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La base sobre la que los budistas aceptan el concepto de renacimiento es

principalmente la continuidad de la conciencia.


Tomemos, por ejemplo, el mundo material: a todos los elementos de nuestro
universo presente, hasta los más minúsculos, se les puede seguir la pista,
según creemos, hasta un origen, un punto inicial en el que todos los elementos
del mundo material están condensados en lo que técnicamente se conoce
como «partículas elementales». Estas partículas, a su vez, son el estado
resultante de la desintegración de un universo anterior. Así pues, existe un ciclo
constante en el que el universo evoluciona y se desintegra, y luego vuelve de
nuevo a existir.
La mente es muy similar. El hecho de que poseemos algo llamado «mente» o
«conciencia» es de todo punto evidente, puesto que nuestra experiencia
testifica su presencia.
Igualmente evidente es, y también por experiencia propia, que lo que llamamos
«mente» o «conciencia» es algo que está sujeto a cambio cuando se expone a
diversas condiciones y circunstancias. Esto nos muestra su naturaleza
momento a momento, su susceptibilidad al cambio.
Otro hecho evidente es que los planos más manifiestos de la «mente» o
«conciencia» están íntimamente relacionados con los estados fisiológicos del
cuerpo y, en realidad, dependen
de ellos. Pero tiene que haber alguna base, energía o fuente que confiere a la
mente, cuando interacciona con las partículas materiales, la capacidad de
producir seres vivos conscientes.
Igual como sucede en el plano material, también la conciencia tiene que tener
su continuo en el pasado. Así, si seguimos la pista hacia atrás a nuestra mente
o conciencia presente, comprobaremos que estamos buscando el origen de la
continuidad de la mente, la cual, de modo similar al origen del universo
material, tiene una dimensión infinita; carece de principio, como veremos.
Por consiguiente, tiene que haber renacimientos sucesivos que permitan la
existencia de ese continuo de la mente.
El budismo cree en la causalidad universal, en que todo, está sujeto a cambio,
a causas y condiciones. Así pues, no hay lugar para un creador divino ni para
seres creados por sí mismos; antes bien, todo surge a consecuencia de causas
y condiciones. Por lo tanto, también la mente, o la conciencia, llega a existir a
consecuencia de sus instantes anteriores.
Al hablar de causas y condiciones, hay dos categorías principales: causas
substanciales, es decir aquello de lo cual se produce algo, y factores
cooperativos, que contribuyen a esa causalidad En el caso de la mente y el
cuerpo, si bien se influyen mutuamente, ninguno de los dos puede convertirse
en substancia del otro. [...] M la mente ni la materia, aunque mutuamente
dependientes, pueden servir de causa sustancial la una de la otra.
Esta es la base sobre la cual el budismo acepta el renacimiento.''

La mayoría de la gente interpreta la palabra «reencarnación» en el sentido de


que hay alguna «cosa» que se reencarna, que viaja de vida en vida. Pero el
budismo no cree en una entidad independiente e inmutable, como un yo o un
alma, que sobreviva a la muerte del cuerpo. Lo que proporciona la continuidad
entre vidas sucesivas, creemos, no es una entidad, sino el más sutil de los
planos de la conciencia.
El Renacimiento según el Budismo . (2012). Retrieved from
http://budismo.cuquo.com/12/07/el-renacimiento-segun-el-budismo-
reencarnacion-para-los-hindues

La corriente de conciencia de información es mantenida junta por la


ilusión de un “yo” y se mueve de una existencia condicionada a la siguiente,
recogiendo las experiencias que maduran como nuestra próxima vida. La
naturaleza como el espacio de la mente no puede morir o nacer/ser creada. Lo
que realmente renace es este flujo de conciencia en constante cambio, como
un río. Creer que somos un “yo” permanente, es una equivocación básica, que
lleva después de la muerte y resultará en nuestro próximo renacimiento
condicionado.

Nuestro cuerpo y mente experimentan una serie de impresiones


sensoriales y subconscientes en constante cambio, una impresión es
reemplazada por la siguiente, donde nada permanente en nuestro cuerpo,
sentimientos o pensamientos puede ser encontrado. En la muerte, esta
corriente de conciencia es aislada de las experiencias sensoriales del cuerpo.
Las tendencias más fuertes de la mente, madurarán y nos conectarán con
nuestro próximo cuerpo, físico o mental.

¿Cómo funciona el Renacimiento? | Budismo Camino del Diamante. (n.d.). Retrieved from

http://www.budismocaminodeldiamante.org/budismo/preguntas-frecuentes/palabras-

clave-budistas/como-funciona-el-renacimiento/
Harvey, P. (2006). El Budismo. Ediciones AKAL.

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