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ALQUIMIA Y TAROT
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Contenido
Capítulo I
Buscando la Alquimia
Ante la pregunta ¿Qué es la Alquimia?, los manuales modernos señalan que se refiere a
diferentes dominios, entre los cuales habría que resaltar dos. El primero, la alquimia metálica
o arte práctico dedicado a la transmutación de los metales y la medicina universal; el segundo,
la alquimia mística, una sabiduría inmemorial centrada en la autoformación del iniciado para
abrir su espíritu a niveles insospechados de perfección, lo que le otorga el poder de influir
decisivamente sobre su entorno. La alquimia mística maneja una terminología con sentido
figurado y la expresión oro no se refiere a un metal sino al oro espiritual o estado puro del
ser. El propósito del alquimista es la purificación espiritual por la vía de metamorfosis
progresivas. Los metales viles son los deseos y las pasiones terrenales. La Piedra Filosofal es
el ser humano transformado por la transmutación mística, el logro de la perfección que cada
ser humano lleva dentro de sí.
A pesar de todos los estudios sobre la alquimia que se han realizado, jamás se ha podido
descubrir cuál era el método operativo comprensible para alcanzar la perfección espiritual o
iluminación. ¿Están los códigos absolutamente perdidos?. ¿Por qué ese estado numinoso y
todopoderoso está reservado sólo para algunos pocos desconocidos?. Llama la atención esa
ambigüedad y ese secretismo, si se hace la comparación con la alquimia oriental –sea taoísmo o
budismo chan o zen- donde el camino para conseguir el oro espiritual es posible hallarlo tanto
en los textos como en las enseñanzas de maestros y escuelas de espiritualidad que han
transmitido la tradición de una generación a otra.
La psicología junguiana ha hecho su propio análisis del proceso alquímico, considerándolo como
fruto, en un momento dado del desarrollo espiritual de la especie humana, de un proceso
intuitivo, capaz de desplegar una creatividad limitada por determinados arquetipos pero sin
poder llegar a conceptos científicos y, por tanto, no poder reproducir sino difícilmente las
mismas condiciones para llegar a iguales resultados. En otras palabras, el alquimista lograba
una conexión con el sí mismo y sus propios fantasmas interiores pero no conseguía una
conexión comprensiva del entorno que intentaba modificar y, por tanto, se lograría una
modificación espiritual o avance en el proceso de individuación antes que un producto concreto
o metálico.
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Partiendo de la base que el ser humano es una entidad integrada por cuerpo, alma y espíritu,
los alquimistas místicos piensan que estos principios pueden interactuar no sólo entre sí, sino
combinados con los elementos –agua, aire, tierra y fuego- y, además, con los astros. La
personalidad individual se construiría consciente o inconscientemente por la compleja
influencia de un binario (femenino-masculino), un ternario (tres principios), un cuaternario
(cuatro elementos) y un septenario (siete metales).
El valor simbólico de los tres principios se expresa en la personalidad humana a través del
ternario Espíritu-Alma-Cuerpo. El cuaternario o, lo que es lo mismo, los cuatro elementos,
también se hallan presentes y se expresan activamente en el ser humano.
La relación activa entre los cuatro elementos, los tres principios y los dos opuestos ha sido
denominada mito alquímico de la creación. La actividad del elemento fuego sobre el elemento
aire da origen al principio Azufre; la acción del aire sobre el elemento agua da origen al
principio Mercurio; y la acción del agua sobre el elemento tierra da origen al principio Sal.
Estas afirmaciones alquímicas fueron siendo un cuerpo teórico con el paso de los siglos y
toman este ordenamiento mediante una interpretación moderna esquemática de las opiniones a
veces confusas y contradictorias de los alquimistas. Sus afirmaciones descabelladas tienen
una racionalidad basada en la observación de la naturaleza a ojo desnudo. Es el caso de la
relación fuego-aire, dado que las sustancias combustibles entran en ignición sólo en presencia
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de oxígeno, componente del aire. Lo mismo ocurre con la relación aire-agua, debido a que sus
propiedades permiten que el aire se disuelva en el agua. En lo que respecta a la relación agua-
tierra, la actividad del agua sobre los solutos de la materia sólida es la que favorece el
movimiento de los iones y la formación de sales. En resumen, la espontánea dinámica de las
cuatro propiedades elementales genera el ternario azufre-mercurio-sal.
El ternario tiene su propia dialéctica dando origen al binario o dualidad. La combinación del
enérgico azufre con el sutil y pasivo mercurio es la causa de lo masculino y la combinación del
mercurio con la estable sal es la fuente de lo femenino, creándose así el antagonismo esencial
macho-hembra que existe en cada cosa o cada ser, lo cual para el alquimista es una ley
universal, dado que tanto lo biótico (animal, vegetal) como lo mineral tienen vida, la cual no es
sino la manifestación de dicha dialéctica interna.
El paciente y creativo estudio de los tratados de alquimia, condujo a C. Jung a verificar que
cuando el ser humano no puede encontrar una explicación plena, consciente y comprobable de
su entorno o de sí mismo, los espacios de carentes de un conocimiento efectivo son rellenados
con elementos que emergen del inconsciente, es decir, con símbolos que son proyectados por
los arquetipos hacia la mente y, por ésta, sobre la realidad externa y tenidos por el ser
humano como formando parte de dicha realidad. La presencia incesante de cierto componente
en la visión alquímica, el cuaternario, fue significativa para Jung, al haber comprobado
también en sus investigaciones sobre las visiones de sus pacientes, sueños, mitos, etc., que la
psique humana inconsciente tiende a relacionarse con el consciente a través de un cuaternario.
Por tanto, el cuaternario de los alquimistas representaba los elementos básicos sobre los
cuales se erige la conciencia y podía expresarse gráficamente como figuras geométricas o
mandalas.
La triple unidad
Los alquimistas pretendían superar todas las oposiciones, con el fin de llegar a la unidad, es
decir, a la perfección espiritual (oro del alma) y la perfección material (salud perfecta y larga
vida). Paulatinamente, llegaron a concebir la necesidad de superar tres nudos de
contradicciones: la unión mental; la unión de mente y cuerpo; y la unión con la totalidad.
El septenario
Entre los metales cabe primero mencionar al Oro, cuya representación astral es el Sol y su
símbolo divino es Apolo. Equivale al Espíritu, el primer principio. En la individualidad,
corresponde a la actividad intelectual, la mente o razón consciente, el estado de vigilia. La
Plata, corresponde a la Luna y la diosa Artemisa. Se trata del Alma, el segundo principio. En la
persona, corresponde al inconsciente, la intuición, la imaginación creativa. El Plomo se
representa por el planeta Saturno y por el dios del mismo nombre. Es el Cuerpo, el tercer
principio. En la persona corresponde a la masa biológica o cuerpo, la salud, la energía corporal.
El Fierro, se representa por el planeta Marte y por el dios Ares. Es fruto de la combinación
del Espíritu y el Cuerpo, es el Espíritu Corporal. En la individualidad corresponde a la energía
interior encaminada a un fin concreto, el trabajo, la pasión. El Estaño, es simbolizado por el
planeta Júpiter y su representación divina es Zeus. Es fruto de la combinación del Espíritu y
el Alma, es el Espíritu Anímico. Corresponde al uso consciente de la voluntad, la intención, la
memoria. El Cobre, se liga al planeta Venus y la diosa Afrodita. Es fruto de la combinación del
Alma y el Cuerpo, es el Alma Corporal. Corresponde a las emociones y sentimientos.
El centro de fusión del Espíritu (Oro) con el Alma (Plata) y el Cuerpo (Plomo) es considerado la
constitución del Cuerpo Etérico o nudo de la personalidad, asimilado al espíritu de Hermes
(Mercurio) y representado por el metal Azogue.
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Ahora bien, las interpenetraciones dinámicas de los siete metales son las que dan origen a las
variantes del ser humano medio, pues a partir del exceso o falta relativa de alguno de estos
siete se determinan los tipos de personalidades que se dan en la vida real. En definitiva,
teniendo como base la combinación activa de los tres principios, los cuatro elementos y los
siete metales podría levantarse una tipología de personalidades, en la cual es posible encasillar
a cada uno de nosotros. No sólo eso, pues llevando el modelo hasta las últimas consecuencias,
usando el método alquímico de la Gran Obra, se podría operar una psicoterapia dirigida al
propio adepto, para conducirlo al estado de armonía superior consigo mismo, la sociedad y el
cosmos. En otras palabras, fluir hacia la finalidad de las operaciones alquímicas, la conquista
del ideal de armonía que ningún ser concreto conseguiría realizar sino parcialmente.
Capítulo II
Entre los materiales disponibles actualmente –libros, tratados, ilustraciones- es posible hacer
un corte histórico, separando las producciones elaboradas por alquimistas europeos de los
siglos XIII al XVI. Nos referimos a “Compuesto de los Compuestos” atribuido a Alberto El
Grande (sacerdote católico alemán, 1193-1280), “Espejo de Alquimia” atribuido a Roger Bacon
(sacerdote católico inglés, 1214-1294), “La Clavícula” de Raimundo Lulio (sacerdote católico
español, 1235-1313), “Camino del Camino” de Arnaldo de Vilanova (médico católico francés,
1245-1313) y “El Tesoro de los Tesoros” de Paracelso (médico y astrólogo católico alemán,
1493-1543). Son personajes de gran formación intelectual, representativos de diversas
culturas europeas. Tienen a su haber numerosas obras entre las cuales están esos pequeños
tratados que representan la síntesis de su pensamiento alquímico. Uno de los elementos
comunes que se percibe en sus obras es la profunda fe en la religión cristiana. Sus
conocimientos estarían inspirados por la divinidad, aunque algunos de ellos, como Bacon,
confían también en la capacidad de la inteligencia humana. Todos expresan que desean develar
conocimientos hasta entonces mantenidos en secreto. Todos evidencian claro conocimiento de
compuestos y productos químicos conocidos en su época y perfectamente identificables para
un químico moderno. Se individualizan aparatos propios de laboratorio, técnicas diversas como
calentamiento, destilación, sublimación, solución, etc. Todos coinciden en describir la Gran
Obra Alquímica según sus principios, elementos, fases, colores, resultados. El objetivo es
nítidamente la preparación de los metales hacia la perfección, siendo oro y plata los más
perfectos. Queda muy en claro que hay un resultado intermediario: un elíxir que proyectado o
combinado en condiciones apropiadas con los metales impuros les comunica la pureza del oro o
de la plata, según sea el caso. Estos testimonios no presentan indicio alguno que la Gran Obra
pueda aplicarse al microcosmos humano, a menos que exista un lenguaje cifrado inalcanzable
para quien no sea experto. Ocasionalmente, cuando se llega a mencionar al ser humano se hace
como analogía para entender los procesos naturales. Sobre los pretendidos efectos del
proceso alquímico en la extensión de la vida humana, tampoco se encuentra expresión ninguna
que haga referencia a ello, con una excepción marginal en la cual se indica que uno de los
compuestos parciales tendría propiedades antisépticas.
Dada la estructura racional de las obras consultadas, que las hace alinearse un tanto con los
comienzos históricos del espíritu científico, de su lenguaje especializado que comprende
conceptos manejados sólo por los entendidos, por su publicación desprovista de imágenes
gráficas, etc. no hallamos en ellas nada que pudiera servir para activar la simbología como
fuente de desarrollo en el perfeccionamiento de la espiritualidad o como fuente de inspiración
oracular.
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El hermano Basilio Valentino era un hombre sabio en materia de química, como se diría hoy. Su
capacidad le llevó casi al punto de intuir la existencia del oxígeno y su importante papel en la
formación de las sustancias. Él lo consideraba el espíritu del Mercurio que se encuentra en el
origen de todos los metales, una especie de aire muy volátil que se activaba en presencia del
fuego. Se le atribuye un texto denominado “Las Doce Claves de la Filosofía”.
La obra de Mylius, Philosophia Reformata, se encuentra dividida en Series, cada una de las
cuales presenta Emblemas, que corresponden a figuras numeradas.
La gráfica y el número.
Los textos del siglo XVII que se ha escogido como ejemplos, otorgan gran importancia a la
gráfica, aportando variadas ilustraciones. Esto es llevado al extremo en algunos, como el
Mutus Liber, el cual está desarrollado solamente en imágenes. Presentan un lenguaje
especializado, por eso solamente los especialistas pueden entregar interpretaciones de su
contenido. Sin embargo, se hace notar que los propios investigadores entregan algunas
interpretaciones a título condicional, un “podría ser”. Los escritos y láminas no estarían para
nada destinados al grueso público y no tendrían ningún significado para quien no haya
compartido la experiencia alquímica exterior e interior.
El símbolo número se encuentra presente en todas las obras presentadas, incluso en el título,
sea éste original o sea aquél dado por tradición. Por ejemplo, “doce claves…”, “doce puertas…”
En las Doce Claves de la Filosofía, cada clave corresponde a una imagen y lleva aparejado un
capítulo con una explicación, aunque ¡vaya Ud. a entenderla!. La Philosophia Reformata de
Mylius presenta 3 series de ilustraciones, con un total de sesenta y seis grabados. El
Elementae Chemiae de Barchusen considera setenta y ocho ilustraciones, igual número que las
cartas del Tarot. El Mutus Liber dispone de 15 planchas representando cada etapa del
proceso general, cada una de ellas con escenas varias que, a su vez, representarían las sub
etapas del mismo, lo cual significa que el total de dibujos es aún mayor.
El tema de las obras gráficas es compartido entre los alquimistas del siglo XVII. Se presenta
la descripción por etapas de un proceso similar al considerado en los cinco tratados del grupo
anterior, cuyo resultado o producto es el mismo. Nótese que la alquimia se diferencia de la
química -entre varias otras características- en que la alquimia sólo tiene un objetivo, un
procedimiento y un resultado, pero el camino es incierto, paciente, repetitivo y a veces
decepcionante. La química tiene variados objetivos (orgánicos, inorgánicos, analíticos,
sintéticos, etc.), numerosos procedimientos y sus resultados pueden volver a obtenerse
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Algo que resulta asombroso en el proceso alquímico europeo, es que se tenga que dominar no
sólo un lenguaje sino una técnica material, conocer elementos minerales y sus compuestos,
disponer de un laboratorio y desarrollar ese diálogo interior para conseguir simultáneamente
la perfección interna y la del metal. Esto lo demuestra el conocimiento detallado de
alquimistas de las sustancias, aparatos y procedimientos químicos y metalúrgicos. Un
conocimiento libresco y erudito no habría conseguido ningún resultado. Ese estilo erudito, con
abundantes citas pero sin ningún aporte propio, es el que se nota en los libros de alquimia del
siglo XVIII en adelante. Ellos se basan en repetir lo que dicen los maestros de los siglos
anteriores y se delata un conocimiento abstracto y distante de la práctica de laboratorio.
La limitación de la Alquimia
De nuestro breve análisis se deduciría que es bien poco lo que se podría sacar mirando una y
otra vez las láminas de un tratado y, menos aún, sin conocer el significado de los elementos
gráficos y diagramas que las componen. En suma, dedicar tiempo a entenderlas no ayudará en
nada, ni a obtener metales preciosos, ni a perfeccionar el ser interior. Se necesitaría una
técnica adicional para que puedan prestar alguna utilidad. No me refiero a la lectura de los
tratados, sino a los grabados. Aquí está el verdadero tesoro: algunos alquimistas o los
editores inteligentes consiguieron que algún grabador pusiera el símbolo adecuado en una
figura específica. Sin embargo, falta algo, una técnica adicional para destilar el mensaje de la
simbólica plasmada en los grabados. Por eso cobraría importancia el arte de la cartomancia,
que sí fue y sigue siendo popular y masivo, transversal a todas las clases sociales y sobre el
cual vamos a dedicarnos en los capítulos siguientes.
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Capítulo III
El inicio y expansión del uso del Tarot parece ser algo anterior a la expansión de la literatura
alquímica con imágenes o planchas. Sin embargo, ambos, Tarot y Alquimia, coinciden
históricamente cuando hay una consolidación de la técnica de llevar la simbólica a una
expresión concreta masiva. Antes, el simbolismo se había expresado notoriamente en los
monumentos: templos, catedrales, palacios, tumbas o mausoleos, monumentos en plazas, etc.
Hay ahora un nuevo material: el papel; un nuevo formato: el libro; y una nueva técnica: la
imprenta.
La revolución de la imprenta
La alquimia se expresaba hacia los interesados a través del elemento libro, en códices escritos
a mano y, después, muy pronto, mediante impresos adornados con planchas de figuras
arquetípicas, muchas veces numeradas para dar la idea de un orden de prelación en las etapas
de un proceso. Todos los elementos del proceso se encuentran así atrapados en un formato
fijo: tanto las páginas del libro como la precedencia de las figuras en la cual el autor los ha
presentado. Con el advenimiento del Tarot, aparece un formato revolucionario: el de la carta o
estampa en miniatura en hojas sueltas acartonadas. De esta nueva forma se desprenden
nuevas posibilidades: se puede romper el esquema estricto en el cual las láminas vienen
ordenadas en un libro corriente y las estampas pueden adoptar un orden de aparición sea al
azar o sea a la voluntad del operador, haciendo el procedimiento ágil, entretenido, lúdico, o
sea, el esquema de un juego individual o colectivo. Además, el tarot se puede reproducir
independientemente de un texto, multiplicarse a través de la imprenta, venderse por
separado, en suma, extraerlo del círculo elitista y popularizarse.
Si bien los especialistas encuentran una relación entre cada símbolo o arcano del tarot y los
conceptos alquímicos, lo cual muchas veces aparece a los ojos del aficionado un esquema un
tanto forzado o incomprensible, no puede ignorarse que incluso parte de la gráfica de la
baraja y la gráfica de los textos alquímicos es bastante aproximada. Y lo anterior sería
quedarnos cortos, pues en algunos casos ¡hasta la numeración del tarot y la numeración de las
planchas alquímicas es la misma!.
El Emperador, el anciano Saturno –el plomo- con la hoz transformada en vara y el fuego
transformado en candela aparecería en la carta IX El Ermitaño. El lector puede hacer las
comparaciones en las figuras 08 a 10.
A la izquierda, Figura 08, Prima Clavis de B. Valentino (versión 1677) (fuente: hervedelboy); en segundo lugar,
Figura 09, La Emperatriz (fuente: Ediciones Orbis); en tercer lugar, Figura 10), El Emperador (fuente: Ediciones
Orbis); estos dos últimos del tarot de Marsella.
Notable es la similitud de una de las figuras de la obra alquímica La Fuga de Atalanta (M.
Maier, 1618) con el arcano El Ermitaño. La idea de búsqueda de la sabiduría interior o de las
huellas de nuestra contradicción íntima aparece reflejada en la gráfica, como se puede
apreciar en las figuras 11 y 12.
A la izquierda, Figura 11, Emblema 42 de Atalanta Fugiens (fragmento) (fuente: wikipediafrag); a la derecha,
Figura 12, el Ermitaño (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis)
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El matrimonio alquímico
A la izquierda, Figura 13, VI Clave del Hermano Basilio (versión 1677) (fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura
14, la carta VI del tarot Los Enamorados o El Matrimonio (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).
La Clave XI del Frater Basilio muestra dos leones devorándose mutuamente, ambos siendo
dominados por sendas amazonas. Recordemos que se ha interpretado como la representación
de un cambio de estado de sustancias: de lo amorfo a lo cristalino. El número de la clave, el
XI, es el mismo que la carta XI La Fuerza. En esta última habría una reducción a sólo un león y
una sola dama que le controla. Observemos, al respecto, las Figuras 15 y 16.
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A la izquierda, Figura 15, Clave XI del Hermano Basilio (versión 1677) (fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura
16, la carta XI del tarot La Fuerza (versión del Tarot de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).
El alquimista es un mago
A la izquierda, Figura 17, Clave XII del Hermano Basilio (versión 1677) (fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura
18, la carta del tarot El Mago (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).
En el Emblema XX (segunda serie) de la Philosophia Reformata aparece una figura central –el
Rey o la materia coronada- emergiendo de las profundidades. La gráfica y la idea son similares
en la Clave Octava de B. Valentino. Sería la resurrección de la materia reapareciendo bajo una
forma prístina, definida, químicamente cristalina. La resurrección es utilizada frecuentemente
en los tratados alquímicos y existen numerosas versiones gráficas de esta etapa del proceso.
El número del Emblema, el XX, es el mismo de la carta XX El Juicio. En ésta, el renacido es
rodeado por los opuestos masculino y femenino al momento de emerger. El cuadro se completa
en la parte superior con un ángel que anuncia el triunfo mediante una trompeta. Atrás, oculto
por las nubes, estaría El Sol, Rey u Oro. Esta alegoría no tendría nada que ver con un Juicio
Final admitido por ciertas religiones y deslizado por algunos tarotistas como interpretación.
Tómese en consideración las Figuras 19 a 21.
A la izquierda, Figura 19, Emblema XX (segunda serie) de la Philosophia Reformata de Mylius (edición 1622)
(fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura 21, Clave 8ª de B. Valentino (fuente: barzaj jan blogspot); al centro,
Figura 20, la carta XX El Juicio del tarot (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).
La Plancha X del Mutus Liber (1677) presenta un fragmento del proceso de la Gran Obra. Los
especialistas interpretan que los grabados de esta plancha muestran paso a paso los
procedimientos de laboratorio y que la escena final sería la síntesis de la etapa. Se trataría de
la alianza de dos principios o sustancias, uno tipo azufre, puro, fijo, y el otro tipo óxido o cal
metálica, los cuales para poder actuar conjuntamente deben introducirse en un matraz y
ponerse a fermentar dentro del horno alquímico o atanor. Uno de esos principios tendría
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carácter lunar, femenino (la joven) y el otro solar (el operador masculino). Las coincidencias
con el arcano XVI La Torre son notorias, aunque no se cuente exactamente con todos los
ingredientes. Sobre la Torre se han tejido diversas interpretaciones. Se ha hablado de torre
fulminada como de un edificio que está siendo destruido por acción de un rayo divino. Si no se
tratara de una destrucción, sería una tapa móvil, tal como la del horno alquímico. La
representación de una energía externa viniendo hacia la construcción sería obra de
modificaciones realizadas por los cartistas no iniciados, pues una versión antigua del tarot
Marsella presenta la energía fluyendo desde el horno hacia el exterior y no al revés. La
novedad de la carta XVI es que los principios masculino y femenino se muestran cayendo
desde la torre u horno, como si el operador poco avisado hubiese cometido un error, por
ejemplo, dosificado erróneamente los componentes, fracasando esta etapa de la Obra. Poner
atención a las Figuras 22 y 23.
A la izquierda, Figura 22, fragmento de la Plancha 10 del Mutus Liber (1677); a la derecha, Figura 23, la carta XVI
La Torre del tarot (versión de Marsella).
Para cerrar esta pequeña lista de ejemplos, se destaca una de las láminas (Número Cinco)
pertenecientes a El Libro de las Doce Puertas de George Ripley. La figura tiene más que
coincidencias con la carta sin número del tarot, conocida como El Loco.
En Ripley, la mano izquierda se abre hacia lo alto, como para recibir energía del cosmos. La
derecha, apunta con el índice hacia la tierra para entregarla o proyectarla. El personaje
llevaría un saco colgado al cuerpo más un bastón que recuerda al caduceo de Hermes. A lo
lejos, se vislumbran construcciones, las cuales, como en todos los escritos alquímicos se
acostumbra a interpretar como el atanor o como la construcción material y/o espiritual que se
proyecta. El Loco del tarot también viste con modestia, lleva una bolsa con sus escasas
pertenencias aunque tomada de un palo al hombro. Su mano derecha también sostiene un
bastón que podría interpretarse como un remedo del caduceo, propio de quien enfrenta la vida
o la obra alquímica como un juego hermético, en el cual hay que tomarse tanto el éxito como la
desventura con buen humor. Las Figuras 24 y 25 ilustran el tema.
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A la izquierda, Figura 24, Dibujo Número Cinco de una de las versiones del Ripley Scrowle; a la derecha, Figura 25,
la carta sin número El Loco del tarot (versión de Marsella).
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Capítulo IV
Ese enfoque hermético-alquímico consideraba que el ser humano y el cosmos actuaban como en
espejo uno frente a otro. Ante el macrocosmos de la naturaleza y la divinidad se erguía el
microcosmos humano. Se entendía que en el hombre fisiológico se encuentran contenidos y
expresados los cuatro elementos. Su materia corporal corresponde a la tierra; el soplo
animador que mantiene la vida es el aire; los líquidos orgánicos que vehiculan la vida es el agua;
y la energía vital, fuente de calor y de motricidad, es el fuego.
El dominio de los cuatro elementos permitiría obtener buena salud para sí y proporcionarla a
otros. En una consideración más mística del microcosmos, la tierra vendría a ser la masa
biológica y la salud orgánica; el aire, la disposición del intelecto, la voluntad, la memoria; el
agua, la emocionalidad y los sentimientos, la intuición; y el fuego, la energía encaminada a un
fin, el trabajo, la pasión, la sexualidad.
Cualquiera diría que esas ideas se habrían extinguido frente al dominio avasallador de la
modernidad. No hay tal. Siendo la individualidad y la sociedad humanas espontáneamente
ávidas de espiritualidad y de tradición, el saber antiguo y el espíritu alquímico permanecen
bien vivos, aunque bajo formas un tanto discretas. Una de las tradiciones vigentes que
mantiene acogido en su seno a los cuatro elementos es la cartomancia.
Cada una de las cartas de la baraja del tarot –arcanos- ostenta representados de las más
variadas formas los elementos alquímicos. Debido a que el tema de los elementos alquímicos es
amplísimo, vamos a detenernos solamente en uno de ellos. Hemos escogido a aquél al cual el ser
humano moderno se siente más cercano: Tierra.
propiedades muy definidas reconocidas por los sentidos humanos. En el mundo microcósmico
las cualidades tierra se vinculan a la corporeidad, la buena o mala salud, la nutrición, la
alimentación, la procreación, el alumbramiento, la producción de bienes materiales y ganancias.
En el tarot, el elemento Tierra está representado de manera general y expresa por los oros o
círculos dorados, una suerte de sellos mágicos, símbolos que expresan nada mejor la
materialidad. En las cartas numerales de la baraja, la cantidad de oros va en aumento desde el
uno o as, con una sola moneda o pantáculo, hasta el diez de oros, con diez de dichos símbolos.
Para el cartomante, estas cantidades son la representación de niveles de energía, saltos
cuánticos en diversos campos, entrópicos algunos y armónicos, otros.
El as de oros representa una actividad o resultado concreto que se inicia o esboza: una idea u
oportunidad de negocio, un embarazo o nacimiento, un proyecto de vivienda que comienza a
construirse, etc. Por oposición, el diez de oros representa la consolidación económica familiar
o empresarial, la riqueza, aunque también la rutina con sus peligros de corrupción,
aburrimiento e inmoralidad. Vamos a detenernos en algunos arcanos específicos que destacan
por su particular forma de expresar las potencialidades del elemento Tierra.
Arcanos reveladores
El Diablo, Arcano mayor ligado con la materialidad en una dimensión oscura, de las
profundidades. Representa la parte oculta de la individualidad o de lo colectivo:
pasiones, ansiedades, culpas, temores, traumas, pero también placeres y goces
tanto delicados como groseros. Es terreno por cuanto se trata de lo sensual que,
siendo cuerpo, provoca sensación física y estremecimiento espiritual.
Dejemos ahora paso al espíritu de Hermes, abriendo un espacio para jugar con esos arcanos,
sentirlos en acción, suponiendo que nos han salido en una tirada y que el cartomante nos ha
efectuado una lectura.
Primer caso:
Lectura.- Pasado: conseguiste los bienes que buscabas; Presente: disfrutas tu fortuna pero tu
debilidad te hace dilapidarla; Futuro: vivirás modestamente y sólo con paciencia y esfuerzo te
recuperarás.
Segundo caso:
Lectura.- Pronóstico: con violencia vencerás a enemigos y obstáculos pero no te harás rico de
inmediato.
Tercer caso:
Lectura.- Pronóstico: un poco de dinero te hará subir al poder pero vivirás día a día con el
miedo de perderlo.
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Los arcanos tienen un aire seductor y misterioso, pero no hay que engañarse al respecto. Las
interpretaciones dulces y bonachonas del elemento Tierra no tienen cabida en las lecturas
serias que proyectan pistas definidas. Por ejemplo, consultas sobre la situación de pareja
pueden revelar relaciones tortuosas e infelices, en las cuales hay sometimiento, dominio y
agresión. Pero las cartas siempre dicen la verdad. Darán consejos de ruptura y alejamiento, en
suma, de libertad. Y no puede ser de otra forma, pues en tanto somos libres y haya un espacio
para expandirnos e integrarnos, habrá luz y felicidad. Desgraciadamente, muchas/os insisten
en mantenerse en el infierno del dolor, tratando de atar y ser atado, de apegarse a un otro
destructivo, o bien, a su vez, para destruirlo.
El elemento Tierra es franco, sincero, noble en su rusticidad y nos hablará tanto de los
errores como de los placeres que expanden. Sepamos interpretarlo y asumirlo.
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Capítulo V
Un juego desconcertante
Al enfrentar visualmente los arcanos mayores del Tarot se apreciará diversos elementos que
pueden ser clasificados de manera general como:
1. Una escena, la cual tiene un personaje central, en la mayoría de los casos es
antropomórfico o dotado de vida y, por excepción, inanimado (una construcción, una
rueda).
2. Un nombre, en la parte inferior o la superior.
3. Un número, que puede estar sea en la parte superior como en la inferior, a veces a un
costado.
El número
La escena con
las figuras
El
nombre
La imágenes, sean éstas obras de arte, grafismos, palabras escritas u orales, gestos, etc., y
sus representaciones mentales, serían el elemento más directo con la percepción humana, con
todas las variantes que pudiese tener, sean ellas de tipo cultural, étnico, histórico, etc., y su
función tendría un carácter evocador del verdadero símbolo. El símbolo se aproxima mejor a
un concepto, una idea, una percepción intuitiva de un contenido abstracto. La imagen no hace
sino desatar un proceso de interpretación del símbolo, el cual todos reconocen que no tiene ni
puede tener una sola traducción, al contrario, puede insinuar muchos sentidos y numerosos
aspectos de interpretación, ámbitos o capas de concienciación de lo que se quiere representar
o manifestar.
La psicología analítica contemporánea considera que los símbolos y, por tanto, las imágenes que
los representan, no hacen más que constelar o activar elementos aún más profundos, los
arquetipos, los cuales no constituyen sólo parte de la experiencia y la historia de la psique
individual, sino que son estructuras de la psique -o el alma si usted quiere- que se activan
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dando inspiración para que la conciencia los aprehenda y guíe la conducta del individuo. Más
aún, los arquetipos no son un patrimonio individual sino que pertenecen a la especie y funcionan
en una dimensión virtual común al colectivo humano, aunque vehiculada a través de las psiques
individuales.
En las cartas del tarot confluyen los diferentes signos y símbolos, haciendo un aporte para
inspirar un mensaje, una interpretación. Primero, las imágenes proporcionan arquetipos que
saltan o se constelan desde el inconsciente colectivo. Además, podrían tratarse de mensajes
relacionados con el proceso alquímico, vinculados por lo demás a los anteriores, según la
interpretación junguiana. Segundo, los números hacen un aporte sustancial, derivado
principalmente de la tradición pitagórica. Tercero, la escena trae aparejados los significados
brotados de la propia tradición de los tarotistas, especialmente relacionada con los
significados predictivos referidos al ámbito de la personalidad concreta inscrita en un
entorno físico y sus circunstancias. Cuarto, hay que contabilizar el nombre del arcano, símbolo
gráfico que tiene la propiedad de evocar a todos los anteriores.
El tarotista o lector no es más que un intermediario que procesa la información según sus
facultades y habilidades, limitadas eso sí por el marco cultural e histórico en una sociedad
determinada.
El papel del número en el Tarot –como en muchas otras actividades intelectuales y espirituales
humanas- es potenciar nuevos recursos. Cada número trae consigo sus significados desde la
antigüedad pitagórica y esos arquetipos se conjugan con los que trae la figura, ampliando las
posibilidades de destacar en la conciencia uno o varios de ellos y, en consecuencia, de inspirar
al operador. Como es obvio, el número aporta orden y, por tanto, una red de caminos que
conducen a nuevas pistas o encrucijadas. Al usar los números de las figuras de una tirada
mediante juegos aritmológicos se llegará, de unos pocos arquetipos, a otros diferentes, los
cuales, estando enlazados con los primeros, enriquecerán la variedad de posibilidades de
interpretación para el lector y de construir estructuradamente una explicación de vida, en
cualquiera o en varios de los ámbitos de la existencia humana.
en vano varias construcciones eruditas en torno al Tarot se caen a pedazos cuando no tienen
correspondencia efectiva con las interpretaciones tradicionales o más antiguas ni con las
elaboraciones de otros eruditos en el mismo ámbito, por ejemplo, el de la interpretación
astrológica del Tarot. Esto no hay que entenderlo como que en el Tarot no haya astrología o
arquetipos astrológicos, sino que es difícil admitir que la construcción completa del Tarot sea
astrológica. Con toda propiedad se puede afirmar que muchos autores, empezando por los
ocultistas del siglo XIX y terminando en los ilustradores del siglo XXI, han manipulado
paulatinamente la iconografía para adaptar el simbolismo a su propio discurso o pensamiento.
En ocasiones, se han realizado sesudas y muy bien ponderadas interpretaciones del tarot
llamado de Marsella, basadas en los colores de las estampas, cuando dichos colores han sido
cambiados casualmente una y otra vez de una edición a otra durante siglos, cuando no han sido
modificados intencionadamente para lograr acomodos ideológicos. La verdad que nadie pude
negar es que las versiones se han multiplicado al son de las monedas del mercado y que hoy en
día se denomina tarot a barajas que no tienen nada que ver con la simbología, ni con el número
de cartas de los mazos de la Europa medieval. Se han adicionado símbolos astrológicos,
cabalísticos, egipcios, orientales, cristianos, vudús, etc., que no tienen la más mínima relación
con la baraja cartomántica y filosófica que alguna vez marcó el inicio de este arte. Ninguna
mezquindad nos mueve a destacar estas imposturas, salvo dejar en claro que en este último
caso estamos hablando de barajas lúdicas distintas al tarot que, si tienen sentido para quienes
las consultan, bienvenido sea.
Distinto, como lo hacen algunos esoteristas, es combinar el uso del Tarot con la aplicación de
otras mancias o artes adivinatorias en forma complementaria, respetando por separado las
normas y tradiciones de cada una. Por eso es mejor evitar el abuso de líneas de trabajo o
acomodos mentales de inspiración erudita que pueden perfilar derroteros inconducentes o,
simplemente, que se traduzcan en divagaciones del tarotista sin ningún sentido para el
consultante.
Erudición e intuición
Destacamos que lo esencial no es asignarle un significado a los arcanos por decisión erudita. Lo
verdaderamente respetable es que esa nueva interpretación funcione u opere espiritualmente
en el adepto o en el consultante. Tal como las obras o tratados alquímicos no le dicen nada al
neófito ni tienen tampoco ningún efecto especial en el estudioso de los mismos, pero sí
tendrían un especial significado e importancia en el adepto o iniciado como proceso interior de
un ejercicio o paso específico y no fruto de la simple lectura mental de un texto.
Para leer o interpretar el tarot es indispensable conocer y memorizar, a lo menos en parte, los
significados que por tradición se le asigna a cada carta. Al ver una de ellas, uno de esos
conceptos se manifiesta en la conciencia del lector y éste puede conectarlo con su
problemática actual, pasada o futura. Dicha problemática, en su movimiento íntimo puede ser
tan compleja como lo es el ser humano y la conexión puede tener a su vez muy variados
senderos y señales de profundidad también variada, según sea la sensibilidad o intuición del
intermediario, lector o tarotista.
28
Constituye una exageración la hipótesis que el tarot Sola-Busca (año 1500) tiene por completo
un carácter alquimístico. La ausencia en la mayoría aplastante de las cartas de los símbolos
alquímicos y la escasa aparición del elemento femenino, virtud que resalta en el tarot desde la
Edad Media, hacen inviable esa osada afirmación. Cabe también señalar que existen
interesantes y bellas interpretaciones del tarot de Marsella, las cuales sostienen una visión
completa basada en la alquimia, las cuales son más poéticas que efectivas. Esto es sin ánimo de
ofender ni despreciar nada, pues, en definitiva, no contamos sino con interpretaciones, o sea,
con hipótesis acomodadas por la mente, dado que los códigos o claves culturales de
transmisión de estos instrumentos se han borrado en el tiempo y no se ha experimentado una
herencia lineal de esta sabiduría –tanto del Tarot como de la Alquimia- de una generación a
otra.
El Tarot puede ser enfocado, estudiado y utilizado desde diversas dimensiones o ámbitos de
conocimiento. No es posible realizar distinciones tajantes entre esos ámbitos pues nunca se
encuentran barreras absolutas tratándose de las mancias y las prácticas espirituales, cosas
ambas que son carne de este arte. Sin embargo, podrían agruparse en aquéllas que tienen un
enfoque más mental y ésas que tienen en sí una preponderancia intuitiva. Las dimensiones más
mentales son la alquimística, la astrológica y la numerológica. Por su parte, la más intuitiva es
la dimensión meditativa.
Las cartas, en especial los arcanos mayores, pueden ser interpretadas extrayendo señales
referidas al proceso alquímico, realizando analogías que otorguen pistas para los procesos
interiores. Esto no constituye una novedad, desde el momento que en capítulos anteriores se
ha visto las concordancias asombrosas entre la figuración de la tradición alquímica y el tarot
primigenio.
Capítulo VI
El tres alquímico aparece ligado a los principios Mercurio, Azufre y la Sal. El Azufre es lo
activo, el Mercurio es lo pasivo, y la Sal es el movimiento que da forma. En la criatura humana,
el primero corresponde a la masculinidad (espíritu), el segundo a la feminidad (alma) y el
tercero a un estado medio armonioso (cuerpo). Al identificarte con La Emperatriz ten en
cuenta que resalta en ella la Sal, por tanto, la sabiduría, el equilibrio, la ponderación y la
estabilidad.
Los alquimistas establecieron que la circulación de los cuatro elementos en el ámbito humano
individual puede tener un efecto de salud o terapéutico capaz de prolongar la vida. Si te
identificas con El Emperador podrás dominar lo físico, tu entorno, tus relaciones,
30
desplegando ampliamente tu voluntad y poder. Dispondrás del dominio de los cuatro elementos
para obtener buena salud para ti y proporcionarla a otros, también.
Al fusionarse la serena emotividad del dos y el pragmatismo racional del tres, se obtiene el
cinco, la síntesis de racionalidad y emoción. Al conectar con el Sumo Sacerdote facilitarás el
control de tus emociones permitiendo que se despliegue el potencial de tu intelecto y que éste
respete las señales intuitivas. Tendrás un acercamiento al centro aglutinador del conjunto de
tus elementos o capacidades.
El Matrimonio Alquímico
El Septenario y la Sabiduría
La concepción alquímica de los siete metales refuerza lo planetario, la relación con las
potencias universales, representadas por dioses y cuerpos espaciales orbitando en el cosmos.
Pero “como es arriba es abajo”, el siete representa los factores de la personalidad fundidos
en una expresión concreta del ser humano que avanza muriendo y renaciendo a nuevos niveles
de madurez física y espiritual. La inspiración en el arcano El Carro es una oportunidad de
triunfar sobre lo que te desvía de la autoconciencia, o sea, de las pasiones espontáneas del
instinto y de los mensajes tortuosos de la mente. Si te dominas y tomas un camino definido
tienes poder cual si fueras una divinidad.
La Transmutación
Los procesos alquímicos tienen, en general, como fase inicial, la capacidad del adepto de
dominar su función mental, de tal manera que las ideas, imágenes u obsesiones sean
mantenidas al margen. La(el) interesada/o tendrá que focalizar su atención tanto en la
conciencia de sí como en atender sólo los temas relacionados con el proceso que se ha iniciado,
de tal forma de impedir a la mente que eluda los problemas que deba enfrentar. El control
mental te coloca en el umbral de la meditación. La gran oportunidad de conectar con El
Colgado es unirte contigo misma/o. Las fases que vengan incluirán el dominio de tus emociones,
alejando temor y ansiedad; el dominio de lo corporal, pues tu cuerpo se encontrará relajado;
sin ninguna distracción que te aleje de ese vasto océano que es el inconsciente. El Colgado
sufre en el Árbol de la Vida y expiará en él para reunificarse con su origen y renacer a una
nueva vida.
Punto crucial en el avance del alquimista espiritual es la conciencia del cambio interior. Nadie
puede sustituir a la individualidad en esta instancia operativa espiritual, ni las lecturas de
textos, ni los consejos de amigos y terapeutas. Te encontrarás sola/o enfrentada/o a ti
misma/o. El arcano Sin Nombre representa la comprensión del cambio así como la
determinación de romper con lo actual. Conectar con el arquetipo de La Muerte es tu
oportunidad de convertirte en alguien diferente. El arcano encierra un concepto potente y
bello, la posibilidad de que se repita -en términos virtuales- un acto maravilloso y
simultáneamente doloroso como es nacer, dejar atrás la incomprensión y empezar a vislumbrar
una señal esperanzadora. ¡Corta con una situación de abatimiento moral e inicia otra de mayor
autoestima!.
Llegará el momento de conseguir otra de las uniones alquímicas fundamentales, la unión con la
mente, conocer y aceptar tus aspectos oscuros. Aunque todos los arcanos pueden esconder en
potencia una amenaza, pues en cada uno de ellos se puede identificar una carga negativa, el
arcano El Diablo representa explícitamente al arquetipo de la sombra. A lo largo de tu vida
fuiste acumulando sucesivas represiones que ejercen tanto la colectividad como tu propia
individualidad sobre sí misma, lo no deseado, lo calificado maligno, indecente, atemorizante,
etc. Recuerda que un factor clave es sentir una amenaza concreta e inesperada junto con
cierta tensión angustiante. El Diablo anunciará ese momento crucial y te inspirará para
superar la tensión y dejar paso a la armonía y al disfrute de la vida.
El Ego –la unidad pretenciosa que imagina aglutinar el todo interior- y la mente -su función
activa- acaban por acostumbrarse a un esquema sobre el entorno y la individualidad. Sin
embargo, ese presunto equilibrio puede dar un traspié en términos espirituales. El arcano La
Torre representa la caída del Yo y la conciencia mental. Si aprovechas la oportunidad de
conectar con este arcano en momentos que se produce una crisis causada por un elemento
32
externo que somete a prueba tu integridad, se agrietan tus esquemas de comprensión y los
mecanismos de relación con el entorno, no temas que tu edificio virtual se venga al suelo, pues
se abre la oportunidad de comprender, reconstruir y fortalecerte, poniendo más cuidado.
El ámbito oculto del ser se constituye por elementos sobre los cuales no se accede de manera
directa –con lo cual dejarían automáticamente de ser inconscientes- y que se hacen presentes
a través de símbolos e imágenes. Si la presencia virtual de imágenes desconcertantes y
repetitivas es asumida positivamente, su mensaje deja de enfrentarse dolorosamente, para
hacerse consciente de alguna manera y ser integrado al conocimiento de ti misma/o. Todos los
arcanos del Tarot contienen en potencia la oportunidad de hacer conectar al operador con el
inconsciente colectivo. Sin embargo, La Estrella representa per se la aparición de esa
oportunidad. Por esto, es indispensable una disminución del nivel mental, un ligarse
intuitivamente al inconsciente, para que los arquetipos puedan aflorar y entregar el mensaje
que se hace indispensable descifrar. El Tarot es sólo uno de los instrumentos que pueden
abrirnos las puertas de nuestro mundo oculto, como también la meditación, la ensoñación
consciente, el análisis de sueños, el uso de alucinógenos, ejercicios respiratorios y
espirituales, etc.
La Plata y el Oro
El arcano El Sol es precedido por el arcano La Luna, es decir, la certeza tendrá que sustituir a
la ambigüedad. La aparición de El Sol anuncia que el ser es capaz de constatarse a sí mismo
como ejecutor de la decisión escogida y su conciencia se nutre de plenitud, al haber conciliado
la inspiración del alma y la comprensión de la mente. Para los alquimistas El Sol, Rey u Oro, es
la culminación de la Gran Obra, es haber obtenido el material capaz de convertir en realidad la
purificación metálica, por haber mezclado correctamente las sustancias adecuadas. Sentirse
iluminado por este arcano representa la oportunidad de enlazar con un elemento funcional
para que las cosas resulten, produciéndose el efecto requerido. El agente apropiado puede ser
tanto un elemento, persona, institución, situación externa, etc., como una disposición anímica,
un evento espiritual, etc., que precede al hecho concreto. La señal te permitirá identificar
intuitivamente al agente externo para acercarte al lugar y momento en el cual aporte su
resultado.
33
Renacimiento y totalidad
Corresponde poner atención sobre la tercera unidad aspirada por los alquimistas, la unión de
mente y cuerpo con el universo o totalidad. Ésta corresponde al Uno Mismo, el centro
regulador de la psique, una fuerza transpersonal que trasciende al ego. Se trata de ti misma/o
en tu completitud oculta. C. Jung opinaba que el sí mismo es tanto el centro como la esfera
que abarca lo consciente y lo inconsciente; es el centro de esta totalidad, así como el ego es el
centro de la conciencia. Aparecerá en tus sueños como un rey, héroe, salvador, o bajo la forma
de un círculo, cuadrado, cruz, cuatro personajes interactuando o una dualidad unificada. En el
arcano El Mundo la dualidad unificada se muestra como andrógino encerrado en un óvalo,
teniendo a su disposición las energías universales incrustadas en las propiedades elementales
alquímicas. ¿Cómo llegas hasta ti misma/o y simultáneamente a lo universal?. La Inteligencia
Universal le enseñaba a Hermes Trismegisto que usara el estado de meditación: no cuerpo, no
mente, no emoción. Observa las Figuras 27 y 28.
Figura 27, Arcano El Mundo del tarot de Marsella (fuente Ediciones Orbis) y Figura 28, el rebis o andrógino de los
alquimistas (fuente chez-alice.fr).
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La autoaceptación
Sólo por la sincronía del mundo arquetípico, espontáneo, resulta como cierre de los misterios
alquímicos la noción de experiencia límite, una idea esencial dentro de las grandes corrientes
de la espiritualidad humana, pues encierra la clave de la unidad anhelada por los seguidores del
camino. El arcano El Loco puede ser indicio de un momento trascendental para la (el)
iniciada/o, el cual puede incluir diversas situaciones de tipo creativo, estético, amatorio,
orgásmico, místico. Se trata de experiencias que cambian a la persona y su percepción del
mundo. Lo esencial de tales vivencias es la integración dentro de la persona y entre la persona
y el mundo, es decir, la unificación buscada por los alquimistas. Por un momento, las
polaridades y disociaciones internas tienden a resolverse, la guerra civil interior no se gana ni
se pierde, sino que se trasciende. La persona se abre más a las vivencias, abatiendo en cierta
medida el nivel mental, y se hace más espontánea, característica esencial de la creatividad en
la persona autorrealizada, quien acepta y abraza su ser más profundo en lugar de temerlo y
rechazarlo.
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Capítulo VII
Los alquimistas místicos pretendían superar las dualidades u oposiciones, las contradicciones
internas. ¿Para qué?, para llegar a la unidad, alcanzar el uno mismo, la perfección espiritual u
oro del alma y la salud perfecta y vida eterna.
Un tema de siglos
Los primeros alquimistas –primeros siglos de la era cristiana- reconocieron una sola unión o
síntesis de los opuestos: la de lo masculino con lo femenino, proceso que se simbolizó de
diversas maneras aunque la más recurrida es la de “matrimonio alquímico”. Sin embargo, con el
tiempo –fines edad media europea- otros alquimistas llegaron a concebir la necesidad de
realizar tres uniones: la Unio Mentalis, o unión mental; la unión de mente y cuerpo; y la unión
con el Unus Mundus. Es posible interpretar en términos psicológicos bastante delineados
dichas uniones, tal como lo hizo Jung en su monumental obra Mysterium Coniunctionis.
El logro de las tres uniones planteadas por los alquimistas no cabe duda que no es cosa de unos
pocos ejercicios espirituales, muy al contrario, es una tarea de vida. Quienes conscientemente
pudieran aspirar a una existencia más plena, emprendiendo el laborioso camino de la síntesis
personal, han de hacer claridad sobre los alcances de un objetivo tan ambicioso y gratificante,
por lo cual es bueno disponer de un mínimo marco conceptual para la comprensión de la triple
unidad.
1º El encuentro íntimo
La persona se ha dado cuenta que debe brindarse una oportunidad de cerrar las puertas a
todo lo que distrae a la conciencia, sea la mente con sus ideas e imágenes, sean las emociones
y sentimientos, sea lo corporal y los apetitos instintivos. Lo íntimo es usted mismo y no los
resultados o manifestaciones de su ser en el mundo dimensional. Podrá encontrarse consigo
mismo. El observador explorará en las dimensiones ocultas, en el lugar sagrado interior, quizás
meditando, analizando sus sueños, evocando el pasado hasta que los recuerdos decanten en un
marco de madurez.
2º Centrarse
La necesidad de intimidad es un llamado espontáneo a conectar o intentar conectar con el
centro desde el cual se impulsa el giro de la rueda de la vida propia. Se ha sentido el llamado a
tomar conciencia de sí, apartándose y mirando el devenir desde una posición inmóvil, un centro
de serenidad.
3º Individuación
Expresado en palabras de especialistas, los estados de intimidad y centramiento anuncian el
requerimiento de avanzar en el proceso de individuación, de viajar hacia el logro de la
peculiaridad más íntima, o sea, la mismación o autorrealización. Es el desafío de toda la vida,
suya, mía, de todos. Se nos advierte de no confundir la individuación, el acercamiento a Sí-
mismo, es decir lo central del inconsciente colectivo o el alma que abarca Uno mismo y todos,
con el devenir mental del Ego. Si así fuese, no se trataría de individuación, sino de
egocentrismo.
4º Ansia de renovación
Es obvio que el proceso buscado implicará una transformación de la individualidad. El ser
actual, poluido y desorientado, espera la sustitución por un ser maduro y limpio, liberado de
cargas. La renovación equivale a la transmutación alquímica, en la cual los metales viles llenos
de contaminaciones habrán de ser paulatinamente sustituidos por metales nobles. La
contaminación expresada en la mentira y la inconsecuencia se habrá reemplazado por el oro de
la verdad. Si efectivamente estamos frente a un hito en la vida personal, la transformación se
expresará en un cambio de forma, de faz, de estilo, apareciendo una nueva manera de
vestirse, de llevar el cabello, de cambiar de casa, de territorio o de empleo. La renovación que
se originó en la transmutación alquímica, que nos indujo incluso a un cambio de nuestra
apariencia, nos proporciona una nueva manera de ver el mundo, las cosas, los seres, nuestra
inclusión en él y, especialmente, la manera sentirnos interiormente. Hay disposición no sólo a la
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7º El triunfo es la liberación.
La comprensión nos coloca en el camino de la liberación, en la vía del desprendimiento de las
cargas sobre nuestro espíritu, pues ni más ni menos que un gravamen ha de resistir la
individualidad que no ha logrado redimir sus contradicciones. Entender el origen de lo que nos
oprime y asimilar emocionalmente dicha comprensión se equipara a la cancelación de una
suerte de impuesto aplicado a nuestra vida espiritual. La liberación de la opresión dará paso a
una sensación de totalidad, de estar en la plenitud de una etapa de la vida. Ha sido un premio
al esfuerzo y al doloroso cambio.
8º La existencia es un ciclo.
Las transmutaciones interiores están impregnadas de un sentido cíclico. Todo ciclo, al
cerrarse, no hace más que inaugurar otro, el cual se encontraba larvado o condicionado por el
ciclo anterior. Lo único fijo y eterno es el movimiento en sí, las etapas o fragmentos son
perecederos.
Diversos son los estados de ánimo que se pueden experimentar estando en manos de lo oscuro.
Las ideas fijas pueden desembocar en un resultado trágico. Lo mismo acontecería con la
angustia de ser víctima de un peligro real o imaginario o de perder algo o a alguien. Otra
alteración no controlada es el impulso irrefrenable de poseer o someter personas o cosas.
Estos estados tienen un común denominador: el apego a la obsesión, el miedo y el deseo. Una
inercia arrastra a la individualidad de no realizar las medidas correctivas que eviten la
autodestrucción. Por eso el desapego representa el triunfo sobre la mente y las emociones.
La realización de un acto dañoso para otra persona -o no haberlo evitado estando en posición
de hacerlo- puede causar un pesado sentimiento de responsabilidad no asumida. Tener la
desidia de no reparar el daño causado puede ser tanto o más penoso que el sentimiento de
culpabilidad por la realización del daño mismo. Una manera de superar esta situación es
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enfrentar la culpa dando pasos concretos de reparación hacia los afectados o, ante la
imposibilidad de remedio de lo pasado, utilizar una acción símbolo que represente el cambio de
actitud.
Evitamos que se dejen expresar nuestros aspectos escondidos, los eludimos tan astutamente
sin saber que nos causamos una neurosis, un mal. Nuestra libido, especialmente su contenido
sexual, es refrenada, acumulando energías que tarde o temprano buscarán una expresión. Si la
represión instala sólo un barniz de civilización sobre nuestra constitución animal, podríamos
terminar en la agresión o la autodestrucción, la timidez, el suicidio, el alcoholismo, la
drogadicción. La robustez de las energías inconscientes puede acabar en el reverso de la
represión, tal como una exaltación aparatosa de nuestro ánimo, sea como deseo sexual, ansia
de poder, furor o el arrebato del discurso profético.
La aceptación del opuesto interior fue simbolizada por los alquimistas como el matrimonio
alquímico. Este salto de avance en la individuación corresponde a la integración de lo
intelectivo y lo instintivo, de lo cultivado y lo natural, de lo civilizado y lo animal. O, también, a
39
la comprensión del juego entre anima y animus, los arquetipos opuestos y complementarios de
la racionalidad ordenada y la intuición caótica. En el arcano 06 Los Enamorados, versión
medieval, aparece un varón y una fémina frente a un sacerdote u oficiante de su unión, la cual
es consagrada en el rito matrimonial. El acuerdo realizado en forma libre y consciente de dos
adultos de distinto sexo simboliza la unión de los opuestos. Los dos elementos de diferente
género son invitados ceremonialmente a fundirse en uno solo. El sacerdote sería “el testigo”
que representa la conciencia en el momento de constatar, aceptar e integrar el conflicto
entre el intelecto mental y el inconsciente intuitivo, poniendo fin al retorcimiento interior.
Capítulo VIII
Nacimiento y Renacimiento
Después de disfrutar varios meses en un medio acuático formando los órganos que le serán
esenciales para futuro, después de una existencia inicial placentera cuyo estado espiritual ha
sido asimilado a una “conciencia oceánica”, este ser indefenso experimenta ahora un cambio
brusco, salvaje, de las condiciones de su existencia. En el noveno mes, se desencadena un
proceso de desplazamiento no deseado para esta minúscula heroína o héroe anónimos. Fuerzas
potentes y desconocidas en medio de ese ambiente desprovisto de luz, le empujan hacia el
fondo de la cubeta que lo contiene, se evacuan la mayor parte de los líquidos protectores y es
precipitado hacia el interior de un inamistoso túnel. La sensación es de un extremo terror,
cuya analogía más cercana es ser tragado por un remolino gigante, por una fuerza descomunal
de succión. Completado este proceso de encaje del feto, comienza la etapa de paso por el
conducto vaginal. Las fuerzas amenazadoras y extrañas se multiplican a su alrededor, le
comprimen, le empujan, le azotan, le asfixian. El miedo de este ser desvalido se hace máximo y
la sensación de peligro de muerte se hace más patente y angustiante. La presencia y el olor de
la sangre y de las secreciones de otras vísceras hacen aún más horrenda la experiencia.
Expulsado/a finalmente del vientre acogedor, cae en medio del mundo tridimensional en el cual
se ve obligado/a a ingerir un nuevo fluido, el aire, donde ha de utilizar otros órganos y a sentir
el roce brutal de los cuerpos, del sonido y de la luz. La angustia sólo se repliega
definitivamente al contacto con el alimento proporcionado por el pecho materno.
La Iniciación
Los pueblos antiguos sintieron especial respeto por la experiencia del parto, sacralizándolo de
diversas formas y, dadas sus características traumáticas desde el punto de vista del feto y
de la sensación de muerte para aquél, lo consideraron tanto un nacer como un renacer, tanto
un inicio como un re-inicio. Tuvo tal importancia que fue tomado como símbolo sagrado en
diversos ritos, conocidos en conjunto como iniciación. Entre los ritos iniciáticos se puede
mencionar aquéllos de paso a la adultez o de integración a la comunidad, los de incorporación a
cofradías religiosas o de sanación, los de grupos secretos o esotéricos, los de maestría
espiritual, etc.
establecieran una fecha –con carácter obligatorio- para enviar a su hijo/a adolescente a un
retiro forzado, en compañía de los restantes jóvenes de la localidad, ser apartados, sometidos
a dietas especiales o ayunos, adoctrinamiento, marcas corporales o tatuajes e inconfortables
pruebas físicas y espirituales, todo ello sin las finalidades utilitarias modernas y sin poder
ejercer la libertad de trato y de educación que hoy habría de los padres sobre los hijos. Sin
embargo, tales actividades rituales persisten y aún pueden encontrarse en diversas etnias de
América, África y Asia, son valoradas por las sociedades tradicionales, consideradas
indispensables para integrar a los/as jóvenes a su entorno social, con nuevas
responsabilidades y nuevas libertades. Desde el término del ritual iniciático, tendrán la
obligación de procurarse alimento o producir; a cambio, dispondrán de la libertad de tener
relaciones sexuales, casarse y procrear. En la práctica, toda la comunidad los considerará, de
ahora en adelante, como nacidos a la vida adulta y muertos o fallecidos a la vida infantil
Iniciación especial es la de los/as chamanes/as, en las cuales el objetivo es dar por muerto al
ser corriente y conseguir la resurrección de lo divino-mágico, transformándose en el
instrumento de comunicación de los dioses con la comunidad y vice-versa. Otras iniciaciones
tradicionales corresponden a las sociedades secretas, generalmente integradas por cofrades
de un solo sexo. Actualmente, en la modernidad, se mantiene este tipo de rituales iniciáticos
de incorporación en los grupos esotéricos, como los francmasones y las organizaciones de
tradición hermética o gnóstica. En estos casos, la muerte ritual sigue siendo símbolo de nacer
a una realidad que sólo pueden experimentar los hermanos secretamente juramentados. En
Oriente, existen las iniciaciones en que un maestro de mayor grado confiere la maestría a un
iniciado, ritualizando el nacimiento a la capacidad docente, o sea, el arte de transmitir un
conocimiento sagrado.
El Proceso Iniciático
Se subraya que el proceso comporta un rito, ceremonia normada mediante riguroso protocolo
de los pasos ceremoniales. En las sociedades arcaicas dicho protocolo se mantiene por
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tradición oral, a través de determinados líderes que cumplen funciones sagradas. En las
sociedades modernas, los protocolos están registrados en papel y se mantienen bajo secreto o
discreción.
Un sentido de cambio
El sentido profundo es el cambio. El entorno espera un cambio de parte del candidato, quien
deberá vivenciarlo tanto en sus sensaciones físicas, como experimentarlo en su espíritu,
sentirse y verse a sí mismo diferente. La ceremonia iniciática, llevada a cabo en un lugar
consagrado, confiere la posibilidad de ir más allá del Yo, de la personalidad, y de adentrarse
en el inconsciente y lo trascendente, de experimentar el trance o el arrobamiento, una
comunión indefinible sea con lo divino, sea con el alma. La iniciación marca un comienzo, el
envión inicial para que la individualidad participante pueda avanzar un paso más en su
autodominio, el cual sólo podrá conseguirlo mediante el autoconocimiento y la auto aceptación
de su realidad interior y ¿por qué no?, hasta la auto sanación que provee de paz a una
conducta neurótica.
Finalizado el ceremonial, el iniciado será tratado de manera diferente por quienes le rodean.
Debería ir adquiriendo una suerte de madurez, aplomo y solvencia. No hay cambio externo que
no sea fruto de un cambio interior, el cual fue desencadenado por la ceremonia iniciática.
El Tarot, libro de imágenes bajo el aspecto de una baraja, es un instrumento que clasifica
dentro de la cartomancia. Se conservan cartas de tarot que se remontan al siglo XV así como
registros de su existencia en documentos del siglo XIII. Esta baraja cartomántica tiene un
valor múltiple: esotérico y de conexión trascendente o psíquica. Presenta elementos de
fuentes antiguas y casi míticas: Hermetismo, Alquimia, Numerología, entre otros. Cada carta
recibe el nombre de Arcano, es decir, secreto. ¿No juramentan las hermandades guardar el
secreto de la ceremonia iniciática?. El iniciado en sus significados no sólo quisiera conocer el
futuro, sino también encontrar respuestas a inquietudes espirituales y anímicas más
profundas, desafíos, cargas, sombras, angustias y ansiedades inexplicables. Podrá pasearse
por los arcanos como en un mapa o sendero que le orientará en los vericuetos de su laberinto
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interior, descubriendo sus monstruos y sus dioses, los momentos de cambio interior y las luces
de su renacer.
Para un neófito el tarot no pasará de ser una abigarrada y caótica multitud de cartas y de
signos. Para el iniciado o tarotista habrá disponible señales, que al cruzarse, irán tejiendo una
red, mostrando posibilidades que tarde o temprano pondrán a la vista un hilo conductor. Irán
apareciendo hitos relevantes de la vida personal, se constelarán oportunidades de cambios
importantes, se mostrarán las pruebas que la vida depara. No sólo eso, saltarán a la vista los
momentos en los cuales es posible un camino espiritual, de madurez y perfección, en suma, de
servicio a quienes deberán, a su turno, despertar. Abriéndose a un enfoque distinto del tarot,
que favorezca descubrir elementos iniciáticos entre la variada y jamás superada simbología
que contiene, nuevas rutas se ofrecerán a los ojos ávidos de señales esperanzadoras. Algún
arcano inspirará para golpear la puerta de una cofradía y postular su admisión, otro,
estimulará estudiar en profundidad alguna disciplina esotérica o alguna técnica de sanación,
más allá, alguno dará pistas para establecer una nueva ética, más rigurosa y generosa, en el
tratamiento de los consultantes.
Convendría que demos una mirada a algunos de los arcanos mayores del Tarot en los cuales es
más llamativa la herencia iniciática que parecen esconder.
Arcano 13. Sin Nombre. Largo uso tienen la calavera y el esqueleto como
símbolos de la muerte virtual. Representa la transitoriedad, la verdad
enfrentada hasta sus últimas consecuencias, el proyecto de cambio y de
limpieza interior. Sentido de transformación, dejando de ser lo que se es
para nacer a ser otro distinto y mejor. En las sociedades tradicionales, se
utilizaba el calendario lunar de trece meses. El mes 13, en el solsticio de
invierno, se daba muerte al rey sagrado y se escogía uno nuevo, la
colectividad se preparaba para un cambio fundamental, comenzaba un
nuevo año y un nuevo ciclo vital.
Arcano 19. El Sol. Las figuras aparecen bajo el astro radiante. Los
iniciados han superado el muro que representa su prueba o desafío. Son
héroes que retornan jubilosos. Han conseguido la luz verdadera que los
transforma en niños que empiezan una nueva vida. La desnudez se asocia al
conocimiento de esa verdad. Se destaca la claridad, la renovación, el
éxito, la alegría.
Arcano 02. La Papisa. El velo del templo impide que el profano pueda
acceder a los secretos sagrados. Si el iniciado aspira a ser admitido
después de pasar las pruebas, deberá jurar silencio sobre las escrituras
herméticas.
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Capítulo IX
Las imágenes tanto del cine como del tarot estimulan nuestro inconsciente conectándonos con
la creatividad y la vida.
La baraja cartomántica conocida como Tarot nos ofrece, a través de sus imágenes, la
posibilidad de conectar con variedad de arquetipos, los cuales asumirán formas más concretas
y definidas según la vivencia, cultura y problemática de cada persona. El cine también nos
sugiere esas formas delineadas e impactantes. En esta función de estimular al inconsciente, el
cine, el tarot y la misma realidad se hermanan, cosa que vamos a comprobar recordando
algunas viejas películas. Personajes y situaciones se sostienen mediante un simbolismo que
persiste en el tiempo, pues forman parte del inconsciente colectivo popular.
Ford: La Diligencia.
Ramillete de arcanos
Imágenes contrapuestas
En el trayecto se irán presentando variados desafíos que pondrán a prueba lo mejor y lo peor
de cada viajero. Sorprenderá que aquéllos que representan la escoria humana entreguen lo
mejor de sí por el grupo. La prostituta, a pesar del desprecio de quienes se creen de buena
sociedad, se brinda en conjunto con el médico borracho para atender el parto de otra
pasajera. Ringo Kid arriesgará la vida para enfrentar un mortífero ataque de los indios. Y, en
medio de la rudeza del viaje, del polvo y de la violencia, se irá perfilando el amor entre la puta
y el asesino, sin besos ni sexo, en un lazo invisible de admiración y dolor compartido. Al final,
el Kid deberá enfrentar a los asesinos de su padre: los hermanos Plummer, demostrando que
se las traía, pues acaba con ellos en un duelo que dura menos de lo que toma contarlo. Un
regalo: el aplomado Gatewood cae tras las rejas por robar fondos de su propio banco.
La Rueda de la Fortuna
El Diablo en escena
El carnaval de los 33
Inevitable es que algunos/as tracen un paralelo con experiencias vividas en 2010 en la región
de Atacama, en Chile, aunque acá eran 33 personas atrapadas. También en este caso –
descartando la opinión de trabajadores experimentados- se hizo una perforación vertical,
desde el cerro, y no se entró por el túnel, ¿no es curioso?. No se tardó una semana en llegar,
sino más de dos meses, de allí que el gran carnaval asumiera proporciones que superaron la
ficción de Wilder. Así como en la ínfima localidad de Escudero se aferraron los parásitos –
periodista y sheriff- también en Atacama se enquistaron funcionarios cual garrapatas,
profitando de la larga tortura de los enterrados vivos y sus familias, prometiendo eficacia y
salvación pero nunca justicia e igualdad.
Filmada en 1937 por el director alemán Fritz Lang y contando con un actor como Henry Fonda,
se tiene garantizada la perfecta representación del hombre común, frustrado y acorralado
por la bestia social.
Ed trabaja como chofer. Sin embargo, un atraso en sus despachos hace que le despidan, no
por incumplimiento, sino por ser un ex presidiario. Se le cierran las puertas y sólo le queda la
amistad de su banda, donde le proponen los trabajitos de siempre. Se produce un asalto
sangriento a un banco y he aquí a Ed nuevamente tras las rejas. No hay pruebas, pero el
estigma de haber estado preso hace que se le condene a la pena capital. Sin embargo, nuestro
El Colgado se travestirá en La Muerte. Asume un cambio interior profundo, muere a su pasado
de esperanza para vivir un futuro de escepticismo. Desilusionado de toda idea de moral
bonachona, se fuga de la cárcel sin saber que ha sido amnistiado, pues se ha descubierto al
verdadero criminal. Lamentablemente, en su fuga da muerte a una persona, lo cual no hace sino
reagravar su situación. Joan y Ed proyectan atravesar la frontera, pero son acribillados a
50
balazos. La policía aportará rasgos propios del arcano La Fuerza: una entidad antojadiza y
contradictoria que protege pero también reprime, que salva pero que mata.
Es obvio que Lang coloca como plato de fondo el tema de la discriminación, del trato
excluyente por motivos inexcusables e inexplicables incluso para quien lo practica. Fácil es
decir que el tema se puede abordar con tolerancia. Imposible. Ésta se refiere a respetar
ideas o posturas, a admitir pasivamente un derecho. En cambio, una aproximación activa
debería considerar la integración social, la posibilidad de los individuos a sentirse
comprendidos dentro de la totalidad del tejido social.
La discriminación, siendo una forma de violencia, no hace sino generar nueva violencia:
venganza, protesta, estallido social. La discriminación no es sino una expresión de pulsiones
destructivas que existen dentro de nosotros mismos, las cuales son proyectadas sobre otros,
transfiriendo socialmente a esas personas la propia maldad y limitaciones morales.
Normalmente vivimos no conscientes de nuestras sombras internas. La película plasma de
manera cautivante las reacciones de quien es acorralado y ve cerrada toda posibilidad de
diálogo y negociación frente a la proyección social de la maldad.
La Justicia y el tarot
Esos avances de orden social, que la legislación no hace sino reconocer, constituyen motivo de
insuficiencia para algunos y de exceso para otros, pero la mayoría ha optado por reconocerlos
como una necesidad valorada positivamente, la cual viene a satisfacer la sed de justicia social
o, en términos esotéricos, encarnar el arcano La Justicia del tarot, es decir, reconocer que la
solución de los problemas implica discernir con ojos abiertos y desprejuiciados, buscando un
equilibrio entre los valores morales y su aplicación real. Este importante asunto lo trataremos
en profundidad en uno de los capítulos finales.
51
Capítulo X
En 1910, Oswald Wirth publicó “El Simbolismo Hermético y su relación con la Alquimia y la
Francmasonería”. Hace referencia al cuaternario de los elementos, aplicando el concepto no ya
a una alquimia metalúrgica sino a una alquimia psíquica, afirmando que la personalidad humana
se encuentra sometida a la acción de las cualidades elementales. Las cualidades frío y seco, se
identifican con el elemento Tierra, teniendo por símbolo el Buey de San Lucas. Las cualidades
cálido y húmedo se identifican con el Aire, cuyo símbolo es el Águila de San Juan. Las
cualidades frío y húmedo se identifican con el Agua, cuyo símbolo es el Ángel de San Mateo y,
finalmente, las cualidades cálido y seco se identifican con el Fuego, cuyo símbolo es el León de
San Marcos. Los cuatro elementos se reencuentran psicológicamente en el ser humano, en
quien la Tierra es la materia corpórea, el Aire representa el soplo animador que mantiene la
vida, el Agua vehicula los líquidos orgánicos, mientras que el Fuego es la energía vital.
En 1960, Titus Burckhardt dio a conocer su libro “Alquimia”. Para los alquimistas los elementos
nunca se presentan puros en los cuerpos. Toda materia corpórea contiene los cuatro
elementos, aunque en diferente proporción, y el elemento que domina en cada caso imprime su
carácter a la manifestación corpórea. Aplicado al ser humano, dicha integración sería la
quintaesencia y, de manera particular para un individuo, su espíritu, lo cual explicaría las
diversas personalidades que es dable identificar en los diferentes seres humanos. La “tierra”
del alma humana es aquel aspecto del alma que se adhiere al cuerpo; el “fuego” del alma sería
la energía activadora; el “agua” del alma sería su capacidad de adaptación; y, finalmente, el
“aire” del alma, correspondería a las formas de conocimiento.
En 1961, Robert Ambelain presentó su libro “La Alquimia Espiritual”. Al referirse a las
expresiones en que desembocan los cuatro elementos en la personalidad del ser humano, nos
indica que la inquietud, reserva, prudencia, egoísmo, concentración, desconfianza y otras son
derivadas del elemento Tierra; que la pasividad, sumisión, inconsistencia, versatilidad,
inconsciencia, incertidumbre, miedo, etc. son derivadas del elemento Agua; que la amabilidad,
cortesía, destreza, sutileza, iniciativa, ingeniosidad, etc. derivan del elemento Aire; y que la
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Quien arrojó una mirada diferente y perturbadora sobre la alquimia fue Carl Jung, publicando
“Psicología y Alquimia” en 1935, después de exhaustiva interpretación de los enigmáticos
tratados alquímicos.
Jung afirma que la actividad de los alquimistas no sólo se refiere a procedimientos químicos,
sino simultáneamente a procesos psíquicos, que son expresados en lenguaje aparentemente
químico. Aunque manipulaban metales no queda claro que hayan buscado fabricar oro. Alguno
dijo que ellos no buscan el oro vulgar sino el oro espiritual. ¿Qué buscaban entonces?. Jung
concluye que estaban dominados por la proyección psicológica. Lo que los alquimistas creían
reconocer en el proceso de cambio de los metales eran sus propias creencias inconscientes
proyectadas en la materia. Como se trataba de proyecciones, luego espontáneas, no tenían
conciencia de que su vivencia no guardaba relación directa con el experimento. Vivían su
inconsciente. El alquimista consideraba que, al involucrarse en el experimento, él también
formaba parte del mismo y se transmutaba espiritualmente en tanto el metal se transmutaba
físicamente. Que hayan o no logrado transmutar oro físico es otro tema.
Jung agrega que los elementos, una vez analizados y descompuestos, se buscaba integrarlos en
una síntesis simbolizada por un cuadrado, o sea, en términos simbólicos cuantitativos, de
cuatro se hace uno, de la totalidad se llega a uno mismo. El símbolo del cuadrado es fácil ligar
con la imagen de casa, templo o recinto interior, resumiendo, con el arquetipo de cuaternidad.
Después del estudio de sueños de sus pacientes, concluyó que la simbología alquímica, en
especial la cuaternidad, se encuentra presente en el inconsciente del ser humano moderno y
se puede identificar en las imágenes oníricas, sea como cuatro seres u objetos, un cuadrado,
una cruz, una estructura arquitectónica de base cuadrangular, etc.
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La simbología abarcada por el Tarot contiene los cuatro elementos en todos sus arcanos, a
veces más explícito y otras veces más difuso. Si bien los estudiosos hallan una relación entre
cada arcano del tarot y los conceptos alquímicos, lo cual aparecería a ojos del aficionado un
esquema un tanto forzado, no puede ignorarse que la gráfica de la baraja medieval y la de los
textos alquímicos son bastante aproximadas y, a veces, hasta la numeración del tarot y la de
las planchas alquímicas es la misma.
Una creencia errónea es que las personas consultan el tarot sólo para tener una predicción
sobre su destino en el amor, el trabajo, etc. Pero es frecuente que se consulte por un
diagnóstico (¿qué me pasa?), o por una orientación (¿cómo recobrar el control de mi vida?),
por un análisis (no me entiendo a mí misma). Se da el caso también que se pida una
interpretación de sueños para aclarar una experiencia onírica que mantiene angustiada a la
persona, incapaz momentáneamente de entenderse a sí misma. Veamos algunas de estas
situaciones reales que se presentaron en la consulta y cómo se advierte la presencia del
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arquetipo de cuaternidad, lamentando sólo la falta de espacio, pues los ejemplos disponibles
son numerosos.
El ataúd de Juana
En el sueño se percibe a sí misma en el velatorio de un difunto. Está frente al ataúd, hacia los
pies del muerto. A ambos lados del féretro están los padres de Juana, uno a cada lado de la
cabeza del difunto. Dolor y dramatismo. Se acerca al ataúd y descubre que yace su cuñado. El
muerto tiene cubierta parcialmente la cara con una mordaza. Conversamos la posible
interpretación.
Visto desde arriba, el ataúd representaría una línea en sentido vertical y la posición de los
padres representaría los extremos de una línea horizontal, las cuales se cortan en cruz. Las
líneas cruzadas insinúan los puntos cardinales, la necesidad de orientación sobre temas
esenciales en esta etapa de su vida. Además, el cruce revela la presencia de un centro y su
acercamiento al ataúd viene a ser el acercamiento a ese centro, su propio sí mismo. Los
padres, hombre y mujer representan el opuesto mente e inconsciente o espíritu y alma, que
buscan acercarse para la mutua aceptación. Luego, la presencia de ambos simbolizaría el
matrimonio, lo cual es asumido por la consultante, pues un tema presente y crucial es su propia
relación matrimonial. El ataúd grafica la agonía de su relación de pareja y acercamiento al
féretro comprueba el estado fenecido de la relación. Por añadidura, el muerto representaría a
la familia y su mordaza expresa que aquélla no debe interferir en las decisiones de la soñante
sobre la relación matrimonial.
Se destaca la presencia del cuaternario: madre, padre, muerto (familia) y soñante. La soñante
viene a ser la conciencia, intelecto, aire; el padre es el opuesto masculino, fuego; la madre es
el compañero femenino, emoción, agua; el muerto, lo natural, lo instintivo, la tierra.
Ella y su madre buscan algo en una plazoleta de forma cuadrada, con casas de fachada
continua. Están paradas en una esquina. Ambiente oscuro y deprimente, dan deseos de irse. Se
deja oír un disparo y un proyectil viene a incrustarse en el suelo a sus pies. Es un manojo de
alfileres de color negro. Conversamos la posible interpretación.
Se insinúa que ciertos temas de la vida interior podrán identificarse y tratarse, dejando de
ser molestias.
Capítulo XI
Tarot y memoria
Mucho antes de la aparición del tarot, intelectuales de diversas épocas elaboraron las bases
clásicas del arte de la memoria, las mismas que son útiles hoy para recordar los numerosos
significados de los arcanos de la baraja cartomántica.
Cada uno de los arcanos contiene una figuración, una composición visual en la que se articulan
las imágenes de personas, construcciones, seres vivos, cosas, números etc. La composición es
la integración de signos o señales que esconden símbolos, ideas, conceptos, claves, arquetipos
que son activados al entrar en contacto con la visión humana y facilitan la conexión con el
mágico mundo del inconsciente, de lo atemporal, adimensional y acausal, en definitiva, con el
alma del consultante y del cartomante, mundo anímico en el cual estos personajes se hermanan
y comparten información secreta.
Si asumimos –por parte baja- que cada uno de los arcanos mayores de la baraja cartomántica,
que son 22, puede tener unas doce claves o arquetipos ocultos, la cantidad de señales que es
preciso dominar por el tarotista alcanza la no despreciable suma de 22 * 12 = 264. Si del plano
místico u holístico pasamos al plano adivinatorio la cantidad de significados adicionales podría
alcanzar fácilmente 22 * 10 = 220, los cuales sumados al subtotal anterior nos entrega 484
como cantidad global. Quedémonos allí, pues si a lo anterior agregamos el número de
combinaciones que resultarían de esas claves al usar dos o tres cartas, llegamos a cifras
importantes y perturbadoras.
Para avanzar en la respuesta a esa inquietud tendremos que remontar hasta la Grecia antigua,
en Tesalia, donde el poeta Simónides fue contratado por su amigo, el ricacho Escopas, para
recitar versos en atención a los invitados a un banquete en su hogar. El dueño de casa –quizás
animado por el vino- lanzó varias bromas al vate, la última de las cuales tendría un singular
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final. Se le hizo saber a Simónides que unos jóvenes le buscaban en la puerta a lo cual aquél
salió afuera de la casa. En la puerta nadie le esperaba.
Al tomar conciencia de su aporte, Simónides había dado origen a la formulación clásica del
cultivo de la memoria, esto es, la vinculación de una posición dentro de una secuencia con la
figura de la cosa allí alojada. Por tanto, las imágenes son formas de los elementos que
deseamos recordar y que podemos colocar en un determinado espacio de nuestra mente. Con
un mapa mental, al hacer el recorrido de esos lugares se puede recordar los símbolos o
conceptos encubiertos en cada imagen. Con posterioridad a nuestro poeta, durante toda la
antigüedad y la Edad Media, los pensadores que desarrollaron el arte de la memoria no
hicieron sino ampliar sus modelos basándose en la descubierta de Simónides.
En el mapa propuesto, los arcanos mayores del Tarot están dispuestos en tres filas
horizontales de siete cartas cada una, lo cual a su vez determina siete columnas de 3 cartas
cada una. La propuesta que se nos hace –muy dentro del espíritu juguetón de Hermes- es
considerarnos como El Loco, el arcano sin número, juglar o aventurero que se arriesga en los
derroteros de la vida, esta vez consciente del mapa o guía. A la primera fila horizontal (desde
el 01 El Mago hasta el 07 El Carro) Jaime Hales la denomina ”Ruta de los grandes arquetipos”;
a la segunda (desde el 08 La Justicia hasta el 14 La Templanza), “Ruta de las tareas del
desarrollo personal” y, a la tercera (desde el 15 El Diablo hasta el 21 El Mundo), “Ruta de los
grandes desafíos y la autorrealización”. Sugerimos remitirse al esquema adjunto.
1
Nichols, Sallie (1908-1982). Jung y el Tarot. Un viaje arquetípico. Editorial Kairós, Barcelona. 537 p. Edición original 1980.
58
El viajero
La conclusión es que disponemos de una herramienta potente para memorizar los arcanos y
apropiarnos de su conocimiento en un tiempo razonable.
El segundo gran desafío para el tarotista estriba en recordar las claves asociadas a cada
arcano. Esta vez, el mapa mental pasará a circunscribirse a una carta en particular. Teniendo
cada arcano una composición que viene dada desde tiempo inmemorial, aunque variada según
las épocas y las modas, estamos obligados a realizar el proceso contrario: la descomposición
de los elementos de cada imagen y asociarlos a una clave o un arquetipo determinados. Para
aclarar nuestra propuesta vamos a usar como ejemplo a El Mago.
El Mago o número uno está vinculado a la percepción y autoafirmación de ser. Alguien o algo se
inicia de manera efectiva, se pone en marcha con un objetivo, una razón, una idea, una meta.
Las potencialidades se encuentran abiertas para darse a conocer o concretarse. Los
elementos, en sentido alquímico, se hallan presentes y al alcance de quien se encuentre
dispuesto a hacer, intervenir, transformar. Como todo está en potencia, las posibilidades de
expansión, de concreción, de resultado, podrían ser infinitas. Representa al operador que
tiene a su disposición todos los elementos para transformar la realidad externa o interna y su
desafío es usarlos de manera integrada y armónica. La tradición de varios siglos entre los
tarotistas contempla diversas ideas-fuerza, claves o aspectos de El Mago que podrán
expresarse en el proceso oracular, algunos de los cuales se describen a continuación.
Ser: el alma toma conciencia que es, que tendrá la posibilidad de avanzar desde el mundo
intangible hacia el mundo de la forma y la concreción, desde lo indeterminado hacia lo
determinado. “Yo soy” es la frase del poder.
Trabajo: la acción encaminada a un fin. Aptitud para usar las capacidades propias.
Creatividad: tener a disposición los elementos, sumado a una buena relación con el entorno
y fundado en adaptarse a una realidad cambiante, imponen la capacidad de ofrecer nuevas
alternativas y soluciones.
Control de las emociones: éstas se encuentran sometidas al imperio de la voluntad.
Iniciar la acción: Para el hermetismo el número uno representa la unidad primordial u
origen de todo. Es una entidad increada y, a su vez, creadora.
Lo mental: la decisión de realizar, orientada a una finalidad, tiene el respaldo de una idea
nítida, desprovista de emotividad, salvo la voluntad de hacer. Se privilegia el uso de la
mente y del conocimiento intelectual.
Comunicación, seducción: quien manifiesta la voluntad de conseguir un resultado necesita
volcar hacia sí una actitud favorable del entorno, para lo cual debe ser capaz de comunicar
su pensamiento de forma encantadora.
Concentración; atención focalizada: disponer de demasiados proyectos es dispersarse y
arriesgar el logro, de allí que parte del éxito se encuentra en la focalización o conciencia
de lo que se quiere ver hecho realidad.
Infinito: cuando se tiene a disposición todos los elementos, las posibilidades de resultados
alternativos y de caminos pueden ser variadas al extremo. Nuevas posibilidades, nuevas
vías.
Resultado: el fruto de la acción está en manos de quien disponga actuar.
Iniciador, transformador: quien se atreve a moverse y a aceptar la responsabilidad de los
resultados es aquél que puede modificar el entorno que le rodea y, por añadidura, su mundo
interior o personalidad, su Ego.
CLAVE FIGURACIÓN
Poder Varita
Ser Nº 1 pitagórico
Trabajo Mano en movimiento
Creatividad Conjunto elementos en mesa
Control de las emociones Gesto de las manos
Iniciar la acción Nº 1 hermético
Lo mental El sombrero
Comunicación, seducción: Vestimenta y mesa llamativas
Concentración Dirección de la mirada
Infinito Forma del ala del sombrero
Resultado Moneda en la mano
Iniciador, transformador El Nº 1 y la mesa de 3 patas
Poder
Lo mental.
Imaginación,
inteligencia
Ser (Nº 1
pitagórico)
Seducción,
comunicación
Trabajo
Concentración
Creatividad
Transformador (mundo
exterior e interior;
personalidad-Ego)
Capítulo XII
El símbolo número es parte destacada en los arcanos del Tarot y se manifiesta omnipresente
en nuestro día a día.
Muchas de las palabras que usamos corrientemente están asociadas a números. El campesino
se refiere a sus animales como cuadrúpedos, para expresar que se trata de seres de cuatro
patas. El fotógrafo instala su cámara en un trípode, un soporte con tres pies. El ciudadano se
desplaza a su destino en bicicleta, vehículo de dos ruedas. Los consumidores denuncian
maniobras de monopolio, dando a entender un solo centro de poder económico. Los ejemplos
podrían ser incontables.
Uno de los grupos filosóficos que más ha dejado huella en la cultura occidental, sostenía que el
mundo se construía en base a los números. Para los pitagóricos, la realidad sensible es una
expresión del número, el cual tiene un sentido cuantitativo –grafismo utilitario para realizar
operaciones aritméticas- y otro cualitativo, es decir, conceptual e intuitivo.
Para el enfoque cualitativo, el número uno es lo adimensional, es ser, ser uno mismo, ser
alguien, un centro, un punto. El dos es la primera dimensión, la dualidad interna de algo o de
alguien, una recta geométrica determinada por dos puntos. El tres es el plano o superficie, el
relacionamiento entre dos opuestos, el futuro y el pasado teniendo como referencia al
presente, un triángulo determinado por tres puntos o tres trazos. El cuatro es el volumen, los
seres y las cosas que se desplazan en el tiempo y el espacio. El cinco es la quintaesencia, el
intelecto que va más allá de los sentidos. Sucesivamente, todos los dígitos tendrían una idea
profunda tras la expresión gráfica.
El número tiene relación con la percepción de orden que requerimos los seres humanos, orden
que se define como el concierto o buena disposición de las cosas entre sí. Ahora bien,
concierto viene de concertar, lo cual se entiende como acordar entre sí voces o instrumentos
musicales. Esto involucra la idea de acorde: pequeñas estructuras armonizadas de sonidos
diferentes que se encadenan unos con otros de manera coherente, sin necesariamente tener
conciencia -cuando se escucha la música- que las estructuras básicas se encuentran
articuladas. Paralelamente, el uso del número ha dado origen a la expresión contar, de
significado dual. Contar es relatar, pero también es numerar. Numerar y relatar expresan los
límites en que la conciencia puede tener acceso a lo finito y lo ordenado.
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La psicología junguiana concibe al número como una idea o concepto primordial. Sostiene que
los números naturales menores (1, 2, 3, 4,…) son símbolos, tal como los elementos que aparecen
en nuestros sueños, símbolos que son parte del inconsciente colectivo o del alma de la
colectividad humana. Los pequeños números enteros serían etapas progresivas de la psique.
Digamos que el uno corresponde a un estado de no diferenciación; el dos, a la polaridad u
oposición; el tres, al movimiento hacia un resultado; el cuatro, a la estabilidad o totalidad
como en un cuaternario o un mandala. Estas afirmaciones tendrían una implicancia enorme,
pues, por una parte, el número entero sería un constituyente básico de la psique y, por otra, el
desarrollo de las matemáticas sería el reflejo del desarrollo del orden en la mente.
Los números pueden dar origen a series. Está la serie progresiva: se suma, se avanza, se
progrede. Está la serie regresiva, se disminuye, se retrocede, hay una regresión. En ambos
casos, progresión y regresión, los avances y retrocesos pueden ser tanto cuantitativos como
cualitativos. Cuando se trabaja con los números, por ejemplo las fechas de nacimiento, se
reducen a la expresión mínima, a los dígitos. Esto tiene un sentido de regresión al origen o
búsqueda de la unidad, que es, ni más ni menos, intentar encontrar el origen personal, el Uno
Mismo, el oculto inconsciente, aquél que puede dar las respuestas que la mente no es capaz de
entregar.
Al enfrentar visualmente cualquiera de los arcanos mayores del Tarot se apreciará elementos
como una escena con un personaje central, un nombre y un número, como se aprecia en la
figura que sigue.
El
número
La escena
con las
figuras
El
nombre
63
Con la presencia del número en las cartas, se potencian mutuamente las figuras y el grafismo
de orden, este último estando presente de dos maneras: el numeral escrito y los numerales
implícitos en la cantidad y disposición de las cartas. En cada carta, lo esencial es la figura o
escena central y lo complementario es el número, aunque ambos se entrelazan íntimamente
cuando se lo hace operativo.
El papel del número en el Tarot es apalancar nuevos recursos. Cada número trae consigo sus
significados desde la antigüedad inmemorial y esos conceptos se conjugan con los que trae la
figura, ampliando las posibilidades de constelar o destacar en la conciencia uno o varios de
ellos y, en consecuencia, de inspirar a la/el tarotista. Como es obvio, el número aporta orden y
por tanto, una red de caminos que conducen a nuevas pistas o encrucijadas. Al usar los
números de las figuras de una tirada de cartas mediante juegos aritmológicos se llegará, de
unos conceptos y símbolos, a otros diferentes, los cuales, estando enlazados con los primeros,
enriquecerán la variedad de posibilidades de interpretación.
Reducción numerológica
Ahora bien, no olvidemos el objetivo que nos hemos impuesto con la pregunta que hacíamos
más arriba, la de encontrar un acercamiento práctico del número a nuestra vida corriente. Los
arcanos mayores del Tarot pueden servir para establecer modelos personales útiles en la
superación de desafíos vitales. La propuesta realizada por los maestros tarotistas de fines
del siglo XX plantea que se pueden definir esos modelos –hoy conocidos como Arcano
Personal- involucrando tareas que sirven para toda la vida de una individualidad, rasgos o
maneras de ser, debilidades y fortalezas, las cuales, si son asumidas por la persona, ésta
puede disponer de un potencial de recursos que le ayuden a ser más plena, con un mayor
autoconocimiento y, por tanto, a conducirse con mayor solvencia y aplomo.
64
3 + 1 + 2012 = 3 + 1 + (2 + 0 + 1 + 2) = 3 + 1 + 5 = 9.
El ejemplo presentado es exageradamente sencillo para facilitar la comprensión del tema. Sin
embargo, puede revestir mayor complejidad según sean los números que compongan la fecha
de nacimiento y nos veamos obligados a realizar sucesivas reducciones y a tener presente
diversas otras reglas. Además, para los lectores es obvio que las cifras que dan origen al
número final también aportan sus propios arcanos. El número del día de nacimiento (el 3)
aporta el arcano La Emperatriz; el número del mes (el 1) aporta el arcano El Mago y el número
reducido del año (el 5) aporta el arcano El Papa. Todos ellos van a modificar y enriquecer el
modelo básico de arcano personal que se ha entregado, detalle que, por razones de espacio,
nos abstenemos de desplegar en esta oportunidad.
Para acercarnos al uso más directo y operativo del número a través del Tarot, veamos las
pistas que nos puede ofrecer un dato tan sencillo como la dirección de la vivienda que
habitamos.
Usando la reducción numerológica, el 1501 = 1+5+0+1 = 7 y el 935 = 9+3+5 = 17. Les recuerdo
que el 7 corresponde a El Carro y el 17 a La Estrella, arcanos que pueden proporcionar
interesantes mensajes:
Otra amiga, divorciada, con hijos adultos casados, se ha ido a vivir sola a calle Los
Mosqueteros Nº 360 departamento 419. Pide señales del tarot. Es útil el mismo procedimiento
y no es necesario desenfundar los arcanos.
Usando la reducción numerológica, el 360 = 3+6+0 = 9 (El Ermitaño) y el 419 = 4+1+9 = 14 (La
Templanza). Le señalo que surgen los mensajes siguientes:
Y puedo agregarle a ella que, si sumamos el 9 y el 14 nos da 23 = 2+3 = 5 (El Papa), cuyo
mensaje de síntesis podría ser: Aprovecha la oportunidad que representa esta etapa de mayor
estabilidad y sabiduría en tu vida.
En los diversos esfuerzos que se han realizado desde tiempo inmemorial, tanto rituales, como
filosóficos y psicológicos, existe un hilo conductor independiente de las formas y las culturas.
Esa hebra de luz no tiene más pretensión que iluminar a la individualidad humana en el
conocimiento de sí mismo. Educar en el autoconocimiento, sin pretensiones ni egocentrismos,
no es más que un modesto esfuerzo por proporcionar más libertad a cada uno de nosotros. Sin
embargo, es inútil quedarse en el discurso o en los conceptos más abstractos. La persona
común, como todos nosotros, necesita una proximidad y una verdad sea ésta dura o dulce. Esas
herramientas existen y hay que ponerlas a disposición de quienes inicien la búsqueda.
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Capítulo XIII
La Justicia en el Tarot
¡ Pido justicia !
La justicia se relaciona no sólo con el derecho, con las normas dictadas por la razón y que
asumen la forma de leyes, sino también con la ética, con el deber ser de la conducta individual.
Entonces, al cometer un delito, se puede ser sancionado o no por un tribunal, pero puede
recibirse a todo evento el rechazo de la comunidad. La sola expresión “pido justicia” implica un
rasgo de carácter ético, que establece una relación entre “la retribución con el mérito” o,
dicho de otra forma, la exigencia de proporcionar a cada uno conforme a lo dispuesto por la
norma. Si has realizado buenas acciones o trabajado duramente, deberías ser premiado o
remunerado; si has cometido un crimen, deberías ser apartado del grupo social y reprobado
moralmente; si fuiste atropellado en tus derechos, deberías ser rehabilitado social y
económicamente. ¿Cuántas veces no se han alzado exigiendo justicia las voces de quienes
vieron a sus seres queridos afectados por tratos crueles por parte de dictaduras oprobiosas?
La justicia social
Por su parte, la justicia social es un concepto que parte de una analogía con el concepto de
justicia y supone la existencia en la sociedad de aspectos o situaciones injustas y, además,
envuelve el deseo que esas injusticias sean corregidas.
La justicia social constituye una proyección, es decir, un impulso espontáneo o intuitivo, que
apunta a la idea de ver realizada una sociedad más justa, o sea, una visión ideal del colectivo
humano de disponer un mundo armónico y sin conflictos, es decir, de hermanos.
El concepto de justicia social, en sus contenidos más concretos, es variable tanto con el
tiempo como en los espacios sociales y culturales en los cuales podría aplicarse. Ha cambiado
en cada época histórica y, muy probablemente, el contenido mismo varía para cada individuo
afectado por la injusticia. Más aún, para los más poderosos, el contenido pudiera implicar lo
contrario de aquello que significa para los estratos más bajos y considerar como una injusticia
el impedimento para desplegar su dominio sin mayores límites.
Una constatación: la sociedad justa o los espacios de justicia real en la sociedad parecen no
haber existido jamás. Podrían darse momentos de mayor o menor conformidad pero nunca de
67
efectiva justicia social. Se trata de un bien escaso desde tiempo inmemorial, más escaso en la
medida de que algunos pocos en cada grupo social se apropian y administran los bienes, los
recursos de producción y los servicios en forma privilegiada en detrimento de la mayoría.
Justicia jurídica
Bajo el sentido común del pueblo, alejado de los tratados jurídicos, se aprecia observaciones
despectivas respecto de la justicia, como considerarla “castigo a granel” o “venganza social” y,
en definitiva, abierta decepción de las sentencias de los jueces y tribunales. No obstante las
limitaciones que se pueden constatar en la justicia humana común, es preciso señalar hitos
importantes en el desarrollo histórico de la justicia en Occidente.
El primer hito, la ruptura marcada por la Revolución Francesa, con la abolición de la tortura en
los procesos judiciales. En el antiguo régimen se aplicaba el principio de presunción de
culpabilidad y las declaraciones bajo tortura eran consideradas parte de las pruebas. En la
Francia absolutista el juez disponía incluso de dos momentos para torturar, el primero de ellos
en el interrogatorio antes de dictar sentencia y, el segundo, después de dictada la sentencia
contra el reo. De manera consecuente con la declaración de derechos del hombre y del
ciudadano, se prohibieron estas prácticas violatorias tanto de la persona como de sus
derechos.
Como la historia tiene un desarrollo zigzagueante, la tortura ha sido rehabilitada por las
dictaduras y no sólo de hecho, sino de forma legal. Un caso significativo corresponde a la
Unión Soviética bajo la tiranía de J. Stalin, cuando se restableció esta afrenta contra los
derechos conquistados por la Revolución de Octubre. Otro caso es el de los Estados Unidos,
en pleno siglo XXI, cuyo Congreso ha establecido la detención sin juicio sin límite de tiempo,
en lugares secretos, así como el tormento para cualquier sospechoso del delito de terrorismo.
El segundo hito, es el establecimiento a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, del
principio de presunción de inocencia. El acusado o el sospechoso no pueden ser culpados en
tanto no se demuestre dicha culpabilidad a través de las pruebas.
La Justicia del Tarot dice relación con la conciencia, con la visión de la realidad
-tanto externa como interna- ausente de emotividad o de flaqueza. Muestra
sus ojos abiertos para significar la tarea de abrirse al conocimiento
descarnado de los hechos para tomar una decisión consciente. Adoptar una
resolución es obvio que debe basarse en la visión analítica de los antecedentes
recopilados. El resultado de la toma de conciencia se traduce en aplomo,
serenidad y voluntad para aplicar la decisión en forma congruente con las
normas que rigen la conducta ética, moral, jurídica, socialmente aceptada u
otra. También es un arcano que representa instituciones o ejercicios
profesionales basados en el uso del intelecto, de la lógica y de la dialéctica. Concebido el
68
arcano como un modelo individual o personal, conlleva la tarea de entender que la resolución de
los problemas no sólo exige mantener un equilibrio interno sino que debe tomar en cuenta los
designios de la autoridad. La idea de autoridad no necesariamente alude al ejercicio de un
poder profano, sino al peso social que otorga el conocimiento y el respeto de los demás.
La Justicia corresponde a uno de los arcanos más significativos del Tarot, representando una
red de arquetipos de enorme importancia en el inconsciente colectivo. La presencia de La
Justicia en una tirada de cartas conlleva un pequeño universo de símbolos, imágenes y
conceptos bastante más amplio de los que comentamos anteriormente. Vamos a explorar
algunos de ellos agrupándolos según los elementos naturales.
La Justicia del Tarot, con su mirada limpia y directa y su mano sosteniendo un arma blanca,
denota el aplomo de quien no tiene nada que temer ni ocultar y su arma metafórica es la
fuerza de la verdad. La adición de valor y verdad se traduce en el ánimo presto de quien
tiene una opinión y está dispuesto a sostenerla y defenderla. Quien está resuelto es aquél
que sabe distinguir la distancia entre un hecho ético y otro inmoral o amoral. Valentía y
resolución es lo que anima a los defensores de los derechos humanos y a los jueces probos
frente a la brutalidad de las dictaduras y los imperios. La palabra que resume estas ideas
es Resolución.
Rigor consigo mismo: El verdadero dominio no consiste en doblegar ni dominar a los demás
sino en transformarse en el amo de sí mismo. Soportar las durezas de la existencia o las
pruebas del trabajo espiritual no se logra sino con un esfuerzo constante y focalizado,
actitud que conlleva solidariamente una vida sencilla, que torna natural los avances
alcanzados sin hacer alarde de ellos, pues la sola ostentación los destruiría.
Hacer justicia ha sido definido por algunos como la acción de retribuir según el mérito, por
eso el pasado se expresará en el presente o en el futuro como recompensa bajo la forma
de pena o bajo la forma de galardón. La balanza de esta justicia se inclinará de manera
favorable o de manera adversa con toda propiedad pues ha tenido los hechos a la vista.
70
Esta justicia no requiere de tribunales formales sino que opera por la simple fuerza de los
actos y los pensamientos que, en el pasado, abonaron la formulación del presente. La
palabra que resume la anterior es Retribución.
El arcano La Justicia es uno de los ejes o centros en torno al cual se trazan los diversos
senderos del mapa del Tarot, senderos que guían el camino hacia una vida más libre, más
completa, más total. Por eso, para ejercer la justicia o disponer de la mirada justa es
indispensable que se haya avanzado en el desarrollo personal, el cual, a su vez, tiene su base
en el autoconocimiento y en el autocontrol. De allí que ese equilibrio o ponderación impulsan
una voluntad consciente, apta para presumir sin prejuicios la inocencia de quienes nos rodean o
de quienes se ven envueltos en el conflicto.
Ahora bien, voluntad, coraje, templanza, resolución, exigen a su vez haber superado
previamente algunas trabas. Por ejemplo, haber superado las barreras del odio y del temor
que, habitualmente, nos empujan a ver un enemigo en la otredad y, mientras más desvalida,
mejor, más culpable aún. Y nadie puede librarse de seguir estos derroteros si quiere
realmente avanzar. Ni el sacerdote ni el creyente; ni el terapeuta ni el paciente; ni el aprendiz
ni el maestro; ni el juez ni el acusado. Y el aprendizaje intelectual es sólo una herramienta
parcial. Hay que haber enfrentado el propio demonio interior y derrotarlo para poder
encarnar la justicia, hacerla vívida en uno mismo, con los ojos abiertos, la mente libre de
prejuicios y presumir la inocencia en vez de la culpabilidad.
71
Capítulo XIV
A ninguno de los estudiantes del Tarot habrá pasado desapercibido que no se ha propuesto
ninguna herramienta similar para abordar los 56 Arcanos Menores, cuyo número es más del
doble de los Arcanos Mayores. Podrán consultar la abundante literatura divulgativa al
respecto, la cual presenta ordinariamente esquemas con fines descriptivos o de resumir en
una sola mirada el abanico de estas cartas. En esta oportunidad, ofrecemos una propuesta de
tipo experimental para que cada uno la pruebe, la modifique o la adopte según sea su criterio,
la cual ha denominado el Segundo Mapa del Tarot.
Un cuarto objetivo es poder realizar tiradas no figurativas, es decir, sin el uso físico de las
cartas, pero disponiendo de números conseguidos al azar aunque sabiendo que cada uno de
ellos representa un arcano. Obviamente, esto es fácil hacerlo con los 22 Arcanos Mayores
por su reducido número, pero no sería posible con los arcanos menores sin disponer de un
método que facilite la representación mental de los mismos.
73
23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36
37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50
51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64
65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78
Ahora bien, existe una tradición entre los tarotistas ilustrados de ordenar numéricamente los
arcanos menores, ligada a las cuatro propiedades alquímicas con la siguiente prelación: fuego,
agua, aire, tierra. Entonces, el orden comienza con los bastos (el fuego), luego las copas (el
agua), luego las espadas (el aire) y finalmente, los oros (la tierra). Dentro de cada pinta o
elemento alquímico, el orden empieza por el rey, sigue la reina, sigue el caballero, y cierra el
paje con las cartas cortesanas. Después de éstas, comienzan las cartas numerales de la pinta
correspondiente, empezando por el as, siguiendo con el dos, luego el tres y así, sucesivamente,
hasta completar con el diez. La disposición propuesta de dichos lugares conlleva el siguiente
emplazamiento de los 56 arcanos menores:
23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36
Rey de Reina Caballer Paje de As de Dos de Tres de Cuatro Cinco Seis de Siete Ocho Nueve Diez de
Bastos de o de Bastos Bastos Bastos Bastos de de Bastos de de de Bastos
Bastos Bastos Bastos Bastos Bastos Bastos Bastos
37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50
Reina Caballer Paje de As de Dos de Tres de Cuatro Cinco Seis de Siete Ocho Nueve Diez de
Rey de de o de Copas Copas Copas Copas de de Copas de de de Copas
Copas Copas Copas Copas Copas Copas Copas Copas
51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64
Rey de Reina Caballer Paje de As de Dos de Tres de Cuatro Cinco Seis de Siete Ocho Nueve Diez de
Espada de o de Espada Espada espada Espada de de Espada de de de Espada
s Espada Espadas s s s s Espada Espada s espada Espada Espada s
s s s s s s
65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78
Rey de Reina Caballer Paje de As de Dos de Tres de Cuatro Cinco Seis de Siete Ocho Nueve Diez de
Oros de Oros o de Oros Oros Oros Oros de Oros de oros Oros de Oros de Oros de oros Oros
Oros
74
Método de memorización
Cada estudiante o tarotista podrá tener su propio método para memorizar los números de
orden de las cartas menores. Cuando se es joven y se dispone de una memoria plástica o
adaptable, lista para llenarla con datos e información, la memorización mecánica hace muy
fácil la tarea de recordar permanentemente los números de posición de los Arcanos Menores.
Sin embargo, no todos tenemos la misma facilidad, por lo cual aquí hacemos una propuesta
para grabar, recordar u obtener la numeración del total del mapa:
1. Reyes. Es indispensable memorizar los números que encabezan o inician las cuatro
filas: 23 Rey de Bastos, 37 Rey de Copas, 51 Rey de Espadas, 65 Rey de Oros. Los
Reyes son sólo números Impares.
2. Dieces. Será indispensable, además, memorizar los números que cierran o terminan las
cuatro filas: 36 Diez de Bastos, 50 Diez de Copas, 64 Diez de Espadas, 78 Diez de
Oros. Los dieces son sólo números Pares.
3. Reinas. Sería ideal que se memorice los números de las reinas pero, si le costara
hacerlo, podrá usar este mecanismo: Si a cada número que inicia la fila le suma Uno (1),
obtiene las Reinas: 23 + 1 = 24 Reina de Bastos, 37 + 1 = 38 Reina de Copas, 51 + 1 = 52
Reina de Espadas, 65 + 1 = 66 Reina de Oros. Las Reinas son sólo números pares.
a cada número que inicia la fila le suma Dos (2), obtiene los Caballeros: 23 + 2 = 25
Caballero de Bastos, 37 + 2 = 39 Caballero de Copas, 65 + 2 = 67 Caballero de Oros.
Los Caballeros son sólo números Impares.
6. Ases. Los Ases se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando Cuatro (4) a
cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Uno (1) al
número de los Pajes.
a) Manera primera: 23 + 4 = 27 As de Bastos, 37 + 4 = 41 As de Copas, 51 + 4 = 55 As
de Espadas, 65 + 4 = 69 As de Oros.
b) Segunda manera: 26 + 1 = 27 As de Bastos, 40 + 1 = 41 As de Copas, 54 + 1 = 55 As
de Espadas, 68 + 1 = 69 As de Oros.
7. Doses. Los doses también se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando
Cinco (5) a cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Dos
(2) al número de los Pajes.
a) Manera primera: 23 + 5 = 28 Dos de Bastos, 37 + 5 = 42 Dos de Copas, 51 + 5 = 56
Dos de Espadas, 65 + 5 = 70 Dos de Oros.
b) Segunda manera: 26 + 2 = 28 Dos de Bastos, 40 + 2 = 42 Dos de Copas, 52 + 2 = 56
Dos de Espadas, 68 * 2 = 70 Dos de Oros.
8. Treses. Los treses también se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando
Seis (6) a cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Tres (3)
al número de los Pajes.
a) Manera primera: 23 + 6 = 29 Tres de Bastos, 37 + 6 = 43 Tres de Copas, 51 + 6 =
57 Tres de Espadas, 65 + 6 = 71 Tres de Oros.
b) Segunda manera: 26 + 3 = 29 Tres de Bastos, 40 + 3 = 43 Tres de Copas, 54 + 3 =
57 Tres de Espadas, 68 + 3 = 71 Tres de Oros.
9. Cuatros. Los cuatros también se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando
Siete (7) a cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Cuatro
(4) al número de los Pajes.
a) Manera primera: 23 + 7 = 30 Cuatro de Bastos, 37 + 7 = 44 Cuatro de Copas, 51
+ 7 = 58 Cuatro de Espadas, 65 + 7 = 72 Cuatro de Oros
76
10. Cincos. Los cincos también se pueden obtener de dos maneras. Vamos a desarrollar
sólo la segunda, esto es, aquella que considera sumar Cinco (5) al número de los Pajes:
a) Segunda manera: 26 + 5 = 31 Cinco de Bastos, 40 + 5 = 45 Cinco de Copas, 54 + 5 =
59 Cinco de Espadas, 68 + 5 = 73 Cinco de Oros.
11. Seises. Los seises también se pueden obtener de dos maneras. Vamos a desarrollar
sólo la segunda, esto es, aquella que considera sumar Seis (6) al número de los Pajes:
a) Segunda manera: 26 + 6 = 32 Seis de Bastos, 40 + 6 = 46 Seis de Copas, 54 + 6 = 60
Seis de Espadas, 68 + 6 = 74 Seis de oros.
12. Sietes. Los sietes también se pueden obtener de dos maneras. Vamos a desarrollar sólo
la segunda de ellas, esto es, aquella que considera sumar Siete (7) al número de los
Pajes:
a) Segunda manera: 26 + 7 = 33 Siete de Bastos, 40 + 7 = 47 Siete de Copas, 54 + 7 =
61 Siete de Espadas, 68 + 7 = 75 Siete de Oros.
13. Ochos. Los ochos se pueden obtener de tres maneras. Vamos a desarrollar sólo la
tercera de ellas.
a) Tercera manera: Se resta Dos (2) al número de los Dieces. Veamos: 36 – 2 = 34
Ocho de Bastos, 50 – 2 = 48 Ochos de Copas, 64 – 2 = 62 Ocho de Espadas, 78 – 2 =
76 Ocho de oros.
14. Nueves. Los nueves se pueden obtener de tres maneras. Vamos a desarrollar sólo la
tercera de ellas.
a) Tercera manera: Se resta Uno (1) al número de los Dieces. Veamos: 36 -1 = 35
Nueve de Bastos, 50 -1 = 49 Nueve de Copas, 64 – 1 = 63 Nueve de Espadas, 78 – 1
= 77 Nueve de Oros.
15. Dieces. Los dieces (de nuevo). Si el /la Interesado/a es malo para memorizar pero
bueno para sumar, los números de los dieces se pueden obtener sumando 13 al número
que inicia la fila de la pinta correspondiente. Veamos: 23 + 13 = 36 Diez de Bastos, 37 +
13 = 50 Diez de Copas, 51 + 13 = 64 Diez de Espadas, 65 + 13 = 78 Diez de Bastos.
17. Algunos trucos de comprobación. Cuando los números de cada locus se han memorizado
bien o se ha entrenado un mecanismo para recordar, no habrá nada que temer. Sin
embargo, si quien está involucrado es asaltado por la duda, podrá usar mecanismos de
comprobación mental de sus propios cálculos mentales, como los que siguen:
a) Numerales de Copas. En el caso de los numerales de Copas, la cifra final del
número de ubicación coincide con el número de copas presentes. Veamos: Uno (As)
de Copas es 41, 2 de Copas es 42, 3 de Copas de 43, 4 de Copas es 44, 5 de Copas
es 45, 6 de Copas es 46, 7 de Copas es 47, 8 de Copas es 48, 9 de Copas es 49, 10
de Copas es 50.
b) Numerales de Espadas. En el caso de los numerales de Espadas la reducción del
número de ubicación coincide con el número de espadas presentes. Veamos: Uno de
Espadas es 55 = 5 + 5 = 10 = 1 + 0 = 1, Dos de Espadas es 56 = 5 + 6 = 11 = 1 + 1 = 2,
Tres de Espadas es 57 = 5 + 7 = 12 = 1 + 2 = 3, Cuatro de Espadas es 58 = 5 + 8 = 13
= 1 + 3 = 4, Cinco de Espadas es 59 = 5 + 9 = 14 = 1 + 4 = 5, Seis de Espadas es 60 =
6 + 0 = 6. Siete de Espadas es 61 = 6 + 1 = 7. Ocho de Espadas es 62 = 6 + 2 = 8.
Nueve de Espadas es 63 = 6 + 3 = 9. Diez de Espadas es 64 = 6 + 4 = 10.
c) Numerales de Oros. En el caso de los numerales de Oros la reducción para
comprobación es un poquito más compleja. Una vez hecha la reducción se debe
restar Cinco (5) para encontrar el número de los oros presentes. Veamos: Uno (As)
de Oros 69 = 6 + 9 =15 = 1 + 5 = 6 (6 – 5 = 1), Dos de oros 70 = 7 + 0 = 7 (7 – 5 = 2),
Tres de Oros 71 = 7 + 1 = 8 (8 – 5 = 3), Cuatro de Oros es 72 = 7 + 2 = 9 (9 – 5 = 4),
Cinco de Oros es 73 = 7 + 3 = 10 (10 – 5 = 5), Seis de Oros es 74 = 7 + 4 = 11 (11 – 5
= 6), Siete de oros es 75 = 7 + 5 = 12 (12 – 5 = 7), Ocho de Oros es 76 = 7 + 6 = 13
(13 – 5 =8), Nueve de Oros es 77 = 7 + 7 = 14 (14 – 5 = 9).
d) Numerales de Bastos. En el caso de los numerales de Bastos la reducción para
comprobación es un poquito más compleja pero bastante sencilla. Una vez hecha la
reducción se debe sumar Uno (1) para encontrar el número de los bastos presentes.
Veamos: Uno (As) de Bastos es 27 = 2 + 7 = 9 (9 + 1 = 10 = 1 + 0 = 1), Dos de Bastos
28 = 2 + 8 = 10 = 1 + 0 = 1 (1 + 1 = 2), Tres de Bastos es 29 = 2 + 9 = 11 = 1 + 1 = 2 (2
+ 1 = 3), Cuatro de Bastos es 30 = 3 + 0 = 3 (3 + 1 = 4). Cinco de Bastos es 31 = 3 + 1
= 4 (4 + 1 = 5) Seis de Bastos es 32 = 3 + 2 = 5 (5 + 1 = 6), Siete de Bastos es 33 = 3
+ 3 = 6 (6 + 1 = 7), Ocho de Bastos es 34 = 3 + 4 = 7 (7 + 1 = 8), Nueve de Bastos es
35 = 3 + 5 = 8 (8 + 1 = 9).
Fin de esta materia. Pedimos disculpas por haberle hecho sufrir con temas tan latosos.