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La política monetaria es el conjunto de acciones que el Banco de México lleva a cabo para influir
sobre las tasas de interés y las expectativas inflacionarias del público, a fin de que la evolución de
los precios sea congruente con el objetivo de mantener un entorno de inflación baja y estable. Al
procurar el objetivo de mantener un entorno de inflación baja y estable, el Banco de México
contribuye a establecer condiciones propicias para el crecimiento económico sostenido y, por lo
tanto, para la creación de empleos permanentes.
Sin embargo, existen varios factores que pueden contribuir a una reversión en la
tendencia de la inflación. El primer factor es el aumento de los salarios mínimos que, si
está por encima de la productividad de la economía, generará presiones inflacionarias.
Segundo, por choques de oferta que se pudiesen observar en algunos productos
agropecuarios y energéticos.
Si bien se espera que la demanda de petróleo caiga a nivel global por un menor
dinamismo económico mundial, está latente la reacción de la OPEP. Un recorte
pronunciado podría incrementar los precios de los hidrocarburos.
El tercer factor, y el más relevante, es el relacionado con las políticas económicas del
nuevo gobierno. Desde la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México
(NAICM) comenzó un retraso de decisiones de inversión en el país y una salida de
capitales. La decisión de Fitch de reducir la calificación crediticia de Pemex solo provocará
que las demás calificadoras hagan lo mismo, y esperemos una reducción en la calificación
riesgo país.
El gobierno federal estima que tendrá un superávit fiscal primario de uno por ciento del
PIB, pero la recaudación se elaboró pensando en un crecimiento económico de dos por
ciento. Recientemente, varios bancos privados y organismos internacionales han reducido
la perspectiva de crecimiento del país. Estimo que la economía crecerá solamente al 1.5
por ciento, lo que complicará la recaudación esperada. Así, es probable que se obtenga un
déficit fiscal y que aumente la deuda nacional.
Ante todos estos riesgos creo que el Banco de México tomará la decisión de aumentar la
tasa de interés una vez más para llevarla a 8.5 por ciento a finales de 2019.