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Ficha 6
Una monografía es un informe escrito referente a un único tema. Esto significa que no es una
presentación panorámica de las ideas de un período o de una escuela filosófica, ni la exposición y
comentario de un sistema filosófico completo. Una monografía trata sobre una cuestión particular:
una idea, una tesis o un argumento. Para escribir una monografía es necesario evitar las
generalidades. La monografía debe tratar acerca de contenidos filosóficos desarrollados en la obra
de un autor, en particular, acerca de los argumentos presentados en textos filosóficos.
En segundo lugar debe advertirse que una monografía es un informe: no exige el desarrollo
de una interpretación novedosa y original de textos filosóficos. Quien redacta una monografía no
se propone presentar y demostrar sus propias ideas, sino algo mucho más elemental: exponer
clara y objetivamente ideas ajenas. Una buena monografía debería poder ser utilizada por futuros
lectores como bibliografía introductoria al tema en cuestión. Sin embargo, una monografía no es
un simple resumen: no consiste en la mera exposición sintética de aquello afirmado por el autor
que trabajamos, sino que debe analizar y discutir en forma pormenorizada los textos fuentes a los
que remite, y enriquecer el tratamiento del tema a través del comentario de bibliografía
secundaria de carácter específico.
El tema debe ser acotado (claramente delimitado) y debe resultar acorde a la extensión de
un texto monográfico. Conviene, pues, evitar temas cuyo tratamiento exhaustivo exigiría, en razón
de su complejidad, un desarrollo demasiado extenso. Es frecuente que el tema que escogemos
como punto de partida para el desarrollo de un texto monográfico resulte vago o poco preciso, y
deba ser traducido entonces a un problema concreto de investigación (construcción del “objeto”).
Para ello puede ser útil la lectura del material bibliográfico disponible acerca del tema elegido.
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DEBEMOS RESPONDER?)
La exposición de los temas secundarios (o subtemas) en el desarrollo del trabajo debe seguir
una secuencia lógica, ya que de ello dependerá la estructura, la coherencia y la consistencia del
texto monográfico. Es por ello que conviene realizar un esquema (un índice provisorio) que permita
contar con una idea clara de la secuencia temática que va a ser desarrollada, antes de comenzar la
redacción de la monografía. La elaboración del esquema puede realizarse paralelamente a la
lectura y análisis de las fuentes, ya que es a partir de dicha lectura que se irán reconociendo los
aspectos parciales implicados en el tema que se desea desarrollar.
Una vez elegido el tema, es necesario recabar información en las fuentes primarias y
secundarias. Las fuentes primarias son las obras escritas por los filósofos; las fuentes secundarias
son los comentarios y estudios críticos sobre esas obras, escritos por especialistas. Los índices
bibliográficos que aparecen en los manuales y en los estudios críticos (en la Bibliografía final)
pueden brindar una primera indicación de cuáles son las obras que deberían consultarse para un
estudio exhaustivo tema elegido. Además, las buenas ediciones y traducciones de las fuentes
contienen, por lo general, una bibliografía básica sobre el autor.
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La monografía debe realizarse atendiendo sobre todo al contenido de las fuentes primarias.
Los comentarios, los estudios críticos y los manuales resultan útiles como apoyo para el análisis e
interpretación de las fuentes, pero su lectura no sustituye el trabajo directo con las mismas. Para
escribir una monografía no es indispensable consultar las opiniones de muchos comentaristas
pero sí es imprescindible una lectura rigurosa de las fuentes primarias.
Puede ser útil subrayar el texto fuente con diversos colores para señalar el tratamiento de
determinados temas, o utilizar íconos, a fin de poder ubicar luego los temas con mayor facilidad,
sin necesidad de releer el texto completo. Las técnicas para el registro de la información que se
recaban no sólo facilitan el trabajo de investigación, sino asimismo la redacción final de la
monografía.
Para ordenar el trabajo de lectura y análisis de los textos, puede ser conveniente comenzar
por la lectura de algún estudio crítico general (a fin de familiarizarse con el tema que se va a
estudiar, y conocer los distintos aspectos implicados en dicho tema). En segundo lugar, puede
realizarse una lectura pormenorizada y cuidadosa de las fuentes que van a ser analizadas en el
trabajo. En tercer lugar, pueden abordarse los estudios críticos específicos (artículos y libros
especializados sobre los temas que van a ser tratados).
• para dar apoyo a la interpretación que proponemos (indicando qué intérpretes coinciden
con la interpretación que sugerimos)
• para discutir interpretaciones con las que no acordamos
• para informar al lector acerca de textos en los que puede hallar un tratamiento más amplio
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Para alcanzar un ORDEN LÓGICO DE LOS SUBTEMAS es fundamental que los presupuestos y las
premisas sean explicitadas antes que las conclusiones, es decir, que vayamos exponiendo las
diversas cuestiones de manera tal que no se establezcan conclusiones arbitrarias (que no se sigan
de lo que ha sido anteriormente explicitado). La lectura de artículos filosóficos publicados en
revistas filosóficas especializadas puede darnos una idea aproximada del tipo de coherencia
estructural que debe tener un buen texto monográfico.
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5) REGISTRO DE LA INFORMACIÓN
6) REDACCIÓN
La elaboración del esquema y del bosquejo permite ordenar los contenidos. Ahora se trata
de comunicarlos al lector. Debe tenerse en cuenta que el lector de la monografía no es sólo el
profesor que la evalúa sino también TODO POSIBLE INTERESADO. Por eso, al escribirla, es conveniente
tener en mente a un lector hipotético que DESCONOCE POR COMPLETO EL TEMA TRATADO y que debería
poder aproximarse al tema en cuestión a través de nuestro escrito monográfico. Este lector ideal
nos obliga a ser CLAROS, EXPLÍCITOS Y ORDENADOS en la redacción del trabajo (a no presuponer
información; a explicitar claramente los objetivos del texto y la conexión entre los temas
abordados, etc.).
Una de las estrategias más útiles para lograr un texto claro es definir los conceptos
importantes que se utilizan; para esto puede recurrirse a la/s definición/es proporcionadas por el
filósofo cuyas ideas examinamos en la monografía o, en caso de que éste no haya proporcionado
una definición calara del concepto en cuestión, podemos intentar elaborar una definición propia, a
partir de nuestro análisis del texto fuente. Cuando utilizamos conceptos que se presta a confusión
–ya que han sido utilizados en sentido muy diversos por el autor que trabajamos, o han sido
concebidos de diversas maneras en la tradición filosófica–, conviene aclarar en qué sentido
estamos utilizando ese concepto (esta aclaración puede hacerse en una nota a pie de página).
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No es necesario que los diversos capítulos sean redactados siguiendo el orden que figura en
el índice: si por alguna razón preferimos iniciar la redacción por alguna parte intermedia, el
esquema elaborado nos permitirá saber qué temas se han desarrollado ya (hipotéticamente),
temas cuyo análisis puede darse por supuesto en la redacción de la parte o el capítulo que
estamos redactando.
La claridad en la expresión escrita es una meta que sólo se alcanza mediante la ejercitación
constante. La aplicación de reglas estilísticas no es suficiente para lograrla. Sin embargo, hay
algunos consejos que pueden ser útiles: deben evitarse, en lo posible, expresiones ambiguas o
metafóricas (el objetivo es que el lector comprenda claramente qué queremos decir y por qué lo
decimos). Es conveniente evitar las oraciones demasiado extensas (con más de una subordinada) a
fin de que el texto pueda ser leído con facilidad (la idea es que el lector pueda seguir el hilo de la
exposición sin necesidad de relecturas constantes).
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7) ESTRUCTURA FORMAL
La monografía debe tener una ESTRUCTURA FORMAL compuesta de: título, autor, índice,
introducción, desarrollo, conclusión y bibliografía:
A) TÍTULO
El título (y el subtítulo, si lo hubiese) debe reflejar de la manera más fiel posible el contenido
temático del trabajo monográfico: al establecer el título nos comprometemos, ante el lector, a
desarrollar el tema que se está indicando (y no otro tema cualquiera). Si el título que se elige es
demasiado general, conviene añadir un subtítulo con indicaciones más específicas.
B) ÍNDICE
Ejemplo:
INTRODUCCIÓN / 1
CONCLUSIONES / 125
BIBLIOGRAFÍA /130
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C) INTRODUCCIÓN
D) DESARROLLO
E) CONCLUSIÓN
La conclusión debe contener las afirmaciones más relevantes que se siguen del desarrollo.
Estas afirmaciones no deben aparecer aisladas en la conclusión, sino que debe explicitarse su
conexión lógica.
En lo que concierne al estilo de redacción, el lector debe poder identificar, sin esfuerzo
alguno, el sujeto, el verbo y los complementos de cada frase. Con ese fin, es conveniente usar
oraciones breves, unidas por punto seguido. Las oraciones largas y compuestas por muchas
subordinadas siempre pueden ser desmenuzadas en una sucesión de oraciones simples (de esta
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sencilla modificación sintáctica resulta, por lo general, un texto más claro y comprensible).
Conviene no conformarse con la primera versión del texto. El estilo de un texto académico siempre
puede ser corregido y mejorado en múltiples detalles que se van advirtiendo mediante sucesivas
lecturas.
F) BIBLIOGRAFÍA
El último apartado de la monografía es la Bibliografía. La misma consiste en una lista de
todos los libros, capítulos y artículos citados en las notas. Conviene separar las fuentes de la
bibliografía secundaria: las fuentes correspondientes a un mismo autor se ordenan
cronológicamente; la bibliografía secundaria se ordena alfabéticamente. Las referencias
bibliográficas deben ser completas. En el caso de los libros, debe consignarse: apellido y nombre
del autor, título, traductor, lugar de edición, editorial y año de edición En el caso de los artículos, se
indican los datos a los que nos hemos referido en el apartado anterior, y se detallan las páginas
que abarca el artículo completo.
En la Bibliografía final debe incluirse sólo los textos que han sido citados o a los que se ha
hecho referencia explícita en el desarrollo del trabajo (si se ha leído un texto, pero no se lo ha
mencionado ni se ha hecho uso de él en el desarrollo del trabajo, entonces no debe incluírselo en
la Bibliografía).
8) NOTAS Y CITAS
A) NOTAS
Las notas deben estar numeradas de manera sucesiva y pueden estar ubicadas al pie de
página o en un apartado especial titulado: Notas (ubicado entre la conclusión y la bibliografía). Se
utilizan:
• para indicar el origen de las citas (es decir, las referencias bibliográficas exactas
correspondientes a un pasaje citado)
• para indicar bibliografía de consulta acerca de un tema al que hacemos referencia
• para introducir citas de refuerzo que no se hacen en el texto principal
• para hacer comentarios al texto principal o ampliar lo que en él se afirma sin necesidad de
interrumpir el hilo argumental del mismo
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• para responder a posibles objeciones respecto de lo que se está afirmando (en el texto
principal)
• para ofrecer al lector la versión en idioma original de los textos que se citan en traducción
española (o, a la inversa, para ofrecer la traducción española, si el pasaje se cita en idioma
original en el cuerpo del texto).
• para hacer explícita alguna “deuda” (es decir, para aclarar que la interpretación que
proponemos respecto de cierta cuestión se basa en la interpretación desarrollada por tal
autor, en tal libro, etc.,).
B) CITAS:
La monografía no debe ser una sucesión arbitraria de citas inconexas. Hay que citar sólo
cuando resulta conveniente (se cita un pasaje para luego analizarlo pormenorizadamente o porque
el mismo sirve como prueba de lo que se está afirmando).
• Las citas deben reproducir los pasajes de manera literal (exactamente tal como se
encuentran en el texto citado).
• El texto o pasaje citado va entre comillas (y sin cursivas). Cuando se cita un texto que
incluye en sí alguna frase entrecomillada, se utilizan las comillas simples para esta frase.
Ejemplo:
“Todo objeto que se nos presenta como ‘objeto de una experiencia posible’ se halla
necesariamente sujeto al principio de causalidad”
• Si el texto citado contiene errores, se reproducen tal como figuran en el original y a
continuación se indica: (sic).
• Si se desea intercalar una aclaración u observación personal en el texto citado, ésta debe
estar entre corchetes.
• Los puntos suspensivos entre corchetes, dentro de una cita, significan que se ha eliminado
parte del texto en la cita.
• Las citas no deben ser muy extensas. Si exceden la media carilla, es conveniente
seccionarlas y comentarlas por partes (o parafrasear en vez de citar, indicando en nota la
referencia bibliográfica correspondiente, antecedida por: véase, vid., cf.).
• Si la cita tiene hasta de cuatro renglones debe ir entre comillas en el cuerpo del texto (con
caja normal). Si excede los cuatro renglones, debe ir en un párrafo a parte, con una caja
menor y con letra de un tamaño menor.
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Ejemplos:
Cita cuya extensión no supera los cuatro renglones:
“Si, pues, todo ocurre según meras leyes de la naturaleza, no hay nunca más que un comienzo subalterno,
nunca un primer comienzo y, así pues, en general, no hay integridad en la serie por el lado de las causas,
engendrándose unas a otras. Ahora bien, la ley de la naturaleza consiste precisamente en que nada ocurre sin
causa suficiente determinada a priori. Así pues, la proposición de que toda causalidad sólo es posible según
leyes naturales, se contradice a sí misma, en su universalidad ilimitada; y esa causalidad no puede por tanto
admitirse como única” (A 446/B 474).
• Al final de cada cita debe ir un número que remite a una nota. Este número puede estar
luego de las comillas que cierran la cita (es decir, entre las comillas y el signo de
puntuación), o bien luego del signo de puntuación (en todo caso, no importa tanto el
criterio que se siga como la constancia en su aplicación). En las notas (a pie de página, o al
final del texto), se consignan las referencias bibliográficas del texto citado. Las notas a pie
de página son preferibles a las notas al final del texto, ya que en ese caso es más sencillo
para el lector ubicar las referencias correspondientes.
No todos los textos (libros, artículos, artículos en formato digital, libros colectivos) se citan del
mismo modo. A continuación se indican ejemplos:
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En la Bibliografía final se consignan las páginas del artículo completo. En la referencia que
se hace nota cuando se cita al artículo, se consigna la página en la que aparece el pasaje
citado.
Ejemplo:
Allison, H. E., “Practical and Transcendental Freedom in the Critique of Pure Reason”,
Kant-Studien, nº 73: 3, 1982, p. 271.
e) LOS ARTÍCULOS INCLUIDOS EN PUBLICACIONES DIGITALES se citan al igual que un artículo de una
revista, pero se aclara a continuación la dirección de la página web correspondiente a la
publicación digital y la fecha en la que ha sido consultada la página.
- Si un mismo texto se cita varias veces (en notas sucesivas o discontinuas) a partir de la segunda
vez se indica sólo: Apellido y Nombre del autor, op.cit., p. (número de página correspondiente al
pasaje citado).
Ejemplo:
Kant, Immanuel, op. cit., p. .......
(las abreviaturas en latín op. cit., ibid., vid., van en cursivas).
- Si se citan varias obras de un mismo autor en notas discontinuas no debe usarse op. cit. (ya que el
lector no podría saber a cuál de estas obras nos estamos refiriendo). En ese caso, debe consignarse
el Apellido y Nombre del autor, el título del libro (que puede estar abreviado), y el número de
páginas correspondientes.
Ejemplo:
Supongamos que se han citado ya dos obras de un mismo autor:
Kant, Immanuel, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, traducción de Manuel García
Morente, México, Porrúa, 2003, p. 34.
Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, traducción de Mario Caimi, Buenos Aires, Colihue, 2007.
Si volvemos a citar una de estas obras, se indica el Apellido y el Nombre del autor, el título de la obra
(que puede abreviarse) y el número de página (es decir, que no se reiteran todos los datos que
figuran entre el título del libro y el número de página: traductor, lugar, editorial).
Kant, Immanuel, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, p. 56.
Kant, Immanuel, Fundamentación..., p. 56.
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-También pueden utilizarse siglas para hacer referencia a las obras que citamos de manera
recurrente.
Ejemplo:
Kant, Immanuel, KrV, p.
- Debe tenerse en cuenta que, en ciertos casos, no suele citarse la paginación correspondiente a la
edición española que citamos, sino que se cita la paginación de la edición canónica (en tal caso es
conveniente atenerse al sistema de uso convencional).
Ejemplo:
Kant, Immanuel, A 123 / B 134.
-En CITAS SUCESIVAS que corresponden a la misma página del texto anteriormente citado se indica
ibid. (sin necesidad de reiterar el nombre del autor ni el nombre del libro).
-En lo posible, deben evitarse las citas de segunda mano (por ejemplo: citar un texto de Wolf
citado en un texto de Allison). Si no queda más remedio (porque la cita es importante y no
contamos con el texto original), entonces se consignan los datos originales del texto citado –en
nuestro ejemplo, del texto de Wolf- que pueden ser hallados en la bibliografía final del texto de
Allison, y a continuación se indica, “citado en”: y se consignan los datos correspondientes al texto
de Allison y el número de página en que Allison cita a Wolf).
-Cuando no hacemos una cita textual, sino que explicamos con términos propios lo que el autor ha
expresado, se trata de una paráfrasis. En este caso, debe indicarse en una nota a pie de página el
texto y la página en la que el autor expresa la idea a la que nos referimos (a fin de que el lector
pueda verificar, si lo desea, la exactitud de aquello que afirmamos); en la nota correspondiente,
debe utilizar alguna de estas abreviaturas: véase, vid., cf. o cfr. A continuación se consignan todos
los datos correspondientes al texto parafraseado.
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-En general, conviene evitar las abreviaturas, aunque algunas se utilizan con frecuencia. A
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sic. así (se utiliza cuando asumimos que hay un error en el texto que citamos)
t. tomo
vol. volumen
trad. traducción (también: traductor)
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