Sei sulla pagina 1di 3

Cultura ambiental, una apuesta por el desarrollo sostenible

El acervo de conocimientos que, a lo largo de su vida, va adquiriendo el ser humano

como parte de su inefable interacción con su entorno familiar, social, económico y

ambiental, define en gran medida su capacidad para tomar posición frente a las

innumerables situaciones que habrá de conocer o enfrentar en su diario vivir. Y es

precisamente esa facultad lo que define la cultura de cada ser, cultura que lo

convierte en parte de estructuras sociales con intereses similares, en las que, de

una u otra forma, debe desempeñar un rol como ciudadano, y comprometerse con

aportar lo mejor de sí para el continuo mejoramiento de las condiciones de vida del

conglomerado.

Uno de los factores más influyentes en la calidad de vida de una sociedad, es el

medio ambiente en el cual se desenvuelve. Así, por ejemplo, una comunidad que

disfruta de óptimas condiciones medioambientales como una buena calidad de aire,

recursos hídricos suficientes y adecuados, políticas bien definidas en cuanto al

manejo de residuos y, sobre todo, con una población dotada de una cultura de

respeto y compromiso con el medio ambiente, es una comunidad que goza de un

buen estilo de vida. Por el contrario, una sociedad en la cual sus ciudadanos no

posean una cultura ambiental bien definida, está abocada a enfrentar problemas de

diversas índoles por cuenta de un mal manejo de sus recursos naturales.

Sirva de ejemplo de lo mencionado anteriormente, la situación de nuestro vecino

país, Venezuela. Un país que goza del privilegio de tener una de las más grandes

reservas de petróleo del mundo, así como también la segunda reserva de coltán, el
llamado “oro azul”, con el que se fabrican la mayoría de los componentes de los

equipos de comunicación y otros dispositivos electrónicos; y que, sin embargo, se

encuentra sumido en una grave crisis económica y social por cuenta, en parte, del

inadecuado manejo de esos mismos recursos. En contraste con el ejemplo anterior,

países como Suiza y Luxemburgo, que no cuentan con ingentes recursos naturales,

han dado muestras de una férrea cultura ambiental, y como resultado, sus

habitantes disfrutan de excelentes condiciones de vida.

Llegados a este punto, podemos ver que la disponibilidad de recursos no define, por

sí misma, el grado de desarrollo de una sociedad, y que, de hecho, si esta adolece

de una cultura de compromiso con el medio ambiente, será muy difícil que el nivel

de desarrollo que se pueda haber alcanzado, se sostenga por mucho tiempo.

Aterrizando este análisis en las condiciones de nuestro país, podemos mencionar

muchos ejemplos en los cuales la búsqueda del desarrollo económico sin una

adecuada planificación de impactos ambientales, ha generado graves daños a los

ecosistemas y recursos naturales. La tala indiscriminada de árboles con fines de

explotación maderera, de carbón, para construcción de carreteras e inclusive, para

cultivos de amapola, ha provocado la pérdida, según el Ideam, de más de 220000

hectáreas de bosques solo en 2017. El desarrollo, entonces, está sentando sus

bases sobre la destrucción de los recursos del país, y eso, de ninguna manera

puede ser considerado como sostenible, ya que atenta contra la capacidad de

subsistencia de las generaciones futuras.

En síntesis, no podemos pretender llamarnos desarrollados, cuando los logros que

alcanzamos se fundamentan en poner en peligro los recursos que van a necesitar


nuestros descendientes. Es necesario que asumamos una actitud crítica frente a las

condiciones de deterioro actuales del medio ambiente, que creemos una cultura

ambiental donde no la haya, que no seamos indiferentes frente a las actuaciones

de otras personas que afecten nuestro entorno, que nos hagamos parte activa de

los esfuerzos que muchas organizaciones están haciendo por preservar los

recursos, que le mostremos a nuestros niños que es posible poner un granito de

arena para la conservación con actos tan sencillos como disponer adecuadamente

de los residuos sólidos, que seamos capaces de hacerles ver a nuestros iguales,

aquello que están haciendo mal porque contribuye al deterioro de su entorno; en

definitiva, que propendamos por el reforzamiento de una cultura ambiental que

contribuya a que los pasos que se den, estén siempre orientados por el cuidado y

preservación de nuestro planeta.

Potrebbero piacerti anche