Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Russell HITTINGER
1. E. GELLNER, Condiciones para la libertad: la sociedad civil y sus rivales, Paidós, 1996,
Barcelona, p. 16.
2. El espíritu de las leyes, 11. 4
27
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
28
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL
poder adecuado. Por otro lado, la libertad es imposible sin pluralismo, sin
XQHTXLOLEULRGHSRGHU<FRPRQRSXHGHVHUSROtWLFRGHEHVHUHFRQyPLFR´6.
6LORHQWLHQGRFRUUHFWDPHQWH*HOOQHUHVWDD¿UPDQGRTXHODSROtWLFDKD
GHMDGRGHVHUJDUDQWHGHOSOXUDOLVPR\DTXHODVUHYROXFLRQHVPRGHUQDVKDQ
destrozado la “ancient constitution´ORFDOGHGHUHFKRVSRGHUHLQPXQLGDG
Los conservadores romantizan la “ancient constitution” donde las partes
del “cuerpo político” disfrutaban de una participación en la reglamentación
RGHYHWRVREUHODDFFLyQGHO³WRGR´+R\VLQHPEDUJRFXDOTXLHUHVIXHU]R
SRU KDFHU UHYLYLU HO DQWLJXR HVTXHPD SROtWLFR SOXUDOLVWD DSDUHFHUtD FRPR
PDUJLQDODQiUTXLFR\GHRUGLQDULRYLROHQWR<DVtSRUGHIHFWRHOJDUDQWH
del pluralismo es el mercado económico. El Estado no debe someterse a los
mandatos de la religión, ni siquiera de la naturaleza, pero cuando el mer
FDGR³PDQGD´HO(VWDGRGHEHHVFXFKDU<HOORKDFHQDWXUDOTXHODVRFLHGDG
deba ser defendida principalmente apelando a los principios del mercado.
Aún más que la ciencia, los mercados son vistos como poseedores de una
lógica inmanente que puede ser entendida sin apelar a una autoridad extrín
seca. La autoridad política sólo puede intervenir en el ámbito de la libertad
SDUDKDFHUPiVHIHFWLYRDOPHUFDGRSHURQRSDUDVXSODQWDUVXDXWRULGDG
3RGHPRVYROYHUDIRUPXODUODGH¿QLFLyQTXH*HOOQHUKDFHGHODVRFLHGDG
civil como la libertad de asociación sobrevenida con el disfrute de la liber
tad económica.
0L GHVHR QR HV VXJHULU TXH HVWD MXVWL¿FDFLyQ HV HQWHUDPHQWH HUUyQHD
Sería imprudente ignorar la importancia de la libertad económica. En las so
ciedades occidentales, la libertad económica ejerce el control más persistente
sobre el poder del Estado. Dejar de lado esta razón para la sociedad civil sería
ignorar la realidad social tal como se encuentra constituida en el presente. El
mayor desafío es encontrar nuevas razones para la sociedad civil.
29
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
,JOHVLD&DWyOLFDODTXHPHMRUGH¿HQGHHVWHDUJXPHQWRHQQXHVWURVWLHPSRV
/RVWHyORJRVFDWyOLFRVKDQFRPSUHQGLGRKDFHWLHPSRODLPSRUWDQFLDTXH
tienen las asociaciones libres, irreducibles tanto a la ley del Estado como a
ODDXWRULGDGIDPLOLDU3RUHOORODWHRUtDFDWyOLFDGHODOH\QDWXUDOKDUHFKD
zado claramente la idea de que la participación en la ley eterna estuviese
~QLFDPHQWHUHVHUYDGDDO(VWDGR(QORVSULPHURVHVFULWRVTXHKDFHQUHIH
rencia a la ley natural, fundamentados en los comentarios a las Sentencias
GH/RPEDUGR7RPiVHVFULEH
³'LRV TXLVR KDFHU VXV REUDV VHPHMDQWHV D Vt HQ OR SRVLEOH SDUD TXH
IXHVHQ SHUIHFWDV \ SDUD TXH D WUDYpV GH HOODV VH OH SXGLHVH FRQRFHU< SRU
eso, para manifestar en sus obras no sólo lo que El es en sí, sino también su
PDQHUDGHDFWXDUVREUHODVFULDWXUDVLPSXVRDWRGRVORVVHUHVHVWDOH\TXH
ORV~OWLPRVKDQGHVHUSHUIHFFLRQDGRVSRUORVLQWHUPHGLRV\pVWRVSRUORV
primeros, según dice Dionisio”.7
30
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL
(VWHQRHVHOOXJDUSDUDDFRPHWHUXQDDGHFXDGDH[SOLFDFLyQ¿ORVy¿FD
sobre la metafísica de la participación. De todos modos, si puede ser apro
piado brindar un ejemplo concreto de su aplicación a una cuestión relativa
a la sociedad civil. Por supuesto, que en el siglo XIII el término “sociedad
civil” no se utilizaba. Teólogos como Tomás emplearon variaciones de la
palabra societas: societas oeconomica, societas política, societas privata,
societas publica, societas saecularis y así otros. Los medievales no poseían
un equivalente lingüístico para nuestra noción de “sociedad civil”. Pero
entendían el valor de la libertad de asociación sin reducirlo a la familia o al
Estado. El mejor ejemplo de defensa de esa esfera de libertad puede encon
trarse en la apologética de la vocación dominicana de Tomás.
En el año 1256 Tomás y Buenaventura fueron convocados ante la cor
te del Papa Alejandro IV para defender las recientemente constituidas órde
QHVPHQGLFDQWHV:LOOLDPRI6DLQW$PRXUGRFWRUGHODSorbonne, acusa al
“doble espíritu” de acción y contemplación de ser un nuevo modelo de vida
que pervierte los principios de la sociedad civil y de la eclesiástica. En De
periculis novissimorum temporum:LOOLDPRI6DLQW$PRXUODQ]DXQDVHULH
GHFUtWLFDVDORVPHQGLFDQWHV/RVPHQGLFDQWHVVHJ~QVRVWLHQH
• violan el principio de una sociedad de contemplativos por buscar
actuar sobre otros más que permanecer puramente receptivos a la
gracia divina;
• violan la autoridad jurisdiccional civil y eclesiástica al moverse de
un lugar a otro, a diferencia del clero secular y monástico;
YLRODQODYLUWXGGHODKXPLOGDGSRUDGTXLULU\FRPXQLFDUFRQRFL
mientos en la Universidad;
YLRODQHORUGHQPRQiVWLFRSRUUHKXVDUODUHDOL]DFLyQGHODERUHVPD
nuales;
• violan el principio de la justicia por dispensar sabiduría a las al
mas;
YLRODQSULQFLSLRVGHORUGHQIDPLOLDUSRUUHFOXWDUKRPEUHV\PXMHUHV
jóvenes;
La respuesta de Tomás nos viene dada en el Opusculum titulado Contra
impugnantes, escrito en 1256, y probablemente resumido oralmente para el
Papa en el mismo año. Este opúsculo es del mayor interés para nosotros,
puesto que quizá sea la primera defensa sistemática de las sociedades pura
PHQWHYROXQWDULDV7RPiVXWLOL]DHOGHUHFKRQDWXUDO\ODOH\HYDQJpOLFDGH
la gracia y de la libertad para defender la naturaleza social de la vocación
dominicana.
31
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
“cualquier persona que sea competente para realizar cierta función, tie
QHHOGHUHFKRDVHUDGPLWLGRHQODVRFLHGDGGHDTXHOORVTXHKDQVLGRHOHJLGRV
SDUDHMHUFHUGLFKDIXQFLyQ´
32
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL
3RUORWDQWRSURKLELUDKRPEUHV\PXMHUHVOLEUHVDVRFLDUVHFRQHO¿QGH
FRPXQLFDUGRQHVHVFRQWUDULRDOGHUHFKRQDWXUDO(VWDQWRFRPRQHJDUOHDORV
agentes racionales la perfección propia de su naturaleza y el bienestar general
GHTXHSXHGDQGLVIUXWDU)UHQWHDODREMHFLyQGHTXHODYLGDDFWLYRFRQWHP
plativa no poseería ya más el fruto de la contemplación, Tomás señala que al
transmitir el conocimiento, el dador no consume los dones por él poseídos.
El contemplativo no está menos en gracia si predica lo que de Dios recibe;
QLHOPDHVWURVHKDFHPHQRVVDELRFXDQGRFRPXQLFDVXFRQRFLPLHQWRDORV
estudiantes; tampoco alguien es menos libre por ejercitar la virtud de enseñar
a otro un don. Aquí Tomás cita a Agustín en De doctrina christiana
33
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
VRFLHGDGTXHVHGLVWLQJXHGHOSDWUyQPiVVHGHQWDULRGHGHUHFKRVREOLJDFLR
nes y clases que caracteriza a la familia y al parentesco. La defensa de las
DVRFLDFLRQHVYROXQWDULDVTXHKDFH7RPiVGHEHVHUGLVWLQJXLGDUDGLFDOPHQWH
GH OD FRPSUHQVLyQ SUHPRGHUQD GH OD ³DQFLHQW FRQVWLWXWLRQ´ %DVDGD HQ
estatutos, costumbres y privilegios locales, la “ancient constitution” pre
VHUYDEDODSOXUDOLGDGGHODVDXWRULGDGHV\SRVHtDVX¿FLHQWHVUHFXUVRVSDUD
resistir la centralización, aunque era esencialmente conservadora. Como en
la Carta MagnaHO3UtQFLSHWHQtDSURKLELGRLQPLVFXLUVHHQDTXHOODVHVIHUDV
GHOLEHUWDG\DXWRULGDGDULVWRFUiWLFDDODVTXHQXQFDKDEtDSHUWHQHFLGR(Q
HIHFWRWHQtDSURKLELGRLQWURGXFLUQXHYDVIRUPDV\DSOLFDFLRQHVGHDXWRUL
dad. La defensa de la libertad se desarrolla en Tomás de un modo comple
tamente distinto. El aboga por la invención de nuevas formas de libertad de
DVRFLDFLyQVLQWHQHUHQFXHQWDORVUHFODPRVGHSULYLOHJLRV\FODVHV<FRPR
\DKHPHQFLRQDGRUHFODPDGHUHFKRVQRVyORSDUDODPLVLyQFRUSRUDWLYDGH
los mendicantes, sino también para todos los individuos.
Con admirable claridad y presciencia, Tomás supo captar lo que estaba
HQMXHJRHQODVDFXVDFLRQHVTXHVHKLFLHURQDORVPHQGLFDQWHVGHYLDMDUWDQ
WRGHUHFKD]DUHOWUDEDMRPDQXDO\GHUHFOXWDUMyYHQHV0HJXVWDUtDFRPHQ
WDUDKRUDEUHYHPHQWHFDGDXQDGHHVWDVWUHVDFXVDFLRQHVDQWHVGHYROYHUDO
punto central de mi exposición.
Los mendicantes se diferencian del clero secular que está atado a la
diócesis y de los monjes que están ligados por el voto de permanencia en el
monasterio. Tomás entendió que la societas no podía estar absolutamente
UHVWULQJLGDDGLFKRVOXJDUHV\OtPLWHV(OFXHUSRSROtWLFRGHOD&ULVWLDQGDG
era internacional y el bien de ese cuerpo trascendía las relativamente estáti
cas condiciones del orden feudal. El clero diocesano y los monjes redupli
caron el orden feudal en sus respectivas organizaciones. Los mendicantes
se liberaron de ese orden feudal no sólo por su movilidad –la autoridad
itinerante, como lo era–, sino también por negarse a aceptar la práctica
monástica del trabajo manual. Los esfuerzos de los críticos por mantener a
los religiosos en un sitio, bajo la fatiga del trabajo manual, no era más que
un esfuerzo por bloquear la introducción de nuevas formas sociales en la
sociedad. Aquí, por supuesto, la nueva forma era evangélica. Se refería a
asociaciones puramente voluntarias nacidas no del comercio, ni del dere
FKRSRVLWLYRQLWDPSRFRGHODSURFUHDFLyQPDWULPRQLDOSHURVtGHODOLEUH
UHVSXHVWDDODJUDFLD(VWDVVRFLHGDGHVGH³GDGRUHVGHGRQHV´QRQHJDEDQ
pero tampoco se reducían ni a la autoridad legal ni a la paternal. Como To
PiVHQWHQGLyHQVXSURSLRFDVRODGHFLVLyQGHSURKLELUOHDODVGRPLQLFRVHO
reclutamiento de jóvenes fue motivado por el deseo de proteger a la autori
GDGGHODQRYHGDGGHODOLEHUWDG\HQGH¿QLWLYDGHODJUDFLD
34
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL
3XHGHSDUHFHUTXHKD\XQODUJRWUHFKRHQWUHODVVRFLHGDGHVPHGLHYDOHV
de mendicantes, viviendo en una pobreza voluntaria, y las cuestiones mo
dernas de la sociedad civil. Pero esto no es cierto. In Rerum Novarum
HO3DSD/HyQ;,,,QRVyORVHUH¿HUHVLQRTXHLQFOXVRFLWDODGHIHQ
VDGHODVDVRFLDFLRQHVSULYDGDVTXHKDFH7RPiVHQContra Impugnantes.
León XIII, primero advierte el modelo de la libertad evangélica encarnado
en las sociedades de “los que dan dones” y viven para las almas14. Esta li
EHUWDGLQWHULRUGHKDFHUHOELHQDORVGHPiVODUHFRPLHQGDDORVULFRV/XHJR
DSOLFDHVWHPRGHORDORVGHUHFKRVGHODVDVRFLDFLRQHVSULYDGDV
$OJ~QHVSHFLDOLVWDKDVXJHULGRTXHHO3DSD/HyQKDWRPDGRSUHVWDGR
HOWpUPLQR³GHUHFKRV´GH-RKQ/RFNH163XHGHVHUTXHKD\DDOJRGHYHUGDG
HQHVWDLQWHUSUHWDFLyQFRQUHVSHFWRDODFRPSUHQVLyQGHORVGHUHFKRVGHOD
SURSLHGDGGHO3DSD/HyQ;,,,3HURFRQUHVSHFWRDORVGHUHFKRVVREUHOD
DVRFLDFLyQSULYDGDHOVHQWLGRTXH/HyQ;,,,GDDOWpUPLQRGHUHFKRVHVWi
tomado directamente de Tomás en Contra Impugnantes.
Mientras Tomás intenta restringir el más puro y gratuito carácter de
la libertad a las asociaciones divinas, angélicas y religiosas, el moderno
pensamiento católico social, especialmente en las obras del Magisterio del
SUHVHQWHSRQWL¿FDGRDSOLFDHVHFRQFHSWRDORTXHKR\OODPDUtDPRVODVR
ciedad civil. En Centesimus Annus, HO3DSD-XDQ3DEOR,,VHUH¿HUHD³ODV
35
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
³(OKRPEUHFXDQGRQRUHFRQRFHHOYDORU\ODJUDQGH]DGHODSHUVRQDHQ
VtPLVPR\HQHORWURVHSULYDGHKHFKRGHODSRVLELOLGDGGHJR]DUGHODSUR
SLDKXPDQLGDG\GHHVWDEOHFHUXQDUHODFLyQGHVROLGDULGDG\FRPXQLyQFRQ
ORVGHPiVKRPEUHVSDUDORFXDOIXHFUHDGRSRU'LRV(QHIHFWRHVPHGLDQWH
ODGRQDFLyQOLEUHFRPRHOKRPEUHVHUHDOL]DDXWpQWLFDPHQWHDVtPLVPR\
esta donación es posible gracias a la esencial capacidad de trascendencia
GHODSHUVRQDKXPDQD«(QFXDQWRSHUVRQDSXHGHGDUVHDRWUDSHUVRQD
o a otras personas y, por último a Dios, que es el autor de su ser y el único
TXHSXHGHDFRJHUSOHQDPHQWHVXGRQDFLyQ6HDOLHQDHOKRPEUHTXHUHFKD]D
trascenderse a sí mismo y vivir la experiencia de la autodonación y de la for
PDFLyQGHXQDDXWpQWLFDFRPXQLGDGKXPDQDRULHQWDGDDVXGHVWLQR~OWLPR
que es Dios. Esta alienada una sociedad que, en sus formas de organización
VRFLDOGHSURGXFFLyQ\FRQVXPRKDFHPiVGLItFLOODUHDOL]DFLyQGHHVWDGR
QDFLyQ\ODIRUPDFLyQGHHVDVROLGDULGDGLQWHUKXPDQD´18.
/DLGHDGHTXHODVRFLHGDGHVWiFRQVWLWXLGDSRUODDXWRWUDVFHGHQFLDGH
VXVLQGLYLGXRVQRHVQXHYD+DVLGRXQUHFXUVRGHOSHQVDPLHQWRFDWyOLFR
GHVGHKDFHVLJORV/RTXHWDOYH]VHDQXHYRHVODDSOLFDFLyQGHHVDLGHDDOD
variedad más extensa de asociaciones voluntarias.
7DO YH] QR VHUtD GHO WRGR HUUyQHR GHFLU TXH KD KDELGR XQD VHFXOD
rización de la idea de sociedad como communicatio. Esta secularización
es especialmente necesaria en sociedades donde las cosas se adquieren
fundamentalmente a través de la libre elección, y donde el modelo de la
libre elección está tomado del mercado. En este tipo de sociedades, es ne
cesario brindar algo más que meras razones instrumentales para el libre
orden social. En efecto, es necesario dar razones de perfección más que
de maximización a través de la libre elección. La mente moderna no tiene
casi problemas para comprender qué es lo maximizado por un sector de la
sociedad libre, es decir, por un ámbito de la libertad no reducido a la ley
36
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL
del Estado. Por ejemplo, Gellner, propondría que esta esfera de la libertad
constituye un control sobre el poder del Estado, que, a su vez, da origen a
las asociaciones económicas, que, a su vez, maximizan la productividad,
\TXHSDUDFHUUDUHOFtUFXORLQPXQL]DQDODVRFLHGDGGHODVVLHPSUHFUH
cientes ambiciones administrativas del poder estatal. Pero, ¿qué es lo que
VHSHUIHFFLRQDDWUDYpVGHHVWHSURFHVR"2GLFKRGHRWURPRGR¢TXpOHIDO
taría al mundo si el Estado fuese el principal agente encargado de proveer
ORVELHQHVVRFLDOHV"*HOOQHUVyOROOHJDDD¿UPDUTXHODYLGDVHUtDDJRELDQWH
y que nuestras elecciones privadas se verían reducidas, no más.
,QWHUSUHWRORVWUDEDMRVGHO0DJLVWHULRGHOSRQWL¿FDGRDFWXDOFRPRXQ
HVIXHU]RSDUDUHVSRQGHUDHVDSUHJXQWD/DSUHJXQWDQRVHUH¿HUHDVLHV
útil disfrutar de las libertades privadas en tanto que distintas del poder del
Estado. Desde el colapso del experimento comunista, el argumento de la
XWLOLGDGKDVLGRYHQFLGR/DSUHJXQWDKR\VHUH¿HUHDTXpKDFHUFRQODOL
bertad y cómo entenderla desde una perspectiva diferente a la ofrecida por
los economistas.
$ FRQWLQXDFLyQ H[SRQGUp EUHYHPHQWH ORV GLIHUHQWHV WLSRV GH VROLGD
ridad mencionados en las encíclicas contemporáneas.
/D VROLGDULGDG HV XQ FRQFHSWR LQKHUHQWHPHQWH FRPSOHMR19. Apuntaré
VyORXQOLVWDGRFRUWRGHORVVLJQL¿FDGRVTXHHOWpUPLQRVROLGDULGDGDVXPH
HQODVHQFtFOLFDVGHO3DSDFRQWHPSRUiQHRLELHQHVFRPXQHVPDWHULDOHV
VXMHWRVDODMXVWLFLDGLVWULEXWLYDLLHVWDGRVGHKHFKRVVRFLROyJLFRVRHFR
nómicos como la interdependencia tecnológica y económica; (iii) actitudes,
disposiciones o virtudes personales respecto a lo que debe ser común; (iv)
DFWLYLGDGHVWUDEDMRVHQJUXSR\FRODERUDFLyQKDFLD¿QHVFRPXQHVYFR
PXQLyQGHDPRUHQWUHODVSHUVRQDVGRQGHODFRPXQLyQHVHO¿QGHODDF
ción.
6LH[DPLQDPRVODVHQFtFOLFDVUHFLHQWHVGHVFXEULUHPRVWUHVLQWHUSUH
taciones principales del término solidaridad o bien común. Indudablemente,
KD\RWURV3HURHVWRVVHLQ¿HUHQFRQIDFLOLGDGGHORVWH[WRV
Primero, el bien común consiste en bienes realizados en los individuos
y son llamados comunes en virtud de una especie común. Por ejemplo, los
19. ³'HHVWDPDQHUDHOSULQFLSLRTXHKR\OODPDPRVGHVROLGDULGDG\FX\DYDOLGH]\DVHDHQHO
RUGHQLQWHUQRGHFDGD1DFLyQ\DVHDHQHORUGHQLQWHUQDFLRQDOKHUHFRUGDGRHQODSollicitudo Rei
Socialis, se muestra como uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la organización
social y política. León XIII lo enuncia varias veces con el nombre de “amistad”, que encontramos ya
en la filosofía griega; por Pío XII es designado con la expresión no menos significativa de “caridad
social”, mientras que Pablo VI ampliando el concepto, de conformidad con las actuales y múltiples
GLPHQVLRQHVGHODFXHVWLyQVRFLDOKDEODEDGHµFLYLOL]DFLyQGHODPRU¶´CA, 10.
37
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
VHUHVKXPDQRVFRPSDUWHQXQDKXPDQLGDGFRP~QDXQTXHQRKD\KXPDQL
GDG TXH H[LVWD LQGHSHQGLHQWHPHQWH GH ORV LQGLYLGXRV QL XQD KXPDQLGDG
distribuida en las personas. Esta perfección ontológica se encuentra sólo
“en” los individuos; y así, desde los individuos recogemos que ese predi
cado es común.
'HQXHVWUDFRP~QKXPDQLGDGVHGHGXFHQWUHVQRFLRQHVLstatus co
P~QHQHOVHQWLGRGHTXHQLQJXQDSHUVRQDHVPiVRPHQRVKXPDQDTXH
otra; (ii) perfecciones ontológicas comunes como la salud, el conocimiento
y la devoción religiosa; (iii) instrumentos comunes como el dinero, los ali
PHQWRV\ODWHFQRORJtD&DGDXQRGHHOORVSXHGHVHUODEDVHGHGHUHFKRV
morales y legales; cada uno puede expresar una razón para la solidaridad.
En Sollicitudo Rei Socialis, la “virtud” de la solidaridad es descrita (ini
cialmente) como el deseo de dar una respuesta moral a los bienes comunes
VHJ~QORVDFDEDPRVGHGHVFULELU
$VtFXDQGR-XDQ3DEOR,,KDEODGHOD³VROLGDULGDGKDFLDORVPLHPEURV
mas débiles de la sociedad”21SRQHpQIDVLVHQQXHVWUDKXPDQLGDGFRP~Q
TXHQRVSURKLEHUHVWULQJLUODViUHDVHQODGLVWULEXFLyQGHORVGHUHFKRVOHJD
les y de los recursos económicos. Cuando en Pacem in Terris-XDQ;;,,,
KDEODGH³ODVH[LJHQFLDVGHOELHQFRP~QXQLYHUVDO´22, y cuando en Gaudium
et SpesVHUH¿HUHDXQDSHUVRQDGHSHQGLHQGRGHRWUD³HQVROLGDULGDGQHFH
saria”23HVWiQVLHQGRHQIDWL]DGRVORVEHQH¿FLRVFRPXQHV
<RVLW~RHVWDVWUHVGLIHUHQWHVQRFLRQHVGH³FRP~Q´HQXQ~QLFRJUXSR
porque, o bien son propiedades encarnadas en los individuos (por ejemplo,
KXPDQLGDGYLGDFRQRFLPLHQWRVDOXGRELHQHV~WLOHVDOLPHQWRVRUGHQD
GRUHV SURJUDPDV SDUD HO FXLGDGR GH OD VDOXG TXH VH KDFHQ FRPXQHV HQ
virtud de un orden justo de distribución24. Si restringimos a este grupo los
38
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL
VLJQL¿FDGRVSRGUHPRVHQWHQGHUTXHVRPRVWRGRVKXPDQRV\TXHKD\OD]RV
de interdependencia en la realización de nuestras perfecciones. Si recondu
cimos la mayoría de los debates sobre la sociedad civil a este nivel, enton
ces los debates políticos son siempre sobre cómo distribuir y cultivar los
ELHQHVHLQVWUXPHQWRVKXPDQRVIXQGDPHQWDOHV
(OVHJXQGRJUXSRGHVLJQL¿FDGRVGHODVROLGDULGDG\GHOELHQFRP~Q
puede describirse en general como “actividades comunes”. Las nociones de
“colaboración”, “cooperación”, el “espíritu de iniciativa creativo” y la “ca
dena expansiva de solidaridad” expresan, de modos diferentes y en nive
les diferentes, una consideración de los bienes comunes como actividades
comunes. Según la encíclica de que se trate, la idea de solidaridad como
actividad común se aplica al orden político interno, a las relaciones interna
cionales, a las iniciativas de sociedades intermedias, o a la vida económica.
En Centesimus Annus-XDQ3DEOR,,VXEUD\DTXHHOPHUFDGRQRVRODPHQWH
representa la bondad de las cosas que se distribuyen sino también la bondad
GHODVDFFLRQHVUHFtSURFDV
³0HGLDQWHVXWUDEDMRHOKRPEUHVHFRPSURPHWHQRVyORHQIDYRUVX\R
VLQRWDPELpQHQIDYRUGHORVGHPiV\FRQORVGHPiVFDGDXQRFRODERUDHQHO
WUDEDMR\HQHOELHQGHORVRWURV(OKRPEUHWUDEDMDSDUDFXEULUODVQHFHVLGD
des de su familia, de la comunidad de la que forma parte, de la Nación, y en
GHILQLWLYDGHWRGDODKXPDQLGDG&RODERUDDVLPLVPRHQODDFWLYLGDGGHORV
que trabajan en la misma empresa e igualmente en el trabajo de los provee
dores o en el consumo de los clientes, en una cadena de solidaridad que se
extiende progresivamente”25.
individuales, pero “adquieren un carácter universal en el entendimiento”. Los bienes útiles no son
necesariamente públicos; más bien cosas como la comida, el dinero, son generalmente privadas y
VHLQWHUFDPELDQVHJ~QODMXVWLFLDFRQPXWDWLYD6LQHPEDUJRVHSXHGHQKDFHUFRPXQHVFRQHOILQGH
DVHJXUDUVXGLVWULEXFLyQSDUDHOELHQHVWDUGHODFRPXQLGDG6LµORFRP~Q¶VHDJRWDUDHQODVQRFLRQHV
mencionadas, nos enfrentaríamos con un conflicto entre el bien del individuo y el bien público. Por
eso Santo Tomás arguye que el bien común relevante inmediatamente para el orden social no es el
bien común por razón de la comunidad de genero o especie, sino más bien el bien “común por razón
de la comunidad de la causa final” (non quidem communitate generis vel speciei, sed communitate
causae finalis), S.Th.,,,
25. CA, 43.
39
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
40
RAZONES PARA LA SOCIEDAD CIVIL
³ODVRFLDOLGDGGHOKRPEUHQRVHDJRWDHQHO(VWDGRVLQRTXHVHUHDOL
za en diversos grupos intermedios, comenzando por la familia y siguiendo
por los grupos económicos, sociales, políticos y culturales, los cuales, como
SURYLHQHQGHODPLVPDQDWXUDOH]DKXPDQDWLHQHQVXSURSLDDXWRQRPtDVLQ
VDOLUVHGHOiPELWRGHOELHQFRP~Q(VDHVWRDORTXHKHOODPDGRµVXEMHWLYL
GDGGHODVRFLHGDG¶ODFXDOMXQWRFRQODVXEMHWLYLGDGGHOLQGLYLGXRKDVLGR
anulada con el socialismo real”27.
³/DVROLGDULGDGHVVLQGXGDXQDYLUWXGFULVWLDQD<DHQODH[SRVLFLyQVH
podían vislumbrar numerosos puntos de contacto entre ella y la caridad, que
HVVLJQRGLVWLQWLYRGHORVGLVFtSXORVGH&ULVWR«3RUHQFLPDGHORVYtQFX
ORVKXPDQRV\QDWXUDOHVWDQIXHUWHV\SURIXQGRVVHSHUFLEHDODOX]GHODIH
XQQXHYRPRGHORGHXQLGDGGHOJpQHURKXPDQRHQHOFXDOGHEHLQVSLUDUVHHQ
última instancia la solidaridad. Este supremo modelo de unidad, reflejo de la
vida íntima de Dios, Uno en tres Personas, es lo que los cristianos expresa
PRVFRQODSDODEUDµFRPXQLyQ¶´28.
41
SOCIEDAD CIVIL. LA DEMOCRACIA Y SU DESTINO
4. OBSERVACIONES FINALES
+R\FRQHOFRODSVRGHOFRPXQLVPR\HOWULXQIRHQSULQFLSLRDXQTXH
QR VLHPSUH GH KHFKR GHO PHUFDGR OLEUH HO SULQFLSDO GHVDItR HVWi HQ HQ
contrar razones de perfeccionamiento para la sociedad civil. La noción ne
JDWLYDGHODVRFLHGDGFLYLOTXHODGH¿QHFRPR³HOUHVLGXRVRFLDOUHVXOWDQWH
GH OD VXVWUDFFLyQ DO (VWDGR´ HV LQVX¿FLHQWH SDUD HQWHQGHU FRUUHFWDPHQWH
ODDXWRULGDG\ORV¿QHVGHODVDVRFLDFLRQHVOLEUHVQRJXEHUQDPHQWDOHV$
mi entender, las enseñanzas de la Iglesia Católica en cuestiones sociales
constituyen el mejor cuerpo de razones para la sociedad civil. En princi
pio, parte de esta enseñanza es transmisible sin apoyarse explícitamente
en la doctrina teológica. Pero, estas “razones” para la sociedad civil no se
GHVDUUROODUDQELHQVLQRVHHYDQJHOL]DODFXOWXUD+HKHFKRDOJXQDVREVHU
vaciones críticas en cuanto al modo que tiene Tocqueville de contextualizar
HOWHPDGHODVRFLHGDGHQWpUPLQRV³SRGHUFRQWURODQGRDOSRGHU´3HUR7R
cqueville también insistió en que “en América es la religión la que conduce
a la iluminación y observancia de la ley divina, las que a su vez conducen
DOKRPEUHDODYHUGDGHUDOLEHUWDG´30. Sin religión, ¿puede una sociedad re
sistirse al efecto atomizador no sólo del estado sino también del mercado?
7DOYH]VHDPHMRUFRQFOXLUKDFLpQGRQRVHVWDSUHJXQWD
42