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El apóstol de los gentiles, San Pablo, tuvo un encuentro especial con Jesús que marcó profunda y
permanentemente su vida, convirtiéndolo del mayor perseguidor del cristianismo a su más
efectivo propagador. Durante dos años Saulo recibe una formación cristiana de parte de los
apóstoles, poco a poco termina siendo visto con buenos ojos por toda la comunidad cristiana, del
que no pocas veces fue visto como peligroso o sospechoso.
Este fue el punto extremo de la actividad de Pablo en este su primer viaje apostólico.
Desde allí, consciente de la obra realizada en las diversas poblaciones del recorrido, volvió por el mismo
camino, confirmando a todos sus discípulos en la fe que habían abrazado. Una de las medidas más eficaces del
Apóstol fue establecer una jerarquía cristiana, ordenando presbíteros y dejándolos como representantes suyos
en los diversos núcleos de cristianos. Hecho todo esto, volvieron a Perge, donde se detuvieron un tanto
predicando la palabra de Dios, y luego pasaron a Atalia para embarcarse con rumbo a Antioquía de Siria.
Lugares recorridos durante este viaje por San Pablo y sus compañeros
Habiéndose quedado sus compañeros en Corinto, tomó consigo a Tito, su discípulo predilecto, y después de
visitar rápidamente las cristiandades del Asia Menor, se presentó en Éfeso, cumpliendo de esta manera su
promesa.
Más adelante, Pablo se encaminó hacia Macedonia, y como primera escala se detuvo en Tróade. Pablo se
embarcó desde allí para Macedonia y se dirigió al punto a Filipos.
Rápidamente, mas no sin visitar de paso las iglesias de Tesalónica y Berea, dirigióse entonces a Grecia, donde
se detuvo unos tres meses.
Tras establecerse en Grecia, se piensa que hubo, también, de visitar Atenas y sobre todo Corinto.
De vuelta a Jerusalén:
Avisado de una emboscada en el puerto de embargue en Corinto decide dar la vuelta a través de Macedonia
rumbo a Jerusalén.
De este modo tuvo de nuevo ocasión de visitar las cristiandades de Tesalónica y Filipos, y finalmente llegó a
Tróade, donde realizó un milagro estupendo, resucitando al joven cristiano Eutico (Hech 20, 7-12).
Estando muy cerca de Éfeso no fue a ella sino que viajó a Mileto. Desde allí se embarca San Pablo para Tiro y
desde allí se dirigió a Cesarea, donde tuvo una magnífica acogida, hasta llegar a Jerusalén.
En Mileto: es allí donde tuvo lugar aquel precioso discurso de despedida, modelo de espíritu paternal y la
muestra más evidente de su gran corazón, en presencia de los presbíteros o jefes de la iglesia de Éfeso.
Su cautividad
Primer momento de su cautividad en Palestina:
Pablo en poder del tribuno Lisias: el fanatismo judío llevado hasta el extremo produjo disturbio y una ola
encarnizada destinada a acabar con San Pablo. El tribuno romano Lisias llevando consigo un pelotón de
soldados de la legión se presentó ante tal disturbio que obligó a los judíos a cesar en los atropellos contra
Pablo. Empieza así esta última etapa de la vida de Pablo, a mediados del 58.