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Cómo hacer un generador eólico casero

Pasos
1. Lo primero que debes hacer es coger la tubería de PVC y la cortas en cuatro
partes que sean iguales.
2. Una vez que la tubería de PVC se ha dividido en 4 partes iguales y en secciones
idénticas, colocamos el tornillo en el centro de la placa de aluminio, taladrando
adecuadamente con la broca.
3. Una vez que se fija el tornillo, podemos ajustar la placa a un rodamiento de bolas
incrustado en una estructura de soporte que actuará como un eje para nuestra turbina.
4. Dentro de la placa también colocaremos las cuchillas cortadas previamente a partir
del tubo.
5. Para conectar el motor al tornillo giratorio fijado en la placa, puedes usar una pieza
de tubería (similar a la de las bombas de jardín), extremadamente flexible y resistente, y
por lo tanto capaz de girar la placa.

Con esto habrás construido tu propio generador eólico casero. Sólo te quedará
entonces probarlo; para ello lo mejor que puedes hacer es ubicar un lugar adyacente a tu casa o
su propio jardín donde creas que puedes colocar tu construcción.
Debes tenerse en cuenta la velocidad media del viento, que debería estar entre 40 y 50 km /
h, valorando que bajo estos parámetros la eficiencia del generador sería nula. Por lo tanto, es
necesario evaluar la presencia de obstáculos naturales o artificiales que podrían interferir
con el funcionamiento de tu generador. Una vez lo hayas clavado, o lo sujetas con la mano para
esa primera comprobación, verás como las aspas creadas con el tubo de PVC comienzan a girar
con fuerza en cuanto sople el viento.
Palo Volador
El Palo Volador es una danza mesoamericana, que se realiza en demanda de lluvia y
fertilidad de los suelos (Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala 2004).
Antes de cortar el árbol, del cual proviene el eje o palo en torno al cual giran los
danzantes, se realizan ciertos rituales preparatorios, consistentes en abstinencia sexual,
ayuno y libaciones (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En la parte superior del palo se coloca una armazón giratoria, de cuyas esquinas se
desprenden cuatro cuerdas que sirven para atar, de los pies, a los bailarines, quienes
se lanzan al vacio y van descendiendo, dando vueltas alrededor del palo, engalanados
con plumas y máscaras que representan aves, chalchigüis, monedas y cascabeles con
ayacastles sonoros -chinchines y maracas- (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
El jefe de la danza, llamado El Mico, es el primero en subir al palo o mástil para dirigir,
desde arriba, el ritual, con toda suerte de monerías. Luego lo hacen los bailarines,
quienes, después de atarse la cuerda a la cintura, se dejan caer con los brazos
extendidos y las piernas enlazadas a la cuerda, en un descenso circular en el que las
vueltas se van ensanchando (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Abajo, la danza es acompañada con el tun o teponaxtli, flautas y caracoles. Esta
ceremonia se practica todavía en Chichicastenango, en Joyabaj y Cubulco,
en Guatemala, y en algunos lugares del sur de México. Francisco Antonio de
Fuentes y Guzmán fue el primer cronista colonial que se refirió a ella detalladamente.
Con posterioridad, Rafael Landívar la describió en Rusticatio Mexicana (Diccionario
Histórico Biográfico, 2004).
En Joyabaj Quiché celebran este rito ancestral en honor a la Virgen del Tránsito, patrona
del lugar. Desde lo más alto del tronco de aproximadamente 30 metros de altura,
descienden dos indígenas atados a los pies con lazos, en medio del sonido de la
marimba. El Popol Vuh registra el palo volador como una lucha en la que triunfa el bien
sobre el mal. Este rito fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la
Humanidad en 2010 (Cinco minutos, 2015).

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