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la Literatura en
Educación Primaria
Concepción M. Jiménez Fernández
Didáctica de
la Literatura en
Educación Primaria
manuales
Primera edición: enero de 2015
ISBN: 978-84-16125-57-9
Depósito legal: LR-67-2015
Impreso en España – Printed in Spain
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Índice
Presentación | 11
Bibliografía | 243
Presentación
1 Con la intención de hacer la lectura de este manual lo más sencilla posible, se ha evitado utilizar
conjuntamente el género femenino y masculino en aquellos términos que admiten las dos posibili-
dades. Así, se ha optado por usar el género gramatical masculino de manera genérica, sin intención
discriminatoria alguna, en aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva propuesta por la
Real Academia Española (RAE).
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funciones y sus diferentes géneros. Se trata de una disciplina reciente
y estos primeros temas sirven para tomar contacto con ella y animar al
futuro maestro a seguir descubriendo las posibilidades de la literatura.
Tras esos temas más teóricos, se describe cómo se pueden seleccio-
nar y valorar las obras de literatura infantil y juvenil. Escoger el texto
adecuado en el momento oportuno es una de las principales preocu-
paciones de todo mediador entre la literatura y su potencial lector. Se
brindan algunas orientaciones para ayudar al futuro maestro en esa la-
bor.
Continúa el manual con las diferentes técnicas que se pueden llevar
a cabo para la creación de textos en el aula, ya sean poéticos, teatrales
o narrativos. Tampoco puede faltar un capítulo dedicado a la biblioteca
escolar y a la biblioteca de aula y su utilidad como centro de recursos,
tanto para la formación como para la información y el ocio.
En el apartado de animación a la lectura, además de aspectos teóri-
cos imprescindibles para su comprensión y justificación, se describen
numerosas estrategias para acercar el libro y la lectura a los niños, unas
más tradicionales y otras más novedosas que hacen uso de las tecnolo-
gías digitales.
Termina el manual justificando la importancia de la didáctica de la
literatura en Educación Primaria y con la aportación de recursos útiles
para cualquier maestro. La bibliografía final comprende todas las obras
citadas a lo largo del manual.
Ojalá los objetivos propuestos con la redacción de estas páginas se
hagan realidad y este manual sirva, sobre todo, para conocer, amar y
aplicar en el aula los conocimientos sobre literatura infantil y juvenil
aquí expuestos. Ese es mi deseo.
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con imaginación, con lenguaje estético, artístico, diferente al lenguaje
común y ordinario.
Pero si definir «literatura» puede resultar difícil o incluso ambiguo,
concretar lo que puede ser literatura infantil es aún más problemáti-
co, como hemos comentado al principio. Hay quienes, en su deseo de
simplificar el sintagma «literatura infantil», lo confunden solo con la
edad de los destinatarios, considerando esa literatura como una subli-
teratura, infravalorada o algo marginada, incluso con escasa calidad. Al
estar dirigida a un público infantil, se piensa que en esa literatura solo
tienen cabida cuentos de poca monta cuyo fin es entretener a los niños,
mantenerlos en silencio, para que dejen de dar la lata o se duerman
pronto… Muchas veces, incluso, creemos que aprender esos cuentos
o historias para contarlas pertenece a otro tiempo, a cuando los adultos
éramos niños, y que ahora tienen poco que aportar. O también, algunos
escritores pueden llegar a infravalorar esta literatura. Recordemos la
anécdota que Miguel Delibes contaba en su artículo del ABC «Escri-
bir para niños», cuando en una ocasión Sánchez Silva —el creador de
Marcelino, pan y vino— le animó a escribir para niños advirtiéndole de
antemano que «escribir para niños no es escribir para tontos». Delibes
se sorprendió por esa advertencia de Sánchez Silva que solamente de-
mostraba cómo «el escritor para adultos olvida con frecuencia que los
niños son los seres humanos con ideas más claras, que sus ideas tal vez
no serán muchas, pero están perfectamente definidas» (Delibes, 1983,
p. 26).
La literatura infantil, por tanto, no es rebajar el lenguaje a la ñoñería
o sacar «la voz de abuelita», como el propio Delibes también decía en
ese artículo, porque ser niño no significa ser un adulto en pequeño y un
tonto. No olvidemos que esa literatura no tendría vida si el público in-
fantil no existiese, si los niños no fuesen consumidores y destinatarios
finales de esas producciones.
Pero, antes de continuar, no podemos dejar pasar la concepción so-
bre el sujeto niño. Antes del siglo XVIII (como se verá en el siguiente
capítulo de este manual, dedicado a la historia de la literatura infantil)
el niño no contaba con los derechos y la autonomía con la que hoy lo
consideramos. Hubo que esperar hasta finales del siglo XIX y primeros
del XX para reconocer al niño como un tipo de lector particular digno
Esta conquista del niño ha sido paulatina y solo hasta principios del siglo XX,
con los aportes de la psicología cognitiva y del psicoanálisis, con los concep-
tos de desarrollo evolutivo, con la mirada hacia la infancia para descubrir los
orígenes de los complejos y los caracteres, con la plenitud de la conciencia
histórica del hombre, es que la noción de niño llega a configurarse como
un estatuto digno de ser mirado y estudiado desde todas las disciplinas.
(Robledo, 2000)
La LIJ es, ante todo y sobre todo, literatura, sin —en principio— adjetivos
de ningún tipo; si se le añade «infantil» o «juvenil» es por la necesidad
de delimitar una época concreta de la vida del hombre que, en literatura,
está marcada por las capacidades de los destinatarios lectores y, en menor
medida, por gustos e intereses lectores muy concretos, así como por sus
posibilidades de recepción literaria. (Cerrillo, 2013, p. 25)
Si, como se ha mencionado más arriba, la LIJ utiliza como base expre-
siva la palabra, no podemos pasar por alto la oralidad, es decir, la litera-
tura transmitida también por vía oral, no solo por vía escrita a través de
distintos soportes, ya sea el impreso, digital, manuscrito…
No se debe olvidar que la literatura infantil y juvenil es anterior
al libro como soporte o contenedor de textos que producen un goce
estético y que responden a los intereses de sus destinatarios. La li-
teratura oral tiene orígenes remotos y se transmite de boca a oreja y
de generación en generación desde tiempos inmemoriales hasta que
fueron recopiladas y fijadas por escrito por diferentes autores entre los
que destaca —en el ámbito de los cuentos maravillosos o cuentos de
CANCIONES DE CORRO
Al corro de la patata
comeremos ensalada
como comen los señores
naranjitas y limones
¡Achupé! ¡Achupé!
¡Sentadita me quedé!
ADIVINANZAS
Blanca por dentro,
verde por fuera,
si quieres que te lo diga, espera.
ORACIONES
Cuatro esquinitas tiene mi cama,
cuatro angelitos
que me la guardan.
Dos a los pies,
dos a la cabecera,
la Virgen María,
que es mi compañera.
ENSALMOS
Sana sanita / culito de rana
si no sanas hoy / sanarás mañana.
JUEGOS DE SORTEO
Pito, pito, colorito,
¿a dónde vas tú tan bonito?
A la acera verdadera.
Pin, pon, fuera.
RETAHÍLAS
Este cogió el huevo
este lo llevó
este lo frio
este le echó la sal
y este pícaro gordo ¡se lo comió!
COSQUILLITAS
Si vas a la carnicería / que te den una libra de carne
pero que no te den de aquí / de aquí, ni de aquí…
CANCIÓN DE LABRADORES
todos esos [libros] que aparecen en series en las que, tras escoger un pro-
tagonista común, lo hacen pasar por distintos escenarios y situaciones: la
playa, el monte, el circo, el mercado, el zoo, el campo, la iglesia, el colegio,
No existe niño que no haya leído un buen número de Teos, Nicos y Anas,
Ivos, Tims y otros nombres igualmente exóticos, que no hacen sino en-
mascarar un largo etcétera de álbumes carentes de imaginación, ramplo-
nes y en su mayor parte horrorosamente ilustrados. Esta plaga cuenta
además con el beneplácito de la mayoría de maestros, quienes creen que
Seguir con todo ese utilitarismo, es decir, con el uso el libro como
auxiliar de la labor escolar, hace que la literatura se resienta y provo-
ca un alejamiento de los posibles intereses lectores del niño y de los
propios valores literarios de una obra o creación artística, destinada a
gustar y a proporcionar placer estético.
Por tanto, en el aula se debería despojar a la literatura de todo ese
disfraz utilitarista, de esa instrumentalización educativa, lo que no sig-
nifica que estemos negando su valor pedagógico o su carácter de aliado
del trabajo escolar, pero no se podría considerar como un recurso para
mostrar la LIJ como género artístico.
Por otra parte, desde la escuela —que tiene como principal objeti-
vo el de instruir— se hace uso de los textos para enseñar conceptos,
enseñar a leer, mostrar reglas, contenidos… Pero esos escritos —cuyo
representante principal sería el libro de texto— no son tampoco litera-
tura ni hacen lectores —aunque sí leedores4—, a pesar de que para el
adoctrinamiento del alumno pueda incluir fragmentos o pasajes litera-
rios. De esa manera estaríamos de acuerdo con lo que Gianni Rodari
(2004) pensaba al respecto:
Hay dos clases de niños que leen: los que lo hacen para la escuela, por-
que leer es su ejercicio, su deber, su trabajo (agradable o no, eso es igual);
y los que leen para ellos mismos, por gusto, para satisfacer una necesidad
personal de información (qué son las estrellas, cómo funcionan los grifos)
o para poner en acción su imaginación. Para «jugar a»: sentirse un huérfa-
no perdido en el bosque, pirata y aventurero, indio o cowboy, explorador
o jefe de una banda. Para jugar con las palabras. Para nadar en el mar de
las palabras según su capricho.
4 Pedro Salinas (2002) diferencia al leedor del lector al que define como aquel que «lee por leer, por
el puro gusto de leer, por amor invencible al libro, por ganas de estarse con él horas y horas, lo mismo
que se quedaría con la amada» (pp. 187-188).
1. Libros-juego.
2. Libros de imágenes o imaginarios.
3. Abecedarios.
1. Libros-juego (o librojuegos)
Figura 3. Ejemplo de libro con agujeros para los dedos (Juego de dedos, Editorial Kókinos).
Como bien dicen Colomer y Durán (2000), son libros que sirven para
que el niño aprenda a identificar imágenes por su nombre con la ayuda
de un adulto que le descubra cómo se pronuncia o cómo suena el «guau
guau», el «pío pío» o el «miau» de los distintos animales que aparecen
reflejados. Se incluyen en esta categoría aquellos libros con imágenes
sueltas —extraídas de la propia realidad que conoce el niño— y que no
tienen una conexión aparente entre sí —por lo que el orden no altera
el producto—, pero que permiten jugar, nombrar, identificar, comparar,
reconocer, comentar o incluso crear historias divertidas a partir de esas
imágenes. Pueden ser libros cuyas imágenes se presentan organizadas
por temas: juguetes, animales, figuras geométricas, instrumentos mu-
sicales, vehículos, etc. A veces estos libros incluyen algún texto —una
palabra o frase que representa el objeto— que se utilizaría para mostrar
al niño que esos dibujos tienen un nombre formado por letras, unas
letras que significan algo.
Al igual que los librojuegos, los libros de imágenes están dirigidos a
los más pequeños y en ellos puede aparecer una sola imagen en cada
página o varias con las que aprenden a mirar y más tarde a ver, a reco-
nocer la imagen y nombrarla por su nombre organizando de este modo
su mundo de experiencias y estableciendo una relación entre el dibujo
y la realidad que el niño conoce, o bien a fijarse en detalles concretos
como «el gato está triste», «el coche está viejo», «el juguete está roto»…
Esas imágenes pueden aparecer también encadenadas en algún tipo
de secuencia y presentación: en la hoja izquierda el objeto o el perso-
naje; en la derecha la acción (Colomer, 2010, p. 173). Es decir, que
esas imágenes permiten también establecer un diálogo con el niño para
favorecer así la comunicación: qué hace el perro, de qué color es el sol,
qué forma tiene la luna…
Suelen ser libros con un formato pequeño, hojas gruesas y redon-
deadas, de plástico, madera, cartón, tela…
Son libros que presentan las letras del alfabeto —en mayúsculas o en
minúsculas— acompañadas de objetos fácilmente reconocibles por el
niño y palabras de uso frecuente cuyo nombre comienza por cada letra
del abecedario. Su función esencial es enseñar el código alfabético. En
ocasiones, se puede presentar una rima o una frase sencilla en la que
se destaca o resalta la palabra o la inicial del nombre de esa imagen
representada.
La presentación de los abecedarios sigue una lógica secuencial,
es decir, sigue el orden de las letras del alfabeto. Estos abecedarios
también se consideran un subgrupo de los libros de imágenes y, al
igual que ellos, sirven para mirar, identificar y reconocer las letras,
descubrir que cada letra tiene un sonido diferente y que al juntarlas
forman palabras además de permitir un primer contacto del niño con
el libro y la escritura.
4. Álbum ilustrado
5. Cuento ilustrado
6. Poemarios
8. Cómic o tebeo
El perro entiende.
El cocodrilo llora.
La hiena ríe.
El loro habla.
El hombre entiende,
llora,
ríe,
habla
y además puede leer.
De todos los animales de la tierra
sólo el hombre puede leer
para dejar de ser animal.
¡No está mal!
(Gloria Fuertes)
Durante mucho tiempo los pueblos sin escritura han atesorado la me-
moria de lo que han vivido, la memoria de lo que les ha ocurrido o la
memoria de lo que les han contado, y también lo legendario, y lo han ido
legando a través de narraciones orales que, con ligeras variantes, se han
ido transmitiendo de generación en generación…
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vivir. También, el propio autor manifiesta que «el que alguna cosa quiere
mostrar a otro, débeselo mostrar en la manera que entendiere que será
más pagado el que la ha de aprender» (el que quiere enseñar alguna cosa
a otro se la debe mostrar de manera que la entienda, que será más grato
al que ha de aprender). Esa fórmula narrativa empleada en el Conde
Lucanor está vinculada a la narrativa oriental que introdujeron los árabes
y que consistía en que un discípulo le pregunta algo al maestro y este le
respondía con una historia breve que contenía una enseñanza o moraleja
final.
También en el Medievo, autores como el Marqués de Santillana
(s. XV) —y sus Proverbios de gloriosa doctrina y fructuosa enseñanza—
escribían para niños, pero no eran sino encargos para un solo niño5.
Además, esos niños privilegiados tenían acceso a silabarios, abeceda-
rios, cartillas o bestiarios para aprender a leer y escribir. Todo, insis-
timos, con un carácter didáctico, moralizante, instructivo, educador.
La invención de la imprenta hacia 1450 por el alemán Gutenberg
—a España el invento llegaría en 1478— supuso un incremento en la
difusión de la literatura —hasta el momento conocida solo en sus ver-
siones orales, de boca en boca y de generación en generación—, pero
aun así las tiradas impresas seguirían siendo escasas y el público lector
infantil no muy abundante. «Fue a finales del siglo XVIII y principios
del XIX cuando realmente comenzaron a mecanizarse las ediciones, que
pasará a tiradas de miles de ejemplares y el público lector comenzará a
aumentar considerablemente» (Cerrillo, 2013, p. 111).
No obstante, sí que habría que destacar el famoso Isopete historiado,
de Juan Hurus, impreso en Zaragoza en 1489 y que recoge las fábulas de
Esopo —fabulista griego, considerado el inventor del género— traduci-
das al castellano. O el Amadís de Gaula, impreso también en Zaragoza
en 1508, libro de caballerías de gran éxito y popularidad en nuestro
país y que llenaría el tiempo de ocio de grandes y pequeños.
En el siglo XVII se continuaba con los relatos y textos morales cuyo
exponente principal serían las fábulas. Entre los principales autores
5 Los Proverbios fueron escritos aproximadamente en 1435 por el Marqués de Santillana por encargo
del rey Juan II, cuya intención era instruir a su hijo el príncipe Enrique IV, de doce años de edad, sobre
temas fundamentales como el amor, la castidad, la gratitud, la crueldad, la amistad…
LA LECHERA
Llevaba en la cabeza
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado
que va diciendo a todo el que lo advierte:
¡yo sí que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento.
Marchaba sola la feliz lechera,
Y decía entre sí de esta manera:
—Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero;
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío, pío.
Del importe logrado
de tanto pollo, mercaré un cochino;
con cebolla, salvado,
berza, castaña, engordará sin tino,
tanto, que puede ser que yo consiga
(Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad)
Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un Borrico.
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.
Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.
En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.
—¡Oh! —dijo el Borrico—:
¡Qué bien sé tocar!
¡Y dirán que es mala la música asnal!
Sin reglas del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.
Pero también podemos afirmar que justo esos años, los 70, supusie-
ron un cambio notable en toda Europa tanto a nivel económico como
social y cultural. La sociedad posindustrial dio lugar a una nueva visión
de la infancia, iniciándose una novedosa andadura y modernización en
la literatura infantil y juvenil no antes conocida. Durante estas décadas
se produce un boom de la literatura infantil en la que se reflejaban aún
más los cambios sociológicos y las nuevas inquietudes del momento, de-
jando a un lado el realismo y los valores cívicos predominantes. Se pasó
a una literatura más flexible, cargada de nuevos temas, llena de humor,
imaginación y fantasía y también acorde con los problemas, conflictos o
valores de esa época. Entre las obras de fantasía más significativas estaría
La historia interminable (1979), del alemán Michael Ende. En el siguien-
te fragmento de esta obra se describe muy bien lo expuesto hasta ahora:
También, y un poco antes, desde EE.UU. nos llega Donde viven los
monstruos (1963), de Maurice Sendak, una obra en la que se muestra
la fantasía y los miedos infantiles de forma inimitable.
La autora austríaca Christine Nöstlinger ha escrito obras muy co-
nocidas donde trata problemas como la discriminación o el racismo.
Entre esas obras destacan Historias de Franz (1986) o Ana está furiosa
(1992).
Y, cómo no, Roald Dahl, autor inglés caracterizado por el humor
ácido de sus obras. Es uno de los escritores más traducidos y leídos en
todo el mundo y entre sus principales creaciones destacan Charlie y la
fábrica de chocolate (1964), Las brujas (1983) o Matilda (1988).
También en Inglaterra destaca Enid Blyton, la autora de la famosa
colección de Los cinco —publicada a lo largo de la década de 1940 y
con posterioridad— en la que un grupo de chicos y chicas junto a un
perro deben resolver misteriosas situaciones actuando como verdade-
ros detectives, con gran ingenio y dotes de observación.
Ya en nuestro país destacamos a escritores consagrados que se de-
dicaron en mayor o menor medida a la literatura infantil. Entre esos
autores destacan Elena Fortún —con su conocida Celia— y Antonio-
rrobles —con sus cuentos—, que modernizaron un poco las temáticas
de literatura infantil antes de la Guerra Civil. Pero tras la victoria del
franquismo los dos autores tuvieron que exiliarse interrumpiendo esa
tendencia y evolución de la literatura que habían iniciado.
Por ello, tras la Guerra Civil, en 1943, se instauró en España un
decreto donde se explicaba que solo debían publicarse obras de valor
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en la mochila cuando llegan a la escuela: nanas, canciones, retahílas,
narraciones, etc. De esa manera, las intervenciones didácticas que se
lleven a cabo han de combinar esas posibles experiencias vitales con
experiencias literarias propias de y para la infancia a través de diferen-
tes tipos de textos.
Los tres géneros básicos —coincidentes con la literatura para adul-
tos— serían el narrativo, poético y teatral. En cada época dominará uno
u otro género y servirán para expresar la ficción, aquello que no es real
o que sí lo es pero está idealizado a través de la magia y el juego con las
palabras.
A estos tres géneros habría que añadir uno más, el género didáctico,
posterior a los tres géneros clásicos pero no menos importante en el
ámbito educativo. Vamos a ver las características, funciones y peculia-
ridades de cada uno de ellos.
En verso:
–– Poema épico.
–– Epopeya.
En prosa:
–– Novela.
–– Cuento.
En verso:
Poema épico: narra las hazañas de un héroe alrededor del cual se desa-
rrolla u organiza la acción. El centro es el héroe que ha de cumplir una
misión o una gesta importante. Ese héroe encarna valores, cualidades
y aptitudes que hacen de él un modelo a imitar. Lo épico es principal-
mente histórico.
Un ejemplo español muy característico de la épica es el Cantar de
mío Cid —conservado casi completo en la Biblioteca Nacional de Es-
paña— y que relata las hazañas heroicas del caballero castellano Rodri-
go Díaz de Vivar, el Campeador.
En prosa:
(León Felipe)
En verso y prosa:
Pero, como se ha dicho más arriba, para que la práctica del teatro
se lleve a cabo con un margen de garantías, es preciso descartar la
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definición se aprecia que el canon incluiría obras que son dignas de
mantenerse en la memoria por su calidad estética, por algún mérito
particular o de otro tipo y por tanto dignas de ser conservadas mientras
el resto caerían en el olvido. Por ello, el canon literario no se libra de
ciertos ataques y críticas que han dado lugar a debates y polémicas
como la de preguntarse: ¿quién hace esa selección? ¿Bajo qué criterios?
Ya hemos visto que el criterio principal sería el valor estético —el de
pretender comunicar belleza—, pero ese no deja de ser un criterio cam-
biante y, además, muy subjetivo porque ¿cuáles son los mejores según
esa calidad estética? ¿De quién depende?
Otro criterio polémico sería la temática, que no pasaría de moda
y, por tanto, entraría a formar parte del canon, pero esta temática ¿no
estaría a veces sometida a una ideología concreta? Temas que podían
parecer repugnantes hace un siglo, hoy se aceptarían con total normali-
dad, como por ejemplo la homosexualidad o las familias monoparenta-
les, por poner solo dos ejemplos. O también al contrario, obras consi-
deradas buenas lecturas en un tiempo pasado pueden ser inadecuadas
hoy porque no se ajustan a las necesidades de los lectores, o al perfil de
estos potenciales lectores, como ocurría con aquellos textos moralizan-
tes o adoctrinadores de antaño —y de la actualidad, por qué no— cuya
pretensión era la de comunicar determinadas enseñanzas o doctrinas a
los más jóvenes. Por eso deberíamos entender el canon según dice Ce-
rrillo (leer.es, p. 7), como un fenómeno dinámico, es decir, cambiante,
que además se dirige a un público o lector complejo y en el que deben
figurar obras que reflejen la sociedad y el pensamiento de una época,
que representen emociones, sentimientos y sueños de las personas más
allá de los tiempos y las fronteras.
Y tampoco hay que olvidar que, entre otras muchas cosas, las cam-
pañas de marketing muchas veces propician esa popularidad de una
obra en un momento determinado para que formen parte del canon,
además de las selecciones de obras literarias fruto de votaciones en co-
munidades lectoras de LIJ. También depende del país, puesto que cada
uno puede (y debe) tener su propio canon literario, su propia selección
de aquellos tesoros que consideramos que niños y jóvenes deben leer y
conocer. Pero en este sentido habría que pensar desde una perspectiva
más global que incluya obras internacionales, universales.
De todas formas, sean cuales sean las funciones que rigen las selec-
ciones de los cánones, se ha de reconocer que, aunque estén construi-
dos por textos, lo que cuenta es la forma o la manera como son leídos
esos textos y no de los textos en sí mismos, para que satisfagan nuestras
necesidades.
Pero si como acabamos de ver es difícil hablar del canon, reconocer
o aceptar la existencia de clásicos literarios no lo es tanto. Todo canon
debería estar formado «por obras y autores que, con dimensión y carác-
ter históricos, se consideran modelos por su calidad literaria y por su
capacidad de supervivencia y trascendencia al tiempo en que vivieron,
es decir, textos clásicos» (leer.es, 2012, p. 3), es decir, que no se puede
confundir canon con clásicos, aunque «sí es cierto que los clásicos son
libros canónicos o, al menos, así debieran ser considerados, pero no lo es
que libros que pudieran aparecer en algunos cánones tengan que tener
el reconocimiento de clásicos» (Cerrillo, 2010, p. 93). Por tanto, ¿a qué
podemos llamar clásicos? Llamamos clásicos a aquellos libros que, a
pesar del tiempo transcurrido desde que fueron escritos y publicados,
siguen sobresaltando todavía nuestra emoción y despertando nuestro
placer estético (Merino, 2004, p. 32). Un clásico es entonces un libro
que sobrevive al presente, al contexto en el que se publica y, además,
incluso a su autor. Serían obras que traspasan una época, un modelo
de escribir, textos de lecturas reiteradas y frecuentes traducciones a
diferentes lenguas, muy distintos de los cánones, que son producto
de una elección en un momento determinado, puntual y, en muchos
casos, con una finalidad o pretensión determinadas.
9 Establecidos en el ámbito educativo, por listas de lecturas de diferentes cursos o programas escolares.
•• Peter Pan.
•• Alicia en el País de las Maravillas.
•• Las aventuras de Pinocho.
•• Marcelino pan y vino.
•• Celia.
•• Manolito Gafotas.
•• Historia de Babar el elefantito.
•• El Principito.
•• Cuentos clásicos infantiles.
INTRODUCCIÓN
Peter Pan —del escocés J. M. Barrie— se publicó a principios del siglo XX.
Es una de las obras más importantes escritas para niños. Todo el mundo
conoce la historia de ese niño eterno que no quiere crecer, que vuela
y que reside en una isla encantada, el País de Nunca Jamás, en el que
viven también hadas como Campanilla, o pieles rojas, niños perdidos y
piratas como el capitán Garfio...
ARGUMENTO
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
Lo que puede ser un libro de aventuras para los más pequeños, tam-
bién sirve para los mayores por su belleza, guiños y profundo sentido de
su argumento, que nunca pasa de moda. Es una historia que ha inspi-
rado a lectores del mundo entero, ilumina al niño que todos llevamos
dentro, esa posibilidad o capacidad que tienen los pequeños de difu-
minar o incluso borrar los límites entre la ficción y la realidad, de jugar
y creer que todo puede ser posible, como volar o hablar con las hadas.
FRAGMENTOS
***
A veces, en el transcurso de sus viajes por las mentes de sus hijos, la se-
ñora Darling encontraba cosas que no conseguía entender y de éstas la
más desconcertante era la palabra Peter. No conocía a ningún Peter y, sin
embargo, en las mentes de John y Michael aparecería aquí y allá, mientras
que la de Wendy empezaba a estar invadida por todas partes de él.
***
***
6
ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
Lewis Carroll (1832-1898)
INTRODUCCIÓN
ARGUMENTO
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
—¡Qué sensación más rara! —dijo Alicia—. ¡Parece que me estoy en-
cogiendo como un telescopio!
Y así era: ahora tenía solo diez pulgadas de altura, y se iluminó su
rostro de alegría al pensar que tenía precisamente el tamaño para poder
pasar por la puertecilla y entrar en aquel precioso jardín…
En esta obra los diálogos son ágiles, rápidos, y los monólogos son
breves, con animales y objetos humanizados en la que abundan las ono-
matopeyas, las repeticiones, los juegos con las palabras, los trabalen-
guas, las palabras mágicas y la musicalidad gracias a los poemas que se
intercalan a lo largo de la obra…
10 El juego simbólico es el juego de «hacer como si», es decir, ponerse en el papel de otro y actuar
como si esa situación estuviese ocurriendo de verdad. Por ejemplo, ¿vale que yo era médico y ponía
inyecciones…?
FRAGMENTOS
***
—¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir?
—Eso depende de adónde quieras llegar —contestó el Gato.
—A mí no me importa demasiado adónde… —empezó a explicar Alicia.
—En ese caso, da igual cualquier dirección —interrumpió el Gato.
—… Siempre que llegue a alguna parte —terminó Alicia a modo de ex-
plicación.
—Basta que empieces a andar —le aseguró el Gato—, dando un paso tras
otro.
***
***
6
LAS AVENTURAS DE PINOCHO
Carlo Collodi (1826-1890)
INTRODUCCIÓN
ARGUMENTO
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
Pinocho cumpliría todos los requisitos de una gran obra literaria por
sus continuos guiños sobre aspectos relacionados con la vida real de las
personas: la soledad ante los obstáculos del día a día; la duda entre el
bien y el mal; la mentira frente a la verdad; la cohesión entre la vida y
la muerte; los engaños, los desafíos…
La experiencia de Pinocho es parecida a una lección de vida sobre
el difícil camino de la educación de los niños por parte de los mayores:
FRAGMENTOS
***
***
… el Hada dejó que el muñeco llorase y patalease una media hora larga
por motivo de aquel narizón que no le permitía pasar por la puerta de la
alcoba; lo hizo para darle una severa lección y al fin de que se corrigiera
del feo vicio de decir mentiras, el vicio más feo que pueda tener un niño…
***
INTRODUCCIÓN
En 1952 se publica Marcelino pan y vino, una obra del madrileño José
María Sánchez-Silva, escritor que logró ganar el Premio Andersen en
1968. Marcelino tuvo un éxito sin precedentes, aunque su propio au-
tor, en el prólogo-dedicatoria a la primera edición, manifestaba que la
obra la había escrito «como quien lava; como quien habla con lenguaje
corriente e impersonal». Una historia popularizada gracias al cine y que
puede ser contada o leída a los niños y por los niños.
ARGUMENTO
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
Marcelino pan y vino está escrito con un lenguaje sencillo, alegre y cla-
ro, lleno de sentimiento y capaz de penetrar en el corazón de cada niño,
y de cada adulto también. Su protagonista es un niño de cinco años,
FRAGMENTOS
Hace casi cien años, tres franciscanos pidieron permiso al señor alcalde
de un pequeño pueblecito para que les dejase habitar, por caridad, unas
antiguas ruinas que estaban abandonadas…
***
Creció pues el chico y fue la alegría del convento y a veces también el
pesar, porque aunque era bueno como el pan, no siempre sus acciones
lo eran y sus robos de fruta en la huerta y sus trastadas en la capilla o
en la cocina y sus pequeñas enfermedades dieron buenos quebraderos de
cabeza a los pobres frailes…
***
Fray Bautizo le había construido una pequeña carreta y este fue el primero
y el mayor de los juguetes de Marcelino, con el cual sí que ayudaba a
veces en la huerta, transportando ya un melón —no mucho más cabía
en la carretilla—, ya un montoncito de patatas y hasta varios racimos de
uvas. Pero los verdaderos juguetes de Marcelino eran los animales…
***
En sus juegos, Marcelino siempre contaba con un personaje invisible…
Introducción
ARGUMENTO
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
Como cualquier otro niño o niña, Celia necesita del amor, el afecto y
el cariño de su madre. En la saga, sobre todo en los títulos primeros, se
muestra cómo Celia —que pertenece a una familia acomodada de Ma-
drid—, aunque lo tiene todo materialmente hablando, presenta ciertas
carencias ya que su padre siempre está trabajando fuera y su madre se
preocupa más por su vida social que por la de sus hijos, a quienes deja
al cargo de una institutriz. Los niños se sienten identificados con Celia
porque la infancia es una etapa de soledad, de miedo al abandono, a ser
Celia es una niña con gran corazón que valora la amistad y se rela-
ciona con cualquier persona, aunque se realce ese contraste que existía
entre las diferentes clases sociales de la época.
Los diálogos son espontáneos, el lenguaje sencillo, lleno de humor y
rebosante de fantasía que solo los más pequeños saben apreciar y com-
prender en un mundo donde los adultos han perdido esa capacidad de
asombrarse, de entusiasmarse por la cosas, de ver, de escuchar…
¿Sabes por qué están tan tristes y aburridas las personas mayores? Pues
porque nada les interesa. Como han visto muchas veces salir el sol, vo-
lar los pájaros y correr el agua, se figuran que todo ello es lo más natural
del mundo. En cambio tú, como tienes los ojos nuevos, estás siempre
asombrado…
FRAGMENTOS
Celia ha cumplido siete años. La edad de la razón. Así lo dicen las perso-
nas mayores…
***
***
***
¡Se acabó el verano! Ya estamos en Madrid. Estos días, todos los mayores
están de mal humor…
Papá no encuentra unos papeles que dejó no sé dónde, y revuelve por
todas partes.
—¿Qué buscas, papaíto?
—¡Déjame…, que tengo un humor…!
Mamá dice que la casa es pequeña, que es oscura, que le faltan tres
habitaciones…
—Pero, mamita, ¿es que te figuras que se nos han perdido?
—¡No seas ridícula y déjame!... Tengo un humor muy malo.
INTRODUCCIÓN
ARGUMENTO
Manolito Gafotas es un niño de ocho años miope con grandes gafas que
vive con su padre, su madre, su tía, su abuelo y el Imbécil (su hermano
pequeño) en un barrio de Madrid, en Carabanchel (Alto). Las historias
de Manolito describen en primera persona la forma de vida de varios
personajes de ese barrio que no goza de demasiados lujos. Manolito es
muy imaginativo, dicharachero y charlatán, y habla con su peculiar vi-
sión de la realidad —y gracias a diferentes peripecias y aventuras que le
ocurren— sobre su familia, la escuela, su barrio, sus amigos, vecinos…
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
Me imagino pegando unos saltos tipo Kárate Kid en el cañón del Co-
lorado, pero luego todo se joroba en la práctica, no me lo explico. Mi
abuelo dice: «Así es la vida»…
Mi abuelo mola, mola mucho, mola un pegote. Hace tres años se vino
del pueblo y mi madre cerró la terraza con aluminio visto y puso un
sofá cama para que durmiéramos mi abuelo y yo. Todas las noches le
saco la cama…
FRAGMENTOS
***
Es mi trenca del año pasado, va a ser la de este año y será la del que viene y
la del otro y la del otro, porque mi madre dice que los niños crecen mucho
y hay que comprarles las trencas con vistas al futuro.
***
… de aquí a tres años lo más tardar vamos a acabar siendo unos de-
lincuentes. Eso no lo digo yo, lo dice mi sita Asunción, que además de
maestra es futuróloga porque ve el futuro de todos sus alumnos. No le
hace falta ni bola de cristal ni cartas: te hinca los ojos en la cabeza y te
ve dentro de muchos años como uno de los delincuentes más buscados
***
6
HISTORIA DE BABAR EL ELEFANTITO
Jean de Brunhoff (1899-1937)
INTRODUCCIÓN
ARGUMENTO
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
Es una obra que se puede contar, leer o trabajar con los niños con el
objetivo de lograr un placer, el de compartir historias de la vida, como
esta…
***
***
***
Babar decide volver a la selva con Arturo, Celeste y sus mamás. Su ancia-
na amiga le ayuda a preparar el equipaje…
6
EL PRINCIPITO
Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)
INTRODUCCIÓN
CAUSAS DE SU INMORTALIDAD
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona
grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo
que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande puede
comprender todo; hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa:
esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene
verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran sufi-
cientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en
otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas
lo recuerdan). Corrijo, pues, mi dedicatoria: A LEÓN WERTH CUANDO
ERA NIÑO.
FRAGMENTOS
Cuando yo tenía seis años vi una vez una lámina magnífica en un libro
sobre el Bosque Virgen que se llamaba «Historias Vividas». Representaba
una serpiente boa que se tragaba a una fiera…
***
***
Si decís a las personas grandes: «He visto una hermosa casa de ladrillos
rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo…», no acertarán
a imaginarse la casa. Es necesario decirles: «He visto una casa de cien mil
francos». Entonces exclaman: «¡Qué hermosa es!».
6
CUENTOS CLÁSICOS
Charles Perrault (1628-1703)
Hermanos Grimm: Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859)
Hans Christian Andersen (1805-1875)
11 Aunque haya que resaltar que en estos cuentos, en su mayoría, abundaban personajes adolescen-
tes y se abordaban temas acordes con esa etapa.
•• Los niños son siempre los protagonistas sin tener que llegar,
como quizá se pudiera pensar, a la ñoñería.
•• Los diálogos son ágiles y rápidos.
4.3. Adaptaciones
Pero, si bien hay que decir que se trata de una narración lineal, con-
tada en tercera persona y en la que aparecen aventuras encadenadas,
el cuento se enriquece con descripciones detalladas, con diálogos muy
bien engarzados en el relato, algo que mantiene la atención del lector
desde el primer momento además de apelar a sus sentimientos. Asimis-
mo, Andersen utiliza onomatopeyas, anáforas y una abundante adjetiva-
ción —avena verde, fríos prados, trigo amarillo, pobre pato feo, muy triste,
etc.—, que apelan tanto a los sentidos como a los afectos del lector.
Junto a estos elementos de calidad el Patito Feo tiene otros valores
como la idea de que la belleza externa no es lo más importante en la
persona; la ausencia de orgullo cuando el pato se convierte en cisne; el
valor de la amistad, el amor o la tolerancia. En clave negativa también
se muestra el maltrato a que es sometido el protagonista por parte de
los demás patos, las gallinas, o la chica que le da de comer en un corral
simplemente porque es feo: la discriminación por lo físico, la envidia,
las habladurías…
Pues bien, son tantas las versiones editadas a partir de este cuen-
to que en cada uno de ellos podemos encontrar o percibir que esos
Salvo alguna que otra excepción, esta que hemos visto y otras adapta-
ciones modifican el texto original transformándolo y empobreciéndolo. El
hacer una historia más breve y que pueda ser leída autónomamente por
lectores más pequeños no implica que deba deformarse o hacerse facilona
o simplona sino con suficiente dignidad literaria, que no afecte a los ele-
mentos esenciales ni al contenido o al estilo del original. Sin deformarlo…
119
¿Qué lecturas serían aconsejables para esta etapa?
Según lo expuesto por Piaget, se puede afirmar que a los niños de estas
edades les gustan los versos acompañados de movimiento de manos
—«cinco lobitos tiene la loba, cinco lobitos detrás de la escoba…»—,
movimientos de cabeza, de palmas —«palmas, palmitas…»—. Tam-
bién son aconsejables, por su musicalidad, las rimas breves, nanas, re-
tahílas, textos cortos con imágenes o ilustraciones a toda página sobre
situaciones familiares u objetos de su entorno y sin palabras o acompa-
ñadas de una palabra identificativa…
Ya se tiene una visión menos fabulosa del mundo y les atrae la acción, la
intriga, el primer amor… Los temas son muy amplios, pero destacaría
el suspense, las aventuras peligrosas, relatos que reflejen problemas del
entorno del niño —interculturalidad, racismo, pacifismo, sexualidad,
miedos, complejos... —, y quieren sentirse identificados con los proble-
mas e inquietudes de los protagonistas de las historias Es importante
que las moralejas finales no sean explícitas.
Son aconsejables también las revistas que traten temas de su interés.
Las características técnicas de los libros para estas edades son:
Por eso, cuando el niño juega, fantasea, crea su mundo propio, igual
que un autor de historias fantásticas actúa como un niño que juega
creando ese mundo fantástico. Y es que la ficción está emparentada
con el juego, es decir, responde a una necesidad profunda del niño, la
de no conformarse con su propia vida, la de ir más allá, la de imaginar.
En la imaginación de los niños el sueño se mezcla con la realidad de
manera natural y juega con las palabras, dotándolas de vida y de nuevos
significados.
Por tanto, la actividad lúdica de los niños, como la fantasía y la in-
vención, es una de las fuentes esenciales que le permiten reafirmar su
identidad tanto de manera colectiva como individual.
Figura 11. Ejemplo de libro troquelado creado por Marina Sánchez Vera (11 años).
Mi mamá
está muy «enfadá»,
mi papó
está muy «enfadó»
Amanecía en el naranjel
abejitas de oro
chupaban la miel
¿dónde estará la miel?
El tambor de la lluvia
corre por la ventana.
En los cristales fríos
canta la luz del alba.
NARRADOR.- Había una vez una mujer casada con un hombre muy rico,
que tenía una hija. Se puso muy enferma, y le dijo a su hija:
MADRE.- Hija, ahora me voy al cielo, pero yo cuidaré de ti y siempre
me tendrás a tu lado. (Sale la madre).
NARRADOR.- A la primavera siguiente el padre se volvió a casar, esta
vez con una mujer que tenía dos hijas hermosas pero malvadas de co-
razón, que trataban muy mal a nuestra protagonista. (Entran las HER-
MANASTRAS).
HERMANASTRA 1.- ¡Ay! ¿Qué vestido me pondré esta noche para la fies-
ta? ¿Crees que le sentará bien el verde a mi hermosa melena rubia?
(Reparando en CENICIENTA) ¡Huy, mira! Ahí está la boba hablando con
su madre otra vez.
HERMANASTRA 2.- (Riendo) ¡Sí, con su madre muerta!
HERMANASTRA 1.- No se ha enterado de que ahora lo que tiene es
una madrastra que nos prefiere a nosotras.
HERMANASTRA 2.- (Riendo) ¡Sí, a nosotras!
HERMANASTRA 1.- Oye, pero ¿has visto qué vestido tan bonito lleva?
Es verde, justo el color que quiero yo para la fiesta de esta noche.
HERMANASTRA 2.- (Riendo) ¡Sí, es verde!
HERMANASTRA 1.- ¿Qué te parece si…? (Cuchichean. Luego, a CENI-
CIENTA:) ¡Eh, tú!
CENICIENTA.- (Viéndolas) Ah, hermanas, no os había sentido entrar.
HERMANASTRA 1.- ¿Se puede saber qué haces con mi vestido? ¡Quí-
tatelo ahora mismo y dámelo!
CENICIENTA.- Pero si este vestido es mío… Lo heredé de mi madre.
HERMANASTRA 2.- (Riendo) ¡Sí, de tu madre muerta!
HERMANASTRA 1.- ¡No seas mentirosa! ¡Trae acá y vete a preparar la
comida, que me lo vas a manchar!
Creyéndose hermosos, los mayores han ofrecido al niño unos libros que
representaban al adulto con sus mezclados atributos, con su sentido prác-
tico, su ciencia, hipocresía y anquilosamiento. Les han brindado unos
libros que rezuman aburrimiento, capaces de convertir para siempre el
buen sentido en cosa antipática: libros necios y hueros, pedantes y pe-
sados; que paralizan los ímpetus espontáneos del alma; obras absurdas,
a docenas y a centenares, que se han abatido como el pedrisco sobre la
primavera.
P. Hazard, Los libros, los niños y los hombres
141
Por tanto, existen otros criterios o pautas de selección más concretas
expuestas por Teresa Colomer (2002a) que pueden servir de orientación:
Con todo ello se pretende ir un poco más allá de las simples opinio-
nes que a veces se pueden escuchar, como «este libro es muy bonito»
o «este libro está bien». Pero, al escoger un libro por el texto, lo que
haremos también será valorar el tipo de niño a quien lo recomendamos,
la calidad del escrito y la emoción que transmite. Por eso, aun cuando
nos parezca que hay textos muy malos o mediocres no se debe ser muy
meticuloso si vemos que puede servir o identificarse con los gustos o
las vivencias de alguno de nuestros alumnos. En esto hay que dar las
gracias a las editoriales, que nos suministran un extenso surtido.
Asimismo, entre las diferentes fuentes de información a las que po-
demos acudir para seleccionar obras de LIJ encontraríamos:
13 Jorge es un niño de ocho años que quiere fabricar una pócima para su abuela, con la que no se
lleva nada bien. Esa pócima resultó ser mágica, ya que su abuela crecía hasta el techo o disminuía
hasta desaparecer. El padre de Jorge ve que con esa medicina se podría ganar mucho dinero… Es una
lectura recomendada para niños de 8 a 12 años.
…Oh, lo serán —dijo Harry, y sus amigos vieron, con sorpresa, la son-
risa burlona que se extendía por su cara—. Ellos no saben que no nos
permiten utilizar magia en casa. Voy a divertirme mucho este verano con
Dudley…
Los textos poéticos tienen un carácter más subjetivo, que expresa sen-
timientos, emociones íntimas… Su uso en el aula fomenta el disfrute
a través de la musicalidad de las palabras —con ritmo, rima, armonía,
estribillos, repeticiones, onomatopeyas—. Sería comparable a una gran
orquesta donde todos los instrumentos actúan para lograr algo bello,
armónico.
Lo más destacado para valorar la poesía sería tener en cuenta la mé-
trica, es decir, el ritmo y la rima del poema. El ritmo se refiere a la ento-
nación, a la combinación de sonidos armónicos que dan lugar a la musi-
calidad de los versos logrando que sean melodiosos y no ásperos al oído.
Ese ritmo se consigue con la rima, en la repetición de una secuencia de
fonemas. La rima se encuentra, por ejemplo, en los refranes, trabalen-
guas, nanas, canciones («Tengo una vaca lechera, no es una vaca cual-
quiera…»), eslóganes de publicidad («Mariscos Recio, la mar al mejor
precio»; «Papillas Puleva, me va, me va, me va…»; «Del Caserío, me
fío…»). Sería una forma de recordar y captar mejor el mensaje y atraer
la atención.
A los niños les gustan los poemas que cuentan cosas, poemas na-
rrativos, que les den alguna información sobre su propia experiencia
e intereses: los juegos y juguetes, la ciudad, la vida de animales, ofi-
cios, el cuerpo… O poemas de humor y absurdo, el nonsense, como por
ejemplo el siguiente poema de María Elena Walsh, autora argentina:
(Gianni Rodari)
Tintín
Se trata de un total de 23 álbumes creados por Hergé, pseudónimo de
George Remi, escritor belga. Hergé creó personajes inolvidables, en-
trañables y humanos, con virtudes y defectos. Tuvo su principal fuente
de imágenes en el cine mudo que vio en su niñez y juventud, y confesó
más de una vez su deuda con el cine de Chaplin, en el que se inspiró
para crear al desvalido Tornasol, un profesor algo torpe, sabio, inde-
fenso, bondadoso... De Chaplin también tomó el ritmo y el encadena-
miento de los gags, no como chistes sino como efectos visuales cómicos
cuyo secreto es la rapidez.
La claridad de la imagen y la trama de Tintín tienen como objetivo
principal facilitar al lector la comprensión de la historia. Las viñetas
son casi siempre rectangulares y los movimientos de los personajes son
siempre de izquierda a derecha, en el sentido de la escritura si nos
fijamos…
Tintín tiene poco más de 15 años, no envejece ni cambia, se desco-
noce su pasado y vive solo. Es un periodista de calle, curioso, que sabe
de todo. Los personajes que le acompañan presentan caracteres dife-
Astérix
Es una serie de cómics aparecida por primera vez en 1959 en Fran-
cia. Es uno de los cómics más vendidos del mundo y un auténtico
fenómeno social. Al igual que Tintín, Astérix tiene distintos niveles de
comprensión y rompe con todas las fronteras de edad de los lectores.
Por tanto, su característica principal es que contiene elementos cómi-
cos para lectores de distintas edades: gags visuales fáciles de entender
por los niños, y alusiones a la cultura clásica y juegos de palabras que
gustan, además, a los adultos.
Su éxito también radica en la definición de los personajes principa-
les y secundarios; unas tramas bien montadas; un empleo dosificado
de recursos humorísticos; una visión icónico-cariñosa de los defectos
personales o sociales, los comunes a todos o los que pueden ser más
propios de cada pueblo.
En cuanto a los protagonistas, corre el año 50 a.C. Una aldea de
galos irreductibles, rodeada de bosques frecuentados por jabalíes y cor-
nejas, y por campamentos militares romanos. Allí, Ásterix, es un per-
sonaje inteligente y sagaz, cuyo aspecto enclenque, bajito y narigudo,
contrasta con cualquier estereotipo novelesco o cinematográfico de hé-
roe. Obélix, su amigo del alma, posee tanta fuerza como pocas luces.
También aparecen Panorámix, el druida; Idéfix, el perrito de Obélix, o
el jefe Abraracúrcix y su esposa Karabella, etc. En Roma, el único que
pervive a lo largo de muchos álbumes es Julio César. Y también son
habituales los piratas.
¿Qué nos puede enseñar Astérix? Nos puede enseñar cultura, porque
la acción se desarrolla en la Roma clásica de manera que el lector ad-
Mafalda
Creada en 1964 por el argentino Quino —pseudónimo de Joaquín Sal-
vador Lavado y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Huma-
nidades 2014—, Mafalda es una niña de 6 años de edad, cabezona y
sentenciosa, que odia la sopa y adora a los Beatles. Su padre trabaja como
corredor de seguros y su madre, Raquel, es una sufrida ama de casa. Gui-
lle es su hermano pequeño, capaz de replicar tanto a sus padres como
a su hermana. Los amigos de Mafalda son: Manolito Gorreiro, hijo de
inmigrantes, solo pendiente del dinero y de las ventajas materiales; Susa-
nita Sirusi, una chica obsesionada con el matrimonio; Miguelito Pittri, de
ascendencia italiana, candoroso y egoísta; Felipe, soñador y perezoso; Li-
bertad, bajita y con complejo de bajita, de padres jóvenes e intelectuales.
A través de los sucesos de la vida cotidiana de la familia de Mafalda
y de sus amigos, se logra reflejar la vida ordinaria de una familia que
vive en apuros económicos. Con una visión tan llena de agudeza como
de ternura y simpatía, Quino deja constancia de cosas que «no funcio-
nan» en las vidas de cada uno y en la organización social.
¿Qué nos puede enseñar Mafalda? Uno de los aciertos de Mafalda
es su definición: sus comentarios indican agudeza y profundidad, pero
no dogmatiza. Se percibe que ella está confusa sobre la vida, como
les ocurre a los niños y a cualquier persona alguna que otra vez. Con
sus réplicas o sus reflexiones, muestra que hay cosas que no le gus-
tan, y siente temor al ver como inevitable su entrada en los engranajes
de la vida adulta. Quino también emplea un humor inteligente, con
mensajes que defienden la paz, la libertad, el respeto, la convivencia,
la preocupación por el devenir de la humanidad. Todo ello mostrado,
siempre, con positivismo.
También se rompen algunos estereotipos: hacer de una niña su pro-
tagonista, y cifrar su atractivo en su sano escepticismo y sensatez.
El libro tiene que formar parte del paisaje cotidiano del niño. Si no ha
nacido en una casa con libros debe encontrarlos en la escuela, en la bi-
blioteca pública, en la biblioteca escolar, de aula, deben estar al alcance
de sus manos. Junto a los libros es fundamental la presencia de un me-
diador responsable…
Norma Sturniolo, Leer para mejorar en humanidad
169
una biblioteca escolar inserta en la escuela, aún no contamos con un mo-
delo común que englobe todas las características, objetivos y funciones de
una biblioteca de este tipo, llegándose, a veces, a confundir el concepto
con las también presentes bibliotecas de aula14. Por ello es necesario di-
ferenciar entre biblioteca escolar como servicio centralizado y biblioteca
de aula, aunque algunos piensen o crean que esta es una prolongación de
aquella (Castán Lanaspa, 2004). Una biblioteca escolar central es aquella
que reúne y organiza, en un espacio común para todo el centro educativo,
aquellos materiales de la escuela que no solo son impresos sino audiovi-
suales, electrónicos o digitales. Pero, además, la biblioteca escolar central
es un lugar de encuentro para la lectura en soledad o la lectura colectiva,
un lugar para compartir, debatir e intercambiar ideas.
Sin embargo, aunque parezca evidente que una biblioteca escolar
central debe reunir todos los materiales informativos del centro edu-
cativo, puede ser que la falta de espacio obligue a distribuir fondos por
distintos lugares de la escuela, entre ellos las aulas, convirtiéndose en
rincones de lectura más que en verdaderas bibliotecas. Así lo afirma
Camacho Espinosa (2005, p. 306) cuando dice, refiriéndose a las bi-
bliotecas de aula, que estas «tienen su origen, en no pocas ocasiones,
en la falta de un proyecto pedagógico coherente y consensuado entre
todo el profesorado y una actitud personalista y poco cooperativa de
la tarea docente». Estamos pues ante un problema de difícil solución,
no solo por la posible limitación de espacio o la carencia de un proyecto
pedagógico congruente, sino también por la falta, en la mayoría de los ca-
sos, de personal dedicado a tiempo completo a la gestión de esa bibliote-
ca escolar central. Al no existir, por lo general, esa figura de coordinador
de biblioteca (o bibliotecario), el control de los materiales distribuidos
o prestados a las aulas se hace difícil aunque no por ello se debe negar
que biblioteca escolar central y biblioteca de aula puedan convivir en
perfecta armonía en la escuela.
14 Estas bibliotecas también se conocen como rincones de lectura o rincones de biblioteca. En este
manual nos parece más apropiado hacer uso del término «biblioteca de aula» como espacio dinámico y
ordenado de recursos para investigar, buscar, informarse o deleitarse con la lectura y donde se llevan a
cabo actuaciones relacionadas con ella por parte tanto del maestro como de los alumnos. Sería un espa-
cio común diferente a los rincones –muy habituales en Educación Infantil– utilizados de manera rota-
tiva para realizar variadas actividades con miras a lograr una atención y educación más personalizadas.
Decoración más global (para todo el Decoración más personal (solo para el aula)
centro)
•• Libros que los propios niños puedan traer de sus casas de forma
temporal.
•• Obras de consulta o referencia (diccionarios, atlas…).
•• Obras adquiridas a través de editoriales, asociaciones, fundacio-
nes o instituciones relacionadas con el libro y la lectura.
•• Revistas, periódicos, folletos…
Libros que los propios niños pueden traer de sus casas de forma temporal
15 Forma sencilla y rápida de presentar los fondos de la biblioteca en torno a distintos temas para
focalizar la atención sobre ellos.
En los capítulos anteriores hemos visto que una de las tareas más im-
portantes que se han de abordar en la escuela es desarrollar y afianzar
la competencia lectora de los alumnos. Ese desarrollo de la competen-
cia lectora se vincula a la enseñanza y aprendizaje de la lengua y de la
literatura con el objetivo de que el alumno adquiera habilidades tanto
para comprender como para producir textos, y cómo no, también para
disfrutarlos, sentirlos, vivirlos.
Por tanto, en la escuela se ha de propiciar, como postura comple-
mentaria a una lectura que forma, enseña a retener lo leído y a adqui-
rir conocimientos, una lectura que también haga pensar mientras se
lee, que haga sentir, imaginar. Pero a veces es solo la primera opción o
postura la que se promociona en el aula, como bien dicen Bettelheim
y Zelan (2009); por desgracia, lo más frecuente es que «la lectura se
presente como la habilidad de descifrar, y descifrar es esencialmente
una actividad sin sentido —un proceso de mero reconocimiento— que
llevamos a cabo por alguna razón exterior: porque el maestro nos lo
ordena, por ejemplo» (p. 44). Es por este motivo por el que, a veces,
a la escuela se le acusa de hacer leedores y no lectores, como ya vimos
que diferenciaba Salinas (2002) cuando definía al lector simplemente
«como el que lee por leer, por el puro gusto de leer, por amor invenci-
181
ble al libro, por ganas de estarse con él horas y horas, lo mismo que se
quedaría con la amada», es decir, un lector diferente a un leedor, el que
descifra las grafías con un mero fin utilitario o instrumental.
Pero sea como fuere, de lo que no cabe duda es de que para ser un
buen lector —que no significa leer más rápido que otros, como algunos
pudieran pensar— es necesario, eso sí, saber leer. Esta puede parecer
una formulación de Perogrullo que nos llevaría a la siguiente pregunta:
¿para qué leer y ser buenos lectores?
Se puede afirmar que leemos por varios motivos, que Rodríguez y
Novell (2006) resumirían de la siguiente manera:
16 En la formación lectora, la lectura está presente de forma directa y sistemática, implicada y rela-
cionada con la lectoescritura y utilizando como campo de acción el aula del colegio, algo muy diferente
a la animación a la lectura.
17 La familia ayuda a recuperar la literatura de tradición oral, tan perdida a veces en la escuela:
nanas, canciones infantiles, canciones para jugar, trabalenguas, adivinanzas, cuentos...
En el diseño:
•• En su elaboración se han debido tener en cuenta las sugerencias
de otras personas, no solo de quien o quienes la hayan elaborado.
•• En el diseño se habrán tenido en cuenta los objetivos que se
persiguen: despertar nuevos intereses, crear hábitos, divertir...
•• Debe responder a todas o algunas de las siguientes caracterís-
ticas: atractiva, dinámica, participativa, imaginativa, asequible,
integradora...
En la ejecución:
•• Conecta con los intereses de los niños a quienes va dirigida.
•• Los materiales y recursos utilizados resultan apropiados a la ac-
tividad.
En los resultados:
•• Consecución de los objetivos.
•• Nivel de implicación altos.
•• La realización de la actividad fue gratificante.
Permite acceder a textos que por sí mismos El que escucha recibe el ritmo, la riqueza del
los niños no podría leer. lenguaje, los silencios...
Por otra parte, habría que desechar la idea de que para ser un na-
rrador son necesarias unas cualidades especiales. No es así. Cualquier
persona que quiera inocular esa ilusión a un grupo de niños puede con-
vertirse en un narrador. No solo los profesionales pueden conseguir este
objetivo y sería muy triste privar a los niños de este placer de escuchar
historias. Además, el maestro-mediador tiene varias ventajas en el aula:
Son varios los estudios, manuales y artículos escritos sobre este tema.
Aquí se ha hecho un compendio de algunos de ellos, entre los que
destacan Amo (1964), Asensi Díaz (1998), A viva voz (2013), Bryant
(1997) o Ceballos (2013).
Preparación previa:
¿Qué es ?
¿Cómo se hace ?
Objetivos
¿Qué es ?
¿Cómo se hace ?
Objetivos
¿Qué es ?
Objetivos
Dragolandia
¿Qué es ?
¿Cómo se hace ?
Objetivos
¿Qué es ?
¿Cómo se hace ?
Objetivos
¿Qué es ?
Vivimos en una época en la que todo viene hecho, todo viene creado:
juegos, ordenadores, libros... Una época en la que existen medios téc-
nicos punteros que hacen que vayamos dejando a un lado el enriqueci-
miento y la estimulación de la imaginación, sobre todo en los niños. Es
esta una de las razones que nos impulsaron a crear un atractivo «libro-
juego» de elaboración casera, presentándolo a los niños y niñas como si
de una diversión se tratase.
Consiste en un cuadernillo de tamaño cuartilla, en color amarillo clari-
to imitando el pergamino, para hacerlo más vistoso, con una serie de viñe-
tas que ellos debían rellenar. En sus hojas escribieron, entre otras cosas,
y con su propia mano y letra, su pequeña biografía: cómo se llaman los
miembros de su familia, hermanos, papá y mamá, sus recuerdos sobre el
primer día de colegio, sus comidas favoritas, sus travesuras, lo que les gus-
taría ser de mayor, su primer libro, quiénes les contaban cuentos en casa
cuando eran pequeños y... una dedicatoria para mamá, destinataria final
del libro-regalo, donde cada participante tenía que incluir alguna poesía,
frase sugerente... y que podían copiar de los libros de la biblioteca.
Además, las páginas de este libro debían ir ilustradas por los propios
niños con colores elegidos según sus gustos.
Este es el mejor regalo para una madre (o para un padre), ¿no?
Objetivos
Un mundo de fábulas…
¿Qué es ?
Al ser las fábulas un género que, por lo general, gusta mucho a los ni-
ños, se pensó realizar una actividad de animación a la lectura donde el
protagonista fuese justamente esto, las fábulas. Esta actividad es una
variante de la realizada hace unos años en la Fundación Germán Sán-
chez Ruipérez.
¿Cómo se hace ?
Objetivos
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critura se refiere, vivimos rodeados de una gran variedad de ellas,
de escrituras, con diversos grados de simplificación, normativiza-
ción y formalidad, como se puede apreciar en los mensajes de
WhatsApp o en Twitter.
Además de la diversidad de formas escritas, también ha au-
mentado de manera espectacular el número de soportes o arte-
factos de lectura: de la exclusividad del papel se ha pasado a las
pantallas de todo tipo (móviles o fijas, táctiles o no), tamaño y
contexto. Pero si pensamos solo en «leer literatura» o en «leer
textos de calidad» —sin entrar a discutir lo que pudiera suponer
esto—, la afirmación anterior resulta más dudosa. A partir de
varias investigaciones se reconoce que la llegada de internet ha
facilitado el acceso a muchas formas de ocio (películas, músi-
ca, redes sociales) que compiten con la lectura, de manera que
resulta más difícil aislarse o concentrarse para poder hacer una
lectura más profunda como requiere un buen texto. Quizá se lea
más y de forma más diversa, pero no necesariamente de manera
más compleja.
•• No confundamos el vino con su botella: la emigración de la in-
dustria editorial hacia internet, con la producción de libros di-
gitales, su venta a través de la red o la creación de numerosos
servicios complementarios como webs informativas, catálogos
en línea, blogs de intercambio entre lectores, foros, etc., ha de-
mostrado de manera fehaciente esta segunda afirmación. Con-
tinuamos leyendo la última novela de nuestro autor preferido
en el iPad o en el Kindle, con la misma calidad de siempre pero
quizá con más facilidad y rapidez porque podemos comprarlo
de manera más cómoda e instantánea. Además, el lector digital
ofrece funciones que hasta ahora resultarían inimaginables con
un libro en papel, por ejemplo acceder a diccionarios mientras
leemos, mapas, vídeos, audios… Es decir, podemos hacer una
lectura enriquecida. Pero la llegada de internet no ha tenido
los mismos efectos en las distintas prácticas lectoras o en los
diferentes productos escritos o situaciones de lectura. No es lo
mismo la literatura comercial, aquella que sigue ofreciéndose
al lector igual que siempre pero en diferentes formatos (papel,
9.2. Glogster
9.3. Twitter
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—¿Y hay dos especies de discursos, unos verdaderos y otros falsos?
—En efecto.
—Deben enseñarse ambos, ¿pero primeramente los falsos?
—No comprendo —dijo— qué dices.
—¿No sabes —dije yo— que primeramente contamos fábulas a los
niños? Eso ciertamente es contar completamente una mentira, aun-
que en ello se encuentre alguna verdad. Para los niños primeramen-
te nos valemos de las fábulas que de los gimnasios.
—Eso es.
—Por eso decía que debe emprenderse primero [la enseñanza de] la
música que [la de] la gimnasia.
—Justamente —dijo.
—Luego ¿permitiremos así fácilmente que los niños escuchen cual-
quier fábula imaginada por el primero que se presente y que arrai-
guen en sus almas opiniones las más veces contrarias a las que de-
bían tener, cuando sean mayores, como nosotros pensamos?
CONTENIDOS
Lectura guiada de textos narrativos de tradición oral, literatura infantil, adaptaciones de obras
clásicas y literatura actual.
Valoración de los textos literarios como vehículo de comunicación y como fuente de conoci-
mientos de otros mundos, tiempos y culturas y como disfrute personal.
Apreciar el valor de los textos literarios y Reconoce y valora las características funda-
utilizar la lectura como fuente de disfrute e mentales de los textos literarios narrativos,
información. poéticos y dramáticos.
Producir a partir de modelos dados textos lite- Crea textos literarios (cuentos, poemas, can-
rarios en prosa o en verso, con sentido estético ciones y pequeñas obras teatrales) a partir de
y creatividad. pautas o modelos dados.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
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Andana Carambuco
www.andana.net www.carambucoediciones.com
Idioma: Castellano y catalán Idioma: Castellano y catalán
Apila Casals
www.apilaediciones.com www.editorialcasals.com
Idioma: Castellano y catalán Idioma: Castellano, catalán y
Astiberri gallego
www.astiberri.com Círculo de Lectores
Idioma: Castellano, catalán, www.circulo.es
euskera y gallego Idioma: Castellano, catalán,
Babidi-Bú euskera y gallego
www.babidibulibros.com Coco Books
Idioma: Castellano. www.cocobooks.com
Bambú Idioma: Castellano, catalán, in-
www.editorialbambú.com glés y japonés
Idioma: Castellano y catalán. Combel
Bang www.combeleditorial.com
www.bangediciones.com Idioma: Castellano y catalán
Idioma: Castellano y francés. Corimbo
Bárbara Fiore www.corimbo.es
www.barbara-fiore.es Idioma: Castellano y catalán
Idioma: Castellano y catalán Cuento de luz
Blackie Books www.cuentodeluz.com
www.blackiebooks.org Idioma: Castellano, catalán e
Idioma: Castellano y catalán. inglés
Blume Los cuatro azules
www.blume.es www.loscuatroazules.com
Idioma: Castellano Idioma: Castellano.
Brief Daly
http://editorialbrief.com www.edicionesdaly.es
Idioma: Castellano Idioma: Castellano, francés e
Brosquil inglés
www.brosquiledicions.es De la Torre
Idioma: Castellano y valenciano www.edicionesdelatorre.com
Idioma: Castellano, euskera y
gallego
Impresas
Electrónicas
Babar. www.revistababar.com
Cuatrogatos. www.cuatrogatos.com
El Templo de las Mil Puertas. www.eltemplodelasmilpuertas.com
Imaginaria. www.imaginaria.com.ar
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