Sei sulla pagina 1di 8

Esta semana, cuando el presidente del Consejo de Ministros,

Salvador del Solar, llegue a la provincia de Islay (Arequipa) para


instalar la mesa de diálogo en torno a Tía María, tendrá en frente
un escenario de oposición y resistencia al proyecto minero por parte
de un sector de la población.

A diferencia de hace cuatro años, cuando se promovió por última vez


el diálogo en el Valle de Tambo, el Ejecutivo tiene el tiempo en
contra para evitar un nuevo conflicto social, debido a que la zozobra
en Islay se reactivó tras el anuncio del inminente otorgamiento de la
licencia de construcción del proyecto.

► Arequipa: PCM instalará mesa de diálogo por proyecto


Tía María

Una muestra de ello ocurrió el pasado jueves 20 durante el paro de


24 horas en los distritos de Cocachacra, Deán Valdivia y Punta de
Bombón, ubicados en la zona de influencia directa de Tía María.
Unas mil personas acataron la protesta en rechazo a la posibilidad de
que el Gobierno entregue la licencia a la minera Southern Perú, ya
que el estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto vence el 1 de
agosto.

La mayor resistencia, que proviene de productores agrarios y


población en general, continúa bajo el mismo rótulo: el miedo a ser
excluidos del uso del agua subterránea necesaria para el riego de sus
cultivos, así como ante el riesgo de contaminación por la extracción
del cobre. El conflicto por la oposición a Tía María dejó, entre el
2011 y el 2015, siete personas muertas.

Pese a que se trata de un emporio productivo de la región, un gran


porcentaje de la población aún no tiene servicio de agua potable.
Además, el hecho de que durante estos años (y a pesar de los
esfuerzos) no se haya concretado la construcción de la represa de
Paltiture (para garantizar el agua en el valle) es otro de los pasivos
que deberá asumir el Ejecutivo al iniciar el diálogo.
Otro detalle importante para entender la resistencia a Tía María es
que por primera vez el gobernador regional de Arequipa se ha
opuesto directamente al proyecto. En marzo de este año, en una
actividad recordatoria de las protestas del 2015 en el Valle de
Tambo, Elmer Cáceres Llica declaró: “Tía María no va, y no va”.

Esta oposición es compartida por los seis alcaldes de la provincia de


Islay (incluidos los alcaldes de los tres distritos de influencia
directa), que firmaron un memorial en abril pasado para solicitar al
gobierno de Martín Vizcarra que no otorgue la licencia de
construcción.

—Diálogo a largo plazo—

Raúl Molina, viceministro de Gobernanza Territorial de la


Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), reconoce que se tuvo
que anticipar el proceso de diálogo en Tía María, sobre todo tras la
experiencia en Las Bambas (Apurímac), aunque sostiene que una
cosa es que el Gobierno otorgue la licencia a la empresa –en
cumplimiento de un proceso administrativo regulado por ley– y otro
que Southern Perú tenga la licencia social para iniciar operaciones.

“En esos términos estamos hablando tanto nosotros como la


empresa. Como ocurrió en el caso de Quellaveco [que atendió como
gobernador regional de Moquegua, el presidente Vizcarra], por más
que lograron la licencia de funcionamiento, tuvo que pasar un largo
período de diálogo territorial para que sea aceptado. Si tenemos que
recorrer un escenario similar en Tía María, habrá que hacerlo
porque lo peor es insistir en algo que la gente no entiende y no
considera como parte de su escenario”, sostuvo Molina.

El funcionario, quien está a cargo de abordar la conflictividad social


en el país, consideró que la instalación de esta mesa de diálogo es un
paso más en el proceso que han mantenido estos años los
ministerios de Agricultura y Riego y de Energía y Minas. Según su
versión, la PCM ha sostenido durante semanas comunicación directa
con las autoridades locales y regionales de Arequipa sobre Tía
María.

“Ahora lo que vienen son los detalles operativos para poner en


práctica un proceso de diálogo en el Valle de Tambo. Existe la
principal demanda de afianzar los recursos hídricos y desde hace
mucho tiempo está el proyecto de Paltiture. Pero no siempre los
proyectos están aislados de contextos más complejos y este está justo
en una zona de controversia limítrofe. No obstante, hemos logrado
sentarnos a trabajar una metodología”, dijo Molina.

Rolando Luque, adjunto en Conflictos Sociales de la Defensoría del


Pueblo, informó que de acuerdo con la información que los
representantes de la institución han recogido en el Valle de Tambo,
esta zona se mantiene como un escenario de riesgo latente.

“En el proceso del conflicto, la tendencia es la compactación de las


fuerzas sociales porque se identifican con una misma oposición.
Diría que las facciones del Estado han sido inexistentes, porque
cuando le preguntamos a la población si hubo un interés especial en
ellos, nos responden que no”, declaró Luque.

—Cambios en el equipo—

La posibilidad de un nuevo conflicto social en Tía María sucede en


medio de cambios en el equipo de gestión de conflictos de la PCM. El
lunes 17, se publicó en el diario oficial “El Peruano” la resolución de
cese del hasta entonces secretario de Gestión Social y Diálogo, José
Antonio Caro Meléndez, quien fue reeemplazado por José Miguel
Florez. Él estuvo a cargo de la gestión de conflictos desde el año
pasado y en la PCM desde junio del 2014. Caro ha sido una de las
caras más reconocibles en la gestión y abordaje de esta problemática
en la gestión pública desde el 2008. En su carta al jefe de la PCM,
señaló escuetamente que se va del cargo por motivos personales.

En diálogo con El Comercio, Caro evitó dar detalles de las razones de


su salida, pero resaltó que es importante que la institucionalidad a
cargo de los conflictos sociales priorice la metodología que se ha ido
aprendiendo durante años (la relación intercultural con las
comunidades) y se trabaje juntos el objetivo de desarrollo.

Fuentes de este Diario indicaron que entre los motivos de los


cambios en la PCM están las diferencias de enfoques del
viceministro Raúl Molina y del ex secretario José Antonio Caro.
Existe incertidumbre ante más cambios en el equipo, los que podrían
retrasar algunos avances en casos especialmente importantes, como
Las Bambas o en las cuatro cuencas de la Amazonía norte.

-Más datos-

El proyecto Tía María tiene un costo de US$1.400 millones. Según


Southern Perú, lo invertido hasta la fecha son US$334 millones.

El vicepresidente de Finanzas de Southern Perú, Raúl Jacob


Ruisanchez, declaró previamente que si obtienen la licencia, el
proyecto se iniciará cuando se considere adecuado, siempre en
coordinación con el Gobierno

Esta semana, cuando el presidente del Consejo de Ministros,


Salvador del Solar, llegue a la provincia de Islay (Arequipa) para
instalar la mesa de diálogo en torno a Tía María, tendrá en frente
un escenario de oposición y resistencia al proyecto minero por parte
de un sector de la población.

A diferencia de hace cuatro años, cuando se promovió por última vez


el diálogo en el Valle de Tambo, el Ejecutivo tiene el tiempo en
contra para evitar un nuevo conflicto social, debido a que la zozobra
en Islay se reactivó tras el anuncio del inminente otorgamiento de la
licencia de construcción del proyecto.

► Arequipa: PCM instalará mesa de diálogo por proyecto


Tía María

Una muestra de ello ocurrió el pasado jueves 20 durante el paro de


24 horas en los distritos de Cocachacra, Deán Valdivia y Punta de
Bombón, ubicados en la zona de influencia directa de Tía María.
Unas mil personas acataron la protesta en rechazo a la posibilidad de
que el Gobierno entregue la licencia a la minera Southern Perú, ya
que el estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto vence el 1 de
agosto.

La mayor resistencia, que proviene de productores agrarios y


población en general, continúa bajo el mismo rótulo: el miedo a ser
excluidos del uso del agua subterránea necesaria para el riego de sus
cultivos, así como ante el riesgo de contaminación por la extracción
del cobre. El conflicto por la oposición a Tía María dejó, entre el
2011 y el 2015, siete personas muertas.

Pese a que se trata de un emporio productivo de la región, un gran


porcentaje de la población aún no tiene servicio de agua potable.
Además, el hecho de que durante estos años (y a pesar de los
esfuerzos) no se haya concretado la construcción de la represa de
Paltiture (para garantizar el agua en el valle) es otro de los pasivos
que deberá asumir el Ejecutivo al iniciar el diálogo.

Otro detalle importante para entender la resistencia a Tía María es


que por primera vez el gobernador regional de Arequipa se ha
opuesto directamente al proyecto. En marzo de este año, en una
actividad recordatoria de las protestas del 2015 en el Valle de
Tambo, Elmer Cáceres Llica declaró: “Tía María no va, y no va”.

Esta oposición es compartida por los seis alcaldes de la provincia de


Islay (incluidos los alcaldes de los tres distritos de influencia
directa), que firmaron un memorial en abril pasado para solicitar al
gobierno de Martín Vizcarra que no otorgue la licencia de
construcción.

—Diálogo a largo plazo—

Raúl Molina, viceministro de Gobernanza Territorial de la


Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), reconoce que se tuvo
que anticipar el proceso de diálogo en Tía María, sobre todo tras la
experiencia en Las Bambas (Apurímac), aunque sostiene que una
cosa es que el Gobierno otorgue la licencia a la empresa –en
cumplimiento de un proceso administrativo regulado por ley– y otro
que Southern Perú tenga la licencia social para iniciar operaciones.

“En esos términos estamos hablando tanto nosotros como la


empresa. Como ocurrió en el caso de Quellaveco [que atendió como
gobernador regional de Moquegua, el presidente Vizcarra], por más
que lograron la licencia de funcionamiento, tuvo que pasar un largo
período de diálogo territorial para que sea aceptado. Si tenemos que
recorrer un escenario similar en Tía María, habrá que hacerlo
porque lo peor es insistir en algo que la gente no entiende y no
considera como parte de su escenario”, sostuvo Molina.

El funcionario, quien está a cargo de abordar la conflictividad social


en el país, consideró que la instalación de esta mesa de diálogo es un
paso más en el proceso que han mantenido estos años los
ministerios de Agricultura y Riego y de Energía y Minas. Según su
versión, la PCM ha sostenido durante semanas comunicación directa
con las autoridades locales y regionales de Arequipa sobre Tía
María.

“Ahora lo que vienen son los detalles operativos para poner en


práctica un proceso de diálogo en el Valle de Tambo. Existe la
principal demanda de afianzar los recursos hídricos y desde hace
mucho tiempo está el proyecto de Paltiture. Pero no siempre los
proyectos están aislados de contextos más complejos y este está justo
en una zona de controversia limítrofe. No obstante, hemos logrado
sentarnos a trabajar una metodología”, dijo Molina.

Rolando Luque, adjunto en Conflictos Sociales de la Defensoría del


Pueblo, informó que de acuerdo con la información que los
representantes de la institución han recogido en el Valle de Tambo,
esta zona se mantiene como un escenario de riesgo latente.

“En el proceso del conflicto, la tendencia es la compactación de las


fuerzas sociales porque se identifican con una misma oposición.
Diría que las facciones del Estado han sido inexistentes, porque
cuando le preguntamos a la población si hubo un interés especial en
ellos, nos responden que no”, declaró Luque.

—Cambios en el equipo—

La posibilidad de un nuevo conflicto social en Tía María sucede en


medio de cambios en el equipo de gestión de conflictos de la PCM. El
lunes 17, se publicó en el diario oficial “El Peruano” la resolución de
cese del hasta entonces secretario de Gestión Social y Diálogo, José
Antonio Caro Meléndez, quien fue reeemplazado por José Miguel
Florez. Él estuvo a cargo de la gestión de conflictos desde el año
pasado y en la PCM desde junio del 2014. Caro ha sido una de las
caras más reconocibles en la gestión y abordaje de esta problemática
en la gestión pública desde el 2008. En su carta al jefe de la PCM,
señaló escuetamente que se va del cargo por motivos personales.

En diálogo con El Comercio, Caro evitó dar detalles de las razones de


su salida, pero resaltó que es importante que la institucionalidad a
cargo de los conflictos sociales priorice la metodología que se ha ido
aprendiendo durante años (la relación intercultural con las
comunidades) y se trabaje juntos el objetivo de desarrollo.

Fuentes de este Diario indicaron que entre los motivos de los


cambios en la PCM están las diferencias de enfoques del
viceministro Raúl Molina y del ex secretario José Antonio Caro.
Existe incertidumbre ante más cambios en el equipo, los que podrían
retrasar algunos avances en casos especialmente importantes, como
Las Bambas o en las cuatro cuencas de la Amazonía norte.

-Más datos-

El proyecto Tía María tiene un costo de US$1.400 millones. Según


Southern Perú, lo invertido hasta la fecha son US$334 millones.

El vicepresidente de Finanzas de Southern Perú, Raúl Jacob


Ruisanchez, declaró previamente que si obtienen la licencia, el
proyecto se iniciará cuando se considere adecuado, siempre en
coordinación con el Gobierno

Potrebbero piacerti anche