Sei sulla pagina 1di 16

RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

Russell HITTINGER

1. RAZONES DE INTERÉS PÚBLICO PARA LA SOCIEDAD CIVIL

En Condiciones de la libertad: La sociedad civil y sus rivales,


(UQHVW*HOOQHULQWHQWDGHPRVWUDUTXpHVORTXHKDFHDODVSROtWLFDVGHRFFL
GHQWHPXFKRPiVH[LWRVDVTXHDVXVULYDOHVGHRULHQWH*HOOQHULQVLVWHHQ
que la respuesta correcta no es ni la democracia ni el capitalismo –ni siquie
ra un esquema constitucional que proteja legalmente las libertades indivi
duales–, sino el “milagro de la sociedad civil”. “La sociedad civil” según
ODGH¿QH*HOOQHU

“consiste en un conjunto de diferentes instituciones no gubernamen


tales suficientemente fuerte como para contrarrestar al Estado y, aunque no
impida al Estado cumplir con su función de mantenedor de la paz y de árbitro
de intereses fundamentales, puede no obstante evitar que domine y atomice
el resto de la sociedad”1.

Como demostraré más adelante, la idea de un orden social libre y plura


lista, imposible de ser reducido a la autoridad imperial o familiar, no es, en su
origen, exclusivamente moderna. Lo que es característicamente moderno es
la preocupación por el valor y por la mera función instrumental de la socie
dad civil. La visión instrumentista se puede remontar a Montesquieu quien
sostuvo que la libertad sólo se encuentra en gobiernos moderados “donde
para el orden de las cosas el poder debe controlar al poder”2 (“power-chec-
king-power”). Los poderes intermedios (pourvoirs intermeditaires), espe

1. E. GELLNER, Condiciones para la libertad: la sociedad civil y sus rivales, Paidós, 1996,
Barcelona, p. 16.
2. El espíritu de las leyes, 11. 4

27
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

cialmente en las sociedades aristocráticas, contribuyen al esquema del “po


GHUTXHFRQWURODDOSRGHU´(V7RFTXHYLOOHTXLHQPHMRUKDHVWDEOHFLGRORV
WpUPLQRVSDUDHOGHEDWHVREUHODVRFLHGDGFLYLOHOTXHTXL]iKD\DDSUHFLDGR
aún más que Montesquieu, el valor intrínseco de las instituciones libres no
gubernamentales3.
El problema que lleva consigo una descripción instrumentista de la
sociedad civil es que deja pocas opciones para defender una sociedad civil
diferente de aquella que muestra que los bienes útiles (useful goods), in
FOX\HQGRDODOLEHUWDGVRQPiVH¿FLHQWHPHQWHSURGXFLGRV\GLVWULEXLGRV
a través de agentes no gubernamentales. La sociedad civil se conceptua
liza de este modo por contraste con los poderes coercitivos y niveladores
GH ORV (VWDGRV 0RGHUQRV &RPR *HOOQHU D¿UPD OD VRFLHGDG FLYLO HV ³HO
residuo social resultante de la sustracción al Estado”4<DVtVLKD\ELHQHV
útiles para la sociedad que se alcanzan mejor a través del sector privado,
VHKDFHQHFHVDULRGDUXQDUD]yQGHFRQWUROGHOSRGHURVLQRXQDUD]yQGH
FRVWHEHQH¿FLRTXHMXVWL¿TXHSRUTXpGHEHQVHUVXVWUDtGDVDO(VWDGR7RGRV
WHQHPRVIDPLOLDULGDGFRQHVRVDUJXPHQWRVSRUHMHPSORTXHODHGXFDFLyQ
HVWiPHMRUORJUDGDVLORVSDGUHVWLHQHQPiVRSFLRQHVDODKRUDGHHOHJLUHO
FROHJLRDOTXHLUiQVXVKLMRVRTXHODVHJXULGDGSDUDDQFLDQRVHVPiVHIHF
tiva a través de la inversión privada que de la Seguridad Social estatal. En
esta línea, el autor de un reciente libro titulado Más armas, menos crimen
OOHJDDD¿UPDUTXHORVFLXGDGDQRVGHEHUtDQSRGHUSRVHHUDUPDVTXHHVWiQ
DFWXDOPHQWHSURKLELGDV\DTXHORVKRPLFLGLRVTXHVHFRPHWHQHQGHIHQVD
propia triplican las muertes de criminales que causa la policía5.
El principal problema que presenta este punto de vista político de la
sociedad civil es lo que él mismo deja fuera. Los argumentos en favor de
la libertad de las asociaciones libres no gubernamentales son más fuertes
cuando apelan a los mecanismos del mercado. Nuevamente, Ernest Gellner
D¿UPDHVWRFRQPXFKDGHFLVLyQ

“el pluralismo político en términos de unidades independientes y autó


QRPDVKDVLGRGHMDGRGHODGR/DVXQLGDGHVORFDOHVFDUHFHQVLPSOHPHQWHGHO

3. “La moral y la inteligencia de un pueblo democrático no correrían menores riesgos que su


negocio y su industria si el gobierno reemplazara enteramente a las asociaciones. Los sentimientos y
ODVLGHDVQRVHUHQXHYDQHOFRUD]yQQRVHHQJUDQGHFHQLHOHVStULWXKXPDQRVHGHVDUUROODVLQRSRUOD
DFFLyQUHFtSURFDGHXQRVKRPEUHVVREUHRWURV´7OCQUEVILLE, Democracia en América, II. 2. 5.
4. E. GELLNER,op.cit., p. 197.
5. -5/OTT, More Guns, Less Crime, 8QLYHUVLGDGGH&KLFDJR

28
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

poder adecuado. Por otro lado, la libertad es imposible sin pluralismo, sin
XQHTXLOLEULRGHSRGHU<FRPRQRSXHGHVHUSROtWLFRGHEHVHUHFRQyPLFR´6.

6LORHQWLHQGRFRUUHFWDPHQWH*HOOQHUHVWDD¿UPDQGRTXHODSROtWLFDKD
GHMDGRGHVHUJDUDQWHGHOSOXUDOLVPR\DTXHODVUHYROXFLRQHVPRGHUQDVKDQ
destrozado la “ancient constitution´ORFDOGHGHUHFKRVSRGHUHLQPXQLGDG
Los conservadores romantizan la “ancient constitution” donde las partes
del “cuerpo político” disfrutaban de una participación en la reglamentación
RGHYHWRVREUHODDFFLyQGHO³WRGR´+R\VLQHPEDUJRFXDOTXLHUHVIXHU]R
SRU KDFHU UHYLYLU HO DQWLJXR HVTXHPD SROtWLFR SOXUDOLVWD DSDUHFHUtD FRPR
PDUJLQDODQiUTXLFR\GHRUGLQDULRYLROHQWR<DVtSRUGHIHFWRHOJDUDQWH
del pluralismo es el mercado económico. El Estado no debe someterse a los
mandatos de la religión, ni siquiera de la naturaleza, pero cuando el mer
FDGR³PDQGD´HO(VWDGRGHEHHVFXFKDU<HOORKDFHQDWXUDOTXHODVRFLHGDG
deba ser defendida principalmente apelando a los principios del mercado.
Aún más que la ciencia, los mercados son vistos como poseedores de una
lógica inmanente que puede ser entendida sin apelar a una autoridad extrín
seca. La autoridad política sólo puede intervenir en el ámbito de la libertad
SDUDKDFHUPiVHIHFWLYRDOPHUFDGRSHURQRSDUDVXSODQWDUVXDXWRULGDG
3RGHPRVYROYHUDIRUPXODUODGH¿QLFLyQTXH*HOOQHUKDFHGHODVRFLHGDG
civil como la libertad de asociación sobrevenida con el disfrute de la liber
tad económica.
0L GHVHR QR HV VXJHULU TXH HVWD MXVWL¿FDFLyQ HV HQWHUDPHQWH HUUyQHD
Sería imprudente ignorar la importancia de la libertad económica. En las so
ciedades occidentales, la libertad económica ejerce el control más persistente
sobre el poder del Estado. Dejar de lado esta razón para la sociedad civil sería
ignorar la realidad social tal como se encuentra constituida en el presente. El
mayor desafío es encontrar nuevas razones para la sociedad civil.

2. RAZONES PERFECCIONISTAS PARA LA SOCIEDAD CIVIL:


EL ARGUMENTO DE LA TRADICIÓN CATÓLICA

Las razones de “power-checking-power” \ GH OD HFRQRPtD JHQHUDO


PHQWHGHMDQGHODGRODVSHUIHFFLRQHVLQWUtQVHFDVTXHKDFHQTXHODVROLGD
ridad sea considerada y asumida en sí misma. Es la Doctrina Social de la

6. E. GELLNER, op. cit., p. 73.

29
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

,JOHVLD&DWyOLFDODTXHPHMRUGH¿HQGHHVWHDUJXPHQWRHQQXHVWURVWLHPSRV
/RVWHyORJRVFDWyOLFRVKDQFRPSUHQGLGRKDFHWLHPSRODLPSRUWDQFLDTXH
tienen las asociaciones libres, irreducibles tanto a la ley del Estado como a
ODDXWRULGDGIDPLOLDU3RUHOORODWHRUtDFDWyOLFDGHODOH\QDWXUDOKDUHFKD
zado claramente la idea de que la participación en la ley eterna estuviese
~QLFDPHQWHUHVHUYDGDDO(VWDGR(QORVSULPHURVHVFULWRVTXHKDFHQUHIH
rencia a la ley natural, fundamentados en los comentarios a las Sentencias
GH/RPEDUGR7RPiVHVFULEH

³'LRV TXLVR KDFHU VXV REUDV VHPHMDQWHV D Vt HQ OR SRVLEOH SDUD TXH
IXHVHQ SHUIHFWDV \ SDUD TXH D WUDYpV GH HOODV VH OH SXGLHVH FRQRFHU< SRU
eso, para manifestar en sus obras no sólo lo que El es en sí, sino también su
PDQHUDGHDFWXDUVREUHODVFULDWXUDVLPSXVRDWRGRVORVVHUHVHVWDOH\TXH
ORV~OWLPRVKDQGHVHUSHUIHFFLRQDGRVSRUORVLQWHUPHGLRV\pVWRVSRUORV
primeros, según dice Dionisio”.7

La importancia de este pasaje radica en que, a pesar de las frecuen


tes caricaturas y malos entendidos sobre la ley natural, la metafísica del
punto de vista clásico era pluralista. Así, mientras la ley natural procede
GH OD UD]yQ OHJLVODWLYD GH 'LRV HV SDUWLFLSDGD SRU PXFKDV DXWRULGDGHV \
agentes. La perfección de este modo es alcanzada no a través del crudo y
directo ejercicio del poder legislativo sino a través de las reciprocidades
HQWUHPXFKRVDJHQWHV$ODSUHJXQWDGHSRUTXpODSHUIHFFLyQGHEHVHUDO
FDQ]DGDSRUPXFKRVDJHQWHVTXHDFW~DQUHFtSURFDPHQWHXQRVVREUHRWURV
7RPiVUHVSRQGHTXHHVDVtFRPR'LRVORKDFH/DDXWRULGDGSDUDFRQGXFLU
DXQRPLVPR\DRWURVKDFLDHOELHQFRP~QHVGHIHQGLGDQRHQORVWpUPLQRV
de “el residuo social resultante de la sustracción al Estado”, sino como el
efecto de una autoridad que se encuentra por encima del Estado. En efecto,
HO(VWDGRQRSRVHHDFFHVRH[FOXVLYRDODDXWRULGDGSDUDKDFHUHIHFWLYRHO
bien común. Obtiene esa autoridad de la misma fuente que la obtienen los
agentes individuales, que también participan de la ley natural. Sin duda, el
Estado posee un modo de poder diferente al de los particulares, pues ejerce
XQJRELHUQRSUXGHQWHTXHKDFHDODOH\QDWXUDOHIHFWLYDDWUDYpVGHODOH\
positiva8(VWROHRWRUJDDOOHJLVODGRUKXPDQRFLHUWDGLJQLGDGSXHVLPLWDD
'LRVDOPRYHUDXQDPXOWLWXGKDFLDHOELHQFRP~Q3HURHVWHPRGRGHUHD
lizar el bien común no puede anular el modo más inmanente de alcanzar la
SHUIHFFLyQDWUDYpVGHODVDFFLRQHVUHFtSURFDVGHORVKRPEUHV

7. S. Th., Supplement, q. 34.1


8. S.Th.,,,,

30
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

(VWHQRHVHOOXJDUSDUDDFRPHWHUXQDDGHFXDGDH[SOLFDFLyQ¿ORVy¿FD
sobre la metafísica de la participación. De todos modos, si puede ser apro
piado brindar un ejemplo concreto de su aplicación a una cuestión relativa
a la sociedad civil. Por supuesto, que en el siglo XIII el término “sociedad
civil” no se utilizaba. Teólogos como Tomás emplearon variaciones de la
palabra societas: societas oeconomica, societas política, societas privata,
societas publica, societas saecularis y así otros. Los medievales no poseían
un equivalente lingüístico para nuestra noción de “sociedad civil”. Pero
entendían el valor de la libertad de asociación sin reducirlo a la familia o al
Estado. El mejor ejemplo de defensa de esa esfera de libertad puede encon
trarse en la apologética de la vocación dominicana de Tomás.
En el año 1256 Tomás y Buenaventura fueron convocados ante la cor
te del Papa Alejandro IV para defender las recientemente constituidas órde
QHVPHQGLFDQWHV:LOOLDPRI6DLQW$PRXUGRFWRUGHODSorbonne, acusa al
“doble espíritu” de acción y contemplación de ser un nuevo modelo de vida
que pervierte los principios de la sociedad civil y de la eclesiástica. En De
periculis novissimorum temporum:LOOLDPRI6DLQW$PRXUODQ]DXQDVHULH
GHFUtWLFDVDORVPHQGLFDQWHV/RVPHQGLFDQWHVVHJ~QVRVWLHQH
• violan el principio de una sociedad de contemplativos por buscar
actuar sobre otros más que permanecer puramente receptivos a la
gracia divina;
• violan la autoridad jurisdiccional civil y eclesiástica al moverse de
un lugar a otro, a diferencia del clero secular y monástico;
‡ YLRODQODYLUWXGGHODKXPLOGDGSRUDGTXLULU\FRPXQLFDUFRQRFL
mientos en la Universidad;
‡ YLRODQHORUGHQPRQiVWLFRSRUUHKXVDUODUHDOL]DFLyQGHODERUHVPD
nuales;
• violan el principio de la justicia por dispensar sabiduría a las al
mas;
‡ YLRODQSULQFLSLRVGHORUGHQIDPLOLDUSRUUHFOXWDUKRPEUHV\PXMHUHV
jóvenes;
La respuesta de Tomás nos viene dada en el Opusculum titulado Contra
impugnantes, escrito en 1256, y probablemente resumido oralmente para el
Papa en el mismo año. Este opúsculo es del mayor interés para nosotros,
puesto que quizá sea la primera defensa sistemática de las sociedades pura
PHQWHYROXQWDULDV7RPiVXWLOL]DHOGHUHFKRQDWXUDO\ODOH\HYDQJpOLFDGH
la gracia y de la libertad para defender la naturaleza social de la vocación
dominicana.

31
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

Aquí voy a resumir la tesis principal de su defensa. Tomás sostiene que


la “vida activa” no consiste únicamente en el ejercicio de la política y la bús
queda de los frutos de la actividad mercantil. Reconoce que los religiosos no
VRQQLPDJLVWUDGRVQLKRPEUHVGHQHJRFLRVSHURVRQ³DFWLYRV´GHRWURVPR
dos, que incluyen la comunicación del conocimiento y la sabiduría a través
de la enseñanza y de la predicación. La vida activa, en sentido general, es la
comunicación de los dones. En esto, todos los agentes imitan a Dios. Estric
WDPHQWHKDEODQGRQRSXHGHH[LVWLUXQDVRFLHGDGTXHVHDUHFHSWLYDHQWRGRV
los aspectos. Aunque societas sea un término análogo, Tomás arguye, que
toda sociedad está constituida por “comunicaciones” a través de las cuales
se transmiten y reciben los bienes. En el trabajo de Tomás, cada uso análogo
de la palabra societas se espejea en usos de la palabra communicatio: com-
municatio oeconomica, communicatio spiritualis, communicatio civilis, y así
otras. La palabra communicatio VLPSOHPHQWHVLJQL¿FDKDFHUDOJRHQFRP~Q
es decir, la participación de un agente racional en la vida de otro. La sociedad
para Tomás no es una cosa, sino una actividad.
Tomás argumenta que la multiplicidad de vocaciones según las cuales
ORV KRPEUHV HODERUDQ GLIHUHQWHV SUR\HFWRV FRPXQHV SDUD HO EHQH¿FLR GH
WRGDODVRFLHGDGVHHQFXHQWUDIXQGDPHQWDGD³SULQFLSDOPHQWH HQ OD3UR
videncia Divina, y, de modo secundario, en causas naturales que disponen
DFLHUWRVKRPEUHVSDUDUHDOL]DUFLHUWDVIXQFLRQHVFRQSUHIHUHQFLDDRWUDV´9.
$VtDERJDSRUXQ³GHUHFKR´GHOKRPEUHDDVRFLDUVHHQFODVHV\HVWDGRVGH
YLGDSDUDUHDOL]DUEXHQRVWUDEDMRV

“cualquier persona que sea competente para realizar cierta función, tie
QHHOGHUHFKRDVHUDGPLWLGRHQODVRFLHGDGGHDTXHOORVTXHKDQVLGRHOHJLGRV
SDUDHMHUFHUGLFKDIXQFLyQ´

Que los dominicos pudiesen sentarse y enseñar en escuelas igual que


los laicos y los jóvenes era piedra de escándalo en la controversia. Parecía
que el orden estático de las clases sociales estaba siendo amenazado. Pero
Tomás sostiene que

“una asociación de estudio es una sociedad establecida con el objeto de


enseñar y aprender; y como no sólo los laicos, sino también los religiosos,
WLHQHQGHUHFKRDHQVHxDU\DDSUHQGHU QR FDEHGXGDGHTXH DPEDVFODVHV
pueden legítimamente unirse en una sociedad”10.

9. Contra Impugnantes, I.5.


10. Ibidem, I.3.

32
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

3RUORWDQWRSURKLELUDKRPEUHV\PXMHUHVOLEUHVDVRFLDUVHFRQHO¿QGH
FRPXQLFDUGRQHVHVFRQWUDULRDOGHUHFKRQDWXUDO(VWDQWRFRPRQHJDUOHDORV
agentes racionales la perfección propia de su naturaleza y el bienestar general
GHTXHSXHGDQGLVIUXWDU)UHQWHDODREMHFLyQGHTXHODYLGDDFWLYRFRQWHP
plativa no poseería ya más el fruto de la contemplación, Tomás señala que al
transmitir el conocimiento, el dador no consume los dones por él poseídos.
El contemplativo no está menos en gracia si predica lo que de Dios recibe;
QLHOPDHVWURVHKDFHPHQRVVDELRFXDQGRFRPXQLFDVXFRQRFLPLHQWRDORV
estudiantes; tampoco alguien es menos libre por ejercitar la virtud de enseñar
a otro un don. Aquí Tomás cita a Agustín en De doctrina christiana

“Todo lo que no mengua por ser transmitido, no está poseído como se


debe, si se lo posee sin transmitir”11.

¿Pero qué sucede con la autoridad? ¿No se consume si se multiplica?


(VWHHQHIHFWRHUDXQRGHORVPD\RUHVWHPRUHVHQFXDQWRDOKHFKRGHTXH
los dominicanos llevasen los frutos de la contemplación a las universidades
y a los púlpitos. Tomás responde que esta acusación tiene sentido si se con
FLEHDODDXWRULGDG~QLFDPHQWHFRPRHOSRGHUGHKDFHUOH\HV/DVRFLHGDG
libre de los mendicantes no realiza nada por el estilo. Los dominicos no
usurpan el poder de los magistrados ni de los obispos, mas bien disfrutan
de la autoridad que naturalmente lleva consigo el realizar bien un trabajo.
Curiosamente, Tomás lanza un argumento en contra de la creación de mo
nopolios en los profesorados académicos12+DVWDDUJXPHQWDDIDYRUGHORV
SUHGLFDGRUHV\PDHVWURVPHQGLFDQWHVFRQODGLDOpFWLFDFRVWHEHQH¿FLR/RV
mendicantes trabajan para el bien común, tomando a cambio solamente las
almas que se les entreguen libremente; no realizan ningún esfuerzo para
obligar legalmente a una compensación por los trabajos realizados; mas
ELHQ~QLFDPHQWHDERJDQDQWHODOH\SRUHOGHUHFKRDUHFLELUDTXHOODVGRQD
ciones que libremente les sean dadas13.
$XQTXHKDVLGRXQUHVXPHQUiSLGR\FRPSDFWRGHORVDUJXPHQWRVTXH
esgrime Tomás, nos permiten ver un cuadro del tipo de sociedad que Tomás
tenía en mente. Se trata de una sociedad constituida por una acción volun
taria recíproca encaminada al bien común; una sociedad que puede multi
plicar autoridades, sin que por ello se usurpe la autoridad que propiamente
SHUWHQHFHDTXLHQHVKDFHQODOH\ HFOHVLiVWLFD\FLYLO 3HURWDPELpQHVXQD

11. Ibidem, I.4.


12. Ibidem, I.4.
13. Ibidem, I.7.

33
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

VRFLHGDGTXHVHGLVWLQJXHGHOSDWUyQPiVVHGHQWDULRGHGHUHFKRVREOLJDFLR
nes y clases que caracteriza a la familia y al parentesco. La defensa de las
DVRFLDFLRQHVYROXQWDULDVTXHKDFH7RPiVGHEHVHUGLVWLQJXLGDUDGLFDOPHQWH
GH OD FRPSUHQVLyQ SUHPRGHUQD GH OD ³DQFLHQW FRQVWLWXWLRQ´ %DVDGD HQ
estatutos, costumbres y privilegios locales, la “ancient constitution” pre
VHUYDEDODSOXUDOLGDGGHODVDXWRULGDGHV\SRVHtDVX¿FLHQWHVUHFXUVRVSDUD
resistir la centralización, aunque era esencialmente conservadora. Como en
la Carta MagnaHO3UtQFLSHWHQtDSURKLELGRLQPLVFXLUVHHQDTXHOODVHVIHUDV
GHOLEHUWDG\DXWRULGDGDULVWRFUiWLFDDODVTXHQXQFDKDEtDSHUWHQHFLGR(Q
HIHFWRWHQtDSURKLELGRLQWURGXFLUQXHYDVIRUPDV\DSOLFDFLRQHVGHDXWRUL
dad. La defensa de la libertad se desarrolla en Tomás de un modo comple
tamente distinto. El aboga por la invención de nuevas formas de libertad de
DVRFLDFLyQVLQWHQHUHQFXHQWDORVUHFODPRVGHSULYLOHJLRV\FODVHV<FRPR
\DKHPHQFLRQDGRUHFODPDGHUHFKRVQRVyORSDUDODPLVLyQFRUSRUDWLYDGH
los mendicantes, sino también para todos los individuos.
Con admirable claridad y presciencia, Tomás supo captar lo que estaba
HQMXHJRHQODVDFXVDFLRQHVTXHVHKLFLHURQDORVPHQGLFDQWHVGHYLDMDUWDQ
WRGHUHFKD]DUHOWUDEDMRPDQXDO\GHUHFOXWDUMyYHQHV0HJXVWDUtDFRPHQ
WDUDKRUDEUHYHPHQWHFDGDXQDGHHVWDVWUHVDFXVDFLRQHVDQWHVGHYROYHUDO
punto central de mi exposición.
Los mendicantes se diferencian del clero secular que está atado a la
diócesis y de los monjes que están ligados por el voto de permanencia en el
monasterio. Tomás entendió que la societas no podía estar absolutamente
UHVWULQJLGDDGLFKRVOXJDUHV\OtPLWHV(OFXHUSRSROtWLFRGHOD&ULVWLDQGDG
era internacional y el bien de ese cuerpo trascendía las relativamente estáti
cas condiciones del orden feudal. El clero diocesano y los monjes redupli
caron el orden feudal en sus respectivas organizaciones. Los mendicantes
se liberaron de ese orden feudal no sólo por su movilidad –la autoridad
itinerante, como lo era–, sino también por negarse a aceptar la práctica
monástica del trabajo manual. Los esfuerzos de los críticos por mantener a
los religiosos en un sitio, bajo la fatiga del trabajo manual, no era más que
un esfuerzo por bloquear la introducción de nuevas formas sociales en la
sociedad. Aquí, por supuesto, la nueva forma era evangélica. Se refería a
asociaciones puramente voluntarias nacidas no del comercio, ni del dere
FKRSRVLWLYRQLWDPSRFRGHODSURFUHDFLyQPDWULPRQLDOSHURVtGHODOLEUH
UHVSXHVWDDODJUDFLD(VWDVVRFLHGDGHVGH³GDGRUHVGHGRQHV´QRQHJDEDQ
pero tampoco se reducían ni a la autoridad legal ni a la paternal. Como To
PiVHQWHQGLyHQVXSURSLRFDVRODGHFLVLyQGHSURKLELUOHDODVGRPLQLFRVHO
reclutamiento de jóvenes fue motivado por el deseo de proteger a la autori
GDGGHODQRYHGDGGHODOLEHUWDG\HQGH¿QLWLYDGHODJUDFLD

34
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

3XHGHSDUHFHUTXHKD\XQODUJRWUHFKRHQWUHODVVRFLHGDGHVPHGLHYDOHV
de mendicantes, viviendo en una pobreza voluntaria, y las cuestiones mo
dernas de la sociedad civil. Pero esto no es cierto. In Rerum Novarum
 HO3DSD/HyQ;,,,QRVyORVHUH¿HUHVLQRTXHLQFOXVRFLWDODGHIHQ
VDGHODVDVRFLDFLRQHVSULYDGDVTXHKDFH7RPiVHQContra Impugnantes.
León XIII, primero advierte el modelo de la libertad evangélica encarnado
en las sociedades de “los que dan dones” y viven para las almas14. Esta li
EHUWDGLQWHULRUGHKDFHUHOELHQDORVGHPiVODUHFRPLHQGDDORVULFRV/XHJR
DSOLFDHVWHPRGHORDORVGHUHFKRVGHODVDVRFLDFLRQHVSULYDGDV

“Las que se forman, por el contrario, en su seno, se consideran y son


sociedades privadas, ya que su finalidad inmediata es el bien privado de sus
PLHPEURVH[FOXVLYDPHQWHµ$KRUDXQDVRFLHGDGSULYDGD¶GLFH6DQWR7RPiV
de nuevo, ‘es una sociedad que se constituye con miras a algún negocio pri
YDGRFRPRFXDQGRGRVRWUHVVHDVRFLDQSDUDFRPHUFLDUXQLGRV¶$KRUDELHQ
aunque las sociedades privadas existan dentro del cuerpo político y sean como
otras tantas partes de la comunidad de bienes, no pueden, por otra parte, ser
absolutas y, de por sí, no está en poder de la autoridad pública el impedir su
H[LVWHQFLD3UHFLVDPHQWHSRUTXHHOFRQVWLWXLUVRFLHGDGHVSULYDGDVHVGHUHFKR
FRQFHGLGRDOKRPEUHSRUOH\QDWXUDO\ODVRFLHGDGFLYLOKDVLGRLQVWLWXLGDSDUD
JDUDQWL]DUHOGHUHFKRQDWXUDO\QRSDUDFRQFXOFDUOR\VLSURKLELHUDDORVFLX
dadanos la constitución de sociedades, contradiría el mismo principio de su
propia existencia, puesto que tanto ella como las sociedades privadas nacen del
PLVPRSULQFLSLRTXHHOKRPEUHHVXQVHUVRFLDEOHSRUQDWXUDOH]D´15.

$OJ~QHVSHFLDOLVWDKDVXJHULGRTXHHO3DSD/HyQKDWRPDGRSUHVWDGR
HOWpUPLQR³GHUHFKRV´GH-RKQ/RFNH163XHGHVHUTXHKD\DDOJRGHYHUGDG
HQHVWDLQWHUSUHWDFLyQFRQUHVSHFWRDODFRPSUHQVLyQGHORVGHUHFKRVGHOD
SURSLHGDGGHO3DSD/HyQ;,,,3HURFRQUHVSHFWRDORVGHUHFKRVVREUHOD
DVRFLDFLyQSULYDGDHOVHQWLGRTXH/HyQ;,,,GDDOWpUPLQRGHUHFKRVHVWi
tomado directamente de Tomás en Contra Impugnantes.
Mientras Tomás intenta restringir el más puro y gratuito carácter de
la libertad a las asociaciones divinas, angélicas y religiosas, el moderno
pensamiento católico social, especialmente en las obras del Magisterio del
SUHVHQWHSRQWL¿FDGRDSOLFDHVHFRQFHSWRDORTXHKR\OODPDUtDPRVODVR
ciedad civil. En Centesimus Annus, HO3DSD-XDQ3DEOR,,VHUH¿HUHD³ ODV

14. Rerum Novarum, 22.


15. Ibidem, 51.
16. E.L. FORTIN ³6DFUHG DQG ,QYLRODEOH Rerum Novarum DQG 1DWXUDO 5LJKWV´ Theological
Studies  

35
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

sociedades intermedias que) desarrollan también funciones primarias y po


QHQHQPDUFKDHVWUXFWXUDVHVSHFt¿FDVGHVROLGDULGDG´17.

³(OKRPEUHFXDQGRQRUHFRQRFHHOYDORU\ODJUDQGH]DGHODSHUVRQDHQ
VtPLVPR\HQHORWURVHSULYDGHKHFKRGHODSRVLELOLGDGGHJR]DUGHODSUR
SLDKXPDQLGDG\GHHVWDEOHFHUXQDUHODFLyQGHVROLGDULGDG\FRPXQLyQFRQ
ORVGHPiVKRPEUHVSDUDORFXDOIXHFUHDGRSRU'LRV(QHIHFWRHVPHGLDQWH
ODGRQDFLyQOLEUHFRPRHOKRPEUHVHUHDOL]DDXWpQWLFDPHQWHDVtPLVPR\
esta donación es posible gracias a la esencial capacidad de trascendencia
GHODSHUVRQDKXPDQD « (QFXDQWRSHUVRQDSXHGHGDUVHDRWUDSHUVRQD
o a otras personas y, por último a Dios, que es el autor de su ser y el único
TXHSXHGHDFRJHUSOHQDPHQWHVXGRQDFLyQ6HDOLHQDHOKRPEUHTXHUHFKD]D
trascenderse a sí mismo y vivir la experiencia de la autodonación y de la for
PDFLyQGHXQDDXWpQWLFDFRPXQLGDGKXPDQDRULHQWDGDDVXGHVWLQR~OWLPR
que es Dios. Esta alienada una sociedad que, en sus formas de organización
VRFLDOGHSURGXFFLyQ\FRQVXPRKDFHPiVGLItFLOODUHDOL]DFLyQGHHVWDGR
QDFLyQ\ODIRUPDFLyQGHHVDVROLGDULGDGLQWHUKXPDQD´18.

/DLGHDGHTXHODVRFLHGDGHVWiFRQVWLWXLGDSRUODDXWRWUDVFHGHQFLDGH
VXVLQGLYLGXRVQRHVQXHYD+DVLGRXQUHFXUVRGHOSHQVDPLHQWRFDWyOLFR
GHVGHKDFHVLJORV/RTXHWDOYH]VHDQXHYRHVODDSOLFDFLyQGHHVDLGHDDOD
variedad más extensa de asociaciones voluntarias.

3. RAZONES DE LA SOLIDARIDAD PARA LA SOCIEDAD CIVIL:


LA TRADICIÓN DE JUAN PABLO II

7DO YH] QR VHUtD GHO WRGR HUUyQHR GHFLU TXH KD KDELGR XQD VHFXOD
rización de la idea de sociedad como communicatio. Esta secularización
es especialmente necesaria en sociedades donde las cosas se adquieren
fundamentalmente a través de la libre elección, y donde el modelo de la
libre elección está tomado del mercado. En este tipo de sociedades, es ne
cesario brindar algo más que meras razones instrumentales para el libre
orden social. En efecto, es necesario dar razones de perfección más que
de maximización a través de la libre elección. La mente moderna no tiene
casi problemas para comprender qué es lo maximizado por un sector de la
sociedad libre, es decir, por un ámbito de la libertad no reducido a la ley

17. Centesimus annus, 49 (en adelante, CA)


18. Ibidem, 41.

36
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

del Estado. Por ejemplo, Gellner, propondría que esta esfera de la libertad
constituye un control sobre el poder del Estado, que, a su vez, da origen a
las asociaciones económicas, que, a su vez, maximizan la productividad,
\TXHSDUDFHUUDUHOFtUFXORLQPXQL]DQDODVRFLHGDGGHODVVLHPSUHFUH
cientes ambiciones administrativas del poder estatal. Pero, ¿qué es lo que
VHSHUIHFFLRQDDWUDYpVGHHVWHSURFHVR"2GLFKRGHRWURPRGR¢TXpOHIDO
taría al mundo si el Estado fuese el principal agente encargado de proveer
ORVELHQHVVRFLDOHV"*HOOQHUVyOROOHJDDD¿UPDUTXHODYLGDVHUtDDJRELDQWH
y que nuestras elecciones privadas se verían reducidas, no más.
,QWHUSUHWRORVWUDEDMRVGHO0DJLVWHULRGHOSRQWL¿FDGRDFWXDOFRPRXQ
HVIXHU]RSDUDUHVSRQGHUDHVDSUHJXQWD/DSUHJXQWDQRVHUH¿HUHDVLHV
útil disfrutar de las libertades privadas en tanto que distintas del poder del
Estado. Desde el colapso del experimento comunista, el argumento de la
XWLOLGDGKDVLGRYHQFLGR/DSUHJXQWDKR\VHUH¿HUHDTXpKDFHUFRQODOL
bertad y cómo entenderla desde una perspectiva diferente a la ofrecida por
los economistas.
$ FRQWLQXDFLyQ H[SRQGUp EUHYHPHQWH ORV GLIHUHQWHV WLSRV GH VROLGD
ridad mencionados en las encíclicas contemporáneas.
/D VROLGDULGDG HV XQ FRQFHSWR LQKHUHQWHPHQWH FRPSOHMR19. Apuntaré
VyORXQOLVWDGRFRUWRGHORVVLJQL¿FDGRVTXHHOWpUPLQRVROLGDULGDGDVXPH
HQODVHQFtFOLFDVGHO3DSDFRQWHPSRUiQHR L ELHQHVFRPXQHVPDWHULDOHV
VXMHWRVDODMXVWLFLDGLVWULEXWLYD LL HVWDGRVGHKHFKRVVRFLROyJLFRVRHFR
nómicos como la interdependencia tecnológica y económica; (iii) actitudes,
disposiciones o virtudes personales respecto a lo que debe ser común; (iv)
DFWLYLGDGHVWUDEDMRVHQJUXSR\FRODERUDFLyQKDFLD¿QHVFRPXQHV Y FR
PXQLyQGHDPRUHQWUHODVSHUVRQDVGRQGHODFRPXQLyQHVHO¿QGHODDF
ción.
6LH[DPLQDPRVODVHQFtFOLFDVUHFLHQWHVGHVFXEULUHPRVWUHVLQWHUSUH
taciones principales del término solidaridad o bien común. Indudablemente,
KD\RWURV3HURHVWRVVHLQ¿HUHQFRQIDFLOLGDGGHORVWH[WRV
Primero, el bien común consiste en bienes realizados en los individuos
y son llamados comunes en virtud de una especie común. Por ejemplo, los

19. ³'HHVWDPDQHUDHOSULQFLSLRTXHKR\OODPDPRVGHVROLGDULGDG\FX\DYDOLGH]\DVHDHQHO
RUGHQLQWHUQRGHFDGD1DFLyQ\DVHDHQHORUGHQLQWHUQDFLRQDOKHUHFRUGDGRHQODSollicitudo Rei
Socialis, se muestra como uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la organización
social y política. León XIII lo enuncia varias veces con el nombre de “amistad”, que encontramos ya
en la filosofía griega; por Pío XII es designado con la expresión no menos significativa de “caridad
social”, mientras que Pablo VI ampliando el concepto, de conformidad con las actuales y múltiples
GLPHQVLRQHVGHODFXHVWLyQVRFLDOKDEODEDGHµFLYLOL]DFLyQGHODPRU¶´CA, 10.

37
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

VHUHVKXPDQRVFRPSDUWHQXQDKXPDQLGDGFRP~QDXQTXHQRKD\KXPDQL
GDG TXH H[LVWD LQGHSHQGLHQWHPHQWH GH ORV LQGLYLGXRV QL XQD KXPDQLGDG
distribuida en las personas. Esta perfección ontológica se encuentra sólo
“en” los individuos; y así, desde los individuos recogemos que ese predi
cado es común.
'HQXHVWUDFRP~QKXPDQLGDGVHGHGXFHQWUHVQRFLRQHV L status co
P~QHQHOVHQWLGRGHTXHQLQJXQDSHUVRQDHVPiVRPHQRVKXPDQDTXH
otra; (ii) perfecciones ontológicas comunes como la salud, el conocimiento
y la devoción religiosa; (iii) instrumentos comunes como el dinero, los ali
PHQWRV\ODWHFQRORJtD&DGDXQRGHHOORVSXHGHVHUODEDVHGHGHUHFKRV
morales y legales; cada uno puede expresar una razón para la solidaridad.
En Sollicitudo Rei Socialis, la “virtud” de la solidaridad es descrita (ini
cialmente) como el deseo de dar una respuesta moral a los bienes comunes
VHJ~QORVDFDEDPRVGHGHVFULELU

“Ante todo se trata de la interdependencia, percibida como sistema


determinante de relaciones en el mundo actual, en sus aspectos económico,
cultural, político y religioso, y asumida como categoría moral. Cuando la
interdependencia es reconocida así, su correspondiente respuesta, como acti
WXGPRUDO\VRFLDO\FRPRµYLUWXG¶HVODsolidaridad”20.

$VtFXDQGR-XDQ3DEOR,,KDEODGHOD³VROLGDULGDGKDFLDORVPLHPEURV
mas débiles de la sociedad”21SRQHpQIDVLVHQQXHVWUDKXPDQLGDGFRP~Q
TXHQRVSURKLEHUHVWULQJLUODViUHDVHQODGLVWULEXFLyQGHORVGHUHFKRVOHJD
les y de los recursos económicos. Cuando en Pacem in Terris-XDQ;;,,,
KDEODGH³ODVH[LJHQFLDVGHOELHQFRP~QXQLYHUVDO´22, y cuando en Gaudium
et SpesVHUH¿HUHDXQDSHUVRQDGHSHQGLHQGRGHRWUD³HQVROLGDULGDGQHFH
saria”23HVWiQVLHQGRHQIDWL]DGRVORVEHQH¿FLRVFRPXQHV
<RVLW~RHVWDVWUHVGLIHUHQWHVQRFLRQHVGH³FRP~Q´HQXQ~QLFRJUXSR
porque, o bien son propiedades encarnadas en los individuos (por ejemplo,
KXPDQLGDGYLGDFRQRFLPLHQWRVDOXG RELHQHV~WLOHV DOLPHQWRVRUGHQD
GRUHV SURJUDPDV SDUD HO FXLGDGR GH OD VDOXG  TXH VH KDFHQ FRPXQHV HQ
virtud de un orden justo de distribución24. Si restringimos a este grupo los

20. Sollicitudo Rei Socialis, 38 (en adelante SRS).


21. Evangelium Vitae, 8 (en adelante EV).
22. Pacen in Terris, 7 (en adelante PT).
23. Gaudium et Spes, 4 (en adelante GS).
24. 7RPiVGH$TXLQRDUJX\HTXHODSHUIHFFLyQRQWROyJLFDGHOVHUKXPDQRHVFRP~QVHJ~QOR
entendemos por la razón (secundum rationem), o común por la predicación (commune in praedi-
cando). Lo mismo se puede decir de la salud, de la templanza y del conocimiento, los cuales son

38
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

VLJQL¿FDGRVSRGUHPRVHQWHQGHUTXHVRPRVWRGRVKXPDQRV\TXHKD\OD]RV
de interdependencia en la realización de nuestras perfecciones. Si recondu
cimos la mayoría de los debates sobre la sociedad civil a este nivel, enton
ces los debates políticos son siempre sobre cómo distribuir y cultivar los
ELHQHVHLQVWUXPHQWRVKXPDQRVIXQGDPHQWDOHV
(OVHJXQGRJUXSRGHVLJQL¿FDGRVGHODVROLGDULGDG\GHOELHQFRP~Q
puede describirse en general como “actividades comunes”. Las nociones de
“colaboración”, “cooperación”, el “espíritu de iniciativa creativo” y la “ca
dena expansiva de solidaridad” expresan, de modos diferentes y en nive
les diferentes, una consideración de los bienes comunes como actividades
comunes. Según la encíclica de que se trate, la idea de solidaridad como
actividad común se aplica al orden político interno, a las relaciones interna
cionales, a las iniciativas de sociedades intermedias, o a la vida económica.
En Centesimus Annus-XDQ3DEOR,,VXEUD\DTXHHOPHUFDGRQRVRODPHQWH
representa la bondad de las cosas que se distribuyen sino también la bondad
GHODVDFFLRQHVUHFtSURFDV

³0HGLDQWHVXWUDEDMRHOKRPEUHVHFRPSURPHWHQRVyORHQIDYRUVX\R
VLQRWDPELpQHQIDYRUGHORVGHPiV\FRQORVGHPiVFDGDXQRFRODERUDHQHO
WUDEDMR\HQHOELHQGHORVRWURV(OKRPEUHWUDEDMDSDUDFXEULUODVQHFHVLGD
des de su familia, de la comunidad de la que forma parte, de la Nación, y en
GHILQLWLYDGHWRGDODKXPDQLGDG&RODERUDDVLPLVPRHQODDFWLYLGDGGHORV
que trabajan en la misma empresa e igualmente en el trabajo de los provee
dores o en el consumo de los clientes, en una cadena de solidaridad que se
extiende progresivamente”25.

Aquí podemos mencionar el principio de subsidiaridad. Si el bien co


mún está constituido por la actividad común, entonces cada vez que los
“altos” poderes intervienen de tal modo que suplantan esa actividad común
o cada vez que los resultados de la actividad común son realizados a es
paldas de la actividad cooperativa misma, el bien distintivo de la sociedad

individuales, pero “adquieren un carácter universal en el entendimiento”. Los bienes útiles no son
necesariamente públicos; más bien cosas como la comida, el dinero, son generalmente privadas y
VHLQWHUFDPELDQVHJ~QODMXVWLFLDFRQPXWDWLYD6LQHPEDUJRVHSXHGHQKDFHUFRPXQHVFRQHOILQGH
DVHJXUDUVXGLVWULEXFLyQSDUDHOELHQHVWDUGHODFRPXQLGDG6LµORFRP~Q¶VHDJRWDUDHQODVQRFLRQHV
mencionadas, nos enfrentaríamos con un conflicto entre el bien del individuo y el bien público. Por
eso Santo Tomás arguye que el bien común relevante inmediatamente para el orden social no es el
bien común por razón de la comunidad de genero o especie, sino más bien el bien “común por razón
de la comunidad de la causa final” (non quidem communitate generis vel speciei, sed communitate
causae finalis), S.Th.,,,
25. CA, 43.

39
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

se pierde. Podemos tomar como ejemplo las actividades comunes que se


realizan en el trabajo de una orquesta. Cada parte necesita armonizarse con
las demás para poder producir los resultados deseados. Si los bienes perse
guidos fuesen simplemente resultados externos, entonces, la razón por la
FXDOXQFRQFLHUWRTXHIXHUDJHQHUDGRSRURUGHQDGRUQRVHUtDVX¿FLHQWHQR
es más que una preferencia estética. Pero todos sabemos que la actividad
común constituye parte del bien perseguido.
(OSXQWRHVWiHQTXHFXDQGRODFRODERUDFLyQQRHVLQKHUHQWHVLQRPH
UDPHQWHXQELHQ~WLOODVEDVHVSDUDODVXEVLGLDULGDGVHHQFXHQWUDQH[WUH
PDGDPHQWHGpELOHV([FHSWRSRUHYHQWXDOHVUD]RQHVGHH¿FLHQFLDQRKD\
XQDEXHQDUD]yQSDUDTXHHO(VWDGRGHEDKDFHUWRGRRQRGHEDKDFHUQDGD
En consecuencia, parece ser que un verdadero concepto de subsidiaridad
depende de un concepto de solidaridad que preserve el intrínseco valor de
la actividad cooperativa. Sin ese valor, la discusión sobre la solidaridad
generalmente degenera –como en nuestros debates en la política americana
sobre el “federalismo”– en una discusión sobre dinero y poder.
6XSRQJDPRVSRUHMHPSORTXHXQH[SHUWRHQSROtWLFDSXGLHUDGHPRV
WUDUTXHHOELHQHVWDUVHDOFDQ]DPiVH¿FLHQWHPHQWHVLVXEFRQWUDWDPRVHO
trabajo de una empresa privada. En este caso ni el Estado ni la sociedad ci
YLOVHKDUtDQFDUJRGHOFXLGDGRGHOLQGLJHQWH¢(FKDUtDPRVQRVRWURVHQIDOWD
alguna cosa por encomendarle a otros que realizasen este trabajo? La mis
PDSUHJXQWDSXHGHKDFHUVHFRQUHVSHFWRDXQDDPSOLDVHULHGHDFWLYLGDGHV
FRRSHUDWLYDV3RUHMHPSOR¢SRUTXpQRGHEHUtDQORVSDGUHVVXEFRQWUDWDU
actos de paternidad de otra persona? Si la solidaridad estuviese restringida
al primer grupo de nociones (naturaleza común, perfecciones y utilidades),
ODV QHFHVLGDGHV GHO ELHQ FRP~Q VH SRGUtDQ VDWLVIDFHU KLSRWpWLFDPHQWH 
DGRSWDQGRODSROtWLFDTXHPiVH¿FLHQWHPHQWHGLVWULEX\HVHORVELHQHV~WLOHV
(OKHFKRGHTXHQRVRWURVQRSDUWLFLSHPRVGHDFWLYLGDGHVFRPXQHVQRVHUtD
entonces más que una cuestión de preferencias individuales. Sólo cuando
LGHQWL¿FDPRV HO ELHQ GH ODV DFWLYLGDGHV FRPXQHV SRGHPRV GHVFXEULU XQ
OtPLWH IXQGDGR DO SRGHU GHO (VWDGR \ D OD FDUDFWHUtVWLFD PHQWDOLGDG VXE
contratista de los mercados.
(QHVWHPRPHQWRHVDSURSLDGRLQWURGXFLUHOPRGRHQTXH-XDQ3DEOR
II entiende la “subjetividad” de la sociedad. En CentesimusVHUH¿HUHDOD
VXEMHWLYLGDGGHO(VWDGRHQWpUPLQRVGH³HVWUXFWXUDVGHSDUWLFLSDFLyQ\UHV
ponsabilidad compartida”26(VFULEH

26. CA, 46.

40
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL

³ODVRFLDOLGDGGHOKRPEUHQRVHDJRWDHQHO(VWDGRVLQRTXHVHUHDOL
za en diversos grupos intermedios, comenzando por la familia y siguiendo
por los grupos económicos, sociales, políticos y culturales, los cuales, como
SURYLHQHQGHODPLVPDQDWXUDOH]DKXPDQDWLHQHQVXSURSLDDXWRQRPtDVLQ
VDOLUVHGHOiPELWRGHOELHQFRP~Q(VDHVWRDORTXHKHOODPDGRµVXEMHWLYL
GDGGHODVRFLHGDG¶ODFXDOMXQWRFRQODVXEMHWLYLGDGGHOLQGLYLGXRKDVLGR
anulada con el socialismo real”27.

Nótese que el argumento utilizado en contra del socialismo no se basa


SULQFLSDOPHQWHHQODLQH¿FLHQFLDGHOPLVPRHOELHQFRP~QFRPRXQDMXVWD
distribución de recursos, no fue alcanzado. Más bien, lo que fue “anulado”
es la libre colaboración de los agentes en el bien común.
Las expresiones “subjetividad de la sociedad” y “cadena expansiva de
la solidaridad” generalmente se encuentran cercanas a otra idea del bien
FRP~Q$QWHV KH FLWDGR OD VHQFLOOD GH¿QLFLyQ TXH KDFH -XDQ 3DEOR ,, GH
ODYLUWXGGHODVROLGDULGDGFRPRXQDDFWLWXGPRUDOUHVSHFWRGHODLQWHUGH
SHQGHQFLD$KRUDFRQVLGHUHPRVODVLJXLHQWHGH¿QLFLyQTXHDSDUHFHGRV
secciones después en Sollicitudo

³/DVROLGDULGDGHVVLQGXGDXQDYLUWXGFULVWLDQD<DHQODH[SRVLFLyQVH
podían vislumbrar numerosos puntos de contacto entre ella y la caridad, que
HVVLJQRGLVWLQWLYRGHORVGLVFtSXORVGH&ULVWR « 3RUHQFLPDGHORVYtQFX
ORVKXPDQRV\QDWXUDOHVWDQIXHUWHV\SURIXQGRVVHSHUFLEHDODOX]GHODIH
XQQXHYRPRGHORGHXQLGDGGHOJpQHURKXPDQRHQHOFXDOGHEHLQVSLUDUVHHQ
última instancia la solidaridad. Este supremo modelo de unidad, reflejo de la
vida íntima de Dios, Uno en tres Personas, es lo que los cristianos expresa
PRVFRQODSDODEUDµFRPXQLyQ¶´28.

Inmediatamente vemos que se añade a la idea de bien común una no


ción distinta, a saber, la idea de bien común como comunión, donde la
FRPXQLyQHVHOPLVPRELHQDOTXHVHDSXQWD(VWDWHUFHUDVLJQL¿FDFLyQHV
estudiada casi siempre en términos teológicos. El matrimonio es al menos
una cuestión de actividades cooperativas. Pero el matrimonio puede ser
HQWHQGLGRFRPRDOJRPiVTXHXQELHQFRP~QFRQVWLWXLGRVREUHXQDDFWL
vidad cooperativa. Es también una comunión, una sola carne. Los esposos
pueden usar su relación como un medio útil para la distribución de bienes
SDUDVXVSURSLDVSHUVRQDVSDUDVXVKLMRV\SDUDWRGDODVRFLHGDG ORVHVSR
sos también constituyen una célula esencial, realmente un modelo para los

27. CA, 13. Ver también SRS, 15.


28. SRS, 40.

41
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO

bienes de mutua deliberación; pero si no consuman la unidad en una carne,


VLPSOHPHQWHQRUHDOL]DQORTXHODVSHUVRQDVFDVDGDVKDFHQFRPRFDVDGDV
Para la Iglesia Católica, el matrimonio es signo e instrumento de unión
HQWUH'LRV\HOKRPEUH29.
/DVHQFtFOLFDV\ORVGRFXPHQWRVFRQFLOLDUHVKDEODQGH³XQLGDGHVSL
ritual”, o de “unidad interior”, o de “comunión” propiamente en referencia
al matrimonio, a la comunidad eucarística, y al bautismo, a través del cual
el individuo es injertado en el cuerpo de Cristo. La “civilización del amor”
incluye todas las nociones diversas de bien común y no sólo la teológica.
Pero el modelo teológico de comunión es el principal modelo para lo que el
SDSDGRTXLHUHGHFLUFRQODSURSRVLFLyQGHTXHHOKRPEUHHVLQKHUHQWHPHQWH
social.

4. OBSERVACIONES FINALES

+R\FRQHOFRODSVRGHOFRPXQLVPR\HOWULXQIRHQSULQFLSLRDXQTXH
QR VLHPSUH GH KHFKR GHO PHUFDGR OLEUH HO SULQFLSDO GHVDItR HVWi HQ HQ
contrar razones de perfeccionamiento para la sociedad civil. La noción ne
JDWLYDGHODVRFLHGDGFLYLOTXHODGH¿QHFRPR³HOUHVLGXRVRFLDOUHVXOWDQWH
GH OD VXVWUDFFLyQ DO (VWDGR´ HV LQVX¿FLHQWH SDUD HQWHQGHU FRUUHFWDPHQWH
ODDXWRULGDG\ORV¿QHVGHODVDVRFLDFLRQHVOLEUHVQRJXEHUQDPHQWDOHV$
mi entender, las enseñanzas de la Iglesia Católica en cuestiones sociales
constituyen el mejor cuerpo de razones para la sociedad civil. En princi
pio, parte de esta enseñanza es transmisible sin apoyarse explícitamente
en la doctrina teológica. Pero, estas “razones” para la sociedad civil no se
GHVDUUROODUDQELHQVLQRVHHYDQJHOL]DODFXOWXUD+HKHFKRDOJXQDVREVHU
vaciones críticas en cuanto al modo que tiene Tocqueville de contextualizar
HOWHPDGHODVRFLHGDGHQWpUPLQRV³SRGHUFRQWURODQGRDOSRGHU´3HUR7R
cqueville también insistió en que “en América es la religión la que conduce
a la iluminación y observancia de la ley divina, las que a su vez conducen
DOKRPEUHDODYHUGDGHUDOLEHUWDG´30. Sin religión, ¿puede una sociedad re
sistirse al efecto atomizador no sólo del estado sino también del mercado?
7DOYH]VHDPHMRUFRQFOXLUKDFLpQGRQRVHVWDSUHJXQWD

29. SRS, 31.


30. A. TOCQUEVILLE, Democracia en América, I.2

42

Potrebbero piacerti anche