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El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)

TDAH son las siglas de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Se trata de
un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de
déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad, y que en muchas ocasiones está
asociado con otros trastornos comórbidos. (Shire Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es el término por el cual se


denomina al síndrome caracterizado por 3 síntomas nucleares: la inatención, la
hiperactividad y la impulsividad. Fue el pediatra inglés Still, en 1902, quien dio la primera
descripción de conductas impulsivas y agresivas, falta de atención y problemas
conductuales, a los que eran considerados como niños "distintos", incontrolables,
problemáticos; adjetivos que aún se emplean en la actualidad para describirlos. (portela
safari & Begue, 2016)

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una disfunción de origen


neurobiológico que conlleva una inmadurez en los sistemas que regulan el nivel de
movimiento, la impulsividad y la atención. (CuídatePlus, 2015)

“El TDAH puede presentarse con hiperactividad o sin ella”, especifica a CuidatePlus
Azucena Díez, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil de la Asociación
Española de Pediatría y miembro del departamento de Psiquiatría de la Clínica
Universidad de Navarra.

Dado que es un trastorno del neurodesarrollo, para que se considere TDAH los síntomas
tienen que aparecer antes de los 12 años. Si no aparecen antes, no se puede hacer un
diagnóstico. “No hay TDAH que comience en la edad adulta”, (CuídatePlus, 2015)
El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDA)

El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDA) es uno de los trastornos del


neurodesarrollo más prevalentes, afectando al 5-7% en la población infanto-juvenil. En
la tipificación por subtipos o predominios, es el subtipo inatento o de presentación
inatenta el más prevalente. Esta circunstancia es coherente con los motivos de consulta,
siendo la problemática escolar o curricular el motivo más frecuente de asistencia de estos
pacientes a los servicios de atención médica, y no así los problemas conductuales.
Los síntomas que lo caracterizan dificultades atencionales, deben ser intensos,
inadecuados para la edad cronológica y mental del paciente, y generar una disfunción
significativa a nivel social o en la esfera académica . La persistencia de la disfunción a lo
largo de la edad, comprensiblemente facilitará el empobrecimiento de la estima,
motivación y calidad de vida del individuo.
Siendo el TDA un trastorno caracterizado por un pobre desempeño académico, es
necesario el análisis pormenorizado de los hábitos de estudio en estos pacientes para un
diseño más adecuado de las medidas terapéuticas. (Calleja-Pérez, y otros, 2019)

Etiología del TDA y TDAH:

En su base etiopatogenia se describen alteraciones en los neurotransmisores y en la


función selectiva de la formación reticular, y se admite una base genética y la acción de
factores ambientales. Su prevalencia se sitúa entre 8 y 10 %, y resulta uno de los
problemas médicos con mayores implicaciones psicopedagógicas, en cuyo tratamiento se
precisa un verdadero trabajo en equipo, junto con los profesionales de la escuela. (Portela,
Carbonell, Hechavarria , & Jacas, 2016).

Entre las causas del déficit de atención e hiperactividad, figuran los siguientes factores:

• Factores de origen hereditario:


Se ha demostrado que no existe una transmisión familiar del trastorno a través de
modelos educativos, y que los factores hereditarios representan 80 % de los casos.
(Portela, et al… 2016).
• Factores biológicos adquiridos durante los períodos prenatal, perinatal y posnatal:
Durante el período prenatal existen antecedentes, como la exposición intrauterina al
alcohol, la nicotina, determinados fármacos (como las benzodiazepinas, los
anticonvulsivantes), altos niveles de la hormona tiroidea (de la madre), infecciones,
insuficiencia placentaria, toxemia, preeclampsia, desnutrición. (Portela, et al… 2016).

En el transcurso del período perinatal existen probabilidades de hipoxia en el feto, mal


uso y administración de sedantes en la madre al momento del parto, uso deficiente de
fórceps, expulsión demasiado rápida, sufrimiento fetal y/o práctica de cesárea,
prematuridad o bajo peso al nacimiento, alteraciones cerebrales, como la encefalitis o los
traumatismos que afectan a la corteza prefrontal, e hipoglucemia. (Portela, et al… 2016).

• Factores neurofisiológicos:
En los pacientes con TDAH se han observado alteraciones de la actividad cerebral, como
la reducción del metabolismo/flujo sanguíneo en el lóbulo frontal, corteza parietal, núcleo
caudado y cerebelo; aumento del flujo sanguíneo y actividad eléctrica en la corteza
sensoro-motora; activación de otras redes neuronales y déficit en la focalización neuronal.
Las áreas prefrontales son importantes determinantes biológicos de la atención. (Portela,
et al… 2016).

Los ganglios basales y los lóbulos frontales son 2 estructuras afectadas. Los científicos
han encontrado cambios negativos en los lóbulos frontales, órganos del cerebro que
intervienen en el control de la conducta, en la solución de problemas y en la capacidad
para mantener la atención. Esto explica la dificultad de los afectados para controlar el
comportamiento, filtrar los estímulos y permanecer atentos. (Portela, et al… 2016).

Otra región dañada la constituyen los ganglios basales. Se ha detectado que 2 sustancias
químicas que utilizan las neuronas para comunicarse entre sí, dopamina y noradrenalina,
están alteradas en los niños con déficit de atención e hiperactividad, pero no en sujetos
sanos. (Portela, et al… 2016).

• Factores genéticos:
Se han revelado tasas de concordancia de 25 a 40 % para gemelos dicigóticos o
“mellizos” y de 80 % para gemelos monocigóticos o idénticos. Los distintos estudios
familiares le asignan al TDAH una heredabilidad de casi 80 %. (Portela, et al… 2016).
• Factores psicosociales y ambientales:
Entre estos pueden ser mencionados las psicopatologías de los padres, la baja situación
socioeconómica o el estrés psicosocial de la familia. También se consideran la mala
alimentación, el alcoholismo y el abuso de los videojuegos. (Portela, et al… 2016).

• Factores neuroquímicos y neuroanatómicos:


Estudios de neuroimagen. La resonancia magnética ha revelado reducción del cuerpo
calloso, núcleo caudado y cerebelo, así como pérdida de alrededor de 5 % del volumen
cerebral en niños que padecen TDAH. Algunas diferencias se mantienen hasta una
década, mientras que otras desaparecen; las diferencias en el núcleo caudado desaparecen
sobre los 18 años de edad. (Portela, et al… 2016).

Los estudios con imágenes funcionales como las del flujo cerebral por tomografía de
fotón único, sugieren alteraciones frontales y del cuerpo estriado; en tanto, los estudios
de tomografía por emisión de positrones han mostrado una reducción en el metabolismo
de la glucosa en el cuerpo estriado, el lóbulo frontal y las regiones somato-sensitivas y
occipitales. (Portela, et al… 2016).

Se observa un déficit en la acción reguladora inhibitoria de neurotransmisores, como la


dopamina y norepinefrina, en la corteza prefrontal y el cuerpo estriado, así como del
neurotransmisor serotonina que tiene el rol en el control de los impulsos, mediado por su
acción sobre el eje mesolímbico-cortical. (Portela, et al… 2016).

Debido a la complejidad del TDAH, no puede identificarse una sola causa. Se considera
que es un trastorno heterogéneo con diferentes subtipos, resultado de las distintas
combinaciones de los diversos factores de riesgo que actúan conjuntamente (Shire
Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)

Se consideran factores ambientales del TDAH (entre otros): los traumatismos


craneoencefálicos en la infancia, las infecciones del sistema nervioso central, la
prematuridad, la encefalopatía hipóxico-isquémica, el bajo peso al nacimiento o el
consumo de tóxicos como el alcohol o el tabaco en el embarazo (Shire Pharmaceuticals
Ibérica S.L, 2015)

El TDAH tiene una heredabilidad del 76% (es decir, que en una población media, el 76%
de los factores vinculados con el TDAH están relacionados con los genes, y el resto a
factores no genéticos). (Shire Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)
Los estudios han demostrado que los familiares de personas con TDAH tienen un riesgo
cinco veces mayor que las personas sin antecedentes familiares de TDAH. (Shire
Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)

Cuando decimos que el TDAH se presenta frecuentemente con otros trastornos


comórbidos, hablamos de que el TDAH en muchas ocasiones no se presenta sólo, sino
que aparece junto a otros trastornos psiquiátricos. Esto es así en el 70% de los casos de
TDAH.
De hecho, una persona con TDAH tiene de 6 a 7 veces más probabilidades de tener otro
trastorno psiquiátrico o trastorno del aprendizaje.
Entre las comorbilidades más frecuentes destacan: trastorno negativista desafiante,
trastorno de conducta, trastorno de ansiedad, trastorno del ánimo, tics, trastorno del
aprendizaje… y pueden tener un impacto adicional en la calidad de vida.12
Cuando el TDAH se asocia a otros trastornos, con frecuencia se complica el diagnóstico,
empeora la evolución y la respuesta al tratamiento es menor.

Trastorno Negativista Desafiante 50%

Trastorno del sueño 50%

Trastorno de conducta 40%

Trastorno de ansiedad 30%

Trastorno del espectro autista 28%

Tics 11%

Trastorno del ánimo 4% (Shire Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)

Criterios Diagnósticos

Según los criterios diagnósticos del Trastorno por Déficit de Atención / Hiperactividad
en el DSM-V son los siguientes (APA, 2014):

A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere


con el funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza por (1) y /o (2):
1. Inatención: seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante
al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y
que afecta directamente las actividades sociales y académicas/ laborales:
Nota: Los síntomas no son solo una manifestación del comportamiento de
oposición, desafío, hostilidad o fracaso en la comprensión de tareas o
instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de los 17 años de
edad), se requiere un mínimo de cinco síntomas.
a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a detalles o por
descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o
durante otras actividades (p. ej., se pasan por alto o se pierden detalles,
el trabajo no se lleva a cabo con precisión).
b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas
o actividades recreativas (p. ej., tiene dificultad para mantener la
atención en clase, conversaciones o la lectura prolongada).
c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (p.
ej., parece tener la mente en otras cosas, incluso en cualquier
distracción aparente.
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas
escolares, los quehaceres o los deberes laborales (p. ej., inicia tareas
pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad).
e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (p.
ej., dificultad para gestionar tareas secuenciales, dificultad para poner
los materiales y pertenencias en orden, descuido y desorganización en
el trabajo, mala gestión del tiempo, no cumple los plazos).
f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en
iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (p. ej., tareas
escolares o quehaceres domésticos; en adolescentes mayores y adultos,
preparación de informes, completar formularios, revisar artículos
largos).
g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (p. ej.,
materiales escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves,
papeles del trabajo, gafas, móvil).
h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para
adolescentes mayores y adultos, puede incluir pensamientos no
relacionados).
i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (p. ej., hacer las
tareas, hacer las diligencias; en adolescentes mayores y adultos,
devolver las llamadas, pagar las facturas, acudir a las citas).
2. Hiperactividad e impulsividad: Seis (o más) de los siguientes síntomas se
han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con
el nivel de desarrollo y que afecta directamente a las actividades sociales y
académicas/laborales: Nota: Los síntomas no son sólo una manifestación del
comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender
tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17
años de edad), se requiere un mínimo de cinco síntomas.
a. Con frecuencia juguetea con o golpea las manos o los pies o se
retuerce en el asiento.
b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que
permanezca sentado (p. ej., se levanta en la clase, en la oficina o
en otro lugar de trabajo, o en otras situaciones que requieren
mantenerse en su lugar).
c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta
apropiado. (Nota: En adolescentes o adultos, puede limitarse a
estar inquieto.)
d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente
en actividades recreativas.
e. Con frecuencia está “ocupado,” actuando como si “lo impulsara un
motor” (p. ej., es incapaz de estar o se siente incómodo estando
quieto durante un tiempo prolongado, como en restaurantes,
reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le
resulta difícil seguirlos).
f. Con frecuencia habla excesivamente.
g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya
concluido una pregunta (p. ej., termina las frases de otros; no
respeta el turno de conversación).
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (p. ej., mientras espera
en una cola).
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (p. ej., se mete
en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a
utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en
adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que
hacen otros).
B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes
de los 12 años.
C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o
más contextos (p. ej., en casa, en la escuela o en el trabajo; con los amigos o
parientes; en otras actividades).
D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento
social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.
E. Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia
o de otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (p.
ej., trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo,
trastorno de la personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).

Especificar si:

Presentación combinada: Si se cumplen el Criterio A1 (inatención) y el Criterio


A2 (hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses.

Presentación predominante con falta de atención: Si se cumple el Criterio A1


(inatención) pero no se cumple el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad)
durante los últimos 6 meses.

Presentación predominante hiperactiva/impulsiva: Si se cumple el Criterio A2


(hiperactividad-impulsividad) y no se cumple el Criterio A1 (inatención) durante
los últimos 6 meses.

Especificar si:

En remisión parcial: Cuando previamente se cumplían todos los criterios, no todos


los criterios se han cumplido durante los últimos 6 meses, y los síntomas siguen
deteriorando el funcionamiento social, académico o laboral.
Especificar la gravedad actual:

Leve: Pocos o ningún síntoma están presentes más que los necesarios para el
diagnóstico, y los síntomas sólo producen deterioro mínimo del funcionamiento
social o laboral.

Moderado: Síntomas o deterioros funcionales presentes entre “leve” y “grave”.

Grave: Presencia de muchos síntomas aparte de los necesarios para el diagnóstico


o de varios síntomas particularmente graves, o los síntomas producen deterioro
notable del funcionamiento social o laboral.( American Psychiatric Association
(2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5°
Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana.)

Pese a que pueda existir sospecha clínica en niños de menos de 6 años el diagnóstico de
TDAH requiere haber superado esta edad. Además, es frecuente que el TDAH se
reconozca en los niños cuando comienza la educación primaria, coincidiendo con
dificultades en el rendimiento escolar y la presentación de disfunciones sociales. (Shire
Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)

Diferentes presentaciones

Los síntomas nucleares del TDAH son independientes unos de otros. No todos los niños
con el trastorno manifiestan los mismos síntomas ni con la misma intensidad. Es decir
que un niño con TDAH puede manifestar sólo uno de estos tres síntomas.
De la diversidad de manifestaciones del TDAH se diferencian tres presentaciones según
el DSM-5 Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales:

Presentación predominante de falta de atención

La conducta prevalente es el déficit de atención


(más frecuente entre las niñas)
Presentación predominante hiperactividad/impulsividad

La conducta prevalente es la hiperactividad


y/o impulsividad

Presentación combinada déficit de atención e hiperactividad/impulsividad

Presentan los tres síntomas nucleares


(déficit de atención, hiperactividad e impulsividad)

Prevalencia

La prevalencia de un trastorno hace referencia a la frecuencia de presentación de este en


la población general. El TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos infantiles más
frecuentes, situándose por encima de otros, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
(Shire Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)

Se calcula que la prevalencia global del TDAH es de 5.9%en niños en edad escolar.

Se calcula que en la Unión Europea un 5% (3,3 millones) de los niños y adolescentes


entre 6 y 17 años padece TDAH. En España

Un estudio reciente sugiere que la prevalencia en España es de 6,8%.7 (Shire


Pharmaceuticals Ibérica S.L, 2015)
Según Díez, esta patología afecta sobre todo a los niños y es más frecuente en varones.
Sin embargo, aproximadamente entre el 60 y el 80 por ciento de los adultos mayores de
18 años que han tenido antes TDAH tienen persistencia de los síntomas. “Es decir, casi
tres cuartas partes siguen refiriendo que tienen síntomas y que éstos interfieren en sus
estudios, en su profesión, etc.”

Tratamiento de trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad

El tratamiento es complejo y multidisciplinario. En el caso de los niños se precisa la


intervención de pediatras, psiquiatras, profesores, psicólogos, pedagogos; y entre sus
objetivos se encuentra mejorar las funciones cognitivas conductuales y sociales, así como
aumentar la autoestima. Se basa principalmente en 2 componentes: las terapias
conductuales y el tratamiento farmacológico. (portela safari & Begue, 2016)

Así mismo, el control ambiental de la estimulación sensorial implica organizar el hogar


y el marco escolar del niño en la escuela, para reducir los estímulos y las distracciones.
En cuanto a la casa, se aconseja a los padres que dispongan de espacios tranquilos,
estimulen ejercicios de motricidad fina, entre otros. (portela safari & Begue, 2016)

Son útiles diversas modalidades de tratamiento y generalmente se requieren


planteamientos multimodales.

Tratamiento farmacológico

Los fármacos empleados se dividen en 4 grupos: psicoestimulantes, neurolépticos,


antidepresivos y ansiolíticos-sedantes. Generalmente se emplean los 2 primeros y se dejan
los 2 segundos si existen estados mórbidos asociados. (portela safari & Begue, 2016)

- Psicoestimulantes: el más empleado es el metilfenidato o Ritalina, que se absorbe


rápidamente por vía oral y comienza a actuar a los 20-30 minutos después de ingerido;
sin embargo, el efecto solo se mantiene durante 3 o 4 horas, pues se elimina con relativa
rapidez. Su dosis estaría comprendida entre 0,3 y 0,5 mg/kg/día. (portela safari & Begue,
2016)

Es importante mencionar que no existe consenso en la comunidad científica sobre los


beneficios de la terapia con estimulantes, ni sobre su eficacia en torno a la mejora del
rendimiento académico o de la concentración. (portela safari & Begue, 2016)
- Neurolépticos: como la tiaprida, y la tioridazina.- Antidepresivos: la fluoxetina o
Prozac, el bupropion o Wellbutrin, la venlafaxina o Effexor y la desipramina, han
mostrado cierta utilidad, sobre todo cuando el TDAH evoluciona con morbilidades
asociadas, como el trastorno depresivo mayor o los trastornos de ansiedad
- Ansiolíticos: como el alprazolam (Trankimazin) y el clorazepato de dipotásico
(Tranxilium); estos también se indican en caso de existir tics, junto con la tiaprida.
(portela safari & Begue, 2016)

Tratamiento psicológico

Con terapias enmarcadas en corrientes cognitivo-conductuales e intervención


psicopedagógica sobre los problemas de aprendizaje que suelen aparecer en gran parte de
los sujetos con TDAH. (portela safari & Begue, 2016)

El Trastorno negativista desafiante (TND)

El Trastorno negativista desafiante (TND) se caracteriza por una actitud de oposición


hacia la autoridad, incluyendo berrinches, gritos, pataletas, discusiones de las reglas y las
peticiones, etc. El trastorno negativista desafiante (TND) es uno de los trastornos
asociados más frecuentes en niños y adolescentes con TDAH. El diagnóstico suele
realizarse en la edad escolar, durante la primaria, aunque al recabar la información de la
historia resulta posible verificar la presencia de algunas manifestaciones en la edad
preescolar.

El TND se presenta en aquellos niños que en edad temprana son tercos, obcecados,
desobedientes, que no siguen las indicaciones de los adultos, no cumplen con sus tareas
escolares o domésticas -pasivamente-, como una forma de presionar o provocar a las
figuras de autoridad ya sean los padres, maestros, tutores, clérigos, etc., y aparece durante
toda la educación primaria (seis a 13 años de edad). Al llegar a la secundaria o poco antes,
se tornan desafiantes -activamente- contra la autoridad: elevan la voz, responden, gritan,
provocan, faltan al respeto en múltiples formas, insultan, amenazan verbalmente, agreden
ya sea físicamente o con armas y pueden llegar al homicidio. (Rangel Araiza, 2014)
La característica esencial de este trastorno es un patrón frecuente y persistente del estado
de ánimo enfadado/ irritable, comportamiento discutidor/desafiante, o deseo de venganza
(DSM-5, 2013).

Etiología del trastorno negativista desafiante

No se conoce una causa precisa del trastorno negativista desafiante. Las causas
contribuyentes pueden ser una combinación de factores hereditarios o del entorno, por
ejemplo (Mayo Clinic, 2018):

 Genética: la disposición o el temperamento natural de un niño y las posibles


diferencias neurobiológicas en la forma en que funcionan los nervios y el cerebro.
(Mayo Clinic, 2018)

 Entorno: los problemas de crianza que pueden involucrar la falta de control


parental, una disciplina grave y contradictoria, o el abuso o el descuido. (Mayo
Clinic, 2018).

Factores de riesgo:
El trastorno negativista desafiante es un problema complejo. A continuación, se enumeran
algunos de los posibles factores de riesgo del trastorno negativista desafiante (Mayo
Clinic, 2018):

 Temperamento: un niño que tiene temperamento significa que tiene problemas


para controlar sus emociones, como tener fuertes reacciones emocionales en ciertas
situaciones o tener problemas para tolerar la frustración. (Mayo Clinic, 2018).

 Problemas de crianza: un niño que sufre de abuso o descuido, que tiene una
disciplina grave y contradictoria o que no tiene control parental. (Mayo Clinic,
2018).

 Otros problemas familiares: un niño que vive con un solo progenitor o en medio
de un conflicto familiar o que tiene un progenitor con un trastorno de salud mental
o de consumo de sustancias. (Mayo Clinic, 2018).
Entorno: los comportamientos oposicionales y desafiantes pueden verse reforzados a

través de la atención de los pares y de una disciplina contradictoria de otras figuras de

autoridad, como los maestros. (Mayo Clinic, 2018).

Criterios Diagnósticos

Según los criterios diagnósticos del Trastorno Negativista Desafiante en el DSM-V son
los siguientes (APA, 2014):

A. Un patrón de enfado/ irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa que


dura por lo menos seis meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro síntomas
de cualquiera de las categorías siguientes y que se exhibe durante la interacción
por lo menos con un individuo que no sea un hermano.
Enfado/irritabilidad
1. A menudo pierde la calma.
2. A menudo está susceptible o se molesta con facilidad.
3. A menudo está enfadado y resentido.

Discusiones/actitud desafiante

4. Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de los niños y
los adolescentes.
5. A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte de
figuras de autoridad o normas.
6. A menudo molesta a los demás deliberadamente.
7. A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal comportamiento.

Vengativo

8. Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos seis meses.

Nota: Se debe considerar la persistencia y la frecuencia de estos comportamientos


para distinguir los que se consideren dentro de los límites normales, de los
sintomáticos. En los niños de menos de cinco años el comportamiento debe
aparecer casi todos los días durante un periodo de seis meses por lo menos, a
menos que se observe otra cosa (Criterio A8). En los niños de cinco años o más,
el comportamiento debe aparecer por lo menos una vez por semana durante al
menos seis meses, a menos que se observe otra cosa (Criterio A8). Si bien estos
criterios de frecuencia se consideran el grado mínimo orientativo para definir los
síntomas, también se deben tener en cuenta otros factores, por ejemplo, si la
frecuencia y la intensidad de los comportamientos rebasan los límites de lo normal
para el grado de desarrollo del individuo, su sexo y su cultura.

A. Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el individuo o en


otras personas de su entorno social inmediato (es decir, familia, grupo de amigos,
compañeros de trabajo) o tiene un impacto negativo en las áreas social, educativa,
profesional u otras importantes.
B. Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno
psicótico, un trastorno por consumo de sustancias, un trastorno depresivo o uno
bipolar. Además, no se cumplen los criterios de un trastorno de desregulación
perturbador del estado de ánimo.

Especificar la gravedad actual:

Leve: Los síntomas se limitan a un entorno (p. ej., en casa, en la escuela, en el


trabajo, con los compañeros).

Moderado: Algunos síntomas aparecen en dos entornos por lo menos.

Grave: Algunos síntomas aparecen en tres o más entornos. (Association.,


American Psychiatric, 2014)

Prevalencia

En la población general, la prevalencia se estima que se encuentra entre el 2 y


16%. A un niño que presenta los síntomas del TOD debe de hacérsele una
evaluación completa. Es importante buscar otros desórdenes que puedan estar
presentes, tales como: el trastorno de déficit de atención e hiperactividad
(TDAH), trastornos de aprendizaje, trastornos del ánimo (depresión, trastorno
bipolar) y trastornos de ansiedad
Tratamiento

El tratamiento fundamental para el TND es la psicoterapia individual, familiar y grupal


que implica trabajar con el niño o adolescente y con sus padres. (Berenzon, del Bosque,
Alfaro, & medina, 2014)

Psicoterapia individual

esta suele emplear un enfoque cognitivo conductual para aumentar la capacidad del
paciente para resolver los problemas y sus habilidades de comunicación y de control de
la ira e impulso. (Berenzon, del Bosque, Alfaro, & medina, 2014)

La terapia familiar

tiene a menudo como objetivo la introducción de cambios en la familia como por ejemplo
mejorara la capacidad de comunicación y fomentar la interacción entre los miembros de
la familia, la crianza de estos niños puede ser una tarea muy difícil para los padres quienes
necesitan comprensión apoyo y habilidades que les permitan desarrollar enfoques más
eficaces para la crianza de sus hijos. (Berenzon, del Bosque, Alfaro, & medina, 2014)

Referencias
Association., American Psychiatric. (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos
mentales (DSM-5). Editorial Médica Panamericana.

Calleja-Pérez, B., Párraga, J., Jacobo Albert, López-Martín, S., Jiménez De Domingo, A.,
Fernández-Perrone, A., . . . Fernández-Jaén, A. (2019). Trastorno por déficit de
atención/hiperactividad. Hábitos de estudio.

CuídatePlus. (2015). Trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Obtenido de


https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/neurologicas/trastorno-deficit-
atencion-hiperactividad.html

Palacio, J. D., De la Peña- Olvero , F., & Ortiz-Leon, S. (2015). Algoritmo latinoamericano de
tratamiento.

Rangel Araiza, J. (2014). El trastorno por déficit de atención con y sin hiperactividad (TDA/H) y
la violencia. Salud Mental.

Shire Pharmaceuticals Ibérica S.L. (Mayo de 2015). Obtenido de tdahytu.es es una web de Shire
Pharmaceuticals Ibérica S.L
Mayo Clinic. (13 de Junio de 2018). Mayo Clinic. Recuperado el 19 de Julio de 2019, de
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/oppositional-defiant-
disorder/symptoms-causes/syc-20375831

Portela, A., Carbonell, M., Hechavarria , M., & Jacas, C. (04 de Abril de 2016). Trastorno por deficit
de atencion e hiperactividad: algunas consideraciones sobre su etiopatogenia y
tratamiento. Recuperado el 19 de Julio de 2019, de MEDISA:
https://www.medigraphic.com/pdfs/medisan/mds-
2016/mds164p.pdf?fbclid=IwAR3bYXcYdntq2zQr9HCc9RV_HrwFkjrpRHFLEfB_lwRPaZE
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Berenzon, s., del Bosque, J., Alfaro, J., & medina, M. E. (2014). guia clinica para el trastorno
negativista desafiante.

portela safari, a., & Begue, A. M. (2016). trastorno por deficit de atencion e hiperactividad. scielo.

Beatriz Calleja-Pérez, Juan L. Párraga, Jacobo Albert, Sara López-Martín, Ana Jiménez
De Domingo, Ana L. Fernández-Perrone, Daniel M. Fernández-Mayoralas, Pilar Tirado,
Rebeca Suárez-Guinea, Sonia López-Arribas , Alberto Fernández-Jaén (2019),
“Trastorno por déficit de atención/hiperactividad. Hábitos de estudio”, Scielo, Recuperado
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