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11.1.1. Definición
Un tic se define como un movimiento que afecta a uno o varios grupos de músculos,
involuntario, súbito, rápido, recurrente, no rítmico, estereotipado, espasmódico y
que aparentemente no persigue ningún propósito. Tienden a ser experimentados
como incontrolables, aunque pueden ser reprimidos durante un cierto periodo de
tiempo.
Son movimientos repentinos y breves que afectan a un solo grupo muscular o unos
pocos grupos musculares, como guiñar los ojos, fruncir la nariz, levantar los
hombros, sacudir el cuello.
Hablamos de tics motores simples clónicos cuando son muy breves y de tics
motores simples tónicos cuando se mantienen durante un pequeño periodo de
tiempo.
Son movimientos de mayor duración y más complejos que los anteriores, implicando
varios grupos musculares e incluyen gestos faciales, gestos relacionados con el
aseo, saltos, movimientos relacionados con tocar o manipular determinados objetos
o conductas autolesivas.
El trastorno de tics transitorios se define por la presencia de tics motores y/o vocales,
únicos o múltiples (Criterio A) que están presentes durante al menos un año dese
la aparición del primer tic (Criterio B). El trastorno comienza antes de los18 años de
edad (Criterio C), no puede ser explicado mejor por los efectos fisiológicos de una
sustancia o enfermedad médica (Criterio D) y nunca se han cumplido los criterios
diagnósticos del Trastorno de Gilles de la Tourette o del Trastorno de tics motores
o vocales persistente (Criterio E).
La CIE-10 (OMS, 1992) diferencia cuatro categorías: el trastorno por tics transitorios
(cuya duración no debe exceder los 12 meses), el trastorno crónico de tics motores
o vocales (en el que aparecen tics motores o vocales durante al menos 12 meses),
el síndrome de Gilles de la Tourette (donde aparecen tics motores y vocales
crónicos durante al menos 12 meses) y el trastorno por tics no especificado.
11.1.4. Epidemiología
Se estima que en torno al 18% de los niños presenta algún trastorno de tics a lo
largo de su vida (Mason, Banerjee, Eapen, Zeitlin y Robertson, 1998), siendo más
frecuentes en niños que en niñas (APA, 2002).
Los tics motores son más frecuentes que los tics vocales (Cohen, Riddle y Leckman,
1992).
11.2. Tricotiomanía
11.2.2. Epidemiología
11.3.2. Epidemiología
11.4. Onicofagia
11.4.2. Epidemiología
Es poco habitual que la onicofagia aparezca en niños menores de tres años, siendo
a partir de los seis años de edad cuando se alcanzan las mayores tasas de
prevalencia.
11.5. Etiología de los trastornos por tics y hábitos nerviosos
En la actualidad no se conocen con exactitud las causas de los trastornos por tics y
hábitos nerviosos (Bados, 1995; Miltenberger y Woods, 2001) y se han propuesto
hipótesis que implican causas genéticas, neuroanatómicas, neuroquímicas,
psicológicas, sociales y de tipo ambiental.
Las teorías conductuales más recientes señalan que los tics, al igual que el resto de
conductas, se mantienen por sus consecuencias. En este caso, aparecerían
determinadas consecuencias, tanto las derivadas por la propia realización de la
conducta, como consecuencias sociales, que mantendrían las conductas
problemáticas (Miltenberg y Woods, 2001; Roane, Piazza, Cercone y Grados,
2002).
El primer objetivo en la evaluación de los trastornos por tics y otros hábitos nerviosos
es descartar la existencia de un problema o alteración neurológica que pudiese
explicar el problema presentado.
Además, existen escalas para la evaluación específica de los tics. Entre las más
utilizadas están la Escala de Severidad del Síndrome de la Tourette (Shapiro,
Young, Feinberg, 1988), la Escala Global del Síndrome de la Tourette (Harcherick,
Leckman, Detlor y Cohen, 1984), la Escala de Severidad de Tics Motores y Vocales
de Hopkins (Walkup, Rosenberg, Brown y Singer, 1992) y la Escala de Severidad
Global de los Tics de Yale (Cohen, Bruun y Leckman, 1988).
Los neurolépticos son los fármacos más utilizados en el tratamiento de los tics,
como el Haloperidol (Haloperidol ®) y la Pimozida (Orap ®). Su uso sólo está
recomendado para aquellos casos en los que el trastorno provoca una importante
interferencia y repercusión en la vida de quien los padece, debido a los efectos
secundarios derivados del tratamiento y la habitual reaparición de los síntomas al
suspender la medicación.
También se han utilizado benzodiacepinas como el Clonazepam (Rivotril ®) y
fármacos antihipertensivos como la Clonidina (Catapresan ®) que presentan menos
efectos secundarios pero que se han mostrado menos eficaces en el tratamiento de
los tics.
Ponerse guantes.
Arrugar la nariz Apretar los labios.
Apretar el puño.
Onicofagia
Ponerse guantes.