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El Derecho Laboral regula un fenómeno humano muy importante; el

trabajo. Nadie hasta la fecha, ha podido concebir una sociedad que funcione
sin relaciones laborales entre las personas, aunque estas relaciones
laborales se han ido metamorfoseando a lo largo de la historia a medida que
la realidad histórica de cada época introducía nuevas formas de concebir el
trabajo.

El trabajo ha existido desde la antigüedad, en régimen de esclavitud. En la


antigua Roma el trabajo físico era cosa de esclavos, se consideraba
indigno para los hombres libres. Más concretamente, lo que se consideraba
indigno era el trabajo basado en el esfuerzo, y no en el talento.

La historia del trabajo sigue avanzando cronológicamente por


las servidumbres agrarias, el conocido régimen feudal, que se extendió
por toda Europa, como un sistema de trabajo basado en la tenencia de tierra,
y en el acto mediante el cual una persona recibía una tierra y se convertía en
vasallo de un señor, al que debía ayuda y trabajo, mientras éste le
proporcionaba protección y manutención.

Posteriormente surgió el nacimiento del trabajo libre, con los gremios como
clara manifestación del mismo. Y más adelante, la llegada de la Revolución
Industrial que al contrario de lo que muchos se piensan, no supuso el
nacimiento del capitalismo, sino que éste venía del siglo XV, como
consecuencia de las riquezas provenientes de los imperios colonizados, pero
sí que supuso un auge del mismo.

Podría decirse que el Derecho del Trabajo tal y como lo entendemos hoy,
nace a partir del Movimiento Obrero y las revueltas sociales que
caracterizaron la Europa del siglo XIX, y avanza con la intervención del
Estado en las relaciones laborales, las cuales toman conciencia de la
necesaria protección a los trabajadores, lo cual nos conduce a la actualidad,
donde se continúa evolucionando, con nuestro actual sistema de la
Seguridad Social.

Lo que nosotros estamos viviendo en la actualidad, es una


internacionalización del trabajo y su Derecho, que lleva desarrollándose
imparablemente desde principios del siglo XX, con la creación de organismos
internacionales y comunitarios, como la OIT, y de instrumentos como la Carta
Social Europea que regulan los derechos de los trabajadores en ámbitos
supranacionales, intentando de esta forma unificar unos parámetros de
protección universales.

Frente al Derecho del Trabajo, encontramos el Derecho Social, la otra


cara de la moneda. Un sistema de seguridad social garantiza, o debería de
garantizar, unas prestaciones mínimas que permitiesen a todo ciudadano un
nivel de vida decoroso.

A pesar de las conquistas sociales, ni de lejos hemos llegado a un sistema


social que pueda considerarse perfecto, de hecho, estamos muy lejos de
cumplir las cotas que nuestras normas fundamentales exigen, como las
dispuestas en la Constitución Española o la antes citada Carta Social
Europea

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