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La nobleza española del siglo XVI

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La nobleza era, junto al clero, uno de los dos estamentos privilegiados de la sociedad
española del siglo XVI. La nobleza española del siglo XVI se caracterizará por
el mantenimiento de los privilegios heredados de la sociedad estamental medieval, pero
también por una pérdida de poder político frente al ascenso de la burocracia real en manos de
titulados, que iban relegando a la nobleza española a otros planos. No obstante, la nobleza
mantendrá una posición privilegiada en el plano militar, existiendo nobles militares de
renombre como el gran duque de Alba o el almirante Álvaro de Bazán. En esta entrada
conoceremos un poco mejor las características de la nobleza española del siglo XVI.

La nobleza española del siglo XVI: características


principales
La nobleza era el estamento que se definía teóricamente por su dedicación militar. Es decir,
era el estamento que se ocupaba de la seguridad de los otros dos estamentos. En
contraprestación a esta dedicación militar tenía una exención de impuestos, ya que se
consideraba que servía a la sociedad con su esfuerzo bélico y su sangre.
Además de esta exención del pago de impuestos el noble gozaba privilegios de tipo
honorífico, lo que se expresaba en multitud y variedad de detalles ceremoniales o políticos.

La nobleza se alcanzaba por vía hereditaria: se trasmitía por linaje, por sangre. La nobleza se
encargaba de remarcar este linaje, pero la realidad era que muchos nobles alcanzaron su
condición por otros medios. Muchos comerciantes o labradores ricos del Tercer Estado se
pudieron convertir en hidalgos o caballeros a través de la compra del título a la Corona, que
en ocasiones necesitaba financiación, siendo la venta de títulos nobiliarios un método
empleado esporádicamente.
Otro método para alcanzar un título nobiliario era el ejercicio de cargos públicos, sobre todo
en la administración de la justicia. El servicio de cargos administrativos también sirvió para
llegar a formar parte del estamento nobiliario o para mejorar el título que se posee. Ejemplo
de ello es Francisco de los Cobos, secretario del Consejo de España, que pasó de ser un noble
hidalgo de baja importancia a que su hijo fuera el primer marqués de Camarasa.

Tipos de nobleza en la España del siglo XVI


Entre la nobleza distinguiré dos tipos: la alta nobleza, y la media y pequeña nobleza. Lo hago
así debido a las notables diferencias existentes entre esta alta nobleza y el resto de la nobleza
española del siglo XVI, como se observará más adelante. Solamente mediante esta división
se llega a entender completamente este estamento.

La alta nobleza
Características generales
La alta nobleza española del siglo XVI alcanzó gran poder político al colaborar con la
monarquía militarmente o a través del ejercicio de cargos de alta responsabilidad. Podemos
encontrar miembros de la alta nobleza del siglo XVI como virreyes, embajadores o
consejeros. No obstante, durante este siglo fueron perdiendo poder en el ejercicio de estos
cargos respecto a juristas y titulados, fruto del deseo de la monarquía de promover a titulados
frente a la nobleza, tanto para restar poder a estos, como para poner a personas más
cualificadas.
La alta nobleza era muy reducida. Eran pocas familias, pero muy ricas. Puedo poner un
ejemplo de las familias de nobles más importantes en cada reino peninsular:

– Castilla: la casa de Mendoza, los Álvarez de Toledo (duques de Alba), los Zúñiga.
– Aragón: los duques de Híjar, los condes de Ribagorza.

– Navarra: la familia Beamonte.

– Valencia: los Borja, que incluso accederán al papado

– Cataluña: los Requesens y la familia Folch, duques de Cardona.

Grandes de España
Carlos V creó en el siglo XVI el título de Grande de España. Este título se daba a nobles
de familias del reino de Castilla con mayor alcurnia. La grandeza de España se convirtió en
la máxima dignidad de la nobleza castellana, solamente detrás del rey, el príncipe de Asturias
y los infantes e infantas. Esta grandeza se otorgaría por los servicios prestados a la monarquía,
aunque la práctica era otro método más del rey para recaudar dinero para sus campañas, ya
que el monarca solicitaba favores y dinero a cambio de recompensar a la nobleza con el título
de Grande de España.

La pérdida de poder político de la nobleza española a lo largo del


siglo XVI
Un poco antes he dicho que la alta nobleza , pese a ocupar cargos de relevancia en
la administración pública, fue perdiendo poder a lo largo de este siglo XVI. A partir de los
Reyes Católicos, la nobleza fue siendo sustituida por titulados en los puestos de
la administración, por lo que aceptó servir a la monarquía en actividades como la guerra, la
diplomacia o la administración de gobierno, como gobernador o como virreyes.
Felipe II continuó con esta política iniciada por sus bisabuelos los Reyes Católicos. La justicia
señorial fue siendo sustituida por una administración de juristas titulados, que ejercía una
justicia real según leyes. Lentamente la nobleza castellana perdió gran parte de su importancia
política.

Pero esta pérdida de poder político a nivel estatal no significó una pérdida de poder político
a nivel local o regional. Seguían poseyendo su jurisdicción señorial donde estaban sus
vasallos, cobrando tributos feudales o arrendando tierras para obtener rentas. También tenían
la potestad de nombrar funcionarios locales e incluso la de administrar justicia, aunque como
se ha comentado en el párrafo anterior fue perdiendo este privilegio.

Sin embargo, la jurisdicción señorial sobrevivió en Aragón. Aquí la nobleza estaba más
protegida gracias a los fueros y leyes de cada reino y que defendían con fervor en las Cortes
que se convocaban. Se amparaban en los privilegios de los fueros para defender su cuota de
poder y, a pesar de que progresivamente el rey iba ganando poder en la administración
aragonesa, a finales del siglo XVI la nobleza de la Corona de Aragón mantenía un mayor
poder relativo que la nobleza castellana.

Consideraciones económicas
De forma general, la alta nobleza latifundista tenía una posición privilegiada en el plano
económico. Era ayudada por la Corona mediante concesiones y se aprovechó de la coyuntura
económica favorable que ayudó al desarrollo de la agricultura a lo largo del siglo XVI. A
todo ello se suma la posesión de grandes recursos de capital.

La posesión de tierra era el mayor recurso económico de la alta nobleza. Era sinónimo de
prestigio y beneficio. Cuánta más tierra se poseía, más prestigio se tenía. Por ello la alta
nobleza buscó siempre la acumulación de la posesión de tierras. Eran terratenientes, vendían
sus productos agrarios y arrendaban tierras para obtener rentas de ello. Era una gran fuente
de riqueza e influencia. No veían con buenos ojos a los comerciantes y burgueses que
trabajaban para obtener beneficio económico.

Figura 2. Ana de Mendoza de la Cerda, princesa de Éboli. Perteneciente a la prestigiosa


casa nobiliaria castellana de los Mendoza. Autor: desconocido. Fuente: Wikimedia
Commons
Esta posesión de tierra se vio favorecida en Castilla por la institución del mayorazgo, que
permitía que los grandes latifundios de las casas nobles no se dividieran entre los herederos,
sino que pasaban al primogénito, que mantenía todas las tierras para la familia. El
mayorazgo era un privilegio hasta que fue regulado en las Leyes de Toro de 1505, por lo que
pasó a ser parte del derecho civil castellano. Sin embargo, el mayorazgo, que era beneficioso
para la casa poseedora de la tierra, era perjudicial para la economía, ya que la propiedad de
la tierra no se movía, estancándose y disminuyendo la productividad, la diversificación
económica y aumentando la desigualdad económica y social.
La baja y mediana nobleza española del siglo XVI
La pequeña y mediana nobleza mantenía los privilegios comentados anteriormente exención
del pago de impuestos y la posesión de privilegios honoríficos. Pero dentro de esta nobleza
habían grandes divisiones en lo que a economía se refiere. Solamente hay que recordar el
libro Lazarillo de Tormes para ver cómo vivía un hidalgo con escasos recursos económicos.
Nada que ver con la alta nobleza latifundista.

Territorialmente, la pequeña nobleza era muy abundante en el norte de España, como


consecuencia de la mayor antigüedad de estos territorios como parte de los reinos cristianos
peninsulares desde inicios de la Edad Media. La proporción de hidalgos en Castilla respecto
el total de población descendía de norte a sur.
En Asturias y Cantabria casi la mitad de la población se declaraban hidalgos. Por contra, en
Andalucía el número de nobles era muy bajo, donde predominaban los caballeros, de mayor
riqueza que los hidalgos.

Figura 3. El famoso hidalgo Don Quijote de la Mancha, personaje literario de Cervantes.


Autor: Ilustración del siglo XVIII de Jean Ignace Isidore Gérard Grandville. Fuente:
Wikimedia Commons
En Navarra y Aragón se daba una situación parecida, con un alto número de hidalgos en los
valles de los Pirineos. En el sur de estas regiones, la nobleza, llamada infanzones, era
proporcionalmente menor.
Finalmente, en Cataluña la nobleza no era tan alta en comparación con el resto de territorios
peninsulares. Aquí teníamos a los cavallers, doncells y militars. También estaban
los ciutadans honrats, una mezcla de caballeros y ciudadanos, que tenían el primer puesto
en el gobierno local de las ciudades de Cataluña. Algo similar existía en el Reino de Valencia.
Conclusión
La nobleza española del siglo XVI se caracterizaba por el mantenimiento de privilegios que
los diferenciaban con la mayoría de la población española, destacando la exención del pago
de impuestos y el mantenimiento de los honores. Aunque existía una alta nobleza y Carlos I
creó la Grandeza de España, existía una pequeña y mediana nobleza, con los mismos
privilegios, pero menos rica y con grandes diferencias entre los miembros de ella.
Por otro lado, la alta nobleza tendrá en el control de la tierra su mayor fuente de ingresos
económicos, teniendo el privilegio del mayorazgo, que perjudicará a la economía a largo
plazo al mantener la posesión de la tierra en pocas manos. Pero, al mismo tiempo, verá
menguado su poder político comparado con siglos anteriores, ya que los reyes buscarán para
el gobierno del Estado Moderno que se iba formando gente letrada y cualificada, con lo que
los nobles se centrarán en el plano militar y en ciertos consejos. Los letrados, juristas, las
profesiones libres, etc. irán ganando poder económico y político de forma lenta y progresiva,
provocando cambios sociales en siglos posteriores.

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