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Número 203 - Enero 2013

DEP. LEGAL: VA - 94/1996


ISSN 1577-7480
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47400 - Medina del Campo
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E-mail director: jecupi@trainingfutbol.com

DIRECTOR
JESÐS CUADRADO PINO

COMITÉ TÉCNICO
V¸CTOR FERN˘NDEZ BRAULIO
BENITO FLORO SANZ
JUAN MANUEL LILLO D¸EZ
FERNANDO V˘ZQUEZ PENA
JORGE D´ALESSANDRO DI NINNO
MIKEL ETXARRI SASIAIN
JESÐS CUADRADO PINO
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ANTONIO RAYA PUGNAIRE
MANUEL FERN˘NDEZ POMBO
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ANTONIO GALINDO RINCŁN
MANUEL LŁPEZ LŁPEZ
JOSÉ CARRASCOSA OLTRA
Dr. PEDRO GUILLÉN GARC¸A
Dr. RICARDO JIMÉNEZ MANGAS
JESÐS OREJUELA RODR¸GUEZ
ALFONSO M. VARAS GARC¸A

TRADUCTOR-INTÉRPRETE
FRANCISCO JAVIER YEPES GONZ˘LEZ

EDITA : JECUPI
MAQUETACIÓN : TRAINING FÚTBOL
PUBLICIDAD : TRAINING FÚTBOL, departamento propio

Prohibido cualquier tipo de reproducción total o parcial de los


textos sin la autorización expresa y escrita del editor.

3
PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO
QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL

Trata todos los temas relacionados


con la metodología del entrenamiento en el Fútbol:

Preparación Física
Preparación Técnica
Preparación Táctica
Preparación Psicológica
Metodología y Organización
Tests de Evaluación del Entrenamiento
Biomecánica
Aprendizaje Motor
Pedagogía Aplicada
Fisiología del Esfuerzo Físico
Medicina Deportiva
Dietética…

En cada uno de los números presentamos artículos actualizados


de prestigiosos técnicos relacionados directamente
con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros.
Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo"
en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos,
médicos del deporte, técnicos de fútbol en general,
estudiantes de los diversos niveles para entrenadores,
futbolistas y aquellos aficionados que sientan
la belleza de este deporte y que
quieran comprenderle mejor.

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Enero-2013 nº 203 4
SU M A R I O
Número 203
Enero 2013
Editorial
7
8
Hablamos de fútbol con…
Rafa Benítez.
Entrenamiento y planteamientos tácticos.

Ejercicios de preparación
general y ejercicios
competitivos en fútbol.
Jorge Castelo.
16

34
La toma de decisiones
como fundamento táctico.
José María Buceta.

46
Trabajo sobre la defensa
zonal.
Frederic Martín Moragón.

Firma invitada.
55
Tarea de entrenamiento:
“Ataques de tres contra dos” 56
Contenido de nuestro
próximo número. 58
Enero-2013 nº 203 6
Jesús Cuadrado Pino
DIRECTOR
Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III).
Máster Profesional en Fútbol.

e d i t o r i a l
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL).
Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid.
Máster en A. R. D. por el C. O. E.
Técnico Deportivo Superior.
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL).

¿Periodización táctica?
Llevo mucho tiempo hablando y escribiendo sobre dos elementos perniciosos que se adhieren al
entrenamiento del fútbol como dos virus malignos: la copia y la moda. Aumenta desmesuradamente el
hábito de entrenar aplicando, sin análisis, ejercicios y tareas que se copian de otros. No se valora el concepto, solo
importa la receta. No se repara, por comodidad o por falta de conocimiento, en que las copias irracionales conducen
a un entrenamiento erróneo que únicamente puede producir resultados negativos. Por otra parte, la moda dirige el
pensamiento de muchos técnicos que se dejan llevar por aquello que impera en el entorno. La publicidad y el
impacto mediático crean adicción. El continente es lo que importa, mientras que el contenido se reduce a una mera
excusa. Copia y moda se complementan: cada cierto tiempo emerge una moda y casi todos la copian. Hace varios
años apareció el concepto “periodización táctica”, y muchos entrenadores lo ven como un gran descubrimiento.
Sin embargo, para mí se trata de una copia y una moda.

Se dice que la denominación “periodización táctica” surge hace muchos años, pero cristaliza como “marca
de la casa” en bastantes equipos hace unos tres años. La frase parte de los portugueses Vítor Frade y
Guilherme Oliveira, continúa en España con Rui Faria (preparador físico con Mourinho en el Real Madrid) y
termina por afianzarse en nuestro país con Xavier Tamarit (ayudante de Pellegrino en el Valencia esta temporada,
hasta que llegó la destitución). Los creadores de la frasecita justifican la idea en una metodología basada en tareas
jugadas similares a lo que el equipo pretende desarrollar en la competición, tomando el modelo de juego como guía
de todo el proceso de entrenamiento. Preconizan el aspecto táctico como pauta esencial del entrenamiento y el
modelo de juego como prioritario. Pregunto, ¿dónde está la novedad? Personalmente llevo muchos años indicando
que el núcleo del entrenamiento debe basarse en tareas bien diseñadas para desarrollar, por una parte, los principios
fundamentales del juego y, por una parte, las variantes tácticas que se quieran implantar en el equipo. Así lo he
reflejado en charlas, artículos y apuntes de diversos cursos; reflejándolo en mi definición de los modelos globalizado
y estructurado.

Pregunto, ¿dónde está la novedad?

Esta idea la han indicado en las aulas y plasmado en el campo de entrenamiento, desde hace muchísimo
tiempo, técnicos como Xabier Azkargorta, Benito Floro, Mikel Etxarri, Paco Serul.lo, Juan Manuel Lillo,
Jorge D’Alessandro, Gonzalo Arconada, Lucas Alcaraz y algunos más. Somos bastantes los que desde hace
muchísimos años tenemos bien arraigados conceptos como: desarrollo de las capacidades cognitivas del jugador,
diseño de tareas adecuadas para mejorar la toma de decisiones, actividades simuladores preferenciales para
comprender bien el juego y asentar el estilo del equipo, coordinación de objetivos y contendidos de cada una de las
tareas jugadas, transferencia al partido con ejercicios llenos de elementos competitivos, planificación con
protagonismo de los modelos globalizado y estructurado, etc. Conocemos perfectamente que todas las tareas
tácticas tienen que dotarse de los fundamentos necesarios para los desarrollos colectivos que se pretendan. Por otra
parte, la frasecita trae consigo un grave problema para el rendimiento futbolístico, porque sus protagonistas
desprecian cualquier forma de entrenamiento analítico condicional. Repito, el núcleo del entrenamiento ha de
basarse en tareas tácticas que contengan elementos del juego, pero el rendimiento necesita también,
ineludiblemente, de tareas condicionales concretas para desarrollar y mantener las capacidades biomotoras. Su
olvido impide el rendimiento que se requiere en el fútbol profesional.

jecupi@trainingfutbol.com

Enero-2013 nº 203 7
Conversaciones sobre fútbol

Hablamos de
fútbol con…

Benítez: Para que el jugador
perciba muchas cosas y busque
Rafa Benítez
las soluciones, debemos introducir
mucha variedad en los elementos


tácticos
Entrenamiento y planteamientos
tácticos

Rafa Benítez
Entrenador Nacional de Fútbol.
Licenciado en Educación Física.
Entrenador del Chelsea.
Ex-Entrenador del Valencia, Liverpool e Inter de Milán.

Cuadrado: En el caso de la táctica,
el diseño de tareas resulta un trabajo
más “artesanal” por parte del Jesús Cuadrado Pino
Entrenador Nacional de Fútbol.
entrenador. Hay que saber Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo.
ensamblar bien los contenidos con Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL.
los objetivos

Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol.

El trabajo del entrenador de fútbol abarca muchos y variados factores. Se trata de una tarea compleja, aunque
considero que el “núcleo” determinante radica en el entrenamiento y en los planteamientos tácticos. Como dice
Santiago Coca, la principal labor del entrenador es entrenar; aunque en la práctica actual no lo parezca.
La táctica corresponde al entrenador en lo que concierne al entrenamiento y a la elección de las variantes del
juego. Por otra parte, corresponde al jugador en lo que concierne a su toma de decisiones sobre en el campo.
El entrenador fomenta y desarrolla la táctica, los jugadores la ejecutan como protagonistas principales que son.
En la conversación de este mes disertamos sobre ese núcleo determinante de la labor del entrenador que, como
digo, es el entrenamiento y los planteamientos tácticos. De cuestiones relativas a ello hablamos con Rafa Benítez,
un técnico con una sólida base académica pero, sobre todo, con profundos conocimientos del juego, ampliados en
una dilatada experiencia en equipos del máximo nivel internacional, con los que ha logrado títulos del más alto
rango continental. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)

Enero-2013 nº 203 8
Cuadrado.- Dentro de la compleja labor del entrenador, lo más importante es lo que se desarrolla
en las sesiones de entrenamiento. Por ejemplo, la táctica debe desarrollarse con tareas adecuadas
para que se pueda implantar en el equipo.

Benítez.- Está clarísimo que es


así. Muchos consideran que son
los jugadores los que tienen que
desarrollar toda la táctica; esto
resultaría muy cómodo cuando
se tienen jugadores del máximo
nivel, pero hay pocos jugadores
de este tipo. La táctica hay que
trabajarla constantemente en los
entrenamientos, y debe hacerse
de manera integral, incluyéndola
dentro de la preparación física y
del trabajo técnico para que los
jugadores trabajen eficazmente y
puedan conseguirse una serie de
objetivos. La táctica es el orden en
el campo, por eso hay que desarrollarla con los futbolistas en cada entrenamiento al objeto de
automatizar cosas y que con esa base pueden ser más creativos. De esta manera no tienen que estar
pendientes de las acciones automatizadas y pueden desarrollar otras cosas de mucha más complejidad.

C.- El entrenamiento abarca muchos conceptos e incluye desarrollos muy diversos. Partiendo de
unos principios fundamentales, debe ser específico en cada especialidad deportiva para que aporte
un rendimiento óptimo. Cuál es tu concepto del entrenamiento en fútbol, en términos generales.

B.- Cada vez se impone con más fuerza el entrenamiento integral porque es el que produce mejor
transferencia al partido de competición. Los factores físicos, técnicos, tácticos y psicológicos han de
estar relacionados. Hace tiempo que no tiene aplicación el desarrollo de la preparación física o técnica
o táctica de forma aislada. Debe adaptarse ese entrenamiento integral.

C.- De forma específica, ¿cuál es tu criterio sobre el entrenamiento de la táctica en nuestro


deporte?

B.- Suele hablarse mucho del talento del jugador, y está claro que es muy importante, pero es
absolutamente necesario encauzar ese talento dentro de la táctica. El entrenamiento de la táctica es
esencial. Muchos técnicos hablan de “orden” en lugar de hablar de táctica, pero se trata de lo mismo. El
equipo debe estar bien ordenado en el campo, y para lograrlo deben manejarse un conjunto de
fundamentos tácticos.

C.- Partiendo de que en muchos casos todos los factores de rendimiento deben trabajarse
simultáneamente a través de los modelos de entrenamiento integral y estructurado, considero que

Enero-2013 nº 203 9
la preparación física y la técnica tienen elementos más claros, más “visibles”, para su
entrenamiento. En el caso de la táctica, el diseño de tareas resulta un trabajo más “artesanal” por
parte del entrenador. Hay que saber ensamblar bien los contenidos con los objetivos.

B.- Efectivamente, así es. Para el desarrollo de la técnica no hay mucha dificultad, todos conocemos
multitud de ejercicios para la mejora de todos los elementos técnicos. Por otra parte, los aspectos físicos
se pueden trabajar perfectamente basándose en una metodología que está muy desarrollada. Sin
embargo, el entrenamiento de la táctica implica manejar una gran variedad de conceptos e ideas, resulta
muy complejo. Muchos no trabajan la táctica, descargando toda esta responsabilidad en el jugador. Hay
que profundizar constantemente en los aspectos tácticos, hay que aplicar tareas de entrenamiento
variadas y siempre adaptadas a nuestros objetivos de juego.

C.- La mejor transferencia a los partidos son los ejercicios o tareas con balón simulando acciones
específicas de juego. Pero creo que, en bastantes casos, se están aplicando estas tareas sin
análisis adecuado y sin valoración previa. Me refiero a que muchas veces no están coordinados
los contenidos con los objetivos y que, por otra parte, no se adecua bien la carga física que sería
apropiada en cada sesión y en cada ciclo de la planificación.

B.- El modelo de entrenamiento


más eficaz es el integral, pero
todavía queda mucho camino por
recorrer. Efectivamente, el gran
problema sigue siendo el cómo
cuantificar la carga de entrena-
miento. No es suficiente con hacer
muchos ejercicios variados, sino
que se trata de saber lo que se
está haciendo, qué capacidad se
está desarrollando y en qué me-
dida se desarrolla en cada uno de
los ejercicios. Además, una vez
cuantificada la carga de trabajo,
hay que distribuirla bien dentro
de cada ciclo de entrenamiento de
la temporada. Aquí radica el gran avance de nuestra metodología de entrenamiento. En este aspecto,
considero que estamos en el buen camino por nuestra experiencia y análisis de las situaciones.

C.- Actualmente, y ya desde hace algunos años, se está entrenando mucho con tareas de
entrenamiento en espacios reducidos. Bastantes equipos, incluso, sólo pretenden desarrollar en
espacios reducidos los aspectos tácticos. Creo que abusar mucho de esto perjudica la utilización
correcta de todo el espacio de juego, por ejemplo, para ejecutar pases largos y cambios de
orientación, para aprovechar la situación de compañeros lejos de la zona activa en ese instante. El
trabajo continuo y exclusivo en espacios reducidos focaliza mucho la acción sobre el balón, pero
perjudica el desarrollo de una buena visión periférica.

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B.- Hemos indicado, desde siempre, que el fútbol reducido es muy eficaz para el desarrollo de la
técnica en los niños, debido a su constante participación en el juego. Pero es necesario buscar una
adaptación al fútbol-once. No se debe entrenar siempre en espacios reducidos por dos motivos
principales: en primer lugar porque hay que alternar las acciones tácticas entre los espacios reducidos
y los espacios amplios; y en segundo lugar porque desde el punto de vista físico, para el desarrollo de
ciertas cualidades, son también necesarios los movimientos sobre espacios amplios.

C.- Nuestro deporte, el fútbol, es un deporte de habilidades abiertas. Por eso considero que la
parte más específica del entrenamiento debe consistir en ejercicios, tareas y juegos en los que los
jugadores tengan que estar buscando soluciones a las situaciones que les vamos planteando.

B.- Eso es lo ideal. Se trata de que el futbolista utilice más la inteligencia táctica y que la desarrolle.
Con las experiencias que los jugadores reciban y perciban en los entrenamientos, han de adquirir los
suficientes conocimientos como para ser capaces de resolver las cambiantes situaciones tácticas que
se presenten en los partidos. Tal como se explica metodológicamente, hay que ir de lo sencillo a lo
complejo, pero hablando de la alta competición, cuanto antes introduzcamos lo complejo, mejor. A partir
de aquí, para que el jugador perciba muchas cosas y busque las soluciones, debemos introducir mucha
variedad en los elementos tácticos.

C.- En base a cierta progresión metodológica, ¿cómo entrenas las acciones colectivas de ataque
previsto?, ¿lo haces sin posición, con oposición, mediante juego real, con tareas muy concretas,
con una mezcla de todas estas prácticas…?

B.- Debe emplearse un poco de todo. Nosotros solemos empezar sin oposición, después situamos
una oposición pasiva, a continuación metemos ciertas variantes de ejercicios y finalizamos con juego
real. Hasta lograr una buena asimilación por parte de los jugadores, siempre hay que aplicar una
progresión de menor a mayor dificultad.

C.- Cuando buscas la organización general del desarrollo táctico para tu equipo, ¿sigues alguna
secuencia preestablecida o lo haces de una u otra forma según las circunstancias que vayan
aconteciendo?

B.- Cuando estás entrenando a un equipo profesional partes de la base de que los futbolistas deben
tener bien adquiridos los fundamentos tácticos mínimos. Resulta que muchas veces te llevas
desagradables sorpresas en este aspecto, pero en principio hemos de partir de esa base.
Presuponemos que los jugadores manejan bien la táctica individual. Partiendo de esto yo normalmente
voy trabajando aspectos defensivos comenzando por la parte de atrás, subiendo al medio campo e
incorporando después a los delanteros. Tras esto, trabajo las acciones ofensivas con el orden siguiente:
la salida del balón, la circulación del balón y la finalización. Todo se hace progresivamente y de forma
más global cada vez. Se comienza por líneas y después se enlaza el trabajo entre ellas.

C.- Afortunadamente, ahora y desde hace tiempo, el marcaje que se utiliza habitualmente es el
marcaje por zonas. Está claro que es el más efectivo y coherente en un deporte colectivo de
colaboración y oposición directas, como el nuestro. En algunos casos se marca al hombre sobre

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algún jugador del equipo adversario. Desde el punto de vista del entrenamiento, ¿consideras que
hay que desarrollar todas las formas de marcar para luego emplear una u otra en función de las
circunstancias?

B.- Lo ideal sería que todos los


jugadores del equipo manejasen
perfectamente todos los tipos de
marcaje. Pero en la práctica resulta
complicado contar con jugadores
capaces de pasar de un marcaje
individual a un marcaje mixto o a un
marcaje zonal. Por otra parte, no es
fácil tener tiempo suficiente para
trabajar con todos los jugadores
todos los tipos de marcaje. Por eso
debemos apostar por un tipo de
marcaje, dejando abierta la posi-
bilidad de otras formas de marcar
cuando observamos que la que
estamos utilizando no nos resulta
bien. Considero que los resultados se consiguen en base a un trabajo constante sobre una forma
concreta de jugar, pero tiene que ser un trabajo bien desarrollado, un trabajo bien hecho, porque no
solamente se trata de trabajar mucho, sino de un trabajo bien asimilado por los jugadores debido a que
esté bien explicado, razonado y entrenado.

C.- La técnica es ejecución, la táctica es lucha. La técnica hace que se realicen bien las acciones
individuales de cada jugador. Podríamos considerar a la táctica como la coordinación colectiva de
esas acciones individuales.

B.- La técnica es fundamental. Muchos creen que los jugadores de ahora son menos técnicos, y no
es así. Lo que sucede es que ha cambiado la técnica y ha pasado de ser técnica individual a ser técnica
colectiva. Deben ejecutarse muy bien el control y el pase. Ejecutar el pase con precisión ante la actual
presión de los rivales, es muy difícil; es mucho más difícil que tener el balón en los pies y conducir con
espacio. La técnica es esencial porque es la base para que luego el equipo pueda jugar bien, pero
siempre orientados en el orden de equipo que proviene de la táctica.

C.- Generalmente se considera que hay que establecer los planteamientos de juego en base a
los jugadores que se tengan en la plantilla. Aunque personalmente creo que los jugadores
profesionales, con experiencia y buenos fundamentos técnicos, pueden adaptarse perfectamente
a cualquier variante táctica y a cualquier forma de jugar.

B.- Si hablamos de fundamentos, en teoría deberíamos pensar que es así, pero en la práctica no
sucede esto. Por eso (dependiendo de las posibilidades que tengamos a la hora de confeccionar la
plantilla) creo que lo más importante en este momento es adaptar la táctica a los jugadores. No obstante,
si tienes una idea táctica y puedes elegir a los jugadores, tal como ocurre en algunos equipos grandes,
es mejor hacerlo así porque de esta manera el entrenador enseñará con más pasión aquello en lo que

Enero-2013 nº 203 12
“La obligación del entrenador es aportar una serie de
Benítez:
alternativas para que, luego, el jugador sobre el campo encuentre
la mejor solución”
realmente cree. Si tenemos un sistema y una forma de juego que nos permite jugar bien y ganar,
defenderemos esto al máximo. Si podemos contratar a aquellos jugadores que acoplen a nuestra forma
de juego, todo saldrá mejor. Lo que ocurre es que, tal como está ahora el fútbol, debemos tener diversas
variantes tácticas y diferentes sistemas porque nadie puede hipotecarse con un sistema que no
funcione. Hemos de buscar los cambios del sistema en cualquier momento, y para esto nos resultarán
necesarios jugadores que sean inteligentes tácticamente.

C.- Para tu equipo, ¿crees que resulta mejor adaptar muchas variantes tácticas o, por el
contrario, consideras más adecuado tener pocas que estén bien afianzadas en el grupo?

B.- Creo que no hace falta tener demasiadas


variantes tácticas. Sí es importante para el equipo
tener dos o tres posibilidades, manejar dos o tres
sistemas o movimientos coordinados sobre el
terreno de juego. Pero, por encima de todo, lo
fundamental es que los jugadores tengan recursos
suficientes para resolver por sí mismos ante deter-
minadas situaciones. Considero que el fútbol no es
tan complejo. Hace tiempo, los centrocampistas de
banda hacían una serie de movimientos que son
los mismos que hacen actualmente los mismos
centrocampistas dentro de cualquier sistema. Lo
que deben aplicarse son los fundamentos tácticos de base, que muchas veces se olvidan, y que son en
bastante medida la clave para que un jugador sea muy bueno o sea, simplemente, correcto. Al margen de
esto están los supercracks, que tienen un talento especial, pero que son poquísimos.

C.- Muchos creen que el pase de gol aparece y que no se puede preparar. Yo creo que establecer
ciertos movimientos colectivos en ataque favorece en gran medida la aparición del pase de gol. En
concreto, ¿tú crees que el ataque debe ser previsto o que siempre es imprevisto sin que pueda
organizarse previamente?

B.- No estoy de acuerdo en que el ataque sea siempre imprevisto. Si observamos los ataques de
diferentes equipos, veremos que casi todos se originan de la misma forma. Los ataques tienen que ser
siempre lo más imprevistos posibles para el rival, pero siempre dentro de una serie de alternativas y
posibilidades y basados en una lógica. Plantear un ataque totalmente imprevisto es dejar toda la
responsabilidad a los jugadores para que el entrenador simplemente se siente a mirar lo que pasa. La
obligación del entrenador es aportar una serie de alternativas para que, luego, el jugador sobre el campo
encuentre la mejor solución. Pero el entrenador tiene que dar opciones a sus futbolistas y dejarles
siempre un margen para que apliquen el talento que cada uno tiene.

Enero-2013 nº 203 13
C.- Para la realización del fuera de juego, basada en el movimiento de salida de la línea de
defensas, indícanos la metodología de trabajo y el tipo de tareas que utilizas para que luego en los
partidos se realice de forma coordinada y simultánea.

B.- Si trabajamos con una


defensa de cuatro, mi idea inicial
es que hemos de empezar con
esa línea de cuatro hombres. No
comienzo con un trabajo aislado
de uno o dos hombres de esa
línea, aunque cada uno de ellos
tiene que conocer perfectamente
los fundamentos. Realizamos
movimientos concretos con esa
línea de cuatro hombres para
que asimilen las acciones colec-
tivas que planteamos. Después
ponemos a defender a esa línea
de cuatro contra cinco futbolistas,
buscando una inferioridad numé-
rica defensiva para manejar los
espacios y jugar al fuera de juego en determinados momentos. Poco a poco, vamos incorporando
jugadores. Cuando ya hemos incorporado hasta ocho o diez jugadores y hacemos juego real,
trabajamos también con dos o tres jugadores alternándolo con lo anterior. Según mi punto de vista, si
dos o tres jugadores tienen que hacer pressing para realizar el fuera de juego, a pesar de que los
movimientos son más sencillos que los que tienen que hacer cuatro cinco defensas, se trata de
movimientos más arriesgados y complejos. Una línea de cuatro se mueve ocupando los espacios con
más facilidad que dos o tres jugadores. Si quiero mover al equipo prefiero empezar con una línea de
cuatro, pero si mi intención es jugar al fuera de juego tengo que trabajar con dos o tres jugadores.

C.- Para lograr eficacia en la realización del fuera de juego hemos de tener presentes ciertos
aspectos esenciales, como presión al pasador, actuación defensiva sobre los posibles receptores,
movimiento coordinado en la salida de la línea de defensas y adelantamiento del portero para cubrir
espacio a espaldas de sus compañeros. Hay que desarrollar pautas en los entrenamientos para la
puesta en práctica de estos aspectos.

B.- Considero que debemos jugar con una defensa en línea que marque en zona. Todos los jugadores
han de tener la visión del balón, y es decisiva la presión sobre el lanzador rival. Partiendo de estas ideas
básicas, empezamos a jugar con los adversarios observando a que distancia están los delanteros que
se pueden meter en fuera de juego. Hay que coordinar bien los movimientos de los defensores pero
creo que, principalmente, la eficacia de una defensa zonal en línea reside en que sea buena la presión
sobre el balón.

C.- Una forma de conseguir objetivos de juego, en defensa y en ataque, es conseguir


superioridad numérica en la zona activa.

Enero-2013 nº 203 14
Cuadrado: “Una forma de conseguir objetivos de juego,
en defensa y en ataque, es conseguir superioridad numérica en
la zona activa ”
B.- Aparte de técnica, táctica y preparación física, es imprescindible tener actitud. A partir de ahí, si el
jugador verdaderamente quiere, podemos hacer dos contra uno, desdoblamientos, apoyos, paredes…
Cualquier acción técnica o movimiento táctico sirve para conseguir superioridad numérica. Pero todo
pasa por la actitud del futbolista. Una vez que contamos con la actitud de los jugadores, es indudable
que tanto la preparación física, como la técnica, la táctica y la psicológica (relacionada con la actitud)
tienen que ser muy buenas.

C.- Se dice constantemente que la iniciativa del juego la tiene el equipo que posee el balón,
aunque yo creo que la verdadera iniciativa la tiene el equipo que consigue que durante el partido
suceda lo que tiene previamente planificado.

B.- Muchos creen que tener el control del balón significa tener el control del partido. Pero no siempre
es así. En muchas ocasiones, el control del partido lo tiene el equipo que no posee el balón porque, por
unas circunstancias concretas que le interesen, puede decidir dónde va a recuperar el balón, cómo le
va a recuperar, y qué hará con él cuando le recupere. De todas formas, pienso que lo ideal es llevar el
control del juego a través del balón; pero esto solo pueden hacerlo ciertos equipos. Muchos equipos
tienen que emplear otras armas, como son el orden en el campo y una serie de movimientos coordinados
de sus futbolistas para poder tener el partido controlado sin tener la posesión del balón.

C.- Yo tengo una idea concreta de lo que significa jugar bien, pero hay muchas ideas, y muy
distintas, sobre esta cuestión.

B.- En muchos aspectos, estamos


ante un concepto cuyo significado de-
pende de cada uno. Hay quien estima
que jugar bien es tocar muchas veces el
balón, pero otros piensan que jugar bien
es buscar el resultado mediante un juego
directo. Lo cierto es que, desde siempre,
jugar bien tiene muchas acepciones:
puede ser jugar en corto, jugar en largo,
disputar cualquier balón, etc. Se trata de
una apreciación particular. En lo que a mí
respecta, jugar bien significa ser capaz
de alternar el juego en corto con el juego
en largo, aplicando efectividad y estética
a todo el desarrollo del juego.

Enero-2013 nº 203 15
M E T O D O L O G Í A

Ejercicios de
preparación general
y ejercicios
competitivos
en fútbol
Por Jorge Castelo
Entrenador Nacional de Fútbol.
Doctor en Ciencias del Deporte.
Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa.
Segundo Entrenador del Sporting de Lisboa.
Profesor de CESFÚTBOL.

Con el trabajo que presentamos a continuación completamos una serie dedicada a los diversos
tipos de ejercicios para el entrenamiento de los jugadores y del equipo, en fútbol. En algunos números
anteriores hemos expuesto clases de ejercicios con argumentación teórica y con todos los requisitos
para su eficaz aplicación práctica. Ahora hacemos lo mismo con los que el autor de todos los trabajos,
a los que hago mención, aquí denomina ejercicios de preparación general y ejercicios competitivos en
fútbol. Otro interesantísimo documento de Jorge Castelo, técnico de referencia para todos por su
transmisión de ideas sobre la dinámica del juego y su entrenamiento. Profesor en el aula, entrenador
en el campo y autor de libros con altísimo valor para los técnicos de nuestro deporte. (Jesús Cuadrado
Pino, director de TRAINING FÚTBOL)

Ejercicios de preparación general


os ejercicios de preparación general son conceptualizados sin tener en cuenta los contextos

L situacionales ni los condicionantes estructurales objetivos en los que se realiza la competición


del juego de fútbol. En la práctica, son todos los ejercicios que no incluyen la utilización de la
pelota como centro de decisión y acción motora del jugador. En efecto, las diferentes acciones motoras
de respuesta a los diferentes contextos situacionales de la actividad competitiva requieren siempre la
movilización de un conjunto de capacidades condicionales de soporte para que la ejecución sea
eficiente o eficaz. En este sentido, cada respuesta motora requiere diferentes niveles de exigencia de
fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad. Importa tener presente que cualquier acción motora, más
o menos compleja, resulta inevitablemente de dos aspectos esenciales: de las múltiples formas de
combinación de capacidades condicionales con los elementos críticos que constituyen cada acción

Enero-2013 nº 203 16
motora, y de la combinación de todas las capacidades o formas específicas de manifestación, ya que
ninguna acción motora, por muy simple que pueda parecer, está basada en una sola capacidad
condicional.

1.- Características
Las capacidades condicionales (velocidad, fuerza, resistencia y flexibilidad) presentan también
dos aspectos fundamentales: independencia elemental e interrelación compleja. La independencia
elemental significa que las diferentes capacidades condicionales podrán ser estudiadas y potenciadas
de forma aislada a través de diferentes medios de entrenamiento. En este ámbito podemos constatar
que éstas son soportadas e influenciadas de forma predominante por un sistema funcional específico,
son transferibles entre acciones motoras semejantes, son significativas para todas las acciones
motoras, son individualizables dentro de ciertos limites y, por último, son entrenables a través del
desenvolvimiento de un sistema propio de medios y métodos de entrenamiento coherentes y
sistematizados. La interrelación compleja supone que la potenciación de una de las capacidades al
más alto nivel podrá aumentar (transferencia positiva) o disminuir (transferencia negativa) el
rendimiento de las diferentes formas de manifestación de las capacidades condicionales.

2.- Componentes
Sin perder de vista los presupuestos fundamentales referidos, podemos establecer algunos
ejemplos de ejercicios condicionales con una perspectiva individualizada: ejercicios de carrera
continua o variable, ejercicios para aumentar la tasa de producción de fuerza, ejercicios de velocidad
y ejercicios para mejorar o mantener niveles de flexibilidad.

Ejercicios de carrera continua o variable


Se emplean para la mejora de la resistencia. Son construidos con relación a los diferentes sistemas
de producción de energía, respetando los componentes estructurales de volumen, intensidad,
densidad y frecuencia; teniendo o no en cuenta la observación de la realidad competitiva que el juego
del fútbol encierra en sí. Quiere decirse que existe la posibilidad de que estos ejercicios sean
elaborados a partir de las observaciones y análisis de los desplazamientos de los jugadores cuando
compiten. Partiendo de estos datos, se puede intentar reproducir esos índices en los ejercicios de
entrenamiento con el objeto de mejorar las capacidades de resistencia general de los jugadores,
teniendo también en cuenta las diferencias de sus misiones tácticas dentro del sistema de juego del
equipo. En función del grado de especificidad con respecto a la situación competitiva, podemos
clasificar la resistencia distinguiendo dos tipos: resistencia general y resistencia específica.
En la resistencia general o de base, sus características fundamentales de trabajo se manifiestan
en los siguientes aspectos: fomenta la preparación multilateral de los jugadores, direcciona los
procesos de recuperación del jugador después de la realización de períodos de entrenamiento con
elevados niveles de volumen e intensidad, crea una base funcional sobre la que se deberá apoyar
firmemente la resistencia específica y potencia condiciones positivas para la variación de ejercicios
de entrenamiento utilizados en las diferentes unidades del proceso de planificación. Es importante
mantener una cierta variación entre los ejercicios de resistencia general y específica.
La resistencia específica es la forma de manifestación propia de una determinada modalidad
deportiva. Es decir, respecto a la capacidad de adaptación a una estructura del ejercicio de entreno
que establece una relación de correspondencia dinámica con relación a las actitudes, los
comportamientos motores, el régimen de funcionamiento orgánico del jugador y el respeto hacia los
reglamentos de la modalidad. De aquí nace la necesidad de evaluar y reproducir índices esenciales
de forma que se manifiesten realmente con criterios de afinidad analógica entre estos ejercicios y las
situaciones competitivas fundamentales. La actividad deportiva de alto rendimiento se basa en un
proceso progresivo de especialización que se manifiesta por un aumento del volumen de ejercicios
de resistencia específica, tanto como por el incremento del nivel de exigencias establecidas para cada
situación del entrenamiento. Esto significa que a medida que el jugador o el equipo van evolucionando

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han de ser confrontados por procesos de entreno que recurran, de forma cada vez más acentuada, a
medios de carácter especializado. La posibilidad de mantener una intensidad óptima en competición
depende de un complejo de factores que incluyen, además de las adaptaciones metabólicas,
sistémicas y neuromusculares adecuadas, una elevada economía técnico-táctica y características
psíquicas determinadas.

Ejercicios para aumentar la tasa de producción de fuerza


Estos ejercicios son construidos con base en las diferentes formas de manifestación de la fuerza.
Como en el caso de la resistencia, podrán ser elaborados de forma que se correspondan y respeten
la predominancia de cada forma de manifestación de la cualidad en directa relación con la realidad
competitiva del juego del fútbol. La fuerza puede ser clasificada de varias formas. Cada una de ellas
está definida por manifestaciones de diferentes capacidades del sistema neuromuscular. En este
sentido podemos considerar la capacidad de fuerza dividida en tres tipos específicos: máxima, rápida
y resistente.
La fuerza máxima es entendida como el
valor más elevado de fuerza que el sistema
neuromuscular es capaz de producir, inde-
pendientemente del factor tiempo, contra
una resistencia inmóvil. La fuerza máxima es
la componente básica de la fuerza muscular,
estando desde un punto de vista jerárquico
en un nivel superior, lo que significa en
términos prácticos que cualquier alteración
de los niveles de fuerza máxima condi-
cionan, por sí solos, los parámetros de la
fuerza rápida y de la fuerza resistente. En el
dominio de la fuerza máxima influyen formas
de manifestación de la fuerza que están
íntimamente relacionadas con el peso del
jugador, como son la fuerza relativa (valor de la fuerza que puede ejercer un jugador por unidad de su
peso corporal) y la fuerza óptima (nivel ideal de fuerza máxima necesaria en una determinada
modalidad deportiva); teniendo en cuenta que un aumento de los niveles de fuerza máxima pudiera
ser contraproducente con vistas a la obtención de buenos resultados.
La fuerza rápida representa la capacidad del sistema neuromuscular para producir movimientos a
velocidad elevada en un determinado período de tiempo, venciendo resistencias de valor medio y
bajo. La fuerza rápida es prioritaria en la mayoría de los deportes acíclicos, como es el caso de los
juegos deportivos colectivos. Podemos distinguir tres componentes relativos a la fuerza rápida, pese
a que éstos no deben ser abordados separadamente porque se trata de conceptos interrelacionados
y que fácilmente se confunden. Son los siguientes: fuerza inicial (capacidad del sistema
neuromuscular para desarrollar, a partir de cero, la mayor fuerza posible en la menor unidad de tiempo
posible), fuerza explosiva (capacidad neuromuscular de continuar ejerciendo las tensiones ya
iniciadas, lo más rápidamente posible) y fuerza reactiva (capacidad de pasar rápidamente de una
contracción excéntrica a una contracción concéntrica). La fuerza reactiva regula los altos rendimientos
en modalidades deportivas en las que la actividad del ciclo muscular alargamiento-acortamiento es
determinante para la obtención de buenos resultados, como es, precisamente, el caso del fútbol.
La fuerza resistente representa una capacidad mixta de fuerza y resistencia. Se manifiesta en la
posibilidad de realizar esfuerzos de fuerza en actividades de media y larga duración, resistiendo la
fatiga y manteniendo el funcionamiento muscular en niveles elevados.

Ejercicios de velocidad
Estos ejercicios buscan la mejora de las diferentes formas básicas de manifestación de la
velocidad, tal como la de reacción (simple y compleja), máxima, resistente, etc. Verchoshanskij (1988)
refiere que “el rendimiento deportivo está determinado por diferentes factores que también

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desempeñan un papel significativo en el desarrollo del rendimiento; no tienen todos el mismo valor,
algunos son más importantes, o uno en concreto puede ser el más importante (el factor principal), el
que determina de forma dominante y objetiva el rendimiento deportivo y su evolución”. Si a partir de
aquí analizamos las variadas modalidades deportivas con importante componente locomotiva,
podremos ver a la velocidad de movimientos del jugador como el factor dominante. La velocidad, casi
exclusivamente, determina decisivamente el resultado deportivo. Los demás factores, como son la
fuerza y la resistencia, por supuesto que son importantes, pero no “hacen” el rendimiento. El
establecimiento concreto de objetivos en el ámbito del desarrollo de estos factores consiste entonces
en facilitar la ejecución del ejercicio de competición con la máxima velocidad posible y posibilitar
nuevos progresos de la velocidad a través del perfeccionamiento cuantitativo y cualitativo en el
entrenamiento. En este sentido, la velocidad en el juego del fútbol se expresa por la rapidez de
percepción y análisis de la situación, por la velocidad al encontrar mentalmente la solución del
problema y por la velocidad en la ejecución motora de esa respuesta a la variedad de las situaciones
de competición. La velocidad como factor condicional de la ejecución de la acción motora podría ser
clasificada atendiendo a diferentes criterios, los cuales establecen diferentes formas de
manifestación. Así, si tomáramos por criterio el ámbito cognitivo, podríamos evidenciar la velocidad
de percepción, la velocidad de discriminación de los indicadores pertinentes de la situación dada, la
velocidad de anticipación, la velocidad de encontrar solución, etc. En términos “clásicos” aún es
habitual clasificar la velocidad según un criterio neuromuscular, y en este contexto podemos distinguir
cuatro formas de manifestación de la velocidad: de reacción, de ejecución, de aceleración y resistente.
Velocidad de reacción es la capacidad del sistema neuromuscular para responder a una
estimulación dada en el menor tiempo posible. La reacción al estímulo puede ser considerada bajo
dos formas: simple (respuesta a una señal conocida con anticipación del momento en que va a
suceder y con conocimiento del tipo de respuesta que hay que dar) y compleja (respuesta a una señal
sin conocer exactamente ni cuándo ni cómo va a ser esa señal ni tampoco tener una respuesta motora
exclusiva). La velocidad y la precisión de la reacción compleja son determinadas por los siguientes
factores: capacidad de observación, capacidad de anticipación y resolución, capacidad de orientarse
correctamente, capacidad motora específica, nivel de pensamiento táctico, conocimiento del juego y
velocidad de movimiento.
Velocidad de ejecución es la capacidad del sistema neuromuscular para efectuar una acción con
la velocidad de contracción máxima por parte de un músculo o un grupo muscular. La velocidad de
ejecución es, de este modo, la velocidad máxima de contracción al ejecutarse una acción motora, por
ejemplo, el remate.
Velocidad de aceleración es la capacidad de incrementar rápidamente la velocidad, a partir de
parado, y prolongar ese incremento. Está claro que al aumentar la aceleración se aumenta también la
velocidad. En este contexto se aplican algunos principios de la biomecánica: largo recorrido de
aceleración, la influencia constante de la fuerza, el orden de movilización muscular que será
encadenado de manera que el siguiente se haga cuando la actividad del anterior haya alcanzado su
máximo, y utilización máxima de la fuerza con establecimiento de tensión preliminar.
Velocidad resistente es la capacidad de resistir a la instalación de la fatiga durante la ejecución de
ejercicios de intensidad máxima y submáxima, identificada por la producción de energía anaeróbica.
Depende de los siguientes factores: nivel de las reservas de energía (fosfocreatina y ATP), capacidad
de movilización de esas reservas de energía sin presencia de oxígeno, capacidad muscular para poder
seguirse contrayendo incluso en presencia de fuerte concentración de ácido láctico en la sangre, y
capacidad volitiva (movilización de las reservas de “voluntad”).

Ejercicios para mejorar o mantener niveles de flexibilidad


Estos ejercicios determinan que el jugador pueda mejorar la ejecución de sus acciones táctico-
técnicas, facilitando su práctica y optimizando de igual modo su aprendizaje. En sentido contrario, la
falta de flexibilidad parece condicionar la economía en la ejecución de las acciones, lo que facilita la
aparición de la fatiga. Desde la biomecánica, una mayor amplitud de movimientos permite aumentar
la velocidad, la energía y el “momento” que es necesario generar durante la ejecución técnica.

Enero-2013 nº 203 19
Por otro lado, permite producir una mayor can-
tidad de fuerza en los músculos involucrados
en el movimiento, porque la energía elástica
que es producida durante la fase de estira-
miento es almacenada en el tejido muscular
y es utilizada en el acortamiento subsiguiente.
También promueve la relajación. Desde el
punto de vista puramente fisiológico, la
relajación disminuye la tensión muscular. Los
altos niveles de tensión muscular tienen
efectos negativos varios (disminución de la
vigilancia, aumento de la presión arterial,
menor economía, disminución del aporte de
oxígeno y de nutrientes al músculo, lesiones,
etc.) que predisponen a la fatiga. El trabajo de
flexibilidad permite un mejor conocimiento de
los límites del jugador, siendo una óptima
forma de enriquecimiento personal e inte-
riorización y disminuyendo la probabilidad de
lesionarse. Existe una amplitud “óptima” que
depende del tipo de movimiento de la modalidad deportiva concreta y permite, de hecho, disminuir el
riesgo de lesión cuando los músculos y las articulaciones sean accidentalmente hiper-estirados.

3.- Objetivos

Los ejercicios que no incluyan el balón como elemento central en la percepción y análisis de la
situación (solución motora con respecto a la realidad de la actividad deportiva) son considerados
medios generales de entrenamiento. Estos ejercicios tienen como objetivos fundamentales los
siguientes aspectos: aislar uno o varios factores condicionantes, fomentar procesos de preparación,
activar procesos de recuperación, concretar una base orgánica funcional y crear condiciones positivas
para la alternancia entre ejercicios.

Aislar uno o varios factores condicionantes


Los factores condicionales de entrenamiento (como la fuerza, la velocidad, la resistencia y la
flexibilidad) podrían ser mejorados y potenciados individuadamente. De esta forma, “se espera” que
sus efectos tengan un nivel de transferibilidad positiva para soportar o potenciar posteriormente uno
o varios programas motores específicos de respuesta a las situaciones reales de competición.

Fomentar procesos de preparación


Los ejercicios de entrenamiento de carácter general podrán tener como objetivo fundamental el
aumento de la actividad de los diferentes sistemas funcionales de ámbito cognitivo, orgánico,
neuromuscular y psicológico, con vistas a preparar al organismo para la siguiente parte del
entrenamiento, esto es, para la parte principal de la sesión de entrenamiento. En este sentido,
podemos resumir los objetivos de esta preparación (también denominada “de calentamiento”) de la
forma que sigue: facilitar la adaptación progresiva del organismo, preparar a los jugadores en el plano
psicológico para el entrenamiento y evitar (en la medida de lo posible) las posibilidades de lesiones
musculares, articulares y tendinosas.

Activar procesos de recuperación


A través de ejercicios con volúmenes e intensidades reducidas podemos coartar la posibilidad de
aparición de estados de sobreentreno después de períodos intensos y exigentes de trabajo de los
diferentes sistemas funcionales del jugador, podemos conducir gradualmente al jugador a un nivel
mínimo de preparación de base después de estar algún tiempo inactivo por diversas circunstancias,

Enero-2013 nº 203 20
y podemos asegurar una reducción del ritmo de trabajo en el final de la sesión de entrenamiento de
forma que se eleve al organismo del jugador a un estado propicio para el desenvolvimiento del proceso
de recuperación.

Concretar una base orgánica funcional


Los ejercicios de preparación general presentan condiciones para que se promueva una adaptación
orgánica funcional de base, con vistas a apoyar y soportar la aplicación de los ejercicios especiales de
preparación del jugador.

Crear condiciones positivas en la alternacia entre ejercicios


Durante la pausa entre la realización de dos ejercicios de carácter específico con una complejidad
dada, es útil realizar ejercicios generales como, por ejemplo, estiramientos, carrera a ritmo lento, etc.;
con la intención de recuperarse físicamente tras el ejercicio realizado y prepararse mentalmente para
el siguiente ejercicio.

4.- Compatibilización con otras clases de ejercicios

Los factores condicionales determinan en gran medida el cumplimiento de las exigencias


inherentes al aprendizaje y, especialmente, al perfeccionamiento y desarrollo de las acciones motoras
de respuesta a los contextos situacionales que derivan de la competición de fútbol. Una acción de
remate, por ejemplo, puede ser realizada de forma “técnicamente” correcta y en el momento
“tácticamente” preciso, pero ser ineficiente debido a una fuerza insuficiente producida por los grupos
musculares implicados en la ejecución de esa acción técnico-táctica, la cual, lógicamente, resulta
ineficaz. Un jugador podrá ejecutar una acción de desmarque, con el objetivo táctico de desequilibrar
la organización defensiva del equipo adversario, pero su acción puede no producir efecto positivo
alguno si la velocidad con la que éste se desplaza es tan escasa que determinara la imposibilidad de
establecer condiciones ventajosas para la conclusión del proceso ofensivo de su equipo.
Es fácil concluir que la mejora adecuada y específica de las capacidades condicionales, con su
perfeccionamiento y desarrollo, establece la potenciación en sentido positivo de su eficacia y eficiencia
cuando son reproducidas en situaciones de entrenamiento o competición. De esta manera, podemos
imaginar lo que esta mejora podría aportar a los jugadores que ejecutan “técnicamente” bien (desde
el punto de vista biomecánico) pero cuya ejecución no posee la fuerza, la resistencia, la velocidad o la
flexibilidad necesarias para una afirmación correcta de esos mismos comportamientos motores.
Aunque no sea discutible la importancia de las capacidades condicionales en la mejora de la
ejecución de las acciones motoras, lo que sí es discutible en la mayoría de las situaciones es la
conceptualización subyacente a la construcción de los ejercicios, medios y métodos de entrenamiento
utilizados para el desarrollo de las capacidades condicionales que soportan los diferentes
procedimientos táctico-técnicos, tanto durante su aprendizaje como más tarde, durante sus propios
procesos de perfeccionamiento y desarrollo. Si la conceptualización de base hubiera sido la
compartimentación de las diferentes capacidades descontextualizadas de la situación en la que éstas
normalmente ocurren, desarrollaremos sin duda jugadores más “fuertes”, más “rápidos”, más
“resistentes” y más “flexibles”, pero ejecutando acciones motoras desajustadas en el dominio técnico,
táctico y estratégico. Por tanto, ineficaces con respecto a los objetivos de la lógica interna del juego
del fútbol. A pesar de la relación de interdependencia entre el factor motor y el factor condicional, es
igualmente importante considerar la existencia de una subordinación entre lo esencial (la acción
técnica o táctico-técnica) y lo complementario (la condición en sus diferentes formas de
manifestación). El entrenador debe desarrollar ejercicios de entrenamiento que potencien las diferentes
capacidades condicionales de soporte a la respuesta motora del practicante y, siempre que sea
posible, hacerlo de forma integrada. No será correcto desde el punto de vista deportivo desarrollar de
forma más o menos profunda, exhaustiva, las capacidades condicionales o sus diferentes formas de
manifestación, si al mismo tiempo se desvirtúa la ejecución de la respuesta motora en el plano de su
perfeccionamiento o de su mero desarrollo.

Enero-2013 nº 203 21
5.- Modelado del ejercicio como factor prioritario
El modelado es el proceso que intenta corre-
lacionar el ejercicio de entrenamiento con las
exigencias específicas de la competición. Según
esta forma de pensar, cuanto mayor es el grado
de correspondencia entre los modelos utilizados
(ejercicios de entrenamiento) y la competición
futbolística, mejores y más eficaces serán sus
efectos, fundamentándose así la optimización
del proceso de entrenamiento. El modelado
intenta trasladar al entrenamiento los modelos
más eficaces y las tendencias evolutivas que
caracterizan el desempeño de los mejores juga-
dores y de los mejores equipos del mundo. De
esta manera, a través de los ejercicios de entrenamiento, se estimula el desarrollo de actitudes y
comportamientos táctico-técnicos que serán altamente potenciados por medio de la maximalización
de los factores condicionales específicos de soporte. De hecho, no siempre se ha prestado la debida
atención a la necesidad de crear ejercicios de entrenamiento que integren los diferentes factores del
rendimiento, específicamente en el sentido de la fundamentación de este proceso, ni desde el punto
de vista conceptual ni desde el punto de vista metodológico y aplicativo. Partiendo de esta perspectiva,
han sido establecidas muchas veces pautas para los parámetros de la fuerza, de la velocidad, de la
resistencia y de la flexibilidad sin tener en cuenta la verdadera esencia y finalidad de los ejercicios de
entrenamiento en cuanto a la concreción del perfeccionamiento y desarrollo de la acción de respuesta
motora a la contextualidad de la situación propuesta.

Ejercicios competitivos
1.- Concepto
Los ejercicios denominados competitivos son medios específicos de preparación de jugadores y
equipos, siendo totalmente semejantes a la esencia y naturaleza de la competición del juego
futbolístico, es decir, son los que más se acercan a sus condiciones reales.

2.- Objetivos
Los ejercicios competitivos tienen como objetivo esencial establecer una adaptación funcional más
compleja y específica a la realidad competitiva del fútbol. Contribuyen así con especial eficacia en la
armonización entre las varias componentes del entrenamiento, ajustando los factores de preparación
de carácter individual, sectorial, intersectorial y de equipo a las situaciones específicas competitivas.
Podemos sintetizar los objetivos a alcanzar de la siguiente forma:
Aproximación de las condiciones de entrenamiento a las competitivas
La lógica fundamental de la práctica de los ejercicios competitivos es la de aproximar las
condiciones de preparación a las realidades competitivas. Así, procuraremos correlacionar el ejercicio
de entrenamiento con el modelo de juego y éste, a su vez, con las exigencias competitivas. Según este
enfoque, cuanto mayor sea la correlación, mejores y más eficaces serán sus efectos. Se fundamenta
así la optimización del proceso de entrenamiento, acelerando e intensificando los procesos de
adaptación.
Potenciación de las diferentes misiones tácticas específicas
Los ejercicios competitivos potencian la cooperación de las diferentes misiones tácticas
específicas de los jugadores, que son conjugadas en busca de una interdependencia funcional y

Enero-2013 nº 203 22
“Toda la preparación y mejora de un equipo se debe asentar sobre
la calidad de los ejercicios de entrenamiento ”

operacional para aumentar la eficacia del juego. Cada misión táctica tiene tareas, objetivos,
responsabilidades y espacios bien delimitados. No obstante, la organización dinámica evidencia
la necesidad de que se creen sectores de juego en los que un número limitado de jugadores
desenvuelven sus acciones conjuntas y coordinadas de forma especializada. Es importante no
restringir la iniciativa y capacidad individual, valorar las particularidades de los jugadores y combinar
las diferentes misiones tácticas específicas.

Articulación de los diferentes sectores de juego


La práctica de los ejercicios competitvos potencia la homogeneidad táctica en cada sector de
juego, así como la articulación coherente y racional entre sectores, para disminuir su permeabilidad a
las acciones de los adversarios, mejorando así su organización dinámica. Dicho de otro modo, la
operacionalidad de estos ejercicios potencia el trabajo del equipo, mejorando su articulación y
sincronización.

Evaluación del modelo de juego adoptado


Los ejercicios de entrenamiento competitivos hacen posible la evaluación global del modelo de
juego adoptado. Al ponerse a prueba el modelo de juego del equipo ante condiciones similares a la
realidad competitiva, se pueden formular análisis que nos llevan a condiciones favorables para su
replanteamiento, perfeccionamiento o desarrollo. Sólo en estas condiciones es posible detectar los
errores y las disfunciones, y también otros aspectos esenciales para la mejora del modelo de juego.
Toda la preparación y mejora de un equipo se debe asentar sobre la calidad de los ejercicios de
entrenamiento, que debe ser similar a lo que encontraremos en competición. Entrenamiento y
competición son dos caras de una misma moneda en cuanto al desarrollo de los jugadores y del equipo
a lo largo del tiempo.

Integración de los factores de entrenamiento


La operacionalidad de los ejercicios competitivos fundamenta la integración de los factores de
preparación. Se desarrollan los aspectos individuales, sectoriales, intersectoriales y globales de forma
integrada e interactiva. A través de la aplicación de estos ejercicios se hace posible potenciar las
relaciones intrínsecas entre todos los factores de preparación del equipo.

Experimentación del plan de juego


La concepción y aplicación de los ejercicios competitivos posibilitan la experimentación del plan
de juego, y a través de ellos se analiza la orientación general del juego colectivo, la adaptación de los
métodos de juego en función de las particularidades tácticas rivales, la aplicación de acciones tácticas
diferentes para sorprender al adversario, la constitución del equipo y las misiones tácticas específicas
que se han distribuido. Así es posible examinar el plan de juego construido para la futura competición
con el objetivo de perfeccionar condiciones y circunstancias para su aplicación eficaz. En este ámbito
se observan las consecuencias de las alteraciones puntuales y temporales preconizadas para una
determinada competición.

Observación de las actitudes


Los ejercicios competitivos posibilitan analizar de forma más exacta las actitudes, los temperamentos
y los niveles de confianza ante situaciones contextuales. Los jugadores tendrán que confrontarse con
condiciones objetivas del juego, esto es, con “verdaderos” rivales y con arbitrajes formales.

Enero-2013 nº 203 23
“Es más importante desarrollar acciones acordes con nuestros
planteamientos básicos, que mantener un ritmo de juego dado ”

Adquisición de ritmo competitivo


La práctica de los ejercicios competitivos promueve la adquisición de un ritmo de juego que no
sería viable adquirir de otra manera. Efectivamente, la operacionalidad de estos ejercicios crea
condiciones para variar secuencialmente la ejecución de las acciones motoras específicas, llevar a los
adversarios a estados de crisis de raciocinio táctico, jugar con diferentes grados de “seguridad vs
riesgo”, e imponer un ritmo cuya variación produzca en los adversarios respuestas desfasadas con
relación a los momentos idóneos de su aplicación. En otro aspecto más, los ejercicios competitivos
pueden ser utilizados para mejorar el ritmo competitivo de jugadores que, por la razón que fuere, están
atrasados en su preparación con respecto a los otros compañeros (por haber estado lesionados, por
ejemplo) o que no son habitualmente elegidos para jugar los partidos de competición.

Orientación y dirección del equipo


La operacionalidad de estos ejercicios promueve la orientación y dirección del equipo a través de
la optimización de los comportamientos táctico-técnicos individuales y grupales. Sólo es posible dirigir
un equipo cuando los jugadores están predispuestos a dejarse dirigir, sólo es posible dirigir un equipo
cuando se usan medidas directivas apropiadas acompañadas por medios apropiados, sólo es posible
dirigir un equipo cuando se conocen y respetan las necesidades individuales y se consigue que se
satisfagan dentro del marco de las necesidades grupales. Para una dirección eficaz, son condiciones
básicas escuchar y observar; presuponen que el entrenador sabe y tiene buena predisposición.

3.- Reglas
Desde el análisis de los ejercicios competitivos podemos establecer cuatro tipos de reglas básicas
para su construcción: práctica del juego, partidos de entrenamiento, entrenamiento para la
experimentación del plan táctico-estratégico y partidos preparatorios.

Práctica del juego


Los ejercicios de entrenamiento de práctica del juego se conceptualizan y desenvuelven en
condiciones próximas a las situaciones reales de competición, y en ellos el entrenador da un mayor
énfasis sobre determinados aspectos específicos de la organización del equipo. En este dominio se
crean condiciones para que esos aspectos más particularizados se puedan expresar de la forma más
frecuente y visible, posibilitando que los jugadores se hagan conscientes de cómo los pueden
interpretar y resolver de forma eficaz. Para estas prácticas pueden utilizarse solamente a los jugadores
del equipo o también los de un equipo más joven del mismo club. De esta última forma se
proporcionaría un contacto práctico con diferentes realidades en el ámbito de la eficacia táctico-
técnica, del ritmo de juego, de los diferentes niveles de experiencia acumulada, y también la posibilidad
de aplicación de nuevas concepciones en el dominio estratégico y táctico. El hecho de que estemos
confrontando equipos teóricamente más débiles con el nuestro, puede ser contrarrestado por el mayor
empeño y motivación que suelen mostrar los jóvenes jugadores para responder a estos nuevos retos.
También pueden establecerse determinados desequilibrios numéricos o de resultado. En los ejercicios
de práctica del juego, el entrenador deberá interrumpir siempre que lo considere necesario para
corregir acciones desarrolladas. Es más importante desarrollar acciones acordes con nuestros
planteamientos básicos, que mantener un ritmo de juego dado. El objetivo fundamental de estas
prácticas de juego es el estudio y perfeccionamiento de acciones competitivas correctas.

Enero-2013 nº 203 24
Partidos de entrenamiento
Los partidos de entrenamiento tienen como principal objetivo que la cantidad de movimientos y el
ritmo del juego sean lo más similares posible a la competición. Más allá de este encuadre, todos los
aspectos de organización del juego del equipo son importantes, no habiendo una preocupación
particular prioritaria con relación a otras, pues todas son relevantes. Luego, la reflexión del entrenador
acerca de la funcionalidad del equipo y la concentración competitiva de los jugadores debe ser dirigida
para todos los aspectos que derivan de la aplicación del modelo de juego adoptado.
Consecuentemente, el número de interrupciones por parte del entrenador ha de ser menor que en los
ejercicios de práctica del juego. Para llevar esto a cabo, se entrena “compitiendo” contra jugadores de
la propia plantilla o contra un equipo filial o contra un equipo vecino.

Entrenamiento para la experimentación del plan táctico-estratégico


Estos ejercicios tienen como objetivo fundamental verificar el comportamiento del equipo bajo la
necesidad de cumplimentar un plan estratégico-táctico específico. Este plan se construye en función
de las alteraciones puntuales y temporales a la funcionalidad general del equipo que son aplicadas
solamente para determinado partido ante circunstancias a considerar. Es posible, a través de los
presupuestos que soportan la finalidad de la aplicación de estos ejercicios, evaluar el grado de
pertinencia del plan que hemos diseñado, o incluso modificarlo si fuera necesario. En este sentido, hay
que atender a cuatro aspectos particulares: si el equipo “sparring” es conveniente o no que sea de
nuestro propio club, si ese rival debe simular lo mejor posible las condiciones que se van a dar en la
competición oficial, calcular bien los esfuerzos-recuperaciones debido a que son ejercicios que se
realizan próximos en el tiempo a la competición, y vigilar que se respete el reglamento (especialmente
evitando contactos de los que puedan derivar lesiones que eliminen jugadores con vistas a la
competición que estamos preparando).

Partidos preparatorios
Los partidos de preparación son ejercicios de
entrenamiento cuya estructura básica es concordante
con la competición, coincidiendo en el contenido de
sus acciones en los fundamentos estructurales y en la
orientación general. Estos ejercicios se realizan contra
equipos que no pertenecen al club, representando una
oposición seria y más formal, incluyéndose un arbitraje
oficial. Estos ejercicios ayudan al entrenador a valorar
los niveles alcanzados por el equipo en competición,
ofreciendo información sobre el verdadero grado de
preparación del equipo. Los partidos de preparación
son normalmente usados antes del inicio de las
competiciones oficiales, siendo habitual en ese período la participación en mini-torneos a los que
concurren varios equipos que en pocos días (por ejemplo, una semana) juegan diferentes partidos entre
ellos. En estos partidos podemos establecer también objetivos especiales parciales del tipo: no ser
goleados (dando prioridad al juego defensivo cuando el rival es de un nivel más alto), marcar el mayor
número de goles posible (dando prioridad a la fase ofensiva cuando juguemos con rivales inferiores),
ejecutar el mayor número de veces posible determinadas acciones colectivas, aplicar un determinado
concepto estratégico para circunstancias concretas.

4.- Efectos
Los efectos derivados de la aplicación de los ejercicios competitivos se basan en los seis
siguientes aspectos: recrean los requisitos específicos del juego, posibilitan la evaluación del modelo
de juego, se confirman como los medios más eficaces de entrenamiento, perfeccionan el trabajo del
equipo, potencian un ritmo específico de juego, y promueven condiciones de orientación y dirección
del equipo.

Enero-2013 nº 203 25
“Los ejercicios competitivos desempeñan un papel
extremadamente importante en la preparación de los jugadores y
del equipo ”

Recrean los requisitos específicos del juego


Los ejercicios competitivos desempeñan un papel extremadamente importante en la preparación
de los jugadores y del equipo, sin ellos es imposible moldear de forma correcta los requisitos
específicos del juego futbolístico. Estimulan indeleblemente la consecución de un elevado nivel de
preparación. En este aspecto, se crean condiciones favorables para que los jugadores mejoren sus
prestaciones ampliando los límites de sus capacidades, y se hace posible que el entrenador analice
las formas de influenciar positivamente en los factores que puedan estar limitando la progresión de
sus jugadores.

Posibilitan la evaluación del modelo de juego


A través de los presupuestos establecidos por estos ejercicios de entrenamiento es posible
experimentar y evaluar, con un elevado grado de certeza, el nivel de consolidación y asimilación del
modelo de juego preconizado por el equipo. Se reúnen de este modo datos o referencias
fundamentales para redireccionar, perfeccionar o modificar aspectos más o menos particulares de la
planificación conceptual del equipo y el nivel de pertinencia del plan de juego, a través del cual se
efectúan alteraciones puntuales y temporales de la expresión táctica de base del equipo, en función
del conocimiento del equipo adversario y de las condiciones objetivas sobre las que se jugará la
próxima competición.

Se confirman como los medios más eficaces de entrenamiento


Los ejercicios competitivos son las formas de preparación que más se asemejan a las condiciones
reales de competición. En este sentido, desde que se haya conseguido la comprensión y asimilación
correcta de los elementos generales y específicos de la funcionalidad del modelo y del plan de juego,
estos ejercicios se consideran como, probablemente, los medios más eficaces del proceso de
entrenamiento. Sin embargo, hay que
insistir en que los ejercicios compe-
titivos son parte de un trayecto de
preparación cuya sostenibilidad deriva
de la previa aplicación de otros ejer-
cicios sin los que no es posible su renta-
bilización. Los ejercicios competitivos
están en la cima de una perspectiva
didáctico-metodológica, cuya aplica-
ción sólo tiene sentido cuando está
basada en los efectos derivados de
los contenidos de otros ejercicios de
entrenamiento.

Perfeccionan el trabajo del equipo


El efecto fundamental de los ejercicios competitivos se sitúa en la posibilidad de desarrollar,
simultáneamente, la capacidad individual de los jugadores y perfeccionar el trabajo del equipo,
mejorando su sincronización y articulación. La armonización comportamental de los once jugadores
que detentan diferentes funciones tácticas sólo es posible a través de procesos de entrenamiento que
reúnen condiciones lo más parecidas posible a aquellas en las que se compite realmente.

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Potencian un ritmo específico de juego
Los ejercicios competitivos crean condiciones para que se potencie una variedad de velocidad de
ejecución de las acciones individuales y colectivas que sea la más conveniente para mantener los
niveles de rendimiento. Este ritmo ha de impedir que el equipo adversario se adapte a los constantes
y secuenciales cambios de ritmo de ejecución motora.

Promueven condiciones de orientación y dirección del equipo


La lógica de los ejercicios competitivos promueve condiciones para el establecimiento de formas
específicas de comunicación, conteniendo señales, códigos y frases a través de los que el entrenador
orienta y dirige al equipo. En esta perspectiva, la práctica de estos ejercicios posibilita el desarrollo de
un lenguaje común cuyo significado y entendimiento sólo es accesible al grupo. Estos códigos de
comunicación desarrollan reglas de orientación y dirección táctica del equipo con la intención de
adaptar y mejorar la funcionalidad de éstos para su aplicación en la competición.

5.- Limitaciones
Es importante atender a algunos aspectos particulares en la utilización de los ejercicios
competitivos que se pudieran convertir en perjudiciales. Hay que escoger el equipo adversario, atender
al periodo del plan anual de entrenamiento, reducir la posibilidad de ejecución de acciones al margen
de las leyes del juego, prever y anticipar conflictos, atender a la capacidad de los jugadores.
Escoger el equipo adversario
Hay un conjunto de presupuestos importantes en la elección del equipo a enfrentar. De todos
modos, el principal es que éste simule lo mejor posible las condiciones que pretendemos observar,
analizar y probar con respecto a nuestro equipo. La elección del rival podrá variar entre un conjunto de
jugadores elegidos dentro de nuestro propio equipo, un equipo (bien de más nivel, o bien de menos
nivel) de nuestro propio club, y un equipo invitado de otro club.
Atender al período del plan anual de entrenamiento
En la utilización de los ejercicios competitivos se debe tener presente el periodo dentro del proceso
anual de entrenamiento. En efecto, su aplicación durante el pre-competitivo debe atender al hecho de
que se trata de alcanzar un nivel de rendimiento alto con vistas a la competición oficial. En caso de
realizarlos durante el periodo competitivo hay que controlar su aplicación para que no se acumule
mucha fatiga previamente al siguiente partido oficial. Para no incurrir en este riesgo se proponen
interrupciones sistemáticas y espaciadas a lo largo del entrenamiento para que los jugadores tengan
la posibilidad de recuperarse de los esfuerzos producidos y, además, para recibir informaciones
pertinentes por parte del entrenador.
Reducir la posibilidad de ejecución de acciones al margen de las leyes del juego
En este sentido es importante tener especial cuidado en lo que se refiere a los eventuales roces
(faltas, infracciones...) que pudieran ocurrir durante los partidos de entrenamiento, y que podrían
originar lesiones que impidan a algunos jugadores seguir en el partido o incluso su concurso en los
próximos partidos de competición oficial.
Prever y anticipar conflictos
Ante la utilización de estos ejercicios de entrenamiento se debe preparar a los jugadores para la
posibilidad de que surjan conflictos entre los ellos, lo que crearía condiciones para que dejasen de
concentrarse en los objetivos del entrenamiento, perdiéndose irremediablemente sus efectos.
Atender a la capacidad de los jugadores
Para la aplicación de estos ejercicios es importante verificar que todos los jugadores estén
capacitados para soportarlos, pues algunos podrían necesitar de medios de entrenamiento graduales
con vistas a superar momentáneas carencias.

Enero-2013 nº 203 27
6.- Momentos
El emplazamiento de estos ejercicios de entrenamiento ha de ser en la parte principal de la sesión.
Con vistas a ello, es fundamental realizar una fase preparatoria correcta, utilizando ejercicios de
carácter general (para estimular las funciones más
importantes) y específico (ejecutando acciones simi-
lares a las que se van a realizar durante el ejercicio
fundamental). Con relación al microciclo semanal
de preparación, estos ejercicios se aplicarán, como
máximo, una vez por semana, en una sesión de
trabajo intermedia entre el partido anterior y el
siguiente. En esta línea se procurará que la apli-
cación de esta “competición-entrenamiento” tenga
presente la reflexión sobre los aspectos menos
positivos identificados en el partido anterior y el
reforzamiento de los positivos. El objetivo prioritario
será examinar el plan estratégico-táctico que se
aplicará en el siguiente partido de competición.

7.- Organización

1.- Desequilibrios de carácter numérico

2.- Desequilibrios en el resultado del juego

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3.- En función del tiempo de juego

4.- Variando su duración

5.- Dividiendo su duración en partes

Enero-2013 nº 203 29
6.- De la sucesión de los goles

7.- Del equipo que primero concrete los goles

8.- De las partes fijas del juego

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9.- De acciones individuales o colectivas

10.- De los marcajes individuales

11.- De objetivos tácticos variables

Enero-2013 nº 203 31
12.- De remates desde larga distancia

13.- De cambios constantes del ángulo de ataque

14.- De la profundidad ofensiva

Enero-2013 nº 203 32
15.- Del número de contactos con el balón por intervención

16.- De las decisiones del árbitro

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Enero-2013 nº 203 33
T Á C T I C A

La toma de
decisiones como
fundamento
táctico
Por José María Buceta
Doctor en Psicología.
Máster en Ciencias de Psicología Clínica.
Entrenador Superior de baloncesto.
Profesor Titular de Psicología de la UNED.
Ex-Seleccionador Nacional de Baloncesto Femenino de España.

Además de psicólogo de mucho prestigio, José María Buceta es un entrenador de baloncesto muy
reconocido y con experiencia práctica en la más alta competición internacional en la categoría femenina
del deporte de la canasta. Como psicólogo y como entrenador superior de baloncesto ha desarrollado, y
desarrolla, una gran labor, tanto en las aulas como en los terrenos de juego. Nos ofrece un trabajo
muy didáctico sobre la toma de decisiones en el deporte y, fundamentalmente, en los deportes de equipo.
No solamente habla de la toma de decisiones del deportista ante cada situación del juego, sino que
presenta toda la gama de decisiones que rodean al planteamiento de un partido y a su desarrollo.
Las clasifica en tres grandes grupos: decisiones sobre el plan de actuación, decisiones sobre la
ejecución inmediata y decisiones sobre el mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación.
(Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)

Introducción
l comportamiento táctico-estratégico incluye conductas de toma de decisiones sobre la

E utilización de los recursos disponibles para afrontar las demandas de la competición, teniendo
en cuenta las necesidades y condiciones existentes (la situación en el marcador, las acciones de
los adversarios, las condiciones climatológicas, etc.) y, en las especialidades colectivas, la interacción
que debe producirse entre las acciones de los deportistas del equipo. El comportamiento táctico-
estratégico (que a partir de este momento nombraremos simplemente como comportamiento táctico)
incluye tres grandes tipos de decisiones que interactúan entre sí, en función de sus efectos y otros
determinantes: las decisiones que se centran en el plan de actuación antes de comenzar la
competición; las que se toman sobre la ejecución inmediata en los periodos de participación activa; y
las que se refieren al mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación en función del desarrollo
de la competición.

Enero-2013 nº 203 34
“Las decisiones sobre el plan de actuación señalan la tendencia o
estilo de funcionamiento de los deportistas en la competición”

Decisiones sobre el plan de actuación en una competición


Estas decisiones se toman antes de
que comience la competición, consi-
derándose todas las circunstancias
específicas que, en cada caso, puedan
ser relevantes (trascendencia, rivales,
terreno, climatología, etc.) y los recur-
sos propios disponibles que convenga
utilizar para afrontar esa competición.
Por ejemplo, se puede decidir que se
jugará con un determinado tipo de
formación defensiva, que se tirará del
pelotón para provocar una carrera rá-
pida, o que se asumirá mayor o menor
riesgo en determinadas situaciones
del juego.
En algunos deportes, fundamentalmente en los de equipo, estas decisiones las toma el entrenador
y éste se las transmite a los deportistas; mientras que en otros deportes, el entrenador y el deportista
suelen adoptar una decisión conjunta o es el propio deportista el que asume esta responsabilidad. En
cualquier caso, es muy conveniente que cada deportista tome algunas decisiones de este tipo para
preparar su propio plan de actuación.
Puesto que estas decisiones pueden sopesarse antes de la competición (con más o menos tiempo,
según los casos), es posible generar múltiples alternativas y estudiar con detenimiento las ventajas e
inconvenientes de cada una de ellas; desembocando, finalmente, en la decisión que se considere mejor.
En este proceso, como es lógico, la información existente y el conocimiento táctico del entrenador o el
deportista que deba tomar una decisión, constituyen elementos de la máxima importancia que
determinan la calidad de la decisión. Las técnicas de solución de problemas e instrumentos como las
matrices de decisiones, adaptados cada situación concreta, pueden ser de gran ayuda para la toma
de este tipo de decisiones.

Tendencia de funcionamiento en la competición


Las decisiones sobre el plan de actuación señalan la tendencia o estilo de funcionamiento de los
deportistas en la competición, es decir, predisponen a los deportistas a actuar de una determinada
manera ante las distintas situaciones que se les presentarán cuando compitan. Por ejemplo, antes de
comenzar una etapa de una carrera ciclista, se decide que los corredores del equipo deben evitar que
se produzcan o fructifiquen las escapadas de determinados corredores de otros equipos. Esta decisión
indica la tendencia de funcionamiento de los corredores durante la etapa. Bajo esta tendencia, los
corredores procurarán estar, predominantemente, en los primeros puestos del pelotón, controlando la
carrera, y reaccionarán en consecuencia cuando se produzcan intentos de escapada de los corredores
adversarios señalados.

Enero-2013 nº 203 35
Decisiones sobre la ejecución inmediata
Estas decisiones se toman en los periodos de participación activa de la competición, y su resultado
directo es el rendimiento. Por ejemplo, un jugador de fútbol decide entre tirar a gol o pasarle el balón a
un compañero; un corredor de fondo decide entre adelantar e incrementar el ritmo, o quedarse en el
pelotón y esperar. A diferencia de las decisiones anteriores, éstas sólo pueden ser tomadas por los
deportistas, por lo que deben ser entrenados específicamente para que aprendan a decidir con acierto;
siendo éste, en definitiva, el objetivo final del aprendizaje táctico.
El tiempo disponible para tomar estas decisiones varía en función de las características de cada
especialidad, pero en numerosas ocasiones, el deportista debe decidir en un momento muy preciso y
un tiempo muy reducido. En cualquier caso, las decisiones precipitadas o tardías, suponen un
rendimiento deficitario. Pensemos, por ejemplo, en el tenista que sube demasiado pronto o demasiado
tarde a la red, en el corredor que ataca antes de tiempo o en el jugador de fútbol que se entretiene con
el balón cuando está solo delante del portero. En casos como estos no hay tiempo para generar y
analizar alternativas, y el deportista debe decidir “automáticamente” en base a su entrenamiento previo.

Influencia de la tendencia de funcionamiento y de las circunstancias antecedentes


Como se plantea en la tabla anterior (tabla 1), las decisiones sobre la ejecución inmediata pueden
estar determinadas por dos grandes factores: La tendencia de funcionamiento (que se deriva del plan
previo de actuación), y las situaciones y estímulos antecedentes (circunstancias antecedentes) que se
presentan en cada momento concreto de la competición (acciones de los rivales, posición en el
campo, etc.).

Enero-2013 nº 203 36
El primer factor se refiere a la tendencia bajo la que el deportista debe actuar; mientras que el
segundo incluye los elementos que en el presente aconsejan actuar en una dirección determinada. En
general, el comportamiento táctico apropiado corresponderá a las decisiones que se ajusten a las
exigencias comunes de ambos factores o al factor que, según las circunstancias, deba tener más peso
en cada momento concreto.
Pensemos en el equipo ciclista de un ejemplo anterior. La tendencia de funcionamiento de los
corredores de este equipo es evitar las escapadas de determinados corredores contrarios (factor 1). En
un momento crítico de la etapa se produce la situación de un intento de escapada (factor 2). Los dos
factores determinantes de la decisión apuntan en la misma dirección: los corredores de este equipo
deben decidir salir detrás de los adversarios para abortar el intento de escapada.
Siguiendo con el mismo ejemplo, pensemos que el intento de escapada se produce poco después
de la salida, cuando todavía quedan muchos kilómetros para la llegada. La tendencia de
funcionamiento señala que se deben evitar estas escapadas, pero la situación presente, si se considera
aisladamente, sin la influencia de la tendencia, es probable que aconseje no salir, de momento, detrás
del corredor escapado. Se produce, por tanto, una situación de conflicto entre los dos factores
determinantes de la decisión; ¿qué deben decidir los corredores en este caso?
En líneas generales, la decisión dependerá de la “rigidez-flexibilidad” de la tendencia de
funcionamiento y del grado de “necesidad o conveniencia” de las circunstancias antecedentes
presentes. En principio, cuanto más rígida sea la tendencia, más predominará sobre las circunstancias
de la situación presente, salvo que estas circunstancias, por su elevada necesidad o conveniencia,
deban considerarse prioritarias.
En el caso anterior, pensemos que la
tendencia señalada por el director de equipo
es muy rígida. Puesto que quedarse en el
pelotón no es muy necesario ni especial-
mente conveniente, parece acertado que los
corredores próximos al que inicia la escapada
reaccionen automáticamente y se peguen a
su rueda. Supongamos, sin embrago, que al
producirse el intento de escapada, los corre-
dores que deberían salir a controlarla se dan
cuenta de que el “jefe de fila” del equipo se
ha quedado bloqueado y no puede salir del
pelotón. Aunque la tendencia de funciona-
miento sea rígida, esta circunstancia plantea
una necesidad suficientemente importante como para que, en lugar de salir detrás del escapado, los
ciclistas esperen en el pelotón para ayudar a su “jefe de fila”.
En ocasiones como la del último ejemplo, también puede adoptarse una decisión mixta (o sea, que
algunos corredores salgan detrás del escapado, mientras otros esperan para ayudar a su “jefe de fila”),
pero en muchos casos las posibles alternativas son mutuamente excluyentes y se plantea la obligación
de decidir, bien respetando la tendencia de funcionamiento o bien considerando prioritariamente las
circunstancias antecedentes presentes. En realidad, las tendencias de funcionamiento sólo constituyen
directrices que deberían seguir preferentemente las decisiones que los deportistas adoptan, pero no
deben anular la iniciativa de los deportistas para decidir “in situ” en función de lo que aconsejen los
estímulos antecedentes presentes. ¿Cuál es el balance apropiado entre estos dos factores?: la
respuesta a esta pregunta debe ser estudiada y determinada por los entrenadores y los deportistas en
cada caso concreto. Aprender a tomar decisiones sobre la ejecución inmediata, respetando el balance
que se considere apropiado, constituye la esencia del comportamiento táctico en muchas
especialidades deportivas.

Enero-2013 nº 203 37
“Es interesante que los deportistas aprendan a mejorar sus decisiones en
función de los resultados que obtienen”

Influencia del feedback de cada decisión


Siguiendo el esquema de la tabla anterior (tabla 1), otro factor a tener en cuenta es el feedback que
los deportistas obtienen del resultado de cada decisión. Pensemos, por ejemplo, que uno de los
corredores del equipo ciclista decide salir detrás de un corredor contrario que intenta escaparse y
consigue el objetivo de evitar la escapada. El feedback que obtiene del resultado de su decisión podría
favorecer que en futuros intentos de escapada vuelva a decidir salir detrás del corredor que pretenda
escaparse. Sin embargo, supongamos que no consigue marcharse detrás y que la escapada fructifica;
el feedback que el corredor obtiene en este caso podría aumentar la probabilidad de que cuando más
adelante intenten escaparse otros corredores peligrosos, decida inhibirse y no salir detrás. Otro
ejemplo: un jugador de baloncesto decide tirar a canasta y no encesta, vuelve a tomar la misma decisión
y tampoco encesta; a partir de este momento inhibe la decisión de tirar y opta por pasarle el balón a
otros compañeros.
Según los casos, el feedback que el deportista obtiene de sus decisiones puede ser más o menos
influyente que la tendencia de funcionamiento y las circunstancias de los estímulos antecedentes; y
esta influencia puede ser más o menos aconsejable. En general, es interesante que los deportistas
aprendan a mejorar sus decisiones en función de los resultados que obtienen, pero sin eclipsar el peso
que, en cada caso, deban tener los otros factores.
Pensemos, por ejemplo, en un defensor, en fútbol, que decide reaccionar ante un movimiento del
atacante al que está marcando y el resultado de esta decisión es que el atacante lo regatea por el lado
contrario. En jugadas posteriores será interesante que el defensor tenga en cuenta lo sucedido para no
adoptar de nuevo la decisión errónea. Siendo así, la influencia del feedback será decisiva y muy
favorable, facilitando que el jugador mejore las decisiones futuras sin que exista un conflicto con la
tendencia de funcionamiento o los estímulos antecedentes. De hecho, el jugador habrá aprendido que
no debe reaccionar ante el estímulo antecedente del movimiento hacia un lado del atacante.
Sin embargo, pensemos en un tenista cuya tendencia de funcionamiento sea “arriesgar subiendo a
la red”. Sube varias veces y pierde el punto; y a partir de se momento deja de subir. La influencia
del feedback obtenido ha eclipsado su
tendencia de funcionamiento y también
lo que aconsejan estímulos antece-
dentes discriminativos vinculados a
la decisión de subir a la red. En este
caso, el jugador deja de jugar como se
supone que debería hacerlo para tener
más posibilidades de ganar el partido y,
por tanto, la influencia del feedback
debe considerarse perjudicial. Aunque
podría ocurrir, como señala la tabla
anterior (tabla 1), que este feedback
aconsejase un cambio en la tendencia
de funcionamiento y que, consecuen-
temente, el deportista adoptase este
tipo de decisión durante algún periodo
de pausa en el transcurso del partido.

Enero-2013 nº 203 38
Control de la influencia del feedback
Para controlar la influencia del feedback es importante que los deportistas utilicen criterios
apropiados para valorar el resultado de sus decisiones, sin cometer el error de confundir la decisión
con la calidad o el resultado de la ejecución, y sin la influencia de creencias rígidas que podrían propiciar
una valoración sesgada inadecuada. De esta forma, será más probable que el feedback no inhiba
decisiones que deberían tomarse, o precipite decisiones que no sean apropiadas.
Pensemos en el caso del jugador de tenis que decide subir a la red, pierde los puntos e inhiben la
decisión de subir. Puede ocurrir que haya fallado porque ha ejecutado mal el golpe de volea, o porque
el jugador rival ha estado muy acertado, pero el feedback que ha obtenido (“estoy fallando en al red”)
favorece que el jugador deje de subir, desaprovechando las futuras oportunidades favorables que
podría proporcionarle esta jugada. También puede ocurrir que este jugador funcione bajo la influencia
de creencias rígidas del tipo “soy mejor al fondo de la pista que en la red” o “si no consigo puntos
subiendo, es mejor que me quede atrás”, que afectarán su valoración de lo sucedido y sus decisiones
futuras a lo largo del partido. Creencias de este tipo propician que el tenista se encuentre
especialmente dispuesto a percibir el feedback de sus errores subiendo a la red, y propenso a
interpretarlo en consonancia con tales creencias, siendo más probable que en estas condiciones
inhiba la decisión de subir.
Supongamos ahora que este u otro jugador decide subir a la red y consigue el punto en los primeros
cuatro intentos. El feedback que obtiene podría favorecer que a lo largo del partido decida subir a la
red en numerosas ocasiones, muchas de ellas sin que estén presentes los estímulos antecedentes
apropiados. En este caso, una valoración muy positiva de la decisión estaría propiciando que el jugador
perdiera la perspectiva táctica de cada jugada y que, como consecuencia, adoptase decisiones
erróneas que acabarían perjudicando su rendimiento.
Estos problemas requieren una intervención específica que incluya una información apropiada
sobre la diferencia entre la decisión y la ejecución, el margen lógico de errores que corresponden a cada
decisión, la necesidad de seguir decidiendo, etc.; así como la modificación de creencias interferentes,
cuando las haya, y un plan de entrenamiento centrado en el control del feedback.
En esta línea, es importante que los depor-
tistas aprendan a discriminar las decisiones
concretas sobre las que debería influir, y cómo,
el feedback que obtienen de sus decisiones
anteriores. Por ejemplo, el jugador de tenis que
sube a la red y pierde varios puntos seguidos,
podría aprovechar el feedback para decidir
subir de otra manera (cubriendo mejor los
espacios laterales, situándose a otra distancia
de la red, etc.), pero no para dejar de subir
cuando fuese aconsejable hacerlo. En reali-
dad, el feedback más útil es el que permite
mejorar las decisiones sucesivas, pero sin
alterar la tendencia de funcionamiento ni res-
ponder incorrectamente a los estímulos ante-
cedentes discriminativos. Así, en cada caso
concreto, es conveniente que el entrenador y
sus deportistas determinen el tipo de feedback
que debe ser influyente y hasta que punto
debe serlo, estableciendo así el peso de este
factor en la toma de las decisiones sobre la
ejecución inmediata.

Enero-2013 nº 203 39
Pensemos en el jugador de baloncesto que decide tirar y no encesta. ¿Debe dejar de tirar si observa
que sus lanzamientos no entran?; ¿debe dejar de tirar sólo si percibe que ha perdido la confianza en
que puede encestar?; ¿debe seguir intentándolo a pesar de fallar, siempre que se presenten los
estímulos antecedentes apropiados?; ¿debe decidir en función de otras situaciones antecedentes
como, por ejemplo, la situación del marcador, el tiempo que resta de posesión del balón, o el tiempo
que falta para finalizar el partido?; ¿debe decidir hacer otro tipo de tiro?; ¿debe cambiar la tendencia
de su juego buscando prioritariamente las oportunidades de otros compañeros y sólo en último término
sus propios lanzamientos?; ¿debe estar un tiempo sin tirar, buscando gratificación a través de otras
acciones del juego, para volver a plantearse más adelante la decisión de tirar a canasta?
Contestar con exactitud a estas u otras cuestiones parecidas, abarcando todas las consideraciones
que permiten decidir la influencia que, en cada caso particular, debe tener el feedback de las decisiones
anteriores, supone un importante paso para el aprendizaje del comportamiento táctico de muchos
deportes; pues sólo a partir de la especialización de estas respuestas se podrá enseñar a los
deportistas actuar en consecuencia.

Fases del aprendizaje de toma de decisiones sobre la ejecución inmediata


El aprendizaje de las decisiones sobre la ejecución inmediata puede contemplar tres fases cuyos
objetivos principales se muestran resumidos en la tabla 2: el aprendizaje en función de las
circunstancias antecedentes, el aprendizaje bajo tendencias de funcionamiento y el aprendizaje
relacionado con la utilización del feedback que proporcionan las decisiones anteriores.

Enero-2013 nº 203 40
Decisiones en función de las circunstancias antecedentes
En la primera fase, los deportistas deben aprender a decidir en el tiempo disponible para ello, en
función de las circunstancias antecedentes que estén presentes en cada momento. Esta fase puede
dividirse en dos subfases: una de aprendizaje más simple y otra de aprendizaje más complejo. En la
primera subfase, el objetivo del aprendizaje se centra en que el deportista vincule la decisión de ejecutar
una sola habilidad, a estímulos antecedentes simples que aconsejen esa decisión. Por ejemplo, un
jugador de hockey puede vincular la decisión de regatear, a una determinada posición del cuerpo del
jugador contrario que se encuentra frente a él. Estas decisiones son la continuación natural del
aprendizaje técnico (es decir, del aprendizaje de la ejecución de la habilidad) y constituyen el primer
estadio del aprendizaje táctico; su objetivo es, simplemente, que el deportista aprenda a tomar la
decisión de ejecutar una determinada habilidad.
En la segunda subfase, tras consolidarse la decisión de ejecutar una, dos o más habilidades, el
objetivo es que el deportista aprenda a decidir entre la ejecución de dos o más conductas alternativas
cuya decisión simple ya domina y/o (según los casos) que aprenda a decidir sobre la ejecución de una
sola habilidad, pero en presencia de estímulos antecedentes cada vez más complejos. En cualquier
caso, debe aprender a discriminar estímulos o grupos de estímulos relevantes, de mayor complejidad
que los estímulos simples de la anterior subfase, y a tomar sus decisiones en función de estos
estímulos. Por ejemplo, el jugador de hockey debe aprender a tener en cuenta el espacio disponible y
la posición de otros jugadores, para decidir si regatea o pasa la bola.

Decisiones bajo tendencias de funcionamiento


En la segunda fase, los deportistas deben aprender a decidir bajo tendencias de funcionamiento.
Esta fase también puede dividirse en dos subfases: el aprendizaje bajo tendencias de funcionamiento
rígidas, y el aprendizaje teniendo en cuenta la interacción entre la tendencia de funcionamiento y las
circunstancias antecedentes. En la primera subfase se trabaja con tendencias de funcionamiento
rígidas para que los deportistas se acostumbren a considerar cuestiones más globales que las
circunstancias específicas que cada situación presente. Esto supone que deben aprender a reprimir o
provocar decisiones que dominan, según sea la tendencia de funcionamiento bajo la que tienen que
actuar. Por ejemplo, se puede pretender que el jugador de hockey aprenda a jugar bajo la tendencia de
“no arriesgar la posesión de la bola”; o en la dirección contraria, bajo la tendencia de “avanzar con la
bola todo lo posible aún produciéndose algunas pérdidas”. Según sea la tendencia que se le indique,
el jugador tendrá que reprimir o provocar, respectivamente, la decisión de regatear.
En la segunda subfase, el objetivo es que los deportistas aprendan a actuar bajo una determinada
tendencia de funcionamiento, pero teniendo en cuenta también las circunstancias antecedentes que
están presentes en cada momento concreto. Para ello deben aprender a valorar, y decidir en
consecuencia, el nivel de rigidez de la tendencia y el grado de necesidad y conveniencia de cada
situación, acostumbrándose a decidir bajo tendencias de diferentes niveles de rigidez y en situaciones
de distinta necesidad y conveniencia. Por ejemplo, el jugador de hockey tendrá que aprender a decidir
si regatea o pasa la bola, jugando bajo la tendencia más rígida o más flexible de arriesgar en interacción
con circunstancias antecedentes distintas, como podrían ser: estar sólo contra su defensor en una
situación favorable, o estar en una posición con poco espacio para avanzar.

Utilización del feedback de las decisiones anteriores


El propósito de la tercera fase es que los deportistas aprendan a utilizar convenientemente el
feedback que les proporciona cada una de sus decisiones. De alguna manera, la autorregulación de las
decisiones a través de este feedback se estará produciendo en todas las fases anteriores, por ello es
conveniente que el entrenador, desde el primer momento, aporte la información apropiada y actúe
consecuentemente (por ejemplo, reforzando la toma de decisión con independencia del resultado de

Enero-2013 nº 203 41
la ejecución) para que sus deportistas aprendan a utilizar el feedback correcto. En esta fase se pretende
que los deportistas aprendan a discriminar entre distintos tipos de resultados y actúen en
consecuencia; siendo conveniente, en general, que se diferencien las categorías siguientes:
- Los resultados que deben tener mucho peso en las decisiones posteriores (especificando en qué
decisiones en concreto)
- Los resultados que, por impactantes que sean, no deben eclipsar la tendencia de funcionamiento
o las demandas de los estímulos antecedentes presentes
- Los resultados cuya influencia específica tiene que determinarse tras una consideración pausada
que debe derivar en los correspondientes acuerdos.

Veamos un ejemplo de la primera categoría: el jugador de hockey citado anteriormente puede


aprender que si regatea y pierde la bola debe utilizar esta información para regatear de otra manera en
la siguiente ocasión, pero no para inhibir la conducta de regatear cuando la tendencia de
funcionamiento indique que debe intentarlo y se presenten estímulos antecedentes favorables.
Otro ejemplo, ahora de la
segunda categoría: el jugador de
baloncesto que entra a canasta
y recibe un tapón espectacular,
debe aprender a ignorar este
feedback e insistir en la decisión
de entrar a canasta, siempre que
la tendencia de funcionamiento
y los estímulos antecedentes
así lo aconsejen (aunque podría
aprender a utilizar el feedback
para decidir entrar a canasta de
otra manera que haga menos
probable el tapón).
Otro ejemplo, también de la
segunda categoría: el jugador de
tenis que sube a la red varias
veces y pierde tres puntos seguidos, puede aprender a utilizar este feedback para poner en práctica
estrategias psicológicas que le ayuden a controlar el impacto negativo de los fallos, y le recuerden que
debe seguir subiendo a la red cada vez que se presenten los estímulos antecedentes favorables.
Un último ejemplo (de la tercera categoría): el jugador de baloncesto que decide tirar a canasta y
falla repetidamente, puede aprender a inhibir esta conducta durante algún tiempo, y volver a decidir
tirar más adelante, cuando se encuentre de nuevo en las condiciones subjetivas apropiadas para ello.

Ubicación de los déficits de rendimiento en la toma de decisiones


El aprendizaje apropiado en cada una de estas fases resulta clave para que los deportistas dominen
estas decisiones tácticas según se considere en cada caso, y cuando se observe un rendimiento
defectuoso (es decir, que los deportistas no adopten las decisiones correctas) será conveniente
ubicarlo, específicamente, en el apartado que corresponda: ¿es un problema relacionado con los
estímulos antecedentes?, ¿tiene que ver con la tendencia de funcionamiento?, ¿se refiere a la utilización
del feedback?
Veamos un ejemplo: pensemos en un equipo de baloncesto cuyos jugadores tienen un dominio
aceptable de la técnica de pasar el balón. Antes de jugarse un partido, el entrenador toma la decisión

Enero-2013 nº 203 42
“La utilización apropiada de estrategias ambientales en los ejercicios
del entrenamiento deportivo constituye un elemento muy valioso”

de que el jugador que tenga una mayor ventaja en estatura respecto a su defensor, “entre” a jugar en
la posición del “poste bajo” para que los demás jugadores le pasen el balón en esa posición,
estableciéndose de esta forma una tendencia de funcionamiento.
Los jugadores se han preparado para jugar bajo esta tendencia y son capaces de decidir en
consecuencia, pero llegado el momento comenten múltiples errores en los pases, no por su ejecución
(que es correcta) sino porque toman malas decisiones en función de los estímulos antecedentes que
están presentes en cada jugada concreta (por ejemplo, pasan el balón desde una posición con poco
ángulo de pase, o no tienen en cuenta la posición de los defensores contrarios). ¿Qué sucede?, ¿cuál
es el problema?; pues que probablemente no se ha dedicado suficiente tiempo en los entrenamientos
a ejercicios específicos para que los jugadores aprendan a discriminar estímulos antecedentes
relevantes y, en función de éstos, decidir pasar o no pasar, o el tipo de pase que deben realizar.
En un caso como éste se habría detectado que los jugadores dominan la segunda fase del
aprendizaje táctico de este tipo de decisiones, pero no la primera, y que, por tanto, para subsanar el
déficit de rendimiento sería necesario que el entrenamiento se centrase específicamente en este
apartado defectuoso. El ejemplo ilustra la importancia de la ubicación correcta, en el apartado
correspondiente, de los déficits de rendimiento en la toma de decisiones.

Estrategias de intervención
Para optimizar el aprendizaje de las decisiones sobre la ejecución inmediata hay que tener muy en
cuenta, de forma específica, la enorme trascendencia en este contexto de la atención centrada en los
estímulos antecedentes discriminativos que deben servir como señal para tomar la decisión; y el
cambio de relación funcional entre los estímulos antecedentes y las conductas de toma de decisión,
debiendo debilitarse los vínculos entre éstos y las decisiones a eliminar, al tiempo que se fortalecen
entre los mismos estímulos y la decisión que se que pretende desarrollar.
En este ámbito no proceden estrategias como la identificación de sensaciones corporales o el
feedback sensorial, que jugaban un papel destacado en el aprendizaje de la ejecución. La atención
consciente debe fluctuar entre lo externo (los estímulos discriminativos) y lo interno (la propia conducta
que se decide ejecutar), hasta que, de forma progresiva, el deportista aprenda a funcionar
automáticamente (sin utilizar la atención interna), tomando las decisiones que se consideran correctas.
En general, la utilización apropiada de estrategias ambientales en los ejercicios del entrenamiento
deportivo constituye un elemento muy valioso para el aprendizaje de estas decisiones. Básicamente, los
ejercicios específicos que se diseñen con este propósito deben reunir las características que se enumeran
en la siguiente tabla (tabla 3), con el objetivo de propiciar la aparición de las decisiones correctas y el
fortalecimiento de su relación con las circunstancias antecedentes en cuya presencia deben adoptarse.
Asimismo, pueden ser muy útiles estrategias de auto-aplicación, como el establecimiento de
objetivos inmediatos de realización (decidir ejecutar la conducta cuando se presenten los estímulos-
señal), las auto-instrucciones para centrar la atención en los estímulos discriminativos (por ejemplo,
“atento: en cuanto recibas el balón, observa la posición del defensor”) y la práctica en imaginación
(tanto para vincular la decisión correcta a los estímulos antecedentes apropiados, como para preparar
la toma de decisiones en posteriores experiencias en vivo).

Enero-2013 nº 203 43
Además, en algunos casos puede ser conveniente que el psicólogo deportivo dirija sesiones
específicas para conseguir el condicionamiento de la conducta a los estímulos antecedentes, y en
ocasiones resultará decisivo que se realice una intervención cognitiva para la modificación o
debilitamiento de creencias antecedentes que dificultan el aprendizaje.

Decisiones sobre el mantenimiento o replanteamiento del plan de


actuación
En muchos deportes, el plan de actuación que se elabora antes de comenzar la competición,
determinante de la tendencia de funcionamiento, puede mantenerse o modificarse en el transcurso de
ésta, en función de lo que suceda. Así, puede ocurrir que la experiencia concreta que esté presente en
la competición (los estímulos antecedentes o el feedback de las decisiones propias) confirme la
conveniencia del plan trazado de antemano, en cuyo caso resultará apropiada la decisión de
mantenerlo, o bien, que en cualquier momento aconseje un replanteamiento parcial o total de ese plan.
Esta cuestión destaca la importancia de otra categoría de decisiones tácticas: las que se refieren al
mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación.
Utilizando uno de los ejemplos anteriores, podría ocurrir que en el transcurso de la etapa ciclista, el
“jefe de fila” tuviera una caída y se encontrase en una situación muy difícil. Este dato podría provocar que
el director del equipo decidiese modificar el plan de actuación inicial (consistente en evitar las escapadas
de determinados corredores contrarios), centrando la actuación de sus ciclistas en ayudar al “jefe de fila”.
En otro ejemplo, podría suceder que el jugador de tenis, en uno de los descansos programados cada
dos juegos, analizase brevemente el desarrollo del partido y concluyese seguir respetando el plan de
actuación que había decidido antes de comenzar. Sin embargo, más adelante, en otro descanso similar,
podría considerar nuevos planes y decidir realizar algún cambio en su tendencia de funcionamiento.
Características de estas decisiones
Estas decisiones se toman en el transcurso de la competición, bien en periodos de pausa (en el
descanso, en los tiempos muertos, cuando se detiene el juego, etc.), o bien en periodos de participación
activa de mínima intensidad (en un momento tranquilo de una carrera de fondo o una prueba ciclista); y
pueden ser adoptados, según los casos, por el entrenador o por los propios deportistas.

Enero-2013 nº 203 44
A diferencia de lo que sucede con las decisiones que se toman antes de iniciarse la competición,
las decisiones sobre el mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación deben adoptarse en un
tiempo muy limitado, sin que, por tanto, puedan ser objeto de un complejo y profundo proceso de
análisis. Tampoco se trata de decisiones
que deban adoptarse de forma auto-
mática (o casi automática), como ocurre
con las decisiones sobre la ejecución
inmediata. En este caso, la pausa o baja
intensidad del momento en el que se toma
la decisión, en la medida de su duración
(más o menos prolongada), suele permitir
un breve análisis de la situación antes de
tomar la decisión; pero la limitación del
tiempo disponible determina que gene-
ralmente no se pueda discutir sobre la
posible decisión, debiendo especifi-
carse de antemano quien es la persona
responsable de tomar estas decisiones:
¿el entrenador?, ¿el deportista?, ¿el
capitán del equipo?, etc.

Asimismo, teniendo en cuenta estas limitaciones parece razonable que el número de posibles
alternativas sea reducido, aconsejándose, en la mayoría de los casos, que se limite a dos; y que el
análisis de las ventajas e inconvenientes de cada alternativa sea rápido y muy directo, recomendándose
que en la medida de lo posible se haya previsto este apartado antes de comenzar la competición. De
forma que resulte suficiente la presencia de un determinado criterio discriminativo (o de una
combinación de criterios) para que la persona encargada pueda adoptar la decisión.

En el ejemplo del jugador de tenis, éste puede tener previstos antes del partido los criterios más
probables que podrían determinar un cambio de plan (que apenas haya oportunidades de subir a la
red, que el jugador contrario esté muy acertado con sus golpes, etc.) y decidir, en el tiempo disponible,
en función de que estén presentes o ausentes esos criterios.
Recordando el esquema expuesto en la tabla 1, la decisión de mantener o replantear el plan de
actuación depende, básicamente, de dos factores determinantes:
- Las diversas circunstancias antecedentes que están presentes en cada momento, en el transcurso
de la competición.
- El feedback que el deportista obtiene de sus decisiones sobre la ejecución inmediata.

Por una, o por ambas vías, la persona responsable de estas decisiones recibe una información que
puede utilizar, con mayor o menor criterio, según sean sus conocimientos sobre su deporte y su
preparación específica para tomar este tipo de decisiones.

Por ejemplo, la manera en la que está defendiendo el equipo contrario, planteando unas dificultades
específicas, es una circunstancia que puede aconsejar modificar total o parcialmente la forma de jugar
en ataque, cambiando así la tendencia de funcionamiento en esta parcela concreta.

Otro ejemplo: un equipo de baloncesto está jugando en defensa bajo la tendencia de defender “con
mucha anticipación”. Sin embargo, las continuas decisiones que los jugadores adoptan en cada jugada
defensiva proporcionan un feedback negativo que sugiere la conveniencia de cambiar, al menos
parcialmente, esta tendencia. El entrenador decide que los jugadores exteriores dejen de defender con
anticipación, pero mantiene este estilo defensivo para los jugadores interiores.

Enero-2013 nº 203 45
T Á C T I C A

Trabajo sobre la
defensa
zonal
Por Frederic Martín Moragón
Técnico Deportivo en Fútbol Nivel I.
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL).

Desde hace ya bastantes años, el marcaje zonal es considerado como el más efectivo en
fútbol. Es más, el marcaje de hombre a hombre está prácticamente en desuso. En algunos casos
se mantiene el marcaje mixto, pero no como un planteamiento de “unos por zona y otros al
hombre”, sino como la lógica adaptación del marcaje zonal al hecho de perseguir durante toda la
jugada al rival que empezó en la zona de cada uno cuando indiciamos la labor defensiva cerca de
la portería propia. En definitiva, hace tiempo que se reafirmó el convencimiento de que marcar por
zonas es, además de lo más lógico, lo más efectivo. Frederic Martín Moragón nos indica pautas
que ha seguido en la práctica con un equipo, en un ámbito concreto, para establecer la defensa
zonal. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)

Introducción
on este trabajo pretendo contribuir al convencimiento sobre la defensa zonal, pero no una

C defensa zonal entendida en el sentido de que cada un jugador ocupa su posición y es dueño de
su parcela. La defensa zonal va mucho más allá porque se trata de espacios en amplitud y en
profundidad. Dado que el trabajo de situaciones zonales es muy amplio, he querido englobarlo en el
contexto de un equipo en el que la situación en la clasificación no es idónea. El motivo de este trabajo
resulta de un cambio de cuerpo técnico una vez avanzada la temporada.
En mi opinión, existen dos tipos de pensamientos a la hora de defender: defender para no encajar
goles o defender para recuperar el balón y conseguir gol. Si la máxima del fútbol es el gol, no concibo
otra manera de defender que la de tener la posesión lo más rápidamente posible, y sin la posesión tratar
que el balón esté lo más alejado posible de mi portería.
Entrenar en fútbol puede parecer sencillo, pero disociar cada uno de los estados situacionales del
todo (entendiendo como el todo, el fútbol) es complicado, y mucho más quebrantarlos para llevarlos a
la máxima expresión de trabajo para conseguir el máximo rendimiento. No entiendo ningún trabajo sin
un entrenamiento integral y también así lo considero con el trabajo de la defensa en zona. No hay una
situación que se dé por generación espontánea, sino que tiene unas situaciones concretas que debes

Enero-2013 nº 203 46
“Hemos de permitir que los jugadores expresen sus vivencias y
sus dudas, para tener argumentos de análisis ”

analizar y desarrollar. Así, para saber el todo de la defensa zonal tendremos que analizar muy bien lo
que es esta defensa para plasmarla en situaciones reales, llegando a situaciones defensivas después
de una perdida de posesión.
Ante la situación planteada, podemos encontrar dificultades por el estado anímico del grupo, tras
unos períodos complicados de la temporada. Hay que analizar bien a los jugadores, al grupo en
conjunto y también las situaciones que han ocurrido hasta ahora. Debemos convencer a los jugadores
de que el trabajo que vamos a desarrollar, tal como se planteará, nos llevará a éxito. Hemos de permitir
que los jugadores expresen sus vivencias y sus dudas, para tener argumentos de análisis antes de
plantear el desarrollo de nuestro trabajo.
Después de aceptar el cargo de entrenar al equipo, hacemos un análisis de las debilidades,
amenazas, fortalezas y oportunidades que se nos presentan; tanto del club como de la situación del
equipo. Se busca la metodología adecuada para llegar al éxito en el mínimo tiempo posible, puesto que
la situación lo requiere, trabajando bajo el convencimiento de que lo planteado en el presente trabajo
nos llevará al éxito en cualquier situación. Aunque todo es mucho más efectivo cuando no se convive
con un condicionante temporal y de emergencia.

DEBILIDADES AMENAZAS FORTALEZAS OPORTUNIDADES


Situación Calendario restante Jugadores que llevan El logro del objetivo
clasificatoria complicado. años jugando juntos, planteado nos llevará
complicada. y cada uno sabe lo a un convencimiento
Mayor presupuesto que pueden llegar a de todo el club hacia
Muchas bajas por de nuestros rivales dar sus compañeros. nuestro cuerpo
lesión en la plantilla. directos. técnico.
Tener un juvenil en la
Presupuesto bajo máxima categoría Ser el equipo de
para refuerzos. estatal, realizando mayor categoría de
una temporada muy los alrededores.
Ausencia de filial buena.
para subir jugadores.

Disponemos de la posibilidad de ampliar el número de sesiones tantos días como creamos


conveniente. Nuestra plantilla cuenta con un total de veintidós jugadores, estando lesionados seis de
ellos. Por ello incorporamos dos jugadores de nuestro equipo juvenil para realizar las sesiones de
entrenamiento con dieciocho futbolistas. Las primeras sesiones de entrenamiento serán grabadas para
analizar cuales son nuestros errores (para tratar de corregirlos) y nuestros aciertos (para fortalecerlos).
Comenzamos a trabajar con la defensa, puesto que somos un equipo que encaja muchos goles y
hemos detectado que no existe una buena organización defensiva. Se trabaja desde el convencimiento
de que hay que defender para sumar puntos. Nuestro primer paso será intentar convencer de que hay
que defender para ganar. En principio, la plantilla está afectada moralmente porque se trata del equipo
que más goles ha encajado de la categoría. No obstante, no es el clasificado en última posición de la
categoría, y esta circunstancia será nuestro punto a favor para intentar convencer a los jugadores de
que nuestro trabajo labrará el camino del éxito, pero solo a través del convencimiento de todos.

Enero-2013 nº 203 47
Definición del problema: origen y causas
Cuando el equipo pierde a posesión del balón,
su transición ataque defensa se basa siempre en
intentar defender la portería lo más rápidamente
posible sin ningún orden y con demasiada distancia
entre líneas. Tras perder el balón, los jugadores que
están en la zona activa de juego retroceden hacia el
centro del campo sin intentar recuperar el balón, la
línea de medio campo se junta mucho con la línea
defensiva. Se detecta que el problema radica en
dos aspectos: el temor psicológico a la derrota y la
falta de un modelo defensivo concreto. Por ello, lo
primero que hemos de conseguir es que el equipo
confíe en que la mejor manera de defender es con
la posesión del balón, y para ello se tiene que
recuperar lo más lejos posible de la portería propia.
Para lograr los objetivos de la distancia entre líneas, trazaremos una distancia total entre la línea de
delanteros y la línea de defensas de unos treinta metros aproximadamente. Con esto se conseguirá que
nuestros jugadores tengan una ocupación racional del terreno de juego, con unas buenas distancias
entre líneas. Pero no vamos a conformarnos únicamente con esto, puesto que el problema va más allá.
Debemos recuperar el balón lo más alejado posible de la portería propia, y para ello se trazará una línea
imaginaria que irá desde una esquina de córner a la esquina opuesta; dentro de ese espacio es donde
se tendrán que mover nuestros jugadores a medida que el balón va circulando. Una vez dentro de este
espacio generado, es cuando se iniciará la presión orientando al rival poseedor de balón a las zonas
débiles de juego que más nos interese.
Otro de aspecto a corregir será que los dos jugadores más próximos a balón dentro de la zona activa
de juego deberán cambiar su costumbre de replegarse cuando se pierde el balón. Lo que deben hacer
es convertirse rápidamente en los primeros defensores cercanos al balón, puesto que su presión dará
al equipo la posibilidad de reorganizarse e iniciar el trabajo defensivo, tanto en amplitud como en
profundidad. En resumen, clasificamos el problema en dos aspectos: el psicológico (proceso mental
ataque-defensa) y el táctico (falta de un modelo defensivo definido).

Concepto y marco teórico


Para trabajar sobre el convencimiento de la defensa en zona que queremos aplicar, y la forma en
que queremos aplicarla, me he basado fundamentalmente en el libro, de Nuno Amieiro, “Defensa en
zona en el fútbol”. Siendo para mí una grata experiencia su lectura porque me llegó a convencer de
aspectos que desconocía, esos pequeños detalles que hacen de un trabajo algo grande.
De este libro, destaco las siguientes frases:
- “Si el balón está del lado izquierdo, y son los jugadores de ese lado los que tienen que reducir el
espacio y los que tienen que hacer presión, lógicamente el extremo del lado contrario tiene que cerrar
el espacio interior, por lo tanto, tiene que absorber el espacio en el que el adversario pueda tener salida”.
- “La transición ataque-defensa tiene que tener una relación íntima con lo que es el juego defensivo.
Cuando un equipo presiona adelantado, el desgaste físico es tremendo, pudiendo, a veces, aparentar
una cierta pasividad en ese momento de transición. Cuando un equipo presiona tan adelante, precisa
descansar durante el partido. Y ¿qué es mejor, descansar con balón o sin balón? Quiero que mi equipo
sepa descansar con el balón, y el saber descansar con el balón supone tener un buen juego posicional
y que los jugadores ocupen racionalmente el espacio y tener capacidad para tener el balón en su poder
aunque, durante algún tiempo, el objetivo no sea profundizar”.

Enero-2013 nº 203 48
- “Nosotros cuando no tenemos la bola iniciamos ya las acciones con vistas a su recuperación,
aunque esto implique ir al área del adversario. Esto somete a los jugadores a un gran desgaste, por lo
que después de la recuperación tienen que decidir si están en condiciones de atacar y así continuar el
desgaste o si, no teniendo esas condiciones, optan por descansar con el balón haciéndolo circular”.
- “Cuando no se tiene posesión de balón hay que defender, no contener”.

Establecer hipótesis y posibles soluciones


En la situación de dinámica negativa en la que se encuentra el equipo puede ser difícil encontrar una
cohesión a la hora de trabajar como grupo, porque cada uno intente aportar su manera de enderezar el
rumbo de manera individualizada. Para paliar esto es importante hacer entender al jugador que en este
sistema defensivo el trabajo de uno sólo no es eficaz sin la colaboración de los demás. Realizaremos
tareas donde la importancia del trabajo en equipo sea importante para el logro de objetivos y otras en
las que se vea claramente que en el momento en que no se trabaje conjuntamente se produce el fracaso.
Una segunda dificultad que nos encontraremos es la tendencia del equipo a defender siempre hacia
atrás, y nunca hacia delante con el objetivo de recuperar el balón. Dividimos los objetivos defensivos
en dos: defender para que no nos encajen gol y defender para recuperar el balón. Para nuestra manera
de trabajar como equipo es necesario inculcar la segunda idea. Dado la tesitura en que se mueve la
situación del equipo, será complicado inculcar esta manera de defender. Para ello realizaremos unas
tareas donde la recuperación en profundidad resulte efectiva, para el convencimiento de los jugadores.
Es necesario estar atentos a la identidad defensiva que presenta el equipo, puesto que hay muchos
equipos que se definen como defensa en zona pero que desnaturalizan ésta en una defensa en zona
solo en alguna línea y que en ciertos momentos se convierte en defensa individual. Debemos ser
nosotros mismos y confiar en que con las ayudas permanentes no será necesario tener que hacer
ningún marcaje al hombre, por muy peligroso que sea un jugador rival.
Dada la situación de clasificación del equipo,
el temor a la derrota nos puede producir miedo a
atacar como conjunto y a defender como bloque,
cometiendo errores en el distanciamiento de las
líneas. Necesitamos que el equipo sea arriesgado
a la hora de atacar y lo haga como bloque.
Independientemente que el ataque sea directo o
combinado, debemos estar todos ocupando
posiciones ofensivas cercanas a balón por muy
alejados que se encuentre un jugador de la zona
activa de juego, puesto que este buen
posicionamiento en ataque nos llevará a estar en
disposición de iniciar una defensa mucho más intensa, cercana al área rival y en conjunto. Una vez
recuperado el balón, será el momento en que el equipo deberá ordenarse ofensivamente y recuperarse
físicamente.

Objetivos
El objetivo básico es desarrollar un sistema defensivo eficaz para la mejora del rendimiento defensivo,
y estará basado en: el marcaje en zona, las ayudas permanentes, la cohesión, el trabajo concreto en zonas
delimitadas por el entrenador, tratar de recuperar el balón para tener la posesión y no simplemente
defender la portería, recuperar en zonas alejadas a la portería propia, trabajar el proceso mental ataque-
defensa, aplicar bien las basculaciones, establecer siempre buenas distancias entre líneas.

Enero-2013 nº 203 49
“Si no estoy en situación de recuperar la posesión, estaré en
posición de hacer una ayuda ”

Contenidos
El marcaje en zona: que los jugadores entiendan que la zona próxima a la situación del balón es la
importante a defender, y que las zonas alejadas a ella son las menos importantes. No solo
defenderemos en amplitud sino también en a profundidad.
Las ayudas permanentes: para que la defensa sea efectiva nuestros jugadores deben poseer
constantemente ayudas, para así recuperar el balón. Por lo tanto, si no estoy en situación de recuperar
la posesión, estaré en posición de hacer una ayuda.
La cohesión: aspecto importante para el buen trabajo común, puesto que la defensa en zona
necesita una cohesión del grupo al objeto de recuperar la posesión.
Trabajar en zonas delimitadas: importancia de las diagonales imaginarias trazadas de desde cada
esquina del córner hasta la esquina opuesta (en forma de “equis”), para que los jugadores estén
situados dentro de cada zona dependiendo de dónde esté el balón.
Recuperar para tener la posesión: una vez que se pierde el balón, se trata de recuperarlo rápido,
pero no para evitar encajar gol, sino, principalmente, para poder llevarlo a la portería contraria y
conseguir gol.
Recuperar en posiciones alejadas a nuestra portería: será norma fundamental esta norma, porque
cuánto más lejos esté el balón de nuestra portería, menos probabilidades de conseguir gol tendrá el
rival, y más tendremos nosotros para armar el ataque. Por lo tanto, debemos iniciar la defensa intensiva
en zonas alejadas a nuestra portería.
Trabajar el proceso mental ataque defensa: Es muy importante cambiar rápidamente el aspecto
psicológico de situaciones de ataque a situaciones de defensa. Cuánto más rápido se realice el cambio,
más probabilidades de éxito tendremos. Esta es la norma esencial para el buen funcionamiento de
nuestro sistema defensivo.
Las basculaciones: si no hay buenas basculaciones, estaremos alejados de la zona de recuperación
que nos interesa cubrir y no podremos hacer la defensa en profundidad.
Distancia entre líneas: la separación entre nuestras líneas facilitará que el equipo rival nos supere y,
además, hará no podamos realizar la defensa presionante para recuperar cerca de la portería rival.

Actividades
Para obtener respuesta de la evolución de nuestros jugadores, y para que ellos entiendan cada uno
de los procesos llevados a cabo, aplicamos una enseñanza guiada, no directiva. Se trata de que sea el
jugador el que busque sus propias respuestas, las analice y las lleve a cabo. Una vez que nos dan la
respuesta en la acción, llevarles a la comprensión de aquello que creemos conveniente para el beneficio
del grupo. Es importante analizar los puntos débiles que tenemos en cada momento para minimizarlos,
así como explotar adecuadamente nuestros valores en alza.
Dado que el objetivo final es el trabajo de todo el bloque, diseccionaremos cada parte para
conseguir objetivos en los que cada jugador conozca la función del compañero más cercano a él en
cada situación del juego. Trabajamos inicialmente por líneas, después asociamos las acciones entre

Enero-2013 nº 203 50
ellas y finalizamos con un trabajo en el que interviene todo el equipo. Cuando ya hemos finalizado el
trabajo con todo el equipo y cada uno sabe las funciones que tiene que realizar, dividimos el trabajo en
dos fases:
1ª Fase:
- Cesión de la iniciativa al equipo rival para conseguir el posicionamiento deseado.
- Repliegue rápido y profundo de los jugadores hacia las posiciones defensivas iniciales.
- Acoso al jugador rival con balón para dificultar su rápida transición defensa-ataque.
- Rápida transición ataque-defensa.

2ª Fase:
- Presión sobre el poseedor del balón y posibles receptores inmediatos (centro del juego).
- Basculaciones de los jugadores hacia las zonas cercanas a balón (centro del juego).
- Coberturas defensivas sobre el compañero ante jugadores con balón.
- Vigilancias defensivas sobre rivales de fuera del centro del juego y sobre espacios importantes a
nivel defensivo.
- Superioridad numérica en el centro del juego, procurar realizar un dos contra uno sobre jugador
rival con balón.

Metodología y recursos
La metodología a emplear será des-
contextualizar la acción defensiva del resto
de acciones para trabajarla de forma
separada. Una vez descontextualiza, desin-
tegraremos cada una de sus partes para
conocer cada comportamiento, tanto del
jugador como de la línea. Será un trabajo
global con toma de decisiones del jugador,
llegando a situaciones de desajustes, para
detectarles y que el propio jugador retorne
al estado de ajuste. Una vez que se hayan
entrenado, aprendido y dominado las si-
tuaciones, el trabajo se centrará en acciones
lo más próximas a la realidad competitiva.
Puesto que para que haya un trabajo defen-
sivo tiene que haber precedido una situación
ofensiva, iniciamos cada planteamiento con acciones colectivas con balón para que, una vez que le
perdamos, hacer la transición ataque-defensa. Es importante que la enseñanza sea no directiva, para
que el jugador experimente los siguientes estados: aprendizaje activo, objetivos abiertos, formación
integral, actividades más autónomas, que los jugadores creen y exploren, participación y toma de
iniciativas, que todos los jugadores den importancia al proceso, evaluación continuada.
Todo se basará en un trabajo de aprendizaje guiado puesto que se plantean problemas que han de
solucionar con nuestras indicaciones. El jugador toma decisiones, puede ser que se planteen
problemas que sean incapaces de resolver, aumenta el vínculo de relación entre los jugadores, hay que
mantener un clima motivador durante la sesión, saber esperar con paciencia la respuesta del jugador
y a la vez saber cuando hay que actuar.

Enero-2013 nº 203 51
Control y evaluación
Para realizar el control y la evaluación de
nuestro trabajo utilizaremos el video como
herramienta fundamental de análisis. Dada la
imperiosa necesidad de resultados al trabajo
realizado, no se utilizará únicamente en los
partidos sino también en las sesiones de entre-
namiento, para tener una segunda visión de
aquello que vivimos durante la sesión y estar
atento en las futuras sesiones por si los errores
se repiten o únicamente fueron casuales. Será
importante el feedback con los jugadores, para
que ellos nos expresen sus sensaciones, dudas
e inquietudes y comprobar sin van asimilando
aquello que nosotros queremos trasmitir y, a la
vez, están convencidos del trabajo realizado.

Realización
Se realizan, en total, cuatro sesiones de entrenamiento a la semana. El trabajo de este aspecto
concreto que tratamos se desarrolla en la segunda y tercera sesión de cada semana y en un periodo
de dos meses. Posteriormente, una vez asimilado el trabajo por líneas y que pasemos a un trabajo
global del equipo, desarrollamos este trabajo en una sesión cada semana. Cada sesión tiene una
duración aproximada de noventa minutos, tiempo que corresponde al total de la sesión, incluidos el
calentamiento, la parte principal (que corresponde al entrenamiento del aspecto que tratamos) y los
ejercicios de recuperación.

Sesión tipo
Iniciamos las sesiones de entrenamiento con un total de 20 jugadores. Los porteros hacen el
calentamiento con todo el grupo y después realizan trabajo específico hasta las tareas en las que sean
requeridos. Cada tarea tiene un objetivo principal defensivo y diferentes objetivos secundarios.

Calentamiento específico (10 minutos)


Realización de cuatro rondos con cuatro por fuera y uno en medio. Uno de los rondos no tendrá
jugador en medio y será un “rondo vacío”. Cuando el jugador del medio recupera el balón, el que ha
errado el pase iniciará el proceso mental ataque-defensa y deberá ir a ocupar el rondo que no tiene
jugador en medio. Con esta tarea pretendemos buscar una activación mental del jugador en el proceso
a trabajar.
Tarea 1
- Objetivos técnico-tácticos: presión defensiva y transición ataque-defensa.
- Objetivo condicional: potencia aeróbica.
- Método: juego
- Medio: ejercicio de posesión.
- Volumen: 3 series de 5 minutos cada una.

Enero-2013 nº 203 52
- Intensidad: alta
- Descripción: juegan tres equipos de cinco jugadores en un espacio reducido para tratar de
mantener la posesión. Dos equipos tratan de mantener el balón ante la oposición del otro equipo. El
equipo que pierde posesión cambia de rol.

Tarea 2
- Objetivo técnico-táctico: repliegue.
- Objetivo condicional: potencia aeróbica
- Método: juego
- Medio: ejercicio de posesión.
- Volumen: 3 series de 5 minutos cada una.
- Intensidad: alta
- Descripción: dividimos el campo en tres sectores (defensivo, medio y ofensivo). Comienzan
jugando dos equipos a mantener la posesión en el sector ofensivo, cuando el equipo que defiende
recupera el balón, se le pasa a otro equipo que se encuentra en el sector medio. Este equipo trata de
finalizar rápidamente en la portería grande con portero, teniendo que dar necesariamente tres pases
entre sus jugadores, sin poder repetir pase. Los jugadores del equipo que comenzaron manteniendo la
posesión y que perdieron el balón, tienen que replegarse rápidamente para impedir gol. Hacer
rotaciones entre los tres equipos para que todos cumplan las tres diferentes funciones.

Tarea 3
- Objetivos técnico-tácticos: contraataque, transiciones y repliegue.
- Objetivo condicional: potencia aeróbica.
- Método: juego.
- Medio: ejercicio táctico.
- Volumen: entre 15 y 20 minutos.
- Intensidad: alta.
- Descripción: jugar en medio campo con dos porterías grandes con porteros. Hacer cuatro
equipos, dos comienzan jugando en una mitad del campo. Los otros dos equipos se sitúan uno detrás
de cada portería. Después de que un equipo finalice o pierda el balón, el equipo que estaba
defendiendo contraataca la portería del lado contrario antes de que el equipo que se encuentra detrás
de esa portería se organice para defender.

Tarea 4
- Objetivos técnico-tácticos: contraataque, repliegue
y presión.
- Objetivo condicional: potencia aeróbica.
- Método: juego.
- Medio: partido con consignas.
- Volumen: 2 series de 10 minutos cada una.
- Intensidad: alta.
- Descripción: jugar un partido en tres cuartos de campo con ciertas consignas establecidas. Un
equipo realiza defensa zonal presionante en medio campo cuando defiende, y realiza contraataque
cuando tiene el balón. El otro equipo realiza defensa zonal y ataque posicional cuando tiene el balón.

Enero-2013 nº 203 53
“Con esta manera de defender se consigue una fuerte cohesión
grupal, pues el esfuerzo de uno es el esfuerzo de todos ”

Resultados del estudio


- Con este trabajo hemos conseguido que el equipo cambie su manera de concebir el juego
defensivo.
- Muchos jugadores creen que defendemos para no encajar goles, pero lo que se intenta, sobre
todo, es recuperar el balón.
- Con esta manera de defender se consigue una fuerte cohesión grupal, pues el esfuerzo de uno es
el esfuerzo de todos.
- Puesto que la recuperación cercana a la portería rival nos permitirá armar antes el ataque, el simple
hecho de defender bien nos hará ser más efectivos en ataque.

Conclusiones relevantes
- Durante el desarrollo del trabajo se puede confundir el no cumplimiento de la plenitud del tema a
tratar: la defensa en zona. Estamos hablando de uno de los cuatro procesos indisolubles del fútbol,
pero el trabajo es mucho más extenso.
- La defensa en zona nos da la solución al problema que nos encontramos, que era encajar muchos
goles porque el equipo se “partía” sobre el terreno de juego. ¿Que mejor que fragmentarlo con un
trabajo en conjunto?
- No logramos buenas sensaciones
en las primeras sesiones, pero con el
trabajo adecuado, más la reciprocidad en
el aprendizaje por parte de los jugadores
y el entrenador, encontramos respuestas
a cada interrogante que se presentaba.
- Considero que jugar en zona consiste
en resolver las situaciones de influencia del
juego (ataque-defensa) en las mejores
condiciones. Significa, por tanto, que la
atención del jugador estará centrada en el
desarrollo del juego para facilitar las
acciones de los compañeros.

BIBLIOGRAFÍA
Defensa en zona en el fútbol (Nuno Amieiro).
Fútbol: Jugar en defensa (Bangsbo y Pietersen).
Fútbol: La táctica y trabajo en equipo (Hughes C.).

Enero-2013 nº 203 54
Firma invitada

Juan Salvadores Canedo


Entrenador Nacional de Fútbol.
Máster Profesional en Fútbol.
Máster en Psicología de la Actividad
Física y el Deporte.

El entrenador en el banquillo

E
l pasado mes de diciembre, el “C. D. Tarsa” cumplió diecinueve años de edad. Buena celebración:
victoria en Guía de Isora ante el muy buen equipo femenino de esa localidad, que disputa el
Campeonato de Segunda División Nacional, el “Virgen de la Luz”. Con esta victoria (quinta
seguida de las palmeras), damos un gran paso con vistas a finalizar la Liga en posición alta, dado que el
“Virgen” es un adversario directo. La siguiente jornada ofrecía en Breña Alta el partido entre las locales
y el todopoderoso “C. D. Tacuense”, campeón del grupo de Canarias la temporada anterior y líder en la
actual. Partidazo. En el recinto de San Pedro se reunió gran cantidad de público, incluido el grupo de
batucada “Zumba-Wamba”, de Mazo, que disfrutó mucho con un vibrante encuentro, finalizado con
empate a dos tras haberse puesto las tacuenses con un 0-2 de ventaja antes de la primera media hora. Gran
ambiente, gran partido, gran remontada… y mucha música, muchos ánimos, muchos decibelios, que no
cesaron en los noventa minutos. Tanta fue la animación, que este entrenador fue literalmente incapaz de
hacerse oír por las jugadoras, salvo en los minutos del descanso. Esto me llevó a un primer momento de
nerviosismo, pero lo cierto es que mi equipo consiguió rehacerse durante la primera parte, y tras un
somero repaso en el intervalo, siguió dominando en la segunda. Con el mismo ruido y la misma falta de
comunicación verbal, el equipo redondeó una hora sensacional.
Surge la cuestión: ¿cuánto de relevante es el trabajo del entrenador durante un partido?, ¿sirven de
algo sus voces? Cualquier entrenador que se precie, cavila sobre estos detalles. Un gran entrenador
palmero, ya fallecido, Rosendo Hernández, hombre de gran temperamento, enorme corazón, y de
incesante actividad en sus años en el banquillo, me dijo una vez: “Juan, yo es que soy muy calentón, pero,
si te digo la verdad, estoy más que seguro que nuestros gritos sirven de poco o de nada. Lo que pasa es
que yo, siendo como soy, y pese a que me como literalmente el cigarro puro durante el partido, si no diera
esas voces de desahogo, me moriría en la banda”. Estoy de acuerdo y además lo he comprobado muchas
veces. Es verdad que con jugadores noveles a veces es positivo hablarles desde fuera, colocarles, avisarles
de una maniobra en un saque; pero con frecuencia esos mismos gritos pueden ponerles nerviosos, con lo
cual “lo comido por lo servido”. No hay balance positivo. Esta reciente experiencia con las chicas del “C.
D. Tarsa” me lo ha confirmado.
Mi consejo: Trabaja con fundamento durante toda la temporada, insiste en algunos detalles
específicos del juego rival previsto durante la semana previa a cada partido, da instrucciones sencillas y
concisas antes del encuentro, anota lo que sucede durante la primera parte e intenta anticipar lo que
sucederá en la segunda y coméntalo en el descanso. Y durante el partido, hazte ver si crees que ayuda a
tus jugadores saber que “estás ahí”, da alguna instrucción muy puntual si es urgente y factible, y anima
a tu gente. Todo ello, junto con los cambios de jugadores, es lo que puedes hacer en el partido. Y no es
poco. Si has entrenado bien a diario es, en realidad, mucho. Si no has trabajado día a día, dar voces desde
la banda sólo sirve para dejar en evidencia a tus jugadores, pero, sobre todo, para dejar claro que no eres
un buen entrenador.

Enero-2013 nº 203 55
Nuestro ejercicio del mes Revista TRAINING FÚTBOL nº 203
TAREA DE ENTRENAMIENTO

Autor: Miguel Ángel Portugal


Entrenador Nacional de Fútbol.
Ex-entrenador del Racing de Santander.

Título: “Ataques de tres contra dos”.

OBJETIVOS:
1.- Defender en inferioridad numérica en la zona de finalización.
2.- Apoyos al jugador que recibe el pase para explotar la superioridad numérica
en ataque.
3.- Atacar y defender en la zona de creación (zona central).

Consideraciones:
- Pueden establecerse cierto número de toques, por ejemplo, dos toques máximos
en la zona central y toques libres en las zonas de finalización.
- Puede permitirse que entre un jugador en la zona de finalización para ayudar en
defensa a sus dos compañeros.

EXPLICACIÓN Y DESARROLLO
La tarea se desarrolla sobre todo el espacio del terreno de juego reglamentario, que se
divide en tres zonas mediante dos líneas paralelas a las líneas de meta. Zona A, zona
B y zona C (observar el gráfico).

Juegan dos equipos de ocho jugadores cada uno, más los correspondientes porteros.
En las zonas A y C se sitúan dos jugadores de cada equipo (dos para defender la
portería de ese lado y dos rivales para tratar de hacer gol). En la zona B (zona central)
se sitúan cuatro jugadores de cada equipo.

Se desarrolla un juego normal, en un enfrentamiento entre los dos equipos, pero


teniendo en cuenta que los jugadores no pueden salir de la zona que tienen asignada;
con la excepción de que el jugador de la zona central que ejecuta un pase a un
compañero de la zona lateral correspondiente, puede pasar a esa zona lateral para
apoyar a sus dos compañeros en la finalización del ataque.

En cada finalización de los ataques acaban enfrentándose tres jugadores atacantes


contra dos jugadores defensores más el portero.

Enero-2013 nº 203 56
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SELLO

REVISTA TÉCNICA PROFESIONAL


Jorge Guillén, 8
47400 Medina del Campo
VALLADOLID
Número 204- Febrero 2013 Contenido de nuestro PRÓXIMO NÚMERO
Hablamos de fútbol con… Mikel Etxarri.
Otras 30 frases al pie.
Mikel Etxarri.
Entrenador Nacional de Fútbol.
Profesor de CESFÚTBOL.
Profesor de la Escuela de Entrenadores de Fútbol del País Vasco.
Ex-Secretario Técnico de la Real Sociedad de San Sebastián.
Jesús Cuadrado Pino.
Entrenador Nacional de Fútbol.
Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo.
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol.
Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL.
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol.

Diez pensamientos sobre el entrenamiento del juego en fútbol.


Por Jesús Cuadrado Pino.
Entrenador Nacional de Fútbol.
Máster Profesional en Fútbol (Cesfútbol y Universidad de Murcia).
Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid.
Máster en Alto Rendimiento Deportivo por el Comité Olímpico Español.
Ex-Preparador Físico de U. D. Salamanca y Real Valladolid.
Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL.
Director y profesor del Máster Profesional en Fútbol.

Fútbol: modelo de juego y entrenamiento.


Por Manuel Aguado Gil.
Entrenador Nacional de Fútbol.
Máster Profesional en Fútbol.
Profesor de la Escuela de Entrenadores de Fútbol de Castilla-La Mancha

Mejora de la finalización.
Por Arno Buitenweg.
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL).
Técnico en el fútbol base del RCD Mallorca.

. Firma invitada

Tarea de entrenamiento: “Marcaje en zona de finalización”



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