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Trabajador de campo: "(...

) reemplazó a la antigua división entre el "hombre sobre el terreno"


(...) y el sociólogo o el antropólogo en la metrópolis. Esta división del trabajo variaba en
diferentes tradiciones nacionales" (Clifford, 2001, p.45), o, en otras palabras: "(...) antes de fines
del siglo XIX, el etnógrafo y el antropólogo, el descriptor-traductor de costumbres y el
constructor de teorías generales sobre la humanidad, eran distintas personas" (Clifford, 2001,
p.46).

Etnografía: Resultante de lo anterior, emerge para 1920, con su método particular, la


observación participante, y se consolidada en el intervalo que va de aquí a 1950. Consistía en una
legitimación de la figura del trabajador de campo (etnógrafo) de manera pública y profesional, el
cual no podía tener una permanencia en el campo excedente a los 2 años y cuyo trabajo versaba
más que nada en la observación, exactamente porque la cultura era considera como construida
por un conjunto de conductas características, ceremonias y gestos que podían ser registrados y
explicados por un observador entrenado, es decir, que dispusiera de un conjunto de abstracciones
que le garantizaran aprehender el núcleo de la cultura. Esta, por su parte, era considerada como
una totalidad compleja e inaprehensible en un corto tiempo por lo que el etnógrafo debía enfocar
su estudio en tal o cual institución, para ello, seleccionaba intencionalmente los datos, esto traía
consigo que la representación de ello obtenida fuera sincrónica, esto es, estática, sin variación
alguna en el tiempo (Clifford, 2001). Esta manera de concebir la etnografía será puesta en
cuestión a partir de 1950, “(…) rechazando los discursos que retratan las realidades culturales de
otros pueblos sin poner su propia realidad en tela de juicio” (Clifford, 2001, p.61), ya que “(…)
Se hace necesario concebir la etnografía no como la experiencia y la interpretación de “otra”
realidad circunscrita, sino más bien como una negociación constructiva que involucre por lo
menos a dos, y habitualmente a más sujetos conscientes y políticamente significantes” (Clifford,
2001, p.61), lo cual se traduce en un paso de la autoridad experiencial e interpretativa a otras
dialógicas y polifónicas (Clifford, 2001).

Observación participante: “(…) sirve como taquigrafía para un oscilar continuo entre el
“adentro” y el “afuera” de los sucesos; por un lado, atrapa empáticamente el sentido de
acontecimientos y gestos específicos; por el otro, da un paso atrás para situar esos significados en
contextos más amplios” (Clifford, 2001, p.53).
Texto representacional: es lo escrito por el observador-participante a raíz de su experiencia en
una cultura que le era ajena (Clifford, 2001).

Autoridad etnográfica experiencial: "(...) se basa en un "sentimiento" hacia el contexto


extraño, una especie de sentido común acumulado y una sensibilidad hacia el estilo de un pueblo
o de un lugar" (p.54). Se podría decir que muchos trabajos que partieron de esta autoridad se
sostenían más en el estar allí del etnógrafo y en haber participado que en cualquier método o
hipótesis de investigación, puesto que "La experiencia evoca una presencia participatoria, un
contacto sensitivo con el mundo a comprender, un rapport con su gente, una tangibilidad de
percepción. También sugiere un conocimiento acumulativo, en profundización constante"
(Clifford, 2001, p.57), o, en otras palabras, se basa en algo así como un conocimiento intuitivo
que bien se tiene o no (Clifford, 2001).

Autoridad etnográfica interpretativa: fundada en "La interpretación, basada en un modelo


filológico de la "lectura" textual, ha surgido como una alternativa sofisticada a los reclamos
ahora evidentemente ingenuos, de la autoridad experiencial. La antropología interpretativa
desmitifica gran parte de lo que anteriormente permanecía no cuestionado en la construcción de
las narrativas, los tipos, las observaciones y las descripciones etnográficas. Contribuye a una
visibilidad creciente de los procesos creativos (...) por medio de los cuales se inventan y se tratan
como significativos los objetos "culturales"" (Clifford, 2001, p.57).

Textualización: "(...) proceso a través del cual la conducta no escrita, el habla, las creencias, la
tradición oral y el ritual son caracterizados como un corpus, como un conjunto potencialmente
significativo separado de toda situación discursiva o performativa inmediata" (Clifford, 2001,
p.58), o sea, no necesita estar ligado a tal o cual persona sino más bien se tornan en evidencia de
un contexto que le envuelve y, por cierto, es prerrequisito de la interpretación (Clifford, 2001).

Autor generalizado: surge de la textualiazación y consiste en una especie de rendición de


cuentas del mundo o contexto en el cual se han reubicado los textos, y normalmente se le
caracteriza como: el punto de vista de los "nativos" (Clifford, 2001).

Autoridad etnográfica dialógica: sitúa "(...) en primer plano la intersubjetivad de toda


elocución, junto con su contexto performativo inmediato" (Clifford, 2001, p.62). Esto trae
consigo el que las "(...) palabras de la escritura etnográfica (...) no se pueden construir como si
fueran monológicas, como afirmaciones autoritarias sobre, o como interpretaciones de una
realidad abstracta y textualizada. El lenguaje de la etnografía está afectado por otras
subjetividades y por resonancias contextuales específicas" (Clifford, 2001, p.62), o sea, la
realidad se presenta como algo negociado por los interlocutores en la etnografía, sin embargo, no
es así al momento de su representación pues el etnógrafo lo presenta monológicamente. Para
poder saltar esta dificultad se puede "(...) comprender el curso general de la investigación como
una negociación continua" (Clifford, 2001, p.64), esto es, no dar prioridad a la interpretación
propia que oriente todo el registrar, sino que además se registre sin más lo no a fin a la
investigación propia, ya que hacerlo provee de textos abiertos a la interpretación como en el caso
de Malinowski (Clifford, 2001).

Discurso: "(...) modo de comunicación en el cual la presencia del sujeto hablante y de la


situación inmediata de la comunicación es intrínseca. (...) no puede ser interpretado de la manera
abierta, potencialmente pública en que se "lee" un texto. Para comprender el discurso "usted
tiene que haber estado allí" (...) Pues para que el discurso llegue a ser texto, debe devenir
"autónomo" (...) separado de una elocución y de una intención autoral específica" (Clifford,
2001, p.59).

Autoridad etnográfica polifónica: "(...) representa sujetos hablantes en un campo de discursos


múltiples" (Clifford, 2001, p.66), esto lleva consigo la representación de totalidades no
homogéneas, es decir, no hay un mundo cultural o una lengua alguna integrada, puesto que la,
"(...) "cultura" es (...) un diálogo abierto y creativo de subculturas, de propios y extraños, de
facciones diversas. Un lenguaje es el juego interactivo y la contienda de dialectos regionales,
jergas profesionales, lugares comunes genéricos, el habla de diferentes grupos de edad,
individuos, etc." (Clifford, 2001, p.66), su traspaso a la etnografía, al texto etnográfico, consiste
en el que quien escribe no emplee a su gusto las palabras de sus informantes sino más bien, les
dé su ámbito específico, o, en palabras del autor: "Si se les acuerda un espacio textual autónomo
y se las transcribe en longitud suficiente, las afirmaciones indígenas tendrán sentido en términos
diferentes a los del etnógrafo que las manipula" (Clifford, 2001, p.71).

Heteroglosia: diversidad del lenguaje contrapuesto a la idea de un lenguaje único, total y


unificado (Rivero García, 2003). Algo así como lo explicado del lenguaje en autoridad
etnográfica polifónica.
Referencias.

Clifford, J. (2001). Dilemas de la cultura. Barcelona, España: Gedisa.

Rivero García, I. (2003). Intertextualidad, polifonía y localización en investigación cualitativa.


Athenea Digital (3). 1-13. Recuperado de: https://es.scribd.com/document/232744832/bajtin-
heteroglosia-pdf?fbclid=IwAR0AUvchWQ1pLpYKs-
1wN7oEiUDhyV4LxQfhhwaoIoW5srwpXa8tLkc-FQI

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