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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

SEMINARIO INTENSIVO DE COLETTE SOLER


“AFECTOS LACANIANOS”

DESGRABADO POR PAULA ALTAYRAC

Introducción de Silvia Migdalek:

Hoy en Buenos Aires, le damos la bienvenida a todos


ustedes, agradecemos su presencia, agradecemos la
presencia de Colette Soler acá en Buenos Aires. Voy a decir
unas breves palabras, antes de presentarla, si es que
hiciera falta presentación. Quiero hacer una brevísima
referencia histórica acerca de la creación de la
Internacional de los Foros del Campo Lacaniano, creación
del Foro Analítico del Río de la Plata, que pertenece a la
Red Internacional de los Foros del Campo Lacaniano,
surgidos éstos alrededor de una crisis en la historia del
Psicoanálisis. Probablemente, como ustedes saben, no la
única. La historia del Psicoanálisis está hecha de historias
de escisiones y de crisis. Quiero simplemente decir que, en
esa instancia del 98, el protagonismo de Colette fue
decisivo, junto con otros analistas de distintos países del
mundo que se hicieron eco de su valiente posición frente a
una crisis del movimiento analítico, una de las que no
dudamos. Ella misma forma parte de la historia del
movimiento analítico que se producía por entonces en el
seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
No se trataba de una cuestión menor para el
mantenimiento del Psicoanálisis como práctica, en nuestro
tiempo. Quizás, incluso, hoy más que nunca sentimos la
importancia de una toma de posición semejante a la de
entonces frente al pensamiento único en el campo del
Psicoanálisis, es decir, frente a la cara aplastante del Uno
de la homogeneidad. Ya Freud en “Psicología de las masas”
nos advertía de la difícil pendiente de la sugestión, de
enamoramiento, de hipnosis, presente en la estructura de
la Iglesia.
Se fundaron entonces los Foros, ahora del Campo
Lacaniano, obedientes quizás a un deseo de Lacan de que
su campo fuera denominado “el campo lacaniano” como el
campo del goce, planteándose entonces, como una

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

respuesta frente a la avanzada del pensamiento único en la


institución analítica. Unos años después, en el 2001 se
funda la Escuela, la Escuela de Psicoanálisis de los Foros
del Campo Lacaniano, sosteniendo así la apuesta de la
institución pensada por Lacan como un modo de
agrupamiento entre analistas. Una Escuela de Psicoanálisis
y no de psicoanalistas.
El primer objetivo, entonces, no es reagrupar
profesionales sino hacer un lazo social posible, original
desde los analistas, que esté fundada sobre el estudio y el
tratamiento de los problemas suscitados por la práctica
analítica misma, especialmente, el análisis del analista, la
formación de los practicantes y la transmisión del discurso
analítico. Es decir, la Escuela apoya la elaboración y la
transmisión del Psicoanálisis, la crítica de sus fundamentos,
la formación de los analistas, la garantía de su cualificación
y la calidad de su práctica.
Los dispositivos más importantes al servicio de este fin
son: el cartel y el procedimiento del pase del que en un
break que luego vamos a tener algunos colegas míos van a
hacer alguna referencia.
Diez años después de esa fundación del Campo
Lacaniano, seguimos trabajando con entusiasmo, como lo
atestigua la presencia de todos nosotros hoy aquí.
Colette Soler, en la actualidad, es miembro de la
Comisión Internacional de la Garantía de la Escuela de los
Foros del Campo Lacaniano, miembro de la Comisión de
Animación y Orientación de la Escuela. Esta Comisión
creada, recientemente, en el último encuentro
internacional que tuvimos en San Pablo, es una comisión
que fue creada… Colegio de Animación, no Comisión. Se
deriva del pacto, renovado en nuestra última cita
internacional, cuya función es la de promover y afianzar
nuestro trabajo de Escuela. De paso, anuncio, hago el
anuncio público que el 28 y 29 de Agosto, se realizará en
Buenos Aires la primer jornada internacional de la Escuela
de la que luego daremos algunos detalles más.
Para concluir, simplemente algunas referencias de
Colette Soler. Se formó como psicoanalista con Jacques
Lacan, es Doctora en Psicoanálisis por la Universidad de
París VII. Entre sus obras se cuentan: “La repetición de la
experiencia analítica”, “Estudio sobre la psicosis”, “Finales

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de análisis”, “La maldición sobre el sexo”, “¿Qué se espera


del Psicoanálisis y el psicoanalista?” (publicada por la
Editorial Letra Viva, hace poco), recientemente el libro
publicado por la Editorial Paidós “Lo que Lacan dijo de las
mujeres”. Entonces ahora, le doy la palabra a Colette para
que comience la disertación del seminario intensivo de este
año en la ciudad de Buenos Aires, cuyo título es “Afectos
lacanianos”.

PRIMERA CLASE

Buenos días, es un placer para mi reencontrarme de


nuevo en Buenos Aires. Como ven, escuchando a Silvia, los
años pasan pero el trabajo continúa. Hoy titulé mi
seminario “Los afectos lacanianos”. No es un título clásico.
Voy a hacer 3 ponencias diferentes. La primera habla más o
menos alrededor de la teoría y clínica del afecto desde el
punto de vista psicoanalítico. Después hablaré de la serie
lacaniana y después elegí un título un poco especial,
“afectos didácticos”.
Empiezo con la teoría y clínica del afecto. Con este
título, “afectos lacanianos” designo dos cosas: a la vez la
concepción del afecto que Lacan se hace en el Psicoanálisis
y la serie de afectos muy originales que él ha construido a
partir de su experiencia analítica. Pero quiero decir algo
primero sobre lo que está en juego en este tema del afecto.
Creo que lo que está en juego tiene una doble vertiente:
primero concierne a la manera con la cual lo psicoanalistas
pueden hablar con su época. Para los sujetos, no hablo de
analizantes sino de sujetos cualquiera, los afectos tienen un
sitio, un papel central, esencial y para el psicoanalista los
afectos tienen su importancia pero tienen un papel
subordinado en la técnica analítica y esto es un problema.
Es un problema cuando los psicoanalistas intentan hacerse
entender, explicar lo que hacen.
Lo cierto es que lo que llamamos síntoma en el
Psicoanálisis, incluso si no damos una definición muy
precisa es lo que no va, vamos a decir. El síntoma, a nivel
de la observación más sencilla, afecta y afecta de manera
dolorosa a los sujetos que a la vez se quejan porque sufren
y se interrogan. Entonces puedo decir que al principio de la

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demanda de análisis hay siempre del afecto. No hay solo


afecto pero hay siempre del afecto bajo la forma de un
sufrimiento difícil de soportar y bajo la forma de una
espera.
La espera es un afecto, espera de la curación. Y
además no solo los afectos se encuentran al principio sino
que en el proceso analítico, cuando uno entra, se vuelve
analizante, el proceso analítico produce afecto. A veces
afectos agradables pero no por mucho tiempo, todos lo
saben. Al principio del análisis los afectos son agradables:
espera, búsqueda y después las cosas cambian. Y como
saben, si han leído la historia del Psicoanálisis hubo toda
una corriente para pensar que sostenía que se debía
reorientar la manera de analizar en función de este afecto
tan fuerte que se manifiesta en los análisis y que llamaron
frustración.
La frustración sigue a la espera en el análisis. Lacan
denunció a esta corriente como desviación, pensando,
diciendo que no es porque hay frustración en el paciente
que se debe cambiar la técnica para apagarla, más bien se
la debe poner al trabajo. Es verdad que puedo decir que
para el sujeto sus afectos son lo más evidente. Casi, los
sujetos confunden los afectos con su verdad. Y eso crea una
dificultad.
En el Psicoanálisis desde Freud hasta Lacan, los
afectos tienen un sitio subordinado, no ausente, pero
subordinado. Es difícil para el psicoanalista explicar eso, no
explicarlo sino hacer pasar (…) y es siempre más difícil y
¿por qué? Porque estamos en una época en la que el
Psicoanálisis encuentra la competencia de las psicoterapias.
Las psicoterapias -hay muchas- pero todas se presentan
como técnicas donde se acoge el relato del sufrimiento. Es
decir, el relato de los afectos y se habla de los afectos, se
recogen los afectos.
El primero de todos los afectos es el trauma y cuando
hay un trauma todas las psicoterapias saltan y van a
recoger el testimonio de los afectos. El psicoanalista hace
otra cosa. Es la primera razón que da importancia al tema
de hoy. La segunda razón, más interna al Psicoanálisis,
proviene de los avances de Lacan en su enseñanza.
Todos saben que Lacan empezó a enseñar y nunca se
detuvo. Siempre algo más, algo diferente entonces cuando

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hablamos de lo que dice Lacan es bien difícil decir lo que


dice Lacan porque siempre uno debe preguntar “¿cuándo?”
¿En el 53? ¿En el 70? Y hay que decir que Lacan a partir del
Seminario “Aún”, -me falta la expresión- pone un bemol, ha
puesto… ha puesto una duda, (bemol es un término de
música para que una nota sea menos alta). Lacan ha bajado
el acento predominante sobre la estructura. Durante
decenios ha elaborado la estructura del lenguaje y a partir
de un momento empieza a poner objeciones y entonces eso
nos obliga a retomar las tesis más conocidas, elaboradas
durante su retorno a Freud. Y con eso empezó a insistir
sobre la función, no del lenguaje que es una estructura,
sino de lalengua que, como saben, la escribe en una sola
palabra.
La lalengua no es una estructura. Entonces en este
momento hay una necesidad de repensar completamente lo
que fue el apogeo de los afectos respecto a la estructura
del lenguaje.
Empiezo con eso: los afectos en la estructura del
lenguaje ¿Por qué he dicho que, en la estructura del
lenguaje, los afectos tienen un sitio y un papel secundario,
subordinado? Hay dos razones, primera razón: el afecto
está desplazado, la tesis es una tesis freudiana presente
desde el principio, desde su primera teoría de la represión.
Y Lacan retoma la tesis en “Televisión” (1973) diciendo “no
hice nada sobre este punto sino restituir lo que dijo Freud”,
lo que Freud dijo en sus textos de 1915 cuando construye
su teoría de la represión y hay otros textos alrededor, por
supuesto.
Lacan dice “restituir” lo que quiere decir que se había
olvidado la tesis freudiana. Los postfreudianos de la IPA
habían borrado, olvidado la tesis de Freud sobre el lugar del
afecto en la estructura. Freud no utiliza esta palabra de
“estructura” pero sin embargo se puede usar. La tesis de
Freud la conocen bien, la recuerdo rápidamente: cuando
hay una represión, un rechazo por ejemplo de una
experiencia o de un recuerdo, cuando hay una represión
-que es siempre represión implicando a una pulsión- en la
represión hay dos elementos distintos y que tienen un
destino distinto. Por un lado está la representación, que es
el elemento reprimido, un elemento que desaparece pero
que ha pasado a otro lugar, que se conserva en el

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Inconsciente. Ha desaparecido de la Consciencia, de la


memoria, de momento pero se conserva en otra parte y
precisamente en la idea de Freud, se trata de reencontrar,
hacer reaparecer el elemento desaparecido por la vía que
llamamos del desciframiento. Todo eso Lacan lo traduce en
términos de “significante”. El elemento discreto que puede
desaparecer y reaparecer. Y hay otro elemento que Freud
nombra como “afecto”, además el término “afecto”
proviene del alemán y fue popularizado por Freud, viene de
una filosofía anterior pero él mismo lo promovió en el
campo del Psicoanálisis.
El afecto, lo que llama Freud el quantum de afecto,
para decir que hay una cantidad en el afecto. S tesis es que
el afecto no desaparece como el elemento representativo
pero que se desplaza. El afecto es desplazado (primera
tesis) es decir que a lo que se desplaza, Freud lo pone en el
eje placer/displacer. Y es por eso que podemos decir que
los afectos engañan -salvo según Lacan la angustia-. La
angustia es el único afecto que no engaña pero todos los
demás engañan y se entiende de manera realmente simple,
engañan porque están desconectados de la representación,
del elemento que produjo el afecto. Están desamarrados.
Entonces engañan sobre la causa significante del sujeto.
Conocen supongo el ejemplo muy simple de Freud a
propósito del hombre de las ratas, que es un caso de duelo
desplazado. Cuando pierde a una tía, parece inconsolable y
llora y llora -le gustaban mucho los cementerios a este
hombre además- y llora y llora y no se puede entender de
qué duelo se trata hasta que, elaborando aparece según
Freud para el analizante que es el duelo diferido de su
hermana que cuando murió le fue totalmente indiferente,
aparentemente. Entonces podemos buscar muchos
ejemplos.
Lacan retoma la tesis de Freud, la reformula
totalmente, reformula el desplazamiento del afecto con el
término “metonimia”. En la cadena, en la serie de los
significantes de la cadena algo se desplaza, algo que Lacan
llamó primero “deseo” y después “plus de goce” pero es
algo que no es algo del significante. Entonces, no es que el
análisis no se interesa por los afectos, es que el
Psicoanálisis verifica que los afectos son efectos y no
pueden ser una brújula para la interpretación puesto que

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están desplazados. Y el Psicoanálisis es una técnica de


revelación vía la interpretación que apunta a producir, a
hacer aparecer el elemento inconsciente que es un
significante, una imagen, hacer aparecer el elemento
inconsciente originario que produjo el afecto. Dicho de otra
manera, el afecto no representa al sujeto, la famosa
expresión “el significante representa al sujeto”. El afecto no
representa al sujeto, pero además es porque el sujeto se
encuentra representado por el significante, elemento
posible de identificar, que podemos decir que el afecto está
desplazado. Necesitamos el punto fijo de un significante
representando a un sujeto para decir que el afecto se ha
desplazado. Pueden leer eso en “Televisión”, se encuentra
en la edición francesa en la respuesta a la pregunta 4,
página 38.
Segundo aspecto de la tesis: el afecto desplazado es
efecto. El término de “efecto” por “afecto” se encuentra
muchas veces en “Televisión” y además Lacan ha
construido un neologismo teórico “efectos” para decir
“afectos”. La tesis del afecto/efecto se encuentra en Freud
-hay que decirlo- pero menos acentuada que en Lacan.
Si decimos que el afecto es un efecto debemos
inmediatamente preguntar efecto de qué ¿Qué es el
afectado y qué es el afectante? Lacan elaboró la respuesta
paso a paso y finalmente en los años 70s la respuesta que
da es la siguiente: lo afectado es el goce, lo afectante, el
lenguaje. Y en realidad Freud no formula las cosas así pero
me parece que no está tan lejos cuando considera que lo
que está afectado es la realización de la satisfacción
pulsional. Para Freud lo afectante es la represión pero la
represión la concibe como operando a partir de los ideales
del yo. Vamos a decir que Lacan los llama ideales del Otro,
es otro problema. A partir del ideal del yo, a partir de los
valores, de lo que nosotros llamaríamos los valores del
Otro, Freud hace una conexión entre el lenguaje-ideal del
yo y la producción de los afectos, la no realización de la
satisfacción pulsional.
Entonces -dejo a Freud de lado- si la estructura del
lenguaje es la vía de acceso al Inconsciente, vía
desciframiento, el afecto se encuentra en el lugar del efecto
y bajo la forma notable de sufrimiento sintomático. Pero un
efecto no se puede tratar sin pasar por lo que causa el

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efecto. No es que el Psicoanálisis ignore el afecto pero sabe


que para analizar los afectos hay que pasar por la causa
significante de los afectos. Es decir que, por ejemplo, si nos
interrogamos sobre los afectos de depresión -lo hemos
trabajado en París bajo el título “Los dichos deprimidos”
parodiando al título de Lacan “preliminario a todo
tratamiento posible de los estados depresivos”- los
preliminarios consisten en buscar, entender, construir
cuáles son las condiciones, no digo la causa, pero sí las
condiciones de producción de los afectos depresivos.
Entonces, quiero marcar la diferencia, el paso de
Lacan, respecto a su fidelidad a Freud sobre el tema. Puedo
partir de los afectos que generan los síntomas.
En Lacan, la concepción del síntoma cambió con los
años, hubo incluso virajes al respecto pero de todas
maneras, podemos decir de manera condensada que con el
síntoma estamos del lado donde el inconsciente-lenguaje
fabrica lo que he llamado “formaciones de goce”. Utilizo la
expresión homologada a “formación del Inconsciente” para
decir que las formaciones del Inconsciente son formaciones
de goce, formaciones de goce que se imponen al sujeto. No
ignoro por supuesto que me podrían hacer una objeción si
me siguen bien: “pero Lacan dijo con tanta fuerza que el
síntoma es una formación de verdad, de la verdad. Y la
verdad y el goce no son exactamente la misma cosa”. No
ignoro que Lacan hizo del síntoma una formación de verdad
hasta el final del texto “La ciencia en la verdad” pero sería
muy fácil mostrar en cada ejemplo que, cuando dice
“verdad” quiere decir la verdad ligada a la articulación del
lenguaje en la palabra, verdad quiere decir articulación de
cadena, en Lacan y que no hay articulación de cadena que
no implique un goce. No digo qué goce pero implica un
goce.
En el texto “Función y campo de la palabra y el
lenguaje” Lacan dice: “el Inconsciente es el capítulo
censurado de mi historia” es decir una parte de verdad que
me falta pero un capitulo censurado es siempre un capítulo
ligado a la sexualidad y entonces al goce. No lo desarrolla
en este texto pero es patente. De la misma manera, si toma
la instancia de la letra define al síntoma como una
metáfora, es decir, una sustitución de un significante. Sí,
pero el significante ¿primero qué es? -lo dice- es el

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significante del trauma, no hay otro trauma que el trauma


de goce. Entonces, el síntoma como formación de verdad
no excluiría a la formación de goce, a pesar de que Lacan
haya puesto el acento explícito en eso más tarde.
El síntoma es siempre una formación mixta donde se
junta un elemento verbal y un elemento de sustancia
gozante -como Lacan lo dice al final-. Ahora bien, no hay
que olvidar que el goce no es del sujeto, cuidado… el sujeto
no tiene mucho que ver con el goce, lo dice en el seminario
“Aún”. Los afectos de satisfacción/insatisfacción son del
sujeto, incluso si podemos pensar que tienen su causa en
otra parte. El goce no es del sujeto, el goce es del cuerpo,
implica el cuerpo, el cuerpo que tenemos. Saben que Lacan
insistió al final, diciendo “tenemos un cuerpo, no somos
nuestro cuerpo” ¿Por qué insiste tanto? Insiste para decir
que entre el sujeto y su cuerpo hay una hiancia. Entonces
tenemos un cuerpo, no somos nuestro cuerpo y se dice en
la lengua “tengo un cuerpo”. Evidentemente este cuerpo no
es el cuerpo de la forma, de la imagen, no solo pero es el
cuerpo lugar de la sustancia gozante. El cuerpo necesario
para gozar. Si tuviéramos solo un alma sería difícil gozar.
Un problema para la religión que desarrollé un poco en otra
parte. Insisto, no es por casualidad que la religión cristiana
convoca a la resurrección de los cuerpos porque sabe bien
que sin cuerpo no va a ser tan divertido.
Entonces, el goce es del cuerpo y
satisfacción/insatisfacción, los afectos de placer/displacer
son del sujeto -hay muchas referencias en Lacan para
establecer esto, tantas que no voy a poder recordar todas-.
En el Seminario “El revés del Psicoanálisis” primer capítulo
puede decir, cito: “que el punto de inserción de la
estructura es el (…). La manera de distinguir los registros. Y
en “Aún”, como saben, dice “el significante se encuentra a
nivel del goce”.
Entonces, está el sujeto y su tener del cuerpo. La
pregunta entonces es ¿cómo podemos precisar lo afectado
y lo afectante? Propongo la fórmula siguiente, me parece
inimitable: el goce afectado, es decir el goce del cuerpo
sustancia es el primer afectado. Afectado por el lenguaje, el
lenguaje afectante entonces bien, este goce afectado por el
lenguaje afecta al sujeto. Hay un montón de usos en Lacan
de la palabra “afectar”, “afecto” y “afectado” y creo útil

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ordenar el uso de los términos “satisfacción” y “goce”. Los


afectos de satisfacción/insatisfacción tienen variaciones
múltiples y se nombran de maneras múltiples también.
Sobre el eje satisfacción/insatisfacción, Freud hubiera
dicho placer/displacer. Además es Freud quien descubrió, el
primero -como dice Lacan- que la satisfacción es el
componente originario de la subjetividad, pueden releer el
final de “La interpretación de los sueños”. Sobre este punto
sin embargo, de lo afectado/afectante hay una gran
diferencia entre Freud y Lacan que hay que situar bien. Hay
algo que no se encuentra presente en Freud de ninguna
manera y es lo que Lacan ha llamado “mi hipótesis” es
decir, la idea de que el lenguaje es un operador, que los
significantes tienen una función de causa en cuanto al
goce, goce del cuerpo, es decir, la idea de que el lenguaje
no es solo un instrumento para comunicar o para expresar
otra cosa sino que es un operador que afecta el goce
viviente. Lacan lo formula explícitamente y dice “esa es mi
hipótesis”, al final del Seminario “Aún”. Pero en la realidad
hay que ver que esta hipótesis no se debe confundir con la
idea de la estructura. La fórmula de la estructura dice “el
Inconsciente estructurado como un lenguaje”. Eso proviene
del modo de trabajar de Freud, el desciframiento, pero eso
no dice que el lenguaje opera sobre el goce.
Hay dos etapas de la teorización lacaniana: una que
corresponde al desciframiento y una que corresponde a la
operatividad del Psicoanálisis sobre el síntoma, porque el
síntoma puede tener una estructura de lenguaje pero
primariamente el síntoma es sufrimiento, afecto, goce
perturbado.
Su hipótesis Lacan la formula al final de “Aún” pero es
una hipótesis presente mucho antes. En 1958 se encuentra
presente una tesis de Lacan bien conocida a propósito de la
pulsión, cuando Lacan dice “la pulsión se genera bajo el
efecto de la demanda sobre las necesidades” conocen la
tesis. El pequeño tiene necesidades, no tiene pulsiones pero
cuando entra en la demanda, con las palabras de la
demanda, las necesidades se transforman, se vuelven
pulsiones y eso es realmente el primer texto donde Lacan
pone su hipótesis. Y, evidentemente, no encontramos nada
así en Freud. Evidentemente Lacan intenta siempre
reconectar con Freud, insiste mucho sobre el hecho de la

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traza mnésica de Freud, del trauma o de una experiencia de


goce que produce pérdida. Pérdida es una manera de decir
que el goce se encuentra afectado. Pero la traza mnésica
de Freud ¿qué tiene que ver con el significante reformado
en la lengua? Poca cosa. Entonces la hipótesis de Lacan no
podemos encontrarla en Freud y no es necesario buscarla
además. No podemos pensar que todo lo que Lacan ha
dicho ya estaba en Freud. Es una locura.
Entonces en la hipótesis de Freud, la naturaleza del
afecto se debe ubicar en tres términos. Por un lado, el
lenguaje. Los tres términos son: lenguaje, cuerpo y sujeto.
El lenguaje, o sea el Inconsciente, es el afectante, el
afectante del cuerpo del goce. La manera de afectar, Lacan
la desarrolló mucho. Entonces el lenguaje es el afectante
del cuerpo de goce que afecta al sujeto. Las referencias son
muchas en los textos de Lacan sobre este punto. Entonces
el afectado se desdobla, el afectante no, es el lenguaje por
el momento. El afectado se desdobla entre goce afectado y
sujeto afectado. El goce es afectado de dos maneras: la
bien conocida, eso ha pasado de la enseñanza de Lacan, el
lenguaje tiene un papel negativizante, se pierde del goce
cuando se entra en el lenguaje y un papel de
fragmentación. Pérdida y fragmentación, lo que quiere decir
un goce nunca todo y un goce siempre fraccionado,
cortado. No debemos olvidar esos temas puesto que en
Roma, en 2010 nuestro conjunto y Escuela va a tener su
próxima cita bajo el título “El misterio del cuerpo hablante”
y estoy hablando del misterio del cuerpo, hablando si
quieren.
Entonces ¿cuál es la situación histórica de la tesis de
Lacan, del lenguaje afectante con un doble efecto de goce
afectado y sujeto afectado? La posición histórica, quiero
decir que Lacan no avanza solo, intenta no avanzar solo,
pero sobre este punto avanza sin Freud. Intenta no avanzar
solo a pesar de que sea una tesis realmente única, original.
Se habló del siglo XX como el siglo del lenguaje y Lacan
pertenece a este siglo del lenguaje pero en este siglo, es el
único que considera que el lenguaje es un operador. Único,
solo y le debemos a su soledad porque todos los demás del
mismo siglo se enncuentran más bien del lado de los que
han llamado “body problem” es decir, que convocan el
cuerpo pero para hacer del cuerpo más bien la causa del

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

lenguaje y no al revés. Y pueden pensar en Chomsky que,


para la sorpresa de Lacan, no piensa que el lenguaje sea un
operador, piensa que es un instrumento como el micrófono
aquí que uso para transmitir la voz, piensa que el lenguaje
es un instrumento condicionado por el cerebro.
Evidentemente el cerebro condiciona todas las actividades
humanas, no hay que rechazar la idea de la condición
cerebral pero de la condición cerebral a la curación de los
afectos hay un paso. Hablaré de esto en otra parte.
Entonces Lacan se encuentra solo en el siglo del
lenguaje con la tesis del lenguaje como operador. Solo en el
Psicoanálisis también, sin otros y especialmente sin los
colegas psicoanalistas ingleses. Lacan lo ha dicho, ha
calificado en el 75 -creo- a los psicoanalistas de la escuela
inglesa de filósofos. Dice “los filósofos ingleses” y añade
“no los llamo psicoanalistas porque” -dice- “son filósofos
porque nada ni nadie les puede transmitir la idea de que el
lenguaje tenga efecto”. Piensan que el lenguaje sirve para
expresar no para producir cualquier cosa. Entonces
podemos decir que Lacan se encuentra solo en su siglo,
sobre el punto de la operatividad del lenguaje afectante del
individuo viviente. Solo en su siglo pero quizás no solo en la
historia. Y si leen “Televisión”, que es un texto increíble, tan
corto, tan cortito este texto y en el que cada frase se
desarrolla como se desarrollan las flores chinas, que cuando
se abren, cada frase es como una flor de China, van a
encontrar en el apartado sobre los afectos que Lacan pelea
en contra de sus contemporáneos, los médicos, los
psicólogos. Los critica de manera realmente fuerte pero si
han leído bien, han visto que Lacan se autoriza de Platón y
Santo Tomás sobre el papel del cuerpo en los afectos. Y
toma algo de Platón y Santo Tomás, de los dos para pensar
los afectos. Los afectos se llaman “pasión del alma” pero
los llamamos “afectos”. Para pensarlos, se encuentra con
que han sido forzados a implicar el cuerpo. Podemos seguir
en el texto de Platón y Santo Tomás, la necesaria referencia
al cuerpo para pensar los afectos. Eso no quiere decir que
compartan la hipótesis lacaniana, evidentemente. No la
comparten. Piensan los afectos como pasión no del cuerpo
sino del alma. Los piensan como placer del alma pero no
pueden hacer menos que convocar al cuerpo y Lacan se
autoriza de eso para apoyar su idea del cuerpo afectado sin

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

el cual no podemos pensar los afectos del sujeto. Eso es


una referencia a Platón y Santo Tomás que es un punto que
me parece importante. Voy a explicar por qué.
Si es verdad -como lo dice Lacan y lo que dice debe se
probado, lo he aceptado por acto de fe pero él mismo busca
la manera de establecer la tesis-, que los afectos provienen
del cuerpo afectado y si es el lenguaje el que afecta el
cuerpo de goce, en la medida en que el lenguaje y su
estructura están presentes desde siempre, trans-
históricamente, necesariamente debemos poder encontrar
índices de eso en la historia anterior. Si el lenguaje
afectante del cuerpo es un hecho de estructura no tiene
fecha. El texto de Freud o de Lacan no tiene fecha del
origen de la humanidad hablante y entonces
necesariamente debemos encontrar índices de eso. Y es lo
que hace Lacan, encontrar en Platón y en Santo Tomás un
índice en un momento de la civilización en que se pensaba
las cosas muy diferentemente. Pueden observar que no es
la primera vez que Lacan utiliza esta manera de buscar
confirmaciones en las épocas más lejanas, aparentemente
más extranjeras al pensamiento actual y psicoanalítico. Lo
hizo con la transferencia, si piensan la transferencia, el
amor de transferencia, que parece un fenómeno específico
del Psicoanálisis, que fue revelado por el Psicoanálisis,
Lacan va a buscar el modelo en el banquete de Platón. Lo
que funda esta manera de hacer es el hecho de que si
verdaderamente, la transferencia es un efecto de palabra,
no puede fecharse en el momento del Psicoanálisis, lo
debemos encontrar desde siempre. Y así Lacan quizás solo
en su siglo, no está tan solo en la historia, la historia de la
cultura occidental, vamos a decir. Hay una convergencia
entre Lacan, Santo Tomás, a pesar de las diferencias de
conceptualización, convergencia en la medida en que
todos, los tres consideran que el afecto tiene como
correlación una perturbación del cuerpo. Lacan utiliza la
palabra “perturbación” y evoca como ejemplo la descarga
de adrenalina. Hay muchos otros ejemplos que podría
tomar: el nudo en la garganta, las manos que tiemblan, la
voz…, el corazón que palpita, etc., etc.
El afecto supone al cuerpo alterado y eso marca la
incidencia desarmónica del lenguaje, incidencia del
lenguaje pero desarmónica. La perturbación proviene

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-Lacan dice- del pensamiento, del Inconsciente, del


lenguaje, de la estructura. En “Televisión”, en el apartado 4
utiliza los términos como sinónimos “Inconsciente”,
“lenguaje” y “estructura”.
Ahora bien, si Lacan no se encuentra solo -es algo
reconfortante no encontrarse solo en el siglo de la
civilización-, evidentemente se impone la pregunta “bien,
de acuerdo pero ¿qué puede decir el Psicoanálisis solo?
¿Cuál es la cosa que solo el Psicoanálisis puede decir?”
porque evidentemente no analizamos con Santo Tomás y
Platón. Y Lacan, él mismo piensa así en la medida en que
ha visto, dice ¿qué serie sería la que el Psicoanálisis puede
aportar respecto a estas referencias? ¿Qué se dice de
específico sobre el afecto después de estos ilustres
predecesores? Lo que él dice es lo siguiente: que el afecto
no es el afecto del sujeto, no es un efecto mecánico.
Podríamos pensar que el goce afectado, es decir, cortado,
se encuentra afectado casi mecánicamente, basta el
significante para que el goce entre en la estructura
significante cortada. Pero el afecto del sujeto no es un
efecto mecánico, es un efecto ético. Y entonces, debemos
medir el alcance ético de los afectos. Es una paradoja en la
medida en que -lo he dicho, lo he recordado- hemos podido
pensar con Lacan, los afectos como efectos, el goce
afectado efecto del lenguaje. Pero ¿qué podemos decir de
los afectos, “feelings”, sentimientos del sujeto? Entre el
efecto del Inconsciente sobre el cuerpo y la repercusión del
afecto en el sujeto hay un tercer término que es la posición
del sujeto respecto al Inconsciente. Entonces tenemos aquí,
de nuevo el triángulo de tres términos, no dos, el
Inconsciente-lenguaje afectante, el goce afectado y el
sujeto afectado pero en función de su ética, tercer
elemento que entra en la problemática.
La tesis del alcance ético del afecto es bien conocida a
propósito de la tristeza porque Lacan lo explicita en
“Televisión”, en la parte sobre los afectos, diciendo -como
saben, supongo, y si no saben hay que leerlo, es fascinante-
dice “la tristeza no es una pasión del alma, es un pecado”.
Retoma entonces una palabra religiosa y explicaré por qué.
Una cobardía moral. Entonces lo explicita con la tristeza.
Creo que se puede aplicar a otros afectos que intentaré
mostrarles después. La tristeza, cobardía moral. Acá

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

también Lacan se autoriza de la historia, no se puede


autorizar de sus contemporáneos médicos y psicólogos.
Pero se autoriza de la historia y precisamente, de la historia
de la filosofía y de la religión, esencialmente la cristiana y la
judía, puesto que sus dos referencias aquí no son Platón y
Santo Tomás, son Dante Alighieri y Spinoza y,
efectivamente los dos a su manera constituirían todo un
estudio detallado -que he comentado en París- que la
tristeza es un pecado, una falta. Entonces pueden ver, si
leen su texto “La divina comedia” donde habla del infierno
-es lo más interesante- hay tres lugares donde pone lo que
podemos llamar los tristes, todos en el infierno, no en el
purgatorio, ah, sí, sí, creo que en el purgatorio están los que
han pecado por la espera, después un lugar donde pone a
los indolentes, la pereza y después hay un lugar donde
pone a los que han cometido el pecado de asedia que para
Santo Tomás es un vicio, más que pecado es un vicio.
Entonces en la religión ¿de qué pecado se trata? se
trata por supuesto, de un pecado relativo al Otro. Al Otro y
a Dios, al deber de creer, al deber de fe. Y Espinoza es un
poco diferente porque es contundente: quien piensa bien no
puede ser triste, debe solo ser alegre. Espinoza distingue
diferentes niveles del bien pensar, el reconocimiento del
tercer nivel… poco importa, la idea es esa. Si uno piensa
bien, el universo se confunde casi con el pensamiento de
Dios y entonces no puede ser afectado más que por la
alegría de encontrarse en este pensamiento. Volveré sobre
el pecado de tristeza. Quiero terminar para poder tener un
tiempo de discusión. Ahora termino abriendo una pequeña
ventana sobre la dimensión ética de los afectos de fin de
análisis puesto que hablamos de los afectos pero no por el
concepto de “afectos” sino porque el análisis vincula esos
afectos.
He hablado de los afectos del principio pero hay
también afectos del fin y si evocamos la dimensión ética de
los afectos, evocamos el registro de la responsabilidad del
sujeto. El sujeto piensa que soporta a pesar de si mismo sus
afectos, piensa que no puede hacer nada contra sus afectos
pero -aquí la tesis es un poco fuerte- dice que uno es
responsable, incluso de sus afectos -hay que ver de dónde-.
Entonces si hablamos de responsabilidad suponemos
obligatoriamente un margen de libertad sin el cual, si no

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

hubiera una parte de elección posible seríamos las


marionetas del Inconsciente y si fuéramos las marionetas
del Inconsciente, el Psicoanálisis sería imposible. Y
entonces, este punto se aplica a los afectos del fin de
análisis, a todos pero especialmente a esos y saben que
podemos evocar primero en Freud el fin, la depresión del
fin, que Freud comentaba en su último texto de “Análisis
terminable e interminable” hasta la satisfacción de fin que
Lacan promueve en 1976, en su texto “Introducción a la
edición inglesa del Seminario XI”. Entre las dos hay muchas
etapas y entre otras, lo que Lacan mismo evocaba como la
posición depresiva de la fase final del análisis. La expresión
proviene de Melanie Klein, Lacan la usaba como un eco a
Freud pero a la vez como una corrección a Freud puesto
que lo que llama la posición depresiva, el momento de
duelo, lo sitúa como un momento antes del final, que
precede la fase final.
También evoca Lacan en “El atolondradicho” la fase
maníaco-depresiva del final del análisis, antes del término.
Y aquí es una referencia a Michael Ballint, del cual Lacan ha
hablado reiteradamente a lo largo de su enseñanza,
respecto al final del análisis. Después, el entusiasmo, el fin
que evoca en la “Nota a los italianos”, no para decir que
hay entusiasmo para todos, espera que sea para algunos,
nada más. Y finalmente la satisfacción de fin del 76.
Entonces vemos que el problema de los afectos del final
atraviesa todo el Psicoanálisis y con eso podemos ver que
el final no se puede definir solo en términos de conclusión a
nivel epistémico. Pero evidentemente, los afectos implican
la dimensión ética, no se confunden con las necesidades de
la estructura. Hay una contingencia que se introduce entre
la estructura y sus efectos. La contingencia ética y eso
realmente tiene una importancia considerable para la
transmisión del Psicoanálisis que no se transmite solo como
el saber de la estructura y de sus efectos. Entonces, así que
por eso también el uso de esta palabra de “contingencia”.

SM: Abrimos un espacio para preguntas, comentarios,


reflexiones.

Pregunta: Agradezco la claridad con la que, Colette


Soler, nos has recordado los fundamentos del afecto en

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Psicoanálisis, Freud y Lacan y sobre todo el modo en que lo


has orientado muy rápidamente, habrá sido en una hora y
media/dos horas y muy rápidamente a un punto que me
sorprendió que hayas llegado tan pronto que es el tema de
la ruptura necesaria de la concepción automatista en
Psicoanálisis. No porque hay lenguaje y hay entonces
cuerpo afectado, el goce y el sujeto afectado, no por eso ya
podemos hacer una teoría automática de los afectos sino
que hay lo que responde. Hay lo que responde entonces
hay ética en juego. Me pareció muy interesante encontrarlo
así pero bueno, al mismo tiempo, cada vez que nos
encontramos con lo que responde, con lo que se elije, con
lo que podría elegir, se arma cómo ubicar la instancia de
elección porque, por ejemplo en un nivel que es el de quien
afecta o qué afecta y qué es lo afectado, decías que lo que
afecta es el lenguaje y lo afectado es doble, se desdobla
entre cuerpo de goce afectado y el sujeto dividido, pero a
nivel de la respuesta, a nivel de la respuesta al efecto del
lenguaje, que pienso que tratas de ubicar la ética, ¿allí qué
responde, quién responde? ¿Quién elige? ¿Cómo se
desdoblan las cosas en ese plano? En un marco en el que
entiendo que estás situando las cosas en el marco
freudiano cuando él dice que somos responsables, incluso
de cosas que son inconscientes, del contenido del sueño. La
responsabilidad no se queda en la superficie de nuestra
consciencia, sino que somos responsables de nuestra
posición de sujeto aparentemente, marcando esta división.
¿Se entiende entonces lo que intento preguntar? ¿Dónde
ubicar lo que responde al lenguaje?

Pregunta: Quisiera, Colette… si pudieras explayarte un


poco más sobre este sentimiento o afecto que no es tan
recortado del final de análisis que es el entusiasmo.
Generalmente, hemos trabajado más el tema del duelo, la
separación, la tristeza pero bueno, en la “Nota a los
italianos” habla del entusiasmo que yo supongo que tiene
que ver con la confrontación con lo que no es posible, con
la castración pero al mismo tiempo con lo que sí se puede.
Si podés expresarte sobre este punto.

Pregunta: A lo mejor tengo los conceptos equivocados,


quería comentarlo: placer/displacer encamino en función al

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

deseo y el concepto de satisfacción, lo relaciono con el


concepto de pulsión, entonces cuando hablamos del final
del análisis en relación a la satisfacción, me pregunto qué
relación con el concepto de pulsión si se trata de que no es
pulsión parcial, evidentemente, ¿de qué pulsión estamos
hablando en términos de corte, cuando para eso tiene que
haber un entusiasmo? Digo esto, es la diferencia entre
deseo y pulsión.

Respuesta: Quizás voy a responder ¿Quién responde?


Lo seguro es que hay tres términos pero no cuatro,
entonces, la tesis fuerte es que la respuesta es el afecto. El
sujeto reacciona, contesta a los efectos de la estructura, es
decir, del lenguaje sobre el goce, bajo la forma de sus
afectos. Y entonces, si queremos ubicar el punto donde hay
una parte de libertad, hay que pensar que no se trata de un
libre arbitrio, se trata de una libertad de pensar, a nivel del
sujeto afectado. Quizás, este punto lo voy a retomar,
elaborar a la tarde, justo después a propósito de la serie
lacaniana.

Respuesta: Del entusiasmo. Yo pensaba hablar más


bien de eso cuando hablemos de la Escuela el lunes a la
noche pero quizás no todos estarán allí. No se cuál era la
pregunta además… es siempre la misma idea, es que…
confrontado a lo que podemos subsumir bajo la expresión
“el destino que nos hace el Inconsciente”, es el mismo para
todos, en formas singulares. Entonces la idea es que,
confrontado con este destino, que es un destino que implica
la castración, el goce afectado es el goce castrado, vamos a
decir, los sujetos no reaccionan de la misma manera y
reaccionan vía el afecto o del lado del abatimiento. Todo un
largo análisis para llegar a eso, y otros reaccionan con
entusiasmo, entusiasmo de descubrir -lo entiendo así en el
texto de Lacan, que es el texto de la “Nota a los italianos”-
de descubrir este elemento trascendente, que trasciende a
los individuos, que es un destino que el sujeto no querría
saber. Entonces lo que responde, responde bajo la forma
del afecto. Evidentemente, cuando Lacan lo dice de esta
manera, que eso no se puede programar, no se sabe al
principio del análisis cómo será al final la respuesta de
afecto del sujeto, no se puede programar, no se puede

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

anticipar, justo se puede seleccionar y es su idea en su nota


italiana: ver si encontramos sujetos en los cuales la
respuesta haya sido de entusiasmo, si hay algunos. Es su
idea, de contingencia.

Respuesta: No se si entendí bien la última pregunta.


Personalmente voy a disentir con la formulación de
placer/displacer del lado del deseo sólo y satisfacción ligado
a la pulsión porque hay una satisfacción del deseo también.
Y el placer se puede incluir también en la pulsión entonces,
el ordenamiento de los términos no se si… Es también
verdadero que hay un placer en el deseo, que los sujetos
muchas veces temen perder su deseo, se quejan de no
tener deseo. Es algo que Ernest Jones, el biógrafo de Freud,
había percibido, lo había llamado el “fading” del sujeto.
Entonces, en este caso realmente vemos que hay una
satisfacción de desear e incluso si nos quejamos de la
depresión -hablaré de la depresión en la Universidad- pero
si nos quejamos de la depresión es porque la depresión nos
saca nuestra satisfacción de desear y cuando se dice a
alguien “¿Cómo va? ¿Va bien?” es una manera de decir:
“pase lo que pase la satisfacción del deseo está siempre
aquí”. Entonces no podría reservar placer/displacer al deseo
y satisfacción/insatisfacción a la pulsión. Más bien volveré
sobre el tema. Distingo rápidamente el uso de las palabras
“goce” y “satisfacción”. El goce es del cuerpo, la
satisfacción del sujeto.

***

SEGUNDA CLASE

Evoqué entonces los apoyos históricos que Lacan


buscó pero en realidad la serie de afectos que él comentó
es una serie realmente inédita. Pueden leer las series de los
afectos de la tradición, nada que ver con la serie de Lacan.
Y voy a comentar la serie siguiente: angustia, tristeza,
aburrimiento, morosidad.
Primero noto que Lacan evoca la confusión entre la
depresión y la tristeza. La evoca con referencia a Janet pero
creo que depresión y tristeza no se deben confundir. El
deprimido no es siempre triste, a veces se encuentra sin

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

afecto y el triste no es siempre apático como el deprimido.


A veces incluso, el triste se encuentra hiperactivo.
Entonces, no hay que confundir con la depresión, dejo de
lado la depresión, hablaré de esto en la Universidad.
Entonces, empiezo con la angustia. La angustia creo
que es el más conocido porque Lacan dedicó un año de
Seminario 62-63 y hace años… la angustia es el afecto de
excepción, que no engaña, como lo recordé. Al contrario, la
angustia revela ¿Qué revela? La angustia revela lo que el
significante no puede revelar, sencillo como eso. O sea, que
el significante no puede revelar la presencia del objeto
causa de deseo del Otro. Entonces, desde el 63, Lacan con
la angustia nos presentaba un afecto que tenía un alcance
epistémico y que no era solo efecto automático. Y puedo
recordarles que pueden encontrar en el Seminario de la
Angustia, no muy lejos del final del Seminario, un pequeño
pasaje donde Lacan convoca a Hegel y Kierkegaard para
decir que hay que elegir -eso sí se puede elegir, quedó
cómo un título del seminario-.
Entre Hegel y Kierkegaard hay que elegir y Lacan ha
elegido. O sea, o se trata en el análisis de la revelación vía
el significante como Hegel ha pensado que a la revelación
del eje de la historia se accedería vía el saber absoluto, al
fina. O la revelación se presenta no a nivel del significante
pero se presenta al nivel que debemos llamar “existencial”
de la angustia, una experiencia de angustia. Y Lacan dice,
“sí, debemos elegir a Kierkegaard”. Entonces creo que
empezando con la angustia, en el estudio de los afectos,
Lacan ha empezado con el mejor afecto, más propicio para
mostrar no solo que la estructura no excluye la
consideración del afecto, pero más que eso -en el 63 podía
decir solo eso- que hay al menos un afecto que puede
competir con el significante para revelar algo que está en
juego en la experiencia del análisis.
Entonces he dicho, los afectos engañan y así, no
funcionan como una brújula para la interpretación, con la
excepción de la angustia. La angustia es una brújula para la
detección del deseo, del deseo en tanto que deseo del Otro.
Brújula de la relación del deseo con su diferencia según que
se trate de histeria, obsesión, fobia pero también brújula en
la elaboración analítica, en la cura. Hago un pequeño
paréntesis: como todos los textos de Lacan, este texto

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

también produce no un malentendido pero sí algunas


perplejidades y escuchamos sujetos analizantes o analistas
en el control, que cuando el analizante se angustia dicen
“¿pero dónde está el objeto? La angustia no es sin objeto
entonces ¿dónde está el objeto?”. Ese es el inconveniente
de tomar la expresión sin realmente ir más allá de las
fórmulas. La angustia es signo del deseo, en todo deseo del
Otro que tiene un objeto causa. No quiere decir que cuando
el sujeto se angustia, uno debe decir ¿dónde está el objeto?
Tenemos justo el índice, que se trata del deseo en tanto
deseo del Otro.
Ahora dejo la angustia, que me parece bien conocida y
paso a la tristeza, la pareja de la tristeza y del gay saber.
Empiezo con la tristeza. La tristeza en la tradición
religiosa, cristiana específicamente, es un pecado, un vicio
-como dice Santo Tomás- en contra de la fe, en contra del
amor que se debe a Dios y que Dios nos regala,
supuestamente. Evidentemente, cuando Lacan dice que la
tristeza es un pecado, alude a un pecado que voy a llamar,
laico, a pesar de que tome el término de la religión. El
pecado de no encontrarse en el Inconsciente, es decir que,
aquí define directamente un deber analítico, el deber de
encontrarse en el Inconsciente.
La tristeza sería el afecto que firma la posición de no
encontrarse en el Inconsciente, de no hacer lo necesario
para encontrarse en el Inconsciente. Aquí, he visto una
traducción, la traducción que tengo aquí dice: “el deber del
bien decir o de reconocerse en el Inconsciente”. Bien, Lacan
ha escrito [texto en francés], quiere decir en francés “saber
dónde estoy ubicado en el Inconsciente” no es solo declinar
los significantes del Inconsciente sino también saber dónde
está el apronte -que dice Jung- se indica en este conjunto
de significantes. Y podríamos “abrir una ventana” -pero la
cierro inmediatamente- para pensar si es posible
encontrarse en el Inconsciente. Hay un texto posterior que
podría hacernos inclinar a pensar que reconocerse en el
Inconsciente o ubicarse en el Inconsciente quizás es un
imposible. Pero aquí nos lo dice así. Cierro la ventana.
Entonces, se trata -nos dice- del rechazo del
Inconsciente. Hay diversos rechazos del Inconsciente. Hablé
una vez ya con ustedes del rechazo del Inconsciente. Pero
aquí, el rechazo de tristeza no es cualquier rechazo, es

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

precisamente, el rechazo del querer saber. El querer saber


dónde me ubico en el Inconsciente. Entonces, se entiende
aquí por qué evoca el pecado. Es que la tristeza es un
pecado en contra de Dios, pero de este Dios especial que es
el Sujeto Supuesto Saber.
Saben que al “Sujeto Supuesto Saber”, Lacan lo sitúa
cómo una ocurrencia de Dios. Pueden consultar el texto que
se llama “La equivocación del Sujeto Supuesto Saber”, un
texto del 67 donde habla precisamente del Dios del Sujeto
Supuesto Saber, es decir, un Dios garante de la verdad, un
Dios que no es el Dios de la revelación religiosa pero es un
Dios que convoca cada vez que empiezo a desarrollar una
palabra de verdad, una palabra que apunta a la verdad.
Entonces, es el Dios testimonio de la verdad de mi
palabra. Este Dios, dice Lacan, es un Dios bastante laico. No
tiene nada que ver con la revelación y la precaución.
Entonces, la tristeza, debemos decir que se produce en un
sujeto como el índice de su no querer saber. No querer
saber lo que la transferencia empuja a saber. Entonces es
un pecado interno al discurso analítico. Lacan utiliza
después en el texto una expresión que no es “encontrarse
en el Inconsciente” que es [texto en francés] se traduce
“traer a la luz el Inconsciente”.
Entonces, es evidente que se trata de la posición del
sujeto, posición subjetiva. Aquí el afecto es la respuesta del
sujeto. El afecto de tristeza, para nosotros, revela el no
querer saber de lo que la transferencia me empuja a saber.
Un rechazo, entonces de un saber posible.
¿Qué sería “encontrarse en el Inconsciente”? Lacan
evoca el “bien decir”, pero primeramente puedo evocar el
hecho de que la respuesta proviene del procedimiento
freudiano, el procedimiento que Freud nos dejó y que
designamos con el término “desciframiento”. De hecho,
cuando uno se pregunta sobre su síntoma, cuando se
pregunta bajo transferencia sobre su síntoma y lo mira del
lado de su historia, de su pasado, de su actualidad y no por
escribir la novela de su vida, no para escribir su biografía
sino para extraer los elementos determinantes, los
significantes determinantes y también las imágenes
pregnantes de su vida. Significantes e imágenes que
permiten dar sentido a lo que lo hace padecer, vamos a
decir, su síntoma. Y es por eso que Lacan construye la

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

pareja tristeza/gay saber. De un lado la virtud del gay saber


y del otro el pecado de tristeza que no quiere saber nada. El
gay saber no designa una alegría cualquiera -saben, hay
temperamentos alegres, otros menos pero no se trata de
eso- se trata, como la expresión lo dice de “la alegría ligada
al ejercicio del saber”, por eso Lacan ha evocado a Spinoza
antes.
En realidad, en francés se escribe -como saben- [“gay
savoir” texto en francés]. Algunos han pensado que el
comentario era para evocar al “ello”. No es de ninguna
manera para evocar al “ello”. Lacan retoma aquí la
escritura de la época de los trovadores, del amor cortés.
Más o menos un siglo después del amor cortés, se había
creado una sociedad del bien saber, con esta escritura.
Entonces, la escritura de Lacan, es para evocar un
antecedente histórico (siempre el mismo camino, ver lo que
en el pasado puede sostener las tesis que el Psicoanálisis
produce a su manera). Entonces es una virtud, no un
pecado, una virtud. Una virtud no es una posición ética, es
una característica del ser. Se habla de las virtudes de las
plantas, por ejemplo, y así se designa sus características,
un algo como “son así”. La frase “es así” puede mostrarlo
muy bien. Entonces, cuando dice “es una virtud” dice “es
una característica de algunos seres que tienen esta
característica de gozar del desciframiento”. Es decir, que se
trata de un problema de gusto. No todos gustan del
desciframiento, es cierto, se perciben las diferencias entre
los sujetos a este nivel. Y es una virtud muy repartida, muy
desigual entre los sujetos.
Para decir la verdad, la virtud del gay saber ahora no
está tan de moda. Y puedo evocar la moda porque hay una
historicidad de los afectos. La virtud que consiste en gozar
del desciframiento, desciframiento del significante letra a
letra, no está de moda y ahora se encuentra muy
desplazada por algo que se despliega en la política pero
también en el análisis, en las psicoterapias que es lo que se
llama el “telling story” (contar una historia). En los Estados
Unidos, contar historias está de moda y se les explica a los
políticos que no basta con hablar bien, hay que fabricar la
“buena historia”, la “buena novela”.
El “telling story” consiste, desde nuestro punto de
vista analítico, en ir directamente al sentido, crear una

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

historia, una novela que tiene un sentido y que hace vibrar,


reaccionar las sensibilidades de los demás, que permite
entonces, captar los imaginarios. En política, efectivamente,
es todo un problema de los políticos cómo captar las
subjetividades, las adhesiones de las subjetividades.
Hay que decir que en el Psicoanálisis, al principio,
hubo algo así. Freud habló de “la novela familiar del
neurótico”. La novela familiar es un “telling story”. Lacan
inmediatamente lo retomó pero lo corrigió también diciendo
“el mito individual del neurótico” que es algo más elevado,
no es exactamente lo mismo que contar una pequeña
historia, es contar una historia para evocar lo que la
pequeña historia no puede decir (eso es un mito). Una
historia que tiene el papel de evocar lo que la historieta no
puede decir. Entonces, descifrar va en contra de la moda,
como los psicoanalistas también van en contra de la moda,
desde siempre.
Ahora les hago observar algo que me parece esencial
en la presentación del gay saber. Antes de decir que se
trata de una virtud hay dos temas, dos observaciones de
Lacan. La primera -dice- es que la virtud no absuelve a
nadie del pecado original -como cada uno sabe-. Entonces
una virtud que no absuelve del pecado original y después
cuando ha explicado que se trata de gozar del
descriframiento sin caer inmediatamente en un “pegado del
sentido”, añade que gozar del desciframiento devuelve al
pecado ¿Qué quiere decir? No se trata del mismo pecado,
no es una manera de decir que la alegría del desciframiento
termina en la tristeza. No es una manera de decir eso
porque en realidad hay dos pecados evocados en este texto
y si no lo ven bien, no pueden entender el texto. Está el
pecado de tristeza -que es una posición ética del rechazo
de saber- y está lo que se llama el pecado original que no
depende de una posición ética, por definición, que es un
pecado para todos, todos los hablantes.
Entonces -esto lo digo yo, no está en el texto- entre los
dos afectos (el de tristeza y la virtud del gay saber) hay un
tercer término que no es formulado que es el triángulo de
culpabilidad, de culpa esencial del hablante. Y por eso
quiero volver al pequeño desarrollo sobre la culpabilidad
lacaniana. A pesar de que no esté escrita explícitamente en
la serie mencionada en el texto “Televisión”, hay una

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

concepción lacaniana de la culpabilidad que me parece que


no siempre es bien entendida y creo que quizás es porque
se trata de una concepción realmente en ruptura con la
concepción de Freud. Lacan avanzó contra Freud, contra la
idea del superyó heredero del padre, una tesis
aparentemente paradójica saber que la culpabilidad no
viene del padre pero más bien no viene tampoco de la
prohibición. Si uno duda de eso, debe recurrir a lo que yo le
llamo “la prueba por la melancolía”.
En la melancolía, la forclusión se liga con la
maximización de la culpa, de la falta. Donde está la
presencia del padre, la culpabilidad, al contrario, se
atempera, eso es un hecho clínico, además. Digo que la
tesis de Lacan es aparentemente paradójica puesto que
cada uno se imagina -y a veces los psicoanalistas también-
que más uno se encuentra culpable, más está inscripto en
la Ley. La Ley es la ley del padre, del deseo. Y es justo al
contrario y eso se ve con el obsesivo.
El obsesivo con su culpabilidad, solidaria de su amor
(…) y se ve en el melancólico donde la culpabilidad se
extiende a la medida de la forclusión. Entonces ¿qué es una
culpabilidad de los desconectados de la prohibición y de la
falta? Esa es una pregunta que Lacan nos obliga a plantear.
Uno piensa que se encuentra la culpa respecto al Otro, a
sus valores, a sus prescripciones, a sus prohibiciones y uno
postula que es el Otro el que lo culpabiliza, y es verdad que
el discurso se encuentra lleno de normas, de prohibiciones
transmitidas vía los padres, la educación, el discurso social
y cada uno puede sentirse en defecto respecto a estas
normas y prohibiciones, eso existe. Eso es solo lo que llamo
una culpabilidad de alienación, solidaria de la sugestión de
los individuos a la palabra del Otro, a su demanda y de
hecho, esta condición de la culpabilidad referida al Otro,
animó a las utopías educativas, libertarias -no se si han
conocido eso en Argentina-, en Francia las hemos conocido,
los ingleses son unos campeones en eso.
Finalmente, en la historia, hemos aprendido, con el
fracaso de estas utopías, que no reducían la culpabilidad,
sino todo lo contrario. Entonces la dimensión de la culpa
respecto al Otro existe pero es solo una culpabilidad
sobreimpuesta. Y además, el análisis normalmente cura la

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

culpabilidad de alienación en la medida en que el análisis


separa al sujeto de su sujeción al discurso del Otro.
Ahora, respecto a la culpabilidad fundamental, Lacan
tiene una tesis precisa, contundente que puso en la fórmula
general diciendo: “la prohibición mortifica lo imposible”. Es
una fórmula que podemos repetir pero hay que ver lo que
implica. Esta fórmula implica que puesto que lo imposible
es la definición de un Real, somos culpables de lo Real. No
somos culpables respecto a los valores del Otro
fundamentalmente.
Evidentemente, Lacan no habló inmediatamente de lo
imposible, de lo Real, de lo Real como imposible pero dijo la
misma cosa antes, en los años 50-60s con otras palabras.
Lo decía con otros términos, no hablaba de lo imposible, no
hablaba de lo Real como imposible pero refería la
culpabilidad a lo que llamaba la existencia y el goce. Eso
está en “Observación sobre el informe de Daniel Lagache”,
en los Escritos y en “Subversión del sujeto”, también en los
Escritos. Entonces aquí define ya dos culpas que no tienen
nada que ver con el Otro: la culpa de existir y la culpa de
gozar.
Lacan podía hablar de una culpa de existir porque la
existencia es un sin razón. El Otro del discurso no puede
responder de la existencia ¿por qué algo y no más bien
nada? Esa pregunta que parece filosófica es la pregunta de
cada uno “¿por qué he nacido?”. Y esta pregunta se
encuentra en el corazón de todo análisis, dirigida al Otro y
en la época, Lacan hablaba del hecho de que lo simbólico
podía lavar la culpa de existir. Hablaba de un perdón de la
palabra. Pero, de hecho, era una manera de decir que lo
que puede atemperar el afecto de existir, la culpa de existir
es el hecho de ser acogido en un discurso, una palabra
instituyente del tipo “eres mi hija”, “eres mi hijo”. Y a lo
que llama el vocabulario religioso “perdón de la palabra”,
Lacan lo sustituye al final por otra palabra más laica,
“nominación”, función de la nominación. Este vocabulario
vehiculizaba una definición laica del “pecado original”. Y el
pecado original, finalmente proviene de la
inconmensurabilidad de lo Real y lo Simbólico. El sitio de
esta culpa en la estructura es lo que Lacan escribe S( A / ) . Es
decir, el punto donde el Otro no puede contestar.

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Saben que Lacan habló del trauma de haber nacido


deseado y con eso parecía decir que el deseo del Otro podía
absolver la existencia de su sin razón, pero como saben,
Lacan añadió inmediatamente que haber nacido deseado
era lo mismo que haber nacido no deseado. Esto era para
decir, precisamente, que el Otro no puede absolver de la
culpa de existir, ni su deseo, ni su amor. Dicho de otra
manera ¿cuál es la palabra analítica que reformula el
pecado original al final de la enseñanza de Lacan? es lo que
él ha llamado [texto en francés] “agujeromatismo”. Es el
apellido estructural del pecado original y por eso Lacan dice
“todos creen en el pecado original, incluso los que se creen
ateos”. Y de ahí una pregunta sobre el eventual fondo de
melancolía inherente al ser hablante.
Entonces vuelvo a la tesis sobre la tristeza y después
la inserción en la culpabilidad entre tristeza y gay saber.
Decir que la virtud del gay saber no absuelve a nadie del
pecado original es una manera de decir que en el
Inconsciente, en el lenguaje, no puedo realmente
encontrarme, puedo, al límite, ubicarme en el lugar del
agujeromatismo, donde el Inconsciente-lenguaje no puede
más. Y es un hecho, que el desciframiento no puede
concluir. El desciframiento tiene una dimensión de infinitud
que conduce directo al impasse del Sujeto Supuesto Saber.
Lo que llamamos el problema de la caída del Sujeto
Supuesto Saber. Y entonces, el análisis no puede prometer
encontrarse suficientemente en los significantes del
Inconsciente. Lacan lo formuló con una frase bastante
pesimista, dice que en el análisis uno empieza a saber para
terminar no sabiendo.
Entonces si es así ¿por qué seleccionar a los virtuosos
del desciframiento si al final el desciframiento conduce a la
falla del Sujeto Supuesto Saber, al pecado original, al
agujeromatismo? Porque del lado del desciframiento está el
bien decir, que no es el bien hablar, no es el bien descifrar,
que consiste, más bien en extraer lo que el desciframiento
no dice pero cierne. Por eso Lacan evoca el bien decir y
dice “cuidado, no es el gay saber”. El gay saber es una
virtud impotente que produce goce al descifrante pero que
lo obliga a concluir con el saber. Bien, estos dos afectos
tristeza y gay saber y culpabilidad también, en esto
estamos en el registro de afectos -que no voy a llamar

27
Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

atemporales, pero que atraviesan la historia desde


siempre-.
Con el aburrimiento y la morosidad, hay algo diferente.
Lacan habló del aburrimiento mucho antes del texto
“Televisión” y las primeras veces, hacía del aburrimiento
una forma del deseo. Es decir, la manifestación del deseo
pero del deseo indeterminado. Daba un nombre, designaba
este deseo indeterminado con la expresión “deseo de otra
cosa”. Eso es de siempre, el deseo de otra cosa. Consiste
en recusar, rehusar todos los objetos. He utilizado una
pequeña escritura que me parece importante

A →
d
( a)

El objeto “a”, que es el objeto que falta, causa del


vector del deseo, en dirección de los objetos de la realidad
que buscamos. Entonces, hay una pregunta que se puede
poner en el paréntesis como un deseable. El objeto “a” no
es el deseable, es la causa. Los objetos deseables… hay
muchos, los vamos a escribir como “a” también puesto que
si el objeto de la realidad tiene para mi un peso y un interés
es porque responde a la falta que causa el deseo. Y el
deseo de otra cosa consiste en vaciar el paréntesis. Es
decir, recusar, rehusar todo lo que se presenta como
deseable, susceptible de dar una cierta satisfacción. Bien,
en el texto “Televisión”, Lacan no evoca el deseo de otra
cosa pero hay algo interesante: dice “nuestro agujero”. Lo
dice un poco diferentemente. Lo dice exactamente,
después de hablar del goce de Beatriz, después de evocar
la pareja donde Beatriz y el goce de Beatriz, que se dice
colmada por Dios, es decir, después de hablar de la
beatitud, de un goce colmante. Entonces va a hablar de la
beatitud de Beatriz y añade “a la cual responde en
nosotros, aburrimiento”. Evidentemente ¿de qué nosotros
se trata? Se trata de nosotros que en el Seminario “La
transferencia” ya llamaba “nosotros los modernos”, a
propósito del amor, “nosotros los modernos”.
Ahora, con todos los postmodernos, hipermodernos y
supermodernos, insistimos en utilizar la palabra
“modernos”, pero el “nosotros” de “Televisión” designa
evidentemente no solo a los sujetos de después de la

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

ciencia sino también de después de Freud, a saber,


exactamente, los sujetos del malestar en la cultura. Pueden
comprobarlo, si dudan, un poco más lejos en el texto
cuando habla de la época, de “nuestro”, habla de nuestro
goce, de nuestra modalidad de goce, es decir, designa a los
sujetos del malestar para decir que nuestra modalidad se
reduce al plus de goce y no se habla sino con un plus de
goce. Entonces, se trata del “nosotros”, del tiempo en el
cual hemos registrado la caída de los semblantes y
especialmente, los semblantes del amor sexuado bajo el
doble efecto de la ciencia, por un lado, con sus aplicaciones
capitalistas y bajo el efecto también del Psicoanálisis que
hizo caer los semblantes del amor (es interesantísimo ver
algún pasaje de “La transferencia”, ya hablaré después
sobre eso). Entonces, en nosotros resuena aburrimiento
cuando escuchamos hablar de beatitud. ¿Qué es lo que
Lacan quiere decir con eso? Según mi lectura, Lacan habla
de que la mística con el Otro, la fusión con el Otro, no nos
hace soñar más, al contrario, evocar la fusión mística con el
Otro, nos aburre.
Se trata de un cambio de gusto -hay que decir-. Los
gustos evolucionan en las épocas. Hubo épocas en las
cuales la unión con Dios movía, ahora aburre. No quiere
decir que el Otro haya desaparecido, cuidado, al contrario,
evoca al aburrimiento justo después, en el pasaje donde ha
dicho cómo el Otro toma existencia ¿Cómo el Otro toma
existencia ahora? para nosotros del malestar, vía la pareja
sexual. Vía la pareja sexual, es decir, el encuentro de
beatitud y vía la diferencia entre el goce del Uno y del Otro.
El goce del Uno, que proviene del fantasma masculino, no
conoce otro partenaire que el objeto. Y de Beatriz obtiene
una mirada, un movimiento de…, una palpitación que hace
surgir un viejo objeto de (…). Pero del goce de Beatriz es un
misterio.
Entonces, es en la pareja, por vía de la diferencia del
goce, que el Otro toma existencia. Esto quiere decir que el
Otro divino ha bajado a la tierra, descendió a la tierra, no
bajo la forma de Cristo, según la concepción religiosa, sino
que habla de un descenso más común, más general. Esto
quiere decir que la única figura del Otro que nos queda, es
la mujer en su goce. Y por eso, podemos decir que se trata
de un Dios secularizado y pueden pensar que Lacan

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

encontró que el goce femenino es una cara de Dios. Es


sencillo, nos lo explica bien en este párrafo. Encuentra que
hombre o mujer hace surgir, existir al Otro, el Otro
secularizado. Evidentemente, todo eso es un problema para
el cristianismo. Ahora, el cristianismo se enfrenta a ese
problema directamente -desde hace tiempo pero ahora me
parece más fuertemente- porque el cristianismo tiene
muchos valores pero hay dos principales: el carácter
sagrado de la vida, se refiere al problema del aborto, y
después está el valor de la contención sexual, el valor de
castidad. Y el cristianismo intenta hacer valer estos valores
con la promesa de la retribución de la beatitud en el más
allá. Otras religiones también hacen eso.
Es el problema de la retribución después de la muerte.
Y entonces si el Otro se encuentra abajo, en una forma
secularizada, es un problema para la retribución futura.
Creo que la Iglesia lo encuentra mucho y parece que el
Papa actual quizás no ha tomado completamente la medida
del contexto. No sé, quizás demasiado escondido entre los
muros, no sé. En la religión, Dios se encuentra no abajo, no
de la forma laicizada que dice Lacan. Entonces, nuestro
argumento, digo “nuestro” no es cualquiera, es un
argumento historizado, un afecto condicionado por la época
y por las profundidades del gusto -como dice Lacan-.
Bien, ahora la morosidad, ¿podemos decir “nuestra”
morosidad? Lacan no lo dice. Me pregunto yo si podemos
decirlo. La morosidad es el antónimo del gay saber.
Morosidad, malhumor… Si buscan en el diccionario, el
antónimo de gay saber no es la tristeza, es morosidad,
malhumor. Y si vamos al diccionario y buscamos el
antónimo de morosidad, es alegría. Entonces ven que los
diversos términos parecen oponerse (…) La morosidad sería
una forma de desánimo -si queremos- pero el desánimo
requiere estar advertido. Sería el afecto que surge del
hecho de que en el encuentro de los sexos, el encuentro
con el Otro, no hay unión. Estamos siempre en la misma
causa, el no encuentro en la pareja sexual. La morosidad
sería precisamente una respuesta de afecto, alrededor de lo
que se verifica en el acto sexual que no hay nada más que
lo que Lacan llama la “breve coiteración”.
Entonces es la idea que la morosidad aparece cuando
se percibe este muro entre los dos de la pareja. Entonces

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

sería un afecto fundado en la experiencia de un Real ¿Qué


Real? El Real que la expresión “no hay proporción sexual”
exprime. El afecto de la no proporción sexual. Y Lacan dice
que la morosidad sería un pecado, un grano de locura o un
toque de lo Real. Acaso eso es un pecado, un grano de
locura o un verdadero toque de lo Real ¿Por qué Lacan no
elige entre los tres? No es una postura el no elegir en Lacan
¿Por qué no elige? Lo veo así. Es un pecado, la morosidad si
proviene de un no querer saber de la no fusión sexual. Se
encuentra justo con la breve coiteración, entonces
morosidad pero si la morosidad significa no querer saber de
la no fusión, no querer concluir de la reiteración en cada
coito (“coiteración” es una palabra que viene de “coito” y
“reiteración”), entonces, es un pecado. Es un pecado si es
un no querer concluir de la reiteración de la coiteración,
que no hay fusión posible. Pero puede ser un grano de
locura también si resulta, la morosidad, de una espera
decepcionada, una esperanza loca, como se dice “amor
loco”, “esperanza loca” de la unión esperada, esperanza
que evade con una denegación de la realidad. Y es un
verdadero toque de lo Real, la morosidad, o sea, un afecto
de lo Real, un índice de lo Real, en la medida en que es una
repercusión en el sujeto del estatuto del goce por el ser
hablante. Ahora, los tres no se excluyen, por eso Lacan los
mantiene a los tres: o pecado, o grano de locura o
verdadero toque de lo Real.
Los tres no se excluyen en razón del mecanismo bien
conocido en el Psicoanálisis que se formula así: “yo no se
pero sin embargo” (…). Entonces “lo se” (toque de lo Real),
“no lo puedo creer” (pecado), “no puedo hacer más que
esperar cada vez” (locura). Entonces los tres se enlazan, “lo
se” (toque de lo Real), “no lo puedo creer” (pecado),
“continúo esperando” (locura).
La morosidad es eso ¿En qué medida podemos decir
que se trata de un afecto de odio como el aburrimiento?
¿En qué medida podemos decir “nuestra” morosidad? Creo
que los afectos, el afecto es el resultante de tres factores:
uno Real, “no hay relación sexual”, “proporción sexual”, es
la “maldición”; uno ético que es una variable que difiere
según los sujetos y además, el tercer elemento que es el
elemento histórico que envuelve a todos los sujetos y que
define cada época, definiendo un gusto de época. Entonces

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

hay dos componentes del malestar. Uno que proviene de lo


Real, del hecho que el goce no se presta a la relación
sexual pero también hay otro elemento -eso es la condición
real del mismo- otro elemento de lo que Lacan ha llamado
“discurso” con un tipo de lazo social y cada discurso,
precisamente, inventa semblantes para suplir la carencia
de la relación sexual.
Si observan los cuatro discursos de Lacan, en cada uno
de ellos hay una pareja. Discurso del Amo: pareja del amo y
el esclavo. Discurso de la Universidad: pareja del profesor y
el alumno. Discurso de la histeria: pareja de la histérica y
del amo. Discurso analítico: pareja del analista y del
analizante. Y podemos registrar, eso es evidente, que en la
historia siempre se piensa la pareja hombre/mujer con las
parejas construidas en los discursos. Es así que amo y
esclavo se presta muy bien a representar, en muchos
lugares de la historia, la pareja hombre/mujer, mujer
esclava y hombre amo. De la misma manera, profesor y
alumno, la mujer a la que se le debe enseñar porque es una
tonta por naturaleza. Entonces hay toda una configuración
de la manera de pensar hombre/mujer con el discurso
Universitario. En el discurso histérico, es otra cosa, es la
mujer inspiradora, suscitante. En la pareja
analista/analizante, es un poco otra cosa.
Podemos verificar que los discursos logran
normalmente, no voy a decir “corregir” la carencia de la
relación pero al menos, “recubrirla” con lazos sociales
construidos vía el discurso.
El problema, ahora que tenemos con el discurso
capitalista es que el discurso capitalista no construye pareja
de sustitución. Es la característica de nuestra época. Lacan
intentó mostrar, en contra de Marx que la pareja
capitalista/trabajador, no era de ninguna manera
homologable a la pareja amo/esclavo e incluso, mostró que
no había pareja capitalista-trabajador. Trabajó eso en el
texto “Radiofonía”.
En cuanto a los asuntos del amor ¿qué hace el
discurso capitalista? La respuesta es bien sencilla: nada,
nada. No dice nada. Lacan lo traduce diciendo “forcluye los
asuntos de amor”. Es decir que en todo lo que proviene del
discurso de la producción/consumación no hay nada para
decir lo que es la pareja del amor y eso es nuevo en la

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

historia. Es nuevo y aquí puedo invitarlos a leer una


referencia del Seminario de “La transferencia”, para
terminar rápido con esto.
Lacan evoca donde habla de “nosotros los modernos”,
evoca lo que llama la sublimación del amor cortés. ¿Por qué
sublimación? Porque consistió en crear, inventar un objeto,
es decir, un semblante, la dama del amor cortés. Y aquí
vemos que el amor cortés hace poner en el paréntesis a la
dama, un objeto completamente fabricado vía el discurso.
La dama no existe, podríamos decir, como Real, es un
semblante que captaba toda la libido, sin embargo.

A →
d
( dama )

Después, Lacan evoca el contrasentido romántico. El


contrasentido romántico no tiene nada que ver con la
sublimación del amor cortés, consiste en idealizar el objeto.
Y es verdad que recientemente, he visto lo que ha (…) y es
increíble. Está tan lejos de nosotros la manera de la cual se
habla del objeto, de la mujer, precisamente. En este pasaje,
Lacan dice: “nosotros los modernos no estamos ni en el
amor cortés ni en el contrasentido romántico, estamos más
cerca de Platón”. Vuelve a Platón y define así la posición de
Platón, que más o menos compartimos, dice: “no damos
demasiado peso pero no demasiado poco al amor”, no
demasiado poco al amor -y creo que es por lo que nosotros
escribimos en el paréntesis justo el plus de goce, “a” como
plus de goce que pone un bemol, un rebajamiento, no
completo, pero un rebajamiento sobre el eje del amor-.
Entonces, concluyo… podemos ver acerca de los
afectos, primero que todos están construidos en referencia
a lo Real del Inconsciente, es decir que son producto del
saber analítico. Segundo, vemos que no son todos iguales,
hay diferencias que provienen de la posición ética o de las
diferencias de la historia. Entonces, si resumo, puedo decir
que tristeza y gay saber son afectos éticos, posiciones
éticas frente a lo Real del Inconsciente. No lo son el
aburrimiento y la morosidad. Lo mismo pero de manera
latente, son índices de una posición respecto a lo Real pero
índice de una posición que ella misma es función del estado
del discurso, de cada sujeto, uno por uno, pero de algo más
colectivo.

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

En cuanto a la angustia y la culpabilidad, realmente,


estos dos afectos, son afectos índice de lo Real, índice de lo
Real si lo entendemos a lo Real como lo Real de la vida. La
angustia -dijo Lacan al principio- era el afecto del deseo,
encuentro con el deseo, pero termina al final diciendo que
es el afecto de todo advenimiento de Real, el afecto de lo
Real, entonces y la culpabilidad es el afecto de la
inconmensurabilidad entre lo Real de la existencia y el goce
y lo simbólico.
Bueno, con eso termino.

Pregunta: …la transferencia como lo que empuja a


saber y como afecto interno al dispositivo analítico, todo
eso a mi me coincide con la resistencia, con la represión y
con la resistencia, entonces pierde especificidad como
definición de la tristeza. Y una cosa más, en relación a esto:
si coincidiera con esto, también, me parece, surgen
problemas para considerarlo como un afecto posible del
final de análisis (la tristeza).

Pregunta: Quería saber si el hecho de que el


aburrimiento y la morosidad usted, los pone como función
del estado del discurso, a diferencia de la tristeza, y el
saber que tendría que ver con una posición ética, entre
otras cosas, si lo podría relacionar con la tendencia a
homogeneizar del mercado.

Pregunta: Bueno, yo quería hacer una pregunta porque


usted, a partir del pecado de la tristeza, había hablado de la
culpabilidad y de la tesis de Lacan de la que culpabilidad
proviene del padre y la prohibición. En la melancolía,
siempre con la problemática de si se trata o no de psicosis
y en relación a la posición del padre, ¿qué padre? en la
melancolía… la culpabilidad se asentaría en esa pérdida de
un objeto, un objeto difícil de ubicar en la melancolía que
no puede evocarse por la vía de la negación ¿sería
entonces el melancólico el que mejor muestra la
culpabilidad en lo Real, su angustia como un índice de lo
Real?

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Respuesta: decir que el discurso capitalista forcluye


las cosas del amor, no construye un semblante típico del
amor, no quiere decir que no haya más amores ¿eh? Pero
solo que los amores actuales se reducen a lo que llamé en
un momento “los amores síntomas”, determinados vía los
Inconscientes individuales. No hay un tipo de amor, el amor
cortés era un tipo de funcionamiento de la libido, ligado con
un objeto típico para todos los trovadores de la época. No
tenemos nada así en el discurso capitalista. Tenemos, por
supuesto, imágenes, tenemos la gente del “showbyz”
(farándula), bueno… Intentos, quizás de construir imágenes
pero no son semblantes. Entonces nuestros amores son
ahora más reducido cada uno a su singularidad. Y no hay
ningún “telling story” típico en el capitalismo que pueda
definir una pareja, qué sería la pareja capitalista. La única
pareja capitalista es la pareja entre un sujeto y un plus de
goce. No es una pareja de amor.

Respuesta: No se si entendí bien la pregunta sobre la


tristeza. Quiero decir que es un pecado, es un rechazo del
Inconsciente. Podemos decir que es una resistencia pero
esta resistencia se define únicamente en referencia al
deber analítico y por eso hay una pregunta, a saber, si lo
que Lacan dice de la tristeza se puede aplicar fuera del
discurso analítico. Porque, por ejemplo, cuando dice “el
neurótico es un cobarde” -lo dice en la reseña del Seminario
“La lógica del fantasma”. Dice la tristeza-cobardía, cobardía
moral. Pero hay diferentes tipos de cobardía. Y el mismo
neurótico cobarde, en frente de la revelación inconsciente,
puede ser un héroe durante la guerra. Entonces no hay que
perder de vista lo que Lacan dice al final de “Televisión”,
que me parece realmente válido, “los afectos son relativos
a los discursos y la tristeza-cobardía es una tristeza relativa
al discurso analítico”. No podríamos decir, de manera
general que un neurótico no tiene ningún amor en la vida,
tiene su tipo de cobardía. Entonces eso plantea la pregunta
de saber si podemos generalizar a los sujetos tristes, fuera
del discurso analítico, lo que Lacan dice, en relación al
deber analítico. Tocaré ese tema hablando de las
depresiones.

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Respuesta: Respecto al modo de goce, la pregunta…


no se si entendí bien la pregunta, hay que ver bien que el
modo de goce que propone el capitalismo consiste en
ofrecer objetos de consumo, de producción y consumo
inútiles, desde el punto de vista de sostener la vida
orgánica. Es decir, consiste en producir necesidades
suplementarias y obtener un plus de goce de todos estos
objetos. Bien, lo que podemos escribir, el eje del deseo que
se dirige a los objetos plus de goce. Lo que hay que
entender es que el Psicoanálisis ha revelado la misma cosa.
Es lo que Lacan escribe con la fórmula del fantasma, es
decir que, en la pareja el deseo se dirige hacia un plus de
goce. Entonces hay una cierta convergencia entre el
capitalismo, la época del capitalismo y la aparición del
Psicoanálisis. Y cuando Lacan dice “nuestro modo de goce
se reduce al plus de goce”, no se habla de otra manera, eso
se aplica a lo que pasa en el ambiente, en la realidad
capitalista. Digo que pasa a nivel de la realidad sexual en la
pareja y la cama. Es el mismo esquema. Por eso, con eso
podemos entender que en una época así, poca gente
continúe soñando con la unión mística. Sabemos
demasiado, quizás ahora sobre este punto.

Respuesta: La melancolía ¿Cuál era la pregunta? El


melancólico martirio de lo Real. Lacan habló de la Psicosis,
del sujeto psicótico, con martirio del lenguaje. La
melancolía, cuando se trata de una Psicosis, se caracteriza
esencialmente cuando está detrás del delirio de la culpa
con la petrificación de lo que Lacan ha llamado, “el dolor de
existir”. El dolor de existir no es la tristeza. El dolor de
existir es un afecto producido por el hecho de percibir la
facticidad de esa existencia, sin razón, sin fundamento.
Entonces podría utilizar la palabra “martirio de lo Real”.

Pregunta: Quisiera hacerte una última pregunta.


Quería preguntarte respecto de la responsabilidad ¿La
responsabilidad podría tener alguna responsabilidad
respecto de encontrarse ahí en el Inconsciente? ¿Podríamos
homologar ese encontrarse ahí con algo de la
responsabilidad del sujeto?

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Respuesta: La pregunta me sorprende porque decir


que la tristeza es una cobardía moral quiere decir que el
sujeto es responsable de no encontrarse. Significa que si
uno se encuentra, es responsable también. Ahora, alguien
me preguntó durante el intervalo, ¿de dónde viene la
respuesta del sujeto? Subrayé que estaba el afectante
lenguaje, el afectado goce y lo que llamé una respuesta del
sujeto bajo la forma de un afecto. Y me preguntan de dónde
viene. Aquí, quizás hay que pensar que no hay que abusar
de la categoría de la causa, porque abusar de la categoría
de la causa, sería infinitizar la pregunta “es así” “¿pero por
qué es así?” Y después contestaré “es así porque eso” y “¿y
por qué eso?” “y porque eso”. Y cuando evocamos la
posición ética del sujeto, hay que decir que esta posición es
como la frase (…) “la posición ética es sin porqué”. El
Inconsciente, no podríamos decir del Inconsciente que es
sin porqué. Porque en el Inconsciente está la incidencia de
dos cosas, los antecedentes y los accidentes de los
encuentros en la vida. Entonces lo que se inscribe en el
Inconsciente, tiene en este sentido, un origen. Pero la
respuesta ética no tiene otra cosa para explicar la
respuesta y eso quizás no nos gusta porque querríamos
encontrar razones, explicaciones para todo. Pero la tesis
significa que, si me preguntan ¿qué soy desde el punto de
vista ético? Soy mis afectos. Puedo acercarme a mi
posición ética vía mis afectos. Hay aquí un “es así” y sin un
“es así”, no se puede caminar un análisis.

***

TERCERA CLASE

Empiezo… cuesta concentrarse después de la comida.


Voy a dar el ejemplo y me siguen por favor. Quiero mostrar
que Lacan terminó demostrando un alcance epistémico de
los afectos. Y por supuesto es una perspectiva que invierte
la tesis, la primera tesis de los afectos engañadores. Como
lo he dicho, al alcance epistémico lo subrayó, él primero por
la angustia. Dijo que no engaña, no engaña porque se
encuentra ligada a la causa del deseo del Otro.

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Diez años más tarde -el Seminario “La angustia” es del


63- utiliza, en el Seminario “Aún” lo que llamé “la prueba
por el afecto”. La utilizó cuando quería establecer lo que él
mismo llamó el Inconsciente Real, que, en si mismo, el
Inconsciente Real es una transformación, puesto que, desde
el principio ha pensado el Inconsciente como simbólico. Y
también cuando quería establecer que había un
Inconsciente que llamaba Real, es decir, un Inconsciente
hecho de elementos de la lengua, elementos de la lengua
hablada, que afectan directamente al cuerpo. Es el
momento en que plantea que lo que afecta al goce del
cuerpo no es el lenguaje, sino la lalengua. No es el
lenguaje, en tanto que el lenguaje es algo que se puede
construir, pero la lalengua nos traspasa.
Entonces, cuando uno afirma eso, después de 20 años
de enseñanza, subrayando el lenguaje, por supuesto
necesitamos algo para establecer la tesis, para justificarla y
aquí usa lo que yo llamo “la prueba por los afectos” ¿Qué
dice? ¿Cómo se presenta esta tesis? Dice que sabemos
¿Cómo sabemos que lalengua nos afecta, afecta al goce de
una manera que traspasa todo lo que podemos saber de
eso? Por eso, esta fórmula, he dicho, lalengua es un
principio de incertidumbre que traspasa todo lo que
podemos saber. ¿Cómo sabemos eso? El mismo lo pregunta
y contesta diciendo: “lo sabemos porque comprobamos,
-comprobar es a nivel de la experiencia y la observación-,
comprobamos que el ser hablante presenta toda una
variedad de afectos que permanecen enigmáticos. Afectos
enigmáticos. No hay que creer que al final de un análisis el
sujeto no tiene más afectos enigmáticos. Estos afectos
enigmáticos los llamamos “afectos discordantes”, es una
palabra que se usa a propósito de la psicosis. Afectos
discordantes para decir que no parecen resultar de la
situación actual del sujeto. Y no hay que creer que al final
del análisis, el sujeto no padece más de afectos
discordantes, enigmáticos. Eso Lacan lo sostiene desde el
67. Dispuso a la Escuela de París, decía que al final del
análisis, un sujeto se quedaba sujetado a afectos
imprevisibles. Eso lo escribe en el 67, entonces en el 73
retoma la misma idea pero con un alcance mayor.
Los afectos enigmáticos, aparecen como efecto de
lalengua que nos traspasa. Uno de los efectos de lalengua

38
Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

que nos traspasa es lo que Lacan llamó “la otra


satisfacción” en el Seminario “Aún”. Los que conocen el
texto, lo saben, los demás lo van a comprobar. Hay un
capítulo donde Lacan empieza diciendo: “hay una otra
satisfacción” y para mi sorpresa descubrí que había una
cierta confusión en algunos colegas entre “la otra
satisfacción” y el “Otro goce” que no tiene nada que ver
-para decirlo de manera contundente-. La “otra
satisfacción” no es el “Otro goce” supuesto de la mujer. La
otra satisfacción de la cual Lacan habla es la satisfacción
del “bla bla”.
Hay una satisfacción del “bla bla”. No solo lalengua
afecta al goce del cuerpo sino también que, respondiendo
al goce del cuerpo, hay también del lado del sujeto una
satisfacción del “bla bla”. Lo que Lacan decía era que algo
-no sabemos qué- algo se satisface de manera bastante
extraña en la medida en que algo se dice o no se dice y sin
que uno sepa por qué. Eso no tiene nada que ver con la
satisfacción de la comunicación, del diálogo.
Es verdad que tenemos el testimonio de eso, de
manera cierta en el análisis pero también fuera del análisis.
Podemos comprobar, una experiencia, que un sueño puede
modificar el humor, el estado de ánimo de un sujeto para
todo el día sin que uno sepa exactamente porqué, en un
sentido u otro. En el sentido de más alegría o en el sentido
de sentirse más desanimado. Un lapsus puede alegrarlo a
uno o al contrario, darle un sentido de catástrofe. Entonces,
es cierto que hay una especie de satisfacción que se genera
a nivel del ánimo subjetivo según lo que se dice o no se
dice, es una experiencia común en el análisis. Pero aquí
insisto, la satisfacción no es el goce. La satisfacción Lacan
la ubica, precisamente en relación al goce, dice que la
satisfacción contesta, contesta al goce, al goce vehiculizado
por el saber de lalengua que se aloja, por supuesto, en la
palabra de cada uno.
Entonces, debemos saber lo que hace Lacan aquí.
Utiliza la imprevisibilidad enigmática de los afectos, utiliza
la discordancia de los afectos como un signo que testimonia
que la causa se encuentra en el saber de lalengua que nos
traspasa. Traspasados por lalengua tenemos afectos
imprevisibles. Y Lacan lo toma al revés, dice: “sabemos que
los efectos de lalengua nos traspasa porque tenemos

39
Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

afectos imprevisibles”. Y es lo que yo llamo “la prueba por


el afecto”. Con eso pueden ver que Lacan añade algo a la
tesis clásica del afecto engañador. Añade lo que llamo “el
afecto revelador de los efectos de lalengua”. En tanto que
enigmático, el afecto adquiere un alcance de testimonio
epistémico. No asegura del saber pero nos asegura que hay
un saber, un saber no sabido, que está presente.
Entonces, Lacan, en el Seminario “Aún”, extiende los
afectos del “bla bla” a la otra satisfacción, lo que había
dicho antes, a propósito de la angustia. Desde este
momento la angustia no aparece más como el afecto de
excepción, a nivel revelatorio. En el 63 era el único afecto al
cual le daba un valor epistémico, el valor de señalar en la
experiencia, la presencia del objeto a del deseo, en tanto
que objeto que el significante no puede decir. Y aquí, hace
de los afectos enigmáticos, los testimonios de la presencia
no del objeto “a” sino de un Inconsciente Real, si llamamos
Inconsciente Real al saber depositado en lalengua que
afecta al goce. Este es el final del primer punto, cierro este
punto.
Segundo punto. Me atreví a decir que Lacan apunta a
partir de este esquema, al amor mismo, haciendo del amor
lo que llamé “el amor que sabe”. No es excesivo, como
saben, decir que en la enseñanza de Lacan, hay algo como
un juicio del amor. Pero en el Seminario “Aún”, hace del
amor toda otra cosa. A nivel del juicio todas las malas
palabras de Lacan en contra del amor, las conocen,
supongo. Cuando dice, “la bajeza” del amor, un sentimiento
vergonzoso casi. Porque como dice, querer es querer ser
amado. O sea, el amor es un predador y es verdad que hay
una tradición que dice “el amor es duro”. Y Lacan dice que
no, cree en el amor predador, el amor toma, quiere tomar.
Y saben que en la religión cristiana, especialmente, hubo
debates y debates sobre el tema de saber si un amor
desinteresado era posible. Se sabe que no es desinteresado
cuando se pregunta si es posible un amor desinteresado. Y
en la teología cristiana hubo muchos debates así. El último
que conozco fue en el siglo XVII, en Francia, alrededor de
una persona que se llamaba Madame Guyon. Madame
Guyon -no voy a calificar- era una mística que pretendía
tener un amor de Dios tal que era un amor que no esperaba
ninguna retribución y llegaba a decir que incluso, si supiera

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

que Dios la iba a mandar al infierno, lo querría lo mismo, sin


esperanza de retribución. Y la Iglesia estuvo muy inquieta
alrededor de Madame Guyon, fue condenada, etc. La Iglesia
tenía razón en su punto de vista porque, evidentemente,
solamente evocar la posibilidad de la injusticia divina que,
en vez de retribuir el verdadero amor, iba a hacer un acto
arbitrario, eso atacaba la idea de Dios de caridad y de
amor.
Entonces, no es solo un problema analítico la idea de
que el amor es predador o saber si hay amores
desinteresados. Entonces, primero está la “bajeza del
amor”. Segundo, “cobardía del amor”, porque no quiere
saber nada de lo Real el amor, miente sobre lo Real
irreductible de la castración que funda el deseo y toca el
goce. Después el “engaño del amor” que miente sobre el
verdadero partenaire. Y saben que Lacan generaliza la
palabra de Freud “no lo quiero”. Freud utiliza esta frase
para la psicosis y declina las formas de psicosis a partir de
la manera de negar la frase “no lo quiero” y Lacan aplica
esta frase a todas las estructuras. Lo explicita: psicosis,
neurosis y perversión.
Entonces, el amor miente sobre el verdadero
partenaire que es más bien, el objeto “a”, y como Lacan se
burlaba, decir al final del vals “no era ella”, “no era él”, al
final del vals con máscara. Y, finalmente, hay más todavía
en contra del amor en la enseñanza de Lacan.
La palabra de amor, ella misma es un rival del amor
porque se goza de la palabra de amor, que es una palabra
autosuficiente. Eso es bien sencillo. Y, finalmente, para
terminar, concluye aludiendo a la “ilusión cómica del
amor”, “sentimiento cómico” -dice- es el cómico de la
psicosis. El cómico de la psicosis en el amor, es para decir
que efectivamente, pensar que alguien es el objeto mismo
de nuestra vida, es una ilusión cómica, como comprobamos
en diversas oportunidades, especialmente las del duelo. Me
gusta citar una frase de Lacan del Seminario “La angustia”
evocando el fin de la película “Hiroshima Mon Amour”
-supongo que conocen el film, magnífico film- dice que uno
de sus amigos ha dicho, un humorista, ha dicho que era un
film en el cual cada uno podía ver que el primer japonés
encontrado podía perfectamente reemplazar a un alemán
irremplazable, imposible de reemplazar.

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Bien, entonces todo esto, es realmente un juicio en


contra del amor. No se trata solo de un balance de los
hechos, se trata, como lo ven de juicios éticos que Lacan
dirige en contra del amor. Y es verdad que juicios éticos,
encontramos muchos en la pluma de Freud, cuando Freud
dice por ejemplo “psiconeurosis de defensa”, calificar como
de defensa ya es un juicio ético para decir que el neurótico
es un cobarde, es un cobarde –dice Freud antes que Lacan-
es un cobarde que su tristeza es un rechazo del
Inconsciente y más allá, un rechazo para saber de lo Real.
Evidentemente, son juicios relativos a la ética del
Psicoanálisis, lo he dicho.
Para resumir, son juicios que indican que el amor y el
gusto que tenemos por el amor -no es la misma cosa- el
gusto del amor son figuras de la defensa en contra de lo
Real, lo Real que está en juego en el análisis. Entonces el
amor es amigo de la pasión de la ignorancia, por decirlo así.
Pero todo eso que se encuentra en la enseñanza de Lacan,
no es su última palabra.
El amor de transferencia que Lacan calificaba de
“amor nuevo”, es decir, que no cae bajo todos estos juicios,
es un amor nuevo porque se dirige al saber, hacia el saber.
Y efectivamente, es el amor de transferencia que hace que
el analizante se apegue a su analista. En este amor no hay
solo la espera de un efecto de ser, hay una espera de la
interpretación y esperar la interpretación indica que algo se
dirige hacia el saber. No insisto mucho sobre eso.
Lacan haciendo un paso más, cuando empieza a
hablar del Inconsciente Real pone la tesis de que no hay
proporción sexual pero hay una proporción, una relación de
amor posible. Esa es la tesis del Seminario “Aún”. Un amor
que reconoce al Otro o más precisamente, un amor que es
relación de un saber a otro saber. Lacan lo introduce a este
amor como un afecto, efecto del Inconsciente Real, de
lalengua y aquí la nueva función que ha dado a los afectos,
a saber, hacer de su carácter enigmático un testimonio, no
aplica al amor y reconoce en el amor lo que él llama el
signo, el testimonio de una percepción del Inconsciente y
de sus efectos en el Otro. Y dice “el amor reconocimiento
oscuro con signos siempre enigmáticos”. De la manera con
la cual el Otro se encuentra afectado por el destino que le
ha hecho el Inconsciente. Es decir que el misterio del amor

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

no se encuentra reducido pero se encuentra relacionado a


su fundamento inconsciente. Es un paso más allá de Freud
puesto que Freud se interesó esencialmente en buscar los
factores determinantes del amor. Algo como las leyes de
producción del amor, la elección de objeto, por ejemplo. Y
Freud tenía más o menos la aspiración de reducir el
misterio del amor y, al contrario, mostrar lo determinante.
El término de reconocimiento que Lacan utiliza aquí,
indica que el amor tiene la función epistémica de revelar los
efectos del Inconsciente en el Otro pero sin reducir el
misterio del amor, es decir, el misterio del amor es el
misterio del Inconsciente. Y entonces, es un cambio
respecto a la perspectiva freudiana. Los textos de Lacan
parecen referirse a la naturaleza de este reconocimiento y
dice quizás “reconocimiento del coraje” de un ser a
soportar su destino de ser hablante. Es decir, un
reconocimiento de su relación a lo Real de la no relación
sexual y a lo Real del síntoma que suple la no relación. En
este sentido, el amor sería un detector ético, no solamente
testimonio de los efectos del Inconsciente sino también,
detector ético de la manera con la cual el Otro responde a
los efectos del Inconsciente. Un detector del sujeto afectado
de soledad y del goce del cual no es el amo. Pero quizás es
decir demasiado hablar del coraje. Quizás podemos decir
sencillamente, más probablemente, “reconocimiento” -dice
Lacan- entre dos saberes inconscientes, vamos a decir dos
lalenguas, cada uno se encuentra hecho de una lalengua.
En los dos casos que sea reconocimiento del coraje o
reconocimiento de dos saberes inconscientes, el enigma del
amor reconocido desde siempre, antes del Psicoanálisis,
aparece aquí como el revelador, el enigma es el revelador
de la percepción de mi saber oscuro y tomado de manera
oscura.
Entonces, el amor sería un índice. No de una
intersubjetividad sino de un interreconocimiento entre dos
hablantes-seres, entre dos lalenguas. Con eso podemos
entender que el significante no es más el único revelador
del saber inconsciente. Es una inversión de perspectiva
enorme, si sacamos las consecuencias que Lacan no ha
explicitado. Pueden ver la diferencia con la famosa fórmula
“tu eres mi mujer” (primera palabra plena de amor que
Lacan comentó). Esta palabra plena era un acto

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

instituyente del otro, del partenaire. “Tu eres mi mujer”


¿por qué lo digo? Porque todo el acto de decirlo es un acto
instituyente. La palabra plena es un acto instituyente del
partenaire. Pero el amor oscuro de conocimiento no es un
acto, es más bien una sensibilidad que deriva de algo como,
-no se si es una afinidad, no es una identidad- pero
reconoce algo entre dos Inconscientes, dos
inconmensurables, entonces.
Evidentemente, el problema es que lo que se reconoce
no se puede transmitir. Solo el reconocimiento se muestra
sobre la escena donde se muestra el amor. Consecuencias:
intenté sacar las consecuencias de esta tesis y me parece
que debemos hablar porque no fueron desarrolladas. Me
parece que hay diversos fenómenos conocidos que toman
una nueva luz, que se aclaran. El hecho de que el amor sea
charlatán es un hecho. Sabemos que el amor hace hablar,
hace cantar más bien y efectivamente, es muy difícil creer
en un amor silencioso, que no produce palabras. Y, a través
de los siglos, si se piensa que el Dios del amor se caiga, sus
profetas, ellos hablan mucho con él.
Entonces podemos decir que este “bla bla” del amor
es engañoso, mentira, charlatán. Podemos decir muchas
cosas en contra de la mentira de este amor charlatán…
[Del público sugieren “hacer el verso”]. Entonces, podemos
denunciar eso pero no es fácil de denunciar. Lo que hay que
ver es que si el amor divide la unión, si el amor hace hablar
es quizás, precisamente, porque el amor se funda sobre el
encuentro de dos lalenguas y lalengua es una obscenidad
-según Lacan-. Lo que quiere decir que el goce se
encuentra depositado, que las palabras son gozadas.
Entonces debemos decir que el dúo hablado de los amantes
es una relación específica. El dúo de los amantes es una
relación específica entre dos obscenidades, entre dos
lalenguas gozadas y podemos decir que sin la copulación
de los cuerpos en el dúo, hay una copulación verbal de dos
hablantes-seres, de dos lalenguas. Y así, podríamos
entender este hecho sorprendente, el hecho que los
amantes en la intimidad, cuando se hablan
irresistiblemente vuelven al “hablar bebé” [“baby talk”], el
hablar con las pequeñas palabras del principio de la vida. Si
eso no testimonia el hecho de que el amor proviene de la
lengua primaria usada, creo que es difícil de probar. Como

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

si el “hablar de manera tonta” fuera hacia la lengua de los


primeros meses de la vida. Entonces, el primer punto, el
amor hace hablar porque proviene quizás de lalengua.
Segundo punto, más complejo que no puedo
desarrollar bien porque tengo poco tiempo pero me parece
que también eso puede permitir añadir algo al problema de
la elección de objeto, lo que Freud llamó la elección de
objeto. Sabemos que, finalmente en la elección de objeto, si
resumimos, condensamos, hay dos direcciones: hay un algo
que viene del programa de goce fijado por los primeros
encuentros en la vida. Pero del otro lado, hay algo más del
lado del narcisismo, es decir, de los ideales -ideales del yo y
del Otro, por supuesto- y es lo que Freud indica cuando
habla de la “inevitable idealización del objeto”. Y con
respecto a la idealización del objeto, hay que decir que
nuestros objetos se conectan con los valores de una época,
con algo que hace prestigio en una época y podemos decir,
según los semblantes de la época. Entonces, Freud dijo que
el amor es repetitivo, repite el goce, repite valores. El amor
repetitivo trabaja en dirección de la conformidad, vía los
ideales. Sería un punto a desarrollar. Pero sin embargo,
está lo que comprobamos como las sorpresas del amor,
estas elecciones discordantes respecto al mundo de cada
uno de los amantes, estas elecciones que reúnen a veces a
dos seres que no tienen nada que ver, ni a nivel de la
imagen, el ambiente social, de la formación y de todo eso.
Existe eso y eso no se puede explicar con el fantasma. No
se puede explicar con la referencia al fantasma porque el
fantasma no mide vía el ideal, mide vía el objeto y el
fantasma determina elecciones típicas no desde el punto de
vista de los ideales sino desde el punto de vista pulsional,
elecciones orales, escópicas, anales y eso se ve a la vista. A
veces se ve a las parejas, que el otro es un partenaire oral o
anal, o cualquier otro.
Entonces, el fantasma funda más bien la equivalencia
secreta de todos los elegidos -lo que Lacan dice al final de
“La transferencia”-. Por el contrario, el encuentro entre dos
obscenidades, permite entender las elecciones
discordantes, puesto que las lalenguas no obedecen ni al
ideal ni al fantasma. Es algo más originario insertado en los
primeros encuentros del sujeto con lalengua y con el goce.

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

Entonces, creo que la referencia al amor “detector” de


los efectos de lalengua, aparece finalmente como el último
determinante de las singularidades de las elecciones,
singularidad que resiste a la tesis conceptual.
Podríamos añadir algo sobre la palabra “bajo
transferencia”. Tenemos en Freud la idea de los momentos
de cierre del Inconsciente entonces tenemos el binario
apertura/cierre del Inconsciente. En Lacan tenemos el
binario palabra plena/palabra vacía. Y finalmente, si
intentamos repensar las características de la palabra “bajo
transferencia”, podemos decir que la palabra vacía, los
momentos de palabra vacía donde el analizante retoma
siempre lo mismo, la palabra vacía quizás no es tan vacía,
quizás es una palabra vacía de una novedad significante
pero no vacía de signo gozado. Y eso impone al analista no
olvidar que las palabras tienen un valor diferente para cada
sujeto (las mismas palabras) y, que quizás es todo un
problema para el analista percibir el valor de las palabras
de su analizante, que no es el valor común, el del
diccionario.
Me planteaba también -y voy a terminar con eso- el
problema de la función social del amor. Es un problema,
como saben, freudiano. Freud se ha planteado el problema
de saber si el amor tenía o no un valor social, es decir,
favorable a los lazos de la civilización y conocen la
respuesta de Freud, la resumo. Considera que lo que
sostiene a las obras de la civilización, a los lazos de la
civilización es lo que él llama la libido homosexual
masculina. Y a la vez considera que el amor,
específicamente el amor por el lado de las mujeres, tiene
un papel antisocial, más bien anti-civilización, anti-obras de
la civilización. Conocen la tesis de Freud, supongo ¿Y cómo
lo podemos pensar del lado de Lacan con su última idea
sobre el amor? Del lado de Lacan, es complejo… nos dice
finalmente que, hay del lado del hombre un goce fálico y
del lado de la mujer, eventualmente, un Otro goce. Pero
hace del goce fálico el goce que sostiene la realidad. Aquí
hay un tema de oposición Freud-Lacan. Freud nos dice que
la realidad se instaura con la deslibidinización, es decir, hay
un espacio donde la libido no entra y supone que es por eso
que tenemos subjetividad, racionalidad, etc., etc. En Lacan,
la tesis es inversa, la realidad no es desexualizada, lo dice

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

con la fórmula “la realidad es el fantasma” y finalmente


podemos decir, el lazo a la realidad se sostiene por goce
fálico. El goce fálico nos pone del lado hombre pero no
excluye a las mujeres el goce fálico.
Y aquí podemos preguntarle a Lacan qué dice
finalmente sobre el papel más o menos socializante del
amor. Creo que hay dos cosas, hay muchas cosas pero si
tomo lo esencial, hay en Lacan la oposición entre el amor
vivible y el amor infinito, que no se puede vivir. Entonces la
idea de Lacan es que la exigencia que puede salir del goce
Otro sería en si misma más disruptiva y que para que el
amor sea vivible, quiere decir que sostenga un lazo, un lazo
que se sostenga con el tiempo, se necesita una limitación. Y
es todo el problema -no se si todos están enterados de eso,
sin duda los más viejos-, si se han enterado de la manera
de leer la última página del Seminario XI porque hubo… la
última página del Seminario XI, son párrafos en los cuales
Lacan intenta definir a lo que apunta el analista en el
análisis. Entonces, realmente, el objetivo del analista en la
cura. Y termina con esta fórmula “es un deseo de la
diferencia absoluta”.
Antes había desarrollado cuatro párrafos donde
evocaba el fenómeno de la “Shoá” del nazismo, Espinoza y
el amor, Immanuel Kant, y termina con el analista. Entonces
los párrafos que preceden están presentes para marcar la
diferencia del analista con lo que precede. Termina diciendo
entonces: “el analista sostiene un deseo de la diferencia
absoluta” y añade “es aquí que surge la significación de un
amor infinito, ilimitado, y que se encuentra fuera de los
límites de la Ley”, etc. Y algunos habían leído que al final
del análisis debíamos comprobar el surgimiento de un amor
infinito y es un contrasentido total. Hay que tomar el texto,
leerlo bien y se ve que, primero, el surgimiento de la
significación de un amor infinito o ilimitado no es el
surgimiento de un amor infinito, es el surgimiento de su
significación y los párrafos que preceden nos dicen cuál es
la significación de un amor infinito y es la significación del
sacrificio. Si retoman los párrafos van a ver que interpreta
la complicidad de toda una población con los nazis, la
interpreta como una tentación de ofrecer un sacrificio a los
“Dioses oscuros”. Lo que quiere decir “Dios oscuro” es que

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

no se sabe lo que quiere Dios. Y como no se sabe, podemos


intentar ofrecerle sacrificios.
Después evoca a Kant. Kant también habla de una
ética del sacrificio (se encuentra también en el texto
“Observación sobre el informe de Daniel Lagache”). Evoca a
Kant que nos dice que la ley moral exige el sacrificio,
incluso el asesinato de todos los objetos de la ternura
humana (ética del sacrificio).
Espinoza no tiene una lógica del sacrificio pero Lacan
dice: “se encuentra demasiado alejado de nosotros” y
entonces presenta el objetivo analítico en oposición a las
éticas del sacrificio, precisamente, ética de la diferencia. No
quiere decir alimentar al Otro oscuro, al contrario, es una
definición de una separación, el deseo de la diferencia
absoluta, idea de una identidad de separación. Entonces, si
un amor se puede ligar a la diferencia absoluta, va a ser un
amor limitado, no el amor sacrificial infinito. Hay otro texto,
“Nota a los italianos”, en el que evoca un amor más digno
al final del análisis. Sería posible un amor más digno, creo
que sería un amor sin el “bla, bla”. Es la conclusión a la que
llegué: el amor más digno sería un amor silencioso, no
menos potente pero no orientado por el “bla, bla”.
Y finalmente, ¿qué decir del amor reconocimiento
entre dos lalenguas? Necesariamente debemos decir que es
un amor limitado, además, un amor de uno a uno, entonces
un amor que no se puede colectivizar. No es que no existe,
existe pero no tiene un alcance colectivizante ese amor.
Entonces es otro tema, el amor sacrificial puede ser
colectivizante, como sabemos, como verificamos en la
historia. El amor de sujeto a sujeto, digno o no,
reconocimiento de uno a otro, tiene un papel que puede
compensar el hecho que el goce no hace lazo. El goce no
hace lazo, el amor sí hace lazo pero de uno a uno. Y es por
eso quizás que Lacan no insiste mucho sobre el tema y que
quizás debemos ser prudentes cuando escuchamos, leemos
textos donde aparentemente, algunos se preguntan si no se
podría esperar -especialmente de las mujeres, porque
tienen más propensión al amor, se supone- si se podría
esperar un factor un poco más socializante que las
socializaciones que provienen del deseo fálico. Algo que
sobre este punto… antecede un poco… el amor de uno a

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

uno no hace colectivización y es por eso que quizás Lacan


en “Televisión” evoca al “santo”.
La salida del discurso capitalista que promete el
análisis no es una salida en masa, no es la revolución
marxista. No es la revolución del proletariado. Designa un
cambio de deseo, un cambio de deseo posible al final del
análisis -un cambio de deseo implica un cambio de goce,
por supuesto-. Un cambio que sustrae al sujeto, no
totalmente pero a nivel más íntimo, lo sustrae de los
valores del capitalismo. Pero es uno por uno y Lacan aquí
no puede hacer menos que convocar el número. Dice que
estaría bien si hubiera muchos porque si hay solo algunos
pocos, no va a cambiar nada. Entonces vemos aquí porqué
Lacan convoca al número. Es porque la transformación
analítica no es colectiva, es una transformación individual,
de cada uno. Mejor ser muchos entonces, para hacer peso
en la civilización.
Entonces termino con lo que quería hoy transmitirles
lo que percibí finalmente del cambio de Lacan respecto del
papel de los afectos: que de engañadores se vuelven
reveladores. Reveladores del Inconsciente Real y también
de la posición ética del Otro en el amor. He terminado.

Pregunta: Hay una referencia, una cita porque Lacan


dice: “el Psicoanálisis promete innovar en el campo del
amor”. No se si usted recuerda esta referencia, me pareció
muy articulada sobre todo a la última parte de su
exposición y quisiera preguntarle si puede decir alguna
cuestión más sobre esa innovación porque son dos palabras
que siempre me resultaron fuertes “promesa” e
“innovación”.

Pregunta: Quería preguntar, cómo pensaba usted… si


es posible decir algo de este amor de reconocimiento entre
dos lalenguas en relación al deseo del analista. No del lado
del analizante sino del lado del analista, o no solo como
analista.

Pregunta: Yo estuve pensando últimamente estos


conceptos acerca del Otro goce, ubicando de ese lado a la
mujer y al goce fálico ubicado al hombre pero como
posición. Quiero decir que, tanto uno como otro pueden ser

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Colette Soler – “Afectos lacanianos” – Abril 2009

goce fálico u Otro goce. Y el Otro goce lo pensaba


justamente ¿qué quiere decir Otro goce? No es Otro goce
del goce fálico, si es Otro goce del goce fálico, es el goce
que no se completa. Por lo tanto, el goce fálico, la
característica es que el falo lo completa al Otro: hablo de la
realidad, el fantasma, de alguna manera, el goce fálico
desde el inicio es el “falito” que completa a su madre,
digamos. Digo por esta palabra “infinitud”, palabra que
surge que parece que después se queda [falta audio] y esto
me parece que tiene que ver con estas dos lalenguas que
usted ha dicho antes.

Pregunta: Mi pregunta es acerca del síntoma. Me


pareció, especialmente en esta última parte, todo lo que
usted desarrolló acerca del amor como afecto, como
síntoma… [fin de la grabación]

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