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JUICIOS Y CRÍTICAS NO CONSTRUCTIVAS

No suelo comentar por este medio y más en primera persona cosas tan personales como las
que cuento a continuación, pero creo que las experiencias de cada persona pueden ayudar a
otras cuando se comparten.

Esto lo aprendí gratamente a través de mis andanzas formándome en diversas terapias.

Recuerdo al primer taller de Constelaciones Familiares al que acudí. Siempre he sido muy
observadora y eso es lo que hacía antes de entrar, observaba y escuchaba los comentarios. La
gente traía sus propios juicios, (me incluyo) es algo muy común; que si esta es una hippie de
esas que no pega chapa, que si la otra una pija estirada… y tantos otros juicios y etiquetas que
nos ponemos unos a otros tan libremente.

Cuando acababa la sesión y nos íbamos a casa, la cosa había cambiado sustancialmente.
Habíamos expuesto ante todas esas personas nuestras mayores vulnerabilidades, nuestros
mayores secretos, vergüenzas, inquietudes, dolores… En este círculo, salía todo a la luz.

La “hippie” (que a todo esto era abogada) que llamaba “estirada” a la señora vio, escuchó y
sintió el dolor de esta, pues había perdido a su hijo en un accidente de tráfico hacia unos
meses. Esa cara seria, ese “estiramiento”, esa conducta, tenía tras de sí un porqué. Esta chica
posteriormente compartió lo ocurrido y comentó que nunca se hubiese imaginado algo así.

Juzgamos, y juzgamos sin saber. “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

Esta experiencia cambió algo en mí. A partir de ese momento empecé a ver a la gente desde
otra perspectiva. Por lo general en vez de juzgar, imagino qué puede llevar a esa persona a ser
como es y comportarse como se comporta. Esto realmente cambia mi sentimiento hacia ella,
cuanto menos aplaca el juicio. En mi infancia y sobre todo en mi adolescencia, cuando he
querido destacar en algo, cuando me he mostrado, me he sentido atacada y sin la seguridad
suficiente como para hacer frente a ello. Esto me llevó a convertirme en una persona seria,
introvertida, poco comunicativa, que se lo llevaba todo hacia dentro, y era buena en ello, era
muy difícil para las personas saber qué sentía por dentro. ¿Quién lo diría ahora, verdad?

En estas etapas de mi vida no entendía que esto no venía de mí, no entendía que eran
Proyecciones de gente que no acepta esa parte suya, no sabe cómo sacarla hacia fuera para
sacarle el mayor partido o incluso la niegan completamente. A lo largo de más o menos 14
años, después de una gran crisis, he ido puliéndome, dándome forma, como Miguel Ángel con
sus obras, me he dado forma quitándome todo lo que sobra, pues como él muy bien dice; Todo
lo necesario ya está ahí dentro.

En estos momentos de mi Vida me siento una persona plena, íntegra, acepto mis virtudes
como mis defectos, con mis más y mis menos como todo el mundo pero plena, me siento billar
y más que nunca sé quién soy. Tengo un trabajo por vocación, que me apasiona, lo he
conseguido con mi esfuerzo, tengo unxs amigxs excepcionales a los que aprecio y me
aprecian, me siento segura y tantas otras muchas cosas que agradezco a la Vida y a mí misma
por haber conseguido llegar aquí después de tanto trabajo.

También ahora, más que nunca me doy cuenta de las ampollas que esto levanta a mi
alrededor; Mi estado despierta inseguridades, envidias, juicios, etiquetas, en conclusión;
Proyecciones. Vuelvo a recordar por un momento lo que sintió esa adolescente que yo era, que
pasó los cinco años de formación siendo acosada e insultada por ser la “empollona” de la clase
y decir lo que pensaba. Cinco años soportando lo que hoy llaman Bullying por no saber
defenderme de una manera constructiva. Aquí y ahora lo hago, expreso lo que no expresé y de
manera constructiva por si a alguien le sirve de algo, por si alguien ha pasado o está pasando
por situación similar.

Puede que a la gente a la que le mueve mi comportamiento de esta forma no se para a mirar
dentro de ellxs mismxs qué les pasa con estos aspectos. ¿Inseguridad?, ¿necesidad de
reconocimiento? o cualquier otro bloqueo que no les deja avanzar. No sé, cada palo que
aguante su vela. Lo necesitan, pues a buscarlo, que el “saco” del reconocimiento no se llena
solo. A currárselo como he hecho yo desde hace más de 14 años, que para eso se nos ha
dado la Vida para crecer como personas, como seres humanos, para evolucionar como
especie.

Esta ha sido mi mayor labor en todo este tiempo y sigue siéndolo; No gastar tanta energía
juzgando a los demás y utilizarla para darme forma, por dentro y por fuera. ¿Qué egoísta, eh?

Quería compartir la experiencia para todas esas personas que se sienten o se han sentido de forma
similar en algún momento de su vida y expresar aquí y ahora lo que esa niña/adolescente no supo
expresar en aquel momento. Ciertamente esto es lo que me ha llevado a ser finalmente, maestra y
terapeuta infantil y a amar mi profesión.

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