Sei sulla pagina 1di 1

Predica a Cristo

Hechos 1:6-11

Piensa en todas las veces que tu corazón se ha ocupado en el acontecimiento final, en la manifestación final de la
gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo1, y recuerda todas las respuestas posibles que tú mismo te hayas
dado y las que hayas recibido; podrás recordar que al compararlas, estas discreparon respecto al tiempo exacto
en el que habrá de volver nuestro Señor.

Por alguna motivación no espiritual, algunos han anunciado el haber “discernido” el tiempo exacto del regreso de
Jesucristo, o el haber recibido de manera particular la “revelación” de tal conocimiento; pero algunas fechas
anunciadas se han cumplido sin que, en efecto, el Señor haya regresado, dejando en evidencia de su error a
aquellos que se atribuyeron haber logrado dicho discernimiento. Además, existen algunos afanados por tener un
poco de ventaja que suelen “informase” de fuentes o medios reprobados por la Biblia.

Pero la Biblia revela con claridad que el día y la hora el Padre solo es quien lo sabe, tal conocimiento es propiamente
del Padre; Jesucristo mismo dijo que él no lo sabe, que los ángeles del cielo tampoco, solo el Padre 2, por lo que
ningún otro puede saberlo o atribuirse saberlo. Es terminante que Jesús regresará con poder y gloria, y que esto
será visible, pero también lo es el hecho de que no podemos saber el día y hora cuando volverá, no cabe duda
alguna. Si el Padre no nos concede este conocimiento, entonces no es nuestra competencia y habremos de
ocuparnos de aquello que él sí nos haya encargado, respecto a lo cual, Jesús mismo dijo a sus discípulos cuando
le preguntaron acerca del día:…No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en
su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra3. Es señalada con suma sencillez
cuál es nuestra ocupación, dar testimonio de Jesucristo. Además, debemos anunciar que ha resucitado, y que
volverá para juicio de condenación de los incrédulos y de salvación para los suyos.

Creemos que volverá, y al respecto, nuestra esperanza es segura, pero no podemos saber la fecha exacta, ni el día
ni la hora; no solo no lo sabemos, no podemos saberlo. Pero hemos recibido poder para predicar que, en un
sorpresivo4 día, el Señor vendrá para juicio; un día de vergüenza y confusión 5 para los incrédulos, pero de salvación,
honra y gloria para quienes invoquen el nombre del Señor 6, para los que se hayan arrepentido de sus propios
caminos y hayan vuelto a él. Nos ocupa predicar en qué consistirá el día a fin de que los humanos procedan al
arrepentimiento como el Señor quiere7; teniendo siempre presente que predicar saber el día y la hora es expresión
de orgullo carnal, pero predicar juicio para el incrédulo y salvación para el que se arrepiente, para el creyente, es
manifestación del poder dado por el Espíritu Santo.

Mantengamos firme la esperanza del glorioso y visible retorno de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, aunque
no podamos saber el día ni la hora. Seamos espirituales, y cultivemos nuestra vida en el poder del Espíritu Santo.
Testifiquemos de Cristo, anunciemos su segunda venida con las debidas especificaciones y contribuyamos para el
cuerpo de Cristo con la manifestación que el Espíritu Santo nos dio. No podemos saber la fecha exacta, ni podemos
dejar de predicar; debemos cultivarnos en la santificación del Espíritu y seguir predicando a Jesucristo.

Ministerio de Educación

1
Tito 2:13
2
Mateo 24:36
3
Hechos 1:7-8
4
1 Tesalonicenses 5:4
5
Daniel 12:2
6
Hechos 2:21; Joel 2:32
7
2 Pedro 3:9

Potrebbero piacerti anche