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Huellas. Revista del ILLPAT.

Año 1, Nª 1, Trelew: Instituto de Investigaciones Lingüísticas y


Literarias, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de la Patagonia
San Juan Bosco, 2007: 217-221.

Reseña Para leer a Raymond Williams de María Elisa Cevasco1


Ximena Picallo

Para leer a Raymond Williams de María Elisa Cevasco, publicada originalmente en portugués
en el año 1991, interviene polémicamente en las discusiones contemporáneas sobre los
Estudios Culturales como un aporte latinoamericano a un debate prioritariamente
anglocéntrico. La obra se estructura a partir de la biografía intelectual de Raymond Williams,
situándolo en el centro de la escena de este campo del pensamiento. Por lo tanto, en esta
obra, asistiremos tanto a la génesis de los Estudios Culturales como a la particular trayectoria
de este pensador. María Elisa Cevasco propone un nuevo recorrido por sus principios teórico-
políticos. Pero lo hace volviendo a abrir caminos: provocando la discusión desde las ausencias
y desvíos.
Cevasco advierte, desde un principio, la imposibilidad de abarcar la totalidad del pensamiento
de Williams, por ser éste no sólo extenso sino fundamentalmente complejo y diverso; y
prudentemente elige enfocarse en los que considera los puntos clave del desarrollo teórico y
práctico del autor: la obligación crítica de disentir con la tradición literaria hegemónica y
conservadora: el culturalismo de Leavis; cómo este compromiso genera una nueva formulación
teórica: el materialismo cultural; que a su vez instituye un nuevo campo del saber: los Estudios
Culturales. La preocupación principal de la autora es análoga a aquella que detentó Williams
en toda su trayectoria intelectual: el papel de la cultura como forma tanto de dominación
como de resistencia social. Es así que Cevasco, a partir del ejemplo político-intelectual que
ubica en la figura de Raymond Williams, se pregunta por el presente y el futuro de una crítica
cultural oposicional más allá de las modas teóricas que parecen asolar al pensamiento
contemporáneo.
La obra está dividida en cinco capítulos: “Para leer a Raymond Williams: una presentación”;
“Un plan de trabajo: ‘Culture is Ordinary’”; “Cuestiones de historia intelectual: idealismo,
hegemonía y la función social de la crítica literaria”; “Cuestiones de teoría: el materialismo
cultural” y “Cuestiones de análisis: el materialismo cultural en la práctica”. Estos apartados
abordan las discusiones centrales de la obra de Williams: el diálogo que entabló con la
tradición del pensamiento sobre la cultura en Gran Bretaña, en particular con el leavismo, el
análisis sobre las características y posibilidades del materialismo cultural y las
transformaciones que se producen en las disciplinas de las ciencias humanas y sociales a partir
de estas nuevas categorías de análisis.
En el capítulo “Para leer a Raymond Williams: Una presentación”, Cevasco se propone resumir
la diversidad de la producción sobre Williams. La autora considera que estas obras pecan por
proponer abordajes demasiado abarcadores, por presentarse bajo un supuesto didactismo
que se torna exasperante y hasta simplificador; o por enarbolar denuncias contra el pensador
galés desde discursos pretendidamente correctos políticamente pero desacertados en sus
enfoques o carentes de significación. A pesar de que Cevasco reconoce que los ensayos sobre
Raymond Williams no son frecuentes, critica gran parte de las obras producidas en torno a
este pensador por considerarlas improductivas (The Alien Mind of Raymond Williams de Jan
Gorak), limitadas (Raymond Williams de Tony Pinkney), engañosas (Raymond Williams de Fred
Inglis) o simplemente muy ambiciosas (Raymond Williams: Uncancelled Challenge de Nicholas
Tredell). Por ello, y atendiendo a los que considera errores previos, supone imprescindible
estructurar su obra a partir de una “lectura extensiva”, pero al mismo tiempo posicionándose

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en relación al debate “interno” que la contiene y al que quiere contribuir (fundamentalmente
los modos de su recepción en Brasil). Desde esta perspectiva, no sólo dialoga con el resto de
las obras que conforman el estado de la discusión sobre el objeto de estudio al cual se suma,
sino que también, y como ángulo de abordaje, se propone emprender la construcción de los
fundamentos a partir de los cuales sea posible volver a leer la obra de Williams.
A continuación, en el capítulo “Un plan de trabajo: ‘Culture is Ordinary’”, analiza este ensayo
seminal, el cual considera clave en la producción del autor, ya que en él se encuentran los
fundamentos para una democratización de la cultura: la necesidad de destronar el control
cultural de la élite a fin de recuperar lo “ordinario” como cultura, es decir las prácticas
cotidianas. Pero, fundamentalmente, Cevasco elige comenzar desde este ensayo, porque
considera que en él, se hayan contenidos, tempranamente, los tres ejes básicos que definirán
su trayectoria intelectual, ejes que la autora tomará como conducentes en su propio trabajo:
una reformulación teórica, la correspondiente reevaluación de la tradición que esa
reformulación produce y la constitución de un nuevo campo de pensamiento, acción que se
deriva de esa reevaluación. La autora presenta los debates en torno al concepto de cultura,
aquellos que el ensayo de Williams logra condensar a pesar de su extensión y complejidad, y
rastrea la definición de cultura que se plantea en este ensayo, mostrando cómo Williams traza
la historia de la emergencia de un discurso, su variación y su transformación, con el objetivo
claro de reapropiarlo para un uso más democrático. A continuación Cevasco refiere a las obras
The Long Revolution, Culture and Society y Keywords, las cuales considera no obedecen a las
divisiones usuales del trabajo académico, sino que son el preámbulo a la fundación de una
nueva disciplina: los Estudios Culturales. Disciplina que, en coherencia con las propuestas de
Williams, permitirá modificar no sólo lo que se estudia sino también cómo y porqué se estudia.
En todos estos libros, sostiene Cevasco, resulta evidente uno de los impulsos más fuertes del
trabajo teórico de Williams: el de imaginar un campo de estudios que aún no existe, pero que
es un imperativo de la nueva modalidad de organización social. Para Cevasco, “la contribución
central del pensamiento de Williams se da bajo la rúbrica de ‘pensar nuevas maneras’ de abrir
la posibilidad de una cultura común” (Cevasco, 2003:80). Esa perspectiva es, la que considera
la autora, le da unidad a una obra cuya variedad es poco común.
En el capítulo “Cuestiones de historia intelectual: idealismo, hegemonía y la función social de
la crítica literaria”, Cevasco rastrea el mapa de la formación intelectual de Williams,
enfocándose en la transición efectuada desde una adhesión crítica al leavinismo hacia una
renovación del pensamiento marxista sobre la cultura. Será en este tránsito donde surgirán sus
conceptos claves de “materialismo cultural” y “estructura de sentimiento” que culminarán en
su obra Marxism and Literature. Cevasco discute la confrontación que tiene Williams con la
posición hegemónica en crítica literaria representada por F. R.Leavis a pesar de la paradójica
influencia que tuvo este pensamiento en la formación intelectual de Williams. Según Cevasco,
tanto Leavis como Williams están interesados en liberar el concepto de cultura de la
especialización “estetizante”, a fin de expandirlo para que se convierta en un modo de
comprensión del funcionamiento de una sociedad, y, a partir de esa comprensión, intervenir
para modificarla; más aún, en ambos existe también el reconocimiento de la función social de
la educación humanística como una de las formas de transmisión de un nexo social y, por lo
tanto, como un lugar estratégico a partir del cual es posible organizar una intervención en los
significados y valores de una formación social. Por ello, según el análisis de Cevasco, en
Raymond Williams se mezclan tanto el reconocimiento como la oposición radical hacia Leavis y
el movimiento que este representaba. Apunta la autora que en tanto las valorizaciones de
Leavis son absolutas y restrictivas, en donde la cultura se disocia de las cuestiones reales que
mueven el mundo material y pasa a ser algo que debe ser preservado por una minoría de
elegidos; en Williams asistimos al proceso de historización de esa pretendida inmutabilidad. Es
por ello que, según Cevasco, Williams reconoce la función social de esa crítica pero rechaza la
posición hegemónica de Leavis, cuyo costo fue el de fracturar las relaciones entre los estudios
literarios y los sociales. Insiste la autora en que los Estudios Culturales implican, para Williams,

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la conformación de un espacio desde el cual sería posible oponerse a la hegemonía
representada por el pensamiento de Leavis.
En el capítulo “Cuestiones de teoría: el materialismo cultural”, Cevasco retoma la definición de
Williams de su teoría del materialismo cultural. A partir de allí analiza la trayectoria marxista
de Williams: desde su formación, pasando por la crítica al sistema tradicional, hasta llegar a los
replanteos de este paradigma del pensamiento. Sostiene Cevasco, que esta trayectoria es
fundamental para el desarrollo de su concepción teórica. Es en ese sentido, considera la
autora, que la posición del materialismo cultural no es una crítica o una corrección de la
tradición marxista sino que, como debe ser toda crítica histórica y materialista, es una
respuesta a los desdoblamientos reales de las relaciones sociales que alteran la conciencia
práctica en que está asentada la teoría. El objetivo del materialismo cultural es definir la
unidad cualitativa del proceso sociohistórico contemporáneo y especificar cómo lo político y lo
económico pueden y deben ser vistos en ese proceso. Cevasco plantea cuáles son las
diferencias de esta concepción teórica en la práctica, para ello explicita que la posición del
materialismo cultural modifica no sólo lo que se mira, “el objeto” sino también la manera de
mirar. El materialismo cultural no considera los productos de la cultura como objetos sino
como prácticas sociales: por eso el objetivo del análisis materialista es revelar las condiciones
de esa práctica, y no meramente elucidar los componentes de una obra. Sostiene que el
trabajo recurrente de Williams en el análisis de la cultura es desmontar la disyunción idealista
entre cultura y sociedad.
En el capítulo “Cuestiones de análisis: el materialismo cultural en la práctica”, Cevasco diverge
con lo que ella considera una división estándar del trabajo de Williams dentro de la “crítica, la
teoría y el socialismo” (Cevasco, 2003: 194), ya que según la autora estos tres ámbitos son
indisolubles en la obra del pensador y se hayan implícitos en toda su producción. Por ello,
prefiere utilizar, para focalizar su análisis, las categorías que el propio Williams utiliza en The
Sociology of Culture: “Formas”, “Formaciones” y “Organizaciones”. En su apartado “Formas”
refiere al análisis literario, lo que el materialismo cultural tiene para decir en relación con la
tradición literaria inglesa. Cevasco analiza cómo en la obra de Williams las prácticas específicas
de la cultura pueden ser pensadas en función de su interrelación con la sociedad que las
informa y a la que dan forma. Esto demuestra que el materialismo cultural redirecciona de
manera productiva la investigación sobre el significado social de la literatura. Este apartado
examina también la postura de Williams frente a los temas centrales de su generación: el
advenimiento de una nueva forma tecnológica-cultural, la televisión, y su potencial tanto para
manipular a las masas como para la comunicación democrática. Luego, en el apartado sobre
las “Formaciones”, es decir las prácticas específicas de la cultura, se enfoca en el análisis de las
formaciones intelectuales, los grupos o movimientos ideológicamente específicos que
desempeñan un papel preponderante en las formulaciones más relevantes de la cultura
contemporánea. Para ello, el ejemplo que Cevasco elige de la obra de Williams es el análisis
del Grupo de Bloomsbury, para mostrar el modo en que éste perpetuó una concepción
burguesa iluminista a pesar de su perseverante oposición al orden conservador. Para finalizar,
en la esfera de las “Organizaciones”, la autora se detiene en los ensayos que considera
explícitamente políticos y prospectivos, The Long Revolution y Towards 2000, para señalar las
implicaciones del materialismo cultural en los términos de un análisis lingüístico de la sociedad
británica.
La obra de Cevasco propone, a partir de la figura modélica de Raymond Williams, entender la
crisis contemporánea que atraviesan las humanidades, para intervenir de manera productiva
en el debate que las constituye. Objetivo que sin duda logra, reinscribiendo el compromiso
crítico, cultural y literario, que nos legó Raymond Williams y que según Cevasco deberíamos
emular, en vistas de elaborar categorías de análisis que posibiliten pensar la
contemporaneidad cultural latinoamericana.
Pero, sin duda, el aporte más importante de Para leer a Raymond Williams es que esta obra es
una de las primeras en desarrollar un tratamiento minucioso del pensamiento de Raymond

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Williams desde una espacialidad periférica. Aporte que no implica simplemente revitalizar la
crítica cultural en América Latina, sino hacerlo en sintonía con el compromiso político-
intelectual de aquél que la ideó. Es por ello que, en esta obra, no asistimos a una simple
exposición de las problemáticas centrales del pensamiento de Raymond Williams, sino que nos
convertimos en receptores de una contundente apelación a repensarlas desde nuestras
específicas espacialidades disciplinares y territoriales.

Notas
1. Cevasco, María Elisa. (2003). Para leer a Raymond Williams. Traducción de Alejandra Maihle.
Wilde: Universidad Nacional de Quilmes.

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