuperar desde el quehacer cotidiano de las exguerrilleras sus aporta-
ciones al movimiento social es importante, no sólo aquellas narraciones de los
relatos oficiales, sino también sus actitudes profundas y afectuosas; es necesario
conocer las narraciones de esos seres humanos íntegros.1 Este es el caso de Ber-
tha Lilia Gutiérrez Campos, exmiembro de la Liga —coautora de este escrito—.
Estamos seguras que su testimonio nos dará la pauta para rescatar cómo fue la
inclusión de las mujeres en la lucha social de los años setenta, con base en sus
relaciones más íntimas y significativas.

* Universidad Pedagógica Nacional-Unidad Guadalajara, Jalisco.


1
Stanley, Jo. (2008). “Incluir los sentimientos: darse a conocer a uno mismo”. en Necoechea
Gracia, Gerardo y Pablo Pozzi. (2008). Cuéntame cómo fue: Introducción a la historia oral.
Buenos Aires: Imago Mundi. p. 120.

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Laura G. Gómez Santana y Bertha Lilia Gutiérrez Campos

A través de su testimonio político-personal pretendemos rescatar una parte


de la historia, porque es importante dar a conocer desde otra óptica la actuación
de las mujeres en la guerrilla urbana, y más aún, romper con los estereotipos y
estigmatización que se han forjado alrededor de ellas.
Por lo tanto, es necesario ampliar la visión que se tiene de las exguerri-
lleras para entender la pluralidad y la diversidad de estratos sociales a los que
pertenecían y de los roles que tuvieron las mujeres en esa época; ellas procedían
de diferentes contextos, ya que provenían tanto de la clase media como de la
trabajadora, algunas eran estudiantes universitarias, otras, profesoras norma-
listas, y otras más eran recién egresadas de la secundaria o estaban cursando
la preparatoria. Asimismo, se entiende que eran madres, esposas, hermanas,
hijas, tías o primas. A todas ellas dedicamos este artículo para reconocerlas y
honrarlas.

Las mujeres en el Frente Estudiantil Revolucionario (fer)

A partir de la matanza de 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, se dio un cambio


en la constitución de los movimientos estudiantiles, en las instituciones de
educación media y superior, así como la proliferación de partidos políticos de
izquierda.
El contexto internacional permeó a las organizaciones estudiantiles y lo-
cales. Miguel Topete en “Origen y desarrollo del fer” menciona que “las ideas
revolucionarias (…) en síntesis se resumían en el planteamiento de la lucha
armada como única alternativa para la liberación de los pueblos”.2
No es raro que muchos de los que no vivieron ese momento histórico
piensen que las acciones de estos jóvenes eran ingenuas, temerarias o románticas,
producto de la visiones que tenían de las revoluciones de Cuba, urss y China
que recientemente habían triunfado; sin embargo, fue más que eso, las ideas
revolucionarias fueron retomadas como resultado de la represión militar que
vivieron los estudiantes y de la muerte de sus compañeros. “Esta era la única
alternativa de participación política para los movimientos revolucionarios en
aquel momento”. ¿Por qué tendrían que llegar los jóvenes a las armas y a la clan-
destinidad para defender sus ideales? como bien apunta Miguel Topete sobre lo
que en realidad significó el movimiento del 68: “sacudió a un país autoritario,
hipócrita, mortecino y encerrado en sí mismo”.

2
Topete, Miguel. (2012). “Origen y desarrollo del fer”. en Topete, Miguel, et.al. coords. Memoria
Guerrillera, represión y contrainsurgencia en Jalisco. Guadalajara: Grietas Editoriales. p. 27.

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre en Guadalajara

Estos cambios sociales y políticos de la década de los setena provocaron


que participaran más activamente las mujeres. Con base en el análisis socio-
histórico, se puede saber sobre la diversidad de roles que jugaron en esta época.
Como refiere Macrina Cárdenas, las mujeres en los setentas dieron la batalla
desde diferentes trincheras, ya fuera aquellas que “rompieron los esquemas
tradicionales de la sociedad y se incorporaron a los movimientos armados
luchando hombro con hombro en el mismo plano que los hombres”3 y las
que posteriormente se organizaron en comités para la defensa de los derechos
humanos de los presos políticos y su liberación; asimismo para la búsqueda de
los militantes desaparecidos.4
Antonio Orozco sostiene que en esta tarea:

fueron determinantes nuestras madres, la de Enrique Pérez Mora, doña Mariquita y


la mía, y aquí quiero hacer un paréntesis para referirme no sólo a ellas, sino a todas
aquellas madres de revolucionarios que sufrieron la pérdida de sus hijos muertos
en combate, o lo que es peor, desaparecidos o torturados hasta morir. Solamente
una madre que ama a sus hijos puede imaginar el enorme sufrimiento que ellas
sintieron durante toda su vida, por esa pérdida, que por lo general eran los mejores
hijos, los más estudiosos, los más trabajadores, los más cariñosos, los más humanos.5

Las madres en el barrio con sus familias tenían la ilusión de que sus hijos se
prepararan en la escuela y asistieran a la universidad. Sin embargo, esas ilusiones
se convirtieron posteriormente en la angustia de encontrar a sus hijos y esposos,
asesinados o detenidos-desaparecidos.
Estas madres cuestionaron al Estado y enfrentaron al poder autoritario,
“Doña Chavelita” Cuevas, madre de Efraín González Cuevas, “El Borrego”,
cuenta que al reclamar el cadáver de su hijo, asesinado por el ejército, un fun-
cionario de la pgr le dijo: “no sé qué decirle señora, me avergüenza estar frente
a usted, siquiera su hijo tenía un ideal, pero nosotros cuál, ni eso tenemos”. A lo
que Chavelita repuso: “claro que si licenciado: el de matar”.

3
Cárdenas Montaño, Macrina. (2006). “La participación de las mujeres en los movimientos
armados” en Movimientos armados de México, siglo xx, vol. II, El Colegio de Michoacán,
ciesas, p. 613.
4
Queremos hacer una mención especial a las Señoras: María Isabel Román de Mayoral quien
falleció el 26 de agosto de 2012. Ella fue una “doña”, guerrera y digna, ejemplo de lucha. Otra
mujer sobresaliente fue Doña Mariquita Mora de Pérez, madre de Enrique Pérez Mora, quien
murió recientemente, la lista es muy amplia, sería imposible nombrarlas a todas.
5
Orozco Michel, Antonio. (2009). La fuga de Oblatos. Una historia de la LC23 de Septiembre,
Guadalajara, Taller Editorial Casa del Mago. p. 86

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Laura G. Gómez Santana y Bertha Lilia Gutiérrez Campos

Imposible referir anécdotas de cada una de ellas en este escrito. Fueron


muchas las tareas y roles que asumieron, las constantes visitas a la cárcel, tal
como lo narra Toño Orozco:

así las veía en la fila para ingresar a la Penitenciaría de Oblatos, con sus bolsas
de comida, solidarias, porque no sólo era la comida para el hijo, sino además para
compartir, hasta donde su precaria situación económica les permitía. La ropa
limpia, el libro encargado y muy oculta entre sus pertenencias la carta del correo
clandestino, incluyendo de vez en cuando el último periódico Madera y en una
ocasión muy especial, con la osadía de que sólo el amor incondicional es capaz:
las pistolas que habrían de contribuir a la fuga de esa prisión, al fondo de una
olla de pozole o de caldo de res.6

¿Cómo negar al hijo esa oportunidad de liberarse para continuar con su lucha?
Al respecto Bertha Lilia recuerda:

En el barrio de San Andrés recreó la manera en que nos ofrecían algo de comer, el
vaso de agua, sus buenos deseos, su afecto y su apoyo permanente. Con ese ejemplo
crecimos. De la niñez a la juventud el barrio cobijó amistades y amores. Algunas
mujeres nos involucramos, en mayor o menor medida en ese movimiento, ¿quién
puede calificar grados, cuando el riesgo era casi el mismo? Advertimos, cómo se iba
gestando la inconformidad, la exclusión, la represión, la injusticia. Con Los Vikingos
conocimos la osadía, el temple del guerrero y no sólo aprendimos de ellos, sino que
hicimos nuestras propias aportaciones como mujeres.
Recuerdo con tristeza que esos espacios que debieran ampliarse en la participación
política, por el contrario, se fueron restringiendo. Los Vikingos, en un claro intento
por sacudirse la etiqueta de pandilleros, se asumieron como Juventudes Juaristas,
organizaron campañas de alfabetización, reforestación, etc., pero todo fue en vano,
resultaron excluidos de la política partidista local.7

En cuanto al ámbito universitario, muchos de Los Vikingos eran estudiantes


de preparatoria y se perfilaban como opositores del grupo hegemónico, la Fe-
deración de Estudiantes de Guadalajara (feg):

6
Orozco Michel, Toño. (2009). La Fuga de Oblatos. Guadalajara: Taller Editorial la Casa del
Mago. p. 29
7
Para distinguir en el texto los fragmentos del testimonio de la Maestra Berta Lilia Gutiérrez
Campos hemos optado por señalarlos con una sangría y en cursivas. En adelante, todos los
testimonios tendrán el mismo formato. Las autoras.

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre en Guadalajara

hubo varias compañeras que participaron con Los Vikingos en algunas prepara-
torias donde hubo candidatos a presidentes o vicepresidentes de las sociedades de
alumnos: Rosa María González Carranza y Martha Estrella Macías Rivera, entre
otras, en la Prepa 4.

Pese a que Los Vikingos buscaron un espacio, éste no fue posible, ya que el siste-
ma de candidato único de la feg no permitía la menor negociación. Asimismo,
ellos se habían ganado el rechazo de una gran parte del estudiantado por sus
prácticas gansteriles empleadas para ejercer el control absoluto. Como producto
de lo anterior, el fer nació con el propósito de democratizar la Universidad de
Guadalajara. Retomamos las palabras de Ramón Gil Olivo para describir cómo
estaba integrado el fer:

Eran Los Vikingos, junto con otras pandillas o grupos de barrios como: Analco,
Santa Teresita, San Onofre, las colonias Morelos y del Fresno, incluso la colonia
Chapalita que era residencial, etc. Todos con experiencia en autodefensa de su
territorio. Otro grupo importante era llamado “El Núcleo”, encabezado por los
hermanos Campaña López, provenientes de la Juventud Comunista (Derecho),
con René Delgado (Ciencias Químicas), Manuel Rodríguez Moreno “Clark”
(Administración y Comercio) y Felipe Zermeño (Economía).

Gil Olivo describe un hecho que sería decisivo:

El 28 de septiembre de 1970, el Comité Coordinador del fer decidió que al día


siguiente (29), harían una marcha- mitin en el campus conocido como Politécnico.
Recorrieron varias escuelas y en la última, repentinamente irrumpieron varios
automóviles con miembros de la feg, encabezados por su presidente, disparando
hacia los congregados en el mitin. Hubo varios heridos y tres muertos. Entre los
heridos se encontraba Medina Lúa, quien fue llevado por miembros del fer a una
clínica médica, (debido a que sus compañeros lo abandonaron). A petición del go-
bernador Medina Ascencio, el presidente Díaz Ordaz envió un avión especial para
trasladarlo al Hospital Militar de la ciudad de México, donde murió un mes después.
Es necesario recordar que la Universidad de Guadalajara fue la única del país que
no manifestó su apoyo al movimiento estudiantil en la Ciudad de México, después
del 2 de octubre de 1968, ya que fueron reprimidas violentamente las iniciativas
que surgieron en torno a ese acontecimiento.

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Laura G. Gómez Santana y Bertha Lilia Gutiérrez Campos

Al respecto Bertha Lilia nos dice:

La primera guardia ante el ataúd (del presidente de la feg) fue montada por dos
jefes militares, el gobernador y el rector de la Universidad de Guadalajara, Ignacio
Maciel Salcedo, lo que da una idea de las fuerzas coludidas en apoyo a la “mafia”
fegista, que se desataron en contra del fer. La prensa tergiversó los hechos (las
víctimas quedaron como victimarios y viceversa). Dio inicio una cacería contra los
miembros del fer y tuvimos así los primeros presos políticos. Muchos compañeros
se vieron obligados a dejar la ciudad, mientras que otros se reorganizaron en la
clandestinidad. Se intensificaron las razzias en los barrios y los enfrentamientos
(armados) fueron constantes en las calles de la ciudad.

El Comité Coordinador del fer se mantuvo activo desde la clandestinidad,


llevando a cabo una intensa actividad de propaganda. Organizó brigadas que
tapizaron la ciudad con el símbolo de la organización: un puño rojo y un lema
“Donde hay opresión hay resistencia”, y otro, con una mano señalando al lector
con el reclamo: “¿Tú qué has hecho por defender los ideales por los que tus
hermanos han dado la vida?”
Un líder de Los Vikingos fue aprehendido y otros se alejaron del mo-
vimiento. Quedó en ese lugar Arnulfo Prado Rosas “El Compa”, de 19 años,
dirigente natural, de gran claridad política. Con él a la cabeza y los dirigentes de
“El Núcleo” antes mencionados, rápidamente el fer cobró fuerza, pero también
conciencia de que estaban enfrentando a un enemigo mayor: al Estado con
todos sus aparatos represivos.
En un manifiesto el fer denunció la persecución encarnizada a sus diri-
gentes, tortura y secuestro para sus militantes, en las propias oficinas de la mafia,
además se ametrallaban domicilios de estudiantes. La feg actuaba como grupo
paramilitar, con toda impunidad. Producto de esa situación fue el asesinato de
Arnulfo Prado Rosas “El Compa”, el 23 de noviembre de 1970. Hecho que vino
a radicalizar ese movimiento que paulatinamente dejaba de ser estudiantil para
convertirse en movimiento armado con tendencia socialista.
Con una gran cantidad de militantes etiquetados como “fuera de la ley”,
el fer inició una dinámica de la cual ya no habría retroceso. Para entonces el
fer disponía de más de sesenta células ubicadas en los sectores estudiantil,
obrero y popular a las que faltaba organizar y dar preparación. Una sed de
lectura contagiaba a la mayoría de sus elementos. En ese momento, se pasa de
los volantes sueltos a formas de propaganda más formales, en un esfuerzo por
desarrollar y difundir la teoría.

172

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre en Guadalajara

A estas alturas, ustedes se preguntarán: ¿y las mujeres del fer cómo par-
ticipaban?

Permanentemente las mujeres estábamos en la elaboración de propaganda, con


mucha iniciativa y creatividad: redacción y transcripción de volantes en hojas de
papel cebolla (copias al carbón), engomados de cinta canela, plantillas para pintar
con spray, marcador para escribir en espejos, baños y butacas, asientos de camiones
y aparadores”.

En los momentos de repliegue, que fueron muchos, las mujeres encabeza-


ron algunas actividades: por las noches, con los compañeros al volante, pintaban
bardas que previamente habían sido detectadas durante el día,

Íbamos a las gaseras a pintar camiones urbanos que circulaban por toda la ciudad y
fueron nuestros mejores propagandistas de muy diversas consignas para reivindicar
el movimiento: “feg asesina”, “fer =dignidad”.

La compañera Rosa María González Carranza dice que

De pronto la vida ya no volvió a ser la misma, porque nuestros amigos ya no


podían ir a la escuela y nuestros enemigos ahí estaban y se habían multiplicado…
En el ambiente estudiantil nos quedamos solas, Oli, Estrella y yo, tres amigas
que ahora teníamos el deber de seguir la lucha en nuestro ámbito, de visitar a los
compañeros que teníamos en el penal de Oblatos y sobre todo de aprender a hacer
volantes, pintas, mítines relámpago, e incluso enfrentarnos con ‘los Gorilas’, los
cuales bajo los zarapes tenían las metralleta.
Creo que ya habíamos aprendido de nuestros compañeros a ser valientes. En
estos momentos fue necesario que las mujeres asumieran un papel protagónico
y fue así, cuando apareció la figura de Bertha Lilia Gutiérrez Campos en el fer
ante el desconcierto del asesinato de uno de sus dirigentes, Arnulfo Prados
Rosas, quien también fuera su novio. Fueron estos tiempos difíciles para todos
y todas, las madres de nuestros compañeros también participaban en activi-
dades como pintas, elaboración de propaganda y correo con los compañeros
presos políticos.8

8
González Rosa, María. (s.f.). “Una historia de vida envuelta en color Azul”. en. Aguilar Terrés,
María de la Luz. ed. Memorias del Primer Encuentro Nacional de Mujeres Ex guerrilleras.
México: s/e. p. 60.

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Laura G. Gómez Santana y Bertha Lilia Gutiérrez Campos

En las universidades se dieron cuenta de la eficacia de la difusión política


de sus demandas a través de brigadas estudiantiles, y a partir de los mítines re-
lámpago, la creación de comités de lucha en el que asumían la representatividad
del movimiento estudiantil y del magisterio.9
La lucha abierta del fer fue muy efímera, pronto entró en una etapa de
repliegue, luego de que la represión marcara esa pauta. Entonces, dio inicio
el paso a la clandestinidad, donde sólo podía saber de la brigada a la cual se
pertenecía y de su responsable, quien mantenía el contacto con otras células y
con la dirección.

Conocí dos o tres brigadas de mujeres, supongo que había más, principalmente
integradas por hombres y algunas debieron ser mixtas. La nuestra se llamaba
Mujeres Proletarias.

Las Brigadas Femeniles, en particular la de Mujeres Proletarias, integrada por


cuatro o cinco jovencitas, organizaban tardeadas para recabar fondos para los
gastos de la propaganda del fer:

Antes de los eventos, vendíamos casi todos los boletos de entrada; las hacíamos por el
rumbo donde vivíamos todos, en el sector Libertad o Reforma, en casas grandes que
nos prestaba gente conocida; el día de la tardeada se bailaba, se vendía la bebida;
empezaban a las 5 de la tarde y terminaban entre 10 y 11 de la noche.

Con ese dinero se compraba papel imprenta por kilos y esténciles, tinta para el
mimeógrafo, rollos para engomados, hojas de papel cebolla y papel carbón para
diseñar volantes en el que se difundían los hechos de represión hacia el fer:

la prensa desinformaba o mal informaba, nosotros dábamos nuestra versión de los


acontecimientos.

Además las mujeres realizaban funciones de correo entre los presos políticos y
los compañeros del exterior:

En una ocasión, junto con los compañeros, nosotras nos encargábamos de reunir
material hemerográfico para formar un expediente, muy amplio, de todos los hechos

9
Flores, Óscar. (2006). “Del movimiento universitario a la guerrilla”. En Oikión Solano, Verónica
y Marta Eugenia García, Ugarte. (coord.). Movimientos armados de México, siglo xx. vol. II.
Zamora: El Colegio de Michoacán-ciesas. p. 463

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre en Guadalajara

delictivos llevados a cabo por la feg, para lo cual acudimos a la hemeroteca de la


Biblioteca Pública del estado de Jalisco.

Este expediente se conformó con transcripciones de las notas policíacas de los


periódicos de mayor circulación en Guadalajara:

Revisábamos El Informador, El Occidental y sobre todo el Sol de Guadalajara,


considerado un periódico amarillista. Esta documentación era solicitada por com-
pañeros que tuvieron que salir a la capital del país; tenía el propósito de demostrar
la impunidad de la feg y la falsedad de lo que circulaba en la prensa, pese a “que
la feg era una agrupación de socialismo teórico y pistolerismo práctico”.

En los momentos de mayor repliegue del movimiento estudiantil, las mujeres


se convirtieron en la cara visible del fer: “había tal activismo que todas las
iniciativas eran bienvenidas y nosotras también participábamos en la toma de
decisiones, no sentí ninguna desventaja de género”.10

¡No los podemos dejar abajo!

En el barrio de San Andrés creció Bertha Lilia Gutiérrez Campos, exguerrillera


que participó en La Liga Comunista 23 de Septiembre en la década de los setena.
Esta zona albergaba a migrantes del campo, principalmente por su ubicación en
la periferia de la capital de Jalisco. En esa zona se instalaron familias de obreros
y comerciantes porque las rentas eran bajas.11 En ese entonces, se vivía en un
entorno de apoyo y solidaridad entre los vecinos:

A los más pobres ¡No los podemos dejar abajo!, cuándo se podía compartíamos la
comida, los quehaceres cotidianos y hasta los viajes y paseos.

En un ambiente de tranquilidad se desarrollaron los primeros años de Bertha,


o “Tita” como su familia y amistades la llaman, quien recuerda que “todos nos
cuidábamos”. La convivencia entre los habitantes de San Andrés era de fami-
liaridad y hospitalidad, lo que nos da la idea de que los valores de la casa: el

“Intervención de Bertha Lilia Gutiérrez Campos”. en. Aguilar. Terrez- (s.f). Op. Cit. pp. 72-73.
10

Gamiño Muñoz, Rodolfo y Mónica Patricia, Toledo González. (2011). “Origen de la Liga
11

Comunista 23 de Septiembre”. en Revista Espiral. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.


vol. XVIII. No. 52. septiembre-diciembre. p.3.

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Laura G. Gómez Santana y Bertha Lilia Gutiérrez Campos

respeto, el aprecio y el apoyo, trascendieron sus muros. De esta manera se fue


construyendo una identidad con base en el espacio y las relaciones más cercanas,
como el entorno familiar y con los vecinos. La vida de los niños trascurría en
la casa, las calles, la escuela, la plaza y la iglesia.
Los padres de Bertha provenían del medio rural: su mamá de El Teúl,
Zacatecas y su papá de Arandas, Jalisco, quien fue obrero de la fábrica cydsa
(Celulosa y Derivados S.A.), a quienes recuerda como unos padres cariñosos.
También convivía con sus hermanos, primos y amigos, practicaban juegos de
mesa, alquilaban cuentos comics y pagaban por ver la televisión:

El barrio era muy seguro. La gente muy hospitalaria, tenían valores del medio rural,
cuidaban las casas y a los niños que jugaban en la calle. Era un ambiente muy cálido
y entre los vecinos nos sentíamos cobijados.

La escuela era un lugar que a Bertha le gustaba mucho, “era mi mundo


feliz”. Este espacio tenía una estructura que le permitía sentirse segura, y en el
que podía socializar, jugar y aprender:

Me gustaba mucho la escuela, había que aprobar, para lo que tenías que aprender,
era muy esmerada, mi mamá se refería a mí como que me gustaba leer.

En su casa no había libros:

los cuentos del puesto de revistas eran el material al que teníamos acceso, leíamos
de todo tipo, esta fue mi primera incursión a la literatura, ya que en casa sólo había
libros técnicos de mi papá y revistas de mi mamá.

En los barrios las festividades escolares eran eventos muy importantes. La


escuela era un espacio de convivencia de los maestros, alumnos y padres de
familia, en estos eventos los niños eran preparados en declamaciones y bailes
tradicionales.
A los 12 años, Bertha asistió a la Secundaria para señoritas No 1, en el
turno vespertino, ahí coincidió con una amiga de San Andrés que provenía de
la misma escuela del barrio; esta muchacha siempre la incluía en actividades
escolares fuera del aula: la banda de guerra y en las actividades deportivas.
Un suceso significativo fue cuando en la secundaria un grupo de mucha-
chas acosaron a una de las compañeras en el baño, por primera vez escuchó la
palabra comunista, “¿qué es eso?”, se preguntó. Sólo entendía que era algo que
se debía de rechazar y atacar:

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre en Guadalajara

Existía un prejuicio sobre los seguidores de esta ideología, creo que había un prejuicio
sobre el mismo término, dudo mucho que ellas supieran qué significaba”. Posible-
mente porque Xóchitl, la joven que fue atacada, era hermana de Cuauhtémoc, quien
había estudiado en Rusia, en la Universidad Patrice Lumumba: a ella asistía gente
de América Latina, se estudiaban ciencias, humanidades, letras, etc. Además de la
carrera que cursaban también los formaban ideológicamente.

El Gobierno de la Unión Soviética en 1960 fundó la Universidad de la Amistad


de los Pueblos Patrice Lumumba en honor del luchador social por la libertad
de los pueblos africanos y héroe de la independencia del Congo Belga. Esta
institución tenía como objetivo albergar y educar gratuitamente estudiantes
internacionales en ciencias exactas y sociales, especialmente provenientes de
países del Tercer Mundo: África, Asia y América Latina. A partir de 1991 se
denomina Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos.
Desde los años sesenta el Tercer Mundo se convirtió en la esperanza de
quienes seguían creyendo en la revolución social, porque “parecía un volcán
esperando a entrar en erupción o un campo sísmico cuyos temblores anunciaban
el gran terremoto que habría por venir”.12
Al término de la secundaria decidió inscribirse en la Escuela Normal de
Jalisco. Su interés por ser maestra se debió a que

Admiraba a mis maestras, era una imagen ideal. Todas eran buenas maestras,
revisaban las tareas, nos llamaban por nuestros nombres, era una relación más
cercana.

Sin embargo, en la Normal, la política estaba en las manos de los hombres, la


participación de las mujeres se restringía a buscar alianzas y votos para sus pa-
rejas, amigos o familiares como representantes estudiantiles. En ese entonces,
los miembros del comité pactaban con el gobierno del estado y la feg, con el
objetivo de obtener plazas de maestros para los egresados a cambio de mantener
el control de los alumnos.
El paso por la Normal, más que la participación política:

Me dejó la necesidad de servir, creíamos lo que nos enseñaban nuestros maestros:


que teníamos un deber con nuestros alumnos, pesé a que yo casi tenía la misma
edad que algunos de ellos.

Hobsbawn, Eric. (1998). Historia del Siglo xx. Buenos Aíres: Grijalbo-Mondadori. p. 435.
12

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Laura G. Gómez Santana y Bertha Lilia Gutiérrez Campos

La reforma educativa de los años setenta estuvo basada en fuertes contra-


dicciones, por una parte estaba la formación crítica y analítica del educando
desde la primaria, supuestamente para favorecer una mayor participación
popular en el desarrollo de la Nación y en segundo el control impuesto por
el Estado a las instituciones que formaban parte de la estructura del poder.13
En los jóvenes y niños se depositó el compromiso revolucionario “de
formar hombres libres para hacerlos dueños conscientes de los pasos de su
historia” y al mismo tiempo se pretendió incorporar a los escasos intelectuales
críticos a las órdenes del Estado convirtiéndose en “intelectuales orgánicos”.
Así pues, en esta década, la participación de este pequeño grupo se redujo a las
actividades burocráticas institucionalizadas y a la elaboración de libros de texto
que se distribuyeron en todas las escuelas del país.

El paso a la Liga Comunista 23 de Septiembre

Todos éramos amigos, compañeros, teníamos una historia común, pero ya habíamos
comprendido que la lucha rebasaba la democratización de la universidad. Aunque
anteriormente había ideas de revolución, eso se veía a más largo plazo, algún día
nuestro movimiento llegaría a ser más radical. Pero eso se aceleró con la represión
y la persecución de los militantes. Por eso en el año de 1973 se da la transición y el
grupo se fusionó a la Liga Comunista 23 de Septiembre.

La Liga absorbió a una parte importante del fer, en cada escuela había gente
que no se sometía a la feg. A este proceso se le conoce como “la transformación
de los movimientos universitarios y sociales en guerrilla”, como Gamiño refiere
en Del barrio a la guerrilla.14
La Liga tenía como principal objetivo consolidar la guerrilla, “crear una
estructura desde la clandestinidad”, ya que sus miembros operaban principal-
mente en las ciudades y carecían de una base social amplia que los protegiera
y los apoyara. Se organizaban a través de células que realizaban actividades de
propaganda, reclutamiento y vinculación con la población.
A partir de la Guerra Fría en México se crearon dos discursos ideológi-
cos-políticos, por un lado el que legitimó a los grupos que desde el Estado se

13
Robles, Martha. (2009). Educación y sociedad en la historia de México. México: Siglo xxi
Editores. p. 220.
14
Gamiño Muñoz, Rodolfo. (2006). Del barrio a la guerrilla. cedema. en http://www.cedema.
org/ver.php?id=1442

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre en Guadalajara

dedicaron al combate y aniquilamiento físico de las organizaciones rurales, y


urbanas que operaban en diferentes regiones del país. Por una parte, estaban
la Dirección Federal de Seguridad (dfs) y sobre todo, la Brigada Blanca, arro-
pados por el manto de la Guerra Fría, bajo el cual justificaban sus acciones de
contención y neutralización del “enemigo”.15 A partir del perfeccionamiento
de su “maquinaria de guerra” para combatir el expansionismo rojo y que no
se hacía sólo con las armas, sino a través de los medios de comunicación y los
documentos oficiales en los que se vertieron estos imaginarios.
Cuenta Rosa González que su mamá le decía que Fidel Castro era un
hombre muy malo, que mataba a los niños:

No puede ser que un señor tan famoso se haya vuelto famoso por malo, y empecé
a investigar quien era Fidel Castro. En ese inter descubrí también quién era el
(Ernesto) Che (Guevara). Cuando estaba en la secundaria, un día llegué a casa y
le reclamé a mi mamá por mentirosa sobre Fidel Castro, si era todo un señor.16

Muchos de los miembros del fer pasaron a la Liga, que a nivel nacional hizo el
mayor intento por aglutinar algunos grupos que estaban dispersos. Los líderes
de esos grupos negociaron su inclusión en este movimiento armado y cuando
lograban gestionar la unión de sus fuerzas, sus miembros siempre tuvieron la
posibilidad de continuar o apartarse de este conglomerado.

La represión y la persecución por parte de la policía federal y estatal, así como la


feg, eran uno solo por la forma en que reprimían, todo eso te daba conciencia de
la situación pero, además, contábamos con las lecturas. Los de la Liga decían que
había que leer los clásicos del marxismo: El 18 brumario, El origen de la familia,
la propiedad privada y el Estado, etc. estos libros circulaban entre nosotros y había
que leerlos y socializarlos.

En ese entonces ya había recursos económicos, cuando vivían en la clandesti-


nidad, para rentar casa y alimentación. En ese momento cambió su identidad
personal, con el seudónimo de “Ramona”, también habría que desligarse de
las relaciones familiares, sólo se trataba con las relaciones políticas para saber
quiénes se sumaban a la causa, “pero casi nadie quería dejar su casa”.

15
Sánchez Parra, Sergio Arturo. (2012). Estudiantes en Armas. Una historia política y cultural
del movimiento estudiantil de los Enfermos (1972-1978). México: Universidad Autónoma de
Sinaloa. pp. 292-293.
16
González. (s.f). Op.Cit. p. 83.

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Laura G. Gómez Santana y Bertha Lilia Gutiérrez Campos

En las brigadas o los pequeños círculos de estudio se discutía alguno de los diversos
textos marxistas básicos como El Manifiesto del Partido Comunista, el ¿Qué hacer?
o algún documento de los elaborados por la Liga. Posteriormente surge el órgano
informativo Madera, era nuestro periódico. En éste se comentaban temas que se
estaban presentando en ese momento por ejemplo, era la posición del grupo respecto
al 1 de mayo, qué significa mundialmente, ciertos antecedentes históricos, y cuáles
eran la condiciones de los obreros en el país, eran llamamientos a adherirse al gru-
po y a la revolución. Los Maderas se distribuían entre los miembros de los círculos
de estudio o brigadas, les preguntaba cuántos necesitaban para distribuir, si ellos
estaban en la escuela, podían decirme: dame 2 o 3 para mis amigos.
En las escuelas de humanidades la gente eran más sensible, en la Facultad de Filo-
sofía y Letras había algunas brigadas y un grupo de simpatizantes. Cada brigada
no se comunicaba con otra, pero todas tenían un coordinador o representante y ellos
tenían el vínculo con la dirección.
Ya después entendimos que la feg era un brazo armado del Estado que servía de
control para el estudiantado. Me costó mucho trabajo entender eso porque yo nada
más quería limitar mi participación al ámbito universitario, pero cuando te explican,
no te puedes sustraer de esa realidad.
Si estabas contra la feg, estabas en contra de todo lo que ellos representaban, o sea
el sistema. Lo comprendí gracias a algunas lecturas marxistas. Mis compañeros
eran muy pacientes, me explicaban las cosas, una y otra vez; algunos de ellos for-
maban parte de la Juventud Comunista y tenían muchos años leyendo marxismo,
no sólo te daban la lección, sino que te prestaban algún libro y te decían que luego
lo comentábamos, cuando nos volvíamos a ver preguntaban qué me había parecido
el libro, a lo que yo contestaba que tenía algunas preguntas, esa era otra forma
de analizar y de estudiar de manera informal, fuera de la brigada, porque era la
iniciativa de cada quien, según lo que tú leyeras y según tu compromiso, porque
había quienes leían mucho, otros que leían menos y gente que de plano nunca le
interesó leer.

El trabajo político sobre todo la propaganda, cada vez se tornaba más difícil para
la difusión, se arriesgaba la vida en esa tarea. Algunos de los presos políticos
leían mucho durante su encarcelamiento.

Eso lo aprendimos del Che Guevara, de los Tupamaros, de Fidel Castro, ellos decían
que el tiempo de la cárcel era tiempo para prepararse, no para lamentarse, ni estar
descansando, era tiempo para fortalecerse.

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Mujeres en la Liga Comunista 23 de Septiembre en Guadalajara

En 1974, ya se habían infiltrado a la Liga oportunistas y agentes policíacos:

De igual manera los errores personales y de la misma organización, cobraron el costo


de muertes, desapariciones y encarcelamiento. Entonces me convertí en presa política.

Referencias

Aguilar Terréz, María de la Luz. (s,f.). Memorias del Primer Encuentro Nacional de
Mujeres Ex guerrilleras. México: s.e.
De Dios Corona, Sergio René. (2010). La historia que no pudieron borrar. Guadalajara:
Taller Editorial la Casa del Mago.
Gamiño Muñoz, Rodolfo (2006), Del barrio a la guerrilla, cedema. http://www.cedema.
org/ver.php?id=1442
y Mónica Patricia Toledo González. (2011). “Origen de la Liga Comunista 23
de Septiembre” en Espiral, Guadalajara: Universidad de Guadalajara. vol. XVIII.
No. 52. septiembre-diciembre.
Hobsbawn, Eric. (1998). Historia del Siglo xx. Buenos Aires: Grijalbo-Mondadori.
Necoechea Gracia, Gerardo y Pablo Pozzi. eds. (2008). Cuéntame cómo fue: Introduc-
ción a la historia oral. Buenos Aires: Imago Mundi.
Oikión Solano, Verónica y Marta García Ugarte. (2006). Movimientos armados de
México, siglo xx. vol. II. Zamora: El Colegio de Michoacán-ciesas.
Orozco Michel, Antonio. (2009). La fuga de Oblatos. Una historia de la LC23 de Sep-
tiembre. Guadalajara: Taller Editorial Casa del Mago.
Robles, Martha. (2009). Educación y sociedad en la historia de México. México: Siglo
xxi Editores.
Sánchez Parra, Sergio Arturo. (2012). Estudiantes en Armas. Una historia política y
cultural del movimiento estudiantil de los Enfermos (1972-1978). México: Univer-
sidad Autónoma de Sinaloa.
Topete, Miguel, et.al. coords. (2012). Memoria Guerrillera, represión y contrainsurgencia,
en Jalisco. Guadalajara: Grietas Editoriales.

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Grupo Lacandones

Carlos Salcedo García*

A l momento de ser aprendido el primer grupo de militantes de una organiza-


ción político militar el mes de febrero de 1972,1 la policía política descubrió
que su brazo militar estaba constituido principalmente por tres comandos, que
se autonombraban: “Lacandones”, “Arturo Gámiz” y “Patria y Muerte”. Como la
organización aún no tenía un nombre oficial, la policía política decidió por razo-
nes prácticas llamarla Lacandones o Grupo Armado Lacandones, el cual dejaría
de existir como tal cuando se integró a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
El que la organización como tal no tuviera un nombre determinado dice
mucho de su formación, pero desde luego que no fue por apatía o incongruencia.
Muchos de los militantes fundadores tuvieron una práctica y militancia política
en las filas de la Liga Comunista Espartaco,2 grupo que se formó después de
muchos cambios por militantes del Distrito Federal, que fueron expulsados
del Partido Comunista Mexicano.3 Algunos de ellos fueron Martín Reyes
Vayssade, Eduardo Lizalde, Guillermo Russet, Carlos Félix y Carlos Mallén,
quien ya con anterioridad, en 1960, había sido expulsado junto con José Re-
vueltas, quienes ponían en entredicho la autenticidad del Partido Comunista
como verdadero partido de la clase obrera. Por lo que la primera consecuencia
sería la construcción del verdadero partido, y esto sería posible no sólo por la

* Escritor e Investigador del Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales


en México y fundador del Grupo Armado Lacandones.
1
agn. dfs 1-III-73 Forma C.6 2-A. Expediente 28-15-1-73-L-4-H-30-38., y en los principales
periódicos del país, como El Universal, La Prensa y Excélsior del día 28 de febrero de 1972, se
da amplia información de la detención de este primer grupo de detenidos.
2
Fernández Christieb, Paulina. (1978). El Espartaquismo en México. México: Ediciones el
Caballito. pp. 133-136. La Liga Comunista Espartaco se funda como tal, en 1966.
3
Peláez, Gerardo. (1982). “Para documentar nuestro marxismo”, en. Revista Nexos. No. 54.
junio 1982. p. 5. Se hace referencia a lo publicado en periódico La Voz de México. No. 1723.
3 de mayo de 1962. p.7.

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Carlos Salcedo García

nomenclatura, práctica frecuente en aquel entonces de la izquierda mexicana,


en que los membretes sobraban, hacerse llamar partido cuando no tenían ni
la estructura, la militancia y el número de afiliados, la presencia política y una
auténtica representación de la clase trabajadora, de acuerdo a la teoría leninista.
Sobre este aspecto, José Revueltas hizo una importante contribución con su libro
Ensayo sobre un proletariado sin cabeza.4
La organización se planteó que para constituirse como entidad política
necesitaba hacerlo en una amplia reunión de militantes, en donde se discutiría
su línea política, sus estatutos, se definiría su estructura, se elegiría su cuerpo
directivo y se definiría su nombre, dadas las características represivas del Estado
y el carácter político militar de la organización, es decir, ser una agrupación
clandestina pero a la vez con un trabajo abierto que se vinculara a la lucha de
los trabajadores, requería de un fuerte apoyo económico, el cual se obtendría de
las expropiaciones. De ahí que el tiempo y la necesidad exigían la creación de
los comandos y una coordinadora, de todos estos propósitos sólo los últimos se
llevaron a cabo; el trabajo con los obreros fue limitado, la labor política con los
estudiantes fue limitada, aunque fue la base de alimentación de los integrantes
de los Lacandones, principalmente del Instituto Politécnico.
Los fundamentos políticos e ideológicos que sostuvo el Grupo Armado
Lacandones, tuvieron su base en los postulados de la Liga Comunista Esparta-
co, éstos quedaron plasmados en el documento Nuestro Camino elaborado por
sus militantes durante los años 1968 y 1969. Reconstruyendo sus postulados
(atrevimiento que reproduzco por haber sido uno de sus creadores) estos es lo
que groso modo se planteaba:
La primera parte consistió en un análisis económico-político de la situación
nacional, en donde en base a cifras de autores de libros de todo tipo de tendencia,
no necesariamente de izquierda, y a cifras proporcionadas por los organismos
del gobierno mismo, como censos, estadísticas, y otros, se hacía hincapié en
el desarrollo desigual de nuestro país, prevaleciendo una gran pobreza en la
mayoría de la población, siendo sectores especialmente golpeados, los obreros,
los indígenas, los campesinos. Se afirmaba que en el país prevalecía fundamen-
talmente el modo de producción capitalista, que lo constituían zonas de alto y
mediano desarrollo, como en la industria en la ciudad de México, Guadalajara,
Monterrey, y en la producción agropecuaria, como Sonora, Sinaloa, pero con-
juntamente con ello, el gran atraso de algunas zonas como Chiapas, Guerrero,
Oaxaca, en donde se identificaban incluso modos de producción feudales.

4
Revueltas, José. (1982). Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Obras completas. Tomo 17.
México: Ediciones Era.

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Grupo Lacandones

Pero esos modos atrasados de producción no eran los que le daban la ca-
racterística fundamental a la economía del país, que aquellos eran subsumidos
por el modo capitalista de producción, fundamentalmente por su comercializa-
ción. Que la burguesía mexicana se había consolidado a la sombra de un Estado
protector y con el apoyo del imperialismo, desarrollando incluso un sector
financiero. Que el gobierno estaba al servicio de la burguesía y el imperialismo
a través de las instituciones creadas por los gobiernos del pri.
La crisis social del país se debía al cada día mayor empobrecimientos de la
mayoría de la población, las capas medias se estaban adelgazando, de ahí que el
estudiantado, capa de la pequeña burguesía en lo fundamental, se incorporara
a la lucha.
La segunda parte del documento analizaba la situación internacional,
un mundo dividido en dos partes, con un bloque socialista dirigido por la
Unión Soviética, con un país como China que venía empujando fuerte, y un
imperialismo decadente, aferrado a sus intereses mezquinos y explotadores.
La gran experiencia y el ejemplo que ponía Cuba al establecer el socialismo a
unos cuantos kilómetros de los Estados Unidos, la lucha heroica de Vietnam,
y la situación explosiva de varios pueblos que luchaban con gobiernos títeres,
algunos incluso ascendidos al poder por un golpe de Estado, como sucedió
en: Argentina, Uruguay, Perú, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Brasil, entre
muchos otros. La situación imponía luchar contra el imperialismo combatiendo
el capitalismo en el país, haciendo la revolución.
El documento manifestaba de cómo la revolución de 1910 fue usurpada
por Carranza y tuvo una definición democrático burgués, de la larga lucha de
la clase obrera y la larga trayectoria del gobierno burgués en reprimir al pueblo,
no se creía en la existencia de una burguesía nacionalista y antiimperialista, que
en el fondo toda la clase burguesa era pro estadounidense, de cómo el Estado
había impedido el desarrollo de la organización proletaria, arrojándola a la
clandestinidad y la proscripción, haciéndola víctima de la represión. Por tal
razón, el documento llamaba a luchar contra todo oportunismo de izquierda
que buscará aliarse a “sectores de burguesía nacionalista”, como lo proclamó
abiertamente el Partido Popular Socialista con Vicente Lombardo Toledano, y
en su momento los bandazos políticos del Partido Comunista.
Que el Estado burgués mexicano había mediatizado a los obreros y
campesinos mediante la corporativización de sus sindicatos, imponiéndoles
dirigentes espurios y traidores a los intereses de su clase, los líderes charros
que estaban al servicio del Estado. Situación que así mantenía y conservaba a
través de guardias blancas o por el apoyo policiaco-militar que se requiriera en
determinado momento.

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Carlos Salcedo García

La única opción para lograr la transformación de la sociedad, era cons-


truir una organización de carácter marxista, que conjugara tanto el aspecto
de partido del proletariado, única clase verdaderamente revolucionaria por
su posición ante la producción, que podía conducir el proceso revolucionario,
conjugada con la creación de su brazo armado, que sustentaría las necesidades
de sus militantes y desarrollaría actividades de autodefensa ante la agresión
militar o policíaca del gobierno.
Los objetivos políticos eran derrocar al gobierno burgués y establecer un
gobierno socialista, que planificara la economía eliminando la propiedad privada
sobre los medios de producción, que bajo el concepto de a cada quien según sus
necesidades y a cada quien según su capacidad, se repartiría la riqueza social
con justicia e igualdad, establecer la educación gratuita, científica y laica para
todos, derecho de todos a la salud y el esparcimiento.
La organización partidaria estaría compuesta por militantes, simpatizantes
y periféricos, regidos por un Comité Central que aplicaría ejecutivamente la
línea política, así como aplicaría el centralismo democrático. Sería un partido
de militantes, por lo que las actividades de educación, análisis, organización y
difusión, serían las principales.
En cuanto a la actividad política con las masas se planteaba unirse con
todo aquel desposeído a partir de sus propias demandas, independientemente
de su nivel de conciencia, es así que se proponía desarrollar un intenso trabajo
de penetración organizativa y propaganda en todo aquel lugar que manifes-
tara un conflicto social y político, solidarizarse con su lucha y reclutar a los
elementos más avanzados para integrarlos en células de estudio, agitación y
propaganda. Las demandas fundamentales eran ampliar el espectro demo-
crático para evidenciar la antidemocracia del régimen, luchar por mejoras
económicas y sociales como vía de educación de las masas e identificación de
la lucha de clases, educación, salud y vivienda como elementos que permitieran
la toma de conciencia revolucionaria. Desde luego, se sostenía que el trabajo
fundamental del partido debería estar dirigido a los trabajadores de la gran
industria, tanto privada como estatal, porque eran la base y motor verdadero
del partido del proletariado.
El brazo armado estaría compuesto por grupos pequeños o comandos,
dependiendo del organismo coordinador entre el partido y el brazo armado, la
organización militar se desarrollaría piramidalmente, con una estricta compar-
timentación entre los comandos, así como de estrictas medidas de seguridad,
como eran los códigos de la clandestinidad, seudónimos, casas de seguridad,
citas, vestido, estudio, ejercicio, prácticas, etcétera. En el documento se exponían
incluso algunos diagramas de organización y seguridad.

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Grupo Lacandones

Era necesario desarrollar tanto la lucha en la ciudad y el campo, en este


último, por la larga tradición del pueblo mexicano, el que de hecho nunca
ha tenido paz y tranquilidad en sus tierras, en la sierra, perseguidos como
guerrilleros o como bandoleros, como fueron los casos de Villa y Zapata en la
revolución de 1910, y los múltiples casos de rebeldía por la injusticia y la pobre-
za. En las ciudades era necesaria porque ahí se concentraba la clase obrera, el
proletariado que debería dirigir la revolución y había que desarrollar la guerra
de guerrillas urbana.
La lucha revolucionaria se concebía a largo plazo, por lo que la estrategia
tenía como fundamento la resistencia, la paciencia, la autodefensa. Esto con
base a la inferioridad en la correlación de fuerzas.
La expropiación es el nombre que se le dio a la acción revolucionaria por
medio de la cual se arranca a la burguesía, un poco de dinero, de capital, y se
pone al servicio del proletariado para sus fines revolucionarios. Las expro-
piaciones y demás acciones revolucionarias tenían como finalidad fortalecer
a la organización partidaria en lo económico, para cumplir en sus tareas de
organización, agitación y propaganda y en determinados momentos apoyar la
propaganda armada.
Toda acción revolucionaria, en particular las expropiaciones y demás ac-
ciones militares, deberían de llevarse a cabo con un amplio margen de seguridad
y triunfo, ya que la vida de un sólo militante de la organización, valía más que
cualquier cantidad de dinero que se recuperara. Por lo que los objetivos deberían
de ser perfectamente estudiados y militarmente ejecutados.
Ante la represión se insistía en contar con coartada creíble y bien funda-
mentada, pasar por delincuentes comunes, tener papeles con otra personalidad,
y en última instancia, soltar información después de 24 horas de detenidos.
En el documento también se instruía a los militantes, como armar y des-
armar sus pistolas, el cuidado permanente que deberían de tener y la manera
más discreta de portarlas. También se agregaba el cómo hacer bombas molotov
con mecha y sin mecha, por reacción química, además de consejos para el
acondicionamiento físico.
La práctica fue otra cosa, los comandos conformados para constituir lo
que sería el brazo armado tomaron la cabeza de la organización, integrados
por lo mejor de los militantes, operativamente se les extrajo de la lucha abierta,
cuando en ella se habían formado y eran sostenedores del vínculo del grupo a esa
actividad, se trató de formar líderes a larga distancia, cuando se decía “el nivel
superior de lucha es la armada”, cada vez fue más urgente integrar compañeros
a los comandos y estimular la actividad de los mismos. Las tesis se fueron radi-

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Carlos Salcedo García

calizando y ponderando la actividad armada, envuelta en una rígida estructura


vertical, políticamente poco propicia para la discusión y formación política.
Los Lacandones desarrollaron actividad abierta en el estudiantado,
principalmente en el Politécnico y la Universidad, lugares de donde provenían
la mayoría de sus integrantes,5 en las Normales de la Ciudad de México, en
ferrocarrileros, electricistas, telefonistas, tranviarios, costureras, con algunos
campesinos en Topilejo y Tepoztlán, la mayoría de veces se participaba formando
células, pequeños grupos que se reunían para discutir y producir propaganda
en la que se expusieran algunos problemas locales, pero no se estimuló la par-
ticipación directa ni se fomentaba liderazgos.
El vínculo con los trabajadores y otros sectores de la población, en los
cuales se tenía una actividad de educación y discusión de los problemas locales,
se fue adelgazando, primero: por las difíciles condiciones para la actividad po-
lítica y la propaganda, por el grado de represión y control; segundo: no se tenía
clara una línea de masas, por lo que las luchar reivindicadoras por lo general
se rechazaban por su limitación de las demandas, (aumento de sueldo, mejoras
laborales, democracia sindical, mejoras sociales); tercero: el convencimiento
de que lo que se requería era una revolución socialista, así que el trabajo de
convencimiento se dirigía a radicalizar las luchas; y cuarta: cuando se iniciaron
las represiones y el encarcelamiento de militantes, entorpeció grandemente la
labor que se realizaba.
El Grupo Armado Lacandones incrementó su actividad de comandos, para
obtener experiencia, primero fueron expropiaciones a comercios pequeños, ya
que la mayoría de los miembros jamás habían actuado en actos violentos, con
excepción de las acciones represivas del Estado en manifestaciones y mítines.
Así que se inició con gasolineras y farmacias, robando autos para esas acciones
o para lecciones de manejo, después fueron las empresas importantes en que se
realizaron acciones espectaculares, así fue la Dina Nacional, a una camioneta del
banco del Atlántico que recogía la cuenta del metro Gómez Farías, así como a la
misma taquilla, a la armería Armas y Deportes que se encontraba a media cuadra
del Zócalo capitalino, de ahí se extrajeron todas las armas, la caja recaudadora
de la Unidad Habitacional de la ctm, la zapatería Tres Hermanos, la Goodrich
Euskadi y panificadora Bimbo.6 El dinero recaudado se utilizó fundamentalmente
para el sostenimiento de los comandos, compra de armas y equipo, entrenamien-
to y apoyo a la labor de propaganda de las brigadas y células de trabajo abierto,
como también apoyo a otros grupos guerrilleros del norte del país.

5
agn. dfs 1-III-73. Forma C.6 2-A. Expediente 28-15-1-73-L-4-H-30-38. Citado.
6
agn. dfs. Expediente 29-15-1-73-H-225-L-2.

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Grupo Lacandones

Esta intensa labor de expropiaciones trajo como consecuencia la persecu-


ción y aprensión de muchos militantes de la organización, los cuales cayeron en
manos de la policía en tres grupos en diferentes fechas. El primer grupo detenido
por la Policía Judicial del Distrito Federal fue presentado el día 28 de febrero
de 1972, estaba integrado por Yolanda Casas Quiroz, Jesús Torres Castrejón,
Paulino Olvera Morales, Fabio Julio Dávila Ojeda y otros dos compañeros que
no tenían relación con el grupo armado. El segundo grupo, constituido por
los fundadores y numeroso fue presentado el 7 de noviembre de 1972, al día
siguiente los diarios informaron:

Explicaron que los comandos de ataque tienen como misión la de consumar asaltos
y atentados en contra de instituciones oficiales. Los otros están integrados por
personas que se filtran en sindicatos con el fin de repartir propaganda subversiva
y de agitar durante mítines y manifestaciones.7

En esta ocasión fueron detenidos Miguel Domínguez Rodríguez y sus dos her-
manos menores, José y Alberto, así como Benjamín Pérez Aragón, Joel Chávez
Treviño, Carlos Jiménez Sarmiento, Valente Irena Estrada, Salvador Alfaro
Martínez, Olivia Ledesma Flores, Isaías Ench Fregoso, María América Villavi-
cencio Salgado, Roberto Ench Fregoso, Concepción Hinojosa Carrillo, Javier
Hernández Espejo, Armando Ramírez Coronado, María Esther Acosta Díaz y
Ernesto León Zempoaltecalt. La detención fue realizada por la Dirección de
Policía y Tránsito, a través de la División de Investigaciones para la Prevención
de la Delincuencia (dipd).
El tercer grupo, conformado por María Eugenia Calzada Flores, Javier
Núñez Navarrete, Sergio Villalobos Navarrete, Jesús Calderón Esquivel, Víctor
Manuel Velasco Damián, David Vásquez Flores, Heriberto Días Coutiño, Ro-
lando Morán, Ismael Díaz Coutiño y Raúl Fabela Guerrero señalado como el
proveedor de armas. Este grupo fue presentado a la prensa el día primero de
febrero de 1973, la prensa de la ciudad apuntaba en sus notas:

Agregaron que el producto de las expropiaciones era utilizado para la causa y que
la mayoría del dinero se ocupó en la adquisición de departamentos, automóviles y
la compra de armas y parque. Una mínima parte era usada por ellos para subsistir,
empleado en comida y habitación.8

7
El Heraldo de México. México. DF. 8 de noviembre de 1972.
8
El Universal. México DF. 1 de febrero de 1973.

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Carlos Salcedo García

Cabe aclarar que todas estas detenciones fueron realizadas de diez a


quince días antes de su presentación a la prensa, mientras tanto, los detenidos
estuvieron secuestrados en casas de seguridad y cárceles clandestinas y fueron
sometidos a torturas. El cautiverio de estos detenidos fue coordinado y dirigido
por la Procuraduría General de la República; la Procuraduría General Judicial
del df; la Dirección de Policía y Tránsito del df; la Dirección de Investigaciones
y Prevención de la Delincuencia (dipd); y la Dirección Federal de Seguridad
(dfs). Esta última coordinaba la acción antisubversiva, bajo la comandancia
de Miguel Nazar Haro.
Los integrantes de los Lacandones que quedaron libres se dieron a la
tarea de reorganizar al grupo, es así que en un aula de la esime del Politécnico,
se reunieron Alfonso Rojas Díaz, David Jiménez Sarmiento, José Luis Moreno
Borbolla, Juan Escamilla Lira, Trinidad León Zempoalteca, Jorge Torres Cedillo
y otros compañeros.9 Desde principios de 1972 se tenían vínculos con los grupos
Los Procesos, Los Guajiros y Los Macías, principalmente por los compañeros
que estudiaron en el Politécnico, destacándose Miguel Domínguez y Alfonso
Rojas que fueron condiscípulos de algunos de los integrantes y fundadores de
esas otras organizaciones, por lo que la relación se incrementó y apenas un
mes después, en la ciudad de Guadalajara, en una reunión de representantes de
distintos grupos armados, el 15 de marzo de 1973 fundaron la Liga Comunista
23 de Septiembre,10 siendo Los Lacandones uno de los grupos fundadores.
El dinero para llevar a cabo la reunión en Guadalajara lo aportó el Grupo
Lacandones a través de Arturo Alejandro Rivas Jiménez, quien se coordinó
con Gustavo Hirales Moran. Los ochenta mil pesos salieron del asalto a la
Panificadora Bimbo.11
Durante los años de 1971 a 1973 cayeron varios grupos en manos de la
policía, por lo que el Estado se formó una idea de las características de este
movimiento. En 1971 fueron detenidos varios militantes del Movimiento de
Acción Revolucionaria (mar); el 21 de julio de 1971, fueron presentados a la
prensa los militantes de los Comandos de Acción y Enlace con la acnr; el 17
de septiembre fueron presentados los elementos de los Comandos Armados
del Pueblo; en diciembre de 1971 después de ser secuestrados por la policía y

9
Moreno Borbolla, José Luis. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista en diciembre de
2004.
10
De Dios Corona, Sergio René. (2004). La historia que no pudieron borrar. Guadalajara: Taller
Editorial La Casa del Mago. p. 71.
11
Rivas Jiménez, Arturo Alejandro. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista en diciembre
de 2004.

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Grupo Lacandones

el ejército fueron presentados a la prensa Carmelo Cortés, Carlos Cevallos y


otros militantes mas; en ese año fue asesinado Raúl Ramos Zavala; en octubre
detienen a miembros del grupo Unión del Pueblo, fueron detenidos también de
manera momentánea algunos militantes de la Liga de Comunistas Armados en
Monterrey, pero, en una acción espectacular secuestraron un avión y lograron
salir a Cuba; el 26 de abril de 1973 presentaron a miembros del Partido de los
Pobres que asaltaron un banco en la sep; el 9 de octubre de 1973 en un enfren-
tamiento con la policía y miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre
resultó muerto Alfonso Rojas Díaz, de origen Lacandón.
Los miembros de Los Lacandones detenidos por la policía fueron remitidos
a la cárcel de Lecumberri, llamado El Palacio Negro, edificio que hoy es ocupado
por el Archivo General de la Nación. Ahí continuaron las sesiones de tortura y
amenazas a estos militantes y otros grupos de oposición, a algunos incluso se
les asesinó y otros fueron secuestrados y hasta la fecha siguen desaparecidos.
Esta prisión estuvo bajo el resguardo de militares y de la Dirección Federal de
Seguridad, al ingresar a los detenidos primeramente se les mantenía en com-
pleta incomunicación, para después ser enviados a diversas crujías de presos
comunes, en donde delincuentes incondicionales de las autoridades sometían a
aberrantes torturas a los presos políticos, para después de varios meses enviarlos
a las crujías confinadas para este tipo de detenidos, que eran la Crujía “M” y la
Crujía “O”, a la mayoría de Los Lacandones se les envió a la primera.
Por la amenaza constante a los militantes detenidos, es que se creó en
mayo de 1973 el Comité de Defensa Física y Moral de los Presos Políticos,12
presidido por la cantante Judith Reyes y familiares de los detenidos. Después
de esta organización se crearon diversos comités de familiares y amigos que
fueron cobrando una importancia insospechada por los guerrilleros, y que
fueron levantando la bandera por el cumplimiento de las leyes y la defensa
de los derechos humanos. Su labor fundamental fue denunciar el cúmulo de
violaciones al Estado de Derecho que estaban llevando a cabo las policías y el
Ejército en todo el país. Así surgió el Comité de Defensa de los Presos Políticos,
Detenidos, Perseguidos y Desaparecidos que después sería el Comité Eureka,
la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos (afadem) y la Fun-
dación Diego Lucero, entre otras más.
Es curioso observar como algunos movimientos vieron transformarse
los objetivos de su lucha por otros que le son totalmente contrarios, sin que
signifique que son antagónicos, como es el caso de la lucha por el respeto de
los derechos humanos, los guerrilleros perseguían una revolución socialista a

12
El Universal, México, DF. 2 de mayo de 1973.

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Carlos Salcedo García

través de la lucha armada. Los familiares, amigos y una parte de la sociedad, se


organizaron en su defensa esgrimiendo el derecho existente y expresado en las
leyes; derecho y leyes que los guerrilleros consideraban amañados y al servicio
de la burguesía y el Estado represor.
Aún recuerdo que la primera declaración de Los Lacandones detenidos en
el segundo grupo, al presentarse ante el juzgado, rechazaron cualquier beneficio
legal a su situación, por manifestar su rechazo a las leyes burguesas. Fue tan
poderosa la lucha de estos comités de defensa, que fueron uno de los instru-
mentos efectivos para la democratización y garantizar el respeto a los derechos
humanos, en parte, a partir de ellos el país se ha transformado.
La represión fue desmedida por parte del Estado, la vigilancia en las
cárceles fue extrema, las visitas eran rigurosamente vigiladas, eran sometidas a
tratos vejatorios en las revisiones, e incluso en algunos casos secuestro, como
fue el caso de las esposas de compañeros en el Reclusorio Preventivo Oriente,
Teresa Ulloa y Blanca Hernández, secuestradas por la Brigada Blanca,13 orga-
nismo de élite creado por la policía política. Ambas fueron liberadas después
de varios días y de haber sufrido maltrato y vejaciones. La compañera Teresa
Estrada Ramírez que fue secuestrada en los vestíbulos de Lecumberri y que a la
fecha es una de las desaparecidas, el compañero Pedro Miguel Morón Chiclayo
asesinado en la Crujía “G”14 el 24 de mayo de 1974; Wenceslao García José fue
sacado de la crujía “O” por la dfs y nunca más se ha sabido de él. Los presos
políticos fueron tratados por el Estado como rehenes, cada vez que había alguna
acción de los diferentes grupos guerrilleros en el exterior, la policía se lanzaba
contra los detenidos para tratar de saber algo.
La represión violó las leyes vigentes del país, esta es una característica de
la Guerra Sucia que ejecutó el gobierno en contra de los disidentes. Por ejem-
plo, en el estado de Guerrero se desarrolló contra la guerrilla de Lucio Cabañas
una estrategia de aislamiento y aniquilación de comunidades; el ejército y la
policía aisló, golpeó, torturó, asesinó y despareció no sólo a integrantes del
movimiento armado, sino a familiares y ciudadanos que tuvieron la desgracia
de estar cerca de la guerrilla. La dirección de esta guerra recayó en los altos
mandos del Ejército y en la Dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de
Gobernación, destacando personajes como Fernando Gutiérrez Barrios, Javier
García Paniagua, Luis de la Barreda Moreno y desde luego Miguel Nazar Haro,
avezado torturador y organizador de represores.

13
Ulloa Bornemann, Alberto. (2004). Sendero en tinieblas. México: Ediciones Cal y Arena. pp.
240-246.
14
García, José Luis. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista el 6 de mayo de 2005.

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Grupo Lacandones

Nazar Haro comenzó coordinando a las diferentes policías de la ciudad y


de todo el país, orientando la represión y participando en los interrogatorios,
es decir, en las sesiones de tortura, hasta formar en 1976 la llamada Brigada
Blanca, grupo antiguerrillero que reunía a los más incondicionales del gobierno,
a los más sádicos e inmorales de los elementos de diferentes cuerpos policiacos
y del ejército, de este último destacan los generales Quiroz Hermosillo y Acosta
Chaparro, que tuvieron a su disposición el Campo Militar número uno para
utilizarlo como centro de tortura y campo de concentración para los disidentes.
La Brigada Blanca dejó de existir como brigada especial cuando sus prin-
cipales integrantes y bases se convirtieron en delincuentes comunes, ligados a la
delincuencia organizada, narcotráfico, secuestros, robo, extorsión y homicidio.
Mismo fin tuvo la dfs, su principal componente, ya que los dos últimos direc-
tores, Miguel Nazar Haro y Antonio Zorrilla Pérez resultaron temibles “pájaros
de cuenta”, el primero, dirigente de una gran banda de policías delincuentes de
robo de autos en Estados Unidos y México, el segundo, resultó ser el responsa-
ble del homicidio del periodista Manuel Buendía y de otorgar protección a los
narcotraficantes Rafael Caro Quintero y a Ernesto Fonseca Álvarez “Don Neto”.15
Los Lacandones que se unieron con otros grupos guerrilleros y confor-
maron la Liga Comunista 23 de Septiembre, se incorporaron a la Brigada Roja,
la cual estuvo integrada además por militantes que provenían de los grupos
constituyentes de la Liga, los Lacandones fueron la base de la organización.
Ente los líderes destacan: David Jiménez Sarmiento, Alfonso Rojas Díaz, Arturo
Rivas Jiménez, José Luis Moreno Borbolla, Teresa Hernández Antonio, Mario
Domínguez Ávila, Jorge Torres Cedillo, Trinidad Zempoaltecalt y Juan Escamilla.
Poco a poco se fueron integrando otros miembros después de salir de la
cárcel, ya que habían sido detenidos por la policía en el segundo grupo, gente
como Salvador Alfaro Martínez y Olivia Ledesma Flores, ésta última llegó a
sostener el comité editorial que publicó el periódico Madera, hasta que fue
encontrado y destruido por la policía.
Durante las acciones de Los Lacandones como tal no hubo bajas, hablando
de muerte de sus militantes, estas acontecieron cuando ya estaban adheridos
a la Liga. Fueron ejecutados: Salvador Alfaro Martínez en un enfrentamiento
con soldados en Guadalajara; Olivia Ledesma Flores al asaltar la policía la casa
en donde se imprimía el periódico Madera, en la colonia Reforma Iztlacihualt
en el df; David Jiménez Sarmiento fue baleado en el intento de secuestro de la
hermana del presidente electo López Portillo; Rafael Domínguez Rodríguez fue
victimado por el ejército en la sierra que une Chihuahua, Sonora y Durango;

15
De Dios Corona. (2004). Op. Cit. pp. 299-300.

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Carlos Salcedo García

Miguel Domínguez Rodríguez, fundador y líder de Lacandones, murió por su


propia mano al frustrarse el intento de fuga de la cárcel de Lecumberri; Carlos
Jiménez Sarmiento, victimado en la carretera a Querétaro; Teresa Hernández
Antonio fue baleada por la policía junto con otro compañero en Las Islas de
Ciudad Universitaria; Alfonso Rojas Díaz fue muerto en un enfrentamiento con la
policía al ser descubierta una reunión de militantes en una cabaña de Popo Park.
Tres elementos del grupo se vieron obligados a emprender el exilio. Jorge
Poo Hurtado fue excarcelado de Lecumberri y enviado a Cuba como parte de la
demanda exigida por las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (frap)
al tener secuestrado al cónsul estadounidense en Guadalajara, Terrence George
Leonhardy, permaneciendo en Cuba cinco años. Encarnita Morales Salamanca
y Raúl Irena Estrada lograron asilarse en Chile, pocos meses después, cuando
el 11 de septiembre de 1973 Pinochet ejecutó el golpe de Estado que derrocó al
gobierno de Salvador Allende, los dos lacandones fueron detenidos y torturados
en el Estadio Nacional de Santiago, convertido en campo de concentración; fue-
ron rescatados por organismos internacionales de derechos humanos, iniciando
así un largo exilio por varios países Europeos.
La situación de los guerrilleros en exilio fue difícil, porque el discurso del
gobierno priísta de la época pregonaba ser democrático y antiimperialista, por
lo que a amplios sectores de la izquierda y simpatizantes les era complicado
entender cómo era posible que en México se reprimiera a los movimientos
sociales, cuando el gobierno abrió las puertas a muchos sudamericanos perse-
guidos por los militares, y que militaban en organizaciones guerrilleras. Para
algunos era difícil entender cómo el supuesto líder del “Tercer Mundo” reprimía
y mataba estudiantes y guerrilleros. En México se conocía muy bien esta doble
cara, de esencia populista y demagoga, para ello es necesario recordar cómo el
Estado mexicano durante el año de 1968 reprimió fuertemente el movimiento
estudiantil, dejando un saldo considerable de muertos y mostrando su necio
autoritarismo, unos días después se mostraba como un gran benefactor al efec-
tuarse los juegos olímpicos de la “paz”.
Para poder explicar aún más los motivos y el accionar de la guerrilla en
México, es necesario ubicarla en su tiempo, espacio y circunstancia, de otra
manera es difícil entenderla. Destaca recordar que se vivía intensamente la
Guerra Fría entre las dos grandes potencias del mundo, Estados Unidos y la
Unión Soviética, capitalismo y comunismo, choque de dos concepciones y de
dos formas de vida. Al respecto Enrique Condés Lara sostiene:

Durante más de cuatro décadas los principales esfuerzos económicos, tecnoló-


gicos, científicos y militares, así como la política exterior y alianzas de Estados

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Grupo Lacandones

Unidos y de la Unión Soviética estuvieron determinados por la evolución y


necesidades de un conflicto cuya particularidad fue la posibilidad de emplear
armamento nuclear a gran escala por cualquiera de los bandos en pugna, ello en
cualquier parte del mundo.16

La lucha de los comunistas por realizar la revolución socialista era una pre-
misa, México estaba gobernado por un régimen autoritario, presidencialista,
dominado por un solo partido, el pri, que la disidencia que se permitía era la
perfectamente controlable, aliado a los Estados Unidos, vecino y socio principal,
gobierno que en foros internacionales sostenía un discurso pretendidamente
independiente y hasta antiimperialista, pero en los hechos, incondicional al
imperialismo que mantenía a los sectores de la sociedad organizados bajo su
tutela, sometiendo a sindicalizados y representaciones de trabajadores a una
efectiva corporativización al Estado, ya fueran campesinos, obreros, burócratas,
vendedores, comerciantes, estudiantes, reprimiendo cualquier manifestación de
autonomía. Los medios y el poder estatal mantenían una constante campaña
de desprestigio y satanización sobre todos aquellos que pretendieran reformas
democráticas efectivas y desde luego transformadoras del país.
Las principales luchas por mejoras económicas y democratizadoras en las
décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, fueron reprimidas, fueron constantes
las intervenciones de la policía y el ejército para disolver protestas, desalojar
huelguistas de sus centros de trabajo o a estudiantes de sus escuelas, o a cam-
pesinos de sus campos y parcelas, estas acciones del Estado fueron dejando sus
secuelas en golpeados, lesionados, presos políticos y desde luego muertos. El
gobierno se esforzaba por desprestigiar a los movimientos lo que contribuía a
sentir aún más un clima de control y de opresión.
En México casi todos los movimientos guerrilleros tuvieron una inspira-
ción socialista, profesaron fervientemente el marxismo y estudiaron acuciosa-
mente a los ideólogos comunistas, el gobierno priísta combatió con extensas e
intensas campañas anticomunistas contra los subversivos y opositores, a veces
con argumentos infantiles, pero que utilizados masivamente contribuyeron a
desprestigiar a los luchadores sociales, como: los comunistas no creen en Dios,
quieren cerrar las iglesias, “Cristianismo Si Comunismo No”, quieren quitarte y
educar a tus hijos, los comunistas no creen en la libertad, quieren abolir la libre
empresa, no creen en la democracia, detrás de los comunistas mexicanos están

Condés Lara, Enrique. (2007). Represión y rebelión en México (1959-1985). La guerra fría en
16

México. El discurso de la represión. T. I. México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla


y Miguel Ángel Porrúa. p. 41.

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Carlos Salcedo García

los soviéticos y los chinos que quieren invadir nuestro país, quieren prohibir la
religión y la adoración a la Virgen de Guadalupe. La campaña anticomunista
no tuvo límites.
El “Cuerpo”17 del Estado hizo sentir su materialidad sobre todo aquel ciu-
dadano que fuese capaz de desafiarlo y exigirle justicia y democracia; acorraló
en lo fundamental a los jóvenes activistas, de los que se apoderó la impotencia
y la frustración, tomaron conciencia de la abyección y la ignominia y se llena-
ron de indignación. A los jóvenes guerrilleros no les bastó estudiar y discutir
la situación del país, sus principales contradicciones y el carácter del Estado,
ellos entendieron que había que ser consecuentes y responsables, creyeron en
su esencia en las famosas Tesis de Carlos Marx sobre Feurbach escritas en la
primavera de 1845:

II. El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad


objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica
donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío,
la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad del
pensamiento que se aísla de la práctica es un problema puramente escolástico.
XI. Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo.18

Los jóvenes tomaron las armas por una gran indignación, por el “pathos de
la indignación”, llevaron su crítica a la práctica, desde luego con pasión, lo
arriesgaron todo, no se trató de una crítica de salón de clase o de café de in-
telectuales, sino de transformar a la sociedad. Dice el filósofo argentino José
Pablo Feinman que:

17
“Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un
maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan relaciones de poder que no
son la proyección pura y simple del gran poder del soberano sobre los individuos; son más
bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se incardina, las condiciones de
posibilidad de su funcionamiento. La familia, incluso, hasta nuestros días, no es el simple
reflejo, el prolongamiento del poder del Estado, no es la representante del Estado respecto a
los niños, del mismo modo que el macho no es el representante del Estado para las mujeres.
Para que el Estado funcione como funciona es necesario que haya del hombre a la mujer o del
adulto al niño relaciones de dominación bien específicas que tienen su configuración propia
y su relativa autonomía”. Foucault, Michel. (1992). Microfísica del poder. España: Ediciones
La Piqueta. p. 157, 158.
18
Marx, Carlos. (1980). Tesis sobre Feurbach. Obras escogidas, Carlos Marx y Federico Engels.
T. I. Moscú: Edición Progreso. pp. 2-3.

196

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Grupo Lacandones

En la introducción a la filosofía del derecho de Hegel, Marx habla de la crítica


como denuncia. Es decir, la crítica dice “eso está mal”, esa es su denuncia. De-
nuncia una injusticia. Marx va hablar del pathos de la crítica. El pathos vendría
a ser la pasión que alimenta a la crítica. La crítica no es algo desapasionado, no
estamos en el quirófano, no estamos en un mundo aséptico, no contaminado o
sin pasiones. Por el contrario, esta es una filosofía pasional, entonces, lo que va a
decir Marx es que el pathos de la denuncia es la indignación. ¿Qué es el pathos
de la indignación? El pathos de la indignación es que en el momento en que
descubrimos nuestra situación de ignominia, no tenemos que descubrirla como
un sabio descubre algo en su laboratorio. La descubrimos y ese descubrimiento
nos llena de indignación.19

Los guerrilleros convocaron al pueblo hacer la revolución, llamaron a los obre-


ros y trabajadores a la insurrección, llamaron a tomar las armas y derrocar al
gobierno, pero el pueblo no hizo la revolución, no se levantó en armas y no
derrocaron al gobierno. Los guerrilleros se plantearon construir el verdadero
partido revolucionario de la clase trabajadora, no lo pudieron hacer. También
pretendieron desarrollar la teoría revolucionaria en base al examen de la realidad
vivida en el país y en el mundo, tampoco lo lograron.
Las organizaciones guerrilleras ante sus limitaciones para desarrollarse
como organizaciones que pudieran conducir al pueblo al triunfo y poder
derrocar a la burguesía que se enseñoreaba en el poder, cayó en desviaciones
fundamentalmente militaristas, que no le permitieron enfocar correctamente
la lucha política contra el Estado. Esta limitación no sólo fue de los guerrilleros,
sino de toda la izquierda en general, fue incapaz de interpretar correctamente
lo que pasaba, gran parte de ella se refugió en las viejas tesis de desarrollar la
democracia, en medio del dominio del autoritarismo y el control con visos dic-
tatoriales, insistieron y creyeron en supuestas reformas democráticas, que sólo
condujeron a ser víctimas de nuevas represiones y formas de control. No hubo
una línea con futuro, de parte de nadie, porque las posiciones de los demócratas
tampoco fueron correctas, siempre a la cola del gobierno.
La guerrilla ha sido criticada desde distintas posiciones, con las que en
general algunos exmilitantes no coincidimos, criterios que van desde el rechazo
absoluto del poder, o aquellas que la subestiman y desprecian por el método
empleado, otras veces por las desviaciones teóricas y prácticas, y otras, por no

19
Feinman, José Pablo. Programa de Filosofía por Televisión “Aquí y Ahora”. Encuentro 9. La
Modernidad Desbocada. I.- ¿Qué es el pathos de la indignación? Canal Encuentro. Ministerio
de educación de la Nación. República de Argentina. www.encuentro.gov.ar/filosofía.

197

00A-Completo LC23S.indb 197 02/03/2015 03:34:45 p.m.


Carlos Salcedo García

entender su manifestación como un brote social en circunstancias particulares


que son determinantes.
El gobierno y las esferas de poder, ya sea en los años setentas o hasta
nuestros días, la catalogan como actos de delincuentes, de ladrones, negán-
doles totalmente su contenido político y su base social, así en aquel entonces
Cuenca Díaz, secretario de la Defensa Nacional afirmó que “eran unos vulgares
delincuentes”, el procurador Ojeda Paullada al negarse el gobierno a negociar
un secuestro manifestó que “el gobierno no pacta con criminales” y Luis Eche-
verría Álvarez externó su famosa y absurda tesis de que se trataba de jóvenes
desequilibrados, hijos de matrimonios deshechos, drogadictos y adictos al sexo,
es decir; el poder negó a la guerrilla su carácter político e invisibilizó sus causas
sociales y económicas.
Otra posición es la de ciertos intelectuales que se consideran cerca de
la izquierda como Mario Huacuja, José Woldenberg,20 Jorge Castañeda21 y
Alfonso Tecla Jiménez.22 Los últimos sostienen que la guerrilla fue creada por
una minoría vanguardista, desesperada y por jóvenes propensos a la violencia,
que fueron manipulados por las fuerzas oscuras del imperialismo, la cia, y por
grupos reaccionarios que se oponen al desarrollo del país. Mientras que Huacuja
y Woldenberg sentenciaron que:

El Estado y el imperialismo yanqui, a través de la cia, han implementado nue-


vas tácticas para golpear al movimiento revolucionario. Esta táctica consiste en
aprovechar la “lumpenización” que se da en los grupos guerrilleros que, con una
fraseología seudorevolucionaria, sirvan como agentes de la provocación o el ataque
directo. Por las tácticas que adoptan, puede entreverse que ya no se trata de la
acción de grupos o individuos aislados, sino de instrumentos de una estrategia
global del imperialismo, de los grupos más reaccionarios en el país.23

Estas afirmaciones no tienen fundamentación alguna, ya que son apreciaciones


de quienes tienen una posición contraria a la guerrilla, que se basa más en su
acomodo en las esferas gubernamentales o académicas, que en una demostración
y argumentación de sus apreciaciones.

20
Huacuja, Mario y José Woldenberg. (1976). Estado y lucha política en el México actual. México:
Ed. El Caballito. Ver sobre todo capítulo vi. “Las guerrillas y el Estado”. pp. 135-152.
21
Castñeda, Jorge. (1995). La utopía desarmada. El futuro de la izquierda en América Latina.
México: Joaquín Mortíz. 1995.
22
Tecla Jiménez, Alfonso. (1976). Universidad, burguesía y proletariado. México: Ediciones de
Cultura Popular.
23
Huacuja y Woldemberg. (1976). Op. Cit. p. 149.

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Grupo Lacandones

Otra posición es la sostenida por Gustavo Hirales Morán, ex militante de


la Liga Comunista 23 de Septiembre y quien ha publicado varios libros sobre el
tema, él, junto con otros presos políticos, aun estando en la cárcel de Topo Chico
en Monterrey, rectificaron posiciones y en lo fundamental sostuvieron que la
guerrilla fue una manifestación del “radicalismo pequeño burgués” y no dudaron
en calificarla de ultraizquierdismo, dentro de los mejores cuadros del leninismo.
La rechaza bajo el viejo lema de que un flanco a la izquierda es lo mismo que
tres flancos a la derecha, posición muy parecida a la de Heberto Castillo. Lo que
supone que ellos son poseedores de la izquierda atinada, central, la verdadera.

Es evidente, por ejemplo, que los ultraizquierdistas coinciden en los hechos


con la actual campaña reaccionaria que persigue expulsar a los comunistas y a
otras fuerzas de izquierda de las universidades. Unos buscan someter de nuevo
al conjunto de éstas a la férula ideológica y política de la burguesía y del pri; los
otros piensan que los comunistas son el obstáculo principal para que las univer-
sidades, sean por fin, verdaderas plazas fuertes de la revolución proletaria. Pero
en política, como en otros terrenos, suelen confundirse las buenas con las malas
intenciones; y el resultado objetivo de una eventual expulsión de los comunistas
de las universidades solo puede ser uno: su entrega a manos de la reacción y del
pri. La ultraizquierda siguió el juego de la derecha y del régimen, entre otras
cosas, porque carece de un proyecto estratégico propio y porque su política se
determina de un día para otro, de acuerdo a las “circunstancias”; lo cual no obsta
para que en determinadas situaciones, ellos también sean blancos de la represión.24

En los últimos treinta años el estudio e investigación del movimiento armado en


México en la década de los setenta, se ha incrementado de manera considerable,
no suficiente y además bajo un velo de omisión y rechazo para su difusión y
discusión en foros más amplios, sino es que francamente omitidos por el gran
aparato de control cultural, de educación y de difusión, entre este último, la
llamada industria editorial. Los escritores y los investigadores tienen que em-
prender una difícil tarea para la realización de sus trabajos, para su difusión y
para su publicación. Aun así, hay muestras que sorprenden y rompen la regla.
Distingo tres ramas de este tipo de trabajos: la investigación en diferentes ramas
sociales y culturales, el testimonio proporcionado por los ex combatientes y la
novedosa aportación de la literatura, en particular la novela, con aportaciones
al relato realista.

Hirales, Gustavo, Liberato Terán y Humberto Sotomayor. (1978). El radicalismo pequeñobur-


24

gués. Sinaloa: Universidad Autónoma de Sinaloa. pp. 46.

199

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Carlos Salcedo García

El análisis de este universo de creación y estudio y de cada una de estas


ramas excede los márgenes de este trabajo, sólo me atrevo a recomendar el
trabajo de Sergio Arturo Sánchez Parra25 y su balance historiográfico, y la in-
vestigación de Patricia Cabrera López y Alba Teresa Estrada26 sobre la guerrilla
y la literatura, una muestra de lo que aquí señalo, lo cual nos permite afirmar
que hoy contamos con más elementos para interpretar el papel jugado por la
guerrilla en aquellos años de la insurrección.
Esto nos ayuda a destacar que el movimiento armado de las décadas de
los sesenta y los setenta, si bien fue derrotado en sus objetivos y propósitos,
en parte por sus propios errores y deficiencias, fue un movimiento social que
respondió plenamente a las condiciones existentes de autoritarismo, antidemo-
cracia y control del gobierno en esa época, coincidente con una mundo bipolar
que exigía definiciones a los participantes políticos, que los guerrilleros antes
de serlo participaron en el combate por reivindicaciones políticas, sociales
y económicas junto con obreros, estudiantes, profesionistas y campesinos,
aspecto señalado enfáticamente en el caso del Grupo Lacandones, que la
respuesta represiva del gobierno fue orillando a los grupos, sobre todo a los
que alcanzaban a analizar la situación, como militantes políticos, estudiantes
y profesionistas a considerar que el desarrollo de la lucha estaba madura para
el asalto al poder.
Los hechos han demostrado que la crisis del capitalismo en México, en
los años setenta fue coyuntural, que el Estado fue capaz de reaccionar a la avan-
zada de los movimientos sociales, ya que tenía elementos para hacerlo, tanto
económica, social y políticamente, así como por la crisis del campo socialista
que culmina en 1989 con la desintegración de la urss. El empuje de la guerrilla
con su radicalidad y violencia armada, pero sin la organización partidaria que
pudiera canalizar el descontento del pueblo permitió que el gobierno pudiera
modificar poco a poco su vocación autoritaria y represora, no fue el único factor,
pero si uno importante, como para obligarlo a buscar caminos que eludieran
el cambio social radical.
Otro elemento que impulsó la guerrilla sin ser su intención, fue la lucha
de los comités de familiares y sociedad civil pro defensa de los derechos huma-

25
Sánchez Parra, Sergio Arturo. (2006). La guerrilla en México: un intento de balance historiográ-
fico. Publicado en Clío, Revista de la Facultad de Historia de la uas. Culiacán-. Nueva Época.
Vol. 6, núm. 35. Pp. 123-146.
26
Cabrera López, Patricia y Alba Teresa Estrada. (2012). Con las armas de la ficción. El imaginario
novelesco de la guerrilla en México. (Vol. I). México: Centro de Investigaciones Interdiscipli-
narias en Ciencias y Humanidades. unam.

200

00A-Completo LC23S.indb 200 02/03/2015 03:34:46 p.m.


Grupo Lacandones

nos y la vigencia y respeto a la legalidad, movimiento que logró avances en la


democratización de algunas instituciones.
Las organizaciones guerrilleras como Lacandones o como la Liga 23 de
Septiembre, una vez emprendida la violencia, no pudieron dirigirla o someterla
a lo estrictamente político, primeramente, porque las fuerzas principales de la
transformación social no se unieron a la subversión, los trabajadores en su gran
mayoría fueron espectadores; no se desarrolló la fuerza organizadora partidaria
que generara vínculos estructurales con el pueblo y canalizara su descontento,
por lo que no hubo desarrollo de la teoría revolucionaria que condujera co-
rrectamente las acciones. Esto no fue posible por falta de inteligencia de los
guerrilleros, la mayoría estudiantes y profesionistas destacados de su generación,
poseedores de una ética muy por encima de sus contrincantes, pero esto no fue
suficiente sin las premisas que se han plantado.
Aun así, el movimiento guerrillero produjo grandes cambios en el país,
que resultan una paradoja, no logró la revolución pero, impulsó la reforma. En
el último párrafo de su tesis doctoral Lucio Rangel Hernández, asevera:

Pese a su derrota, el movimiento armado socialista contribuyó, más como efectos


indirectos de su lucha que por sus planteamientos concretos, a la incipiente de-
mocratización que se operó en el sistema político mexicano desde entonces. No
fue el movimiento estudiantil de 1968 el que finalmente logró la apertura política
sino las acciones violentas de las organizaciones armadas clandestinas rurales y
urbanas; aunque no fue el propósito de la gran mayoría de éstas democratizar el
Estado mexicano sino su destrucción. Es decir la reforma política fue pensada
para institucionalizar el conflicto social y dotar el espacio legal a las corrientes
políticas opositoras, pero sobre todo respondió a la necesidad de detener el peligro
de un cambio radical.27

Referencias

Cabrera López, Patricia y Alba Teresa Estrada. (2012). Con las armas de la ficción. El
imaginario novelesco de la guerrilla en México. (Vol. I). México: Centro de Inves-
tigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. unam.

27
Rangel Hernández, Lucio. (2011). La Liga Comunista 23 de Septiembre. Historia de la orga-
nización y sus militantes. Tesis para obtener el grado de Doctor en Historia. Morelia, Mi-
choacán: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo e Instituto de Investigaciones
Históricas.

201

00A-Completo LC23S.indb 201 02/03/2015 03:34:46 p.m.


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Castañeda, Jorge. (1995). La utopía desarmada. El futuro de la izquierda en América


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202

00A-Completo LC23S.indb 202 02/03/2015 03:34:46 p.m.


Grupo Lacandones

El Heraldo de México. México, D. F., 8 de noviembre de 1972


El Universal. México D. F., 1 de febrero de 1973.
El Universal. México, D. F. 2 de mayo de 1973.

Archivos

agn. dfs 1-III-73 Forma C.6 2 A. Expediente 28-15-1-73-L-4-H-30-38.

Entrevistas

García, José Luis. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista mayo de 2005.


Moreno Borbolla, José Luis. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista diciembre
de 2004.
Rivas Jiménez, Arturo Alejandro. Ex guerrillero y ex preso político. Entrevista diciem-
bre de 2004.

203

00A-Completo LC23S.indb 203 02/03/2015 03:34:46 p.m.


00A-Completo LC23S.indb 204 02/03/2015 03:34:47 p.m.
Surgimiento, auge y debacle del movimiento
estudiantil sinaloense en los años setenta:
movimiento de “los Enfermos”

Héctor A. Ibarra Chávez*

E n México la política del desarrollo estabilizador (1952-1970) coincidió con


la guerra fría. Estrategia diseñada por los Estados Unidos para disputar-
le la hegemonía a la Unión Soviética. Lo primero posibilitó un crecimiento
económico anual del 7%, con precios a un promedio del 3%; mientras que, lo
segundo, provocó un abandono de la política del nacionalismo-revolucionario
con fines de involucrar a México en la política imperialista del anticomunismo
y la seguridad nacional que respondía a los intereses estadounidenses.
En este período se consolidaron las grandes ciudades como el Distrito
Federal, Guadalajara y Monterrey, lugares en los que floreció la industria de-
bido a las amplias inversiones estatales en infraestructura para la industria,
el comercio y los servicios, aunque también es importante decir que creció la
agricultura intensiva y de exportación en algunos estados del noroeste como
Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California. Este desarrollo desigual generó amplias
desigualdades sociales, debido a que la mayoría de la población del campo se vio
obligada a emigrar hacia las ciudades o a los Estados Unidos. Estas condiciones
de desigualdad, además de polarizar a la sociedad, generaron inconformidad en
diversos sectores sociales y en múltiples ámbitos. Un sector que expresó públi-
camente su inconformidad y cuestionamiento fue el de los jóvenes. El espacio
de manifestación fueron las escuelas y los espacios públicos, por tal motivo,
es imperante preguntarnos cómo es que se radicaliza la lucha estudiantil en
Sinaloa. Camilo Valenzuela sostiene:

Esto tiene sus antecedentes en una tradición de la lucha del pueblo sinaloense que
deviene desde la Revolución Mexicana… lucha que sus orígenes y causas contra

* Ex combatiente en El Salvador con el grado de Mayor del Frente Farabundo Martí de Libera-
ción Nacional. Actualmente logró el grado de Doctor por la Escuela Nacional de Antropología
e Historia. Dentro de sus publicaciones destacan: Pensar la guerrilla en México y Juventud
Rebelde e Insurgencia estudiantil.

205

00A-Completo LC23S.indb 205 02/03/2015 03:34:47 p.m.


Héctor A. Ibarra Chávez

el latifundismo y en favor del reparto agrario, entendiendo que en esos años la


fuente principal de ingresos de la población radica en el trabajo del campo… a
partir de los años cincuenta se produce la primera crisis, a medida que se cierra
la brecha del reparto agrario y se le da mayor prioridad a los grandes capitales.
Este problema particularmente se agrava en Sinaloa porque se produce un cam-
bio drástico en la vida del campesino, a partir de que se consolida el capitalismo,
Y es que ya para el problema de alimentación la gente comenzó a depender del
mercado y no de la tradicional capacidad de autoconsumo basada en los cultivos
de granos básicos que posibilitaban cubrir las necesidades del año, y permitían
guardar para la siguiente temporada. Es decir, que se comenzó a priorizar en los
cultivos para la industria y la alimentación del ganado, lo que provocó un cam-
bio en los patrones culturales de la vida campesina, porque comenzaron a darse
cambios en la dieta alimenticia, en la forma tradicional de cocinar los alimentos
con leña, para en su lugar usar gas, cambios en el transporte de los productos y
las personas, en el tipo de vestido, etcétera. Cambios que mayormente afectaron
a la juventud, ya que ésta sintió más violentada su realidad debido que hasta
entonces se había tenido la perspectiva de integrarse a los trabajos del campo
apoyando a los padres en labores… pero a medida que se cerró la brecha del
reparto agrario, muchos de estos jóvenes que aspirábamos a tener una parcela
propia, ya no pudimos lograrlo.1

En términos de las condiciones objetivas y subjetivas, el proceso de industrializa-


ción que vivió el país cambió de muchas formas la vida en el campo y la ciudad,
toda vez que se modificaron las oportunidades económicas de subsistencia. En
el terreno de las condiciones objetivas, crecieron en las ciudades los cinturones
de miseria debido a la fuerte emigración de la población campesina, a la vez
que en el campo se amplió la desigualdad social, la pobreza, la marginación y
la injusticia; mientras que las condiciones subjetivas provocadas por estos pro-
cesos de “modernización” económica generaron nuevas necesidades y cambios
en los patrones culturales de la población. De esta manera, la sociedad afectada
buscó la organización para la solucionar las nuevas necesidades y promovieron
luchas reivindicativas para el logro de sus objetivos. El Estado respondió con
sus tradicionales métodos autoritarios que se expresaron siguiendo la lógica de
encierro, destierro o entierro.
Los ejemplos más fehacientes de estas políticas autoritarias fue la represión
contra las ocupaciones de tierras en la Sierra Madre Occidental, promovidas por

1
Entrevista a Camilo Valenzuela (octubre de 2013) realizada por Héctor Ibarra en el Distrito
Federal. p.1.

206

00A-Completo LC23S.indb 206 02/03/2015 03:34:47 p.m.


Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

la ugocem en 1952, donde intervino el ejército; la represión contra los mineros


de Cleote y Nueva Rosita y su famosa “Caravana del hambre; la ocupación del
internado del ipn en 1956 por el ejército y el encierro de uno de sus principales
líderes, como Nicandro Mendoza por más de un lustro; y la represión contra la
huelga de los ferrocarrileros en 1958-1959, y el encarcelamiento de sus princi-
pales líderes (Demetrio Vallejo y Valentín Campa) por casi una década. Otras
manifestaciones de esta política represiva fueron: el asesinato de Rubén Jaramillo
y su familia en Morelos en 1962; las masacres contra los cívicos guerrerenses en
Chilpancingo (1960) e Iguala (1962); la masacre de los atacantes del cuartel de
Ciudad Madera en 1965, etcétera. Hechos que provocaron la radicalización de
estos movimientos y el surgimiento de las organizaciones guerrilleras rurales
con los profesores Genaro Vásquez Rojas y Lucio Cabañas.
La síntesis de esta política de terrorismo de Estado se evidenció en las ma-
sacres del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971 contra el Movimiento
Estudiantil.

El movimiento estudiantil sinaloense

Hacía los años sesenta, los valles del noroeste eran los más productivos del
país, ya que contaban con tierras de primera clase y de alta productividad. La
productividad se debía principalmente al apoyo que estos capitalistas recibieron
del Estado, principalmente, inversión en sistemas de riego, tecnificación de la
agricultura y exención en pago de aranceles.
En este contexto, los valles del noroeste se convirtieron en la “la joya de
la corona” de la oligarquía terrateniente y de inversionistas extranjeros, que
hicieron de esas tierras un vergel. Sólo que este objetivo se logró a base del aca-
paramiento de amplias extensiones de tierra y una explotación indiscriminada
de la mano de obra campesina.
Por esta situación, la lucha por la tierra adquirió en Sinaloa una intensi-
dad especial debido a que este movimiento se enfrentaba a un régimen muy
atrasado, sustentado por un lado en la política autoritaria del pri-Gobierno y
a la ideología anticomunista y macarthista que se promovió desde los Estados
Unidos; mientras que, en las ciudades se comenzó a articular un importante
movimiento estudiantil que pugnó por cambios democráticos en las universi-
dades, así como un movimiento urbano-popular y sindical que se enfrentó a
las tradicionales organizaciones empresariales y oficiales como la ctm y la cnc.
En este contexto, iniciaron las luchas estudiantiles en la Universidad Autónoma
de Sinaloa, así lo relata Camilo Valenzuela:

207

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Héctor A. Ibarra Chávez

En los primeros años de los sesenta en que da inicio la lucha por la reforma
universitaria (1966), yo estudiaba secundaria en la prepa de Guasave. Esto me
parece fue en tiempos del rector priísta Julio Ibarra. Y es que en estos años
coinciden dos importantes procesos: la lucha por la Ley orgánica y la demo-
cratización de las estructuras estudiantiles y académicas, ya que se inicia la
lucha por la reforma universitaria y una disputa por el control de la Federación
de Estudiantes Universitarios de la uas, porque en esos años estas estructuras
estaban bajo el control corporativo del pri. Y en esa lucha hay un cierto prota-
gonismo del pcm y de las pandillas. Porque este movimiento nace muy ligado a
las pandillas de los “rebeldes sin causa” que vienen de la influencia gringa de los
años sesenta, y son estas bandas de barriada las más organizadas y aguerridas
en esos años al ser las únicas que actúan con espíritu de cuerpo y con capacidad
de reaccionar contra los grupos de porros organizados y controlados por los
gobiernos de los estados.
Son entonces estos grupos los que se enfrenta a los porros y logaran ganarle la
dirección de La feus al pri. Y fíjate, irónicamente el primer presidente demo-
crático de la feus era un muchacho medio lumpen y de una familia burguesa,
jefe de una de estas pandillas, que conocíamos como “el Hitler”. Y que luego fue
un compa abogado de los primeros defensores de los Derechos Humanos de
Sinaloa… Entonces yo llego a Culiacán en 1969, y cuando entro a la feus ésta se
ha democratizado y hay toda una acumulación importante de experiencias con
influencia de las corrientes marxistas. Porque ahí estaban las corrientes comunistas
del pcm, de los “espartacos” y de otras tendencias pro-cubanas ligadas a los comités
de solidaridad con Cuba, además de otra raza muy académica encabezada por
José Luis Ceceña Cervantes que era director de la Facultad de Economía de la uas
y muy metidos en la línea de la teoría de la dependencia. [Es ahí cuando Camilo
Valenzuela se inicia como activista estudiantil]… Efectivamente, cuando llegó a
la Casa de Estudiantes “Rafael Buelna” en 1969. Un año en el que la raza ya estaba
muy involucrada en un activismo en torno a la feus y muy ligados a las tendencias
marxistas que te mencioné. Además que el movimiento estudiantil sinaloense
estaba ya muy ligado al movimiento nacional, porque teníamos representantes en
la cned que era la organización nacional que se constituyó al calor de las luchas
por la reforma universitaria y la defensa del rector por Eli de Gortari en Morelia
en los años 60 y además estuvimos ligados y representados en el movimiento
estudiantil nacional que surge en 1968. Porque ahí tuvimos representatividad en
el Consejo Nacional de Huelga a través de compañeros como Eduardo Valle “el
Búho” y Gilberto Guevara Niebla que fue gente nombrada en asamblea general
para el cnh y además hubo otra raza sinaloense destacada como Salvador Martínez
de la Roca “el Pino”, el “Flaco Osuna” y Pedro Castillo. Entonces estas influencias

208

00A-Completo LC23S.indb 208 02/03/2015 03:34:48 p.m.


Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

acentuaban el carácter combativo de la uas y un activismo solidario que desde


Sinaloa se mantuvo muy ligado al movimiento nacional.

Es importante destacar que ante la efervescencia estudiantil, la respuesta del


Estado fue muy práctica, la expulsión de los estudiantes que mantenían una
postura reivindicativa y radical. Es significativo recordar que el eslogan del
gobierno de entonces era: “encierro, destierro o entierro”:

Las expulsiones se dieron en 1972, cuando expulsan a Antonio Medina de Anda,


Antonio Pacheco y otra raza que eran de los más aguerridos en esos años, y que
eran miembros de la pcm. Sólo que estas expulsiones se dan ya durante la huelga
en la que se toman los autobuses.2

La relación de la jc y pcm con los movimientos estudiantiles en la uas datan de


finales de la década de los años sesenta, particularmente, cuando la dirección
de la Casa del Estudiante estaba en manos del pcm. Dirección que no estuvo
exenta de problemas:

El director era Rito Terán que pertenecía a la jc, y su hermano Liberato era el
presidente de la feus. Pero esa era un tipo de dirección con una orientación
muy pequeño-burguesa que mantenía una dinámica muy conservadora, porque
además no atendían los problemas concretos de la raza estudiantil. Entonces
en las casas había problemas urgentes como el del subsidio y la alimentación y
había necesidad de formar brigadas para salir a pedir apoyo a los mercados para
cubrir las necesidades de alimentación. Entonces, viendo que ellos no atendían
esos problemas, en 1970 convocamos a la elección de una nueva dirección para
la Casa del Estudiante, ahí se inicia un primer enfrentamiento con la jc, porque
les ganamos la dirección con una planilla independiente a cuya cabeza iba un
compa de Mazatlán y un buen número de guasavenses que éramos los más nu-
merosos en la casa. En esta planilla yo iba como tesorero, sólo que el problema
de esa planilla es que la raza que queda en los cargos directivos es medio lum-
pen, entonces, luego hubo que destituirlos porque hacían mucho desmadre y
no dejaban estudiar a la raza, y ese fue otro enfrentamiento donde a mí me tocó
encabezar la lucha. Entonces ganamos esas primeras batallas internas, y luego
llegué a ser director de la Casa del Estudiante, ya en ese proceso nos volvimos a
aliar con la raza de la jc porque ellos se comprometieron a entrarle a las tareas,
y fue así como se volvieron a reivindicar con la raza. Y ya en ese proceso se dio

2
Ibíd.

209

00A-Completo LC23S.indb 209 02/03/2015 03:34:48 p.m.


Héctor A. Ibarra Chávez

un puente con la jc en un momento en que la uas se estaba popularizando y


perdía su carácter elitista.3

Para los primeros años 1970, la Universidad Autónoma de Sinaloa se


encontraba aún en la lucha por la reforma universitaria y la democratización
de los órganos de gobierno, por lo cual convocó al Primer Congreso Estudiantil
Universitario Sinaloense. Congreso en el que se asumió la línea del Movimiento
Estudiantil de 1968, de luchar por una educación “al servicio del pueblo”. Pro-
ceso que se traduce en una elevación de la matricula estudiantil a más de 10
mil universitarios, en donde destacó el ingreso de hijos de obreros, campesinos
y pescadores en las aulas universitarias. Implicando una mayor vinculación y
compromiso del estudiantado con las luchas populares, a la vez se declaró a la
universidad como “independiente, antigobiernista y antiimperialista”.
Como puede apreciarse, el motor principal del movimiento de los años
setenta fueron los estudiantes de la uas. El movimiento inició en 1966 cuando
se da la lucha por democratizar las estructuras universitarias y la propia feus,
organización controlada por el pri. Por ello, Pablo Quiroz subraya que:

Para 1967 se dan otras luchas populares contra el alza al transporte público y por
otros servicios. Todo esto al amparo de la cned que en ese momento está jugando
un papel protagónico en el movimiento estudiantil nacional y que desaparece tras
de la represión generalizada contra el movimiento estudiantil de 1968 cuando
surgen otros actores con propuestas más radicales y consecuentes en la lucha por
los cambios. Para 1969 se dan luchas estudiantiles y populares como la reforma
universitaria encabezada por la feus, y se toman tierras encabezadas por el Frente
de Defensa Popular pero contando con el apoyo del estudiantado, a la vez que da
inicio la lucha por la caída del rector Gonzalo Armienta Calderón que se prolonga
por varios meses en 1970, porque éste es un rector impuesto por el gobernador
del estado (Valdés Montoya), y que es además un sinaloense desarraigado del
Estado y que desconoce la problemática universitaria. Particularmente la lucha
se radicaliza porque se opone a la aprobación de la Ley orgánica y porque impone
una especie de estado de sitio en el Estado, en lugar de buscar una solución po-
lítica al conflicto. En fin, el gobierno del Estado abre la vía de la represión contra
el estudiantado apoyándose en grupos de porros al servicio de funcionarios del
gobierno. Grupos paramilitares que por cierto eran entrenados en el Pentatlón.
Y eso provocó una despiadada represión que en marzo de 1971 nos obliga a

3
Ibíd.

210

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

declarar la huelga estudiantil. Huelga que por cierto estalla unos pocos meses
antes de la masacre del 10 de junio en San Cosme. Entonces, estamos frente a
un gobierno federal y estatal represivo, y un movimiento estudiantil nacional en
efervescencia. Y en esta lógica, el estudiantado sinaloense se está radicalizando.
Luego viene el intento del gobierno del Estado y de una parte de la izquierda tibia
por darle entrada a Luis Echeverría a la universidad, y quiero hacerlo lanzando
como punta de lanza a Víctor Bravo Aguja, en los momentos en que Echeverría
acababa de ordenar la masacre estudiantil en San Cosme. Y ese intento de meter
a Bravo Aguja a la universidad polarizó a las fuerzas del movimiento estudiantil
universitario. Y es que por un lado estaba el enfrentamiento contra el Estado y
sus grupos paramilitares, y por otro con la izquierda “tibia”, dentro de los cuales
destacaba el grupo José María Morelos, “los chemones” y el Partido Comunista
que estaban en la lógica “aperturista” de Echeverría, y éstos apoyaban la entrada
del secretario de la sep a la universidad; mientras que la mayoría de la base estu-
diantil representada en la feus nos oponíamos a esto...4

En ese año se inició una lucha contra el alza de las tarifas del transporte público,
la uas se convirtió en la cabeza de la movilización popular, a la vez que se exigía
la renuncia de un rector espurio (Gonzalo Armienta Calderón), impuesto por
el gobernador del estado. Movimiento que se prolongó por seis meses, con sus
respectivas secuelas represivas por parte del gobierno estatal y federal.5

Por una Educación Crítica, Científica y Popular

En esta lógica de polarización y enfrentamiento generado desde el Movimien-


to Estudiantil de 1968, el estudiantado universitario sinaloense se radicalizó,
teniendo como punto álgido de esas luchas el llamado “ensayo insurreccional”
del 16 de enero de 1974, promovido y encabezado por el movimiento de los
Enfermos y la Liga Comunista 23 Septiembre.

4
Entrevista a Pablo Quiroz (septiembre de 2006) realizada por Héctor Ibarra en Ciudad Madera
Chihuahua. p.1
5
Durante esta coyuntura, Luis Echeverría había asumido la presidencia de la república y pro-
movía una supuesta “reconciliación” con el estudiantado, así como una “reforma educativa” y
“apertura democrática”, a la vez que desplegaba la llamada “guerra sucia” contra el emergente
movimiento armado urbano, así la política de contrainsurgencia de factura estadounidense en
las zonas rurales donde ya operaban las guerrillas de los profesores Genaro Vázquez y Lucio
Cabañas.

211

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Héctor A. Ibarra Chávez

Movimiento que se dio en el marco de las políticas de terrorismo de Estado y


Guerra Sucia desplegadas por el gobierno federal-estatal, que se tradujo en exilio,
persecución, encarcelamiento y asesinato de líderes estudiantiles y populares,
así como ocupación de las instalaciones universitarias por parte del ejército,
policías estatales, porros y halcones.6
Como anteriormente se anotó, estos acontecimientos y diversas coyunturas
internas de la uas radicalizaron al estudiantado y obligaron a la feus modificar
sus estrategias de lucha. Por ejemplo:

La recuperación de la uas de manos de las fuerzas de derecha, da inicio un pro-


ceso de proletarización de las escuelas y casas de estudiantes, donde comienzan a
ingresar a la uas, prioritariamente hijos de campesinos, pescadores y obreros que
éramos una bola de parias, pero que comenzamos a hegemonizar las estructuras
democráticas de la feus.

Recordemos que el fenómeno de proletarización en las instituciones de nivel


medio y superior sucedió después del movimiento estudiantil de 1968. Co-
menzaron a llegar muchos jóvenes de las barriadas que por cierto fueron los
que dieron las primeras batallas contra los porros en la unam y el poli. Cabría
preguntar si en Sinaloa se dio este mismo fenómeno:

Algo parecido, pero no tanto de las barriadas, sino de raza que venía del campo
y que se caracterizaba por una disciplina de trabajo, aunque si había una buena
raza de urbanos que principalmente eran de Culiacán, Mazatlán y de la fronte-
ra norte de Baja California y Sonora. Entonces, con este nuevo contingente se
comienza a reestructurar la feus, y se constituyen el Consejo Estatal de Sinaloa
con las escuelas, donde ya están los Comités de lucha y las brigadas estudiantiles
que son uno de los grandes aportes del Movimiento Estudiantil de 1968. Por otro
lado, se crean otras dos casas de estudiantes y dos prepas populares ya durante la
lucha de los años setenta. Porque surge la preparatoria diurna “Emiliano Zapata”
creada por la raza de la jc y la raza de economistas de que te hablaba, que dirigía
José Luis Ceceña y Burgueño Lomeli quien después fue director de esa prepa, y
también estaba la prepa nocturna que había sido creada por los espataquistas.

6
Una modalidad de esta política de terrorismo de Estado es la cancelación de los derechos y
las garantías constitucionales que se traduce en la ocupación del recinto universitario por las
fuerzas públicas el 30 de marzo de 1972, el asesinato de dos estudiantes preparatorianos a las
puertas de la máxima casa de estudios el 7 de abril del mismo año, y una “cacería de brujas”
contra el estudiantado que irónicamente se radicaliza frente a esta política represiva.

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

Es importante aclarar si estos procesos de radicalización facilitaron la


ruptura con la línea reformista del pcm e inició la propuesta armada. Camilo
Valenzuela al respecto comenta:

Bueno, eso fue poco antes de mi primera entrada a la cárcel, cuando se realiza en
1972 el Foro Estudiantil en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, donde
nos re-contactamos con los compas de Nuevo León que venían trabajando un
proceso de coordinaciones con otros proyectos armados en otros estados. Y que
era un proyecto que se había iniciado en Monterrey durante el Congreso de la jc
de 1970 donde se encontraba a la cabeza Raúl Ramos Zavala. Porque acuérdate
que antes de 1972 se dieron acontecimientos que influyeron mucho en el desarrollo
de ese movimiento armado. Como fue el surgimiento de diversas organizaciones
armadas urbanas y rurales, y luego a inicios de 1972 mueren en combate Diego
Lucero, Genaro Vázquez Rojas y Raúl Ramos Zavala. Ejecuciones que se dan en
el transcurso de un mes (enero y febrero). Y aunque menos conocida la figura
de Raúl, éste encabezaba desde 1969 un proceso de discusión y elaboración
teórica para construir los cimientos de un proyecto armado nacional, que luego
desemboco en la Liga Comunista 23 de Septiembre. Y aunque era gente muy
joven, eran ya militantes políticos y revolucionarios con mucha experiencia y
con un gran potencial. Desafortunadamente, la represión de ese año de 1972 los
alcanzó, como también alcanzó a otros núcleos revolucionarios en Chihuahua,
Durango y Aguascalientes.
Entonces, mientras se viven todos esos proceso yo llego a Culiacán en 1969 y
asumo la dirección de la Casa del Estudiante, y luego los compas de la jc se rein-
tegran al activismo con nosotros, y ahí se restablece la relaciones con ellos. Pero
la relación no se da con la anterior dirección de la jc donde dominan los Terán,
sino con otros compas que vienen de la UdeG como Antonio Pacheco y Antonio
Medina de Anda que habían salido huyendo de Guadalajara ante el peligro que
los matara el grupo porril de la feg, y ésta era raza experimentada, porque Me-
dina de Anda había sido presidente de la Escuela de Agricultura en la UdeG, y la
dirección del pc lo trasladó a la uas para darle seguridad y para que apoyara el
activismo estudiantil sinaloense que estaba en ascenso en ese momento. Entonces,
esta gente llegó con otra actitud, y con ellos logramos reactivar la relación con
la raza del pc, porque ellos llegaron con una gran disposición de incorporarse a
las lucha por la tierra durante el movimiento contra una Ley de Catastro que en
esos días era encabezada por el pan, y la que participaban compas como “el viejo”
Alfonso Barraza. Este compa, era un cuadro histórico del pcm que había sido
expulsado del Estado en los años 40 por grupos de esquiroles de los tiempos en
que se comenzaba a consolidar el “charrismo” de la ctm en el Estado. Entonces el

213

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Héctor A. Ibarra Chávez

viejo regresó al Estado con una enorme acumulación de experiencias y una gran
capacidad política, porque había andado por diferentes estados y había pasado
cursos en las escuelas de cuadros de la urss. Entonces él nos ayudó a arrebatarle
la dirección de ese movimiento a los panistas, porque además representaba el ala
izquierda del pcm que planteaba una vinculación del partido con el sector más
radicalizado del Movimiento Estudiantil Sinaloense. Entonces yo me integro por
esa vertiente que es una corriente crítica que cuestiona las posiciones conservado-
ras y quietistas del pcm, porque en ese tiempo la jc estaba controlada por la clase
media acomodada. Y ellos lo que hacían era imprimirle una posición pequeño-
burguesa al movimiento. Entonces, Barraza que era un hombre muy irónico, les
daba una lucha ideológica con un lenguaje muy popular —les decía- “Con esta
dirección cuando vamos a hacer la revolución… salen a repartir un volante y se
les ruedan las lágrimas”. Y con ese discurso el viejo nos ganó al pcm, y fue como
algunos nos integramos a la jc.7

Luis Echeverría: la “apertura democrática” y las “reformas con represión”.

Durante el sexenio de Luis Echeverría surgieron diversos movimientos indepen-


dientes al régimen de partido de Estado. Movimientos que se orientaban por una
línea más radical, en la que se expresó un tipo de “insurgencia obrera, campesina,
estudiantil y popular”. Insurgencia que tenía como punto de arranque diversas
huelgas obreras, como las encabezadas por la Liga de Soldadores desde 1968,
durante la ocupación del Polifórum Cultural Siqueiros por los trabajadores o
las huelgas de paileros y soldadores de la Refinería de Tula Hidalgo en 1975; las
huelgas obreras del Estado de México en Naucalpan, Vallejo y Ecatepec como
la de Hilados y Tejidos «Lido» en Naucalpan en 1974, Duramil y Morganite del
Caribe en 1975 en Vallejo, etcétera; mientras que en los cinturones de miseria lo-
calizados a las periferias de las principales ciudades surgieron diversas invasiones
de tierra por solicitantes de vivienda como el “Campamento 2 de octubre” en el
Distrito Federal y la colonia proletaria “Rubén Jaramillo” en Morelos, así como
otros movimientos populares en Nuevo León, Zacatecas, Durango y Chihuahua
por parte de los respectivos frentes populares. Movimientos que de forma re-
gular fueron acompañados y apoyados por el movimiento estudiantil y objeto
de fuertes ofensivas represivas por el gobierno federal y los gobiernos estatales.
En el campo, desde 1970, proliferaron las invasiones de tierra por grupos
de campesinos pobres en estados como Puebla, Veracruz, Tlaxcala y Oaxaca;

7
Entrevista a Camilo. Citada. pp. 2-3.

214

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

mientras que en el norte se evidenciaron las invasiones del Valle del Mayo y
Yaqui, así como sus secuelas represivas como la masacre de Río Muerto en las
inmediaciones del Valle de Guaymas. Movimientos a los que de forma regular
confluyó la solidaridad del movimiento estudiantil. En dicho contexto se dio
la lucha por la tierra en los valles de Mazatlán, Culiacán y Guasave, cuya causa
principal fue el deterioro de las condiciones de vida de las mayorías pobres de
la ciudad y el campo; traduciéndose en luchas por tierras, mejoras salariales y
más y mejores servicios. Específicamente en los campos agrícolas de Sinaloa se
dio la lucha contra la explotación indiscriminada y abuso de mujeres por parte
de los patrones, capataces y autoridades venales.
Se ha tenido la impresión de que el movimiento de Los Enfermos fue un
movimiento al margen de la lucha social y que incluso la llamada “izquierda
civilizadora” los acusó de “porros” y “provocadores”. Eleazar Salinas ha sostenido
que ello es falso, ya que el movimiento de los Enfermos:

Contó con un amplio apoyo de masas a diferentes niveles de la sociedad. Sólo


en algunas colonias populares como la Hidalgo y la Coloso la participación del
estudiantado fue decisiva para lograr la tierra, y en la colonia industrial realizamos
una campaña de alfabetización. En el campo al apoyo fue mayor, porque el estado
de Sinaloa era un Estado rural cien por ciento. Entonces la lucha en el campo fue
uno de los pilares del movimiento de los Enfermos. Sólo en la toma del ejido del
Tajito, que fue una de las tomas de tierra más importantes de esos años en el Estado,
logramos levantar a varios miles de familias campesinas de la región, porque el
propietario de esas tierras era el “Loco Ramos”, que era uno de los terratenientes
más poderosos del noroeste con miles de hectáreas en Sinaloa y casi medio Estado
de Sonora, y ahí hubo una amplia participación de la población en la toma de
la tierra y durante el cerco militar que le puso el ejército al ejido. Porque hubo
un momento en que los niños se estaban muriendo de hambre y de sed debido
al cerco militar, y ahí nosotros nos mantuvimos junto a los campesinos todo el
tiempo defendiendo la tierra y las trincheras que habíamos construidos como
autodefensa. Y es que fíjate, el Tajito contó con una de las dirigencia más claras y
experimentadas de la lucha por la tierra, porque ahí encabezaron el movimiento
dirigentes como Marcelo Loya que era el líder más importante de esa toma de
tierras, y que era un líder nato, muy valiente y decidido; lo mismo estuvimos en el
ejido de la California, donde tomamos la tierra con los campesinos, y aguantamos
represión con ellos; en la zona de los Tanques de la Cruz de Elota; y como último
dato: teníamos influencia en 30 ejidos y nuevos centros de población e hicimos
siete tomas de tierras y cuatro eran campamentos armados. Y en todos estos
procesos se dio una fuerte disputa de la base social con los priístas y panistas que

215

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Héctor A. Ibarra Chávez

controlaban esos ejidos. Y eso no era todo, porque además teníamos influencia
en el movimiento obrero que yo atendía, donde me tocaba asesorar a la sección
14 del Sindicato de Ferrocarrileros donde teníamos experimentados dirigentes
como José Rodríguez, a quien usted conoció después en Nacozari ¡Que esos
eran luchadores sociales que venían desde la huelga del 58!, y también teníamos
una importante influencia entre los trabajadores de la construcción ligados a
la ctm. Y entre los jornaleros estábamos trabajando por crear un sindicato de
obreros agrícolas de los cortadores de la flor y jitomate, y en esa lucha llegamos
a constituir por vía de los hechos el sindicato, porque hicimos todos los trámites
legales, solo que la represión nos alcanzó y ya no pudimos legalizarlo. Y fíjate,
en el momento más intenso de la lucha, se organizó un paro en todo el Valle de
Culiacán, que se inició en el campo del Toro por los frecuentes abusos cometidos
por los patrones y capataces contra las compañeras trabajadoras. Y en ese mo-
vimiento llegamos a parar a 15 mil cortadores que afectó la producción de 150
mil trabajadores del campo. Ahora fíjate: una de las acciones más radicales que
se hicieron por la Comisión Coordinadora Clandestina de la feus fue en 1972,
cuando quemamos la oficina de caades y del pri en Culiacán, y esto se hizo
para aflojar el cerco militar del Tajito en un momento en que los niños se estaban
ya muriendo de hambre y sed. Entonces la raza indignada salió en una marcha
hacia esas oficinas y las quemó. Y eso fue de cierta forma el primer experimentó
de ensayo insurreccional, de lo que sería el llamado “Asalto al cielo” de enero de
1974 convocado y protagonizado después por la feus.8

¡No queremos apertura, queremos revolución!

No fue sólo la política demagógica propalada por Luis Echeverría la causa de


la radicalización del movimiento estudiantil, sino, fundamentalmente, la ins-
trumentación de políticas represivas que se expresaban en un tipo de Guerra
Sucia y planes de contrainsurgencia de factura estadounidense.
La muestra más tangible de esta política rapaz fue el surgimiento de
diversos procesos de radicalización en diversos estados de la república tras la
masacre del 10 de junio de 1971:

La izquierda se preparaba para dividirse; una nueva izquierda se prepara para


emerger, dura, intransigente, insurreccional, radical y enferma… En mayo de

8
Entrevista de Héctor Ibarra a Eleazar Salinas, Ciudad Madera Chihuahua, septiembre de 2006.
p. 3.

216

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

1972 se realiza en la unam el Primer Foro Nacional de Estudiantes; ahí, grupos


estudiantiles cuestionan el reformismo, el foro se divide entre los que plantean
“democratización universitaria y cogobierno” y quienes afirman “No queremos
apertura, queremos revolución”. Esta tendencia daría meses después nacimiento
a una ala radical del movimiento estudiantil, de entre ellos los grupos de mayor
peso: “Los galácticos en la uap; el fer en la udeg, el cer en la uanl, “Los coyotes”
de la uabjo, y “Los enfermos” en la uas.9

En Sinaloa la oligarquía terrateniente y el estado se habían caracterizado por su


política de terror contra cualquier expresión de oposición al régimen. Política
que se traducía en persecución, exilio, cárcel, asesinato y desaparición de líderes
de oposición y activistas del movimiento popular. Política que al confluir con la
represión nacional contra el movimiento estudiantil, propició hacia la segunda
mitad de 1972 que un sector del estudiantado universitario sinaloense le de-
clarara la guerra al Estado, pasando a la clandestinidad al constituir grupos de
autodefensa armada, que a saber se dio en llamar Movimiento de Los Enfermos:
“Si estamos enfermos, pero del virus rojo del comunismo”.10 De esta manera,
un sector de estudiantes radicalizados optó por la vía armada, principalmente,
cuando en 1972 se reconectaron con gente de Monterrey. Eleazar Salinas re-
cuerda que en ese periodo iniciaron:

Las redadas brutales y sangrientas del gobierno del Estado… Porque ya por esas
fechas nos vimos obligados a pasar a la clandestinidad y constituimos en la Co-
CoClan de la feus e hicimos la declaración aquella de ¡Sí estamos enfermos del
virus rojo de la revolución comunista! De ahí nos vino el mote de “Los enfermos”. Y
fue por ese mismo tiempo que se sacaron las tesis de la Universidad-Fábrica, que
fue un documento elaborado por Francisco Rivera “el Chicano”, Salvador Corral
y el “Pachis”, pero que era un documento en proceso de elaboración. Porque no
era algo muy acabado, sólo que mucha raza lo adoptó de manera cuadrada. Y lo
que pasó es que por esos años, a nosotros nos sacó la Liga del Estado y todos los
primeros dirigentes naturales del movimiento de los enfermos fuimos descentra-
lizados. A mí la organización me mandó como responsable del Comité Militar a
Chihuahua, porque, además, era uno de los dos responsables más importantes
del movimiento de los Enfermos ante la Coordinadora Nacional Guerrillera, y

9
Reyes Peláez, Juan Fernando, Ensayo para el Asalto al cielo: notas sobre el Movimiento Re-
volucionario en Sinaloa, Revista Expediente Abierto (Para romper el Silencio), diciembre de
1984-Enero de 1995. pp. 8-9.
10
Ibíd. p.11.

217

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Héctor A. Ibarra Chávez

como ya era perseguido pase a la clandestinidad. En ese momento mi nombre en


la Liga era Ramón. Ramón era mi nombre de guerra en la Organización. Aunque
ya estábamos integrados a la Liga, la línea armada de Los Enfermos apareció desde
fines del 72 y formalmente nosotros entramos a la Liga en marzo de 1973 durante la
reunión de Guadalajara. Porque nosotros habíamos establecido una comunicación
previa con los compañeros de grupo Proceso que venían de Nuevo León y Baja
California Norte, y desde ese tiempo nos enviaron como responsables a Sergio
Hirales “El Pachis”, que es cuando la dirección de la Liga nos acusó de algunas
desviaciones pequeño-burguesas, y por esos nos enviaron a Gustavo Hirales
“Fermín” (hermano del “Pachis) y al “General” disque pa’ corregir la línea política.
Como representantes de Los Enfermos nosotros asistimos a la reunión de Gua-
dalajara (marzo de 1973), y fuimos una de las seis primeras organizaciones ar-
madas que entran a la Coordinadora Guerrillera, pero en esa reunión quien nos
representó fue Francisco Rivera “el Chicano”, y ya después participamos otros en
otras reuniones. Porque a mí me tocó representar al movimiento de Los Enfermos
en el Comité Militar.11

En los hechos, este sector radical e intransigente del estudiantado sinaloense


asumió la línea insurreccional en 1972, al momento en que se abre la fase de
terrorismo de Estado por el gobierno estatal. Política que se expresó en una
“cacería de brujas” con expulsados del Estado, perseguidos, presos y asesinados.
Ya para fines de ese mismo año se constituyeron las “brigadas de auto-defensa
armada” y se buscaron las coordinaciones con otras agrupaciones armadas.

Auge y declive del movimiento estudiantil sinaloense


de Los Enfermos

El movimiento de Los Enfermos surgió en Sinaloa entre los años de 1972 a 1974
en una coyuntura histórica de efervescencia revolucionaria del movimiento
estudiantil nacional, así como en el marco de una represión encabezada por el
Gobierno del estado. Esto significa que entraron al proyecto armado antes de
crearse la Liga:

En efecto, porque nosotros comenzamos a coordinar con la raza del norte cuan-
do aún no había una coordinación nacional. Y lo que paso es que la entrada
a la Liga coincidió con la represión y la radicalización del movimiento en el

Entrevista a Eleazar. Citada. p.4.


11

218

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

Estado, porque en octubre, por ejemplo, cae nuevamente preso Camilo; a mí


la Liga me saca del Estado y me envía como responsable militar a Chihuahua;
a Mendivil lo envían al comando de la guerrilla rural de Sonora; al Chicano lo
sacan a coordinar tareas de nivel nacional y es como toda la primera y segunda
generación de dirigentes sale del Estado, porque también salen compas como
Pablo Orozco que es enviado a Durango y Jorge Luna que anda ya en tareas de
organización nacional y son compas de la segunda generación de dirigentes. O
sea, que sale prácticamente toda la raza que tenía experiencia, y llegó raza de
otros estados a suplirnos. Raza que desconocía la situación política local y no
tenía autoridad ni entre el estudiantado ni en el trabajo popular, porque ade-
más no conocían el estado de ánimo de la raza. Y el otro problema es que estos
compas que llegaron de afuera comenzaron a aplicar métodos de conducción
incorrectos, que ya la raza que quedó no pudo controlar, porque eran dirigentes
de una tercera generación y era raza que carecían de la experiencia necesaria ni
estaba compenetrada con el trabajo obrero y campesino que nosotros atendía-
mos. Porque por ejemplo, yo era el responsable del trabajo obrero y me tocaba
atender a los ferrocas y a los obreros de la construcción y al llegar los compas de
fuera no logran el liderazgo ni la autoridad moral necesaria porque desconocía
la idiosincrasia de esta raza proletaria. Y pues sí, al solo llegar esta raza de fue-
ra con la línea de la Dirección Nacional de la Liga, se sobrepone a los compas
locales que no tenían ni la experiencia ni la autoridad suficiente para controlar
estas políticas erróneas.

En este sentido, fue preponderante cuestionar a Eleazar Salinas qué pasó con
la gente después del Asalto al cielo:

Eso no lo sé. Eso requiere un trabajo de investigación para analizar los errores
que se cometieron. Pero por ejemplo, el “Asalto al cielo” fue dirigido casi pura
gente de fuera, y fue un fracaso, porque fue una derrota militar aplastante
contra uno de los movimientos de masas más importantes que tenía la Liga, ya
que muchos compas fueron capturados y algunos desaparecidos en esa acción.
Entonces al desarticularse este movimiento que era uno de los más organizado
y radicales del país, la Liga sufre un gran golpe. Porque luego de eso empezó la
debacle no sólo de los Enfermos sino también de la Liga. Se podría decir que ahí
comenzó la metamorfosis hacia el militarismo, sino es que un poco antes. Porque
todavía en el 73 yo participé en la primera Reunión del Comité Militar donde
se discutieron aspectos generales de línea militar, en la que se dieron algunas
conferencias sobre las experiencias de procesos revolucionarios como la Guerra
Popular Prolongada de los Chinos o la Guerra Revolucionaria del Pueblo de los

219

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Héctor A. Ibarra Chávez

vietnamitas, aunque también se discutieron las experiencias de la Revolución


Mexicana y de otros movimiento armados del continente. Y en ese momento
no se expresaba todavía una línea militarista, porque lo que ahí se analizó fue
la teoría general de la guerra, sobre táctica y estrategia y se planificaron algunas
de las primeras acciones militares. Lo otro, todavía hacía un énfasis en la pre-
ponderancia de la política sobre los militar, ya que se tenía claro que toda acción
militar tenía un propósito político —Según como lo expone Klausewitz—. Y de
esa reunión considero que salieron directrices muy buenas.
Esa reunión fue convocada por la Dirección Nacional, pero quien llevó la con-
ducción de toda la reunión fue “José Luis” u “Oseas” (Ignacio Salas Obregón),
aunque también había otra raza experimentada como Pedro Orozco Guzmán
del fer de Jalisco y el “Tenebras” (Enrique Pérez Mora) que era aún un cuadro
medio; creo que también llego el “Sam” y David Jiménez Sarmiento “el Chano”
que aunque éste no era un compa con gran nivel teórico, tenía una gran capaci-
dad militar y era uno de los compas más temerario de la organización. Porque
fíjate, que en esa reunión recuerdo que se le hizo una crítica por algunas acciones
donde se dijo que actuaba de forma infantil, porque en las acciones actuaba
como si fuera chamaco, y lo que pasa es que tenía una habilidad extraordinaria
con las armas…
[Aquí es importante mencionar quiénes elaboraban la línea política y los planes
militares]
Los principales documentos teóricos fueron supuestamente elaborados por
“Oseas”, como las Cuestiones fundamentales eran un resumen de los primeros
Madera que en buena parte fueron elaborados por Raúl Ramos Zavala, aunque
también había documentos de Juan Manuel Gámez como “A la luz de esta histo-
ria de batallas”, y algunos otros artículos de Salvador Olivares y Gustavo Hirales
Morán. O sea, que no todo fue elaborado por “Oseas”. De hecho el movimiento
de los Enfermos de Sinaloa surge con redoblada radicalidad entre el año de 1973
y tiene su punto clímax en el llamado “Asalto al cielo” de enero de 1974. Y esta
tendencia a la radicalidad y a las políticas militaristas comienzan a evidenciarse
poco después de darse a conocer el Programa denominado Cuestiones fundamen-
tales del movimiento revolucionario,12 ya que es en este mismo período cuando se
pública a través del periódico Madera el documento donde se establece la línea
de “lucha a muerte contra el oportunismo”. Definición que según la terminología
leninista, los sectores de la pequeña-burguesía son lugartenientes de la burguesía,

12
Este programa de lucha es la síntesis de los Periódicos Madera 1,2.3, 3 bis y 4 (primera épo-
ca) que luego fueron plasmados por Ignacio Salas Obregón en el documento de Cuestiones
fundamentales del movimiento revolucionario.

220

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

infiltrados en el movimiento obrero y, como tales, deben ser aniquilados al ser


considerados “traidores”.13
El abandono de la lucha de masas fue marcado por el ritmo de los acontecimientos,
porque primero tuvimos que irnos a la clandestinidad a causa de la represión, y ya
luego que nos integramos a la Liga fuimos trasladados a otros estados y regiones
del país, porque ya en ese entonces se comenzó a hablar de la “huelga general” y a
la “insurrección armada”, a la vez que se comenzaron a hacer algunas operaciones
militares de envergadura como algunos secuestros en Monterrey y Guadalajara
que fueron un fracaso y que tuvieron altos costos de valiosos compañeros. Después
de eso ya no hubo vuelta atrás. Entonces el punto culminante de esa vorágine fue
enero de 1974 con el llamado Asalto al cielo, que es cuando se da el enfrentamiento
frontal y violento contra el Estado, y después vino la “cacería de brujas” por parte
del Estado contra todo el movimiento armado.

En este tenor, resultó imperante cuestionar a Eleazar Salinas qué pasó con la
gente después del Asalto al cielo:

Lo que pasó fue que en esa acción se desbordó la violencia, porque el ejército
primero se dejó ir contra los paros en los campos del Valle de Culiacán que estaban
ya insurreccionándose, y luego se dejaron venir contra el movimiento estudiantil
en el que se incluía un contingente como de 600 obreros de la construcción que
participaron en las acciones de la ciudad. Y fíjate, en esas acciones fueron cientos
los detenidos, se calculan en varias decenas los desaparecidos y muertos. Después
de eso, se dio la dispersión del movimiento porque también vino la debacle de
la Liga en 1974. Esta, es una parte de la historia muy crítica y muy triste para
mí… —Se le cortó el habla y después de un rato continuo su narración— No me
siento todavía muy capacitado para hablar de eso. Pero voy a contarte algunas
cosas: …después de eso se dio la dispersión del movimiento porque también vino
la debacle de la Liga que se inició en abril de 1974 tras de aquella última reunión
de la dirección Nacional “histórica” cuando es capturado y desaparecido Salas
Obregón (Oseas) en el Estado de México. Y fíjate lo irónico del caso, es que la
debacle de la Liga no comenzó sólo por la persecución del Estado que en esos
días se hizo feroz, sino que mucho antes nosotros mismos fuimos artífices de esa
debacle. Y pienso que la mayor causa de esa debacle fue cuando comenzamos a
aislarnos del movimiento de masas y comenzamos a ver enemigos entre nuestros

Esta línea política comenzó a ser instrumentada tras de la publicación del periódico Madera
13

No 3 de junio de 1973 y supuestamente fue elaboradas por Ignacio Salas Obregón “Oseas”
bajo el título de Del desarrollo de la lucha teórico e ideológica.

221

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Héctor A. Ibarra Chávez

propios compañeros. Puede haber muchas explicaciones sobre eso: la persecu-


ción, la clandestinidad, los peligros de la infiltración del enemigo, etcétera. En
fin, todas las que quieras, pero lo cierto es que la persecución enemiga nos llevó
a una paranoia que permeó toda la militancia, y luego nuestro sectarismo y mi-
litarismo nos llevó a ver enemigos de nuestros propios compañeros. Ese fue uno
de nuestros mayores errores. No se puede decir que haya sido la línea militarista
la que nos llevó al fracaso, eso habría que investigarlo más a fondo. Lo que sí sé es
que las condiciones nos llevaron a acciones desesperadas y cometimos errores, y
lo que te comentaba antes, que eso no lo he hablado con nadie porque lo quiero
sacar cuando escriba mis memorias… Pero fíjate, cuando fui parte de la Coor-
dinadora Guerrillera y jefe del Comité Militar de Chihuahua, lo que yo vi y oí
en esa última reunión fue muy duro de asimilar y hasta traumático para mí. Por
ejemplo, en la última reunión de la Dirección Nacional “histórica” que se realizó
en abril de 1974 sucedieron cosas que ya mostraban signos de la descomposición
de la Liga. Lo primero es que me di cuenta que en aquella casa de seguridad
tenían en un cuarto aparte al compañero Juan Manuel Gámez “Julio”, y quien lo
tenía bajo custodia era Rodolfo Gómez “el viejito” y otro compa. Recuerdo que
en esa reunión en la que sólo estábamos Oseas y yo, éste me estaba deslindando,
porque comenzó aquella reunión cuestionando mi ausencia en la reunión de la
Dirección Nacional que se realizó en una población del sureste que no recuerdo
el nombre. Entonces, cuando estaba aclarándole mis razones por las cuales no
asistí a esa reunión entró el “Viejito” al cuarto y, —le dijo— ¿Que procede jefe?
¡Pues ya sabes! Y le entregó un arma. Luego, prosiguió sus cuestionamientos, y
—me preguntó—: ¿Qué piensa sobre el Estado compa? Entonces yo me remití a
exponerle mi versión a partir de lo que conocía por los textos clásicos de Marx y
Lenin. —Y me dijo— ¡No compa usted anda perdido, y eso es lo que lo ha hecho
caer en desviaciones pequeño-burguesas! Luego comenzó a descalificar mis po-
siciones refutando todas mis propuestas argumentando que estaba elaborando
una nueva concepción sobre el Estado. Algo así como que él estuviera elaborando
una tesis superior a la planteada por Marx y Lenin… ¿Cómo un Estado proletario
de nuevo tipo? En eso estábamos cuando llegó otra vez el “viejito” y le devolvió
el arma y, —le dijo— ¡Misión cumplida!
De hecho yo creo que en esa reunión descartaron a “Julio”, y a mí me estaban
“deslindando”. Porque además como rebatirle teóricamente a ese compa ¡Estaba
bien cabrón! Porque era un teórico brillante, que además el resto de la militancia
como podíamos argumentarle en contra, si pasaba más tiempo estudiando que
todos nosotros que andábamos en la operatividad militar, además era jefe máxi-
mo de la organización. Yo creo que el único que tenía capacidad de refutarle era

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

“Julio” y por eso le dieron piso. El caso es que en esa reunión a mí me deslindó,
y de no ser porque salió en ese momento a una cita “muy importante” de la que
ya nunca regresó, no te estaría contando el cuento. Me hubieran dado piso tam-
bién. Porque lo que recuerdo, es que a mitad de la reunión salió y suspendimos
la reunión, y como ya nunca regresó, después el comité de redacción se tomó la
conducción de la organización sin que nadie los nombrara, a manera como de un
golpe de Estado. Porque para nombrar esa dirección no se consultó a la dirección
histórica, no hubo consultas a los comités regionales, y prácticamente el Comité de
Redacción se auto-designó como relevo de la anterior Dirección Nacional donde
la mayoría de compas habían caído, estaban presos o habían sido deslindados.
Así que al caer Oseas se perdió del todo el rumbo de la organización y se entró
en un proceso acelerado de descomposición interna, porque de ahí se profundi-
zaron las líneas militaristas, donde ya lo más importante era vengar a los compas
caídos ejecutando militares, policías y esbirros, y luego se entró en una lógica de
deslindes contra el “oportunismo” donde se sentenciaba a la muerte a cualquier
compañero por la simple sospecha de mantener relaciones con alguna instancia
institucional, dígase sindicato, organización campesina o de cualquier otra tipo de
organización legal que no residiera en el trabajo de la Liga. La cosa es que de ahí
vinieron los deslindes a diestra y siniestra. En ese momento, los dirigentes de Los
Enfermos ya no estábamos en el Estado, algunos estaban presos, porque Camilo
que era parte de esa dirección estaba preso junto a otros dirigentes; el “Negro”
Mendivil habían sido trasladados a la guerrilla rural de Sonora; Guangorena ya
se había ido del Estado por la represión; y Francisco Rivera “el Chicano” que
fue uno de los dirigentes más destacados del movimiento enfermo había sido
capturado junto a Gustavo Hirales cumpliendo tareas para la organización. Y
el caso del Chicano es bien jodido porque al ser capturado, Nazar Haro lo dejó
ir sin motivo alguno, pero con la idea de que los compas desconfiaran de él y
creyeran que era un infiltrado. ¿Al menos esa es la versión que yo tengo? Habrá
que investigar más los detalles del caso, porque eso requiere consultar algunas
fuentes de la dfs o de algún compa sobrevivientes que estuvieron con él en los
días de su vida… Lo que sé es que al final el compa andaba escondiéndose en la
sierra a la altura de Guasave, pero ya su vida se había convertido en un infierno
(se le cortó el habla y se le nublaron los ojos)… El problema es que lo buscaban
los compas y el enemigo para matarlo… Al final no se supo quién lo mató, porque
despareció, y no se sabe si lo mató el enemigo o lo mataron los mismos compas…
Porque después sólo despareció14

14
Entrevista a Eleazar. Citada. p.4.

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Héctor A. Ibarra Chávez

En los últimos meses de 1973 (noviembre-diciembre), la Liga Comu-


nista 23 de Septiembre planificó un ensayo de insurrección en Culiacán, por
considerar ese proyecto armado como el más propicio para una insurrección
armada. Acciones en las que la participación del estudiantado universitario
fue decisiva a la hora de montar barricadas en puntos clave de la ciudad, como
en la campaña de agitación y propaganda que se desplegó entre las masas con
vistas a “prepararlas para las acciones insurreccionales futuras”. Andrés Ayala,
uno de los que encabezaron la operación político-militar del 16 de enero de
1974, sostuvo que esa operación no fue dirigida por Los Enfermos, sino por la
Liga Comunista:

A mí me asignó el Comité Regional de la Liga el que me asignó esa misión, porque


yo en realidad no pertenecía al grupo de “Enfermos”, sino a Los Macías, que fue
uno de los últimos grupos que se integraron a la Liga. Nuestro grupo devenía del
espartaquismo norteño, y nuestro trabajo principal era en el movimiento obrero
y no en lo estudiantil. De hecho era el responsable regional del Comité Obrero de
la Liga, porque el jefe político-militar en ese momento era Salvador Corral “Ro-
berto”, y a nivel local Guadalupe Yáñez Ocaña. Efectivamente hubo un alzamiento
popular, pero muy parcial y mal coordinado porque los únicos que se integraron
al planteamiento insurreccional fueron los estudiantes y algunos obreros de la
construcción, que era un trabajo que nosotros atendíamos del otro lado del río,
por el lado de la infonavit. Aunque también hubo un alzamiento por el lado de
los obreros agrícolas de los campos del Valle de Culiacán, sólo que el problema
es que los compas encargados de alzar a los obreros agrícolas tuvieron proble-
mas para coordinar ese alzamiento, porque los obreros agrícolas se le salieron
de control, y la raza proletaria comenzó a destruir la maquinaria, y pues todo
fue algo muy espontáneo donde no hubo un plan bien coordinado para avanzar
en una sola dirección de ataque. De hecho, de los dos objetivos principales que
llevábamos (educar a las masas para las acciones revolucionarias y una acción
táctico-estratégica para desgastar al enemigo), sólo se cumplió la primera, ya que
sólo se alzó esa agente que te digo, y nos fuimos en caravana desarmando chotas
de algunas oficinas de gobierno, y ocupamos el centro histórico y tomamos un
banco de armas en la sarh. A este apoyo de la gente se sumó el de aquella se que
integró durante la arenga que iniciamos como desde 8 hasta las 12 de la mañana,
y cuando al final aquello no se concretó la gente se asustó. Lo otro es que los obre-
ros agrícolas estaban más imbuidos en una conciencia economicistas y ellos iban
en una onda casi reivindicativa y no de toma del poder. Y aunque la vanguardia
estudiantil mostró mucha disposición de lucha, audacia y valor porque se hicieron
barricadas en la ciudad, al fin se tuvo que dar la retirada.

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

Por ejemplo, de los obreros de la construcción se integraron a las acciones unos 300
que fuimos arrastrando durante las arengas y eran obreros conscientes de info-
navit, porque ahí teníamos una célula que dirigía a esa raza, y esos nos siguieron
hasta el centro donde hicimos algunas tomas y requisamos armas y recuperamos
dinero de las casetas. Pero de ahí no pasó. Como íbamos a insurreccionar a las
masas así con unos cuanto mosquetones y sin experiencia militar alguna. Lo otro
es que el compa que iba como mando militar (Guadalupe Yáñez) se jaló, porque
por puro sentido común ordenó el repliegue al momento que vio que aquello iba
a ser una masacre, a lo que en ese momento yo me opuse y hasta lo amenacé con
la pistola, pero que sin embargo hoy entiendo que fue lo mejor. Nos hubiera ido
peor, porque para la una de la tarde ya estaba el ejército madreando a los obreros
agrícolas en el Valle y los helicópteros nos rondaban y ya nos tenían ubicados,
el ejército se hubiera dejado venir en contra nuestra con todo. Entonces, tras de
ese repliegue ordenado, la raza se dispersó y al final dimos la orden de retirada,
aunque hubo como a unos 20 obreros que se quedaron con nosotros hasta el final.
Pero al menos fuimos los dueños de la calle durante unas 5 horas. ¿Cuándo se
ha vuelto dar eso en la historia de este país? Algunos consideran que eso no fue
un ensayo de insurrección, si acaso una incipiente operación militar sobre una
dirección de ataque. Pues si vato… Pero se le llamó “Ensayo de Insurrección”…
Que no vez que luego llegó el ejército y comenzaron las capturas y la mayoría de
los que dirigimos esa acción fuimos a parar a la cárcel.

Bajo este contexto fue ineludible cuestionar a Andrés Ayala sí la Liga no lo


deslindó por desobedecer la orden de un líder máximo. Al respecto comenta:

Sí, claro que nos deslindaron y en la cárcel nos hicieron un juicio donde unos
pedían nuestra cabeza y compas como Camilo nos pedían un “arrepentimiento”
por haber desobedecido la orden. Pero pues yo al menos no les di ese gusto.
Porque a pesar de haber desobedecido la orden dada por la dirección nacional,
hoy creo fue lo mejor. Tan nos deslindaron que a mí me expulsaron, para no
ajusticiarme dentro de la cárcel. Si hasta el mismo Oseas hizo una carta que dio
en llamar “Carta al Movimiento Revolucionario en Sinaloa” o “Carta Enferma”,
en el que nos tachaba de agentes infiltrados del Estado Burgués y de lo menos que
nos acusaba era de pequeños-burgueses. Pero en ese tiempo ¡Eso era suficiente
para que te dieran mecha!15

Entrevista a Andrés Ayala Nevares (octubre de 2013) realizado por Héctor Ibarra en el Distrito
15

Federal. p.1.

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Héctor A. Ibarra Chávez

Tras del fracaso del “Asalto al cielo” y la derrota militar de la Liga Co-
munista 23 de Septiembre, el Estado desplegó una persecución contra todo el
movimiento armado y muy particularmente contra la Liga. En el caso específico
de Sinaloa, una vez pasadas las “acciones insurreccionales” de enero de 1974,
desapareció prácticamente el movimiento de Los Enfermos a medida que se
instrumentaron los planes de contrainsurgencia como “el Cóndor” y “Canador”.
Planes que se desplegaron so pretexto del “Combate al narcotráfico”.
Ante todo lo expuesto, es imperante realizar un balance sobre los saldos que
quedaron del movimiento de Los Enfermos. Camilo Valenzuela al respecto externó:

Bueno, fue un problema del movimiento armado en general. Porque debe tomarse
en cuenta que éste surge en momento histórico concreto de enrarecimiento de la
política nacional debido a la instrumentación del terrorismo de Estado. Ambiente
que coincide con un proceso de radicalización que se está dando en varios esta-
dos de la república y particularmente en Sinaloa donde nosotros ya estábamos
operando como comités de autodefensa armada con alguna raza de la sierra que
era diestra en el uso de armas, y donde la propuesta armada una vez que llega
nos viene como mandada a hacer. Pero sin esa insurgencia y esa radicalidad que
adquirió el movimiento nunca hubiera habido reforma política en este país, ni la
oposición democrática hubiera podido trascender hacia la vida política nacional.
Porque después de la Ley de amnistía de 1978, fue cuando se dio el registro al
Partido Comunista que siempre estuvo en la ilegalidad y que por primera vez en
la historia la izquierda pudo participar en un proceso electoral. Y que el fracaso
de la opción armada no lo fue tanto desde el punto de vista político, porque sin
ella no hubiera sido posible la reforma política y la entrada de la oposición a la
vida política nacional. Aunque en la estrategia militar se hayan cometido varios
errores: uno de ellos fue que hicimos una análisis subjetivo de las condiciones
reales que prevalecían en el país en un momento en que la represión arreciaba y
se profundizaba la política de terrorismo de Estado, como fue el hecho de haber
asumido que en el país existía una situación pre-insurreccional que nos llevó a
plantear líneas que no correspondían con el ánimo de las masas. Posición que
además nos fue apartando poco a poco de ese movimiento que habíamos cons-
truido durante los años sesenta y parte de los setenta, y lo otro fue haber caído
en una definición errónea al haber considerado que todos aquellos sectores que
no estaban en la lógica de la Liga eran pequeño-burguesas, llevándonos esa defi-
nición a ubicar en el campo enemigo a sectores democráticos y nacionalistas que
estaban en la vertiente del cambio. Y eso fue uno de los peores desaciertos en los
que caímos como Liga Comunista 23 de septiembre, y en esa lógica el Movimiento
de los Enfermos fue parte de esa problemática, porque todavía hasta 1973 éramos

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Surgimiento, auge y debacle del movimiento estudiantil sinaloense

un movimiento de masas pujante. Es importante destacar que Los Enfermos desde


la cárcel comenzamos a discutir el tema de la rectificación. Nosotros comenzamos
a discutir esa opción desde la cárcel, aunque ya algunos otros compañeros habían
entrado desde antes a un debate sobre la necesidad de rectificar. Porque ya en 1975
se dio un debate por los compas de la Cárcel de Topo Chico en Monterrey. Proceso
de discusión al cual nos integramos nosotros ya plenamente al salir del bote en
1976, porque comenzamos a ver los saldos de la política represiva y las ventajas
y desventajas de entrar a la vida política nacional por vías legales pero mediante
una orientación revolucionaria. Entonces al salir del bote constituimos la Unión
Comunista y comenzamos a re-contactar a la raza que todavía andaba en la clan-
destinidad para el proyecto político de la Corriente Socialista que constituimos con
otras fuerzas de izquierda. Es importante decir que durante esta etapa seguían los
deslindes en la cárcel. Estando ahí un compa me acusó de oportunismo cuando
se iniciaba el debate sobre la rectificación, y como era de los últimos compas que
se habían integrado al proceso no quise entrar en confrontación con él.
Una vez derrotada la opción insurreccional y la lucha armada, las diversas or-
ganizaciones que se habían constituido en la Liga Comunista 23 de Septiembre
entraron en un proceso de “rectificación” con el que se buscaba pasar de la lucha
militar a la lucha política abierta y por vías legales.

En torno al tema de la rectificación Eleazar Salinas sostuvo haber estado de


acuerdo y haberse adherido a dicha postura, principalmente en el año de 1977,
ya que él estaba en Chihuahua hasta el 75 o 76, ya que posteriormente fue
regresado a Sinaloa:

por que como a mí me había deslindado Oseas fui objeto de varios atentados por
compas de la misma célula militar a la que pertenecía. Fíjate, por ejemplo, una
vez me quiso matar a balazos un compa mientras descansaba en un cuartito que
teníamos como casa de seguridad, pero creo que le faltó valor para enfrentarme;
y la segunda vez, ese mismo compa me aventó a la autopista para hacer pasar mi
muerte como un accidente. Entonces regresé a Sinaloa por el lado donde tenía
unas bases obreras que había reclutado entre trabajadores de la construcción, y ahí
trabajé como albañil más de un año. Entonces ya para 1977 que me re-contacto
con la raza y me propusieron entrar como obrero en la industria minera, que fue
cuando me fui para Monclova a trabajar a la sección 147 del Sindicato Minero.
Luego constituimos la “corriente socialista” en 1979. ¡Ahí te conocí! Pero eso ya
es otra historia.16.

Entrevista a Eleazar. Citada. p. 4.


16

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Héctor A. Ibarra Chávez

Referencias

Ibarra Chavez, Héctor. (1993). Pensar la guerrilla en México. México: Expediente


Abierto.
López Limón, Alberto. (2006). David Jiménez Sarmiento, Por la senda de la revolución.
México: ed. Arturo Rivas.
Salas Obregón, Ignacio. (2003). Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucio-
nario —Manifiesto al proletariado—. México: Huasipungo.
Terán Olguin, Liberato. (1982). Sinaloa: estudiantes en lucha. Culiacán: uas.
Castellanos, Laura. (2007). México Armado (1943-1981). México: era.

Revistas

Reyes Pelaez, Juan Fernando, (noviembre 1994-enero 1995), “Balance del Ensayo para
el Asalto al cielo: Notas para el movimiento revolucionario en Sinaloa” de la
Revista Expediente Abierto. No. 3. México: Centro de Investigaciones Históricas
del Movimiento Armado (cihma).

Entrevistas

Ayala, Andrés, Miembro del Grupo “Los Macías” de la Liga Comunista 23 de sep-
tiembre, Responsable del Comité Obrero Regional de Sinaloa, Preso Político,
Miembro de la Dirección Nacional de la Corriente Socialista y actualmente
capacitador de la snte.
Quiroz, Pablo, Dirigente estudiantil de “Los Enfermos”, miembro del Comité Militar
de Durango por la Liga Comunista 23 de Septiembre y profesor de enseñanza
elemental en Los ángeles, Cal.
Salinas, Eleazar, Dirigente de la Casa del Estudiante “Rafael Buelna” y del Movimiento
de “Los Enfermos”, representante ante la Liga Comunista 23 de Septiembre por
“Los Enfermos” y del Comité Militar de Chihuahua por la LC23S.
Valenzuela, Camilo, Dirigente de la Casa del Estudiante “Rafael Buelna”, presidente
de la feus “Clandestina”, dirigente del Movimiento de “Los Enfermos”, miembro
de la Liga Comunista 23 de Septiembre, preso político, Secretario General de la
“Corriente socialista”, miembro fundador de fnd y del prd, actual representante
de la redir y Presidente del Consejo Nacional del prd.

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3

historias de la liga comunista


23 de septiembre

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00A-Completo LC23S.indb 230 02/03/2015 03:34:54 p.m.
Introducción

Rodolfo Gamiño muñoz

E n este apartado el lector encontrará algunas reflexiones que sobre la Liga


Comunista 23 de Septiembre han realizado académicos, escritores y los
propios ex militantes de la organización armada a 40 años de su fundación.
En primera instancia, Fritz Glockner nos presenta su artículo titulado “La
piel de la memoria”. Ahí nos muestra algunas de las coyunturas sociales y políti-
cas que antecedieron a los movimientos armados en México de la década de los
setenta y las diversas nomenclaturas que emergieron como una franca oposición
armada al régimen autoritario, hasta desembocar en la consolidación de la
Liga Comunista 23 de Septiembre. Nos muestra también el accionar represivo
del Estado mexicano, particularmente, a través de la Brigada Blanca. Acciones
ominosas que actuaron bajo una lógica perversa que facilitó la borradura de los
acontecimientos, evitando a toda costa percibir el olor de la piel de la memoria.
Posteriormente, el lector encontrará el artículo de Hugo Esteve Díaz in-
titulado “Crónica del mar-23 de Septiembre. Origen, evolución y proceso de
incorporación a la Liga Comunista 23 de Septiembre”. Hugo Esteve realiza una
crónica detallada sobre el origen del Movimiento 23 de Septiembre, el cual se
consolidó como un intento de continuidad de las gestas emprendidas por Arturo
Gámiz García, primero, y Oscar González, después. Elabora un pormenorizado
recorrido de su evolución política hasta la convergencia del Movimiento de
Acción Revolucionaria con la Liga comunista 23 de Septiembre, organización
armada en donde algunos de sus principales dirigentes desempeñaron una
función trascendental.
Después del explicar la confluencia entre el mar-23 y la L.C.23.S el lector
encontrará el artículo de José Luis Moreno Borbolla que lleva por título “La
Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre”. Este
escrito representa un aporte fundamental para comprender la historia de la Liga
Comunista 23 de Septiembre, particularmente, de uno de sus brazos armados
más experimentados, La Brigada Roja. Aquí Borbolla expone el entramado

231

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Rodolfo Gamiño Muñoz

político que definió la praxis de la organización, las diferentes etapas por las
que atravesó, las cuales, estuvieron marcadas por los liderazgos a la que estuvo
sujeta. Además de los sugerentes aportes de este escrito, Borbolla nos presenta
en un apartado de anexos en el cual enlista los nombres de los miembros que
conformaron la Brigada Roja entre 1973 y 1981, así como una cronología mí-
nima de las detenciones, muertes y escisiones.
Después del artículo de Moreno Borbolla, los coordinadores de este li-
bro optamos por presentar al lector el testimonio de Gustavo Hirales Moran,
polémico exmilitante de la Liga Comunista 23 de Septiembre quien comenzó
a encabezar las posiciones rectificadoras. En este testimonio Hirales Moran
reflexiona a 40 años de distancia, uno de sus argumentos centrales que el lector
encontrará en este testimonio consiste en que la Liga Comunista 23 de Septiem-
bre fue una organización política militar que estaba destinada al fracaso, en
primera instancia por que era una guerrilla en orfandad, y en segundo instancia,
porque era una organización que no sólo tenía como enemigo al Estado, sino
a todo el mundo.
El último artículo de este apartado es el de Adela Cedillo, el cual lleva por
título “Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23
de Septiembre”. Aquí Adela Cedillo analiza los discursos predominantes en la
producción historiográfica sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre. Analiza
únicamente las obras impresas que han servido como base para la historiografía
de la última década. El argumento central de Cedillo apunta que los conflictos
ético-ideológicos en torno a la memoria, la tabuización de la violencia, la deuda
con las víctimas del terror de Estado y el remordimiento respecto a las víctimas
de la ultraizquierda, han obstaculizado análisis más profundos sobre la violencia
tanto revolucionaria como contrainsurgente.

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La piel de la memoria

Fritz Glockner Corte*

E l telón de la década de los años sesenta está a punto de caer, en la memoria


de algunos jóvenes descansa la masacre perpetuada en contra del líder
campesino Rubén Jaramillo el 23 de mayo de 1962 en el estado de Morelos, la
patria chica de Zapata, y los acontecimientos en la ciudad de Madera, Chihuahua,
tierra de Villa, un 23 de septiembre de 1965 y la actuación del Grupo Popular
Guerrillero (gpg) con Arturo Gámiz y Pablo Gómez como protagonistas, mo-
mento histórico del cual posteriormente surgirá de sus bases de apoyo urbanas
y rurales Oscar González Eguiarte, quien pretende dar continuidad a la lucha
en la sierra de aquella entidad con final trágico en 1968; de igual forma a prin-
cipios de dicho periodo, el estado de Guerrero retumba en la prensa nacional, la
insurgencia cívico popular liderada por la Asociación Cívica Guerrerense, con
Genaro Vázquez Rojas a la cabeza, lleva a que el 4 de enero de 1961 renuncie
el entonces gobernador, Raúl Caballero Aburto, de ahí se van a concretar pos-
teriormente dos experiencias de autodefensa campesina, la primera con Lucio
Cabañas a la cabeza, a partir del 18 de mayo de 1967 en Atoyac de Álvarez, y
la segunda, con la fuga de Genaro del penal de Iguala el 22 de abril de 1968;
todas estas fechas existen dentro del calendario de las efemérides de aquellos
jóvenes cuya radicalidad viene desde los tiempos del triunfo de la revolución
cubana en 1959.
La siembra de las nuevas consignas en las juventudes de las clases medias
del centro del país, así como el reconocimiento de los sujetos históricos margi-
nales, surgen como torbellino en las gestas de la huelga universitaria, luego de
bautizarse como brigadistas, durante los días que navegan como cascada en el
movimiento estudiantil de 1968.

* Es autor de diversos libros, destacan: “Memoria Roja. Historia de la Guerrilla en México (1943-
1968)”; “20 de Cobre”; “Memoria de la clandestinidad”; “Cementerio de papel”; “Se nos hizo
tarde”; “El barco de la ilusión” y “Un pueblo en campaña”.

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Fritz Glockner Corte

Las luces del estadio olímpico descendieron paulatinamente, la gesta


deportiva cumplió con su función, disipa en cierta medida aquellas jornadas
de insurgencia juvenil, el tatuaje del trauma ha quedado en la conciencia de un
gran número de integrantes de aquella generación y, de las que les siguen por
delante; su educación sentimental se ha venido alimentando de las lecturas de
los clásicos marxistas que antes tan sólo manoseaban en el salón de clase, la
literatura juega un papel liberador y de rebeldía, las consignas revolucionarias
se paladean, Hidalgo, Juárez, Villa y Zapata, ahora desfilan al lado de El Che,
Jaramillo, Gámiz y Gómez, el teatro experimental se construye en las esquinas
de cualquier ciudad, ideología es una palabra con bastante fuerza en los dic-
cionarios, las nuevas corrientes del cine convencen e hipnotizan, “amor y paz”
son un símbolo y forma de existir, la música denominada de “protesta” unifica
al continente.
La represión del Estado mexicano se ha trasladado a los centros urba-
nos, antes de 1968 sus tentáculos sólo habían abrazado a los movimientos e
inconformes del campo, cuya indefensión no traspasaba límites, ni fronteras,
y si habían llegado a aterrizar en la esquina de alguna ciudad, era a partir de la
disección de alguno de los movimientos gremiales: maestros (1958), petroleros
(1959), telefonistas (1959), médicos (1964), movimientos que se quedaban en
los círculos internos y no contagiaban al resto de la acción social, y en el caso
de las protestas postelectorales de 1952, los ánimos aún no permitieron que la
indignación colectiva trascendiera.
Con respecto a las protestas estudiantiles, éstas se acallaban con el sigilo
correspondiente, sobre todo en provincia: Morelia (1963), o años antes con el
Politécnico (1956), entre otros ejemplos, la represión no acarició a las clases
medias, no así para 1968, cuando la furia desatada del Estado mexicano arrolla,
destroza, conmueve, exhibe el colmillo, muerde y asesina.
Intentar organizar la memoria de los movimientos armados en México
entre 1968 y 1978 es una aspiración poco tangible, ya que la historia no siempre
se ajusta a los esquemas o escenas teóricamente deseables desde el presente, la
historia es un afluente con vida propia, cuyas palpitaciones pasadas se construyen
a partir del tiempo actual.

Primer acto: ¿Cómo olvidar la herida?

Entre los años de 1968 y 1972 el coraje ha quedado guardado, la impotencia se


expresa en cada aula, corrillo o café, existe una frustración que deberá tener un
canal de desahogo, por eso distintos jóvenes de la época comienzan a coquetear

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La piel de la memoria

con la idea de las armas como opción, los referentes de Genaro y de Lucio en
Guerrero se les antoja viable.
Una de las primeras expresiones la lleva a cabo en soledad Jesús Anaya
Rosique, al secuestrar el 10 de enero de 1969 un avión en Guayaquil, Ecuador,
para evitar su aterrizaje en Miami, como dictaba la bitácora y se lo lleva a Cuba,
como acto de protesta por lo que sucediera en México dos meses antes.
Los estudiantes mexicanos de la universidad Patricio Lumumba en la en-
tonces urss, con Fabricio Gómez Sousa a la cabeza, han logrado para ese mismo
año el apoyo y la complicidad del gobierno de Corea del Norte y envían a un
total de 53 jóvenes a instruirse sobre tácticas de guerra de guerrilla entre 1969
y 1970 para congregarse en el Movimiento de Acción Revolucionaria (mar).
Por su parte varios jóvenes brigadistas del 68, han comenzado ya a mani-
pular alguna que otra arma, la fabricación de bombas molotov se les ha dado de
manera natural, Carlos Salcedo y Miguel Domínguez coordinan los impulsos
del naciente grupo denominado por la policía como “Lacandones” y se aprestan
desde los días fríos de 1969 a comenzar a realizar diversos actos expropiatorios
a pequeños comercios. En la misma ciudad de México Francisco Uranga hace
un análisis de la situación en el país y no visualiza otra opción que la lucha ar-
mada, de ahí que con un capital inicial aportado por su tocaya Paquita Calva,
se inaugura el actuar del Frente Urbano Zapatista (fuz).
En provincia también existen dados para ser lanzados al aire; para el caso
de Monterrey, cuyo Cerro de la Silla bien podría cuidar las conciencias de la
juventud, un grupo de próximos profesionistas ligados a difundir los beneficios
de la revolución cubana, se inquietan y optan por construir su propia arteria
revolucionaria fundando el 6 de agosto de 1969 las Fuerzas de Liberación
Nacional, con Cesar Yáñez como líder indiscutible. En la sierra de Durango
la incursión a la sierra desde 1967 se personifica en dos jóvenes entusiastas:
Mónico Rentería y Salvador Domínguez, quienes cuentan con la inocencia de
suponer lo fácil que sería la implantación de un foco guerrillero, la realidad
derrota su intento, pero no su determinación, por lo que el grupo llamado Los
Macías, van a sumarse tiempo después a distintas expresiones compartiendo
causa ideológica y revolucionaria.
De otras ciudades de México hacen su arribo por distintos medios, causas,
razones, lógicas y hasta ambiciones tres jóvenes a la capital del país, a pesar de
que sus intereses pronto van a coincidir: dos de ellos de Monterrey, quienes
antes en la Sultana del Norte nunca entretejieron sus pasos hasta el Distrito
Federal; el primero Raúl Ramos Zavala, miembro de las Juventudes del Partido
Comunista Mexicano, con quienes rompe lazos en diciembre de 1970, para
constituir su grupo de autodefensa denominado como Los Procesos; el segun-

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Fritz Glockner Corte

do Ignacio Salas Obregón, ligado a la causa católica con un máximo sentido


por abrazar las consignas de la teología de la liberación en su apuesta por los
pobres, por lo que la radicalización de este y su grupo está a un paso; el tercero
llega de Chihuahua y trae sobre las espaldas la experiencia de haber apoyado
desde la ciudad el intento de imitación del asalto al cuartel Moncada en 1953
en Cuba, pero a la mexicana, en Madera en 1965, su nombre es Diego Lucero y
pronto va a coincidir con otro provinciano pero de Mexicali: Leopoldo Angulo
Luken, cuyas trayectorias saben que no tiene otro destino más que plantearse la
lucha armada como vía para modificar las injusticias padecidas, quienes serán
bautizados por Lucio Cabañas como Los Guajiros.
En específico,1969 fue el año de la simulación electoral con Luís Echeverría
a la cabeza y el estreno de la famosa frase diseñada por el periodista Fernando
Benítez y luego repetida por Carlos Fuentes, en el sentido de que para aquellos
tiempos no había de otra, o era “Echeverría o el fascismo”; así como también se
inaugura en América Latina, teniendo como fuente matriz nuestro país, la puesta
en marcha el 19 de mayo de la desaparición forzada, en la figura de Epifanio
Avilés, cuando en su domicilio en la comunidad de Coyuca de Catalán, Guerrero,
se le detiene para luego evaporar su figura, como respuesta del frustrado asalto
perpetuado en la ciudad de México el 19 de abril por un comando del grupo
de Genaro Vázquez y su ya para ese entonces organizada Asociación Cívica
Nacional Revolucionaria (acnr). Mientras que Lucio Cabañas en otro rincón
de la montaña guerrerense ya ha dado a conocer su Partido de los Pobre, con
su Brigada Campesina de Ajusticiamiento para implantar por cuenta propia la
ausencia de justicia en la zona.
En 1970 tocó el turno a la ciudad de Guadalajara, donde el germen de la
inconformidad brota ante el control, la represión y la impunidad reflejadas en
la Federación de Estudiantes de Guadalajara (feg), quienes sofocan cualquier
aire de libertad en el centro de educación superior; por lo que como respuesta
coinciden diversas expresiones, desde los jóvenes ligados a la jc del pcm, los
liberales comandados por Andrés Zuno, con intereses familiares muy particu-
lares y la expresión barrial popular denominada como los Vikingos, quienes
constituyen el Frente Estudiantil Revolucionario (fer) en la Perla Tapatía, que
va a convocar a distintos enfrentamientos a partir del 24 de septiembre de 1970,
con varias docenas de heridos, detenidos y un número considerable de muer-
tos; la toma de partido de las autoridades justificando a la feg por los favores
recibidos, convoca a los elementos del fer a la inminente clandestinidad y la
autodefensa armada.
Para finales del año se dice que flotan en el lago de Chapala doce cuerpos
de jóvenes, días antes el general Francisco Gallardo se niega a cumplir la orden

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La piel de la memoria

de entrega de los estudiantes detenidos en su zona militar, motivo por el cual


es arrestado por insubordinación, los cadáveres corresponden a aquellos que
luego del cautiverio del general encontraran la mala fortuna de ser las primeras
víctimas en América Latina de los llamados “Vuelos de la Muerte”.
El grupo compuesto por varios de los sobrevivientes del asalto al cuartel
militar de Madera en 1965, anda pululando sin ruta fija, pero dejan sentir
su presencia entre los rumores de quienes tienen a flor de piel la inquietud
armada, desde mediados de los sesentas se han nombrado como Movimiento
23 de Septiembre; es así como uno de sus dirigentes, Salvador Gaytán, sostie-
ne encuentros sobre todo con los líderes del mar, de lo que posteriormente
concluirá con la suma de activos y el nacimiento del grupo llamado mar-23
de Septiembre.
Dos proyectos de armas en lucha efímera, comandados por periodistas
son descubiertos y sus guías encarcelados; por un lado Víctor Rico Galán y
su Movimiento Revolucionario del Pueblo (mrp) en el lejano agosto de 1966,
y Mario Menéndez con el Ejército Insurgente Mexicano (eim), cuya fracción
denominada Comité de Lucha Revolucionario (clr) activó distintas bombas
en el Distrito Federal en septiembre de 1969 y febrero de 1970, acciones por las
cuales fueron detenidos, abriéndoseles las puertas de Lecumberri.
Otra incipiente aparición armada asoma la cabeza, su ánimo no va a re-
percutir mayormente al ser descubiertos y detenidos luego de haber llevado a
cabo algunos asaltos, compuesta ésta por estudiantes y obreros que se definen a
sí mismos como Comandos Armados del Pueblo (cap), ligados al preso político
Pablo Alvarado, cuyo asesinato en diciembre de 1971 va a estremecer dentro
de ciertos círculos.
Varios de los distintos grupos ya constituidos para 1970 van a llevar ac-
ciones a baja escala; asaltos a pequeños comercios, arrebato de armas a policías,
secuestros a ciertos personajes como caciques o gerentes de bancos; todos estos
operativos van a recibir como respuesta una brutal violencia de parte del Estado,
poniendo en práctica distintas ejecuciones extralegales.
Para 1971 la clandestinidad de la acción guerrillera urbana deja de ser el
factor sorpresa para confabular en contra del gobierno mexicano, luego de que
en el mes de febrero quedan al descubierto los que podrían ser considerados
como los guerrilleros profesionales, ya que son los únicos en haber recibido
entrenamiento para la causa, 17 miembros del mar son detenidos y se pone de
manifiesto que han sido adiestrados en Corea, de ahí que la versión de “Conjura
Roja” deje de ser el discurso ficticio de la oficialidad, llegando el gobierno de
Echeverría al extremo de expulsar del país a cinco diplomáticos de la urss el
18 de marzo de ese año, por estar coludidos con los conspiradores comunistas.

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Fritz Glockner Corte

El primer año de la década de los setentas deja un tatuaje más en el paisaje


de la memoria, la acción brutal del cuerpo paramilitar denominado Los Halco-
nes y su participación para evitar la manifestación estudiantil del 10 de junio,
termina por arrojar de manera abrupta a distintos sectores de la juventud a la
radicalización, incluso por demás justificada.
Aquella noche Los Procesos de Raúl Ramos convencen a los católicos de
Ignacio Salas de que no existe otra opción más que unir fuerzas para constituir-
se como guerrilla urbana, y se coordinan con Los Guajiros de Diego Lucero,
quienes ya habían avanzado en sus planes, llevando a cabo incluso encuentros
en la sierra de Guerrero con Lucio Cabañas para pretender actuar en conjunto.
Para el 19 de julio las fln de Monterrey dejan de contar con las sombras
como medida de seguridad, una de sus casas es localizada y por lo tanto ingresan
a las fichas de persecución de la Dirección Federal de Seguridad (dfs).
Con datos en la bolsa los cuerpos policíacos comienzan a desplegar el
olfato más de la cuenta, hacia las cámaras y los micrófonos se actúa la represen-
tación de que no existen grupos armados con características ideológicas, o por
inconformidades sociales en nuestro país, pero al interior de los muros de las
comandancias, sótanos, cárceles, espacios militares arriban acusados de haber
actuado en alguna empresa subversiva.
El lunes 27 de septiembre a las 9 y media de la mañana se ha cortado el
listón para inaugurar en México el secuestro con fines político ideológicos a
personalidades ligadas al Estado mexicano, la voz de las mujeres secuestradoras
que ya se habían escuchado en asaltos bancarios desconcierta a los sabuesos a
pesar de estar alertas; la empresa realizada por el fuz toma por sorpresa a las
autoridades, es así como sin mucho juego de resistencia se acepta el pago de
tres millones de pesos para que se obtenga el regreso a casa sano y salvo de Julio
Hirschfeld, el éxito del comando provoca urticaria en las esferas del poder y se
alista la revancha.
La segunda puesta en escena logra también un éxito de taquilla, toca el
turno a Vázquez Rojas con su acnr llevar a cabo el secuestro de Jaime Castrejón
Díez el 19 de noviembre en la carretera de Acapulco al Distrito Federal, Genaro es
más astuto que los del fuz, tal vez y analizó la prontitud de la respuesta afirmativa
de parte del gobierno, y además de solicitar la cantidad de dos millones y medio
de pesos, plantea que sean liberados nueve presos considerados para él como
políticos, delincuentes comunes para la autoridad, todos ellos pertenecientes o
con nexos con su organización, así como colocar a disposición de los juzgados
correspondientes a un número de campesinos secuestrados ilegalmente, acu-
sados de apoyar su causa, y exige por último que sus comunicados cuenten con
la vitrina y el escaparate de la televisión, la radio y la prensa a nivel nacional,

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La piel de la memoria

salvo el punto tres de las demandas, el resto se satisfacen y así vuelve a su hogar
Castrejón Díez el 1 de diciembre, momento a partir del cual las montañas de
Guerrero se pintan de verde militar, la campaña en contra de Genaro es deses-
perada y excesiva, la rabia de haber concedido a sus peticiones colocando en
situación de fragilidad el autoritarismo gubernamental, provoca la detención
arbitraria de unas sesenta personas, incluidos varios miembros de su familia.
Para principios de 1972 el gobierno mexicano está dispuesto a tomar re-
vancha en el juego de ajedrez opta por salir con las blancas, la guerrilla urbana
con el fuz y la rural con la acnr han asestado dos golpes certeros y esa afrenta
debe de lavarse.
En enero Procesos, Guajiros y algunos elementos de los cristianos deciden
también llevar a cabo su presentación espectacular, por lo que organizan media
docena de asaltos bancarios en dos ciudades: Monterrey para el 14 de enero y
Chihuahua al día siguiente; en el primer caso la preparación de triple asalto se
limita a un par de sucursales bancarias, por ausencia del tercer comando que
no arriba a la ciudad, en una de las operaciones fallece uno de los vigilantes, a
pesar de ello ambas obtienen lo deseado; la ingenuidad de los actores lleva a la
policía hasta sus escondites el mismo día y provoca un enfrentamiento armado
el 17 de enero con la muerte de un activista y la aprehensión de la mayoría
de los participantes. Las investigaciones policíacas llevan hasta las huellas de
Raúl Ramos el 6 de febrero en el parque México, donde en una emboscada es
asesinado.
En Chihuahua se cumple con los tres objetivos, pero en uno de los bancos
los activistas son sorprendidos por una unidad militar y en el enfrentamiento
fallecen una guerrillera y un guerrillero y los demás son heridos y detenidos,
como consecuencia de aquel fracaso paulatinamente van cayendo presos los
integrantes de los otros dos comandos, a quienes se les tortura y en el caso de
Diego Lucero, Ramiro Díaz y Juan Flores son asesinados luego de ser detenidos.
Para el 24 de enero las pesquisas llevan al descubrimiento de los integran-
tes del fuz y su consecuente detención en la ciudad de México, por su parte
Genaro ha logrado romper el cerco en la sierra de Guerrero y ahora transita de
Puebla, al df o Cuernavaca, en uno de aquellos trayectos el 2 de febrero en un
accidente automovilístico en la carretera México-Morelia su cuerpo es levan-
tado con vida, para anunciarse horas después de su inminente fallecimiento en
manos del ejército.
En escasos 23 días los movimientos ajedrecísticos del gobierno, envueltos
en la mal llamada “guerra sucia” logra el encarcelamiento o asesinato de los
principales líderes revolucionarios tanto del campo como de la ciudad de las
incipientes acciones guerrilleras.

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Fritz Glockner Corte

Se ha insistido en catalogar a este periodo como “guerra sucia”, sobre el


cual se ha planteado constantemente en describir mejor como “guerra de baja
intensidad”, basados en los términos y construcciones conceptuales publicados
en el manual de instrucción castrense con el que los jóvenes militares mexicanos
aprendieron tácticas de contrainsurgencia y contraguerrilla en la escuela de las
“Américas”, en el canal de Panamá, editado en 1967.
Llega a su fin el primer acto, donde algunas de las nacientes organizaciones
armadas logran una incipiente unidad y una elemental organización de accio-
nes, colocando en alerta máxima los cuerpos policíacos y las fuerzas armadas,
se había constatado con los operativos exitosos su capacidad, determinación
e impulso para la lucha, desbaratando el discurso oficial de su inexistencia. El
resto del año de 1972 se va a ver con el ir y venir de quienes han logrado sortear
las redadas, manteniendo la clandestinidad, la invisibilidad de sus sombras y se
organizan nuevas operaciones.

Segundo acto: calentar las armas

Es la consigna de quienes siguen en el camino de la radicalización de sus ideas,


por ello, en lo que queda del calendario de 1972 a 1974 el punto de ebullición se
va a incrementar. Ignacio Salas Obregón se ve con la batuta entre sus manos, por
lo que entre otras tareas se dedica a la elaboración teórica de sus planteamientos
unificadores a través de la redacción de los llamados: “Madera 1”, “Madera 2”,
“Madera 3” y “Madera 3 bis”, donde se revisan las experiencias de la lucha y los
medios como debe continuarse.
A pesar de abrazar el marxismo como consecuencia de su participación
religiosa, Salas Obregón inicia el largo camino de contactar a todo aquel que
se mueve en las tinieblas, para ese entonces ya se tiene el conocimiento del
actuar de: Los Guajiros, así como de los náufragos del mar y quienes se han
fusionado como mar-23 de Septiembre, el fer de Guadalajara no ha bajado la
intensidad de sus días, los sobrevivientes de los Procesos y Guajiros siguen por
la misma ruta, los Macías no se bajan del carro de la historia, el movimiento
estudiantil en Sinaloa arroja un contingente radical que se denomina para
entonces como Los Enfermos, los caminos llevan a Guerrero y el encuentro
entre Lucio y la fugaz llamada organización Partidaria se lleva a cabo en las
montañas, donde se acuerda el intercambio de cuadros, la colaboración eco-
nómica, pero al mismo tiempo las distintas concepciones, visiones, cultura,
tacto de la realidad, preparación, educación sentimental ahonda las diferencias
paulatinamente.

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La piel de la memoria

La efervescencia en Chihuahua detonada a partir del asesinato de los


guerrilleros, lleva a la conformación de un movimiento cívico popular que
convulsiona a la ciudad y tiene sus réplicas en la capital del país.
Fuera de escena Genaro ahora Lucio Cabañas es el objetivo siguiente, los
militares organizan supuestas acciones sociales en las montañas de Guerrero, se
inauguran carreteras en veredas antes inimaginables para que algún día llegara
la carpeta asfáltica, la siembra de canchas de básquet en los poblados serranos
no coincide con las afinidades deportivas de los habitantes, la intimidación o
el arresto de todo aquel que cuente con el apellido Cabañas o Barrientos se ha
hecho rutinario. Para el líder del Partido de los Pobres ha llegado el tiempo
de abandonar la idea de autodefensa y se dispone a tomar la delantera, es así
como para el sábado 24 de junio lleva a cabo la primera emboscada al ejército
mexicano en los cerros de Guerrero, ocasionando 10 bajas a las fuerzas arma-
das, la acción se va a repetir el martes 22 de agosto ahora con un saldo de 18
soldados muertos, en ambos casos ningún guerrillero es herido, salvo por las
inclemencias del tiempo y de los insectos; la ofensa desquicia a mandos políticos
y militares, si ya existía la condición de hostigamiento, persecución e intentos de
eliminación de Cabañas, aquella osadía traspasaba los límites de lo permisivo,
por lo que las poblaciones aledañas, o aquellas que se rumoraba apoyaban a los
alzados sufrieron el arrasamiento de los hombres, como ejemplo de aquel acto
de horror en el poblado de El Quemado en septiembre, donde no quedó un
solo varón mayor a 14 años, se aplicaba al pie de la letra las estrategias de con-
trainsurgencia aprendidas de la “Guerra de Baja Intensidad” donde la máxima
es quitar el agua al pez, por lo que dio inicio incluso al control de la entrada de
alimentos y medicinas a las áreas cercadas por los soldados.
El grupo del cual no se tenía conocimiento de su existencia presenta sus
cartas credenciales el 8 de noviembre en el aeropuerto Mariano Escobedo de
la ciudad de Monterrey, hasta entonces asaltos bancarios, o a establecimientos
comerciales, denominados como expropiaciones, los secuestro de personalida-
des, e incluso las emboscadas a militares eran ya parte del rosario que se inter-
calaba entre los dedos de las noticias periodísticas, adjudicadas evidentemente
a delincuentes y no luchadores sociales, pero ¿secuestrar un avión con todo y
pasajeros? Tal puntada viene del grupo La Liga de Comunistas Armados (lca),
cuyas acciones hasta entonces no habían trascendido mayormente, pero aquel
miércoles cuatro de sus integrantes abordan a las 9:20 de la mañana el vuelo
705 de Mexicana de Aviación con destino a la ciudad de México, el cual a los
15 minutos de haber despegado es controlado el ambiente por los guerrilleros
aeropiratas, la aeronave regresa a su lugar de origen y comienzan las convenios
que lleva hasta la nave a policías en calzoncillos para negociar las demandas,

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Fritz Glockner Corte

dentro de las cuales se presenta la excarcelación de cinco de sus compañeros, y


su traslado al aeropuerto en compañía de dos colegas buscados por la policía,
para irse todos a Cuba, así como la devolución de 5 millones de pesos que se les
habían incautado cuando cayeron en prisión los detenidos y 10 armas de alto
calibre. La idea de no tomar por asalto el avión responde primordialmente a
los personajes que pretendían ir aquel día al Distrito Federal, por lo que con la
rabia atragantada el gobierno cede a las presiones y a las 3:40 de la tarde despega
ahora con destino a la isla revolucionaria.
Las nuevas estampas han quedado colgadas de los estantes, el año concluye
con tres líderes asesinados, pero dos emboscadas a militares, las acciones de
arrasamiento de poblaciones en Guerrero y un avión secuestrado, parece que
el intercambio de piezas no deja satisfechos a ninguno de los actores.
La cascada de acontecimientos que van a sucederse durante 1973 mantie-
nen en el vilo del asiento a cualquier espectador que se precie de tener templa-
dos los nervios. Secuestros, asaltos, confrontaciones militares, desaparecidos,
detenidos, asesinatos, torturas, hacen acto de presencia atropellándose por
alcanzar el escenario, las ciudades de México, Guadalajara, Monterrey, Culia-
cán, Acapulco entre otras son testigos; es el año de la unión, la coordinación y
el temple de las armas.
En la sierra de Guerrero la incomprensión es una zanja insalvable, los ele-
mentos de la llamada Partidaria originarios de los centros urbanos agudizan sus
críticas por los procedimientos de Lucio, mientras que éste no deja de señalar su
falta de acondicionamiento a las condiciones de lucha en la montaña, el divorcio
se concreta no sin tensar los ánimos hasta los riesgos pocos deseables, la cordura
invade a todos y el descenso de los urbanos se realiza sin contratiempos; en ese
camino también se incorpora Carmelo Cortés distanciado ya con el proyecto
del Partido de los Pobres, y opta por fundar su propio grupo denominándole
Fuerzas Armadas Revolucionarias (far).
El sueño de los distintos jóvenes radicales llega a su aterrizaje luego de
tantas turbulencias, las bajas de los meses pasados en lugar de minar los ánimos,
los han impulsado y la unión se alcanza, cada grupo convocado ha enviado a sus
delegados, los cuales arriban con los ojos vendados guiados por los invitados,
a la calle de Porfirio Díaz, también conocida como 36, en el número 689 del
sector Libertad. Guadalajara es la ciudad elegida, ya que cuenta con la estructura
y base social a través del fer, por su lado son los Lacandones quienes aportan
los fondos (80 mil pesos) para sufragar los gastos y así poder articular los des-
plazamientos y mantener la clandestinidad durante los trabajos constitutivos
de la legendaria Liga Comunista 23 de Septiembre.

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La piel de la memoria

Son dos semanas a partir del lunes 5 de marzo, días en los que los se analiza
a profundidad el documento elaborado por Salas Obregón titulado “Cuestio-
nes Fundamentales del Movimiento Revolucionario”, además de compartir los
distintos planteamientos, las ideas, las estrategias, la creación de estructura, la
división del territorio, los planes, todo esto se lleva a cabo con la participación de
aquellos que asisten al encuentro con sus respectivas experiencias, pero también
con el tatuaje de las bajas, que se expresa en las rejas o bajo tierra.
Las organizaciones participantes son: Los Procesos, Los Guajiros, Los
Lacandones, El fer, mar-23 de Septiembre, Los Enfermos, Los Macías, La Liga
Comunista Espartaco de Monterrey y El Movimiento Estudiantil Profesional
estos últimos son quienes lideran y coordinan los trabajos con la dirección de
Ignacio Salas Obregón, quién será nombrado como la cabeza del máximo órgano
denominado Coordinadora Nacional, con su órgano ejecutivo que será el Buró
de Dirección, dentro del cual también cuenta con un asiento Salas Obregón y el
Comité Militar cuya responsabilidad recae en Leopoldo Angulo Luken y David
Jiménez Sarmiento, para el trabajo territorial en los estados de la república se
fundan los Comités Coordinadores Zonales Políticos-Militares y se plantea la
apertura de tres frentes guerrilleros rurales en el denominado “Cuadrilátero de
Oro” comprendido por los estados de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango,
así como también abrir uno más en la zona de Oaxaca; por último se decide
la edición de su órgano informativo y de educación al cual nombran como el
periódico “Madera”.
Se invierten exclusivamente cuatro minutos para llevar a cabo la presen-
tación en público de la nueva organización, luego de realizarse la expropiación
a la empresa Industria Eléctrica de México (iem) la mañana del jueves 12 de
abril, en el Estado de México, operativo en el que fallecen dos policías y además
de la gran cantidad económica alcanzada se deja en el lugar de los hechos el
primer volante firmado por la Liga Comunista 23 de Septiembre. Las autorida-
des habrán sabido controlar su estupor, esperando alcanzar nuevas pistas para
iniciar su desarticulación.
Aquellos que no aceptan su inscripción a la Liga, provenientes del fer, han
determinado que continúan en la lucha bajo su propia responsabilidad y fundan
las llamadas Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (frap), bajo la tutela
de Francisco Juventino Campaña López, quien con su grupo logra superar las
expectativas de los secuestros de sus antecesores.
Es el viernes 4 de mayo, están por dar las siete de la noche y el auto que
arriba a la esquina de Managua y Colomos es interceptado por tres vehículos,
de los cuales descienden hombres armados y se llevan con ellos al cónsul de
los Estados Unidos en Guadalajara: Terrance George Leonhardy. A los pocos

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Fritz Glockner Corte

minutos de los hechos el comunicado con las exigencias para su liberación no


tarda en llegar a las autoridades, donde conscientes del personaje en cautiverio
exigen la liberación y el traslado a Cuba de treinta presos políticos de 7 distintas
cárceles del país, más cuatro millones de pesos y la difusión de sus comunicados
en los que se incluye el pautado para televisión y radio, así como los medios im-
presos en los que se debe dar a conocer al pueblo su manifiesto, todo es resuelto
en favor de los guerrilleros. Como es clásico, luego de la liberación del cónsul,
unos tres mil policías vagan por Guadalajara con la intención de castigar a los
intrépidos. Con el coctel que organizan en la lista de los excarcelados, las frap
logran a su manera, la unión de los distintos grupos armados.
Para bautizarse en los secuestros la Liga elige a tres candidatos: Eugenio
Garza Sada en Monterrey, Fernando Aranguren y Anthony Duncan Williams en
Guadalajara. Para el primer evento, como ya es costumbre, el comando intercepta
el auto del industrial en la esquina de Villagrán y Luís Quintanar, son las 9:05
de la mañana del lunes 17 de septiembre y da inicio lo que antes declarase el
industrial “a mí no me secuestran”, por lo tanto las armas de su guardaespaldas
y de su chofer deciden hacerle frente a los seis guerrilleros, quienes responden
el ataque hiriéndoles de muerte, y en el último forcejeó el empresario de 81 años
también deja asomar su pistola motivo por el cual es ultimado, de parte de los
frustrados secuestradores dos de ellos son alcanzados por las balas y sus cuerpos
sin vida serán localizados cuadras adelante en uno de los autos.
El escándalo parece no tener fin, la convulsión que provoca la muerte de
Garza Sada tiene implicaciones en todas direcciones, la cúpula empresarial acusa,
recrimina, responsabiliza a Luís Echeverría de los acontecimientos, mostrándole
su desdén el día del entierro del considerado patrono de los negocios en México,
los focos rojos se han encendido a todo lo que dan, la colocación en estado de
jaque al que ha sido arrinconado Echeverría desquicia a las instituciones, por
ello la cacería es una empresa que no puede dilatarse un segundo, el operativo
de los cuerpos policíacos se muestra en cada esquina, en cada rincón, en cada
alcantarilla de las probables ciudades del país donde se logre algún tipo de dato
que lleve a la presentación en público de los responsables.
Para el caso de Guadalajara las cosas no van a mejorar, el doble secuestro
se realiza con éxito un 10 de octubre, el cónsul británico Anthony Duncan
Williams y el empresario Fernando Aranguren Castillo ingresan a la lista de
los secuestrados, las demandas son: 25 millones de pesos, y la liberación de 40
presos políticos, el gobierno está vacunado, ya no hay sorpresa, nada le habría
podido salir peor a Echeverría que el asesinato del empresario regiomontano,
en sus consideraciones los límites del riesgo ya no existían, mientras que la Liga
no terminaba por dimensionar el operativo fracasado de septiembre pasado;

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La piel de la memoria

“El gobierno no pacta con criminales” es la respuesta tajante. La disyuntiva


queda en el aire como si fuera un volado apostando la vida misma; la orden se
extiende, liberar al británico y ajusticiar al empresario, la posibilidad de abrir
frentes de simpatía para con la Liga entre algunos sectores sociales se desvane-
ce, los primeros intentos de secuestro de la Liga Comunista 23 de Septiembre
sepultan su fama.
Las aprehensiones de militantes van a comenzar a desencadenarse como
si se tratara de una hilera de fichas de dominó, que con cualquiera de los dedos
se activa la primera para dejar caer las siguientes; Echeverría no puede permitir
que el mensaje acuñado por las cúpulas empresariales sobre la permisividad de
los radicales para actuar siga ganando conciencias, a pesar de que la mano dura
ha existido, la implementación de una “guerra de baja intensidad” se ha realiza-
do con todas las estrategias extrajudiciales tanto en los terrenos rurales como
urbanos, se trata de un condimento de imagen que no está dispuesto a tolerar
más. ¿Débil él? ¿Reaccionario? ¿Fascista? ¿Acaso no ha otorgado albergue a los
exiliados latinoamericanos que han visto amenazada su vida en las dictaduras?
El cielo parece inalcanzable, sin embargo la dirección de la Liga acepta la
realización del operativo denominado “Asalto al Cielo” y con él incendiar los
campos agrícolas adyacentes a la ciudad de Culiacán y la urbe misma, ser la
semilla para la movilización y educación revolucionaria del pueblo.
El miércoles 16 de enero las manos sueltan las herramientas de trabajo,
en la ciudad los obreros de la construcción abandonan las palas, el cemento, en
algunas fábricas la maquinaria no arranca, se calculan miles de trabajadores que
salen a la calle a apoyar las brigadas juveniles los cuales secuestran autobuses, las
oficinas de Recursos Hidráulicos son invadidas, asaltan bancos y comercios; en
el campo los arados se quedan a dormir la mona, se habla de 50 mil trabajadores
agrícolas participando en la insurgencia. Los enfrentamientos con los cuerpos
de seguridad no tardan, en las calles comienza a vivirse una guerra campal,
cerca de medio día se habla ya de cuatro activistas muertos.
En el campo las guardias blancas y capataces comienzan a recibir el apoyo
del ejército para controlar a la turba que se expresa, el gobierno no puede darse
el lujo de contemplar la efervescencia social y se calcula que la mitad de las
fuerzas armadas (40 mil efectivos) acuden a controlar la situación, la judicial
del Estado en su totalidad y más de 100 agentes de la dfs con Fernando Gutié-
rrez Barrios a la cabeza toman Culiacán y sus campos en un Estado de Sitio, el
saldo se deduce la caída de más de cien elementos de la Liga, entre detenidos,
desaparecidos o muertos.
El brinco no alcanzó al cielo para ser tomado, sin embargo el desfiladero
se asomó como una realidad aplastante para la Organización clandestina.

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Fritz Glockner Corte

La consigna del diente por diente, ojo por ojo, no podría ser de mejor
manera aplicada por el Estado mexicano, si los asesinatos de Garza Sada en
Monterrey y de Aranguren en Guadalajara habían sido dos afrentas irreparables
para los empresarios del país, y éstos habían culpado a Echeverría de enclen-
que ante la actividad de la guerrilla, había llegado el momento de saciar la sed
de venganza, de demostrarles a los hombres del dinero de lo que era capaz el
gobierno, es así como el sábado 2 de febrero en un cruce de la colonia Álamo,
en la ciudad de Guadalajara, a pocas cuadras de la familia Aranguren, yace
un cuerpo sin vida y con grandes señas de tortura, al mismo tiempo pero a
varios kilómetros de ahí, en la ciudad de Monterrey, otro cuerpo se ubica con
las mismas características en un terreno baldío, cercano a la residencia de los
Garza Sada, en la colonia Fuentes del Valle, ambos son una ofrenda para los
empresarios ejecutados en los secuestros.
El arribo de 1974 trae como consecuencia el desgranamiento de aquel
grupo que no había dado de que hablar, las fln, debido a que su estrategia
era contraria a los actos de expropiación, secuestros o cualquier actividad que
les pudiera acarrear la sentencia de delincuentes, a pesar de ello, varios de los
integrantes fundadores desde julio de 1971 han ingresado a las fichas de la
dfs, por lo que de alguna manera se les ha estado buscando. Con la caída de
la casa de seguridad en Monterrey el 13 de febrero, se despliega un operativo
policíaco militar sin precedente alguno para el siguiente día, con la toma de la
llamada Casa Grande en la población de Nepantla, Estado de México, donde
se produce un inusitado asalto militar con saldo de 5 guerrilleros muertos,
más dos detenidos, para llegar a un total de 21 detenidos y torturados de dicha
organización, de ambos sexos.
La caída de la Casa Grande lleva las pesquisas hasta el estado de Chiapas,
donde la organización cuenta con un asentamiento guerrillero, el operativo
militar denominado “Diamante” lleva a la persecución de los seis miembros de
las fln, hasta lograr la captura y posterior desaparición de tres de ellos y alcan-
zar la muerte de otros tres, donde destaca el número uno de la organización, el
famoso “Hermano Pedro”, Cesar Yáñez.
Dicha organización será el germen de la guerrilla que dos décadas después
aparecerá en el escenario revolucionario bajo las siglas del ezln, y coloque de
nueva cuenta en la conciencia nacional la existencia de grupos armados con
tintes ideológicos, políticos y sociales, agregándose en este caso al indígena
como motivo de lucha.
Las aristas de la historia llegan al límite, un auto transita pasada la media
noche del jueves 25 de abril por las calles de Tlalnepantla, Estado de México,
sabe que le quedan unas cuantas cuadras para llegar a su casa de seguridad,

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La piel de la memoria

la parsimonia de la noche se altera cuando una patrulla lo intercepta, el con-


ductor es ya un viejo conocido guerrillero, se trata de Ignacio Salas Obregón,
mejor conocido como “Oseas”, teórico y fundador de la Liga Comunista 23 de
Septiembre, el católico que dejó el evangelio por las armas; el enfrentamiento
ocurre, “Oseas” es herido en la pierna izquierda, inmovilizado y detenido, se
le traslada a un hospital cercano, comienzan los interrogatorios, de los cuales
hay testimonio en los actuales archivos policíacos, pero él nunca más volverá
a ver su sombra por las calles.
Una vez detenido el máximo líder de la Liga, pareciera que el resto del año
sería de mayor tranquilidad, pero ésta sufre un gran sobresalto, Rubén Figue-
roa, Senador por el Estado de Guerrero e inminente candidato a gobernador,
ha insistido en llevar a cabo un encuentro con Lucio Cabañas, luego de varios
días de intercambio de comunicaciones el político arriba a la zona controlada
por Cabañas a mediodía del jueves 30 de mayo, el encuentro entre un político
y un guerrillero parece no ser la mejor combinación, discuten, proponen, los
ánimos se exaltan, y no coinciden.
El domingo 2 de junio los diarios saben que van a hacer su agosto, la noti-
cia es tronante, Lucio ha decidido mantener en cautiverio al Senador Figueroa,
le ha secuestrado junto con sus acompañantes, la información corre veloz, el
impacto es absoluto, se activan todas las alarmas, se cierran las válvulas, hay
emergencia y Echeverría vuelve a tronar. Ese mismo día arriba al destinatario el
primer comunicado, donde se exige el retiro de las tropas y los cuerpos policiales
de la montaña de Guerrero y sus poblaciones.
La columna de 21 guerrilleros que han optado por el cautiverio del em-
bestido candidato a gobernador secuestrado se divide en dos, y para el 10 de
junio se hace público el segundo comunicado donde las demandas se asemejan
a la carta de los reyes magos, ya que además del retiro de los militares y policías,
ahora se solicita la liberación total de los presos políticos y su ubicación en la
montaña, así como la entrega de 50 millones de pesos, de 100 rifles M-1 y 50
pistolas 9 milímetros con su respectivo parque, además de otras variadas solici-
tudes con referencia al cumplimiento de demandas a trabajadores y campesinos
de Guerrero y el resto del país.
Para Echeverría ha llegado la hora de no disfrazar más la guerra, ni en sucia,
ni de baja intensidad, ni de ningún otro color, “que se vaya a la chingada”, es la
expresión para iniciar los bombardeos, el rastreo de los soldados se generaliza,
se ahorca a la población, se controlan salidas, entradas, alimentos, medicinas,
cualquier insumo, se detiene a personas por todas partes, se multiplican las
desapariciones, la tortura se aplica al por mayor.

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Fritz Glockner Corte

Como paréntesis del que ya vive en tensión Luís Echeverría, el miércoles


28 de agosto recibe una alarma más, su suegro José Guadalupe Zuno ha sido
secuestrado en Guadalajara, ahora por los restos del llamado frap, sabe que
no puede ceder en un caso y en el otro sí, la determinación había sido no vol-
ver a caer en las trampas de los guerrilleros, reúne a la familia, les expone los
riesgos, su guerra ya ha sido puesta en marcha en todos los frentes, el hombre
de 83 años tiene su propia trayectoria revolucionaria, es un liberal consumado,
la acción no tarda en ser repudiada por los propios grupos de izquierda, este
acontecimiento le permite seguir justificando la acción extralegal, de ahí que al
día siguiente se declare en voz de Ojeda Paullada: “El pueblo y el gobierno de
México no pactan con criminales”, los guerrilleros se percatan en la ratonera
en la cual se han encerrado ellos mismos y deciden su liberación sin nada a
cambio el 7 de septiembre.
El domingo 8 de septiembre una unidad militar descubre una de las dos
organizaciones guerrilleras, es la que tiene cautivo a Figueroa, el operativo se
lleva a cabo con la combinación de distintos elementos que provoca la huida del
Senador y sus acompañantes y la muerte en combate del total de los guerrilleros,
Echeverría se anota un gran punto, ahora se trata de continuar con la operación,
meter más presión, agudizar los actos, esculcar debajo de las selvas, revisar las
sombras, lograr el exterminio de Lucio y su ya de por sí muy reducido grupo,
todavía para el miércoles 27 de noviembre Lucio redacta el que será el último
de sus comunicados.
Es el lunes 2 de diciembre por la mañana, el campesino guía, dirige los
pasos de los soldados hasta el rincón de El Ototal, donde se encuentran Lucio y
sus hombres, el tiroteo es un simple trámite, el maestro normalista cae abatido,
su cuerpo inerte va a dar comienzo a la leyenda.

Tercer acto: los calendarios siguen coloreándose de rojo

La estrategia de exterminio de los subversivos aún no ha concluido, incluso viene


el colofón de aquella estrategia, con la fundación en 1976 de la llamada Brigada
Blanca, cuerpos especiales conformados por agentes de la dfs, judiciales mejor
preparados y militares. Las cabezas de la organización: Miguel Nazar Haro, los
generales Francisco Quiroz Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro, con el
aval de las fuerzas civiles, el respaldo de Fernando Gutiérrez Barrios y muchas,
muchas complicidades más, para que este cuerpo de elite borre de una vez por
todas los restos del naufragio armado revolucionario en México.

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La piel de la memoria

Es así como los enfrentamientos van a repetirse durante 1975, en una


exposición canina en los jardines de Ciudad Universitaria, en cualquier es-
quina de ciudades como Guadalajara o Monterrey, la sierra de Guerrero no
divisa hasta cuando concluirá el acecho, el olor a muerte, los aviones dejando
caer los bultos de humanos al mar, las exigencias por la presentación de los
desaparecidos toma forma de organización, Rosario Ibarra de Piedra comienza
su interminable voz de lucha.
Los dos autos circulan por la colonia Condesa sin preocupación, en el
primero viaja la señora, la consentida del Presidente electo, detrás sus escoltas,
entrenados, conocedores de los peligros, son las 10:45 de la mañana, un vendedor
de escobas con su pequeño carrito cruza la calle Francisco Montes de Oca, es la
señal acordada, de la calle de Atlixco aparece un auto que frena con el escándalo
de las llantas amarrándose al pavimento, de inmediato aparecen dos hombres
con sus armas, el chofer de Margarita López Portillo actúa ante la sorpresa y
acelera dando vuelta sobre el camellón de la calle Juan Escutia, para impactarse
con un auto estacionado en la calle de Amatlán, los disparos surcan el aire, la
señora es protegida y logra introducirse en la casa marcada con el número 5,
afuera la refriega se intensifica, las balas alcanzan a David Jiménez Sarmiento,
el hombre más buscado hasta ese entonces por la Guerra de Baja Intensidad,
jefe de la agonizante Liga Comunista 23 de Septiembre y de la temible “Brigada
Roja”, se cierra el capítulo, la mujer que se considera heredera de la décima musa
se salva de ser secuestrada.
Los tiempos siguieron, la Brigada Blanca actuó, la información se sepultó,
parte de la estrategia era esa, continuar como si nada hubiera pasado, no muertos,
no heridos, no encarcelados, no desaparecidos, ocultar la evidencia, evitar que
alguien alcance siquiera el olor de la piel de la memoria.

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Crónica del mar-23 de Septiembre.
Origen, evolución y proceso de incorporación
a la Liga Comunista 23 de Septiembre

Hugo Esteve Díaz*

E n este ensayo se relata el origen del Movimiento 23 de Septiembre, como un


intento de continuidad de las gestas emprendidas por Arturo Gámiz García,
primero, y Oscar González Eguiarte, después. Su proceso de evolución política
y cómo es fue converge con el Movimiento de Acción Revolucionaria, hasta su
proceso de incorporación en la Liga Comunista 23 de Septiembre, organización
armada en donde algunos de sus principales dirigentes desempeñaron una
función trascendental.

El legado de Madera.

El intento de asalto al cuartel militar de Ciudad Madera, en Chihuahua, el 23 de


septiembre de 1965, inauguró una nueva fase de la lucha popular en México, el
de los movimientos guerrilleros que a partir de los años sesenta recogieron las
gestas de las luchas villistas y zapatistas, primero, y luego la de sus continuadores
como los jaramillistas, a finales de la década anterior.
Los movimientos de insurgencia sindical de los años cincuenta, particu-
larmente los del magisterio democrático, fueron una de las principales vetas de
donde se nutrieron las incipientes columnas de los nuevos grupos armados. Por
ello no es una casualidad que un maestro rural como Arturo Gámiz García, al
frente del denominado Grupo Popular Guerrillero iniciara el 23 de septiembre
de 1965 la marcha hacia lo que se consideró como “una nueva fase” de la revolu-

* Hugo Esteve Díaz es licenciado en Derecho, con especialidades en Ciencia Política y Desarrollo
Humano. Es investigador, analista y autor de Las Corrientes sindicales en México (1992). Los
nuevos movimientos sociales. Un reto para la modernización (1994); Las armas de la utopía.
La tercera ola de los movimientos guerrilleros en México (1996); y Amargo lugar sin nombre.
Crónica del movimiento armado socialista en México 1960-1990 (2013).

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Hugo Esteve Díaz

ción. Así, el intento de asalto al cuartel de Madera, que bien podría considerarse
como un fracaso en el terreno militar, en el político ha venido a constituir no
sólo un éxito en el sentido de que intentó evidenciar las condiciones de injusticia,
sino que además constituyó el modelo ejemplar a seguir por un amplio sector
de combatientes que a partir de entonces optaron por la vía armada como la
última y única alternativa para instaurar un sistema socialista en nuestro país.
Del grupo de sobrevivientes del asalto a Madera surgió una nueva orga-
nización que en sus inicios se denominó Grupo Popular Guerrillero “Arturo
Gámiz”. Al frente de éste estaba Oscar González Eguiarte y lo acompañaban
aquellos que experimentaron en carne propia el intento de hacer de Madera un
nuevo Moncada, como Antonio Gaytán, Arturo Barboa Estrada y Guadalupe
Escobel Gaytán.
La lucha de Oscar fue igualmente corta, como la mayoría de los dirigentes
de los movimientos armados. A finales de 1967 subió a la sierra de Chihuahua
y en unos cuantos meses ajustició al terrateniente Ramón Molina, dinamitó un
aserradero en Tomochic, tomó un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana y
coordinó desde “arriba” los movimientos de masas entre los grupos populares y
estudiantiles, en los que ya figuraba desde entonces Diego Lucero Martínez. No
obstante, sus esfuerzos fueron vanos por construir una base de apoyo entre las
comunidades campesinas e indígenas de la región, quienes por no conocerlo ni
a él ni a su lucha no sólo no lo ayudaron sino que finalmente acabaron denun-
ciándolo. Oscar cayó preso y herido junto con el resto de sus compañeros el 9
de septiembre de 1968 en Tesopaco, Sonora, después de un enfrentamiento con
el Ejército, quien según algunas versiones fue fusilado por órdenes que llegaron
desde la capital del país. En escaramuzas anteriores perdieron la vida dos de sus
elementos, entre ellos un joven de apenas 17 años llamado Carlos Armendáriz
Ponce (Diego), el único miliciano que murió en combate, además del segundo
en la jerarquía del grupo armado, José Luis Guzmán Villa.
El objetivo táctico de Oscar era construir una ruta de enlace entre las
sierras de Chihuahua y Sonora a fin de crear un corredor estratégico con una
base de apoyo campesino que facilitara la operación de la guerrilla y bloqueara
el paso al enemigo. Por eso sus operaciones se dirigían hacia los valles de Sonora
a través del poblado de Quiriego, lo que además serviría como vía de escape.
Con esos antecedentes la guerrilla rural no parecía tener muchas alter-
nativas de desarrollo, todavía después de Oscar González siguieron en píe de
lucha un reducido grupo de sobrevivientes que de Chihuahua se movieron
hacia Vicam, en Sonora, y establecieron un nuevo foco guerrillero; este grupo
estaba dirigido por Raúl Duarte junto con Enrique Ángeles y Jorge Villa, que
habían pertenecido al grupo de Oscar, quienes se dieron a la tarea de sembrar

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Crónica del mar-23 de Septiembre

las semillas de un nuevo movimiento social y armado que en poco tiempo fue
retomado por nuevos dirigentes, en especial por los hermanos Eleazar y Manuel
Gámez Rascón, cuya influencia en el Valle del Yaqui fue muy importante para
la fundación del nuevo movimiento.
Este aspecto es muy significativo dado que en su proceso de estructuración
de la Liga Comunista 23 de Septiembre, ésta intentó en distintos momentos y
lugares establecer diferentes focos guerrilleros en las zonas rurales; sin consi-
derar, desde luego, su fallido intento por hegemonizar al Partido de los Pobres,
en el estado de Guerrero.
Un proyecto muy importante —como veremos más adelante— en ese
sentido fue el denominado Cuadrilátero de Oro, el que en un principio estuvo
dirigido por Manuel Gámez y más tarde fue encabezado por Leopoldo Angulo
Luken, el General, en su carácter de jefe militar. Casi en paralelo se desarro-
lló otro intento en el estado de Oaxaca a través de la Brigada Revolucionaria
Emiliano Zapata (brez), dirigida en sus inicios por Samuel. Mientras que en el
estado de Guerrero el intento de cooptar a Lucio Cabañas y atraerlo hacia la Liga
concluyó en un estrepitoso fracaso que culminó con la formación de la Brigada
“Genaro Vázquez”, cuyos resultados se quedaron muy lejos de las expectativas.
De manera que luego de la expulsión de los miembros de la Liga que se
encontraban en las filas de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, su direc-
ción determinó la formación de un foco que operó de manera independiente
en la sierra de Guerrero, su centro de operaciones se ubicó en la región de
Petatlán hasta la Costa Grande. En su fase inicial la Brigada “Genaro Vázquez”
estuvo dirigida por el propio Sam y cuando éste es trasladado a Oaxaca para
dirigir las operaciones de la brez, el mando recayó en Paulino Peña Peña (Ra-
món) y Tomás Lizárraga Tirado (el temido Tom de Analco). Al tiempo, ante a
la inoperancia y los fracasos en este frente, la Liga decidió retirar al Tom de la
zona y enviarlo a reforzar el mando del Sam en Oaxaca, mientas que Ramón es
destituido del mando de la Brigada y poco después fue deslindado hasta que
se decretó su expulsión.

Origen y desarrollo del Movimiento 23 de Septiembre.

Desde finales de 1967 los restos tanto del grupo de Arturo Gámiz como de la
columna que encabezaba Oscar González Eguiarte, habían logrado influir al
interior de las organizaciones campesinas del Valle del Yaqui y al frente de esta
organización destacaba el liderazgo de Eleazar Gámez Rascón, quien al mismo
tiempo había logrado crear un frente ciudadano en contra del candidato a

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Hugo Esteve Díaz

gobernador por Sonora, Faustino Félix Serna, conocido cacique de la región.


Poco tiempo después su hermano Manuel se incorporó al movimiento desta-
cando rápidamente por su sólida formación ideológica y además por su gran
capacidad organizativa.
Los hermanos Gámez Rascón procedían de una pequeña población en la
zona serrana de Sonora llamada Tarachi, perteneciente al municipio de Arivechi.
A corta edad el padre se los llevó a vivir a Ciudad Obregón, pero como éste era
ranchero al poco tiempo la familia se trasladó al Valle del Yaqui para trabajar
como peones agrícolas.
Manuel nació el 6 de septiembre de 1944 y fue el único de la familia que se
quedó en Obregón para continuar con su educación primaria; de hecho también
fue el único de los hermanos que tuvo la oportunidad de terminar sus estudios.
Permaneció en aquella ciudad hasta concluir la preparatoria y en el año de 1961
se trasladó a Guadalajara para estudiar la carrera de ingeniería química en la
universidad de aquella ciudad.
Por su parte, desde 1966 Eleazar empezó a destacar como líder de los
jornaleros agrícolas de los Valles del Yaqui y del Mayo, en donde algunos de los
dirigentes habían estado vinculados con el grupo de Oscar González Eguiarte. A
principios de 1967 Manuel regresó a Obregón y en ese mismo año se incorporó
al movimiento campesino del Valle, en donde se planteó seriamente la posi-
bilidad de formar una columna guerrillera que se encontraría con Oscar en la
sierra sonorense por donde éste andaba. De esta manera es como se conforma
el Movimiento 23 de Septiembre (M-23).
Luego de la aprehensión de la mayoría de los dirigentes del Grupo Popular
Guerrillero en agosto de 1967, y más tarde, tras la muerte de Oscar González
en septiembre de 1968, sólo Eleazar fue capaz de darle continuidad a la lucha;
así, junto con su hermano Manuel como soporte, realizó grandes esfuerzos por
reagrupar los dispersos cuadros del movimiento.
En ese proceso el M-23 enfocó sus miras hacia el sector estudiantil, par-
ticularmente al interior del Tecnológico de Ciudad Obregón. Ahí la federación
de estudiantes, encabezada entonces por Manuel Amarillas Palafox intentó que
los ecos del movimiento estudiantil repercutieran en su ciudad, objetivo que
medianamente se alcanzó con la consecuente incorporación de muchos de sus
miembros a la lucha armada, incluyendo a su principal dirigente, quien poste-
riormente llegaría a formar parte de los cuadros militares más experimentados
de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
En el periodo que va de 1968 a 1970 el M-23 pasó por una fase de reestruc-
turación y reagrupamiento constante; sus cuadros fueron reducidos y el trabajo
de masas no fue lo suficientemente sólido como para lanzar nuevas ofensivas,

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Crónica del mar-23 de Septiembre

además de estar atravesando por una confusión ideológica que se debatió entre
el estalinismo más recalcitrante y el idealismo guevarista, entonces en tan boga.
Por otra parte, existía el antecedente de que Oscar González Eguiarte
había estudiado en la unam y por ello tenían en la Ciudad de México algunos
contactos, como en el caso de Salvador Gaytán, uno de los sobrevivientes del
asalto al cuartel de Madera y que por entonces vivía en el Distrito Federal. Fue
a través del propio Salvador como Eleazar y Manuel entraron en contacto hacia
finales de 1970 con Fabricio Gómez Souza, principal dirigente del Movimiento
de Acción Revolucionaria (mar).
Fruto de esa relación, el mar acordó el envío de un comando de exploración
al mando del M-23 como el intento de reinstalación de una columna guerrillera
en la sierra de Sonora; cuya pretensión era que lograra coordinarse con la otra
columna que los marinos previamente habían enviado por esas mismas fechas
a la sierra de Chihuahua.
Otra relación muy importante fue la establecida desde finales de los años
sesenta con un sector del estudiantado en la Universidad de Guadalajara, en
donde Manuel Gámez y Rodolfo García —dos de los principales dirigentes del
M-23- habían estudiado, logrando desde entonces la incorporación al movi-
miento de varios jóvenes, sobre todo procedentes de Sonora y Sinaloa, y que
desde un par de años atrás se habían logrado instalar en la Casa de Estudiantes
de la Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente (feso).
De ahí que no resulte extraño el que, cuando se llevó a cabo el asalto al
edificio de la feso el 23 de septiembre de 1970, varios de esos estudiantes faci-
litaron el operativo desde el interior mismo del inmueble. Además, y como es
conocido, esa fecha marcó el nacimiento de Frente Estudiantil Revolucionario
(fer) y el inicio de sus actividades, cuyo eje central fue el enfrentamiento frontal
en contra de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (feg) a la que intentó
disputarle —a sangre y fuego— la hegemonía que había logrado establecer a
través de un esquema abiertamente gansteril.
Para entonces uno de los principales representantes del M-23 en Gua-
dalajara era Fernando Salinas Mora (Richard), originario también de Sonora,
quien destacó por su incansable y muy efectiva capacidad operativa; a él se
debió no sólo el éxito en la articulación de las células al interior del feso, sino
que además jugará un papel muy importante en el proceso de incorporación
del fer a la Organización Partidaria, primero, y más tarde en la fundación de
la Liga Comunista 23 de Septiembre, precisamente en la ciudad de Guadalajara
en marzo de 1973.
En el accionar no sólo de la Liga, sino en la vorágine en la que se dio el
surgimiento de las otras dos expresiones armadas que se derivaron del fer

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Hugo Esteve Díaz

—como el secuestro del cónsul de Estados Unidos en Guadalajara, Terrance


George Leonhardy, el 3 de mayo de 1973, por parte de las Fuerzas Revolu-
cionarias Armadas del Pueblo (frap); además de la esquizofrenia mediática
desatada por la Unión del Pueblo (up) con su manía de hacer detonar bombas
por distintas partes de la ciudad— el 29 de agosto de ese mismo año cayeron
muertos en un enfrentamiento Fernando Salinas Mora (Richard) y Efraín
González Cuevas (el Borre).
Previo a esos acontecimientos, entre enero y marzo de 1971 cayeronpresos
una gran parte de la plana mayor del mar —incluida la de su principal dirigen-
te— lo que produjo su dispersión. Si no fuera suficiente, por esas mismas fechas
fueron detenidos en Acapulco Ramón Ramos Mogrovejo y Jesús Gutiérrez
Sierra, quienes habían sido reclutados por Manuel Gámez en la Universidad de
Guadalajara y más tarde enviados por parte del M-23 a la Brigada Campesina
de Ajusticiamiento para integrarse a los comandos urbanos que encabezaba
Lucio Cabañas desde la montañas de Guerrero.
Después de aquellos golpes se restablecieron las negociaciones, formalizan-
do en junio de ese año la fusión de las dos diezmadas agrupaciones en una sola,
a la que denominaron Movimiento de Acción Revolucionaria 23 de Septiembre
(mar-23). La dirección de la nueva organización la integraron nueve elementos,
tres de los cuales provienen del M-23, y encabezada por Manuel Gámez Rascón,
junto con su hermano Eleazar y Rodolfo Gómez García, quienes desempeñaron
un papel muy importante en la consolidación de la que llegaría a ser la principal
organización armada en la época: la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Cabe destacar que pocos meses antes de morir, Raúl Ramos Zavala había
subido a la sierra de Chihuahua para contactar con una columna guerrillera que
luego resultó ser del mar, y posteriormente, a través de éstos, logró establecer
una relación formal con los dirigentes del M-23 en Sonora.
A la muerte de Raúl, en febrero de 1972, Ignacio Salas Obregón (Oseas)
—ya como jefe indiscutible de la Organización Partidaria— restableció los con-
tactos con los dirigentes del mar-23. Lo cierto es que para esa fecha la fusión
de diversas organizaciones armadas era ya un hecho inminente, dado que se
contaban con muy importantes acuerdos previos, como los establecidos con la
columna que operaba en la sierra de Chihuahua y con la Brigada Revolucionaria
Emiliano Zapata (brez) en Oaxaca, en donde el mar desde hacía tiempo ya
tenía presencia.
El proceso de negociación fue encabezado por el mismo Salas Obregón,
representando a la Organización Partidaria, y Wenceslao José García (Sam)
representando al mar. En esa reunión Oseas hizo gala de su preparación teó-
rica por lo que el Sam invita a participar en las discusiones a Manuel Gámez

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Crónica del mar-23 de Septiembre

Rascón. En esa reunión Julio —nombre de batalla que asumirá Manuel en lo


futuro— no sólo mostró una sólida formación ideológica, sino que de inme-
diato se convirtió en un auténtico tejedor de alianzas y, en poco tiempo, en
el segundo hombre de mayor autoridad de lo que en breve se convirtió en la
dirección nacional de la Liga.
Luego de la ruptura entre Lucio y la Partidaria, y de la consecuente expul-
sión de los “ultraizquierdistas” en mayo de 1973, sólo Julián y el Rami lograron
permanecer en la sierra de Guerrero, con lo que se perdió la oportunidad de
incorporar al proceso de unificación al más importante de los frentes de la
guerrilla rural en el territorio mexicano: el Partido de los Pobres. Previendo ese
fracaso Oseas y Julio viajaron en febrero de 1972 a Oaxaca con el propósito de
fortalecer el trabajo de la brez, la que a partir de finales de 1971 venía desarro-
llando acciones de autodefensa en contra de las guardias blancas de la región,
principalmente en la zona de Jamiltepec.1
De esta forma la brez se convirtió en el frente guerrillero más importante
que la Organización Partidaria que se desarrolló en el sur del país; misma que,
junto con los escasos resultados aportados por la Brigada Arturo Gámiz, que
operaba en la sierra de Guerrero, se convirtieron en el proyecto estratégico con
el que se pretendió suplir los errores y el fracaso que motivó el rompimiento
con Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres.

La Organización Partidaria

Hacia finales de 1972 ya se había constituido una coordinadora provisional con


vistas a la unificación de los grupos armados que estaban dispuestos a ligarse
en torno de la propuesta de Oseas, lo que finalmente se concretó hasta marzo
del año siguiente con la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
A principios de 1973 Gustavo Hirales Morán (Fermín) fue enviado por la
organización a la sierra norte de Sonora para coordinar las labores de exploración
junto con dos experimentados combatientes: Salvador Gaytán Aguirre (Jesús)
—compañero de armas de Arturo Gámiz— y don Arturo Barboa, cuyo hijo
del mismo nombre había muerto al lado de Oscar González Eguiarte en 1968.
Los trabajos de coordinación en aquella región estaban en realidad a
cargo de Eleazar Gámez Rascón (Andrés), el hermano de Julio, quien además

1
Para el caso véase: “La Liga y Lucio Cabañas” en Hugo Esteve Díaz. (2013). Amargo lugar sin
nombre. Crónica del movimiento armado socialista en México (1960-1990). Guadalajara: Taller
Editorial La Casa el Mago.

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Hugo Esteve Díaz

dirigía desde Ciudad Obregón los comités clandestinos que operaban entre
la comunidad de los Valles. El propósito de esas exploraciones tenían como
objetivo principal mapear las zonas sobre las que se ubicarían los nuevos focos
que operarían en los linderos que iban desde Vícam hasta la parte superior de
la sierra de Sonora y cubriendo también la serranía de Chihuahua, en conexión
con Sinaloa y Durango, estados que comprendían la zona denominada como
el Cuadrilátero de Oro.
Después de un trabajo poco fructífero de “exploración” Fermín bajó de
la sierra y llegó a Obregón, donde entró en conflicto con Andrés. Allá Julio lo
convenció de trasladarse a Sinaloa para apoyar la conducción del movimiento
de insurgencia que venía en ascenso, a lo que aquel accedió previo acuerdo
con Oseas.2
Fue hasta varios meses después cuando aquel píe de guerrilla rural logró
asentarse nuevamente en la zona, lo que fue el origen del Comité Político-Militar
“Arturo Gámiz” que en un principio quedó bajo el mando don Arturo Barboa
(El León de la Sierra), como un nuevo intento por darle continuidad a la lucha
iniciada por quienes osaron tomar por asalto el cuartel militar de Ciudad Ma-
dera en 1965, así como a la gesta encabezada por la columna de Oscar González
Eguiarte en 1968. También, de algún modo, era una forma de honrar y vengar
a los caídos. Así, una vez concretado el deslinde definitivo de Lucio Cabañas
con la Partidaria se decidió la consolidación del núcleo guerrillero que se venía
desarrollando en el norte del país, cuyas bases iniciales eran los contingentes
campesinos dirigidos anteriormente por el Movimiento 23 de Septiembre,
principalmente en la parte baja de la sierra de Sonora, lo que denominaban la
“subsierra”, hasta los linderos de los valles, particularmente en la zona formada
por los municipios de Quiriego, San Rafael de Urivo, Chínipas, Urique, Mori,
Témoris y Loreto, hasta alcanzar la parte alta de la sierra de Chihuahua, región
en la que actuaba el Comité Político-Militar “Oscar González Eguiarte”, al mando
de Carlos Ceballos Loya (Julián) y Miguel Topete Díaz (Navor).
Allá fue enviado como principal responsable de todos los focos guerri-
lleros y como representante de la Coordinadora Nacional de la Liga el General
Leopoldo Angulo Luken (Melchor), luego de haber pasado junto con Fermín
una temporada en el infierno de las calles de Culiacán, que entonces ardían
víctimas de la “enfermedad”.
Desde la fundación de la Liga el General defendió la propuesta de formar
un foco guerrillero en la zona baja de la sierra de Sonora, en el municipio de

2
Hirales Morán, Gustavo. (1996). Memoria de la Guerra de los Justos. México: Editorial Cal y
Arena.

258

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Crónica del mar-23 de Septiembre

Quiriego; su planteamiento era que un movimiento revolucionario no podía


concebirse sin un frente guerrillero rural, por tanto su objetivo era crear un
núcleo armado en aquella zona con el objetivo de extenderse hacia la sierra
alta de Chihuahua.
Bajo esta concepción el Buró Político de la Liga designó al General como
responsable militar de la zona comprendida por el llamado Cuadrilátero de Oro.
Y para lo cual se envió un grupo de combatientes divididos en tres comandos;
el primero se ubicó en la zona de Quiriego, Sonora, y los dos restantes se tras-
ladaron a la sierra de Chihuahua, uno en el municipio de Urique y el tercero en
Chinipas, experiencia que se tendría que contar por separado.3

En las profundidades del mar

Fabricio Gómez Souza fue un maestro de escuela rural en el poblado de Nanchi-


tal, del Estado de Veracruz. Militó durante su época estudiantil en la Federación
de Estudiantes Campesino Socialistas de México (fecsm) y vivió de cerca en
1963 el movimiento estudiantil de la Universidad Nicolaíta, en el estado de
Michoacán, mismo que concluyó con la expulsión de un rector “progresista”,
como consideraban a Eli de Gortari, y con la derogación de la ley orgánica de
esa institución.
En octubre de 1965, contando con treinta años de edad, tramita y obtiene
una beca para estudiar en la Universidad Patricio Lumumba, en Moscú. En los
meses siguientes obtendrían la misma beca un poco más de diez estudiantes
quienes también fueron enviados a estudiar en la entonces capital soviética.
Para finales de 1965 se encontraban en Moscú más de treinta estudiantes
mexicanos, los que, en su mayoría, habían sido becados a través de la embajada
soviética. La comunidad mexicana en la Lumumba solía reunirse en grupos
de estudio en los que se analizaban los principales acontecimientos políticos,
particularmente los relacionados con México. En el transcurso de tres años
fueron casi un centenar de estudiantes los que ingresaron a la Universidad de
la Amistad de los Pueblos del Mundo, pero sólo algunos como Fabricio, habían
regresado a la URSS después de concluir su beca.
En el transcurso de 1966 un grupo encabezado por Gómez Souza coinci-
dieron en la necesidad de formar un contingente armado que respondiera a la

3
Para el caso véase: Topete Díaz, Miguel. (2009). Los ojos de la noche. Guadalajara: Taller Edi-
torial La Casa del Mago; y José Luis Alonso Vargas. (2006). La Historia por Siete Guerrilleros
mexicalenses. s.e. Obra inédita.

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Hugo Esteve Díaz

necesidad de una vanguardia revolucionaria que condujera a México hacia el


régimen socialista, dado que en sus análisis y conclusiones consideraban que
para lograr ese objetivo se habían agotado todas las instancias por la vía pacífica.4
El grupo inicial estaba formado, además de Fabricio, por Leonardo Men-
doza Sosa, Camilo Estrada Luviano y Alejandro López Murillo; en el transcurso
de unos cuantos días al grupo se sumaron otros compañeros de estudios quie-
nes, como ellos, pertenecían al contingente de mexicanos que estaban becados
en la mencionada universidad rusa; se trataba de Candelario Pacheco Gómez,
Octavio Márquez Vázquez, Marta Maldonado Zepeda —hija del ex gobernador
de Baja California, Braulio Maldonado Sández—, José Luis Guerrero Moreno
y Salvador Castañeda Álvarez, quienes conformarían el grupo fundador del
Movimiento de Acción Revolucionaria.
Conscientes de las limitaciones tácticas y logísticas decidieron solicitar
el apoyo de algún gobierno socialista que estuviera dispuesto a otorgarles pre-
paración político-militar, además de las armas necesarias para emprender su
lucha. Hacia finales de 1967, y en primera instancia, recurrieron precisamente
al gobierno soviético el que, a pesar de rehusarse a brindarles directamente
dicho apoyo, les prometió ayudarlos más adelante a buscar otras alternativas.
Para 1968, cuando estalló el movimiento estudiantil en México, Fabricio
se encontraba aun en Moscú; hasta allá llegó la noticia de la masacre de Tlate-
lolco, lo cual constituyó para él la última y más contundente evidencia de que
todas las vías pacíficas y legales para instaurar el socialismo en nuestro país se
encontraban no sólo agotadas sino que además constituían un camino equi-
vocado; por tanto, al igual que otros muchos, el 2 de octubre se convirtió en el
detonador que los lanzó a la lucha armada.
Por lo demás, lo que sí era cierto, es que fuera de México existía un sector
de izquierda radical que estaba decidido a iniciar la lucha armada con el pro-
pósito de instaurar el socialismo en el territorio nacional.
La evaluación final que hizo Fabricio de los acontecimientos, al igual que
todos los que a partir de ese hecho se fueron a la guerrilla, era que la izquierda
en su conjunto, y en especial el Partido Comunista Mexicano (pcm), habían de-
mostrado su incapacidad para aprovechar la coyuntura y conducir al movimiento
de masas hacia la revolución. Por el contrario, consideraba que el partido había
asumido una posición oportunista y claudicante, misma que lejos de intentar
la formación de una vanguardia había conducido a las masas indefensas hacia
el desfiladero de la represión, llegando a descalificar incluso a aquellos sectores

4
Para el caso véase: Pineda Ochoa, Fernando. (2003). En las profundidades del mar. El oro no
llegó de Moscú. México: Plaza & Valdés Editores.

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Crónica del mar-23 de Septiembre

que venían haciendo grandes esfuerzos por radicalizar al movimiento, como


los que participaron en el asalto al Casco de Santo Tomás del Politécnico, el 23
de septiembre de aquel año.
A partir de este análisis Fabricio llegó a la firme convicción de que ahora
más que nunca se requería iniciar la lucha armada en México. Gracias a sus
relaciones con las autoridades soviéticas entró en contacto con los representantes
de algunas naciones socialistas con el objetivo de solicitar su ayuda.
La idea no era producto de la espontaneidad ni de la precipitación de los
hechos, el reducido grupo venía formulando ya desde 1966 la idea de constituir
un movimiento que posibilitara el arranque de una revolución en México, para
lo cual se había formulado lo que llamaron el “Programa de 14 Puntos” en los
que se planteaba la evidencia de que las “condiciones objetivas” estaban dadas
para iniciar el movimiento armado, en función de que, consideraban, “la or-
ganización necesaria para el cambio revolucionario debe ser político-militar”,
cuyo carácter, agregaban, sería democrático-popular por su forma y socialista
por su contenido; por lo tanto, este movimiento tendría la responsabilidad de
generar la conciencia colectiva —“condiciones subjetivas”— a fin de lograr que
el pueblo siguiera y apoyara a la vanguardia.
El primer paso que decidieron tomar fue obviamente solicitar el apoyo a
la embajada cubana, mismo que les negaron dadas las condiciones de amistad
existentes entre el gobierno de Fidel Castro y el de México. El paso siguiente fue
recurrir a Vietnam del Norte, quienes les negaron cualquier tipo de apoyo, ya
que en medio de una guerra en contra de Estados Unidos no estaban en condi-
ciones de financiar una guerrilla fuera de su país; luego acudieron al gobierno
de China en donde tampoco obtuvieron una respuesta satisfactoria; finalmente
y por recomendación de los soviéticos acudieron a la embajada de Corea del
Norte en Moscú, en donde encontrarían la respuesta que tanto esperaban,
aprovechando que no había relaciones diplomáticas de ese país con México.
En noviembre de 1968 Fabricio viajó vía Moscú a Pyongyang, capital
norcoreana, en donde se concertó el acuerdo de que un grupo de alrededor de
cincuenta elementos serían entrenados para la guerrilla, mismos que se tras-
ladarían a ese país en grupos separados y por diferentes rutas. De esta forma,
entre diciembre de 1968 y enero de 1969 llegaron a Corea del Norte, tal y como
estaba previsto, los primeros diez elementos del futuro grupo guerrillero, entre
los que se encontraban Alejandro López Murillo, Candelario Pacheco Gómez,
Octavio Márquez Vázquez, Camilo Estrada Luviano, Marta Maldonado Zepeda,
los hermanos Salvador y Dimas Castañeda Álvarez, Eufemio González Mancilla
y Jesús Pérez Esqueda, de los cuales sólo los tres últimos no formaban parte del
grupo que estudiaba entonces en Universidad Lumumba.

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Hugo Esteve Díaz

A finales de 1968 Gómez Souza y López Murillo regresaron a México con


la finalidad de reclutar nuevos elementos para su movimiento. Por esa época en
la Universidad de Michoacán se había vivido uno de los procesos de rebelión
estudiantil más importantes, lo que había generado la formación de cuadros
muy radicalizados pero que se encontraban dispersos después de la represión
y de la ausencia de una instancia que los aglutinara y condujera, cuya alterna-
tiva desde luego ya no era la Juventud Comunista del pcm, a la que un grueso
importante de estudiantes pertenecía.
Hasta allá se trasladó López Murillo con el fin de contactar a esos cuadros;
al primero que contactó fue a un experimentado activista llamado Horacio
Arroyo Souza, quien representó un papel fundamental en el entramado inicial
del grupo revolucionario; luego recurrió a Fernando Pineda Ochoa, con quien
existía una relación personal. A ambos los que convence y entusiasma con el
ofrecimiento de ingresar a una organización guerrillera y recibir entrenamiento
político-militar, en otro país (sin precisar desde luego de cuál se trataba).
Como producto del movimiento estudiantil nicolaíta y de las luchas po-
pulares en Morelia, así como en otras ciudades del estado de Michoacán, dentro
de un sector universitario radicalizado y que aún militaba en las Juventudes
Comunistas del pcm, se llegó a la conclusión de que el proceso revolucionario
no tendría mayor factibilidad más que a través de la vía armada; por tanto con-
sideraban ya por ese entonces la necesidad de contactarse con Lucio Cabañas e
incorporarse a la Brigada Campesina de Ajusticiamiento.
Este pequeño grupo —entonces sin denominación alguna— lo componían
básicamente Felipe Peñaloza García, Ángel Bravo Cisneros, Elías Alfaro Robles
(quien finalmente decidió abandonar el grupo y desistir de la lucha armada),
Leandro Isidro Rangel y Fernando Pineda Ochoa; éstos dos últimos conocían
a Carmelo Cortés, uno de los lugartenientes de Lucio Cabañas, y por medio de
él habían intentado incorporase a la guerrilla del sur, contacto que años des-
pués fue determinante para la incorporación de varios miembros del mar en
la Brigada. En suma, éste grupo fue parte de los primeros cuadros reclutados
en tierras mexicanas para la naciente agrupación revolucionaria.
En diciembre de ese año López Murillo “desapareció” (había partido con
el primer contingente a Corea del Norte) y Leandro se quedó como responsable
del grupo en estado de Michoacán, así como contacto con el resto de la organi-
zación. Tuvieron que pasar cerca de seis meses antes del envío de un segundo
contingente: finalmente en agosto de 1969 Leandro Isidro Rangel (Gustavo) fue
contactado por Fabricio Gómez Souza (Roberto), quien le indicó que Fernando
Pineda Ochoa (René) debe trasladarse como enlace a la ciudad de México y allá
esperar instrucciones.

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Crónica del mar-23 de Septiembre

Instalado en la gran capital René se entrevistó con Roberto, el principal


dirigente del movimiento, y éste le indicó que todo estaba listo para el traslado
de un nuevo contingente a Corea del Norte para recibir preparación guerrillera.
Sería un grupo de 17 combatientes. El primero que tendría que salir sería René,
viajaría el 11 de agosto con destino a Paris y ahí recibiría al resto del grupo, los
que llegarían en parejas, espaciados en intervalos de dos días una de la otra y de
ahí proseguirían la ruta especificada hasta la capital norcoreana. René se quedó
impresionado, estaba convencido de que iría a la sierra de Guerrero o a algún
nuevo campamento guerrillero en el territorio nacional, pero viajar hasta el otro
lado del mundo le resultaba casi increíble y lo único que acabó por convencerlo
de que esto era cierto fueron los boletos de avión y el dinero que le proporcionó
Roberto para el viaje.
A mediados de agosto de 1969 un grupo de 17 activistas —15 hombres y
2 mujeres— viajaron rumbo a la capital francesa; de Paris volaron a Berlín, de
ahí, unos días después, abordaron un tren hacia Moscú portando ya pasaportes
que los hacía pasar por “norcoreanos”. Finalmente, los primeros días de octubre
de aquel año, los futuros guerrilleros volaron desde la capital soviética hacia el
lejano Pyongyang.
Dadas las condiciones, Roberto había instruido a René sobre la ruta que
deberían seguir para llegar a su destino final, siempre mantendría contacto con la
dirección del movimiento y tendría la responsabilidad de coordinar a las parejas
que se trasladarían a Corea; sin embargo, se le había entregado un documento
que sólo podría abrir en el caso de perder el contacto o si las cosas se compli-
caban. En todo caso debería buscar la forma —vía la extradición— de viajar a
Alemania Federal y ya en Berlín cruzar el Muro y sólo hasta ahí podría leer el
mencionado documento, mismo que contendría las indicaciones sobre —dado
el caso— en dónde hacer un nuevo contacto. Tiempo después y ya instalado en
Pyongyang al leer el mencionado papel se dio cuenta del lugar en dónde habría
sido el nuevo contacto: La embajada de Corea del Norte en Alemania Oriental.
De esta forma, a principios de septiembre de aquel año llegó a Corea del
Norte el segundo contingente de mexicanos que recibió instrucción político-
militar en el proceso de formación del Movimiento de Acción Revolucionaria.
Este es el segundo grupo de 15 hombres y 2 mujeres que llegó a la nación asiática:
Fabricio Gómez Souza (Roberto), Fernando Pineda Ochoa (René), Felipe Peña-
loza García (Efraín), Leandro Isidro Rangel (Gustavo), Ángel Bravo Cisneros
(Eliécer), Manuel Arreola Téllez (Héctor), Ramón Cardona Medel (Antonio),
Horacio Arroyo Souza (Palafox), José Luis Chagoya Remigio (Nico), Armando
González Carrillo (Cruz), Andrés González Mancilla (Artemio), Edmundo
Mendieta Ramos (Daniel), Pedro Estrada Gámez (Juan), Estanislao Hernández

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Hugo Esteve Díaz

García (Gerardo), Guillermo Moreno Nolasco (Leonel), Ricardo Salgado (Javier),


Elba Marta Cisneros Zavala (Cristina) y Marisol Orozco Vega (Lidia).
En los primeros días de enero de 1970 Fabricio viajó nuevamente a Méxi-
co con el objetivo de incorporar a nuevos reclutas y para mediados del mes de
abril ya estaba de regreso en Pyongyang con otro contingente de 26 activistas
más. Entre los nuevos reclutas que viajaron en esa ocasión a Corea del Norte
estaban: Armado Gaytán Saldivar (Oscar) familiar de uno de los combatientes
de Madera; Herminia Gómez Carrasco, sobrina de Pablo Gómez quien junto a
Arturo Gámiz dirigieron el asalto a Madera; Luis Antonio Alvarado Martínez,
Arturo Castellanos Santiago, Juan Bosco García de León, José Luis González
Carrillo (Salomón), Francisco Paredes Ruíz, Elia Hernández Hernández (Rita),
Raymundo Ibarra Valenzuela (El Yaqui), Elda Nevarez Flores (Hilda), Rogelio
Raya Morales (el célebre Rayito), Baldemar Villarreal Alvarado, además de Wen-
ceslao José García (Sam), quien llegaría a formar parte de la dirección nacional
de la Liga Comunista 23 de Septiembre, y José Luis Martínez Pérez (Néstor),
uno de los últimos y más importantes dirigentes del mar.
En agosto de ese año concluyó el programa de entrenamiento político-
militar, determinándose entonces el regreso a México en diversos grupos y por
diferentes vías; de esa forma, para el mes de septiembre ya estaban de regreso
todos los miembros del nuevo grupo guerrillero.
Del primer grupo de diez que llegaron a Corea del Norte, sólo seis estudia-
ron en la Patricio Lumumba (Salvador, Alejandro, Marta, Candelario, Camilo y
Octavio); del segundo grupo la mayoría eran militantes de la Juventud Comu-
nista, doce procedentes de Michoacán y siete de Chihuahua; el resto provenía
de los agrupaciones estudiantiles que había actuado en las normales rurales.
Todos sometidos a una estricta disciplina militar en donde las ordenes, como
es común, no se discutía, sólo se acatan.
Sin embargo, antes de regresar a México ya se enfrentaban a serias contra-
dicciones internas, la principal era relativa a la crítica del “militarismo” extremo
y al centralismo al que los dirigentes pretendían someter a sus cuadros, lo que
parecía una continuación de la férrea disciplina del régimen militar que habían
recibido durante su entrenamiento en el continente asiático. En lo táctico tam-
bién se produjeron divisiones, unos propusieron que antes de entrar en acción
deberían emprender el trabajo de masas, permear en los pueblos y crear la con-
ciencia revolucionaria; otros, la mayoría y más radicales, apoyaban la línea de
los más altos dirigentes, que consistía en pasar de inmediato a la acción armada
y a partir de ahí servir de detonador de la revolución.
Respecto a esta última posición también se derivó una nueva discusión,
la relativa a en dónde poner el énfasis del movimiento armado: en el campo

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Crónica del mar-23 de Septiembre

o en la ciudad. Lo cual no significaba una discusión menor, dado que partía


sobre la definición teórica de quién debía representar el papel de vanguardia
revolucionaria: el proletariado rural o el obrero.
A partir de esta situación se empezaron a dar los deslindes al interior del
movimiento, el primero en plantearlo fue Camilo Estrada Luviano (Cuauhté-
moc) un alto dirigente y del grupo fundador, quien al poco tiempo de regresar
a México acordó con el alto mando su separación del grupo armado (más tarde,
luego de las primeras detenciones del grupo guerrillero se entregó voluntaria-
mente a las autoridades en marzo de 1971).
Inmediatamente después, tres elementos del segundo contingente se re-
belaron pero nada más uno renunció al grupo armado: Ricardo Salgado Torres
(Javier); mientras que a los dos restantes se les logró recuperar para la causa
revolucionaria. Poco tiempo después se dio una nueva división, hubo críticas,
denuncias y acusaciones mutuas; luego de estas discrepancias seis militantes se
insubordinaron pero finalmente sólo tres de ellos abandonaron el movimiento,
se trató de Mario o Joaquín (un joven campesino de 15 años, analfabeta y sin
ninguna conciencia revolucionaria) así como Santiago, quien desertó apenas
estuvo de regreso en México, mientras que los otros tres se mantuvieron en pie
de lucha (Antulio, Braulio y Ulises).
A estas divisiones habría que añadir el que dos miembros más al mo-
mento de regresar a su país huyeron sin dejar rastro, Pedro y Salvador (el que
presuntamente huyó llevándose una cuantiosa cantidad de dinero propiedad
de la organización) y debido a lo cual se les tuvo por desertores, además de
acusarlos de poner en grave riesgo la seguridad interna de la organización. Más
tarde, luego de las primeras detenciones por parte de la policía dos miembros
más desertaron sin dejar rastro: Lorenzo y Martín.
En suma, del grupo original de 56 elementos que recibieron entrenamiento
político-militar en Corea del Norte, antes de entrar en acción, nueve causaron
baja en las circunstancias antes descritas.

La convergencia con el Movimiento de Acción Revolucionaria.

Instalados en territorio nacional se determinó la nueva Dirección Nacional del


movimiento, la cual quedó integrada por siete dirigentes: Fabricio Gómez Souza
(Roberto), Candelario Pacheco Gómez (Víctor), Ángel Bravo Cisneros (Eliécer),
Alejandro López Murillo (Romeo), Leonardo Mendoza Sosa (Sergio), José Luis
Guerrero Moreno (Andrés) y Octavio Márquez Vázquez (César).

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Hugo Esteve Díaz

Ya reestructurado el mar, se distribuyó en cuatro áreas o secciones, una


a cargo del reclutamiento, otra del entrenamiento, una más de educación y la
cuarta para operaciones militares (expropiaciones); todas bajo una dirección
nacional integrada por los siete elementos anteriormente aludidos. Así, en menos
de dos meses el grupo prácticamente se duplicó, instalaron casas de seguridad y
campos de entrenamiento en distintas partes del país; un grupo se trasladó a la
sierra de Chihuahua y Sonora para realizar exploraciones de la zona y evaluar
las condiciones de la región con el propósito de contactar a los maderas, que
para entonces ya se encontraban integrados en el denominado Movimiento
23 de Septiembre, y con ello insertar una columna rural del grupo guerrillero;
al resto se le encomendaron otro tipo de tareas propias de la organización, no
obstante que no todos pasaron a la absoluta clandestinidad y algunos de ellos
combinaron sus actividades cotidianas con el grupo armado.
El año de 1970 fue un periodo de preparación. De Corea del Norte habían
regresado con una cantidad de dinero que amenazaba con terminarse rápida-
mente y el armamento que habían solicitado nunca les fue entregado, por lo
que decidieron realizar pequeñas expropiaciones de poca notoriedad con el
propósito de obtener recursos para financiar el movimiento sin ser detectados
por la policía.
Lo más irónico del caso respecto del mar es que siendo el grupo guerrillero
con el más alto grado de “profesionalización”, el único que fue financiado en su
proceso de formación y en haber recibido entrenamiento militar en otro país,
tuviera un destino tan poco previsible como desastroso. En febrero de 1971 a
las afueras de la ciudad de Jalapa, en el estado de Veracruz, fueron detectados
“por casualidad” cuatro miembros de una célula en una casa de seguridad don-
de son detenidos y luego trasladados a la ciudad de México, en donde fueron
interrogados por elementos de la Dirección Federal de Seguridad (dfs).
Por esos días el movimiento contaba con una casa de seguridad en la ciu-
dad de Salamanca, Guanajuato, en donde por la imprudencia de Romeo —uno
de los instructores— se suscitó un accidente que le causó la muerte a Manuel
Arreola Téllez (Héctor), al que le explotó en la cara un rifle con el que estaba
practicando, a pesar de que sabían que estaba defectuoso y de que incluso el
propio instructor lo obligó a utilizar; hecho por el cual posteriormente López
Murillo fue destituido de la Dirección Nacional.
Frente al imprevisto se vieron obligados a abandonar esa casa y ade-
más en la necesidad de establecer un nuevo domicilio en dónde refugiarse y
continuar el entrenamiento; las circunstancias llevaron a René a trasladarse a
Pachuca, en el estado de Hidalgo, y luego de ahí a la capital veracruzana. Hasta
allá Romeo trasladó a tres elementos: Elisa, Emilio y Victoria, sin embargo, el

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Crónica del mar-23 de Septiembre

incumplimiento de las medidas mínimas de compartimentación pusieron al


grupo bajo sospecha.
El arrendador notó —quien había sido policía judicial en el Estado— una
conducta poco común y hasta sospechosa en sus nuevos inquilinos y estando
al tanto de la noticia de que recientemente se habían realizado un asalto ban-
cario en la ciudad de México en el que habían matado al guardia de seguridad
—operación ejecutada ciertamente por un comando del movimiento— y sobre
la jugosa recompensa que se ofrecía por sus ejecutores; el olfato policiaco del
casero lo llevó a pensar en la posibilidad de estar frente a una banda de asaltantes
comunes, por lo que de inmediato dio parte a las autoridades.
El 16 de febrero de ese año se inició la caída en racimos de una gran parte
de los marinos, nueve en un primer operativo: los cuatro habitantes de la casa
en Jalapa más René que había regresado con cuatro compañeros más; el resto
del grupo iría cayendo poco a poco. Ya al tanto de que se trataba de un grupo
guerrillero la policía inició los interrogatorios, lo que les permitió ubicar las
diversas casas de seguridad con que contaba el grupo en otras ciudades del país,
tanto en el Distrito Federal como en Pachuca y Acapulco.
Entre los primeros detenidos estuvo nada menos que su principal diri-
gente: Fabricio Gómez Souza (Roberto), además de Fernando Pineda Ochoa
(René), Ángel Bravo Cisneros (Eliécer), Salvador Castañeda Álvarez (Jaime),
Ramón Cardona Medel (Antonio), Felipe Peñaloza García (Efraín o Ramiro)
y Alejandro López Murillo (Romeo). El resto de los detenidos fueron los si-
guientes: Elia Hernández Hernández (Rita), Ana María Parra de Tecla, Ramón
Ramos Mogrovejo, Rogelio Raya Morales, Armando González Carrillo, Dimas
Castañeda Álvarez, Berta Vega Fuentes, Ezequiel Castañeda Álvarez, Carlos
González Navarro, Agustín Hernández Rosales, José de Jesús Gutiérrez Sierra,
Eulalio Gómez Mejía y José Francisco Paredes Ruiz.5
Lo que sabían Elisa y Emilio no era mucho, sólo que Antonio era el con-
tacto con Romeo y que tenían la orden de esperar en aquella casa hasta nuevas
instrucciones. En menos de quince días se presentó el contacto en la casa de
seguridad ubicada en la calle Guadalupe Victoria número 121 de la ciudad de
Jalapa en donde la policía ya lo estaba esperando, era Ramón Cardona Medel
(Antonio). Durante el interrogatorio éste reveló la existencia de su organización,
los detalles de su formación en el extranjero, señaló la ubicación de las casas
de seguridad que conocía y seguramente bajo tortura delató a algunos de los
principales dirigentes.

5
Payán, Víctor y M. Campos Díaz y Sánchez. Consigna la Procuraduría a Veinte “Guerrilleros”
entrenados en Corea. Periódico Excélsior. México 16 de marzo.

267

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Hugo Esteve Díaz

La historia de Antonio es compleja, nació en un poblado llamado Zapote


de Parras, en el estado de Michoacán, estudió en la Universidad de esa entidad
y había sido militante de la jc, además formaba parte del segundo grupo que fue
entrenado en Corea del Norte y en ese entonces estaba a cargo de los cuadros
de entrenamiento. Al acudir a su contacto fue detenido el 21 de febrero de 1971
por agentes de la dfs, quienes ya lo estaban esperando gracias a la información
proporcionada por sus propios compañeros. Pasó más de seis años en la prisión
de Lecumberri en donde formó parte de una célula de educación junto con otros
combatientes presos. Salió libre el 10 de agosto de 1977 y de nuevo se contactó
con el grupo armado, que para esas fechas ya se había fusionado con la Liga
Comunista 23 de Septiembre. Un año más tarde la Brigada Blanca ejecutó el
asalto a una casa de seguridad de la Liga ubicada en ciudad Nezahualcóyotl,
Estado de México, en donde luego se dio a conocer que Ramón Cardona había
muerto durante el enfrentamiento con la policía. Su cuerpo nunca fue identi-
ficado y hoy forma parte de los cientos de casos de desaparecidos registrados
por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Luego de la detención de Antonio en menos de treinta días, y sin disparar
una sola bala, fueron apresados una veintena de miembros del mar, con lo que
prácticamente quedó desmantelada la organización armada.
El 15 de marzo se hizo pública la detención del grupo guerrillero, en la
opinión público fueron presentado varios de sus elementos y se dieron a cono-
cer los planes de “subversión” que se propusieron emprender. En el otro lado
del mundo las cosas se complicaron aún más, la cancillería mexicana ordenó
a su embajador en Moscú abandonar de inmediato la urss, mientras que en la
capital del país el canciller Emilio Rabasa notificó el 18 de marzo la expulsión de
cinco diplomáticos rusos, entre los que se encontraba el encargado de negocios
y un alto oficial de la kgb.6
La detención de los miembros del mar y las revelaciones hechas por Raya
Kiselnikova, funcionaria de la embajada soviética en nuestro país —quien a
cambio de asilo político proporcionó información acerca de los planes de la
kgb en México— permitió al gobierno mexicano dar a conocer frente a la opi-
nión pública los planes de un “complot internacional”, en donde se destacó la
preparación de un movimiento guerrillero en el extranjero, noticia que acabó
por confirmar la teoría de que en nuestro país se preparaba una “conjura co-
munista” desde el exterior.

6
Barron, John. (1976). Conjura para destruir México. En kgb. La labor clandestina de los agentes
secretos soviéticos. México: Editorial Diana.

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Crónica del mar-23 de Septiembre

Luego de aquellas detenciones el resto de la dirección del movimiento entró


en una fase de repliegue y revisión de los hechos; el análisis traspasó el ámbito
de la objetividad y fácilmente se cayó en acusaciones mutuas, reproches sobre
el cumplimiento de las responsabilidades; se habló de traición y de violaciones
a los principios mínimos de toda organización clandestina. Sin embargo, las
cosas empeoran aún más. Al poco tiempo fueron detenidos por la policía otros
mandos guerrilleros durante una reunión de la Dirección Nacional celebrada
en Puerto Vallarta, Jalisco, en la que cayó preso uno de los jefes fundadores:
Candelario Pacheco Gómez (Víctor).
Entre febrero y marzo de 1971, la mayoría de los marinos se quedaron
flotando a la deriva y en busca de un faro que los condujeran hacia buen puer-
to. Al mando de la organización quedaron tres de los fundadores del grupo
original: Leonardo Mendoza Sosa (Sergio), José Luis Guerrero Moreno (An-
drés) y Octavio Márquez Vázquez (César), quienes coordinaron los dos y casi
únicos frentes con que contaba el mar, además de mantener el contacto con
los compañeros caídos presos en el Palacio Negro de Lecumberri, cuyo enlace
era Rafael Ramírez Duarte (quien fue detenido por la policía en 1977 y hoy es
otro de tantos desaparecidos).
Durante el resto de 1971 se perdió la perspectiva del trabajo de masas y el
movimiento se repliega hacia el militarismo extremo; en ese año se realizaron
la mayoría de las acciones armadas que a nombre propio ejecutó el mar, prin-
cipalmente asaltos bancarios, lo que respondió más a una medida desesperada
de sobrevivencia que a una forma de financiar su paso a la “fase superior” de
la revolución.
Pusieron en acción sus comandos y se lanzaron a ejecutar varias expro-
piaciones; así, en el periodo que va de junio a octubre de 1971 llevaron a cabo
hasta cinco asaltos bancarios, incluyendo dos en el mes de junio y la mayoría en
el Distrito Federal. Acciones en las que la falta de planeación, la improvisación
y la inexperiencia dejaron abiertas nuevas pistas para la persecución policíaca;
por tanto, para fines de aquel año cayeron presos otra vez un gran número de
elementos y además se recuperó la mayor parte del dinero expropiado.
A pesar de todo, hacia mediados de 1971 nuevamente se reestructura la
Dirección Nacional (compuesta entonces por seis elementos), lo que representa
el arribo de una nueva generación de dirigentes cuyo enfoque se fue orientando
cada vez más hacia la visión de conformar una nueva organización armada a
nivel nacional que se constituyera en el partido del proletariado; mérito que le
correspondió a César, uno de los fundadores.

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Hugo Esteve Díaz

Encuentros y desencuentros: La fusión orgánica del mar-23

Entre los nuevos dirigentes que asumieron el mando del movimiento estaban:
Leonardo Mendoza Sosa (Sergio), José Luis Guerrero Moreno (Andrés), Octavio
Márquez Vázquez (César), Wenceslao José García (Samuel), José Luis Martínez
Pérez (Néstor), Armado Gaytán Saldivar (Oscar) y Marta Maldonado Zepeda
(Lázara).
A partir de entonces y con un nuevo enfoque se reforzaron los contactos
que tenían en la sierra de Chihuahua y Sonora con el Movimiento 23 de Sep-
tiembre (M-23). El principal contacto de los marinos era Javier Gaytán Saldivar
(Jacobo) quien había participado en los Encuentros de la Sierra en 1963 al lado
de Arturo Gámiz; posteriormente, hacia finales de 1968 se había integrado al
Movimiento 23 de Septiembre y en 1970 se había pasado a las filas del mar.
Su hermano Armando (Oscar) formaba parte del tercer contingente que había
viajado a Corea del Norte y luego de la caída de la plana mayor del movimiento
había pasado a un puesto de dirección, por lo que a través de Jacobo y Oscar se
reiniciaron los contactos con los dirigentes del M-23.
Los acercamientos se iniciaron desde enero de 1971, pero con las primeras
caídas se tuvo la necesidad de suspender temporalmente las negociaciones con
vías a discutir la probable fusión entre ambas agrupaciones; estaba programada
una reunión en Acapulco los primeros días de febrero de ese año pero al tener
noticia de las caídas de Jalapa se canceló la mencionada reunión hasta nuevo
aviso.
Tuvieron que pasar casi seis meses para que por fin se retomara el proyecto
y se concretara el tan anhelado esfuerzo; de esa manera, en el mes de junio de
aquel año, finalmente se concretó la unificación entre ambas organizaciones
guerrilleras dando origen a lo que denominaron Movimiento de Acción Revo-
lucionaria 23 de Septiembre (mar-23).
En este proceso la Dirección Nacional quedó conformada por nueve
elementos: los seis ya en funciones del mar: Sergio, Andrés, Samuel, Néstor,
Oscar, Lázara y César; además por parte del M-23 sus tres principales jefes:
los hermanos Manuel (Julio) y Eleazar (Andrés) Gámez Rascón, más Rodolfo
Gómez García (El Viejito o Matusalén).
Por esas mismas fechas se decidió formalizar los contactos con la Brigada
Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres que desde hacía más de
cuatro años Lucio Cabañas mantenía levantada en armas en la sierra de Guerrero.
Después de la caída de Víctor la dirección nombró a Sam como responsa-
ble del reclutamiento de los nuevos cuadros por lo que éste se dio a la tarea de
recorrer varios lugares del país buscando nuevos adeptos y establecer contactos

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Crónica del mar-23 de Septiembre

con otras organizaciones revolucionarias. El Sam aprovechó que durante su


estancia en la Escuela Normal de Ayotzinapa había conocido a Dionisio, un
antiguo militante espartaquista que había coincidido con Lucio Cabañas durante
su internado en la mencionada escuela y ahora formaba parte en el estado de
Morelos de un grupo de base del Partido de los Pobres. Establecido el contacto
el Sam le confió a Dionisio la existencia de su organización guerrillera, al mismo
tiempo que le solicitó tramitar a nombre de él una cita con el máximo jefe del
Partido de los Pobres.
En los primeros días de agosto de 1971 el Sam subió a la sierra de Guerrero
y se entrevista con Lucio, al que le presentó los objetivos de su organización y
le manifestó su deseo de iniciar un proceso de unificación orgánica entre sus
respectivas agrupaciones. Viendo Lucio con simpatía el ofrecimiento se logró que
el resultado inmediato de esta reunión fuera el acuerdo de un trabajo conjunto
entre los dos agrupamientos, considerando los siguientes compromisos: uno,
el mar 23 contribuiría con la preparación militar de los cuadros de la Brigada,
para lo cual se convino que aquella facilitaría diez elementos para que subieran
de manera permanente a la sierra; dos, conservando la independencia de sus
respectivas estructuras, el mar-23 proporcionaría a la bca el apoyo logístico
necesario; y tres, la formación de un organismo conjunto que coordinaría los
acuerdos entre ambas organizaciones.
A partir de este acuerdo, entre los que suben a la sierra de Guerrero
podemos mencionar a Javier Gaytán Saldivar (Jacobo), Andrés González Man-
cilla (Artemio), Jacobo Gámiz García (el hermano de Arturo), Saúl López de
la Torre (Fox), Jesús Cadena López (Aníbal) y Aurora de la Paz Navarro del
Campo (Lilia).
No obstante, la fusión entre el mar y el M-23 todavía no había terminado
de cuajar cuando empezaron a salir a flote las pugnas internas entre sus diri-
gentes; el punto de discrepancia fue la división del trabajo y la visión estraté-
gica hacia donde los jefes querían orientar a la nueva organización. Un sector
pretendió que los “teóricos”, representados por Julio y el Viejo, fueran los que
fijaran las directrices, los que ordenen, pues; y que los “prácticos”, es decir, los
cuadros formados en el mar, fueran los que ejecuten las acciones, o que nada
más obedecieran.
Perspectiva que a todas luces fue vista como un intento abusivo por
parte de Julio para tomar el control absoluto de la naciente agrupación; lo que
desde luego contrajo suspicacias y recelos por parte de los jefes históricos del
mar, mismos que incluso insinuaron la posibilidad de una separación. En vía
de mientras las cosas así se quedaron, unos tratando de imponerse y los otros
tratando de no dejarse.

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Hugo Esteve Díaz

Pocos meses después se dio un acontecimiento que terminaría por ahon-


dar las mencionadas discrepancias: la aparición de Raúl Ramos Zavala con su
propuesta de unificación de todos los grupos guerrilleros.

La incorporación a la Liga Comunista 23 de Septiembre

Hacia finales de 1971 Marta de los Ríos le presentó a Carmelita, de la dirección


del mar en Chihuahua, a los representantes de los Procesos: el propio Raúl, Ig-
nacio Salas Obregón y Jorge Sánchez Hirales. Un primer acuerdo fue reunirse
los primeros días del año siguiente en la ciudad de México para delimitar las
bases de una posible alianza. No obstante, a partir de 1972 se precipitaron los
acontecimiento y se agudizó la crisis en la dirección de distintos grupos gue-
rrilleros al caer muertos tres de los principales y más importantes dirigentes
del movimiento armado: Raúl Ramos Zavala, de los Procesos; Diego Lucero
Martínez, de los Guajiros; y Genaro Vázquez Rojas, máximo dirigente de la
Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (acnr).
A principios de 1972 se dieron todavía nuevas caídas con las que se volvió
a tocar la estructura de mando del movimiento: Eufemio González Mancilla
(Alfredo) —uno de los jefes entrenados en Corea— fue detenido en Guadalajara
junto Raymundo Ibarra Valenzuela y Baldemar Villarreal Alvarado, a mediados
de febrero de ese año.7
Frente a los acontecimientos la reunión pactada ya no se pudo llevar a
cabo y fue hasta el mes de mayo de 1972 en que se retomaron las negocia-
ciones entre los Procesos y los dirigentes del mar. A la cita acuden por los
primeros —y ya bajo la concepción de la Organización Partidaria— Ignacio
Salas Obregón y José Ángel García Martínez; por los segundos fue Wences-
lao García José, aunque más tarde y para nivelar la discusión ideológica, se
incorporaron Manuel Gámez Rascón, Rodolfo Gómez García y además se
logró colar también a Marta Maldonado Zepeda, quien formaba parte de la
dirección del mar-23.
Por todo acuerdo se estableció el compromiso de trabajar en conjunto
con vías a la formación de una coordinadora nacional desde la cual impulsar
el proyecto de unificación de los grupos armados. A partir de entonces se dará
de manera acelerada la conjunción de diversas agrupaciones que hasta entonces
actuaban de manera aislada, como en el caso del mar-23. Con esta suma de

s.a (16 de febrero de 1972) Caen cuatro jefes del mar entrenados en Corea. Periódico Últimas
7

Noticias. 2da. Edición.

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Crónica del mar-23 de Septiembre

esfuerzos y agrupaciones nació la llamada Organización Partidaria, con Oseas


al frente de la profecía, embrión de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
No obstante, cabe recordar que desde el año de 1971 Leopoldo Angulo
Luken, en representación de los Guajiros, ya había entrado en contacto con Lucio
Cabañas por conducto del Carlos Ceballos (Julián); por eso, cuando se retomaron
las negociaciones con la Brigada cayeron sobre blandito. Así, en agosto de 1972,
subieron a entrevistarse con Lucio los principales jefes de la Partidaria: Oseas,
el General, Sam y Julio; el principal acuerdo fue que inicialmente se llegó fue
la incorporación de varios combatientes urbanos a la Brigada Campesina de
Ajusticiamiento, con el penoso desenlace que al día de hoy es conocido.
En abril de 1973 Lucio Cabañas determinó la expulsión de la sierra de
todos los urbanos; por su parte un sector minoritario del mar que no se había
alineado de inmediato a la propuesta de la Partidaria realizaron un último
intento por reestructurar su propio movimiento, partiendo incluso de las dis-
crepancias que mantenían desde antes con los lineamientos de Julio; para en
enero de 1973 una parte de la frágil dirección del mar celebró en Chiapas su
Consejo Nacional con el fin de discutir el futuro del movimiento, en el sentido
de resolver si era conveniente sumarse a la propuesta de la Liga o continuar su
camino de manera independiente.
Evaluadas las condiciones y el escaso potencial del mar resulta lógica su
pulverización, al grado de que algunos de los dirigentes acordaron darlo por
desintegrado y dejar que cada militante se agrupara en la organización que más
le conviniera.
Un sector decidió continuar dentro del mar-23 y evaluar de manera
integral la propuesta de la Partidaria, lo que en pocos meses llevó a su incor-
poración formar a la Liga Comunista 23 de Septiembre, en marzo de 1973. Lo
mismo sucedió con el grupo de marinos que operaban desde 1972 en la sierra
de Oaxaca dentro de la Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata (brez), cuyo
jefe político-militar en ese entonces era el Sam y cuando ésta acaba formalmente
integrada a la Liga fue sustituido por Antonio Gallangos Cruz (Simón) y Luis
Miguel Corral García (Joel). Mientras que otro sector minoritario, como el
representado por Saúl López de la Torre, formó una nueva agrupación a la que
denominaron Brigada Revolucionaria Frank País (brfp), de efímera e inocua
existencia.
El sector más combativo del mar optó por la reintegración de sus cuadros,
por lo que decidieron la separación definitiva del mar-23 y de las pretensiones
absolutistas de Julio; asimismo tomaron la determinación de reconstruir su
movimiento de manera independiente por lo que provisionalmente se separa-
ron del proyecto de integración a la Liga dejando abierta la posibilidad de una

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Hugo Esteve Díaz

futura unificación. Este sector lo encabezó José Luis Martínez Pérez (Néstor),
quien constituyó un nuevo comité directivo del que formaron parte: Horacio
Arroyo Souza (Palafox), Alejandro Peñaloza García (Elías), Ramón Cardona
Medel (Antonio), Armando Gaytán Saldivar (Oscar), José Antonio Castillo Vi-
loria (Marcos), Elín Santiago Muñoz (Martín), y el legendario César quien junto
con Néstor ocupó el mando del mar, hasta su desaparición definitiva en 1979.
Para el mes de agosto de 1973 ya habían salido prácticamente la tota-
lidad de los militantes urbanos de la sierra de Guerrero, la mayoría de ellos
acabaron integrándose a los distintos frentes que la recién fundada Liga les
indicó. Por esas mismas fechas los dirigentes del mar, actuando ya de manera
independiente, determinaron que con el fin de mantener un frente guerrillero
en la zona rural algunos de los que participaron en la Brigada Campesina de
Ajusticiamiento se trasladaron a la Huasteca hidalguense; allá enviaron a Pa-
lafox al mando de una pequeña columna que inició las tareas de exploración
y empezó por establecer contactos entre los grupos de base, en donde Fabián
había desarrollado un trabajo previo, por lo que éste fue designado como el
responsable militar de la avanzada, mientras que Palafox fue nombrado como
“comisario político”.
Además de Fabián y Palafox la columna la integraron: Remigio, un profesor
rural con una importante influencia en la región, Teodoro que era el que mejor
conocía la sierra y ejercía las funciones de guía; Darío quien fungió como enlace
con el mando y Miguel Ángel, el médico de la columna; este fue el equipo básico
cuya labor fue determinante en la configuración y desarrollo de la guerrilla en
aquella franja de la Huasteca.
Con el tiempo se incorporaron otros elementos hasta integrar un frente de
quince insurgentes compuesto de doce hombres y tres mujeres; se formaron co-
misiones para la ejecución de las faenas propias de la guerrilla y se fortalecieron
los contactos con las comunidades. Todo pareció marchar de la mejor manera
hasta que se presentó la expulsión de uno de los elementos de la columna, con
quien parece se marchó también la buena surte.
En los primeros días del mes de octubre de ese año la policía tomó por
asalto una casa de seguridad que el mar tenía en la Colonia Rubén Jaramillo,
en el estado de Morelos, en ese lugar detuvieron a varios guerrilleros, entre los
que podría estar Luis. Por tal motivo, y como medida de seguridad se determinó
el abandono de las demás casas de seguridad, como la que tenían en un barrio
popular del Distrito Federal, casa en la que más tarde también fueron detenidos
por la policía algunos de sus cuadros, entre ellos Braulio, precisamente en el
momento que realizaban la mudanza luego de ser advertidos sobre la caída de
los de la colonia Jaramillo.

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Crónica del mar-23 de Septiembre

Braulio fue llevado a los separos de la dfs y ahí confundido con su hermano
Luis. En los separos le mostraron una foto de su hermano al lado nada menos
que de otro líder guerrillero en la zona de Morelos al que conocían como El
Güero Medrano. Frente a la presión y la tortura Braulio terminó por confesar su
verdadera identidad y señaló al único de los dirigentes que él conocía, a Marcos,
quien era miembro de la dirección del mar y del que bajo su responsabilidad se
encontraba la coordinación con otras organizaciones. En poco tiempo Marcos
también fue detenido y presa del pánico a la segunda bofetada delató de la ma-
nera más humillante a todos los dirigentes, las bases de operación y los planes
de acción, además del foco guerrillero instalado en la Huasteca; el resultado:
26 personas detenidas y varios muertos más. Ésta fue la caída más importante
desde aquel fatídico 16 de marzo de 1971.
Entre algunos de los detenidos del 26 de octubre de 1973 podemos men-
cionar al propio José Antonio Castillo Viloria (Marcos), Minerva Armendáriz
Ponce, René Arredondo Silva, José Luis Chagoya Remigio (Marcial), Juan Bosco
García de León, José Luis González Carrillo (Salomón), Saúl López de la Torre
(Fox), Alma Gómez Caballero y Herminia Gómez Carrasco —la hija y sobrina,
respectivamente, del doctor Pablo Gómez— entre algunos más.
En el interrogatorio Marcos reveló el lugar a donde regularmente llegaban
los enlaces del destacamento hidalguense cuando viajaban a la capital del país; se
trataba la casa de los hermanos Jaime, Ezequiel y Noé González. De inmediato
la policía tomó el lugar, los mantienen varios días como rehenes en su propia
casa y esperan hasta que finalmente se presentan en el domicilio Laura y Mauro,
quienes desconociendo las circunstancias caen con facilidad en la trampa. De
ahí se desencadenó todo: Mauro “avienta” a Darío y éste a su vez se ve obligado
a ubicar la zona en donde se tenía instalado el campamento guerrillero.
No obstante, la información que proporcionó Darío no fue suficiente como
para ubicar el lugar preciso del mencionado campamento, además de que por
otros medios Fabián se enteró de la detención de sus demás compañeros. En
consecuencia se extendió un cerco militar que duró casi diez meses hasta que
finalmente fue ubicada y envuelta la columna insurgente. En cuestión de días se
montó un cerco que los obligó a replegarse en un sitio del que ya difícilmente
podrían salir; entonces, tratando de romper el cerco decidieron abrir una salida
dividiendo al grupo: un comando de cinco elementos encabezado por Fabián
provocó al enemigo obligándolo a seguirlos, mientras que Palafox y el resto de
la columna aprovecharon el momento para buscar una salida e intentar huir.
La táctica no resultó, el Ejército adivinó la jugada y sólo envió un pequeño
pelotón tras el grupo de Fabián, mismos que contando con mejor suerte final-
mente lograron sobrevivir a la emboscada; mientras que el grueso del destaca-

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Hugo Esteve Díaz

mento militar prosiguió en el cerco y estrangulando todas las salidas cayó sobre
el grupo guerrillero cerca de la mina conocida como El Chico.
Lo que pasó ahí después hasta la fecha no está muy claro, algunos creen
que Palafox al verse vencido se rindió, que fueron detenidos y luego traslada-
dos al Cuartel Militar de Pachuca; otros aseguran —como Fabián— que por
el contrario, que resistieron el combate hasta el final y que los sobrevivientes
fueron ahí mismo fusilados. Como sea que hayan sido las cosas lo único cierto
es que ni Horacio Arroyo Souza (Palafox), ni Ana Luz y Sara Mendoza Sosa
(hermanas de uno de los fundadores del mar), ni Juan, ni Teodoro, ni Darío,
o su esposa y sus dos hijos, ni ninguno otro de los combatientes del El Chico
volvieron a aparecer después de aquellos días del mes de agosto de 1974. Mien-
tras tanto, en los medios se anunció a la opinión pública de un enfrentamiento
entre campesinos en la zona de la huasteca hidalguense.
A raíz de estos acontecimientos el mar entró en una nueva etapa de reflujo,
varios de sus miembros buscaron el cobijo de la Liga y emprendieron algunas
acciones a nombre de ésta dentro de la Brigada Roja que operaba principalmente
en el Distrito Federal; mientras que algunos de sus cuadros intimidados por la
represión optaron por el retiro con lo que se presentaron varias deserciones; en
tanto, lo que restaba de la dirección del movimiento fijó la línea de establecer
un receso y emprender el trabajo de masas, lográndose vincular principalmente
con la disidencia del sector magisterial y en algunas agrupaciones populares y
campesinas.

Una travesía por el mar muerto

Hacia finales de 1974 una noticia estremeció las estructuras del movimiento
armado en su conjunto: La muerte de Lucio Cabañas. Su caída vino a representar
no sólo la completa desarticulación de la Brigada Campesina de Ajusticiamien-
to sino la práctica desaparición del único frente guerrillero rural de auténtica
consideración.
El Partido de los Pobres se había constituido como el brazo político de
masas a nivel nacional y estaba dirigido por Lucio desde la Brigada Campesina
de Ajusticiamiento; en su seno existían agrupaciones que no necesariamente
participaban en la lucha armada y por lo mismo contaban con una mayor pre-
sencia dentro de las bases populares y campesinas. Esta característica permitió
que luego de eliminada la bca el partido lograra sobrevivir, aunque a partir
de entonces se sumergió completamente en la clandestinidad, lo que explica
su posterior permanencia todavía por un periodo más o menos considerable.

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Crónica del mar-23 de Septiembre

El caso es que luego del combate en el que murió Lucio, en el transcurso


de los primeros días de enero de 1975 siete milicianos logran con muchas difi-
cultades escapar del cerco militar; su estado es deplorable y el único contacto
con el que cuentan es una célula del mar que aun operaba en Guerrero como
enlace con otra organización revolucionaria que operaba en la zona, la Unión
del Pueblo, misma que tiempo después se convirtió en el Partido Revolucio-
nario Obrero Campesino Unión del Pueblo y luego de su posterior fusión con
el Partido de los Pobres dieron origen a aquella extraña nomenclatura que se
denominará procup-pdlp.
Lo más insólito del caso es que todavía por esos años el Movimiento de
Acción Revolucionaria seguía actuando de manera independiente como una
organización armada en tránsito a convertirse en un movimiento de masas.
Esta fue la última fase de su historia:
Por instrucciones de Néstor —quien entonces fungía como el principal
dirigente del mar— los milicianos del pdlp fueron trasladados a Puebla y de
allá nacerá un proyecto de difusión y coordinación revolucionaria que será
conocida como la “Cuadri”, que sin renunciar definitivamente a la vía armada
se dio a la tarea de trabajar entre las organizaciones de masas, el proyecto se
llamó El Sentir de los Pobres.
José Luis Martínez Pérez (Néstor) nació en el puerto de Acapulco, Guerrero,
en el año de 1947 y desde muy pequeño vivió en la población de Cutzamala,
Tierra Caliente, en el mismo estado. Con muchas penurias estudió en la Escuela
Rural de Ayotzinapa en donde tuvo un buen desempeño académico; al paso del
tiempo se integró a la sociedad de alumnos y luego fue dirigente de la Federa-
ción de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (fecsm), agrupación que
mantenía el control de las escuelas rurales; tiempo después ingresa a la Juventud
Comunista del pcm. Allá conoció a otros dirigentes que, como él, con el tiempo
tendrían un papel protagónico dentro del movimiento armado, como Arturo
Gámiz, Lucio Cabañas y Elín Santiago Muñoz, entre otros.
A principios de los años setenta ingresó a las filas del mar y después de
abandonar la docencia pasó a la clandestinidad para formar parte del tercer
grupo que sería entrenado en Corea del Norte. Después de los golpes de 1971
Abel —seudónimo que utilizó en aquel entonces— pasó a formar parte de la
Dirección Nacional del movimiento, convirtiéndose en uno de sus principales
ideólogos, además de ser el responsable de la relación con otras organizaciones
armadas, como el Partido de los Pobres, la Unión del Pueblo y más tarde con la
Liga Comunista 23 de Septiembre.
Luego del rompimiento de Lucio con la Liga, una fracción del mar enca-
bezada por Abel tomó la decisión de no incorporarse a la nueva organización y

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con ello se inició un intento de refundación del movimiento en el que asumió un


papel preponderante en la redefinición de su orientación política, corrigiendo
la inclinación foquista hacia donde —según él— se había desviado la organiza-
ción.Para mediados de 1975 quienes asumieron entonces la dirección del mar
determinaron el trabajo de masas como una prioridad, lo que vino a representar
un intento por desterrar la tendencia militarista al interior del movimiento. De
esta forma, el planteamiento inicial de enfrentar directamente al Estado y a sus
aparatos de represión, así como la ejecución de acciones espectaculares, pasaron
al trabajo de masas y a la construcción clandestina de lo que denominan como
la “vanguardia revolucionaria”.
En los hechos, el nuevo planteamiento representó una rectificación y trans-
formación de su línea política, cambiando de la “concepción del foco guerrillero
y el desarrollo de la guerrilla urbana” al de “trabajo político de masas con una
dirección revolucionaria”;8 por esas fechas José Luis Martínez y Elín Santiago
Muñoz (Martín) elaboraron el documento conocido “Estrategia y Táctica”, el
cual marcó una nueva etapa del mar hacia la rectificación.
Pasaron prácticamente dos años sin que se realizara alguna actividad
militar, para entonces, los marinos se encontraban sumergidos en medio del
escenario de una represión brutal, en la que a diario caían los combatientes en
racimos, principalmente los de la Liga, con quienes aún mantenían contacto. Su
trabajo consistió en tratar de influir en organizaciones de masas, entre las que
se pueden destacar la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
(cnte) en Guerrero, Michoacán y el Valle de México en donde habían fundado la
Unión Magisterial Independiente (umi); el Movimiento Popular Independiente
de la Laguna (mpil) con sede en Torreón, Coahuila; el Comité de Defensa Po-
pular (cdp) en la Colonia Francisco Villa de Chihuahua; la Unión Campesina
Independiente (uci) en Puebla; la Alianza Campesina del Noroeste (acn) en
Chihuahua y en donde además editan un periódico de orientación popular
llamado “Cuauhtémoc”; el Comité Promotor de Lucha Campesina (cplc) en
Veracruz; así como la Unión de Ejidos del Yaqui, en Sonora.
En el periodo que va de 1975 a 1979 Néstor desempeñó un papel muy
importante dentro del movimiento, llegó a convertirse en los hechos en el co-
mandante en jefe de la organización; sobre todo posteriormente de que César
solicitó su baja definitiva de la organización, para después autoexiliarse fuera
del país.
De esta forma logró conjuntar los restos del mar con los sobrevivientes
de otras organizaciones armadas, como la Asociación Cívica Nacional Revo-

Guillermo López, Limón Alberto. (s/f). Siempre presente compañero: José Luis Martínez Pérez.
8

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Crónica del mar-23 de Septiembre

lucionaria (acnr), el Partido de los Pobres (pdlp) y la llamada Organización


de Jóvenes hacia el Socialismo (ojas), entre otras, con las que constituye la
Coordinadora Nacional Guerrillera, mejor conocida en su efímera existencia
como la “Cuadri”.
A mediados de 1977 los principales dirigentes de lo que todavía se empe-
ñaba en denominarse como mar eran Octavio Márquez Vázquez (Cesar), José
Luis Martínez Pérez (Néstor), Armando Gaytán Saldivar (Oscar) y Alejandro
Peñaloza García (Elías).
Por esos mismos días Felipe Peñaloza (Ramiro) salió de la cárcel y varios
meses después contactó a su hermano Elías, con quien se entrevistó aparen-
temente no sólo con el fin de restablecer los lazos familiares, sino también los
revolucionarios. Todo siguió en aparente estabilidad hasta que en el mes de junio
de 1978 en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, fue detenido Ramón
Cardona Medel (Antonio) —quien, a su vez también había salido de prisión
un año antes— mismo que en el intento de fuga fue alcanzado por las balas de
la policía. Una vez apresado y tras el interrogatorio de rigor la policía ubicó el
domicilio que compartía con Hortensia García Zavala (Olga), su compañera,
quien era la responsable de una casa de seguridad que custodiaba por encargo
de un comando de la Liga Comunista 23 de Septiembre; ahí mismo ella también
fue detenida.
El golpe tuvo un doble efecto, por un lado, desarticuló una de las últimas
células guerrilleras del mar; y por el otro, se encontró un nuevo hilo conductor
hacia otros comandos de la Liga, a la que presuntamente Antonio, Olga, Ramiro,
Elías y Marisela habían decidido incorporarse vía Carlos, hermano de quien
había sido el principal dirigente de la Brigada Roja y uno de los miembros de
la Dirección Nacional de la Liga: David Jiménez Sarmiento (Chano), muerto
en un intento de secuestro el 11 de agosto de 1976.
Casi dos meses después de la caída de Antonio se montó otro operativo
policíaco con el propósito de detener a Ramiro; en el intento se desató un duro
enfrentamiento en el que fue acribillado, no sin antes haber eliminado a dos
agentes judiciales. Luego del enfrentamiento la policía levantó su cuerpo inerte
y fue trasladado al domicilio que compartía con Minerva Armendáris Ponce,
quien también fue detenida y trasladada a una de la prisiones clandestinas de
la dfs.
Ahí la interrogaron sobre Elías y Marisela, al primero ya lo tenían ple-
namente identificado y sabían que a través de su compañera sería más fácil
atraparlo. Minerva fue torturada y proporcionó información a la policía sobre
la descripción de Marisela, quien en realidad se llama Margarita Aguilar Villa;
pero ella, advertida de la cacería emprendida en su contra, se cambió de domi-

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Hugo Esteve Díaz

cilio con Elías y con ellos fue su hermana Teresa, que está embarazada, lo que
de momento los puso a salvo.
Pasados los nueve meses de embarazo Teresa decidió visitar la casa de
sus padres para presentarles a su primogénito. No es cuestión de suerte —sino
de persistencia— el hecho de que en ese momento fuera aprehendida por la
policía. Sin embargo, a ella no es a la que estaba esperando, pero sirve muy
bien para localizar a Elías luego de que les proporcionó la dirección en donde
éste se encontraba.
Lo que siguió fue la consecuencia lógica de los hechos. Después de cuatro
días de tortura Elías finalmente reveló a la policía sobre una reunión de la Di-
rección Nacional del mar que debió realizarse tres días después de su detención,
es decir, que habla sólo después del tiempo suficiente como para que sus com-
pañeros se hubieran percatado de su desaparición. Tras lo anterior fue obligado
a llevar a los judiciales hasta la ciudad de Torreón, Coahuila, esperando que
sus compañeros luego de ser advertidos sobre su probable detención hubieran
abandonado la casa de seguridad, pero no fue así. Allá fueron detenidos dos
miembros de la dirección guerrillera: Armado Gaytán Saldívar (Oscar) y Elda
Nevarez Flores (Hilda) además de Berta Alicia López García (Licha), Humberto
Zazueta Aguilar (Jesús) y Lorena, la hermana de éste último. Era el 9 de abril
de 1979.
El instinto llevó a la policía hasta el lugar en donde los dirigentes debían
haberse reunido apenas unos días antes esperando la posibilidad de que alguien
hubiera regresado… y así sucedió. Nunca se sabrá si por desconocer el paradero
de sus compañeros o por un exceso de confianza Néstor y Martín regresaron a la
casa de seguridad en donde ya se encontraba apostada la policía. Al darse cuenta
de su presencia intentaron escapar a punta de pistola pero el factor sorpresa, la
superioridad numérica y la capacidad de fuego no les permitió ninguna posi-
bilidad alguna de escaparse y ambos murieron acribillados en ese mismo lugar.
Néstor y Martín venían de Tulpetlac, en el Estado de México, en donde
habían participado en una reunión de coordinación del movimiento democrá-
tico del magisterio del Valle de México, en el que empezaban a destacar Juan
Carlos Mendoza Galoz y Misael Núñez Acosta —el primero detenido y luego
desaparecido por la dfs a finales de 1981 y el segundo asesinado poco tiempo
después por unos desconocidos sin que a la fecha se haya podido esclarecer su
homicidio— lo que podría explicar su aparente desconocimiento de los hechos
y que al perder contacto acudieran con el único enlace que tenían con el resto
de la dirección.
El proceso de desmantelamiento de la organización guerrillera prosiguió en
Morelia, Michoacán, en donde detuvieron a Laura Gaytán Saldivar, la segunda

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Crónica del mar-23 de Septiembre

compañera de Néstor, luego de que éste se separó de Minerva Armendáriz, con


quienes había procreado un hijo, respectivamente.
La cacería concluyó con la aprehensión de Antonio Mendoza (Chava) un
destacado dirigente de la disidencia magisterial y con él se marcó en la práctica el
fin del mar. El saldo final en esa ocasión: Dos muertos y nueve detenidos, entre
éstos la dirección completa del grupo guerrillero… con la excepción de César.
Vanos fueron los esfuerzos de la policía por ubicar a uno de los jefes his-
tóricos del movimiento, cofundador del mar, parte del primer grupo que viajó
a Corea del Norte y principal promotor de la reestructura interna. Ni la tortura
ni el chantaje (entregarlo a cambio de la vida y de la libertad) fueron suficientes
para que sus compañeros delataran a César. Aunque lo cierto es que para esas
fechas ya había “desaparecido” sin dejar rastro.
Poco antes de estos hechos César había planteado ante la dirección su
separación y deslinde definitivo del movimiento, con lo que todos habían
estado de acuerdo; por esa razón y por una determinación oportuna se evitó
que cayera aquel 9 de abril. Tiempo después saldría clandestinamente del país
y lograría asilo político en Francia, en donde hasta la fecha se sabe que ejerce
la profesión de médico.
Por último, Fernando Pineda Ochoa relata que aproximadamente en abril
de 1980 caería Timoteo tras ejecutar una acción expropiatoria en Apatzingán,
Michoacán; pero para muchos eso ya era como navegar en el “mar muerto”.

Referencias

Alonso Vargas, José Luis. (2006). La Historia por Siete Guerrilleros mexicalenses. s.e.
Obra inédita.
Barron John. (1976). Conjura para destruir México. en kgb. La labor clandestina de los
agentes secretos soviéticos. México: Editorial Diana.
Esteve Díaz, Hugo. (2013). Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado
socialista en México (1960-1990). Guadalajara: Taller Editorial La Casa el Mago.
Hirales Morán, Gustavo. (1996). Memoria de la Guerra de los Justos. México: Editorial
Cal y Arena.
López Limón Alberto G. s/f. “Siempre presente compañero: José Luis Martínez Pérez”.
Texto.
Pineda Ochoa, Fernando. (2003). En las profundidades del mar. El oro no llegó de Moscú.
México: Plaza & Valdés Editores.
Topete Díaz, Miguel. (2009). Los ojos de la noche. Guadalajara: Taller Editorial La
Casa del Mago.

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Hugo Esteve Díaz

Prensa

Víctor Payan y M. Campos Díaz y Sánchez. (16 de marzo). “Consigna la Procuraduría


a Veinte “Guerrilleros” entrenados en Corea. Excélsior.
s.a (16 de febrero de 1972). “Caen cuatro jefes del mar entrenados en Corea”. Últimas
Noticias. 2ª Edición.

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La Brigada Roja:
Comité regional de La Liga Comunista 23 de Septiembre

José Luis Moreno Borbolla*

Introducción

E l presente ensayo aborda la historia del comité regional “Brigada Roja” de


la Liga Comunista 23 de Septiembre; el cual pretende exponer el entrama-
do político que definió sus praxis, las diferentes etapas por la que atravesó, las
cuales fueron marcadas por los liderazgos a que fue sujeta, elementos que hasta
hoy han sido poco estudiados.

Antecedentes

La Brida Roja, a diferencia de otros comités regionales de la Liga, estuvo in-


tegrada por tres organizaciones, las cuales con antelación habían desarrollado
actividades político militares en el Distrito Federal, estas eran: los Procesos;1
los Guajiros2 y los Lacandones.3

* Ex miembro de la Brigada Roja de la Liga Comunista 23 de Septiembre y miembro fundador


del Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales A.C. (cihmsac) Ciudad
de México.
1
Grupo Conformado por ex-militares de la Juventud Comunista (jc), organización juvenil
del Partido Comunista México (pcm), escindidos en 1970 durante el III Congreso de la jc.
El documento base de la separación llamado “Un deslinde necesario” criticó a la dirección
del pcm. Fue dirigido por Raúl Ramos Zavala, egresado de Economía de la Universidad
Autónoma de Nuevo León (uanl) y exlíder Nacional de la jc, muerto en un enfrenamiento
con la policía en enero de 1972 en el parque México en el D.F; tras su deceso, Ignacio Salas
Obregón reestructuró a los Procesos y a los militantes provenientes del Movimiento Estudiantil
Profesional (mep).
2
De los cuadros urbanos sobrevivientes de las organizaciones Grupo Popular Guerrillero
(gpg) y gpgag se formó a principios de los años setenta, el Núcleo Guerrillero Urbano de

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José Luis Moreno Borbolla

Las tres organizaciones tenían diferentes orígenes, el pcm, el espartaquis-


mo y gpgF. Sin embargo, tenían coincidencias fundamentales: el desarrollo del
capitalismo en México, el carácter de la revolución, el papel del proletariado.
Pero se diferenciaban en su práctica política. Mientras Procesos4 y Lacandones5
sustentaban la necesidad de la autodefensa, con diferentes modalidades, el gpg,
se definía partidario de la guerra de guerrillas.6 Estas organizaciones, coincidían
en el planteamiento común de conformar una organización nacional única,
en un momento difícil para el conjunto del movimiento armado mexicano: el
invierno negro de la guerrilla.7

Chihuahua. Sus principales dirigentes fueron Diego Lucero Martínez, José Luis Pallares y
Marco Antonio Pizarro Chávez, los cuales, habían sido activistas estudiantiles de las nor-
males rurales de la Federación de Estudiantes y Campesinos Socialistas de México (fecsm),
formando parte de una red urbana constituida por los jefes guerrilleros chihuahuenses
Arturo Gámiz García y Oscar González E. En 1967, Diego se convirtió en el principal
dirigente de la escuela de Ingeniería de Chihuahua; colaboró activamente con el gpgag,
participó activamente en el movimiento estudiantil de 1968. Lucero y Leopoldo Angulo
L. organizaron, a mediados de la década de los setenta varios grupos de estudio en el d.f.,
Chihuahua y Oaxaca.
3
Su origen estuvo integrado por dos corrientes: las juventudes del espartaquismo (y activistas
del movimiento del 68 provenientes de Chihuahua), constituido por estudiantes de la unam,
ipn y de trabajadores de los sectores de transporte —ferrocarriles y tranviarios-, correos y
electricistas. Grupo surgido del activismo estudiantil de 1968, nutriéndose de los Comités de
lucha del ipn, la unam y otras Escuelas Superiores sus centros de operación estuvieron en
Ciudad Juárez, Chihuahua y el Distrito Federal, dirigidos por: Carlos salcedo García y Miguel
Domínguez Rodríguez.
4
Ramos Zavala, Raúl (2003). El tiempo que nos tocó vivir. México: Huasipungo. p. 55
5
Salcedo García, Carlos (2013). La luz que no se acaba, Grupo Guerrillero Lacandones. México:
Inédito. p. 69
6
Gámiz García, Arturo (1965). Quinta resolución, II Encuentro de la sierra “Eraclio Bernal.
México: Ediciones Línea Revolucionaria. en: http://www.madera1965.com.mx.
7
Diego y Raúl no vieron la culminación de su obra, el primero fue asesinado el 15 de enero de
1972 y Raúl murió a la edad de 24 años en un enfrentamiento el 6 de febrero de 1972, en la
Ciudad de México. Cuatro días antes el Ejército asesinó en la carretera México-Michoacán,
el 2 de febrero, al profesor Genaro Vázquez Rojas, dirigente de la acnr. En el transcurso de
13 días el movimiento armado perdió a tres de sus dirigentes. En una interpretación más
amplia, podemos extender este periodo hasta marzo de 1973, cuando organizaciones como
Lacandones, les detuvieron al grueso de militantes en tres ocasiones, casi desmantelando a
esta organización.

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

La Organización Partidaria (op), embrión de la LC23S

Dada la dispersión del movimiento armado en agosto de 1971 se creó la coor-


dinación de diversos grupos revolucionarios, llamada Organización Partidaria
(op); varios dirigentes se dieron a la tarea de establecer contacto con las organi-
zaciones revolucionarias, entre ellos destacaron: Diego Lucero de los Comandos
Armados de Chihuahua (cach), Leopoldo Angulo Luken del grupo Guajiros
y Raúl Ramos Zavala de los Procesos, quienes sentaron las bases teóricas y
prácticas para la nueva organización.”8
El proceso de integración fue sinuoso, aparte de sortear los peligros que
implicaba la persecución y el espionaje policíaco, los grupos aglutinados debie-
ron dejar de lado, aunque momentáneamente, sus propias concepciones sobre
la forma en que debía hacerse la revolución y construir un régimen socialista
en nuestro país, otros, definitivamente rechazaron el proyecto de los Procesos.9
Este periodo fue dirigido por Ignacio Salas Obregón, heredero natural
de Zavala y Lucero, y bajo su dirección se discutieron las condiciones políticas
anteriores a la Liga. Entre éstas el foquísmo, el militarismo y la dispersión ideo-
lógica. Se discutió sobre la vialidad de un proyecto nacional, estas discusiones
fueron publicadas en los llamados «Maderas viejos i, ii; iii, iii Bis y iv”;10 ellos
marcaron la base política-ideológica para la creación de la Liga.
Los representantes de las organizaciones que dieron vida a la Brigada Roja
fueron: Miguel Domínguez y José Alfonso Rojas por los Lacandones, Bonfilio
Cervantes Tavera por los Procesos y José Luis Pacheco Aragón por los Guajiros,
bajo la conducción de Ignacio Salas Obregón.11 Hay que destacar que en ese
momento Carlos Salcedo, cofundador de los Lacandones, había sido desplazado
de la dirección por estar en desacuerdo con las tesis de la Universidad fábrica,
así como otros integrantes del grupo.12
Con la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre en marzo de
1973, se cierra en gran medida la dispersión del movimiento armado y se abre

8
Moreno Borbolla, José Luis. (2004). “Los orígenes del Movimiento Armado Socialista en
México”, Revista Filo y Causas. No. 3. (octubre de 2004 México). p 41
9
Rangel Hernández, Lucio. (2011). “La Liga Comunista 23 de Septiembre 1973-1981”, tesis de
doctorado. Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. p. 113
10
Los documentos llevaban el nombre en memoria al asalto al Cuartel Madera en Chihuahua,
acción desarrollada el 23 de septiembre de 1965 por el Grupo Popular Guerrillero.
11
Entrevista realizada a Gustavo Hirales Moran, por José Luis Moreno Borbolla. 04 de julio de
2013.
12
Entrevista realizada a Carlos Salcedo García, por José Luis Moreno Borbolla. 07 septiembre
de 2013.

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José Luis Moreno Borbolla

al interior de la nueva organización un periodo que va de marzo de 1973 hasta


abril de 1974, caracterizado por las definiciones ideológicas y rompimientos a
su interior, derivado de sus primeras acciones políticas-militares.

Las premisas teóricas de la Liga

Acorde a su interpretación de la teoría leninista, la Liga consideraba a las orga-


nizaciones de izquierda como oportunistas y perniciosos para el movimiento
revolucionario, ello debido a la priorización de la lucha democrática, la cual
encubren con fraseología marxista y consignas pacifistas”13 y todo con el fin de
detener el “oleaje revolucionario”.14 La Liga tenía dos puntos muy bien definidos
sobre la lucha de clases y la lucha democrática.15
La Liga Comunista 23 de Septiembre sostenía que la lucha de clases por
parte de la clase obrera consistía en:

la tarea central del proletariado no puede ser otra cosa que la destrucción del
Estado burgués y la consolidación de la dictadura del Proletariado. Esta tarea
adquiere el carácter de una tarea estratégica, sobre todo porque las mismas con-
diciones de lucha hacen que cada vez más el objetivo inmediato sea realizable solo
como resultado de una guerra de carácter prolongado. Lenin había comentado
al respecto: “Es completamente natural e inevitable que la insurrección revista
las formas más altas y complicadas de una larga guerra civil, extensiva a todo el
país, es decir, de una lucha armada entre dos partes del pueblo.16

En torno a la lucha democrática la Liga consideraba a los partidos como opor-


tunistas, debido a que:

llegan casi a proclamar que el presidente Luís Echeverría Álvarez y la oligarquía


nos llevan al socialismo, aunque claro los agentes de la burguesía en el seno del
movimiento obrero, plantean que es necesario seguir presionando, seguir luchan-
do? por la libertad política?, exigir más cambios democráticos… para tratar de

13
V.I. Lenin, “El programa militar de la revolución proletaria”, p.7, en www.marxists.org/espanol/
lenin/1910s/1916milhtm
14
Consejo de Redacción. (1978). “El truco continua”. “Nuevos partidos obtienen su registro”,
Periódico Madera No.37. (Editorial Brigada Roja, Junio de 1978).
15
Ver también Rangel Hernández, Lucio. (2011). Op.Cit.
16
Salas Obregón, Ignacio Arturo. (2003). Cuestiones Fundamentales del Movmiento Revoluciario.
México: Huasipungo/Tierra Roja. p. 24

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

mantener al proletariado en las luchas que no afecten los intereses burgueses…


lacayos como el pcm contribuyen a desviar la lucha obrera hacia objetivos e in-
tereses que no son del proletariado.17

La lucha sindical

Para Ignacio Arturo Salas Obregón, el movimiento obrero no debía plantearse


como objetivo el reconocimiento “legal” de sus sindicatos independientes, sino
la destrucción de las relaciones de producción capitalistas, para lo cual, debían
emprender la huelga generalizada y durante ella desarrollar el sabotaje, pues
“este constituye el punto de partida de la experiencia de las masas en el paso a
la insurrección general”.18
Para la Liga, cualquier lucha reivindicativa de las masas que no se propu-
siera como objetivo la lucha por el socialismo carecía de sentido, y ubicaba a
quienes las promovían, en el terreno del “oportunismo pequeño burgués”. En
el periódico Madera —y en infinidad de volantes repartidos por sus brigadas
en varias partes el país— fue utilizado por la Organización como instrumen-
to de concientización de la clase obrera, insistían constantemente en que los
sindicatos habían devenido en organizaciones al servicio del capital y ante los
cuales los obreros nada tienen que hacer más que destruirlos”; cuestionaban a
los “oportunistas” porque recalcaban, una y mil veces, que había que trabajar en
los sindicatos para acabar con el “charrísimo sindical”, que los obreros debían
luchar por la “independencia” y la “autenticidad” de los sindicatos, que era
necesario participar aún en los sindicatos “charros” para democratizarlos”.1920

El 68 y el movimiento estudiantil

Salas Obregón calificó el movimiento del 68 como una “gran huelga política”,
en donde a su desarrollo aparecieron formas auxiliares de lucha como: el com-
bate callejero, el mitin relámpago y la huelga económica. Esta huelga, según

17
Consejo de Redacción. (1975). Editorial, Periódico Madera, No. 8. (Editorial Brigada Roja,
enero de 1975).
18
Autoría colectiva (1972). Madera 1. (Mayo de 1972). P. 19, http://members.fortunecity.com/
liga23/madera1.htm
19
Consejo de Editorial. (1976). “¿Por qué los obreros no deben organizarse en sindicatos?”
Periódico Madera, No. 21. (Editorial Brigada Roja, abril de 1976).
20
Rangel. (2011) Op.Cit. p. 135.

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José Luis Moreno Borbolla

él, adquirió el carácter embrionario de una “huelga general” que impulsaría el


desarrollo de la insurrección, para la guerra civil revolucionaria, y si no llegó a
esto fue porque la dirección cayó en manos de los reformistas y por la posterior
acción represiva del Estado.21
La huelga política del 68 —decía Ignacio Salas— dejó una gran experien-
cia, de tal manera que “el proletariado estudiantil” la hizo suya. En Sinaloa y
en Monterrey en 1972, “este desarrollo alcanzó su expresión más acabada, re-
produciendo la combinación de las formas de lucha a las cuales había arribado
la clase en el 68: la síntesis de huelga política y el combate de calle”.22 Afirmó
que las movilizaciones abrieron cauce a la consolidación de la consciencia
socialista del proletariado, el hecho mismo de que apareciera como demanda
la destitución del cuerpo de granaderos por ejemplo, hablaba, según él, ya de
la “necesidad de destrucción de los cuerpos represivos burgueses”; y aunque
“el pliego petitorio quedara a fin de cuentas como una formulación propia del
oportunismo demócrata, en la conciencia de las masas se arraigaba la idea de
la necesidad de destrucción del Estado burgués y de sus órganos represivos”.23

Universidad Fábrica

El documento que mejor expresa la concepción de la Liga sobre la Universidad


es el Manifiesto al estudiantado proletario,24 publicado por la Comisión Coor-
dinadora de la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa (feus). La
columna vertebral del Manifiesto era la tesis de que la universidad constituye
una rama de la producción del capitalismo y por tanto responde a las necesi-
dades de su desarrollo, impulsando el avance de la ciencia y la tecnología por
la importancia que éstas tienen en el aumento de la productividad del trabajo,
del consiguiente desarrollo de la plusvalía relativa y, por tanto, en función del
aumento de la explotación de los obreros.25
El feus concebía la universidad no sólo como un instrumento para desa-
rrollar la extracción de plusvalía, sino también como un lugar que solamente

21
Salas. (1973). Op.Cit. pp. 24-59
22
Ibíd. P. 68
23
Ibíd. p. 137
24
También está el documento elaborado por José Ignacio Olivares Torres, que contiene las tesis
de la Universidad-fábrica, pero es de una elaboración teórica más elevada. Consultar, archivo
particular del cihmsac.
25
“Documento de la Universidad de Sinaloa”, en Tecla Jiménez, Alfredo. (1976). Universidad,
burguesía y proletariado. México: Ediciones de Cultura Popular. pp. 183-194.

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

funciona si produce plusvalía.26 En ese sentido, se manifestaron en contra de


la reforma universitaria “porque no era más que un resorte del capital para
desarrollar la plusvalía en su seno”, esto es, “un instrumento que permitía la
mayor y mejor explotación de la fuerza de trabajo magisterial y estudiantil.”27

La estrategia y la táctica

La dirección de la Liga Comunista 23 de Septiembre convencida de que el mo-


vimiento de 1968 había alcanzado el nivel de una huelga política, y que había
permitido el desarrollo de múltiples actividades militares ofensivas y defensivas,
imponiéndose la táctica de la guerrilla a través de los combates de calle, consi-
deraba que era “la huelga política y no el foco el que crea las condiciones para
el desarrollo de la lucha armada”.28
Teóricamente, partía del reconocimiento de que el proletariado en su
conjunto realizaría la revolución, por tanto, la actividad de los grupos revolu-
cionarios se inscribía en relación a la clase para posibilitar su desarrollo político,
de ahí que uno de los principales objetivos en esa etapa de la lucha, decía: “es
el de orientar, organizar y ganar a las masas”.29
La Liga reivindicaba la lucha armada como único medio para lograr la
transformación social del país, como una obra de la clase obrera. Fundada en
su particular interpretación de la teoría leninista, se abocó a la realización de lo
que consideraban las dos tareas fundamentales en esa etapa: la conformación
nacional de un movimiento único de clase; y la construcción del Partido y el
Ejército Revolucionario asumiéndose ella como vanguardia, más no como sus-
tituto del proletariado en la conducción de la revolución. Se preguntaban ¿Cuál
es la base sobre la cual podremos ejercer una dirección revolucionaria sobre el
conjunto del movimiento? Y respondían que era necesaria una intensa labor
de agitación y propaganda “que arroje luz sobre los acontecimientos políticos
y que eduque en la ciencia del marxismo a las más amplias masas”.30
En los planteamientos de Salas Obregón se descarta la lucha por la demo-
cracia, pues ésta desvía a los trabajadores de su misión histórica: el socialismo.

26
Ibíd.
27
Ibíd.
28
Salas. (1973). Op.Cit. p. 66
29
Ibíd. p. 147
30
Consejo de Redacción. (1974). “Organicemos un verdadero periódico revolucionario”, Perió-
dico Madera, No. 4. (Editorial Brigada Roja, mayo de 1974).

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José Luis Moreno Borbolla

Puestas así las cosas, la lucha era frontal contra el sistema capitalista y todo lo
que la desviara era catalogado como oportunismo; pasando por la negación
del papel que los sindicatos jugaban en la lucha de clases, estos son sustituidos
por los comités.

Los comités de lucha aparecen desde el período actual, como verdaderos embrio-
nes del Ejército Revolucionario. La organización de los elementos avanzados de
la clase en la medida en que las tareas que impone el desarrollo del movimiento
lo hacen indispensable, no pueden ser sino una organización político-militar.
Los comités de lucha.31

Para la Liga la tarea inmediata consistía en el hostigamiento permanente de la


burguesía, del Estado burgués y en particular de sus cuerpos policíaco-militares.
Cuya finalidad era mermar las fuerzas de los enemigos y fortalecer la fuerza
político-militar del proletariado.
El hostigamiento se realizaba, en teoría, al tiempo que se realizaba la
lucha, la movilización política, la intensificación y elevamiento de la ofensiva.
Teniendo como objetivo, debilitar las fuerzas policíaco-militares de la burguesía
y fortalecer la fuerza política y militar del Proletariado. Si la tarea inmediata
era el hostigamiento y para lo cual se proponía como forma organizativa los
comités clandestinos, la Liga en la práctica sobrepuso la estructura militar a la
construcción del partido y la actividad de elevar la conciencia del proletariado,
independientemente a lo expresado en otras partes del Cuestiones fundamentales
del movimiento revolucionario.

La Liga desde su fundación hasta la tercera reunión nacional

Primera Reunión Nacional

En marzo de 1973 los participantes decidieron disolver sus organizaciones de


origen y dar lugar a un nuevo proyecto partidario integral, orientado la lucha
armada por el socialismo; el acuerdo consistió en nombrar a la naciente orga-
nización Liga Comunista 23 de Septiembre, además se acordó consolidar una
estructura política-militar y publicar el periódico Madera.
Los grupos que se fusionan fueron: os Procesos, la Federación de Estu-
diantes Universitarios de Sinaloa o “os Enfermos”, el Frente Estudiantil Re-

31
Salas. (1973). Op.Cit. p.74.

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

volucionario (fer), el Movimiento Estudiantil Profesional, el Movimiento de


Acción Revolucionaria-23 de Septiembre, los Guajiros y el Comité Estudiantil
Revolucionario de Monterrey.32
La Primera Reunión Nacional permitió la unidad de una parte importante
del Movimiento Armado Socialista (mas). Dio por resultado una organización
a nivel nacional, la cual adoptó los acuerdos de: elaborar un documento central,
que llevaría el nombre Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario
en México, que fue elaborado por Ignacio Salas Obregón, como el documento
síntesis de sus planteamientos políticos e ideológicos, publicar un periódico
nacional, con una estructura orgánica única y una sola dirección nacional: la
Coordinadora Nacional, con un Buró Político y Buró Militar. El Buró Político
quedó integrado por Ignacio Salas Obregón, Ignacio Olivares Torres, José Án-
gel García, Rodolfo Gómez y Manuel Gámiz García. Se concluyó el periodo de
dispersión, no en su totalidad, pero representó un avance importante en este
sentido.33

Segunda Reunión Nacional

En las reuniones periódicas del Buró Político se consideró necesario realizar una
segunda reunión, que en realidad era la primera, de la Coordinadora Nacional.
Ésta se celebró en julio de 1973, nuevamente en la ciudad de Guadalajara; se
revisó y evaluaron las actividades desarrolladas por los Comités Zonales en
donde surgen opiniones encontradas en relación a la importancia y el peso que
tenían en el proceso revolucionario los sectores sociales.

32
Los representantes de Los Lacandones (Gabriel Domínguez Rodríguez, David Jiménez
Sarmiento y José Alfonso Rojas Díaz) y de Los Macías (Salvador Corral García y Edmundo
Medina Flores) no estuvieron presentes en la reunión fundacional. Ellos se reunieron con
Salas Obregón aproximadamente quince días después para sumarse formalmente a la Liga
Comunista 23 de Septiembre. Declaración de Ignacio Arturo Salas Obregón, 6 de mayo de
1974, agn, dfs Exp. 11-235- 74 L 11 foja 290. Y Declaración Gustavo Hirales Morán, agn, dfs
Exp. 11-235-73 L1 fojas 1-10. Salcedo García, Carlos. Op.Cit. p.31. Otros autores mencionan:
al Comité Político-Militar “Arturo Gámiz“, al Grupo Comunista de Chihuahua, La Brigada
Revolucionaria Emiliano Zapata, como Laguna Berber, Mauricio (s/f); Cronología de la Liga
Comunista 23de Septiembre. México: obra inédita. pp. 1-8. Sólo que existe una discrepancia,
la Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata se formó después de creada la Liga, por tal motivo
se tomó la información del libro de Salcedo.
33
Datos tomados de Pozzi Pablo, Claudio Pérez (eds). (2012). Por los caminos del Che, Las
guerrillas latinoamericanas 1959-1990. Buenos Aires: Ediciones Imago Mundi. p. 53-95.

291

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José Luis Moreno Borbolla

Algunos otorgaron mayor importancia a trabajo dentro del gremio es-


tudiantil y fueron atacados por los que consideraban que la actividad debía
enfocarse a los obreros y campesinos, entre estos últimos también surgieron
diferencias, puesto que unos enfatizaban la labor entre los obreros sobre el
campesino. El periódico Madera número 3 dio cuenta de cómo se trataron las
divergencias en esta segunda reunió:

Respecto a las diferencias que se manifestaron en la Segunda Reunión Nacional


para su solución la “(…) “camaradería” se impuso sobre la necesidad revolucio-
naria de delimitar la responsabilidad, que en torno a tales o cuales desviaciones
tenían diversidad de miembros de la Coordinadora Nacional” cuyos afectos, según
Oseas, derivaron en la captura o aniquilamiento de miembros, la disminución en
la influencia sobre movimientos sociales aunque la influencia del “oportunismo”
no fue total entre los miembros sus consecuencias fueron importantes y considera
que una tarea urgente para la Liga “(…) es organizar una purga general.34

A sólo cuatro meses de existir la Liga, las purgas se realizaron aislando o incluso
ajusticiando a miembros que se considerarían infiltrados o con “desviaciones
pequeño burguesas”, sobre todo después de los fracasos en los secuestros de
Garza Sada y Fernando Aranguren. Al interior de la organización, se hicieron
presentes las diferentes posiciones políticas y métodos de trabajo que cada
organización fundadora sostenía antes de la fusión, hecho inevitable, las cua-
les en vez de ser debatidas se trató de liquidar por métodos más militares que
partidarios, preludio de las futuras escisiones.
El Buró Político se reunió en agosto de 1973 en Guadalajara y llegó a los
siguientes acuerdos: ajusticiar al mayor número posible de miembros de la
policía y del ejército, no como venganza sino para minar la fuerza enemiga y
hacerse de armas; realización de actividades militares para apoyar el movimiento
de masas; recuperar u obtener armas; “expropiar” todos los recursos materiales
y monetarios necesarios para la lucha; y liberar miembros de la organización
que se encontraban presos en diferentes cárceles del país, para lo cual se planteó
el secuestro de personas importantes.35
En base a estas resoluciones se llevaron a cabo los secuestros de Eugenio
Garza Sada (17 de septiembre de 1973) y del Cónsul Anthony Duncan Williams
y del industrial Fernando Aranguren Castiello (10 de octubre de 1973), los

34
Consejo de Redacción. (1974). “Organicemos un verdadero periódico revolucionario”, Perió-
dico Madera, No. 3. (Editorial Brigada Roja, mayo de 1974). p. 6
35
Declaración de Ignacio Arturo Salas Obregón.

292

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

cuales dieron por resultado serios descalabros para la organización. Los medios
de comunicación se encargaron de realizar una vasta campaña contra ésta, los
empresarios exigieron mano dura por parte del Estado contra los “terroristas” y
se cerró la posibilidad de liberar a los guerrilleros presos por la vía del secuestro.
La respuesta del Estado fue contundente: “El gobierno y el pueblo de México
no pacta con criminales”36

Reunión en Popo Park

El Comité Militar de la Liga convocó a una reunión en Popo Park, Estado de


México, inició el 5 de octubre de 1974, el objetivo era intercambiar experiencias
entre los responsables militares de los diferentes Comités Zonales y, además,
sentar las bases para la creación de una Escuela de Guerra. La dfs se enteró de
la reunión e intentó tomarla por asalto. Cuando los agentes de la Policía Judi-
cial, dipd y de la dfs irrumpieron se produce el enfrentamiento.37 Muere un
integrante de la brez junto con José Alfonso Rojas Díaz de origen Lacandón
y miembro de la dirección de la Brigada Roja, también muere un policía y es
detenido Elías Orozco Salazar.38
La muerte de Rojas Díaz fue una importante pérdida para la Brigada Roja,
a decir de Gustavo Hirales, “Rojas era el más reflexivo de los dos integrantes de
los Lacandones en las reuniones de la Organización Partidaria.”39
En diciembre de 1973 el Ciudad de México se concentran quince inte-
grantes de la Liga, cuya idea era fortalecer a la Brigada Roja. Durante los diez
o doce días que dura la reunión se analizan los descalabros sufridos de junio a
diciembre. Al hacer esa revisión de los trabajos, Ignacio A. Salas Obregón pre-
senta un cuadro donde el movimiento y la lucha en términos generales, en lugar
de avanzar retrocedía e incluso en alguno lugares donde se desarrolla la Liga se
había abandonado casi en su totalidad el trabajo de agitación —entre ellos el
Estado de Jalisco y el Distrito Federal— mientras que en otros, prácticamente
no se había desarrollado trabajo militar, como en algunas partes de la Zona Sur
u otras del Noroeste, todo esto por culpa de la corriente “oportunista” que se
había manifestado en el seno de la Liga.

36
Ver periódicos nacionales, declaración del Procurador General de la República, Pedro Ojeda
Paullada. 13 de octubre de 1973.
37
agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-74 L 11 F 290; agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235 L 46.
38
Entrevista realizada a Arturo Rivas Jiménez, por Cristina Tamariz. 19/05/2005.
39
Entrevista realizada a Gustavo Hirales Moran, por José Luis Moreno Borbolla, 04/07/2013.

293

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José Luis Moreno Borbolla

En particular Ignacio Salas atribuyó esta situación a Manuel Gámez García


(a) “Julio”, al considerarlo responsable de todos los fracasos, por ser él el principal
representante de la “corriente oportunista pequeño burguesa” generada a partir
de segunda reunión nacional de la organización.
Mientras en Sinaloa se preparaba una Jornada Revolucionaria para adies-
trar a las masas en el arte de la insurrección, ya que la Liga considera que existía
un clima de pre insurrección por la movilización popular en ese estado y que
se denominó: Asalto al cielo. La Jornada se realizó el 16 de enero de 1974 con
intensas movilizaciones, en los campos pararon 50 mil trabajadores agrícolas y
en las Ciudades miles de obreros, como los de la construcción de las colonias
infonavit, por demandas saláriales; se dieron enfrentamientos con la policía
judicial, secuestros de camiones y desarme de agentes por las brigadas estudianti-
les y obreras así como el asalto al banco de armas de la Secretaría de Agricultura
y Recursos Hidráulicos, donde se recuperan dieciséis mosquetones y parque.
Otras acciones fueron las tomas de empacadoras, fábricas y campos en el
Valle de Culiacán, ahí hubo enfrentamientos con capataces, guardias blancas,
judiciales y el ejército. Estas movilizaciones tuvieron como respuesta una movi-
lización del Estado mexicano que movilizó y desplazó a Sinaloa a casi la mitad
del ejército, casi 40 mil efectivos. El movimiento de los “Enfermos” fue golpeado
severamente, hubo aproximadamente 100 bajas, entre muertos, desaparecidos
y presos, además de una persecución generalizada, la ciudad de Culiacán fue
prácticamente tomada por las fuerzas armadas.
El Buró Político hizo un balance positivo de la ofensiva revolucionaria en
Sinaloa. Como resultado se determinó realizar una segunda jornada insurreccio-
nal para el primero de mayo, la cual no se llevó a cabo por la desarticulación que
sufrió la organización producto de la ofensiva del Estado y las contradicciones
que se venían gestando al seno de la Liga, preámbulo de la rectificación de una
buena parte de sus militantes que desembocó en el abandono de la vía armada.
La Liga continuó con las acciones militares alentada por el “Asalto al cielo”,
por ejemplo: la emboscada a la escolta militar de resguardó del tren que hacía
su recorrido Puebla-México el 14 de febrero de 1974, así como la recuperación
de dos fusiles FAL en Guadalajara, a partir de ello, las acciones de la Liga se
volvieron más violentas.

Tercera Reunión Nacional

Celebrada el 2 de abril de 1974 en Ciudad Netzahualcóyotl, el máximo dirigente,


Ignacio Arturo Salas Obregón acusó a la “corriente oportunista” —presente

294

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

según él en los diferentes Comités Zonales— de los golpes recibidos y del


atraso del trabajo político y militar. Ante ello propuso —y fue aceptado por los
asistentes— la desaparición temporal de la Coordinadora Nacional y del Buró
Político y Militar; y que el lugar de éstos fuera ocupado por una Comisión Na-
cional que centralizaría las funciones de los anteriores órganos de dirección.40
La reunión se centró en combatir al oportunismo pequeño-burgués alojado
en seno de su organización; el enemigo ya no eran los partidos y organizacio-
nes de la izquierda tradicional, ni otras organizaciones político-militares, sino
que se encontraba al interior como resultado de los diferentes orígenes de la
organización, por ende, en los heterogéneos métodos de trabajo y las diversas
lecturas de la realidad. Se dejaron de lado problemas trascendentes como el
sectarismo, la sobre ideologización que separaba del resto del movimiento
social y armado, el militarismo que había penetrado profundamente a la orga-
nización; la Liga era víctima de las desviaciones que criticó en su fundación,
algunos compañeros se aventuraron tímidamente a cuestionar el rumbo que
había tomado la organización.
Salas Obregón tenía identificados a los culpables del estancamiento
político-militar de la organización, éstos eran aquellos que manifestaban y
reproducían el “oportunismo”. Para solucionar este atolladero propuso algunas
reformas:

1. Desaparición temporal de la Coordinadora Nacional y del Buró Político de


Dirección en virtud del atraso en los trabajos políticos y militares en el último
periodo de funciones;
2. Creación de una Coordinación Nacional que centralice las funciones de ambos
organismos y sea la única en determinar el trabajo que desarrolle la Organi-
zación, ésta sería electa por los participantes;
3. Al constituirse la Comisión Nacional se toman las siguientes decisiones: a)
reorganización total para consolidar nuevos organismos dirigentes zonales
en donde sea necesario y sobre esa base posteriormente integrar otra Coordi-
nadora y otro Buró; b) que en un plazo de treinta días los tres miembros de la
Comisión Nacional se reúnan en el Distrito Federal; c) continuar las actividades
políticas y militares de acuerdo a los siguientes puntos: I) apoyar al Movimiento
Revolucionario de Masas; II) matar a jefes prominentes del ejército, policías,
líderes charros y eliminar pequeñas unidades del enemigo; III) obtener armas;
IV) expropiar recursos materiales y monetarios; y V) desarrollar actividades
para liberar presos políticos;

femospp. Op. Cit. p. 232; y Alberto G. López Limón, Op.Cit. pp. 51-53.
40

295

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José Luis Moreno Borbolla

4. Efectuar una purga entre elementos disidentes y expulsados por considerarlos


traidores a la lucha revolucionaria.

La Comisión Nacional fue integrada por Salas Obregón, Luis Miguel Corral
García y José Luis Martínez Pérez. Es de notar que José Ángel García, Rodolfo
Gómez, Manuel Gámiz García fueron excluidos de la comisión, quedando sólo
aquellos que eran partidarios de las tesis de Salas Obregón.
Las expulsiones e incluso ejecuciones internas que recayeron sobre algunos
militantes acusados de infiltrados o de “oportunistas” provocaron inconformi-
dad en las filas de la Liga. Sin embargo, la mayoría se materializaron después
de la aprehensión y desaparición de Ignacio Salas el 26 de abril de 1974. Así se
inauguró un largo período de escisiones, rectificaciones y de reestructuración.
Es importante subrayar que esta fue la última reunión nacional antes de las
fracturas sufridas por la organización.
A comienzos de 1975 la Liga vivió un fuerte debate interno, causado entre
otros temas, por las críticas al creciente militarismo de la organización y el divor-
cio de ésta con los sectores sociales que pretendía organizar. Como consecuencia
la organización se fracturó en varios grupos. Quedó por un lado: la Fracción
Bolchevique encabezada por José Ángel García; la Vinculación Partidaria y la
Brigada Revolucionaria “Emiliano Zapata”, los cuales rompieron con la Liga y,
por el otro, los que se adhieren al proyecto original dirigidos, entre otros, por:
David Jiménez Sarmiento, Luis Miguel Corral García, Adolfo Lozano Pérez y
Miguel Ángel Barraza.41

La Brigada Roja, vida y obra

La primera dirección se integró por un responsable político y un responsable


militar, siendo designados José Bonfilio Cervantes Tavera (Proceso) para
el primer cargo y David Jiménez Sarmiento (Lacandón) para el segundo.
Además, Cervantes Tavera es auxiliado por Francisco Alfonso Pérez Rayón
(Guajiro) y José Luis Pacheco Aragón (Guajiro); en la responsabilidad mili-
tar, Jiménez Sarmiento fue auxiliado por Alfonso Rojas Díaz (Lacandón) y
Arturo Alejandro Rivas Jiménez (Lacandón).42 La Brigada se dedicó en los
primeros meses a:

41
Cfr. Laguna Berber, M. (s/f); Cronología. Op.Cit. p.18
42
Ibíd.

296

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

1. Dar estructura orgánica a los militantes de los tres grupos que operaban en la
región bajo su responsabilidad.
2. Difundir entre la militancia las definiciones surgidas de la reunión de fusión
por medio de conferencias para homogenizar la actividad política. Donde se
discutían los documentos: Madera 1, 2, 3 y 3 bis, además de la Universidad
fábrica y el tema de los sindicatos.
3. Preparación militar teórica y práctica.
4. Definición de las zonas donde se desarrollaría la actividad: unam, ipn, Vallejo,
Marina Nacional y Ecatepec.43

Las brigadas, células,44 tuvieron la característica de conformarse según


la organización de donde provenían, un ejemplo es: la brigada integrada por
los Lacandones: Mario Domínguez Ávila, Teresa Hernández, Jorge Torres Ce-
dillo, Joaquín Porras Baños y José Luis Moreno Borbolla, que a la muerte de
José Alfonso Rojas (jard) tomó el nombre de él.45 Esta estructura duró hasta
finales de 1974, es importante destacarlo porque en el periodo de las escisio-
nes las diferentes corrientes se quedaron con las brigadas que tenían bajo su
responsabilidad, como es el caso de la Fracción Bolchevique compuesta por los
militantes que provenían del grupo Los Procesos.
Destaca la actividad del primero de mayo de 1973 ya que fue el inicio de
varias jornadas de propaganda que involucra a toda la militancia de la br, la
cual elaboró una octavilla donde destacaba una parte histórica y los nuevos
planteamientos de la Liga, la labor de propaganda no quedó ahí, se llevó otra
jornada el 10 de junio con un volante redactado para los estudiantes con las tesis
de la Universidad fábrica, también se reprodujo este documento y se repartió
en la unam y el ipn.
Entre octubre de 1974 y febrero de 1975 tres de los integrantes de la direc-
ción de la Brigada Roja mueren o son detenidos: José Alfonso Rojas Díaz muere
en Popo Park, miembro del Comité Militar (5 de octubre 1973); son detenidos
Arturo Alejandro Rivas Jiménez y Pedro Miguel Morón Chiclayo, el primero
miembro del Comité Militar y Chiclayo responsable del Comité de Sanidad (8
de enero de 1974) y muere en un enfrentamiento José Luis Pacheco Aragón,

43
Entrevista realizada a un militante de la BR, por José Luis Moreno Borbolla, 10/10/2013.
44
Se les dio ese nombre a raíz de la forma en que se organizó el movimiento del 68, a propuesta
de Salas Obregón. Lo cual dificulta muchas veces entender la estructura de la organización
por los investigadores.
45
Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo, agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-75 H107 L
27.

297

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José Luis Moreno Borbolla

miembro del Comité Político el 4 de febrero de 1974. Estos sucesos obligaron


a la Brigada a hacer una restructuración de la Dirección.
La segunda Dirección de la Brigada Roja fue una restructuración, dando
como resultado la incorporación de Adolfo Lozano Pérez al comité militar,
quedando al frente David Jiménez Sarmiento; al Comité Político se incorporó
Mario Domínguez Ávila. La estructura no presentó muchos cambios, algunos
militantes fueron reubicados al conformarse el Comité de Impresión en julio
1974. El Comité de Impresión estuvo conformado por Jorge Torres Cedillo (res-
ponsable), David Jiménez Fragoso, Trinidad León Zenpoalteca, Juan Escamilla
Escobedo y Concepción Hernández García.46
El comité de impresión permitió realizar en forma profesional la labor
de propaganda, así como ampliar el tiraje de las publicaciones; se imprimió
el periódico Madera desde el No. 5 hasta el No. 12, también se reprodujeron:
Cuestiones Fundamentales, La Universidad fábrica, Acerca de los sindicatos y
un sin número de octavillas, lo cual demuestra la preocupación de la br por la
labor de propaganda. No fueron las acciones militares las que determinaron el
militarismo de la Liga y en particular de la Brigada Roja, éste se encontraba en
el seno de sus concepciones.
Se continuó con la labor de formación militar por medio de seminarios
y práctica de tiro a las afueras del Distrito Federal. Las acciones militares se
tornaron cada vez más violentas, siguiendo las resoluciones de la segunda y
tercera reuniones nacionales.
Con el desarrollo de la labor de propaganda se retomaron algunas relacio-
nes con trabajadores sobre todo de la zona industrial Vallejo, en el curso de las
discusiones con ellos surgieron discrepancias con la línea política de la Liga: “Los
trabajadores rechazaron la idea de que los sindicatos eran órganos subsumidos
por el capital, así como descartar la lucha por la democracia sindical”.47 Producto
de tales discusiones algunos militantes de la brigada comenzaron a discrepar de
la política sostenida hasta ese entonces, mientras otros no compartían las tesis
de la Universidad Fábrica. Estos son algunos de los elementos que darían por
resultado las futuras escisiones a nivel local.
La Brigada Roja fue heredera directa de la línea política de la Liga. A
penas iniciados los trabajos de la Comisión Nacional (cona) nombrada por
Ignacio Salas:

46
Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo. Citado. p. 5. Hay hacer notar que todos pro-
vienen de los Lacandones.
47
Entrevista realizada a un militante de la BR, por José Luis Moreno Borbolla, 10/10/2013.

298

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

reventó la división algunos de los principales dirigentes históricos, cuestionados


y relevados, se inconformaron por la prioridad establecida y sin más anunciaron
el desconocimiento de la Comisión Nacional Provisional (cona) que encabezaba
los trabajos de la Liga; en contraparte la comisión desconoció a los divisionistas
y cada quién se quedó con “sus” bases, con “sus” cuadros, con “sus” relaciones y
con “sus” recursos.48

La cona fue disuelta a finales de 1974, sustituyéndola por Consejo de Redacción,


convirtiéndose éste en la dirección política de la Liga junto el Comité Militar,
equipos hegemonizados por los continuadores del proyecto original. Al frente
del consejo de redacción quedo Miguel Ángel García Corral y Miguel Ángel
Barraza; la dirección del comité militar la asumió David Jiménez Sarmiento
junto con Adolfo Lozano.49
De finales de 1974 y principios de 1975 se formalizaron las fracturas dentro
de la Liga, algunas de ellas fueron: la Fracción Bolchevique, parte de la brez, los
comandos del Cuadrilátero de Oro y la Brigada Revolucionaria Carlos Rentería
Rodríguez de Monterrey; todo ello producto del fuerte debate interno causado,
entre otros temas por las críticas al creciente militarismo de la organización y
el divorcio de ésta con los sectores sociales que pretendía organizar.
El Consejo de Redacción se asentó en el Distrito Federal y una vez que
sobrevinieron a los problemas internos éste reorganizó y mantuvo la lucha
armada, siguiendo los las líneas de acción establecidas por Salas Obregón. La
reestructuración se plasmó en el Plan Nacional de Trabajo, donde se reiteró
como tareas inmediatas: la conformación de un movimiento nacional único
de la clase obrera, la construcción del Partido y Ejército Revolucionario; para
lo cual, “el proletariado debía contar con una sólida dirección revolucionaria
que la dirigiera con firmeza en el cumplimiento de esas tareas”, autoprocla-
mándose como la verdadera vanguardia y auténtico embrión del Partido
Revolucionario. 50
La dirección de la Brigada Roja quedó bajo la responsabilidad de Teresa
Hernández Antonio, Alfredo Tecla Parra, Tiburcio Cruz Sánchez, Margarita
Andrade Vallejo, Mario Domínguez Ávila y Joaquín Porras Baños. La nueva
reestructuración formó tres comités coordinadores: el Comité Norte llamado

48
Domínguez Rodríguez, José (s/f). “Testimonio familia Domínguez”. México: Inédito. P. 35
49
Datos tomados del Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo. Citado. p. 6.
50
“Plan Nacional de Trabajo” en Laguna Berber, Mauricio. (1997). La prensa clandestina en
México. Caso del Periódico Madera 1973-1981. Tesis de Licenciatura en Ciencias de la Comu-
nicación. México; Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, unam. pp. 54-57 y 65-70.

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José Luis Moreno Borbolla

“José Alfonso Rojas Díaz” que a su vez se subdividió en dos brigadas: “Pedro
Orozco Guzmán” y “Pedro Miguel Morón Chiclayo”, el Comité Poniente “José
Luis Pacheco Aragón” y el Comité Oriente. Además del Comité de Impresión.51
Entre los meses de abril a julio de 1975 la Brigada Roja perdió destacados
militantes y a todo el primer Comité de Impresión. 52 El 15 de junio mueren en
un enfrentamiento Teresa Hernández Antonio (dirección de la br) y Adolfo
Lozano Pérez (miembro del Comité Nacional de la Liga);53 Mario Domínguez
Ávila fue detenido el 26 de julio de ese mismo año.54
La “caída” de todos estos activistas,55 así como el decomiso de las imprentas
significó una gran pérdida para la Liga en su labor de propaganda. Margarita
Andrade Vallejo asumió la dirección política de la Brigada y el Consejo de
Redacción conformó un segundo Comité de Impresión con Olivia Ledezma
Flores, Ángel Delgado Sarmiento, Lázaro Torralba Álvarez y Concepción
Hernández García, quienes tuvieron que regresar temporalmente al empleo de
mimeógrafos manuales.
Este comité permaneció activo hasta el 6 de julio de 1977,56 durante ese
periodo se publicaron los números del 13 al 31 del periódico Madera. Hacien-
do una revisión del contenido del periódico se puede observar que a partir del
número 15 se reduce el número de páginas y los artículos están más relaciona-
dos con el movimiento social (al cual se trataba de dar dirección) y la política
nacional, dejando de lado los artículos referidos a las contradicciones internas o
el debate con las corrientes discrepantes de la línea oficial. La dirección definió
nuevas zonas para repartir el Madera: “Naucalpan, Tlanepantla y Vallejo”, sin
dejar a la unam y el ipn.57
El 11 de agosto de 1976, David Jiménez Sarmiento, el principal dirigente
nacional de la Liga perdió la vida en el intento de secuestro de Margarita López
Portillo, hermana de José López Portillo Pacheco. Este periodo se caracterizó
por la consolidación del periódico Madera (se editaron 23 números) y un in-

51
Datos tomados del Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo. Citado.
52
El 7 de mayo fue detenido todo el primer Comité de Impresión con excepción de Concepción
Hernández García. agn dfs Exp. 11-235-75 L 29 fojas 252-259.
53
Informe sobre la muerte de “Alejandra” y “Mariano”, 15 de junio de 1975, agn dfs Exp. 11-
235-75 L 30 fojas 72-76.
54
agn dfs Exp. 11-235-75, L 32H 90 folio 200001 al 200004. 26-VII-75
55
En ese periodo también fueron detenidos otros militantes de la BR ver agn dfs Exp. 11-235-
75, H 125, L 30. Para las acciones militares ver anexo Acciones militares de la Brigada Roja.
56
Agentes de la Brigada Blanca cercan la casa y mueren en el enfrentamiento Olivia Ledezma
Flores y Ángel Delgado Sarmiento. agn dfs Exp. 11-235-77 H 186 L 45.
57
Entrevista realizada a José Luis Esparza Flores. Citada.

300

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

cremento de actividades de recuperación de fondos materiales y financieros y


de desgaste de los cuerpos de seguridad del Estado.
La táctica llevó al enfrentamiento constante entre las brigadas y las fuerzas
policiales y militares cuyo resultado en pérdidas humanas fue en detrimento
de los guerrilleros.58 En el afán de mantener la táctica y la estrategia establecida
por Ignacio Salas, las expropiaciones a bancos y comercios fueron cada vez más
sangrientas a pesar de las enormes bajas, no se dio tregua.
Luis Miguel Corral García asumió la dirección del Consejo de Redacción,
junto con Miguel Ángel Barraza García, Lázaro Torralva Álvarez, Manuel
Amarillas Palafox y Francisco Pérez Rayón. Se editan los números 23 al 30 del
periódico. Bajo su conducción la Liga empezó a replantar algunos aspectos:

Él es quien se pone como dirigente o como comándate militar, entonces como que
la Liga suavizó su línea (militarista) de decir para qué tanta farsa, mejor vamos
a darles donde les duela y vamos a actuar más inteligentemente, menos violento
pero más efectivo. Por ejemplo, hubo el secuestro de Antonino Fernández de la
cervecería Modelo, hubo 25 millones que jamás la Liga había soñado con tener
tanto dinero…59

A principios del 1977 se realizaron esfuerzos por instaurar la línea “consejista”


que privilegiaba el trabajo en sindicatos y la posibilidad de trabajar política-
mente en ellos, esta iniciativa no rindió frutos, particularmente, por la muerte
en combate de Luis Miguel Corral García y Manuel Amarillas Palafox.60
A partir de estos sucesos, la estructura de la Brigada se reordenó en dos
Comités Zonales: el llamado “José Alfonso Rojas Díaz” que agrupó cuatro briga-
das compuestas de cinco elementos cada una. La brigada “Wenceslao Martínez
Ochoa”, la “José Luis Pacheco Aragón, la “Carlos Goroztiola Toríz” y la “Ignacio
Arturo Salas Obregón”; otro comité que agrupa tres brigadas: la “Adolfo Lozano
Pérez”, la “11 de febrero” y la “Teresa Hernández Antonio”. Además, existen
Comités de la Liga en Culiacán (Sinaloa), Chihuahua y Ciudad Juárez (Chihu-
ahua), Hermosillo (Sonora), Monterrey, (Nuevo León) y Durango (Durango);
el número de miembros fluctúa entre 150 y 200 elementos.61

58
A decir de Mario Álvaro Cartagena: Caían más militantes en las repartizas del Madera que
en las acciones militares. Testimonio 11/03/13.
59
Ibíd.
60
agn dfs Exp. 11-235-77, H 144, L 45. 24/06/77.
61
Datos obtenidos del “Libro Blanco” (dfs), México, 1976.

301

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José Luis Moreno Borbolla

Con respecto a las experiencias con los obreros, José Luis Esparza narra
que es muy similar a la que vivieron otros militantes en la zona industrial de
Vallejo, en particular los trabadores de la fábrica Olivetti en 1974; en los dos
casos los obreros no se proponían conformar Comités Clandestinos Armados
como planteaba la Liga, sino rescatar su sindicato en manos de los líderes charros.

Hubo esa reestructuración de la Liga después de la caída de Chano. De hecho


nosotros estuvimos haciendo un trabajo intensivo en Campos Hermanos, Altos
Hornos de México, incluso por ahí hay un Madera que dirige una carta a los de
Altos Hornos y Campos Hermanos. Nosotros llegamos a tener asambleas con los
obreros, para nosotros era un triunfo. Pero desgraciadamente no supimos, ni la
dirección de la Liga, ni nosotros saber cómo actuar con los obreros, porque ellos
de alguna manera confiaron en nosotros, hicieron una asamblea, era gente honesta
del sindicato de Altos Hornos de México, eran obreros, no eran demócratas, pero
querían una manera que fuera un sindicato de ellos.
La Liga se enfrentó a ese problema y no supo cómo tratar, estiró mucho su línea
muy general, diciendo, no, los sindicatos son por orden del gobierno, pero no era
así, era decir en la operatividad estos compañeros están tratando de liberarse de
esto, ¿cómo le hacemos, cómo los vamos a ayudar?
Porque la Liga no está en posibilidades políticas para poder dar una directriz
operativa, ese fue un gran problema, nos dimos cuenta que si estábamos llegando
a los obreros y eso para el Estado era un problemón, ya estaban demasiado pre-
ocupados, empezaban a desaparecer gente obrera de ahí de Campos Hermanos
ya después nos enteramos que la represión ahí estuvo canija, en muchas partes,
desaparecidos, torturados, obreros, no más por la simple sospecha de que perte-
necieran a la Liga. El problema es que no supimos cómo manejar esa situación,
me refiero a nosotros como brigada, pero la dirección de la Liga llevaba una línea
muy general, no sabe cómo decirle a los obreros como decirles a ver vamos a
hacer una organización de tal manera que no sea brigada, claro la Liga no estaba
en posibilidades de decir eso porque éramos demasiado cuadrados.
Finalmente se nos salió de las manos, no podía ser de ninguna manera porque la
Liga era una cosa muy cerrada no le permitía flexibilidad, pero para mí un logro
fue que los obreros estuvieran en contacto, ferrocarrileros, Campos Hermanos,
ahmsa, estaban respondiendo, la línea de la Liga no estaba mal en decir tales obre-
ros es donde está el trabajo el problema en lo operativo, nunca pudimos enfrentar
el problema del sindicato se desperdiciaron esas relaciones, los obreros ya no nos
buscaron, se alejaron, luego viene la represión y finalmente se pierde todo eso.62

62
Entrevista realizada a José Luis Esparza Flores. Citada.

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

Con la muerte de Corral García la Liga sufrió otro duro golpe, especial-
mente en el nivel de la dirección, las muertes de Luis Miguel Corral García,
Ángel Delgado Sarmiento y Olivia Ledezma Flores obligan a la organización
a la restructuración de un nuevo Consejo de Redacción, quedando Miguel
Ángel Barraza García y José Grijalva Galaviz a la cabeza, esto a mediados de
julio de 1977.
El nuevo Consejo63 decidió la descentralización de la edición del periódico,
para ser publicado en Monterrey, Guadalajara y Chihuahua como ediciones
locales. En el Distrito Federal la responsabilidad de la publicación del perió-
dico recayó en las brigadas, editándose los números 31 al 33 esto entre julio y
noviembre de 1977.
En el primer trimestre de 1978 se editan los Madera 34 y 35, para ese
momento, la Brigada Roja estaba conformada por cinco Brigadas: “Ignacio
Arturo Salas Obregón”, “Margarita Andrade Vallejo”, “José Luis Pacheco Aragón,
“Once de Febrero” y “Wenceslao García Martínez”.64 En promedio cada brigada
contaba con 3 militantes.65
Para el 28 de abril el Consejo de Redacción se reestructuró nuevamente,
ello debido a las detenciones, quedando de la siguiente manera: Miguel Ángel
Barraza García, José Grijalva Galaviz y Rosa Elena Carrillo Saucedo, el Comité
Militar lo dirige Francisco Medina Rodríguez. Se editan los números 35 (marzo
de 1978) al 56 (diciembre de 1980), promediando 0.58 por mes o un número
cada 2 meses. El Comité Militar quedó bajo la responsabilidad de Francisco
Medina Rodríguez.66
La BR se conforma de un Comité Coordinador integrado por representan-
tes de las brigadas presidido por Miguel Ángel Barraza García, que coordinaba
las brigadas “Wenceslao Ochoa Martínez, “Ignacio Arturo Salas Obregón” y
“Once de Febrero.
De agosto de 1976 a abril de 1978 la Brigada Roja cambia su estructura
quedando de la siguiente manera:

• En agosto está constituida por 2 comité zonales y 9 brigadas.


• El primero de enero de 1977 por 2 comités y 7 brigadas.

63
El Consejo de Redacción estaba integrado por: Miguel Ángel Barraza García, César Antonio
Solís Rodríguez, José Grijalba Galaviz y Ofelia Contreras Ortiz. El Comité Militar: Alicia de
los Ríos Merino (responsable), “Jerónimo”, “Eddy”.
64
Interrogatorio de Alicia de los Ríos Merino, Exp. 11-235-78 L-50 H-4; Exp. 11-235-78 L-49
65
Datos tomados de López Limón, Alberto (2013). “La Cronología de la Liga Comunista 23 de
Septiembre”. México; Inédito. p. 100.
66
Ibíd.

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José Luis Moreno Borbolla

• El primero de enero de 1978 por 5 brigadas


• El 28 de abril de 1978 por un comité y 3 brigadas.

En estos años se agudizó la represión, el Estado mexicano crea la Brigada


Blanca, 1976, la cual tenía como objetivo el exterminio de la organización; los
detenidos eran desaparecidos o aparecían muertos en enfrentamientos, son raros
los militantes que son presentados ante las autoridades judiciales. También se
desplegó una intensa campaña de guerra psicológica por los medios de comu-
nicación diseñada como propaganda; el 29 de mayo de 1977, por conducto de
los medios masivos de comunicación se lanzó la “Campaña de orientación al
público en contra de la Liga Comunista 23 de Septiembre”, para que la población
participase en la búsqueda de dieciséis sobrevivientes de la LC23S.
Se publicó un cartel con las fotografías y nombres de los activistas, y los
difundieron en volantes, lanzándolos de helicópteros y avionetas, principalmente
en las colonias donde se había identificado actividad guerrillera.67 La represión
sin duda fue un factor que influyó en el número de brigadas anteriormente
referido, como puede observarse la reducción de nueva a tres brigadas, pero
también es un reflejo de la escasa influencia de la línea política sustentada
por la organización, debido a la incapacidad de resolver las inquietudes de los
trabajadores.
Desde el periodo de Luis Miguel Corral García la BR dejó de tener una
dirección regional y es el Consejo de Redacción quien lo ocupó, ya sea por
medio de comités zonales o de forma directa con las brigadas. Para los años
1980-1981, la Brigada estaba conformada por el Consejo de Redacción, inte-
grado por Miguel Ángel Barraza García, Martha Ofelia Contreras Ortíz y José
Grijalva Galaviz; un Comité de Prensa integrado por Gonzalo Licgehult y otras
dos personas; un Comité Militar del que era parte Eladio Torres.
La Brigada Roja estaba integrada por un Comité Coordinador de brigadas
compuesto por Barraza García, Teresa Gutiérrez Hernández y Amanda Arci-
niega Cano, éste coordinaba las brigadas: “Wenceslao Ochoa Martínez” y una
denominada “Los Patos”, que operaba en Ciudad Universitaria y en la enep
Aragón; se mantenían brigadas en Hermosillo, Culiacán, Guasave, Los Mochis,
Monterrey, Ciudad Juárez y Puebla.68
Bajo la dirección de Miguel Ángel Barraza se intensifican nuevamente
las detenciones en las “repartizas” y las caídas de militantes. El propio Barraza

67
agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-76 L 38 Fs. 46-57 del 76/06/07. También femospp (2005);
Informe histórico a la sociedad, ¡Qué no vuelva a suceder! México: cihmsac. Capítulo 6. p.244
68
Entrevista realizada a Heladio Torres Flores, por Mauricio Laguna Berber.

304

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

fue identificado el 22 de enero repartiendo el Madera en Ciudad Universitaria,


quien fue cercado y ejecutado por decenas de agentes de la Brigada Blanca.69
En abril de 1981 apareció el número 57 y en julio del mismo año el 58, con lo
cual se cerraba la actividad propagandística de la Liga. Con ello desapareció el
organizador colectivo y por tanto la Liga Comunista 23 de Septiembre.

A manera de conclusión

La Brigada Roja fue más conocida por sus acciones militares, difundidas prin-
cipalmente en las notas rojas de los periódicos nacionales como de los estados.
En realidad, la actividad fundamental de la Brigada Roja fue la publicación
del periódico Madera, cumpliendo con ello la tesis de Lenin: “el periódico es
el educador y organizador de la clase proletaria.”70 Las acciones militares de
recuperación económica tuvieron la finalidad de financiar la publicación del
periódico como su tarea prioritaria.
No es casual que la dirección política, cuando la Brigada Roja se hace
heredera de los planteamientos de Ignacio Salas, fuera sustituida de una Co-
misión Nacional a un Consejo de Redacción, otorgándole así el papel prota-
gónico a la elaboración del periódico, el esfuerzo de publicar 58 números fue
la praxis de ello. La desviación militarista no era causada por la realización de
las acciones militares, eran más bien el efecto, por las concepciones teóricas
contenidas en el Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario y
en los lineamientos políticos contenidos en Acerca de los sindicatos y la Uni-
versidad Fábrica.
La derrota fue tanto política como militar, la Brigada Roja se enfrentó a
toda la maquinaria represiva del Estado en una correlación de fuerzas total-
mente desfavorable, como también a la ilegalidad con que la combatió. Y no
sólo a esa maquinaria sino también a los medios de comunicación, al poder
judicial, el legislativo, las organizaciones empresariales, etcétera. Como diría
Ignacio en el prólogo del Cuestiones: Todas las fuerzas que tratan de sostener
el podrido orden burgués en la formación social mexicana se han lanzado en
Santa Cruzada contra ese fantasma.

69
femospp (2005); Informe histórico a la sociedad, ¡Qué no vuelva a suceder! México: cihmsac.
Capítulo 6. p. 238
70
Ilich Uliánov, Vladimir (2000-2001). ¡Qué Hacer? Marxists Internet Archive. http://marxists.
anu.edu.au/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/index.htm.

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José Luis Moreno Borbolla

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00A-Completo LC23S.indb 307 02/03/2015 03:35:15 p.m.


José Luis Moreno Borbolla

Documentos

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Ediciones Línea Revolucionaria. http://www.madera1965.com.mx.
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o Manifiesto al Proletariado. México: Liga Comunista 23 de Septiembre.

Archivos

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agn, Galería 1, dfs Exp. 12-0-73 L 1 F 268.
agn, dfs EXP. 11-235-74, H 250, L 11.
Organigrama de la Liga Comunista 23 de Septiembre, Dirección Federal de Seguridad.
agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-73 L 1 F 45.
Declaración Gustavo Hirales Morán, agn, dfs Exp. 11-235-73 L1 fojas 1-10. Declaración
de Ignacio Arturo Salas Obregón, 6 de mayo de 1974, agn, dfs Exp. 11-235- 74
L 11 foja 290.
agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-74 L 11 F 290; agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235 L 46.
Interrogatorio de Jorge Manuel Torres Cedillo, agn, Galería 1, dfs Exp. 11-235-75
H107 L 27.
agn dfs Exp. 11-235-75 L 29 fojas 252-259. Informe sobre la muerte de “Alejandra” y
“Mariano”, 15 de junio de 1975, agn dfs Exp. 11-235-75 L 30 fojas 72-76.
Agentes de la Brigada Blanca cercan la casa y mueren en el enfrentamiento Olivia Le-
dezma Flores y Ángel Delgado Sarmiento. agn dfs Exp. 11-235-77 H 186 L 45.
agn dfs Exp. 11-235-77, H 144, L 45. 24/06/77. Libro Blanco (dfs), México, 1976.
Interrogatorio de Alicia de los Rios Merino, Exp. 11-235-78 L-50 H-4; Exp. 11-
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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

Testimonios orales

Entrevista realizada a Arturo Rivas Jiménez, por Enrique Condés Lara, 02/03/2001.
México.
Entrevista realizada a Carlos Salcedo García, por José Luis Moreno Borbolla, 07/09/2013.
Entrevista realizada a Gustavo Hirales Moran, por José Luis Moreno Borbolla,
04/07/2013.
Entrevista realizada a Heladio Torres Flores, por Mauricio Laguna Berber.
Entrevista realizada a José Luis Esparza Flores, por Alberto López Limón. 09/06/2007.
Entrevista realizada a un militante de la BR, por José Luis Moreno Borbolla, 10/10/2013.

Enlaces

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http://www.madera1965.com.mx.
http://members.fortunecity.com/liga23/madera1.htm.
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http:www.contralinea.com.mx/archivo/2004/html/portada/madera.htm.
www.cedema.org www.cihmsac.blogspot.com
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José Luis Moreno Borbolla

Anexo 1
Miembros de Brigada Roja (1973 a 1981)

Andrade Vallejo, María Margarita Marcelina. (a) “Andrea”, “La Papa”.


Angulo Lucken, Leopoldo. (a) “Matus”, “El General”.
Anzaldo Meneses, Manuel. (a) “Miguel”.
Amarilla Palafox, Manuel. (a) “Mario”, “El Güero Militaroso”.
Arciniega Cano, Amanda. (a) “Argelia”, “Brenda”.
Avilés Rosas, Epifanio. (a)
Baños Mora, Consuelo Idalia. (a) “Hilda”, “Martha”, “La Pandillera”.
Baños Mora, Abel. (a) “Juvenal”.
Barraza García, Miguel Ángel. (a) “El Prieto”, “El Piojo Negro”.
Cadena González, Josefina. (a)
Cartagena López, Álvaro Mario. (a) “El Guaymas”.
Castillo Mata, Aurora. (a)
Cervantes Tavera, Blanca Esthela. (a) “Luisa”
Cervantes Tavera, José Bonfilio. (a) “David”, “Davis”.
Corral García, José de Jesús. (a) “El Güero”.
Crespo Díaz, Miguel Ángel. (a) José.
Cruz Sánchez, Tiburcio. (a) “El Chaparro”.
Chávez Velásquez, Abel Ignacio. (a) “Jorge”, “Pable”, “Jacinto”
Chávez Velásquez, Mario. (a) “Santiago”, “Salvador”
De los Ríos Merino, Alicia. (a) “Susana”, “Rosa”, “Laura”, “Leticia”.
Delgado Sarmiento, Ángel. (a) “Héctor”.
Domínguez Ávila, Mario. (a) “Benito”.
Escamilla Escobedo, Juan. (a) Julio.
Esparza, José Luis. (a) “Padrino”
Esquivel Revilla, Eduardo. (a) “Bruno”, “León”.
Fierro Loza, Federico. (a) “El Prieto”.
Galarza Campos, Leticia. (a) Norte
Gallangos Cruz, Roberto Antonio. (a) “Simón”.
García Corral, Miguel Ángel. (a) “El Piojo Blanco”.
García Martínez, José Ángel. (a) “Mario”, “Gabriel”, “Sebastián”.
García Torres, María Guadalupe. (a) “Teresa”.
Gómez Conde, Carlos. (a) “El Compadre”, “José Luis”.
Gorostiola Toriz, Francisco. (a) “Arturo”, “Fernando”.
Grijalva Galviz, José. (a) “El Güero”, “El Zombi”, “Alfredo”, “Felix”.
Hernández Antonio, Teresa. (a) “Alejandra”, “Rebeca”.
Hernández García, Concepción. (a) “Gertrudis”, “Ger”, “Bertha”

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

Hernández Vargas, Rosalinda. (a) “Teresa”.


Jiménez Alvarado, Leonardo. (a) “Juan”.
Jiménez Fragoso, David. (a) Ramiro.
Jiménez Sarmiento, David. (a) “Chano”.
Laguna Berber, Jaime. (a)
Ledesma Flores, Olivia. (a) “Mariana”, “La Guera”.
León Zempoaltecalt, María Trinidad. (a) Sandra.
Licea Verdugo, Antonio Licenco. (a) “José”, “Mario”.
Liljehult Pérez, Gonzalo. (a) “José”, “Gabino”.
López Rayón, Francisco Alonso. (a) “Andrés”, “La Papa”.
Lozano Pérez, Adolfo. (a) Mariano.
Martínez Watanave, Araceli. (a) “Magdalena”.
Martínez Watanave Norma. (a) Nora.
Mendoza Sánchez (a) El Pelé”.
Morales López, Delia. (a) “Rita”
Moreno Borbolla; José Luis. (a) “Adolfo”, “Ramón”
Pacheco Aragón, José Luis. (a) Arturo.
Pérez Rayón, Francisco Alonso. (a) “Andrés”, “La Papa”
Porras Baños, Joaquín. (a) “José”
Ramos Watanave, Rosenda. (a) “Ana”
Ramos Zavala, Esthela. (a) “Ana”
Reyes Peláez Juan Fernando.
Rojas Díaz, José Alfonso. (a) “Ernesto”
Soto de la Serna, Rodolfo. (a) El Güero”, “Ricardo”.
Tecla Parra, Alfredo. (a) Rafael.
Tecla Parra, Artemisa. (a) “Silvia”.
Tecla Parra, Ana Lilia. (a) Claudia”.
Torralba Álvarez, Lázaro. (a) “Carlos”, “Charlie”.
Torres, Eladio. (a) El Viborita.
Torres Cedillo, Jorge Manuel. (a) “Oscar”, “Ruben”.
Trejo, Cornelio.

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José Luis Moreno Borbolla

Anexo 2
Detenciones, muertes y escisiones

El 5 de octubre de 1973 fue convocada una reunión para reforzar el aspecto


militar de los comités zonales en cuanto a adiestramiento en el uso de armas y
explosivos, la cual se llevó a cabo en Popo Park, Estado de México, coordinada
por David Jiménez Sarmiento, dirigente militar de La Brigada Roja. Pero los
asistentes, fueron sorprendidos por la policía, quien les tendió un cerco, pro-
duciéndose la muerte de dos de ellos: Alfonso Rojas Díaz (miembro del Comité
Militar de la br) y Roberto que venía en representación de la brez, además de
la detención de Elías Orozco Salazar de Monterrey.71
El 8 de enero de 1974 fueron detenidos Arturo Alejandro Rivas Jiménez
(miembro del Comité Militar de la br), Artemisa Tecla Parra, Juan Roberto
Ramos Eusebio y Pedro Miguel Morón Chiclayo. Este último de nacionalidad
peruana era el médico de la Organización, quien tenía a su cargo una clínica
clandestina ubicada en la tercera sección de San Juan de Aragón, en ella atendía
a los militantes que resultaban heridos en las acciones militares.72
El 4 de febrero de 1974 al enfrentarse a los agentes de la dipd, después de
una jornada de propaganda en homenaje a Genaro Vázquez Rojas en el 2º ani-
versario de su muerte, murió José Luis Pacheco Aragón (miembro del Comité
Político de la br).
Pedro Miguel Morón Chiclayo, militante de la Liga, médico de origen
peruano, quien una mañana del mes de abril de 1974 apareció asesinado junto
con el costarricense Carlos Cernuda Méndez, víctimas, según la versión oficial
de una riña entre reclusos.73
Al seno de la Liga se estaba gestando el punto culminante de la inconformi-
dad cuando el 25 de abril de 1974 Salas Obregón fue detenido y posteriormente
desaparecido. A causa de la centralización del mando el inicio de una purga
general por medio de expulsiones y ejecuciones internas provocó el descontento
de los comités zonales.
Para abril de 1975 José Bonfilio Cervantes Tavera, miembro del Comité
Político de la BR se escinde de la Liga, reagrupándose en la Fracción Bolchevique.

71
Alberto G. López Limón, David…., p. 34-35.
72
agn, dfs, Exp. 11-235-74 L-5 H- 1; la detención de todos ellos fue dada a conocer hasta el 16
de enero, véase La Prensa, jueves 17 de Enero de 1974, “Caen Cuatro Activistas: Son miembros
de la Liga Comunista 23 de Septiembre y de la Brigada Roja”.
73
“Comunicado de prensa, presos políticos de la crujía “M”. en Punto Crítico No. 28, mayo de
1974, p. 3.

312

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

El 15 junio de 1975 la Brigada Roja perdió a dos de sus más valiosos diri-
gentes, Teresa Hernández Antonio y Adolfo Lozano Pérez. Teresa era la principal
reclutadora de la organización, para ello frecuentaba las diversas escuelas del
ipn y de la unam principalmente; mientras que Adolfo Lozano Pérez era uno
de los mejores instructores militares.74
El 19 de junio fueron puestos a disposición del Juzgado Cuarto de Distrito:
Licenco Antonio Licea Verdugo (detenido 25 de abril), el comité de impresión:
Juan Escamilla Escobedo, Jorge Manuel Torres Cedillo, Norma Martínez Wata-
nabe, Trinidad León Zempoaltecatl Sandra” (detenidos el 7 de mayo), José Luis
Moreno Borbolla (detenido el 19 de mayo, ex miembro del Comité Militar de
la b.r.), Alfredo Tecla Parra (detenido el 2 de junio, miembro del Comité Mi-
litar de la b.r.), Manuel Anzaldo Meneses (simpatizante de la Liga); miembros
de la Fracción Bolchevique: Ignacio Abel Chávez Velázquez, Víctor Mendoza
Sánchez, Carlos Conde López, David Zaragoza Jiménez (Comité de Impresión
de Guadalajara), Ricardo Ocampo Moronati y Arcadio Iturbide Hernández.75
De hecho esta fue la última vez que el Estado presentaba públicamente a un
grupo de guerrilleros, en adelante esta sería la excepción dentro de la regla que
marcaba la ejecución de los capturados con vida, presentándolos como muertos
en combate.
El 26 julio fue capturado Mario Domínguez Ávila (miembro del Comité
Político de La b.r.)
El 8 de marzo de 1976, José de Jesús Corral García, miembro del Consejo
de Redacción y responsable de la brigada “15 de Junio” fue detenido en la ciudad
de Puebla, a donde se había trasladado por órdenes de David Jiménez, junto con
“Roberto” y “Elba” para investigar las instituciones bancarias de esa localidad y
determinar cuál presentaba más facilidades de ser “expropiada”76
El 7 de agosto, un comando de la Brigada Blanca lesionó de varios im-
pactos de bala a un individuo, que al ser requerido para identificarse, cuando
se encontraba en el interior de un auto estacionado, en una de las calles de la
Colonia Casas Alemán, respondió accionando un arma de fuego. Fue trasladado
al Hospital Militar donde horas más tarde expiró. Entre los documentos que se le
decomisaron, además de propaganda de la Liga, se encontraron identificaciones
que lo acreditaban como Armando Torres Solís, Blas Claudio Aguilar Sánchez

74
Rangel. (2011). Op.Cit. p. 269; y en: Ultimas Noticias, Sábado 16 de Junio de 1975, “Los Gue-
rrilleros Provocaron a la Policía: Castellanos; Fueron Rematados Reveló la Autopsia”.
75
agn, dfs, Exp. 11-235-75 L-30 H-253.
76
Interrogatorio de José de Jesús Corral García. Citado. También en agn, dfs, Exp. 11-235-76
L-36 H-75- Hasta la fecha desde aquellos días José de Jesús sigue desaparecido.

313

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José Luis Moreno Borbolla

y Manuel Pineda Santillán. Fue hasta el 13 de agosto que su verdadera identi-


dad fue descubierta; ese día se presentaron sus padres a reclamar el cadáver,
se trataba de Carlos Gorostiola Toríz (miembro del Comité Militar de la b.r.).
El miércoles 11 de agosto de 1976 en el intento de secuestro de la hermana,
Margarita, del presidente electo, José López Portillo, muere en combate David
Jiménez Sarmiento, dirigente de la Liga.
Según los informes de la dfs, las investigaciones realizadas por sus agentes
en el sur de la ciudad de México, culminaron con la ubicación de otra casa de
seguridad la noche del 13 de abril de 197l, la cual tomaron por asalto al amane-
cer del día siguiente, perdiendo la vida en el lugar María Margarita Marcelina
Andrade Vallejo y detenido Francisco Alfonso Pérez Rayón (miembro del
Consejo de Redacción).77
18 de mayo de 1977, por la tarde, en la puerta 10 del ipn en la Unidad
Profesional Zacatenco, se presentaron miembros de la Liga y al intentar dete-
nerlos se enfrentaron a balazos con elementos de la Brigada Especial, perdiendo
la vida en el lugar: Lázaro Torralva Álvarez, además de un estudiante que nada
tenía que ver.
El 23 de junio de 1977 la dfs detuvo a Guadalupe Garza Escobar, quien
en su “interrogatorio” manifestó que al día siguiente a las 17:00 horas tenía
concertada una cita con dirigentes de la Liga. Con este dato, el 24 de junio
desde las 13:00 horas agentes de la dfs y de la Brigada Especial montaron un
cerco entre las calles de Eugenia y Dr. Vértiz en la Colonia Narvarte del d.f.
en espera de su presa. A la hora señalada por “Cristina” llegaron a la cita Luis
Miguel Corral García y Manuel Amarillas Palafox, ambos dirigentes de la Liga,
quienes tratando de evitar ser capturados se batieron a tiros con los agentes
policíacos, perdiendo la vida.78
Una vez encontrado el “hilo de la madeja” el deshilado parecía incontenible,
el 5 de julio de 1977 cayó en manos de la dfs Concepción Hernández García,
una de las integrantes más destacadas del Comité de Impresión “David Jiménez
Fragoso” a quien por medio de la tortura obligaron a señalar la dirección de la
casa donde se encontraba la imprenta en la que se hacía el tiraje del Madera.
En la madrugada del día 6 fue sitiada la finca número 384 de la calle Playa de
Tecolutla, Colonia Reforma Iztacihuatl en la ciudad de México, misma que fue
tomada por asalto ante la negativa de sus ocupantes de rendirse. En el interior
la policía encontró los cuerpos inermes de Ángel Delgado Sarmiento y Olivia

77
Informe del Director Federal de Seguridad, Javier García Paniagua, 14 de abril de 1977, agn,
dfs, Expediente Luis Miguel Corral García, Versión Pública, fs. 271-274.
78
agn, dfs, Exp. 11-235-77 L-45 H-144.

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La Brigada Roja: Comité regional de la Liga Comunista 23 de Septiembre

Ledezma Flores. Ahí fue decomisada una máquina Lito-Offset (con la cual
se podía imprimir 5 mil ejemplares diarios del Madera), diversos aparatos de
impresión, una reveladora, armas, automóviles y $ 1,000,000.00.79
El 22 de enero de 1981, como a las 14:00 horas a Jesús Manuel Arana
Murillo,80 quien después de abandonar en el baño de hombres de la Facultad
de Economía el número 56 del periódico clandestino, se encaminó hacia la
salida del campus universitario hasta llegar a un jardín cercano en las calles de
Odontología y Copilco. Ahí se encontró con su hermano Marco Antonio, Miguel
Ángel Barraza García y otro miembro de la Organización. En ese momento, los
agentes secretos intentaron detenerlos y se dio un enfrentamiento a balazos. En
medio de la batalla lograron escapar Marco Antonio81 y el otro acompañante,
mientras que Miguel Ángel y Jesús Manuel cayeron gravemente heridos.82
Miguel Ángel Barraza García era, como lo fueron en su momento David
Jiménez Sarmiento y Luis Miguel Corral García el hombre más buscado por
la policía mexicana. Con su caída, la Liga se enfiló hacia su extinción. El 16 de
febrero del mismo año, José Grijalba Galaviz “El Güero” quien había asumido
el mando, fue víctima de la delación de un empleado bancario con el que in-
tentaba concretar una operación de cambio de unos centenarios por moneda
de curso corriente, muriendo acribillado por agentes de la dfs en una casa de
la colonia San Rafael.83

79
agn, dfs, Exp. 11-235-77 L-45 H-186.
80
Jesús Manuel estuvo prisionero en Hermosillo, Sonora, desde el 25 de noviembre de 1976 por
sus actividades clandestinas como miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre, hasta el
18 de noviembre de 1978, fecha en que salió en libertad, beneficiado por la Ley de Amnistía,
pero en la primera oportunidad que tuvo se reincorporó a la actividad guerrillera, agn, dfs,
Exp. 11-235-76 L-40 H-282 y Exp. 11-235-78 L-54 H-88.
81
Marco Antonio Arana Murillo “Ariel” de 19 años, finalmente cayó en manos de los agentes de
la Brigada Especial, comandada por los temidos Miguel Nazar Haro, Arturo Durazo Moreno y
Francisco Sahagún Baca. Fue detenido el 17 de mayo de 1981 junto con dos de sus compañeros
de la Normal del Quinto, Sonora. De aquí “Ariel” había sido expulsado por haber dirigido
una huelga estudiantil entre agosto y septiembre del año anterior, desde entonces están des-
aparecidos, véase http://www.cndh.org.mx/lacndh/espec/desap70s/expedientes/urbana los
expedientes: cndh/pds/91/c00016.00; cndh/pds/90/df/c00010.000; y cndh/pds/90/mex/
c00015.000.
82
El informe de la dfs señala que tanto Miguel Ángel como Jesús Manuel murieron en el mo-
mento del enfrentamiento, agn, dfs, Exp. 009-011-007.
83
David Cilia Olmos, “Los últimos hombres de Madera”. en: http:www.contralinea.com.mx/
archivo/2004/html/portada/madera.htm

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo.
Conversación con Gustavo Hirales Morán

rodolfo gamiño, yllich escamilla,


rigoberto reyes y fabián campos

E l siguiente testimonio forma parte de una entrevista realizada por los coor-
dinadores del presente libro1 a Gustavo Adolfo Hirales Morán, fundador
de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Coor.
¿Cómo la Liga Comunista concebía el poder y cómo lo ejercería si obtendría el
triunfo militar y político?
GH.
¡Qué bueno que no obtuvo el triunfo!
Coor.
Este dato lo consideramos relevante, porque en ningún documento como el
Cuestiones Fundamentales, la Tesis de la Universidad Fábrica o en los
Madera ese tema queda explícito.
GH.
Es muy sencillo. La Liga no tenía una concepción distinta del poder que la plan-
teada por Lenin en la Revolución Proletaria y el renegado Kautsky, era el
poder para arrasar con todo. La Liga veía el poder como los clásicos del
marxismo, no como Marx y Engels lo miraban, más bien como Lenin, así
lo miraban. ¿Qué es el Estado? el Estado es una maquinaria que sostiene la
dominación de una clase sobre otra, ahorita hay que destruir este Estado
porque es el Estado creado para la opresión del proletariado, etcétera. Una
vez que tomemos el poder vamos a utilizar esa misma máquina de poder
del Estado para aplastar a los reaccionarios, a los contra-revolucionarios,
contra los enemigos etc. Eso nunca lo pusimos por escrito, nunca se puso
porque nadie entre la capa dirigente de la Liga tenía una concepción
distinta. No era necesario, todo era… cómo se dice… puntos de vista

1
La entrevista fue realizada el 15 de mayo de 2014 en la Ciudad de México

317

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

comunes y compartidos. ¿En dónde nos habíamos nosotros nutrido?


pues en el marxismo-leninismo, en el marxismo más duro que es el de
Lenin cuando polemiza con Kautsky. Por ejemplo, si en algún momento
nos separábamos del común era para darle entrada a las posiciones más
izquierdistas que se discutían en los inicios de la Internacional Comunista,
o sea, a los izquierdistas contra los que dirigió Lenin el opúsculo de la
Enfermedad Infantil del izquierdismo en el comunismo.
Coor.
¿Qué autores leían en la época de Los Procesos, por ejemplo nos dijiste que a
Flores Magón y Bakunin, pero éstos ya no se ven reflejados en los Madera,
ni en Cuestiones? ¿Cómo fueron esas lecturas, qué críticas se les hizo?
GH.
Lo que pasa es que en una primera etapa leíamos todo esto que menciono
buscando nuevas ideas, nuevas luces, nuevos vislumbres de la teoría
¿pero qué fue lo qué pasó? Pues que realmente no encontramos nada que
vulnerara lo que era nuestro amarre más sólido, el marxismo clásico. En-
tonces, todas las lecturas, esas lecturas, pues no todos teníamos el mismo
bagaje intelectual que nos permitiera asimilar mejor o peor esas lecturas.
Entonces, por ejemplo, Raúl Ramos Zavala. Raúl era el más avanzado de
nosotros, él si tenía como más fino el olfato y separaba unos de otros,
pero nosotros, los que digamos éramos la segunda camada ahí, pues
no teníamos la formación de Raúl. Ahora ¿quién sí tenía la formación
de Raúl? Ignacio Salas Obregón, tenía la formación en cuanto a cultura
general, pero muy orientada al rollo cristiano, teórico cristiano liberador.
Entre ellos se entendían muy bien, pero, los que estábamos, digamos, en
el segundo nivel, no notábamos las sutilezas de todas las ramificaciones
que ellos a veces si captaban. Por ejemplo, cuando íbamos en la etapa
de la formación de Los Procesos, cuando ya estábamos vinculados con
el grupo de los cristianos donde venía “Nacho” y ellos hicieron, Raúl y
“Nacho”, un seminario sobre el ¿qué hacer? y a ese seminario se invitó a
otros cuates que andaban cerca del grupo de nosotros ¿Como quiénes?
los de Diego Lucero, los Guajiros o como los Lacandones y yo en ese
tiempo cuestionaba ¿y por qué hacer un seminario sobre el Qué hacer?
Sé me hacía rarísimo, pero bueno, ellos creían que sí era necesario hacer
un seminario para estos cuates que tenían una limitada formación teórica.
Los cuates de los grupos como Los Guajiros o los Lacandones. Pero ese
seminario no se le hubiera ocurrido a Raúl hacérnoslo a mí, a Jorge, a
mi hermano, o a “Rami”, por ejemplo.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

Coor.
En ese tenor Gustavo, la Tesis de la Universidad Fábrica y los Madera, los viejos
Madera fueron elaborados bajo una influencia o perspectivas de realida-
des locales o fueron redactados pensando en el movimiento nacional. Por
ejemplo la Tesis, en el contexto de los conflictos estudiantiles en Sinaloa.
GH.
No, no, cállense la boca. La Tesis de la Universidad Fábrica pretendía modificar la
visión del marxismo no sólo a nivel nacional, sino internacional. No sé si
se acuerdan, pero yo en La Memoria de la Guerra de los Justos planteo que
en una discusión que hubo en Guadalajara allá por mayo del 73, yo planteé
que la Tesis de la Universidad Fábrica no era tan importante, que esa tesis
nos alejaba de la izquierda y nos impedía discutir las cosas en un terreno
más político, yo pensando, precisamente en la Universidad de Sinaloa y
las broncas que teníamos con la izquierda, yo decía que la Tesis de la Uni-
versidad Fábrica te llevaba, además de otras cosas, en cuestiones prácticas
a arrasar con todos los bienes de la universidad porque supuestamente los
ibas a dedicar a la lucha revolucionaria. Entonces cuando yo planteo eso,
“Nacho” se encabronó y me contestó que yo estaba mal, porque la Tesis de
la Universidad Fábrica era lo que distinguía a la Liga de todos los demás
grupos no sólo a nivel nacional, sino a nivel internacional. Entonces me
aplastó, sin convencerme, porque yo seguí pensando que no era así, por
mi propia experiencia con los Enfermos de Sinaloa. Ahora ¿de dónde sacó
Nacho la Tesis de la Universidad Fábrica? Pues la sacó de un escrito suelto
de Marx, donde decía que un profesor produce, no recuerdo ni cuál, ni
dónde está esa frase, pero está en el Capital, es realmente una analogía de
lo que hace un profesor en la escuela y lo que hace un salchichonero que
hace salchichas en la fábrica, y ahí dice Marx, sin darle mucha atención,
que es comparable el trabajo de moldear las mentes de los alumnos con
el trabajo del salchichonero que hace salchichas, lo cual era totalmente
jalado, pero de ahí se agarró para darle forma a la Tesis de la Universidad
Fábrica, también se inspiró en las partes de El Capital que hablan de las
subsunción de formas precapitalistas de producción por el capital; porque
“Nacho” tenía una gran perspectiva y una formación teórica muy sólida.
Entonces ¿cuál era el punto, o de qué se trataba? ¿A Dónde quería llegar
con esa tesis? Que los estudiantes eran proletarios, que la gran distribución
del capital del trabajo, los estudiantes y los maestros producían plusvalía,
la parte que teóricamente creaba la plusvalía eran los estudiantes. Por lo
tanto, la universidad era una institución burguesa más que contribuía no
sólo a la producción de una ideología que mantuviera un sistema, sino

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

también con cosas que eran, que servían para producir plusvalía, por lo
tanto, la universidad era un terreno de la lucha del proletariado donde
la administración y eventualmente los maestros eran enemigos de los
estudiantes, eran parte del destacamento del proletariado. Me acuerdo
de algunos documentos, como uno que yo hice en Sinaloa, que era algo
así como Manifiesto al destacamento estudiantil del Proletariado, ese era
el fundamento, el fundamento era la Tesis de la Universidad Fábrica, en-
tonces no sólo no era un asunto local, desde el punto de vista de la Liga
era lo más universal que aportábamos.
Coor.
¿Pero hacía adentro tuvo sus limitantes la Tesis?
GH.
Fue muy poco comprendida, pero seguida a píe juntillas donde quiera que
estuviéramos, en la órbita universitaria, lo cual nos llevo a enfrentarnos
durísimo con otras organizaciones de la izquierda, para no decir de la
derecha que actuaban en el seno de las universidades. Eran enfrenta-
mientos brutales que llegaron a la agresión física y a las víctimas fatales,
por ejemplo la muerte de Guevara Reinaga en Sinaloa, que por cierto la
leyenda es que los Enfermos acorralaron a Guevara Reinaga y lo mataron,
lo que no se dice por que no es políticamente correcto es que Guevara
Reinaga también andaba armado y mató a un Enfermo antes de que lo
mataran a él. Eran broncas permanentes porque los Enfermos querían
apoderarse de los bienes de la universidad, pero los Enfermos por ejemplo,
tenían mucha fuerza en las casas del estudiante y entonces iban, presio-
naban y secuestraban entre comillas a los rectores, a las autoridades para
obligarlas a que soltaran la lana a las casas, que ellos no querían soltarlas
y eso determinaba enfrentamientos muy violentos entre autoridades y
la gente que apoyaba a las autoridades contra los Enfermos. Eso fue, y
además, Guevara Reinaga como se sabe, era muy aventado, muy duro, él
se enfrentaba a los Enfermos y producto de ese antagonismo fue producto
de este intercambio de disparos, que por cierto, Guevara Niebla todavía
no me perdona eso, como si yo hubiera estado ahí.
Coor.
Muchos de los documentos fundacionales son atribuidos a un autor particular,
pero si uno los lee no están firmados por alguien, por ello nos gustaría
saber ¿Cómo eran los procesos de escritura de estos textos, había debates,
por ejemplo nos viene a la mente el “Comunicado al Partido de los Po-
bres” que los firman como parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
(far), incluso en el cuerpo del texto viene así.

320

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

GH.
Eso no tiene ningún misterio, los textos, todos los escribía Ignacio Salas Obre-
gón excepto algunos que escribí yo por ejemplo ese del Manifiesto al
Estudiantado Revolucionario que eran firmados por la Coordinadora
Clandestina de la feus, casi ahí la mayoría los escribí yo, pero si quitan
esos y algunos otros menores, la inmensa mayoría, el 95% los escribió
Ignacio, las respuestas a Lucio, todo eso lo escribió Ignacio, porque había
otros que también escribían pero cuando se trataba de fijar posición, el
único que la podía fijar era “Nacho”.
Coor.
Regresando a Sinaloa, particularmente a los Enfermos, cuándo se da el debi-
litamiento de esta organización, cuando a los teóricos los comienzan a
mandar a otros estados. Cómo inicia el proceso de debate y la vinculación
Enfermos-Liga.
GH.
La descomposición comienza con el aferramiento de Oseas, de Nacho, por
mantener una línea de golpear y golpear, más bien, de querer golpear
cuando cada golpe se te revertía y agarraban a gente, te mataban gente
y yo lo dije en otras ocasiones, a ver, según nosotros estábamos en un
periodo de acumulación de fuerzas, pues cuál acumulación de fuerzas,
pues si cada que dábamos un manotazo nos reviraban y nos desbarataban
las posiciones que teníamos, como ocurrió con lo de Garza Sada, lo de
Aranguren, como ocurrió con muchas otras cosas. Entonces la descom-
posición empieza con la incapacidad de Oseas y la plena incapacidad de
todos los demás que estábamos atrás de Oseas y a un lado para corregir.
Ese fue el inicio de la descomposición. Porque cuando en la imaginación
del núcleo dirigente se pensaba que íbamos a trascender, pues cuál tras-
cender, íbamos a la lona, lo de Garza Sada fue el epítome de todo esto
y después nos seguimos aferrando a la misma estrategia, secuestrando,
matando, etc., cuando eso no sólo nos aislaba espantosamente, sino que
nos ponía en la mira directa de las fuerzas de seguridad, los cuales tenían
además licencia de hacer con nosotros lo que quisieran y nadie se los iba
a reclamar, tal como ocurrió.
Coor.
Quisiéramos preguntarte sobre el logo que se usa en los Madera, el logotipo
con el que se identifica a la Liga, el sujeto con la metralleta, etc., cómo
se decidió elegir esta imagen, de dónde salió, si tenía importancia en ese
momento o era algo marginal?

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

GH.
No, miren, yo no sé de dónde salió esa imagen, pero si les digo una cosa, es una
imagen que no tiene nada que ver con la realidad mexicana, es una imagen
que viene de los tiempo de la Internacional Comunista. Es una imagen
que tiene una impronta de cuando se creía que la revolución estaba a la
orden del día. Esa imagen no es mexicana, es rusa o alemana, de por allá
y de los años veintes, no es moderna pues, lo que porta el militante ése no
es una metralleta y si la tiene es una composición, lo que originalmente
tenía era un rifle con bayoneta, de los que se usaron en la primera guerra
mundial y así se quedó. Pero además, eso no fue del primer Madera, fue
ya después, incluso después de la caída de “Oseas”.
Coor.
Ahora que lo mencionas Gustavo ¿Cuál fue la influencia de los religiosos en
la Liga, es decir, esas concepciones del profeta, del mesías, existió un
paralelismo de esto con “Oseas”, en el sentido teórico de “Oseas” y su
cercanía con la formación religiosa a concebir una estructura clerical,
muy vertical o cómo podría leerse esta influencia?
GH
Yo creo que influyó de manera negativa, pero no en un sentido de ego, sino en
un sentido, cómo les diré… Lo planteo incluso en el libro de la Memo-
ria, digo que “Oseas” de repente parecía cuando hablaba, como poseído,
como poseído de una misión. Que en ese tiempo no se veía tan raro,
pues todos de alguna manera nos sentíamos misioneros, pero ya visto
en retrospectiva, yo creo que sí influía su original bagaje cristiano de la
Teología de la Liberación y todo eso. Yo, conviví mucho con “Oseas” en
el tiempo antes de la formación de la Liga cuando éramos él y yo en el
DF contra el mundo, ya después comenzaron a llegar otros, el “Gordo”,
este y otros, y no le descubría, yo no le descubría así un rollo ideológico
cristiano fuerte, ciertos modos, ciertos matices. Pero ya después cuando
era jefe de la Liga sí se le veía como poseído de su papel, de su misión,
pero no lo expresaba en términos cristianos. De repente decía cosas
como…(Silencio) cuando yo planteaba eso de que había que conducir
el movimiento de Sinaloa hacía un aspecto menos confrontativo con la
izquierda y con la administración él decía “no padre, no es por ahí, esta
chingadera no se va a resolver sin muchos madrazos y sin mucha sangre”,
entonces yo decía, ¡ay cabrón!… y en ese tiempo eran expresiones, yo
digo ahora, aunque en ese momento no se le notaba tanto, se asomaba
esa visión un tanto apocalíptica, de sacrificio, y no tanto de uno, sino

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

también de los otros ¿no?, eso por un lado, y por el otro, entre algunos
cuates que venían de la corriente de “Oseas”, cristianos de Monterrey y
otros lados de manera muy franca decía, no, nosotros seguimos siendo
cristianos y creyentes y yo que era ultra marxista les decía cómo van a
poder seguir creyendo en dios ¿qué no han leído materialismo y empi-
riocriticismo? y ahí se daban unas discusiones medias bizantinas. Pero
así que ustedes digan, qué tanto pesó el rollo ideológico cristiano, pues
no, ni en la cuestión organizativa, pues éramos comités clandestinos, en
todos lados donde se pudiera, y armados etcétera.
Coor.
En qué momento “Oseas” adopta ese sobrenombre de “Oseas” que es un profeta
del antiguo testamento, pues hay algunas versiones que sostienen que
fue en el 1972?
GH.
Nosotros, cada cierto tiempo cambiábamos de seudónimo o de alias, nombres
de pila, no recuerdo exactamente cuándo, pero supongo que ha de haber
sido cuando se fundó la Liga, porque antes no recuerdo ni cuál era su
nombre de guerra, “Camilo”, creo, creo que era “Camilo”, pero la verdad
no recuerdo. Pero sí estoy seguro, que después de la fundación de la Liga
ya todos le decían “Oseas” y sí, es un profeta bíblico, menor, por cierto.
Coor.
¿Desde la posición teórica de la Liga, cuál fue la discusión para conformar al suje-
to revolucionario”, cómo se asimiló, quién sería ese sujeto revolucionario?
GH.
No hubo ninguna discusión, “Oseas” planteó su rollo asumiendo que todos
éramos así ¿saben quién le discutía un poco en ese sentido? El “Gordo”,
José Ángel, pero, era muy resbaloso, nunca planteó posiciones claras,
discutía en el sí pero no, y terminaba yéndose por la tangente, eso impe-
día a uno saber que tanto estaba el “Gordo” oponiéndose o luciéndose
para que todos viéramos su conocimiento del marxismo. Recuerdo que
cuando llegamos a la reunión de la formación de la Liga, el Gordo llegó
un poco con la cabeza agachada porque no había sido muy participativo
en el periodo previo, el periodo de la organización partidaria, pero en
la reunión se lució con el conocimiento que él tenía del marxismo y de
economía, y entonces yo por ejemplo, era el segundo de “Oseas” al llegar a
la fundación de nuestro grupo y los otros jefes pues eran Julio, el “viejito”,
era este… X y Z, y yo quedé totalmente opacado en la organización de la
fundación de la Liga, yo era el secretario de actas, el que estaba anotando

323

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

los acuerdos y todo eso, y casi no intervenía, y recuerdo que el “Chicano”


me decía “intervenga, como sea, intervenga compa, intervenga, que el
“Gordo” se está robando toda la escena”… Y según yo el “Gordo” era puro
pájaro nalgón, pero no, tan no era, que él quedó en el Buró y yo no, en el
primer Buró. Y pues así fueron las cosas, pero el “Gordo” todos sabíamos,
los que lo conocíamos desde que venía de la Juventud Comunista, pues
que era mucho rollo, que era más rollo que otra cosa, y nos burlábamos
de él porque en las reuniones clandestinas andaba con los pantalones
todos sucios, la camiseta toda rasgada, pero al salir de la reunión se ponía
unos trajes muy buenos que uno decía “¡ay cabrón! ¡que cambio dio éste
y ya ni conocía!”. Así era el “Gordo”. Fue uno de los que nunca supimos
en qué terminó, hay muchas versiones, incluso que lo vieron vivo en
Estados Unidos, aquí, etcétera. Nunca se supo, nunca se encontró su
cadáver y de su mujer, de la hermana de Raúl, decían que se suicidó, en
algún momento. Hace poco platiqué con el hijo de Camilo Valenzuela,
que tiene una relación, muy estrecha con toda esa historia, porque Ca-
milo Valenzuela se casó con Victoria Montes, que era la esposa de Raúl,
la viuda de Raúl y él nació, este cuate mío, del segundo matrimonio de
su mamá pues, y tiene un medio hermano que es hijo de Raúl Ramos y
entonces hay muchos vínculos y conexiones con la familia de Monterrey,
y él me platicó que pues los hijos de la Estela, la “Tela” y el “Gordo” viven
en Monterrey, que crecieron sin conocer a su mamá y su papá, creyendo
que sus abuelos eran sus padres y, una serie de cosas feas que no recuerdo
mucho, pero parece dar por buena la versión del suicidio…
Coor.
En la idea del “Sujeto revolucionario” a nivel nacional cómo era percibida por
la dirección de la Liga, hablando de regiones como Monterrey, Sinaloa,
Guadalajara, Distrito Federal, Michoacán, Oaxaca, en todos aquellas re-
giones donde hubo brigadas. El “sujeto revolucionario” se percibía igual
o era diferente, es decir, la dirección hacía una dicotomía entre teóricos
y prácticos.
GH.
Es que no había “sujeto revolucionario” más allá del concepto proletario,
proletariado, no sé si se acuerdan ustedes, pero cuando se comienza a
descomponer la Liga, después de la caída de “Oseas”, de la muerte de
Julio, de la dispersión que se da y cada quién agarra por su lado, este, los
Maderas por ejemplo, empiezan a sacar posiciones, posicionamientos,
que desde mi punto de vista reflejan lo que era el centro conceptual de
la Liga en torno al “Sujeto revolucionario” ¿Cuál era éste? Las capas

324

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

bajas del proletariado. Eso estaba de alguna manera tácito y explícito en


las posiciones de “Oseas”, pero estos, que ya eran los últimos mohicanos
lo hacen más explícito. ¿Cuál era nuestro rollo? nuestro rollo es que el
proletariado no nos pela, bueno, el proletariado no nos pela, quién no
nos pela: la clase obrera más o menos constituida, más o menos segura,
aquella que tiene prestaciones, todo eso. ¿Entonces quién nos pela? Los
marginales, la clase obrera y los marginales por fuera de la clase obrera,
o sea el montón de lumpenes o de semi-asalariados, de campesinos sin
tierra, estudiantes pobres, etcétera, etcétera. Los cuales en México es
muy grande ese sector, hacía esos se dirige la Liga ya después de “Oseas”.
Cuándo “Oseas” se dirige todavía a tientas, pero como que después de
la caída de “Oseas” queda clarísimo que los únicos lugares donde la
propaganda de la Liga tiene cierta recepción es en los sectores más jo-
didos, pero no tan jodidos como para no entender de qué se trata, son
sectores que tienen una mínima educación por así decirlo. Pero ahora,
¿eso a qué lleva también? Que la policía política ya sabe a dónde va a ir
la Liga, es decir: huelga en Olivetti y ahí están la Dirección Federal de
Seguridad y la Brigada Blanca: ¡a ver disfrácense de obreros y láncense a
esta huelga! Porque a huevo que al rato va a llegar la Brigada Roja a re-
partir el Madera, y ahí se armaban los cocolazos, era casi a tiro por viaje,
no había misterio en eso y una y otra vez, y una y otra vez se daban los
enfrentamientos, porque la Liga en sus últimos momentos ya no hacía
ninguna otra cosa más que a prepararse militarmente… esto en el 76,
77, a la caída del “Chano”. ¿A qué se dedica? Sobre todo la Brigada Roja,
tienen sus polígonos, tienen su entrenamiento militar, su entrenamiento
físico, tienen el Madera, se imprime el Madera, Distribuyen el Madera y
hacen “jales”, o sea, secuestros básicamente, aunque, también otro tipo
de acciones, pero eso es lo que hace la Liga después de la muerte del
“Chano”, no hace otra cosa, así como tratar de mantener los contactos
con otros grupos que siguen en pie, como Sinaloa, Monterrey, Guada-
lajara, Chihuahua, etc. De tal modo, que el último dirigente de la Liga
o los últimos, el “Piojo Blanco” y el “Piojo Negro”… yo conocí al “Piojo
Blanco” como un cuate, que si vamos a utilizar alguna caracterización
jerárquica pero realista, pues era uno de los tenientes, y el “Piojo Negro”
no aparecía en el radar cuando todavía nosotros estábamos, digamos en
la dirección. ¿Cómo lo conocí? Porque era uno del grupo de los chavos
de Chihuahua, hermano de Salvador Corral, Salvador Corral era mi cuate
y cotorreamos mucho tiempo juntos, nosotros teníamos en la Liga, más
que nada en la Dirección de la Liga un grupito, crítico de “Oseas” pero

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

no descaradamente enfrentado a “Oseas” ¿Quiénes eran de ese grupito?


Era Julio, Salvador Corral, el que sacaron de Lecumberri y nunca regresó,
este…el “Sam”, yo y el Chicano, éramos cinco nada más, los cuales más o
menos nos entendíamos, más o menos participábamos de la visión de que
estos cuates andaban bien acelerados, partíamos de la idea de que había
que bajarle, que había que bajarle (Silencio)… Y por ejemplo el “Chano”
y los del Frente Estudiantil Revolucionario (fer) claramente decía que
nosotros éramos demócratas, blandengues y nosotros decíamos que ellos
eran militaristas, pero no queríamos decir que “Oseas” también lo era
¿verdad?, porque nos caía el hacha, pero sí, así estaban las cosas. A mi
más de dos o tres cuates que estuvieron en la dirección, me dijeron: “qué
bueno que te agarraron cabrón, porque a lo mejor eso te salvó la vida”…
Coor.
¿Durante la consolidación del primer Buró la Liga concibió la adhesión con otro
grupo armado Centro Americano o Latino Americano?
GH.
Nunca, nunca lo hubo. En primero porque era muy difícil establecer contac-
to, y en segundo porque nos daba mucha desconfianza casi todos los
grupos conocidos, algunos eran demasiado “sovietosos”, algunos eran
demasiado “castrofílicos”, otros eran los chinos espantosos de Sendero
Luminoso que nos daban tirria, o sea, teníamos muy claros con quiénes
no, pero era todo el mundo realmente con el que no nos identificábamos,
casi todo el mundo. Nosotros nos pitorreábamos de los compas del mar
porque había ido a rendir ahí pleitesía a Corea del Norte, a Kim Il Sung,
nos la pitorreábamos gacho de ellos, que gurús agarran decíamos. Nos
pitorreábamos también de las Fuerzas de Liberación Nacional (fln)
porque siempre andaban tocado las puertas de los consulados y no los
pelaba nadie, pero este… no teníamos vínculos con nadie, y les diría, ni
los queríamos. Hasta con el Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo
(frap) nos peleamos muy feo, porque en el tiempo de la Organización
Partidaria yo llegué a Guadalajara, bueno, realmente yo era el delegado
de “Oseas” en Guadalajara, bueno, también en otros lados, pero sobre
todo en Guadalajara y tuve reuniones con varios grupos, entre otros con
los del frap, antes de que fueran frap, porque varios de ellos, de los del
frap venían de los Guajiros, entonces, el “General”, era nuestro vínculo
con los remanentes de los Guajiros, de hecho yo y el “General” estuvimos
en Guadalajara en varias ocasiones dialogando con estos cuates, con Da-
vid López Valenzuela, él nomás nos daba cuerda, nosotros llegábamos y
tirábamos rollo, y él decía, sí, si les voy a conseguir las armas y todo eso,

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

sobre todo porque él ya traía el rollo del frap con otros remanentes, entre
otros con el “Chelis”, el “Chelis” (José Luis Alonso Vargas) desde el bote
allá en Chihuahua estaba en contacto con todos estos pelados. David
López fue a ver al “Chelis” allá a Chihuahua, y “Chelis” le dijo: mándalos
a la chíngada, o sea a nosotros, y entonces, pos yo dejé al Richard, este
¿cómo se llama? Fernando Salinas Mora como encargado de seguir la
negociación con este grupo. Y un día que llego a Guadalajara, él me
dice, no esos cabrones no más nos están dando atole con el dedo, ya me
dijeron que no quieren nada con nosotros y que ni nos pongamos muy
alzados, porque nos andan atorando, dije, pos mándalos a la chingada, y
así rompimos contacto con ellos. Ya después, en mayo del 73 que tenía-
mos una reunión plenaria de la Dirección de la Liga donde había como
25 pelados, estaba el “Chano” y los del fer y todo el mundo, estaban Los
Macías que se acababan de anexar a la Liga, y los del frap hacen su jale
de León Hardy y nos ponen en jaque, en peligro pues porque nosotros
también estábamos ahí, porque lo hacen en Guadalajara, y nosotros
estábamos ahí en reunión. Recuerdo que ese día estábamos el Julio y
yo tomándonos un café en una de las principales avenidas y de repente
todo el restaurant se llena de gente del Estado Mayor y nosotros todos
espantados no sabíamos que estaba pasando y es que Echeverría había
llegado a Guadalajara e iba con todo su convoy en la avenida, y no sé si
eso ocurrió un día después o un día antes del secuestro, eso complicó la
salida de Guadalajara.
Después de este proceso, muchas de las vinculaciones se fueron perdien-
do, incluso ahí en Guadalajara un grupo de cuates del Partido Comunista
me busca a través de sus múltiples contactos y yo no quería ni verlos,
porque dije, pos si son del Partido Comunista no tenemos nada que
hablar, para qué vernos, es que como eran cuates míos desde tiempo
atrás, incluso con alguno de ellos estuve un tiempo allá en la Alemania
Oriental, dije, a ver, vamos a ver qué pasa, y nos vimos y los batos muy
amables conmigo, y me dicen que también quieren participar en la lucha
armada, yo le dije ¿Cómo quieren participar en la lucha armada si siguen
siendo del Partido Comunista? Total, no llegamos a ningún acuerdo.
Los vi como amigos, sobre todo por Gilberto Enríquez, un amigo muy
querido, que, era por cierto, hijo de un policía de Guadalajara que era
un perro contra los comunistas. Recuerdo que Gilberto Enríquez me
platicaba que su papá le decía: Pendejo, cómo te quieres poner en contra
del supremo gobierno… Nosotros decíamos, si no estamos en la época
de Plutarco Elías Calles.

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Coor.
Eso mismo impide la vinculación con Lucio.
GH.
Claro, pues nosotros teníamos una línea muy clara de que todo mundo debía
someterse al proletariado y nosotros éramos los representantes del
proletariado y Lucio, evidentemente, era el representante de la pequeña
burguesía rural, claro, revolucionaria, pero con todos sus perjuicios, su
caudillismo. Nosotros le hicimos labor de zapa a Lucio dentro de la Bri-
gada, pero ¿apoco Lucio era pendejo? Lucio estaba muy jodido de salud, y
cada rato bajaba a curarse, y nosotros aprovechábamos cuando no estaba
para hacer grilla, nos aventábamos nuestro rollito ahí, y nada más llegaba
y “pum” daba un manotazo y desbarataba todo, toda la conspiración.
Hasta que un día se hartó y dijo ¿Saben qué? ¡Estos cabrones se me bajan,
si no quieren que los fusile! No, pues nos bajamos cabrón, antes de que
nos fusilen. Y ahí andan, por ejemplo el “Rami”, ustedes lo conocen, él
estuvo allá con Lucio. Escamilla Lira era otro, de hecho alguien me dijo
un día: ¡oye que cabrón eres! tú mandaste a Escamilla Lira y a su mujer a
la sierra, y yo me quedé pensando y dije: ¡hijo de su pinche madre, si es
cierto! ¿Por qué mandé a Escamilla Lira y a su mujer a la sierra? Porque
eran muy conflictivos y muy desordenados y muy paranoicos. Una vez
nos salimos de una casa porque la mujer de Escamilla dijo que un carro
tenía no sé cuantas horas ahí vigilándonos, y dejamos todo y nos fuimos,
mi compañera de entonces, yo, Escamilla Lira y su mujer ahí andábamos
trotando por los hoteles de paso del centro, entonces me pregunta Oseas
¿qué hacemos con Escamilla Lira? Pos hay que mandarlo la sierra, dije,
y que lo mandamos a la sierra. Además el Escamilla Lira estaba sordo,
no escuchaba, entonces, como no escuchaba, gritaba, porque pensaba
que no lo escuchaban, imagínate, entonces, van en la noche, en la sierra,
una columna y grita, pues es para… los cuates de la brigada, los viejos,
estaban encabronadísimos. Y luego la mujer, la mujer era una chava en
aquel tiempo un tanto gorda con los tobillos muy frágiles y cada rato se
caía en las caminatas de la sierra, entonces era un desastre por todos lados.
A ellos los corrieron antes, pero se bajaron junto con todos. Entonces
reconozco que yo cometí el error de mandarlos, pero los mandé porque
no hallaba dónde ponerlos, y así pasaba con varios compañeros. Pues eso
de Lucio fue un desastre, de ahí salieron otros grupos como el de Carmelo
Cortés que nunca finalmente se alió con nosotros, una brigadita nuestra
que teníamos ahí en Acapulco, toda inestable y que se fue a Oaxaca,
donde estuvo “Rami” también, y ellos son los que relato ahí en mi libro

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

que hicieron toda una ceremonia cuando enterraron las armas, como si
estuvieran enterrando a sus parientes. Y ahí se integraron a la vida civil, ya
en plena rectificación. Ahora, este… la rectificación comenzó lentamente
mucho después, y después de que dijeron que yo era un pinche traidor,
por haber iniciado la rectificación, pero poco tiempo después muchos
comenzaron a decir, ¡pues éste no está tan errado!, y comenzaron a… por
ejemplo los de la Corriente Socialista se declararon partido legal o grupo
legal, o corriente legal, y al mismo tiempo seguían haciendo acciones,
entonces que no digan que ellos se me adelantaron a la rectificación, pos
cuándo. Ellos creían que todavía se podía mantener dos caretas durante
un largo periodo, hasta cuando las cosas se pusieron más peligrosas.
Todo esto un poco antes de la amnistía, porque mi hermano, y otros, el
“Rami” y otros cuates estuvieron ahí en la corriente, con Camilo, con
Zambrano, con muchos más.
Coor.
Es ese tenor ya que lo mencionaste, son bien conocidas las desavenencias que
hubo entre la Liga y el Partido de los Pobres, pero nos gustaría conocer
más sobre por qué tampoco se integran o se adhieren a la Liga por ejemplo
las Fuerzas de Liberación Nacional o por Ejemplo la up.
GH.
…Miren, con las Fuerzas de Liberación Nacional nunca hubo relación orgánica,
relación de conocimiento porque, tanto los principales dirigentes de los
Procesos, luego de la Liga como de las Fuerzas de Liberación Nacional
surgieron del mismo núcleo de jóvenes socialistas de Monterrey, nada
que más que los de las fln se orientaron claramente hacía el rollo cuba-
no, cubanófilo y los otros dirigidos por Raúl Ramos, por Rhi Sausi, por
Rosalbina Garavito, por el propio “Nacho”, por José Luís Sierra Villareal,
se orientaron a una posición crítica hacía el cubanismo, la castrofilia.
Por eso nunca pudieron embonar, nunca hubo más allá de contactos…
cómo les diré… de alianzas convenencieras, de objetivos comunes, pero
no había empatía. Con la Unión del Pueblo fue peor, por qué éstos de la
Unión del Pueblo para empezar eran muy misteriosos y, segundo, estaban
enajenados con lo de poner bombas, y nosotros teníamos un profundo
malestar y despreció por aquellos que creían que la revolución se iba a
hacer poniendo bombitas aquí y allá. En aquel tiempo, nosotros a ellos los
llamábamos “los bomberos”. Y nos los encontrábamos en cada esquina,
por ejemplo yo platico en mi libro, en el de la Memoria, que una vez, allá
en Guadalajara, en una casa de seguridad del fer me encuentro al “Ti-
burón”, yo conocí al “Tiburón” Jorge Meléndrez, porque era hermano de

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Samuel Meléndrez, nuestro cuate del partido, entonces conocí a un chorro


de gente del partido. Jorge Meléndrez era de la Juventud Comunista, yo
lo había conocido en el año 68, en una escuela de cuadros de la Juventud
allá en Guadalajara, ya estamos hablando del 1872. Ahí lo encuentro en
una casa de seguridad del fer y le pregunto ¿qué onda qué estás hacien-
do aquí? él contesta, pues acá andamos. Pero lo veía muy misterioso y
pos yo tampoco me abría. Pasó. A los tres meses, algo así, no recuerdo
con exactitud, sale en el periódico, que murió estando manipulando un
explosivo, una bomba, como murieron otros, como el “Clark” y otros,
manipulando explosivos. Pues es que no, manipular explosivos es una
cosa riesgosísima y que provoca un montón de accidentes y el que los
enseñó a todos estos a manejar los explosivos fue el Chema Ortiz, eso me
lo acaba de ratificar el Chelis, él conoce todas esas historias, sobre todo
porque él se juntaba con el Chema en Cuba, el Chema fue de los exiliados.
Coor.
En ese sentido ¿hacia dónde había de rectificar, a cuarenta años de distancia que
piensas, la rectificación hacía dónde pudiera haber sido en aquel entonces?
GH.
No se podía… No se podía rectificar porque habíamos escogido el camino de
la lucha armada. Habíamos criticado a todos los que dentro de ese mis-
mo camino tenían otras posiciones, foquistas, militaristas, etc. Nosotros
creíamos que estábamos por encima de ellos, pero estábamos haciendo
lo mismo que ellos, digamos con mayor capacidad, cobertura, con posi-
ciones en muchas más partes del país, y lo único que sacábamos era que
los golpes recibidos fueran más devastadores, porque éramos una organi-
zación más grande y más enfrentada. Entonces, yo también me he hecho
esa pregunta ¿hacia dónde se debió de rectificar? No había hacía dónde
rectificar y no había quién rectificara. Yo comencé a rectificar ¿cuándo?
Primero, cuando ya tenía un año y cacho en la cárcel, segundo, cuando
me llega la noticia del conflicto que está ocurriendo afuera de la Liga,
cuando me entero que Oseas manda ejecutar a Julio, cuando me entero
que Oseas disuelve la Dirección Nacional y nombra dos chalanes de él
para que lo acompañen en la Dirección y dije: ¿qué es esto? ah… y cuando
me entero —todo junto con pegado— que detuvieron y desaparecieron al
propio Oseas, entonces yo digo ¿Qué chingados es esto? ¿Qué perspectiva
tiene esto? esto no tiene ninguna perspectiva, esto es el desastre total. Fue
cuando yo comencé mi rectificación, compartiendo estas ideas con los
camaradas que estaban conmigo ahí en la cárcel ¿quiénes eran? Eran José
Luis Sierra Villareal que siempre se mantuvo alejado de nuestro grupo. Él

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

es el marido de Dulce María Sauri, la que fue gobernadora de Yucatán y


presidenta del pri, que iba por cierto a visitarlo ahí a la cárcel igual que mi
mujer y las mujeres de todos los que en ese tiempo estábamos ahí. Estaba
también Luís Ángel Garza Villareal, era Ricardo Morales Piñal, Benjamín
Palacios, eran… ¿quién más? Escamilla Lira y luego este grupo nuestro
que éramos como catorce gentes, el cual se escindió, ¿porqué?, porque
yo empecé a orientar mis posiciones y acercarme al Partido Comunista
y ellos, aunque algunos también venían del Partido Comunista dijeron,
que yo ya me había descompuesto, que ellos para allá no iban, en alguna
ocasión hasta a golpes nos estábamos agarrando.
Coor.
La rectificación, particularmente a mediados del 74 la rectificación dentro de
la Liga también se vuelve muy militarista, durante este proceso, es mito
o verdad que la Liga creó organismos de vigilancia interna para evitar
los deslindes, las rectificaciones, etc.?
GH.
No. Lo que pasa es que, como Oseas implanta la tesis de que los desastres de la
Liga derivan de las desviaciones y que las deviaciones sólo pueden ser
producto de la intervención de la policía política, pues ahí todo mundo
empieza a ver si el otro no es el de la policía política y Oseas orienta eso
en contra de determinada gente que eran o que lo contradecían un poco
como Julio, como otros cuates que cayeron de su gracias y quedan en su
mira, entonces, a mi un cuate —eso lo he platicado en varios lados, creo
que en el libro— un cuate de los más rudos de los Enfermos que después
fue funcionario en Chiapas y otros lugares por el prd, él me dijo: oye, y
era del comando que iba a ejecutar a Julio. Pos si tú me lo dices te creo, le
dije, le pregunté por qué no lo habían ejecutado, él respondió: pues porque
surgió otra tarea ahí, pero de que está sentenciado, está sentenciado. Me dijo
que por un aviso que les llegó ahí al momento de casi ordenar su ejecución
se había logrado salvar. Además, el Julio tenía un nivel teórico que podía
ampliamente cuestionar a Oseas. Julio fue el que dijo, y yo lo relato en mi
libro, un día que estábamos platicando, me dice, no “Padre” ah... no, el
no me decía “Padre”, el que me decía “Padre” era Oseas, no sé porqué. Él
me decía: Fermín, si tu y yo nos equivocamos hay muchas broncas porque
somos barquitos, pero ese Oseas es un destructor, si se equivoca imagínate.
Porque nosotros ya percibíamos que estaba el rumbo muy chueco. Ahora
¿por qué percibíamos que estaba el rumbo muy chueco? Pues porque
estábamos enfrentados contra toda la izquierda, perseguidos por toda la
policía política y solamente éramos los buenos, y todo el mundo, fuera de

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

nosotros eran malos, bien sea porque eran malos ideológicamente, bien
sea porque eran agentes del gobierno o militaristas, pequeño burgueses
o lo que ustedes quieran.
Coor.
¿Ya a 40 años de distancia de la formación de la Liga Gustavo, qué podrías abonar
sobre porqué la organización fracasó en lo militar y fracasó en lo político?
GH.
Miren más bien, yo no diferenciaría lo militar de lo político, yo creo que fracasó
porque la concepción política, incluyendo la militar estaba equivocada,
o sea nosotros partimos ¿de qué? De que en México ya estaban dadas
las condiciones para la lucha directa por la revolución, y que el error de
nuestros izquierdistas era no admitirlo… Nosotros partíamos de una
concepción equivocada en cuanto a qué ya estaban dadas las condiciones
para el asalto directo al Palacio de Invierno; ahora ¿por qué estaban dadas
las condiciones? Pues porque había una represión espantosa en el 68, en
el 71, impunidad, indignación, porque la gente vivía en la pobreza, la
mayoría, porque había opresión y represión política, porque el gobierno
no respetaba la constitución, porque se pasaba la constitución por el arco
del triunfo, cuando de reprimir o de hacer prevalecer muchos intereses
se trataba, y cuál era la bronca con la izquierda según nosotros, pues de
que la izquierda no se daba cuenta de esto, de que ya estaban dadas las
condiciones y posponía el momento de la definición diciendo que en
las actuales condiciones la lucha era por una revolución democrática y
socialista, cuando para nosotros era claro que la única lucha posible era
por la revolución socialista directamente y luego nos pitorreábamos de
las consignas de la izquierda, particularmente las del Partido Comunista
que luchaba por la reforma democrática de la enseñanza, por la reforma
electoral democrática, por la reforma educativa, por la reforma campesina,
por la reforma laboral, etc. Nosotros decíamos: pendejos, este ya no es el
momento, ya pasó el tiempo de la lucha política por las reformas, hay que
pasar a luchar directamente por la revolución y lo que hay que hacer aho-
rita, en vez de estarnos desgastando en reformas es luchar por construir los
núcleos revolucionarios en todas las instancias y todos los lugares, en todas
las instituciones que permitan desarrollar la lucha revolucionaria, en las
universidades, en los campos agrícolas, en las fábricas, en esto, aquello, en
el más allá, sin mediaciones. Mediaciones que tenía el Partido Comunista
y la izquierda, tenían un conjunto de mediaciones para luchar por las re-
formas y nosotros decíamos que la lucha era sin mediaciones, estábamos
bien pendejos, ni en China, ni en Rusia, ni en ningún otro lugar ha habido

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

luchas exitosas sin mediaciones, estábamos en la lona, porque creíamos


que era el asalto directo y eso no era, no ha sido, ni será posible. ¿Qué
proceso revolucionario triunfa así? Ahora, sin mediaciones, sin alianzas,
sin concepción estratégica de etapas, ¿pues cómo? Era lo más irreal que
se había planteado, además enfrentados todos los días con la izquierda
y con la policía política.
Coor.
Gustavo ¿la desarticulación de los grupos armados tiene, al menos para ti, una
relación directa con la Ley de Amnistía y la Reforma Política implemen-
tadas a finales de las década de los setenta?
GH.
No, creo que si hay una relación, pero no directa, ¿qué fue lo que pasó? Esto lo
he logrado construir con información que me llegó hace mucho tiempo
e información que es muy reciente. Echeverría sabía que no podría man-
tener las cosas como estaban en cuanto a la opresión y represión contra
la izquierda y en el convencimiento último de esto influyó su enfrenta-
miento con la burguesía regiomontana de los últimos años, sobre todo
lo de “Chipinque” y eso. Entonces él estaba muy enojado con nosotros
por terroristas, pero también estaba muy enojado con la burguesía regio-
montana y él pensaba que una de sus últimas cosas que podría hacer, si
no él, dejar las cosas preparadas, era abrir cauces al conflicto, quitarle un
poco de presión a la cosa. Entonces, según me platicaron algunos cuates
del Partido Comunista que estuvieron en reuniones con Echeverría,
cuando era presidente, él si tenía la idea de la Amnistía, pero no quería
hacerlo él, quería dejárselo a su sucesor para que éste partiera plaza con
la izquierda. Por ello no fue fortuito que López Portillo escogiera a Reyes
Heroles para que se encaminaran las cosas para destrabar el camino hacía
una institucionalización de la izquierda, esto se tenía que hacer a como
diera lugar, eso ya estaba cantado, ¿qué era lo que no estaba cantado? la
Amnistía, la amnistía estaba planteada, ya muchos venían planteándolo.
Arturo Martínez Nateras, doña Rosario, nosotros desde el bote venía-
mos planteándolo, pero el Gobierno la veía con mucha desconfianza.
La muerte del “Chano” y otros acontecimientos fueron contribuyendo
indirectamente a que el gobierno viera que la guerrilla ya no era tan
peligrosa como lo había sido, no en el sentido de que pudieran derro-
carlo, evidentemente, sino en el sentido de hacer cosas que provocaran
desestabilización como fue lo de Garza Sada, porque para el gobierno fue
una pesadilla que los regiomontanos le echaran la bronca a Echeverría.
Ahora. ¿cuál fue un factor que desde el punto de vista del Partido Co-

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

munista, de la Dirección del Partido Comunista ayudó la rectificación?


porque a mí me platicó Valentín Campa, Gilberto Rincón Gallardo y
otros que en ese tiempo eran la dirección del partido que, cuando Reyes
Heroles dijo ¿Quién me garantiza que cuando salgan esos cabrones no se
vayan a regresar a la clandestinidad? ellos mostraron el libro mío como
señal de que la rectificación se había realizado, era una muestra de la
rectificación. Entonces Reyes Heroles les dijo a los del partido —eso
me lo dijeron a mí, no me consta del todo— que mi libro si sirvió para
que en esos ámbitos, en esos sectores, digamos los cercanos al grupo
gobernante, surgiera la idea de que sí había una rectificación y de que sí
había una posición fuerte de que la lucha armada ya no era el camino,
eso estaba argumentado, y ahí estaba mi libro para demostrarlo, el libro
de La Liga Comunista 23 de Septiembre, orígenes y naufragio. Así fue que
Reyes Heroles, le garantizaba de algún modo al gobierno que si acaso
algunos de los amnistiados regresaba al rollo armado, iban a ser casos
excepcionales, pero que la inmensa mayoría ya estaban encaminados,
porque una cosa fue mi rectificación, pero hubo declaraciones de otros
grupos que se enfilaban a una rectificación sin aceptar la reforma política,
ni la lucha legal, es decir, nada con la integración, yo naturalmente era la
cabeza de los integrados. Entonces, sí ayudó mucho la rectificación y mi
libro en particular dentro del conjunto de la rectificación. Yo me acuerdo
que en ese momento fueron a la cárcel a visitarnos Valentín Campa, los
dirigentes del Partido Comunista, dirigentes de los troskos, los dirigentes
de la revista Punto Crítico a pesar de que conmigo tenían mucha bronca
por lo de los Enfermos ¿no?, y todos nos querían jalar, pero nosotros
estábamos claros de que el lugar hacía donde había que encaminarnos
—me refiero al grupo de los que firmamos la carta a Campa— era hacía el
Partido Comunista, incluso re-ingresamos al Partido Comunista desde la
cárcel, en parte, porque era el grupo que yo veía más claro de hacia dónde
quería ir, además que yo conocía a muchos militantes, comenzando por
Arnoldo y Campa. Como les decía, a mi me caían bien los troskos, los de
Punto Crítico, pero teníamos bien claro hacia dónde queríamos ir, y era
al Partido Comunista, era el partido más serio y que tenía las mayores
posibilidades de implantarse políticamente, porque nosotros estábamos
apoyando desde entonces con la carta a Campa la lucha pacífica, la lucha
institucional y cambiar lo que hubiera de cambiar con los instrumen-
tos que nos diera la propia constitución y la propia lucha, o sea, si en
la constitución estaba previsto o estaban planteados mecanismos para
modificar los escenarios, pues por ahí había que aventarnos, era lo que

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

decíamos en ese tiempo, sin querer decir que la lucha legal era la única,
porque nunca lo dijimos, pero muchos lo dedujeron, así lo entendieron,
que nosotros no queríamos saber nada de la lucha armada, y en parte era
cierto, nosotros no queríamos saber nada de la lucha armada, para nada.
Otros coqueteaban con ambas ideas, decía: si pero no, es que depende,
nosotros decíamos que no, definitivamente no a la vía armada. Nosotros
decíamos que el camino de la lucha armada se había chingado. Era y
hablaba nuestra experiencia, me acuerdo que en aquel tiempo decían;
estos lo que quieren —decían— en vez de hacer la carta a Campa lo que
debieron hacer era una manta que dijera ¡déjenos salir! y pos sí, pero no
nos dejaron salir, yo después de la carta a Campa estuve cuatro años
encerrado, así que no fue el pasaporte esa carta a Campa.
Coor.
¿A 40 años cuáles fueron los aportes de la Liga a la reforma política, a la ley
de amnistía, a la democracia, a los derechos humanos, a la alternancia
política?
GH.
Ningún aporte directo, puros aportes indirectos, o sea, la Liga y en general
las organizaciones que hicieron la lucha armada contribuyeron a la de-
mocratización no por lo que planteaban, sino por lo que hacían y por
lo que mostraban ¿Qué mostraban? Mostraron que después de 1970,
de las represiones y de los abusos del poder, que un sector importante
vio cerrados todos los caminos y en su desesperación apeló a la última
instancia, la lucha armada, sin darse cuenta que no estaba a la orden del
día la última instancia, porque la última instancia, como su nombre lo
indica es cuando no hay otra opción y evidentemente en este país había
muchas opciones, como la lucha democrática, la lucha sindical, la lucha
campesina y obrera, etc. Estas luchas se siguieron desenvolviendo al
margen y hasta en contra de nosotros. Ahora bien, mi punto ¿para qué
sirvió la lucha armada? No conquistó nada directamente, pero sirvió
para mostrar la desesperación, exasperación y asfixia de amplios secto-
res de la juventud sobre todo, contra un régimen muy cerrado, que no
abría espacios y no tenía válvulas de escape, por así decirlo, y sectores, o
grupos más perspicaces y visionarios de los gobernantes que dijeron ¡ah
cabrón! esto está de la chingada o empezamos a abrir o se va a reproducir
el fenómeno. En ese sentido yo digo, y no sólo yo, la lucha armada y la
guerrilla contribuyeron a romper el cascarón, como se ha visto, ha sido,
un proceso interminable, romper una parte del cascarón, luego otra capa,
y otra capa, hasta llegar al punto donde estamos, donde hubo alternancia

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en la presidencia de la república, pero este país, fíjense, punto ahora, es


un país tan formado, tan compenetrado en la ideología en la revolución
mexicana que de repente regresa el pri, regresa al viejo carril. No se ha
desmontado y si se ha desmontado. Porque el pri regresa en condiciones
muy distintas donde ya no es lo mismo, el presidente no es lo mismo
a López Portillo, Echeverría o Díaz Ordaz, aunque quisiera. En el país
existen muchos más centros de poder y contrapeso de los que existían en
aquel tiempo, o sea, antes solamente la clase empresarial hace contrapeso,
ahora, hay muchos contrapesos en los estados, en la sociedad civil, la
propia tecnología moderna, si alguien tiene visión y recursos puede ser
un contrapeso. Por eso digo, pese a todo, de algo sirvió y por supuesto
no estábamos solos, estuvieron los esfuerzos de mucha gente, gente des-
de muchos lugares que luchaban por ampliar los canales democráticos.
Coor.
A pesar de todo, actualmente se sigue haciendo un paralelismo con los regí-
menes de Luis Echeverría, principalmente, con el regreso del pri y los
visos represivos que se han sucedido en los últimos días ¿Existen ahora
condiciones, no sólo para pensar en un desarrollo y robustecimiento de
la lucha armada, este contexto es potencialmente aprovechable, es viable
ahora un contrapeso de este tipo?
GH.
Yo creo que con el regreso del pri lo que hay que hacer es luchar porque no
muestre y sobre todo porque no implante los viejos métodos priístas. O
sea, al pri hay que contenerlo en lo peor, en lo que mantiene de su vieja
genética. Pero de eso a creer que el regreso del pri es el regreso al auto-
ritarismo, yo digo que hay mucho, que se ha avanzado tanto, no sólo en
la sociedad mexicana, sino a nivel internacional, que incluso no sólo, no
puede, ninguna fuerza puede tener tanta fuerza para imponerse autorita-
riamente para imponerse por encima de todos los demás. Finalmente, si
el pri avanza en sus propósitos, es porque tiene aliados no sólo en el pri,
sino en otros partidos y en la sociedad, o ¿cómo te explicas una votación
en la cámara en el Senado, donde las minorías que votan en contra de las
reformas no son significativas, donde se impone la mayoría? No me digan
que es por el presidencialismo, si el presidencialismo fue desmontado
y vapuleado, fue desmontado, vapuleado y ahora tiene una especie de
restauración, sí, pero no igual que antes.
Coor.
A partir de tu experiencia, como ex fundador y militante de la Liga, cuál es
tu valoración o perspectiva de los grupos actuales como el ezln o epr.

336

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

GH.
Miren, yo creo que el ezln fue un movimiento que tardó mucho tiempo en
incubarse, mucho más de lo que ellos tenían pensado y que dio lugar a
un fenómeno que ellos no tenían pensado tampoco. Ellos tenían pensado
en implantar su columna guerrillera en el lugar estratégico adecuado que
era Chiapas y dentro de Chiapas, X o Z sierras, pero al estar ahí, fueron
creando otra cosa que al momento de explotar era otra cosa distinta al
viejo esquema guerrillero, nada que ver, era un ejército con un perfil y
una seña de identidad muy particulares que fueron la causa de su gran
pacto y su gran impacto y su gran éxito cuando apareció. Pero esto
mismo, que le dio tanto impulso, tanto efecto, finalmente se ha venido
convirtiendo en las causas de su opacamiento, es decir, el carácter in-
dígena, el carácter aislado, o sea, el ezln tenía una estrategia que tenía
que ver con sus éxitos militares y su conversión en parte beligerante,
sujeto de las leyes de Ginebra, pero como eso no se logró, o sea, nunca
pensó en tomar el poder directamente, claro que no, nadie está tan loco,
pero sí trataron de convertirse en un actor beligerante según las leyes
de Ginebra, pero eso no se logró y a partir de que no se logró entraron
en situaciones que tenían que ver con las conversaciones de paz, con la
demanda de la autonomía indígena, etcétera. Y después de eso, de que
se rompe la continuidad de su horizonte programático, pues lo que ha
venido ocurriendo, hasta dónde puedo ver, es una especie de ensimis-
mamiento donde se conforman, quizá porque no pueden más, con las
cositas ¿qué son las cositas? Que la escuela indígena, que la vida de los
Caracoles, que invitan a los del extranjero para que hagan una crónica,
¿y eso que tiene que ver con los sueños de transformar el entorno y que
los que manden estén al servicio de los mandados, y que esto y lo otro?,
No quedó nada, más que el ejemplo, o sea, ustedes van a Chiapas, salen
del Caracol y van al ejido dominado por el prd, el pri o quien sea y nada
cambió, digo mejoraron, las preocupaciones del país se voltearon a Chia-
pas, pero nada cambió en cuanto a transformaciones cualitativas en el
modo de gobernar, de producir, nada. O sea, las comunidades zapatistas
son particularmente comunidades de autoconsumo, se sostienen en base
a lo que producen, intercambian y de lo que reciben de afuera. Compara
eso con lo que ocurrió el primero de enero de 1994 y hay una tremenda
desproporción, máxime, si las noticias, de buenas fuentes, dicen que están
jodidos, al igual que los demás en México. Eso explica porqué un cuate
que siempre salía y decía que declaraba la guerra, dure años sin decir
nada. Yo sí creo que está tocado. Jaime Martínez Veloz es mi cuate, y él

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

tenía buena relación con Marcos, en algún momento, por algunas riñas
se perdió la buena relación, siempre tuve contacto con él, que a su vez
tenía contacto con Marcos, hace tres o cuatro años que Marcos estaba
jodido, que no sabía exactamente de qué, pero mucho se temía que fuera
un rollo feo, el páncreas, o algo así, incluso organizaron apoyos, buscaron
organizar apoyos para asistirlo, pero aparentemente hubo negativa de él,
de dejarse atender.
Coor.
¿Y sobre el epr cuál sería tu lectura?
GH.
No esos son… yo el epr lo veo así: lo veo, como… bueno, siempre hay razones
para inconformarse, para demandar, pelear, por injusticias, etc. Pero a
estos vatos del epr yo los ubico como aquellos soldados japoneses que
se quedaron perdidos en islas del pacífico y que nunca nadie les dijo que
ya había terminado la guerra y que cuando llegaron, X o Z navegantes,
barcos, los encontraron armados y les preguntaron ¿qué pasó? ¿Qué es-
tán haciendo? No, pos estamos en guerra ¿Cuál guerra cabrón? si terminó
hace 20 años, No sí seguimos en guerra, el emperador no ha dicho que ya
terminó. Así estos pelados, yo los miro como náufragos del tiempo. Ellos
creen que están en la guerra, pero ellos saben que más vale no sacar la
cabeza porque se las cortan, yo tengo vínculos con ellos indirectos, amigos
míos tienen parientes que están todavía en la clandestinidad y cuando
salió el caso de los desaparecidos, cuando les desparecieron a dos de sus
dirigentes a mí me llamaron de Gobernación, pues para que aconsejara
qué hacer, pidiendo consejo, yo les dije: pos no hay otra cosa más que
presentarlos, cabrones, de otra manera nunca se van a conformar ¿no? pero
nunca pudieron presentarlos ¿porqué? Pues porque el ejército los tenía…
o el ejército se había hecho cargo de ellos. Entonces Mouriño, no pudo
hacer nada, topó con pared, ya no me volvieron a llamar, me llamaron a
mí y al traductor de Fox, él es mi cuate, ahí nos hicimos cuates, cuando
nos llamaron juntos. Y después le pregunté a mi cuate, cómo ves ¡Se los
chingaron o todo parece indicar que se los chingaron!... Porque nosotros
creíamos que si no había sido el ejercito habría chanza de una negocia-
ción, pero ni madres, nada.
Coor.
Qué ha pasado con la Liga a 40 años con su memoria, pues cada vez más jóve-
nes se interesan por investigar ese pasado. Por qué crees que se ha dado
este fenómeno.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

GH.
Primero, porque fue el grupo más característico de la etapa de la lucha ar-
mada, el más amplio, el más cabrón en cierto sentido, junto con Lucio,
eran los dos grupos que polarizaban, que tuvieron además contacto y
luego rompieron, esto por un lado. Por el otro, porque era muy radical
en sus posiciones, no daba lugar a matices ni puntos intermedios y
porque sigue siendo un misterio ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Porqué
hicieron esto, aquello? ¿Por qué se enfrentaron a la izquierda? Además,
porque no hay muchos objetos de investigación ¿no? o agarras al pri,
agarras al pan o al ezln que es otro de los sujetos de investigación o la
Liga, y la Liga tiene la ventaja de que está más remontada en el tiempo,
agarras ahora al ezln y si quieres ser crítico pues te puedes bronquear
con mucha gente.
Coor.
¿Cómo evaluar la situación actual de la Liga en el plano público, porqué no
han logrado constituirse como un pasaje de la historia reciente, tomando
en cuenta las dimensiones que tuvo la organización, su impacto, y cuál
crees que debe ser su lugar, cómo debe de ubicarse en la historia del país,
particularmente en el siglo xx mexicano?
GH.
Miren, lo he dicho y lo repito, creo que fue una expresión de lucha de la juventud
consciente, que se consideraba revolucionaria pero que fue ganada por el
voluntarismo y no por la… era un sector de la juventud que no tenía ex-
periencia más allá de las luchas estudiantiles y otras y que creíamos saber
todo lo necesario de la lucha revolucionaria, y evidentemente no sabíamos
nada. A partir de eso aprendimos, sobre todo los que sobrevivimos, que no
era por ahí. Ahora ¿Por qué esta ubicación un tanto turbia de la Liga en el
referente histórico? Por la misma razón que Sendero Luminoso tiene una
ubicación no sólo un tanto turbia, sino turbísima en el referente peruano,
porque eran unos hijos de la chingada, la Liga no tanto, pero por ahí, es
muy difícil asumirla, defenderla, proclamarla. Incluso hasta para los que
se quedaron. He platicado con cuates, con cuates que se quedaron y ¡hay
cabrón! son duros, incluso con cuates que a mí me detestaban por haber
sido de los que dije desde el inicio ¡la Liga ya no existe! y ellos dijeron:
¿cómo qué no cabrón, entonces nosotros luego qué somos? Pues sí, pero ya
murió, se acabó. Esa fue mi valoración, ahora qué hacer para que tenga
otra, para que genere otra imagen, lo único que se puede hacer es lo que
ustedes están haciendo, verificar, indagar, reconstruir y dar a conocer, y
no sé si los resultados sean mejores o peores, pero de algo servirá.

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Coor.
Para ti, como ex militante es necesario, importante, sano que exista una memoria
de la Liga, una memoria echa por ex militantes.
GH.
Si.
Coor.
Y entonces ¿por qué ha sido tan difícil para los ex militantes hacer ejercicios
de memoria, consensar el pasado, hacer un uso de él, elegir qué se debe
y qué no se debe recordar?
GH.
No sé, supongo que porque no están muy orgullosos de lo que pasó. Y hay
razones para no estar orgullosos de lo que pasó. O sea, yo me acuerdo
que… que… cuando empecé la rectificación, cuando empezamos la
rectificación, pues recibimos muchas replicas, gente que decía que estaba
bien rectificar, pero no tanto, otros decían que estábamos apoyando al
Partido Comunista, otros decían que rectificar es traicionar. Imagino que
ahora todavía en algunos pesa eso de que rectificar es traicionar y se van
a morir con esa bandera como muchos militantes comunistas se van a
morir agarrando la bandera roja comunista sin ver que el comunismo ya
no existe, no, ni como ideología que esté en algún lugar de la realidad,
ni como símbolo ni como nada. No me digan que Cuba es lo que queda
del comunismo, que China es lo que queda del comunismo, es un capi-
talismo salvaje el chino, cuáles derechos obreros. Ahorita están subiendo
los salarios gracias a que en muchos lugares se están levantando, pero,
si por los dirigentes chinos fuera, seguirían con la bota sobre la cabeza
de los obreros.
Coor.
¿Sigue entonces pesando el asunto de las posiciones, el asunto del militarismo,
sectarismo, caudillismo para construir una memoria desde los ex mili-
tantes?
GH.
No. Lo que yo creo es que muchos militantes tienen vergüenza de muchas cosas
que se hicieron, ahora a la luz de todo lo que ha pasado y todo lo que ha
cambiado el país y no quieran hablar de ello para no ensuciar una me-
moria que ellos consideran intocable, la parte de la memoria que habla
de lo que para ellos significó la entrega, la valentía, el riesgo, el sacrificio,
todo eso. Entonces creen que si dicen la verdad, tal como la conocen y
la vivieron, ensucian el legado.

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Una guerrilla en orfandad y contra el mundo

Coor.
¿Entonces no se ha logrado porque no hay interés de algunos ex militantes por
rescatar las memorias privadas, las memorias individuales, sino la me-
moria colectiva. Es mejor entonces un silencio estratégico sobre muchos
acontecimientos del pasado?
GH.
No. No creo que ni siquiera se hayan puesto de acuerdo, que haya habido un
consenso, es algo que les nace. Algunos que hemos hablado, que hemos
dicho, nos pusimos fuera de la herencia, a mi la verdad no me preocupa
estar fuera de la herencia, y es más, lo digo abiertamente y honestamente,
no me gustaría estar en las reuniones donde se discute esto. Porque en
primero, me apabullarían entre todos y, segundo, porque no creo que
tengamos un terreno común de discusión. Ahora alguno de ellos son mis
cuates y nos vemos, etc. A mí me da risa que hoy el principal defensor
de la Liga sea un cabrón, mi cuate el “Chelis”, que nunca fue de la Liga.
No sólo no fue de la Liga, hizo campaña en contra de la Liga, cuando la
Liga se estaba formando, él hizo campaña contra de la Liga, les dijo a los
del frap: nunca se junten con esos cabrones ¿Así cómo?...
Coor.
Por último Gustavo, sabemos que has estado al tanto de la mayoría de cosas que
se producen sobre la Liga, a tu parecer ¿Qué es lo que falta por historizar,
qué vacíos analíticos encuentras sobre este fenómeno?
GH.
Yo creo que lo que falta historizar es no tanto la Liga, sino las condiciones en las
que surge, es decir, a ver ¿qué era lo que se producía teóricamente en el
campo del marxismo, en el campo de la sociología, en el capo de la teoría?
Ese es un aspecto. Otro; ¿quiénes eran los líderes morales e intelectuales de
la juventud en ese tiempo? ¿Cuál es mi posición al respecto?, que no había
líderes, y que justamente, ante la ausencia de liderazgo intelectual y moral
es que nosotros nos fuimos de hocico, y nadie nos dijo que estábamos
mal, además, nos divorciamos de todos, justamente por eso, porque no
reconocíamos ningún liderazgo intelectual y moral. Teníamos enfrente
a Valentín Campa, a Arnoldo y les mentamos la madre, suponíamos que
ellos no sabían ni madres. Nosotros éramos unos chamacos bravucones
hace cuarenta años. Imagínense, hace 44 años pedorreando a Valentín
Campa en el Tercer Congreso de la Juventud Comunista y si alguien que-
ría levantarse a defenderlo todos nos le dejábamos ir, y Valentín Campa
acababa de salir de la cárcel, a nosotros nos valía madre, asumíamos que
nadie tenía autoridad sobre nosotros. Sin esos contextos, no se explica la

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Rodolfo Gamiño, Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes y Fabián Campos

Liga, contextos de tremenda orfandad, ustedes creen que Carlos Fuentes


iba a ser nuestro guía intelectual diciendo que era Echeverría o el fascismo,
no, pos le mentábamos la madre al compa. Esas son muchas cosas de las
que hacen falta, y hace unos 44 años éramos unos chamacos rebeldes
que no reconocíamos ningún grado, y así nos fue. Esa creo que es una
cosa central, la orfandad moral, intelectual de la juventud en aquellos
años, particularmente después del 68. Nosotros odiábamos también a los
líderes del 68 porque, desde nuestro punto de vista, habían conducido a
la juventud hacía el matadero, era una visión muy retorcida. Esos son los
contextos que deberían de examinarse a detalle, esa parte de la historia.

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno
a la Liga Comunista 23 de Septiembre

Adela Cedillo*

Introducción

E l objetivo de este ensayo es analizar los discursos predominantes en la pro-


ducción historiográfica sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S o
la Liga), una organización político-militar mexicana activa en la década de los
setenta del siglo xx, que se caracterizó por haber sido la más violenta dentro del
espectro de la izquierda, y sobre la que el Estado ejerció una violencia despro-
porcionada. Se han analizado únicamente las obras impresas que han servido
como base para la historiografía de la última década. El argumento es que con-
flictos ético-ideológicos en torno a la memoria, la tabuización de la violencia,
la deuda con las víctimas del terror de Estado y el remordimiento respecto a las
víctimas de la ultraizquierda, han obstaculizado análisis más profundos sobre
la violencia tanto revolucionaria como contrainsurgente.
Uno de los fenómenos característicos de la historia mexicana moderna
y contemporánea es la recurrencia de grandes estallidos de violencia política.
Atendiendo a tales rupturas, podría decirse que el siglo xx mexicano comenzó
con la revolución de 1910 y finalizó con la insurrección neo-zapatista de 1994.
Dentro de este arco de tiempo de poco más de ochenta años hubo dos conflictos
que provocaron transformaciones políticas profundas en diversas regiones de
México: la rebelión cristera (1926-1929) y la guerra sucia (1964-1982).1 Asimis-

* Doctorante en Historia en la Universidad de Wisconsin-Madison


1
La rebelión de Agua Prieta (1920) es el acontecimiento con el que comúnmente se da por
terminada la revolución de 1910. Las rebeliones delahuertista (1923-24) y escobarista (1929)
se dieron en el contexto de luchas por el poder entre caudillos posrevolucionarios. Los levan-
tamientos de los generales Saturnino Cedillo (1938), Juan Andrew Almazán (1940) y Celestino
Gasca (1961), y la supresión del movimiento del general Miguel Henríquez Guzmán (1952)
fueron ejemplo de las dificultades de la “familia revolucionaria” para negociar diferencias
políticas profundas en torno al proyecto de nación que sustentaba el partido de Estado. Ejem-

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Adela Cedillo

mo, a nivel local se produjeron otros episodios violentos, que por su impacto
y trascendencia se convirtieron en nudos de memoria, tales como la matanza
de sinarquistas en León, Gto., (1946), el asesinato de la familia Jaramillo, en
Xochicalco, Morelos. (1962), las masacres de Iguala, Guerrero, (1962), Atoyac,
Guerrero. (1967), Tlatelolco, df (1968) y San Cosme, df (1971), por citar sólo
los más emblemáticos.2 Lejos de analizar estas rebeliones y matanzas como el
resultado de tradiciones de violencia política de larga duración, la historiografía
del siglo xx mexicano ha tendido a presentarlas de forma inconexa, como si
se tratase de eventos periféricos que no guardaran ninguna relación entre si y
que tuvieron escaso o nulo impacto en la vida política nacional.3 Además, hay
otros factores que han desalentado las iniciativas académicas para estudiar la
violencia política que aconteció después de la revolución que dejó un millón de
muertos: por un lado, el poderoso mito de la pax priísta que fue cuidadosamente
alimentado por el partido de Estado y su intelectualidad orgánica a lo largo de
setenta y un años de gobierno ininterrumpido (de 1929 al 2000, ya sea como
Partido Nacional Revolucionario, Partido de la Revolución Mexicana, o Partido
Revolucionario Institucional). Por otro lado, la idea de que los hechos violentos
de México no eran nada en comparación con la violencia espectacular que ex-
perimentaron América del Sur y otras regiones del sur global en el siglo xx y,
por último, la tendencia de la propia sociedad mexicana a tabuizar la violencia,
lo cual ha contribuido a negarla, minimizarla, o incluso a normalizarla como
un recurso para silenciarla.4

plos de narrativas tradicionales sobre estas rebeliones se encuentran en los primeros veinte
volúmenes de la Historia de la revolución mexicana de El Colegio de México.
2
No todas las masacres que acontecieron durante la Guerra Fría se convirtieron en nudos de
memoria. Lo que tienen en común los acontecimientos referidos es que hasta el día de hoy
siguen siendo rememorados a través de rituales cívicos. Retomo el concepto de “nudos de
memoria” de Steve J. Stern, quien lo emplea para describir los eventos, lugares o actores que
interrumpen el flujo normal de hábitos y reflejos “no pensados” en el cuerpo social y llevan al
dominio público asuntos cargados de memoria y olvido. Stern, Steve J. (2004). Remembering
Pinochet’s Chile. On the Eve of London 1998. Durham: Duke University Press. p. 120.
3
Algunos de los trabajos que intenta poner estos acontecimientos en una perspectiva de larga
duración son la obra de Padilla Tanalis. (2008). Rural Resistance in the Land of Zapata. The
Jaramillista Movement and the Myth of the Pax Priista, 1940-1962. Durham: Duke University
Press. Y el libro próximo a publicarse de Aviña Alexander. (2014). Specters of Revolution:
Peasant Guerrillas in the Cold War Mexican Countryside. (en imprenta).
4
El alcance del mito ha sido tan profundo que incluso un historiador experto en historia
mexicana como Alan Knight afirmó que en el siglo xx México se convirtió paulatinamente
en un país libre de violencia política. Knight Alan. “Political Violence in Postrevolutionary
Mexico”, Koonings Kees y Dirt Krujit eds. Societies of Fear: The Legacy of Civil War, Violence

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

Las rebeliones y levantamientos de las décadas de 1920 hasta a la de1940


han sido estudiados profusamente, aunque predomina una perspectiva teleo-
lógica, según la cual el destino de México tras la revolución no podía ser otro
que la pacificación, por lo que tales estallidos tienden a ser interpretados como
anomalías políticas o colofones del proceso revolucionario. Esta metanarrativa
de la pacificación ha tenido un impacto aún mayor en los estudios sobre las
décadas de la Guerra Fría, que enfatizan los procesos de consolidación de los
gobiernos civiles, las instituciones, la estabilidad y el desarrollo económico,
y soslayan los subsuelos regionales en los que se montó el sistema político-
económico. No obstante, a partir de la apertura de los archivos de la Secretaría
de Gobernación a finales del 2001, se han desarrollado nuevas investigaciones
que nos han permitido complejizar nuestra comprensión sobre una época
de guerra que estuvo lejos de ser fría, y que no se asemeja en nada a la visión
caricaturesca de la pax priísta. La producción académica ha ido en ascenso
de forma lenta pero constante, y se ha concentrado fundamentalmente en los
actores colectivos (movimientos, partidos, sindicatos y organizaciones, tanto
urbanas como rurales) y en los individuos que eran objeto de espionaje y per-
secución política.5 El tema de la guerra sucia mexicana, que había recibido nula
atención académica y mediática hasta antes del 2001, ha sido uno de los más
beneficiados por esta apertura.6 Sin embargo, hasta ahora los estudios sobre el

and Terror in Latin America. New York: Zed Books. 1999. p. 105. El prestigiado mexicanista
Friedrich Katz aceptaba que hubo una “guerra sucia” en México pero consideró que la repre-
sión había sido más diferenciada y menor en comparación con el Cono Sur. Katz, “La guerra
fría en América Latina”. en Spencer Daniela. coord. (2004). Espejos de la guerra fría: México,
América Central y el Caribe. México: Miguel Ángel Porrúa. p. 25.
5
Véase Padilla, Tanalis y Louise E. Walker. eds. “Spy Reports: Content, Methodology, and
Historiography in Mexico’s Secret Police Archive.” Dossier, Journal of Iberian and Latin
American Research 19, no. 1 (July 2013): 1-103; Gilbert Joseph y Daniela Spencer. (2008). In
From the Cold: Latin America’s New Encounter with the Cold War. London: Duke University
Press, 2008.
6
Las discusiones sobre el concepto mismo de “guerra sucia” han sido escasas y poco profun-
das, y oscilan entre la perspectiva de quienes rechazan que haya habido algo semejante a las
guerras sucias del Cono Sur, y quienes se refieren al periodo como “terrorismo de estado” por
considerar que debe ser observado desde el punto de vista de las víctimas. Véase por ejemplo:
Radilla Andres y Claudia Rangel. eds. (2012). Desaparición forzada y terrorismo de Estado en
México. Memorias de la represión en Atoyac, Guerrero durante la década de los setenta. México:
Universidad Autónoma de Guerrero. He optado por preservar el concepto de guerra sucia
porque si bien es cierto que en Argentina éste fue empleado y popularizado por la dictadura
militar, en México los exguerrilleros han defendido su uso para enfatizar: 1) que hubo una
guerra asimétrica y de baja intensidad; 2) que no se respetaron las convenciones de Ginebra
sobre el derecho internacional humanitario de guerra, y 3) que las violaciones a los derechos

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Adela Cedillo

particular se han enfocado en las organizaciones político-militares y en la con-


trainsurgencia.7 Esta aproximación es comprensible si se toma en cuenta que
el Estado intentó suprimir la memoria y la historia del movimiento armado, y
logró convencer a la sociedad mexicana y a los observadores internacionales
de enmarcar el conflicto bajo una perspectiva cuantitativa, según la cual: 1)
no hubo una guerra sino un mero ejercicio de procuración de justicia para
acabar con unos cuantos subversivos antipatriotas y de alta peligrosidad; 2) las
presuntas víctimas en realidad murieron en enfrentamientos con las fuerzas
del orden o fueron objeto de ajusticiamientos internos por parte de sus pro-
pias organizaciones, y 3) tal vez hubo víctimas de los abusos de unos cuantos
servidores públicos que se extralimitaron en funciones, pero fueron tan pocas
que no son dignas de atención.8 Para los exmilitantes del movimiento armado
socialista y los investigadores que descreían del discurso oficial, contrarrestar
esta estrategia de borramiento de las víctimas ameritaba que se reivindicara su
identidad revolucionaria, el carácter político-militar de sus organizaciones y el
verdadero impacto de sus acciones en la seguridad nacional. Por consiguiente,
aquellos que defienden una contranarrativa oficial han tendido a restar im-
portancia a la violencia de los grupos armados para remarcar que el gobierno
violó el Estado de derecho en su denominada “lucha contra la subversión”, que
se tradujo en la comisión sistemática de crímenes de lesa humanidad, no sólo
contra los insurrectos sino incluso contra decenas de civiles ajenos al conflicto.
Además de estos dos polos interpretativos y sus variantes, las guerrillas rurales
de Chihuahua y Guerrero también han sido analizadas bajo esquemas que se
centran en los ciclos de violencia campesina derivados de la expansión territo-
rial de ciertos modelos de acumulación capitalista.9 No obstante, lo que tienen

humanos en México fueron semejantes a las que ocurrieron en el resto de Latinoamérica, si


no en términos cuantitativos, sí en lo que refiere a métodos y técnicas.
7
Para una visión general sobre la historiografía de la guerra sucia, véase: Oikión Verónica y
Marta Eugenia García. eds. (2006). Movimientos armados en México en el siglo xx. 3. V. Zamora,
Michoacán; Calderón Fernando y Adela Cedillo. eds. (2012). Challenging Authoritarianism in
Mexico: Revolutionary Struggles and the Dirty War, 1964-1982. USA. Routledge. y Calderón
y Cedillo, “Análisis de la producción historiográfica en torno a la llamada guerra sucia mexi-
cana” en El Estudio de las Luchas Revolucionarias en América Latina (1959-1996): Estado de
la Cuestión, Martín López Ávalos, Verónica Oikión, y Eduardo Rey Tristán. eds. Zamora: El
Colegio de Michoacán. (En imprenta).
8
Mendoza Jorge. “Otra ofensiva gubernamental: la ideologización hacia la guerrilla”, Memoria,
cemos. No. 149. año VII. julio 2001. p. 18-27.
9
Véase: Bellingeri Marco. (2003). Del agrarismo armado a la guerra de los pobres. Ensayos de
guerrilla rural en el México contemporáneo: 1940-1974. México: Casa Juan Pablos-Secretaría
de Cultura del DF; Gomezjarra Francisco. (1979). Bonapartismo y lucha campesina en la Costa

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

en común tanto las monografías que se enfocan en los actores políticos como
las que adoptan enfoques estructuralistas es que la reflexión teórica sobre la
violencia está prácticamente ausente.
El Partido de los Pobres (PdlP) de Guerrero ha sido la organización polí-
tico-militar que ha despertado mayor interés académico, pues fue la única que
ejerció algún tipo de control territorial, y es también la que cuenta con el mayor
número de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas,
tortura y prisión política irregular.10 No obstante, el ejemplo de esta guerrilla
rural, encabezada por el respetado profesor normalista Lucio Cabañas ha sido
utilizado para deslegitimar a la guerrilla urbana, cuyo máximo representante
fue la LC23S. Bajo esta perspectiva dicotómica el PdlP, que había surgido en el
estado más pobre de la república, tenía razón de ser porque contaba con una
base social en la sierra de Atoyac, podía desplazarse territorialmente por gozar
de la simpatía campesina, estaba próximo al paradigma cubano del puñado de
hombres intrépidos que avanzaron desde la sierra para tomar el poder del Estado,
movilizaba imaginarios de esperanza y heroísmo y era visto como el heredero
del zapatismo.11 En cambio, al haber surgido en las ciudades más modernas y
prósperas del país, la Liga no podía ser más que la expresión del aventurerismo
pequeñoburgués y suicida; sus seguidores (en su mayoría estudiantes) no eran
más que fanáticos voluntaristas y desesperados sin base social; ninguna razón
de fondo motivaba su lucha y los resultados de sus acciones se diluyeron en esa
misma nada. Si la LC23S contaba con cientos de víctimas era porque se había in-
sertado en una lógica de vendetta y ella misma había propiciado el escalamiento
de la violencia.12 Así, pese a que en México hubo más de cuarenta organizaciones
y comandos armados, los ataques se han concentrado principalmente en la LC23S,
desde su aparición en 1973 hasta la fecha. Yo sostengo que el discurso sobre la
inadmisibilidad de la Liga se basa precisamente en su poder de transgresión.
La memoria de la Liga implica el recuerdo de la violencia llevada a los espacios

Grande de Guerrero. México: Editorial Posada. Y Henson Elizabeth. “Madera 1965: Primeros
Vientos”. en Cedillo y Calderón. Op. Cit. p. 19-39.
10
Sotelo José. coord. Informe Histórico a la Sociedad Mexicana ¡Qué no vuelva a suceder! México,
Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado. 2006. (borrador). en lo
sucesivo ihsm.
11
Muchos militantes del Partido Comunista Mexicano simpatizaban con Cabañas por el hecho
de haber sido él mismo militante comunista. Véase: Arturo Martínez Nateras. (1986). El
secuestro de Lucio Cabañas México: Atlalena.
12
Más adelante se analizan detenidamente estos anatemas, pero cabe hacer notar que también
fueron difundidos a través de la literatura en novelas como la de Aguilar Camín, Héctor.
(1990). La guerra de Galio. México: Cal y Arena.

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Adela Cedillo

de la cotidianidad (colonias, fábricas, escuelas, bancos, mercados, tiendas) en


los que se desarrollaron las acciones armadas, y en los que cientos de personas
se convirtieron en testigos forzados por las circunstancias. Dada la reticencia
tradicional de la sociedad mexicana a afrontar estos temas, la violencia de la
Liga generó rechazo moral y descalificación, mientras que la del Estado contra
ella se minimizó e invisibilizó, convirtiéndose una y otra en una especie de tabú.
En el análisis historiográfico que presento a continuación, propongo que tanto
las memorias como las narrativas históricas en torno a la LC23S se construyeron
en torno a ese tabú y han constituido tradiciones de silencio social que han
mantenido en vilo las batallas por la memoria, sin que a la fecha haya un bando
claramente ganador.13 Debo aclarar que mi estudio se centra en las narraciones
generales y no contempla las historias particulares de las organizaciones que se
coaligaron el 15 de marzo de 1973 para formar a la LC23S (los Procesos, el Frente
Estudiantil Revolucionario, los Enfermos, el Movimiento de Acción Revolucio-
naria 23 de Septiembre, los Guajiros y los Macías), ni tampoco las historias de
los múltiples comités y brigadas que la conformaron.

Criminalización y discurso oculto

Las estrategias discursivas a través de las cuales el Estado llevó a cabo la guerra
psicológica contra el movimiento armado socialista se desplegaron en los medios
de comunicación de masas de forma sistemática, durante todos los años que duró
el conflicto.14 Los responsables de la seguridad nacional negaban públicamente
la existencia de organizaciones guerrilleras, poniéndolas al mismo nivel del
hampa, el terrorismo o la subversión, pero sin conceder ninguna motivación
política a sus acciones.15 Tanto la guerra psicológica como las manifestaciones

13
Para entender la complejidad de las luchas hegemónicas por la memoria, véanse las obras de
Jelin Elizabeth. (2002). Los trabajos de la memoria.Madrid: Siglo xxi. y de Stern Steve J. (2006).
Battling for Hearts and Minds: Memory Struggles in Pinochet’s Chile, 1973-1988. Durham: Duke
University Press.
14
Paradójicamente, el gobierno no hizo nada por impedir la difusión del marxismo en las
universidades, como lo hizo notar Friedrich Katz. Sin embargo, eso no significa que no se
emplearan otras estrategias de disuasión dirigidas hacia el público educado y escéptico de la
propaganda gubernamental, como se verá más adelante.
15
Véase: Gamiño Rodolfo. (2011). Guerrilla, represión y prensa en la década de los setenta en
México. Invisibilidad y olvido. México: Intituto Mora; Jorge Mendoza. (2001). Op. Cit. y Jorge
Mendoza, “Los medios de información y el trato a la guerrilla. Una mirada psicopolítica”, en
Okión Verónica y Marta Eugenia García. eds. Op. Cit., vol. 1, p. 145-180. En 1978 el presidente

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

visibles del terror estatal (que eran tan sólo la punta del iceberg) convencie-
ron a la población de que la lucha armada era un tema sobre el que había que
guardar silencio. Se formó un sentido común según el cual una persona con
cualquier tipo de vinculación con un elemento subversivo era, simultáneamente,
un criminal y una víctima en potencia, por lo tanto se le debía señalar y aislar.
El terror estatal se justificaba bajo la sospecha de que la suerte que las víctimas
corrían “por algo habría sido, algo habrían hecho”. Miles de familiares, amigos,
vecinos, o compañeros de trabajo de los guerrilleros no tuvieron más opción
que aceptar pasivamente el estigma y el silencio. Por su parte, los defensores de
la idea del México autoritario pero estable (tanto domésticos como extranjeros)
minimizaron por completo los hechos sorprendentes que aparecían día a día en
la nota roja de todos los diarios de circulación nacional, así como las denuncias
de los familiares de los desaparecidos políticos, que empezaron a organizarse
a partir de 1974.
El único libro que da cuenta de la visión de las fuerzas de seguridad sobre
el “enemigo interno” es el del general brigadier Mario Acosta Chaparro Movi-
miento subversivo en México (1990), el cual circuló solamente al interior de las
fuerzas armadas. Se trata de un manual de ambientación para los elementos
de la sección de inteligencia militar (S-2), en el que se describe a las organiza-
ciones clandestinas mexicanas de los años sesenta, setenta y ochenta presunta
base de un nuevo movimiento subversivo que se anticipaba a comienzo de los
noventa y que, en efecto, ocurrió. El libro tiene un enmarcado fundamental-
mente ideológico, ofrece información inexacta e incoherente y está lejos de ser
un análisis de inteligencia de “alto nivel”. Acosta Chaparro señala que las causas
de la subversión eran:

Económicas, desempleo, carencia servicios (sic), políticas sociales, analfabetis-


mo, frustración, concentraciones urbanas, falta democracia (sic), injusticia, baja
capacidad adquisitiva, alta inversión extranjera, problemas agrarios, corrupción,
delincuencia, problemas económicos (sic)”.

En contradicción con lo anterior, el autor también respalda la versión ofi-


cial, según la cual la infiltración cubano-sino-soviética fue la responsable
directa del surgimiento de los grupos “subversivos” en suelo mexicano, con
el objetivo de derrocar al gobierno legalmente establecido para implantar el

José López Portillo decretó una amnistía para los delincuentes “impulsados por móviles po-
líticos”; oficialmente nunca se reconoció el carácter de grupo beligerante a los guerrilleros.

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Adela Cedillo

socialismo.16 No obstante, no se muestran pruebas de la coordinación entre


los presuntos promotores de la conjura comunista internacional y las más de
36 organizaciones referidas en la obra. De hecho, de lo único que se ofrece
evidencia contundente es que 1860 personas —registradas con nombre y ape-
llido— fueron perseguidas con el objetivo de acabar con las organizaciones
armadas.17 Desde luego, otras miles más fueron afectadas por la contrain-
surgencia, sin que haya habido hasta ahora una iniciativa para contarlas.18
Acosta Chaparro consideró que la LC23S se puso a la cabeza del movimien-
to guerrillero en México entre 1973 y 1980 porque buscó la unificación en un
órgano nacional de los grupos insurrectos.19 El lenguaje con el que el general
describe a la LC23S es completamente opuesto al que empleaba el gobierno ante
los medios. Se concede que la Liga estuvo activa “a lo largo y ancho del país”, y
que reclutaba minuciosamente a sus cuadros:

…con el objeto de tener la seguridad… en el adiestramiento político militar


(sic) y la confianza para desarrollar todo tipo de actividades clandestinas, desde
la politización, reclutamiento, adiestramiento militar, asaltos, secuestros, ataques
a las áreas policiacas, hasta el aniquilamiento de elementos que traicionaran a la
causa de la lucha revolucionaria.20

Acosta manifiesta que la Liga y otros grupos “fueron casi exterminados por
las fuerzas del gobierno” de forma efectiva y digna de admiración,21 pero no
menciona nada acerca de los métodos empleados para tal fin, probablemente
porque su audiencia los sobreentendía. El general consigna los nombres de
392 militantes y personas vinculadas a la LC23S, probablemente reunidos por la
Dirección Federal de Seguridad y la S-2.22 A la fecha se ignora cuántos de ellos

16
Acosta Chaparro, Mario. (1990). Movimiento subversivo en México. México: s.ed. pp. 9-45.
Acosta insiste en que en que las sedes diplomáticas eran los centros desde los que se promovía
la subversión, pero no ofrece ninguna evidencia.
17
Aguayo Sergio. (2001). La charola: una historia de los servicios de inteligencia en México. México:
Grijalbo. p. 312.
18
El citado ihsm ha sido la única iniciativa para cuantificar a las víctimas, pero ofrece cifras tan
confusas que no ha podido constituirse como una referencia central.
19
Acosta. (1999). Op. Cit. p. 43.
20
Ibíd. p. 46.
21
Ibíd. pp. 13 y 48.
22
Ibíd. pp. 161-171. Es importante señalar que los servicios de inteligencia registraron más
nombres de personas asociadas con la Liga que con el PdlP, pese a lo indiscriminado de las
campañas contrainsurgentes en Guerrero. La difusión de esta obra disuadió de hacer público
su testimonio a muchas personas cercanas a la Liga, que habían permanecido en el anonimato.

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

fueron detenidos, torturados, desaparecidos o asesinados. En resumen, para


el gobierno la LC23S era una organización político-militar que operaba a nivel
nacional con una capacidad de ejecución que ameritaba su exterminio.23 Este
análisis nunca fue hecho público, por lo que ningún funcionario fue obligado
a rendir cuentas por su contenido.

La alianza ideológica entre la izquierda reformista y el Estado

Un comando guerrillero urbano intenta secuestrar a un alto funcionario de go-


bierno, lo que desata un tiroteo en el que mueren elementos de los dos bandos.
En el lugar de los hechos, uno de los guerrilleros reconoce a un ex-compañero
del partido en el que militaba hasta antes de pasar a la clandestinidad, y lo lleva
a la fuerza a una casa de seguridad. El grupo se entrampa en álgidas discusiones
en torno al ajusticiamiento del delator en potencia, y la posibilidad de que se
desborden las tensiones es tan alta que el policía infiltrado en la organización da
aviso a las fuerzas de seguridad para que acudan en su auxilio. La desconfianza
lleva a los guerrilleros a dispararse entre sí a la vez que hacen frente a la policía,
que al final acaba con ellos. Esta es la trama de la película Bajo la metralla del
director mexicano Felipe Cazals. El guión fue escrito por Xavier Robles —miem-
bro del Partido Comunista Mexicano— y es una adaptación libre de la obra de
teatro Los justos de Albert Camus.24 Aunque la LC23S no es mencionada como
tal, hay diversas alusiones a ella. La película tradujo al lenguaje visual los epítetos
con los que la izquierda reformista se había deslindado de los grupos armados
desde principios de la década de los setenta: los guerrilleros estaban sedientos
de venganza, eran autoritarios y paranoicos, se mataban entre ellos y eran tan
ingenuos que no se daban cuenta de que estaban infiltrados. Así, mientras la
propaganda gubernamental iba dirigida a convencer a la sociedad entera de que
se aliara con el gobierno en su llamada “lucha contra la subversión”, las obras

23
Después de años de trabajar en los archivos de la SEGOB, estoy convencida de que el gobierno
se sentía amenazado tanto por la multiplicación de los grupos armados como por la presión
de los movimientos sociales, pero confiaba ampliamente en su propia capacidad para contro-
larlos. Disiento de la interpretación conspiracionista de Aguayo, según la cual las fuerzas de
seguridad exageraron la importancia de los grupos armados y los dejaron crecer para prolongar
el conflicto y asegurar privilegios para sus corporaciones. Aguayo. (2001). Op.Cit. p. 204.
24
Pese a ser una obra de mediana calidad, Bajo la metralla ganó el Ariel a la mejor película
mexicana de 1983, un hecho excepcional dada la poca atención que recibía el drama político
en aquellos años, pero sobre todo, porque el tema de la guerrilla había sido un tema censurado
durante los tres sexenios anteriores.

351

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Adela Cedillo

literarias, políticas, históricas y artísticas de los intelectuales públicos de la iz-


quierda reformista iban destinadas a disuadir a un público educado (estudiantes
y profesionistas) de apoyar la lucha armada, produciendo un efecto indeleble en
la memoria de muchos. Los partidos reformistas no respaldaron abiertamente las
campañas contrainsurgentes, sin embargo, guardaron silencio ante las atrocida-
des de la guerra sucia.25 El exlíder estudiantil del movimiento de 1968 Gilberto
Guevara Niebla fue uno de los creadores de la tesis de que los grupos armados
eran expresión de la derrota, el resentimiento y la descomposición del movi-
miento estudiantil. En el caso de los miembros de la LC23S, su lumpenización
los había llevado a matar a militantes de la izquierda demócrata, a pesar de que
ésta también abrazaba un discurso revolucionario.26 Por ende, los demócratas se
encontraban atrapados entre el terror del Estado y el de las guerrillas. En su obra
Estado y lucha política en el México actual (1976) los académicos Mario Huacuja
y José Woldenberg sostuvieron que los grupos guerrilleros eran organismos
sectarios y espontaneístas que se concebían como la vanguardia de la revolución,
pero cuyas concepciones exclusivamente militaristas les impidieron diseñar una
estrategia política para vincularse con las masas. Estas organizaciones habrían
llegado a su fin cuando el gobierno encarceló a sus integrantes (los autores no
mencionan nada acerca de la tortura, los asesinatos, y las desapariciones, los
cuales para esa fecha habían alcanzado proporciones inocultables). Puesto que
los restos de estos grupos se lumpenizaron, “el imperialismo y los sectores más
reaccionarios de la burguesía nacional” los habrían infiltrado para usarlos en
contra de la izquierda verdadera.27 Los autores no sólo señalaban a la cia como
parte de la conjura, también sostuvieron que la LC23S era un “grupo policíaco
que aparece disfrazado con una fraseología radical de izquierda”, el cual bus-
caba desprestigiar a la verdadera izquierda ligándola con sus actos criminales,

25
Los partidos de izquierda en México cuando se produjeron las discusiones sobre la reforma
electoral en 1977, los distintos organismos de la izquierda reformista no hicieron ningún tipo
de denuncia sobre los episodios de terror estatal, ni incluyeron demandas de verdad y justicia
por las víctimas de desaparición forzada en sus negociaciones con el gobierno.
26
El autor tenía una comprensible animadversión personal hacia los Enfermos de Sinaloa, quienes
ajusticiaron a su primo Carlos Guevara Reynaga en 1973. “Secuelas en la izquierda, entrevista
con Gilberto Guevara Niebla”, Nexos, 1 de enero de 1988, versión electrónica: http://www.
nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=267405, fecha de consulta 3 de diciembre de 2013;
Guevara Niebla, Gilberto. (1988). La democracia en la calle: crónica del movimiento estudiantil
mexicano. México: Siglo xxi.
27
Huacuja Mario y José Woldenberg. (1976). Estado y lucha política en el México actual. México:
El Caballito. p. 149-152.

352

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

provocando así la represión gubernamental.28 Paradójicamente, los autores


también acusaban a la organización de ser “mata policías”.29 Si bien las teorías
de la conspiración (ya sea la conjura roja o la de la cia) no forman parte de las
narrativas contemporáneas sobre la Liga, siguen presentes como duda o certeza
en las memorias de muchos que vivieron aquellos años.
El reconocido intelectual mexicano Carlos Monsiváis también enfocó
sus baterías contra la LC23S, a la que calificó de inmisericorde y dogmática en
extremo.30 En Los patriotas. De Tlatelolco a la guerra sucia (2004), coescrito
con el periodista Julio Scherer, Monsiváis reflexionó sobre las tradiciones de
arrasamiento de opositores políticos en la historia mexicana, siendo el primero
en abordar la guerra sucia mexicana a partir del análisis de la violencia política
en sí.31 El autor considera que parte de la debilidad constitutiva de la moral ciu-
dadana en relación con la violencia deriva de las dificultades para enfrentar los
prejuicios de raza, clase y género, un argumento crucial que no desarrolló, pero
que es muy pertinente para entender por qué las campañas contrainsurgentes
de los setenta en regiones rurales indígenas de Sonora, Michoacán, Chiapas y
Oaxaca no han recibido ninguna atención académica, o por qué la tesis de la
lumpenización de los guerrilleros urbanos es tan socorrida, pese a la evidencia
del origen clasemediero y educado de la mayoría de ellos. Además, en el caso
de la LC23S, que tenía una militancia femenina más grande que el resto de las
organizaciones, sorprende que no exista un solo estudio al respecto. Monsiváis

28
El rumor de que las guerrillas mexicanas eran creación de la cia fue originalmente promovido
por el gobierno, pero tuvo eco entre muchos otros sectores. Los autores basaban sus dichos
únicamente en notas de periódicos, que a su vez estaban controlados por la segob. Sobre los
métodos a través de los cuales el gobierno dominaba a la prensa, véase: Rodríguez Munguía,
Jacinto. (2007). La otra guerra secreta. Los archivos secretos de la prensa y el poder. México:
Debate.
29
En 1998 José Woldenberg reiteró que la LC23S era un instrumento de provocación contra la
izquierda demócrata, y que su conducta era desquiciada. Extrañamente, uno de los episodios
que narra es el de dos militantes de la Liga asesinados a quemarropa en una exposición canina
en el campus de Ciudad Universitaria de la unam en 1975, de la que fue testigo indirecto, algo
que no hizo en la obra de 1976. en Woldember José. (1998). Memoria de la Izquierda. México.
Cal y Arena.
30
Carlos Monsiváis, “La izquierda mexicana: lo uno y lo diverso”, Fractal, no. 5, 1997, versión
electrónica: http://www.mxfractal.org/F5monsiv.html, fecha de consulta 5 de diciembre de
2013.
31
En diversos ensayos, el escritor Carlos Montemayor también elaboraría reflexiones sobre la
violencia política Mexicana en un arco largo de tiempo, particularmente en sus obras (2012).
La guerrilla recurrente. México: Debate y (2010) La violencia de Estado en México antes y
después de 1968. México: Debate.

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Adela Cedillo

reconoce que la lucha armada se dio en el contexto del autoritarismo, el cierre de


espacios de participación política y la represión exacerbada. No obstante, como
alguien que no se caracterizó precisamente por denunciar la guerra sucia durante
los setenta, reproduce los estereotipos que la izquierda reformista creó sobre los
militantes de la Liga: apóstoles de caverna, admiradores de Fidel Castro y Che
Guevara, jóvenes alucinados por el ideal de aventura, que si bien al principio
estaban movidos por la utopía, después fueron presas del rencor, la desespe-
ración, el afán de venganza, el voluntarismo, el sectarismo y el militarismo. Su
exterminio se explica por la combinación de su impulso autodestructivo con
la acción de policías, delatores e infiltrados.32 Para Monsiváis tanto los cuerpos
de seguridad como los guerrilleros se veían mutuamente como alimañas de las
que debían deshacerse, sin embargo no abraza la tesis de los demonios, pues
enfatiza la actuación ilegal del Estado y las graves violaciones a los derechos
humanos que se produjeron, así como el hecho de que la invisibilización oficial
de la guerra volvió increíbles los testimonios de sobrevivientes de la tortura y la
prisión clandestina.33 Por el contrario, en la misma obra, Julio Scherer reprodujo
las versiones policíacas sobre la LC23S, se refirió a sus militantes como criminales
y asesinos (gente que “se dio a la violencia como quien se entrega al placer”) y
sentenció que “la guerra fue sucia por ambas partes”.34 La postura de Monsiváis
(las guerrillas se excedieron, pero el Estado actuó con mayor criminalidad e
irresponsabilidad) ha sido más prevalente que la de Scherer, pero esto no puede
ser visto como un triunfo en la batalla por la memoria, pues aún se le escatima
a los guerrilleros el derecho a haber existido como opción política (algo que
en países como Argentina y Chile no está a discusión por la naturaleza de las
dictaduras).
La izquierda reformista nunca pudo ver nada positivo en la LC23S, y le negó
atributos que ni el general Acosta Chaparro pudo pasar por alto (i.e. recluta-
miento meticuloso que dificultaba la infiltración, capacidad de convocatoria
entre algunos sectores, propagación superior a la del pdlp, etc.). Durante la

32
Monsiváis Carlos y Julio Scherer. (2004). Los Patriotas. De Tlatelolco a la guerra sucia. México:
Aguilar. p. 188. Si Monsiváis hubiera estudiado la Liga un poco más a fondo, se hubiera dado
cuenta de que sus militantes estaban incluso en contra de Fidel Castro y Che Guevara, pues
“la Liga era antitodo”.
33
Ibíd. p. 189.
34
Scherer fue fiel a la línea editorial que adoptó como director del periódico Excélsior (hasta antes
de su destitución forzada en 1976), que en el tema de la lucha guerrillera era completamente
afín al gobierno. Sin embargo, ya como editor del semanario Proceso a partir de 1977 Scherer
pasó de la mera condena de los grupos armados hacia una postura en que también criticaba
al Estado por el ejercicio desmedido de la violencia contra la oposición.

354

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

guerra sucia, las visiones de esta izquierda no sólo cumplieron con su propósito
de estigmatizar y marginar políticamente a los partidarios de la lucha armada,
también los hicieron más vulnerables ante el terror estatal, pues fomentaron el
silencio y la indiferencia social ante el destino de lo que consideraban un pu-
ñado insignificante de individuos terriblemente equivocados, por más trágico
que éste fuese.35 Tales ideas, que dieron forma a las memorias de muchos sobre
aquellos años, siguen teniendo un eco muy fuerte en el presente e incluso se
han filtrado a las investigaciones académicas.

Perspectivas cruzadas de exmilitantes y académicos


sobre la historia de la 23

No sólo la izquierda reformista fue responsable de la descalificación de los


grupos armados. Los exguerrilleros “arrepentidos” o “rectificadores” también
escribieron testimonios en los que cifraban su participación en términos de
error, descomposición y enfermedad.36 En su ensayo La Liga Comunista 23 de
Septiembre: orígenes y naufragio (1977) y su novela Memoria de la guerra de los
justos (1996) —cuyo título alude también a Camus—, Gustavo Hirales ha recu-
sado las nociones de que la Liga estaba súper-infiltrada o era mata-policías (los
militantes se enfrentaban a las fuerzas de seguridad porque éstas les impedían
repartir propaganda a la clase trabajadora, que era la actividad prioritaria de la
organización). Sin embargo, sus menciones sobre un par de casos de ajusticia-
mientos internos y de militantes de la izquierda demócrata han sido utilizados
para construir la imagen de una ultraizquierda caníbal.37 Un análisis detenido de
los hechos probablemente revele que tales ejecuciones tuvieron una incidencia

35
Es paradójico que sea el mismo Monsiváis el que señalara que lo más relevante de la guerra
fue la lejanía emocional de la sociedad respecto a las graves violaciones a los derechos huma-
nos, y que de hecho, si ésta alcanzó proporciones tan devastadoras fue en gran medida por la
ausencia de reacciones de la sociedad civil. Monsiváis y Scherer. (2004).Op.Cit. p. 197
36
En el lenguaje de la época la enfermedad aludía al izquierdismo, que de acuerdo con una
célebre obra de Lenin, era la enfermedad infantil del comunismo. Uno de los contingentes
estudiantiles más numerosos que pasó a la lucha armada fue el de los autodenominados En-
fermos de Sinaloa, quienes se ufanaban de estar “infectados por el virus rojo del comunismo”,
para el cual no había cura. Hirales Gustavo, “La guerra secreta”, Nexos, no. 54, julio de 1982,
p. 40.
37
Cabe hacer notar que tras siete años en prisión (1973-1980), Hirales se incorporó al Partido
Comunista Mexicano, de donde alguna vez salió para tomar las armas. Su visión sobre su
propia militancia guerrillera estaba contaminada por la línea del partido.

355

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Adela Cedillo

baja,38 sin embargo, la memoria de la “Liga ajusticiadora” es aún predominante,


y testimonios como los de los “rectificadores” tienden a ser considerados más
auténticos que los de aquellos exmilitantes que sostienen que tales ejecuciones
fueron producto de juicios revolucionarios y no de una política de la Liga para
exterminar a la izquierda demócrata o a los sospechosos de traición. Otro as-
pecto en el que Hirales ha tenido cierta influencia es en la periodización sobre
la LC23S, pues desde su perspectiva el proyecto original duró de 1973 a 1974
y después se descompuso aceleradamente; los restos del naufragio habrían
conservado el membrete pero eran ajenos al espíritu de los fundadores de la
organización (entre los que se encontraba él). No obstante, la visión sostenida
por otros exguerrilleros respecto a que la LC23S fue fiel a su línea original hasta
1981, ha ganado más adeptos.39
La literatura testimonial sobre la LC23S ha crecido enormemente en la
última década, constituyéndose tres tendencias interpretativas: 1) la de los
“rectificadores”, que en general consideran la lucha armada como una desvia-
ción pequeñoburguesa militarista; 2) la de quienes, a la par que reivindican la
legitimidad de la vía armada y aceptan sus errores político-militares, eluden
discutir a fondo la violencia de sus organizaciones, y 3) los que han optado por
una autocrítica aguda, sin renegar de su militancia. Más que analizar lo que los
exguerrilleros han escrito sobre su pasado, me interesa apuntar hacia cómo sus
voces han influido en las interpretaciones de periodistas y académicos sobre
la Liga.40
Así por ejemplo, el historiador Barry Carr en su obra La izquierda mexi-
cana a través del siglo xx (1996 en español), explica vagamente las causas de la
radicalización de un sector de la izquierda y retoma la tesis de que la LC23S se
propuso destruir el activismo reformista con acciones militaristas y terroristas.

38
En mi investigación de archivo sobre la LC23S he encontrado alrededor de siete casos probados
de ejecuciones internas y cinco casos de activistas demócratas asesinados por la organización.
Probablemente fueron más, pero tendría que hacerse un estudio acucioso para dimensionar
correctamente los hechos.
39
Hubo incluso militantes que actuaron bajo las siglas de la LC23S hasta 1990, pero sus testi-
monios son objeto de intensa polémica por parte de otros sobrevivientes. Ramírez Cuevas,
Jesús (28 e3 marzo de 2004). “La Liga Comunista 23 de Septiembre. Historia del exterminio”,
Masiosare, no. 327. Versión electrónica: http://www.jornada.unam.mx/2004/03/28/mas-
historia.html
40
En la obra pionera sobre la guerra sucia editada por Verónica Oikión y Marta Eugenia García.
(2002). Op. Cit. la mayoría de los textos sobre la LC23S fue escrita por exguerrilleros. Entre otros
exmilitantes que han llevado a cabo una gran labor de rescate documental y elaboración de
ensayos y memorias, destacan: Miguel Topete Díaz, José Luis Moreno Borbolla, José Fernando
Reyes Peláez, Jaime Laguna Berber y Antonio Orozco Michel.

356

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

Basándose en un testimonio de Hirales, el autor afirma que varios activistas


fueron asesinados por la Liga pero no dice prácticamente nada sobre la guerra
sucia.41 Aceptando enteramente la versión de la izquierda demócrata, Carr
menciona de paso uno de los casos de ajusticiamiento más conocidos, el de
Carlos Guevara Reynaga, líder comunista ultimado por los Enfermos de Sinaloa,
pero no dice que en el tiroteo murió también un ultraizquierdista. Cada bando
contaba únicamente a sus propios muertos.42
El primero en ensayar una visión más equilibrada sobre la LC23S fue el
politólogo Sergio Aguayo, no sólo porque fue el primer investigador que tuvo
un acceso privilegiado a los archivos de la segob antes de que éstos se abrie-
ran al público en 2002, sino porque él mismo perteneció a los Vikingos, una
pandilla juvenil de Guadalajara, Jalisco, que se politizó y radicalizó al grado
en que muchos de sus miembros se incorporaron a organizaciones armadas.
Aguayo no vivió el proceso de radicalización, pero algunos de sus amigos de
la adolescencia se convertirían en líderes prominentes de la LC23S, por lo que
fueron asesinados, encarcelados, o desaparecidos. Desde la “angustia y los
remordimientos del que sobrevive”, el autor se comprometió a explicar las po-
líticas de seguridad nacional que habían conducido a las fuerzas del orden y a
las guerrillas a enfrentamientos “feroces, intensos y desiguales”. En La charola.
Una historia de los servicios de inteligencia en México (2001) Aguayo aborda el
tema de la violencia política de los setenta bajo la perspectiva de alguien que
está develando secretos de Estado y resolviendo misterios que permanecieron
por largo tiempo en el imaginario colectivo (¿quién mató a…? y ¿por qué
ejecutaron a…?). Es importante notar que el autor descentró la historia de
la LC23S, cambiando su epicentro de la Ciudad de México a Jalisco. Del cruce
entre las versiones de los documentos de la Dirección Federal de Seguridad y
las entrevistas con exguerilleros de la Liga, emerge la imagen de un conflicto
profundamente asimétrico y el de una violencia de Estado despiadada, que fue
más allá de todo lo previamente conocido y reconocido y que, en términos
cualitativos, era idéntica a la ejercida por las dictaduras del Cono Sur. Aguayo

41
Carr Barry. (1996). La izquierda mexicana a través del siglo xx. México: Era. p. 273. La obra
de Carr se ha convertido en un manual de referencia indispensable para los estudiosos de
la izquierda mexicana, por eso el que conceda tan poca importancia a la ultraizquierda y la
retrate como algo próximo a un conjunto de pequeños organismos de terroristas facinerosos
es muy controversial.
42
Una de las primera obras en inglés en abordar el tema de las guerrillas fue la de Hudges Donal
C. (1995). Mexican Anarchism ofter Revolution. Austin: University of Texas Press. Al igual
que Carr, Hudges no hace más que reproducir la visión de Hirales sobre la LC23S y la de otras
fuentes muy cuestionables, que eran las únicas disponibles sobre el tema.

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Adela Cedillo

también consideró que la debilidad de las guerrillas, su falta de preparación, y


la indiferencia de la comunidad nacional e internacional determinaron que la
contrainsurgencia no tuviera límites. Uno de los inconvenientes de la obra es que
el autor tomó mucha de la información de los archivos secretos literalmente, sin
problematizarla ni criticarla. Así, señalamientos como los de la infiltración de las
organizaciones armadas y la existencia de presuntos delatores, desataron agrias
polémicas entre exmilitantes.43 Otro hecho notable es que se hiciera eco de la
idea de los ajusticiamientos internos sin ningún soporte documental.44 Aunque
resulta evidente que el trabajo con este tipo de fuentes amerita un tratamiento
sumamente cauteloso y crítico, son muchos los investigadores que en lo sucesivo
adoptaron las versiones de la dfs como válidas ante la impotencia para encon-
trar otras fuentes que brindaran información sobre hechos que se produjeron
en la clandestinidad.45 Los hallazgos de Aguayo, que incluían las fotografías
de decenas de guerrilleros detenidos-desaparecidos, torturados o acribillados
con el tiro de gracia, hicieron insostenible la teoría de los dos demonios. Los
guerrilleros no tenían la capacidad para encerrar a cientos de prisioneros de
guerra, torturarlos, desaparecerlos o matarlos a voluntad.46

43
La confusión se deriva del hecho de que la dfs denominaba “informantes”, “contactos” y
“colaboradores” tanto a los presuntos infiltrados como a los militantes que, después de ser
detenidos y torturados, brindaban información para la localización de otros guerrilleros.
Puesto que este tema me interesa sobremanera, he analizado cuidadosamente muchos de los
documentos que han sido presentados como pruebas de que había informantes infiltrados
en las organizaciones. He encontrado que en la mayoría de los casos los “informantes” no
tenían ninguna relación con la dfs antes de su detención; en otros casos, se trataba de gente
con vínculos muy periféricos con la guerrilla y, en unos más, por el manejo del lenguaje, es
imposible determinar en qué momento se inició la presunta colaboración. Introducir estos
matices es fundamental, pues obras como la de Meléndez Jorge. (2006). Nadie supo nada. La
verdadera historia del asesinato de Eugenio Garza Sada. México: Grijalbo. derivan conclusiones
sensacionalistas de los documentos, para reafirmar los prejuicios y estereotipos comunes sobre
la Liga.
44
Aguayo. (2001). Op.Cit. p. 186. El autor sólo refiere la ejecución de un presunto traidor a manos
de sus excompañeros al interior de un penal. En el terreno de la especulación, afirma que:
“Tal vez la misma dfs difundía información en ese sentido para desorientar a sus enemigos y
provocar que se mataran entre sí”. Me parece que Aguayo estaba influido por la memoria de
la “guerrilla ajusticiadora”, aún sin haber encontrado datos específicos al respecto.
45
Véase por ejemplo el trabajo de López Limón, Alberto. (2006). David Jiménez Sarmiento: por
la senda de la revolución. México: Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos
Sociales A.C. que se basa enteramente en los informes policiacos para narrar la historia de la
Liga pero eliminando el lenguaje cargado y difamatorio de los agentes de la dfs.
46
A la fecha hay muy pocos investigadores empecinados en señalar que la Liga fue tan violenta
como el gobierno, entre ellos Ángeles Magdaleno, que aún cuando no cuenta en su haber con

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En las obras inmediatamente posteriores a la de Aguayo, como las del


académico Marco Bellingeri, Del agrarismo armado a la guerra de los pobres
1940-1974 (2003) y el periodista Jorge Luis Sierra, El enemigo interno: contra-
insurgencia y fuerzas armadas en México (2003) por primera vez se encuentran
referencias no sólo a la actividad militar de la LC23S, sino sobre todo, a su
quehacer teórico-político. Tuvieron que pasar treinta años para que la imagen
de los fanáticos delirantes (la “leyenda negra de los setenta”, como la nombra
Bellingeri) fuera hecha a un lado para abrir paso a la de un grupo sumido en
sofisticadas discusiones teóricas sobre el marxismo-leninismo, que manejaba
un discurso críptico, y cuya misión principal era distribuir un órgano de
difusión llamado Madera en algunas de las principales zonas industriales del
país y en las universidades públicas. Los secuestros, asaltos y emboscadas a
las fuerzas de seguridad eran los medios por los que la militancia se hacía de
recursos financieros y materiales (armamento) para mantener el alto costo
operativo de la vida en la clandestinidad. Pese a reconocer la importancia de
su carácter político, Sierra también cataloga a la Liga como militarista y cae
en la tentación de mencionar las tesis de los ajusticiamientos internos y la in-
filtración sin referir casos concretos o probados, como si se tratase de asuntos
de sentido común. Bellingeri, en cambio, se muestra más interesado en revisar
los planteamientos teóricos de la organización, su estrategia político-militar,
sus tácticas de acción directa y su estructuración orgánica; también enfatiza
la originalidad de su elaboración teórica dentro de la izquierda mexicana (por
ejemplo, su lucha contra las corporaciones, incluidos los sindicatos, y su tesis
de la universidad-fábrica). De acuerdo con el exmilitante Benjamín Palacios,
la principal crítica que la Liga recibía por parte de otros grupos armados es
que era teoricista, por el énfasis que ponía tanto en la formación teórica de

publicaciones, ganó mucha influencia en los medios por haber sido la primera encargada del
área de investigación histórica de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos
del Pasado (femospp) en 2002. Ella filtró generosamente información a varios periódicos y
revistas, incluso la obra de Scherer arriba citada está basada en su investigación; a cambio
recibió una cobertura considerable en la prensa. Magdaleno encontró un caso en que los
Enfermos torturaron a un policía judicial, lo que a su parecer era evidencia irrecusable de
que los guerrilleros, en su conjunto, habían sido torturadores. La postura de Magdaleno es
sorprendente, porque mientras su comisión era encontrar evidencias de las graves viola-
ciones a los derechos humanos cometidas por servidores públicos, ella tomó el partido de
los acusados, debido a que interpretó los documentos de la dfs como la revelación de la
verdad. Los represores y sus defensores le han agradecido públicamente su colaboración.
Véase por ejemplo, Luis de la Solórzano Barreda. (2008). El pequeño inquisidor. México:
Ócenao.

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sus cuadros como en la formulación teórica de los problemas.47 En efecto, sus


militantes mataban y morían en nombre de la interpretación de la teoría mar-
xista en la que creían, contenida en los Madera, y ese es un hecho que hasta la
fecha no se ha analizado a profundidad.48 Si se toma en cuenta que entre 1974
y 1981 la LC23S editó 58 números de Madera, con algunos tirajes mensuales
que llegaron a los 40 mil ejemplares, resulta evidente que tuvo algún impacto
en las fábricas y escuelas en las que hacía propaganda armada, sin embargo
esa audiencia ha sido negada o invisibilizada por la persistencia de la tesis de
la Liga aislada y sin base social.
Una de las primeras obras en que se recuperaron las voces de los exgue-
rrilleros y los familiares de las víctimas de la guerra sucia fue la de la perio-
dista Laura Castellanos, México armado 1943-1981 (2007). Aunque se trata
de una crónica que pasa revista a todos los movimientos insurgentes a partir
del jaramillismo, las descripciones sobre la LC23S ocupan un lugar destacado.
El lenguaje empleado es sumamente cuidadoso, muy lejos de cualquier afán
condenatorio o apologético. Aunque no manifiesta una abierta simpatía por los
entrevistados, la autora no cuestiona sus versiones, ni profundiza en los hechos
que escandalizaron a las “buenas conciencias” (secuestros de alto nivel, ejecu-
ciones internas y de reformistas, emboscadas, son brevemente enunciados),
y tampoco entrevista a los familiares de las víctimas civiles de la guerrilla. El
contraste con toda la literatura previa es notable, pues los guerrilleros vistos
por Castellanos parecen demasiado jóvenes e idealistas, autodefensivos pero
inofensivos en comparación con el poder exterminador del Estado. Otras
crónicas periodísticas tuvieron la virtud de contar la historia de la LC23S des-
de la periferia, entre ellas destacan: de Sergio René de Dios, La historia que
no pudieron borrar. La guerra sucia en Jalisco 1970-1985 (2004) y de Ignacio
Lagarda, El color de las amapas. Crónica de la guerrilla en la sierra de Sonora

47
Palacios Hernández, Benjamín. (2009). Héroes y fantasmas. La guerrilla Mexicana de los años
70. Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León. p. 81. La obra de Palacios es relevante
porque es la única que recrea con cierto detalle las discusiones teórico-políticas que dieron
origen a la LC23S, en donde se puede apreciar que la dirección del grupo luchaba contra las
tendencias de militarismo, terrorismo, y otras desviaciones que había detectado en su seno.
Es claro que muchos de los episodios armados que protagonizaron los militantes de la Liga no
fueron parte de ningún plan ni estrategia, sino que derivaron de la pérdida de control sobre
el terreno de guerra, debido a una lógica de acción-reacción-acción.
48
Aunque la LC23S y Sendero Luminoso son organizaciones sumamente distintas, el tipo de
misticismo teórico que abrazaron -o la “revolución de manual” como la llamó Carlos I. De-
gregori- es muy semejante. Véase Degregori, Carlos I. (2012). How Difficult it is to Be God.
Shining Path’s Politics of War in Peru, 1980-1999. Madison: University of Wisconsin.

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(2007). Se trata de obras que muestran los efectos de la contrainsurgencia en


lugares donde la LC23S tuvo cierto arraigo entre la población local, y nos per-
miten desafiar la idea de que sólo el Pdlp gozó de simpatía popular.49 Lagarda,
por ejemplo refiere las relaciones entre los guerrilleros y algunas comunidades
indígenas de la sierra baja Tarahumara.50 Lo que estas obras han perfilado es
que el terror de Estado dejó una estela de víctimas en lugares marginales e
inaccesibles, en los que no hubo medios, investigadores, organismos no gu-
bernamentales ni ninguna otra instancia que pudiera escuchar la voz de los
agraviados y proyectarla hacia el exterior. No hubo memoria pública de estos
acontecimientos. Por ende, considero que las narrativas que abordan la historia
desde la perspectiva de las víctimas cumplen un papel social fundamental en
el rescate de la memoria soterrada. Sin embargo, ellas son insuficientes para
entender otras dimensiones del conflicto, pues los individuos involucrados
directa o indirectamente en la guerra tuvieron otras identidades, más allá de las
de víctimas o verdugos. Y de hecho, un enfoque centrado en la victimización
no permite comprender los motivos por los que la Liga llevó la violencia tanto
al espacio público como a los “márgenes”, ni las razones de la saña inaudita
con la que actuaron los agentes del Estado tanto en las cloacas del régimen
como en las campañas de arrasamiento.

Nuevas aproximaciones a la Liga

Una nueva generación de académicos que no tiene ninguna vinculación emo-


cional con los setenta ha comenzado a estudiar a la LC23S fuera de la órbita del

49
La actividad de la LC23S en regiones en las que formó núcleos de guerrilla rural desató campañas
de tierra arrasada, específicamente en el llamado Cuadrilátero de Oro (que comprende los es-
tados de Sinaloa, Durango, Sonora y Chihuahua) y en Jamiltepec, Oaxaca. Los acontecimientos
en la sierra baja Tarahumara de Sonora son narrados en el testimonio de Topete Miguel. (2009).
Los ojos de la noche. El Comando Guerrillero Oscar González. Guadalajara: Taller Editorial la
Casa del Mago. No existe nada escrito sobre Jamiltepec, pese a las dimensiones que alcanzó
el conflicto en la región.
50
La crónica de Lagarda trajo a mi mente la obra de Mallon Florencia, E. (2006). Courage tastes
of blood. The Mapuche Community of Nicolás Ailío and the Chilean State, 1906-2001, en lo
relativo a las relaciones entre el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (mir) y los mapuches
de una región marginal. Ambos casos modifican las percepciones tradicionales que tenemos
sobre tales organizaciones armadas, mostrándolas menos dogmáticas y más negociadoras en
su encuentro con la otredad etno-cultural. en: Lagarda Ignacio. (2007). El color de las amapas.
Crónica de la guerrilla en la sierra de Sonora. Hermosillo: uts/itesca/Liceo Tecnológico de
Sonora.

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maniqueísmo, la culpa, el remordimiento, el trauma y el tabú. El ensayo de


Romain Robinet, fue uno de los primeros en poner a la Liga en perspectiva
histórica respecto a la revolución mexicana, mostrando cómo para los gue-
rrilleros el proyecto de 1910 estaba agotado, había perdido su capacidad para
transformar a la sociedad y su legado había sido distorsionado para beneficiar
a una pequeña y poderosa elite política agrupada en el Partido Revolucionario
Institucional (pri). La Liga le declaró la guerra revolucionaria a un Estado
que se autoproclamaba como heredero de la revolución, desencadenando una
microguerra civil (sin duda, algo muy singular respecto a otras experiencias
latinoamericanas).51 Así, el autor saca a la Liga del contexto del crimen para
ubicarla como una tentativa revolucionaria. Robinet también desafía la idea
de la Liga aislada y sin base social, pues considera que los 445 militantes que
registró la dfs entre 1973 y 1974 (de los cuales 65 eran mujeres) tenían redes
más amplias de colaboradores y amigos, y por supuesto hubo otras decenas o
cientos de militantes que nunca fueron localizados por los órganos de seguridad,
por lo que se puede afirmar que la LC23S tenía una base social difícil de cifrar
numéricamente, no masiva pero innegable. Robinet enfatiza la importancia de
la guerra ideológica y descifra las tesis de la Liga plasmadas en el Madera, que
eran por las que decenas de militantes estuvieron dispuestos a matar y morir.
El autor explica la extrema violencia de los guerrilleros como una respuesta
emocional a un traumatismo profundo, no sólo por las masacres de 1968 y 1971,
sino también por la pérdida regular de camaradas a manos de la policía o el
ejército, lo que los llevó a una lógica de venganza. Finalmente, Robinet también
ofrece un cuadro más complejo sobre las causas del fracaso de la Liga, no sólo
las militares (i.e. subestimar la capacidad represiva del Estado) sino también
las políticas (la inaccesibilidad de su propaganda, el dogmatismo que impedía
articulaciones políticas más amplias, la subestimación de la hegemonía del pri
en tanto heredero de la revolución, etc.). Sin embargo, el autor también sugiere
que la LC23S contribuyó —reducidamente y sin proponérselo— a la reforma
política que se decretó en 1977 para incorporar a los partidos de izquierda al
sistema electoral. Asimismo, el exterminio de los miembros de la Liga (como
Jesús Piedra Ibarra, el hijo desaparecido de la activista Rosario Ibarra,) daría
lugar al nacimiento de los primeros comités de familiares de desaparecidos, que
inauguraron la lucha por los derechos humanos en México. Pese a este esfuerzo
por ver a la liga con otros lentes, el autor acude al motto de la “Liga ajusticiadora”

Romain Robinet. (2011). “A Revolutionary Group Fighting Against a Revolutionary State:


51

The September 23rd Communist League Against the pri/State (1973-1975)”, en Calderón y
Cedillo. (2011). Op.Cit. p. 129.

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sin referir casos probados, lo que pone de manifiesto la consolidación de un


estigma que, al parecer, acompañará a la organización hasta que alguien haga
un estudio serio del fenómeno.
En su obra Guerrilla, represión y prensa en la década de los setenta en Mexi-
co. Invisibilidad y olvido (2011), Rodolfo Gamiño reflexiona sobre la naturaleza
del Estado posrevolucionario, las dinámicas de acción-reacción entre la LC23S y
el Estado, y la construcción de una cultura de estigmatización, encubrimiento,
silencio y olvido desde la prensa escrita. El autor también hace un recuento
detallado de la historia de la Liga entre 1973 y 1979, cuantificando sus diversas
acciones político-militares.52 Aunque todavía hace eco de las ideas de mesianis-
mo, venganza, desesperación e infiltración, Gamiño complejiza notablemente
la narración sobre el accionar de Liga, ofreciendo explicaciones más sobrias y
balanceadas. Su obra se hubiera beneficiado también de incorporar reflexiones
sobre por qué la Liga pudo estar tantos años activa pese a la eliminación siste-
mática de sus direcciones nacionales, qué la hacía tan atractiva para los reclutas
y cómo llegó a ser tan flexible orgánicamente. En su artículo “Origen de la Liga
Comunista 23 de Septiembre” (2011), Gamiño y Mónica Toledo acuden a la
teoría de la política contenciosa para rebatir las explicaciones estructuralistas-
esencialistas sobre el movimiento armado de los sesenta y setenta. Se trata de
uno de los pocos esfuerzos por teorizar la acción colectiva insurgente de la Liga,
sin embargo, es debatible que el esquema analítico en que se basan, elaborado
por Charles Tilly, Sidney Tarrow y Doug McAdam en Dynamics of Contention
(2001), pueda explicar lo mismo movimientos sociales pacíficos que conflictos
armados de diferente intensidad.
Aunque los brazos regionales de la LC23S no son contemplados en este
ensayo, no puedo dejar de mencionar la importancia de la obra de Sergio
Arturo Sánchez Parra, especialista en los Enfermos de Sinaloa, el grupo más
estigmatizado de la Liga, junto con la Brigada Roja. En diversos artículos y en su
libro Estudiantes en armas… el autor analiza temas como la cultura política que
llevó a la radicalización de un sector del estudiantado, o el proceso ideológico-
imaginario de legitimación de la violencia con fines revolucionarios, aunque no

52
Gamiño toma los informes de la dfs como fuente principal para cuantificar la actividad de
la LC23S. Sin embargo, no repara en que los registros entre 1977 y 1979 son parcos porque
la Brigada Blanca fue la encargada de la contrainsurgencia urbana y su documentación no
fue incorporada en los archivos que la SEGOB depositó en el Archivo General de la Nación,
aduciéndose el extravío de tales materiales. Así, Gamiño se basa en la poca información dis-
ponible para determinar que la organización fue exterminada por completo en 1979, lo cual
ocurrió en realidad en 1981 con la eliminación de la última Dirección Nacional. en. Gamiño
Rodolfo. (2011). Op. Cit.

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Adela Cedillo

ofrece un modelo satisfactorio para explicar el origen estructural de la violencia


o la acción colectiva insurgente.53

Conclusiones

Las memorias sobre la LC23S han determinado la manera en que su historia se


ha escrito. El lenguaje mismo está contaminado por las luchas por la memoria.
A lo largo de este ensayo he dudado en entrecomillar o no “guerra sucia”, llamar
a la izquierda no armada “reformista” o “demócrata”, a los guerrilleros “revo-
lucionarios” o “subversivos”, y a los exguerrilleros deslindados “arrepentidos”
o “rectificadores”, pues cada término está cargado de múltiples significados e
implica un posicionamiento. También vacilé respecto a sumarme o no a todos
aquellos que, para justificar su interés estrictamente académico en la LC23S,
sienten la necesidad de expresar su desacuerdo ético y político con ella, pero al
final prevaleció la percepción de que el historiador no es un juez. La izquierda
reformista o demócrata se comportó como tal frente a los grupos armados du-
rante la década de los setenta, y su visión y su memoria sobre ellos han permeado
todas las interpretaciones posteriores. Sin embargo, a partir de la alternancia
democrática de 2001 los exguerrilleros por fin pudieron romper el silencio
sin temor a sufrir represalias, y sus memorias y testimonios (modificados por
décadas de trauma y tabuización) empezaron a ser tomados en cuenta para
construir visiones alternativas sobre la LC23S. Paulatinamente, los revoluciona-
rios dejan de ser vistos como “los malos” de la película, los que provocaron la
violencia o eran usados por fuerzas oscuras para dañar a la izquierda pacifista.
Asimismo, la apertura de los archivos de la segob puso al descubierto la ver-
dadera dimensión del terror estatal y, en lo sucesivo, la documentación ha sido
confrontada con las versiones de los exguerrilleros, la izquierda reformista, los
medios de comunicación y otros actores del proceso. Las nuevas investigaciones
tienden a poner atención a las distintas voces en conflicto, pero no han podido
desprenderse aún de estereotipos y estigmas consolidados, por lo que es nece-
sario criticar y deconstruir las pruebas con las que se ha juzgado y condenado
de antemano a la Liga.
Las narrativas sobre la LC23S han estado dominadas por cinco motivos
que se repiten constantemente: 1) el asesinato de miembros de la izquierda no

53
Sánchez Parra Arturo. (2012). Estudiantes en armas. Una historia política y cultural del movi-
miento estudiantil de los Enfermos (1972-1978). Culiacán: Universidad Autónoma de Sinaloa/
Academia de Historia de Sinaloa A.C.

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Violencia, memoria, historia y tabú en torno a la Liga Comunista 23 de Septiembre

armada; 2) los ajusticiamientos internos, 3) la infiltración, 4) la delación y 5) las


acciones militaristas (asaltos, secuestros y ejecución de policías). Este enfoque
implica interpretar a la Liga bajo la lógica del crimen que ocurre en tiempos de
paz, y no como una tentativa revolucionaria en curso. Sacados de contexto, estos
hechos parecen delitos ordinarios cometidos por una organización “inmisericor-
de, desquiciada, terrorista”. La violencia de la Liga, casi cotidiana y en algunos
casos espectaculares, se reduce así a la pura irracionalidad política. Crear un
abismo entre las palabras guerrilla y revolución parece haber sido también una
estrategia discursiva premeditada del gobierno, el cual a través de su mitología
oficial exaltaba la revolución de 1910 (en la que sin duda se cometieron abusos
y excesos mucho peores que los de las guerrillas setenteras), a la par que omitía
mencionar la violencia de sus distintas facciones (constitucionalistas, villistas,
zapatistas, etc.). Así, por un manejo artificioso de ciertos tropos, los militantes
de la Liga parecían demasiado violentos para ser revolucionarios de verdad.
Sin embargo, para éstos la violencia tampoco formaba parte de su discurso
central. Lo que consideraban como un deber cuasi sagrado era el reparto de su
periódico Madera. Los militantes deseaban ser recordados por sus ideas sobre
la universidad-fábrica, la huelga económica y política, la insurrección de masas
(el “asalto al cielo”) y la guerra civil revolucionaria. Claramente no ganaron la
batalla por la memoria y a la fecha se sigue discutiendo si tenían derecho a ha-
ber existido como opción política para un sector de la población hastiado de la
represión gubernamental, pues en general son percibidos como una anomalía
o un error producto de un delirio voluntarista. Lo realmente anómalo es que
México sea el único país de América Latina que no haya tenido hasta la fecha
un momento de “justicia de transición”, en que el gobierno en turno reconozca
los crímenes de Estado y pida perdón a las víctimas, y las memorias de los
vencidos sean redimidas.
Históricamente, la dificultad para procesar el tema de la violencia ha lleva-
do a la sociedad mexicana al rechazo moral y la descalificación, pero sobre todo
al tabú. Sin embargo, las nuevas investigaciones deberán desprenderse de tales
atavismos para comprender las causas profundas de los niveles de polarización
o radicalización de la sociedad durante la guerra fría; por qué el Estado optó por
la contrainsurgencia para contener movimientos pacíficos, o cómo se formó una
ultraizquierda que se convenció a sí misma de que podía escalar cada nivel de
violencia impuesto por la lógica estatal (aunque haya estado lejos de hacerlo).
No creo que exista hasta ahora una obra que explique satisfactoriamente cómo
en el México “autoritario pero estable” hubo razones que llevaron a grupos de
estudiantes y profesionistas a emboscar policías en lugares tan públicos como
los mercados populares, o por qué el Estado mantuvo en centros de detención

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Adela Cedillo

clandestina a prisioneros de guerra, vencidos y torturados, para después arro-


jarlos al mar en aviones de la fuerza aérea.
Contrariamente a lo que ocurre con la historiografía mexicana sobre la
violencia política, la de otros países como Guatemala, El Salvador, Perú, Co-
lombia, Argentina y Chile ha avanzado notablemente, por lo que las nuevas
investigaciones sobre los movimientos armados mexicanos se beneficiarían
ampliamente de un diálogo con la historiografía sobre tales países.54 Esta labor
se hace urgente en tanto que desde el silencio social sobre la larga guerra sucia
y el aferramiento al mito de la pax priísta nunca podremos comprender por
qué al día de hoy México es uno de los países con las ciudades más violentas
del mundo.

Referencias

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Aguayo Quezada, Sergio. (2001). La charola: una historia de los servicios de inteligencia
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54
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4

alcances y límites de la fiscalía especial


para los delitos federales cometidos
directa o indirectamente por servidores
públicos en contra de personas
vinculadas a movimientos sociales
y políticos del pasado (femospp)

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Introducción

rodolfo gamiño muñoz

E n este apartado el lector encontrará diversas reflexiones que a la luz de la


“transición democrática” se han hecho de la violencia política desplegada
por el Estado mexicano para paralizar, desintegrar y eliminar a la Liga Comunista
23 de Septiembre. La verdad y la justicia transicional son el eje de este apartado,
estos elementos se analizan a través de la asimilación y el uso político que del
pasado se hizo a través de la femospp.
El primer artículo corresponde a Verónica Oikión Solano, lleva por título
“Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México durante
la guerra sucia”. El propósito de esta contribución es poner en la mesa de la dis-
cusión una mirada reflexiva sobre la barbarie de la conjura represiva del Estado
mexicano contra la disidencia armada de la Liga Comunista 23 de Septiembre y
de otras organizaciones político militares, configurada como crímenes de lesa
humanidad. En esta reflexión, Verónica Oikión pretende identificar algunos
factores de orden histórico, ético y político que han incidido negativamente en
las posibilidades reales para que el engranaje de la llamada justicia transicional
pueda operar debidamente con la intención de reparar el daño a las víctimas y con
la finalidad última de hacer recurso a la memoria para alcanzar un nunca más.
Le sigue el artículo de Rodolfo Gamiño Muñoz intitulado “La memoria
ante las políticas del olvido. Los informes de la femospp según exmilitantes del
movimiento armado socialista”. En este escrito se dilucida sobre las estrategias
de resistencia que diversos actores sociales implementaron para reducir las
versiones oficiales de la femospp. Particularmente, la posición asumida por
algunos ex militantes del movimiento armado socialista, los cuales, cuestionaron
públicamente los informes presentados por la Fiscalía y además pretendieron
establecer iniciativas de memoria a través de giras por la verdad para que este
proceso no quedara en el olvido.
Siguiendo la temática de la femospp se encuentra el artículo intitulado “El
país del olvido. La Liga Comunista 23 de Septiembre y la femospp” de Héctor

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Rodolfo Gamiño Muñoz

Moreno Soto. En este escrito Héctor Moreno sitúa a la femospp como una ins-
titución encomendada a la búsqueda de la verdad histórica y como herramienta
jurídica a través de la cual se pondría a escrutinio la violencia política ejercida por
el Estado mexicano durante las décadas de 1960 y 1970 en México. En primera
instancia, Moreno nos alerta de las limitadas estrategias metodológicas de la
Fiscalía para auscultar el pasado, la falsación y tergiversación de la información
y conceptos, aunado a ello, destaca la cortina de humo que permeó las diversas
versiones que giraron en torno al informe final y su presentación a la sociedad
mexicana. En conclusión, esta institución no logró establecer a pesar de los altos
costos de sus operaciones ni verdad, ni justicia, ni reparación.
Por último, a manera de réplica, se presentan las reflexiones de Ángeles
Magdaleno, historiadora que fungió como directora de información y análisis
de la femospp. Magdaleno nos habla sobre los usos y la manipulación del pa-
sado de acuerdo a los intereses de grupos, los cuales, a raíz de la apertura de
los archivos policiales de los años sesenta y setenta. Para ella, los ex militantes
han hecho un abuso de la historia, han hecho con la documentación “oficial”
hagiográficas de algunos líderes con pretensiones de verdad. Para Magdaleno,
los exmilitantes han usado perversamente la documentación, pues ésta suele
ser válida cuando convienen a sus intereses, pero cuando la documentación
es o manifiesta acusaciones en su contra —por ejemplo las acusaciones sobre
ejecuciones entre compañeros— éstos sostienen que es inválida. Magdaleno
concluye sentenciado que, para realizar una historia objetiva de los movimientos
armados es necesario ser objetivo y dejar de lado los intereses en la selección
informativa, que es necesario eliminar las visiones estrechas que limitan la in-
terpretación histórica entre buenos y malos— arguye que son unidades políticas
en pugna y en ese sentido se tendría que explicar.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo
de Estado en México durante la guerra sucia

Verónica Oikión Solano*

Nota preliminar

E l propósito de esta contribución es poner en la mesa de la discusión una


mirada reflexiva sobre la barbarie de la conjura represiva del Estado mexi-
cano contra la disidencia armada de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S)
y de otras organizaciones político militares (opm), configurada como crímenes
de lesa humanidad. Por tanto, no intento realizar un recuento pormenorizado
del cúmulo de las acciones instrumentadas por el aparato represivo durante
el periodo de la historia reciente llamado de la guerra sucia, además esto sería
imposible en el limitado espacio de este capítulo.
Mi reflexión pretende identificar factores de orden histórico, ético y
político —es deseable que otros exámenes similares se reproduzcan con más
consistencia y abiertamente en el espacio público en México como ha ocurrido
en otros entornos latinoamericanos—,1 que desde mi punto de vista inciden
negativamente en las posibilidades reales para que el engranaje de la llamada
justicia transicional2 pueda operar debidamente con la intención definida de

* El Colegio de Michoacán.
1
Eugenia Allier Montaño se pregunta: “¿Por qué la violencia ejercida desde el Estado, primero
en contra de los estudiantes en 1968 y en 1971, y luego en contra de militantes de izquierda
en los años setenta y ochenta —la guerra sucia- no han despertado las pasiones de los de-
bates públicos conocidos en otros países de América Latina? ¿Qué similitudes y diferencias
existieron en la violencia política en México y en el Cono Sur? ¿Qué similitudes y diferencias
han existido en las luchas memoriales por el pasado reciente?”, en Eugenia Allier Montaño.
(2010). Batallas por la memoria. Los usos políticos del pasado reciente en Uruguay. Montevideo:
Ediciones Trilce e Instituto de Investigaciones Sociales de la unam. p. 21.
2
Lazo Fuentes y Rey Tristán acotan la justicia transicional “como aquellos procesos relativos a
la rendición de cuentas, al enjuiciamiento, al conocimiento de la verdad, a las reformas institu-
cionales o a la reparación moral o económica de las víctimas de la represión político-social, que
se dan a raíz de transiciones políticas efectivas de un régimen dictatorial [y/o autoritario] a uno

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Verónica Oikión Solano

reparar el daño a las víctimas y con la finalidad última de “hacer recurso a la


memoria para alcanzar un nunca más”.3 El poder judicial en México ha esta-
blecido que los delitos contra la humanidad no prescriben, pero actualmente
existen serios obstáculos y complicidades en la maquinaria oficial —pues no
hay voluntad política ni jurídica— para aplicar la responsabilidad penal a los
autores, coautores y cómplices de los crímenes. A pesar de que funcionan con
protocolos rigurosos y cierto grado de credibilidad los mecanismos interna-
cionales de supervisión a los Estados, como los aplicados por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (cidh) de la Organización de Estados
Americanos (oea) y el Comité de Derechos Humanos de la Organización de
Naciones Unidas (onu).
Los ejes de estos señalamientos derivan, en la segunda parte del capítulo,
y desde la perspectiva de la recuperación de la memoria histórica —porque
quien no rememora queda presa del pasado—, en la necesidad de rescatar tes-
timonios de las víctimas para identificar y explicar el carácter de la represión
como una respuesta multifactorial estratégica de gran envergadura, continuada
y estructural a manera de razón de Estado para la eliminación y el exterminio de
los oponentes políticos de la izquierda armada.4 La índole de esta represión es
su vocación terrorista, llanamente el terror que permea oculto el cuerpo social
para aniquilar guerrilleros a discreción. El alcance y significado más profundo
del terrorismo de Estado conlleva dos acciones: disuadir y paralizar física y
moralmente a sectores de la sociedad, con el objetivo último de aniquilar a la
“subversión”, es decir, a la oposición, y construir al unísono un espacio estatal
garante de su impunidad.

democrático”. A la vez también señalan que desde el campo de la Historia, se constata el interés
que la memoria y la justicia transicional han suscitado en los historiadores —a partir del estudio
de la historia reciente— y para ello ofrecen dos impulsos: “la participación en proyectos oficiales
de investigación sobre las violaciones de derechos humanos” y el desarrollo más frecuente de
“actividades científicas nacionales e internacionales” con debates puntuales sobre la justicia
transicional, en Xiomara E. Lazo Fuentes y Eduardo Rey Tristán, “¿Es la justicia el precio de la
paz? Logros y limitaciones en el proceso de paz salvadoreño”, en Rey Tristán, Eduardo y Pilar
Cagiao Vila. Coord. (2011). Conflicto, memoria y pasados traumáticos: El Salvador contempo-
ráneo. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela. pp. 213-215.
3
Allier Montaño. (2010). Op.Cit., p. 47.
4
A través de sus investigaciones Rodolfo Gamiño constató que la coerción del Estado “fue una
operación con objetivos puntuales que se ejecutarían a corto y largo plazos, un laboratorio
con cambios instrumentales apoyados por múltiples socios activos y diversas instituciones
gubernamentales y no gubernamentales”, en Rodolfo Gamiño. (2011). Guerrilla, represión y
prensa en la década de los setenta en México. Invisibilidad y olvido. Prólogo de Verónica Oikión.
México: Instituto Mora. p. 15.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

Al enfocar la problemática dejamos atrás la consabida enunciación super-


ficial e ignorante de que los represaliados se merecían ese trato porque “se lo
buscaron” o “porque algo habrán hecho”, haciendo referencia a que su castigo
era conveniente y apropiado, criminalizando y culpabilizando de nueva cuenta
a las víctimas. Hasta la fecha éstas, en gran medida, privatizan su dolor y polí-
ticamente carecen de visibilidad en el espacio público. Por tanto, su presencia
pública consiste en lograr “que su sufrimiento deje de ser insignificante, es decir,
que signifique injusticia”, como sinónimo de olvido.5
Esta llamada de atención acerca de la recuperación testimonial debe ha-
cernos recordar que para llegar a la verdad jurídica y a la instrumentación de la
justicia como reclamo para juzgar a quienes cometieron delitos de lesa huma-
nidad —con obligatoriedad para el Estado mexicano aún no cumplida por las
constantes resistencias mostradas por distintos actores políticos—, es menester
desbrozar el camino para acceder a la verdad histórica —lo que significa incidir
en la edificación social de la verdad— que nulifique la posibilidad de que en
pleno siglo xxi persistan el silencio y el olvido. Es decir, el acto y la postura de
olvidar como mecanismo de exclusión y estigmatización social y a la vez de
supresión y desvanecimiento de procesos históricos, de manera particular los
referidos a la guerra sucia y el engranaje de la represión. Todo ello derivado de
cómo desde el Estado se instiga el miedo, el desconcierto y la opacidad.

Arando en el desierto….de la debilidad democrática

Para erradicar la represión selectiva como norma de acción política del Estado,
y para configurar un proceso sólido de recuperación y esclarecimiento de un
pasado inmerso en la violencia terrorista del régimen autoritario, es menester
evaluar las posibilidades reales de la justicia transicional en la hasta ahora per-
manente debilidad democrática de la realidad mexicana.
De acuerdo con el reconocido sociólogo guatemalteco Edelberto Torres-
Rivas, para llevar a efecto la justicia transicional de manera contundente y pe-
rentoria, debería considerarse “la naturaleza de la transición política y el tipo de
justicia que es dable aplicar”,6 pues con frecuencia podemos encontrar ejemplos

5
Reyes Mate, Rupérez. (2008). Justicia de las víctimas. Terrorismo, memoria, reconciliación,
Barcelona. Fundación Alternativas y Anthropos Editorial. (Huellas, 31). pp. 17-21.
6
Torres-Rivas, Edelberto. Prólogo. (2009). “La justicia, la verdad, el castigo y las estrategias del
mal”, en Comisión para el esclarecimiento histórico. Conflicto armado interno y denegación
de justicia. Guatemala memoria del Silencio. Guatemala: F&G Editores. p. 12.

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Verónica Oikión Solano

donde existe transición sin justicia, y con mayor dificultad, por supuesto, habrá
casos de justicia sin alternativa democrática. Resulta entonces que la transfor-
mación y el cambio político se convierten en “transacción dolosa en que no hay
ni justicia ni verdad integral”,7 debido a la falta de voluntad del régimen político
para enjuiciar, sancionar y castigar a los culpables de violaciones graves a los de-
rechos humanos, y para compensar a las víctimas por haber sufrido crímenes de
Estado: detención arbitraria, tortura física y psicológica, ejecución extrajudicial
y desaparición forzada, que dicho sea de paso todo ello en conjunto redunda
en la deshumanización del castigo y la violación extrema contra los derechos
humanos de las personas. Hasta el día de hoy, la autoridad en México a través
de los poderes establecidos y en sus tres órdenes de gobierno no ha aplicado
ningún ingrediente de justicia transicional en un régimen político que se dice
democrático, pues “Se transó el cambio y la justicia se pospuso”.8 Amén de los
numerosos y prolongados intentos gubernamentales por decretar el olvido del
pasado hasta el día de hoy.
Esto quiere decir que para enfocar con claridad los procesos de justicia
transicional es menester identificar sus ejes de acción: el legal, el político y el
administrativo, pues cada uno de ellos engloba numerosos elementos a con-
siderar, como la identificación de funcionarios y servidores públicos civiles y
militares —mediante la depuración de los cargos en la administración públi-
ca— que en el ejercicio de sus funciones cometieron violaciones graves a los
derechos humanos de los perseguidos políticos, identificando su complicidad,
encubrimiento y responsabilidad penal. En el colmo del cinismo y del contuber-
nio encontramos funcionarios públicos que no sólo desaparecieron personas,
sino también las pruebas documentales “de las operaciones de seguimiento,
secuestro, interrogatorio, cerco, aniquilación y confinamiento de luchadores
sociales” con el afán de esconder los actos criminales ejecutados por el Estado,9
haciendo aún más complicadas las eventuales investigaciones por la ausencia
de indicios para rehacer las cadenas de mando.10

7
Ibíd. p. 13.
8
Ibíd.
9
Cilia Olmos, David. (2002). Carpizo y la cndh. La otra cara de la guerra sucia. México: Centro
de Derechos Humanos Yax’kin A.C. y Editorial Comuna y Servicios. a.c. p. 71.
10
Dutrénit y Varela confirman que: “La organización criminal especializada en represión po-
lítica y asociada al Estado se caracteriza por ser una estructura cerrada con cierto grado de
autonomía operativa, aunque sometida a controles jerárquicos por la propia lógica del plan
delictivo y por su faceta institucional, dado que la componen funcionarios actuando dentro de
una escala jerárquica, con ciertas reglas escritas y otras no escritas”. Ver Dutrénit Bielous, Silvia
y Gonzalo Varela Petito. (2010). Tramitando el pasado. Violaciones de los derechos humanos

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

Otro elemento necesario muy significativo es “la construcción de un


poder judicial fuerte, independiente, [incorruptible] e imparcial hacia todos
los actores afectados por el proceso”.11 El problema en su conjunto es de gran
magnitud, pues no sólo es jurídico sino que tiene que ver necesariamente con una
definición política determinante a favor de las víctimas, reconociendo jurídica
y políticamente la violación a los derechos humanos como un fenómeno real
que afectó directamente a los militantes de las organizaciones político militares
que fueron sujetos de la represión del Estado. En tanto, en el discurso ofrecido
por el aparato estatal el fenómeno aparece distorsionado, como si las acciones
represivas hubiesen sido falsedades construidas por los propios afectados.
Vista así de conjunto la problemática, no queda más que aceptar que ac-
tualmente en México se viene perpetuando una situación continua y permanente
de impunidad, abuso e ilegalidad por un Estado omiso para impartir justicia,
lo que expresa la debilidad de las instituciones para desarticular las redes de
ilegalidad y de violencia heredadas del régimen autoritario, y activas todavía
en el México que se supone está transitando hacia la democracia, y en donde
existen múltiples casos de personas desaparecidas aún no resueltos, y cuya
arbitrariedad constituye una severa afrenta a la vigencia plena del Estado de
derecho. Prevalece la violencia estructural profunda e históricamente enquistada,
impidiendo que la sociedad en su conjunto se movilice y apele por la justicia y
por su derecho a la verdad. De tal manera que:

Si bien el derecho a la verdad no se encuentra reconocido en ningún instrumento


jurídico vinculante, constituye un principio emergente del derecho internacional
de los derechos humanos […]. Los fundamentos de este derecho se basan en la
convicción de que el conocimiento de la verdad es una de las medidas más eficaces
para prevenir la recurrencia de graves violaciones a los derechos humanos y una
forma de consolidación de la democracia en un Estado de derecho.12

y agendas gubernamentales en casos latinoamericanos. México: Facultad Latinoamericana de


Ciencias Sociales, Sede México, y Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. p. 94.
11
Ajenjo Fresno, Natalia, reseña del libro Conflicto armado interno y denegación de justicia.
Guatemala memoria del silencio, en Boletín número 48 de la Asociación para el Fomento de
los Estudios Históricos en Centroamérica (afehc), en http://afehc-historia-centroamericana.
org/index.php?action=fi_aff&id=2589
12
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sexenio 2000-2006: compromisos quebrantados y justicia aplazada. México: Comité 68 Pro
Libertades Democráticas; Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos
Humanos, a.c.; Fundación Diego Lucero; Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos
Humanos; afadem; Comité de Madres de Desaparecidos Políticos de Chihuahua; Nacidos en

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Verónica Oikión Solano

El acuerdo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (cidh)


asienta al respecto que: “el derecho a la verdad se encuentra subsumido en el
derecho de la víctima o sus familiares a obtener de los órganos competentes
del Estado el esclarecimiento de los hechos violatorios y las responsabilidades
correspondientes, a través de la investigación y el juzgamiento”.13
Un comienzo necesario para ir en esa dirección, sería reconocer la sis-
temática presencia delincuencial que trasmina en su conjunto a la sociedad
mexicana y a quienes ejercen el poder político, porque sus graves consecuencias
e implicaciones distorsionan, afectan y diluyen la vinculación entre justicia y
democracia. Amén de considerar que la represión por motivos políticos sigue
siendo un asunto relegado de la agenda política.
En todo caso, la sustentabilidad de un proceso de justicia debería apoyarse
en el consenso social comunicándolo masivamente para proveerlo de visibilidad,
y emplazándolo en un escenario público, en donde la activa participación de
asociaciones de familiares de las víctimas y organizaciones de derechos humanos
puedan cimentar una fuerte opinión pública a favor, de modo que los juicios
lleguen a la sociedad para beneficiar y proteger, por un lado, a las víctimas, a
sus familiares y a los testigos, y por otro, y en términos históricos y de ciuda-
danía, a las nuevas generaciones para ser educadas en una cultura de la justicia
y los derechos humanos, y en el conocimiento de un pasado que se trasmuta
al presente (o sea un pasado presente) y que les atañe en su identidad como
mexicanos y que les ha sido negado. También un paso necesario e importante
para darle legitimidad al proceso de verdad y justicia deberían ser las decisiones
y compromisos adoptados por todos los actores políticos involucrados, espe-
cialmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación (scjn), el Congreso de la
Unión, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (cndh), el Ejecutivo
Federal, los medios de comunicación, los partidos políticos, etc.
Dichos compromisos y decisiones deben ser parte del diseño de políticas
transparentes y cabalmente articuladas para acompañar el proceso de justicia,
asegurando una estrategia institucional para la penalización de los delitos in-
fligidos a las víctimas, evitando una integración deficiente de los procesos bajo

la Tempestad. p. 36. Por ejemplo, el Estado argentino suscribió en 1999 compromisos con las
víctimas y sus familiares garantizando el derecho a la verdad, reconociendo su jurisprudencia
como tal y declarándolo imprescriptible. Véase: s.a. (2010). Derechos humanos en Argentina.
Informe. Buenos Aires: Centro de Estudios Legales y Sociales/Siglo xxi. p. 63.
13
Véase la transcripción del acuerdo en Salvador Tinajero Esquivel, “Verdad y Justicia”, capítulo
xi, en Martin, Claudia, Diego Rodríguez-Pinzón y José A. Guevara B. comp. (2006). Derecho
Internacional de los Derechos Humanos. México: Universidad Iberoamericana/Distribuciones
Fontamara. p. 383.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

esquemas dilatorios. En todo caso, “para ser sustentable un proceso de justicia


de estas características [se] requiere un sólido acuerdo de las fuerzas políticas y
sociales”,14 y, sobre todo, el empeño del régimen dispuesto a horadar con firmeza
el manto del olvido, porque

hay que tener claro que, más allá de los cambios electorales, el aparato de poder
responsable de las desapariciones forzadas, de las ejecuciones extrajudiciales y de
otros delitos graves, es sustancialmente el mismo que gobierna en nuestro país.
Además, en las estructuras militares y policiacas tampoco ha habido cambios
profundos.15

A la fecha, y frente a esta realidad es evidente que se ha hecho muy poco, por no
decir que sólo se han dado los pasos mínimos, y las consecuencias están a la vista,
restricción absoluta en la indagación de la verdad y la aplicación de la justicia.
Sólo en una verdadera y efectiva transición democrática podría encajar
la eventual creación de una Comisión de la Verdad,16 como un organismo de
investigación creado para enfrentar críticamente al pasado —“su cometido
consiste en identificar las estructuras del terror y sus implicaciones sociales

14
Véase: Derechos humanos en Argentina. (2010). Op. Cit. p. 65.
15
González Ruiz, José Enrique. “Viabilidad de la Comisión de la Verdad”, en http://www.des-
deabajo.org.mx/wordpress/?p=7076. En el Informe sobre la desaparición forzada en México
2011 se asegura que: “En el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa no ha habido señal alguna
de voluntad política para abordar el tema de las desapariciones forzadas que se produjeron en
décadas pasadas. Más aún, pese a la presión que aún mantienen los comités de familiares de
desaparecidos, el gobierno ha llegado a alegar la presunta pérdida de interés de los familiares
como un motivo para no avanzar en la materia, pese a que se trata de delitos que se persiguen
de oficio y que, por ser de lesa humanidad, son imprescriptibles”. Informe presentado por las
organizaciones integrantes de la Campaña Nacional contra la Desaparición Forzada ante el
Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la Organización de las
Naciones Unidas. 2011. p. 7. en http://espora.org/desaparecidos/spip.php?article206
16
Rodolfo Gamiño Muñoz asegura que para el caso del Cono Sur las Comisiones de la Verdad son
“instituciones que pugnan por transparentar, acceder a la información y hacer rendir cuentas
ante los delitos sociales y políticos del pasado cometidos durante los regímenes autoritarios-
militares”, y desde su punto de vista los logros alcanzados “son evidentes y aleccionadores,
pues han modificado los canales de participación ciudadana, […] han conseguido empoderar
el derecho humano y la impartición de justicia. En cuanto a la rendición de cuentas, han evi-
denciado a los culpables, elaborado juicios políticos y reparado los daños”, en Gamiño, Rodolfo
“La guerrilla en la década de 1970. La violencia del Estado mexicano y la izquierda partidista:
entre el perdón y el olvido”, en Verónica Oikión Solano. ed. (2010). Violencia y sociedad. Un
hito en la historia de las izquierdas en América Latina. Morelia: Instituto de Investigaciones
Históricas de la Universidad Michoacana y El Colegio de Michoacán. p. 183.

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Verónica Oikión Solano

(de las Fuerzas Armadas, de la policía, de los jueces, iglesias, etc.); en cuanti-
ficar las víctimas o determinar la suerte de los desaparecidos”17—, y a partir
de ese balance encauzar el esclarecimiento de los hechos, el castigo penal a los
culpables y el resarcimiento a las víctimas y sus familiares, lo que se traduce en
“verdad, justicia y reparación”.18 Es decir, la reparación de los perjuicios, daños
y lesiones personales y sociales causadas a cada individuo; la indagación de la
verdad acerca de las violaciones a los derechos humanos; la aplicación de la
justicia contra los criminales, y la rememoración de lo sucedido. Todas ellas
como exigencias legítimas para que

el Estado asuma sus obligaciones en materia de investigación de los hechos,


sanción de los responsables y reparación integral del daño para las víctimas […],
adoptando medidas simbólicas, jurídicas, económicas y políticas para garantizar
la satisfacción de las expectativas de justicia transicional en el país y el combate
a la impunidad.19

De igual manera “para que el olvido no se ancle en la sociedad”, y se contribuya


a alimentar “en la memoria el recuerdo de tales tragedias”. Significativamente, la
construcción de este proceso tiene el propósito “de que no exista una ‘zona vacía’
en el pasado mexicano y, sobre la base ello, hacer justicia a quienes sufrieron
las prácticas de la represión en nuestro país”.20
Sin olvidar que el acopio de información y documentación, así como las
indagaciones llevadas a cabo por una eventual Comisión de la Verdad, deben
servir “de apoyo sustantivo a los tribunales. Pero no los sustituyen”.21 En Méxi-

17
Mate, Rupérez. (2008). Op.Cit. p. 47.
18
Sánchez Gómez, Gonzalo. (2009). “Presentación” a la obra de Ceballos Medina, Marcela,
Comisiones de la verdad y transiciones de paz. Guatemala, El Salvador, Sudáfrica. Perspectivas
para Colombia. Medellín: La Carreta Editores E.U. p. 7.
19
Informe sobre la desaparición forzada en México. (2011). Op. Cit. p. 13.
20
Mendoza García, Jorge. (2007). “Discursos y silencios en torno a la guerra sucia en México:
Entre memoria colectiva y olvido social”. en Aguiluz Ibargüen, Maya y Gilda Waldman M.
coord. Memorias (in) cógnitas. Contiendas en la Historia. México: Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la unam. (Colección Debate y Reflexión,
No. 12). p. 311.
21
Sánchez Gómez, Gonzalo. (2009). Op.Cit. pp. 8-9. Para González Ruiz. op. cit., a pesar de las
varias limitaciones que tienen las comisiones de la verdad, resultan deseables por encima de
las fiscalías especiales, porque no dependen de la estructura del poder del Estado y no están
sujetas a los ordenamientos de sus autoridades; por tanto, deben ser imbuidas de autoridad
y su vinculación con organismos de derechos humanos nacionales e internacionales les debe
trasmitir la fuerza “para que sus resoluciones se cumplan”, y de esta manera identifiquen y lleven

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

co, luego de la inhibición y supresión de la Fiscalía Especial para Movimientos


Sociales y Políticos del Pasado (femospp), organizaciones de derechos humanos
y asociaciones de familiares de víctimas de la guerra sucia siguen pugnando
por la constitución de la Comisión de la Verdad revestida “con el instrumento
judicial apropiado para que la verdad histórica conduzca a juicios y a veredictos”,
reiterando que “la verdad histórica precisa de la validez y de la certeza jurídicas
para no quedar en la cuerda floja del recuerdo de la rabia y la anécdota de la
impotencia”.22
De tal suerte que no puede demorarse aun más el proceso penal por las
atrocidades cometidas porque sus autores y sus cómplices —algunos inclusive
ya fallecidos—, se amparan bajo las alas del aparato estatal, y apuestan a la
dilación y a la obstrucción del enjuiciamiento, y, por ende, a la espera de que
perdure el silencio y la ignominia. Frente a esta estrategia, las víctimas y sus
familiares tienen el derecho de “enunciar las conductas criminales por su nom-
bre, volver a narrar los hechos sucedidos, [las vejaciones impuestas], actualizar
las consecuencias de las acciones del pasado”,23 ocupar un lugar relevante en la
búsqueda de la verdad y el esclarecimiento histórico, y exigir junto con la socie-
dad el conocimiento de cómo, cuándo y de qué manera sucedieron los hechos.
Y, por ende, abanderar la exigencia del cese de la infamia y la impunidad en la
puesta en marcha de las más perversas prácticas de violencia criminal ejercidas
por el terrorismo de Estado contra miembros de las organizaciones armadas
en la segunda mitad del siglo xx. Es urgente, por tanto, dar cumplimiento a la
aspiración social de que nunca más vuelvan a acaecer.
David Cilia Olmos confirma el sentir de las víctimas de que:

sigue vigente en México la exigencia del establecimiento de una Comisión de


la Verdad, integrada por ciudadanos independientes, en lo que se refiere a la
investigación, y autónomos en cuanto a su operación […], en la que también
participe […] la sociedad civil y particularmente la parte de la sociedad que ha
sido agraviada.24

a juicio a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad. En última instancia, una Comisión
de la Verdad para México rescataría su memoria histórica “y la hará del conocimiento de la
nación y del mundo” prestando “un servicio invaluable a la causa de los derechos humanos”.
22
Cazés Menache, Daniel. “Epílogo. Delitos políticos: verdad jurídica, verdad histórica”, en Ruiz
Guerra, Rubén, coord. (2005). Entre la memoria y la justicia. Experiencias latinoamericanas
sobre Guerra Sucia y defensa de Derechos Humanos. México: Centro Coordinador y Difusor
de Estudios Latinoamericanos de la unam. pp. 240-241.
23
Derechos humanos en Argentina. (2010). Op.Cit. p. 121.
24
Cilia. (2002). Op.Cit. p. 79.

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Verónica Oikión Solano

Ya Carlos Montemayor aseguraba, acertadamente, que la guerra emprendida


por el gobierno y la represión ejercida “no son simples”, y agregaba que ambos
elementos “Tienen un discurso pacifista, una esmerada justificación moral, un
agresivo rostro para postularse como la única verdad”.25 Añadiríamos que ese
discurso debe revertirse por un debate sobre lo poco que se ha avanzado y lo
mucho que falta por hacer, es decir, abrir una discusión que atienda el pasado
en el presente, y poniendo en evidencia “que el presente es importante para el
pasado y para el recuerdo que de él se puede guardar o reconstruir”.26

El abanico represivo a través de los testimonios políticos

A la fecha se ha hecho público un número considerable de testimonios polí-


ticos mediante la palabra escrita configurada como recuperación de memoria
histórica contra el olvido colectivo, y resulta una evidencia palmaria de las
gradaciones de la represión con su despliegue focalizado y de baja intensidad,
así como la constatación de la fuerza del Estado para someter a hombres y
mujeres que permanentemente han sido obligados a su desaparición forzada
como la más cruel de las torturas — contraviniendo a la fecha los protocolos
de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas—, y

uno de los crímenes más infames que pueden cometerse. Es un delito que la co-
munidad internacional ha calificado de lesa humanidad, pues atenta contra toda
la comunidad humana. Es un crimen que causa una tortura continua y prolongada
para la víctima directa y su familia,27

porque el sufrimiento es permanente y la incertidumbre es una aflicción


interminable. La desaparición forzosa de personas responde a “una lógica
de exterminio, de eliminación de pruebas y también de negación absoluta
del otro”.28
Se han denunciado casos de los años setenta y ochenta en que no sólo
se desapareció a la víctima, sino que también sus familiares fueron sujetos de

25
Carlos Montemayor. (2010). La violencia de Estado en México. Antes y después de 1968. México:
Editorial Random House Mondadori. p. 21.
26
Allier. (2010). Op. Cit. p. 119.
27
Romo Cedano, Pablo y Yaiza Ariana Rodríguez. Comp. (2011). Desapariciones forzadas en
México. Documentos del proceso de Mediación entre el pdpr-epr y gobierno federal. 2ª ed.
Introducción de Miguel Ángel Granados Chapa. México: serapaz. p. 19.
28
Dutrénit y Varela. (2010). Op.Cit. p. 76.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

violaciones a sus derechos humanos, por el solo hecho de serlo, con afectaciones
físicas y psicológicas y hasta blanco de amenazas al denunciar el secuestro y
ocultamiento de los detenidos-desaparecidos (término que indica el origen de
la desaparición de personas, primero como detenidas y en cualquier momento
ocultadas y desaparecidas). Y aunque los familiares o más cercanos a los desapa-
recidos presumieran su cautiverio, se vieron impedidos de localizar el centro de
detención, y por ende, estuvieron desprovistos de toda representación espacial
sobre él. El secretismo ilegal de los centros clandestinos de detención separó a
los cautivos del mundo exterior, favoreciendo su olvido, restringiendo la soli-
daridad y la querella, y permitiendo el tormento continuado del preso político
y su ejecución al arbitrio y voluntad del represor. Por su parte, los desapare-
cidos fueron obligados a mantener manos atadas, ojos vendados, prohibición
de articular palabras, coaccionados en sus movimientos, es decir, humillados
y sometidos a una privación sensorial y motriz generalizada, impidiéndoles
interactuar con el medio exterior, del cual ignoraban todo, perdiendo la noción
del tiempo.29 Si el desenlace último devino en la ejecución de la víctima y el
ocultamiento de su cuerpo, no fueron gratuitas estas acciones porque lo que se
pretendía era eliminar y no dejar rastro del recuerdo sobre el desaparecido. La
muerte así concebida tras la detención-desaparición no resulta un fallecimiento
privado, sino que es una muerte arrancada de su identidad. Por tanto, mientras
la víctima no aparezca con vida, se mantiene en curso el delito, es decir, perdura
su imprescriptibilidad. Así como también se mantiene el derecho inalienable
de su familia a descubrir y a enterarse de qué forma fue desaparecida y serle
revelada su ubicación. Hasta ahora, y con respecto a esta deuda social, en el
espacio público de la sociedad mexicana se transita por un complejo periodo
de reminiscencia-desmemoria, acusación-omisión.

29
Estas condiciones carcelarias se repiten en distintos escenarios latinoamericanos con historial
de violencia terrorista de Estado. Así lo constata Emilio Crenzel para el caso argentino. Ver:
(2008). La Historia Política del Nunca más. La memoria de las desapariciones en la Argentina.
Buenos Aires: Siglo xxi y Editores Argentina. (Historia y Cultura. Serie El Pasado Presente).
pp. 34-35. También para el caso argentino figuran los trabajos de Pilar Calveiro. En su estudio
“Argentina, las suturas de la memoria” plasma las atrocidades del proceso de desaparición
de personas: “se les asignaba un número que reemplazaba al nombre, se les colocaba una
‘capucha’ que desaparecía los rostros, esposas y grilletes que impedían el movimiento y se las
sometía a un aislamiento radical que cancelaba toda posibilidad de comunicación; la persona
se transformaba así en ‘algo’ indefinido, en un ‘chupado’ dentro del ‘chupadero’”, en Eduardo
Rey Tristán. dir. (2007). Memorias de la violencia en Uruguay y Argentina. Golpes, dictaduras,
exilios (1973-2006). Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela. p. 293.
Puede verse una perspectiva comparada entre México, Argentina, Chile y Uruguay en Dutrénit
y Varela. (2010). Op. Cit.

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Verónica Oikión Solano

La relación inequitativa y desigual entre el Estado y las organizaciones


armadas se desenvolvió en un contexto institucional autoritario que desembocó
en una política terrorista (con la finalidad última de destruir la fortaleza y la
personalidad de los detenidos y así conseguir el desmantelamiento de los gru-
pos insurgentes, preponderantemente de la LC23S, sobre la que recayó un plan
de exterminio), cuyos lineamientos contrainsurgentes —nutridos del diseño
estadounidense de las doctrinas de seguridad nacional y contra el “enemigo
interno”30— incluyeron: contención y aniquilamiento de los grupos guerri-
lleros a cargo de los distintos cuerpos policiacos (legales y extralegales) y las
fuerzas armadas (auxiliados y en connivencia con distintos elementos políticos
y administrativos federales, estatales y municipales), a través del seguimiento,
el espionaje, la infiltración, la elaboración de informes y listas negras, la per-
secución (que en algunos casos condujo al exilio), el hostigamiento, el asedio,
el allanamiento ilegal, el combate directo, la detención arbitraria en cárceles
clandestinas, los golpes físicos, la tortura física (con instrumentos ex profeso y
con un elevado grado de sadismo31) y psicológica, tanto a los detenidos como a
sus familiares, sus amistades, sus vecinos, etc., incluidos bebés y niños; distintos
actos de carácter intimidatorio antes, durante y después de los “interrogatorios”;
la aplicación de sustancias tóxicas enervantes; el acoso sexual, la violación sexual
tumultuaria, el simulacro de castración, la emasculación, la puesta en escena de
fusilamientos ficticios, la excarcelación ilegal, la ejecución directa o sumaria, el
desollamiento, la mutilación y el desmembramiento de los cuerpos y cadáveres;
la desaparición extrajudicial, la inhumación y la incineración ilegales; los vuelos
de la muerte, etc. Hasta la configuración de la guerra abierta (concentración
estratégica y control de población) y el hostigamiento (económico y político)
y arrasamiento de núcleos poblacionales (saqueo y destrucción), como en el

30
Sierra Guzmán, Jorge Luis. (2003). El enemigo interno. Contrainsurgencia y fuerzas armadas
en México. México: Centro de Estudios Estratégicos de América del Norte, Departamento de
Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana y Plaza y Valdés Editores.
31
Las sesiones de tortura prolongada tienen objetivos y son “administradas” bajo control médico
para humillar a la víctima, conseguir de ella toda la información posible y ya “amansada” y
sometida utilizarla en una segunda etapa como informante o infiltrado en su organización
de militancia original. Pero también fueron muchas las víctimas que fueron asesinadas du-
rante la tortura. “La tortura contiene así distintas fases: infligir dolor, extraer información,
exterminar física o sicológicamente al ser humano y, a veces volverlo un instrumento del
sistema represivo”. La tortura psicológica se propone directamente destruir moralmente para
obtener de la víctima su coaccionada cooperación. Ver: Dutrénit y Varela. (2010). Op.Cit.
pp. 76-77.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

caso del territorio guerrerense en donde se generó una tremenda devastación,32


y cuyos pobladores

conocen y sufren la existencia de los retenes militares, la arbitrariedad de las par-


tidas y la violencia sin límites de los hampones de la policía judicial del estado. La
gente de los poblados de la sierra sigue preguntando por los centenares de campe-
sinos y maestros rurales desaparecidos durante la ilegal ofensiva antiguerrillera.33

Sin olvidar el papel ominoso jugado por la prensa y otros medios de comu-
nicación. Ya Rodolfo Gamiño ha demostrado palmariamente en sus investiga-
ciones que aquéllos acabaron siendo un soporte y un respaldo para el gobierno
represor contra la LC23S y otros grupos armados, ya fuese por su silencio y su
manipulación, o por sus sesgos informativos, a la vez también por sus medias
verdades y mentiras.34 Todo enfilado a desvanecer y encubrir la complicidad
de todos los órdenes de gobierno, prolongando la impunidad.
Esta abigarrada historia del horror de la guerra sucia fue denunciada
tempranamente en 1976 en una conferencia de prensa convocada por fami-
liares de presos políticos y agrupaciones de la izquierda socialista semilegal,
como la Unión Campesina Independiente, la Liga Socialista, la Liga Comu-
nista Internacionalista, el Partido Mexicano de los Trabajadores y el Partido
Comunista Mexicano, representadas por Lourdes Rodríguez, Félix de Hoyos,
Ricardo Hernández, Manuel Aguilar Mora, Eduardo Valle y Ramón Sosamontes,
respectivamente. A lo largo de sus intervenciones se demandó amnistía para
los centenares de militantes en cautiverio y para los perseguidos políticos. Se
denunció la detención-desaparición de cientos de civiles en cárceles clandes-
tinas, con “violaciones extremas a la Constitución, a los derechos humanos y
a los derechos civiles de la gente procesada, perseguida y presa por motivos
políticos”. De manera pública, además, se intentó configurar una iniciativa de
memoria para sacar del silencio y del olvido a los caídos y darles visibilidad:

16 de enero de 1972, fue detenido Diego Lucero Martínez en compañía de


otros 4 en el Estado de Chihuahua; 13 de marzo de 1974 Jacobo Gámiz García

32
Oikión Solano, Verónica. (2007). “El Estado mexicano frente a los levantamientos armados en
Guerrero. El caso del Plan Telaraña”, en Tzintzun. Revista de Estudios Históricos del Instituto
de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. No. 45.
Morelia: enero-junio. pp. 65-82.
33
Martínez Nateras, Arturo. (1978). El tema de la amnistía. México: Ediciones de Cultura Popular.
pp. 102-103.
34
Gamiño. (2011). Op. Cit.

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Verónica Oikión Solano

detenido en el Estado de Guerrero; 5 de febrero de 1974 José Ignacio Olivares


Torres, […] de la ‘23 de Septiembre’, y como casos particularmente graves, […],
la muerte en la Jefatura del D.F. de Hilario Moreno el día 5 de enero de 1975, y
el asesinato de Alejandra Hernández [Teresa Hernández Antonio], esposa del
buscado David Jiménez Sarmiento, acaecida el 15 de junio de 1975 en C.U. […].
Se han utilizado a familiares como instrumento de chantaje y tortura contra los
presos, citando los casos de secuestro de los niños Tomás Pliego, Adolfo Tecla
Parra, Violeta Tecla Parra, Alfredo Tecla Parra, el hijo menor de Lucio Cabañas
y a la madre del mismo, a los padres de David Jiménez Sarmiento […] señalando
como principales instigadores de estos actos [a…] Fernando Gutiérrez Barrios,
Subsecretario de Gobernación, Miguel Nazar Haro, Capitán Luis de la Barreda,
Jesús Miyazawa, entre otros […]. Los artículos 14 y 19 constitucionales han sido
violados […] citando como caso concreto la muerte del peruano Pedro Miguel
Morón Chiclayo acaecida el 23 de mayo de 1974 dentro de la cárcel de Lecum-
berri; agregando que el Estado ha implantado la política de liquidación física
contra los militantes y dirigentes de las organizaciones de la insurgencia armada
desarrollada en México.35

No en vano se afirma que es “Imposible calcular los muertos, imposible tener


la cifra exacta de los desaparecidos”.36 Las apreciaciones realizadas por Adela
Cedillo y Fernando H. Calderón en los acervos de Gobernación, estiman que:

el número de personas torturadas y desaparecidas es muy superior al que han


manejado diversos comités de familiares de víctimas, e, incluso, a las cifras del
informe de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado
(femospp). Por investigaciones propias hemos estimado que hubo más de mil
500 detenidos-desaparecidos y un número semejante de personas ejecutadas, así
como 3 mil presos políticos y más de 7 mil torturados.37

35
Informe de Investigaciones Políticas y Sociales. Secretaría de Gobernación. México, D.F., 21
de junio de 1976. 19.20 horas, en Archivo General de la Nación, Dirección General de Inves-
tigaciones Políticas y Sociales, caja 1949-B.
36
López Miramontes, Álvaro. (2008). “Presentación” a la obra de Radilla Martínez, Andrea.
Voces acalladas. (Vidas truncadas). Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco, 2ª ed. Méxi-
co: Secretaría de la Mujer del Gobierno del Estado de Guerrero y Universidad Autónoma de
Guerrero. p. 16.
37
Cedillo, Adela y Fernando H. Calderón. (2014). “Análisis de la producción historiográfica
en torno a la guerra sucia mexicana”. en Verónica Oikión, Eduardo Rey y Martín López. ed.
(2014). El Estudio de las luchas revolucionarias en América Latina (1959-1996): Estado de
la Cuestión. Zamora y Santiago de Compostela: El Colegio de Michoacán y Universidad de
Santiago de Compostela.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

Pero los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles e inconmutables,


y la exigencia de justicia transita necesariamente por la reconstrucción histó-
rica de ese pasado para darle rostro a esa atroz experiencia colectiva. Cedillo y
Calderón confirman que:

Si bien el informe de la femossp dio un paso adelante, no ha habido una iniciativa


rigurosa para cuantificar a todas las víctimas38 [es decir, no existe un lugar de
memoria ni tampoco coyunturas detonantes de la memoria], y esta omisión ha
llevado a muchos (dentro y fuera de la academia) a seguir sosteniendo que las
bajas fueron mínimas y el conflicto intrascendente.39

Pero, si no rememoramos lo ocurrido seguirá matando “lo más elemental de


la conciencia cívica”.40 Se hace imperativo, por lo tanto, nominar y dilucidar lo
sucedido como una necesidad de proveer nombre al pasado y conseguir que
esa imagen perdure en la sociedad como parte de esa lucha por la memoria.
Así lo perfila y lo expresa David Cilia en sus investigaciones: “Hubo caídos
en acción, muertos en combate defensivo, ejecuciones extrajudiciales, militantes
asesinados en prisión, prisioneros, desaparecidos y militantes temporalmente
desaparecidos”.41
Los criterios para continuar sacando a flote los testimoniales se basan en
la necesidad de su rescate al valorar su contenido como documentos históricos,
así como por la fuerza de veracidad que transmiten sus elementos narrativos,
hermenéuticos, de representación colectiva y de memoria individual, contri-
buyendo en conjunto y de manera significativa a la edificación de una historia
desde abajo contra el silencio, la indiferencia y la omisión. Pero también para
contribuir a la configuración de una memoria de denuncia en el debate público,
y para articular la memoria individual “con respecto a la colectiva”, porque si lo
monstruoso se plantea únicamente como un fenómeno individual enmascara
los sucesos políticos como aparentes problemas de conciencia, y, a la vez, ante la
personificación de los criminales, se diluye la noción de “crimen colectivo” con

38
Un desafío a superar es revertir la decisión del Estado mexicano “de impedir el registro de
sobrevivientes en el padrón de víctimas con acceso a las medidas de reparación del daño”. Ver
Petrich, Blanche. “Obstaculizan autoridades pesquisas sobre la guerra sucia en Guerrero. Pilar
Noriega exige al Estado mexicano que ‘opte por un compromiso con la verdad’”, en el dossier
México y los Derechos Humanos. periódico La Jornada. viernes 28 de marzo de 2014. p. 3.
39
Cedillo y Calderón (2014). Op. cit.
40
López Miramontes. (2008). Op. cit. p. 16.
41
Turati, Marcela. (2001). “Saldos de la ‘Guerra Sucia’. en el periódico Reforma. México, D.F., 23
de septiembre de 2001.

389

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Verónica Oikión Solano

miles de víctimas y numerosos victimarios en una relación perversa acicateada


por una infernal maquinaria de muerte.42
En esta línea de reflexión, ex militantes de organizaciones armadas que
sobrevivieron al horror represivo, hurgan en el pasado con el fin de “redes-
cubrir sus sueños rotos, sus ansias de libertad, la voluntad inquebrantable de
transformar el mundo”,43 pero también encuentran en la memoria recuerdos
dolorosos y heridas que no terminan de sanar —como es el caso de Héctor
Guillermo Robles Garnica:

Me llevaron a una celda totalmente vacía. Ahí estaba otro sujeto con una mirada
de sádico y psicópata, en la mano llevaba una picana para aplicar toques eléctricos.
Me la puso en la cara, en los ojos, nunca había visto estrellas tan grandes, en la boca
y por todos lados. Ahí me oriné en los pantalones por segunda ocasión. Entre dos
me sujetaban, porque cada vez que aplican los toques te caes, sin control alguno.
Por eso la celda estaba vacía porque después llegan a lavarla, de vómitos, mierda,
orines o sangre, con una manguera de agua, así queda lista para el siguiente.44

Para aquellos que sufrieron represalias y tortura esa vivencia atroz resulta una
verdadera encrucijada y un parteaguas en su vida con “un cúmulo de experien-
cias, ansiedades, temores e inquietudes”.45

42
Pilar Calveiro agrega: “La disolución del crimen colectivo en la historia individual, su banali-
zación desde las perspectivas maniqueas o su clausura como algo de un pasado muy remoto,
desvanecen las responsabilidades que le competen al Estado, en el presente, así como a los
distintos miembros del sistema político de entonces y de ahora”, en “Argentina, las suturas de
la memoria”. en Rey Tristán. Eduardo. (2014). Op. cit. p. 303.
43
“A manera de presentación” (suscrita por Editorial Tierra Roja. Ciudad de México. 22 de
mayo de 2003) de la obra de González Ruiz, José Enrique. (2003). El banquito de la foto del
recuerdo. El chino y el invidente (Dos cuentos de la guerra sucia). México: Editorial Tierra Roja
y Comisión Estatal de Derechos Humanos de Querétaro. p. 8.
44
Robles Garnica, Héctor Guillermo. (2013). La Guerrilla Olvidada. La historia de una página
manchada con sangre de estudiantes de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara: Taller
Editorial La Casa del Mago. p. 154.
45
Campaña López, Francisco Juventino. “Condiciones de reclusión. Testimonio revolucionario”,
suscrito por…, Preso Político en el Centro de Readaptación Social del Estado de Jalisco. Gua-
dalajara, Jal. México, noviembre 7 de 1979, 58 p., en Mandeville Special Collections Library.
University of California, San Diego. Armed Revolutionary Organizations of Mexico. Docu-
ments and Publications. MSS 0523, Series 13, Reel 3, folder 12, p. 10. En torno al testimonio
de Campaña López, véase: Oikión Solano, Verónica. “Represión y tortura en México en la
década de 1970. Un testimonio político”, en el dossier Sin contrincante en el frente. El poder en
el México contemporáneo, Historia y Grafía. Revista semestral del Departamento de Historia
de la Universidad Iberoamericana. año 19. No. 37. julio-diciembre 2011. pp. 115-148.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

En el rememorar de esos momentos tan terribles, Francisco Juventino


Campaña López se preguntó confundido:

No me alcanzo a imaginar todo aquel edificio, aquel aparato, aquella maquinaria.


Aquel conjunto de gentes de las más diversas, desde oficinistas y agentes del mi-
nisterio, hasta barrenderos y mensajeros, pasando por el cuerpo de torturadores
o ‘investigadores’, funcionando como todo un equipo, encargado de arrancar de-
claraciones mediante el dolor y la tortura. [Pero] ¿Qué podemos decir de quienes
con toda intención fueron asesinados por medio de la tortura? Sólo podemos
narrar cómo fue, si es que llegamos a saberlo.46

De ahí la importancia de las narrativas testimoniales para construir lo que


Allier Montaño ha llamado motores de memoria,47 es decir, sectores de la socie-
dad y de los colectivos de ex militantes enfocados a la reminiscencia utilizada
para neutralizar las persistentes indiferencias y desmemorias. Su finalidad última
es que la memoria de ese tiempo pasado y la ignominia ocurrida se conserve
en el presente y en futuro de la historia mexicana.
Una perspectiva particular de este enfoque se centra en la relación entre
mujer y memoria para fortalecer los fines últimos de verdad, justicia y repara-
ción, con una especial reivindicación de género. En esta tesitura va el testimonio
de Martha Alicia Camacho Loaiza, quien evoca:

El 19 de agosto de 1977 […] estaba en nuestro domicilio […] irrumpió violen-


tamente un grupo de personas fuertemente armadas, por su vestimenta pude
saber que se trataba de miembros del ejército, elementos de la Dirección Federal
de Seguridad, y policías de la judicial del Estado […] enseguida empiezan a gol-
pearme en el rostro y el cuerpo al mismo tiempo que me preguntaban: ¿Dónde
está tu marido? [José Manuel Alapizco Lizárraga]. Dando por respuesta que él se
encontraba trabajando, […]. Seguían golpeándome, les suplicaba que por favor
no me golpearan en el vientre, a lo que me respondían, que lo que querían era
dañarme a mí y al hijo que esperaba.48

46
Campaña López. Citado. p. 14. Véase el documentado apartado sobre el llamado “método del
terror” aplicado a los disidentes políticos en Cedillo, Adela. (2008). El Fuego y el Silencio. His-
toria de las Fuerzas de Liberación Nacional. México: Comité 68 Pro Libertades Democráticas,
a.c. pp. 306-339.
47
Allier Montaño (2010). Op.Cit. pp. 134 y 239.
48
“Intervención de Martha Alicia Camacho Loaiza”. en Aguilar Terrés, María de la Luz. comp.
Memoria del Primer Encuentro Nacional de Mujeres ex guerrilleras. Análisis y reflexión sobre
la participación de las mujeres en el Movimiento Armado Socialista. México: s.e. 2007.

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Verónica Oikión Solano

Con la llegada de su esposo se desató una balacera en la que cayó Alapizco Li-
zárraga gravemente herido. Fueron trasladados a la Zona Militar en Culiacán,
en cuyos separos obligaron a Martha Alicia Camacho a reconocer a su esposo:

‘mira como quedó el perro de tu marido’ y me arrojan sobre su ensangrentado


cuerpo, la sangre salía a borbotones de su pecho, intento levantarme pero una
patada en mi espalda me hacer caer nuevamente sobre mi esposo, un tipo me dice:
‘Se cree muy güevudo el cabrón, pues mira, ya no tendrá más güevos’, entonces
lo castran delante de mí’.49

Después fue asesinado de un tiro en la nuca. Semanas más tarde, nació su hijo
en condiciones carcelarias infrahumanas.50 Adela Cedillo explica que:

Cuando los especialistas de la tortura descubrieron la supuesta eficacia de torturar


y violar a las mujeres en presencia de sus maridos o hijos, de torturar a los bebés
frente a sus padres o de amenazar a las mujeres preñadas con hacerlas abortar, la
mujer adquirió una dimensión especial en la maquinaria del terror. Las agresiones
brutales contra la identidad sexual femenina devastaban no sólo a la víctima, sino
también a su pareja y a sus familiares. Aunque muchas de las torturas aplicadas a
los hombres también fueron sexuales (hubo casos aislados de violaciones y abuso
sexual, simulacros de castración, etc.), los ataques contra la anatomía femenina y
la maternidad tuvieron la peculiaridad de ser sistemáticos.51

Además del numeroso cuadro de víctimas que, luego de la tortura y el tormento


físico, sufrieron cárcel en situación degradante con mil humillaciones y agravios
por un largo periodo sin ningún proceso judicial. Por toda respuesta los carce-
leros les musitaron al oído que: “el preso es dueño de todo, hasta de un poco de
libertad —de dicho—, pero de hecho no es dueño de nada a no ser de cadenas,
candados, pasadores, rejas, órdenes y horarios inflexibles. Y en un caso extremo

49
Ibíd. pp. 75-78.
50
Ibíd., p. 77. Así como en Camacho Loaiza, Martha Alicia. La guerra sucia en Sinaloa. El rescate
de la historia no oficial (1972-1982). Tesis de maestría en Historia. Culiacán: Universidad
Autónoma de Sinaloa. enero 2010. p. 76.
51
Cedilla, Adela. “Mujeres, guerrilla y terror de Estado en la época de la revoltura en México”,
en http://guerrasuciamexicana.blogspot.com/2010/03/mujeres-guerrilla-y-terror-de-estado.
html Para corroborar estos planteamientos, ver el valiente testimonio y las consideraciones de
Cárdenas Montaño, Macrina. “La participación de las mujeres en los movimientos armados”.
en Oikión Solano, Verónica y Marta Eugenia García Ugarte. ed. (2006). Movimientos armados
en México, siglo xx. 3 v. Zamora: El Colegio de Michoacán y ciesas. T.II. pp. 609-624.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

de algunos gramos de plomo”,52 porque la cárcel “arranca lágrimas en silencio y


quiebra sin ruido”.53 Aún hoy en día no puede apagarse la voz del preso político:
“Dime pinche carcelero ¿Entre tus llaves hay alguna para abrir flores?”.54
En contraposición, el presidente de la República en turno asentó en sus
memorias que: “me desazona que los movimientos radicales de izquierda me
obliguen al endurecimiento. Me están calando y no quiero ni 2 de Octubre ni
10 de Junio”,55 pero añade confiado: “se sigue desgranando la Liga Comunista 23
de Septiembre. Casi cada día caen algunos de sus miembros. La brigada creada
al efecto [es decir, la Brigada Blanca] y la gente de Durazo [el jefe de la policía
Arturo Durazo] están haciendo un buen trabajo”. Lo que en buen castellano se
traduce como un incremento de la estela represiva. Con cinismo, José López
Portillo sentencia: “los jóvenes de la Liga se asombrarían si supieran cómo los
quiero y admiro. Pero tengo que combatirlos…”.56 Y otra anotación en sus apun-
tes confirma la decisión de Estado: “Poco queda de la Liga. Ayer recibí reporte
con fotos. Muchos jóvenes que se ven inteligentes y resueltos. Lástima haberlos
perdido […]. Seguiré, si es necesario, la línea del gran represor”.57 Lo que indis-
cutiblemente se interpreta como la voluntad irrestricta de doblegar la voluntad
del “enemigo interno”, y para tal propósito se aseguró su destrucción física.
La política coercitiva, además, fue maquillada y encubierta al poner en
marcha la Reforma Política de 1977 con gran despliegue en la opinión pública
y en los medios de comunicación. De tal manera que el aparato represivo no
fue sometido a desmantelamiento, por el contrario, siguieron actuando los
cuerpos policiacos y las corporaciones paramilitares de choque no autori-
zados por la vía constitucional. Tampoco se sometieron a reforma las leyes
que penalizaban los delitos políticos (el de sabotaje y el de terrorismo, entre
otros), favoreciendo la impunidad de las fuerzas represivas del Estado.58 Su

52
Castañeda, Salvador. (2004). Diario Bastardo. (Diario desde la Cárcel). 2ª ed. México: Instituto
Coahuilense de Cultura del Gobierno del Estado de Coahuila. (La República de las Letras). p.
127.
53
Ibíd. p. 79.
54
Hernández Rosales, Agustín. fragmento del poema titulado “Carcelero”. Lecumberri, 1976.
en Anzaldo Meneses, Manuel y David Zaragoza Jiménez. (1998). Sobreviviremos al hielo.
Literatura de presos políticos. recop. México: Costa-Amic Editores. p. 190.
55
López Portillo, José. (1988). Mis tiempos. Biografía y testimonio político. 2v. México: Fernández
Editores. T.I p. 581.
56
Ibíd. T. II. pp. 678-679.
57
Ibíd. T. II. pp. 734 y 746.
58
Sánchez Cárdenas, Carlos. (1971). Reforma Política [Estrategia y táctica]. México: Editorial
Extemporáneos. p. 91.

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Verónica Oikión Solano

embestida “desperdigó a varios grupos: muertos, desaparecidos, encarcelados,


exiliados y perseguidos”.59

Epílogo

Hasta la fecha, las víctimas se preguntan si llegará la justicia para imponer


castigo a los culpables de aquellos abominables actos de barbarie.60 Muchas de
ellas todavía confían en una renovación plena de las instituciones en México
para afirmar con decisión que sí habrá justicia, que en la transición y en la
consolidación de una nueva sociedad se eliminará “la práctica de la tortura y la
represión”,61 y que “los desaparecidos marcharán de nuevo por las alamedas de
la libertad, y serán reconocidos por sus justas aportaciones a la democratización
de nuestro país […], a pesar de [las] omisiones, ambigüedades y contradicciones
[de quienes ejercen el poder con ceguera autoritaria], y de la resistencia furiosa
de la casta maldita de torturadores”.62
El siglo xxi no ha eximido al país de que continúen y se reconfiguren viejos
y nuevos procesos políticos que en nuestra mal llamada transición democrá-
tica provocan situaciones extremas y que debieran ser repudiadas por toda la
sociedad civil por inadmisibles: la persecución y el acoso hasta la destrucción
física del oponente político.

59
Castañeda, Salvador. (2006). La negación del número. (La guerrilla en México, 1965-1996: una
aproximación crítica). México: Conaculta/Ediciones Sin Nombre. p. 83.
60
Pilar Noriega, investigadora de la Comisión de la Verdad en Guerrero (ComVerdad), denunció
el 27 de marzo de 2014 ante la cidh de la oea que repetidamente se han obstaculizado las
averiguaciones de la Comisión de la Verdad desde por lo menos hace dos años “para esclarecer
cientos de crímenes cometidos por el Ejército y las policías federal y local contra la población
civil durante la guerra contrainsurgente (1969-1979) en esa entidad […]. Apenas el lunes 24
de marzo, la Procuraduría General de la República (pgr) accedió a levantar la restricción y
reserva para que Comisión de la Verdad pueda estudiar la documentación [sobre la guerra
sucia en Guerrero]. Aun así, […] habrá dificultades para un acceso íntegro [luego de que
tanto la femospp como la cndh] ‘pudieron constatar que esos expedientes están incomple-
tos, dispersos, ocultos, bajo reserva, mutilados o alterados […]. El Estado mexicano tiene los
elementos suficientes para dar a conocer el destino de las personas desaparecidas, y tiene la
obligación de informar a sus familiares y a los sobrevivientes si éstas fueron tiradas al mar
o fueron enterradas’”. Blanche Petrich, “Obstaculizan autoridades pesquisas sobre la guerra
sucia en Guerrero. Pilar Noriega exige al Estado mexicano que ‘opte por un compromiso con
la verdad’, en el dossier México y los Derechos Humanos, periódico La Jornada, viernes 28 de
marzo de 2014. p. 3.
61
“Condiciones de Reclusión. Testimonio revolucionario”. Op. Cit. p. 55.
62
Cilia Olmos. (2002). Op.Cit. p. 91.

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Verdad, justicia y reparación contra el terrorismo de Estado en México

A la distancia de más de cuatro décadas de la guerra sucia, y con la convic-


ción de no claudicar frente al olvido, resulta imprescindible “Reabrir el pasado a
la reflexión y a la crítica, a la luz de las necesidades del presente”.63 rescatando las
vivencias atroces por las que atravesaron numerosos militantes de la izquierda
radical, para que precisamente el sinónimo de olvido “no sea la memoria, sino
la justicia”.64 No sólo para subrayar en el contexto histórico de aquellos años las
flagrantes y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, sino para contribuir
con la escritura, y desde la atalaya académica, a cimentar en el espacio público
la discusión sobre el pasado reciente —es decir, escriturar la verdad histórica
como basamento de la justicia para sentenciar, desde la instancia judicial, sobre
ese pasado. El propósito último es romper el círculo de impunidad65 en el que
se mueve la violencia del Estado, hasta hoy en pleno siglo xxi, porque “Ante
los crímenes de lesa humanidad y ante la violación de los Derechos Humanos
no puede haber ni olvido [institucionalizado] ni perdón [precipitado]”.66 Una
demanda generalizada se expresa en el presente y el futuro de México: “Para el
pasado: Verdad; en el presente Justicia; por siempre: Memoria y Nunca Más”.67

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historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=2589

63
Calveiro. (2007). Op.Cit. p. 308.
64
Allier. (2010). Op. Cit. p. 47.
65
Es urgente que la impunidad sea abatida, porque en sí misma abarca una intensa polarización
de la sociedad mexicana, así como evidentemente la carencia de una democracia inclusiva, y
en última instancia, también una justicia largamente postergada.
66
Cazés Menache, “Epílogo. Delitos Políticos: verdad jurídica, verdad histórica”, en Ruiz Guerra,
coord. Op.Cit. p. 242.
67
Allier. (2010). Op.Cit. p. 260.

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La memoria ante las políticas de olvido.
Los informes de la femospp según ex militantes
del movimiento armado socialista

Rodolfo Gamiño Muñoz*

A Romina Gamiño Toledo

C on el triunfo del Partido Acción Nacional (pan) en el año 2000 entró


en vigor la alternancia política en México. Este suceso representó para
amplios sectores sociales una oportunidad para esclarecer las violaciones a
los derechos humanos cometidas en el pasado por el gobierno autoritario del
Partido Revolucionario Institucional (pri). Con ello, el país se ponía en sintonía
con el escenario internacional, pues diversas naciones enfrentaban su pasado
autoritario a través de la Justicia Transicional.
El gobierno de la alternancia optó por establecer en México una Fiscalía
Especial para los Delitos Sociales y Políticos del Pasado (femospp), la cual, al
final del día optó por postergar el establecimiento de la verdad histórica y aplicar
la justicia ante las violaciones a los derechos humanos y los delitos de lesa hu-
manidad cometidos en el pasado inmediato por el gobierno autoritario del pri.
En esta coyuntura este escrito se inserta, pues se explicitarán cuáles fueron
algunas estrategias de resistencia que diversos actores sociales implementaron
para reducir las versiones oficiales de la femospp. Me refiero particularmente a la
posición asumida por algunos ex militantes del movimiento armado socialista,
los cuales, cuestionaron públicamente los informes presentados por la Fiscalía
y además pretendieron establecer iniciativas de memoria para que este proceso
no quedara en el olvido.
Los ex militantes del movimiento armado socialista después de las múl-
tiples publicaciones del informe “oficial” de la Fiscalía organizaron una rueda
de prensa en la Ciudad de México y una Gira por la Verdad en diversas estados
de la república, en esas reuniones los ex militantes que laboraron en el área

* Académico e investigador de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (uat).

401

00A-Completo LC23S.indb 401 02/03/2015 03:35:43 p.m.


Rodolfo Gamiño Muñoz

histórica de la fiscalía muestran a la femospp desde adentro. El contenido de


sus memorias invita, promueve la compresión de la Fiscalía como una institu-
ción que fungió más como una consultoría de quejas y como una moneda de
cambio que el pan utilizó para reducir los embates políticos del pri. Al mismo
tiempo, estas memorias sostienen que la femospp creó una cortina de humo
alrededor del informe “oficial” con el objetivo de evadir su presentación públi-
ca, además blindarlo del escrutinio público. Por tanto, ello redujo su impacto
político y social.
Estas memorias también manifiestan que en el informe “oficial” se
omitieron múltiple conceptos claves sin los cuales no se pueden entender
los tipos de violencia política utilizada por el Estado contra la oposición y
que esto también obstaculiza el conocer la identidad de los culpables de las
violaciones a los derechos humanos, así como para fundamentar los delitos
de lesa humanidad.
En síntesis, estas memorias se centran en demostrar que los enclaves de
poder del pri seguían vigente a pesar de la alternancia y que éstos influyeron de
manera indirecta en las acciones y decisiones de la femospp, a grado tal, de que
esta institución optó por establecer de manera unilateral una política de olvido.

La vigencia de los enclaves autoritarios

La capacidad administrativa y el blindaje construido por el Estado en torno al


pasado parecieron diluirse al entrar al siglo xxi. “La institucionalidad sui generis
de la era priista no se había visto interrumpida, por primer vez en setenta años
se agendó la revisión del pasado represivo”.1 Dos sucesos fueron decisivos para
que el Estado mexicano manifestara tener voluntad política para “terminar”
con la herencia de secrecía y discrecionalidad en torno al pasado.2 Me refiero,
particularmente, a la “transición política” acaecida en México en el año 2000 y
a la creación de la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos
del Pasado (femospp).
Con la derrota del pri en el año 2000 se terminó, al menos de forma simbó-
lica, un extenso periodo de presidencialismo autoritario. Por tanto, los derechos

1
Dutrénit Bielous, Silvia y Gonzalo Varela Petito. (2010). Tramitar el pasado. Violaciones a los
derechos humanos y agendas gubernamentales en casos latinoamericanos. México: flacso/
clacso, México. p 243.
2
Borbolla Carlos. (2007). La guerra sucia; hechos y testimonios. México: Universidad de Colima/
Club Primera Plana.

402

00A-Completo LC23S.indb 402 02/03/2015 03:35:44 p.m.


La memoria ante las políticas de olvido

humanos se colocaron nuevamente en el eje público de la política, tanto que el


gobierno de la alternancia representado por el pan utilizó los derechos huma-
nos como estandarte de legitimidad y como eje fundamental de la transición.3
El discurso de los derechos humanos fungió como un elemento legitimador
de la alternancia a grado tal de permitir que el debate en torno a las violaciones
a los derechos humanos en el pasado fuera colocado en la esfera pública. Temas
como la violencia política, la represión sistémica, detención extrajudicial, tortura
y desaparición forzada se convirtieron en una agenda política imperativa para
el gobierno de la alternancia.
El pan asumió ser el gobierno del cambio, ello implicaba, al menos,
idealmente, esclarecer y castigar los delitos de lesa humanidad cometidos por
el régimen anterior en diversos episodios de represión política en los últimos
años del siglo xx. Precepto que normativamente adoptó Vicente Fox durante
su campaña política, quien aceptó esclarecer los crímenes del pasado y aplicar
justicia. Para alcanzar estos objetivos “Fox se comprometió a crear una Comisión
de la Verdad para investigar las violaciones de derechos humanos ocurridas
durante la guerra sucia de los años 70 y 80, la masacre de Tlatelolco, del 2 de
octubre de 1968 y la del jueves de corpus del 10 de junio de 1971”.4
El compromiso por los derechos humanos adquirido por el gobierno del
cambio fue refrendado cuando Fox anunció la creación de una Comisión de la
Verdad, y posteriormente, cuando éste firmó un acuerdo para el establecimiento
de la verdad y la aplicación de la justicia ante un Comisionado de los Derechos
Humanos de la onu.5
A pesar de la voluntad política para esclarecer los delitos del pasado y los
acuerdos firmados ante el Comisionado de la onu, la promesa de crear una Co-
misión de la Verdad fue incumplida, varios fueron los argumentos. El primero
consistió en que era intrascendente la formación de una Comisión, puesto que
“el mecanismo que se adopte es irrelevante, lo importante es que cumplan sus
delicadas funciones para las que fue creado, y para ello, tiene que observar los

3
El gobierno transicional organizó el foro público “Comisiones de la Verdad: perspectivas y
alcances. El caso de México”, llevado a cabo en el Distrito Federal los días 18 y 19 de julio de
2002.
4
Mariclaire Acosta. “Submission to the Universal Periodic Review of the UN Human Rights
Council Fourth Session”, International Center for Transitional Justice (ictj), February 2-13,
2009. En: http://www.ictj.org/static/Americas/Mexico/upR_Mexico_-_ictj_Submission_-_
September_2008_-_Spanish_-_Final__2_%5B1%5D.pdf
5
Mariclaire Acosta. (2006). “The “Mexican solution” to transitional justice”, en Roth and Ma-
riezcurrena. Transitional justice in the twenty-first century. New York: Cambridge University
Press. p. 97

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Rodolfo Gamiño Muñoz

principios establecidos por el Derecho Internacional.”6 Otro argumento sostuvo


que “el establecimiento de una Comisión de la Verdad traería efectos negativos
a la naciente democracia mexicana,”7 y, por último, se “argumentó que lo que
primordialmente debe prevalecer es la estabilidad institucional del país más
que debilitar su funcionamiento por los conflictos que pudieran generarse en
torno al pasado”.8
A cambio de una comisión de la Verdad el presidente Fox decretó a finales
del 2001 la creación de la Fiscalía Especial para la Atención de Hechos Probable-
mente Constitutivos de Delitos Federales Cometidos Directa e Indirectamente
por Servidores Públicos en contra de Personas Vinculadas a Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado (femospp).
La femospp sería el mecanismo de justicia transicional implementado por
el Estado mexicano en el año 2002 para hacer frente al pasado. Esta dependen-
cia fue creada siguiendo la recomendación 26/2001 emitida por la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (cndh), organismo que investigaba los casos
de 532 personas detenidas desaparecidas.9 El 27 de noviembre de 2001 el pre-
sidente Fox ordenó a la Procuraduría General de la República10 la creación de
una Fiscalía Especial para concentrar, investigar e integrar las denuncias que
se presentaran, con un Comité de Apoyo para aportar los elementos históricos,
sociales, políticos y jurídicos para cumplir con sus funciones.11 A la Secretaría
de Gobernación le estipuló la integración de un Comité Interdisciplinario para

6
Memoria. Seminario Internacional Comisiones de la Verdad: tortura, reparación y prevención/
Foro público Comisiones de la Verdad: perspectivas y alcances. El caso de México. Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal/Asociación para la Prevención de la Tortura/Centro
de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez/Cooperación de Promoción y Defensa de
Derechos Humanos del Pueblo, México, 2004. p.6
7
Mariclaire. (2006). Op. Cit. p.100
8
Aguayo Sergio y Treviño Rangel. (2007). “Fox y el pasado: la anatomía de una capitulación”,
Foro Internacional. vol. xlvii. No. 4. octubre/diciembre. El Colegio de México. p.717
9
Sotelo Marbán, José. coor. (2005). “Qué no vuelva a suceder”. Informe de la Comisión de Tra-
bajo para el Esclarecimiento de la Verdad Histórica de la femospp. México: diciembre. p.6. El
reporte de las desapariciones fue realizado principalmente por organismos de la sociedad civil:
el Comité Eureka y el Comité de Madres de Desparecidos Políticos. Trabajo que comenzaron
a realizar a finales de la década de los años setenta.
10
Institución a cargo del General en activo Rafael Macedo de la Concha. Contradictoria situa-
ción, ya que el ejército era la institución con mayor responsabilidad en las violaciones a los
derechos humanos.
11
La Fiscalía no operaría de forma autónoma sino que estaría supeditada a la Procuraduría
General de la República. Cfr. Pimentel, Ramírez, Julio. (2004). “Fiscalía Especial; alcances y
límites”, Filo y Causas. Política, Historia, arte y ciencia. México: Año 1. No.1 julio.

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La memoria ante las políticas de olvido

estudiar, analizar y presentar propuestas factibles para reparar a las víctimas y


ofendidos en los hechos del pasado, así como la apertura de los archivos histó-
ricos institucionales.12
La documentación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional
(cisen) consistente en 486 cajas y 653 legajos emitida por la Secretaría de de
Gobernación, el Ejército y la extinta Dirección Federal de Seguridad (dfs)
durante el periodo de 1965 a 1985,13 fue trasladada al Archivo General de la
Nación (agn) en enero de 2002.14
El principal objetivo de la femospp sería otorgar una respuesta a la socie-
dad en torno a la acción del Estado respecto a los movimientos estudiantiles y a
los movimientos armados que surgieron a finales de la década de 1960, es decir,
que la sociedad conozca la verdad y sea testigo de la aplicación de la justicia ante
los crímenes cometidos al amparo del Estado. Para tal efecto la femospp ten-
dría dos líneas de investigación: la jurídica-ministerial y la histórica.La jurídica
tendría como objetivo principal la justicia, y la histórica, el esclarecimiento de
la verdad y de los hechos, así como interpretar lo sucedido.15
Más allá de la normatividad, el mandato de la femospp resultó acotado
y difuso, pues se centró en delitos federales dejando fuera los delitos de orden
estatal, municipal y particularmente, las atrocidades cometidas por grupos
paramilitares. Los delitos que investigó la femospp se centraron en personas
vinculadas a los movimientos sociales y políticos en el pasado, pero obvió es-
tablecer que entendía por delitos sociales y políticos. Esta institución tampoco
logró establecer el periodo histórico al que debía ceñir sus investigaciones ni el
tiempo que debería durar su mandato.16

12
Mariclaire. (2010). Op.Cit.
13
Es importante destacar que la información otorgada para su resguardo al Archivo General de
la Nación sería un elemento importante para la determinación de la verdad y la justicia, pero
su acceso siempre estuvo restringido y custodiado por un ex integrante de la ex Dirección
Federal de Seguridad quien siempre manejó l institución a discrecionalidad a pesar de la im-
plementación de la Ley Federal de Acceso a la Información Pública y Gubernamental (lfaipg).
Cfr. Gamiño Rodolfo. (2009). “La Ley Federal de Transparencia y la Galería Número uno del
Archivo General de la Nación: asignaturas pendientes”, en: Memoria del segundo encuentro
de archivos del Distrito Federal. México: Secretaría de Cultura del df/Instituto Politécnico
Nacional/unam.
14
Glockner Fritz. (2007). Cementerio de papel. México: Ediciones B. p. 105.
15
Es importante destacar que la verdad debería ser más que un relato coherente de los hechos,
requeriría de un marco interpretativo que sea acorde con el momento histórico referido y nos
permita entender, en la actualidad, esos acontecimientos y explicar porqué sucedieron. Cfr.
Marbán. (2005). Op.Cit.
16
Ibíd.

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Rodolfo Gamiño Muñoz

Su labor se centró en procedimientos individuales, no logró determinar


los casos comunes ni establecer sistemáticamente los procesos represivos, “no
fincó las responsabilidades correspondientes al ex presidente Luis Echeverría
ni la de los ex directores de la Dirección Federal de Seguridad (dfs) Luis de la
Barreda Moreno y Miguel Nazar Haro.17 La Fiscalía tampoco estableció algún
vínculo entre las víctimas y sus familiares aún cuando contaba con un programa
para ello.18
Es importante destacar que durante sus cinco años de existencia la
dependencia sólo consignó 19 averiguaciones previas, libró 20 órdenes de
aprehensión y ordenó ocho autos de formal prisión ante una agenda superior a
mil demandas. La acción contra estas demandas se dilató, ello porque —según
la versión oficial— la entonces Agencia Federal de Investigaciones (afi) no
colaboró lo suficiente. Situación que favoreció el achicamiento de la Fiscalía,
la cual terminó por girar sólo tres órdenes de arresto, cuando su agenda es-
taba compuesta por al menos 320 casos de violación a los derechos humanos
formalmente documentados.19 En la actualidad, en ninguno de los casos an-
teriormente referidos se ha implementado alguna sentencia condenatoria ni
se ha reparado a las víctimas.
El 30 de noviembre de 2006 el presidente Fox, mediante el acuerdo
A/317/06 dirigido al Procurador General de la República, derogó el convenio
de creación de la femospp delegando las responsabilidades de la investigación
a la Procuraduría General de la República (pgr).20
Indiscutiblemente, la verdad y la justicia transicional en el caso mexicano
fueron pospuestas, y la femospp fue una dependencia a la que le faltó voluntad,
autonomía y vinculación con la normatividad internacional para pugnar por el
esclarecimiento del pasado y la aplicación de la justicia. Posponer la verdad y la
justicia ante los delitos de lesa humanidad al amparo del Estado, es semejante a
decir que los enclaves autoritarios en México seguían vigentes y con suficiente
fuerza para seguir perpetuando el secreto de Estado y establecer políticas de
olvido.

17
En el año de 2006 se reformó el Código Penal Federal permitiendo que una persona mayor
de 70 cumpla su condena desde su hogar. Cfr. Mariclaire (2010). Op.Cit. p.3
18
Paul Selis. (2004). A promise unfulfilled? The Especial Prosecutor‘s Office in México, The Inter-
national Center for Transitional Justice. junio. p. 39
19
Karina Ansolabehere. “Cuando la independencia no garantiza la justicia: el poder judicial ante
los crímenes del pasado en México”. Ponencia dictada en el Congreso de Lasa. Octubre, 2010.
20
Junto a este oficio se entregó a la pgr el informe final llamado ¡Qué no vuelva a suceder! Éste
antes de hacerse público, fue modificado, deslindando de las responsabilidades de los crímenes
a las fuerzas castrenses.

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La memoria ante las políticas de olvido

La programación del olvido desde adentro

La femospp —como anteriormente se subrayó— comenzó sus trabajos con


dos áreas de investigación definidas: el área de investigación ministerial y al
área de investigación documental, la cual fue formada expresamente para dar
soporte a la primera. Durante la primera etapa de labores, que abarca de 2002
a 2004, los trabajos de la Fiscalía estuvieron influidos por una lógica jurídica en
detrimento de las indagaciones testimoniales ya que las entrevistas realizadas a
familiares de detenidos-desaparecidos tuvieron un enfoque policial-ministerial.
“Los familiares se sentían incómodos, porque el formato de entrevista tenía
un corte policial y los términos utilizados por los abogados para referir a sus
familiares desaparecidos eran poco apropiados”.21
El objetivo principal de la Fiscalía en esta primera etapa consistió en elabo-
rar una investigación documental para dar apoyo a las indagaciones ministeriales
realizadas por el área jurídica. Mas no era prioridad formalizar la investigación
documental con una estrategia metodológica propia del quehacer histórico, lo
cual representaba ya un problema fundamental para la construcción de dicha
“verdad histórica”.
El problema para establecer la “verdad histórica” fue colocado en el debate
al interior de la Fiscalía por Arturo Gallegos, Flavio Ramírez y Julio Pimentel,
quienes propusieron crear un área destinada para tal fin, el argumento fue que sí
se pretendía construir una “verdad histórica” la documentación tendría que ser
analizada desde una metodología apropiada para la construcción del fenómeno
en esos términos y no como una herramienta complementaria para la indaga-
ción ministerial. Era imperante la creación de esta área, ya que “también era
indispensable para humanizar las estrategias de entrevista que elaboraba el área
ministerial a familiares de detenidos-desaparecidos, así como reducir el toque
judicial que esta área imprimía en los resultados de sus indagatorias, las cuales
pronto comenzaron a ser cuestionadas por el área de investigación documental”.22
Después de impulsar la apertura de un área de investigación histórica, el
Fiscal Carrillo Prieto designó un recurso para su organización. Se incorporaron
a dicha área Florencia Ruiz Mendoza, posteriormente, Alberto López Limón
y José Luis Moreno Borbolla.23 Este último sostiene que la intención del Fiscal

21
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla, realizada por Rodolfo Gamiño Muñoz el 14 de abril
de 2012. México, DF.
22
Conversación informal sostenida con Julio Pimentel, a 12 de marzo de 2003, Guadalajara, Jalisco.
23
Es importante destacar que durante esta segunda etapa los ex militantes que se adhirieron al
área de investigación histórica fue López Limón (ex militante de Asociación Cívica Nacio-

407

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Rodolfo Gamiño Muñoz

al invitar a colaborar al área señalada a ex militantes del movimiento armado


radicó en que quería imprimir una visión desde adentro y elaborar una pers-
pectiva histórica del Estado y la represión menos monolítica, así como dotar a
la fiscalía de un gesto de imparcialidad y legitimidad. “Por esos motivos pronto
nos designaron la investigación histórica del movimiento estudiantil del 68, del
71, la guerra sucia en el estado de Guerrero y la guerrilla urbana a través de los
expedientes de la dfs y demás dependencias policiales y militares”.24
El trabajo designado para el área histórica tenía que terminarse en ocho
meses, y después ser revisado por el área jurídica, con recomendaciones en caso
de ser necesario antes de ser presentado al Fiscal y a la sociedad mexicana. A
pesar de la apertura del área histórica, ésta operó limitadamente, con recursos
y materiales escasos y en malas condiciones espaciales, amén de la latencia de
una relación laboral tensa entre ésta y el área ministerial.
La dificultad en las relaciones entre el área ministerial y el área histórica
redujeron la esperanza que los ex militantes tenían sobre la construcción de
la “verdad histórica” y la aplicación de la justicia en torno a los delitos de lesa
humanidad cometidos en el pasado, pues a pesar de que no tuvieron restric-
ciones en la revisión de los expedientes, los resultados de estas investigaciones
siempre fueron increpados por el área ministerial, bajo el argumento de que los
conceptos utilizados no se apegaban al código penal mexicano.
El área ministerial solicitó que el área de investigación histórica sometiera
su terminología a la existente en el Código Penal mexicano, pedían la anulación
de conceptos como crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, cuando,
evidentemente, estos conceptos estaban respaldados por organismos interna-
cionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos.25
La terminología utilizada por el área ministerial era coincidente con la
percepciones que manifestaba el Fiscal al interior de la Fiscalía, la cuales poco a
poco introdujeron también en la esfera pública. Particularmente, cuando aquel
comenzó a reducir la responsabilidad del ejército en la matanza de estudiantes
el 2 de octubre de 1968. López Limón sostiene que ese comportamiento fue
una constante, como si fuera una política que tuviera que cumplir de forma
irreversible.26 Para los ex militantes esta actuación era una prueba fehaciente

nal Revolucionaria) y José Luis Moreno Borbolla (Ex miembro de la Liga Comunista 23 de
Septiembre), acompañando a Julio Pimentel (Ex miembro de la Unión del Pueblo), el cual ya
“laboraba” para la Fiscalía sin goce de sueldo.
24
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.
25
Entrevista a Alberto G. López Limón, realizada por Rodolfo Gamiño a 11 de abril de 2012,
México DF.
26
Entrevista a Alberto G. López Limón. Citada.

408

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La memoria ante las políticas de olvido

de que ni Carrillo Prieto ni la Fiscalía, estaban comprometidos con la verdad


histórica y con la aplicación de la justicia.
Los intereses del Fiscal por exonerar a las fuerzas castrenses de los sucesos
del 68 preocuparon a los ex militantes del movimiento armado, no sólo por el
deslinde de las responsabilidades, sino porque el informe ponderaba los suce-
sos del 68 por encima de otros movimientos como el 71, la guerrilla rural y la
guerrilla urbana, tratados marginalmente en la investigación realizada por la
femospp hasta ese momento.
Al ver que los sucesos del movimiento armado urbano estaban siendo
marginados de la investigación y del informe, los ex militantes asumieron el
compromiso de redoblar esfuerzos para investigar de manera independiente
sobre dichos sucesos, y aprovechar la apertura total de los expedientes para
esclarecer algunas desapariciones perpetradas durante la década de los setenta.
Después de revisar el borrador del informe final, se percataron que, efec-
tivamente, el proceso de la guerrilla urbana estaba condensado en 70 cuartillas.
Pero el tiempo había terminado, ya que el informe debería ser entregado el 15 de
diciembre de 2005. Refiere Moreno Borbolla que la noche del 14 de diciembre
el área histórica trabajaba en los detalles del informe cuando el Fiscal Carrillo
Prieto llegó hasta sus oficinas para comunicarles que el informe debería estar
ya terminado, y, además, debería ser enviado al área ministerial para que rea-
lizara observaciones. Nuevamente los conflictos entre estas áreas afloraron.
El grupo ministerial nuevamente solicitó al equipo de investigación histórica
la eliminación de algunos conceptos que no estaban tipificados en el Código
Penal mexicano.

Ellos querían que quitáramos conceptos como campos de concentración, crí-


menes de lesa humanidad y modelo de aldeas vietnamitas. Solicitaron que los
campos de concentración fueran definidos como “centros de detención ilegal”,
que los crímenes de lesa humanidad fueran sustituidos por “violaciones al de-
recho internacional”. Ellos querían que cambiáramos todos estos conceptos en
todos los capítulos, sin duda, el objetivo de ellos era eliminar bajo un argumento
legaloide la terminología exacta de los crímenes y violaciones que se hicieron en
el país durante las décadas de los sesenta y setenta. Además, esas observaciones
las teníamos que resolver en media hora.27

Ante la disyuntiva de acatar o no las observaciones, el área de investigación


histórica acordó rechazarlas bajo el argumento de que los procesos y la termi-

27
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.

409

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Rodolfo Gamiño Muñoz

nología jurídica enmarcada en el Código Penal mexicano no debían de someter


los sucesos históricos. Además de que los conceptos vertidos en su informe
eran existentes y estaban respaldados por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, dándoles una cobertura internacional. Esa versión fue enviada la
madrugada del día 15 de diciembre al Fiscal Carrillo Prieto, inaugurando con
ello el periodo vacacional de diciembre.
Al regresar del periodo vacacional —enero 2006— la situación se tornó
cada vez más tensa entre el área ministerial y la histórica, ya que las recomenda-
ciones realizadas por los primeros no habían sido acatadas. Algunos miembros
del área histórica, como Agustín Evangelista, Florencia Ruiz Mendoza, Arturo
Gallegos, Carlos Salcedo, Alberto López y José Luis Moreno Borbolla acordaron,
después de constatar que el informe de la Fiscalía contenía muy poco sobre la
guerrilla urbana, seguir investigando de forma autónoma.
Las facilidades otorgadas por la Fiscalía para revisar los expedientes
terminaron el 14 de febrero de 2006. “El 14 de febrero nos dieron el día del
amor y la amistad, ya no nos dejaron entrar a nuestras oficinas, se nos impi-
dió seguir con nuestras indagatorias bajo el argumento de que ya estábamos
despedidos”.28 Doce días después del despido injustificado, en la página oficial
de una organización no gubernamental llamada The National Security Archive
(nsa) con sede en la Universidad George Washington (ugw), se publicó el 26
de febrero de 2006 un extenso documento de aproximadamente 800 cuartillas,
el cual, según la ong, era el informe sobre la “guerra sucia” en México. Al día
siguiente, el periódico New York Time, a través de su corresponsal en México
Ginger Thompson, difundió la noticia y el informe con el siguiente encabezado:
“Report on Mexican Dirty War, Details Abuses on Military”.
Horas más tarde, José Miguel Vivanco, abogado chileno e integrante de
Human Rights Watch con sede en Nueva York, sostuvo que el informe es “un
paso adelante, pues es una crónica completa y detallada sobre la “guerra sucia”
en México, sobre el rol activo de los militares y los abusos cometidos. Es un
informe con pruebas contundentes que posibilitarían el procesamiento ante
los casos atroces de la ola represiva emprendida por los regímenes del pri”.29
Para los ex militantes, la aparición del informe en la prensa estadounidense
fue percibida como un suceso extraño, en primera instancia se cuestionaron
quién había en México realizado la filtración, puesto que el informe estaba aún
inconcluso. Además, percibieron que el gobierno norteamericano quedó como

28
Entrevista a Alberto López Limón. Citada.
29
Medellín, Jorge Alejandro. “Responsabilizan a Estado y Ejército de “la guerra sucia””. El Uni-
versal. 28 de febrero de 2006.

410

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La memoria ante las políticas de olvido

defensor de los derechos humanos al aceptar que uno de los periódicos más
influyentes a nivel global lo publicara como una muestra de un acto generoso,
al revelar al mundo y a los mexicanos una información aún “desconocida”, en
la que se exponía la barbarie de las fuerzas armadas así como la omisión del
Estado mexicano sobre el tema.
El informe fue publicado bajo el pretexto del derecho ciudadano a la
información en el National Security Archive (nsa).30 Kate Doyle, Directora del
Proyecto México del nsa declaró:

Estamos publicando el borrador del informe porque las familias de las víctimas
de la «guerra sucia» así como el resto de los ciudadanos mexicanos, tienen el
derecho a saber… El hecho de que una versión del informe final de la Fiscalía
Especial se encuentre circulando entre un puñado de ciudadanos prominen-
tes (Elena Poniatowska, Carlos Montemayor y Carlos Monsiváis)31 —y sin
embargo siga cerrado e inaccesible para aquellos que fueron más afectados
por la violencia— es una situación que evoca al pasado en México, cuando los
ciudadanos eran rutinariamente excluidos de participar cívicamente por parte
de un gobierno determinado a mantenerlos en la oscuridad. La información
era poder y el derecho a la información no existía para ciudadanos ordinarios.
El compromiso del National Security Archive en favor de la apertura nos ha
incitado a hacer pública esta versión del reporte para la opinión pública en
México y el mundo.32

Para los ex militantes que laboraron en la Fiscalía, la filtración del informe


seguía siendo un dilema, principalmente, intentaron comprender el motivo de
la filtración, y, sobre todo, quién le había dado cobertura. Borbolla sostuvo que
Katherine Doyle omitió mencionar que las tres entidades-nsa, hrw y nyt—

30
Doyle, Kate. “Informe documenta sobre 18 años de Guerra Sucia en México”. En www.gwu.
edu/narachiv/. Febrero 26 de2006.
31
El hecho de que el informe hubiera estado en manos de diversos intelectuales, activistas y
periodistas mexicanos, era debido a que fueron elegidos por la Fiscalía como lectores ex-
ternos, para verter, sus comentarios y sugerencias antes de que el informe fuera presentado
públicamente. Destaca también: Julio Scherer, Gilberto Guevara Niebla, Salvador Martínez
della Roca, Rodolfo Echeverría Martínez, Carlos Garza Falla, Alejandra Cárdenas Santana,
Octavio Santiago Dionisio, Antonio Hernández Fernández, Arturo Gallegos Nájera, Zohélio
Jaimes Chávez, Juan Islas Martínez, Salvador Bello Flores, Pedro Martínez, Guillermina Ca-
bañas Alvarado, Fernando Pineda Ochoa, Andrés Nájera Piedra, Arturo Miranda Ramírez y
Josafath Quiroz Alvarado. Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.
32
Ibíd.

411

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Rodolfo Gamiño Muñoz

conforman entre sus miembros un grupo con intereses comunes en Estados


Unidos, en México y en América Latina.33 Ella está casada con el periodista
Timothy Weiner34 de la corresponsalía en México del New York Times.35Además,
subrayó que en mayo de 1999 Doyle, Thompson y Human Rights Watch, habían
hecho algo similar en Guatemala,36 pues como sucedió en el caso de México,
Thompson se refirió a la documentación presentada por Doyle como “el más
detallado recuento conocido de los abusos militares durante la guerra civil que
asoló el país de Guatemala hasta hace tres años”.37 En este caso, Doyle se negó
también a revelar cómo y dónde obtuvo el documento, aunque ella aparece
como “experta en los archivos de Guatemala”.38
Evidentemente, la calificación de “experta en los archivos de Guatemala”
fue otorgado por Ginger Thompson a través del New York Times, y con el auxi-
lio de Regina Alexander, colaboradora también del Departamento de Estado
de Estados Unidos de América y para la National Endowment for Democracy
(ned) desde Haití. Una de las muchas caras de la cia.39
Por si fuera poco, Doyle se jactó en Perú de haber sido integrante de la
Comisión de la Verdad en México, además admitió que: “coordinó en 2005
la elaboración de un reporte que sirvió de base para redactar el informe final
de la femospp, que encabezó Ignacio Carrillo Prieto”,40 a pesar de lo cual lo
acusó de ocultar los datos más importantes.41
Esta información tomó por sorpresa a los ex militantes, ya que la “analista”
había consultado un solo grupo documental, el de la dfs y lo hizo sólo en una
ocasión. Éstos asumieron que la “analista” opinaba en voz de terceras personas
o por documentos que obtuvo de la femospp. A pesar de su desconocimiento
de los archivos y grupos documentales mexicanos, fue presentada y admitida

33
Cfr. Horowitz, David y Richard Poe. (2006). The Shadow Party. How George Soros, Hillary
Clinton, and sixties radicals seized control on the Democratic Party. Nashville, Tennessee:
Thomas Nelson.
34
Kate Doyle. en www.sourcewatch.org
35
Thompson, Ginger y Weiner, Tim. “When Promises to bring justice in Mexico come to naught”.
en New York Times. 26 de Julio de 2004.
36
Thompson, Ginger y Mireya Navarro. “Una investigación de organizaciones de E.U revela
algunos misterios de Centroamérica”. El País Digital. 21 de mayo de 1999 o en www.udel.edu
37
Ibíd.
38
Edna Ovalle. Documento inédito. Archivo Particular.
39
Fenton, Anthony y Dennis Bernstein. “Denial in Haiti: Has the Associated Press and the New
York Times go to the bed with The National Endowment for Democracy?,” en www.haitiaction.
net. 29 de diciembre de 2005.
40
Méndez, Alfredo. “Díaz Ordaz engañó a la cia”. En La Jornada. 3 de octubre de 2008.
41
Ibíd.

412

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La memoria ante las políticas de olvido

como especialista en los archivos mexicanos por el propio ifai, la Universidad


Iberoamericana, el Tecnológico de Monterrey y así se parecía en la literatura
especializada.42
Por su parte, Doyle cayó rápidamente en contradicciones, puesto que
primero aceptó su participación en la elaboración del informe así como en su
filtración, pero posteriormente se deslindó de ambas. “Ella descalificó el infor-
me al argumentar que el Informe-borrador del Fiscal Especial ¡Que no vuelva
a suceder! no resultó ser un documento útil. Aunque la sección que concierne
a Tlatelolco es elocuente y detallada en lo que se refiere a la descripción del
movimiento estudiantil de 1968, pero está plagada de errores”.43
Después de la publicación simultánea del borrador de la femospp en la
prensa de México y Estados Unidos, se suscitó un escándalo mediático. Mas
no se tenía la certeza de quién había filtrado el informe. Uno de los inculpados
fue el periodista Jacinto Rodríguez Murguía, quien fungía como director de
la revista Emeequis, acusada de publicar el informe y posteriormente filtrarlo
a medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales norteame-
ricanas.
Posteriormente, —sostienen López Limón y Moreno Borbolla y cuya in-
formación puede ser corroborada en el periódico El Universal— supieron que
el informe fue filtrado por José Sotelo Marbán con la autorización del Fiscal
Carrillo Prieto.44 Borbolla sostuvo que Sotelo Marbán fue el encargado de ter-
minar la redacción del documento titulado ¡Qué no vuelva a suceder! Después
de la filtración, el gobierno mexicano asumió una postura antagónica sobre la
información, y la primera reacción consistió en negar el contenido del informe
presentado por Doyle.
En este contexto, la respuesta de Carrillo Prieto ante la filtración del
informe fue cínica —sostuvieron los ex militantes— ya que argumentó que la
filtración fue una venganza del viejo régimen, y que los responsables “eran los
enemigos del procurador Daniel Cabeza de Vaca los que le colocan esta argucia,
pero el procurador y los que le respetamos y colaboramos con él no permitiremos
que a él ni al presidente se les pongan trampas al finalizar el período”.45 Carrillo

42
Ver: Aguayo (2007). Op.Cit. En este texto Doyle da su opinión basada en el informe que le
fue filtrado desde la Femospp, y no en una interpretación sustentada en sus investigaciones,
como sugieren Aguayo y Treviño.
43
Doyle, Kate. “Los Muertos de Tlatelolco”, en www.gwu.edu/nsarchiv
44
Licona, Sandra y Medellín, Jorge. “Filtró copia ex coordinador de investigación”. El Universal.
2 de marzo de 2006.
45
Ibarra, Carlos. “Califica fiscal de venganza filtración de informe sobre “guerra sucia”, en http//
oncetv-ipn.net/noticias

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Rodolfo Gamiño Muñoz

Prieto obviamente rechazó tener responsabilidad en la pérdida o sustracción


de la información.46
Después Ignacio Carrillo admitió que el documento de trabajo que publicó
el diario estadounidense New York Times era auténtico,47 pero agregó que el
informe no era objetivo y que sería revisado para posteriormente anunciar que
seguramente “habrá demandas por delitos de lesa humanidad contra civiles y
miembros del ejército y la policía que actuaron contra activistas y guerrilleros
bajo el gobierno del pri”,48 Sotelo dijo que el documento había sido sustraído
de su computadora en la femospp, y Carrillo, fiel a su estilo sofista, declaró que
filtrar era socializar los documentos.49 Por supuesto también dijo: «me merece
el mayor respeto el trabajo de José Sotelo Marbán, compañero mío desde hace
muchos años.50
El gobierno de Vicente Fox, por su parte, desacreditó el informe filtrado
a Kate Doyle, y aclaró que no estaba terminado y que no era oficial; adelantó
que la Secretaría de la Función Pública sfp abriría una investigación para sa-
ber quién había filtrado la información.51 A pesar de que los interesados en el
tema sabían perfectamente que el informe era un documento definitivo, todos
los involucrados en la filtración dijeron que se trataba de un borrador. El 12
de abril de 2006 La Jornada52 publicó una de cuatro fotos, en ella aparecen
Ignacio Carrillo Prieto, el ex guerrillero Mario Ramírez Salas y un “colabora-
dor argentino” de José Sotelo entregando el “Informe Histórico a la Sociedad
Mexicana”, evidenció —sostuvieron los ex militantes— todas las mentiras sobre
el documento, las cuales son un retroceso en torno a lo investigado y publicado
durante los últimos años.
La negativa del Estado mexicano expresada de forma púbica motivó que
los ex militantes revisaran el contenido del informe filtrado. Los resultados

46
Castillo, Gustavo. “Se deslinda fiscal de filtración de datos sobre la guerra sucia”, en La Jornada
2 de marzo de 2006.
47
“Auténtico informe de guerra sucia, en El Economista. eleconomista.com.mx/artícu-
los/2206/03-01-8684
48
“Duro informe sobre la guerra sucia, en www.elclarin.com/diario/2006/03/03/elmundo
49
Sesión de preguntas y respuestas de la conferencia de prensa conjunta que ofrecieron el pro-
curador general de la república, Daniel Cabeza de Vaca Hernández y el fiscal Ignacio Carrillo
Prieto, en www.pgr.gob.mx.1de marzo de 2006.
50
Ibíd.
51
“Desacredita Presidencia informe sobre la “guerra sucia”, en Agencia Apro. www.proceso.com.
mx/noticias 1 de marzo de 2006.
52
Castillo, Gustavo. “El fiscal Carrillo Prieto ocultó informe definitivo sobre sus investigaciones”.
El 1o., de marzo afirmó en la pgr que no había “un documento definitivo, sólo borradores”,
en La Jornada 12 de abril de 2006.

414

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La memoria ante las políticas de olvido

obtenidos fueron gratificantes, ya que el informe presentado por Doyle era


exactamente el mismo que ellos habían elaborado, pero incompleto, pues sólo
tenía ocho capítulos, le faltaban cuatro y tenía algunos errores de redacción. En
síntesis: “no eran versiones finales, eran los borradores que nosotros presentamos
a mediados de agosto o septiembre. Eran más conclusiones y ese tipo de cosas,
no eran elementos de análisis del informe, ni recomendaciones, no había una
historia general de la consolidación de los comités como afadem, etcétera., era
información inconclusa”.53
Pero para Carrillo Prieto, la Fiscalía y el Estado mexicano el informe fil-
trado era apócrifo, situación que alertó a los ex militantes que laboraron en la
Fiscalía, ya que de negar el contenido de ese informe, se podría esperar que la
información que sería presentada en el informe “oficial” fuera falseada. Los ex
militantes consideraron pertinente organizarse para defender públicamente el
informe filtrado y presentado por Doyle.
La respuesta del Estado mexicano ante la filtración del borrador fue in-
mediata, pues a pocos días la página oficial de la pgr publicó el informe final a
través del link Fiscalía, el cual aparentemente era el mismo que los ex militan-
tes habían entregado al Fiscal Carrillo Prieto. Por tanto, Agustín Evangelista,
Florencia Ruíz Mendoza, López Limón y Moreno Borbolla se reunieron para
revisar el informe publicado vía electrónica en la página oficial de la pgr y
contrastarlo con el borrador que había sido presentado por Doyle. El resulta-
do del análisis fue la elaboración de un aproximado de 40 cuartillas en las que
hicieron múltiples observaciones, las cuales consideraron era imperante darlas
a conocer a la sociedad. Para tal efecto, organizaron una conferencia de prensa
en la Ciudad de México y una Gira de la Verdad en diversas ciudades del país:
Distrito Federal, Guadalajara, Morelia y Chilpancingo.

La gira por la verdad

Los ex militantes que laboraron en la Fiscalía antes de comenzar la Gira de la


Verdad solicitaron el apoyo de Agustín Evangelista, Florencia Ruiz Mendoza,
Arturo Gallegos y Carlos Salcedo para organizar una conferencia de prensa,
llevada a cabo en las oficinas del Servicio y Asesoría para la Paz (serapaz)
ubicado en la Colonia del Valle, en la Ciudad de México.
La conferencia de prensa fue apoyada también por organizaciones como
afadem y la Fundación Diego Lucero, además de dos diarios de circulación

Entrevista a José Luis Moreno, Citada.


53

415

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Rodolfo Gamiño Muñoz

nacional: La Jornada y Reforma. El objetivo de esta conferencia consistió en


defender el informe presentado por Doyle, pues a sus ojos, la postura indecisa
de la Fiscalía entorno al documento y la tajante negación del Gobierno Federal
sobre el contenido del informe, significaba que la redacción del final u “oficial”
falsearía la información, situación que postergaría el establecimiento de la
“verdad histórica” y la aplicación de la justicia.
Durante la conferencia de prensa en serapaz los ex militantes explicitaron
cuáles fueron las funciones que desempeñaron en la Fiscalía así como el conte-
nido del informe presentado por Doyle. Asumieron que el nombre del informe
¡Qué no vuelva a suceder! fue tomado del informe de la Comisión de la Verdad
Argentina el denominado ¡Nunca más! cuya idea fue de José Sotelo Marbán.
Los ex militantes sostuvieron que desconocían los móviles y las causas de
la filtración del informe, pero que de lo que sí estaban seguros era que el informe
presentado por Doyle era una versión que ellos habían trabajado durante los
meses de agosto y septiembre de 2005, muestra de ello era que el informe tenía
conceptos como crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, campos
de concentración, aldeas vietnamitas, estado de sitio y genocidio, a pesar de
que el área ministerial que trabajó en la Fiscalía solicitaba la anulación de esa
terminología.
Posteriormente, cuando analizaron el informe “oficial” publicado en la
página de la pgr, observaron que el informe había sido cambiado y predomi-
naba un corte ministerial en su contenido. Borbolla sostiene —a manera de
ejemplo— que mientras el área histórica elaboraba la investigación sobre el
movimiento del 68, no les fue permitido el acceso a los testimonios y declara-
ciones de Álvarez Garín, por ejemplo, mientras que en el informe publicado en
la página de la pgr estos testimonios ocupan un lugar central, ya que se trata
de una re construcción con intereses ministeriales sobre el caso.
Por su parte, López Limón sostuvo que todo el trabajo de investigación
documental que habían realizado en el área histórica con los expedientes de la
dfs, de gobernación y de las fuerzas armadas fue desechado del informe bajo el
argumento de que no era una información significativa para establecer pruebas
y fincar responsabilidades jurídicas. De la misma forma, el área ministerial
omitió las responsabilidades al ejército, pues el término fue sustituido por fuer-
zas armadas, por tanto, toda responsabilidad de las violaciones a los derechos
humanos fue endilgada a la dfs, organización ya desaparecida.
Durante la conferencia de prensa los ex militantes sostuvieron también que
los grados y cargos militares que ostentaban los perpetradores de violaciones
fueron eliminados, sólo se les reconocía por su nombre o seudónimo. También
en el informe “oficial” los grados militares fueron borrados y se omitió la pu-

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La memoria ante las políticas de olvido

blicación de múltiples organigramas de operación militar que habían logrado


descifrar.
Arguyeron que el Procurador General de la República, Daniel Cabeza de
Vaca e Ignacio Carrillo Prieto, Fiscal de la femospp, autorizaron la modifica-
ción del informe a José Sotelo Marbán, quien eliminó todos los conceptos que
pudieran resultaban incómodos al Código Penal mexicano, a decir —como
anteriormente se subrayó— crímenes de lesa humanidad que culminaron en
masacres, desapariciones forzadas, torturas sistemáticas, crímenes de guerra y
genocidio.54 Sotelo Marbán los eliminó y colocó en su lugar términos como:
actos contrarios al honor militar, la ética y el derecho.55
La temática abordada por los ex militantes que laboraron en la Fiscalía en
la Gira por la Verdad56 fue mucho más extensa e incrementó las críticas a las
deformaciones entre el informe que ellos habían entregado al Fiscal, fue filtrado
como borrador a Doyle, y el presentado de manera “oficial” en la página de la pgr.
El contenido de estos argumentos permite observar la preocupación
de estos sujetos por establecer una verdad que institucionalmente había sido
negada, borrada y sustituida de forma discrecional. Permite, además, conocer
el viraje político y social que estos actores experimentaron en torno al pasado,
así como la construcción de una memoria complementaria a la establecida de
forma oficial a través de las políticas del olvido.

Las memorias sobre la femospp

El contenido de las memorias vertido durante la Gira de la Verdad tuvo como


sustento el informe no “oficial” presentado por el área histórica, así como sus
experiencias laborales en la Fiscalía. Estas memorias representaron en esta co-

54
femospp. (2006). ¡Que esto no vuelva a suceder! Introducción p. 1.
55
Ibíd. Cap. 6. p.1.
56
La Gira por la Verdad, como anteriormente se aludió, abarcó cuatro ciudades: Distrito Federal,
Guadalajara, Morelia y Chilpancingo. En el Distrito Federal se llevó a cabo en el centro Cultural
José Martí y contó con la presencia de académicos e intelectuales como: Raúl Álvarez Garín
y Condés Lara. En Guadalajara se reunieron en la Universidad de Guadalajara, espacio que
fue negociado por el colectivo Rodolfo Reyes Crespo. En Morelia la reunión se llevó a cabo
en la Universidad Nicolaita, el cual fue gestionado por la familia Cruz (la cual ha interpuesto
demandas por la desaparición forzada de algunos de sus miembros). En Guerrero, la reunión
se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de Guerrero en Chilpancingo, con el apoyo de
diversos ex militantes de los grupos armados que fungían como profesores-investigadores en
dicha universidad.

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Rodolfo Gamiño Muñoz

yuntura un desafío para el gobierno emanado de la “transición democrática”, ya


que estaban cargados de críticas a la capacidad del Estado, el cual era acusado
de abrogarse el uso político del pasado, de deformar el contenido histórico y
construir una memoria apócrifa de la violencia que fue vertida contra la opo-
sición durante las décadas de los setenta y ochenta.
Las memorias externadas en la Gira de la Verdad evidenciaron la incapa-
cidad, la poca voluntad o el férreo tutelaje que padecía la Fiscalía para simular
públicamente el esclarecimiento de la verdad y la aplicación de la justicia. A
decir de Moreno Borbolla, quedó de manifiesto que “la Fiscalía fue sólo una
moneda de cambio utilizada por el pan para controlar los intereses y acciones
políticas del pri”,57 como en adelante se explicitará.
Durante la Gira de la Verdad los ex militantes consideraron pertinente
construir una memoria a partir de dos ejes, la filtración del informe y el papel
jugado por Sotelo Marbán, quien operó siempre con el consentimiento del Fiscal
Carrillo Prieto,58 quien llamó a la filtración —como anteriormente se explicitó—
una “socialización” de la información. Después de la filtración, Sotelo Marbán
y compañía tuvieron tiempo para modificar el informe que fue presentado de
manera “oficial” en la página de la pgr. Varios fueron los cambios realizados
por estos, por ejemplo: se reiteró que los crímenes de lesa humanidad que cul-
minaron en masacres, desapariciones forzadas, torturas sistemáticas, crímenes
de guerra y genocidio,59 no eran tales, sino actos contrarios al honor militar, la
ética y el derecho.60
En el informe “oficial” presentado en la página de la pgr se omitieron
también elementos clave como:

Desapariciones forzadas (las cuales fueron más de seiscientas), de detenciones


arbitrarias (las cuales se sucedían todos los días y muchas veces eran masivas),
torturas (con todos los detenidos y hasta con los que presenciaban las detenciones),
campos de concentración —estado de sitio—y aldea vietnamita, las cuales fueron
clasificadas como cerco militar a las comunidades y regiones. Concepto antagónico
a la realidad, ya que efectivamente en algunas regiones se aplicaron métodos de
tortura como la provocación del hambre, impedir a alguna población salir libre-

57
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.
58
Las referencias vertidas en este trabajo durante la gira de la verdad son sólo algunos de los
elementos que el cihmsac logró conservar de las más de 30 cuartillas que fueron realizadas
por los ex militantes que laboraron en la Fiscalía. La información está en posición del cihmsac
y de la ex militante y académica Edna Ovalle, del cual me permití referir una parte.
59
Femospp. Op. Cit. p. 1.
60
Ibíd.

418

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La memoria ante las políticas de olvido

mente a sus campos de trabajo y realizar sus necesidades básicas de subsistencia.


Sotelo también omitió registrar las masacres y ataques indiscriminados a población
civil como bombardeos aéreos, cuyas prácticas fueron también de exterminio.61

Los ex militantes sostuvieron durante la Gira de la Verdad que en la introducción


del informe “oficial” Sotelo afirma que se presentan pruebas abrumadoras de
los diversos crímenes que se cometieron en el pasado. Pero, posteriormente,
su escrito no aporta pruebas que den sustento documental ni testimonial sobre
los hechos. Por el contrario, en él se niega que en los archivos de la sedena se
encuentren pruebas, vestigios o evidencias de los crímenes de guerra cometidos
contra la disidencia social y política.
Ante esta negación, los ex militantes increparon públicamente a Sotelo
Marbán y al Fiscal Carrillo Prieto, y los cuestionaron a cerca de dónde había en-
contrado las evidencias mostradas en la parte introductoria. En algún momento
Sotelo Marbán dijo que esa información la había entregado a un testigo “pro-
tegido”, pero realmente se refería a Gustavo Tarín Chávez,62 quien —sostienen
los ex militantes— además de ser un ex general de las fuerzas armadas, había
estado implicado en el traslado de droga a píe en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Esta situación resta validez histórica y jurídica a dicho testimonio. Posterior-
mente, arguyeron que Sotelo —a través de su informe— sostuvo que los campos
de concentración no fueron más que la utilización espacial que los militares
hacían en zonas ocupadas a nivel nacional, las cuales fungieron como cárceles
destinadas para la obtención de la información, más no fueron utilizadas como
campos de concentración. Se sabe que los detenidos en estas cárceles fueron
posteriormente trasladados a diversas zonas militares, principalmente al campo
militar número uno, ubicado en la Ciudad de México.
Sin embargo, —sostienen los ex militantes— es necesario hacerle saber a
la sociedad que en el estado de Guerrero se habilitaron dos campos de concen-
tración, los cuales habían sido documentados por ellos en el informe entregado
al Fiscal. Uno fue instalado en Píes de la Cuesta, en Acapulco, particularmente,
en la base Aérea número 7, y, el otro, en el municipio de Atoyac, en el Cuartel
General. Ambos pertenecientes a la 27ª Zona Militar.63
En el informe este dato fue incluido de manera dolosa en la cita número
52, porque no tiene ningún apoyo documental, ni remite a algún archivo, Sotelo
además vertió su opinión:

61
Ibíd. Cap. 8. pp. 3 y 4.
62
Ex capitán testigo protegido de la pgr.
63
Ibíd. Cap. 9. pp. 35 y 36.

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Rodolfo Gamiño Muñoz

Los detenidos por el ejército no eran entregados a la autoridad civil, sino tras-
ladados al cuartel militar, que servía de “campo de concentración”, donde eran
interrogadas con fines de que dieran información. Allí podían tener varios des-
tinos: a) Morir en los interrogatorios, por lo salvaje y despiadados que eran, y
su cuerpo ser desechado (enterrado, dejado a que se lo comieran los animales,
tirado a algún foso o al mar, entre los destinos referidos); b) ser utilizados como
‘madrinas’ en las correrías militares o en los retenes a los que eran obligados a
participar; c) quedarse en ese cuartel por tiempo indefinido; d) ser conducidos
a la Zona Militar de Pie de la Cuesta en Acapulco; e) ser conducidos ante alguna
autoridad civil para ser consignados y; f) ser conducidos al Campo Militar Número
Uno en la Ciudad de México.64

Para los ex militantes, este informe carece también de soporte documental,


lo único que lo sustenta es un caso de tortura que él relata65 y su fuente de
información es el sastre y ex guerrillero José Arturo Gallegos Nájera,66 uno
de los colaboradores-lectores que tenía la femospp. En cuanto a la desapari-
ción de personas a través de los llamados “Vuelos de la muerte”67 en los que
presuntamente desde aviones militares se tiraba al mar a los guerrilleros, el
informe puntualiza en el capítulo 9, página número 41,68 que 143 detenidos
ilegalmente por el ejército y que estaban en cárceles y cuarteles militares, fue-
ron ejecutados extrajudicialmente, es decir, que durante 30 días cada noche
fueron ejecutadas aproximadamente 12 personas y que sus cuerpos fueron
tirados al mar, justo cuando Arturo Acosta Chaparro estaba a cargo de las
corporaciones policiales y tenía una relación directa con el ejército. Para los
ex militantes, esta información raya en lo absurdo, ya que se pretende quitar
responsabilidad legal y penal a Acosta Chaparro en las desapariciones, puesto
que lo coloca como un jefe policial que mantenía una estrecha relación con
las fuerzas castrenses, cuándo sólo realmente él fungía como militar activo
durante esos años.

64
Ibíd.
65
Ibíd. p. 40.
66
Con el alias de “Edil” Gallegos participó en la Brigada Campesina de Ajusticiamiento. Fun-
dador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (far), organización escindida del Partido de
los Pobres, comandado por Lucio Cabañas. Participó en 1972 en el secuestro del estudiante
Cuauhtémoc García Terán, y en 1974 en el de Vicente Rueca Saucedo. Miembro del prt y
candidato a acalde en el Puerto de Acapulco, renunció a favor de Alberto López Rosas del
prd en 2001.
67
femospp: Op. Cit. Cap. 9. pp. 62 y 63.
68
Ibíd.

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La memoria ante las políticas de olvido

En el informe —en relación a los “vuelos de la muerte”— se pretendió dar


soporte al anterior argumento a través de dos reportajes publicados en la prensa.
El primero de ellos fue elaborado por Abel Barajas y Víctor Fuentes y publicado
el 29 de octubre de 2002 en el periódico Reforma bajo el título “Los vuelos de
la muerte”. A través del reportaje se levanta una acusación ante la Procuraduría
Militar contra dos generales incriminados por matar a 143 civiles. Los militares
implicados fueron Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quiroz Hermosillo.69
Más Sotelo sostiene —como si con eso se redujera la pena a estos militares— que
el reportaje tiene un error grave, puesto que ocho de los supuestos desaparecidos
están vivos. Para los ex militantes, estas contradicciones ponen de manifiesto
que su informe carece de rigor metodológico y que existe una tergiversación
deliberada de la información y de las fuentes, lo cual —sostienen— es una
constante a lo largo de todo el informe “oficial”.
El segundo artículo utilizado es el de la reportera Gloria Leticia Díaz, de
la revista Proceso, publicado en fecha distinta a la consignada en el informe
“oficial”.70
De manera estratégica, se ocultó que los ex militantes habían encontrado
en el agn información crucial para demostrar la existencia de los “vuelos”, la
cual además fue entregada al Fiscal. Los ex militantes dieron lectura al expe-
diente, consistente en una carta que el soldado Benito Tafoya Barrón envió a
sus hermanos “Gabyno” y “Pacho” en febrero de 1975, desde Petatlán, Guerrero.
En dicha carta Benito Tafoya escribió:

Hermanos les escribo esta carta esperando que se encuentren bien de salud,
que de la que de mí se despide es buena gracias a Dios, ahora paso a decirles
lo siguiente. Hermanos quiero que en cuanto reciban esta carta me contesten,
mándenme decir si ya les mandaron decir de la casa que la “Guera” (nicolaza)
se fue con su novio y que Raquel y Paz se andan metiendo en problemas muy
serios, que se andan metiendo de guerrilleras, digo problemas serios porque me
ha tocado ver como acaban lo que se dicen guerrilleros, digo que me ha tocado
ver porque yo participé cuando rodíamos a Lucio Cabañas y a su gente y murie-
ron muchos y a los que agarramos vivos (fueron varios) a mí me tocó subirlos
a un helicóptero amarrarlos de pies y manos y atados a unas barras de fiero e
irlos a tirar al mar y entre ellos iban dos muchachas, por eso yo temo que ellas
lleguen a caer en manos de la policía y tengan el mismo fin, de mis compañeros

69
Por homicidio calificado. En medio de otras acusaciones por narcotráfico de las cuales ambos
fueron exonerados en junio de 2007.
70
Ibíd. 17 de octubre de 2002, pero la fecha es 27 de octubre del 2002.

421

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Rodolfo Gamiño Muñoz

del batallón mataron nada mas a uno, y a nosotros nos toco matar a Lucio Ca-
bañas, yo lo alcance a conocer vivo ya que yo como soldado de confianza de un
capitán me dijo que no me separara de él, me dijo a mí y a otros dos soldados
más que llegamos cerquita de Lucio como a 30 metros pero nos descubrieron
y nos tiraron varias ráfagas, pero a un compañero nada más le pegaron en la
cabeza ya que estábamos tendidos e inmediatamente abrimos fuego yo solo se
que allí tiré tres cargadores, no sé si mate a alguien, o a nadie, yo estaba medio
tonto en esos momentos yo era como un autómata, nada más me dejaba llevar
por instinto ya que en esos momentos con tantos disparos me quede aturdido
pero Lucio Cabañas únicamente estaba herido y grito “Hasta que se les hizo,
pero les aseguro que no les voy a dar el gusto de que me maten ustedes”, y el
mismo se mato, pero el capitán que iba conmigo le dio el tiro de gracia. Yo creí
que nos iban a premiar pero nada más al capitán lo ascendieron a mayor y a
nosotros nada mas recibimos felicitaciones y fue todo..Y quede medio sordo de
un oído es todo lo que les cuento por ahora. Su hermano que desea mas verlos
que escribirles. Benito Tafoya Barrón. Mi domicilio es Plan Mayor. 19/o. Batallón
de Infantería. Petatlán Guerrero.

Otros de los gazapos localizados y expuestos en la Gira de la Verdad fue el “análi-


sis” de las fichas signaléticas, las cuales muestran supuestamente que el gobierno
estadounidense apoyó y colaboró abiertamente con material de inteligencia con
la dfs, sólo porque se encontraron varias fichas en inglés.71
Para los ex militantes esto era una aberración, ya que no se puede esta-
blecer una relación entre las fichas signaléticas en inglés con el apoyo abierto
del gobierno norteamericano cómo si el habla inglesa fuera únicamente de los
Estados Unidos. Para este grupo, el formato del idioma inglés en las fichas es
más una muestra del atraso tecnológico que de una cooperación deliberada.
Además, consideraron pertinente aclarar que la listas de las fichas signaléticas
fueron analizadas por ellos cuando formaron parte de la Dirección de Informa-
ción y Análisis Documental de la femospp y por supuesto —sostienen— que esa
información al igual que otra que circuló en medios de comunicación masiva
salió de sus computadoras. Por ejemplo: el expediente completo de Miguel
Nazar Haro, que fue entregado al Fiscal Carrillo Prieto, nunca fue mostrado
en el informe “oficial”.72

71
femospp. Op. Cit. Cap. 8. p. 9
72
pgr-femospp. Acta de entrega recepción de la Dirección de Análisis e Investigación Docu-
mental. Anexo No.6 Amparando 109 carpetas en original y copia. 31 de mayo de 2004. Esta
documentación es distinta de la que se integró en las averiguaciones previas.

422

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La memoria ante las políticas de olvido

Para los ex militantes del movimiento armado fue lamentable que el


documento de aproximadamente 847 cuartillas a través del cual se inculpaba
al ejército de abusos cometidos en México durante más de una década 1968-
1980, haya sido un fraude. Puesto que ahí Sotelo afirmó que “los militares que
aparecen en ese informe no son los probables responsables necesariamente,
no voy a hablar de eso, porque eso es una prohibición constitucional, no voy a
hablar de probables responsables”.73 Por tanto, los ex militantes públicamente
volvieron a cuestionar “¿Para qué entonces señalarlos?”
Para los ex militantes, haber llevado a cabo la Gira por la Verdad les per-
mitió mostrar a la sociedad que ni el gobierno de la “transición democrática”, ni
la femospp, ni el Fiscal Carrillo Prieto y sus colaboradores estaban interesados
en el establecimiento de la “verdad histórica” ni en la impartición de la justicia.
No estaban interesados porque el informe presentado de forma “oficial”
evidenció que su área ministerial no había investigado, que la información otor-
gada por el área histórica fue manipulada a grado tal de presentar un informe
apócrifo a la sociedad mexicana, el cual omitió además publicar el apartado de
recomendaciones que el área histórica propuso.74
Las facultades jurídicas otorgadas al Fiscal Carrillo Prieto por el gobierno
federal fueron reducidas, pues los blindajes “legales” impuestos a la Fiscalía
rebasaron su capacidad y voluntad de maniobra, “a grado tal que llegó a com-
prender que el papel u objetivo de la Fiscalía no estaba fincado en el pasado,
ni mantenía un compromiso con la verdad y la justicia, sino con el presente.
En otros contextos, diversos funcionarios a nivel nacional e internacional
justificaron mediáticamente el papel de la Fiscalía, pero indirectamente mos-
traban también que los intereses del “gobierno del cambio” por saldar cuentas
con el pasado estaban sucumbiendo, y que los compromisos de verdad y justicia
serían pospuestos.
Como puede apreciarse, la Fiscalía fue una moneda de cambio que el
gobierno del pan utilizó en diversos momentos para amedrentar y limitar el
poder político del pri. Existen otros elementos importantes que dan soporte
a esta premisa. Por ejemplo, la supuesta detención de Nazar Haro que suce-
dió en un momento en el que la prensa evidenció que los hijos de Martha
Sahagún ejercían corrupción protegidos por la Presidencia de la República.
Después de la “detención”, la avalancha informativa menguó. Otro suceso
importante tuvo lugar un mes antes de las elecciones, cuando se giró orden
de aprehensión al ex presidente Luis Echeverría por el caso del 68 y 71. Tal

pgr. Comunicado del 1 de marzo de 2006, en www.pgr.gob.mx/cmsocial


73

Entrevista a José Luis Moreno. Citada.


74

423

00A-Completo LC23S.indb 423 02/03/2015 03:35:50 p.m.


Rodolfo Gamiño Muñoz

parece que esa muestra simbólica de “justicia” fue el real “efecto demoledor”
del informe de la femospp.
Los ex militantes, en cada una de las localidades en las que se presentó la
Gira por la Verdad, concluyeron respondiendo una de las preguntas más fre-
cuentes realizadas por el público asistente: “¿Cuáles son realmente los objetivos
y los alcances de la Gira por la Verdad?”
En diversas ocasiones ellos argumentaron que uno de los objetivos fun-
damentales era la generación de un debate público, ya que por parte de algunos
medios de comunicación e intelectuales existía la preocupación por conocer el
verdadero informe, no el informe filtrado ni el informe publicado en la página
de la pgr. Parte de esos objetivos era necesario convencer a sus ex compañeros
de armas que su labor en la Fiscalía no limitó su capacidad crítica y que no so-
metieron sus capacidades investigativas y metodológicas a las simulaciones que
los grupos cercanos al Fiscal osaban imponer. Que ellos no habían vendido sus
principios ideológicos y políticos a una institución que en todo momento rega-
teó la aplicación de la justicia ante las documentadas violaciones a los derechos
humanos en el pasado. Los ex militantes sostuvieron “que trabajaron ahí porque
a pesar de que el informe no estuviera bien, como sucedió, ellos argumentan que
al estar en contacto con la información ya era ganancia, era un logro, entrar a
los expedientes, conocerlos, revisarlos, analizarlos, eso ya era una ganancia para
el movimiento armado, y que ese era el sustento para promover y defender el
verdadero informe, el redactado por ellos y el grupo del área histórica”.75
Algunas de las críticas que fueron vertidas en la Gira de la Verdad consis-
tieron preguntar en porqué no habían ellos redactado en el informe los argu-
mentos para saber dónde estaban los desaparecidos, a lo que respondían que ese
trabajo no le correspondía al área histórica, sino al área ministerial. Pero que el
informe en su conjunto tenía información valiosísima para elaborar las pruebas
necesarias y fincar responsabilidades ante algunas desapariciones realizadas por
el Estado durante las décadas de los sesenta y setenta. Tal como sucedió con el
caso de Rosendo Radilla, cuando Juan y Tita Radilla revisaron el informe negado
y se convirtió en el documento base para mostrar las pruebas de la desaparición.
“Ése —explican— ha sido uno de los grandes aportes de nuestro trabajo en la
Fiscalía y de la Gira por la Verdad”. Aunque no se logró difundir ampliamente
por cuestiones de recursos.76 “Lamentablemente para el Fiscal Carrillo Prieto
y para el Estado mexicano, el informe logró a pesar de sus limitaciones econó-
micas llegar a mucha gente, logró cosas importantes, tal es el caso de Rosendo

Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.


75

Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Citada.


76

424

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La memoria ante las políticas de olvido

Radilla, que logró entrar en la agenda de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos. Eso logró esclarecer muchas cosas que pretendieron ser borradas
por el estado mexicano y sus colaboradores”.77

Reflexión final

El arribo a la Fiscalía de los ex militantes del movimiento armado socialista les


permitió replantear su percepción del pasado, así como su utilización y admi-
nistración política y social. La “transición democrática” reactivó su interés por
replantear las estrategias y el contenido de sus memorias. Para tal efecto, los ex
militantes reconceptualizaron la utilización del tiempo así como el papel político
y social de la memoria. El pasado fue percibido como un elemento estático,
articulado por la documentación generada por los aparatos de seguridad del
Estado mexicano.
Analizar los acervos documentales permitió a los ex militantes cuestionar
su idea de memoria, sus estrategias de acción y los contenidos que ellos habían
implementado, de los cuales dedujeron que se habían centrado en el pasado. Por
tanto, era necesario cuestionar esas fuentes documentales a la luz del presente, a
la luz de las posibilidades que ofrecía el gobierno de la “transición democrática”
en materia de verdad y justicia en relación a la violencia política ejercida contra
la oposición política y social.
El análisis del pasado y la “preocupación” que mantenía la Fiscalía en ma-
teria de verdad y justicia fue cuestionada tempranamente por los ex militantes,
ya que fueron laboralmente limitados por las múltiples trabas operativas así
como por los infructuosos debates conceptuales entre el área de trabajo —his-
tórica— y el área ministerial. Padecieron, además, un sinfín de trabas jurídicas
que impidieron proyectar sus avances en la investigación y contenidos temá-
ticos para darlos a conocer al Fiscal Especial. Principalmente, porque el área
ministerial omitió registrar en el informe conceptos que fueron utilizados por
el área histórica, bajo argumentos legaloides y un manejo parcial y sesgado del
Código Penal Mexicano.
La posición del área ministerial radicó en eliminar todos los elemen-
tos que no existiera en el Código Penal mexicano y optó por sustituirlos por
otros. Los conceptos propuestos por los ex militantes fueron cuestionados en
su legitimidad, debido a que sólo organismos internacionales como la Corte
Interamericana de Derechos Humanos sí los contemplaban. La negativa para

77
Entrevista a Alberto López Limón. Citada.

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Rodolfo Gamiño Muñoz

utilizar estos conceptos, más allá del interés jurídico, tenía un interés político,
es decir —como anteriormente se subrayó— exonerar a las fuerzas armadas de
los delitos de lesa humanidad cometidos contra población civil y los opositores
sociales y políticos en el pasado.
Una de las propuestas de memoria que los ex militantes presentaron du-
rante la rueda de prensa en la Ciudad de México, antes de iniciar la Gira por la
Verdad, consistió en evidenciar que la Fiscalía operó con dos grupos antagó-
nicos —el área ministerial y el área histórica—los cuales sorteaban tensiones
permanentes, cuyo resultado fue la tergiversación del informe histórico. Un
informe que nunca fue presentado de manera oficial a la sociedad mexicana,
un informe que fue blindado ante el escrutinio público, ya que primero fue
“filtrado” y, posteriormente, publicado discrecionalmente en la página oficial
de la pgr. Tales decisiones fueron consensadas desde el gobierno federal con
el objetivo de crear una cortina de humo para ocultar el contenido “no oficial”
y reducir el impacto político y social del informe, como una estrategia que
permitió al Estado tener el tiempo suficiente para modificar el contenido según
sus intereses. Motivo por el cual el gobierno asumió una posición ambivalente,
ya que primero aprobaba el informe “filtrado”, después lo desaprobaba, bajo el
argumento de que había sido gente cercana al pri la que se había encargado de
filtrarlo para estropear el trabajo de la Fiscalía, del Fiscal, del Procurador y del
Presidente de la República. En este juego político ni el informe “filtrado” ni el
informe “oficial” presentado en la página de la pgr tuvieron la atención histórica
y jurídica que ameritaba. Discursivamente, el informe fue utilizado mediática y
políticamente —en momentos coyunturales de la vida política nacional— para
señalar que las violaciones a los derechos humanos cometidas en el pasado eran
responsabilidad de los gobiernos del pri, sin darse cuenta que indirectamente
mostraban que los anclajes de este partido no habían podido ser desmontados
por el pan al mando de la presidencia.
En la rueda de prensa los ex militantes dejaron en claro que el documento
“filtrado” a Doyle, a pesar de estar incompleto se trataba del documento que fue
elaborado por la Fiscalía durante sus cuatro años de investigación, pero a pesar
de ellos fue tomado como un documento apócrifo. Mientras que el informe
publicado en la página de la pgr, aunque fue tergiversado se presentó como el
informe “oficial” elaborado por la femospp. Estas anomalías fueron el elemento
que motivó la organización de los ex militantes del movimiento armado y de
algunos miembros del área histórica para hacer una defensa pública del informe
histórico a través de las Gira por la Verdad.
Es relevante subrayar que las memorias establecidas durante la Gira por la
Verdad —como anteriormente se explicitó— contaron con el apoyo de diversos

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La memoria ante las políticas de olvido

actores que se incorporaron a esta iniciativa, entre los que destacan: estudian-
tes, académicos, periodistas, intelectuales, miembros de partidos de izquierda,
organizaciones no gubernamentales, y dos diarios locales y nacionales.
Las fuentes documentales que dieron soporte a esta iniciativa fueron el
informe no oficial entregado a Carrillo Prieto antes de la filtración y el infor-
me “oficial” publicado en la página de la pgr, así como una vasta compilación
de fuentes documentales que fueron consultadas en el Archivo General de la
Nación.
Las memorias establecidas por los ex militantes durante la Gira por la
Verdad están compuestas por múltiples narrativas a través de las cuales este
grupo manifiesta sus preocupaciones en materia de verdad y justicia. La narra-
tiva que ocupa un lugar central en la iniciativa de memoria establecida por este
grupo consiste en evidenciar que en el informe “oficial” presentado a la sociedad
mexicana a través de la página de la pgr se omitieron múltiples conceptos clave
que impiden entender los tipos de violencia política utilizados por el Estado
contra la oposición política y social, también obstaculiza conocer la identidad
de los culpables de las violaciones a los derechos humanos y para fundamentar
los delitos de lesa humanidad.
En el informe “oficial” se sometieron al Código Penal mexicano diversos
conceptos clave, a pesar de su vigencia en la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, así crímenes de lesa humanidad fue sustituido por crímenes de
guerra, Campos de concentración por estado de sitio. Se eliminaron también
algunos conceptos como: aldea vietnamita, genocidio, desaparición forzada y
torturas sistemáticas.
Esta narrativa fue complementada con el argumento de que las fuerzas
castrenses fueron deslindadas de toda responsabilidad de los sucesos, y de que
las violaciones a los derechos humanos cometidas en el pasado fueron principal-
mente por fuerzas policiales (y no bajo los cargos señalados por los ex militantes)
fueron catalogadas como: acciones contrarias al honor, la ética y el derecho.
La narrativa recurrente en la Gira de la Verdad vertida por los ex militantes
consistió en mostrar las pruebas de la “verdad” negada institucionalmente, esa
verdad sustituida de manera discrecional a través de una memoria complemen-
taria, una memoria a través de la cual se compruebe que del informe “oficial”
se eliminaron conceptos clave y que hubo una tergiversación deliberada de la
información, y que el informe presentado como “oficial” careció de un rigor
metodológico, y adoleció de un sustento documental.
La Gira por la Verdad también mostró a la sociedad mexicana que el
gobierno de la “transición democrática”, la femospp, el Fiscal Carrillo Prieto
y sus colaboradores no estaban interesados por establecer la verdad histórica,

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Rodolfo Gamiño Muñoz

ni en sentar las bases para la impartición de la justicia. Se confirmó que el área


ministerial no había investigado a fondo los casos de violación a los derechos
humanos como públicamente lo había anunciado y que la información entregada
por el área histórica había sido manipulada en todo momento para reducir la
posibilidad de imputar responsabilidades institucionales-personales, y limitar
el impacto social y político del informe que sería presentado a la sociedad
mexicana.
En otras palabras, las facultades otorgadas a la Fiscalía fueron limitadas,
porque la información tuvo blindajes legales, y las preocupaciones de sus funcio-
narios no estaban ancladas en el pasado, ni en la verdad, ni en la justicia, sino en
sus comportamientos mafiosos institucionales y personales. La Fiscalía fungió
como una moneda de cambio político que fue útil para someter mediante el
chantaje y la amenaza, las aspiraciones políticas del pri. Además, esta moneda
de cambio sirvió también para dar una imagen democrática y comprometida
con los derechos humanos y para que la comunidad internacional evaluara
de manera óptima el compromiso adquirido por el gobierno de la “transición
mexicana” con relación a la penalización de los delitos de lesa humanidad co-
metidos por el régimen autoritario que le antecedió.
Para finalizar, los ex militantes sostuvieron durante la Gira de la Verdad
que los magros resultados de la Fiscalía terminaron siendo un concierto de
enemistades y desprecios, ya que hubo un deslinde de responsabilidades, desde
el Ejecutivo, el poder legislativo, federal y de las instituciones gubernamentales,
policiales y judiciales, mostrando con ello que los enclaves de poder del pri no
se habían ido.

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00A-Completo LC23S.indb 430 02/03/2015 03:35:52 p.m.


La memoria ante las políticas de olvido

Sesión de preguntas y respuestas de la conferencia de prensa conjunta que ofrecieron el


procurador general de la república, Daniel Cabeza de Vaca Hernández y el fiscal
Ignacio Carrillo Prieto, en www.pgr.gob.mx.1de marzo de 2006.

Entrevistas

Entrevista a Alberto G. López Limón, realizada por Rodolfo Gamiño a 11 de abril de


2012, México DF.
Entrevista a José Luis Moreno Borbolla, realizada por Rodolfo Gamiño Muñoz el 14
de abril de 2012, México, DF.

431

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El pais del olvido.
La Liga Comunista 23 de Septiembre y la femospp

Héctor Moreno Soto*

“El olvido no es, en el caso de la nación, el simple


borrarse psicológico, un desgaste o un obstáculo in-
significante que hace más difícil el acceso al pasado,
como si el archivo se hubiese destruido por accidente.
No, si hay olvido, es porque no se soporta algo que
estuvo en el origen de la nación, una violencia sin
duda, un acontecimiento traumático, una especie
de maldición inconfesable.”**

L as Comisiones de la Verdad (cv) han surgido en diversas partes del mundo


como una manera de solucionar problemas derivados de periodos de go-
biernos autoritarios y de violaciones de los derechos humanos. Se han creado
más de veinte CV en el mundo, la primera experiencia en América Latina fue el
Argentina Nunca Más en 1984, a partir de esta fecha, se han creado al menos una
docena más: Brasil (1985), Paraguay (1990), Chile (1991), El Salvador (1993),
Haití (1996), Guatemala (1999), Uruguay (2000), Panamá (2002) y Perú (2003),
incluyendo las últimas dos creadas durante el 2012 en Colombia y Brasil.
Un rasgo característico (hasta la experiencia mexicana) de América Lati-
na había sido la utilización de estos instrumentos de investigación, ya que, de
acuerdo con diversos expertos sobre el tema, su utilidad derivó de su carácter no
vinculante (en términos judiciales), lo que facilitó la difícil y delicada situación
que se dio con las llamadas transiciones a la democracia acaecidas en la región.
En este contexto Latinoamericano de políticas hacia el pasado, propongo
situar La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del pasado

* Maestrante por el Programa de Estudios Latinoamericanos de la unam. Profesor y académico


de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Investigador y académico del Museo de la
Memoria y Tolerancia. Sus líneas de trabajo atraviesan las relaciones de la memoria y el olvido
en la historia y la conformación de las identidades sociales.
** Jacques, Derrida. (2004). Kant, el Judío, el Alemán. Argentina: Trota. p.121.

433

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Héctor Moreno Soto

(femospp), la cual fue creada como una de las promesas de campaña del en-
tonces presidente Vicente Fox durante el año 2001. Dicho organismo comenzó
sus trabajos en enero del 2002. Esta institución tuvo como antecedente directo
el informe especial sobre las quejas en materia de desapariciones forzadas
ocurridas en la década de los 70 y principios de los 80, la cual fue realizada por
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Esta institución entregó el
informe a la femospp a finales de noviembre del 2001.1
En este sentido, la fiscalía surgió como un proyecto que buscaba rebasar
la figura de una comisión de la verdad, sin embargo, no dejó de ser un ejercicio
de investigación del pasado. Su mandato señaló que la fiscalía fue creada para
“la búsqueda ineludible de la verdad, lo que implica, necesariamente, una revi-
sión de los hechos pretéritos para sentar las condiciones de una reconciliación
nacional como requisito fundamental para fortalecer nuestras instituciones, el
Estado de Derecho y la legitimidad democrática”.2
La creación de la femospp se dio como una verdadera innovación teniendo
en cuenta que las distintas cv en América Latina se habían establecido con la
idea de una búsqueda de la “verdad”. La experiencia mexicana se definió como
un instrumento de rendición de cuentas, no sólo en términos históricos, sino
también judiciales. Esta extraña combinación generó demasiadas expectativas.
Los ejes de trabajo de la fiscalía se establecieron a partir de un ejercicio in-
terdisciplinario de investigación documental, bibliográfica y hemerográfica. Para
este fin la fiscalía se dividió en dos grandes áreas, una de carácter ministerial y una
de carácter histórico. La primera a cargo del Ministerio Publico de la Federación
que tuvo como encargado a Américo Meléndez, y a cargo de la segundo estuvo
la historiadora Ángeles Magdaleno, quien comentó: “la Fiscalía nació de cero,
me refiero a la inexistencia de una estructura jurídica, de una estructura de
participación ciudadana y de una estructura de análisis documental e histórico”.3
Creada con la finalidad de analizar pruebas desde un punto de vista jurí-
dico, se generaron entrevistas, análisis y algunos careos a personas relacionadas
con las investigaciones. Pese a todos los obstáculos presentados, la fiscalía logró
por primera vez citar a compadecer el 2 de julio del 2002 a un ex presidente de la

1
Véase Informe Nº 65/05 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Petición
777/01. Admisibilidad, párr.3. Consultar en: http://www.cidh.oas.org/annualrep/2005sp/
Mexico777.01sp.htm. El trámite de comunicaciones entre el Estado y los peticionarios inició
el 14 de enero de 2002.
2
Introducción del Informe Histórico a la Sociedad Mexicana. Fiscalía Especial para Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado (femospp).
3
Ruiz Guerra, Rubén. ed. (2005). Entre la memoria y la justicia: experiencias latinoamericanas
sobre Guerra Sucia y defensa de Derechos Humanos. México: ccydel, unam. p. 229.

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El país del olvido

República, el cual fungió como Secretario de Gobernación durante los sucesos


del 68. A pesar de que se dio lectura a una serie de denuncias, Luis Echeverría
Álvarez se reservó su derecho a declarar, y se acogió al artículo 20 constitucional,
guardando silencio al formulario de 195 preguntas sobre su actuación durante y
después de 1968. Se citó al ex jefe del Estado Mayor Presidencial y acogiéndose al
mismo artículo se negó a dar declaraciones, y aunque aceptó responder algunas
preguntas del interrogatorio, su estado crítico de salud le impidió seguir con
el proceso, así el famoso torturador Nazar Haro esquivó cualquier indagatoria
sobre su actuación en la guerra sucia.

Los tres informes

La femospp tuvo como mandato llevar a cabo una investigación y completar


un informe final para el año 2006, sin embargo, un significativo evento empañó
dicha fiscalía deslegitimando su accionar y ensombreciendo la misma autoridad
del fiscal. El 15 de diciembre el equipo de investigación histórica entregó un
primer borrador del informe titulado “Que No Vuelva a Suceder”, el cual fue
inmediatamente filtrado en la red. Unos cuantos meses después una serie de
artículos fueron publicados en diferentes periódicos y revistas destacándose
el titulado: Los Lujos del Fiscal,4 hace una serie de acusaciones por nepotismo,
excesos administrativos, y sobre todo fraude, que fue formulado por un grupo
de historiadores que trabajaron en el informe, y que nunca recibieron alguna
remuneración.
Otro escándalo se dio cuando el informe oficial de la femossp titulado
“Informe Histórico a la Sociedad Mexicana” fue entregado por el fiscal Ignacio
Carrillo al entonces procurador Daniel Cabeza de Vaca en noviembre del 2006.5
A diferencia de las experiencias vividas en otros países donde los informes de las
comisiones de la verdad fueron presentados ante la sociedad y directamente al
presidente de la república, en México el informe nunca fue presentado pública-
mente, sólo se publicó en el portal de internet de la Procuraduría General de la
República por un par de semanas y posteriormente fue retirado sin ningún aviso.6
La desaparición del informe, junto con la mayoría de la investigación
para la generación del mismo provocó que la versión filtrada un año antes de

4
Publicado en “la revista”, suplemento de El Universal el día 15 de mayo del 2006.
5
Comunicado de prensa 1473/06 emitido por la pgr. www.pgr.gob.mx/
6
http://www.jornada.unam.mx/2007/08/28/index.php?section=politica&article=011n1pol La
jornada martes 28 de agosto 2007.

435

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Héctor Moreno Soto

la entrega del informe final fuera la única versión existente (para la mayoría
de la población). Sin embargo, durante el año 2009 algunos de los miembros
del equipo encargado de la parte histórica de la fiscalía publicaron el informe
titulado: La verdad Negada. Informe sobre La Guerra Sucia del Estado Mexicano
entre los años 60´s a los 80´s, editado por el Centro de Investigaciones Históricas
de los Movimientos Sociales, de los cuales algunos fueron miembros de la Liga
Comunista 23 de Septiembre.7
Esto nos lleva a considerar la existencia, no de dos, sino de tres distintas
versiones del informe, por un lado tenemos el informe llevado a cabo por el
equipo encargado de la parte histórica y entregado a la fiscalía durante el mes
de diciembre del 2005 titulado Que No Vuelva a Suceder, mismo que fue filtrado
el 26 de febrero del 2006,8 con evidencias claras de censura; por otro lado tene-
mos el informe oficial entregado al Procurador en noviembre del 2006 titulado
Informe Histórico a La Sociedad Mexicana, el cual estuvo en la red dos semanas
y después se declaro perdido; por último, tenemos el trabajo llamado La Verdad
Negada del 2009, el cual es una reedición del primero, pero sin la edición y la
censura que llevó a cabo la oficina del fiscal.
Dicha censura ayuda mucho a entender la visión que tuvo la femospp sobre
la historia de la liga, ya que pareciera que éstas fueron diseñadas para restarle
responsabilidad al aparato de Estado. En el informe final entregado al presidente
se eliminó el capítulo referido a “Conclusiones y Recomendaciones” (capitulo
14 inexistente en el informe oficial), el cual a partir de la revisión hecha de los
otros dos informes se señalan las propuestas a seguir para alcanzar la justicia y
sobre todo se incluye un apartado donde se profundizan temas relevantes como
“Los Motivos de la Rebelión”, “La violencia estructural”, y “El uso innecesario,
excesivo y criminal por parte del Estado”.
Por otro lado, la oficina del fiscal suprimió porciones de otros capítulos
que sí se encuentran dentro de las dos versiones no oficiales, temas como la
persecución política que sufrió la oposición dentro del capítulo 10, los mecanismo
que el Estado utilizó para corromper el poder dentro del capítulo 11 y algunos
fragmentos de capítulos 12 y 13 también fueron suprimidos.

7
Dicho centro fue creado por ex miembros de grupos armados en un intento de recopilar
información sobre la llamada guerra sucia, en una primera publicación que data del año
1991, llamada Expediente Abierto, su director Salvador Castañeda señala: “pretendemos que
Expediente Abierto sea una tribuna donde se combinen el testimonio, la tesis, el análisis y el
debate, para llenar el vacío existente”. Editorial, Para romper el silencio, expediente abierto,
Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados, cihma, a.c., noviembre
1994-enero 1995. No 1.
8
http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nsaebb/nsaebb180/index2.htm

436

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El país del olvido

Un aspecto importante de la versión final del informe fue la redefinición de


algunos términos utilizados dentro del contexto histórico por algunos conceptos
del derecho utilizados en la legislación nacional. Por ejemplo: a la “desapari-
ción forzada” le llama “privación ilegal de la libertad”, el concepto “crímenes
de guerra” lo cambió por “violaciones al derecho internacional humanitario”,
los términos “campos de concentración” y “aldeas vietnamitas” los modifica
por “centro ilegales de detención” Y “Poblaciones cercadas”, las “masacres” las
señala como “homicidios”.
En un comunicado de prensa fechado el 15 de diciembre del 2005, algunos
investigadores encargados de la filtración del informe señalaron que la recla-
sificación “matiza y minimiza la responsabilidad del ejército en los crímenes
que cometió.”9 Afirmaron que dichos cambios le quitan fuerza a los argumentos
incriminatorios hacia el ejército siendo este aparato represivo el que ocasiono
la mayor cantidad de crímenes.

La investigación histórica

La femospp logró algo inédito en la historia de México, que los archivos de las
extintas policías políticas como la Dirección Federal de Seguridad y la Dirección
General de Investigaciones Políticas y Sociales, así como parte del Archivo de la
Defensa Nacional se transfirieran al Archivo General de la Nación (agn) para
su uso documental.
Una característica de estos archivos, de acuerdo con las personas encarga-
das de la investigación histórica se desprende de los informes puntuales de las
acciones que ejecutaban las corporaciones policiacas, las cuales se dedicaban a
informar sobre las actividades de los grupos bajo su investigación: “una misma
persona seguía a un sujeto, lo investigaba y tomaba la decisión final”.10
De acuerdo a la investigadora Ángeles Magdaleno, un problema inicial se
dio con la clasificación de los materiales, para después dar paso a su análisis, lo
cual implicó una lentitud que puso en problemas las fechas establecidas para la
entrega del informe final (15 de abril del 2006). “Sin embargo la información
que nos han ofrecido tiene en términos jurídicos un grado probatorio menor,

9
Dicho documento fue firmado por José Sotelo Marbán, Coordinador General, Razhy González
Rodríguez, José Martínez Cruz, Rosa María Ortega Corona y Pablo Martín Tasso Carvajal.
http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/nsaebb/nsaebb209/Reaccion_al_Informe_del_Fiscal.pdf
revisado el 14 de marzo de 2014.
10
Ruiz Guerra. (2005). Op. Cit. p. 222-223.

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Héctor Moreno Soto

pues se trata de información inflada ya que la policía sobre dimensionaba lo que


consideraba una amenaza potencial, ellos definieron la seguridad nacional”.11
Un aspecto relevante se puede observar en cuanto al tema del acceso a la
información estatal, cuando ésta se trata del funcionamiento interno del Esta-
do en momentos de excepción, en el caso mexicano (el Estado) se encargó de
investigar los hechos y probables delitos cometidos por funcionarios públicos
durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, en este sentido la fiscalía
pretendió resarcir de alguna manera a las víctimas de los delitos considerados
de lesa humanidad, a los 20 meses de su existencia acudieron entre 200 y 300
personas a buscar orientación y consulta de los expedientes de la fiscalía.
Se abrió una convocatoria pública “esto pudo hacerse a nivel testimonial y
no necesariamente ministerial y político en el que las instituciones del Estado,
y particularmente las de la Justicia no generaban credibilidad alguna”.12 Sin
embargo, estos testimonios no fueron utilizados del todo para la reconstrucción
histórica. Este hecho marca una diferencia fundamental entre la Fiscalía y el
resto de cv donde el uso del testimonio no sólo sirvió para reconstruir datos
y hechos, sino como el fundamento mismo de la verdad que fue presentada.

La verdad histórica y judicial

La decisión del ex presidente de crear una fiscalía generó en un primer momento


una expectativa real de poder procesar judicialmente a los responsables de la
violencia del Estado, de ahí que tanto los investigadores como los historiadores
guiaran sus esfuerzos hacia la obtención de pruebas que después pudieran ser
utilizadas en términos jurídicos.
La búsqueda del documento que pudiera vincular a algún agente o re-
presentante del Estado en Violaciones a los Derechos Humanos, llevó a que la
investigación perdiera de vista la posibilidad de la utilización del testimonio
como prueba fehaciente y la buscara incesantemente en los archivos, en el en-
tendimiento de que ahí es donde se preserva el rastro del pasado.
Sin embargo, la cantidad de archivos de todo tipo que fueron entregados
al agn para el uso de la Fiscalía, representaron una oportunidad de reconstruir
el pasado, o sacar a la luz la verdad histórica a partir de documentos que hasta el
momento estuvieron restringidos del uso público. La prueba, el documento in-
criminatorio que mostraría la arbitrariedad del poder, su carácter ilegal, y por

ibíd. p. 224.
11

Ibíd. p.227.
12

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El país del olvido

qué no, hasta clandestino del Estado estuvo en la posibilidad de ser interrogado
por los investigadores, así como la evidencia de la política antisubversiva, de las
cadenas de mando y sobre todo el probable documento incriminatorio.
Los informes depositados en la agn daban cuenta de “confesiones” de
detenidos, documentos expropiados durante la detención, en otras palabras,
una serie de objetos de individuos, familias y organizaciones, que de algún
modo ilustran las acciones de todos aquellos a quienes el Estado declaro como
enemigos a combatir.
Fritz Glockner señala un problema fundamental en el momento de
valorar algunos de los documentos encontrados: “son archivos policiales, no
históricos”.13 Ya que los agentes encargados de acumular la información vertida
en el agn, la consiguieron por medios legales y sobre todo extralegales, utili-
zando la tortura, la desaparición forzada, el asesinato y la intimidación para
conseguir la información necesaria para la captura de más elementos subver-
sivos. En estos archivos y otros similares en América Latina encontramos que
los informes confidenciales y confesiones bajo tortura los podemos considerar
como testimonios involuntarios, que tienen que ser tomados con mucho cuidado
y no darlos por validos, o como la prueba histórica por excelencia.
Aunado a la dificultad que representaron la gran cantidad de documentos
y su nula organización, la historiadora Ángeles Magdaleno señaló en un co-
loquio reciente, que el trabajo de organización y selección de documentos era
en sí, un trabajo que requirió la mayoría del tiempo dejando casi nada para la
investigación.14

La interpretación del pasado: la historia de la Liga

De los 532 expedientes que el Informe Histórico a la Sociedad Mexicana revisó,


se llegó a la conclusión de que al menos en 275 de ellos se refieren a personas
desaparecidas cuyos derechos se vieron vulnerados por el régimen autoritario,
el cual: “impidió, criminalizó y combatió a diversos sectores de la población

13
Glockner, Fritz. (2008). Memoria Roja: Historia de la Guerrilla en México, 1943-1968. México:
Ediciones B, Grupo Z. p. 14
14
Coloquio organizado y coordinado por Yllich Escamilla, Rigoberto Reyes, Fabián Campos y
Rodolfo Gamiño e intitulado: “La Liga Comunista 23 de Septiembre a 40 años de su funda-
ción: memorias, archivo y balance histórico”. Celebrado en Ciudad Universitaria los días 14
y 15 de marzo de 2013 en Sala Fernando Benítez, Edificio “F”. Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales de la unam.

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Héctor Moreno Soto

que se organizaron para exigir mayor participación democrática”,15 vale la pena


señalar que en el informe La Verdad Negada, el párrafo es idéntico salvo un
detalle, en vez de régimen autoritario, dice Estado, lo cual se evidencia en el
informe filtrado, donde dicha palabra (Estado) aparece subrayado.
En la introducción del informe se subraya la perversión de las Instituciones
de Estado que se lograron a través del régimen autoritario, por otro lado los gru-
pos guerrilleros son apreciados como parte de una insurgencia popular, la cual
se señala como parte de un sector de la sociedad al que se buscaba destruir, por
medio de: “masacres, desapariciones forzadas, tortura sistemática y genocidio”.16
Dentro de esta última aseveración, de acuerdo al investigador Jorge Linares
se encuentra la principal debilidad de la Fiscalía, la interpretación del Fiscal
Carrillo para consignar al ex presidente Luis Echeverría Álvarez por cargos de
Genocidio se apoyó en la: “Esencialización o etnificación de la militancia de
izquierda.”17 Lo cual resulta falso ya que no existe evidencia de que la violen-
cia autoritaria del régimen indicara una intencionalidad de exterminio de un
grupo nacional, el cual, de acuerdo a la fiscalía serian los militantes radicales
de izquierda, sin embargo dicha interpretación no es sostenible ya que Grupo
Nacional: “se refiere… a una nacionalidad distinta en un país multicultural o
compuesto de diversas nacionalidades”. Para Linares la interpretación de la Fis-
calía, era “errónea e inviable jurídicamente” y destinada a un rotundo fracaso.18
En cuanto a la interpretación de la violencia del Estado, ésta se dio a
partir del conflicto entre diferentes proyectos de Nación, por un lado el del
régimen autoritario el cual defendía un Status Quo, y por el otro el de “Grupos
Nacionales” que buscaban una democratización, “las estrategias seguidas para
provocar el cambio social”, fueron las que en última instancia, provocaron la
respuesta del Estado.19
Los grupos radicalizados fueron descritos por la Fiscalía como “Lucha-
dores Sociales” que atravesaron el umbral de la lucha pacífica, y sólo dieron el
paso a la lucha violenta cuando no les quedó otra opción. En este sentido la
violencia como tal, comenzó desde el Estado, en su afán de controlar toda forma
de hacer política, “las formas de resistencia pacífica fueron consideradas como

15
Informe Histórico a la Sociedad Mexicana, Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y
Políticos del Pasado (femospp) p. 6.
16
Ibíd.
17
Linares, Jorge Enrique. “El Triunfo de la Muerte: Genocidios y Otras Matanzas Masivas en
el Siglo xx”. En Barbosa, Mario y Yébenes, Zenia. Coor. (2009). Silencios, discursos y miradas
sobre la violencia. Barcelona: Anthropos/uam-Cuajimalpa. p. 153.
18
Ibíd.
19
Informe Histórico. Op.Cit. p. 10.

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El país del olvido

actos subversivos a los que el régimen trató con violencia”, “cuando los sectores
más radicalizados optaron por la violencia como respuesta a la represión fue
por que llegaron a la conclusión de que habían agotado las vías pacificas para
lograr sus propósitos”, de ahí que la “violencia guerrillera” haya sido tratada
como violencia común por el estado, mientras que la “violencia estatal” cuando
ha trascendido los límites del derecho, se convierte en ilegal y acreedora a un
ajuste de cuentas.20
De acuerdo con la fiscalía, “el desarrollo de la guerrilla, que se convirtió
en una especie de “epidemia” social que emergió por todo el país y que llenó los
huecos de esperanza que muchos jóvenes estudiantes se plantearon por instaurar
un país más justo”.21 De este contagio, se crearon un sin número de grupos los
cuales “decidieron enfrentar con la violencia física, la violencia estructural”22
señalando que la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre se dio como
una unión de la mayor parte de estas organizaciones, la cual buscaba el “camino
más directo de asalto al poder, como la Liga le llamaba, El asalto al cielo.23
El capítulo referido a la historia de la liga divide cronológicamente su
desarrollo en tres momentos donde diversos descalabros determinaron su fin.
El primer apartado “La decisión de unirse orgánicamente”, la investigación enu-
mera los grupos que inicialmente fundaron la liga: Los Procesos, la Federación
de Estudiantes Universitarios de Sinaloa ‘Los Enfermos’, el Frente Estudiantil
Revolucionario, el Movimiento Estudiantil Profesional, Los Lacandones, Los
Macías, el Movimiento de Acción Revolucionaria-23 de Septiembre, Los Gua-
jiros, Los Lacandones y la Liga Comunista Espartaco Monterrey.24
La investigación señala con una frase, el triste destino de la organización
guerrillera, “La liga comunista 23 de septiembre nace infiltrada”,25 este dato
resalta de manera muy especial ya que la infiltración policiaca se dio hasta los
niveles más altos de la dirección y será una constante en la historia de la liga,
desde sus inicios hasta su fin. “Por lo menos dos agentes de la policía política
participan dentro de su reunión constitutiva, uno de ellos llega a formar parte
del Buró Político de la Dirección de la Coordinadora Nacional de la Liga”.
La organización adoptó una estructura piramidal donde la cadena de man-
do se circunscribía a una dirección la cuales determinaron las líneas generales

20
Ibíd. p. 14.
21
Ibíd. p. 196.
22
Ibíd. p. 187.
23
Ibíd. p. 197.
24
Ibíd. p. 461.
25
Ibíd. p. 463

441

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Héctor Moreno Soto

de la organización. En su concepción foquista la liga intentó establecerse en dis-


tintos puntos del país, aunque en la mayoría de los casos no se logró consolidar.
La fiscalía valora desde un inicio su estrategia, “por sus propias contradicciones
internas, en el brazo armado del pueblo. Con la escasa fuerza que acumularon
no tenían posibilidad alguna de ganar la partida, ni a la policía, ni al ejército”.26
Terminando con una sentencia devastadora, “El carácter militarista y sectario
que adoptó, la condujeron a fracturas internas de su membresía y el alejarse
de la sociedad, los condujo a cometer errores estratégicos que posibilitaron la
derrota de la guerrilla”.27
En este sentido, la fiscalía definió como la estrategia militarista de la liga
como errónea, ya que alejó cada vez más a la misma sociedad que decían defen-
der. Aun así en los documentos internos de la organización los éxitos militares
fueron de vital importancia, en 1973 en su segunda reunión nacional trataron
de unificar a todos los grupos armados, fracasando terriblemente como fue el
caso del Partido de los Pobres.
La respuesta que dio la liga ante una serie de fracasos tanto militares como
políticos fue la militarización de la organización, cuando la política estatal llego a
su cúspide.28 “De diciembre de 1973 a enero de 1974 la condición de derrota que
se vivía los llevó a la ejecución a sus propios compañeros, que fueron acusados
de ser agentes de la policía”.29 Esta situación se acrecentó después del intento
insurreccional de enero de 1974 El Asalto al Cielo, donde la derrota sufrida fue
tan contundente que “las sospechas de infiltrados, así como las diferencias en
el análisis del tipo de acciones a emprender se buscan zanjar, entonces, con la
eliminación física y no con la crítica y la reflexión política.”30
Uno de los últimos apartados del informe se titula El principio del fin,
ya que da cuenta de la acción llevada a cabo en agosto de 1976 cuando en un
intento de secuestro de la hermana del presidente José López Portillo murió el
principal jefe nacional David Jiménez Sarmiento comenzando así un proceso
de desgaste que terminó con el fin de la liga entre 1982 y 1983.
Aunque la fiscalía señala que las fuentes utilizadas para esta investigación
fueron “los testimonios” y los documentos depositados en el agn, “Los primeros
recogen la historia oral de la gente que fue víctima o testigo de lo sucedido”.

26
Ibíd. p. 470.
27
Ibíd.
28
De acuerdo a la fiscalía la liga operaba en: Baja California, Coahuila, Nuevo León, Jalisco,
Chihuahua, Chiapas, Veracruz, Sinaloa, Sonora, Distrito Federal y Oaxaca.
29
Ibíd. p.476
30
Ibíd. p.478.

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El país del olvido

En realidad las principales fuentes fueron las documentales, sobre todo los
reportes “elaborados en tiempo y lugar por las policías políticas, así como las
confesiones, declaraciones y relatos de quienes estuvieron vinculados a los
hechos”.31 Una tercera fuente, fueron libros y documentos, los cuales fueron
utilizados metodológicamente mediante un método histórico de valoración
de las mimas.
Aunque dentro del apartado metodológico se anunció el uso del testimonio
como uno de los dos ejes fundamentales, este no formó parte dentro del corpus
del informe. A pesar de los miles de testimonios recibidos por la fiscalía, estos no
figuran dentro de la reconstrucción de los hechos, dejando solo los documentos
como la voz única del relato. Un ejemplo de esta operación se evidencia en el
uso de citas, donde se convoca a la fuente a hablar por sí misma. En el apartado
destinado al periodo de 1968, de 330 citas, 8 son de información general sobre
el periodo, 121 de bibliografía y fuentes hemerográficas, 198 del archivo del
agn, y tan sólo 3 de los testimonios recabados.
Del apartado sobre los orígenes de la Guerrilla en México de 962 citas, 12
son de información general sobre el periodo, 99 de bibliografía y fuentes heme-
rográficas, 843 del archivo del agn y tan sólo 8 de los testimonios recabados.
El mismo patrón se encuentra en los demás apartados, siendo el referente a La
Guerra Sucia en Guerrero el más extremo al sólo citar un testimonio de las más
de 1500 citas utilizadas.

Un súbito final

Un día antes de terminar su periodo presidencial, el presidente Fox decidió


dar término a los trabajos de la fiscalía, el 30 de Noviembre de 2006 se firmó
un acuerdo para terminar las indagaciones y pendientes, dejando una profun-
da decepción en muchos de los sectores que esperaban por lo menos alguna
consignación de tipo judicial a los perpetradores. De acuerdo á Sergio Aguayo,
“La fiscalía recibió un generoso financiamiento pero fue incapaz de producir
resultados. No hubo verdad, justicia o reparaciones. Las causas fueron múltiples:
resistencias de las instituciones que iban a ser investigadas, ineptitud del Fiscal
Especial y, sobre todo, que Vicente Fox llegó a un acuerdo con el pri para no
investigar o castigar a los responsables de esos delitos.”32

31
Ibíd. p. 8.
32
Aguayo Quezada, Sergio. (2010). La transición en México. Una historia documental 1910-2010.
México.fce. p. 531

443

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Héctor Moreno Soto

Inmediatamente, diversas organizaciones pidieron que los archivos utiliza-


dos por la Fiscalía fueran abiertos a los investigadores y al público en general,33
ante el silencio de la Procuraduría, el investigador Javier Treviño realizó una
petición de acceso ante el ifai, la respuesta oficial al pedido fue negada por
aparente perdida de dichos documentos. La respuesta: “concluye la no existen-
cia de algún documento registro relacionado con la formación solicitada de la
extinta fiscalía”34
Kate Doyle, una investigadora del National Security Archives,35 y dueña
del dominio en internet donde fue filtrado el primer informe de la fiscalía, ha
señalado que las investigaciones de la Fiscalía tan solo ayudaron a que se de-
tectara el material más comprometedor para el Estado, de ahí que su extraña
desaparición obedeciera a un plan diseñado para tal propósito. “ha quedado
claro que cuando los historiadores y abogados de la Femospp seleccionan ex-
pedientes para sus propios fines de investigación, en los hechos también aíslan
estos documentos de los investigadores externos”.36
De acuerdo a Doyle, en una entrevista con la directora del Archivo Central
del agn, después de las investigaciones de la Fiscalía, muchos de los expedientes
fueron cerrados al público, bajo el mote de “investigaciones en curso”, entonces
mucho del trabajo de la fiscalía sirvió “como un conveniente instrumento para
identificar el material más dañino a fin de removerlo”37

Conclusiones

La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del pasado centró


su trabajo en el archivo, los investigadores dedicaron toda su energía en busca
de la prueba judicial definitiva que lograra encarcelar a los perpetradores des-
cuidando otros aspectos claves para un efectivo enfrentamiento con el pasado.
En este sentido, el informe final dejó fuera el testimonio de las víctimas
evitando así que las memorias disidentes y que fueron derrotadas durante la
guerra sucia tuvieran un contexto de recepción donde se reagruparan y cons-
truyeran una versión alternativa a la historia oficial. Escándalos de corrupción,
ocultamiento de evidencia, la distribución de distintas versiones del informe,

33
“Tú también Fox”. Proceso. No. 1306. 11 de noviembre de 2001. P 39
34
Ibíd. p. 534
35
http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB180/
36
Kate Doyle. “Una verdad en construcción”. Proceso. No. 1545. 11 de junio de 2006. pp. 52-53.
37
Ibíd

444

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El país del olvido

y un aparente olvido institucional fueron una serie de factores que llevaron al


fracaso a una de las experiencias de políticas hacia el pasado más recientes en
la región.
La experiencia mexicana de búsqueda de la verdad terminó sin pena ni
gloria, la investigación desechó al testimonio y le dio la prioridad al archivo,
la posibilidad de llegar a una verdad, y al mismo tiempo a una justicia, la cual
revelara a los perpetradores del pasado y los enjuiciara se esfumó tan súbita-
mente como se esfumó cualquier posibilidad de memoria en el país del olvido.

Referencias

Aguayo, Sergio. (2010). La transición en México. Una historia documental 1910-2010.


México: Fondo de Cultura Económica.
Barahona de Brito, Alexandra. ed. (2002). Las políticas hacia el pasado. Juicios, depu-
raciones, perdón y olvido en las nuevas democracias. Madrid: Istmo.
Barbosa Mario y Yébenes, Zenia. coor. (2009). Silencios, discursos y miradas sobre la
violencia. Barcelona: Anthropos/uam-Cuajimalpa.
Crenzel, Emilio. (2008). La historia política del Nunca Más. La memoria de las desapa-
riciones en la Argentina. Buenos Aires: Siglo xxi Editores.
Cuya, Esteban. (2001). El Impacto de las Comisiones de la Verdad en América Latina.
Nuremberg: Centro de Derechos Humanos.
Derrida, Jacques. (2004). Kant, el Judío, el Alemán. Argentina: Editorial Trotta.
Hayner Priscilla. (2001). Unspeakable Truth, Confronting State terror and Atrocity. New
York: Routledge press.
Hipólito Simón. (1982). Guerrero Amnistía y Represión. México: Grijalbo.
Glockner Fritz. (2008). Memoria Roja: Historia de la Guerrilla en México, 1943-1968.
México: Ediciones B/Gripo Z.
Informe Histórico a la Sociedad Mexicana. Fiscalía Especial para Movimientos Sociales
y Políticos del Pasado (femospp). 2006.
Informe: Que no Vuelva a Suceder. Filtrado de la Fiscalía Especial para Movimien-
tos Sociales y Políticos del Pasado, (femospp) en la página http://www.gwu.
edu/~nsarchiv/nsaebb/nsaebb180/
La Verdad Negada. Informe Histórico sobre la Guerra Sucia del Estado Mexicano entre
los años 60´s a los 80´s. Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos
Sociales A.C. México. (2009).
Magdaleno, Ángeles. “Los abusos de la historia.” Ponencia Presentada en el Coloquio
la Liga Comunista 23 de Septiembre a 40 años de su fundación: memorias, archivo

445

00A-Completo LC23S.indb 445 02/03/2015 03:35:57 p.m.


Héctor Moreno Soto

y balance histórico. Ciudad Universitaria: 14 y 15 de marzo de 2013 Sala Fernando


Benítez. Edificio “F”. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Moreno Borbolla, José Luis. “La LC23s en los archivos de la dfs, la sedena y la historia
oral.” Ponencia Presentada en el Coloquio la Liga Comunista 23 de Septiembre a
40 años de su fundación: memorias, archivo y balance histórico. Ciudad Univer-
sitaria: 14 y 15 de marzo de 2013. Sala Fernando Benítez. Edificio “F”. Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales.
Para romper el silencio, Expediente Abierto, Centro de Investigaciones Históricas de los
Movimientos Armados, cihma, a.c. noviembre 1994-enero 1995. No 1.
Para romper el silencio. Expediente Abierto. Centro de Investigaciones Históricas de los
Movimientos Armados, cihma, a.c., noviembre 1995-enero 1996. No 2.
Ruiz Guerra, Rubén. ed. (2005). Entre la memoria y la justicia: experiencias latinoameri-
canas sobre Guerra Sucia y Defensa de Derechos Humanos. México: ccydel-unam.

446

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Los abusos de la historia*

Ángeles Magdaleno**

I nevitablemente las preguntas que nos hacemos sobre quiénes somos individual
o socialmente nos conducen al pasado. Como individuos, todos somos, al
menos en parte, productos de nuestras historias personales, conformadas, eso
sí, por variados elementos que van desde la geografía, la clase social a la que
pertenecemos y hasta el tiempo en el que nos tocó vivir. En lo social acontece
el mismo fenómeno, lo que constata que la historia nos ayuda a entendernos
y debería ayudarnos a entender a los otros. Además del hecho, insoslayable de
que la historia no será jamás letra muerta. Por esa razón debemos explorar las
muchas y distintas formas en las cuales la historia nos afecta a todos, incluyendo
los usos y abusos que de ella se hacen.
Con mucha más frecuencia de la que percibimos, incluso pensamos, la
historia ha sido usada consciente e inconscientemente para justificar e imponer
determinadas ideas, tanto en la esfera privada como pública, en ese sentido, la
historia puede resultar peligrosa y deberíamos tratarla con respeto, pero sobre
todo con mucho cuidado.
La manipulación que de la historia han hecho y hacen las elites de los países,
en cualquier periodo es una constante. Los líderes políticos, por ejemplo, movi-
lizan a la gente a partir de sus ideas, de sus agendas, de sus particulares intereses
económicos y una lista interminable de motivos que sólo por excepción corres-

* El presente escrito es parte de la ponencia presentada por Ángeles Magdaleno en el coloquio


“La Liga Comunista 23 de Septiembre a 40 años de su fundación: memoria, archivo y balance
histórico”, el 14 de marzo de 2013. Ciudad Universitaria en Sala Fernando Benítez, Edificio
«F». Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam
** Licenciada en Historia por la unam. Colaboradora en publicaciones relacionadas con el
Movimiento estudiantil de 1968 y con los servicios de inteligencia en México. Fue directora
de información y análisis para la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del
Pasado (femospp).

447

00A-Completo LC23S.indb 447 02/03/2015 03:35:57 p.m.


Ángeles Magdaleno

ponden a los intereses colectivos. Sin esa manipulación, las elecciones del 2006
en México, por ejemplo, serían ininteligibles. Los mexicanos fuimos espectadores
de una lucha política en la que tuvimos que tomar partido por cualquiera de los
grupos en pugna. Todos los contendientes, formales e informales abusaron de
la historia, escogiendo y recortando pasajes de la misma fuera del contexto en
el que se originaron, con el objetivo de descalificar y adjetivar a sus contrarios.
Así mismo, vimos desfilar en todos los medios de comunicación masiva y esos
intersticios libres de internet a Musolini, Victoriano Huerta, Carlos Salinas de
Gortari, Hugo Chávez, Evo Morales y un largo etcétera.
A través de este escrito se pretende mostrar el uso y abuso que de la his-
toria reciente se hace, me refiero, particularmente, a los acontecimientos que
tuvieron lugar en México durante los años 60 y 70 del siglo xx. Comenzaré
con la creación en el 2001 de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y
Políticos del Pasado femospp durante el gobierno de Vicente Vox. Esta fue la
instancia creada exprofeso para investigar hechos históricos como los del 2 de
octubre del 68 en Tlatelolco, el 10 de junio del 72 y la mal llamada Guerra Sucia.1
Iniciaré mencionando la guerrilla de Monterrey, porque me parece que es
en esa industrializada ciudad donde está el meollo del asunto. Laura Castellanos
tiene razón cuando dice que al revisar el periódico podemos saber lo que está
pasando en un país. Si revisamos la prensa a finales de los 60 y hasta principios
de los 80, fueron la violencia guerrillera y la violencia de Estado las noticias que
dominaron las páginas. Ahí se narra lo que sucedía en el país. A partir del 84 y
hasta el día de hoy se puede observar que los sujetos y los objetos de la violencia
son los narcotraficantes y el trasiego de estupefacientes.
Monterrey, Nuevo León, fue cuna y escenario de diversos grupos armados
durante los años 70, en su mayoría, esos grupos se vieron así mismos como
ejércitos populares que aspiraban a la liberación nacional; en el caso de Mon-
terrey la guerrilla no actuó inicialmente contra objetivos policiales y militares,
sino contra bancos y empresas para recabar fondos, recurrió al secuestro para
obtener además de dinero propaganda política, operó en células pequeñas de 4
a 8 hombres y no presentó un frente definido de batalla. La guerrilla es contraria
a todo proceso ordenador, fundamentalmente, porque su sistema de operación
e información así lo exige. Ello ha dificultado su estudio, sin embargo, no ha
sido imposible poder dar cuenta de los principales rasgos de la guerrilla.
En la industrializada ciudad de Monterrey la guerrilla urbana estuvo
vinculada de manera estrecha a los grupos de sacerdotes jesuitas que hacían

1
La autora aclara que en su texto estos acontecimientos aparecen en orden cronológico, pero
en atención al espacio no va a relatar lo sucedido en Tlatelolco.

448

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Los abusos de la historia

trabajo pastoral dentro del Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Nueva


León, por un lado y, por otro, al Partido Comunista, a través de la Juventud
Comunista Mexicana y a la Liga Comunista Espartaco. Del primero de estos
grupos procedía José Ignacio Olivares Torres, administrador público y profesor
de la Facultad de Economía de la Universidad de Nueva León e Ignacio Salas
Obregón estudiante de ingeniería del Tecnológico de Monterrey, dirigentes del
grupo conocido como Los Procesos.
Se les conocía como Los Procesos por ser autores de un texto sobre los
procesos revolucionarios en México, publicado en el periódico Madera órgano
de difusión de la Liga Comunista 23 de septiembre, de la cual fueron fundadores
al igual que el economista Raúl Ramos Zavala que procedía del segundo grupo,
es decir, de la Juventud Comunista. En otras palabras, los dirigentes de la Liga
coincidieron en Monterrey, en un contexto histórico que no permitió margen
a la mesura: se era de derecha en serio o se profesaba seriamente la izquierda,
como copia al carbón de la Guerra Fría.
Ambas tendencias y sus bandos correspondientes se disputaban en todos
los ámbitos el poder político. La suma de extremos de las dos iglesias, el Partido
Comunista y la Compañía de Jesús, explicarían por sí mismo el radicalismo de
la Liga 23 de Septiembre, puesto que en sus documentos internos dejó claro
que no se trataba de una lucha democrática: “Partiendo de que la tarea de la
organización en cuestiones militares es la de dirigir al proletariado en la des-
trucción del Estado burgués”.
Se añadió a esta violencia y a este radicalismo la virulencia de todo recién
converso, que, como Salas Obregón, cambió la verdad que le fue inicialmente
revelada en el catolicismo por el marxismo. No es gratuito que sus escritos los
firmara como Oseas, profeta menor del antiguo testamento, aquel que sentenció
“el que siembra vientos cosecha tempestades”.
En torno a estas tres figuras; Ignacio Olivares Torres, Ignacio Salas Obre-
gón y Raúl Ramos Zavala es que se ha construido buena parte del discurso
guerrillero, que al sacralizar la violencia transforma la memoria histórica en
prácticas hagiográficas al servicio de santos laicos. Tal hagiografía es transmi-
tida oralmente con pretensiones de verdad y ribetes literarios, pero jamás se
confronta con el criterio de verdad que es el criterio histórico; por ello fabrican
personajes que se vuelven arquetípicos, como lo hizo un contemporáneo de
Ramos Zavala:

por esas fechas en la cafetería Samborns de San Ángel, y enterado en líneas gene-
rales, no al detalle de sus ideales, sus logros y algunos de sus planes, enfrente el
inconmovible talante Gramsciano de Raúl, y le dije parafraseando un latiguillo

449

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Ángeles Magdaleno

en boga de Carlos Monsiváis: “Para que te ilusionas si el optimismo no está filo-


sóficamente de moda”.

Entonces, él tomó el libro último Round de Cortázar que acababa de colocar


encima de la mesa, dentro de sus páginas sacó un papel gastado que traía impreso
un escudo de la Juventud Comunista de México, y señalándome con su dedo
índice la estrella roja de las cinco puntas me contuvo: “porque la corrupción de
lo mejor que es lo peor, según Hess, aún no se ha dado”.
Estas líneas, que más parecieran arrancadas de una novela de la Guerra
Fría que de una conversación entre amigos, nos da una idea muy clara de cómo
los personajes históricos se desdibujan y se convierten en personajes literarios,
es decir, fuera del contexto en el que surgieron.
Además de idealizar a Ramos Zavala, dejan en claro que se trata de co-
nocimientos y valoraciones subjetivas, de creencias no razonadas que por eso
suscitan respuestas viscerales. A quien se atreva a cuestionar la historiografía
guerrillera se le convierte automáticamente en reaccionario, agente de goberna-
ción, policía, vendido, lo que se traduce en ninguneo y rechazo a las fuentes de
primera mano, al desdecir a los archivos que son testigos de la nada, gloriosas
realidades cotidianas.
Afortunadamente, en el caso de la investigación documental, no se pueden
controlar los resultados, simplemente abominan de los archivos que durante
décadas exigieron consultar, pero insisto, son los acervos documentales los que
de manera general mantienen la historia dentro de la realidad y no en la versión
de uno solo de los bandos. Podrán con justicia cuestionarse la credibilidad de
la información gubernamental, sin embargo, tenemos que tener en cuenta que
esta información fue creada en exprofeso para informar y a partir de ella tomar
decisiones. En general, la información de las agencias gubernamentales son
investigaciones muy sólidas, están acompañadas de panfletos, notas de prensa,
intervenciones telefónicas, fotografías y diversas interpretaciones. Recordemos
que uno de esos documentos fue considerado como prueba plena por un juez
de Nuevo León para consignar a Miguel Nazar Haro, entonces ¿Por qué cuando
se trata de los contrarios los documentos tienen valor, pero cuando se trata de
cuestionar la verdad no valen?
Los documentos no son inocentes, están determinados tanto por su en-
torno como por el contexto en el que se generaron. Pero son fundamentales
para explicar las amplias lagunas de desinformación, no sólo en términos de la
Liga Comunista 23 de Septiembre, sino, de cualquier fenómeno que se quiera
estudiar. Finalmente, pensemos que los testimonios de las personas que tomaron
parte en los acontecimientos no pueden ser considerados de una sinceridad

450

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Los abusos de la historia

total, en primer lugar las deformaciones pueden surgir desde cuestiones como
el miedo en una amplia gama que puede ir hasta la vanidad. Si no se confrontan
contra el criterio histórico, que es el criterio de verdad, entonces resulta muy
conveniente que cualquier persona puede decir lo que quiere y después sus
propios compañeros lo refutan, allí está el libro de Álvarez Garín sobre el 68, el
cual fue objetado por Arturo Martínez Nateras, quien sostuvo que en ese libro
había una sarta de mentiras. Otro aspecto que se ha negado hablar en la Liga
es sobre las ejecuciones entre compañeros, hay casos que son verdaderamente
inauditos y esto también habla del sectarismo de la Liga.
Sin embargo, en lo que si estoy de acuerdo con los ex militantes de la
Liga, es que no es deseable un Estado que actúe como guerrillero. El Estado
tenía todos los instrumentos legales para procesarlos, no había porque des-
aparecer a la gente. Este es el punto central para mí, no puedo tomar partido,
porque yo no soy parte de ese proceso, yo lo estoy viendo a tono pasado; es un
proceso que tiene casi 50 años y que tendríamos que traducirlo en lo que es:
es pasado, traduzcámoslo en historia. Ciertos líderes de la llamada izquierda,
independientemente de lo que eso signifique, deben dejar de legitimarse a
partir de estos movimientos; cuando esto suceda podremos sentarnos a ver
qué está pasando con el petróleo, antes no. Es muy importante recordar lo que
ha pasado en el país, pero es importante saberlo desde todos los ángulos no
sólo desde un grupo.
En este sentido, es que hablo de los abusos de la historia, si se aspira a ser
objetivo hay que usar todos estos criterios. Insisto, el documento en el que se
consigna a Miguel Nazar Haro es significativo, y ahora se descalifica los archivos
que les han servido para las mínimas pretensiones de justicia; sin embargo, todos
aquellos denunciantes se quedaron callados de que el director de Investigación
de Averiguaciones Previas en la Fiscalía, me refiero a Américo Meléndez Reyna,
abogado de oscurísimos antecedentes, fuera quien puso en la cárcel a los chavos
del Movimiento Acción Revolucionaria, pero nadie dijo nada, entonces de qué
estamos hablando, ¿es cuándo me conviene?. No saben a cuantos exguerrilleros
escuche mentir, pedir dinero, hablan de sus muertos a los que hace muchos
vendieron, se suman a otras luchas con la pretensión para estar vigentes, en ese
sentido han abusado de la historia. Conocemos a unos cuantos desaparecidos
¿y todos los de Guerrero?, no sabemos ni sus nombres ¿Eso es legitimar un
movimiento? Sólo es la historia y los documentos, insisto, la que nos otorga esa
lista. Y también la de los soldados y los policías, porque no olvidemos que son
el último eslabón, son el pueblo uniformado ¿Qué acto de justicia hay en llegar
a un crucero y matar a un policía? Ninguno. Ahora reniegan del militarismo de
la Liga pero éstos también ejecutaron a diestra y siniestra.

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Ángeles Magdaleno

No estoy justificando a ninguna de las dos partes, pero no podemos omitir


a ninguna de ellas en la comprensión de la realidad, me opongo a una visión
tan estrecha que limita la interpretación histórica entre buenos y malos; no,
son unidades políticas en pugna y en ese sentido tendríamos que explicarlo.

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5

literatura y memorias
de la liga

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Introducción

Rigoberto Reyes Sánchez

“ Literatura y memorias de la Liga” es el nombre de este último apartado. Tal


título pretende ser solamente indicativo de los temas abordados en los cuatro
artículos que lo componen, sin embargo contiene una conjunción (“y”) que
sugiere la existencia de un vínculo entre ambos campos ¿Cuál es, en este caso,
la relación que se quiere destacar? el vínculo es la subjetividad, una materia
sustancial tanto para la literatura como para la memoria, ya sea ésta individual
o colectiva. Se trata entonces de un apartado en el que, desde perspectivas di-
versas y recurriendo a fuentes heterogéneas, se ponen en relevancia narraciones,
representaciones o discursos elaborados desde el punto de vista de los sujetos
logrando exponer rostros de la historia que de otro modo serían inaccesibles,
como son los relatos íntimos cargados de emociones, posicionamientos políticos
e interpretaciones muy personales invisibles o intrascendentes para otro tipo
de estudios. Estas miradas son importantes para re-visitar el pasado reciente
pues, como sostiene George Didi-Huberman, “Una experiencia interior, la más
«subjetiva», la más «oscura», puede aparecer como un resplandor para otro a
partir del momento en que encuentra la forma justa de su construcción, de su
narración, de su transmisión”.1
Los primeros dos artículos de este apartado abordan la producción lite-
raria, tanto la narrativa (un trabajo de Patricia Cabrera López) como la “poesía
carcelaria” (investigación de Aurelia Gómez Unamuno). En ambos se estudian
obras que, en su inmensa mayoría, fueron elaboradas por autores que vivieron
lo que escriben o que fueron cercanos a sus protagonistas, transformando la
experiencia subjetiva en un discurso escrito que puede ser poético, ficcional o
testimonial. Como parte de su análisis crítico de este corpus literario las autoras
rescatan la voz propia de los autores, tal valoración de esta práctica escrituraria

1
Didi-Huberman, Georges. (2012). Supervivencia de las luciérnagas. Madrid: Abada Editores.
p. 105.

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Rigoberto Reyes Sánchez

es también, para decirlo con Elizabeth Jelin, un “trabajo de memoria”2 que se


insubordina a las lógicas de exclusión y disminución crítica de determinadas
creaciones literarias ajenas a la producción hegemónica.
En los dos trabajos siguientes se exploran aspectos de la memoria que,
de alguna forma, descentran o cimbran ciertas interpretaciones más o menos
cristalizadas de la Liga. Alicia de los Ríos Merino recurre a la historia oral para
acercarse a las memorias personales de mujeres obreras de maquila en Ciudad
Juárez que militaron en esta organización, el sentido que las testimoniantes le dan
a dicha militancia se distancia de otras interpretaciones conocidas, planteando
interrogantes y valoraciones relevantes derivadas quizá de su situación de clase
y de género en un entorno en el que ya en los años setenta se gestaban las condi-
ciones que derivarían en la actual situación de violencia exacerbada. Se trata de
voces que no habían sido escuchadas, memorias subalternas, recuerdos personales
que afectan o impugnan, acaso sin pretenderlo, relatos más amplios. Por mi parte
propongo un artículo en el que se presentan dos modos de recordar muy distantes
y distintos; en el primer apartado se pasa revista a las interpretaciones del pasado
inmediato hechas por la naciente LC23S en algunos de sus documentos funda-
cionales que van de 1972 a 1973, mientras que en el segundo apartado presento
una suerte de mosaico de los modos en que pasajes, símbolos o militantes de la
Liga han sido representados a través de distintas prácticas culturales a lo largo de
los últimos años, destacando las producciones fílmicas y teatrales del siglo xxi.

La investigación sobre las memorias y las producciones culturales contribuye


también a la tarea de hacer memoria de manera crítica al poner en circulación
pasajes del pasado y recuerdos ignorados o sometidos a borradura. En los tra-
bajos articulados en este apartado final se ponen en valor modos de recordar,
interpretar y relatar que tienen la cualidad de interpelar tanto al relato histórico
como a la realidad contemporánea desde su propia densidad subjetiva (afectiva,
personal y política), de tal modo que esta publicación dedicada a explorar la
historia reciente culmina precisamente introduciendo miradas e interrogantes
a un presente visto a la luz de un pasado vivo.

2
Jelin, Elizabeth. (2012). Los trabajos de la memoria. Lima: Instituto de Estudios Peruanos (iep).

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La LC23S en la narrativa literaria*

Patricia Cabrera López**

A la memoria de Raúl Ramos Zavala


y de Gilberto Argüello Altúzar

L a narrativa literaria política es un heterodiscurso1 pues aunque su objetivo


primario y dominante sea de índole literaria, este coexiste con el propósito
coyuntural de constituirse en una toma de posición ante acontecimientos sociales
coetáneos. El que sea leída también políticamente depende de que los lectores
puedan o quieran descodificar las relaciones de aquella con sus referentes en la
realizad empírica. Y el que logre cautivar a los lectores no reside en su natura-
leza de discurso político, sino en la de discurso literario; es decir, en la calidad
compositiva, en su diálogo con la tradición literaria, en la claridad estético-
literaria que posea el escritor, en su capacidad de combinar la imaginación con
la condensación de la información fáctica.

* Este estudio incluye versiones preliminares del examen de algunas novelas que aparecerá en
el volumen II de Con las armas de la ficción de Patricia Cabrera López y Alba Teresa Estrada
(2012).
** Investigadora en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(ceiich) de la unam. Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas y Doctora en Literatura,
Facultad de Filosofía y Letras, unam. Además, estudios de Sociología de la literatura en la
École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París, y de Semiótica en la Università degli
Studi, de Bolonia.
1
La noción de discurso empleada aquí es la de una forma específica de uso del lenguaje (en
este caso impreso) para comunicarse e interactuar socialmente en un contexto también muy
preciso. Cfr. Dijk, Teun A. van (2003) “El estudio del discurso”. En El discurso como estructura
y proceso. Estudios sobre el discurso I. Una introducción multidisciplinaria, 2ª reimp. Barcelona.
Gedisa. El estudio del discurso implica concebir las narraciones como actos locutorios (de un
emisor) cuya fuerza ilocutoria reside en referirse a ciertos hechos sociohistóricos de modo
que su intencionalidad perlocutiva sea influir en el alocutario o receptor. Cfr. Prada Oropeza,
Renato (2001) El discurso testimonio y otros ensayos. México. unam/cdc. pp. 13-15.

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Patricia Cabrera López

Por otra parte, desde finales del siglo xx se ha incrementado notablemente


la conceptualización de la memoria relacionada con la recuperación del pasado
inmediato, excluido de la historia dominante por razones políticas, y la con-
formación de un pensamiento centrado en el tema para darle al movimiento
social en pro de esa memoria, un sustento ideológico y argumentativo. En esta
oleada cultural-política-educativa en pro de la memoria, que se detonó desde
finales del siglo xx, la producción literaria viene participando con sus propias
características discursivas. Pero las acciones de memoria emprendidas desde la
literatura incluyen la articulación de las ideologías políticas de los relatos con
sus estrategias narrativas, pues la memoria implica una toma de posición ante
los hechos evocados:2

…utilizar la memoria como recurso literario responde a la necesidad de definir


la identidad y compromiso del escritor respecto de su tiempo, su obra y de sí
mismo; es decir, el escritor, al objetivar el rescate de la memoria en sus obras
literarias, se presenta a sí mismo como un yo individual inserto en la memoria
colectiva, y esto conlleva también su ubicación en tiempo y espacio determinados,
y en acontecimientos pertenecientes a estas coordenadas. El escritor, al recuperar
unos hechos sí y descartar otros, al seleccionar los recuerdos, está expresando
el sistema de valores que posee. En este momento la ideología se presenta en la
relación entre la ficción y lo real evocado.3

Elizabeth Jelin esclarece que las acciones de memoria tienen sentido para sus
agentes en tanto que ellos son parte de una comunidad cultural y política. Al
comprometerse en la construcción del sentido del pasado, ellos reinterpretan la
memoria a la luz del cuestionamiento de su propia identidad grupal, y la con-
secuencia es que la memoria se vuelva, además, un espacio de lucha política.4
Como parte de las acciones de memoria en torno al movimiento armado
socialista (mas), también se han venido produciendo narraciones “de frontera”.
Aunque estas no se sujeten a las normas del objeto literario —pues sus propósitos
son testimoniales o rememorativos—, con frecuencia emplean recursos compo-
sitivos y hasta retóricos que convencionalmente caracterizan al texto literario.

2
Cfr. Llebot Cazalis, Amaya (1998) “La memoria: ¿Un recurso ideológico?”. En ii Congreso
Internacional. Literatura y Política en América latina. Caracas. Ediciones la Casa de Bello. p.
244.
3
Cabrera López, Patricia y Alba Teresa Estrada (2012) Con las armas de la ficción. El imaginario
novelesco de la guerrilla en México (vol. 1). México. unam/ceiich. p. 181.
4
Jelin, Elizabeth (2005) “Las luchas por las memorias”. En Telar. Revista del iiela, núm. 2-3,
año 2. Argentina. Universidad Nacional de Tucumán. p. 20.

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La LC23S en la narrativa literaria

El examen de los ejemplos que se presentará más adelante tiene orden


progresivo a fin de mostrar con claridad que al paso de los años, conforme va
rompiéndose el silencio o la secrecía sobre el mas, entre las narraciones rela-
tivas a la LC23S se han establecido relaciones dialógicas5 de índole literaria y/o
ideológico-política.

En defensa de la ficción

Bajo el postulado de que el testimonio se equipara con la verdad, es frecuente


que ciertas comunidades políticas exijan —o esperen— que los relatos que
funcionan como vehículos de la memoria sean de naturaleza testimonial.
Sin embargo, los testimonios6 sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre que
conocemos son bastante alejados de los inicios de los años ochenta; por tanto
tienden a ser rememoraciones.
En cuanto a la ficción —rasgo literario imprescindible—, viene al caso
conjurar el prejuicio de equipararla con la falsedad. Desde finales del siglo xx,
en los estudios literarios semejante postulado resulta inaceptable pues ficción
no equivale a invención desligada por completo de referentes. El filósofo Jacques
Rancière afirma que lo real para ser pensado, debe ser ficcionalizado porque
cuando surgió el Romanticismo, este propició el desdibujamiento de la frontera
entre la razón de los hechos y la de las ficciones; así prohijó “la nueva ficcionali-

5
En la literatura, las relaciones dialógicas se perciben “como ciertas posiciones de sentido”;
se caracterizan porque la palabra posee “una doble orientación”: hacia el objeto del discurso
pero también hacia el discurso ajeno; es decir, un discurso no explícito en el texto. El narrador
trabaja no solo con los objetos involucrados en su relato, sino continuamente estiliza, parodia,
transforma en habla oral y replica mediante diálogos, a discursos sociales, culturales, políticos;
en fin, a voces ajenas, afines u opuestas al punto de vista del narrador. Cfr. Bajtín, Mijaíl (1986)
Problemas de la poética de Dostoievski. Cap. V. México. fce.
6
Recordemos que en el marco de la literatura latinoamericana, el testimonio es el relato emitido
por un “actor testigo” (sujeto) de un hecho socio-histórico y violento que ha afectado a una
colectividad; hecho silenciado por los actores dominantes (anti-sujeto) —adversarios de la
colectividad— o relatado por ellos en función de sus intereses. Por tanto el testimonio consti-
tuye la verdad en la perspectiva de las víctimas y se contrapone a la versión de los victimarios.
Cfr. Prada Oropeza, Renato (2001) Op. Cit. pp. 11-18. Otra característica del testimonio es la
urgencia de sus sujetos para darlo a conocer; urgencia evidenciada en el lapso que transcurre
entre el hecho referido y su testimonio correlativo. Cuando ese lapso es muy largo, el testimo-
nio pierde exactitud y se vuelve rememoración. Cfr. Peris Blanes, Jaume (2008) Historia del
testimonio chileno. De las estrategias de denuncia a las políticas de memoria. Valencia, España.
Universitat de València/Facultat de Filologia, Traducció y Comunicació. pp. 15-16.

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Patricia Cabrera López

dad: la nueva manera de contar historias que es primero, una manera de asignar
sentido al universo ‘empírico’ de acciones oscuras y de objetos cualesquiera”.7
Por su parte el escritor mexicano Carlos Montemayor definió la ficción como
la versión literaria de la realidad, puesto que la “realidad” que percibimos en el
texto literario es de naturaleza simbólica.
A través de diversos lenguajes la ficcionalización exige que conceptos
abstractos con que se interpretan fenómenos sociales empíricos sean figurados;
asigna sentido a las historias narradas, a los personajes, al espacio, al tiempo,
al acto mismo de narrar, orientando tal sentido a la interpretación (política, si
es el caso) de los acontecimientos sociohistóricos seleccionados por el escritor.
En la creación literaria la ficción se conjuga con el diseño retórico y el respaldo
en los géneros legitimados en la tradición literaria occidental.
El predominio de la ficción es también el de la subjetividad narradora, pues
la disposición de todos los elementos compositivos en las narraciones responde
a la configuración de la coherencia y cohesión interna del relato, al imaginario
que tal obra produzca, no a la imitación de la realidad empírica o a la crónica
de acciones. La subjetividad de la voz —o las voces— narradora se explaya en
la mirada que penetra en sentimientos y emociones y no se limita a la objeti-
vidad de lo factual. La reticencia a ficcionalizar y —sin embargo— el empleo
de recursos literarios (figuras retóricas, arquitectura de ciertos géneros) para
favorecer la inteligibilidad de lo relatado, provoca que muchas narraciones con
intención testimonial se vuelvan ‘textos de frontera’, heterodiscursos oscilantes
entre la ficción y el testimonio de hechos objetivos.

Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres.


Una experiencia guerrillera en México

Este título de un libro voluminoso aparecido en 1987, está firmado por el Co-
mandante Eleazar Campos Gómez, de incierta existencia empírica; de lo cual
se deduce que puede tratarse del seudónimo adoptado por un colectivo o por
el editor de los testimonios. El libro se propone aportar información verídica
sobre el pdlp, conjurar las calumnias sobre algunos de sus integrantes y desmentir
las versiones al respecto del estado mexicano y de algunos periodistas; es un
texto ‘de frontera’, donde guerrilleros sobrevivientes a la muerte de Cabañas
reconstruyen los orígenes del pdlp, sus fundamentos ideológicos y su trabajo

7
Rancière, Jacques (2000) Le partage du sensible. Esthétique et politique. París. La Fabrique-
Éditions. pp. 56-57 (traducción propia).

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La LC23S en la narrativa literaria

organizativo entre campesinos guerrerenses; figuran con gran afecto al dirigente


muerto, hacen el recuento de los acontecimientos sucedidos entre 1972 y 1974,
y recaban el testimonio del combatiente que atestiguó la muerte de Cabañas.
La mención de la LC23S —a propósito de su desencuentro con el pdlp,
en 1973, antes de la fundación de esta— es reiterativa. La primera ocasión es
sintética: los narradores relatan sucintamente que individuos de esa organiza-
ción habían estado en la Sierra, en el campamento de la Brigada Campesina
de Ajusticiamiento (bca); estos “a base de calumnias y acusando de caudillo
a nuestro Comandante [Cabañas] sin ningún fundamento, se querían adue-
ñar de la dirección”. La anécdota termina con la información de que los de la
LC23S fueron expulsados del campamento; otro guerrillero opina que debieron
fusilarlos, mas el primero le replica que ese castigo es para los traidores, y los
referidos no lo eran. En la segunda vez, Edi-Carlos (una de las voces narrado-
ras de Lucio Cabañas y el Partido…) relata y juzga políticamente el incidente,
acusando a los cinco enviados de la LC23S u “Organización Partidaria” (Renato,
Joel, Raúl, Silvia y Julián) de calumniadores e intrigantes, porque al amparo de
la jerga marxiana acusaban a Cabañas de pequeñoburgués, populista, caudillo;
además, sembraban la desconfianza en algunos miembros de la bca. A través
de sus adjetivos y juicios, Edi-Carlos se constituye en el juez simbólico de los
enviados, y el desenlace de su relato (la expulsión decidida por Cabañas, en
lugar del fusilamiento) viene a reafirmar la orientación negativa de los juicios
del narrador. Cabañas brinda protección solamente a Julián para que pueda
salir de la Sierra y regresar a Atoyac, porque ese se había mostrado respetuoso
del PdlP.8
La figuración de los enviados de la LC23S es unilateral, hecha de descali-
ficaciones morales a su conducta con los anfitriones. Desde el punto de vista
político, la vehemencia de Edi-Carlos puede leerse como el rechazo de la bca a
un liderazgo exógeno; más criticable aún por provenir de citadinos letrados que
menospreciaban a los campesinos porque estos no entendían la teoría marxista.

La guerra de Galio

La primera figuración más compleja de la LC23S en encuentra en La guerra de


Galio, segunda novela de Héctor Aguilar Camín, de 1988. Uno de los paradig-
mas de la estructura esquemática de esa es La educación sentimental de Gustave

8
Cfr. Campos Gómez, Eleazar Comandante. (1987) Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres.
México. Editorial Nuestra América. pp. 32, 64-68.

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Patricia Cabrera López

Flaubert,9 por lo cual su tema narrativo pretende abarcar a la generación letra-


da de México que le tocó vivir el post-68, o sea los años setenta y las guerras
(incluida la sucia) emprendidas por el estado mexicano contra todo tipo de
disidencia. El protagonista es Carlos García Vigil (aspirante a historiador y
muerto a la edad de 40 años en un hotel de paso), así como Federico en la obra
de Flaubert. Para el propósito de esta colaboración solo interesa la relación de
Vigil con su amigo Santoyo, la pareja de este, Paloma Samperio, y Santiago,
hermano menor de Santoyo. A propósito de ellos vendrá al caso el examen de
personajes que encarnan la capacidad represiva del estado mexicano: Galio
Bermúdez y Wilebaldo Croix.
En el primero se subsumen tanto las funciones de supervisar el espionaje,
el acoso y el asesinato como la ideológica, atribuidas a la Secretaría de Gober-
nación. Su lógica para justificar la muerte de los guerrilleros es tajante y simple:
“...el que agarra los fierros a los fierros se atiene, escoge su ley”.10
El policía Croix, además de la rutina de su cargo, se encarga de propalar la
idea de que algunos muertos de la LC23S no son obra de la policía, sino de “un
ajuste interno”; aunque también justifica que policías maten a guerrilleros para
vengar a los muertos de ese cuerpo oficial.11 Con la lógica de Talión secunda a
Galio. En la novela, a través de este personaje el gobierno al que sirve pergeña
sus versiones oficiales, contradictorias, y arma tinglados para las fotografías
difundidas por la prensa.
La ficción comienza con el “Prólogo”, escrito por quien será el narrador
principal de La guerra de Galio: un historiador maduro y exprofesor de Vigil,
que configura definitivamente la novela inconclusa del malogrado discípulo. Se
infieren la mentalidad y la ideología política del historiador desde el momento
en que reduce el nombre del difunto a su segundo apellido: nada menos que el
del gran intelectual del siglo xix, José María Vigil. Asimismo, de los juicios de
valor acerca de los libros y folletos acumulados por Vigil, en los que nota “su
lamentable unidad temática —las guerrillas mexicanas de los años setentas— y
su pobrísima calidad: ‘memorias’, libelos, ‘historias basura’”.12
Congruente con la mentalidad decimonónica de su narrador, la novela es
un relato progresivo, cuyo tiempo cronológico abarca más o menos de 1968 a

9
“Sirvió una cuba y empezó a caminar por el pequeño espacio, entre sillones y el librero. Des-
hizo un ejemplar de La educación sentimental...” Aguilar Camín, Héctor (1991) La guerra de
Galio. México. Cal y Arena. p. 41.
10
Ibíd. p. 234. Galio atribuye la sentencia a Francisco Villa.
11
Ibíd. pp. 265-267.
12
Ibíd. p. 21.

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La LC23S en la narrativa literaria

1981; alterna metódicamente dos escrituras (la de Vigil aparece entrecomillada


o acotada), su trama (que inclusive alcanza el rango de intriga) es lógica hasta en
sus incertidumbres y tiene un objetivo claro: culminar en la moraleja defensora
de la legalidad como alternativa a la lucha armada.
Para quienes hayan vivido en los años setenta, resulta evidente que el
narrador aprovechó el repertorio informativo sobre todos los grupos armados
—publicado en la prensa o registrado en los archivos policíacos o propalado
oralmente— y con ese armó la trama; no reconstruyó tal información, sino la
recreó13 libre y parcialmente, y la subordinó al objetivo novelesco. Con un guiño
positivista reseña los movimientos armados desde los años sesenta, relacionán-
dolos con escisiones del Partido Comunista Mexicano (pcm) y con diferentes
movimientos sociales (laborales, campesinos y estudiantiles). De ahí que ad-
judique a la LC23S datos relativos a otros grupos armados. Topónimos, fechas
y nóminas no reproducen fielmente sus referentes presumibles. Por ejemplo,
la configuración de los hermanos Santoyo y Paloma incorpora información de
varias personas empíricas.
Vigil —según Galio— es un intelectual de izquierda: “Quieren la revo-
lución pero no la mierda y la sangre de la guerra civil”.14 Es el letrado que se
involucra con su pluma y con acciones discretas en la defensa de los derechos
humanos, al amparo de las instituciones gubernamentales; pero también sufre
el acoso policial.
Santoyo opta por la lucha armada tras la muerte de su hermano, comba-
tiente de la LC23S. El relato novelesco adjudica a ambos acciones armadas en
diferentes partes de México; incluye el encarcelamiento, la tortura y la fuga de
Santiago, en Guerrero; asimismo evidencia que por causa del código de clandes-
tinidad imperante en los grupos armados, la información autobiográfica de los
guerrilleros no es veraz. La muerte de cada uno por separado genera la intriga
y la expectativa —en los lectores—; mas al final de la novela, por lo menos la
causa de la muerte de Santiago queda sin confirmarse. Tal incertidumbre —muy
propia del relato literario— funciona como metáfora de la historia misma de la
guerrilla mexicana: imprecisa y difícil de documentar.
El historiador, Vigil y Paloma manifiestan sus prejuicios a través de narrar,
juzgar y manipular retóricamente a los guerrilleros, como objetos de sorna,
lástima o conmiseración. Estos rara vez aparecen como sujetos complejos de su

13
La reconstrucción busca mimetizarse con el referente; no así la recreación. Cfr. Rodríguez-Luis,
Julio (1997) El enfoque documental en la narrativa hispanoamericana. Estudio taxonómico.
México. fce.
14
Aguilar Camín (1991) Op. Cit. p. 81.

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Patricia Cabrera López

propia enunciación porque son reducidos a estereotipos. Es excepcional alguna


voz en su favor, como la del ilustrado (lector de Thomas Mann y Guillaume
Apollinaire) jefe de prensa del gobierno estatal de Guerrero.15
Al describir a Santiago (quien arguye con ideologemas, consignas o frases
hechas), Vigil enfatiza el contraste entre por un lado, su “abstrusa terminolo-
gía”, su “jerga imposible” y por el otro, su aspecto juvenil, su carácter locuaz y
parlanchín. Cuando Santoyo y Paloma deciden pasar a la clandestinidad, Vigil
intenta disuadirlos. La escena es larga y dramática por su carga afectiva: la se-
paración de amigos en el momento en que su senda común se bifurca. Mientras
Santoyo arguye (otra vez el estereotipo) invocando ideologemas tales como
la “insurrección del pueblo contra sus opresores”, el “país vive una situación
prerrevolucionaria”, las “condiciones objetivas están dadas”, etc., Vigil le replica
que solo hay “unos cuantos locos desesperados buscando un atajo de la historia
que no existe”. El narrador principal es el más despiadado: “…a fines de 1977 la
guerrilla urbana de México era una colección de comandos dispersos, reunidos
entre sí por la adopción voluntariosa del membrete de la Liga 23 de Septiembre”;
de “la voluntad inicial de reformar la historia […] sólo conservaba la decisión
de morir sin pedir indulgencia”.16
Paloma puede ser interpretada como una suerte de espía infiltrada, no
porque el narrador lo confirme, sino porque la trama novelesca le adjudica
tal función desde el momento en que aquella se enamora de Santoyo. No está
convencida de la ideología de este, pero al seguirlo adquiere información que
la autoriza para fungir como narradora delegada que relata dizque la verdadera
biografía de los hermanos Santoyo y los ajusticiamientos internos de la LC23S.
Gracias a las infidencias de Paloma, en la novela se asienta la ética de-
leznable de la LC23S. En la lectura literaria el análisis de los personajes sirve
para entender su efecto de sentido. Así pues tiene sentido que el narrador no
informe casi nada de la biografía de Paloma ni del interrogatorio y las torturas
que sufre ni de por qué mantiene en secreto las condiciones de la muerte de
Santoyo, haciéndole el juego a la versión de Croix. Las elipsis temporales que
abundan en los pasajes relacionados con aquella generan incertidumbre. Empero
es característica del discurso literario quedar abierto a la imaginación para que
el lector construya su sentido.
A la figuración llena de lagunas de Paloma se agrega un informe de la
Dirección Federal de Seguridad (dfs), relatado desde dentro de una reunión
plenaria de la LC23S por un policía infiltrado. En la ocasión el ala militarista de

Ibíd. pp. 226-227.


15

Ibíd. pp.128-309-310 y 478.


16

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La LC23S en la narrativa literaria

la susodicha llama a luchar —incluyendo “el magnicidio, la ejecución y el se-


cuestro”— contra las fuerzas que protejan, defiendan o custodien “los intereses
del régimen imperante”, e informa otros acuerdos. El reporte policíaco añade
que la mayor peligrosidad de la LC23S reside en “la inteligencia […] de que rei-
teradamente dan muestras sus ‘comandantes’ principales, gente con formación
universitaria y una preparación política muy por encima del promedio”.17
La figuración novelesca de la LC23S en La guerra de Galio hace aparecer a
los guerrilleros urbanos como letrados pero absolutamente insensibles, dispa-
ratados, culpables de su propia muerte, con vocación por la violencia y objetos
del espionaje metido en su propia organización. Así predispone a los lectores a
aceptar la condena política y ética de esa organización, y a atribuir su fracaso a
que estuvo infiltrada por la dfs.
La conclusión de la novela desaprueba la guerrilla y exalta la vía electo-
ral. Para ello el narrador agrega el “Epílogo” y utiliza a Paloma, quien termina
publicando “un alegato contra las vías armadas y los muertos sagrados de la
Revolución” y en 1982 llega al Congreso de la Unión como diputada del Partido
Socialista Unificado de México. En su nuevo papel no se cansa de repetir “que
la única vía para el cambio político en México es la legalidad”.18
La guerra de Galio fue la primera novela mexicana en proponer el ba-
lance de la lucha armada reciente —no en abordar el tema de la guerrilla—19 y
en presentar a la LC23S como el arquetipo de esta. Su argumento completo es
complejo pero su enunciación decimonónica y positivista, y el tono apodíctico
y contundente de su narrador facilitan la interpretación a quienes carezcan de
ideas propias sobre aquel tema. Aguilar Camín escogió la forma literaria más
adecuada para comunicar claramente —sin demasiadas ambigüedades— su
moraleja política.

Guerra en El Paraíso20

Carlos Montemayor es reconocido como el novelista más importante en materia


de narrativa sobre la guerrilla en México. Su novela Guerra en El Paraíso, de
1991, es la epopeya de los campesinos mexicanos que en los años sesenta del

17
Ibíd. pp. 344-345.
18
Ibíd. pp. 585-586.
19
Véase la página: www.literaturaypolitica.info
20
El examen más detallado de esta novela aparece en Cabrera López, Patricia y Estrada, Alba
Teresa (2012) Op. Cit. pp. 223-245.

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Patricia Cabrera López

siglo xx, se rebelaron contra las prácticas autoritarias y criminales aplicadas por
el estado mexicano a todos aquellos que quisieran organizarse contra los abusos
del poder y para superar su miseria. Relata la trayectoria de Lucio Cabañas y
el hostigamiento militar y aniquilamiento que él y muchos campesinos de su
región sufrieron por parte del estado mexicano; asimismo, la etapa más intensa
de los enfrentamientos entre guerrilleros y ejército mexicano, de 1972 a 1974.
Finalmente incluye algunos datos acerca de la continuidad de la represión contra
campesinos y sobrevivientes del pdlp hasta 1976.
La Liga 23 de Septiembre aparece en Guerra en El Paraíso protagonizando
la larga escena de la “asamblea de brigada”,21 donde integrantes de aquella son
juzgados por sus opiniones negativas sobre el pdlp. Cabañas se confronta con
ellos en torno a las diferentes concepciones que cada organización tiene sobre la
ideología, la composición de los grupos armados y otras organizaciones izquier-
distas. Además de provocar suspenso —dada la posibilidad de que el pdlp decida
fusilar a los de la Liga—, la escena es una oportunidad para que el narrador de
la novela tematice dramáticamente las descalificaciones mutuas y las respectivas
concepciones. Cabañas defiende el derecho de su gente a hacer la revolución
aunque carezca de teoría y se opone a romper relaciones con el pcm, mientras
Renato —el personaje de la Liga con más voz en la escena— postula que para ser
guerrilleros, marxistas y verdaderos revolucionarios hay que estudiar. Por eso
él mismo se aplica en enseñar el código marxista a los integrantes de la bca. La
figuración de Renato confirma la percepción de Cabañas acerca del teoricismo
a ultranza de los militantes de la Liga. En el contexto novelesco, el desencuentro
del pdlp con la LC23S ilustra las dificultades intraizquierdistas para unificar la
lucha armada y que varias organizaciones necesitaban al primero como aliado.
El referente de esta escena ya había sido relatado en Lucio cabañas y el
Partido… La diferencia cualitativa entre este libro y Guerra en El Paraíso estriba
en que el primero solo aspira a ser testimonio y la segunda es una novela… testi-
monial. La escenificación del incidente permite que la figuración de personajes y
argumentos sea equilibrada, de modo que no haya juicios. El narrador es discreto
y desliza su coincidencia con Cabañas al figurar en Renato precisamente los
defectos que el exmaestro rural había expresado en párrafos anteriores. Como
en la novela la oposición principal se ubica entre el estado mexicano y el pdlp,
el narrador no da más importancia a las diferencias intraizquierdistas.
Así pues desde el enclave simbólico de su producción literaria, Montema-
yor erigió su posición política: no oculta su admiración hacia el movimiento

Cfr. Montemayor, Carlos (2006) Obras reunidas I. Guerra en El Paraíso. Las armas del alba.
21

México. fce. pp. 130-141.

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La LC23S en la narrativa literaria

armado campesino y su poca estima de los combatientes urbanos de origen


universitario, pero tampoco se mofa de estos.
Dentro del campo literario mexicano de inicios de los años noventa,
Guerra en El Paraíso diverge literaria y políticamente con La guerra de Galio y
con narraciones anticomunistas. Pero converge con el libro Lucio Cabañas y el
Partido… en el plano ideológico-político.

Un poco nada más

A mediados de los años noventa del siglo xx —acaso estimulada por la irrup-
ción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln)— arranca o aumenta
la publicación de libros de rememoraciones de exintegrantes de la LC23S. Una
muestra es Un poco nada más de Ricardo Morales Pinal, excombatiente y preso
político de 1972 a 1979 en el penal de Topo Chico de la ciudad de Monterrey.
Hay rasgos de este relato que se reafirmarán en obras publicadas por
excombatientes en el siglo xxi: su lugar ideológico de enunciación es la identi-
ficación con los ideales de la LC23S y su propósito principal es rememorar acon-
tecimientos importantes de la organización. Son obras-vehículos de memoria
para reivindicar a aquella. En ellas la función referencial del texto se impone
sobre su potencialidad expresiva, de modo que destaquen nóminas, topónimos,
fechas y otros datos veraces propios del testimonio. Los peritextos (cuarta de
forros y dedicatorias) son explícitos en cuanto a la vida política del autor, y por
eso es fácil identificarlo con el protagonista de la narración.
El título Un poco nada más significa que el libro es apenas una parte de
lo escrito por el protagonista, Román, acerca de su militancia, pues la historia
narrada se reduce a los primeros años de prisión, la planeación de la fuga y el
fracaso de esta. En el relato progresivo, la voz narradora va entremezclando la
rutina carcelaria (que para los presos políticos incluye las torturas frecuentes en
función de las acciones armadas que suceden afuera) con información sobre los
actos que precedieron a la LC23S en Monterrey; sobre César Germán Yáñez y su
negativa a unirse a grupos guerrilleros fuera del suyo; 22 con los informes traídos
por las visitas, también militantes, y las diligencias de los presos para preparar
la fuga. Román no vive directamente las vicisitudes de su organización (p. e.,
la detención de Ignacio Salas Obregón) sino se las cuenta Mara (quien morirá

22
Cfr. Morales Pinal, Ricardo (1995) Un poco nada más. Monterrey, México. Oficio Editores.
p. 30. Yáñez fue de los fundadores de las Fuerzas de Liberación Nacional, otra organización
armada.

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Patricia Cabrera López

bajo la tortura, pero fuera de Monterrey) o el torturador. La densidad de tantos


datos entrecorta el ritmo del relato, que va produciendo suspenso merced a la
expectativa de los resultados de la fuga.
El momento climático es precisamente la acción de la fuga. Entonces la
voz narradora desacelera el ritmo y se permite escenas con los presos políticos
que se fugarán; sin embargo, Román no alcanza a escapar. El desenlace es su
caída en el delirio o en una alucinación historicista que metaforiza cualquier
reflexión política. Por eso el final de Un poco nada más resulta abrupto: resume
el fracaso de la fuga en la muerte o en el retorno a prisión de los fugitivos, atri-
buye a la legalización del pcm y del Comité Nacional por la Amnistía, el logro
de la liberación de los presos políticos y remata con un epílogo absolutamente
informativo.
De modo general la rememoración de Morales Pinal configura un na-
rratario local —pues abrevia datos geo-históricos que el narrador supone co-
nocidos— y deja un sabor amargo. Solamente las últimas palabras del relato:
“…una figura solitaria, apenas armada con un fusil automático […] y toda la
voluntad del México rebelde puesta en el corazón, caminaba bajo la luz de la
luna en los Altos de la sierra de Chiapas”,23 insinúan la esperanza despertada
por el ezln. Acaso también aludan al hecho de que esta organización fue
fundada por sobrevivientes de las Fuerzas de Liberación Nacional, surgidas
en Monterrey en 1969.

Memoria de la guerra de los justos

En 1996 apareció otro libro firmado por un exmilitante de la LC23S, Memoria de


la guerra de los justos de Gustavo Hirales; también obra-vehículo de memoria,
pero con orientación política opuesta a la de otros excombatientes. Cuenta las
aventuras y tribulaciones de un grupo de jóvenes mexicanos de la zona fron-
teriza norte, nacidos en los años cuarenta (y por eso afiliados al imaginario de
Sex & Drugs & Rock & Roll y de las rolas más difundidas en los años sesenta);
se ufanan de su identidad cultural que es la regional; algunos se enrolan en la
Juventud Comunista (jc) y bajo este signo comienzan sus acciones políticas,
tanto locales como internacionales, y su adoctrinamiento. La segunda etapa de
su vida política corresponde a los prolegómenos, la fundación y las acciones
de la LC23S; su adoctrinamiento es más radical y su práctica armada los lleva a
caer en prisión, donde son torturados, interrogados y conviven con el lumpen;

23
Ibíd. p. 69.

468

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La LC23S en la narrativa literaria

continuamente discuten entre ellos sobre todo tipo de asuntos; son amnistiados
a finales de los años setenta; rompen con la lucha armada y se acercan al pcm, y
a inicios de los ochenta empiezan a alejarse de la izquierda. El más importante
del grupo es “el G” (angloparlante, improvisado maestro de inglés, seductor, líder
y teorizante de cierto rango en la LC23S, etc.) porque relata con más frecuencia
en primera persona, aunque pueda desdoblarse en la segunda y hasta hacerlo
en tercera persona para efectos en la composición narrativa.
Por la naturaleza clandestina de la LC23S, los personajes —incluso el G—
tienen varios alias cada uno, usados —y acaso compartidos— en acciones y
etapas diferentes; lo que dificulta establecer con base en un discurso denotativo,
relaciones de causa y efecto entre los capítulos de la novela. Estos no se interre-
lacionan de modo secuencial; son relatos de los acontecimientos que marcaron
hitos en el desarrollo de la LC23S.24
La índole heterodiscursiva del texto es notable: por una parte su configu-
ración es literaria; es decir, su arquitectura, su diseño retórico y las estrategias
narrativas exhiben la manipulación temporal de la historia narrada, la violencia
verbal coloquial como característica distintiva de las instancias narradoras, la
incorporación de géneros argumentativos como el ensayo en la novela; el hu-
morismo expresado a través de la ironía, la burla o el sarcasmo; la focalización
interna del narrador orientada a dar relieve a su subjetividad.
Pero por la otra, la toponimia, las fechas, las nóminas oficiales o de apodos
de algunos guerrilleros o de sus represores o de luchadores sociales, los títulos
de las organizaciones políticas o armadas, los episodios tales como enfrenta-
mientos con la policía, rebeliones sociales, huelgas de hambre, pronunciamientos
públicos, acciones en pro de la liberación de los presos políticos, etc. tienen sus
referentes documentados.
En los peritextos iniciales (título principal y epígrafes) y en el primer
capítulo de Memoria... se asientan sus relaciones intertextuales estrictamente
literarias. La primera relación opera con el drama Los justos de Albert Camus.
Hay dos razones para ello: en Memoria... los militantes armados dialogan con
frecuencia entre ellos, tanto como lo hacen los personajes (“terroristas” perte-
necientes al Partido Socialista Revolucionario, en la Rusia zarista) de Camus, en
torno a la ética dudosa de sus decisiones. La segunda razón es que en Los justos
prima la subjetividad individual para entender el sustento ético de la violencia
armada y la vida de los militantes; y así procede la novela de Hirales.

24
Los especialistas en la lc23s probablemente puedan establecer la lógica secuencial de los
capítulos, identificar a personas específicas detrás de los alias y detectar si los referentes son
reconstruidos o recreados; no así los lectores ajenos al asunto.

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Patricia Cabrera López

Otra relación se establece con la obra de Henry Miller, a través de dos epí-
grafes. Según Edith Negrín, estos connotan los propósitos de combatir el olvido
y de equiparar las revoluciones política y sexual, puesto que Miller fue militante
de la última.25 La tercera relación consiste en que el narrador autodiegético de
Memoria… se automodela estilizando un canon: Katow (personaje de La con-
dición humana de André Malraux), pues tanto ese como el G se encuentran en
una circunstancia semejante, que es su caída en la cárcel.
La significación de la intertextualidad es insistir en que los propósitos del
libro son literarios, no sujetos a normas testimoniales. Por eso predomina la
perspectiva del G, que se expresa a través de la violencia verbal frecuente, los
regionalismos —incluidos los pochismos— y la ironía en el empleo abundan-
te de las siglas sic. Por ejemplo, en la frase “…las radiantes (sic) expectativas
revolucionarias”, el “sicazo” (palabra inventada por el narrador) connota que
desde el presente de la enunciación del relato, el G se mofa de lo que creía en
otro tiempo. El humorismo se empareja con aquella violencia hasta el grado de
atenuar la atrocidad de la tematización descriptiva de la tortura26 (tópico de las
narraciones sobre la guerrilla).
Cuando dialogan personajes con posiciones encontradas en torno a las
coyunturas de la trama o cuando el narrador introduce breves interpretaciones
políticas de ciertas acciones de la LC23S (p. e., el caso del Valle de Culiacán), la
polifonía asoma unos instantes en opiniones y juicios de valor que connotan
cierta estima de aquella empresa y del valor de los combatientes que intervi-
nieron. También ocurre cuando el narrador menciona a combatientes de toda
la vida, como Salvador Gaytán.27 En esos momentos pierde intensidad la mofa,
pero pronto el narrador recupera el tono irónico de descalificación al acotar o
completar la información de algunos excombatientes, por ejemplo, los editores
del periódico Madera de la LC23S.
En el capítulo “Los enfermos de Chainola”,28 la voz narradora interrumpe
su retórica impregnada del existencialismo light de Sex & Drugs & Rock & Roll
y adquiere el ritmo de un relato analítico, con citas, de las condiciones políticas
locales del Valle de Culiacán en la primera mitad de los años setenta; comple-

25
Cfr. Negrín, Edith (2004) “Tres novelas de la guerrilla en México”. En Cabrera López, Patricia
(coord.), Pensamiento, cultura y literatura en América Latina. México. unam/ceiich-Plaza y
Valdés. p. 246
26
Hirales, Gustavo (1996) Memoria de la guerra de los justos. México. Cal y Arena. pp. 16-17 y
18
27
Este combatiente chihuahuense había pertenecido al Grupo Popular Guerrillero (1964-1965)
y después apoyó a otros grupos armados.
28
Aparentemente aquella es la designación común del grupo izquierdista los Enfermos de Sinaloa.

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La LC23S en la narrativa literaria

tado con semblanzas y anécdotas de ciertos izquierdistas locales. Es entonces


cuando aparece brevemente una entidad colectiva denominada las “masas”, que
protagoniza las luchas sociales con el apoyo de estudiantes universitarios; pero
esas no alcanzan a tener su propia voz como personajes. Con su peculiar ironía
el narrador ataja el curso del relato y opta por sintetizar el ánimo subjetivo de los
universitarios: “…encaminar un movimiento con tanta energía y tanto amor a los
jodidos […] cuya vocación era la de ‘ir al pueblo, servir al pueblo’”, y la reacción
de los militantes de la LC23S ante el escenario de insurrección social de Culiacán:
“…personalmente, cada uno de nosotros asume el compromiso revolucionario
de combatirlo [a este estado de cosas] hasta el fin, hasta el último aliento”.29
Otro recurso literario que el narrador emplea en detrimento de una figu-
ración colectiva de la LC23S es la manipulación del tempo, según quién sea el
sujeto del enunciado. Las acciones colectivas son resumidas, descritas más que
narradas, y evaluadas desde el punto de vista político. En contraste las anécdotas
individualizadas, en especial las eróticas, merecen pausas descriptivas. Tienen
más presencia en el relato los episodios individuales, las dudas existenciales,
los conflictos interpersonales, la animadversión hacia los dirigentes muertos
o desaparecidos (Raúl Ramos Zavala e Ignacio Salas Obregón), el cuestiona-
miento de la doctrina fundamentalista de la organización y de sus ideologemas,
sus incongruencias y sobre todas las cosas, la perspectiva muy personal del G.
La tercera parte de Memoria... se distingue porque su función principal es
de balance y recapitulación. Contiene otras voces de sobrevivientes que aportan
testimonios anecdóticos o recuerdan con respeto a compañeros muertos o des-
aparecidos —inclusive a Ramos Zavala—; pero también juzgan peyorativamente
a dirigentes de varios grupos armados, entre esos, a Lucio Cabañas. El denuesto
de su personalidad omite la mención de sus bases sociales.
La conclusión definitiva se halla en el último capítulo, “El retiro”, donde
aproximadamente a principios de los años ochenta, tres exmilitantes vuelven
a verse porque uno de ellos (otrora participante aguerrido de las acciones en
Culiacán) va a anunciarles su retiro de la izquierda para incorporarse en el pri.
La charla de los tres reitera casi todo el contenido de las percepciones subjetivas
desplegadas en Memoria… Terminan aseverando que el mas estuvo condenado
al fracaso desde su raíz y reivindicando nada menos que a (Joseph) Fouché,
político profesional, padre del espionaje político y arquetipo del doblez y de
la sinuosidad típicos de los actores del campo político. La apología de Fouché
esclarece retroactivamente toda la novela. Entonces adquiere sentido la ausencia
de la figuración de la faceta colectiva y social de la LC23S, la omisión de la muerte

29
Hirales, Gustavo (1996) Op. Cit. pp. 193, 194. Itálicas del original. ¿”Jodidos” = pueblo?

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Patricia Cabrera López

y desaparición de sus fundadores, el humorismo irreverente del narrador, la


abjuración de algunos excombatientes, la escasa figuración del papel del estado
mexicano en el aniquilamiento de la organización, etcétera.
El exguerrillero Hirales emplea la rememoración para figurar literaria-
mente sobre todo los ángulos negativos de la LC23S; por ello selecciona ejem-
plos de improvisación, imprevisión, espontaneísmo, ingenuidad o negligencia,
irracionalidad, autoritarismo e irascibilidad de algunos dirigentes, injusticia,
envidia, impiedad, dogmatismo, teoricismo y de lucha interna por las jerar-
quías, o sea por el poder dentro de la LC23S. Memoria… también posee una
dimensión testimonial —verosímil por la naturaleza de su autor empírico—,
la cual se deja ver en los episodios protagonizados por el G o sus alias (la vida
en prisión, las torturas, etc.).
De lo expuesto hasta ahora se infieren fácilmente la convergencia y la
divergencia ideológico-políticas de Memoria... con las novelas respectivas de
Aguilar Camín y de Montemayor, por lo cual no amerita abundar al respecto.
Pero la novela multicitada no tiene afinidad compositiva con aquellas pues su
fragmentación en acontecimientos y/o episodios remite a las estrategias narrati-
vas de escritores exguerrilleros que habían publicado sus libros en México antes
de Hirales: el guatemalteco Marco Antonio Flores (Los compañeros de 1976),
Salvador Castañeda (¿Por qué no dijiste todo? y La patria celestial, de 1980 y
1992 respectivamente) y otros. Los capítulos pueden leerse como cuentos pero
adquieren funciones y sentidos diferentes si se los lee como partes de una novela.
Memoria… es un ejemplo de dialogización tipo “palabra bivocal de orien-
tación múltiple”,30 pues ética y compositivamente parodia y/o replica el discurso
ideológico-político de la LC23S, de sus fundadores, de buena parte de sus militan-
tes, del pdlp, de la jc, del pcm, del movimiento comunista internacional y hasta
del G de los años setenta. Asimismo, el tratamiento literario de los tópicos de
la guerrilla mexicana; por ejemplo, la tortura, el imaginario de Lucio Cabañas
de Guerra en El Paraíso, el activismo del Comité Eureka… La novela abona el
que algunos exintegrantes de la LC23S o del mas se hayan desmarcado de las
izquierdas mexicanas. En la carrera del escritor Hirales, Memoria… reafirma
su crítica de la LC23S, publicada en libros anteriores; como apareció dos años
después de la irrupción del ezln, también replica de modo alusivo y coyuntural,
los postulados ideológico-políticos de esta organización y de sus simpatizantes.

En este caso la dialogización involucra discursos divergentes, por lo cual la parodia es cam-
30

biante dentro de un mismo texto y se despliega bajo diversas formas. Cfr. Bajtín, Mijaíl (1986)
Op. Cit. pp. 278-279.

472

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La LC23S en la narrativa literaria

La fuga de Oblatos. Una historia de la LC 23 de Septiembre

Sin duda el libro de Hirales desató reacciones adversas; más aún entre excom-
batientes. De ahí que podría haber estimulado la producción testimonial de
estos para rebatir su versión de la LC23S.
Puesto que hemos limitado nuestro dominio de estudio a ediciones im-
presas y con un sello editorial que garantice la circulación por lo menos local,
examinaremos La fuga de Oblatos de Antonio Orozco Michel, de 2007. Es
otro texto de frontera, rememoración con las mismas características generales
asentadas en el segundo párrafo del apartado “Un poco nada más”, y también
semejante en la configuración de un narratario ubicado en la misma comunidad
pragmática del escritor.
Su autor y la edición proceden de Guadalajara, sede de otro de los frentes
de la LC23S. La denotación exenta de ambigüedades, la agilidad del ritmo y la
claridad de su propósito facilitan la lectura de La fuga de Oblatos, nombre este
de la cárcel donde estuvieron Orozco Michel y otros compañeros de 1974 a 1976.
El relato es progresivo y el narrador, autodiegético (él mismo participa de lo
narrado); pero con frecuencia aparece el “nosotros” para insistir en el carácter
colectivo del sujeto de la enunciación.
La claridad del título delimita la historia narrada, aunque el narrador ini-
cie el relato al modo casi autobiográfico. Ello muestra el cuidado positivista en
informar al lector las causas de que los personajes estén encarcelados, y favorece
la crónica concisa de la organización de movimientos juveniles, críticos y po-
litizados en Guadalajara, previos a la integración con la LC23S. A partir de este
acontecimiento cambia la vida del narrador porque se incorpora en la Brigada
10 de Junio, cuyos miembros participan en expropiaciones, exponen su vida,
ven caer en prisión o muertos a varios de sus compañeros y finalmente ellos
mismos son detenidos, torturados y recluidos en Oblatos. Este pasaje del relato
da testimonio de la tortura y el asesinato de algunos combatientes.
El espacio carcelario es narrado sin enconos, de modo conciso y con una
perspectiva que selecciona aspectos que muestren la disciplina de los presos
políticos (incluidos los de organizaciones diferentes de la LC23S), su trabajo
productivo y la lectura y estudio de textos clásicos del izquierdismo en el siglo
xx. Al igual que Román (el narrador de Un poco nada más), el de La fuga de
Oblatos está en prisión cuando es desaparecido Salas Obregón, mientras la LC23S
había iniciado un proceso interno para combatir el oportunismo causante de
errores y deficiencias, y hasta de la vulnerabilidad del conjunto. El narrador
reconoce que se cometieron excesos contra los militantes “deslindados” pero
asegura que la debilidad más grave de la LC23S fue haber intentado “fortalecerse

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Patricia Cabrera López

como organización revolucionaria” estando aislada del “movimiento de masas


del país”.31 En este punto es notable el debate con las versiones ficcionalizadas
en las novelas respectivas de Aguilar Camín e Hirales.
La dimensión narrativa trabajada con más cuidado en el relato es la espa-
cial, como parte de la secuencia de los preparativos de la fuga. Ello involucra
también a personajes coadyuvantes, como las madres, quienes se las ingenian
para introducir armas de fuego en el penal, y por ello se genera el suspenso. Al
respecto el narrador abunda en nombres, elogios y agradecimientos.
La fuga de Oblatos replica a Un poco nada más, pues a diferencia del escape
frustrado de Topochico, el de Oblatos es exitoso. El final del relato consiste en
las represalias policíacas contra las familias de los fugitivos, y las aventuras y
peripecias de ellos antes de regresar a la lucha.
Esta rememoración sin muchas pretensiones literarias —ejemplar por
su coherencia ética y el control del narrador sobre su texto— se complementa
con la información del final o la sobrevivencia de varios de sus compañeros y
con la insistencia en denotar la afiliación política del autor (en especial porque
el libro fue escrito durante el sexenio en que el pan gobernó a México). En su
cierre condena a los “elementos deshonestos” que hubo en la LC23S, arrepentidos
después de haber participado en la lucha armada y “desempeñando el vergon-
zoso papel de asesores de aparatos de inteligencia del estado […] vinculados
y comprometidos con mafias políticas que usufructúan su supuesta posición
del izquierda”.32

Los ojos de la noche. El comando guerrillero Óscar González

La última rememoración aquí considerada sí tiende a un diseño retórico incli-


nado a expresar las emociones del narrador y enriquecer el universo narrado,
sin negar su naturaleza de “obra-vehículo de memoria” como las de otros ex-
combatientes de la LC23S, examinadas antes.

31
Cfr. Orozco Michel, Antonio (2009) La fuga de Oblatos. Una historia de la LC23S. Guadalajara,
México. Taller Editorial la Casa del Mago. pp. 74-75.
32
Ibíd. p. 128. Un aludido podría ser Hirales, quien trabajó en la Procuraduría General de la
República y en la Secretaría de Gobernación. “En la pgr estuve un mes, como Director Gene-
ral de Ubicación y Erradicación de Cultivos Ilícitos; en Gobernación 11 meses, como asesor
del secretario; en ambos casos, con mucho orgullo, a las órdenes de Jorge Carpizo”: Hirales,
Gustavo (2007) “De Gustavo Hirales”. Carpizo —rector de la unam de 1985 a 1989— fue
titular de la pgr de 1993 a 1994, y de la Segob en 1994.

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La LC23S en la narrativa literaria

Los ojos de la noche, de Miguel Topete, apareció en 2009, también en Gua-


dalajara, al igual que el libro de Orozco Michel. Como lo indica el subtítulo, su
asunto es un solo comando de la LC23S, lo que favorece el relato breve —pero
intensamente emotivo y colorido— de la operación del grupo para formar el
ejército revolucionario en la zona rural de Tepahui, situada en el “cuadrilátero de
oro” (abarcante de territorios de Durango, Sinaloa, Sonora y Chihuahua). Aun
no siendo campesino, Topete formó parte del comando porque la constitución
de tal ejército era una tarea impostergable en 1973, año fundacional de la LC23S.
El narrador explica el orden lógico de las etapas y acciones de avitua-
llamiento, acopio de armas, inserción de los cuadros políticos de la LC23S en
los poblados, educación política de los campesinos, reclutamiento de los más
convencidos, aprendizaje —por parte de los guerrilleros— de las costumbres
locales, evasión constante del asedio del ejército, combates contra este o la
policía judicial, el secuestro de un terrateniente, ajusticiamiento de rancheros
involucrados en la persecución de guerrilleros, etcétera.
La información es densa y muestra una faceta casi desconocida de la
LC23S: su acción entre campesinos guarijíos y rarámuris. En cierto modo es
una réplica a la novela Guerra en El Paraíso y al estereotipo de la LC23S, co-
mentados antes.
Sintetizando su densidad factual, el relato avanza progresivamente; in-
corpora acontecimientos logísticos que obstaculizan los planes del comando,
anécdotas humorísticas, discusiones internas del grupo, creatividad en las for-
mas de politización de los campesinos, etc., y genera suspenso como cualquier
relato de aventuras cuyos héroes dinámicos logran hazañas a pesar de que sus
adversarios les pisen los talones. Pero el relato también incluye las reflexiones
éticas y políticas del narrador, su sensibilidad al espacio geográfico y a la gente
de Tepahui.
Estas miradas subjetivas abren en el texto momentos en que la expresividad
lírica del narrador se explaya, sea por la vía de reconocer los cambios éticos
que la experiencia en Tepahui aportó a su vida, sea por la de tematizar descrip-
tivamente el espacio geográfico como elemento que incide en los ritmos de las
acciones de los personajes, en sus desplazamientos físicos, en sus emociones, en
su percepción poética del mundo; por ejemplo: “…esparcidas por la barranca,
las amapas floridas. Constantes como jirones desprendidos del crepúsculo, igual
que una metáfora guerrera, ensangrentaban el cielo”.33

Cfr. Topete, Miguel (2009) Los ojos de la noche. El comando guerrillero Óscar González. Gua-
33

dalajara, México. Taller Editorial la Casa del Mago. p. 174. Este autor también incursionó en
el ámbito de la poesía.

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Patricia Cabrera López

Además, Los ojos de la noche critica con argumentos políticos el abando-


no al Comando Óscar González, a causa del “pendejismo” emanado no de los
“revolucionarios proletarios”, sino de los “dominados ideológicamente por la
burguesía, de los que no tomaron en serio el movimiento para llevarlo a [...]
la revolución”. A causa de “una dinámica de escisiones orgánico-políticas” en la
dirección de la LC23S, esta ordena cambios de los integrantes del Comando y
decide su desmovilización. El corolario es que abandona también a las bases so-
ciales rurales que ya habían alcanzado un nivel alto de compromiso para formar
el ejército revolucionario. En esto reside la gran frustración del narrador, que lo
ha perseguido a lo largo de 34 años y lo lleva a concluir que si el Comando logró
convencer a la población con la que había trabajado política y militarmente,
fue porque gracias a su ubicación rural y alejada se había mantenido ajeno a
las divisiones internas de la LC23S.34
La crítica es convincente por la lógica de sus argumentos y su calidad
expresiva.

Septiembre35

Esta novela de Francisco Pérez Arce, publicada en 2010, es la última que alude
a la LC23S. Su tema general es el de la desaparición forzada, aunque no exclusi-
vamente por causas políticas, y sus secuelas de sufrimiento en las familias. Es la
novela de aprendizaje de Juan Minera, nacido en los años setenta, impactado por
varias desapariciones a lo largo de la historia narrada y empeñado en investigar la
verdad sobre su padre. El argumento es más amplio que la parte registrada aquí.
El escritor eligió un tema de la guerra sucia poco abordado en la narrativa
literaria, pero para figurar a la víctima política y a su organización reproduce
el estereotipo del guerrillero narrado desde las novelas respectivas de Aguilar
Camín y de Hirales, y hasta por algunos exmilitantes de la LC23S.36 Considerando
que Septiembre apareció en el siglo xxi, es indudable que Pérez Arce tuvo a su
alcance muchísima literatura sobre el mas, pero optó por recrear y condensar
en un solo personaje datos que insinúan que el referente es la LC23S.

34
Ibíd. pp. 72, 187-188.
35
El examen más detallado de esta novela aparece en Cabrera López, Patricia y Alba Teresa
Estrada. (2012) Op. Cit. pp. 280-289.
36
De tanto repetirse que para la LC23S “la revolución estaba a la vuelta de la esquina”, esta idea
se volvió “la historia oficial”, “verdadera” de la organización y hasta sustento “teórico” para su
denuesto. Cfr. Cilia Olmos, David (2013) “Oseas y al (sic) análisis de los movimientos sociales”.

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La LC23S en la narrativa literaria

El conflicto inicial de la historia narrada ocurre en septiembre de 1975,


cuando el guerrillero José Minera alias Misael Bravo, de la Liga Armada Socia-
lista (o por el Socialismo), es aprehendido por la policía en la ciudad de México.
En el denso capítulo inicial de Septiembre se narra que Bravo había llegado a
esa procedente de algún lugar provinciano, para avisar a compañeros ubicados
en la capital que huyeran, pues la policía había detenido a otros comandos en
el resto del país. Empero, Bravo es aprehendido y sus compañeros (una pareja
joven) mueren en una larga y sangrienta escena. Antes de la tortura de Bravo, el
narrador despliega una psiconarración combinada con monólogo del personaje,
donde se mezclan recriminaciones a los compañeros por su negligencia, encono
hacia su indisciplina, balance de lo hecho por la Liga… y lo que se proponía
alcanzar dos días más tarde —a través de cuatro asaltos simultáneos en igual
número de ciudades—, con el temor de lo que pueda ocurrir a su esposa y al
hijo de ambos, Juan, y el propósito de resistir a la tortura durante las primeras
veinticuatro horas. Bajo esta, Bravo pierde hasta su identidad y su humanidad;
es liberado en 1978 y desaparecido en septiembre de 1980.
Las diferentes acciones o planes que el personaje recuerda aluden en su
mayor parte a la LC23S. Por ejemplo, la palabra “septiembre” en el título, la
semejanza del nombre de la organización, el manifiesto llamando a la insurrec-
ción, la mención de Culiacán como el lugar de la experiencia más importante
de la Liga, la mención de que esta posee enclaves en varios lugares de México,
la planeación de asaltos bancarios simultáneos, la invocación de los principios
teóricos marxistas y la desaparición forzada en 1980.
Misael Bravo es configurado como alguien obcecado por su misión de
detonar la revolución en todo México; no escucha las objeciones de otros com-
pañeros a sus planes de acciones simultáneas para “entrar en la escena nacional
por la puerta grande” y aplica una “lógica” fatalista para entender la detención
de los militantes de la Liga, a quienes reprocha reiteradamente los errores.
Semejantes rasgos ya los habíamos leído en La guerra de Galio y Memoria de
la guerra de los justos, lo que evidencia que para el siglo xxi en el imaginario
letrado ya prima aquel estereotipo del guerrillero urbano. Tras salir de la cárcel
en 1978 —como José Minera— regresa con su familia, a la que hunde en un
infierno doméstico con “sus estallidos coléricos”: sigue “pensando en la revolu-
ción […] como una urgencia personal, un ‘deber ser’” y descalifica toda opinión
política distinta de la suya.37
La secuencia protagonizada por José Minera termina en una larga escena
del exguerrillero con dos de sus antiguos compañeros. Entre todos atan los cabos

Pérez Arce, Francisco (2010) Septiembre. México. Ítaca. pp. 26, 130.
37

477

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Patricia Cabrera López

sueltos de lo sucedido en aquel septiembre de 1975 y hacen el balance de los


muertos, los desaparecidos, los encarcelados, los exiliados y los que no tuvieron
ninguno de estos destinos, tal como sucedió con uno de los invitados de José, el
Ronco, quien no sufrió prisión ni exilio. Después Minera desaparece cuando iba
a una entrevista de empleo, concertada por el Ronco. El lector puede sospechar
que el segundo puso a José Minera al alcance de la policía, pero ello nunca es
aclarado en la novela (al igual que tantas sospechas circulantes en la oralidad).
La reproducción del estereotipo (que incluye la sospecha de infiltración)
se complementa con las indagaciones de Juan Minera; al conversar con un
expreso político que había conocido a su padre, ese declara: “¿Por qué era tan
tremendamente importante hacer la revolución [… ]? [… ] era algo que flotaba
en el aire. Simplemente debíamos cambiar al mundo para hacerlo mejor […]
no pensábamos que fuera imposible […] éramos parte de una fuerza histórica”.
De ello el expreso deduce que José Minera puede estar en el ezln. Otro adulto
mayor alecciona a Juan: “… su locura [de los guerrilleros] no era de ellos solos
sino de todo el país”.38
Finalmente Juan Minera da con una nota periodística que informa la
detención de su padre el 12 de septiembre de 1980 y su presentación en la
dfs. Entonces se esfuma la esperanza de encontrarlo en el ezln y lo único que
queda al hijo es admirar al padre “como hombre de su tiempo que eligió una
vida radical”.39
En esta novela se constata que a casi treinta años de su aniquilación ofi-
cial, la lc23s pervive en la memoria y ha devenido en el estereotipo de la lucha
armada en las zonas urbanas. A pesar de ello y de la configuración negativa
del guerrillero en la primera parte de Septiembre, gracias a la memoria de los
personajes izquierdistas en la trama —aun con su carga sentimental—, la con-
clusión novelesca no condena a la lucha armada, sino a la desaparición forzada.

***

Las diferencias estudiadas aquí entre varios casos de figuración literaria de la


LC23S, remiten a que los agentes de la memoria (los escritores), en aras de estable-
cer su identidad política, seleccionaron ángulos encontrados de esa organización.
Como vehículos de memoria que son, las obras no coinciden por completo en
sus miradas literarias ni en sus ponderaciones políticas. Ello es consecuencia de

Ibíd. pp. 202, 246.


38

Ibíd. p. 25
39

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La LC23S en la narrativa literaria

que en relación con la LC23S, las acciones de memoria pueden llegar a detonar
si no luchas, por lo menos debates entre las izquierdas mexicanas. En la produc-
ción literaria los debates (réplicas, parodias, polémicas) se expresan a través del
dialogismo entre los libros.

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria
de los presos políticos de la guerrilla

Aurelia Gómez Unamuno*

F rente a la negativa del gobierno mexicano para aceptar la existencia de


presos políticos durante las décadas de los sesenta y setenta, hubo distintas
instancias que dieron a conocer aquello que el gobierno se empecinó en encubrir:
la represión a los movimientos sociales y el desarrollo sistemático de operacio-
nes de contrainsurgencia en las que la persecución, encarcelamiento, tortura
y desaparición forzada en contra de los disidentes políticos fue una práctica
común. Estas instancias incluyeron publicaciones periódicas que resistieron la
cooptación gubernamental, las movilizaciones de familiares de desaparecidos e
inclusive grabaciones en el interior de la cárcel de Lecumberri como es el caso
de Historia de un documento de Óscar Menéndez.
La escena literaria a su vez respondió a la inmediatez por dar a conocer los
excesos cometidos por los gobiernos de Díaz Ordaz y Echeverría, a través del
género testimonial, la crónica periodística y la narrativa ficcional.1 No obstante,
la mayor parte de la producción literaria y los estudios críticos han girado en
torno a la masacre de Tlatelolco dejando de lado los movimientos armados,
así como la violencia y terrorismo ejercida por el estado durante las décadas
de los sesenta, setenta y primera mitad de los ochenta. En este sentido, un caso
excepcional ha sido la obra de Carlos Montemayor y en la crítica literaria el

* Profesora del Departamento de Español en Haverford College.


1
Recuérdese Los días y los años (1970) de Luis González de Alba, Días de guardar (1970) de
Carlos Monsiváis, Postdata (1970) de Octavio Paz, El gran solitario del palacio (1971) de René
Aviles Fabila, Tiempo mexicano (1971) de Carlos Fuentes, Con él, conmigo, con nosotros tres
(1971) de María Luisa Mendoza, La noche de Tlatelolco (1971) y Fuerte es el silencio (1980) de
Elena Poniatowska, Los símbolos transparentes (1978) de Gonzalo Martré, Manifestación de
los silencios (1979) de Arturo Azuela, Al cielo por asalto (1979) de Agustín Ramos por citar
brevemente algunos ejemplos. Para un estudio de la narrativa del 68 veáse Patricia Cabrera,
Ryan Long, Aralia López, Gonzalo Martré y Rubén Medina. Para un estudio del impacto del
68 en la narrativa posterior véase Theda Herz y Jean Franco.

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Aurelia Gómez Unamuno

reciente trabajo de Patricia Cabrera y Alba Teresa Estrada que saca a la luz una
serie de novelas poco atendidas que, desde la década de los setenta, abordaron
el fenómeno de la lucha armada y configuraron desde el ámbito literario el
imaginario guerrillero, como señalan las autoras.2
Sin embargo, poco se ha profundizado en los textos testimoniales y litera-
rios producidos por los participantes de los movimientos armados. Este artículo
analiza la antología de poesía Sobreviviremos al hielo. Literatura de presos políticos
(1988) de Manuel Anzaldo y David Zaragoza, producida en el confinamiento
carcelario por los presos políticos que participaron en la guerrilla y el modo en
el que al apropiarse del ámbito literario plantean el problema de representación
en su doble connotación política y literaria.
Aunque los textos literarios producidos por participantes de la guerrilla
ha sido menor que los textos testimoniales, destaca que en ambos casos su
circulación y recepción ha sido eclipsada por el ciclo de la “narrativa tlatelolca”
como la llamó Aralia López. Asimismo, con excepción de la obra de Monte-
mayor, las novelas que abordan el tema de la guerrilla difícilmente formaron
parte del canon de la literatura mexicana. Se puede observar así cierta reticen-
cia de la institución literaria para incorporar el tema guerrillero, a la vez que
se ha operado una borradura en la memoria oficial por distintas razones que
planteo brevemente.
El movimiento estudiantil del 1968 y particularmente la masacre de Tla-
telolco tuvo mayor visibilidad que los movimientos armados, así la represión
del movimiento estudiantil causó indignación y rechazo rotundo en la opinión
pública, ya que se trató de una manifestación pacífica en donde perecieron es-
tudiantes, trabajadores y familias de los barrios aledaños. En contraste, la lucha
armada fue vista con reservas no solamente por el uso de la violencia a través de
expropiaciones, secuestros y bombas, sino porque la campaña gubernamental
echó cortina de humo sobre la violencia estructural que originó la emergencia
y recurrencia de la guerrilla, encubriendo así su carácter político. Muestra de
ello es la negativa del gobierno para aceptar la existencia de la guerrilla al usar

2
Entre la obra de Montemayor destacan las novelas Guerra en el Paraíso (1991), Las armas del
alba (2003), La fuga (2007) y la novela póstuma Las mujeres del alba (2009), sin mencionar la
obra crítica que abordó la violencia de estado y el fenómeno de la guerrilla con La guerrilla
recurrente (1999) y La violencia de estado en México antes y después del 68 (2010) por citar
algunos ejemplos. Por otro lado, el amplio estudio interdisciplinario de Cabrera y Estrada
traza un deslinde de la narrativa sobre Tlatelolco y la novela política rescatando, un corpus
significativo de novelas que abordaron la lucha armada pero que fueron soslayadas por la
crítica literaria. Véase Con las armas de la ficción. Configuración novelesca de la guerrilla en
México Vol. I (2012).

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

categorías que enfatizaron particularmente el carácter criminal de sus partici-


pantes: “delincuente”, “robavacas”, “gavillero”, “terrorista”.3
Por otro lado, la producción de textos literarios y testimoniales escritos
por los participantes de la guerrilla han tenido que enfrentar un doble estigma:
político y literario. Político, por la percepción generalizada del rechazo al uso de
medios violentos que —aunada a la campaña mediática del gobierno mexicano,
la sistematización del aniquilamiento de los grupos armados y de las poblaciones
que fungieron como bases de apoyo en el caso de la guerrilla rural— impusieron
un cerco de silencio y llevaron a cabo un borramiento en los relatos oficiales.
En todo caso se recuerda a la guerrilla como un eco, como la radicalización
del sector estudiantil tras las represiones de Tlatelolco y del Jueves de Corpus
confinando al olvido el asalto al Cuartel Madera y los movimientos armados de
Genaro Vázquez y Lucio Cabañas por citar algunos ejemplos.
El estigma en estos textos también es literario, porque si bien los partici-
pantes de la guerrilla y presos políticos asumieron el campo de lo literario como
un lugar para expresar su resistencia y experiencia carcelaria, incursionaron en
un ámbito reservado a un circuito letrado frente al cual los textos tendrían que
probar también su calidad estética. De este modo, los textos carcelarios produ-
cidos en el encierro por participantes de la guerrilla adquieren relevancia, en su
doble carácter testimonial y literario, ya que por un lado dislocan los discursos
oficiales de apertura democrática y, por otro, problematizan a su vez el concepto
de lo literario bajo un criterio eminentemente estético. Muestra de ello ha sido
el relativo reconocimiento a esta literatura, que en todo caso se ‘salva’ como
documento testimonial que posee ciertos giros literarios. Como señala Evodio
Escalante sobre el diario de prisión de Salvador Castañeda:
La suya es una taquigrafía contra el tiempo, notas arrancadas a la persecución,
escritas bajo el peligro que la chota los confisque. Un trabajo prohibido y a con-
trapelo que es también un ejercicio de supervivencia… un modo de guardar
la memoria, de anotar lo ocurrido para que se sepa, para que otros sepan. Se
entenderá que estas notas carecen en absoluto de pretensiones literarias. Se trata
de guardar la huella y nada más. Esto no obsta, por supuesto, para que ciertas
descripciones y ciertos giros del lenguaje nos puedan parecer literarios. ¿Pero es
que es posible escapar a la literatura?4

3
Para un análisis de la violencia estructural del Estado y el fenómeno de recurrencia de la lucha
armada, véase Montemayor, Carlos (2010) La violencia de estado en México antes y después
del 68. México. Debate.
4
Escalante, Evodio (2004) Prólogo a Diario bastardo. México. Gobierno del Estado de Coahuila.
p. xii.

483

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Aurelia Gómez Unamuno

Más que un manifiesto romántico sobre la vigencia de la literatura, el


comentario de Escalante evidencia sí el carácter testimonial de los escritos,
pero particularmente subraya las dificultades para definir la especificidad de
lo literario y para conceder una carta de ciudadanía letrada a estos textos. En
este sentido, es crucial llevar a cabo un giro necesario para aproximarse a esta
literatura ya no como un producto que se someta a la valoración estética, sino
como una práctica de la escritura que, producida desde espacios no autoriza-
dos, espacios de entre medio, irrumpe en los discursos oficiales de lo político
y literario e introduce líneas de fractura en la configuración de imaginarios
colectivos.5 Es decir, frente a la homogeneización de la lucha armada como
la radicalización violenta en el sexenio de Echeverría, estos textos dislocan el
discurso de la “apertura democrática” al presentar la experiencia carcelaria y la
violencia de estado ejercida en contra de sus disidentes políticos.
En el contexto de represión de la década de los setenta, el espacio carce-
lario representó para los guerrilleros una relativa tregua al salir de las cárceles
clandestinas y es en este espacio, bajo condiciones adversas y de asedio cons-
tante, que se gesta la práctica escrituraria como un modo de sobrevivencia
y de resistencia. Como observa Rafael Saumell Muñoz sobre el testimonio
carcelario: “la prisión es un locus donde desembocan los discursos transgre-
sores. El escritor-prisionero está fuera de la ley, incluso aquella que representa
la justicia poética oficial”.6
Desde esta perspectiva, la cárcel no es un recurso literario o una temá-
tica desarrollada en los textos, la cárcel forma parte constitutiva de los textos
ya que si bien por un lado fungió como un motor de producción escrituraria
—catarsis, cobijo, esperanza, rabia—, por otro también condicionó y limitó su
ejercicio. En estos resquicios, entre la pulsión escrituraria y la persecución, entre
la sobrevivencia y las limitaciones físicas, la mayoría de los textos rescatados y
compilados en la antología de poesía carcelaria corresponden al periodo pos-
terior a Lecumberri, periodo en que la tortura y el asedio habían disminuido

5
El concepto de espacio de “entre medio” es tomado de Homi Bhabha que, aunque alude a la
producción de la obra fronteriza posmoderna, me parece muy útil para localizar las prácticas
escriturarias de los presos políticos de la guerrilla: “Estos espacios ‘entre medio’ proveen el
terreno para elaborar estrategias de identidad (singular o comunitaria) que inician nuevos
signos de identidad, y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto de
definir la idea misma de sociedad.” Bhabha, Homi (2002). El lugar de la cultura. Buenos Aires;
Manantial, p. 18.
6
Saumell Muñoz, Rafael E. (1993). “El otro testimonio: literatura carcelaria en América Latina.”
En Revista Iberoamericana no. 164-165. p.499.

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

considerablemente.7 Es así que desde este espacio, grieta o fisura, en el margen


jurídico y literario, se filtra la práctica de una escritura no legitimada.
La antología de literatura de presos políticos Sobreviviremos al hielo
compila en su mayoría poesía producida por miembros de diferentes grupos
guerrilleros en México; a su vez, sin ser representativa de todos ellos, busca
una doble afirmación tanto de la existencia de los presos políticos como de
su capacidad de producción literaria desde la cárcel.8 Como señala su editor
Bartomeu Costa Leonardo, el proyecto tiene como objetivo dar testimonio y
dejar constancia, en su paso por el mundo, de los ex-guerrilleros de los reclu-
sorios en el Distrito Federal, ya que la publicación de la antología a diez años
de decretada la Ley de Amnistía da reconocimiento tanto a los luchadores
comprometidos como a los compañeros caídos en combate o bien ejecutados
tras su excarcelación. Teniendo un doble carácter, testimonial y literario, la
producción de estos textos toma el ámbito de lo literario como último bastión
de resistencia para afirmar su existencia tanto política como literaria o el de-

7
La práctica de la tortura fue encarnizada en las cárceles clandestinas y en el Campo Militar
Número Uno; no obstante, algunos sobrevivientes señalan que también se llevó a cabo en la
cárcel de Lecumberri. Cabe señalar que aunque la tortura aparece en la novela ¿Por qué no
dijiste todo? (1980) y el diario de prisión Los diques del tiempo (1991) de Salvador Castañeda
o bien se alude a ella en la antología Sobreviviremos al hielo, la denuncia explícita por parte
de los sobrevivientes aparece tardíamente en los textos testimoniales Lucio Cabañas y el pdlp:
una experiencia guerrillera (1987) de Eleazar Campos, Sendero en tinieblas (2004) de Alberto
Ulloa Bornemann y Testimonios de la guerra sucia (2006) de David Cilia y Enrique González
Ruiz (comps.).
8
Los autores compilados pertenecen a siete grupos guerrilleros de alrededor de la treintena que
estuvo activa durante la década de los setenta. La mayoría estuvieron encarcelados entre 1971 y
1978 y algunos comenzaron a ser excarcelados a partir de 1975, otros salieron tardíamente de
prisión inclusive hasta 1980. La estancia carcelaria, en su mayoría fue de aproximadamente seis
años, sin embargo algunos estuvieron solamente por tres años mientras otros permanecieron
en la cárcel hasta por más de ocho años. Entre 1971 y mediados de 1976 estuvieron concen-
trados, para la zona metropolitana, en Lecumberri y tras su clausura fueron distribuidos en
los reclusorios Norte y Oriente. Una vez dictada su sentencia fueron trasladados a la cárcel
de Santa Martha Acatitla. Cabe destacar que la antología no incluye a los presos políticos de
la cárcel de Oblatos en Jalisco ni de Topochico en Chihuahua. A continuación incluyo a los
autores y las agrupaciones a las que pertenecieron. Liga Comunista 23 de Septiembre: (David
Zaragoza Jiménez, Trinidad León Zempoaltécatl, Manuel Anzaldo Meneses); Lacandones
(Roberto Sánchez Ensch, Carlos Salcedo García), Partido de los Pobres (Ricardo Rodríguez,
Pedro Estrada Gámiz), Movimiento Acción Revolucionaria (Fernando Pineda Ochoa, Saúl
López de la Torre, Agustín Hernández Rosales, Salvador Castañeda, José Luis Chagolla Re-
migio), Unión del Pueblo (Jesús Tomás Licea Hernández, Javier Almaraz Olvera), Asociación
Cívica Nacional Revolucionaria (Alfredo de la Rosa Olguín, Jesús Gutiérrez Sierra) y Frente
Urbano Zapatista (Roberto Tello Alarcón).

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Aurelia Gómez Unamuno

recho a ejercer la escritura. Sin embargo, quiero destacar también el carácter


espontáneo de la práctica literaria.
A diferencia del género testimonial en el que se expone una narrativa
claramente argumentativa que busca reconstruir el lugar del testigo o bien le-
gitimar su discurso frente a un público lector que se transforme en una especie
de segundo jurado,9 la mayoría de los textos en la antología funcionan como
una especie de instantáneas que plasman las subjetividades de la experiencia
carcelaria. Es decir, el prólogo y notas son lo que da la cohesión discursiva a
las piezas recopiladas que me parece en un principio no fueron pensadas como
proyecto en conjunto, sino como una manifestación de la práctica escrituraria,
como una forma de sobrevivencia, inclusive en la necesidad que se observa
en algunos poemas de honrar y dar memoria a los compañeros caídos y a las
madres que formaron un fuerte grupo de solidaridad con los presos políticos.
La antología, como se señaló antes, tuvo un largo proceso de incubación
desde la escritura y recopilación de los textos en prisión hasta su publicación en
1988 después de dos intentos fallidos. Por ello, me parece pertinente observarla
en primer lugar como un proceso en el cual el proyecto se fue transformando y
explica tanto su carácter heterogéneo como su apremio para ser publicada tras
el fraude electoral de 1988. Como señala el editor Costa Leonardo:

Creemos que esta etapa fue definitiva para la historia del país y que no debe ser
ocultada ni minimizada y mucho menos olvidada, para que el imperio del terror
no vuelta a ensombrecernos como a veces parece que quiere, a juzgar por los
últimos acontecimientos.10

La antología comenzó como proyecto dentro del reclusorio Norte en 1977,


originalmente recopilaba poemas escritos por presos políticos en los reclusorios
Norte y Oriente entre 1977 y 1978, junto con una serie de grabados.11 Posterior-
mente, se integraron textos producidos en las crujías “O” y “M” de Lecumberri,
así como poemas de ex —presos políticos que denunciaban la ejecución de
compañeros que ya habían sido liberados. Asimismo se incluyen poemas de
Trinidad León Zempoaltécatl, única mujer en la antología, que estuvo presa

9
Samuell Muñoz, Rafael E. (1993).Op.Cit. p.499.
10
Anzaldo Meneses, Manuel y Zaragoza Jiménez, David (1988) Sobreviviremos al hielo. Literatura
de presos políticos. México. Costa Amic. p. 19.
11
Casi todos los grabados son de Alfredo de la Rosa, preso político de la acnr, y Alfonso
Anzaldo, hermano de uno de los coordinadores de la antología, que sin embargo no estuvo
encarcelado.

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

en la cárcel de Santa Martha y dos narraciones de Roberto Ensch y Salvador


Castañeda, ésta última escrita tras su excarcelación. La antología incluye tam-
bién un fragmento de “El hombre acecha” de Miguel Hernández, un poema de
Alfonso Sastre y un poema de Samora Moisés Machel, líder revolucionario del
Frente de Liberación de Mozambique.
Si bien la antología es poco sistemática tanto en la selección de autores
y géneros literarios, como en la presentación y organización del material, la
heterogeneidad de los materiales denota no solamente el intento de establecer
una complicidad de resistencias más allá de un espacio geográfico “nacional”,
influido obviamente por la diseminación de la lucha revolucionaria internacio-
nal, sino también la búsqueda por manifestar su derecho a la expresión a través
de distintos medios.12
Mientras la inclusión de poemas revolucionarios que no corresponden
al contexto mexicano contiene en sí misma una declaración de principios,
la recopilación de la “Poesía (in)necesaria” tomada del periódico mural de la
crujía “O” organizado por el colectivo “El Yacaré”, muestra la espontaneidad y
carácter lúdico de la escritura carcelaria. En este sentido, el proyecto enmarca
los textos en un discurso de denuncia que al mismo tiempo busca legitimar la
práctica escrituraria al engarzar estas instantáneas del confinamiento carcelario.
Ahora bien, la literatura carcelaria se encuentra en una paradoja, ya que
si bien por un lado los temas recurrentes se restringen al espacio carcelario y
sus efectos en los prisioneros, por otro lado el microcosmos carcelario ofrece
una fuente inagotable de escritura ya que es posible observar en éste la repro-
ducción, los poderes que atraviesan el cuerpo social y al mismo tiempo, como
señala Castañeda en su diario, tanto la sobrevivencia como el ejercicio de la
escritura se dificultan y quedan condicionados dentro del aparato carcelario.
Groso modo, los temas recurrentes en la literatura carcelaria abarcan los
efectos del encierro a nivel físico y psicológico como la percepción alterada de
la dimensión temporal y espacial, la pauperización de calidad de vida, la me-
canización del sujeto a horarios y actividades rígidas, la reducción del sujeto al
cuerpo biológico, la tortura física y psicológica, los efectos en la vida emocional
y relación con familiares, pareja y compañeros, la depresión o el ‘carcelazo’, entre
otros. Otros temas recurrentes son el impacto de lo carcelario en la renuncia o
afirmación de las convicciones ideológicas, la transformación del sujeto y sus

Un ejemplo de ello es que algunos fragmentos fueron publicados en diversas revistas en San
12

Francisco, Karlsruhe o Milán antes que en México, como señala Anzaldo en la nota introduc-
toria de Sobreviviremos al hielo. Anzaldo Meneses, Manuel y David Zaragoza Jiménez. (1988)
Op. Cit. p.14.

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Aurelia Gómez Unamuno

modos de adaptación o sobrevivencia en el entorno carcelario, así como el papel


primordial que juega la imaginación y la escritura.
En los textos de la antología Sobreviviremos al hielo se encuentran como
temas recurrentes principalmente la alteración de las relaciones emocionales
con la pareja y la familia, ya sean padres o hijos, la memoria de los compañeros
caídos así como el reconocimiento al apoyo de las madres y grupos solidarios
fuera de la cárcel. Otros temas recurrentes son el transcurso del tiempo en la
cárcel y los cambios de ánimo que van de la reivindicación de la lucha armada
a la rabia, impotencia, desesperación y decepción.
Cabe destacar que además de la internalización de lo carcelario, hay
poemas incisivos con un humor ácido que problematizan y subvierten el
poder carcelario, aunque también la antología recopila otros poemas lúdicos
que parodian tanto a las autoridades como a los propios compañeros, estos
últimos principalmente producidos por el colectivo “El Yacaré”. A continuación
se analizan algunos poemas que ofrecen un espectro general de lo carcelario
y al final se abordan algunos poemas que exponen el funcionamiento de los
mecanismos del aparato carcelario y llevan a cabo una retorsión sobre los
mismos.
La privación y regulación de la libertad obviamente tiene sus primeros
efectos a nivel afectivo, no solamente se ejerce la separación del preso de su en-
torno social, sino que la administración de la visita familiar o conyugal refuerza
esta separación, asegurando la internalización de lo carcelario y el disciplina-
miento del sujeto. Si bien los presos políticos de la guerrilla tuvieron acceso a
la visita familiar y conyugal —no así las mujeres que tuvieron que luchar por
ese derecho—, se puede observar que ésta representó una forma más de tortura
psicológica. De ahí que el tema más recurrente en los textos es el encuentro,
recuerdo o nostalgia por la persona amada, así como la desolación del preso al
despedirse de los familiares tras el horario de visita o lo que se conoce como
el ‘carcelazo’. Uno de los poemas de Fernando Pineda Ochoa (mar) captura el
modo en que se ve afectado el encuentro con la persona amada y la terrible
distancia emocional o barrera que ha cimentado la cárcel en las relaciones de
pareja: “Inevitablemente descubro tu cuerpo inamovible/ anegado/ de rocío
fértil/ al amor/… pero terriblemente distante/ […] Como el dolor de la luna
devorada/ por la desdentada boca de la noche”.13
En el mismo poema, Pineda Ochoa describe la entrada del amanecer ob-
servada por la pareja dentro de la celda. Así lo que sería un encuentro amoroso

Pineda Ochoa, Fernando. (1988). Lecumberri, 1976. En Anzaldo Meneses, Manuel y David
13

Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 86.

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

en realidad expresa un estado de amenaza constante articulado en la imagen


de la muralla:

Voces tocadas por nuestros sueños/ subterráneos se deslizan en el polvo de la


noche/ y el lugar reducido que ocupo […] La mañana se introduce sigilosa/ (es
un leve temblor de primavera)/ remolinos de figuras/ nos dictan el origen/ de
ocultas nubes/ que vigilan la ciudad / [dormida…/ Mientras nuestros ojos opacos/
contemplan la muralla.14

La libertad y el encierro es un binomio inseparable en los textos carcelarios,


bajo el cual, el hecho de evocar la libertad afirma la condición de encierro, por
un lado, y por otro lado, inevitablemente hablar del encierro fortalece el deseo
y significado de la libertad ya sea proyectándola hacia un futuro indeterminado
que augure un tiempo de justicia, o bien manifestada cotidianamente por su
reverso: el asedio constante y el castigo.

La libertad soñada/ a diario y constantemente/ metida en tu carne/ y en tus huesos


hasta/ su misma médula. […] Esa libertad que se nos mete/ por todos los sentidos
tan desarrollados/ de un cuerpo acorralado/ y de un espíritu irreprimido [sic] Esa
libertad de preso/ que es amenazada/ constantemente por el verdugo/ es libertad
tan mermada/ a diario y constantemente.15
La cárcel se me ha metido en mis huesos/ para despojarme de voz y de saliva.16

Como se señaló arriba, un leitmotiv del encierro carcelario es el desfase en la


percepción o concepto de lo temporal, ya sea como un tiempo circular que re-
mite al pasado, un tiempo prometido que se apuesta hacia el futuro, los cuales
contrastan con la lentitud del presente carcelario y particularmente la espera.
Como se puede observar en los poemas de David Zaragoza (LC23S), la espera
y la desesperación aparecen de manera recurrente, muchas de las ocasiones
con un sentido lúdico. Por ejemplo el poema “Pero siempre hay una espera”
enumera las diferentes ocasiones y contextos en que se utiliza su forma en
imperativo como un modo de detener o condicionar el proceso de vida de los
jóvenes: “Espera, ya no llores/ Espera, quédate ahí/ Espera hasta el domingo,/

14
Ibíd. 86-87.
15
Salcedo, Carlos (Lacandones) (1988). “Lecumberri 28 junio 1975”. En Anzaldo Meneses,
Manuel y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. pp. 53-55.
16
Saúl López de la Torre (mar) (1988). “Reclusorio Norte 1976”. En Anzaldo Meneses, Manuel
y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 113.

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Aurelia Gómez Unamuno

Espera que lo piense,/ Espera que mis padres/ Espera que me duele/ Espera,
despacito/ Espera que nos ven.”17
El poema registra la espera desde la infancia hasta la pubertad y, aunque
no aparece explícitamente el registro de lo carcelario, se puede deducir de cierto
modo un efecto de minimización y sentido lúdico del confinamiento carcelario
como un tiempo más de espera.
Cabe destacar el uso relativamente libre del espacio de la hoja en la mayoría
de los poemas que, si bien no es sistemático, en algunas ocasiones tiene efectos
interesantes. Por ejemplo en otro poema de David Zaragoza, el formato del título
y el uso del espacio de la hoja crea el efecto de un rectángulo, que no solamente
atrapa el espacio sino que sugiere posibilidades combinatorias entre el juego
de opuestos desesperación/ tranquilidad en sus formas adjetivas y adverbiales.
Este juego espacial manifiesta tanto un sentido lúdico de la escritura como la
circularidad del pensamiento en el encierro carcelario.

TRANQUILAMENTE DESESPERADO
Y Y
DESESPERADAMENTE TRANQUILO

Asimismo pueden observarse los efectos del poder carcelario en las di-
ferentes reacciones o momentos por los que transita el preso político que van
desde la rabia a la impotencia, decepción y derrota del proyecto revolucionario.
Los poemas no desarrollan explícitamente los debates y posturas que hubo en
relación con el proceso de rectificación y el balance de la lucha armada en el
marco tanto de su derrota militar, como de las negociaciones y presiones del
estado para resolver la problemática de la guerrilla y el estatus del preso políti-
co. Sin embargo, aunque los poemas no funcionan a un nivel de discursividad
narrativa sino de figuras o instantáneas poéticas, es posible apreciar en algunos
poemas las tensiones y división de posturas de la lucha armada en la articu-
lación de un imaginario de la venganza y la derrota, así como la denuncia del
oportunismo y enajenación.

Puedes no saberlo/ ni sospecharlo siquiera/ pero soy tu enemigo./ Y algún día/


con cuchillo de carnicero/ peinaré tu pelo.18

17
Ibíd. pp. 34-35.
18
López de la Torre, Saúl. (1988). “Reclusorio Norte, 1976”. En Anzaldo Meneses, Manuel y
David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 116.

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

Nadamos por la estepa arenosa,/ como en alberca de hotel […] Y no salimos de


nuestro entendimiento/ cuando cansados de arena deliciosa/ observamos las
espinas del cactus/ atravesándonos la carne.19
… es amargo, duro y/ peor aún,/ nauseabundo/ a flor de piel sabemos/ que fuimos
cayendo/ en este pozo sin fondo/ uno a uno,/ en este irremisible oportunismo/
esperando salir,/ sólo para seguir vegetando/… esperando al igual que siempre.20

El primer poema de Saúl López de la Torre, “Yo soy tu enemigo”, augura un tiem-
po de venganza en el que el yo poético, responde a un principio de retribución
con su enemigo basado en la ley del talión. Asumiendo que el yo poético es el
sujeto torturado y su enemigo el torturador, el poema invierte los lugares del
torturador y torturado pero en esencia reproduce la misma lógica de violencia,
creando un efecto de despolitización de la lucha armada.
El segundo poema, “Ilusos”, también de López de la Torre, presenta a la
lucha armada como un espejismo al contraponer imágenes líquidas con elemen-
tos desérticos: “nadar por la estepa arenosa”, “arena fresca”, “cactus jugoso”. A
través de esta yuxtaposición, el poema subraya la ingenuidad de los guerrilleros
al confundir la obvia diferencia entre aridez y humedad, como efecto del espe-
jismo o sueño del cual se despiertan cuando las espinas del cactus atraviesan
su carne. Es decir que el dolor físico, la represión y tortura, rompen el hechizo
y devuelven al guerrillero al ámbito de lo “racional” que le permite ahora dis-
tinguir la diferencia básica entre agua y arena. A pesar de que estos dos poemas
parecen estar en las antípodas, uno reafirmando la ‘vocación guerrillera’ y otro
estableciendo la guerrilla como un delirio, ambos operan en el mismo sentido,
al insertarse y reproducir los imaginarios oficiales sobre la guerrilla.
Por otro lado, el poema de Manuel Anzaldo muestra el desencanto en que
cayeron, así como la carrera de obstáculos en la que “los blandengues fuimos
descalificados”. Así la derrota en Anzaldo parece multiplicarse no solamente por
la derrota de la guerrilla y el hecho de estar en prisión sino por una especie de
auto culpabilidad por la debilidad de sus integrantes. No obstante, es interesante
observar que a su vez destaca el oportunismo que envolvió en determinado
momento a los guerrilleros durante su periodo carcelario.
Cabe señalar que la política gubernamental tanto de practicar la tortura,
cuyo objetivo no solamente era obtener información sino el quebrar al sujeto
y sus lazos de solidaridad con el grupo, como la segregación y aislamiento de

19
Ibid. p. 123.
20
Anzaldo Meneses, Manuel (LC23S) (1988). “Reclusorio Norte, julio 1977”. En Anzaldo Meneses,
Manuel y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 285.

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Aurelia Gómez Unamuno

los presos políticos agudizó las diferencias insalvables entre los guerrilleros
que ya estaban latentes desde la formación de los grupos armados.21 Sin em-
bargo, se puede observar que estas diferencias se diluyen frente a la amenaza
de la represión, como lo describe otro poema de Saúl López de la Torre: “La
puerta comienza a rechinar./ Los viejos goznes gimen/ Nosotros escuchamos
con oídos adiestrados/ Deliberamos en grupos/ Por primera vez coincidimos/
La puerta se abre”.22
Como en toda literatura carcelaria, otro de los temas recurrentes en la
antología es la afirmación de las convicciones revolucionarias que se apuestan
hacia el futuro y la certeza de un tiempo de justicia. Es decir, frente a la incerti-
dumbre y lento transcurrir del tiempo carcelario, la promesa de un cambio se
articula en muchos casos a través de los elementos de la naturaleza.

Cada átomo de mi cuerpo, ha sido mil y mil veces transferido/ de una generación
a otra/ sin pensar que el día termina y vuelve a principiar/ quién me dijera sin
engaños/ si los siglos que hoy quiero mirar/ hace mil años dulces palabras le oí
murmurar/ porque una gota de lluvia cayó en mi frente/ y yo sé que mañana
puede venir a mí nuevamente.23

Como propone el poema de Trinidad León Zempoaltécatl, el sujeto pierde su


carácter individual al formar parte de un todo, como una corriente indefinida
que se transfiere entre generaciones, así la caída de una gota de lluvia, como
encuentro casual, augura la posibilidad, aunque sin garantías, de su ‘repetición’.
En un tono similar, un poema de la serie “Poesía (in)necesaria” del co-
lectivo El Yacaré destaca el renacimiento de la lucha en tanto las condiciones
desigualdad no cambien.

21
Las divisiones en la guerrilla emergen casi en el momento de su formación, como señalan
muchos de los testimonios de ex guerrilleros, véase Salvador Castañeda y Candelario Pacheco,
Gustavo Hirales, Fernando Pineda Ochoa, Mario Ramírez, por citar algunos ejemplos. Entre
los problemas que se destacan están el protagonismo o caudillismo de sus líderes, el foquismo,
militarismo, inmediatez para realizar acciones sin fortalecer sus bases de apoyo o el trabajo
político, excesivo teoricismo, aislamiento de las masas, entre otros. Aunque en el balance de la
lucha armada estas fisuras se atribuyen a problemas internos, tras la tortura, el hacinamiento
carcelario y la presión del gobierno para que los guerrilleros optaran por la rectificación de
la lucha armada, las divisiones entre grupos guerrilleros así como entre compañeros de un
mismo grupo, se volvieron situaciones insostenibles. Para un análisis de la práctica de la tortura
véase Elaine Scarry (1987) y Pilar Calveiro (2006).
22
Ibid. p. 133.
23
León Zempoaltécatl, Trinidad (LC23S). (1988). “Santa Martha Acatitla, diciembre 1977”. En
Anzaldo Meneses, Manuel y David Zaragoza Jiménez. Op. Cit. p. 167.

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

Biografía de fantasma… Nadie notará que estuviste ahí/ donde eras necesario/
otros caminarán sobre tu esfuerzo/ embarrados de estiércol/ para obligar a tu
madre a partirte de nuevo/ regresarás tolerante/ a perderte por la fatiga y morirte
diez veces para creer/ para arrastrar cuerpos desalentados/ desnudar ídolos de
plástico/ rescatar la palabra/ de gargantas injertadas con timbres impostados/
entonces aprenderás a ser canto/ a medir el tiempo por fragmentos/ a no deses-
perar/ de nacerte de vez en cuando. 24

Aunque el poema no tiene título, el primer verso enmarca al poema bajo


“biografía de un fantasma”, lo cual alude a la disolución humana del sujeto al
transformarse en un espectro, una presencia imperceptible pero que aparece de
manera recurrente. Se puede observar de nuevo la borradura de lo individual,
esta vez a través del uso de la segunda persona y del modo verbal en futuro,
creando así un efecto de tiempo en espiral que augura no precisamente la
repetición del levantamiento armado, sino su rearticulación. La imagen de la
madre y el parto remiten de algún modo al uso revueltiano de la matriz/ celda,
sin embargo esta afinidad no está dada por su sentido de matriz contendora,
sino por el lado de su liberación: el hecho de “nacerse” o autoparirse. Si bien
en Revueltas el autoparirse se articula en el personaje El Carajo en El apando
(1969) por la ruptura con el vínculo materno a través de la delación, en este
poema el renacimiento destaca el carácter agonístico que proviene de la toma de
conciencia para reanudar las veces que sea necesario el cambio revolucionario.
Otra de las constantes en la literatura del encierro es la imaginación y la
percepción de elementos de la naturaleza por medio de los cuales se logra re-
basar la condición de opresión física y psicológica en la cárcel: “Entre cadenas
y barrotes vivo/ con las palomas y las gaviotas sueño”.25
El poema “Sueños” de Carlos Salcedo presenta el proceso de reconstrucción
del sujeto a través de la imaginación y la libertad del pensamiento. Después de
la tortura y la “oscuridad arrinconada”, de la lucha interna, de la delación o el
silencio, lo que le queda al preso político es el aire o la luz de luna que se cuela
por una pequeña ventana: “…y por este nuevo /cordón umbilical/ nos llega el
aire/ como nueva vida,/ respirar, respirar […] Por eso empiezas/ a soñar,/ a
transformar/ en tu mente/ lo que la realidad/ tan cruel impide”.26

24
Colectivo El Yacaré, “Lecumberri crujía “O” 28 de octubre 1973”. Ibíd. p.208. El colectivo El
Yacaré estuvo integrado por Alfredo de la Rosa Olguín (acnr), Roberto Tello Alarcón (fuz) y
Pedro Estrada Gámiz (pdlp). Los poemas producidos formaron parte de un periódico mural
en la crujía “O” en Lecumberri en 1973.
25
Licea, Hernández, Jesús Tomás (up), “Reclusorio Oriente, abril 1977”. Ibíd. p. 151.
26
Salcedo, Carlos, “Lecumberri, 5 de Septiembre 1975”. Ibíd. p. 63-64.

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Aurelia Gómez Unamuno

Así el yo poético describe la metamorfosis del sujeto que ha sobrevivido


la tortura: “de tus brazos nacen alas,/ de tu boca, pico,/ de tu pelo, plumas,/
y empiezas a sentir/ que te vas empequeñeciendo,/ tanto que no ocultas/ tu
felicidad de burlar/ las barras de la oquedad”.27 La imagen del ave, obviamente
remite a la libertad, la esperanza y la capacidad de imaginar, sin embargo es
interesante observar que la imagen del pájaro no forma parte constitutiva del
sujeto, sino que se encuentra en devenir. Es decir, en el poema la brutal realidad
del encierro y la tortura es desterritorializada por el espacio de imaginación que
si bien comienza como un breve respirar, la metamorfosis en pájaro, devenir-
libertad, se posesiona del sujeto y de la celda como una gran bocanada de aire.
Este devenir es interrumpido por los guardias que regresan para llevar al sujeto
a otra sesión de tortura y aunque la imagen del ave ya no está fijada en el sujeto,
su halo permanece como una forma de resistencia que se sobrepone al castigo
corporal. “Pero ellos se desesperan,/ están confundidos,/ quieren aprisionar/ al
pensamiento,/ encarcelar a los sueños,/ y la rabia les inunda/ al ver tanta libertad/
meciéndose en el cielo,/ y tanto sueño desbordado/ más allá de las murallas.”28
En contraste con este poema, quizás uno de los que presenta más ele-
mentos de imaginación y ensoñación, otros poemas elaboran el espacio físico
de la cárcel ya sea destacando los efectos de la limitación del espacio físico
o bien desafiando las constricciones de éste. Por ejemplo mientras el poema
“Despertar” de Agustín Hernández Rosales (mar) describe la celda como un
espacio agobiante que contiene y extingue en su geometría austera los puentes
de comunicación humana, voz y mirada, los poemas de Saúl López de la Torre
y Jesús Tomás Licea desafían tanto la función del muro y el reflector de la cárcel
para contener, cercar e iluminar.

Las paredes/ los asientos/ y las mesas/ con su agobiante cercanía/ atornillada al
piso./ Un montón de libros/ con sus teorías dormidas/ asfixiadas/ en un lecho
de letras apretadas./ Un cenicero victorioso de colillas./ Es la celda de todos los
días/ forrada de sombras y silencios/ limitada y comprimida/ por pulidas y rígidas
aristas./ Impecable y exacta simetría/ cuajada de callejones sin salida/ de acrílicos
y duros horizontes/ donde se doblan y escurren asqueados/ el grito y la mirada…29
Son tantos ya/ los cercos de concreto/ los anillos de hierro./ Que pedazos de
ladrillos/ entre rostros retorcidos/ no son nada30

27
Ibíd. p. 65.
28
Íbid. p.67.
29
Hernández Rosales, Agustín, “Lecumberri 1976”. Ibíd. p. 177.
30
López de la Torre, Saúl, “Reclusorio Norte 1976”. Ibíd. p. 130.

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

Alumbras sólo insomnios/ y lo sabes/ tu luz solamente/ es un fuego impotente/


que no ilumina la vida/ ni la muerte.31

Cabe destacar que los últimos dos poemas pertenecen al periodo posterior a
Lecumberri que se caracterizó por la disminución del castigo físico. Sin em-
bargo, se puede observar en el poema “Muro O”, perteneciente a los últimos
meses en Lecumberri, el propósito de expandir los múltiples significados y lo
que representa el muro de la cárcel.

Sudoroso de sombras,/ chorreante de miradas por un lado/ y de calles muer-


tas —por el otro. / Nido de cantos, /telaraña de rumores, / charco de ilusiones/
Hueco repleto de mentadas de madre./ Reguero de huellas/ y lánguidas siluetas/
Montón de vísperas/ y tímidos presentimientos/ crucificados en amarillentos
calendarios.32

Aunque el ahogo y opresión del espacio físico obviamente prevalece como


una constante que envuelve amenazante la experiencia carcelaria del sujeto
y condiciona la producción escrituraria, es interesante observar en algunos
poemas el modo en que abordan lo carcelario más allá de las restricciones del
espacio. Es decir, los elementos físicos de lo carcelario —la celda, el apando,
los muros, las rejas— si bien son elementos monótonos e invariables en la
rutina carcelaria, el modo de aproximación para nombrarlos se da por el lado
de la multiplicación de significaciones en un movimiento de constante asedio
al significante —cárcel, muro, celda, etc…— destacando particularmente los
efectos de lo carcelario.
Por ejemplo en un poema intitulado de David Zaragoza, se puede observar
un movimiento de acecho constante al significante “cárcel” en un intento por
contener su significado a través de la enumeración de efectos del poder carce-
lario que atraviesan al sujeto.

Opacadora de soles
sol de los opacados […]
Degeneradora de dioses
Diosa de los degenerados33

31
Licea Hernández, Jesús Tomás. “Reclusorio Oriente, enero 1977”. Ibíd. p. 146.
32
Hernández Rosales, Agustín. “Lecumberri, marzo 1976”, Ibíd. p. 179.
33
Zaragoza, David, “julio 1977”. Ibíd. 29

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Aurelia Gómez Unamuno

La cárcel está definida de este modo, por la relación que se establece entre
ésta y el sujeto, por sus interacciones y devenir, mas no a partir de característi-
cas prefijadas. Por ejemplo, en el primer verso la cárcel no es un espacio físico
sino un mecanismo que ejerce efectos sobre el sujeto, “opacadora de soles”, en
el segundo verso, que se complementa con el primero a través de la figura retó-
rica del retruécano, la cárcel no está definida ya como creadora de efectos sino
que está articulada como un sustantivo, aunque siempre acompañado de un
complemento que indique una acción posesiva: “sol de los opacados”. Es decir,
la construcción retórica de la cárcel está dada a partir de los efectos que el me-
canismo del poder carcelario impone sobre el sujeto, la cárcel cobra existencia
y adquiere significación en su devenir, en sus efectos de opresión más que en
su definición como espacio físico. Más adelante, se puede observar la misma
operación aunque ahora en el sentido inverso: “Frustración de los creadores,
creadora de los frustrados, refugio de los castrados, castradora de blandengues”.

Frustración de los creadores,


creadora de los frustrados
Refugio de los castrados,
castradora de blandengues34

El retruécano no sólo es un elemento retórico, sino que expone el fun-


cionamiento de la cárcel evidenciando sus relaciones, mecanismos y efectos
de poder que subyacen a ésta. El espacio físico de la cárcel es sintomático a lo
carcelario como mecanismo coercitivo no acabado, y la cárcel un mecanismo
vivo y en constante devenir que se define a partir de su relación con el sujeto,
precisamente en el momento en que lo territorializa como sujeto delincuen-
cial, como sujeto carcelario. Aunque esta figura retórica aparece solamente
al comienzo del poema, los siguientes versos sostienen el recurso de intentar
definir lo carcelario a partir de sus efectos no solamente en el prisionero sino
también en todos aquellos que interactúan y forman parte del engranaje de este
mecanismo incluyendo a jueces y celadores.

Mina de gambusinos de escritorio


Secadora de conciencias/ templo de meditaciones
Desintegradora familiar/ Cómplice de jueces
Alcahueta de ladrones con licencia para matar.35

Ibid. p.29.
34

Loc. Cit.
35

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

La incansable enumeración y ritmo del poema se asemeja a una plegaria


religiosa o mantra, sin embargo no se trata de una repetición sino de prolife-
ración de los múltiples significados de la cárcel. La obsesión por contener en la
palabra el dolor y rabia frente al poder coercitivo de la cárcel, que en conjunto
se erigen como una experiencia inenarrable, devela a través de la ironía los
mecanismos, perversiones y objetivo de disciplinamiento carcelario.

Paridora de hombres/ Hacedora de despojos


Lugar de las masturbaciones/ Creadora de neuróticos
Gran panacea/ Sala de los espejos desnudantes
Exterminadora de amores/ Forjadora de odios
Truncadora de proyectos/ Arrancadora de máscaras/ Fábrica de locos
Reina del vicio/ ¡¡PINCHE CÁRCEL!!36

En este sentido, el poema expone la falacia del objetivo correctivo del aparato
carcelario que, lejos de ‘reintegrar’ o ‘rehabilitar’ en realidad transforma al sujeto
en despojo humano.

Clausuradora de gargantas / Domadora impotente


Semillero de degenerados / Soledad de soledades
Encauce de desvíos / Artículo de primera necesidad
Compendio de historias e histerias/ Gran Larousse ilustrado
[…]
Hierro candente que nos marcas / de orgullo o vergüenza
Ramillete de barrotes / Finamente amurallada.37

Al describir la cárcel como “clausuradora de gargantas” o “encauce de desvíos”


el poema enfatiza la fuerza opresiva de lo carcelario, pero aún más al describirla
como “gran panacea”, “artículo de primera necesidad” denota que no solamente
se trata de un espacio de disciplinamiento que fracasa en su objetivo normar el
comportamiento criminal —“los males de la humanidad siguen afuera” (Sobre-
viviremos 131)— sino que se trata a su vez de un engranaje imprescindible en
el funcionamiento del cuerpo social. Asimismo, la analogía con el diccionario
Larousse, subraya en un tono de humor ácido que la experiencia carcelaria se
convierte en un medio de acceso al conocimiento de la realidad, a una realidad

Ibid. p. 29-30.
36

Ibíd. p. 30.
37

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Aurelia Gómez Unamuno

atroz, al develamiento de máscaras, al desmantelamiento de la doble moral y


los discursos que legitiman la naturalización del castigo.
Por otro lado, se puede observar que los efectos de lo carcelario se expanden
hacia el cuerpo social en su conjunto e intervienen al sujeto ya sea el prisio-
nero o inclusive el guardia. En este sentido, el poema “Carcelero” de Agustín
Hernández Rosales opera una retorsión al poder del carcelero al contraponerlo
con las pulsiones de vida y los ritmos biológicos de la naturaleza. Es decir, hay
un vaciamiento de poder.

Dime pinche carcelero / entre tus llaves / ¿hay alguna para abrir flores? […]
¿o que cerrando los ojos y las puertas / cierras el venero de las primaveras?
¡Pobres mañanas! / ¡qué grises serían / si fueras tú el encargado de abrirlas!38

Como se observó anteriormente en el poema de Carlos Salcedo, la me-


tamorfosis del sujeto torturado en su devenir-pájaro recalca una fuerza inma-
terial que no puede ser contenida o aniquilada inclusive por la práctica de la
tortura, del mismo modo el poema de Hernández Rosales alude a una fuerza
inaprensible articulada en la aurora, en el abrir de las flores o en la llegada de
la primavera. Al contrastar los procesos y elementos de la naturaleza con la
frialdad del acero y concreto de la cárcel, el poema parece establecer una ana-
logía con la imposibilidad de detener el proceso revolucionario. Asimismo cabe
destacar el contrapunto que se establece entre el preso y el carcelero. Mientras
el preso político ha completado los requisitos para el cambio revolucionario y
ha purgado la sentencia, el carcelero está desprovisto de poder y es solamente
un engranaje más del aparato carcelario.

He agotado ya / los trámites para un amanecer:/ he ido desde el puño crispado


/ hasta la mirada oblicua […] No encabronan / tu mirada aceitosa / ni tu andar
domesticado./ Lo que encabrona / es que un barrote como tú / pueda andar por
ahí esparciendo miradas / como si de veras comprendiera/ la alegría de las pen-
dientes / y la reverencia de los árboles.39

En este sentido, la relación entre preso y guardia está revertida al trasladar


una diferencia de poder en una diferencia basada en la toma de consciencia.
El poema marca un énfasis en la experiencia del preso político que, durante
su temporada en el infierno carcelario, ha pasado por todas las instancias de

Hernández Rosales, Agustín, Lecumberri 1976, Sobreviviremos. Ibíd. p.190.


38

Loc. Cit.
39

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Con el puño crispado: la poesía carcelaria de los presos políticos de la guerrilla

violencia y ha logrado sobrevivir cobrando consciencia de la condición humana


y los pequeños goces de la naturaleza. Como contrapunto, el poder del estado
representado en el cuerpo del carcelero es desarticulado al exponer su reificación
y reducirlo al dominio de las rejas y candados.

A los de tu estirpe […] solo les queda el placer/ del acoplamiento de metales
el regocijo enfermo de acariciar orificios y candados y ondularse maricones/ con
el penetrar morboso de las llaves.40

A su vez que el poema reduce al carcelero a máquina y engranaje de violencia,


trasladando su sexualidad a la estructura física de la cárcel, despojándolo y
destruyendo su masculinidad que, dentro de un concepto heteronormativo,
estaría definido por el acto de penetración. Así el poema acentúa que a pesar
de penetrar los orificios y abrir o cerrar los candados, el placer que obtiene no
es otro sino el de ejercer un minúsculo poder.
La antología de literatura carcelaria presenta la heterogeneidad de la
experiencia carcelaria del preso político de la guerrilla a la vez que, como
proyecto, hace una declaración de principios al plantear la necesidad de dar
reconocimiento político y literario a aquellos que el aparato gubernamental
reprimió durante la década de los setenta. La categoría ambigua del preso
político y el modo en que el gobierno manejó la persecución, aniquilamiento
y encarcelamiento de los disidentes políticos echó cortina de humo sobre los
problemas que motivaron los levantamientos, invisibilizando la categoría
jurídica del preso político. En este sentido a pesar de la derrota militar de la
guerrilla y los múltiples cuestionamientos y fracturas en su interior, la publi-
cación de la antología adquiere relevancia por el hecho de desestabilizar tanto
los discursos oficiales de apertura democrática como los parámetros esteticistas
de la institución de lo literario.
Estos textos carcelarios destacan entonces por su frescura y la inminente
necesidad de instaurar su discurso profundamente político dentro del ámbito
de lo literario, una vez que los espacios en la arena política se estrecharon por
la censura, la persecución y el confinamiento carcelario. En su doble carácter,
testimonial y literario, la antología logra incorporar la práctica escrituraria en
prisión bajo un proyecto político que denuncie los efectos opresivos de lo car-
celario a nivel afectivo, psicológico y físico, así como los modos en que el preso
político enfrentó y desafío de manera cotidiana el aparato represivo del poder.

40
Ibid. p. 191.

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Aurelia Gómez Unamuno

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La clase obrera va al paraíso.
El recuerdo en obreras de la maquiladora sobre su
militancia en la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Ciudad Juárez, Chihuahua

Alicia De Los Ríos Merino*

E l presente trabajo forma parte de la investigación: “Ciudad Juárez: rebelión


y movimientos sociales. 1950-1980”, la cual tiene como propósito construir
una historia social sobre la ciudad fronteriza y los movimientos sociales, cívicos
y gremiales hasta la irrupción del movimiento armado. El episodio que abordaré
en este texto inicia en 1972 con un movimiento estudiantil abierto y masivo
protagonizado por estudiantes del Instituto Tecnológico Regional de Ciudad
Juárez, Chihuahua, cuyas demandas variaron entre exigencias meramente aca-
démicas y administrativas y otras, como la denuncia de la ejecución de jóvenes
universitarios que asaltaron simultáneamente tres sucursales bancarias el 15 de
enero de ese año en la ciudad de Chihuahua. Estos intentos de “expropiación
revolucionaria” fueron la presentación pública de la guerrilla urbana en el estado.
Meses después, cuando estalló la huelga en la institución tecnológica, se dieron
los primeros acercamientos de los estudiantes activistas con obreras de diferentes
maquiladoras. En la Semana Santa de 1973 se fundó el comité regional de la
Liga Comunista 23 de Septiembre en Ciudad Juárez, al cual se integraron tanto
algunos de los estudiantes huelguistas como las propias trabajadoras quienes
conformaron una célula obrera.
Conocer los procesos de radicalización es fundamental en el desarrollo
de la investigación porque en gran parte señalan los agravios que estos actores
buscaron combatir a través de su organización político armada. La participación
de obreras fronterizas en la guerrilla no ha sido abordada, entre otros motivos,
porque muy pocas de ellas sobrevivieron a la militancia armada. Esta militancia
en particular tuvo como característica el anonimato, aún ahora se desconocen
los orígenes e incluso los nombres verdaderos de la mayoría de los y las guerri-
lleras desaparecidas y ejecutadas.

* enah/uach.

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Alicia de los Ríos Merino

En este trabajo dichos procesos de radicalización se estudiaron principal-


mente a través de la historia oral, por medio de los testimonios de los sobrevi-
vientes y en algunos casos, de sus familiares. En las entrevistas es interesante
observar como una gran parte de ex militantes armados no recuerdan haberse
enterado de lo sucedido el 23 de septiembre en la sierra de Chihuahua, cuando
el Grupo Guerrillero Popular (gpg) atacó el Cuartel militar de Ciudad Madera.
La mayoría de los entrevistados eran niños o adolescentes en 1965, sin embargo
en los relatos aparecen los recuerdos sobre la instalación de la primera planta
maquiladora en Ciudad Juárez a partir de ese año. Para el historiador Víctor
Orozco, el primer evento (el “asalto a Madera”) en tierras chihuahuenses sig-
nificó la culminación de una fase en las luchas políticas y sociales en el estado,
mientras que la instalación de una maquiladora fue el inicio de un proceso de
industrialización salvaje en la frontera del país.1 En el contexto del Programa
de Industrialización Fronteriza y el final del Programa de Braceros, el gobierno
mexicano otorgó grandes facilidades a empresas capitalistas extranjeras, tales
como la exención de impuestos y una casi nula inspección de condiciones
laborales.
El surgimiento del Instituto Tecnológico Regional de Ciudad Juárez en
1964 coincidió con el funcionamiento de las empresas maquiladoras, de hecho
un motivo para la apertura de este instituto fue la especialización de técnicos e
ingenieros para dicha industria. Se trata de dos procesos interconectados por lo
que es relevante conocer quiénes fueron aquellos que ingresaron al tecnológico
y quienes se emplearon en la industria maquiladora. En la industria ensam-
bladora se contrató gran cantidad de mano de obra femenina para laborar en
las bandas de producción, característica novedosa en la actividad económica
de la ciudad.Las razones para preferir mujeres como empleadas eran diversas:
alta responsabilidad, temor al desempleo, agilidad en la manufactura de la
producción, entre otras. Por su parte, para Francisco Javier Aguirre “El Gallo”,
estudiante de ingeniería de la primera generación del Tecnológico, líder en la
huelga tecnológica y fundador de la Liga en Juárez, aquellos que ingresaron al
Instituto educativo recién creado eran:

(…) los que aquí nacimos, los que aquí nos desarrollamos, nuestra opción era
el Tec, porque era económico, porque bueno, era lo que teníamos a la mano. A
lo mejor no nos llamaba mucho la cuestión de sembrar la tierra y la escuela de
agricultura no nos llamó la atención a muchos, muy poquitos se iban ahí a la es-

Orozco, Víctor. (2003) Hitos de la historia chihuahuense. Chihuahua: Universidad Autónoma


1

de Ciudad Juárez. (Colección Chihuahua Hoy). p. 41.

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La clase obrera va al paraíso

cuela de agricultura. (…) Entonces aquí nuestra inclinación propia era ¡Terminar
la carrera e ir a trabajar a la maquila, eso era lo esperado para todo el mundo!2

Como se ve se trataba de grupos sociales distintos pero cercanos, lo cual sirve


de base para plantear las siguientes preguntas: ¿Cómo llega hasta ellas el plan-
teamiento de enrolarse a la guerrilla? y ¿por qué algunas obreras decidieron
militar en una organización opositora y armada frente a otras opciones? Para
intentar aproximarnos a algunas respuestas s los testimonios de tres protago-
nistas: “Miguel”, Amanda Arciniega y “Dulce”.
“Miguel” fue estudiante y activista del Tecnológico de Juárez en 1972.
Finalizando sus estudios en el Tec laboró en una empresa maquiladora como
técnico. Al conformarse la Liga en la ciudad fronteriza, fue uno de los primeros
que se integró a dicha organización. Dentro de sus responsabilidades militantes
en la recién creada organización política armada, atendió a la primera célula
obrera, cayó preso en junio de 1974, en Ciudad Juárez. Después de traslados a
varias prisiones, salió libre en 1980 al cumplir su pena, sin los beneficios de la
Ley de Amnistía.
Amanda Arciniega, siendo estudiante de secundaria ingresó como obrera
a la industria maquiladora. A principios de la década de los setenta, después
de una huelga en la que participó y sin la oportunidad de regresar a su antiguo
empleo, optó por integrarse a la Liga en la etapa conocida como la “Recons-
trucción” en 1975, cuando una buena parte de los fundadores juarenses estaban
presos o militando fuera de la ciudad fronteriza. A pesar de que provenía de
una empresa maquiladora, Amanda no formó parte de la célula obrera. Fue
detenida en 1980 en el Distrito Federal, siendo la última presa política de la
Liga en salir libre, hasta 1989.
Con la ayuda de Amanda pudimos encontrar a “Dulce”, hasta la fecha la
única sobreviviente de una brigada obrera a la que he podido entrevistar. Dulce
no confía en desconocidos a su alrededor y nunca relató su experiencia hasta
ahora. Cuando adquirió confianza, su narración, en la que generalmente no
menciona fechas e identifica a sus compañeras con alias de la clandestinidad,
fue extensa y pormenorizada sobre las expectativas y contradicciones que le
generó la pertenencia a una organización política radical. Desde 1972, debido
a su trabajo en la maquila y su amistad con otras obreras, se incorporó al grupo
de estudio que posteriormente transitó a ser la primera célula obrera de la Liga.
En 1977, tras un evento violento en el cual murió una de sus compañeras, au-

2
Entrevista a Francisco Javier Aguirre Meraz, realizada por Alicia De Los Ríos el 20 de abril
de 2011 en Ciudad Juárez, Chihuahua.

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Alicia de los Ríos Merino

nado posteriormente a la crisis sentimental con su “compañero revolucionario”,


Dulce optó por renunciar a la militancia armada. Siguió trabajando en plantas
maquiladoras hasta que su deteriorado estado de salud se lo impidió.

“Nosotros íbamos a madre sobre el movimiento armado”3

En 1972 coincidieron dos movimientos en Ciudad Juárez: el estudiantil y una


incipiente organización obrera, ambos con señalamientos de agravios propios,
pronto los estudiantes huelguistas buscaron y propiciaron la relación con las
obreras de la maquiladora, ¿cómo se dio este acercamiento? Y ¿por qué? a través
de los testimonios es posible conocer cómo se relacionaron nuestros protago-
nistas, estudiantes y obreras, para integrar una organización armada como la
Liga. Miguel recuerda que el activismo como estudiantes tecnológicos en huelga
los llevó hacia las plantas maquiladoras:

…Una cuestión muy importante era lo que se hacía en los camiones, las rutas. Has
de cuenta decíamos: bueno, ahorita vamos a salir, es la llegada de las muchachas
de las maquiladoras, vamos a subirnos a los camiones y empezar a hablar. Ya el
movimiento estudiantil empieza a romper su situación meramente estudiantil
(…) En las manifestaciones nuestras no eran unas cosas muy grandes, no, pero
veíamos muchachas con la batita esa de trabajo de rca, de Convertors, de General
Instruments, las maquilas que empezaron en aquel entonces (…) caso particular,
les puedo hablar del grupo de obreras que va al Tecnológico en busca de orien-
tación porque quieren algo: ¿sabes qué? nos tratan mal, el gerente de personal
es esto, la supervisora de personal es esto, la de calidad es aquello ¿qué podemos
hacer? (…) Hay otra fábrica muy importante que era la Nielsen (…) de ahí se
genera una inconformidad muy grande, surge todo un comité, todo un grupito de
obreras(...) y ya, se nos unen, son parte de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Son parte integral, así, como un comité.

Por ese entonces Amanda y Dulce laboraban como obreras en la rca y la Nielsen,
respectivamente. Los relatos de ambas en relación a la apertura de la industria
maquiladora y las impresiones de la cotidianidad laboral son optimistas: la
contratación de personal no implicaba mayores requisitos, incluso se omitía
la minoría de edad o se alteraba; cuentan que vivían un buen ambiente al lado

3
Entrevista a “Miguel” realizada por Alicia De Los Ríos Merino el 21 de abril de 2011 en Ciudad
Juárez, Chihuahua.

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La clase obrera va al paraíso

sus compañeras, percibían un sueldo del que recuerdan les alcanzaba suficien-
te, incluso para consumir mercancías en la vecina ciudad estadounidense del
Paso, Texas. Dulce narra los escapes a los salones de música en Ciudad Juárez
los fines de semana:

Tenía que haber diversión también, para no llegar uno toda neurótica al trabajo.
Y era un ambiente bonito, no había mucho, yo trabajé muy a gusto. Y yo veía a
las muchachas muy contentas y todo, porque casi fue de las primeras maquilas
que había.4

Amanda, que trabajaba en la rca, donde se ensamblaban televisiones, recuerda


cómo conoció a los estudiantes del Tecnológico:

Ellos iban con camiones a recoger gratis a las obreras en la tarde y los que iban
en la noche pues en la noche. Entonces ya se empezaban a echar los rollitos, que
porqué el movimiento de huelga y hasta cierto punto despertar la conciencia de
las obreras de la maquila, algunos se echaban algún rollito sobre el manifiesto
comunista.5

Dulce laboraba en la Nielsen, empresa donde se contabilizaban y procesaban


cupones de mercadotecnia de diversos productos estadounidenses. Recuerda
cómo

En ese tiempo andaban los muchachos, sobre todo casi más muchachos jóvenes,
andaban haciendo pintas y fueron y pintaron allá la maquila, la Nielsen y luego
iban y nos llevaban volantes y quién sabe qué. A mí me daba mucha risa porque
decían: Que la explotación, que quién sabe qué. Y decían las muchachas: ¿Y a
mí que chingados me importa la explotación? Unas los aventaban (los volantes)
otras si los guardaban y así ¿verdad? Pues yo nada más me quedaba viendo qué
estaban pintando y decía yo: ah, pues ¿qué van a poner?

Es importante observar cómo fue paulatina la reflexión sobre la existencia de


hechos que violentaban su vida laboral, es decir, se dio un proceso de transfor-
mación que las llevó de percibir una cotidianeidad “normalizada” como obrera

4
Entrevista a Dulce realizada por Alicia de los Ríos Merino. Ciudad Juárez, Chihuahua. Miér-
coles 10 de agosto de 2011.
5
Entrevista a Amanda Arciniega realizada por Alicia de los Ríos Merino. Ciudad Juárez, Chih.
Sábado 23 de abril de 2011.

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a una naciente conciencia de clase que las condujo a una organización de tipo
político militar. A ambas se les preguntó sobre los agravios más sentidos en
sus jornadas laborales, aquellas denuncias que otras obreras exponían frente a
los activistas estudiantiles. Las dos recuerdan la famosa “cuota de producción”
que era la cantidad estándar de productos que debían maquilarse en la línea. El
terminarlos antes o a tiempo significaba que para la próxima jornada laboral, “el
número se incrementaría al medirse con records el rendimiento de las obreras
en la banda de producción”. Dulce recuerda cómo ello ocasionaba competencia
entre las obreras para incrementar la producción. Entre las quejas más recu-
rrentes y cotidianas Amanda relata la falta de permisos para ir al sanitario, así
como los exámenes de embarazo y el acoso sexual. Además, ya que tanto Dulce
como Amanda iniciaron sus empleos en la primera etapa en que se instaló la
industria manufacturera en la ciudad, recuerdan que no existían hasta entonces
los comedores ni servicio de transporte a las plantas.
Las experiencias de Amanda y Dulce fueron distintas en la forma de
organizarse colectivamente ante esos agravios. Amanda actuó en contra del
sindicalismo oficial sin militar aun en la Liga Comunista 23 de Septiembre,
aunque acepta que era simpatizante: “Yo hice un paro en la rca ¡pero completa-
mente independiente de todo el mundo! ¡Un paro! Y en nuestro departamento:
control de calidad”, recuerda Amanda. Trabajando ya en la maquiladora Toko,
de capital japonés, ella y otras obreras organizaron un paro y posteriormente
una huelga por el despido injustificado de compañeras. Además, defendían su
derecho de ser independientes del sindicalismo corporativista representado por
la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (croc) y la Confe-
deración de Trabajadores de México (ctm), ambas en pugna por los contratos
de trabajo. Las obreras como Amanda recibieron la asesoría de un abogado
laboral independiente, Gustavo de la Rosa, y de un sacerdote, Rogelio Macías:

Nosotras íbamos a la Iglesia del Carmen donde había un cura que era progresista,
que tenía un hermano que era del mir6 chileno, que en ese tiempo estaba acá (…)
entonces, cuando estábamos en el rollo de la huelga, ya el cura nos daba pláticas
de marxismo.

Al mismo tiempo, en diversas partes del país, por lo menos un centenar de


jóvenes, estudiantes en su mayoría, se encontraban en una semiclandestinidad
organizando una coordinación nacional guerrillera en 1972. Entre ellos estaban

6
El Movimiento de Izquierda Revolucionaria, organización marxista leninista fundada en 1965
en Chile.

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los jóvenes duranguenses que crecieron en Ciudad Juárez: Salvador Corral y


Gabriel Domínguez, quienes a través de algunos huelguistas del Tecnológico
de esa ciudad, como Luis Miguel Corral y Francisco Javier Aguirre “El Gallo”,
iniciaron la construcción de una red incipiente para esta organización política
armada, en la cual los estudiantes junto a los obreros tendrían que hostigar al
Estado, crear un Partido y un ejército proletario, así como luchar por el poder
a través de brigadas obreras revolucionarias.
En el contexto de la huelga del Tecnológico, algunos estudiantes ingresaron
como maestros a la Preparatoria Popular “Francisco Villa”, en la cual estudiaba
Amanda. En Ciudad Juárez la relación determinante con las obreras para inte-
grarse en un a la estructura de lo que después sería la Liga se dio a través de unas
jóvenes conocidas como “las muchachas”, que estudiaban en dicha preparatoria
y trabajaban en la planta Nielsen. Dulce relata:

Me acuerdo que conocí primero a Toña, que dejó unos librillos ahí que se me
hicieron muy avanzados y dije: má, pos de estas viejas ¿Cuál será? Ya se regresó y
le digo ¿a poco tú lees estos libros? Dijo: si. Como que me sorprendí, dije: ¿cómo
esta mocosa? Y luego, yo ya cuando salí, pues ¡ya me le pegué! Para platicar con
ella y fue cuando conocí a Elba, a Vero, a Cecilia (...) Las muchachas estaban estu-
diando, entonces cuando a mi me hablaban pues parecía que me estaban hablando
en chino, nomás me les quedaba viendo: y que la plusvalía, y que aquello, muchas
cosas (…) empezaron los muchachos allá en la maquila: que no había trabajo,
que la explotación, que la plusvalía, que no se qué, todas esas cosas económicas
¿verdad? Y que Carlos Marx, que Federico Engels.

En Dulce es obvia la admiración que sentía por sus compañeras estudiantes


y trabajadoras. Podría pensarse que el primer motivo para su integración al
círculo de estudio y posteriormente al comité obrero se dio por el sentido de
pertenencia al grupo de amigas. La primera prueba que tuvo que pasar fue la
confianza, la discreción sobre la organización clandestina de la célula.

Andaban como muy misteriosas y como que no me querían decir por qué. Hasta
que una vez les dije: ¿Pos ustedes que traen? Yo ya no voy a seguir si ustedes se
ponen en esa actitud. Me dieron libritos chiquitos de Marx y Engels. (…) me
regalaron unos, los otros yo iba y los compraba. Los otros, como El Capital, pos
los leían yo creo ellos, que tenían chanza de leerlos. (…) Al final jóvenes, pos
me imagino que para ellos como que sentirse inteligentes y maduros era muy
importante ¿si me entiende cómo?

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Cuando Dulce se refiere a “Ellos”, se refiere a los varones que las atendían
en su brigada, que eran su dirección y sus parejas en la mayoría de los casos.
Las visiones de género y de clase son una de las aportaciones más valiosas de su
testimonio, así como la diferencia entre ser estudiante o trabajadora de la línea
de producción, la seriedad en torno al quehacer de transformar el mundo y su
posicionamiento como una obrera sin agravios trascendentales.

“La revolución está a la vuelta de la esquina”

Si había otras opciones de organización política como la que experimentó


Amanda en las huelgas, entonces ¿Qué fue lo que determinó en ellas optar por
la lucha armada? En el caso de Dulce se puede observar que la curiosidad por
saberes ajenos y el sentido de pertenencia a un nuevo círculo de amistades y
otros elementos novedosos en su vida fueron determinantes: “No, pues yo me
sentía muy importante en el sentido de que, pues no sé, quién sabe qué siente
uno, como decía esta muchacha: que el proletariado, que tiene que derrocar
a la burguesía. Ah, pues qué importante, que interesante, no, pues está bien”.
La narración de Dulce ayuda a comprender el proceso a través del que una
integrante de un sector obrero nuevo como fueron las maquiladoras, adquirió
una conciencia de clase, con titubeos, interrogándose todo el tiempo qué era
aquello de la lucha de clases, la explotación del trabajo, la plusvalía y qué relación
tenía en su vida diaria dicha explotación a la clase trabajadora y la futura trans-
formación social donde los trabajadores organizados serían los protagonistas.
Su testimonio parece un diálogo constante con sus entonces compañeras y sus
responsables en la Liga. Para ella seguía siendo difícil comprender las razones
de sentirse explotada en su ambiente de trabajo. Siendo militante de la Liga
Comunista 23 de Septiembre abandonó el trabajo en la Nielsen atraída por los
rumores sobre las nuevas plantas industriales.

De que se cortan los dedos, de que no sé qué tanto, que está muy feo. Esas maqui-
ladoras apenas las acababan de abrir, que son las del (kilómetro) cinco. Entonces
yo dije: a no, a mí que no me platiquen, yo quiero ir a ver. Y fui y me metí a la
Almirat de Juárez, donde se producían chasises de refrigeradores.

El cambio no sólo fue por la curiosidad de Dulce. Miguel “El Bigotón”,


su responsable de brigada, les pidió a las militantes obreras que se separaran y
dejaran la Nielsen donde se habían conocido para explorar las condiciones en

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otras maquiladoras. Miguel recuerda que, en su corta estancia laboral como


técnico en una maquila, observó que:

La línea de producción es la muerte. O sea, para todos, es un trabajo monótono,


ese que describía Charles Chaplin y el martillo, estar ahí, o sea, ese trabajo destruye
al individuo (...) y todavía hay procesos, los famosos cableados guarneces, donde
hacen arneses para los carros, un proceso donde las muchachas están llenas de
alambres en los hombros, así de: ay, me faltó este, y ¡pum! lo sacan quien sabe cómo
y ¡pas! y nomás lo ven y ahí van y hacen maravilla y media. Es una cosa espantosa.

Las observaciones de Miguel provenían no sólo de su corta experiencia en


la maquiladora, sino de la teoría marxista, entonces directriz de su análisis y
acción, pues Marx decía:

Al mismo tiempo que el trabajador fabril agota el sistema nervioso hasta el límite,
acaba con la interacción multilateral de los músculos y confisca cada átomo de
libertad, tanto en las actividades corporales como en las intelectuales (…) Cada
órgano de percepción se daña en la misma proporción por el aumento artificial
de la temperatura, la atmósfera llena de polvo, el ruido ensordecedor, sin men-
cionar el peligro de perder la vida o un miembro entre la máquina atestada que,
con la regularidad de las estaciones, produce su lista de muertos y heridos en la
batalla industrial.7

A Dulce, sin embargo, ya como militante y obrera, le costaba creer que se les
explotaba:

Me preguntaban cuando estaba en Almirat:


—¿Qué? ¿Cómo están las condiciones ahí?
Y digo: no, pues para mi están bien, no nos dan carrilla, ni nada.
—¡Pos sí, pero es que no se trata de eso! A ver, a ver, ahí búscale algo, tú ráscale
a ver qué.
—No, le digo, no tengo porqué engañarte, nos tratan bien, no nos presionan (…)
—Pues ¡Busque un pretexto, busque, algo tiene que haber ahí!

Es posible historizar la industria ensambladora en Ciudad Juárez tanto por la


temporalidad en la cual progresivamente se instalaron las maquiladoras, los

7
Carlos Marx citado en: Berger, John (2011) Un séptimo hombre. México: Sur + Ediciones, pp.
118-119.

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lugares que fueron ocupando en la ciudad, la tecnología utilizada, así como a


través de las experiencias de obreros y obreras, la percepción de salarios, las
modificaciones en las condiciones de trabajo, la oferta de mano de obra y restric-
ción de empleos, los intentos de organización independiente de los trabajadores,
entre otros procesos subjetivos y sociales. Dulce en su relato comenta la causa
del principal descontento de sus compañeras en “Almirat”, una empresa dedicada
al ensamblaje de refrigeradores en la que trabajaba por esos años:

De 200 que empezamos llegamos a hacer 440 y así llegó un momento en que
después ya querían que también en la noche (…) por lo pronto el que quisiera y
podía. Luego por ejemplo muchas no querían porque pues no: “yo tengo mis hijos
chiquitos” y así. Entonces como que querían más producción y más producción y
ya no les interesaba si querían o no, si les gusta bien y si no, váyase a otra donde
le convenga y así. Entonces ahí como que comenzó el descontento de la gente,
de que ya los estaban presionando mucho. Fue cuando les empecé a platicar y ya:
pues qué suave, que a hacer un volante y órale, lo llevamos.

Cuando Dulce recuerda las discusiones con sus compañeras se hacen notorias
las dificultades que tuvo tanto para generar la reflexión sobre la conciencia de
clase con las otras obreras, así como para ampliar el trabajo de difusión y la
nueva militancia de la Liga en las plantas maquiladoras:

Una chava de la brigada llega y dice:


No, es que ya me harté, esas chavas ni agarran la onda.
“La Chapis” la ve con unos ojos, así bien enojada y le grita:
—No me vuelvas a decir eso. Es tu trabajo que agarren la onda, tampoco quieras
que de buenas a primeras.

Fue precisamente “La Chapis”, Rosario Carrillo Saucedo, quien invitó a Amanda
incorporarse a la Liga. Ambas eran amigas desde que habitaron en la entonces
reciente y moderna colonia Satélite en la década de los sesenta. Eran estudiantes
de la preparatoria Villa. Rosario no era obrera de maquiladora, sino vendedora
en Decor, una tienda para turistas que se encontraba en la zona pronaf. Rosario,
“Chayito” o “La Chapis”, como se le conoce, fue una de las principales promotoras
de la célula obrera. En la Liga de Ciudad Juárez prácticamente fue la dirigente
de dicho comité hasta que la trasladaron al Distrito Federal, como se hacía con
aquellos militantes que no podían permanecer en la localidad. Rosario inició el
acercamiento con Amanda dejándole para su discusión el periódico clandestino
“Madera”, publicación de la Liga. Era 1975 y la organización había atravesado

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la primera gran crisis frente al Estado así como en su interior se vivió un gran
conflicto entre sus integrantes. En plena “Reconstrucción” de la Liga, período
a partir del cual las y los obreros de maquiladora fueron quienes sostuvieron
la organización en Ciudad Juárez, “La Chapis” invitó a Amanda a militar. Ella
recuerda que aceptó desde el primer momento:

Para mí fue muy fácil, así me incorporé, sin remordimientos. Para mí fue, ha sido
la aventura más grande de mi vida (...) yo de alguna u otra forma ya había estado
en etapa del descontento porque yo fui obrera. Entonces cuando a mí me tiró
el rollo me pareció una aventura, una aventura muy interesante para cambiar el
mundo ¿Imagínate cambiar un sistema? Como éste donde no te permiten traba-
jar, porque a nosotros después de la huelga nos pusieron bola negra, que en ese
tiempo era cuando te quemaban en las otras maquilas, y no había tanta maquila
además. Te “quemaban” para que ya no te dieran trabajo. Entonces en ese tiempo
yo ya no conseguía trabajo ni nada, creo que me pareció la salida más idónea: Ah,
pos voy a luchar por un cambio social, qué padre.

A diferencia de Dulce, Amanda no incursionó en la célula obrera. Ninguna de


las dos era militante clandestina de tiempo completo en la ciudad fronteriza.
Después de un tiempo, Amanda fue comisionada como “correo” entre Juárez
y el Distrito Federal hasta que un evento fue la causa para que saliera de Ciu-
dad Juárez al estar “quemada” ante la policía política. Ese hecho trastocó las
militancias de Amanda y de Dulce: la Dirección Federal de Seguridad (dfs)
asaltó la casa que habitaba María Jesusa Armendáriz alias “Elba”, embarazada
de cuatro meses, quien combatió sola por un tiempo considerable contra los
agentes policiacos hasta su muerte. Dulce, además de ser compañera de célula
de “Elba”, fue su amiga desde que ambas trabajaron en la Nielsen. Por otro lado,
Amanda acudió con “Elba” para llevarla a otra casa de seguridad. Cuando llegó
la dfs seguía en el lugar, hubo una persecución y Amanda perdió un par de
credenciales con su verdadera identidad. Después de esto fue trasladada a la
Ciudad de México.
Dulce recuerda otra razón para dejar la organización político-militar: un
mal de amores con “Sergio”, militante que provenía de Guadalajara. Inmediata-
mente asoció ese conflicto con la muerte de “Elba”, junto al “ajusticiamiento” de
un ingeniero empleado de una maquiladora por parte de un militante de la Liga.
La infidelidad en una relación al interior de una organización revolucionaria y
la muerte, detonaron una reflexión en Dulce sobre la guerra emprendida de su
parte, que la llevó a optar por anunciar su salida y entregar su arma.

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Costaba muy caro, tanta gente, tanta sangre ¿para nada? ¿Dónde está por lo
que luchábamos? Y caer en esa cosa ¿cómo dicen? Sueño guajiro (…) yo sentía
no que no valiera la pena, sino que se me hacía inútil esas muertes, que cambie
el sistema ¿cómo? ¿Nomás porque nosotros queremos? No sé, era como un
sueño, ilusión, pero yo siento que cuando está uno joven cree que puede con
el mundo y no sé qué cosa, entonces cuando yo vi que eso costaba muy caro
y que no valía la pena, créame que la mera verdad no, de ese modo no, es que
era gente tan joven …

Dulce creyó que las relaciones serían diferentes y comprometidas dentro de su


organización cuya máxima era el hombre nuevo. Aprendió que las aspiraciones,
de las que dudó continuamente, eran lejanas. El relato de Dulce es más pesimista
que el de Amanda y el del propio Miguel, ya que ambos siguieron perteneciendo
a una comunidad identitaria, compleja pero similar: eran presos políticos. Para
Amanda por ejemplo, su balance sobre la experiencia en la lucha armada es en
cierto grado, lo que marcó su vida:

Imagínate, hacer una revolución. Entonces, pues yo ya me vi ahí, casi, casi en la


toma del poder. Para mí fue muy intenso, muy emocionante y pues ha sido la
impresión más fuerte de mi vida, no hay ninguna otra (…) Pero más que nada
como muy idealista, no con los pies muy puestos sobre la tierra, porque todavía
no sabía la chinga que era el cambio de un sistema ¿no? Sino que era así como
muy idílico.

Amanda fue la última presa política de la Liga Comunista 23 de Septiembre en


obtener su libertad en 1989. Aún después de 1988, con el reciente triunfo del
Salinato, siguió declarando públicamente no arrepentirse de su militancia radi-
cal. En cambio, para Dulce la rectificación fue interior, la cual parece carecer de
un fondo “formalmente” político, estando mucho más cargada de subjetividad.
Su anonimato lo refrenda. La opción de desligarse de su comunidad hasta hoy,
y sobrevivir en la “normalidad” que nunca abandonó del todo, la cotidianeidad
de su empleo maquilador y de su vida económica mermada, provoca que su
balance sea negativo. Para Dulce, la vida en la maquila continuó treinta años
más, después de renunciar a “su ilusión”, como le llama a su militancia dentro
de la Liga. Concluye: “yo me hice vieja acá dentro de la maquiladora y ¿qué? De
todas formas las cosas están igual”. El acto de fe terminó. Para Dulce, la promesa
al paraíso se quedó en eso.

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La clase obrera va al paraíso

Comentarios a manera de conclusiones

El aspecto de cómo los y las militantes de la Liga establecían relaciones con otros
trabajadores ha sido muy poco abordado en las investigaciones. La acción de
“atenderlos”, como le llamaban los militantes a la estrategia política de entablar
relaciones con trabajadores de diversas industrias para su organización en briga-
das, es un problema de investigación ausente en gran parte de los estudios de los
movimientos armados. Las reflexiones de cómo los militantes interpretaron los
agravios sufridos a través de la teoría marxista e invitaron a otros a organizarse
en un partido comunista, armado y clandestino han quedado rezagadas ante
cronologías de acciones espectaculares.
Por ello, además de indagar con los militantes sobrevivientes sobre el
trabajo de difusión y organización del proyecto revolucionario emprendido
en la década de los setenta y el balance sobre dicha experiencia, es pertinente
y necesario explorar a la comunidad receptora, es decir, aquellos obreros y
trabajadores que laboraban en la ciudad fronteriza en la década de los setenta
para conocer por qué la invitación a una transformación del mundo no tuvo
recepción en ellos. Si bien es cierto que el panorama era adverso para la organi-
zación radical de trabajadores disidentes (corporaciones policiacas, sindicatos
oficialistas bajo órdenes gubernamentales, empleados industriales convertidos
en vigilantes de los organizados y un capital extranjero que chantajea hasta hoy
a gobiernos locales con el cierre de sus actividades a cambio de favores fiscales
y la ausencia de conflictos sociales, entre otros) es necesario preguntarle a quie-
nes se empleaban en la maquila o en otras fábricas cómo observaron esa etapa
de radicalidad política de otros obreros y obreras y los motivos por los cuáles
no participaron. Por ejemplo, en un par de entrevistas a obreros sin militancia
política en los setenta, el miedo es una de las respuestas inmediatas. Sin embar-
go es posible encontrar réplicas de lo narrado por Dulce: lo deseable era tener
trabajo, conservarlo y no meterse en problemas. Por ello es comprensible que
lograr la toma de conciencia hacia una acción política de transformación, el
generar una reflexión revolucionaria en medio de un estado marginal de vida,
considerado además normal o natural, no es una cuestión fácil. Tal dificultad de
desarrollar una conciencia de clase es observable en la relación que se produjo
entre estudiantes politizados del Tecnológico, recién estrenados en la izquierda
radical, y las obreras de maquila, novatas en el mundo del capitalismo indus-
trial. La teoría, base para su acción, les indicó a “los muchachos” que el trabajo
industrial se basaba en la explotación de la mano de obra y la degeneración
de cuerpo y mente. La propia Dulce lo constató décadas posteriores. Sin em-
bargo, los estudiantes no se percataron de la constitución de una comunidad

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Alicia de los Ríos Merino

novedosa en el proletariado juarense, sin una cultura obrera y mucho menos de


izquierda, con sus necesidades y agravios particulares. Los conceptos marxistas
fueron transmitidos la mayoría de veces de manera doctrinaria entre los jóvenes
militantes, cuya experiencia como obreros o relacionados con ese sector era
reciente y novedosa; aún así poseían un imaginario inmovible de lo obrero y
proletario a partir de la teoría, lo cual impidió una serie de análisis sobre aquella
comunidad de mujeres migrantes, jóvenes y recién estrenadas en la industria,
así como de los motivos y expectativas por los cuáles se incorporaron a la
maquila transnacional. Pareciera que queda como lección aquello que escribió
John Berger sobre los hombres migrantes de Europa del Este que acudían a
las metrópolis del primer mundo a trabajar en la década de los setenta: “Para
tratar de entender la experiencia del otro es necesario desmantelar el mundo
tal como lo vemos desde el lugar que ocupamos en él y rearmarlo tal como lo
ve el otro desde su lugar (...) Los bien alimentados son incapaces de entender
las decisiones de los hambrientos.”8

Referencias

Berger, John. (2011).Un séptimo hombre. México: Sur + Ediciones.


Orozco, Víctor. (2003). Hitos de la historia chihuahuense. Chihuahua: Universidad
Autónoma de Ciudad Juárez. (Colección Chihuahua Hoy).

Fuentes primarias.

Entrevista a Francisco Javier Aguirre Meraz, realizada por Alicia de los Ríos el 20 de
abril de 2011 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entrevista a “Miguel”, realizada por Alicia de los Ríos Merino el 21 de abril de 2011 en
Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entrevista a Amanda Arciniega, realizada por Alicia de los Ríos Merino el 23 de abril
de 2011 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entrevista a Dulce, realizada por Alicia de los Ríos Merino el 10 de agosto de 2011 en
Ciudad Juárez, Chihuahua.

8
Ibíd. pp. 107-108.

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Imágenes del pasado presente
Un panorama de memorias en y sobre
la Liga Comunista 23 de Septiembre*

Rigoberto Reyes Sánchez**

La imagen verdadera del pasado es una imagen que


amenaza con desaparecer con todo presente que no
se reconozca aludido en ella.
Walter Benjamin

Comentario inicial: descripción de ruta

L a Liga Comunista 23 de Septiembre fue una multifacética y heterodoxa


organización político-militar de corte marxista-leninista con objetivos
revolucionarios.1 Fue dirigida principalmente por jóvenes urbanos con ins-
trucción formal media y superior quienes se asumían como proletarios según
la tesis de la universidad-fábrica.2 Fundada en marzo de 1973, la Liga aglutinó
diversos grupos y organizaciones con la intención de conformar un movi-
miento cuyo objetivo central era la “Guerra civil revolucionaria”3 que llevaría

* Agradezco profundamente la confianza de “Gabriel”, un ex militante de la Liga Comunista 23


de Septiembre quien junto con Carlos Gorostiola Tamiz y Leopoldo Cerón formó una célula
al oriente de la ciudad de México en 1972. Aún ahora él prefiere presentarse con su nombre
de batalla.
** Sociólogo (uam-i), Maestro en Estudios Latinoamericanos (unam), actualmente realiza su
Doctorado también en Estudios Latinoamericanos en la unam.
1
En los documentos fundacionales de esta organización se encuentran además otras influencias,
como el maoísmo (ver, por ejemplo, los Maderas “viejos” 3 y 3 bis. de 1972). Vale mencionar
además que también creó sus propios preceptos teóricos, configurando de este modo un
andamiaje teórico y práctico propio.
2
Influyente tesis desarrollada por la propia organización según la cual la universidad era una
rama más del sistema de producción capitalista y por ende los estudiantes y profesores eran
proletarios con la responsabilidad histórica de ser la vanguardia de la revolución.
3
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974) Manifiesto al Proletariado de la Liga Comunista 23
de Septiembre. México: Autoeditado. p. 10.

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Rigoberto Reyes Sánchez

a “la destrucción del Estado burgués”4 y a la implantación de la Dictadura del


Proletariado. A pesar de que desde sus comienzos existió en la clandestinidad y
de tener estrategias muy estrictas de compartimentación y discreción, tuvo una
importante notoriedad pública debido a algunas acciones espectaculares como
los secuestros, las ejecuciones y los asaltos que fueron exhibidos morbosamente
en los medios de comunicación, de tal modo que si se quisiera reconstruir la
historia de la Liga exclusivamente través de la prensa ésta aparecería como un
grupo delirante compuesto por jóvenes “criminales”, “terroristas”, “sedicientes”
e inclusive “anarquistas”.5 Su historia mediática discurrió entre las Primeras
Planas aterrorizantes y las pequeñas secciones policiacas de diversos periódicos
y revistas, incluso en los primeros números de la revista Proceso fundada en 1976
las notas sobre las acciones de esta organización eran incluidas en la sección
de “Delincuencia”.6 Desde luego la historia de la Liga fue mucho más que sus
acciones representadas en la prensa del momento, sin embargo fue a través de
éstas y de las declaraciones que distintos representantes del gobierno hicieron
que la Liga fue conocida por la mayoría de la población.
A pesar del estigma social y la borradura oficial se han escrito una buena
cantidad de investigaciones y testimonios, sobre todo a lo largo de los últimos
años. En su inmensa mayoría se trata de trabajos que relatan partes de la historia
de la Liga y de la vida de quienes militaron en ella a partir de fuentes muy diversas
que van del testimonio a la investigación en archivos policiacos.7 En el presente
artículo se abordarán dos periodos históricos y fuentes que se han trabajado
con menos insistencia, de hecho no se tocará propiamente la historia de la 23
de Septiembre sino la memoria que sus dirigentes teóricos intentaron resaltar
en su periodo fundacional y las estrategias de representación de la memoria que
se han realizado tras su desaparición, en particular las prácticas culturales del
teatro y la producción fílmica. En el apartado intitulado “Historia y memoria

4
Ibíd. p. 14.
5
A este respecto ver: Gamiño, Rodolfo. (2008) Análisis del movimiento armado en México en la
década de 1970 a través de la prensa: el caso de la Liga comunista 23 de septiembre (1973-1979).
Tesis de Maestría en Sociología Política. México: Instituto Mora.
6
Ver por ejemplo las revistas Proceso No. 7 (18 de diciembre de 1976) y No. 13 (29 de enero
de 1977). Esto cambió al poco tiempo en el caso de esta publicación en la cual se incluyeron
reportajes y entrevistas en las que se complejizaba más la realidad de “la Liga” (Ver por ejemplo
revista Proceso No. 17, 26 de febrero de 1977).
7
Para un estado de la cuestión bastante completo ver el capitulo introductorio de: Rangel
Hernández, Lucio (2011) La Liga Comunista 23 de Septiembre 1973-1981. Historia de la or-
ganización y sus militantes. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia. México: Instituto
de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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Imágenes del pasado presente

en el periodo fundacional de la LC23S” se hará una revisión de los momentos


o pasajes de la historia local, nacional y regional (Latinoamérica y el Caribe)
que resultaban dignos de ser recordados para quienes escribieron algunos de
los documentos históricos y materiales de discusión de la Liga en su periodo
fundacional. También se hará un repaso de otras prácticas memorabilísticas
emprendidas por esta organización, en particular su “política del nombre” a
través de la cual solía rendir homenajes. Por otra parte, en el apartado titulado
“Tras la tormenta: un panorama de las memorias y representaciones de la LC23S
en los últimos años.” se hará un recorrido amplio y general por distintos traba-
jos de memoria y de elaboración histórica realizados recientemente, poniendo
especial atención en los producidos desde comienzos del siglo xxi, es decir,
realizados en tiempos de la llamada “alternancia presidencial”. En este apartado
se destacarán los montajes teatrales y las producciones fílmicas, dejando de lado
intencionalmente la producción literaria que ha sido más estudiada. Por último,
se incluye un breve Comentario final que no es un análisis concluyente sino una
reflexión en la que se aborda la relación entre representaciones de la memoria,
el peligro del olvido y la importancia de la justicia en el tiempo presente.

Historia y memoria en el periodo fundacional de la LC23S

Tras la represión del movimiento estudiantil de 1968 muchos jóvenes sintieron


que las vías democráticas o pacíficas se habían cerrado definitivamente, según
Laura Castellanos no pocos jóvenes militantes “se radicalizaron y criticaron a su
partido que no respondió a la altura de la agresión. Les quedaba claro: Tlatelolco
descartaba de tajo la vía pacífica para establecer una sociedad socialista. Veían
al pcm como reformista y burocrático, cómplice de la burguesía en el poder”.8
Para no pocos estudiantes marxistas, la lucha armada era la única y úl-
tima vía de transformación radical de la realidad social. Así surgieron varias
guerrillas urbanas a lo largo y ancho de la geografía nacional, siendo la Liga
Comunista 23 de Septiembre la de mayor envergadura, la cual logró convocar
no sólo a estudiantes sino también a otros sectores de la población como gru-
pos barriales, obreros y campesinos que se organizaron en células, comandos
o brigadas locales. Desde su conformación las organizaciones armadas fueron
estigmatizadas y despreciadas por buena parte de la izquierda partidista, una
animadversión que era mutua y que fragmentó profundamente a las distintas
corrientes izquierdistas y marxistas del país. De entre las organizaciones ar-

Castellanos, Laura. (2008) México Armado. 1943-1981. México: Ediciones era. p. 171.
8

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Rigoberto Reyes Sánchez

madas, la Liga fue la que trabajó de manera más sistemática en su elaboración


teórica a través de múltiples escritos en los que plasmó su análisis histórico, sus
objetivos, además de sus reflexiones teóricas. En su profusa producción escrita
la Liga también resaltó pasajes del pasado local, regional y global que resultaban
dignos de ser recordados para los dirigentes.
La memoria fue desde el principio un pilar central para esta organización
cuyo nombre, Liga Comunista 23 de Septiembre, era ya un trabajo de memoria
articulado por dos homenajes: el uso de la denominación “Liga Comunista”
remitía desde luego a la “Liga de los Comunistas”, la primera organización
marxista de alcance internacional fundada por el propio Karl Marx a mediados
del siglo xix, mientras que la fecha del 23 de septiembre fue recuperada como
homenaje al fallido asalto al Cuartel Militar de Madera, en Chihuahua, llevado
a cabo el día 23 de septiembre de 1965 por el Grupo Popular Guerrillero, acto
que para muchos marcó el inicio de una nueva etapa en la lucha armada en el
país. En homenaje a dicho acontecimiento llamaron a su periódico clandestino
“Madera”.9 Ya desde antes de la creación “oficial” de la Liga algunos de los grupos
que más tarde la conformarían también homenajeaban a los militantes caídos
a través de los nombres puestos a sus distintas células y brigadas, por ejemplo;
los comandos “Carlos Marighella” y “Carlos Lamarca” de los Procesos debían
su nombre a los conocidos guerrilleros brasileños. En Chihuahua, por ejemplo,
existieron los comandos de los Guajiros, llamados “Óscar González”, “Arturo
Gámiz” y “Carlos Armendáriz” en homenaje a los combatientes mexicanos
que perdieron la vida en el citado asalto al Cuartel Militar de Madera. De igual
forma, el Manifiesto de la Liga Comunista 23 de Septiembre al Proletariado está
dedicado a los combatientes caídos: “A Oscar, Arturo, Genaro, Efraín, Fernando,
Alfonso, José Luis, Diego, Ignacio y Pedro, Dirigentes del proletariado caídos
en la lucha”.10
Asimismo había reminiscencias menos transparentes contenidas en su
producción simbólica, por ejemplo, a partir de la conformación de la Liga Ig-
nacio Arturo Salas Obregón, uno de los principales teóricos de la organización
junto con Raúl Ramos Zavala, decidió hacerse llamar “Óseas”, en memoria del
profeta del Antiguo Testamento que predicaba contra los sincretismos religiosos
desde la pobreza, de este modo el joven revolucionario originario de Aguas-

9
Es importante resaltar que esta no fue su única publicación, existieron otras como “La voz
proletaria” o “la revolución obrera” y una serie de cuadernillos de difusión y formación, además
de los panfletos y constantes reediciones de su Manifiesto.
10
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974) Op. Cit. p. 1. Estas dedicatorias cambian ligeramente
en las distintas versiones el manifiesto.

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Imágenes del pasado presente

calientes —llamado en alguna ocasión “el profeta armado”—11 parecía rendir


un homenaje ligado a su pasado como “discípulo preferido de la Compañía de
Jesús”12 al interior del Instituto Tecnológico de Monterrey.
Como ya se mencionó, el trabajo escrito fue central tanto por su impor-
tancia propagandística como por su relevancia para la discusión interna, en
estos documentos pueden rastrearse las interpretaciones y los usos políticos
que la Liga hizo del pasado. Para elaborar un rastreo de las interpretaciones y
apropiaciones de memoria realizadas por los llamados teóricos de la Liga en
su periodo fundacional se revisaron fundamentalmente los siguientes docu-
mentos: Los llamados “Maderas viejos” (1, 2, 3, 3Bis y 4),13 el “Comunicado
al Partido de los Pobres”, el “Manifiesto de la Liga Comunista 23 de Septiembre
al proletariado”14 (1973) y el “Manifiesto al estudiantado Proletario” (1972),15
además, los textos “El maestro es un obrero en el sentido estricto de la palabra”
(1972), “Problemas actuales del movimiento estudiantil” (1972) y “Acerca del
movimiento revolucionario estudiantil” (1974). También se consultaron algunos
documentos que se produjeron posteriormente, los cuales sirvieron como un
complemento, estos serán señalados en el cuerpo del texto. Como es notorio
se trata de una selección de documentos muy variados escritos por diferentes
autores en momentos distintos y con objetivos también diversos, por ello no
se encuentra en ellos una memoria única, sino que contienen interpretaciones
fragmentarias elaboradas en un pequeño lapso de tiempo, de modo que no lle-
gan a consolidarse en una narrativa homogénea. Por último resulta pertinente
reconocer que algunos de los textos analizados aquí fueron escritos antes de
que existiera la Liga, sin embargo siguieron siendo leídos y aceptados tras su
conformación, por ello parece justificado considerarlos como parte de los pilares
teóricos de la organización.
Tanto en los textos escritos para difusión como en los elaborados para
la discusión interna, la Liga durante su periodo de conformación (1972-1973)

11
Menéndez Rodríguez, Mario. (1984b) “Oseas, ‘el terrorista’ desaparecido”, En Revista Por Esto!
No.93. México. p. 8.
12
Menéndez Rodríguez, Mario (1984) “Los cristianos y la Liga Comunista ’23 de Septiembre’”.
En Revista Por Esto! No. 92. México p. 8.
13
Escritos a mediados de 1972 en su mayoría por Raúl Ramos Zavala, salvo el No. 4 firmado
por el Frente Estudiantil Revolucionario (fer) de Guadalajara.
14
Firmado por la Liga Comunista 23 Septiembre pero redactado fundamentalmente por Ignacio
Arturo Salas Obregón, sus primeras versiones datan de 1973. Ver Menéndez Rodríguez, Mario
(1984b) Op.Cit.
15
En la versión revisada aparece la palabra “Manifiesto” tachada por lo que se decidió mantener
esta huella gráfica que denota la intencionalidad del documento.

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Rigoberto Reyes Sánchez

realizó diversos análisis de la historia nacional desde una “perspectiva revolucio-


naria” que permitieron, en términos de la propia organización, “la aprehensión
científica del desarrollo de la historia”.16 El resultado fue en muchas ocasiones
la presentación de una historia más o menos bipolar cargada de valoraciones
negativas y positivas la cual servía también para lanzar agudas críticas a otras
corrientes marxistas y de izquierda como el Partido Comunista, el Frente Autén-
tico del Trabajo, las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo o el Partido de
los Pobres17 así como a movimientos estudiantiles, fuerzas sindicales, rectores
progresistas y medios de comunicación como Por qué? y Punto Crítico. Organi-
zaciones y medios que eran calificados por la Liga como “pequeñoburgueses”,
“oportunistas” o víctimas de un “blanquismo trasnochado”.
El estudio del pasado reciente sirvió en estos trabajos iniciales para enten-
der el momento histórico del país y la posibilidad de éxito de la insurrección
generalizada, pero también en él los teóricos de la Liga encontraron pasajes y
momentos “ejemplares” de la lucha proletaria, acontecimientos y formas de
organización que era necesario reconocer, “homenajear” y articular escritural-
mente, sacarlos de su especificad histórica para poner en superficie su valor para
la lucha del proletariado, así, sin ser un objetivo explícito, en estos trabajos se fue
tejiendo lo que podríamos llamar una “memoria proletaria” que sobrepasa del
mero “estudio científico de la historia”. Entre los momentos recuperados desta-
can la lucha ferrocarrilera, el Asalto al Cuartel Madera en 1965, el movimiento
estudiantil del 1968 y las luchas estudiantiles del Distrito Federal, Monterrey,
Guadalajara y Sinaloa. Se trata, en términos de Tzvetan Todorov, de “memorias
ejemplares”,18 momentos significativos del pasado a través de los cuales esta
organización configuraba su identidad y legitimaba su pertinencia histórica,
teórica, política y militar. En las líneas siguientes se presentan algunas de estas
interpretaciones, críticas u homenajes que la Liga durante su gestación hizo de
ciertos pasajes de la historia nacional y regional.

Revolución Mexicana: batalla de la burguesía

En el llamado “Manifiesto de la Liga” se hace referencia a la “guerra civil del 10-


17” que es interpretada como una batalla durante la que, a pesar del “empuje de

16
Madera No. 1 (1972), en línea.
17
Ver Madera No. 1 (1972) y Consejo de Redacción “Madera” (1974) “Prólogo”. En Manifiesto
al Proletariado de la Liga Comunista 23 de septiembre. México: Autoeditado.
18
Todorov, Tzvetan. (2008) Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidós. p. 49.

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Imágenes del pasado presente

las masas”, se “gestó un proceso de consolidación de las relaciones de producción


capitalistas, y de destrucción de los vestigios de las relaciones de servidumbre que
imponían un freno objetivo al desarrollo de las fuerzas productivas”.19 Según esta
interpretación la lucha de ese período fue producida por una crisis internacional
en la élite económica debido a las tensiones entre los representantes de viejos y
nuevos modos de producción, de tal suerte que del “movimiento armado del 10-
17 se tendrían que sentar las bases para la liberación de las fuerzas productivas
de la sociedad, particularmente, sobre la base de la destrucción de los residuos
de las viejas relaciones de producción y, al mismo tiempo, habría que permitir
la consolidación y desarrollo de las relaciones burguesas de producción”.20 En
síntesis, se trató de la aceleración a través de medios violentos de la instauración
del modelo capitalista en un momento histórico en el que las anteriores formas
de producción y organización política resultaban lastres para la nueva burguesía.
En un comunicado posterior21 la Liga se refiere también al fracaso de uno de
los principales anhelos de los revolucionarios en el campo: el reparto agrario.
Si bien en el documento se reconoce que la lucha por el derecho a la tierra ha
sido “emprendida por la vanguardia del campesinado desde hace muchos años
y que todavía está en pie y con mayor rigor”,22 se asegura que se trata de una
batalla fracasada que se institucionalizó en

la Secretaria de la Reforma Agraria, la Secretaria de Recursos Hidráulicos y orga-


nizaciones campesinas oficiales como la cnc y la Liga de Comunidades Agrarias,
las cuales tratan de imponer a los campesinos métodos de lucha basados en esas
leyes a favor del capital y nos atan por largos períodos de falsas esperanzas.23

Es posible concluir que para los autores la llamada “revolución mexicana” no


significó una transformación realmente revolucionaria en el país, sino que, por
el contrario, el movimiento de esos años, a pesar de las voluntades populares
alzadas en armas, operó como un acelerador para la imposición y consolidación
del modelo capitalista liberado ya de resabios incómodos de otros modos de
producción que le antecedieron según el materialismo histórico. Por lo tanto,
la revolución —tanto económica, como política y social— no sólo estaba por

19
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974) Op.Cit. p. 65.
20
Ibíd.
21
Liga Comunista 23 de Septiembre (1975) Al proletariado agrícola, a los campesinos sin tierra,
a los pobres del campo. México: Autoeditado.
22
Ibíd. p. 1.
23
Ibíd.

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venir, sino que era inminente según el análisis de las “condiciones objetivas”
de un país en el que el capitalismo se habría impuesto con una fuerza y una
velocidad apabullantes.

El sexenio de Cárdenas y la consolidación del capitalismo

En el documento intitulado “Acerca del movimiento revolucionario del pro-


letariado” se incluye un apartado dedicado al sexenio del presidente Lázaro
Cárdenas (1934-1940) que aunque se centra en la cuestión universitaria ofrece
también una interpretación más general de este periodo histórico. Para los au-
tores este sexenio representó un momento crucial en la historia local pues “se
sientan las bases para que el régimen específicamente capitalista y la producción
de plusvalía relativa aparezca como la forma general socialmente imperante a
través de la cual se desarrolla la acumulación del capital”,24 tal instauración del
capitalismo fue impulsada por el gobierno: “la política cardenista no fue sino la
respuesta del Estado burgués, a las exigencias y las necesidades que imponía, en
estos, momentos, el desarrollo de las RPC a la burguesía”.25 Según esta lectura la
creación de la Nacional Financiera (1934) fue fundamental para que el “Estado
Burgués” alcanzara “una gran centralización de capital-dinero, eliminando la
dispersión de éste entre los capitalistas”.26
La nacionalización de los ferrocarriles (1937), la creación de la Comisión
Federal de Electricidad (1937) y la nacionalización del petróleo (1938), fueron
entendidas como

grandes pasos en el proceso de nacionalización de las industrias estratégicas. Por


el papel que estas ramas de la producción tienen para el conjunto de la produc-
ción capitalista, el Estado burgués asume la administración de estas áreas para
desarrollarlas y conducirlas de tal manera que respondan a las exigencias del
conjunto de la burguesía.27

El caso de la expropiación petrolera merece especial atención para los autores,


pues “se trata además de la apropiación por parte del Estado de uno de los

24
Olivares Torres, Ignacio y Pedro Orozco Guzmán. (1973) “Acerca del movimiento revolucio-
nario del proletariado estudiantil”. México: Autoeditado. p. 20.
25
Ibíd. p. 21.
26
Ibíd.
27
Ibíd. p. 22.

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Imágenes del pasado presente

recursos naturales más importantes que permite la apropiación de un monto


considerable de plusvalía en forma de renta”.28 También la Reforma Agraria
del cardenismo fue interpretada como un cambio en favor del capitalismo que
exigía un mayor desarrollo en las fuerzas productivas en el campo estancado
por culpa de los latifundios improductivos, por ello los autores concluyeron
que fue “una política de la burguesía hacia el campo que incluía cierta redistri-
bución de algunas tierras, eliminando los vestigios de las relaciones de señorío
y servidumbre que subsistían en algunos sectores”.29
Por último, se refieren a la política educativa, en particular la relacionada
con la universidad pública. La creación de los internados en las Normales Ru-
rales y la fundación del Instituto Politécnico Nacional fueron entendidas como
respuestas del “Estado burgués” a las necesidades del capitalismo que requería de
una fuerza de trabajo más calificada para desarrollarse. Subsecuentemente, los
autores concluyen que las políticas desarrolladas por el cardenismo “no tienen
nada que ver con ‘grandes pasos hacia el socialismo’ (…) Estas nacionalizaciones
no son sino una de las formas a través de las cuales el Estado se convierte en un
administrador de los negocios de la burguesía”.30

Los ferrocas” un movimiento proletario traicionado

Para la Liga la “marcha ascensional” de la organización proletaria comenzó “a


mediados de la década del 50”,31 pero es el movimiento ferrocarrilero iniciado
en mayo de 1958 el que marca el comienzo de una nueva década de aprendiza-
jes y escalamientos en la confrontación política y social que culminará con el
movimiento estudiantil de 1968. Los “ferrocas” —como les llamaban— fueron
un parteaguas para los movimientos proletarios pues lograron desarrollar
la “Gran Comisión” que representaba para la LC23S “una forma embrionaria
de lo que habría de aparecer en el 68 como la forma más desarrollada de los
órganos de dirección del movimiento: la del Consejo de Representantes con
revocabilidad”.32 Las distintas estrategias, en particular las grandes huelgas y
el apoyo popular surgido con el movimiento ferrocarrilero fueron valoradas

28
Ibíd.
29
Ibíd. p. 23.
30
Ibíd. p. 22.
31
Una parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (1972) “Comunicado al Partido de los
Pobres”, p. 2.
32
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op.Cit. p. 43.

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Rigoberto Reyes Sánchez

como un ejemplo de organización que logró sobrepasar a la “perspectiva bur-


guesa” de la dirigencia encabezada por Demetrio Vallejo.33 El fracaso en las
negociaciones de 1959, los despidos, las detenciones masivas y la irrupción del
ejército en los locales sindicales proporcionaron una lección para que “la clase
pudiera comprender paulatinamente la necesidad de fraguar un nuevo tipo de
organización”.34 De este modo la “derrota militar” de 1959 funcionó como una
“memoria ejemplar” que enseñó a los movimientos proletarios la necesidad de
contar con una estrategia militar:

La experiencia política del 58-59 con los “ferrocas” deja bien en claro que la
burguesía no está dispuesta por ningún motivo a permitir que el proletariado
recupere para sí sus organizaciones de resistencia y que por lo tanto el proletariado
sólo puede desarrollar su poder frente a la burguesía, desarrollando su lucha de
resistencia en lucha política y ambas en lucha revolucionaria y esto sólo puede
lograrse al margen y en contradicción con los sindicatos mismos, y de ninguna
manera quedarse estancado en los marcos estrechos del sindicalismo y del eco-
nomismo, como pretenden los demócratas. Definitivamente no son los Galván
ni los Vallejos los portadores de una alternativa orgánico-política que coincida
con los intereses de los obreros mismos.35

Madera, 1965: martirologio de la vanguardia revolucionaria

Si bien la LC23S reconoce que ya desde 1954 existían movimientos armados en


México, es el asalto al Cuartel Madera operado por el Grupo Popular Guerri-
llero en Chihuahua en 1965 el que representará para ellos el comienzo de una
auténtica ofensiva proletaria armada ascendente en el país.36 El fallido asalto fue
profundamente significativo para la Liga, al grado de convertirse en el elemento
central de la memoria ejemplar del grupo, por ello, la muerte de sus dirigentes
resultó una pérdida sustancial para el movimiento:

Ya a mediados de la década pasada, el proletariado había destacado a valerosos


combatientes que, con Arturo Gámiz a la cabeza conformaron el núcleo con
el cual aparecía por primera vez en México la organización de revolucionarios

33
Madera!. No. 1. —Borrador-(1972). p. 21.
34
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 43.
35
Madera No. 4 (1972). en línea.
36
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 31.

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Imágenes del pasado presente

profesionales, caído Arturo, la organización de revolucionarios profesionales, y el


proletariado en general, pierden a su más destacado dirigente en esos años (…)
un duro golpe del cual no se sobrepone, a pesar de los esfuerzos de Genaro en
este sentido, sino hasta después del 68.37

Su muerte física no implica para la LC23S el fin de sus ideas y estrategias, al con-
trario, la mejor manera de rendirles homenaje a “los combatientes caídos” será
continuar con la insurrección armada llevando su memoria como estandarte.

1968: ¿Réquiem o Primer Acto?

Las numerosas acciones, estrategias, innovaciones, triunfos y derrotas del mo-


vimiento de 1968 en México fue analizada y reflexionada con detenimiento.
En aquél movimiento los autores observaron un nudo histórico en el que se
condensaron los saberes aprendidos a lo largo de los años anteriores. En un texto
firmado por la feus (Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa) 1968
es interpretado como una coyuntura en la que los aprendizajes se aceleraron
abriendo el paso para una nueva etapa:

…y si la historia del proletariado mexicano parecía ser, hasta hace poco, la historia
de sus ilusiones, de sus pequeños avances y grandes retrocesos, de sus vacilaciones
y, más que todo, la historia de sus derrotas, la lucha del 68 aparece en su horizonte
como ese momento cualitativo en el cual se condensa todo el desarrollo anterior
y se crean las condiciones para el nacimiento de una nueva historia; la de su
transformación revolucionaria.38

A pesar de las duras críticas a la “dirigencia pequeñoburguesa” de 1968, la feus


resaltó que se trató de un movimiento en cuyas bases ya se gestaba la alianza
entre la clase proletaria y el estudiantado. Además los autores distinguieron en
la “histórica defensa del Casco” de Santo Tomás por parte de los estudiantes
del Instituto Politécnico Nacional (23 y 24 de septiembre de 1968) rasgos de
estrategia militar que años más tarde fortalecería en el clandestinaje. La ma-
tanza del 2 de octubre les parece un desesperado esfuerzo represivo por parte
de un Estado que ya sospechaba la insurrección: “el 2 de Octubre no pretende

37
Consejo de redacción “Madera” (1974) Op. Cit. p. 8.
38
Comisión Coordinadora de la feus (1972) “Manifiesto al estudiantado proletario”. México.
Autoeditado. p. 1.

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Rigoberto Reyes Sánchez

ser otra cosa que el réquiem por un luchador, el entierro de las pretensiones
revolucionarias del proletariado”,39 sin embargo, el efecto de la represión estatal
giró al lado contrario, pues el proletariado y los estudiantes habrían aprendido
con sangre que el movimiento tendría que ser en adelante organizado y dirigido
por ellos mismos a través de la lucha armada, así lo que pretendió ser “el telón
que cierra la obra, se convierte apenas en el final del primer acto”.40
El documento conocido como “Madera viejo” No. 2 incluye un diagnóstico
de la situación que atravesaban las organizaciones y movimientos de masas en
el país en ese momento. Según este diagnóstico, es a partir de 1968 “que se de-
sarrolla, como tendencia particular del movimiento estudiantil la necesidad de
someter sus intereses particulares a los intereses generales del proletariado en su
conjunto”,41 teniendo como antecedentes inmediatos los intentos emprendidos
en las movilizaciones estudiantiles de Morelia (1966), Sonora (1967) y Durango
(1966-1967). Destacan además la capacidad que tuvo este movimiento de crear
vínculos sociales que alcanzaron “un punto de desarrollo capaz de dar un im-
pulso real a las relaciones entre el movimiento estudiantil y los demás sectores
proletarios”,42 dotando al movimiento de una diversidad de voces y luchas que
se alejaron progresivamente de los seis puntos planteados por el c.n.h (Consejo
Nacional de Huelga). También en este documento se resalta la formación de
líderes en proceso de radicalización, “los elementos más destacados entienden
que es el momento de afirmar las condiciones orgánicas para el desarrollo de
la lucha por el socialismo”.43 Según esta lectura el trabajo que estos activistas
desarrollaron primero de manera abierta y posteriormente en la clandestinidad
redundó en el surgimiento de una “diversidad de grupos guerrilleros”.
En su Manifiesto la Liga insiste en la relevancia histórica del movimiento de
1968 en el que observa “una ampliación y profundización —la más importante
hasta ahora— de la experiencia más importante del movimiento de los ferrocas.
El 68 es de principio a fin una gran huelga política”,44 una estrategia central que
“por su extensión —adquirió— el carácter embrionario de una huelga general;
por su forma de una incipiente guerra de guerrillas que tendía a generalizarse”.45
El uso de la huelga política se volvió un aprendizaje social sedimentado que
“continúa apareciendo en las manifestaciones posteriores, pero principalmente

39
Ibíd. p. 1.
40
Ibíd.
41
Madera No. 2 (1972), en línea.
42
Ibíd.
43
Ibíd.
44
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op.Cit. p. 23.
45
Ibíd.

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Imágenes del pasado presente

en las del 72 y lo que va del 73”.46 Otras formas de lucha que la Liga ve aparecer
en este movimiento son el combate en las calles, el mitin relámpago y la huelga
económica, de hecho en su interpretación la llamada “huelga política del 68”
contenía ya elementos propios de la táctica guerrillera observables, por ejemplo,
en la defensa del Casco de Santo Tomás. Según tal interpretación el violento
desenlace del movimiento del 68 sólo aceleró un proceso de radicalización y
clandestinaje que ya comenzaba a gestarse antes de la arremetida estatal del 2
de octubre.
La memoria que se tiene de los dirigentes visibles de 1968 es completamen-
te distinta: los llamados “héroes del 68” son descritos en todos los documentos
como una “dirigencia oportunista” y burguesa incapaz de entender y apoyar el
sentir del movimiento: “mientras la gente combatía en la calle, el pcm confe-
renciaba con el simio presidente”.47 Por último, la Liga observa que a pesar de
las intenciones del gobierno y la dirigencia los aprendizajes tanto teóricos como
estratégicos que dejó 1968 se fueron perfeccionando durante los años siguientes,
reapareciendo de manera cada vez más sistemática en los movimientos y orga-
nizaciones estudiantiles de Ciudad Juárez, Guadalajara, Sinaloa y Monterrey en
dónde, según la feus “el despliegue represivo es apocalíptico; el susto burgués
mayúsculo”.48 Una violencia estatal que no logrará detener la efervescencia social,
por ello aseveran que “el periodo que va del 68 a la fecha es a todas luces, un
periodo de consolidación de la conciencia socialista de las masas”.49

La dimensión latinoamericana

La lectura del marco histórico hecha por la entonces naciente Liga evidencia
que la organización era altamente localista, pues se concentró en México sin
mostrar esfuerzo alguno por revisar los contextos regionales e internacionales.
Es notoria la ausencia de reflexiones en torno a la relación histórica con Esta-
dos Unidos en el marco de una Guerra Fría que en el frente latinoamericano se
expresó principalmente a través de la llamada Doctrina de Seguridad Nacio-
nal impulsada por Estados Unidos con el fin de vigilar, controlar y combatir
movimientos, organizaciones y gobiernos que “pudieran favorecer o apoyar al

46
Ibíd.
47
Ibíd. p. 45.
48
Comisión Coordinadora de la feus (1972). Op. Cit. p. 6.
49
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 59.

529

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Rigoberto Reyes Sánchez

‘comunismo internacional dirigido desde la Unión Soviética”.50 Esta política


intervencionista que operó por primera vez en el golpe de Estado al presidente
guatemalteco Jacobo Arbenz en 1954 se extendió rápidamente por la región a
lo largo de los años siguientes. México no fue la excepción pues, como sostiene
Marcos Roitman:

También en México se practica la Doctrina de la Seguridad Nacional. El caso


más relevante fue la persecución y asesinato de los militantes del Ejercito de los
Pobres, fundado en 1967 por el maestro de escuela Lucio Cabañas, muerto en
combate en 1974. Bajo asesoramiento de los Estados Unidos, se practicó la política
de pueblos arrasados.51

En los documentos estudiados la memoria de esta fundamental dimensión


histórica regional está ausente. A pesar de que en ocasiones se mencionan las
“relaciones imperialistas en que se desarrolla la economía mexicana”52 no se
profundiza en la situación internacional marcada por la bipolaridad ideológico-
económica internacional que resulta crucial para entender la situación de la
región de América Latina y el Caribe. No aparecen tampoco referencias a la
producción teórica hecha en la región, salvo algunas menciones circunstanciales
incluidas en los “Maderas viejos” en donde se desprecian las “tesis demócratas
de los dependentistas” latinoamericanos que influyeron a ciertas organizaciones
revolucionarias locales.
Partiendo de la premisa de que “el partido se desarrolla depurándose”,53 la
Liga hizo severas críticaron a diversas organizaciones y perspectivas revolucio-
narias, incluyendo, aunque de manera marginal, algunos casos latinoamericanos.
En materia estratégica criticaron duramente a los “militaristas pequeñoburgueses”
que “adoran a Debray”,54 teórico del foquismo planteado por el Ché Guevara. En
el Manifiesto de la Liga se marca una clara distancia con esta estrategia: “La huelga
política y no ‘el foco’, es lo que crea condiciones para el desarrollo de la lucha
guerrillera”.55 En contraste, en el “Madera viejo” No. 1 (1974) sí son recuperadas
las tácticas de “expropiación del capital dinero” desarrolladas por el brasileño

50
Monsanto, Pablo. (2013). Somos los jóvenes rebeldes. Guatemala insurgente. Guatemala: F &
G Editores. p. 6.
51
Roitman Rosenmann, Marcos. (2013). Tiempos de oscuridad. Historia de los Golpes de Estado
en América Latina. Madrid: Akal.
52
Madera No. 4 (1972) Op. Cit. En línea.
53
Madera No.1 (1972) Op. Cit. En línea.
54
Madera No. 3-bis (1972) en línea.
55
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 26.

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Imágenes del pasado presente

Carlos Marighella —cercano a la revolución cubana y afín al foquismo— en su


Mini-manual del guerrillero urbano que comenzó a circular en 1969.
En cuanto a la memoria histórica de las revoluciones latinoamericanas es
destacable la interpretación que se hace de la Revolución Cubana. En un prólogo
al Manifiesto escrito en 1974 por el “Consejo de redacción ‘Madera’” los autores
dedican algunas líneas a Fidel Castro y al Partido Comunista de la Unión So-
viética (pcus) quienes son calificados como “socialchauvinistas” cuyas “poses
revolucionarias” “no son otra cosa, que parte de las pugnas inter-monopólicas
a nivel internacional por un nuevo ‘reparto’ del mundo”.56 Posteriormente,
sostienen que el apoyo brindado por Fidel Castro a gobiernos progresistas pero
no revolucionarios lo evidencian como un abierto defensor “de la eternidad de
las relaciones capitalistas de producción”.57 En síntesis, se puede decir que más
que una crítica al proceso histórico de la revolución cubana la Liga recriminó
ciertas decisiones de la revolución en el gobierno adjudicadas a la persona de
Fidel Castro.
Otras organizaciones y movimientos latinoamericanos fueron aludidos
brevemente; la Liga manifiestó, por ejemplo, un “rechazo absoluto a la lucha
‘nacionalista’ o de ‘liberación’ como tarea propia del proletariado”,58 tal postura
expresa una crítica local (ya en 1969 un grupo de jóvenes regiomontanos había
formado las Fuerzas de Liberación Nacional) pero tiene implicaciones interna-
cionales, pues por esos años existían no pocos movimientos y organizaciones
armadas que se reivindicaban como Movimientos de Liberación Nacional, tal
es el caso del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, Ejército
de Liberación Nacional de Colombia y el Movimiento de Liberación Nacional-
Tupamaros en Uruguay, por mencionar sólo algunos conocidos casos. También
denuncian a los movimientos anti-imperialistas y progresistas aparecidos
en la historia reciente “como el de Perú, Portugal, Panamá, etc., al igual que
las poses ‘revolucionarias’ de los Velazco Alvarado, los Torrijos y los Fidel
Castro”,59 pues a pesar de su “fraseología pseudomarxista” sólo serían parte
de una batalla internacional estratégica cuya finalidad es la conformación de
bloques de poder que representen “una fuerza imperialista a nivel internacional

56
Consejo de redacción “Madera” (1974). Op. Cit. p. 3.
57
Ibíd.
58
Madera No. 1 (1972) Op. Cit. En línea. Para matizar es necesario mencionar que en un texto
posterior los autores reconocen que “en un momento determinado, las revoluciones demo-
cráticas-burguesas y un conjunto de movimientos de ‘liberación nacional’ se desarrollaron
como movimientos revolucionarios”. Consejo de redacción “Madera” (1974). Op. Cit. p. 3.
59
Consejo de redacción “Madera” (1974). Op. Cit. p.3.

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Rigoberto Reyes Sánchez

capaz de enfrentársele a los Estados imperiales más fuertes”,60 estrategia que


para los autores no respondía a los intereses revolucionarios del proletaria-
do. Pero no todas las estrategias y luchas de la región fueron recordadas tan
críticamente, la Liga destacó, junto algunos ejemplos de África y el sudeste
asiático, algunas luchas latinoamericanas que habían “hecho temblar al im-
perialismo internacional”:

La guerra revolucionaria del proletariado en Vietnam, Laos y Camboya al igual


que las explosiones revolucionarias en un conjunto de países africanos, y junto
a ello, las constantes movilizaciones obreras en países latinoamericanos como
Uruguay, Colombia, Bolivia, Venezuela y otros más, pero destacando entre ellos
la grandiosa ofensiva actual del proletariado en Argentina, destacando en ese país
la experiencia de una situación revolucionaria, todo eso nos habla de la posibi-
lidad y necesidad de que el proletariado construya en este periodo un poderoso
movimiento internacional único de clase que se exprese en la construcción de la
Internacional Proletaria que coordine y dirija el movimiento comunista a nivel
internacional.61

Ante tal panorama, es posible sostener que en este periodo de conformación las
historias internacionales no eran de gran relevancia para la LC23S, salvo cuándo
tenían expresiones o resonancias locales. Tal notable desinterés por la historia y
el presente regional explicaría, al menos en parte, el aislamiento internacional
que tuvo a lo largo de su historia esta organización.

Fantasmas

Hay memorias vibrantes que no se presentan de manera articulada en el pre-


sente, sino que irrumpen como fragmentos de un pasado que se niega a pasar,
dislocando el orden del ahora, son los espectros que, en términos de Jacques
Derrida, sólo pueden volver encarnados en un nuevo cuerpo, un cuerpo “arte-
factual” o “prostético”.62 En algunos textos de la Liga el fantasma aparece, ¿cuál es
su función? El Manifiesto de la Liga Comunista 23 de Septiembre al Proletariado
comienza repitiendo al manifiesto de Marx y Engels:

60
Ibíd.
61
Ibíd. p. 11.
62
Derrida, Jacques (1998) Espectros de Marx. Estado de deuda, trabajo de duelo y la nueva in-
ternacional. España: Trotta. p. 143.

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Imágenes del pasado presente

Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espec-
tro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa
y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontesalemanes…63

Un fantasma viene recorriendo el mundo entero y en particular a México: el fan-


tasma del comunismo, de la Revolución Socialista. Todas las fuerzas que tratan
de sostener el podrido orden burgués en la formación Social Mexicana, se han
lanzado en santa cruzada contra este fantasma.64

En esta apropiación hecha por la Liga el Manifiesto de 1848 no es recordado


como parte de una historia dada, sino que se le convoca, reeditando no sólo
la perspectiva sino también la forma: se invoca al espíritu (Geist) pero lo que
aparece es el fantasma (Gespenst) pues cuando la LC23S repite el gesto inicial del
Manifiesto busca al mismo tiempo describir su tiempo (el de la Liga) y recuperar
el espíritu revolucionario de los jóvenes Marx y Engels, dinamitando cualquier
distancia histórica en nombre de un fin común: la revolución socialista. Sin
embargo, el fantasma que se evoca en el Manifiesto del Partido Comunista (“un
espectro se cierne sobre Europa…”) mantiene una ligazón estrecha con el espíritu
de su tiempo (Zeitgeist), tal vínculo se pierde en la apropiación hecha por la
Liga, pues su tiempo es otro, y aquél espíritu se ha disuelto. En esta paráfrasis
la cita opera como un acto de memoria: un homenaje y al mismo tiempo un
esfuerzo de re-habilitación que es siempre inestable pues el espectro “nunca
está totalmente presente como tal”.65
Si bien hay fantasmas que son convocados positivamente (el fantasma del
comunismo) hay otros que asedian negativamente; son los que emprenden la
“santa cruzada” contra la revolución. Para Marx y Engels estos enemigos eran
encabezados por los poderes de la iglesia, el zarismo y la monarquía, para la
Liga el batallón de cruzados lo encarna un grupo más amplio y diverso:

…se han lanzado en santa cruzada contra ese fantasma: desde los Echeverrías
hasta los míseros charros; desde los Legorretas, Alemanes, y Garza Sadas hasta
los representantes de la pequeña burguesía sometida a la oligarquía financiera;
del pri al pc y todos sus satélites; de Fidel a Vallejo; de Excélsior y el Sol, hasta

63
Marx, Karl y Engels, Friedrich (1998) Manifiesto del partido Comunista. En línea: http://www.
anticapitalistas.org/img/pdf/MarxEngels-ElManifiestoDelPartidoComunista.pdf (revisado en
enero de 2014). p. 9.
64
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op. Cit. p. 1.
65
Derrida, Jacques (1998). Op. Cit.p. 12.

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Rigoberto Reyes Sánchez

Solidaridad, Punto Crítico, Oposición y Por Qué? Los demócratas y militaristas


pequeño burgueses, etc., etc.66

Para la Liga los cruzados parecían una legión conformada por todas aquellas
voces que despreciaban la lucha guerrillera quienes se alistaban para una ba-
talla que aún estaba por venir pero que ya se perfilaba: “la burguesía olfatea el
espectro de la revolución”.67 En efecto la desconfianza y el resquemor que generó
esta organización entre buena parte de la izquierda —incluida la prensa— y el
Partido Comunista fue mayúscula, llegando en ocasiones al llano desprecio.
En un documento anterior también aparecen los fantasmas como ecos
lánguidos de fuerzas del pasado en proceso de descomposición. Se trata de “re-
siduos fantasmagóricos” de las actitudes de organizaciones demócratas o ligadas
al pcm que se resistían a desaparecer y a pasar al olvido, por ello, sostenían: “no
puede pues asombrarnos el hecho de que estos residuos del pasado militante,
aparezcan aún como fantasmas que generan malos tratos”68 al interior de las
propias organizaciones armadas.

Este panorama de memorias da cuenta del modo en que las organizaciones y


sujetos que comenzaban a formar la LC23S entendieron e hicieron suyos distintos
pasajes de la historia reciente del país. Como resulta patente la recuperación e
interpretación de estos momentos históricos no obedecía al frío análisis histórico
sino a un trabajo de memoria política que aunque muchas veces no fue explícito
ayudó a cohesionar y dotar de identidad a la organización.
Como sostiene Mario Rufer, lo político de la memoria es una dimension
“where memory effectively irrupts into the order of daily repetition, destabili-
zing the strategic will of its administration”,69 en el caso de la Liga, la memoria
sirvió como instrumento de crítica política pero también como herramienta de
acción, pues la memoria subyugada, la de las luchas proletarias en la historia del
país, la de sus propios militantes caídos y desaparecidos dotó a la organización

66
Liga Comunista 23 de Septiembre (1974). Op.Cit. p. 1.
67
Ibíd. p. 56.
68
Madera 3 bis (1972), en línea.
69
Rufer, Mario (2013) “Politics of Memory”, en Social and political Key terms of the Americas.
En: http://wiki.elearning.uni-bielefeld.de/wikifarm/fields/ges_cias/field.php/Main/Unterka-
pitel162.

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Imágenes del pasado presente

de una razón más por la cual debían luchar: la reivindicación de la causa de los
muertos que sentían como suyos, muertos que eran completamente ignorados
por la historia oficial.

Tras la tormenta: un panorama de las memorias


y representaciones de la LC23S en los últimos años

La Liga fue una organización que nació marcada por el estigma, sus integrantes
fueron caracterizados por las fuerzas del Estado y buena parte de la prensa como
sujetos anómalos que debían ser exterminados, su cacería no fue siempre una
práctica oculta a la opinión pública, en abril de 1977 el general Arturo Durazo,
en ese entonces director de Policía y Tránsito del Distrito Federal, declaró a la
prensa que en su “guerra” contra la Liga “los seguiremos como perros hasta que
no quede uno y así lograr su exterminio”.70
A pesar de los intentos de llegar a la población a través de la propaganda
y la publicación periódica de Madera. Periódico clandestino, la organización
fue incapaz de contrarrestar la imagen negativa difundida por el gobierno y los
medios masivos, en general no logró base social sustancial, de tal suerte que su
inscripción en el campo público fue bastante negativa, a sus integrantes se les
caracterizó como lo que Louis Althusser denominó “malos sujetos”, es decir,
sujetos anómalos que no aceptan ni la legitimidad del Estado ni del orden social
imperante llevando a cabo acciones inaceptables que “provocan la intervención
de tal o cual sección del aparato (represivo) del estado”.71 Tal caracterización
estigmatizadora de la Liga fue también alimentada en su momento por no pocos
exmilitantes que tras su “rectificación” y, sobre todo ante la posibilidad de la
amnistía, lanzaron duras críticas a la teoría y práctica de la organización a la que
algunos acusaron de no ser siquiera marxista.72 En buena medida el conjunto
de declaraciones públicas de representantes del Estado sumado a las notas de
prensa y a algunas declaraciones de exmilitantes compusieron la “versión oficial”
de esta organización durante su existencia, una caracterización estereotipada y
coyuntural que obedecía a la urgencia de nombrar desde el poder en la que se
mezclaba lo espectacular con lo aterrador. Tal versión de la Liga sólo le concedía
una existencia efímera para luego condenarla al olvido.

70
Cabildo, Miguel (1977) “Durazo perseguirá como perros a los guerrilleros” en Revista Proceso
No. 25, 23 de abril de 1977. Ciudad de México. p. 19.
71
Althusser, Louis (2005) La filosofía como arma de la revolución. México: Siglo xxi. p. 147.
72
Proceso (1978) “La amnistía, esperanza de exmilitantes de la Liga 23 de septiembre”. p. 26.

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Rigoberto Reyes Sánchez

No existe aún ahora una memoria oficial en torno a la Liga Comunista


23 de Septiembre que funcione dentro del relato del Estado Nación impulsado
desde la institucionalidad, es decir, no se incluye en las conmemoraciones, ni
en las efemérides, no aparece en los museos estatales, no hay monumentos ni
memoriales gubernamentales, ha sido llanamente borrada. El Estado no sólo des-
apareció a sus militantes sino que también sometió su historia al mismo destino.
En los extraños y aislados casos en los que se hace mención de dicha organización
desde el Estado ésta es apenas mencionada como parte de los “movimientos”
compuestos por personas “desesperadas” e “idealistas” que respondían a “etapas”
anteriores de la historia nacional, tal es el caso de la mención que se incluye en
el libro de Historia de Quinto grado de Primaria editado por la sep en 2010.73
Quizá la única iniciativa oficial en la que se incluyó una historia más o menos
consistente de la Liga fue la desarrollada dentro de la Fiscalía Especial para los
Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (femospp), cuyo accidentado final
estuvo marcado por conflictos internos, múltiples versiones incompletas o cen-
suradas del Informe Final, escándalos por corrupción y desaparición de archivos.
Por ello se puede decir que se trató de una iniciativa oficial fallida e incompleta.
Es comprensible que la Liga no ocupe un lugar en las narrativas estatales
de la historia nacional pues su lucha es incompatible incluso con los relatos
nacionales elaborados desde finales del siglo pasado en los que se exalta la
democratización, pues la Liga no buscaba abrir espacios democráticos para
desmantelar el Estado Autoritario, su objetivo era destruir al Estado Burgués
para instaurar la Dictadura del Proletariado por la vía armada y en su intento
fue arrasada sistemáticamente ¿Cómo podría insertarse esta batalla de manera
dócil en el marco de una Historia de Estado que no ha vivido una transforma-
ción profunda de sus estructuras constitutivas? Como sostiene Pilar Calveiro,74
sólo cuando existe una modificación en las relaciones sociales de poder las
memorias de este tipo de episodios pueden salir a la superficie y debatirse en
la esfera pública, dicha transformación no se ha dado de manera consistente
en México. Desde luego, el Estado y sus actores han cambiado pero no lo
suficiente como para que este pasado deje de ser incómodo. Se trata de una
“mala memoria”, parafraseando la categoría propuesta por Louis Althusser,
incompatible con las políticas de conmemoración y representación histórica
desarrolladas por los “aparatos ideológicos del Estado”, para decirlo también
en términos Althusserianos.

Agradezco este dato al doctor Rodolfo Gamiño Muñoz.


73

Calveiro, Pilar (2006) “Testimonio y memoria en el relato histórico” En Acta Poética Vol. 27,
74

No.2. Ciudad de México. iifil-unam. pp. 67.

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Imágenes del pasado presente

La inexistencia de una política de la memoria por parte del Estado no


ha impedido el surgimiento de otros trabajos de memoria y de elaboración
histórica, tales iniciativas se han venido desarrollando desde los años setenta
(cuando aún existía la organización ya había quienes contaban su historia75) por
parte de distintos sujetos, colectividades y organizaciones. Sin pretender hacer
una panorámica exhaustiva se mencionarán algunas tendencias a este respecto.
Primero, es pertinente destacar que una parte de los trabajos de memoria y
elaboraciones históricas han estado también marcados por exigencias de verdad
y justicia ante un Estado que no reconoce aún su participación en ejecuciones
y desapariciones forzadas de personas. Es por ello que estos acercamientos al
pasado reciente no pueden pensarse sólo como actos de conmemoración de un
doloroso pasado que ha sido suturado sino como trabajos cuya materia es una
herida abierta, por ello casi nunca se pretenden neutrales. Destacan cuatro tipos
de autores: los propios exmilitantes, los periodistas, los investigadores univer-
sitarios (estudiantes y académicos) y los familiares de exmilitantes asesinados,
presos o desaparecidos. Por supuesto esta tipología no es rígida pues es común,
por ejemplo, que sean los propios exmilitantes o familiares quienes se dediquen
a la investigación universitaria de la organización armada. ¿Cuáles han sido
las fuentes de estos trabajos? en general se recurre al testimonio o entrevista
con exmilitantes, al archivo hemerográfico, a los documentos de inteligencia
resguardados en el Archivo General de la Nación (agn) y a los propios docu-
mentos elaborados por la Liga. ¿Cuál es el resultado material? por regla general
el resultado de estas indagatorias es la producción de textos escritos como
artículos periodísticos, revistas (Expediente Abierto, Filo y Causas), ensayos,
libros de testimonio, novelas y tesis de grado, además de algunas reediciones de
documentos como el Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario
o Manifiesto al Proletariado re editado por Huasipungo en 2003. También se
han organizado reuniones, encuentros nacionales, coloquios, obras de teatro,
caminatas, exposiciones fotográficas, conmemoraciones y homenajes, asimismo
se han desarrollado algunos esfuerzos por preservar y poner en circulación
digital algunos documentos históricos, tal es el caso de los blogs del Centro
de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales76 y “Documentos

75
Un trabajo muy temprano fue el libro La Liga Comunista 23 de Septiembre, orígenes y naufragio
(1977) de Gustavo Hirales. A finales de los setenta ante la posibilidad de una Ley de Amnistía
(finalmente aprobada en 1978) otros exmilitantes también hicieron públicos sus testimonios
críticos sobre la Liga. Otros textos relevantes en los que se destacan pasajes de la historia de
la organización fueron los artículos publicados por Mario Menéndez Rodríguez en la revista
Por Esto! a principios de 1984.
76
http://investigacionesrubenjaramillomenez.blogspot.com/

537

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Rigoberto Reyes Sánchez

del Movimiento Armado Socialista” del Centro de Investigaciones Históricas


Rubén Jaramillo Ménez77 además del sitio web www.periodicomadera.mx cuya
organización (la Liga de Unidad Socialista) edita desde 2010 una publicación
que se hace llamar aún “Madera, Periódico Clandestino”. Este tipo de iniciativas
que utilizan plataformas virtuales son relevantes en la medida en que ponen en
circulación global fragmentos de historias locales muy poco conocidas fuera
del país.78 También algunos exmilitantes e investigadores se han reunido en
agrupaciones a través de las cuales buscan preservar y compartir su memoria,79
sin embargo otros siguen aún guardando silencio, manteniéndose al margen de
las comunidades de memoria que se han ido conformando.
Buena parte de los trabajos de memoria no se han mantenido consistentes
en el tiempo sino que existen periodos o momentos que parecen reactivarlos
localmente, por ejemplo con motivo de los 40 años de la formación de la Liga
(2013) se organizaron algunos encuentros públicos en los que participaron
exmilitantes, investigadores y estudiantes. Se llevaron a cabo los siguientes
encuentros: “Coloquio: La Liga Comunista 23 de Septiembre a 40 años de su
fundación: memorias, archivo y balance histórico” celebrado en la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la unam (14 y 15 de marzo), “Coloquio: La Liga
Comunista 23 de Septiembre como problema histórico: el método y la memoria
histórica” llevado a cabo en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Iztapalapa (24 y 25 de junio) además del “Homenaje a la Liga” realizado en el
marco del coloquio “Guerrillas, luchas y organizaciones armadas en México y
América Latina” celebrado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia
(enah) entre el 11 y 15 de marzo. En Guadalajara el Colectivo Rodolfo Reyes
Crespo organizó la “Mesa de reflexión. Historia, memorias, testimonios” a pro-
pósito de los 40 años de la Liga (19 de marzo), meses después se realizó también
en Guadalajara un importante encuentro de conmemoración y análisis titulado

77
http://documentosmovimientoarmadosocialista.blogspot.com
78
Un caso excepcional de difusión de la memoria histórica fuera del país es la serie de reportajes
hechos recientemente por la cadena de televisión venezolana Telesur titulada “La guerrilla en
México” en estos reportajes se dedica un espacio importante a la historia de la Liga Comunista
23 de Septiembre. Los reportajes fueron conjuntados además en un sitio web interactivo:
http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/afondo/especiales/Guerrillas_en_Mexico/swf/Gue-
rrillaMexico.swf
79
A este respecto ver: Gamiño, Muñoz Rodolfo (2013) Resistir al olvido. Iniciativas no oficiales
de memoria implementadas por ex militantes del movimiento armado socialista en la ciudad de
México y en Guadalajara (2000-2011). Tesis para optar al grado de Doctor en Antropología.
Centro de investigación y Estudios Superiores en Antropología Social sede Distrito Federal
(ciesas-DF). México.

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Imágenes del pasado presente

“Liga Comunista. Cuarenta aniversario” celebrado los días 23, 26,27 y 28 de


septiembre y el 2 de octubre en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y
Humanidades (cucsh) de la Universidad de Guadalajara y en el Auditorio del
Museo de la Ciudad. Dicho encuentro incluyó charlas, presentaciones de libros
y documentales e intervenciones artísticas.
Como puede percibirse, actualmente existe una producción no oficial
amplia y diversa sobre esta organización. Se trata de trabajos que no son ho-
mogéneos ni complementarios, en no pocas ocasiones se trata de producciones
contradictorias e incompatibles unas con otras, y en su mayoría se compone de
relatos fragmentarios de una historia que aún ahora parece imposible reconstruir
por completo debido a la propia naturaleza de la organización (amplia, clandes-
tina, cambiante y compartimentada) así como a las acciones que el Estado ha
emprendido contra ella y contra los archivos a lo largo de los últimos cuarenta
años. La elaboración de su memoria y su relato histórico no ha sido tersa pues
además del estigma social que recayó sobre ella, existen también conflictos
teóricos, metodológicos, políticos y personales entre algunos exmilitantes e
investigadores quienes defienden versiones y posturas en ocasiones irreconci-
liables. Estas y otras circunstancias han configurado una suerte de pequeñas
“comunidades de memoria” ubicables en espacios muy concretos, cuya actividad
constante contrasta con el olvido social en el que se mantiene la historia de esta
organización para buena parte de la población del país.
Hay otras historias olvidadas que también son producto del actuar de la
Liga, en particular las de sus víctimas mortales, las historias de aquellos hombres
y mujeres que fueron asesinados en medio de una guerra que lanzó la orga-
nización contra el Estado, la Burguesía y “el oportunismo pequeñoburgués”.80
Como ha resaltado recientemente la historiadora María de los Ángeles Mag-
daleno tales historias, sus nombres, sus vidas y las de sus deudos se encuentran
prácticamente barridas de la historia.81 Un caso excepcional es el de Eugenio
Garza Sada, empresario regiomontano asesinado el 17 de septiembre de 1973
por un comando de la Liga durante un intento de secuestro. Su memoria se
ha mantenido viva gracias a distintos actos simbólicos emprendidos tanto
por la élite empresarial como por los gobiernos locales, en la actualidad una
calle en Monterrey, un premio nacional y una preparatoria del itesm (Insti-
tuto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey) llevan su nombre,

80
Un desafío que fue respondido con un despliegue de violencias Estatales que se alejaron
completamente de los causes legales.
81
Magdaleno Cárdenas, María de los Ángeles (2014) “Los otros muertos”. En Boletín del Instituto
de Investigaciones Históricas No. 99, enero-abril. Ciudad de México. iie-unam. pp. 2-14.

539

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Rigoberto Reyes Sánchez

además se erigió un monumento en su honor al interior del campus principal


del Tecnológico de Monterrey. Tras su muerte, Garza Sada se convirtió en
un símbolo identitario funcional para sus empresas, por ejemplo el “ideario
Cuauhtémoc” de femsa (Fomento Económico Mexicano Sociedad Anónima)
comienza recordándolo:
El tiempo magnifica su legado [el de Garza Sada] y enaltece la memoria de este
gran líder. Vivió predicando con el ejemplo, basándose en sus convicciones y
en un gran compromiso con sus ideales (…) Porque nos sentimos orgullosos,
la mejor manera de recordarlo es siguiendo su ejemplo y buscando un México
mejor, tal como él vivió.82

El caso de la “memoria ejemplar” de Garza Sada es una excepción que contrasta


con la tendencia de olvido general de los otros muertos, muchos de los cuales
pertenecían a las clases bajas a diferencia del empresario regiomontano, cuya
fama ya era ostensible antes de su muerte.
El historiador estadounidense Charles S. Maier ha recurrido a una me-
táfora térmica para referirse a este tipo de fenómenos de la memoria colectiva:
hay “memorias calientes”83 que se mantienen activas y en discusión continua, se
trata de recuerdos relevantes para ciertos grupos sociales, pero, por el contrario,
existen otras memorias que se enfrían y que poco a poco se apagan pasando al
olvido. Recogiendo esta metáfora se puede decir que en el caso de la Liga existen
algunos núcleos de alta temperatura memorabilística en los que se produce y se
discute vivamente un pasado que aun afecta y significa, sin embargo tales núcleos
se encuentran más o menos al margen de una comunidad nacional para la que la
memoria de este pasaje de la historia se ha enfriado llegando a ser completamente
desconocido, sobre todo para buena parte de las generaciones que no vivieron su
impacto mediático. Muestra de este enfriamiento es que existen pocos trabajos
de memoria elaborados por sujetos y organizaciones ajenas a las comunidades
de memoria identificables compuestas por exmilitantes, familiares, amigos e in-
vestigadores más o menos allegados a ellos. Tal situación parece estar cambiando
pues a lo largo de los últimos años ha surgido un interés renovado por explorar a
la Liga (su estética, pasajes de su historia, sus desaparecidos) desde las prácticas
culturales o artísticas, tales trabajos suelen tener la virtud de producir narrativas
y representaciones estéticas que no se circunscriben a la “autenticidad” dictami-
nadora del testimonio ni de la precisión historiográfica, se trata en general de

82
Texto extraído de la página oficial de la empresa: http://www.femsa.com.
83
Aguiluz, Maya (2009) El lejano próximo. Estudios sociológicos sobre extrañeidad. España:
Anthropos. p. 107.

540

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Imágenes del pasado presente

trabajos cuyo discurso se abre desde una subjetividad sensible que busca en este
pasado historias personales o reivindicaciones políticas. Tales trabajos en general
circulan en espacios y circuitos distintos a los producidos por las “comunidades
de memoria” antes mencionadas, por lo que llegan a otros públicos. Aún se trata
de casos aislados pero significativos, por ejemplo en el plano musical reciente-
mente la banda de punk rock “Totaldeterminación” autoeditó su primer disco
titulado Música contra el poder (2013) que incluye la canción “Asalto al cielo”,
en ella se relata al ritmo de un ska-punk acelerado la historia del primer intento
insurreccional organizado por la LC23S —en particular por “Los enfermos”— con
el apoyo de campesinos y obreros el 16 de enero de 1974 en Culiacán, Sinaloa.
La letra escrita por el vocalista Ricardo, un estudiante de la unam que conoció
esta historia a través de artículos periodísticos,84 termina con un llamado a la
rememoración: “ni las derrotas ni el sufrimiento podrán callar el grito de rabia,
¡contra el olvido un nuevo futuro para el que lucha y nunca se calla!”. Otro caso
similar es la canción “heridas en la memoria” del grupo Los Cargas, que también
está dedicada a la Liga. Son aún casos excepcionales pues la producción musical al
respecto es prácticamente inexistente, salvo algunas composiciones como las del
cantautor José de Molina,85 además de las grabadas por el conjunto “Los Madera”86
conformado por militantes de la Liga durante su reclusión en el Penal de Oblatos.
En las artes visuales también se ha aludido, aunque de manera marginal,
a la LC23S,87 un caso de proyección internacional es la serie gráfica que el artista
Abraham Cruzvillegas presentó primero en la Segunda Trienal Poli/Gráfica
de Puerto Rico (2010)88 posteriormente en la Bienal de Estambul (2011) y

84
Entrevista con Ricardo Mendoza Limón. Marzo del 2014.
85
Me refiero en particular al texto “Deudas de Sangre” incluido en el disco Historia de un verda-
dero sex-senio Vol. 2 (1996) y a la canción “Se acabó” contenida en el disco homónimo (1976)
en la que el cantautor lanza vivas a algunas organizaciones coaligadas en la 23 de Septiembre.
86
Según la investigación de Rodolfo Gamiño este grupo estuvo integrado por “Mario Álvaro
Cartagena (Guaymas): primera voz y guitarra. José Natividad Villela Vargas (Villela): Segun-
da voz, guitarra armónica y requinto. Armando Rentería Castillo (Chato): requinto. Arturo
Bustamante Zarate: requinto. Guillermo Enrique Pérez Mora (Tenebras): claves y voz. Antonio
Orozco Michel: claves y coros. Francisco Mercado Espinoza: coros. Armando Escalante Mo-
rales: coros. Raúl López Meléndez (Petros): bajo y Manuel Cholico Cisneros: coros.” Gamiño,
Muñoz Rodolfo- (2013). Op.Cit. pp. 190.
87
Más que alusiones propiamente a la Liga existen trabajos y acciones que mencionan a sus
asesinados y desaparecidos, incluyéndolos dentro de las víctimas de la llamada “guerra sucia”
emprendida por el Estado contra todo tipo de disidencia social y política, tal es el caso del
trabajo “1,549 crímenes de Estado” de Santiago Sierra (2007) y de diversas acciones perfor-
máticas del colectivo h.i.j.o.s. México.
88
Agradezco esta información a la curadora Carmen Cebreros Urzaiz.

541

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Rigoberto Reyes Sánchez

Ilustración original Portada artesanal Reproducción de Abraham


de Valerian V. Shcheglov de“Madera”, 1975. Cruzvillegas.

por último en una exposición individual en Múnich, Alemania (2014). En


dicha pieza el artista recrea el trabajo iconográfico de múltiples movimientos
sociales y organizaciones que tuvieron alguna trascendencia para la historia
latinoamericana desde 1968 hasta 2008, entre ellas se incluye una pequeña re-
producción del conocido logotipo del periódico Madera en el que aparece un
joven de boina sosteniendo un fal (Fusil Automatique Léger) mientras tras él
una mujer coloca propaganda, la imagen está pintada en un color rojo oscuro.
En este trabajo Cruzvillegas reprodujo un ícono que ya era en sí mismo una
apropiación pues, como relata José Luis Moreno Borbolla, la ahora emblemática
imagen fue modificada por él a partir la portada de la novela La joven guardia
del escritor ruso Aleksandr Fadéyev.89 En el dibujo original que perteneció a
una edición de la obra ilustrada por el ruso Valerian V. Shcheglov, el joven sos-
tenía una botella y la escena remitía a la lucha antifascista ucraniana durante la
Segunda Guerra Mundial, es por ello que este logotipo resulta tan distinto a la
iconografía de la izquierda armada mexicana del momento, un rasgo que sin
duda lo ha convertido en un ícono.
Por su parte, en el ámbito del teatro y la producción fílmica se han ela-
borado representaciones o imágenes de la Liga más abundantes, por ello es
necesario presentarlas con mayor detenimiento, se comenzará por el trabajo
realizado en el campo teatral.

89
Entrevista con José Luis Moreno Borbolla, marzo de 2014.

542

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Imágenes del pasado presente

Teatro

Hay tres obras teatrales montadas en los últimos 10 años que han tenido una
proyección más o menos amplia y cierta resonancia mediática, son, en orden
cronológico: “DeSazón” (2003), “La guerrilla en guanatos” (2007) y “Rumor de
incendio” (2010). La primera, definitivamente la de mayor prestigio nacional
pues ha sido montada por la Compañía Nacional de Teatro, es una obra del
reconocido dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda compuesta por los monó-
logos de tres mujeres que viven del estado de Chihuahua, cada una describe
la preparación de algunos platillos tradicionales locales, entre estas recetas de
cocina también cuentan fragmentos de sus historias personales: Consuelo es
una maestra rural, María una menonita afectada por el llamado “progreso na-
cional” mientras que Amanda Campos, es una mujer “vestida de tarahumara”
quien entre recetas para preparar tejuino, pinole y carne seca va relatando poco
a poco trazas de su historia clandestina: de pronto descubre al espectador que
perteneció a la Liga y participó en asaltos bancarios y ejecuciones, por lo que
tuvo que huir a la sierra en donde conoció a un hombre tarahumara con quien
estableció una nueva vida, su relato termina con una frase de incertidumbre
pura: “yo no sé si todavía me buscan, yo creo que no…¡han pasado desde
entonces tantos años!”. Se trata de una obra sobria e íntima en la que cada
una de las historias es contada con familiaridad y un lenguaje franco, apela a
una cercanía cómplice con el espectador quien termina siendo una suerte de
confidente de las historias que le confían estas tres mujeres. La segunda obra,
con un claro interés localista, es “La guerrilla en guanatos” de José Lira Ro-
bles, su trama situada en la Guadalajara contemporánea aborda el tema de los
movimientos estudiantiles en la ciudad y su relación con la Liga, para lograr
relatar estos pasajes de la historia reciente el autor compuso una narración en
la que se describe un encuentro generacional entre el joven Tristán y Román,
un profesor universitario, exmilitante de la LC23S quien le cuenta pasajes de su
historia y finalmente lo pone en contacto con una organización armada actual,
la historia incluye además una trama amorosa que pone a prueba la decisión de
Tristán de unirse a un movimiento armado. La última puesta en escena, “Rumor
de incendio” es definitivamente la más experimental, se trata de un proyecto
multidisciplinario emprendido por el joven grupo teatral llamado Lagartijas
tiradas al sol, este proyecto llamado “La rebeldía” está articulado por tres pla-
taformas de documentación y representación: la primera es un blog titulado
“El rumor del oleaje. Historias de las luchas armadas en México”90 en el que

90
http://elrumordeloleaje.wordpress.com

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Rigoberto Reyes Sánchez

los miembros del grupo compusieron un archivo virtual a partir de recursos


muy diversos cuyo vínculo es el tema de la lucha armada, entre las notas desde
luego se incluyen referencias a la LC23S. La segunda plataforma es la obra teatral
en sí misma, un “documental escénico” multimedia que a partir de la historia
de la ex guerrillera y profesora Margarita Díaz Hermosillo aborda la espinosa
historia de la lucha armada de los años sesenta y setenta en el país. Esta obra
que se ha presentado en distintos foros del país también ha tenido una recep-
ción internacional a diferencia de las dos anteriores pues se ha montado hasta
ahora en España (2011), Alemania (2012), Argentina (2013) y Chile (2013). La
tercera plataforma de reflexión es un libro titulado El rumor del momento, se
trata de una publicación colectiva en la que colaboran 24 personas de distintas
edades y profesiones convocadas para “configurar un camino a futuro, un mapa
de esperanza”. De hecho la idea de “la recuperación de la esperanza” a partir de
la revisión del pasado es una preocupación central para el grupo que ve en la
memoria no sólo un instrumento para conocer la atroz historia de represión en
el país, sino como una ruta para pensar críticamente el presente y buscar pistas
para imaginar futuros menos oscuros.

Producción fílmica

La representación de “la guerrilla urbana” mexicana en la producción fílmica


ha sido en general escueta, en materia del cine de ficción se hicieron algunas
producciones a finales del siglo pasado, tal es el caso de “Bajo la metralla” (1983)
de Felipe Cazals en la que se relata la historia de un secuestro fallido en clara
alusión crítica a la Liga, otra producción temprana fue “El nacimiento de un
guerrillero” (1989), un video home dirigido por Gabriel Retes que narra la vida
de “Bobby” joven que se une a la lucha armada.91 Justo en el cambio de siglo
se estrenó la afamada cinta “Amores Perros” (2000) dirigida por Alejandro
González Iñarritu, que debe ser mencionada pues en una de sus múltiples guías
narrativas se revelan fragmentos de la vida de “El Chivo” un decepcionado ex-
militante de la guerrilla urbana de los años setenta que al final de su vida se halla
sumido en el alcoholismo, la violencia y los remordimientos por abandonar a

91
Se trata, según la ficha técnica de la cinta, de una reelaboración a partir de otros dos trabajos
suyos: “Los años duros” (1973) y “Los bandidos” (1974). Ya en un trabajo anterior (“Bandera
Rota. Historia de un crimen”,1978) el director abordaba el tema de los usos políticos de las
acciones guerrilleras tomando como punto de partida la historia de un crimen común que
toma caminos políticos a lo largo de la trama.

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Imágenes del pasado presente

su familia por una causa “fracasada”. Dos años más tarde se estrenó “Francisca
(…y tú de qué lado estás?)” (2002) un filme de corte dramático en el que la
directora Eva López-Sánchez busca acercarse a los dilemas políticos y éticos de
un infiltrado del gobierno en una célula pro guerrillera, la trama se complica
cuando el infiltrado se enamora de Adela, una joven militante universitaria. Por
su parte el thriller “Cementerio de papel” (2008) basado en la novela homónima
de Fritz Glockner y dirigido por Mario Hernández teje una historia en la que
los archivos de la dfs (Dirección Federal de Seguridad) contenidos en el agn
se convierten en el centro de una trama detectivesca, en esta cinta aparecen
el propio Glockner y Rosario Ibarra de Piedra, fisurando la división artificial
entre ficción cinematográfica y realidad documental. Por último, otra cinta de
ficción que resulta relevante para este mapeo es “Las Armas. La primera Gue-
rrilla” (2014), una película dirigida por José Luis Urquieta en la que se recrea la
historia del asalto al Cuartel Madera a partir de la conocida novela Las Armas
del Alba de Carlos Montemayor.
La producción documental ha abordado recientemente de manera mucho
más específica el tema de la Liga, por ejemplo en el documental “La guerrilla
y la esperanza: Lucio Cabañas” (2005) dirigido por Gerardo Trot se relatan los
avatares de los intentos fallidos emprendidos por la Liga y otras organizaciones
de formar una alianza (subordinada) con la guerrilla rural. A través de testimo-
nios el documental pone en superficie los resquemores y diferencias existentes
entre los militantes de estas organizaciones que desembocaron en la expulsión
de los guerrilleros urbanos del campamento liderado por Cabañas Barrientos.
Otros trabajos recientes se han concentrado en abordar historias más intimas
de personas cuya vida está marcada por la desigual guerra entre la Liga y el Es-
tado, devolviéndole a esta historia su dimensión humana y afectiva: eso sucede
en “Vivos los llevaron; vivos los queremos” (2007),92 dirigido por la profesora
Cecilia Serna con apoyo de estudiantes de la uanl (Universidad Autónoma de
Nuevo León), se trata de una obra en la que se recogen los testimonios de ex
militantes de la guerrilla detenidos y de las luchas de madres en busca de sus
hijos desaparecidos por el Estado. El discurso visual es sencillo, se presentan
los testimonios acompañados por breves recreaciones actuadas, fotografías y
documentos. Entre los testimonios que conforman este extenso documental
se encuentra el de Mario Álvaro Cartagena, “El Guaymas”, ex militante de la
Liga Comunista 23 de Septiembre quien relata cómo fue su acercamiento a la

92
Un título que al recuperar una proclama del movimiento recuerda a un documental muy
temprano de Salvador Díaz Sánchez llamado “¡Los encontraremos! (Represión política en
México)” (1982).

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Rigoberto Reyes Sánchez

lucha armada y las torturas a las que fue sometido durante su detención ilegal.
Otra producción reciente es la de Christiane Burkhard quien en 2007 presentó
“Trazando a Aleida” trabajo en el que recoge la compleja historia de Aleida
Gallangos una joven cuyos padres fueron desaparecidos en 1975 cuando ella
apenas contaba con 2 años de edad, siendo adoptada de manera clandestina
por una hermana de Carlos Gorostiola (militante de la Liga asesinado también
en los setenta). Aleida se enteró recientemente de su historia y que además
tiene un hermano, el documental sigue los pasos que ella da para encontrar-
lo. Otro relato íntimo de una lucha por la verdad es el contado en “Rosario”
(2013) documental en el que la directora Shula Eremberg muestra pasajes de
la vida y la lucha que ha dado a lo largo de décadas Rosario Ibarra de Piedra
(fundadora del Comité ¡Eureka!) cuyo hijo Jesús Piedra Ibarra, militante de
la Liga Comunista 23 de Septiembre fue desaparecido en 1974. Para finalizar
este breve mapeo vale mencionar el documental “En algún sitio”, un trabajo
que aún no ha sido estrenado en el que la directora Daniela Rea pone en co-
nexión las historias personales de dos mujeres que han sufrido la desaparición
forzada de un familiar en contextos históricos distantes y distintos pero que
en sus relatos encuentran vasos comunicantes; una de esas historias es la de
Alicia de Los Ríos cuya madre, Alicia de los Ríos Merino, militante de la Liga
Comunista 23 de Septiembre se encuentra desaparecida desde 1978. La otra
historia pertenece a Liliana Gutiérrez, esposo fue desaparecido en San Fer-
nando Tamaulipas en 2010 en el marco del clima de violencias desbordadas
que vive el país.
Este breve panorama —que desde luego no se pretende definitivo— de
trabajos estéticos o representaciones de la memoria en torno a la Liga Comunista
23 de Septiembre da cuenta de la diversidad de interpretaciones y apropiacio-
nes que se han hecho de ella a lo largo de los últimos años. Es evidente que
su historia resulta aún relevante y significativa para personas pertenecientes
a nuevas generaciones que no la vivieron y que no estuvieron vinculadas con
ella, acaso esto es un signo de los tiempos que corren y que urgen a repensar las
posibles funciones de la memoria colectiva más allá de lo que Todorov llamó
su dimensión de literalidad.

Comentario final

Para el historiador Yosef Yerushalmi la “memoria colectiva” es una metáfora, pues


los grupos sociales “no recuerdan” en sentido literal sino que “cuando decimos que
un pueblo ‘recuerda’, en realidad decimos primero que un pasado fue activamente

546

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Imágenes del pasado presente

transmitido a las generaciones contemporáneas”,93 siguiendo este argumento se


puede decir que el “olvido social” cae sobre un grupo cuando una generación fue
incapaz de transmitir un pasado significativo a la siguiente, tal pérdida suele estar
marcada por la acción de un poder que busca borrar pasajes de la historia, sin
embargo en ocasiones se debe tan sólo a la incapacidad de los propios grupos de
transmitir un relato o una “imagen del pasado” cargada de significado para las
nuevas generaciones, son pasados que con el transcurrir de los años se vuelven
simplemente olvidables. Tales memorias se pierden pero no son irrecuperables
pues pueden ser rescatadas en forma de “reminiscencias”, imágenes de lo olvidado
que vuelve a cobrar sentido en el presente, de tal suerte que ningún olvido parece
definitivo siempre y cuando queden huellas o vestigios de aquellas existencias so-
metidas a borradura por la lenta acción del tiempo o por la activa fuerza del poder.
En su periodo fundacional la Liga quiso proponer un cambio radical de
la sociedad por la vía armada, pero también intentó difundir una “memoria
proletaria” que hoy parece perdida. En estos años en los que se encuentran
disponibles numerosos trabajos que estudian o relatan la existencia de esta
organización político-militar sucede algo paradójico: se conocen quizá como
nunca antes los detalles de su historia y sin embargo sigue siendo un pasaje
poco conocido, además aún se mantienen abiertas las exigencias de justicia y
de presentación de las y los desaparecidos, exigencias que son ignoradas por el
Estado ¿Puede haber en este caso una memoria colectiva sana y reflexiva sin
justicia? Evidentemente no, sobre todo en un contexto en el que victimarios y
afectados siguen con vida, pues como sospecha Yerushalmi, quizá el antónimo
de “olvido” no es “memoria”, sino “justicia”,94 pero una justicia sin concesiones
y no circunscrita —sólo— al ámbito legal.
Una manera de contribuir a recuperar la “reminiscencia significativa” de
esta historia sumergida puede ser a través de las distintas prácticas culturales
reseñadas aquí pues ellas ponen en una esfera visible y sensible narraciones o
imágenes desconocidas u olvidadas por buena parte de la sociedad. La produc-
ción de trabajos de memoria exploratorios, no tutelados o vigilados por discur-
sos autorizados por la experiencia o la especialización, quizá pueda también
coadyuvar en la apertura crítica de un pasado que requiere urgentemente ser
re visitado, al menos en su escala “micropolítica”95 por una sociedad que vive

93
Yerushalmi, Yosef (2006) “Reflexiones sobre el olvido”. en vv.aa., Usos del olvido. Buenos Aires:
Ediciones Nueva Visión. p. 17.
94
Yerushalmi, Yosef (2006). Op. Cit. pp. 26.
95
Guattari, Félix y Rolnik, Suely (2006) Micropolítica. Cartografías del deseo. Madrid: Traficantes
de sueños.

547

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Rigoberto Reyes Sánchez

hoy azorada por el despliegue masivo de violencias predatorias incomprensibles


sin una reflexión histórica y política de largo aliento.

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Entrevistas

Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. Marzo de 2014, ciudad de México.


Entrevista a Ricardo Mendoza Limón. Marzo de 2014, ciudad de México.

Sitios Web

http://investigacionesrubenjaramillomenez.blogspot.com
http://documentosmovimientoarmadosocialista.blogspot.com
www.periodicomadera.mx
http://www.femsa.com
http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/afondo/especiales/Guerrillas_en_Mexico/swf/
GuerrillaMexico.swf
http://elrumordeloleaje.wordpress.com/

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La Liga Comunista 23 de Septiembre. Cuatro décadas
a debate: historia, memoria, testimonio y literatura, de
Rodolfo Gamiño Muñoz, Yllich Escamilla Santiago,
Rigoberto Reyes Sánchez y Fabián Campos Hernández
(coordinadores), se terminó de imprimir en noviembre
de 2014, en los talleres de Creativa Impresores, S.A. de
C.V., calle 12 número 101 local 1, Colonia José Lopéz
Portillo, Del. Iztapalapa, C.P. 09920, México, D.F., Tel.
5703-2241. En su composición se utilizaron tipos de la
familia Adobe Garamond Pro y Minion Pro. El tiro fue
de 750 ejemplares más sobrantes para reposición sobre
papel Cultural de 90 gramos.

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