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VIOLENCIA DE GÉNERO

La Mujer a lo Largo de la Historia

Consideraciones: Trato a la mujer.


Se puede decir, que desde hace siglos se vio el puesto que siempre tenía la mujer en todo los
ámbitos social, laboral, domestico y político. La mujer nunca tuvo derecho en esos tiempos, era
considerada un objeto o una cosa, en lo social era excluida se sometía a solo vivir en su casa, la
mujer no trabajaba porque era el hombre quien como páter familia quien asumía la carga familiar y
era quien trabajaba, y la mujer no tenia porque trabajar y era algo mal visto que la mujer trabajara.
La mujer solo se dedicaba a su casa, en lo político; no tenía derechos, ella era representada por el
esposo o páter familia.
DERECHOS DE LA MUJER

Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que
las que derivan de los derechos de las demás y del orden público y social.
Los consagrados en la Constitución y los convenios y tratados internacionales.
Derecho a la vida.
Derecho a la protección a la dignidad e integridad física, psicológica, sexual, patrimonial y jurídica
de las mujeres víctimas de violencia.
La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
Derecho a recibir plena información y asesoramiento.
LA IMPORTANCIA QUE DEBE RECIBIR LA MUJER

La mujer nació del hombre como dice la biblia, pero no porque sea parte del hombre debe ser
inferior a él, nosotros nacemos gracias a las mujeres, la mujer tiene muchas cualidades, la mujer es
madre, es abuela, es hermana, es prima, es sobrina, es hija, nieta tan importante que es familia, ella
también merece recibir gran respeto, desde el plano familiar, sentimental; como novia, esposa o
amiga, que el debes más importante es amarla, quererla y comprenderla. Ella como todos los seres
humanos tiene derecho, derecho a ser independientes, a ser libres, a no estar sometida, por ningún
motivo, en lo político como hoy en día lo sabemos tienen derecho a ejercer su derecho al voto por
ser ciudadana con derechos y deberes constitucionales, a ocupar cargos en instituciones públicas y
optar por cargos públicos como alcaldesa, gobernadora y hasta presidenta.
LUCHA CONTRA LA VIOLENCIA

Desde la ONU con la “Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
Contra la Mujer” (CEDAW) tratado firmado en 1979 y su protocolo en 1999.
También con la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
Contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) convenio firmado por todos los países americanos
en 1994.
Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia.

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN VENEZUELA

América latina y especialmente Venezuela se caracteriza por ser una comunidad desde
mucho antes “machista”.
No existía un justicia imparcial, y no existía las leyes necesarias y con sanciones correctas
para arremeter contra la violencia de la mujer, y ya que no existía los medios había el temor fundado
en la mujeres en denunciar.
La urgencia del estado venezolano de frenar esta oleada de violencias y de garantizar se ve
materializada el día 16 de marzo de 2007, con la entrada en vigencia de la Ley Orgánica sobre el
Derecho de las Mujeres a una vida Libre de Violencia, publicada en Gaceta Oficial N° 38.770.
LEY ORGÁNICA SOBRE EL DERECHO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE
DE VIOLENCIA

Decretada por la Asamblea Nacional el día 16 de marzo de 2007 y publicada en Gaceta Oficial N°
38.770, en fecha 17 de septiembre de 2007. Con una estructura de 9 capítulos y 123 artículos.

El objeto de la Ley: Cito textualmente:

“La presente Ley tiene por objeto garantizar y promover el derecho de las mujeres a
una vida libre de violencia, creando condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar
la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando
cambios en los patrones socioculturales que sostienen la desigualdad de género y las
relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la construcción de una sociedad justa
democrática, participativa, paritaria y protagónica”.

Derechos de las mujeres:

El derecho a la vida.
La protección a la dignidad e integridad física, psicológica, sexual, patrimonial y jurídica de
las mujeres víctimas de violencia, en los ámbitos público y privado.
La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
La protección de las mujeres particularmente vulnerables a la violencia basada en género.
El derecho de las mujeres víctimas de violencia a recibir plena información y asesoramiento
adecuado a su situación personal, a través de los servicios, organismos u oficinas que están
obligadas a crear la Administración Pública, Nacional, Estadal y Municipal. Dicha
información comprenderá las medidas contempladas en esta Ley relativas a su protección y
seguridad, y los derechos y ayudas previstos en la misma, así como lo referente al lugar de
prestación de los servicios de atención, emergencia, apoyo y recuperación integral.
Los demás consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en
todos los convenios y tratados internacionales en la materia, suscritos por la República
Bolivariana de Venezuela, tales como la Ley Aprobatoria de la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer (Convención de Belem do Pará).
Garantías de la Ley

Todas las mujeres con independencia de su nacionalidad, origen étnico, religión o cualquier
otra condición o circunstancia personal, jurídica o social, dispondrán de los mecanismos
necesarios para hacer efectivos los derechos reconocidos en esta Ley:
La información, la asistencia social integral y la asistencia jurídica a las mujeres en situación
de violencia de género son responsabilidad del Estado venezolano.
Las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a servicios sociales de atención,
de emergencia, de protección, de apoyo y acogida y de recuperación integral. En cada estado
y municipio se crearán dichos servicios, con cargo al presupuesto anual. La atención que
presten dichos servicios deberá ser: permanente, urgente, especializada y multidisciplinaria
profesionalmente y los mismos serán financiados por el Estado.
Los servicios enunciados en el numeral anterior actuarán coordinadamente y en
colaboración con los órganos de seguridad ciudadana, los jueces y las juezas, los y las
fiscales, los servicios sanitarios y la Defensoría Nacional de los Derechos de la Mujer.
También tendrán derecho a la asistencia social integral a través de estos servicios sociales los
niños, niñas y adolescentes que se encuentren bajo la potestad parental o responsabilidad de
crianza de las mujeres víctimas de violencia.
La Defensoría del Pueblo, el Instituto Nacional de la Mujer y los institutos estadales,
metropolitanos y municipales, velarán por la correcta aplicación de la presente Ley y de los
instrumentos cónsonos con la misma. Corresponderá a la Defensoría Nacional de los
Derechos de la Mujer y a las defensorías estadales, metropolitanas y municipales velar por el
respeto y ejercicio efectivo del derecho a la justicia de las mujeres víctimas de violencia de
género que acrediten insuficiencia de recursos para litigar, teniendo éstas derecho a la
representación judicial y extrajudicial, y a que se les brinde el patrocinio necesario para
garantizar la efectividad de los derechos aquí consagrados. Este derecho asistirá también a
los y las causahabientes en caso de fallecimiento de la mujer agredida.
Los colegios de abogados y abogadas, de médicos y médicas, de psicólogos y psicólogas, de
enfermeros y enfermeras de los distintos estados y distritos metropolitanos, deben establecer
servicios gratuitos de asesoría especializada integral a las mujeres víctimas de violencia de
género.
La trabajadora en situación de violencia de género tendrá derecho a la reducción o a la
reordenación de su tiempo de trabajo, a ser movilizada geográficamente o al cambio de su
centro de trabajo. Si su estado requiriere una suspensión laboral, la misma deberá ser
acreditada con la orden de protección del juez o de la jueza, previo informe y solicitud del
Ministerio Público, bastando la acreditación de indicios.
El Estado desarrollará políticas públicas dirigidas a las mujeres víctimas de violencia que
carezcan de trabajo, pudiendo ser insertadas en los programas, misiones y proyectos de
capacitación para el empleo, según lo permitan las condiciones físicas y psicológicas en las
cuales se encuentre. Si la mujer agredida tuviera una discapacidad reconocida oficialmente
que le impida u obstaculice el acceso al empleo, recibirá una atención especial que permita
su inserción laboral y su capacitación. Para ello se establecerán programas, proyectos y
misiones. El Estado creará exenciones tributarias a las empresas, cooperativas y otros entes
que promuevan el empleo, la inserción y reinserción en el mercado laboral y productivo de
las mujeres víctimas de violencia de género.
Las mujeres víctimas de violencia de género tendrán prioridad para las ayudas y asistencias
que cree la Administración Pública, Nacional, Estatal o Municipal.
Las mujeres víctimas de violencia de género tendrán prioridad en el acceso a la vivienda, a la
tierra, al crédito y a la asistencia técnica en los planes gubernamentales.

Obligación del Estado


El Estado tiene la obligación indeclinable de adoptar todas las medidas administrativas,
legislativas, judiciales y de cualquier otra índole que sean necesarias y apropiadas para
asegurar el cumplimiento de esta Ley y garantizar los derechos humanos de las mujeres
víctimas de violencia.

Participación Ciudadana
La sociedad tiene el derecho y el deber de participar de forma protagónica para lograr la
vigencia plena y efectiva de la presente Ley, a través de las organizaciones comunitarias y
sociales.
QUE ES VIOLENCIA

Según la Ley es:


La violencia contra las mujeres a que se refiere la presente Ley, comprende todo acto sexista
que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico,
emocional, laboral, económico o patrimonial; la coacción o la privación arbitraria de la
libertad, así como la amenaza de ejecutar tales actos, tanto si se producen en el ámbito
público como en el privado.
FORMAS DE VIOLENCIA
1. Violencia psicológica.
2. Acoso u hostigamiento.
3. Amenaza.
4. Violencia física.
5. Violencia doméstica.
6. Violencia sexual.
7. Acceso carnal violento.
8. Prostitución forzada.
9. Esclavitud sexual.
10. Acoso sexual.
11. Violencia laboral.
12. Violencia patrimonial y económica.
13. Violencia obstétrica.
14. Esterilización forzada.
15. Violencia mediática.
16. Violencia institucional.
17. Violencia simbólica.
18. Tráfico de mujeres, niñas y adolescentes.
19. Trata de mujeres, niñas y adolescentes.
MEDIDAS DE PROTECCION Y SEGURIDAD
Referir a las mujeres agredidas que así lo requieran, a los centros especializados para que reciban la
respectiva orientación y atención.
2. Tramitar el ingreso de las mujeres víctimas de violencia, así como de sus hijos e hijas que
requieran protección a las casas de abrigo de que trata el artículo 32 de esta Ley. En los casos en que
la permanencia en su domicilio o residencia, implique amenaza inminente o violación de derechos
previstos en esta Ley. La estadía en las casas de abrigo tendrá carácter temporal.
3. Ordenar la salida del presunto agresor de la residencia común, independientemente de su
titularidad, si la convivencia implica un riesgo para la seguridad integral: física, psíquica,
patrimonial o la libertad sexual de la mujer, impidiéndole que retire los enseres de uso de la familia,
autorizándolo a llevar sólo sus efectos personales, instrumentos y herramientas de trabajo. En caso
de que el denunciado se negase a cumplir con la medida, el órgano receptor solicitará al Tribunal
competente la confirmación y ejecución de la misma, con el auxilio de la fuerza pública.
4. Reintegrar al domicilio a las mujeres víctimas de violencia, disponiendo la salida simultánea del
presunto agresor, cuando se trate de una vivienda común, procediendo conforme a lo establecido en
el numeral anterior.
5. Prohibir o restringir al presunto agresor el acercamiento a la mujer agredida; en consecuencia,
imponer al presunto agresor la prohibición de acercarse al lugar de trabajo, de estudio y residencia
de la mujer agredida.
6. Prohibir que el presunto agresor, por sí mismo o por terceras personas, no realice actos de
persecución, intimidación o acoso a la mujer agredida o algún integrante de su familia.
7. Solicitar al órgano jurisdiccional competente la medida de arresto transitorio.
8. Ordenar el apostamiento policial en el sitio de residencia de la mujer agredida por el tiempo que
se considere conveniente.
9. Retener las armas blancas o de fuego y el permiso de porte, independientemente de la profesión u
oficio del presunto agresor, procediendo a la remisión inmediata al órgano competente para la
práctica de las experticias que correspondan.
10. Solicitar al órgano con competencia en la materia de otorgamiento de porte de armas, la
suspensión del permiso de porte cuando exista una amenaza para la integridad de la víctima.
11. Imponer al presunto agresor la obligación de proporcionar a la mujer víctima de violencia el
sustento necesario para garantizar su subsistencia, en caso de que ésta no disponga de medios
económicos para ello y exista una relación de dependencia con el presunto agresor. Esta obligación
no debe confundirse con la obligación alimentaria que corresponde a los niños, niñas y adolescentes,
y cuyo conocimiento compete al Tribunal de Protección.
12. Solicitar ante el juez o la jueza competente la suspensión del régimen de visitas al presunto
agresor a la residencia donde la mujer víctima esté albergada junto con sus hijos o hijas.
13. Cualquier otra medida necesaria para la protección de todos los derechos de las mujeres víctimas
de violencia y cualquiera de los integrantes de la familia.
DE LA DENUNCIA
Legitimados a denunciar
Los delitos a que se refiere esta Ley podrán ser denunciados por:
1. La mujer agredida.
2. Los parientes consanguíneos o afines.
3. El personal de la salud de instituciones públicas y privadas que tuviere conocimiento de los casos
de violencia previstos en esta Ley.
4. Las defensorías de los derechos de la mujer a nivel nacional, metropolitano, estadal y municipal,
adscritas a los institutos nacionales, metropolitanos, regionales
y municipales, respectivamente.
5. Los Consejos Comunales y otras organizaciones sociales.
6. Las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres.
7. Cualquier otra persona o institución que tuviere conocimiento de los hechos punibles previstos en
esta Ley.
Órganos receptores de denuncia
La denuncia a que se refiere el artículo anterior podrá ser formulada en forma oral o escrita,
con o sin la asistencia de un abogado o abogada, ante cualquiera de los siguientes organismos:
1. Ministerio Público.
2. Juzgados de Paz.
3. Prefecturas y jefaturas civiles.
4. División de Protección en materia de niño, niña, adolescente, mujer y familia del cuerpo de
investigación con competencia en la materia.
5. Órganos de policía.
6. Unidades de comando fronterizas.
7. Tribunales de municipios en localidades donde no existan los órganos anteriormente nombrados.
8. Cualquier otro que se le atribuya esta competencia.
Cada uno de los órganos anteriormente señalados deberá crear oficinas con personal especializado
para la recepción de denuncias de los hechos de violencia a que se refiere esta Ley.
Obligaciones del órgano receptor de la denuncia
1. Recibir la denuncia, la cual podrá ser presentada en forma oral o escrita.
2. Ordenar las diligencias necesarias y urgentes, entre otras, la práctica de los exámenes médicos
correspondientes a la mujer agredida en los centros de salud pública o privada de la localidad.
3. Impartir orientación oportuna a la mujer en situación de violencia de género.
4. Ordenar la comparecencia obligatoria del presunto agresor, a los fines de la declaración
correspondiente y demás diligencias necesarias que permitan el esclarecimiento de los hechos
denunciados.
5. Imponer las medidas de protección y de seguridad pertinentes establecidas en esta Ley.
6. Formar el respectivo expediente.
7. Elaborar un informe de aquellas circunstancias que sirvan al esclarecimiento de los hechos, el cual
deberá acompañar a la denuncia, anexando cualquier otro dato o documento que sea necesario a
juicio del órgano receptor de la denuncia.
8. Remitir el expediente al Ministerio Público.
SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL DEL ADOLESCENTE
Antecedentes.-
Es a principios de este siglo en que se ubica la preocupación por la infancia en 105 países de nuestra
región. Esto es el resultado, por un lado, de la internacionalización de las ideas que se inician en el
Siglo XX, primeramente con la Escuela Positiva y luego con la Escuela de la Defensa Social, y por
el otro lado, es el resultado de la imitación latinoamericana de las preocupaciones europeas y de los
Estados Unidos de América por la infancia, lo cual se vio reflejado en varios congresos
internacionales sobre el tema de la infancia.
La primera legislación específica que se conoce fue la argentina, promulgada en 1919. Pero fue en
décadas posteriores en donde se promulgaron la mayoría de las primeras legislaciones, por ejemplo
Venezuela en 1939. Durante este período y hasta los años 60, podemos afirmar que el derecho penal
de menores se desarrolló intensamente, en su ámbito penal, fundamentado en las doctrinas
positivistas-antropológicas.
Esto llevó a establecer reglas especiales en el derecho penal de menores, tanto en el ámbito
sustantivo como formal, como por ejemplo, la conducta pre delictiva, la situación irregular y la
sentencia indeterminada. Principios que han servido, y aún hoy se encuentran vigentes en varias
legislaciones latinoamericanas, para negar derechos humanos a los menores infractores, como la
presunción de inocencia, el principio de culpabilidad, el derecho de defensa, etc.
Un hito en el desarrollo histórico del derecho de menores lo marcó la promulgación de la
Convención General de los Derechos del Niño en 1989. Luego de la entrada en vigencia de esta
convención, se ha iniciado en los años 90 un proceso de reforma y ajuste legislativo en varios países
de la región.
La delincuencia juvenil ha aumentado de forma alarmante en los últimos tiempos, pasando a ser un
problema que cada vez genera mayor preocupación social, tanto por su incremento cuantitativo,
como por su progresiva peligrosidad cualitativa. La delincuencia juvenil es además una
característica de sociedades que han alcanzado un cierto nivel de prosperidad y, según análisis
autorizados, más habitual en los países anglosajones y nórdicos que en los euro mediterráneos y en
las naciones en vías de desarrollo. Es decir, en las sociedades menos desarrolladas la incidencia de la
delincuencia juvenil en el conjunto del mundo del delito es menor que en las comunidades más
avanzadas en el plano económico. En las grandes ciudades latinoamericanas, la delincuencia juvenil
está ligada a la obtención —delictiva— de bienes suntuarios de consumo y por lo general no
practican la violencia por la violencia misma sino como medio de obtener sus objetivos materiales.
Los estudios criminológicos sobre la delincuencia juvenil señalan el carácter multicausal del
fenómeno, pero a pesar de ello, se pueden señalar algunos factores que parecen decisivos en el
aumento de la delincuencia juvenil desde la II Guerra Mundial. Así, son factores que se encuentran
en la base de la delincuencia juvenil la imposibilidad de grandes capas de la juventud de integrarse
en el sistema y en los valores que éste promociona como únicos y verdaderos (en el orden material y
social, por ejemplo) y la propia subcultura que genera la delincuencia que se transmite de pandilla en
pandilla, de modo que cada nuevo adepto trata de emular, y si es posible superar, las acciones
violentas realizadas por los miembros anteriores del grupo.
La violencia es un elemento que se encuentra comúnmente en la delincuencia juvenil y es uno de los
factores que influyen a los jóvenes a cometer actos ilícitos llevados por la violencia.
Causas de la Violencia
El fenómeno de la violencia es muy complejo. Hay muchas causas, y están íntimamente
relacionadas unas con otras y conllevan a la delincuencia de menores. En general se agrupan en
biológicas, psicológicas, sociales y familiares. Tan sólo por citar algunos ejemplos dentro de cada
grupo, tenemos:
Causas Biológicas
Se ha mencionado al síndrome de déficit de atención con hiperactividad como causa de problemas
de conducta, que sumados a la impulsividad característica del síndrome, pueden producir violencia.
Causas Psicológicas
La violencia se relaciona de manera consistente con un trastorno mental – en realidad de
personalidad – en la sicopatía, llamada antes psicopatía y, de acuerdo al trastorno antisocial de la
personalidad y su contraparte infantil, el trastorno de la conducta, llamado ahora disocial (trastorno
de la conducta), aunque hay que aclarar no todos los que padecen este último evolucionan
inexorablemente hacia el primero, y de ahí la importancia de la distinción. El trastorno antisocial de
la personalidad se establece entre los 12 y los 15 años, aunque a veces antes, y consiste en
comportamiento desviado en el que se violan todos los códigos de conducta impuestos por la
familia, el grupo, la escuela, la iglesia, etc. El individuo actúa bajo el impulso del momento y no
muestra arrepentimiento por sus actos. Inicialmente esta violación persistente de las reglas se
manifiesta como vandalismo; crueldad con los animales; inicio precoz de una vida sexual
promiscua, sin cuidado respecto al bienestar de la pareja; incorregibilidad; abuso de sustancias; falta
de dirección e incapacidad de conservar trabajos; etc.
Causas Sociales
La desigualdad económica es causa de que el individuo desarrolle desesperanza. No se trata de la
simple pobreza: hay algunos países o comunidades muy pobres, en los que virtualmente desconocen
el robo y la violencia de otro tipo. Sin embargo, la gran diferencia entre ricos y pobres y sobre todo
la imposibilidad de progresar socialmente sí causa violencia: la frustración se suma a la evidencia de
que no hay otra alternativa para cambiar el destino personal.
Más importante como causa social es la llamada subcultura delincuente. Aunque sus detractores
dicen que esta hipótesis carece de evidencia experimental, hay comunidades, barrios y colonias en
donde niños y jóvenes saben que para pertenecer al grupo y formar parte de su comunidad necesitan
pasar algunos ritos de iniciación, entre los que se encuentran robar, asaltar o quizá cometer una
violación. La falta de medición requiere de estudios, sí, mas no de desestimar lo que obviamente es
un factor de formación de conductas y conceptos sociales.
Entorno Familiar
En la familia, los dos factores que con más frecuencia se asocian al desarrollo de violencia es tener
familiares directos que también sean violentos y/o que abusen de sustancias. Un entorno familiar
disruptivo potencia las predisposiciones congénitas que algunos individuos tienen frente a la
violencia (síndrome de alcohol fetal) y por sí mismo produce individuos que perciben a la violencia
como un recurso para hacer valer derechos dentro de la familia.
Poco supervisados o maltratados por sus padres: los dejaban solos, a su libre albedrío, y cuando
estaban presentes, los maltrataban.
Buscan sensaciones en forma continua: desde chicos son "niños problema," y los mecanismos de
control social no tienen gran influencia sobre ellos.
Abusan del alcohol.
Nunca han estado seriamente involucrados en una religión principal.
Carecen de remordimientos, o aprenden a elaborar la culpa y así evitarlos.
Evitan asumir la responsabilidad de sus actos: construyendo casi siempre una pantalla o justificación
que suele ser exitosa para librarlos (es que cuando era niño me maltrataban).
La delincuencia Juvenil
Apuntábamos en páginas anteriores que el término delincuencia juvenil no tienes el mismo
significado para todos los criminólogos. Difieren básicamente en dos puntos
El primero en determinar la edad a partir de la cual se puede hablar de delincuente juvenil y
El segundo, que radica en determinar cuáles deben ser las conductas que dan lugar a calificar a un
joven como delincuente.
Por cuanto hace a la edad en que podemos referirnos a la delincuencia juvenil, participamos del
criterio de estimar como tales a los que cuentan con más de 14 años de edad.
El menor infractor lo podrá ser hasta los 14 años de edad, a partir de este límite, deberá ser
considerado como delincuente juvenil con los grados de responsabilidad ya apuntados, los que desde
luego no tienen pretensión de definitivita, pues dependerá de los estudios que en lo futuro se realicen
y que permitan conocer los fenómenos físicos y psíquicos del adolescente que puedan obligar a
variar los límites de edad ya señalados, los que están apoyados en los estudios más aceptados hasta
la fecha.
La delincuencia juvenil y entorno social.
El estudio de la criminalidad juvenil constituye un tema de actualidad, no sólo del derecho penal,
sino también de la criminología y de las ciencias conexas. El constante aumento de los conflictos
sociales, y con ellos el de la delincuencia, ha incrementado el interés por el tema, tanto en los países
industrializados o centrales, como también en los llamados países periféricos, como son los de
América Latina.
Para comprender el interés por el análisis y la búsqueda de soluciones para la delincuencia juvenil,
es necesario ubicar este fenómeno dentro de la problemática de la sociedad actual. La estructura
social en que les ha tocado vivir a los niños y jóvenes de hoy, está caracterizada por una complejidad
cada vez mayor, donde la búsqueda de soluciones no depende ni de fórmulas tradicionales, ni de
líderes carismáticos.
Sumado a este contexto, hay que agregar que la sociedad actual se caracteriza por un debilitamiento
de los sistemas tradicionales de apoyo para el desarrollo de la niñez y de la adolescencia.
Quisiéramos mencionar, por lo menos, tres medios de apoyo que con los cambios sociales, se han
debilitado como para dar una respuesta efectiva al desarrollo de la niñez y de los adolescentes. En
primer lugar tenemos que mencionar a La Familia. Los medios de comunicación, sobre todo la
televisión, han suprimido la jerarquía y hegemonía que la familia tenía como formadora de
costumbres sociales.
Por último, quisiéramos manifestar que la delincuencia juvenil es el resultado de la combinación de
diversos factores de riesgo y respuesta social. Se presenta en toda sociedad, en donde los antivalores
de violencia, agresividad, competencia salvaje, consumo, se imponen a los valores supremos de la
sociedad, como la tolerancia, la solidaridad y la justicia.
Las pandillas
¿Qué es una pandilla?
Una pandilla es un grupo de adolescentes y/o jóvenes que se juntan para participar en actividades
violentas y delictivas. Las pandillas están constituidas comúnmente entre niños y/o jóvenes de 13 a
20 años.
Por pandilla se entiende "la reunión habitual, ocasional o transitoria de tres o más persona que sin
estar organizadas como fines delictuosos, cometen en común algún delito”.
La primera expresión de la delincuencia organizada, a la que adelante me refiere, se aproximó
apreciablemente a la idea de pandilla, en cuanto no se considero que dicha organización
constituyese por sí misma un delito, no así en los efectos jurídicos inmediatos del agrupamiento.
Sustantivo en el caso de la pandilla y sólo adjetivos – de carácter precautorio o cautelar, asociados
con la retención—en el supuesto de delincuencia organizada.
En este apartado se expondrá una división clasificatoria de los jóvenes delincuentes propuesta por
Don Gibbons en su obra Delincuentes juveniles y criminales editadas por primera vez en 1969. Esta
clasificación se presenta conforme al papel social que representan los delincuentes juveniles, el
patrón de comportamiento delictivo se analiza como trayectorias de actuación delictiva que se
nutren de cuatro factores:
La configuración del delito, Un escenario ambiental de interacción, La imagen que de si mismo tiene el
delincuente y sus actitudes concomitantes.
El autor llama la atención acerca de las limitaciones de su tipología, admite que gran parte de los
estudios empíricos realizados no encajan perfectamente en el cuadro clasificatorio. Sin embargo, se
cuenta con una base empírica suficiente para atribuir características a ciertos tipos de transgresores.
El proceso que utilizó Gibbons para clasificar en tipos fue el resultado de una exhaustiva revisión de
anales criminológicos y notas diferenciadoras ya existentes y, por medio de deducciones lógicas,
estableció los rasgos fundamentales que distinguían un tipo de otro. Así llegó a una clasificación de
jóvenes delincuentes según nueve modalidades de su actuación en la sociedad:
El pandillero ladrón
El pandillero pendenciero
El pandillero casual
El delincuente casual no pandillero
El ladrón de automóviles
El drogadicto
El agresivo de peligrosidad extrema
La joven delincuente
El delincuente psicópata
Sistema de responsabilidad penal del adolescente.
El construir un Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescentes busca revertir el antiguo
paradigma y sustituir el binomio compasión-represión por severidad-justicia.
Para construir un nuevo sistema penal de responsabilidad deben tenerse en cuenta ciertos requisitos
mínimos:
Considerar al adolescente infractor como una precisa categoría jurídica. Siendo infractor quien ha
cometido actos definidos como delito.
La responsabilidad, que implica que a los adolescentes se les atribuya las consecuencias de sus actos
(de forma diferenciada a los adultos) puesto que ya en ellos existe un proceso de maduración que
hace posible reprocharles el daño social que causen imponiéndoles una sanción cuya finalidad es
educativa.
Es necesario asumir que los adolescentes infractores tienen responsabilidad penal, de la misma
naturaleza que la del adulto, si bien atenuada.
Garantía al debido proceso, el adolescente debe tener los mismos derechos y garantías de los
adultos, más aquellos inherentes a su especial condición.
Reducción de los márgenes de discrecionalidad del juez gracias a la consagración de los principios
de la legalidad del acto, del procedimiento, de la sanción y de su ejecución.
La medida de privación de la libertad como estrictamente judicial y excepcional, impuesta sólo en
caso de infracciones graves. La ejecución de esta medida privativa es competencia exclusiva e
indelegable del Estado.
Previsión de una amplia gama de medidas educativas que permitan dar respuestas diferenciadas
según el tipo de infracción y la edad del infractor.
Control judicial de las medidas impuestas al adolescente para garantizar sus derechos y los objetivos
que se le atribuyen a la sanción. La responsabilidad sólo puede ser declarada en juicio y la sanción
sólo puede ser la prevista en la Ley según el caso, cuya ejecución debe cumplirse en la forma que
ésta regula.
El sistema penal de responsabilidad del adolescente se encuentra en el título V de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), como toda ley, se divide en títulos que se
subdividen en capítulos, y estos, a su vez, se dividen en secciones en las que se encuentran los
artículos.
En el título V, el capítulo I en su sección 1º se comienza por definir el sistema, señalar sus
integrantes y consagrar los principios básicos de derecho penal sustantivo: responsabilidad en la
medida de la culpabilidad, por conducta típica y antijurídica.
El Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente está conformado por un conjunto de órganos
y entidades que se encargan de establecer la responsabilidad del adolescente por los hechos punibles
en los que incurra, así como aplicar y controlar las sanciones correspondientes. Este sistema está
integrado por:
La sección de adolescentes del tribunal penal
La sala de casación penal de la Corte Suprema de Justicia
El Ministerio Público
Los defensores públicos
La Policía de Investigación
Programas y entidades de atención
El adolescente que incurra en hechos punibles responde en la medida de su culpabilidad, de forma
diferenciada del adulto. La diferencia está en la sanción y la jurisdicción especializada.
En la Sección 2º se presenta el ámbito de aplicación personal, espacial y temporal de la ley y se dan
pautas de interpretación. El que un niño incurra en un hecho punible no puede ser objeto de sanción
penal sino de una medida de protección. Así se cuenta con un régimen progresivo de existencia de
responsabilidad que se va acentuando a medida que el adolescente tenga mayor edad.
Se entiende por niño toda persona con menos de doce años de edad, y, por adolescente toda persona
entre doce y dieciocho años de edad. Las disposiciones del sistema penal de responsabilidad serán
aplicadas únicamente a los sujetos definidos como adolescentes, porque a los niños sólo se le
aplicarán medidas de protección.
A efectos de aplicación y ejecución de sanciones se divide a los adolescentes en dos grupos erarios:
los que tengan de doce a menos de catorce y los que tengan de catorce a dieciocho años.
En el caso de que en el hecho punible concurrieran adolescentes y adultos, las causas se separarán
conociendo en cada caso la autoridad competente.
La sección 3º consagra las garantías fundamentales de orden sustantivo y procesal. Además de los
principios de igualdad, dignidad, proporcionalidad, inocencia, derecho de ser oído, defensa, debido
proceso y única persecución, se incluyen los principios de información clara y precisa de los motivos
de la investigación, sobre el significado de las actuaciones procesales y las decisiones que se
produzcan. Esto con la finalidad que el proceso sea totalmente conocido y entendido por el
adolescente, lo que contiene un sentido altamente pedagógico dirigido a la concientización de la
responsabilidad. También se consagra la confidencialidad de los datos del proceso y la
excepcionalidad de la privación de libertad.
El Capítulo II regula el procedimiento penal para determinar la responsabilidad del adolescente.
Entonces, además de mantener la uniformidad de la legislación, se le reconoce al adolescente todo
un sistema de garantías que constituye el marco de referencia de los derechos del ciudadano
enjuiciado penalmente.
La Sección 1º trata de la investigación que tiene por objeto confirmar o descartar la sospecha
fundada de la existencia de un hecho punible y determinar si un adolescente realmente concurrió en
su perpetración. En esta sección se le da especial importancia al régimen de libertad al restringirse a
situaciones límite como:
La sorpresa en flagrancia en la comisión del hecho punible
Cuando surgen evidencias contra un adolescente que no se encuentra civilmente identificado o de
cuya identidad se tengan dudas
Que el adolescente no haya podido ser ubicado o cuando no existe una forma posible de asegurar su
comparecencia a la audiencia preliminar.
La medida de detención preventiva no debe ser confundida con la prisión preventiva, pues esta
última implica la declaración de haber mérito para el enjuiciamiento del adolescente imputado al ser
admitida la acusación contra él presentada. La investigación culmina con la presentación de una
acusación formal o con un pedido de sobreseimiento.
La Sección 2º establece fórmulas de solución anticipada ya que, por la aplicación del principio de
oportunidad, puede dársele al asunto soluciones distintas a la acusación, dichas soluciones son:
La conciliación: el fiscal del ministerio público promueve un acuerdo que conlleva a la suspensión
del proceso a prueba, si se cumplen las funciones del acuerdo procede el sobreseimiento. Esto
permite la reparación individual o social del daño y pretende la concientización del adolescente.
Esta fórmula excluye los hechos punibles que por su gravedad y repercusión social se estima que
deben ser enjuiciados.
La remisión: permite prescindir total o parcialmente del juicio en atención a lo insignificante del
hecho o a la mínima participación del adolescente. La remisión procede cuando: se hace una
contribución decisiva a la investigación, el adolescente sufrió daños físicos o morales graves, la
sanción que se espera carece de importancia en relación a la sanción ya impuesta.
Estas fórmula, fundamentadas en principios de humanidad y proporcionalidad, permiten no
sancionar la culpabilidad exigua y decantar el proceso de modo de llevar a juicio sólo lo más
significativo del resultado de una investigación.
La Sección 3º regula la acusación y la audiencia preliminar estableciendo el enlace entre la
investigación y el juicio oral. De este modo al fiscal estimar que la investigación arroja mérito,
presenta la acusación al juez de control que decidirá si ordena o no el enjuiciamiento del imputado
previa audiencia. Así se garantiza el derecho a la defensa y se crean mecanismos de control todo lo
que permite una mejor preparación para el debate. El juez de control deberá decidir la medida
cautelar más conveniente para asegurar la comparecencia a juicio del imputado , a cuyo efecto se le
suministra una variada gama de posibilidades que encuentran su forma más grave en la prisión
preventiva. Así se asegura el enjuiciamiento de modo que se conciben gradualmente las medidas de
coerción personal una vez dispuesto el enjuiciamiento y mientras concluye el juicio.
La Sección 4º regula el juicio oral que se ha concedido con reducción de algunos plazos para hacerlo
lo más breve posible sin que esto signifique menoscabar el derecho a la defensa. Se incorpora al
tribunal de juicio la figura del escabino cuando se trate de delitos graves, lo que promueve la
participación ciudadana en el juzgar de los adolescentes bajo la dirección del juez profesional
especializado.
El núcleo del proceso es la audiencia de juicio oral, continua y reservada. Se garantiza el debate
entre fiscal-querellante y imputado defensor en el que cada parte tiene oportunidad de presentar sus
pruebas y controlar las del contrario, esto bajo la dirección de un juez. Se dispone que la sentencia se
pronuncie verbalmente al concluir el debate.
La Sección 5º regula el régimen impugnatorio, se incorporó el recurso de casación al proceso para
determinar la responsabilidad penal de adolescentes, con lo que se les garantiza un derecho
tradicionalmente concedido sólo a los adultos. El régimen de recursos es entendido dentro de los
parámetros del principio de inmediación porque, al establecerse un juicio oral, el control que se pude
ejercer en la vida impugnatoria es mucho más restringido. El control superior del fallo del tribunal
de juicio se basa en que éste cuente con una infracción legal que incluya aspectos sustanciales y el
quebrantamiento de las formas procesales más importantes.
El Capítulo dos del sistema concluye con la Sección 6º que prevé otras disposiciones
complementarias relativas a la competencia territorial, a la regulación de los efectos de la evasión, al
cálculo de la prescripción, a la acción civil y a la perturbación mental. En cuanto a este último punto
se prevé que si el imputado al momento del hecho punible sufre perturbación mental debe ser
decretado el sobreseimiento, pero si la perturbación es posterior se suspende el proceso. Si la
perturbación mental se advierte después de la sentencia condenatoria se suspende el cumplimiento
de la sanción, el adolescente debe ser objeto de la medida de protección que corresponda a sus
circunstancias.
El Capítulo III se refiere a las sanciones, el catálogo es amplio y va desde la amonestación hasta la
privación de libertad, pasando por formas graduales. El denominador común a todas las sanciones
es una finalidad primordialmente educativa que se complementa con la participación de la familia y
el apoyo de especialistas; los principios orientadores de las medidas son el respeto a los derechos
humanos, la formación integral del adolescente y la búsqueda de su adecuada convivencia familiar y
social, estas sanciones se presentan en detalle a continuación:
Amonestación: consiste en una severa recriminación verbal al adolescente. Ésta debe ser clara y
directa de forma que el adolescente comprenda la ilicitud de los hechos cometidos.
Imposición de reglas de conducta: consiste en la determinación de obligaciones o prohibiciones
impuestas por el juez para regular el modo de vida del adolescente, así como para promover su
formación. Esta sanción tiene una duración máxima de dos años y su cumplimiento debe iniciarse, a
más tardar, un mes luego de haber sido impuestas.
Servicios a la comunidad: consiste en tareas de interés general que el adolescente debe realizar en
forma gratuita por un período no mayor a seis meses. La jornada máxima es de ocho horas
semanales trabajadas cualquier día con tal que no obstruya la asistencia a la escuela o la jornada
normal de trabajo.
Libertad asistida: consiste en otorgarle la libertad al adolescente obligándolo a someterse a la
supervisión, asistencia y orientación de una persona capacitada designada para el caso. La sanción
tiene una duración máxima de dos años.
Semi-libertad: consiste en la incorporación obligatoria del adolescente a un centro especializado
durante el tiempo libre del que disponga en el transcurso de la semana. Considerado tiempo libre
aquel durante el que el adolescente no deba asistir a un centro educativo o cumplir un horario de
trabajo. Esta medida no podrá durar más de un año.
Privación de libertad: consiste en internar al adolescente en establecimientos públicos especiales de
los cuales sólo podrá salir por medio de una orden judicial. La privación de libertad es una medida
sujeta a los principios de excepcionalidad y de respeto a la condición particular de persona en
desarrollo. En el caso de adolescentes que tengan más de catorce años su duración no podrá exceder
los cinco años ni ser menor a un año; en caso de ser menor de catorce años la duración no será
menor de seis meses ni mayor de dos años.
La medida de privación de libertad sólo puede ser impuesta cuando el adolescente:
Comete los siguientes delitos: homicidio, lesiones graves, violación, robo agravado, secuestro,
tráfico de drogas, robo o hurto sobre vehículos automotores.
Es reincidente y el hecho punible cometido objeto de la nueva sanción prevé una pena privativa de
libertad que sea igual o mayor a cinco años en su límite máximo.
Incumple, sin justificación, otras sanciones que le hayan sido impuestas.
Son de importancia fundamental las pautas para la determinación de la sanción aplicable, sobre la
base del reconocimiento que la legislación penal versa sobre conductas y la posible aplicación de
sanciones proporcionales a quien culpablemente las ejecutó y no cuestiones relativas a la forma de
vida del autor. La antigua legislación tutelar no fue eficaz en la prevención, además hacía referencia
a la personalidad del autor. En la ley actual se busca la aplicación de una auténtica sanción
entendida como medio para lograr la concientización y reinserción en la sociedad del adolescente
infractor de la ley penal y, por otra parte, busca dar respuesta a la sociedad que exige seguridad y
contención del fenómeno criminal.
La Sección 2º da cabida a programas socio-educativos incluso de iniciativa no gubernamental, con
lo que se integra a la sociedad civil a la tarea de rescate del joven infractor.
La Sección 3º regula lo concerniente a la ejecución de las sanciones, aspecto que explica cuestiones
como la exigencia de entidades y programas (públicos o privados) registrados para garantizar su
adecuado cumplimiento y el logro de su finalidad educativa.
Se dispone también la obligatoriedad de la escolarización, formación para el trabajo y recreación en
los institutos de internamiento. Se resalta la necesidad de seleccionar cuidadosamente el personal
según su capacitación, lo que pretende hacer efectiva una auténtica especialidad.
En el plan individual de ejecución de la sanción de privación de libertad participa el adolescente,
este plan atiende al estudio de los factores y carencias que incidieron en su conducta y al
establecimiento de metas concretas para fortalecer sus potencialidades y suplir o manejar sus
deficiencias. Aquí la personalidad del autor cobra un papel importante.
El Capítulo culmina con la Sección 4º que prevé el control judicial de la ejecución de las sanciones
impuestas al adolescente para garantizar el cumplimiento de sus objetivos. Se ha dispuesto la
intervención judicial especializada que debe revisar las sanciones impuesta para verificar si se están
cumpliendo los objetivos que la fundamentaron, lo cual garantiza un régimen progresivo en los
programas socio-educativos.
El Capítulo IV es el último del Título, diseña y estructura la justicia penal del adolescente. La
Sección 1º regula la actividad del Ministerio Público y la Policía de investigación en este campo. Al
primero le corresponde la investigación y el ejercicio de la acción penal pública, para la
investigación rige el principio de la oficialidad mientras que, para el segundo, rigen los criterios de
oportunidad.
Al segundo organismo le corresponde servir de auxiliar en la investigación de los hechos punibles y
sus responsables para lo que debe contar con personal especialmente capacitado para trabajar con
adolescentes. Además son los encargados de practicar las aprehensiones.
La Sección 2º regula al sujeto imputado, disponiendo sus derechos y la participación de su defensor
desde el inicio de la investigación y durante todo el proceso, se prevé también la defensa pública
especializada igual como está concebida para los adultos. Se dispone que los padres, representantes
o responsables puedan intervenir en el proceso como coadyuvantes en la defensa sin perjuicio de su
participación como testigo del hecho investigado.
La Sección 3º se refiere a la víctima que amplía la participación en el proceso pudiendo incluso
recurrir a la apelación contra el sobreseimiento o la absolución. La definición de víctima sobrepasa
al ofendido por el hecho punible extendiéndose a otros afectados y otros entes legalmente
constituidos, en caso de delitos que afectan intereses difusos o colectivos siempre que el objeto de la
agrupación se vincule directamente con esos intereses. Para el enjuiciamiento de hechos punibles
que requieren instancia privada, la víctima debe ejercer la acción por medio de la querella.
El Capítulo culmina con la Sección 4º dedicada a los órganos jurisdiccionales. En busca de la mayor
eficiencia se concibe la Sección de adolescentes del Tribunal Penal, lo que permite el uso de la
administración de justicia y caracteriza el proceso de adolescentes dentro del marco que le es propio:
un tribunal penal especializado tanto a nivel de investigación como a nivel del proceso en si mismo
y, posteriormente, a nivel de la ejecución de la sanción.
Este tribunal debe ser asistido por un servicio auxiliar de equipos multidisciplinario y de una sala de
citaciones y notificaciones, además, debe estar dotado de instalaciones, equipos y personal
necesarios para el cabal cumplimiento de sus funciones.
Por último, se encuentran las disposiciones que engloban tres tipos de normas: las disposiciones que
tienen carácter preparatorio, las de carácter transitorio y las finales.

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