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REFLEXIONES SOBRE LA PAREJA EN EL S.XXI.

21 julio 2011

Llevo años investigando (observando, leyendo, indagando, preguntando y preguntándome) sobre este tema.
Parece ser que la pareja se encuentra en crisis, al igual que todos los pilares de nuestra sociedad en los tiempos
que corren; familia, política, economía, educación…

Por una parte parece obvio que el mundo entero está en crisis. Se trata de una crisis planetaria, una crisis de la
conciencia humana. La Tierra se queja (tsunamis, terremotos, hielos polares derritiéndose a marchas
forzadas…), está revolucionada, esta es su revolución individual. La sociedad se queja y también está llevando a
cabo su propia revolución. Todo se está derrumbando, estamos en un punto crucial en nuestro desarrollo
evolutivo.

Lo que para muchos no parece tan obvio es que al igual que hay una revolución de la Tierra y de la humanidad,
también existe una revolución individual, de cada ser humano. Estamos en el momento de lidiar con nosotros
mismos. Todos los acontecimientos nos llevan a ello, no podemos escapar.

La cuestiones son muy diversas, así que voy a centrarme en un solo tema que nos interesa a todxs; la pareja.

Voy a comenzar echando la vista atrás, mirar al pasado para poder entender mejor el presente. La historia de la
mujer.

Al principio de nuestra existencia, era la mujer la que se quedaba recolectando y cuidando de los hijos mientras
el hombre se iba a cazar para proveer de alimentos a su familia. Esto fue así simplemente por clara fisionomía;
el hombre es más fuerte físicamente que la mujer. La mujer en cambio era dotada de una parte sensible y
emotiva capaz de criar a la descendencia. Así cada uno tenía claro su papel.

Pues bien, la vida fue evolucionando, pero como bien sabemos la memoria colectiva está ahí. Pese a que
pasamos de ir a cazar a ir a trabajar y ya no era necesaria esta fuerza física por parte del hombre, la creencia
convertida en dogma estaba grabada en nuestro inconsciente.

Así llegamos al momento en el que creo se produjo un gran inside; La posibilidad de votar de la mujer (en 1924
se otorgó el voto en las elecciones municipales a las mujeres solteras o viudas. A las casadas no se les concedió
este derecho, por si entraban en disputas por este tema con sus maridos). La mujer a partir de su posibilidad de
votar, tenida en cuenta como parte de la sociedad, empieza a despertar, a darse cuenta de quién es y del papel
que le corresponde y se le ha negado durante tanto tiempo.

A partir de aquí, comienza la revolución del sexo femenino. La energía yin de la mujer empieza a encontrar el
equilibrio buscando su parte yang (la mujer que ya ha entrado en el terreno laboral, va a llegar a ocupar puestos
que antes solo podían ser ocupados por hombres).

Hasta aquí todo bien, pero… (casi siempre hay un pero) como se suele decir; “a veces necesitamos un poco de
oscuridad para poder ver la luz”; las mujeres “se han pasado de yang”. Trabajos con grandes responsabilidades
equitativos a los de los hombres, la casa, los hijos… queriendo demostrar cual niño enrabietado que puede
hacerlo igual que el hombre o mejor. Después de tantos años “rebajada”, es lógico y comprensible este querer
desquitarse, pero ¿hasta dónde vamos a llegar?, abramos lo ojos de una vez y soltemos tensiones, confiemos.

Pasemos a la parte masculina, ¿dónde queda el hombre?. La mujer ha salido disparada en cuanto le han abierto
la jaula, ha corrido a toda máquina y al hombre no le ha dado tiempo ni a ver lo que ha pasado. Ellos se toman
las cosas con más tranquilidad. El hombre que antes sustentaba a la mujer, que le proveía de alimento,
construía la casa y daba protección, se encuentra de repente con que ya no es necesario, la mujer ha ocupado
también ese lugar, y ahora ¿cuál es mi función?, se pregunta. Está perdido, buscando, todo ha pasado muy
rápido para él.

He hablado con muchas mujeres y he analizado durante años esta situación, el salto evolutivo de la mujer ha
sido muy grande y el hombre se ha quedado atrás. Ya no sabe cómo poder complacer a la mujer, que se
sustenta y se autoapoya porque se ha encontrado a sí misma. El hombre no sabe qué lugar ocupar, todo lo
anterior no le sirve para la mujer actual. El hombre tiene que aprender, desarrollarse, trabajar su parte yin y
descubrir para poder ocupar el lugar que le corresponde.

Esta reflexión es generalizada y vista desde un punto de vista histórico evolutivo. Hay muchas ramas a tratar en
el tema de la pareja y este es solo un pequeño punto de vista que a veces se nos pasa por alto.

AMELIE S.M.

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