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Un presunto yihadista ataca con machete a unos militares junto al Louvre1.

Esta mañana nos sorprendía (o ya quizás ni nos sorprendía) un nuevo ataque


en París. En este caso, un individuo entra en el Museo del Louvre con dos
bolsas y al ser detenido por una pareja de militares para revisar el contenido
de las mismas, los ataca con un machete al grito de Allahu Akbar, hiriendo a
uno de ellos. El sujeto ha sido neutralizado en el momento. Podemos
plantearnos varios elementos respecto a este ataque:

1.- El terrorista. Los medios de comunicación franceses hablan de acto


terrorista perpetrado por un solo individuo, lo que nos llevaría a la figura de
un lobo solitario. ¿Por qué no amok? El procedimiento no parece responder
a un estallido de violencia, sino a un acto premeditado tras la selección de
un objetivo mediático como es el Louvre. ¿Por qué lobo solitario?
Desgraciadamente la estructura de apoyo de una organización ha dejado de
ser necesaria, los ataques se simplifican acortando tiempos y complejidad en
el planeamiento y organizaciones como al-Qaida y el Estados Islámico
promueven la participación en la jihad de forma individual y, lo que es más
importante –y amenazante- de forma global. La existencia de una célula o de
un campo de entrenamiento son valores añadidos, pero han dejado de ser
necesarios, tanto en casos de terrorismo jihadista como en otras
motivaciones ideológico-religiosas. Sin entrar en el tema de los procesos de
radicalización, tanto esto como la instrucción operativa que en muchos casos
conllevaban, ha pasado de un modelo off-line basado en relaciones
personales e intragrupales, a un modelo donde el grupo, la identidad grupal,
se reconstruye online, y donde la instrucción operativa se transmite a través
de propaganda digital en plataformas como archive.org, justpaste.it o
Telegram.

2.- Tipo de arma. También la selección de arma apunta a la figura del lobo
solitario que no cuenta con el respaldo logístico de una organización mayor.

1
https://www.afp.com/es/noticias/24/un-presunto-yihadista-ataca-con-machete-unos-militares-
junto-al-louvre
El machete es un arma blanca con hojas entre los 30 y los 45 centímetros y
que tradicionalmente se han usado tanto para fines agrícolas como para el
combate, por su gran capacidad de corte. Podemos extraer dos conclusiones
de la selección de esta arma. En primer lugar, la accesibilidad a armas de
fuego en Francia es limitada, siguiendo en este sentido los cánones
europeos; sin embargo, ello no es óbice para que en el pasado próximo se
hayan producido ataques como los de París en enero y noviembre de 2015,
donde el principal protagonista fue el AK47. Este hecho refuerza nuestra
hipótesis del lobo solitario: una estructura organizativa subyacente habría
resuelto el problema logístico del acceso a armas de fuego. En segundo
lugar, pero en buena medida también relacionado con lo anterior, el uso de
un arma blanca condiciona la letalidad del ataque: recordemos que en un
post anterior definíamos como asesino de masas a aquel que producía más
de cuatro víctimas, por lo que podríamos incluir en esta categoría al
perpetrador de París; sin embargo, la letalidad de un arma blanca
difícilmente podrá alcanzar cifras de víctimas tan altas como las de ataques
terroristas como Orlando o Estambul. El objetivo del ataque es más
mediático que físico, es un tipo de ataque que implica cercanía, y la cercanía
implica un mayor impacto psicológico en las víctimas.

3.- Tipo de objetivo. Los actos terroristas, al contrario que sucede con los
casos de “amok”, orientan su planeamiento a generar a través del ataque
un impacto psicológico en la población o target-audience de miedo –terror-
que supere los propios daños materiales. En este caso, el impacto físico sobre
el Museo del Louvre pudiera haber sido devastador, sin embargo el ataque
ha ido por otros derroteros. El lugar elegido es uno de los emblemas de la
Francia contemporánea y un icono de la cultura occidental a nivel global.
Pero por ello mismo es un lugar de concentración habitual de visitantes, lo
que proporciona un elevado número de víctimas potenciales, relativamente
confinadas en un espacio cerrado, y con total seguridad, de múltiples
nacionalidades. No es, por tanto, sólo el objetivo como espacio físico, sino
también el valor simbólico subyacente de dicho espacio, y la difusión
mediática –en términos globales- que un ataque sobre el mismo y sobre sus
usuarios va a conllevar.

4.- Reacción. Más de mil visitantes se encontraban a esa hora en el Museo y


en el Carrusel del Louvre, turístico centro comercial adosado al Museo y
donde tuvo lugar el incidente. Fueron confinados en un lugar seguro en el
interior del propio Louvre durante varias horas, hasta que se hubo verificado
la neutralización de la amenaza, para posteriormente ser evacuados hacia el
mediodía en pequeños grupos. Recordemos que el Louvre, como sucede
con el Museo del Prado en Madrid, está en el centro de la capital francesa.
Las paradas de metro más próximas han suspendido su servicio y el propio
Museo ha permanecido cerrado hasta el próximo sábado 4 de febrero.
Ciertamente, no se ha producido una masacre y por fortuna, el único herido
de gravedad ha sido el propio perpetrador. Pero el hecho en sí es que en
Francia, que lleva en estado de máxima alerta desde enero de 2015 y que
desde entonces ha perdido a 238 personas repartidas en los ataques de París
de enero y noviembre de 2015 y Niza en julio de 2016, el éxito del terror se
ha prolongado un día más.

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