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¿Por qué estás en el equipo de alabanza?

Es una gran pregunta, y muchos líderes de alabanzas nunca han pensado en


responder esto. Puede ser que tu respuesta sea: porque… “me gusta cantar”,
“me gusta tocar”, “el pastor me lo pidió”. Puede que pienses que es tu trabajo, tu
pasión o hasta tu llamado.

Si tu respuesta fue alguna de las anteriores, como yo alguna vez lo he pensado,


te vas a dar cuenta que ese no es el punto para nada. Todas esas repuestas
tienen que ver con nosotros, como si la verdadera razón de la alabanza tuviera
algo que ver con nuestras preferencias, trabajos, gustos, etc.

La alabanza es mucho más grande que tú o yo dirigiendo el tiempo de alabanzas


el domingo por la mañana.

La razón principal la encontramos en 1 Juan 4:19:

“Nosotros lo amamos a Él, porque Él nos amó primero”

Este es el porqué de la alabanza. La alabanza es una respuesta de parte


nuestra a ese amor que Él mostró por nosotros primero. Los miembros del
equipo de alabanza ayudan a la iglesia a dar esa respuesta a Dios. Utilizamos
canciones, música, letras, bandas, audiovisuales y tantas cosas para ayudar a
la iglesia a responder a ese inmenso amor de Dios.

La alabanza es un llamado santo

Todo creyente es llamado a ser un adorador, pero aquel que tiene el privilegio
de estar en el equipo de alabanzas, debe entender que tiene la responsabilidad
de dirigir a la iglesia a la presencia de Dios. Tus motivos, sentimientos o
intenciones deben ser dejados de lado totalmente y solo tener en cuenta el honor
y privilegio que tienes de estar al frente guiando a la congregación a Él.

No es un hobby, es un honor y responsabilidad.

Vamos a poner el ejemplo de una boda. En una boda siempre hay una dama de
honor, que tiene la responsabilidad de ayudar a la novia en todo lo que necesite
para que ella este solo concentrada en su amor por el novio. Imagínate que
extraño seria que la dama de honor quiera sobresalir, o querer llamar la atención
del novio por sobre la novia, entonces la función original de la dama de honor
quedaría totalmente perdida de enfoque. De igual manera, nuestra función como
equipo de alabanza es ayudar a la iglesia (la novia) a conectarse con su novio
(Cristo), sin buscar ser elogiados, o llamar la atención o que nos feliciten por
cuan bien cantamos. Tenemos que recordar siempre que solo Cristo es el centro
de adoración y nosotros somos solo herramientas.
Somos siervos musicales

Jesús dijo en Mateo 20:28: “Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le
sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos”.

En lo musical puede ser muy fácil perder el enfoque y concentrarse en la


performance, lo técnico o incluso el reconocimiento. Sin embargo, nuestra actitud
debe ser la misma que vemos en Jesús en el pasaje de Mateo. Él renunció a sus
derechos, su reputación, sus preferencias y se hizo hombre y siervo para la
humanidad. Como siervos musicales, tenemos que dejar de lado nuestras
“agendas”, preferencias, habilidades para solo concentrarnos en lo que el Señor
quiere de nosotros. Es su plan y no el nuestro.

Somos seres emocionales

Dios nos creó con emociones y sentimientos, si lees la Biblia hay miles de
historias de siervos de Dios cuyas emociones jugaron un rol importante en el
plan de Dios para sus vidas. El mismo David, un hombre apasionado, muchas
veces usó sus emociones como motivación para componer salmos o para tener
tiempos de adoración a Dios. Sin importar la situación en la que se
encontraba podemos ver que su adoración nunca estuvo condicionada a
sus emociones, sino que las utilizó para acercarse a Él. Si estaba triste,
encontró esperanza en Dios. Si estaba asustado, encontraba en él su refugio. Si
estaba agradecido, declaraba la grandeza de Dios. Sin importar la
circunstancia, David siempre encontraba el lugar para adorar al Padre.
Tenemos que siempre recordar que sin importar lo que podamos sentir, la
fidelidad de Dios en nuestras vidas es indudable e inacabable.

No debemos confundir quienes somos con lo que hacemos

• Somos hijos de Dios, creados a su imagen, esto es lo que somos.


• Los talentos que Dios nos dio son lo que hacemos. No dependemos de ellos
para tener valor en nuestras vidas o para sentir que nuestra vida tiene
sentido. No usamos nuestros talentos para el prestigio o aplauso del hombre.

Cuando separamos quiénes somos con lo que hacemos, entonces estaremos


más dispuestos a aceptar liderazgo, crítica, dirección, instrucción, ayuda para
mejorar, etc. Si no lo separamos entonces tendremos resistencia ante el consejo,
seremos obstinados y orgullosos, o nos vamos al otro extremo y nos volvemos
súper tímidos o con temor de intentar.

Podemos pensar que si alguien te corrige en un ensayo tiene algo en contra tuyo
y nuestro orgullo sale a flote. Siempre hay cosas que podemos mejorar.

Tenemos que estar seguros de quiénes somos (hijos de Dios) y estar dispuestos
a mejorar en lo que hacemos.
EL EQUIPO DE ALABANZAS

Dirigir alabanzas requiere corazón y habilidad

Corazones limpios y motivaciones puras son esenciales para cumplir el


llamado de Dios para nosotros como adoradores. Es importante que los
líderes de alabanza tengamos esto en claro, ya que es nuestra responsabilidad
ser de ejemplo en esta área cuando estamos ante la congregación.

Por otro lado, “habilidad” tiene que ver con las herramientas que Dios puso en ti.
La parábola de los talentos nos recuerda que, si bien los talentos nos fueron
dados, es nuestra responsabilidad cultivarlos y trabajarlos, cuando no lo
hacemos somos considerados siervos malos y negligentes.

Música excelente por sí sola no hace nada, lo único que cambia vidas es un
encuentro con Jesús. Y esto no significa que entonces la excelencia no es
importante. Excelencia bajo la inspiración del Espíritu Santo es una
combinación imparable que guía a la iglesia a la presencia de Dios.

La música es una herramienta

En el ministerio de alabanza, la música no es el propósito, es tan solo la


herramienta. El propósito del ministerio de alabanza va en dos sentidos.

En vertical: Fuimos creados para la gloria de Dios y para alabarlo.

Salmos 150
1
Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
2
Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
3
Alabadle a son de bocina;
Alabadle con salterio y arpa.
4
Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.
5
Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.
6
Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya

En horizontal: tenemos la responsabilidad de ayudar a la iglesia a entrar a su


presencia y disfrutar con gozo del padre y de nuestra identidad como hijos.
TIPS:

La responsabilidad es de todos
No cae solo para el líder de alabanzas, los músicos no son los “acompañantes”
del director musical. Cuando estamos de pie frente a la congregación, somos
TODOS instrumentos del Espíritu Santo, para motivar, inspirar y animar a los
corazones a entrar en adoración.

Las audiciones son necesarias


No es malo filtrar tus habilidades. No todos fuimos llamados al mismo servicio,
somos todos parte de un cuerpo con distintas funciones.

Salmos 33:3 dice: “Entónenle un cántico nuevo de alabanza; toquen el arpa con
destreza y canten con alegría”.

Hablemos con verdad y amor


Las relaciones entre miembros del ministerio de alabanzas deben ser honestas,
pero con amor. La mayoría de veces decimos la verdad como sale y no nos
tomamos el tiempo de pensar si es la mejor manera de decirlo. Como líder de
alabanzas, sé el primero en estar dispuesto a mejorar y busca siempre cuidar el
corazón del equipo a la hora de corregir o brindar indicaciones.

Tengamos una mentalidad de EQUIPO


Como líder del ministerio, me encanta hacer lo que hacemos con mi esposa, con
los chicos de la banda, no me gustaría hacer todo solo. Tener una dinámica
grupal es esencial para el buen funcionamiento. No se trata de los intereses
personales, sino del objetivo del ministerio y beneficio del mismo. Somos todos
jugadores en un equipo con el objetivo de meter “gol”, y cada uno cumple
distintas funciones, permitiendo que Dios nos use de distintas formas como un
solo cuerpo.

Seamos humildes
Sin humildad no llegaremos a nada, porque Dios rechaza al orgulloso.

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