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María de los Dolores Flores Ruiz, conocida artísticamente como Lola Flores y

apodada la Faraona1 (Jerez de la Frontera, Cádiz, 21 de enero de 1923-Alcobendas,


Madrid, 16 de mayo de 1995), fue una artista española del espectáculo, de gran
éxito en España y América, muy popular y polifacética (cantante, bailaora y
actriz), que puede ser calificada de heterodoxa y especial, así como dotada de una
personalidad arrolladora.

Cantante de copla que cuenta con cientos de grabaciones y canciones que han quedado
en el recuerdo del público, aunque para los puristas no sabía cantar. Como bailaora
enardeció a varias generaciones de distintos continentes, aunque se alejaba de los
cánones flamencos. Como actriz interpretó más de 35 películas, encasillada, en
muchas de ellas, en el folclorismo andaluz, aunque también interpretó rumbas y
rancheras.2 Fue una artista que se convirtió en un símbolo y un tópico de una época
de España3

Con motivo de su actuación en Nueva York, una crónica periodística escribió: «Lola
Flores, una artista española, no canta ni baila, pero no se la pierdan».4 Fue una
de las primeras mujeres en la España de la posguerra en hablar libremente de temas
considerados tabú como la violencia contra las mujeres, las relaciones
extramatrimoniales o la prostitución.5

Según las crónicas periodísticas, entre el 16 y el 17 de mayo de 1995, pasaron por


su capilla ardiente, situada en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, más de
150 000 personas.6

Índice
1 Biografía
1.1 Infancia y juventud
1.2 Zambra y Manolo Caracol
1.3 Contrato con Suevia Films
1.4 Matrimonio
1.5 El declive de la copla en los años setenta
1.6 Problemas con Hacienda y la Justicia
1.7 Fallecimiento
2 Cine
2.1 Filmografía
3 Discografía
4 Televisión
4.1 Programas de televisión
4.2 Series de televisión
5 Homenajes
6 Personalidad
7 Véase también
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Biografía
Infancia y juventud

Lola Flores niña.

Vista de la calle Larga de Jerez en los años 30.


María de los Dolores Flores Ruiz nació el 21 de enero de 1923 en Jerez de la
Frontera (Cádiz), en el número 45 de la calle Sol, en el barrio de gran tradición
flamenca de San Miguel y a pocos metros de donde nació el gran cantaor Antonio
Chacón.3 Era la mayor de los tres hijos del matrimonio formado por Pedro Flores
Pinto (1897-1973), natural de La Palma del Condado (Huelva), y María del Rosario
Ruiz Rodríguez (1901-1989), originaria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).7 Su
hermana Carmen Flores (1936) también se ha dedicado al mundo del espectáculo, y su
hermano Manuel (1933) falleció con quince años de una peritonitis. Aunque
profesionalmente cultivó la imagen de flamenca gitana con la que se sentía
identificada, Lola reconoció que solo tenía algo de ascendencia calé (gitana) por
parte de su abuelo materno, Manuel, que era vendedor ambulante.7

En su familia, aunque no sobraba el dinero, no se puede decir que pasaran grandes


necesidades. Su padre regentaba en Jerez una taberna y su madre trabajaba como
costurera. Cuando ella tenía cinco años, se trasladó junto a su familia a vivir a
Sevilla, donde su padre trabajó en varios bares y restaurantes y emprendió algunos
negocios. Allí acudió ella al colegio de las monjas de Santa Teresita y allí nació
su hermano Manuel. Algunos años después, alrededor de 1934, regresaron todos a
Jerez donde continuaban viviendo sus abuelos.8

Estudió en Jerez baile con la artista María Pantoja, en cuyo estudio también
conoció al guitarrista Sebastián Núñez, y posteriormente asistió a la academia del
maestro Realito en Sevilla, en la que también se formaron bailarines de prestigio
como Antonio y Rosario.9 Sus referencias de aquella época, a las que trataba de
emular, eran Imperio Argentina y Estrellita Castro, en el cine, y Pastora Imperio
en el baile.

Desde muy joven, empezó a cantar en bautizos, fiestas privadas y en algunos


espectáculos menores.10 Su debut oficial se produjo, después de finalizada la
Guerra Civil, el 10 de octubre de 1939, cuando tenía dieciséis años, en el
espectáculo Luces de España con la compañía de Custodia Romero, en el teatro
Villamarta de Jerez de la Frontera. En la publicidad oficial aparecía como "Lolita
Flores Imperio de Jerez: joven canzonetista y bailarina".6

Al poco tiempo de su presentación en el Villamarta, el director de cine Fernando


Mignoni, que se hallaba en Jerez buscando una actriz joven para su película
Martingala, la contrató después de un pequeño casting, en el que la actriz recitó
un monólogo de la película Morena Clara. Viajó a Madrid para el rodaje por el que
cobró 12.000 pesetas, cantidad bastante considerable para la época para una actriz
debutante.11 A primeros de los cuarenta, después de algunos espectáculos por
Andalucía, toda la familia marchó definitivamente hacia Madrid en busca del éxito
de la artista.12

Zambra y Manolo Caracol


Llegada a Madrid, acudió a la academia del maestro Quiroga y realizó una gira por
el norte de España. En 1942, fue contratada como telonera por la Compañía de
Canciones y Bailes Españoles de Mari Paz, en el teatro Fontalba de Madrid. Allí
cantaba El Lerele, que supuso un éxito que le permitió encabezar el reparto y
cantar cinco números en un espectáculo derivado de este que se montó
posteriormente.13

En 1943, con el amparo del empresario Adolfo Arenaza, emprendió el espectáculo


Zambra, junto a Manolo Caracol, que entonces era ya un cantaor de prestigio, al que
el empresario había contratado por 500 pesetas diarias. Se estrenó en Valencia a
finales de ese año y en Madrid se presentó el 18 de febrero de 1944, en el teatro
de la Zarzuela. Con pequeñas variaciones el espectáculo se mantendría varios años
con gran éxito. Zambra fue decisivo para la carrera de Lola Flores, un gran
acontecimiento teatral y musical -copla y flamenco, fundamentalmente- muy cuidado
en todos sus elementos, para el que escogieron al trío de compositores y poetas
Quintero, León y Quiroga, y que tenía su número culminante en La niña de Fuego, y
del que salió también La zarzamora, una de las canciones más asociadas a Lola. El
éxito y la originalidad de este espectáculo venía de la combinación y superposición
de diferentes mundos teatrales. El modelo técnico de producción se basaba en las
representaciones de Concha Piquer al estilo estadounidense de Broadway, los
contenidos musicales eran heredados de la ópera flamenca aportados por el propio
Caracol, una escenografía creada por el pintor onubense José Caballero,
relativamente inspirada en la pintura simbolista de Julio Romero de Torres, y sobre
todo, la garra teatral de sus protagonistas, que destacaba toda la crítica.6

La colaboración de la pareja, que mantenían una relación más allá de lo


profesional, hecho que se veía reflejado sobre los escenarios, fue muy exitosa, lo
que les llevó a convertirse en sus propios empresarios. Hicieron juntos también dos
películas Embrujo (1947) y La niña de venta (1951). En 1951, se inició la
separación artística y sentimental de la pareja, que comenzaron a trabajar por
separado.14

Contrato con Suevia Films


En 1951, la productora española Suevia Films deseaba consolidar un star-system
propio del cine español, que tuviera su expansión hacia América. Para ello, su
propietario Cesáreo González, decidió a finales de 1951 contratar a Lola Flores.
Firmó un acuerdo en exclusiva con Lola por dos años y cinco películas, por un
importe de seis millones de pesetas; contrato que comprendía: cine, televisión,
teatro y también la realización de una gira por América.

La rúbrica del contrato, que se llevó a cabo en el Bar Chicote de Madrid delante de
las cámaras del NO-DO, supuso un gran evento publicitario.15

Ese contrato le impuso a Lola un gran ritmo de trabajo con el rodaje de las nuevas
películas y sus campañas de promoción. Entre esas películas se encuentran La niña
de la venta, con Ramón Torrado, (1951) y ¡Ay pena, penita, pena!, con Miguel
Morayta, (1953). En total durante esa década rodó 18 películas.

El 23 de abril de 1952, partía hacia México junto a su familia,16 donde obtuvo un


gran recibimiento. De México fue a La Habana, Río de Janeiro, Ecuador, Buenos Aires
y Nueva York. De aquella época procede la crítica que publicó The New York Times en
la que se leía: “Lola Flores, una artista española, no canta ni baila, pero no se
la pierdan”.41718

Matrimonio
En 1954, presentó en Madrid un nuevo espectáculo titulado Copla y Bandera, en el
que colaboraba entre otros como cantaor destacado El Beni de Cádiz y en 1957,
estrenó su siguiente espectáculo Arte Español con Rafael Farina como cantaor. Tras
mantener algunos romances muy sonados con algunos destacados futbolistas
españoles,19 como Gustavo Biosca o Gerardo Coque, Lola contrajo matrimonio el 27 de
octubre de 1957 en el Real Monasterio de El Escorial, con el guitarrista y
compositor gitano Antonio González El Pescaílla (1925-1999)20 constituyendo la
cabeza visible de una larga saga de artistas. Sus tres hijos, cantantes los tres:
Lolita Flores (Dolores González Flores) (1958), Antonio Flores (Antonio González
Flores) (1961-1995) y Rosario Flores (Rosario González Flores) (1963), una de las
familias de artistas más famosas en España. Además de hermana de Carmen Flores,
Lola era tía del exfutbolista y entrenador Quique Sánchez Flores (1965), abuela de
la actriz Elena Furiase y Guillermo Furiase (hijos de Lolita), la actriz Alba
Flores (hija de Antonio) y Lola Orellana y Pedro Antonio Lazaga (hijos de Rosario).

El declive de la copla en los años setenta


En febrero de 1960, cantó en el teatro Olympia de París. Durante esa década siguió
presentando nuevos espectáculos y frecuentando los platós cinematográficos con
varias producciones como El balcón de la luna (1962), donde compartía cartel con
las otras grandes divas de la escena española Carmen Sevilla y Paquita Rico.19

Después de la muerte de Franco, durante la transición, el género de la copla


atravesó un bache y Lola Flores fue capaz de reinventarse y adaptarse a ese periodo
cambiante en las preferencias del público. En el cine y la televisión tuvo algunas
interpretaciones destacadas en papeles alejados del encuadre folclórico que siempre
le había acompañado, como en las películas Truhanes (1983), Los invitados (1987) o
la serie Juncal (1989).

Problemas con Hacienda y la Justicia


En marzo de 1987, la Fiscalía presentó una querella contra la artista y su marido
por delito fiscal por no haber presentado las declaraciones del impuesto sobre la
renta de las personas físicas entre los años 1982 y 1985, exigiéndosele una fianza
de 145 millones de pesetas (871.561€).21 En 1989, la Audiencia Provincial de Madrid
decretó su absolución por un vacío legal motivado por una sentencia del Tribunal
Constitucional que había anulado parcialmente la Ley del impuesto. Pero tras el
recurso de la Fiscalía, fue condenada por el Tribunal Supremo en 1991 como autora
de cuatro delitos contra la Hacienda Pública a dos penas de un mes y un día de
arresto y otras dos de siete meses de prisión, que no llegó a cumplir de forma
efectiva. El proceso tuvo una gran trascendencia social al tratarse de un personaje
muy popular y fue utilizado por el Ministerio de Hacienda como caso ejemplarizante
en su lucha contra el fraude fiscal.2223

Fallecimiento
En 1972, le diagnosticaron un cáncer de mama, que arrastró desde entonces, entre
operaciones y tratamientos, pero negándose a que le amputaran un seno, para no
perjudicar su carrera y que en definitiva provocó su muerte el 16 de mayo de 1995
en su residencia de "El Lerele" en la urbanización de La Moraleja, situado en el
municipio de Alcobendas, a los setenta y dos años de edad. Su capilla ardiente
quedó instalada en el Centro Cultural de la Villa (actual Teatro Fernán Gómez) de
Madrid, en la plaza de Colón. En un ataúd abierto y amortajada con una mantilla
blanca, todos sus admiradores pudieron pasar a verla. Fue sepultada en el
cementerio de la Almudena.24 Fue uno de los entierros más recordados por la gran
concurrencia de público y retransmitido en directo por televisión.

Quince días después de su muerte, el 31 de mayo de 1995, su hijo Antonio Flores (de
treinta y tres años) fue encontrado muerto en la residencia familiar de "El
Lerele".

Cine
Lola Flores intervino en treinta y ocho películas, su debut se produjo en 1939 en
la película Martingala del director Fernando Mignoni, donde encarnaba un pequeño
papel, en el que interpretaba a una joven gitana y donde ponía de manifiesto sus
bailes, con el cante de Pepe Marchena.

Entre las más destacadas se encuentra un clásico de la década de 1940: Embrujo


(1947, Carlos Serrano de Osma), drama musical donde acompaña a su pareja
sentimental y artística de aquel momento, Manolo Caracol.

En 1951 firmó un contrato con Cesáreo González, fruto de esta unión rodó películas
como La niña de la venta, con Ramón Torrado, (1951) y ¡Ay pena, penita, pena!, con
Miguel Morayta, (1953). De la mano de Suevia Films contribuyó a impulsar el cine
folclórico español, siguiendo la línea que ya habían marcado Imperio Argentina y
Estrellita Castro en los años treinta. Se trataba de cintas cuyo elemento principal
eran las canciones y el baile de Lola. A menudo eran coproducciones con México,
donde supusieron también una éxito.

En total durante la década de los años cincuenta rodó 18 películas. Otras de sus
cintas destacadas de ese periodo son Morena Clara (1954, Luis Lucia) versionando el
célebre film de 1934, y en compañía de Fernando Fernán Gómez, El duende de Jerez
(1953) y María de la O (1958), que suuso su primera película con Antonio González
"El Pescaílla". Otras películas recordadas son, La hermana Alegría en 1954, y El
balcón de la luna en 1962, La hermana San Sulpicio (1962), nueva versión de la que
había rodado Imperio Argentina, y los dramas mexicanos La faraona (1955) y Sueños
de oro (1958).
Casa Flora (1972, Ramón Fernández) y Una señora estupenda (1972, Julio Coll) son
sus dos cintas más salvables en plena época de la comedia española predestape;
posteriormente protagonizaría la comedia Juana la loca... de vez en cuando (1983),
dando vida a Isabel la católica, Truhanes (1983, Miguel Hermoso). Su última
participación en el cine fue en 1992 con Sevillanas, con el director Carlos Saura,
en la que compartió reparto junto a algunos de los grandes nombres del flamenco
como Camarón de la Isla o Rocío Jurado. De entre su profesión, es muy conocida su
amistad con dos artistas folclóricas y actrices cinematográficas, con las que
compartió giras musicales por Hispanoamérica: Carmen Sevilla y Paquita Rico. Con
ellas actuó en la película El balcón de la luna (1962, Luis Saslavsky).

Al igual que las españolas Sara Montiel, Carmen Sevilla y Amparo Rivelles filmó
películas en México cuando dicho país estaba en la época dorada de su
cinematografía, actuando al lado de grandes como Jorge Negrete, Pedro Infante,
Antonio Badú, Luis Aguilar "El Gallo Giro" o Miguel Aceves Mejía teniendo amistad
con personalidades como el reconocido actor Mario Moreno "Cantinflas", Lola Beltrán
"La Grande" y con las divas mexicanas Silvia Pinal y "la doña" María Félix o
Dolores del Río.

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