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Valentina Rincón Rodríguez

Trabajo final: Literatura Latinoamericana

1. Poeta y poesía en la modernidad: funciones y representaciones.


10. Devenires y estallido del lenguaje: modernismo, vanguardia y post-vanguardia.

Vicente Huidobro, César Vallejo y José Martí fueron tres grandes poetas que
plasmaron en su poesía su inconformidad con el momento en el que les tocó vivir. A pesar
de ser parte de distintos movimientos (la vanguardia y la modernidad), los tres autores se
manifestaron a través de un mismo mecanismo: el lenguaje. En Vicente Huidobro y César
Vallejo, su inconformidad se verá reflejada en los manifiestos, mientras que en José Martí,
será en el prólogo al poema del Niágara. Por medio de sus obras, Vallejo, Huidobro y Martí
representaron el problema del poeta con el mundo y lo ya establecido, desintegrando el
sentido y destruyendo el lenguaje para lograr estallarlo.

Durante la época de las vanguardias (1910-1923), Vicente Huidobro y César Vallejo


escribieron manifiestos en los cuales hicieron una ruptura con el pasado y con las
convenciones tradicionales de la escritura, ofreciendo nuevas maneras de ver lo mismo
utilizando y haciendo el lenguaje de otra manera. Su manifiesto no fue expuesto en el
contenido de sus obras de manera explícita, sino en la manera en la que estaban escritas.

Vicente Huidobro, en su obra Altazor (1931), presenta un sentimiento de caída, de


descenso que se ve tanto en las descripciones del personaje como en el lenguaje y la
presentación de las palabras. Así, por ejemplo, a medida que se va terminando la historia,
las páginas empiezan a tener más espacios en blancos y las palabras empiezan a ser
divididas, separadas hasta el punto de convertirse en letras sueltas que, aparentemente, no
tendrían ningún sentido. Sin embargo, la intención es provocar la sensación de caída tanto
del personaje, como del lenguaje, y, que así, el lector pueda sentirse parte de ella. Entonces,
Altazor comienza teniendo páginas llenas de palabras y oraciones, y a medida que va
avanzando y cayendo el personaje, los párrafos comienzan a torcerse y tener menos
palabras hasta que, finalizando, quedan solo palabras y letras sueltas: la caída del lenguaje:
Altazor, ¿por qué perdiste tu La noche al fondo del océano Ai i a
primera serenidad? Tierna ahogada Temporía
¿Qué ángel malo se paró en la La muerte ciega Ai ai aia
puerta de tu sonrisa Y su esplendor Ululayu
con la espada en la mano? Y el sonido y el sonido Lulayu
¿Quién sembró la angustia en las Espacio la lumbrera Layu yu
llanuras de tus ojos como el A estribor Ululayu
adorno de un Dios? Adormecido Ulayu
¿Por qué un día de repente En cruz Ayu yu
sentiste el terror de ser? En luz Lunatando

César Vallejo, en Trilce (1922), escribirá a partir de la experiencia y de los


sentimientos, principalmente, del dolor. El sufrimiento que experimentaba el autor por la
muerte de su madre, la irritación por la época en la que vivía, el sentimiento de desamparo,
la frustración con el tiempo que limitaba y condicionaba la libertad (estaba preso mientras
escribía la obra), todos los sentimientos encontrados en el poeta se ven reflejados en la
estructura de sus versos, que son complicados, y, en muchas ocasiones, confusos, puesto
que así se sentía el autor. Entonces, Vallejo retrata la realidad tal y como él la percibe y, a
pesar de parecer oraciones y palabras colocadas al azar en su poesía, todo está
intencionalmente escrito y ubicado, es decir, él desintegra el sentido y la lógica y subvierte
el orden de las palabras, pero todo es intencional y, por lo tanto, no es aleatorio.

La escritura de César Vallejo era fiel a su concepción del mundo: un mundo absurdo
en donde lo ilógico y el desorden no pueden faltar. Como respuesta a este caos, Vallejo
alteraba el orden de las palabras y oponía el sentido de los versos, es decir, rompía con la
lógica y con lo establecido. Al ser una obra aparentemente ilógica y sin sentido, no
significa que el autor se separara de la razón, pues la parte racional del texto está en su
concepción, en su planificación y elaboración, que es totalmente consciente, mientras que
la parte irracional corresponde a los sentimientos, a las sensaciones y a las percepciones
que representan la realidad para el poeta.
Aquellos sentimientos que no podían ser expresados, se vieron reflejados en el silencio, que
también se convirtió en lenguaje, que era totalmente opuesto a lo que era la realidad de las
ciudades, donde había desorden, ruido y suciedad: el malestar de la modernidad. Entonces,
la expresión y el silencio conformaron un nuevo lenguaje que podía expresar sin necesidad
de sonar.

LXXVI En nombre de ella que no tuvo voz


De la noche a la mañana voy Ni voto, cuando se dispuso
Sacando lenguas a las más mudas equis. Esta su suerte hacer.
En nombre de esa pura Ebullición de cuerpos, sin embargo
Que sabía mirar hasta ser 2. Aptos; ebullición que siempre
En nombre de que la fui extraño, Tan sólo estuvo a 99 burbujas.
Llave y chapa muy diferentes. (…)

Este poema de Trilce, por ejemplo, cuando habla de “esa pura”, “ella que no tuvo voz”,
“ebullición de cuerpos”, está haciendo referencia a esa relación eterna del hombre y la
mujer. Así como “de la noche a la mañana voy” significa su viaje cotidiano, su quehacer
diario. De igual manera, volverá a la relación del hombre y de la mujer: “que sabía mirar
hasta ser 2”, es decir, el vínculo humano: “llave y chapa muy diferentes”, donde uno es la
mujer y otro es el hombre. Finalmente, la concepción amorosa de ambos cuerpos no fue
perfecta, pues “tan solo estuvo a 99 burbujas”. Así, esa última estrofa, se refiere a la
incapacidad humana de conseguir una armonía plena. Sus poemas, entonces, no eran fáciles
de entender, pero podían ser analizados y se entendería lo que el autor quería decir, mas
Vallejo también buscaba un nuevo tipo de lector: un lector que podía decir “no sé” y, que
ese no saber estaba bien. Es típico en Vallejo, el extrañamiento de la situación real, es decir,
el ocultamiento. La complejidad de sus textos era una especie de provocación a los lectores,
que no siempre tenían que entenderlo todo y que, además, tenían que esforzarse y analizar
para encontrar el sentido del poema.
Entonces, Vicente Huidobro y César Vallejo destruyeron el lenguaje, cada uno a su
manera, pero no para darle un fin apocalíptico, sino para darle un nuevo sentido, es decir,
deconstruyeron el lenguaje porque destruyeron para construir y a través de la
desintegración del sentido, crearon un nuevo sentido y un nuevo saber. También tuvieron
indicios modernistas a pesar de ser de la vanguardia: el movimiento que se presenta en
Altazor era su modernidad, donde el mundo no para y todo está en constante movimiento;
en Trilce el retrato de la realidad, el plasmar el mundo tal y como es, fue su característica
moderna, además de también tener un constante desplazamiento o la experiencia de la
movilidad.

José Martí, en el prólogo al poema de Niágara, a diferencia de Vallejo y Huidobro,


no jugará con el lenguaje en cuanto a su estructura, pero sí plasmará su inconformidad a
través de las palabras, sencillas y directas que emiten un mensaje claro de descontento.
Martí cumplirá con características modernistas también por hacer uso de la movilidad, pues
para él, “la movilidad parecía ser la única ley estable en el mundo moderno”(Ramos, 1989,
p.8). A través del prólogo, Martí problematiza la relación que tiene la literatura con el
Estado y la ley, y por esa misma razón, “la literatura comienza a autonomizarse como un
modo alternativo y privilegiado para hablar sobre la política”(p.16).

Julio Ramos en Desencantos de la modernidad en América Latina (1989) dice que


“los prólogos de la época, sólo en apariencia menores, cumplieron una función central en el
emergente campo literario: no sólo diferenciaban a los nuevos escritores de los letrados
precedentes, sino que también configuraron una especie de meta-discurso, un mapa en que
la emergente literatura iba rehaciendo y trazando los límites de su territorio”. Partiendo de
esa afirmación, entonces es evidente que los escritores estaban limitando su territorio, es
decir, remarcándolo y separándolo de lo demás, lo cual es un gesto propio del modernismo
en donde las fronteras son representativas en la ciudad, en el campo, y ahora, en la
profesión.
José Martí apuntó a la disolución del sistema tradicional de la escritura, que es el
modelo de la comunicabilidad social, lo cual significa que hizo, también, una especie de
deconstrucción del lenguaje en su prólogo. Declaraba, directamente su inconformidad y lo
que estaba haciendo: “(…)que ya es prueba sobrada de grandeza atreverse a medirse con
gigantes; pues el mérito no está en el éxito del acometimiento, aunque éste volvió bien de la
lid, sino en el valor de acometer”(Martí, 1882, p.1).

A diferencia de Huidobro y Vallejo, que se manifestaron a través del lenguaje, Martí


se manifiesta también, de manera evidente, sobre la función del poeta en su tiempo:
“¡Ruines tiempos, en que los sacerdotes no merecen ya la alabanza ni la veneración de los
poetas, ni los poetas han comenzado todavía a ser sacerdotes!”, “¡Ruines tiempo!(...) para
estos creyentes fogosos, hambrientos de ternura, devoradores de amor, mal hechos a los
pies y a los terruños, henchidos de recuerdos de nubes y de alas, buscadores de sus alas
rotas, pobres poetas!”.

A través de los tres poetas Huidobro, Vallejo y Martí vemos reflejado al poeta y la
poesía en la modernidad y en las vanguardias por medio del lenguaje. Éste se ve en ambas
épocas: en la vanguardia, en los manifiestos de Huidobro y Vallejo, que buscaban hacer una
ruptura con el pasado y promover un nuevo tipo de lector y de conocimiento en los cuales
está bien el no saber. Sus manifiestos utilizaron la deconstrucción del lenguaje para
desintegrar el sentido y dar un nuevo sentido, reflejando la función del poeta para ese
entonces: crear, crear un nuevo sentido, crear un nuevo conocimiento, crear una nueva
lengua. Así mismo, en la modernidad, José Martí reflejó ese mal-estar que sentía: su
inconformidad con el momento en que vivió, así como Huidobro y Vallejo en sus
manifiestos, Martí lo hizo en su prólogo al poema del Niágara. Esa inconformidad con el
momento era lo que compartían las comunidades, que buscaron la expresión de ésta a
través de las palabras y del silencio, en donde ambas (la expresión y la palabra)
conformaban un nuevo tipo de lenguaje.
Compartiendo rasgos de la modernidad, específicamente la presencia del
movimiento y el retrato de la realidad, en Trilce y Altazor, sus autores consiguieron estallar
el lenguaje al romper con las convenciones gramaticales, es decir, plantearon al poeta como
un revolucionario que educaba a través del ejemplo. Así como Martí también educó, siendo
fiel a su concepción de la realidad y a su descontento con el momento y la posición del
poeta para su época. Los tres, Huidobro, Vallejo y Martí, deconstruyeron el lenguaje para
crear nuevos sentidos, nuevos lectores, nuevos conocimientos y un nuevo lenguaje
mediante el cual lo dicho no fuera arbitrario, posicionando al poeta como “un pequeño
Dios” que puede construir a partir de lo existente y crear, inspirar, enseñar a través de la
palabra.
Bibliografía

https://www.google.com.co/search?q=analisis+trilce+mario+rodriguez&rlz=1C5AVSZ_en
CO621CO621&oq=analisis+trilce+mario+rodriguez&aqs=chrome..69i57.5727j0j1&source
id=chrome&ie=UTF-8

file:///Users/ValentinaRincon/Downloads/41867-1-146002-1-10-20160625.pdf

https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/3092946/mod_resource/content/1/Ramos.%20Des
encuentros%20de%20la%20modernidad%20%20%28pr%C3%B3logo%29.%20%281989
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file:///Users/ValentinaRincon/Downloads/Ce%CC%81sar%20Vallejo%20Trilce%20.pdf

http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0005042.pdf

http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/22_23_iv_ago_sep_2009/casa_del_tiempo_eI
V_num22_23_18_26.pdf

https://www.portalsolidario.net/ocio/visu/cliteraria.php?rowid=8868&anecdotas=Trilce.

file:///Users/ValentinaRincon/Downloads/Altazor_de_Vicente_Huidobro_la_realidad.pdf

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