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La Prueba Indiciaria

Si bien no se puede decirse que la prueba indiciaria está plasmada en el Código


Procesal Penal como una de las clases de prueba, esto no le quita su valor como
tal, y por tanto la prueba indiciaria vendría a ser una herramienta implícita que
se será de utilidad para resolver un proceso.

La prueba indiciaria es aquella caracterizada por el hecho de que su objeto no


es directamente el objeto final de la prueba, sino otro intermedio que permite
llegar a éste a través de una regla de experiencia fundada en que usualmente la
realización del hecho base comporta la de la consecuencia (STCE 220/1998, FJ
4). Entonces también diríamos que es la actividad intelectual de inferencia
realizada por el juzgador, mediante la cual partiendo de una afirmación base
(conjunto de indicios) llega a una afirmación consecuencia (hipótesis probada),
distinta de la primera, a través de un enlace causal y lógico existente entre ambas
afirmaciones, integrado por las máximas de experiencia y las reglas de la lógica.

Con respecto a la motivación, se puede encontrar la justificación interna,


entendida como el paso de las premisas a la conclusión y en la que, además, se
controla la validez formal de la inferencia y su grado de conclusividad. La
justificación externa es la justificación de las propias premisas, es decir de los
indicios y de los medios de prueba de los cuales se han obtenido. Si las premisas
son falsas entonces el razonamiento inferencial no podrá aceptarse.

Para la prueba indiciaria la convicción es irrelevante, lo importante es el resultado


de las pruebas practicadas con todas las garantías. La diferencia entre prueba
directa y prueba indiciaria es que la primera trata sobre el hecho principal (el
hecho a probar y el objeto de la prueba coinciden); la segunda trata sobre el
hecho accesorio o secundario (el hecho a probar y el objeto de la prueba no
coinciden). La prueba indiciaria se construye sobre la base de un razonamiento
inferencial, pero no todo razonamiento inferencial es una prueba indiciaria.

Las posturas de la doctrina en relación a la prueba indiciaria son:

Mixan Mass: La inferencia inductiva puede darse por enumeración,


coligación, inducción matemática, reconstrucción, recurrencia, por inducción
incompleta, por muestreo, inducción estadística, concordancia, etc.
García Cavero: La prueba del indicio, por sí misma, no prueba el hecho
penalmente relevante, por lo que el aporte probatorio respecto del objeto del
proceso se da propiamente con el razonamiento deductivo, respaldado en
una ley científica, una regla de la lógica o una máxima de la experiencia.

Rosas Castañeda: Entre los indicios y la conclusión debe existir una


correlación que descarte toda irracionalidad en el proceso deductivo, el juicio
de inferencia no debe ser arbitrario o absurdo, sino coherente y según las
normas del criterio humano.

Talavera Elguera: El art. 158.3.b) exige que la inferencia esté basada en las
reglas de la lógica, la ciencia o la experiencia (común).

Ramos Heredia: Para ser valorado con eficacia probatoria, como prueba
indirecta o indiciaria, se requiere que el indicio conduzca al reconocimiento
de dos hechos, uno comprobado (dato objetivo) y el otro no manifestado
aún(dato por conocer), que se trata de demostrar mediante el razonamiento
lógico, pudiéndose clasificar en indicios anteriores, concomitantes y
posteriores al hecho delictivo objeto de la investigación, relacionados con el
objeto de prueba.

Lopez Espinoza: En los argumentos inductivos, extraemos una premisa de


carácter general a partir del examen de una serie limitada de supuestos
particulares, de manera que la conclusión siempre va más allá de las
premisas. En una inducción siempre hay un “salto” de las premisas a la
conclusión, por lo que la verdad de unas no nos garantiza la verdad de la
otra.

Finalmente, según la jurisprudencia peruana, para que la conclusión


incriminatoria obtenida por prueba indiciaría pueda ser válida es necesario:

Que los hechos-base sean varios y viertan sobre el hecho objeto de


imputación, deben reforzarse entre sí y ser periféricos o concomitantes con
el hecho a probar.

Que los indicios estén probatoriamente bien y definitivamente acreditados.


Que la inferencia sea racional, fundada en máximas de experiencia fiables,
entre los hechos indicadores y su consecuencia el enlace debe ser preciso y
directo.

Que cuente con motivación suficiente sobre las grandes líneas que lo
condujeron a la deducción conforme al artículo 158.3 del Código Procesal
Penal. Debe exteriorizar los hechos que están acreditados, o indicios, y sobre
todo explicitar el razonamiento lógico entre el hecho base y el hecho
consecuencia

Que este razonamiento esté asentado en las reglas del criterio humano o en
las reglas de experiencia común o en una comprensión razonable de la
realidad normalmente vivida y apreciada conforme a los criterios colectivos
vigentes.

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