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-I par craneal o nervio olfatorio en la infancia: Se encarga de la percepción de olores.

Se explora aproximando a la nariz, alcanfor,


menta, café, etc., es decir olores fácilmente identificables.

II par craneal o nervio óptico en la infancia: Agudeza visual. El niño al mes mira a un objeto o, preferentemente, el rostro humano,
que es más atractivo, situado al frente a unos 20 cm. de distancia. A los 2 o 3 meses sigue con la vista (persecución ocular) un
objeto, la mano del explorador o el rostro que se desplaza delante de los ojos. En el niño mayorcito la agudeza visual se observa
a “grosso modo” enseñándole al niño láminas o juguetes pequeños y solicitándole que los identifique, o, si tiene edad y capacidad,
haciéndole leer un cuento, o mediante carteles con letras o figuras geométricas ordenadas de mayor a menor. Para la visión lejana
se emplean las escalas de Snellen, con letras y dibujos, colocadas a 6 metros del paciente valorando las formas, letras y colores.

Fondo de ojo. El fondo de ojo se observa con el oftalmoscopio. En condiciones normales se observa la retina de color rojizo,
destacándose en ella un disco algo ahuecado o papila, situada en el lado nasal, y punto de confluencia de los axones de las células
gangliomares de la retina que van a formar el nervio óptico; muestra una coloración amarillo-anaranjada con bordes bien
definidos, emergiendo en ella la arteria y la vena centrales de la retina. En el centro geométrico del fondo de ojo se aprecia una
zona más oscura, la mácula, y en el centro de esta un punto rojo o fovea, encargada de la visión central y la visión de los colores.
El examen de fondo de ojo del lactante presenta siempre papilas ópticas fisiológicamente más pálidas, grisáceas, y los bordes
menos bienes definidos que en el niño mayor y adulto.

Campos visuales. La campimetría o determinación de los campos visuales o extensión lateral que alcanza la mirada, se explora
por confrontación con la mirada del explorador, sentados, paciente y explorador frente a frente, desplazando el explorador un
dedo lateralmente, desde la periferia, tanto de la parte temporal como nasal, hasta que el sujeto, que está con la mirada al frente,
lo perciba.

Son los nervios encargados de la motilidad ocular, es decir de los movimientos asociados bioculares necesariamente armoniosos
para permitir un correcto enfoque. Generalmente los ojos se mueven juntos en todas direcciones, aunque en los primeros meses,
a veces, los movimientos son poco conjugados (Farmer, 1.972). Si hay limitación de la mirada hacia un lado es probable que sea
debida a la parálisis de un oculomotor pero si la limitación es, a veces, hacia un lado preferentemente y otras hacia el opuesto
hay que pensar que no ha conseguido la visión binocular y tiene un ojo “vago”. Los movimientos verticales y horizontales se
exploran mientras se hace la campimetría. El tercer par es además responsable de la contracción de la pupila a través de las fibras
parasimpáticas que le acompañan. La dilatación pupilar corre a cargo de las fibras simpáticas que provienen del nivel medular, D1
preferentemente. Se exploran pidiendo al sujeto que siga con la vista nuestro dedo que se desplaza hacia los lados, hacia arriba
y hacia abajo, hacia dentro y abajo, hacia arriba y afuera. Se comprueba la anchura de la hendidura palpebral. También se observa
las reacciones pupilares a la convergencia y a la luz.

Motor ocular común o III par. Nace en el mesencéfalo aparece en los lados internos de los pedúnculos cerebrales. El núcleo de
Edinger-Westphal con situación dorsal con respecto al núcleo motor origina la rama parasimpática. La rama motora inerva los
músculos recto interno, recto superior, recto inferior, oblícuo inferior y el elevador del párpado. La rama parasimpática inerva el
esfínter de la pupila, cuya contracción determina miosis, y el músculo ciliar que actúa sobre el cristalino. El III motor se explora
haciendo desplazar los ojos hacia dentro, arriba, abajo y hacia arriba y afuera. La III parasimpático mediante el reflejo fotomotor
y el fenómeno de acomodación.

La lesión del III par se traduce por ptosis palpebral y desviación del ojo hacia el exterior, midriasis y ausencia del reflejo de
acomodación.

Patético o IV par. Su núcleo se localiza en el mesencéfalo por delante del acueducto de Silvio pasa a la orbita por la fisura orbital
e inerva el músculo oblicuo superior. Se explora indicándole al paciente que mire hacia arriba y hacia fuera (mirada patética). Su
parálisis puede ocasionar diplopia.

Motor ocular externo o VI. Tiene su núcleo de origen en la protuberancia bajo el suelo del IV ventrículo, sale por el surco entre el
bulbo y los pedúnculos cerebrales, se dirige hacia delante y penetra en la órbita por la fisura orbital e inerva el recto externo. Se
explora diciéndole al paciente que mire hacia fuera observando el desplazamiento ocular hacia la periferia. Su parálisis origina un
estrabismo convergente que se acompaña de visión doble (diplopia) hasta que el paciente inutiliza el ojo parético.

V par craneal o nervio trigémino en la infancia: V Par Craneal o Nervio Trigémino


El trigémino nace en la protuberancia, y a nivel del peñasco en el ganglio semilunar de Gasser da lugar a las 3 ramas periféricas,
oftálmica, maxilar y mandibular. Es el nervio de la sensibilidad de la cara, de las meninges basales y de las grandes arterias
cerebrales.

Inervación sensitiva propioceptiva de los músculos masticadores y la sensibilidad exteroceptiva de la cara y de las cavidades
anexas (boca, nariz, ojos) hasta el borde inferior de la mandíbula. Se explora la sensibilidad de la cara tocando con la punta o
cabeza de un alfiler o colocando tubos con agua fría o caliente sobre ambos lados de la cara; el reflejo corneal se desencadena al
tocar con una torunda de algodón la córnea con cierre inmediato de los párpados por contracción del orbicular de los párpados
(inervado por el facial). La parálisis conlleva perdida de la sensibilidad en las regiones de la cara y cavidades anexas.

Inervación motora. De la tercera rama del trigémino parte el nervio maxilar inferior, rama motora que inerva los músculos
masticadores, masetero, temporal y pteriqoideo. Se explora solicitando al paciente que abra y cierre la boca, o que realice
movimientos de masticación y movimientos de desplazamiento laterales y hacia delante y hacia atrás de la mandíbula. El reflejo
maseterino se obtiene pidiendo al paciente que entreabra la boca, y al golpear, con el martillo de reflejos, nuestro pulgar colocado
sobre la punta de la barbilla se observa una breve elevación de la mandíbula con cierre o semicierre de la boca por la acción de
los músculos maseteros y temporales. La lesión de esta rama conlleva la parálisis de los músculos masticadores, con dificultad
para la masticación y desviación de la mandíbula.

Inervación vegetativa. El V par tiene también relación con la inervación vegetativa de los lagrimales y mucosa nasal.

VII par craneal o nervio facial en la infancia: Está constituido por dos porciones claramente diferenciadas. El facial propiamente
dicho, que es el nervio motor por excelencia de la cara, y el nervio intermediario de Wrisberg que lleve fibras aferentes sensitivas.
El facial nace en un núcleo situado en la protuberancia, emerge por el surco bulbo-protuberancial, penetra en el peñasco
recorriendo el canal del facial, sale por el agujero estilo-mastoideo distribuyéndose por prácticamente toda la cara inervando los
músculos estapedio, auriculares, frontal, orbicular de los párpados, superciliar y todos los músculos peribucales y mandibulares.
El intermediario de Wrisberg asegura la sensibilidad gustativa de los dos tercios anteriores de la lengua y la inervación sensitiva
del tímpano, conducto auditivo externo, meato auditivo y parte de la oreja. Se explora solicitando que arrugue la frente, cierre y
abra los ojos, mueva comisura bucal, muestre los dientes, frunza los labios, hinche los carrillos, silbe. Hay que observar también
los movimientos espontáneos de la facies y sobre todo, si se produce, la sonrisa o el llanto la simetría de los pliegues nasogenianos;
la sensibilidad gustativa se explora depositando café, azúcar, sal y limón para detectar los sabores amargo, dulce, salado, ácido.

VIII par craneal o nervio estatoacústico en la infancia: Este par se divide en dos nervios, el acústico y el vestibular, con funciones
bien diferenciadas; el primero se encarga de la audición (imprescindible para adquirir el lenguaje) el segundo de la regulación del
equilibrio.

Nervio Auditivo. El nervio coclear o auditivo nace en el ganglio espiral de Corti, neurona sensitiva primaria, cuyos axones terminan
en dos núcleos –ventral y lateral- colocados en la cara antero-externa del pedúnculo cerebeloso inferior. Estos núcleos, neuronas
sensitivas secundarias, especializados en la recepción y elaboración de la información sensorial auditiva, originan dos haces que
ganan transversalmente el lado opuesto del bulbo. El haz ventral penetra en la protuberancia, haciendo sinapsis con diversas vías,
y al llegar a la oliva protuberancial, algunas fibras toman una dirección ascendente. Las neuronas del núcleo coclear anterior
emiten fibras al tubérculo cuadrigémino posterior, y las células de este al cuerpo geniculado interno, cuyas células proyectan sus
axones sobre la corteza auditiva en la primera circunvolución temporal. (áreas 41, 42).

En el niño pequeño la audición está presente desde el nacimiento. Al hablarle cambia el ritmo de succión, o se queda parado;
cualquier estímulo sonoro produce parpadeo y si el estimulo es fuerte desencadena una sinergia de Moro. A los tres meses,
responde a la voz de la madre parando la actividad (situación de espera) y a los cuatro meses gira la cabeza hacia la fuente de
sonido.

En el niño mayorcito se obtiene una idea aproximada de la audición hablándole bajo o cuchicheándole o colocando el reloj sobre
el pabellón auditivo y separándolo hasta que deje de oírlo. En caso de dudas se coloca un diapasón de 512 c/s vibrando sobre la
mastoides (Prueba de Rinne) o en el medio de la frente (Prueba de Weber); en la primera, cuando deja de percibir el sonido se
coloca el diapason, aún vibrando, frente al oído y, en condiciones normales, debe percibirse; en el Weber, el sonido debe
percibirse igual en ambos oídos. Si es necesario se recurre a realizar potenciales evocados auditivos o una audiometría a partir de
los 3-5 años de edad.

Nervio vestibular. Su punto de partida es el ganglio de Scarpa, situado en el fondo del conducto auditivo interno, cuyas fibras
transmiten las impresiones procedentes del utrículo, saculo y canales semicirculares hasta los núcleos vestibulares del suelo del
4º ventrículo (núcleos de Deiters y Bechterew) que establecen contacto con vías cerebelosas y vías reflejas subcorticales. Ningún
haz llega a corteza cerebral.

Se explora haciendo andar al niño con los ojos cerrados; adelante y hacia atrás observando si se desplaza hacia un lado, siempre
el mismo; en la estación de pie, con ojos cerrados, si hay lesión vestibular se lateraliza el cuerpo, como se lateralizan los índices
extendidos al colocar en extensión total los miembros superiores hacia delante.

IX, X, XI y XII pares craneales en la infancia: El gloso-faríngeo nace en el núcleo ambiguo del bulbo, emerge por el surco lateral
posterior del bulbo y se divide en 3 ramas.

Rama motora. Inerva músculos estilofaríngeo y los músculos constrictores de la faringe

Rama sensitiva. Inerva la región de las amígdalas, laringe y la buco-faringe y una pequeña parte de la raíz de la lengua y la trompa
de Eustaquio. La rama sensitiva inerva las paredes anterior, posterior y laterales de la faringe, amígdalas, trompa de Eustaquio,
oído medio y la sensibilidad gustativa del tercio posterior de la lengua. Se explora, provocando el reflejo nauseoso, mediante
estimulación con una espátula de la pared posterior de la garganta.

Rama autonómica parasimpática. Inerva el tercio posterior de la lengua.

X Par craneal o Nervio neumogástrico

Se origina en el núcleo ambiguo del bulbo, en el surco lateral, progresa hasta los ganglios yugular y nudoso y sale del cráneo. Parte
del vago avanza hacia el cuello y de este hacia el tórax, formando plexos periesofágicos y más abajo perigástricos. Fibras del vago
inervan los músculos voluntarios de la laringe y constrictores de la faringe. Otras ramas recoge la sensibilidad del pabellón
auricular y de la raíz de la lengua. El vago es el nervio motor visceral para todos los órganos endotorácicos (faringe, laringe,
esófago, corazón, pulmones) y para muchos órganos subdiafragmáticos (suprarrenales, riñones, estómago, primera mitad
intestino grueso). El vago se encarga también de la inervación parasimpática del corazón. La lesión unilateral del vago se traduce
por trastornos de la deglución y fonación. Otros síntomas son difíciles por las numerosas conexiones que establece con el IX y XI.

Las fibras motoras inervan músculos de la faringe, de la laringe y el velo del paladar. Las fibras sensitivas, inervan el paladar blando,
faringe inferior, laringe y parte del oído. Las vías vegetativas, inervan el corazón, los pulmones y parte del aparato digestivo como
parte importante del sistema parasimpático craneal. Se explora solicitando al paciente que diga “a” de forma prolongada y
observando la elevación de la úvula y velo del paladar, o estimulando la parte superior de los pilares de la úvula , viendo como se
desplazan estos (signo de la cortina).

XI Par Craneal o Nervio Espinal

El espinal nace en la parte inferior del núcleo ambiguo e inerva los músculos esternocleidomastoideo y trapecio y participa en la
inervación de los músculos del velo palatino y de la laringe. Se explora solicitando que eleve los hombros o pinzando el
esternocleidomastoideo, de uno y otro lado, mientras se gira la cabeza hacia el lado opuesto (signo de la cuerda).

Una lesión del espinal produce parálisis de los músculos inervados con dificultad en la elevación del hombro, rotación de la cabeza
y parálisis de la cuerda vocal y velo palatino con disfonía, desviación de úvula y regurgitación de líquidos por la nariz.

XII Par Craneal o Nervio Hipogloso

El hipogloso nace en el núcleo ambiguo del bulbo, emerge por el surco lateral anterior del bulbo e inerva la lengua. Se explora
moviendo la lengua, sacándola, desplazándola hacia arriba o hacia abajo. En caso de parálisis la lengua se desvía hacia el lado
afectado. La mitad de la lengua está atrofiada.
APGAR

Esfuerzo respiratorio:

Si el bebé no está respirando, el puntaje es 0.

Si las respiraciones son lentas o irregulares, el puntaje del bebé es 1 en esfuerzo respiratorio.

Si el bebé llora bien, el puntaje respiratorio es 2.

La frecuencia cardíaca se evalúa con el estetoscopio. Esta es la evaluación más importante.

Si no hay latidos cardíacos, el puntaje del bebé es 0 en frecuencia cardíaca.

Si la frecuencia cardíaca es menor de 100 latidos por minuto, el puntaje del bebé es 1 en frecuencia cardíaca.

Si la frecuencia cardíaca es superior a 100 latidos por minuto, el puntaje del bebé es 2 en frecuencia cardíaca.

Tono muscular:

Si los músculos están flojos y flácidos, el puntaje del bebé es 0 en tono muscular.

Si hay algo de tono muscular, el puntaje del bebé es 1.

Si hay movimiento activo, el puntaje del bebé es 2 en tono muscular.

Respuesta a las gesticulaciones (muecas) o reflejo de irritabilidad es un término que describe la respuesta a la estimulación, como
un leve pinchazo:

Si no hay reacción, el puntaje del bebé es 0 en reflejo de irritabilidad.

Si hay gesticulaciones o muecas, el puntaje del bebé es 1 en reflejo de irritabilidad.

Si hay gesticulaciones y una tos, estornudo o llanto vigoroso, el puntaje del bebé es 2 en reflejo de irritabilidad.

Color de la piel:

Si el color de la piel es azul pálido, el puntaje del bebé es 0 en color.

Si el cuerpo del bebé es rosado y las extremidades son azules, el puntaje es 1 en color.

Si todo el cuerpo del bebé es rosado, el puntaje es 2 en color.

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