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La palabra transicional se encuentra en el centro de debate moral en el país.

La
sola palabra parece indicarnos movimiento, un desplazamiento de un lugar a
otro. Es por eso que nos resulte tan compleja entenderla cuando viene ligada a
la palabra justicia, porque «justicia» parece hacernos imaginar algo inmóvil. Por
eso, que a primera vista la frase adjetivada resulte algo que conmociona no es
difícil entender. Pero, habiendo hecho esta introducción conviene explicar lo
expuesto en la clase pasada por el investigador Camilo Morales, en donde, de
manera bastante locuaz nos dio una lección de historia jurídica sobre el tema
complejo de lo que es y de cómo ha sido una justicia alternativa (con todo lo que
esto implica: una alternativa penal, procesal, etc.) en el país. En primer lugar,
empecemos por la ontología del concepto: ¿qué es la justicia transicional?
Morales nos da una explicación en donde se aseguró de no omitir lo esencial en
la definición: la justicia transicional es una justicia variable, proporcional a su
contexto jurídico nacional propio que, como fin, busca transformar circunstancias
políticas. Así al menos, parece definirla la doctrina internacional, aunque, por ser
una justicia con una justiciabilidad especial es imposible encontrar una doctrina
única y universalmente válida de la justicia transicional. A pesar de todo, sí hay
algo en lo que también puede coincidirse dentro de la naturaleza de la justicia
transicional: las víctimas son la prioridad, las víctimas y su reparación, además
del derecho a la paz. No parece nada novedoso, teniendo en cuenta que el
derecho penal liberal nace inspirado en la defensa de las víctimas perjudicadas
por alguna lesión a sus bienes jurídicos, pero, con la sola mención de la paz
como búsqueda teleológica, su concepto se acerca a la idea de que la justicia no
puede desconocer un ambiente político, y que la negación de lo político dentro
de la justicia puede perjudicar derechos fundamentales como el de la paz. Pero,
es necesario hacer un énfasis de la entrada de esa novedosa alternatividad
punitiva en Colombia tiene matices que no pueden desestimarse. Según lo
expuesto en clase a partir de promulgaciones como la ley 975 del año 2005 que
luego sería reformada por la ley 1592 del año 2012, podemos encontrar esas
nuevas maneras de justicia contextual. Pero, estudiadas ante el examen de la
revisión crítica, parece que han sido ridículamente ineficaces en lo que se refiere
a su finalidad: reparar víctimas.
Si bien es cierto, los procesos penales han sido efectivos, el fin del sistema ha
tenido falencias dicientes. Haciendo un análisis cuantitativo y cualitativo Flores
nos advirtió en clase sobre las deficiencias en temas de reparación, deficiencias
medidas en términos de grado.

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