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El café y su importancia en nuestro país.

El café colombiano es reconocido mundialmente por su calidad, somos productores desde hace
muchos años y por eso no es nada raro que los colombianos en el exterior seamos catalogados como
cafeteros.

El principio de la producción cafetera no fue tan acelerada y exitosa en sus inicios pues en los inicios
de la naciente república se produjeron condiciones que no favorecían este tipo de desarrollo
económico. La inestabilidad social producida por los conflictos internos que presentaba el país fue
sin lugar a dudas causantes de un atraso a nivel económico en nuestro país.

La guerra de los mil días es un punto clave pues fue la contienda más extensa y desgastante para
nuestro país, pues una vez terminada esta se empezaron a evidenciar y ahondar la difícil situación
económica a la que se había llegado por el conflicto, tanto así que se decretó la emergencia y se
empezaron a importar víveres. Los cultivos de café ya eran comunes en zonas como Santander y
Cundinamarca y confidencialmente para esta misma época se generó un declive en los precios
internacionales del café provocando aún más dificultades para nuestro país.

Es aquí cuando el gobierno decide tomar las riendas adoptando políticas económicas para superar
la crisis como el apoyo a la exportación y la disminución de aranceles en la importación de
maquinarias necesarias para la naciente industria del país.

En el occidente del país aumentan los cultivos de café ya que el gobierno entrega terrenos públicos
a campesinos para que estos sean laborados en pequeñas parcelas dejando así pues a un lado el
sistema de haciendas que había predominado hasta entonces por uno parcelario en que estos
grupos de personas empezaron a formar gremios e introducir maquinaria y técnicas que
aumentaran la producción.

Con la disminución de aranceles en la importación de maquinarias las nacientes industrias empiezan


a tecnificarse como por ejemplo los ingenios azucareros en el valle del cauca o la industria textil en
Antioquia que tuvieron un crecimiento exorbitante. Además de estos crecimientos se reportaron
otros como el de las cervecerías que venían de la mano de producción de trigo y cebada en el
altiplano cundiboyacense como también el desarrollo de la industria cementera. Muy a pesar de
estos grandes cambios el café ocupa el lugar central de la economía colombiana lo cual era bueno
pero a la vez implicaba un alto riesgo al poner la estabilidad de la economía de todo un país en
manos de un solo producto tal como lo exponía Antonio José Restrepo, quien en 1917 anotaba:
“nada extraño es que la prosperidad de Colombia dependa hoy día casi única y exclusivamente, del
precio del café. He aquí el mal”.

Posterior a esto surgió la prosperidad a debe que no era más que como el país se había consolidado
mundialmente como exportador de café y había recibido una indemnización por el canal de panamá
pudo entrar al mercado internacional como beneficiario de créditos que dieron liquidez al estado
para poder invertir internamente en lo que quisiera que ante no podía, tanto así que el gasto público
se triplicó en dicha época.
Un aumento del gasto público implicaba una mayor inversión del estado y es aquí donde se empieza
a visualizar lo que la misión kemmerer recomendaba al país en su análisis de la situación local:
Colombia requería de infraestructuras especialmente en los medios de transporte para poder
movilizar toda la materia prima y productos que estaban en gran crecimiento.

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