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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ

INSTITUTO DE POSTGRADO
ESPECIALIZACIÓN EN ORIENTACIÓN FAMILIAR
INTEGRAL

ENSAYO
“LOS DERECHOS HUMANOS”

AUTORA
LIC. MARTHA ANGÉLICA PARRALES PIN

DOCENTE:
PS. CL. VERÓNICA LAZO M, MGS.

PORTOVIEJO - MANABÍ - ECUADOR


2019
INTRODUCCIÓN
Abordar el tema del derecho desde la categoría de género nos exige introducirnos en una
constelación de normas sociales y jurídicas, profundamente interconectadas, y hasta tal
punto, incorporadas a la subjetividad colectiva, que parecen surgidas de la naturaleza. Si bien
hoy nos referimos exclusivamente a la cuestión de género, damos por sentado que esta no es
la única categoría requerida para un análisis exhaustivo de la realidad. La clase, la pertenencia
étnico-racial, por ejemplo, son otros status relevantes.
Entendemos por género la institucionalización de la diferencia sexual, o sea, el entramado
socio cultural que se teje sobre la diferencia sexual. Trabajar con la perspectiva de género
nos permitirá ver cómo cada sociedad asigna distintos derechos, funciones y posibilidades a
los seres humanos según sean percibidos, en su nacimiento, como portando genitales
masculinos o femeninos. Por el hecho de ser percibida como mujer, un ser humano tendrá
asignada determinadas tareas en el hogar y en la sociedad. Si nace con genitales masculinos,
las funciones, vestimenta, modo de caminar y comportarse serán otros. En la mayoría de las
culturas, nacer con genitales femeninos significará también obstáculos adicionales para
acceder a puestos públicos; al manejo de la economía, así como restricciones y o peligros
diferentes para circular por el mundo público. Nuestra experiencia del mundo está
determinada parcialmente por los denominados “roles de género”. El género asignado y/o
asumido afecta la manera como participaremos en el reparto de poder, así como la influencia
que tendremos en el proceso de toma de decisiones a todos los niveles de la sociedad: local,
nacional e internacional. Los roles de género, o sea, las funciones que se espera desempeñen
las mujeres y los varones en una sociedad, difieren a través de las culturas y cambian con el
tiempo, pero a lo largo de la historia y en todas partes, las diferencias entre los géneros y las
inequidades en la relación, permanecen. A veces, bajo ropajes diferentes. Este reparto
diferente de funciones hace que se asignen a las mujeres determinadas tareas,
preferentemente el cuidado de la casa, la alimentación de la familia y la crianza de hijos e
hijas. De los hombres se espera que sean los principales proveedores del hogar y asuman un
rol protector dentro de la familia. Esta división sexual de trabajo acarrea una distribución
diferente de las tareas, responsabilidades y recursos para varones y mujeres y encubre
desigualdades en la distribución del poder.
LOS DERECHOS HUMANOS
Los derechos humanos constituyen mínimos de existencia, y al saberse que serán respetados
y promovidos, la persona se moviliza con libertad para lograr vivir con dignidad.
La concepción del derecho natural está íntimamente ligada a la de los derechos humanos, la
cual en su evolución ha recorrido los más diversos matices. Recuerdo un solo ejemplo:
Hesíodo reconoció la existencia de normas de origen divino, y pensó que la labor de los
hombres consistía en descubrir ese derecho divino para hacer su propio derecho, el cual
debería estar inspirado en dike (la justicia). (Alfred, 1962).
La violencia hacia la mujer en la dinámica familiar no es un fenómeno nuevo, tiene raíces
históricas, no posee barrera cultural ni social y afecta a un gran número de mujeres alrededor
del mundo. En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995,
la violencia contra la mujer fue considerada como una de las doce esferas de especial
preocupación que debe ser solucionada por parte de los gobiernos, la comunidad
internacional y la sociedad civil. Por medio de gestiones y acuerdos internacionales
orientados a prevenir y erradicar la violencia hacia la mujer, durante los últimos años en el
país se ha formulado leyes y políticas públicas para enfrentarla, por la cual se dictan normas
de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las
mujeres. Además, se reforma el Código de Procedimiento Penal. Siendo este un importante
instrumento legislativo que reconoció expresamente los derechos de las mujeres como
derechos humanos, amplió los tipos de violencia sancionados y comprometió a los diversos
actores sociales en la prevención.

Lo mencionado confirma una vez más por qué la violencia hacia la mujer ha sido considerada
un problema de salud pública, debido a que una proporción considerable de los costos de la
violencia corresponde a su repercusión en la salud física y psicológica de las víctimas y a la
carga que impone a las instituciones sanitarias. De ahí que el sector de la salud esté
especialmente interesado en la prevención y tenga un papel clave que desempeñar al respecto,
teniendo en cuenta los costes económicos y sociales de la problemática. (Krantz, 2002;
Saltzman et al., 2002). Tras reconocer la violencia familiar, y especialmente la violencia
conyugal como un problema social de gran complejidad, resulta pertinente preguntarse no
sólo por cuales son los factores que permiten que ésta se reproduzca, porque variados
investigadores se han dedicado a esto y han demostrado la diversidad de elementos que
confluyen en un acto de violencia hacia una mujer, como afirma Jazinki (2001) los espacios
sociales, laborales y culturales hacen parte de los sistemas que intervienen en la
complejización de la violencia a través de la enorme influencia de la organización social
autoritaria, los imaginarios colectivos que permiten la justificación de violencia en las
interacciones sociales, los efectos psicológicos y físicos que generan gran impacto en las
mujeres y su sistema familiar.

Como afirman Castro & Riquer (2003), la investigación en torno a la violencia contra las
mujeres en América Latina enfrenta una paradoja: el número de investigaciones es
sumamente bajo, al mismo tiempo que existe una suerte de agotamiento del tema sin haberse
dado aún respuestas definitivas sobre la naturaleza y las causas del problema. Ello responde
a la orientación predominantemente empírica de las investigaciones, y a su falta de anclaje
en la teoría sociológica más general. Debido a que la investigación que se apoya en la teoría
social suele ignorar las mediaciones existentes entre los arreglos estructurales y la conducta
específica de los individuos, así como el carácter interaccional de la violencia.

CONCLUSIÓN
La violencia contra las mujeres es un problema de carácter social, ligado a una creencia
equivocada de superioridad del hombre sobre la mujer en un esquema de relación de poder.
Pero esta creencia no solo es mentalizada desde la perspectiva del hombre, sino también
desde la perspectiva de muchas mujeres que se formaron al amparo del machismo, y
generación tras generación fueron naturalizando este escenario. La sociedad ecuatoriana
decidió en el año 2008 por un modelo de Estado constitucionalista, donde los derecho
fundamentales estén por encima de cualquier otro orden, en este sentido estos derechos son
exigibles de forma inmediata y directa por mandato constitucional, permitiendo tener un
acceso más eficaz para el uso y disfrute de los mismos. Pero a pesar de ser los derechos
fundamentales de manera inmediata y directa, es necesario construir leyes internas que
permitan tener operatividad sobre los preceptos constitucionales, es por esta razón que la
lucha contra la violencia generada hacia las mujeres, producto de la desigualdad, opera
principalmente con la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres. Por otro lado, la ultima ratio asoma cuando las leyes de otro orden y políticas
públicas para evitar, en este caso, violencia contra las mujeres, ya no alcanza. El derecho
penal se hacer notar para a manera de disuasión, hacer conocer que los violencia de género
contra las mujeres, tiene consecuencias jurídico penales. Esta intromisión del derecho penal
aumentar el catálogo de delitos relacionados a la violencia y muerte contra las mujeres, no
es sino otra cosa que evidenciar la problemática social, que claro está, no se resuelve desde
este lado del derecho, pero que al menos ha devuelto a las mujeres cierto grado de seguridad
que largos años de desigualdad les han robado.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alfred, La filosofía del derecho del mundo occidental, México, UNAM-Centro de Estudios
Filosóficos, 1962, pp. 433.
Krantz, G. (2002). Violence against women: a global public health issue. Journal of
Epidemiology and community Health, 56, 242-243.
Saltzman, L.E., Fanslow, J.L., McMahon, P.M. and Shelley, G.A. (2002) Intimate Partner
Violence Surveillance: Uniform Definitions and Recommended Data Elements (Version
1.0). Centers for Disease Control and Prevention, National Center for Injury Prevention and
Control, Atlanta.

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