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3.- Pero sin duda, el resultado más importante que trae la Sentencia Casatoria
N° 1-2017/CIJ-433, y que tiene relevancia práctica fundamental, es que la Corte
Suprema ha establecido de manera clara y contundente que no se puede
condenar a una persona por delito de lavado de activos por la simple sospecha,
sino que toda condena legítima requiere necesariamente la certeza, que se
pruebe (ya sea con prueba directa o prueba indiciaria) “más allá de toda duda
razonable“ que los bienes son de origen criminal, que el autor conocía o debía
presumir tal situación y que, además, el comportamiento desplegado por el
agente tenía por finalidad ocultar el carácter delictivo de los bienes, es decir,
tenía la intención de lavar los activos delictivos.
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Judicial
Primero.- Que “lo que debe acreditarse en el delito de lavado de activos, entre
otras exigencias típicas, es el origen ilícito del dinero, (…) esto es, propiamente,
de los activos que tienen su origen en actividades criminales
antecedentes“ (Fundamento 19°).
Segundo: Que el artículo 10° del Decreto Legislativo 1106, modificado por el
Decreto 1249, es una disposición meramente declarativa y de reconocimiento.
No es un tipo penal o un tipo complementario. En consecuencia, como ya lo
había mencionado anteriormente, pese a la modificación al primer párrafo
del art. 10 introducida por el Decreto Legislativo 1249, no se puede
condenar a una persona sin que se haya probado que los bienes objeto del
delito son de origen delictivo, pues el tipo penal no fue modificado en
absoluto.
Tercero: Que el “origen delictivo” es un elemento normativo del tipo penal. Existe,
en consecuencia, una relación de causalidad entre una actividad criminal previa
y la ganancia ilícita (resultado). En consecuencia, el simple desbalance
patrimonial, las irregularidades contables, tributarias y otros supuestos que no
evidencien que los activos provienen de la comisión de un delito previo no
pueden constituir delito de lavado de activos.
Cuarto: Que el delito que genera las ganancias ilegales no necesariamente tiene
que ser un delito grave.
Quinto: Que la prueba indiciaria es la prueba idónea para este delito. La Corte
Suprema ratifica así su doctrina legal prevista en su Acuerdo Plenario 3-2010.