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lo’.

¿Qué importa, Lucho querido, todo lo de la tierra, la ciencia, la gloria, los Santos del carmelo teresiano
honores, si todo esto ha de concluir? La muerte todo lo disipa. Solo un cono-
cimiento, una verdad no se oscurece, porque está basada en lo inmutable. So- 13 de julio
lo un bien, solo un amor no se destruye, porque es eterno e infinito. Todo pa- SANTA TERESA DE JESÚS de los andes
sa en la vida, menos nuestras obras buenas. Lucho, nosotros también pasa-
mos. Solo un Ser queda siempre el mismo: Dios. Amémosle, pero antes co-
(Juanita Fernández Solar)
nozcámosle. Solo Él vale la pena de ser conocido, porque es infinito.” 10 La Muerte
Ya no teme a la muerte, porque le unirá a Dios para siempre:
“¿Cuándo será el día dichoso en que la muerte, rompiendo las cadenas del
pecado en el que nuestra alma vive, podamos decirle a nuestro Dios: ‘Ya no Juana Fernández Solar nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. Desde
su adolescencia, se sintió atraída irresistiblemente por Cristo. Joven piadosa, depor-
te ofenderemos más, y nadie ni nada nos podrá separar de Ti?’” Trata de
tista, alegre, trató de ser un ángel de paz en medio de las dificultades familiares. El
transmitir su dicha y su paz a toda la familia y a sus amistades. Y cuando es- 7 de mayo de 1919, ingresó en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de “Los
tos se encuentran con el misterio de la muerte, en varias de sus cartas, trata Andes” con el nombre de Teresa de Jesús. Murió el 12 de abril del año siguiente,
de consolarles: “Mucho siento la muerte de tu tío Ramón y me he acordado después de hacer su profesión religiosa. Su vida y sus escritos Diario y Cartas y el
de encomendarle a Dios. Cuántas veces pienso lo que es la muerte para los santuario dedicado a ella en los Andes, son difusores de espiritualidad en Chile y
que viven en el mundo. Les parece terrible aquel momento en que todo con- toda Latinoamérica.
cluye. Y para una carmelita la muerte no tiene nada de espantable. Va a vivir
la vida verdadera. Va a caer en brazos del que amó aquí en la tierra sobre to-
La niña Juanita se encontró conviviendo con la muerte desde bien
das las cosas. Se va a sumergir eternamente en el amor.” pequeña. Su abuelo, que vivía con la familia, fallece cuando la niña tenía 7
Teresa de los Andes había soñado con el martirio: “¡Cómo quisiera
años. Aunque cuando falleció su abuelo, los niños se habían ido al fundo de
derramar mi sangre muriendo por Él! ¡Qué dicha tan inmensa sería esta: dar la familia, debió de impactarle mucho el suceso, pues lo narra con pelos y
mi vida por Él! Pero soy indigna de esta gracia… Entre tanto también puedo
señales, como si ella hubiese estado allí.“El 13 de mayo, día de su muerte,
ser mártir en el Carmen, mu-
recibió los Sacramentos... Su muerte fue la de un santo. Como lo fue su vi-
riendo a mí misma a cada ins- Hoy cumplí diecisiete años; un año menos
da.”
tante.” de vida. Un año menos en distancia de la A pesar de ser tan niña, había comprendido lo terrible de la muerte.
A los 17 años había muerte, de la unión eterna con Dios
Un tío suyo llega y les dice cosas tristes y la pobre rompe a llorar sin con-
escrito: “Desde hoy, no solo
suelo. “Nos trajeron a Santiago y, al encontrar la pieza vacía, me hizo una
te ofrezco mi vida, sino tam-
impresión tan grande, que me parecía que todo se había acabado. Y andaba
bién mi muerte como te pluguiere dármela. La recibiré con gusto, ya sea en tan triste como no es posible imaginarse”.
el abandono del Calvario, ya en el Paraíso de Nazaret.” Su muerte, a causa Pero ella misma estuvo enferma y “a la muerte” en diversas ocasio-
del tifus, fue en el abandono de la Cruz. Con grandes sufrimientos, sobre to- nes: “Todos los años [1911-1914], yo estaba enferma el ocho de diciembre
do morales. Un mes antes había asegurado que le quedaba un mes de vida.
tanto que creían que me moría. A los doce años, me dio membrana. El ocho
Tuvo la dicha de hacer su profesión religiosa “in artículo mortis”.
de diciembre estuve a la muerte. Mi mamá creyó que me moría, porque una
A pesar de su juventud, pues murió con apenas 19 años de edad y con
tía mía murió de eso y yo la tenía peor que ella. Esta tía mía murió a los do-
11 meses de vida de Carmelita, su vida y su muerte irradió en todo Chile y
ce años. Era una santa desde chica… Pero yo no me parecía a ella. Todavía
Latinoamérica. Se convirtió en un faro que aún hoy ilumina y resplandece en
no merecía el cielo y Nuestro Señor no me llevó…”.
toda la Iglesia.
“En 1914, el año que pasó estuve enferma a la muerte, y me dio la
vida otra vez. ¿Qué [he] hecho yo de mi parte, para este favor tan grande y
para que Dios me haya dado la vida dos veces?”
Carmelitas descalzas de Puzol—www.carmelopuzol.org
“¡Quince años! ¿En qué me he ocupado en estos quince años? ¿Qué Ella se ve como el soldado de Jesús, que lucha hasta la muerte:“Le
he hecho yo para agradar a ese Rey omnipotente a ese Creador misericor- he dicho a mi Jesús que Él sea el Capitán. Que ordene. Que su soldado lo
dioso que me creó? ¿Por qué me prefirió entre tantas criaturas?” seguirá hasta la muerte, pero siempre que lo ayude con su gracia”.
“Retiro 1916 Jesús mío, ahora he visto que todo lo del mundo es va- Ya dentro del convento, escribe: “Ese Verbo Divino, esa Luz increa-
nidad. Que solo una cosa es necesaria: amarte y servirte con fidelidad, pare- da vivió treinta y tres años en las tinieblas. Jesús era Dios todopoderoso y se
cerme y asemejarme en todo a Ti. En eso consistirá toda mi ambición. redujo a la impotencia en Belén, en la cruz. Él sintió el peso de nuestras mi-
Quiero, pasar contigo por todas las afrentas con alegría Y si por mi flaque- serias: el hambre, el frío, etc. hasta la muerte. Siendo Dios, Jesús sufrió el
za caigo, Jesús querido, te miraré en tu subida al Calvario y ayudada por Ti odio, la persecución, la traición, la hipocresía de los hombres. Y no creas
me levantaré. No permitas que te ofenda ni aún levemente. Prefiero mil que porque era Dios, no sentía el pesar que esto le causaba. Era hombre co-
muertes antes que darte la más ligera pena.” mo nosotros, hombre perfectísimo y, por lo tanto, su corazón era más noble,
Sus ansias de Dios le hacen llamar Vida a la muerte y muerte a la más tierno, más sensible que ninguno; pues todo lo humano en El era di-
vida:“Hoy, 30 de agosto [1917], no he comulgado. Sin unirme con Dios. Y vino, infinito.”
todo por este cuerpo de barro. ¿Cuándo se acabará esta muerte para vivir en En el Carmelo nuestra hermana se sumerge en el Misterio y quiere
Dios? Jesús mío, Tú eres mi Vida. Sin Ti me muero; sin Ti desfallezco.” compartirlo con los demás: “Créame que, a lo menos para mí, la Pasión de
Jesús en su pasión y muerte es el modelo de la futura carmelita, que Jesucristo es lo que mejor me hace para mi alma: aumenta en mí el amor al
aspira a asemejarse en todo a su amado: “Jesucristo en su pasión no se que- ver cuánto sufrió mi Redentor; el amor al sacrificio, al olvido de mí misma.
jó ni una sola vez; pero cuando su alma sufrió el peso de la pasión, no pudo Me sirve para ser menos orgullosa. Me excita en la confianza de ese mi
menos de decir: ‘Triste está mi alma hasta la muerte. Padre mío, si es posi- Maestro adorado, que sufrió tanto por amarme. La confianza es lo que más
ble, pase de mí este cáliz; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya’ [Mt le agrada a Jesús. Si confiamos en el corazón de un amigo que nos ama,
26,38-39]. ¡Cuál será el dolor que se experimenta cuando el espíritu tiene ¿cómo no confiar en el corazón de un Dios, donde reside la bondad infinita,
su sufrimiento que el Varón de dolores dijo que eso solo bastaba para ha- de la cual la bondad de las criaturas es un pálida sombra? Desconfiar del co-
cerlo morir! razón de un Dios que se hizo hombre, que murió como malhechor en una
Otra vez, Jesús desde la Cruz exclamó: "¿Padre mío, por qué me cruz, que se da en alimento a nuestras almas diariamente para hacerse uno
habéis desamparado?".[Mt 27,46]. La carmelita, muchas veces se ve rodea- con sus criaturas, ¿no es un crimen?”
da de tinieblas que le ocultan a su Amado. Se ve desechada y desamparada. Cuando Juanita va a entrar al convento, algunos de sus hermanos se
¿Hay acaso mayor sufrimiento para un alma que todo lo ha abandonado por rebelan. Juanita escribe llena de pasión: “¿Podrás aborrecer tú la religión, a
seguir al Dios que ama [que] verse sola sin Él? La carmelita no tiene dis- Jesucristo, cuando es ella, Él,quienes me proporcionan la felicidad en esta
tracciones qué pueden sacarla de su dolor. Vive para El y nadie puede ha- vida y en la otra? ¡Qué desesperación habría embargado mi corazón al en-
cerle olvidar por un instante su pena. Está en la soledad” contrar el vacío, la nada de las criaturas, si no hubiera conocido otro Ser ca-
Y en una carta: “Recemos siempre y crucifiquémonos por medio de paz de saciarme y satisfacerme! No. Jamás lo creeré, Lucho de mi alma,
la obediencia, por medio de la pobreza por medio de la castidad. Por medio porque sé que en tu alma las creencias religiosas descansan sobre base sóli-
de la obediencia, imitando a Jesusito que se hizo obediente hasta la muerte da. Y si esto, por desgracia, llegara a suceder, yo te digo que este instante
y muerte de cruz. Él hizo la voluntad de su Padre todos los momentos de su conjuro a Dios para que me mande antes la muerte a mí para que del sacrifi-
vida. "Heme aquí, Oh Padre, para hacer tu voluntad", nosotras debemos de- cio brote para ti la luz y [el] amor hacia nuestra religión.”
cir también con Él a cada momento; y esto por medio del exacto cumpli- Y siendo ya monja, trata de ayudarles: “Déjame, Lucho querido, ha-
miento del deber…” blarte de corazón a corazón. Tu hermana carmelita viene a mostrarte cuál es
el móvil de nuestra vida, el fin primordial de todo hombre, de todo cris-
tiano: ‘Conocer, amar y servir a Dios aquí en la tierra para alcanzar el cie-

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